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EXPOSICIÓN DE LA CONFESIÓN DE FE

BAUTISTA DE FE DE 1689

1. DEFINICIÒN DE UNA CONFESIÒN DE FE


Una confesión de fe es una declaración de las creencias compartidas de una comunidad religiosa en
forma de una fórmula fija que resume los principios básicos. 
La base bíblica de las confesiones.
 Homologeo: Decir lo mismo.
Mt. 10:32, Lc. 12:8; Jn. 12:42; Hch. 23:8-24:14; 1 Ti. 6:12; Tito 1:16; He. 11:13-13:15; 1 Jn
2:23-4:3,15; 2 Jn. 1:7
 Martureo: Dar testimonio.
Jn 1:7,8,15,32,34. Hch.10:43; 23:11; 26:22, 1 Co. 15:15, 1 Jn. 4:14; 5:10; AP. 22:16,20.
La Biblia es la Palabra de Dios, pero las confesiones son las palabras de la iglesia. Sin embargo, la
Biblia debe determinar las confesiones. Y desde la Biblia preguntamos si es correcto lo que estamos
diciendo.

2. RESEÑA HISTORICA DE LOS CREDOS Y CONFESIONES.


Los Credos antiguos que expresan la fe común de toda la Iglesia
Son pocos los Credos que se formaron antes del tiempo de la Reforma y se refieren a los principios
fundamentales del cristianismo, especialmente a la Trinidad y a la persona del Dios Hombre y son la
herencia de toda la Iglesia.
a. El Credo de los Apóstoles
Este no fue escrito por los Apóstoles, sino que se fue formando gradualmente por un
consentimiento común, fundándose en las varias confesiones que separadamente habían
adoptado las congregaciones particulares y que usaban en la recepción de sus miembros.
Adquirió su forma actual y el uso entre todas las iglesias, a fines del siglo segundo. Fue puesto al
fin del Catecismo Menor juntamente con la Oración del Señor y los Diez mandamientos en la
primera edición publicada por orden del parlamento, «no porque se creyera que había sido
compuesto por los Apóstoles, o porque debiera considerarse como escritura canónica... sino por
ser un breve resumen de la fe cristiana, de acuerdo con la Palabra de Dios, y recibido
antiguamente en as iglesias de Cristo.»

b. Credo Niceno
Este fue formado sobre las bases de los Apóstoles, y la cláusula relativa a la divinidad sustancial
de Cristo, fue agregada por el Gran Concilio celebrado en Nicea, Bitinia, 325 a.C., y las que se
refieren a la divinidad y personalidad del Espíritu Santo, las añadió el segundo Concilio
Ecuménico reunido en Constantinopla, 381 a.C., y la cláusula «filioque» (quiere decir: y del Hijo)
la añadió el Concilio de la Iglesia Occidental verificado en Toledo, (España) 589 a.C. En su forma
actual es el Credo de toda la Iglesia Cristiana; la Iglesia Griega sólo rechaza la última cláusula
mencionada. Dicho credo es como sigue:

«Creo en un solo Dios Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, y de todas las cosas
visibles e invisibles;
Y en un solo Señor Jesucristo, Hijo Unigénito de Dios,
Engendrado del Padre antes de todos los siglos,
Dios de Dios, Luz de Luz, verdadero Dios de Dios verdadero,
Engendrado, no hecho, consubstancial con el Padre;
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Por el cual todas las cosas fueron hechas,
El cual por amor de nosotros y por nuestra salud descendió del cielo,
Y tomando nuestra carne de la virgen María, por el espíritu Santo, fue hecho hombre,
Y fue crucificado por nosotros bajo el poder de Poncio Pilato,
Padeció, y fue sepultado;
Y al tercer día resucitó según las Escrituras,
Subió a los cielos y está sentado a la diestra de Dios Padre.
Y vendrá otra vez con gloria a jugar a los vivos y a los muertos;
Y su reino no tendrá fin.
Y creo en el Espíritu Santo, Señor y Dador de vida, procedente del Padre y del Hijo.
El cual con el Padre y el Hijo juntamente es adorado y glorificado;
Quien habló por los profetas,
Y creo en una santa Iglesia Católica Apostólica.
Confieso un bautismo para remisión de pecados,
Y espero la resurrección de los muertos,
Y la vida del siglo venidero. Amén.»

1) En el transcurso del tiempo brotaron en el seno de la iglesia opiniones heréticas respecto


a la constitución de la persona de Cristo.
Por esta razón la iglesia se vio forzada a proveer definiciones adicionales que sirvieran de
defensa a la verdad.
 Una tendencia herética se desarrolló hasta el extremo en el Nestorianismo que sostenía que
las naturalezas divina y humana de Cristo, constituían dos personas. Esto fue condenado por
el Concilio de Efeso 431 d. C.
 La tendencia herética opuesta llegó a su colmo en el Eutiquianismo, que sostenía que las
naturalezas divina y humana de Cristo, estaban unidas de tal manera que no eran sino una
sola. Estas herejías las condenó el Concilio de Calcedonia, 451 d. C.
 Estos Credos que sostienen que Cristo tiene dos naturalezas en una persona, definen la fe de
la Iglesia y son recibidos y aprobados por ella.

c. Credo Atanasiano
Evidentemente éste fue compuesto mucho tiempo después de la muerte del gran teólogo cuyo
nombre lleva, cuando, concluyendo las controversias, fueron establecidas las definiciones de
los Concilios de Éfeso y Calcedonia ya mencionados arriba. Es un gran monumento, único de
la fe inmutable de la Iglesia en lo que se refiere a los grandes misterios de la piedad, de la
Trinidad de personas en un solo Dios, y de la dualidad de naturalezas en la persona de Cristo.
Confesiones de las Iglesias Calvinistas

Las Iglesias Reformadas son aquellas de Alemania que suscribieron el Catecismo de Heidelberg, las
Iglesias Protestantes de Suiza, Francia, Holanda, Inglaterra y Escocia, los Independientes y
Bautistas de Inglaterra y América, y las ramas diferentes de la Presbiteriana en los dos últimos
países mencionados.
Las Confesiones Reformadas son muy numerosas aun cuando esencialmente están de acuerdo en
la doctrina que enseñan. Las recibidas y consideradas más comúnmente como los tipos más
elevados de autoridad simbólica del sistema general, son las siguientes:
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a. La segunda Confesión Helvética, preparada por Bullinger, 1564.
«La aceptaron todas las Iglesias Reformadas de Suiza con excepción de Basilea (que se
conformó con la primera Confesión Helvética, su antiguo símbolo,) y por las Iglesias
Reformadas de Polonia, Hungría, Escocia y Francia.»?

b. El Catecismo de Heidelberg preparado por Ursinus y Oleviano, 1562.


La autoridad civil lo estableció tanto para tipo doctrinal como para la instrucción religiosa en
las Iglesias del Palatinado, (estado Alemán que en aquel tiempo incluía ambas orillas del
Rhin.) También lo autorizó el Sínodo de Dort, y es la Confesión de Fe de las Iglesias
Reformadas de Alemania y Holanda, y de las Iglesias Reformadas Alemanas y Holandesas en
América.

c. Los treinta y nueve Artículos de la Iglesia de Inglaterra.


Estos fueron originalmente elaborados por Cranmer y Ridley 1551, y al revisarlos por orden de
la reina Isabel 1562, los obispos los redujeron al número actual. Estos artículos son
Calvinistas en la doctrina, y son el tipo doctrinal de las Iglesias Episcopales de Inglaterra,
Escocia, América y las Colonias inglesas.

d. Los Cánones del Sínodo de Dort.


Este famoso sínodo fue convocado en Dort, Holanda, por mandato de los Estados Generales,
con el objeto de aclarar algunas cuestiones controvertidas por unos discípulos de Arminio.
Comenzaron las sesiones el 13 de noviembre del año 1619.

Estaba por modo por pastores, ancianos y profesores de Teología de las iglesias de Holanda,
de diputados de las iglesias de Inglaterra, Escocia, Hesse, Bremen, el Palatinado y Suiza; los
delegados franceses no asistieron por habérselo impedido una orden del rey. Los Cánones de
este Sínodo fueron recibidos por todas las Iglesias Reformadas como verdadera, segura y
eminente exposición autorizada del sistema de Teología calvinista. Ellos, juntamente con el
Catecismo de Heidelberg, consituyen la Confesión de Fe de las Iglesias Reformadas de
Holanda, y de la Iglesia Reformada Holandesa de América.

e. La Confesión y Catecismos de la Asamblea de Westminster.


La Confesión y los Catecismos son el tipo doctrinal de las Iglesias Presbiterianas de origen
inglés o escocés. es también de todos los Credos el que ha recibido la mayor aprobación de
los cuerpos Congregacionalistas de Inglaterra y América. La Convención Congregacional
reunida por Cromwell en Saboya, Londres, 1658, declaró que aprobaba la parte doctrinal de la
Confesión y Catecismos de la Asamblea de Westminster, arreglando su propia Confesión, es
decir la de Saboya, casi en los mismos términos. «En verdad, la diferencia de estas dos
Confesiones es tan pequeña, que los Independientes modernos la han puesto a un lado (a la
confesión de Saboya) y se han unido a los Presbiterianos en el uso de los Catecismos de la
Asamblea para la instrucción de la familia.»

Todas las Asambleas verificadas en Nueva Inglaterra con el fin de asentar las bases
doctrinales de sus iglesias, recomiendan o adoptan explícitamente esta Confesión y
Catecismos como exposiciones exactas de su fe. Esto lo hizo el Sínodo de Cambridge,
Massachusetts, en junio de 1647, y otra vez cuando preparó el «Plan de Cambridge»* en
agosto de 1648. También lo hizo el Sínodo en Boston en mayo de 1680. Por último, también
lo hizo el Sínodo de Saybrook, Connecticut, cuando hizo el «Plan de Saybrook en 1708.»*

f. La Declaración de Savoy (1658)


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Muchos cristianos evangélicos conservadores consideraban que la Confesión de Westminster
era una afirmación correcta de la fe según las Escrituras, pero no coincidían con las
afirmaciones sobre el gobierno de la iglesia y el bautismo. Estos formaron dos grupos: los
congregacionalistas y los bautistas. A fin de mantener el crecimiento del que disfrutaban, el 29
de septiembre de 1658 se reunió en el Palacio Savoy en Londres, una asamblea de líderes
congregacionalistas.
El sínodo adoptó una “Declaración de fe y orden, observados y practicados en las iglesias
congregacionalistas.” Basada mayormente en la Confesión de Westminster, la Declaración
de Savoy incluía una sección sobre “La institución de iglesias y el orden establecido en ellas
por Jesucristo.” Defendía la forma congregacional para el gobierno de la iglesia.

g. La Confesión Bautista de Londres de 1677


Los que consideraban que las Escrituras enseñan el bautismo del creyente también
necesitaban una declaración de fe clara. A éstos los conocían como “bautistas”. Sintiéndose
substancialmente unidos con el sufrimiento de los presbiterianos y los congregacionalistas
bajo la misma injusticia cruel, los bautistas se reunieron para publicar su armonía sustancial
con ellos en cuestiones de doctrina.

Se envió una carta circular a las Iglesias Bautistas Particulares en Inglaterra y Gales, pidiendo
a cada asamblea que enviara representantes a la reunión en Londres en 1677. Se aprobó y
publicó una declaración inspirada en la Confesión de Westminster. Desde entonces lleva el
nombre de Confesión de Londres de 1677. Debido a que este documento fue desarrollado en
las oscuras horas de opresión, fue lanzado bajo el anonimato.
El prefacio de la publicación original de 1677 dice en parte: “Han pasado ya muchos años1
desde que varios de nosotros ...nos sentimos bajo la necesidad de publicar nuestra
declaración de fe, para la información y satisfacción de aquellos que no entendían cabalmente
cuáles eran nuestros principios, o que habían tenido prejuicios contra nuestra profesión...’ “En
vista de que no se cuenta comúnmente con esta declaración1 , y de que muchos otros
también han aceptado la misma verdad que contiene; juzgamos necesario juntarnos para dar
un testimonio al mundo de nuestra adherencia firme a estos sanos principios...’

“Llegamos a la conclusión de que era necesario declararnos más plena y decididamente, ...y
no encontrando efecto en este sentido en la adoptada por la Asamblea [de Westminster], y
después de ellos por los congregacionalistas, llegamos a la conclusión que sería mejor
retener el mismo orden en nuestra presente declaración... mayormente sin ninguna variación
en los términos... haciendo uso de las mismas palabras de ambos... Esto hicimos para...
convencer a todos que no tenemos ningún deseo de dificultar la religión con palabras nuevas,
sino de esa manera dar nuestro pronto consentimiento a las palabras sanas que han sido
usadas por otros antes que nosotros... En aquellas cosas en las que diferimos con otros, nos
hemos expresado con toda candidez y sencillez... Nuestro propósito dista de querer crear una
polémica en todo lo que hemos hecho en esta cuestión.”

Confesión de fe – Londres, 1689


Guillermo y María subieron al trono de Inglaterra en 1689. El 24 de mayo de ese año se
promulgó la Ley de Tolerancia. A los dos meses, varios pastores londinenses pidieron una
reunión general de bautistas procedentes de Inglaterra y Gales. Se reunieron en Londres
representantes de ciento siete congregaciones desde el 3 al 12 de septiembre. Adoptaron la
Confesión de Londres de 1677 con algunas importantes correcciones.
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Una de las razones del crecimiento de las congregaciones bautistas eran las características
particulares del movimiento. Los bautistas no reconocían los sacramentos como tales, como
los reconocían los anglicanos y los católicos romanos. Creían en dos ordenanzas: la Cena del
Señor y el bautismo de los que profesaban ser creyentes. Los primeros bautistas preferían ser
bautizados por inmersión en “aguas vivas”; agua que corría en un río o arroyo. En el gobierno
eclesiástico bautista, la congregación tenía completa autoridad. Podía llamar a su pastor y
despedirlo. No había obispos ni superintendentes en la estructura bautista. Ningún grupo tenía
poder gubernamental sobre otras congregaciones individuales.

En resumen, las interpretaciones de fe cristiana evangélica tal como las proclaman las
Escrituras fueron presentadas en la Confesión de Westminster en 1647. Se realizaron
actualizaciones 1) para el gobierno eclesiástico congregacional en la Declaración de Savoy en
1658 y 2) para el bautismo del creyente en la (primera) Confesión de Londres de 1677.

El mensaje principal de la Confesión de Westminster fue nuevamente preservada en la


Confesión de fe de Londres de 1689, que incorporó las revisiones menores tanto de la
Declaración de Savoy y la primera Confesión — 16 — Confesión de fe Bautista / Londres
1689 de Londres. La presente Confesión Bautista de Londres de 1689 ha pasado la prueba
del tiempo y ha llegado a ser una de las afirmaciones más importantes de la fe evangélica en
la historia de la iglesia. Es utilizada en la actualidad por miles de congregaciones alrededor del
mundo.

3. LA IMPORTANCIA DE LAS CONFESIONES DE FE.


(Biblia Herencia Reformada Pág. 1997-1999)

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