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Grabado que representa la defenestración de Praga de 1618. Desde una ventana del
castillo de la ciudad fueron arrojados los dignatarios católicos, dando comienzo a la Guerra
de los treinta años.
Los dos dignatarios y el escriba que fueron arrojados, cayeron sobre una pila de
estiércol y no sufrieron lesiones importantes (al contrario que en la primera
defenestración, acontecida 200 años antes y en la que murieron siete concejales).
Este evento, conocido como la Tercera Defenestración de Praga, se toma como
punto de referencia del comienzo de la rebelión bohemia, aunque la rebelión ya
estaba gestándose mucho tiempo antes. El conflicto bohemio se extendió pronto a
la totalidad de los Países Checos (Bohemia, Silesia, Lusacia y Moravia), que ya
estaban divididos por enfrentamientos entre católicos y protestantes. Esta
confrontación iba a encontrar muchos ecos en todo el continente europeo,
viéndose afectada Francia y Suecia, inter alia.
Si la rebelión bohemia se hubiera limitado a un asunto puramente de la Europa
central, la guerra de los Treinta años podía haberse concluido en solo treinta
meses. Sin embargo, la debilidad tanto de Fernando II como de los propios
bohemios llevó a la extensión de la guerra al oeste de Alemania. Fernando se vio
obligado a reclamar la ayuda de su sobrino y yerno, el rey Felipe III de España, hijo
y sucesor de Felipe II.
El Conde húngaro Gabriel Bethlen, Príncipe de Transilvania.
Bajo el mando del general Tilly, el ejército de la Liga Católica, que incluía a René
Descartes en sus filas, pacificó la Austria Alta, mientras que las fuerzas del
emperador pacificaban la Austria meridional. Una vez unidos los dos ejércitos, se
desplazaron hacia el norte, dentro de Bohemia. Fernando II derrotó decisivamente
a Federico V en la batalla de la Montaña Blanca (en checo: Bílá Hora) cerca de
Praga, en 1620. Bohemia permanecería en manos de los Habsburgo durante casi
300 años.
Esta derrota provocó la disolución de la Liga de la Unión Evangélica y la
confiscación de las posesiones de Federico V. El Palatinado renano fue entregado
a nobles católicos, mientras que el título de Elector Palatino se le dio a su primo
lejano, el duque Maximiliano I. Federico V, aunque ya sin territorios, se convirtió en
un exiliado prominente en el extranjero, granjeándose simpatías y apoyo a su
causa en las Provincias Unidas, Dinamarca y Suecia.
Se trató de un golpe serio a las ambiciones protestantes en la región. La rebelión
literalmente se hundió, y las amplias confiscaciones patrimoniales y supresiones
de títulos nobiliarios bohemios preexistentes aseguraron que el país regresaría a la
fe católica después de más de dos siglos de disidencias religiosas, que habían
comenzado con la guerra husita. Los españoles, tratando de flanquear a los
holandeses, en preparación para la inminente guerra provocada por el fin de la
tregua tras la guerra de los Ochenta Años, tomaron las tierras de Federico,
el Palatinado de Renania. La primera fase de la guerra terminó completamente
cuando Gabriel Bethlen de Transilvania firmó un tratado de paz con el emperador
en diciembre de 1621, ganando algunos territorios en Hungría oriental.
Algunos historiadores consideran el periodo entre 1621-1625 como una fase
separada de la guerra de los Treinta años, denominándola la fase del Palatinado.
La catastrófica derrota del ejército protestante en la Montaña Blanca y la partida de
Gabriel Bethlen significaron la pacificación del este de Alemania. La guerra en el
oeste, concentrada en la ocupación del Palatinado, consistió en batallas mucho
más pequeñas que las que vieron las campañas bohemia y húngara y con un uso
mucho mayor del asedio. Mannheim y Heidelberg cayeron en 1622,
y Frankenthal en 1623. Con ello el Palatinado cayó en manos del emperador.
El resto del ejército protestante, guiado por Mansfeld, hizo un intento de alcanzar la
frontera neerlandesa. Tilly lo flanqueó en Stadtlohn el 6 de agosto de 1623, y solo
un tercio del ejército de 21.000 hombres de Mansfeld consiguió escapar de la
batalla. Sin suministros, ni recursos humanos, ni financiación, el ejército de
Mansfeld se dispersó en 1624. Cabe resaltar que este hecho fue prácticamente
decisivo para el transcurso de la guerra.