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15/05/2021

EL
EMPLE
O EN
LA
REPUB
LICA
DOMIN
ICANA
Anyeny Caridad
Pérez Martínez
100419348
ÍNDICE

INTRODUCCIÓN

CAPÍTULO I ASPECTOS GENERALES DE LA INVESTIGACIÓN

1.1. Antecedentes

1.2. Importancia de la investigación

1.3. Justificación

1.4. Objetivos

1.5. Objetivo general

1.6. Objetivos específicos

CAPÍTULO II

2.1. Marco teórico y conceptual

2.1. Aspectos conceptuales

2.2. Definición de términos

CAPÍTULO III

3.1. El crédito en R.D

CAPITULO IV

Conclusión

Bibliografía
Introducción

En el presente estudio se pretende organizar las investigaciones emprendidas con la


finalidad de compren- der el desenvolvimiento del factor trabajo y sus elementos asociados
en la República Dominicana. Con este propósito, se exploran los trabajos sobre el empleo y
el desempleo, los salarios y distintos mercados del trabajo. La investigación será de interés
primordial- mente para los economistas, pero los temas estudiados podrían ser de utilidad
para cientistas sociales y diseñadores de políticas relacionados con el funciona- miento del
mercado de trabajo, tanto en la República Dominicana como en América Latina.

El ensayo no es en su totalidad de naturaleza crítica. Hace hincapié principalmente en los


estudios más importantes desde el punto de vista económico, aunque se reseñan también
trabajos provenientes de otras disciplinas o multidisciplinarios. De las investigaciones
cuantitativas sólo se revisan detalladamente las más recientes, que son las de mayor alcance
y cuyas bases de datos probablemente puedan ser consultadas en la actualidad.

Luego de examinar las estadísticas laborales en las principales fuentes de datos para el
análisis del trabajo en la República Dominicana, se resumen los estudios que han analizado
el empleo total. En seguida se reseñan los análisis de mercados de trabajo específicos.
Después de examinar los principales estudios sobre los salarios, se concluye la
investigación presentando recomendaciones sobre la dirección que podrían tomar trabajos
futuros en esta materia.
CAPÍTULO I

1.1.1. Antecedentes

Los censos de población levantados por la Oficina Nacional de Estadística


(ONE) en 1920, 1935, 1950, 1960, 1970, 1981 y 1993 son la fuente de partida
por excelencia para el análisis de la evolución de la población en general y de
ciertas características de los participantes en el mercado de trabajo, así como
para el diseño de muestras de otros estudios de naturaleza similar, como las
encuestas.

Además de los censos, se han levantado encuestas en más de una ocasión.


Entre ellas figura la encuesta demográfica y de salud (ENDESA), una
investigación de carácter múltiple que se ha llevado a cabo en 1986, 1991 y
1996 (véase ONAPLAN/CESDEM/PROFAMILIA, 1997) y que recoge
algunas características del trabajo de los entrevistados. La información
proveniente del cuestionario de hogar ampliado de esta encuesta ha servido de
base para analizar aspectos específicos del mercado laboral dominicano (véase
Ramírez, 1993).

Actualmente las principales estadísticas sobre este mercado son las que
emanan de la encuesta de fuerza de trabajo que efectúa desde 1986 el Banco
Central de la República Dominicana.2 Aunque al comienzo la encuesta se
efectuaba cuatro veces al año, a partir de 1993 se realiza anualmente, por
razones presupuestarias. La encuesta es elaborada por el Banco Central de la
República Dominicana y no por la Oficina Nacional de Estadística (ONE),
también principalmente por razones presupuestarias y de recursos humanos.
Lo mismo ha sucedido en el pasado con otras encuestas, como las de hogares,
y con las estadísticas de precios y las cuentas nacionales.
1.1.2. Importancia de la investigación

La República Dominicana ha registrado altas tasas de crecimiento del producto


y la productividad, pero los indicadores del mercado laboral han sido
deficientes durante los últimos 20 años. En este estudio se documentan esas
tendencias, mostrándose que el rápido crecimiento de la productividad
corresponde solo a unos pocos sectores, mientras que otros sectores han
generado la mayor parte del empleo. La velocidad de creación de puestos de
trabajo no ha sido suficiente para elevar las tasas de ocupación, y de los
mediocres niveles de ingresos reales junto con una informalidad del mercado
laboral todavía de grandes proporciones cabe inferir que la mayoría de los
nuevos empleos son de baja calidad. Los bajos niveles del salario real y de
participación en la fuerza laboral señalan la necesidad de elevar los salarios de
mercado por encima de los ingresos alternativos para inducir a las personas a
incorporarse a la fuerza de trabajo. Para ello se requieren medidas que mejoren
la educación y reduzcan las distorsiones de los mercados de productos.

El crecimiento, el desarrollo, la diversificación económica y la seguridad solo


se logran con empleo inclusivo, estable, productivo y de calidad. La
vinculación de la población en edad de trabajar se asocia en forma armónica
con la sociedad a través del empleo y se constituye en un factor decisivo para
la autoestima personal y familiar.

El empleo acompañado con las características arriba mencionadas, hace


expandir el mercado interno de la economía nacional, la inversión, la base
monetaria, los ingresos tributarios, los que a su vez permiten mitigar los
eventuales efectos adversos que produce el entorno internacional turbulento y
de no ocurrir inestabilidad externa potencia aún más la fortaleza del aparato
productivo local.

Por el lado contrario, el desempleo se manifiesta de manera negativa de varias


formas sobre la economía: Reduce el circulante, la demanda interna,
desisentiva la inversión, crea más desempleo, resta capacidad de producción de
bienes y servicios, genera deuda monetaria, reduce la recaudación impositiva y
el crecimiento económico, produce pobreza y, rompe con el círculo virtuoso de
la asociación armoniosa con la sociedad, anidando causales para la inseguridad
de origen social.

Ante la importancia de la variable empleo en la economía, resulta de interés


preguntarnos para el caso de República Dominicana: ¿Dónde crea y pierde
empleos la economía?

El mercado laboral nacional está compuesto por una población en edad de


trabajar que asciende a 7,611,012, equivalente a alrededor de un 74.0% de la
población total que es de 10,323,754, según la última encuesta continua de
fuerza de trabajo –correspondiente a marzo- que realiza el Banco Central, de
los cuales 4,937,765 pertenecen a la población económicamente activa.

1.1.3. Justificación

La mayoría de los estudios coinciden en afirmar que un mejor nivel de


instrucción eleva la productividad de los trabajadores y mejora los indicadores
del mercado laboral en el largo plazo. En particular, una mejor educación
tiende a elevar la calidad de la fuerza laboral, y por tanto los salarios de
mercado en comparación con las fuentes alternativas de ingresos. Sin embargo,
la lenta mejora de los indicadores del mercado laboral durante los últimos 20
años plantea dudas acerca de los beneficios generados por anteriores aumentos
del número de años de escolarización (aunque un mayor ritmo de aumento de
los años de escolaridad entre las mujeres podría potencialmente explicar parte
de la tendencia creciente de la participación femenina en la fuerza laboral en
los últimos 20 años.

La fuerte contribución del comercio al por mayor y menor, del sector


financiero y de “otros servicios” a la intensidad educativa global podría
deberse a un aumento genuino de la demanda de capital humano,
particularmente en los servicios financieros y empresariales. Sin embargo, esta
explicación parece menos verosímil respecto del comercio mayorista y
minorista y los “otros servicios” de baja calificación laboral en vista de su
tecnología de producción. La rápida acumulación de capital humano en estos
sectores podría obedecer sencillamente a una rápida creación de empleo junto
con la imposibilidad de otras industrias de absorber la incorporación de una
fuerza laboral con un mayor nivel de educación.

1.1.4. Objetivo general

En este documento se identificaron dos desafíos diferentes, aunque


estrechamente relacionados, que plantea el mercado laboral en el caso de la
República Dominicana. Primero, la dinámica de los ingresos reales y la
composición del empleo señalan un estancamiento de la calidad de los puestos
de trabajo en el país. Los ingresos reales han estado disminuyendo
persistentemente en todos los sectores económicos y la mayoría de los nuevos
empleos se han creado en industrias de baja productividad. Segundo, una gran
proporción de la población permanece inactiva, situación atribuible a que los
niveles promedio de calificación laboral son bajos (o inadecuados desde la
perspectiva del mercado) y que las oportunidades de empleo con salarios
atractivos son escasas.

Mejorar la capacitación, la educación y las condiciones del mercado de


productos son formas de elevar la calidad del empleo y los niveles de vida. De
hecho, las investigaciones académicas han mostrado que la productividad
laboral agregada está determinada principalmente por i) la calidad de las
instituciones, la fuerza laboral (incluida la calidad del sistema educativo) y la
infraestructura pública; ii) la difusión de tecnologías de la información; iii) la
profundidad del mercado financiero, y iv) las regulaciones de los mercados
laboral y de productos.10 Las regulaciones del mercado laboral no parecen ser
particularmente gravosas en la República Dominicana, pero hay margen para
mejorar la eficiencia y la competencia en los mercados de productos.

Las Encuestas de Empresas del Banco Mundial indican claramente que en la


República Dominicana las empresas operan en un contexto normativo que no
es plenamente conducente a la expansión y al crecimiento. En realidad, las
condiciones para la actividad empresarial en la República Dominicana van a la
zaga de las existentes en varios otros países de América Latina y el Caribe.
Esto puede observarse en la existencia preponderante de empresas pequeñas y
trabajadores por cuenta propia, factores que han sido vinculados en la
bibliografía académica con niveles de productividad más bajos (Perry et al.,
2007). Reducir los costos burocráticos, disminuir la incidencia de la
corrupción relacionada con la actividad empresarial y bajar el costo del
cumplimiento fiscal contribuirían notablemente a mejorar el clima de negocios
generando réditos significativos en términos de un mayor incremento de la
productividad laboral. La reducción de la incidencia de la corrupción en las
operaciones cotidianas de las empresas podría reforzar el efecto de otras
iniciativas encaminadas a mejorar el clima de negocios.

Asimismo, mejoras en la calidad de la educación, inclusive adaptando los


programas de formación técnica a las realidades del mercado laboral, y
medidas para reducir la inactividad de grupos demográficos específicos
mejorarían el funcionamiento del mercado laboral. Hasta ahora, el simple
aumento de los niveles educativos no ha dado como resultado una clara mejor
calidad del empleo. Además, las mujeres y los jóvenes parecen tener menos
incentivos para ofrecer su trabajo ya que obtendrían bajos salarios reales en el
mercado y muchos reciben ingresos desde el extranjero o del jefe de su hogar.
Para romper este círculo vicioso de dependencia, una mejor educación técnica
articularía las capacidades de estos grupos demográficos con la demanda del
mercado, elevando así sus salarios de mercado y acrecentando los incentivos
para participar en la fuerza laboral. También podría resultar útil aplicar
mecanismos para mejorar la transición de la escuela al mundo laboral,
posiblemente mediante una colaboración más estrecha entre las escuelas
técnicas y los empleadores del sector privado. Una observación más profunda
de las barreras existentes que frenan una mayor participación de las mujeres en
la fuerza laboral podría revelar la falta de guarderías infantiles asequibles y
fiables, pero este tema debe ser objeto de una mayor investigación.

1.1.5. Objetivos específicos

La rama de la actividad económica para los sectores formales e informales que


lidera la mayor absorción de la población en edad de trabajar (15 años o más)
es el comercio, que pasó de tener una fuerza de trabajo empleada de 835,949
en 2014 a 936,295 al finalizar el primer trimestre de 2019, para un aumento
equivalente a 100,346 nueva ocupación.

La presencia de un 52.0% de creación de empleos en la actividad comercial


por parte del sector informal sobre el sector formal le permite situarla en el
lugar número 1 del ranking de generadores de puesto de trabajo; sin embargo,
es indicativo de la baja calidad productiva del empleo nacional, al tiempo de
ser menos estable por su naturaleza informal y estar al margen de los
beneficios de la seguridad social, laboral y de salud.

En orden de importancia en el ranking le sigue con el segundo lugar el sector


industrial, donde la generación de empleo aumentó en 73,280, al evolucionar
de 406,967 a 480,247. El aporte del empleo informal en la actividad industrial
es poco significativo, al registrar solo 4,227 nuevos empleos durante el período
antes señalado.

Ocupando el tercer lugar en el ranking de creación de nuevos empleos está la


rama de actividad de la educación, al generar 65,765 nuevos empleos en los
últimos 5 años, al elevarse el empleo en el sector enseñanza de 209,166 en
2014 a 274,931 en 2019. El incremento del empleo en el renglón educación,
tiene la triple ventaja que es de tipo permanente, de presencia muy reducida de
informalidad (4,654 nuevos empleos) y de gasto público autosostenible, dado
que es la base para la formación de la mano de obra instruida.

Se han perdido más empleos


Del total de las 12 ramas de actividades económicas en la que la encuesta
continua de fuerza de trabajo divide a la población ocupada dentro de los
sectores formales e informales del mercado laboral nacional, las actividades
agropecuarias, electricidad y agua son las únicas que a lo largo del período
2014-2019 han perdido empleos.

Como se aprecia en el cuadro 2, en cuanto al sector agropecuario, la fuerza de


trabajo ocupada se ha visto reducir de 429,834 a 407,804 empleos, similar a
una pérdida de 22,030 personas menos en edad de trabajar que dejaron de
laborar en la referida actividad; le sigue la electricidad y agua con una
disminución de 1,906 empleados, al pasar de 61,001 a 59,095 ocupados.

El alto nivel de desempleo prevaleciente en el país y el liderazgo de sectores


de servicios en la absorción de fuerza de trabajo en la economía local, ayudan
a explicar por qué la oferta de bienes y servicios tiene un alto componente
importado –que se sitúa en un 29.0 %-, al tiempo de evidenciar que el país
tiene espacio para poder expandir la producción y el empleo productivo.
CAPÍTULO II

2.1.1. Marco teórico y conceptual

La República Dominicana registró un incremento alto y sostenido del producto


durante varias décadas y ha sido una de las economías más dinámicas y de más
rápido crecimiento en América Latina y el Caribe (ALC). Más recientemente,
el país creció en promedio casi 4 por ciento por año desde 2000, casi el doble
que el promedio de la región y cuatro veces más que el promedio de la OCDE.
La estabilidad política, la adopción de reformas estructurales focalizadas, la
promoción de exportaciones y una relativa estabilidad macroeconómica han
sido cruciales para garantizar un crecimiento sistemático del país (Jaramillo y
Sancak (2007), Sánchez-Ancochea (2012)).

Si se observan los datos de los últimos veinte años, el notable crecimiento del
PIB per cápita de la República Dominicana tuvo su origen en una
productividad laboral en rápido aumento (calculada por aproximación según el
producto por trabajador, gráfico 3). Los cambios en la tasa de ocupación
(coeficiente entre empleo y población en edad de trabajar) y en la población en
edad de trabajar también contribuyeron al crecimiento del PIB per cápita, pero
cumplieron un papel menos relevante. La menor importancia de los aumentos
del insumo de trabajo como sostén del crecimiento se asemeja a la experiencia
de varios otros países de América Latina (Loayza et al., 2005), pero aun si se
toman estos países como parámetro de referencia la República Dominicana se
diferencia claramente de los demás en la región. Los coeficientes de capital-
trabajo más elevados han sido el principal factor de impulso al crecimiento de
la productividad, aunque el aumento de la productividad total de los factores se
acrecentó de manera importante en los últimos cinco años.
2.2.1. Aspectos conceptuales

La paradoja Dominicana - alto crecimiento, disminución de salarios, pobreza e


informalidad persistentes - ha atraído la atención de investigadores y
observadores. Dentro del país existe una conciencia generalizada sobre la
necesidad de un cambio en las políticas para embarcarse en un modelo de
desarrollo más integrador. En este documento se analiza el desempeño
económico y social del país desde una perspectiva comparativa regional,
destacando los cambios en la composición sectorial de los resultados y sus
implicaciones para los puestos de trabajo, salarios y pobreza (Sección 2);
además se analizan brevemente las principales limitaciones para la
revalorización económica y social (Sección 3); y se proponen algunas
sugerencias de políticas para una estrategia sostenida e integradora del
crecimiento (Sección 4). El documento es la contribución de un equipo
conformado por funcionarios de la OIT en Ginebra y en San José con un
proyecto piloto de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Fondo
Monetario Internacional (FMI) en República Dominicana. El objetivo final es
fomentar un debate informado de política nacional y una acción coherente del
Gobierno, empleadores y de los sindicatos.

La República Dominicana, - una economía de bajos ingresos con un Producto


Interno Bruto (PIB) per cápita inferior a US$1000 en 1960 - alcanzó la
condición de ingresos - medios altos en el año 2011, un desempeño muy por
encima de la mayoría de los otros países de la región (refiérase al gráfico 1) y
asemejándose a la experiencia de los exitosos globalizadores de Asia Oriental
y Sudoriental. La República Dominicana es ahora la segunda economía más
grande de América Central y el Caribe y una de las más ricas, con niveles del
PIB per cápita justo por debajo de los de Costa Rica y Panamá.
El crecimiento económico fue particularmente fuerte en la década de 1990,
impulsado principalmente por una expansión de las exportaciones en las
"Zonas Francas" y por el surgimiento del país como el principal destino para el
turismo de masas. Desde 1991 hasta la crisis bancaria nacional de 2003 - 2004,
el país experimentó 11 años de crecimiento positivo del PIB a una tasa
promedio de más del 6 por ciento, una trayectoria de crecimiento que debería
haber permitido dejar una importante huella en la pobreza.

2.2.2. Definición de términos

¿Qué dice el artículo 54 del Código de Trabajo?


Se prohíbe cualquier discriminación, exclusión o preferencia basada en
motivos de sexo, edad, raza, color, ascendencia nacional, origen social,
opinión política, militancia sindical o creencia religiosa, salvo las excepciones
previstas por la ley con fines de protección a la persona del trabajador.

Contrato de trabajo
En un contrato de trabajo es la parte que proporciona un puesto de trabajo a
una persona física para que preste un servicio a cambio del pago de una
remuneración o salario.
3.1.1. El crédito en R.D

A consecuencia de la pandemia del coronavirus, millones de trabajadores han


solicitado beneficios de seguro contra desempleo. Si ha perdido su empleo, o
una porción de sus ingresos, usted puede solicitar beneficios por desempleo a
través del programa correspondiente del estado donde resida, y si califica para
ellos, tiene opciones para recibir este dinero.

Según el informe emitido por el Departamento de Trabajo estadounidense, en


junio se destruyeron 467.000 empleos, desde el recorte de 322 puestos de
trabajo registrado el mes anterior. Acorde con este resultado, la tasa de
desempleo se ubicó en 9,5 por ciento para este periodo, frente a una tasa de 9,4
por ciento en mayo. Esto evidencia el fuerte impacto que la crisis económica
ha tenido sobre el mercado laboral de este país, que desde diciembre del 2007
se han eliminado 6,5 millones de empleos.
Conclusión
Al analizar los resultados del mercado de trabajo, es importante ir más allá de
las tasas de empleo para considerar los ingresos. La forma en que los ingresos
de los trabajadores evolucionan con el tiempo es un indicador importante de
los estándares de vida y un indicador útil para evaluar quién se beneficia del
crecimiento económico.
La falta de impacto del crecimiento económico sobre la pobreza es
particularmente preocupante. De acuerdo con estimaciones oficiales a nivel
nacional donde se utilizó una metodología del Banco Mundial, los niveles de
pobreza en el año 2010 fueron los mismos que en 1990.

Una combinación de factores externos e internos explica los episodios de


crecimiento económico sostenido en República Dominicana. En el proceso, las
empresas dominicanas y trabajadores dominicanos han demostrado tener una
considerable iniciativa individual para tomar ventaja de las oportunidades y
adaptarse a las crisis económicas y a las crisis del mercado de trabajo. El país
se ha podido recuperar rápidamente de la crisis económica mundial, pero se
enfrenta a desafíos en lo que se refiere al sostenimiento de la generación de
empleo decente y productivo, y en equilibrar los resultados económicos y
sociales. Es necesario un cambio de modelo pues la economía está pasando por
otra fase de ajuste.

Existe un reconocimiento progresivo de que el patrón de crecimiento existente


no es incluyente y es difícil de sostener. La estructura económica debe
adaptarse a los retos inminentes. Si bien es improbable que el país recupere la
relación costo-competitividad acorde con las plataformas de exportación de
Haití, América Central y Asia, no está preparado para lidiar con competidores
más avanzados sobre la base de la innovación y de economías de escala.
Mientras tanto, la cohesión social se ve obstaculizada por la pobreza
persistente, los bajos salarios y la creciente vulnerabilidad de los trabajadores,
donde la emigración se ve como el medio más prometedor para la movilidad
social.
Bibliografía
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