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Mortificación Del Pecado

Mateo 5:27-30

INTRODUCCIÓN.  De nuevo nos encontramos en el sermón del Monte, el discurso más famoso y
extenso de nuestro Señor Jesucristo. Donde últimamente hemos venido considerando algunas
ilustraciones, por medio de las cuales Cristo ejemplifica la correcta interpretación del Antiguo
Testamento, en contraste, a como lo hacían los escribas y fariseos. En el sermón pasado vimos, la
correcta interpretación que hace Cristo del séptimo mandamiento, en contraposición con la
interpretación de los maestros de la ley.

Estos maestros de la ley miraban este mandamiento solamente como una prohibición al simple acto
físico de adulterar; y habían pensado que, siempre que no cometieran el acto mismo, habían llevado a
cabo el cumplimento de este mandamiento. Pero vimos que, desde la óptica de Cristo su prohibición no
se restringía solamente a esto, sino que iba más allá alcanzando los deseos y pensamientos del
corazón; esos deseos lascivos y pensamientos impuros que albergamos en nuestra mente. Cristo dice:
“que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.”

En el sermón pasado también consideramos cuatro enseñanzas prácticas de la interpretación de


Cristo, de los (Vrs. 27-28):
 La primera enseñanza es que el pecado es el consentimiento de la voluntad a los pensamientos y
deseos pecaminosos que se levantan en el corazón. En el mismo momento, que nuestra voluntad
consciente el pecado, esté ya fue cometido, aunque no tengamos la oportunidad de realizarlo en
realidad.
 La segunda enseñanza que consideramos, es que la fuente del pecado es que la fuente del pecado
habita en el corazón. El problema del hombre no está fuera de él, está dentro de él, en el corazón.

Por eso Cristo dijo en: (Mr. 7:21-23): “Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos
pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el
engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro
salen, y contaminan al hombre.”
 No es la sociedad quien corrompe al hombre, el corazón del hombre viene corrompido y perverso
desde la caída. Desde nuestra concepción ya somos pecadores, como dijo David: “He aquí, en
maldad he sido formado, Y en pecado me concibió mi madre.” Si la fuente del hombre ha sido
contaminada y todo lo que brota de ella también está contaminado. Por eso es que nuestra tarea es
la predicar el evangelio, porque lo que el hombre necesita es un cambio de corazón, necesita vida
espiritual.
 Y la tercera enseñanza que vimos, es que nuestra verdadera condición espiritual se revela a través
del estado de nuestro corazón y no por nuestro comportamiento externo. Es decir, nuestro verdadero
“yo” no es el que se puede percibir con los sentidos físicos, la apariencia externa es una cosa, pero
lo que realmente cuenta es lo que somos internamente y eso es lo que Dios juzgará algún día.
 Y ultima enseñanza que vimos es que la ley de Dios no sólo condena el adulterio, sino también
aquello que pueda guiarnos y guiar a otros a cometer adulterio. Voy a repetir la cita de Arthur Pink:
“Si las miradas lascivas constituyen un pecado tan grave, entonces aquellos que se visten y se exponen a sí
mismos con la intención de ser mirados y deseados, no son menos culpables y sino probablemente más. En
este asunto a menudo no son los hombres los que pecan únicamente, sino que también las mujeres los
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tientan a pecar. Cuán grande entonces debe ser la culpa de la gran mayoría de las jóvenes modernas (de
1951) porque deliberadamente buscan levantar las pasiones de nuestros jóvenes, y cuanto más grande es la
culpa de sus madres por permitirles ser tan lascivamente provocadoras.” Por eso Cristo dijo: (Mt. 18:6,7)
“Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le
colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar. ¡Ay del mundo
por los tropiezos! porque es necesario que vengan tropiezos, pero ¡ay de aquel hombre por quien viene el
tropiezo!” A toda mujer debe darle pánico pensar, que por su culpa alguna persona tropieza y caiga
en pecado eso debe ser un motivo de preocupación constante en la vida de toda mujer piadosa. Una
mujer que no está preocupada por esto, no es una mujer piadosa.

En el sermón de hoy, analizaremos los (Vrs. 29-30). Nuestro Señor no solo se ocupó del alcance y la
naturaleza del pecado del adulterio, sino que lo describió de tal manera que, en cierto sentido, nos
indicó implícitamente cómo debemos enfrentarlo. “Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo,
y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al
infierno. Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno
de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.”

Estas palabras de Cristo han sido a través de la historia de la iglesia tan mal interpretadas, que llevaron
a muchos a prácticas extremas y absurdas. Por eso, lo primero que debemos considerar es lo que
Cristo no quiso decir con estas palabras. En segundo lugar, veremos el correcto significado de lo que
Cristo si dijo en este texto. Y en tercer lugar, consideraremos ciertos principios que se derivan de esta
enseñanza de Cristo. Veamos en primer lugar, ciertas interpretaciones equivocadas.

A. CIERTAS INTERPRETACIONES EQUIVOCADAS


1. Estas palabras de Cristo no significan que la salvación se alcanza por medio del esfuerzo
humano. Existen dos reglas básicas de interpretación bíblica que debemos interpretar en el estudio
de las Escrituras, y sobre todo cuando estamos tratando con un texto difícil y oscuro. La primera
regla, es que debemos considerar el contexto de cada pasaje. Y la segunda regla, es que debemos
interpretar los textos oscuros a la luz de los textos más claros. Innumerables herejías han surgido en
la historia de la iglesia basados en textos oscuros. (Dar ejemplos)
a. Hay muchos que piensan que estas afirmaciones sorprendentes y extraordinarias habría
que interpretarlas así: “sí nos esforzamos por santificarnos iremos al cielo, si no nos esforzamos
iremos al infierno.” Es decir, debemos hacer algo para escapar de la condenación eterna -dicen
ellos-, y consecuentemente la salvación se alcanza haciendo algo, por medio del esfuerzo humano.
1) Pero, si aplicamos a estas palabras de Cristo, las reglas de interpretación que acabamos de
enunciar, veremos que no pasa la prueba de una buena exégesis bíblica. El asunto que el Señor
viene tratando en este texto, es el grave problema que posee el hombre por la condición de su
corazón, y por la naturaleza del pecado en sí. La iniquidad y el pecado brotan de la fuente del
corazón, aunque muchas veces no cometamos el acto del pecado, ya lo hemos concebido en el
corazón, y para Dios que puede ver nuestro interior, el pecado ya fue consumado.
2) Cristo nos enseña que cuando albergamos enojo, ira, amargura y resentimiento, Dios lo
considera como homicidio, como si hubiésemos asesinado a la persona. Y cuando miramos a
una mujer con lascivia y albergamos pensamientos impuros ya hemos sido culpables de
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adulterio. Y es cuando observamos la ley desde esta óptica, que nos daremos cuenta, cuan
miserables somos, y lo cortos que nos quedamos para cumplir las exigencias de la ley. Los
fariseos en su orgullo rebajaban el alcance de la ley, y de este modo pensaban que habían
podido cumplirla perfectamente. Pero, no son estos orgullosos fariseos que entrarán en el reino
descansando en sus buenas obras y en su propia justicia. Mas bien, Cristo dice: -“Bienaventurados
los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.”
b. Así que Cristo no está enseñando aquí una salvación por los esfuerzos que hagamos,
porqué eso estaría en contradicción con toda la Escritura. Esto es claro porque dice en (Ef.
2:8,9) “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por
obras, para que nadie se gloríe.” Y en (Tito 2:4,5) dice “Pero cuando se manifestó la bondad de Dios
nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros
hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el
Espíritu Santo.” Así que Cristo aquí no está enseñando una salvación por obras.
2. Pero estas palabras de Cristo tampoco significan que para crecer en santidad tenemos que
abusar de nuestro cuerpo. A lo largo de la historia de la iglesia, ha habido muchos que han
interpretado estas palabras de manera literal. Dando a entender que para crecer en santidad
debemos dar un trato duro a nuestros cuerpos. Sin embargo, el sexto mandamiento prohíbe atentar
contra la vida humana de cualquier manera.
a. Esta enseñanza contradice una vez más el contexto del pasaje, Cristo dice que nuestro
problema no radica en el cuerpo radica en el corazón. Ese fue el error en que cayeron los
monjes medievales, ellos creían que para vivir en santidad era necesario maltratar al cuerpo. Pero,
estas cosas no pueden aplacar los apetitos que residen en nuestros sentidos. Por dice el Dr.
Martyn Lloyd-Jones que: “Cualquier enseñanza que nos haga vivir una vida antinatural, no enseña la
santidad como el Nuevo Testamento la enseña.”
1) Demandarle a un hombre o una mujer que continúen célibes para toda su vida para servir a Dios,
es antinatural y en vez de aplacar los apetitos de la carne más bien los enciende. Dice en (1 Ti.
3:1,2) dice que es necesario que el obispo sea marido de una sola mujer. Y mas adelante dice en
(1 Ti. 4:1-3) “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe,
escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; por la hipocresía de mentirosos que,
teniendo cauterizada la conciencia, prohibirán casarse.”
2) Pero, Cristo no se está refiriendo a que no debemos sacar los ojos o que debemos cortarnos la
mano literalmente para poder santos. Porque la Escritura nos dice que esto no tiene ningún poder
contra los apetitos de la carne. (Col. 2:23) “Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de
sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; pero no tienen valor alguno contra
los apetitos de la carne.”
b. Pero, nuestro Señor ridiculiza tal interpretación literal o argumentación porque menciona
sólo el ojo y la mano derecha. Si uno se saca el ojo derecho* todavía le queda el izquierdo, y ve
lo mismo con el izquierdo que con el derecho; y si se corta la mano derecha no ha resuelto el
problema porque conserva la izquierda. Y si se saca los dos ojos, y se corta ambas manos sigue
teniendo problema con su imaginación y con sus deseos pecaminosos. Hermanos, sin necesidad
de las tentaciones externas pecamos, solo con la imaginación, la memoria y los deseos
cometemos pecado, porque el verdadero problema no está en los miembros del cuerpo, está en el
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corazón. Entonces, ¿Cuál es el verdadero significado de estas palabras de Cristo? Vamos nuestro
segundo encabezado.
B. EL CORRECTO SIGNIFICADO DE ESTAS PALABRAS DE CRISTO.
Hay dos cosas que debemos considerar aquí:
1. El Señor advierte aquí; que todos aquellos que no se aparten radicalmente del pecado,
terminarán en las llamas del infierno. Cristo dice: “Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer,
sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea
echado al infierno. Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se
pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.” Nuestro Señor lo repite dos
veces para ponerlo bien de relieve.
a. Todos aquellos que viven en la práctica del pecado, están expresando que poseen un
corazón no arrepentido, y consecuentemente su destino será el infierno. Veamos esta
verdad. (Lu. 13:1-5). “En este mismo tiempo estaban allí algunos que le contaban acerca de los galileos
cuya sangre Pilato había mezclado con los sacrificios de ellos. 2 Respondiendo Jesús, les dijo: ¿Pensáis
que estos galileos, porque padecieron tales cosas, eran más pecadores que todos los galileos? 3 Os digo:
No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. 4 O aquellos dieciocho sobre los cuales cayó
la torre en Siloé, y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que todos los hombres que habitan en
Jerusalén? 5 Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.”
1) ¿Qué es el arrepentimiento? el catecismo menor de Westminster define el arrepentimiento como:
“La gracia salvadora por la cual el pecador, teniendo una verdadera consciencia de sus pecados y
conociendo la misericordia de Dios en Cristo, con dolor y odio a sus pecados, se convierte de ellos a Dios,
con plena determinación de alcanzar una nueva obediencia.” El arrepentimiento no sólo se expresa a
través del dolor que experimentamos de haber pecado, si solo tenemos dolor, pero no vivimos en
obediencia eso es remordimiento. Judas es un ejemplo de ello.
2) Pero, e arrepentimiento no sólo es dolor por el pecado, es la de determinación que tenemos de
dejar el pecado, de obedecer a Dios, y de luchar contra la corrupción que hay en nosotros. Una
persona que no manifiestan interés en dejar su pecado, en luchar contra ellos; sino que continua
en la práctica de ellos está manifestando un corazón no arrepentido, y por consiguiente van
camino al infierno.
 (1 Co 6:9-11) “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios,
ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, 10 ni los ladrones, ni
los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. 11 Y esto
erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el
nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.”
 (Gal. 5:19-21) “Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia,
lascivia,20 idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías,
21 
envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os
amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de
Dios.”
b. Si no estamos luchando contra el pecado, es porque somos esclavos del pecado. Donde no
se resiste voluntaria y conscientemente el pecado, esa persona todavía permanece bajo el dominio
y el poder del pecado. Existen muchos hoy que predican la mentira del cristiano carnal. Pero,
Cristo nos advierte que aquellos que no están dispuestos a mortificar y a luchar contra el pecado,
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terminarán en el infierno. Por eso, es que el cristiano va diariamente a la presencia de Dios en
oración, porque sabe que en sus fuerzas no podrá resistir ni vencer el pecado. Hermanos, mientras
estemos a este lado de la gloria siempre estaremos luchando.
1) Pero si no estamos luchando contra el pecado, amigo, debes saber que te diriges rumbo al
infierno. No es suficiente con creer o profesar creer en Cristo. El Señor es muy claro en esto, dice
en (Mt. 7: 21) “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la
voluntad de mi Padre que está en los cielos.”
2) Aquellos que hacen la voluntad de Dios -dice Cristo- son los que tienen una lucha agónica en su
corazón, para resistir el pecado que les estorba para obedecer verdaderamente a Dios. Entonces
lo que Cristo que nos advierte en este texto, es que nos apartemos radicalmente de la práctica
del pecado, o terminaremos en las llamas del infierno.
1. En segundo lugar: Cristo nos enseña en este texto, que hay que tomar una acción drástica
para quitar todo aquello que nos tiente a pecar, por valioso que esta sea.
En el pensamiento del judío la mano derecha y el ojo derecho eran los miembros más valiosos del
cuerpo. El ojo derecho representaba para ellos la mejor visión, la mano derecha la mayor habilidad.
a. A lo que Cristo se esta refiriendo aquí, es que el cristiano está llamado remover todo
aquello que pueda ser motivo de pecado en su vida, no importa el valor que tenga que
pagar o qué tan valioso pueda ser tal cosa para nosotros. Es decir, debemos declararle la
guerra al pecado no importando lo doloroso que pueda salir, o de las cosas valiosas que
tengamos que deshacernos. Tenemos que poseer la firme determinación de no permitir que nada
se interponga entre nosotros y la voluntad de Dios.
1) Es una firme determinación, y una acción rápida. Así debemos tratar con nuestros pecados
porque sus demandas son violentas. Cristo nos enseña aquí de cortarnos la mano, de
sacarnos los ojos, ambas acciones duelen. Pero, nada traerá más dolor que trasgredir la
voluntad de Dios y pecar contra Él, y nada es comparable con el dolor de ser arrojado a las
llamas del infierno eternamente.
2) No importa cuánto valor pueda tener algo para ti, nada debe interponerse entre tu y Dios.
Señor dice en (Mt 10:37) “El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama
a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es
digno de mí. 39 El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará.”
3) La lucha contra el pecado es dolorosa en ocasiones, pero los que profesan ser cristianos
tienen solo dos opciones: O luchan y continúan luchando hasta el fin, o terminan apostatando
de la fe. Dice el apóstol Pablo en (1 Co. 9:26-27) “Así que, yo de esta manera corro, no como a la
ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en
servidumbre, no sea que, habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado.” Pablo
dice: -Que no sea que yo mismo, termine en el infierno. -
4) Y en (Col 3:5,6) el apóstol dice: “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza,
pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría cosas por las cuales la ira de Dios
viene sobre los hijos de desobediencia,” el apóstol Pablo dice en (Ro. 8:13) “porque si vivís
conforme a la carne, moriréis más si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.” El
creyente tiene la responsabilidad de hacer morir las obras de la carne, pero apoyado en la
gracia de Dios, porque por sus propias fuerzas no puede, es por medio del Espíritu.
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b. Es necesario aclarar, que esta enseñanza, que estamos tratando aquí no tiene ningún
conflicto con la doctrina de la perseverancia final de los santos. Doctrina que enseña que todo
hombre una vez salvó es siempre salvo. Hermanos, un hombre que no está luchando
conscientemente con los pecados que moran en su corazón, no es un santo, y por consiguiente no
podrá perseverar.
1) El hecho de que los cristianos perseveren en la gracia, es una obra de Dios. El Cristiano
persevera porque Dios lo preserva. Pero esto, de ninguna manera elimina la responsabilidad que
tiene el cristiano de perseverar. Cristo dijo: “el que persevere hasta el fin, éste será salvo.” El
resto terminaran en el infierno. Ambas doctrinas se hallan en la Palabra de Dios; Dios es
soberano, el hombre es responsable.
2) Hermanos, todas estas advertencias que aparece en las Escrituras son usadas por el Espíritu
Santo para estimular al creyente a seguir perseverando, a no descuidar su vida de santidad. Una
persona que vive practicando el pecado, que se deleita en el pecado, que no lucha contra el
pecado, que no está mortificando el pecado, es un presuntuoso si cree que va camino al cielo.
Porqué Cristo dijo: -Sácate el ojo, córtate la mano o serás echado en el infierno. – Esto es lo que
significa las palabras de Cristo en este texto. Veamos ahora

C. CIERTOS PRINCIPIOS QUE SE DERIVAN DE ESTA ENSEÑANZA DE CRISTO.


1. En primer lugar, aprendemos de esta enseñanza de Cristo: que el pecado que mora en el
corazón usara los miembros de nuestro cuerpo y nuestros sentidos, para cautivar nuestra
voluntad. Cristo señala aquí dos acciones simples y moralmente neutras: Mirar y tocar. Pero el
Señor dice que a través de esas dos acciones el pecado que mora en tu corazón tratara de cautivar
tu voluntad.
a. Sin embargo, Cristo dice que la codicia no está en los miembros, está en el corazón, pero
el estímulo que despierta la codicia entra por los ojos. Como Eva y el fruto prohibido: Eva
primero lo vio, luego lo codició y después lo tomó. Y lo mismo ocurrió con David. David vio a
Betsabé la mujer de Urías, luego la codicio, y después la tomó. Hermanos, ¡cuidado con lo que
miran nuestros ojos! Debemos tomar la determinación del salmista en el (Sal. 1101:3) “No pondré
delante de mis ojos cosa injusta.” Y Job hizo un pacto con sus ojos: (Job 31:1) “Hice pacto con mis
ojos; ¿Cómo, pues, había yo de mirar a una virgen?” El control del corazón Job se debía al control de
sus ojos.
b. ¿Qué implica esto en la práctica? Permítanme elaborar e interpretar así la enseñanza del Señor:
"Si tu ojo te es ocasión de caer porque la tentación llega a ti por medio de tus ojos (los objetos que
ves), entonces, sácate los ojos. Es decir, ¡no mires! Compórtate como si realmente te hubieras
sacado los ojos y los hubieras tirado, y ahora estuvieras ciego y por eso no pudieras ver los objetos
que anteriormente fueron ocasión de caer.
1) Además, si tu mano o pie te son ocasión de caer, porque la tentación te llega por medio de tus
manos (cosas que haces) o de tus pies (lugares que visitas), entonces, córtalos. Es decir, ¡no lo
hagas! ¡No vayas! Compórtate como si te hubieras realmente cortado las manos y los pies, y los
hubieras tirado, y ahora estuvieras lisiado y por eso no pudieras hacer las cosas o visitar los
lugares que anteriormente te eran ocasión de caer". Ese es el significado de "mortificación':

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2) Martyn Lloyd Jones dijo: “Dentro de vosotros hay un fuego; nunca le acerquéis aceite, porque de lo
contrario se prenderá la llama, y vendrán los problemas.” Cristo dijo: “si tu ojo te es ocasión de caer, no
mires; si tu pie te es ocasión de caer, no vayas; y si tu mano te es ocasión de caer, no lo hagas.” porque
el pecado que reside en tu corazón usará tus miembros para capturar su voluntad.
2. En segundo lugar, aprendemos de este texto que el alma del hombre es mucho más
importante que el cuerpo. Cristo dice aquí que es más terrible ser echado en el infierno con los
dos ojos y con las dos manos, que entrar en el reino de Dios manco, tuerto. Perder el alma es lo más
terrible que le puede ocurrir a una persona. Cristo dijo en (Mt. 16:26) “Porque ¿qué aprovechará al
hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?” como dice Pablo: (1Ti. 6:16) “porque nada hemos
traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar.” Lo único que cuenta es el alma.
a. Y lo que el Señor está diciendo aquí, es que no importa lo que tengas que perder piérdelo,
pero no pierdas tu alma. Es sorprendente que muchos se preocupan diligentemente por cuidar el
cuerpo, pero no mueven un dedo para cuidar su alma.
Amigo, pero todos nosotros tenemos una cita con la muerte, lo único que contara en aquel día es el
estado del alma. Hermanos, es demasiado insensato afanarse tanto por el cuerpo, mientras
descuidamos el alma. El Señor dice que la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes
que posee.” Y un hombre que no prevé la muerte es un tonto. No importa, cuánto se ha tenido por
exitoso a los ojos de los hombres, Cristo dice aquí que es un necio.
b. Aquel que se la pasa toda la vida cuidando este cuerpo que tarde o temprano será comido
de gusanos, pero no mantiene un cuidado mucho mayor por el bienestar de su alma. Ese es
un necio. Hermano, recuerda que el bienestar de tu alma es más importante que el bienestar del
cuerpo. Eso es lo que Cristo está enseñando aquí.
3. En tercer lugar, este pasaje también nos enseña que Cristo creía en la existencia de un lugar
eterno de condenación llamado el infierno. Esta advertencia Cristo la hace dos veces: “sácate el
ojo, cortarte la mano, no sé a qué teniendo ambas cosas seas echado al infierno.” En otra ocasión el
Cristo dijo: (Mt 10:28) “no temáis a los que matan el cuerpo, más el alma no pueden matar; temed más bien
a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno”
a. Amigo, si no hubiese un infierno, la encarnación de Cristo y su muerte en la cruz no tendría
ningún sentido. Si quieres percibir la magnitud del peligro que te rodea, contémplalo a la luz de lo
que Dios estuvo dispuesto hacer con tal de rescatarnos de ese peligro. Algún día todos
comparecemos ante el Tribunal de Dios. Y en aquel día sólo serán oídos dos veredictos. Dice el
Señor en (Mt. 25 :46) “E irán éstos (los impíos) al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.” Y el
profeta Daniel en (Dn. 12:2) “Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados,
unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua.”
b. Algunas sectas enseñan que Dios no puede enviar a sus criaturas al infierno. Pero Cristo que
es el Testigo Fiel y Verdadero, dice en su Palabra que es mejor perder los miembros más valiosos
del cuerpo y no ser arrojados en cuerpo entero al infierno. (Ap. 14:11) “y el humo de su tormento sube
por los siglos de los siglos. Y no tienen reposo de día ni de noche.” Y cuando el Señor dijo a sus
discípulos: - uno de vosotros me va a entregar, pero ¡ay de aquel por quien El Hijo del Hombre es
entregado, mejor le fuera ese hombre no haber nacido. - Si lo que existe después de la muerte
para él impío es la inconciencia, el caerá a un estado similar al que tenía antes de haber nacido,

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pero Cristo dice: - mejor le fuera no haber nacido. - Porque es a una vergüenza y confusión
perpetua a la que va, y no a un estado de inconciencia.
c. El infierno existe porque es lo único que puede castigar el pecado que el hombre ha
cometido contra un Dios eterno. Hermanos, el castigo por la culpa, no se mide por la culpa
cometida, sino por el tamaño de aquel que fue ofendido por la culpa. Es decir, la ofensa contra un
Dios eterno merece un castigo eterno, el infierno por toda la eternidad. Por eso Cristo dice: “no
temáis a los que matan el cuerpo, más el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede
destruir el alma y el cuerpo en el infierno”
d. Hermanos, Seriamos faltos de amor, sino advirtiéramos de estas cosas, para que huyan de
la ciudad de la Destrucción. Dios en su amor nos ha provisto una puerta de escape, por amor
envió a Su Hijo Jesucristo o morir en la cruz para recibir el castigo que nosotros merecíamos, para
que todo aquél que en él cree no se pierda más tenga vida eterna. El amor de Dios no podía
rebajar las demandas de Su justicia perfecta, por eso, proveyó Él mismo el pago que esta justicia
requería en la muerte de Su Hijo.
4. Por último, aprendemos de esta enseñanza que el principal obstáculo que impide al hombre
aceptar el evangelio y venir a Cristo es su pecado. El hombre rechaza el evangelio creando toda
clase de excusas. Pero el problema del pecador es que no desea abandonar su pecado, Su
problema es que no quiere dejar aquello que constituye en este momento su deleite.
a. Cristo dice aquí: -Quita tales cosas de tu vida o serás arrojado en el infierno. - El problema
radica en la renuencia de abandonar esas cosas. Y todas las excusas que ponen es escondiendo
ese problema, aman su pecado. Por tal razón no quieren venir a Cristo. Aman su maldad.
b. Y este amor por el pecado ha embotado su entendimiento. Dice en (Ef. 4: 17-18) “Esto, pues,
digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su
mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos
hay, por la dureza de su corazón;” Su ignorancia se debe a la dureza de su corazón, amigo, ese
pecado que amas endurece tu corazón. Y mientras más continúa una persona en pecado, más
duros, más necios e insensatos se vuelven.
c. ¿Porque no quieren venir a Cristo? Porque aman su pecado, no den más excusas, no te
arrepientes porque no quieres abandonar tu pecado, porque lo amas. Quieres vivir tu vida
sin incomodarte, porque en vez de mortificar el pecado lo alimentas.
 Hermanos, saben porque no tenemos jóvenes entre nosotros, no porque este asunto les parezca
muy aburrido. Ellos no se quieren arrepentir, porque tienen en el corazón la idea que les ha
vendido el enemigo, que si se arrepienten de sus pecados ya no disfrutaran de la vida. Dicen: -
algún día me arrepentiré, quiero seguir con mi pecado. -
 Eso tiene dos problemas: En primer lugar, que el pecado es un engaño, el pecado no trae la
felicidad. La única y verdadera felicidad se encuentra en Cristo. El Señor dice: “yo he venido para
que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.” Pero, si no te has arrepentido no sabes lo que
es vivir, tu vida es un infierno aquí. Y el día que partas de este mundo te lamentarás de haber
nacido, por los tormentos terribles que experimentaras en el infierno por la eternidad.
 El otro problema es que la muerte no manda aviso. Amigo y hermano, hoy puede ser la última
predicación que tu escuches en tu vida. Y Cristo dice: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y

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cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y
humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas.”
 Amigo que el Señor te de la gracia, para que dé una vez por todas puedas abandonar el pecado.
Porque no es por tus propias fuerzas, pero es tu responsabilidad arrepentirte. Amigo, pero Cristo
es un Todopoderoso Salvador que no sólo quiere darte la salvación cuando se lo pidas, sino
también la fe que necesitas para creer. Cristo puede salvarte, él tiene el poder para hacerlo.
Oremos.

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