ATema 15.-Tdor Social Equipo InterdisciplinarMLB

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1.

- EL TRABAJADOR SOCIAL COMO COMPONENTE DE UN EQUIPO


INTERDISCIPLINAR.

En Trabajo Social es especialmente necesaria la interdisciplinariedad, dado que


los fenómenos propios de los que se ocupa, requieren de la integración de los
aspectos principales del sistema de conocimientos y las habilidades de las ciencias
sociales, para su comprensión y para lograr hacer propuestas de intervención.

La complejidad del tejido económico, social y cultural exige hoy, después de


varias décadas de profundas transformaciones políticas, económicas y sociales,
formar profesionales que puedan interpretar científica e integralmente la realidad. Se
busca que los profesionales puedan simultáneamente coordinar, inducir o sugerir las
iniciativas, proyectos o programas de desarrollo que produzcan cambios oportunos en
el ámbito psicosocial y sociocultural. Para esto, deben ser capaces de interpretar y
argumentar en los distintos contextos, trabajo que se logra eficazmente en la
capacidad de integrar grupos de trabajo interdisciplinarios que permitan y propicien
diálogos de saberes y abordajes holísticos.

El Trabajador Social cuyo objeto de trabajo es complejo, logrará una mejor


intervención, en la medida en que sea preparado para entender los fenómenos de
manera integral, no compartimentada. Es urgente que todos los programas logren de
formas novedosas introducir las relaciones interdisciplinarias en el currículo. La
formación en Trabajo Social según Kinserman (1998) “es parte de un proyecto
académico en el que a partir de un análisis de la sociedad actual (…) se inserta en los
objetivos y contenidos curriculares procurando la integración entre lo teórico y lo
practico”. Esta concepción implica una formación interdisciplinaria que propicie el
diálogo de diferentes disciplinas en el acercamiento a un objeto de estudio. Por lo
anterior, la formación requiere un modelo de currículo abierto y flexible para formar
personas criticas, con competencias argumentativas, que sean capaces de defender sus
posturas y proponer nuevas formas de intervención y acción social frente a las
realidades, propuestas integradoras que permitan miradas alternativas de solución
holista a la problemáticas. En el Trabajo Social la interdisciplinariedad supone
integralidad, entender que las situaciones sociales y humanas son multifactoriales y
multicausales.

La fundamentación de la estructura de la prueba planteada para Trabajo Social


hace referencia a la acción transformadora y cognitiva del ejercicio profesional, el
desarrollo humano integral y el mejoramiento del la calidad de vida de las personas;
los contextos en los que se darán estas intervenciones profesionales contemplan
diversos factores sociales y grupos de población con problemáticas y aspiraciones
sociales heterogéneas.

1.1.- AMBITOS DEL TRABAJO INTERDISCIPLINAR.

En el trabajo en equipo,las actividades se desarrollan en diversos ámbitos:


– Disciplinar: conjunto específico de conocimientos que tienen características
propias en el terreno de la enseñanza, la función, los mecanismos, métodos
y materias.
– Interdisciplinar: integración interna y conceptual que rompe la estructura de
cada disciplina, para construir una axiomática nueva y común a todas ellas
con el fin de dar una visión unitaria de un sector del saber.
– Multidisciplinar: interacción existente entre dos o más disciplinas, que
puede ir desde la simple comunicación de ideas hasta la integración mutua
de conceptos, terminología, metodología, procedimientos, datos y organización
de la investigación.

1.2.- CARACTERISTICAS PRINCIPIOS BASICOS Y FUNDAMENTOS.

Las características que se tienen que dar en los equipos de trabajo son:
– Profesionales diferenciados.
– Objetivo común.
– Igualación de los profesionales.
– Diferenciación o especifidad.
– Flexibilización de las jerarquías.
Los principios de los equipos de trabajo están inspirados en la Psicología
Comunitaria:
– Reforzar discriminitativamente comportamientos orientados a la tarea y al
logro de un clima social adecuado.
– Empatizar y escuchar activamente.
– Proporcionar información útil.
– Respetar el proceso lógico en la solución del problema.
– Utilizar un código descifrable para todos.
– Participar en la toma de decisiones.
– Proporcionar modelos adecuados.
– Facilitar expectativas de eficacia y de resultados.
– Distribuir adecuadamente las tareas.
– Evitar la saturación de canales de comunicación.
– Asegurar que el grupo conozca los efectos de su trabajo (feedback).
– Facilitar atribución interna de resultados.
– Contrastar información.
– Facilitar la toma de decisiones.
– Garantizar que las normas estén visibles y accesibles.
– No etiquetar.
– Evaluar el clima social y organizacional.
– Disponer de tiempos y contextos para intercambios reforzantes.
– Garantizar el proceso de formación y reciclaje del equipo en adquisición de
estos principios y habilidades.
1.3.- FUNDAMENTOS.

Fundamentos de la interdisciplínariedad

La interdisciplinariedad, en palabras de S. N. Smirnov (6), «es actualmente uno


de los problemas teóricos y prácticos más esenciales para el progreso de la ciencia. El
concepto de unidad interna de las diversas ramas del saber y el de sus relaciones
recíprocas ocupan un lugar cada vez mayor en el análisis filosófico, metodológico y
sociológico, así como en el análisis científico concreto del progreso científico en el
mundo actuaL., la interdisciplinariedad en el campo de la ciencia consiste en una
cierta razón de unidad de acciones y relaciones recíprocas, de interpenetraciones
entre las llamadas disciplinas científicas». Siguiendo a dicho autor, resumo los
fundamentos que dan cuenta de la interdisciplinariedad:

l.-Fundamentos ontológicos, derivados del propio desarrollo específico y de la


necesidad de determinar las formas objetivas de la unidad del mundo. Una necesidad
de estudiar la unidad ontológica específicamente interdisciplinar de la ciencia y de las
relaciones interdisciplinarias de los diferentes campos de la realidad.
Estos fundamentos ontolicos interdisciplinares no se limitan a las leyes del
funcionamiento de la realidad natural, sino que abarcan la realidad social y la relaci
objetiva que une sociedad y naturaleza. Esta interdisciplinariedad que se releva en los
descubrimientos cient 凬 icos, tambi 駭 alcanza a la actividad social y lo que implica
el dominar la realidad . De aqu�la necesidad de desarrollar las interacciones entre
las ciencias naturales, t 馗 nicas y humanas en el trabajo interdisciplinario.

2.-Fundamentos sociales, que vienen determinados por:

a) Integración creciente de la vida social, lo que supone una ligazón cada vez
mayor entre los procesos de la producción, de la economía, de la política, de la
cultura y de la técnica.
b) Socialización de la naturaleza, propia a la amplitud creciente de la actividad
transformadora de la naturaleza por el hombre, de tal manera que las formas sociales
de funcionamiento y desarrollo penetran cada vez más en la naturaleza, dando lugar a
una socialización acelerada de ésta, borrándose la diferencia entre «ciencias de la
naturaleza» y «ciencias del hombre».
c) Internacionalización de la vida social, debida a la cooperación y
globalización de los avances científicos y a los intercambios que ahora son a
nivel planetario, dejando atrás los templos cerrados endogámicos y dando
paso a los intercambios de conocimientos y a la internacionalización de la
ciencia.

3.-Fundamentos epistemológicos, que toman su sentido de la:

a) Unidad epistemológica de los campos de estudio de las disciplinas. El hecho de


que hoy en día el campo de estudio de las distintas ciencias se haga cada vez más
abstracto, constituye uno de los fundamentos epistémicos para el reforzamiento de la
interdisciplinariedad. Esta abstracción de las estructuras de los campos disciplinarios
permite establecer las diferencias y afinidades de las estructuras pudiendo hacer
posible la aplicación de los conocimientos y desarrollos de unas ciencias a otras. El
modelo abstracto que le es propio a cada campo permite rasgos cada vez más
comunes de sus estructuras «blandas».

b) Independencia relativa del método en la estructura epistemológica de las


disciplinas, e intercambios posibles de los métodos de las disciplinas de unas a otras,
gracias a la correspondencia de los métodos que se conjugan con la independencia
propia de su campo específico. Esta relación es uno de los fundamentos precisamente
de la interdisciplinariedad.

c) Unidad creciente del funcionamiento espistémico de las ciencias: dado que en el


estudio actual del desarrollo científico las disciplinas adquieren una similitud cada
vez mayor de funcionamiento, en tanto utilizan procedimientos metodológicos e
instrumentos similares para aplicar en sus campos específicos. Se ve cómo diferentes
ramas científicas utilizan procedimientos metodológicos e hipótesis teóricas,
verificaciones, etc. que, siendo patrimonio de alguna de ellas, hoy se trasvasan y
utilizan indistintamente en unos u otros campos.

1.4.- NIVELES DE ACTUACION.


– Nivel de reflexión: información.
– Nivel de análisis: agrupar los datos en:
• Las diversas dimensiones.
• Los efectos: aquellos aspectos constatables o deducibles que son el
origen del problema, nos informan de las áreas que serán motivo de
nuestra intervención.
• Los mecanismos resistenciales: patrones cognitivo-conductuales que el
colectivo utiliza para no renunciar a un estado anterior considerado problemático.
• Los emergentes culturales: conjunto de manifestacines, conductas sociales,
formas de vida, organización del tiempo y los espacios, relaciones...
2.- TECNICAS DE TRABAJO EN EQUIPO.
2.1.- FUNCIONES.
– Funciones relacionadas con la organización.
• Distribución del trabajo y tareas.
• Dirección, control y supervisión.
• Solución de problemas y toma de decisiones.
• Procesamiento y transmisión de información.
• Prueba y ratificación de decisiones.
• Coordinación y enlace intra y extra organizacional.
• Promoción del cambio y el desarrollo de la organización.
– Funciones relacionadas con las necesidades sociales y personales de sus
miembros.
• Satisfacción de necesidades de filiación.
• Ayuda y apoyo para la consecución de objetivos.
• Posibilidad de poner a prueba ideas, capacidades y compartir
perspectivas.
• Facilitar el entendimiento y aumentar la satisfacción personal.
• Reducir sentimientos de inseguridad, ansiedad y proporcionar apoyo
social.
• Controlar el poder de la organización a través de los medios disponibles
en los propios grupos.
2.2..- BASES PARA EL EQUIPO INTERDISCIPLINAR.
El trabajo en equipo se fundamenta sobre cuatro grandes áreas.
2.2.1.- Dinámica de los equipos.
Tienen cuatro tipos de movimientos:
– Expansión: asignación de tareas y proyección del equipo a otros.
– Concentración: coordinación de funciones, tareas y encuentros del equipo
en un trabajo conjunto.
– Anticipación: planificación y previsión.
– Retrospección: evaluación.
Para que exista una buena dinámica de equipo debe existir un lenguaje común,
un nivel de confianza, una relación de interdependencia, una participación con
responsabilidad
común, comprobar y compartir resultados, escala de prioridades, tener
una finalidad del modelo, organizar y estructurar el grupo en función de las
propuestas,
concretar modelo de comunicación, obtención de resultado en función de su
adquisición,
evaluación de cohesión y eficacia en el funcionamiento.
El desarrollo de la dinámica dependerá de la definición de roles, crisis entre
subgrupos, objetivos comunes, cohesión y dinamismo. El compromiso y nuestra
aceptación de estas características condicionarán nuestra entrega a la tarea. Los
procedimientos típicos son:
– Autocrático: el jefe o un pequeño grupo toma la decisión.
– Votación Mayoría-Minoría: supone grado de iniciación democrática pero
origina tensiones en la minoría.
– Consenso: la minoría es escuchada y sabe que la decisión será revisada por
los resultados.
2.2.2.- Las relaciones interpersonales.
a) Comunicación.
Es el vehículo fundamental de las relaciones. Tiene incidencia en el clima de la
organización. Es útil dinamizar y diagnosticar el estilo de comunicación, sin hacer
dicotomías entre el yo personal y el profesional.
b) Escucha.
Asumir una postura activa, contacto visual, expresión facial de atención y
apoyarse con incentivos no verbales para el que habla. Tono de voz adecuado, no
juzgar, parafrasear, no llenar silencios y hacer resúmenes.
Mediante la observación es conveniente identificar el contenido de las expresiones
verbales, los sentimientos, tanto de la conducta verbal como no verbal. Saber
en qué momento el interlocutor desea que hablemos y dejemos el rol de escuchar.
Tener en cuenta la definición de objetivos, describir la situación o comportamiento
a criticar, elegir el momento adecuado o preparar la situación, expresar sentimientos,
sugerir alternativas, anticipar consecuencias, ofrecer ayuda y reforzar.
c) Comportamiento participativo.
Se refiere a las habilidades y a los resultados obtenidos de nuestra participación
así como a los factores dispsicionales (edad, sexo, expectativas, historia personal,
cultura...).
d) Observación.
Habría que observar diferentes aspectos en el equipo:
– Aspectos organizativos: recursos, ambiente físico, objetivos...
– Aspectos grupales: autocrítica, liderazgo, solución de conflictos....
– Aspectos de comunicación: relaciones interpersonales, canales de comunicación,
clima social, participación.
2.2.3.- Realidad sociocultural.
Los equipos deberían analizar las características del territorio a nivel político,
social y económico, demandas y necesidades reales de la población y los recursos con
los que cuentan.
2.2.4.- Las técnicas.
El trabajo interdisciplinar tiene varios espacios de trabajo para que sea
adecuado y preciso: aprendizaje, coordinación, supervisión y evaluación de tareas y
relación interpersonal. Estos espacios se desarrollan mediante técnicas que serán
diseñadas
por el equipo según su realidad, experiencia y momento del grupo.
Las principales técnicas son la reunión y la supervisión.
3.- TECNICAS DE PREPARACION Y DESARROLLO DE REUNIONES.
La reunión es el procedimiento esencial de trabajo utilizado por los diferentes
equipos, para posibilitar el intercambio de ideas, pensamientos, actitudes o
sentimientos
entre sus componentes. Constituye un grupo de personas de parecido perfil
profesional
unidas en un espacio y un tiempo, con el fin de coordinar actuaciones posteriores.
Es un momento de encuentro por un conjunto de personas, unidas en torno a un
fin. Es un instrumento de intercambio de información y una herramienta y
oportunidad de comunicación interpersonal. La convocatoria debe hacerse con un
orden del dia, de manera que haya flujo de relación entre el equipo en la búsqueda
común de soluciones. También se utiliza como medio de dirección para coordinar
actividades y discutir objetivos y estrategias.
Las reuniones son un medio de trabajo, no un fin en sí mismas. Son fundamentales
para conservar la salud de la organización.
Los elementos que se deben tener en cuenta por los responsables de las reuniones
son:
– Perfil de los asistentes.
– Número de asistentes.
– Tiempo de reunión.
– Finalidad de la reunión.
– Técnica o estrategia de reunión.
Las reuniones podrían clasificarse:
– Por su objetivo o finalidad: informativas, consultivo-deliberativas,
formativas o decisorias.
– Por el número de miembros: grupo pequeño (3 a 7 personas), grupo
mediano (8 a 20 miembros), gran grupo (20 a 40 personas), asamblea (más
de 40 personas).
Fases de la reunión. Existen seis fases en el proceso de reunión: análisis de su
necesidad, preparación, juicio, sesión de trabajo, final, seguimiento y acuerdos.
Funciones del Coordinador de Reuniones.
El coordinador del equipo, antes de celebrar la reunión, debe plantearse si hay
una necesidad técnica, de comunicación o de interrelación, contemplando el
momento más adecuado para la misma.
Las funciones propias serían:
– Reflexionar sobre la necesidad de convocar la reunión.
– Preparar la reunión.
– Elaborar el orden del dia.
– Abrir la reunión con capacidad de motivación.
– Promover la participación.
– Moderar la discusión y mantenerla en línea con los objetivos.
– Controlar el ritmo vital.
– Asegurar el rendimiento.
– Ajustarse a los horarios previstos.
– Obtener acuerdos, conclusiones y poner en acción decisiones.
– Cerrar la sesión positivamente.
– Valorar los resultados de la reunión.
Preparación de las reuniones.
El Orden del Dia es la mejor forma de distribuir información y garantizar su
conservación, fija la atención sobre los objetivos y las maneras de alcanzarlos, ayuda
al ahorro del tiempo. Se debe entregar con antelación y debe incluir objetivos de la
reunión, temas de discusión, fecha y lugar de celebración, hora de comienzo y fin de
la reunión y lista de asistentes.
– Motivos de la convocatoria: el trabajo en grupo es más eficaz cuando se
puede dividir el trabajo, combinar las soluciones individuales y las ideas,
reconocer y corregir errores mutuos, cuando la información a manejar no es
familiar para todos los integrantes.Sin embargo, el trabajo individual es
superior al grupal cuando no se puede dividir el trabajo, son muy grandes
los problemas de control del grupo, no hay un lider definido o los intereses
de los miembros son muy opuestos
– Participantes: es importante conocer las características de los asistentes
(dominantes, sumisos, colaboradores, intereses, problemas personales).
Deben acudir aquellas que puedan contribuir a la consecución de los
objetivos y es aconsejable que no sea superiora 10 personas (se puede
dividir en subgrupos con un representante y un coordinador).
– Horarios: deben estar fijados de antemano y ser factibles para todos los
asistentes. No se deben dejar para el final de la jornada laboral y la puntualidad
es fundamental.
– Duración: depende de varios factores: complejidad de los temas, número de
participantes, etc. Ha de planificarse teniendo en cuenta la capacidad de
funcionamiento de los asistentes, el rendimiento mental del equipo (que
suele decaer a partir de las dos horas) y teniendo en cuenta los descansos
para el máximo rendimiento.
Se debe acudir a las reuniones con las aportaciones organizadas, pensamiento
despejado y claro, hablar sólo cuando haya algo que aportar, evitar personalismos y
ataques, no hacer ruidos, hablar cuando estemos en posesión de la palabra, escuchar
activamente, tomar notas para retener la información, hablar claro y aportando
evidencias,
evitar ser polémico en los planteamientos y cuidar la comunicación no verbal
durante las aportaciones.
Desarrollo de las reuniones.
– Comienzo de la reunión: debe empezar a la hora prevista y con la lectura
del Orden del Dia.Se procurará crear un ambiente positivo y motivador.
– Turnos de palabra: distribuidos por el coordinador, deben ser respetados,
evitar las interrupciones, fijar de antemano los tiempos de exposición de
forma que los asistentes tengan que sintetizar sus intervenciones.
– Réplicas por alusión: pueden provocar enfrentamientos y polarizar la
reunión, además de retrasar la marcha de la reunión y dificultar la consecución
de objetivos. El aludido debe esperar a que le corresponde hablar
para exponer su postura.
– Manejo de situaciones difíciles y posibilidades de actuación:
• Aparición del cansancio: hacer una pausa.
• Distracciones de los asistentes: preguntar a la persona distraida, variar el
tono, hacer pausa, acercarse a la persona, introducir alguna anécdota,
proyectar algún material visual.
• Comentarios abstractos: pedir que aclaren sus afirmaciones, solicitar
soluciones, retirada de atención y acuerdo parcial.
• Enfrentamiento entre miembros: llamar a la calma y al orden, hacer una
pausa o cambiar de tema, formular una crítica, empatizar con los
asistentes enfrentados.
• Aportaciones fuera de lugar: remitirse al Orden del Día , escuchar las
aportaciones, empatizar y sugerir el trato en otro momento.
• Aparición de conversaciones informales: preguntar a los que participan
en la charla, que lo cuenten publicamente, empatizar con ellos, expresar
la inconveniencia, formular una crítica, elevar o bajar el tono de voz.
• Perder el control del grupo: hacer una pausa y en ella hablar de los asistentes
más problemáticos y pedir su colaboración, control de la hostilidad
y si no da resultado, dar por terminada la reunión y convocar otra.
– Planos de actuación del moderador:
• Plano de efectividad: dirigido a la consecución de objetivos y a la aplicación
de una técnica adecuada. El coordinador debe formular las opiniones,
centrar el debate hacia la finalidad y tema de la reunión, sintetizar,
evitar huidas, mantener el orden y ritmo adecuado, destacar puntos
de acuerdo y desacuerdos.
• Plano de la comunicación: dirigido a la creación de un buen ambiente,
potenciando las intervenciones, respeto a todas las opiniones y la creación
de confianza, cooperación y cordialidad.
Las técnicas que se deben utilizar son: reformulación y reestimulación.
Final de la reunión.
El coordinador de la reunión debe conseguir que no acabe sin:
– Haber fijado con claridad los acuerdos y decisiones.
– Ser clarificadas las tareas que harán que se cumplan los acuerdos.
– Ser designadas las personas responsables del seguimiento de la tarea.
– Ser asignados los recursos para cada área.
– Cronoprogramación de actividades.
– Plan de valoración procesual y final.
Seguimiento de los acuerdos.
Cada reunión deberá iniciarse con la lectura del acta anterior y la revisión de la
puesta en práctica de los acuerdos, decisiones y tareas por parte de los responsables.
Técnicas o estrategias de trabajo en reunión.
Las principales técnicas son:
– Estudio de documentos: se basa en el estudio de un documento que previamente
ha sido analizado por cada componente y de cuyo análisis y debate
común se obtendrán conclusiones o decisiones de equipo.
– Estudio de casos: basado en datos o hechos sobre los cuales el equipo debe
estudiar la implicación de las personas, analizar las causas y motivos,
prever consecuencias, deducir conclusiones y decidir estrategia de intervención.
– Análisis de proyectos: análisis, debate y toma de postura de un equipo ante
una propuesta que uno o varios miembros proponen al grupo.
– Discusión guiada: es aconsejable para una discusión abierta o poco preparada
en la que se analice un problema profesional.
– Torbellino de ideas: útil para recabar información, de forma poco sistemática.
Los participantes expondrán sus ideas de manera espontánea y creativa.
– Puesta en común: a veces se trabaja en comisiones y después se expone al
grupo.
– Técnicas de negociación: la negociación es una estrategia constructiva. Las
principales habilidades para conciliar diferencias son:
• Racionalidad: equilibrar las emociones con la razón.
• Comprensión: intentar comprender a los demás miembros.
• Fiabilidad: ser dignos de confianza.
• Formas no coercitivas de influencia: no ceder ni intentar coacciones,
estar abierto a la persuasión y tratar de persuadir.
• Acptación: aceptar a los demás como dignos de nuestra atención, preocupación
y estar abiertos a aprender de ellos.
– Coerción de alternativas: la táctica coercitiva consiste en atacar a la otra
parte, considerar la negociación como una lucha, comprometerse, limitar las
posibilidades de todo o nada. Las alternativas son atacar el problema y no a
la persona, considerar la negociación como una forma conjunta de resolver
el problema, permanecer abierto a la persuasión, averiguar los intereses de
la otra parte, idear múltiples opciones, presentar mejorada la alternativa que
planteamos.
4.- APLICACION A LOS SERVICIOS SOCIALES COMUNITARIOS.
Es dificil proponer fórmulas con aspiración de que sirvan para una generalidad
de situaciones, máxime teniendo en cuenta la diversidad sociodemográfica de las
diferentes zonas en las que se establecen servicios comunitarios o gérmenes de ellos,
y, sobre todo, la diversidad de procesos en la implantación de los servicios y de las
figuras profesionales. Situandonos en contetos urbanos y en barrios o pueblos de
tamaño intermedio, entre 10.000 y 25.000 habitantes., los tres tipos de figuras que se
podrían dar serían:
a) Núcleo del equipo: formado por Trabajador Social, Animador sociocultural,
Educador de Calle y Psicólogo Social.
b) Figuras auxiliares estables: Administrativo, Educador Familiar, Auxiliar
domiciliario, Monitor de empleo y formación, Monitor de actividades
culturales, Monitor para la promoción de la salud y orientación en el consumo.
C) Figuras ocasionales: en función de la realización de proyectos concretos de
de duración limitadad, del interés por impulsar o reforzar temporalmente
determinados programas que deben realizarse desde los servicios ordinarios o
por medio de la contratación de servicios de consultoría es posible contar con
la colaboración de Sociólogo, Médico o Ats, Abogado, etc., así como
aumentar el número de las figuras que hemos llamado núcleo del equipo y
auxiliares. El trabajo de estas figuras debe supeditarse al plan global y debe
ser precisamente la necesidad de implementar aspectos parciales de eses plan
lo que motive su contratación.
Sería el núcleo del equipo el responsable de la organización y planificación
general del Plan de Intervención de la Comunidad, pero todas las figuras
profesionales
señaladas comparten algún nivel de responsabilidad en tareas de estudio,
investigación, planificación, coordinación, intervención, asesoramiento y evaluación.
7.1.- Un plan de trabajo.
En un proceso lógico, el punto de arranque de la constitución de un equipo
parte de un primer análisis de la realidad, ante la que se establecen unas hipótesis que
sitúan un marco factible de intervención. De esas hipótesis y su concreción surgirá un
plan de trabajo que afecta a todos los miembros del equipo; podríamos llamarlo
"documento constituyente". Ese plan de trabajo establecerá objetivos, metas,
estrategias, recursos, acciones, temporalización, reparto de responsabilidades y
sistemas de evaluación que se utilizarán.
7.2.- La organización del equipo.
Ese plan de trabajo permitirá la toma de decisiones respecto a la organización
del equipo, distribución de responsabilidades y asignación de roles, con un carácter
potencialmente negociado y flexible , donde hay que considerar globalmente la
formación, las habilidades, las preferencias, y la necesidad de que cada profesional
tenga suficientemente equilibradas tareas necesarias pero ingratas, tareas de mucha
implicación personal y tareas gratificantes.
Probablemente el funcionamiento habitual del equipo irá estableciendo roles
que se asignen a determinada persona; si bien esto supone un ahorro de tiempo y
energía parece conveniente mantener un cierto equilibrio con la necesidad de
rotación, para no adquirir "vicios de funcionamiento".
A partir de cierto nivel de complejidad surge la necesidad de asignar una
función directiva o cuando menos coordinadora que pueda establecerse a partir de los
miembros del equipo o bien por nombramiento de la institución. Es evidente que en
trabajos que requieren una implicación profesional sostenida, los estilos democráticos
de dirección favorecen el establecimiento y mantenimiento de un clima satisfactorio
de colaboración.
7.3.- Los roles en los equipos.
Veamos cuales pueden ser los roles que suelen marcarse en los equipos que
desarrollan proyectos de Trabajo Social:
• El rol de informador hacia el ciudadano. (Atiende demandas de información
puntual, establece mecanismos divulgativos y mecanismos de información
preferente para grupos con intereses particulares y ayuda a los ciudadanos a
acceder a las prestaciones institucionales. Puede ser una función que descanse
sobre personal administrativo, si bien en los procesos de trabajo individualizado
habría que unir este rol al de acompañamiento.
• El rol de organizador de los recursos de la Institución. Tanto humanos como
financieros, técnicos, infraestructura y equipamiento. Encargado de la gestión
de los recursos asignados y de la ampliación de los mismos. Siendo una
función de gestión de la institución puede corresponder a un administrativo
cualificado.
• El rol de acompañamiento a personas y grupos en dificultad, con diversas
mediaciones: relación de seguimiento y apoyo global, relación en medio
abierto, relación a partir de actividades de contenido promocional y
educativo.... rol en principio asumible por trabajadores sociales, educadores y
psicólogos.
• El rol de acompañamiento a personas y grupos en dificultad, con diversas
mediaciones: relación de seguimiento y apoyo global, relación en medio
abierto, relación a partir de acitividades de contenido promocional y
educativo...rol en principio asumible por trabajadores sociales, ecudadores y
psicólogos.
• El rol de animador para fomentar la participación de los ciudadanos favoreciendo
su asociacionismo y la implicación de las asociaciones en el enfrentamiento
de las dificultades colectivas. Este rol parece propio del Animador
Sociocultural.
• El rol de coordinador-director con tres contenidos relativamente diferenciados
que podrían dar pie a subdivisiones según la complejidad del equipo de
intervención:
– asegura la coherencia interna entre los diversos aspectos del plan de
intervención.
– asegura la coherencia interna entre la política social de la institución y el
desarrollo técnico que propone el equipo de intervención. Favorece la
toma en consideración del propuestas de nivel técnico al nivel político
con lo que se orienta la toma de decisiones por parte de éste.
– Busca la coherencia entre las intervenciones del equipo de intervención
y las intervenciones de otros equipos o instituciones.
La adjudicación de este rol depende más de cualidades personales que de
titulaciones académicas, y en todo caso debe ser una persona que cuente con la
suficiente confianza tanto por parte de la Institución, obviamente, como por parte del
equipo de profesionales.
Hay dificultades derivadas de las intensas problemáticas con las que nos
topamos en el ejercicio profesional de los SsSs Comunitarios; soportamos déficit
estructurales como saturación, falta de personal, falta de equipmaientos, falta de
recursos... También soportamos el escaso reconocimiento institucional, la precariedad
de las condiciones de empleo, los agravios comparativos con la retribución
salarial ...Si, hay muchas razones de queja. Pero hay quejas productivas y quejas
improductivas. Las improductivas son aquellas que se refieren a temas que no
dependen de nosotros, nos contaminan, llenan nuestras conversaciones y nos restan
capacidad de trabajo y salud mental. Las quejas productivas nos remiten a un análisis
de las posibilidades de influencia que podemos tener y a una activación, a un hacer
algo que pensemos que nos va a ayudar a encontrarnos mejor (de cara a nuestros
clientes, mentor de la propia institución, con nosotros mismos.
Es posible hacer Trabajo Social en los Ss Ss CcCc: es posible, cuando menos,
desear hacerlo. Sin absolutismos, aceptando que hay indefiniciones muy importantes,
inseguridades, límites internos y externos. Es posible buscar respuestas más eficaces
y es posible buscar un recentraje del colectivo profesional.

Trabajo social, multidisciplinariedad, interdisciplinariedad y


transdisciplinariedad

La consideración de que los problemas complejos “requieren un abordaje


integrativo”, “una visión sintética, global e integrada [es decir, holística]”, conduce a
la interdisciplinariedad como un modo práctico de intentar enfrentarlos (Follari,
1988, pp. 32-33;Ander-Egg, 1988, p. 41).

En la literatura sobre la interdisciplinariedad en trabajo social se se la el


carácter ambiguo y polisémico del término interdisciplinariedad y esta se define
distinguiéndola de la transdisciplinariedad y de la multi o pluridisciplinariedad. (En
los planteamientos más analíticos y diferenciadores, por ejemplo, Muñoz, 2014, pp.
21-22, llega a establecerse una distinción entre multidisciplinariedad: yuxtaposición
de varias disciplinas que en principio tienen poca relación entre ellas, y
pluridisciplinariedad: yuxtaposición de varias disciplinas que presentan relaciones
entre sí .La idea de interdisciplinariedad cobra difusión públlica a principios de la
décaada de 1970. Así, la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo)
publico en 1972 el documento Interdisciplinario: Problems of Teaching and Research
in Universities. En ese documento, la interdisciplinariedad es definida como la
interacción entre dos o más disciplinas y se sela que esa intervención puede darse
en distintos grados, desde el simple intercambio de ideas hasta la integración de
conceptos y metodologías.En opinión de algunos autores (por ejemplo, Follari, 1988,
p. 28) la interdisciplinariedad supone la constitución de un nuevo objeto de estudio
que supera organicamente los objetos de estudio propios de las disciplinas
particulares relacionadas (Follari, 1988, p. 28), de manera que, si esa constitución no
se produce, no cabe hablar con propiedad de interdisciplinariedad.

Asi no supone interdisciplinariedad la relación entre disciplinas en la que una


disciplina opera como auxiliar de otra, como, por ejemplo, cuando las matemáticas
son utilizadas como auxiliares de las ciencias sociales(Follari, 1988, pp. 27-28),ni el
recurso que un especialista en una determinada disciplina científica puede hacer, para
tratar asuntos propios de su campo del saber, a aportaciones o colaboradores de otras
disciplinas; en este segundo caso se trata más bien de una labor monodisciplinar,
enriquecida con la perspectiva de otras disciplinas (Ander-Egg, 1988, p. 43).

Tampoco constituye interdisciplinariedad la incorporación por parte de una


disciplina, en función de las necesidades de sus objetos de estudio, de elementos
teicos y de contenidos propios de otra disciplina (por ejemplo, la incorporaci del
complejo de Edipo, gestado en el psicoanánlisis freudiano, en la antropología del
parentesco de Levi-Strauss). En esos casos, las disciplinas no se funden unas con
otras, no se conforma una estructura conceptual nueva (Follari, 1988, p. 28).

La existencia de límiites poco claros o imprecisos entre dos disciplinas (por


ejemplo, entre la psicología social y la sociología), debida a la aproximación o
insuficiente delimitación de sus objetos de estudio y a superposiciones conceptuales
entre ellas, tampoco constituye un marco interdisciplinario que conduzca a la
disolución de las dos ciencias en una sola y a la articulaciión orgánica del conjunto de
las dos disciplinas en una conceptualización más abarcante (Follari, 1988, pp.29-30).

No obstante, la existencia de límites borrosos entre dos disciplinas, aunque en


sí misma no significa la constitución de un campo interdisciplinario, se ofrece un
espacio para interrelacionar orgánicamente disciplinas entre sí, se ofrece una
posibilidad para el desarrollo de una modalidad de interdisciplinariedad
epistemológicamente fundada, a saber: la constitución de un nuevo objeto teórico
surgido en el espacio fronterizo entre disciplinas, en medio de dos disciplinas. En este
caso, conforme avanza el trabajo en el campo interdisciplinar constituido, este tiende
a convertirse en una nueva disciplina independiente y autónoma. La biofísica y la
bioquímica son citadas como ejemplos de este tipo de interdisciplinariedad (Follari,
1988, pp. 30-31).

Por otra parte, la interdisciplinariedad cobra especialmente sentido y obtiene


también fundamentos epistemológicos en el nivel práctico o tecnológico de la
resolución de problemas complejos, en el nivel del abordaje y la transformación de la
realidad, cuando varias disciplinas se aplican a la resolución de problemas empíricos
complejos (Follari, 1988, p. 30 y p. 36). En este caso, la interdisciplinariedad supone
la cooperación e interacción entre dos o más disciplinas a partir de un problema en
común y con el fin de abordar este.

A la hora de entender en que consiste la interdisciplinariedad es muy


importante tener en cuenta que no se opone a la disciplinariedad ni intenta suprimir
las disciplinas existentes, sino que presupone y requiere la existencia previa de
disciplinas plena y correctamente constituidas, se constituye a partir de las diferentes
disciplinas establecidas, sin eliminar las diferencias de objeto y de modo que existen
entre ellas(Follari, 1988, p. 30).

Para el abordaje interdisciplinar de problemas complejos, la especialización


disciplinar es una necesidad previa, un punto de partida ineludible, pues es necesaria
para lograr análisis precisos y profundos. Es decir, el abordaje interdisciplinar de
problemas complejos en modo alguno supone la supresión de la especialización
disciplinar (Follari, 1988, p. 34).

La interdisciplinariedad no se opone a las disciplinas; se opone a la carencia de


diálogo y de colaboración entre las disciplinas, al aislamiento disciplinar. Se
contrapone en particular al abordaje de problemas sociales complejos desde la ética
exclusiva de una ética disciplina. El problema no son las disciplinas, la
especialización disciplinar, sino la inexistencia de diálogo y de intercambios entre
disciplinas a la hora de abordar problemas complejos, multidimensionales, que, como
tales, son ya de hecho abordados y compartidos por distintas disciplinas.

La interdisciplinariedad es un intento, una propuesta, de enfrentar y abordar


problemas complejos mediante el diálogo y la colaboración de distintas disciplinas,
con el fin de lograr una comprensión más profunda de esos problemas mediante la
síntesis de los diferentes aportes disciplinares (Muñoz, 2014, p. 21).Se trata de poner
a las disciplinas especializadas en relación a una realidad que se quiere enfrentar, a un
problema concreto que se quiere solucionar, con el fin de conseguir la integración
(siempre parcial y conflictiva) de los enfoques disciplinares con vistas a la resolución
de ese problema. La integración de las diferentes disciplinas ha de hacerse en función
del problema concreto que se aborde. Y dado que los problemas presentan múltiples
variaciones y particularidades, la articulación interdisciplinar tendrá que concretarse
siempre en función de las peculiaridades de la realidad abordada, lo cual no entorpece
para que se pueda contar con esquemas generales previos (Follari, 1988, pp. 35-36).

La transdisciplinariedad, por su parte, consiste en el establecimiento de un


conjunto de principios teóricos y/o metodológicos comunes a varias disciplinas. Se
constituye cuando especialistas en distintas disciplinas, con sus marcos teóricos y
conceptuales específicos, son capaces de elaborar, de manera integradora (no
mediante una mera yuxtaposición) y en relación al estudio de un problema común, un
marco conceptual y teórico compartido que trasciende al conjunto de sus marcos
teóricos disciplinares (Muz, 2014, p. 22). Supone, pues, la creación y asunción de
una epistemológico, una metodología, una teoría y una terminología común
por parte de profesionales de distintas disciplinas.

En el ámbito del trabajo social hay autores/as que consideran que la


transdisciplinariedad, al igual que la complejidad, se encuentra en los orígenes del
trabajo social, que es posible reconocer la transdisciplinariedad en el trabajo social
desde el mismo surgimiento de este (Torres, 2002, p. 36). Otros/as entienden el
trabajo social como una disciplina, una profesión y una práctica transdisciplinar o
trandisciplinaria, proponen pensar y asumir el trabajo social como transdisciplina,
entienden que la formación de los trabajadores sociales ha de ser transdisciplinar o
transdisciplinaria (Quiroz, 1998; Ortega, 2015). Hay quien considera que el trabajo
social debe adoptar la transdisciplinariedad para enfrentar tanto el incremento de
complejidad experimentado por las problemáticas sociales contemporáneas como la
crisis de identidad actual que sufren los/las trabajadores/as sociales (Camargo, 2011,
pp. 215-216).
Algunos/as autores/as (Camargo, 2011; Ortega, 2015) vinculan sus demandas y
propuestas de transdisciplinariedad en el trabajo social a los planteamientos de
Basarab Nicolescu (para Nicolescu, la transdisciplinariedad no supone solo una
transgresión de las fronteras disciplinarias, sino también una superación tanto de la
multidisciplinariedad como de la interdisciplinariedad).

Las distinciones conceptuales que hemos manejado anteriormente


(multidisciplinariedad, interdisciplinariedad, transdisciplinariedad) no constituyen
una especie de escalera evolutiva y jerarquizada (desde lo inferior a lo superior) que
hubiese que subir o intentar subir necesariamente, sino modos de relación y
colaboración entre disciplinas igualmente válidos en la medida en que resulten útiles
para mejorar de un modo u otro nuestro conocimiento de la realidad.

De la multidisciplinariedad a la interdisciplinariedad en el trabajo social

El trabajo social, en tanto que tecnología, práctica o praxis, precisa apoyarse en


varias ciencias o disciplinas (Sociología, Psicología, Antropología Social...), ha de
recurrir a sus conocimientos, para realizarse como tal, de manera similar a lo que
ocurre en el caso de otras tecnologías como la ingeniería y la medicina (Ander-Egg,
1988, pp.44-45). Por tanto, la práctica del trabajo sociales intrínsecamente
multidisciplinaria; y aspira a ser interdisciplinar.

Ocurre, además, que la apoyatura teórica multidisciplinar del trabajo social se


ha tornado cada vez más interdisciplinar o al menos ha tendido cada vez más a esta,
en el sentido de que se han ampliado las zonas fronterizas de distintas ciencias
sociales hasta el punto de que se hace difícil distinguir unas disciplinas de otras, ha
crecido la interpenetración e integración entre ciencias sociales, e incluso se han
producido fusiones entre disciplinas para crear nuevos ámbitos disciplinares, como
por ejemplo la sociolingüística y la psicolingüística.Este hecho, la conexión
interdisciplinar en el ámbito de las ciencias sociales y humanas, favorece la
integración interdisciplinar que el trabajador social ha de lograr en sus prácticas, pues
vendría a suponer que la apoyatura teórica del trabajo social sería ya o podría ser ya
en sí misma interdisciplinaria.

La multidisciplinariedad se expresa y concreta también en la práctica


profesional cuando el trabajador social, en sus actuaciones individualizadas, recurre a
profesionales de otras disciplinas para que le asesoren sobre problemas psicológicos o
sociológicos específicos (Follari, 1988, p. 22).

La naturaleza multidisciplinar del trabajo social en tanto que tecnología social


hace que los/las trabajadores/as sociales requieran y reciban una formación
multidisciplinar. Es por ello que los estudios universitarios de Trabajo Social cuentan
con asignaturas de distintas disciplinas (sociología, antropología social, ciencia
política, psicología...) en sus planes de estudio.

Nos encontramos, pues, con dos ámbitos en los que el trabajo social presenta
un neto carácter multidisciplinar: el de la formación de los trabajadores/as sociales y
el de la práctica del trabajo social.

Pero el hecho de que el trabajo social sea multidisciplinario no implica que


automaticamente sea interdisciplinario. Como hemos visto, en la literatura sobre los
temas que nos ocupan se distingue entre multidisciplinariedad e interdisciplinariedad,
de manera que esta última, que se presenta como una exigencia y un objetivo ideal
del trabajo social, es solo una posibilidad de este, una posibilidad de la práctica del
trabajo social real y de la formación de los trabajadores sociales(Ander-Egg, 1988, p.
46; Follari, 1988, pp. 22-23; Jiménez, Pallares y Bustamante, 2005).

Se presenta entonces la cuestión fundamental de como realizar adecuadamente


la interdisciplinariedad en el trabajo social, tanto en la práctica del trabajo social
como en la formación de los trabajadores sociales.

Multidisciplinariedad e interdisciplinariedad en la práctica profesional del


trabajo social

El carácter complejo y multidimensional de los problemas sociales sobre los


que opera el trabajo social demanda y aconseja la constitución de equipos
interprofesionales o multidisciplinares, compuestos por profesionales con distintos
perfiles disciplinares (trabajadores sociales, psicólogos, sociólogos, educadores
sociales, abogados...), que sean capaces de desarrollar e implementar intervenciones
interdisciplinarias y de ofrecer una atención integral a los beneficiarios de sus
servicios(González, 2009; Rodríguez, 2015).

La necesidad e incluso la exigencia de equipos multidisciplinares capaces de


adoptar un enfoque interdisciplinar en la intervención social se encuentra recogida en
leyes de servicios sociales, reglamentos de organismos de acción social y
convocatorias de proyectos sociales, y de hecho equipos de ese tipo operan en
distintos organismos, dispositivos y programas de intervención social.

En opinión de algunos/as autores/as (por ejemplo, Muñoz, 2014, p. 27) la


formación interdisciplinaria que los profesionales del trabajo social han recibido los
sitúa en muy buena posición para integrarse y desempeñarse en equipos de
intervención social interdisciplinarios, hasta el punto de que, según la autora, los
trabajadores sociales cuentan con la formación y las habilidades necesarias para
liderar y conducir equipos de intervención social interdisciplinarios.

Ahora bien, el hecho de que un equipo está compuesto por profesionales de


diferentes disciplinas no implica necesariamente que estos logren realizar de manera
automática intervenciones sociales interdisciplinarias (Muz 2011, p. 85). Son
muchas e importantes las dificultades que se plantean cuando se quieren hacer reales
y efectivas, las propuestas técnicas de intervención social interdisciplinaria. Varias de
esas dificultades se presentan en todo trabajo en grupo, son propias del trabajo en
grupo (Rossell, 1999).

La constitución y el funcionamiento de un equipo interdisciplinario exige


recursos, tiempo, capacitaciones y esfuerzo, y además dan lugar inevitablemente a
conflictos entre los miembros del equipo; por lo general, exigen a sus miembros que
adquieran una formación o capacitación especial.

No son pocos los factores que generan conflicto y disfunciones en el proceso


de constitución y en el funcionamiento de los equipos interdisciplinarios, entre
otros(Del Valle, 2002; Muñoz, 2014, pp. 24-26): el hecho de que los miembros de los
equipos mantengan teorizaciones diferentes, los comportamientos inadecuados de
algunos miembros del equipo, una comunicación deficiente entre los miembros del
equipo,un reconocimiento desigual y jerárquico de las distintas profesiones (por
ejemplo, los médicos que se consideran superiores a los trabajadores sociales), la
creación de asimetrías y desequilibrios de poder entre los miembros del equipo(que
pueden estar relacionados con las características de sexo, clase social o raza de los
miembros del equipo), la obtención por parte de los miembros menos implicados de
los mismos beneficios que los obtenidos por los miembros que más se esfuerzan y
comprometen (agravios comparativos, gorrones), confusión de roles, dudas sobre la
validez y utilidad real del enfoque interdisciplinario, falta de consenso sobre la
definición del problema y la estrategia de intervención.

El trabajo interdisciplinario, en tanto que trabajo en equipo, exige que los


profesionales tengan un conjunto de habilidades y actitudes favorecedoras del trabajo
en equipo y de la interdisciplinariedad, las cuales no son demasiado comunes ni son
fáciles de obtener: compromiso, disposición a trabajar con otros, capacidad de
reflexión, trato respetuoso y dialogante, respeto y reconocimiento mutuo entre los
miembros del equipo, comunicación fluida, confianza en la capacidad profesional del
otro, voluntad de compartir conocimientos, existencia de liderazgo, motivaciones y
finalidades claras, buen manejo de su disciplina (en este sentido, lo disciplinar y la
interdisciplinariedad son estrategias interdependientes: son los profesionales que más
dominio tienen de su disciplina los que se encuentran en una posición ventajosa para
establecer relaciones de cooperación y trabajo interdisciplinarias) (Muñoz, 2014, pp.
24-25).

El trabajo interdisciplinario requiere recursos, en especial precisa de tiempo, de


que los profesionales implicados cuenten con el tiempo suficiente para constituir el
equipo y ponerlo a funcionar. Una carga laboral individual (visitas domiciliarias,
atenciones personalizadas, reuniones, talleres...) exigente o excesiva deja pocas ganas
y poco tiempo para el trabajo en equipo, y dificulta o impide el trabajo
interdisciplinario. Además, puede requerir recursos financieros, por ejemplo, para
costear capacitaciones y formación que los profesionales puedan precisar o para
pagarles a estos horas extras (Muñoz, 2014, p. 26).

El trabajo interdisciplinario precisa estabilidad y continuidad en los equipos; la


precariedad laboral (contratos temporales, alta rotación entre puestos diferentes) va
en contra de ellas. Además, la precariedad laboral genera competencias y conflictos
de intereses entre los miembros de una organización, con lo que da lugar a la creación
dentro del equipo de climas organizacionales marcados por los intereses individuales,
la competencia y la desconfianza, los cuales no favorecen el trabajo interdisciplinario
(Muoz, 2014, p. 26).

La interdisciplinariedad como contrapeso al cierre disciplinar del trabajo social

Hay autores que consideran que el trabajo social no es solo una tecnología
social, sino también una disciplina (cuerpo de conocimientos y de métodos e
instrumentos de conocimiento surgido en relación a un determinado objeto o ámbito
de la realidad y que es cultivado por una comunidad de científicos), de manera
específica, una ciencia o disciplina orientada a la investigación e intervención sobre
problemáticas sociales y que tiene a la intervención social como objeto de estudio y
de producción de conocimientos (vease, por ejemplo, Quiroz, 1998, p. 52 y p. 58).

Según M. H. Quiroz(1998 y 1999), la definición del trabajo social como


disciplina entraña ventajas (la especialización y profundización en un objeto de
conocimiento), pero también riesgos y peligros, los propios de la división y
parcelación del conocimiento en disciplinas separadas: la cosificación del objeto de
estudio considerado como propio de la disciplina, olvidando que este objeto ha sido
construido mediante un proceso de abstracción; la fragmentación de la realidad social
estudiada; incurrir en explicaciones reduccionistas, mecanicistas y deterministas
(explicaciones uni-causales) de los fenómenos sociales abordados.

Chaime Marcuello, Santiago Boira y Ana Hernando (2012, pp. 251-252)


localizan en el trabajo social una tensión entre dos tendencias.
Por un lado, quienes entienden el trabajo social como una disciplina claramente
diferenciada del resto de disciplinas, con un objeto propio y una metodología
privativa. Estas personas, por lo común vinculadas al mundo universitario y al
territorio de las administraciones públicas, intentan afirmar el trabajo social como una
disciplina autónoma, por lo que se empeñan en diferenciarla del resto de disciplinas,
tienen miedo a que el trabajo social pueda perder la identidad que le atribuyen, se
muestran corporativistas, regulan y controlan la formación (conocimientos,
actividades) que consideran propia del trabajo social y la exigen a quienes desean
adquirir el estatus de trabajadores/as sociales, vetan el acceso al trabajo social a
quienes consideran ajenos a su gremio. En definitiva, operan un cierre del trabajo
social (de una determinada concepción del trabajo social)sobre sí mismo.

Por otro lado, a medida que se abandona el mundo universitario y el territorio


de las administraciones públicas nos encontramos con profesionales del trabajo
social que en el ejercicio de su profesión se encuentran enfrentados a problemas
sociales de diversa índole, muchos de los cuales presentan un carácter
multidimensional, son en su mayoría complejos y complicados, lo que hace que
dichos profesionales, para intentar ofrecer algún tipo de solución a esos problemas,
busquen apoyo en distintas disciplinas más allá de la disciplina específica definida
como Trabajo Social. Se trata, pues, de profesionales que llevan a cabo una apertura
del trabajo social a otras disciplinas.

Por tanto, según algunos autores, la pretensión de constituir una disciplina


científica autónoma denominada Trabajo Social (pretensión paralela a la
institucionalización universitaria de las enseeñanzas de trabajo social) habrá
ocasionado un determinado cierre disciplinar del trabajo social. Para evitar los riesgos
y peligros vinculados a ese cierre disciplinar, el trabajo social ha de configurarse
como una disciplina abierta a la interdisciplinariedad, a la integración de
conocimientos y métodos de investigación de otras disciplinas, con el fin de abordar
las problemáticas sociales sobre las que actúa y de elaborar análisis(teoricos) sobre
estas (Quiroz, 1998, p. 59).

En este caso, la interdisciplinariedad no se presenta como medio de realización


efectiva del trabajo social en tanto que tecnología social (tal y como la entiende por
ejemplo Ander-Egg, 1988), sino como un medio para evitar o contrapesar el cierre
disciplinar del Trabajo Social como ciencia o disciplina académica.

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