Está en la página 1de 5

C.R.E.Ar.

Alfabetización académica
Prof. Luciana Ferratto

Clase: La situación enunciativa


Repaso
En la última clase, introducimos los conceptos de “géneros discursivos”,
“enunciador” y “enunciatario”, a partir de la lectura de tres fragmentos de textos
teóricos. En estos aportes, vimos que los textos a los que llamamos académicos
forman parte de los “géneros académicos”, es decir, aquellos que se producen en el
Nivel Superior y cuyos enunciados tienen las características que vimos en las
primeras clases. De esta manera, dentro de los estudios superiores, encontramos:
informes de lectura, monografías, ensayos, etc., que conforman el género académico.
En la clase pasada, también estudiamos que dentro de los textos académicos
debemos diferenciar la figura de autor y lector de las de enunciador (o sujeto de la
enunciación/instancia de enunciación) y enunciatario. Para repasar, mientras que las
primeras se refieren a la persona de existencia real que elabora (autor) y a quien
está dirigido (lector) el texto, las figuras de enunciador y enunciatario son textuales,
es decir, no tienen existencia empírica, real, sino solo dentro de los márgenes del
texto porque se configuran en el enunciado mismo. El enunciador es definido
como un sujeto creado por el autor para elaborar un texto y posee determinadas
características según el tipo de texto y la intencionalidad. Por ejemplo, dentro del
género periodístico, al elaborar un artículo de opinión, el autor deberá crear un
sujeto de la enunciación subjetivo, en 1° persona y crítico. Por el contrario, si ese
autor quisiera escribir una noticia, el sujeto de la enunciación tendrá que ser
objetivo, en 3° persona, riguroso con la información, etc.
De esta manera, el enunciador no es el autor, sino una construcción dentro
del texto, realizada por el autor. Asimismo, el enunciatario no es el lector real, sino
la imagen de destinatario que se formó el enunciador. Por ejemplo, en un texto

1
académico, se presupone que el destinatario es un integrante de la comunidad
académica, que ha leído diversos textos sobre el tema, que comparte saberes, etc.
Estos conceptos son específicos y corresponden al análisis textual. Por eso,
para poder seguir apropiándonos de ellos, en la clase de hoy realizaremos un
trabajo de repaso. Este trabajo puede ser realizado de manera individual o grupal
(hasta 3 integrantes). Sugiero que, de ser posible, lo elaboren en grupo
(utilizando las potencialidades de la tecnología) debido a que permite compartir
lecturas, miradas, escrituras…
Recuerden que si trabajan en grupo, envía la resolución un solo integrante,
señalando el nombre de todos los que integran el grupo.

Actividades:

Leé el texto que escribió Roland Barthes en 1976 como prefacio para un libro
ajeno, La civilization de l´escriture (La civilización de la escritura) de Roger Druet y
Herman Grégoire y que luego se incluyó en la publicación titulada Variaciones sobre
la escritura, y resolvé las actividades:

Escribir

Con frecuencia, me he preguntado por qué me gusta escribir (a mano, se entiende),


a tal punto que, en muchas ocasiones, el placer de tener frente a mi (cual banco de
carpintero) una bella hoja de papel y una buena pluma compensa, a mis ojos, el
esfuerzo a menudo ingrato del trabajo intelectual: mientras reflexiono en lo que he
de escribir (eso es lo que ahora ocurre), siento cómo mi mano actúa, gira, liga, se
zambulle, se levanta y, muchas veces, por el juego de las correcciones, tacha o hace
estallar la línea, y ensancha el espacio hasta el margen, construyendo así, a partir
de trazos menudos y aparentemente funcionales (las letras), un espacio que es
sencillamente lo del arte: soy artista, no porque figuro un objeto, sino, más
fundamentalmente, porque, en la escritura, mi cuerpo goza al trazar, al hender
rítmicamente una superficie virgen (siendo lo virgen lo infinitamente posible).
Este placer debe ser antiguo: se han encontrado, en las paredes de ciertas
cavernas prehistóricas, serie de incisiones regularmente espaciadas. ¿Era ya eso
escritura? De ningún modo. Sin duda, esos trazos no querían decir nada; pero su
ritmo mismo denota una actividad consciente, probablemente mágica o, más
ampliamente, simbólica: la huella, dominada, organizada, sublimada (no importa)
de una pulsión. El deseo humano de hender (con el pincel, el fieltro) ha atravesado

2
sin duda muchos avatares que han ocultado el origen propiamente corporal de la
escritura; pero basta con que, de vez en cuando, un pintor (como hoy en día
Masson o Twombly) incorpore formas gráficas a su obra, para que seamos
conducidos a esta evidencia: escribir no es solamente una actividad técnica, sino
también una práctica cultural de goce.
Pongo este motivo en primer lugar precisamente porque de ordinario se lo
censura. Eso no quiere decir que la invención y el desarrollo de la escritura no los
haya determinado el movimiento de la historia más imperiosa: la historia social y
económica. Es sabido que, en el área mediterránea la escritura nació de exigencias
comerciales: el desarrollo de la agricultura y la necesidad de constituir reservas de
grano obligaron a los hombres a inventar un medio de memorizar los objetos
necesarios para toda comunidad que trate de dominar el tiempo de la conservación
y el espacio de la distribución. Así nació, al menos entre nosotros, la escritura.
Por lo tanto, esa técnica era el esbozo arcaico de lo que hoy llamaríamos la
planificación; a partir de ese momento y de una manera natural, se convirtió en un
instrumento decisivo de poder o, si se prefiere, en un privilegio (en el sentido social
del término); los técnicos de la escritura, notarios, escribas, sacerdotes formaron
una casta (cuando no una clase) adicta al príncipe. Durante mucho tiempo, la
escritura fue un medio secreto: poseer la escritura designaba un lugar de
separación, de dominio y de transmisión controlada, en suma, la vía de una
iniciación.

[Adaptado de: Barthes, Roland. Variaciones sobre la escritura. Buenos Aires: Paidós,
2003, pp. 157- 159]

1. Elegí la mejor respuesta para las siguientes preguntas y justificá tu


elección:
a. ¿Quién es el autor de Escribir?
Roland Barthes
Roger Druet
Herman Grégoire

b. Escribir es:
Una biografía de un profesor
Un apartado de una enciclopedia
Una presentación de un libro

3
c. Para Barthes, la escritura comprende:
Una hoja de papel y una pluma
Un trabajo intelectual y uno manual
Una pintura y una danza rítmica

d. Barthes entiende que sus sensaciones respecto de la escritura:


No las siente nadie más que él
Son propias de la especie humana
Han inspirado a pintores contemporáneos

e. Barthes atribuye el origen de la escritura a:


Los técnicos (notarios, escribas, sacerdotes)
El movimiento de la historia
Requerimientos comerciales

f. Barthes considera a la escritura:


Un instrumento de poder
Una técnica de registro
Un medio secreto

g. ¿Por qué Barthes señala que “la escritura fue un medio secreto”?
Se realizaba a escondidas
Era una actividad que atribuía poder
La casta estaba protegida por el príncipe

2. ¿A qué género discursivo pertenece el texto? Fundamentá a partir de la


teoría y del análisis textual.
3. ¿Qué secuencia textual predomina: explicativa o argumentativa?
Justificá a partir de la teoría y del análisis.

4
4. ¿Cuál es el propósito de este texto? (Para responder, tené en cuenta la
secuencia textual que predomina).
5. Analizá cómo se presenta el enunciador de este texto a partir de las
siguientes preguntas: ¿despliega una perspectiva objetiva o subjetiva?
¿utiliza términos técnicos? Fundamentá a partir del análisis.
6. ¿Qué imagen de enunciatario construye el enunciador, es decir, a quién
se está dirigiendo el texto? ¿qué saberes se presupone que posee ese
enunciatario? Fundamentá a partir del análisis.
7. Escribí un texto cuya extensión sea de tres párrafos, en el que desarrolles
tus sensaciones respecto a la escritura. Para ello, construí un sujeto
enunciador en primera persona (singular o plural), subjetivo. Recordá
que el texto debe estar dividido en tres párrafos y contener un título que
anticipe el tema.

También podría gustarte