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Historia de las Constituciones Mexicanas

de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Índice

1
Introducción 3

Constitución de Cádiz 4

Constitución de Apatzingán 5

Constitución de 1824 6

Las 7 leyes 8

Bases Orgánicas de la República Mexicana 11

El Acta Constitutiva y de reformas de 1847 12

La Constitución de 1857 14

Constitución de 1917 15

Historia de la SCJN 16

Conclusiones 23

Bibliografía 23
Introducción.

2
La historia de las constituciones de nuestro país es importante y trascendental, ya que es a
través de estas que podemos ver la evolución de nuestro país incluidos los vaivenes y
desencuentros que permitieron construir el país que, al menos desde las instituciones y el
marco jurídico, tenemos al día de hoy.

Podemos ver que en poco más de un siglo (que va desde el inicio del movimiento
independentista hasta la promulgación de nuestra actual Constitución), podemos ver las
distintas formas de gobierno por las cuales hemos pasado y que ha regido en nuestro país,
enfatizando que la historia de las constituciones está vinculada a la historia misma de la
nación.

Así pues, durante la época independentista tenemos a la Constitución de Cádiz de 1812 y la


Carta de Apatzingán de 1814; para posteriormente tener una monarquía con el Imperio de
Agustín de Iturbide (1822) ya como un país independiente, para después ser una República
Federal con la Constitución de 1824 y la presidencia de Guadalupe Victoria, que se daría
durante una larga lucha entre liberales y conservadores, y que dio lugar a las constituciones
no solo de 1824, sino las de 1836, 1843 y 1857; siendo estas Las 7 Leyes (1836), en donde
se estableció el centralismo en México, para efímeramente restablecer el federalismo con el
Acta Constitutiva y de Reformas (1847), pasando después por una dictadura con Antonio
López de Santa Anna; hasta tener nuevamente una república Federal con la constitución de
1857, y cuya duración fue fugaz toda vez que se establecería otra monarquía con el
segundo Imperio Mexicano de Maximiliano.

Finalmente se establecería de manera definitiva el federalismo, y la forma de gobierno de


una república, lo cual perduró incluso hasta que terminó la revolución, quedando plasmado
en la Constitución de 1917; a la cual los gobiernos posteriores a la Revolución le han
generado una gran cantidad de reformas.

Además de las constituciones, es importante mencionar que han existido otros documentos
fundamentales que nos permiten entender la evolución legal de nuestro país; entre los que
debe destacarse el Acta Constitutiva de la Federación de 1823 y el Acta de Reformas de
1847.

Así pues, la vida constitucional de nuestro país ha estado llena de cambios, lo cual ha
implicado una agitada historia patria, llena de revoluciones, guerras y una gran cantidad de
ideas que permitieron la existencia de diversas constituciones que surgieron tratando de dar
respuesta a los problemas existentes en su época.

Sin lugar a dudas no es nada sencillo comprender adecuadamente nuestra historia


constitucional, siendo ésta tan diversa y cambiante como ha sido la propia historia de
nuestro país.

Constitución de Cádiz (1812)

3
El primer texto constitucional fue la Constitución de Cádiz, la cual no se elaboró en territorio
nacional sino en la ciudad de Cádiz, en España. Se trató de una Constitución liberal que
proclamó la soberanía nacional y que estuvo vigente en nuestro país de forma intermitente
en 1812 y 1820.

Si bien la Constitución de Cádiz no fue la primera constitución de nuestro país, si fue uno de
los principales precedentes para establecer las bases de nuestra actual Constitución, lo que
nos permite entender con mayor claridad la realidad actual que enfrentamos partiendo del
entendimiento contextual y jurídico de la Constitución de la Monarquía Española.

La Constitución de Cádiz fue uno de los principales ejemplos reformistas de la época por su
vital trascendencia y sus aportaciones. Así pues, encontramos en ella la libertad de
imprenta, la reforma eclesiástica, la transformación de las estructuras administrativas y
judiciales; además de establecer el sufragio universal, la soberanía nacional, la monarquía
constitucional y la separación de poderes

Es importante mencionar que estuvo en vigor en el virreinato novohispano de un modo


discontinuo, pues los virreyes se mostraron renuentes a su aplicación y gobernaron
prácticamente de espaldas a la legislación que emanaba de las cortes reunidas en Cádiz.
Así pues, la estructura de la Constitución de Cádiz repercute en acontecimientos posteriores
a su promulgación durante el periodo de Fernando VII. Con la jura de la constitución por
Fernando VII, en marzo de 1820, se abre un periodo en el que el ritmo de la actividad
política se torna trepidante y se radicaliza el espíritu reformista que había informado la
legislación de Cádz.

En esta Constitución, como ya mencioné, se plasma la soberanía nacional, separando por


completo el plano divino que revestía a los monarcas, declarando la nación como libre e
independiente e imposibilitada de pertenecer a ninguna familia o persona. Al mismo tiempo,
se perpetuaba el aspecto religioso, pues se expresaba en los textos de la constitución en
comento que “la religión de la Nación Española es y será perpetuamente la católica,
apostólica, romana, única verdadera. La Nación la protege por leyes sabias y justas y
prohíbe el ejercicio de cualquiera otra”. Asimismo, se preserva el aspecto de monarquía
como moderada y hereditaria y se divide el gobierno en los poderes ejecutivo, legislativo y
judicial, dejando la potestad de hacer las leyes en las cortes con el rey.

Como podemos ver la constitución de Cádiz de 1812 contemplaba aspectos que fueron un
parteaguas de la época en que se cursaba por procesos independentistas paralelos y que
además taladraban procesos reformistas ante las necesidades de los gobernados por ver
tutelados sus derechos de una mayor y mejor manera y la comunidad internacional celebró
la creación de la “Pepa” como vital ejemplo del establecimiento de un orden normativo que
daría pie a lo que ahora conocemos como una fuente de derechos formalmente válida y
eficaz.

Constitución de Apatzingán (1814)

Esta constitución, que oficialmente se denominó “Decreto Constitucional para la Libertad de


la América Mexicana”, puede decirse que fue elaborada enteramente por mexicanos. Esta
Constitución recoge las propuestas de insurgentes de la independencia como Rayón y

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Morelos. El texto reconocía el principio de división de poderes pero daba preeminencia al
Legislativo sobre los demás órganos. Una de sus peculiaridades era la de contemplar un
Poder Ejecutivo colegiado compuesto por tres individuos nombrados por el Congreso.

Entre las diversas propuestas destacan: la intolerancia religiosa, aceptando como religión
oficial la católica; abolición de la esclavitud; separación de poderes en Ejecutivo, Legislativo
y Judicial; reconocimiento de la soberanía popular y la independencia de la Nueva España,
pero sin dejar de considerar al Rey Fernando VII como monarca; y la preferencia de los
empleos públicos para los americanos, que era como se les denominaba a los nacidos en el
continente.

Los trabajos del Congreso iniciaron en septiembre de 1813; para poder realizar sus tareas y
dar orden a todas sus acciones legislativas, el día 11 expidieron el “Reglamento Normativo
de la Asamblea”. El 6 de noviembre redactaron la primera “Declaración de Independencia”
del reino de España. La declaración de Independencia fue “la manifestación escrita de la
intervención y voluntad de romper los lazos con las naciones europeas que habían
contribuido a su formación, o de los que dependían y la de dar nacimiento a una nueva
nación”. 3 Ese mismo mes Morelos se declaró “Siervo de la Nación” e incitó a los demás
insurgentes a lograr el triunfo del Congreso Nacional.

Estos fueron los antecedentes que establecieron las bases de lo que fue el
constitucionalismo mexicano, pues sirvió de ejercicio legislativo para comprender, por qué
los insurgentes optaron por seguir el sistema representativo, la división de poderes y la
soberanía, y de esta manera quedó asentado el deseo de desterrar para siempre el
absolutismo, y preservar la independencia y la libertad.

Los programas y los postulados de la Constitución respondieron a las necesidades de ese


momento y a los deseos de los novohispanos. Por ello, la Constitución se estructuró con
242 artículos y se dividió en dos partes: una sobre los principios elementales o elementos
constitucionales, y otra sobre la forma de gobierno. La primera parte se compone de los
primeros seis capítulos, en los cuales se establecieron los fundamentos de la Soberanía, la
cual se definió como popular, además de que ninguna otra nación tiene derecho de impedir
su libre uso. Es decir, los insurgentes proponían que la soberanía residía en el pueblo, y
eran los habitantes los que la sostenían; por ello, estaban decididos a defenderla de la
intromisión de cualquier extranjero. El medio en el cual se depositaba la soberanía, era el
Congreso, al momento de elegir a sus representantes, ya que ellos, con el apoyo popular,
asegurarían la soberanía. Por primera vez en la historia desde la conquista española, la
Constitución extendió la denominación de ciudadano a todos los gobernados; esto rompía la
sociedad colonial que se dividía en Castas, que se regía según el origen o herencia de
sangre y determinaba su condición social. En el artículo 13° la Constitución prescribió que
“Se Repuntan ciudadanos de esta América, todos los nacidos en ella”. El otorgar la
ciudadanía equivalía a tener varios derechos, como el voto para elegir sus representantes
ante el Congreso Nacional. La impartición de justicia se volvía justa, incluyente e igual para
todos, lo que implicaba desaparecer tribunales especiales, como los que disfrutaban los
españoles; además, las leyes judiciales serían las únicas encargadas de aplicar las penas a
criminales.

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La educación, que debía ser “favorecida por la sociedad”, se consideró necesaria a todos
los ciudadanos, como un requisito indispensable para el desarrollo de la nación y también
incluiría a todos los ciudadanos. Se estableció la libertad de imprenta, y con ello se
eliminaba cualquier restricción a la manifestación de ideas y opiniones; esta libertad sólo era
condicionada, si no afectaba a otros ciudadanos, a la ley o a la religión. En el tema de la
propiedad, establecía la libertad y el derecho de adquirirla y disponer de ella, si no
contravenía a la ley; además, que nadie podía ser despojado, si no existía de por medio una
justa compensación. Las obligaciones de los gobernados exigían “una entera sumisión a las
leyes, un obedecimiento absoluto a las autoridades constituidas […]” y las contribuciones
fiscales no serían consideradas como extorsiones, sino donaciones para la seguridad y la
defensa. 6 La pérdida de la ciudadanía era únicamente posible, si alguna persona era
acusada de herejía, de abandono de la religión católica o por traición a la patria. Los
derechos civiles podían ser suspendidos, si existía la sospecha de rebelión a las leyes o al
Gobierno.

La segunda parte se refería a la forma de gobierno. Para poder establecer una


representación adecuada, la Constitución señaló la división política de las Provincias, que
fueron incluidas para la formación de la nueva nación. Además, para evitar confusiones en
la elección de los Diputados de cada Provincia, se establecieron los mecanismos
electorales y las áreas donde iniciarían.

Por su forma republicana, la Constitución de 1814 influyó en las futuras Constituciones,


como la de 1824, que en su federalismo retomó los ideales de republicanismo,
representación popular y el sentido de la soberanía, principios que desde entonces fueron
incluidos en todos los textos constitucionales. El texto redactado en Apatzingán, fue base de
los principios políticos que dieron forma al actual Estado Mexicano.

Constitución de 1824

La principal característica de esta Constitución es que implementa el sistema federal como


sistema de gobierno, y contó con elementos retomados tanto de la Constitución de EEUU
de 1787, así como de la española Constitución de Cádiz.

Las principales aportaciones de este documento histórico constitucional que se estableció


por primera ocasión la división del Poder Legislativo en bicameral, a saber: Cámara de
Diputados y Cámara de Senadores, quienes conformaron un Congreso General, hizo residir
en una persona el Poder Ejecutivo, quien se constituirá en el Presidente de los Estados
Unidos Mexicanos, depositando el Poder Judicial en la Suprema Corte de Justicia. Esta
Constitución sentó las bases para la forma de gobierno en una República, Representativa y
Popular, es decir es la forma de darle una nueva cara al pacto social, cansado de la
imposición y la falta de representación propia de los sistemas centralistas monárquicos

De tal forma encontramos que los integrantes del Poder legislativo, serían elegido y
renovados cada dos años, se establece la obligación del Presidente de la República, no
solo de su asistencia a la instalación del Congreso General, sino a la de emitir un mensaje,

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que será contestado por el Presidente del Congreso en turno, y creó la figura del
vicepresidente.

Esta Constitución intentó abordar 2 de las preocupaciones fundamentales del momento:, la


necesidad de organizar funcionalmente un Estado federado, con el riesgo que se
desintegrara; y mantener el precepto de la soberanía que permitiera el mantenimiento de
una república representativa, con división de poderes, en donde el pueblo fuera siempre el
supremo elector, aunque el gobierno pudiera tomar medidas en forma discrecional y sin
necesidad de previa consulta, y en gran medida resolvió las diferencias irreconciliables
entre centralistas y federalistas, estableciendo una República con un Poder Legislativo
fuerte, y un Ejecutivo lo suficiente para ser un verdadero contrapeso, sin ser propiamente
una República Parlamentaria.

Asimismo, se confirmaba al catolicismo como religión oficial y se mantenían privilegios a


este sector como era el fuero, nacieron jurídicamente los estados libres y soberanos;
quienes llevarían las discusiones hacia el interior a fin de tomar la decisión de formar o no
parte de la Federación en proyecto y fue hasta el 4 de octubre de ese año que se realizó la
proclamación de la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos. Ya en vigor la
Constitución, se eligió al primer Presidente para el cuatrienio 1825 - 1829, y asumiendo
Guadalupe Victoria el poder a partir del 10 de octubre de 1824 al 31 de marzo de 1825
como interino y después en el periodo constitucional.

Esta Constitución contaba con 7 títulos y 171 artículos, y la República se conformaba por 19
entidades federativas, 5 territorios federales (Alta California, Baja California, Colima,
Tlaxcala, Santa Fe de Nuevo México y el Distrito Federal). No se contemplaban derechos
colectivos y sus contenidos más importantes eran:

● Gobierno en forma de República Representativa Popular Federal.


● Existencia de un titular del ejecutivo y su suplente en calidad de Vicepresidente
● Soberanía interior y exterior
● Poder Judicial constituido por una Corte Suprema de Justicia (11 ministros en 3
salas), Tribunales de Circuito y Juzgados de Distrito
● División de poderes.
● Sistema Bicameral
● Pluralismo político
● Cuatrienios del Ejecutivo
● Intolerancia religiosa.

Con el transcurso de los años, y manteniéndose las diferencias entre


conservadores/centralistas y liberales/federalistas, llegaría 1835 y con él el triunfo en las
elecciones de las fuerzas conservadoras, con lo que se aprobaron las Bases para la
Reorganización de la Nación Mexicana, con lo que se terminó el orden establecido en esta
constitución y se instauró un sistema centralista de gobierno, para finalmente el 30 de
diciembre de 1836 el presidente José Justo Corro promulgó las Siete Leyes que
remplazaron la constitución de 1824.
Las 7 Leyes (o Constitución de las 7 leyes)

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Es importante que precise que, como contexto, a los conservadores de la época les
interesaba el respeto a las tradiciones religiosas y la implantación de un régimen centralista
de gobierno, mientras que los liberales pugnaban por la libertad política y religiosa, así
como la organización de una república federal.

Ya con la Constitución de 1824 vigente (recordemos que de corte federalista), en 1833 y


durante una ausencia provisional del entonces Presidente Antonio López de Santa Anna, el
presidente provisional Valentín Gómez Farías a cabo varias reformas en materia
eclesiástica, aboliendo los diezmos, prohibiendo la política desde el púlpito y además negó
el paso a algunas bulas. Por sus características este movimiento fue conocido como la pre-
reforma. En este contexto resulta evidente el descontento que vivirían entonces los
partidarios de la ideología centralista-conservadora, atacados inicialmente con el
federalismo de la Constitución del 1824 y posteriormente embestidos en sus privilegios
religiosos con las reformas de Farías en 1833.
Así pues, la recuperación del poder por parte de los conservadores se lograría a partir de
dos aspectos: la promulgación del “Plan de Cuernavaca”, y seduciendo a Santa Anna para
establecer con él una alianza política.

Con el Plan de Cuernavaca, bajo el lema: “Religión y fueros” solicitaron entre otros puntos la
derogación inmediata de las leyes anticlericales, promulgación de una nueva Constitución
Centralista, la destitución del diablo de Gómez Farías, la expulsión del país de sus
secuaces y la disolución del actual congreso integrado por demonios liberales. Con base en
este plan y el apoyo de los conservadores Santa Anna, quien anteriormente había sido líder
de varios movimientos liberales, regresa a la presidencia con el estandarte conservador en
1834. Posteriormente al éxito de esta reacción y con Santa Anna en la presidencia los
conservadores lograron que la mayoría del Congreso en las elecciones legislativas de
finales del mismo año.

A pesar de que la Constitución de 1824 en su último artículo establecía que: “Jamás se


podrán reformar los Artículos de esta constitución y de la acta constitutiva que establecen la
libertad e independencia de la nación mexicana, su religión, forma de gobierno, libertad de
imprenta, y división de los poderes supremos de la federación y de los estados” 1, los
diputados conservadores, a pesar de ser un poder constituido y no uno constituyente,
decretaron el 2 de mayo de 1835 que en ellos residía la voluntad de la nación y todas las
facultades extraconstitucionales necesarias para hacer en la Constitución de 1824, sin las
trabas y moratorias que aquella misma prescribe”.

Así pues, la promulgación de la Constitución de las 7 leyes no se dió en una sola fecha -
como habitualmente sucede-, sino que fue elaborada a través de leyes constitucionales
promulgadas entre 1835 y 1836

______
1
Artículo 171 de la Constitución de 1824.
El primer documento de gran importancia denominado: “Ley de 23 de Octubre de 1835:
Bases para la nueva Constitución” es una ley de tan sólo 14 artículos en los se establece,
entre otras cosas, que la religión católica, apostólica, romana era la única permitida en el

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país, el sistema centralista y la división en tres poderes, que servirían como bases para la
nueva Constitución.

El segundo documento se expidió el 15 de diciembre del mismo 1835, bajo el título de “Ley
Constitucional: Estantes y habitantes en el territorio mexicano, sus derechos y obligaciones”
en ella se incluía la descripción de los derechos y obligaciones de los mexicanos conforme
se describirá en el siguiente apartado. Posteriormente, aun cuando las leyes estuvieron
listas por etapas, ya no se promulgaron sucesivamente sino que el 30 de diciembre de 1836
se expidió el documento denominado “Leyes Constitucionales” en el cual se retomó la
primera publicada en 1835 y se agregaron otras seis.

Después de la instalación del Congreso conservador, Antonio López de Santa Anna se


retiró alegando mala salud, así que fue primero Miguel Barragán Andrade quien como
presidente provisional, promulgó las bases para una nueva Constitución y debido a su
repentina muerte por una extraña enfermedad, José Justo Corro asumió la presidencia
siendo él quien ocupó este cargo durante la promulgación de las 7 leyes constitucionales
centralistas.

Esta constitución pues, fue de orientación conservadora, católica y centralista de esta


Constitución.

En la primera ley que constó de 15 artículos denominada: “Derechos y obligaciones de los


mexicanos y habitantes de la República” destacan como puntos criticables: La obligación de
los mexicanos a profesar la religión católica (Art. 3º) y la práctica oligárquica de reservar la
ciudadanía a los mexicanos que tuvieran una renta anual a lo menos de 100 pesos (Art. 7º).

En esta ley se reguló la libertad personal, el derecho a la propiedad, inviolabilidad del


domicilio y algunas garantías procesales, la mayoría de ellas contenidas en el artículo 2º en
el cual, por ejemplo, se establece en la fracción primera que es derecho de los Mexicanos .
“I. No poder ser preso sino por mandamiento de juez competente”.

La segunda ley, titulada: “Organización de un Supremo Poder Conservador” que constó de


23 artículos y dio vida a otra de las características que hacen a la Constitución de 1836 una
de las más peculiares de nuestra historia; la creación de cuarto poderes.

Con ello se inaugura, el único periodo en la historia de nuestro país en el cual


constitucionalmente se contaba con 4 poderes estatales. Sin embargo, lo más abrupto de
esta reforma es que este nuevo poder era efectivamente por sus facultades “supremo”
colocándose por encima de los otros tres y sin ser un organismo de elección directa, sino
que sus integrantes de elegían a través del Congreso (Art. 3º). Por lo cual, si bien el
funcionamiento de un cuarto poder de control pudiera resultar garantista para los
ciudadanos y el seguimiento de la Constitución, dadas las características otorgadas a este
Órgano su orientación fue más bien hacia el autoritarismo y absolutismo.

El “Supremo Poder Conservador” se integraba por 5 miembros (Art. 1), tenía facultad para
anular cualquier acto del ejecutivo, legislativo o judicial que considerara inconstitucional (Art.
12), para ser elegible al mismo se requería haber sido diputado, senador, presidente o
ministro de la corte y contar con una renta anual de al menos 3000 pesos (Art. 11) y sus

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miembros deberían recibir el trato se “Su excelencia” (Art. 10). Todos ellos gestos de la
oligarquía, absolutismo y arbitrariedad con que se puede calificar la actuación de este
poder.

Por cuanto hace a la tercera ley titulada: “Del Poder Legislativo, de sus miembros y de
cuanto dice relación a la formación de las Leyes” contó con 58 artículos y fue la más amplia
de las 7. En ésta, de hecho, se establecía una organización para el entonces denominado
“Congreso general de la Nación” semejante en términos generales a lo actual. El congreso
se dividía en dos cámaras: Diputados y Senadores (Art. 1º) Su renovación sería parcial por
periodos determinados (Art. 3º), se prohibía hacer política mientras se ocupaba algún cargo
público (Art. 7º), se establecía un mínimo de renta diaria para ser diputado o senador (Arts.
6 y 12), el periodo de trabajo por sesiones (Arts. 14-24), el proceso legislativo (Arts. 25-46),
la formación de una diputación permanente (Arts. 57-58). Con lo cual, amén del mismo
sentido oligárquico y centralista que marca toda la Constitución, quizá esta sea la ley menos
criticable de las siete.

Respecto a la cuarta ley, que se tituló: “Organización del Supremo Poder Ejecutivo” y en 38
artículos reguló las funciones de un presidente de la República con bastantes atribuciones,
las cuales estaban sólo por debajo del Supremo Poder Conservador, tales 57 a través de
sus Constituciones 1812 - 1917 como formular libremente decretos, nombrar a los jefes de
los departamentos o disponer de las fuerzas armadas (Art. 17).

Destacan, las múltiples reglamentaciones para suplir al presidente (Arts. 3-13), de la misma
manera resultan curiosas disposiciones que jamás llegaron a aplicarse como el periodo
presidencial de 8 años, con posibilidad de reelección (Art. 1) y el complicado proceso de
elección presidencial (Art. 2). Resulta también particular la figura de un consejo de
Gobierno, integrado por 13 personas para el auxilio en las decisiones del presidente (Arts.
21-27) y finalmente la regulación incipiente del gabinete presidencial (Arts. 28-34).

La quinta ley, se nombró: “Del Poder Judicial de la República Mexicana” constó de 51


artículos, en el primero de ellos estableció: “El Poder Judicial de la República se ejercerá
por una Corte Suprema de Justicia, por los tribunales superiores de los Departamentos, por
los de Hacienda que establecerá la ley de la materia y por los juzgados de primera
instancia”. Con ello se centralizó la función jurisdiccional a la Corte Suprema cuyos
integrantes eran electos por el presidente (Art. 5º). Sin embargo, es rescatable una figura a
través de la cual esa corte suprema podía atender algunos asuntos marciales,
complementada con oficiales generales (Art. 13).

La sexta ley resultó base en orientación de esta Constitución, ya que en ella se estableció
sistema de estado unitario y centralista, el cual entró en vigor desde las bases
constitucionales de 1835 pero que se desarrolla más ampliamente en esta ley a lo largo de
31 artículos y denominada: “División del territorio de la República y gobierno interior de sus
pueblos”.

La soberanía es uno de los elementos esenciales de todo estado y a partir de este régimen
las entidades del interior de la República perdían toda soberanía, igualmente el pueblo era

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despojado del poder que les permitía elegir a sus gobernantes, no existe más democracia
sino autoritarismo.

La nación que comenzaba a formarse se vería seriamente afectada en su unidad, por un


régimen constitucional que antes de reconocer sus derechos fundamentales les arrebata
soberanía y libertad. También esta ley preveía la creación de juntas departamentales
integradas por 7 individuos (Art. 9) los cuales podían ser elegidos por el electorado (Art. 10).
Sin embargo, sus atribuciones fueron muy limitadas y resultan insuficientes para considerar
la participación ciudadana.

Por último, la séptima ley en un intento similar al del constituyente de 1824 prescribió que
en seis años, contados desde la publicación de esa Constitución, no se podrá hacer
alteración en ninguno de sus Artículos (Art. 1), se tituló: “Variaciones de las Leyes
constitucionales” y abarcó únicamente 6 artículos.

Diversas insurrecciones y levantamientos a favor del federalismo, y la exitosa separación de


Texas, aumentaron el descontento, y resultaba evidente la inoperatividad de esta
Constitución y el fin de su vigencia estaba cerca. La inestabilidad en el país atacaba todos
los renglones, durante el gobierno de Bustamante se presenta la primera invasión Francesa
e inclusive en 1939 se dio el caso de que Nicolás Bravo Rueda ocupara la presidencia por 7
días del 11 al 17 de julio.

En septiembre de 1841, tras llegar a un acuerdo firmaron las Bases de Tacubaya. Su


objetivo fue desconocer el gobierno de Bustamante y suprimir los cuatro poderes. Comenzó
entonces la redacción de la siguiente constitución en la Historia Nacional, conocida como
“Bases Orgánicas de la República Mexicana”, sancionadas el 12 de Junio de 1843
(Soberanes, 2009).

Bases Orgánicas de la República Mexicana (14 de junio de 1843)

Las Bases Orgánicas de la República Mexicana (14 de junio de 1843) fue una constitución
fallida, por su escasa vigencia y su inoperancia práctica, dadas las condiciones políticas de
la época.

En esta época convulsa de tensiones permanentes e indefiniciones políticas, en 1843, se


expiden las “Bases Orgánicas de la República Mexicana”. Acordadas por la Honorable
Junta Legislativa establecida conforme a los decretos de 19 y 23 de diciembre de 1842,
sancionadas por el Supremo Gobierno Provisional con arreglo a los mismos decretos 15 de
junio del año de 1843, y publicadas por bando nacional el día 14 del mismo. Aunque con
vocación liberal, fue una Constitución eminentemente centralista que garantizaba la
relevancia del gobierno central representado, al frente o en la sombra, por Antonio López de
Santa Anna.

Las Bases Orgánicas de 1843, adopta un gobierno republicano, representativo y popular,


señalando que la nación mexicana es independiente, libre y soberana. Estas Bases,
incluyen los derechos y obligaciones de los mexicanos y agregan los de los ciudadanos

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mexicanos; proscriben la esclavitud, consagran la garantía de legalidad, las libertades de
opinión, de prensa y de circulación y la inviolabilidad de la propiedad.

Se divide el poder público, que reside en la Nación, en tres poderes (artículo 5) y sólo el
ejecutivo se deposita en una sola persona. Es relevante, que la única religión permitida es la
católica, apostólica y romana “con exclusión de cualquiera otra” (artículo 6). Lo cual originó,
posteriormente, la inconformidad de los liberales.

Son relevantes también, las referencias a la legalidad, el debido proceso, la seguridad


jurídica, preservación de la libertad e incluso responsabilidad de la autoridad ante el
incumplimiento de estas disposiciones. Asimismo, la inviolabilidad de la propiedad (incluida
la del clero) y la libertad de opinión e imprenta, con respeto a la vida privada; también se
regula la necesaria legalidad de las contribuciones y el derecho de libre tránsito, se
establece la organización territorial en departamentos, en el que habrá un Gobernador,
nombrado por el Presidente de la República.

Apenas tres años fue vigente esta constitución y ello implicó que, muchas de sus
disposiciones ni siquiera se hicieron operantes.

El Acta Constitutiva y de reformas de 1847

La elaboración del Acta Constitutiva y de Reformas de 1847, estuvo rodeada de una serie
de acontecimientos de gran trascendencia para el país y que marcarían su futuro. Entre los
que destacan la independencia de Texas, el reclamo francés de 1838, la rebelión de
Yucatán de 1840 y la invasión norteamericana de 1846. Finalmente, el 22 de agosto de
1846, Santa Anna expidió un Decreto por el cual restablecía la vigencia de la Constitución
Federal de 1824 y otro de la misma fecha por el que le reconocía al Congreso el carácter de
Constituyente para la elaboración de la nueva Constitución

Reunido el Congreso con el carácter de Constituyente se integró la Comisión de


Constitución. El 5 de abril de 1847, el Dictamen de la Comisión de, declaraba sin
modificación alguna que el pacto de la Federación de 1824, era la única Constitución
legítima del país, cuya observancia y cumplimiento obligaba estrictamente a los Supremos
Poderes de la Unión, a los Estados y a cada uno de los habitantes de la República mientras
no se publicaran todas las reformas que determinará hacerle el Congreso. La Comisión de
la Constitución se comprometió a presentar a la brevedad posible su dictamen sobre las
citadas reformas.

El Acta Constitutiva y de reformas constó de 4 Declaraciones y 30 artículos, que se


integraron a la Constitución Federal de 1824,

Las Declaraciones son las siguientes:

1.- Los Estados recobran su Independencia y Soberanía;


2.- Que siguen asociados a los Estados Unidos Mexicanos;
3.- Qué la única Constitución es la de 1824 y el Acta Constitutiva, y

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4.- Dichos documentos se observan con las reformas siguientes:

Los aspectos que regulan el acta son los siguientes:

1. Aseguramiento de los derechos del hombre (arts. 2, 3, 4 y 5)


2. Creación del Estado de Guerrero (art. 6)
3. Integración del Congreso (arts. 7, 8, 9 y 10)
4. Responsabilidad de los funcionarios (arts. 12,13,16 y 17)
5. Derogación de la Vicepresidencia (art. 15)
6. Reglamentación de las elecciones (art. 18)
7. Reparto de competencias (arts. 20 y 21), entre la Federación y los Estados
8. Acciones de Inconstitucionalidad
9. Leyes de los Estados vs Constitución y leyes federales nulas por el Congreso (art.
22)
10. Ley del Congreso vs Constitución (salas Suprema Corte de Justicia), (arts. 23 y
24)
11. El Amparo (art.25)
12. Reforma y sus límites (arts. 28 y 29)

El artículo 28 dispone la reforma del Acta Constitutiva, la Constitución (1824) y el Acta de


Reformas en cualquier tiempo y de conformidad con el procedimiento establecido:

1. Los acuerdos dos tercios de ambas cámaras o la mayoría de dos Congresos


distintos e inmediatos;
2. La mayoría de las legislaturas si se afectan facultades de los Estados, y Mediando
6 meses entre la presentación del dictamen y su discusión en la Cámara de origen.

El artículo 29 señala las limitaciones a las reformas:

1. Independencia de la Nación;
2. Forma de gobierno republicano, representativo, popular, federal y
3. La división de poderes tanto federales como locales.

Este Congreso ante la inminencia de la ocupación de la ciudad de México por el ejército


norteamericano, se disolvió el 9 de mayo de 1847.

El Acta Constitutiva y de Reformas es el antecedente de las siguientes instituciones


contempladas en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicano de 1917
(vigente):

1. Juicio de Amparo en el ámbito Nacional (arts. 103 y 107);


2. Acciones de Inconstitucionalidad (art. 105, frac. II);
3. La facultad de la Suprema Corte de Justicia de la Nación para conocer del Juicio
de Amparo. (Art. 107) y la intervención de la misma para declarar la
inconstitucionalidad de las leyes federales y locales.
4. La precisión de la distribución de competencias entre la federación y los estados.
(Art. 124).

13
La Constitución de 1857

Para su elaboración, el Congreso inició sus sesiones el 18 de febrero de 1856. En las


tribunas parlamentarias dominó el grupo de liberales radicales partidarios de elaborar otro
texto que permitiera romper definitivamente con el orden heredado de la Colonia.

Las sesiones del Congreso se llevaron a cabo desde el 4 de febrero de 1856. Las diversas
comisiones trabajaron intensamente y se presentaron acaloradas discusiones partidistas,
dado que estaban constituidas por miembros moderados y radicales que se empeñaban en
mantener sus puntos de vista y tratarlos de consignar en la futura constitución.

La Constitución de 1857, fue jurada el 5 de febrero de ese año, primero por el Congreso
integrado en esos momentos por más de 90 representantes, y posteriormente por el
Presidente Ignacio Comonfort

El 17 de febrero la asamblea constituyente clausuró sus sesiones y el 11 de marzo de 1857,


se promulgó la Constitución; compuesta de 128 artículos, entrando en vigor el 16 de
septiembre de ese año.

Esta Constitución declaraba la libertad de enseñanza, de imprenta, de industria, de


comercio, de trabajo y de asociación.

Volvía a organizar al país como una república federal. Entre otras cosas, incluía un capítulo
dedicado a las garantías individuales, y un procedimiento para proteger esos derechos
conocidos como amparo.

La Constitución de 1857 se convirtió en la máxima ley que regiría sobre los destinos del
país; ninguna otra ley podría estar por encima de ella. De igual forma, fijaría la posibilidad
de reformas posteriores en beneficio del bien común y como medidas de adecuación a la
realidad imperante.

Cabe mencionar que estando vigente la Constitución de 1857, durante la presidencia de


Benito Juárez, entre la abundante legislación que expidió, sobresale la emitida en Veracruz,
en cumplimiento al Manifiesto del Gobierno Constitucional a la Nación.

Entre las más importantes de esas leyes, se cuentan: la de ocupación de bienes


eclesiásticos, del 13 de julio de 1859; la del 23 del mismo mes y año, que declaró que el
matrimonio era un contrato civil, suprimiendo la intervención forzosa, en él, de los
sacerdotes.

La ley del registro civil, el 28 julio de 1859, por la que la prueba del estado civil de las
personas, quedaba a cargo de empleados de gobiernos; la del 31 de julio del año citado,
por la que se secularizaron los cementerios; la del 11 de agosto de 1859, que suprimió casi

14
todas las festividades religiosas, y la del 4 de diciembre de 1860, que estableció la libertad
de cultos. El objetivo principal de estas leyes era separar a la iglesia del Gobierno o Estado.

Destruido el centralismo y el militarismo a consecuencia del triunfo del partido liberal en


1867, no pudo, establecerse la democracia conforme a la Constitución de 1857, porque,
alegaban, faltaban las condiciones esenciales para ello

En su lugar, se estableció una especie de feudalismo, en la que los caciques, que se


habían apoderado de los gobiernos de los Estados, gobernaban arbitrariamente al pueblo
sometido y que no reconocían al Gobierno Federal más derechos, los que éste era capaz
de hacer efectivos. La consecuencia de esta situación fue que se estableciese una lucha
entre el Gobierno Federal que representaba los intereses nacionales y los gobiernos locales
representantes ante todo de los intereses de los caciques y de sus allegados.

Constitución de 1917

En el contexto de la revolución mexicana, y Carranza estando afianzado en casi todo el


país, busco legitimar la revolución y ser elegido legalmente como presidente. Así es como
invitó a la clase política a un Congreso Constitucional en Querétaro. Este Congreso
inauguró sus sesiones el 1º de diciembre de 1916.

La Revolución afectó profundamente a todos los asistentes a la convención y el documento


refleja sus experiencias personales.

La Constitución de 1917 contiene tres artículos esenciales:

● El Artículo 3 estableció una educación gratuita, laica y obligatoria, y secularizó el


estado mexicano.

● El Artículo 27 declaraba que todas las tierras que habían sido usurpadas a los
campesinos durante el porfiriato tenían que ser devueltas, aunque no tuvieran títulos
de propiedad. Además, podría asumir el control de todas las tierras que no
estuvieran siendo usadas “apropiadamente” y usarlas para el beneficio público. Este
mismo artículo también declaraba que los extranjeros no podían poseer tierras a
menos de 100 km de la frontera nacional o de 50 km del mar.

● El Artículo 123 estableció la jornada laboral de 8 horas, 6 días a la semana, el


salario mínimo, y una remuneración equitativa para todos por el mismo trabajo.
Extendió tanto a los trabajadores como a la patronal el derecho a organizarse, los
trabajadores podrían negociar colectivamente y se les reconoció el derecho a la
huelga.

Esta Constitución dio origen al constitucionalismo social, que prevalece hasta nuestros días,
según el cual la ley fundamental de los pueblos no se limita a establecer las bases de la
organización política de los estados y a reconocer y proteger los derechos del hombre, en
su aspecto individual, sino que agrega el valor de los derechos sociales y establece también
las bases de nuestro sistema económico. En efecto, la Constitución establece la propiedad

15
de la nación —dominio directo— sobre las aguas de tipo nacional, así como sobre los
recursos naturales de la plataforma continental y los zócalos submarinos de las islas.
Asimismo, el dominio directo se extiende a los minerales o sustancias que en vetas, mantos
o yacimientos sean distintas a la de los terrenos.
La Constitución de 1917 recogió los principios políticos fundamentales de la carta de 1857
que correspondían a la doctrina del Estado liberal de derecho: protección de los derechos
del hombre, en su aspecto individual; el principio de la soberanía nacional (en su llamada
parte dogmática), así como las modalidades de su forma de gobierno y de Estado: división
de poderes y sistema federal (parte orgánica), garantizó el derecho de propiedad y otorgó
garantías individuales.

Asimismo, los derechos sociales fueron incorporados por 1ª vez en una Constitución,
producto de la Revolución mexicana,

Con sus diversas reformas y adiciones, los preceptos constitucionales establecen los
siguientes derechos sociales:

● El derecho a la educación
● El derecho de los pueblos indígenas para que la ley proteja y promueva el desarrollo
de sus lenguas, culturas, usos, costumbres
● El derecho a la protección de la salud
● El derecho de toda persona a un medio ambiente adecuado para su desarrollo y
bienestar (artículo 46).
● El derecho de toda familia a disfrutar de vivienda digna y decorosa (artículo 4o.).
● Las bases de la reforma agraria,
● El Derecho a la justicia expedita
● El derecho de toda persona al trabajo digno y socialmente útil.

Otros aspectos fundamentales de la Constitución son:

● Los derechos políticos


● La soberanía popular
● La forma de gobierno, como una república representativa, democrática, federal,
compuesta de estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen
interior, pero unidos en una federación establecida según los principios de esta Ley
fundamental
● La división de poderes
● La separación de Estado-Iglesia.

Historia de la Suprema Corte de Justicia de la nación.

La SCJN fue el último tribunal en funcionar ya en el México independiente, pues tardó 3


meses en sesionar. Sus funciones iniciaron el 15 de marzo de 1825, y funcionó
ininterrumpidamente hasta 1855 bajo los efectos del Plan de Ayutla.

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La Revolución fue la 2ª ocasión en que dejó de funcionar, a través de un decreto del 11 de
julio de 1916, y siendo restablecida hasta el 1ª de junio de 1917.

Entre 1821 y 1824 están en pugna las tendencias republicanas y monárquicas. En las
primeras está presente, como ideal, el decreto constitucional de Apatzingán de 1814; en las
segundas, el Plan de Iguala de 1821, de inclinación a una monarquía limitada, con base en
la Constitución de Cádiz. En ambos documentos se indica la vigencia, mientras se legisla un
nuevo cuerpo de leyes, de las tradicionales normas novohispanas.
En el Acta Constitucional en 1824 se afirmó la división de poderes y de funciones. En el
artículo 9o.: “El Poder supremo de la federación mexicana se divide para su ejercicio en
Legislativo, Ejecutivo y Judicial, y jamás podrán reunirse dos o más de estos poderes en
una sola corporación o persona, ni depositarse el Legislativo en un solo individuo”.
En el artículo 18 indicaba: Todo hombre que habite en el territorio de la Federación, tiene
derecho a que se le administre pronta, completa e imparcialmente justicia; y con este objeto
la Federación deposita el ejercicio del Poder Judicial en una Corte Suprema de Justicia, y
en los tribunales que se establecerán en cada estado; reservándose demarcar en la
Constitución las facultades de esta Suprema Corte.
En el esquema de la división de poderes establecido en el Acta Constitutiva la definición del
Poder Judicial fue un problema; no se tenía claro el papel que debía tener dentro del nuevo
edificio del poder político. El artículo 23 del Acta indica que “...la Federación deposita para
su ejercicio el Poder Judicial en una corte suprema de justicia, y en los tribunales y juzgados
que se establecerán en cada caso”. Es decir, el poder de la Corte provenía de la Federación
y los poderes constituidos.
En la Constitución de 1824, en el artículo 115 se estipuló el Poder Judicial: “El Poder
Judicial de la federación residirá en una Corte Suprema de Justicia, en los tribunales de
circuito y jueces de distrito”. Se agregó la palabra justicia, la cabeza del Poder Judicial
tendría en sus labores la de la impartición de justicia, a diferencia por ejemplo de la
diseñada en Filadelfia en 178719 como influencia de las Cortes de Cádiz de 1812
Se destacan tres influencias en el diseño de la Corte. La primera es la tradición
novohispana, la segunda son las Cortes de Cádiz de 1812 y la tercera es la influencia
estadounidense. Sobre la continuidad y la herencia novohispana en la Corte en los primeros
años hay una coincidencia en la literatura. Una idea central del nacimiento de la Corte
Suprema de Justicia es que es heredera de la Audiencia de México y edificada por una
generación de juristas con formación española
Esta continuidad tiene una relación con los problemas estructurales y normativos que tuvo
la Corte para instalarse según lo estipulado en la Constitución de 1824. Los primeros
ministros de la Corte tomaron protesta en marzo de 1825 y se enfrentaron con las
adversidades de no tener personal, sobre todo de un escribano de cámara calificado,
tampoco tenían instalaciones, aunque sí muchos problemas presupuestales.
Como el Congreso aún no había aprobado la reglamentación de la Corte, solamente se
dedicaban a responder correspondencia. Existió un problema normativo porque no había
una Ley Orgánica ni un Reglamento Interior. Fue hasta 1826 cuando se aprobaron las
Bases para el Reglamento de la Suprema Corte de Justicia.
En este sentido, existe cierta continuidad ya que no se derogaron las leyes antiguas. La
Suprema Corte tenía que apoyar su trabajo con las normas novohispanas y con la
Constitución de Cádiz de 1812. Por ello, una de las continuidades en el diseño de la Corte
con el antiguo régimen se observa en el Reglamento de la Suprema Corte de Justicia de la
República de 1826, así como en la necesidad de generar sentencias unánimes como
condición de credibilidad e imparcialidad.
El artículo 116 estableció los integrantes: “La Corte Suprema de Justicia, se compondrá de
once ministros y un fiscal, divididos en tres salas para el mejor desempeño de sus
funciones, sin perjuicio de que con el tiempo se aumente o se disminuya este número,
según el Congreso general lo halle conveniente”. En el artículo 117 se estableció que el

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cargo de ministro sería perpetuo. El artículo 128 estipuló los requisitos para ser ministro:
“Para ser elegido se necesita ser de 40 años de edad, natural de la Federación o con
residencia de diez años ni interrumpidos hasta el día del nombramiento y abogado en su
ciencia respectiva como en lo moral y político”.
La Constitución promulgada en febrero de 1857 confirmó la desaparición de la inamovilidad
de los ministros de la Corte. La Suprema Corte permaneció —de hecho— en la ciudad de
México, con sus ministros que eran, en buena parte, los mismos que habían colaborado en
la etapa de Santa Anna. Se incorporó a la corte incluso Teodosio Lares. Benito Juárez,
electo presidente de la Suprema Corte de Justicia, asumió la Presidencia interina
constitucional de la República e instaló el gobierno liberal en el puerto de Veracruz. El alto
tribunal se dividió en salas y principió a trabajar.
De esta suerte, la Suprema Corte sufrió una ruptura violenta y le impidió asumir las
funciones en materia de amparo que le había otorgado el Acta de Reformas.
A partir de 1871 y hasta la fecha, la información que se encuentra publicada está dividida
por Épocas, todas ellas de diversa duración, de las cuales han concluido diez y actualmente
se integra la Undécima Época.
 Cada “Época” se caracteriza por los cambios paradigmáticos en la manera de integrar,
sistematizar y publicar la jurisprudencia debido a reformas constitucionales y legales, o por
acontecimientos de gran relevancia histórica que han repercutido en el sistema jurídico
nacional.  A su vez, las “Épocas” se agrupan en dos periodos: jurisprudencia histórica (1870
a 1914) y jurisprudencia aplicable (1917 a la fecha).
 
Dicha división obedece a que las tesis de jurisprudencia que fueron publicadas en las
épocas Primera a la Cuarta, antes de 1917, hoy son inaplicables (no vigentes), y por ello se
agrupan dentro de lo que se ha dado en llamar “jurisprudencia histórica”. Las épocas Quinta
a la Undécima, de 1917 a la fecha, comprenden lo que se considera el catálogo de la
“jurisprudencia aplicable o vigente

Estas han sido las épocas en las que ha estado dividida la SCJN:

1ª época: 1867-1876

La Primera Época cubre el lustro de 1871 a 1875; durante este periodo fueron publicados
siete tomos que contienen las resoluciones sostenidas por los Tribunales Federales del 3 de
octubre de 1870 al mes de septiembre de 1875. A partir del mes de octubre del año 1875 y
hasta el año de 1880, el Semanario Judicial de la Federación dejó de publicarse por
razones administrativas y financieras. Durante esta primera interrupción de la publicación
del Semanario, las sentencias de los Tribunales de la República, en especial las del
Tribunal Superior de Justicia de la Nación, formaron parte de las columnas de El Foro y El
Derecho, periódicos no oficiales de jurisprudencia y legislación.
2ª época: 1881-1889

Da inicio en enero de 1881 con la reaparición del Semanario Judicial de la Federación


(SJF), y contiene las resoluciones dictadas a partir del 20 de octubre de 1880, concluyendo
en diciembre de 1889, por la crisis que se presentó cuando los fallos de la Corte sufrían una
explosión debido al crecimiento poblacional de México, a su desarrollo económico y al
exceso de amparos contra resoluciones judiciales de carácter civil y penal. Durante ese
periodo se editaron 17 tomos.

3ª época: 1890-1897

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La Tercera Época se encuentra conformada por 12 tomos que integran los fallos del Poder
Judicial de la Federación de enero de 1890 a diciembre de 1897. En virtud de que las
reformas del 6 de octubre de 1897 al Código Federal de Procedimientos Civiles derogaron
los artículos 47 y 70 de la Ley de Amparo de 1882, y suprimieron la institución de la
Jurisprudencia, aun cuando el artículo 827 de dicho código mantuvo la norma que ordenaba
la publicación en el Semanario Judicial de la Federación de las sentencias de los Jueces de
Distrito, las ejecutorias de la Corte y los votos minoritarios.

4ª época: 1898-1914

Las resoluciones de los tribunales federales pronunciadas de enero de 1898 a agosto de


1914bb, conforman el material de la Cuarta Época, habiéndose editado 52 tomos, por lo que
está considerada como la más extensa del periodo de jurisprudencia histórica. Además de
las resoluciones de los tribunales federales, también se publicaron durante esta época, los
pedimentos del Fiscal, del Procurador General de la República y de los Promotores
Fiscales. En estas primero Cuatro Épocas del Semanario Judicial de la Federación
aparecen publicadas las unidades de resoluciones – integradas por pedimento, la sentencia
del juez de distrito y la ejecutoria- de manera cronológica. En las subsecuentes épocas, al
adoptarse el resumen o tesis como posibilidad de integración a la interpretación de la ley, la
publicación de la resolución o ejecutoria se redujo considerablemente.

5ª época: 1917-1957

Establecido el nuevo orden constitucional, se instaló la Suprema Corte de Justicia de la


Nación el 1º de junio de 1917, y el 15 de abril de 1918 apareció el primer número de la
Quinta Época, la cual estuvo regida, con excepción del primer año, por el Reglamento para
el Departamento de Jurisprudencia, Semanario Judicial y Compilación de Leyes de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, de 1919. Esta Época reúne 132 tomos, que
contienen los fallos pronunciados por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, de junio de
1917 a junio de 1957 y adopta el sumario como vía de conocimiento de la interpretación de
la ley. A partir de la publicación de las ejecutorias de julio de 1957, se introdujeron reformas
sustanciales que motivaron la iniciación de la Sexta Época del Semanario Judicial de la
Federación.

De esas reformas, las más importantes consisten en actualizar la publicación, con el objeto
de que las ejecutorias sean conocidas poco tiempo después de pronunciadas; asimismo, en
agrupar separadamente, en cuadernos mensuales, las resoluciones del Pleno y las de cada
una de las Salas, y, finalmente, en ordenar alfabéticamente, para su más fácil localización,
las tesis contenidas en el cuaderno. En esta época es de singular importancia subrayar que
en el tomo IV empieza a compilarse la jurisprudencia en un apartado denominado sección
de jurisprudencia, que más tarde daría nacimiento a los llamados “Apéndices del Semanario
Judicial de la Federación”, obras que son de gran relevancia, ya que en sus páginas cobijan
las doctrinas más trascendentes sostenidas por la Suprema Corte de Justicia de la Nación y
que marcaron nuevos rumbos y establecieron amplios derroteros para la formación del
derecho mexicano.

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6ª época: 1957-1968

La Sexta Época está integrada por 138 volúmenes numerados con cifras romanas y va de
julio de 1957 a diciembre de 1968. Cada volumen se compone de cinco partes editadas en
cuadernos por separado. La primera parte comprende las tesis del tribunal Pleno y, las
cuatro restantes, las tesis de las Salas Numerarias. Al calce de las tesis se precisan los
elementos de identificación de los precedentes que las sostienen. Además se consignan los
datos de los asuntos que sustentan tesis iguales por el término de un mismo mes, así como
los precedentes relativos. A continuación de la tesis se insertan las ejecutorias, ya sean
integras o parciales, por acuerdo expreso del Pleno o de las Salas.

7ª época: 1969-1988

Las reformas y adiciones a la Constitución Federal y a la Ley de Amparo llevadas a cabo en


1968, dieron competencia a los Tribunales Colegiados de Circuito para integrar
jurisprudencia, así como para conocer de amparos directos, marcando con ello la
conclusión de la Sexta Época y el inicio de la Séptima. Esta Época contempla de enero de
1969 al 14 de enero de 1988, contiene 228 volúmenes identificados con cifras arábigas, que
acogen las tesis y resoluciones emitidas por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (En
Pleno, Salas Numerarias y Salas Auxiliares) y por los Tribunales Colegiados de Circuito. La
Séptima Época estuvo regida por las “bases” contempladas en el “Acuerdo del Pleno del 18
de febrero de 1970 y 28 de enero de 1971”. En un principio, la Época agrupó las tesis y
resoluciones relativas a cada mes, sin embargo, los volúmenes 91 al 228 reúnen tanto las
correspondientes a un semestre como a un año. Dichos volúmenes están compuestos por
siete partes editadas en cuadernos por separado. La primera parte recopila lo concerniente
al tribunal en Pleno; las partes segunda a quinta lo relacionado con las Salas Numerarias; la
sexta, lo referente a los Tribunales Colegiados de Circuito y, la séptima, lo perteneciente a
la Sala Auxiliar.

8ª época: 1988-1995

Las reformas constitucionales y legales de 1988 hacían urgente un nuevo estatuto para la
jurisprudencia. La Octava Época principió el 15 de enero de 1988, y fue regulada por
Acuerdos del Pleno de 4 de febrero y 11 de agosto de 1988. El cambio radical habría de
iniciarse con el Acuerdo del Pleno de 13 de diciembre de 1988, mismo que fue modificado
por la Corte el 8 de junio de 1989 y el 21 de febrero de 1990.

La Octava Época se publica en tomos identificados con números romanos y comprende las
tesis, y en su caso, hasta el tomo VI las ejecutorias cubren lo correspondiente a un
semestre y cada tomo se integra por dos apartados. A partir del tomo VII, la publicación
comenzó a aparecer mensualmente. El primer apartado se refiere a la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, mismo que se divide en siete secciones: 1. Pleno 2. Salas Numerarias
(abarca 4 secciones) 3. Sala Auxiliar (incluye 4 índices: Temático-alfabético, onomástico,
tesis de jurisprudencia y votos particulares) 4. La séptima sección, Varios: comprende los
acuerdos del Tribunal en Pleno en un lapso respectivo. El segundo apartado contiene las
tesis establecidas por los Tribunales Colegiados de Circuito. Las reformas a la Constitución

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Política de los Estados Unidos Mexicanos, publicadas en el Diario Oficial de la Federación
el 31 de diciembre de 1994 y que a su vez se vieron reflejadas en la Ley Orgánica del Poder
Judicial de la Federación reformada el 26 de mayo de 1995, marcaron la conclusión de la
Octava Época y el inicio de la Novena.

9ª época: 1995-2011

Por acuerdo 5/1995 del Tribunal en Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el
13 de marzo de 1995, se estableció como fecha de inicio de la Novena Época del
Semanario Judicial de la Federación.

Asimismo se crearon las reglas para la elaboración, envío y publicación de las tesis que
emiten los órganos del Poder Judicial de la Federación, en el Acuerdo 5/1996, y se publicó
el Reglamento de la Coordinación General de Compilación y Sistematización de Tesis,
órgano encargado de la difusión de la producción jurisprudencial. En la Novena Época se
conjuntan las publicaciones del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, creada
con la reforma a la Ley de Amparo del 5 de enero de 1988, de tal manera que en una
publicación se comprenden las tesis de jurisprudencia del Pleno, de las Salas y de los
Tribunales Colegiados de Circuito, las tesis aisladas de los citados órganos, el texto de las
ejecutorias o de su parte considerativa para su publicación, así como el texto de una de las
ejecutorias que dieron lugar a una jurisprudencia por reiteración, las que motivaron una
jurisprudencia por contradicción y aquellas respecto de las cuales se formuló voto particular,
incluyéndose éste. Asimismo, se incluyen los acuerdos generales del Pleno de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación y del Consejo de la Judicatura Federal.

La Novena Época llega a su fin en mayo de 2011, después de 23 años.

10ª época: 2011-2021

Mediante decreto publicado el 6 de junio de 2011 en el Diario Oficial de la Federación, se


reformaron, adicionaron y derogaron diversas disposiciones de los artículos 94, 103, 104 y
107 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, mismas que entraron en
vigor el 4 de octubre de 2011. Asimismo, por decreto publicado en ese mismo medio oficial
el 10 de junio de 2011, se modificó la denominación del Capítulo I, Del Título Primero y se
reformaron diversos artículos de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,
en materia de derechos humanos.

Las mencionadas reformas, implicaron una modificación a la estructura del Poder Judicial
de la Federación, así como a la competencia de algunos de sus órganos que la integran, lo
que motivó la publicación del Acuerdo 12/2011 de fecha 10 de octubre de 2011, en donde el
Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, estipuló el inicio de la Décima Época
del Semanario Judicial de la Federación, que hasta la fecha permanece.

Asimismo, se establece que la publicación de la Décima Época será mensual y de manera


impresa y electrónica, incluyendo las ejecutorias y las tesis cuyo engrose y texto se hubiere
aprobado en el mes anterior, y quedará integrada por diez apartados:

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● Primera Parte. Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
● Segunda Parte. Primera Sala SCJN;
● Tercera Parte. Segunda Sala SCJN;
● Cuarta Parte. Plenos de Circuito;
● Quinta Parte. Tribunales Colegiados de Circuito;
● Sexta Parte. Normativa y Acuerdos Relevantes;
● Séptima Parte. Índices;
● Octava Parte. Sentencias de la SCJN;
● Novena Parte. Sentencias Relevantes dictadas por otros tribunales, previo acuerdo
del Pleno o de alguna de las Salas de la SCJN;
● Décima Parte. Otros Índices.

11ª época: 2021-presente

El Pleno de la Suprema Corte emitió un acuerdo por el que, a partir del 1 de mayo,
comienza la Undécima Época del Semanario Judicial de la Federación (SJF) y estableció
sus bases.

Con motivo de la reforma constitucional en materia de justicia federal, se rediseña el


sistema de creación de la jurisprudencia, al eliminarse el sistema de integración por
reiteración en los asuntos competencia del Alto Tribunal, además de establecerse que las
razones que justifiquen las decisiones contenidas en las sentencias dictadas por el Pleno de
la Suprema Corte de Justicia de la Nación por mayoría de ocho votos, y por las Salas, por
mayoría de cuatro votos, serán obligatorias para todas las autoridades jurisdiccionales de la
Federación y de las entidades federativas.

A partir de la entrada en vigor de la Undécima Época, las resoluciones de la SCJN


aprobadas por mayoría de ocho votos en el Pleno y por mayoría de cuatro votos en las
Salas, en todos los asuntos de su competencia, serán obligatorias para todos los Tribunales
del país, transitando así, a un sistema de precedentes. De esta manera, se elimina para la
Suprema Corte el sistema de jurisprudencia por reiteración, el cual establecía que las
resoluciones del Alto Tribunal constituían jurisprudencia, siempre y cuando lo resuelto en
ellas se sustentara de manera reiterada o seriada en cinco sentencias ejecutorias.

Conclusiones

Conocer la historia constitucional de nuestro país debería ser de sumo interés para todos en
general, por las implicaciones que nuestra historia constitucional ha tenido en los diferentes
ámbitos de la vida nacional. Así pues, su estudio y análisis debe realizarse desde una
perspectiva multidisciplinar (yo estudié como 1a carrera relaciones internacionales en la
UNAM) y complejo que pueda proporcionar una visión más completa de lo que ha sido la
vida constitucional mexicana.

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Ahora bien, considero que es imprescindible no sólo estudiar los textos constitucionales sino
estudiar también el contexto histórico dentro del cual estas fueron emitidas, así como
aquellos documentos que hayan tenido relevancia jurídica o política, y que también nos
ayuden a tener una adecuada comprensión de lo que ha sido el estudio de las
constituciones.

Final ente, es fundamental para el estudio del derecho constitucional mexicano no


centrarnos exclusivamente en la historia de México y en los acontecimientos internos, sino
que es preciso recurrir al estudio de la historia mundial y a la de otros países, analizando la
influencia que han tenido algunos de ellos en nuestra historia constitucional, poniendo
énfasis en la interacción que se ha dado entre el ámbito jurídico interno y el internacional a
lo largo del tiempo. Asimismo, considerando las actuales circunstancias, considero
necesario poder construir un sistema político distinto al presidencialista, pues, si se
pretenden equilibrar verdaderamente a los Poderes de la Unión, sería primordial modificar
nuestro actual texto Constitucional que es fundamentalmente presidencialista, y que impide
el equilibrio entre los poderes de manera efectiva

Bibliografía.

● CARBONELL, Miguel, CRUZ Barney, Óscar y PÉREZ Portilla, Karla (comps.),


“Constituciones Históricas de México”. Ed. Porrúa/UNAM, México, 2002.
● RABASA, Emilio O., “Historia de las Constituciones Mexicanos”. UNAM, México,
1990.
● https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/1/95/4.pdf

● http://biblioteca.diputados.gob.mx/janium/bv/md/LXII/Hist_Const_T1.pdf

● https://es.wikipedia.org/wiki/Historia_de_la_Suprema_Corte_de_Justicia_de_la_Naci
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● https://www.scjn.gob.mx/biblioteca-digital-y-sistema-bibliotecario/historia

● https://sistemabibliotecario.scjn.gob.mx/sisbib/po2008/55529/55529_1.pdf

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