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Pruebas Judiciales II
Grupo 5
10 de septiembre de 2020.
Bogotá D.C
Dentro de la clasificación de los medios de prueba, se encuentran las pruebas calificadas y las
pruebas no calificadas, dicha clasificación solamente es predicable en materia laboral.
Debido a la congestión que presentaba la sala de Casación Laboral de la Corte Suprema de
Justicia, se presentó un proyecto de ley que se convertiría en la Ley 16 de 1969, y en el
artículo 7 menciona para efectos de las pruebas calificadas que el error de hecho será
motivo de casación laboral solamente cuando provenga de falta de apreciación o apreciación
errónea de un documento auténtico, de una confesión judicial o de una inspección judicial;
pero es necesario que se alegue por el recurrente sobre este punto, demostrando haberse
incurrido en tal error y siempre que éste aparezca de manifestó en los autos; los demás
medios de pruebas no son susceptibles del recurso de casación por lo que se consideran
pruebas no calificadas.
En la sentencia C-140 de 19995, cuyo Magistrado Ponente fue el Dr. Vladimiro Naranjo
Mesa, la Corte tuvo las siguientes consideraciones para declarar exequible la norma:
La Corte inicia haciendo un recuento de lo que el derecho al debido proceso es, la garantía
que con este se obtiene y las áreas jurídicas en las que aplica. Asimismo plasma una serie de
principios que rigen la carta política. Hace también mucho énfasis la Corte en que el principio
de legalidad, por el cual solo se puede juzgar a una persona por leyes preexistentes al
momento de la comisión de una acción, así como también enfatiza en respetar las formas
propias de cada juicio.
Estas formalidades propias se encuentran señaladas en cada uno de los procesos y son
diferentes en cada uno, estas garantizan la apropiada defensa, así como la seguridad jurídica
del litigio. Estas formalidades y procesos son aprobados y modificados por el legislador, cuya
autonomía para legislar está dada por la carta política y es independiente a ella, lo cual no
quiere decir que vaya en contravención a la misma. finaliza la Corte este argumento
apuntando a que siendo el legislador quien señala los procesos para cada área del derecho en
especial, por ende la Corte no tiene competencia para evaluar los mismos, ya que la
constitución Política habla de un debido proceso en general.
2. El proceso laboral
Es por esto, que todo referente al proceso laboral presentó una verdadera innovación en
materia procesal, al permitir que el juez laboral forme “libremente su convencimiento,
inspirándose en los principios científicos de la prueba y atendiendo las circunstancias
relevantes del pleito y la conducta procesal observada por las partes”. Siendo así, una
facultad que el legislador otorgó al encargado de administrar justicia para que él funde su
decisión en el análisis personal o subjetivo de los elementos probatorios allegados o
practicados dentro del proceso, lo cual significa, necesariamente, que el juez de instancia
se encuentra en la plena libertad de asignar diversos valores jurídicos a esas pruebas,
según su apreciación, su convencimiento, su criterio y su raciocinio jurídico, es decir, el
juez sigue un sistema de sana crítica o persuasión personal. Por esto se puede entender
que la participación directa del juez, el contacto permanente con el proceso y la
evaluación personal de las pruebas por él mismo practicadas, constituyen las bases
esenciales del proceso laboral y, por lo mismo, su gran diferencia con otros
procedimientos contemplados en el ordenamiento jurídico colombiano.
Por otra parte, la Corte consideró que no se vulnera el derecho fundamental a la igualdad ya
que el hecho de que la Constitución y la ley hubiesen establecido la posibilidad de que los
asociados puedan presentar una demanda de casación ante la Corte Suprema de Justicia, no
significa que esa institución deba regularse por unos principios y procedimientos idénticos
para los asuntos penales, civiles y laborales. Por el contrario, como cada proceso tiene una
naturaleza, unas características, y unas reglas propias.
Por las razones expuestas, la Corte encontró que el artículo 7º de la Ley 16 de 1969 no
vulnera ningún precepto constitucional y, por ende declara su constitucionalidad, es decir que
la clasificación que se conoce como prueba calificada y prueba no calificada es ajustada a la
ley y se predica en materia laboral.
5. Salvamento de voto
No obstante, hay un salvamento de voto por parte de los magistrados Fabio Moron Díaz,
Eduardo Cifuentes Muñoz y Carlos Gaviria Díaz.
Este problema, en su norma anterior, es decir, artículo 60 del Decreto 528 de 1964 “era
viable, en plena vigencia de la "tarifa legal", sólo se exigía que la prueba erróneamente
apreciada o no apreciada” ya que establecía "haya dado por establecido un hecho con un
medio probatorio no autorizado por la ley". Hace parte de un procedimiento laboral, lo que
lleva a que siga vigente, así mismo, se expidió el Código de Procedimiento Civil, dispuso que
las pruebas deberán ser apreciadas en conjunto "de acuerdo con las reglas de la sana crítica",
con lo que se descartó en estas materias el principio de la tarifa de pruebas, lo cual resulta en
concordancia fundante de lo previsto.
Posteriormente, la reflexión del salvamento de voto se dirige a uno de los aspectos más
señalados por la parte actora en su demanda, la violación del derecho de petición, en donde el
planteamiento se fija en el derecho constitucional que tienen todas las personas de presentar
de forma respetuosa sus peticiones y en consecuencia el deber de recibir una pronta
resolución a dicho trámite, deber, que es más amplio para el estado debido a su posición de
garante de derechos fundamentales.
En este sentido, los magistrados recalcan que previamente en una sentencia de la corte ya se
había mencionado que el derecho de postulación era un derecho que activaba la
administración de justicia de acuerdo a las reglas preexistentes y en consecuencia en cada
caso se ciñe un camino que va a terminar en la aplicación del derecho sustantivo. Se deja
entonces entrever, que, si bien es claro que el legislador puede determinar reglas para la
correcta administración de justicia, de acuerdo a los demás puntos del propio salvamento de
voto se está violando este derecho al impedir a la población presentar postulaciones que
objetivamente podrían ser válidas para consagrar el derecho sustancial.
Por otro lado, en el salvamento de voto, se plantea que la regulación demandada sí contraria
al debido proceso, ya que en los procesos laborales hay una gran amplitud en la apreciación
de la prueba y el limitar sólo al documento auténtico, la confesión judicial y la inspección
judicial la causal de casación a que se refiere el artículo 7º de la ley 16 de 1969, resulta
contraria a aquellos fines propios del debido proceso en la casación, por cuanto es de su
esencia que con ella se logre la unificación de la jurisprudencia, la defensa del derecho
sustantivo (art. 228 C.N.), y el interés maltratado por la indebida aplicación de la ley, no sólo
con base en algunas pruebas.
En efecto, la ley procesal laboral le concede a la Corte, en tanto ésta actúa como Tribunal de
Casación, que si bien no tiene funciones de instancia tampoco le limita que se forme
racionalmente su convencimiento sobre los hechos del proceso, sin sujeción a una
determinada gama única de pruebas, ya que no existe ningún criterio válido para afirmar
como principio que una prueba pueda tener mayor fuerza de convicción que otra.
De igual forma, se plantea que se niega el acceso a la justicia ya que se desnaturaliza las
funciones del Tribunal de casación, ya que lo que busca la Constitución Política en materia de
casación, es hacer menos rígidas las previsiones en esta materia para de esa forma darle
prevalencia al derecho sustancial.
Conclusión
Bibliografía
Corte Constitucional. Sentencia C-140 del veintinueve (29) de marzo de mil novecientos
noventa y cinco (1995). Expediente D-632. M.P.: Dr. Vladimiro Naranjo Mesa.