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Panorama general del pacto de obras

Romer Wilson Alí Nina

Chuck Barret, Dr.

Introducción al Antiguo Testamento

Seminario Reformado Latinoamericano

Colombia, 15 de agosto de 2020


INTRODUCCIÓN

Se ha dicho muy bien, que estudiar el tema de los pactos en la Biblia es de vital
importancia para poder comprender de mejor manera el plan Divino de redención. Las
narrativas no son historia aisladas, separadas y sin conexión. Sino que, son historias que
muestran y señalan una historia más grande. Muestran la más grande historia jamás
contada, la historia de redención del pueblo de Dios. Esta historia redentora se hace visible
a través de los pactos bíblicos. Por ello, es transcendental el estudio de los mismos.

Ahora bien, este ensayo no abarcará la totalidad de los pactos bíblicos, sino que, se
enfocará solo en uno. A decir; el pacto de obras. Pero, antes de empezar el tema, es
menester anunciar que no se ahondará en detalles, sino que, se expondrá un panorama
general del pacto de obras. El propósito de este ensayo es dar una perspectiva general de tal
pacto, a fin, de que el lector sienta un profundo interés por estudiar este tema. Asimismo,
para que este trabajo sea comprendido de mejor manera se ha dividido en tres partes. En el
primer encabezado se expondrá el pacto de obras (conceptos y elementos). En el segundo,
se enseñará acerca de la función y consecuencia de Adán como representante de la raza
humana en el pacto de Obras. Por último, se mostrará la vigencia de dicho pacto.
I. EL PACTO DE OBRAS
Se empezará este trabajo dando la definición de Pacto. El cual es un acuerdo legal o
tratado entre personas, entidades, partidos políticos o estados que exige cumplimiento por
cada una de las partes de lo que se ha estipulado; dicho en otras palabras: un pacto es “un
compromiso sancionado” (Samuel Renihan, 2014, p.3).

A. ¿Qué es el pacto de obras?

Bajo la anterior definición de pacto, se subraya lo siguiente: El pacto es un acuerdo


entre personas, y en este caso, las personas o partes que celebran dicho acuerdo son Dios y
Adán; también se dijo que es un compromiso, el compromiso en este pacto es una
obediencia perfecta de parte de Adán al mandato de Dios, que consistía en no comer del
fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal (Génesis 2:17). Sin embargo, surge un
cuestionamiento sobre la aceptación de Adán a este pacto expresado por Dios. ¿Adán
aceptó voluntariamente someterse a este pacto? o ¿no era contada su voluntad? Para dar
claridad a tales interrogantes, se debe conocer la naturaleza de las dos partes involucradas
en el pacto. Dios y el hombre.

Hay un contraste muy marcado entre los dos; Dios es Creador y el hombre criatura;
Dios es eterno y el hombre tiene un principio; Dios conoce plenamente al hombre y el
hombre conoce de Dios sólo lo que Él soberanamente revela de sí. Por tanto, hay en Dios
una autoridad absoluta para imponer sobre su creación el pacto que desee. Louis Berkhof
(2005) comenta en su teología sistemática con relación a lo que se dijo que: “Dios es
absolutamente soberano en sus tratos con el hombre, y tiene perfecto derecho de imponerle
las condiciones con que tendrá que encontrarse para disfrutar del favor divino” (p. 253).
Entonces, en respuesta a las preguntas anteriores, Adán como criatura fue hecho partícipe
del pacto de obras por la soberanía de Dios. Se puede decir que este pacto no se efectúa
entre partes iguales ni hay un común acuerdo entre ellos, sino que es asimétrico y
unilateral.

Siguiendo con la definición del pacto de obras, ahora, se pasará a hablar de las
sanciones. Se ha visto que el pacto es un compromiso, pero es más que esto; un
compromiso no necesariamente acarrea sanciones. Por ejemplo, si el esposo se compromete
a llamar a su esposa a una hora específica puede ser que no sea sancionado si no la llama.
Un pacto necesariamente es un compromiso sancionado, entonces hay sanciones en el pacto
de obras. Jehová le dijo a Adán: “del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás;
porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” (Génesis 2:17). Aquí la sanción al
hombre es la muerte. Y la muerte en el sentido más inclusivo de la palabra.

A continuación, se expondrá los elementos del pacto, además, se enseñará más a


profundidad dicha sanción expresada en el párrafo anterior.

B. Elementos del pacto de obras

Todo pacto consta de algunos elementos, de hecho, sin tales componentes no existiría
un pacto. En este caso los elementos son los siguientes: las partes, la promesa, la condición
y la sanción, con respecto a esto el teólogo Charles Hodge (2010) señala que: “Dios hizo a
Adán una promesa que dependía de una condición, y unió a la desobediencia una cierta
pena” (p. 387) En tal comentario se hace evidente los elementos del pacto de obras. Los
cuales a continuación, se explicarán con más detalle.

1. Las partes: Son Dios y el hombre (Adán). Como se vio con anterioridad, no son
partes iguales (Asimétrico). Pues el Creador, está por encima de la criatura. Pero
tampoco es un pacto bilateral, donde ambas partes estén completamente de acuerdo.
Sino que es un pacto unilateral. Pues, es Dios quien impone al hombre tal pacto.
¿Hay alguna injustica en esto? En ninguna manera, no hay posibilidad alguna de
argumentar injusticia de parte de Dios. Pues, Él como bien ya se dijo está totalmente
por encima del ser humano.
2. La promesa: la promesa del pacto fue la vida eterna. Ahora bien, se puede
cuestionar esta afirmación señalando que no hay constancia de dicha promesa en la
Biblia. Es cierto. Sin embargo, la promesa se encuentra tácitamente en el relato
bíblico. Cuando Dios le dice a Adán que morirá si come del fruto del árbol del bien y
del mal, lo contrario a esto, es que, si Adán se abstiene de comer y obedece, no
morirá, a esto hace mención Berkhof (2005) señalando que: “Es perfectamente cierto
que la Escritura no contiene una promesa explicita de vida eterna para Adán, pero la
amenaza del castigo implica, en verdad, tal promesa” (p.256). Se puede decir
entonces, que si a la desobediencia estaba ligada la muerte, a la obediencia lo estaría
la vida (Romanos 10:5). Por tanto, la promesa dada a Adán si obedecía, era la vida
eterna. Pero, ¿En qué consistía esta vida eterna? En Romanos 7:10 dice el apóstol
Pablo que el mandamiento era para vida. Pero, ¿Qué clase de vida? si Adán ya
gozaba de la misma. Bueno, la vida en el más perfecto sentido de la palabra. Esto
quiere decir según Berkhof (2005) que: “la promesa de la vida en el pacto de obras
era una promesa de eliminar todas las limitaciones de la vida a las que Adán aún
estaba sujeto, y de levantarla al más alto grado de perfección” (p. 256).
3. La condición: la condición era la obediencia, mas no una obediencia somera, sino
más bien, una obediencia perfecta. La criatura tenía que obedecer perfectamente a su
Creador, Adán tenía que cumplir perfectamente la ley de Dios. Pues: “la ley divina
no puede exigir nada menos” (Archibald Alexander H. 2018, p.91). Dicha ley estaba
escrita en el corazón del hombre, por tanto, no existía la posibilidad alguna de
excusarse. La obediencia de Adán no sería eficaz si era una obediencia incompleta,
la condición era entonces una obediencia perfecta. (Santiago 2:10)
4. La sanción: El castigo estipulado era la muerte. Así lo expresa la misma Escritura:
“porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” Génesis 2:17. Este castigo
comprende la muerte física, espiritual y eterna. De acuerdo con Berkhof (2005): “la
idea de la muerte en la Escritura no es la extinción del ser, si no el quedar separado
de la fuente de vida.” (p.257). Así que, el castigo o la sanción del pacto de obras era la
muerte. Ahora bien, la realización del castigo se dio prontamente, mas no se
completó plenamente.

Estos son los elementos que forman parte del pacto de obras. El pacto unilateral de Dios
con Adán. Éste último fue constituido por Dios como representante de toda la raza humana.
Por tanto, en el siguiente encabezado se estudiará el desempeño y las consecuencias de la
obra Adán como cabeza federal en el pacto de obras.

II. ADÁN COMO CABEZA FEDERAL DEL PACTO DE OBRAS

El reino de la creación tuvo un rey; éste fue Adán. Dios le ordenó enseñorearse de
toda la creación (Génesis 1:28) y se ha de entender que la victoria del rey es la victoria del
reino, y su derrota es la derrota del reino. Adán representa a toda la humanidad y el destino
de ella depende de su cumplimiento pactual (Obediencia perfecta). Empero, el
representante de la raza humana fracasó, y, por tanto, la sanción para Adán es también
sanción para todo su reino. Es decir; la sanción de la muerte sería para toda la raza humana.

El desempeño de Adán ante el pacto fue desastroso, el primer hombre y representante


de la raza humana desobedeció a Dios, Adán prefirió dudar, que creer, prefirió el
discernimiento humano que la Palabra divina. En resumen: Adán ha pecado contra el
Creador. Tal pecado, no afectó solamente a Adán como ser personal, sino que, con tal caída
trajo consigo el pecado a todos sus descendientes. Así lo expresó el apóstol Pablo en
Romanos 5:12 “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el
pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”. Por
otro lado, la Confesión Bautista de Londres de 1689 dice al respecto: “Siendo ellos la raíz
de la raza humana, y estando por designio de Dios en lugar de toda la humanidad, la culpa
del pecado fue imputada y la naturaleza corrompida transmitida a toda la posteridad que
descendió de ellos mediante generación ordinaria, siendo ahora concebidos en pecado” (p.
38). De manera que, el fracaso de Adán no es particular, sino que es universal. Él peco, y
con él toda la raza humana.

Ahora bien, si bien el pacto de obras fue realizado hace muchos siglos. La vigencia de
éste sigue siendo un tema muy debatido entre los teólogos. En el siguiente encabezado se
expondrá la vigencia de este pacto.

III. VIGENCIA DEL PACTO DE OBRAS

La vigencia del pacto de obras es cuestionada por algunos teólogos que sustentan esta
afirmación según hebreos 8: 13 “Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo
que se da por viejo y se envejece, está próxima a desaparecer”. No obstante, en la Escritura
también se observa textos que respaldan la vigencia del pacto de obras como, por ejemplo,
Gálatas 3: 12 “y la ley no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por
ellas”. Por tanto, si en la Escritura se encuentra indicios de la vigencia y no vigencia del
pacto de obras ¿Cómo se determina si el pacto de obras está vigente o no?

Bueno, se puede afirmar que el pacto de obras está vigente para toda la humanidad,
porque aun cuando el hombre ha caído en pecado y esté incapacitado para cumplir el pacto,
el deber de obedecer a Dios no desaparece, pero, es indudable que el hombre en su
condición caída no puede cumplir con el pacto de obras, es por eso que necesita de un
Salvador, y los que creen en Él están ya en un pacto de gracia, Por tanto, si todos aquellos
que creen en Jesús están en un pacto de gracia, ya no están entonces en el pacto de obras.

Así mismo, reafirmando lo dicho con anterioridad. La manera en que el pacto de


obras está vigente, es en el sentido de que; el hombre al ser criatura de Dios está obligado a
obedecerlo, a esto se le conoce como relación natural, es esta relación la que fue incluida
dentro del pacto de obras, por tanto, el hombre por el solo hecho de ser criatura le debe
obediencia a su Creador. Berkhof (2005) señala al respecto: “las obligaciones que para con
Dios tiene el hombre nunca estuvieron fundadas únicamente en los requerimientos del
pacto sino más que todo en la relación natural que tenía con Dios” (p.258). Así que, el
hombre tiene obligaciones naturales para con Dios. esas obligaciones siempre estarán
vigentes, pues es la relación natural entre el Creador y la criatura.

Otro argumento importante a favor de la vigencia del pacto de obras, es que la


promesa de la vida eterna por cumplir el pacto sigue vigente (Romanos. 10: 5; Levítico 18:
5). “Dios podría – para citar Louis Berkhof (2005) -, haber retirado esta promesa, pero no
lo hizo, […] Sin embargo, es evidente que después de la caída ninguno ha podido cumplir
con esta condición” (p.259). Así que, los pasajes bíblicos en el Nuevo Testamento que
expresan la promesa de vida eterna por cumplir el pacto de obras son testimonios fuertes y
válidos para afirmar que el pacto de obras sigue vigente.

Por el lado de los que argumentan la no vigencia del pacto, se dice que no está
reinante para los que están bajo el pacto de gracia, solo para los que están en el pacto de
gracia. No porque estos hayan cumplido la ley perfectamente, sino que, las condiciones que
exige el pacto de obras ya fueron cumplidas por Jesucristo, quien cumplió la ley
perfectamente. Es solo en ese sentido que el pacto de obras no está vigente.

CONCLUSIÓN

En conclusión, se expuso a través de este ensayo las características generales del


pacto de obras. Un pacto es un compromiso sancionado entre personas, en este caso entre el
Creador y la criatura, entre Dios y el primer hombre de la humanidad. Tal pacto es
asimétrico y unilateral. Asimétrico porque las partes del pacto no son iguales. Y, Unilateral,
porque es Dios quien se impone soberanamente ante su criatura. Además, se ha presentado
los elementos de este pacto. A decir: Las partes (Dios y Adán), la promesa (Vida eterna),
La condición (Obediencia perfecta) y la sanción (Muerte). Pero también, se presentó el
fracaso de Adán en el pacto de obras, este fracaso no fue personal, sino que fue universal.
Pues, él fue el representante de la raza humana. Su victoria en el Edén sería la victoria de
todos los hombres, su fracaso sería el fracaso de toda la humanidad. ¡Adán fracasó! Y con
él, toda la masa humana. Para finalizar, el pacto de obras está vigente para todos los
hombres que están en este mundo espiritualmente muertos, mas no, para aquellos que
tienen su fe puesta en Cristo.
BIBLIOGRAFÍA

Berkhof, Louis. (2016). Teología Sistemática. Grand Rapids: Libros desafío.

Confesión de Fe Bautista Londres, 1689, Lección 4 – Párrafo 3. Medellín: IBR La Gracia de


Dios.

Hodge, Archibal Alexander. (2018). Comentario de la confesión de fe de Westminster. Trad. de


Plutarco Arellano. Iglesia Reformada.

Hodge, Charles. (2010). Teología Sistemática. Barcelona: Clie.

Renihan, Samuel. (2014). Curso de la Teología del Pacto, Reinos y Pactos. Córdoba,
Argentina.

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