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Ministerio.
de tomar decisiones dejando de lado los sentimientos, simpatías e intereses propios del
contaminación interna del juez y del fiscal frente a su propio ser interior y reclama la
justificadamente que el juez tome la decisión que corresponde en justicia, aun cuando en
las mismas circunstancias una persona se vería doblegada por sus sentimientos
hacia las partes o su interés vinculado a alguna de ellas. Se dan como ejemplos de
digamos, para embargar los bienes de una viuda deudora en los días previos a la
de lo que expresen los medios de comunicación; o para resolver un caso judicial sin
poder darle la razón al equipo de fútbol del cual el magistrado es hincha. Es pues la
imparcialidad la que se expresa en el aforismo latino dura lex set lex, la ley aunque sea
dura se cumple.
Y es que la imparcialidad del magistrado es, en definitiva, el atributo que brinda mayor
legitimidad a sus decisiones. Los conflictos que se deslindan ante el Poder Judicial
inmunidad (o libertad de) que ellos debieran tener para “juzgar en conciencia”,
es decir, libres de las influencias (por solidaridad, por soborno o por miedo) de
personas o grupos
realización del Derecho objetivo, sin subordinación ni sumisión a otra cosa que
la Ley y el Derecho
entre las partes, sino también como la aceptación de la sociedad de que una autoridad
creíble por imparcial ha dado su última palabra que es aceptada por todos. La
manos de jueces y fiscales. Es, además, sustento de la paz social. Esta es en definitiva
que admite el fin de los conflictos y los admite porque surge de una decisión imparcial y
en la que el magistrado ha aplicado prudentemente la búsqueda del justo medio. Ello
magistrado.
deberes de función, para que el magistrado no cometa errores, no caiga en el abuso, para
que no incurra en defectos que, aparte de consagrar injusticias, pueden tener resultados
reiterado de aplicar tales virtudes al ejercicio diario de la función para el logro tanto de
El órgano de impartición de justicia, así como cualquier otro que devenga de la potestad
del Estado, deberá respetar los principios y fines bajo los que fue creado, pues si llegaré
propósito para el cual fue creado y con ello, su fuente de verdadera legitimación.