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Nombre:Carol Marianella Castillo Molina.

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Comentario al Exp:13989-2012-0-1801-JR-CI-03

Me muestro de acuerdo con que la sala estableciera que no existió “fractura causal” por
imprudencia de la víctima y totalmente en desacuerdo con la decisión de la sala de la
Corte Superior de Justicia respecto al monto indemnizatorio (responsabilidad
extracontractual).

Para la Sala Superior la ruptura del nexo causal contemplada por el artículo 1972 del
Código Civil dispone que "El autor no está obligado a la reparación cuando el daño fue
consecuencia de caso fortuito o fuerza mayor, de hecho determinante de tercero o de
la imprudencia de quien padece el daño"

Bajo esta premisa, la responsabilidad civil, se afirma, requiere de un juicio de


experiencia (de lo "habitual" si se quiere). Es ese juicio el que permite, estadística o
probabilísticamente, decidir  cuál ha sido el factor que entre las varias condiciones
concurrentes exhibe un valor preponderante o bien determinante de la alteración del
curso de las cosas (alteración en caso que concurran antecedentes  que pretenden
fungir como condiciones equivalentes) o, finalmente, el que determinó que se
ocasionare un perjuicio activando el procedimiento causativo. La causa, en síntesis, no
debe ser fortuita ni tampoco su elección. Ha de ser aquella que se ajuste de una
manera muy aproximada a las consecuencias originadas por el comportamiento del
agente.

Prudentemente la sala después de desestimar la fuerza mayor o caso fortuito que


alegaban la empresa ferroviaria en primera instancia , se determinó que el daño
tampoco se produjo por imprudencia de la víctima, un niño con autismo leve.

Brunito se encontraba dentro de la protección que la ley otorga a los menores de


edad a quienes considera inimputables para los efectos de salvaguardarlos de
responder a sus actos por el estado de inmadurez física y emocional. Sin
embargo, el maquinista del tren tenía discernimiento, experiencia y había ya
ocasionado descarrilamientos, lo que debió hacer que actuara con más diligencia
en el manejo de trenes.

La sala indicó también que no se le puede imputar a la madre imprudencia en el


cuidado del infante, y aún siendo así, no se puede justificar que un bien de naturaleza
riesgosa arrolle o atropelle a un niño ocasionándole la muerte. Se concluye que la
omisión o negligencia incurrida por unos no justifica la de otros. Se valora también que
si bien el niño escapó del cuidado de la madre, ella desplegó el esfuerzo necesario
para traerlo de vuelta, fue a la comisaría, pero no le recibieron la denuncia.
Otro aspecto importante resaltado por los jueces superiores fue que en las vías férreas
no había señalización, barandas ni se instalaron medidas de seguridad que impidieran
el ingresas a las vías, pese a ser un lugar de gran concurrencia. Más se advierte la
concurrencia de la relación de causalidad, entre la conducta desplegada por el
maquinista al conducir un vehículo de transporte de carga y el evento dañoso
constituido por el arrollamiento sufrido por el menor hijo de la demandante, seguido de
muerte, pues el mencionado conductor labora para la empresa operadora de modo que
sus actos en el ejercicio de su trabajo vincula a dicha empresa conforme a lo previsto
en el artículo 1970 del Código Civil.

Me parece degradante e indignante el monto de reparación para la jóven madre que


sufrió una tragedia y de la peor manera.Cabe mencionar en primera instancia la
demanda de indemnización por daños y perjuicios contra las empresas Ferrocarril
Central Andino S.A, y Ferrovías Central Andina S.A fue declarada infundada pese a
que éste caso debía marcar una pauta importante sobre casos de responsabilidad
extracontractual en accidentes con bienes riesgosos.

Bruno tenía autismo leve, quien cuestión de segundos se desprendió del cuidado de
su madre cuando se encontraban en la Plaza de Armas. La madre lo buscó desde un
primer momento, incluso fue a la comisaría a poner la denuncia correspondiente por la
desaparición del menor y para el colmo la policía no quiso recibirla, por no haber
transcurrido 24 horas desde la desaparición del niño.El niño fue a parar a las vías
férreas donde fue envestido por el tren y falleció.

Recuerdo que éste caso inspiró la Ley 29685, publicada el 14 de mayo de 2011,
conocida como la Ley Brunito, con la finalidad de que no se necesite esperar ese lapso
para reportar la desaparición de niños, niñas, adolescentes y personas en condiciones
de vulnerabilidad además.

A pesar de que el colegiado superior estimó que el fallecimiento del menor significó
para su madre una pérdida irreparable, consecuencia directa del accidente ferroviario,
mas aún considerando las circunstancias que rodearon los hechos, como es la forma
violenta en que perdió la vida y que la sala consideraba que el dolor de una madre ante
un evento de esta naturaleza no requería de probanza alguna, pues es indubitable que
por dicha relación familiar no existe sentimiento más intenso de dolor que perder a un
hijo en un evento violento, de un momento a otro, después de haberlo visto sano y en
buen estado de salud, más aún cuando es un niño.Considero injusto el monto
reparatorio ya que tras haber pasado ocho años de la tragedia ,Bruno y su madre
merecían mucho más de lo que establecido por la sala.

Bruno y su madre marcaron un hito importante para el país, con la famosa "Ley
Brunito" y que las empresas demandadas deban pagar S/ 8,500.00 soles por concepto
de daño emergente y S/ 800,000.00 soles por concepto de daño moral me parece un
monto demasiado bajo.

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