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BIBLIOGRAFÍA 39
INTRODUCCIÓN
Existe un tipo de contrato que permite la actividad antes descrita. Como se explica
en el artículo 1317 del Código de Comercio colombiano, “un comerciante asume en
forma independiente y de manera estable el encargo de promover o explotar
negocios en un determinado ramo y dentro de una zona prefijada en el territorio
nacional, como representante o agente de un empresario nacional o extranjero o
como fabricante o distribuidor de uno o varios productos del mismo”.1
Por otra parte, los empresarios han hecho uso de contratos alternativos como el
llamado ‘contrato de distribución’, en el que, por considerarlo atípico, las partes
pactan prestaciones y condiciones que pueden estar alejadas de lo regulado en la
norma para la agencia comercial. A continuación, se mencionan algunas de ellas:
2
2. Causales de terminación del contrato a favor de la empresa, diferentes a
las contenidas en la ley para la agencia comercial.
En este sentido, la presente investigación pretende determinar los casos en los que
es procedente la subscripción de un contrato de distribución como figura atípica que
se pueda sostener como un negocio jurídico independiente, y qué diferencias
existen con la agencia comercial. Para tal fin, este documento se divide en tres
capítulos:
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CAPÍTULO I: CONTRATOS MERCANTILES ATÍPICOS – CONCEPTO,
APLICACIÓN Y FORMAS DE INTERPRETACIÓN
LA ATIPICIDAD CONTRACTUAL
Según el jurista Jaime Alberto Arrubla, “Antes que la ley haya causado la existencia
de un contrato, los hechos sociales ya lo han hecho. La norma simplemente se
ocupa de objetivar la realidad, mientras que el ordenamiento positivo determinará la
fuerza de su validez material a partir del elemento o función que la práctica social
tuvo en cuenta para utilizar la figura como instrumento de negocio”2.
Es así como surgen las ideas y conceptos de ‘tipo’ y ‘tipicidad’, que ofrecen las
Ciencias Naturales y la Sociología y que proliferan cada vez más entre los
estudiosos del Derecho3. Estas ideas se presentaron primero en la filosofía del
derecho4 y luego en las demás ramas como la penal y la civil para dar lugar al tipo
de delito y al tipo de contrato.5
2 ARRUBLA PAUCAR, Jaime Alberto. Contratos Mercantiles – Contratos atípicos. Bogotá: Legis,
2012. p. 1.
3 GETE-ALONSO, María del Carmen, Estructura y función del tipo contractual. Barcelona: Bosh,
1979. p. 13.
4 LARENZ, Karl, Metodología de la ciencia del derecho, introducción de Enrique Gimbernat Ordeing,
5
con Arrubla6, lo típico será lo que tenga una individualidad acusada en la norma; lo
atípico, por el contrario, será lo no regulado.
Arrubla añade que “La Tipicidad es el mecanismo jurídico que, con fundamento
social, elabora el tipo jurídico; como resultado, la conducta será típica en la medida
en la que coincida o se adecúe a los tipos consagrados en el sistema y será atípica
cuando la conducta no se adapta a la figura jurídica”9.
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Cuando dichos tipos están previstos en normas legales, la tipicidad presupone
la existencia de negocios jurídicos normativamente hipotéticos, a los cuales,
cuando sea del caso, habrá de adecuarse la declaración de voluntad de las
personas, para aplicarle la regulación prevista en la regla legal. Allí radica la
importancia de la tipicidad contractual, esto es, en la descripción del tipo y en
su regulación jurídica11.
Como bien lo explicó Salcedo Flórez12, la referencia a los contratos como ‘atípicos’
no se refiere a que sean contratos con nombre o sin nombre, sino a que no cuentan
con una regulación legal específica, pero sí con entidad suficiente para obligar.
Como lo menciona el profesor Peña Nossa, un contrato típico “es aquel cuya
estructura y efectos están expresamente previstos en la ley. Ejemplo: agencia
comercial, compraventa, arrendamiento”15. Por su parte, un contrato atípico es
11 SALCEDO FLÓREZ, Álvaro. Los contratos atípicos y los mecanismos para su interpretación. En:
Revista Análisis Internacional. 2013, No. 7. p. 251-270.
12 Ibíd., p. 256.
13 ARRUBLA PAUCAR. Op. Cit., p. 33.
14 SALCEDO FLÓREZ. Op. Cit., p. 258.
15 PEÑA NOSSA, Lisandro. Contratos Empresariales nacionales e Internacionales. Bogotá: ECOE
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“aquel que no se encuentra regulado por la ley. Ejemplo: Joint Venture, franquicia,
distribución”16.
El presente trabajo coincide con la definición del profesor Farina: “Los contratos
atípicos son aquellos no regulados por la ley, surgidos a la vida jurídica en razón de
la libertad de contratación, inherente junto con la libertad para contratar a la
autonomía de la voluntad”17.
16 Ibíd., p. 127.
17 FARINA, Juan Manuel. Contratos Comerciales modernos, modalidades de contratación
empresarial. Buenos Aires: Editorial Astera de Alfredo u Ricardo DePalma SRL, 1993. p. 293.
18 CASTILLO RUGELES, Jorge Antonio. Proficencia #5817 del 22 de octubre de 2001.
19 SALCEDO FLÓREZ. Op. Cit., p. 258.
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Habiendo mostrado la diferencia conceptual entre los contratos típicos y atípicos,
ahora se describirán las reglas de interpretación que aplican para los contratos
atípicos y luego se resaltará la importancia de la “Causa” en este tipo de negocios.
El profesor Álvaro Salcedo hizo una investigación para determinar los mecanismos
de interpretación de los contratos típicos y atípicos; dicho estudio cobra gran
relevancia para el presente trabajo pues se resalta que cuando se presente alguna
duda de interpretación, especialmente en los contratos atípicos, es necesaria y
obligatoria la interpretación contractual en donde la ley no ha regulado acerca de
sus elementos esenciales. En este sentido y teniendo en cuenta, entre otros, el
principio de la buena fe, se debe hacer uso de los medios de interpretación que
otorga la ley y la doctrina, siendo consecuentes con el respeto a la libertad de
estipulación y a lo que cada parte espera del contrato.
En palabras de Salcedo:
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no son otra cosa que la aplicación del método que seguimos para alcanzar el
objetivo propuesto de interpretación contractual21.
Sistema subjetivo: “Se pretende por esta vía adentrarse en la psique de los
contratantes, para descubrir cuál era su real y verdadera intención al contratar”22.
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interpretación por la naturaleza del contrato28; quinto, interpretación sistemática29;
sexto, interpretación extensiva30, y séptimo, interpretación en favor del deudor (In
dubio pro deudor)31.
Pero, entonces, ¿cuáles son las reglas de interpretación que deben considerarse
para los contratos atípicos? Lo primero que se debe tener en cuenta son los
exámenes de validez y eficacia generales que precisan realizarse en todo tipo de
análisis de obligaciones y acuerdo de voluntades: capacidad, consentimiento, objeto
y causa lícitos, entre otros.
Álvaro Salcedo hace mención de los criterios plasmados por el profesor Ernesto
Rengifo García33, quien señala tres pautas básicas de interpretación:
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el negocio atípico viene a ser absorbido por el contrato típico que contiene
el elemento fundamental de aquel.
Mencionando a Emilio Betti con su Teoría General del Negocio Jurídico, Farina lo
expone así:
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REGULACIÓN APLICABLE A LOS CONTRATOS ATÍPICOS
Por su parte, el M.P. Jorge Antonio Castillo Rugeles expone que “(…) los contratos
atípicos, designación esta que parece más adecuada que aquella otra de
innominados, se encuentran disciplinados, en primer lugar, por el acuerdo negocial,
es decir, por las cláusulas ajustadas por las partes, siempre y cuando no sean
contrarias a leyes imperativas; por la práctica social habitual; por las normas
generales a todo acto jurídico; y, en caso de vacíos, por las normas que gobiernan
los contratos típicos afines”37.
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Por lo visto anteriormente, para interpretar y verificar la atipicidad de una relación
contractual es de gran importancia establecer las causas de la misma. Serán estas
las que determinen qué tan atípica resulta, así como la regulación aplicable.
Por su parte, Farina asegura que “En el contrato típico, la causa está fijada por la
ley, en cambio en el negocio atípico, está fijada por la costumbre, por las partes o
por los usos. De la atipicidad de la causa depende la atipicidad del contrato”40.
38 VALLEJO MEJÍA, Jesús, Manual de obligaciones. Medellín: Biblioteca Jurídica, 1991. p. 138.
39 ARRUBLA PAUCAR. Op. Cit., p. 37.
40 FARINA. Op. Cit., p. 309.
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CAPÍTULO 2: EL CONTRATO DE AGENCIA COMERCIAL EN COLOMBIA -
DEFINICIÓN, FUNCIÓN ECONÓMICA Y ELEMENTOS ESENCIALES
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FUNCIÓN ECONÓMICA Y NATURALEZA JURÍDICA
En diferentes autores se puede apreciar que algunas de las situaciones que dan
origen a formas de intermediación comercial como lo es la agencia son la expansión
económica y las necesidades que vienen con la apertura de mercados. En palabras
de García Velasco: “La agencia comercial surge con la expansión económica del
siglo XIX, en respuesta de los comerciantes de ampliar y mantener su clientela, ya
que era el agente quien conocía la clientela, las costumbres mercantiles y al mismo
tiempo corría los riesgos de la inversión”43.
El mencionado auge del comercio que caracterizó el siglo XIX coloca a los
comerciantes en la necesidad de ampliar su radio de acción de una manera
más estable y duradera (…) Colocar, entonces, empleados dependientes en
cada uno de esos lugares donde surgían necesidades de comercio tampoco
parecía ser lo más conveniente, ni lo más económico. Surge así, como
necesidad impuesta, la figura de un comerciante autónomo, que sirva de
puente entre el empresario y ese mercado44.
Lo anterior soporta también lo expuesto por Peña Nossa: “La figura del agente surge
a partir de la revolución industrial al constituirse en un medio importantísimo para
expandir el comercio”45.
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depósitos de mercancías, suministro, consignación, agencia mercantil,
concesión y franquicia, entre otros, que por su naturaleza comparten puntos
específicos respecto a la injerencia del productor en la forma como se ponen
en circulación sus bienes46.
También se puede apreciar, como se verá más adelante, que estas necesidades
comerciales de expandir o llevar los productos del empresario a nuevos mercados
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no son satisfechas exclusivamente con el contrato de agencia, sino que existen
varias formas de intermediación comercial que pueden entrar a cubrirlas.
En resumen, y como bien lo expresa el profesor Arrubla Paucar, “Los agentes son
comerciantes de gran experiencia y conocimiento sobre el mercado en el cual
concurren, hasta el punto de que el empresario, además de la utilidad ya señalada
en el mercado de sus productos, recibe la asesoría y opinión sobre líneas nuevas,
internet: https://revistas.juridicas.unam.mx/index.php/derecho-comparado/article/view/2720/2976
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las condiciones de la competencia y el mercado, entre otras, y con frecuencia el
agente es llamado por la misma empresa para consultarle sobre estos tópicos” 52.
la negociación del TLC entre estados unidos y los países andinos. En: Revista e-mercatoria. Junio,
2011, vol. 10, No. 1, p. 1-95.
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hace afín a otros tipos de contratos de intermediación comercial, con los cuales
puede concurrir sin confundirse con ellos, como por ejemplo el mandato, la
comisión o el corretaje55.
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3. Es un contrato cuyo objeto es la promoción o explotación de negocios, en
un determinado ramo y dentro de una zona prefijada en un territorio. En
este punto es importante aclarar que en todo momento el Agente obra por
cuenta del empresario. Cuando la actividad del agente se una a la de actuar
como mandatario con o sin representación, se está actuando por cuenta
ajena, como lo exige el mismo contrato de mandato, que define el Código
de Comercio en su artículo 1262.
El profesor Peña Nossa ilustra las características del contrato de agencia como las
siguientes: bilateral, consensual, oneroso, principal, nominado, de ejecución
sucesiva, verbal o escrito y de colaboración60.
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prefijada en el territorio patrio, porque cuando el intermediador así actúa ante
el público consumidor, lo hace por cuenta de un tercero, en los términos del
transcrito artículo 1317 del Código de Comercio, bien “(…) como representante
o agente de un empresario nacional o extranjero (…)”, ya en calidad de “(…)
fabricante o distribuidor de uno o varios productos del mismo (…)”61.
Así, los beneficios económicos contemplados son de dos tipos, ambos dados a la
terminación del contrato de agencia. García Velasco los expone de esta manera:
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de los tres últimos años, o por cada año de vigencia del contrato o el
promedio de todo lo recibido si el tiempo del contrato fuera menor.
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La indemnización prevista en el segundo inciso del artículo 1324 únicamente
se causa cuando el contrato de agencia termina por una causa imputable al
agenciado, lo que pone en evidencia el incumplimiento de sus obligaciones y
compromisos de manera que en este caso se trata de una pena o sanción, o,
mejor aún, de una indemnización (…)66.
AGENCIA DE HECHO
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derecho, quien le otorga los mismos beneficios como si ese sujeto hubiese actuado
en razón de un encargo”69.
“La agencia de hecho supone poner en relieve el resultado real de una gestión y la
conquista de un mercado para un producto o marca determinados, por encima de
los acuerdos de voluntad, para favorecer con el derecho regulado de la agencia esa
realidad incuestionable que le genera beneficios a un tercero a costa de la gestión
espontánea de un empresario”70.
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CAPÍTULO 3: EL CONTRATO DE DISTRIBUCIÓN - CONCEPTO Y FUNCIÓN
ECONÓMICA, CARACTERÍSTICAS Y DIFERENCIAS CON LA AGENCIA
COMERCIAL O MERCANTIL
Tras haberse explicado la diferencia entre los contratos típicos y atípicos y sus
formas de interpretación, y de haberse descrito el contrato de agencia mercantil
como figura contractual regulada en la ley, en este capítulo se describirá el contrato
de distribución como figura contractual atípica, su función económica y concepto,
las características del mismo y las diferencias con la agencia mercantil.
Por lo anterior, Vintimilla añade que “Se modifica la relación y aparece un tercero
en la cadena de producción de un bien o servicio que es el distribuidor. El distribuidor
actúa como agente colocador del bien o servicio al alcance directo del consumidor.
Debido a esto los comerciantes se ven en la necesidad de acordar términos y
condiciones entre el productor y el distribuidor del bien o servicio” 73.
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servicios, por medio de distintas expresiones de la variedad contractual rotulada
distribución”74.
Juan M. Farina, quien a su vez cita a Daniel M. Turrín, asevera que “Para el
productor, importador, elaborador, etc., el objeto del contrato es ampliar sus
negocios mediante empresas independientes, para evitar costosas estructuras (…)
para lo cual dispone de la colaboración especializada de terceros a fin de hacer
llegar sus productos o servicios a los consumidores”75.
Hasta aquí se puede apreciar que la función económica del contrato de distribución
surge con la necesidad de los empresarios de hacer llegar de manera más rápida y
efectiva sus productos a los consumidores finales o comercializarlos a través de
otros intermediarios, quienes pueden estar en mercados alejados o responder a
prácticas de negocio específicas que no sean de total conocimiento de los primeros.
Esto supone que las personas que van a generar esa conquista de mercados deben
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ser especializadas. También se puede evidenciar hasta el momento la importancia
que tiene el carácter epistemológico de la palabra distribución y la diferencia de
concepto en sentidos amplio y restringido.
Por su parte, Siuraneta asegura que “El contrato de distribución es, en España, un
contrato atípico de carácter mercantil”79. Refiriéndose al concepto de contrato de
distribución, Farina adiciona que “como no existe regulación legal al respecto, tanto
en doctrina como en jurisprudencia, y más aún en los usos comerciales, se emplea
la palabra distribuidor (y distribución)”80.
Por otro lado, se encontraron también varias similitudes con respecto al concepto
de contrato de distribución entre autores de diferentes geografías:
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final al distribuidor, quien adquiere el producto para proceder a su colocación masiva
por medio de su propia organización en una zona determinada, y a cambio de un
porcentaje que puede consistir en un descuento sobre el precio de venta del
producto”83.
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productos los cuales le ha sido concedido el monopolio de reventa”85. Cano expone
algo similar: “Aquellos contratos donde el objeto es la creación de redes comerciales
propias o ajenas para la colocación de los productos o bienes en el mercado”86.
85 IGLESIAS PRADA, Juan Luis. Notas para el Estudio del Contrato de Concesión Mercantil. Madrid:
Civitas, 1978. p. 261.
86 CANO, José. Manual práctico de contratación mercantil. Madrid: Editorial Tecnos, 2010, p 734.
87 GUERRERO, Diana María. La facultad de modificación unilateral en los contratos de distribución
de acuerdo con la jurisprudencia arbitral. Bogotá: Universidad del Rosario, 2010. p. 27.
88 PEÑA NOSSA. Op. Cit., p. 496.
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otro comerciante especializado que los revenda bajo su propio riesgo en una
geografía y mediante unas condiciones determinadas por las partes.
Como se podrá ver a continuación, también existe gran similitud entre los diferentes
autores con respecto a los elementos y características de este contrato.
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Previsión de ejecución continuada: Las partes reconocen que la ejecución
adecuada del negocio requiere un apreciable tiempo o lapso.
Como características del contrato de distribución, Peña Nossa92 reconoce que este
es bilateral, oneroso, conmutativo, consensual, atípico, de colaboración, intuitu
personae y de tracto sucesivo.
Se puede concluir entonces que este contrato presenta unas características muy
especiales entre las cuales resalta su carácter de personalísimo o intuitu personae.
Tanto el productor o fabricante entra en el negocio con el distribuidor por sus
calidades, lo cual da paso a la segunda característica común que es el hecho de
establecerse un territorio o zona en la cual se va a dar la distribución.
Allí las partes pueden pactar una exclusividad en favor del distribuidor que garantiza
que ni otros distribuidores ni el empresario mismo podrían entrar a vender los
productos. También se trata de un contrato de tracto sucesivo o de duración en el
tiempo en el cual las partes asumen que la distribución se va a dar de manera
estable y duradera. Finalmente, es un contrato consensual atípico.
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Arrubla Paucar señala que “No todo el que distribuye es agente, pero quien lo hace
mediante un encargo de promover o explotar negocios sí lo es, y dicho encargo no
es solo el que se realice de forma expresa, sino el que se puede deducir de la
voluntad tácita de los contratantes, como sucede en la agencia de hecho, admitida
de manera explícita en nuestra legislación” 93.
Según Guerrero, “En la agencia comercial el agente explota los negocios por cuenta
ajena, en tanto que el distribuidor realiza los negocios por cuenta y riesgo propio.
La anterior diferencia determina los efectos jurídicos diversos que se aplican a los
negocios que ellos realicen, de tal forma que mientras el distribuidor no debe
trasladar dichos efectos al fabricante, el agente sí debe trasladar a la órbita
patrimonial del empresario los efectos jurídicos de los actos por él ejecutados”94.
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Para Farina, “La actuación en nombre propio que caracteriza al distribuidor y al
concesionario permite diferenciarlos del agente de comercio, ya que este es solo un
intermediario entre el productor y el cliente”96.
Por su parte, Peña Nossa dice que “En el contrato de agencia, el comerciante actúa
por cuenta ajena y no realiza compras en firme, mientras que en el contrato de
distribución, el distribuidor actúa como un intermediario independiente respecto del
fabricante exportador, y lo hace en nombre propio y como comprador final para
todos los efectos, por tanto, siempre asume los riesgos de la operación”97.
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el agente no adquiere la propiedad de las mercaderías en cuya colocación
interviene, cosa que sí acontece en la distribución101.
101 Ibíd.
102 COLOMBIA, CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. Sentencia SL1158-2018 de 18 de abril de 2018.
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CONCLUSIONES GENERALES DE LA INVESTIGACIÓN
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es el “encargo” de un empresario a un comerciante independiente y
especializado, para promover y/o explotar los negocios del primero en una
zona prefijada del territorio y por un término establecido, generalmente
duradero.
8. Este contrato, junto con otros regulados o no en la ley, hace parte del grupo
de negocios jurídicos de intermediación comercial y en el mismo confluyen
elementos de otros contratos como lo son el de comisión, corretaje y
distribución.
10. La figura de la agencia de hecho está contemplada en la ley, por lo cual los
empresarios deben tener cuidado al ejecutar sus negocios con sus
intermediadores ya que llamar el contrato de una u otra manera o, incluso,
pactar el mismo de manera verbal y sin el lleno de requisitos legales que
caracterizan la agencia mercantil, no garantiza que no se esté frente a un
contrato de agencia o una agencia de hecho. Será fundamental entonces
determinar si existió o no un encargo para promover y/o explotar los negocios
del empresario por parte del comerciante independiente.
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para que este a su vez los revenda en un determinado territorio y por un
tiempo de permanencia.
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BIBLIOGRAFÍA
39
ENGISCH, Karl. La idea de concreción en el derecho y en la ciencia jurídica
actuales, Traducción de Juan José Gil Cremades. Pamplona: Universidad de
Navarra, 1968.
IGLESIAS PRADA, Juan Luis. Notas para el Estudio del Contrato de Concesión
Mercantil. Madrid: Civitas, 1978.
LEÓN TOVAR, Soyla H. La agencia mercantil. [En línea]. 1990. [Citado 1-jun-
2018]. Disponible en internet:
https://revistas.juridicas.unam.mx/index.php/derecho-
comparado/article/view/2720/2976
40
LÓPEZ ÁLVAREZ, Adriana Lucía. El contrato de agencia comercial y los cambios
introducidos en la negociación del TLC entre estados unidos y los países andinos.
En: Revista e-mercatoria. Junio, 2011, vol. 10, No. 1.
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