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PROBLEMÁTICA ANTROPOLÓGICA DE

LA EDUCACIÓN

Profesorado de Educación Inicial


Profesorado de Educación Primaria
Profesorado de Educación Inicial Rural
Profesorado de Educación Primaria Rural

Cuadernillo 2024

Profs. Lucía Salinas


María Luz Silva
Victoria Montú
UNIDAD I
Constructores de Otredad

Introducción

D e los varios modos que encontramos al definir el tra-


bajo antropológico, dos cuentan con mayor consen-
so en la bibliografía actual1. Uno tiene que ver con su obje-
El primero de ellos surge a fines del siglo XIX (1) en
donde la Antropología se constituyó como ciencia y la
teoría que logró dominar el discurso antropológico fue el
to, en el cual la Antropología es definida como el estudio evolucionismo. El segundo momento fue el que se desa-
de la otredad cultural, de la alteridad cultural o de la diver- rrolló entre las dos guerras mundiales (2) y se caracterizó
sidad cultural. El segundo se refiere a su “técnica” o “mé- por la aparición de una “diversidad” de teorías que tu-
todo” y sostiene que la particularidad de la Antropología vieron en común el intento de explicar la diversidad cul-
residiría en su forma de trabajar, en el modo en que se re- tural. Y el tercer momento, que comienza luego de la Se-
colectan, analizan y exhiben sus datos: la observación par- gunda Guerra Mundial (3), en el cual las teorías anteriores
ticipante. todavía siguen siendo dominantes pero aparecen las
A nuestro entender, ninguno de los dos elementos “otras” Antropologías, las “no occidentales” que plantean
por separado pueden definir la ciencia. Aún más: soste- teorías alternativas sobre la otredad cultural. En la segunda
nemos que no se puede explicar qué hace hoy la Antro- parte de esta introducción analizaremos de modo deta-
pología sin referirnos a la historia de su constitución llado cada uno de estos momentos. Pero antes debemos
como parte del campo científico, porque la ciencia es realizar un comentario más sobre la particularidad de cada
acumulativa y los componentes que encontramos hoy uno de ellos respecto al objeto de estudio de la Antropo-
provienen de las teorías elaboradas en distintos mo- logía.
mentos históricos. Esa acumulación no implica una su- Sostenemos que, como toda ciencia, la Antropología es
matoria o una idea de mayor a menor, sino que tiene una “construcción”. Se acepta comúnmente que la Antro-
que pensarse como una acumulación “conflictiva” de pología se constituyó como ciencia a partir de construir
sus diferentes partes. explicaciones sobre la “otredad cultural”, pero nosotros
En consecuencia, para entender qué hace un antropó- agregamos que no sólo construyó sus explicaciones sino
logo es necesario tener en cuenta, en primer lugar, el con- que fundamentalmente construyó una imagen, un mo-
texto histórico y social en el cual se desarrolló la Antropo- delo de la otredad (del otro cultural). De tal modo que ese
logía, su relación con el campo científico en general (la “otro cultural”, que se constituyó como objeto de estudio
ubicación de esa ciencia en relación con las otras) y las rela- antropológico, no respondió a un “hecho empírico” real.
ciones entre las partes que la constituyen: objeto, teoría, Por el contrario fue (y por supuesto lo sigue siendo) un ob-
método y técnicas. jeto construido de manera científica por las distintas teo-
En segundo lugar, ni el objeto de la Antropología ni rías que dominaron en cada uno de los momentos histó-
su técnica han sido los mismos a lo largo del tiempo ni ricos. Así, la teoría evolucionista –considerada como la
aún en un mismo espacio. No obstante, pueden distin- primera teoría científica– no se limitó a explicar la otredad
guirse tres momentos constitutivos de la Antropología cultural sino que “construyó” su objeto (aquel que ex-
en Europa y Estados Unidos. Momentos en los cuales plicó) a partir de la “diferencia cultural”, el “otro” como
se desarrollaron teorías que fueron dominantes y que diferente al “nosotros”. Las teorías posteriores, en cambio,
definieron y explicaron de manera distinta el quehacer construyeron un objeto caracterizado por la particularidad
antropológico. Distinguimos tres momentos (ver cua- y hablaron de “diversidad cultural”. El “otro cultural” fue
dro 1). pensado como diverso, como distinto. Por último, cuando

1 Como ejemplo mencionamos a dos autores de habla hispana: Krotz, E., La Otredad cultural entre Utopía y Ciencia, México, FCE, 2002 y a Menén-
dez, E., “Definiciones, indefiniciones y pequeños saberes”. En Alteridades, 1, 1991 pp. 5-11 y su Conferencia Inagural del VI Congreso Argentino
de Antropología Social, “Identidad disciplinaria y campos de aplicación”, realizado en Mar del Plata el 14 al 16 de septiembre del año 2000.

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Introducción

Cuadro I

Contexto fin del XIX (1) entre guerras (2) después de la 2da. Guerra. (3)
Objeto diferencia cultural diversidad cultural desigualdad cultural
Explicación
evolucionismo funcionalismo estructuralismo neomarxismo
(teorías)
comparativismo/relativismo
Método comparativo relativismo (inductivo)
(formalización/deducción)
inventarios/ observación extrañamiento
Técnicas
encuestas participante interpretación

la idea de la dominación de una cultura sobre otra se puso Esta teoría se desarrolló en una época en la que la
en evidencia, el objeto antropológico se construyó en Antropología se estaba constituyendo como ciencia al
torno a la noción de desigualdad: el otro cultural era pro- mismo tiempo que el campo científico se estaba confor-
ducto de esa desigualdad. mando, buscando su propio espacio, en función de ob-
tener un tipo de autoridad distinta a la de la religión y la fi-
Fines del siglo XIX: losofía, y esa autoridad provenía de la objetividad de la
A fines del siglo XIX, la Antropología se formalizó ciencia y, especialmente, del método científico: un con-
como ciencia. Fue un momento en el cual el conoci- junto de reglas para probar las afirmaciones. En este caso el
miento del mundo, de la existencia de modos de vida di- método de la Antropología fue el comparativo, método de
ferentes, se hizo más patente por los cambios ocurridos moda en las ciencias naturales2.
en Europa y por la expansión de Occidente. Por una La teoría de la evolución se constituyó como tal en fun-
parte, la revolución industrial –como producto de cam- ción de la aplicación del método comparativo y sobre la
bios tecnológicos importantes– generó nuevas diferen- base de una concepción precisa de su objeto: el hombre.
cias: de clase, nacionales, étnicas y “problemas” que con Este objeto era concebido con una particularidad: su dua-
el tiempo fueron denominándose “sociales”. La cues- lidad; el hombre era tanto cuerpo como espíritu. Como
tión fundamental de las ciencias sociales fue la de ex- cuerpo pertenecía al mundo de la naturaleza, en tanto “es-
plicar esos cambios que se producían en el mundo eu- píritu” pertenecía a otro mundo, al de la cultura. Si-
ropeo. Pero, a la par de estos cambios, Occidente se guiendo esta dualidad, la Antropología se constituyó en
expandió sistemáticamente por el mundo, sobre otros dos ramas: la Antropología física y la antropología cul-
pueblos, sobre otras culturas, sobre otros modos de vida tural. Pero, no obstante, las diferencias entre los hombres
distintos al modo europeo. fueron pensadas por estos evolucionistas, básicamente,
Si bien el encuentro intercultural no era nuevo y como “diferencias” culturales.
siempre despertó una actitud de asombro ante lo dis- Para estudiar al hombre en las distintas manifesta-
tinto, en este caso el asombro de Occidente se distin- ciones en las que se presentaba, se estableció una división
guió de los anteriores porque no fue un encuentro in- del trabajo científico dentro de las ciencias humanas y so-
genuo, y por sobre todo, porque ese asombro fue do- ciales. Por un lado, la historia y la sociología tomaron
mesticado bajo las reglas del mundo científico: la como objeto (objetivo) de estudio las sociedades com-
diferencia se constituyó en objeto de explicación cientí- plejas, civilizadas, desarrolladas. Por el otro, las sociedades
fica. El nuevo encuentro de los europeos con otras cul- primitivas, no complejas, no desarrolladas, sin historia y
turas distintas dio origen a lo que sería la pregunta fun- sin Estado pasaron a constituirse como el objeto propio de
dante de la Antropología: ¿por qué estos hombres son la Antropología. Esta división, producto de un proceso
distintos? La primera teoría científica sobre la diferencia histórico, se realizó en función de las distinciones de las so-
fue el evolucionismo que contestó esta pregunta a través ciedades o las culturas en tiempo y espacio, teniendo como
del concepto de evolución. parámetro la ubicación de Occidente (ver cuadro II).

2 La idea era que aquellos que vivían de modo diferente en otros lugares podían dar la clave de como había sido el pasado del hombre civilizado. Se
intentó analizar la naturaleza humana a partir de la diferencia entre las culturas y estas diferencias surgían de la comparación entre ellas.

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Constructores de Otredad

Cuadro II rente de la comparación los valores de la sociedad


occidental. Es decir, los evolucionistas fueron acusados de
Tiempo etnocéntricos. Pero la crítica al método también fue resul-
tado de aplicar la técnica de la observación participante ya
Cercano Lejano que al observar una cultura como totalidad, como un
Historia/arqueo- conjunto de partes indisolublemente unidas, en la cual
Cercano Sociología cada parte tiene relación con el todo, se tornaba imposible
logía
la operación evolucionista de abstraer una parte para com-
Espacio pararla con otra de otra cultura. Y segundo, porque en la
Lejano Etnología arqueología medida en que se estudiaban de modo muy detallado las
distintas culturas, menos elementos en común se encon-
La Antropología indagó en el interrogante ¿por qué lle- traban.
gamos a ser lo que somos?, es decir, ¿cuál es el origen de Así, el método comparativo fue puesto entre paréntesis
estas diferencias culturales? La primera corriente teórica de y se lo sustituyó por el relativismo cuyo postulado extremo
esta nueva ciencia construyó sus respuestas comparando a implicaba la imposibilidad de comparar, ya que cada cul-
las sociedades en el devenir espacio-temporal y elaboró, de tura es una configuración distinta y entendible sólo en sus
esta forma, una historia natural de la humanidad. propios términos. Es decir que estas escuelas nacionales
tuvieron en común el haber elaborado teorías “relati-
Entre las dos guerras mundiales: vistas”. Las teorías relativistas intentan mostrar que todas
Un segundo momento, ubicado cronológicamente entre las culturas son diferentes entre sí pero equivalentes, por lo
las dos guerras mundiales, se caracterizó por “un cierre de tanto, son diversas. El enfoque holista y relativista llevó a
las fronteras nacionales” y por la consolidación de la pre- la Antropología a trabajar sobre las diferencias para ter-
sencia europea en sus colonias. En la Antropología eu- minar dando cuenta de la diversidad cultural.
ropea y norteamericana se producen dos hechos impor- No obstante, existen diferencias entre las principales
tantes: la crisis del evolucionismo como paradigma único escuelas de esa época. Así, por ejemplo, mientras que el
y la separación de la ciencia en escuelas nacionales; apa- estructural-funcionalismo británico plantea conocer una
recen así el estructuralismo y funcionalismo inglés, el par- cultura a partir de su presente (sincronía), el particula-
ticularismo histórico en Estados Unidos, la escuela histó- rismo histórico norteamericano recurrió al pasado para
rico-cultural en Alemania y la escuela sociológica francesa. conocer una cultura. Se diferenciaban también por los
Cada una elaboró teorías alternativas, muchas veces sin lugares donde sus antropólogos hacían trabajo de campo.
contacto entre ellas, pero todas tuvieron en común la crí- Mientras que los antropólogos ingleses trabajaron en sus
tica al evolucionismo. Criticaron, en primer lugar, las téc- colonias de África y Oceanía, los antropólogos norteame-
nicas que utilizaron los evolucionistas, postulando que los ricanos trabajaron sobre “sus indígenas” pero, como és-
datos con que la Antropología se debía manejar debían ser tos se transformaban rápidamente, el trabajo de los an-
obtenidos de primera mano, es decir que es el antropó- tropólogos consistió en reconstruir por medio de histo-
logo, particularmente el etnólogo, el que tiene que buscar rias orales (o material arqueológico) el pasado “no occi-
en las otras culturas los datos con los cuales se construyen dentalizado” de esos pueblos. De alguna manera, lo que
las teorías. De este modo, se introduce, se inventa, la obser- ambas escuelas van a tener en común es la tendencia a es-
vación participante como técnica privilegiada de la Antro- pecializarse en “pueblos primitivos”. Va apareciendo ya
pología, lo que implica el traslado del investigador a otras en ese momento una separación fundamental para la
sociedades. La idea era que estudiando en su totalidad a teoría, entre Antropología Social y Antropología Cul-
una cultura de modo muy extenso, muy específico, se po- tural. La primera se interesará por la forma en que se or-
dría dar cuenta de las diferencias y semejanzas culturales. ganizan los hombres, mientras que la segunda lo hará en
Por ejemplo, en la escuela británica el enfoque que do- la manera en cómo viven y piensan sus vidas y el mundo
minó en esta época fue el de considerar que una cultura es- (ver cuadro III).
taba conformada por partes y que cada parte tenía que ser Así, cada escuela va a plantear su relación con distintas
vista en función del conjunto (sistema/estructura) y que ciencias. La Antropología Cultural norteamericana va a
cada cultura conforma una totalidad (holismo). tener relaciones estrechas con la Psicología y con la His-
La segunda crítica fue respecto al método comparativo, toria, mientras que la Antropología Social británica va a
principalmente porque fue aplicado teniendo como refe- estar inmediatamente relacionada con la Sociología.

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Introducción

Ciencias Antropológicas

Antropología Física Antropología cultural

Antropología Social Antropología cultural


parentresco arte
política música
ley literatura
economía tecnología
religión conocimientos
costumbres
lenguaje

Después de la Segunda Guerra: cieron totalmente físicamente y otras se fueron transfor-


A partir de la década del ‘50 se producen simultáneamente mando en nuevas naciones (“guerras de liberación”). Los
dos tipos de transformaciones. Por una parte, se produce cambios –básicamente políticos– que sufrieron estos
la transformación de las sociedades primitivas. Por otra, y pueblos fueron los que los llevaron a transformarse de
de modo paralelo, se modifican también las prácticas de “pueblos primitivos” en sociedades complejas3. Y aquí es
los antropólogos. Respecto de las sociedades “primitivas”, necesario aclarar una cuestión: estas transformaciones no
las transformaciones que se produjeron fueron de distintos eran nuevas dado que desde que Occidente se conectó con
tipo: el resto del mundo comenzaron esos procesos de transfor-
• La desaparición física, una disminución cuantitati- mación. Lo que en realidad cambió es la mirada sobre el
va y acelerada de sus miembros, vía la guerra, las en- “otro” que tenía Occidente y –específicamente– la mirada
fermedades, el genocidio. que la Antropología tenía sobre las otras culturas.
• una transformación cualitativa, principalmente ha- Es decir que la práctica de la Antropología dominante
cia formas occidentales de vida (occidentalización) también se transformó, adaptándose a las nuevas reali-
y la consecuente desaparición cultural producto de dades. Dos líneas son notorias. En una se ubican las teorías
la presión de Occidente. A este proceso –que hace que, dejando de lado las transformaciones que sufrieron
referencia a la acción y a las consecuencias que pro- estos pueblos, continuaron estudiando aquellas sociedades
voca toda política de cambio o transformación for- o culturas que aún podían ser consideradas “primitivas”
zada, de asimilación y cambio de mentalidades o antes que desaparecieran completamente, realizando una
valores nativos– se lo denominó etnocidio o genoci- especie de Antropología de salvataje. En esta línea, puede
dio cultural. inscribirse el estructuralismo francés, que continúa traba-
jando con el modelo de la diversidad pero introduciendo
Estos cambios “forzados” fueron considerados como algunos cambios a la posición estructural-funcionalista
producto de un proceso de acción proveniente del mundo británica.
Occidental: la colonización, que si bien estaba ya entrando En ese sentido, C. Lévi-Strauss –el fundador del es-
a su etapa final, era ahora reconocida como tal por la tructuralismo en Antropología– va a sostener que es ne-
Antropología dominante. cesario partir de las “partículas y fragmentos de restos
Así algunas sociedades desaparecieron completamente que aún se pueden reunir” de los modos de vida de esos
en cuanto entidades independientes mediante su absor- pueblos primitivos. Habla de “partir” porque para él, el
ción en unidades mayores (colonización), otras desapare- conocimiento antropológico no se agota en este punto

3 La Segunda Guerra había contribuido por un lado a ocultar la emergencia de esos nuevos movimientos pero al mismo tiempo los había impulsado
ya que las potencias centrales hicieron participar activamente a sus colonias en el conflicto. Al concluir éste, emergen nítidamente los movimientos
de liberación.

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Constructores de Otredad

(el acercamiento directo y personal del antropólogo), estas nuevas culturas. Por ejemplo, respecto a la técnica, la
sino que es necesario construir un modelo teórico de so- observación participante era una herramienta creada y
ciedad que, aun cuando no corresponda a ninguna de pensada para estudiar culturas “sencillas” o “primitivas”
las que se pueden observar en la realidad, ayude a com- pero ahora esas culturas se habían transformado en
prender los fundamentos básicos de la existencia hu- “complejas” y no podía aplicársele esa técnica de modo
mana. Esta vía podía hacerse efectiva ya que las opera- directo. Lo mismo sucedió con las teorías que habían
ciones de la mente eran independientes del contexto explicado la diversidad cultural a partir del supuesto de
cultural e histórico, porque a pesar de la “superficial ex- que ésta era un hecho natural y que, por lo tanto, todas las
trañeza de los hombres primitivos”, el espíritu del sociedades debían ser tratadas como “iguales”. Así, los
hombre es, en el fondo, el mismo en todas partes. Esto antropólogos que se preguntaron por las causas de las
permite “desarrollar una ciencia general del pensa- transformaciones se encontraron con que el “hecho
miento, una ciencia conclusa, abstracta, formalista, una natural” era producto de un tipo de contacto particular: el
gramática universal del intelecto”4.Pensado en esta de la colonización. Ésta era considerada como un proceso
ciencia, Lévi-Strauss plantea tres niveles del quehacer an- caracterizado por la dominación de un pueblo sobre otro,
tropológico: lo que produjo un fenómeno evidente: la desigualdad
• un primer nivel en el cual el antropólogo pretende entre culturas. De tal forma que las teorías sobre las
“aislar y describir los modelos que un pueblo usa transformaciones de las culturas “primitivas” se centraron
para percibir, relacionar e interpretar sus experien- en explicar la desigualdad cultural como producto de la
cias”. Es el momento en que el antropólogo realiza dominación de Occidente.
la etnografía; De este modo, la Antropología tuvo un giro teórico y
• un segundo nivel donde el antropólogo compara el metodológico importante, se proveyó de las técnicas de
contenido y la organización de los sistemas cultura- otras disciplinas (principalmente de la Sociología y la
les para analizar, interpretar y explicar la diversidad. Historia) y de otras teorías sociales. No obstante, la teoría
Es el momento de la etnología, del estudio que permitía dar una primera explicación sobre la desi-
comparado de las distintas culturas; gualdad y la dominación era el marxismo. La influencia de
• un tercer nivel, el de la Antropología estructural, en esta línea de pensamiento en las explicaciones
el cual el antropólogo llega, a través de la construc- antropológicas se acentuó aún más dado que durante la
ción de modelos formales a los axiomas básicos, a las década del ‘60 hubo una especie de “explosión” de
estructuras constantes y comunes a todas las cultu- discusiones entre las distintas vertientes del marxismo6,
ras. discusiones que fueron ampliamente difundidas y que
influenciaron de manera directa en algunas de las
No obstante este reconocimiento de la práctica cientí- Antropologías dominantes.
fica como tres momentos interrelacionados, Lévi-Strauss Como ejemplo del impacto que esas discusiones gene-
se centró, casi exclusivamente, en el tercer momento5. raron, algunos antropólogos hicieron una revisión de los
Otros antropólogos, en cambio, tomaron otra vía y se estudios realizados por los clásicos sobre las “sociedades
propusieron estudiar las transformaciones que las socieda- primitivas”, intentando describirlas y explicarlas a partir
des no occidentales estaban sufriendo. Uno de los pro- de las relaciones de desigualdad que, según ellos, existían
blemas que tuvieron que afrontar estos antropólogos fue el dentro de esas sociedades. Los antropólogos que se adscri-
hecho de que las herramientas (teorías y técnicas) de la bieron a esta corriente, tuvieron largas discusiones para
Antropología clásica no eran las adecuadas para explicar adaptar una teoría que intentaba explicar la desigualdad en

4 Lévi-Strauss plantea una nueva forma de acercamiento ya no físico sino intelectual: “¿Nunca habremos de conocer a los salvajes? No, hay otro ca-
mino para acercarnos a su mundo, un camino que no es el de la participación personal en ese mundo: la construcción (partiendo de las partículas y
fragmentos de restos que aun es posible reunir o que ya han sido reunidos) de un modelo teórico de sociedad que, aunque no corresponda a ningu-
na de las que pueden observarse en la realidad, nos ayude no obstante a comprender los fundamentos básicos de la existencia humana. Y esto es po-
sible porque a pesar de la superficial extrañeza de los hombres primitivos, en un nivel más profundo no nos son en modo alguno, extraños. El
espíritu del hombre es en el fondo el mismo en todas partes de manera que lo que no puede realizarse mediante un acercamiento, mediante el in-
tento de penetrar materialmente en el mundo de las tribus salvajes, puede realizarse desarrollando una ciencia general del pensamiento, una ciencia
conclusa, abstracta, formalista, una gramática universal del intelecto” (1976).
5 La Antropología se relaciona en esta perspectiva con la lingüística, el psicoanálisis y con la ciencia de la comunicación.
6 Síntesis de estas discusiones pueden verse en P. Anderson (1983), D.C Fol., E. Loy y Olin Wright (1985) y, de modo más reciente, en T. Skocpol
(1993).

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Introducción

la sociedad occidental a otras sociedades, ampliando o mo- este período no fueron totalmente superadas ni se que-
dificando categorías y conceptos. Las etnografías que ha- daron ancladas en el tiempo, sino que tuvieron lo que P.
bían escrito los antropólogos de otras corrientes fueron re- Bourdieu denomina un “efecto de teoría” (otros dirían,
visadas teniendo en cuenta que, más allá del modo en que efecto de ideología).Esto significa que cada teoría o ex-
se presentara, la dominación y la desigualdad eran un plicación formulada, “bajó”, se articuló con, se impuso
atributo posible en toda sociedad, en todo tiempo y es- como parte del sentido común, pasó a formar parte de
pacio. lo “imaginario” colectivo en algunos sectores de nuestra
Todo este movimiento y la enorme cantidad de infor- sociedad, se impuso como “modelo” presente en la ex-
mación obtenida hasta el momento, llevó a que la mirada plicación desde el sentido común. Algunas de esas teo-
antropológica se fragmentara y que el antropólogo se rías o algunos aspectos de las mismas se constituyeron
especializara, ya no en las “sociedades primitivas”, sino en en modelos sobre la alteridad, lo distinto. Esos modelos
problemas que toda sociedad o cultura presentaban. Así tienen la fuerza de las “clasificaciones”, no son ideas o
van a surgir las especialidades: antropología económica, representaciones que están sólo en nuestras cabezas o en
simbólica, política, urbana, rural, etc. Es decir, un proceso la cabeza de la gente, sino que sirvieron como “vehí-
opuesto al de las escuelas nacionales (período de entre culos” para la interacción, para las prácticas que desa-
guerras) donde las sociedades o las culturas se tenían que rrollamos, para la comunicación, para marcar anticipa-
tomar como un todo estrechamente relacionado y donde damente una relación entre “nosotros y los otros”. A
no se podían separar las partes. Pero ahora, la especializa- decir de E. Leach, antropólogos y no antropólogos nos
ción permitía nuevamente la aplicación del método com- encontramos realizando la misma operación clasifica-
parativo. Así, por ejemplo, la Antropología política se toria:
dedicaba a establecer semejanzas y diferencias respecto a
las formas de dominación entre distintas culturas o a “Yo” me identifico a mí mismo con un colectivo “noso-
comparar distintos sistemas políticos. tros” que entonces se contrasta con algún “otro”. Lo que
Pero en esta etapa no sólo cambiaron el objeto y las nosotros somos, o lo que el “otro” es, dependerá del con-
teorías; también se sumaron nuevos “sujetos” de conoci- texto (...) En cualquier caso “nosotros” atribuimos cua-
miento: los antropólogos “nativos” que estudiaban sus lidades a los “otros”, de acuerdo con su relación para
propias sociedades. Esto, sin duda, introdujo nuevas pre- con nosotros mismos. Si el “otro” aparece como algo
guntas para la ciencia: muy remoto, se le considera benigno y se lo dota con los
atributos del “Paraíso”. En el extremo opuesto, el
¿Cómo es posible utilizar y cómo hay que transformar un “otro” puede ser algo tan a mano y tan relacionado con-
instrumento cognitivo creado originalmente para un pro- migo mismo, como mi señor, o mi igual, o mi subordi-
pósito determinado (el conocimiento de los otros desde el nado (...) Pero a mitad de camino entre el “otro” celes-
punto de vista del norte) para otro distinto? ¿Cuál es ese tialmente remoto y el “otro” próximo y predecible, hay
otro propósito? ¿Acaso la Antropología generada en los una tercera categoría que despierta un tipo de emoción
países del sur se encuentra limitada a ser una especie de so- totalmente distinta. Se trata del “otro” que estando
ciología nativa? (Krotz, 1993: 3). próximo es incierto. Todo aquello que está en mi en-
torno inmediato y fuera de mi control se convierte in-
Esto trajo problemas teóricos y epistemológicos: mediatamente en un germen de temor (1967: 50-51).
¿quién es ahora el otro? ¿dónde vemos lo distinto? Y una
respuesta posible fue establecer que era el antropólogo el Pero hay una cuarta categoría posible en esta clasifica-
que de manera consciente y metódica marcaba la distin- ción: el otro lejano e incierto. Y es sobre ella que se cons-
ción. Ya no era el “objeto” el distinto por sus caracterís- truyó la Antropología. El antropólogo se constituyó en
ticas propias, sino que el antropólogo construía la distin- “especialista” del otro lejano e incierto. Su tarea consistió
ción, lo extraño. Es éste el que distingue, desconoce, se en borrar la incertidumbre, en transformar eso exótico, en
“extraña”. Esto modificó la base de observación partici- cierto conocido.
pante e introdujo el “extrañamiento” como un recurso En el resto del libro daremos cuenta del modo en que
metodológico y como punto de partida necesario de toda están construidos estos tres modelos en las teorías antro-
investigación antropológica. pológicas –diferencia, diversidad, desigualdad– y de qué
Creemos que lo expuesto anteriormente sintetiza modo son aún utilizados.
una historia de cien años, pero las teorías construidas en

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Constructores de Otredad

Bibliografía

ANDERSON, P., Tras las huellas del materialismo histórico, LEACH, E., Un mundo en explosión, Barcelona, Editorial
España, Siglo XXI, 1983. Anagrama, 1967.
CLASTRES, P., “Entre silencio y diálogo” en Pingaud, B. y MENÉNDEZ, E, “Definiciones, indefiniciones y pequeños
otros, Lévi-Strauss: estructuralismo y dialéctica, Buenos saberes” en Alteridades, Nº 1, 1991, pp.
Aire, Editorial Paidós, 1968. 21-23.
FOLD, D.C. LOY y WRIGHT, E. OLI, “Recientes desarro- ——— Conferencia Inagural del VI Congreso Argentino
llos en la teoría marxista del Estado capitalista” en de Antropología Social, “Identidad disciplinaria y cam-
Offe, C. y otros, Capitalismo y Estado, Madrid, Revo- pos de aplicación”, Mar del Plata, 14 al 16 de sep-
lución, 1985. tiembre del año 2000.
KROTZ, E., “La producción de la Antropología en el sur” SKOCPOL, T., “El Estado regresa al primer plano” en
en Alteridades,Nº 1, 1993, pp. 5-11. Cuadernos de Sociología, Buenos Aires, Carrera de So-
——— La Otredad cultural entre Utopía y Ciencia, Mé- ciología, Facultad de Ciencias Sociales, UBA, 1993.
xico, FCE, 2002.

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123

(1984 [1944]) sostuvo que el hombre tiene en toda la extensión del planeta
las mismas necesidades, y las culturas constituyen formas particulares de
responder a esos imperativos. Lévi-Strauss (1980 [1968]) destacó la riqueza
de las descripciones etnográficas de Malinowski, pero le criticó su perspectiva
sobre el carácter universal de las funciones a las que responden las institu-
ciones sociales. Para este autor lo interesante y lo importante es justamente
la variabilidad de las costumbres:

CC
Pero la simple proclamación de la igualdad natural entre todos los hombres, y
de la fraternidad que debe unirlos sin distinción de raza o de cultura, tiene algo
de engañoso para el espíritu, porque descuida una diversidad de hecho que se
impone a la observación y de la que no basta con decir que no afecta al fondo
del problema para estar teórica y prácticamente autorizado para hacer como si
no existiera (Lévi-Strauss 2004 [1952]: 310).

De todas formas, más allá de esta defensa de la diversidad –que reviste en


Lévi-Strauss también el valor de programa político–, en la elaboración de su
antropología estructural el autor sostuvo la existencia del espíritu humano, uni-
versal, constante y ahistórico, del cual las diferentes culturas son expresión.
Bajo otra perspectiva, Clifford Geertz sostiene que lo que nos hace huma-
nos, aquello que nos iguala por oposición a otras especies animales, es pre-
cisamente la diversidad de nuestros modos de vida. Al respecto, nos plantea
el interrogante sobre por qué buscar “la esencia” del hombre en los rasgos
universales en vez de hacerlo en sus diferencias. Frente a esta mirada –‘en
búsqueda de similitudes’– que considera prejuiciosa, lo que afirma es “no que
no se puedan hacer generalizaciones sobre el hombre como hombre, salvo
que este es un animal sumamente variado” (2005a: 48). La cultura no es
vista entonces como algo que se agrega a una naturaleza universal y constan-
te preexistente, sino que la cultura –en su carácter de diversidad– es consti-
tutiva del hombre.
Estos debates no están saldados. La antropología en cuanto disciplina
científica procura formular interpretaciones con cierto grado de generalidad en
donde sea posible contener o hacer dialogar culturas y sociedades diversas.
El problema es que esa búsqueda más amplia y universal entra en constante
tensión con el propio enfoque etnográfico que nos conduce todo el tiempo a
tratar de aproximarnos a las perspectivas nativas –singulares y locales–; y en
ese proceso las formulaciones más universales se relativizan.

2.1.3. Sociedad y cultura


Los antropólogos apelamos a los términos sociedad y cultura de manera muy
diversa, en particular el último de ellos. Utilizamos esos conceptos informados
por determinadas perspectivas teóricas, a veces de manera más restringida y
en otras ocasiones de forma más genérica y laxa. Pero compartimos la visión
de que cualquiera sea el contenido que demos a cada uno de ellos, ambos
están ligados con una cierta concepción de hombre y de las características
que definen nuestra humanidad. El hombre, a diferencia del resto de las espe-
cies de la naturaleza, es un ser que vive en sociedad y cuyos modos de vida

Antropología Soprano - Boixadós - Smietniansky


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están regidos en gran medida por costumbres e instituciones que él mismo


crea y transmite por vía del aprendizaje. Reconocer esa singularidad de la
existencia es solo un comienzo para explorar y tratar de entender la dinámica
y los motivos de nuestras formas de agrupación social y la diversidad de las
costumbres vinculadas a ellas.
Si bien no podemos registrar el momento histórico en que el hombre rea-
liza el pasaje del estado de naturaleza al de sociedad, por cuanto el hombre
siempre ha vivido en sociedad, sí podemos reflexionar sobre qué significados
damos a este último término en oposición al primero. Los primeros antropólo-
gos veían en el parentesco de sangre la base a partir de la cual se desarrolla-
ron los primigenios vínculos de sociabilidad, y establecían allí una solución de
continuidad entre el carácter natural y animal del hombre y el posterior desen-
volvimiento de la sociedad. Sin embargo, formulaciones posteriores mostra-
ron que la lealtad y la pertenencia a un grupo podía tener sus fundamentos en
diferentes principios. La ampliación de los estudios etnográficos daban cuenta
de que el territorio, la reciprocidad, el parentesco, entre otros, operan en diver-
sos grados cohesionando a las sociedades y persuadiendo la integración de
los individuos en ellas. En ese sentido, Kuper observa que “no existe ningu-
na constitución sencilla, natural, universal y primigenia de la sociedad huma-
na, al igual que no existe un motivo único para la sociabilidad” (1996: 225).
La convivencia como miembros de una sociedad implica que nuestros com-
portamientos, los roles que asumimos y las relaciones que establecemos con
otros individuos están gobernados por un determinado conjunto de reglas que
incorporamos al nacer. En sociedades ajenas a la propia, los antropólogos se
han enfrentado siempre al problema de desentrañar los modos en los cuales
otros hombres organizan sus actividades, procuran su subsistencia, distribu-
yen el trabajo, acomodan sus conductas a normas jurídicas no escritas, etc.
La aproximación a un grupo social que desconocemos puede devolvernos en
principio una imagen caótica del mismo, pero allí reside la tarea del antropó-
logo… en poder descubrir las reglas que lo gobiernan. La tradición británica,
concibiendo las sociedades como organismos biológicos, ha puesto el énfasis
en tratar de explicar cómo funcionan y cómo persisten a lo largo del tiempo.
Sin soslayar la diversidad de los modos en que los seres humanos se han
organizado a lo largo de la historia, es también importante destacar que en
todos los casos –y en este punto la antropología se distancia ya de sus pri-
meras formulaciones–, las relaciones que establecen los hombres como parte
de una sociedad suponen una redefinición de los vínculos sanguíneos y gené-
ticamente dados a través de la herencia biológica. Nada hay en la naturale-
za que nos obligue a vivir en familias monógamas, a comportarnos de ciertas
maneras hacia quienes consideramos nuestros “padres” y “hermanos”, a no
casarnos con determinados individuos que llamamos “parientes”, entre otras
normas que rigen nuestra vida social –tal como veremos en el tema siguiente.
Esa constitución del hombre como un ser que a pesar de su herencia bioló-
gica no puede ser pensado fuera del orden social, se vincula con otro concepto
clave de la antropología: el de cultura. Este es un término realmente problemá-
tico para los propios antropólogos, quienes se desmarcan del uso cotidiano
que reviste esta categoría y discuten a qué hace referencia en cuanto concep-
to teórico. Definir qué es cultura constituye un ejercicio complejo y pretender
la existencia de una noción única de dicho término es por demás imposible.
En antropología existe, por un lado, un uso más bien general del concepto
de cultura vinculado a aquello que nos define como seres humanos en oposi-

Antropología Soprano - Boixadós - Smietniansky


125

ción a la idea de naturaleza. El hombre construye sus propios medios de sub-


sistencia, se comporta de formas muy diversas, tiene la capacidad de elaborar
ideas abstractas y comunicarlas por medios simbólicos, entre otros elemen-
tos que quedan comprendidos dentro del concepto de cultura, en oposición a
aquellas capacidades universales heredadas por vía genética. No obstante, la
misma evolución biológica del hombre se vio condicionada por el desarrollo de
la cultura y, en la práctica, todo aquello que somos está ya mediado por ella.
Por otro lado, a la par de esa noción más amplia de cultura, también usamos
ese concepto para referirnos a la variabilidad cultural, que supone la existen-
cia de costumbres, creencias y modos de vivir particulares que han sido el
centro de la atención de la antropología.

2.2. Antropología del parentesco y la organización social


Tal como fue señalado en la unidad anterior, los estudios sobre parentesco
y organización social predominaron durante décadas en la construcción de la
disciplina antropológica. Las investigaciones se concentraron en la diversidad
de formas de organización basadas en el parentesco que caracterizaban a
las sociedades llamadas “primitivas” ­–como clanes, linajes, tribus– y en los
diferentes sistemas de reconocimiento de los vínculos de parentesco y de
clasificación de los términos que se empleaban para designarlos. Igualmente,
la antropología reparó en las distintas formas de organización familiar, en los
tipos de matrimonios y en las maneras en que estas integraban unidades
sociales más complejas.
Al producirse la “crisis” de la antropología a mediados del siglo pasado,
muchos autores desviaron su atención hacia las sociedades occidentales,
donde la modernidad y el desarrollo del capitalismo parecían poner a prueba
a instituciones consideradas hasta ese momento como universales: la fami-
lia y el parentesco. En las grandes ciudades, las formas de vida “moderna”
parecían situar a la familia en relación con el ámbito doméstico limitando el
alcance e importancia de las relaciones de parentesco. Sin embargo, lejos
de confirmar ciertos augurios de extinción de la familia, las investigaciones
cuestionaron los modelos imperantes y ofrecieron una nueva casuística para
reflexionar sobre el carácter universal de la familia y el parentesco en las for-
maciones socioculturales contemporáneas. Finalmente, en las últimas déca-
das, los avances en las tecnologías reproductivas, las nuevas leyes de adop-
ción, la legalización de los matrimonios entre personas del mismo sexo y otros
cambios significativos vuelven a poner en evidencia que la familia y las relacio-
nes de parentesco se redefinen sobre la base de hechos, decisiones y elec-
ciones en el presente, pero asociadas a la historia y a la cultura de cada país
y región. En conjunto, estos marcos de referencia encuadran las constantes
reelaboraciones en torno a las identidades personales, familiares, colectivas,
étnicas y hasta nacionales.

2.2.1. Parentesco: principales tradiciones


El parentesco suele estar vinculado, en primera instancia, a una serie de
procesos biológicos que remiten a la experiencia humana: la concepción y la
procreación, la crianza de los hijos –que requieren largos años de instrucción
para ser completamente autónomos y maduros–, la experiencia del cuerpo y

Antropología Soprano - Boixadós - Smietniansky


Acerca del objeto y las problemáticas
de la Antropología

Patricia A. Campan

Antropología: el “descubrimiento” de lo diferente

“Ellos andan todos desnudos (...)


también las mujeres, (...) muy bien
hechos, de fermosos cuerpos... Deben
ser muy buenos servidores y de buen
ingenio, (...) y creo que ligeramente se
harían cristianos; que me pareció que
ninguna secta tenían ...”. (C. Colón
1492: “Diario de a bordo”).

“El traje de las mujeres se compone de


una túnica estrecha (...). La mujer libre
se distingue de la esclava por un
pedazo de tela que le cubre la cabeza.
Su adorno más preciado son (...) sus
orejas, cuyos lóbulos llegan a adquirir
unas dimensiones verdaderamente
prodigiosas ...” (Capitán R. Burton,

6
siglo XIX, refiriéndose a las mujeres
de un pueblo del Este africano).

“El hecho de que el hombre sea un


producto de la evolución no debe
hacernos buscar en cada forma de
comportamiento humano su
correspondiente ventaja desde el punto
de vista de la selección natural” (P.
Kitcher 1997: “El origen de la moral”).

¿Por qué hemos presentado estas frases? ¿Qué


tienen en común todas ellas? Podríamos decir,
en primer lugar, que se refieren al hombre y, a
juzgar por las dos primeras, alguien está
haciendo una descripción de estos hombres.
Más aún, mientras que en la segunda
encontramos una breve pero detallada
descripción de sus peculiares gustos por el
adorno corporal, en la primera además se ha
elaborado un juicio acerca de su
comportamiento. En la tercera se han
expresado ideas más complejas. Se habla de
evolución, selección natural, y comportamiento
humano nuevamente, y el autor nos deja la idea
de que no habría una relación entre la
evolución biológica y la forma de comportarse
de nuestra especie.

7
En segundo lugar, podemos observar con
claridad que las tres frases fueron escritas en
diferentes siglos. Pasemos entonces a la
primera pregunta. La respuesta a ella sería:
nuestro interés está puesto en mostrar cómo a
lo largo de su historia, el hombre se ha
preocupado por hacer alguna referencia con
respecto a otros hombres, a hablar de ellos, a
describirlos, y a elaborar juicios acerca de ellos.
¿Y por qué el hombre se ha ocupado, y aún lo
hace, de otros hombres? Porque ha sentido la
curiosidad por conocer, de algún modo, a
aquellos con los que toma contacto, aquellos
que se muestran tan diferentes a su propia
forma de ser. ¿Qué pudo haber sentido
cualquier conquistador, aventurero o viajero
cuando se encontró frente a personas que poco
tenían que ver con sus propias vestimentas,
costumbres alimentarias, viviendas, creencias,
por señalar sólo algunos de los aspectos
proclives a la comparación? O cuando nosotros
mismos tenemos la oportunidad de viajar a
lugares distantes y diferentes del nuestro, ¿no
nos asombramos al ver esas diferencias con
respecto a aquello a lo que estamos tan
habituados? (Mair 1998). El asombro, en un
primer momento y curiosidad más tarde por la
forma de vida que desarrollaron otros grupos; lo
que los antropólogos han denominado cultura.

8
Si algo provoca asombro es porque el individuo
que observa se hace consciente de que lo que
tiene frente a él es diferente o bien, se asemeja
muy poco a lo propio. De modo que, como
sostiene el antropólogo mexicano Esteban
Krotz, “el asombro no surge autónomamente de
la realidad observable y observada, no se
imprime en la mente vacía del observador” (Krotz
s/f.:5), sino que es el resultado de una relación
que se establece entre los objetos y la
conciencia del hombre. En otras palabras, este
sería “el descubrimiento que el yo hace del otro”
(Todorov 1995:13), es decir, del yo que
comparte con otros individuos ciertas
características y que se encuentra con otros,
cuyas características difieren.

Como ejemplo podríamos tomar cualquiera de


las dos primeras frases que se presentan al
comienzo. Tanto Colón como el explorador
Burton están describiendo a las personas con
las que se han encontrado. ¿A quiénes están
dirigidas estas descripciones? A otros que,
como ellos, comparten los mismos o parecidos
gustos en la vestimenta; que son cristianos,
como ellos; que seguramente no se perforarían
los lóbulos de las orejas para adornárselas. En
pocas palabras, a europeos u occidentales (en

9
este caso) que, como ellos, habrán de
asombrarse con estos “descubrimientos”.

Ahora bien, ese otro no necesariamente debe


estar fuera de la sociedad a la que pertenece ese
yo. Puede estar también dentro de su propia
sociedad o grupo: “las mujeres para los hombres
o los ‘locos’ para los ‘normales’” (Todorov 1995).
En otras palabras: todo grupo al que nosotros
no pertenecemos porque no compartimos esos
comportamientos o esas costumbres. Se
denomina alteridad u otredad a esta referencia
que se hace del otro, cuando nos identificamos
con un grupo -al que pertenecemos- y que a la
vez, nos lleva a diferenciarnos de otro. Tiene,
como hemos visto, una relación con el asombro,
debido a que se constituye a partir de la
conciencia que tenemos de lo propio, un
conocimiento de aquello que caracteriza al yo -
nosotros ante el otro - los otros (el diferente).
Dice Krotz:

“... el asombro se relaciona con y se


explicita en la categoría de la
alteridad. La alteridad (…) es
constitutiva para el trabajo
antropológico. Su uso, su
reconocimiento, su comprensión
implican siempre un conocimiento de lo

10
propio, ante cuyo horizonte solamente
lo otro puede ser concebido como otro”
(Krotz s/f:5).

Y este interés no es reciente. Lo encontramos en


la Antigüedad clásica con Heródoto, cuando
describe a las distintas culturas o civilizaciones
preocupándose por las diferencias que
observaba entre éstas y la propia. También en
el origen de la filosofía. Sin embargo, es en el
siglo XV, con el comienzo de los grandes
“descubrimientos” de “nuevas” tierras por parte
de las potencias europeas, que esta realidad
asombrosamente diferente va a comenzar a
verse de otra manera. Es el período en el que se
manifiesta con más intensidad el asombro y se
multiplican las descripciones de pueblos de
distintos lugares del mundo (Cocchiara 1961).

El reconocimiento de la categoría alteridad


permitió comprender no sólo las características
sociales y culturales de los grupos diferentes,
sino también las de la propia sociedad, y en
determinados momentos históricos utilizarlos
aún como una crítica para los valores que la
sociedad de la época había desarrollado.

En el siglo XIX, con la segunda gran expansión


que Europa realiza hacia el resto del mundo,

11
nace la ciencia que tendrá a la diversidad
cultural, la alteridad, como objeto de estudio: la
Antropología. A este respecto, dice Krotz:

“la pregunta antropológica nace del


encuentro: el encuentro entre pueblos,
culturas, épocas. (…) siempre ha
habido la pregunta antropológica,
aunque de diversas formas y, desde
luego, con respuestas más diversas
aún” (Krotz s/f:3).

Y si bien, la construcción de su objeto y su


técnica han variado de acuerdo al contexto
histórico y social (dentro del marco del
capitalismo), ha tomado como objeto de estudio
la explicación de ese otro, interés que ha
mantenido desde entonces.

Una definición de Antropología

Podemos decir de manera muy general que


Antropología significa “hablar del hombre” (Mair
1998). Muchos pensarían entonces que a esta
disciplina le corresponde explicar todo lo que al
hombre se refiera. De esta manera se pensaba
en el siglo XIX cuando surgió esta ciencia,
convirtiéndose así en la más abarcadora de
todas las disciplinas sociales. Por ello

12
necesitamos acotar este interés por lo humano
puesto que no es la única que ha centralizado
su estudio en él.

“al notar las diferencias entre los


habitantes de las islas Trobriand y los
europeos generalmente tendemos a
quedar más impresionados por éstas
que por las aparentes similitudes que
presentan sus culturas, y no sólo
quedaremos impresionados, sino que
probablemente, preguntemos por qué
existen tales diferencias?” (Kaplan y
Manners 1979:20).

Es decir, el problema central en la Antropología,


e insistimos en esto, es explicar las semejanzas
y las diferencias de las sociedades, y la
continuidad y el cambio en el tiempo.

“Si las culturas no difirieran una de


otra y si no cambiaran, jamás
surgirían cuestionamientos sobre los
mecanismos de cambio o de
estabilidad. Pero observamos que las
culturas sí difieren una de otra y -en
diferente grado- cambian en el tiempo”
(Kaplan y Manners 1979:21).

13
Podríamos decir, entonces, que lo que le da
“unidad” a nuestra ciencia (dentro de la
variedad de problemáticas por las que se
interesa) son dos grandes preguntas: “¿cómo
funcionan los diferentes sistemas culturales?” y
“¿cómo en su inmensa variedad, estos sistemas
culturales llegaron a ser lo que son?” (íbid.).

Una de las definiciones que se ha elaborado


acerca de esta ciencia es la del antropólogo
francés contemporáneo Claude Lévi-Strauss
(1984), quien señala justamente la amplitud del
interés antropológico:

“La Antropología apunta a un


conocimiento global del hombre y
abarca el objeto en toda su extensión
geográfica e histórica; aspira a un
conocimiento aplicable al conjunto de
la evolución del hombre, desde los
homínidos hasta las razas modernas y
tiende a conclusiones, positivas o
negativas, pero válidas para todas las
sociedades humanas, desde la gran
ciudad moderna hasta la más pequeña
tribu melanesia” (Lévi-Strauss 1984).

Al leer atentamente esta definición encontramos


que la Antropología abarca una amplia variedad

14
de temas que cubren distintos aspectos del
hombre. Pero también se hace referencia al
hombre en “su extensión geográfica e histórica”,
de modo que, si ubicáramos en un gráfico sus
temas de interés, podríamos hacerlo sobre dos
ejes: uno que correspondería a la variable
tiempo y otro a la variable espacio. Y esto es así
porque esta ciencia comprende en su análisis
“todas las épocas (...) y todos los espacios”
(Lischetti 1994).

Cuando Lévi-Strauss se refiere en su definición


a la “evolución del hombre desde los homínidos
hasta las razas modernas” nos encontramos
con que está abarcando un rango de tres o
cuatro millones de años. Es clara entonces, la
profundidad temporal que maneja esta
disciplina, pero a la vez, también es amplio el
espacio en el que trabaja porque se refiere a
todos los hombres.

Si atendemos a otra parte de la definición,


leemos que la Antropología quiere llegar a
conclusiones a partir de exhaustivos análisis
que serían válidas para todas las sociedades
humanas, donde están contempladas no sólo la
sociedad moderna, “industrializada” o
“desarrollada”, sino también una pequeña tribu
que habita en un lugar muy distante del

15
nuestro, demostrando nuevamente que su
campo es muy vasto.

Hay otros aspectos importantes en la definición


que presentamos. Al referirse a la evolución
humana, Lévi-Strauss nos permite introducir
uno de los temas más interesantes de la
Antropología: el que trata de las dimensiones
biológica y cultural del hombre. Ambas se
encuentran estrechamente relacionadas, y esto
ocurre porque cuando piensa al hombre, la
Antropología enfatiza esta bidimensionalidad,
dado que nuestra especie se define por poseer
características cuyo origen es biológico -y como
tales transmitidos genéticamente-, y otras que
se adquieren o aprenden a partir de la vida
social.

En el hombre hay diferentes necesidades que


son características de su condición biológica,
como por ejemplo, la necesidad de comer, pero
la forma en que las satisface corresponde ya al
ámbito cultural: un grupo de cazadores-
recolectores podrá obtener su alimento a través
de la caza y/o de la recolección; otros grupos
podrán hacerlo además, a partir de la
agricultura.

16
Por el hecho de que los humanos somos
también animales, la perspectiva bidimensional
tiene sentido. De otro modo, podríamos cometer
el error de considerar el aspecto cultural
omitiendo nuestras capacidades y limitaciones
de tipo físico. Por el contrario, si sólo nos
concentráramos en nuestro aspecto biológico,
omitiríamos un importante atributo humano: la
cultura. Lo que queremos decir es que esta
bidimensionalidad no se refiere a una oposición
de ambos aspectos del hombre, sino que tiene
como base una relación dialéctica1. Esta
manera de enfocar a su objeto de estudio es la
que convierte a la Antropología, dentro de las
ciencias sociales, en una “ciencia única”
(Nelson & Jurmain 1991).

La Antropología y sus problemáticas de interés

La amplia gama de estudios que se fueron


realizando acerca del hombre y el grado de
profundidad que alcanzaron, llevaron a que
esta ciencia comenzara a abrirse en diferentes
especialidades de acuerdo con lo que se
analizara en forma más específica. Si tenemos
en cuenta las variables de tiempo y espacio
1 Al hablar de dialéctica se quiere decir que cualquier cosa que consideremos (un pensamiento,
por ejemplo) tiene sentido siempre que se lo tome en su relación con otras cosas (otros
pensamientos, por ejemplo); porque lo que es lo es en relación con lo que no es. En lo que
estábamos diciendo, el hombre se constituye como tal sobre la base de la relación dialéctica
existente entre su “naturaleza” y la cultura.

17
mencionadas, tendremos las siguientes
orientaciones, según se haga más énfasis en un
eje o en otro:

Antropología Social o Cultural: los antropólogos


sociales están interesados no solamente en lo
que la gente hace o dice cotidianamente sino
también por la manera en que esta gente se
organiza y qué normas observa. Se ocupa de
sociedades, barrios, grupos, comunidades; trata
con grupos sociales tales como pobres, obreros,
mujeres, por mencionar algunos, para lo cual
realiza investigaciones que buscan comprender
y explicar realidades que pueden ser muy
distintas con respecto a la del propio grupo de
referencia. Se desprende de lo dicho que el
antropólogo no está circunscripto al estudio de
sociedades campesinas o culturas indígenas,
también construye su objeto de estudio en las
llamadas sociedades “complejas”,
“industrializadas”. Su propósito es explicar las
diferencias y similitudes existentes entre los
pueblos de manera diferente a la de aquéllos
que lo hacen apelando a “características
genéticas” o porque esas cualidades “se llevan
en la sangre” (Mair 1998). Estos antropólogos
utilizan una práctica originada dentro de esta
ciencia, el trabajo de campo. Y en sus estudios
sobre comunidades, instituciones y

18
problemáticas actuales tienen en cuenta los
procesos históricos, los cambios producidos a lo
largo del tiempo en el momento de realizar su
análisis.

Arqueología: pone un énfasis mayor en la


variable tiempo, dado que estudia sociedades
del pasado a través de sus restos materiales
(construcciones, material lítico, restos óseos,
cerámica, entre otros), es decir, lo que
constituye la cultura material de los grupos
humanos. Una de las principales tareas del
arqueólogo es interpretar la cultura material a
partir del registro arqueológico. Para ello emplea
diferentes técnicas (uno de ellas es la
excavación) que le proporciona evidencias para
explicar las actividades humanas en un período
determinado y los cambios experimentados por
esas actividades. El trabajo del arqueólogo
comprende también prospecciones, estudios
sobre el ambiente, análisis del material
recuperado. Utiliza diferentes técnicas que le
permite fechar los restos materiales hallados
para saber la antigüedad que tienen de modo
que permitan enmarcarlos dentro de un proceso
de cambio. Y como su propósito no es
“reconstruir” sino explicar los cambios, lo hace
empleando teorías y modelos. Le interesa
explicar cómo vivían los grupos humanos en el

19
pasado, cómo se relacionaban con su entorno,
cómo fueron produciéndose cambios en la
cultura del hombre a medida que se modificaba
el ambiente y viceversa. El arqueólogo quiere
saber por qué vivían de esa forma.

Antropología Biológica: teniendo en cuenta la


bidimensionalidad, característica de la especie
humana, los bioantropólogos centralizan su
interés en el estudio de la evolución (proceso de
hominización) y la variación humanas. El
hombre ha desarrollado estrategias adaptativas
(obtención de alimentos, búsqueda de
protección, confección de artefactos, entre
otras), lo que hemos denominado anteriormente
como cultura. Entonces, las preguntas (entre
otras) que se formula la antropología biológica
son: ¿nuestra evolución depende de la cultura?
¿El desarrollo de la cultura depende de nuestra
constitución biológica? Estas preguntas son
esenciales, puesto que la influencia de los
factores de selección natural en el proceso
evolutivo que condujo al surgimiento de la
especie humana han jugado un papel
importante (Nelson y Jurmain 1991). Trabajan
analizando restos humanos antiguos y también
con poblaciones actuales para realizar estudios
sobre variabilidad, fecundidad y demografía,
entre otros temas de interés.

20
La Antropología cada vez más comprometida
con problemáticas actuales, ha propiciado la
aparición de nuevas especialidades. Entre ellas,
mencionaremos la Antropología Forense. El
potencial que muestra esta especialidad (en el
campo de lo jurídico, por ejemplo, con la
identificación de restos óseos y sus implicancias
legales) ha permitido extender la aplicación de
las ciencias antropológicas. Los casos en los
que interviene la antropología forense
corresponden, entre otros, a la identificación de
restos humanos, determinación de la edad y el
sexo, estimación del tiempo que han
permanecido enterrados, si se encuentran en
posición primaria o han sido removidos y
trasladados, y esto puede realizarse aún a
partir de restos esqueletarios fragmentados. Es
por ello que decimos que este campo de la
antropología se ha desarrollado en relación con
las orientaciones referidas anteriormente: la
antropología social, dado que los restos
hallados han tenido una historia de vida que el
antropólogo social se propondrá reconstruir; la
arqueología, por la aplicación del métodos y
técnicas propias de ésta (la excavación y la
observación de la disposición de los restos, por
ejemplo) y la antropología biológica, porque su

21
formación les permite realizar la identificación y
el análisis de los restos hallados.

Estas problemáticas surgidas en la


Antropología a lo largo de su historia como
ciencia se complementan con otras disciplinas
en la medida en que sus teorías y métodos se
adecuan a sus problemas. Asimismo, trabajan
con otras ciencias aportando sus conocimientos
y experiencias. Es desde esta perspectiva del
trabajo interdisciplinario de donde se logra un
real enriquecimiento de la tarea científica. Por
señalar sólo unos ejemplos, los bioantropólogos
encuentran en las ciencias biológicas una base
para encarar sus estudios; los arqueólogos se
nutren de las paleociencias (geología,
paleontología y paleoecología) y la biología; los
antropólogos sociales, de la historia, la
economía política, entre otras.

Con respecto a la Sociología, ¿cuál es su


relación? En el origen de ambas ciencias, el
siglo XIX, la práctica antropológica estaba
focalizada en las “sociedades exteriores” a
Occidente, sociedades a las que se las percibía
como “simples”, “inferiores” o “salvajes”, dadas
las diferencias que, desde el punto de vista
cultural y sobre todo tecnológico, presentaban
con respecto al mundo occidental. La

22
Sociología, en cambio, dirigía su mirada a
Occidente, a la sociedad que era considerada
como “civilizada”.

La aparición de estas disciplinas en este


momento (siglo XIX) fue la respuesta que se dio
desde la ciencia a la “división del mundo” que
se había llevado a cabo desde el plano
económico-político por las potencias
colonialistas europeas. A una división dual del
mundo parecía corresponderle una división
dual de las ciencias (Worsley 1971).

En la actualidad, la Antropología (que ha


sufrido cambios en su objeto de estudio
especialmente a partir de la segunda mitad del
siglo XX) ya no centraliza su interés
exclusivamente en las sociedades no-
occidentales, y ahí es que se aproxima al
trabajo del sociólogo. Ambas disciplinas
estudian actualmente realidades muy próximas,
si bien cada una construye su objeto de manera
diferente. En consecuencia, las diferencias que
se habían dado con la Sociología en un primer
momento, parecen ahora muy difusas. Podemos
decir que no se separan ni aún
epistemológicamente, compartiendo en parte,
métodos y técnicas (Lischetti 1994). Esta
situación, en vez de presentar un problema

23
para el desarrollo de estas disciplinas, puede
constituirse como un claro ejemplo de lo que
mencionáramos anteriormente: la importancia
que han ido cobrando los enfoques
interdisciplinarios en la construcción del
conocimiento científico.

La Antropología como ciencia

El hombre ha creado a lo largo de su historia


diferentes maneras de explicar la realidad con
la que tiene contacto. Lo ha hecho con la
Filosofía (con los comienzos de ésta en la
Antigüedad clásica); con la religión; a través de
lo mágico y con la ciencia. Es de esta última de
la que nos ocuparemos brevemente.

En primer lugar, todo conocimiento científico


parte de problemas; no puede hacerlo
simplemente a partir de datos u observaciones,
pues esto sólo conduce a una mera recolección
de información sin un propósito establecido que
lo guíe. El científico plantea un problema;
luego, recoge información; formula una
hipótesis (proposición para explicar los datos,
esto es, un intento de dar respuesta al
problema planteado); contrasta la hipótesis con
más datos, y finalmente, elabora un modelo

24
(explicación simplificada de la realidad a partir
de lo observado en la evidencia).

En segundo lugar, la ciencia como actividad


pertenece a la vida social; la ciencia es un
fenómeno social. Esto es, una empresa
humana, una obra de las personas. Por eso
decimos que está inserta en la vida social.
Como consecuencia, no es absolutamente
autónoma. Todo conocimiento científico está
condicionado por el contexto socio-histórico en
el que se desarrolla. Los investigadores, como
sujetos sociales, no están ajenos a las
circunstancias del medio en el que viven,
puesto que viven en sociedades y tienen
intereses sociales. Frente al objeto de estudio
está el científico con su visión de la realidad y
con las teorías que trae con él y que comparte
con otros debido a que responde a propósitos de
un grupo, de una comunidad formada por
iguales (Schuster 1982).

En palabras de Stephen J. Gould -paleontólogo


y autor de trabajos de divulgación científica-:

“Los hechos no son fragmentos de


información puros e impolutos; también
la cultura influye en lo que vemos y en
cómo lo vemos. Las teorías más

25
creativas suelen ser visiones
imaginativas proyectadas sobre los
hechos; también la imaginación deriva
de fuentes en gran medida culturales”
(Gould 1988:4).

Tomemos como ejemplo el momento mismo del


surgimiento de la Antropología como ciencia en
el siglo XIX. El marco teórico que prevalecía era
el que se sustentaba en la teoría evolutiva. La
evolución, se sostenía, seguía una única línea
de desarrollo. Ocurría que la noción de
evolución se ajustaba a las ideas sociales,
políticas, económicas, de la época. Las ideas de
evolución y progreso aplicadas a la vida social
de los hombres, llevaba a explicar las
diferencias entre las sociedades (e inclusive las
diferencias biológicas entre los hombres) a
partir de grados diferentes de evolución. Años
más tarde, a comienzos del siglo XX, la
percepción que se tenía de las sociedades “no
occidentales” fue otra: las diferencias serían
explicadas desde la teoría funcionalista o desde
el particularismo histórico, para las cuales las
sociedades y sus respectivas culturas habían
seguido diferentes líneas evolutivas. Asimismo,
como ocurrió con el funcionalismo, no se tendrá
en cuenta el proceso colonialista y sus
consecuencias: la colonización tenía ahora la

26
necesidad de conocer esas sociedades tan
alejadas de Occidente.

Podríamos decir, entonces, que la “forma de ver


el mundo” y explicarlo conforma marcos
teóricos o visiones del mundo que no están
alejados ni abstraídos del entorno social.2

Destacamos la inclusión de los científicos de las


ciencias naturales por el hecho de que,
tradicionalmente se ha pensado que el científico
social no puede acceder al conocimiento de su
objeto de estudio sin que medien ciertos
preconceptos, prejuicios, y que por ello, este
conocimiento no sería válido y confiable. Al
respecto,

“pensamos que debe desconfiarse de


una objetividad empírica
pretendidamente libre de toda
interferencia, incluso en las ciencias
naturales. Se suele criticar a los
investigadores sociales, seres
humanos que viven en sociedades, (...)
y aceptan ciertos modos de vida, por
su falta de objetividad, pero también
un físico o un biólogo pueden aferrarse
2 Las teorías científicas no aprehenden la realidad tal como es sino que lo hacen a través de
construcciones teóricas sostenidas por un grupo de investigadores que los aproxima a la
realidad (=paradigma) (Schuster 1982).

27
a una teoría determinada (...)”. “De la
misma manera que el investigador
social, así el biólogo es un organismo
que actúa junto con otros organismos
(...). Pero de ahí no suele deducirse que
las teorías de los biólogos y de los
físicos están desfavorablemente
influidas por su medio ambiente”
(Schuster 1982:14).

Es interesante lo que al respecto dice Gould:

“Me interesa criticar el mito mismo de


la ciencia como una empresa objetiva,
realizable sólo cuando los científicos
logran liberarse de los
condicionamientos de sus respectivas
culturas y ver al mundo tal como en
realidad es” (Gould 1988:3-4).

La imagen de un científico neutral no existe


porque ningún científico puede ser separado de
su contexto social. Tampoco la posibilidad de
obtener una “representación cuasi-fotográfica”
de la realidad social:

“todos los datos son selecciones de la


realidad con base en las visiones del
mundo o los modelos teóricos de la

28
época, filtrados por medio de las
posiciones de grupos particulares en
cada época. En este sentido las bases
de selección se constituyen
históricamente y siempre cambiarán
inevitablemente a medida que cambie
el mundo. Si lo que entendemos por
objetividad es la de los estudiosos
perfectamente desapegados que
reproducen un mundo social exterior a
ellos, entonces no creemos que tal
fenómeno exista” (Wallerstein
1998:99).

Esta pretendida neutralidad o el intento de que


el científico se “liberara” de cualquier
preconcepto (“ser objetivo”) llevó, por ejemplo, a
la postura “dura” de los positivistas, para
quienes la mensurabilidad y comparabilidad de
los datos eliminaba la posibilidad de incurrir en
la subjetividad3.

Las ciencias disponen de medios adecuados


para la comprensión de la objetividad. Si bien el
trabajo de campo, metodología originaria de la
Antropología, no es sinónimo de objetividad
absoluta, le permite a ésta acceder a un
3 “‘Subjetivo’ casi siempre definido como la intrusión de las tendencias del investigador en la
recolección e interpretación de los datos. Se pensaba que eso distorsionaba los datos y por lo
tanto reducía su validez” (Wallerstein 1998 97-98).

29
conocimiento más profundo de su objeto de
estudio dadas las características de esta técnica
(observación participante, convivencia con el
grupo a estudiar).

En tercer lugar y con relación a lo anterior, la


ciencia se construye a partir de ideas que se
establecen provisionalmente y es, a su vez, una
actividad que genera ideas nuevas a partir de la
investigación científica. Hablar de ideas
establecidas provisionalmente significa que la
ciencia sufre muchas transformaciones a lo
largo del tiempo. Esto es, siempre implica un
avance que se apoya en los resultados previos,
por eso se construye y conserva una
continuidad, aún cuando se produzcan cambios
y rupturas por la caída del marco teórico
sostenido hasta ese momento. Las explicaciones
científicas son perfectibles por el hecho de que
nunca son finales. La prueba de que las
explicaciones científicas se corrijan o sean
reemplazadas por otras se encuentra en la
historia misma de la ciencia.

En el caso particular de la Antropología, como


ocurre en las ciencias sociales, los hechos que
estudia están marcados por la historicidad, es
decir que se trata de hechos socioculturales y
por lo tanto, cambian permanentemente, al

30
igual que todo el mundo material. Tener en
cuenta esta condición (histórica) de los
fenómenos sociales “tiende a reducir la
tendencia a hacer abstracciones prematuras de
la realidad y en definitiva ingenuas” (Wallerstein
1998:100). Las condiciones sociales están
sujetas a cambios en el tiempo y por ello, se
generan nuevas teorías para explicar esos
nuevos eventos o hechos y el orden social
consecuente. Como ejemplo de lo que estamos
diciendo, recordemos el proceso de colonización
emprendido por Europa en el siglo XIX y las
profundas –en la mayoría de los casos–
transformaciones que produjo en las sociedades
“no occidentales”. O bien los cambios
permanentes que se observan en las sociedades
actuales dado el proceso de globalización.

Ahora bien, estas transformaciones no


significan que la ciencia se esté acercando a la
verdad absoluta sino que, como hemos dicho,
corresponden en parte a una modificación de
los contextos culturales que ejercen su
influencia sobre ella. Sin embargo, no debemos
pensar que los cambios producidos por la
ciencia son sólo consecuencia de cambios en el
contexto socio-histórico. La ciencia realiza
avances que le son propios:

31
“No suscribiré una extrapolación
bastante difundida (...): la tesis
puramente relativista según la cual el
cambio científico sólo se debe a la
modificación de los contextos sociales;
la verdad considerada al margen de
toda premisa cultural se convierte en
un concepto vacío de significado, y por
tanto, la ciencia es incapaz de
proporcionar respuestas duraderas.
(...) Creo que existe una realidad
objetiva y que la ciencia (...) es capaz
de enseñarnos algo sobre ella” (Gould
1988:4).

Pongamos por caso a Galileo Galilei (s. XVII):

“(...) sus ideas amenazaban la


argumentación tradicional de la Iglesia
a favor de la estabilidad social y
doctrinal, el orden estático donde los
planetas giraban alrededor de una
tierra central, los sacerdotes estaban
subordinados al Papa y los siervos a
sus señores. Pero la Iglesia no tardó en
hacer las paces con la cosmología de
Galileo. No le quedaba otra alternativa:
la tierra gira realmente alrededor del
sol” (Gould 1988:4).

32
La Antropología como todas las ciencias
sociales ha tenido y principalmente, tiene en la
actualidad, un compromiso importante con la
realidad social. Su compromiso es el análisis de
los problemas sociales y la colaboración con
distintos actores para buscar soluciones a estos
problemas. Es significativo al respecto, el
prejuicio racista de amplia vigencia en el siglo
XIX y aún en la actualidad, o bien, las
explicaciones de tipo economicista, que hacen
resurgir el concepto de “darwinismo social” para
justificar la aplicación de determinadas
políticas. Y son significativas las críticas y los
planteos que, desde la Antropología, se oponen
a estas perspectivas deterministas. Tal el caso
(como señaláramos al comienzo) de las
explicaciones del comportamiento humano
basadas en las características genéticas de
nuestra especie que pueden constituir un grave
reduccionismo. Esto no significa que la
Antropología y las ciencias sociales se alejen de
las ciencias naturales: “más bien nos parece que
la principal lección de los avances recientes de
las ciencias naturales (tales como el proyecto del
genoma humano) es que es necesario tomar más
en serio que nunca la complejidad de la
dinámica social” (Wallerstein 1998:85).

33
Cabe reiterar en relación a lo que decimos en
párrafos anteriores, el papel que ha tenido la
ciencia -toda la ciencia- en inducir y a veces
imponer en la mentalidad de los individuos
determinados pensamientos que se han
traducido en comportamientos con
consecuencias nefastas (el reduccionismo
mencionado y su relación con el racismo, o la
aplicación de políticas que propician y
perpetúan la desigualdad, por ejemplo). La
ciencia en muchos casos ha carecido de
“autorreflexión”, es decir, preguntarse por qué
es impulsada a desarrollar ciertos proyectos y
no otros: “(…) conocer los motivos sociales que la
impulsan, por ejemplo, a hacer algunas cosas y
no otras tales como el bien a la humanidad”
(Horkheimer 1986:57). Esto no invalida los
logros que ha obtenido -muchos y
fundamentales para el mejoramiento de la vida
humana-; se refiere a la utilización de una
ciencia que no actúa críticamente consigo
misma y para con la sociedad.

Es por ello que ha sido fundamental la


recuperación que han hecho las ciencias
sociales del sentido de la historia y su papel en
la interpretación del mundo. Así actuarían
como “formas de autoconciencia científica de la
realidad social” (Ianni 1998),

34
“desnaturalizando” aquello que se quiere
entender como “perpetuo”. La neutralidad en
las ciencias podría ser un engaño ya que en la
historia del hombre, y con demasiada
frecuencia, se ha hablado en nombre de la
ciencia como un medio para asegurar el status
quo. Aquí hemos presentado, quizás de manera
muy general, aquello de lo que trata la actividad
de la Antropología. Probablemente uno de sus
mayores compromisos, como el de todas las
ciencias sociales, sea su relación con los
cambios que conduzcan a mejorar la vida
humana.

35
CULTURA
Cinco ideas falsas sobre “la cultura”

Cinco ideas falsas sobre “la cultura”


Esteban Krotz

La cultura es el elemento que distingue a la análisis cultural no sólo somos especialis-


especie humana de todas las demás tas: también somos practicantes del habla
especies. Esto significa, que la cultura es común (a menudo la mayor parte del día) y
tan antigua como la especie humana. Mejor por esta razón también nosotros
dicho: las culturas humanas son tan reproducimos en ocasiones estas equivoca-
antiguas como lo son los diferentes grupos ciones, aunque sepamos, cuando nos
humanos, etnias, y pueblos que forman la ponemos a trabajar como especialistas que
humanidad1. tales nociones falsas ya han sido superadas
por nuestra ciencia.
Pero mientras que la cultura humana tiene
muchos miles de años de edad, el análisis
científico de la cultura, -es decir, su estudio Primera idea falsa: Se puede tener y no
sistemático, realizado por una comunidad tener cultura
de especialistas que usan para ello
métodos, conceptos y teorías creadas para Muchas veces se puede escuchar que una
tal fin- tiene apenas un siglo. Tal vez tenga persona critica a otra, diciendo: "Fulano no
que ver esta discrepancia con que entre los tiene cultura" o "Mengano es una persona
especialistas en el estudio de la cultura sin cultura". En este enunciado, cultura es
haya todavía tan poco consenso sobre algo que un ser humano puede tener o no
muchas cuestiones y que entre los no tener. Desde el punto de vista de la
especialistas se encuentren todavía antropología, tal expresión carece de
muchas ideas equivocadas sobre la sentido: todos los seres humanos, por
naturaleza y las características de los definición, tienen cultura.
fenómenos culturales. Sí, en cambio, han
podido crear un cierto consenso relativo Como se dijo al comienzo: tener cultura,
acerca de la falsedad de determinadas pertenecer a una cultura es el rasgo
concepciones de "lo cultural". característico de la vida humana en
comparación con todas las demás formas
En este ensayo se identifican cinco ideas de vida en este planeta. Esto quiere decir:
equivocadas acerca de la cultura que se ser parte de la especie humana significa ser
detectan con mucha frecuencia en el habla un ser cultural. Y en efecto: ningún individuo
común, en comentarios periodísticos y humano simplemente "procesa informa-
hasta en conferencias académicas. Hay ción", sino lo hace en términos de uno de los
que tomar en cuenta aquí que los miles de idiomas que existen y que aprendió
antropólogos y otros especialistas en el desde pequeño; no simplemente "asimila
proteínas, carbohidratos y grasas", sino
come y bebe ciertos alimentos de acuerdo a
1
Este texto es la versión revisada de la ponencia ciertas reglas y horarios que varían de
presentada el 1 de junio de 1994 en la “Primera Mesa de la
pueblo en pueblo, no simplemente "inicia y
Cultura Popular Yucateca”, organizada por la Unidad
Regional de Yucatán de Culturas Populares en la Casa de termina su existencia", sino nace y es
la Cultura del Mayab. Se publicó en la Revista de la educado y muere dentro de ciertas
Universidad Autónoma de Yucatán, volumen 9, de octubre- estructuras familiares y comunitarias y en el
diciembre de 1994, núm. 191, págs. 31-36.

Diálogos en la acción, primera etapa, 2004 DGCPI 13


Esteban Krotz

marco de determinadas creencias por una cantidad enorme de culturas


colectivas y costumbres. En la medida en pasadas y presentes. Esta multiplicidad
que alguien pertenece a un grupo, una etnia, cultural aumenta aún más si se toma en
un pueblo, cualquier tipo de "comunidad" cuenta que las culturas de los pueblos y las
humana, participa en la cultura de éste y naciones no son homogéneas en modo
sólo así es ser humano. No tiene sentido, alguno. Todo lo contrario: al interior de un
entonces, afirmar de alguien, que no tiene país nos encontramos -como, por ejemplo,
cultura. en el caso de México- con gran número de
subculturas, o sea, culturas de determi-
El malentendido se produce por un uso muy nados segmentos sociales tales como
restringido del significado de la palabra etnias, poblaciones regionales o grupos
"cultura". En muchos idiomas de origen profesionales; también hay diferencias
europeo, "cultura" significa a menudo algo culturales que responden a diferencias de
así como "buena educación"2. A menudo se edad y de hábitat, etc.
identifican con "cultura" ciertas actividades
artísticas consagradas y los resultados de Como siempre, cuando hay multiplicidad,
éstas (la música llamada "clásica", la surge el impulso de comparar. Y no sólo
literatura llamada "buena", cierto tipo de esto sino también de agrupar. Una forma
arquitectura, etc.). A cierto tipo de frecuente de agrupar fenómenos sociales y
educación y a estos bienes culturales suele culturales aplica criterios jerarquizados. De
tener acceso siempre sólo un pequeño acuerdo con tales criterios se afirma que
segmento poblacional, mientras que los una cultura es en algún sentido "más" que
demás quedan excluidos. Pero la cultura es las demás. El famoso libro de Guillermo
mucho más que estas partes. Por tanto, lo Bonfil sobre el "México profundo", por
único que se puede decir es que ciertas ejemplo, describe cómo a lo largo del medio
personas no poseen tales o tales milenio desde la conquista europea, en
conocimientos, aptitudes, gustos, pero no México se ha difundido la idea de que ciertas
que "no tienen cultura" cuando, por ejemplo, culturas extranjeras -primero la hispana,
no les significa nada cierta regla de luego la francesa y finalmente la
comportamiento o determinado deleite norteamericana- eran y son más valiosas
estético. que cualquiera de las culturas mesoame-
ricanas 3. Algunos europeos, a su vez,
suelen opinar que las culturas de la llamada
Segunda idea falsa: Hay una jerarquía "antigüedad clásica", o sea la griega y la
natural entre culturas (y entre subcul- romana, eran más valiosas que todas las
turas) culturas europeas actuales.

Como ya se indicó en la parte introductoria La misma clase de ideas se encuentra no


de este ensayo, la cultura humana no es sólo con respecto a las culturas de países y
una. Es tan polifacética y variada como la épocas diferentes y con respecto a la
humanidad misma. De hecho, la cultura riqueza cultural al interior de un mismo país,
humana es un mosaico: está compuesta sino también con respecto a ciertas áreas
de la cultura o fenómenos culturales
2
Este significado no es el mismo en todos los idiomas ni ha
específicos. Por cierto, también aquí, la
sido igual siempre. Un interesante relato de los cambios del cultura calificada de "inferior" se encuentra
término ocurridos precisamente en la época del surgimiento casi siempre al borde de la descalificación
de las ciencias antropológicas se encuentra en la
introducción del libro de R. Williams , Culture and Society
3
1780-1950, Ed. Chatto, Londres 1958. Véase para el tema Véase G. Bonfil, México profundo. Ed. SEP-CIESAS,
también a E. A. Hoebel “La naturaleza de la cultura”, en H.L. México 1987. Una reseña de este libro se publicó en el núm.
Shapiro, Hombre, cultura y sociedad, págs. 231-245, Ed. 11 (abril de 1989) del boletín editado por la Biblioteca Central
Fondo de Cultura Económica, México, 1975. de la UADY, el libro del mes.

14 DGCPI Diálogos en la acción, primera etapa, 2004


CULTURA
Cinco ideas falsas sobre “la cultura”

completa como cultura. Así, por ejemplo, Al interior de una sociedad, esta jerar-
hay amantes de cierto tipo de música quización de subculturas y de expresiones
orquestal europea de los siglos XVIII y XIX culturales va casi siempre a la par de la
que la consideran esencialmente superior al estratificación social: las clases ricas y
rock o a la trova; incluso llegan a afirmar poderosas determinan lo que debe ser
que estas últimas formas musicales "no llamado "alta" cultura y lo que es solamente
son cultura". cultura "baja"; la primera suele ser vista
como la cultura propiamente dicha, mientras
Hablando con propiedad, es menester que la segunda casi no merece el nombre
aclarar que no existe absolutamente ningún de cultura. Pero esta clasificación sólo
criterio objetivo, y mucho menos científico refleja determinada distribución de poder en
para establecer este tipo de jerarquías. No una sociedad y época dada, no tiene nada
hay nada que indique que la cultura del maíz que ver con los contenidos culturales
sea mejor o peor que la del trigo o del arroz, respectivos.
que la forma musical del "lied" valga más
que la del "son", que los libros de "ciencia
ficción" sean esencialmente inferiores a las Tercera idea falsa: Hay culturas "puras" y
obras literarias del realismo decimonónico. "mezcladas"
Desde luego, hay tacos, panes, piezas
musicales y cuentos de mejor calidad que La todavía reciente conmemoración del
otros, pero es sabido que incluso aquí es "Quinto Centenario" de la llegada de los
difícil ponerse de acuerdo. En todo caso, europeos a América ha contribuido a
con respecto a las diferentes clases de fortalecer otra idea falsa muy extendida, la
manifestaciones culturales no se pueden de la existencia de "culturas puras". Como
aplicar tales criterios jerarqui-zantes. Lo es bien sabido, esta idea fue utilizada
único que se puede decir es que a uno le durante toda la Colonia como pauta para la
gusta más esta expresión cultural y a otro organización de la sociedad, en conse-
más aquella. Es algo semejante a una cuencia se afianzó la concepción del
persona que domina varios idiomas y opta mestizaje biológico y cultural como algo
en determinada situación por uno que le esencialmente negativo y hasta peligroso y,
gusta más que los demás. Este ejemplo en todo caso, inferior a la pureza de la piel
nos lleva enseguida a una de las blanca, los apellidos españoles y la
características más maravillosas de la procedencia peninsular5.
diversidad cultural en nuestras sociedades.
Es curioso ver cómo se puede mantener
¿O acaso no es fabuloso que una persona una idea así, cuando todo el mundo sabe
puede cambiar de opinión al respecto de un que es falsa. Cuando los españoles iniciaron
fenómeno cultural? ¿Que incluso pueda, por la conquista americana acababan de
ejemplo, escuchar un tipo de música por la terminar con varios siglos de dominio árabe
mañana, otro por la tarde y otro más por la en sus tierras, pero sin poder borrar, hasta
noche?4 el día de hoy, la influencia cultural de éste;
además, cualquier niño español aprende en
la escuela una historia de las primeras
poblaciones de la península ibérica de
4
Con esto no quiero decir que todas las manifestaciones acuerdo con la cual se da cuenta que esta
culturales son equivalentes en términos absolutos. Tal historia ha sido, siglo tras siglo, una historia
posición equivaldría a un tipo de relativismo cultural
insostenible, que no se defiende aquí. Sin embargo, no
puede discutirse aquí este problema. Una breve
5
aproximación se encuentra en E. Krotz, “Los escenarios de Esta problemática se encuentra reseñada de manera
la diversidad”, en: Opciones, n. 44 (septiembre de 1993), magistral en A. Gerbi, “La disputa del nuevo mundo”. Ed.
págs. 10-11. Fondo de Cultura Económica, México, 1982 (2ª. Ed. Corr.)

Diálogos en la acción, primera etapa, 2004 DGCPI 15


Esteban Krotz

de mezclas biológicas y culturales de todo


tipo. Sin embargo, la educación escolar ha
contribuido fuertemente a que para muchas
También en cuanto a la cultura yucateca generaciones la palabra "cultura" haya tenido
habrá poca gente que no pueda dar muchos y siga teniendo una connotación inevitable
ejemplos de cómo esta cultura se ha venido de solemnidad: cultura es algo muy
conformando por herencias mayas, especial, cultura es algo a lo que uno se
españolas y libanesas, a las que se agregan debe acercar con respeto, cultura es cierto
las de origen africano, coreano y caribeño, tipo de patrimonio colectivo creado por
además de las más recientes influencias admirables genios de épocas pasadas. Por
europeas y norteamericanas. Por otra parte, tanto, un hogar típico de la cultura, un lugar
es ampliamente sabido que la influencia típico para encontrarse con la cultura es el
cultural proveniente de un mismo origen museo, por ejemplo, galerías de arte,
puede adoptar formas muy diversas, por lo museos de antropología e historia; otro
que, por ejemplo, la herencia española se hogar típico es el teatro, donde se escucha
expresó y se expresa hoy de modo bastante la música que vale la pena y se ven las
diferente en los Altos de Jalisco, el centro de obras dramáticas realmente importantes de
la ciudad de México o la costa veracruzana. diferentes épocas y países. También la
biblioteca con sus anaqueles llenos de
Lo que sucede es que quienes reflexionan pesados y empolvados volúmenes, a los
sobre una cultura o tratan de transmitirla a que sólo al término de engorrosos trámites
otra generación o de distinguirla de otras se tiene acceso, es entendida por muchos
culturas, siempre están en la tentación de como un lugar típico donde se reúnen los
presentarla como un todo integrado, como acervos culturales de un país.
algo completamente propio y concluido en
sí mismo. Por tanto, suelen perder de vista Lo que tienen en común los tres tipos de
el carácter de mezcla de todas las culturas. "hogar” de la cultura es fácil de reconocer:
Además, las influencias no son cosa del se trata de lugares a los que sólo un muy
pasado, únicamente repárese sólo un pequeño porcentaje de la población suele
momento en cómo artefactos inventados en acudir.
otras culturas, tales como la televisión, el
fax o la computadora, han modificado Hay que señalar aquí que no pocos
recientemente y siguen modificando la antropólogos contribuyen, a menudo sin
cultura yucateca. Y lo mismo sucede en quererlo, a esta visión equivocada de las
todas las demás culturas y subculturas cosas. Por más que promueven que en los
también. museos aparezca lo que suelen llamar
"cultura popular": la música tradicional de las
regiones, el teatro campesino, las
Cuarta idea falsa: Los recintos propios artesanías, la arquitectura, la vida cotidiana
de la cultura son los museos, los teatros de los grupos étnicos contemporáneos, las
y las bibliotecas. múltiples costumbres, fiestas, artefactos y
prácticas sociales actualmente en uso,
Recordando lo que se acaba de exponer también para ellos la cultura es algo
sobre las concepciones equivocadas que "consagrado", o sea, algo que ha sido
identifican una parte de la cultura (por creado alguna vez y que en la actualidad se
ejemplo, las "bellas artes") con toda la considera de gran valor. Por tanto así se
cultura y que pretenden distinguir las opina, sólo debe ser admirado, conservado y
culturas "esencialmente" valiosas de las reproducido tal cual y cualquier modi-
que no lo son, el rechazo de esta cuarta ficación es vista como lamentable "pérdida",
idea falsa no debería ser muy difícil.

16 DGCPI Diálogos en la acción, primera etapa, 2004


CULTURA
Cinco ideas falsas sobre “la cultura”

pérdida cultural, pérdida de tradiciones y


pérdida de valores. Quinta idea equivocada: La existencia de
la cultura depende del Estado
Esta manera errónea de ver la cultura está
confundida con respecto a dos cuestiones. Como muchas concepciones falsas, tam-
Desde luego hay creaciones culturales que bién ésta se basa en ciertos elementos
son dignas de admirarse y que deben ser verdaderos. Así, es cierto que en México
conservadas en el estado en que se casi todas las instituciones que de alguna
encuentran. Pero en su conjunto, la cultura, manera tienen que ver con la creación
todas las culturas y sus manifestaciones cultural especializada y la conservación del
son algo vivo, algo que surge y se patrimonio cultural en general, son institu-
transforma sin cesar y a veces incluso ciones que no dependen de los creadores
desaparece después de haber existido de la cultura, sino de los gobiernos: los
algún tiempo. Y constantemente, en la institutos estatales de cultura, la educación
historia de todas las áreas de la cultura la escolar básica y superior, el Consejo
emergencia de algo nuevo, ha sido Nacional para la Cultura y las Artes, los
considerado como "pérdida" o incluso como museos, las escuelas de bellas artes, las
"traición". Mozart y Beethoven, por ejemplo, revistas y las estaciones de radio llamadas
que para mucha gente pertenecen a los culturales, etc. Desde luego, esta depen-
más geniales creadores musicales de todos dencia puede ser decisiva porque la
los tiempos, tuvieron que enfrentarse más asignación o no de un subsidio guber-
de una vez a durísimas críticas por "no namental a una propuesta cultural a menu-
respetar la tradición" musical consagrada do decide sobre la existencia o no de esta
en su tiempo. Pero su lugar en la historia de última. Además, como en muchos otros
la música fue la de innovadores, y la países, también en México gran parte del
generación posterior a ellos volvió a romper fomento a las más diversas manifestaciones
los moldes establecidos por ellos. culturales se realiza bajo la óptica del
"fortalecimiento" de la cultura "nacional" y de
Además, conviene caer en la cuenta que a este modo se justifica la fuerte presencia del
pesar de su innegable importancia, los Estado en estas cuestiones.
museos, los teatros y las bibliotecas son
sólo algunos de los muchos hogares de la Los Estados han tenido siempre interés en
cultura. La mayor parte de la vida cultural se intervenir en la creación cultural y la
realiza, se conserva, se reproduce y se conservación del patrimonio cultural porque
transforma fuera de ellos. Es cierto, que de esta manera controlan y a veces incluso
también en Mérida y en Yucatán necesi- crean un importante factor de cohesión
tamos muchos más museos, teatros y social. Pero cualquier mirada breve al mapa
bibliotecas, pero también en el periodismo y demuestra lo absurdo de esta concepción.
en los medios electrónicos, en las casas y Por más que las fronteras "nacionales" sean
los talleres, en los restaurantes y en las delimitaciones territoriales claramente defi-
calles y en muchos espacios más se nidas, objetivos de sangrientas luchas y
produce y se reproduce cultura a diario. complicados tratados internacionales, es
Mucha de ella es efímera, otra encuentra su obvio que no son fronteras culturales (y algo
entrada a los recintos mencionados. Lo que semejante vale para las subculturas al
importa destacar aquí es que la vida cultural interior de un país). Rasgos de la cultura
es más amplia y más rica de lo que se norteamericana se encuentran en todo el
reúne, colecciona y exhibe en los solemnes país y en pleno Paseo Montejo. Manifes-
espacios especiales destinados a su taciones de la cultura mexicana no sólo se
conservación. hallan en regiones enteras de los Estados
Unidos, sino que muchas veces las dominan

Diálogos en la acción, primera etapa, 2004 DGCPI 17


Esteban Krotz

completamente. ¿Cómo se distingue en el Y finalmente se opuso a la opinión de la liga


Soconusco la cultura mexicana de la intrínseca entre Estado y cultura la realidad
guatemalteca? ¿Dónde termina la cultura de de una vida cultural mucho más
Yucatán y dónde empieza la de Campeche? comprensiva.

Desde luego existen diferencias culturales Mientras que estas oposiciones constituyen
y, en consecuencia límites entre culturas: oposiciones entre ideas verdaderas y falsas
desde el comienzo de este ensayo se indicó sobre la cultura, es pertinente concluir este
que la cultura humana no es una, sino que ensayo con unas consideraciones sobre una
constituye un compuesto de culturas oposición de otro tipo. Hay una oposición en
diferentes. Pero aunque los Estados y sus el terreno cultural de suma importancia para
instituciones suelen traer, al igual que los todos quienes analizan y, más aún, quienes
museos, los teatros y las bibliotecas, de viven y participan en una cultura. Esta
petrificar la cultura en el sentido que se oposición es la oposición entre la cultura
acaba de mencionar, el ámbito de la propia y la cultura impuesta6.
creación y reproducción cultural es mucho
más amplio que el ámbito de las Como se ha dicho anteriormente, en todas
instituciones estatales. Esto también las culturas y en todos los tiempos se han
porque, a fin de cuentas, la historia del documentado influencias de unas culturas
Estado cubre sólo una mínima fracción de sobre otras. El problema no radica en la
la historia de la humanidad. existencia de tales influencias, sino en que si
los seres humanos pertenecientes a una
cultura pueden decidir libremente sobre si
Para terminar: Cinco equivocaciones, quieren aceptar tales influencias y, en dado
una oposición caso, cuáles y cómo. Poder escoger entre
alternativas presupone, claro está, conocer
En este ensayo se han presentado cinco alternativas y reconocer a una influencia
ideas equivocadas sobre la cultura bajo la concreta como una alternativa entre otras
forma de cinco oposiciones. Primero se posibles.
opuso la idea de que se puede o no tener
cultura a la concepción antropológica de la Este último aspecto vale no solamente para
cultura, según la cual todos los seres un país (se recordarán las recientes
humanos tienen cultura aunque sus culturas discusiones sobre esta temática durante la
siempre son diferentes unas de las otras. preparación del Tratado Norteamericano de
En segundo lugar, se confrontó la Libre Comercio), para una etnia (varios de
equivocada idea de que existe una jerarquía los comunicados del Ejército Zapatista de
objetiva entre las diversas culturas y Liberación Nacional han insistido en que
manifestaciones culturales con la ausen-cia determinadas políticas gubernamentales
de criterios científicos para deter-minarla. contribuyen a destruir las tradiciones cultu-
En tercer lugar, se opuso a la errónea rales de los pueblos indígenas), sino
concepción de la existencia de culturas también para regiones con una identidad
puras y por eso valiosas, la realidad cultural tan marcada y tan antigua como
empírica de la mezcla cultural por doquier. Yucatán. Precisamente porque la cultura no
En cuarto lugar, se estableció frente a la es sólo lo que se encuentra en museos,
idea de que la cultura se encuentra teatros y bibliotecas, sino también lo que
únicamente en ciertos recintos solemnes, está en las calles y las casas, la opción por
tales como museos, teatros y bibliotecas, la
evidencia empírica de la enorme amplitud 6
Esta idea se apoya en la teoría de Guillermo Bonfil sobre el
de los procesos de creación, reproducción, control cultural, una versión de ésta se incluyó como
transmisión y transformación de la cultura. capítulo segundo de su libro antológico Pensar la cultura
(Ed. Alianza Mexicana, México, 1991).

18 DGCPI Diálogos en la acción, primera etapa, 2004


CULTURA
Cinco ideas falsas sobre “la cultura”

una influencia cultural con alternativas En todos los tiempos, regiones y pueblos se
culturales tiene que ver con la identidad han generado y se siguen generando
colectiva de una población, o sea, de cómo elementos culturales que apoyan y
ésta ve la vida y quiere vivirla y qué sentido reproducen estructuras de dominación y
encuentra en ella. Pero esto remite otros que abren caminos de liberación. El
enseguida a la estructura del poder estudio científico de la cultura puede
vigente en el seno de esta población: contribuir al fomento de cualquiera de
¿Quién tiene la capacidad de reconocer ambos. Una aportación significativa a la
alternativas, quién puede decidir sobre cuál segunda perspectiva mencionada consiste
se acepta o no? y, en dado caso, ¿cómo? en combatir las ideas erróneas que siguen
Reconocer estos elementos críticos de una existiendo y difundiéndose sobre los
situación cultural implica admitir que el fenómenos culturales.
estudio de la cultura siempre tiene que ser
crítico. Porque se trata de reconocer
aquellos elementos en los procesos cultura-
les que contribuyen a la emancipación de
los seres humanos y a una vida más
humana digna y feliz de todos. Esto,
empero, no tiene que ver con esta cultura o
aquella, con este pueblo o aquél con esta
época u otra.

Diálogos en la acción, primera etapa, 2004 DGCPI 19


ALTERIDADES, 1994
4 (8): Págs. 5-11

Alteridad y pregunta antropológica

ESTEBAN KROTZ*

En lo que sigue se trata de esclarecer el significado que entre las dos guerras mundiales entre la antropología
tiene y que podría tener el término antropología desde social británica y la antropología cultural norteame-
el punto de vista de las ciencias antropológicas como ricana.
parte de las ciencias empíricas.1 ¿Puede reconocerse o construirse un denominador
Como es sabido, desde el surgimiento de las cien- común a estas posiciones tan distintas? ¿Una pers-
cias antropológicas como tales a fines del siglo pasado, pectiva que unifique el pasado como un panorama con
existe una gran maraña de denominaciones y, por ello, sentido y que al mismo tiempo permita vislumbrar el
también mucha confusión sobre su delimitación con perfil de un futuro posible?
respecto a disciplinas vecinas. Hasta el día de hoy, la
palabra antropología tiene significados distintos en los
diversos idiomas europeos. En alemán, por ejemplo, Orígenes de la pregunta antropológica
este nombre ha sido tradicionalmente sinónimo de
una sola rama de las ciencias antropológicas, a saber, Hay muchas preguntas antropológicas, si esto significa:
de la llamada antropología física o bioantropología, preguntas acerca del ser humano o sobre lo humano.
mientras que en México el nombre evoca a menudo es- Así, varias disciplinas científicas y también ciertas
pontáneamente el significado de otra de estas ramas, áreas o corrientes de la filosofía y la teología pretenden
a saber, de la arqueología. Por esto, muchos tratados tener como objetivo central una pregunta sobre el ser
sistemáticos generales o históricos de las ciencias an- humano. A éstas pertenecen, por ejemplo, la psicología,
tropológicas contienen una discusión sobre nombre y la patología y la ecología, aun cuando a ellas tiene que
definiciones de la disciplina que no es usual en otras agregárseles el prefijo humano para distinguirlas,
disciplinas científicas. A esto se agrega que en las dife- como también a la fisiología, la etología o la geografía
rentes áreas lingüísticas se han usado por largo tiem- de áreas de investigación no referidas primariamente
po denominaciones especiales —piénsese, por ejemplo, al ser humano. Otras ciencias tales como la economía,
en la diferenciación habitual en Alemania entre Völker- la sociología o la politología son en un sentido más es-
kunde [ciencia de los pueblos] y Volkskunde [ciencia tricto antropología, lo que considerado desde el punto
del pueblo], en las definiciones de etnología y etnografía de vista etimológico, en primera instancia significa
en Rusia y en la antropología francesa (que, por cierto, únicamente tratado sobre el ser humano o conocimiento
se distinguen de modo diferente en cada caso) o muy de los humanos. Por tanto, para la caracterización de
especialmente en la contraposición que se conformó las ciencias antropológicas, de las que aquí se trata, es
necesario indicar bajo qué aspecto se ocupan del ser
humano.
De hecho hay una pregunta antropológica, que ha
* Unidad de Ciencias Sociales, Universidad Autónoma de sido formulada una y otra vez de nuevo desde el inicio
Yucatán. de la vida humana en este planeta. Puede ser presen-
Alteridad y pregunta antropológica

tada a partir de las situaciones, a primera vista un tan- este modo queda comprobado que relaciones que sue-
to dispares, del encuentro de grupos humanos paleo- len ser presentadas demasiado rápido como necesarias,
líticos, del viaje, y de la extensión imperial del poder. no lo son. Así, por ejemplo, como lo ha demostrado de
De acuerdo con lo poco que sabemos sobre la mayor manera impresionante C. Lévi-Strauss 3, no existe nin-
parte de la historia de la especie humana, ésta consistía gún motivo para suponer una correlación necesaria o
casi siempre de grupos relativamente pequeños, cuyos incluso solamente predominante entre sencillez tec-
miembros estaban separados y al mismo tiempo inte- nológica o caza y recolección y capacidad del habla y
rrelacionados ante todo según aspectos de género, de del pensamiento rudimentario u orientado exclusiva-
edad y de parentesco. Su vida entera era marcada mente de modo utilitario. Visto de manera conjunta,
completamente por su comunidad. Durante miles de parece bastante acertada la suposición de que la so-
generaciones los así llamados cazadores-recolectores ciedad cazadora-recolectora nómada con su detalla-
obtenían lo necesario para la vida —o sea, no sólo ali- da y precisa observación de la naturaleza y sus desa-
mentos, sino también medicamentos, materias primas rrollados mecanismos sociales de cooperación y coor-
para herramientas, vestimenta y casa y hasta para los dinación exigía y, al mismo tiempo, impulsaba una
adornos y los artefactos utilizados en el juego y cere- intensiva comunicación entre sus miembros, a pesar
monias religiosas— a través de la caza, la pesca y ac- de que sólo el hecho de la lengua misma, pinturas
tividades de recolección. Pero de ninguna manera se rupestres y adornos paleolíticos así como restos de
trataba aquí de hordas que todo el tiempo estaban ofrendas mortuorias de aquel tiempo han permane-
buscando alimento y apenas vegetaban en los márge- cido como escasas y casuales huellas de todo ello. Esto
nes de la sobrevivencia física; así se ha querido pre- significa que hay que suponer también para aquella
sentar esta era de la humanidad, la más larga hasta época de la humanidad la existencia de una rica re-
ahora, desde la invención de la agricultura y más to- flexión y creación intelectual; tal vez incluso se daban
davía desde la emergencia de la cultura urbana. Todo de manera más constante y con una participación
lo contrario: dejando de lado excepciones, parece que mucho más general de lo que es el caso hoy en día en
más bien se trataba de una forma de vida, que ente- las sociedades llamadas “desarrolladas”.
ramente puede ser caracterizada como buena vida. Tal reflexión se ocupaba naturalmente también de
Incluso ha sido calificada como la primera sociedad de un suceso quizás no demasiado frecuente, pero que
abundancia2 aquella época de la historia humana en ocurría una y otra vez: el encuentro entre uno o varios
la cual ciertamente no se creaban grandes almacena- miembros del grupo con miembros de otras comu-
mientos de provisiones ni se acumulaba otro tipo de nidades humanas. Como lo documentan descripciones
bienes materiales —lo que no puede esperarse en un de este tipo de contactos de tiempos mucho más pos-
modo de vida nómada—, en la cual, empero, normal- teriores todavía, estas situaciones constituían en pri-
mente ningún ser humano tenía que trabajar más de mer lugar un problema cognitivo. Cuando los seres
cinco horas, incluso más bien menos, para la procu- vivientes no pertenecientes al grupo propio no eran
ración de la comida del día. Esta constatación es aquí vistos de antemano como monstruos ininteligibles,
importante también porque de esta manera se evidencia entonces había que aclarar si ellos o sus huellas eran
que estos cazadores y recolectores tenían, por así de- realmente de naturaleza humana. De acuerdo con las
cirlo, “libre” la mayor parte de sus días para otras clasificaciones muchas veces testimoniadas a lo largo
cosas (aunque, desde luego, no se daba una separación de la historia de tales contactos, podía tratarse aquí
como la existe en el presente, entre tiempo de trabajo tanto de seres vivos infrahumanos, por ejemplo, de
y tiempo libre). una variedad de animales especiales, como también
Aunque carecería de sentido considerar pueblos de seres suprahumanos, tales como espíritus, demo-
existentes todavía durante los siglos XIX y XX con tec- nios o dioses. El paso decisivo en esta reflexión consistía
nología paleolítica y economía de caza y recolección siempre en ver a otros seres humanos como otros. Es
como relictos congelados de épocas prístinas de la hu- decir, precisamente a pesar de las diferencias patentes
manidad (porque todas las sociedades humanas tienen a primera vista y a pesar de muchas otras, que emer-
su historia, aunque ésta es determinada por ritmos gen sólo con la observación detenida y que pueden re-
endógenos e impulsos exógenos diferentes en cada ferirse a cualquier esfera de la vida, siempre se trata
caso y aunque esta historia se encuentra presente de de reconocer a los seres completamente diferentes
modo diverso en la memoria colectiva [Lévi-Strauss, como iguales.
1988: 59]), el estudio de tales pueblos, empero, propor- Exactamente éste es el lugar de la pregunta antro-
ciona elementos útiles para el conocimiento de la épo- pológica de la que aquí se trata: la pregunta por la
ca más temprana de la historia humana. Ante todo, de igualdad en la diversidad y de la diversidad en la

6
Esteban Krotz

igualdad. Abundando un poco, este problema de iden- vez había sido familiar. Empero, a causa de que tantos
tidad y diferencia humana también podría expresarse viajes tienen un objetivo claramente definido no puede
así: es la pregunta por los aspectos singulares y por la ocasionar sorpresa que la experiencia del hecho del en-
totalidad de los fenómenos humanos afectados por cuentro a veces se desvanece en la conciencia del via-
esta relación, que implica tanto la alteridad experi- jero, mientras que esta sorpresa es experimentada de
mentada como lo propio que le es familiar a uno; es la modo más intenso por quienes sólo tienen acceso a
pregunta por condiciones de posibilidad y límites, por otras formas de convivencia humana a través de la na-
causas y significado de esta alteridad, por sus formas rración de aquel.
y sus transformaciones, lo que implica a su vez la pre- La mención de este tipo de relación conduce a otra
gunta por su futuro y su sentido; finalmente es tam- forma de contacto entre sociedades conformadas de
bién siempre la pregunta por la posibilidad de la inte- modo distinto, que en la historia de la humanidad se
ligibilidad y de la comunicabilidad de la alteridad y dio más tarde aún. Bajo ciertas condiciones, determi-
por los criterios para la acción que deben ser derivados nados tipos de organismos sociales, a saber, civiliza-
de ella. ciones organizadas de modo estatal, parecen rendirse
Una forma del contacto cultural como lugar de la casi de modo obligado al impulso hacia la expansión
pregunta antropológica que se da en términos crono- absoluta. Esta persigue la mayoría de las veces una
lógico y de historia civilizatoria mucho más tarde, es combinación de intereses territoriales, demográficos,
el viaje.4 Dejando de lado nuestro propio siglo, parece económicos, religiosos y militares y está encaminada
que en todos los tiempos —al menos en lo que se refiere hacia el aumento de prestigio de la sociedad en cues-
a Europa— han sido los guerreros y los comerciantes tión ante sí misma o ante las deidades y lleva a la
quienes han provisto los mayores contingentes de via- incorporación más o menos violenta de otros grupos
jeros, pero también hay que recordar a los exploradores humanos. Así, los imperios que se forman de esta
y los mensajeros, los peregrinos y los misioneros, los manera institucionalizan un contacto cultural, pero
refugiados y los marineros; de modo más bien mar- éste es por principio asimétrico. Sin embargo, hasta
ginal y sólo en la época moderna de Europa se agregan ahora siempre ha habido un momento en el correr del
a ellos los aventureros y los artistas, los estudiosos y tiempo en el cual se ha revelado la fragilidad por prin-
los trabajadores migrantes. Estos viajeros proporcio- cipio de una integración realizada sobre la base de una
naban en las regiones, que atravesaban y en los pue- comunidad sólo afirmada o exigida. Porque siendo
blos, donde permanecían, toda clase de impresiones normalmente más esquema doctrinal que realidad po-
sobre las culturas de las que provenían. Esto sucedía lítica, esta base usualmente no es capaz de disolver las
ya a través de su idioma extraño, sus ropas y armas, tensiones de las confrontaciones socioculturales que
sus costumbres alimenticias y ritos religiosos, sus resultan de la siempre intentada supresión de tradi-
joyas y en dado caso su mercadería, sus relatos y sus ciones económicas, políticas y cosmológicas. El con-
respuestas a preguntas asombradas. De regreso a sus quistador y el lugarteniente, el rehén y el recolector de
lugares de origen, eran entonces sus relatos y los obje- tributo, el colono y el soldado de las tropas de ocupación,
tos traídos consigo —aparte de mercancías principal- los inspectores y los funcionarios de las instituciones
mente trofeos de toda clase—, los que daban noticia a necesarias para el aseguramiento de la hegemonía se
los que se habían quedado en casa de mundos extra- convierten en las figuras determinantes de esta forma
ños, a menudo tan desconocidos como inesperados. del contacto cultural. Los reinos de los sumerios y de
Por cierto, llamar al viaje una forma de contacto entre los babilonios, de los asirios y de los persas, de los chi-
sociedades y civilizaciones implica que siempre viaje- nos y de los egipcios, de los romanos y de los aztecas
ros concretos son los medios de este contacto, por lo pertenecen a los ejemplos tempranos más conocidos
que estos encuentros entre culturas —y así todos los de tales imperios; pero a pesar de sus extensiones
encuentros entre culturas— y sus testimonios siempre enormes y de su esplendor, la importancia de todos
sólo difícilmente pueden ser separados de caracterís- ellos no superó el carácter regional. Durante el siglo
ticas de personalidad y de circunstancias de vida ca- pasado sucedió por primera vez que un tipo determi-
suales de cada uno de los viajeros. nado de sociedad humana, a saber, la sociedad indus-
El viaje como forma, como marco del encuentro trial europea, se extendió en pocas generaciones sobre
entre culturas, implica también siempre la posibilidad todo el globo terráqueo. Así, ésta inició una relación
del acostumbramiento a lo que primero resulta com- directa, casi siempre impuesta con todos los demás
pletamente desacostumbrado y de la aceptación de lo pueblos y en este marco incluso puso en contacto a
hasta entonces desconocido; incluso puede darse el muchas culturas no europeas, que hasta entonces no
caso de estar finalmente extrañado ante lo que alguna habían tenido conexión entre sí. Con esto se inició una

7
Alteridad y pregunta antropológica

nueva era de contacto cultural de intensidad, multi-


plicidad y complejidad hasta entonces desconocidas,
uno de cuyos resultados fue la aparición de una forma
especial de la pregunta antropológica, a saber: las
ciencias antropológicas. Como en todas las formas de
plantear la pregunta antropológica, su categoría central
era la de alteridad.

Alteridad: experiencia y categoría

La pregunta antropológica de que se habla aquí, no


existe por sí sola. Más bien tiene que ser formulada.
También por eso ella no existe de modo abstracto, sino
depende siempre también del o de los encuentros con-
cretos de los que nace y de las configuraciones cultu-
rales e históricas siempre únicas, de las cuales estos
encuentros son, a su vez, partes integrantes. También
podría decirse que la pregunta antropológica es el
intento de explicitar el contacto cultural, de volverlo
consciente, de reflexionar sobre él, de resolverlo sim-
bólicamente. Pero esta manera de expresarlo tiene va- desconocidas singularidades de otro grupo humano
lor sólo cuando puede evitarse el peligro de una doble —lengua, costumbres cotidianas, fiestas, ceremonias
reducción. Por un lado, esto no se refiere a la “elevación religiosas o lo que sea— proporciona la experiencia de
al concepto”, tan cara al racionalismo occidental, que, lo ajeno, de lo extraño propiamente dicho; de allí luego
dicho sea de paso, constituye sólo una entre muchas también los elementos no-humanos reciben su calidad
formas de tal reflexión (por ejemplo, al lado del ritual, característicamente extraña. El cazador paleolítico re-
de la imagen, de la poesía y del mito). Por el otro lado, conoce en seguida al extraño; el viajero medieval se
una comunidad no siempre y no sólo se expresa a sabe constantemente en el extranjero y a su regreso
través de sus discursos, por lo que también en sus ins- permite participar a otros de él mediante su narración;
tituciones, patrones de conducta, formas comunica- conquistadores, lugartenientes y tropas de ocupación
cionales y creaciones estéticas se puede encontrar, ligan penosa y violentamente pueblos mutuamente
por así decirlo, de modo materializado, tal reflexión. extraños en una unidad renitente. Pero la experiencia
Pero en la medida en que sea posible de algún modo del extranjero no es posible sin el entrañamiento de la
un enunciado general sobre los contactos culturales siempre previa patria-matria,5 que se recuerda justa-
—al menos en el área cultural occidental—, éste con- mente estando en el extranjero. Por ello, desde el co-
siste en la demostración de que la pregunta antropo- mienzo el país extranjero se encuentra cargado de
lógica a tratar aquí tiene su momento decisivo en la tensión inquietante: extraño es el extranjero, son los
categoría de la alteridad. extranjeros primero siempre. Pero esto no tiene que
Esta alteridad u otredad no es sinónimo de una quedar así: la nostalgia es —al menos, en la modernidad
simple y sencilla diferenciación. O sea, no se trata de europea, época que proporciona la perspectiva en cu-
la constatación de que todo ser humano es un individuo yos términos aquí se habla— algo tan difundido como
único y que siempre se pueden encontrar algunas el anhelo por lo lejano; el rechazo angustiado se en-
diferencias en comparación con cualquier otro ser hu- cuentra tan testimoniado como la partida colmada de
mano (dicho sea de paso que la misma constatación de ansia e incluso el éxodo definitivo.
diferencias pasajeras o invariantes de naturaleza física, Alteridad no es, pues, cualquier clase de lo extraño
psíquica y social depende ampliamente de la cultura, y ajeno, y ésto es así porque no se refiere de modo ge-
a la que pertenece el observador). neral y mucho menos abstracto a algo diferente, sino
Alteridad significa aquí un tipo particular de diferen- siempre a otros. Se dirige hacia aquellos seres vivientes,
ciación. Tiene que ver con la experiencia de lo extraño. que nunca quedan tan extraños como todavía lo que-
Esta sensación puede referirse a paisajes y clima, dan el animal más domesticado y la deidad vuelta
plantas y animales, formas y colores, olores y sonidos. familiar en la experiencia mística. Se dirige hacia
Pero sólo la confrontación con las hasta entonces aquellos, que le parecen tan similares al ser propio,

8
Esteban Krotz

que toda diversidad observable puede ser comparada tacto cultural pueden convertirse en lugar para la am-
con lo acostumbrado, y que sin embargo son tan dis- pliación y profundización del conocimiento sobre sí
tintos que la comparación se vuelve reto teórico y prác- mismo y su patria-matria, más precisamente, sobre sí
tico. En esto, tanto la historicidad de la existencia del mismo como parte de su patria-matria y sobre su
ser humano individual como de las sociedades abre la patria-matria como resultado de la actuación humana,
dimensión del tiempo, a menudo sólo captada de mo- o sea siempre también de su propia actuación.
do poco claro y que se hace más visible en el caso del Mirando más de cerca, esta bipolaridad de grupo
viajero: cuando repite su viaje, entonces frecuente- propio y grupo extranjero, que constantemente es in-
mente llega a la conclusión de que el extranjero ha cluída en la perspectiva, se revela como tripolaridad
cambiado; además, puede ser más fácil para él que —en caso de que esta formulación no evoque la imagen
para quienes visitó o para quienes se quedaron en equivocada de una base común de un ser humano
casa, percibir su propio tiempo de vida como trans- abstracto, que sólo “se manifiesta” en las dos formas
curriendo. culturales diferentes, que meramente “aparece” en las
Alteridad, pues, “capta” el fenómeno de lo humano situaciones de contacto cultural; se trataría de una
de un modo especial. Nacida del contacto cultural y representación que tendría mucho en común con
permanentemente referida a él y remitiendo a él, cons- determinada idea sobre la relación entre sustancia y
tituye una aproximación completamente diferente de accidentes—. Lo que tienen en común observadores y
todos los demás intentos de captar y de comprender el observados, cultura familiar y cultura extranjera no se
fenómeno humano. Es la categoría central de una pre- encuentra, pues, “en la base” o “encima” de las culturas,
gunta antropológica específica.6 Contemplemos bre- sino en ellas mismas y en su interjuego. De ahí que en
vemente algunas de las características más importantes vez del hablar de bi- y tripolaridad sea más conveniente
de esta categoría, al mismo tiempo, si es lícito decirlo el concepto de una pertenencia dinámico-dialéctica,
así, total y dinámica. que remite al conjunto de los fenómenos sociocultu-
Un ser humano reconocido en el sentido descrito rales el cual comprende a ambas culturas.
como otro no es considerado con respecto a sus parti- A pesar de que el hablar de los unos y los otros
cularidades altamente individuales y mucho menos puede inducir a un modo estático de ver las cosas (que
con respecto a sus propiedades “naturales” como tal, se ha condensado en los estereotipos que se pueden
sino como miembro de una sociedad, como portador de encontrar en todo el mundo acerca de los pueblos
una cultura, como heredero de una tradición, como vecinos respectivos y hacia el cual parece tender desde
representante de una colectividad, como nudo de una hace mucho la lógica cognitiva occidental), la catego-
estructura comunicativa de larga duración, como ini- ría de la alteridad introduce por principio el proceso
ciado en un universo simbólico, como introducido a real de la historia humana. Pues, con el correr del
una forma de vida diferente de otras —todo esto signi- tiempo se modifica el ser otro observado y experi-
fica también, como resultado y creador partícipe de un mentado de los otros; después de un cierto tiempo de
proceso histórico específico, único e irrepetible—. En recorrer el extranjero o de estadía en él, la patria-
esto no se trata de una sencilla suma de un ser huma- matria ha cambiado y el regreso se convierte en nuevo
no y su cultura o de una cultura y sus seres humanos. inicio bajo condiciones modificadas; la relación entre
Al divisar a otro ser humano, al producto material, los conquistadores y los pueblos dominados se trans-
institucional o espiritual de una cultura o de un indi- forma en complejos procesos de aculturación e inno-
viduo-en-sociedad, siempre entra al campo de visión vación así como de resistencia. La valoración de los
el conjunto de la otra cultura y cada elemento particu- otros y la disposición afectiva hacia ellos igualmente
lar es contemplado desde esta totalidad cultural —lo acusan tales transformaciones, por más que éstas,
que no quiere decir que se trate de algo integrado sin fuera de determinados momentos de crisis, no suelen
tensiones— y, al mismo tiempo, concebido como su ser muy visibles.
parte integrante, elemento constitutivo y expresión. La alteridad tiene un alto precio: no es posible sin
Contemplar el fenómeno humano de esta manera etnocentrismo. “Etnocentrismo es la condición natu-
en el marco de otras identidades colectivas, empero, ral de la humanidad” (Lewis,1976:13) y tan sólo él po-
no significa verlo separado del mundo restante; al con- sibilita el contacto cultural, la pregunta antropológi-
trario, este procedimiento implica siempre un remitirse ca. Es la manera y la condición de posibilidad de poder
a la pertenencia grupal propia. De este modo se refuerza aprehender al otro como otro propiamente y en el sen-
y se enriquece la categoría de la alteridad a través de tido descrito. Entre el grupo propio y el grupo extran-
su mismo uso. Así, para el observador, para el viajero, jero existe, pues, una relación semejante a la que hay
incluso para el lugarteniente, las situaciones del con- entre lo conocido y lo desconocido en el acto cognitivo,

9
Alteridad y pregunta antropológica

donde lo último es accesible casi siempre sólo a partir 3


Lévi-Strauss, 1964. Por cierto que dos generaciones an-
de lo primero. Ahora, es interesante ver cómo el con- tes, su compatriota E. Durkheim (1968) había quedado
tacto cultural igualmente puede reforzar y menguar el fascinado por las clasificaciones de parentesco y reglas
etnocentrismo; en esto, grado de distancia y de cercanía, matrimoniales de los aborígenes australianos que hasta
importancia de las diferencias y de los aspectos consi- el día de hoy suelen ser tildados despectivamente de “pri-
derados centrales juegan un papel, al igual que dis- mitivos”; pero es comprensible que una civilización como
posiciones históricamente prefiguradas hacia encap- la europea, que se estaba expandiendo ante todo con base
sulamiento o asimilación. La modernidad occidental en la violencia pura, siempre dirigía su atención a la tec-
muestra que en el interior de una sociedad se encuen- nología de los pueblos por conquistar, por vencer y por
tran con respecto a todo esto bastantes tensiones volver tributarios. Sin embargo, los reportes etnográficos
—recuérdese sólo la fascinación y el pavor que siempre de todos los tiempos han enfatizado la —especialmente en
provocaron los pueblos y las culturas “orientales” en su comparación con la situación europea moderna—
Europa o la imagen ampliamente difundida de los franca abundancia de concepciones y rituales religiosos
indios norteamericanos, que en todas partes inspiraban y cosmológicos de las llamadas sociedades “tradicionales”,
miedo por su carácter guerrero supuestamente innato aún cuando éstas siempre parecían quedar rezagadas
y que al mismo tiempo suscitaban admiración a causa con respecto a filosofías y teologías basadas en textos
de su inocencia presuntamente natural. escritos.
Finalmente, en esta presentación de la categoría 4
Acerca de este tema véanse dos trabajos previos: Krotz,
alteridad hay que volver a recordar que los contactos 1988 (publicado en un cuaderno monográfico sobre “El
culturales nunca se dan en el espacio vacío, o sea, que Occidente y lo otro”); 1991.
no pueden aislarse de la dinámica de la historia uni- 5
Se usa aquí este compuesto para aproximarse al significa-
versal de los pueblos que comprende. Lo que aparece do del término alemán “Heimat”, que tiene importantes
poco en el caso del cazador paleolítico, porque por la connotaciones en el habla popular, el romanticismo y la
densidad demográfica relativamente reducida las áreas filosofía de Bloch, por ejemplo y que supera lo que usual-
de caza y recolección podían ser ampliadas casi siem- mente suele estar contenido en la palabra patria. Este
pre en varias direcciones, se hace patente en el caso último puede complementarse mediante el significado de
del viajero y más aun en el del tipo imperial de orga- matria elaborado por L. González (1987), que se refiere a
nización social: los contactos culturales parecen haber los aspectos menos marciales del terruño y de la patria
sido casi siempre un producto colateral de otros pro- chica.
cesos, que predisponían la configuración y la utiliza- 6
Podría decirse también, que es la perspectiva específica
ción de la categoría alteridad y que en dado caso tra- que elabora la antropología como disciplina científica (in-
taban de aprovecharse de su uso. Cruzadas y comercio dependientemente de formas pre- y extracientíficas) acerca
con productos de lujo provenientes de lejos, emigración de los fenómenos sociales; ésta la distingue de las demás
y prestigio nacional, búsqueda de materias primas y ciencias sociales que se diferencian unas de las otras,
misión, investigación en historia natural y asegura- como es bien sabido, no por tratar fenómenos empíricos
miento militar de conquistas realizadas y planeadas diferentes, sino por tener maneras diferentes de enfocar
no deben ser vistas, pues, como un “marco de condi- estos fenómenos empíricos.
ciones” exterior a los contactos de Europa con el resto
del mundo, sino como elementos de carácter consti-
tutivo de éstos. Como tales llegaron a formar parte
Bibliografía
integrante de las formulaciones concretas de la pre-
gunta antropológica y, de modo peculiar, de las ciencias CLASTRES, PIERRE
antropológicas nacientes, al igual que los modelos de 1981 “La economía primitiva”, en P. Clastres, Inves-
reflexión y las estructuras comunicativas en cada tigaciones en antropología política, p. 133-151,
Barcelona, Gedisa.
caso existentes.
DURKHEIM, EMILIO
1968 Las formas elementales de la vida religiosa,
Buenos Aires, Schapire.
Notas
GONZÁLEZ Y GONZÁLEZ, LUIS
1 1987 “Suave matria: patriotismo y matriotismo”, en
Se trata de una versión ligeramente modificada de una
parte del capítulo segundo del libro Alteridad cultural Nexos, vol. 9, núm. 108, pp. 51-59.

entre utopía y ciencia, (Krotz, 1994). KROTZ, ESTEBAN


2
Veáse Sahlins 1977: 13 y ss. y Clastres, 1981. 1988 “Viajeros y antropólogos: aspectos históricos

10
Esteban Krotz

y epistemológicos de la producción de cono- y antropología social, vol. 1, pp. 58-74.


cimientos antropológicos”, en Nueva Antropo-
logía, vol. 9, núm. 33, pp. 17-52. LEWIS, I. M.
1991 “Viaje, trabajo de campo y conocimiento antropo- 1976 Social Anthropology in Perspective, Baltimore,
lógico”, en Alteridades, vol. 1, núm. 1, pp. 50-57. Penguin.
1994 Kulturelle Andersheit zwischen Utopie und
Wissenschaft. Francfort, Lang. MALINOWSKI, BRONISLAW
1975 Los argonautas del Pacífico Occidental, Barce-
LÉVI-STRAUSS, CLAUDE lona, Península (2ª ed.).
1964 El pensamiento salvaje, México, Fondo de Cul-
tura Económica. SAHLINS, MARSHALL D.
1988 “Historia y etnología”, en Anuario de etnología 1977 Economía de la Edad de Piedra, Madrid, Akal.

11
El racismo no tiene que ver nada con la raza
Pedro Gómez García
Ensayos de Filosofía, nº 12, 2020, semestre 2, artículo 4.
http://www.ensayos-filosofia.es/archivos/articulo/el-racismo-no-tiene-que-ver-nada-con-la-
raza

RESUMEN
Si desde el punto de vista biológico no hay razas en nuestra especie, entonces todo "racismo",
avatar del etnicismo social o del nacionalismo secesionista, se reduce a una manipulación
(social o política) de las diferencias, frecuentemente fabricadas, para perpetrar y legitimar
desigualdades y romper la cohesión de la sociedad.

El término racismo deriva de raza y su idea supone que existen razas en la especie
humana. La tesis aquí sostenida es que, a diferencia de otras especies animales, en la
especie humana actual no hay razas, propiamente hablando, desde la antropología
física, la genética de poblaciones y la genómica. Por consiguiente: la raza es una ilusión
cultural, una manipulación política y una falsedad científica. El racismo es siempre una
máscara que disfraza otra cosa, generalmente una problemática social.

Si tenemos que definir qué es el racismo, este significa ante todo la creencia en que
hay razas, en que hay razas biológicamente superiores e inferiores, en que las razas
superiores crean culturas superiores, en que las supuestas culturas superiores poseen
derechos preferentes ante las otras.

Si tenemos que analizar y valorar cómo funciona el racismo: Opera como un sistema
de clasificación cultural, intelectualmente ignorante, moralmente miserable,
socialmente bárbaro, pero políticamente instrumentalizable. El prejuicio y los
estereotipos se manipulan políticamente a fin de legitimar la propia dominación sobre
el otro. A veces, también se manipulan para reivindicar los derechos de los oprimidos,
lo cual sigue siendo política racista.

Argumentación antirracista:

1. El concepto de raza referido a los humanos carece de fundamento biológico.


2. Las caracterización cultural de supuestas "razas" carece de apoyo en la teoría
antropológica.
3. El racismo es una ideología que enmascara problemas de orden económico,
social y político.
4. Un esquema teórico para clarificar la confusión intelectual en torno al
racismo.

1
1. El concepto de raza referido a los humanos carece de fundamento biológico

La vieja antropología física, iniciada por Linneo (Tratado sobre las razas humanas,
1770) y la pretendida ciencia raciológica, desde Gobineau (Ensayo sobre la desigualdad
de las razas humanas, 1850) hasta la antropometría y el análisis de grupos sanguíneos,
han desembocado en la abolición y disolución del concepto de "raza". Dos siglos de
intentos científicos han acabado en el fracaso total de la hipótesis.

Todas las clasificaciones raciales que se han hecho (desde el siglo XVIII) se han
demostrado como genéticamente falsas y sin fundamento. No es válida ninguna
clasificación científica de las razas. Toda clasificación racial no es más que una
proyección cultural ingenua o maliciosa, pero errónea. La genética de poblaciones y el
estudio del genoma humano desmienten la posibilidad de una ciencia de la raza (cfr.
Cavalli-Sforza 1996).

El color de piel y de los ojos, la forma del pelo, la nariz o los labios, la estatura, el
pliegue epicántico, e igualmente los índices antropométricos, o los grupos sanguíneos,
representan solo unos cuantos rasgos entre decenas de miles de rasgos anatómicos,
fisiológicos y genéticos, que son ignorados.

Además, la combinación de un pequeño conjunto de rasgos utilizada para identificar


una supuesta raza no se da unida, sino que se pueden transmitir por separado. La
presencia de unos rasgos en una población tiene una historia, en la que aparecen y
desaparecen, siendo siempre una presencia estadística variable a lo largo del tiempo,
por deriva genética y flujo de genes.

Si nos atenemos al nivel más básico de la identidad genética, que es el genoma


individual, y si seleccionáramos conjuntos de genes compartidos entre individuos de la
población mundial, para agruparlos en "razas", entonces, según sea el conjunto de
genes seleccionado, resultarán grupos raciales diferentes, y un mismo individuo
pertenecerá a una "raza" o a otra, dependiendo del criterio adoptado.

De hecho, el estudio estadístico de las diferencias genética señala que la variabilidad


entre una población geográfica (concepto que sustituye al antiguo de "raza") y otra
afecta al 15% de características genéticas; mientras que la variabilidad interna a cada
población asciende al 85%. Estadísticamente, cada individuo humano puede compartir
su propio genotipo con muchos individuos de otra población en mayor proporción que
con individuos de la población a la que pertenece.

2. Las caracterización cultural de supuestas "razas" carece de apoyo en la teoría


antropológica

No existen culturas o civilizaciones superiores en cuanto tales a otras. Según el aspecto


que examinemos y los criterios que apliquemos, serán unas u otras más avanzadas o
más complejas o más felices. Además, hoy todas las civilizaciones se abren a un

2
proceso de mundialización. Los estereotipos racistas son signo de barbarie.

En realidad, lo que se llama "razas" responde a un sistema clasificatorio de orden


cultural, pero no corresponde a ningún sistema de clasificación sostenible
científicamente. Solo son una etiqueta que no dice apenas nada de lo que hay dentro.

A las diferencias marcadoras de identidad biocultural se les atribuye un valor simbólico


o imaginario, que es un atropello de la realidad biológica y que sirve de justificante
para toda clase de atropellos sociológicos.

Actualmente no cabe definición científica de "raza" ni de "etnia". Y las que se emplean,


por rutina, se han demostrado carentes de fundamento. Ni siquiera se encuentra un
solo tipo de rasgo cultural definitorio de la etnicidad (sea la lengua, la religión, el modo
de subsistencia, el folclore, etc.) cuya presencia o ausencia resulte operativa en todos
los casos en que se pretende recortar una identidad diferente.

Estaría dispuesto a defender la tesis de que las verdaderas diferencias tienen un valor
adaptativo, un valor de supervivencia. Y estas son hoy de carácter sociocultural. Por
consiguiente, solo los rasgos con un valor adaptativo y de subsistencia (el modo de
producción y el modo de reproducción) constituyen una base sólida para hablar de
verdaderas diferencias culturales. Las demás pertenecen al capítulo del folclore, el
pintoresquismo, el costumbrismo. Y apoyarse en tales bases constituye una aberración
teórica (típica del comunitarismo y el multiculturalismo) y un disparate político
antidemocrático (el nacionalismo étnico, los proyectos identitaristas, indigenistas,
etc.).

Todos los rasgos culturales son patrimonio de iure de la humanidad entera. Su


diferenciación y distribución histórica se explica en función de adaptaciones locales y
regionales. En un mundo unificado y complejo, debemos destacar los logros en
humanidad de todas las culturas: Muchos de ellos pueden enriquecer nuestra
humanidad particular. Pero los racistas inventan estereotipos diferenciadores para
sancionar las desigualdades económicas y políticas. En efecto, el racismo es un
problema social, político, económico, ideológico.

También cabe denunciar el etnicismo (afirmación excluyente de la propia identidad


cultural particular o etnicidad, frente a otras variedades vecinas). El concepto de etnia,
y más aún el de etnicidad (así como el de "nacionalidad" cuando se confunde con
etnicidad), debería dejar de considerarse un concepto científico -antropológico-, para
verse como una ideología oscurantista, de orden social, o político, que esconde
problemas económicos, jurídicos, etc.

Los postulados de la identidad étnica/cultural son falsos:

1º La existencia de rasgos culturales esenciales, inherentes intrínsecamente a una


población. Ya he señalado que son contingentes; cambian con el tiempo.

3
2º El origen autóctono (o singular) de una serie de rasgos marcadores de identidad de
tal población. No hay culturas primitivas. No queda ninguna civilización prístina. Lo que
ha habido es trasiego constante de inventos culturales. Más aún, en nuestras
sociedades complejas, prácticamente todo procede de otra parte y se difunde a todas
partes.

3º La superioridad de los rasgos culturales propios. En muy pocos se podría demostrar.


Dependería de criterios arbitrarios y parciales, siempre discutibles.

4º La permanencia en el tiempo, presente y futuro, de los rasgos culturales que se


adoptan como identitarios. No cabe la menor garantía. Otros genes pueden llegar a
dominar el territorio. Otros rasgos culturales pueden llegar a dominar en los
descendientes de esta población...

3. El racismo es una ideología que enmascara problemas de orden económico, social


y político

En realidad, el racismo es una máscara la explotación económica, la opresión política y


el fanatismo ideológico.

El odio al otro, la subordinación jerárquica de los diferentes, la persecución de los que


se apartan de lo considerado normal ha existido muchos siglos antes de que nadie
hablara de "racismo". El surgimiento moderno del racismo no fue sino un intento
pretendidamente científico de legitimación del dominio de unas naciones europeas
sobre otras, o de la civilización llamada occidental sobre las restantes. El mito de la
"raza pura" y de la "civilización superior" caló hondamente incluso en los intelectuales
y filósofos.

El recurso al "racismo" no es sino una coartada, un arma ideológica. No importa que


sea científicamente falso: Pues la mentira produce efectos sociales y políticos, tanto al
menos como la verdad.

La mentira de las presuntas "nacionalidades" balcánicas en la antigua Yugoslavia (la


izquierda española se lo creía, quizá aún se lo cree) sirvió para desencadenar una
guerra, precedida de un censo en el que cada cual debía declarar a qué nacionalidad
pertenecía. Una vez clasificados, ya se sabía quién era el enemigo. Abolido el
ciudadano a cambio de una identidad tribal, poco más que imaginaria, el fanatismo
ultranacionalista y el poder que lo manejaba podía asesinar a 300 mil personas y
desplazar fuera de sus casas a tres millones, en aras del mito de la Gran Serbia o de la
Gran Croacia.

¿Es que son hutus y tutsis razas distintas? ¿Son etnias diferentes? Son poblaciones
humanas con problemas acuciantes, que tienen explicación histórica: De lo que
verdaderamente se trata es de espantosa superpoblación, de abominables
organizaciones políticas, de criminal comercio de armamentos. Cuando el hambre de

4
comida se alimenta con mitos, el fanatismo se desata y uno puede considerar de raza
distinta hasta a sus propios hijos...

Hay diferencias biológicas que existen realmente, pero los racistas manejan
arbitrariamente algunas para crear la clasificación y el estereotipo de las supuestas
"razas". La afirmación cultural de la "raza" (no todos somos racistas de algún racismo,
como no todos somos nacionalistas de algún nacionalismo –como predican los
nacionalistas cerrados–) solo contiene una voluntad tenaz de no ser como el otro. Es
indicio de debilidad o de prepotencia. Busca la afirmación de la propia humanidad
negando la de los otros, marcados por algo que no es causa sino efecto de la
discriminación.

A pesar de todo, es necesario clarificar algunas confusiones comunes en torno al


"racismo". Habría que decir que no es racismo todo lo que parece. Así, no debe
confundirse como actitud racista el hecho de censurar o criticar el comportamiento de
individuos o grupos por sus actuaciones incívicas. Por más que se trate de individuos
pertenecientes a otra supuesta "raza" (según el estereotipo popular), lo que se ataca
es el incivismo. Esto no es racismo. Si hay conflictos y problemas en la convivencia
llamada multirracial, multiétnica, intercultural... será socialmente saludable el
discutirlos abiertamente...

4. Un esquema teórico para clarificar la confusión intelectual en torno al racismo

Para despejar las confusiones intelectuales existentes en torno a la cuestión del


racismo, es muy conveniente analizar los esquemas teóricos que se suelen utilizar. Se
dan tres planos que a la vez se distinguen y se relacionan: territorio - población -
cultura.

Ahora bien, entre esos planos no existe una articulación necesaria, ninguna vinculación
intrínseca. Ese pretendido encadenamiento es siempre de tipo mítico y antihistórico.
Entre uno y otro plano existe una fractura absolutamente insalvable.

1) El vínculo de una población con un territorio se debe a contingencias históricas y


jamás es un "vínculo sagrado" ni eterno, sino resultado de migraciones incontenibles.
Por remota que sea la adaptación... carece de sentido pensar en una pertenencia
esencial.

2) La pertenencia de una cultura a una población es otro efecto de la historia (por


ejemplo, en Andalucía oriental, nuestros antepasados hablaban árabe hace quinientos
años, y latín hace mil quinientos, y alguna lengua ibérica hace dos mil quinientos). La
información cultural ni está precontenida en la información genética ni esta puede
modificar sola. La cultura particular de una persona nunca es una exigencia de sus
genes.

Por lo tanto, la vinculación de una población con un territorio y de una cultura con una

5
población es resultado del azar y la necesidad; se produce en el tiempo; es siempre
una coincidencia, una relación inestable, permanentemente en proceso de formación,
deformación, reforma, transformación...

Nuestra mirada debe elevarse para captar los problemas en el marco de grandes
movimientos de la realidad: Los territorios como ecosistemas evolucionando en la
ecosfera de la patria Tierra. Las poblaciones humanas evolucionando en el seno de
nuestra especie. Las civilizaciones evolucionando en una interacción creciente en el
seno de la historia humana.

Algunas conclusiones de lo expuesto

– Las razas son, hace tiempo, irrelevantes para la antropología biológica. Las
etnicidades deben ser ya irrelevantes para las ciencias sociales y humanas. La idea de
la efectiva unidad de la especie y la de una civilización planetaria en formación debe
compensar la idea de las diferencias bioculturales.

– El reconocimiento de las diferencias genéticas de los seres humanos, sabiendo que


estas son ante todo individuales. Lo científicamente demostrado es la unidad genómica
de la especie humana. Todas las poblaciones están abiertas al mestizaje.

– Las diferencias biológicas y culturales constituyen variantes adaptativas, formas de


humanidad. Todo progreso civilizatorio de la humanidad se ha debido al mestizaje
cultural, mediante el logro de síntesis más complejas.

– Las identidades cerradas (la presunta raza pura, la etnicidad excluyente, el


nacionalismo comunitarista), aparte de ser siempre una falsificación, representan una
patología sociocultural, que necesitaría la intervención de los etnopsiquiatras.

– Todo racismo, todo etnicismo y todo nacionalismo secesionista se reducen, en


definitiva, a una manipulación (social o política) de las diferencias, casi siempre
fabricadas, para perpetrar y legitimar desigualdades y romper la cohesión de la
sociedad.

Según enuncia el primer artículo de la Declaración sobre la raza y los prejuicios


raciales, de la ONU (1978):

1. Todos los seres humanos pertenecen a la misma especie y tienen el mismo origen.
Nacen iguales en dignidad y derechos y todos forman parte integrante de la
humanidad.

2. Todos los individuos y los grupos tienen derecho a ser diferentes, a considerarse y
ser considerados como tales. Sin embargo, la diversidad de las formas de vida y el
derecho a la diferencia no pueden en ningún caso servir de pretexto a los prejuicios
raciales; no pueden legitimar ni en derecho ni de hecho ninguna práctica

6
discriminatoria, ni fundar la política de apartheid que constituye la forma extrema del
racismo.

3. La identidad de origen no afecta en modo alguno la facultad que tienen los seres
humanos de vivir diferentemente, ni las diferencias fundadas en la diversidad de las
culturas, del medio ambiente y de la historia, ni el derecho de conservar la identidad
cultural.

4. Todos los pueblos del mundo están dotados de las mismas facultades que les
permiten alcanzar la plenitud del desarrollo intelectual, técnico, social, económico,
cultural y político.

5. Las diferencias entre las realizaciones de los diferentes pueblos se explican


enteramente por factores geográficos, históricos, políticos, económicos, sociales y
culturales. Estas diferencias no pueden en ningún caso servir de pretexto a cualquier
clasificación jerarquizada de las naciones y los pueblos.

Bibliografía

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1980 Introducción a la antropología. Fundamentos de la evolución y de la variabilidad
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8
Del colonialismo a la globalización:
procesos históricos y Antropología

María Cristina Chiriguini

El asombro y la Antropología

Hemos iniciado una aproximación a los temas


que trata la Antropología y observamos que la
perspectiva o mirada antropológica antecede a
su institucionalización como disciplina
científica, ocurrida a mediados del siglo XIX.
Esa mirada hace referencia al momento en que
las sociedades se ponen en contacto y se
reconocen como diferentes. En ese instante se
instala la pregunta antropológica acerca del
porqué de la diversidad de las culturas.

Es el momento donde el asombro pone frente a


frente lo propio y lo ajeno, a nosotros y a los
otros. Imaginemos el primer contacto de los
indígenas americanos con los europeos: lenguas
incomprensibles, armas desconocidas,
creencias diferentes, otras divinidades, nuevas
cotidianeidades. Los viajes habían actuado
como marco de esos encuentros desde el
comienzo de la humanidad: los primeros

37
viajeros fueron seguramente cazadores-
recolectores paleolíticos que, en busca de
nuevas áreas de caza y recolección, iniciaban el
contacto con otros grupos y pueblos. Más tarde
y hasta el presente, guerreros, comerciantes,
peregrinos, misioneros, conquistadores,
refugiados, entre otros, recrearon y recrean
estas impresiones entre lo propio y familiar y lo
ajeno y extraño.

Es así como este asombro está presente


siempre que se produce el encuentro o el
enfrentamiento entre sociedades diferentes,
requiriendo cierto nivel de incomprensión, de
ininteligibilidad del otro y de sus actos (Krotz
1994). No nos sorprende ese otro por sus
particularidades, en su individualidad, sino en
tanto representante de otra cultura, como
integrante de un universo simbólico diferente.
Muy pocos creyeron en Europa al navegante
veneciano Marco Polo cuando relató las
maravillas que había visto en la China al
regreso de sus viajes, en el siglo XIII. Y qué
decir de la sorpresa del conquistador Hernán
Cortés ante la ciudad azteca de Tenochtitlán, de
una magnificencia difícil de atribuir a “esta
gente tan bárbara y tan apartada del
conocimiento de Dios y de la comunicación de
otras naciones de razón...” (fragmento de una

38
carta del conquistador español Hernán Cortés
dirigida al rey Carlos V).

Estas puestas en escena (nos referimos al


encuentro de unos y otros) ocurren en el marco
de procesos sociales e históricos que otorgan
sentido y coherencia a los modos como
percibimos la otredad cultural; en otras
palabras, a la diversidad cultural. Pero en el
momento que se produce una situación de
conquista y dominación, las relaciones que
signarán la visión del otro serán asimétricas y
el asombro se desvanece en los proyectos de
avasallamiento y opresión. Las potencias
imperiales europeas, a pesar de las rivalidades
que tenían entre ellas, que las llevaban hasta
enfrentamientos bélicos, tenían algo en común:
reconocer la alteridad radical respecto de
aquellos por quienes ellas se enfrentaban (Augè
1998:25). Un ejemplo paradigmático es el
proceso de expansión capitalista que se inicia a
principios del siglo XV desde Europa.

Este proceso nos permitirá comprender dos


cuestiones importantes referidas a la
Antropología. Primero, que es posible
aprehender, a través de las sucesivas etapas de
expansión del capitalismo en el mundo, eso que
llamamos la perspectiva antropológica y que

39
alude a esa relación entre el asombro, la
alteridad y la dominación como resultado del
enfrentamiento entre dos universos culturales
diferentes. En ese sentido la situación colonial
forma parte del sistema capitalista, creando al
salvaje, al primitivo, como una imagen invertida
del europeo. Y, segundo, ese mismo proceso nos
explicará el surgimiento de la Antropología
como ciencia, en tanto disciplina social que
construirá el referente empírico de su inicial
objeto de estudio en los pueblos no europeos.

Por este motivo desandaremos el camino


recurriendo a la historia para entender en toda
su complejidad cómo los pueblos colonizados
(esos que hasta ahora hemos denominado “los
otros” respecto de los europeos) fueron los
primeros que sufrieron el proceso de expansión
o mundialización del capitalismo, cuya versión
actual es la globalización.

Debemos notar también que a medida que ese


proceso de mundialización (también llamado
occidentalización por el antropólogo francés
Maurice Godelier) avanza y la Antropología
empieza a constituirse como una disciplina
científica en el siglo XIX, “las preguntas y
respuestas sobre el porqué de la diversidad se
formulan en torno y a partir de uno solo de los

40
dos polos del encuentro y se presentan
investidas de la autoridad que confiere el
discurso certificado del científico” (Krotz 1994:9).
Aparece una codificación de las diferencias
(“primitivo”, “salvaje”, “inferior”) y un despliegue
de esquemas evolutivos que van desde
sociedades “primitivas” o “inferiores” a la
sociedad “superior” o “civilizada”.

La irrupción de la colonización en los sucesivos


momentos de expansión del sistema capitalista
trajo aparejado el proceso de occidentalización y
tal como expresáramos anteriormente el
asombro inicial se licua en las relaciones
asimétricas que conlleva la colonización. El
“encuentro” entre culturas diferentes debe
entenderse en términos de dominación y
sometimiento de todas las dimensiones de la
vida de los pueblos conquistados y la
imposición en consecuencia de una nueva
organización económica, política y cultural.

Los “unos” y los “otros” en la situación colonial

“Algo, desde luego es


cierto, nada en tierras
extrañas es exótico,
salvo el extranjero
mismo” (Ernest Bloch)

41
119

Conceptos, campos y problemas en la


antropología

Objetivos
•• Recuperar y sistematizar nociones y problemas clásicos planteados en
la unidad anterior: alteridad/etnocentrismo, universalismo/relativismo,
sociedad/cultura.
•• Definir los principales temas, categorías y enfoques correspondientes
al desarrollo de la antropología del parentesco, política, económica y
simbólica.

2.1. Conceptos centrales en la disciplina


Antes de abordar los principales campos problemáticos de la antropología,
conviene recuperar algunos de los pares conceptuales que, anunciados como
temas en la unidad anterior, van adquiriendo densidad a medida que se desa-
rrollan las teorías antropológicas. Presentados aquí permiten articular una
relación entre las corrientes teóricas clásicas y los campos de especialización
(parentesco, organización social, política, económica y simbólica) que son los
temas centrales de esta unidad.

2.1.1. Alteridad y etnocentrismo


Según hemos visto, la pregunta por el otro ha constituido siempre una reflexión
históricamente contextuada. El siglo XIX dio lugar a un “encuentro de culturas”
–múltiple, complejo y de gran intensidad– distinto a cualquier otro anterior: la
cultura occidental se expandió en unas pocas décadas por vastas regiones
de África, Asia y Oceanía interviniendo o imponiéndose sobre un conjunto muy
diverso de sociedades y culturas. Las reflexiones y las imágenes construidas
sobre la alteridad se nutrieron más que nunca de la presencia de otras cul-
turas distantes y exóticas, que aparecen en informes de guerra, relatos de
viajeros, en los periódicos, en la literatura, en las exhibiciones de museos,
etc. En ese contexto surge la pregunta antropológica moderna que inscribe a
la otredad cultural como un problema de conocimiento en el marco de una dis-
ciplina científica. La pregunta antropológica, distinta de los interrogantes que
otras disciplinas han formulado sobre el hombre o la humanidad, se orienta a
explicitar, comprender y reflexionar sobre el contacto entre culturas.
La noción de alteridad no refiere a una simple sensación de extrañeza o
solo al reconocimiento de algo que es diferente y ajeno. Hablar de “alteridad”

Antropología Soprano - Boixadós - Smietniansky


120

involucra siempre la relación de ese “otro” con un determinado “nosotros”, y


en ese ejercicio de reflexión sobre el encuentro cultural se aborda la diferen-
cia tanto como la similitud.

CC
Alteridad no es, pues, cualquier clase de lo extraño y ajeno, y esto es así por-
que no se refiere de modo general y mucho menos abstracto a algo diferente,
sino siempre a otros (…). Se dirige hacia aquellos, que le parecen tan simila-
res al ser propio, que toda diversidad observable puede ser comparada con lo
acostumbrado, y que sin embargo son tan distintos que la comparación se
vuelve reto teórico y práctico. (Krotz, 1994: 8-9).

Esa experiencia de extrañamiento frente a algo que nos resulta ajeno –creen-
cias, costumbres, rituales, tecnologías, etc.– va de la mano con el recono-
cimiento de lo que consideramos propio. El viaje es el lugar por excelencia
Geertz (2005a) [1966] observa en donde la presencia de la otredad pone sobre relieve el carácter relativo y
que en Java los nativos dicen que
socialmente construido de nuestros propios modos de vida, que en la expe-
“ser humano es ser javanés”; es
decir, el reconocerse humano se riencia cotidiana tomamos como ‘naturales’. En ese ejercicio de comparación
realiza de forma particular. El “ser se vislumbran las similitudes en las diferencias y viceversa, y el “nosotros”
javanés” y, en consecuencia, el “ser se vuelve también objeto de reflexión.
humano” supone comportarse con
arreglo a un complejo sistema Como en parte ya hemos visto, la antropología no siempre ha pensado,
de etiqueta, respirar a través de explorado e interpretado a la otredad en los mismos términos. La noción de
determinadas técnicas, comer y “sociedades primitivas” y, asociado a ella, dicotomías tales como “primitivo/
hablar de una forma singular, entre
civilizado”, actualmente no serían bien recibidas en un texto que se pretenda
otros rasgos. La antropología ha
aportado muchos ejemplos en los antropológico. Pero en el siglo XIX y todavía –aun con otros matices– en las
que los nombres que identifican escuelas nacionales posteriores, esos eran los modos a través de los cuales
a pueblos o culturas se traducen los antropólogos hacían referencia a la otredad cultural que constituía su obje-
desde sus respectivos idiomas
to de estudio. Esta manera de conceptualizar sociedades y culturas diferentes
como “hombres” o “nosotros”.
a las de occidente, y en particular ajenas al mundo europeo, estaba basada
en criterios etnocéntricos, en tanto aquello que era definido con el carácter
de “primitivo” se entendía que estaba desposeído de los bienes materiales,
logros científicos y avances espirituales que –ante la mirada occidental– carac-
terizaban a la “civilización”.
El etnocentrismo implica un rechazo y una valoración del otro a partir de
lo que es considerado “normal” en la propia sociedad; es decir, se aborda
la diversidad cultural en los términos, valores y normas de la propia cultura.
Todas las sociedades son etnocéntricas. No hay manera de aproximarse a
otras formas de vida sino a través de aquellas que resultan conocidas para
el sujeto. Es casi universal el hecho de que las sociedades definen la “huma-
Clifford Geertz en 1999 nidad” como propia del grupo, mientras que fuera de sus límites lingüísticos,
culturales, etc., los seres vivientes –humanos– no necesariamente revisten
dentro de esa misma categoría.
A lo largo de la historia de la humanidad, el etnocentrismo ha alcanzado
niveles de rechazo, violencia y aun destrucción, cuando el dominio de una
sociedad o cultura sobre otras se impone a través del genocidio o el etnoci-
dio. Pero en lo que respecta al interés antropológico por captar la alteridad, el
etnocentrismo es condición necesaria para emprender el ejercicio etnográfico
que supone aproximarse y entablar diálogo con sujetos portadores de otras
culturas. Es la instancia de toma de conciencia de lo desconocido y de que
solo es posible tornarlo familiar reconociendo los propios lentes culturales.

Antropología Soprano - Boixadós - Smietniansky


121

Estar dispuestos a rever nuestros conceptos, prenociones y prejuicios es lo


que entonces permite reducir esa primera experiencia etnocéntrica. La antro-
pología se interroga, reflexiona y vuelve conscientes estos procesos que pro-
curan reducir las distancias culturales.

2.1.2. Universalismo y relativismo


Desde el surgimiento de la disciplina, los primeros antropólogos se han ocu-
pado en establecer la existencia de la unidad psicobiológica del hombre.
Sabemos que el Hombre es uno: todos los individuos comparten el mismo
origen biológico y todos nacen con las mismas estructuras físicas y mentales.
Pero como contraparte de esa unidad y universalidad del género humano,
vemos por doquier que las sociedades cuentan con costumbres y creencias
muy diversas. Baste pensar en un hecho tan simple –al menos, en aparien-
cia– como es la alimentación, para descubrir allí múltiples formas en que los
alimentos son elegidos, procesados y consumidos; más aún, los mismos
productos pueden ser considerados alimentos dentro de una sociedad y no
serlo en otras.

John Monaghan (Monaghan y Just, 2006 [2000]) comenta que mientras estaba haciendo
trabajo de campo entre los mixtecos de Oaxaca, no pudo rehusarse al gesto de cortesía de
sus amigos nativos y se vio obligado a ingerir un trozo de colmena con miel y larvas. La
contrapartida se registra un año después, cuando oficiando él de anfitrión les dio a comer
sopa de cebollas, sabiendo la repulsión que este alimento causaría en sus invitados. Estos
se demoraron en empezar a comer, derramaron parte de la sopa en el suelo y terminaron
por decirle que las cebollas ingeridas en demasía volvían “estúpido” al comensal. La cebo-
lla era para él un alimento pero no lo eran los insectos; y a la inversa, los mixtecos saborea-
ban gustosamente las larvas pero clasificaban a la cebolla bajo el rótulo de “condimento”.

Mujeres con trajes típicos mixtecos. Oaxaca, México

LECTURA OBLIGATORIA

Kuper, A. (1996), “Prefacio y capítulo I: ¿Todos darwinistas hoy?”,

OO en El primate elegido, Crítica, Madrid.

Antropología Soprano - Boixadós - Smietniansky


122

Lo cierto es que el hombre es la única especie que ha desarrollado modos de


vida tan diferentes. Esa diversidad puede registrarse a lo largo de la historia
de una misma sociedad, entre culturas diferentes o aun dentro de un mismo
grupo. Si bien las preguntas, las teorías y las técnicas no siempre fueron las
mismas, la antropología desde su surgimiento reflexionó sobre las formas
diversas de la existencia humana. La tensión entre lo universal y lo particular
ha recorrido la producción y los debates en antropología, y es constitutiva de
la disciplina. En el siglo XIX, las diferentes culturas fueron entendidas como
expresión de los distintos grados evolutivos de una misma y única cultura; y
bajo esa forma, se entendía que el salvaje y el primitivo en algún momento
podrían alcanzar el mismo desarrollo cultural en que se encontraba Europa. La
teoría evolucionista permitía organizar la diversidad cultural bajo una misma
línea de progreso. El Hombre en última instancia era uno y todos los individuos
compartían la unidad psicobiológica propia del género humano. Volviendo al
concepto de alteridad, se trataba en este caso de encontrar la similitud en
las diferencias.
Posteriormente, la antropología, corriéndose de esa mirada etnocéntrica,
comenzó a preocuparse por entender y analizar cada cultura en sus propios tér-
minos. Esta mirada, que ha sido señalada con el título de relativismo cultural,
procura no imponer valores y criterios externos que responden a la sociedad
de la cual el investigador es parte; y postula que el sentido de toda creen-
cia, práctica o artefacto cultural solo puede ser comprendido en su contexto
de uso. Bajo esa perspectiva, Malinowski mostró las características singula-
res que asumían en las Trobriands la economía, el intercambio y la noción de
poder y riqueza, entre otros aspectos de ese entramado cultural particular. Y
en esa misma época, Margaret Mead postuló que en Samoa la adolescencia
no era un período de conflictos, represiones y sufrimiento sino una etapa que
las jóvenes atravesaban de manera alegre y apacible.

PARA REFLEXIONAR

En extremo, el relativismo cultural supondría la inconmensurabilidad

PP de las culturas; es decir, la imposibilidad de entender unas a partir


de otras. Esta observación abre desde ya múltiples preguntas. En el
plano epistemológico cabe interrogarse cómo sería posible una cien-
cia –la antropología– que necesariamente parte de conceptos que no
han sido formulados en las sociedades que el investigador explora,
y a través de ellos se dispone a comprender otros lenguajes y otras
categorías.
En el plano moral, si adoptamos una posición relativista, ¿cómo
debiéramos comportarnos frente a otras costumbres que desde nues-
tras normas morales resultan condenables? En términos políticos, el
relativismo cultural ha servido para justificar, entre otros hechos, la
existencia de la pobreza y el atraso económico de otras sociedades.

Vemos que, igualmente, aun aquellas miradas de corte relativista centradas


en las diferencias culturales no dejan de lado la reflexión, o conllevan determi-
nados presupuestos, en torno al carácter universal del hombre. B. Malinowski

Antropología Soprano - Boixadós - Smietniansky


123

(1984 [1944]) sostuvo que el hombre tiene en toda la extensión del planeta
las mismas necesidades, y las culturas constituyen formas particulares de
responder a esos imperativos. Lévi-Strauss (1980 [1968]) destacó la riqueza
de las descripciones etnográficas de Malinowski, pero le criticó su perspectiva
sobre el carácter universal de las funciones a las que responden las institu-
ciones sociales. Para este autor lo interesante y lo importante es justamente
la variabilidad de las costumbres:

CC
Pero la simple proclamación de la igualdad natural entre todos los hombres, y
de la fraternidad que debe unirlos sin distinción de raza o de cultura, tiene algo
de engañoso para el espíritu, porque descuida una diversidad de hecho que se
impone a la observación y de la que no basta con decir que no afecta al fondo
del problema para estar teórica y prácticamente autorizado para hacer como si
no existiera (Lévi-Strauss 2004 [1952]: 310).

De todas formas, más allá de esta defensa de la diversidad –que reviste en


Lévi-Strauss también el valor de programa político–, en la elaboración de su
antropología estructural el autor sostuvo la existencia del espíritu humano, uni-
versal, constante y ahistórico, del cual las diferentes culturas son expresión.
Bajo otra perspectiva, Clifford Geertz sostiene que lo que nos hace huma-
nos, aquello que nos iguala por oposición a otras especies animales, es pre-
cisamente la diversidad de nuestros modos de vida. Al respecto, nos plantea
el interrogante sobre por qué buscar “la esencia” del hombre en los rasgos
universales en vez de hacerlo en sus diferencias. Frente a esta mirada –‘en
búsqueda de similitudes’– que considera prejuiciosa, lo que afirma es “no que
no se puedan hacer generalizaciones sobre el hombre como hombre, salvo
que este es un animal sumamente variado” (2005a: 48). La cultura no es
vista entonces como algo que se agrega a una naturaleza universal y constan-
te preexistente, sino que la cultura –en su carácter de diversidad– es consti-
tutiva del hombre.
Estos debates no están saldados. La antropología en cuanto disciplina
científica procura formular interpretaciones con cierto grado de generalidad en
donde sea posible contener o hacer dialogar culturas y sociedades diversas.
El problema es que esa búsqueda más amplia y universal entra en constante
tensión con el propio enfoque etnográfico que nos conduce todo el tiempo a
tratar de aproximarnos a las perspectivas nativas –singulares y locales–; y en
ese proceso las formulaciones más universales se relativizan.

2.1.3. Sociedad y cultura


Los antropólogos apelamos a los términos sociedad y cultura de manera muy
diversa, en particular el último de ellos. Utilizamos esos conceptos informados
por determinadas perspectivas teóricas, a veces de manera más restringida y
en otras ocasiones de forma más genérica y laxa. Pero compartimos la visión
de que cualquiera sea el contenido que demos a cada uno de ellos, ambos
están ligados con una cierta concepción de hombre y de las características
que definen nuestra humanidad. El hombre, a diferencia del resto de las espe-
cies de la naturaleza, es un ser que vive en sociedad y cuyos modos de vida

Antropología Soprano - Boixadós - Smietniansky


Textos de antropología y arqueología

2a edición corregida y aumentada

Textos de antropología y arqueología

Mariano Juan Garreta


Cristina Bellelli
Pablo Rafael Bonaparte
Ernesto Abramoff
Alejandro Acosta
Lorenzo Cañas Bottos
Mariana Carballido Calatayud
María Di Fini
Pablo Marcelo Fernández
Mariano Raúl Garreta Leclercq
Hernán Gómez
Margarita Ondelj
Andrea Pegoraro
María Gabriela Sánchez Antelo
Vivian Scheinsohn
Ilustración de tapa

Camino.
Procedencia: Salta.
Material: lana de oveja.
Decoración con hilos flotantes de urdimbre.
Grupo Wichí actual
N° de inventario: 1048
Museo Nacional del Hombre del Instituto Nacional de
Antropología y Pensamiento Latinoamericano.
Secretaría de Cultura y Comunicación de la Nación.

Agradecemos al Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento


Latinoamericano la autorización de la reproducción de las imágenes de
esta obra.

Diseño de Tapa: Andy Sfeir


Diagramación y Armado: Andy Sfeir estudio de diseño
agsfeir@ciudad.com.ar

© Ediciones
Riobamba 67 - 2° piso - Tel./Fax: 4953-5981
(C1025ABA) Buenos Aires, República Argentina

2001 – 2ª edición
ISBN: 987-97280-8-4
Hecho el depósito que marca la Ley 11.723
Impreso en Argentina
Printed in Argentina
GLOSARIO

A continuación un glosario con los principales conceptos utili-


zados en este libro. Son conceptos que se pueden trabajar en el aula de
manera didáctica y pedagógica en base a los insumos que se han estado
presentando en el libro:

1. Racismo: El racismo clásico implica ideas y prácticas de me-


nosprecio y odio con respecto a personas con rasgos fenotípicos dife-
rentes. El racismo se basa en una ideología que presupone que la hu-
manidad se divide en razas, que hay una continuidad entre lo físico y
lo moral, que los grupos humanos son homogéneos, que existe una je-
rarquía única de valores y que es necesaria una política fundada en el
saber. El racismo se estableció como criterio de subordinación durante
la colonia y es central para el funcionamiento del sistema capitalista.
(Todorov, 1991)

2. La Convención Internacional sobre la Eliminación de to-


das las Formas de Discriminación Racial, Adoptada y abierta a la fir-
ma y ratificación por la Asamblea General en su resolución 2106, de 21
de diciembre de 1965 señala: En la presente Convención la expresión
“discriminación racial” denotará toda distinción, exclusión, restricción
o preferencia basada en motivos de raza, color, linaje u origen nacio-
nal o étnico que tenga por objeto o por resultado anular o menoscabar
el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de los
derechos humanos y libertades fundamentales en las esferas política,
económica, social, cultural o en cualquier otra esfera de la vida pública.

3. Racismo Estructural: La desigualdad racial está firmemente


relacionada con las desigualdades de clase. Estos procesos de raciali-
zación necesitan de un análisis histórico, que puede revelar los efectos
acumulativos de los mecanismos políticos económicos y biopolíticos,
que, cuando se articulan con las jerarquías de valor racializadas subya-

109
centes que determinan que algunas vidas son más valiosas que otras,
trabajan para reproducir la desventaja y el privilegio racializados. Un
énfasis en el racismo estructural dirige nuestra mirada analítica hacia
el privilegio y la blancura, y nos recuerda que el racismo no tiene que
ver sólo con la exclusión de subordinados, sino también con la inclusión
de otras personas en un espacio de privilegio. (P Wade: 2017)

4. Racismo Estatal-institucional: será entendido como una


forma de violencia metapolítica de Estado dinámicamente simbólica, la
cual ha estructurado en la larga duración un sistema de valores que dis-
crimina, diferencia y excluye mediante las estrategias ideológicas de la
invisibilidad, el ocultamiento, la negación, la omisión y la estereotipia.
Este se expresa en las diferentes instituciones estatales que inciden en la
cultura nacional como lo son las escuelas, las instituciones culturales,
las instituciones de la administración pública, las políticas públicas, la
legislación, los medios de comunicación, el acceso la salud, la vivienda,
entre otras. (Maya Restrepo: 2009) Una institución es tan racista como
lo son sus miembros, y especialmente sus líderes. Esto no significa que
reduzcamos el racismo al prejuicio personal, sino que queremos enfati-
zar que los prejuicios socialmente compartidos son producidos y repro-
ducidos conjuntamente y en colaboración por colectivos de miembros
de la sociedad a través de discursos institucionales de los campos de la
política, los medios, la educación, la enseñanza y las empresas de nego-
cios. (Van Dijk: 2006)

5. Racismo interpersonal y micro-racismos: Las formas de


micro-racismo operan en el cotidiano dentro y fuera de las institucio
nes. Son modalidades que no son abiertamente racistas, en donde la
persona que las ejecuta no es consciente de estar reproduciendo estas
relaciones. El término micro racismo fue desarrollado por el psiquiatra
Afro-americano Chester Pierce y que en América Latina ha sido apro-
piado para nombrar las interacciones racistas en contextos que niegan
la existencia del racismo. Se han identificado tres formas de microra-

110
cismos. 1) Los micro-asaltos son formas con el propósito explícito de
agredir a otro. 2) Los micro-insultos son cuando una persona insulta
de manera sutil incluso inconsciente por ejemplo; “sos lindas para ser
marrona” o “¿Vos sos abogada?” haciendo referencia a la sorpresa de en-
contrar un profesional marrone, también el opuesto de asumir que una
persona marrona es empleada doméstica o portero. 3) Finalmente las
micro-invalidaciones son las dudas por la nacionalidad ¿de donde sos?
en donde se duda del origen o existe una necesidad imperante de dudar
de un origen. Y también cuando las experiencias de racismo son pues-
tas en cuestión “sos muy sensible”, “todo lo ves como racista porque sos
paranoica”.

6. El racismo institucional no está separado de los micro-ra-


cismo sino que muchas veces son las modalidades en que el racismo
institucional y estructural se reproduce. Por eso es preciso analizar el
fenómeno del racismo desde el punto de vista del Estado, para situar
luego la cuestión interpersonal, y pensar luego las formas de hacer que
esto sea un fenómeno a superar. Para lograrlo es importante incorporar
el enfoque étnico-racial, y reconocer que el racismo es un fenómeno de
arriba hacia abajo.

7. Racialización: La racialización la entenderemos cuando las


diferencias humanas se simplifican y transforman en una diferencia
que sobre valora ciertas marcas corporales, relacionándolas con impli-
cancias de índole social, política, cultural, económica e incluso psicoló-
gicas de significación duradera. (Dominguez 1994: 334).

8. Racialización de las relaciones de clase. Rasgos de índole


corporal (mestizaje), étnico y nacional, en los que arraigan fenómenos
culturales (dialectos, costumbres, comportamientos), han intervenido
históricamente en la constitución y reproducción de las relaciones de
clase en América latina. Las referencias vinculadas con el cuerpo: co-
lor de la piel, mestizaje. etc., se remontan a la colonia y a las teorías y

111
prácticas instaladas durante el siglo pasado, constituidas en sínto-
ma de inferioridad. La dinámica histórico-cultural ha ido ubicando a
mestizos o mulatos en una condición de distanciamiento respecto del
cuerpo legítimo y en lugares de menor prestigio y jerarquía en socia-
les. Estas clasificaciones, que en el pasado fueron explícitas. Hoy no se
nombran pero funcionan en escalas jerárquicas implícitas en la cultu-
ra y en las valorizaciones sociales. Para los individuos portadores de
rasgos corporales poco valorizados la vida es más difícil, aun en las
épocas en las que el ascenso económico fue accesible. (Margulis; 1999)

9. Racismo científico: Durante la segunda mitad del siglo XIX,


y en los países más “civilizados” de «occidente», el más descarnado ra-
cismo sobre los pueblos de origen no europeo, lejos de considerarse una
ideología perniciosa, llegó a constituir, para la inmensa mayoría de la
población educada –incluso para muchos de aquellos que se mostraban
enérgicamente en contra de instituciones como la esclavitud–, el resul-
tado lógico de una verdad demostrada por las ciencias naturales más
avanzadas del periodo. La enorme violencia conceptual de la biología
evolutiva humana, ejercida sobre las comunidades más débiles del pla-
neta desde el punto de vista económico y militar, tomó en la práctica
la forma de una “Verdad” irrefutable para muchos de los espíritus más
cultivados de la ciencia norteamericana y europea. Los africanos negros,
los esclavos de las plantaciones americanas, los aborígenes australianos,
las tasmanas, los indios botocudos, las malayas, los indigenas de Amé-
rica, entre otros, fueron condenados a la opresión y marginación global
de la supremacia blanca. El afianzamiento del racismo científico o bio-
logicista en el siglo XIX como una tecnología de poder que acompaña la
consolidación de los nacionalismos europeos. (Sánchez Arteaga: 2007)

10. Racismo cultural: Una de las características del racismo


moderno es precisamente que, para que una ideología racista prospere,
no es necesario que exista una “raza”. La ideología racista crea la raza al
identificar como tal el grupo o los grupos que se convierten en objeto de

112
su atención. Estas situaciones pueden ser entendidas como nuevo racis-
mo, racismo cultural o neorracismo. Varios autores señalan una trans-
formación del racismo fundamentado en supuestas pertenencias ra-
ciales fijamente determinadas a un “racismo cultural”, es decir un tipo
de racismo de tipo culturalista y diferencialista que suplanta la noción
de raza por la noción de pertenencia cultural, concibiendo a la cultu-
ra como un rasgo esencialista y prácticamente biologicista. Un ante-
cedente desde una perspectiva postcolonial latinoamericana es la obra
de Franz Fanon (1965), específicamente “Racismo y cultura”. Allí, Fa-
non expone la acción recíproca entre ambas esferas. Según su lectura,
al racismo le ha sido preciso renovarse y matizarse, produciéndose un
viraje de un racismo biológico a argumentaciones acerca del primitivis-
mo intelectual y emocional de los sujetos inferiorizados. A través de un
“pseudorespeto sádico” hacia “las culturas” se encierra una voluntad de
objetivar, de aprisionar, enquistar, encasillar. (Ballesteros Trujillo; 2016)

11. Blanquitud: la blanquitud argentina es un “mito” o una


“ideología”: un discurso que oculta la existencia de fuertes legados in-
dígenas, mestizos o afro en el país, y que los vuelve invisibles para legi-
timar la celebración de lo europeo. Es indudable que la blanquitud en
la Argentina tiene fuertes dimensiones míticas e ideológicas inculcadas
discursivamente desde los medios y el Estado, bajo el mito de la Argen-
tina blanca venida de los barcos. (Gordillo: 2020)

113
UNIDAD II
Constructores de Otredad

Capítulo 1.
La construcción del otro por la diferencia

L a teoría evolucionista, constitutiva de las Ciencias An-


tropológicas a fines del siglo XIX, nos suministra en el
seno de esta disciplina el modelo paradigmático de la cons-
quien mejor expresó este concepto: los organismos vivos
van diferenciándose mediante un proceso universal de
cambio (evolución), el cual favorece a aquellos organismos
trucción de la otredad por la diferencia. Recorreremos esta mejor adaptados para sobrevivir (selección natural). Este
teoría a partir de las explicaciones que los antropólogos evo- proceso universal de cambio que se daba en la naturaleza
lucionistas formularon en torno a tres interrogantes: condujo a la aparición del hombre a partir de la diferencia-
-¿Por qué las sociedades humanas difieren entre sí? ción de sus “pares”, sus “primos”, los grandes monos.
-¿Qué es el hombre? Los antropólogos evolucionistas aceptaron estas ideas
-¿Cuál es su origen? relativas al origen del hombre, reconociendo en él “una es-
La primera pregunta es fundante de las preocupaciones pecie”, producto de las transformaciones operadas en el
científicas de la Antropología Evolucionista. La diferencia seno de la Naturaleza. Sostuvieron, también, que el físico
entre las sociedades se afirma como un fenómeno “evi- del hombre había evolucionado por variación genética y
dente” y se interroga sobre las causas de este fenómeno. Las selección natural hasta alcanzar su forma anatómica ac-
otras dos preguntas, a propósito del ser del hombre y su tual. En este sentido, tanto la cuestión del origen como los
origen, constituyen pasos o mediaciones hacia la resolución aspectos biológicos daban cuenta de la uniformidad y la
del primer interrogante. Con fines expositivos invertiremos unidad de la especie humana.
el orden de las preguntas comenzando por las formula- Afirmar la animalidad del hombre, reconocerlo como
ciones relativas a las cuestiones del origen y la naturaleza del una criatura de la naturaleza no pareció, sin embargo, sufi-
hombre. Ambas cuestiones resultaban inseparables en el ciente para dar cuenta de su condición específica. Para
contexto histórico científico de aquella época; esto es, la Taylor la humanidad era “única” entre los seres de la Na-
pregunta por el “qué es” de un fenómeno requería remon- turaleza. Su particularidad residía en una “esencia” com-
tarse a su génesis. partida, antiguamente identificada como espíritu, pero
Nuestro desarrollo se basará en la obra de E. Tylor ahora reconocida como “capacidad de generar cultura”.
(Primitive Culture, 1871) y de H. Morgan (La Sociedad Esta capacidad habilitaba a su poseedor a trascender las
Primitiva, 1877)1. Ambos autores son reconocidos por los fuerzas del mundo natural dentro del cual los otros seres
mismos antropólogos como fundadores de la disciplina y vivos permanecían sumergidos.
máximos exponentes de la teoría que nos ocupa. Para res- Si bien la idea de hombre como una dualidad (ser bio-
ponder sobre la cuestión del origen y la naturaleza del lógico y ser cultural) no era nueva, lo verdaderamente de-
hombre nos basaremos en las ideas al respecto de E. Tylor, safiante respecto a las posturas filosóficas y teológicas de la
y para responder a la pregunta por las semejanzas y dife- época era, por un lado, la concepción del hombre como
rencias entre sociedades nos basaremos en los postulados animal y, por otro, la afirmación de que su ser natural
de H. Morgan. podía dar cuenta de su parte espiritual.

Origen del hombre y naturaleza humana Nuestros modernos investigadores de las ciencias de la na-
La pregunta por el origen se contestó en base a la noción turaleza inorgánica son los primeros en reconocer, fuera y
predominante en la época: evolución. C. Darwin fue dentro de sus campos concretos de trabajo, la unidad de la

1 Hemos citado los títulos y los años de los textos originales de ambos autores. En el caso de Tylor usamos el capítulo 1 de su libro que salió publica-
do con el título “La ciencia de la cultura”, en: Kahn, J. El concepto de cultura, conceptos fundamentales. Barcelona, Anagrama, 1975, y para Morgan
la versión en castellano La sociedad primitiva, Madrid, Ayuso, 1971.

27
Capítulo 1. La construcción del otro por la diferencia

naturaleza, la fijeza de sus leyes y el concreto orden de cultural, del lento crecimiento de las prácticas convencio-
causa-efecto por el cual cada hecho depende del que lo ha nales más que del cambio orgánico físico, como había
precedido y actúa sobre el que le sucede. [...] Pero cuando ocurrido en las pasadas edades (1987:53).
llegamos a los procesos superiores del sentimiento y la acción
del hombre, del pensamiento y el lenguaje, del conoci- Finalmente, Tylor al concebir la Cultura como “una
miento y el arte, aparece un cambio en el tono de la opinión capacidad o hábito adquirido” introduce entre este orden
prevaleciente. En general, el mundo no está preparado y el natural una segunda distinción. Mientras que en su di-
para aceptar el estudio de la vida humana como una rama mensión natural el hombre recibe humanidad por he-
de las ciencias naturales y a llevar a la práctica, en un sen- rencia biológica (características innatas), en el orden cul-
tido amplio, el precepto del poeta de “explicar la moral tural éste alcanza su condición humana a través del apren-
como las cosas naturales (Tylor, 1975: 29/30). dizaje (características adquiridas).

La Naturaleza y la Cultura, se consideraron ambas cons- Las semejanzas y las diferencias


titutivas de la especie humana; pero mientras la dimensión culturales
natural se identificaba con un sustratum animal generali- Las argumentaciones relativas al origen y la naturaleza del
zado, la Cultura se concebía como una “esencia” que com- hombre constituyeron la base de las explicaciones que
pletaba la naturaleza humana. Gracias a, según palabras de estos antropólogos dieron a la cuestión de las semejanzas y
Tylor, “los procesos superiores del sentimiento y la acción diferencias que presentaban las sociedades humanas. Estas
del hombre, del pensamiento y el lenguaje, del conoci- explicaciones sustentan la construcción del modelo esta-
miento y el arte”. Se le atribuye precisamente a Tylor la pri- dial, el cual se convirtió en el referente distintivo de la
mera definición científica de la noción de cultura: Teoría Evolucionista. Este modelo expresa la manera en
que estos antropólogos ordenaron “científicamente” las
Un todo complejo que comprende conocimientos, creen- semejanzas y diferencias culturales en un esquema evolu-
cias, artes, moral, derecho, costumbres y cualquier otra tivo de la humanidad. Se identificaron tres estadios de
capacidad y hábito adquiridos por el hombre en tanto evolución: Salvajismo, Barbarie y Civilización, y en cada
miembro de una sociedad (1975:29). uno de ellos se reconocieron subestadios.
El modelo estadial se construyó sobre una serie de pos-
La dualidad de la condición humana implicaba no sólo tulados o proposiciones sobre las semejanzas y diferencias
la presencia del orden cultural y natural en el hombre; su- culturales.
ponía entre ambos órdenes una relación de continuidad.
Para Tylor la Cultura era la continuidad “natural” de la Proposiciones sobre las semejanzas
Naturaleza, su producto, el resultado de sus transforma- culturales
ciones en el tiempo. Pero se trataba de un producto defini- Tanto Tylor como otros evolucionistas de la época insis-
tivamente distinto de cualquier otro que la naturaleza haya tieron en remarcar la unidad psicobiológica (UPB) de nues-
generado en su evolución. La Cultura era un producto tra especie. Por eso, el primer principio que sostuvieron se-
“superior”, dependiente de las propiedades generales de la ñalaba la uniformidad: “La uniformidad que en gran
mente. C. Geertz nos da una síntesis de esta concepción medida caracteriza a la cultura debe atribuirse, en buena
evolucionista: parte, a la acción uniforme de causas uniformes” (Tylor,
1975:29). Estas causas uniformes referían, por un lado, a
En algún determinado estado de su historia filogenética, la igualdad de la naturaleza física del hombre (igual ana-
un cambio genético marginal de alguna clase permitió la tomía, igual cerebro, igual principio de inteligencia e igual
aparición de una criatura capaz de producir cultura y de origen) y, por otro, a la igualdad de las condiciones de
ser su portador; en adelante su respuesta de adaptación a vida.
las presiones del ambiente fue casi exclusivamente cul- En el mismo sentido, Morgan postulaba “la identidad
tural, antes que genética. [...] El hombre se hizo hombre, específica del cerebro de todas las razas humanas” y agre-
continúa diciendo la historia, cuando habiendo cruzado gaba que “sometidos a condiciones similares, las necesi-
algún Rubicón mental llegó a ser capaz de transmitir “co- dades de los hombres han sido sustancialmente las mismas”.
nocimientos, creencias, leyes, reglas morales, costumbres” La identidad natural y la igualdad de las necesidades no ago-
[...] Después de ese momento mágico, el progreso de los ho- taban, para este autor, la explicación de las semejanzas en el
mínidos dependió casi enteramente de la acumulación comportamiento de los pueblos; y apela entonces también a

28
Constructores de Otredad

la cuestión del origen de la especie humana. Sostiene al res- tiempo. El grado inferior es antecedente y pasado
pecto que las semejanzas que se encuentran se deben a que del grado superior que le sucede. El grado cero es el
los principios fundamentales de las instituciones y las téc- origen de la Humanidad.
nicas se desarrollan en el salvajismo (la edad más temprana • casual: el ordenamiento temporal de los grados se
de la humanidad) de forma tal que “allí donde se pueda dis- corresponde con un ordenamiento causal. El grado
tinguir una relación entre una institución presente y un inferior (menos) es anterior y causa el grado inme-
principio común en continentes distintos, quedará implí- diatamente mayor (superior) y posterior (relación
cita la filiación de los pueblos respecto de un tronco origi- de causa y efecto). Los logros y las conquistas cultu-
nario común”. Es decir que para Morgan las semejanzas se rales producidas en un grado provocan el paso hacia
explicaban por la igualdad de la naturaleza física del grados mayores y posteriores de cultura.
hombre, por la igualdad en las condiciones de vida y sobre
todo por el origen común. Estos tres ordenamientos (temporal, causal y acumula-
tivo) de los grados se corresponden con una complejización
Proposiciones sobre las diferencias creciente de los niveles de cultura. La noción de comple-
culturales jidad está atada al aumento (multiplicación) de productos
Taylor y Morgan parten de la crítica a las teorías degenera- culturales y a su mayor especialización y diferenciación.
cionistas, las cuales explicaban las diferencias culturales Esto último lo desarrollaremos al tratar las dos lógicas evo-
por una degradación de la cultura2. En primer lugar, se lutivas que distinguen los evolucionistas.
parte de la afirmación de que la diferencia es un hecho empí- Otra de las proposiciones que sustenta el modelo esta-
ricamente constatable, evidente. La información disponible dial de los evolucionistas plantea que la diferencia espacial
mostraba, sin lugar a dudas, la existencia de modos dis- contemporánea se ordena y explica como diferencia en el
tintos de vida, tanto en el presente como en el pasado. Una tiempo. El “otro” contemporáneo, lejano en el espacio, re-
segunda proposición afirma que la cultura al ser un pro- presenta las huellas del pasado en el presente (noción de
ducto de la naturaleza es, al igual que ésta (unidad psico- supervivencia). La lejanía espacial y cultural relata en vivo
biológica) una sola (la Cultura). Al mismo tiempo se sos- la lejanía temporal.
tiene que –como producto de la naturaleza– la cultura está Las siguientes proposiciones se refieren a la noción de
sometida a un proceso de cambio (evolución), es decir, a progreso cultural, entendido como relación de cambio de
un proceso evolutivo de diferenciación. Por lo tanto, la un grado a otro. El cambio es gradual y la gradualidad im-
cultura presenta diferentes grados de evolución. Se afirma, plica, por un lado, flujo de tiempo (la no inmediatez) y,
entonces, que la diferencia cultural es de grado. por otro, esa gradualidad se despliega según una progre-
Ahora bien: ¿qué representa el “grado”? Representa la sión geométrica (alude a una serie de números en que cada
medida del progreso y esta medida indica un nivel de uno es igual al anterior, multiplicado por una cantidad
acopio y de generación cultural. El nivel de acopio y genera- constante). La acumulación cultural, entonces, no se rea-
ción cultural señala las condiciones de vida y los logros ad- liza según una progresión lineal, de suma, sino según una
quiridos por la humanidad en un tiempo determinado de progresión geométrica. Y al mismo tiempo, la acumula-
su evolución. Se proponen también relaciones entre los ción cultural implica un escalonamiento ascendente, una
grados. Éstos se ordenan según un encadenamiento: elevación progresiva en el devenir de la humanidad. En
• acumulativo de cultura: podemos hablar de grados consecuencia, el cambio de un grado a otro se produce en
inferiores (de menor cultura) y grados superiores función de una relación entre tiempo y acumulación: el
(de mayor cultura) respectivamente. tiempo de transición entre los grados y la duración de éstos
• temporal: los grados inferiores y superiores se orde- disminuye a medida que aumenta la acumulación cul-
nan temporalmente, suponiendo una sucesión en el tural3.
2 Tanto Tylor como Morgan hacen varias referencias a esas teorías. Por ejemplo, Tylor afirma: “las tribus salvajes han llegado a su situación median-
te aprendizaje y no por la pérdida de lo aprendido, mediante elevación desde lo inferior más bien que por degradación de una situación superior”
(1975:39). Por su parte, Morgan sostiene que: “Explicar la existencia de salvajes y bárbaros por la tesis de la degradación del género humano no es
ya sostenible. Este corolario de la cosmogonía mosaica, consentido en razón de una supuesta necesidad que ya no existe, no solamente es insufi-
ciente como teoría para explicar la existencia de salvajes, sino también carece de base en los hechos de la experiencia humana” (1977:70).
3 Morgan afirma: “Cuando se comparan las conquistas de cada período en su conjunto podemos comprobar que mientras que en el primer período
el progreso era muy lento, y en el último muy rápido, la suma relativa puede haber sido mayor en el primero. Se puede sugerir –como de probable
comprobación posterior– que el progreso del hombre en el período del salvajismo, en relación a la totalidad del progreso humano, fue mayor en
grado de lo que fue después, en los tres subperíodos de la barbarie. Asimismo, se puede afirmar que el progreso conquistado en el período de la bar-
barie fue mayor en grado de lo que ha sido después, en el período de la civilización en su conjunto” (1977: 91).

29
Capítulo 1. La construcción del otro por la diferencia

Por último, el progreso cultural (evolución cultural) es mulativo de adquisiciones cada vez mas numerosas y efi-
una ley natural, universal y necesaria. Si la evolución na- cientes, la evolución de las ideas e instituciones supone el
tural era una ley universal que involucraba a todos los or- desarrollo de formas elementales, rudimentarias y pre-
ganismos vivos, en el orden cultural el progreso era una ley sentes desde un principio. En el origen se hallan los gér-
universal que involucraba a toda la humanidad. Pero el menes de lo que serán las instituciones modernas; lo que
progreso cultural, a diferencia de la evolución natural, se en términos evolucionistas significa que se hallan los ele-
transmite por aprendizaje, mientras aquella lo hace por he- mentos constitutivos de estas instituciones pero aún no di-
rencia biológica. Ambas afirmaciones llevaban a pensar la ferenciados unos de otros; es decir que estos elementos se
existencia de una tendencia a la homogeneización de las encuentran aún en estado de indistinción.
culturas a partir de su transcurrir por las diferentes etapas El proceso de desenvolvimiento, en tanto lógica evolu-
de la evolución cultural. tiva, implica un “proceso de diferenciación” creciente (di-
ferenciación de elementos y de relaciones), y supone ma-
Lógicas de evolución cultural yores niveles de organización (integración e interdepen-
Los evolucionistas distinguieron respecto a la evolución dencia de elementos diferenciados). Así, en el caso de las
cultural dos lógicas distintas de cambio, una referida a los ideas e instituciones tales como el gobierno, la familia, la
aspectos materiales de la cultura y otra relativa a los as- propiedad, etc., el paso de lo simple a lo complejo alude al
pectos no materiales. incremento de distinciones y no de cantidades. Se parte de
Con el término “aspectos materiales”, Morgan se re- las formas indiferenciadas (idea de mezcla, de confusión)
fiere a inventos y descubrimientos asociados a la subsis- hacia formas más diferenciadas. La comparación es cuali-
tencia; y sostiene que éstos “mantienen una relación pro- tativa y el nivel de diferenciación y organización sumi-
gresiva”, es decir, de avance, de acumulación en una serie nistra el parámetro de la comparación entre los grados.
no interrumpida. Se trata de un proceso de adquisiciones,
de acopio, en el que las últimas instancias (grados) su- El método comparativo
ponen más bienes y más conocimientos necesarios para su Así como Darwin había llegado a sus conclusiones a partir
fabricación que las primeras. La suma progresiva de bienes de la observación y la clasificación de hechos empíricos,
materiales y conocimientos conlleva un aumento en la efi- los evolucionistas culturales consideraban que el progreso
cacia respecto de la satisfacción de las necesidades impli- humano podía mostrarse también a través de la observa-
cadas. ción y la clasificación. Aplicando el método compara-
Los bienes materiales de los distintos “grados” podían tivo, tal como se lo aplicaba en aquel momento en las
ser contabilizados y comparados en función de su eficacia, Ciencias Naturales, estos antropólogos se dispusieron a
midiendo el grado de satisfacción que brindaban con res- ordenar científicamente las semejanzas y diferencias cultu-
pecto al fin buscado. En este sentido, el instrumental aso- rales en un esquema evolutivo: Salvajismo, Barbarie y Ci-
ciado a la agricultura no sólo era mayor en número (vo- vilización.
lumen) al de la recolección sino también más poderoso ya Tylor consideraba que la Cultura debía ser catalogada,
que permitía alimentar a más bocas (posibilidad de medi- diseccionada en detalles y clasificada en grupos. Para un
ción y comparación cuantitativa). Si el proceso evolutivo etnógrafo, decía este autor, el arco y la flecha constituyen
en general, tal como vimos, suponía el paso progresivo de una especie, y su trabajo consiste en:
las formas más simples a las más complejas, en el caso de la
evolución de los bienes materiales, el movimiento de lo [...] clasificar tales detalles con la perspectiva de desci-
simple a lo complejo refería al aumento de cantidad (vo- frar su distribución en la geografía y en la historia, y la
lumen) de cosas y conocimientos y al incremento del relación que existe entre ellos [...] Esta tarea puede ejem-
quantum de satisfacción lograda. plificarse casi perfectamente comparando estos detalles
La lógica evolutiva de los aspectos no materiales es dis- de la cultura con las especies vegetales y animales tal
tinta a la anterior. Morgan se refiere en este caso al uni- como las estudian los naturalistas. Para el etnógrafo el
verso de las ideas e instituciones; y afirma que éstas evolu- arco y la flecha es una especie, la costumbre de aplastar el
cionan por un proceso de “desenvolvimiento” a partir de cráneo de los niños es una especie [...] Igual que el catá-
ciertos principios primarios del pensamiento. El autor logo de todas las especies de plantas y animales representa
quiere destacar que, a diferencia del proceso evolutivo de la flora y la fauna, así los artículos de la vida general de
los bienes materiales en el que partiendo de una situación un pueblo representa ese conjunto que denominamos
originaria de ausencia total (nada) se inicia un camino acu- cultura (1975:34).

30
Constructores de Otredad

La comparación se sustentaba en un tipo de “razona- terminadas zonas y por restos osteológicos (Morgan,
miento familiar”4 (sentido común). Según Tylor “nadie 1971:108-9).
que compare un arco con una ballesta dudará que la ba-
llesta ha sido una evolución del instrumento más simple”. Un aspecto de un estadio intermedio podía “conocerse”
La simpleza, en tanto menos cuantía de conocimientos y también gracias a otros elementos del estadio anterior y pos-
de especialización en la fabricación de instrumental aso- terior: “suponiendo que no existiera constancia alguna de la
ciado a las artes de subsistencia, era un atributo que podía existencia de la familia sindiásmica, considerando la pu-
“simplemente”, valga la redundancia, detectarse y obser- nalúa en un extremo de la serie y la monógama en el otro
varse. Y la simpleza, como vimos, implicaba pasado, le- podría deducirse la existencia de esta forma intermedia”
janía temporal, anterioridad. Los arqueólogos por su (Morgan, 1971:462). Las condiciones de vida del otro dife-
parte, probaban la asociación entre vestigios humanos, rente contemporáneo (el primitivo vivo), básicamente
fauna extinguida y restos materiales “muy sencillos”. Esto aquellas referidas a los aspectos no materiales de la cultura,
no sólo daba cuenta de la antigüedad del hombre, sino se utilizaban, también, para llenar vacíos de información.
también, de la sencillez de las herramientas antiguas. La comparación y la deducción se desplegaban dentro
Pero no siempre el investigador disponía de la ventaja de una perspectiva retrospectiva, la cual se asociaba direc-
de contar con la información necesaria para reconstruir los tamente con la preocupación evolucionista de reconstruir
artículos de la vida de un pueblo o de un estadio de la evo- la historia de la humanidad, de sus inventos e institu-
lución de la Humanidad. No siempre llegaban a manos ciones. Si la humanidad había recorrido un camino ascen-
del antropólogo objetos o relatos de costumbres significa- dente de acumulaciones y generaciones culturales desde el
tivas para completar su tarea. En tales casos, la deducción pasado salvaje hasta la civilización moderna, cuyo máximo
especulativa se constituía en el recurso metodológico por exponente era la sociedad industrial del siglo XIX, el inves-
excelencia. Fundamentalmente, este problema, y su reso- tigador nativo de esta sociedad debía emprender un ca-
lución por medio de aquel instrumento metodológico, se mino descendente para reconstruir el origen y desarrollo
presentó en la reconstrucción de instituciones (familia, del hombre. Y en este descenso, el investigador experi-
gobierno, propiedad, etc.). Morgan consideraba que el ca- mentaba su encuentro con los “otros”, con las sociedades
mino seguido por la humanidad en su desarrollo podía diferentes, concibiéndolas como expresiones desapare-
“ser recorrido siguiendo un encadenamiento de deduc- cidas o vivas del devenir humano. El retroceso en el
ciones necesarias”. tiempo implicaba un retroceso en los niveles de cultura. El
La deducción especulativa se empleó para completar Nosotros social y cultural del antropólogo, cúspide del
datos, por ejemplo sobre las condiciones primigenias, ori- progreso alcanzado hasta el momento, era el punto de par-
ginarias de vida del hombre, basándose en el supuesto de tida del viraje hacia la “otredad”. El viaje, como vimos,
que todo lo que existe debe tener necesariamente una consistía en una operación que suponía movimiento, des-
causa y que ésta expresa un estado más simple (menor dife- plazamiento desde un presente hacia el pasado; pero este
renciación). Así, por ejemplo, la promiscuidad debió ante- desplazamiento encerraba una segunda operación: si la
ceder a la familia consanguínea. La misma operación de- historia del hombre ofrecía la imagen de una suma cons-
ductiva se utilizó para completar datos sobre un aspecto tante de adquisiciones culturales, el viaje al pasado, a los
particular en un estadio. Otros elementos del mismo es- otros, requería una operación de resta, de descarte de los
tadio, o bien otro elemento presente en un estadio anterior logros alcanzados. Morgan afirma:
o posterior, fueron la base de la deducción. De este modo,
aspectos conocidos de un estadio sirvieron para deducir Descendiendo a través de las diversas líneas del progreso
otros atributos del mismo estadio: humano, hacia las edades primitivas de la existencia del
hombre, y descartando, uno por uno, sus descubrimientos,
[…] la inferioridad del hombre salvaje en la escala inte- invenciones e instituciones principales, en el orden en que
lectual y moral, no desarrollado, carente de experiencia, han hecho su aparición, se aprecia el adelanto realizado
sometido a sus bajos instintos y pasiones animales, aun en cada período (1971: 99).
cuando nos disgusta reconocerlo, se halla de todos modos
demostrada por restos de la técnica antigua en instru- Cuando este trabajo de eliminación haya sido realizado
mentos de piedra y hueso, por su vida en cavernas en de- en el orden en que los diversos logros fueron adquiridos,
4 Tylor, afirmaba: “[…] esta noción de desarrollo está tan metida en nuestros entendimientos que por medio de ella reconstruimos sin escrúpulos la historia
perdida, confiando en los principios generales del pensamiento y la acción del hombre como guía para ordenar correctamente los hechos” (1975: 39).

31
Capítulo 1. La construcción del otro por la diferencia

nos habremos aproximado muy cerca del período de la in- Pero, en segunda instancia, el antropólogo reconoce
fancia de la existencia del hombre […] En una condición distinciones en la otredad, según vaya detectando ciertas
tan absolutamente primigenia el hombre aparece, no sólo presencias (con) que identifica como formas conectadas
como un niño en la escala de la humanidad sino también con las modernas pero siempre menos desarrolladas,
poseedor de un cerebro en el que ni un sólo destello o con- menos perfectas, incompletas. De este modo, el investi-
cepto traducido o estas instituciones, invenciones y descu- gador instaura distinciones en el mundo de los otros según
brimientos, ha penetrado […] (1977: 89-91). las presencias halladas sean mayores o menores (+/-) en
términos cuantitativos y según éstas se acerquen más (+) o
De estas citas se desprende que el Nosotros no sólo era menos (-) en su condición cualitativa (sustancia) a aquellas
el punto de partida del viaje al Otro, era también el pará- que caracterizan al Nosotros del antropólogo.
metro para clasificarlo dentro del modelo estadial. Los Podemos graficar ahora de esta manera:
bienes materiales y las instituciones del Nosotros eran in-
dicadores del máximo progreso humano contemporáneo. Nos Otros
En base a la presencia o ausencia de aquellas adquisiciones
Con Sin Sin Sin Sin
materiales y en base al grado de diferenciación que eviden-
ciaran los elementos componentes de las instituciones mo- Con Sin Sin Sin Sin
dernas, el antropólogo adjudicaba a la otredad un lugar en Con Con Sin Sin Sin
el esquema evolutivo de la humanidad: así a mayor pre- Con Con Con Sin Sin
sencia y diferenciación, mayor progreso (grado de cultura)
y menor distancia temporal (cercanía a la civilización mo- Con Con Con Con Sin
derna); a la inversa, a menos presencia y diferenciación,
menor progreso y mayor lejanía temporal (cercanía a la La situación de ausencia total (todo sin) refiere, incor-
edad temprana de la humanidad). porando la variable tiempo, a la situación inicial, origi-
naria del hombre, en la que éste parte de la Nada e inicia
Mecanismos de construcción un camino ascendente de acumulación y generación de
de la diferencia cultura (con progresivos). Pero el antropólogo, a diferencia
Hemos identificado dos operaciones en el viaje del antro- del hombre primitivo que inicia su labor de la nada, em-
pólogo evolucionista hacia el universo de los otros: a) des- prende su tarea de reconstrucción desde la situación de
plazamiento desde el presente al pasado; b) descarte pro- presencia total (todo con); y si el hombre va incorporando
gresivo de adquisiciones culturales. Así, la construcción de con en su devenir, el antropólogo va desechando con e in-
la otredad supone retroceso en el tiempo y despojo de atri- corporando sin en su reconstrucción. Entonces, diremos
buciones culturales. De ambas operaciones, retroceso y que el antropólogo realiza un movimiento del con al sin y
despojo, se desprenden dos mecanismos que organizan la al final del camino, en el origen, él –dotado de todo lo al-
lógica de construcción de la diferencia cultural (modelo canzado por la humanidad– detecta a los primeros hom-
estadial) y de la relación Nosotros-Otros que resulta impli- bres, despojado de todo.
cada en dicha construcción.
El primer mecanismo implica ir de una a otra de las si- El camino seguido por la humanidad en su desarrollo
guientes situaciones: puede ser reconocido […] hasta el punto en el cual, sin co-
nocimiento del fuego, sin lenguaje articulado y sin armas
Presencia / Ausencia artificiales, estaba sujeta como los animales a los pro-
Con / Sin ductos espontáneos de la tierra (Morgan, 1977: 523).
+ / -
El segundo mecanismo implica ir de la Distinción a la
La otredad se caracteriza como un universo en el que Indistinción. La otredad se caracteriza en primera ins-
están ausentes, en primera instancia, las atribuciones del tancia como un universo en el que las ideas e instituciones
mundo propio del investigador (sociedad industrial de Eu- modernas se hallan en un estado germinal (están los gér-
ropa y EE.UU. en el siglo XIX). Se produce así, una pri- menes); esto significa que están sus elementos compo-
mera clasificación general de la otredad: se trata de un nentes pero no diferenciados (indistinción). Pero, como
Mundo sin los bienes e instituciones de la civilización mo- en el caso anterior, la otredad presentaría distintos grados
derna. de indiferenciación (+ o -); detectando las formas más in-

32
Constructores de Otredad

diferenciadas en la situación mas alejada (cultural y tem- tiempo y de su sociedad hacia la Indiferenciación origi-
poral) del Nosotros. Y en el extremo opuesto al Nosotros, naria; proceso éste inverso al que realiza el hombre en su
la indiferenciación (masa amorfa, concepto utilizado por vida evolutiva.
Morgan) se torna mezcla total, confusión total, desorden. Podemos sintetizar diciendo que la otredad, frente al
Así, por ejemplo, la promiscuidad sexual originaria (todos Nosotros, es anterioridad, ausencia o incompletud; con-
con todos) contrasta con la diferenciación que supone la fusión total o parcial. En la situación de otredad más
familia monogámica (un hombre determinado con una ajena al Nosotros, ésta deviene la antítesis de aquel: des-
mujer determinada y su prole en sus particulares y especí- provisión y desorden. Así, la labor del antropólogo se des-
ficas relaciones recíprocas). pliega en el sentido del con (presencia) al sin (ausencia),
El antropólogo, entonces, en su reconstrucción de la del más al menos y del Orden (claridad) a la Indistinción
Historia Humana se mueve desde la Diferenciación de su (confusión).

Bibliografía

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KAPLAN, D y R. MANNERS, Introducción crítica a la teoría Ayuso, 1977.
antropológica, México, Nueva Imagen, 1981. TYLOR, E. (1871), “La ciencia de la cultura”, en Kahn, J.
El concepto de cultura, conceptos fundamentales, Barce-
lona, Anagrama, 1975.

33
Constructores de Otredad

Capítulo 2:
La construcción del otro por la diversidad

E l término “diversidad” para designar la alteridad cul-


tural ya era utilizado en la etapa anterior pero como
sinónimo de “diferencia”. Durante el lapso que va entre las
Antropología que no la abandonarán y le imprimirán un
sello distintivo. Uno de estos aspectos es el trabajo de
campo (la observación participante) que implica un con-
dos guerras mundiales, las escuelas antropológicas co- tacto directo, prolongado, con aquella sociedad que estu-
mienzan a utilizar el término diversidad, de manera siste- diamos. No nos extenderemos en las repercusiones meto-
mática y sustitutiva al de diferencia. Pero alcanza toda su dológicas y epistemológicas que esto supone (ver capítulo
madurez, como parte constitutiva del objeto de la ciencia, 4) pero nos interesa mencionar que a partir de este mo-
en la década del ‘40. mento, el viaje al Otro implica el desplazamiento físico del
El uso de esta palabra, que básicamente significa: va- antropólogo y su inserción física en el mundo ajeno.
riedad, abundancia de cosas distintas, se intensificó con la Nótese que decimos “mundo ajeno” para reafirmar la
discusión y las críticas que los nuevos teóricos sostuvieron permanencia de la dualidad del universo humano en una
con el evolucionismo. Una característica de la construc- relación Nosotros-Otros (lo propio y lo impropio). De
ción del otro por la diversidad es que, a diferencia del evo- hecho, Malinowski realiza este viaje desde el Nosotros al
lucionismo que discutía con otras ciencias (Filosofía, Otro a partir del momento en que decide viajar a las islas
Ciencias Naturales, Abogacía, etc.), ahora se discutía con Trobiand para encontrar al “primitivo” y, a través de su es-
las teorías ya elaboradas por los antropólogos. Por eso no tudio, refutar asignaciones que el Nosotros (representado
fue casual que, a pesar de las diferencias de enfoques, el por la sociedad europea, en particular la inglesa) atribuía a
punto común de las nuevas teorías fuera, justamente, la estos primitivos. Frente a esto, Malinowski se propone de-
discusión con el evolucionismo. mostrar que la unidad de la naturaleza humana y la univer-
Para ver el modo en que se construyó la otredad a partir salidad de sus necesidades fundan la posibilidad de esta-
de la idea de diversidad, elegimos dos teorías: la teoría fun- blecer leyes generales a partir de la observación de socie-
cionalista de B. Malinowski1 y la teoría estructuralista de dades singulares. Veamos como cumple con su tarea y
Lévi-Strauss2. Recorreremos estas perspectivas en torno a como queda instaurada la relación Nosotros/Otros en el
los mismos interrogantes que organizaron nuestro análisis funcionalismo.
de las teorías evolucionistas, con la salvedad de que, tanto
en el funcionalismo como en el estructuralismo, la cues- ¿Qué es el hombre?
tión del origen de la humanidad pierde protagonismo en Malinowski proclama la universalidad de la naturaleza hu-
la explicación de la especificidad del hombre. En este sen- mana. Dicha universalidad queda plasmada a partir del
tido, qué es el hombre y por qué las sociedades humanas concepto de cultura, en tanto creación de un ambiente ar-
son distintas entre sí, constituyen las preguntas ejes de tificial por medio del cual todos los hombres satisfacen sus
nuestros desarrollos. necesidades. Malinowski define la especificidad de la con-
dición humana en torno a la relación hombre-naturaleza.
La versión funcionalista Podemos identificar dos ejes para analizar esta relación:
Con la irrupción y explosión funcionalista en nuestra dis- A) Apelación a la animalidad para formular la especifi-
ciplina, surgen o se consolidan aspectos en el campo de la cidad humana.

1 Utilizamos fundamentalmente el texto Una teoría científica de la cultura (Buenos Aires, Sudamericana, 1976) que fuera publicado en 1944 y “La
cultura”, en Kahn (comp.) El concepto de cultura textos fundamentales, Anagrama, Barcelona, 1975, que fuera publicado en 1931.
2 De Lévi-Strauss, utilizamos básicamente “Raza e Historia." en Antropología Estructural II. México, Siglo XXI, 1979 (originalmente una conferen-
cia dada en 1952) y “Raza y Cultura” en: La mirada distante. Barcelona, Editorial Argos Vergara, 1984.

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Capítulo 2. La construcción del otro por la diversidad

B) Desarrollo de la especificidad del hombre: concepto de por parte de todos los miembros de la comunidad, no po-
cultura y categorías derivadas. demos hablar de cultura. En este punto Malinowski señala
distinciones entre actos preculturales y habilidades ani-
A) Apelación a la animalidad males y aquellas actividades que debemos denominar cul-
El hombre, como especie animal, como toda criatura vi- turales. Distinciones que adquieren, en el pasaje de la ani-
viente, está sujeto a condiciones orgánicas de reproduc- malidad a la humanidad, el carácter de transiciones. Por un
ción. Al nivel de las necesidades biológicas (nutricias, re- lado, el comportamiento cultural supone organización es-
productivas, defensa, protección) el hombre es un ser más table y permanente de actividades, mientras que el com-
de la naturaleza. portamiento precultural o animal supone ejecuciones in-
Con el acto mismo de satisfacción de estas necesidades, dividuales. En el primer caso hablamos de costumbres, en el
el hombre alcanza su verdadera humanidad. En el caso del segundo de hábitos.
animal, la satisfacción de sus necesidades supone una rela- Esta diferenciación termina de ser definida, al nivel de
ción directa con la naturaleza (fuente de recursos) a partir los objetos, al separar entre instrumentos improvisados y
de la puesta en funcionamiento de su aparato anatómico. cuerpos de artefactos manufacturados según la tradición;
Este equipamiento corporal es una dotación fisiológica in- entre formas de hábitos inventadas una y otra vez de ma-
nata. El hombre, por su parte, no puede confiar exclusiva- nera esporádica e individual y reglas tradicionales que sus-
mente en su equipamiento anatómico. Su dotación na- tentan una conducta permanentemente organizada del
tural innata, en lo que se refiere a defensa, seguridad, etc. grupo. La transición entre un comportamiento y otro im-
lo defrauda por completo. Así, el hombre satisface indirec- plica la incorporación de realizaciones individuales a una
tamente sus necesidades a través de la creación de un am- tradición que puede ser comunicada a otros miembros del
biente artificial, secundario: la cultura. grupo y transmitida de una generación a otra (vínculos so-
Malinowski apela a la animalidad en un segundo sen- ciales y aparición del simbolismo).
tido para dar cuenta comparativamente de la hominidad.
Señala entre ambos tipos de comportamiento una relación B) La especificidad del hombre
cronológica en términos anterior-posterior. El anterior El punto de partida del análisis de la cultura, como vimos,
(comportamiento animal) se transforma en originario y en son los hechos biológicos, en los cuales el hombre se revela
condición del surgimiento del comportamiento humano. como un organismo, como una especie animal. Pero el
El anterior se constituye en precultural. Los antepasados hombre se realiza como tal en la satisfacción cultural de sus
“infrahumanos” ejemplifican la condición precultural del necesidades biológicas. En este sentido “el hombre de la
hombre. naturaleza no existe”.
Este autor sostiene que el antropólogo puede reconstruir Malinowski ve, entonces, a la cultura como una rea-
experimentalmente la situación animal de comienzos de la lidad instrumental. La define como conjunto integral
cultura, aislando los principales factores que deben estar pre- constituido por utensilios y bienes, por el cuerpo de normas
sentes en la formación del hábito. Ante la ausencia de la posi- que rige los diferentes grupos sociales, por las ideas, creencias
bilidad de la satisfacción directa, el animal (ejemplo prehu- y las costumbres. Se trata de un aparato en parte material,
mano) puede inventar recursos (objetos y técnicas) y ejercer en parte humano y en parte espiritual por medio del cual el
acciones instrumentales para satisfacer impulsos orgánicos. hombre supera los concretos y específicos problemas de la
El esfuerzo de este comportamiento que conecta impulso or- vida.
gánico-instrumento-satisfacción, a partir del éxito alcanzado, Podemos decir, en términos de Malinowski, que los
conforma el elemento clave para la formación de hábitos al impulsos biológicos (estado puramente orgánico) consti-
nivel de cada organismo individual. tuyen el motor inicial de la acción humana de satisfacción
De esta manera, cada ejecución individual implicaría (determinismo biológico). La satisfacción de estos im-
para el individuo en estado precultural o animal la aprecia- pulsos requiere la creación de un ambiente artificial, el
ción de un objeto como instrumento de uso, como un re- cual impone sobre el comportamiento humano un deter-
fuerzo del hábito y de la conexión integral entre im- minismo cultural. Éste implica una “redefinición” del im-
pulso-hábito-satisfacción. Artefacto, norma y valor están pulso orgánico y la constitución de nuevas necesidades ya
presentes en el comportamiento animal y en la conducta que la cultura de una comunidad debe reproducirse, con-
precultural de monos antropoides. servarse y administrarse. La redefinición del impulso orgá-
Mientras estos hábitos son individualmente improvi- nico significa que estos problemas primarios básicos son
sados y no constituyen la base de una conducta reflexiva solucionados por el hombre a partir de herramientas (apa-

56
Constructores de Otredad

rato material), en el marco de una organización en grupos tura depende de que cada institución desempeñe su papel
cooperativos (aparato humano) y con el desarrollo de co- (puede ser uno solo o varios). Estamos frente a un con-
nocimientos, de un sentido de valor y de la moral (aparato cepto de función que refiere precisamente al cumpli-
espiritual). miento del papel (efecto social) que cada institución juega
Dos conceptos claves se desprenden de estas considera- al interior de la Cultura, contribuyendo de este modo a la
ciones a fin de comprender la relación entre comporta- reproducción del Todo. Si las instituciones son las uni-
miento cultural y necesidad humana: función e institución. dades mínimas de la realidad cultural, no existe ningún
Para especificar el concepto de función en el marco de hecho o fenómeno relativo al comportamiento humano
la teoría de Malinowski, vamos a diferenciar su trata- que no esté integrado a ellas adquiriendo, en este sentido,
miento según la mirada esté puesta en el individuo y sus su significación y función.
necesidades o en la Cultura como realidad instrumental.
Ya sea que tomemos una costumbre, es decir una forma
a) Desde el punto de vista del hombre y sus necesidades, el estandarizada de conducta, ya sea una habilidad, un
concepto de función se asocia directamente con la supervi- modo de comportamiento para la comida, el sueño, el
vencia y reproducción del individuo en tanto miembro de transporte, expresaríamos directa o simbólicamente una
una cultura determinada. Función alude a la satisfacción actitud sociológica. Esto pertenece a un sistema organi-
de necesidades por medio de actividades en las cuales los zado de actividades […] Desafiamos a cualquiera que
hombres cooperan entre sí, usan utensilios y consumen mencione un objeto, una actividad, un símbolo o un tipo
bienes. Lo que está en juego aquí es el sostenimiento del de organización que no esté incorporado en una u otra
organismo individual. Esta noción de función contiene en institución.
su misma definición el requisito de la cooperación. Los in-
dividuos se organizan a fin de alcanzar sus propósitos. El En términos del autor, es incorrecto intentar la explica-
principio de organización es la base del concepto de Insti- ción aislada de elementos, se traten éstos de comporta-
tución. mientos, objetos, etc., o bien, de instituciones. Nada
La institución es la unidad mínima de organización hu- existe fuera del Todo. La idea de totalidad gobierna.
mana e implica la relación de los hombres entre sí y con el Incorporación, integración, conexión orgánica de elemen-
ambiente natural o artificial, según lo establecido por la tos al todo, suponen la noción de incrustación, noción
tradición o por el mandato, obedeciendo a normas especí- clave en la explicación de los hechos culturales. La idea del
ficas de asociación y utilizando el equipamiento material todo supone una unidad organizada que funciona según
de que disponen. Para Malinowski, la institución es la una lógica que le es particular y dentro de la cual cada ele-
unidad mínima concreta y aislable de la realidad cultural, mento o parte define su funcionalidad y su sentido.
y expresa la asociación indisoluble de los tres aparatos que En esta dirección podemos decir que la complejidad es
componen toda Cultura: el humano, el material y el espi- un atributo de toda realidad cultural, del Nosotros y de los
ritual. Cada individuo al satisfacer necesidades realiza acti- Otros, ya que ella es resultado de concebir a la cultura
vidades en las cuales los tres aparatos se hacen presentes en como una totalidad integrada y no como una sumatoria de
sus relaciones recíprocas. Esto es, el individuo ejecuta una partes inconexas. La simpleza, aún la más evidente, se des-
acción institucional. vanece frente a la complejidad que adquiere cada elemento
por su incrustación en una acción institucional, cultural.
b) Si los individuos tienen necesidades que sólo pueden sa- Si bien Malinowski universaliza la complejidad, en tanto
tisfacer culturalmente deben reproducir, conservar y ad- atribución específica del comportamiento humano (ya no
ministrar la Cultura (concepto de necesidades derivadas). se trata, como para el evolucionismo de una condición que
Podemos decir que para Malinowski la Cultura es un or- va adquiriéndose progresivamente en el proceso evolutivo
ganismo que tiene requerimientos vitales que refieren a la de la Humanidad), puede, sin embargo, encontrarse en su
reproducción y funcionamiento de sus elementos consti- discurso la distinción entre esta noción y la de simpleza, y
tutivos, es decir de las instituciones, ya que ellas confi- su uso para comparar culturas en relación al tipo de insti-
guran las unidades mínimas de la realidad cultural. tuciones que operan al interior de ellas. Este autor utilizará
La vida de la Cultura como una totalidad orgánica, de- el adjetivo “simple” para referirse a culturas en las que las
pende del funcionamiento concreto de las instituciones y instituciones son multifuncionales, es decir cumplen va-
de sus relaciones recíprocas a fin de alcanzar el sosteni- rias funciones, mientras que califica como culturas más
miento del organismo social. La supervivencia de la Cul- “complejas” a aquellas en las que se da una especialización

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Capítulo 2. La construcción del otro por la diversidad

a nivel de sus instituciones, es decir, que éstas cumplen a. una masa de conocimientos intelectuales, técnicos,
una sola función y que cada función, por ende, tiene su morales y éticos que garanticen su fabricación y su uso.
propia institución. Se supone, entonces, la implementación de reglas téc-
Vemos, entonces, como aquello que otorga comple- nicas, morales y éticas.
jidad, es decir la integración y la indisolubilidad, a nivel b. el reconocimiento del valor instrumental y simbólico
del análisis de la Cultura como un todo, deviene simpleza de los bienes en el seno de una comunidad dada a fin
cuando la mirada se centra en la comparación entre cul- de manejarlos y poseerlos.
turas a nivel de la especialización (diferenciación) o gene- c. una organización social que moldee la producción y el
ralización (indiferenciación) de las instituciones. Particu- manejo de los bienes, así como el disfrute de sus resul-
larmente, Malinowski concebirá el mundo propio (Noso- tados.
tros) como un mundo complejo en este sentido, o sea
especializado, mientras en el mundo ajeno (Otros) go- La organización social es la manera concertada y estan-
bierna la generalización. darizada en que se comportan los grupos humanos. El ca-
Si el cumplimiento de las funciones de las instituciones rácter concertado de este comportamiento es el resultado
es condición del funcionamiento de la Cultura y ésta úl- de reglas (leyes, costumbres y maneras) sancionadas explí-
tima lo es de la reproducción de la vida de los individuos, citamente o de formas aparentemente automáticas.
los individuos y sus necesidades vitales constituyen el Ahora bien, la cultura material es la que moldea y con-
punto de partida del análisis antropológico. Volvamos, diciona a cada generación de hombres. Esto constituye su
entonces, a los impulsos orgánicos, convertidos en necesi- particularidad, la cual sólo puede darse gracias a la partici-
dades básicas debido a la intervención de la cultura y a las pación de los otros elementos. La cultura material es la
necesidades derivadas, en tanto respuestas a concomi- única que sobrevive fuera de individuo y así puede trans-
tantes culturales. mitirse a las generaciones venideras. Pero con ella se trans-
Malinowski distingue entre necesidades o imperativos miten todos los condicionamientos técnicos, morales, es-
instrumentales e integrativos. Los imperativos instrumen- pirituales y sociales que son indispensables para su pro-
tales son medios para la satisfacción (su función) de finali- ducción, manejo y disfrute.
dades (necesidades). El imperativo de la Economía (pro- Estos imperativos instrumentales pueden o no consti-
ducción, distribución, consumo de bienes materiales) es tuir una institución específica. En el caso de los trobian-
un medio para satisfacer necesidades de subsistencia. El deses, la economía es sólo una función de otra institución,
imperativo de la Ley y el Orden es un medio para satisfacer la del parentesco.
la necesidad humana de cooperación, que es la esencia de Estos imperativos instrumentales no agotan la satisfac-
toda conquista cultural. Se requieren disposiciones para ción humana indirecta de sus necesidades. Son necesarios
sancionar las costumbres, las normas éticas y legales que otros de carácter integrativo. Estos nacen como respuesta a
organizan la actividad grupal y para responder a las dife- un objetivo integrador o sintético de la cultura. Organizan
rencias de status y jerarquías que se establecen entre los e integran al individuo y a la sociedad como un todo. A
miembros del grupo. El imperativo de la Educación es un modo de ejemplo desarrollaremos dos de estos impera-
medio para satisfacer la necesidad cultural de transmitir la tivos: conocimiento y magia3.
tradición a las generaciones sucesivas.
En cada uno de estos imperativos están presentes los • Conocimiento: el hombre primitivo desarrolló un
tres elementos constitutivos del concepto de cultura (apa- conocimiento de carácter científico basado en con-
rato material, humano y espiritual) organizados en un cepciones empíricas (observación, generalización y
todo complejo. Cada uno de estos elementos tendrá, en el razonamiento lógico) que afectó las actividades hu-
análisis de Malinowski, un rasgo y una función distintiva manas. El conocimiento es más que un medio para
aunque sólo puedan comprenderse a la luz de sus rela- un fin porque su función es la de conectar distintos
ciones de dependencia funcional. tipos de comportamientos. Estos sistemas organi-
Por ejemplo, los artefactos materiales de una cultura, zan e integran las diferentes experiencias humanas y
no sólo los implicados en actividades de subsistencia, traspasan los resultados de las experiencias pasadas a
constituyen su riqueza material. Esta riqueza no es una las futuras empresas. Por último, ese conocimiento
fuerza en sí misma, necesita complementarse con: permite al hombre planificar y premeditar.

3 Otros imperativos integrativos son: la religión, el arte y el juego.

58
Constructores de Otredad

• Magia: el conocimiento no puede controlar la suer- narios, no habituadas a formular su pensamiento con
te, eliminar los accidentes, adivinar los giros inespe- algún grado de coherencia y precisión. Para él, esas mentes
rados de los hechos naturales o hacer que el trabajo “están llenas de prejuicios y opiniones tendenciosas inevi-
humano sea confiable y adecuado a todas las exigen- tables en el hombre práctico medio”. El investigador será
cias prácticas. El conocimiento es soberano hasta un quien podrá –y deberá– tener una mirada objetiva y cien-
límite, más allá del cual nada pueden hacer ni la ra- tífica, ajena a los prejuicios y sentimientos de su sociedad,
zón ni la lógica. Interviene entonces la magia. Se superadora de la deformación etnocéntrica. Su crítica a los
trata de sistemas de superstición, de ritual. La magia evolucionistas se basa justamente en este aspecto. Para él,
existe en todas partes. Se recurre a ella cuando la los errores metodológicos que ellos cometieron se de-
suerte y las circunstancias no son completamente bieron a que, en su mayoría, utilizaron datos/informa-
controladas por el conocimiento. La magia tradicio- ciones provenientes de aquellos “hombres prácticos me-
nal es una institución que fija, organiza e impone a dios”, llenos de prejuicios respecto al primitivo o salvaje.
los miembros de una sociedad la posible solución a Malinowski, al igual que los evolucionistas, partía de
problemas que plantea la impotencia humana más ciertas proposiciones fundamentales relativas a las seme-
allá del conocimiento o la habilidad técnica. La ma- janzas entre los hombres. Para él, la especie humana desde
gia posee una verdad pragmática que aparece cuan- el punto de vista biológico es una sola (UPB), lo que im-
do el hombre está desintegrado ante la incapacidad plica que todos los hombres tienen las mismas necesidades
de su conocimiento de controlarlo todo. La magia básicas y por lo tanto esto va a explicar la existencia de se-
es también una fuerza organizativa de la sociedad. mejanzas o la presencia de elementos universales. Por esto
El mago, por su sabiduría y fuerza secreta, controla considera que es importante en el estudio de la cultura una
las actividades prácticas asociadas. teoría de las necesidades, ya que ella permite explicar lo
universal o lo universalmente válido:
El concepto instrumental de cultura reposa sobre dos
conceptos claves: función e institución. Para Malinowski, La teoría de la cultura debe basarse en los hechos bioló-
el comportamiento cultural, atributo universal de la es- gicos. Los seres humanos constituyen una especie animal.
pecie humana supone siempre el cumplimiento de una o Están sujetos a las condiciones elementales que deben ser
más funciones a través de una acción institucional de satis- cumplidas para que los individuos puedan sobrevivir,
facción de necesidades. subsistir la raza y los organismos individuales, sin excep-
Así se proclama la universalidad de la función y de los ción, ser mantenidos en condiciones de actividad
principios de la organización institucional asociados a los (1975:49-50).
componentes básicos de la cultura: equipamiento material
(bienes y utensilios), equipamiento humano (organiza- La satisfacción cultural de las necesidades básicas su-
ción según normas) y equipamiento espiritual (ideas, va- pone la creación de necesidades derivadas, instrumentales
lores, creencias, tradiciones, etc.) y a los imperativos ins- e integrativas. Podemos hablar de universalidad de fun-
trumentales e integrativos. ciones y de principios de organización institucional. Pero
no sólo necesidades y funciones son comunes a todos los
¿Por qué las sociedades humanas son hombres; todos poseen, para Malinowski, un razonamien-
distintas entre sí? to lógico que conduce toda actividad humana.
Desde un principio la presencia del Nosotros y su rol ac- Establece además, al igual que los evolucionistas, una
tivo en la construcción de la otredad preocuparon a Mali- serie de proposiciones fundamentales relativas a la diver-
nowski. El autor se propuso refutar asignaciones prejui- sidad entre los hombres. La primera de ellas considera la
ciosas de la sociedad occidental de su tiempo a ese mundo diversidad como un hecho empíricamente constatable. Y
ajeno, los primitivos específicamente. Estos prejuicios se este hecho expresa la heterogeneidad de modalidades cul-
fundan en un conocimiento del Otro cultural a partir del turales que puede asumir la vida humana. Pero esta hete-
cual ese Otro nos devuelve la imagen imperfecta y retra- rogeneidad implica que la cultura no es una sola como
sada de nosotros mismos. Esta actitud reconocida bajo la para el evolucionismo sino que supone la multiplicidad y
denominación de etnocentrismo, se convertirá desde en- variedad de formas institucionales de respuesta concreta a
tonces en un problema central de la Antropología. Mali- necesidades humanas universales. Si bien podemos hablar
nowski, en una de sus clásicas etnografías, se refiere a este de la universalidad de las funciones (necesidad a satisfacer
problema y lo adjudica a las mentes inexpertas de funcio- por medio de actividades) y de los principios generales de

59
Capítulo 2. La construcción del otro por la diversidad

organización institucional (presencia universal de los tres mundo Ajeno es un mundo con. En el caso del análisis por
aparatos componentes de la cultura), la forma concreta, la la diversidad, el mundo primitivo es un mundo con y no
sustancia que reviste la respuesta institucional (cultural) sin aquellas atribuciones indudables del Nosotros. Se trata
de satisfacción es diversa, múltiple y variada. de un mundo con economía, con política, con arte, etc.,
Así, ya no se habla de la Cultura, sino de culturas, en así como también, con complejidad, con organización,
tanto expresiones particulares y singulares del quehacer con historia y con racionalidad. Así, por ejemplo, el autor
humano. Y estas culturas: no se cansa de realizar afirmaciones como las siguientes:
• no representan un grado, un nivel de acumulación y
de invento, sino una totalidad compleja, ordenada e La religión o la magia, el mantenimiento de la ley o los
indisociable de elementos, dentro de la cual cada sistemas de conocimiento y la mitología se presentan con
uno de estos elementos define su función y su efica- tan constante regularidad en todas las culturas que puede
cia. He aquí la noción de incrustación: toda activi- concluirse que también son el resultado de profundas ne-
dad, todo fenómeno humano existe incorporado, cesidades o imperativos (1975:96).
incrustado en la totalidad que constituye la cultura.
• contemporáneas, distintas de Occidente, no testi- El emparejamiento, es decir, el sistema de hacer la corte,
monian un tiempo pasado de la Humanidad, sino el amor y la selección de consortes está tradicionalmente
su presente. La sincronía se impone a la retrospec- determinado en todas las sociedades humanas por un
ción en el análisis cultural. Así como la otredad viva cuerpo de costumbres culturales que prevalecen en cada
no representa la supervivencia de un fenómeno pa- comunidad (1975: 97).
sado, la presencia de costumbres u otros elementos
de la conducta humana que no parezcan compati- La magia cambia en la forma; varía de fundamento; pero
bles con la realidad cultural en la cual están integra- existe en todas partes (1975: 110).
dos, no reflejan la supervivencia de un rasgo de otro
tiempo, un “peso muerto”, sino una presencia que La universalización de las atribuciones del Nosotros (el
cumple con una función. Es, por tanto, una reali- con) se complementa con las particularidades que asumen
dad viva. estas atribuciones en el mundo primitivo, un mundo con
economía, con política, etcétera, pero donde éstas se pre-
Para Malinowski, la diversidad no implica una suce- sentan de “otra forma”. Esto significa que, si bien la eco-
sión temporal, ni tampoco un ordenamiento causal entre nomía como prototípica del Nosotros (intercambio de
culturas. Ninguna cultura es causa o efecto de otra; se vin- mercado) o la política bajo su fenómeno Estado están au-
culan entre sí en función de ser cada una de ellas la mani- sentes, podemos descubrir su presencia en torno al sentido
festación concreta y singular de la satisfacción de necesi- (su función) que estas categorías asumen en nuestra so-
dades humanas universales y de principios de organiza- ciedad. Para Malinowski el sentido implica la finalidad.
ción, igualmente universales. La ausencia de un Así, el sentido de la economía es la subsistencia, el de la po-
ordenamiento temporal y causal de las culturas supone lítica es el orden, la cohesión, etc. De esta forma el autor
que cada una de ellas se explica a sí misma en la comple- extiende las categorías propias del Nosotros y, al hacerlo,
jidad y singularidad de su ordenamiento funcional. las transforma descubriendo detrás del fenómeno su sen-
Si existe gradación entre las culturas es cualitativa y no tido. En el mundo ajeno existen los mismos sentidos (fun-
cuantitativa, y refiere a la especialización o no de las insti- ciones) pero diferentes formas institucionales. La otredad
tuciones. Malinowski usará el término “simple” para refe- no es la negación de la propia humanidad. Pero este con, a
rirse, en términos comparativos, a culturas con institu- diferencia de aquel que hablamos a propósito de la dife-
ciones generalizadas (multifuncionalidad/incrustación); rencia, no supone gradaciones de más o menos en la pose-
por el contrario, especialización y desincrustación de- sión de atributos que van desde la indiferenciación enten-
vienen condiciones de complejidad cultural. dida como caos, a lo diferenciado entendido como orden y
claridad. El con en Malinowski implica hallar en el mundo
Mecanismos de construcción ajeno el sentido de las categorías de nuestra sociedad.
de la diversidad La extensión del propio universo clasificatorio al mun-
Malinowski fue uno de los primeros antropólogos en pro- do primitivo tiene otra implicancia. En el mundo del an-
ducir el pasaje del sin como mecanismo cognitivo al con a tropólogo la economía, la política, etc., aparecen como ca-
fin de argumentar contra posiciones de su época. El tegorías que poseen cierta especificidad autónoma. En el

60
Constructores de Otredad

Nosotros esto da cuenta de la especificidad de las institu- La relación Nosotros-Otros en la construcción por la
ciones. En el mundo primitivo, esta separación se debilita diversidad se aparta de un discurso temporal y acumula-
en favor de la presencia de funciones e instituciones menos tivo de atribuciones culturales. El Nosotros se relativiza,
especializadas y diferenciadas. Por ejemplo, los impera- expresa un orden posible de experiencia. Relativizar signi-
tivos instrumentales no constituyen instituciones en sí, fica aquí el abandono de la condición de parámetro (de
4
sino que son función de otras instituciones . La lógica de medida de cultura) que reviste el Nosotros en la Teoría
funcionamiento y la forma de estos imperativos dependen Evolucionista. Pero el Nosotros no desaparece, sino que
de la lógica integradora de la sociedad. Lo que para el evo- ahora se presenta como referente, como lugar desde donde
lucionismo es confuso para Malinowski es extraño. La se mira y se llena al Otro. Por eso el Nosotros se particula-
oposición de la indiferenciación-diferenciación no es sinó- riza en la modalidad concreta de sus instituciones y de sus
nimo de desorden, de oscuridad; por el contrario, supone relaciones, pero también, se universaliza en torno a necesi-
la presencia de un orden distinto. dades y funciones.
Sintetizando, podemos decir que a diferencia del evo-
lucionista que viaja a la otredad retrocediendo en el La versión estructuralista
5
tiempo y despojando atributos propios del Nosotros (me- A diferencia de Malinowski, Lévi-Strauss se mostró más
canismo del con al sin), Malinowski viaja siempre en la interesado en trabajar sobre los elementos comunes que en
contemporaneidad de su tiempo y “llena” el mundo del realizar una descripción detallada de una cultura en parti-
Otro con atribuciones del Nosotros. La operación de cular. Y esta, tal vez sea una de las razones por las cuales ha
llenar se corresponde con el primer mecanismo de cons- vuelto permanentemente a las preguntas que se hacían los
trucción de la otredad por la diversidad: el con, la pre- evolucionistas. De las tres preguntas originarias del evolu-
sencia. Pero llenar, hallar presencias significa universalizar cionismo, Lévi-Strauss acepta la primera y la segunda
necesidades, funciones, principios institucionales y razo- (¿qué es el hombre?, ¿por qué las culturas difieren entre sí?)
namiento lógico; pero de ninguna manera implica la iden- pero modifica la tercera (¿cuál fue su origen?) porque para
tidad de las formas que asumen concretamente estas atri- él la pregunta por el origen no tiene una base científica
buciones. En este sentido, se trata de presencias heterogé- sino ideológica. La sustituye entonces por una más amplia:
neas en sus modalidades. El con pero distinto sería el ¿cómo el hombre llegó a ser hombre? Pero aunque dos de
segundo mecanismo de construcción. Las presencias no las preguntas sean las mismas las respuestas son diametral-
son más adquisiciones de la otredad en su camino hacia el mente opuestas.
Nosotros, sino que son parte constitutiva de ella, están or- Para responder qué es el hombre y cómo llegó a ser tal,
ganizadas e integradas en una totalidad funcional y signifi- Lévi-Strauss recurre a la distinción entre naturaleza y cul-
cativa aunque revistan un contenido y ordenamiento dis- tura. Para contestar por qué las culturas difieren entre sí,
tinto, singular. Por último, podemos decir que este orde- recurre a la noción de diversidad cultural.
namiento distinto y singular que evidencia la otredad en
relación al Nosotros tiene un rasgo común que atraviesa La distinción naturaleza-cultura
las distintas expresiones de los otros. Este rasgo es la in- El punto de partida del análisis de Lévi-Strauss es un de-
crustación y la no especialización (o especialización sacuerdo con los evolucionistas. Para éstos la diferencia
menor) de las instituciones en comparación con la dife- entre naturaleza y cultura tenía una significación histó-
renciación/especialización que caracteriza instituciones y rica y buscaban los fundamentos de esa distinción en
funciones en el Nosotros del antropólogo. pruebas empíricas que mostraran el momento en que se
4 Malinowski escribe que en la sociedad primitiva “la ley y sus sanciones raramente están personificadas en instituciones especiales [...] Pero aunque no
estén contenidas en un cuerpo específico de reglas codificadas ni tampoco desempeñadas por grupos especialmente organizados de personas, las san-
ciones de la ley primitiva funcionan sin embargo de forma concreta y desarrollan rasgos concretos en las instituciones a que pertenecen” (1975: 106).
5 La posición teórica del autor se conoce como estructuralismo. Y al igual que pasó con el funcionalismo, puede ser considerado una teoría y un mé-
todo de análisis utilizado por las ciencias sociales principalmente en la década del ‘60. En su estructuralismo Lévi-Strauss retomó las ideas que
Saussure aplicó al lenguaje y los desarrollos posteriores propuestos por Trouberkoy y Jackobson y los volcó en el análisis antropológico; esto le per-
mitió redefinir la antropología como una parte de la semiología: “Nadie, a mi parecer, ha estado más cerca de definirla [...] cuando, al presentar la
lingüística como una parte de una ciencia todavía por nacer, reserva para ésta el nombre semiología, y le atribuye por objeto de estudio la vida de los
signos en el seno de la vida social. Él mismo, por lo demás, ¿no preveía nuestra adhesión cuando, en dicha ocasión, comparaba el lenguaje a la escri-
tura, al alfabeto de los sordomudos, a los ritos simbólicos, a las formas de cortesía a las señales militares, etc.? Nadie discutirá que la antropología
cuenta dentro de su campo propio cuando menos algunos de esos sistemas de signos, a los que se añaden otros muchos: lenguajes míticos, signos
orales y gestuales de que se compone el ritual, reglas matrimoniales, sistemas de parentesco, leyes consuetudinarias, ciertas modalidades de inter-
cambios económicos. Concebimos pues la antropología como el ocupante de buena fe de ese dominio de la semiología que la lingüística no ha rei-
vindicado como suyo” (1979:14-15).

61
Capítulo 2. La construcción del otro por la diversidad

produjo la separación entre ambas. Para el autor es inútil “sociedades” les falta un esbozo del “modelo cultural uni-
buscar pruebas empíricas ya que es imposible pensar una versal”, es decir, lenguaje, herramientas, instituciones so-
fase de la evolución de la humanidad (el hombre como ciales, sistemas de valores. También se han realizado
género) en la cual no se hayan desarrollado formas de ac- experiencias con monos antropoides pero ha sido impo-
tividad que sean parte integrante de la cultura. No obs- sible extraer conclusiones generales a partir de la expe-
tante, considera que “a falta de significación histórica riencia ya que en estos animales “donde no actúa el ins-
aceptable, la distinción tiene un valor lógico, un uso me- tinto hay un vacío, no se puede establecer una norma a un
todológico”. nuevo nivel”. En consecuencia, para Lévi-Strauss, se cae
Lévi-Strauss, responde a ¿qué es el hombre? recono- en un círculo vicioso al buscar en la naturaleza el origen de
6
ciendo que éste es un ser biológico y un ser social-cultural , las reglas institucionales “que suponen –aún más: que ya
es decir, retoma la dualidad planteada por los evolucio- son– la cultura y cuya instauración en un grupo depende
nistas. Tanto a un nivel individual (el hombre), como a un ya del lenguaje”7.
nivel genérico (la humanidad). En ambos niveles, reco- Pero al no encontrar en el comportamiento de los ani-
noce los problemas que existen para responder a ¿qué es males ninguna norma, Lévi-Strauss considera que hay que
natural y qué es social en el hombre? partir justamente de ese punto, de la ausencia de re-
A un nivel individual, la pregunta es ¿cómo recono- glas/normas a nivel del comportamiento natural, para com-
cemos que la respuesta del hombre-individuo frente a una prender la distinción entre la naturaleza y la cultura. Así,
situación es cultural o es natural? ¿Cuándo responde con plantea que la ausencia de reglas en la naturaleza es el cri-
su naturaleza y cuándo con su cultura? Lévi-Strauss dirá terio más seguro para establecer la distinción entre un pro-
que “en la mayoría de los casos ni siquiera se distinguen ceso natural y un proceso cultural. Si la “ausencia” es un
bien las causas, y la respuesta del sujeto constituye una ver- criterio negativo en la naturaleza, por oposición es un cri-
dadera integración de las fuentes biológicas y sociales (cul- terio positivo en la cultura. En los comportamientos “sus-
turales) de su comportamiento”. Plantea, a su vez, que se traídos a las determinaciones instintivas” la regla aparece
podría encontrar esa distinción con el aislamiento de un como un criterio positivo. Así:
recién nacido, y que hubo casos donde el “azar” dio esa • en toda parte donde se presenta la regla sabemos con
oportunidad con los casos de “niños salvajes”. Pero la certeza que estamos en el estadio de la cultura;
única consecuencia válida que se sacó de esas experiencias • simétricamente, lo universal es el criterio de la natu-
es que el hombre, siendo el único animal que se domesticó raleza porque “lo constante en el hombre escapa al
a sí mismo, no puede volver a un estado natural (como un dominio de las costumbres, de las técnicas y de las
animal doméstico) porque no existe comportamiento na- instituciones por lo que los grupos se distinguen y se
tural de la especie al cual el individuo aislado pueda volver oponen”.
por regresión. Concluye, por lo tanto, que la distinción
entre naturaleza y cultura no puede estar presente a nivel Su conclusión es que la constancia y la regularidad
de los individuos. existen tanto en la naturaleza como en la cultura, pero
A nivel de la especie, la distinción parece que puede mientras que en la naturaleza la constancia es dominio de
despejarse a partir de la comparación con otras especies, la herencia biológica, en la cultura la constancia es el do-
comparando el comportamiento humano con el compor- minio de la tradición. Así, todo lo que es universal en el
tamiento animal. Hubo intentos de este tipo de búsqueda. hombre corresponde al orden de la naturaleza y se caracte-
Algunos buscaron la respuesta en los niveles superiores de riza por la espontaneidad, mientras que todo lo que está
la vida animal (confrontando especies), intentando encon- sujeto a reglas pertenece a la cultura y presenta los atri-
trar signos precursores de la cultura en el comportamiento butos de lo relativo y de lo particular. Si ordenamos estas
de otras especies. Así, se han analizado a los insectos, aque- oposiciones, tenemos el siguiente cuadro que sintetiza las
llos que viven en “sociedad” pero, para Lévi-Strauss, a esas características principales de cada estado:

6 El tema naturaleza-cultura está tratado intensamente en los tres primeros capítulos de Las estructuras elementales del parentesco. Buenos Aires, Pai-
dós, 1969. Es necesario aclarar que Lévi-Strauss escribió este libro en 1947, pero veinte años después, cuando se reedita nuevamente, el autor aclara
en el Prefacio que ha modificado su forma de pensar y que algunos puntos respecto a la distinción entre naturaleza y cultura deberían ser modifica-
dos a la luz de los nuevos descubrimientos (principalmente respecto a las investigaciones con especies animales y a la forma que trató la universali-
dad de la prohibición del incesto). Un elemento que se permite introducir en la segunda edición es la nota 1 del Capítulo I; en el texto distingue un
estado de naturaleza y un estado de sociedad y en la nota aclara: “Hoy diríamos mejor: estado de naturaleza y estado de cultura.”
7 Esta es una clara alusión al pensamiento evolucionista que, como vimos en el primer capítulo, planteaba que “Nadie negará que [...] las causas na-
turales y concretas determinan en gran medida la acción humana”.

62
Constructores de Otredad

Cuadro I ¿Por qué es universal? Para Lévi-Strauss la prohibición


del incesto es universal porque no hay grupos humanos
Naturaleza Cultura conocidos que no prohíban el incesto, más concretamente
universal no hay ninguna cultura, sociedad o grupo humano que
particular
autorice el matrimonio entre todos los parientes: sólo lo
espontaneidad reglas permiten con algunos. En las sociedades que autorizan las
uniones entre parientes cercanos, éstas sólo tienen, en ge-
constante relativo
neral, un carácter ritual (como entre los Incas) o son un
herencia tradición privilegio de una categoría social (como en el antiguo
Egipto)8. Pero, además, su universalidad, es decir, su “na-
La segunda pregunta es: ¿cómo el hombre llegó a ser turalidad” radica también en su carácter ya que es una
hombre? ¿Cómo se dio el pasaje entre un estado y otro? En regla social y presocial (natural) por el tipo de relaciones a
clara referencia a la visión del evolucionismo, Lévi-Strauss las que se impone: la vida sexual o las relaciones entre
plantea que entre un estado y otro no hay continuidad sexos. La vida sexual es:
sino una relación de oposición. Pero también a diferencia • “un desborde de la cultura en la naturaleza” porque,
de Malinowski, Lévi-Strauss considera que la “cultura no incluso a nivel de los animales, implica la “diferen-
está yuxtapuesta o superpuesta a la vida biológica”. Su hi- cia”, la distinción entre sexos;
pótesis es que “la cultura sustituye, utiliza y transforma a la • “un indicio de vida social en la naturaleza” porque
naturaleza, para realizar una síntesis de un nuevo orden”. de todas las “necesidades”, la de la reproducción im-
Pero ¿cómo prueba esta hipótesis? A través de un razona- plica la relación necesaria entre dos individuos y, al
miento lógico. mismo tiempo, si no se satisface no solo perece el in-
Para comprobar que esto es así, que la cultura es una dividuo sino la especie.
ruptura con la naturaleza y que la primera transforma a la
segunda, Lévi-Strauss busca un elemento que reúna las ¿Por qué no tiene un origen natural? Si bien ninguna
dos características principales de cada estado: la universa- teoría había discutido el hecho de que la prohibición era
lidad de la naturaleza y la regla en la cultura. Encuentra una regla y, por lo tanto, era cultural, la ambigüedad que
que “la prohibición del incesto”, cumple con la condición presenta –ser una regla universal– ha llevado a que muchos
porque es la única regla con carácter universal. La prohibi- teóricos redujesen su origen al orden natural. Lévi-Strauss
ción del incesto posee la universalidad de los instintos y el rebate tres tipos de explicaciones.
carácter coercitivo de las leyes y de las instituciones. De La primera explicación que refuta es aquella que, in-
esta forma, Lévi-Strauss considera que en la prohibición tentando mantener el doble carácter de la prohibición,
puede encontrar el modo en que se cumple el paso de la busca el origen en lo natural y cultural. Esta explicación
naturaleza a la cultura. sostiene que la regla es un producto de la reflexión cultural
¿Por qué es una regla? Lévi-Strauss sostiene que la sobre un fenómeno natural: los hombres reflexionando
prohibición del incesto es una regla que puede ser definida sobre las consecuencias de casarse entre parientes (“tara de
como “un complejo de creencias, costumbres, estipula- la descendencia”) impusieron la regla9. Lévi-Strauss sos-
ciones e instituciones que prohíben el matrimonio entre tiene que desde el fin del paleolítico el hombre realiza
parientes cercanos”. En tanto regla, la prohibición no se prácticas “endogámicas” de reproducción para perfec-
expresa en función de los parientes reales, sino que apunta cionar algunas especies animales y vegetales, en conse-
a individuos que se dirigen entre sí mediante ciertos tér- cuencia se pregunta: “¿cómo es posible, entonces, explicar
minos, y es la relación social la que cumple una función que en el dominio de las relaciones humanas llegue a con-
determinante más allá del lazo biológico. clusiones opuestas a las que su experiencia verificaba todos
8 Lévi-Strauss sostiene que “No necesita demostrarse que la prohibición del incesto constituye una regla; bastará recordar que la prohibición del ma-
trimonio entre parientes cercanos puede tener un campo de aplicación variable según el modo en que cada grupo define lo que entiende por pa-
riente próximo; sin embargo esta prohibición sancionada por penalidades sin duda variables [...] siempre está presente en cualquier grupo social
[...] Cuando se hace referencia a las tres excepciones clásicas: Egipto, Perú, Hawai, [...] no debe perderse de vista que estos sistemas son excepciones
sólo en relación con el nuestro en la medida en que la prohibición abarca allí un dominio más restringido que en nuestro caso. Sin embargo, la no-
ción de excepción es totalmente relativa y su extensión sería muy diferente para un australiano, un thonga o un esquimal. La cuestión no es, pues,
saber si existen grupos que permiten matrimonios que otros excluyen, sino más bien si hay grupos en los que no se prohíbe tipo alguno de matri-
monio” (1969:42).
9 Esta explicación Leví-Strauss se la atribuye a Morgan y a otro evolucionista, H. Maine. Pero también a la “creencia popular” vigente en muchas so-
ciedades, incluso la nuestra.

63
los días en el dominio animal o vegetal y de las que de- incluyen parientes próximos pero, junto con ellos, incluye
pendía su bienestar? [...] ¿cómo comprender que se haya un número considerable de individuos entre los que no es
detenido en las prohibiciones y no haya pasado a las pres- posible establecer relación de consanguinidad”.
cripciones, cuyo resultado experimental -por lo menos en Lévi-Strauss sostiene que los partidarios de este tipo de ex-
ciertos casos- hubiese mostrado efectos benéficos?” plicación se distinguen en dos grupos: aquellos que sólo se
(1969:47). limitaron a proponer como posibilidad que la regla de la
El segundo tipo de explicación que Lévi-Strauss rebate, prohibición del incesto deriva de las reglas de exogamia y
es la que elimina uno de los términos de la antinomia, el aquellos que, afirmando categóricamente esa derivación,
cultural, y la regla es considerada un reflejo de tendencias intentaron probarla como fue el caso de Durkheim. La ex-
naturales (fisiológicas o psicológicas congénitas); esas ten- plicación de Durkheim, aunque parece ser la más com-
dencias son el “horror natural” o la “repugnancia” al in- pleja apela, sin embargo, a un “vicio” evolucionista, a la
cesto derivados del lazo de sangre que une a las partes, por noción de supervivencia. Así, para este autor, la prohibi-
lo tanto, la prohibición es una respuesta a la “voz de la ción del incesto no sería más que el vestigio, la supervi-
sangre”. Las explicaciones, en este caso, se basan en que la vencia de un conjunto de creencias que en algún mo-
prohibición no es más que la proyección o el reflejo, sobre mento fueron comunes a toda la humanidad.
el plano cultural, de sentimientos o tendencias para cuya Según Lévi-Strauss estas tres perspectivas condujeron a
explicación sólo es necesario considerar la naturaleza del callejones sin salida o a contradicciones y, de mantenerlas,
hombre, sea esta de origen biológico o psicológico. Para se corre el riesgo de “pedirle a las ciencias naturales la ex-
Lévi-Strauss, “está perfectamente establecido que el su- plicación de la existencia de una regla sancionada por la
11
puesto horror al incesto no puede derivarse de una fuente autoridad de los hombres” (1969:58) . Reconoce al
instintiva, puesto que para que se manifieste es preciso su- mismo tiempo que la dificultad para comprender la regla
poner un conocimiento previo o establecido posterior- radica en su ambigüedad, en ser una regla cultural y social
mente de la relación de parentesco entre los culpables [...] al mismo tiempo:
pero nada más sospechoso que esta supuesta repugnancia
instintiva, ya que el incesto, si bien prohibido por la ley y La relación entre la existencia biológica y la existencia so-
las costumbres, existe y, sin duda, es más frecuente que lo cial del hombre nos llevó a plantear el problema del in-
que deja suponer la convención colectiva de silenciarlo”; cesto y comprobamos enseguida que la prohibición no co-
justamente el psicoanálisis descubrió lo inverso, el “fenó- rresponde con exactitud ni a uno ni a otra. En este trabajo
meno universal no es la repulsión frente a las relaciones in- nos proponemos proporcionar la solución de esta ano-
cestuosas sino, por el contrario, su búsqueda.”10. malía al mostrar que la prohibición del incesto constituye
El tercer tipo de explicaciones que rebate también eli- precisamente el vínculo de unión entre una y otra. (...)
mina una de las partes de la antinomia, en este caso, la na- Constituye el movimiento fundamental gracias al cual,
tural. Para esta explicación la regla obedece a un orden so- por el cual, pero sobre todo en el cual, se cumple el pasaje
cial y el hecho de que se exprese en términos biológicos es de la naturaleza a la cultura (1969:59).
solo un accidente. El origen de la prohibición del incesto
está en un conjunto más amplio de reglas, denominadas Ahora bien, ¿cómo demuestra que con la prohibición
de “exogamia”: “En muchas sociedades la regla de exo- del incesto se cumple el paso de la naturaleza a la cultura12
gamia prohibe el matrimonio entre categorías sociales que y que en el momento en que se establece la regla se modi-
10 Además, otros pueblos confirman esta visión; Lévi-Strauss menciona el proverbio azande: “el deseo de mujer comienza con el deseo de la herma-
na” (1969:50-51).
11 El problema no consiste en buscar explicaciones de la modalidad que tomó la institución en tal o cual sociedad sino en preguntarse “qué causas
profundas y omnipresentes hacen que, en todas las sociedades y en todas las épocas, exista una reglamentación de las relaciones entre sexos. Querer
proceder de otra forma sería cometer el mismo error que el lingüista que creería agotar, por la historia del vocabulario, el conjunto de las leyes foné-
ticas o morfológicas que presiden el desarrollo de la lengua” (1969:57).
12 En La mirada distante, lévi-Strauss sostiene que para analizar la noción de prohibición del incesto se inspiró en la función asignada al fonema por
lingüistas: “Como el fonema medio, sin significación propia para formar significaciones, la prohibición del incesto debía manifestárseme como la
bisagra entre dos ámbitos. De esta forma, la articulación del sonido y el sentido respondía, en otro plano, la de la naturaleza y la cultura. Y, del mis-
mo modo que el fonema como forma se da en todas las lenguas en calidad de medio universal por el que se instaura la comunicación lingüística, la
prohibición del incesto, universalmente presente si nos atenemos a su expresión negativa, constituye asimismo una forma vacía pero indispensable
para que se haga a la vez posible y necesaria la articulación de los grupos biológicos en una red de intercambio que los ponga en comunicación. Por
último, la significación de las reglas de alianza, imposibles de comprender cuando se las estudia separadamente, sólo puede surgir oponiendo unas
a otras, de la misma manera que la individualidad del fonema no reside en su individualidad fónica, sino en las relaciones de oposición y negativas
que los fonemas ofrecen entre sí” (1984:166-167).
Constructores de Otredad

fica enormemente la situación anterior, se crea un nuevo buscar mujeres fuera de él, de tal forma que las “familias”
orden? Recurre a la constatación que le permitió definir la pueden casarse entre sí pero no dentro de sí:
cultura: la ausencia de reglas en el ámbito de la naturaleza
y deduce que la cultura aprovecha esa ausencia en la natu- Lo cierto es que nunca se insistirá lo suficiente en el hecho
raleza para introducirse. Para mostrar cómo la cultura se de que si la organización social tuvo un principio, éste sólo
introduce en los ámbitos en los cuales la naturaleza no re- pudo haber consistido en la prohibición del incesto; esto se
gula, no determina, recurre a la combinación de dos pares explica por el hecho de que, como hemos mostrado, la
13
de oposiciones: naturaleza/cultura y filiación/alianza . prohibición del incesto no es más que una suerte de remo-
delamiento de las condiciones biológicas del apareamien-
Cuadro II. to y de la procreación (que no conocen reglas, como puede
verse observando la vida animal) que las compele a perpe-
Naturaleza Cultura tuarse únicamente en un marco artificial de tabúes y obli-
gaciones. Es allí, y sólo allí, que hallamos un pasaje de la
Filiación (1) (4)
naturaleza a la cultura, de la vida animal a la vida hu-
Alianza (2) (3) mana, y que podemos comprender la verdadera esencia de
su articulación (1976:36-37).
La relación naturaleza-filiación (1) –la relación entre
padres e hijos– implica que los genes de los padres marcan Sobre este razonamiento podemos hacer algunas de-
los de los hijos (como sean los padres, serán los hijos). En ducciones. Para Lévi-Strauss, la “esencia” de la articula-
este nivel la cultura no puede hacer nada porque, de al- ción se ha sintetizado en la oposición fundamental entre
guna manera, la naturaleza determina fuertemente la filia- naturaleza y cultura, de tal modo que la cultura ya no es,
ción. En la filiación la naturaleza aparece determinando la como para Malinowski, una segunda naturaleza sino con-
relación. forma un nivel nuevo y diferente de organización. De tal
En la relación naturaleza-alianza (2) no ocurre lo mis- forma que con este razonamiento Lévi-Strauss vuelve a la
mo. En la naturaleza la relación entre hombre y mujer no idea de cultura con mayúsculas, es decir, la Cultura como
está individualmente determinada, sólo requiere un ma- distintiva de la condición humana.
cho y una hembra de la misma especie. Es decir que la na- Y si bien su punto de partida para definir las caracterís-
turaleza a nivel de la alianza no dice nada, no determina, ticas de la Cultura fue la ruptura y oposición con la natura-
dejando un espacio vacío. Este “espacio vacío”, esta au- leza, al introducir la prohibición con características de
sencia, da pie para que la cultura actúe sobre él. ambas, y afirmar que esta prohibición es “la Cultura”,
En la relación cultura-alianza (3) la cultura, aprove- transforma a ésta en una mediación, en un elemento me-
chando la indeterminación de la naturaleza respecto a la diador, aunque transformador, entre la naturaleza y algo
alianza, introduce una determinación, una distinción que más. Ese algo más, la sociedad, la historia, es el que va a dar
no estaba en la naturaleza. Impone un “no” que indica sentido a ese “no”. La introducción del “no” (“esta no es
“esto no es una hembra” y transforma esa hembra en una una hembra”) implica simplemente que se está marcando
relación “desconocida” en la naturaleza: la hermana. Al in- una distinción pero no indica la forma que va a adquirir
troducir una relación, la de consanguinidad, que no está esa distinción. Ese “no” se va a definir o aplicar de modo
en la naturaleza, la cultura conforma un nuevo orden, un distinto en las distintas sociedades. Algunas transformaran
nuevo nivel de organización. ese “no” en “hermanas”, otras en “madres”, otras en “pri-
En la relación cultura-filiación (4): al introducir ese mas” o en cualquier otra forma y ésa ya es una determina-
“no” a nivel de la alianza, la cultura incide sobre la filiación ción que, en términos de Lévi-Strauss, no compete a la
ya que, socialmente, ahora puede indicar quién puede ser Cultura sino a la sociedad, a las culturas.
un padre o una madre y quién no. Al introducir una nueva La pregunta que se impone es ¿por qué algunas cul-
relación, la cultura actúa/transforma los ámbitos que es- turas “prohíben” el casamiento con algunos parientes y
taban determinados por la naturaleza. Así, la prohibición con otros no? El mismo Lévi-Strauss, reconoce que esa
de casarse dentro de su grupo obliga a los hombres a sería una pregunta pertinente:

13 Es necesario aclarar estos términos. A nivel de parentesco existen tres tipos de relaciones denominadas: filiación, alianza y consanguinidad. La rela-
ción de filiación es la relación de descendencia ejemplificada en la relación entre padres (Pa) e hijos (Hi); la relación de alianza es la relación entre
sexos ejemplificada en la relación matrimonial (Esa-Eso) y la relación de consanguinidad es relación entre hermanos (Hno-Hna).

65
Capítulo 2. La construcción del otro por la diversidad

La naturaleza impone la alianza sin determinarla y la Pero su crítica respecto al evolucionismo parece ser aún
cultura sólo la recibe para definir enseguida sus modali- más profunda. Por ejemplo, en “Raza e Historia” sostiene
dades. Se resuelve así la aparente contradicción entre el que:
carácter de regla de la prohibición y su universalidad.
Esta última expresa sólo el hecho de que la cultura, Por diferentes y a veces estrambóticas que puedan ser,
siempre y en todas partes, llenó esta forma vacía, así como todas estas especulaciones se reducen de hecho a una sola
un manantial llena en primer lugar las depresiones que receta, que sin duda la expresión falso evolucionismo es la
rodean su origen. Por el momento contentémonos con esta más apta para caracterizar. ¿En qué consiste? Muy exac-
comprobación, que la llenó de ese contenido que es la tamente, se trata de una tentativa de suprimir la diver-
Regla, sustancia a la vez permanente y general de la cul- sidad de las culturas sin dejar de fingir que se la reconoce
tura, sin plantearnos aún la pregunta de por qué esta plenamente (1979:310).
regla presenta el carácter general de prohibir ciertos
grados de parentesco y por qué este carácter general apa- El tratamiento que realiza de las dos teorías es distinto:
rece tan curiosamente diversificado (1969:68). su razonamiento se desarrolla de modo paralelo al funcio-
nalista, en cambio critica, pero al mismo tiempo recupera,
La diversidad las ideas evolucionistas en un nuevo marco teórico, en una
La noción de diversidad aparece en la obra de Lévi-Strauss nueva mirada.
relacionada con la unidad. En el párrafo anterior men- Su punto de partida es aceptar, al igual que el funcio-
ciona esa unidad, la cultura, como una “sustancia a la vez nalismo y el evolucionismo, la Unidad Psicobiológica del
permanente y general” pero ese carácter general aparece Hombre (UPB), es decir, que todas las culturas tienen
“curiosamente diversificado”. Así, la diversidad parece todo lo necesario para funcionar y que son equivalentes
unida a la diversificación. Pero será en dos textos poste- entre sí. La especie humana no sólo tiene semejanzas atri-
riores14 donde el autor expondrá en detalle los elementos buibles a la unidad física, a las necesidades comunes o a un
básicos de la diversidad. origen común. Las semejanzas pueden explicarse también
Si analizamos esos textos teniendo presente lo que por el contacto entre culturas aunque podamos encontrar
hemos afirmado sobre las otras dos teorías, el evolucio- culturas “cercanas” entre sí que diferencien de manera ex-
nismo y el funcionalismo, Lévi-Strauss tiene respecto a trema. Es decir que para Lévi-Strauss, las semejanzas
ellas una posición crítica. Por ejemplo en “Raza y Cultura” pueden tener cualquiera de esas causas pero esas mismas
afirma respecto al funcionalismo lo siguiente: causas pueden ser también causas de las diferencias. Pero
Lévi-Strauss se distingue de los otros autores en que des-
Durante cerca de medio siglo, el relativismo cultural y la plaza el eje de la preocupación: pasa de la relación seme-
separación perjudicial que implica entre el orden de la janza/diversidad o semejanza/diferencia a la relación entre
naturaleza y de la cultura han contado casi con el valor de unidad de la especie/diversidad de culturas y la unidad de
un dogma, si bien éste se ha visto progresivamente amena- la especie no es sólo física sino presenta una unidad cul-
zado en varios frentes. En principio desde dentro, en tural. La regla de la prohibición del incesto ejemplifica esta
virtud de las excesivas simplificaciones imputables a la relación entre unidad/diversidad: la regla es una operación
llamada escuela funcional que, principalmente con Mali- lógica (una negación) que es universal e instaura la Cul-
nowski, llegó a subestimar las diferencias entre culturas, tura pero, en tanto tal, se manifiesta histórica y fáctica-
yendo hasta reducir la diversidad de costumbres, creencias mente en una diversidad de modos particulares. Cada una
e instituciones a otros tantos medios equivalentes para sa- de las culturas reformuló esa operación lógica a partir de
tisfacer las necesidades más elementales de la especie, de una serie de transformaciones15.
manera que se ha podido decir que, dentro de semejante Así pues, Lévi-Strauss define de manera contundente
concepción, la cultura no es más que una inmensa metá- la diversidad como un hecho empírico, “natural”. Pero esa
fora de la reproducción y de la digestión [...] (1984:46). diversidad no está unida por ninguna relación de

14 “Raza e Historia”, en C. Lévi-Strauss, Antropología Estructural II. México, Siglo XXI, 1979 y “Raza y Cultura”, en C. Lévi-Strauss, La Mirada Dis-
tante, Barcelona, Argos Vergara, 1984.
15 Por eso el trabajo del antropólogo consiste en un viaje inverso al que ocurrió en los hechos. A nivel de los hechos, las cosas ocurrieron de lo general y
común a lo particular y diverso. A nivel del trabajo antropológico se va de lo particular y lo diverso a lo general y común: la estructura. Lévi-Strauss
ejemplifica este trabajo del antropólogo por referencia a los lingüistas: “ellos saben que las gramáticas de las lenguas del mundo tienen propiedades
comunes, y en un plazo más o menos largo, esperan conseguir algunos universales del lenguaje. Pero al mismo tiempo son conscientes de que el sis-
tema lógico formado por tales universales será más pobre que cualquier gramática particular, y que jamás podrá sustituirla. Los lingüistas saben

66
Constructores de Otredad

causa-efecto, la cual existe, en el plano biológico, entre difieren o se asemejan es en su relación. En la diversidad o
ciertos aspectos observables de los grupos humanos: en la distinción entre sociedades operan simultáneamente
fuerzas que trabajan en sentido opuesto; algunas tienden a
Así que cuando hablamos, en este estudio, de la contribu- mantener y acentuar los particularismos, otras operan en
ción de las razas humanas a la civilización, no queremos el sentido de la convergencia y de la afinidad. Así, culturas
decir que las aportaciones culturales de Asia o de Europa, o sociedades muy cercanas en el espacio pueden presentar
de África o de América obtengan una originalidad cual- diferencias substanciales y otras veces muestran una ten-
quiera del hecho de que estos continentes estén, a grandes dencia opuesta, tienden a parecerse. Lévi-Strauss se pre-
rasgos, poblados por habitantes de cepas raciales dife- gunta si las sociedades no se definirán, teniendo presentes
rentes. Si esta originalidad existe –y la cosa no es dudosa– sus relaciones mutuas por determinado óptimo de diver-
atañe a circunstancias geográficas, históricas y socioló- sidad, más allá del cual no podrían ir, pero por debajo del
gicas, no a aptitudes distintas vinculadas a la constitución cual tampoco podrían descender sin peligro16.
anatómica o fisiológica de los negros, los amarillos o los Y por último, encontramos diversidad en el seno de
blancos (1979:305). cada sociedad. Constatamos que hay también diversidad a
nivel de los distintos grupos que la conforman producto
La diversidad cultural y la diversidad racial se distin- de un proceso de diversificación interna. Y Lévi-Strauss se
guen, en principio, por su número, cantidad: hay más cul- pregunta si no será que esta diversificación es mayor en la
turas que razas humanas. Y se distinguen también por el medida en que la sociedad se torna más voluminosa y más
interés que presentan a la ciencia: mientras que el interés homogénea.
por la diversidad entre razas, se reduce a su origen histó- La consecuencia que saca de la revisión de los modos
rico y a su distribución en el espacio, el interés por la diver- distintos de diversidad que existen, diferencia la mirada de
sidad de culturas “plantea numerosos problemas, pues es Lévi-Strauss de la de Malinowski: la diversidad es menos
posible preguntarse si constituye para la humanidad una función del aislamiento de los grupos que de las relaciones
ventaja o un inconveniente” y este interrogante se subdi- que los unen. Para el primero, la diversidad tiene que verse
vide, a su vez, en otras preguntas y problemas. como un fenómeno natural resultante de las relaciones di-
El primer paso para resolver estas preguntas es el de rectas o indirectas entre las sociedades, como resultado de
constatar la diversidad cultural (¿a qué nos referimos las relaciones mutuas (de oposición, de semejanza, de dis-
cuando hablamos de diversidad cultural?). Para tinción) entre las sociedades.
Lévi-Strauss es un “hecho”, un fenómeno, algo que no
ofrece dudas y que conforma la vida de la humanidad. Si Las actitudes de los hombres frente
hay algo cierto es que la humanidad se desenvuelve a través a la diversidad
de “modos extraordinariamente diversificados de socie- El segundo paso que realiza Lévi-Strauss, a fin de despejar
dades y civilizaciones” y que esa diversidad “atañe a cir- los problemas que presenta explicar la diversidad cultural,
cunstancias geográficas, históricas y sociológicas”. Por lo es una revisión de las actitudes que los hombres han tenido
tanto, la diversidad cultural no debe ser concebida como históricamente frente a la diversidad, preguntándose có-
un hecho estático, porque, como se puede constatar, las mo éstos han reaccionado frente a este fenómeno. De
culturas y las sociedades no difieren entre ellas de la misma modo general sostiene que, a pesar de ser un fenómeno na-
manera ni en el mismo plano. Los modos en que las cul- tural, rara vez se le ha presentado así a los hombres. Por el
turas y las sociedades difieren entre sí varían de acuerdo al contrario, ha habido una tendencia a verla como una
tiempo y el espacio. Encontramos culturas diferentes en “monstruosidad” o un “escándalo”. Y analiza tres tipos de
distintos espacios en un mismo tiempo (contemporáneas) actitudes que los hombres han tenido históricamente fren-
como también encontramos indicios de culturas distintas te ella.
que han existido en otro tiempo y ahora están desapare- La actitud más generalizada, que se da a nivel del sen-
cidas (históricas). tido común y sea quizás la más antigua, es la etnocéntrica,
También se constata que, la mayoría de las veces, las la cual “consiste en repudiar pura y simplemente las for-
diferencias no obedecen al aislamiento de las culturas: si mas culturales –morales, religiosas, sociales estéticas– que
también que el estudio del lenguaje en general, y el de cada una de las lenguas que han existido o existen aún en el mundo, hablando en rigor, cons-
tituye una tarea interminable, y que jamás ningún cuerpo acabado de reglas podrá tratar exhaustivamente todas sus propiedades. Suponiendo que
esos universales sean algún día puestos de relieve, se presentarán como estructuras abiertas, en las que siempre se podrá hacer sitio a nuevas defini-
ciones, y completar, desarrollar o rectificar las ya existentes” (1984:128).
16 Este óptimo variará con el número, el alejamiento geográfico y con los medios de comunicación.

67
Capítulo 2. La construcción del otro por la diversidad

están más alejadas de aquellas con las que nos identifi- el respeto por el otro implica conciliar el derecho de cada
camos”. Así, cuando nos enfrentamos con algo “inespe- cultura a ser como es, pero ese modo de ser puede chocar o
rado” recurrimos a términos como los de “salvajes”, “bár- entrar en contradicción en algunos aspectos con los prin-
baros”, “no humanos” para calificar lo distinto en el otro. cipios filosóficos o religiosos de esos sistemas (por e-
Esta actitud encierra una paradoja ya que es precisamente jemplo, las prácticas de canibalismo, infanticidio, etc.). El
la que tienen aquellos que los occidentales denominan sal- hombre de estos sistemas filosóficos se encuentra “atra-
vajes o bárbaros. La mayoría de estas sociedades se deno- pado entre la doble tentación de condenar experiencias
minan a sí mismos “nosotros los hombres” y utilizan tér- que lo hieren afectivamente y de negar diferencias que no
minos peyorativos (malos, perversos, cobardes, liendres, comprende intelectualmente”.
etc.) para denominar a los extraños, a los “no hombres”. Y la última actitud que analiza es la de la ciencia que se
Incluso, hay casos que el extraño es visto como un ser so- desprende de la teoría evolucionista y a la que Lévi-Strauss
brenatural. Al respecto Lévi-Strauss cuenta cuáles han sido llama “falso evolucionismo”. La actitud evolucionista-cul-
las actitudes en el encuentro entre el español y el indio tural ha sido la de proclamar la diversidad pero en los he-
americano: chos, en su teoría, la suprime y la torna aparente ya que
trata las diferentes culturas como etapas de un desenvolvi-
En las Antillas mayores, algunos años después del descu- miento único que partiendo del mismo punto debe con-
brimiento de América, mientras los españoles enviaban verger en el mismo fin17.
comisiones que indagaran si los indígenas tenían o no Del análisis de las tres actitudes, Lévi-Strauss saca otra
alma, estos últimos se dedicaban a la inmersión de conclusión: la diversidad cultural no sólo es variada por-
blancos prisioneros a fin de verificar, merced a una vigi- que se presenta de diferentes formas, sino que también es
lancia prolongada, si su cadáver estaba o no sujeto a la variada en función de las distintas actitudes, de las dis-
putrefacción (1979: 309). tintas miradas, que han tenido frente a ella los hombres.
Con esta conclusión afirma que lo que se ve como diverso
Unos y otros tuvieron la misma actitud: negarle la hu- dependerá de la posición en la cual se sitúe el que está mi-
manidad al otro. Los españoles se preguntaban: ¿son hom- rando, el observador. Por lo tanto, la diversidad no es
bres o animales?; los antillanos: ¿son hombres o dioses? La tanto producto de aquello que es diverso (de una cultura,
actitud de negarle la humanidad a todo aquel cuyo com- una sociedad, una persona) sino de la ubicación que
portamiento nos parece extraño, es una actitud típica de adopte el que “mira” esa diversidad. Lo relativo no es tal o
todos los hombres, occidentales y no occidentales. De tal cual cultura (como afirmaría Malinowski) sino que lo rela-
forma que, con esta actitud, el hombre occidental se iguala tivo es la “posición” del observador. De esta forma, afirma
con el no occidental, “no se hace sino echar mano de una que toda sociedad puede, “desde su propio punto de
de sus actitudes típicas. El bárbaro es ante todo el hombre vista”, distribuir las culturas en –por lo menos– tres cate-
que cree en la barbarie”. gorías:
Otra actitud, es la que se ha proclamado en los grandes
sistemas religiosos (cristianismo, budismo, islamismo), fi- (1) Las que son sus contemporáneas pero residen en otro
losóficos (liberalismo, marxismo) y en las grandes declara- lugar del globo; (2) las que se han manifestado aproxima-
ciones de los Derechos del Hombre. En todos estos sis- damente en el mismo espacio, pero la han precedido en el
temas se proclama la igualdad natural entre todos los hom- tiempo; aquellas (3), por último, que han existido a la vez
bres, la fraternidad y el respeto mutuo en el cual deben en un tiempo anterior al suyo y en un espacio diferente de
convivir. Es la actitud típica del relativismo cultural. Pero aquel donde ella reside (1979: 312).
esa proclamación de igualdad puede resultar abstracta en
los hechos ya que puede descuidar o negar la diversidad Será la crítica a la forma en que el evolucionismo ha
(¿igualdad respecto a qué?), al olvidar que el hombre “no dado cuenta de estas tres categorías, la que permitirá a
realiza su naturaleza en una humanidad abstracta, sino en Lévi-Strauss avanzar otro paso en las respuestas que busca
culturas tradicionales”. La igualdad es relativa. Proclamar y redefinir la noción de progreso.

17 Lévi-Strauss agrega: “Esta definición puede parecer sumaria cuando se tienen en mientes las inmensas conquistas del darwinismo. Pero éste no
está en cuestión, pues el evolucionismo biológico y el seudoevolucionismo que aquí consideramos son dos doctrinas bien diferentes. La primera
nació como una vasta hipótesis de trabajo, fundada en observaciones en las que la parte dejada a la interpretación es sumamente pequeña. [...] La
noción de evolución biológica corresponde a una hipótesis dotada de los más elevados coeficientes de probabilidad que puedan encontrarse en el
dominio de las ciencias naturales; en cambio, la noción de evolución social o cultural no aporta, a lo más, sino un procedimiento seductor, pero pe-
ligrosamente cómodo, de presentación de los hechos” (1973: 311).

68
Constructores de Otredad

La noción de progreso distinciones que realizaron los evolucionistas obedecían


Para Lévi-Strauss la teoría evolucionista “cultural” (falso más a una diferencia de enfoques que a las características
evolucionismo) fue la que intentó dar cuenta de las tres ca- intrínsecas de la sociedad en cuestión.
tegorías antes mencionadas en un sólo modelo explicativo. Respecto a las sociedades que se pueden clasificar en
La noción que usaron para explicar la diversidad cultural la segunda categoría (2) –“las que se han manifestado
fue la de progreso. aproximadamente en el mismo espacio pero lo han pre-
Cualquier cosa que se haya dicho sobre las sociedades cedido en el tiempo”–, el evolucionismo ha tomado a las
de la tercera categoría (3) –las “que han existido a la vez en sociedades que antecedieron en el tiempo a Occidente en
un tiempo anterior al suyo y en un espacio diferente”– ca- un orden de evolución y progreso que llevó a considerar a
rece de validez científica ya que no existen, para algunas como superiores y otras inferiores. Esta noción
Lévi-Strauss, técnicas que puedan dar cuenta del modo de de progreso ejemplificada en las etapas sucesivas de los
sentir y de pensar de las personas que vivieron en esas so- evolucionistas (salvajismo, barbarie y civilización) no
ciedades. puede sostenerse. En primer lugar, hay pruebas empí-
Las otras dos categorías de sociedades, en cambio, ricas que demuestran que lo que se consideraron etapas
pueden ser estudiadas sobre bases más serias. De hecho, la sucesivas han coexistido en un mismo tiempo18. En se-
primera categoría es el objeto de estudio de la etnología y gundo lugar, en la evolución biológica es altamente pro-
la segunda de la historia. Pero la teoría evolucionista co- bable que “Hipparion” fuera el antepasado real del
metió una serie de errores cuando quiso dar cuenta de las “Equus caballus” y que uno haya evolucionado del otro,
diferencias entre ellas. pero traspolar esto a la evolución cultural y suponer que
Respecto a las sociedades de la primera categoría (1) porque una forma de hacha haya precedido a otra, la pri-
–“las que son contemporáneas pero residen en otro lugar mera es su originaria es sólo una “forma metafórica” que
del globo”–, los evolucionistas cayeron en el error de es- no puede probarse ya que un “hacha no da nacimiento fí-
tablecer entre ellas relaciones que equivalen a un orden sicamente a otra hacha”.
de sucesión en el tiempo. Lévi-Strauss encuentra dos De este análisis, Lévi-Strauss saca otras dos conclu-
errores en este razonamiento. El primero es haber to- siones sobre la diversidad. En primer lugar, que la “histo-
mado la parte por el todo: el hecho de que en algunos as- ricidad” no es función de las propiedades intrínsecas de
pectos estas sociedades se parezcan no puede concluirse una cultura o de un proceso cultural sino de la situación
que sean análogas en todos los aspectos. El segundo error en la que nos encontramos con respecto a ella, “del nú-
es que, de esta forma, se redujeron a las otras culturas a mero y de la diversidad de nuestros intereses comprome-
réplicas atrasadas de la civilización occidental. Para tratar tidos en ellos”. En segundo lugar, que el progreso de la
a algunas sociedades (la no occidentales) como etapas de humanidad no es necesario, ni continuo, ni consiste en
desenvolvimiento de otra (la occidental) habría que llegar cada vez más lejos en la misma dirección: “no se pa-
pensar que a aquellas no les ha pasado el tiempo, que no rece en nada a un personaje subiendo una escalera, aña-
tenían historia, siendo esa la explicación de por qué no diendo con cada uno de sus movimientos un nuevo pel-
progresaron. El autor aplica aquí la idea de que esas socie- daño a todos los que ha conquistado”. El progreso, si se
dades fueron vistas por los evolucionistas como atra- puede seguir llamándolo así, procede por saltos, por mu-
sadas, sin historia, en función del lugar en el cual se ubi- taciones, y va a acompañado por cambios de orientación;
caba el observador. Si el observador era un “nosotros” oc- tiene siempre varias “progresiones” pero nunca en el
cidental del siglo XIX y cuya sociedad había tenido una mismo sentido19.
historia acumulativa, adquisitiva, que había acumulado Luego de recorrer estos pasos (y los problemas que se
invenciones y descubrimientos, vería como “sin historia” abrieron), Lévi-Strauss vuelve a su pregunta original: ¿la
o con una historia “estacionaria” a una sociedad que no diversidad cultural constituye para la humanidad una ven-
acumulaba, en la cual las innovaciones eran atesoradas o taja o un inconveniente? No duda en afirmar que es una
no había aprovechado de igual manera el tiempo. Estas ventaja y afirma que la diversidad existe porque es una

18 Y pone como ejemplo el esquema de edades sucesivas: edad de la piedra tallada, de la piedra pulida, del cobre, del bronce, del hierro, “sospechamos
hoy en día que el pulimento y el tallado de la piedra han coexistido a veces; cuando la primera técnica eclipsa completamente a la segunda, no es
como resultado de un progreso técnico espontáneamente brotado de la etapa anterior, sino como una tentativa de copiar, en piedra, las armas y los
útiles de metal que poseían civilizaciones, más “adelantadas” sin duda, pero de hecho contemporáneas de sus imitadores. A la inversa, la alfarería,
que se creía solidaria de la “edad de la piedra pulida”, está asociada al tallado de la piedra en algunas regiones del norte de Europa (1979:316).
19 Más adelante concluye: “O sea que el progreso nunca es más que el máximo de progreso en un sentido predeterminado por el gusto de cada quien”
(1979:332).

69
Capítulo 2. La construcción del otro por la diversidad

condición necesaria para el progreso humano (de la huma- Los mecanismos de construcción
nidad o de la civilización mundial): sin ella éste no exis- de la diversidad II
tiría. Las sociedades diferentes, lejos de estar en un grado En Lévi-Strauss los mecanismos de construcción del otro,
distinto de progreso, como lo planteaban los evolucio- los mecanismos de cognición, son los mismos que encon-
nistas, son parte de ese progreso. Si la humanidad progresó tramos en el funcionalismo: el con como presencia y el con
se debió a: pero distinto. No obstante, hay algunas especificaciones
el aporte que realizó cada cultura, que no fue un aporte que realiza Lévi-Strauss. Para éste, al igual que para Mali-
fragmentado (un elemento aislado) sino que aportó su nowski:
particularismo. Ese particularismo consiste en el modo
original en el que cada cultura agrupa, conserva, excluye, [...] no existe principio general o proceso deductivo que
elementos que le permiten responder o resolver problemas permita anticipar los acontecimientos contingentes de que
que son “aproximadamente los mismos para todos los se compone la historia de cada sociedad, los caracteres
hombres pues todos los hombres, sin excepción, poseen particulares del medio que la rodea, los imprevisibles sig-
lenguaje, técnicas, arte, conocimientos positivos, creencias nificados que escoge para dar a tal o cual acontecimiento
religiosas, organización social, económica, y política”. La de su historia, tal o cual aspecto de su hábitat, entre todos
“dosis” (la medida) en que cada cultura utiliza estos ele- aquellos que ella hubiera podido retener para conferirles
mentos no es la misma para todas. Estas opciones pueden un sentido (1984:126).
pasar desapercibidas para las otras culturas. Por lo tanto, el
aporte de cada cultura al progreso de la humanidad (civili- Y de igual modo, la cultura de una sociedad conforma
zación) no “consiste en la lista de sus invenciones particu- un sistema, una totalidad organizada de conductas, moti-
lares sino en la separación diferencial que exhiben entre vaciones, juicios implícitos, etc. Pero este sentido no im-
ellas”. plica finalidad ni mucho menos identidad con las catego-
al modo en que se relacionaron las culturas: “coali- rías de nuestra sociedad. Para Lévi-Strauss “sentido” es si-
ción”. Fue la “coalición” la que hizo posible el progreso y nónimo de “significación”, y la cultura “elige” de manera
consiste en hacer comunes probabilidades que cada cul- inconsciente qué retener y qué desechar para otorgarle sig-
tura encuentra en su desarrollo histórico y el aporte ha nificado:
sido más fecundo cuanto más diversificación hubo entre
culturas: Cada cultura representa un caso único al que es preciso
consagrar la más minuciosa de las atenciones para poder,
La probabilidad que tiene una cultura de totalizar este en principio, describirla, y a continuación tratar de com-
conjunto complejo de invenciones de todo orden que lla- prenderla. Solamente un examen semejante revela cuáles
mamos una civilización es función del número y de la di- son los hechos y los criterios, variables de una cultura a
versidad de las culturas con las cuales participa en la ela- otra, en virtud de los que cada una escoge ciertas especies
boración –las más veces involuntaria– de una estrategia animales o vegetales, ciertas sustancias minerales, ciertos
común (1979: 333). cuerpos celestes y otros fenómenos naturales, para dotarlos
de una significación y disponer en forma lógica un con-
Pero esto plantea una paradoja ya que al conformar junto finito de elementos. [...] Cada cultura constituye en
coaliciones se produce, a la larga, una homogeneización de rasgos definitivos solamente algunos aspectos de su medio
las culturas y, por lo tanto, se pierde la diversidad. La hu- natural, pero nadie puede predecir cuáles ni para qué
manidad se ha visto constantemente frente a estos dos pro- fines. Además, los materiales brutos que el medio natural
cesos contradictorios, uno que tiende a la unificación (ho- ofrece a la observación y a la reflexión son a la vez tan
mogeneización) y otro a la diversificación. Pero ha encon- ricos y tan diversos que, de todas esas posibilidades, el pen-
trado “remedios” a esta paradoja provocando procesos de samiento sólo es capaz de aprehender una parte. Éste se
diferenciación, sea estableciendo separaciones diferen- sirve de ellos para elaborar un sistema entre una infi-
ciales dentro de cada sociedad (creando desigualdad como nidad de otros igualmente concebibles; nada reserva a
por ejemplo en el capitalismo), sea introduciendo nuevos uno cualquiera de entre los demás un destino privilegiado
participantes en la coalición (de modo compulsivo como (1984:79).
en el imperialismo o el colonialismo), o introduciendo re-
gímenes políticos y sociales antagónicos (su ejemplo: los La tarea del antropólogo, del etnógrafo, sería la de re-
“bloques” socialistas/capitalistas). construir ese camino. Y en ese sentido, para Lévi-Strauss al

70
Constructores de Otredad

igual que para Malinowski, la antropología es, primero, otros, es decir, lo relativiza pero lo lleva más allá inclu-
una ciencia empírica y el antropólogo un viajero que se yendo la mirada desde donde se mira al otro. De este
desplaza en la contemporaneidad de su tiempo. Pero éste modo el referente se torna consciente y además crítico. La
no es el único viaje que realiza el antropólogo, el otro viaje otredad aparece, tal vez por primera vez como “cons-
recomienza cuando “regresa”. Cuando para Malinowski el truida” por el Nosotros.
viaje termina podemos decir que para Lévi-Strauss recién El segundo elemento que está presente en la construc-
comienza. Se deben realizar dos operaciones más. En ción del otro en Lévi-Strauss y que está ausente en Mali-
primer lugar, intentar responder ¿por qué los criterios de nowski es la reflexión sobre la relación entre las culturas y
selección y las cosas seleccionadas varían de una cultura a su aporte al progreso. Pero además, y de forma funda-
otra? Encuentra así que algunos elementos idénticos han mental, se enuncia la existencia de un tipo de relación par-
sido retenidos en una o más culturas por razones diferentes ticular. Hay varias actitudes posibles en la relación entre
y, a la inversa, algunos elementos diferentes entre sí de- culturas, pero hay un caso en el cual:
sempeñan a veces la misma función. Es decir, cada cultura
se constituye en rasgos diferentes. Para Lévi-Strauss, el La situación se hace completamente diferente cuando la
viaje del antropólogo continúa cuando aplica la compara- noción de diversidad reconocida por ambas partes, es sus-
ción entre culturas. En segundo lugar, transforma la expe- tituida en una de ellas por el sentimiento de su propia su-
riencia de la otredad en modelos, es decir, “en sistemas de perioridad, fundado sobre relaciones de fuerza, y cuando
símbolos que resguardan las propiedades características de el reconocimiento positivo o negativo de la diversidad de
la experiencia, pero que a diferencia de ésta tenemos el las culturas da paso a la afirmación de su desigualdad
poder de manipular”. (1984:25).
Dos elementos más a tener en cuenta respecto a la dife-
rencia entre Lévi-Strauss y Malinowski. En Malinowski, el Estas reflexiones en torno a las relaciones de desi-
Nosotros se relativiza porque pasa a ser un Orden posible gualdad están presentes en los trabajos de Lévi-Strauss
entre otros, pero no desaparece sino que se torna como re- sobre la diversidad pero no fueron desarrolladas en un mo-
ferente, como un punto donde se mira y se llena al Otro. delo teórico explicativo del por qué de esa desigualdad.
En Lévi-Strauss, el Nosotros es un orden posible entre

Bibliografía

LÉVI-STRAUSS, C., Las estructuras elementales del paren- ——— “Raza y Cultura” en Lévi-Strauss, C., La mirada
tesco. Buenos Aires, Paidós, 1969. distante, Barcelona, Editorial Argos Vergara. 1984
——— Antropología Estructural I, Buenos Aires, Eudeba, MALINOWSKI, B., “La cultura” en Kahn (comp.) El con-
1973. cepto de cultura. Textos fundamentales, Barcelona, Ana-
——— “La familia” en Lévi-Strauss, Spiro, Gough, Polé- grama, 1975.
mica sobre el origen y la universalidad de la familia. Bar- ——— Una teoría científica de la cultura, Buenos Aires,
celona, Anagrama, 1976. Sudamericana, 1976.
——— “Raza e Historia” en Antropología Estructural II.
México, Siglo XXI, 1979.

71
Constructores de Otredad

Capítulo 3:
La construcción del otro por la desigualdad

E l cambio de perspectiva en la Antropología, de pasar


a pensar la diversidad cultural como desigualdad, fue
producto de los cambios operados en las sociedades llama-
lencia en la situación, mayor violencia en el proceso de
descolonización. Este proceso significó para las socie-
dades dominadas pasar a ser naciones, sociedades com-
das “primitivas”. Las transformaciones más impactantes plejas, sociedades con clases, es decir, se convirtieron
(por la calidad y también por la violencia) fueron las de en entidades parecidas a Occidente.
aquellas sociedades que estaban en proceso de descoloniza- 3 La situación postcolonial: aun cuando las nuevas socie-
ción. Los cambios, básicamente políticos, que sufrieron es- dades se liberan políticamente, Occidente sigue ac-
tos pueblos, fueron los que los llevaron a transformarse de tuando como factor de cambio: “las actuales desigual-
“pueblos primitivos” en sociedades complejas. Las trans- dades en la relación de fuerzas, factor prioritario en la
formaciones que habían sufrido los denominados “pue- determinación de las relaciones internacionales, ori-
blos primitivos” o sociedades no occidentales eran ginan el asentamiento de influencias extranjeras en el
producto de tres tipos de situaciones: seno de muchas naciones y dan lugar a una especie de
extensión del hecho colonial [...] se podría describir el
1 La situación colonial: definida como una situación actual período de la historia de la humanidad como un
total de dominación (relación compulsiva, unilateral y período de colonialismo generalizado”(Balandier,
violenta) que ejerce un pueblo sobre otro. Tal situa- 1973: 15). El hincapié estuvo puesto en la relación de
ción no fue producto del contacto entre dos pueblos, dependencia económica que esos “nuevos pueblos”
sino de un sistema social determinado en contacto con mantenían con los países centrales.
otras sociedades o culturas: el sistema capitalista en su
fase imperialista. El sistema dominante desposeyó de La relación que está presente en todas las situaciones
sus “bienes” a las culturas nativas e introdujo una serie se expresa con el término de dominación. Está presente
de presiones que las transformó en culturas “domi- en la situación colonial como en los procesos de libera-
nadas”. A partir de este momento se considera que la ción y aun en la etapa postcolonial, cuando los pueblos se
cultura dominada perdió la posibilidad de ejercer una liberan políticamente de las naciones europeas. El papel
real acción sobre su propia historia, sufrió un proceso “dominante” le corresponde a Occidente, y ese papel le
de readaptación de “los hábitos de consumo, de sus permitió introducir transformaciones en las culturas do-
creencias y de sus objetivos históricos”. Estas nuevas minadas:
culturas, al encontrarse cada vez más desposeídas, “de-
vienen siempre más dependientes de la potencia colo- He intentado definir la situación colonial y luego las si-
nial que controla las fuentes de ingresos y de bienes de tuaciones de dependencia subrayando que éstas consti-
consumo al mismo tiempo que la vida política” (Ba- tuyen el sistema fundamental de referencia que deter-
landier, 1973: 15-17). minan la totalidad que posibilita la ubicación y la
2 Los procesos de descolonización: principalmente se hace interpretación de las transformaciones sectoriales. He
referencia a los movimientos de liberación de Asia y señalado la función reveladora que cumplen los aconte-
África en las décadas del ‘50 y ‘60. Se considera que cimientos, las crisis y los movimientos provocados por
estos procesos fueron diversos y esta diversidad fue esas situaciones; iluminan el fondo sobre el cual se desa-
producto tanto de las características particulares de rrollaron no sólo los fenómenos de contacto sino tam-
cada cultura nativa como de la diversidad de formas bién la sociedad en sus formas tradicionales
que tomó la dominación. Por ejemplo, a mayor vio- (1973:25).

95
Capítulo 3: La construcción del otro por la desigualdad

Sólo por la importancia que tuvo para Occidente el se- cada posteriormente, no podía ser aplicada de modo di-
gundo proceso, el de descolonización, se produjeron cam- recto a los nuevos problemas. A los intentos teóricos que
bios en la mirada sobre el otro que tenía Occidente, y espe- hubo en la década del sesenta y setenta para ajustar el mar-
cíficamente, la mirada que tenía la antropología sobre las xismo a estos “nuevos” problemas se los denominó con el
“otras” culturas. Es decir, la práctica de la antropología do- término genérico de “neomarxistas”.
minante también se transformó. Y esa transformación
tuvo como punto de partida la crítica a las teorías que pos- El neomarxismo en Antropología
1
tulaban la diversidad cultural: Con el neomarxismo, el objetivo de la Antropología
cambió. La propuesta fue la de estudiar los procesos so-
—Las teorías elaboradas hasta la Segunda Guerra Mun- ciales, económicos, políticos y culturales que condujeron,
dial, ponían en primer lugar el relativismo cultural rei- de la mano de Occidente, a la transformación de las socie-
vindicando el respeto por el otro cultural (la crítica al dades “primitivas”.
evolucionismo los llevó a postular la equivalencia entre Suponía poner la mirada sobre otro tipo de “uni-
culturas) pero no reconocían la relación desigual que dades”, ya no sobre la sociedad “primitiva” aislada que
vinculaba a esas culturas con Occidente: “El relativis- presuponía la teoría funcionalista, sino en los siguientes
mo cultural naufraga, finalmente, por apoyarse en una problemas:
concepción atomizada y cándida del poder: imagina a
cada cultura existiendo sin saber nada de las otras, —las características de las sociedades no occidentales an-
como si el mundo fuera un vasto museo de economías tes de la situación colonial: en este caso la pregunta era
de autosubsistencia cada una en su vitrina, imperturba- ¿tenía razón el funcionalismo al describirlas como tota-
ble ante la proximidad de las demás, repitiendo invaria- lidades funcionales, equilibradas o era necesario re-
blemente sus códigos, sus relaciones internas” (García constituirlas como totalidades jerarquizadas, en las
Canclini, 1982:37). cuales existían relaciones de dominación?;
—Aun en los casos en que se ponía el acento en la relación —las características de Occidente cuando entró en “rela-
entre culturas como el elemento distintivo de la diver- ción”: ¿cuáles eran los componentes fundamentales de
sidad, al introducir el relativismo a través de considerar Occidente que podían explicar el modo que tomó la re-
que la distinción es relativa a quien está observando lación?;
(como en el caso de Lévi-Strauss) dejaron de lado la si- —las relaciones particulares que se establecieron con el
tuación de dominación que encerraba esa relación, de contacto, por ejemplo, determinados países occiden-
la cual el propio observador era parte.L tales con determinadas culturas no occidentales, las
—La mayor parte de las teorías antropológicas domi- distinciones entre unos y otros ¿implicaba diferencias
nantes negaban la posibilidad de tener en cuenta el en la relación?;
cambio y la historia en las sociedades “primitivas”. —las modificaciones que esa relación había sufrido (del
momento colonial al postcolonial) y las modificaciones
En una palabra, las teorías elaboradas hasta ese mo- que ese cambio produjo en cada sociedad no occi-
mento no podían dar cuenta de las transformaciones que dental: ¿permiten comprender los cambios actuales?
estas sociedades habían sufrido. Por lo tanto hubo que
modificar la óptica desde donde se veía el problema y en- Sintetizando, se establecieron dos unidades de análisis:
contrar nuevas teorías. Los supuestos con los cuales estas una al interior de una sociedad particular (ya sea en socie-
transformaciones fueron encaradas, llevaron necesaria- dades aún “primitivas” o en las nuevas sociedades com-
mente a buscar una explicación posible en una teoría que plejas) donde el interés estaba puesto en la existencia de
justamente tenía una explicación sobre Occidente y sobre desigualdades sociales, en establecer si esas desigualdades
su relación con las sociedades no occidentales: el mar- eran semejantes o diferentes a las que caracterizaban a las
xismo (materialismo histórico). No obstante, esta teoría sociedades capitalistas occidentales. La pregunta generali-
tal como había sido formulada en su momento y modifi- zada dentro de estas teorías fue ¿qué tipo de modo de pro-

1 Con este término generalizamos las posiciones de una variedad de autores que a lo largo de las décadas del ‘60 y del ‘70 publicaron numerosos tra-
bajos tanto en antropología como en las ciencias sociales en general. No se debe por lo tanto entender que ha habido una teoría homogénea, por el
contrario, encontramos diferentes posturas que incluso polemizan entre ellas. Para desarrollar este punto y acotarnos a los conceptos que nos inte-
resan en función de nuestro problema, nos centramos básicamente en los trabajos de tres autores: Balandier (1973, 1994), Godelier (1977, 1979,
1991) y García Canclini (1981,1982, 1984, 1986).

96
Constructores de Otredad

ducción es (o era) tal o cual sociedad? La otra en la relación cepto que más se acercaba a él era el concepto de ideología.
entre sociedades capitalistas y no capitalistas, es decir, en la La segunda operación consistió en revisar los postulados
vinculación entre modos de producción distintos y el in- que la teoría enunciaba sobre la ideología y “adaptarlos” al
terés en el efecto y consecuencia de la expansión de las rela- concepto de cultura: 3
ciones de desigualdad social que caracterizan a la relación
2
entre sociedades capitalistas y no capitalistas. 1. El primer paso consistió en establecer la ubicación que
En una primera instancia, entonces, los conceptos cen- la ideología, en tanto instancia, tenía en la totalidad social.
trales derivados de la teoría de los modos de producción y Marx ya había ubicado esa instancia en su idea de so-
de su articulación fueron los ejes centrales de las nuevas ex- ciedad, idea vinculada con el concepto de modo de pro-
plicaciones antropológicas. Pero esos conceptos ¿agotaban ducción capitalista:
la explicación sobre la desigualdad cultural dentro de so- —Un modo de producción se define por la relación entre
ciedades occidentales, no occidentales u occidentalizadas, los hombres y los medios de producción y por la rela-
o las desigualdades entre culturas? Para algunos neomar- ción de los hombres entre sí.4 En un nivel, la relación
xistas, la respuesta fue “no” y elaboraron teorías alterna- hombre-medios-objetos de trabajo conforma lo que se
tivas cuyo eje era la vinculación de tres conceptos: deter- denomina con el término “fuerzas productivas” (que
minación, dominación y hegemonía con el concepto clave tal vez pueda verse como la base tecnológica de que dis-
del análisis antropológico: el de cultura. pone una sociedad, como la forma de organizar los me-
dios de trabajo). Pero la relación hombres-medios es
El concepto de cultura: una primera también una relación de producción, relación que se-
definición gún Marx es “necesaria e independiente” de la volun-
El concepto de cultura “tradicional” utilizado por la An- tad de los hombres, y que se expresa jurídicamente en
tropología presentaba un problema: tendía a englobar una relación de propiedad de los medios (formas defi-
“todas las instancias y modelos de comportamiento de una nidas de posesión de los medios).5
formación social –la organización económica, las rela- —En el denominado modo de producción capitalista,
ciones sociales, las estructuras mentales, las prácticas artís- esta relación de propiedad es una relación de propiedad
ticas, etc.– sin jerarquizar el peso de cada una.” (García privada de los medios de producción y esta apropiación6
Canclini, 1982:41). La primera operación consistió en se- privada está determinando la existencia de dos ti-
parar “sociedad” (formación social) de “cultura”. La so- pos-clases de hombres: aquellos que son propietarios
ciedad fue considerada como una totalidad conformada de los medios y aquellos que no son propietarios. Estas
por instancias interdependientes y jerarquizadas. La cul- relaciones de producción, que se expresan jurídica-
tura era vista como una instancia o dimensión de la tota- mente en relaciones de propiedad y que determinan la
lidad social determinada por otras instancias. existencia de dos clases de hombres (propietarios-no
Ahora bien, dentro de las teorías marxistas tradicio- propietarios), son también relaciones de explotación
7
nales, el concepto de cultura no tenía ese sentido. El con- (entre capital y trabajo) y son también fuerzas sociales

2 Así, para Balandier “[...] nuestra época puede caracterizarse por la urgencia y la agudeza de dos tipos de problemas que se plantean simultáneamen-
te a las naciones dominantes: los que están vinculados con las presiones que ejerce el proletariado y las clases desposeídas y los que se originan como
consecuencia del ‘ascenso’ de los pueblos colonizados o dependientes, [...] problemas planteados por el proletariado ‘interior’ y ‘exterior’ con su
reacción frente a la dominación que sufre y con sus luchas ‘por el reconocimiento’” (1973:15).
3 En este punto seguimos el razonamiento que García Canclini desarrolla en Ideología y Cultura (1984). También tuvimos en cuenta los siguientes
trabajos: Cultura y Sociedad (1981); Las culturas populares en el capitalismo (1982) y Desigualdad cultural y poder simbólico (1986).
4 Gracia Canclini se basa en el Prólogo a la Contribución a la crítica de la Economía Política. La versión en español que nosotros utilizamos es de Cua-
dernos Pasado y Presente, Buenos Aires, 1984.
5 En un párrafo Marx sintetiza claramente la relación entre fuerzas productivas y relaciones de producción y el modo en que se producen los cambios
de modo de producción: “En un estadio determinado de su desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción
con las relaciones de producción existentes o –lo cual sólo constituye una expresión jurídica de lo mismo– con las relaciones de propiedad dentro
de las cuales se habían estado moviendo hasta ese momento. Esas relaciones se transforman de formas de desarrollo de las fuerzas productivas en
ataduras de las mismas. Se inicia entonces una época de revolución social.” (1984:67).
6 El término apropiación sintetiza tres operaciones o sentidos relacionados. El primero señala el despojo: alguien le saca algo a otro. El segundo mar-
ca la exclusión, la apropiación implica que ese otro despojado “no tenga” y por eso queda excluido. El tercer sentido indica el control, la apropia-
ción implica que se controle tanto el “objeto” apropiado como la relación instituida con el otro despojado.
7 El capital introduce en la sociedad la lógica de una relación que será fundamental que es la de explotador / explotado. En esa relación, el proleta-
riado es la clase social explotada. La condición de esa explotación se localiza en el mercado cuando la fuerza de trabajo se torna en mercancía y se
consuma en la producción al prolongarse la jornada más allá del tiempo de trabajo necesario (plusvalía).

97
Capítulo 3: La construcción del otro por la desigualdad

(burguesía-proletariado) antagónicas que se enfrentan 2. El segundo paso fue el de establecer qué se entiende por
en “lucha”. “ideología” en las teorías clásicas. Y aquí se presentaron al-
—Las clases sociales, para Marx, se establecen en las rela- gunos problemas. Para García Canclini, las dificultades ra-
ciones de producción. Estas relaciones (junto a las fuer- dicaban en las implicancias que surgían de la definición
zas productivas) tienen una ubicación en su idea de tradicional del término. La ideología era definida como:
sociedad. En sus propias palabras: “La totalidad de esas
relaciones de producción constituye la estructura eco- —un sistema formalmente articulado de ideas y de repre-
nómica de la sociedad, la base real sobre la cual se alza sentaciones, lo cual implica que se piense en algo espi-
un edificio jurídico y político, y a la cual corresponden ritual que aparece separado de toda forma material,
determinadas formas de conciencia social” (Marx, que se piense que esas ideas están en la mente, en el es-
1984:67). Pero esas relaciones no sólo tienen una ubi- píritu de los hombres y que, a veces, toman forma ma-
cación sino que también tienen un “poder”, el de “de- terial (por ejemplo, en los libros), pero esa
terminar el proceso social, político e intelectual de la materialidad es secundaria. Se produce así una distin-
8
vida en general”. Esta famosa metáfora del edificio nos ción entre lo material (lo real) y lo simbólico (la repre-
10
muestra una sociedad conformada por dos partes: una sentación).
estructura9 (fuerzas productivas/relaciones de produc- —que cumple sólo la función de encubrir, deformar y
ción) sobre la cual se construye un edificio (superes- mistificar la realidad, es decir, que estas ideas repre-
tructura): “las formas jurídicas, políticas, religiosas, sentan de forma distorsionada lo que sucede en la rea-
artísticas o filosóficas, en suma ideológicas, dentro de las lidad objetiva, en la base/estructura de la sociedad.
cuales los hombres toman conciencia [...]” (Marx, —la expresión de la clase dominante (la “ideología bur-
1984:67) de lo que sucede en la estructura. La relación guesa”) por lo que se deja afuera las representaciones
entre estas dos partes –estructura/superestructura– es de las otras clases. Es la burguesía la que aparece cons-
una relación de determinación: la estructura o base truyendo “naturalmente” esa expresión a su antojo
“determina” lo que sucede en la superestructura. De tal con la exclusión de las otras clases. En palabras de
modo que la base desempeña un rol primario, en el Canclini, la ideología aparece como: “la elaboración
sentido de que los cambios en la base económica de la más o menos autónoma con que una clase se explica
sociedad conducen (determinan) los cambios, las sus condiciones de vida” (1984:12).
transformaciones, en el otro nivel. —está determinada de manera “causal, mecánica y uni-
—Para Marx, en este texto, la ideología es una forma de direccional” por la base-estructura. Así la ideología
conciencia social, es el modo en que los hombres to- sólo puede transformarse con cambios en la base ma-
man conciencia de lo que sucede en la base, se hacen terial y en tanto instancia de la totalidad social no tie-
conscientes de las relaciones de producción que según ne ningún peso propio ni participa en la
Marx son necesarias e independientes de la voluntad de conformación ni en la reproducción de esa totalidad.
los hombres.
El esquema que surge de esta descripción podría sinte- Estas implicancias que connotan la definición de ideo-
tizarse del siguiente modo: logía, la hacen poco útil para explicar las desigualdades

SUPERESTRUCTURA

formas ideológicas/culturales
formas jurídicas/políticas (poder simbólico)

relaciones de producción/fuerzas productivas


explotación

BASE/ESTRUCTURA
Determinación

8 Marx concluye: “No es la conciencia de los hombres lo que determina su ser, sino, por el contrario es su existencia social lo que determina su con-
ciencia.” (1984:66).
9 En diferentes traducciones, el término “estructura” es reemplazado por “base” o “infraestructura”.
10 Si bien el Estado, el derecho, etc. son formas ideológicas, se distinguen (en un primer momento) de la ideología propiamente dicha porque estas
formas han tomado “forma”, están objetivadas en instituciones mientras que la forma propiamente ideológica remite siempre a un sistema de
ideas y de representaciones.

98
Constructores de Otredad

“culturales”, ya que toda desigualdad se genera “única- El poder que se denomina hegemónico es un poder que
mente” en la estructura. Para dar cuenta de la desigualdad se puede denominar “sutil”, simbólico o cultural. Es defi-
cultural fue necesario repensarla como instancia (se llame nido como un proceso de dirección política-ideoló-
ideológica o cultural) y dotarla de algún tipo de atributo gica-cultural, en el cual una clase o sector en alianza con
que connotara “poder”, es decir, que fuese una instancia otras clases (en un complejo entrelazamiento de fuerzas)
que generara por sí misma desigualdad, y que tuviera un logra una apropiación diferencial de las instancias de
peso respecto de esa totalidad social. poder, admitiendo espacios donde los grupos subalternos
(no hegemónicos) desarrollan sus prácticas indepen-
El concepto de hegemonía dientes. Este proceso (lucha):
Para que la cultura aparezca como una instancia que re-
produce a la totalidad y a su vez puede sobredeterminar a —constituye todo un cuerpo de prácticas y expectativas
las otras instancias, es necesario que la cultura pueda en relación con la totalidad de la vida social, de tal ma-
ejercer por sí misma un “poder”, una fuerza. Ese poder es nera que constituye todo aquello que nos parece pro-
el poder hegemónico.11 ducto del sentido común (lo natural y lo dado) y afecta o
El punto de partida es la separación que realiza satura a la totalidad de la vida social: produce el sentido
Gramsci entre dos modos de dominación: la coercitiva y o los significados.
la hegemónica. Ambos son modos de dominación pero —actúa a través del consenso: no puede ser impuesto de
basados en formas distintas de control. En la domina- modo coercitivo sino que tiene que ser aceptado
ción propiamente dicha, el control es político y directo, (consentido) por parte de los grupos o clases no hege-
y se ejerce a través de la coerción y, en ultima instancia, mónicas y en ese sentido tiene que ser un poder legiti-
a través del recurso a la violencia física. En una sociedad mado.
capitalista moderna el control monopólico de ese re- —logra la dominación pero nunca de manera total y defi-
curso lo tiene el Estado y no directamente la clase explo- nitiva, necesita ser renovado, recreado, defendido y mo-
tadora.12 Pero ni este poder, el coercitivo, ni el poder dificado porque es también permanentemente resistido,
propiamente económico que deriva de la relación de ex- limitado, alterado y desafiado por fuerzas contrahege-
plotación, son suficientes para mantener y reproducir el mónicas o hegemonías alternativas,
sistema social: —puede ser comprendido históricamente y sólo analítica-
13
mente puede ser entendido como un sistema.
La propiedad de los medios de producción y la capacidad
de apoderarse del excedente es la base de toda hegemonía. Al introducir esta noción de hegemonía en tanto poder
Sin embargo, en ninguna sociedad la hegemonía de clase simbólico, se introduce una nueva diferenciación entre
puede sostenerse únicamente mediante el poder econó- clases de hombres. A la diferenciación económica que
mico. En el otro extremo de la competencia económica en- marcó dos clases de hombres: explotadores/explotados
contramos los mecanismos represivos que, mediante la vi- (que tiene como base la apropiación desigual de los me-
gilancia, la intimidación o el castigo, garantizan –como dios de producción de la vida material) se le sumó la dife-
último recurso– el sometimiento de las clases subalternas. renciación política que separa otras dos clases de hombres:
Pero se trata de un último recurso. No hay clase hegemó- dominantes/dominados (cuya base es la apropiación desi-
nica que pueda asegurar durante largo tiempo su poder gual de los medios para ejercer la violencia física), y ahora
económico sólo con el poder represivo. Entre ambos aparece una tercera diferenciación, la hegemónica, simbó-
cumple un papel clave el poder cultural (García Can- lica o cultural que determina otras dos clases de hombres:
clini, 1981:35). hegemónicos/subalternos (y cuya base es la apropiación
desigual de los medios para producir sentido). La cultura,
ya no es sólo “producción de sentidos”, es producto del

11 Esta noción es tomada de los escritos de Gramsci, quien utilizó este término para mostrar que el Estado moderno dominaba no sólo por el mono-
polio del uso de la fuerza física sino porque ejercía también el poder hegemónico, que implica consenso y legitimación. Pero siguiendo a Gracia
Canclini, tomaremos la interpretación que de esa noción realiza R. Williams en su libro Marxismo y Literatura (1980). Este autor utiliza el mismo
concepto pero para la instancia netamente ideológica.
12 El Estado en tanto institución se apropió, en los tres sentidos que plantemos en la nota 9, de los recursos que le permiten ejercer la violencia física.
13 Es importante recalcar que esta relación es fundamentalmente un proceso. Williams, insiste mucho sobre este punto: “excepto desde una perspec-
tiva analítica, no es un sistema o una estructura.” (1980:134).

99
Capítulo 3: La construcción del otro por la desigualdad

modo en que se relacionan las clases hegemónicas y subal- el espacio (ámbito, instancia) donde dicho proceso se va
ternas, es también instrumento en la lucha (o el proceso) dando. Siguiendo el esquema anterior, podríamos su-
por la hegemonía (poder simbólico) y es al mismo tiempo poner que el mismo toma ahora la siguiente forma:

SUPERESTRUCTURA
Dominación Hegemonía
formas ideológicas/culturales
formas jurídicas/políticas
(poder simbólico)

relaciones de producción/fuerzas productivas


explotación

BASE/ESTRUCTURA

Pero, al existir una lucha por la hegemonía (“en base una sola determinación, sino de modalidades distintas de
a una relación entre homogeneidad y diferenciación, determinación.
entre creación de consenso y creación de nuevas formas En primer lugar, la relación entre fuerzas productivas
de distinción”) se van admitiendo espacios donde los caracteriza a la base/ estructura y a sus determinaciones
grupos dominados, subalternos pueden desarrollar internas, pero también afecta a la totalidad de los dis-
prácticas independientes y no siempre funcionales para tintos niveles de una sociedad y al tipo de articulación
el sistema.14 que existe entre ellos. Es decir, la determinación estruc-
Ahora bien, con el concepto de poder hegemónico se tural implica que la relación existente entre un cierto tipo
restituye a la cultura como una instancia dentro de la tota- de fuerzas productivas y un cierto tipo de relaciones de
lidad social con un poder propio. Pero, ¿en qué medida producción, produce (u origina) efectos sobre la superes-
puede “actuar” sobre las otras instancias de esa totalidad? tructura (que contiene dos niveles o instancias: la jurí-
¿Puede “sobredeterminar” la base sobre la cual está asen- dico-política y la ideológica). La superestructura está
tada? Para responder estas preguntas es necesario remi- afectada por la estructura y ella es su condición de exis-
tirnos a la “determinación” y a un concepto que la amplía, tencia.16 En segundo lugar, las relaciones de producción
el de “causalidad estructural”. (el modo en que se vinculan los agentes y los medios de
producción) tornan necesaria la existencia de una deter-
La noción de causalidad estructural minada superestructura para asegurar su perpetuación
15
El concepto de causalidad estructural es considerado, (su reproducción). Por esa razón, la superestructura
junto con el de hegemonía, como el dispositivo clave que asume un rol dominante ya que perpetúa el modo de pro-
“revolucionó” a la teoría marxista en los años sesenta. Es ducción; la vuelta de la superestructura sobre la estruc-
un concepto acuñado por Althusser para designar la vin- tura permite la reproducción de las condiciones de posi-
culación entre causalidad y determinación: la determina- bilidad de la estructura. A ese efecto se le da el nombre de
ción no es ejercida por una causa eficiente, sino por una eficacia: determinada estructura “necesita” de determi-
relación estructural sobre los diferentes niveles de una to- nada superestructura para perpetuarse por lo tanto, la su-
talidad social. perestructura cumple una función dentro de la totalidad
Esa totalidad social está enteramente estructurada por social y la puede seguir cumpliendo en la medida en que
la unidad específica entre fuerzas productivas y relaciones sea eficaz, que demuestre eficacia en el cumplimiento de
de producción. Se combinan así las nociones de estructura su función. Sólo así la superestructura se torna domi-
y de causalidad para dar cuenta de la existencia ya no de nante.

14 Para García Canclini, ese poder cultural está condensado en aparatos culturales: “en el capitalismo, son principalmente la familia y la escuela pero
también los medios de comunicación, las formas de organización del espacio y del tiempo; todas las instituciones y estructuras materiales a través
de las cuales circula y se produce el sentido” (1981:38).
15 Este término ha sido definido y utilizado por numerosos autores, principalmente franceses. Nosotros vamos a seguir trabajando con las definicio-
nes dadas por García Canclini, Godelier.
16 Para algunos neomarxistas, Marx ya implicaba estas relaciones de determinación que especifican la existencia y la posición de las otras instancias de
la totalidad social, aunque su intención principal fue la de mostrar el efecto principal de “la determinación en ultima instancia”.

100
Constructores de Otredad

Sobre un plano analítico, la estructura determina una rrespondería al de una causalidad recíproca: el efecto estruc-
forma específica de superestructura, pero esa forma asume tural presupone la causa, torna posible su existencia como
un rol dominante porque ella perpetúa el modo de produc- causa y hace “necesario” el efecto, lo hace dominante. Para
ción, al permitir la reproducción de las condiciones de posibi- este último sentido se utiliza el término de sobredetermina-
lidad de esta determinación. En consecuencia, la noción de ción. La necesariedad implica “reproducción”.
causalidad estructural se despliega en dos sentidos. Un sen- El esquema inicial sufre otra modificación a partir del
tido correspondería a la determinación en última instancia concepto de causalidad estructural. Podemos pensar que
de la estructura sobre la superestructura. El otro sentido, co- tomaría en definitiva la siguiente forma:

SUPERESTRUCTURA

Dominación Hegemonía
formas ideológicas/culturales
formas jurídicas/políticas
(poder simbólico)
relaciones de producción/fuerzas productivas
explotación
BASE/ESTRUCTURA

Casualidad estructural: determinación


necesariedad
sobredeterminación:
reproducción

Esta necesariedad implica, en algunas de las vertientes sociales precapitalistas.Y en lugar de ver en las relaciones
del marxismo, sólo al nivel jurídico-político que toma la de parentesco un elemento de la superestructura que per-
forma del Estado moderno. El nivel ideológico, que mite la perpetuación de ciertas condiciones de produc-
cumple sólo una función secundaria, no es la condición de ción, Godelier sugiere considerar esas relaciones de paren-
la existencia directa de las relaciones de producción. Así, tesco como estructuras plurifuncionales comunes a la es-
las formas de dominación política son “condición de posi- tructura y a la superestructura.
bilidad” de las relaciones de producción y las formas de Su supuesto es que la sociedad está dividida en niveles
dominación ideológica son sólo un complemento de “pri- o estructuras y que existen relaciones de orden entre los di-
mera importancia”. En el caso de las sociedades sin clases, ferentes niveles: no todos tienen el mismo nivel porque no
las relaciones de producción no apelan más que a una su- cumplen la misma función. Es decir que entre niveles
perestructura ideológica, es decir a un sistema de represen- existe una jerarquía de distinciones funcionales. No hay
tación que reflejan las relaciones imaginadas por los indi- que prejuzgar el número de funciones que cumple una es-
viduos de sus condiciones reales de existencia. Este punto tructura ni el tipo de funciones que cubren las distintas es-
es el que puso en duda Godelier (entre otros antropólogos tructuras. La causalidad entonces puede darse entre es-
marxistas) introduciendo el problema de las sociedades tructuras (por ejemplo, la base material “causa o deter-
precapitalistas en el campo de la discusión sobre los modos mina” a la estructura demográfica y ésta a la estructura de
de producción en relación con la noción de causalidad es- parentesco) o dentro de una estructura (por ejemplo,
tructural. dentro de la estructura de parentesco, las relaciones de
Godelier propone otra lectura de Marx paralela en el alianza “causan o determinan” las relaciones de filiación).
tiempo pero distinta en cuanto a la interpretación de la de En las sociedades sin clases, las sociedades “primitivas”,
Althusser.17 Su punto de partida es preguntarse sobre las las relaciones de parentesco están presentes en la base-es-
razones del dominio del parentesco en ciertas formaciones tructura ya que regulan el acceso de los grupos e indivi-

17 El trabajo de Godelier presenta dos momentos. En un momento, durante la década del sesenta, se esfuerza en construir un dominio de validez para
los conceptos y métodos de una antropología marxista a partir del estudio de múltiples casos y analizando la diversidad de modos en que opera la
causalidad estructural en sociedades totalmente diferentes. En un segundo momento, están sus trabajos sobre su propia experiencia con los Baruya
de Nueva Guinea y en ellos analiza los conceptos elaborados anteriormente.

101
Capítulo 3: La construcción del otro por la desigualdad

duos a las condiciones de producción y a los recursos; y García Canclini, llamando así a toda producción de sen-
también están presentes en la superestructura, ya que son tido que es al mismo tiempo material y simbólica y que re-
el marco social de las actividades políticas y rituales y son presenta y reproduce la realidad, las estructuras materiales,
también la base del esquema ideológico. Así, las relaciones un sistema social. Para este autor, esa producción:
de parentesco aparecen como dominantes, es decir con- —es considerada como “elaboración, reelaboración de
trolan a las otras estructuras. Pero esa dominación es po- productos” (materiales o simbólicos). Estos productos
sible sólo porque funcionan como relaciones de produc- pueden ser representaciones, fenómenos (materiales y
ción. Para que una estructura sea dominante tiene que simbólicos), hechos, sentidos, significaciones,
funcionar como relaciones de producción, esto es, como la —cumple con la función de reproducir y a veces transfor-
instancia donde se produce, en una sociedad dada, la apro- mar la realidad (las estructuras materiales, un sistema
piación de bienes materiales o simbólicos. social),
En las formaciones sociales donde el parentesco es una —es producto del modo en que se relacionan las clases en
instancia dominante, la separación analítica entre estruc- la sociedad en un momento histórico dado, no sólo en la
tura y superestructura no revela, como en el modo de pro- producción material o económica sino en otros ámbitos
ducción capitalista, una distinción entre instituciones (el como, por ejemplo, en la distribución y el consumo,
aparato de producción de un lado y el aparato del Estado —está determinada estructural, reversible y multidirec-
del otro) sino una distinción entre las diversas funciones cionalmente por la base, “la base material determina
jerarquizadas que asumen en todas las instancias de la so- por múltiples conductos a la conciencia (cultura) y ésta
ciedad las relaciones sociales dominantes. Así, para Gode- sobredetermina dialécticamente, también en forma
lier la causalidad estructural es un tipo de determinación plural, a la estructura” (1984:14).
que debe ser probada para cada sociedad. El antropólogo
debe estudiar para cada caso en particular los efectos que Con esta definición la noción de cultura toma un lugar
tienen las relaciones de producción y de un determinado dentro de la totalidad social, el lugar que en las teorías más
nivel de desarrollo de las fuerzas productivas sobre otros tradicionales estaba reservado a la ideología; la instancia
niveles de la organización social. Para ello debe descubrir cultural es un espacio especifico dentro de la totalidad so-
los lazos internos (relaciones) entre la forma, las funciones cial, aquel espacio donde se produce sentido. El poder he-
y el modo de articulación de esas relaciones. En definitiva, gemónico, a través de la causalidad estructural, reproduce
debe contestar la siguiente pregunta: “¿en qué condiciones la “arbitrariedad” que deriva de la fuerza económica de la
y por qué razones tal o cual instancia asume las funciones clase dominante (explotadora) de un modo particular: in-
de relaciones de producción y controla la reproducción de culcando como necesaria y natural esa arbitrariedad, ha-
esas relaciones y por ello las relaciones sociales en su con- ciéndola percibir como la forma natural. Además, cumple
junto?” (1974:44). un papel fundamental en la reproducción de la totalidad
Siguiendo el razonamiento de Godelier, García Can- social y, si bien esa instancia está determinada por otras
clini saca dos conclusiones. La primera es que ya la ideología instancias (especialmente por las condiciones materiales
no es algo “exterior y ulterior” a las relaciones sociales: de existencia), aparece a veces “transformando” a las otras
“cualquier práctica es simultáneamente económica y sim- instancias.
bólica; a la vez que actuamos a través de ella nos la represen- Volviendo ahora a la desigualdad entre culturas (cul-
tamos atribuyéndole significado” (1984:12-13). En se- turas hegemónicas y subalternas), y la desigualdad dentro
gundo lugar, la ideología o la cultura como parte de la supe- de una cultura o de una sociedad (entre clases, sexos,
restructura y como cualquier otra forma de conciencia grupos, etc.), esas desigualdades ya no son producto de
mantiene con respecto a la base o a la estructura la relación
de causalidad estructural: está originada por la estructura
dominación hegemonía
pero a su vez la sobredetermina a fin de reproducirla.
(político) (cultural)
El concepto de cultura: una segunda
definición explotación
A partir de estas dos nociones, la de hegemonía y la de cau-
colonización descolonización
salidad estructural, la cultura, en tanto instancia de la tota-
lidad social, puede ser redefinida. Un ejemplo de esta re-
formulación es la definición de cultura que propone

102
Constructores de Otredad

“una” relación de dominación sino de tres. Esto se puede turales. Estas serían dos proposiciones fundamentales
graficar del siguiente modo: sobre las semejanzas culturales.
La reproducción no se realiza de manera igual en toda En segundo lugar, también podemos deducir algunas
la sociedad, sino que se realiza a través de una participa- proposiciones fundamentales sobre la desigualdad cul-
ción desigual de las distintas clases sociales, en las rela- tural:
ciones de producción, de distribución y de consumo. Una 1. Tanto la diversidad como la diferencia eran conside-
sociedad que está basada en un sistema desigual repro- radas como hechos empíricos constatables; en este
ducirá ese sistema desigual a través de maneras y formas caso, la desigualdad también es considerada una rea-
desiguales. En el caso de la desigualdad entre culturas, el lidad pero no está dada de manera “natural” sino
punto de partida histórico fue un proceso general de ex- como producto histórico coyunturalmente determi-
pansión económica, política y cultural del capitalismo que nado. Es un punto de partida, pero sobre todo un ele-
“tendió a apoderarse” de otras culturas mediante meca- mento a explicar.
nismos económicos y políticos (base de la “arbitrariedad”) 2. En los modelos anteriores, la diferencia expresaba dis-
pero, también, a través de la modificación de la totalidad tintos grados de evolución y la diversidad expresaba la
de la vida de los hombres, de la readaptación de “los há- heterogeneidad de las modalidades de la vida humana.
bitos de consumo, de sus creencias y de sus objetivos histó- En este caso, la desigualdad expresa (y es producto de)
ricos”, de la apropiación del espacio social donde los su- una relación de dominación.
jetos se representan lo que sucede en la sociedad, donde se 3. La dominación se funda en una apropiación desigual
da el conocimiento del sistema social, donde se piensan las de bienes materiales y simbólicos, una parte se apropia
relaciones materiales, donde se produce sentido (García de algo a expensas de otra. Esta apropiación genera re-
Canclini, 1984:22). Sin embrago, por más estable que esta laciones sociales asimétricas que toman formas di-
relación se presente, sea en una situación colonial o post- versas (entre sexos, entre parientes, entre clases so-
colonial, dentro o entre culturas, no aleja el conflicto. La ciales, entre sociedades) y que se expresan en formas
relación de dominación, incluso la hegemónica, es una re- culturales, económicas, políticas y sociales distintas.
lación conflictiva, en la cual encontramos consenso, adap- 4. La desigualdad se fundamenta en una relación de do-
tación, sometimiento, pero también resistencias, oposi- minación de algunos hombres, de algunos grupos y de
ciones por parte de los dominados. algunas sociedades sobre otros hombres, grupos y so-
ciedades. Esa relación tiene una estructura común,
La construcción del “otro” por la pero no hay idea de gradación sino de transformación:
desigualdad cada forma distinta es una transformación de esa es-
¿Podemos deducir mecanismos de construcción del tructura.
otro a partir de la desigualdad? Sí, teniendo en cuenta 5. En los otros dos modelos, la especificidad de una cul-
los otros dos modelos anteriores (por la diferencia y por tura se explicaba por ser parte atrasada de la propia o
la diversidad) y los supuestos básicos de la teoría que por su ordenamiento funcional diferencial. En este
acabamos de esbozar. modelo, la especificidad de una cultura se explica
En primer lugar, desde esta perspectiva, si existen se- como producto del modo particular que toman las re-
mejanzas entre culturas, las teorías funcionalistas o evo- laciones de dominación.
lucionistas no alcanzan a explicarlas. Así, la UPB
(unidad psicobiológica) del hombre, es un punto de Mecanismos de construcción del “otro
partida pero no una causa de las semejanzas. Tampoco desigual”
el origen común o las necesidades básicas comunes El con y sin están presentes de manera simultánea. En el
agotan la explicación de las semejanzas. Si existen modelo de la diferencia predomina el sin, en un sentido
formas culturales semejantes, pueden explicarse por dos de ausencia de atributos (“a tal cultura le falta...”) o de
vías: o por que hay una lógica común, una estructura despojo de atributos (“no tiene...”). En el modelo del
que compartieron siempre los hombres viviendo en so- “otro desigual” el sin aparece como despojo pero no
ciedad, un conjunto de relaciones comunes a todas las como consecuencia de un acto deliberado del obser-
culturas más allá del tiempo o del espacio; o porque son vador, del antropólogo, sino como un hecho objetivo
productos de un hecho histórico reciente –la expansión “producido” por los hombres cuando se relacionan en
de un tipo particular de cultura– que tiende a homoge- una sociedad o entre sociedades. Hay un despojo/ca-
nizar, hacer semejantes, algunos aspectos o rasgos cul- rencia en tanto un grupo, una clase, una cultura al apro-

103
Capítulo 3: La construcción del otro por la desigualdad

piarse de algo está despojando a otro (otra clase, otro El mecanismo de construcción por la desigualdad
grupo, otra cultura) de los medios materiales y simbó- consiste en encontrar en el “otro” no algo totalmente dis-
licos que garantizan su reproducción. Esta carencia no es tinto ni algo que tenga igual sentido, sino una misma re-
temporal ni transitoria, sino que es un estado estructural. lación, encontrar en el “otro” una estructura común que
Pero al mismo tiempo el sin no deja un vacío, no queda está presente siempre, de modo distinto, en toda relación
un otro “incompleto” ni tampoco es llenado ese vacío social. Este antropólogo puede viajar en el tiempo (hacia
por el “otro” (otra cultura, otra clase, otro grupo) como el pasado de otras sociedades, o de su propia sociedad),
se plantea en la diversidad. El Nosotros no sólo se apropia puede hacerlo en el espacio (hacia otras sociedades) e in-
de algo sino que, además, participa activamente y a veces cluso puede desplazarse dentro de su propia sociedad,
de modo determinante en la conformación de los atri- siempre que su búsqueda sea la de la relación que vincula
butos del “otro”. Los atributos del “otro” son coprodu- a Nosotros-Otros.
cidos por la relación Nosotros-Otros.

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WILLIAMS, R., Marxismo y Literatura, Barcelona, Penín-
sula, 1980.

104
Capítulo III
Los usos de las lenguas en la escuela

Escondidos detrás del contenido aparente de cualquier lección


existen mensajes más profundos sobre cómo opera el mundo, so-
bre qué tipo de conocimiento es valorado socialmente, y sobre
quién puede hablar y de qué manera –una cosmovisión cultural
que es silenciosamente transmitida a través del lenguaje de la
clase. De ese modo, pautas y luchas sociales más amplios son
desplegados y transformados en la dinámica a pequeña escala de
la educación en las aulas.
Elizabeth Mertz, 1998 (M.T.).

Centraremos ahora nuestra mirada en los usos de las lenguas en


la escuela, específicamente en los ámbitos formales como son el aula,
las situaciones de enseñanza o instrucción deliberada; y en los actos
escolares, donde se cristalizan y expresan, ideologías generales y par-
ticulares a la vez. Nos interesa hacer foco en el uso del guaraní, ya
que creemos que a partir de él, de la sombra que este uso proyecta,
podremos observar a la vez los usos del castellano y, al poner luz so-
bre estas prácticas, ellas mostrarán quizá el relieve pretendidamente
escondido de la otra lengua en juego.
Por otra parte, hemos elegido una exposición ordenada a partir de
etapas que corresponden a tres años: 2002-2003-2004. Si bien podría-
mos hacer un análisis más fino, marcando más momentos, lo que nos
interesa aquí es ordenar de algún modo la información que hemos
producido, y que este orden muestre –a su vez– los cambios que nos
interesan poner de manifiesto.
Estas etapas marcarían, por un lado, modificaciones en los usos de
las lenguas que se arman a partir de la trama de usos que los maes-
tros y niños van haciendo. Y, por otro, momentos de este proceso
que estarían marcados a partir de la confianza que las personas van
teniendo conmigo, permitiendo, en este caso, que yo sea partícipe de
algunas situaciones de intercambio en guaraní, o finalmente se diri-
jan a mí en guaraní, o me interpelen respecto al conocimiento que
tengo o no de esta lengua.

71
72 Entiendo pero no hablo. . .

2002: los niños “silenciosos” del campo


Vayamos a la escuela. Cuando llegamos, los niños eran “silenciosos”.
“Así son” los niños “del campo”, los niños en la escuela rural, nos
comentaban algunos maestros. Desde el trabajo en un proyecto de
alfabetización inicial no nos conformaba una respuesta de este tipo.
Pero, al mismo tiempo, los resultados que habíamos obtenido en el
diagnóstico en el año 2001 nos mostraban diferencias desfavorables
en la cantidad de niños que efectivamente se alfabetizaban en la es-
cuela rural, respecto a los niños de las escuelas urbanas y suburbanas
(Yausaz, 2001). Quizá estos datos reforzarían la idea, tan fácilmente
usada como explicación, de que estos niños podrían tener un “déficit
lingüístico” en general atribuido a la pobreza o las malas condiciones
de vida en las áreas rurales de nuestro país. La explicación en tér-
minos simples es que por algún motivo sociológico los niños hablan
“poco” o hablan “mal”. Este concepto proviene de la corriente teó-
rica basada en las ideas desarrolladas por Bernstein ([1971] 1990), y
según Unamuno (1995b):

La hipótesis que estos trabajos sostienen es que el problema se


centra en una “deficiencia o carencia lingüística” que bloquea el
desarrollo cognitivo de los grupos marginales, impidiendo así su
normal desenvolvimiento en situaciones de aprendizaje (Unamu-
no, 1995b:21).

Podríamos decir que esta idea forma parte de una ideología lingüís-
tica, difundida entre maestros y profesionales de la educación, que
refuerza la concepción de que el problema estaría ubicado en el niño
o en su contexto familiar y social, y que por un determinado déficit
lingüístico no puede aprender. Esta idea de déficit remite a una con-
cepción más amplia, que establecería que hay una forma correcta de
hablar una lengua, que responde a una “cantidad” de conocimientos
o grado de competencia lingüística determinada como normal. Por
lo tanto, aquel que no convive en un contexto adecuado no alcan-
za esa competencia, por lo que tendría una carencia, caracterizada
como una cuestión estática, incluso casi biológica, desconociendo la
dinámica subjetiva y social de los cambios en el habla, sobre todo en
niños que están manejando y adquiriendo más de una lengua.
Los niños son juzgados como “deficitarios” respecto del habla del
castellano estándar, que –aparte de configurarse en la norma a partir
Capítulo III Los usos de las lenguas en la escuela 73

de la cual se pueden establecer estos conceptos– es la lengua que sería


susceptible de analizarse objetivamente, siguiendo la categorización
propuesta por Voloshinov (1992). Como podemos observar hasta aquí
el guaraní seguía invisibilizado.
Durante el año 2002 trabajamos especialmente con una maestra en
primer grado. Uno de los investigadores le insistía que hablara con los
niños en guaraní, porque él creía que ellos no siempre la comprendían.
Aun así, Estela 1 no hablaba con los niños en guaraní. Al finalizar
ese año, Estela invitó a Ana, una alumna de primero, a su casa a
pasar un fin de semana. Ana ya había repetido dos veces primer
grado. La maestra percibió que Ana estaba muy callada, se sentía
como perdida. Estela se preguntaba qué le pasaría, si se comportaría
así por su timidez. Cuando el marido de la maestra volvió de su
trabajo, le comenzó a hablar a la niña en guaraní, le preguntó “si se
hallaba”, “si se sentía bien”. A partir de ese momento, Ana empezó
a comportarse “normalmente”. La maestra entonces le comenta esta
anécdota al investigador diciéndole al final: “Había sido que hablaba
guaraní” 2.
Traemos esta anécdota al comenzar este apartado, para expresar
en qué medida y cómo la invisibilización del guaraní estaba operando
al momento de comenzar el trabajo. Si bien escuchamos relatos de
maestros contándonos como “antes” explícitamente prohibían el uso
del guaraní en la escuela, otros nos decían que lo que no se permitía
era el uso en el salón, haciendo referencia a una norma con un ob-
jetivo pedagógico-educativo. Habíamos planteado en la introducción
cómo se configuraba el discurso de la prohibición en torno a sucesos
del pasado. Lo que vemos en esta anécdota es cómo estaba operando
la prohibición en ese momento en la escuela. La maestra simplemen-
te no se daba cuenta de que Ana hablaba guaraní, pero además no
levantaba la prohibición implícita ni siquiera fuera de la escuela, en
su propia casa.
Una situación similar ocurrió en otra escuela a unos pocos kilóme-
tros de San Luis del Palmar, a fines del año 2003. Habíamos ido a
visitar esa escuela con la intención de solicitar permiso para tomar

1 Los nombres de todas las personas que aparecen en el libro son ficticios para
resguardar la identidad de cada una, salvo en el caso de Marta Rodríguez, de
quien tengo expresa autorización para nombrarla.
2 Esta anécdota me fue relatada por el investigador y también por la maestra,
quien la recuerda como el momento clave en que se dio cuenta de que los chicos
efectivamente hablaban guaraní.
74 Entiendo pero no hablo. . .

algunas evaluaciones a los niños de 3er año. Al preguntar sobre la


situación lingüística de los niños en ese paraje, específicamente pre-
guntamos si los niños hablaban guaraní. La respuesta fue: “no, acá
los chicos no hablan guaraní”. La respuesta sincera aludía, quizá, a
que el guaraní no se usaba en el intercambio entre maestros y alum-
nos, lo que seguramente era cierto. Pero por la generalidad también
aludía a que los chicos en ese paraje no eran hablantes de guaraní.
A la semana siguiente fuimos con una compañera a realizar el tra-
bajo de toma de pruebas a los niños de 3er año. Cuando conversaba
con ellos, y hacíamos el aprestamiento para usar el grabador en las
pruebas haciendo juegos con lecturas, grabando preguntas y respues-
tas, introduje el tema del guaraní. Allí comencé a escuchar relatos
acerca de los diferentes usos que estos niños hacían de esta lengua
en sus casas, con los amigos. Algunos de ellos lo hablaban como úni-
ca lengua en su casa, según sus dichos. Inmediatamente comenzaron
ellos a probarme a mí, diciéndome diferentes palabras en guaraní, de
las cuales yo tenía que saber el significado. Luego me preguntaban
cómo se decían en guaraní algunas palabras en castellano. Su sorpre-
sa y quizá alegría fue cuando mi compañera (maestra correntina 3)
comenzó a hablarles en guaraní. Ellos entonces comenzaron un in-
tercambio con ella, riéndose de mí, porque me dejaban afuera de ese
juego.
Estas dos situaciones nos estarían hablando de la operación de la
invisibilización del guaraní, mediante la idea de que el guaraní no es
que se prohíbe, simplemente no se habla, no está. Nos encontramos
acá con una ideología lingüística totalmente internalizada, regulan-
do la acción y la mirada de estas personas. Este es un punto clave
para poder comprender la prohibición. En este caso, bien podríamos
pensar en un ocultamiento del uso de esta lengua hacia “nosotros”.
Sin embargo, la reacción de estas maestras nos hace pensar en su
convencimiento de que sus alumnos no hablaban guaraní, tanto que
por la sorpresa expresada pareciera casi como si éste no “existiera”.
3 Conocí a esta maestra a fines del 2001 y continuamos trabajando juntas en el
proyecto de alfabetización hasta hoy (2007). Recién en julio del 2003, en el marco
de una etapa de evaluación del proyecto, “confesó” que hablaba guaraní. Ella es
oriunda de Itaibaté, pueblo ubicado al norte de Corrientes. Si bien su padre le
prohibía hablar guaraní, ella dice haberlo aprendido con sus amigos y primos
en el camino a la escuela, y escuchando a sus padres cuando tomaban mate en
el patio a la hora de la siesta. Ellos conversaban en guaraní a la sombra de un
árbol fuera de la casa. Entonces ella intentaba pasar cerca de ellos con cualquier
excusa para poder escucharlos.
Capítulo III Los usos de las lenguas en la escuela 75

La prohibición se explicita como tal en el discurso que remite al


pasado, incluso al pasado reciente. Hoy los niños, simplemente no
hablarían guaraní: ergo no habría ni siquiera que prohibirlo. Vemos
cómo la prohibición se hace implícita en el presente para estos maes-
tros. La prohibición entonces se traduce en una invisibilización de la
lengua vernácula: “estos niños no hablan guaraní”. El convencimien-
to de este fenómeno es tal, que la reacción de sorpresa, por ejemplo,
por parte de Estela también nos sorprende a nosotros. Incluso, sa-
biendo ahora que Estela es hablante de guaraní que como tantos
dice haberlo aprendido en el camino entre su casa y la escuela. Nos
preguntamos ¿cómo se construye y sostiene este no ver/no escuchar?
Podemos ya entrever que el hecho de decir que los niños “son
silenciosos” contribuye al sostenimiento de una ideología lingüística
que produce –paradójicamente– la inaudibilidad de una lengua.

2003: los nuevos usos del guaraní en la escuela


Tomemos el año 2003, año en el que según nuestro criterio se dio
una especie de auge en el uso del guaraní en la escuela, en cuanto
a los nuevos ámbitos de uso ahora legitimados y promovidos por la
escuela. O mejor, una maestra que decide comenzar a usarlo en el
contexto de la escuela y una directora que va a acompañar y sostener
esta decisión. También un supervisor que, puesto sobre aviso de la si-
tuación, da la “autorización” para usar el guaraní. Esta autorización
o visto bueno por parte del supervisor nos está mostrando una situa-
ción en la que las maestras buscan aprobación “oficial”, apoyo para
decisiones pedagógicas, pero que supone a su vez que la prohibición
del guaraní tiene un estatuto oficial que necesita una “contraorden”
para ser desafiada.
Decimos nuevos usos, pero veremos más adelante cómo creemos
que ciertos usos ya se realizaban, aunque a la vez se construía in-
visibilidad/inaudibilidad sobre ellos. Esta invisibilización –como ar-
gumentaremos– abonaba dos ideas del sentido común, cuya falacia
queda al descubierto ni bien se admite el uso del guaraní en la escue-
la. Primero, esta lengua sólo se habla en el ámbito privado o familiar.
Segundo, no es que hoy se prohíba el guaraní como se hacía antes,
sino que no hace falta prohibirlo porque los niños ya no lo hablan.
Estas construcciones del sentido común intentan tapar que los usos
76 Entiendo pero no hablo. . .

del guaraní son mucho más extendidos y que hay otras maneras de
“prohibir” más allá del castigo o la censura explícita.
A partir de este año 2003, como dijimos, otra maestra de la escuela
se incorporó al proyecto de alfabetización, a trabajar con los niños
de segundo año. Desde el primer encuentro con Marta, el tema del
guaraní estuvo presente. En diciembre del año 2002, cuando conver-
sábamos acerca de su incorporación al proyecto de alfabetización, ella
me preguntó qué pensábamos nosotros –el equipo de investigación–
sobre el guaraní. No sabía a qué se estaba refiriendo específicamen-
te. Le comenté que no éramos especialistas en el tema, pero que, en
acuerdo con la directora, habíamos decidido continuar en la escuela
y junto con ellas comenzar a trabajar sobre la situación lingüística
de los niños hablantes de guaraní y/o castellano. Ella me anticipa
que sólo iba a cursos de capacitación que le sirvieran y que, en los
que había participado, siempre que preguntaba acerca del guaraní
no le respondían nada; simplemente que ése era un problema para el
aprendizaje de los chicos. Este breve comentario sirve para introducir
mínimamente la postura inicial de Marta.

En el aula
Recordemos el gráfico con los grupos de niños y maestros que estamos
siguiendo (ver cap. II: “De la metodología al marco teórico”). Ahora
nos centraremos en el uso del guaraní que Marta comienza a hacer
con los niños en su salón. En la primera mitad del año 2003, con
los niños de segundo año, Marta comienza a usar el guaraní en el
contexto del aula. Tengamos en cuenta que algunos de estos niños
habían estado en primer año en el 2002 4. Los primeros comentarios
de la maestra indicaban que, si bien ella se dirigía a los niños en
guaraní, las respuestas que ellos le devolvían eran en castellano. En
general, ninguno de ellos se dirigía a la maestra en guaraní.
Luego, en la segunda mitad del año, Marta pasa a ser la maestra
de 1er año, y ella nota un cambio en la interacción con sus nue-
vos alumnos. Los intercambios comienzan a ser más fluidos, ahora
sí algunos niños se dirigen a ella en guaraní. Se observa entre los
niños un intercambio en guaraní, sin preocuparse por la presencia
del maestro. Cuando le pregunto a Marta cómo hace con el cambio

4 Año en que se dio la situación de Estela y Ana relatada al principio de este


capítulo.
Capítulo III Los usos de las lenguas en la escuela 77

de código, si tiene algún criterio de uso de una u otra lengua, ella


dice: “no planifico, sólo hablo, y me comunico con ellos”. Aquí parece
central la posibilidad de comunicarse con los niños sin importar el
código. Teniendo en cuenta que toda la experiencia docente de Mar-
ta había sido con alumnos de los grados superiores, había en ella una
preocupación especial por el hecho de poder relacionarse adecuada-
mente con los niños más pequeños. En este vínculo el papel de la
lengua –evidentemente– fue central.
Marta comentaba en la primera semana que asumió 1er grado
(segunda mitad del 2003):

(. . .) yo hoy me di cuenta que hablé menos guaraní que ayer, no


sé por qué. Me di cuenta que José, que yo pensé que no hablaba
nada castellano, habla castellano; si no habla, entiende. Porque yo
a propósito le estaba explicando el trabajito de lengua y entendía
perfectamente. Ahora en primer grado lo estamos usando mucho
más que en 2do y 3ro; por ejemplo, estos chiquitos a diferencia de
los otros, lo toman como una conversación absolutamente normal.
En cambio, a los otros les producía mucha risa, y no se animaban
a hablar mucho conmigo. En cambio, acá, estamos hablando y
punto. (Entrevista 6 de agosto 2003).

En el aula, se observa una relación muy cercana de los niños de


primero con la maestra. Por ejemplo, en un momento de lectura de
cuentos, los niños se sientan alrededor de ella, todos sentados en
el piso, tomando primero un libro, luego otro, comentan el cuento,
lo hacen en castellano y en guaraní. Las lenguas parecen fluir en
ese momento indistintamente. Todos parecen bilingües y se expresan
algunos más, otros menos, en la lengua con la que mejor –quizá–
pueden hacerlo, pero pareciera que todos entienden lo que cada uno
va diciendo. Cuando alguno no entiende, pregunta, o la maestra va
traduciendo algunas palabras del castellano al guaraní. Se los observa
alegres en su tarea de leer cuentos y contar pequeñas anécdotas de
sus vidas cotidianas.
En la interacción de esta maestra con estos niños, las palabras
tiernas, acompañadas por un abrazo o caricia, son en guaraní. Tam-
bién las indicaciones breves, para comenzar una tarea, o borrar algo
que hay que escribir nuevamente. Algún reto se escucha también en
guaraní. Los niños, en general, se dirigen a ella en castellano, y pa-
rece que sólo lo hacen en guaraní cuando la maestra está muy cerca
78 Entiendo pero no hablo. . .

de ellos, cuerpo a cuerpo. Entonces sí algunas palabras en guaraní,


tal vez sólo para ser oídas por la maestra, que ahora se encuentra
sentada en sus mesitas de trabajo.
Si un objetivo central de Marta con estos niños en ese momento
era poder comunicarse con ellos, de hecho lo había alcanzado. No
sólo se entendían, sino que estos niños, los “silenciosos”, pasaban a
ser los “charlatanes”, “ocurrentes”, “espontáneos”.
Nos preguntamos por qué esta diferencia entre los niños de 2do
año (primera mitad del 2003) y los de 1er año (segunda mitad del
2003). Por un lado, podría atribuirse la diferencia a que los niños de
2do año ya habían estado en la escuela entre dos y tres años, en los
cuales las maestras no les hablaban en guaraní, y suponemos que los
niños tampoco se dirigían a ellas en guaraní. Tampoco se promovía el
uso de esta lengua en alguna otra situación escolar. Recordemos que
la anécdota de Estela y Ana fue en el salón de 1er año del 2002, y que
durante el 2001, en las observaciones de los compañeros del equipo de
investigación, no había mención a intercambios de maestros y niños
en guaraní. Por lo tanto, podríamos suponer que los niños de 1ero
ingresados en el 2003 habían tenido menos tiempo en la escuela para
internalizar la prohibición.
Por otro lado, ahora veremos el uso del guaraní que se comienza a
hacer en los actos escolares, a partir del 25 de Mayo. Esto también
pudo haber ayudado/posibilitado que los intercambios de Marta con
sus alumnos de 1ero 2003 hayan sido “una conversación absolutamen-
te normal”. Es decir, entendemos que todo el proceso de comenzar a
usar el guaraní en situaciones nuevas ha sido un proceso necesaria-
mente colectivo, por lo que es difícil, a veces, reponer estos cambios
que van haciendo los distintos actores en el paraje.
La lengua guaraní –en esta aula– pasaba a ser usada como lengua
de enseñanza, para mejorar, para restituir la comunicación. Lo que
sí está claro es que no se enseña el guaraní –lengua enseñada–, sino
que se usa como lengua de instrucción o de enseñanza del castellano
y de los otros contenidos abordados en el aula.
Marcamos esta diferencia porque entendemos que el hecho de no
establecerla explícitamente genera confusiones en el tipo de uso de
las lenguas que se hace o se haría en el aula. Recordemos que la ley
que oficializa el guaraní como lengua alternativa en la Provincia de
Corrientes habla de la inclusión del guaraní en el sistema educativo.
Ni en la ley, ni en los debates posteriores acerca de la misma, se esta-
blece esta diferencia, entre lengua enseñada y lengua de enseñanza 5.
Capítulo III Los usos de las lenguas en la escuela 79

Implícita y explícitamente se estaría haciendo referencia al guaraní


como lengua posible de ser enseñada, y su tratamiento sería como el
de una lengua extranjera. Al mismo tiempo, no se discute acerca del
castellano como segunda lengua. Mientras esta discusión no se dé,
no se podrá comprender lo que sucede en un aula como la de estos
niños.
Durante un acto escolar, en agosto de ese año, Marta les decía a
todos:

(. . .) la mayoría ya sabe que estoy a cargo ahora del primer


grado y así como dijo la señorita Sonia [directora], en el primer
grado hablamos bastante el guaraní, para los chiquitos que toda-
vía no están manejando bien el castellano, pero todo dentro de
lo lindo que es el guaraní como uds. lo manejan, los grandes, no
es cierto? Lo conversamos en los pasillos, en la dirección, en cual-
quier lugar. . .no hay nada extra o, es más, estamos disfrutando
de poder hablarlo libremente en la escuela. Así que por ahí algu-
nos papás que dicen, no quiero que mi hijo hable guaraní porque
no va a saber leer y escribir, nosotros estamos tratando de ver de
que a lo mejor hablando el guaraní con sus maestros, leen mejor
y escriben mejor, sí? Eso es todo (Discurso 15 de agosto 2003).

Señalemos en esta intervención algunas cuestiones. La preocupa-


ción por la enseñanza del castellano vuelve a aparecer “para los que
todavía no están manejando bien el castellano”. La misma preocupa-
ción que veremos en nuestras censistas, y una preocupación bastante
compartida con los padres, que analizaremos en el próximo capítulo.
Así, el guaraní se estaría usando para poder “manejar bien el cas-
tellano”. El aprendizaje del castellano no sólo remite a la posibilidad
de alfabetización, sino de poder hablarlo y entenderlo. El uso del
guaraní está supeditado al aprendizaje del castellano por parte de

5 Según documentos, que evalúan la implementación de la educación bilingüe


en el Paraguay, es fundamental establecer esta distinción, para poder realizar
cualquier tipo de planificación lingüística. “La educación bilingüe en Paraguay
se entiende como un proceso planificado de enseñanza en dos lenguas; lo
que significa que la educación bilingüe no se limita solamente a la enseñanza de
las dos lenguas oficiales (lenguas enseñadas) sino que implica la utilización de
ambas lenguas como vehículos de transmisión de contenidos de las otras áreas
del conocimiento (función de lenguas de enseñanza) (MEC, sf:8)”. De todas
maneras consideramos que lo observado en esta aula supera en alguna medida
esta categorización.
80 Entiendo pero no hablo. . .

aquellos que evidentemente no lo manejan “por hablar guaraní”. Es-


ta suposición se basa en la inversión de la idea que sostenía el uso
anterior, por la cual se concebía que hablar guaraní obstaculizaría el
aprendizaje del castellano. Sin embargo, hay dudas todavía, porque
hablando guaraní “a lo mejor” se alfabetizarían en castellano. Lo que
vemos al final de la intervención es la suposición de que el guaraní
se habla y es el castellano el que se lee y escribe.
Vamos entreviendo algunas ideas asociadas a las lenguas. El caste-
llano es una lengua que se escribe, que aparece como formal/formali-
zable, enseñable a través de una gramática. El guaraní es, en cambio,
una lengua oral, que se usa en la vida cotidiana, y quizá es más eficaz
para expresar sentimientos, emociones o afectos, asociados a ámbitos
de carácter más íntimo. Junto con el hecho de hablarla sin censura
aparece la posibilidad de una experiencia placentera que produce el
guaraní: “estamos disfrutando hablarlo libremente en la escuela”.
Retomando la categorización amplia de Voloshinov ([1929] 1992)
vemos cómo las ideologías lingüísticas objetivistas se apoyarían en
una caracterización como la que comenzamos aquí del castellano.
En contraposición, las características asociadas al guaraní abonarían
ideologías subjetivistas. Muchas veces escucharemos que se relaciona
el guaraní con una lengua “más linda para expresar sentimientos”
por ejemplo. Lo que, a su vez, estaría señalando que no usarla sig-
nificaría resignar posibilidades de expresión que con el castellano no
se tendrían.
Ahora, volviendo sobre la idea de la prohibición, se observa que,
cuando la maestra informa acerca del uso del guaraní en el aula,
está teniendo en cuenta y mostrando que puede haber padres que no
estén conformes. El argumento que se evidencia es la dificultad que
los niños tendrían para aprender a leer y escribir, por supuesto la
lengua oficial de la Argentina, como lo vimos más arriba. Al marcar
el guaraní como una lengua “linda como la manejan los grandes”
se nos está indicando ya la direccionalidad de la prohibición: ¿sería
fea cuando la hablan los niños? Por eso, quizá, la maestra marca
el disfrute que supone hablarla libremente, al mismo tiempo, estaría
aludiendo a un pasado de represión, y a un costo emocional vinculado
al no uso del guaraní.
LA DIVERSIDAD BAJO SOSPECHA
Reflexiones sobre los discursos de la diversidad y sus implicancias educativas
Silvia Duschatzky*
Carlos Skliar**

Abstract.
El travestismo discursivo parece ser una marca de la época. Con la misma celeridad de los cambios
tecnológicos, los discursos sociales se arropan con nuevas palabras que se acomodan sin conflicto a las
intenciones de los enunciadores de turno.
Este artículo se pregunta en qué medida retóricas de moda, como las que reivindican el
multiculturalismo o la tolerancia, están anunciando pensamientos de. ruptura respecto de las
tradicionales formas de nominación de la alteridad.
Los autores discuten tres versiones sobre la diversidad: "el otro como fuente de todo" mal, "el otro como
sujeto pleno de un grupo cultural" y "el otro como alguien a ser tolerado" y analizan las implicancias de
cada una de ellas en el lenguaje escolar.

Disguised discourse seems to be a sign of the times. With the same speed as technological changes,
societal discourse, unchallenged and concealed in new terminology, adapts itself to the purposes of the
modern speaker. This paper takes a position of interrogating the rhetoric, which claims to be
multicultural and tolerant, and ask if this rhetoric breaks away from traditional forms of naming the
"other". The authors discuss three views of diversity: "the other as the source of all evil", "the other as
complete subject of a cultural group" and "the other as someone to be tolerated" and analyzes the
consequences of these views on educational discourse.

¿Será cierto que "todo lo sólido se desvanece en el aire"? ¿Será cierto que nuevas retóricas son nuevos
discursos, otros modos de nombrar? ¿Que por ejemplo el llamado a la tolerancia viene a quebrar una
historia construida sobre la violencia hacia el otro? ¿Que el multiculturalismo supone un diálogo entre
las diferencias, una convivencia apacible, armónica, la desintegración de los conflictos en la cultura?

Este artículo se propone poner en suspenso ciertas retóricas sobre la diversidad y sugerir que se trata, en:
ocasiones, de palabras blandas, eufemismos que tranquilizan nuestras conciencias o levantan la ilusión
de que asistimos a profundas transformaciones culturales simplemente porque nos arropamos
con palabras de moda.

*
Investigadora del Área de Educación.Flacso, Buenos Aires.
**
Profesor del Programa de Posgraduación en Educación.Universidad do Rio Grande do Sul. Brasil.

1
La cuestión es interrogamos sobre nuestras representaciones acerca de la alteridad, los estereotipos que
nos convierten en aliados de ciertos discursos y prácticas culturales tan políticamente correctas como
sensiblemente confusas.

Cuando los medios nos recuerdan los "holocausto s", las dictaduras o interrumpen nuestra tranquilidad
hogareña con los "fantasmas" que retornan recordándonos que el nazismo o neo nazismo no terminó
con la muerte de Hitler, nos horrorizamos y porque no, activamos una memoria muchas veces
adormecida en un mundo empapado de pragmatismo. No es poca cosa. Sin embargo nos preguntamos
¿cómo es posible que los tiempos actuales alberguen sin conflicto, discursos y prácticas, en apariencia,
opuestos ?. ¿Cómo explicar que personajes como Haider convivan con la proliferación de discursos
que reivindican la diversidad?

No seríamos justos si creyésemos que el odio al extranjero es igual a la tolerancia o que la aceptación
del multiculturalismo es igual a dividir el mundo humano en culturas legítimas por un lado y bárbaras
por el otro. Pero tampoco estaríamos en lo cierto si equiparáramos el sentido de las diferencias con las
leves pluralidades, las ligeras diversidades que apenas si cuestionan la hegemonía de la normalidad.

¿Estamos en condiciones de afirmar que ciertos deslizamientos retóricos son en realidad una revuelta
del lenguaje etnocéntrico? ¿Que el llamado multiculturalista o la proclama a la tolerancia hablan de un
abandono de posiciones monológicas?

Intentaremos recorrer las distintas formas en que los discursos sobre la diversidad han tenido lugar en
el pensamiento moderno y aún posmoderno y lo haremos intentando pensar sus correlatos en el sistema
educativo.

Presentamos tres formas en que la diversidad ha sido enunciada, configurando los imaginarios sociales
sobre la alteridad: "el otro como fuente de todo mal", "el otro como sujeto pleno de un grupo cultural",
"el otro como alguien a tolerar".

Versión 1. "El otro como fuente de todo mal".

¿Será demasiado contundente afirmar que el "otro como fuente de todo mal", signó el modo
predominante de relación social durante el siglo XX? Hobsbawm (1998) , historiador inglés, señala que
este ha sido el siglo más mortífero de la historia no sólo a causa de la envergadura de los conflictos
bélicos, sino por los genocidios sistemáticos (matanzas étnicas, apartheid, dictaduras).

Sin embargo no es sólo en la eliminación física que se realiza el acto expulsor. La propia civilización
desplaza la violencia externa a la coacción interna mediante la regulación de costumbres y
moralidades. Regulación que, lejos de cualquier pensamiento maniqueísta, hay que analizada en el
contexto del aumento de las cadenas sociales de interdependencia (Elias,1987) pero también en el
marco de los dispositivos de construcción de sujetos y regímenes de verdad (Foucault,1990).

La modernidad construyó, en ese sentido, varias estrategias de regulación y de control de la alteridad


que, sólo en principio, pueden parecer sutiles variaciones dentro de una misma narrativa. Entre ellas: la
demonización del otro; su transformación en sujeto "ausente", es decir, la ausencia de las diferencias al
pensar la cultura; la delimitación y limitación de sus perturbaciones; su invención, para que dependa de
las traducciones "oficiales"; su permanente y perversa localización del lado de afuera y del lado de
dentro de los discursos y prácticas institucionales establecidas, vigilando permanentemente las fronteras;

2
su oposición a totalidades de normalidad a través de la lógica binaria; su inmersión en el estereotipo; su
fabricación y su utilización, para asegurar y garantizar las identidades fijas, centradas, homogéneas,
estables.

Las formas de narrar la alteridad son, al fin y al cabo, formas de representación que diluyen los
conflictos y que delimitan los espacios por donde transitar con relativa calma. Pero si la cultura es, de
acuerdo con Bhabha (1994) un territorio de diferencias que precisa de permanentes traducciones, el
problema crucial es quien traduce a quién y a través de qué significados. Por ello, resulta que la
representación de los otros está atravesada por una búsqueda permanente de eufemismos, mejores (o
peores) formas de denominar a la alteridad. Sin embargo, esas formas no son neutras ni opacas y
generan consecuencias en la vida cotidiana de esos otros.

La representación es un sistema de significación que da inteligibilidad al mundo y que es producida


dentro de relaciones de poder, por medio de mecanismos de delegación (quién tiene el derecho de
representar a quién) y de descripción (cómo los diferentes grupos culturales son presentados).

El problema de la representación no está limitado a una cuestión de denominación de la alteridad. Hay


sobre todo una regulación y un control de la mirada que define quiénes son y cómo son los otros.
Visibilidad e invisibilidad constituyen en esta época mecanismos de producción de la alteridad y actúan
simultáneamente con el nombrar y/o dejar de nombrar.

En este sentido es interesante la idea de Griselda Pollok (1994) acerca del "llamado a la visión" que la
representación impone, esto es, una relación social ejercida a través de manipulaciones específicas de
espacios y cuerpos imaginarios para el beneficio del mirar hacia el otro.

La alteridad tiene un carácter imprevisible y por lo tanto, peligroso. Las diferencias culturales suelen ser
mejor explicadas en términos de trazos esenciales y esencializados, considerados como constitutivos de
la naturaleza humana.
La modernidad estableció una lógica binaria a partir de la cual denominó e inventó de distintos modos el
componente negativo: marginal, indigente, loco, deficiente, drogadicto, homosexual, extranjero, etc.

Esas oposiciones binarias sugieren siempre el privilegio del primer término y el otro, secundario en esa
dependencia jerárquica, no existe fuera del primero sino dentro de él, como imagen velada, como su
inversión negativa.

La lógica binaria actúa, de acuerdo con Rutherford (1990) como si se rompiera y proyectase: el centro
expulsa sus ansiedades, contradicciones e irracionalidades sobre el término subordinado, llenándolo con
las antítesis de su propia identidad. El otro simplemente refleja y representa aquello que es
profundamente familiar al centro, pero proyectado para fuera de si mismo. Por ello, cuando los
binarismo s son identificados culturalmente, el primer término siempre ocupa, como dice Mac Cannel
(1989) la posición gramatical del "el", pero nunca del "yo" o de "tu", construyendo en la modalidad
enunciativa su posición de privilegio.

Una cuestión significativa del discurso colonial es su relación con el concepto de fijación en la
construcción e invención de la alteridad. La fijación es un modo de representación en cierto modo
paradojal: supone rigidez y un orden inmutable, pero al mismo tiempo también desorden, azar y
degeneración. De esa forma el estereotipo que es una de sus principales estrategias discursivas, acaba
siendo una modalidad de conocimiento e identificación que vacila entre aquello que está siempre en un
lugar ya conocido (esperado) y algo que debe ser ansiosamente repetido. Es esta ambivalencia, en

3
opinión de Bhabha (1994) lo que permite su eficacia y validez: garantiza su repetición en coyunturas
históricas y discursivas por completo diferentes; centra sus estrategias de individuación y
marginalización; produce aquel efecto de verdad probabilístico y predictivo que siempre debe ser
excesivo, para aquello que puede ser demostrado empíricamente o explicado lógicamente.

La alteridad, para poder formar parte de la diversidad cultural "bien entendida" y "aceptable", debe
desvestirse, des-racializarse, des-sexualizarse, despedirse de sus marcas identitarias, ser como los
demás.

De acuerdo con Stam y Shohat (1995) el estereotipo no es una actitud psicológica ingenua, sino que
contiene formas opresivas, permite un control social eficaz y produce una devastación psíquica
sistemática en la alteridad.

La estrategia según la cual la alteridad es utilizada para definir mejor el territorio propio, prohíbe formas
híbridas de identidad, desautoriza el cambio, niega la usurpación del lugar que corresponde a la
normalidad. Necesitamos del otro, aunque asumiendo cierto riesgo, pues de otra forma no tendríamos
como justificar 10 que somos, nuestras leyes, las instituciones, las reglas, la ética, la moral y la estética
de nuestros discursos y nuestras prácticas. Necesitamos del otro para, en síntesis, poder nombrar la
barbarie, la herejía, la mendicidad, etc. y para no ser, nosotros mismos, bárbaros, herejes y mendigos.
Así, como expresan Larrosa y Perez de Lara (1998): “la alteridad del otro permanece como
reabsorvida en nuestra identidad y la refuerza todavía más; la hace, si es posible, más arrogante, más
segura y más satisfecha de si misma. A partir de este punto de vista, el loco confirma nuestra razón; el
niño, nuestra madurez; el salvaje, nuestra civilización; el marginado, nuestra integración; el
extranjero, nuestro país; el deficiente, nuestra normalidad".

El otro diferente funciona como el depositario de todos los males, como el portador de las "fallas"
sociales. Este tipo de pensamiento supone que la pobreza es del pobre, la violencia del violento, el
fracaso escolar del alumno, la deficiencia del deficiente.

Zizek (1998), pensador contemporáneo esloveno, analiza el ejemplo del judío para mostrar como se
despliega la fantasía ideológica de creer que allí afuera de 10 social en algún particular se funda todo el
problema. El truco del antisemitismo, dice, consiste en desplazar las problemáticas sociales económicas,
políticas, culturales a un conflicto entre la sociedad, concebida como un todo armónico, y el judío, una
fuerza extraña que corroe la estructura de la sociedad. ¿Qué hizo Hitler, se pregunta Zizek, para explicar
a los alemanes las desdichas de la época, la crisis económica, la desintegración social? Lo que hizo fue
construir un sujeto aterrador, una única causa del mal que tira de los hilos detrás del escenario y
precipita toda la serie de males.

Y qué se hizo más tarde con la homosexualidad sino acaso depositar ahí el origen de todos los conflictos
morales? Y qué es oponerse a la legalización del divorcio sino ahuyentar la disolución de la familia
burguesa ? Y qué significa prohibir a una niña chilena, como sucedió en una provincia argentina y
probablemente en tantos otros lugares, que sea abanderada sino ver en el extranjero la contaminación de
la pureza de la patria . O qué otra cosa que depositar en el otro todo el mal, supone el rechazo a los "de
afuera" cuando se trata de defender las fuentes de trabajo locales.
Este tipo de operaciones consiste en licuar, disolver la heterogeneidad de lo social condensando en una
figura una serie de antagonismo de tipo económicos, políticos, sociales, morales. Como si el hecho de
nombrar un componente amenazador nos alejara de la perplejidad que nos provocan las miserias

4
terrenales. La simple evocación de un culpable provee una sensación de orientación en tanto reduce a un
objeto la complejidad de los procesos de constitución de lo social y de las experiencias humanas.

Esta operación ideológica funcionaría disimulando una incongruencia que es constitutiva de toda
estructura social. A su turno el judío, el extranjero, el drogadicto, el homosexual, el pobre, aparecen
encarnando la imposibilidad estructural de la sociedad. El problema es que la sociedad no está
incapacitada de alcanzar su plena identidad a causa de los judíos, paraguayos, gitanos, negros, etc. Lo
que se lo impide es su propia naturaleza conflictiva.

Si invirtiéramos esta lógica podríamos formular que la negatividad, el componente disonante no está en
un sujeto, portador de un atributo esencialista, ni siquiera es necesariamente un disvalor, lo negativo es
aquello que irrumpe para dislocar la aparente normalidad. Por lo tanto los antagonismos, situacionales y
contingentes, no se originan en ningún exterior social.,más bien expresan posiciones discursivas en
conflicto.

En educación este mito constituyó el pilar fundacional. Sarmiento creyó que era la barbarie el origen del
drama argentino. Así las acciones llevadas a cabo fueron desde la eliminación física de gauchos y
aborígenes hasta la constitución de sujetos civilizados. A partir de aquí el sistema educativo se pobló de
oposiciones binarias, colocando de un lado lo deseable, lo legítimo y del otro lo ilegítimo.

La promesa educativa pretendió eliminar lo negativo, reencauzándolo: despojando de palabra al chico


conflictivo, al "mal" alumno, al "mal" hablado, devaluando el lenguaje no oficial, rechazando estilos de
vida diferentes, desautorizando la duda, juzgando de irrespetuoso al que cuestiona la autoridad, etc., etc.

En la educación "el otro como fuente de todo mal "asumió distintas formas, expresamente violentas o
subrepticiamente excluyente s, pero todas implicaron un intento por descartar el componente negativo,
10 no idéntico en palabras de Adorno. Así, el sentido común se tornó indeseable frente al pensamiento
elaborado, la metáfora, sólo artificio del lenguaje frente a la rigurosidad explicativa de la deducción, la
emoción devaluada frente a la razón, la emoción reprimida frente al decoro de las formas correctas de
comunicación, la estética mera apariencia frente a la solidez certera de la racionalidad, la sexualidad
pecaminosa frente a la mirada juiciosa de la moral.

Versión II "Los otros como sujetos plenos de una marca cultural"

Para esta perspectiva las culturas representan comunidades homogéneas de creencias y estilos de vida.
El estudio de las culturas primitivas dio origen al mito del arquetipo cultural que sostiene que cada
cultura se funda en un patrón que otorga sentido pleno a la vida de todos sus miembros como si se
tratara de redes perfectamente tejidas que todo lo atrapan.

Este mito de la consistencia cultural supone que todos los negros viven la negritud del mismo modo, que
los musulmanes experimentan una única forma cultural, que las mujeres viven el género de manera
idéntica. En pocas palabras, que cada sujeto logra identidades plenas a partir de únicas marcas de
identificación, como si acaso las culturas se estructuraran independientemente de relaciones de poder y
jerarquía.

El mito de la consistencia interna supone que cada cultura es armoniosa, equilibrada, auto satisfactoria.
En ella nada carece de significado espiritual, ningún aspecto importante del funcionamiento general
aporta consigo una sensación de frustración, de esfuerzo mal encaminado. Esta idea descansa en el

5
supuesto de que las diferencias son absolutas, plenas y que las identidades se construyen en únicos
referentes ya sean étnico s, de género, de raza, de religión, etc.

En este contexto, la diversidad cultural pasa a ser un objeto epistemológico, una categoría ontológica;
supone el reconocimiento de contenidos y costumbres culturales preestablecidas exentas de mezcla y
contaminación ..

Para Bhabha (1994, op. cit.) la diversidad cultural es también la representación de una retórica radical de
separación de culturas totalizadas, a salvo de toda intertextualidad, protegidas en la utopía de una
memoria mítica de una identidad estable. Este autor articula una distinción importante entre diversidad y
diferencia. Critica la noción de diversidad cuando es usada dentro del discurso liberal para referir la
importancia de la sociedades plurales y democráticas. Afirma que junto con la diversidad sobreviene una
"norma transparente", construida y administrada por la sociedad que "hospeda", que crea un falso
consenso, una falsa convivencia, una estructura normativa que contiene a la diferencia cultural: "la
universalidad, que paradójicamente permite la diversidad, enmascara las normas etnocéntricas".

Lo que persiste en el mito de la consistencia interna es la idea de la coherencia lógica mediante la cual
puede imponerse un orden ideacional al caos de la experiencia y un consenso causal según el cual habría
éxito en los intentos de ordenar a los sujetos en la persecución de ciertos ideales. Claudia Briones
(1996), antropóloga argentina, se pregunta si es válido colapsar distintas formas de diferencia en un
concepto paraguas como el de etnicidad, género o raza. ¿"No sería más interesante hablar de etnias o
culturas como formas, procesos de marcación y no cualidades ontológicas?"

No hay nada irreductible que haga de los grupos sólo razas o etnias; son los procesos de comunalización
los que operan mediante patrones de acción configurando los sentidos de pertenencia de los sujetos. Al
tiempo que proclarman las diferencias con los otros funcionan silenciando distinciones y conflictos
internos. Como sostiene Balibar, los criterios de comunalización inscriben por anticipado la textura de
las demandas que vayan a realizar sus miembros.

La radicalización de esta postura llevaría a exagerar la otredad o a encerrarla en pura diferencia. De este
modo permanecerían invisibles las relaciones de poder y conflicto y se disolverían los lazos vinculantes
entre sujetos y grupos sociales. El mito de la consistencia interna de las culturas, alimenta el discurso
actual multiculturalista. El multiculturalismo se levanta contra las posiciones homogeneizadoras
reivindicando no sólo la inconmensurabilidad de las culturas según patrones universales sino los
derechos plurales no previstos por las narrativas totales. En este sentido es innegable la apertura del
pensamiento producido por la restitución de interrogante s que no fueron formulados por las corrientes
del pensamiento moderno. El problema se suscita cuando las diferencias son consideradas como
entidades cerradas, esencialmente constituidas. En este caso se inhabilita el diálogo cultural en tanto
escenario de disputa y se disuelven los escenarios de constitución de identidades plurales.

El multiculturalismo se toma discurso conservador cuando a la pregunta por las diferencias no


acompaña otra por la articulación de los fragmentos. Y decimos conservador porque el pensamiento
queda desarmado para pensar la dimensión del sistema como totalidad articulada. Siguiendo a Zizek
(1998): "la insistencia en el multiculturalismo entendido como la coexistencia híbrida y mutuamente
intraducible de diversos mundos de vida culturales puede interpretarse también sintomáticamente como
la forma negativa de la emergencia de su opuesto, de la presencia masiva del capitalismo como sistema
mundial universal".

6
El carácter paradójico del multiculturalismo es el de hacer a la modernidad caer en su propia trampa al
reclamar de ella, lo que ella debe. La modernidad queda así presa de si misma. El multiculturalismo es,
en este sentido, uno de los reflejos más significativos de la crisis de la modernidad. No será entonces su
respuesta políticamente correcta a la desigualdad, a las exclusiones, a los genocidio s, etc.? Será el
multiculturalismo una manera elegante que la modernidad desarrolló para confesar su brutalidad
colonial? De acuerdo, una vez más con Zizek (1998, op. cit.): "Y, desde luego, la forma ideal de la
ideología de este capitalismo global es la del multiculturalismo, esa actitud que -desde una suerte de
posición global vacía- trata a cada cultura local como el colonizador trata al pueblo colonizado: como
nativos, cuya mayoría debe ser estudiada y respetada cuidadosamente. En otra palabras, el
multiculturalismo es una forma de racismo negada, invertida, autorreferencial, un racismo con
distancia: respeta la identidad del otro, concibiendo a este como una comunidad auténtica cerrada,
hacia la cual él, el multiculturalismo mantiene una distancia que se hace posible gracias a su posición
universal privilegiada".

Es interesante, en ese sentido, la distinción que presenta Teixeira Coelho (1999) entre multiculturalismo
como resultado y como proceso. El primero es un caso de acción cultural, un dato que revela la
coexistencia de culturas diferentes. El segundo es una derivación de la fabricación cultural, paternalista,
autoritario, discriminatorio y totalitario: pretende establecer un paralelismo cultural allí donde no existe
y crear un débil mecanismo de compensación por las injusticias y asimetrías de poder pasadas. Busca la
superación entre culturas antagónicas, un borrar de las fronteras, un neo-iluminismo, una especie de
convergencia simbólica, el Black and White de Michael Jackson, como afirma Coelho.

El multiculturalismo conservador abusa del término diversidad para encubrir una ideología de
asimilación. Así, los grupos que componen ese bálsamo tranquilizante que es la cultura, son
generalmente considerados como agregados o como ejemplos que matizan, dan color a la cultura
dominante. Entendido de esa forma, el multiculturalismo puede ser definido, simplemente, como la
autorización para que los otros continúen siendo "esos otros" pero en un espacio de legalidad, de
oficialidad, una convivencia "sin remedio".

Una pregunta inquietante permanece en la construcción de la idea de multiculturalismo y ella es:


¿quiénes son los otros en la representación multicultural? Esta es una pregunta crucial en una época
donde las identidades ya no se construyen de una vez y para siempre sino que se fragmentan, se
multiplican y se hacen móviles (y no tan sólo en relación a una conciencia de oposición a la identidad
oficial).

La respuesta a este interrogante no parece ser muy clara. Pero es posible suponer que los otros no son
todos los otros, sino algunos otros. Se ha instalado un proceso de fragmentación de la alteridad, que
mucho tiene que ver con lo que algunos autores llaman de "multiculturalismo empresarial", tal vez un
nuevo maquillaje de la lógica del mercado. La alteridad, nuevamente, es recategorizada y sub-dividida
en categorías hasta ahora desconocidas. Algunos otros se acercan, algunos otros se alejan cada vez más.
El circuito de la cultura recibe con beneplácito a la alteridad consumista y productiva. Y vigila a los
mendigos, a los niños de la calle, la prostitución, los deficientes, quienes continúan siendo expulsados
del territorio de la alteridad multicultural.

El discurso multicultural conservador sobre la alteridad provoca así, una frontera de exilio para algunos
de esos otros que no son prestigiosos, que continúan siendo miserables, que serán siempre cuerpos y
mentes oscuras e incompletas.

7
En el campo educativo la entrada del multiculturalismo es reciente dado que el pensamiento etnocéntrico
miserabilista1 ha funcionado devaluando las otras narrativas y produciendo una gramática escolar
fuertemente disciplinadora y homogeneizante. No obstante podemos señalar que su entrada presenta una
doble impronta. Por un lado se trata de una entrada folklórica - caracterizada por un recorrido turístico de
costumbres- y escolarizada que convierte a la diversidad cultural en una efemérides que engrosa la lista
de los festejos escolares. Por otro lado, la reinvindicación del localismo como retórica legitimadora de la
autonomía institucional pasa a ser otro modo de traducción educativa del discurso multiculturalista. El
supuesto cultural relativista del cada cual según el cristal con que se mire, es aquí cada escuela según sus
disponibilidades, condiciones institucionales' y capacidad de gestionar los riesgos de la competitividad.

Sería más apropiado, en virtud de lo que ya ha sucedido en los Estados Unidos, en algunos países
europeos y en América Latina, hablar de formas plurales, polimorfas, políticamente discrepantes,
discursivamente refractarias de educación multicultural.

Esto ocurre, justamente, por las discrepancias de interpretación existentes acerca de la alteridad, de las
representaciones y de las concepciones de cultura en los proyectos pedagógicos. Así, parece posible
incluir en la educación multicultural tanto los procesos de asimilación de las minorías a la cultura
"oficial" como los contenidos de naturaleza anti-racistas y anti-sexistas. Del mismo modo, podríamos
entender por educación multicultural, simplemente, una reflexión sobre la presencia de las minorías en
las escuelas y una expresión conflictiva de las distancias entre cultura escolar y cultura regional o local.

En general, en su versión débil o fuerte, los programas de educación multicultural operan siempre a
partir de un doble mecanismo: la idea de "respeto" hacia la cultura de origen, en una suerte de marca de
fatalidad y la de "integración" en la cultura huésped. Es en esa duplicidad donde ocurren los conflictos
permanentes entre mayoría y minoría, lengua oficial y lengua del alumno, "alta" y "baja" cultura.

¿Será que la educación multicultural es sólo una enunciación del conflicto? O un intento por encontrar
en las descripciones conservadoras las soluciones a los conflictos?
¿Se trata de agotar la descripción de la diversidad en la visibilidad del diferente dentro del aula? ¿Un
aula políticamente correcta, con algún negro, algún deficiente; algún gitano?

Las diferentes formas que asume la educación multicultural son las diferentes formas de responder esas
preguntas. Una de ellas, cimentada en la lógica del capital humano, supone que la educación es la
inmersión necesaria para que todos, aún los " naturalmente privados de cultura" adquieran habilidades
útiles para su empleabilidad. Es este el multiculturalismo empresarial, dentro del cual las escuelas
juegan el papel de meros instrumentos de competitividad, territorios de conformidad con los códigos de
integración dominantes. Una escuela, por otro lado, que es incapaz de profundizar en las culturas y en
las lenguas de los alumnos que componen la alteridad escolar. Hay aquí, también, una relación unívoca
entre el concepto de diversidad y de igualdad. La idea de diversidad sólo es aceptable, temporariamente,
si conduce a la simetría de posiciones y a la pérdida de identidades híbridas. La igualdad resulta de ese
modo en una presión etnocéntrica para quien o quienes no son, no quieren ser, no pueden ser
rápidamente como los demás, blancos, alfabetizados, saludables, de clase media, etc.

Otra versión de la educación multicultural se aproxima a lo que puede ser llamado de cognición
multiculturalista. La sociedad multi-étnica es presentada, inventariada, "estetizada" en un formato

1
Véase Grignon, C y Passeron, 1. C. (1991) Lo culto y lo popular. Buenos Aires, Nueva Visión.
8
folclórico, al mismo tiempo que envasada y fijada en el currículum escolar. Se trata de "aprender" sobre
los grupos culturales, su exotismo, despojándolos de narrativas, del relato de la experiencia. Apreciar la
diversidad, aceptada,· en fin, concluir que en el mundo no estamos, lamentablemente, solos.

Pero los otros no están en la escuela, sino en el currículum. De ese modo, el objetivo es enseñar acerca
de la diversidad cultural y no la educación de la alteridad. Los otros están al alcance de la mano, pero
lejos, enmarcados en fotos, pinturas, músicas, teatros, banderas, fiestas escolares, etc.

El currículum enseña cómo somos diferentes de la alteridad y se esfuerza en encontrar algunas


semejanzas grotescas. Se introducen temáticas como el racismo, sexismo, rechazo cultural, como si ellas
fueran, justamente, objeto de conciencia abstracta, formas de asombro sobre aquello que la humanidad
es, fue y será capaz de producir culturalmente.

Una tercera forma de educación multicultural, a la cual podríamos denominar como una antropología
sin sociología (Tadeu da Silva, 1995), impone la convivencia de los diferentes, pero sin ninguna alusión
a la desigualdad. Sus metas son preservar y extender el pluralismo, valorizar la diversidad, conservando
por ejemplo la homogeneidad en la formación y composición del profesorado.

De acuerdo con Semprini (1998) existe una perversión manifiesta en estas formas de educación
multicultural, cuando ellas están sostenidas sólo a partir de lo políticamente correcto, las acciones
afirmativas y la presentación de la alteridad en términos exóticos.

Peter McLaren (1997) sugiere la necesidad de otras formas políticas de multiculturalismo y de


educación multicultural, que superen aquellas liberales, humanistas y progresistas, y a las cuales
denominó de multiculturalismo crítico. En oposición a las otras políticas de significación, que
argumentan que las diferencias son sólo textuales y que se satisfacen únicamente en cuestionar los
privilegios de la cultura dominante, debe cuestionarse el esencialismo mono cultural de toda forma de
"centrismo" (logo, etno, falo, antropo, euro centrismo, etc.) y entender la educación como una lucha
alrededor de los significados políticos.

Aún así, la educación multicultural deja en suspenso y tal vez retrase voluntariamente la respuesta al
interrogante sobre aquellos saberes diferentes incapaces de unanimidad; el saber local y regional,
descripto por Foucault (1990) que siempre ha sido descalificado y entendido como incompetente o
insfucientemente elaborado.

Versión III: "El otro como alguien a tolerar"

¿Cómo no reivindicar el discurso de la tolerancia, frente a las consecuencias que plantea la intolerancia
para la vida humana y el ejercicio de la libertad? Michel Walzer (1998) interroga la llamada política de
la tolerancia, poniendo de relieve las ambigüedades de los diferentes regímenes de tolerancia que ha
construido la humanidad. En una suerte de sumas y restas la historia de la tolerancia se ha desplazado
desde el privilegio del individuo en detrimento del reconocimiento de grupos o a la inversa, lo que se
tolera es el grupo, dejando sin resolver la cuestión de la libertad individual.

Walzer destaca que la modernidad ha dado lugar a dos formas de tolerancia, "la asimilación individual y
el reconocimiento del grupo" . La conquista de la ciudadanía de judíos, obreros, mujeres, negros e
inmigrante s significó un paso decisivo en el terreno de los derechos humanos. No obstante recordemos
que el principio de reconocimiento se sustentó en la homogeneidad, en la igualación y no en la
diferencia. Soy ciudadano en mi carácter de individuo igual y no en mi carácter de sujeto diferente.

9
Así mismo dotar a los grupos de cierto grado de reconocimiento mediante la legitimidad de prácticas
religiosas, programas educativos, formas de agrupación implicó un grado de tolerancia, aunque
restringido si tenemos en cuenta qué lejos están los diferentes grupos sociales y culturales de
constituirse en sujetos políticos que discutan los alcances de su inclusión en las políticas públicas.

Cómo vemos la tolerancia no está exenta de ambigüedades pero sobre todo la pregunta es si la
tolerancia expresa una utopía de profundo reconocimiento de la alteridad y si este es el escenario que
posibilita la reconstrucción de los lazos de solidaridad social?

La polémica con el discurso de la tolerancia no supone reivindicar su opuesto. Geertz grafica con
claridad esta cuestión cuando señala que interrogar los límites del relativismo no lo vuelve
antirrelativista ni confrontar con el marxismo lo toma antimarxista. Así mismo, debatir con los límites
del discurso de la tolerancia no implica de ningún modo reivindicar la intolerancia.

¿La tolerancia es una necesidad, un punto de partida ineludible para la vida social, pero también una
virtud ?

La reivindicación de la tolerancia reaparece en el discurso posmoderno y no deja de mostrarse paradojal.


Por un lado la tolerancia invita a admitir la existencia de diferencias pero en esa misma invitación
residen la paradoja, ya que si se trata de aceptar lo diferente como principio también se tienen que
aceptar los grupos cuyas marcas son los comportamientos antisociales u opresivos.

La Real Academia Española define la tolerancia como respeto y consideración hacia las opiniones de
los demás, aunque repugnen a las nuestras. Si así fuera deberíamos tolerar los grupos que levantan las
limpiezas étnicas en nombre de la pureza de la patria o también habría que tolerar las culturas que
someten a la mujer a la oscuridad, el ostracismo y al sometimiento.

Geertz (1996), antropólogo norteamericano, rechaza el concepto de tolerancia basado en un relativismo:


"la idea de que todo juicio remite a un modelo particular de entender las cosas tiene desagradables
consecuencias: el hecho de poner límite a la posibilidad de examinar de un modo crítico las obras
humanas nos desarma, nos deshumaniza, nos incapacita para tomar parte en una interacción
comunicativa, hace imposible la crítica de cultura a cultura, y de cultura o subcultura al interior de ella
misma".

Geertz señala con claridad que el miedo obsesivo al relativismo nos vuelve xenofóbicos, pero esto no
quiere decir que se trata de seguir el lema todo es según el color con que se mire. Las culturas no son
esencias, identidades cerradas que permanecen a través del tiempo sino que son lugares de sentido y de
control que pueden alterarse y ampliarse en su interacción. La cuestión no es evitar el juicio de una
cultura a otra o al interior de la misma, no es tampoco construir un juicio exento de interrogación sino
unir el juicio a un examen de los contextos y situaciones concretas.

Ricardo Forster (1999) sospecha de la tolerancia por su tenor eufemístico. La tolerancia, señala, emerge
como palabra blanda, nos exime de tomar posiciones y responsabilizamos por ellas. La tolerancia
debilita las diferencias discursivas y enmascara las desigualdades. Cuanto más polarizado se presenta el
mundo y más proliferan todo tipo de bunkers, más resuena el discurso de la tolerancia y más se toleran
formas inhumanas de vida.

10
La tolerancia consagra la ruptura de toda contaminación y convalida los guetos, ignorando los
mecanismos a través de los cuales fueron construidos históricamente. -La tolerancia no pone en cuestión
un modelo social de exclusión, como mucho se trata de ampliar las reglas de urbanidad con la
recomendación de tolerar lo que resulta molesto.

La tolerancia tiene un fuerte aire de familia con la indiferencia. Corre el riesgo de tomarse mecanismo
de olvido y llevar a sus portadores a eliminar de un plumazo las memorias del dolor. ¿Acaso las Madres
de Plaza de Mayo fueron producto de la tolerancia ?

El discurso de la tolerancia corre el riesgo de transformarse en un pensamiento de la desmemoria, de la


conciliación con el pasado ,en un pensamiento frágil, light, liviano, que no convoca a la interrogación y
que intenta despejar todo malestar. Un pensamiento que no deja huellas, desapasionado,
descomprometido. Un pensamiento desprovisto de toda negatividad, que subestima la confrontación por
ineficaz.

La tolerancia puede materializar la muerte de todo diálogo y por lo tanto la muerte del vínculo social
siempre conflictivo. La tolerancia, sin más, despoja a los sujetos de la responsabilidad ética frente a lo
social y al Estado de la responsabilidad institucional de hacerse cargo de la realización de los derechos
sociales. El discurso de la tolerancia de la mano de las políticas públicas bien podría ser el discurso de
la delegación de las responsabilidades a las disponibilidades de las buenas voluntades individuales o
locales.

¿Cómo juega la tolerancia en la educación? Es cierto que somos tolerantes cuando admitimos en la
escuela pública a los hijos de las minorías étnicas, religiosas u otras, aunque esta aceptación material no
suponga reconocimiento simbólico. Pero también somos tolerantes cuando naturalizamos los mandatos
de la competitividad cómo únicas formas de integración social, cuando hacemos recaer en el
voluntarismo individual toda esperanza de bienestar y reconocimiento, cuando hacemos un guiño
conciliador a todo lo que emana de los centros de poder, cuando no disputamos con los significados que
nos confiere identidades terminales. Somos tolerantes, cuando evitamos examinar los valores que
dominan la cultura contemporánea, pero también somos tolerantes cuando eludimos polemizar con
creencias y prejuicios de los llamados sectores . subalternos y somos tolerantes cuando a toda costa
evitamos contaminaciones, mezclas, disputas.

La tolerancia también es naturalización, indiferencia frente a lo extraño y excesiva comodidad frente a


lo familiar. La tolerancia promueve los eufemismos, como por ejemplo llamar localismos, identidades
particulares a las desigualdades materiales e institucionales que polarizan a las escuelas de los diferentes
enclaves del país.

Retornemos al principio, para salir de allí: "el otro como fuente de todo mal" nos empuja a la xenofobia
(al sexismo, la homofobia, al racismo, etc.). A su vez, el discurso multiculturalista corre el riesgo de
fijar a los sujetos a únicos anclajes de identidad, que es igual a condenarlos a no ser otra cosa de la que
se es y a abandonar la pretensión de todo lazo colectivo. Y por último, la tolerancia puede instalamos en
la indiferencia y en el pensamiento débil.

¿Será imposible la tarea de educar en la diferencia? Afortunadamente es imposible educar si creemos


que esto implica formatear por completo al otro, o regular sin resistencia alguna, el pensamiento y la
sensibilidad. Pero parece atractivo, por lo menos para no pocos, imaginar el acto de educar como una
puesta a disposición del otro de todo aquello que le posibilite ser distinto de lo que es en algún aspecto.
Una educación que apueste a recorrer un itinerario plural y creativo, sin patrón ni reglas rígidas que
encorseten el trayecto y enfatice resultados excluyentes.

11
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UNIDAD III
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De la inclusión educativa como política a la ética


de la hospitalidad. Notas para el debate
Of educational inclusion as a policy ethic of
hospitality. Notes for discussion
María Eugenia Almeida, María Alfonsina Angelino
Autor referente: alfonsinaangelino@gmail.com

Universidad Nacional de Entre Ríos


Historia editorial
Recibido: 30/11/2013
Aceptado: 01/10/2014

RESUMEN

Este trabajo es el resultado de la contextos educativos, el paradigma con


investigación conceptual del término el que mayoritariamente se viene
inclusión educativa que venimos construyendo la noción de inclusión
realizando en el marco del Programa social e inclusión educativa. Nos
de Extensión/Investigación “La encontramos con un paradigma muy
producción social de la discapacidad” poco crítico, que lejos de incluir, partía
perteneciente a la Facultad de Trabajo de la idea de normalidad y
Social de la Universidad Nacional de desigualdad/diferencia/anormalidad y
Entre Ríos, Argentina. En este que, mediante la metodología de
Programa confluyen profesionales de “¡todos juntos y adentro!”, terminaba
distintas disciplinas y campos de volviéndose un instrumento de
actuación: psicólogos, arquitectas, exclusión. Nosotros proponemos
trabajadores sociales, terapistas pensar otro paradigma de la inclusión,
ocupacionales, kinesiólogos, en el que centrándonos en la idea de
profesores de sordos, estudiantes de no-exclusión, se incorpore la ética de la
trabajo social, comunicación social, hospitalidad abierta. Incorporar una
ciencia política, abogados, ética de esta naturaleza supone
acompañantes terapéuticos y tensionar la propia idea de inclusión,
profesores de educación especial. Esta las formas en que entendemos hoy en
diversidad de miradas, enfocadas en día la institución escolar y, por sobre
un objetivo común de investigación y todo, las cómodas posiciones de
extensión nos ha permitido poner en quienes detentan/detentamos el
juego, en el propio campo de acción en espacio social de la normalidad.

Palabras clave: Inclusión educativa; Políticas; Ética de la hospitalidad.

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ABSTRACT

This work is the result of the conceptual with which we have been largely
investigation of the term educational constructing the notion of social
inclusion in "the social production of inclusion and inclusive education. We
disability," which we have carried out find very little critique within a paradigm
under the Extension and Research which, far from being inclusive, has
Program, within the Faculty of Social been based on the idea of normality
Work, National University of Entre Ríos, and inequality/difference/abnormality
Argentina. In this program, and through the methodology of "all
professionals come together from together and within!" has ended in
different disciplines and fields of becoming itself an instrument of
activity: psychologists, architects, social exclusion. We propose to develop a
workers, occupational therapists, new paradigm of inclusion, which
physical therapists, teachers of the focuses on the idea of non-exclusion,
Deaf, social work students, social which incorporates the ethic of open
communication, political science, hospitality. To incorporate an ethic of
lawyers, therapeutic companions and this nature calls into question the very
special education teachers. This idea of inclusion, the ways in which we
diversity of perspectives, focused on understand the school today and,
the combined goal of research and above all, the comfortable positions of
extension, has enabled us to call into those who define for themselves the
play, from our respective fields of action social space of normality.
in educational contexts, the paradigm

Key words: Educational inclusion; Politics or policies; Ethic of hospitality

E
n este trabajo nos interesa ahondar en los devenires del concepto inclusión

educativa, sus inscripciones en distintos registros discursivos, y sus efectos

materiales y simbólicos. Hemos decidido encarar el desafío de problematizar esta idea

de inclusión, mejor dicho de inclusión educativa y asumir los costos políticos de

nuestras reflexiones.

Pretendemos propiciar un debate en torno al concepto de educación inclusiva o, más

precisamente, de inclusión educativa tomando como punto de partida los desarrollos

teóricos arribados en el marco de las líneas de investigación y extensión que

sostenemos desde hace más de quince años, en el Programa de

Extensión/Investigación “La producción social de la discapacidad” perteneciente a la

Facultad de Trabajo Social de la Universidad Nacional de Entre Ríos, Argentina

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(Almeida y otros, 2010). Por ello entendemos que las tensiones que aquí planteamos,

si bien pretenden posicionarse en un plano teórico, recogen fuertemente las

discusiones, preocupaciones, devenires e intercambios a partir de nuestro trabajo en

comunidad, en territorio. En estos quince años, el vínculo con las distintas instituciones

y organizaciones articuladas en torno a la discapacidad nos ha exigido la reflexión

permanente, la revisión de nuestras apreciaciones y hallazgos, la puesta en cuestión

de nuestras certezas. En este diálogo tensional situamos nuestro modesto aporte así

como también el propio posicionamiento político y ético al que, necesariamente, dicho

trabajo nos ha encaminado.

Para ir introduciendo el debate. Educación inclusiva o inclusión educativa: ¿un


simple juego de palabras?

Para iniciar este debate nos parece interesante contraponer estas dos expresiones:

educación inclusiva e inclusión educativa. Ambas parecen querer decir lo mismo, pero

que en los hechos responden a diferentes concepciones y marcos. Poner como

sustantivo o como adjetivo a una u otra palabra de esta dupla, implica poner el énfasis

en diferentes puntos: en la educación que se vuelve o debería volverse inclusiva y

como tal se torna mandato. Es decir, si el adjetivo la educación sería inclusiva en sí o

per se. En cambio si hablamos de inclusión educativa referimos a esferas o ámbito de

la inclusión. Aquí la asociación de ideas/términos opera como fuerza de atracción que

como tal debería comprender todos los ámbitos, es decir hablamos de una inclusión

que abraza la educación y se vuelve así educativa.

Hablar de educación inclusiva nos haría pensar que el proceso de inclusión solo está

en manos de la educación, lo que supondría concebir a las prácticas educativas como

prácticas aisladas de cualquier proceso social en el que estén inscriptas.

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Por ello, nos parece mucho más acertado hablar de inclusión educativa, en el actual

contexto político y social, ya que la inclusión como idea, como propósito o como utopía

se presenta en primer plano e irradia hacia diversos territorios: inclusión social,

inclusión cultural, inclusión económica, inclusión de las diferencias.

El concepto inclusión aparece, en la actualidad, asociado a una multiplicidad de otras

ideas que parecieran escenificar nuevos tiempos. En este sentido, Cerletti (2009)

advierte acerca de la circulación de ciertos conceptos, como el concepto de inclusión.

Circulación que por momentos pareciera quedar atrapada por las redes de la

simplificación analítica y/o la corrección política. Estos conceptos circulantes se

“desplazan entre la teoría política o la teoría educativa y las políticas sociales o las

políticas educativas efectivas, y en ese movimiento se van cargando de diversos

sentidos, algunas veces complementarios pero otras también divergentes” (Cerletti,

2009:1).

Como señalamos, el concepto de inclusión podría ser pensado como uno de estos

conceptos. Para quienes trabajamos en el campo de las ciencias sociales y más

específicamente en lo que se ha denominado el campo de la discapacidad, meterse

críticamente con algunas ideas, palabras, conceptos puede traernos ciertamente más

inconvenientes que halagos. Ya sabemos que hay ciertas ideas que parecieran estar

fuera de toda discusión y que solo insinuar una mirada sospechosa sobre ellas y sus

efectos nos hace beneficiarios del mote “metafísicos” cuando no irresponsables o poco

sensibles.

En el marco de las líneas de trabajo que venimos realizando en el Equipo de

Extensión Universitaria, hemos decidido encarar el desafío de problematizar este

concepto de inclusión, o mejor dicho, de inclusión educativa y asumir los costos

políticos y teóricos que supone.

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Hemos aprendido dolorosamente que deconstruir conceptos que tienen tanta

connotación política (y baja conceptualización científica), como es el caso del concepto

inclusión, conlleva muchas veces el descrédito de la comunidad académica.

Así, asumiendo el compromiso de pensar severamente en lo que hacemos todos los

días en nombre de los otros, proponemos reflexionar acerca de las prácticas

educativas institucionales y acerca de los distintos agentes implicados en dichas

prácticas educativas y desde allí identificar algunas de las tensiones que entendemos

se tejen en torno a la inclusión. Nos ha sido posible advertir, a lo largo de nuestro

trabajo en campo, que por momentos incluir se parece demasiado a la compulsión de

estar todos juntos, en donde ese estar juntos se parece más a la inserción (im)

posición que al encuentro y a la conversación. Una suerte de chacarera escolar que

nos junta sin saber para qué. “Todos ¡Adentro!”, afirma Emiliano Naranjo, quien es

miembro activo de REDI (Red de personas discapacitadas). Dicha frase tuvo enorme

repercusión en el Primer Congreso Argentino, Regional e Internacional de Educación

Inclusiva en el año 2013. Consideramos que esta alusión pone claramente de

manifiesto las prácticas que se desarrollan en nombre de la educación inclusiva.

Sostenemos con firmeza que resulta imperativo pensar, entonces, ya no en prácticas

inclusivas sino en verdaderas prácticas educativas no excluyentes (Veiga Neto, 2001).

Hay diferencias, sin duda, entre la inclusión y la no exclusión: implica en principio,

tomar la decisión política de considerar a la igualdad como punto de partida y no de

llegada. Esta decisión es la que nos orienta la disputa contra toda forma de

desigualdad y de injusticia. Por eso la igualdad no puede nunca ser una promesa a

futuro. No es un horizonte a alcanzar (que como tal nunca se alcanza) sino que la

igualdad constituye una “ruptura con las condiciones reales de existencia que son

siempre desigualitarias” (Cerletti 2009:6)

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También resulta relevante señalar que igualdad, igualación e igualitario, términos

largamente asociados a la temática de la inclusión, NO son variantes de la misma

perspectiva e impronta política, como comúnmente se los trata. Por el contrario,

suponen ideas distintas y como tales también lo son sus efectos. Igualdad no significa

homogeneidad, igualdad es, por sobre todas las cosas, una subjetividad política

Igualitario no implica que a todos lo mismo sino que aquello se proponga/disponga

estará dirigido a todos y a cualquiera a la vez. Así al mismo tiempo que se afirma la

igualdad como subjetividad política resulta imprescindible sostener y defender el

derecho a ser reconocidos en la diferencia. Así la igualdad es un principio ético del

cual se parte y la igualación un principio jurídico. Inclusive en todo el debate acerca de

la inclusión educativa y sus sujetos a ser incluidos pareciera reactualizarse la falsa

disyuntivo igualdad – diferencia. Sabemos que se trata de una falsa antítesis dado que

lo contrario de la igualdad es la desigualdad y no la diferencia, mientras que lo que se

opone a la diferencia es la identidad y no la igualdad. Las consecuencias de sostener

la falsa antítesis están a la vista.

Animarse a la opacidad de las palabras. El desafío de pensar y no enjuiciar.

La palabra Inclusión remite etimológicamente a significados por lo menos ambiguos.

Derivada del latín 'inclusio' se relaciona a 'includere' que significa 'encerrar'. Está

formada por el prefijo 'in-' (en) y el verbo 'claudere' (cerrar).

Nos parece interesante analizar los significados que se proponen en dos diccionarios

de uso corriente sobre el término, dado que son los sentidos generales con los que se

lo trata en la actualidad por la mayoría de los actores. Para el Diccionario de la Real

Academia Española (2007) inclusión remite a “introducción de una cosa en el interior

de otra o dentro de sus límites y/o al proceso mediante el cual una persona o cosa

pasan a formar parte de un conjunto”.

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Según el Diccionario Enciclopédico Larousse (2009) inclusión es “conexión o amistad

de alguien con otra persona”. Aparecen dos visiones bastante distintas del concepto

inclusión, ambas de uso popular. Los términos conexión y amistad hablan de relación,

aluden a las relaciones entre personas. En eso se contrapone a introducir a alguien

dentro de un grupo. Introducirse no es lo mismo que relacionase con o entre

personas. Las consecuencias de asumir uno u otro significado en las prácticas

inclusivas parecen evidentes. Habría que rastrear, entonces, cuánto de cada uno de

estos significados está inscripto y naturalizado en las prácticas inclusivas que se

ponen en marcha en las instituciones. Y a veces las definiciones primarias de las

palabras nos ayudan a pensar cuáles son los efectos que estas producen cuando las

elegimos para hablar de alguna situación en particular. Por eso, poner de manifiesto

algunos desplazamientos de sentidos en torno de estos conceptos circulantes implica

advertir lo propio del movimiento que ocurre entre el ámbito de la producción teórica y

su uso efectivo en la práctica.

Además de los significados anteriores, en el término inclusión también se cuelan otros

significados y otras implicancias. Hablar de inclusión también nos remite a pensar en

algo que primeramente fue separado, segregado, alejado y que se pretende entonces

hacer volver, atraer hacia alguien o hacia algo. Es decir nos habla de algo que primero

fue excluido y que luego por una acción direccionada se decide que puede o debe

volver a estar dentro. Podríamos hacer el ejercicio de escrudiñar las condiciones de

posibilidad de exclusiones/inclusiones y las razones que se esgrimen para explicar

(cuando no justificar) este movimiento que siempre va junto. Si no hubiese exclusión

no habría necesidad de inclusión. Parece una obviedad pero no lo es. ¿Cuáles

deberían ser entonces nuestras batallas: por la inclusión o contra la exclusión?

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Nunca la salida es dicotómica, pero sería importante advertir en nuestras acciones los

propósitos transformadores o solo reparatorios/remendatorios de aquello que no

estamos dispuestos a discutir.

La palabra inclusión parece estar afectada por una particular deriva de significaciones,

implicaturas y un fuerte atravesamiento político. Sin embargo, por todo el discurso de

lo “políticamente correcto” con el que se la ha rodeado, parece ser de esas palabras

que, según Forster (2005) se colocan fuera de toda sospecha. Según él son palabras

blandas, fofas, insulsas, pero a la vez densas, ambiguas, equivocas, sin referencia a

argumentos, que parecieran no pertenecer al campo de disputas que implican los

procesos de asignación de sentidos.

Este trabajo no pretende ser un análisis etimológico o semántico de ciertas palabras,

sino un análisis performativo, aquel que busca desentrañar al lenguaje como forma

de acción con efectos materiales. Como plantea Austin (1982), al decir algo se hace

algo. Las palabras dependen de las bocas que las pronuncian afirmaba Nietzsche, así

tendríamos que ver ¿qué boca dice inclusión? y quizás no tanto qué dice la palabra.

La inclusión es o será al fin y al cabo lo que hagamos de ella, sino lo que hagamos

(hacemos) con ella. En definitiva es o será lo que hagamos en su nombre como afirma

Skliar (2011).

¿Cuál sería entonces el problema de la inclusión?

Para poder accionar hay que saber en qué dirección. Esto pareciera ser un acuerdo

básico. ¿Cuál es el problema del problema? He aquí un territorio de confusiones,

ambigüedades y sobre todo de muchas interrogantes articuladas. ¿El problema es la

inclusión? ¿El problema es el de la inclusión? ¿El problema es el de los incluidos? ¿El

problema es el de incluir a los excluidos? ¿El problema es de cómo incluir a los

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excluidos? ¿Es el problema es de definir y demarcar qué excluidos incluir? ¿Existen

los in-incluibles?

Existen hoy discursos, políticas y acciones tendientes a que los niños y niñas que

están en las escuelas especiales migren hacia las escuelas comunes y en esta

migración se plasmaría la imagen más acabada de la inclusión. Esto no estaría mal

per se si junto a la migración se desplegaran procesos de transformación real de estos

espacios educativos en espacios no excluyentes. La realidad nos habla de otras

experiencias. En esta línea de pensamiento, De la Vega (2008) nos advierte sobre

algunas simplificaciones o lecturas lineales de los efectos de las políticas de

integración/ inclusión y aporta duros datos estadísticos que revelan una situación muy

lejana a la que se sostiene en las voluntades y discursos: “[…] de acuerdo a las

estadísticas disponibles no sólo se han generalizado los sistemas paralelos sino

también aumentó considerablemente la población de la educación especial. La

matrícula en 8 años (1997-2005) lejos de disminuir se incrementó en un 19,4%.” (De la

Vega, 2008:154).

Queda mucho por transformar aún. Como ya señalamos, la inclusión (así como la

igualdad) no pueden ser el punto de llegada sino el punto de partida de una relación.

De otro modo nos veremos obligados a diseñar constantemente políticas correctivas o

compensatorias, que nunca consumarán su objetivo final. Pero mientras tanto vivimos

como si esa acción fuera políticamente justa.

Aparece entonces la idea de la inclusión educativa como política pública con correlato

en prácticas educativas que de algún modo parecieran imponer/ obligar a las

instituciones y sus agentes a incluir ahora. El adentro y el afuera de la inclusión y la

exclusión es “una construcción que realiza el que está adentro” según afirma Cerletti

(2009:2) y por ello las acciones que derivan de estas políticas en muchos sentidos

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siguen estando centradas en los sujetos que deben incluir o tener actitudes inclusivas.

Las imágenes que este imperativo genera son múltiples. Equipos de profesionales y

familias “empujando” las puertas de las escuelas para que entren a ese territorio

aquellos niños y niñas clasificados, en algún momento, como diversos, diferentes,

discapacitados, especiales, etc. Se realizan amparos, medidas judiciales, trámites y

certificaciones para validar derechos (¿nuevos?) a estar juntos. Creemos que son

imágenes para pensar.

Los maestros de las instituciones educativas que ahora deben abrir sus puertas

resisten a estas políticas aludiendo a su falta de formación para hacerse cargo de

niños que presentan atributos que para ellos son ajenos. No estar preparados es la

sensación que los invade. ¿Cómo dar lugar a estas sensaciones sin vulnerar una vez

más los derechos de quienes empujan para entrar y quedarse dentro?

Por otro lado, pero en el mismo sentido, es necesario advertir acerca de la tentación a

responsabilizar exclusivamente a la escuela de la inclusión que socialmente somos

incapaces de imaginar. Existe un desplazamiento ambiguo entre la idea de inclusión

social hacia la inclusión al sistema educativo, donde se da por sentado que la escuela

favorece, o debe favorecer, la movilidad social y la inclusión social plena. ¿Lo creemos

verdaderamente posible?

Sin duda cambiar las preguntas redirecciona el horizonte de las respuestas e implica

redefinir quiénes tienen que involucrarse en los problemas.

El problema entonces será ¿qué hacemos con los diferentes en la escuela? O ¿qué

hace la escuela para no seguir siendo expulsiva e indiferente frente a las

singularidades de quienes las habitan?

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Así por ejemplo, la muy mentada frase: “Esta escuela trabaja con la diversidad” se

vuelve una consigna/afirmación de difícil o ambigua decodificación ¿A qué hace

referencia? O esta otra frase: Esta escuela es integradora o inclusiva ¿a qué hace

referencia? Uno se podría preguntar si refiere a que podría no hacerlo, o también al

reconocimiento de que, durante mucho tiempo, esto que ahora se hará como promesa

y obligación, nunca se había realizado.

Este es el contexto teórico y político, en el cual se instala la idea de diversidad que hoy

recorre los pasillos de las escuelas, y en donde, a favor de esta pluralidad equilibrada

y armoniosa, deben “respetarse las diferencias” y “aceptar la diversidad”, frases como

estas, “políticamente correctas” y “culturalmente sensibles” parecen apuntar más a la

corrección, sensibilidad y protección de aquellos que las enuncian que de aquellos a

quienes irían destinadas a efectos de ser respetados y/o atendidos en su diversidad.

Así, pensamos que se debe interpelar fuertemente la unidireccionalidad que ciertas

ideas parecieran encerrar ¿Quién/quiénes respeta/n la diferencia de quién/quienes?

¿Quién/quiénes se decide/n (finalmente) a aceptar la diversidad de quién/quiénes?

Esta unidireccionalidad implicada en la frase: yo te incluyo, o en la frase: esta

institución incluye a, está más asociada a una retórica legalista que a una verdadera

transformación de imágenes y de prácticas que alojen al otro en tanto singularidad.

Conocemos, por otro lado, múltiples situaciones donde esta idea del respeto a secas y

no como relación mutua se asocia a “integración” y se instala como contexto en donde

se producen los conflictos permanentes entre mayorías y minorías. La naturalización y

la corrección política borran las huellas de los procesos históricos concretos de

producción de diferencias.

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Pareciera que estamos condenados a una convivencia sin remedio. En ese sentido,

Bourdieu (1999: 9) afirma que “los lugares llamados difíciles son antes que nada

difíciles de describir y pensar” y que las imágenes simplistas y unilaterales deben ser

reemplazadas por una representación compleja y múltiple fundada en la expresión de

las mismas realidades en discursos diferentes, a veces irreconciliables. Por ello es

preciso abandonar el punto de vista único central y dominante – casi divino- en el que

se sitúa gustoso el observador (que no se involucra), en beneficio de puntos de vista

coexistentes y a veces directamente rivales.

La escuela es uno de esos espacios difíciles de describir y pensar, en donde los

sufrimientos y fragilidades originadas por la colisión de intereses, disposiciones,

expectativas confluyen y se hacen cuerpo.

Entonces, cabe preguntarse cuáles son los efectos y afectos diferentes que desata

decir “aquí se trabaja con la diversidad” a decir “aquí se trabaja en un contexto de

singularidad e igualdad”, en donde priman las experiencias con niños y niñas o

jóvenes singulares. ¿Por qué con tantos acuerdos tácitos y explícitos entre actores de

diferente nivel siguen prevaleciendo contextos y prácticas excluyentes? ¿Por qué si

tenemos tantas leyes, normas, decretos resoluciones, proyectos, programas,

estrategias recetas, tips sobre cómo incluir, no podemos transformar (nos) las

instituciones más que en cierta superficie discursiva sin cambiar en absoluto la

situación?

Quizás sea necesaria menos biología y más biografías educativas, más experiencias

educativas. Está visto que ciertas políticas, pero sobre todos ciertas prácticas que

supuestamente están fundadas en ciertas políticas, solo cancelan las biografías y las

transforman en historias clínicas que la escuela reproduce.

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No hay duda de que los intercambios o relaciones sociales que hoy día se tejen en las

instituciones por definición excluyen la intención explícita de violentar al otro y se

sostienen en la idea de no ejercer violencia simbólica capaz de afectar lo. Lo cierto es

que no es posible confiar exclusivamente en la buena voluntad. De ahí que múltiples

inquietudes se despiertan y crecen día a día dentro de las escuelas y dentro de las

familias de niños que bregan por estar allí dentro, incluidos y “encerrados” dentro de

una normalidad tranquilizadora.

Es que a pesar del discurso de la inclusión, que se cuela por todos los intersticios de la

institución escuela, el esquema escolar sigue siendo normalizador. La educación es

fundamentalmente homogénea, homogeneizante. Se sigue pensando que todos los

niños deben aprender todo al mismo tiempo, de la misma manera y en los mismos

tiempos. La educación expresa y condensa la ideología de la normalidad con tanta

eficacia que la deja por fuera de todo cuestionamiento y hasta la hace andar junto a la

ideología de la inclusión, como si fueran parte de lo mismo. Al mismo tiempo ha

surgido en estos últimos años una enorme cantidad de síndromes y clasificaciones

patologizantes para aquellos niños que ya están dentro de la escolaridad común y que

por obra y gracia de las miradas normalizadoras y medicalizantes ahora están

sospechados de su condición para seguir estando dentro de las escuelas comunes.

Es decir concomitantemente y paradojalmente aparecen dos imágenes: el imperativo a

la apertura, a la amplitud que las escuelas comunes deben tener para incluir y la

máquina de clasificar en la que se ha convertido la misma escuela y el discurso

correctivo asociado al mundo de las patologías infantiles.

Podríamos preguntarnos si la inclusión es inclusión cuando, como señala Skliar

(2011:71-72): “la alteridad del otro es apenas un tema de diagnóstico, la afirmación de

una rápida y genérica formulación legal de un otro como sujeto de derecho, la suma

presente de presencias pero no de existencias […] y uno podría también preguntarse

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si en el estar juntos, en esa coexistencia habrá que nombrar la relación con el otro

como una relación de inclusión, si habrá que nombrar al otro simplemente como ser

incluido previamente excluido”

Tanta técnica y tecnicismo hacen perder de vista que estamos frente a singularidades

de carne y hueso, frente a niños, niñas y jóvenes deseantes y deseosos de tener un

lugar y no un cupo o una vacante.

Esto genera una situación sumamente costosa, principalmente para los estudiantes,

tanto para los que están dentro de las escuelas y pelean por quedarse, como para

aquellos que estando fuera, hacen fuerza para ingresar.

Una escuela no excluyente genera prácticas que hospedan

Atrevernos a mirar de nuevo, a extrañarnos de nuestra cotidianeidad y a sospechar de

un discurso, de un régimen de mirada, de una serie de prácticas, de un dispositivo

que, pareciendo venir a remediar una violenta exclusión, una injusticia, termina otra

vez protegiendo a quien clasifica, a quien excluye.

La escuela que incluye, lejos de hospedar, de alojar la diferencia, invita

restringidamente a ese extranjero a habitar este lugar, con la condición de asumir

todas las propias reglas, modos, tiempos, idiomas. La tolerancia seria una hospitalidad

restringida, regida por el derecho a invitar-incluir.

Te incluyo, te tolero, te invito, pero podría no hacerlo. Te invito, te integro, te tolero

porque por fuera me resulta más peligrosa tu existencia y porque abrazo una ideología

de lo políticamente correcto, tan de moda en estos tiempos.

Así como las prácticas de supuesta inclusión y la tolerancia aparecen como el derecho

de invitar, donde desde un ejercicio desigual del poder, un nosotros invita a un otro a

pasar a ese espacio de mismidad normalidad y prestigio. Es un nosotros que Invita

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pero que instituye la condición de que para incluirse debe asumir todas sus normas

como propias. La hospitalidad aparece como el derecho de visitar, pero

paradojalmente es imposible de asumir por parte de la inclusión normalizadora.

Cualquiera sea el modo de estar en el mundo -extranjero, discapacitado, creyente o no

creyente- el derecho de visitar asume una hospitalidad abierta en sí misma, capaz de

recibir a quien no se espera, ni se anuncia. Una escuela hospitalaria en este sentido

no puede ser una escuela inclusiva, si se asumen los sentidos de inclusión que antes

mostramos.

Para tener una escuela que pueda asumir una hospitalidad abierta, se requiere que

sea capaz de asumir el riesgo que toda hospitalidad implica, esto es, que el huésped

puede ser hostil. Y no cabe duda que en estos casos el huésped sea hostil, casi por

definición. El discapacitado, el anormal, el otro hospedado puede poner en riesgo todo

el sistema de normas que estructuran la escuela normalizadora. No puede responder

al imperativo de la ideología de la normalidad y de la hospitalidad al mismo tiempo.

Imaginemos entonces, una escuela en la que, más que la suma de niños incluidos, en

la que podamos (de) mostrar orgullosos nuestra tolerancia; ocurra la suma de

experiencias de hospitalidad, entendidas como el acto de recibir al otro.

Un acto desmesurado, en el cual se recibe más allá de la capacidad del yo (Derrida,

2002). En este sentido, la hospitalidad no consiste en interrogar a quien recién llega

por su nombre. Por el contrario, la hospitalidad abierta comienza por la acogida sin

preguntas. Se ofrece, se da al otro antes que se identifique, antes de saber su nombre,

antes de que sea sujeto, sujeto de derechos (Derrida y Dufourmantelle, 2000).

Por todo lo antes señalado, para nosotros el problema esencial no es si contamos o

disponemos de los saberes, conocimientos, capacitación, destreza y competencias, si

“estamos preparados”; sino de lo que hacemos o dejamos de hacer por, con y en el

otro.

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Claro que aquí resulta imperativa la pregunta respecto de la escuela y su capacidad de

alojar verdaderamente a alguien. ¿La escuela tal como la conocemos puede volverse

hospitalaria? O si pensar la escuela desde esta lógica implica, definitivamente, pensar

una nueva escuela, donde las preguntas que nos atraviesen hablen de habitar los

espacios, hablen de convivencia.

Animarnos a imaginar una escuela diferente, no solo en su estructura gradual y

simultanea sino en lo complejo, supone poner el acento en lo amplio de los procesos

de enseñanza-aprendizaje, en las relaciones, en las formas de interacción de los

sujetos, en las diferencias individuales, sociales y culturales y en los momentos

concretos de encuentro con el conocimiento. Es un cambio que supone dejar de poner

el ojo en los sujetos, para pasar a hacer foco en las situaciones que se proponen para

que se produzca el vínculo con el conocimiento.

Quizás si pudiésemos pensar profundamente en los modos de relación que

constituyen y configuran nuestras instituciones podríamos dimensionar cómo

afectamos y somos afectados en cada momento.

La apuesta seria volver a disputar sentidos en relación a las ideas respecto de la

inclusión educativa, porque la palabra inclusión evoca algo que no es la realidad sino

una idea que nos hace asociar directamente con imágenes. Y esa imagen podría dejar

de estar conformada por sujetos, familias y niños empujando las puertas de las

escuelas a efectos de entrar, para pasar a una imagen en la que las puertas estén sin

trabas.

Algo común no significa uniforme, sino posible. Es algo que tiene que ser abierto, para

todos (bien común). No se trataría entonces de una globalidad normalizada (y

normalizadora), sino de un mundo compartido (Cornú, 2008).

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Estar juntos no tiene valor moral por sí, estar juntos incluye la amorosidad y también el

enojo pero nunca la indiferencia. Ese “estar juntos no proviene de la determinación de

una relación jurídica obligada, refiere más a lo político que a las políticas” (Skliar,

2011:72).

Se trata, entonces, de buscar y accionar éticamente los modos de estar juntos para

hacer durar el mundo.

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73474 83 38 3 4  374 934 74 24  7934 39 4 242 76 3 4 24 8873
89 5 34 398447424 974 7 4 5 8 794 984 43 43 5 /43 34 4
974 4784 347834 4  23489 3874 24  !434234 3874 4
7 474 83 38 3 4 474 974 74 234 73474 83 38 3 4 74%5 
7876 73487989 87478 34 7934 834&39873'4(334 $ 85 434 2245 44
73474 83 38 3 4 974 74 24 34 84 43 734 394 42343832 4
89 5 34 398445 42 434 4 37328*3 34 74$ 7874 4234  934
84 4 33474 4 3874 74 9 78 34324 987384 783 4 40 
 45 8 34!34!38 4 734  874 4 741 *4349 424 3 '41 84879 7874
934 2387432474 77934876 238 4234 45 934 7 43 834 24337 
3 4 3668343  3 34 334 224 74 7 4 45 34234 8 834 7 4 94
7423487989 87 45 7 474  83 2343 3934 4872 8 4 7 4 479  4
2 4"94 4  8325 79 463 4 74#$8 47989  4 24 879  4 4234 23874
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74 4939343 734 4843 5 44743 78 245 7 8324 3342 64 9 7 5 4 74
 5 4 4 7934 23874 935 4!3 326 749 84 832 4 4%5 834&3
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37 7834 748 9498 4 4 2 5 34874
 434 8 935 79 498 7 4 4 474 2 4 2 3 34343849 424 3 4 24
734$32934 487$5 3874 4  37 7834 5 7 4 734 3798 3 4 9 5 873 34 4
74  784!89844 734 85 7874 9834  6 7934 4 8 3748 79387 44 
249 4 398 23 45 484! 8 34 734 3 3 7423489 3874 4234 73474
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 4   34 4872 8 4!3934 24  79 4234 489 7834 24 785 8 794
794 4743 4 8 7 474743 4   84 24  !434234 3874 749 
7 4 974743 4 42 4 334 4 5 8746 7 32 4 24 785 8 794  8
7  893744 4 8  745 4 34 8 4 24  !434234 3874 4234 
2 4633798*34 4  !45 48'4 73474 83 38 3 4 79 325 79 4 24
3 24 4245 34  844234 298
(4934 39 4 4 4!34 49 7 4 8 34 52834 74 379434 4 5 285 8 794
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9 4 424 49 +45 4 ) 434 4 872 834 234 3 3 9387 4 7  3834
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B
DESIGUALDAD EDUCATIVA
La naturaleza como pretexto
Silvia Llomovatte y Carina Kaplan (Coords.)
Ed. NOVEDUC

CAPITULO 4

¿Persistencia
o retorno del racismo?
Consideraciones desde
la antropología de la educación

Maria Rosa Neufeld

Maria Rosa Neufeld es antropóloga social. Profesora titular de Antropología sistemática


(UBA). Coordina el Programa de Antropología y Educación de la Sección de
Antropología Social del Instituto de Ciencias Antropológicas de la Facultad de Filosofía y
Letras (UBA). Dirige el proyecto UBACyT "Escuelas, modos de organización familiar y
políticas estatales en el marco de procesos de desigualdad social y diversidad
sociocultural en América Latina. Una mirada histórico-etnográfica". Es coautora del
libro “De eso no se habla. Los usos de la diversidad sociocultural en la escuela”.

En estas paginas intento sintetizar una serie de preocupaciones que han orientado
nuestro trabajo en el curso de estos últimos diez años. Integramos un equipo de
investigadoras e investigadores provenientes de disciplinas diferentes: antropología,
ciencias de la educación, psicología, sociología: pertenecemos a la Sección
Antropología Social del Instituto de Ciencias Antropológicas de la Facultad de Filosofía y
Letras. Hemos venido trabajando en escuelas de la ciudad de Buenos Aires y del
conurbano, con un enfoque centralmente etnográfico, que implica el trabajo de campo
prolongado, horizontal, que intenta ser no evaluativo, con las personas que participan
de la situación escolar. También, una permanente tensión entre el tipo de
conocimiento y de saberes que los docentes y estudiantes tienen del propio accionar, y
la comprensión de estas mismas situaciones por parte de los investigadores.
Las escuelas son nuestro objeto privilegiado de observación, dado que históricamente
han sido consideradas el ámbito "homogeneizador" de las diferencias, a partir de su
fuerte compromiso en la formación de ciudadanos de orígenes diversos; además, por
ser ámbitos de encuentro y permanencia obligada para los niños, sus padres, los
docentes y otras personas involucradas.
En nuestra permanencia en escuelas, registramos minuciosamente situaciones que
acontecen allí cotidianamente; las cuales testimonian los procesos, por momentos
traumáticos, por los que pasan niños bolivianos, peruanos, a veces asiáticos
recientemente llegados a la Argentina -otros no tanto-, en su contradictoria inclusión
en el ámbito escolar. Pese a lo que se sostenía teóricamente en los 70, en las escuelas
no sucede únicamente la imposición de una "cultura dominante", sino que el acceso a
ella es parte de las demandas populares. Inclusive, la expectativa de acceder a una
"buena escuela" es determinante en las expectativas migratorias, no solo las
internacionales, sino de los desplazamientos rural-urbanos, del conurbano a Buenos
Aires, etcetera. Y el paso por la escolarización es una experiencia clave, tanto para los
que han ido a la escuela como para los que no (por ejemplo, por las posibilidades que
abre o limita la posesión de las certificaciones escolares o su falta).
En la Argentina, las escuelas siempre estuvieron ligadas a la percepción de la
heterogeneidad de orígenes de su población: migraciones de los siglos XIX y primera
mitad del siglo XX procedentes de Europa, migraciones rural-urbanas del siglo XX,
migraciones de origen latinoamericano y asiático de fines del siglo XX. Sin embargo,
debemos destacar los componentes contradictorios de la recepción a los inmigrantes y
su correspondiente tratamiento escolar: por ejemplo, podemos considerar los aspectos
receptivos de la Constitución, mientras en las escuelas predominó el intento de licuado
de los orígenes diferentes y abundaron las prácticas escolares homogeneizadoras. Por
otra parte, las escuelas no son islas. Por eso, lo que sucede en ellas debe ser abordado
poniendo las situaciones escolares en relación / contraste con lo que sucede en su
entorno espacial (el difuso tejido barrial) y político. Nos referimos al entorno político en
sus diferentes niveles: tanto aquel en el que se produce la "política educativa" en cuya
trama se inserta la escuela, como los niveles en que se producen -por ejemplo-
políticas migratorias, de radicación o expulsión, etc., destinadas a los extranjeros o
migrantes internos y sus hijos.
En este sentido, la escuela no ha quedado al margen de los procesos generadores de
desigualdad que en las últimas décadas, en un marco global de neoliberalismo
conservador, apuntaron a modificar los conceptos de ciudadanía desarrollados
anteriormente, y por tanto afectaron también a la centralidad de la escuela como
formadora de ciudadanos.
En un marco global de esta naturaleza, reaparecen lógicas del tipo "sálvese el mejor" y
son las "capacidades personales naturales" las que van a asegurar el éxito en la "libre
competencia". En este contexto, la pobreza es entendida como una marca
estigmatizante y vergonzante, ya que según este neodarwinismo los pobres no tienen
la capacidad o aptitud para insertarse en el mercado. Ya no se cuestiona al modelo
como productor de exclusión, sino que, al naturalizar la desigualdad, se culpabiliza a
los sujetos. Se produce un corrimiento del espacio donde se diriman los conflictos: del
Estado hacia la sociedad civil. Al mismo tiempo, "el neoliberalismo se ha sustentado en
un fuerte proceso de legitimación ideológica, que fue configurando paulatinamente
transformaciones en los valores, las expectativas, las representaciones acerca de la
vida en sociedad. Profundas transformaciones que han generalizado un sentido común
que, por ejemplo, exalta la competitividad, lo individual, lo fragmentado y sataniza lo
público estatal, Un fenómeno
que supone haber generado, fuertemente, lo que se denomina hegemonía. O sea, una
transformación tal del sentido común que, incluso, las victimas del programa se han
apropiado del mismo".
Se trata de un proceso que penetró en todos los planos de la vida. ¿Que sucede en el
plano de la cotidianidad escolar y con las explicaciones teóricas que en ella circulan?
Hemos venido trabajando todos estos años con las categorías teóricas en uso en los
contextos escolares, por ejemplo, con la relación diversidad - diferencia - desigualdad.
Una de estas categorías es "cultura". Su uso es recurrente a la hora de intentar
explicar el desempeño escolar de los alumnos y las supuestas características de los
contextos de pobreza y diversidad sociocultural en los que habitan. En términos mas
amplios, cultura ha sido el concepto distintivo con que la antropología aborda el
estudio de la diversidad y bien vale reseñar aquí algunos trazos importantes de su
recorrido que nos sirvan para reflexionar críticamente acerca de la vigencia de ciertas
conceptualizaciones (fundamentalmente, su vinculación con los contextos
politicoeconómicos en que se producen).
Para el evolucionismo decimonónico existía un único modelo de civilización o progreso
representado por la sociedad victoriana. En este caso, las diversidades culturales
existentes eran vistas como supervivencias de etapas anteriores, cuanto mas
atrasadas o primitivas, mas lejanas del modelo de civilización propuesto. La educaci6n
permitirá que los sectores "más atrasados" -las otras culturas- entren en la corriente de
la civilización y el progreso, uniformando la diversidad cultural bajo la categoría de
"ciudadano" de los flamantes estados capitalistas. Sólo basta recordar los principios
evolucionistas con que los creadores del sistema educativo argentino fundamentaron
su propuesta pedagógica: "Educar al ciudadano para liberarlo de la barbarie y llevarlo
al progreso".
Pero a principios del siglo XX, las escuelas hegemónicas en antropología -el
funcionalismo y el culturalismo norteamericano- dieron explicaciones diferentes a la del
positivismo para el problema de la diversidad. A través de su postura central, el
relativismo cultural, insistieron en el respeto por las culturas e intentaron hacer frente
al etnocentrismo proveniente de las teorías evolucionistas. Pero el relativismo quedó
atrapado dentro de los mismos postulados que quería cuestionar, ya que si bien
permitía superar el etnocentrismo, no pudo resolver el hecho de que esta diversidad
cultural significa también desigualdad entre las sociedades, entre las culturas.
Funcionalismo y culturalismo crearon modelos estáticos, que suponen que las culturas
permanecen inmodificables ante el cambio cultural, porque todo aquello que modifica
en algún plano la cultura la pone en riesgo de destrucción, visto el delicado equilibrio
que existía entre sus partes. Haciendo un balance de esta etapa: "el culturalismo tomo
los espacios que el racismo en retirada ha ido dejando libres, fundamentalmente como
base teórica de las nuevas conductas xenófobas ligadas a los nuevos nacionalismos".
Planteamos que -frente a las explicaciones de cariz biológico de fines del siglo XIX- la
Antropología contribuyó con explicaciones de tipo culturalista, pero, en algún sentido,
"tomo la posta" porque las teorías culturalistas no resuelven el problema sino que lo
formulan de otra manera y así llegan a la escuela como modelo explicativo.
También los investigadores se plantean por qué fracasan en la escuela los alumnos que
provienen de minorías étnicas y raciales, o los niños de los ghettos urbanos. Y para
ello, a partir de la incorporación del concepto de cultura utilizaron, a lo largo de la
historia, conceptos explicativos como "deficiencia cultural (el evolucionismo) y
diferencia cultural (los culturalismos)”. A medida que la investigación avanza, se
supone que las escuelas con población escolar perteneciente a sectores subalternos o
minorías étnicas son ámbitos en donde están sucediendo conflictos culturales: se
interpreta que "lo que choca" allí son los códigos diferentes, los lenguajes diferentes,
las representaciones pertenecientes a minorias, con los códigos, lenguajes y
representaciones de los otros niños y de los docentes, y esto debería ser explicable en
términos de cultura.
Seguramente, es por todos conocida la variante mas difundida y mas vigente de este
tipo de explicación, el concepto acunado por Oscar Lewis: "cultura de la pobreza".
¿Que incorpora el concepto de cultura de la pobreza? La idea básica de que hay un
estilo de vida que se transmite de generación en generación: en este sentido, el
concepto de cultura es repensado como ambiente.
Ampliemos un poco esta cuestión: según la Escuela Sociológica de Chicago, el
hacinamiento de los pobres en comunidades aisladas (caracterizados como "ghettos
urbanos") les impedía participar de los principios y normas culturales de la sociedad.
Esta afirmación se asentaba en el supuesto de que el ambiente en que desarrollan sus
vidas impacta en el comportamiento individual, contribuyendo al mantenimiento de la
pobreza v de diversas patologías. Para Lewis, las causas de la pobreza debían buscarse
en los mismos pobres, quienes, por definición, no aprovechan las oportunidades que la
sociedad ofrece. El concepto de "cultura de la pobreza", entonces, hace referencia a un
estilo de vida- que se transmite de generación en generación por socialización familiar.
Si bien reconoce los esfuerzos de adaptación que realizan los pobres ante su situación,
prima una visión por la cual, una vez que los niños adquieren esos valores, difícilmente
puedan salir de la situación de pobreza.
Como señala la investigadora brasileña Maria Helena Souza Patto (1991), la teoría del
déficit o de la carencia cultural centra la causa del fracaso escolar en la existencia de
culturas inferiores o al menos diferentes, producto de ambientes familiares patológicos
y atrasados en los que, de manera ineludible, los niños que nacen y se forman en epos
son niños desadaptados y problemáticos a la hora de lograr su integración escolar.
Estas teorías, entonces, asumen como noción central la del "ambiente", asociada a una
visión biologizada de la vida social, entendiendo por ambiente la provisión de estímulos
para el desarrollo "normal". En este sentido, la pobreza ambiental de las clases bajas
produce deficiencias en el desarrollo psicológico infantil, siendo la causa de sus
dificultades de aprendizaje y de adaptación escolar.
Cuando se vincula, no solamente en las escuelas, sino en nuestra vida cotidiana, la
"suciedad de los bolivianos" con su cultura, o la cultura de los tucumanos con el "no
saber alimentar a sus hijos", se sigue pensando en términos de pautas culturales, pero
la dureza de la afirmación no remite al supuesto concepto teórico de cultura (cultura
como aquello que se transforma, aquello que uno hereda, pero hereda socialmente y al
transmitirlo lo reelabora, lo modifica, etc.), sino que el contenido del concepto cultura
así pensado es cercano a lo biológico. Nosotros hemos constatado que la cuestión del
lenguaje o la cuestión de la comunicación son fuertemente tematizadas en las
instituciones educativas y por parte de los docentes. Se habla mucho de las
dificultades para la expresión oral de "estos niños", ya sean niños jujeños o correntinos,
niños inmigrantes, niños peruanos, niños bolivianos, niños de diversas procedencias
latinoamericanas, y las causas de las supuestas dificultades para la expresión oral v
escrita de estos alumnos se ubican en las "culturas de origen". Por ejemplo, se asocian
deficiencias lingüísticas con la "procedencia boliviana", v se la representa como "una
cultura del silencio", caracterizada por un "habla miedosa", como registran algunas
notas de campo. Muchos proyectos institucionales de las escuelas (PEI) se vinculan con
esta cuestión, y se los reconoce como impregnados de una mirada etnocéntrica: "no
hablan como
nosotros'", "no usan nuestro castellano". Y en el ámbito escolar, a la valoración que se
haga del tipo y grado de desarrollo de su lenguaje, le seguirá la necesidad de imaginar
acciones didácticas que contrarresten, que compensen las "carencias culturales" con
las que los niños llegan a la escuela.
Hoy, desacreditado el significante de "raza", ya no se dice -como décadas atrás- que
"los negros" tienen el cerebro mas pequeño, que "los indios" eran menos
evolucionados, pero que ya llegarían. Pero viejos conceptos ya formulados en la
década del 60, tal como vimos, los han reemplazado con creces. Esto nos acerca a
Eduardo Menendez (2002), quien destaca que, en realidad, a lo que nosotros estamos
asistiendo en estos momentos es a la reconstrucción del pensamiento racista de la
época previa al hitlerismo y al nazismo. En la trama de la vida cotidiana, en las
explicaciones socio biológicas que buscan y encuentran razones en los genes para
conductas desviadas o no, en los insultos de las canchas de fútbol (que asocian
nacionalidades y rasgos biológicos), encontramos pistas de estos retornos.
Simultáneamente, se están volviendo a utilizar explicaciones biológicas para la
persistencia de la pobreza, el fracaso educativo, los comportamientos violentos. Señala
Menendez que durante los anos 50 se desarrollaron en forma sostenida investigaciones
y explicaciones que hallan en lo biológico la causa básica del comportamiento humano.
Curiosamente, plantea Menendez, el construccionismo -elaborado parcialmente por el
culturalismo norteamericano entre 1920 y 1950- y que plantea que toda característica
humana (cuerpo, sexo, enfermedad, emociones, raza) es parte de una construcción
social, se desarrolla correlativamente cuestionando al biologicismo. Sin embargo, el
biologicismo no ha muerto, y en torno de el se legitiman -al menos en parte- las
concepciones racistas que siguen estando presentes, reaparecen o comienzan a
desarrollarse durante los 60, tanto en países centrales como periféricos. Y, justamente,
los discursos biologicistas resurgen en el contexto neoliberal de fines de los 80 y los
90, que es lo que nosotros percibimos en su "variante escolar". Seguramente, el lugar
de los investigadores esta en el hacerse cargo de estos atravesamientos, que están
profundamente arraigados y naturalizados en la sociedad toda.
NOTAS
1. Entre las antropólogas, Graciela Batallan, Maria Rosa Neufeld, Gabriela Novaro,
Liliana Sinisi, Virginia Manzano, Laura Santillan, Carmela Vives, Ana Padawer, Silvana
Campanini, Marcela Woods; psicólogos como Laura Novoa y Ariel Thisted; la socióloga
Josefina Ghiglino; y las licenciadas en Ciencias de la Educacion, Sara Pallma, Maria
Paula Montesinos, Patricia Redondo y Sofía Thisted.
2. Achilli, Elena, "Escuela y ciudad. Contextos y logica de fragmentacion socio
cultural" en AA.VV., Escuela y ciudad. Exploraciones de la vida urbana. 3. Juliano,
Dolores, Educación intercultural. Escuela y minorías étnicas. 4. Lewis, Oscar,
Antropología de la pobreza. Cinco familias.
BIBLIOGRAFIA
Achilli, Elena, "Escuela y ciudad. Contextos y logica de fragmentacion sociocul
tural" en AA.VV., Escuela y ciudad. Exploraciones de la vida urban, Rosario,
Ceacu-Universidad Nacional de Rosario, 2000.
Juliano, Dolores, Educacion intercultural. Escuela y minorias etnicas, Madrid, Eude
ma, 1993.
Lewis, Oscar, Antropología de la pobreza. Cinco familias, Mexico, Fondo de Cultura
Economica, 1961.
Menendez, Eduardo, La parte negada de la cultura, Barcelona, Bellaterra, 2002.
Souza Patto, Maria Helena, A producao do fracasso escolar, Sao Paulo, T. A. Queiroz,
1991.
Este trabajo se fundamenta en un documento de base redactado por M. P. Montesinos,
M. R. Neufeld y L. Sinisi.
Scharagrodsky, Pablo

El cuerpo en la escuela

Scharagrodsky, P; Southwell, M., coordinación autoral (2007). El cuerpo en la escuela. Buenos Aires :
Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología. (Explora, las ciencias en el mundo contemporáneo.
Pedagogía). En Memoria Académica. Disponible en:
http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/libros/pm.869/pm.869.pdf

Información adicional en www.memoria.fahce.unlp.edu.ar

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Atribución 2.5 Argentina
http://creativecommons.org/licenses/by/2.5/ar/
PROGRAMA
EXPLORA
LAS CIENCIAS EN EL MUNDO CONTEMPORÁNEO
DE CAPACITACIÓN
MULTIMEDIAL

PEDAGOGÍA

EL CUERPO EN LA ESCUELA

Introducción. Cuerpo y modernidad | Escuelas: ¿sin cuerpos? | Discurso pedagógico y cuerpo | La escolarización
de los cuerpos: ¿qué tipos de cuerpos? | Disciplina y control | El cuerpo, el discurso médico y el discurso escolar |
¿Cuerpos masculinos y cuerpos femeninos? | ¿Cuál es el tipo de corporalidad que se produce hoy en día en la
escuela? | El maltrato de los cuerpos en la escuela | Mercados, consumos corporales y estéticas juveniles en la
escuela | Consumo y resistencia | Consideraciones finales

Autores: Mgt. Pablo Scharagrodsky (UNQ / UNLP) | Coordinación Autoral: Dra. Myriam Southwell (UNLP / CONICET / FLACSO)
2 EXPLORA PEDAGOGÍA

INTRODUCCIÓN.
CUERPO Y MODERNIDAD

Programa Histelea. Universidad Nacional de Luján


omo han señalado distintos autores, el
cuerpo siempre ha quedado prendido
en el interior de poderes muy ceñidos que
le han impuesto coacciones, interdicciones,
autorizaciones y obligaciones permanentes.
Ninguna cultura ni ninguna organización
social y política −con independencia del
período histórico y del lugar geográfico−,
ha ignorado al cuerpo. Muy por el contra-
rio, este ha sido el centro de fuertes aten-
ciones y constantes conflictos. La sexuali-
dad, la emocionalidad, la higiene, la moral,
la dietética, la alimentación, la vestimenta,
las prácticas vinculadas al cuidado y mante-
nimiento del cuerpo son apenas algunos de
los aspectos propios e inseparables de la
"existencia corporal".
Esto último sugiere que el cuerpo no pue-
de ser considerado sólo como un conjunto
de huesos, articulaciones, músculos, tendo-
nes, aponeurosis, órganos, fluidos o tejidos.
Más bien es un fenómeno social, cultural e
histórico. El cuerpo no existe en "estado
natural"; siempre está inserto en una trama El cuerpo siempre está involucrado en una trama conformada por el lenguaje, la cultura y el poder.
de sentido y significación. Vale decir, es
materia simbólica, objeto de representación ción corporal está mediada por el lenguaje, y de seducción, técnicas corporales, uni-
y producto de imaginarios sociales. Siempre la cultura y el poder. Existir significa mover- versos morales específicos, reglas de eti-
se manifiesta como un terreno de disputa se en un espacio y tiempo, transformar el queta y vestido, técnicas de mantenimien-
en el que se aloja un conjunto de sistemas entorno gracias a una suma de gestos efi- to del cuerpo, usos corporales, inscripcio-
simbólicos entre los que se destacan cues- caces, clasificar y atribuir un valor a las acti- nes corporales, inconductas corporales,
tiones vinculadas al género, a la orientación vidades perceptivas, dirigir a los demás la formas de entrenamiento físico, intercam-
sexual, a la clase, a la etnia o a la religión. palabra, pero también realizar gestos y bios de miradas, modos de configurar el
En la tradición cristiana occidental, por movimientos a partir de un conjunto de rostro, relaciones con el placer, el deseo,
ejemplo, el cuerpo ha sido una metáfora rituales corporales cuya significación sólo el dolor, la enfermedad, el sufrimiento o
persistente de las relaciones sociales. Fue el tiene sentido en relación con el conjunto de la estima (Mauss, 1971; Picard, 1986;
cuerpo humano el que proveyó un lenguaje los datos de la simbólica propia del grupo y Goffman, 1986).
metafórico a la teología cristiana: cuerpo de del contexto social de pertenencia. La visión moderna del cuerpo en las socie-
Cristo, la sangre de la salvación, el cuerpo En consecuencia, no existe nada natural dades occidentales ha naturalizado la visión
quebrado del salvador, etc. Más tarde se en un movimiento, una postura, un gesto, corporal como fuera de la historia. Sin
constituyeron con gran fuerza las metáforas un desplazamiento, una mirada o una sen- embargo, parafraseando a Foucault, cual-
somáticas vinculadas a lo político: el cuerpo sación. Ni la biología ni la fisiología deter- quier análisis político-pedagógico y escolar
político y las nociones de salud (estabilidad y minan los comportamientos corporales. debe identificar la articulación del cuerpo y
armonía) y enfermedad (inestabilidad y con- Son las lógicas sociales, culturales y fami- de la historia: "debe mostrar al cuerpo
flicto) o de cuerpo masculino (como norma liares, en el marco de singulares tramas impregnado de historia, y a la historia como
y perfección) y cuerpo femenino (como des- institucionales, las que modelan el cuerpo, destructora del cuerpo. El cuerpo es la super-
vío e imperfección) (Le Goff y Truong, 2005; lo atraviesan y definen un repertorio parti- ficie de inscripción de los sucesos (mientras
Heller y Feher, 1995; Laqueur, 1994). cular de actividades perceptivas, expresio- que el lenguaje los marca y las ideas los
Rechazar al cuerpo como un "objeto nes de sentimientos y emociones, ritos de disuelven), lugar de disociación del Yo (al cual
natural" implica aceptar que toda interven- interacción corporal, juegos de apariencia intenta prestar la quimera de una unidad
EL CUERPO EN LA ESCUELA 3

The Yorck Project


substancial), volumen en perpetuo derrum-
bamiento. Sobre el cuerpo, se encuentra el
estigma de los sucesos pasados, de él nacen
los deseos, los desfallecimientos, los errores;
en él se entrelazan y de pronto se expresan,
pero también en él se desatan, entran en
lucha, se borran unos a otros y continúan su
inagotable conflicto" (Foucault, 1992: 14).
La concepción del cuerpo como "algo"
prediscursivo y ahistórico ha estado, de algún
modo, simbolizada oficialmente en el saber
biomédico, especialmente a través de la ana-
tomía y de la fisiología. Esta concepción
moderna del cuerpo nació a fines del siglo
XVI y principios del XVII con las primeras
disecciones anatómicas que diferenciaron al
hombre de su cuerpo. También el encuentro
con la filosofía mecanicista, cuyo exponente
más fino ha sido Descartes, influenció en el
cambio de concepción corporal al considerar
al cuerpo como una forma mecánica más A fines del siglo XVI y principios del siglo XVII, con las primeras disecciones anatómicas,
(Turner, 1989; Le Breton, 1995). nace la concepción biomédica moderna del cuerpo.
Tal como lo señala Le Breton, la concep-
ción moderna del cuerpo implicó "que el la frontera de la persona) y, finalmente, de sí prácticas y técnicas que lo atraparon, lo
hombre se ha separado del cosmos (ya no es mismo (el cuerpo está planteado como algo sujetaron y, al mismo tiempo, lo construye-
el macrocosmos el que explica la carne, sino diferente de él)" (Le Breton, 2002: 28). ron. El formato escolar participó muy acti-
una anatomía y una fisiología que sólo exis- Este proceso de distinción y fijación cor- vamente en la fabricación de una determi-
ten en el cuerpo), de los otros (pasaje de una poral se produjo en diferentes instituciones nada cultura somática cuyo menú ha sido
sociedad de tipo comunitaria a una sociedad modernas entre las que se destacó la escue- muy variado y prolífico y sus tácticas han
de tipo individualista en la que el cuerpo es la y, en su interior, un conjunto de diversas sido asombrosamente ingeniosas.

ESCUELAS: ¿SIN CUERPOS?

E s común escuchar el supuesto de que el


cuerpo históricamente ha estado ausen-
te en la escuela. La mayoría de los actores de
va" únicamente incorporó saberes y conoci-
mientos vinculados a la lectura, la escritura, la
matemática, la historia, la geografía, los idio-
da en su carga horaria (generalmente menor
en relación con el resto de las disciplinas esco-
lares) y en la valoración que adquiere la eva-
la trama educativa ha insistido en la poca o mas o alguna otra disciplina escolar en detri- luación (por ejemplo, desaprobar Educación
nula atención a la educación del cuerpo. mento −y en algunos casos en menosprecio− Física no tiene el mismo efecto en términos
Entre las razones de peso para justificar dicha de lo corporal. Algo así como si al "pasar lis- valorativos que no aprobar Ciencias Sociales).
afirmación, se ha señalado la fuerte impron- ta" en las aulas el cuerpo nunca hubiera En síntesis, todos estos argumentos supo-
ta racionalista y enciclopedista que se ha dicho presente. Un cuerpo sin voz ni voto. nen que la institución escolar ha sido una
esparcido por la educación escolar tanto de Sumado a ello, las disciplinas escolares que gran máquina de educar y desarrollar
los niños como de las niñas. Algo así como supuestamente han "centrado la atención" aspectos estrictamente intelectuales a tra-
que el poder de la razón se ha impuesto en el cuerpo (Educación Física, actividades vés de la transmisión, circulación y distribu-
sobre el cuerpo de los alumnos y alumnas. lúdicas, deportes, gimnasias, ejercicios físicos, ción de una enorme cantidad de informa-
Otra de las razones de peso para justificar el excursionismo, vida en la naturaleza, etc.) ción y de conocimientos. Se supone que en
supuesto ausentismo corporal en la trama han sido consideradas de poco valor y de este proceso los cuerpos no han sido objeto
educativa ha sido la aparente configuración menor prestigio y estatus con relación a las de regulación, ni de control. Vale decir, los
del currículum escolar como un mecanismo otras asignaturas escolares en el dispositivo cuerpos no han sido "educados", ni forma-
"(in) corpóreo" en el que la "tradición selecti- curricular. No basta más que colocar la mira- dos, ni reformados.
4 EXPLORA PEDAGOGÍA

El monitor de la educación
Si bien algunas de estas razones no son del
todo erradas, presentan un panorama super-
ficial y reducido de la educación del cuerpo
en las instituciones escolares, ya que escon-
den uno de los objetivos básicos y centrales
del discurso pedagógico moderno: la regula-
ción y el control del cuerpo infantil. Que el
cuerpo en la escuela sea, en parte, "olvida-
do" no significa que haya carencia de órde-
nes corporales. Nunca hay vacío en las
escuelas. Esto es así porque cualquier proce-
so que niega y reprime siempre tiene una
instancia afirmativa y productiva. Y los cuer-
pos no son la excepción. Más bien el cuerpo
es el primer efecto del poder. Especialmente
si aceptamos el principio foucaultiano sobre
el poder, el cual señala que: "nada es más
material, más físico, más corporal que el ejer-
cicio del poder" (Foucault, 1992: 105).

DISCURSO PEDAGÓGICO Y CUERPO

El discurso pedagógico moderno (siglos


XVII a XIX) y, posteriormente, la consolida-
ción del sistema de instrucción escolar
masivo y obligatorio (desde mediados del
siglo XIX hasta la actualidad) han estado
lejos de producir enormes cerebros. Su
punto de ataque, con menor o mayor
intensidad, han sido los cuerpos infantiles
junto con toda una gama de técnicas y pro-
cedimientos imposibles de separar de la
"existencia corporal". Por ejemplo, el con-
trol del cuerpo en la entrada a la escuela, la
presentación corporal ante la presencia del
maestro, la postura corporal de los niños Disciplinas escolares como Educación Física son sólo algunas de las formas en que
ante las diferentes lecciones a aprender, la la dimensión corporal se pone en juego en la escuela.
posición del cuerpo durante la escritura, el
control del cuerpo a la salida de la escuela, inclusive en muchos casos más importan- ciones corporales, gestos, desplazamientos,
el uso de cierta vestimenta con determina- te que las discusiones sobre el método movimientos y miradas, sólo unas pocas
das medidas y colores, etcétera. didáctico más adecuado, la forma de estuvieron autorizadas. Detrás de estas auto-
Cualquiera de los grandes pedagogos secuenciación más correcta, el tipo de rizaciones se constituyeron universos mora-
de entre lo siglos XVII y XIX, que contribu- actividad más conveniente o el saber a les precisos como la modestia o el recato. La
yeron a configurar el discurso pedagógico transmitir más pertinente. "somatización moral" (Bourdieu, 2000) fue
moderno (Comenius, Rousseau, Lasalle, Estas prescripciones corporales acompaña- uno de los efectos más "físicos" y "materia-
Pestalozzi, etc.), con enunciados, proble- ron en forma inseparable la enseñanza de la les" de la empresa escolar.
mas y prioridades diferentes, coincidieron lectura, la escritura, la aritmética o la reli- Asimismo, algunos dispositivos ideados
−en mayor o menor grado− en la necesi- gión. El cuerpo en el discurso pedagógico por estos pedagogos, como la simultanei-
dad de controlar y regular los cuerpos moderno no se manifestó de cualquier dad institucional,1 aseguraron la vigilancia y
infantiles. La administración de los cuer- manera. Sus límites aparecieron fuertemente el control de los cuerpos infantiles como
pos fue un aspecto central en sus relatos; contorneados. Del universo infinito de posi- una de las funciones principales del maes-

1
Es una tecnología por medio de la cual un solo maestro le enseña un mismo tema y al mismo tiempo a un grupo de alumnos, que presentan una misma dificultad
con respecto al saber.
EL CUERPO EN LA ESCUELA 5

Archivo General de la Nación


tro. Para que esto fuera posible, debían dar-
se dos condiciones: en primer término, cada
cuerpo infantil vigilado debía ocupar sólo un
lugar y, en segundo término, el silencio.
El discurso pedagógico moderno supuso
la distribución rigurosa de los cuerpos. De
hecho, en el siglo XVII surgió el concepto
de salón de clases, aspecto muy importante
ya que diseñó una cuadrícula en la que
cada celda le correspondió a un cuerpo.
Todos estaban vigilados por un adulto que,
generalmente, ocupó el lugar del saber y de
la autoridad.
Como señala Narodowski (1994) el cuer-
po de la infancia ha sido uno de los motivos
más importantes del discurso pedagógico
moderno. Y el discurso pedagógico ha dise-
ñado toda una serie de espacios, métodos,
saberes, prácticas y normas de comporta- La regulación y el control de los cuerpos infantiles fueron objetivos centrales del discurso
miento que se aplicaron al "cuerpo infan- pedagógico moderno.
til", creando de esa manera una especie de
"modelo" de tarea educativa, aplicable mente en un edificio, sino también en un ron al cuerpo infantil en un lugar de plena
exclusivamente a la niñez. El contenido aula y en un banco escolar. Encierro tanto heteronomía. Es decir, en un lugar de no-
principal de ese "modelo" se concentró en en lo topológico o corpóreo como desde las saber en contraposición con el docente
el "disciplinamiento del cuerpo infantil". categorías que la propia pedagogía, y tam- como lugar de saber y autonomía. Ello per-
En definitiva, la institución escolar se con- bién la medicina, la criminología o la psico- mitió naturalizar el espacio del cuerpo
figuró como el dispositivo que se construyó logía elaboraron para construir la institu- infantil como el de un sujeto dependiente,
para encerrar el cuerpo infantil, no sola- ción (Larrosa, 1995). Estas categorías situa- obediente y fundamentalmente dócil.

LA ESCOLARIZACIÓN DE LOS CUERPOS: ¿QUÉ TIPOS DE CUERPOS?

C laramente, una nueva institución


moderna como la escuela necesitó de
un nuevo cuerpo infantil. Esta tarea no fue
El objetivo de las disciplinas fue la docilidad
corporal. Es dócil un cuerpo que puede ser
sometido, que puede ser utilizado, que pue-
y corporal más que somático, fue uno de los
grandes objetivos de la escuela moderna.
Dicho encauzamiento se asentó a partir de
simple ni se hizo de un día para otro. Fue de ser transformado y perfeccionado. Estos una específica geometría espacio-temporal.
más bien un trabajo arduo e incansable, métodos no sólo controlaron en forma Por un lado, el disciplinamiento del cuerpo
pero a la vez muy ingenioso. Entre los pro- minuciosa todas las operaciones del cuerpo, en el espacio a través de varios procedimien-
cedimientos de control corporal se destaca- garantizando una sujeción constante de sus tos. La clausura (el encierro), la cuadricula-
ron las disciplinas. fuerzas, sino que impusieron una relación de ción (cada cuerpo en su lugar, tantos espa-
Esta particular forma de dominación docilidad-utilidad. En consecuencia, el obje- cios como cuerpos hay), las ubicaciones fun-
sobre el cuerpo individual no fue exclusivi- tivo de las disciplinas fue doble: aumentar la cionales (articulación del espacio individual,
dad de la institución escolar. Sin embargo, fuerza económica del cuerpo al mismo tiem- por ejemplo, con los procesos de produc-
en su interior adquirió una eficacia enor- po que se la reducía en términos políticos ción) y el rango como unidad del espacio
me. Según Foucault (1986), desde el siglo imposibilitando la resistencia o la rebeldía. (espacio definido a partir de una clasifica-
XVII hubo todo un descubrimiento del La constitución del sistema educativo ción). Las "multitudes argentinas" repenti-
cuerpo como objeto y blanco de poder. El argentino, en plena construcción a fines el namente se convirtieron en peligrosas,
cuerpo que se manipula, al que se da for- siglo XIX, instaló ésta y otras técnicas con el especialmente las "políticamente disiden-
ma, que se educa, que obedece, que res- fin de normalizar y controlar los posibles des- tes". Para ello fue indispensable la tarea
ponde, que se vuelve hábil o cuyas fuerzas víos o anormalidades de los cuerpos infanti- escolar con el fin de ordenar las multiplicida-
se multiplican. les. Su encauzamiento, moral más que físico des confusas y "moralmente perniciosas".
6 EXPLORA PEDAGOGÍA

Prensa Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología


Por otro lado, el disciplinamiento del cuerpo
en el tiempo. Esto último se logró a través del
control de la actividad escolar: establecer rit-
mos, obligar a ocupaciones determinadas,
regular los ciclos de repetición, definir hora-
rios y utilizar en forma exhaustiva el tiempo.
La tarea escolar se convirtió en un exquisito
mecanismo de capitalización temporal cuyo
máximo soberano fue el ejercicio graduado y
metódico.
Para generar este tipo de cultura corporal,
esta técnica de poder se valió de instrumen-
tos simples como: 1. la vigilancia jerárquica
(se trata de hacer posible un poder del ver
sin ser visto); 2. la sanción normalizadora (se
trata de referir las conductas del individuo a
un conjunto comparativo, de diferenciar a El modo de organización de los cuerpos en la escuela hoy no es el mismo que a comienzos
los individuos, medir capacidades, imponer del siglo XX.
una "medida", trazar la frontera entre lo
normal y lo anormal); 3. el examen (técnica mónico (planes, programas, textos, manua- en la mayoría de los planes y programas para
que combina la mirada jerárquica que vigila les, libros, artículos de revistas especializa- las escuelas primarias argentinas entre fines
con la sanción normalizadora: en el examen das, circulares, decretos, leyes, etc.). La pun- del siglo XIX y mediados del XX se insistió
se invierte la economía de la visibilidad en el tualidad en los horarios de entrada y salida a recurrentemente en la necesidad de imponer
ejercicio del poder, el individuo ingresa en la escuela, a la clase y al recreo también se una postura corporal: la denominada "posi-
un campo documental, cada individuo se convirtieron en constantes. En consecuen- ción del alumno lector". Esta recurrente
convierte en un caso). cia, el cuerpo quedó atrapado en una deter- prescripción, en varias ocasiones, apareció
minada relación espacio-temporal. con un grado de descripción y precisión
Si bien existieron otras alternativas que se mayores que las de los temas y actividades a
DISCIPLINA Y CONTROL opusieron y resistieron a este formato escolar ser enseñadas en alguna disciplina escolar.
(como las posiciones anarquistas, las socialis- Prescripciones corporales similares fueron
Todas estas técnicas disciplinarias fueron efi- tas, las comunistas, las visiones escolanovis- dirigidas a los maestros, como las "ceremo-
cazmente introducidas y desarrolladas en el tas, las visiones escolares influenciadas por nias" previas a la enseñanza de la lectura.
ámbito escolar desde fines del siglo XIX y has- Dewey o Freinet, etc.2), el modelo estatal cua- Una obsesión por las posiciones corporales
ta por lo menos mediados del siglo XX. Era si hegemónico desde fines del siglo XIX "eli- atravesó todo el discurso escolar. Pero la refe-
habitual y recurrente formarse por orden de gió la vía de la imposición disciplinaria". Para rencia no fue sólo a la postura erecta y sus
estatura, alinearse, adelantar el pie izquierdo, ello se hizo necesario "afinar los mecanismos implicancias morales y sexuales (Vigarello,
marchar al aula conservando las distancias, sin de distinción y reclasificación de los sujetos 2005), sino también a la posición corporal de
echar el cuerpo demasiado atrás o demasiado sociales ingresantes a la maquinaria escolar. El estar sentado. Los niños y las niñas no podí-
adelante, o ir al recreo formados y ordenados darwinismo social proporcionó justificaciones an estar sentados de cualquier manera. Por
en hileras. Todas estas acciones estuvieron necesarias para que quedara planteada la dis- ejemplo, los niños y las niñas debían apren-
siempre dominadas por la mirada atenta del cusión sobre las divisiones más específicas" der a escribir derecho para evitar tardanzas y,
docente. El grado de disciplinamiento, homo- (Puiggrós, 1990: 116). Aunque se consolidó a a la vez, para incardinar un conjunto de valo-
geneización y rutinización formó parte consti- fines del siglo XIX y principios del XX, con res morales como la rectitud, el orden y cierto
tutiva de una matriz normalista. mayor o menor intensidad la matriz discipli- dominio corporal. Debían quedarse de pie
De igual manera, la organización del tiem- naria recorrió gran parte del siglo XX escolar. junto a los asientos, evitando todo movi-
po escolar, los horarios, los recreos, la dura- Y su punto de ataque fue el cuerpo. miento innecesario, hasta que el maestro les
ción de la jornada y el uso eficiente del tiem- Una enorme cantidad de prácticas se indicara. Uniformemente, sin hacer ruido ni
po fueron elementos altamente regulados encargó de asegurar el control corporal emplear más tiempo del necesario, debían
desde cualquier documento escolar hege- minúsculo, microfísico y celular. Por ejemplo, acomodar los útiles.

2
Si bien el cuerpo quedó nuevamente atrapado por estas visiones alternativas, las regulaciones referidas a la sexualidad, el placer, la emocionalidad, la higiene, la
moral, la dietética, la alimentación, la vestimenta, las prácticas vinculadas al cuidado y mantenimiento del cuerpo fueron bastante distintas. Estas visiones habilitaron
otras formas de lo corporal resistiendo estereotipos y jerarquías de género, de clase, de etnia o de orientación sexual. Véase, por ejemplo, la posición anarquista de
principios del siglo XX y su relación con la sexualidad en Dora Barrancos (1990).
EL CUERPO EN LA ESCUELA 7

LA SUTURA INESPERADA O EL DEVENIR DE CUERPOS QUE PIENSAN

Cuerpo y alma, carne y espíritu, sensibili- muchos, no hicieron más que poner lo úni-
dad y entendimiento, experiencia y razón. co que el libre mercado les reconocía, sus
Si algo puede afirmarse de la cultura occi- cuerpos, mientras otros, los pocos, forma-
dental es que ha hecho del dualismo el dos en una educación superior restringida
modo venerable de una tradición que ha a minorías selectas, diagramaban los rit-

Centro Nacional de Información y Documentación Educativa


colocado, por un lado, a las oscuras fuer- mos de producción y tomaban las decisio-
zas del cuerpo, la carne, los sentidos y la nes políticas.
experiencia, y por el otro, a las claras Esta historia, lejos de ser lisa y tersa, supo
potencias del alma, el espíritu, el entendi- de constantes e intensos conflictos: no en
miento y la razón. La filosofía griega pri- vano el mundo moderno ha sido el univer-
mero, la religión cristiana luego, y, final- so material y simbólico de épicas y profun-
mente, la moderna y cartesiana escisión das reformas. En este mundo, los muchos
entre res cogitans y res extensa, no han no cesaron jamás de luchar por el recono-
hecho más que hacer perdurable en nues- cimiento de sus potencias, situados como
tro imaginario la necesidad de una estruc- estaban en las huellas igualitarias y liberta-
tural enemistad entre la materialidad de rias abiertas por el Renacimiento y afirma-
nuestro cuerpo y la espiritualidad de nues- das luego por el Siglo de la Luces y los
tro pensar; enemistad manifiesta que al efectos de la Revolución Francesa. En el
mismo tiempo no ha cesado de trazar una centro de esta querella siempre estuvo el
jerarquía esencial: las ideas, eternas, libres cuerpo, con sus deseos, con sus tormentos
y soberanas, son la verdadera fuente de y afectos, un cuerpo al que fue preciso,
poder y dominio, y los cuerpos, corrupti- como ha señalado Foucault, "inventarle metafísica clásica que la sostuvo tal como
bles y perecederos, la carne suplicante, un alma" y una razón, para asegurar así su señalábamos al comienzo de estas líneas.
pasional y rebelde que ha de ser domina- docilidad política y su utilidad económica. Y quizá por primera vez, los cuerpos nega-
da y sojuzgada. Las instituciones educativas fueron sin dos de la historia reconocieron masiva-
La temprana consagración de este dua- lugar a dudas el soporte esencial de esta mente la fuerza de su propio pensar y de-
lismo puede observarse en las obras de operación, pero también el escenario de sataron intensidades de cuyos efectos
Platón y Aristóteles, y será este último una asociación nueva no planificada: la somos todavía herederos directos.
quien, en su Política, pondrá de manifies- del cuerpo con la idea, ya no en virtud de La escuela, por su original marca huma-
to el secreto cardinal de toda estructura una operación exterior diseñada por las nista, disciplinaria y letrada, desconfió
de dominación: un cuerpo separado de la tecnologías de saber-poder, sino por el siempre de ese verdadero otro de la razón
idea, un cuerpo al que le está vedado el descubrimiento de las propias fortalezas que supuestamente era el cuerpo, pero al
pensar no es otra cosa que un cuerpo que no pueden más que experimentar los mismo tiempo no pudo más que convertir-
esclavo. Es amo, por el contrario, quien cuerpos que piensan. se en agente no siempre involuntario de
soporta sobre su cuerpo, y domina con Spinoza ya había advertido que nadie una sutura inesperada. Fue esencialmente
ellas, las ideas propias y también las del sabe lo que puede un cuerpo en virtud de en la escuela que los muchos aprendieron
esclavo; es amo y jefe, en suma, quien se sus potencias. En su senda, Marx, que un cuerpo amigo de la idea es un
apropia del pensar. Nietzsche y Freud, los tres grandes maes- cuerpo capaz de soportar pensamientos,
El mundo moderno, en tanto, aspiró a tros de la sospecha, entrevieron el carác- de producir y sostener ideas de igualdad
organizar la vida en común sobre la base ter de producto social de lo que llamamos y de justicia, de impugnar un estado de
humanista que otorgaba el postulado de alma, conciencia o razón, un producto cosas pero, sobre todo, de crear mundos
la libertad y la igualdad de todos los seres que hoy sabemos indiscerniblemente aso- nuevos. Hoy que la escuela misma se
humanos, buscó, por principio al menos, ciado a los flujos de la carne, a la disposi- debate en la encrucijada de repensar los
terminar con la esclavitud. Sin embargo, ción afectiva y sensitiva del cuerpo. La principios que le dan sentido y valor, colo-
retradujo la milenaria escisión al sancio- experimentación artística, política, filosó- car en el centro de nuestra interrogación
nar en el centro de gravitación de la orga- fica y amorosa que tuvo lugar de variadas al cuerpo, pero a un cuerpo indiscernible-
nización social − el mundo laboral− la fun- formas en el siglo XX puso en jaque, quizá mente ligado al pensamiento, quizá sea la
damental división entre trabajo manual y por primera vez de un modo realmente apuesta más necesaria, y por ello mismo,
trabajo intelectual. Nuevamente, unos, los serio, aquella escisión tan antigua como la la más urgente.
8 EXPLORA PEDAGOGÍA

Los bancos escolares no sólo respondie- manifestó una obsesión por el disciplina- Estos períodos, aunque con actores y gru-
ron a una prevención de la enfermedad físi- miento del cuerpo; siendo el orden, el con- pos sociales diferentes, ofrecieron un com-
ca, sino también de lo intelectual y moral. trol y la vigilancia los medios más utilizados pendio de prácticas y técnicas corporales
Fijar los cuerpos al suelo fue muy importan- para concretarla. cuyas características centrales fueron el
te. Los bancos se convirtieron en artefactos Asimismo, ciertas disciplinas escolares, orden, el control y la vigilancia corporal en
ideados con el fin de producir, y a la vez como la Educación Física representada por sus más mínimos detalles.
limitar, los movimientos de los niños facili- distintos tipos de rondas escolares, depor- Por supuesto que hubo resistencias a esta
tando los rituales corporales, e impidiendo tes y gimnasias (la gimnasia militar, la gim- matriz disciplinaria, la cual no fue del todo
las deformaciones físicas y mentales. nasia sueca, la gimnasia danesa, el sistema monolítica ni estuvo exenta de contradiccio-
Controlar las distancias entre los cuerpos y argentino de gimnasia creado por Romero nes internas. Sin embargo, en general, quie-
los contactos corporales "permitidos" fue- Brest, la gimnasia metodizada, etc.) fueron, nes osaron enfrentarla y resistirla o bien estu-
ron tareas escolares esenciales. Como durante varias décadas, prácticas fuerte- vieron en los márgenes de la trama educati-
señala Sennet, "en la modernidad el orden mente disciplinadoras (Aisenstein y va, o bien se convirtieron en experiencias
significa falta de contacto" (Sennet, 1997: Scharagrodsky, 2006). Algunos períodos poco "visibilizadas" y muy poco alentadas
23) y la institución escolar probablemente históricos se destacaron más que otros. Por por el Estado, o bien fueron ubicados en el
haya sido el lugar más eficaz para la con- ejemplo, el final del siglo XIX con la gimna- marco de la "anormalidad". Aunque con
creción de dicho objetivo. sia militar, la década del 30 con la creación poco éxito, quienes se alejaron de la matriz
En consecuencia, los bancos garantizaron de las Direcciones provinciales y nacionales disciplinaria y la pusieron en cuestión plante-
toda una ortopedia corporal. Detrás de de Educación Física y Cultura o los años aron nuevos sentidos y significados sobre la
todas esas prescripciones corporales se setenta, durante la última dictadura militar. corporalidad y sus múltiples dimensiones.3

EL CUERPO, EL DISCURSO MÉDICO Y EL DISCURSO ESCOLAR

E l disciplinamiento del cuerpo escolar


estuvo legitimado desde diferentes
discursos. Uno de los que sobresalieron
vinculados a la Iglesia" (Puiggrós, 1990:
118; Puiggrós, 1996).
El discurso médico penetró en la institu-
sino que impuso un estilo de vida "moral-
mente saludable".
Una de las huellas más nítidas de la fun-
fue el de la medicina, o mejor dicho el de ción escolar por diferentes vías. Por un lado, ción represiva que el modelo médico sumó
la higiene. Desde fines del siglo XIX y prin- la creación del médico escolar y del Cuerpo a su función preventiva de la enfermedad
cipios del XX el poder de la práctica y el Médico Escolar con un mandato autorizado fue la confusión frecuente entre los aconte-
lenguaje médico en la trama escolar se a la hora de definir normalidades corpora- cimientos sanitarios y los comportamientos
manifestó muy claramente. les. Por el otro, a través de los planes y pro- éticos y morales. El cuerpo quedó nueva-
Entre las razones, Puiggrós menciona "la gramas escolares y de los manuales y textos mente atrapado en una lógica simbólica.
prioridad que tomaba el tema del cuerpo, obligatorios. Este discurso ingresó en la Las luchas contra el alcoholismo, el taba-
en una población inmigrante que veía brus- escuela gracias a la biopolítica, la cual a par- quismo y ciertas enfermedades mentales
camente cambiadas sus condiciones de tir del siglo XIX se desplegó sobre las pobla- fueron recurrentes. Pero la clave es que fue-
vida, sus parámetros y sus hábitos higiéni- ciones acrecentando el valor de la vida. En ron especialmente asignadas a los sectores
cos, alimenticios, de relación sexual y social. nombre del cuerpo-especie, el biopoder sociales con menores recursos o a grupos
Asimismo, la caracterización de la gran intervino para mejorar la vida, gestionar los sociales "políticamente peligrosos". Era
masa de los educandos como susceptibles procesos biológicos y asegurar no tanto su muy común en los documentos escolares
de enfermar física, moral, mental y espiri- disciplina sino su regulación. Pero su insta- oficiales la afirmación de que los pobres
tualmente, o como enfermos de diversas lación llevó consigo todo un conjunto de eran borrachos, con tendencias a caer en la
categorías, fue su condición necesaria. En procedimientos en donde el mismo concep- delincuencia, o que eran sucios y, por lo
parte, los rituales que constituyen el discur- to de vida abarcó no sólo a la salud, sino tanto, debían bañarse más que los ricos,
so de la medicina fueron utilizados para tra- también a la higiene, a la natalidad, a la sobre todo en invierno. La escuela debía
tar de sustituir los rituales eclesiásticos y de longevidad y a la raza. El biopoder, a través civilizar y, a la vez, domesticar la "carne" y
tal manera quitar poder a los intelectuales de la medicina, no sólo garantizó la salud los sentidos (Laporte, 1989).

3
Es posible encontrar en la historia de la educación argentina varias experiencias innovadoras, fecundas y distintas a la matriz disciplinaria, en las que la diferencia
corporal no fue sinónimo de jerarquía.
EL CUERPO EN LA ESCUELA 9

Este proceso de estigmatización y estereoti- desigualdades de condiciones y justificándolas dado a un sentimiento anormal adormeci-
pación corporal estuvo avalado por el modelo a través de observaciones supuestamente do". El beso podría generar enfermedades
médico positivista, el cual se nutrió de saberes científicas: el peso del cerebro, el ángulo innombrables, más graves que las microbia-
provenientes de la fisiología, de la psicología facial, la fisiognomía, la frenología, el índice nas, como el lesbianismo y la promiscuidad
experimental, de la criminología y de la antro- encefálico, la amplitud torácica, etc. A través sexual (Puiggrós, 1990; Morgade, 1997).
pología física. Para esta última "ciencia" las de una multiplicidad de mediciones se busca- La obsesión por definir un tipo de sexuali-
cualidades del hombre se derivaban de su ron pruebas irrefutables de la pertenencia a dad correcta, adecuada y conveniente atrave-
apariencia morfológica, dando especial una "raza", de los signos manifiestos, inscrip- só todos los discursos y prácticas escolares y
importancia para el rendimiento escolar a las tos en la carne, de la "degeneración", del afe- se extendió durante gran parte del siglo XX.
relaciones existentes entre el volumen del minamiento, de la holgazanería o de la crimi- Ciertas zonas corporales fueron ridiculizadas,
cerebro, las dimensiones del cráneo y las nalidad (Stepan, 1991; Nari, 1999; Di Lisia y negadas u omitidas, generando un conjunto
capacidades intelectuales. La antropometría Salto, 2004). El destino del hombre y de la de asociaciones no siempre monolíticas sino
utilizada en la escuela fue una máquina de mujer estaba escrito desde el comienzo de su más bien contradictorias sobre sus límites y
clasificar y jerarquizar cuerpos: más o menos conformación morfológica. De la apariencia sus capacidades. No es nada descabellado
altos, más o menos bajos, más o menos gor- física emanaban rasgos morales. Esta forma afirmar que una de las grandes ansiedades y
dos, más o menos flacos, más o menos pere- de interpretar al cuerpo estaba fascinada por temores escolares han sido −y continúan
zosos, más o menos hiperactivos, más o me- el modelo biológico como medio para explicar siendo− los aspectos vinculados al cuerpo
nos dubitativos, más o menos débiles, más o el hecho social. sexuado y, muy especialmente, aquellos vin-
menos afeminados (para los niños), más Pero no sólo los cuerpos fueron naturaliza- culados a una cierta economía política del
o menos "varoneras" (para las niñas), más o dos en términos de clase, de grupo social o deseo (Narodowski y Scharagrodsky, 2005).
menos histéricas, más o menos inestables, de etnia sino, muy especialmente, en rela- La matriz heterosexual como la única
más o menos epilépticos, más o menos neu- ción con la identidad sexual y de género. Es alternativa posible ha sido fuertemente esti-
rasténicos, más o menos imbéciles (especial- muy conocido el caso del beso entre las mulada. Ciertas conductas consideradas
mente para los indígenas o para ciertos gru- niñas en la escuela. En un informe del como sexualmente "equivocadas" fueron
pos inmigrantes), más o menos atrasados Cuerpo Médico Escolar de principios del definidas como enfermedades peligrosas
intelectuales (especialmente para las mujeres), siglo XX, se propuso "la supresión del beso (Salessi, 1995). Si bien esta matriz se conso-
más o menos infantiles (especialmente para entre las niñas y maestras de la escuela". Si lidó a fines del siglo XIX y principios del XX,
las mujeres), etc. Esta concepción del cuerpo, bien al principio se aceptaba que el beso era la escuela a lo largo del siglo XX se constitu-
cuyas huellas hasta cierto punto aún perdu- un aspecto importante del mundo afectivo, yó en un formidable mecanismo para for-
ran, sometió las diferencias sociales y cultura- se insinuaba la peligrosidad moral en espa- mar sujetos sanos. Vale decir, sujetos con un
les a la primacía de lo biológico, o mejor dicho cios cerrados como la escuela: "quizás el cuerpo y, sobre todo, una mente "sana",
de un imaginario biológico, naturalizando las beso dado a la compañera sea el latigazo libre de todo "vicio y anormalidad".

¿CUERPOS MASCULINOS Y CUERPOS FEMENINOS?

D esde su constitución y hasta no hace


muchas décadas el sistema educativo
argentino instaló explícitamente "guiones
varones, en cambio, tuvieron el privilegio
de recibir enseñanzas en relación con
nociones de agricultura y ganadería y ejer-
Geografía) colaboraron fuertemente en la
construcción de masculinidades y femini-
dades jerarquizadas.
generizados" exclusivos y excluyentes para cicios y evoluciones militares.4 También el Los cuerpos masculinos y los cuerpos
cada colectivo. Tener un pene, testículos o trabajo manual era una asignatura con femeninos fueron, en parte, los efectos más
una vagina, inhabilitaba −y a la vez habili- tareas diferentes de acuerdo con cada materiales de estas disciplinas escolares. El
taba− automáticamente la enseñanza de "sexo". El destino de las mujeres y de los dispositivo curricular se convirtió en uno de
ciertas asignaturas escolares. Durante varones estaba marcado por su biología. los mecanismos de producción de género
décadas las niñas recibieron exclusivamen- Otras disciplinas escolares, aunque estaban más eficaces (Subirats, 1999; Silva, 2001).
te el conocimiento de labores de manos y dirigidas a niños y niñas (como la lectura, Como señala Nari (1995; 2004) la prescrip-
nociones de economía doméstica. Los la instrucción moral y cívica, Historia o ción de estas disciplinas escolares (econo-

4
Ya en la Ley 1420 de Educación Común de 1884 se diferenciaban claramente ciertos conocimientos a aprender para varones y para mujeres (véase el artículo 6 de
dicha ley). Lo mismo sucedió con la ley del año 1875 (Nº 888/75), la cual institucionalizó la enseñanza primaria en la provincia de Buenos Aires.
10 EXPLORA PEDAGOGÍA
Archivo General de la Nación

desestimando y desalentando las actividades


más comprometidas con el ámbito académi-
co, el económico y el político (Estrada, 2004).
Por otro lado, las matemáticas y las cien-
cias como la física naturalizaron en el colec-
tivo masculino la abstracción y la especula-
ción y reforzaron en el colectivo femenino la
razón práctica. Como señala Seidler, "las
relaciones de la masculinidad con la moder-
nidad se han hecho invisibles a medida que
los hombres dominantes han aprendido a
hablar con la voz imparcial de la razón. Esto
forma parte de la tradición de la Ilustración
y está profundamente enraizado en las for-
mas heredadas de la filosofía y la teoría
social occidentales. Así, la voz de un hom-
bre asume un tono de objetividad e impar-
cialidad convirtiéndose en una voz imperso-
nalizada, una voz que tiene 'autoridad' por-
que no pertenece a nadie en particular,
Durante años, el sistema educativo reservó a las mujeres el aprendizaje de disciplinas mientras proclama, al mismo tiempo, que
consideradas típicamente "femeninas", como la costura o la cocina respeta a todos" (Seidler, 1994).
De igual manera, las prácticas deportivas
mía doméstica, labores de manos, puericultu- y por la familia nuclear patriarcal (Pateman, han tenido −y aún tienen− un papel central en
ra) han contribuido a reproducir la división 1988; Cobo, 1995). El sujeto fue durante el modelado de diversas masculinidades,
sexual del trabajo. A las niñas se las preparó décadas siempre un ciudadano varón. A especialmente hegemónicas y subordinadas
para ser más aptas como mujeres. Durante diferencia de las mujeres, en los varones el (Connell, 1995; 2001). Tal como señala
décadas, la finalidad de su educación fue cuerpo fue asociado con la cultura. Dunning, en sus orígenes el espacio deportivo
convertirse en madres y esposas del ciudada- Durante décadas, la relación entre los distin- se construyó como un reservado para varones,
no. Vale decir, gran parte de la educación de tos campos de imaginarios femeninos y mas- desde donde se proclamó la hegemonía y
las niñas se orientó a los varones. Muchos de culinos derivó en la creación de "mundos superioridad masculinas (Dunning 1996;
los argumentos que avalaron este escenario posibles" diferenciados según el género. Tales Messner, 1992). Vale decir que, históricamen-
de desigualdad se situaban en la supuesta mundos, altamente estabilizados y fuerte- te, los deportes han contribuido a configurar
inferioridad corporal de la mujer o en su "par- mente cristalizados, impidieron en la mayoría una determinada masculinidad fuertemente
ticular naturaleza femenina". La representa- de los varones asociarlos con actividades asociada con la fuerza, la rudeza, la valentía, la
ción pseudocientífica del cuerpo "femenino" domésticas o tareas vinculadas a la expresión osadía y el coraje, omitiendo o silenciando
operó como uno de los medios de sujeción emocional. Lo mismo sucedió con las mujeres, otras alternativas posibles de masculinidad.
más potentes. Estas y otras disciplinas escola-
Programa Histelea. Universidad Nacional de Luján
res acentuaron los procesos de simbolización
de género asignando menor prestigio y esta-
tus a la reproducción social, a las tareas
domésticas y al cuidado de los niños.
Por el contrario, otro conjunto de discipli-
nas escolares se encargó de introducir al
varón en el espacio público y en el mundo
de los deberes y derechos del ciudadano,
como el caso de Instrucción Cívica, Nocio-
nes de Agricultura y Ganadería o Artes
Industriales. En tanto que estas y otras disci-
plinas escolares ampliaron los márgenes de
la subjetividad masculina, la subjetividad
femenina fue sometida a un proceso de con-
tención cuyos límites estuvieron señalados A los varones se destinaba la enseñanza de las actividades prácticas y los oficios
por el ideal de feminidad, por la maternidad considerados "masculinos".
EL CUERPO EN LA ESCUELA 11

De esta manera, los deportes han sido algunas deportes, las relaciones desiguales entre los universitaria en las que continúa la marca
de las prácticas que mejor han legitimado y varones y las mujeres. Esta naturalización de generizada (aún existe un predominio de los
naturalizado los mandatos sociales de la mas- las características masculinas y femeninas varones en ciertas áreas clave del saber
culinidad tradicional (Pescador Albiach, 2004). operó con gran fuerza en el ámbito escolar. como la física, la astronomía o la ingeniería
Al mismo tiempo, ciertos juegos y deportes Como señala Palamidessi, "a comienzos aeronáutica) o en las microprácticas escola-
contribuyeron a modelar cuerpos femeninos de los setenta la preocupación por distinguir, res que exceden el currículum formal y que
jerárquicamente diferenciados. separar y diferenciar las actividades de niños definen el grado de significación que se les
Los objetivos de estas prácticas corporales y niñas fue perdiendo importancia en la nor- da a determinados actos o responsabilida-
avalaron y legitimaron la construcción de mativa curricular" (Palamidessi, 2000: 235). des que asumen los niños o las niñas como,
estereotipos sociales y sexuales: desarrollar la No obstante ello, la mayoría de las investiga- por ejemplo, el traslado de un mueble reali-
fuerza en el varón y la coordinación y el ritmo ciones actuales señala que el currículo ocul- zado por un niño, la atención de la limpieza
en las mujeres. No sólo se contribuyó en la to y/o nulo5 produce y reproduce procesos del aula asignada a las niñas, las formas de
interiorización de roles, cualidades, caracte- binarios de generización altamente jerarqui- sancionar a uno u otro "sexo" por parte de
rísticas, funciones, atributos, propiedades y zados. Esto último puede apreciarse espe- las autoridades escolares, la utilización del
posiciones sociales diferentes, sino que se cialmente a la hora de la elección "vocacio- lenguaje o el cuerpo en el espacio con usos
incorporaron, a través de ciertos juegos y nal" de las carreras de formación superior o predominantemente masculinos.

INSCRIPCIÓN Y CORTE
Xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx

Como vimos, el cuerpo pulsional no bición es ineficaz, donde falta el halla la vía de la palabra, lo que enfo-
sabe cómo ubicarse en la adolescen- deseo del Otro. ca hacia el organismo, más que hacia
cia. Necesita del Otro, tanto propi- Nos encontramos muchas veces con el cuerpo erógeno.
ciando, transmitiendo, como repri- que las respuestas del púber suelen Otro orden de respuesta que se ubi-
miendo, marcando los límites territo- manifestarse de forma enigmática, ca dentro de una práctica juvenil
riales para su despliegue. Se constru- no desde la palabra sino en el cuerpo actual son los tatuajes y perforacio-
ye en relación con los padres y con los mismo: enfermedad psicosomática, nes, donde el cuerpo se presenta
pares, en una relación de contacto síntomas físicos de angustia, inhibi- como superficie a escribir o a perfo-
corporal necesariamente ambivalen- ción corporal, trastornos de la ali- rar, con efectos subjetivos diversos.
te: ternura, pelea, rechazo, "calentu- mentación, actos violentos o impulsi- El cuerpo, entonces, demuestra ser un
ra", distancia, "pegoteo". vos, acting-out, huidas del hogar, espacio, un territorio privilegiado don-
Al contacto corporal con los otros acciones de riesgo efectuadas sólo de los adolescentes muestran, inscriben,
se suma otro orden de respuesta: las por el riesgo mismo. escriben, dan a ver su proceso singular
acciones sobre el propio cuerpo, Vemos que en las peleas, los golpes en el trayecto de convertirse en mayo-
activas y pasivas. Pero ¿qué sucede vuelven real el cuerpo propio y el res. Los avatares de su constitución sub-
cuando no hay lugar en el Otro para cuerpo del otro, que los actos impul- jetiva se hallan siempre en relación con
su inscripción como sujetos, cuando sivos denotan lo que no logra simbo- el Otro, con el deseo que les ha dado
no funciona desde los padres mis- lizarse, que en las huidas se intenta origen y con la separación necesaria
mos la ley simbólica? ¿Qué pasa "sacar" el cuerpo de la escena, como para hallar las vías de su propio deseo.
cuando la separación necesaria se ve intento fallido de separación, o el
obstaculizada o impedida? ¿Qué "hacerse expulsar" funciona como Elvira Martorell: "Tatuaje y piercing en la
ocurre allí con el cuerpo pulsional y respuesta al "no-lugar" en el Otro. pubertad: marca, corte, inscripción. Una
el sujeto? El cuerpo arrojado, expulsado o aproximación al valor en los cuerpos
La pregunta apunta a los efectos muerto, son formas límites en los juveniles subjetivo de estas prácticas", en
en los adolescentes allí donde falla la intentos fallidos de separación. En lo http://www.me.gov.ar/curriform/publica/
ley como inscripción, donde la prohi- psicosomático se expresa lo que no martorell_13.pdf

5
Eisner acuñó el concepto de currículum nulo para referirse a lo que las escuelas no enseñan pero podrían enseñar: "[...] las opciones que no se ofrecen a los alum-
nos, las perspectivas de las que quizá nunca tengan noticia, y por lo tanto no pueden usar, los conceptos y habilidades que no forman parte de su repertorio inte-
lectual". Relegamos muchos contenidos al currículum nulo por su carácter conflictivo, por su carga ideológica controversial. Por ejemplo, ciertos aspectos vinculados
a la sexualidad, el deseo o el placer. Por otra parte, el currículum oculto es el conjunto de influencias formativas que la escuela ejerce sistemáticamente pero que no
están explicitadas ni formalmente reconocidas. Por ejemplo, todo lo que sucede en un aula más allá de la prescripción del documento escrito.
12 EXPLORA PEDAGOGÍA

¿CUÁL ES EL TIPO DE CORPORALIDAD QUE SE PRODUCE


HOY EN DÍA EN LA ESCUELA?

Programa Histelea. Universidad Nacional de Luján


i bien es muy difícil contestar a esta pre-
gunta, pareciera ser que en la actualidad
la escuela y sus dispositivos han cedido a nue-
vas formas de control y regulación de los
cuerpos. El viejo y pesado disciplinamiento
corporal ha perdido vigencia. Ya no hay una
preocupación tan fuerte por las posturas, los
movimientos y los gestos rígidos o uniformes.
Hace más de tres décadas que el dispositivo
curricular no insiste con términos como "vigi-
lancia", "orden", "control" y "corrección".
Nuevos lexemas como "expresividad", "auto-
percepción" y "autoconocimiento" del cuer-
po adquieren fuerza y legitimidad, por lo
menos en el plano discursivo.
Paralelamente, la obsesión por la higiene y
la moral han perdido su lugar de privilegio
sobre la administración y la regulación de los
cuerpos. Si bien no han desaparecido los pro-
cesos de medicalización, otros saberes compi-
ten por la producción de órdenes corporales
en la escuela. Lo concreto es que el cuerpo El recreo y los espacios de juego en la escuela también manifestaron, y manifiestan, divisiones
sigue siendo uno de los objetos más preciados y jerarquías entre los usos que de ellos hacen varones y mujeres.
y requeridos en la trama escolar. Permanece
como objeto de representación, producto de EL MALTRATO DE LOS CUERPOS De esta manera, se conservan ciertas rela-
imaginarios, de fantasías y de fobias. EN LA ESCUELA ciones de dominación, ciertos derechos y
Especialmente en relación con la identidad de ciertos privilegios cuyo punto de ataque pri-
género y con la identidad sexual. Veamos algunos ejemplos, en clave de mario es el cuerpo y su fin la esencialización
En este contexto, ¿cuáles son las situaciones género, donde los cuerpos escolares están del mismo.
escolares que abusan del cuerpo, lo maltratan imposibilitados de resistir y de generar Posiblemente, el análisis del uso del cuer-
y lo someten? Si bien toda generalización situaciones móviles, dinámicas e inestables. po en el espacio sea otro modo de identifi-
resulta peligrosa, podemos señalar a todas Por ejemplo, el cuerpo en la escuela está car formas de sujeción y de maltrato hacia
aquellas prácticas escolares en donde las rela- dominado y maltratado cuando en una cla- los cuerpos. Por ejemplo, es muy común
ciones de poder se convierten en estados de se de cualquier asignatura escolar ciertos observar regularmente, en las escuelas mix-
dominación. Y ¿cuándo hay estados de domi- comportamientos corporales, ciertos gestos tas, que durante los recreos la mayoría de
nación? Básicamente cuando no hay prácticas y actitudes, ciertos movimientos, ciertos los varones tiende a ocupar los espacios
de libertad. Vale decir, cuando se cierra todo desplazamientos y ciertos usos del cuerpo más amplios y centrales, en tanto que la
un campo de posibilidades sobre las acciones están inscriptos como un deber ser para mayoría de las mujeres −y también algunos
de los sujetos o de los grupos sociales. En tér- cada género. Moverse como varón, vestir- varones− utiliza espacios reducidos y margi-
minos foucaultianos, "las relaciones de poder se como mujer, hablar como varón, sentir nales. Esto incide en las actividades corpo-
impregnan todo el comportamiento social, como mujer se convierten en regularida- rales separando, jerarquizando, incluyendo,
pero son móviles y permiten a los individuos des corporales que deben cumplir −y que excluyendo y reforzando estereotipos natu-
estrategias de modificación; cuando se oblite- han aprendido a cumplir−6 los y las estu- ralizados como el de la pasividad, el de inti-
ran estos mecanismos de reversibilidad y las diantes configurando cuerpos masculinos y midad, el de protección y el de encapsula-
relaciones se tornan fijas nos hallamos ante femeninos, contribuyendo al mantenimien- miento en las niñas. La utilización, propor-
estados de dominación" (Foucault, 1984). to de un cierto orden sexual jerarquizado. cionalmente menor del espacio por parte

6
Como señala Peter McLaren, el aprendizaje no es sólo un proceso cognitivo sino, fundamentalmente, somático, en el que "la opresión deja sus rastros no solamen-
te en la mente de las personas sino también en sus músculos y en sus huesos" (McLaren, 1993: 90).
EL CUERPO EN LA ESCUELA 13

de las niñas contribuye a estimular en ellas materias con muy buenas notas son sinóni- el respeto o la tolerancia a la identidad
la idea de protección de sus cuerpos y la mo de afeminamiento y de pérdida de virili- homosexual dejando intactas las categorías
idea de que deben permanecer encapsula- dad (Connell, 2001). Por supuesto que por las cuales la homosexualidad ha sido
das en el espacio personal. En sentido todo ello tiene un costo. Como señala definida histórica y socialmente como una
opuesto, la utilización casi monopólica del Kaufman, el precio de adquirir la masculini- forma anormal de sexualidad (heterosexua-
espacio por parte de la mayoría de los varo- dad hegemónica tradicional es muy alto ya lidad tolerante y homosexual tolerado), o
nes reafirma y reproduce los tradicionales que suprime un conjunto variado de sensa- cuando la sexualidad es tratada tan sólo
estereotipos masculinos: ser fuerte, ser ciones y emociones ligadas al placer de cui- como una cuestión de información correcta
valiente y, sobre todo, estar en control de la dar a otros/as, a la receptividad, a la empa- o errada, en general ligada a aspectos bioló-
situación. En este caso, los usos corporales tía o a la compasión (Kaufman, 1997). La gicos y reproductivos (Silva, 2001).
de niños y niñas muestran no sólo una arbi- escuela podría −y debería− potenciar otro Estos ejemplos, que se producen con
traria asignación de cualidades sino, funda- tipo de "emocionalidad masculina", dife- mayor o menor intensidad, tienen como
mentalmente, la existencia de ciertas rela- rente a la tradicional, en la que prevalezca, cuestión central la negativización de la dife-
ciones de poder marcadamente desiguales. por ejemplo, "la ética del cuidado hacia los rencia −en este caso corporal y sexual−
Dichas relaciones de poder, al no ser móvi- otros/as" (Barragán Medero, 2004). como punto de apoyo y de legitimación de
les y al no permitir a la mayoría de las niñas También hay maltrato corporal cuando se escenarios de desigualdad y de maltrato
−y a ciertos niños− estrategias de modifica- oculta información sobre el cuerpo, cuando corporal. Un maltrato que es más simbólico
ción, se cristalizan y se fijan dando por no se cuestionan los criterios de belleza que que físico, más corporal que somático pero
resultado estados de dominación. Por conducen a la bulimia o a la anorexia (Toro, fuertemente eficaz.
supuesto, hay estudiantes que rechazan 1996), cuando se construyen deliberada- Por supuesto que también hay prácticas
esta lógica del uso del cuerpo en el espacio mente "estados de ignorancia" en relación escolares que cuestionan este orden cor-
pero, generalmente, este rechazo los mar- con el cuerpo, el placer y el deseo, cuando poral generizado. Hay alumnos/as, maes-
gina del escenario escolar donde se ejercen no se discuten desde diferentes perspectivas tros/as y profesores/as que resisten y se
las mayores cuotas de poder y de prestigio. el embarazo, la maternidad y la paternidad, rebelan frente a ciertos discursos que natu-
Otras formas de maltrato corporal se pro- cuando se omite problematizar cuestiones ralizan las diferencias corporales y sexuales.
ducen cuando aparecen designaciones vinculadas a la prostitución infantil, cuando Quizá la existencia de estos espacios apa-
humillantes a aquellos/as que intentan rom- la agresión verbal, las burlas o la intimida- rezca como la mayor oportunidad para que
per con los guiones de género tradiciona- ción se aceptan como formas naturales de la escuela −junto con otras instituciones−
les. Un varón al que le gusta mucho la lite- comunicación, cuando no se combaten las pregone escenarios de igualdad y de respe-
ratura o que no participa en ninguna prácti- actitudes homofóbicas, cuando se estimula to a la diferencia.
ca deportiva escolar o extraescolar, general-

Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires


mente es tildado de "rarito", "mariquita" o
poco masculino. Una niña a la que le gus-
tan las asignaturas escolares vinculadas a la
ingeniería, la mecánica o la construcción,
generalmente es tildada de "rarita",
"machona" o poco femenina. En este sen-
tido, siguiendo a Butler, el lenguaje no sólo
designa sino que construye la materialidad
de los cuerpos ya que no es posible referirse
a un cuerpo que simplemente está allí, pues
el lenguaje referencial es siempre y en cierto
grado performativo (Butler, 2002).
Muchos de los guiones de género hege-
mónicos terminan convirtiéndose en una
pesada carga "corporal", a tal punto que
algunos varones prefieren desaprobar una
materia antes que ver peligrar su integridad
masculina frente a la siempre atenta mirada
de otros varones. Para ciertos grupos juve-
niles, la dedicación de muchas horas al
estudio, la aceptación de las reglas de con-
vivencia escolar, la "excesiva emotividad" La escuela puede ser fundamental para generar prácticas y espacios donde se promuevan
entre pares o la aprobación de todas las la igualdad y el respeto a las diferencias.
14 EXPLORA PEDAGOGÍA

MERCADOS, CONSUMOS CORPORALES Y ESTÉTICAS JUVENILES EN LA ESCUELA

E ntre los procesos de resistencia y los pro-


cesos de sumisión, los cuerpos también
están atravesados por el mercado y los mass
media, configurando determinadas estéticas
juveniles. Diversas imágenes y patrones cor-
porales se manifiestan y se inscriben sobre la
carne. Por un lado, "el cuerpo liberado y obs-
tinadamente 'joven', con su parafernalia de
tratamientos, ejercicios y modas donde 'lo
joven se libera de la edad y se convierte en
imaginario'. El cuerpo como expresión del
espíritu de una época en la que el abdomen
'chato' y musculoso en el caso de los varones
y el ombligo perfecto en las mujeres, se con- Las estéticas corporales juveniles pueden ser tanto un emergente del consumo como
vierten en persecución itinerante tras ese un símbolo de resistencia y crítica.
cuerpo juvenil transformado en nueva dei-
dad del consumo. Por el otro lado, el cuerpo de sexualidad "correcta", los tatuajes, las per- forma de entender la administración de los
pecador castigado por la ira divina a través foraciones, el tipo de peinado permitido, etc., cuerpos (alimentación, ocio, trabajo, des-
del sida, metáfora de la derrota del cuerpo" forjan identidades en las que, generalmente, canso, higiene, mantenimiento físico) cons-
(Reguillo, 2000: 76). la humillación y la estigmatización hacia lo truye un orden moral y racional tendiente a
Más allá de esta dualidad −cuerpo liberado otro adquieren dimensiones importantes. la uniformización y homogeneización de los
y cuerpo pecador−, el mercado se interesa Está claro que los bienes culturales no son gestos y de los gustos coincidente con la exi-
por el sujeto consumidor como cuerpo anó- solamente vehículos para la expresión de gencia de universalización que la sociedad
nimo y, a la vez, domesticado. Un cuerpo las identidades y corporalidades juveniles, de consumo reclama pero manteniendo
adquiere valor si consume. Uno de los lemas sino dimensiones constitutivas de ellas. Por intactos algunos de sus resortes dinami-
del mercado (paradójicos por los enormes ejemplo, la vestimenta permite reconocer a zadores: la fragmentación, la distinción
niveles de pobreza) podría ser el siguiente: los iguales y distanciarse de los otros. De (Pedraz, 1997). Aún hoy en día, ciertos
"por dentro del consumo todo, por fuera igual manera, el "look MTV", el "look ¿qué deportes en la escuela son practicados más
del consumo nada". "El crecimiento de una hacés viejita?", el "look bailantero", el por niños que por niñas (por ejemplo, el fút-
industria globalizada dedicada a la produc- "look cool", "el look dark" confieren a sus bol en los niños o el cestoball en las niñas) y
ción de bienes y mercancías para los jóvenes portadores el efecto ilusorio de una diferen- consumidos diferencialmente por determi-
es pasmosa: ropa, zapatos, alimentos, dis- ciación en donde el propio concepto de nados sectores y grupos sociales (por ejem-
cos, videos, teléfonos celulares, aparatos diferencia generalmente esta asociado al plo, el rugby o el hockey). Asimismo, ciertas
electrónicos, canales de televisión por señal, maltrato y a la ofensa hacia lo otro. Los que prácticas corporales que implican un deter-
frecuencias radiofónicas, revistas, etc., se se visten distinto, los que usan ropa diferen- minado compromiso corporal y afectivo,
ofertan no sólo como productos sino como te, los que no usan marcas nacionales, los como la sensopercepción, permanecen
'estilos de vida'. La posesión o acceso a cier- que usan marcas importadas, los que se pei- ausentes de la vida escolar.
to tipo de productos implica acceder a un nan "raro", los que se maquillan con cier-
modo particular de experimentar el mundo tos colores, los que se perforan el cuerpo CONSUMO Y RESISTENCIA
que se traduce en adscripciones y diferencia- son vistos como desemejantes. En muchos
ciones identitarias" (Reguillo, 2000: 81). casos los/as diferentes quedan afuera del Lo concreto es que para ciertos sectores juve-
Este proceso −no exento de tensiones− juego del respeto a la diferencia, estigmati- niles su existencia, junto con su presencia y
ingresa en la escuela aunque no en forma zados o valorados negativamente. apariencia corporal, se produce a través del
mecánica y directa, pero sí fuertemente La estética deportiva, tan en boga en la acceso a ciertas mercancías y productos.
mediado por cuestiones de clase social, de actualidad, compulsivamente inclusora de Posiblemente el mejor ejemplo de ello sea el
género y de etnia. Ciertos conflictos afloran niños, niñas y jóvenes más allá del sector uso compulsivo y obligatorio de las zapatillas
recurrentemente y la institución escolar no social de procedencia, subordina la función de marca Nike. La dualidad corporal moderna
permanece ajena a los mismos: el consumo a la forma y al estilo. El estilo de vida sano o sigue estando presente aunque resignificada.
de cierta vestimenta, la alimentación, el tipo saludable, consistente, sobre todo, en cierta En lugar de "pienso luego existo", "uso zapa-
EL CUERPO EN LA ESCUELA 15

tillas Nike ergo existo". Por supuesto que los Aunque los cuerpos de los niños, niñas y labios, cejas, ombligo, órganos genitales,
matices y las variantes son muchas: Nike origi- jóvenes que manifiestan "pluralidades confu- pantorrilas, etc.−, tatuajes, colores de las
nales, Nike truchas, Nike compradas en la sas, huidizas o inclasificables" son el centro ropas o formas de llevar el pelo, en algunos
"feria paraguaya", Nike "prestadas", etc. de atención, vigilancia y control de la mayoría casos se constituyen como modos de diferen-
También las contradicciones abundan, ya que de los actores educativos, las resistencias ciación o de rechazo y protesta frente a cier-
ciertos sectores no acceden a este bien, lo permean la trama escolar. Por ejemplo, cier- tos tópicos de la "realidad". Las marcas cor-
que no los excluye de esta particular lógica. tas poses corporales, determinados gestos porales no son sólo modas pasajeras o patro-
Sin embargo, los imaginarios propuestos ampulosos, las palabras "de más", la risa, el nes inocentes. No obstante ello, generalmen-
por el mercado son diferencialmente apro- humor o la ironía muchas veces desacralizan te estos conflictos no son abordados en la
piados, negociados y resemantizados por los y logran erosionar las estrategias coercitivas y escuela; y si no son tratados y problematiza-
niños, las niñas y los jóvenes. Muchas veces, de sumisión. Como señala Reguillo: "las clasi- dos allí, ¿entonces dónde?
las resistencias y las resignificaciones operan ficaciones elaboradas por la biopolítica del Los cuerpos juveniles producen y reprodu-
como disolventes de cierto orden estético consumo que devienen en exclusiones son cen ciertas estéticas. Conviven con prácticas
hegemónico. Por ejemplo, cierta estética graf- muchas veces impugnadas por los cuerpos vinculadas a la sumisión y la obediencia y a la
fitera escolar pone en cuestión determinados juveniles a través de prácticas y del uso del resistencia y la subversión frente a cierto
aspectos dominantes, especialmente aquellos cuerpo resistiendo a ese orden social ajeno a orden escolar establecido. A veces, cierta
vinculados a la heterosexualidad como la úni- su subjetividad" (Reguillo, 2000: 95). estética corporal se convierte en un simple y
ca matriz de deseo y placer posible. Aunque A pesar de todo ello, muchas veces la superficial consumo y otras en emblema de
no son la minoría, algunos graffitis escolares escuela se erige en fiscal, juez y jurado, pero resistencia y crítica. La clave está en indagar la
positivizan otras alternativas posibles de expe- difícilmente se asume como parte de la pro- forma en que los cuerpos se construyen a sí
rimentar la sexualidad, incorporando temas blemática de las culturas juveniles y de los mismos y a los otros/as, el sentido que les
que en la currícula formal permanecen ausen- usos que ellas hacen de sus cuerpos en la vida asignan a las diferencias, y cómo procesa la
tes: el aborto, el amor, el placer, el uso de pro- escolar. Los usos y patrones estéticos a través institución escolar la complejidad de estos
filácticos o la visibilización de ciertas zonas de ciertas marcas simbólicas sobre el cuerpo escenarios escolares fragmentados, múltiples
corporales como el ano, el pene o la vagina. como perforaciones −en la oreja, nariz, y heterogéneos.

CONSIDERACIONES FINALES

L a pesada maquinaria escolar moderna,


otrora productora de órdenes corpora-
les disciplinados, higiénicos, binarios,
perforaciones, posturas "afeminadas" en
los varones y "machonas" en las mujeres,
etc. La representación sobre estos cuerpos
en la solidaridad, en la empatía con el
otro/a y en la igualdad.
Resignificar el cuerpo y ciertas partes del
homogeneizantes y rutinizados, pareciera no es monolítica, sino que muestra ciertas mismo, las emociones y sensaciones, los usos
debilitarse. No obstante ello, los cuerpos en ambivalencias y contradicciones. Sin del cuerpo en el espacio y en el tiempo, el cui-
las escuelas siguen estando más presentes embargo, las tendencias a la desigualdad, dado del cuerpo, la sexualidad, el deseo, el
que nunca: cuerpos en donde la vestimen- la homofobia, el racismo, la misoginia o el placer y los contactos corporales, y resignificar
ta y la apariencia se convierten en un ope- sexismo7 parecen estar presentes en los la violencia simbólica, psicológica y física se
rador de distinción social, cuerpos bulími- cuerpos, y pocos actores educativos se ha- convierten en acciones prioritarias para cual-
cos, anoréxicos o desnutridos, cuerpos ins- cen "carne" de estos problemas. quier desafío pedagógico y escolar. Aunque
criptos en órdenes homofóbicos y patriar- A pesar de que actualmente se puede en un contexto mucho más complejo y con-
cales, cuerpos devaluados y jerarquizados, caracterizar el escenario escolar −y también tradictorio, la disyuntiva escolar parece tan
cuerpos cuya única forma de comunicación extraescolar− como injusto y desigual, cree- vieja como nueva. La cuestión es si el desafío
es el contacto violento con el otro, cuerpos mos que la escuela sigue siendo uno de los toma "cuerpo" o no lo toma. Quizás valga la
en los que una "mirada" genera una agre- pocos lugares en donde se pueden producir pena animarse a construir nuevos sentidos y
sión, cuerpos violados, cuerpos violenta- órdenes corporales diferentes de los mencio- significados del y sobre el cuerpo, ampliando
dos, cuerpos "insensibles", cuerpos des- nados, basados en el respeto a las diferen- la voz y la sensibilidad a aquellas corporalida-
protegidos, cuerpos drogados, cuerpos cias (de clase, de género, de etnia, de reli- des que han sido sistemáticamente silencia-
"cuestionados" por embarazos, tatuajes, gión o de orientación sexual), en la justicia, das, omitidas, sometidas y excluidas.

7
Entre muchas prácticas ignoradas, los graffitis escolares son un buen ejemplo de estas tendencias.
16 EXPLORA PEDAGOGÍA

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Secretario de Educación, Lic. Juan Carlos Tedesco Profesional Docente, Lic. Silvia Storino Diseño y diagramación,
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desde el fondo

EL OTRO ANORMAL
Indiana Vallejos
____________________________________________________________________________________
Anormal, adj. Que no responde a la norma. En través del cual son pensados e inventados los
cuestiones de pensamiento y conducta ser cuerpos, las mentes, el lenguaje, la sexualidad de
independiente es ser anormal y ser anormal es ser los otros. La discapacidad es entonces una
detestado. En consecuencia, el autor aconseja categoría social y política; es una condición
parecerse más al Hombre Medio que a uno producida por la interrelación de las estructuras
mismo. Quien lo consiga obtendrá la paz, la económica, social y cultural con la deficiencia, es
perspectiva de la muerte y la esperanza del decir, es una forma de opresión social que impone
Infierno. limitaciones a los sujetos que presentan algún
déficit.
Ambrose Bierce. “Diccionario del Diablo”
El de normalidad es un concepto que permite La construcción de la normalidad como
establecer demarcaciones entre lo Uno Mismo y lo categoría de señalamiento.
Otro, y que incluye bajo la denominación de
anormales a grupos cada vez más numerosos de Es preciso circunscribir a qué refiere lo normal,
los que pueden ser agrupados como “el resto”, de establecer los límites de la normalidad y la
lo que no son Nosotros. anormalidad, y consecuentemente, comprender
cómo se ha operado la clasificación, ubicación y
Un “resto” que comprende a locos, pobres, ordenamiento de los sujetos.
rebeldes, deformes, ciegos, rengos, sordos, poco
inteligentes, “multi-impedidos”, extraños, “GLS”1, El concepto de normalidad es una invención de la
y otros que serán inventados y construidos como Modernidad, que se instaura como una categoría
anormales a partir de un trasfondo de que rige la mirada de médicos, educadores y
expropiación del techo, la tierra, el trabajo, la criminólogos a partir del siglo XIX.
ciudadanía, en un desplazamiento que va del Pero es una categoría que se construye desde su
control de la morfología y la conducta de los negación, porque lo que su origen sintetiza no es
cuerpos hacia un criterio de control con énfasis en la normalidad, sino la anormalidad, que confirma
las víctimas de una economía injusta y de la la propia pertenencia a lo Uno, a lo Mismo.
privación que señala grupos poblacionales.
Una categoría inventada para confirmar lo propio
En este artículo me detendré a pensar en un "Otro e instalar el control, expulsar, aniquilar, corregir,
que ha sido y es todavía, inventado, producido, censurar, moralizar, domesticar todo lo que
fabricado, (re)conocido, mirado, representado e exceda sus propios límites, todo lo Otro.
institucionalmente como otro 'deficiente', una
alteridad 'deficiente', o bien, aunque no sea lo Esta construcción de lo anormal construye a su
mismo, otro 'anormal', una alteridad 'anormal". vez un Otro que encarna “nuestro más absoluto
(SKLIAR. 2002 : 113) temor a la incompletud, a la incongruencia, a la
ambivalencia, al desorden, a la imperfección, a lo
Un Otro discapacitado en el que es necesario innombrable, a lo dantesco,... Un Otro cuyo todo y
pensar para desnaturalizar su producción como cada una de sus partes se han vuelto objeto de
algo ajeno al Nosotros, porque la discapacidad no una obscena y caritativa curiosidad, de una
es un fenómeno biológico sino una retórica inagotable morbosidad, de una pérfida etnografía
cultural, y de ahí que no pueda ser pensada como de lo mismo, de un sueño o ideal de
un problema de los discapacitados, de sus completamiento del otro, de perfectibilidad del
familias o de los expertos. otro, de corrección del otro, de normalización del
La discapacidad es una idea cuyo significado está otro” (SKLIAR. 2002 : 114)
íntimamente relacionado con el de la normalidad y Michel Foucault sostiene que el anormal se
con los procesos históricos, culturales, sociales y constituye como un dominio específico a partir de
económicos que regulan y controlan el modo a la síntesis de tres personajes: el monstruo
humano, el individuo a corregir y el onanista.
1
GLS (gays, lesbianas y simpatizantes) es una denominación Personajes pertenecientes a distintos momentos
que utiliza VEIGA NETO para designar a aquellos que optan históricos, y que confluyen en la configuración de
por prácticas sexuales y/o de género que no siguen las así la identidad anormal. Síntesis que perdura aún
llamadas “categorías normales”: masculina y femenina.
Área de Producción y Publicaciones/ 19
desde el fondo

hoy, en el sentido de que todo aquel señalado totalidad armónica y unificada en la que no normal
como loco, delincuente, discapacitado o pobre, es lo antinatural, sino que considera la “pluralidad”
entre otras anormalidades posibles, evoca, en propia de las especies y de las poblaciones, en
alguna medida, imágenes de alguna de estas tres una suerte de relativismo.
figuras.
Es posible calificar de patológico un hecho sólo en
Según Foucault, la fuerza clasificatoria y relación con una especie dada, pero no es posible
productiva de la normalización de la sociedad definir en abstracto y de manera absoluta las
moderna se sostuvo en dos estrategias condiciones de la salud y de la enfermedad. Así
complementarias: la constitución, en el plano del como cada especie tiene su propia salud ese
discurso, del concepto de “anormal” y la principio es aplicable a la sociología. Es
medicalización de la sociedad. necesario no juzgar una institución, una práctica o
una máxima moral como si fuesen malas o buenas
Por ello, la producción de la noción de
en y por sí mismas, para todos los tipos sociales
anormalidad debió ser positivizada para encubrir
indistintamente. Además de variar las normas de
su capacidad de demarcación y las
salud para un individuo salvaje y otro civilizado,
consecuencias de expulsión que generaría.
también se producen variaciones que se
Debió ser naturalizada, para aumentar su eficacia
manifiestan regularmente en todas las especies, y
en el señalamiento. Debió ser mimetizada en “lo
están referidas a la edad.
dado”, para ser instalada como una estrategia de
homogeneización de la sociedad. Por lo tanto no puede afirmarse que un hecho es
normal para una especie social dada sino en
Y en ese tránsito hacia lo positivo, el Otro fue
relación con una fase de su desarrollo; por
convencido de que está mal ser lo que es, fue
consiguiente, para saber si tiene derecho a esta
persuadido para que deje de ser, fue manipulado
denominación, no basta observar en qué forma se
minuciosamente para ir en pos de la pertenencia a
presenta en la generalidad de las sociedades que
lo Mismo. Un proceso que a la vez que naturalizó
pertenecen a esta especie, sino que además debe
la normalización instaló al Otro como anormal.
tomarse la precaución de considerar la fase
Este proceso de naturalización se sostuvo en correspondiente de su evolución.
distintas producciones científicas, en la que la de
Lo normal posee, desde esta perspectiva, un
la sociología tuvo un lugar preponderante.
carácter doble: es al mismo tiempo tipo y valor, y
En la producción sociológica de Comte y es ese carácter el que le confiere la capacidad de
Durkheim, el análisis de lo normal y lo patológico ser “normativo”, de ser la expresión de exigencias
adquiere una posición central. Estos autores colectivas. Desde el momento en que lo normal es
instalan la noción de lo normal como contracara afirmado como un valor, la polaridad emerge casi
positiva de lo patológico, y por lo tanto asimilado a de modo necesario; pues si algo es querido como
lo sano, lo que implica analogías organicistas y un valor su contrario será rechazado como un
metáforas del cuerpo social. disvalor. Cada uno parece precisar del otro para
Comte hace uso de los conceptos de normalidad y poder afirmarse. La patología precisa de lo normal
patología en el interior de un marco conceptual en relación a lo cual se afirma como desvío, pero
que supone leyes sociales análogas a las leyes lo normal precisa de la existencia de su otro para
que rigen el cuerpo individual. Afirma que afirmarse como un valor que merece ser
cualquier análisis de fenómenos patológicos debe perseguido.
basarse en el conocimiento de fenómenos Contemporáneamente a estos sociólogos,
normales; e inversamente, el estudio de lo Adolphe Quetelet formuló el concepto de hombre
patológico es indispensable para conocer las medio. Hombre-medio como construcción
leyes de lo normal; pero no establece ningún tipo abstracta de un individuo inexistente, que resulta
de criterio para decidir qué es lo que debe del promedio de los atributos de los hombres.
entenderse por normal, y se limita a igualar lo Este estadístico francés puede ser considerado el
normal con lo “natural”. Lo normal se reduce fundador de la biometría,2 que permitió elaborar la
entonces a “naturaleza” o a “armonía”, y noción de que las características humanas
consecuentemente lo anormal a “desvío” de la pueden ser medidas y establecidas, de una vez y
naturaleza o a desarmonía. Se trata de una para siempre mediante un artificio matemático,
distinción estética y moral. como características normales del hombre.
Emile Durkheim, si bien no renuncia a la metáfora 2
Biometría refiere a la medición de todos los atributos físicos
organicista, no se refiere a la sociedad como una de las personas con el objetivo de su standarización
Área de Producción y Publicaciones/ 20
desde el fondo

Desde el punto de vista estadístico, un sujeto es realiza esa división entre lo normal y lo anormal,
un valor, que puede ser considerado normal por la comprendiendo que precisamente en eso reside
ubicación que tiene dentro de un intervalo, donde la esencia de la norma, en que no expresa una ley
están la mayoría de las observaciones realizadas. de la Naturaleza, sino una pura invención de los
Este intervalo se grafica en lo que se denomina hombres.
“Curva de Bell” o “Campana de Gauss”, que
Alguna duda sobre la existencia de las normas se
comprende, por ejemplo al 95% de las personas
entremezcla entre esta eficaz naturalización, y
de ese universo, estableciendo los „umbrales de
transforma a éste en un concepto cuestionable -y
normalidad‟ y la noción de „desvío‟.
veladamente cuestionado por los sujetos que lo
Cada una de estas explicaciones tiene su vigencia enuncian- al que se refieren como “lo normal entre
en la actualidad, así, la normalidad es pensada comillas”. Un término del que es posible pensar
desde un criterio estadístico, que se nombra como que se encomilla porque “hace ruido”,
“lo común, lo de la mayoría, lo estándar, lo más íntimamente molesta, esconde la sospecha de
frecuente, lo de todos (los normales), lo una violencia en la demarcación y clasificación de
acostumbrado, el término medio”, que permite los sujetos. Encubre la sospecha de que esa
establecer parámetros de medición y modelos a violencia puede volverse contra uno mismo,
alcanzar. -transformándonos en anormales- y ser ejercida
sobre el propio cuerpo.
Lo normal también es entendido como una
convención de la mayoría, y alude a personas que La normalidad se presenta, entonces, como una
no tienen características diferentes (a esa categoría de señalamiento de lo propio y lo
mayoría). La norma define lo igual a Sí Mismo, y impropio, en un intento eficaz de discernimiento,
lo que pertenezca al „más allá‟ de los límites, de marcación y demarcación, de clasificación, de
serán las minorías anormalizadas. separación entre Nosotros y los Otros.
Asimismo aparece en la definición de los límites Lo que se establece estadísticamente, por
de la normalidad y la anormalidad, un criterio de frecuencia de aparición –la „inocente‟ descripción
funcionalidad, de utilidad y de capacidad de de lo que es– adquiere el valor de norma, de
adaptación a los desafíos y resolución de patrón, de prescripción de cómo se debe ser. El
problemas de la vida cotidiana. Lo normal se sujeto normal es entonces un prototipo de aquel
asemeja a lo eficiente, lo competente y lo útil: un hombre medio imaginado por Quetelet, contra el
cuerpo normal se puede adaptar eficientemente a que todos seremos medidos, evaluados,
los requerimientos de la vida productiva. señalados y convenientemente clasificados.
El concepto refiere a un resabio eugenista 3 que, En este sentido, la normalidad refiere a las
presupone violencia y manipulación en su posibilidades de inscribirse en lo común, de
definición, a la vez que considera a la mayoría, obedecer las prescripciones sociales, y al
como la totalidad –el todos como un todo establecer cómo se debe ser, establece
homogéneo– cuya regularidad adquiere un valor conductas esperadas, relaciones esperadas,
prescriptivo: como son todos es como hay que deseos esperados, amores esperados, odios
ser, como se debe ser. esperados, aprendizajes esperados, hijos
esperados, porque expresa la medida de todas las
Así, la norma estaría dada en la naturaleza y en
cosas: la normalidad es la medida del mundo.
este sentido esconde, bajo la apariencia
Nos encontramos así, con la dimensión productiva
descriptiva de la regularidad, la posibilidad de
de las normas.
individualizar y comparar “el ser” con “el deber
ser”. Normas que producen cuerpos a su medida,
fabrican un tipo de sujetos ajustados a los límites,
Esta percepción de la norma como una ley de la
con unos modos específicos de hablar, de
naturaleza, que está dada por fuera de lo social, y
comportase, de percibir el mundo y de moverse en
que a la vez que nombra, constituye a los sujetos
él, de sentir, de obedecer. Normas que fabrican
normales, genera una enorme dificultad para
sujetos útiles, productivos y capaces de adaptarse
establecer quién define lo que es normal y
a los requerimientos de la inserción productiva en
convierte a éste en un concepto sin sujeto. Sin
la vida social (en la vida normal). Todo aquello
embargo, resulta necesario desentrañar cómo se
que no sigue esa norma es señalado, separado,
3
castigado, expulsado a territorios de exclusión.
Eugenesia: aplicación de las leyes biológicas de la herencia
para mejorar la especie humana. Diccionario de la Lengua
Española – Real Academia Española.
Área de Producción y Publicaciones/ 21
desde el fondo

Lo desconocido, lo diferente, es lo que es asimetría de poder existente entre un sujeto


diferente a lo normal y desconocido para los clasificador y un objeto sometido a clasificación,
normales, y es de éstos últimos de quienes no se se encarnan respectivamente en los
habla. Tradicionalmente se ha dicho "de eso no profesionales, los expertos, y el discapacitado, el
se habla", refiriendo a lo anormal y eso oculta que paciente, y en ocasiones, su familia.
lo realmente prohibido es hablar de la norma, no
Asimetría que se refuerza con posterioridad al
de su transgresión.
diagnóstico, en el tratamiento rehabilitatorio: a
Lo normal es lo que se puede dar por supuesto, quien le sea diagnosticada la anormalidad, será
por obvio, por conocido por todos, y por lo tanto, sometido a controles expertos y a procedimientos
naturalizado. Por ello lo normal no produce médicos y pedagógicos, dirigidos a corregir la
ninguna interpelación, no perturba, no inquieta, y desviación (de la norma, de los límites). Quien
como su contracara, lo anormal interpela, porte diagnóstico de anormal deberá enfrentar el
perturba, inquieta produce temores, desequilibrio, duro camino del retorno a la mismidad normal,
incertidumbre. La transgresión, la desviación, la convirtiéndose en objeto de intervención [de
anormalidad son y han sido objetos de medición, corrección] de los profesionales que deben
de establecimiento de límites, de control, de hacerse cargo de la anormalidad.
corrección, de expulsión, de aislamiento.
El sujeto ya no es tal, sino sólo un objeto, perderá
Aquello que se ajusta a la norma, pasa su nombre, pasará a ser llamado por su déficit –el
desapercibido, sin llamar la atención de „los otros rengo, el sordo, el mongui, el “disca”- y podrá ser
ojos (los ojos Unos)‟, de las „otras conciencias (las mirado, medido, evaluado, corregido y vuelto a
conciencias Unas)‟, sin convocar a quien evalúa, corregir, derivado, sometido a tratamiento,
señala y clasifica. Lo que se desvía de la norma, medicado, internado, escondido, expulsado,
se torna aberrante4 –precisamente por su “integrado”, controlado. Prácticas que esconden
desviación–, y se convierte en objeto de su sentido de protección de los normales frente al
señalamiento. peligro de la anormalidad.
“La realidad es que nuestro mundo es un mundo
en que la presencia de seres diferentes a los Enjuiciar la normalidad
demás, diferentes a esos demás caracterizados Establecer demarcaciones para distinguir lo Uno
por el espejismo de la normalidad, es vivida como Mismo del “resto”; distinguir para protegernos,
una gran perturbación” (PEREZ de LARA. 2001 : para no correr el riesgo de convertirnos en el Otro;
295) protegernos para conservar(nos); tal el sentido de
Lo normal establece entonces una frontera, la noción de normalidad.
porque la normalidad es LA medida, del tiempo y ¿Y si el Otro no estuviera ahí para confirmar
del espacio. Defender la frontera para que nadie nuestra propia normalidad, nuestra propia
se ubique en territorio equivocado, exige una Mismidad? ¿Y si el Otro no estuviera ahí para
práctica exhaustiva de examinación, por lo que se salvarnos de pasar a ser parte “del resto”?
reserva a los expertos: médicos, psicopedagogos
y psicólogos, entre otros profesionales. Re-conocer al Otro [anormal] y permitir la
existencia de otros espejos, que no reflejen la
Esta práctica de examen experto se objetiva en un Mismidad exige volver a mirar, para entender que
diagnóstico experto y se transforma en una las normas son “sólo” una invención de la
profecía, eliminando toda posibilidad de sorpresa, Modernidad para conservar el orden.
de asombro, conjurando lo inesperado y lo
imprevisible y restringiendo las potencialidades Y atrevernos a cambiarlo.
creadoras de profesionales que con este sujeto se
entrecrucen, que se verán limitados a Bibliografía
intervenciones basadas precisa y exclusivamente
en esos diagnósticos. - FOUCAULT, Michel. 2000. “Los
Anormales”. Fondo de Cultura Económica.
Identificar, clasificar, encontrar el margen, dividir, Buenos Aires.
separar, nombrar, diagnosticar, predecir,
pronosticar, prescribir tratamiento; todas - MURILLO, Susana. 1997. “El discurso de
operaciones que se realizan sustentadas en la Foucault: Estado, locura y anormalidad en la
construcción del individuo moderno”. Oficina de
4
Aberrante es definida por el diccionario como “desviación de publicaciones del CBC – Universidad de Buenos
lo conveniente o normal”. Diccionario Enciclopédico El Ateneo. Aires. Buenos Aires.
Área de Producción y Publicaciones/ 22
desde el fondo

- PEREZ de LARA, Nuria. 1998. “La


capacidad de ser sujeto. Más allá de las técnicas
en educación especial”. LAERTES. Barcelona.
- PEREZ DE LARA, Nuria. 2001.
“Identidad, diferencia y diversidad: mantener viva
la pregunta”. En: Larrosa y Skliar Comp.
“Habitantes de Babel. Políticas y poéticas de la
diferencia”. LAERTES. Barcelona.
- SKLIAR, Carlos. 2002. “¿Y si el otro no
estuviera ahí? Notas para una pedagogía
(improbable) de la diferencia”. Escuela Marina
Vilte –CTERA. Miño y Dávila Editores. Buenos
Aires.
- VEIGA NETO, Alfredo. 2001. “Incluir para
excluir.” En: Larrosa y Skliar Comp. “Habitantes
de Babel. Políticas y poéticas de la diferencia”.
LAERTES. Barcelona.

 Indiana Vallejos. Lic. en Servicio Social.


Profesora Adjunta de la Cátedra Práctica
Académica IV – Práctica Institucional –
Facultad de Trabajo Social – UNER.
Profesora Titular – Seminario “Discapacidad”
– Facultad de Trabajo Social – UNER.
Directora del Proyecto de Extensión
“Discapacidad y Equiparación de
Oportunidades” – Facultad de Trabajo Social –
UNER.
Asistente Social – Escuela Especial para
Formación Laboral Nº 2111 – Santa Fe.

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