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Revuelta de Bohemia (1618-1625)[editar]

Artículo principal: Revuelta bohemia


La elección del católico Fernando II —heredero del trono imperial— como rey de
Bohemia había puesto a la nobleza de ese reino, de mayoría protestante, en una
situación prácticamente de rebelión.
Además, dado que la dignidad de rey de Bohemia se confería por elección, los
bohemios eligieron como su líder a Federico V del Palatinado (sucesor de Federico
IV, que había creado la Liga de la Unión Evangélica). Cuando Fernando II envió a
dos consejeros católicos (Martinitz y Slavata) y sus representantes al castillo de
Hradčany, en Praga, en mayo de 1618 para preparar el camino a su llegada, los
calvinistas de Bohemia los secuestraron y los arrojaron por una ventana del
palacio.

Grabado que representa la defenestración de Praga de 1618. Desde una ventana del
castillo de la ciudad fueron arrojados los dignatarios católicos, dando comienzo a la Guerra
de los treinta años.

Los dos dignatarios y el escriba que fueron arrojados, cayeron sobre una pila de
estiércol y no sufrieron lesiones importantes (al contrario que en la primera
defenestración, acontecida 200 años antes y en la que murieron siete concejales).
Este evento, conocido como la Tercera Defenestración de Praga, se toma como
punto de referencia del comienzo de la rebelión bohemia, aunque la rebelión ya
estaba gestándose mucho tiempo antes. El conflicto bohemio se extendió pronto a
la totalidad de los Países Checos (Bohemia, Silesia, Lusacia y Moravia), que ya
estaban divididos por enfrentamientos entre católicos y protestantes. Esta
confrontación iba a encontrar muchos ecos en todo el continente europeo,
viéndose afectada Francia y Suecia, inter alia.
Si la rebelión bohemia se hubiera limitado a un asunto puramente de la Europa
central, la guerra de los Treinta años podía haberse concluido en solo treinta
meses. Sin embargo, la debilidad tanto de Fernando II como de los propios
bohemios llevó a la extensión de la guerra al oeste de Alemania. Fernando se vio
obligado a reclamar la ayuda de su sobrino y yerno, el rey Felipe III de España, hijo
y sucesor de Felipe II.
El Conde húngaro Gabriel Bethlen, Príncipe de Transilvania.

Los bohemios, desesperados por encontrar aliados frente al emperador, solicitaron


ser admitidos en la Unión Protestante, liderada por el calvinista Federico V del
Palatinado. Los bohemios acordaron que el Elector Palatino podría convertirse en
rey de Bohemia si les permitía adherirse a la Unión y así quedar bajo su
protección. Sin embargo, otros miembros de los Estados bohemios hicieron ofertas
similares al duque Carlos Manuel I de Saboya, al Elector Juan Jorge I de Sajonia y
al húngaro Gabriel Bethlen, soberano del Principado de Transilvania. Los
austriacos, que parecían haber interceptado todas las cartas que salían de Praga,
hicieron públicas estas duplicidades y desentrañaron gran parte de este apoyo a
los bohemios, particularmente en la corte de Sajonia.
La rebelión fue inicialmente favorable a los bohemios. Gran parte de la Alta
Austria, cuya nobleza era luterana y calvinista, se les unió (sin embargo, las
simpatías religiosas de esta zona cambiarían en los siguientes años). La zona
meridional de Austria se rebeló durante el año 1619. El conde de Thurn llegó a
llevar un ejército hasta los mismos muros de Viena. En el este, el Príncipe
protestante de Transilvania, Gabriel Bethlen, condujo una inspirada campaña en el
interior de Hungría con las bendiciones del sultán turco Osman II. Fernando II se
había convertido en 1618 en rey de Hungría e intentó implementar en sus
territorios húngaros las mismas medidas que había aplicado en Bohemia contra los
protestantes. Sintiéndose agraviados, los húngaros de Transilvania declararon la
guerra contra Fernando aprovechando como excusa el asunto religioso, pues los
príncipes transilvanos tenían como objetivo desde hacía décadas liberar a Hungría
del control de los Habsburgo y reunificar el reino. Así, apelaron inclusive a la ayuda
del sultán turco en muchas ocasiones, quien también deseaba ver al Sacro Imperio
Romano Germánico de rodillas.
El emperador, que estaba ocupado en la Guerra Uzkok, se apresuró a formar un
ejército para detener a los bohemios y sus aliados, que anegaban completamente
su país. El conde de Bucquoy, el comandante del ejército imperial, derrotó a las
fuerzas de la Unión Protestante lideradas por el conde Ernesto de Mansfeld en
la batalla de Sablat, el 10 de junio de 1619. Esto cortó las comunicaciones del
conde de Thurn con Praga, el cual abandonó inmediatamente el sitio de Viena. La
derrota de los protestantes bohemios en Sablat también costó a los protestantes
un importante aliado, Saboya, que había sido durante mucho tiempo un oponente
a la expansión de los Habsburgo y había enviado ya considerables sumas de
dinero y tropas irregulares a las guarniciones de las fortalezas de Renania. La
captura de la cancillería de campo de Mansfeld desenmascaró el complot de los
sardos y forzó al avergonzado duque a abandonar la guerra.
A pesar de la derrota de Sablat, el ejército del conde de Thurn continuó existiendo
como fuerza efectiva, y Mansfeld consiguió reformar su ejército más al norte, en
Bohemia. Los estados de Austria septentrional y meridional, todavía en rebelión,
firmaron una alianza con los bohemios a comienzos de agosto, y el día 22
Fernando fue depuesto oficialmente como rey de Bohemia y sustituido por el
Elector Palatino Federico V. En Hungría, incluso a pesar de que los bohemios
habían rechazado la oferta de su corona, los transilvanos continuaron haciendo
progresos sorprendentes, obligando a los ejércitos del emperador a retirarse de
ese país en 1620.
Los españoles enviaron un ejército desde Bruselas bajo las órdenes de Ambrosio
Spinola para dar apoyo al emperador, y el embajador español en Viena, don Íñigo
Oñate, convenció a la Sajonia protestante para intervenir contra Bohemia a cambio
de ofrecerles el control sobre Lusacia. Los sajones invadieron, y el ejército español
en el oeste evitó que las fuerzas de la Unión Protestante pudieran prestar auxilio.
Oñate conspiró para transferir el título electoral del Palatinado al duque de Baviera
a cambio de su apoyo a la Liga Católica.

Johan Tzerclaes, conde de Tilly, general de los ejércitos imperial y bávaro.

Bajo el mando del general Tilly, el ejército de la Liga Católica, que incluía a René
Descartes en sus filas, pacificó la Austria Alta, mientras que las fuerzas del
emperador pacificaban la Austria meridional. Una vez unidos los dos ejércitos, se
desplazaron hacia el norte, dentro de Bohemia. Fernando II derrotó decisivamente
a Federico V en la batalla de la Montaña Blanca (en checo: Bílá Hora) cerca de
Praga, en 1620. Bohemia permanecería en manos de los Habsburgo durante casi
300 años.
Esta derrota provocó la disolución de la Liga de la Unión Evangélica y la
confiscación de las posesiones de Federico V. El Palatinado renano fue entregado
a nobles católicos, mientras que el título de Elector Palatino se le dio a su primo
lejano, el duque Maximiliano I. Federico V, aunque ya sin territorios, se convirtió en
un exiliado prominente en el extranjero, granjeándose simpatías y apoyo a su
causa en las Provincias Unidas, Dinamarca y Suecia.
Se trató de un golpe serio a las ambiciones protestantes en la región. La rebelión
literalmente se hundió, y las amplias confiscaciones patrimoniales y supresiones
de títulos nobiliarios bohemios preexistentes aseguraron que el país regresaría a la
fe católica después de más de dos siglos de disidencias religiosas, que habían
comenzado con la guerra husita. Los españoles, tratando de flanquear a los
holandeses, en preparación para la inminente guerra provocada por el fin de la
tregua tras la guerra de los Ochenta Años, tomaron las tierras de Federico,
el Palatinado de Renania. La primera fase de la guerra terminó completamente
cuando Gabriel Bethlen de Transilvania firmó un tratado de paz con el emperador
en diciembre de 1621, ganando algunos territorios en Hungría oriental.
Algunos historiadores consideran el periodo entre 1621-1625 como una fase
separada de la guerra de los Treinta años, denominándola la fase del Palatinado.
La catastrófica derrota del ejército protestante en la Montaña Blanca y la partida de
Gabriel Bethlen significaron la pacificación del este de Alemania. La guerra en el
oeste, concentrada en la ocupación del Palatinado, consistió en batallas mucho
más pequeñas que las que vieron las campañas bohemia y húngara y con un uso
mucho mayor del asedio. Mannheim y Heidelberg cayeron en 1622,
y Frankenthal en 1623. Con ello el Palatinado cayó en manos del emperador.
El resto del ejército protestante, guiado por Mansfeld, hizo un intento de alcanzar la
frontera neerlandesa. Tilly lo flanqueó en Stadtlohn el 6 de agosto de 1623, y solo
un tercio del ejército de 21.000 hombres de Mansfeld consiguió escapar de la
batalla. Sin suministros, ni recursos humanos, ni financiación, el ejército de
Mansfeld se dispersó en 1624. Cabe resaltar que este hecho fue prácticamente
decisivo para el transcurso de la guerra.

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