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1º FASE: Lectura del texto y comprensión global del texto (20 minutos)
1. Tema: Son las grandes preocupaciones que evidencia el autor en el texto. Estos son muy
amplios y no solo están relacionados al ámbito literario. También pueden ser de orden social,
político, económico, moral, filosófico, antropológico, etc.
2. Ideas: Son los subtemas que se desprenden del texto. Las ideas son específicas y están
relacionadas al poema o fragmento.
3. Sentimientos: Qué emociones o sentimientos logra comunicar el autor en el poema.
4. Elementos Hablante lírico / Objeto lírico / Motivo lírico
5. Apartados: Son las partes en las que se estructura el tema. Son los grandes momentos
expresados en el texto. A veces coinciden con la división estrófica.
B. Análisis de la forma (En esta parte se debe incluir referencias o citas textuales a manera de ejemplos)
(5 minutos)
1. Género literario
2. La métrica y la versificación
3. Recursos estilísticos
Plano fónico
Plano semántico
Plano morfosintáctico
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ANEXO TEÓRICO
La literatura
La literatura es el arte que utiliza la palabra como principal medio de expresión. También se llama literatura al
conjunto de obras literarias que se han producido en un país, en una lengua o en una época determinada.
Características de la literatura
La literatura es, ante todo, comunicación: constituye un proceso mediante el cual se transmite una información.
Sin embargo, se trata de un tipo de comunicación especial en la que el emisor o autor se comunica
artísticamente. Es importante, por lo tanto, saber qué caracteriza a la literatura frente a otros procesos de
comunicación y qué diferencia a las obras de carácter literario de otros tipos de textos.
1. Presentan generalmente un mundo de ficción, donde todo es posible. En efecto, mientras que una noticia
o un texto científico informan sobre una realidad, los autores literarios suelen inventar personajes, lugares,
acciones... o transforman el mundo según su visión. El autor de este texto, por ejemplo, nos relata sucesos
protagonizados por un ser imaginario, una sirena:
Supe enseguida, y no hubo otra conversación en Miranda aquella tarde, que esperábamos a una sirena griega,
de nombre doña Teodora, a quien le muriera un vizconde portugués que tenía por amigo, y con el dolor quería
pasarse a un monasterio que estas féminas tienen sumergido en la laguna de Lucerna, y venía para que mi
amo [...] le tiñese las escamas de la cola de luto doble.
[...] Y como llegase la hora del teñido, le pasamos a doña Teodora para dentro de la tina una banqueta, de
modo que, sentándose en ella, el agua le cubriese solamente la cola colorada, y andando en estos adobos me
fijé, tanto por pecador como por curioso, y vi que doña Teodora no tenía ombligo.
A través de una obra se puede transmitir un contenido sin correspondencia con la realidad, aunque en último
término sí esté vinculado a ella. Debemos tener en cuenta que, aunque la literatura nos acerque hechos,
personajes o situaciones que no han existido jamás, están inspirados en lo real.
2. Muestran un uso especial del lenguaje. Aunque el código empleado en la literatura y en el lenguaje
corriente es el mismo (la lengua), no se utilizan de la misma manera. El escritor procura dar al texto una forma
que atraiga la atención del oyente o del lector. Es lo que se denomina extrañamiento; el autor crea en el lector
una sensación de extrañeza porque se comunica de una forma que no es habitual. Ese uso especial del lenguaje
es lo que se llama lenguaje literario.
El lenguaje literario, por lo tanto, presenta una voluntad estética; es decir, la intención de crear arte a través de
la palabra. Para lograrlo, el autor se sirve a menudo del empleo de los recursos estilísticos. Esto ocasiona que,
con frecuencia, la literatura exija un esfuerzo para ser interpretada.
Finalidad de la literatura
La obra literaria, como cualquier otra obra de arte, está hecha para que los oyentes o lectores disfruten con ella.
El escritor quiere que se entretengan o se emocionen con lo que él ha escrito. La literatura busca ante todo el
placer estético, y ésta es su finalidad principal. Esto no quiere decir que las obras literarias no puedan
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presentar otras intenciones secundarias. El escritor utiliza con frecuencia su obra para mostrar situaciones y
problemas que sirven de enseñanza e incitan a la reflexión y al intercambio de ideas. De esta manera, puede
presentar también una finalidad moral, como ha sido frecuente a lo largo de la Historia:
Patronio, a mí me dicen que unos señores, vecinos míos, que son más poderosos que yo, se están
juntando contra mí y que se preparan para hacerme daño; yo no lo creo, ni les tengo miedo, pero por
la confianza que me merecéis, quiero me digáis si creéis que debo tomar alguna precaución.
Señor conde Lucanor -respondió Patronio-, para que hagáis lo que creo os conviene, me agradaría
mucho que supierais lo que sucedió a la golondrina con los otros pájaros.
Otra de las funciones de la literatura, que comparte con disciplinas como la Psicología o la Filosofía, es la del
conocimiento. La obra literaria sirve para comprender mejor el mundo, para reflexionar sobre la vida y sobre
el ser humano. Permite acceder a situaciones e informaciones a las que no se llega de forma directa o mediante
la experiencia personal.
Asimismo, la literatura puede presentar una finalidad política o social. Esto ocurre cuando, además de
entretener o conmover al lector, el autor pretende modificar su actitud o pensamiento para acercarlo a
determinada tesis o transformar el mundo que le rodea. Esto es lo que se conoce como literatura comprometida.
A menudo, las obras literarias funcionan también como una catarsis. La catarsis es un sentimiento de liberación
o de serenidad suscitado por la vivencia de una obra de arte. El lector puede encontrar reflejados en la literatura
sentimientos y pasiones en los que se ve retratado y comprendido. Del mismo modo, el autor puede emplear la
escritura para canalizar sus experiencias.
Por último, debemos recordar que otra de las finalidades que puede presentar una obra literaria es la de la
evasión. La literatura, con su capacidad para crear mundos inexistentes o alternativos, es un medio para
escapar de la realidad cuando esta resulta desagradable o incómoda. La finalidad evasiva está muy presente
en algunos movimientos culturales, como el Romanticismo.
La evasión se puede manifestar literariamente de diversas formas. La obra puede escapar de la realidad
mediante el espacio (se sitúa en lugares lejanos o exóticos), mediante el tiempo (se localiza en épocas pasadas
que se consideran mejores), etc.
El lenguaje literario
Los autores de obras literarias intentan captar la atención de la persona que escucha o lee su obra. Y para ello
recurren a dos procedimientos básicos: crear una historia que despierte el interés del receptor y utilizar el
lenguaje de un modo especial.
Denominamos lenguaje literario al uso especial que de él hacen los escritores y que se caracteriza por su
naturaleza artística.
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El lenguaje literario se aparta voluntariamente del lenguaje corriente con el fin de embellecer la
expresión, de modo que el receptor se sienta atraído no solo por lo que se dice, sino también por la
forma del mensaje.
Por ejemplo, la muerte de una persona se transmitiría en una noticia periodística más o menos así:
«Ramón Sijé ha muerto hoy en Orihuela». Para expresar sus sentimientos ante ese mismo hecho, el
escritor Miguel Hernández emplea, en cambio, un lenguaje literario:
Miguel Hernández
En este mensaje el poeta subraya mediante el lenguaje los lazos que le unían al amigo muerto: su pueblo y el
mío, se me ha muerto, con quien tanto quería; y además, remarca lo inesperado de la noticia por medio de una
comparación: como del rayo.
Pero no hay que olvidar que el uso de una forma especial de lenguaje implica que quien la emplea (el escritor)
tiene también una forma especial de interpretar. De este modo, el lenguaje literario refleja una manera insólita
o diferente de mirar el mundo.
Pero, además, se trata de un lenguaje con gran capacidad evocadora, que tiende a despertar los
sentimientos y sensaciones que el lector tiene asociados a las palabras. Blas de Otero dice lo
siguiente:
Blas de Otero
Objetivamente en nada se parecen la muerte y el hueco oscuro de una escalera. Sin embargo, el poeta los
vincula porque se identifican los sentimientos que ambas realidades provocan (miedo, incertidumbre, misterio,
etc.), sentimientos que el autor despierta a través de estos versos.
Por último, se debe señalar que el lenguaje literario a menudo presenta diversos niveles de
significación. Así, en este texto de posguerra de Miguel Hernández, se puede entender la palabra casa
como un lugar en el que se habita, pero también como el alma del poeta e incluso con la España de
su tiempo:
Pintada, no vacía:
pintada está mi casa
del color de las grandes
pasiones y desgracias.
El verso en español
El verso es la menor unidad del poema y constituye una línea. Se puede definir como una cadena fónica
rítmica, es decir, como una secuencia de sonidos con ritmo. Los versos se integran en unidades mayores
llamadas “estrofas”, las mismas que, a su vez, forman el poema. La característica principal del verso es su
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musicalidad, pero es necesario tener en cuenta que la musicalidad en una lengua es producida por factores
particulares que, con frecuencia, son distintos a los que provocan musicalidad en otras lenguas. En español,
los factores que confluyen en los versos para producir musicalidad son los siguientes:
1. El ritmo de tono: Tiene que ver con el acento principal de los versos y se define por la llamada
“ley de acentos finales”.
2. El ritmo de cantidad: Tiene que ver con la cantidad de sílabas que forman los versos, es decir,
con el metro.
3. El ritmo de timbre: Tiene que ver con la relación de los sonidos que se presentan al final de los
versos, es decir, con la rima.
4. El ritmo de intensidad: Tiene que ver con la acentuación de cada una de las palabras que forman
los versos, es decir, con el acento prosódico.
El metro es el número de sílabas que tienen los versos. A las sílabas de los versos se las llama “sílabas
métricas”. Sin embargo, el número de sílabas métricas no siempre coincide con el número de sílabas
fonológicas. Las sílabas métricas se definen como las sílabas que “suenan” en el verso y su identificación y
conteo está vinculado con dos factores: la posición del acento principal, que define la ley de acentos finales, y
las licencias métricas
La medida del verso (número de sílabas) se cuenta desde su primera sílaba. Se toma como base el
verso que termina en palabra grave.
Tu voz, desvanecida por la ausencia, perdura 14 sílabas más que como una música 8 - 1 = 7 sílabas como otra
imagen tuya 7 sílabas
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Las licencias métricas
Las principales licencias que afectan al cómputo silábico son la sinalefa, la diéresis y la sinéresis.
La sinalefa
Es un fenómeno que se produce cuando una palabra termina en vocal y la siguiente empieza por h o por vocal.
Como al recitar el poema esas sílabas se pronuncian unidas, a efectos métricos hay que contarlas como una
sola sílaba. Ejemplo:
La sinalefa, por lo tanto, es la fusión en una misma sílaba de dos o más vocales pertenecientes a palabras
distintas y se representa con el signo. Se debe tener en cuenta que, en general, la pausa que se produce en el
interior del verso no impide la sinalefa. Únicamente la cesura (o pausa media) que aparece en los versos
compuestos no permite dicha licencia métrica.
La sinalefa puede darse varias veces en el mismo verso y afectar a más de dos palabras. Ejemplo:
Cuando no se realiza la sinalefa, las dos sílabas quedan en hiato, se produce una dialefa. El hiato suele darse
si la primera sílaba de la palabra siguiente que empieza por vocal o por h es tónica. En los siguientes versos se
observa un ejemplo:
Emilio Prados
Del mismo modo, cuando las conjunciones e o y aparecen en una serie vocálica tampoco suele realizarse la
sinalefa.
La dialefa es una excepción a la norma métrica general de la sinalefa; cuando esta se produce, las sílabas del
verso se cuentan de la misma forma que se haría en la prosa.
La diéresis
Consiste en pronunciar en dos sílabas (su-a-ve; ru-i-do) las vocales de un diptongo (sua-ve, rui-do), con el
consiguiente incremento en la medida del verso. A veces se marca con el signo de la diéresis, como en este
ejemplo:
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Garcilaso de la Vega
La diéresis es asimismo una excepción a la que el autor recurre por razones métricas; suele darse cuando el
poeta necesita una sílaba más para igualar el número de sílabas de un verso con el de los demás de la
composición.
La sinéresis
La sinéresis es el fenómeno opuesto a la diéresis. Consiste en pronunciar en una sola sílaba (o-céa-no, aé-
rea) las vocales que formaban un hiato (o-cé-a-no, a-é-re-a). Con esta licencia métrica se reduce la medida del
verso. Ejemplo:
José de Espronceda
Garcilaso de la Vega
Los versos de arte mayor que tienen doce o más sílabas se denominan “versos compuestos”. Cada
verso compuesto lleva una pausa interior o cesura (que se marca como la estrofa, es decir, con los signos //).
Las partes en las que se divide el verso por efecto de la cesura se llaman “hemistiquios”. Por ejemplo, el
siguiente verso de César Vallejo queda dividido en dos: “Amada, en esta noche // tú te has crucificado”.
La rima
En español, la rima es quizás el recurso más importante para conseguir la musicalidad del verso. Consiste en
la repetición de sonidos a partir de la última vocal acentuada de cada verso. Para que ocurra dicha
repetición debe darse una igualdad total o parcial de los sonidos.
En el bosque, de aromas y de música lleno A
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La magnolia florece delicada y ligera B
Cual vellón que en las zarzas enredado estuviera B
O cual copo de espuma sobre lago sereno. A
Si el acento de la palabra recae en un diptongo, para efectos de la rima solo se considera la vocal abierta del
diptongo. Así, palabras como veinte y frente o patria y mañana riman.
Clases de rima
La rima en español se realiza de diferentes maneras:
Rima consonante. En esta rima se repiten todos los sonidos, es decir, las vocales y las
consonantes, a partir de la última vocal acentuada.
En el pasadizo nebuloso A
Cual mágico sueño de Estambul B
Su perfil presenta destelloso A
La niña de la lámpara azul. B
Rima asonante. En esta rima se repiten solo los sonidos vocálicos, a partir de la última vocal
acentuada.
Con lilas llenas de agua a
Le golpeé las espaldas. a
Se llama recurso estilístico a cualquier modificación que realiza un emisor del mensaje literario al lenguaje de
uso común para incrementar su expresividad de forma que tal texto, transformado en literario, impresione la
imaginación o la memoria del lector o receptor del mismo; la literatura viene a constituir así una especie de
“tratamiento de belleza” que recibe el significado y el significante del signo literario para asegurar su perduración
en el tiempo y hacerlo recordar más fácilmente, bien por su abundancia de repeticiones o ritmos, bien por su
abundancia de asombros o extrañezas. Estos son los dos elementos que en proporción variable se presentan
en todo lenguaje literario y constituyen las referencias fundamentales a que puede reducirse todo recurso
estilístico: recurrencia y/o diferencia. Mediante operaciones de adición, supresión, transposición y sustitución
en la lengua de uso común se crea el lenguaje ‘estilizado’ o literario. Para dar forma artística al
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lenguaje, el escritor se sirve de los recursos estilísticos, que se clasifican en tres grandes categorías, según
a qué aspectos del lenguaje afecten:
Recursos fónicos
Emplean los sonidos de la lengua con un sentido estético y expresivo, provocando una sensación
determinada en el lector.
1. Aliteración
Reiteración sistemática de un sonido para producir determinados efectos sensoriales. En el siguiente ejemplo
se repiten ciertos sonidos para dar sensación de movimiento suave:
Rubén Darío
2. Onomatopeya
Imitación de un sonido real. La onomatopeya se logra a veces mediante la aliteración. En los siguientes
versos, por ejemplo, la reiteración de la s evoca el zumbido de las abejas:
Garcilaso de la Vega
3. Cacofonía
Combinación de palabras que resulta desagradable al oído, por lo común a causa de la dificultad de
pronunciación, de la repetición de sílabas o por la creación involuntaria de una palabra aborrecible al
combinarse las sílabas. El artista verbal suele utilizarla para expresar la insuficiencia del lenguaje o para señalar
tonos despectivos o decadentes.
4. Reduplicación
Repetición más o menos exacta de una palabra o de algunas unidades de ésta en una frase o verso.
Caracteriza muchos comienzos de romances:
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5. Calambur
Falsa separación de las unidades léxicas de la cadena fónica que produce un equívoco o ambigüedad. Así, se
cuenta que Quevedo hizo la apuesta de decirle a la reina que era coja sin que se enterase, para lo cual cogió
un clavel y una rosa del jardín por donde ésta se paseaba y se los ofreció diciendo:
6. Palíndromo
Frase que puede ser leída en sentido inverso sin sufrir cambios:
La ruta no natural
Se es o no se es
Aire solo sería
Si vivo no vivís
Amo la pacífica paloma
Recursos morfosintácticos
Se producen al añadir, suprimir o repetir palabras, o al alterar el orden de las palabras en la oración.
1. Epíteto
Consiste en emplear un adjetivo que expresa una cualidad propia del sustantivo al que se une:
2. Sinonimia
3. Asíndeton
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Rafael Alberti
4. Polisíndeton
Vete muy lejos de mi lado, que pobre, y ciego y solitario, a donde yo nunca te vea, y herido, y triste, amo la
tierra.
José Hierro
5. Elipsis
Consiste en la supresión de términos por considerarse que están sobreentendidos. En este ejemplo se
suprime el verbo necesito en el segundo verso:
Hoy necesito el cielo más que nunca, no que me salve, sí que me acompañe.
Claudio Rodríguez
6. Anáfora
7. Epanalepsis
Repetir como final de un verso el primer vocablo con el que comienza el anterior. En prosa, repetir al final de
un periodo la expresión o palabra con la que comenzaba el periodo anterior.
8. Epanadiplosis
Artificio retórico consistente en empezar y acabar una frase o verso con la misma palabra:
9. Paralelismo
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Es la repetición de construcciones similares en dos o más versos u oraciones:
Compadre, quiero cambiar mi caballo por su casa, mi montura por su espejo, mi cuchillo por su manta.
10. Hipérbaton
Cerca del Tajo, en soledad amena, de verdes sauces hay una espesura.
Garcilaso de la Vega
Los recursos semánticos son aquellos que afectan al sentido que las palabras adquieren en el texto. Entre ellos,
hay un grupo que se basa en el empleo de una palabra en el lugar de otra: los tropos. Los principales tropos
son la metáfora, la metonimia y la sinécdoque.
1. Metonimia
De "meta": detrás y el gr. "onoma": nombre; tropo que consiste en designar la parte por la parte (pars pro parte)
o, como afirma Jakobson, la sustitución de un término por otro que presenta con el primero una relación de
contigüidad espacial, temporal o causal, a diferencia de la sinécdoque, en que la relación es de inclusión (pars
pro toto, o totus pro parte). Mientras que en la metáfora la relación entre los dos términos es paradigmática (los
dos términos pertenecen a campos semánticos diferentes) en la metonimia la sustitución es sintagmática.
Existen varios tipos:
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g. El instrumento por su utilizador: “Un primer espada”, “el segundo violín”, “El espadón de Loja”
(Narváez)
h. El autor por la obra: “Leyó a Virgilio”. “Compró un Barceló en una subasta”
i. El lugar de procedencia por el objeto: “El Burdeos me gusta más que el Montilla”
j. El epónimo por la cosa: “Por que es la Virgen de la Paloma” (El día de la fiesta)
2. Sinécdoque
Tropo muy frecuentado en el siglo XVIII que consiste en designar un todo entero por una de sus partes (pars
pro toto) o viceversa, pero siempre que ambos elementos se relacionen por inclusión y no, como ocurre con la
metonimia, por contigüidad (pars pro parte). Existen como en esta varios tipos:
a. La parte por el todo: vela por nave, alma por habitante, cabeza por animal...
b. El todo por la parte: La ciudad (sus habitantes) se amotinó.
c. Palabra más general por la más particular: trabajdor por obrero, felino por tigre.
d. El género por la especie: bruto por caballo.
e. La especie por el género: “Ganarse el pan” por “ganarse la comida”
f. El singular por el plural: “El inglés es flemático, el español colérico”
g. El plural por el singular: “Los oros de las Indias”
h. La materia por el objeto: “Fiel acero toledano” por espada.
i. Lo abstracto por lo concreto “La Caridad es sublime”. “La juventud es rebelde” “Las tropas no
respetaron sexo ni edad”
j. El signo por la cosa representada: “Mensaje de la Corona” por mensaje del Rey
k. La especie por el individuo: “El hombre (los astronautas) fueron a la luna”
A. Machado
3. Oxímoron
Del griego oxymoron, figura retórica que une en un solo sintagma dos palabras de significado opuesto:
La música callada
4. Hipérbole
Exageración tal que se sale de la realidad. Presenta desproporcionadamente los hechos o las situaciones,
características, actitudes, etc. ya sea por exceso (aúxesis) o por defecto (tapínosis):
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ya no consiente márgenes ni orillas:
inundación será la de mi canto.
Ya sumergirse miro mis mejillas
la vista por dos urnas derramada
sobre las aras de las dos Castillas...
F. de Quevedo
5. Metáfora o traslación
Mediante el algoritmo analógico conocido como metáfora se identifica verbalmente algo real (R) con algo
imaginario o evocado (i); se identifica, pero no se compara, pues en ese caso sería un símil, recurso diferente
y mucho más simple y primitivo. Cuando aparecen los dos términos (real y evocado) estamos ante una metáfora
in praesentia (Ullmann) o metáfora impura o imagen. Cuando no aparece el término real, sino sólo el
metafórico, estamos ante una metáfora pura. Se usa cuando no existe término propio para la situación, el
término propio no tiene la connotación deseada, se quiere evitar la repetición del término propio o se desea
hacer palpable lo que se designa o dirigir la atención hacia el significante; en suma, cuando se busca novedad
o, por usar la expresión de Novalis, se pretende conceder a lo cotidiano la dignidad de lo desconocido.
Metáfora aposición:
R de i: Dientes de perla
I de R: Perlas de dientes
Metáfora pura:
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Metáfora negativa:
No R, I: No es la calle, es el infierno
Lope de Vega
7. Símil o comparación
Destaca el parecido o comunidad de elementos de una cosa con otra, incluyendo la particula como, cual o tal,
o bien utilizando el verbo parecer. Es un recurso más elemental y primitivo que la metáfora, según el poeta
expresionista Gotfried Behn, y se puede encontrar con frecuencia en las epopeyas clásicas de Homero, Virgilio
y en poemas didácticos como el De rerum natura de Lucrecio o la Divina comedia de Dante Alighieri. Su eficacia
depende de su originalidad:
Cual gusano que va de sí tejiendo su cárcel y su eterna sepultura, así me enredo yo en mi pensamiento...
8. Sinestesia
Tropo emparentado con la enálage que consiste en enlazar dos imágenes o sensaciones percibidas por
distintos órganos sensoriales. Aunque es un recurso desarrollado en el Simbolismo y el Modernismo del siglo
XIX, se viene usando desde la Antigüedad. Por ejemplo, Virgilio escribió clamore incendunt coelum y en el Siglo
de Oro Góngora dijo relámpagos de risas carmesíes:
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extranjeras no al alma, a los sentidos:
Marino, gran pintor de los oídos,
y Rubens, gran poeta de los ojos...
Lope de Vega
En colores sonoros suspendidos
oyen los ojos, miran los oídos...
Francisco de Quevedo
9. Personificación o prosopopeya
Atribuir cualidades humanas a seres inanimados o irracionales. Muy empleado por los fabulistas.
Gabriel Bocángel.
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