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Como nos hemos referido en la Clase 1, manejar el discurso propio de la Universidad nos
acerca a la posibilidad de vivir de manera más plena nuestra condición de ciudadanos
universitarios. Manejarlo nos permite poner en acción un saber hacer de la universidad que
da cuenta de su misión: construir, aplicar y comunicar conocimiento.
Pensando la institución universitaria como una comunidad con una historia y una dinámica
viva, con tradiciones, prácticas y repertorios específicos, hace falta que manejemos el
discurso académico y los géneros discursivos propios de cada disciplina y su evolución en el
tiempo, si nos proponemos desarrollar de manera coherente y sólida nuestra formación
científica y profesional.
⏯PARA OBSERVAR
Teniendo como referencia la situación de índole social sobre la que el Discurso se articula,
es importante considerar que, en cada ámbito social, el Discurso se organiza a partir de
distintos géneros discursivos. En la Universidad, podemos pensar, entonces, géneros
discursivos vinculados a la oralidad (por ejemplo, una exposición del profesor o de un
estudiante acerca de un tema específico, como la inflación, en una clase universitaria; o
también, un examen final oral de una materia, en el que se da un intercambio de enunciados,
un diálogo entre docente y estudiante), géneros vinculados a la escritura (un manual de
economía, un artículo académico sobre la hotelería y el desarrollo local en una revista de
Los géneros discursivos son conjuntos de textos que comparten características comunes
con respecto a su estructura, su tema y su estilo (Bajtin, 1982). Recordemos que el concepto
género discursivo es una creación teórica, una elaboración construida para permitirnos
analizar textos. Es una manera de clasificar textos, que nos permite manejarlos más
precisamente cuando los estamos estudiando, aunque en su presentación concreta los
textos son únicos y particulares. Para facilitar la comprensión sobre este concepto, podemos
hacer una comparación: los géneros son cajones donde ubicamos textos que se parecen
entre sí. Observemos los componentes de los mismos en el siguiente cuadro.
Tema Información ¿De qué tema trata? ¿A qué ámbito del conocimiento
corresponde? ¿Qué tipo de información ofrece? ¿Es
abstracto? ¿Utiliza ejemplos concretos?
Estilo Vocabulario ¿Qué tipo de léxico utiliza? ¿Es específico? ¿Hay palabras
en otro idioma?
Un género discursivo académico es un tipo de texto especializado que circula entre quienes
construimos conocimiento en la Universidad. En este sentido, es importante retomar las
consideraciones de Van Dijk de la clase anterior. Según este autor, los discursos son
interacciones que se dan en ámbitos determinados. Estos ámbitos definen cómo se van a
formar y agrupar los géneros discursivos entre sí, vinculados a acciones humanas y sociales
que los individuos buscan realizar entre sí, de manera conjunta.
● Un texto cuya audiencia, en general, está formada por lectores especializados del
sistema científico - tecnológico.
● Un texto con una estructura específica que organiza las ideas, informaciones y
argumentaciones y propone un desarrollo de las mismas.
Nuestras disciplinas, como todas las otras, manejan determinados géneros que comparten
Desde la estructura universitaria actual para ejecutar estas funciones, la célula fundamental
es la Facultad o, en la Universidad Nacional de Quilmes, el Departamento. En el
Departamento de Economía y Administración, por ejemplo, se agrupan disciplinas
específicas (Administración, Economía, Turismo, Relaciones laborales, etc. ) y desde su
organización departamental se concretan las funciones sustantivas de la Universidad.
Vamos a analizar cómo se promueve la escritura científica y desde qué formatos
organizativos.
¿Cómo el Departamento vincula actividad docente con investigación y la escritura que refleja
esta acción?
Vamos a concentrarnos en este apartado en tres géneros que estarán presentes a lo largo
de su recorrido como estudiantes de economía y administración a lo largo de su formación
y en sus comunicaciones futuras como profesionales. Estos son el manual de enseñanza,
la revista de investigación y la revista de extensión. Son sólo tres ejemplos entre otros
géneros que también se usan en nuestras disciplinas.
Los tres tienen en común, además de su temática disciplinar (económica), su tipo textual
predominante: el expositivo-explicativo. Lo podemos demostrar desde su primera intención
que es justamente desarrollar un tema (o más de uno en el caso del manual) aunque
nosotros lo vamos a relacionar con las funciones sustantivas que acabamos de ver en el
apartado anterior; pero además si aplicamos los conocimientos básicos que traemos
debido a nuestro paso por la educación media por la que todos y todas hemos transitado,
podemos corroborar que gramaticalmente, la mayoría de los verbos de estos textos están
en tiempo presente, así como que la persona gramatical y los pronombres pertenecen a la
3ra del singular o plural, típico del lenguaje referencial.
El manual de enseñanza es el género escrito con fines pedagógicos en formato libro más
clásico y quizás el más antiguo del que se tenga registro, aunque no fue tan valorado como
para atesorarlo y catalogarlo en bibliotecas o para investigar sobre él, como sí se hizo con
otras obras literarias o científicas hasta recién comenzado el siglo XX. Se sabe que existen
desde el siglo XVII, cuando un pedagogo llamado Commenius implementó este formato
considerando que lo más productivo para el dictado de cátedras era que todos los
estudiantes siguieran sus clases con textos en común. Esto era posible gracias a la
invención de la imprenta, un par de siglos antes.
Al comentar esto, ya estamos asociando al manual con una de las funciones sustantivas de
la Universidad de la que les habíamos hablado: la docencia. El objetivo liso y llano de todo
manual de enseñanza es transmitir conocimientos en una relación de enseñanza -
aprendizaje entre los emisores y receptores del mensaje. Esto se logra mediante un
procedimiento planificado de transmisión de los conocimientos de los que trate
determinado manual: lo que los docentes llamamos la secuenciación didáctica. Dicho en
otras palabras: se va de los temas de menor a mayor complejidad a lo largo del desarrollo
progresivo de los capítulos en los que está dividida su extensión, planificada para un ciclo
lectivo que se desarrolla en el tiempo.
En conclusión, podemos observar que los manuales disponen de recursos con fines
explicativos que advertimos a simple vista en el caso de los de nuestra disciplina, como la
intercalación de cuadros y gráficos de líneas o de “tortas” (hasta en 3D) para que
visualicemos mejor lo que está expresado a través de la escritura y hacerlos más
dinámicos, atractivos y claros, al ver representados icónicamente datos, estadísticas,
porcentajes, crecimientos y decrecimientos, dobles entradas en filas y columnas,
representaciones cartesianas, parábolas; todos debidamente identificados y luego del texto
que lo anticipa y seguido del que lo comenta después en el espacio de la página.
También, de acuerdo a la función sustantiva docente que representan, los manuales suelen
tener preguntas en partes determinadas o al final de cada capítulo para cerciorarnos de que
entendimos lo expuesto en el texto e incluso contar con información en los márgenes o
diferenciaciones tipográficas para destacar definiciones, ideas centrales o algunas
observaciones complementarias configuradas visualmente de manera diferenciada al texto
principal.
Otra particularidad es que estos textos, en su formato, constan de partes bien diferenciadas
que pueden advertirse en una lectura superficial inicial cuando observamos los títulos que
tienen una tipografía y disposición espacial diferentes. Estas partes son: un resumen o
abstract al principio, en donde se da un paneo general acerca de lo que trata el artículo (a
veces este articulo se repite con traducciones en uno o más idiomas); una pequeña
enumeración de palabras clave o keywords (“palabras llave”, en inglés) en donde se vuelcan
los conceptos centrales condensados en términos que identifican las ideas nucleares; una
introducción al tema investigado en donde se establecen hipótesis o lo que se pretende
demostrar científicamente (pueden a su vez subdividirse en quizá una presentación del
campo del estudio, sus objetivos, etc.); la descripción de la metodología que se aplicó en la
investigación (encuestas u otros relevamientos); la divulgación prolija de los datos
obtenidos (fundamental en nuestra disciplina: las investigaciones económicas se basan en
la obtención de datos, sus comparaciones, contrastes y tendencias). En general, el artículo
finaliza con una conclusión en donde se demuestra la hipótesis a través de los datos
expuestos y hasta se puede argumentar o proyectar a futuro algún aspecto estudiado o
bien sugerencias para la aplicación de acciones en función del fenómeno investigado,
aunque esto último no es excluyente en investigación. En el final, siempre debe haber un
listado con las referencias bibliográficas utilizadas o citadas por orden alfabético y
siguiendo normas establecidas para eso, como todo trabajo científico.
Una revista científica tiene como primer objetivo la difusión de la investigación. Ana María
Cetto (2005) comenta que los editores de estas revistas deben considerar sus principales
cualidades: permiten abrir nuevas líneas de investigación, se convierten en vías de
expresión del desarrollo de la comunidad científica, permiten la formación de científicos
jóvenes, sea como lectores, autores, árbitros o editores, y dan a conocer la producción
científica en el país y en el extranjero.
⏯PARA COMPLEMENTAR:
Esta distinción nos toca de cerca a las casas de estudios superiores como la nuestra, ya
que nuestras estadísticas de matriculación nos revelan que una enorme mayoría de
estudiantes del conurbano bonaerense son primera generación de estudiantes
universitarios de sus familias.
Una última particularidad de este último género es que sí presenta hacia el final del texto lo
que llamamos una parte programática (en los de investigación vimos que no era
excluyente), esto es que habiéndose revelado el estudio, permite proyectar sugerencias
para la acción, una orientación política social o económica en nuestro caso, que apunta a
mejorar el bienestar de la comunidad a la que hacíamos referencia. Tal es el sentido de la
vinculación social de los estudios universitarios, de esa función sustantiva, la extensión,
que es ni más ni menos que poner a la Universidad, a sus estudiantes y graduados al
servicio del Pueblo.
Pretendemos que podamos pensar en cada texto las dimensiones de Van Dijk:
Les proponemos realizar en el campus un ejercicio práctico en una wiki y un debate a través
de algún dispositivo que instrumente el docente.
En grupos, leeremos y categorizaremos tres textos que se corresponden con alguno de los
géneros descriptos (los encontrarán como archivos en el aula virtual). Nos concentraremos
en uno de ellos según el grupo en el cual nos tocó trabajar.
Teniendo en cuenta los Criterios de Análisis intertextual, describiremos entre todos las
características del género abordado en grupos y luego en una actividad sincrónica o en un
Foro vamos a discutir esas caracterizaciones y comparar los textos con el docente.
Bajtín, M. (1982). «El problema de los géneros discursivos». En Estética de la creación verbal.
México DF: Siglo XXI, pág. 248-293.
Bazerman, C. (2012). Actos de habla, géneros y sistemas de actividades: de qué manera los
textos organizan las actividades y los grupos sociales. En Géneros textuales, tipificación y
actividad. Puebla, México: Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Disponible en la
web:
https://bazerman.education.ucsb.edu/sites/default/files/docs/Bazerman2012BOOKGENERO
S%20TEXTUALES.pdf (último acceso, 3 de abril de 2020)
Halliday, M. y J. Martin, (1993) Writing Science: literacy and discursive power, Londres:
Falmer.