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Irigami Altamirano

La relación entre alimentación y rendimiento escolar

Los buenos hábitos alimenticios se determinan en gran parte por la cultura, el contexto
familiar, el ámbito escolar, entre otros. Estos elementos son complementarios a la hora de
hablar del rendimiento escolar, el cuál es definido primeramente debemos definir,
usualmente es entendido como el alcanzar la máxima eficiencia en el nivel educativo donde
el alumno puede demostrar sus capacidades cognitivas, conceptuales, aptitudinales,
procedimentales. En este intervienen además del nivel intelectual, variables de personalidad
y motivacionales, el rendimiento escolar no siempre es lineal, sino que esta atenido a
muchos factores como nivel de escolaridad, sexo, aptitud y por supuesto alimentación.

Si bien se habla de que el rendimiento escolar tiene muchos factores influyentes y


que ninguno es realmente determinante, es un hecho que se observa una relación directa y
muy evidente entre la alimentación y el rendimiento escolar, la buena alimentación es más
que decirles a los niñ os qué comer o tener una sensació n de saciedad en el estó mago,
debería ser un tipo de enseñ anza orientada a la acció n, que facilite la adopció n
voluntaria y natural de há bitos alimentarios que fomenten el bienestar.

Que las escuelas no só lo incluyan informació n acerca de la nutrició n y que todo


se centre en el proceso en el que se aprende a elegir y disfrutar de todos los alimentos y
conocer la frecuencia y cantidad recomendada de cada uno de ellos, pero también se busca
lograr la comprensión el beneficio que implica su consumo para el cuerpo. No debemos
olvidar que la forma que comemos determina en gran medida el funcionamiento correcto de
los sistemas y órganos del cuerpo humano.

Es importante conocer que la alimentación es un factor fundamental que permite a


los niños y niñas crecer y desarrollarse saludablemente. En esta etapa, el consumo de
alimentos depende de varios factores: la edad, el peso, talla, actividades escolares, lúdicas y
sociales. Se debe educar a nivel familiar y escolar para incentivar el consumo de alimentos
que sean realmente nutritivos.
Irigami Altamirano

Adquirir los conocimientos básicos sobre alimentación y nutrición promueve buenos


hábitos que en la vida adulta la dieta obtenga el valor destacado que merece como factor
determinante del estado de salud. Y que así se adquieran conductas positivas en la relación
con la comida y se contribuya a modificar aquellas menos adecuadas.

Una niña o niño que aprende a comer de forma saludable tiene más probabilidades de
continuar manteniendo esa conducta durante la edad adulta y, en consecuencia,
posiblemente goce de mejor salud en el futuro. Es una experiencia de aprendizaje que
puede aportar las mejores herramientas para cuidar de la salud, bienestar y calidad de vida a
lo largo del tiempo de quienes ahora son infantes.

Enseñar buenos hábitos nutricionales es una tarea continua y compartida. Padres y


entorno familiar, profesores, profesionales sanitarios… Entre los elementos de la
inteligencia emocional que requiere aplicar el educador en nutrición se encuentra la empatía
que le ayuda a comprender de manera asertiva educando y la aplicación de habilidades
sociales para comunicarse con ellos de manera eficaz.

Es esencial para el educador aprender a identificar cuándo las emociones de los niños
guardan relación son alimentación, con la intención de guiarlas para que las encaucen hacia
la aplicación del autocontrol. Diseñar conjunto de a actividades de comunicación que
busquen una modificación voluntaria de prácticas que influyen en el estado nutricional con
el objetivo de mejorarlo.

Los niños aprenden por imitación, por ello el papel de los padres y maestros en la
educación alimentaria es determinante, también influirán en él sus compañeros y amigos, la
publicidad en los medios de comunicación, en particular la televisión y el internet. Siempre
intentar que los alumnos adopten estilos de vida saludable, y es en esta etapa infantil
cuando más se puede.

Padres y educadores deben crear unos hábitos alimentarios saludables durante la


infancia, contribuyendo a un correcto crecimiento y desarrollo de los niños, lo cual es
Irigami Altamirano

fundamental para evitar enfermedades crónicas en la edad adulta. Y no menos importante


ayudar a que el rendimiento escolar sea cada vez mejor y que nunca sea un impedimento
para aprender más y mejor.

Méndez-Ramírez, Oswaldo CALIDAD DE LA EDUCACIÓN Y RENDIMIENTO ESCOLAR EN


ESTUDIANTES DE SEXTO GRADO DE MONTERREY, MÉXICO Iberóforum. Revista de Ciencias
Sociales de la Universidad Iberoamericana, vol. VI, núm. 12, juliodiciembre, 2011, pp. 52-78 Universidad
Iberoamericana, Ciudad de México Distrito Federal, México

Daza, Carlos Hernán Nutrición infantil y rendimiento escolar1 Colombia Médica, vol. 28, núm. 2, 1997, pp.
92-98 Universidad del Valle Cali, Colombia

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