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APRENDIZAJE AUTONOMO

DOFA: ESTILOS DE APRENDIZAJE

EDWIN GIL SÁNCHEZ. ID 000776397

TUTOR

JAQUELINE BELTRAN SANCHEZ

MAGISTER ABOGADA

NRC. 737

CORPORACION UNIVERSITARIA MINUTO DE DIOS

VILLAVICENCIO

2020
INTRODUCCION

Conceptualmente los estilos de aprendizaje se entienden como variables personales que


explican las diferentes formas de abordar la manera de aprender del alumno, de percibir las
interacciones y responder a sus ambientes de aprendizaje (Camarero, Martín y Herrero, 2000;
Ros, Cacheiro y Gallego, 2017). Otros autores la definen como una predisposición de parte
del alumno para utilizar una estrategia particular independiente de la tarea a realizar y como
una respuesta a estímulos en los diversos contextos de aprendizaje. Estos pueden ser
abordados a través de acciones, como la experimentación, la observación, experiencia y
conceptualización (Kolb, 1984; Schmeck, 1983).

Una identificación oportuna de los estilos de aprendizaje predominantes en los estudiantes


es una herramienta efectiva para revisar y adaptar las prácticas docentes (Gómez et al.,
2017). De esta forma el diseño instruccional podría considerar actividades, materiales y
recursos mejor adaptados a las necesidades individuales del alumnado, para aumentar la
eficacia en el proceso de enseñanza-aprendizaje (Segura, 2015).

La matriz DOFA nos muestra con claridad cuáles son nuestras debilidades, nuestras
oportunidades, nuestras fortalezas y nuestras amenazas, elementos que, al tenerlos claros, nos
da una visión global e integral de nuestra verdadera situación.

Si conocemos nuestras debilidades, sabemos de qué somos capaces y de qué no. Nos
permite ser objetivos lo que nos evita asumir riesgos que luego no podemos cubrir.

Cuando conocemos nuestras oportunidades, tenemos claro hacia donde encaminar


nuestros recursos y esfuerzos, de tal manera que podamos aprovechar esas oportunidades
antes de que desaparezcan o antes de que alguien más las aproveche.

Al conocer nuestras fortalezas, al saber qué es lo que mejor hacemos, podemos diseñar
objetivos y metas claras y precisas, que bien pueden estar encaminadas para mejorar nuestras
debilidades y/o para aprovechar nuestras oportunidades.
Por último, tenemos las amenazas. Debemos ser capaces de identificar, de anticipar las
amenazas, lo que nos permitirá definir las medidas para enfrentarlas, o para minimizar sus
efectos.

A continuación, se realizará una Matriz Dofa con el estilo de aprendizaje del estudiante
Edwin Obidio Gil Sanchez, de la Universidad Minuto de Dios.

MI ESTILO DE APRENDIZAJE: DIVERGENTE


CONCLUSION

El estudio de los estilos de aprendizaje nos debe llevar a la mejor comprensión de la manera
en la que aprendemos, así sabremos que todos tenemos habilidades y métodos diferentes para
adquirir nuevos conocimientos. Para esto debemos tener en cuenta:

1. Identificar y reconocer las características de cada uno de los estilos de aprendizaje.


2. Reconocer el propio estilo de aprendizaje, fortalecer nuestros mejores puntos y mejorar
las debilidades y amenazas encontradas.
3. Aprender herramientas de apoyo en la mejora de nuestro estilo de aprendizaje.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

 Boza, Á. y Toscano, M. O. (2012, enero-abril). Motivos, actitudes y


estrategias de aprendizaje: Aprendizaje motivado por alumnos universitarios.
Profesorado, 16(1), 125-142.

 CAMARERO, FANCISCO; MARTÍN, FRANCISCO Y HERRERO,


JAVIER (2000): «Estilos y estrategias de aprendizaje en estudiantes
universitarios», Psicothema, vol. 12, n.o 4, España, pp. 615-622

 KOLB, DAVID (1984): Experiential Learning. Experience as the Source of


Learning and Development, Englewood Cliffs, N.J, Prentice Hall, Inc.

 GÓMEZ, EDNA; JAIMES, JOSÉ Y SEVERICHE, CARLOS (2017): «Estilos


de aprendizaje en universitarios, modalidad de educación a distancia», Revista
Virtual Universidad Católica del Norte, nº. 50, pp. 383-393, (2017-07-03).

 Recuperado de: https://www.gerencie.com/para-que-sirve-la-matriz-dofa.html

 Vera, A., Poblete, S. y Días, C. (2019, enero-abril). Percepción de estrategias


y estilos de aprendizaje en estudiantes universitarios de primer año. Revista
Cubana de Educación Superior, 38(1), 89-111.

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