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OBSERVACION

FACULTAD: CIENCIAS POLITICAS


ESCUELA: DERECHO
CURSO: ORATORIA FORENSE
ACTIVIDAD N° 14
DOCENTE:
Mgt. TREJO ZULIAGA CIRO
Autor:
CILIO COLONIA RICHAR NELSON

SEDE – HUARAZ - 2018


RECURSOS IMPUGNATORIOS EN EL PROCESO

Recursos impugnatorios Conceptos básicos Según AGUIRRE M. (2007), Los


recursos -señala Levene (h)- son, los remedios legales, los que son capaces y
posibles de reclamación por las personas que han sido afectadas por una
decisión judicial; después que las autoridades judiciales han invocado su parecer
y su punto de vista, creyendo positivo, pero no lo es para la persona que presenta
el recurso. En la doctrina, la impugnación está considerada como una institución
-y esta se hace extensiva en la legislación-, y haciendo uso de ella, el sujeto
procesal, cualquiera que fuese, incluyendo el Ministerio Publico,31 tiene el
derecho de manifestar su discordancia con la resolución judicial emitida, esa
disconformidad lo conduce a la presentación del recurso.

Doctrina
La doctrina italiana señala que, "el derecho de impugnación corresponde solo a
quien la ley se lo confiere expresamente". "La impugnación será admisible
independientemente de la calificación que se le de a ella por la parte que la ha
propuesto" (Código de Procedimiento Penal italiano). Este cuerpo de ley señala,
que la impugnación por parte del Ministerio Publico es lo siguiente (Art. 570): "El
Procurador de la República ante el Tribunal y el Procurador General ante la Corte
de Apelación, pueden interponer impugnaciones, en los casos establecidos por
la ley, cualesquiera que hayan sido las conclusiones del representante del
Ministerio Publico".
Si la condena, tiende a sufrir problemas físicos - psicológicos solucionables, si
se la absuelve, queda impregnada en ella síntomas psicológicos imborrables. Es
decir, la vida psíquica es la más perturbadora.
Esto implica, que las resoluciones emitidas por los tribunales, tienden a ser
susceptibles de objetarlas -cuando afectan a determinados intereses personales
y colectivos-, por consiguiente, a través de la presentación de la redactoria
(escrito) forense, ante el mismo órgano jurisdiccional, para que se eleve al
inmediato superior.
La redactoria presentada, impulsa el recurso impugnatorio, y se orienta
básicamente, a la materialización de intereses de control de los sujetos
procesales, influyen también el interés de la sociedad y el Estado. Se estima,
que el recurso32 orienta al juzgador, poniendo en práctica el buen trato e
imparcial tratamiento. Este es, el real sentido de la impugnación, como una
garantía del debido proceso: de modo subjetivo es un derecho, de modo objetivo
constituye un medio tendiente a la corrección de los errores judiciales
(Convención Americana de los Derechos Humanos).
El interrogatorio en la audiencia

Si alguien se atreve a estar por encima del abogado litigante, es precisamente


su habilidad, la que debe mantener siempre para utilizarla en la repregunta, que
a cada instante se presenta -como si fuese el arma más efectiva de su mortífero
arsenal- , en el lugar que se encuentra. Llegar a ser un experto de esta lid, es
realmente en la práctica, una pericia: alcanzable para muchos e imposible para
otros.
El interrogatorio solo se da en la audiencia, claro que no, pero a partir de esa
acción, respondemos a esa inquietud ardua, que no deja de ser importante en el
primer orden. Y este, en su evolución, se pregunta arduamente, ¿Que es el
interrogatorio? A esta vivaz pregunta, no siempre se está en condiciones de
poderle responder. Sin embargo, intentando llegar a dar respuesta, se dice, que
el interrogatorio, es el ataque frontal de alguien contra otro distinto, para asegurar
- aunque sea relativo- el triunfo de la verdad en aras de alcanzar la anhelada
justicia de todos los administrados.
El interrogatorio es el sable desenvainado, el arma más devastadora y certera
que invento el ser social, similar, y quizá peor que las armas nucleares. Cuando
el litigante asiste a una audiencia tiene la firmeza de quedar bien, solo le quepa
algo importante, poner el índice derecho en el gatillo del arma y esperar el
momento para dar en el blanco.
EI interrogatorio que realice el abogado defensor -estipulado en el Art. 247 del
CPP, y Art. 284 de CPP- es exclusivo del talento que cada uno se reserva de
manera relativa, hasta cuando tenga la ocasión de exteriorizarlo. ¿Qué debe
incluirse en un buen interrogatorio? Obviamente, una serie de elementos, que no
son nuevos, pero si tienden a ser complejos. Lee Bailey (1996:57) nos precisa,
entre otros, los siguientes: control, momento oportuno, actitud y conclusión.
EI control se realiza directamente al interrogado, para que este, respecto a una
pregunta formulada, no trate de eludir las respuestas; siendo muy común este
caso, cuando utilizan descripciones largas, para confundir al interrogador.
La memoria tiene singular importancia para que el interrogador se dé cuenta
inmediatamente, que trata de confundirlo, al escuchar al interrogado una
palabrería.
Aquel no debe permitir, debiendo sus ojos estar fijamente penetrados en este
último. A las preguntas del interrogador, caerán respuestas relevantes, siempre
que este sujeto procesal tenga amplio conocimiento de la materia que interroga.
La velocidad implica, que el interrogador si tiene algo que revisar durante el
proceso, lo hará con una ligereza, antes de que sea sorprendida por el
interrogado, que a veces esta adiestrado para realizar esa acción.
EI uso de la sintaxis debe ser puntual, esto es, que las preguntas formuladas
tienen que ser claras e inequívocas, formuladas por oraciones simples, de tal
manera que no pudiesen ser legalmente objetados por la otra parte.

Las preguntas formuladas, deben estar orientadas siempre, dentro y hacia un


contexto lógico. Quizá -por descuido-, pueden estar desordenadas, pero esto
tiende a desaparecer, cuando el objetivo final es obtener respuestas de las más
verosímiles posibles. Asimismo, en esta línea de acción interrogativa, no está
permitido, bajo ninguna circunstancia, formular interrogantes que tiendan a
ridiculizar al respondiente.
Siempre hay un momento oportuno, para que el interrogador aproveche
adecuadamente el espacio que el caso requiere. Lo hará bien, siempre que este
tenga el tino necesario, convincente, oportuno y presto a resolver cualquier
problema que pudiese presentarse durante el proceso del interrogatorio.
El interrogador presentará una actitud determinada, orientada por su convicción
y la circunstancia; variará la voz, y hará énfasis, cuando así lo amerite la
respuesta recibida del interrogado. Debe saber además, cuándo, dónde y cómo
termina el interrogatorio; esto si es posible establecer, de acuerdo a las
respuestas recibidas, a la luz de la realidad objetiva.
El interrogatorio varía en razón del expediente o la causa; la importancia del
mismo, así como el grado de colaboración que se espera de la otra parte o del
mismo patrocinado. Sin embargo, queda establecida que la pregunta de mayor
calidad, de la que se esperan respuestas idóneas e inteligentes, es precisamente
aquella que todavía no se formuló.
La respuesta interrogativa en base a la causa, incrementara su fuerza y su vigor,
si la adherimos a algunas reglas y procedimientos contundentes. Las primeras
son las siguientes:
Primera regla
No tiene el atrevimiento de preguntar, incorporando la frase: "No hay pregunta
señor Magistrado". Esto sucede, generalmente, cuando el abogado tiene poca
experiencia, o no tiene ninguna. Se oculta en el no tener ninguna pregunta que
hacer, cuando en verdad si la hay. En este caso, es recomendable, que el mismo
abogado defensor, adquiera valor y confianza en sí mismo, no esperar todavía,
que alguien impulse en él.
Si se pregunta el auto impulso, el abogado defensor está madurando
ampliamente en el ámbito psicológico; posiblemente está en condiciones de
poder interrogar a cualquier testigo que se le presenta en el proceso, mayor
razón si este lo beneficie en el desarrollo de su trabajo forense. En cualquier
proceso hay testigos claves y secundarios, que en su primer momento no es
posible advertir. Se requiere, básicamente, meditar en el objetivo que se ha de
pretender alcanzar, no solo para ganar un juicio, sino también para aprehender
las actitudes de los posibles testigos.
El testigo33 no solo debe ser conducido por su libre arbitrio, requiere, que se le
guíe por la objetivad. Aquí precisamente sale a relucir, el arte del interrogatorio,
que va en forma paralela a un caso o una causa concreta, v;g.: desfiguración
física, a partir de una mutilación de alguna parte del cuerpo. EI testigo en la
celebración de la audiencia sostuvo que efectivamente vio a dos personas
entablar una reyerta, y en ese evento se produjo la desfiguración de uno de ellos.
La pregunta. ¿En qué circunstancia se produjo la desfiguración?, ¿vio
usted que el acusado utilizó algún instrumento para inferir la desfiguración?,
¿considera usted que fue un acto casual o uno premeditado? Incluso, de las
respuestas que se irán obteniendo hay que procurar hacer las repreguntas
necesarias, orientadas a conseguir la verdad.

Segunda regla
No hacer la pregunta, sino se conoce bien la orientación. Es decir, usted debe
saber en primer orden, de qué tipo de testigo se trata: parentesco, enemistad,
amistad, oportunista, convidado de piedra, amigo de la parte contraria. EI
abogado defensor no debe hacer una pregunta, cuando realmente no sabe
orientar su accionar psicológico del testigo: las apariencias engañan.
Tercera regla
Es poco recomendable utilizar las preguntas, qué, cuándo, dónde, por qué y
cómo. Debido, a que la respuesta tiende a ser -aunque no siempre-, descriptiva,
además que ofrece al testigo la oportunidad de hablar con prolijidad, orientado a
escapar del control de los sujetos procesales, fundamentalmente del abogado
defensor.
En la mayoría de los casos -si no es en todos- el abogado defensor busca que el
testigo, responda a su necesidad e inquietud, para que lee favorezca a su causa.
Si está en lo correcto aplaude, de lo contrario lo rechaza. Pues, a medida que
usted le interrogue de manera correcta, simultáneamente lo está orientando a
que se encamine a precisar el compendio del evento, desde el ámbito de la
objetividad. Siempre es bueno tener las palabras que pudiese mencionar el
testigo, ya que no siempre les son favorables.
Obviamente, como el proceso estuvo avanzado, la aparición de supuestas
evidencias, pusieron en jaque a las autoridades juzgadoras y acusadores. Es
decir, se produjo el contrainterrogatorio. El abogado defensor del occiso, puso
toda su atención a tan delicado problema, el de la conversación donde amenaza
de matar. Una y otra insistió al testigo, haberse equivocado de fecha, que no
coincidía con la información que él poseía. El testigo insistió, en que difícilmente
podría equivocarse, y mantuvo su posición. El abogado -como es de su oficio-,
siguió insistiendo en que podría tratarse de un error de fecha. La Vocalía
Colegiada, al no obtener otra alternativa, sostuvo con gallardía ¡Basta de
continuar con el interrogatorio!
El abogado -audaz e inteligente-, con un documento en la mano se acercó al
testigo y con voz enérgica sostuvo. Sea usted sincero, hable la verdad, ya que
el Día del Periodista, Rosendo estuvo fuera de esta ciudad, esto lo compruebo
con este documento (y lo enseña), acto seguido, el juzgador, al observar
apabullado al testigo, se entera del documento, disponiendo inmediatamente
anular el testimonio decepcionado, no solo en forma extemporánea, sino también
-y sobre todo-, orientada con una conducta cargada de mentiras, que
compromete ampliamente al sistema judicial y a la defensa de la legalidad.
En este sonado caso, el triunfo es del abogado defensor, que supo aceptar el
contrainterrogatorio34, precisamente para lograr demostrar la inocencia de su
patrocinado y poder solicitar -como realmente corresponde- su absolución. Se
teje varias hipótesis, otras se limitaran a ser simplemente conjeturas.
Los abogados tienden a encarar la tarea de repreguntar a los peritos de tres
formas:
No preparan las repreguntas. Las improvisan, tratando de ser más listos que el
perito. Es por consiguiente una táctica suicida.

El arte del interrogatorio:

En la redactoria como en la oratoria forense, no sola interesa el estilo y la táctica,


que es relevante e importante; pero no es suficiente, requiere de talento
estratégico del orador, y a partir de alii, la práctica del interrogatorio. El orador
forense antes de ingresar a la Sala, o la Oficina del juzgado u otros recintos
afines, necesita disponer de un plazo estratégico, para conocer del método
interrogatorio, que lo utilizara para formular a las partes, a los testigos y a los
peritos, en cuanto fuesen necesarios.
EI desarrollo del plan estratégico del interrogatorio, consiste en disponer de
preguntas generales relacionadas con el caso o la causa del proceso judicial en
giro y de interrogantes para cada uno de los sujetos procesales. A los peritos se
les puede preguntar y/o repreguntar, temas, aspectos, casos concretos,
oscilantes entre lo necesario y lo indispensable, cercanos a las cuestiones
hipotéticas y no conjeturales.
1) P. sancionadora: sabia el señor perito que la sola presencia física de la
persona no es suficiente para determinar su edad y su estado de salud
psíquica para que atestigüe sobre el delito contra el patrimonio cometido. 2)
EI abogado (suicida) estudia con ·suma precipitación, textos sobre el tema
(casos, causas procesales) y con esos escasos conocimientos enfrenta
creyendo saber- al PERlTO, olvidando que este es un especialista, con varios
años de experiencia en la materia. Él, como cualquier otro especialista está
acostumbrado a ser repreguntado y que en repetidas oportunidades ha
rendido examen sobre el tema. La única razón para hacerlo es, cuando el
abogado conoce tanto o más que el perito, sobre el tema en cuestión (en la
praxis no siempre sucede).
3) Cuando el abogado no puede competir con el perito, se equipa de
nociones básicas sobre el tema en discusión. Y se desarrolla de la
siguiente manera:

3.1. El ataque no va dirigido a las conclusiones u opiniones fortalecidas


de él, sino a las bases por medio de las cuales llega a aquellas.
3.2. El dictamen de un perito es solo la expresión de una opinión técnica
argumentada y fundada sobre cuestiones hipotéticas probables y
posibles.
3.3. La hipótesis, debe basarse en hechos perfectamente establecidos
por las pruebas aportadas. .

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