Está en la página 1de 33

LEY 26.

994/14 CODIGO CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACION


LIBRO TERCERO. DERECHOS PERSONALES
TITULO IV CONTRATOS EN PARTICULAR
CAPÍTULO 19. FRANQUICIA
Comentario de Francisco JUNYENT BAS y María Cecilia RODRÍGUEZ
LEGUIZAMÓN
Fuente: Código Civil y Comercial de la Nación. Dir: Graciela Medina, Julio
C. Rivera. Cord: Mariano Esper.
Editorial La Ley 2014.
Articulo 1512. Concepto.
Articulo 1513. Definiciones. A
Articulo 1514. Obligaciones del franquiciante.
Articulo 1515. Obligaciones del franquiciado.
Articulo 1516. Plazo.
Articulo 1517. Cláusulas de exclusividad.
Articulo 1518. Otras cláusulas.
Articulo 1519. Cláusulas nulas.
Articulo 1520. Responsabilidad.
Articulo 1521. Responsabilidad por defectos en el sistema.
Articulo 1522. Extinción del contrato.
Articulo 1523. Derecho de la competencia.
Articulo 1524. Casos comprendidos

Art. 1512. Concepto. Hay franquicia comercial cuando una parte,


denominada franquiciante, otorga a otra, llamada franquiciado, el derecho
a utilizar un sistema probado, destinado a comercializar determinados
bienes o servicios bajo el nombre comercial, emblema o la marca del
franquiciante, quien provee un conjunto de conocimientos técnicos y la
prestación continua de asistencia técnica o comercial, contra una
prestación directa o indirecta del franquiciado.
El franquiciante debe ser titular exclusivo del conjunto de los derechos
intelectuales, marcas, patentes, nombres comerciales, derechos de autor
y demás comprendidos en el sistema bajo franquicia; o, en su caso, tener
derecho a su utilización y transmisión al franquiciado en los términos del
contrato.
El franquiciante no puede tener participación accionaria de control directo
o indirecto en el negocio del franquiciado.
I. Relación con el Código Civil. Fuentes del nuevo texto
Proyecto de la Comisión 658/95 de Reforma al Código Civil 1998, art. 1392.
Cabe destacar que los mismos autores del Código, al exponer los fundamentos
del mismo, manifiestan que a los fines de regular el contrato de franquicia, se
tomó como base el Proyecto de 1998, introduciendo algunas modificaciones
que se consideraron necesarias para adaptarlo a las nuevas modalidades y
normativas existentes, y que las definiciones normativas han seguido el modelo
de Unidroit.
II. Comentario
1. Introducción
El contrato de franquicia ha tenido una amplia difusión en la práctica y ha sido
regulado por el anterior Proyecto de la Comisión 658/95 de Reforma al Código
Civil del año 1998.
El Derecho comparado, especialmente las leyes estaduales (es el caso, por
ejemplo, de la legislación de los estados de Kentucky, Nebrasca, Michigan,
Utah y Texas), en Estados Unidos de América y los reglamentos de la ex
Comunidad Económica Europea (CEE 4087/88, 556/89, y 2349/84, en lo
pertinente), son antecedentes de relevante importancia para el tratamiento
legislativo del tema.
Merece destacarse también la Ley Modelo sobre la divulgación de la
información en materia de franquicia de UNIDROIT (Roma, 2007) y una
propuesta de Anteproyecto de ley de contratos de distribución elaborada por la
Comisión de Codificación del Ministerio de Justicia de España en diciembre de
2005 y publicada en el Boletín número 2006 del Ministerio de Justicia en
febrero de 2006.
En primer lugar, previo a ingresar al análisis del contrato de franquicia, cabe
destacar la importancia de la regulación normativa que trae aparejada el nuevo
Código Unificado. En efecto, si bien este contrato gozaba de " tipicidad social"
por la fogosa utilización que tuvo a partir del año 1980 en nuestro país, era
imperiosa su legislación a los fines de despejar numerosas dudas que existían
en torno a su aplicación.
A partir del nuevo marco regulatorio, si bien algunas cuestiones quedaron poco
claras, son palmarias las ventajas de toda índole, que trae aparejada la
tipicidad legal que adquiere el contrato de franquicia.
Ahora bien, en la regulación particular del contrato se destaca la vinculación de
la franquicia con un sistema probado bajo un nombre comercial o marca del
franquiciante, que es el centro de la razón económica del contrato.
Siguiendo a la jurisprudencia argentina, parte de la doctrina nacional y el
derecho foráneo, se consagra la independencia de ambas partes y,
consecuentemente, la no transmisión al franquiciante de las obligaciones del
franquiciado ni la relación con sus dependientes; haciendo, sí, responsable al
franquiciante por los defectos o vicios del diseño del sistema.

2. Concepto y caracteres del contrato de franquicia


Corresponde ingresar al estudio del art. 1512, el cual se centra en brindar un
concepto que deja en claro el funcionamiento del contrato de franquicia.
En primer lugar, cabe advertir la importancia de utilizar un término que
corresponde a nuestra lengua castellana, "franquicia", ya que desde el
comienzo el contrato cuya regulación se estatuye era conocido en la lengua
inglesa como "franchising " , generando dudas en cuanto a su interpretación.
Desde esta óptica, el artículo referenciado establece que " Hay franquicia
comercial cuando una parte, denominada franquiciante, otorga a otra, llamada
franquiciado, el derecho a utilizar un sistema probado, destinado a
comercializar determinados bienes o servicios bajo el nombre comercial,
emblema o la marca del franquiciante, quien provee un conjunto de
conocimientos técnicos y la prestación continua de asistencia técnica o
comercial, contra una prestación directa o indirecta del franquiciado" .
A nuestro criterio, la norma aludida ofrece una definición descriptiva que
permite alcanzar una noción genérica de los principales aspectos vinculados
con el contrato de franquicia.
Sin embargo, vale la pena destacar la opinión de Molina Sandoval en tanto, al
estudiar la definición del nuevo Código, realiza las siguientes críticas:
1. Por un lado, entiende que la norma debería haber aludido a " designaciones"
y no a " nombre comercial" , ya que los términos " nombre comercial" o "
nombres de fábrica, comercio y agricultura" fueron reemplazados por el de
"designaciones" y se encuentran regulados en los arts. 27 y ss., de la ley
22.362.
2. Por otro lado, también considera que cuando la norma se refiere a "
emblema" genera la duda si pueden incorporarse otros signos distintivos del
negocio (signos, dibujos, monogramas, grabados, imágenes, etc.) y cuáles
serían los alcances que debe tener. En este sentido, el jurista mencionado
sostiene que la
alusión a emblema no es aconsejable y podría generar confusiones, ya que: (a)
si el emblema está registrado como marca es innecesaria la alusión a emblema
(ya que el concepto marca, incluye, en su interior, el mismo emblema); (b) si no
está registrado, la sola mención de " nombre comercial" (rectius : designación)
hubiera sido suficiente para englobar el concepto de emblema; (c) podría
entenderse que la franquicia podría girar bajo un emblema y no una enseña,
dibujo o algún otro elemento diferenciador.
3. Asimismo, considera que el art. 1512, en su primer párrafo alude a " nombre
comercial, emblema o la marca del franquiciante" cuando podría haber
mencionado "sobre los que tiene derecho" , ya que el segundo párrafo de dicho
artículo justamente reduce la exigencia de titularidad de dichos derechos,
pudiendo "tener derecho a su utilización y transmisión al franquiciado en los
términos del contrato" .
4. Por último, Molina Sandoval expresa que la norma alude a " prestación
directa o indirecta”, pero sin brindar los alcances de la noción (lo cual sería
conceptualmente razonable si se brindara tales alcances). En este sentido,
sostiene que en toda la regulación de la franquicia no se alude a la noción de "
prestación indirecta”, lo cual deja un amplio margen de especulación.
Más allá de las críticas que se puedan realizar a la definición brindada por el
art. 1512, es importante contar con la presente norma ya que conceptualiza un
contrato de gran utilización en nuestros días.
En esta inteligencia, Marzorati define al contrato de franquicia como " aquel
celebrado por escrito en el cual el otorgante ofrece individualmente a muchos
tomadores, que forman un sistema de distribución de su producción, vender o
distribuir bienes o prestar servicios en forma exclusiva, un sistema para
desarrollar un negocio, con lo cual crean una relación de asistencia del
otorgante con carácter permanente, bajo el control de éste, al amparo de una
marca, nombre comercial o enseña, propiedad del otorgante y de conformidad
con un método, sistema o plan preestablecido por éste contra el pago de un
canon y otras prestaciones adicionales" .
En esta línea, el autor citado expresa que la franquicia en sentido propio es en
realidad un método para duplicar un negocio exitoso, y en esto estriba la
diferencia con cualquier sistema de distribución. Sostiene que el negocio del
franquiciado no es vender el mismo producto acreditado o prestar igual servicio
que el franquiciante, sino venderlo del mismo modo independientemente para
emular su éxito.
Desde otro costado, también recuerda que otros doctrinarios lo consideran
como un tipo secundario de agrupación de empresas que crece " formando
enjambres" y para ello funda filiales que quedan integradas a una unidad más
vasta con una dirección económica unitaria.
Por otro lado, Heredia sostiene que la franquicia debe ser concebida como un
contrato marco que contiene la organización general de las relaciones entre
franquiciado y franquiciador y que es fuente de los contratos de aplicación
individual que a él le dan vida y movimiento.
De tal modo, entiende que existen dos tipos de franquicia, la de distribución en
el cual el franquiciado se limita a distribuir y comercializar productos fabricados
por el franquiciante con el signo distintivo de este último y bajo su control y
asistencia técnica, y por otro lado, el de servicio según el cual el franquiciado
fabrica la mercadería, limitándose el franquiciante a prestarle un servicio a título
de asistencia técnica, referido a la forma de comercialización de los productos
la cual se cumple bajo el control y con utilización de la marca o nombre
comercial del franquiciador.
Asimismo, el Instituto Internacional para la Unificación del Derecho Privado
(UNIDROIT), remarca que " Una operación de franquicia es una relación
contractual entre un franquiciante y un franquiciado en la cual el franquiciante
ofrece o es obligado a mantener un interés permanente en el negocio del
franquiciado en aspectos tales como el know - how y la asistencia técnica; el
franquiciado opera bajo un nombre comercial conocido, un método y/o un
procedimiento que pertenece o que es controlado por el franquiciante, y en el
cual el franquiciado ha hecho o hará una inversión sustancial en su propio
negocio con sus propios recursos" .
Con relación a los caracteres del contrato de franquicia, se puede decir que nos
encontramos ante un contrato que se caracteriza por ser consensual, bilateral,
oneroso, conmutativo, de tracto sucesivo, generalmente entre empresas, de
adhesión y con cláusulas generales predispuestas, intuitu personae , y que a
partir del nuevo Código, goza de tipicidad legal.

3. Autonomía
Es oportuno destacar como una característica fundamental en el contrato de
franquicia, la autonomía que rige en la vinculación contractual de ambas partes
(franquiciante y franquiciado).
En este sentido, Marzorati afirma que el franquiciado desempeña sus funciones
con autonomía, puesto que no hay una relación de dependencia jurídica. En
efecto, sostiene que la autonomía es un elemento tan esencial al contrato de
franquicia que su ausencia determina el encuadre de la relación en el derecho
laboral. Sin embargo, remarca que esta característica no significa negar la
subordinación técnica que existe en razón de la asistencia y entrenamiento que
presta el franquiciante al franquiciado, así como tampoco la facultad de control
que tiene aquél sobre éste.
Desde este punto de vista se entiende que cada una de las partes de la
relación, es jurídica y financieramente independiente de la otra.
La autonomía se pone de relieve en cuanto el franquiciado actúa a nombre y
por cuenta propia, es decir, que asume los riegos del negocio que establece,
sin que exista ningún vínculo de carácter laboral entre las partes, en tanto no
hay una relación de dependencia.

4. Colaboración
Desde otro costado, se advierte que también existe un fuerte grado de
colaboración entre las partes, ya que ambas, a través del contrato de
franquicia, obtienen diferentes ventajas.
En esta inteligencia, por un lado el franquiciante adquiere bocas de expendio
para la comercialización de sus productos con un alto grado de penetración en
el mercado, reduciendo el monto de sus propias inversiones y los riesgos en lo
atinente a su expansión. Por su parte, el franquiciado que muchas veces se ve
representado por un pequeño empresario, tiene a través del contrato de
franquicia, la posibilidad de " largarse" al comercio y al público, sin los riesgos
típicos que ello conlleva, ya que lo hace a través del uso de una marca que es
conocida por los consumidores.
En igual sentido, la Dra. Kemelmajer de Carllucci identifica las ventajas que
ambas partes obtienen a través del franchising , considerando que el
franquiciante mejora su penetración en el mercado, difunde su marca con el
esfuerzo del franquiciado, obtiene bocas de salida del producto sin arriesgar
capital propio, es decir que expande sus propios negocios eliminando los
riesgos de la comercialización, y por otro lado, el franquiciado desarrolla su
propio negocio en forma relativamente segura, pues lo hace sobre una marca
conocida y de acuerdo a un método ya experimentado.
Esta colaboración se manifiesta en la asistencia permanente que el
franquiciante debe brindar al franquiciado, a través de la información,
capacitación, instrucción, asistencia técnica e incluso a veces hasta financiera,
etc.
Como sostiene Lorenzetti la colaboración se enmarca en el interés común de
ambas partes por la continuación y el éxito del negocio, ya que aunque es un
contrato de cambio de prestaciones, ellas se obtienen fundamentalmente de la
conducta concurrente y complementaria de las partes.
En una palabra, la franquicia no puede funcionar sin una cooperación activa y
onerosa, sin la interacción de ambas partes.

5. Caracterización del franquiciante


El artículo que comentamos dispone que el franquiciante debe ser titular
exclusivo del conjunto de los derechos intelectuales, marcas, patentes,
nombres comerciales, derechos de autor y demás comprendidos en el sistema
bajo franquicia; o, en su caso, tener derecho a su utilización y transmisión al
franquiciado en los términos del contrato.
Esta característica en relación a la persona del franquiciante resulta
fundamental a los fines del desarrollo del contrato de franquicia, en tanto un
aspecto determinante lo constituye la adjudicación a favor del franquiciado de
la licencia para el uso de su marca.
Solo podrá transferir legalmente la marca y el know - how aquel que ostente su
titularidad. Cabe destacar que en las operaciones de franquicia la existencia de
una licencia de marca constituye un elemento esencial de este contrato.
En este orden de ideas, los Dres. Pita sostienen que la transmisión de
derechos que el franquiciante realiza al franquiciado para que éste pueda
comercializar los bienes y servicios objeto del contrato incluye, además el know
-how , la marca o licencia respectiva, lo cual implica que el otorgante es titular
exclusivo de tales derechos o tiene la facultad de trasmitirlos o utilizarlos por
algún título.
Por su parte, también se establece que el franquiciante no puede tener
participación accionaria de control directo o indirecto en el negocio del
franquiciado.
Con relación a esta cuestión la norma no tiene en cuenta que la noción de
control del art. 33 de la Ley de Sociedades Comerciales también incluye al
control externo de hecho, con lo cual una interpretación amplia podría llevarnos
a entender que el art. 1512 contempla tanto el control interno como el externo.
Sin embargo, Molina Sandoval critica esta prohibición al sostener que no existe
una clara justificación del sentido de la norma. En efecto, entiende que el
franquiciante podría optar por desarrollar una unidad de negocios propia bajo
un sistema de franquicia a través de una controlada y — una vez constatada
una adecuada evolución — ceder, no ya el fondo de comercio (con las claras
complicaciones que ello trae aparejado), sino directamente el paquete
accionario de control.
Por otro lado, el jurista citado manifiesta que tampoco ve fundamento (en la
medida en que no exista discriminación económica u otorgamiento de ventajas
a sus propias unidades) de que un grupo económico desarrolle sus actividades
mediante franquicias propias (mediante sus controladas) o ajenas (con terceros
franquiciados), sosteniendo que el mismo Código en su art. 1513, inc. b), al
explicar franquicia de desarrollo, permite que los negocios que lleve a cabo por
el llamado desarrollador " dependen o están controlados, en caso de que se
constituyan como sociedades, por el desarrollador" (sic). Vale decir: la propia
regulación proyectada no es clara cuando permite que el desarrollador pueda "
controlar" (en sentido societario) subfranquicias, pero —por otro lado— lo
prohíbe expresamente.

Art. 1513. Definiciones. A los fines de la interpretación del contrato se


entiende que:
a) franquicia mayorista es aquella en virtud de la cual el franquiciante
otorga a una persona física o jurídica un territorio o ámbito de
actuación nacional o regional o provincial con derecho de nombrar
subfranquiciados, el uso de sus marcas y sistema de franquicias
bajo contraprestaciones específicas;
b) franquicia de desarrollo es aquella en virtud de la cual el
franquiciante otorga a un franquiciado denominado desarrollador el
derecho a abrir múltiples negocios franquiciados bajo el sistema,
método y marca del franquiciante en una región o en el país
durante un término prolongado no menor a cinco años, y en el que
todos los locales o negocios que se abren dependen o están
controlados, en caso de que se constituyan como sociedades, por
el desarrollador, sin que éste tenga el derecho de ceder su posición
como tal o subfranquiciar, sin el consentimiento del franquiciante;
c) sistema de negocios: es el conjunto de conocimientos prácticos y
la experiencia acumulada por el franquiciante, no patentado, que ha
sido debidamente probado, secreto, sustancial y transmisible. Es
secreto cuando en su conjunto o la configuración de sus
componentes no es generalmente conocida o fácilmente accesible.
Es sustancial cuando la información que contiene es relevante para
la venta o prestación de servicios y permite al franquiciado prestar
sus servicios o vender los productos conforme con el sistema de
negocios. Es transmisible cuando su descripción es suficiente para
permitir al franquiciado desarrollar su negocio de conformidad a
las pautas creadas o desarrolladas por el franquiciante.
I. Comentario
La norma en comentario intenta describir diversos tipos de franquicia, sin
advertir que poco tiene que ver como criterio de distinción el carácter mayorista
o minorista del contrato con la modalidad operativa, sea de desarrollo o de
sistema de negocios.
En una palabra, el artículo conduce a una confusión del esquema de división
del contrato de franquicia.
En primer lugar, resulta indudable que la franquicia denominada mayorista es
aquella en donde el franquiciado tiene la exclusividad jurídica en todo un
territorio, sea regional o nacional, y consiguientemente también ostenta la
facultad de nombrar subfranquiciados con la finalidad de " replicar" el negocio o
si se quiere, construir un sistema de distribución bajo el uso de una marca
particular propia del franquiciante.
En esta inteligencia, Marzorati sostiene que existía la necesidad de precisar el
concepto de la franquicia minorista y la franquicia mayorista para evitar la
comercialización de sistemas que se dicen franquicias pero no lo son y
solucionar el problema de una interpretación laboral que establecía la
responsabilidad solidaria entre el franquiciante y el franquiciado, contrariando el
criterio de la Corte Suprema en el caso " Rodríguez c. Compañía
Embotelladora Argentina", donde resolvió que el franquiciante no estaba
alcanzado por la responsabilidad laboral que asumía el franquiciado en
atención a que no había subcontratación de la actividad sino autonomía entre
las partes de la relación contractual.
Ahora bien, aunque la norma no lo diga, la franquicia de desarrollo es también
mayorista por su propia característica en atención a que el franquiciado se
constituye en un " desarrollador" del sistema, método y marca del franquiciante
por un plazo no menor a cinco años, y en el que todos los locales o negocios
que se abran están controlados por el franquiciado, pese a lo cual éste no tiene
el derecho de ceder su posición como tal o subfranquiciar sin el consentimiento
del franquiciante.
En rigor, la norma contiene entre el primer y segundo párrafo una contradicción
patente pues en el caso de la franquicia mayorista simple, es decir, la
conceptualizada en el inc. a) el franquiciado tiene el derecho de designar
subfranquiciados y sin embargo en el caso del desarrollador previsto en el inc.
b), que constituye una tarea mucho más compleja, la designación de
subfranquiciados requiere del consentimiento del franquiciante, sin que se
advierta el motivo real de una diferencia que carece de sentido.
Por último, el inc. c) hace referencia a la franquicia cuyo aspecto fundamental
no es la distribución de determinados productos, pues el franquiciado es el que
adquiere o fabrica la mercadería sino que refiere a lo que nomina como
"sistema de negocio" es decir, el conjunto de conocimientos prácticos y la
experiencia acumulada por el franquiciante que ha sido debidamente probado,
secreto, sustancial y transmisible.
En esta línea, señala que es secreto cuando en su conjunto o en la
configuración de sus componentes, no es generalmente conocido o fácilmente
accesible.
A su vez, se señala que es sustancial cuando la información que contiene es
relevante para la venta o prestación de servicios y permite al franquiciado
prestar sus servicios o vender los productos conforme con el sistema de
negocios.
Por último, se expresa que es transmisible cuando su descripción es suficiente
para permitir al franquiciado desarrollar su negocio de conformidad a las pautas
creadas o desarrolladas por el franquiciante.
De tal modo, este último inciso lo que termina haciendo es redefiniendo las
notas típicas de la franquicia que justamente, pese a ser genéricamente un
sistema de distribución, no se confunde con ésta modalidad pues este contrato
está caracterizado por la transferencia de lo que se denomina sistema de
negocios, y que incluye una modalidad tan particular que se dice que es "
secreta" y "sustancial" en cuanto, tanto la configuración de sus componentes
como la información resultan imprescindibles para darles el perfil que en
definitiva se refleja en la marca o nombre comercial.
En una palabra el art. 1513 termina por completar el concepto general que se
ha formalizado en el art. 1512 o como lo dice Marzorati delimita la figura para
evitar la confusión con otro tipo de negocios similares.

Art. 1514. Obligaciones del franquiciante. Son obligaciones del


franquiciante:
a) proporcionar, con antelación a la firma del contrato, información
económica y financiera sobre la evolución de dos años de unidades
similares a la ofrecida en franquicia, que hayan operado un tiempo
suficiente, en el país o en el extranjero;
b) comunicar al franquiciado el conjunto de conocimientos técnicos, aun
cuando no estén patentados, derivados de la experiencia del
franquiciante y comprobados por éste como aptos para producir los
efectos del sistema franquiciado;
c) entregar al franquiciado un manual de operaciones con las
especificaciones útiles para desarrollar la actividad prevista en el
contrato;
d) proveer asistencia técnica para la mejor operatividad de la franquicia
durante la vigencia del contrato;
e) si la franquicia comprende la provisión de bienes o servicios a cargo
del franquiciante o de terceros designados por él, asegurar esa provisión
en cantidades adecuadas y a precios razonables, según usos y
costumbres comerciales locales o internacionales;
f) defender y proteger el uso por el franquiciado, en las condiciones del
contrato, de los derechos referidos en el artículo 1512, sin perjuicio de
que:
i) en las franquicias internacionales esa defensa está contractualmente a
cargo del franquiciado, a cuyo efecto debe ser especialmente apoderado
sin perjuicio de la obligación del franquiciante de poner a disposición del
franquiciado, en tiempo propio, la documentación y demás elementos
necesarios para ese cometido;
ii) en cualquier caso, el franquiciado está facultado para intervenir como
interesado coadyuvante, en defensa de tales derechos, en las instancias
administrativas o judiciales correspondientes, por las vías admitidas por
la ley procesal, y en la medida que ésta lo permita.
I. Relación con el Código Civil. Fuentes del nuevo texto
Proyecto de la Comisión 658/95 de Reforma al Código Civil 1998, art. 1393.
II. Comentario
Los arts. 1514 y 1515 estipulan las obligaciones que tienen cada una de las
partes en el contrato de franquicia, en función de encontrarnos ante un contrato
que se caracteriza por ser bilateral y conmutativo.
En ese sentido, la norma regula un mínimo de obligaciones que perfectamente
podrán ser ampliadas en atención al ejercicio de la autonomía de la voluntad de
las partes en cada caso concreto.

1. Deber de información
En esta inteligencia, el primer inciso del artículo que comentamos establece la
obligación que tiene el franquiciante de proporcionar, con antelación a la firma
del contrato, información económica y financiera sobre la evolución de dos
años de unidades similares a la ofrecida en franquicia, que hayan operado un
tiempo suficiente, en el país o en el extranjero.
En este sentido, se plasma el deber de información que rige a favor de ambas
partes, en tanto que desde la óptica del franquiciante, éste deberá brindar toda
la información económica y financiera relativa al producto que se
comercializará a través de una franquicia, con el fin de que el franquiciado
cuente con los elementos necesarios para poder decidir si lleva o no a cabo el
negocio propuesto, conociendo la evolución que en un período de dos años, ha
tenido una unidad similar a la que se pretende comercializar.
Destaca Molina Sandoval que el franquiciante está tan obligado a garantizar el
derecho de información que se deriva del art. 4º de la ley de defensa del
consumidor, como el franquiciado mismo, en tanto deberá proveer a este último
de toda la información relevante, necesaria, útil, esencial e indispensable
vinculada con los productos que comercialice o con aquellos que sean
elaborados por el franquiciado según el plan cedido por el franquiciante,
suministrando todos los elementos informativos que garanticen un adecuado
cumplimiento del deber de informar que tiene el franquiciado frente a los
consumidores.

2. Transferencia del know-how


Por otro lado, el inc. b) regula uno de los aspectos más importantes en el
contrato de franquicia, en tanto establece que él franquiciante deberá
comunicar al franquiciado el conjunto de conocimientos técnicos, aun cuando
no estén patentados, derivados de la experiencia del franquiciante y
comprobados por éste como aptos para producir los efectos del sistema
franquiciado.
En este sentido, la norma hace referencia al suministro a favor del franquiciado
del Know- how del empresario, así como las técnicas y los sistemas para
operar en el mercado.
En este orden de ideas, vale la pena destacar que la Regulación de la
Comisión Europea (CEE) Nº 4087/88 en el art. 1º, aparts. f, g, h, i, estipula que
know- how significa un cuerpo de conocimientos prácticos no patentados,
resultantes de la experiencia y probados por el franquiciante, que son secretos,
sustanciales e identificados.
Secreto, significa que el know - how , como un conjunto o en su configuración
precisa y armado de sus elementos no es generalmente conocido o fácilmente
accesible, y no está limitado en un sentido estricto de que cada componente
individual del know - how debe ser totalmente desconocido o no obtenible fuera
del negocio del franquiciante.
Sustancial, significa que el know - how incluye información que es importante
para la venta de mercaderías o para el suministro de servicios a consumidores
finales y en particular para la presentación de mercaderías para la venta, el
procesamiento de mercaderías en relación con el suministro de servicios,
métodos de tratar a los clientes y gerenciamiento financiero o administrativo.
Por último, identificado significa que el know - how debe estar descripto de una
manera suficientemente comprensiva como para hacer posible verificar que
cumple con los criterios de secreto y de confidencialidad.
Por otro lado, ha sido definido por Marzorati como la habilidad técnica o el
conocimiento especializado en un campo determinado de los negocios, un
conocimiento práctico de cómo lograr un objetivo específico, y en general, todo
conocimiento técnico que es secreto, de uso restringido y confidencial. Desde
esta perspectiva destaca que debe ser práctico y probado, original, específico,
en desarrollo constante y fácilmente transmisible.
En este orden de ideas, el franquiciante tendrá la obligación de transmitir al
franquiciado todos los componentes esenciales de la empresa, las técnicas
utilizadas, los métodos de trabajo y en particular los conocimientos adquiridos a
través de su experiencia.
En efecto, Marzorati habla de la obligación de entrenar al franquiciado para la
conducción del negocio y la organización del trabajo, destacando que lo que
permite la uniformidad en el producto o en la prestación del servicio es el
entrenamiento y la asistencia técnica o simplemente el " saber cómo" para
llegar al mismo resultado.
Desde otro costado, Lorenzetti sostiene que know - how se trata de un
conocimiento práctico, probadamente exitoso y reproducible. En este sentido,
expresa que como conocimiento debe ser original, de modo que una de las
partes esté dispuesta a pagar por su utilización. Este elemento hace que el
procedimiento sea confidencial, y justifique una cláusula de secreto durante el
contrato y con posterioridad a su extinción. Por otro lado, también considera
que debe ser práctico en el sentido de que no es un conocimiento teórico como
ocurre con la ciencia básica, sino aplicable y comercializable. Y por último,
probadamente exitoso, en tanto se exige que exista una experiencia previa,
generalmente realizada por el dador de la franquicia, y que le haya dado un
éxito comercial que otros quieren seguir o utilizar en provecho propio.
En suma, Kemelmajer de Carlucci destaca que los medio a suministrar
comprenden el enginering (estudio previo a la creación y transformación del
negocio y todo lo vinculado a la faz arquitectónica vinculada a la puesta a punto
de las instalaciones) y el marketing (o sea, la provisión de las técnicas y
métodos de comercialización conocidas después de estudios realizados en el
mercado).

3. Manual de operaciones - Instrucciones


Continuando con las obligaciones que tiene el franquiciante, el inc. c) establece
que deberá entregar al franquiciado un manual de operaciones con las
especificaciones útiles para desarrollar la actividad prevista en el contrato.
Desde esta perspectiva el inciso refleja la colaboración permanente que debe
existir entre las partes, debiendo el franquciante proporcionar todos los
elementos que sean necesarias para alcanzar el éxito del negocio propuesto.
En efecto, Martorell sostiene que el franquiciante deberá proporcionarle
especificaciones acerca de: la forma de relacionarse con terceros, todo lo
referido a publicidad y promoción institucional del negocio y del local, el diseño,
la construcción y el equipamiento del local o locales en los que habrá de
desarrollarse la franquicia para que se decoren de modo uniforme con los
demás integrantes de la cadena, las pautas contables mediante las cuales se
deberá llevar los libros y satisfacer auditorías y controles, los cursos de
capacitación del personal, las pautas a que se deberá ajustar el aseguramiento
de los bienes aplicados al cumplimiento de la franquicia o a la atención al
público, etc.
En este orden de ideas, Salcedo y Pascolo destacan que el objeto de los
manuales de franquicia es transferir todo el know - how adquirido por la
empresa a lo largo de su trayectoria en el rubro, para que dicho beneficio con el
tiempo pueda ser aprovechado por la red de franquiciados, y a través de un
esfuerzo compartido y sinérgico, éstos puedan disfrutar de un negocio exitoso.
Desde esta perspectiva, los autores citados resaltan que la clara descripción de
cada proceso desde la apertura de un local hasta cada paso de interacción con
el cliente o con el franquiciante (aguas arriba), son deberes de los manuales de
franquicia, ya que en ellos deben estar reflejados todos aquellos ítems que
luego se controlarán, caso contrario, será muy difícil auditar y por sobre todo,
corregir aquellas cosas que la empresa ni siquiera reglamentó.
En esta inteligencia, los manuales otorgados al franquiciado, permitirán a éste
conocer la empresa con la que contratará, así como el funcionamiento del
negocio que llevará a cabo, de manera tal que pueda desarrollar la actividad de
acuerdo a las especificaciones estipuladas por el franquiciante.

4. Capacitación técnica
Por otro lado, el inc. d) estipula que el franquiciante deberá proveer asistencia
técnica para la mejor operatividad de la franquicia durante la vigencia del
contrato.
Desde esta perspectiva, la norma prevé la capacitación técnica del franquiciado
y sus empleados. Así su deber no solo se limita a entregar un simple manual
de instrucciones sino que también deberá entrenarlo, enseñándole a utilizar el
sistema y explicando el funcionamiento y operatividad del negocio. En efecto,
deberá transmitirle todos los conocimientos necesarios vinculados al
franquiciante, a sus productos, al negocio, a su funcionamiento, a las ventas, a
la experiencia adquirida, en una palabra, debe existir una capacitación
permanente, con un adecuado seguimiento.
En este sentido, Marzorati entiende que la obligación de asistencia que presta
el franquiciante al franquiciado es amplia, puesto que se da también tanto en
aspectos económicos como financieros, ya que entiende que en muchos casos
asiste para la elección del lugar de explotación de la franquicia y le puede
prestar hasta apoyo financiero para la compra del local o hacer que le sea
prestado por un tercero.

5. Provisión de mercadería
Desde otro costado, el inc. e) estipula que si la franquicia comprende la
provisión de bienes o servicios a cargo del franquiciante o de terceros
designados por él, se deberá asegurar esa provisión en cantidades adecuadas
y a precios razonables, según usos y costumbres comerciales locales o
internacionales.
En este orden de ideas, se pone de manifiesto una vez más a lo largo del
contrato de franquicia, la colaboración permanente que debe primar entre las
partes, y el deber de actuar con buena fe. En efecto, si el contrato dispone la
provisión de mercadería, ya sea porque son insumos para la fabricación de
productos o mercadería exclusiva para la venta, el franquiciante deberá
asegurar tal provisión.

6. Licencia de uso de la marca


Por último, el inc. f) del art. 1514, estatuye como obligación del franquiciante el
deber que tiene de defender y proteger el uso por el franquiciado de los
derechos referidos en el art. 1512.
En efecto, el inciso hace referencia a la licencia que se otorga a favor del
franquiciado para que éste utilice los nombres, marcas, emblemas, colores,
propios o distintivos de la franquicia comercial contratada.
Cuando se remite al art. 1512 se alude a los derechos intelectuales, marcas,
patentes, nombres comerciales, derechos de autor y demás que tiene el
franquiciante y que en razón de una licencia específica podrán ser utilizados
por el franquiciado.
Desde esta perspectiva, el uso de la marca del franquiciante por parte del
franquiciado, será clave en el éxito del negocio, ya que los consumidores son
atraídos no por la persona física del franquiciado sino por la notoriedad de la
marca, en razón del prestigio que está tiene entre la clientela.
Por otro lado, el inc. f) también estipula que en el caso de tratarse de
franquicias internacionales, la protección de tales derechos estará
contractualmente a cargo del franquiciado, para lo cual el franquiciante deberá
autorizarlo debidamente, a través de la documentación pertinente que pondrá a
su disposición.
Por último, se refiere a la legitimación procesal que tendrá el franquiciado para
intervenir en cualquier pleito, ya sea de carácter judicial o administrativo, en
orden a la defensa de los derechos referenciados supra.

Art. 1515. Obligaciones del franquiciado. Son obligaciones mínimas del


franquiciado:
a) desarrollar efectivamente la actividad comprendida en la franquicia,
cumplir las especificaciones del manual de operaciones y las que el
franquiciante le comunique en cumplimiento de su deber de asistencia
técnica;
b) proporcionar las informaciones que razonablemente requiera el
franquiciante para el conocimiento del desarrollo de la actividad y facilitar
las inspecciones que se hayan pactado o que sean adecuadas al objeto
de la franquicia;
c) abstenerse de actos que puedan poner en riesgo la identificación o el
prestigio del sistema de franquicia que integra o de los derechos
mencionados en el artículo 1512, segundo párrafo, y cooperar, en su
caso, en la protección de esos derechos;
d) mantener la confidencialidad de la información reservada que integra
el conjunto de conocimientos técnicos transmitidos y asegurar esa
confidencialidad respecto de las personas, dependientes o no, a las que
deban comunicarse para el desarrollo de las actividades. Esta obligación
subsiste después de la expiración del contrato;
e) cumplir con las contraprestaciones comprometidas, entre las que
pueden pactarse contribuciones para el desarrollo del mercado o de las
tecnologías vinculadas a la franquicia.
I. Relación con el Código Civil. Fuentes del nuevo texto
Proyecto de la Comisión 658/95 de Reforma al Código Civil 1998, art. 1394.

II. Comentario
Se establecen en el art. 1515 las obligaciones mínimas que tiene el
franquiciado, que por lo general responden en forma correlativa a las que tiene
el franquiciante.

1. Actuación del franquiciado. Colaboración


En primer lugar, el inc. a) establece que el franquiciado debe desarrollar
efectivamente la actividad comprendida en la franquicia, cumplir las
especificaciones del manual de operaciones y las que el franquiciante le
comunique en cumplimiento de su deber de asistencia técnica.
En este orden de ideas, hemos dicho que el franquiciante deberá capacitar al
franquiciado, impartiendo una serie de instrucciones en orden al
funcionamiento del sistema, así como un manual de operaciones que
constituyan una permanente formación técnica.
En este sentido, el franquiciado deberá hacer efectiva la explotación de la
franquicia y, en orden a la colaboración que debe primar en este tipo de
contratos, deberá ajustar su actividad y funcionamiento a las instrucciones
impartidas por la otra parte.
En efecto, debe cumplir con las especificaciones estipuladas, y desde esta
perspectiva, Lorenzetti afirma que la red de franquicia requiere un
comportamiento de colaboración en el funcionamiento de la misma, que se
traduce en el cumplimiento de directivas que pretenden lograr un
comportamiento homogéneo por parte de los integrantes de la red.
En este orden de ideas, Farina sostiene que el franquiciado deberá cumplir con
las directivas impartidas por el franquiciante en todo cuanto se refiera al tipo y
presentación del establecimiento, su equipamiento, calidad de los productos,
etc., y también en lo referente al personal y a su formación.

2. Deber de informar e inspecciones


Por otro lado, según el inc. b) el franquiciado deberá proporcionar las
informaciones que razonablemente requiera el franquiciante para el
conocimiento del desarrollo de la actividad y facilitar las inspecciones que se
hayan pactado o que sean adecuadas al objeto de la franquicia.
Debemos tener en cuenta, que el deber de informar, es correlativo al que tiene
el franquiciante, en orden a lo dispuesto en el inc. a) del art. 1514, en tanto el
franquiciado debe informar periódicamente a la otra parte, los movimientos
financieros y la gestión que lleva a cabo, suministrando los datos relacionados
al desarrollo de su negocio, de manera tal que el franquiciante puede tener
conocimiento completo y cierto de los resultados económicos, y de esta forma
ejercer el control que corresponde.
En este sentido, el franquiciado debe brindar información correcta de la gestión
que está llevando a cabo, de las ganancias obtenidas, y de todos los datos que
resulten significativos referidos al desarrollo del negocio.
Asimismo, el franquiciado deberá facilitar las inspecciones por parte del
franquiciante, y este deber se refleja en la facultad de control que le asiste a
este último. En una palabra, debe seguir las instrucciones otorgadas por el
franquiciante referidas a la administración, producción y comercialización de los
productos.

3. Protección de los derechos del franquiciado


El inc. c) establece otra de las obligaciones que tiene el franquiciado, en tanto
dispone que deberá abstenerse de llevar a cabo, actos que puedan poner en
riesgo la identificación o el prestigio del sistema de franquicia que integra o de
los derechos mencionados en el art. 1512, segundo párrafo y cooperar, en su
caso, en la protección de esos derechos.
Se advierte que la norma pretende proteger ciertos derechos del franquiciante
que a través del contrato de franquicia, pueden quedar expuestos a una posible
violación por el franquiciado.
En este sentido, los derechos intelectuales, marcas, patentes, nombres
comerciales, derechos de autor, que bien pueden no estar registrados,
requieren de una norma específica que los proteja e impida su vulneración.
Este inciso se relaciona íntimamente con el que sigue, ya que la
confidencialidad y la protección de los derechos intelectuales se encuentran
vinculadas.

4. Deber de confidencialidad
Por su parte, el inc. d) estipula que el franquiciado deberá mantener la
confidencialidad de la información reservada que integra el conjunto de
conocimientos técnicos transmitidos y asegurar esa confidencialidad respecto
de las personas, dependientes o no, a las que deban comunicarse para el
desarrollo de las actividades, subsistiendo dicha obligación incluso después de
la expiración del contrato.
Esta obligación hace a la esencia del contrato de franquicia, en tanto dispone
que deberá guardar secreto acerca de los conocimientos adquiridos en función
del contrato celebrado, así como de los sistemas que utiliza la empresa, el
know-how transmitido por el franquiciante, subsistiendo esta obligación de
reserva, aún después de concluido el contrato de franquicia que vincula a las
partes.
En esta inteligencia, Martorell considera que el franquiciado debe guardar la
debida reserva (secreto), preservando el know - how , y toda la información
suministrada por el franquiciante acerca de los sistemas y mecanismos
operacionales de la franquicia.
Por su parte, Marzorati sostiene que la confidencialidad constituye un elemento
alternativo que generalmente está presente en el contrato de franquicia, en
donde existe una obligación de reserva o secreto, puesto que el franquiciado
tendrá acceso a la información confidencial del franquiciante en lo que hace a
la administración empresaria y prácticas operacionales que hayan sido
desarrolladas por éste y que no pueden ser reveladas a terceros, aun por un
plazo razonable posterior a la conclusión del contrato.
En efecto, a través de la franquicia las partes se deben mutua colaboración, de
manera tal que si el franquiciante, por un lado, trasmite a la otra parte aquellos
conocimientos, sistemas, prácticas y experiencia adquirida en su negocio, a
grandes rasgos el know-how, es correlativo el deber del franquiciado de
guardar secreto de todo este cúmulo de conocimientos confiados, a los fines de
obtener el éxito su franquicia.

5. Pago del precio


Por último, el inc. e) establece el deber de cumplir con las contraprestaciones
comprometidas, entre las que pueden pactarse contribuciones para el
desarrollo del mercado o de las tecnologías vinculadas a la franquicia.
En efecto, el contrato de franquicia no se caracteriza por ser gratuito, sino
como bien dijimos al exponer los caracteres es un contrato oneroso, con lo cual
cada una de las partes tiene contraprestaciones en razón de las ventajas que el
contrato les confiere.
Cabe destacar que el modo mediante el cual se retribuirán las prestaciones
contractuales será determinado en el mismo contrato, de común acuerdo entre
las partes, ya que prima la autonomía de su voluntad.
De este modo, el franquiciado tendrá derecho a conocer y a utilizar el know -
how de la empresa, así como una licencia de uso de la marca del franquiciante
y recibirá capacitación, pero todo ello será a cambio de una determinada
retribución que en la mayoría de los casos, se pagará tanto al inicio del vínculo
contractual como a lo largo de su desarrollo.
En efecto, se suele pactar una suma fija al inicio de la relación contractual y por
lo general, también se estipula que se pague una renta periódica (regalía),
durante el tiempo que dure el contrato de franquicia, que puede ser variable en
atención a los réditos económicos que obtenga el franquiciado a lo largo del
desarrollo del negocio, es decir que podrá ser variable en orden a las
ganancias obtenidas.
En igual orden de ideas, Lorenzetti destaca que el pago del precio puede
presentarse a través de diversos aspectos, por un lado, como un canon
periódico que consiste en una contraprestación por el uso de la marca, del
know - how , la asistencia técnica y todo el complejo de productos y servicios
que involucra la prestación principal que asume el dador, y, por el otro, como
una inversión inicial como requisito para la instalación del negocio y barrera de
entrada al sistema de franquicias.

Art. 1516. Plazo. Es aplicable el artículo 1506, primer párrafo. Sin


embargo, un plazo inferior puede ser pactado si se corresponde con
situaciones especiales como ferias o congresos, actividades
desarrolladas dentro de predios o emprendimientos que tienen prevista
una duración inferior, o similares. Al vencimiento del plazo, el contrato se
entiende prorrogado tácitamente por plazos sucesivos de un año,
excepto expresa denuncia de una de las partes antes de cada
vencimiento con treinta días de antelación. A la segunda renovación, se
transforma en contrato por tiempo indeterminado.
I. Relación con el Código Civil. Fuentes del nuevo texto
Proyecto de la Comisión 658/1995 de Reforma al Código Civil 1998, art. 1395.
II. Comentario
1. El plazo mínimo de duración del contrato
A los fines de regular el plazo de duración del contrato de franquicia, el artículo
que comentamos (1516) nos remite al primer párrafo del art. 1506 que regula el
plazo para los contratos de concesión.
En efecto, se estipula lo siguiente: Art. 1506: " El plazo del contrato de
concesión no puede ser inferior a cuatro (4) años. Pactado un plazo menor o si
el tiempo es indeterminado, se entiende convenido por cuatro (4) años”.
En este orden de ideas, se advierte que la norma ha otorgado un plazo mínimo
de duración para las franquicias en cuatro años, definiendo el término que
corresponde aplicar para este tipo de contratos.
Intentando armonizar las normas del Código Unificado, e integrando la
franquicia en orden a las características que presentan los contratos de
distribución, cabe señalar que estamos ante relaciones que tienden a perdurar
en el tiempo.
En efecto, al comentar tanto agencia, como concesión y franquicia, hemos
dicho que al ser contratos de distribución, se crea entre las partes un vínculo de
duración, en atención a que no es un contrato que se celebra para llevar a cabo
actos aislados, sino que se caracteriza por ser una relación estable y duradera.
A ello se suma que el contrato de franquicia importa grandes inversiones de
capital, que requieren de un tiempo considerable para poder sufragar tales
gastos al comenzar la explotación del negocio.
Por todo ello, sostenemos que el plazo mínimo de cuatro años para la duración
del contrato resulta adecuado, y que sólo resultaría excepcionado en aquellos
casos de ferias o congresos y actividades desarrolladas dentro de predios o
emprendimientos que prevean una duración inferior o similar.

2. Contrato por tiempo indeterminado


Por otra parte, el artículo que comentamos dispone que, vencido el plazo, el
contrato se entenderá prorrogado tácitamente por plazos sucesivos a un año,
excepto expresa denuncia de una de las partes antes de cada vencimiento con
treinta días de antelación, transformándose a la segunda renovación en un
contrato por tiempo indeterminado.
Es otras palabras, aquellos contratos en los cuales se hubiera previsto un plazo
específico de duración, si al vencer dicho término, ninguna de las partes
denuncia tal circunstancia, en el plazo de treinta días previo al vencimiento, el
contrato se entenderá prorrogado tácitamente por un año.
Cabe tener en cuenta, que e n la franquicia se ha seguido un criterio diferente
al utilizado por el legislador al regular, en lo referente al plazo, los contratos de
agencia (art. 1491) y concesión (art. 1506), ya que en estos casos, la
continuación de la relación contractual luego de vencido el plazo de duración,
los transformaba directamente en contratos por tiempo indeterminado.
Sin embargo, en los supuestos de franquicia, sólo se transformará en un
contrato por tiempo indeterminado, recién a la segunda renovación.

Art. 1517. Cláusulas de exclusividad. Las franquicias son exclusivas para


ambas partes. El franquiciante no puede autorizar otra unidad de
franquicia en el mismo territorio, excepto con el consentimiento del
franquiciado. El franquiciado debe desempeñarse en los locales
indicados, dentro del territorio concedido o, en su defecto, en su zona de
influencia, y no puede operar por sí o por interpósita persona unidades
de franquicia o actividades que sean competitivas.
Las partes pueden limitar o excluir la exclusividad.
I. Relación con el Código Civil. Fuentes del nuevo texto
Proyecto de la Comisión 658/95 de Reforma al Código Civil 1998, art. 1396 .
II. Comentario
Como ya explicamos al comentar los arts. 1480 y 1503 referidos a la
exclusividad en los contratos de agencia y concesión, cabe repetir que la
exclusividad es una característica típica en estos contratos de distribución.
Sin embargo, debemos resaltar que a partir de la regulación otorgada se
advierte que en principio rige lo convenido por las partes, en tanto el artículo
que comentamos en la última oración expresa que " las partes pueden limitar o
excluir la exclusividad", con lo cual, la autonomía de la voluntad de las partes
será la premisa fundamental a tener en cuenta.
Ahora bien, en ausencia de una disposición contraria plasmada en forma
específica en el contrato de franquicia que la limite o excluya, la exclusividad se
alza como un elemento fundamental de este tipo de contratos de distribución.
De la lectura de artículo en cuestión, se advierte que la norma señala una "
exclusividad para ambas partes”, destacando que no sólo el franquiciante no
podrá autorizar otra unidad de franquicia en el mismo territorio, sino que
tampoco el franquiciado podrá desempeñarse fuera de los locales indicados,
del territorio concedido o de su zona de influencia, sin poder operar por sí o por
interpósita persona unidades de franquicia o actividades que sean
competitivas. Se advierte entonces, que la limitación juega en igual sentido
para ambas partes.
En este orden de ideas, la franquicia a favor del franquiciado será exclusiva,
sólo él podrá comercializar los productos o la mercadería bajo la marca del
franquiciante en el lugar asignado para el desarrollo del negocio. Por su parte,
de manera correlativa el franquiciado tendrá prohibido operar fuera de dicha
área asignada.
En este sentido, Marzoratti sostiene que en los contratos de franquicia se
establece una zona de actuación a favor del franquiciado, en la que éste
desarrolla su negocio, en una ubicación específica cuya determinación puede
ocasionar el éxito de la operación de franquicia.
En definitiva, y en este aspecto, el nuevo Código Civil y Comercial establece
que si las partes no se refieren a la exclusividad, ésta será obligatoria para
ambas partes, constituyendo un elemento natural de dicho contrato. En otras
palabras, la franquicia es exclusiva tanto para el franquiciante, como para el
franquiciado, salvo pacto en contrario que la limite o excluya.
Desde otra perspectiva, los autores Enrique y Juan Pita entienden que el
incumplimiento del pacto de exclusividad genera la responsabilidad contractual
de quien lo infringe, y ellos destacan que en la economía y estructura de la
relación de franquicia, debe ser reputado un incumplimiento grave y esencial de
allí que se legitima a demandar la resolución del contrato.
Por último, el art. 1517 también establece que el franquiciado no podrá operar
por sí o por interpósita persona con unidades de franquicia (mercadería,
productos) o desarrollando actividades (prestando servicios) que sean
competitivas a la dispuesta con el franquiciante.
En efecto, vemos que se resguarda la colaboración y buena fe que debe existir
entre las partes, evitando entre ella prácticas desleales e impidiendo que
operen en forma competitiva.
III. Jurisprudencia
En el fallo que se cita a continuación se resolvió un contrato de franquicia en
orden a que el franquiciante autorizó la instalación de otro local dentro de la
que, según contrato suscripto, constituía área geográfica exclusiva del
franquiciado.
En este orden de ideas, el tribunal condenó al principal al pago del lucro
cesante devengado desde la instalación del nuevo local y hasta el vencimiento
del plazo de duración del contrato (CNCom., sala B, 30/6/2003, LA LEY, 2003-
F, 624).

Art. 1518. Otras cláusulas. Excepto pacto en contrario:


a) el franquiciado no puede ceder su posición contractual ni los derechos
que emergen del contrato mientras está vigente, excepto los de contenido
dinerario.
Esta disposición no se aplica en los contratos de franquicia mayorista
destinados a que el franquiciado otorgue a su vez subfranquicias, a esos
efectos. En tales supuestos, debe contar con la autorización previa del
franquiciante para otorgar subfranquicias en las condiciones que pacten
entre el franquiciante y el franquiciado principal;
b) el franquiciante no puede comercializar directamente con los terceros,
mercaderías o servicios comprendidos en la franquicia dentro del
territorio o zona de influencia del franquiciado;
c) el derecho a la clientela corresponde al franquiciante. El franquiciado
no puede mudar la ubicación de sus locales de atención o fabricación.
I. Relación con el Código Civil. Fuentes del nuevo texto
Proyecto de la Comisión 658/95 de Reforma al Código Civil 1998, art. 1397.
II. Comentario
La norma en estudio establece ciertas cláusulas que son de uso generalizado
en los contratos de franquicia.
Sin embargo, el artículo comienza con la expresión " excepto pacto en
contrario", con lo cual una vez más se advierte la primacía de la autonomía de
la voluntad de las partes. En este orden de ideas, las disposiciones
mencionadas sólo tendrán efecto y validez en la medida en que las partes no
hayan estipulado lo contrario en el contrato.

1. Prohibición de ceder la franquicia


En primer lugar, cabe referirse a lo dispuesto en el inc. a), mediante el cual se
prohíbe al franquiciado ceder su posición contractual y los derechos que
emergen del contrato mientras está vigente, excepto los de contenido dinerario.

1.1. Contratos intuitu personae

Desde este punto de vista se advierte que esta prohibición tiene cierta
vinculación con uno de los caracteres típicos del contrato de franquicia. En
efecto, hemos dicho que nos encontramos ante un contrato que es intuitu
personae, por lo tanto es común y habitual que los franquiciantes se reserven
el derecho de negar la transferencia de la franquicia.
En este sentido, debemos tener en cuenta que el franquiciante ha otorgado una
licencia de uso de su propia marca, la cual está registrada a su nombre, e
incluso le ha trasmitido a su franquiciado todos los conocimientos, técnicas y
métodos que hacen a su negocio, en una palabra ha dado a conocer su know-
how, por lo que entendemos que frente a la magnitud de los derechos
intelectuales transmitidos, la cesión de los mismos resulta una facultad que
compete al franquiciante.
Sin embargo, una solución diferente se podría dar en los supuestos de muerte
del franquiciado, en razón de que más allá de la calidad específica de su
persona, muchas veces el prestigio que se tuvo en cuenta para contratar esta
dado por la empresa de la cual forma parte, con lo cual se podría admitir que el
contrato de franquicia continúe en cabeza de los herederos.
Desde esta perspectiva, Marzorati sostiene que el franquiciante no podría
negarse en forma irrazonable a que los herederos continúen con la explotación,
salvo que mediare una causa suficiente y grave o en su defecto un
resarcimiento.
Desde otro costado, y volviendo a la prohibición dispuesta en el inc. a),
Martorell estatuye como una obligación del franquiciado: " no ceder su
franquicia, conceder sub- franquicias ni transferir a terceros el o los locales
afectados al desarrollo de aquélla sin conocimiento o aprobación expresa del
franquiciante, si así se hubiese convenido" .

1.2. Franquicias mayoristas


Por otro lado, el inc. a) deja a salvo, los supuestos de las franquicias
mayoristas, estableciendo que dicha disposición no se aplica en tales casos.
En este sentido, creemos que la norma es razonable, ya que de conformidad a
la definición brindada en el art. 1513 inc. a) en las franquicias mayoristas, el
franquiciado tiene derecho de nombrar subfranquiciantes, siempre que cuente
con la autorización previa del franquiciante para otorgarlas en las condiciones
que hayan pactado.

2. Derivación de la exclusividad que rige entre las partes


Por otra parte, el inc. b) establece que el franquiciante no puede comercializar
directamente con los terceros, mercaderías o servicios comprendidos en la
franquicia dentro del territorio o zona de influencia del franquiciado.
Esta disposición es un fiel reflejo de lo normado en el art. 1517 en orden a la
exclusividad de la franquicia para ambas partes, y se deriva también del deber
que tienen de actuar con buena fe, de manera leal y sin competir entre ellas.
El inciso que comentamos se refiere a la prohibición que recae sobre el
franquiciante de no vender directamente sus productos u ofrecer sus servicios
a los consumidores dentro del área geográfica que, de acuerdo al contrato, le
corresponde al franquiciado.
En otras palabras, lo que se busca es impedir que pueda vender en forma
directa sus productos en la zona que hubiere sido asignada como exclusiva al
franquiciado, en el contrato de franquicia.

3. Derecho a la clientela
Por último, el inc. c) hace referencia al derecho a la clientela, estipulando que
éste corresponde al franquiciante.
Desde esta perspectiva, sostenemos que la regulación resulta razonable, en
atención a que la clientela es atraída por la marca del producto, por su
notoriedad, calidad y prestigio, y no necesariamente por la persona física o
jurídica del franquiciado, que en la generalidad de los casos es incluso hasta
desconocida para los consumidores.
En igual sentido, se expresó Marzorati al sostener que en la franquicia " la
clientela es de marca: quien compra un producto determinado, no compra
productos por el prestigio del franquiciado, sino por el prestigio del producto o
del servicio asociado a la marca, emblema o insignia del franquiciante" . En
esas condiciones, el jurista citado, sostiene que " considerar que el
franquiciado tiene derecho a una clientela no parece equitativo, salvo en
supuestos muy especiales, tales como una franquicia de una marca
desconocida promovida y desarrollada con éxito por mucho tiempo por un
franquiciado o el aumento significativo de clientela sobre el promedio de
crecimiento del franquiciante, directamente atribuible al franquiciado".
Por último, el inciso establece que el franquiciado no puede mudar la ubicación
de sus locales de atención o fabricación. En efecto, sólo podrá llevar a cabo
dicho cambio, en la medida que cuente con la debida autorización del
franquiciante.

Art. 1519. Cláusulas nulas. No son válidas las cláusulas que prohíban al
franquiciado:
a) cuestionar justificadamente los derechos del franquiciante mencionado
en el artículo 1512, segundo párrafo;
b) adquirir mercaderías comprendidas en la franquicia de otros
franquiciados dentro del país, siempre que éstos respondan a las
calidades y características contractuales;
c) reunirse o establecer vínculos no económicos con otros franquiciados.
I. Relación con el Código Civil. Fuentes del nuevo texto
Proyecto de la Comisión 658/95 de Reforma al Código Civil 1998, art. 1398.
II. Comentario
El art. 1519 enumera ciertas cláusulas que en el supuesto de ser pactadas en
el contrato de franquicia, la misma norma reputa de nulas, es decir, que
carecerán de efectos no sólo frente a terceros sino también entre las partes
intervinientes.
En efecto, dichas cláusulas fueron estipuladas, en orden a proteger al
franquiciado, quien en la generalidad de los casos, por estar frente a contratos
de adhesión con cláusulas predispuestas, se constituye como la parte más
débil de la relación contractual.
En este sentido, si el contrato prevé alguna de las cláusulas mencionadas en
los tres incisos del presente artículo, las mismas serán inválidas.

1. Posibilidad de cuestionar derechos del franquiciante


En primer lugar, la norma dispone que será nula aquella cláusula que prohíba
al franquiciado cuestionar justificadamente los derechos del franquiciante
mencionados en el art. 1512, segundo párrafo.
Desde esta perspectiva, los derechos a los cuales se refiere el inciso, son los
derechos intelectuales, marcas, patentes, nombres comerciales, derechos de
autor y demás comprendidos en el sistema bajo franquicia.
En este sentido, se advierte que la norma legitima al franquiciado a cuestionar,
siempre en forma justificada, los derechos enumerados que se atribuya, a su
entender, de manera errónea o ilegal el franquiciante.

2. Adquisición de mercadería por parte del franquiciado


Por otro lado, la norma en su inc. b) dispone la nulidad de la cláusula que
impida al franquiciado adquirir mercaderías comprendidas en la franquicia de
otros franquiciados dentro del país, siempre que éstos respondan a las
calidades y características contractuales.
Con lo cual, a partir de esta prohibición se advierte la legitimidad del
franquiciado en orden a la elección de los productos o las mercaderías que
pretende adquirir.
No podrá el franquiciante limitar este derecho, ya que la misma norma permite
que adquiera productos a otros franquiciados, con el único requisito, que tales
productos respondan a las calidades y características contractuales.

3. Libertad de relación por parte del franquiciado


Por último, mediante el inc. c) se estipula que el franquiciante no podrá prohibir
al franquiciado reunirse o establecer vínculos no económicos con otros
franquiciados.
Esta disposición, es una derivación de derechos personalísimos que les
corresponden a todas las personas, en tanto se deriva de la libertad para
relacionarse que gozan todos habitantes. Siempre que los vínculos existentes
entre los franquiciados no sean de carácter económico, no habrá ningún
inconveniente en que se entablen relaciones privadas d e otro tipo.
La única limitación a esta libertad, sería el carácter económico, en orden a
evitar que las partes del contrato de franquicia no colaboren entre sí, o que se
manejen de manera desleal, forjando vínculos atinentes al contrato, con otras
empresas en competencia.

Art. 1520. Responsabilidad. Las partes del contrato son independientes, y


no existe relación laboral entre ellas. En consecuencia:
a) el franquiciante no responde por las obligaciones del franquiciado,
excepto disposición legal expresa en contrario;
b) los dependientes del franquiciado no tienen relación jurídica laboral
con el franquiciante, sin perjuicio de la aplicación de las normas sobre
fraude laboral;
c) el franquiciante no responde ante el franquiciado por la rentabilidad del
sistema otorgado en franquicia.
El franquiciado debe indicar claramente su calidad de persona
independiente en sus facturas, contratos y demás documentos
comerciales; esta obligación no debe interferir en la identidad común de
la red franquiciada, en particular en sus nombres o rótulos comunes y en
la presentación uniforme de sus locales, mercaderías o medios de
transporte.
I. Relación con el Código Civil. Fuentes del nuevo texto
Proyecto de la Comisión 658/95 de Reforma al Código Civil 1998, art. 1399.
II. Comentario
1. Independencia de las partes contratantes
La norma introducida a partir del art. 1520 resulta de fundamental
trascendencia, en tanto recepta la doctrina mayoritaria, la jurisprudencia
argentina y precedentes extranjeros, al establecer que las partes vinculadas
por un contrato de franquicia son independientes sin que exista entre ellas
relación laboral.
En efecto, a través de éste dispositivo se remarca la autonomía que gozan
tanto el franquiciante como el franquiciado en el desarrollo del negocio que los
vincula.
La importancia de la norma se deriva de la notoria incertidumbre que existía, en
relación a si el franquiciante debía responder por las deudas laborales que el
franquiciado había contraído con sus propios trabajadores.

2. Inaplicabilidad del art. 30 de la Ley de Contrato de Trabajo


Desde esta perspectiva, uno de los principales cuestionamientos se refería a la
eventual aplicación del art. 30 de la Ley de Contrato de Trabajo.
En esta línea, la norma aludida dispone que " Quienes cedan total o
parcialmente a otro el establecimiento o explotación habilitados a su nombre, o
contraten o subcontraten cualquiera sea el acto que le de origen, trabajos o
servicios correspondientes a la actividad normal y específica del
establecimiento, deberán exigir a sus contratistas o subcontratistas el
cumplimiento de las normas relativas al trabajo”.
La norma continúa estableciendo que el incumplimiento de alguno de los
requisitos hará responsable solidariamente al principal por las obligaciones de
los cesionarios, contratistas o subcontratistas respecto del personal que
ocuparen en la prestación de dichos trabajos o servicios.
De tal modo, puede advertirse que el art. 30 de la LCT, estatuye la
responsabilidad solidaria por las deudas laborales de los trabajadores de una
empresa, cuando ésta ha sido subcontratada o contratada para desarrollar
tareas propias o específicas del establecimiento de la contratante.
Sin embargo, este artículo no alcanza al contrato de franquicia, porque en
realidad lo que se transfiere es el know -how del franquiciante y la licencia de
uso de la marca, del nombre, de una designación comercial o de un emblema
representativo de éste, para la comercialización de la mercadería, si bien
implica una relación de control técnico y organizacional, no permite confundir la
diversa pluralidad subjetiva entre ambas partes (el franquiciante y el
franquiciado).

2.1. Jurisprudencia de la CSJN


Este aspecto fue abordado por el Máximo Tribunal Nacional en la causa "
Rodríguez", con motivo de un contrato de distribución en una demanda dirigida
por un empleado de la Compañía Embotelladora Argentina SA en su contra,
como así también de Pepsi Cola SA. En este fallo de fecha 15 de abril de 1993,
la Corte expresó que " no corresponde la aplicación del art. 30 de la LCT toda
vez que un empresario suministre a otro un producto determinado,
desligándose expresamente de su ulterior procesamiento, elaboración y
distribución. Este efecto, se logra en la práctica comercial por contratos de
concesión, distribución, franquicia y otros que permitan a los fabricantes, o en
su caso, a los concedentes vincularse exclusivamente con una empresa
determinada sin contraer riesgo crediticio por las actividades de esta última que
actúa en nombre propio y a su riesgo. Esta finalidad económica de la referida
contratación comercial se frustraría si el derecho aplicable responsabilizara sin
más a los concedentes por las deudas laborales de las concesionarias, con
perjuicio para la economía nacional por las indudables repercusiones que ello
tendría en las inversiones, en contratos de este tipo" (CSJN, 30/6/1993, JA,
30/6/1993).
Por otro lado, el Alto Tribunal también puntualizó que " En los contratos de
concesión, distribución y franquicia la actividad normal del fabricante o
concedente excluye las etapas realizadas por el distribuidor o concesionario
por lo que no existe contratación de servicios en los términos del art. 30 de la
LCT, ya que la finalidad económica de este tipo de contratación comercial se
frustraría si el derecho aplicable responsabilizara sin más a los concedentes
por las deudas laborales de las concesionarias, con perjuicio de la economía
nacional en materia de inversiones" .
Poco tiempo después en la causa " Luna" la Corte señaló que no existe una
correspondencia necesaria o ineludible a los efectos del art. 30 de la LCT entre
responsabilidad por deudas laborales y contratos relacionados con la cadena
de comercialización o producción.
De este modo se advierte que la Corte limita los alcances de la norma, en tanto
si nos encontramos frente a contratos de distribución, como por ejemplo el de
franquicia, en el cual las partes si bien se vinculan, actúan a nombre y por
cuenta propia, asumiendo cada una los riesgos de su actividad, en estos casos
no media la contratación o subcontratación prevista en el art. 30 de la Ley de
Contrato de Trabajo.

2.2. Justificación de la ausencia de relación laboral entre franquiciante y


franquiciado: En esta inteligencia, cabe resaltar la opinión del Dr. Molina
Sandoval, quien al analizar la relación existente entre el art. 30 de la Ley de
Contrato de Trabajo y el contrato de franquicia, a la luz de la nueva normativa
legal, sostiene que la regulación del art. 1520 lo resuelve adecuadamente, ya
que son varias las razones que han avalado que el contrato de franquicia no se
encuentra comprendido en el art. 30 LCT.
En este sentido, manifiesta que la franquicia no es una cesión del franquiciante
al franquiciado de un establecimiento habilitado a su nombre, sino que lo que
en realidad se cede es el uso de la marca, de un nombre o de un emblema
representativo de un producto o servicios, o ciertas técnicas o métodos
estandarizados de comercializar ese producto o servicio, no el establecimiento.
En efecto, el franquiciante, entre otras cosas, sólo le brinda al tomador del
franchising asistencia técnica —y a veces incluso financiera—, mas es este
último el que asume el " riesgo de inversión" al instalar su propio y distinto
establecimiento, que puede —y a veces incluso 'debe' — tener características
similares, ofrecer productos similares, o contar con procesos productivos
parecidos.
Por otro lado, el autor citado justifica su conclusión, al considerar que el
franquiciante no contrata un trabajo o servicio correspondiente a la actividad de
su establecimiento, ya que la actividad del franquiciado se desarrollará en otro
establecimiento, con autonomía. Sostiene que son sujetos (partes)
independientes, en tanto el franchisor solamente le proporciona su marca, sus
técnicas de producción, su know - how , en una palabra, su "plan negocial" y el
franquiciado contratará los trabajos o servicios correspondientes a la actividad
normal y específica del establecimiento.
3. Consecuencias lógicas
Habida cuenta las bases sentadas en la primera parte del art. 1520, en tanto
las partes son independientes, sin que exista entre ellas relación laboral, se
siguen las consecuencias dispuestas por la norma.
En efecto, el franquiciante no responde por las obligaciones del franquiciado,
excepto disposición legal expresa en contrario. Como ya sabemos, la
autonomía de voluntad prima entre las partes, con lo cual salvo que haya una
cláusula que prevea otra solución, la regla será que cada una de las partes
independientes y autónomas del contrato responderá por sus propias
obligaciones.
Por otro lado, el inc. b) determina que los dependientes del franquiciado no
tienen relación jurídica laboral con el franquiciante, sin perjuicio de la aplicación
de las normas sobre fraude laboral. En este sentido, se advierte la recepción de
la doctrina mayoritaria y jurisprudencia nacional, en tanto no existe vínculo de
dependencia entre los empresarios de los contratos de distribución.
Por supuesto, la norma deja a salvo los casos de fraude laboral, en los cuales
se podrá atacar la figura " ficticia" de la franquicia, e imponer la responsabilidad
solidaria de los infractores.
Por último, el inc. c) dispone que el franquiciante no responde ante el
franquiciado por la rentabilidad del sistema otorgado en franquicia.
Consideramos que esta solución es adecuada, ya que el franquiciado al entrar
al mercado a través de un contrato de franquicia, lo hace a su propio riesgo. Si
bien, el franquiciante permite el uso de sus conocimientos, técnicas y
mecanismos de comercialización, así como el uso de su marca, simplemente
brinda herramientas que permitan alcanzar el éxito del negocio, pero de
ninguna manera se puede pretender que garantice tales resultados.
En efecto, en palabras de Marzorati, la franquicia no garantiza el éxito, sino que
otorga una oportunidad de duplicarlo.
Por último, en atención a las reglas estipuladas supra, la norma estatuye que el
franquiciado deberá indicar de manera clara, en todas sus facturas, contratos y
demás documentos comerciales, su calidad de persona independiente. Sin que
ello interfiera en la identidad común de la red franquiciada, en particular en sus
nombres o rótulos comunes y en la presentación uniforme de sus locales,
mercaderías o medios de transporte.
III. Jurisprudencia
1. En los contratos de concesión, distribución y franquicia, la actividad del
fabricante o concedente excluye las etapas realizadas por el distribuidor o
concesionario, por lo que no existe subcontratación de servicios en los términos
del art. 30, LCT. En tal sentido, debe aplicarse al caso lo decidido por la CSJN
en la causa " Rodríguez, Juan R. c. Cía. Embotelladora Argentina S.A. y otro"
(15/4/1993) en virtud de la actitud de seguimiento que corresponde adoptar
respecto de los fallos del Superior (del voto del Dr. Eirás, en minoría) (CNTrab.,
sala III).
2. No existe en el caso del contrato de franquicia comercial un supuesto de
contratación, subcontratación o cesión, ya que por lo general la franquicia que
se concede no está comprendida en la actividad normal y específica propia del
franquiciante (CCiv. Com. y Lab. Venado Tuerto, 1/1/1999, Zeus del
31/5/2000).
3. Debe tenerse en cuenta que la regulación legal no implica que todo
empresario deba responder por las relaciones laborales que tengan todos
aquellos otros empresarios con quienes establecen contratos que hacen a la
cadena de comercialización o producción (...) La asignación de responsabilidad
no ha sido establecida por la ley sin más requisito que la sola noción de que
algunas actividades resulten coadyuvantes o necesarias para el
desenvolvimiento empresario.
Si tanta amplitud fuera admitida mediante la interpretación judicial, caería en
letra muerta no sólo el texto legal, sino la posibilidad cierta de que más
empresas asuman los riesgos propios del desarrollo económico (CSJN,
2/7/1993, DT, 1993- B, 1407, con nota de Pawlowski de Pose, Amanda L.).

Art. 1521. Responsabilidad por defectos en el sistema. El franquiciante


responde por los defectos de diseño del sistema, que causan daños
probados al franquiciado, no ocasionados por la negligencia grave o el
dolo del franquiciado.

I. Comentario
1. Responsabilidad por daños al franquiciado
Desde esta atalaya, la regulación normativa del contrato de franquicia, dejó
estipulada la responsabilidad entre las partes en el art. 1520, destacando la
independencia de cada una y la inexistencia de relación laboral que las vincule,
adoptando legislativamente la jurisprudencia dominante.
A partir de estas premisas, el art. 1521, dispone la responsabilidad del
franquiciante por los daños ocasionados al franquiciado, siempre que los
mismos se deriven de los defectos de diseño del sistema.
Hemos dicho que a través del contrato celebrado, el franquiciado adquiere, a
cambio de una retribución, el conjunto de conocimientos prácticos y la
experiencia acumulada por el franquiciante, debiendo ser la misma probada,
secreta, sustancial y transmisible.
En este sentido, la comercialización de los productos o la prestación de los
servicios convenidos, se llevará a cabo de acuerdo al sistema que ha sido
estipulado
por el franquiciante, bajo su nombre comercial, emblema, designación o marca.
En este orden de ideas, si el sistema propiciado por el franquiciante, posee
vicios o defectos que generan daños al franquiciado, el franquiciante deberá
responder por éstos.

2. Responsabilidad frente a los consumidores


Cabe en esta ocasión realizar una reseña a la responsabilidad del franquiciante
frente a terceros. Si bien no está contemplado en el artículo que comentamos,
habida cuenta que estamos frente un supuesto de responsabilidad del
franquiciante, creemos conveniente introducir el tema en esta oportunidad.
Desde esta perspectiva, el problema se plantea en atención a determinar si el
franquiciante debe responder frente a un cliente del franquiciado, por los
productos defectuosos o por la negligencia en la prestación de los servicios
convenidos por parte del franquiciado.
En principio, si nos remontamos a las características del contrato de franquicia,
hemos dicho que las partes son autónomas, independientes, que actúan a su
nombre y por cuenta propia, asumiendo cada una de ella los riegos que le son
propios. Si a ello se suma que el franquiciante no deberá responder por las
deudas laborales del franquiciado, todas estas premisas nos llevarían a
concluir que sólo el franquiciado debería responder frente a los terceros.
Sin embargo, la Ley de Defensa del Consumidor se alza como una valla
infranqueable, estipulando soluciones diversas que resultan aplicables a los
contratos de distribución.
En este orden de ideas, el art. 40 regula la responsabilidad por vicio o riesgo de
la cosa en el derecho de consumo. Si bien en un principio dicho artículo fue
vetado, con la modificación de la ley 24.240 a través de la 24.999, recobra
fuerza legal.
El artículo referido establece que: "Si el daño al consumidor resulta del vicio o
riesgo de la cosa o de la prestación del servicio, responderán el productor, el
fabricante, el importador, el distribuidor, el proveedor, el vendedor y quien haya
puesto su marca en la cosa o servicio. El transportista responderá por los
daños ocasionados a la cosa con motivo o en ocasión del servicio.
La responsabilidad es solidaria, sin perjuicio de las acciones de repetición que
correspondan. Sólo se liberará total o parcialmente quien demuestre que la
causa del daño le ha sido ajena”.
Como vemos, la solidaridad del art. 40 de la ley 24.240, se dispara
automáticamente a todos los integrantes de la cadena de producción y
comercialización, ante cualquier daño causado al consumidor o usuario.
En este sentido, cabe advertir que esta disposición tiene directa aplicación al
contrato de franquicia, en tanto el franquiciante se encuentra inmerso no solo
de manera genérica como " distribuidor," sino también como aquel que "ha
puesto su marca en la cosa o servicio”. En efecto el art. 40 tiene plena
aplicación en los contratos de franquicia, y el franquiciante deberá responder
en forma solidaria al franquiciado y demás integrantes de la cadena de
comercialización, por los daños ocasionados al consumidor resultantes del vicio
o riesgo de la cosa o en la prestación del servicio, pudiendo sólo liberarse de
responsabilidad si demuestra que la causa del daño le es ajena.
Para justificar tal postura, cabe tener en cuenta lo manifestado por Marzorati,
quien destaca que el negocio de la franquicia se lleva a cabo en locales
identificados con los emblemas del otorgante, y muchas veces los empleados
utilizan uniformes que los hacen aparecer como dependientes del franquiciante.
En ese sentido, el consumidor generalmente acude por el prestigio de la marca
propiedad del franquiciante o del producto conocido y puede creer que
contratara con el franquiciante y no con otra persona. Tales circunstancias de
hecho, pueden crear la apariencia de que quien presta el servicio es el
otorgante de la franquicia.
En ese sentido, vemos que si el franquiciante autoriza que se ponga su marca
al producto o servicio comercializado por el franquiciante, genera en el
consumidor una apariencia de contratación directa con él, con lo cual la
responsabilidad objetiva y solidaria frente a éste se impone en aquellos casos
de daños por riesgos o vicios de la cosa o en la prestación del servicio.
II. Jurisprudencia
Se ha expedido la jurisprudencia responsabilizando al dador de la franquicia de
un método de depilación publicitado como " definitivo" , obligación que no
estaba escrita pero que por aplicación del art. 8º LDC se consideró que
integraba el contrato con el consumidor. En tanto la relación entre el
franquiciante/ franquiciado y terceros contratantes es una relación de consumo
le son aplicables, entre otras, las reglas de responsabilidad por daños del
derecho del consumidor y, así, franquiciante y franquiciado serán en general
proveedores
—arts. 2º y 40 LDC— y el cliente del franquiciado un consumidor —art. 1º
LDC— (CNCom., sala C, 18/2/2003).

Art. 1522. Extinción del contrato. La extinción del contrato de franquicia


se rige por las siguientes reglas:
a) el contrato se extingue por la muerte o incapacidad de cualquiera de
las partes;
b) el contrato no puede ser extinguido sin justa causa dentro del plazo de
su vigencia original, pactado entre las partes. Se aplican los artículos
1084 y siguientes;
c) los contratos con un plazo menor de tres años justificado por razones
especiales según el artículo 1516, quedan extinguidos de pleno derecho
al vencimiento del plazo ;
d) cualquiera sea el plazo de vigencia del contrato, la parte que desea
concluirlo a la expiración del plazo original o de cualquiera de sus
prórrogas, debe preavisar a la otra con una anticipación no menor de un
mes por cada año de duración, hasta un máximo de seis meses, contados
desde su inicio hasta el vencimiento del plazo pertinente. En los
contratos que se pactan por tiempo indeterminado, el preaviso debe
darse de manera que la rescisión se produzca, cuando menos, al
cumplirse el tercer año desde su concertación. En ningún caso se
requiere invocación de justa causa. La falta de preaviso hace aplicable el
artículo 1493.
La cláusula que impide la competencia del franquiciado con la
comercialización
de productos o servicios propios o de terceros después de extinguido el
contrato por cualquier causa, es válida hasta el plazo máximo de un año y
dentro de un territorio razonable habida cuenta de las circunstancias.
I. Relación con el Código Civil. Fuentes del nuevo texto
Proyecto de la Comisión 658/95 de Reforma al Código Civil 1998, art. 1400.
II. Comentario
El art. 1522 regula los supuestos vinculados a la extinción del contrato de
franquicia, estipulando diferentes reglas.
En primer lugar, corresponde dejar en claro, que el contrato puede ser
celebrado por un tiempo determinado o indeterminado, y que de la integración
normativa se sigue que no podrá dicho plazo ser inferior a cuatro años, de
conformidad a la remisión efectuada en el art. 1516 al 1506.

1. Contratos por tiempo determinado


1.1. Celebrados por un plazo inferior al mínimo legal: extinción de pleno
derecho. Sin embargo, se admiten ciertas excepciones, y sólo podrá ser
pactado un plazo inferior si se corresponde con situaciones especiales como
ferias o congresos, actividades desarrolladas dentro de predios o
emprendimientos que tienen prevista una duración inferior, o similar.
En estos supuestos, la norma a través de su inc. c) estipula que cuando los
contratos de franquicia tengan un plazo inferior a los tres años, justificado por
razones especiales de acuerdo al art. 1516, quedarán extinguidos de pleno
derecho al vencimiento del plazo.

1.2. Celebrados con un plazo superior al mínimo legal: preaviso para poder
extinguirlo
Como vemos, la situación es diferente a la que se plantea con los contratos
celebrados por un plazo mayor al mínimo legal, ya que en estos casos, de
acuerdo a lo estipulado por los arts. 1516 y 1522 inc. d), al vencimiento del
plazo, el contrato no se extingue de pleno derecho.
En efecto, el art. 1516 establece que para tenerlo por concluido será necesaria
una expresa denuncia de una de las partes antes del vencimiento del contrato,
con una antelación de treinta días. Asimismo, el inc. d) del art. 1522, regula con
mayor precisión el plazo del referido preaviso. Sin bien comienza diciendo "
cualquiera que sea el plazo de vigencia del contrato”, entendemos que se
refiere a los supuestos en que dicho plazo sea superior al mínimo legal.
En este sentido, dispone que la parte que desee concluir el contrato a la
expiración del plazo original o de cualquiera de sus prórrogas, deberá preavisar
a la otra con una anticipación no menor a un mes por cada año de duración,
hasta un máximo de seis meses, contados desde su inicio hasta el vencimiento
del plazo pertinente.
Desde esta perspectiva, si no se denuncia tal circunstancia, el contrato se
entiende prorrogado tácitamente por plazos sucesivos de un año,
transformándose en contrato por tiempo indeterminado a la segunda
renovación.

1.3. Imposibilidad de extinguir el contrato sin justa causa: "incumplimiento


esencial"
Por otro lado cabe destacar que si el contrato ha sido celebrado por un tiempo
determinado, las partes no podrán extinguirlo dentro de su plazo de vigencia,
sin que exista una justa causa que amerita tal solución. A tales fines el inc. b)
remite al nuevo art. 1084, el cual dispone que a los fines de la resolución, el
incumplimiento debe ser esencial en atención a la finalidad del contrato.
En este sentido, se considera que es esencial cuando:
a) el cumplimiento estricto de la prestación es fundamental dentro del contexto
del contrato;
b) el cumplimiento tempestivo de la prestación es condición del mantenimiento
del interés del acreedor;
c) el incumplimiento priva a la parte perjudicada de lo que sustancialmente
tiene derecho a esperar;
d) el incumplimiento es intencional;
e) el incumplimiento ha sido anunciado por una manifestación seria y definitiva
del deudor al acreedor.
Debemos tener en cuenta, que el presente inciso no sólo remite al art. 1084,
sino a los artículos siguientes, con lo cual resultan aplicables los arts. 1085
(conversión de la demanda por cumplimiento), 1086 (cláusula resolutoria
expresa), 1087 (cláusula resolutoria implícita), 1088 (presupuestos de la
resolución por cláusula resolutoria implícita), 1089 (resolución por ministerio de
la ley), 1090 (frustración de la finalidad) y 1091 (imprevisión).

2. Contratos por tiempo indeterminado


2.1. La extinción del contrato y la problemática de la rescisión unilateral
Con relación a este tipo de contratos cabe advertir que el hecho de no contar
con un plazo de vigencia determinado, no implica que las partes hayan
decidido unirse contractualmente para siempre, o de manera perpetua, sino
sólo que omitieron consignar el término de duración de la relación.
El problema en este tipo de contratos, deviene cuando una de las partes decide
terminar en forma unilateral con el vínculo contractual que lo une a la otra, sin
que exista una justificación a dicha conducta.
Sin embargo, como ya hemos explicado al comentar agencia y concesión, esta
problemática queda resuelta, ya que en virtud de la nueva regulación
normativa, un contrato celebrado por tiempo indeterminado podrá ser
rescindido de manera unilateral por cualquiera de las partes contratantes y en
cualquier momento, sin que se requiera invocación de justa causa (art. 1522
inc. d).
Asimismo, debemos tener en cuenta que a tales fines quien decida poner fin al
contrato, no podrá hacerlo de manera abusiva o lesionando la buena fe
contractual, por el contrario, deberá otorgar a la otra parte un preaviso
suficiente y razonable, cuyo término dependerá de la duración del contrato de
franquicia, ya que de acuerdo al inc. d) del art. 1522 quien decide rescindir el
contrato debe preavisar a la otra con una anticipación no menor a un mes por
cada año de duración, hasta un máximo de seis meses, contados desde su
inicio hasta el vencimiento del plazo, pero con la limitación de que la rescisión
se produzca cuanto menos, al cumplirse el tercer años desde su concertación.
Por otro lado, el referenciado inciso remite al art. 1493 de lo que se sigue que
sólo en aquellos supuestos en los cuales la parte que decide rescindir
unilateralmente el contrato, no haya efectuado el preaviso, deberá pagar a la
otra una indemnización por las ganancias dejadas de percibir.
Lo que se busca a través de la inclusión de estas normas es evitar que el
contrato concluya en forma intempestiva, o reñida con los deberes de buena fe
pues, de lo contrario, se origina la obligación de indemnizar los daños y
perjuicios que se hubieran causado por violación al principio 1198 del Código
Civil de Vélez, arts. 9º y 10 del nuevo Código.
En este sentido, se estipula que en los contrato de franquicia por tiempo
indeterminado, si bien cualquiera de las partes puede poner fin a la relación sin
justa causa, necesariamente deberá realizar a favor de la otra el preaviso,
anoticiándola de su intención de concluir el contrato.
En este orden de ideas, aquel preaviso debe ser dado con suficiente
anticipación, dependiendo ésta de la antigüedad de la relación. En efecto, el
plazo será de un mes por cada año de duración del contrato de franquicia, con
un máximo de seis meses, y sin que pueda producirse la rescisión antes de los
tres años de la concertación de la franquicia. Como vemos, a mayor antigüedad
del contrato se requerirá mayor plazo de preaviso para ponerle fin, todo ello
con miras a lograr el " reacomodamiento" de la operatoria comercial afectada.
Cabe destacar la importancia del preaviso, en tanto la fijación de un plazo
razonable tiene como objeto recompensar aquellas expectativas que se
hubiesen generado por la estabilidad que conlleva la relación y dar al
perjudicado la posibilidad de reorganizar su empresa a fin de posibilitar el inicio
de un nuevo emprendimiento comercial.

2.2. Aplicación analógica de la jurisprudencia del Máximo Tribunal de la Nación


Desde esta perspectiva, en la jurisprudencia argentina se alza el precedente de
la Corte Suprema de Justicia de la Nación " Automóvil es Saavedra c. Fiat
Argentina" del 4 de agosto de 1988, que produjo un cambio de criterio
legitimando la cláusula de rescisión unilateral.
En efecto, si bien se trataba de un contrato de concesión, creemos que resulta
plenamente aplicable por analogía también para los casos de franquicia, en
atención a ser ambos contratos especies dentro de los contratos de
distribución.
En esta inteligencia, el fallo aludido se refiere a un contrato de concesión
celebrado entre empresarios — d os sociedades anónimas — en el cual se
discutía si Fiat Argentina SA había rescindido abusivamente el contrato
celebrado por tiempo indeterminado, sin invocar causa, sobre la base de una
cláusula plasmada en el contrato celebrado por adhesión que daba a ambas
partes el derecho a rescindir en cualquier tiempo, observando un preaviso de
30 días. En el caso, la concedente no cumplió este preaviso de 30 días y la
Corte, no obstante, no consideró abusiva la rescisión. En efecto, el Superior
Tribunal entendió que la relación de confianza entre ambas partes estaba
deteriorada, pues un año antes de la ruptura, la demandada le envió una carta
a la actora aludiendo a la gran cantidad de reclamos y de clientes. Tal "
advertencia ", según la CSJN, impedía considerar que fue intempestiva o
sorpresiva la decisión de rescindir el contrato. Sin embargo, la cláusula
incausada prevista en el contrato de concesión no requería esta pérdida de
confianza, sino una comunicación por telegrama con treinta días de
anticipación. La Corte interpretó que la advertencia de un año antes suplió la
comunicación telegráfica.
Del presente antecedente, se sigue que la Corte Suprema estableció como
regla general, que la presencia de un contrato por adhesión y la
correspondiente cláusula de rescisión unilateral, no generaba ilegitimidad, pues
se trataba de un vínculo de larga duración y, en consecuencia, la cuestión se
trasladaba al ejercicio de dicha cláusula.
En este orden de ideas, en el fallo citado se consideró que " una vez que el
concesionario tuvo la oportunidad de amortizar su inversión y de
supuestamente lucrar con ella, la rescisión dispuesta por el concedente, no
puede reputarse abusiva en los términos del art. 1071Cód. Civil. Lo contrario
importaría un premio excesivo para el concesionario, quien esperaría
indefinidamente la rescisión, para de esa forma resultar indemnizado sin ánimo
de mejorar su actividad comercial, máxime cuando en el momento de contratar
no ignoraba el riesgo de que ello sucedería".
Dicho derechamente, corresponde examinar si el ejercicio ha sido abusivo. En
este sentido, la Corte expresó que " Si las partes no han pactado un plazo de
duración del contrato de concesión, cualquiera de ellas puede denunciarlo en
cualquier tiempo, sin que tal facultad sea abusiva o contraria a las reglas
morales, sino consecuencia lógica del negocio jurídico. En efecto, si las partes
no establecieron plazo de duración fue porque entendieron que podían concluir
la relación en cualquier momento, y no que lo fijaron en forma perpetua".
A partir de este precedente, cambió diametralmente el criterio jurisprudencial
imperante hasta ese momento, siendo posible rescindir unilateralmente el
contrato, sin pagar indemnización a la otra parte, siempre que se cumplan con
los requisitos de razonabilidad y buena fe, ya que muchas veces se pretende
otorgar al fallo de la Corte un alcance que no tiene, pues en los contratos de
duración sin plazo pactado, puede aceptarse la rescisión unilateral siempre que
se tengan en cuenta estos dos aspectos fundamentales: por un lado, el tiempo
que lleva vigente el contrato y por el otro, el plazo dentro del cual corresponde
efectuar el preaviso.

3. Muerte o incapacidad de cualquiera de las partes


Por otro lado, el inc. a) del art. 1522 establece como primera causal de
extinción del contrato de franquicia los supuestos de muerte o incapacidad de
cualquiera de las partes.
Desde esta perspectiva, en principio, pareciera lógico y normal que un contrato
como el de franquicia que es intuitu personae se resuelva por la muerte o
incapacidad de alguna de las partes.
Sin embargo, esta afirmación dogmática que se corrobora en el art. 1522 no se
corresponde necesariamente con la realidad. Así, hay franquiciados que han
desarrollado una estructura lo suficientemente relevante como para justificar su
continuación con los herederos del fallecido, siendo factible un convenio de
partes que preserve el mejor valor que es la empresa en marcha.
De allí que a nuestro entender frente a la muerte o incapacidad de una de las
partes, si bien existe el derecho de pedir la extinción del contrato, ello de
ningún modo impide la posibilidad de renegociar con los herederos del fallecido
la continuación del contrato de franquicia.

4. Cláusula de no competencia
Por último, el párrafo final del art. 1522 dispone que es válido pactar una
cláusula que impida la competencia del franquiciado con la comercialización de
productos o servicios propios después de extinguido el contrato por cualquier
causa, hasta el plazo máximo de un año y dentro de un territorio razonable
habida cuenta las circunstancias.
En efecto, se advierte que a través de la presente cláusula se intenta evitar que
el franquiciado, utilizando los conocimientos y técnicas adquiridos durante el
desarrollo del contrato, se lance al mercado a penas concluya la franquicia con
productos o servicios propios, siendo de esta manera una fuerte competencia
para el franquiciante.
Sin embargo, debemos tener en cuenta que esta cláusula no es absoluta, ya
que la norma estatuye límites tanto temporal (un año) como espacial (dentro de
un territorio razonable).
En este orden de ideas, destaca Marzorati que " es de interés del franquiciante
protegerse contra la posible competencia de su franquiciado a la expiración del
contrato, cualquiera sea la razón de ella. Pero algunos autores entienden que
una cláusula de no competencia no sería aplicable si la resolución es causada
por el franquiciante. Puede decirse entonces que una cláusula de no
competencia es válida en principio, a condición de que sea limitada en el
tiempo, espacio y sector de actividad".
Por su parte, Lorenzetti sostiene que " el franquiciado puede incurrir en
competencia desleal con el franquiciante, tanto mientras dure la relación
contractual como una vez finalizada ésta. Durante la vigencia no debe
vincularse directa o indirectamente con empresarios competidores del
franquiciante. Es pertinente pactar ciertas restricciones a la actividad del ex
franquiciado para después de concluido el vínculo contractual, a fin de evitar
una desviación de la clientela hacia otra marca competitiva. Esta restricción no
puede ser absoluta, y debe limitarse a un tiempo y zona prefijados
contractualmente".

Art. 1523. Derecho de la competencia. El contrato de franquicia, por sí


mismo, no debe ser considerado un pacto que limite, restrinja o
distorsione la competencia.
I. Relación con el Código Civil. Fuentes del nuevo texto
Proyecto de la Comisión 658/95 de Reforma al Código Civil 1998, art. 1402.
II. Comentario
Finalmente, se aclara mediante el art. 1523, que el contrato de franquicia, por
sí mismo, no debe ser considerado un pacto que limite, restrinja o distorsione la
competencia. En este sentido, se lee en los fundamentos del Proyecto de
reformas que esta norma está prevista "(...) por cuanto la franquicia es en la
Argentina un negocio que beneficia a los pequeños inversores y no se han
verificado estas situaciones. De todos modos, en el Título Preliminar está
contemplado el abuso de posición dominante (...)”.
Según el art. 11: lo dispuesto en los dos (2) artículos anteriores se aplica
cuando se abuse de una posición dominante en el mercado, sin perjuicio de las
disposiciones específicas contempladas en leyes especiales.
(i) Art. 9º — Principio de buena fe. Los derechos deben ser ejercidos de buena
fe.
(ii) Art. 10. — Abuso del derecho. El ejercicio regular de un derecho propio o el
cumplimiento de una obligación legal no puede constituir como ilícito ningún
acto. La ley no ampara el ejercicio abusivo de los derechos. Se considera tal el
que contraría los fines del ordenamiento jurídico o el que excede los límites
impuestos por la buena fe, la moral y las buenas costumbres. El juez debe
ordenar lo necesario para evitar los efectos del ejercicio abusivo o de la
situación jurídica abusiva y, si correspondiere, procurar la reposición al estado
de hecho anterior y fijar una indemnización.
Por otro lado, cabe mencionar la postura de Molina Sandoval, quien considera
que la regulación propuesta nada agrega a la regulación normativa, ya que el
actual régimen competitivo tampoco lo establece y en cierto modo dicho criterio
deberá ser tomado en función del interés económico general y en función del
criterio de realidad económica previsto en dicho sistema.
Desde esta perspectiva, sostiene que es común encontrar contratos que
expresamente aclaran que sus disposiciones no deben entenderse como
restrictivas del régimen competitivo, disposiciones que — e n esencia—carecen
de todo efecto, ya que lo que importa no es lo que las partes declaran sino lo
que ocurre en la realidad.

Art. 1524. Casos comprendidos. Las disposiciones de este Capítulo se


aplican, en cuanto sean compatibles, a las franquicias industriales y a las
relaciones entre franquiciante y franquiciado principal y entre éste y cada
uno de sus subfranquiciados.
I. Relación con el Código Civil. Fuentes del nuevo texto
Proyecto de la Comisión 658/95 de Reforma al Código Civil 1998, art. 1403.
II. Comentario
La presente norma establece que las disposiciones de este capítulo, referidas a
los contratos de franquicia, se aplicarán también a aquellas que sean de
carácter industrial.
Podemos decir que estamos ante una franquicia de tipo industrial cuando el
franquiciante transfiere al franquiciado el derecho de fabricar y comercializar
ciertos productos, utilizando la marca, mecanismos, procedimientos y las
técnicas de venta del franquiciante.
A su vez, también se dispone que las normas de este capítulo serán aplicable
en los supuestos de subfranquicias, a las relaciones existentes entre el
franquiciante y el franquiciado principal, y éste y cada uno de sus
subfranquiciados.
Si bien, el art. 1518 establece que no se puede ceder su posición contractual ni
los derechos del contrato, esta cláusula rige salvo pacto en contrario, con lo
cual si las partes estipulan contractualmente el derecho a subfranquiciar, se
aplicarán de conformidad al art. 1524 las normas de este capítulo.
Asimismo, también resultan aplicables para los casos de franquicias
mayoristas, en las cuales de acuerdo al art. 1522 inc. b) si se cuenta con el
consentimiento del franquiciante, se puede subfranquiciar.

También podría gustarte