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FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLITICAS

CARRERA PROFESIONAL DE DERECHO

ASIGNATURA: FORMACION BASICA PARA LA MAGISTRATURA

TEMA: ACTIVIDAD 14 EL JUEZ ANTE LA LEY INJUSTA

CICLO: IV

DOCENTE: DR. Walter Ramos Herrera

AULA: A

ESTUDIANTE:

- PARIONA CHACMANA Yerson

AYACUCHO 2020 - PERU


DICATORIA

Dedico este trabajo a mi madre que fue el pilar fundamental en el inicio de mi carrera

profesional. De manera muy especial a nuestro Padre Celestial que con su compañía y

protección nos impulsa a la superación personal, espiritual y profesional.


EL JUEZ ANTE LA LEY INJUSTA

La definición de la justicia ha preocupado a los filósofos y a los juristas de todos los

tiempos. ¿Qué debe entenderse por justicia?

La justicia (S. Tomás de Aquino) objetivamente considerada es la adaptación y adecuación

de la conducta humana a las exigencias esenciales de su naturaleza racional.

Si se quiere encerrar en una noción sintética y compendiosa la finalidad de la justicia y

del derecho positivo, quizá ninguna sirve mejor a ese objetivo que la antigua fórmula del

bien común.

No se trata aquí de la actitud del juez ante los resultados injustos de la aplicación de una

ley justa, sino de su actitud ante una ley que nace ya injusta, por ser contraria a exigencias

fundamentales de la justicia, es decir, del derecho natural.

Estos casos no son raros; al contrario, al establecerse una separación entre legalidad y

moralidad, estas situaciones pueden formar parte de la práctica diaria del juez. Piénsese en el

caso de la ley de divorcio, en una ley que legalice el aborto, en una ley que permita el

«matrimonio» entre homosexuales, en una posible legalización de la eutanasia o del uso de

drogas que con toda probabilidad traen consigo la ruina fisiológica y psíquica del individuo.

El principio fundamental en esta materia es que el juez no puede descargar la

responsabilidad en los autores de la ley (que, indirectamente, en una sociedad política con

régimen democrático, es todo el pueblo). No es lícita la actitud del que afirma que «me limito

a cumplir o aplicar las leyes vigentes».

(Freyre.) El juez, precisamente porque aplica las leyes, es corresponsable. De lo anterior se

deduce que el juez no puede lícitamente, con sus sentencias, obligar a nadie a realizar un acto

intrínsecamente inmoral, aunque esté mandado o” permitido por la ley. La razón es que no es

lícito nunca ha el mal, bajo ningún concepto, ni siquiera para que se sigan algunos bienes. Un

juez no puede, por ejemplo, aunque la ley lo sancione sí condenar a alguien a la


esterilización, ni siquiera como medida preventiva. Por los mismos motivos, el juez conocer y

aprobar, con su sentencia una ley En ese mismo momento sería cómplice de los autores de la

ley. Hay que añadir, sin’ embargo, que no toda sentencia en materia de ley injusta equivale a

una implícita o explícita aprobación de esa ley. El juez puede limitarse, éticamente, a dejar

que esa ley siga su curso, sobre

Todo cuando, actuando de este modo, evita un mal mayor. Encontramos aquí una nueva

aplicación de los principios que rigen el voluntario indirecto. Salvada la recta intención del

juez, el cumplimiento de sus deberes deontológicos —la aplicación de la ley— puede

considerarse algo positivamente bueno, pero el juez no puede olvidar que su actuación recibe

también calificación moral atendiendo al fin y a las circunstancias.

En otros supuestos cabe aplicar los principios sobre la cooperación material en el mal. Ha

de resultar claro que no se trata de una cooperación positiva, ni física, ni formal, sino de un

caso típico de cooperación material.

Esta cooperación material tampoco ha de ser inmediata, sino mediata; la labor del juez es

una mediación exigida por el entero ordenamiento jurídico del que hay que presumir que

tiene como fin el bien común. Por otro lado, resulta claro que esta cooperación material y

mediata suministra los medios de forma próxima y necesaria para la realización de un acto

intrínsecamente inmoral. En efecto, no hay actuación legítima sin sentencia firme del juez.

Por tanto, para que sea lícita esa cooperación se requiere un motivo grave: en el caso del juez

puede ser la amenaza de su inhabilitación temporal o perpetua.

Esto, además de suponer en ciertos casos la ruina económica personal y de la familia,

significa dejar la magistratura en poder de otras personas quizá favorecidos de acciones

inmorales con la menos de las excusas. El autor español Rafael Gómez Pérez, al referirse a la

forma como debe aplicar la ley el Juez, cree que: El Juez debe fallar, como es sabido, según
lo alegado y lo probado en el proceso, no según los conocimientos alcanzados fuera del

proceso (conocimiento privado).

La ciencia privada y la experiencia deben aplicarse a la valoración de lo alegado y

probado. No puede éticamente un juez dictar sentencia condenatoria en un enésimo caso A,

de un género por él suficientemente conocido, si lo alegado y probado no lo permite. Con

toda probabilidad este presunto delincuente es como otros muchos que ya ha tenido ocasión

de juzgar y de condenar; pero esa probabilidad puramente experiencial no es suficiente.


CONCLUSIÓN

(Rafael del Pina) I Para toda sentencia vale el principio de que el juez no puede, pura y

simplemente, apartar de si la responsabilidad de su decisión para hacerla: recaer toda sobre la

ley y sus autores. Ciertamente son estos los principales responsables de los efectos de la

ley misma. Pero el juez que con su sentencia la aplica a cada caso particular. Con causa; y

por lo tanto. Corresponsable de sus efectos.

2a El juez no puede nunca con su decisión obligar a nadie a un acto intrínsecamente

inmoral; es decir, contrario por su naturaleza a las leyes de Dios y de la Iglesia.

3a No puede en ningún caso reconocer y aprobar expresamente la ley injusta (la cual, por

lo demás, no constituirá nunca los fundamentos de un juicio válido en conciencia y ante

Dios). Por eso no puede pronunciar una sentencia penal que equivalga a tal aprobación. Su

responsabilidad seria todavía más grave si su sentencia causara escándalo público.

4 sin embargo, no toda aplicación de una ley injusta equivale a su reconocimiento o su

aprobación.
BIBLIOGRAFÍA

Freyre., F. O. (s.f.). Tratado de Las OBLIGACIONES. IX Tomos.

H. Gustavo Palacio Pimentel. (1997). Derecho de Obligaciones. Lima: Código Civil, Jurista

Editores.

Rafael del Pina. (s.f.). EL JUEZ ANTE LA LEY INJUSTA. facultad de derecho de la

U.N.A.M.

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