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Argumento ad ignorantiam
Ahora bien, argumentar de esta forma es cometer la falacia del argumento por la
ignorancia o ad ignorantiam. Esta falacia consiste en afirmar que una proposición es
verdadera basándonos en que no se ha probado su falsedad. Y lo mismo a la inversa,
es decir, afirmar que una proposición es falsa porque no se ha probado su verdad. La
estructura de esta falacia es la siguiente:
P puede ser cualquier tipo de proposición. Con esto se quiere indicar que todo
argumento construido de la forma señalada, sin importar el contenido, cometerá la
falacia ad ignorantiam. Otros ejemplos de argumentos que cometen esta falacia
serían los siguientes:
A: Ah, entonces eso quiere decir que usted golpeaba a su esposa en el pasado.
De ahí que una pregunta compleja no debe tanto ser respondida, sino más bien debe
explicitarse su “complejidad”. Es decir, más que responder, lo que hay que hacer es
replicar. En nuestro ejemplo, B debió haber afirmado algo como lo siguiente:
Argumento ad hominem
A: “Por todo lo anterior, usar piel de animales como vestido es algo que se debe
evitar” B: “No puedo creer en lo que dice puesto que su pantalón es de cuero de
vaca”
2. Una persona B llama la atención de que las acciones de A u otras tesis que A
sostiene son
Este tipo de argumentación debería evitarse al menos por dos razones: primero,
preferir un adjetivo que califique la personalidad de nuestro interlocutor con base en
el cual rechazar sus afirmaciones, en vez de buscar otro tipo de razones
directamente relacionadas con el tema de lo que él afirma, revela una gran pereza
mental y un facilismo intelectual que, de por sí, es altamente criticable. Y, segundo,
los insultos tienen el efecto de anular toda posibilidad de continuar con la discusión y
el diálogo: “yo no hablo contigo porque todo lo que tu dice es falso ya que tu eres
un...”4
Accidente
Julian es una persona poco fiable. Hace días le presté mi navaja y él prometió
devolvérmela pronto. Sin embargo ahora rehúsa entregármela cuando la necesito
para asesinar a mi esposa. Me parece inconcebible que haya personas que no
cumplan sus promesas.
La falacia del accidente se comete cuando se aplica una regla general aceptada a un
caso particular, cuyas circunstancias excepcionales harían inaplicable la regla. En
nuestro ejemplo la regla general es que una persona que no cumple con sus promesas
es una persona poco fiable. Sin embargo, se pretende aplicar esa regla a un caso en
donde no se debería aplicar: la persona le prestó un cuchillo a otra, que prometió
devolvérselo; pero ahora se lo está pidiendo para asesinar a su esposa. Naturalmente
el fin con el que se quiere usar el cuchillo hace que la regla “deben cumplirse las
promesas” tenga una excepción y, por ende, no sea aplicable de la misma forma. La
estructura de esta falacia podría ser descrita así:
inaplicable la ley X)
3. Se infiere la conclusión Z a partir de la aplicación de X
Queda claro entonces que la falacia del accidente consiste en aplicar una regla
general a un caso que, dadas sus particulares características, no debe aplicársele la
regla.
Todo enunciado general suele tener excepciones en la medida en que existen otros
enunciados generales que deben cumplirse también. Para volver a nuestro ejemplo
uno diría que “está bien que se deban cumplir las promesas pero también se debe
respetar la vida humana, por lo tanto Julián no está obligado a cumplir su promesa
de devolverle el cuchillo ya que sabe que éste va a ser usado para asesinar a
alguien”.
“Puesto que todo el que gasta más de lo que gana se convierte en un delincuente
potencial, hay que tener cuidado con Jose, quien no hace otra cosa ahora que pagar
deudas.”
Causa falsa
En la vida es necesario tener siempre una actitud feliz. Hay que ver la cantidad de
gente que sufre de enfermedades catastróficas y además siempre están de mal genio
y deprimidas. De seguro que su enfermedad es causada por su constante mal genio y
depresión.
Ayer me desperté con fiebre. Y en la noche mi cara estaba llena de puntos rojos. De
seguro la fiebre me causó esos puntos.
1. A ocurre antes de B.
2. Por lo tanto, A es la causa de B.
Algo muy similar ocurre en el tercer ejemplo, en donde se afirma que las canciones
de Rafael fueron la causa de la curación del dolor de cabeza ya que, justo después de
escucharlas, el dolor de cabeza desapareció. Los latinos llamaban a esta forma falaz
de argumentar: Post hoc, ergo proter. Es decir, “ocurrió después de ello, por lo tanto
fue la causa”.
“El gallo siempre canta antes de la salida del sol. Luego, el canto del gallo provoca
que salga el sol”.
“Tomé una aspirina, recé a Dios, y mi dolor de cabeza desapareció. Luego, Dios me
curó el dolor de cabeza”.
Es claro que Dios existe, pues eso lo dice la Biblia, a la cual hay que creerle por ser
palabra de Dios.
Conclusión inatinente
Puesto que quien hace buenos fraudes en los exámenes obtiene altas notas y el
fraude es motivo de anulación, los mejores exámenes deben anularse.
1. Es verdad que X (en donde X es una premisa fácilmente aceptable que, sin
embargo, no tiene relación directa con la conclusión que se pretende inferir)
2. Por lo tanto Y
Esta falacia también es llamada ignoratio elenchi justamente porque la forma como
se argumenta revela que se desconoce el asunto concreto que está siendo debatido.
“Ignoratio elenchi” es una expression griega que puede traducirse, sin gran rigor,
como “ignorancia de la refutación”. En efecto, la falacia de la conclusión inatinente
o ignoratio elenchi se caracteriza por proporcionar premisas que no tienen una
relación directa con la conclusión. Por ejemplo cuando los gobiernos pretenden
justificar la implementación de una reforma tributaria particular argumentando la
necesidad de reducir el déficit fiscal. Hasta ahí se estaría cometiendo la falacia de la
conclusión inatinente, porque la premisa usada lo único que alcanzaría a probar es
que se necesita una reforma tributaria para superar el déficit fiscal; pero no
justifica, de ninguna manera, que la reforma necesitada sea justamente la que está
proponiendo el gobierno. No está justificando por ejemplo que la mejor opción es
aumentar el IVA en los productos de la canasta familiar, como efectivamente se
propone. Es en este sentido en que se dice que “se ignora la cuestión”, pues no se
argumenta con premisas claramente pertinentes para apoyar la conclusión. Sin
embargo, las premisas usadas sí son fácilmente aceptables y usualmente verdaderas;
de ahí la fuerza persuasiva de esta forma de argumentar.
“Este es el gobierno que más apoyo le ha dado a la educación pública, pues siempre
le hemos pagado cumplidamente a los maestros”.
Ambigüedad
“Todo el mundo debería pelear por lo que cree. Y como usted está en desacuerdo
con mis creencias, entonces lo voy a agarrar a golpes.”
Composición
Esta vez nuestro equipo será el mejor, puesto que este año los mejores jugadores
están en nuestro equipo.
1. Las partes del todo X tienen las características A, B, C, etc. 2. Por lo tanto, el
todo X tiene las características A, B, C., etc.
Esta clase de razonamientos es falaz porque del hecho de que las partes de un todo
tengan cierta característica, no se sigue que el todo mismo también la tenga. Todo
amante del fútbol sabe que no porque se contraten a los mejores jugadores, el
equipo será el mejor; de igual forma como no porque las partes de una casa (por
ejemplo los ladrillos) son livianas, se sigue que una casa es liviana. En casos como
éstos el razonamiento es falaz porque es innegable que el todo es mucho más que la
simple suma de sus partes.
“La bicicleta esta hecha enteramente de componentes de poca masa, y por lo tanto
es muy liviana”.
División
Por segundo año consecutivo nuestro equipo fue el mejor del país. Por lo tanto, todos
los jugadores del equipo deben ser considerados como los mejores del país.
Generalización apresurada
El conductor de aquél vehículo estrellado es una mujer. Lo que prueba que las
mujeres son una amenaza al volante.
Carlos: Mario:
Carlos:
Carlos: Mario:
Falso dilema
Asi lo dice el manual de convivencia de este colegio: el cabello se usa corto. Por lo
tanto, o acepta totalmente el manual de convivencia o se cambia de colegio. ¿Le
recomiendo alguno?
El mismo error lógico se comete en el segundo caso; muy común, por lo demás, en
nuestros colegios. Si se observa con detenimiento se encontrará que la
argumentación reposa en la aceptación de estas dos posibilidades: o se está de
acuerdo completamente con el manual de convivencia o se cambia de colegio. Sin
embargo, para una persona respetuosa de los derechos de los estudiantes, tiene que
ser claro que esas no son las dos únicas posibilidades. Bien puede haber disposiciones
del manual de convivencia que yo puedo criticar e, incluso, proponer modificar sin
que esto signifique que deba cambiarme de colegio. E, incluso, puede haber
disposiciones del manual, que violenten mis derechos constitucionales
fundamentales; y, por ende, yo no esté obligado a aceptarlas. Sin que esto implique,
una vez más, que deba cambiarme de colegio.
2. Y es falso
Falacia perfeccionista
Bueno sí, se construyó el edificio para nuestra Facultad, pero sigo creyendo que fue
una muy mala idea que no se debió haber ejecutado porque hay algunos salones que
son muy pequeños.
Si él fuera colombiano, entonces hablaría español. Pero él no es colombiano. Por lo
tanto, no habla español.
Si él fuera colombiano, entonces hablaría español. Pero como él no habla español,
entonces no es colombiano, Es decir, de un condicional (p → q) y de la negación de
su consecuente (no q) se sigue la negación del antecedente (no p). Pero de la
negación de su antecedente (no p) no se sigue la negación de su consecuente.
Piénsese una vez más en el ejemplo: si aceptamos si una persona es colombiana
entonces habla español, del hecho de que esa persona no sea colombiana, no se sigue
que no hable español, como lo prueba el simple hecho de que venezolanos,
ecuatorianos, panameños, mexicanos, argentinos, etc., hablen español.
Si él fuera colombiano, entonces hablaría español. Y de hecho habla español. Por lo
tanto es colombiano.
Al igual que en el caso anterior, esta forma falaz de argumentar nos puede llegar a
confundir por su gran similitud con una forma válida de argumentar: el modus
ponens. El modus ponens consiste en partir de un condicional y de la afirmación de
su antecedente para inferir de ahí la afirmación de su consecuente. Por ejemplo:
Si él fuera colombiano, entonces hablaría español. Y de hecho él es colombiano. Por
lo tanto, habla español.
“Si el universo fue creado por un ser sobrenatural, veríamos orden y organización en
todo. Y vemos orden, no aleatoriedad; así que es claro que el universo tuvo un
creador.”
Falacia genética
¿Cómo va a ser buena la idea de fortalecer la educación pública? ¿No ves que esa idea
proviene de las principales tesis comunistas?
la idea.
Debe notarse que bien se puede considerar que un argumento que cometa la falacia
genética también está cometiendo otro tipo de falacia: por ejemplo la falacia ad
hominen o la apelación a la autoridad. Por ejemplo si se rechaza una idea con base
en la consideración según la cual esa idea se le ocurrió a alguna persona, la cual es
“una tonta”, es claro que estamos ahora en el terreno de la falacia ad hominem. Lo
mismo, si proponemos la aceptación de alguna idea argumentando su origen en
alguna autoridad no experta ni legítima; en este caso la falacia cometida sería una
apelación a la autoridad.
Yo no puedo apoyar la idea de que el Estado nacionalice las industrias vitales para la
sociedad. Esto fue algo que hicieron tanto Hitler como Stalin en su época.
Esta falacia se comete cuando una persona rechaza una tesis simplemente porque
nota que personas a las que ella no aprecia, la aceptan, tal como se hace en el
ejemplo al señalar que no se deben nacionalizar las industrias vitales para la
sociedad porque estaríamos haciendo lo mismo que hicieron Hitler y Stalin.
La fuerza de esta falacia radica en el hecho de que a ninguno de nosotros nos gusta
ser asociados con personas, o grupos de personas, que menospreciamos. De ahí que,
si se muestra que una persona comparte una creencia con un grupo de personas con
los que ella no siente ningún agrado, es posible que sienta la necesidad de rechazar
tal creencia. Sin embargo, es claro que el hecho de que no queramos ser asociados
con personas que no nos agradan, no es una buena razón, desde el punto de vista
lógico, para justificar el rechazo de alguna tesis. La estructura de esta falacia es la
siguiente:
1. Se señala que las personas A aceptan la tesis B 2. Por lo tanto, B debe ser falsa.
Lo falaz de esta forma de argumentar se podría evidenciar notando que los políticos
corruptos aceptan que la tierra gira alrededor del sol; más no por esto debemos
nosotros rechazar esa tesis. De cierta forma, la falacia de la mala compañía puede
ser considerada como una clase especial de falacia ad hominem.
“Se que Carlos es el mejor candidato, pero no puedo votar por alguien que también
es apoyado por los comunistas.”
Si permitimos que nuestros estudiantes vengan con el cabello largo, después querrán
venir con aretes y piercings. Y después querrán traer el cabello de todos los colores.
Y después no querrán usar uniforme. Y, por esa vía, terminarán rechazando todas las
normas sociales. Por eso no podemos permitir que nuestros estudiantes vengan al
colegio con su cabello largo.
1. A conduce a B.
2. B conduce a C.
3. C conduce a D.
De hecho, los colegios que suelen aceptar el cabello largo de los estudiantes
introducen otra norma más: si se lleva el cabello largo, éste se debe llevar bien
arreglado.
El error en el razonamiento descansa, entonces, en la presuposición de la
inevitabilidad de ir de A a B, de B a C, de C a D y de D a la situación desastrosa Z, sin
presentar una buena argumentación a favor de la presencia de tal inevitabilidad en
esta secuencia.
Falacia moralista
¿Por qué miras para ambos lados antes de cruzar la calle? ¿No te das cuenta que esta
vía va sólo de sur a norte?
“El asesino no pudo haber sido un policía ya que la Policía tiene como función
proteger la vida de las personas.”
Falacia naturalista
Sentir envidia es algo natural en todos los seres humanos, por lo tanto, no se debe
reprochar a los envidiosos.
falaz del ejemplo, en el cual a partir de una consideración sobre el ser (sentir
envidia es algo natural en los seres humanos) se pretende inferir una conclusión
acerca del deber ser (no se debe reprochar a los envidiosos). Es un error lógico por lo
mismo que se señaló anteriormente: en principio, al menos sin una buena
justificación adicional, existe un abismo lógico entre el ser de algo y su deber ser.
Afortunadamente, en este caso, el mundo y nuestra realidad social, en particular, no
necesariamente deben ser como actualmente son.
1. Se establece una observación sobre el SER de X 2. Por lo tanto, X DEBE SER de esa
manera
En todo sistema moral de que haya tenido noticia, hasta ahora, he podido siempre observar
que el autor sigue durante cierto tiempo el modo de hablar ordinario, estableciendo la
existencia de Dios o realizando observaciones sobre los quehaceres humanos, y, de pronto,
me encuentro con la sorpresa de que, en vez de las cópulas habituales de las proposiciones:
es y no es, no veo ninguna proposición que no este conectada con un debe o un no debe. Este
cambio es imperceptible, pero resulta, sin embargo, de la mayor importancia. En efecto, en
cuanto que este debe o no debe expresa alguna nueva relación o afirmación, es necesario que
ésta sea observada y explicada y que al mismo tiempo se dé razón de algo que parece
absolutamente inconcebible, a saber: cómo es posible que esta nueva relación se deduzca de
otras totalmente diferentes. Pero como los autores no usan por lo común de esta precaución,
me atreveré a recomendarla a los lectores: estoy seguro de que una pequeña reflexión sobre
esto subvertiría todos los sistemas corrientes de moralidad, haciéndonos ver que la distinción
entre vicio y virtud, ni está basada meramente en relaciones de objetos, ni es percibida por
la razón.5
“La naturaleza se caracteriza por la competencia. Los animales luchan unos contra
otros por la propiedad recursos naturales limitados. El capitalismo, la lucha
competitiva por la propiedad del capital, es sencillamente una parte inevitable de la
naturaleza humana. Es la forma en que funciona el mundo de la naturaleza. Por eso,
no tiene sentido oponerse al capitalismo”.
Postergación
Se que ustedes creen que yo soy un cruel dictador. Y parecen tener buenas pruebas a
su favor. Sin embargo, la historia me juzgará de otra manera.
Cuando se discute algún asunto que, por lo mismo, se encuentra en duda, lo mínimo
que se espera de las personas que participan en la discusión es que aporten las
razones que tienen para sostener su posición. De lo contrario no tiene sentido
discutir. De ahí que esta falacia, además de un error lógico, posea una falla en la
comunicación pues no tendría sentido discutir con alguien que se limitara a afirmar
que “en un futuro verán que lo que digo es cierto, así no tenga razones para
demostrarlo hoy”.
“Así ahora no se den cuenta, van a ver que si dejamos que aprueben esta reforma
académica, en el futuro la calidad de la universidad se afectará considerablemente”.
Apelaciones irrelevantes
Ahora bien, hay que notar, sin embargo que no siempre que se argumenta citando a
alguna autoridad se está cometiendo esta falacia. No se podría decir, por ejemplo,
que es falaz argumentar que “me debo tomar la medicina Z porque así me lo
recomendó mi médico”. En este caso la autoridad que se cita es una autoridad
completamente confiable y, por lo tanto, es razonable creer que lo que dice es
cierto, especialmente si tenemos otras razones que lo apoyan (por ejemplo otras
opiniones de otros médicos o el testimonio de amigos quienes han sido curados con el
mismo tratamiento).
Por lo tanto, sólo se comete la falacia de apelación a la autoridad cuando se
establece que determinada conclusión es verdadera sólo porque así lo afirma alguna
persona que no tiene credenciales legítimas de autoridad en el tema que se está
discutiendo. Podríamos decir que deben cumplirse al menos cuatro condiciones para
que una apelación a la autoridad no sea falaz6:
En el caso de nuestro ejemplo, un sacerdote, por muy piadoso que sea, y por muy
conocedor que sea de asuntos teológicos, no es necesariamente un experto en temas
políticos. Citar la opinión de un científico, por ejemplo Albert Einstein, para apoyar
la verdad de una conclusión sobre las relaciones internacionales de los países es
cometer la falacia de apelación a la autoridad, pues si bien podría considerarse que
la Albert Einstein puede llegar a ser una autoridad en asuntos físicos, no por ello se
convierte en una autoridad en otros asuntos.
Ahora bien, el que este tipo de apelaciones tenga gran fuerza persuasiva es algo
indiscutible especialmente si se tiene en cuenta que es una maniobra publicitaria
ampliamente utilizada. Es común ver a deportistas, cantantes, árbitros, etc.,
apoyando determinado partido político o promocionando las bondades de ciertos
medicamentos o alimentos.
b. Debe existir un acuerdo más o menos generalizado entre otros expertos del tema
en cuestión.
Si hay una gran cantidad de disputas entre los expertos sobre determinado tema,
sería falaz realizar una apelación a la autoridad pues es claro que podría encontrarse
un experto que afirmará algo que otro, a su vez, negara. De ahí que en Filosofía no
puede aceptarse que algo es cierto porque, por ejemplo, así lo afirmó Kant pues
cualquiera podría señalar que eso que afirmó Kant fue negado por Nietzsche,
Wittgenstein, Husserl, etc. En campos en donde existe gran discusión, apelar a una
autoridad sería cometer una falacia pues el que una autoridad afirme que X es cierto
no sería suficiente garantía de que efectivamente X es cierto pues se pueden
encontrar otras autoridades que afirmen lo contrario.
Hay ciertos campos en los que así una persona reclame ser un experto, dicho reclamo
no puede ser confiable porque no se considera un área legítimamente constituida en
la que puedan existir “verdaderos expertos”. Piénsese por ejemplo si alguien
afirmara ser un experto un “curación mediante cosquillas”, y señalara que una dosis
extrema de cosquillas, según él, podría curar el cáncer. No sería razonable
argumentar que esto es cierto porque el experto así lo afirma pues el área de la que
él dice ser experto no es una disciplina legítimamente constituida, es decir, no es
considerada un área segura del conocimiento.
“Claro que él es culpable del crimen. Por algo la policía lo arrestó”.
“He leído en muchos libros que hay muchos científicos que no creen que el ser
humana haya llegado a la luna. Por lo tanto creo que la teoría de la conspiración
tiene algo de verdad.”
Profesor, usted debe subirme unas cuantas décimas, pues si supiera todos los
esfuerzos y penalidades que soporté para mantenerme en la universidad.
Si ustedes insisten en apoyar la ley a favor del aborto, pronto serán excomulgados.
La falacia de la apelación a la fuerza se comete cuando se pretende conseguir la
aceptación de alguna afirmación apelando para ello a la amenaza del uso de la
fuerza. En el ejemplo anterior es claro que no se está ofreciendo ninguna premisa
directamente relacionada con el tema debatido, esto es, el aborto. En vez de eso se
intenta conseguir la aceptación de la tesis “no se debe apoyar la ley a favor del
aborto” recurriendo a una amenaza: “serán excomulgados”. La estructura de esta
falacia es la siguiente:
De esta forma, una conclusión termina siendo aceptada, no porque se hayan dado
buenas razones para ello, sino por el temor a las consecuencias negativas
provenientes de las amenazas de alguien, que se originarían en caso de no aceptarla.
Apelar a la fuerza es pues un intento de persuadir usando únicamente amenazas que,
por desgracia, suele ser una forma de argumentar usada tanto por autoridades como
por personas que las desafían. No es sino recordar que la apelación a la fuerza que
presentamos como ejemplo ha sido usada muchas veces por instituciones como la
Iglesia Católica para oponerse al avance de la ciencia (“Si no aceptas que el sol gira
alrededor de la tierra serás excomulgado”), pero también suele ser muy usada por
ciertos grupos de estudiantes que dicen querer un cambio social (“si no aceptan
nuestras propuestas nos veremos obligados a cerrar la universidad”).
“Si Irán sostiene su derecho a usar energía atómica con fines civiles deberán
enfrentarse a las decisiones que tome la comunidad internacional. Luego Irán no
tiene derecho a usar energía atómica con fines civiles.”