Foro Internacional de Psicoanálisis, 2017 Vol. 26, núm.

1, 64 - 69,
http://dx.doi.org/10.1080/0803706X.2016.1184311

La madre ' s representación mental de su bebé

HAROLD P. BLUM

Abstracto
La madre ' La representación mental intrapsíquica de su bebé comienza antes del embarazo y se modifica durante el embarazo y posteriormente. Los padres tienen
expectativas conscientes y fantasías inconscientes sobre su bebé, que con demasiada frecuencia no son consistentes con la realidad. Intervención temprana en
lactante - Las alteraciones de los padres son importantes para reparar la relación y prevenir el desarrollo patógeno posterior. Un ejemplo clínico de una madre ' Se
presentan representaciones mentales ambivalentes inconscientes de su bebé.

Palabras clave: representación, infante, afecto, desarrollo

Comentario teórico ciones de una fase simbiótica de desarrollo. El conocimiento

yo suelo representación mental para referirse a la representación interna
del yo y / o del objeto. Las representaciones mentales intrapsíquicas están
sujetas a la inmadurez, los deseos y las defensas del yo; nunca son
idénticos al yo externo real y al mundo de los objetos. Las
representaciones son esquemas afectivos, cognitivos y sensoriales
derivados de las relaciones e identificaciones de objeto. Que el ego es
" ante todo un ego corporal "( Freud, 1923 ,
pags. 26) no debe confundirse con el ego como una estructura o
agencia con muchas funciones esenciales. El ego corporal es el
esquema sobre el que se modela la autorrepresentación en conexión
con la experiencia relacionada con el objeto. Las representaciones del
yo y del objeto son componentes o subestructuras del yo que son muy
importantes en la organización de la personalidad. Aunque se habla de
ellos de forma independiente, están interrelacionados en el desarrollo
entre sí (Jacobson, 1964 ).
En un marco paralelo, la representación del yo y el objeto son
aproximadamente equivalentes a las relaciones de objeto
internalizadas (Sandler & Sandler, 1999 ). Las representaciones del yo
y del objeto de los padres y el feto, y más tarde del bebé, son
aspectos críticos de la psicología del embarazo y la paternidad
(Raphael-Leff,
2005 ). Algunas mujeres fantasean con ellas mismas como embarazadas
y, durante el embarazo real, sus fantasías pueden incluir una
autorrepresentación que abarque al feto. La simbiosis intrauterina real
de la vida fetal ha contribuido a que las fantasías maternas de simbiosis
continúen después del nacimiento, así como a suposiciones teóricas.
contemporáneo del desarrollo infantil ha determinado que las
fases simbiótica y autista ya no son sostenibles. Los bebés
reaccionan a los estímulos externos de manera diferente a los
estímulos internos y generalmente responden específicamente a
su madre ' s voz y olor, y el sabor de una madre lactante ' s leche. La
sonrisa dotada de neurobiología es suplantada por la sonrisa
social del infante en relación con la madre a los cuatro meses de
edad (Spitz, 1965 ).
Introducción
Representaciones mentales conscientes e inconscientes de la madre. - Los
bebés están influenciados por la etapa del embarazo, la ecografía y otras
pruebas que revelan el desarrollo fetal, por ejemplo, el sexo, los latidos
del corazón, el movimiento, etc. La representación mental del feto puede
fusionarse con las representaciones de los padres, pero también puede
ser independiente, ya que la madre se prepara para el nacimiento y una
eventual separación externa e intrapsíquica. Los padres también pueden
representar a la madre, el padre y el feto, en una configuración triádica
(Ammaniti, Tambelli y Odorisio, 2013 ). Además, los padres tienen
representaciones mentales separadas de sus propios padres, que se
encuentran entre los determinantes de sus actitudes y roles parentales.
Cada padre tiene fantasías y expectativas conscientes e
inconscientes sobre su propio bebé, influenciados por los demás,
sus propios padres y sus hijos.

Correspondencia: Dr. Harold P. Blum, 23 The Hemlocks, Roslyn Estates, NY 11576, EE. UU. + 1- 516-621-6850. Correo electrónico: Hpblum1@gmail.com

( Recibido el 22 de abril de 2016; aceptado el 26 de abril de 2016)

© 2016 Federación Internacional de Sociedades Psicoanalíticas


experiencias y recuerdos de la infancia (Lebovici,
1988 ). Con frecuencia, pero no invariablemente, está presente
una representación narcisista idealizada de su bebé. La calidad
afectiva de la madre ' La representación mental de su bebé está
intrínsecamente relacionada con la calidad del apego entre el
bebé y la madre. Las representaciones inconscientes del bebé,
no modificadas de acuerdo con las realidades posparto,
predisponen a una capacidad deteriorada de mentalización e
integración en el niño y es probable que estén asociadas con
formas de apego inseguro (Beebe & Lachman, 2002 ). Un diálogo
(Spitz,
1965 ) entre madre e hijo debe resultar en un entendimiento
mutuo y una regulación afectiva (Emde & Leuzinger-Bohleber, 2014
; Fonagy & Target,
2003 ).
Confianza básica y reflejo (Erikson, 1975; Kohut,
mil novecientos ochenta y dos ) y las relaciones de objeto tempranas
afectivas son esenciales para el desarrollo normal del bebé en un
entorno de seguridad y protección. La relación de objeto principal es
crucial tanto para el apego como para la separación - individuación.
Las representaciones y relaciones mentales de los padres y el niño
también están sujetas a la influencia de la cultura y la sociedad en la
que fueron criados y viven.
Ahora también sabemos que la oxitocina y las neuronas espejo
hacen una contribución biológica a la madre. -
vinculación infantil y empatía parental (Ammaniti y Gallese, 2014 ).
En vista de esto, cabe señalar que el paciente P ' s (descrito más
adelante) enfoque o retraimiento de su bebé, su resistencia al
estrés y el trauma, se vería afectada por su dotación
neurobiológica, un discurso fuera del alcance de este artículo.
Viñeta clínica: el caso de una madre en riesgo de abuso
infantil
Este caso ilustra cómo el resurgimiento del trauma de la primera
infancia se reactivó en una madre ' s relación con su hijo. En sus
veintes, la paciente, " PAGS ",
descrito aquí, buscó ayuda porque tenía miedo de abusar de su niño
pequeño. Su hijo tenía dos años y algunos meses cuando P ingresó al
psicoanálisis, inicialmente cuatro veces por semana. Cabe señalar que
el miedo al abuso y la negligencia infantil es una de las motivaciones
conscientes frecuentes de las madres que acuden a las clínicas de salud
mental.
P no había previsto la profunda perturbación que surgió en su
relación con su primer hijo, que era querido y planeado con su esposo.
Su embarazo no tuvo nada de especial, y estaba conscientemente
complacida, aunque inquieta, con la perspectiva del cuidado infantil.
Con un alto nivel educativo, había leído sobre los diferentes trimestres
del embarazo, el desarrollo fetal y las opciones para disminuir el dolor
durante el trabajo de parto y el parto. Ella
La madre ' s representación mental de su bebé sesenta y cinco
también había aprendido sobre la importancia de la madre -
vinculación infantil, la elección de la lactancia materna frente a la
alimentación con biberón y la modificación de la relación entre los
nuevos padres.
Intelectualmente, P era consciente de que no hay padres ni hijos
perfectos. Su esposo había sido básicamente un apoyo pero poco
involucrado en la tenencia neonatal y " las manos en " Cuidado infantil.
Solo recordó indicios de angustia futura en el último trimestre del
embarazo. P se preguntó cómo le iría cuando estuviera sola en casa
con su bebé mientras su ambicioso esposo se ocupaba con éxito en
el resto del mundo. ¿Qué podría hacer con su educación avanzada,
participando en la charla infantil, hasta que su esposo regresara a
casa? ¿Estaría complacida o decepcionada con la maternidad y ser
la cuidadora principal? Ella era consciente de los leves sentimientos
de envidia de su marido. ' s papel como proveedor y " conductor
asiento trasero " así como un " animador " padre.
Al principio de su análisis, recordó con una claridad inusual
algunos sueños angustiantes de su embarazo, que habían persistido
en su mente después de que se despertó. La persistencia y el
recuerdo de estos sueños más de dos años después atestiguaban su
inquietante importancia premonitoria. Esta intrusión de los sueños en
la vida de vigilia parecía darles realidad. La alucinación visual de
estos sueños en particular se experimentó como realidad durante un
breve tiempo después de que P se despertó. Ella estaba en el sueño,
pero despierta.
En un vívido sueño, las paredes de P ' s roomwere contrayendo,
amenazando con disminuir radicalmente el tamaño de la habitación.
La pared contraída le había recordado las contracciones ocasionales,
presagios del trabajo de parto y el parto. ¿Su vida también se
contraería? ¿Se convertiría el gratificante cuidado neonatal en una
forma de confinamiento solitario? ¿Era su feto inconscientemente un
objeto narcisista devorador y controlador, así como un objeto de
orgullo y satisfacción femeninos? Ella informó que no se había
preocupado por su bebé ' s sexo y que su marido había favorecido a
un niño como el primer hijo. Habían pensado en tener dos hijos.
En otro sueño hacia el final del embarazo, una mujer
escasamente vestida extrañamente tenía un cinturón fálico
colgando de su ingle y se quejaba de ser apretada por la tensión
del cinturón. P asoció esto con su abdomen y pelvis agrandados,
con sensaciones de presión y tensión dentro de su cuerpo y de su
ropa. El cinturón que colgaba de su pelvis representaba a una
enigmática mujer fálica. Ella sabía por la ecografía que tendría un
hijo, que inconscientemente era suyo y de su esposo. ' s pene
como parte de su cuerpo parcialmente fusionado. La hembra
fusionada - El cuerpo masculino era un derivado de los padres
fusionados en el coito, así como su deseo bisexual de ser un
hombre. La mujer fálica era también una representación mental
revivida de su identificación infantil.
66 HP Blum
con su padre y su hermano. La fusión con su hijo evocó pensamientos
opuestos de envidia del hombre / esposo que estaba libre de dar a luz a la
atención materna constante 24 horas al día, 7 días a la semana. Para ella, " envidiaestable para sus crías (Winnicott, 1965 ). Literalmente podía disfrutar
del pene " era la envidia de su hermano pequeño, así como su visión
posterior de los privilegios y prerrogativas masculinas. Estaba ansiosa y
culpable por su conciencia de su ambivalencia hacia su niño pequeño,
quien reactivó la envidia de su infancia hacia su hermano rival, así como su
rival edípico por cada padre. ' s amor.
Criado en un hogar liberal por padres cristianos seculares, P no
había estado expuesto a una disciplina dura ni a actitudes paternales
punitivas. Sus padres, especialmente su madre, fueron en general
responsables y receptivos a sus necesidades y deseos. Consideraba
a su madre como una devota madre y esposa. P no había sido
desatendido, molestado, presionado o molestado cuando era niño o
adolescente. Ella no era una niña abusada sexual o físicamente con
la consiguiente predisposición a ser una madre abusiva. Estaba
desconcertada por su creciente animosidad hacia su pequeño, que
alternaba con un profundo afecto. Su amor por su hijo era, por tanto,
una fuente de culpa por su hostilidad. Su imagen de sí misma como
una madre idealista, potencialmente ideal, coexistía con una
representación opuesta de sí misma como rabiosa, punitiva y
auto-punitiva (Blum,
2007 ; Papiasvili y Mayers, 2016 ). Parecía haber una disociación
extraordinaria entre una autorrepresentación buena y una mala,
y su representación de su pequeño como un objeto amado y
odiado (Kernberg, 2011 ). Curiosa, pero temerosa de explorar sus
pensamientos y sentimientos contradictorios, P procedió a
describir su " Vergonzoso, culpable, disfunción maternal
irracional. "
Inicialmente ocultó su angustia a su esposo y cedió al
autoengaño, había esperado una mejora radical en su relación
ambivalente con su niño pequeño. En raras ocasiones, su
hostilidad hacia su pequeño se manifestó en presencia de su
esposo y familiares. Aunque fue una violación regresiva de la
regulación del afecto, su actitud abiertamente contenciosa fue
principalmente una " Pedir ayuda " que solicitó apoyo externo
buscando tratamiento. El psicoanálisis fue un esperanzador
rescate para ella y su hijo. P sintió un alivio inicial de sentirse
abrumada por sentimientos de fracaso y pérdida del respeto por
sí misma, anticipando el desahogo y la eventual desaparición de
sus síntomas en la terapia psicoanalítica.
Al principio, P estaba gratamente involucrada en el cuidado y la
crianza neonatal, y esperaba cumplir sus ideales maternos con un
bebé a veces idealizado (Blum,
1993 ). Ella informó que el placer diádico fue reemplazado por
irritabilidad diádica cuando su bebé desarrolló cólicos. Ella no
pudo calmar ni consolar al bebé, mientras que su esposo
usualmente " tranquilamente "
dormí durante los episodios. El infante ' s cólico
disminuyó, pero su confianza en sí misma y la autosuficiencia se
vieron afectadas. Ella no había podido asegurar un ambiente
abrazándolo y luego sentirse aliviada cuando él se quedaba dormido
y dormido. Las descripciones de su maternidad asediada fueron
dolorosas para ella y su analista. Sus dificultades se habían
intensificado en gran medida en su hijo. ' s segundo y tercer año de
edad. El juego cariñoso se desvaneció cuando se experimentó que
su pequeño y voluntarioso niño era imponente y excesivamente
exigente. Una tensa negativa a negociar podría convertirse en una
rabia recíproca. Regresaría, a pesar de su esfuerzo consciente por
mantener un autocontrol estable. Cuando perdía los estribos,
gritaba, maldecía y lanzaba obscenidades verbales a su hijo. Su
posterior rabieta de llanto y gritos generalmente provocaba más ira.
La guerra diádica necesitaba una intervención de mantenimiento de
la paz (Schechter, 2016 ).
Para cuando P ' Su hijo tenía tres años, se culpaba a sí mismo y
acusaba a su madre de querer deshacerse de él. Luego podía
verbalizar que quería que una nueva madre quisiera que la madre
mayor se fuera, o que tuviera a papá en casa sin ella. Cuando
estaba enojado y sin reservas afectivas, P se imaginaba justificando
bofetadas y azotes. Pensó, " si le doy al mocoso una pulgada, toma
una milla. " Se contradecía interiormente a sí misma cuando su
conciencia inconsistente le inducía a la autocontrol y a la
autorreflexión. Reflexionó que, después de todo, solo era un niño.
Ella trató y trató de adherirse a sus ideales y valores maternos
conscientes (Blum, 1993 ). En su ser racional, sabía que, de manera
irracional e infantil, le molestaba que él fuera una niña. Sabía en su
ego racional que él estaba siendo un niño temperamental, pero sus
afectos negativos podían hacer a un lado la regulación del afecto y
la autorregulación general. Ella explicaría que había perdido los
estribos, se retractó de sus reacciones desagradables y, de hecho,
preguntó por su hijo. ' s simpatía y perdón. A veces, P invertía los
roles de padre e hijo, buscando a su hijo ' s consuelo y rescate de su
enfrentamiento en peligro. Ella podría estar llena de remordimiento,
autorreproche y una intensa autocondena mientras aún conservaba
ligeramente la premisa disociada de que su hijo también era el
culpable. Podía tolerar y repudiar afectos y actitudes
contradictorios. Se culpó a su esposo por su relativa ausencia y se
defendió por amarla a ella y a su hijo. ¿Qué habría mostrado la
grabación de video sobre la interacción de sus ojos y su rostro con
su bebé desde el nacimiento hasta las mini crisis de los primeros
años? Las sonrisas se alternaban con demasiada frecuencia con el
ceño fruncido y el ceño fruncido.
Las confusas dificultades de la fase de acercamiento de la
separación - individuación (Mahler, Pine y Bergman, 1975 ), el
niño cambia entre ser

cerca y distante, aferrándose y alejándose, dócil y desafiante, eran
una fuente de angustia materna, agotando los recursos de su ego y
su respuesta afectuosa. Separación - Los conflictos de individuación
se vieron exacerbados por el entrenamiento concurrente para ir al
baño con luchas por el poder y el control en múltiples aspectos de
su relación diádica. Esta madre ' s empatía y reacción modulada
hacia su niño pequeño ' Las provocaciones y demandas mejoraron
gradualmente durante su análisis. Entonces, su hijo podría
experimentar una ira intensa sin un miedo excesivo al rechazo, las
represalias o su madre ' s retraimiento emocional.
Como P ' A medida que el psicoanálisis progresaba, se comunicaban
afectos más placenteros en la madre intersubjetiva. - díada infantil. Su
constancia de objeto relativamente frágil y su propensión a la regresión se
volvieron más estables con una integración progresiva del yo bueno y
malo y las representaciones mentales del objeto. Junto con la
interpretación y la comprensión, la empatía analítica y la sintonía
suficientemente buenas ayudaron a sostener el trabajo analítico durante
tiempos dolorosamente turbulentos.
El trauma infantil revivido en el psicoanálisis
Recuerdos aislados y asociaciones con P ' La adolescencia precedió al
resurgimiento y la reconstrucción del trauma severo de la primera
infancia. La emoción, la vergüenza y la culpa por el exhibicionismo
narcisista adolescente, por ejemplo, estar escasamente vestida, sus
pechos expuestos por una ola en la playa, llevaron a recuerdos de la
infancia de su hermano pequeño desnudo. Él era tres años más joven y
ella había observado cómo se alimentaba, cambiaba pañales, bañaba,
etc. así como su diferencia anatómica. Poco después de su nacimiento,
ella había tenido un grave accidente.
requiriendo emergencia tratamiento y niño pequeño como a un rival ' s exige, como si el rival ' La
hospitalización. Los contratiempos menores de los adolescentes se
habían defendido contra un resurgimiento de este trauma masivo de
la primera infancia. La ola en la playa también se refirió a estar
abrumado por el miedo, sentirse indefenso y desorganización
regresiva relativamente reversible. Se impidió el desarrollo y la
integración del yo y el superyó. Su hijo tuvo que ser castigado por
sus transgresiones menores y su mayor culpa inconsciente por su
accidente, lesión y enfermedad.
El paciente ' Las fantasías inconscientes de violencia y castigo
de su primera infancia se habían reactivado y los derivados de
su experiencia traumática se repetían en su maternidad. Hubo
una fusión de tres traumas: su accidente y enfermedad, el
nacimiento de su hermano y el trauma traumático de su madre,
resonando con su hija. Su madre era " muerto de miedo " que su
hija podía morir y que ella apenas podía atender a su nuevo
bebé. El paciente ' La disociación del objeto bueno y malo puede
haberse hecho eco de su propia madre. ' s trauma por choque y
tensión. Su madre estaba al lado de su cama
La madre ' s representación mental de su bebé 67
tan a menudo como sea posible, reconstruido en el análisis como
un yo asustado dividido, identificándose con su hija. Su madre trató
de ser un objeto reconfortante y consolador, aunque resentida por
no estar con su nuevo bebé. Atender a la hija frente a su nuevo
bebé fue una elección dolorosa, que provocó culpa e hirió. La
paciente sintió que tenía la culpa, desplazada por su nuevo
hermano, a veces sola en el hospital. Fantaseaba a sí misma como
mala, indigna de amor y no amada. En su lesión y enfermedad,
estaba siendo castigada y quería castigar a sus padres por no
protegerla mágicamente y no estar siempre disponible.
PAGS ' La experiencia de su tratamiento hospitalario con
inyecciones y exámenes físicos aparentemente interminables
intensificó su enfermedad traumática en el camino hacia la cura y
el regreso a casa. Su madre confirmó sensaciones de frío y calor
como fiebre y escalofríos con sueño irregular interrumpido.
Posteriormente, tuvo miedo de la oscuridad y necesitaba una luz
de noche. La paciente estaba preocupada por su propio hijo ' s tener
un sueño adecuado y regular, y sobre su propio sueño adecuado,
libre de cavilaciones sobre su hijo. Ella estaba resentida con su
marido ' Está durmiendo todas las noches cuando es posible que se
despierte y esté estresada al atender a su hijo que llora. ¿Era P
hipervigilante, demasiado sensible a su niño pequeño o era lenta?
¿O estaba molesta por estar excitada? ¿Habría respondido con
mayor facilidad y ecuanimidad a un segundo hijo, ya que habría
tenido más experiencia parental? En la transferencia, repitió
fantasías de abandono y rescate, desconfianza y seguridad. Su
trauma infantil fue el prototipo del miedo materno adulto de que ella
y su propio bebé serían perpetradores y víctimas el uno del otro
(Blum, 1989 ). Sobre su ' propio ' cumpleaños, P soñó con una fiesta
con un cochinillo. El cochinillo era su propio hijo, que representaba
a su hermano lactante y devorador, pero también ella se
identificaba con su hermano rival. A veces respondía a su propio
gratificación significaba su propia privación. Las asociaciones con
el analista como indiferente y explotador de ella fueron aclaradas e
interpretadas como su miedo inconsciente de ser agotado por el
análisis y su propio infante, y de identificación con una madre
ambivalente agotada. Cada vez fue más capaz de reconocer su
rabia hacia su madre por tener y criar a su rival, por su
confinamiento en el hospital y por no organizar rápida y
decisivamente su recuperación.
En su hermano ' En el cumpleaños, la paciente soñó que su propio
hijo moría, lo que confirma la transferencia de conflictos asesinos con
su hermano pequeño a su propio hijo. A veces había respondido a su
propio niño pequeño como a un rival ' s demandas. Entonces su rival ' La
gratificación significaba su propia privación. Sus deseos de muerte
hacia sus objetos de amor fueron al mismo tiempo
68 HP Blum
relacionado con su miedo a la muerte durante su hospitalización, además de
haber internalizado elementos de sus padres '
miedos de su hija ' s muerte. La supervivencia de P ' s hijo ' s estaba
inconscientemente confundida con la suya y la de su hermano ' s
supervivencia. A P le resultó difícil reconocer su ambivalencia
hacia su propio hijo y su propia madre, transmitida al analista
como indiferente al tener otros pacientes e intereses. Luchó con
fantasmas invisibles y figuras de pesadilla. La reconstrucción de
los traumas fue transgeneracional, abarcando el pasado, el
presente y el futuro anticipado (Faimberg, 2005 ; Fraiberg, 1980 ).
P solo tenía recuerdos fragmentados de su propia enfermedad
traumática y hospitalización. Su trauma y tratamiento fueron
reconstruidos en gran parte en el proceso analítico. La interpretación y
la reconstrucción se entrelazaron, y la paciente verificó los hechos
cuando fue posible con sus propios padres. P se dio cuenta de la
importancia para ella del analista ' s interés genuino, respeto, tolerancia
y neutralidad relativa y sin prejuicios. La confiabilidad y seguridad de
la situación analítica fueron fundamentales para que ella obtuviera,
usara y se apropiara de la percepción analítica.
Poco a poco, P fue capaz de regular mejor sus propios afectos
e impulsos, lo que fomentó a su hijo ' s afectan la regulación y la
adaptación a la realidad. Tanto la madre como el niño adquirieron
más confianza en su capacidad de reconciliación afectiva
después de las quejas. Su recuperación analítica del
resurgimiento del trauma infantil y el conflicto inconsciente
transpuesto y transmitido a su maternidad adulta se asoció con
una facilitación externa significativa. Su pequeño estaba
creciendo, volviéndose más autosuficiente, independiente y
capaz de comunicarse con ella en niveles más avanzados de
desarrollo verbal, cognitivo y afectivo. Con una mentalización
consolidada, su hijo pudo comprender que su madre tenía sus
propios motivos y actitudes. Su esposo estaba más
comprometido con su hijo verbal que con el niño preverbal. Este
cambio en su marido ' La participación le permitió una mayor
libertad para sus propios intereses además de su hijo. Su esposo
sirvió más eficazmente como un objeto alternativo, fomentando la
estabilidad cuando su relación con su hijo se vio temporalmente
amenazada por disputas.
P podía contar con relaciones objetivas externas afectivas y
también se apoyaba en la participación en grupos de juegos
preescolares de una madre similar. - díadas de niños. Ella podía
esperar tener un empleo a tiempo parcial fuera del hogar, la
autorrealización de su propia actividad intelectual. Estas influencias
externas potenciaron el trabajo analítico vital. Sus representaciones
mentales de ella misma y sus objetos se modificaron positivamente
con una integración de representaciones disociadas buenas y malas.
Desarrolló relaciones de objeto internalizadas más benignas y una
tolerancia más benevolente.
superego. Ella ya no parecía confundir a su hijo ' s miedo como un
asalto a su autoestima y una invasión de su zona de confort. La
reintegración analítica fomentó representaciones más maduras y
realistas del yo y de los objetos. Su hijo ya no parecía estar en
riesgo con una madre disfuncional. Ganar confianza en su
maternidad restauró al paciente ' s autoestima, contribuyendo aún
más a su amor por su hijo. Conocimiento analítico, identificación
con valores analíticos benevolentes y
" reeducación " fomentó una interacción más resistente, segura y
lúdica con su hijo (Parens, 2008 ). Un pronóstico optimista, sin
embargo, se vio en cierto grado moderado por la posibilidad de
fragilidad estructural restante y vulnerabilidad a la regresión.
Referencias
Ammaniti, M. y Gallese, V. ( 2014 ). El nacimiento de la intersubjetividad:
Psicodinámica, neurobiología y yo. Nueva York: Norton. Ammaniti, M., Tambelli, R.y
Odorisio, R. ( 2013 ). Exploración de representaciones maternas durante el embarazo
en muestras normales y de riesgo. Salud mental infantil, 34 años, 1 - 10.
Beebe, B. y Lachman, F. ( 2002 ). Investigación infantil y tratamiento de adultos.
Intervenciones de co-construcción. Hillsdale, Nueva Jersey: Analytic Press. Blum, H.
( 1993 ). El ideal del yo materno y la regulación de las cualidades maternas. En S.
Greenspan y G. Pollock (eds.),
El curso de la vida. Vol. 5. Edad adulta temprana ( págs.43 - 74). Nueva York:
International Universities Press.
Blum, H. ( 1989 ) Paternidad punitiva y trauma infantil. InH. Blum, E. Weinshel y F. Rodman
(eds.), El núcleo psicoanalítico: ensayos en honor a Leo Rangell ( págs.167 - 185).
Nueva York: International Universities Press.
Blum. H. (2008). Resiliencia y sus correlatos. En H. Parens, H.
Blum y S. Akhtar (eds.), El alma inquebrantable: Tragedia, trauma y resiliencia
humana ( págs. 171 - 191). Nueva York: Jason Aronson.
Blum, L. ( 2007 ). Psicodinámica de la depresión posparto.
Psicología psicoanalítica, 24, 45 - 62.
Emde, R.y Leuzinger-Bohleber, M. ( 2014 ). Crianza temprana y
prevención del desorden. Londres: Karnac. Erikson, EH (1979). Historia de vida y
momento histórico.
Nueva York: Norton.
Faimberg, H. ( 2005 ). El telescopio de generaciones. Nueva York:
Routledge.
Fonagy, P. y Target, M. ( 2003 ). Teorías psicoanalíticas: perspectiva
de la psicopatología del desarrollo. Nueva York: Routledge. Fraiberg, S. ( 1980 ). Estudios
clínicos en salud mental infantil.
Nueva York: Basic Books. Freud, S. ( 1923 ). El EGO y la identificación. SE 19: 3 - 66.
Jacobson, E. ( 1964 ). El yo y el mundo de los objetos. Nueva York:
Prensa de Universidades Internacionales.
Kernberg, O. ( 2011 ). Limitaciones a la capacidad de amar.
Revista Internacional de Psicoanálisis, 92, 1501 - 1515.
Kohut, H. ( mil novecientos ochenta y dos ). Introspección, empatía y el semicírculo de la salud
mental. Revista Internacional de Psicoanálisis, 63,
395 - 407.
Lebovici, S. ( 1988 ). Interacción fantasmatique et transmisión interge-
nerationelle [ Interacción fantástica y transmisión intergeneracional. En B. Cramer
(ed.), Psychiatrie du Bébé [ Psiquiatría infantil] (págs. 321 - 335). París: Eshel.
Mahler, M., Pine, F. y Bergman, A. ( 1975 ). El nacimiento psicológico
del niño humano. Nueva York: Basic Books.

Papiasvili, E. y Mayers, L. ( 2016 ). Depresión posparto y apego: ¿hay alguien aquí? Foro
Internacional de
Psicoanálisis. doi: 10.1080 / 0803706X.2016.1195510 .
Parens, H. ( 2008 ). Un estudio autobiográfico de la resiliencia: sanación del Holocausto. En
H. Parens, H. Blum y S. Akhtar (eds.), El alma inquebrantable: Tragedia, trauma y
resiliencia humana ( págs.85 - 116). Nueva York: Jason Aronson.
Raphael-Leff, J. ( 2005 ). Psicodinámica de padres e hijos: cosas salvajes,
espejos y fantasmas. Somerset, Nueva Jersey: Wiley. Sandler, J. y Sandler, A.-M. ( 1999
). Objetos internos revisados.
Nueva York: International Universities Press. Schechter, D. ( 2016 ). ¿Madre bruja es
cuál? El papel potencial de la analista para facilitar la maternidad auténtica. Foro
Internacional de Psicoanálisis. doi: 10.1080 / 0803706X.2016.
1195511 .
La madre ' s representación mental de su bebé 69
Spitz, R. ( 1965 ). El primer año de vida. Nueva York: Internacional
Prensa de Universidades.
Winnicott, D. ( 1965 ). El proceso de maduración y la facilitación
ambiente. Londres: Hogarth Press.
Autor
Harold P. Blum, doctor en medicina, es psicoanalista de formación
y supervisión en el Instituto de Educación Psicoanalítica, afiliado a
la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York. Es
presidente del Fondo de Investigación y Desarrollo Psicoanalítico y
exeditor del Revista de la Asociación Psicoanalítica
Estadounidense.
Los derechos de autor de International Forum of Psychoanalysis son propiedad de Routledge y su contenido no puede copiarse ni enviarse
por correo electrónico a varios sitios ni publicarse en un servidor de listas sin el permiso expreso por escrito del titular de los derechos de
autor. Sin embargo, los usuarios pueden imprimir, descargar o enviar artículos por correo electrónico para uso individual.