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Aprender para ser. Marina Muller.

Psicopedagogía Clinica I

Capitulo 1: LA PSICOPEDAGOGIA Y LOS PSICOPEDAGOGOS

Comenzaré por decir qué entiendo por psicopedagogia. En esta disciplina encontramos la
confluencia de lo psicoló gico, la subjetividad, los seres humanos en cuanto tales, en su vida
psíquica, con lo educacional actividad específicamente humana, social y cultural.
Implica así una síntesis: los seres humanos, su mundo psíquico individual y grupal, en relació n
al aprendizaje y a los sistemas y procesos educativos.

Esta doble vertiente vuelve indispensable recurrir a diversas ciencias que nos proporcionan
conocimientos e instrumentos para trabajar en psicopedagogia; no só lo la Psicología en sus
distintas ramas, especialmente evolutiva, educacional, social, patoló gica, clínica, y la Pedagogía
general y especial, sino también la Sociología, la Antropología, la Lingü ística, con las
posibilidades que nos brinda cada una de ellas.

La psicopedagogía se ocupa de las características del aprendizaje humano: Có mo se aprende,


có mo ese aprendizaje varía evolutivamente y está condicionado por diferentes factores; có mo y
por qué se producen las alteraciones del aprendizaje, có mo reconocerlas y tratarlas, qué hacer
para prevenirlas y para promover procesos de aprendizaje que tengan sentido para los
participantes. Pero no solamente considera estos temas desde el á ngulo subjetivo e individual,
sino que intenta abarcar la problemá tica educativa, en la medida en que hace conocer las
demandas humanas para que se produzca el aprendizaje, señ alando sus obstá culos y sus
condiciones facilitadoras.

Una particularidad de esta disciplina es su objeto de estudio: un objeto subjetivo» tratado por
un «sujeto subjetivo». Esta indagació n incluye de por sí a los mismos operadores, los
Psicopedagogos, y compromete su historia personal y su estilo de aprendizaje, a la vez que su
apertura para escuchar los mensajes de esos sujetos que les estan «enseñ ando có mo
aprender>>, en un proceso donde investigador y objeto-sujetos de estudio se influyen
recíprocamente. No podemos prescindir en nuestra tarea de las actividades de aprendizaje
cada psicopedagogo/a realiza, en especial con respecto de su propio campo profesional, y de la
progresiva elaboració n personal del rol laboral.

Tenemos entonces la paradoja de constituirse una «ciencia>> conocimiento sistematizado


objetivo y general-, de lo subjetivo tanto a nivel del objeto de estudio como de quien lo conoce
(y que «se» Conoce en este mismo hecho). No obstante esta complejidad, las definiciones
conceptuales las construcciones teó ricas explicativas, las verificaciones clínicas y
experimentales, van acrecentando lentamente el caudal del conocimiento psicopedagó gico.

Con respecto de los campos en psicopedagogia, encontramos la clínica, dedicada a reconocer y


atender las alteraciones del aprendizaje sistemá tico o asistemá tico (este ú ltimo, por ejemplo en
la orientació n Vocacional) y a orientar a quienes estén implicados en estos problemas.

También existen otras á reas; la sistemá tica, relacionada con el planeamiento educacional y el
asesoramiento pedagó gico; la institucional, que colabora con los planes educacionales y

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sanitarios en el á mbito de las organizaciones, mediante el diagnó stico y las propuestas


metodoló gicas pertinentes; la preventiva, cuyos alcances son muy amplios y aú n
insuficientemente explorados, que contribuye a evitar los fracasos educacionales ya mejorar
los resultados del aprendizaje sistemá tico y asistemá tico, por participació n en proyectos
comunitarios, en medios de comunicació n (TV, radio, revistas, diarios, cine, audiovisuales,
videos, etc.), en tareas de asesoramiento a docentes y padres, en la orientació n vocacional
incluida en el sistema educativo desde niveles tempranos, en planes para la recreació n y el uso
del tiempo libre, en la educació n permanente y de adultos, etc.

Cuando hablo de aprender, me refiero a un proceso que implica la puesta en acció n de


diferentes sistemas que intervienen en todo sujeto: la red de relaciones y có digos culturales y
del lenguaje, que ya desde antes de nacer <<hace un lugar» a cada ser humano que se incorpora
a la sociedad, <<hecha propia» por el sujeto en un proceso que implica un transcurso temporal
(una historia) y un lugar, un espacio psicoló gico, familiar y también ecoló gico, mediante
estructuras psíquicas relacionadas con el conocimiento y con las representaciones
inconcientes.

El aprendizaje tiene que ver con la inserció n de cada persona en el mundo de la cultura y de lo
simbó lico, mundo pre-subjetivo, por el cual el ser humano adquiere un sentido.

Mediante el aprendizaje, cada ser humano se incorpora a ese mundo cultural con una
participació n activa, al apropiarse de conocimientos y técnicas, construyendo en su
interioridad el universo de representaciones simbó licas, que por otra parte le trascienden.

Los psicopedagogos se ocupan de este campo polifacético. Siendo una profesió n reciente, se les
plantea la necesidad de esclarecer su identidad ocupacional: quiénes son, qué hacen, qué
formació n los habilita para su desempeñ o. Las instituciones encargadas de la preparació n
académica en general acentú an uno de los grandes campos de esta formació n, en desmedro del
otro: así resultan psicopedagogos que tienen un fuerte predominio psicoló gico y un
entrenamiento especialmente clínico, apto para desenvolverse en el terreno de la salud mental
y sus alteraciones; o por otra parte, para el trabajo de investigació n y planeamiento en lo
educacional; lo difícil es la integració n de estas dos líneas, ya que como vimos, ambas son
constitutivas de esta ocupació n.

La preparació n parcial resulta con facilidad en posiciones que a mi modo de ver distorsionan el
rol psicopedagó gico o reflejan formaciones unilaterales:

 los psicopedagogos que trabajan «como maestro/a diferencial» o recuperador/a,


haciendo lo que muchos llaman reeducació n, con un contenido ejercitatorio y de «apoyo
escolar»
 los que desconocen todo el á mbito de tareas preventivas en que su inserció n resulta
valiosa e impostergable (psicohigiene del aprendizaje);
 los que carecen de preparació n psicoló gica y clínica para poder abordar el diagnó stico,
el tratamiento y la investigació n de los problemas individuales y grupales del
aprendizaje;

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 los que no disponen de preparació n pedagó gicay didá ctica, y que descartan de su
reflexió n las problemá ticas del sistema educativo.

Los estudios académicos son só lo un primer momento en el trabajo psicopedagó gico: como en
otras profesiones, también en ésta será un requerimiento el aprendizaje permanente por
medio de cursos de postgrado, el trabajo interdisciplinario y en equipos, las supervisiones por
parte de profesionales que tengan mayor experiencia, y la posibilidad de aná lisis no só lo como
bú squeda de curació n, sino como medida de preservació n psiquica y de resguardo de la tarea.

Cada psicopedagogo/a como tal, y el conjunto de ellos como profesió n, van elaborando una
imagen de lo que es la psicopedagogía, por la definició n de su propia identidad ocupacional en
conexió n con la tarea, con sus logros y dificultades.

Esta identidad va siendo construida; nunca es monolítica no absoluta, ya que implica el


reconocimiento de las posibilidades y los límites personales, institucionales, situacionales; la
discriminació n de lo idealizado la reintroyecció n de lo proyectado; el afrontamiento de los
conflictos movilizados por la tarea; el asumir la pérdida de las ilusiones de omnipotencia
depositadas en una formació n profesional, en una teoría o una técnica, o en la tarea.

La identidad profesional debe elaborarse con un aporte intencional, institucionalizado, tanto


por las facultades de Psicopedagogía como por las asociaciones de graduados, ayudando a que,
ya desde la etapa estudiantil, los futuros psicopedagogos vean la relació n que hay entre cada
materia y su prá ctica profesional, y puedan vivenciar y esclarecer las ansiedades y fantasías
que despierta el á rea de trabajo, las resistencias y conflictos que aparecen, y que podrían ser
abordados operativamente.

Una de las formas de lograr este objetivo puede ser disponer de un equipo o de un centro de
orientació n urniversitaria, para afianzar el proceso de elecció n vocacional en el ingreso a la
carrera, detectar problemá ticas personales o de aprendizaje, y hacer el seguimiento y la
orientació n de los estudiantes que lo necesiten.

Esto puede extenderse con los graduados mediante servicios de estudios de postgrado, de
asistencia técnica y de orientació n organizados por los mismos centros de estudio o
asociaciones de graduados.

Ademá s, la metodología de enseñ anza en los ciclos de preparació n profesional, debería incluir
simultá neamente modos de esclarecer có mo se aprende psicopedagogia y qué obstá culos
surgen ante ese aprendizaje.

El concepto de clínica y su aplicació n en la psicopedagogía

Para la comprensió n de su objeto-sujeto de estudio, los psicopedagogos está n desde el punto


de partida incluidos en su propio campo de operaciones, inter-relacioná ndose con él.

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Para delimitar la modalidad de esa relació n entre los psicopedagogos y sus consultantes, en
tareas de tratamiento o preventivas, encontramos el concepto de clinica. Este proviene de la
medicina, y deriva de un término griego que significa lecho.

Originalmente se refiere a la enseñ anza y la asistencia médica prá ctica: la aplicació n de los
conocimientos médicos al enfermo. Asi se produce una situació n por la cual el profesional
observa al sujeto, “Ve” lo que «le pasa», lo que «le duele» o le transtorna - de ahí la expresion
“ojo clínico”-; «escucha» el discurso del paciente y descifra en todos estos datos una serie de
signos que le permitirá n dar sentido a lo observado y al mensaje transmitido, para proceder en
consecuencia.

Este concepto, desde la psicología y la psicopedagogía, se refiere a tomar en cuenta la


singularidad del individuo o grupo consultantes, el sentido particular que toman sus
características y sus alteraciones, segú n las circunstancias de su propia historia y su ubicació n
en el mundo socio Cultural.

Difiere del enfoque experimental, por el cual se buscan las semejanzas entre grandes conjuntos
de sujetos, las regularidades estadísticas, lo <<esperable» segú n distribuciones de frecuencias,
lo cual reduce las diferencias y acentú a la uniformidad (por ejemplo: la utilizació n de técnicas
estandardizadas).

En el método clínico, pasa a primer plano que se trata con sujetos particulares atendidos por
otro sujeto, en una relació n inter-subjetiva. Se entra en contacto con ellos, mediante el
lenguaje, en el marco de las entrevistas, para escuchar su relato de qué les pasa, qué esperan
hacer para atenderse, qué imaginan respecto del curso de sus problemas y de la intervenció n
clínica.
Esto implica disponer de un marco referencial teó rico y de un entrenamiento en entrevistas
clinicas, pero a la vez, de una gran plasticidad para aceptar que quien configura las entrevistas,
es decir, lo que sucede durante ellas, es el sujeto en su peculiaridad.

Podemos establecer el símil de un texto «en clave», con diversos niveles que se superponen, en
el Cual los estratos má s profundos “se cuelan” de modo irregular a través del lenguaje
manifiesto, verbal, grá fico, lú dico, de gestos, de acciones; procuramos continuamente «leer»
ese texto, no en forma ingenua y literal, sino otorgá ndole un efecto de sentido segú n nuestra
habilidad para “escuchar” algo distinto de lo meramente enunciado.

Esta «lectura» clínica presupone contribuciones epistemoló gicas que dan lugar a la
construcció n de un sistema de conocimientos psicopedagó gicos.

Comentaré sintéticamente las fuentes teó ricas que en mi prá ctica clínica han resultado
significativas:

1. el psicoaná lisis (Freud, Lacan, Mannoni, Dolto, Winnicott)


2. la psicología social (Pichon Rivière)
3. la epistemología genética (Piaget y su escuela)
4. la lingü ística (de Saussure, Jakobson, Greimas, Barthes)

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Estas diferentes teorías responden a objetos científicos específicos:

1. el mundo del inconciente, de las representaciones profundas, operantes a través de la


diná mica psíquica, y que se expresan por Síntomas símbolos (psicoaná lisis);
2. la constitució n de los sujetos, que responde a las relaciones familiares, grupales e
institucionales, en condiciones socioculturales y econó micas específicas y que cualifican
todo aprendizaje (psicología social);
3. el conocimiento y su construcció n evolutiva, que depende de las estructuras mentales
subjetivas y de la interacció n con otros y con los objetos (epistemología y psicología
genética);
4. el lenguaje como uno de los medios que caracterizan lo típicamente humano y cultural,
la lengua como có digo disponible a todos los miembros de una sociedad y el habla como
modo subjetivo, evolutivo e historizado de acceder a la estructura simbó lica
(lingü ística).

Ninguna de estas contribuciones ha surgido directamente para responder a la problemá tica del
aprendizaje humano, si bien todas ellas aportan a que se pueda reflexionar científicamente y
operar en el campo psicopedagó gico.

Precisamente, su diversidad vuelve complejo tomar en forma coherente y operativa esos


marcos conceptuales: cada teoría tiene su propio modo de pensar y de encarar su objeto de
estudio; sus fundamentos y métodos son diferentes, con lo cual se producen dificultades
epistemoló gicas, dado que cada una encuentra significació n desde su propio terreno, y en
cambio afronta vacíos y contradicciones al ser confrontada con otras que vienen de campos
distintos.

Tomamos de cada una de estas ciencias algunas pautas para pensar y actuar ante los
interrogantes que nos hacemos frente a los seres humanos que aprenden. Esta es una tarea de
investigació n y creació n que debe proseguirse, dado que buscamos la verdad científica sin
llegar nunca a encontrarla: má s bien vamos definiendo laboriosamente nuevas cuestiones,
preguntá ndonos en forma incesante, descubriendo en la teoría y en la prá ctica cuanto
ignoramos, cuá nto nos falta para un conocimiento «verdadero».

Se trata de aproximaciones en un camino permanente, salpicado de aciertos y también de


lagunas, de tanteos...

Como dijo el maestro indígena Don Juan a su discípulo, el antropó logo Castaneda:

“Uno aprende así, poquito a poquito al comienzo, luego má s y má s. Lo que se aprende no es


nunca lo que uno creía. El conocimiento no es nunca lo que uno se espera. Cada paso del
aprendizaje es un atolladero… pero debemos dar, a pesar del miedo, el siguiente paso, y el
siguiente, y el siguiente No debemos detenernos: ¡ésa es la regla!"

(Las enseñ anzas de Don Juan, de Carlos Castaneda, Fondo de Cultura Econó mica, México, 1974,
pá g. 108)

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Por otra parte, es bastante comun en muchos profesionales la sumisió n intelectual a una u otra
«escuela», a uno u otro «maestro», en una actitud que recuerda a la de las iniciaciones
esotéricas, con un marcado temor a «pensar en forma diferente», a «salirse de los cá nones»
admitidos.

En el campo de la clínica y de la investigació n científica, que tienen mucho en comú n, es


imprescindible una actitud al mismo tiempo humilde y audaz: reconocer los aportes ya
existentes, la tarea «hecha por otros», lo que se aprende de los demá s, y por otra parte, pensar
y actuar en forma creativa, revisando, poniendo a prueba, verificando las hipó tesis y
contenidos de las teorías sin erigirlas a la categoría de explicaciones finales, metafisicas o
dogmá ticas.

Las bases filosó ficas está n presentes en todo psicopedagogo o impregnan su tarea, pero
constituyen realidades de otro orden no debemos confundir la Ciencia o la técnica con «la
solució n» problemas humanos, en este caso, del aprendizaje.

La preparació n de los psicopedagogos tendrá como objetivo:

 «saber que está n incluidos, comprometidos en el terreno mismo de sus indagaciones, y


que al operar producen un impacto determinado>>
 poder descifrar y reconocer las estructuras y procesos actú antes en el aprendizaje, en
su promoció n y en sus alteraciones;
 aprender a incluirse instrumental y operativamente, es decir, en forma intencional, en
su campo de acció n, para colaborar en el esclarecimiento y en los procesos de cambio,
sean preventivos o terapéuticos.
 aprender a mantener disponible en todo momento, en la tarea, una actitud
investigadora: apertura para percibir los fenó menos. Poder ir má s allá de ellos, para
reconocer su estructura y diná mica, só lo discernible si se realiza una «puesta entre
paréntesis» de «lo obvio», «lo dado» y aparente, para internarse en una bú squeda del
sentido de los datos. Sentido que es siempre de alguna manera «construido» segú n
inferencias teó ricas, y que nunca recubre en forma total la complejidad de los
fenó menos, por lo cual deja puntos oscuros, vacio se interrogantes que a su vez
propulsan nuevas bú squedas.

De todo esto surge que para llevar a cabo esta actividad no se puede prescindir de estudios y
trabajos interdisciplinarios, ya que para atender a un objeto-sujeto tan complejo y de tan
mú ltiples facetas como es el ser humano que aprende hay que recurrir a muy diversas
disciplinas, aceptando que cada una de ellas contribuirá con una gama importante de
conocimientos, que por lo demá s nunca agotará n su objeto.

Esta exigencia de colaboració n encuentra dificultades en la practica, no só lo desde el campo


propiamente científico, los métodos y teorías explicativas diferentes, sino muchas veces por
factores personales. Entre ellos, el desconocimiento y la descalificació n recíprocos; los
malentendidos provenientes de interpretar significados propios de una ciencia, con criterios de

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otra; las rivalidades expresadas o implícitas por las zonas de competencia de cada ciencia; la
prescripció n del campo de una disciplina por los miembros de otra, debido al intento de
mantenerla subordinada, etc.

Así se producen verdaderos «islotes» de conocimiento, con escasas posibilidades de


intercomunicació n, y con frecuente disociació n de cada línea o escuela con respecto de las
otras.

Es en la medida que trabajemos en equipo, como podemos atenuar las desconfianzas mutuas y
favorecer el conocimiento de los aportes de otras ciencias.

La psicopedagogía clínica tampoco debe restringirse a la consulta privada que se hace dificıl o
inaccesible a muchos sectores; es importante incluir este servicio a nivel institucional: en obras
sociales, en instituciones sanitarias (hospitales, clínicas, centros de salud menta); en
instituciones educativas (escuelas comunes y especiales o centros de rehabilitació n,
dependencias del Ministerio de Educació n, programas de educacion a distancia).

Pero estaríamos realizando una acció n reducida, costosa y difícil, y a veces de resultados
insuficientes, si no ampliamos nuestro radio de intervenció n al campo preventivo:

 campañ as de difusió n comunitaria sobre el aprendizaje, sus bases emocionales y


psicogenéticas, la detecció n precoz de sus problemas, sus condiciones favorecedoras
 «educació n permanente dirigida a padres y a docentes participació n en planes de
preparació n curricular
 asesoramiento a directivos educacionales y a docentes
 intervenció n en «preparació n para el cambio de etapa educativa» en la escuela primaria
y en el secundario
 orientació n vocacional en todos los niveles educativos

Los instrumentos de la clínica

Los psicopedagogos son investigadores operativos, comprometidos en su indagació n, lo cual


implica no só lo considerarse «partes de su propio o de trabajo», sino por ello mismo, tomar su
personalidad como variable interviniente en los efectos clínicos que resultan.

Al hablar de «personalidad del psicopedagogo» no está n refiriéndonos a una abstracció n, sino a


la propia subjetividad:

 la historia personal, «grabada» en las disposiciones psiquiicas, en el cará cter y estilo de


vida
 los recuerdos, fantasías, ansiedades y temores, en cuanto impregnan las actividades
profesionales
 los propios «mitos»: la historia «heroica» o leyenda que cada cual escuchó sobre sí
mismo/a y su familia

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 las identificaciones con otros significativos que permanecen inconcientes para cada uno,
por medio de las cuales se fue construyendo la identidad, y que incidieron en la elecció n
profesional
 los propó sitos explícitos e inconcientes por los cuales se eligió ser psicopedagogo/a y se
sigue siéndolo.
 las fantasías, ansiedades y dificultades especificas que se movilizan al efectuar el
trabajo, particularmente clínico, en cuanto «resuena>> en los propios conflictos y los
pone en evidencia ante uno mismo
 la historia y las vicisitudes de la formació n psicopedagó gica: qué se aprendió , dó nde y
có mo; quiénes enseñ aron, qué vinculo y qué procesos de identificació n se estableció
con los maestros; dó nde se trabaja, con quiénes y haciendo qué tareas; qué se sabe
hacer, y qué se desconoce
 qué experiencias de aná lisis se han vivido, y qué se aprendió en ellas.

Lo que es como persona cada profesional, será el punto de partida clínico, la herramienta
inicial. Esto permitirá reconocer que en la relació n clínica entre consultantes y
psicopedagogo/a, cada cual “transfiere”, actualiza deseos inconcientes, repitiendo modelos del
pasado infantil, vividos tanto en el vínculo interpersonal como en cuanto a la tarea.

Ese interjuego transferencial-contratransferencial es una fuente de informació n para


comprender qué está ocurriendo « a otro nivel» en la escena inconciente donde se contacta con
la verdad subjetiva. Retomare este tema al referirme al proceso diagnó stico y al tratamiento.

El marco del método clínico será n las entrevistas operativas. Es decir, una situació n que
incluye a dos o má s participantes, en un espacio fisico apto para un encuentro que asegure la
contenció n de los consultantes en cuanto a privacidad y tranquilidad para exponer su
problemâ tica, con tiempo suficiente Y una frecuencia acorde con la tarea (diagnó stico,
tratamiento, orientació n a padres) que proponga consignas flexibles para favorecer el discurso
del paciente. El mismo será escuchado e interpretado por el/ la profesional desde la
perspectiva del aprendizaje, con intervenciones que tomen en cuenta la demanda del sujeto y
la puesta en circulació n de sus deseos de aprender.

El trabajo mediante entrevistas de tipo operativo tiende a tomar la situació n de consulta como
lugar para el planteamiento y la eventual resolució n de la problemá tica (en este caso, del
aprendizaje), con la participació n activa del sujeto consultante.

Las intervenciones, verbales y no verbales, no llevan la finalidad de “curar” compulsivamente


eliminando síntomas o solucionando la problemá tica planteada en consulta sino que procuran
descubrir su sentido en el sistema de relaciones intrapsíquicas y también intersubjetivas: en la
familia, en la institució n escolar, en el medio social, para ayudar a que los pacientes descubran
las ilusiones, distorsiones y obstá culos que padece su aprendizaje y se movilicen para elaborar
nuevos aprendizajes que les proporcionen un acceso má s operativo al mundo cultural y
simbó lico.

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La investigació n clínica operativa en diagnó stico y tratamiento, intenta sintetizar la aplicació n


de marcos referenciales teó ricos, formació n y sistema de valores de los psicopedagogos, con la
lectura del sentido del <<existente» ( aquí y ahora de la acció n psicopedagó gica), Desde ahí se
produce la formulació n de señ alamientos e interpretaciones dedicados a esclarecer al paciente
sus dificultades, la proposició n y planificació n de tareas que contribuyan a resolver los
obstá culos del aprendizaje, la modificació n del existente inicial y la aparició n de un emergente
que vuelve a confrontarse con los esquemas previos, Convirtiéndose en un nuevo existentes
que requieren ser trabajado.

Esta confluencia espacio-temporal se logra mediante la experiencia clínica misma, pero quien
está iniciá ndose tiende a separar la cronología de este proceso: recoge datos, informació n
sobre los pacientes; reflexiona sobre esos datos después de las entrevistas, para lo cual
consulta o supervisa con otros; elabora así una estrategia o plan de su acció n posterior luego
prueba sus hipó tesis y su estrategia en la actividad con los pacientes. Esto le ayuda a mantener
cierta distancia con el objeto de estudio, a la vez que le sostiene y acompañ a en su rol
psicopedagó gico para la resolució n de sus propios conflictos de aprendizaje y para la
elaboració n de su identidad profesional.

Al decir que el método clínico es también operativo, está apuntando a una tarea de aprendizaje
y de tratamiento de sus alteraciones, a un hacer tanto como a un pensar, un conocer y un
vivenciar(imaginarizar- revestir de afecto y significació n): para cada paciente es no solamente
expresar (por el lenguaje de diversos có digos: Corporal, lú dico, verbal, grá fico, etc.); también es
incorporar informació n (conocimientos) vivencial y significativa con respecto a sus problemas,
a distintas á reas culturales científicas y técnicas; desarrollar aptitudes y destrezas del
aprendizaje de técnicas en las á reas del saber y de la actividad humana); con incorporació n
por parte de los psicopedagogos de materiales pedagó gicos y variados recursos auxiliares cuyo
inventario haré má s adelante.

LO característico de la psicopedagogía clínica es realizar una tarea mediante la cual se ponen


en evidencia los obstá culos para el aprendizaje y se mueven los sistemas personales o grupales
que llevan a elaborar y en lo posible a resolver esos obstá culos.

La tarea estructura la relació n clínica, que no fomenta el desarrollo transferencial como ocurre
en un tratamiento psicoanalítico (transferencia hacia el terapeuta) sino que trabaja con la
transferencia y las dificultades hacia la misma tarea, y por ende, hacia el aprendizaje.

La tarea (lú dica, pedagó gica, dramá tica, dialogal) es el eje que organiza la clínica
psicopedagó gica y que ayuda a superar relaciones dualísticas sujeto-aprendizaje, sujeto-
psicopedagogo/a, Sujeto-familia, donde no se hace lugar a un tercero. Por lo tanto, donde no
puede ser discriminada la «falta», aquello de lo cual carece, lo que no puede o no tiene, lo que
no es, su incompletud y dependencia bá sica, para aceptar entonces ese «tercero ordenador»,
mediatizado por el conocimiento, la escuela y la cultura, y experimentado desde las primeras
relaciones familiares en el triá ngulo padre-madre-hijo.

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Vamos a reflexionar, para concluir, en la intencionalidad de la tarea clinica: qué se proponen


los psicopedagogos con su operació n:

 observan y atienden el aprendizaje individual o grupal:


 qué cualidades presenta, qué perturbaciones lo afecta: tanto en el á mbito
sistemá tico cognitivo como en las relaciones interpersonales (por ejemplo en el
rol de padre, en el de docentes o estudiantes, en tareas de interacció n grupal o
laboral, o en las conflictivas vocacionales-ocupacionales)
 para que los sujetos acompañ ados -orientados (pero no dirigidos)
 aprendan conocimientos, reconocimiento de situaciones, de vivencias personales
e interpersonales, decisiones, técnicas, de un modo operacional, instrumental,
«para la vida» y no simplemente «para cumplir un curriculum académico»
 Hagan un meta-aprendizaje, un «saber aprender», desarrollando la disposició n
para aprender, para seguir aprendiendo mas allá dela educació n sistemá tica y de
la asistencia psicopedagó gica clínica o preventiva

Bibliografía: Muller, Marina; Aprender para ser; Ed Bonum, Cap. 1

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