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Card.

Tom ás Spidlík
JVÍarko I . Rupnik

Con contribuciones de
María Campatelli, Michelina Tenace y Milán Zust

TEOLOGÍA DE LA
EVAN GELIZACIÓN
DESDE LA BELLEZA
TRADUCCIÓN
PABLO CERVERA, LOURDES VÁZQUEZ
Y SOL CORCUERA

REVISIÓN
PABLO CERVERA

ESTUDIOS Y ENSAYOS
nu
TKOLOCÍA

B ib l io t e c a de A u to res C r is t ia n o s
M ADRID . 201,3
BIBLIOTECA DE FILOSOFIA Y TEOLOGIA
MARIO VALENZUELA, S.J.
I
La lectura espiritual de la realidad1
M . I. R u p n i k

«De estas cosas hablamos, no con palabras aprendidas de


sabiduría humana, sino aprendidas del Espíritu, expresando
realidades espirituales» (1 Cor 2,13).

1 C o m o elem entos de referencia bibliográfica p ara to d o el texto del p ad re R u p ­


nik, se considera la literatura siguiente (para las referencias, cf. la lista de las abre­
viaturas): G. A g am b e n , L’uomo serna contenuto (M acerata 1 9 9 4 ); G. C . A r g a n ,
¡Jarte moderna 177011970 (Florencia 1 9 7 0 ); H . H . A r n a s o n , History ofModern
Art (N u ev a York 19 9 8 ); A . B a g n o l i - R . B a r t a l i n i - L . B e l l o s i - M . L a c l o t -
t e , Duccio. Alie origini delta pittura senese (C in isello B alsam o 2 0 0 3 ); Z . B au m an ,
Modernita liquida (R om a-B ari 2 0 0 2 ) [orig. inglés, C am b rid g e 2 0 0 0 ]; L . B e l l o s i ,
Cimabue (M ilán 1 9 9 8 ); N . B e r d ia e v , Senso della storia [tr. esp.: E l sentido de la
historia (M ad rid 1 9 7 9 )]; Íd., lo e ilmonde; Íd., IIsenso della creazione (M ilán 1994)
[orig. ruso, París 191 5 ]; S . B u lg a k o v , Agnello di Dio-, Íd ., Sposa-, O . C lé m e n t , Ri-
flessioni sull’uomo (M ilán 199 1 ) [orig. francés, París 1 9 7 2 ; tr. esp.: Sobre el hombre
(M ad rid 1 9 8 3 )]; R . D a h r e n d o r f , II conflitto sociale nella modernita. (R om a-B ari
1989) [orig. inglés, L on dres 1 9 8 8 ]; Íd ., Riflessioni sulla rivoluzione in Europa (R o ­
m a-B ari 1991) [orig. inglés, Lon dres 1 9 9 0 ]; P. D ’A n c o n a - A . P in n a - I. C a r d e -
l l i n i , Michelangelo (M ilán 197 8 ); P. F l o r e n s k i, Leporte regali (M ilán 1 9 9 0 ) [orig.
ruso, 19 2 2 ]; J . E l d e r f i e l d , Modem Painting and Sculpture (N u ev a York 2 0 0 4 );
P. E v d o k im o v , Teología della bellezza (R o m a 1 982) [orig. francés, París 1 9 7 2 ; tr.
esp.: El arte del icono: teología de la belleza (M ad rid 1 9 9 1 )]; F. F l o r e s D ’A r c a is ,
Giotto (M ilán 22 0 0 0 ); F. F u k u y a m a , La fine della storia e l ’ultimo uomo (M ilán
1992) [orig. inglés, N u ev a York 1 9 9 2 ; tr. esp.: Elfin de la historia y el último hombre
(B arcelona 1 9 9 6 )]; Íd ., La grande distruzione (M ilán 1 999) [orig. inglés, 1 9 9 9 ]; A.
G id d e n s , II mondo che cambia. Come la globalizzazione ridisegna la nostra vita (B o ­
lonia 2 0 0 0 ) [orig. inglés, L on dres 1 9 9 9 ]; R . G u a r d i n i, La fine dell’epoca moderna
(Brescia 1984) [orig. alem án, B asilea 1 9 5 0 ; tr. esp.: El fin de la modernidad (M a ­
d rid 1 9 9 6 )]; E . L u c ie -S m i t h , Arte oggi. D all’espressionismo astratto all’iperrealismo
(M ilán -T okio 1 9 7 6 ); Í d ., Art Today (N u ev a York-Londres 2 0 0 4 ); J.-F. L y o t a r d ,
La condizione postmoderna (M ilán 198 1 ) [orig. francés, París 1 9 7 9 ; tr. esp.: La
condición postmoderna (B arcelona 1 9 9 9 )]; V. Iv a n o v , Corrispondenza-, Íd ., «F orm a
form ans e fo rm a form ata» en V. Iv a n o v - O . D esa r t (eds.), Sobranie socinenij, III
(Bruselas 1 9 7 9 , pero el texto es de 194 7 ) 6 7 4 -6 8 6 ; texto tam b ién en E . L o G a t t o ,
L’estetica e la poética in Russia (Florencia 194 7 ) 4 7 1 -4 7 6 ; Íd ., Simvolika esteticeskich
nacal (Simbolismo de los principios estéticos), en V. I v a n o v - O . D esa r t (eds.),
Sobranie socinenij, I (B ruselas 1 9 7 1 ; 1.a ed. 1 9 0 5 ) 8 2 3 -8 3 0 ; K . R u h r b e r g - M .
S c h e n e c k e n b u r g e r - C. F r ic k e - K. H o n n e f , Art o f the 20th Century (Taschen
2 0 0 0 ); H . P f e if f e r , L’immagine di Cristo nell’arte (R o m a 1 9 8 6 ); Íd . (ed .), Lo spi-
rituale nell’arte, 2 vols. (R o m a 2 0 0 2 ); M . I. R u p n ik , Dire l ’uomo. Per una cultura
della Pasqua (R o m a 21 9 9 7 ); V. S o lo v ie v , Crisi; Íd ., Critica; Íd ., Principi filosofici-,
Id ., Fondamenti spiritualr, Íd ., «L ezioni su lla D iv in o u m an itá», en Íd ., Sulla Divi-
1
EL MÉTODO

El papel del análisis

La evolución reciente de la teología ha dejado ver


mayoritariamente la necesidad de otros géneros: en nuestros
días, la técnica ha llevado al teólogo a recurrir a las ciencias
auxiliares. Su aportación es útil, incluso indispensable. Pero
han terminado tomando en la investigación y en la enseñanza
el espacio mayor, si no todo el espacio. En este caso la teología
es como si hubiera explotado. [ ...] Propiamente hablando, la
teología exige la fe, mientras que estas disciplinas auxiliares
no la suponen. [ ...] Sin fe no hay teología. [,..]E n cada
época, la teología está influenciada por la concepción de la
ciencia en los distintos campos del saber humano. Así, después
de tres o cuatro siglos, sufre las consecuencias del desarrollo de
las ciencias de la observación y de las ciencias experimentales2.

Desde un punto de vista metodológico, la teología de la


evangelización afronta, como primer paso, la literatura espiritual
de la cultura en la que actúa. Pueden existir distintas ciencias
auxiliares que le ofrecen datos, noticias e informaciones sobre
el tejido cultural, sociológico o psicológico relativo al ambiente
del que se ocupa. Pero es necesario estar especialmente en guar­
noumanita e altri scritti (Milán 1971); Íd ., II significato; R. T o m a n (ed.), II románi­ dia para no caer en la trampa de considerar los datos relativos
co. Architettura, scultura, pittura (Milán 1999) [orig. alemán, Colonia 1996]; Íd ., al análisis como la totalidad de la lectura de la realidad y para
L'arte barocca. Architettura, scultura, pittura (Milán 1999) [orig. alemán, Colonia
1997]; Íd ., Ilgotico. Architettura, scultura,pittura (Milán 2000) [orig. alemán, Co­ no intentar captar en ellos inmediatamente qué respuesta dar.
lonia 1998]; A. T o u r a in e , Critica della modemitk (Milán 1993) [orig. francés, En efecto, los datos, en sí mismos, no son aún el último estadio
París 1992]; L. U s p e n s k ij, La teología dell’icona. Storia e iconografia (Milán 1995)
[orig. francés, París 1980]; G. V a ttim o , Oltre l ’interpretazione (Roma-Bari 1994). del «material» para una teología de la evangelización. Para ella
Además Filocalia, sobre todo los escritos de Evagrio, Diadoco de Foticé, Casiano,
Simeón Nuevo Teólogo, Macario el Egipcio y Máximo el Confesor. 2M. D u p u y , «La notion de spiritualité»; DSp XIV (1990) 1166s.
6 I. LA LECTURA ESPIRITUAL DE LA REALIDAD 1. EL M ÉTO D O 7

es necesaria una lectura espiritual de los resultados del análisis. esta capacidad, sólo llegamos a incluir en el pensamiento ecle-
Sólo a partir de esta lectura espiritual se puede comenzar la au­ sial toscos fragmentos de una cultura que, sustancialmente,
téntica elaboración de una teología de la evangelización. Si no no piensa según una lógica cristiana y que, por tanto, termi­
se alcanza una lectura espiritual de los datos, se corre el riesgo nará haciéndonos razonar en términos no espirituales. Esto
de reaccionar a desafíos que lo son sólo a nivel fenomenológico, vale también para la Biblia. La tradición de la Iglesia jamás
epidérmico, pero respecto a los que aún no está claro si se trata ha rechazado la aportación de otras muchas disciplinas para
de desafíos espirituales o no. Por tanto, se corre el riesgo de ha­ su comprensión. Más aún, sin ellas sería incluso difícil leerla.
cer ideología en lugar de evangelización, es decir, de afirmar un Pero sería ingenuo creer que todo esto, por sí solo, nos abre
sistema de ideas no sostenido por una validez objetiva — más los misterios de lo que Dios quiere revelarnos a través de ella.
adelante veremos el sentido complejo y profundo de este tér­ Ocurre lo mismo con la evangelización, en la que hay que leer
mino— con las que se lee la realidad. En efecto, en este caso la en los acontecimientos de nuestro tiempo «cómo viene Aquel
teología y la acción evangelizadora de la Iglesia corren el riesgo que siempre está presente», usando una hermosa expresión de
de situarse sobre categorías y criterios para los que todavía no se Gregorio de Nisa. Si esto no ocurre, se corre el riesgo de no
tiene la certidumbre de que correspondan a la llamada de Dios dar en el objetivo, es decir, de invertir energía en una reflexión
en un contexto histórico-cultural preciso. Es decir, es necesario — y, como consecuencia, en una acción— que, en realidad, no
hacer una lectura teológico-espiritual del análisis para ver qué lleva a las personas a un cambio de orientación espiritual. Y,
realidades espirituales se esconden bajo el dato fenomenológico por tanto, a largo plazo, esta reflexión y la acción subsiguiente
o, hablando con el lenguaje del Apóstol, para verificar en qué pueden revelarse, quizás tras un efímero éxito inicial, como
espíritu se basan. Es decir, se trata de realizar un discernimiento una verdadera decepción, algo carente de frutos espirituales. A
sin el que la Iglesia no sabe si el trabajo que efectúa corresponde propósito de esto, es imposible seguir hacia delante sin inte­
a la voluntad de Dios o si es, simplemente, la reacción a una rrogarse sobre los resultados de los múltiples análisis realizados
tentación, a una ilusión, a un deslumbramiento. En efecto, la en las últimas décadas y de la mucha programación elaborada.
acción apostólica — y, por tanto, la reflexión sobre la evangeli­ Por eso, la segunda cuestión importante, tras haber aclara­
zación— no puede prescindir de la voluntad salvadora de Dios. do el papel del análisis, es precisar qué se entiende por «espiri­
Más aún, debe partir de ella, actuar en sinergia con ella. Por eso, tual» cuando hablamos de una lectura o de una interpretación
una vez recogidos los datos, la tarea principal sigue estando por espiritual de los datos.
hacer: darles una interpretación espiritual. Sólo sobre la base de
una lectura de este tipo se puede plantear una reflexión teológi-
co-pastoral y la acción evangelizadora consecuente. Qué es lo espiritual
Todo esto implica que es necesario ser capaces de saber
usar bien las ciencias auxiliares, sin permitir que sobrepasen Los hombres [ ...] son espirituales gracias a la participación
los límites, terminando por tomar el mando y convirtiéndo­ del Espíritu, pero no gracias a la privación y eliminación de
se en las directrices que condicionan y orientan la teología y, la carne3.
como consecuencia, la acción pastoral de la Iglesia. A falta de 3 Iren eo de L y o n , Adv. haer., V, 6,1: SCh 153 (París 1969) 74.
8 I. LA LECTURA ESPIRITUAL DE LA REALIDAD 1. EL M ÉTO D O 9

En la tradición cristiana podemos encontrar una ejempli- su pueblo, esta sombra del Altísimo que transmite a Dios
ficación del significado auténtico de lo espiritual en el icono haciéndolo carne en la Virgen, realiza la obra de la santifi­
del Rostro de Cristo llamado, en griego y en eslavo eclesiástico cación, orienta todo hacia el Hijo y grita «Abbá», dándole
respectivamente, «Acheropita» o «Nerukotvornyj» (es decir, a todo, en Cristo, la impronta de la filiación, para que El
«no hecho por manos de hombre»). entregue todo al Padre. El Espíritu Santo es quien comu­
En los iconos, el retrato de Cristo — como, por lo demás, nica toda la verdad completa, recordándonos las maravillas
todos los retratos de los santos— se diseña sobre una compo­ de Dios y haciéndonos reconocer la obra de la salvación. El
sición planteada sobre cuatro círculos concéntricos. En esta Espíritu Santo, que dona a los ojos humanos la capacidad de
estructura en cuatro círculos, a partir del más interno, se es­ ver el Rostro de Dios en el Crucificado, nos hace ver a todos
conde el significado profundo de lo espiritual. los hombres cómo deberían ser: áureos de luz. El Espíritu
El primer círculo está diseñado en la frente, entre los ojos, Santo, si el hombre quiere, trae a la historia, a la humanidad
y en general está cubierto o apenas marcado por una línea nueva, los frutos de la vida divina. Los frutos del Espíritu, en
entre las cejas. Es el círculo de la participación del Espíritu las formas enumeradas por san Pablo en la carta a los gálatas
Santo, es decir, la capacidad que el Creador ha dado al hom­ y en los himnos paulinos a la caridad, hacen al hombre seme­
bre para abrirse y acoger la participación personal del Espíritu jante a Dios en su vida.
Santo. Es el punto vivificante, pues es la inhabitación del Es­ El icono nos muestra dónde reside el Espíritu Santo en la
píritu que, según las palabras del Credo, es «dador de vida». persona y cómo se ve su inhabitación. Sólo cuando el Espíritu
El segundo círculo incluye la frente y los ojos: es el círculo penetra el mundo intelectual y psíquico, mueve los gestos y
del alma, es decir, del mundo psíquico, de la inteligencia, del acciones del cuerpo, invade el conjunto de la persona, enton­
sentimiento y de la voluntad. ces se hace visible y perceptible. Quien se deja llenar progresi­
El tercer círculo abraza los cabellos, la boca y la barba y vamente por el Espíritu hace transparente su acción, hace que
representa el cuerpo, es decir, la dimensión más expuesta, más los demás se acuerden de Dios, llama a los demás a Dios y se
frágil, del hombre. Los cabellos encanecen y se caen y la boca convierte en un comunicador de Dios, en una narración suya.
señala la necesidad de comer para sobrevivir. Expresa, por tan­ La morada del Espíritu Santo en el hombre es el hombre en su
to, el recuerdo de la vulnerabilidad física y de la mortalidad totalidad y esta presencia sagrada se percibe en la acción que
del cuerpo humano. en él realiza esa Persona divina. Quien está impregnado por la
El cuarto círculo es la zona del oro más puro de este icono, luz y los frutos del Espíritu Santo se convierte en una orienta­
del amarillo más dorado y luminoso. Es lo que nosotros llama­ ción viva hacia el Padre. Se convierte en una imagen, en una
mos comúnmente aureola en occidente; es la luz del Espíritu semejanza de Dios. Se convierte en palabra de Dios que los
Santo que, desde el círculo más interno, penetra todo el mundo demás pueden ver y tocar. Por «demás» aquí se entiende, sobre
psíquico, invade el corpóreo y envuelve a la persona en una lu­ todo, la Iglesia. Por su parte, el reconocimiento de la autentici­
minosidad tan perceptible que incluso los demás pueden verla. dad de la vida espiritual puede ocurrir también en un tiempo
El Espíritu Santo, este revelador de Dios, esta nube mis­ muy ulterior, tanto es así que, en última instancia, ocurrirá en
teriosa que se hacía presente cuando Dios descendía entre el éschaton. Ante el Señor, al final de la historia, no será posible
10 I. LA LECTURA ESPIRITUAL DE LA REALIDAD 1. EL M ÉTO D O

presentarse y justificarse por uno mismo. Ahí es cuando la co­ terior: el de dar la precedencia al Espíritu, es decir, vivir en una
munión de la Iglesia cumple su acto de reconocimiento. apertura constante al Otro, con una conciencia cada vez más
El icono Acheropita/Nerukotvornyj sugiere el verdadero madura de que en El reside la fuerza, la vida y la sabiduría. La
significado de lo espiritual en la tradición cristiana: una acción morada del Espíritu Santo en el hombre significa la presencia
del Espíritu Santo que se extiende a todo el universo y que hace del amor del Padre que precisamente el Espíritu derrama en
que las cosas, los acontecimientos y las personas nos recuerden a nuestros corazones. Por eso, la vida espiritual crea en el hom­
Dios, nos hablen de El, narren sus maravillas — especialmente bre la actitud de «estar proyectado» hacia el Otro.
las de la historia de la salvación— , nos orienten a El, nos lo El amor es abandonar la afirmación del propio absoluto, ac­
transmitan y, finalmente, nos reúnan con Él. Lo espiritual es titud común en todos los individuos, para reconocer en el Otro
todo aquello que en la acción del Espíritu Santo une al hom­ todo lo absoluto. El Amor es un movimiento estático de salida
bre a Cristo y lo recoge en El. de uno mismo para reconocer el centro verdadero en el Otro.
Entonces, lo espiritual es todo lo que, por obra del Espíritu Teniendo en cuenta qué es lo espiritual y la vida espiritual,
Santo, se convierte en un motivo de unión personal con Dios. es evidente que nadie puede decirse «espiritual» por sí mismo:
Por un lado, esto afecta a la misma persona que, abriéndose así son los demás quienes reconocen en una persona una palabra de
al Espíritu Santo, se convierte en una persona espiritual y, por Dios. Son los demás quienes demuestran, con su misma trans­
el otro, se refiere a la obra que el Espíritu realiza en el mundo formación, que esa persona les ha recordado a Dios y los ha lle­
y que los ojos de la persona espiritual son capaces de captar. vado a El. Son los demás quienes reconocen en su vida la acción
En efecto, una persona espiritual es sólo la que cuida la de la caridad que les hace experimentar el amor de Dios. Son los
vida espiritual, es decir, la persona cuya vida se está haciendo demás quienes reconocen en esa persona una mentalidad espi­
espiritual en el sentido que acabamos de explicar. ritual que les recuerda el evangelio y su mentalidad. En efecto,
Los antiguos maestros repetían: la vida espiritual es la vida la persona espiritual encarna una mentalidad próxima a Cristo.
en el Espíritu Santo. La persona espiritual vive inmersa en el Sobre la base de todo esto, está claro que una lectura espi­
Espíritu Santo; su vida está iluminada por el Espíritu Santo en ritual del análisis del contexto en que se quiere actuar no es au­
todas sus dimensiones: intelectual, afectiva, sentimental, corpó­ tomática. Más aún, una lectura espiritual conlleva incluso una
rea, sensible... Su voluntad de decisión, sus gestos, sus palabras cierta ascesis de las personas en ella implicadas, lo que tradicio­
y sus acciones están todas guiadas por el Espíritu Santo, recorre nalmente se llama «purificación de la mente». Si no se participa
la vida sostenida por la fuerza y energía del Espíritu. La vida es­ en un proceso de purificación de la mente, nuestra lectura pue­
piritual no es simplemente una disciplina, una ascesis, un cono­ de ser la de una mente pasional y la de un sentimiento inquieto.
cimiento, sino que es más que cualquier ciencia y que cualquier Sólo con un criterio de semejanza, es decir, con una mentalidad
esfuerzo nuestro: es un arte de sinergia con el Espíritu Santo, el similar a la del Evangelio, se logran captar y leer, en los signos de
arte de hacer fructificar su presencia en nuestra vida. los tiempos y en la realidad histórica y sociocultural, la llamada
La vida espiritual es el arte de tener en cuenta al Espíritu de Cristo y las maneras de realizar su misión.
Santo. En ella, el acto fundamental es el reconocimiento del
Espíritu, un conocimiento tan radical que crea un habitus in­
12 I. LA LECTURA ESPIRITUAL DE LA REALIDAD 1. EL M ÉTO D O 13

Lo espiritual lleva a Cristo paración», como declara el dogma de Calcedonia. Por tanto,
Cristo es la unidad entre Dios y el hombre. Por eso, la relación
El Espíritu precede la venida de Cristo; está presente en la que el hombre anhela, es decir, la relación con Dios, se realiza
encarnación4. en Cristo de forma absoluta. Dios ha creado al hombre en el
Hijo, en vista de Él, y lo ha redimido en el Hijo, abriendo así
[Cristo] es el gran misterio escondido, elfin gozoso, el objetivo al hombre la vía de la filiación adoptiva. Todo lo que media
para el que todo fue creado. Fijando la mirada sobre estefin, entre el hombre y Dios, se realiza en Cristo. Por eso, en última
Dios ha llamado las cosas a la existencia. Es el límite al que instancia, lo espiritual significa todo lo que se refiere a la unión
tiende la Providencia, con todas las cosas dirigidas por ella, y entre Dios y el hombre, realizada de forma personal, divina,
donde las criaturas cumplen su vuelta a Dios. Es el misterio en Jesucristo. Como Jesucristo es la imagen de Dios Padre y su
que envuelve todas las épocas. [ ...] En efecto, todas las épocas Hijo unigénito hecho hombre, la realidad humana encuentra
y todo lo que se contiene en ellas existen por Cristo y para en Cristo un camino hacia el Padre. Como consecuencia, lo
su misterio. En Cristo tienen principio y fin. Esta síntesis espiritual no es una realidad que se detiene en Cristo en el
estaba predeterminada desde el origen: síntesis de límite y de sentido de un cristocentrismo radical, sino que lleva al Padre,
ilimitado, de medida y de inmensurable, de circunscrito y de a la fuente de la vida, del amor y de la comunión que, gracias
infinito, de Creador y de criatura, de quietud y movimiento. a la creación y, todavía más, a la redención, se extiende a toda
Cuando llegó la plenitud de los tiempos, esta síntesis se hizo la humanidad. En efecto, las dos manos del Padre — el Espíri­
visible en Cristo, cumpliendo los designios de Dios5. tu Santo y el Hijo— son fundamentales para comprender de
forma correcta lo espiritual, precisamente a causa de su corres­
En lo que se refiere a la obra del Espíritu Santo en la realidad pondencia fundada en la paternidad de Dios.
de la historia de la salvación, ante todo, hemos de recordar que
el Espíritu es precisamente el artífice del misterio de la encarna­ La lectura espiritual tiene criterios pascuales y eclesiales
ción. Esto significa que cualquier realidad leída como espiritual
tiende necesariamente hacia Cristo, está orientada hacia El y en Pero si elpájaro cierra sus alas,
El se realiza. Podemos llamar «espiritual» a todo lo que lleva a la rechazando así el vasto gesto de la Cruz
cristiformidad, a una toma de conciencia de nuestro ser intro­ entonces, también el aire rechazará al pájaro:
ducido en Cristo, de nuestro convertirnos en hijos en el Hijo, el aire no llevará al pájaro
carne de su carne, hasta adquirir sus rasgos, de forma que nos sin que sus alas confiesen la Cruz6.
asemejemos a El. Lo espiritual es todo lo que se puede recono­
cer por su meta, por su sentido último, que es Cristo. E l hombre es imagen de Cristo y por eso la Cruz es imagen de
Cristo es la divino-humanidad, es decir, la unión indiso­ Dios en el hombre, su tipo, mientras que el tipo de la Cruz,
luble y perfecta del hombre y de Dios, «sin confusión ni se­ el prototipo del hombre, es la misma santísima Trinidad:

4 Ba s il io , EL Espíritu Santo, XIX, 49: PG 32, 157 A B . 6 E f r é n e l S i r i o , Himnos sobre la fe, XVIII, 6: tr. it. en S. P. B r o c k , L’occhio
’ M á x im o C o n f e s o r , Cuestiones a Talasio, 60: PG 90,612. luminoso. La visione spirituale di sant'Efrem (Roma 1999) 65.
14 I. LA LECTURA ESPIRITUAL DE LA REALIDAD 1. EL M ÉTO D O 15

la santísima Trinidad es la Cruz, es el hombre. E l hombre Una lectura espiritual evita este error, precisamente, por­
está creado como una Cruz inteligible. Como consecuencia, que experimenta un proceso de purificación en el esfuerzo por
cualquier manifestación superior de la naturaleza humana mantener una mirada orgánica, de conjunto, que no puede
adquiere la forma de cruz. El hombre, en el seno materno, quedarse solamente en una mirada teórica. Mirar las cosas de
está apretado, como en capullo arrugado. Después crece, se forma orgánica, esforzándose por pensarlas en conjunto, exi­
despliega y, como un capullo, se abre. El florecimiento del ge necesariamente una ascesis, no sólo intelectual. En efecto,
aspecto humano, que es la cosa más hermosa en la vida pensar orgánicamente significa incluir la vida. Pero una visión
humana, tiene lugar cuando se extiende en forma de cruz. de conjunto, que comprenda orgánicamente también la vida
Esto es visible también exteriormente pero se trata, sobre y la historia, exige un esfuerzo de caridad en el pensamiento,
todo, de algo misteriosamente espiritual. [ ...] La semejanza en la voluntad y en la actuación. Y cuando nos esforzamos
con Dios es la manifestación de la Cruz, la realización de la en la caridad, experimentamos una ascesis, porque se trata de
Cruz en uno mismo. [ ...] Realizada en la materia, la Cruz morir a nosotros mismos y a los principios autoafirmativós,
venerable, digna de ser adorada, no es una cosa entre muchas, simplistas y unilaterales, como experimentamos cada vez que
sino que es la entelequia de la realidad, en-telécheia1. es necesario tener en cuenta al otro. En términos teológicos,
podemos decir que esta forma de ver, de comprender y de ac­
Una lectura espiritual de los datos ofrecidos por el análisis tuar se realiza en Cristo. Por tanto, ejercitarse en una mirada
no se detiene en una mirada fenomenológica, sino que debe de este tipo es un verdadero y característico ejercicio espiritual,
ver los nexos con la creación, incluyendo la tragedia del peca­ pues es una participación correcta en Cristo y, por tanto, tam­
do, sus consecuencias y, por tanto, la redención. Debe tener en bién en su forma de actuar.
cuenta la totalidad y entereza de la obra de Cristo vista en el Todo esto es extremadamente exigente, pues custodiar la
conjunto de la creación y de la redención, obra de la santísima unidad de Cristo significa mirar las cosas en clave pascual. Sig­
Trinidad. Esto nos salva de una lectura reduccionista, es decir, nifica saber integrar el sentido del sufrimiento, de la cruz y del
que asume la realidad en clave parcial, aunque correcta, abso- fracaso e incluir la posibilidad del pecado y sus consecuencias.
lutizando lo particular y haciéndose así unilateral e, incluso, Por tanto, también en la teología y en el planteamiento evan-
desahogo de un principio autoafirmativo. Una lectura reduc­ gelizador será siempre necesario tener en cuenta la posibilidad
cionista se presenta, en general, muy clara, lúcida y dotada de del pecado, así como la de una posterior efusión de gracia de
una lógica férrea. Por eso, provoca tantas reacciones y suscita la que el pecado puede ser ocasión. Así, la reflexión evange­
miedos, creando escenarios de agresividad y división porque, lizadora y el planteamiento que la acompaña nunca pueden
de alguna manera, peca de unilateralidad y, por tanto, posee ser sólo una especie de teoría con su consecuente metodolo­
una tendencia ideológica. gía de aplicación. Hay siempre un factor imprevisible, que es
la acción del Espíritu y la libertad del corazón del hombre.
1 P. F l o r e n s k i , «El temor de Dios», en Í d ., IIcuore cherubico (Casale Monferrato
Precisamente por esto, la lectura no puede hacerse sobre el
1999) 278-280.286; tr. it. del original ruso publicado por primera vez en «Iz fondo de conceptos abstractos, ni exclusivamente sobre la base
bogoslovskogo nasledija sviascennika Pavía Florenskogo»: Bogoslovskie Trudy 17
(1977) 87-101.
de metodologías científicas, sino que debe sacarse adelante,
16 I. LA LECTURA ESPIRITUAL DE LA REALIDAD

necesariamente, en un contexto vivo, aunque usando toda la


ayuda de las ciencias. Este ámbito vivo, dentro de la historia
pero abierto definitivamente a la acción de Dios, por tanto, de 2
la salvación, es la Iglesia. LA CULTURA ES UN ORGANISMO
Entonces se hace evidente que el lugar apropiado para una
lectura espiritual de los datos es el contexto eclesial, para man­
El fenómeno de la cultura
tener una mirada orgánica que considere la amplitud y la pro­
fundidad del misterio como horizonte sobre el que interpretar
Para mí, la cultura, en su verdadero significado, no es en
la realidad. Esto significa tener en cuenta todo lo pertenecien­
absoluto una superficie, sin más extensión que a lo largo y a
te a la memoria de la Iglesia, que trasciende el hoy, siempre
lo ancho, ni un campo de ruinas o lleno de huesos. Hay en
abierta a los esfuerzos de cada período histórico y que integra
ella algo verdaderamente sagrado: no es sólo el recuerdo del
numerosas tradiciones en una sola tradición. En efecto, quizás
rostro exterior y terreno de los padres, sino que es también la
el Espíritu le haya dado ya a otra comunidad eclesial, o a la
continuación de los comienzos que ellos alcanzaron. Es una
Iglesia en otra tradición apostólica, el don de leer, de com­
memoria viva, eterna, que no muere en, quienes se identifican
prender la realidad y de elaborar un pensamiento teológico
con estos comienzos. Puesto que estas últimas han sido
y pastoral que podría ser fecundo en nuestra situación. Los
transmitidas a través de los padres a sus lejanos descendientes;
múltiples modos que ha habido en la historia y las múltiples
y ningún punto de las letras, nuevas un día, marcadas en las
formas distintas de inculturación y de anuncio, según los dis­
tablas del espíritu humano, que es siempre uno, desaparecerá.
tintos contextos culturales y eclesiales, corresponden a la fuer­
En este sentido, la cultura no es sólo monumental, sino
za de la pascua que abraza toda la obra de la creación. Todo
también iniciadora del espíritu. Puesto que la memoria, su
lo que es de Cristo y de su Iglesia es nuestro, es mío y forma
divina soberana, hace a sus verdaderos servidores partícipes
parte de mi patrimonio. Y no hay duda de que, como ayuda
de las iniciaciones de los padres y, resucitándolos en ellas,
para mi lectura espiritual, la contribución de otra comunidad
transmite sufuerza iniciadora: la de atreverse y procrear cosas
eclesial es, con mucho, superior a cualquier otra. Desgraciada­
nuevas. La memoria es un principio dinámico: el olvido es
mente, no estamos acostumbrados a considerar este aspecto en
cansancio, interrupción del movimiento, vuelta a un estado
nuestra reflexión.
de estancamiento relativo

Aquí, consideraremos la cultura en sentido amplio, es de­


cir, el tejido creado por el hombre que permite su realización
a un nivel superior al mundo natural, que también se expresa
en él y, por tanto, en su dimensión relacional, comunitaria.
Es decir, la cultura como el tejido de la comunicación entre

1 Corrispondenza, 62s.
18 I. LA LECTURA ESPIRITUAL DE LA REALIDAD 2. LA CULTURA ES UN O RG A N ISM O 19

personas, entre distintos grupos. El tejido, no sólo de la comu­ antropológico. Un ejemplo clamoroso en este sentido son los
nicación, sino también el ámbito en que el hombre consigue totalitarismos del siglo xx, cuando un régimen se imponía con
expresar su propia verdad, su propia creatividad, y realizar el tal fuerza que creaba un estado de miedo que cancelaba tex­
sentido de su existencia. Por tanto, la cultura entendida como tualmente, de un día a otro, una serie de valores y significados.
los significados y valores compartidos por un grupo. Valores y Cuando, por miedo, estos valores y significados ya no pueden
significados en los que un grupo se encuentra, se entiende, se siquiera ser evocados, entonces se crea un verdadero estado
expresa, transmite, crea y se desarrolla. de incomunicación. Y toda incomunicación suscita una vio­
Según esta visión, está claro que la cultura está unida de lencia que se puede volver tanto hacia el interior — con resul­
forma tan estrecha a la existencia de las personas concretas que tados de autolesiones— , como hacia el exterior, provocando
se puede hablar de ella como de un organismo. En este senti­ reacciones feroces. Históricamente, los regímenes siempre han
do, no existe una cultura como algo que existe en sí mismo; provocado que la incomunicación se volcara en la violencia
no es posible una abstracción radical suya de la vida concreta. hacia las personas que habían resultado más heridas por la
La cultura, precisamente por estar tan radicalmente unida a la censura de determinados significados o valores. Pero hoy son
vida del hombre, es una realidad dinámica, con sus cambios, cada vez más numerosos los pensadores que señalan que se
típicos de todo organismo vivo. Estos cambios se deben tanto está imponiendo una cierta violencia cultural incluso dentro
a la edad del organismo como a los encuentros entre distintas de nuestro mundo consumista liberal. En efecto, el mercado
culturas. Puesto que la cultura es un organismo vivo, es mu­ determina un cambio de valores y significados a un ritmo tan
table, experimenta cambios, debidos simplemente a su natu­ marcado que el hombre queda abrumado, sobre todo, porque
raleza de organismo que, en cuanto tal, no prevé el carácter los nuevos valores y significados se imponen como clichés tan
estático. férreos que, por la presión social, nadie se atreve ya a revelar
Cuando ocurre el encuentro, como entre dos organis­ su propia identidad cultural. Esto demuestra a su vez, aún con
mos, en la cultura comienzan procesos, cambios, que pasan mayor fuerza, que la cultura está unida de forma vital al hom­
también, inevitablemente, a través de momentos dolorosos y bre como tal.
dramáticos. Pero a propósito de esto no se puede hablar de
«agresión» a la cultura. La verdadera agresión a la cultura ocu­
rre cuando estos cambios se producen de forma forzada, no También el Evangelio es ya una cultura
orgánica, es decir, cuando no se respeta el hecho de que la
cultura es un organismo, sino que se concibe como una reali­ Toda manifestación del principio divino, toda teofanía,
dad abstracta, como una estructura mental-intelectual, como está determinada por la cualidad del ambiente que recibe
una especie de mecanismo en sí mismo del que se pueden tal manifestación; en la historia, ante todo por la cualidad
extrapolar elementos, conceptos, valores y significados para del carácter nacional, por la característica del pueblo en el
reemplazarlos con otros. En estos casos, se puede hablar de que tiene lugar una manifestación dada de la Divinidad.
verdaderos dramas culturales, de violencia cultural, que con­ Si el principio divino se ha revelado al espíritu indio como
llevan trágicas consecuencias incluso desde el punto de vista nirvana, a los griegos como idea y cosmos ideales, de la misma
20 I. LA LECTURA ESPIRITUAL DE LA REALIDAD 2. LA CULTURA ES UN O RG A N ISM O 21

forma, como personalidad, como sujeto vivo, como «yo» Está claro que la evangelización es, en gran parte, una
debía revelarse a losjudíos, pues su carácter nacional consiste cuestión cultural. En efecto, provoca cambios radicales en la
principalmente en la preeminencia del principio personal mentalidad, en la forma de pensar y en la de juzgar. Por tanto,
subjetivo. Este carácter se revela en toda la vida histórica de se trata de una verdadera intervención característica sobre la
los judíos, en todo lo que se ha hecho y se hace a través de escala de valores de la persona.
este pueblo. [ ...] Conforme a esto, también en la religión, Ahora bien, todo hombre percibe como valor lo que, de
los judíos fueron los primeros en reconocer plenamente a alguna forma, le pertenece y favorece. Pero lo que realmente
Dios como persona, como sujeto, como «yo» existente; ellos no favorece a la persona es lo que la libera del egoísmo y de la
pudieron detenerse en la representación de la Divinidad como autoafirmación, que es exactamente lo contrario de lo que los
fuerza o idea impersonal2. sentidos, en la inmediatez, perciben como agradable. Por este
motivo, la evangelización no es una acción indolora y conlleva
La Iglesia, nacida de la Palabra revelada por Dios —y sólo de inevitablemente un cierto drama. Por eso es importante aclarar
Dios en su iniciativa absoluta y trascendente—, no es ajena, a qué niveles actúa y cómo se entrelaza con la cultura. Eviden­
desde su origen, a l modo con que esta Palabra se nos da con temente, hay que excluir anticipadamente toda operación y
un lenguaje humano. Ella aporta a su revelación no sólo el razonamiento que hagan partir la evangelización de principios
instrumento de las palabras (cuya importancia es conocida) y abstractos, que consideren, por tanto, la cultura como una es­
de los contextos característicos de aquella época, sino también tructura en sí misma, sobre la que se puede intervenir como en
los rasgos que se derivan de su experiencia, o mejor, de sus un modelo de bricolaje. Se trata, en cambio, de un encuentro
necesidades. La Palabra de Dios para la Iglesia se transmite entre culturas de forma orgánica, pues el Evangelio es ya una
sólo por medio de una Palabra en la Iglesia, también la que cultura en sí mismo y no una especie de zumo concentrado
viene de fesús, Palabra de Dios encarnada [...]. La Iglesia que ha de diluirse en las distintas culturas. El Evangelio mis­
de Dios está fundada en un proceso que puede venir sólo de mo es un organismo cultural, cosido de forma radical, onto-
Dios y del que Dios ha querido desvelar su sentido para que lógica, no sólo sobre la persona de Jesucristo, sino también de
ella lo poseyera y transmitiera con palabras humanas. Pero es todos aquellos que se han unido en Cristo y que, por tanto,
la Iglesia la que, en este descubrimiento del sentido y de su participan de la comunión trinitaria del Padre, del Hijo y del
expresión en lenguaje humano, con la garantía del Espíritu, Espíritu Santo. El Evangelio no puede convertirse en una abs­
hace de la intervención de Dios, que trasciende todo intelecto tracción, en una cultura de museo, porque está unido orgáni­
creado abandonado a sus propias fuerzas, una palabra camente a las Personas divinas. Y como consecuencia, a otro
audible y legible, que emerge en el mundo de la comunicación nivel, también a las personas humanas. Y puesto que el núcleo
humana3. del Evangelio es la Persona de Jesucristo, verdadero Dios y ver­
dadero hombre, desde el punto de vista cultural, el Evangelio
significa una estructura unitaria de lo divino y de lo humano.
2 Fondamenti spirituali, 85. En Cristo, lo divino adquiere significados, valores y expresio­
3 J.-M . T il l a r d , Chiesa di Chiese. L’ecclesiologia di comunione (Brescia 1989)
128s. [orig. francés, París 1987; tr. esp.: Iglesia de iglesias (Salamanca 1991)].
nes accesibles al hombre, que son también la comunicación
22 I. LA LECTURA ESPIRITUAL DE LA REALIDAD 2. LA CULTURA ES UN O RG A N ISM O 23

de lo divino al hombre de una forma humana, y los hombres de tu ser, yo me encuentro como alguien que es». Es, ergo
logran expresarse a través de estas mismas modalidades, unos sum. El altruismo como moral no coincide del todo con esta
con otros y con Dios. La cultura en el Evangelio no es sólo la experiencia; ésta se cumple en las profundidades místicas de
comunicación entre los hombres que comparten el Evangelio, la conciencia5.
sino que es una comunicación de Dios a los hombres y de los
hombres a Dios, que incluye la comunión entre ellos. Por tan­ El encuentro entre el Evangelio y cualquier otra cultura
to, es una cultura que está abierta al mismo tiempo de forma puede ser sólo un encuentro entre dos organismos. Pero se
vertical y horizontal. trata de un encuentro especialmente complejo. Para empezar,
es un encuentro entre personas que pertenecen a culturas con­
cretas. Quien evangeliza también pertenece a un tejido cul­
La evangelización comienza con el encuentro tural. En un primer nivel de encuentro, se trata de abrirse a
entre personas en la caridad la participación en los significados y valores compartidos por
otro grupo. Este paso no es posible sólo en sentido teórico,
E l sentido delyo puesto Juera del individuo es elprincipio de conceptual. En efecto, de esta forma, el evangelio anunciado
toda mística, como el asombro lo es de la filosofía [...]. El será percibido por el otro sólo como una violencia cultural,
éxtasis es el primer momento de toda vida religiosa, el alfa y como un elemento completamente extraño y, además, abs­
la omega del estado religioso4. tracto. En efecto, sólo a través de una relación interpersonal se
puede penetrar desde dentro en la comprensión de la cultura
E l amor es el único conocimiento real, pues coincide con del otro y crear, en esta relación, el espacio indispensable don­
la fe absoluta en la realidad del amado y, en general, en de experimentar a Cristo, aun sin ser capaces de nombrarlo de
la experiencia de auto-abandono o auto-privación de la momento.
personalidad, ya vividas en el pathos mismo del amor. Esta Es en el amor donde Cristo se hace cuerpo y puede ser
«auto-identificación» encuentra su expresión en la afirmación reconocido en toda su realidad. Así ocurrió al principio de la
incondicional del ser ajeno, del «tú eres», cumplida con toda era cristiana, en los primeros pasos del anuncio del Evange­
la fuerza de la voluntady delpensamiento. Si esta afirmación lio, y así sigue siendo en la más sana tradición de la Iglesia.
del ser ajeno es completa, si todo el contenido de mi propio Esto exige una sensibilidad cultural especial, para poder entrar
ser va unido a esta afirmación y en esta afirmación, por así de forma auténtica en diálogo con otra cultura y, al mismo
decirlo, queda eliminado y totalmente agotado (exinanitio, tiempo, un notable conocimiento de Cristo y de su forma de
kénosis), el ser ajeno deja de ser un «tú» ajeno, el «tú» se revelarse al hombre, para poder captar en la cultura a la que
convierte, más bien, en otra designación de mi «yo». « Tú eres» uno se abre los espacios en los que el Señor se revela. Es decir,
ya no significa «tú eres, reconocido por mí como existente», es necesario un profundo conocimiento de la espiritualidad.
sino «yo experimento tu ser como el mío propio y, a través En efecto, se trata de espiritualidad, desde el momento en que

4 V. Iv anov , «Ellinskaja religija stradajuscego boga»: Voprosy zizni VTI (1905)


179. 5 Dostoevskij, 5ls.
24 I. LA LECTURA ESPIRITUAL DE LA REALIDAD 2. LA CULTURA ES UN O RG A N ISM O 25

hay que captar de qué forma tiene lugar en una cultura su siglos, como nos sugiere el camino futuro de la Iglesia des­
transfiguración, para que sus significados y valores se hagan crito en el Apocalipsis. Pentecostés sigue en el mundo hasta
espirituales y provoquen un cambio en la vida de las personas que alcance plenamente su objetivo. Lo empuja todo hacia el
que los comparten de modo conforme a ellos, creando a su vez cumplimiento escatológico, fundiéndose con la parusía. Por
una nueva cultura. tanto, el Nuevo Testamento se cierra con una apertura total
En efecto, históricamente podemos observar que, en el que se cumple en la recapitulación de la historia en Jesucristo
proceso de inculturación, las culturas cristianas locales se en su última venida, cuando le entregue todo al Padre, pero
crearon siempre, no porque el cristianismo se adaptara a las los detalles y el camino de este recorrido no los conocemos.
culturas, sino porque la inserción y acogida del cristianismo Por tanto, la evangelización puede comenzar sólo con el
llevaban a la creación de una nueva cultura en la que el cris­ aspecto cultural, con un testimonio de la caridad, es decir,
tianismo era el factor principal. Así, la cultura armenia es el con una sana relación con personas concretas, con la concien­
cristianismo armenio, igual precisamente que el cristianismo cia, sin embargo, de que tampoco la cultura del evangelizador
sirio o copto es la cultura de estos pueblos cristianos. Los representa de forma total lo que anuncia. Pero, puesto que
valores y significados se convierten en cultura sólo cuando se la sustancia del encuentro intercultural es una relación en la
viven, es decir, cuando transforman la vida de las personas caridad entre personas — y la caridad se realiza en la Pascua y
que los comparten. Aquí vuelve a ser evidente que esta trans­ se vive de forma pascual— , también el cambio de la cultura
formación no puede tener lugar de forma abstracta, como si que tiene lugar en la evangelización debe ir al ritmo de la
se aprendiera una teoría para, después, ponerla en práctica, pascua. Esta dinámica implica tanto al evangelizado como
sino que es una acción de Dios y una coacción del hombre, al evangelizador. El amor, que incluye el sacrificio de uno
una sinergia. mismo, participa siempre en la pascua de Cristo. Por eso, el
Vista desde esta óptica espiritual, cuando una cultura evangelizador, caminando con las personas, amándolas, par­
acepta el Evangelio, se abre explícitamente a Dios, aunque ticipa de forma concreta en la muerte y resurrección de Cris­
Dios la trascienda siempre. En efecto, Dios no se puede iden­ to, implicando en este movimiento a las personas que ama.
tificar con ninguna cultura que lo acoja. En un cierto senti­ Al final de este proceso, los dos serán nuevos en un cierto
do, ni siquiera el Evangelio agota la manifestación de Dios. Y sentido. En efecto, no se trata de trasplantar la cultura de los
tampoco lo que en la Iglesia se sacramentaliza en sus ritos, y cristianos, sino de hacerla surgir a través de la evangelización,
que es también típico de una cultura — como el aceite, el pan, es decir, a través de un camino conjunto en el amor. Y este
el cordero— y se convierte en una comunicación estable de nacimiento de la cultura de los cristianos dentro del pueblo
Dios, agota su acción. La Escritura anuncia y da testimonio que es evangelizado significa un enriquecimiento de toda la
de la venida del Espíritu Santo, una venida que se realizó en Iglesia, pues la cultura de los cristianos de este pueblo se teñi­
Pentecostés, pero que se extiende hasta el final de los tiempos, rá de un color propio. Pero tampoco los evangelizadores serán
llevándonos al encuentro del Señor que viene según modali­ ya del color que eran al principio del proceso, es decir, ya no
dades que no se nos concede conocer y de las que es necesario tendrán la cultura con que habían llegado. No sólo. Debi­
captar, gradualmente, todo su alcance en el transcurso de los do al nacimiento de esta nueva cultura cristiana, también los
26 I. LA LECTURA ESPIRITUAL DE LA REALIDAD 2. LA CULTURA ES UN O RG A N ISM O 27

cristianos de otros pueblos empezarán a vivir una interacción tual, para no malinterpretar la necesidad de salvación. En efec­
con ella que, a su vez, desencadenará un proceso semejante. to, se puede estar sujeto a muchos malentendidos y con ello
Por eso, la Iglesia es un dinamismo constante de la pascua, confundir, por ejemplo, la necesidad de salir de la pobreza,
incluso de las culturas. o bien — en ámbito más posmoderno— la necesidad de ad­
Hoy, en el contexto europeo, este fenómeno es aún más quirir un bienestar interior, una armonía relacional, así como
complejo, pues ya no se trata de pueblos que son evangeli­ crearse una visión del mundo cubierta de valores. Si se malin-
zados, sino de zonas culturales o de sectores de la sociedad terpreta la exigencia de salvación, se malinterpretará también
descristianizados que son reevangelizados. Por tanto, también la obra evangelizadora, terminando por crear un concurso de
en el interior de un pueblo, asistimos a subdinámicas que, al circunstancias en las que se malinterpretará incluso a Dios. Y
mismo tiempo, superan los confines nacionales y atraviesan, si se malinterpreta a Dios, es decir, su obra de la redención,
de forma transversal, todo el continente. se equivoca también sobre lo que es el hombre redimido, es
Hemos visto que el primer paso de la evangelización es la decir, la Iglesia.
participación en la cultura del otro, precisamente para poder Hoy, en una época en la que intentamos anunciar la sal­
comprenderse y comunicarse, según la parábola de la encarna­ vación en un mundo descristianizado, este discernimiento es
ción, donde Dios se mueve en primer lugar hacia el hombre, aún más necesario, desde el momento en que la necesidad de
dando el paso inicial de la comunicación. En este proceso de salvación se mezcla con la alergia a una visión de la Iglesia y de
participación, intentando comprender la cultura del otro, es Dios de la que el mundo moderno ha intentado deshacerse. Si
necesario realizar el discernimiento al que hacíamos referen­ no se es verdaderamente espiritual en la consideración de los
cia más arriba, para ver cuál es la exigencia más profunda de datos ofrecidos por el análisis, se corre el riesgo de malinter-
la salvación, la apertura más profunda hacia el Salvador que pretaciones fatales. Sólo un acercamiento a la cultura realizado
grita en esa cultura, y cuáles son las realidades que pueden en la caridad es capaz de ver la realidad de esa cultura llegan­
suscitar lo que en espiritualidad se llama el «arrepentimiento», do en ella al conocimiento del corazón del hombre, donde se
es decir, lo que lleva a las personas a una constatación que las esconde su relación con Dios en la clave de la necesidad de
hace humildes. Participando en la caridad en la cultura de los salvación, de la gratitud por la salvación y, por tanto, de una
demás, se realiza el discernimiento que se refiere estrictamente gran adhesión a Aquel que salva.
a la redención: el que capta cómo advierten las personas la Entonces, está claro que la evangelización afecta, ante
necesidad de la salvación, de la vida eterna, del sentido pro­ todo, a la cuestión de la salvación, una salvación que no pue­
fundo de la vida que supera a la muerte. Advertir estas exigen­ de comunicarse y revelarse prescindiendo de la cultura. Más
cias significa llegar al umbral de la realidad más profunda del aún, el cambio de la cultura misma significa el cambio de la
hombre. Puesto que la evangelización es llevar el anuncio de la persona y esto es posible sólo como obra de Dios. La acción
salvación, significa hacer que las personas puedan considerar de Dios suscita en el hombre la respuesta de la conversión.
su realidad y abrirse al Salvador allí donde realmente necesitan La conversión es un cambio más o menos radical de la men­
ser redimidas. Por eso hay que estar atentos y considerar la talidad y, por tanto, de la cultura. Por eso, en cierto sentido,
cultura únicamente con el criterio del discernimiento espiri­ hablando de conversión, es decir, de la salvación de la persona,
28 I. LA LECTURA ESPIRITUAL DE LA REALIDAD 2. LA CULTURA ES UN O RG A N ISM O 29

se incluye también la conversión de la cultura. En efecto, la reformulación intelectual de los contenidos de la fe, ni a la
salvación se percibe en la cultura en que viven las personas simple adaptación y ajuste de las expresiones de la fe (ritos,
alcanzadas por ella. De nuevo, vemos cómo la lectura espi­ liturgia, signos, disciplina y método)6.
ritual de la cultura sólo es posible si se parte de una mirada
orgánica de Dios y del hombre. Para poder leer espiritualmen­ En la antropología cultural, la cultura está constituida por
te los fenómenos culturales y pensar espiritualmente la obra una sustancia — es decir, por un núcleo, por un conjunto de
de la evangelización, es necesario tener una visión teológica valores fundamentales, por un sustrato común— y por sus
orgánica, precisamente para poder ver los nexos del conjunto manifestaciones, que se expresan en los distintos campos de
y, desde el conjunto, ser capaces de dar una colocación justa la vida humana, es decir, por sus realizaciones culturales. Los
de los detalles. En teología, esta organicidad debe buscarse en campos culturales pueden ser el arte, la ciencia, la economía,
una visión teológica trinitaria, dentro de la cual situar también el tiempo libre, el deporte, etc. Entre el núcleo que contiene
la antropología teológica. los valores fundamentales de la cultura y sus campos de rea­
lización en sus distintas manifestaciones hay un dinamismo
recíproco constante, una interacción que puede llegar también
La cultura, una dinámica constante a grandes tensiones, incluso a laceraciones. Por ejemplo, cuan­
do el valor básico era la religión y la ciencia intentaba afirmar
Se entiende por cultura un conjunto de significados, valores, cosas en contradicción con ella, se creaba una tensión entre el
modelos, símbolos y motivos incorporados o subyacentes valor fundamental y un campo preciso de la cultura. El valor
a la acción y a la comunicación de la vida de un grupo básico podía incluso pisotear los resultados de la ciencia, in­
humano específico. Este conjunto lo vive el grupo, consciente cluso eliminando a los científicos. Pero, en un determinado
o inconscientemente, y lo asume como una expresión momento, la tensión superó su grado máximo y la situación
característica de su misma realidad humana. Pasa de cultural cambió, porque la ciencia encontró su fuerza y sus
generación en generación, tal como ha sido recibido o aliados en otros campos culturales afirmándose pese a las mu­
transformado —de forma real o supuesta— por el grupo. chas prohibiciones del valor básico que, desde ese momento
En este nivel tan profundo de las raíces culturales (el nivel en adelante, perdió su supremacía. Un proceso de este tipo
subyacente a la expresión delfenómeno) es donde se encuentra puede provocar cambios en el ámbito fundador de la cultura,
la relación entre la fe y la cultura. Por esta razón, el proceso pero puede también, bajo fuerzas centrífugas, provocar una
de evangelización debe ser al mismo tiempo un proceso de fragmentación que determina verdaderos aislamientos, sea de
inculturación. Una evangelización «inculturada», que zonas culturales o de la sustancia cultural misma, llegando así
busque suscitar y desarrollar la fe cristiana, tendría que a determinar verdaderos fenómenos de esclerosis de la cultura.
alcanzar el corazón mismo de la cultura. Ha de comenzarpor
la relación e interacción mutua entre la fe y los presupuestos 6 M. A z e v e d o , «The Challenges put to the Christian Faith by Modern-
contemporary Culture», en A A .V V ., Faith and Culture. The Role of the Catholic
esenciales de la cultura. Consecuentemente, la evangelización University, Inculturation. Working Papers on Living Faith and Cultures, XI
como relación entre la fe y la cultura no puede limitarse a la [editado por Centro «Cultures and Religions» de la Pontificia Universidad
Gregoriana] (Roma 1989) 66 .
30 I. LA LECTURA ESPIRITUAL DE LA REALIDAD 2. LA CULTURA ES UN O RG A N ISM O 31

En la historia podemos ver que una situación así es el terreno enfrentarán a estas prescripciones hasta lograr adquirir una in­
propicio para una repoblación — cultural o física— de deter­ cidencia cada vez mayor en la vida de las personas. Como con­
minadas zonas. secuencia, puede ocurrir que la religión termine por aceptar,
Estos procesos dinámicos de la cultura — que sea lícito lo aunque sin ganas, que la vida económica dicte su ritmo tam­
que en otra época estaba prohibido, que cambie lo que era bién ese día que antes estaba exclusivamente dedicado a ella
central hasta quedar relegado a la marginación, etc.— no de­ y que no se atreva a obstaculizar los procesos de producción.
ben confundirse con lo que sociológicamente podemos definir Es la historia de lo que ha ocurrido en occidente a lo largo
como «pluralismo cultural». En efecto, hoy el pluralismo es de toda la época moderna. Según iba naciendo una econo­
uno de los valores fundamentales del conjunto de la cultura y mía más dinámica que la medieval, muchas prohibiciones se
una forma de mantener unidas las autonomías de los distintos sentían como anacrónicas. Paralelamente, comenzaban a que­
campos culturales. brantarse las instituciones sociales tradicionales, oficios, pa­
Ahora bien, para conocer la cultura de un pueblo o de un peles que hasta entonces estaban reservados por privilegio y a
grupo no es suficiente el análisis de un campo cultural espe­ los que ahora, en cambio, se accedía gracias a la riqueza. Así se
cífico, sino que es necesario entrar en el análisis de los valores daba comienzo al desarrollo de un sector de la cultura vasto y
fundadores del conjunto de esa cultura. autónomo: la economía, con sus propias leyes. Y este sector se
Hay algunas realidades culturales que revelan de forma ha hecho, poco a poco, cada vez más central, hasta el punto de
más específica la estructura de la cultura pero, también, que la que hoy la fuerza del mercado de capitales ha llegado a ser tal
condicionan o la crean. Forman parte de estas realidades, por que se ha «apropiado» también de la ética, es decir, es ley en sí
ejemplo, el arte, el sistema educativo, los medios de comu­ misma y no soporta injerencias de otros. Como se ha desarro­
nicación, la economía, el derecho, etc. En cada uno de estos llado una economía puramente económica existe el riesgo de
campos, la presencia de los valores fundadores del conjunto de que, como reflejo, nazca una religión que imite este extraño
la cultura tiene su eficacia pero, al mismo tiempo, los mismos modo de las autonomías, confinándose a la esfera privada del
valores básicos están condicionados por el desarrollo propio de individuo y limitándose a consagrar algunos elementos cen­
cada uno de los campos individuales. Si en una determinada trales de su vida: nacimiento, matrimonio, muerte...
cultura un valor básico es la religión, la economía no puede
hacer como si la religión no existiera, pues en ese tipo de so­
ciedad la religión dicta las reglas. Sus preceptos, su tradición y Medíante los valores básicos, al corazón del hombre
sus normas éticas condicionarán, de alguna forma, la marcha
de la economía. Pero puede ocurrir también que la economía Una comprensión esencial de la realidad la da solamente el
adquiera, progresivamente, cada vez más peso y poco a poco amor. Sólo el amor puede decir «tú eres» y así confirmar, al
termine por condicionar a la religión en su expresión más vi­ mismo tiempo, el ser del amado. Sólo une de forma real a
sible, más sociológica. Por ejemplo, si la religión prescribe que quien conoce y al objeto del conocimiento7.
un día de la semana se dedique sólo a prácticas religiosas y que
no se pueda hacer nada más, entonces las leyes económicas se 1 Dostoevskij, 122.
32 I. LA LECTURA ESPIRITUAL DE LA REALIDAD 2. LA CULTURA ES UN O RG A N ISM O 33

En esta mecánica se encuentra el «mecanismo» de los cam­ sis, como reacción a la abstracción idealista, hubo intentos
bios culturales y de la transformación de culturas enteras. A de comprender y de analizar todas las formas de pensar y de
través de un proceso de este tipo es como tienen lugar los cam­ actuar, también las eclesiales, en clave psicoanalítica y psicoló­
bios, tanto formales, como superficiales o profundos, es decir, gica: desde la lectura psicoanalítica de la Biblia hasta las diná­
cambios que operan una sustitución de los valores y significa­ micas de formación de la vida de las congregaciones religiosas,
dos que constituyen la cultura. etc. Y, ¿cómo no preguntarse hoy si, viviendo en un momento
Entonces, una lectura espiritual de la cultura intentará de gran impacto de los medios de comunicación, no tenemos
captar estos valores básicos a través de un determinado campo la tentación de pensar en una presencia de la Iglesia sólo en
cultural o, también, a través de más de un campo al mismo términos de visibilidad, de opinion-maker según los criterios
tiempo. Vislumbrando los cambios que tienen lugar en los característicos de los medios de comunicación?
procesos culturales, la lectura espiritual llega al umbral del co­ El tipo de lectura que hay que hacer para el análisis pas­
razón del hombre, puesto que la cultura está orgánicamente toral ha de captar la importancia de un factor cultural sólo a
unida a la vida de la persona. Aquí volvemos a ver, desde un través del filtro de lo que hemos definido como «espiritual». Si
ángulo distinto, la importancia de una lectura exacta y llevada no, existe el riesgo de que las categorías características del cam­
a cabo con criterios correctos. Si no, se puede confundir algo po cultural, cuando se examinan, se conviertan en nuestras
muy superficial, incluso superfluo, con una realidad que, sin categorías, o que los criterios de las ciencias auxiliares de las
embargo, toca el corazón de la persona. Y, como consecuencia, que nos servimos en el análisis definan lo que es importante
la reflexión teológica y los proyectos pastorales estarán plan­ y lo que no lo es. Las ciencias nos proporcionan los datos del
teados según realidades que consideramos importantes pero análisis y éste es un gran trabajo. Pero no podemos dejarles la
que, en efecto, se viven como un vestido, que se cambia fá­ lectura. Si no por otro motivo, por el simple hecho de que la
cilmente y sin demasiado drama. O bien se corre el riesgo de acción del Espíritu Santo, la obra de la redención y la gracia
sobrevalorar la sensibilidad cultural ante un fenómeno dado, de Dios — es decir, los principales «objetos» de búsqueda de
tanto globalmente como en un campo preciso de la cultura, una lectura espiritual de la cultura— no son alcanzables con
y se responde organizando todo el aparato teológico, pastoral, ninguna metodología ni con ningún razonamiento caracterís­
moral e incluso eclesiológico, para salir al encuentro de este tico de las ciencias o de la filosofía. Son grandes ayudas en la
factor considerado tan determinante. travesía del bosque de los fenómenos, pero hasta el umbral de
Evidentemente, todo esto lleva a grandes reducciones y, a lo que realmente nos interesa. Aquí, es necesario entrar con
veces, a verdaderas distorsiones que pueden, incluso, desviar el otros instrumentos, con una iluminación inspiradora, fruto de
camino de generaciones enteras. Una vez planteado un siste­ una intuición espiritual que supone nuestra «connaturalidad»
ma desde la óptica de un punto de vista particular, es fácil que con el Espíritu inmerso en la evolución del mundo.
después de un cierto tiempo se desequilibre toda la estructura, Es precisamente el Espíritu Santo quien no excluye los de­
provocando reacciones y reorganizaciones quizás en la óptica más niveles de lectura, sino que los penetra y discierne para
del principio contrario, según la clásica ley del péndulo. Por que converjan en manifestar el sentido espiritual del devenir
ejemplo, cuando la cultura afirmó la verdad del psicoanáli­ histórico. La intuición espiritual que emerge de la memoria de
Y TEOLOG!
b ib l io t e c a d e f il o s o f ía
MARIO VALENZUELA, S J .
34 I. LA LECTURA ESPIRITUAL DE LA REALIDAD

la Iglesia se piensa eclesialmente, es decir, no de forma aislada.


Es una intuición que crece y se desarrolla en Cristo, como
hemos explicado más arriba.
3
Sobre la base de lo dicho hasta ahora, proponemos una
A TRAVÉS DEL ARTE, EN
lectura espiritual de los cambios de la cultura en los últimos
BUSCA DE DATOS
siglos sobre la base del arte, pues el arte es el «confesionario»
de nuestra civilización. Está claro que se trata de una lectura
tan sólo esbozada, pero suficiente para ayudar a captar las di­ La tercera dimensión: un universo visto por el hombre
námicas con las que es necesario sensibilizarnos.
El paso de la historia medieval a la moderna marca una
especie de vuelco desde lo divino hacia lo humano, de la
profundidad de Dios, de la concentración en la intimidad,
del núcleo espiritual interior, a la manifestación cultural
externa. Este vuelco desde la profundidad espiritual, con la
que se relacionaban y estaban firmemente unidas las energías
humanas, no es sólo una liberación de las energías humanas,
sino también una superficialización de las mismas, un paso
desde lo profundo a la periferia, un tránsito desde la cultura
religiosa medieval a la cultura laica, en la que el baricentro
se traslada desde la profundidad de Dios hasta la creatividad
puramente humana}.

Se trata de crear un mundo y un hombre nuevos dando la


espalda al pasado, al Medioevo, descubriendo de nuevo en los
antiguos la confianza en la razón y dando importancia central
al trabajo, a la organización de la producción, a la libertad
de los intercambios comerciales y a la impersonalidad de las
leyes. Desencanto, secularización, racionalización, autoridad
racional legal, ética de la responsabilidad [...]. El triunfo
de la modernidad es la supresión de los principios eternos, la
eliminación de todas las esencias de las entidades artificiales
que son el yo y las culturas, en beneficio de un conocimiento
científico de los mecanismos bio-psicológicos y de las reglas

1 Senso della storia, 111.


5
EXIGENCIAS A PARTIR DE
UNA LECTURA ESPIRITUAL

No simplemente una terapia de las relaciones

[Es] impureza todo lo que aísla y confunde, lo que bloquea


y desvía las fuerzas de la vida, lo que impide al hombre
comprender que tiene necesidad de ser salvado, pues en caso
contrario está destinado a la muerte y no habrá más que
la nada y las pesadillas de la nada. Todo esto impide a los
hombres comprender que forman un único Adán, miembro
del mismo Cuerpo, miembros unos de los otros. Sin embargo,
no podemos lavarnos solos de todo este hollín. Por este motivo
imploramos al Espíritu: Ven y purifícanos de todas nuestras
impurezas. El mejor psicoanálisis sólo puede —es verdad, es
mucho— hacernos conscientes de los juegos del deseo y de la
muerte y de lo que ponen en juego dentro de nosotros; esto
permite cambios posibles que nos alivian, como cuando se
pasa un peso de un hombro a otro. Pero sin una verdadera
liberación. Freud consideraba a Helmholtz como su dios
porque había descubierto la ley de la conservación de la
energía. Esta energía —en este caso vital, psíquica— que
cambia pero que siempre se conserva, puede calmarse sólo con
la intervención de la gracia, con la venida del Espíritu, y
transformarse así en gozo pascual. El sepulcro de la muerte se
ha roto. O mejor: esta vez no nos contentamos con cambiar
los muebles de sitio, se abren las ventanas y el Viento del Más
allá entra y purifica el aire1.

1 O . C lém en t, Trepreghiere (Milán 1995) 65 [orig. francés, París 1993].


132 I. LA LECTURA ESPIRITUAL DE LA REALIDAD 5. EXIGENCIAS A PARTIR DE UNA LECTURA ESPIRITUAL 133

Lo que con más fuerza resulta evidente en una lectura es­ A través del arte, hemos comprobado que en el mundo
piritual es una cierta náusea con respecto al subjetivismo y de la tecnología, donde todo funciona, las relaciones inter­
al individualismo, por tanto, una exigencia radical del otro. personales son precisamente las que no funcionan. Más aún,
Parece prepararse un tiempo de lo más propicio para volver nuestra época parece marcada por el fracaso de las relaciones:
a descubrir las relaciones interpersonales, la relacionalidad, la un fracaso más dramático cuanto más anhela el hombre las re­
dimensión comunitaria y la comunión. Pero el recorrido, rápi­ laciones y aspira a vivirlas. Semejante tragedia de las relaciones
do y sumario, que hemos hecho nos muestra que esta exigen­ no puede curarse con una terapia. Se trata de proponer una vi­
cia nace de una profundidad que ya no puede colmarse con sión que sea una verdadera salvación integral del hombre. Por
respuestas aproximativas o parciales. En efecto, en las últimas eso, es necesario considerar seriamente el amor, no reducido a
décadas ya se puede constatar un redescubrimiento cada vez una simple visión ético-moral. Es necesario considerar seria­
más importante de la relacionalidad. Un redescubrimiento mente la ontología del amor y su personalismo social-eclesial,
que se ha iniciado principalmente en el ámbito sociológico el amor como elemento constitutivo de la persona, como la
y psicológico pero que, cada vez más, aunque con retraso, se realidad que la hace tal.
percibe también en el campo filosófico, en la medida en que
la gran filosofía de los siglos de la modernidad no ha tenido la
relacionalidad como tema. Repensar la persona sobre el fondo trinitario
Estos enfoques, aunque útiles, no pueden convertirse en la
plataforma de una nueva comprensión de esta realidad, pues E l misterio de la persona reside en el hecho de que, en ella,
difícilmente evitan un neo-moralismo en el que la relación se alteridad y comunión no son contradictorias, sino que
convierte en un imperativo, una conditio sine qua non para un coinciden entre sí. La Verdad como comunión no conduce a
desarrollo sano de la persona. Por eso, el hombre ha de esforzar­ la disolución de la diversidad de los seres en el vasto océano
se por ella. Pero, como esforzarse por ella significa emprender del ser, sino a la afirmación de su alteridad en y por el amor.
verdaderas cuestas arriba — renuncia a uno mismo, muerte a La diferencia entre esta verdad y la de la «naturaleza en sí
la voluntad propia, etc. — , antes o después, estos enfoques se misma» se encuentra en el hecho de que, mientras la segunda
detienen, pues no tienen instrumentos ni para interpretar es­ está sujeta a la fragmentación, a la individualización, a la
tos fenómenos ni, mucho menos, para ayudar a vivirlos. Muy conceptualización, a la comprensión, etc., el amor no lo está.
pronto, la atención se traslada a otro aspecto, a cómo gestionar En el contexto de la comunión, lo opuesto a la alteridad es la
la relacionalidad de la forma menos traumática posible, exclu­ división. Esta identificación de la alteridad con la unidad es
yendo el drama que parece intrínseco a la misma relacionalidad. incompatible con la existencia caída en la que nacemos como
Precisamente en estos años, somos testigos de cómo una de las individuos, con la tendencia evidente a aferrar, a dominar
atenciones constantes es la de construir ambientes, grupos, co­ y a poseer el ser. En nosotros, este Adán individualizado e
munidades de personas con la misma mentalidad, con las que individualizante es nuestro pecado originaly, a causa de esto,
podamos sentirnos cómodos, que dan la impresión de tener la el «otro», es decir, los seres individuales fuera de nosotros,
posibilidad de compartir, pues son semejantes. terminan convirtiéndose en nuestros enemigos y en «nuestro
134 LA LECTURA ESPIRITUAL DE LA REALIDAD 5. EXIGENCIAS A PARTIR DE UNA LECTURA ESPIRITUAL 135

pecado original» (Sartre). E l ser humano, abandonado a mediatamente los dogmas principales. Lo que urge hoy es una
sí mismo, no puede ser persona. E l ékstasis del ser hacia lo mirada tan unitaria que la persona pueda sentir en su vida co­
humano o hacia la creación conduce al «ser para la muerte». tidiana los nexos con los misterios principales de nuestro Cre­
Por eso, cualquier intento por definir la Verdad como «ser do y ver cómo una realidad está unida a otra y cómo dentro de
para la vida» exige automáticamente la noción de ser más allá una realidad, se desvela otra. No es posible una visión de Dios
de la existencia creada. Cuando Cristo dice que es la Verdady, que no tenga en su núcleo el misterio pascual de Cristo, que
al mismo tiempo, la vida del mundo, introduce un contenido es el ámbito donde se realiza también la historia más solitaria,
de la Verdad que conlleva implicaciones ontológicas. Si la escondida y humilde de cada hombre.
Verdad salva al mundo, es porque es vida. E l misterio de la Un pensamiento enraizado en la vida del Espíritu Santo
cristología, como afirmó la definición de Calcedonia, señala hace visible el alcance intelectual y existencial de los dogmas.
que la salvación como Verdad y vida es posible sólo en y por Por eso, fecunda la mentalidad de los hombres y la cultura
una persona verdadera, es decir, algo que la creación, como como tales. Hoy se advierte la urgencia de superar la forma de
hemos visto, no puede ofrecer a causa de su individualización. proceder según la cual se demuestra la validez de los dogmas a
La única posibilidadpara que exista una persona verdadera es partir del razonamiento humano. Este enfoque no se desvin­
que el sery la comunión coincidan. El Dios trino y uno ofrece cula del abstractismo teórico, corre el riesgo del racionalismo
en sí mismo la única posibilidad de identificación del ser con ideológico y, también, de convertir la fe en algo inmanente.
la comunión, es la revelación de la Persona verdadera»2. Un pensamiento que considera seriamente al Espíritu Santo,
que es el Señor que da la vida, y por eso, al mismo tiempo,
La exigencia que se encuentra ante nosotros es la de tener suscita un estilo de vida, relaciona el razonamiento humano
interés para repensar teológicamente la santísima Trinidad y, y la cultura con los principales dogmas, precisamente por la
como consecuencia, el hombre como persona creada. Esta re­ sabiduría de la vida misma y para su salud. En efecto, este
flexión no significa inventar, sino reconsiderar estas realidades tipo de conocimiento es también comunicación de la vida.
a través del dogma, de la tradición, del patrimonio de santidad Es necesario superar el antagonismo entre la experiencia y la
de quienes nos han precedido, del lento proceso espiritual con elaboración intelectual, así como encontrar una modalidad de
el que se reconocen las raíces religiosas, de las sugerencias que conocimiento capaz de integrar distintos saberes, distintos co­
ofrece la cultura para una comprensión nueva de lo que la nocimientos, de una forma espiritual, no conflictiva, no de ex­
Iglesia custodia como depósito de la revelación. clusión, sino de compenetración. La vida, con su movimiento,
Esto significa tener el valor de reconsiderar la santísima con sus manifestaciones y su ritmo debe tener la precedencia
Trinidad y la persona humana ampliando los métodos habi­ sobre los principios abstractos. Y la sabiduría ha de ser ese
tuales y también los autores de nuestra reflexión. Se trata de ámbito donde libremente se entrelazan los distintos conoci­
ver, con una mirada unitaria, orgánica, la santísima Trinidad, mientos, favoreciendo la vida.
la persona humana y la historia de forma que se desvelen in­

2 J. Z iz io u l a s , Letre ecclésial (Ginebra 1981) 94-95 [tr. esp.: El ser eclesial:


persona, comunión, Iglesia (Salamanca 2003)].
136 I. LA LECTURA ESPIRITUAL DE LA REALIDAD 5. EXIGENCIAS A PARTIR DE UNA LECTURA ESPIRITUAL 137

El discernimiento en la eclesialización de las culturas herente que se abra, a través de los distintos campos de la ac­
tividad del hombre, a la acción de la gracia, hasta crear un
El sentido de la historia madura a través de los actos divino- organismo divino-humano. La Iglesia, la liturgia y la cultura
humanos de la revelación y de la encarnación divina; la suerte humana se entrelazan. Por eso, la visión del hombre ha de
de la historia, directa o indirectamente, está determinada ser tal que pueda visitar de forma espiritual todas las reali­
por la suerte de la Iglesia. La Iglesia es el alma del alma dades en que se mueve y en que se encuentra con Dios y se
del mundo y de la historia. La ontología de la historia es la asemeja a El. Muchas reflexiones de la teología de los últimos
historia eclesial. Ciertamente, no una «historia de la Iglesia» siglos quizás no hayan traído toda la riqueza que podrían ha­
exterior, de la institución, sino el cumplimiento interior de su ber aportado, encallándose en un adogmatismo racionalista e
destino. Estas últimas están entrelazadas al transcurso general historicista, precisamente porque tomaron fragmentos toscos
de la historia, pero este nexo se encuentra a tanta profundidad de la cultura sin espiritualizarlos desde dentro. Hilvanar estos
que es inaccesible para el hombre natural, que carece de la nexos entre Iglesia, liturgia, cultura humana y existencia con­
iluminación de la gracia de Dios; el nexo se manifiesta en creta del hombre es fruto del instinto eclesial de quien vive,
la revelación, pero también sobre ésta permanece el sello del precisamente, la vida de la Iglesia. Sólo así pueden llevarse a
misterio3. la tensión máxima, reconociendo sus raíces religiosas, las su­
gerencias que ofrece la cultura humana para una comprensión
La actitud cristiana ante el mundo nunca puede ser de más profunda de lo que la Iglesia custodia como depósito de
negación, sea de tipo ascético o escatológico. La actitud la revelación. Esto significa activar el proceso de la tradición
cristiana es siempre una afirmación, pero escatológica: como realidad viva que asume y transforma, y que consigue
superación incesante hacia elfinal que, en vez de cerrar, abre levantar el velo, desvelar los nexos de esta vida integral única
todas las cosas más allá de sí mismas4. de la que se nos hace partícipes.
Por tanto, hay que tener el valor de liberar la antropología
Todo el sentido de mis palabras es la afirmación de la línea del peso de la historia del pensamiento y volver a estudiar las
vertical que se puede trazar desde cualquier punto, desde relaciones entre la naturaleza humana y lo que es típicamen­
cualquier «esquina» que yazca en la superficie de cualquier te personal, es decir, volver a encontrar un equilibrio entre
cultura, ya sea joven o vieja y decadente5. objetivo y subjetivo en lo que teológicamente puede ser la
visión de la persona, tanto la creada como, de forma absoluta,
Se trata de elaborar un enfoque orgánico que pueda unir la divina. Es necesario evitar las trampas dualistas y recono­
los distintos aspectos de la vida del hombre con la vida de cer el principio agápico, pneumatológico que, por una parte,
Dios. Por eso, la base de esta visión es una vida espiritual co­ hace confluir la visión antropológica en la cristología y, por
otra, nos muestra cómo se une el mundo cósmico, a través
3 Luce, 464s.
del hombre, con el mundo espiritual, según el designio de la
4 P. E v d o k im o v , L’amorefolie di Dio (Roma 1983) 129-130 [orig. francés, París creación y de la redención.
1973].
5 Corrispondenza, 62-63.
138 I. LA LECTURA ESPIRITUAL DE LA REALIDAD

En esta visión orgánica de conjunto será inmediato reco­


nocer que el hombre se realiza como ser de la comunión, ser
social, es decir, eclesial, superando los antagonismos entre in­
EN SÍNTESIS
dividuo y sociedad, entre privado y público. Así, la caridad
será ciertamente la meta de la ascesis del hombre pero, al mis­
mo tiempo, una dimensión suya indiscutible, sustancial, de Una visión trinitaria del hombre y de la Iglesia
forma que su voluntad tenga la posibilidad religiosa de unirse
a la de Dios y de realizar el amor no como algo que le es ajeno, Recapitulando, la problemática se puede esquematizar sin­
sino como algo que le es constitutivo, que corresponde a su téticamente del modo siguiente. De la lectura espiritual de la
naturaleza más verdadera. El sacrificio que necesita el amor cultura, nuestro momento histórico resulta bastante propicio
ha de encontrar también una motivación en la inteligencia para un redescubrimiento de la relacionalidad, de la dimensión
espiritual. La abnegación debe ver el sentido y el resultado del comunitaria y de comunión. Se nos pide una inteligencia ca­
sacrificio, de forma que morir sea el camino para resucitar. paz de pensar según estas categorías, categorías que al mismo
Entonces, la gran exigencia que se manifiesta en el análisis tiempo deben enraizarse en lo vivido, promoviendo la vida.
de la lectura espiritual de la cultura es una tarea compleja, pero Existe la necesidad de afirmar la vida y de pensar de nuevo
de la responsabilidad con que se afronte depende el éxito de la juntos a distintos niveles. Ya no es suficiente un conocimiento
evangelización. Ciertamente, las últimas décadas de la pastoral enciclopédico, un atomismo de especialidades, una sistemati­
y de nuestros esfuerzos de evangelización nos animan a pasos zación que todo lo incluya, sino que hay que redescubrir un
más decididos, dado que las pequeñas correcciones de método enfoque orgánico, que consiga ver los nexos espirituales entre
o las reflexiones parciales — elaboradas reductivamente sobre las distintas realidades. El fundamento de este organismo es la
la base de una u otra escuela de pensamiento— no han he­ santísima Trinidad. Es un tiempo propicio para explorar las
cho que se registre concretamente mayor eficacia alguna. Es diferentes tradiciones eclesiales y para valorar las perlas de los
suficiente pensar, por ejemplo, en las grandes inversiones de distintos depósitos de la fe y de las experiencias espirituales que
energía y de medios en la evangelización de los jóvenes, mien­ el Espíritu Santo ha donado a las Iglesias y que hoy podrían
tras las estadísticas siguen confirmándonos que, en un deter­ ayudar a encontrar un nuevo enfoque de la Trinidad y la perso­
minado momento, generación tras generación, esta franja de na humana, como hemos sugerido más arriba, desvelando los
edad deja la Iglesia. dogmas de la creación y de la redención. Una mentalidad capaz
también de pensar a la vez en la unidad y en la diversidad.

La fe, una realidad experiencial racional

A partir de la lectura del arte contemporáneo hemos vis­


to la exigencia de un pensamiento que llegue a la vida, que
140 I. LA LECTURA ESPIRITUAL DE LA REALIDAD EN SÍNTESIS 141

tenga en cuenta la experiencia, incluso la dolorosa. Más aún, para la teología. Este tiempo la llama a salirse de los recorridos
esta exigencia se subraya con tanta fuerza que parece la predo­ habituales, a desligarse del historicismo y del psicologismo de
minante. Se trata de un terreno fecundo para proponer una la memoria y a poner de manifiesto las posibilidades de la me­
reflexión, una teología a partir de la experiencia espiritual. moria en la anámnesis litúrgica y en todo lo que esto implica,
Parece que el clima espiritual pide un enfoque experiencial en la memoria espiritual de la Iglesia que es la tradición.
racional. Y la teología de la evangelización no puede dejar de
considerarlo, visto que está muy en conformidad con ella.
Una mentalidad litúrgica

Testimoniar y anunciar integralmente la salvación Precisamente porque el arte virtual y la cultura digital ma­
nifiestan la importancia de la imagen, del mundo metafórico y,
Precisamente a causa de una especial sensibilidad hacia la en un cierto sentido, también simbólico, con esto subrayan la
salud, el bienestar, a atenuar el dolor y el sufrimiento, qui­ exigencia del hombre de un mundo íntegro, donde una realidad
zás sea un momento propicio para abrir el horizonte con un esté conectada con otra y dentro de una se encuentre otra. Hoy
anuncio experiencial de la salvación en sentido íntegro. Ya no los cristianos están llamados a mostrar en toda su majestuosidad
es el momento de permitir malentendidos culturales sobre la cuál es el fondo antropológico y espiritual — por tanto, cultu­
salvación. No se puede presentar la salvación de Cristo como ral— de la liturgia.
una contribución a este bienestar psico-físico ni como un ele­ En el capítulo siguiente el cardenal Spidlík, de forma sin­
mento de un mundo bien pensado de valores. tética pero suficientemente desarrollada, delinea los rasgos de
Se trata de revelar las expectativas en su verdadera pro­ la temática antropológica. El método que usa quiere ser cohe­
fundidad, que por sí misma puede experimentarse también rente con el contenido que propone. Por eso, no duda en afir­
de forma dolorosa. Esto exige que los cristianos, por un lado, mar el método espiritual para el tema espiritual, manteniendo
muestren una vida de redimidos y, por otro, revelen el ver­ firme la afirmación del apóstol que dice: «las cosas espirituales
dadero significado de la fe, es decir, una respuesta íntegra a en términos espirituales» (1 Cor 2,13). Es típico del Espíritu
la salvación experimentada, esto es, una acogida plena de la tejer el conjunto. En efecto, la inteligencia del Espíritu es una
salvación. inteligencia de amor, por tanto, un razonamiento hecho con
simpatía, que recoge de forma eclesial una concordia trans­
temporal, transcultural, del único contenido espiritual.
La memoria y la tradición

Junto a la exigencia de la experiencia, es decir, de agarrarse


a la vida, una exigencia que se expresa, sobre todo, en la nece­
sidad de encontrar al otro, la época actual pone de relieve la
importancia de la memoria. Se trata de otro elemento precioso

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