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Índice
1
Introducción 3
Constitución de Cádiz 4
Constitución de Apatzingán 5
Constitución de 1824 6
Las 7 leyes 8
La Constitución de 1857 14
Constitución de 1917 15
Historia de la SCJN 16
Conclusiones 23
Bibliografía 23
Introducción.
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La historia de las constituciones de nuestro país es importante y trascendental, ya que es a
través de estas que podemos ver la evolución de nuestro país incluidos los vaivenes y
desencuentros que permitieron construir el país que, al menos desde las instituciones y el
marco jurídico, tenemos al día de hoy.
Podemos ver que en poco más de un siglo (que va desde el inicio del movimiento
independentista hasta la promulgación de nuestra actual Constitución), podemos ver las
distintas formas de gobierno por las cuales hemos pasado y que ha regido en nuestro país,
enfatizando que la historia de las constituciones está vinculada a la historia misma de la
nación.
Además de las constituciones, es importante mencionar que han existido otros documentos
fundamentales que nos permiten entender la evolución legal de nuestro país; entre los que
debe destacarse el Acta Constitutiva de la Federación de 1823 y el Acta de Reformas de
1847.
Así pues, la vida constitucional de nuestro país ha estado llena de cambios, lo cual ha
implicado una agitada historia patria, llena de revoluciones, guerras y una gran cantidad de
ideas que permitieron la existencia de diversas constituciones que surgieron tratando de dar
respuesta a los problemas existentes en su época.
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El primer texto constitucional fue la Constitución de Cádiz, la cual no se elaboró en territorio
nacional sino en la ciudad de Cádiz, en España. Se trató de una Constitución liberal que
proclamó la soberanía nacional y que estuvo vigente en nuestro país de forma intermitente
en 1812 y 1820.
Si bien la Constitución de Cádiz no fue la primera constitución de nuestro país, si fue uno de
los principales precedentes para establecer las bases de nuestra actual Constitución, lo que
nos permite entender con mayor claridad la realidad actual que enfrentamos partiendo del
entendimiento contextual y jurídico de la Constitución de la Monarquía Española.
La Constitución de Cádiz fue uno de los principales ejemplos reformistas de la época por su
vital trascendencia y sus aportaciones. Así pues, encontramos en ella la libertad de
imprenta, la reforma eclesiástica, la transformación de las estructuras administrativas y
judiciales; además de establecer el sufragio universal, la soberanía nacional, la monarquía
constitucional y la separación de poderes
Como podemos ver la constitución de Cádiz de 1812 contemplaba aspectos que fueron un
parteaguas de la época en que se cursaba por procesos independentistas paralelos y que
además taladraban procesos reformistas ante las necesidades de los gobernados por ver
tutelados sus derechos de una mayor y mejor manera y la comunidad internacional celebró
la creación de la “Pepa” como vital ejemplo del establecimiento de un orden normativo que
daría pie a lo que ahora conocemos como una fuente de derechos formalmente válida y
eficaz.
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Morelos. El texto reconocía el principio de división de poderes pero daba preeminencia al
Legislativo sobre los demás órganos. Una de sus peculiaridades era la de contemplar un
Poder Ejecutivo colegiado compuesto por tres individuos nombrados por el Congreso.
Entre las diversas propuestas destacan: la intolerancia religiosa, aceptando como religión
oficial la católica; abolición de la esclavitud; separación de poderes en Ejecutivo, Legislativo
y Judicial; reconocimiento de la soberanía popular y la independencia de la Nueva España,
pero sin dejar de considerar al Rey Fernando VII como monarca; y la preferencia de los
empleos públicos para los americanos, que era como se les denominaba a los nacidos en el
continente.
Los trabajos del Congreso iniciaron en septiembre de 1813; para poder realizar sus tareas y
dar orden a todas sus acciones legislativas, el día 11 expidieron el “Reglamento Normativo
de la Asamblea”. El 6 de noviembre redactaron la primera “Declaración de Independencia”
del reino de España. La declaración de Independencia fue “la manifestación escrita de la
intervención y voluntad de romper los lazos con las naciones europeas que habían
contribuido a su formación, o de los que dependían y la de dar nacimiento a una nueva
nación”. 3 Ese mismo mes Morelos se declaró “Siervo de la Nación” e incitó a los demás
insurgentes a lograr el triunfo del Congreso Nacional.
Estos fueron los antecedentes que establecieron las bases de lo que fue el
constitucionalismo mexicano, pues sirvió de ejercicio legislativo para comprender, por qué
los insurgentes optaron por seguir el sistema representativo, la división de poderes y la
soberanía, y de esta manera quedó asentado el deseo de desterrar para siempre el
absolutismo, y preservar la independencia y la libertad.
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La educación, que debía ser “favorecida por la sociedad”, se consideró necesaria a todos
los ciudadanos, como un requisito indispensable para el desarrollo de la nación y también
incluiría a todos los ciudadanos. Se estableció la libertad de imprenta, y con ello se
eliminaba cualquier restricción a la manifestación de ideas y opiniones; esta libertad sólo era
condicionada, si no afectaba a otros ciudadanos, a la ley o a la religión. En el tema de la
propiedad, establecía la libertad y el derecho de adquirirla y disponer de ella, si no
contravenía a la ley; además, que nadie podía ser despojado, si no existía de por medio una
justa compensación. Las obligaciones de los gobernados exigían “una entera sumisión a las
leyes, un obedecimiento absoluto a las autoridades constituidas […]” y las contribuciones
fiscales no serían consideradas como extorsiones, sino donaciones para la seguridad y la
defensa. 6 La pérdida de la ciudadanía era únicamente posible, si alguna persona era
acusada de herejía, de abandono de la religión católica o por traición a la patria. Los
derechos civiles podían ser suspendidos, si existía la sospecha de rebelión a las leyes o al
Gobierno.
Constitución de 1824
De tal forma encontramos que los integrantes del Poder legislativo, serían elegido y
renovados cada dos años, se establece la obligación del Presidente de la República, no
solo de su asistencia a la instalación del Congreso General, sino a la de emitir un mensaje,
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que será contestado por el Presidente del Congreso en turno, y creó la figura del
vicepresidente.
Esta Constitución contaba con 7 títulos y 171 artículos, y la República se conformaba por 19
entidades federativas, 5 territorios federales (Alta California, Baja California, Colima,
Tlaxcala, Santa Fe de Nuevo México y el Distrito Federal). No se contemplaban derechos
colectivos y sus contenidos más importantes eran:
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Es importante que precise que, como contexto, a los conservadores de la época les
interesaba el respeto a las tradiciones religiosas y la implantación de un régimen centralista
de gobierno, mientras que los liberales pugnaban por la libertad política y religiosa, así
como la organización de una república federal.
Con el Plan de Cuernavaca, bajo el lema: “Religión y fueros” solicitaron entre otros puntos la
derogación inmediata de las leyes anticlericales, promulgación de una nueva Constitución
Centralista, la destitución del diablo de Gómez Farías, la expulsión del país de sus
secuaces y la disolución del actual congreso integrado por demonios liberales. Con base en
este plan y el apoyo de los conservadores Santa Anna, quien anteriormente había sido líder
de varios movimientos liberales, regresa a la presidencia con el estandarte conservador en
1834. Posteriormente al éxito de esta reacción y con Santa Anna en la presidencia los
conservadores lograron que la mayoría del Congreso en las elecciones legislativas de
finales del mismo año.
Así pues, la promulgación de la Constitución de las 7 leyes no se dió en una sola fecha -
como habitualmente sucede-, sino que fue elaborada a través de leyes constitucionales
promulgadas entre 1835 y 1836
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Artículo 171 de la Constitución de 1824.
El primer documento de gran importancia denominado: “Ley de 23 de Octubre de 1835:
Bases para la nueva Constitución” es una ley de tan sólo 14 artículos en los se establece,
entre otras cosas, que la religión católica, apostólica, romana era la única permitida en el
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país, el sistema centralista y la división en tres poderes, que servirían como bases para la
nueva Constitución.
El segundo documento se expidió el 15 de diciembre del mismo 1835, bajo el título de “Ley
Constitucional: Estantes y habitantes en el territorio mexicano, sus derechos y obligaciones”
en ella se incluía la descripción de los derechos y obligaciones de los mexicanos conforme
se describirá en el siguiente apartado. Posteriormente, aun cuando las leyes estuvieron
listas por etapas, ya no se promulgaron sucesivamente sino que el 30 de diciembre de 1836
se expidió el documento denominado “Leyes Constitucionales” en el cual se retomó la
primera publicada en 1835 y se agregaron otras seis.
El “Supremo Poder Conservador” se integraba por 5 miembros (Art. 1), tenía facultad para
anular cualquier acto del ejecutivo, legislativo o judicial que considerara inconstitucional (Art.
12), para ser elegible al mismo se requería haber sido diputado, senador, presidente o
ministro de la corte y contar con una renta anual de al menos 3000 pesos (Art. 11) y sus
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miembros deberían recibir el trato se “Su excelencia” (Art. 10). Todos ellos gestos de la
oligarquía, absolutismo y arbitrariedad con que se puede calificar la actuación de este
poder.
Por cuanto hace a la tercera ley titulada: “Del Poder Legislativo, de sus miembros y de
cuanto dice relación a la formación de las Leyes” contó con 58 artículos y fue la más amplia
de las 7. En ésta, de hecho, se establecía una organización para el entonces denominado
“Congreso general de la Nación” semejante en términos generales a lo actual. El congreso
se dividía en dos cámaras: Diputados y Senadores (Art. 1º) Su renovación sería parcial por
periodos determinados (Art. 3º), se prohibía hacer política mientras se ocupaba algún cargo
público (Art. 7º), se establecía un mínimo de renta diaria para ser diputado o senador (Arts.
6 y 12), el periodo de trabajo por sesiones (Arts. 14-24), el proceso legislativo (Arts. 25-46),
la formación de una diputación permanente (Arts. 57-58). Con lo cual, amén del mismo
sentido oligárquico y centralista que marca toda la Constitución, quizá esta sea la ley menos
criticable de las siete.
Respecto a la cuarta ley, que se tituló: “Organización del Supremo Poder Ejecutivo” y en 38
artículos reguló las funciones de un presidente de la República con bastantes atribuciones,
las cuales estaban sólo por debajo del Supremo Poder Conservador, tales 57 a través de
sus Constituciones 1812 - 1917 como formular libremente decretos, nombrar a los jefes de
los departamentos o disponer de las fuerzas armadas (Art. 17).
Destacan, las múltiples reglamentaciones para suplir al presidente (Arts. 3-13), de la misma
manera resultan curiosas disposiciones que jamás llegaron a aplicarse como el periodo
presidencial de 8 años, con posibilidad de reelección (Art. 1) y el complicado proceso de
elección presidencial (Art. 2). Resulta también particular la figura de un consejo de
Gobierno, integrado por 13 personas para el auxilio en las decisiones del presidente (Arts.
21-27) y finalmente la regulación incipiente del gabinete presidencial (Arts. 28-34).
La sexta ley resultó base en orientación de esta Constitución, ya que en ella se estableció
sistema de estado unitario y centralista, el cual entró en vigor desde las bases
constitucionales de 1835 pero que se desarrolla más ampliamente en esta ley a lo largo de
31 artículos y denominada: “División del territorio de la República y gobierno interior de sus
pueblos”.
La soberanía es uno de los elementos esenciales de todo estado y a partir de este régimen
las entidades del interior de la República perdían toda soberanía, igualmente el pueblo era
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despojado del poder que les permitía elegir a sus gobernantes, no existe más democracia
sino autoritarismo.
Por último, la séptima ley en un intento similar al del constituyente de 1824 prescribió que
en seis años, contados desde la publicación de esa Constitución, no se podrá hacer
alteración en ninguno de sus Artículos (Art. 1), se tituló: “Variaciones de las Leyes
constitucionales” y abarcó únicamente 6 artículos.
Las Bases Orgánicas de la República Mexicana (14 de junio de 1843) fue una constitución
fallida, por su escasa vigencia y su inoperancia práctica, dadas las condiciones políticas de
la época.
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mexicanos; proscriben la esclavitud, consagran la garantía de legalidad, las libertades de
opinión, de prensa y de circulación y la inviolabilidad de la propiedad.
Se divide el poder público, que reside en la Nación, en tres poderes (artículo 5) y sólo el
ejecutivo se deposita en una sola persona. Es relevante, que la única religión permitida es la
católica, apostólica y romana “con exclusión de cualquiera otra” (artículo 6). Lo cual originó,
posteriormente, la inconformidad de los liberales.
Apenas tres años fue vigente esta constitución y ello implicó que, muchas de sus
disposiciones ni siquiera se hicieron operantes.
La elaboración del Acta Constitutiva y de Reformas de 1847, estuvo rodeada de una serie
de acontecimientos de gran trascendencia para el país y que marcarían su futuro. Entre los
que destacan la independencia de Texas, el reclamo francés de 1838, la rebelión de
Yucatán de 1840 y la invasión norteamericana de 1846. Finalmente, el 22 de agosto de
1846, Santa Anna expidió un Decreto por el cual restablecía la vigencia de la Constitución
Federal de 1824 y otro de la misma fecha por el que le reconocía al Congreso el carácter de
Constituyente para la elaboración de la nueva Constitución
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4.- Dichos documentos se observan con las reformas siguientes:
1. Independencia de la Nación;
2. Forma de gobierno republicano, representativo, popular, federal y
3. La división de poderes tanto federales como locales.
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La Constitución de 1857
Las sesiones del Congreso se llevaron a cabo desde el 4 de febrero de 1856. Las diversas
comisiones trabajaron intensamente y se presentaron acaloradas discusiones partidistas,
dado que estaban constituidas por miembros moderados y radicales que se empeñaban en
mantener sus puntos de vista y tratarlos de consignar en la futura constitución.
La Constitución de 1857, fue jurada el 5 de febrero de ese año, primero por el Congreso
integrado en esos momentos por más de 90 representantes, y posteriormente por el
Presidente Ignacio Comonfort
Volvía a organizar al país como una república federal. Entre otras cosas, incluía un capítulo
dedicado a las garantías individuales, y un procedimiento para proteger esos derechos
conocidos como amparo.
La Constitución de 1857 se convirtió en la máxima ley que regiría sobre los destinos del
país; ninguna otra ley podría estar por encima de ella. De igual forma, fijaría la posibilidad
de reformas posteriores en beneficio del bien común y como medidas de adecuación a la
realidad imperante.
La ley del registro civil, el 28 julio de 1859, por la que la prueba del estado civil de las
personas, quedaba a cargo de empleados de gobiernos; la del 31 de julio del año citado,
por la que se secularizaron los cementerios; la del 11 de agosto de 1859, que suprimió casi
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todas las festividades religiosas, y la del 4 de diciembre de 1860, que estableció la libertad
de cultos. El objetivo principal de estas leyes era separar a la iglesia del Gobierno o Estado.
Constitución de 1917
● El Artículo 27 declaraba que todas las tierras que habían sido usurpadas a los
campesinos durante el porfiriato tenían que ser devueltas, aunque no tuvieran títulos
de propiedad. Además, podría asumir el control de todas las tierras que no
estuvieran siendo usadas “apropiadamente” y usarlas para el beneficio público. Este
mismo artículo también declaraba que los extranjeros no podían poseer tierras a
menos de 100 km de la frontera nacional o de 50 km del mar.
Esta Constitución dio origen al constitucionalismo social, que prevalece hasta nuestros días,
según el cual la ley fundamental de los pueblos no se limita a establecer las bases de la
organización política de los estados y a reconocer y proteger los derechos del hombre, en
su aspecto individual, sino que agrega el valor de los derechos sociales y establece también
las bases de nuestro sistema económico. En efecto, la Constitución establece la propiedad
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de la nación —dominio directo— sobre las aguas de tipo nacional, así como sobre los
recursos naturales de la plataforma continental y los zócalos submarinos de las islas.
Asimismo, el dominio directo se extiende a los minerales o sustancias que en vetas, mantos
o yacimientos sean distintas a la de los terrenos.
La Constitución de 1917 recogió los principios políticos fundamentales de la carta de 1857
que correspondían a la doctrina del Estado liberal de derecho: protección de los derechos
del hombre, en su aspecto individual; el principio de la soberanía nacional (en su llamada
parte dogmática), así como las modalidades de su forma de gobierno y de Estado: división
de poderes y sistema federal (parte orgánica), garantizó el derecho de propiedad y otorgó
garantías individuales.
Asimismo, los derechos sociales fueron incorporados por 1ª vez en una Constitución,
producto de la Revolución mexicana,
Con sus diversas reformas y adiciones, los preceptos constitucionales establecen los
siguientes derechos sociales:
● El derecho a la educación
● El derecho de los pueblos indígenas para que la ley proteja y promueva el desarrollo
de sus lenguas, culturas, usos, costumbres
● El derecho a la protección de la salud
● El derecho de toda persona a un medio ambiente adecuado para su desarrollo y
bienestar (artículo 46).
● El derecho de toda familia a disfrutar de vivienda digna y decorosa (artículo 4o.).
● Las bases de la reforma agraria,
● El Derecho a la justicia expedita
● El derecho de toda persona al trabajo digno y socialmente útil.
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La Revolución fue la 2ª ocasión en que dejó de funcionar, a través de un decreto del 11 de
julio de 1916, y siendo restablecida hasta el 1ª de junio de 1917.
Entre 1821 y 1824 están en pugna las tendencias republicanas y monárquicas. En las
primeras está presente, como ideal, el decreto constitucional de Apatzingán de 1814; en las
segundas, el Plan de Iguala de 1821, de inclinación a una monarquía limitada, con base en
la Constitución de Cádiz. En ambos documentos se indica la vigencia, mientras se legisla un
nuevo cuerpo de leyes, de las tradicionales normas novohispanas.
En el Acta Constitucional en 1824 se afirmó la división de poderes y de funciones. En el
artículo 9o.: “El Poder supremo de la federación mexicana se divide para su ejercicio en
Legislativo, Ejecutivo y Judicial, y jamás podrán reunirse dos o más de estos poderes en
una sola corporación o persona, ni depositarse el Legislativo en un solo individuo”.
En el artículo 18 indicaba: Todo hombre que habite en el territorio de la Federación, tiene
derecho a que se le administre pronta, completa e imparcialmente justicia; y con este objeto
la Federación deposita el ejercicio del Poder Judicial en una Corte Suprema de Justicia, y
en los tribunales que se establecerán en cada estado; reservándose demarcar en la
Constitución las facultades de esta Suprema Corte.
En el esquema de la división de poderes establecido en el Acta Constitutiva la definición del
Poder Judicial fue un problema; no se tenía claro el papel que debía tener dentro del nuevo
edificio del poder político. El artículo 23 del Acta indica que “...la Federación deposita para
su ejercicio el Poder Judicial en una corte suprema de justicia, y en los tribunales y juzgados
que se establecerán en cada caso”. Es decir, el poder de la Corte provenía de la Federación
y los poderes constituidos.
En la Constitución de 1824, en el artículo 115 se estipuló el Poder Judicial: “El Poder
Judicial de la federación residirá en una Corte Suprema de Justicia, en los tribunales de
circuito y jueces de distrito”. Se agregó la palabra justicia, la cabeza del Poder Judicial
tendría en sus labores la de la impartición de justicia, a diferencia por ejemplo de la
diseñada en Filadelfia en 178719 como influencia de las Cortes de Cádiz de 1812
Se destacan tres influencias en el diseño de la Corte. La primera es la tradición
novohispana, la segunda son las Cortes de Cádiz de 1812 y la tercera es la influencia
estadounidense. Sobre la continuidad y la herencia novohispana en la Corte en los primeros
años hay una coincidencia en la literatura. Una idea central del nacimiento de la Corte
Suprema de Justicia es que es heredera de la Audiencia de México y edificada por una
generación de juristas con formación española
Esta continuidad tiene una relación con los problemas estructurales y normativos que tuvo
la Corte para instalarse según lo estipulado en la Constitución de 1824. Los primeros
ministros de la Corte tomaron protesta en marzo de 1825 y se enfrentaron con las
adversidades de no tener personal, sobre todo de un escribano de cámara calificado,
tampoco tenían instalaciones, aunque sí muchos problemas presupuestales.
Como el Congreso aún no había aprobado la reglamentación de la Corte, solamente se
dedicaban a responder correspondencia. Existió un problema normativo porque no había
una Ley Orgánica ni un Reglamento Interior. Fue hasta 1826 cuando se aprobaron las
Bases para el Reglamento de la Suprema Corte de Justicia.
En este sentido, existe cierta continuidad ya que no se derogaron las leyes antiguas. La
Suprema Corte tenía que apoyar su trabajo con las normas novohispanas y con la
Constitución de Cádiz de 1812. Por ello, una de las continuidades en el diseño de la Corte
con el antiguo régimen se observa en el Reglamento de la Suprema Corte de Justicia de la
República de 1826, así como en la necesidad de generar sentencias unánimes como
condición de credibilidad e imparcialidad.
El artículo 116 estableció los integrantes: “La Corte Suprema de Justicia, se compondrá de
once ministros y un fiscal, divididos en tres salas para el mejor desempeño de sus
funciones, sin perjuicio de que con el tiempo se aumente o se disminuya este número,
según el Congreso general lo halle conveniente”. En el artículo 117 se estableció que el
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cargo de ministro sería perpetuo. El artículo 128 estipuló los requisitos para ser ministro:
“Para ser elegido se necesita ser de 40 años de edad, natural de la Federación o con
residencia de diez años ni interrumpidos hasta el día del nombramiento y abogado en su
ciencia respectiva como en lo moral y político”.
La Constitución promulgada en febrero de 1857 confirmó la desaparición de la inamovilidad
de los ministros de la Corte. La Suprema Corte permaneció —de hecho— en la ciudad de
México, con sus ministros que eran, en buena parte, los mismos que habían colaborado en
la etapa de Santa Anna. Se incorporó a la corte incluso Teodosio Lares. Benito Juárez,
electo presidente de la Suprema Corte de Justicia, asumió la Presidencia interina
constitucional de la República e instaló el gobierno liberal en el puerto de Veracruz. El alto
tribunal se dividió en salas y principió a trabajar.
De esta suerte, la Suprema Corte sufrió una ruptura violenta y le impidió asumir las
funciones en materia de amparo que le había otorgado el Acta de Reformas.
A partir de 1871 y hasta la fecha, la información que se encuentra publicada está dividida
por Épocas, todas ellas de diversa duración, de las cuales han concluido diez y actualmente
se integra la Undécima Época.
Cada “Época” se caracteriza por los cambios paradigmáticos en la manera de integrar,
sistematizar y publicar la jurisprudencia debido a reformas constitucionales y legales, o por
acontecimientos de gran relevancia histórica que han repercutido en el sistema jurídico
nacional. A su vez, las “Épocas” se agrupan en dos periodos: jurisprudencia histórica (1870
a 1914) y jurisprudencia aplicable (1917 a la fecha).
Dicha división obedece a que las tesis de jurisprudencia que fueron publicadas en las
épocas Primera a la Cuarta, antes de 1917, hoy son inaplicables (no vigentes), y por ello se
agrupan dentro de lo que se ha dado en llamar “jurisprudencia histórica”. Las épocas Quinta
a la Undécima, de 1917 a la fecha, comprenden lo que se considera el catálogo de la
“jurisprudencia aplicable o vigente
Estas han sido las épocas en las que ha estado dividida la SCJN:
1ª época: 1867-1876
La Primera Época cubre el lustro de 1871 a 1875; durante este periodo fueron publicados
siete tomos que contienen las resoluciones sostenidas por los Tribunales Federales del 3 de
octubre de 1870 al mes de septiembre de 1875. A partir del mes de octubre del año 1875 y
hasta el año de 1880, el Semanario Judicial de la Federación dejó de publicarse por
razones administrativas y financieras. Durante esta primera interrupción de la publicación
del Semanario, las sentencias de los Tribunales de la República, en especial las del
Tribunal Superior de Justicia de la Nación, formaron parte de las columnas de El Foro y El
Derecho, periódicos no oficiales de jurisprudencia y legislación.
2ª época: 1881-1889
3ª época: 1890-1897
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La Tercera Época se encuentra conformada por 12 tomos que integran los fallos del Poder
Judicial de la Federación de enero de 1890 a diciembre de 1897. En virtud de que las
reformas del 6 de octubre de 1897 al Código Federal de Procedimientos Civiles derogaron
los artículos 47 y 70 de la Ley de Amparo de 1882, y suprimieron la institución de la
Jurisprudencia, aun cuando el artículo 827 de dicho código mantuvo la norma que ordenaba
la publicación en el Semanario Judicial de la Federación de las sentencias de los Jueces de
Distrito, las ejecutorias de la Corte y los votos minoritarios.
4ª época: 1898-1914
5ª época: 1917-1957
De esas reformas, las más importantes consisten en actualizar la publicación, con el objeto
de que las ejecutorias sean conocidas poco tiempo después de pronunciadas; asimismo, en
agrupar separadamente, en cuadernos mensuales, las resoluciones del Pleno y las de cada
una de las Salas, y, finalmente, en ordenar alfabéticamente, para su más fácil localización,
las tesis contenidas en el cuaderno. En esta época es de singular importancia subrayar que
en el tomo IV empieza a compilarse la jurisprudencia en un apartado denominado sección
de jurisprudencia, que más tarde daría nacimiento a los llamados “Apéndices del Semanario
Judicial de la Federación”, obras que son de gran relevancia, ya que en sus páginas cobijan
las doctrinas más trascendentes sostenidas por la Suprema Corte de Justicia de la Nación y
que marcaron nuevos rumbos y establecieron amplios derroteros para la formación del
derecho mexicano.
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6ª época: 1957-1968
La Sexta Época está integrada por 138 volúmenes numerados con cifras romanas y va de
julio de 1957 a diciembre de 1968. Cada volumen se compone de cinco partes editadas en
cuadernos por separado. La primera parte comprende las tesis del tribunal Pleno y, las
cuatro restantes, las tesis de las Salas Numerarias. Al calce de las tesis se precisan los
elementos de identificación de los precedentes que las sostienen. Además se consignan los
datos de los asuntos que sustentan tesis iguales por el término de un mismo mes, así como
los precedentes relativos. A continuación de la tesis se insertan las ejecutorias, ya sean
integras o parciales, por acuerdo expreso del Pleno o de las Salas.
7ª época: 1969-1988
8ª época: 1988-1995
Las reformas constitucionales y legales de 1988 hacían urgente un nuevo estatuto para la
jurisprudencia. La Octava Época principió el 15 de enero de 1988, y fue regulada por
Acuerdos del Pleno de 4 de febrero y 11 de agosto de 1988. El cambio radical habría de
iniciarse con el Acuerdo del Pleno de 13 de diciembre de 1988, mismo que fue modificado
por la Corte el 8 de junio de 1989 y el 21 de febrero de 1990.
La Octava Época se publica en tomos identificados con números romanos y comprende las
tesis, y en su caso, hasta el tomo VI las ejecutorias cubren lo correspondiente a un
semestre y cada tomo se integra por dos apartados. A partir del tomo VII, la publicación
comenzó a aparecer mensualmente. El primer apartado se refiere a la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, mismo que se divide en siete secciones: 1. Pleno 2. Salas Numerarias
(abarca 4 secciones) 3. Sala Auxiliar (incluye 4 índices: Temático-alfabético, onomástico,
tesis de jurisprudencia y votos particulares) 4. La séptima sección, Varios: comprende los
acuerdos del Tribunal en Pleno en un lapso respectivo. El segundo apartado contiene las
tesis establecidas por los Tribunales Colegiados de Circuito. Las reformas a la Constitución
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Política de los Estados Unidos Mexicanos, publicadas en el Diario Oficial de la Federación
el 31 de diciembre de 1994 y que a su vez se vieron reflejadas en la Ley Orgánica del Poder
Judicial de la Federación reformada el 26 de mayo de 1995, marcaron la conclusión de la
Octava Época y el inicio de la Novena.
9ª época: 1995-2011
Por acuerdo 5/1995 del Tribunal en Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el
13 de marzo de 1995, se estableció como fecha de inicio de la Novena Época del
Semanario Judicial de la Federación.
Asimismo se crearon las reglas para la elaboración, envío y publicación de las tesis que
emiten los órganos del Poder Judicial de la Federación, en el Acuerdo 5/1996, y se publicó
el Reglamento de la Coordinación General de Compilación y Sistematización de Tesis,
órgano encargado de la difusión de la producción jurisprudencial. En la Novena Época se
conjuntan las publicaciones del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, creada
con la reforma a la Ley de Amparo del 5 de enero de 1988, de tal manera que en una
publicación se comprenden las tesis de jurisprudencia del Pleno, de las Salas y de los
Tribunales Colegiados de Circuito, las tesis aisladas de los citados órganos, el texto de las
ejecutorias o de su parte considerativa para su publicación, así como el texto de una de las
ejecutorias que dieron lugar a una jurisprudencia por reiteración, las que motivaron una
jurisprudencia por contradicción y aquellas respecto de las cuales se formuló voto particular,
incluyéndose éste. Asimismo, se incluyen los acuerdos generales del Pleno de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación y del Consejo de la Judicatura Federal.
Las mencionadas reformas, implicaron una modificación a la estructura del Poder Judicial
de la Federación, así como a la competencia de algunos de sus órganos que la integran, lo
que motivó la publicación del Acuerdo 12/2011 de fecha 10 de octubre de 2011, en donde el
Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, estipuló el inicio de la Décima Época
del Semanario Judicial de la Federación, que hasta la fecha permanece.
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● Primera Parte. Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
● Segunda Parte. Primera Sala SCJN;
● Tercera Parte. Segunda Sala SCJN;
● Cuarta Parte. Plenos de Circuito;
● Quinta Parte. Tribunales Colegiados de Circuito;
● Sexta Parte. Normativa y Acuerdos Relevantes;
● Séptima Parte. Índices;
● Octava Parte. Sentencias de la SCJN;
● Novena Parte. Sentencias Relevantes dictadas por otros tribunales, previo acuerdo
del Pleno o de alguna de las Salas de la SCJN;
● Décima Parte. Otros Índices.
El Pleno de la Suprema Corte emitió un acuerdo por el que, a partir del 1 de mayo,
comienza la Undécima Época del Semanario Judicial de la Federación (SJF) y estableció
sus bases.
Conclusiones
Conocer la historia constitucional de nuestro país debería ser de sumo interés para todos en
general, por las implicaciones que nuestra historia constitucional ha tenido en los diferentes
ámbitos de la vida nacional. Así pues, su estudio y análisis debe realizarse desde una
perspectiva multidisciplinar (yo estudié como 1a carrera relaciones internacionales en la
UNAM) y complejo que pueda proporcionar una visión más completa de lo que ha sido la
vida constitucional mexicana.
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Ahora bien, considero que es imprescindible no sólo estudiar los textos constitucionales sino
estudiar también el contexto histórico dentro del cual estas fueron emitidas, así como
aquellos documentos que hayan tenido relevancia jurídica o política, y que también nos
ayuden a tener una adecuada comprensión de lo que ha sido el estudio de las
constituciones.
Bibliografía.
● http://biblioteca.diputados.gob.mx/janium/bv/md/LXII/Hist_Const_T1.pdf
● https://es.wikipedia.org/wiki/Historia_de_la_Suprema_Corte_de_Justicia_de_la_Naci
%C3%B3n_(M%C3%A9xico)#:~:text=Antecedentes,-Art%C3%ADculo%20principal
%3A%20Independencia&text=El%20Supremo%20Tribunal%20de
%20Justicia,22%20de%20octubre%20de%201814.
● https://www.scjn.gob.mx/biblioteca-digital-y-sistema-bibliotecario/historia
● https://sistemabibliotecario.scjn.gob.mx/sisbib/po2008/55529/55529_1.pdf
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