Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
RESUMEN
ABSTRACT
The following ponderings present an approach for the development of nursing and its practice,
that currently have incorporated important theoretical, conceptual and ethical contributions.
Also, it mentions the contribution of important theorizers of this discipline in the definition of
paradigms, models and theories, oriented to describe and explain the phenomenon of practice
from an ethical, personal, environmental, health care and the act of caring, perspective.
INTRODUCCIÓN
l avance de la enfermería como profesión, como disciplina, como ciencia y tecnología, ha
exigido a sus profesionales hacer evidente, por medio de la investigación científica, la
fundamentación teórica de la práctica que muestre la relación del conocimiento con los valores
y los principios éticos y bioéticos que sustentan el ejercicio profesional de la enfermería como
práctica social.
La evolución que ha tenido la enfermería al pasar de un oficio o trabajo artesanal con labores
de cuidado basadas en el espíritu de servicio y en la intuición, a fin de actuar para hacer el
bien, constituyen prácticas que fueron miradas con aprecio por las personas beneficiadas
debido al espíritu de bondad y de acompañamiento que mostraron en su momento. Las
prácticas de enfermería, en la segunda mitad del siglo XX, han sufrido una reconocida
transformación hacia un proceso de acción sistematizado, sustentado en conocimientos con
fundamentos teóricos y aplicación progresiva de los adelantos de la tecno-ciencia y de la ética
que hoy, con los cambios y progresos alcanzados, le imprimen a dichas prácticas de cuidado el
carácter de una disciplina y práctica profesionales con su propia naturaleza, su carácter
disciplinar e interdisciplinar, y su dimensión ética.
Es en las últimas décadas del siglo pasado cuando también se aprecia un progreso significativo
en la investigación en enfermería con el propósito de definir paradigmas, modelos y enfoques
teóricos orientados a describir y explicar la naturaleza de los fenómenos y los cuidados de
enfermería, y para probarlos en diferentes escenarios. Enfermeras investigadoras,
individualmente y en grupos, prueban, evalúan, modifican y enriquecen sus trabajos sobre
teorías de enfermería con diversos tipos de investigación y con proyectos de aplicación de sus
hallazgos en la práctica y en la educación de enfermería.
Las experiencias y los logros alcanzados en el trabajo sobre modelos teóricos en enfermería
realizado por enfermeras docentes investigadoras de Colombia, en asocio con enfermeras
investigadoras de otros países, muestran los adelantos que se han logrado con el trabajo
cooperativo de grupos y de redes de investigadores. Es innegable que estas formas de trabajo
cooperativo en investigación son un imperativo en el mundo de hoy que lleva a promover la
investigación en líneas, en grupos y en redes de grupos de investigadores, con el fin de
profundizar en los temas o problemas de investigación y en el conocimiento de una realidad o
de un fenómeno, y así poder plantear acciones de cambio y de mejoramiento para el bienestar
de la sociedad y de las personas. Esta dinámica se relaciona con la dimensión ética en este
campo de estudio.
Es interesante observar que los primeros modelos teóricos y conceptuales de enfermería llevan
el nombre de su autor o autora porque fueron iniciativas individuales, tales como Henderson,
Orem, Rogers, Roy, y otros, los cuales se enriquecieron después con el trabajo de
comprobación de grupos de enfermeras en diferentes escenarios de la práctica. En los
desarrollos más recientes, las teorías de enfermería de mediano rango llevan el nombre no de
los autores sino del fenómeno de enfermería que estudian, por ejemplo, la teoría de síntomas
desagradables, de la autotrascendencia, de las transiciones, del estrés y adaptación de la
familia, entre otras, y las llevaron cabo o están realizando grupos de investigadores. Estos
enfoques conceptuales y teorías tienen como punto de partida la dimensión ética relacionada
con el reconocimiento del valor y respeto a la dignidad del ser humano, el valor de la vida, la
búsqueda del bienestar de la persona y las formas efectivas de atender sus necesidades y sus
derechos.
Para este trabajo se toman algunos de los elementos que ella propone y se agregan otros a los
cuales esta autora no hace explícita referencia.
En 1996, June H. Larrabee (3) desarrolló un modelo teórico de calidad que incluyó conceptos
éticos y económicos con el fin de proponer un marco de referencia para mejorar la calidad de la
atención de salud frente a los problemas relacionados con los costos, las dificultades de
financiamiento, de acceso a los servicios de salud y el logro de metas esperadas. Este modelo
teórico estableció las relaciones entre los valores, la prudencia, la beneficencia y la justicia para
lograr un cuidado de calidad. Aunque este modelo de calidad no es una teoría de enfermería
que fundamente la práctica de esta profesión, es una evidencia o ejemplo de la conciencia que
existe entre los teóricos de prestar atención a la dimensión ética e incluirla como aspecto
relacionado con los postulados teóricos.
La doctora Jacqueline Fawcett (2), estudiosa de las teorías de enfermería, expresó que la
disciplina de enfermería, a través de los trabajos de investigación en este campo, ha permitido
concretar elementos e interrelaciones comunes, con los cuales se ha enunciado y formalizado
un metaparadigma, éstos son: persona, ambiente, salud y enfermería, conceptos globales que
se identifican en un fenómeno de enfermería. Hace más de dos décadas esta autora expresó
que quienes en esa época revisaron el desarrollo de la enfermería como disciplina señalaron
que se apreciaba que muchos de estos trabajos aparecían desenfocados y descoordinados,
porque los autores se movían rápidamente de un tema a otro, y muy pocos académicos
dedicados a estas empresa compartían o aunaban sus acciones de investigación en
determinadas áreas (2). Es posible que hoy, con la investigación organizada en líneas y
desarrollada por grupos de investigadores, se esté profundizando en el estudio de los
fenómenos de enfermería con resultados más coordinados para enriquecer el conocimiento de
la profesión.
Los trabajos de Fawcett muestran un gran esfuerzo y un análisis serio para identificar los
conceptos comunes en las teorías de enfermería con miras a dar mayor sustento al
metaparadigma que ha permitido explicar la naturaleza del conocimiento de la disciplina. La
posibilidad de construir el metaparadigma de enfermería ha sido un trabajo progresivo y
acumulativo, a través del cual Fawcett y otros autores han promovido el análisis y
enriquecimiento del significado y la operacionalización de los conceptos globales de la disciplina
antes mencionados, los cuales tienen un significado que se nutre en las distintas corrientes de
la filosofía, las ciencias sociales, la historia, la política, y otras formas de pensamiento (4).
Los trabajos realizados con este propósito ofrecen una base muy valiosa. Si bien es cierto que
no existe un acuerdo entre las teóricas en la definición que ellas proponen de los conceptos,
situación explicable por los diferentes fundamentos, orientaciones y enfoques que utilizan en
sus respectivas teorías o modelos teóricos, se considera que es una tarea importante por hacer
en la cual es evidente que se viene avanzando y se está enriqueciendo constantemente a la luz
de los cambios sociales y políticos; por lo tanto, los profesionales de enfermería requieren
mantener una ilustración actualizada sobre los cambios que ocurren y los enunciados que se
proponen en los nuevos enfoques teóricos y las nuevas teorías de enfermería que se formulan.
Con los trabajos de las teóricas de enfermería, que de una u otra forma definen estos
conceptos, en concordancia con el enfoque de su teoría se ha podido avanzar en precisar la
visión de la naturaleza de enfermería, y la comprensión de los fenómenos que vienen a
construir, actualizar y enriquecer el conocimiento de la disciplina desde lo filosófico y,
específicamente, desde lo ético, lo ontológico, lo epistemológico y lo estético. La visión que se
tenga de la naturaleza de la enfermería, y la comprensión de sus fenómenos, fortalece en
diversas formas las bases de la práctica y ofrece nuevas orientaciones para adaptarla a las
exigencias de los diferentes contextos y a los avances de la ciencia y la tecnología incorporada
a la atención de salud y a la organización de los servicios.
En las teorías de enfermería las mayores diferencias, o características propias de cada enfoque
teórico, se aprecian en las interrelaciones que se proponen entre los mencionados elementos
del paradigma de enfermería. Estas interrelaciones también son importantes en el momento de
analizar la dimensión ética.
La ética, como sabemos, se refiere a los comportamientos de la persona en sus relaciones con
los otros y con su ambiente, por lo tanto, para reflexionar sobre este aspecto es necesario
identificar las interrelaciones entre los elementos del paradigma propuesto, a fin de resaltar los
principales comportamientos éticos y bioéticos en las relaciones de la persona con el otro,
tomando como guía los valores, los principios éticos (ética principialista), los aspectos o
comportamientos humanitarios (ética personalista), y los aspectos bioéticos relacionados con el
respeto y valor de la vida humana y de todas las formas de vida, y las condiciones y los
comportamientos de las personas para preservarla.
Los valores de la persona, la familia o el grupo de personas que reciben el cuidado reflejan la
influencia de su historia, su cultura, los factores que se deben respetar y comprender, porque
estos aspectos forman parte de ella, y se relacionan con sus costumbres, creencias, valores y
prácticas de salud que se deben respetar.
Otros factores que se relacionan con el estilo de vida de la persona cuidada son el ambiente
físico del vecindario y la vivienda, las costumbres y las formas de recreación, la organización y
las normas sociales para mantener la comodidad y la convivencia.
La disponibilidad y el acceso a los servicios de salud es ante todo un derecho de la persona, con
dignidad e igualdad, sin importar su condición o posición social, económica, cultural, la
enfermedad que sufra o su estatus relacionado con condiciones sociales discriminadas tales
como la de prisionero, guerrillero, asesino, drogadicto, ciudadano de la calle, homosexual,
desplazado, inmigrante y otras categorías similares.
Se fundamenta en el respeto a la integralidad del ser humano, por lo tanto considera todas sus
características individuales al administrarle el cuidado, el cual debe ser libre de riesgos, con
miras a mantener y proteger su integridad. Este aspecto hace referencia a la calidad del
cuidado, que comprende la atención de las necesidades básicas de la persona en forma
oportuna y segura, atendiendo las dimensiones social, biológica, espiritual, mental que se
basan en los principios éticos de beneficencia, no maleficencia, equidad y justicia.
El cuidado del ser humano es indispensable desde la concepción hasta la muerte; en las etapas
de crecimiento y desarrollo normal, en los estados de salud, como los de enfermedad, en las
discapacidades, así como en las etapas de duelo por pérdidas diferentes, exigen comprensión,
respeto y cuidado bondadoso.
El respeto por la vida, la dignidad y los derechos del ser humano son condiciones esenciales de
la enfermería, que se practicarán sin ningún tipo de discriminación (5).
Morse cita como ejemplo de este proceso el constructo teórico de Leninger en el cual reitera
que los humanos son seres que reciben y dan cuidado, y que el tener la necesidad de ser
cuidado es una característica vital para la supervivencia humana. En el ser humano se
encuentran los atributos comportamentales de cuidado. En este sentido, la definición del
concepto de cuidar se extiende desde la categoría de la característica humana de cuidar hasta
la categoría de la intervención terapéutica del cuidado (7). Como se ha discutido en apartes
anteriores de este trabajo, cada una de estas categorías de cuidar, y las interrelaciones entre
ellas, tienen su fundamentación en los valores y principios éticos y bioéticos.
Conclusión
Nuestro gran reto profesional frente a estas realidades que afectan el cuidado de enfermería es
promover los cambios necesarios para salvaguardar la calidad ética, científica y técnica del
cuidado; es demostrar por medio de la investigación la bondad del cuidado de enfermería que
ofrece directamente el profesional o a través de su equipo humano con su permanente
dirección y liderazgo.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
2. Fawcett J, The Metaparadigm of Nursing: Present status and future refinement, Image:
Journal of Nursing Scholarship 1984;XVI(3): 84.
4. Bredow T, Analysis and Evaluation of Middle Range Nursing Theory. In: Middle Range
Theories, Application to Nursing Research. Philadelphia: Lippincott Will and Wilkins; 2004.
7. Morse JM et al. Concepts of Caring and caring as a concept, Advances of Nursing Science
1990;3-4.
Sánchez Guio Tania a, Delgado Sevilla David b, Barranco Obis Patricia c, Barranco Obis María
Montserrat d
a
Hospital Universitario Clínico Lozano Blesa Zaragoza, b Hospital Universitario Miguel
Servet, c Hospital Nuestra Señora de Gracia, d Centro de Salud Santo Grial
Palabras clave: ética, Enfermería, historia, cuidado, bioética
Resumen
La Enfermería actual ha conseguido ser una profesión autónoma, siendo su tarea principal el
cuidado, que no solo engloba todas aquellas intervenciones para cubrir las necesidades que
presente el ser humano en algún momento de su vida, sino también el autocuidado. A lo largo
de la historia Enfermería ha sufrido múltiples y diversos cambios hasta lograr la
profesionalización, todo ello gracias a las reflexiones y trabajos de Florence Nightingale, quien
es considerada la primera enfermera profesional. A pesar de los cambios sufridos, los cuidados
siempre han sido dirigidos hacia las personas, respetando su autonomía y dignidad como ser
humano. No ha sido hasta en las últimas décadas, debido a los avances en los derechos de los
pacientes, que han revelado la necesidad de incluir y enseñar contenidos específicos de la ética
en los programas de estudios de Enfermería, que se diferencien de los contenidos de ética en
otras profesiones.
La Enfermería de hoy en día ha conseguido ser una profesión autónoma, donde la tarea
principal es la gestión del cuidado (1). El cuidado representa el pilar principal de la profesión,
ya que no solo engloba todas aquellas intervenciones sobre la persona, sino también el
autocuidado, es decir, todo acto que promueva la salud, mejorando la condición de vida, y
generando un sentimiento de bienestar en la persona y su entorno (2).
No ha sido hasta las últimas décadas del siglo pasado cuando se aprecia el progreso en
la investigación en el ámbito de Enfermería, con el fin de definir paradigmas, modelos y
distintos enfoques teóricos orientados a explicar y describir la naturaleza de los cuidados de
Enfermería (3). Las estructuras paradigmáticas y teóricas muestran una nueva perspectiva
acerca de la consideración de los fenómenos relacionados con el dominio de la disciplina.
Aspectos tan básicos como la salud, el bienestar o la evolución de los procesos de salud y
enfermedad, entre otros, se han legitimado. Esto per mite que la salud y el bienestar sean
comprendidos como conceptos dinámicos, contextualizados y circunstanciales además de
reconocerse como elementos de estudio inherentes a la Enfermería (4).
El cuidado, núcleo del acto enfermero, es un elemento indispensable en las actividades diarias
de Enfermería, independientemente del ciclo de vida en que se encuentre la persona (1, 2, 3).
Exige de un esfuerzo hermenéutico, interpretación, análisis y valoración de la realidad a partir
de los problemas de salud, así como factores etiológicos y síntomas y signos del paciente (1).
En su naturaleza, representa la aplicación de un juicio técnico sobre la motivación,
planificación, organización y control de la provisión de una asistencia segura y eficaz para la
recuperación de la persona enferma (1, 2, 3). Tal es la importancia que tiene el arte de cuidar
que se le ha llegado a definir como la ciencia del cuidado humano 48. Del amplio concepto de
cuidado, surge el cuidado de tipo terapéutico, ofrecido por Enfermería cuando las demandas de
las personas no pueden ser satisfechas por diferentes situaciones que puedan acontecerles en
algún momento de su vida, ya sea una incapacidad física, mental o intelectual, transitoria o
definitiva, en algún momento puntual de su vida. Esta nueva denominación de cuidado se
refriere a la satisfacción de las necesidades que precise el paciente, así como, en su educación
para el autocuidado, teniendo en cuenta que la persona es un ser integral en el que las
diferentes dimensiones de la salud interaccionan de forma dinámica (2). Se podría entender a
Enfermería, como un proceso interpersonal que requiere interacciones, relaciones y
transacciones entre el profesional y el paciente, por lo que, no existe duda de la necesidad de
que Enfermería se conciba como una disciplina terapéutico, de ayuda, y, por lo tanto, debe
conocerse interiormente (4).
Las profesiones que mantienen relación directa con la salud de otros seres humanos requieren
una excelente competencia científica y técnica, y a la vez una formación ética profunda con
principios que permitan actuar con excelencia moral (5, 9).
La ética tiene que estar presente desde el comienzo de los estudios universitarios, como un
elemento primordial, no sólo teórico, sino más bien práctico, en cada una de las asignaturas
que componen dichos programas formativos, con el fin de rescatar el ejercicio ético de la
profesión, que hasta la década de los 90, se perfilaba como un desafío para el futuro de las
ciencias de la salud (2, 8). Hoy en día, la ética en Enfermería se ha hecho más práctica y mejor
orientada para dar repuesta a todos los cambios que han tenido lugar en torno a la salud y el
aumento de la esperanza de vida. Además, los acontecimientos y avances de los últimos años,
han revelado la necesidad de enseñar contenidos específicos de la ética en Enfermería, que se
diferencien de los contenidos de ética en otras profesiones. Fue a partir de los años setenta,
cuando la enseñanza de la ética en Enfermería se hizo más urgente, práctica y con una mejor
orientación, coincidiendo con la progresión de la Enfermería hacia la profesionalización. En
décadas anteriores, la ética era impartida por sacerdotes o religiosos, u otras personas ajenas
a la profesión, quienes exponían diversas generalidades sobre moral, más guiadas a actuar por
obediencia que a crear profesionales capaces de tomar decisiones responsables e
independientes. El objetivo final de la enseñanza de la ética en Enfermería es formar un
profesional moralmente responsable, dotado de capacidad para tomar decisiones éticas en el
desempeño de su trabajo, que asuma como tarea esencial su desarrollo pleno como ser
humano (5).
Cabe destacar que la ética se encuentra inmersa en aspectos prácticos, como la toma de
decisiones vitales para el mantenimiento de la calidad de vida de las personas, el
comportamiento y trato empático con los usuarios, el adecuado manejo de situaciones
estresantes y la atención de sus necesidades (2, 3). Por ello es importante desde la formación
educativa universitaria, orientar a descubrir y asumir el propio sentido de la vida, así como,
desarrollar al máximo todas sus potencialidades de crecimiento en forma armónica y moderada
49. Para ello se requiere de profesorado con la habilidad de usar adecuadamente las
situaciones concretas para hacer ver a los alumnos los valores involucrados, los problemas
existentes y como aplicar los principios éticos en las alternativas respuestas ante un problema
concreto. Requiere de actitudes ético- morales hacia el alumno (actitud de aceptación y
respeto, actitud de empatía, orientación al alumno, afecto y estima, así como expectativas
positivas hacia los alumnos) y hacia la profesión docente (vocación docente, actitud de
investigación, actitud de apertura al cambio, actitud de trabajar en equipo) (8, 10).
Cada vez más, hoy en día, está presente la necesidad de que los profesionales del sector de la
salud, entre ellos, Enfermería, apliquen en sus actividades diarias los principios éticos para la
toma de decisiones que, irremediablemente, afectaran de una u otra forma los sentimientos y
necesidades de las personas.
Por otro lado, la bioética es una disciplina relativamente joven de la filosofía, perteneciente al
campo de la ética, con apenas 20 años de existencia, pero sin embargo, con gran aplicación
hoy en día. Surge a partir del código de Nuremberg, aproximadamente en los años 80, que se
introduce como ciencia en Europa. Los principios de la bioética, en la Enfermería tienen como
fin la satisfacción de las necesidades humanas y todos aquellos aspectos que les afecten en
cualquier etapa de la vida (7). Como parte del proceso formativo, sugiere la responsabilidad de
proporcionar elementos y desarrollar las competencias necesarias para llevar a cabo
verdaderos juicios éticos, que permitan al estudiantado y a los nuevos profesionales, encontrar
la causa real de los problemas éticos y su solución. Su enseñanza fuera del contexto sanitario e
instituciones hospitalarias, incluye a todos aquellos estudiantes y profesionales que tienen
alguna relación con el sector salud, como pueda ser ambiente, economía, política, etc,
brindando la posibilidad de una intervención holística, integral, teniendo en cuenta los
determinantes de la salud y permitiendo finalmente romper paradigmas de desigualdad (10).
Conclusiones
Enfermería es la profesión que más contacto mantiene con el paciente, proporcionando todo
tipo de cuidados. Por ello es muy importante la formación desde la universidad en diversos
valores (como prudencia, honradez, paciencia, empatía) que le permita actuar bajo unos
criterios éticos y morales, que le permitan ofrecer la mejor atención de salud, en cualquier
circunstancia que se encuentre la persona.
La primera función que se podría aplicar sobre la ética profesional podría ser, en este mismo
orden de ideas, ayudar al alumno a descubrir el sentido de la vida en cada uno de sus actos, de
sus relaciones con los demás y más importante en su profesión.
El gran reto profesional para hacer frente a la realidad existente que afecta el cuidado de
Enfermería, es impulsar todos los cambios necesarios para proteger la calidad ética, científica y
técnica del cuidado.
Bibliografía
1. Contreras S. El acto de Enfermería, entre prudencia y arte. Algunas reflexiones sobre la
ética del cuidado. Enfermería Global, 2013; 32.
2. Leiva Díaz V, Villalobos Núñez B. implementación de la bioética en la enseñanza de
Enfermería. Rev Enfermería Actual en Costa Rica, 2014: 27.
3. Garzón Alarcón N. Ética profesional y teorías de Enfermería. Aquichan, 2005: 5 (1).
4. Durán de Villalobos MM. La ciencia, la ética y el arte de Enfermería a partir del
conocimiento personal. Aquichan, 2005; 5: 1.
5. Restrepo Arzayús L. la enseñanza de la ética en Enfermería. Aquichan, 2001; 1.
6. Rubelia Arias de Ospina M. La investigación en Enfermería desde lo ético y lo bioético.
Cultura del Cuidado Enfermería, 2011: Nª Extra 1. XX Coloquio Nacional de Investigación
en Enfermería, Pereira, Junio 2 y 3 de 2011.
7. Castillo Espinosa J, Díaz Castillo A, Gort Barranco L, Cabrera Acosta MF. Ética y bioética
en el desempeño de la Enfermería. Revista de Ciencias Médicas de la Habana, 2010; 16:
2.
8. González Escobar R. Reflexiones sobre la formación ética en Enfermería. Medellín, 1993:
11 (1).
9. Ablanedo Suárez JM. Ética, confidencialidad y Enfermería. Mi historia, ¿la historia de
todos? RqR Enfermería Comunitaria, 2015: 3 (3).
10. Leiva Díaz V. ¿Por qué enseñar bioética social y de salud pública en Enfermería? Revista
Enfermería Actual en Costa Rica, 2009; 17.
Los practicantes de la enfermería deben conocer la Bioética, para dar una calidad de atención a los
pacientes y brindar un cuidado de humanismo, como premisa fundamental en su trabajo.
Es una carrera de la ciencia de la salud que permite la observación y la asistencia del individuo,
durante esa etapa de enfermedad. Está orientada a ayudar y cuidar la existencia del ser humano.
Constituye un arte y una ciencia que considera al paciente de forma integral.
Se cree transcendental que los enfermeros desarrollen y conozcan el carácter ético, para dar el
mejor trato diario al enfermo y a su entorno familiar.
Esto debido a que la salud no es solamente para tratar el aspecto físico, si no el emocional, en lo
cultural, sino que involucra todo el aspecto social.
Otra teórica que nos da el carácter de esencia de esta profesión es Virginia Henderson. Nos define
“La Enfermería debe dar todo el apoyo al ser humano en un estado saludable o aquel que
presente alguna enfermedad”. Aquí es importante decir, que entre su característica no es solo
tratar al enfermo, sino a todas aquellas personas que estén completamente sanas. También tiene
la habilidad de dar promoción a la salud, para disminuir los riesgos desde el aspecto preventivo.
Ida Jean Orlando nos habla sobre “la administración de la ayuda del paciente pudiera precisarse
para cubrir sus necesidades”. La Enfermería debe entenderse como tal en la atención integral y
holística.
Servir al ser humano, fomentando la salud, mediante la enseñanza y los cuidados que requiere el
paciente.
Imaginar formas innovadoras y válidas para ayudar al paciente, considerando los mejores
resultados, en la condición circunstancial del usuario en cualquier centro asistencial.
Generar un ambiente agradable, con un entorno que promueva un desarrollo beneficioso a todos
los involucrados.
El contrapunto de esta situación como disciplina ética, nace debido al desarrollo de las nuevas
tecnologías. Surgidos en lo concerniente para los progresos asistenciales en la salud, los elevados
precios, el perfeccionamiento de la genética, las discusiones sobre las acciones para llevar a cabo
en la etapa terminal de la existencia, etc.
Estos cambios actuales generan dificultad en las decisiones; por ello es necesario dotar de
conocimientos a los profesionales, para que puedan extraer del conflicto los valores en juego y,
decidir sobre si es o no adecuado para la persona y su entorno más próximo.
Los practicantes de esta área profesional deben tener claro y regirse por los cuatro Principios de la
Bioética.
Debe estar claro en la No Maleficencia, no hacerle daño al paciente, respetando la integridad física
y psicológica del ser humano.
La Justicia, se ha encargado en que el individuo busque la equidad de justicia para su práctica, sin
una acción externa e interna al instante de que tenga que tomar una decisión. Tanto así, que es la
enfermera la mayor promotora de este principio, para los cuidados del individuo que requiere los
sistemas de salud.
La gravedad,
la edad,
el género del paciente,
la formación o el estado cultural,
las creencias y las costumbres,
la ausencia de los familiares,
el estado de inconsciencia del paciente
Estas situaciones difíciles ponen en apuros al practicante de esta profesión, quien con estas
circunstancias tiene frente así este dilema ético del cuidado.
Valoración,
realización de diagnósticos,
planear y ejecutar las intervenciones,
evaluar la situación.
Realizar de manera organizada la delimitación del problema del paciente, mediante una
valoración integral.
El Código de Ética, es primordial, para ir identificando cual es la actuación correcta hacia
el ser humano.
Identificar las posibles opciones de cuidado sobre la cual se tomará las futuras
decisiones.
Buscar la solución de los inconvenientes y dificultades sin olvidar la opinión del paciente
y los familiares.
La interacción del personal de salud, para ir resolviendo las dificultades presentadas.
Muchas veces no solamente es los problemas presentados, sino que son la inquietud, la
preocupación, la angustia que vive el ser humano dentro de una institución hospitalaria.
Tratar de elegir en el dilema ético que es lo correcto y lo incorrecto, eligiendo las
situaciones correctas, pero con distintas perspectivas, tomando una decisión de carácter
moral.
Generar el mayor bienestar al paciente mediante la actuación profesional.
Debe tener la capacidad de reconocer con rapidez el dilema, analizarlo, argumentarlo y
actuar en consecuencia y, desde este punto se debe valorar el actuar siempre
considerando el paradigma de la Enfermería, que incluye conceptos como paciente,
entorno, bienestar hacia la persona.
La responsabilidad de cumplir con más horas de trabajo conforme a lo que establezca la ley, trae
como consecuencia el cansancio físico, situación que puede afectar y ocasionar errores humanos.
Falta de Capacitación:
Administración de fármacos:
“Es importante que analicemos que como seres humanos podemos cometer errores, pero que es
inhumano no tratar en lo mejor de lo posible al paciente. Evitar al 100 % poner en riesgo la vida
de todos aquellos, que sin pensarlo ponen su existencia en las manos de un experto en los temas
sanitarios, con la fe y la expectativa de que son ellos quienes les ayudaran a recuperarla”.
Como consecuencia de su instrucción educativa y profesional debe tener los mejores y más
significativos valores morales y sociales de la humanidad. Comprometiéndose en dar el mejor trato
de dignidad e igualdad, para otorgarle una convivencia adecuada durante su permanencia en el
servicio asistencial, así como el de su etapa de recuperación y futura existencia.
Este código determina esos designios Bioéticos fundamentales como son los valores y los
compromisos que debe tener el practicante de la profesión. El enfermero(a) tiene que tener la
conciencia de establecer un ámbito estable y legitimo en pro de la colectividad.
“El objetivo de la ética pretende, respetar y cuidar la vida, los derechos y valores de cada ser
humano. Entregando un cuidado leal y honesto a cada uno”.
La ética y valores son principios ineludibles que deben caracterizar a los profesionales de la
enfermería, lo cual exige respeto, dignidad a la vida, calidad, eficiencia, beneficencia, veracidad y
justicia hacia el paciente a quien se le otorgan los cuidados hospitalarios, destacó Analí León
Morales, alumna del octavo semestre de la Facultad de Enfermería de la Universidad Veracruzana
(UV).
Por ello, éste es el momento para preguntarse cuáles son los valores y ética que se requieren para
alcanzar este objetivo.
Son nuestros padres, dijo, los primeros en forjar esos valores y ética que nosotros vamos a
desarrollar. Por ejemplo, la integridad es un valor que debe estar presente en cada persona y
comunidad hospitalaria, así como una comunicación respetuosa basada en el diálogo participativo,
en la cual el paciente y la familia expresen con libertad y confianza sus necesidades y expectativas
de cuidado.
“De esta manera también obtendremos ese principio ético fundamental que es la calidad, importante
para prestar ayuda eficiente y efectiva al enfermo y a su familia.”
Asimismo, debe haber continuidad para asegurar que se brinden a la persona y a la comunidad los
cuidados sin interrupción, a fin de mantener su salud.
Otro valor es la justicia, que implica equidad no sólo de género, sino que el profesional no debe
distinguir rangos económicos y sociales en el paciente. “Para los individuos, es la ausencia de
discriminación por diferentes motivos e igualdad de oportunidades para todos”.
Analí León añadió que el cuidado de la salud se refiere a la máxima igualdad en la distribución de
los recursos asistenciales y las oportunidades de recibir cuidados y tratamiento. Mientras que
autonomía, significa respetar a las personas como individuos libres y tener en cuenta sus decisiones.
“Si tengo respeto y protección hacia mi paciente, puedo tener esa autonomía como profesional.”
En la enfermera o el enfermero, la moral es necesaria para cumplir con el fin primordial de servir al
bien común, mejorar la salud del pueblo y prolongar la vida del hombre.
“También, como profesionales de la enfermería, es importante tener una visión y misión que nos
llevará a siempre buscar el bien y no el mal, y procurar la salud de los pacientes.”
Entre los valores profesionales citó los siguientes: compromiso firme con el servicio; creencia en la
dignidad y mérito de cada persona; compromiso con la educación, no sólo quedarse con la
licenciatura o técnica sino buscar una especialidad; autonomía profesional y creer que es un líder de
enfermería.
Otras normas morales son: profesión, vocación, disciplina, atención al paciente y protección de su
individualidad.
Autores:
Johnny Vladimir Riofrío Arboleda 1, Humberto Elizalde Ordóñez 2, Meri Isabel Ordóñez
Sigcho3, Karen Guadalupe Toledo Gaona4
4
Licenciada en Enfermería, Universidad Técnica Particular de Loja /Loja, Ecuador.
RESUMEN
Introducción: La ética define una parte del ser humano incluyendo sus valores, por medio
de la cual se establece juicio y discernimiento, que fortalece la formación del profesional
de enfermería. Objetivo: Conocer cómo es el proceso de enseñanza-aprendizaje de la
ética en la formación del profesional de enfermería. Materiales y métodos: Revisión
bibliográfica de tipo integradora el cual busca conocer el proceso de enseñanza-
aprendizaje de la ética en la formación del profesional de enfermería, se identificaron 5
artículos publicados de enero 2010 a enero 2020. Resultados: Las ideas principales que
dieron respuesta a la pregunta y el objetivo propuesto, determinando dos categorías: la
enseñanza de la ética en enfermería desde el Código de ética y la enseñanza de la ética
desde la práctica clínica. Discusión: El código de ética ayuda a los estudiantes a tener
una visión de respeto por la vida, protegiendo de cualquier daño al paciente, también la
enseñanza de la ética en base a las practicas clínicas realizadas por el estudiante aporta
más a sus conocimientos ya que desarrolla sus competencias éticas. Conclusión: La
enseñanza-aprendizaje de la ética en la formación académica de los estudiantes de
enfermería contribuye fundamentalmente en el desarrollo personal de cada persona.
PALABRAS CLAVE
SUMMARY
Introduction: Ethics defines a part of the human being including his or her values, through
which judgment and discernment are established, which strengthens the training of the
nursing professional. Objective: To learn about the teaching-learning process of ethics in
the training of nursing professionals. Materials and methods: A bibliographic review of an
integrative type which seeks to know the teaching-learning process of ethics in the
formation of the nursing professional, 5 articules were identified and published from
January 2010 to January 2020. Results: The main ideas that answered the question and
the proposed objective, determining two categories: teaching ethics in nursing from the
Code of Ethics and teaching ethics from clinical practice. Discusión: The code of ethics
helps the students to have a vision of respect for life, protecting the patient from any harm,
also the teaching of ethics based on the clinical practices carried out by the student
contributes more to their knowledge since it develops their ethical
competencies. Conclusion: The teaching-learning of ethics in the academic formation of
nursing students contributes fundamentally to the personal development of each person.
KEYWORDS
INTRODUCCIÓN
La ética define una parte del ser humano incluyendo sus valores, por medio de la cual se
establece juicio y discernimiento, no pudiendo renunciar a ellos porque son muy
importantes; por otro lado los principios morales son diferentes a la ética de cada
individuo, puesto que lo moral es el conjunto de valores, normas y costumbres que se
forman con la práctica social, reflejando la experiencia de muchas generaciones, mientras
que la ética está vinculada con la personalidad de los seres humanos, por su
comportamiento ético al momento de actuar y en el contacto diario con las personas. (1)
La evolución de enfermería a través de los años ha llevado a que esta profesión sea cada
vez más compleja y la responsabilidad sea mayor entre los profesionales que la
ejercen. (2) Por lo que los requerimientos éticos de los profesionales de enfermería son
mayores con esta evolución en la práctica, y ahí la formación del profesional juega un
papel importante en la enseñanza de los aspectos éticos de la profesión.
La formación del profesional de enfermería va adquiriendo una sólida formación con los
fundamentos teóricos-prácticos, humanísticos y éticos, los cuales permiten que el futuro
profesional de enfermería pueda desempeñarse con calidad y conciencia profesional; por
otra parte, el actuar ético se sustenta en códigos de ética, los cuales establecen los
principios éticos, morales y éticos del actuar de la profesión, exigiendo una excelencia en
los estándares de actuación dentro de su práctica profesional (3).
“Existe un código de ética que se constituye en un instrumento eficaz para aplicar las
reglas generales de la ética al trabajo profesional enfermero y permite la protección y
respeto no solamente de las personas objeto de cuidado, sino también de los
profesionales de enfermería”. (4)
MATERIALES Y METODOS
Este artículo presenta los resultados de una revisión bibliográfica de tipo integradora, el
cual busca conocer como es el proceso de enseñanza-aprendizaje de la ética en la
formación del profesional de enfermeria; dentro de esta búsqueda se realizó una síntesis
de datos e información de artículos científicos, que dieran respuesta a la siguiente
pregunta de investigación ¿cómo es el proceso de enseñanza-aprendizaje de la ética en la
formación del profesional de enfermería?
Se obtuvo un total de 790 artículos en cuatro bases de datos, de allí 450 fueron excluidos
después de la revisión del título, de 340 artículos incluidos para la revisión del resumen,
posterior a esta, fueron 150 artículos, quedando 190 artículos para su revisión completa,
en esta etapa, se encontraron 30 artículos duplicados entre las diferentes bases de datos.
Finalmente, después de hacer revisión final, se elaboró una matriz de datos en la cual se
resumen los aspectos más importantes de cada artículo, quedando un total de 5 artículos
para ser incluidos en la presente revisión sistemática. (ver imagen 1)
RESULTADOS
Se encontró un total de cinco artículos, todos en idioma de español, de los cuales dos son
de Ecuador, uno de México, uno de Cuba y uno de España; se comprenden de un periodo
de publicación del 2015 al 2017.
En el diseño encontramos que su metodología fue una revisión bibliográfica, dos estudio
analítico sintético, uno con metodología mixta (cuantitativo y cualitativo) y otro con
metodología analítica crítica y reflexiva, pero todos con metodología cualitativa; por lo que
para el análisis de los mismo y la interpretación de resultados, se realizó el análisis de
ideas centrales con base a los resultados, se leyó completamente cada uno de estos y se
realizó el respectivo análisis, sacando los resultados e ideas principales que dieran
respuesta a la pregunta y el objetivo propuesto, con lo que se pudo determinar dos
categorías: la enseñanza de la ética en enfermeria desde el Código de ética y la
enseñanza de la ética desde el practica clínica. A continuación, los presentamos.
Esta categoría se identifica en Blasco et al (5), Yépez (6) y Acero (7); la idea principal radica en
que la enseñanza de la ética profesional en los estudiantes de licenciatura en enfermería,
deben guiarse según el código de ética que les ayuda a incorporar los valores desde una
perspectiva humanista.
Blasco et al (5), determinan que la enseñanza del código de ética a los estudiantes de
enfermería ayuda para aplicar el valor del respeto hacia todas las personas sin distinción
de raza, sexo, color de piel o por su condición económica, brindado los cuidados de forma
universal enfocado siempre en la rehabilitación de los pacientes.
Acero (7), establece que el Código de ética se pone a conocimiento para ser utilizado luego
como herramienta en la toma de decisiones, con la finalidad de actuar correctamente en
los servicios de enfermeria. Por lo que su importancia radica en la enseñanza de este
desde los primeros semestres, para tener conocimiento del actuar ético de enfermeria
antes de ir a la práctica y así la toma de decisiones, la resolución de conflictos, etc. sea
correcta, utilizando de herramienta el Código de ética.
Esta categoría se logra identificar en los resultados de Mora (1) y García (3), la idea principal
de esta categoría radica en que parte de la enseñanza de la ética en enfermería se lleva a
cabos desde la práctica clínica, y el docente o el enfermero que supervisa debe actuar
éticamente para que su actuar sea visto y aprendido por el estudiante.
Yépez (6) une las dos categorías, ya que habla del actuar ético del docente que instruye en
la práctica clínica y su actuar sea acorde a Código de ética enseñado, pues una de las
diferentes maneras de aprender es viendo el ejemplo.
(Ver tabla 2)
DISCUSIÓN
CONCLUSIÓN
Ver anexo
REFERENCIAS:
1. Mora GL. Ethical and bioethical principles applied to the quality of nursing care. Rev Cub
Oftal. 2015;28(2):228-233.
2. Losa Iglesias ME, Becerro de Bengoa Vallejo R. Nurse attitudes in relation to health care
ethics and legal regulations for nursing. Acta Bioeth. 2014;20(2):255–64.
3. García Moyano L. La ética del cuidado y su aplicación en la profesión enfermera. Acta
Bioeth. 2015;21(2):311–7.
4. Parra DI, Rey de Cruz N, Amaya Díaz HC, Cárdenas MV, Arboleda de Pérez LB, Corredor
Jurado Y, et al. Percepción de las enfermeras sobre la aplicación del código deontológico de
enfermería en Colombia. Rev Cuid. 2016;7(2):1310. Blasco M, Ortiz S. Ética y valores en
Enfermería. Rev Enferm Inst Mex Seguro Soc [Internet]. 2016;24(2):145–9. Available from:
http://www.medigraphic.com/pdfs/enfermeriaimss/eim-2016/eim162l.pdf
5. Yépez EC, Merizalde JB. Actitudes éticas de los estudiantes de enfermería en su práctica
hospitalaria. 2016;41(1):145–50.
6. Previa T, Obtenci LA, Enfermer TDELDE, Gabriel HL, Abigail D, Llor A, et al. Universidad
técnica del norte facultad ciencias de la salud carrera de enfermería. 2017; Quiala M.
Enfermería, formación en valores. Bioetica 2013; 13 (1): 20-25
7. Castro M, Simian D. La Enfermería Y La Investigación. Rev Médica Clínica Las Condes
[Internet]. 2018;29(3):301–10. Available from: https://doi.org/10.1016/j.rmclc.2018.04.007
8. Cárdenas Díaz M, Sogi Uematsu C. Enseñanza de la ética en las escuelas de medicina
peruanas: un estudio de sílabos. An la Fac Med. 2013;74(2):107.
9. Tey A, Ruth T, Baños V, Martín MM. Competencias para el aprendi-zaje ético en
estudiantes uni-versitarios de enfermería y pe-dagogía. Competencies for ethical lear-ning in
university students of nursing and pedagogy. 2014;12(1):337–52.
dex de Enfermería
versión On-line ISSN 1699-5988versión impresa ISSN 1132-1296
Index Enferm vol.15 no.52-53 Granada 2006
TEORIZACIONES
RESUMEN
ABSTRACT
This paper analyses changes happened in the nursing practice and its historical causes. From
an informal activity nursing became a university career, despite the modernization,
decentralization and privatization process and even the unification of the social security and
health services, as happened in Brazil. In several countries nursing started to self-regulate
educational and professional practice. In this process, it is needed to consider ethical
parameters in health care not only toward the isolated individual, but also to social subject and
community groups. New challenges as the issue of therapeutical utilization of human embryo,
clonation, artificial fecundation, disthanasia and other polemical themes need to be analyzed
and discussed by experts and people, having in mind the ethical principles. To build up the
aimed future for nursing profession, nurse-leaders need to envision and dare as well as having
much tenacity to attain the desired goals.
Introducción
Según Wright y Garzon1 es importante tener presente la naturaleza y características sui géneris
de la enfermería: la composición predominantemente de mujeres, la estructura ocupacional
muy estratificada, compuesta por un nivel profesional pequeño y un amplio estrato de personal
auxiliar con diversos grados de preparación técnica o vocacional y la práctica del
adiestramiento en servicio. De esta forma, el proceso de profesionalización de la enfermería en
los países de América Latina y del Caribe se caracteriza por tres tendencias:
Como ha referido Martha Lucia Gutiérrez2, en la mayoría de los países de América Latina, las
reformas de los sistemas de salud, los cambios estatales y las medidas de ajuste económico,
de impacto negativo en algunos sectores, han puesto de manifiesto cambios positivos en
ciertos perfiles de salud simultáneamente con una creciente profundización de la pobreza y la
inequidad social. Por causa de estos fenómenos y aunque parezca contradictorio, dentro del
movimiento de privatización en salud, modernización del estado y ampliación de mercados
surge una gran preocupación por el desarrollo social y la búsqueda de mecanismos para
lograrlo, ya que el riesgo de polarización entre ricos y pobres se agudiza.
En este orden de ideas todos los planes de salud y las políticas gubernamentales dan un puesto
privilegiado a la participación ciudadana como una forma de ejercer un derecho y como un
camino para acercarse a una verdadera democracia. En esta concepción los profesionales de la
salud, como tales y como ciudadanos, tienen un papel vital en la meta de hacer posible la vida
digna para la mayoría de la población y avanzar hacia el desarrollo con equidad2. En este
camino de voluntades integradas, de acciones conjuntas y de desarrollo más armónico, la
enfermería es un actor social situado ante un nuevo escenario y nuevas realidades, pero
también, ante un conjunto de exigencias entre las cuales no es menor la necesidad de trabajar
por la participación social para el desarrollo de la salud.
Siempre existió en los países latino-americanos una tendencia que consideraba como exclusiva
del Estado las áreas de salud, educación y bienestar4. Sin embargo, cada día se ve más la
necesidad de hacer alianzas solidarias o convenios con el sector privado, que sin duda, tiene
más agilidad y puede dinamizar el desarrollo social, a través del apoyo a las investigaciones y
publicaciones, promoviendo proyectos, dando asesorías, facilitando medios (sea con
donaciones o importaciones de equipos) fortaleciendo la capacidad institucional o desarrollando
programas innovadores. La reforma de la seguridad social ha rediseñado por primera vez la
prestación de servicios de salud en los países y da cabida a la contratación privada que recibe
el pago “per capita” o unidad por cabeza/persona (UPC). Las instituciones prestadoras de
servicios de salud prestan servicios a los afiliados de las empresas promotoras de salud a las
cuales están adscritas. Son clínicas, laboratorios, médicos y profesionales de salud organizados
en grupos, asociativos o individualmente inscritos. Se puede deducir las múltiples posibilidades
que tienen los profesionales de enfermería de ser contratados como profesionales
independientes cuando están debidamente organizados5. La privatización, por tanto, puede ser
favorable al ejercicio independiente de la enfermería para profesionales con capacidad para
manejarse en varios contextos sociales y de realizar una acción colegiada para el desarrollo de
su práctica. Durana y Artunduaga6 describen dos empresas privadas de enfermería: Cuidado
en Casa Ltda y Apoyar Salud SA. En Brasil ya existen muchas organizaciones privadas de
servicios domiciliarios llamados, también, home care, con enfermeras empresarias que
mantienen a muchos empleados, incluso médicos, farmacéuticos, enfermeros y personal
auxiliar.
Ética en enfermería
La ética, como juicio crítico de valores, necesita reunir ciertas condiciones, en nombre de la
libertad. Valores no son meras palabras, valores sin acción correspondiente no pasan de
slogans, pues valores son razones por las cuales vivimos, causas que defendemos, o por las
cuales luchamos. Uno de estos valores para la enfermería son los cuidados, la esencia misma
de la profesión. ¿Cómo ha evolucionado el ethos de la enfermería a lo largo de la historia y cuál
sería el ethos del futuro que está siendo preparado? Ethos7 es una palabra griega, que puede
significar costumbre o carácter, y comprende los comportamientos que caracterizan a una
cultura, un grupo profesional, mientras hace uso de algunos valores y de una escala de valores.
Así se puede hablar en ethos del abogado, del médico, del enfermero. Ethos incluye la tradición
y la experiencia comunes de un grupo, basada en una jerarquía de valores, así como las
direcciones de una profesión o de una clase social.
Por lo tanto, ethos puede ser definido como un conjunto de valores que una determinada
profesión tiene y lo presenta a la sociedad, siendo así reconocida y merecedora de su
confianza. El ethos no es fijo ni inmóvil. Él evoluciona con la propia profesión y con las
influencias del medio; por ejemplo, las influencias filosóficas, religiosas, sociales, económicas,
políticas y jurídicas son determinantes para la definición del ethos. A lo largo de la historia,
podemos constatar la existencia de tres tipos de ethos que se desarrollaron conforme tales
influencias: el ethos altruístico o altruista, el ethos agápico y el ethos filantrópico 8.
El ethos altruístico o altruista está en el origen de toda la atención y cuidado dispensado por la
enfermería, desde la época de las comunidades primitivas hasta las civilizaciones antiguas y al
mundo greco-romano. Su característica principal era la amistad o el amor al ser humano, a la
humanidad; el altruismo traducido en las formas de conducta que revelaban compasión,
respecto y honestidad. El fundamento del ethos altruístico es la beneficencia. Según este
principio, hacer el bien, no causar daño, cuidar de la salud y favorecer la calidad de vida
constituye las máximas del ethos de la beneficencia.
El ethos agápico (del griego ágape, amor) fue el ethos de la enfermería en la cristiandad
antigua y en la Edad Media. La novedad de este ethos fue ir más allá de la filantropía, del
altruismo y de la beneficencia pagana. Esto porque, a pesar de aquellos valores, no raramente
se excluían determinados segmentos, como extranjeros, esclavos, pobres, deficientes, mayores
de edad, entre otros. Los diáconos, las diaconizas y después las ordenes religiosas practicaban
la enfermería para todos, movidos por la figura del buen samaritano, haciendo de su trabajo
una obra de misericordia y estableciendo condiciones igualitarias de tratamiento y valorización
terapéutica y moral de la convivencia con el dolor.
Además de eso, la profesionalización hizo que la enfermería buscase, como otras profesiones,
expresar su ethos a través de códigos de ética, llevando en cuenta las Convenciones de
Ginebra, de la Cruz Roja, la Declaración Universal de los Derechos Humanos, resoluciones de la
Organización Mundial de la Salud, de la Organización Internacional del Trabajo y del Código de
Ética del Consejo Internacional de Enfermeras (CIE). Este Código fue adoptado por el Consejo
de Representantes Nacionales (CRN) por primera vez en 1953, en Brasil, y el actual Código fue
aprobado en 1973, en la ciudad de México y corroborado en 1987 por el CRN de Nueva
Zelanda. Esta organización internacional de enfermería define el ethos de la enfermería como la
promoción y la recuperación de la salud, la prevención de enfermedades y el alivio del
sufrimiento. El CIE considera que la necesidad de los cuidados de enfermería es universal y que
el respeto a la vida, la dignidad y los derechos del ser humano son condiciones esenciales de la
enfermería. Por esto, la enfermería no hace distinción ninguna fundada en consideraciones de
nacionalidad, raza, color, edad, credo religioso, opción política o condición económico-social.
2. Autonomía: principio ético que propugna la libertad individual que cada uno tiene para
determinar sus propias acciones, de acuerdo con su elección. Respetar a las personas como
individuos autónomos significa reconocer sus decisiones, tomadas de acuerdo con sus valores y
convicciones personales. Uno de los problemas en la aplicación del principio de autonomía en
los cuidados de enfermería, es que el paciente puede presentar diferentes niveles de capacidad
de tomar una decisión autónoma, dependiendo de sus limitaciones internas (aptitud mental,
nivel de conciencia, edad o condición de salud) o externas (ambiente hospitalario,
disponibilidad de recursos existentes, cantidad de información prestada para la toma de una
decisión fundamentada, entre otras).
3. Justicia: una vez determinados los modos de practicar la beneficencia, el enfermero necesita
preocuparse por la manera de distribuir estos beneficios o recursos entre sus pacientes como la
disposición de su tiempo y atención entre los diversos pacientes de acuerdo a las necesidades
que se presentan. Justicia es el principio de ser equitativo o justo, o sea, igualdad de trato
entre los iguales y trato diferenciado entre los desiguales, de acuerdo con la necesidad
individual. Esto significa que las personas que tienen necesidades de salud iguales deben recibir
igual cantidad y calidad de servicios y recursos. Y las personas, con necesidades mayores que
otras, deben recibir más servicios que otros de acuerdo con la correspondiente necesidad. El
principio de justicia está íntimamente relacionado a los principios de fidelidad y veracidad.
5. Veracidad: principio ético de decir siempre la verdad, no mentir y ni engañar a los pacientes.
En muchas culturas la veracidad ha sido considerada como base para el establecimiento y
manutención de la confianza entre los individuos. Un ejemplo de variación cultural sería sobre
la cantidad de información a ser prestada en relación al diagnóstico y tratamiento. Así, puede
ser difícil elaborar un formulario para obtener el consentimiento del paciente, a quien no se le
ha comunicado su diagnóstico. El profesional debe evaluar la importancia que tiene para el
participante conocer su diagnóstico con relación al tratamiento o cuidado pretendido.
Además de los códigos de ética de enfermería, existen también las leyes del ejercicio
profesional o las reglamentaciones de enfermería.
La toma de decisiones éticas del enfermero está basada en conocimientos empíricos y otros
oriundos de su historia familiar. La ética en el proceso de decisión es el elemento central que
viene fundamentando la práctica de salud desde que su naturaleza y complejidad han
cambiando drásticamente con el avance de la tecnología, el progreso científico, las limitaciones
económicas y la elevación de las expectativas de la clientela. En general, la decisión ética final
es tomada en base a posturas éticas personales. La toma de una decisión ética depende de la
sensibilidad ética y del raciocinio moral. La sensibilidad ética del enfermero sufre la influencia
de la cultura, religión, educación y experiencias personales. El raciocinio moral es la habilidad
de reconocer y determinar lo que debe ser hecho, o no, en una situación particular. Se trata de
un proceso cognitivo en que cada uno determina la acción éticamente defendible para resolver
un conflicto de valores. El estudio de los códigos de ética, patrones prácticos de conducta ética,
así como los principios éticos y la formación de valores ayudaron al enfermero a desarrollar su
sensibilidad ética y la capacidad para el raciocinio moral e integrar esas cualidades como
habilidades para la resolución de problemas7.
El valor constituye un carácter o una cualidad atribuida a una persona o cosa. Los valores
pueden ser fácilmente identificados en la vida diaria de cada persona, a través de su lenguaje,
actitud y patrón de comportamiento. Los valores pueden ser personales, culturales y
profesionales. Los valores personales son creencias y actitudes de un individuo, sobre las
cuales se basan su conducta, en general, y su visión de los hechos. Los valores culturales están
relacionados con la cultura nativa de su grupo familiar o social. Esos valores afectan las
creencias personales relacionadas con la salud, la enfermedad y la conducta que sería
moralmente requerida en la prestación de un cuidado de salud. Todas las culturas valorizan la
salud, sin embargo, los medios de promoverla o alcanzarla varían de una cultura a otra. Por
ejemplo, en las culturas orientales, la edad puede ser más valorizada que la educación formal.
Muchas veces, los valores culturales están vinculados a las creencias religiosas del grupo. Los
valores profesionales son atributos generales relacionados con el grupo profesional. Esos
valores, en la enfermería, están insertados en el código de ética y en el ejercicio de la
profesión. Son enseñados a partir de las escuelas de enfermería y los profesionales van
incorporando gradualmente los valores profesionales a su propio sistema personal de creencias.
Eventualmente puede ocurrir un conflicto entre los valores personales o culturales del
enfermero con los valores profesionales, o entre los valores del cliente/paciente y los del
profesional de enfermería, o sea, entre los derechos del paciente y los deberes profesionales.
En ese caso, las directrices ético-profesionales incluidas en un código de ética deben ser
suficientes para dirimir la cuestión, teniendo siempre en mente que los valores personales,
religiosos o culturales del enfermero no pueden ser ubicados por encima de los derechos del
paciente. Cabe todavía enfatizar que el enfermero debe estar siempre preparado para defender
y proteger los derechos del paciente, asumiendo integralmente la responsabilidad legal y
profesional para con él, así como cooperar, en el sentido de participar activamente con los
demás miembros del equipo de salud y de enfermería para la prestación de atención al
paciente con calidad.
Los términos ética y deontología (estudio de los deberes) vienen siendo substituidos por
bioética (etimológicamente, ética de la vida) o ciencia del sobrevivir, basada en la alianza del
saber biológico con los valores humanos o éticos, o de la cultura científica biológica con la
cultura clásica de las ciencias humanas o éticas. En la historia del Occidente el nombre más
conocido en la ética médica es, sin duda, el del médico griego Hipócrates, del siglo V a C,
considerado el autor del famoso Juramento que lleva su nombre. Durand10 refiere que su
preámbulo y la conclusión tienen una connotación religiosa, con invocación de los dioses, pero
el Juramento en sí contiene dos partes: el enganchamiento formal en que los estudiantes
reconocen sus deberes y el código de ética que prescribe que se trabaje en favor de los
pacientes y se evite todo mal y toda injusticia. En el comienzo era como un ideal a ser
alcanzado y sólo vino a adquirir autoridad, mucho más tarde, cuando la enseñanza de la
medicina fue estructurada a partir de la Escuela de Salerno, en el año 750, y el cristianismo lo
incorporó a su práctica, y también cuando la profesión médica se organizó.
Con relación a la enseñanza de enfermería, tal como fue preconizado por Florencia Nightingale,
hubo influencia profunda en las primeras alumnas con su propia ética personal, que también
tenía fuerte marca religiosa. Partiendo de las exigencias preconizadas por Florencia para la
práctica profesional, un grupo de enfermeras, liderado por Lystra E. Gretter, redactó en 1893 el
juramento de Florencia, traducido para todos los idiomas y hasta hoy usado en las fiestas de
final de curso por las escuelas de enfermería.
Así, la ética médica y la ética de enfermería serían campos distintos del conocimiento nacidos,
respectivamente, de la práctica de la medicina y de la práctica de la enfermería. La bioética
tiene como base la razón y juicio moral más que una corriente filosófica o religiosa. Aún
utilizando principios y valores tradicionales, se buscan soluciones nuevas para problemas
emergentes como la clonación de seres vivos, experiencias para alterar el genoma humano o
influir en el código genético, además de otros traídos por la ingeniería genética. Bankowski &
Levine11 refieren que al contrario de la ética médica con su modelo médico, la bioética es
interdisciplinaria, reflejando la realidad de que las decisiones médicas no pueden tener más
como base exclusivamente la ciencia médica. Así, la bioética incorpora una dimensión
relacionada con la justicia y los derechos humanos, respeto por la dignidad humana, autonomía
individual y respeto por las comunidades, como una necesidad de proteger la vida humana
frente a descubrimientos e innovaciones científicas y tecnológicas y el respeto a la vida. Estos
aspectos involucran las consideraciones y análisis críticas de las situaciones que los avances de
las ciencias biomédicas han presentado.
Como último punto dentro de la ética en enfermería, debemos considerar las investigaciones
que involucran a seres humanos. La discusión sobre ética en la investigación con seres
humanos volvió a la merecida evidencia con la presión por más investigaciones relacionadas
con HIV/AIDS en una época en que los mecanismos de protección para los sujetos de la
investigación ya estaban establecidos en países industrializados, donde las personas en general
tienen mejor educación y, por esto, conocen mejor sus derechos como ciudadanos 12. Muchos
proyectos que no serían aprobados en tales países empezaron a ser desviados para los
vulnerables (o personas susceptibles a sufrir daños) de países en desarrollo. Investigaciones no
éticas alcanzaron su máximo auge durante la 2ª Guerra Mundial cuando los experimentos
abominables fueron realizados contra la voluntad de los prisioneros. Cosas absurdas
perpetradas por los nazis motivaron la creación del Tribunal de Guerra norte-americano donde
surgió el Código de Nuremberg, en 1947, a partir del cual fueron elaboradas las normas y
reglas actuales para investigaciones que involucren a seres humanos. La presión ocurría en
relación con el acceso a cuidados médicos y el uso de placebo, previstos en el texto de la
Declaración de Helsinki, aprobada en 1964 y sucesivamente alterada hasta la última versión
aprobada en el año 2000, en Edimburgo. Esta nueva redacción afirma que “al final del estudio,
todos los pacientes participantes deben tener asegurado el acceso a los mejores métodos
comprobados profiláctica, diagnóstica y terapéuticamente identificados por el estudio” y que
“los beneficios, riesgos, dificultades y efectividad de un nuevo método deben ser probados
comparándolos con los mejores métodos profilácticos, diagnósticos y terapéuticos actuales”.
Más que todo, es importante recordar que el camino para hacer avanzar la profesión se
encuentra en la investigación sobre el quehacer de enfermería, en la búsqueda de la excelencia
en la ciencia de enfermería y en la ciencia de la práctica de enfermería13, siguiendo siempre los
principios de la ética profesional y respetando los derechos del paciente.
Bibliografía
1. Wright MGM, Garzón Alarcón N. Análisis crítico holístico de los programas de posgrado en
enfermería en América Latina. Enfermería en las Américas. Publicación científica n. 571.
Organización Panamericana de la Salud, Washington DC, 1999. Pp.229-44. [ Links ]
2. Gutiérrez ML. La participación social para el desarrollo de la salud. Un compromiso para la
enfermería. Enfermería en las Américas. Publicación científica n. 571. Organización
Panamericana de la Salud, Washington DC, 1999. Pp. 13-26. [ Links ]
3. Llorca B, García Villoslada R, Leturia P, Montalbán FJ. Historia de la Iglesia católica, tomo II,
Madrid, Graficas Nebrija, Biblioteca de Autores Cristianos, 1953. [ Links ]
9. Fry ST. Ethics in nursing research – a guide to ethical decision making. Geneva,
International Council of Nurses, 1994. [ Links ]
10. Durand G. Introdução geral à bioética – história, conceitos e instrumentos. Trad. por
Nicolas N Campanário, de Introduction générale à la bioethique. Ed Loyola, São Camilo, São
Paulo, 2003. [ Links ]
11. Bankowski Z, Levine RJ. A decade of the CIOMS programme, health policy, ethics and
human values – an international dialogue. In: Bankowski Z, Bryant JH, ed, Poverty,
vulnerability and the value of human life – a global agenda for bioethics. Council of
International Organizations for Medical Science (CIOMS), Geneva, 1994. Pp. 13-
25. [ Links ]
12. Grecco DB. Poder e injustiça na pesquisa envolvendo seres humanos. In: Garrafa V, e
Pessini L (org) Bioética: poder e injustiça. Sociedade Brasileira de Bioética, Edições Loyola, São
Paulo, 2003. Pp. 257-69. [ Links ]
13. Hinsahw AS. Priorities in Nursing Science in the United States. In Hamrin E, Lorensen M
(ed). Nordic Symposium: perspectives on priorities in nursing science. [ Links ]
ARTÍCULO DE REVISIÓN
RESUMEN
Introduction: along their evolution like science, one of the problems of the nurse has resided
in understanding the ontological foundations of the care and their theoretical components to
give a coherent and consistent sense to the nurse like a human science.
Objective: describe the qualitative elements that are presented among Jean's Watson theory:
Philosophy and Science of the attendance and the emotional intelligence.
Methods: for the making of this article the theoretical method was used, of the principle that
the conceptual groups that occupy us are rational and, therefore, analyzable from the logical
thought, for what the achievement of the proposed objective was consummated specifically by
theoretical, inductive-deductive methods the historical-logical one, of analysis-synthesis and
systemic-structural-functional. The search for the making of this article was carried out in the
following databases: Medline - Lilacs - Library of the Collaboration Cochrane. The 10 factors are
analyzed that compose Jean's Watson theory and their linking with the emotional intelligence.
In summary, each one of these factors has a component dynamic phenomenological related
with people to those that are offered the cares.
Conclusions: each of the items listed in the Theory of Jean Watson and emotional intelligence
to be contextualized, implies the presence of a thoughtful, systematic, controlled and critical
process of the object, based on the scientific method that always respond to search, analyze
and solve the problems in the lives of men. Each of these factors has a phenomenological
dynamic component related to the people who are providing care.
INTRODUCCIÓN
Argumentos como los anteriores son reafirmados por teóricas de enfermería como Jean
Watson, que refirió: el objetivo de la enfermería consiste en facilitar la consecución por la
persona de un mayor grado de armonía entre mente, cuerpo y alma, que engendre procesos de
autoconocimiento, respeto a uno mismo, autocuración y autocuidados. 2 Watson sostiene que
este objetivo se alcanza a través del proceso de asistencia de persona a persona y de las
transacciones que dicho proceso genera.
El presente artículo tiene el objetivo de describir los elementos cualitativos que se presentan
entre la teoría de Jean Watson: Filosofía y Ciencia de la asistencia y la inteligencia emocional.
MÉTODOS
Se partió del principio de que los conjuntos conceptuales que ocupan son racionales y, por
tanto, analizables desde el pensamiento lógico, por lo que el logro del objetivo propuesto se
consumó por métodos teóricos, inductivo-deductivos, específicamente los histórico-lógico, de
análisis-síntesis y sistémico-estructural-funcional.
DESARROLLO
En 1990, dos psicólogos norteamericanos, el Dr. Peter Salovey y el Dr. John Mayer, acuñaron
un término cuya fama era difícil de imaginar. Ese término es “inteligencia emocional”, que no
es más que la habilidad para manejar los sentimientos y emociones propios y de los demás, de
discriminar entre ellos y utilizar esta información para guiar el pensamiento y la acción. 3
Con el término inteligencia emocional Daniel Goleman (1996, 1998) llamó la atención hacia los
componentes no cognitivos que influyen en el alto desempeño en la dirección. 4
Tomando como referencia la propuesta de Kérouac y cols., por ser una de las más
fundamentadas, planteada a partir de las bases filosóficas y científicas de cuatro conceptos
centrales para la enfermería: cuidado, persona, salud y entorno.5
La teoría de Jean Watson pertenece a la Escuela del Caring (cuidado). Las teóricas de esta
escuela creen que las enfermeras pueden mejorar la calidad de los cuidados a las personas si
se abren a dimensiones tales como la espiritualidad y la cultura e integran los conocimientos
vinculados a estas dimensiones.
Tomando partido por el criterio que la teoría de Jean Watson se centra en el cuidado e intenta
responder ¿cómo las enfermeras hacen lo que hacen?, J. Watson se orienta hacia lo existencial,
fenomenológico y espiritual, se inspira en la Metafísica, las Humanidades, el Arte y la
Antropología.
Margaret Jean Watson , nació en los Estados Unidos de Norteamérica en 1940, es Licenciada en
Enfermería con una Maestría de Enfermería en Salud Mental y Psiquiatría, y posteriormente
realiza un Doctorado en Psicología de la Educación y Consejería. En 1979, Watson publica su
primer libro: Enfermería: The philosophy and science of caring (La filosofía y ciencia de los
cuidados), en el que expone su teoría, la que en sus palabras: “emergió desde mi inquietud por
otorgar un nuevo significado y dignidad al mundo de la enfermería y al cuidado de los
pacientes”.6
Por lo que se asume que; Jean Watson8 sustenta su trabajo en desarrollar una base moral y
filosófica significativa en la labor del personal de enfermería, su teoría del ejercicio profesional
de la enfermería se basa en los 10 factores asistenciales. Los tres primeros son factores
interdependientes que ofrecen una base filosófica a la ciencia de la asistencia, el primero de
ellos hace mención a la formulación de un sistema de valores humanos altruistas; este factor
puede definirse como la satisfacción que se recibe al prestar ayuda, al realizar el trabajo con
calidad y que el paciente esté satisfecho de la labor.
Es sabido que de la nada no puede surgir nada y que lo nuevo solo puede surgir de
determinadas premisas implícitas en lo viejo. Dejar a un lado el pasado es algo ingenuo e
irreal. El cultivo de la sensibilidad ante uno mismo y los demás es el tercer factor mencionado
por Jean Watson, resulta vital para el personal de enfermería no fusionar emociones negativas
de su vida privada o de trabajo con la atención de salud que le brinda al paciente, para lograr
lo anterior es imprescindible que este personal adquiera la habilidad de evaluar y manejar sus
reacciones emocionales identificando las maneras adecuadas de expresarlas.19-22
Solo quién sabe por qué se siente, cómo se siente; puede manejar sus emociones, moderarlas
y ordenarlas de manera consciente. Las personas con adecuada conciencia emocional conocen
sus valores, metas y se guían por ellos, han desarrollado la capacidad de comunicación y
escucha, respeto por las creencias del otro. Lo anterior sustenta el cuarto factor de la teoría
de Jean Watson, al incentivar el desarrollo de una relación de ayuda – confianza. El desarrollo
de una relación ayuda –confianza entre enfermera y paciente promueve y acepta la expresión
de sentimientos positivos y negativos e implica congruencia, empatía, afecto no posesivo y una
comunicación eficaz.
El octavo factor de la teoría de Jean Watson a analizar, es que este personal debe reconocer la
influencia que tiene el entorno interno y externo en la salud y la enfermedad de las personas.
Hacer una autovaloración realista, es un elemento imprescindible para un buen desarrollo de
este indicador. Conocer nuestras fortalezas y debilidades, tener una visión clara de lo que se
necesita mejorar y estar abiertos a nuevas experiencias se hace imprescindible para el
desarrollo profesional.
Como decimo factor, Jean Watson convoca a el fomento de las fuerzas existenciales –
fenomenológicas, se traduce en que no basta la excelencia académica o intelectual, ni la
capacidad técnica, se necesitan otras habilidades como la iniciativa, el optimismo, la
flexibilidad, la adaptabilidad, la comunicación y las relaciones interpersonales para comprender
el fenómeno en cuestión.
En pocas palabras, confianza en uno mismo, valentía que proviene del conocimiento certero de
nuestras capacidades, valores y metas. La gestión del cuidado en forma oportuna, segura y
satisfactoria lleva implícito el imperativo ético de conservar claridad en los pensamientos y no
cometer ninguna violación que influya de manera negativa en la atención al paciente.
La investigación científica como actividad que tiene como objetivo la creación del cuerpo de
conocimientos y los métodos de la ciencia, es copartícipe de las transformaciones y
modificaciones que en el seno de la sociedad se suscitan.
Se toma como referente la definición ofrecida por Watson, 1996: La meta del cuidado
transpersonal es restaurar la armonía entre la mente-cuerpo y alma en su totalidad. En los
contextos profesionales, el cuidado se construye en ocasiones específicas o momentos, cuando
enfermera y persona experimentan el proceso intersubjetivo de compromiso y armonía.
Proceso en el cual las emociones siempre están presentes.
Conclusiones
Cada uno de los elementos que se relacionan, en la teoría de Jean Watson y la inteligencia
emocional al ser contextualizado, implica la presencia de un proceso reflexivo, sistemático,
controlado y crítico de su objeto, basado en el método científico, que responda siempre a la
búsqueda, planteamiento y solución de los problemas surgidos en la vida de los hombres. Cada
uno de estos factores tiene un componente fenomenológico dinámico relacionado con las
personas a las que se les brindan los cuidados.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1. Alonso Coello P, Ezquerro Rodríguez O, Fargues García I, García Alamino JM, Marzo Castillejo
M, Navarra Llorens M, et al. Material didáctico de apoyo para profesionales de Enfermería.
Madrid-España: DAE; 2004 [citado 24 Abr 2015]. Disponible
en: www.efamiliarycomunitaria.fcm.unc.edu.ar/libros/evidencia.PDF
3. Watson J. Caring science and the next decade of holistic healing: Transforming self and
system from the inside out. Beginnings Spring. 2010 [citado 19 Nov 2014];30(2):[aprox. 11
p.]. Disponible en: http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1046/j.1365 2648.2002.02112.x/pdf
4. Clarke PN, Watson J, Brewer BB. From theory to practice: caring science according to
Watson and Brewer. Nurs Sci Q. 2009 [citado 19 Nov 2014];22(4):[aprox. 10 p.]. Disponible
en: http://nsq.sagepub.com/content/22/4/339.refs
5. Watson J. Social justice and human caring: A model of caring science as a hopeful paradigm
for moral justice for humanity. Creat Nurs. 2008;14(2):54-61.
6. Cowling WR 3rd, Smith MC, Watson J. The power of wholeness, consciousness, and caring a
dialogue on nursing science, art, and healing. ANS Adv Nurs Sci. 2008 Ene-Mar[citado 19 Nov
2014];31(1):[aprox. 7 p.]. Disponible
en: http://journals.lww.com/advancesinnursingscience/pages/articleviewer.aspx?
year=2008&issue=01000&article=00013&type=abstract
7. Persky GJ, Nelson JW, Watson J, Bent K. Creating a profile of a nurse effective in caring.
Nurs Adm Q[Resumen]. 2008 [citado 19 Nov 2014];32(1):[aprox. 9 p.]. Disponible
en: http://journals.lww.com/naqjournal/pages/articleviewer.aspx?
year=2008&issue=01000&article=00005&type=abstract
8. Watson J. Theoretical questions and concerns: response from a Caring Science framework.
Nurs Sci Q. 2007 [citado 19 Nov 2014];20(1):[aprox. 13 p.]. Disponible
en: http://nsq.sagepub.com/content/20/1/13.refs
9. Hemsley MS, Glass N, Watson J. Taking the eagle's view: using Watson's conceptual model
to investigate the extraordinary and transformative experiences of nurse healers. Holist Nurs
Pract. 2006 [citado 19 Nov 2014];20(2):[aprox. 58 p.]. Disponible
en: http://journals.lww.com/hnpjournal/pages/articleviewer.aspx?
year=2006&issue=03000&article=00009&type=abstract
10. Watson J. Caring theory as an ethical guide to administrative and clinical practices. Nurs
Adm Q. 2006 Ene-Mar [citado 19 Nov 2014];30(1):[aprox. 4 p.]. Disponible
en: http://journals.lww.com/naqjournal/pages/articleviewer.aspx?
year=2006&issue=01000&article=00008&type=abstract
11. Watson J. What, may I ask is happening to nursing knowledge and professional practices?
What is nursing thinking at this turn in human history? J Clin Nurs. 2005 [citado 19 Nov
2014];14(8):[aprox. 10 p.]. Disponible en: http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/j.1365-
2702.2005.01256.x/pdf
12. Watson J. Caring for our future: an interview with Jean Watson. Interview by Carla
Mariano. Beginnings. 2005;25(3):12-4.
14. Watson J. Love and caring. Ethics of face and hand--an invitation to return to the heart and
soul of nursing and our deep humanity. Nurs Adm Q. 2003;27(3):197-202.
15. Watson J, Foster R. The Attending Nurse Caring Model: integrating theory, evidence and
advanced caring-healing therapeutics for transforming professional practice. J Clin Nurs.
2003;12(3):360-5.
17. Watson J, Smith MC. Caring science and the science of unitary human beings: a trans-
theoretical discourse for nursing knowledge development. J Adv Nurs. 2002 Mar [citado 19 Nov
2014];37(5):[aprox. 8 p.]. Disponible en: http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1046/j.1365-
2648.2002.02112.x/abstract
18. Watson MJ. Response to "Reconceptualizing nursing ethics. Sch Inq Nurs Pract.
1990;4(3):219-21.
19. Poblete-Troncoso Margarita del Carmen, Valenzuela-Suazo Sandra Verónica, Merino José
Manuel. Validación de dos escalas utilizadas en la medición del cuidado humano transpersonal
basadas en la Teoría de Jean Watson. Aquichán 2012 [citado 19 Nov 2014];12(1):[aprox. 6
p.]. Disponible en: http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1657-
59972012000100002&lng=en
20. Urra M Eugenia, Jana A Alejandra, García V Marcela. Algunos aspectos esenciales del
pensamiento de Jean Watson y su teoría de cuidados transpersonales. Cienc enferm. 2011
[citado 19 Nov 2014];17(3):[aprox. 12 p.]. Disponible en: http://www.scielo.cl/scielo.php?
script=sci_arttext&pid=S0717-95532011000300002&lng=es
21. Favero Luciane, Meier Marineli Joaquim, Lacerda Maria Ribeiro, Mazza Verônica de Azevedo,
Kalinowski Luísa Canestraro. Jean Watson's Theory of Human Caring: a decade of Brazilian
publications. Acta paul enferm. 2009 [citado 19 Nov 2014];22(2):[aprox. 13 p.]. Disponible
en: http://www.scielo.br/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0103-
21002009000200016&lng=en
22. Sandoval Pérez HP. Desarrollo emocional y autocontrol. 2012 [citado 24 Abr 2015].
Disponible en: cmece.com.mx/Imagenes/INVESTIGACIONES/Mtra.%20Hilda%20Patricia
%20Sandoval%20Perez/DESARROLLO%20EMOCIONAL%20Y%20AUTOCONTROL.docx
23. Socorro Guzmán Tello M. El cuidado humano en la formación del estudiante de enfermería
según la teoría de Jean Watson– chiclayo, Perú 2011 [tesis]. Chiclayo, Perú; 2013 [citado 19
Nov 2014]. Disponible en:http://tesis.usat.edu.pe/jspui/handle/123456789/217
24. Ayala Valenzuela R, Alvarado-Negrón C, Cuevas-Azócar J. La discriminación en el
aprendizaje del cuidado. Cienc enferm. 2010 [citado 19 Nov 2014];16(3):[aprox. 21 p.].
Disponible en: http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-
95532010000300010&lng=es
25. Erma Barrientos A, Campos C, Pérez R. Horizonte de enfermería 2004 [citado 19 Nov
2014]. Disponible en: www6.uc.cl/prontus_enfermeria/html/produccion/cienti/Archivos/H.
%20ENFERMERIA%2020042.pdf#page=11
RESUMEN
Introduction: Nursing is the science and art of caring for human beings. The ethical and
humanizing dimension of nursing and health care is becoming more important every day.
Objective: To systematize the ethical dimension of nursing care.
Methods: A systematic bibliographic review was carried out to develop a reflexive-critical
analysis of the content of documents, where books, original articles and review articles were
considered. The search strategy adopted was the use of keywords or descriptors, connected
through Boolean operators OR and AND. The key words used were enfermería [nursing],
cuidado [care] and ética [ ethics], being these identified through DECs or MeSH. Thus,
descriptive articles in Spanish and English were used for the search. The search was carried out
in the databases Medline/Pubmed, LILACS, and SciELO, in December 2017.
Conclusions: Nursing has an important ethical load; caring for the sick is its cornerstone
reason and closely linked to ethical principles whose absence would devalue ??the essence of
such a humane profession. There are no scenarios where nursing services are provided without
the ethical principles of goodness, autonomy, justice, responsibility, at the service of the best
care provided to the patient.
INTRODUCCIÓN
La enfermería ha sido definida como una profesión independiente que funciona de manera
autónoma, y que requiere de personas con capacidad de ayudar al individuo enfermo o sano a
realizar aquellas actividades que contribuyeran a la salud y la recuperación, o a una muerte en
paz; es una preocupación especial por la satisfacción de las necesidades del individuo, y una
actividad interactiva humana. Es un arte en el uso imaginativo y creativo del conjunto de
conocimientos al servicio del ser humano.2
La historia hoy día puede dar razones de la evolución de esta profesión, que se ha hecho
irreversible para convertirse en una profesión sin perder la originalidad de su esencia y objeto:
El cuidado.2
La dimensión ética y de humanización del cuidado de enfermería y de salud cobra cada día más
importancia, y al menos en América el mismo énfasis en la dimensión social y biológica del
cuidado. Los adelantos científicos y tecnológicos y los cambios socioeconómicos que influyen en
la problemática de salud, en la investigación, en los medios de diagnóstico y tratamiento, así
como en las condiciones del medio ambiente, plantean situaciones de bioética, cada vez más
complejas, que exigen el diálogo y acción interdisciplinaria para su estudio y decisión. La
enfermera como agente moral, como responsable del cuidado no puede sustraerse de este
diálogo interdisciplinario.3
El enfermero tiene responsabilidad ética y legal de sus acciones en el desempeño de los roles
profesionales que le competen.3
El presente estudio tiene como objetivo sistematizar la dimensión ética del cuidado de
enfermería.
METODOS
Se realizó una revisión bibliográfica sistemática para desarrollar un análisis crítico reflexivo del
contenido de documentos, donde se consideraron libros, artículos originales y de revisión.
Las palabras clave utilizadas fueron "enfermería," "cuidado" y "ética", siendo estas identificadas
a través de DECs o de MeSH. De esta forma, fueron utilizados para la búsqueda los artículos
referidos descriptores en idioma español e inglés. La búsqueda fue realizada en la base de
datos Medline/Pubmed, LILACS, SciELO durante diciembre de 2017.
Los criterios de inclusión para la selección de los artículos fueron: Artículos en español e inglés
disponibles en los portales de datos seleccionados que presentaban adherencia a la temática,
publicados entre 2006 y 2017 que presentaran de manera clara la metodología o referencial
teórico seleccionado. Los criterios de exclusión fueron las pesquisas que se encontraron
repetidas en las bases de datos, las cartas editoriales, los artículos publicados en idiomas no
seleccionados.
Tras la identificación de los estudios pre-seleccionados se llevó a cabo la lectura de los títulos
de las publicaciones, resumen y palabras clave, comprobando la pertinencia con el estudio,
debiendo estar adherido a la temática abordada.
DESARROLLO
"Cuidado" sería la palabra justa y apropiada para definir e interpretar el significado que
encierra la profesión enfermería4
Constituye y representa una profesión independiente, con disimiles funciones por cumplir
dentro de la amplia gama de profesiones de la salud, sin embargo una tarea única, la del
cuidado, su importante papel dentro de las ciencias de la salud, la ha distinguido entre las
demás, hasta el punto de llegarla a definir como la ciencia del cuidado humano. 5
Watson enfatiza que "el cuidado percibe los sentimientos del otro y reconoce su condición de
persona única" 8
Un artículo brasileño9 resalta que el modelo de enfermera propuesto por Nigthingale, a pesar de
que limitó la actividad al control de la medicina y de cierta manera a obedecer las órdenes
médicas, orientó su atención a la devoción al paciente y a su cuidado.
Una revista chilena10 alude sobre la gestión del cuidado, enmarcándolas a las acciones de
promoción, mantención y restablecimiento de la salud que son propias de la enfermería,
además de las que resultan del diagnóstico y tratamiento médico, y el deber de velar por la
administración correcta de los recursos de asistencia para el paciente.
Autores de un artículo titulado "La filosofía de Patricia Benner y la práctica clínica", destacan
otras de las definiciones: " Cuidado también se refiere a dedicación, cuyo comportamiento,
apariencia, formación moral e intelectual son de buen gusto (hablando de la persona), es la
atención, el comportamiento cauteloso, el fervor, la devoción dedicada a alguien o algo...".12
Tener presente los principios de la ética en el cuidado al paciente fortalece la relación entre el
enfermero y el paciente, de manera permanente en su accionar diario, haciéndose
responsables de los actos y técnicas de su profesión.15
Según un artículo publicado en el 2016 "La ética del cuidado, sustento de la bioética
enfermera",11 los autores insisten en saber diferenciar la ética del cuidado de la ética de los
cuidados, destacando que en el primer caso no es aconsejable apropiarse de una reflexión
universal sobre la necesidad de cuidado de las personas, que puede ser tomada por otras
ciencias como la filosofía o la ética. Sin embargo la ética de los cuidados, podría comportarse
de manera exclusiva a la enfermería, dotando a quien lo practica de un compromiso profesional
y moral, haciendo uso de normas que sugieran respeto, comprensión por personas con los
cuales no existen lazos consanguíneos, resalta además que la ética de los cuidados iría más allá
de norma y códigos, incluyendo el arte enfermero, el cuidado en sí.15
El enfermero es un ente moral, con un solo fin, el cuidado de las personas. Debe tener en
cuenta al aplicar el Proceso de Atención de Enfermería, una reflexión ética que le permita
comprobar su actuación en aras de satisfacer las necesidades de sus pacientes, evaluar y
respetar en cada persona, principios y valores morales como lo es la dignidad, autonomía,
privacidad.16
Es significativo destacar que en cualquier rol que desempeñe el (la) enfermero (a), en
cualquiera de sus funciones, está presente el arte de cuidar, no es infrecuente encontrarnos a
enfermeros que empañan tan digna profesión con actitudes cuestionables y que no honran la
carrera que escogieron para hacer el bien, tenemos que ser críticos ante tales indolencias,
denunciar aquellas acciones que desmoralizan la profesión de enfermería y sobre todo a sus
protagonistas.
De cualquier forma el cuidado ético no se puede ver desligado de la relación moral entre dos
personas. El personal de Enfermería en su quehacer diario honra el valor de los cuidados desde
una ética encaminada a respetar y dignificar a las personas que reciben la atención de salud,
no hay cuidados, sin que exista un compromiso en la relación entre el profesional enfermero y
el paciente.18
Ante dilemas éticos en su práctica diaria el enfermero/a está obligado a prepararse
competentemente y ofrecer el cuidado con una sensibilidad exquisita, con una ética
incuestionable, la toma de decisiones en ciertas circunstancias lo obliga a ampliar su capacidad
de razonamiento.
Los autores responsables de este mismo estudio son del criterio además, que ante el conflicto
ético, la solución está en asegurar el respeto a los principios morales, que determinarán
finalmente la correcta toma de decisiones. Lo más importante y sabio en casos como estos es
pensar en las consecuencias y el beneficio reportado al mayor número de personas si actuamos
como profesionales razonables, audaces y competentes.18
Es asombroso el ejemplo abordado en este artículo ante una situación que representa un
verdadero dilema y en el que un profesional capacitado, con fuertes principios éticos pueda
llagar a solucionar o determinar la decisión correcta sin violentar la ética del cuidado y se
refiere a las personas que padecen enfermedades como el SIDA, que se niegan partiendo de su
autonomía a revelar el secreto y precisan de la ayuda profesional para que esto se mantenga
en secreto, o sencillamente callar la verdad, ni el enfermero, ni ningún otro profesional de la
salud con consentimiento de lo que ocurre puede ser cómplice de este acto, la postura ética
debe estar dirigida a convencer, persuadir a la persona enferma voluntariamente a que tome la
mejor decisión, donde comunique a su pareja el problema que está enfrentando y así evite con
esta acción ponerla en riesgo su vida y la de muchos otros, con su silencio. 18
Cuando las decisiones de los pacientes no son compartidas por los cuidadores y la forma de
proceder de estos conduce al rechazo de procedimientos e intervenciones otorgando la
prioridad al paciente para hacer uso de su autonomía siempre que sea posible y con previa
consulta familiar, también genera dilemas éticos,19 criterio este con el que coinciden
plenamente las autoras de la investigación y añaden además, que son muchas las situaciones
que generan conflictos durante el ejercicio del cuidado, pero la conducta a seguir siempre
estará mediada, comprometida y será justa si llevamos consigo los principios éticos inherentes
a la profesión, sobre todo el de hacer el bien y la no maleficencia.
Tras una revisión de un trabajo publicado titulado "la ética y valores de enfermería" 25 en una
revista mexicana, se destacan aspectos que revelan curiosidad, al señalar en este contexto al
igual que en otros que en la realidad hospitalaria los pacientes solicitan que la enfermera sea
sensible a su dolor, sin embargo se observa que al paciente se le identifica por el número de
cama y en el enlace de turno, el paciente es objeto de revisión para que no haya ningún
pendiente.
En este artículo, sin dudas, se destaca como lamentablemente, la esencia del cuidado puede
llegar a ser sustituida por la gran tecnología, que "tras bastidor" pareciera ganarle a la ética y
los valores, según reflexiones con las que coinciden las autoras de esta revisión.
Se coincide con lo señalado, son más de uno los escenarios o servicios de salud cubanos,
donde estas experiencias se repiten día a día, no podemos darle la espalda a una situación con
que se convive a diario, es cierto que no es absoluta y que si bien nos encontramos con
profesionales que hacen del cuidado al enfermo nuestra razón de ser, existen muchos otros que
desvalorizan la profesión con actos tan poco éticos o peor, con falsas demostraciones de moral.
Ante todo debemos tener presente a quién cuidamos, esto no es más que tratar al individuo
como persona, colocarlos en el centro de nuestra atención.
Expone que uno de los problemas graves en nuestro cuidado es que en muchas ocasiones
tratamos a nuestros pacientes como patologías y no como personas. Nos referimos al de la
cama 8, al paciente de la diabetes descompensada, al…, sin darnos cuenta que es un ser
humano, y que ha de ser tratado como tal, con sus dolencias, con sus defectos, virtudes,
necesitado de la mano amiga, no como un instrumento a merced de ser manipulado por otros.
CONCLUSIONES
La enfermería posee una carga ética importante, el cuidado al enfermo constituye su razón de
ser, está íntimamente ligado a principios éticos que en su ausencia, desvaloriza la esencia de
tan humana profesión.
No hay escenarios donde se presten servicios de enfermería sin que los principios éticos de
beneficencia, autonomía, justicia, responsabilidad, estén al servicio del mejor cuidado brindado
al paciente.
Conflicto de intereses
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
2. García Moyano L. La ética del cuidado y su aplicación en la profesión enfermera. Acta bioeth.
2015 [citado 2018 Ene 19];21(2):311-7. Disponible en: https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?
script=sci_arttext&pid=S1726-569X2015000200017&lng=es. http://dx.doi.org/10.4067/S1726
-569X2015000200017.
4. Rockingham L. Ethical aspects of nurses' thought too fat to care'. Nurs Ethics. 2016 [citado
2018 Ene 2];23(1):117. Disponible en: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/?
term=ethical+aspects+of+nurses+thought+too+fat+to+care
6. Estefo Agüero S, Paravic Klijn T. Enfermería en el rol de gestora de los cuidados. Cienc.
enferm. 2010 [citado 2018 Ene 19];16(3):33-9. Disponible
en: https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-
95532010000300005&lng=es. http://dx.doi.org/10.4067/S0717-95532010000300005
8. Watson J. Nursing human science and human Care: A Theory of Nursing New York: National
League for Nursing; 1988.
9. Pedrosa Olga Rodrigo, Caïs Jordi, Monforte-Royo Cristina. Emergencia del modelo de
enfermería transmitido en las universidades españolas: una aproximación analítica a través de
la Teoría Fundamentada. Ciênc. Saúde coletiva. 2018 [citado 2018 Feb 20];23(1):41-50.
Disponible en: http://www.scielo.br/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1413-
81232018000100041&lng=en. http://dx.doi.org/10.1590/1413-81232018231.21132017
10. Milos Hurtado P, Bórquez Polloni B, Larrain Sundt Ana I. La "gestión del cuidado" en la
legislación chilena (II) Estado actual. Cienc. enferm. 2011 [citado 2018 Feb 20];17(3):23-33.
Disponible en: https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-
95532011000300003&lng=pt. http://dx.doi.org/10.4067/S0717-95532011000300003
11. Delgado Bravo AI, Naranjo Toro ME. El acto de cuidado de enfermería como
fundamentación del quehacer profesional e investigativo. av. enferm. 2015 [citado 2018 Feb.
15];33(3): 412-9. Disponible en: http://www.scielo.org.co/scielo.php?
script=sci_arttext&pid=S0121-45002015000300009&lng=pt. http://dx.doi.org/10.15446/av.en
ferm.v33n3.42015
12. Carrillo Algarra AJ, García Serrano L, Cárdenas Orjuela CM, Díaz Sánchez IR, Yabrudy
Wilches N. La filosofía de Patricia Benner y la práctica clínica. Enferm. glob. 2013 [citado 2018
Ene 20];12(32):346-61. Disponible en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?
script=sci_arttext&pid=S1695-61412013000400021&lng=es
13. Burgos Saelzer C B. El cuidado en Enfermería desde las perspectivas de la ética del cuidado
y del género. Investigación y Educación en Enfermería. 2013 [citado 2018 Feb 15];31(2):243-
51. Disponible en: http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0120-
53072013000200010&lng=en&tlng=es
15. García Moyano Loreto M, Pellicer García B, Arrazola Alberdi O. La ética del cuidado,
sustento de la bioética enfermera. Rev.latinoam.bioet. 2016 [citado 2018 Feb 16];16(1):72-9.
Disponible en: http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1657-
47022016000100005&lng=pt. http://dx.doi.org/10.18359/rlbi.1442
16. Brown CS, Finnell DS. Provisions of the Code of Ethics for Nurses: Interpretive Statements
for Transplant Nurses. Nephrol Nurs J. 2015 [citado 2018 Feb 19];42(1):37. Disponible
en: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/26290916
18. Villarreal Cantillo E, Visbal Illera G. Dilemas éticos. Salud, Barranquilla. 2013 [citado 2018
Feb 15];29(1):113-23. Disponible en: http://www.scielo.org.co/scielo.php?
script=sci_arttext&pid=S0120-55522013000100013&lng=en
19. Beltrán-Salazar Ó. Dilemas éticos en el cuidado enfermero. Index Enferm. 2011 [citado
2018 Feb. 15];20(1-2):36-40. Disponible en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?
script=sci_arttext&pid=S1132-12962011000100008&lng=pt.
http://dx.doi.org/10.4321/S1132-12962011000100008
20. García Mendiola J, Chi Gil G, Piñeiro Barreiro M, Callejas Sánchez N. Dilemas éticos y
bioéticos de la práctica pediátrica en la Atención Primaria de Salud. MediSur. 2010 [citado 2018
Feb 20];8(2):38-45. Disponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?
script=sci_arttext&pid=S1727-897X2010000200008&lng=es
21. Rebollo Rubio A, Pons Raventos MªE, Macías López MªJ, Cabrera Azaña S. Valoración de la
acogida de pacientes que inician terapia renal sustitutiva: nivel de satisfacción. Enferm Nefrol.
2015 [citado 2018 Feb 20];18(2):97-102. Disponible en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?
script=sci_arttext&pid=S2254-28842015000200004&lng=es.
http://dx.doi.org/10.4321/S2254-28842015000200004
22. Pérez Acuña Claudia, Riquelme Hernández Giselle, Scharager Goldenberg Judith, Armijo
Rodríguez Iván. Relación entre calidad de vida y representación de enfermedad en personas
con enfermedad renal crónica terminal en tratamiento con hemodiálisis. Enferm Nefrol. 2015
[citado 2018 Feb 20];18(2):89-96. Disponible en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?
script=sci_arttext&pid=S2254-28842015000200003&lng=es.
http://dx.doi.org/10.4321/S2254-28842015000200003
23. Ferro M, Molina Rodríguez L. La Bioética y sus principios. Acta Odontol Venez. 2009 [citado
2018 Ene 18];47(2):1-6. Disponible en: http://www.scielo.org.ve/scielo.php?
script=sci_arttext&pid=S0001-63652009000200029&lng=es&nrm=iso
24. Rosales Origuela J, Díaz Díaz J, Molina Ramírez B, Chávez Troya O. Ética en los cuidados de
enfermería a pacientes en tratamiento con hemodiálisis. Medisur. 2016 [citado 2018 Ene
18];14(5):512-5. Disponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1727-
897X2016000500006&lng=es
25. López Toledano M del C, Luque Cantarero I, Gómez López V E, Casas Cuesta R. Valoración
de las necesidades de cuidados del paciente durante la hemodiálisis y su relación con el grado
de dependencia. Enferm Nefrol. 2014 [citado 2018 Feb 15];17(4):283-90. Disponible
en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2254-
28842014000400007&lng=pt. http://dx.doi.org/10.4321/S2254-28842014000400007
26. Blasco-León M, Ortiz-Luis SR. Ética y valores en enfermería. Rev Enferm Inst Mex Seguro
Soc. 2016;24(2):145-9.
27. Espinosa Aranzales Á, Enríquez Guerrero C, Leiva Aranzalez F, López Arévalo M, Castañeda
Rodríguez L. Construcción colectiva de un concepto de cuidado humanizado en enfermería.
Cienc. enferm. 2015 [citado 2018 Feb 20];21(2):39-49. Disponible
en: http://dx.doi.org/10.4067/S0717-95532015000200005
28. Ariza Olarte C. La Excelencia del Cuidado: Un Reto para Enfermería. Rev Actual. Enferm.
2005 [citado 2018 Feb 15];8(1):6-7. Disponible
en: http://pesquisa.bvsalud.org/enfermagem/resource/es/lil-421034
29. Parra DI, Rey N, Amaya HC, Cárdenas MV, Arboleda LB, Corredor Y, et al. Percepción de las
enfermeras sobre la aplicación del código deontológico de enfermería en Colombia. Rev Cuid.
2016 [citado 2018 Ene 18];7(2):1310-7. Disponible
en: http://dx.doi.org/10.15649/cuidarte.v7i2.335
Recibido: 2018-01-23.
Aprobado: 2018-02-21.
Resumen
El tema se desarrolla desde la perspectiva de la responsabilidad ética en el
cuidado de enfermería. Es el resultado de una revisión bibliográfica, de la
experiencia de cuida-dora, de la mirada histórica sobre la realidad de
enfermería y de la convicción profunda sobre la profesión y su esencia: el
cuidado.
Cargando...
Abstract
The subject is approached from the viewpoint of the ethical responsibility in
nursing care, based on a bibliographic re-view, the personal nursing experience
of the author, the his-torical perspective of the nursing profession, and the pro-
found conviction of the essence of the profession: excellent care.
Introducción
Existe una diferencia cualitativa entre el ser humano y las otras entidades de la
realidad (anima-les y plantas), que es su trascendencia, su espíritu e
interioridad, su dignidad ontológica inherente a su condición de humanidad, por
esto, el ser huma-no debe ser considerado en sí mismo y no como medio. “El
concepto de dignidad se refleja en el respeto a la autonomía o a la libertad de
autodeterminación de los seres humanos según su proyecto de vida,
considerados fines en sí mismos”.(1) La tarea de cuidar, aun-que tiene algunas
afinidades con el cuidar a otras entidades de la naturaleza, tiene unos rasgos y
características especiales: lo ineludiblemente huma-no, la dignidad intrínseca
de su ser, que sólo un ser humano lo puede dispensar.
• El derecho que reclama una sociedad de una actuación ética, que se afirma y
realiza en la dimensión ética del acto de cuidado.
• La situación actual del país; enfermería debe ayudar a abrir un espacio para
un nuevo diálogo, demostrando que el cuidado de enferme-ría tiene una
dimensión renovadora y de esperanza.
Enfermera, MNS Nursing Science, Maestría Historia Docencia e Investigación. Magistrada Tribunal Departamental Ético
RESUMEN
El presente artículo analiza algunos aspectos relacionados con los valores y actitudes como elementos básicos en la formación del
profesional de enfermería, puesto que gran parte de la práctica de enfermería se relaciona con la fundamentación teórica y los
conocimientos técnicos y científicos; se dejan un poco de lado la formación humanística y la ética, que constituyen aspectos
esenciales para el desempeño de una profesión que se desarrolla a través de las relaciones humanas.
Por lo tanto, el conocimiento y la formación ética del profesional de enfermería deben fortalecerse durante sus etapas de formación,
tanto en el pregrado como en el postgrado, ya que el enfermero trabaja bajo la influencia de una escala de valores profesional y
personal cuando entra en relación con los pacientes, y en algunos momentos los valores del profesional de enfermería pueden entrar
en conflicto con los del paciente. De acuerdo con la American Association of Colleges of Nursing, que planteó algunos valores como
esenciales en la práctica de la enfermería profesional, se debería tener en cuenta que las actitudes y los valores en cuanto contenidos
educativos no comparten la misma estructura formal y material que los conceptos o principios identificados comúnmente como
contenidos instructivos o conocimientos, ya que son las convicciones básicas las que sirven de criterio para orientar la propia vida y
las disposiciones personales para hacer o dejar de hacer algo, preferir un curso u otro de acción, o estar dispuesto a comportarse de
una manera determinada. Por ello, es importante utilizar estrategias particulares para la enseñanza y la evaluación, fundamentadas en
métodos cualitativos.
PALABRAS CLAVE
ABSTRACT
This article analyzes some aspects related with values and attitudes as basic elements in the formation of nursing professionals,
because much of nursing practice is related with theoretic founding and technical and scientific knowledge; humanistic and ethical
formation, important aspects for the performance of the profession, developed through human relations, are set aside.
As a matter of fact, knowledge and ethical formation of nursing professionals must be strengthen during undergraduate and
postgraduate formation, due to the nurse patient relation influenced by a scale of professional and personal values, and sometimes the
professional values may be in conflict with the patient values. According to the American Association of Colleges of Nursing that
states some values as essential for professional nursing practice, it must be considered that the attitudes and values as educative
contents does not share the same formal and material structure as the concepts or principles commonly identified as instructive
contents or knowledge, because the basic convictions are the ones which serves as criteria to guide ones life and personal dispositions
to do something or to prefer one way to act. It is important to use particular strategies for teaching and evaluation, based on qualitative
methods.
KEY WORDS
“Bueno”, “malo”, “valores”, “significado”, el “debería ser...” son palabras que se utilizan para
describir el conocimiento moral de la enfermería. Gran parte de la práctica de enfermería se
relaciona con los conocimientos técnicos, es decir, con el aprendizaje de los motivos y los
métodos para realizar las técnicas necesarias. Sin embargo, los conocimientos científicos, la
fundamentación teórica y especialmente la formación humanística y ética son aspectos
esenciales para el desempeño de una profesión que se desarrolla a través de las relaciones
humanas.
Es importante que un profesional de enfermería aprenda, por ejemplo, la teoría y las técnicas apropiadas de reanimación
cardiopulmonar (RCP), pero de igual importancia para este caso son los conocimientos éticos que tenga, ya que estos le ayudarán a
saber cuándo y por qué debe realizarse la reanimación. También puede encontrarse con que algunos casos de reanimación entran en
conflicto con su escala personal de valores. Por lo tanto, el conocimiento y desarrollo ético del profesional de enfermería debe
fortalecerse durante sus etapas de formación, tanto en el pregrado como en el postgrado, ya que el enfermero trabaja bajo la influencia
de una escala de valores tanto profesional como personal cuando entra en relación con los pacientes y, a su vez, estos también tienen
su propia escala de valores. En algunos momentos, los valores del profesional de enfermería pueden entrar en conflicto con los del
paciente. En estos casos el primero deberá diseñar un plan de atención en el cual se brinde cuidado al paciente sin lesionar sus valores.
Una parte fundamental en la formación del profesional de enfermería debe orientarse hacia el conocimiento de sí mismo, con el objeto
de comprender mejor sus actitudes, sentimientos y comportamientos y cómo inciden estos en las relaciones profesionales. Una vez
que haya identificado los valores que motivan su comportamiento personal y profesional, le será más fácil ayudar a los pacientes a
determinar los valores personales que influyen en sus actitudes y comportamiento.
La comprensión de los valores personales y profesionales de uno mismo y los fundamentos éticos sobre los que se construye la
profesión de enfermería ayudan a la enfermera a enfrentarse a la angustia e incertidumbre morales, a los desafíos y a los dilemas
éticos que con frecuencia creciente influyen en la práctica de enfermería.
La American Association of Colleges of Nursing 1 planteó en 1986 los siguientes valores como esenciales en la práctica de la
enfermería profesional:
• La estética: La expresión personal armónica, el interés por las cosas amables, la habilidad e iniciativa creadoras.
• El altruismo: El interés por el bien ajeno, aun a costa del propio.
• La igualdad: La capacidad para identificarse con los demás, considerándolos semejantes con los mismos derechos.
• La libertad: La libre determinación de la capacidad de elección y selección que tiene un individuo y la cual, a su vez, presupone un
compromiso con sí mismo y con los demás.
• El respeto a la dignidad humana: Consideración, deferencia y atención en el trato hacia el otro, quien merece ser reconocido y
estimado.
• La justicia: Actitud moral o voluntad decidida a dar a cada uno lo que es suyo. Es la virtud de la equidad, medida, igualdad y orden.
• La verdad: Conjunto de principios en los que se supone ha de basarse no solo el comportamiento del ser humano sino su
comprensión del universo. Nitidez y claridad en juicios y razonamientos.
• La prudencia: Saber actuar con tacto, cautela, prevención y moderación. Discreción, guardar lo que pueda hacer daño a otro.
• La tolerancia: Consideración hacia la manera de ser, obrar y pensar de los demás, aunque sea contraria a la propia.
• La responsabilidad personal y profesional: Capacidad de sentirse obligado a dar una respuesta o cumplir un trabajo sin presión
externa alguna. Responder por los actos propios y de otros.
• El cuidado y la salud: Esmero y atención para fomentar, prevenir, evitar el deterioro y recuperar el estado óptimo que le permita al
individuo ejercer todas sus funciones.
Está bastante difundida la idea de que los valores y las actitudes son contenidos de enseñanza-aprendizaje que no son competencia
exclusiva de los docentes. Hay quienes piensan, con bastante sentido común, que el medio sociofamiliar en el que se desenvuelven
niños y adolescentes y los medios de comunicación audiovisual con los que ellos se relacionan constituyen las principales y más
poderosas fuentes de aprendizaje efectivo.
Algunos autores consideran que es poco importante evaluar los valores y actitudes y pretender su enseñanza, dado que, por lo general,
lo que de ellos se enseña en las instituciones educativas está en clara oposición con aquellos otros que están presentes en la sociedad:
¿Cómo educar en la solidaridad, la tolerancia y el diálogo cuando en nuestra vida cotidiana se dan continuas muestras de
comportamientos insolidarios, injustos o dogmáticos? Por esta vía de argumentación, tan real como desalentadora, fácilmente se
llegaría a convenir en la imposibilidad de enseñar y, por tanto, evaluar valores y actitudes en el marco educativo.
Sin negar que los valores y las actitudes se aprenden en distintos contextos sociales, familiares y escolares, constituye un
reduccionismo eludir la función educadora y también evaluadora de estos contenidos irremediablemente educativos dentro de la
institución escolar. Además, rechazar esta función es contribuir a que los alumnos se abandonen a toda suerte de valores y
contravalores, actitudes positivas y negativas. Sin la necesaria formación sistemática en unos valores y actitudes determinados, estaría
constantemente hipotecada su educación y, por tanto, el futuro de la sociedad.
Con bastante frecuencia se aplica la misma lógica de enseñanza de los conocimientos a los valores. Muchos profesionales de la
educación creen que estos son unos contenidos que se añaden a los ya tradicionales y que, por ello, deben continuar con la misma
forma de enseñarlos. Sin embargo, las actitudes y los valores en cuanto contenidos educativos no comparten la misma estructura
formal y material que los conceptos o principios identificados comúnmente como contenidos instructivos o conocimientos. Por ello,
deben utilizarse estrategias particulares para enseñarlos y evaluarlos, fundamentadas en métodos cualitativos.
Cuando se enseñan conocimientos de historia o de ciencias, fácilmente se percibe que el profesor expone ante sus alumnos un
conjunto de hechos, ideas o explicaciones para demostrar, con suficiente rigor, la verdad de lo expuesto. Además, aumentará su
validez si con ello cada alumno aprende del modo más correcto posible. Son, a fin de cuentas, conocimientos, bien de hechos o de
ideas, que se rigen por ciertas reglas lógicas y que, por lo común, discurren entrelazados. En los ámbitos del saber, especialmente los
relacionados con la ciencia, se comparte la convicción de que todo conocimiento humano es discursivo, es decir, solo puede ser
racional, y cuando este carece de razones, aquel otro no puede ser conocido y, por lo tanto, enseñado-aprendido y evaluado.
Si los conocimientos son un conjunto de saberes que están basados en razones de diversa índole, ordenados de forma sistemática y
pretenden alcanzar la verdad de los hechos, las actitudes y los valores se basan no en razones de orden intelectual, sino en el orden
del corazón, y justamente se exhiben en el sentimiento y la voluntad del hombre. A través de estas fuentes de conocimiento no
racional se puede conocer un ámbito peculiar de la realidad humana: las formas de interpretar, de estar y actuar en el mundo en que
se vive. Y estas formas son la manifestación más evidente de los valores y las actitudes de cada individuo. Son las convicciones
básicas, que sirven de criterio para orientar la propia vida, y las disposiciones personales para hacer o dejar de hacer algo, preferir un
curso u otro de acción, o estar dispuesto a comportarse de una manera determinada. Pero, como ya se analizó, es necesario atender las
vigencias sociales para establecer cuál es el contenido de los valores y las actitudes.
Lo que entendamos por valor determinará, en gran medida, cómo se enseña y se evalúa. Por esta razón, considero necesario, antes de
explicitar los modos de evaluación, aclarar brevemente cuál es el concepto de valor y delimitar, en sus rasgos más generales, cómo se
enseña.
El valor es, a la vez, una realidad objetiva y subjetiva. Por eso, los valores comparten una dualidad no separable: poseen una realidad
en sí valiosa (objetiva) y, simultáneamente, admiten interpretaciones variadas. De ahí que se pueda decir que la vida humana, espacio
donde se realizan los valores, exige la participación de todas las personas implicadas como elementos imprescindibles para aceptar
que el valor es algo real y también para crear nuevas perspectivas del mismo.
En educación debemos acentuar el carácter real de los valores. Estos no son objetos de la imaginación, ni ficciones que pertenecen al
mundo de lo ideal. Son realidades enraizadas en nuestra cultura, desde las que pensamos y actuamos. Solo puede ser tomado como
real un valor cuando, en educación, descubrimos que merece la pena esforzarse por ello en nuestra vida. Y con tal fin, el profesor
debe presentarlo como algo valioso, alejado de la vaguedad y de la fantasía.
Junto con el carácter real del valor debe resaltarse su doble faceta de inevitable y cotidiano. No hay persona sin valores. Por eso, no se
puede prescindir de ellos en tanto que constituyen claves de interpretación del hombre y de sus realizaciones concretas. Por otra parte,
con bastante frecuencia se los ha presentado ligados a grandes personajes o a proyectos de gran envergadura. De ahí que haya sido
normal otorgarles cierto carácter mítico, al relacionarlos con personas extraordinarias, excepcionales. Vista así, la enseñanza de los
valores ha carecido de la fuerza suficiente para que los individuos se apropien de ellos, por considerarlos propios de personalidades
con características poco comunes. Por eso, es preciso “desmitificar” el valor. Sin negar la importancia que tiene el uso de modelos
para su enseñanza, sería conveniente rescatar su carácter cercano, próximo o cotidiano. Los valores percibidos en la realidad más
cercana a uno mismo se vuelven más atractivos a nuestra sensibilidad estimativa.
Asimismo, la perspectiva teórica de la actitud en la que nos situemos determinará cómo entendemos su enseñanza y evaluación.
Las actitudes son disposiciones, relativamente estables, para comportarse de una determinada manera y en determinadas situaciones,
referentes a personas, objetos o acontecimientos. Pueden predecir la conducta y expresan, además, los distintos modos de situarse el
individuo ante los valores. Es decir, las actitudes se derivan de estos y dinamizan la conducta dándole fuerza y tensión, más que
dirección y sentido, que serían más propios del valor. Constituyen, por así decirlo, la vía operativa de plasmación de los valores en
una determinada conducta. En cuanto disposiciones relativamente estables al realizar determinadas conductas, las actitudes nos
permiten actuar frente a personas, objetos o situaciones concretas de un modo más fácil, oportuno, coherente y constante.
La educación en actitudes es una tarea no solo posible, deseable, sino también exigible, si se quiere educar realmente en una
dimensión tan importante del educando. Ante los rápidos y profundos cambios que continuamente se producen en nuestra sociedad,
así como ante la velocidad creciente con que los conocimientos se suceden unos a otros, el continuo avance científico y técnico, el
sentido cada vez más provisional de los saberes y la pluralidad de valoraciones que los seres humanos manifiestan en los asuntos
sociales justifican de algún modo el esfuerzo por una educación cuyo objetivo sea el facilitar a los alumnos disposiciones estables en
su conducta, que les permitan aprender a pensar, investigar, tomar decisiones, participar en asuntos públicos, etc. Si, en definitiva,
educamos personas para que sean capaces de ser protagonistas de su propio proceso de aprendizaje, el desafío de cada individuo es
lograr, mantener y asumir plenamente sus responsabilidades y compromisos, acrecentar su propia cultura y ejercer sus derechos, todo
ello ayudado por una educación permanente o recurrente a lo largo de toda la vida.
Cabe ahora preguntarse: ¿Cuáles son los criterios y los modos de evaluar los contenidos actitudinales? Si la evaluación implica definir
aquello que se pretende evaluar y la definición de valor y actitud ya ha sido abordada en el apartado anterior, ahora corresponde
centrarse en los criterios y metodologías que son apropiados para su adecuada evaluación.
Resulta aparentemente paradójico que en los currículos actuales se destaque como novedad importante la incorporación de los
contenidos actitudinales a la práctica educativa del aula, mientras que casi no se aportan criterios de evaluación a este respecto. Por el
contrario, hay abundancia de ellos para los contenidos conceptuales y algo menos para los procedimentales. ¿Por qué se ha producido
esta situación?
Félix Ortega, en su libro La profesión del maestro, explica que esto puede deberse a las siguientes razones:
1. Los valores y las actitudes, al no enseñarse como conocimientos, exigen ser reinterpretados a la luz de las normas, reglas y hábitos
que regulan la convivencia en el contexto en que se desenvuelven los alumnos.
2. Un mismo valor puede ser interpretado y manifestado de diversos modos, por lo que el profesorado deberá establecer una prioridad
estimativa que le permita determinar qué conductas o expresiones de valor se corresponden con las interpretaciones que son más
comúnmente aceptadas en la sociedad.
3. Existen multitud de actitudes hacia personas, objetos o situaciones. Los profesores, padres y otros agentes educadores, directamente
implicados en el proceso formativo del alumno, deberán establecer qué actitudes son objeto de enseñanza-aprendizaje para las
distintas etapas y ciclos educativos.
4. Deben seleccionarse aquellos valores y actitudes que estén orientados prioritariamente al desarrollo personal y humanizador de los
alumnos.
5. Deben atenderse las actitudes y los valores que gozan de mayor demanda y relevancia social.
6. Es preferible elegir aquellos valores y actitudes que constituyen el mínimo común denominador de todas las áreas curriculares
ampliamente compartido. Por ello, no tienen por qué ser abordados todos y cada uno de los valores y actitudes posibles en el currículo
escolar: se aconseja concentrar los esfuerzos en torno a un valor y a las actitudes necesarias para su consecución.
7. Existe cierta resistencia del profesorado a la adquisición de actitudes y valores como objetivos educativos, al considerar que ello
podría ser una injerencia indebida en la conciencia de los alumnos.
En cuanto a las metodologías para evaluar valores y actitudes, aún no contamos con los suficientes conocimientos pedagógicos para
poder hacerlo en la práctica escolar. En general, existen métodos, técnicas e instrumentos que proceden de otras áreas de investigación
(psicología social, antropología cultural, sociología, etc.), que si bien pueden ser aplicados en el aula, no son totalmente transferibles
al ámbito educativo, ni es dable considerarlos válidos en cualquier proceso de enseñanza-aprendizaje. Son muy escasos aún los
esfuerzos por desarrollar una evaluación netamente pedagógica de actitudes y valores para que esta sea más adecuada a la realidad
escolar.
Algunos métodos y técnicas de evaluación proceden de la investigación cualitativa. La observación sistemática, el análisis de las
producciones de los alumnos, los diarios de clase, los debates, entrevistas y asambleas son algunos de los instrumentos propuestos
para la evaluación de los contenidos actitudinales. Estos instrumentos requieren una preparación específica para su correcto uso e
interpretación, se necesita cierto tiempo adicional para la obtención de los datos objetivos y, en algunas técnicas, se emplean métodos
de análisis de cierta complejidad. Sin negar su validez para la evaluación de actitudes y valores, creo que se debe tratar de llegar, de
modo realista, a que puedan ser utilizados en las condiciones normales de enseñanza de los centros, sin sobrecargar un trabajo que lo
convertiría en irrealizable y sin la exigencia de conocimientos y técnicas muy especializados.
La información que proporcionan las técnicas de evaluación cualitativa es de gran importancia para encauzar de modo más
sistemático las intuiciones, evidencias y matices que el profesor va recogiendo de su trabajo diario como docente. Sin embargo, el
empleo de otras técnicas o instrumentos de evaluación que posibiliten la objetivación de la evaluación proporciona información más
contrastada, sistematizada y, por lo tanto, más objetiva que la sola información facilitada por las evidencias subjetivas del profesor.
No obstante, el uso de metodologías combinadas cualitativas y cuantitativas (observación del participante, experimentos de
laboratorio, experimentos de campo, encuestas, etc.) aporta información parcial para poder juzgar, de modo más completo y real, las
actitudes y los valores de los alumnos en el aula.
1
American College of Nursing. Essentials of College and University Education for Professional Nursing, Washington, D.C., 1986.
BIBLIOGRAFÍA
Alzate Piedrahíta, María Victoria. “La educación moral y los valores son también un ambiente de
desarrollo cognitivo y evolutivo”, revista Ciencias Humanas, vol. 4, N° 12, junio, 1997.
Arango Puerta, Gerardo. “Los valores en la educación superior en América Latina”, revista Orientaciones
Universitarias.
Camargo, Rafael A. Ética y educación: aportes a la polémica sobre los valores, Magisterio, 1994.
Garavito Rodríguez, Alberto. El lenguaje de los valores, Impresión Urbana Ltda., 1997.
López Rivera y colaboradores. Valores humanos con base en la convivencia social, Universidad de San
Buenaventura, Facultad de Educación, Santafé de Bogotá, D.C., 1996.
Mesa, José Alberto. “Crisis de valores en la educación. Hacia una nueva visión de la educación moral”,
revista Ciencias Humanas, vol. 2, N° 35, enero-junio de 1992.
Niño D., Jaime. Educación ética y valores humanos. Lineamientos curriculares, Ministerio de Educación
Nacional, Magisterio, 1998.
RESUMEN
1. Introducción
La acción de CUIDAR es tan antigua como el mundo. Y, probablemente, todos coincidamos en
que la historia de la enfermería, en buena parte, es la historia de los cuidados. Desde siempre,
las sociedades, en las distintas culturas, se han “cuidado” de una manera u otra y, en todo
caso, para adaptarse al medio y garantizar su supervivencia. Luego vendría la
profesionalización.
En ese contexto, todos los avances que se han producido en la medicina en los dos últimos
siglos –salvo alguna excepción-, han sido protagonizados por el hombre; quien, además, ha
propugnado un modelo del saber “médico” (con un lenguaje distinto al del vulgo) en el que no
había espacio para la mujer, que, al amparo de las concepciones morales de aquellos
tiempos, estaba relegada a tareas que el hombre no estaba dispuesto a asumir.
Por tanto, parece claro que se traslada al ámbito sanitario las relaciones de poder imperantes
en aquel momento en el ámbito social. Y se produce una jerarquización que ha perdurado a lo
largo del tiempo, que se hace evidente cuando se adoptan actitudes que tienen que ver con el
ejercicio de ese poder, por quienes ostentan la supuesta supremacía del conocimiento de las
ciencias de la salud. En definitiva, aún hoy persiste ese cultura del poder en nuestro Sistema
Nacional de Salud. Poder ejercido por hombres sobre una profesión eminentemente, e
históricamente, femenina.
Pero hasta la segunda mitad del siglo XX, no empiezan a aparecer teorías y modelos de
enfermería, que beben en las fuentes del conocimiento de las ciencias básicas, especialmente
en las ciencias del comportamiento. Así, en el ámbito de la Enfermería de Salud Mental,
Hildegard Peplau publica en 1952 “Relaciones interpersonales en Enfermería”, libro de
cabecera de cualquier enfermera que se precie. (2).
Estos cambios se hicieron evidentes cuando se estableció un nuevo marco legal que propicia
la Reforma Psiquiátrica en España. En este sentido, el artículo 20 de la Ley 14/86, de 25 de
abril, General de Sanidad, da la respuesta normativa fundamental al mandato constitucional
que consagra el derecho que tienen todos los ciudadanos a la protección de la salud. No
obstante, el documento que orienta ésta Ley y sirve de base para la Reforma es el Informe de
la Comisión Ministerial para la Reforma Psiquiátrica que se hizo público en abril de 1.985. Este
documento y aquélla Ley, constituyen el "Programa Marco" que teóricamente afecta a todos
por igual, pero que en la práctica cada Comunidad Autónoma ha desarrollado en "su"
momento y a "su" manera. (3)
Tanto es así, que existen Comunidades Autónomas como Extremadura y Baleares que no han
desarrollado un proceso de Reforma de las estructuras de atención a la salud mental. Otras
Comunidades, como por ejemplo: País Vasco, Valencia, Cataluña, tratan de compatibilizar
nuevas estructuras asistenciales con la permanencia de los hospitales psiquiátricos. Y otras
como Andalucía y Asturias, han optado por desarrollar plenamente el modelo de intervención
comunitario y considerar innecesarios los hospitales psiquiátricos como estructuras
asistenciales. Por tanto, aquí, se ha producido una ruptura de la estructura manicomial que
institucionaliza, en favor de una estructura comunitaria, conformada por equipos
interdisciplinarios que actúen de acuerdo con dicho modelo, caracterizado por:
-Buscar las fuentes y los factores de corrección de los trastornos mentales, en determinantes
socio-culturales de la conducta humana, además de los biológicos y psicológicos. (4)
Dicho de otro modo, se pretende trascender el modelo médico tradicional, enriqueciéndolo con
las aportaciones de lo que se entiende por ciencias de la conducta (Modelo Biopsicosocial).
De tal manera, que podríamos decir que existe un antes y un después de la Reforma –que
podríamos ubicar a principios de la década de los años 80-, aún cuando es difícil delimitarlo en
el tiempo; toda vez que estamos refiriéndonos a procesos dinámicos, que tienen una evolución
lenta y que, en su desarrollo, conviven formas y maneras de actuar de la antigua usanza con
las nuevas intervenciones.
Así, frente a una vieja Enfermería Psiquiátrica que se nos antoja caduca y acabada, que ha
estado anclada en el manicomio, que ha funcionado sólo para la contención, la custodia y el
direccionismo con los internados, que ha velado por las normas de la institución, que se ha
dedicado tan sólo a aplicación de tratamientos biológicos, que ha sido un poco de todo y nada
de ella misma, que ha estado olvidada y marginada del resto de la profesión y que,
probablemente, fue absorbida como tantas otras cosas por la "institución total" (Goffman) (5)
que es el manicomio; ha surgido una nueva Enfermería de Salud Mental y Psiquiátrica.
Hoy la enfermera de salud mental, en su quehacer cotidiano, con los nuevos conocimientos
enfermeros aprehendidos y habiendo modificados sus actitudes, afronta las necesidades de
cuidados que presentan los ciudadanos a lo que atiende. Y en su intervención practica
abordajes individuales, familiares y grupales, potencia la promoción y prevención de la salud
mental, ejerce en los diversos ámbitos del servicio de salud mental (unidades de
hospitalización, centros de salud mental comunitarios, recursos intermedios, etc.), diversifica
sus actividades y usa técnicas y métodos de Enfermería para personalizar, capacitar y
socializar al paciente psíquico, procurando su autonomía y su calidad de vida, y asume el
incremento de responsabilidades derivadas del ejercicio autónomo de su profesión. En
definitiva, se nombra y desea ser nombrada enfermera, en tanto que prestadora de cuidados
integrales a personas sanas y a las que padecen trastornos emocionales.
Por tanto, hay que poner de manifiesto que se ha producido una profunda transformación del
rol profesional y hoy podemos decir que existe una nueva Enfermería de Salud Mental, que se
caracteriza por ser un servicio humano, al que le guía la filosofía humanística, cuyo cometido
principal es la provisión de cuidados, mediante una relación interpersonal, destinados a
satisfacer la necesidades de salud y auto cuidados del individuo, familia y comunidad, en las
áreas de promoción, asistencia y rehabilitación de la salud mental.
La nueva Enfermería de Salud Mental –los profesionales que la ejercen- interactúa con otras
disciplinas en el espacio interdisciplinar que supone el trabajo en equipo. Pero también tiene
un espacio propio: la provisión de cuidados. Como dice Orem la enfermera actúa cuando un
individuo, familia o grupo no son capaces de satisfacer sus requisitos de auto cuidado, porque
no saben, no pueden o no quieren, y por tanto interviene enseñando, ayudando-colaborando,
supliendo. (6)
Hoy la atención enfermera es un servicio que el Sistema Nacional de Salud oferta a los
usuarios de los servicios sanitarios y por tanto ningún miembro del equipo de salud mental
está legitimado para impedir que cualquier ciudadano reciba las prestaciones que puede y
debe ofertar la enfermera.
Por otro parte, hoy la enfermera debe operar con un marco conceptual que le permita dar
respuestas profesionales a la necesidades de cuidados que se le planteen. Cuidados que son
las acciones intencionadas realizadas por personas concretas de un grupo social -las
enfermeras- para ayudar a otros que presentan déficit en sus auto cuidados. Por eso el
servicio enfermero es un servicio de ayuda. (6)
Por tanto, nos encontramos frente a una nueva realidad desde hace casi dos décadas, que
nos ha permitido la prestación de nuevos cuidados.
Y nos encontramos con la especificidad de cada uno de los dispositivos de atención a la salud
mental, lo que implica que la nueva enfermera de salud mental realice acciones concretas y
quehaceres asistenciales determinados; pero común a todos ellos podemos decir que cumple
funciones preventivas, asistenciales, terapéuticas y rehabilitadoras.
Ese ejercicio autónomo de la profesión, implica brindar a los usuarios de los servicios de salud
mental una atención integral. Y para poder proveer cuidados integrales y especializados
tenemos que:
-Aplicar un proceso de atención de enfermería individualizado al paciente, familia y/o grupo
social, en el contexto sociocultural de referencia.
-Efectuar seguimientos y valorar la evolución del paciente a través de contactos periódicos,
tanto en el domicilio del usuario como en el espacio de la consulta de enfermería.
-Promover la autonomía del paciente y su calidad de vida.
-Establecer una relación interpersonal enfermera-paciente que garantice un servicio
personalizado y posibilite la vinculación terapéutica del paciente y familia con el equipo de
salud mental.
-Detectar sintomatología prodrómica y canalizar las respuestas a la demandas que se
formulen.
-Promover la adhesión al tratamiento, garantizando el cumplimiento del mismo.
-Instruir al paciente y/o familia para la promoción del auto cuidado y la salud.
En definitiva, los profesionales que ejercen esa nueva Enfermería de Salud Mental, tienen
conocimientos, capacidades, habilidades y actitudes para dar respuestas a las necesidades y
demandas de cuidados que plantea la comunidad a la cual sirven. Y en un futuro inmediato el
deseo de todos es seguir avanzando y profundizando en el conocimiento enfermero para
satisfacer las demandas de auto cuidado terapéutico requeridas. Y de no ser así, estaríamos
anclados definitivamente en la vieja Enfermería Psiquiátrica y, por tanto, reproduciendo viejos
manierismos y rutinas de antaño.
Pero ese medio sociocultural concreto sufre transformaciones constantes, de tal manera que
el sujeto debe adaptarse a los cambios y transformar de manera continua sus hábitos y
costumbres. El medio condiciona las manifestaciones humanas y determina los
comportamientos. Así, el sujeto se podría comparar a un electrón con una carga social que,
dependiendo de las presiones y/o impactos del medio en el que se encuentre, se podría ver
afectado y pasar de un nivel a otro, lo que le exigiría constantes adaptaciones.
Y a todo esto la enfermera de salud mental no puede ser ajena. Debe conocer al ser humano
para comprender sus conductas y atender las demandas de las alteraciones de salud que se
produzcan, considerando todos estos aspectos. Y teniendo en cuenta que muchas
manifestaciones humanas van ser distintas a las imperantes en cada uno de los grupos de
referencia y, por tanto, tendrá que estar alerta para no confundir conductas que se salen de lo
que es normal en el grupo social de referencia y que, sin embargo, no necesariamente van a
ser patológicas.
En este punto, cabe significar que lo anormal viene marcado por la desviación media de la
norma correspondiente a la totalidad del grupo de referencia. Lo normal, en consecuencia, se
delimita desde el ámbito de la esfera sociocultural y únicamente indica una adaptación
adecuada al contexto social. De ahí que lo anormal pueda ser patológico, doloroso e
inadaptado, pero en ocasiones pueda resultar sano, asintomático y adaptado. (7) La
naturaleza de un fenómeno -o conducta- patológico no viene dada por su anormalidad o
desvío de la norma, sino porque bajo tal fenómeno o conducta subyacen mecanismos que
comportan al sujeto una restricción de su libertad. Bajo el tamiz de la libertad (entendida como
forma de enriquecimiento existencial que mejore las relaciones inter o intrapersonales) puede
entenderse por qué la conducta neurótica, la psicótica o la psicopática son patológicas en
cuanto representan para el sujeto una pérdida de las posibilidades de autorrealización. Lo
“enfermo”, por tanto, sólo supone un caso especial de lo anormal, donde lo significativo sea
referido a la relación sujeto-objeto y no a la situación estadística o sociológica. (8) Por ejemplo,
la esencia del fenómeno melancólico es, como señala Honorio Delgado –citado por Mariátegui
(9)-, la pérdida de la libertad, la pérdida de la “plenitud radiosa del instante, en cuanto realce,
remate y liquidación de lo vivido a la vez que vislumbre, anuncio y comienzo de lo por vivir”.
Por otro lado, hay que señalar que al haber abandonado el espacio manicominal y haberse
subsumido en el espacio comunitario, el estar en la sociedad, implica un contexto diferente,
donde surgen nuevas demandas derivadas de la evolución y el dinamismo social.
De un tiempo a esta parte, estamos asistiendo a una serie de trasformaciones de los hábitos y
las costumbres tradicionales. Las causas de ello pueden ser –de hecho son- los avances en
las ciencias y en las tecnologías, así como los procesos humanos que protagonizan los
actores sociales. Asimismo, las ciencias sociales –Sociología, Psicología y Antropología,
principalmente- se esfuerzan en comprender los fenómenos que surgen y se ponen de
manifiesto en los distintos grupos sociales así como los comportamientos individuales y
colectivos en una sociedad moderna, fragmentada y diversa, a pesar de la oleada ideológica
surgida alrededor del supuesto “nuevo orden”, derivado de los llamados procesos de
globalización –económico/capitalista-, que dicho sea de paso, pretenden “la instauración de un
único sistema mundial en lo económico, lo político, lo cultural y lo comunicacional”, como
sostiene Moreno Navarro.
En este contexto general, afirma Castells , que “lo que cuenta es lo global y lo que nos importa
es local”. Y como enfermer@s debemos preguntarnos constantemente ¿qué es lo que
interesa, qué es lo que importa al ciudadano al que prestamos nuestros servicios? Algunas
pistas se nos proporcionaban en la encuesta de Sigma Dos, realizada para el periódico El
Mundo, publicada el pasado día 2 de enero. Así, los encuestados se manifestaban acerca de
temas tales como la igualdad entre el hombre y la mujer, el racismo, la religión, la aparición de
nuevas enfermedades, la eutanasia, la clonación, las bodas entre homosexuales, el medio
ambiente, la distribución de la riqueza, etc.
Los cambios a que nos hemos referido, van a suponer –como de hecho está sucediendo ya-
un incremento importante de la inmigración. Tal hecho se constata (aunque puede sonar a
mera anécdota), por ejemplo, con la noticia que nos daban los medios de comunicación el
primer día del siglo: la mayoría de los primeros españoles nacidos eran hijos de inmigrantes.
Los inmigrantes son una realidad en España. Hay zonas, principalmente rurales y algunos
grandes núcleos urbanos, en las que ya conviven europeos del este, magrebíes y africanos
subsaharianos. Cada una de estas personas tienen sus propios rasgos culturales y poseen su
propia cosmovisión. Y, además, tienen que soportar la adaptación a un medio que le es ajeno,
tienen que “adaptarse”, renunciar a aspectos de su cultura para convivir en el nuevo medio y,
para no perder sus señas de identidad, tienen que seguir manteniendo los aspectos
identitarios que le permiten auto reconocerse como lo que son y quienes son. Esta nueva
situación para todos ellos puede suponer la aparición de conflictos psicológicos y alteraciones
emocionales, amen de todas las preocupaciones de tipo social y económico que se le generan
en su proceso adaptativo.
Y sabemos que las migraciones humanas pueden operar como factor desencadenante en la
aparición de trastornos mentales. Permítasenos un ejemplo: una paciente de 55 años,
diagnosticada por presentar una distimia, que hoy parece haberse cronificado, y a la que
atendemos con un plan enfermero, debutó en nuestro equipo de salud mental tras visitar a su
hija, que se había trasladado a Suecia a trabajar. Esta mujer no había salido jamás de su
medio, sólo hizo un viaje en cierta ocasión para visitar a unos familiares que residen a 100 Km.
de distancia. Según nos dijo, quiso ir a ver a su hija porque estaba con temores respecto a su
seguridad y adaptación a aquella sociedad. Nos dijo: “cuando llegué allí me di cuenta que no
podía hablar con nadie, no podía salir a la puerta de la casa porque no entendía los letreros y
no sabía que autobús tenía que coger para volver a casa, las comidas eran muy feas, menos
mal que llevaba chorizo y queso y alguna otra cosa. Mire, me puse malísima, me entró un
agobio que yo no podía estar allí y no duré una semana, me vine para mi casa y desde
entonces estoy en un sin vivir, y me entra una pena, que no sé qué me pasa...” En este caso,
nos atrevemos a decir que el choque cultural operó como desencadenante del trastorno
emocional que padece.
Por otra parte, de todos es sabido la riqueza cultural de España. Esto hace que seamos un
país atractivo para el turismo. Y en las sociedades contemporáneas, de la órbita occidental,
capitalista y de libre mercado –en consonancia con la llamada globalización-, y con los medios
de comunicación que nos aproximan como nunca, se propicia la circulación de personas que
tienen también sus propios rasgos culturales. Lo que hace que, en estos momentos, nuestro
País, sea más multiétnico que nunca; ya que además de payos y gitanos, conviven con
nosotros personas de distintos países y con distintos rasgos culturales. La diferencia estriba
en que unos vienen por necesidad y otros por placer, unos buscando el dorado y otros
buscando el descanso tras la jubilación, unos buscando modos de subsistencia y otros
buscando el hacer negocio, unos buscando la utopía y otros buscando el “sol español”.
Ni que decir tiene, que la enfermera de salud mental debe formarse y conocer las claves
culturales que hacen que los actores sociales se comporten de una manera determinada. Y no
sólo eso, sino que, además, debe conocer las claves de su propia cultura, de sus propios
valores y creencias para hacer efectivo que su actitud profesional debe ser abierta, tolerante y
receptiva hacia los diferentes posicionamientos éticos y morales que profese cada uno de los
usuarios a los que atiende. Deberá entonces, conocerse así misma para poder conocer y
reconocer al otro, sin depositar en éste aspectos de su propia identidad o volcar él prejuicios
de tipo de alguno.
Hemos dicho, que cambian los valores, las relaciones y las conductas. Así, por ejemplo, una
conducta homosexual no deberá ser criticada, ni observada con prejuicios, en función de que
la enfermera sea heterosexual, porque, en todo caso, tras esa conducta u opción sexual hay
un ser humano. Lo importante es si ese ser humano necesita de nuestra ayuda para poder
afrontar su existencia cotidiana y sus posibilidades de autorrealización.
También cambian las formas de organización social. Las personas, como seres sociales, nos
organizamos en grupos o en instituciones para sobrevivir y alcanzar los mínimos que
garanticen nuestra subsistencia y mejorar nuestras condiciones de vida. Y como seres
sociales que somos, precisamos de otros para cubrir nuestras necesidades materiales, pero
también necesidades de afecto, de vínculos, de modelos a seguir, etc. En este sentido, la
familia, como grupo social primario, juega un papel esencial. En ella aprendemos formas
básicas de convivencia, aprendemos a socializarnos, a relacionarnos y comunicarnos, a vivir
con la diversidad: edad, sexo, relaciones de parentesco, posiciones diferentes, etc. Las
familias suelen estar compuestas por personas diferentes y ubicadas en contextos sociales y
culturales muy variados. No olvidemos, como nos aporta la Antropología, que cada cultura y
cada modo de organización social dan lugar a distintas formas de relaciones y a diferentes
estructuras familiares.
Y la familia también se ha visto afectada por los cambios sociales acaecidos, de tal manera
que ha tenido que modificar su propio funcionamiento. Así, por ejemplo, debido a la
incorporación de la mujer al mundo laboral, el aumento de los divorcios y separaciones, han
hecho que parte de las funciones que venía desempeñando se deleguen en otras instituciones
como la guardería o la escuela, convirtiéndose éstas en agentes colaboradores de la familia.
Todo esto, unido a la velocidad de vértigo con que cambian hábitos, creencias y valores, hace
que la inestabilidad familiar, en muchas ocasiones, sea una realidad.
Téngase en cuenta la diversidad de formas familiares que existen en la actualidad, alejándose
de la familia nuclear tradicional y, más aún, alejadas del grupo doméstico de las sociedades
campesinas. Hoy tenemos familias formadas por solitarios/as, que se constituyen por voluntad
propia o por necesidad –viudedad sin hijos, emigración, etc.-. Familias monoparentales,
debidas a separaciones, divorcios, muerte de uno de los cónyuges o por decisión de procrear
o adoptar manteniendo la vida del hogar sin pareja. Familias formadas por matrimonios sin
hijos, porque no pueden tenerlos o porque han decidido no tenerlos. Familias adoptivas, es
decir, padres que adoptan niños y ejercen los mismos roles que los padres biológicos. (10)
Familias formadas por parejas de homosexuales. Y puede que nos dejemos algún tipo más en
el tintero. Pero, en cualquier caso, la enfermera de salud mental tiene que conocer la
diversidad de agrupamientos primarios que se dan hoy día, para poder prestar la atención
necesaria.
Esa familia moderna, nuclear, y desposeída de muchas de las funciones que tuvo antaño, es
el habitáculo en el que las personas buscan la afectividad y la seguridad emocional. Pero el
gran reto de la familia de la modernidad, es abordar democráticamente su funcionamiento,
aceptando las dificultades inherentes a un modo organizativo tan rico y estimulante como frágil
y costoso (11).
Por otra parte, desde el ámbito de la salud mental, sabemos que la familia es una pieza
imprescindible cuando uno de sus miembros sufre un trastorno mental; es el pilar fundamental
que proporciona afecto, apoyo y cuidados. Y la enfermera, en el abordaje familiar, deberá
conocer las claves de funcionamiento social de la familia, los sistemas de apoyo con que
cuentan en cada caso, los recursos y/o limitaciones, su organización interna, las relaciones de
poder que en ella se dan, etc., para poder realizar una atención excelente. Deberá saber
aliarse con la familia para poder llegar conseguir la autonomía del sujeto y el funcionamiento
social de éste en su contexto. Deberá prestar atención y cuidados a esos cuidadores
informales, sobre los que recae la mayor parte de la atención que precisan los pacientes
psíquicos.
Desde nuestro punto de vista, para que un proceso de enfermería sea culturalmente
competente, además de cuanto antecede, la enfermera de salud mental:
-Tiene que considerar que el sujeto-objeto de nuestra atención es muy diverso. Y que en la
diversidad está la riqueza humana. Así, cuando ayer, como decíamos antes, el sujeto-objeto
de nuestra atención era el internado en el manicomio, hoy y mañana, tenemos que atender a
payos, gitanos, africanos, europeos del este, homosexuales, vegetarianos, parejas de hecho,
familias monoparentales, etc.
-Tiene que considerar los desafíos de la realidad social en que está inmersa la población, y en
qué medida les afectan. Por ejemplo, el incremento de la injusticia, como consecuencia de la
llamada globalización. La tecnología, y en especial la informática, han hecho posible lo que se
llama mundialización, la cual tiene aspectos positivos en tanto que permite la comunicación,
ayuda a superar fronteras y puede facilitar la solidaridad internacional. Pero utilizada por el
capitalismo, da lugar a la globalización, que controla los mercados de los países tanto a nivel
financiero como productivo. Y se establece un mercado internacional del que quedan
excluidos los países pobres o en vías de desarrollo. Todas la relaciones socio-político-
económicas quedan de este modo bajo el control del capital transnacional.
-Tiene que considerar la defensa de los valores y de la diversidad de las culturas. España
tiene diversos universos culturales, cada uno caracterizado por sus formas de organización
social, sistemas simbólicos, celebraciones, costumbres y expresiones artísticas. Ese
pluralismo cultural trata de afianzarse, de afirmarse frente a los embates de la llamada cultura
universal, inspirada por la mentalidad científico-técnica e impulsada por las grandes potencias.
No cabe duda, que si Don Quijote hubiese nacido en la época de los caballeros andantes, no
habría sido considerado como un paciente mental; su anacronismo hizo resaltar su conducta.
Según Buqueras Bach (8) –aludiendo a Julián Marías-, no enferma el individuo, sino su
psicobiografía, cuando ésta no sabe desplegarse según las vigencias de su tiempo y de su
cultura, y no puede formar su proyecto con ellas. Por no hacerlo, enjuiciamos como loco a Don
Quijote. Entonces, el fondo cultural nos sirve para advertir que, según el ambiente cultural –en
el sentido antropológico del término-, determinados cuadros psíquicos pueden entrar en la
normalidad o ser juzgados en el límite de la salud o, viceversa, pertenecer a la patología
mental y ser clasificados como demencia. El relativismo cultural se extiende además a las
diferentes actitudes de las poblaciones, primitivas o no, frente al paciente psíquico, como
también frente a los pacientes en general.
Veamos un ejemplo: si un hombre, ligero de ropas, maquillado, con un sombrero de paja y con
unas maracas en las manos, danza en la avenida de la ciudad, en plena cabalgata de
carnaval, estará como pez en el agua y no levantará sospecha alguna. Pero si esa persona,
en tiempo distinto, con la misma indumentaria y conducta, se sitúa en el mismo lugar frente a
un paso de una procesión en la Semana Santa, lo más probable es que se tilde su conducta –
además de irreverente- como patológica.
Desde esta perspectiva de relatividad cultural, tenemos que tener en cuenta que muchas de
las necesidades básicas que la enfermera de salud mental atiende a diario están
condicionadas por el medio y la cultura. Las personas, además de protegernos de la
temperatura del medio ambiente y mantener el decoro adecuado para las interrelaciones, nos
vestimos en función de los rasgos culturales. Las personas en cada cultura se visten de forma
diferente. Adecuamos la vestimenta a las condiciones físicas del lugar, en la tarea de
adaptarnos al medio. El árabe se viste de forma distinta al europeo. Asimismo, todos
necesitamos proveernos de alimentos para mantener la vida, pero la forma en cómo nos
alimentamos varía en las distintas culturas y en función de los recursos que se disponen. Por
otro lado, las creencias y los valores son diferentes; ahí están sino los mitos de origen, tan
diversos como el número de culturas, cuando menos. Otro ejemplo de ello son las reglas de la
formalidad que se establecen para las relaciones interpersonales en nuestra sociedad, pero
que no tienen nada que ver con otras reglas de comunicación e interacción imperantes en
otros medios culturales.
Ya nos hemos referido a la familia, pero señalemos en este punto que la organización familiar
también varía en cada cultura. Citemos, a modo de ejemplo, el reparto de la herencia en las
familias campesinas, que es distinto en muchas zonas de España. También dentro de esa
organización familiar, los roles que desempeña cada miembro son diferentes en una familia
musulmana que en una europea (judeo-cristiana).
Por tanto, a la hora de identificar las necesidades y/o incapacidades para prestar unos
cuidados excelentes, ineludiblemente la enfermera tendrá que conocer los rasgos culturales
de la persona o grupo social al que va prestar su atención. Cabría que nos preguntáramos, a
la hora de la valoración, ¿cómo se cuida la persona en su grupo social de referencia? Y
¿cómo, cuándo y por qué dejan de auto cuidarse?
El hombre y la mujer son seres universales, pero están en distintos lugares, con distintos
medios, con distintas culturas. Es cierto que existen necesidades humanas que nos son
comunes, pero no lo es menos que las formas de satisfacerlas varían de una cultura a otra.
Una de las cuestiones de mayor interés planteadas por la observación etnográfica de las
diferentes culturas, ha consistido en tratar de conocer si las costumbres humanas eran –o son-
naturales o convencionales y de si existía un orden legal y natural de carácter universal. Y, a
veces, desde nuestra cosmovisión podemos caer en la tentación de naturalizar
comportamientos, desde nuestras creencias y nuestros valores.
No olvidemos que cada sujeto tiene unas referencias culturales, que determinan y condicionan
comportamientos. Y que las personas no están talladas en serie, como si salieran de un molde
prefabricado y único, ni son formatos estandarizados. Así, por ejemplo, no es lo mismo prestar
atención y cuidados a un hombre de 45 años, casado, empleado, de clase media, piel blanca,
heterosexual, europeo y cristiano; que uno de 30 años, soltero, sin empleo, clase baja, piel
negra, homosexual, africano y protestante. Y no es lo mismo prestar cuidados y atención a
una mejer de 30 años, madre soltera, sin empleo, clase media, de etnia paya, heterosexual y
europea occidental; que a una mujer de 50 años, casada y con tres hijos, empleada, clase
baja, etnia gitana, heterosexual, testigo de Jehová y europea oriental.
Por tanto cada persona tiene un perfil diferente y puede percibir también sus necesidades de
atención de manera distinta y, por consiguiente, buscar la satisfacción de las mismas en
distintos recursos de atención.
Por ello, no queremos terminar sin dejar de apuntar otro aspecto que nos antoja importante:
las personas tienen la posibilidad de elegir y de formular sus demandas de atención a diversos
recursos. Ahora bien, ¿qué recursos usa cada cual y en función de qué? Servicios sanitarios
públicos, privados, curanderos, santones, etc. ¿En qué medida influyen en esa elección los
valores, las creencias, la economía, etc.?
Según Nebreda Requejo (12), “en el fenómeno de floración del curanderismo en nuestro país,
influyen factores económicos (escasez y carestía de psicoterapeutas de buena formación).
También influye el lenguaje académico y estético de éstos. Pero sobre todo influye la conducta
de la medicina oficial, especialmente su insistencia en tratar al enfermo exclusivamente bajo el
aspecto somático y en no tener en cuenta los problemas emocionales. En estas
circunstancias, la mayoría de los pacientes buscan ayuda en condiciones adaptadas a su
entorno social, en la llamada medicina popular”. Y añade que los curanderos son una parte
importante del cuidado de la salud en España, sobre todo en zonas rurales; aunque también
en las ciudades, cada vez con mayor frecuencia, se acude a los curanderos. Y probablemente,
“la masificación de la medicina pública y el alto costo de la medicina privada tienen
evidentemente que ver con ello”.
Para finalizar nuestra intervención en esta “mesa virtual”, digamos que, en nuestro ejercicio
profesional, tenemos que tener una concepción del hombre y de la mujer universalista pero
con cultura.
Ahora sólo queda –que no es poco- la reflexión y el debate, a lo que esperamos haber
contribuido con nuestra exposición. Muchas gracias a todos, por la atención que nos han
prestado. Cordiales saludos enfermeros.
Bibliografía
1. Nightingale, F. (1990): Notas sobre Enfermería. Qué es y qué no es. Ed. Salvat. Barcelona.
2. Peplau, H.E. (1990): Relaciones interpersonales en Enfermería. Ed. Salvat. Barcelona.
3. Pacheco Borrella, G. (1999): Los espacios de la enfermera de salud mental. En Revista
Metas de Enfermería. Vol.II (16): 41-49.
4. Pacheco Borrella, G. (1996): Atención integral a las personas con problemas de salud
mental y psiquiátricos. En “Salud Pública y Enfermería Comunitaria”, Tomo III. Cap.58.
Págs.1291-1312. Editado por Mazarrasa Alvear, L. y cols. Ed. McGraw-Hill-Interamericana.
Madrid.
5. Goffman, E. (1987): Internados. Ed. Amorrortu-Murgía. Madrid.
6. Orem, D. (1993): Modelo Orem: Conceptos de enfermería en la práctica. Ed. científicas y
Técnicas. Masson-Salvat Enfermería. Barcelona.
7. Vallejo, J. y cols. (1980): Introducción a la psicopatología y psiquiatría. Ed. Salvat.
Barcelona.
8. Buqueras Bach, F.J. (1979). Apuntes de Psicopatología. Escuela de Psiquiatría. Sant Boi de
Llobregat. Promoción 1981-83.
9. Mariátegui, J. (1997): Antropología de la depresión. Rev. Situa; 5 (9):38.
http://www.unmsn.edu.pe/ (biblioteca virtual de salud).
10. Novel, G. (1991): Enfermería psico-social II. Ed. Salvat. Barcelona.
11. García, L. (2000): La familia: espacio de convivencia y socialización. Documento publicado
en Internet. http://www.ceapa.es.
12. Jesús J. Nebreda Requejo, J.J. (1995): “Sobre hechiceros y curanderos o el antropólogo y
su estrategia”. Gazeta de Antropología. Nº 11, 1995. Texto 11-04. http://www.ugra.es
Fecha de defensa: 24-11-1993
Depósito legal: B.16769-2006
ISBN: 8468972754
Palabras clave: Infermeria; Ètica; Didàctica; Formació
Resumen:
En esta tesis se presenta el diseño, implementación y evaluación de un programa para la formación ética de
los estudiantes de Enfermería, ya que se trata de una profesión en la que existe una relación de ayuda hacia
personas y exige que mantengan unas actitudes adecuadas desde el punto de vista ético. Además en la
práctica diaria,la enfermera/o se encuentra a menudo inmersa en conflictos o dilemas éticos, respecto a
actuaciones a seguir con el paciente y su familia, sus colegas y la institución para la que trabaja. Esta
realidad demanda el formar a los futuros profesionales de Enfermería para que puedan ponderar con
suficiente objetividad las situaciones éticamente conflictivas y tomar las decisiones convenientes fruto de una
reflexión.
La fundamentación del programa se inicia con el repaso de la evolución de la historia de la Enfermería y de
la formación moral de la profesión, además de presentar el marco conceptual para definir su aportación
específica dentro del equipo de Salud.
Tras esta reflexión, se procede identificar la situación real de la enseñanza de la Ética en nuestro país, por
medio de un cuestionario remitido a todas las escuelas de Enfermería de España (110). De las 42
respuestas recibidas se observa que la mayoría contemplan la ética en su currículo básico y la consideran
una materia muy importante, pero las horas de clase dedicadas a su impartición es escasa.
Estas premisas muestran la necesidad de consolidar la enseñanza de la ética y que la confección de un
programa basado en los temas éticamente conflictivos que más preocupan a la Enfermería puede contribuir
a ello. Con este objetivo se recoge información en tres fuentes: Opinión enfermeras/os, sobre los dilemas
éticos surgidos en su práctica diaria, recogida por medio de entrevistas a 70 profesionales, opinión social,
sobre temas éticos aparecidos en los medios de comunicación y recogidos en el periódico "La Vanguardia"
durante 18 meses y la tendencia académico-científica a partir de los temas tratados en los textos sobre ética
por medio de la revisión de los 14 libros más referenciados en nuestro país. Triangulando la información
recogida en las tres fuentes surgieron los temas siguientes: Derecho a morir con dignidad, actitudes de la
enfermera ante la muerte, derecho a la información, experimentación humana, atención a los pacientes con
SIDA, responsabilidad/ calidad de los cuidados, secreto profesional y aborto.
Identificados y justificados debidamente los temas se confecciona el programa didáctico, eligiendo las
metodologías didácticas oportunas. El programa se implementa en los estudiantes de primer curso de
Enfermería y se evalúa siguiendo el modelo Stake.
Las conclusiones nos muestran que al ser un programa diseñado en función de las necesidades del
colectivo de enfermero y de los temas éticos más conflictivos, crea muchas expectativas en los alumnos
desde el primer momento, a juzgar por la encuesta inicial, expectativas que son ampliamente cubiertas
según datos de la encuesta final. Además la evaluación de la aplicación del programa ha demuestra su
utilidad, porque el disponer de un programa desarrollado facilita la impartición de la asignatura, y el disponer
de los materiales ayuda a los alumnos en la asimilación de la misma.
TEXT:
In this thesis, the design, implementation, and evaluation of an ethical training program for nursing students
is presented, with the goal of helping to develop the appropriate ethical approach in a profession where there
exists the relationship of helping sick people. Furthermore, the goal is to prepare future professionals in
confronting the ethical dilemmas that arise in their daily practice.
The program begins with a review of the history of the evolution of Nursing and teaching the moral aspects of
the profession, as well as presenting the conceptual framework in order to define the nurse's specific role
within the team of health care workers.
After reflecting on these aspects, the program then moves on to identify the actual state of the teaching of
ethics in our country, obtained by sending a questionnaire to all the nursing schools in Spain (110). Of the 42
responses received, most respondents looked at ethics in their basic curriculum and it was considered an
important subject, but very little class time is dedicated to it. These premises show the need to consolidate
ethics training and that the preparation of a program based on the most controversial ethical dilemmas that a
nurse faces can contribute towards fulfilling this need.
With this goal in mind, information was collected from three main sources: The opinion from nurses, in
relation to ethical dilemmas that arise in their daily practice, gathered by interviewing 70 professionals. Social
opinion, towards ethical issues that appear in the media, collected from the newspaper "La Vanguardia" over
an 18-month period and Academic-Scientific trends based on the issues dealt with in the 14 most referenced
texts on ethics in Spain.
When we compiled all the data collected from these three sources, the following issues emerged: the right to
die with dignity, the nurse's approach towards dealing with the subject of death, the right to information,
human experimentation, AIDS patients care, the quality of the care, patient confidentiality, and abortion.
Once properly identifying the issues and justifying their importance an educational program was made,
choosing the appropriate methodology. The program was put into practice to students attending their first
year of Nursing and it was evaluated using the Stake model.
The conclusions show that this program, which is designed with the overall needs of the nurse in mind and
based on the most controversial ethical issues, creates high expectations from the students from the very
beginning of their training. These expectations were well met when we look at the results of the final
questionnaire. Moreover, the evaluation of the application of the program has demonstrated its usefulness,
since the availability of a pre-developed program makes it easier to teach the subject, and also the availability
of teaching materials helps students in their understanding of the subject.
/9