Está en la página 1de 13

____________________________________________________

CONCEPTOS FUNDAMENTALES DE YOM KIPPUR


Explicados por medio de histor ias y par ábolas de los jasídicos
Rav Dr. William s Pit t er

____________________________________________________

Las historias aquí recopiladas no han sido escogidas al azar,


t ampoco han sido escogidas para que t engas una idea
de la vida y la enseñanza jasídica. Ni para inst ruirt e
de nada en absoluto. Han sido escogidas porque,
cuando las escuches cuidadosament e, dejarán de
ser historias jasídicas… y serán t us hist orias. Y cuando
oigas lo que la hist oria t iene que contar acerca de ti, de tu vida,
y de la mejor manera de vivirla, la hist oria habrá cumplido su misión.
Rebe Ram i Shapiro

Primera parte: El jasídico, su suegro y su Rabino

Segunda parte. El Rebe que cobraba por tefilá, el judío extraviado y la fiesta del Mesías

Tercera parte. Preguntas y respuestas en el día del juicio

Conferencias dictadas en la sinagoga BESH de M aracaibo, Zulia. Venezuela.


Octubre 2014/ Tishrei 5775
Concept os fundament ales de Yom Kippur
Dr. Williams Pit t er

CONCEPTOS FUNDAM ENTALES DE YOM KIPPUR


Explicados por medio de hist orias y parábolas de los jasídicos.
Prim era part e: El jasídico, su suegro y su Rabino
Rav Dr. William s Pit t er

Com o preludio a est a conferencia, m e gust aría coment ar algunos aspect os hist óricos del Judaísm o m oderno, que
darán la base y el m arco apropiado para hacerm e ent ender y así t rat ar los t em as que deseo com partir con Uds.

Una de las m arcas dist int ivas del Judaísm o de t odos los t iempos ha sido la permanent e preocupación de sus
rabinos y líderes comunales por la educación de los niños y jóvenes; y junt o a ello, se prom ueve la erudición
int elect ual en el dominio de la Torá escrit a y de la Torá oral. Al punt o que, cualquier joven de origen humilde y con
t alent o era protegido y educado para llegar a ser un gran M aest ro de Torá y hast a un líder adm irado y respet ado
por t oda la com unidad. La corona de la Torá est aba al alcance de t odo hombre t em eroso del Et erno.

Uno de los ejem plos m ás em blem áticos y cit ados por la literat ura rabínica es el del joven Hillel, que no teniendo
com o pagar su educación se subía al techo de la sinagoga y pegado a las rendijas de las vent anas escuchaba las
lecciones de Torá que t ant o am aba. Hast a que un día, en pleno invierno, lo encont raron casi congelado en el techo,
y los M aest ros de Torá de aquella época, adm irados por est e esfuerzo lo becaron. Aquel joven Hillel, con el t iem po
se convirtió en uno de los M aest ros de Torá más dist inguidos de su t iem po, y llegó a ser el president e del sanedrín.
Los últ im os 20 años de su vida coincidieron con el nacimient o de Yeshua, y se cree, que Hillel est aba entre aquellos
sabios con los cuales discutió el joven Yeshua de 12 años cuando visit ó el Tem plo de Jerusalén (M t 2:41-52). Y
leyendo las páginas del Nuevo Test am ent o nos dam os cuent a cuán afam ados y apreciados eran los hom bres judíos
que dom inaban y enseñan Torá con m ucha habilidad. Y ent re ellos, y por encima de ellos se dest acó Yeshua, un
joven carpint ero de Nazaret , y t am bién el Saulo de Tarso, unos de los jóvenes m ás brillantes de su generación y
discípulo de Rabbí Gamaliel, com o lo dice en su aut o-biografía en el libro de los Hechos (22:3).

1
El ideal de la erudición y el am or por la Torá se form a desde la m ás t em prana edad com o lo m enciona la M ishná ;
desde el hogar, y prolongándose en las casas de est udios de las com unidades judías; y al m ism o tiem po, los jóvenes
aprendían un oficio con sus respectivos padres o fam iliares. El gran valor atribuido al est udio de la Torá y a la
disciplina de los hogares judíos m ás el esfuerzo de los Rabinos, ha cont ribuido al ext raordinario hecho hist órico
que, el pueblo judío, en m edio de la opresión ejercida de diversas maneras por la cristiandad durant e la edad
m edia, que le negaba la ent rada a las universidades a los jóvenes judíos; est os se dist inguieran y llegaron a ser
fam oso m ás allá de las front eras de las com unidades judías. De ellos podemos m encionar a El Rambam ,
M aim ónides, Rashí, Abraham Abarbanel, et c., Desde t iempos ant iguos y hast a el día de hoy, cuando un joven
descollaba por su t alento y piedad, y sin im port ar su origen humilde, no sólo era considerado com o un pot encial
M aest ro de Torá sino t am bién com o un pot encial candidat o para el m at rim onio por las ricas fam ilias judías,
quienes querían casar a sus hijas con un joven de est e caráct er. Así que, llegar a ser Rabino y un prom inent e sabio
de su generación es el ideal de los jóvenes judíos ort odoxos, y el ideal de una joven ort odoxa es casarse con un
joven t alent oso y erudit o en Torá.

Est e ideal por la erudición ent re la juventud judía y aun ent re los Rabinos, vino a ser estrem ecido por una nueva
form a de espiritualidad judía que surgió en las primeras décadas del siglo XVIII, por m edio de un Rabino de nom bre
Ysrael Ben Eliezer (1698-1760). Est e Rabino llegó a ser m undialm ent e conocido bajo el nom bre de “ Baal Shem Tov” ,
el “ Señor del Buen Nombre” , y fue el fundador de los jazidim , es decir, los piadosos, o jasídicos, com o t am bién se
les llam a. Los jasidim t om an nom bre de la palabra hebrea jesed, que en nuest ro idiom a a veces traducim os com o
“ bondad” o “ com pasión” .

Est e m ovim ient o em pezó y se esparció en sus inicios por t oda la Europa orient al, Hungría, Ucrania, Lit uania,
Polonia, Rusia, et c, regiones en las cuales dom inaban los ashkenazíes quienes hablaban yiddish. En verdad, el
jasidism o no ponía a un lado la erudición en la Torá, sino que hizo o puso m ás énfasis en el corazón m ás que en el
cerebro, en la alegría m ás que en la intelect ualidad. Pues, com o ellos decían, que la Torá nos dice que debem os

1
M ishná Abbot 5:20. A los cinco años el niño empieza con el est udio de la Tanak, a los t rece (con el Bar M it zvá) comienza a
guardar los mandamient os, a los quince el Talmud.
2
Concept os fundament ales de Yom Kippur
Dr. Williams Pit t er

servirle al Et erno con alegría (Devarim 28:47), y ellos con la alegría de sus vidas, con sus danzas, con sus violines y
su m úsica, eran la expresión viva de vivir y observar la Torá con un sagrado regocijo, ellos celebraban la vida, y la
vida, aun en m edio de sus pruebas, t raía la alegría y consuelo al corazón al reconocer en ellas que t odo viene del
cielo y que t odo es para nuest ro bien. Pero est o de la alegría suena m uy bien, pero, ¿qué dicen los jasidim del
sufrim ient o? Ellos afirm an, que sólo hay dos clases de personas que sufren, los que viven lejos de Di_s y los que son
llam ados por Di_s, pero de est os, m uchos sufren porque aun no conocen la verdadera alegría de servirle al Et erno y
que t odo est á bajo su cont rol, y quienes si com prenden est as cosas, son los t zadikim de la generación en la cual
2
viven . Liderados por sus M aest ros carism át icos y hast a excént ricos, el jasidism o es el m ovimient o judío que ha
provocado un poderoso reavivam ient o en la predicación por la venida del M esías y, adem ás de ello, basados en la
Torá, han desarrollado concept os novedosos y út iles para nuest ras vidas, com o el m anejo de las em ociones, que en
su oport unidad com ent aré. Tienen pensamient os que son una joya, por ejem plo, “ para el creyent e no hay
3
pregunt as que hacerle al Eterno, para el incrédulo, no exist en respuest as” .

En abiert o contrast e con los ideales del judaísm o t radicional que prom ocionaban la erudición y la concentración en
el est udio de la Torá y del Talm ud, el jasidism o, desde el Baal Shem Tov en adelant e, enseñaba que la met a
suprem a de la vida de un judío era m ás bien algo m ucho m ás elevado y radical, era el daat daveikus, es decir, la
conciencia de est ar unido con el Et erno, dart e simplem ente cuent a que Di-s es t odo en t u vida, y que t ú no eres
nada. Aunque t u vida sigue siendo t uya, el jasidism o insist e en la disolución del yo con sus int ereses egoíst as a fin
de alcanzar la experiencia de la plenit ud de la unión con Di_s, y lleno así de Él, servirle con alegría y llevar esa
4
alegría a la gent e .

Aun m ás, sin dejar a un lado el Sidur, se pone m ás énfasis en la oración espont ánea al Et erno, la cual llam aban
“ hit bodedut” . Pero com o toda obra hum ana, el jasidismo t iene sus defect os, pues el am or que el jasidism o
profesaba a la nat uraleza rayaba en el pant eísm o, y adem ás ayudó a darle un renovado im pulso al m ist icism o judío;
prom ocionan adem ás el est udio de la cábala y del zohar; enseñanzas sobre la reencarnación, y t oda una variedad
de filosofías que giran en t orno a las experiencias m íst icas y a las revelaciones de sus Rebes, que es el nom bre que
5
los jasídicos dan a sus Rabinos carism áticos .

Por supuest o, la reacción del Judaísm o t radicional cont ra el jasidism o y sus Rebes no se hizo esperar, y se
produjeron m uchos conflict os y cont roversias de t oda la nat uraleza; creando divisiones y causando profundas
heridas en las personas y en las com unidades judías de Europa orient al. Los Rabinos ort odoxos no acept aban com o
Rabinos a los Rebes del jasidism o. Para acort ar est e resum en, se puede decir que ya en nuest ros tiem pos, el
jasidism o es acept ado sin resent im ient o o sospecha de ninguna clase, y es una de las corrient es de m ás rápido
crecim ient o y con m ucha influencia dent ro del Judaísm o moderno; y los jasídicos, con sus vist osos t rajes largos y
negros y sus at ractivos t irabuzones, peayot , o largas pat illas son el signo ext erno de una nueva espirit ualidad judía
que promueve la alegría de la vida.

De los jasídicos, de quienes se cuent as m iles de hist orias ext raordinarias, m uchas de ellas, casi a nivel de leyendas,
cont aré algunas de ellas y algunas parábolas para ilust rar cuat ro concept os im port ant es relacionados con est os días
especiales que est am os viviendo de Rosh Hashaná hast a el ayuno de Yom Kippur.

La primera historia, la primera parábola y el primer concepto.

El prim er relat o que quiero cont arles era una de las hist orias favorit as del Rebe Yisrael de Rizhin (1797-1850); y
t rat a sobre la experiencia de un joven jasídico que dejó el jasidism o para casarse con una joven del Judaísm o

2
E. Wiesel, Celebración jasídica. Ediciones Sígueme, 2003, p. 118.
3
E. Wiesel, obra cit ada, p. 92.
4
Rabbí R. Shapiro, Cuent os jasídicos anot ados y explicados. Edit orial Sal Terrae, 2005, p. 33.
5
Para un est udio int roduct orio al pensamiento jasídico, véase la obra de Rabbí Z. Reichman, Flames of fait h. An int roduct ion t o
chasidic t hought . Kodesh Press. 2014. Est a obra contiene muchos asuntos int eresantes, pero adviert o que est á plagado con
enseñanzas místicas sobre la kábala, la pre-exist encia de las almas, la reencarnación, y no debe ser leído sin consult ar a su
Rabino y que lo oriente en su lect ura. Por ejemplo, menciona que un Rebe recordó una reencarnación que t uvo en t iempos de
M oshé, y ot ro Rebe menciona que en t iempos de Yaacob era una oveja, y aprendió una canción que Yaacob cant aba a sus
ovejas en las noches, y que él ahora se las enseñó a sus discípulos.
3
Concept os fundament ales de Yom Kippur
Dr. Williams Pit t er

t radicional, y sucedió en los t iem pos conflictivos de un Rebe fam oso llam ado el gran M aguid Dov Ber de M ezerit ch
6
(1704-1772) .

Un joven seguidor del gran M aguid de M ezerit ch se casó con la hija de un judío que at acaba con m ucho fervor a los
jasídicos, pero la condición que le im puso su suegro para que el casamient o se efect uara era que el joven
promet iera abandonar al jasidism o y a su Rebe, y si violaba est a prom esa, se efect uaría inm ediat am ent e el
divorcio, y no vería m ás a su esposa y a sus hijos, y le serían confiscadas t odas sus propiedades; lo cual acept ó, y así
quedó const ancia en la ket ubá. Luego de ciert o t iempo de casado, aquel joven sintió nost algia por la comunidad
jasídica en donde se había criado y secret am ente fue a visitar a sus ant iguos com pañeros. Su suegro se ent eró, y al
regreso lo llevó a juicio ant e el Rabino de la com unidad, y ést e pronunció el fallo: el suegro t enía razón, su yerno
falt ó a su palabra, lo divorciaron de su esposa, fue expulsado de la com unidad, y se quedó sin ningún t ipo de auxilio
financiero. El joven cayó en una profunda depresión y en la m ás ext rem a pobreza, llegó a enferm arse, y luego de
t ant o sufrim iento em ocional y físico, m urió poco t iem po después.

El Rebe Yisrael de Rizhin, una vez que la ha cont ado est a hist oria a sus discípulos, construyó un relat o fict icio, una
parábola para enseñar una lección a sus t almidim . Y él les dijo m ás o m enos lo siguient e. Cuando venga el M esías, y
ocurra la resurrección de los m uert os, aquel joven ent ablará un juicio cont ra su suegro y contra su Rabino y los
acusará delant e del M esías por su desdicha y m uert e prem at ura. Ent onces el M esías le pregunt ará al suegro: “ ¿Por
qué hicist e eso?” , y el suegro le cont est ará: “ Yo obedecí a m i Rabino” . Ent onces, el M esías le pregunt ará al Rabino,
“ ¿Por qué hicist e eso?” , y el Rabino le cont est ará: “ Yo obedecí a la Torá que me facult a para emit ir un docum ent o
de divorcio” . Ent onces el M esías se dirige ahora el joven y le dice: “ El suegro t iene razón, el Rabino tiene razón, y la
Torá t ienes sus razones” . Pero ahora quiero hacert e algunas pregunt as: “ ¿Reconoces que t u suegro t iene razón
porque t ú en verdad violast e t u juram ent o, y que adem ás que el Rabino t iene razón porque t ú acept ast e que él
firm ara la ket ubá con la cual t e casast e, y finalm ente reconoces las razones que da Torá para que los Rabinos
em itan un docum ent o de divorcio?” . El joven avergonzado, bajó la cabeza y reconoció que él era el único culpable
de t oda su miseria que había vivido y de su m uert e prem at ura, y ent onces dijo: “ Si lo reconozco, y est oy
arrepent ido” . Y le pidió perdón a su suegro y al Rabino. Ent onces el M esías se acercará al joven y le abrazará y le
dirá: “ Escucha t u suegro t iene razón, y el Rabino t am bién, pero yo no vine ni por t u suegro, ni por el Rabino. Yo he
venido por causa de aquellos que no tienen razón” .

¿Qué quiso decir el M esías cuando reveló que Él había venido por los que no tiene razón? O m ejor dicho, ¿qué
lección quería enseñarle el Rabí Ysrael de Rizhin a sus discípulos al afirm ar que el M esías había venido por aquellos
que no t ienen razón? Sencillam ent e que el M esías abrazará y recibirá en su reino a todos aquellos que reconocen
y confiesan con genuino arrepentimiento que no tienen razón alguna para justificar sus errores. El pecado no
puede ser just ificado, ni debem os dar vuelt as y argum ent os ni razones para no asum ir nuestra responsabilidad por
nuest ras falt as. Una de dos, o justificas t u pecado o apelas ser just ificados por la fe en el M esías. Tú eliges t u
dest ino, no sólo para rest aurar o est ablecer t u relación con el Et erno, sino para rest aurar las relaciones rot as con t u
prójim o, ya sea tu esposa, am igo, vecino, pero especialmente con los de la fam ilia de la fe.

Est a enseñanza del Rebe Yisrael de Rizhin es similar a la del M esías Yeshua. Nos relat a M ateo en su libro, que
cuando conoció a Yeshua lo invit ó a comer a su casa, y allí ocurrió el siguient e episodio: “ …he aquí que muchos
publicanos y pecadores que habían venido se sent aron juntam ent e a la m esa con Yeshua y sus discípulos. Cuando
vieron est os los fariseos, dijeron a sus discípulos: ¿Por qué com e vuest ro m aest ro con los publicanos y pecadores?
Al oír est o, Yeshua les dijo: los sanos no tiene necesidad de m édico, sino los enferm os. Id, pues, y aprended lo que
significa “ m isericordia quiero y no sacrificio” . Porque no he venido a llam ar a just os, sino a pecadores al
arrepent im ient o” (9:9-13). Enseñan nuestros Rabinos desde la antigüedad, que cuando el M esías apareciese traería
la cura cont ra m ordedura de la serpiente. ¿Pero quienes tienen la oport unidad de recibir el poderoso suero ant i-
ofídico de la sangre del M esías? Los arrepentidos, los que reconocen que est án enferm os por el pecado y clam an
por auxilio para ser sanados, ellos recibirán no sólo sanidad en est e m undo, sino t am bién el privilegio de part icipar
en el m undo venidero.

6
E. Wiesel, obra cit ada, p. 154.
4
Concept os fundament ales de Yom Kippur
Dr. Williams Pit t er

Y est e es el primer concept o que t enem os que aprender hoy: el arrepent im ient o, la t eshuvá. En est os días
solem nes, llam ados por la tradición, com o los días de arrepent im ient o, cuando el Eterno est á m ás cercano a Su
7
pueblo com o lo enseña el M idrash , debem os quebrant arnos ant e Su presencia y reconocer que no t enem os razón
alguna que just ifique nuest ras falt as. Debem os reconocer, nuest ras falt as cont ra el Et erno, y nuestras falt as cont ra
el prójim o, y en est e últ im o caso, debem os confesar como nos enseña Yeshua en la parábola de Lucas 15, que
debemos acercarnos al prójim o que hemos ofendido y herido, y decir con sinceridad: “ he pecado contra el cielo y
cont ra t i” . Pues t oda falt a contra el prójim o es considerada t am bién una falt a contra el Et erno, es jilul Hashem , una
profanación de Su Nom bre.

El genuino arrepentimient o es esencial para alcanzar el perdón del Et erno y la paz int erior, y así, sólo así, podem os
recuperar la alegría de la vida. Los días que van desde Yom Teruá a Yom Kippur se les llam an días de Teshuvá,
porque en esos diez días nos debem os arrepentir por las falt as que hem os com etido contra nuest ro prójim o y
cont ra Di_s. Teniendo present e est a gran diferencia: “ Las t ransgresiones del hom bre cont ra Di_s el Día de la
Expiación las absuelve, pero las transgresiones contra su prójim o, el Día de la Expiación no las expía a m enos que y
hast a t ant o ést e no se haya reconciliado con su prójim o y reparado el error comet ido” (Talm ud Bavlí Yom a 85b).
En ot ras palabras, el día del ayuno de Yom Kippur es para pedir solam ent e perdón por nuest ras falt as cont ra el
Et erno, pues en los días previos se supone que ya debem os haber arreglado en buenos t érminos nuest ras
diferencias con nuest ro prójim o. Si hacem os así, serem os abrazados por el M esías y recibidos en Su reino.

M e gust aría t erm inar est a prim era part e cit ando dos Tehilim

12 13
“ ¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbram e de los que m e son ocult os. Preserva t am bién a t u siervo
14
de las soberbias; Que no se enseñoreen de mí; Ent onces seré ínt egro, y est aré lim pio de gran rebelión. Sean
grat os los dichos de m i boca y la m edit ación de mi corazón delante de t i, Oh Hashem , roca mía, y redent or m ío”
(19:12-14).
10 11
“ Escucha, oh Adonai, y t en piedad de mí. ¡Oh Adonai, sé Tú m i ayudador! Cam biast e m i lam ent o en danza,
12
desat ast e mi cilicio y m e vest ist e de alegría, Para que mi lengua cant e a Ti y no calle m ás. ¡Oh Adonai, Dios m ío, te
alabaré por siem pre! ” (30:10,11).

Y que sea así siem pre, hast a que el Et erno envíe al M esías, pront o y en nuestros días, y decid: Am én!

7
M idrash Tanjumá a Devarim 32:4. “ Él es la roca fuerte, es perfect a obra su obra, porque t odos sus caminos son justicia. Di_s es
fiel y sin iniquidad, just o y rect o, justo y rect o es Él” (Devarim 32:4). Al coment ar est e pasuk, el M idrash Tanjumá cit a a Isaías
55:6: “ Busca a Hashem mient ras pueda ser hallado, invócalo, mient ras est á cerca” , y señala que est o nos enseña que hay
t iempos cuando el Eterno se nos revela a nosot ros y que hay tiempos cuando Él se ocult a, según sean Sus designios. Y en uno y
en el ot ro caso, el Et erno est aba obrando apropiadament e porque “ es perfect a obra su obra, porque t odos sus caminos son
justicia. Di_s es fiel y sin iniquidad, just o y rect o, just o y rect o es Él” (Devarim 32:4). Aunque el Et erno siempre est á cercano a Su
pueblo, durante los días de arrepent imient o se acerca mucho más y de manera especial.
5
Concept os fundament ales de Yom Kippur
Dr. Williams Pit t er

CONCEPTOS FUNDAM ENTALES DE YOM KIPPUR


Explicados por medio de hist orias y parábolas de los jasídicos.
Segunda part e. El Rebe que cobraba por t efilá, el judío extraviado y la fiest a del M esías
Rav Dr. William s Pit t er

En la conferencia anterior vim os que la teshuvá es uno de los concept os centrales en est os días especiales que van
desde Rosh Hashana hast a Yom Kippur. Y est udiam os e ilust ram os la t eshuvá o arrepent im ient o usando una
hist oria y una parábola ext raídas del Rebe Ysrael de Rizhin, en Rusia. Pero junt o a la t eshuvá, hay ot ros dos
concept o que necesit am os aprehender y poner en práctica, y que t am bién son part e im portant e de la concepción
judía de Yom Kippur. De nuevo, recurriré a una hist oria y una parábola del m undo de los jasídicos para ilust rar est os
concept os.

La segunda historia y el segundo concepto. Se cuent a que en una oportunidad ciert o hom bre judío y su esposa se
acercaron al fam oso Rebe de M ezerit ch, conocido com o el M aguid de M ezeritch, con la intención de com unicarle
que int ercediera ant e el Et erno, pues no t enían hijos y deseaban t ener por lo m enos uno. Al llegar, le cont aron al
Rebe la preocupación que t enían y com o conocían que él era un hom bre de Di_s poderoso en la t efilá, le suplicaron
que rogara al Et erno por ellos a fin de que el Et erno les concediera el hijo que t ant o deseaban. Ent onces el Rebe les
cont est ó: “ M uy bien, yo voy a orar al Et erno para que les conceda un hijo, pero les va a cost ar 52 rubros (m oneda
rusa)” . La pareja quedó sorprendida, y aquel judío le replicó con ciert a incom odidad al Rebe: ¿Por qué 52 rubros?
¿Por qué t an caro? Adem ás nosot ros no sabíam os que Ud. cobraba” . El Rebe sonriendo les cont est ó: “ Les cobro 52
rubros porque la palabra hebrea “ ben” (“ hijo” ) da una suma 52 en el valor que nosotros le asignam os a las let ras
hebreas” . “ Es dem asiado” , dijo el paisano un poco m olest o y confundido, e int ent ó regat ear para que el Rebe
bajara su ofert a a la mit ad, pero el M aguid de M ezerit ch se m ost ró inflexible y les dijo: “ Si quieren que yo ore por
Uds. busquen el dinero” . Ent onces el hom bre se enojó con el Rebe, y dirigiéndose a su esposa le dijo lo siguient e:
“ ! Que le vam os a hacer m ujer, nos arreglarem os sin el Rebe, vam os a orar nosot ros m ism os al Et erno y nos saldrá
8
grat is” . Al escuchar est o, el M aguid de M ezerit ch volvió a sonreir y dijo: “ Amén” .

¿Cóm o ent ender la conduct a del Rebe ant e est a urgent e pet ición? Sim plem ente, que el M aguid de M ezerit ch había
percibido por Ruaj haKodesh que est a pareja no necesit aba de su oración, que ellos debían dirigirse en oración al
Et erno y pedir para ellos y por ellos mism os, lo que necesitaban. En ot ras palabras, hay ocasiones en la vida en la
que no es necesario ni t am poco correct o que ot ra persona ore por nosot ros, pues en lo que concierne a la oración
de confesión de pecados, por ejem plo, t enem os que orar por nosot ros m ism os para alcanzar la misericordia al
Et erno. Nadie puede hacer est o por nosotros, est o es un asunt o personal que nos concierne solo a nosotros y a
nadie m ás, es im posible dejarle o asignarle esa responsabilidad a ot ros.

La t efilá, vinculada a la t eshuvá, es el segundo concept o que necesit am os aprender. Pues el genuino
arrepent im ient o lleva a la oración sincera de confesión. Pues est á escrit o: “ con el corazón se cree para just icia y con
la boca se confiesa para salvación” (Rm 10:10). He escuchado por allí que el único pecado que el Et erno no perdona
es el que no se confiesa. Y est o es una gran verdad, puest o que sólo consiguen el perdón, los que confiesan sus
pecados, ni siquiera Yeshua puede hacer est o por nosot ros, lo que Él hace por nosot ros es darnos la oport unidad
de invocar sus m érit os para obt ener el perdón y vida et erna en Su Nom bre.

Que la oración de confesión por el pecado sea un asunt o privado y que uno m ism o tiene que ser esa oración y
nadie m ás, t am bién la aprendem os de ot ra hist oria m ucha m ás ant igua, est a vez no de los jasídicos sino del
9
Talm ud, y sucedió en t iem pos de Rabbí Yehudá Hanasí hacia finales del siglo II . Se cuent a que para esa época vivió
un judío de nom bre Eleazar Ben Dordia, un pecador em pedernido que se ufanaba públicam ente de sus falt as, hast a
que un día t uvo un m ala experiencia que lo llevó reconsiderar sus m alos caminos, y desesperado, creyó que había
llegado dem asiado lejos y que ya no tenía posibilidades para arrepentirse. En m edio de su confusión, grit ó:
“ M ont añas y colinas, ¡oren por m i! Y, por supuest o, no hubo ninguna oración de las m ont añas y colinas. Entonces
dijo de nuevo: “ Sol y luna, oren por mi!” . Viendo que no respondía, insistió y est a vez dijo: “ Est rellas y

8
E. Wiesel, obra cit ada, p. 79.
9
Talmud Bavlí Avodah Zarah 17a.

6
Concept os fundament ales de Yom Kippur
Dr. Williams Pit t er

const elaciones, ¡oren por mi!” . Eleazar Ben Dordia, pudo al fin reflexionar, y ent onces desconsolado pudo
balbucear: “ Est e asunt o depende solam ent e de m i” . Se arrodilló, puso su cabeza en el piso, y comenzó a llorar y a
orar al Di_s de Ysrael. Y luego de un rat o falleció. Quienes fueron t estigos de est o, dicen que escucharon una voz
celestial que reveló: “ Rabbí Eleazar Ben Dordia est á ya dest inado para la vida en el m undo venidero” . Cuando Rabbí
Yehudá Hanasí, el redact or de la M ishná, escuchó de esta hist oria, se echó a llorar y dijo: “ Algunos tienen la
oport unidad de vivir en el m undo venidero después de m ucha fidelidad y pruebas, pero ot ros, lo obtienen en un
m oment o” . Y rem ató su com ent ario diciendo: “ Los penitent es no sólo son acept ados, sino t am bién le llam an
Rabbí".

Y m ucho antes que los Rebes y Rabinos dieran est as lecciones, ya David lo había enseñado, de hecho, la t radición
judía fundam ent a las lecciones en est a área en el Tehilim 32:

1 2
“ ¡Cuán bienavent urado es aquel cuya t rasgresión ha sido quitada, y cubiert o su pecado! ¡Cuán bienavent urado es el hombre a
3
quien el Et erno no le imput a iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño! M ient ras callé, se consumieron mis huesos, en mi
4
gemir t odo el día. Porque de día y de noche t u mano se agravaba sobre mí, hast a que mi vigor se convirt ió en sequedades de
5
verano. M i pecado t e hice saber y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis t rasgresiones al Et erno, y Tú mismo cargaste con
6
la maldad de mi pecado. Por esto orará a t i t odo sant o en el tiempo en que puedas ser hallado. Ciert amente en la inundación
7
de muchas aguas, ést as no llegarán a él. Tú eres mi refugio, me guardarás de la angust ia, me rodearás con cánt icos de
liberación” (Tehilim 32:1-7).

Un arrepentimient o genuino acom pañado de una oración o confesión sincera term inará con la angust ia de una
conciencia at ribulada por el pecado, y nos dará liberación y paz en est e mundo, m ás la dorada oport unidad de vivir
en el m undo venidero.

Sin em bargo, es pert inent e dar una palabra de advert encia, pues hay m uchos zánganos y pecadores encubiert os
cont ra quienes debem os est ar en guardia para no ser engañados por sus confesiones y por sus lágrim as. ¿Quiénes
son est os? Esaú y Judas Yscariot e. Todos conocem os am bos casos. Veamos el de Esaú, el midrash que nos present a
el libro de Hebreos nos revela su conduct a: “ ..que no haya ningún fornicario, o profano, como Esaú, que por una
comida vendió su prim ogenit ura. Porque sabéis que aun cuando después deseaba heredar la bendición, fue
rechazado (porque no halló lugar de arrepent imient o), aunque solícit am ente la buscó con lágrim as” . Lo que nos
quiere decir el m idrash es sim plem ent e que Esaú no est aba arrepent ido por sus falt as que le condujer on a la
pérdida de las bendiciones de la prim ogenit ura, t odas sus palabras y lágrimas eran m ás bien una lament ación por lo
que había perdido. Su ruego con gran espect áculo de lloro, es el clam or de un pecador que no le duele su pecado,
sino t odo lo que el pecado le hizo perder; se lament a por las consecuencias del pecado y no por el pecado mism o. Y
por est a causa dice el midrash, que fue rechazado por su padre Yt zjak porque él vio por Ruaj Hakodesh que su
pobre hijo no est aba arrepent ido, pues lo que “ solícit ament e buscó con lágrim as” era la prim ogenit ura, no el
perdón de sus pecados.

Esaú había arruinado su vida y perdió t odas las bendiciones. Igual pasó con Judas. Esaú, aun después de esa
experiencia, no cam bió su vida, m ás bien quiso m at ar a su herm ano; Judas, se suicidó. Las confesiones de ellos no
fueron sinceras. Y así t enem os gente hoy, y aun dent ro de las congregaciones. Podem os añadir algo m ás sobre la
personalidad de Esaú, se arrast ró por así decirlo ant e su padre, para recuperar sus bendiciones, y así hay personas
que se arrastran y confiesan con lágrim as sus errores, pero no les crean, son serpient es, hom bres que se arrast ran
para recuperar las bendiciones que una vez tuvieron, pero que no est án arrepentidos, son personas que t ienen
graves dificult ades para m anejar sus em ociones, y por est a causa ellos caen una y ot ra vez; y lo lam ent able es que
m uchas personas son víctim as de su conduct a ext raviada, im pulsiva, que no piden ni acept an consejos. Y quienes le
crean la pagarán muy caro. Esaú es el m odelo de t odos los zánganos religiosos de est e m undo.

El tercer concepto y la segunda parábola.

Ahora vam os a hablar de un t ercer concept o, est recham ente vinculado a los de la t eshuvá y a la t efilá. Recurram os
en est a ocasión a ot ra parábola jasídica.

La parábola que quiero com partir con Uds. es original del Rebe Leví Yist jak de Berdit chev (1740-1810), considerado
uno de los Rebes m ás erudit os y piadosos del jasidism o, y est a parábola la ideó est e Rebe en m edio de una
7
Concept os fundament ales de Yom Kippur
Dr. Williams Pit t er

cont roversia que tuvo con algunos de sus detract ores. En una ocasión el Rebe Leví Yist jak le cont ó una parábola a
un grupo de hom bres ricos y muchos de ellos, judíos religiosos, que le criticaban por su perm anent e asociación con
personas pobres y sin educación, pues est a gente se encont raban a gust o con ese Rebe especial. He aquí la
10
parábola : “ Cuando venga el M esías, Di_s organizará un fest ín en Su honor; nat uralm ente a ese fest ín serán
invit ados nuestros pat riarcas, Abraham , Yt zjak y Yaacob, M oshé Rabenu, nuest ros profet as, nuest ros reyes y
nuest ros grandes sabios. En cuant o a m í, m e colaré con los pobres de m i pueblo. Y si m e descubren y m e pregunt an
con qué derecho est oy yo en la fiest a del M esías, les responderé: Sed carit ativos conm igo, porque yo t am bién lo
era con la gente” .

De aquí se desprende dos enseñanzas. Prim ero, est a parábola era una crítica del Rebe Leví Yist jak a sus det ract ores,
pues ellos no t endrían m érit o alguno para ent rar a la fiest a del M esías, y segundo, que si él podía ent rar a la fiest a
del M esías, era solam ent e por trat ar bien y dar tzedaká a aquellos desposeídos que sus enem igos despreciaban. Y
siguiendo con est a idea, el Ram bam ya desde la edad m edia enseñaba: " Debem os cuidar el cum plimient o de los
precept os carit at ivos m ás que el de ningún otro precept o posit ivo, pues la caridad es la señal dist intiva de un
11
hom bre just o” . Es la t zedaká, el t ercer concept o que necesitam os aprender en est a ocasión.

Yeshua y la tzedaká

En fin, para el Rebe Leví Yist jak de Berdit chev, la tzedaká abre de par en par las puert as del reino de los cielos. Y
est o mism o enseñó Yeshua, en el context o de una dura crít ica que dirigió a aquellos que eran portadores de una
religiosidad sin piedad:

31 32
“ Y cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y t odos los ángeles con Él, entonces se sent ará en su t rono de gloria y serán
33
reunidas delante de Él t odas las naciones, y los apart ará unos de ot ros como el pastor separa las ovejas de las cabras: Colocará
34
las ovejas a su derecha, y las cabras a la izquierda. Ent onces dirá el Rey a los de su derecha: ¡Venid, bendit os de mi Padre,
35
heredad el reino preparado para vosot ros desde la fundación del mundo! Porque t uve hambre y me disteis de comer, t uve sed
36
y me dist eis de beber, fui forast ero y me acogist eis, desnudo, y me cubristeis; est uve enfermo y me visit ast eis; est aba en
37
prisión y vinist eis a mí. Entonces los just os le responderán, diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambrient o y t e sust ent amos, o
38 39
sediento y t e dimos de beber? ¿Cuándo t e vimos forast ero y te acogimos, o desnudo y t e cubrimos? O, ¿cuándo t e vimos
40
enfermo o en la cárcel y fuimos a Ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo, en cuant o lo hicist eis a uno de ést os,
41
mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicist eis. Ent onces dirá t ambién a los de la izquierda: ¡Apart aos de mí, maldit os, al
42
fuego et erno preparado para el diablo y sus ángeles! Porque tuve hambre y no me dist eis de comer, t uve sed y no me disteis
43 44
de beber, fui forast ero y no me acogisteis, est aba desnudo y no me cubristeis, enfermo y en prisión, y no me visit asteis. Ellos
ent onces t ambién responderán, diciendo: Señor, ¿cuándo t e vimos hambrient o o sedient o, o forast ero, o desnudo, o enfermo, o
45
en prisión, y no te servimos? Ent onces les responderá, diciendo: De cierto os digo: En cuant o no lo hicist eis a uno de est os más
46
pequeños, t ampoco me lo hicist eis a mí. E irán ést os al cast igo eterno, y los just os a la vida eterna” (M t 25:31-45).

En est a parábola de Yeshua, los que hicieron tzedaká a su prójim o, el M esías los considera com o si le hubieren
dado t zedaká a Él mism o, y cuando se desprecia al necesit ado, es com o si despreciaran al M esías. Y est a revelación
del M esías se basa en el principio de que el M esías se identifica con el sufrim ient o de Su pueblo, com o bien lo dice
el profet a Ysaías: “ Y fue afligido con t odas sus aflicciones. El Ángel de su presencia los salvó, en su am or y en su
t ernura, Él mism o los redimió, y cargó con ellos, y los llevó todos los días, desde la ant igüedad” (63:9).

La tzedaká es pues, el t ercer concept o que debem os aprender y poner en práctica en est os días especiales de
arrepent im ient o. La palabra “ tzedaká” aparece innumerables veces en la Torá y en los profet as y t iene el
significado de “ just icia” , “ rectit ud” , “ honradez” ; en algunos cont ext os puede ser equivalent e a “ salvación” (leer Is
61:10). El pensamient o judío considera la just icia (“ tzedaká” ) com o uno de los at ribut os del Et erno. En el hebreo
m oderno, debido a la influencia de los sabios judíos, la palabra “ tzedaká” ha adquirido la connot ación de “ caridad” ,
en el sent ido de proporcionar ayuda al necesit ado; y cuando se realiza una obra de bien hacia un necesit ado
hacem os just icia, est o es, dar “ t zedaká” al necesit ado. Y de paso, com o enseña el Rebe Leví Yistjak de Berditchev
y aun el mismo Yeshua, la tzedaká ofrecida de corazón nos abre las puertas al reino de los cielos.

10
E. Wiesel, obra cit ada, p. 102.
11
M aimónides, M ishné Torá, Libro Dádivas a los pobres 10:1.
8
Concept os fundament ales de Yom Kippur
Dr. Williams Pit t er

Est a com prensión est á enraizada en la exégesis rabínica del pasuk: “ Guardarás, pues, los m andam ient os de Hashem
t u Dios, andando en sus cam inos” (Dt 8:6). ¿Cóm o andam os en Sus cam inos?, haciendo misericordia, “ Porque
Hashem es m isericordioso” (Dt 4:31). Aquí la sabiduría judía, por m edio de est e m idrash, nos est á enseñando el
12
principio de im it ación al Et erno, a act uar com o act úa el Et erno, con acciones de just icia y m isericordia . Por t ant o,
al dar “ t zedaká” se hace just icia al necesit ado por un act o de m isericordia de nuestra part e.

Adem ás, de m anera explícit a las Escrit uras nos inst ruyen al respect o de la at ención que debem os prest ar al
necesit ado. “ Aprended a hacer lo bueno, buscad lo just o, socorred al oprim ido, m ant ened el derecho del huérfano,
defended a la viuda” (Isaías 1:15 a 17). Y la Torá nos dice cuando conozcam os la necesidad de un herm ano: "Le
abrirás t u m ano (...) com o para cubrir su necesidad en aquello que le haga falt a" (Devarim 15:8). El sent ido de est e
precept o es que debem os alim ent ar a los ham brient os, vestir a los desnudos, dar un colchón al que carezca de uno,
13
y una m anta al que carezca de una .

Pero en ocasiones, no t enem os dinero o bienes para com part ir con el necesit ado, pero podem os darle una palabra
de alient o, una palabra que pueda darle esperanza, e incluso, sanidad al corazón y al cuerpo. Com o ejem plo de ello,
14
cit em os el episodio de Pedro y Juan que, a eso de las nueve de la m añana, la hora de la oración , iban a ent rar al
15
Tem plo de Jerusalén a t ravés de una de sus puert as llamada la “ Herm osa” . Y allí, a esa m ism a hora, t al vez
fam iliares y/ o amigos, colocaban a un hom bre lisiado para pedir dinero; pues est aba prohibido que los ciegos y
16
lisiados ent raran al Tem plo . En esos m om ent os, casi a punt o de ent rar al Tem plo, Pedro se fija en aquel hom bre, y
est e, esperando recibir alguna t zedaká, recibió la m ás grande t zedaká de su vida, pues Pedro le dijo: “ No t engo
plat a ni oro, pero lo que t engo t e doy, en el nom bre de Yeshua el M esías de Nazaret , levánt at e y anda. Y t om ándole
por la m ano derecha le levant ó; y al m oment o se le afirm aron los pies y los tobillos; y salt ando, se puso en pie y
anduvo; y entró con ellos al Templo, andando, saltando y alabando a Di_s…” (Hch 3:1-10). Por fin el hom bre
caminaba por primera vez en su vida, y con alegría ent ró al Tem plo t am bién por primera vez en su vida para adorar
al Di_s de Ysrael, al Di_s de los desam parados, de los ciegos y de los lisiados de est e m undo.

Finalm ent e, no debem os olvidar la condición hum ana lejos del Et erno; est á escrit o que t odos som os ciegos,
indigent es y desamparados, y la desgracia es que m uchos no lo saben, pues así est á escrit o: “ y no sabes que t ú eres
un desvent urado, miserable, pobre, ciego y desnudo” (Ap 3:17). Y nadie escapa a est o, ni los reyes y
m ultimillonarios del m undo, en esa condición est am os y andam os desde el pecado de nuest ros prim eros padres.
Por t ant o, la verdadera pobreza no es la de est ar dest it uido de dinero o de bienes m ateriales, nuest ra indigencia es
m ás profunda, es de caráct er espirit ual: som os unos miserables, ciegos y desnudos, y sin hogar, pues vagam os por
el m undo desde que fuim os exiliados de nuestro hogar en el jardín del Eden.

Por eso la obra de la salvación del M esías Yeshua es el m ás grande y ext raordinario act o de tzedaká jam ás
realizado; ¿cuál fue la tzedaká que Yeshua dio para sacarnos de la ext rem a pobreza en la que est am os? Est á
escrit o: “ Se dio a sí m ism o” (Gál 1:4), la vida nuestra cost ó la vida suya. La humillación que experim ent ó durant e su
vida y el oprobio durant e su m uert e, y su resurrección gloriosa, const it uyen la verdadera tzedaká que t odos los
m iserables de est e m undo necesit am os. Desde esta perspectiva, la predicación de la Besorah, del evangelio, es el
anuncio que ha llegado a su fin nuestra pobreza espiritual con todo lo que ella implica : sufrimient os indecibles y
m uert e sin esperanza. Este es el verdadero evangelio de la prosperidad que ser predicado a todos los hombres,
que Yeshua es nuestra tzedaká, pues por su gracia nos hizo justicia a nosotros los desamparados y desnudos de
méritos, por eso est á escrit o en el profet a Jeremías respecto del M esías: “ Y se le llam ará, Hashem , just icia nuestra”
(33:16). Es decir, Yeshua nuest ra Tzedaká.

12
Talmud Bavlí Sot á 14a. Ver t ambién, M ejilt a de Rabbí Yishmael 18; 2:3.
13
Rambam, M aimónides: Libro de los Precept os.
14
Según J. Shulam y H. Lecornu, est a referencia muest ra que, a finales del período del Segundo Templo, la Amidá y la lectura de
la Torá eran parte del servicio regular que se hacían previa a los sacrificios de la mañana, y se hacía igual con la minjá. J. Shulam
y H. Lecornu, The Jewish root s of Act s. Net ivyah Bible Inst ruction M inist ry. Second Edition, 2012. Vol. I, pp. 165-168.
15
M uchos erudit os piensan que este pórt ico, sit uada en la part e orient al del Templo, se refiere a la llamada “ Puert a de
Nicanor” , que era mucho más alt a que las ot ras puert as del Templo y est aba revest ida de plat a y oro, según lo relat a Josefo en
su obra Guerra de los Judíos, allí según el Talmud Bablí Yoma 38a ocurrió un milagro en t iempos de los macabeos. Ver J. Shulam
y H. Lecornu, obra cit ada, pp. 178-180
16
J. Shulam y H. Lecornu, p. 178. Aunque la M ishná Shabbat 6:8, except uaba a Rabinos y sacerdot es.
9
Concept os fundament ales de Yom Kippur
Dr. Williams Pit t er

Por t anto, con est a trilogía de concept os: t eshuvá, t efilá y t zedaká podem os alcanzar no sólo el perdón de los
pecados, la paz int erior en est e mundo, y por si fuera poco nos da la oport unidad de part icipar en el m undo
venidero. Es m ás, t eshuvá, t efilá y t zedaká que vienen de un hom bre o de una m ujer t em erosa del Et erno pueden
anular cualquier decret o del Eterno cont ra nosot ros y el mism o Et erno puede desbarat ar cualquier conspiración de
los hom bres contra sus hijos. Hay varios ejem plos de est o en las Escrit uras hebreas.

Por t ant o, acerquém onos confiadam ent e al t rono de la gracia, con t eshuvá y oración, que vengan respaldadas con
obras de m isericordias realizadas a favor de t u prójim o. Y en un día com o est e, de ayuno y aflicción, obt endrem os
perdón y purificación, hast a que el Eterno envíe al M esías, y que sea pront o y en nuest ros días, y decid: Am én.

10
Concept os fundament ales de Yom Kippur
Dr. Williams Pit t er

CONCEPTOS FUNDAM ENTALES DE YOM KIPPUR


Explicados por medio de hist orias y parábolas de los jasídicos.
Tercera part e. Pregunt as y respuest as en el día del juicio
Rav Dr. William s Pit t er

Ya hem os hablado de t res concept os im port ant es para la fe judía como lo son la t eshuvá, la t efilá y la t zedaká, y
est os concept os form an una unidad inseparable, uno de ellos no puede perm anecer en pie en ausencia de los
dem ás. Est a t rilogía de concept os, t ienen un capit al im portancia en el context o de un cuart o concept o que es vit al
en la com prensión de los event os en t orno a los días de Rosh Hashana y de Yom Kippur. Com o en las conferencias
ant eriores, vam os a int roducir est e cuart o y últim o concept o por m edio de una hist oria jasídica, que a su vez
cont iene una parábola.

La tercera parábola y el cuarto concepto

La hist oria siguient e t iene que ver con el Rebe Elimélej de Lyzhensk (Rusia) (1717-1786), junt o con su herm ano el
fam oso Rebe Zusia de Hanipol, viajó m ucho por Rusia y por algunas ciudades de Europa orient al, recaudando
fondos para rescat ar a judíos secuest rados por terrat enientes y bandidos de la época.

17
En ciert a ocasión , los discípulos del Reb Elim élej le preguntaron si est aba seguro de que t enía asegurado un lugar
en el m undo venidero. “ Absolut ament e” , respondió el Rebe sin ninguna vacilación. “ ¿Y cóm o Ud. puede est ar t an
seguro?” , le replicaron de inm ediat o sus jasidim. Ent onces el Rebe Elim élej de Lyzhensk les respondió: “ Tarde o
t em prano, t odas las personas de est e m undo t endrá que com parecer ant e el t ribunal celest ial para rendir cuent as
por lo que han hecho en sus vidas. Y allí, en ese juicio le van a form ular varias pregunt as relacionadas con la Torá, la
18
adoración al Et erno, y a las obras de caridad . Si la persona responde correct am ente esas pregunt as, lo dejarán
ent rarán al m undo venidero. Y sus discípulos ent usiasm ados le dicen: “ Rebe, ¿Ud conoce las pregunt as” , y el Rebe
le dijo: “ Si” . Y le volvieron a pregunt ar: “ ¿Tam bién conoce las respuest as” . Y el Rebe Elimélej les volvió a decir que
“ si” . Los jasidim , asombrados con la revelación le pregunt aron ot ra vez: “ ¿Com part irá con nosot ros las pregunt as y
sus respuest as?” . El Rebe, sonriendo les dijo: “ M iren, las pregunt as son las m ism as para t odos, pero las respuest as
son propia de cada persona, cada persona habrá de responder conform e a su experiencia espirit ual” . Los discípulos
parecieron un poco confundidos pero el Rebe continuó explicando: “ M e voy a poner com o ejem plo para que vean
que responderé yo en el día del juicio. M e pregunt arán: “ ¿Est udiast e Torá lo m ejor que pudist e?” “ Y yo responderé
sinceram ent e: “ No” . Ent onces m e harán las ot ras pregunt as: “ ¿Servist e al Et erno de t odo corazón e hicist e t odas las
buenas obras que pudist e durant e tu vida?” . Y yo responderé de nuevo con sinceridad: “ No” . Y ent onces, el
t ribunal celest ial me dirán: “ Te hem os evaluado y concluim os que est ás diciendo la verdad; y sólo por eso eres
bienvenido al mundo venidero” .

Es claro ent onces, que el cuart o y últim o concept o que t enem os que ent ender es que, m ás t arde que t em prano,
t odos, sin excepción enfrent arem os el juicio del Et erno. Sin em bargo, la parábola t iene algunos det alles que no son
19
fáciles de capt ar. ¿Cóm o ent ender est a parábola del Rebe Elimélej? Rabbí Ram i Shapiro , de cuya obra ext raje la
parábola del Rebe Elim élej, nos explica est a intrigant e parábola.

“ ¿Significa est o que Reb Elimélej evit ó el est udio de la Torá, hizo t efilá sin ganas e hizo caso om iso de la t zedaká?
Nada de eso. Significa, simplem ente que el Reb se dio cuent a de que nunca había alcanzado la perfección en
ninguna de est as cosas. Est a const at ación pudo haberlo llevado a la desesperación. Podría haberse sent ido indigno
del cielo y haberse vuelt o loco aut o flagelándose. Obrar así habría significado que el cielo se puedo ganar y que el

17
Rabbí R. Shapiro, obra cit ada, pp. 161,162.
18
En la M ishná se enseña que el mundo se sostiene sobre t res cosas: “ sobre la Torá, sobre la avodá, y sobre la caridad” (Abbot
1:2). Es decir, el mundo se sost iene a causa de que los just os estudian Torá, se dedican al servicio del Et erno, y ayudan a los
necesit ados; de ot ro modo, este mundo se hundiría en el caos. Es por est a razón que el Rebe Elimélej enseña que en el día del
juicio las t res pregunt as que hará el t ribunal celest ial serán sobre el est udio de Torá, la adoración al Eterno y la t zedaká u obras
de caridad.
19
Rabbí R. Shapiro, obra cit ada, p. 163.
11
Concept os fundament ales de Yom Kippur
Dr. Williams Pit t er

Reb Elim élej, sim plem ent e, no dio la t alla. Pero él sabía que uno no puede ganarse la entrada al cielo (Rav Shaul
diría acá: “ No por obras para que nadie se gloríe” ). Lo m ás que puede hacerse es ser sincero consigo mism o…”

Pero t odavía hay acá un concept o que est á im plícit o y Rabbí Shapiro nos pone en bandeja de plat a. Es el concept o
de “ dayenu” , palabra hebrea que significa “ suficiente” , que significa que, que hicim os t odo lo posible que t uvo a
nuest ro alcance, porque siem pre nos falt ará t iem po para profundizar en el est udio de Torá y para dedicarnos con
m ás fervor a la oración en est a vida, siem pre habrá act os de caridad por realizar; pero no podem os hacerlo t odo. Ni
t am poco debem os excusar nuest ra pereza o negligencia. No debem os vanagloriarnos de lo que hicim os, porque
20
nunca será perfect o, ni t ampoco buscar evasivas para no adm itir nuest ros errores, pereza o negligencias . Ant e el
t ribunal divino sería una est upidez negar o defender nuestra vida, debem os acept arla t al cual la hem os vivido, y
confiar que el Eterno nos juzgue con misericordia.

Ante el tribunal del M esías

Est a extraordinaria enseñanza rabínica puede ser coronada con la revelación del M esías que ya conocem os. Pues
no enseña el apóst ol Juan,

15 16
“ Cualquiera que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios. Y nosot ros hemos conocido y creído
en el amor que Dios t iene hacia nosot ros. Dios es amor, y el que permanece en el amor, permanece en Dios, y Dios permanece
17
en él. En esto ha llegado a la perfección el amor entre nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio: que como
Él es, así somos nosotros en el mundo” (1 Jn 4:15-17).

En ot ras palabras, el tem or al día del juicio queda excluido por cuant o hem os creído en Yeshua, aun cuando no
hayam os hecho lo suficient e y aunque nos hayam os equivocado m uchas veces y de m uchas m aneras, pero si
acept am os nuest ra vida t al com o es, con hum ildad y sinceridad; ent onces est a será nuest ra confianza: que los
m érit os de Yeshua si son suficient es para que seam os exonerados de t oda culpa. Invocando sus mérit os a nuest ro
favor, podem os pasar el juicio, pues así enseñan nuest ros Rabinos desde la antigüedad que la m uerte de un just o
21
judío, puede redimir al pueblo de Ysrael .

La Escrit ura es m uy clara cuando enseña: (1) Que el juicio comienza con el pueblo del Et erno, com o le enseña 1
Pedro 4:17 y (2) que t odos los creyent es en el M esías com parecerem os ant e el t ribunal del M esías a rendir cuent as
por nuestras obras (2 Co 5:10), y que en est e tribunal nuest ro Redent or, t am bién será nuest ro Juez (Hch 10:42), y
(3) que los im píos serán juzgados sin m isericordia alguna después del cierre del tiem po de la gracia ant e el gran
t rono blanco, com o lo señala la profecía (Ap 20).

La pregunt a es: ¿Cuándo comienza est e juicio? En Rosh Hashana, es decir, en algún m om ent o del fut uro cercano,
cuando hagam os t ocar el sonido del shofar en nuestras congregaciones, Yeshua, com o Juez y Rey del universo, se
sent ará a juzgará a su pueblo. Una alusión a est e juicio futuro, y a la proclam ación de advert encia para los ot ros
creyent es que no saben de est o, la encontram os en el libro de Apocalipsis 14:6,7: “ Vi ot ro ángel volando en medio
del cielo, que tenía un evangelio et erno para proclam arlo a los asent ados en la t ierra, es decir, sobre t oda nación, y
t ribu, y lengua y pueblo, que decía a gran voz: ¡Tem ed a Dios y dadle gloria, pues la hora de su juicio ha llegado!
¡Adorad al que hizo el cielo y la t ierra y el m ar, y las fuent es de las aguas!” .

En ot ras palabras, com o pueblo del Eterno tenem os una vent aja, un privilegio que debem os aprovechar. Que
conocem os de ant em ano que viene un juicio sobre el creyent e, pues el sonido del shofar en Rosh Hashana es una
alusión al juicio venidero, y así t enem os el tiem po para prepararnos, no t enem os excusa.

Resumiendo la enseñanza que ya he im part ido en otras ocasiones. El Talm ud Rosh Hashana enseña en varios
lugares que el pueblo de Ysrael enfrent a anualment e un juicio, el cual es una alusión al juicio del cual habla ya se
habla en 1 Pedro 4:17. Est e juicio comienza en Rosh Hashana y su veredict o es sellado en Yom Kippur.

20
Rabbí R. Shapiro, obra cit ada, p. 163.
21
Pesikt a de Rab Kahana, Piska 26:10. Ver la edición de Pesikt a de Rab Kahana de Rabbí W. Braude, Jew ish Publication Societ y of
America, 2002, p. 546.
12
Concept os fundament ales de Yom Kippur
Dr. Williams Pit t er

Det engám onos un m om ent o a considerar lo siguiente. Si est udiam os con det enimient o el calendario judío de las
fest ividades nos dam os cuent a que sólo dos de ellas han alcanzado su cum plim ient o hist órico en event os
relacionados con el M esías: Pesaj y M at án Torá. Pero las ot ras t res fest ividades aun no se han cum plido: Rosh
Hashana, Yom Kippur y Sukkot.

Por t ant o, al celebrar est as t res festividades cada año, est am os anunciando que pront o, en el t iem po del Eterno,
est as fest ividades serán cum plidas en nuest ras vidas. Y por ello, a las fest ividades la Torá las llam a “ mikrá” , que
significa “ ensayo” , pues al hacerla una y ot ra vez cada año, nos est am os preparando para hacerla y vivirla com o el
Et erno lo ha designado. De allí que est os diez días, desde Rosh Hashana a Yom Kippur, que vivim os cada año, es
una alusión al juicio y a las aflicciones que enfrent arem os en los días finales de est e m undo.

El juicio a la casa de Di_s com ienza en Rosh Hashana y t erm ina en Yom Kippur. Los “ diez días” son una alusión a
juicio, porque la t radición judía el núm ero “ diez” es una alusión a juicio. Por t ant o, no son lit erales. Est e lapso de
t iempo lit eral de diez días, t iem pos de aflicción y de arrepent imient o, que vivim os anualm ent e, es un ensayo para
el fut uro, para el t iem po de angust ia pronost icado para Yaacob, el pueblo de Di_s. Pues esos fut uros días t erribles
son llam ados por el profet a Jerem ías: “ tiem pos de angust ia de Yaacob” (Jer 30:7), pero com o Yaacob fue liberado,
así lo esperam os t ambién nosot ros. Y podem os ser liberados, porque invocarem os a nuest ro favor los mérit os de
Yeshua, nuest ro Juez y Redent or.

Quien se prepare y escuche el sonido del shofar en una fest ividad de Rosh Hashaná del fut uro cercano, le será dado
el privilegio de escuchar el shofar del M esías que revela Rav Shaul en 1 Ts 4:16,17, que anuncia la liquidación del
m al y la resurrección de los m uert os just os y la t ransform ación gloriosa de los just os vivos para aquellos m om ent os
de angust ia.

Baruj Hashem que, com o dice el Tehilim , “ bienavent urado el pueblo que conoce el sonido del shofar” (89:15).

M ant engám onos en est a expect ativa, creyendo y obrando, para que t engam os confianza en el día del juicio, y así
esperar con fe, que el Et erno envíe al M esías, pront o y en nuest ros días, y decir am én.

13

También podría gustarte