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Toda autoridad que conozca una solicitud efectuada por una persona
privada de libertad debe atenderla con la mayor celeridad posible; es decir, de
forma pronta y oportuna o en su caso dentro de un plazo razonable; la autoridad
que infringe la no considerar de medidas cautelares, provoca una dilación
indebida en la consideración de la cesación de detención preventiva, cuando como
garante de los derechos fundamentales y garantías constitucionales debió adoptar
medidas necesarias para resolver con celeridad su situación y no dejar lo en
incertidumbre jurídica.
Los casos en los que la privación de libertad denunciada por los accionantes
no se encuentre vinculado a la presunta comisión de un delito y no se tenga
constancia de la existencia de inicio de investigación por parte del Ministerio
Público, corresponde prescindir de la subsidiariedad excepcional de la acción
tutelar, debiendo la justicia constitucional resolver directamente sobre el fono de
la acción de libertar. En el caso concreto se evidencia que los hechos denunciados
a través de la acción, sobre la ilegal actuación de funcionarios accionados, no se
encuentran vinculados a actos de investigación de comisión de algún delito
endilgado al ahora accionante, siendo que no existe constancia de la tramitación
de alguna causa penal contra éste, extremos que permite concluir que la actuación
de la policía no devino de la investigación de un hecho criminal denunciado
contra el accionante. Los hechos que denuncia el accionante no fueron negado y
menos desvirtuados por los accionados, sin que exista justificativo alguno que
denote el cumplimiento de alguna orden a fin de proceder con la privación de
libertad del accionante. La acción de libertad emerge el principio de presunción
de veracidad, conforme la S.C. 0038/2011-R de 7 de febrero, que establece que de
no ser desvirtuados los hechos o actos denunciados como lesivos, se presume la
veracidad de los mismos, y ésta ópera cuando la autoridad demandada no
comparece a la audiencia, ni remite el informe de ley negando o desvirtuando las
denuncias del accionante, primando en consecuencia el principio pro homine.
La jueza lejos de velar por el derecho de las partes, evidencia una total
contravención al trámite dispuesto para este tipo de solicitudes, que desconoció
por completo la naturaleza jurídica de éste instituto y el entendimiento
jurisprudencial asumido al respecto, derivando en la vulneración de los derechos
del accionante; siendo que la jurisprudencia establece que la inasistencia del
representante del Ministerio Púbico como de la víctima y/o querellante no se
constituye en motivos que justifiquen la suspensión de la audiencia, ni tampoco
son causas de nulidad; es decir, la audiencia de cesación de detención preventiva
no puede suspenderse, pues una vez cumplida la formalidad de su notificación,
la participación en el caso de la víctima es potestativa.
Con relación con las demás audiencias suspendidas antes y después de la
audiencia, a falta de la coordinación administrativa al interior de un Tribunal
Departamental de Justicia, en lo referente al régimen de suplencias no puede
constituirse en la causa de retardación de justicia y en este caso, de la causa de
suspensión y no consideración de una solicitud de cesación de la detención
preventiva; por otro lado, la autoridad judicial titular de la causa estaba obligado
a adoptar las medidas que fueren necesarias en su despacho para el desarrollo de
las audiencias programadas, por cuanto conforme a la jurisprudencia establecida
por el Tribunal Constitucional, toda decisión judicial vinculada al derecho a la
libertad personal debe tramitarse, resolverse y efectivizarse con la mayor celeridad,
y cumpliendo el plazo procesal establecido en la normativa aplicada, es decir, que
la citada autoridad jurisdiccional debió resolver la situación jurídica del
solicitante y para ello adoptar medidas al respecto, por cuanto tiene la dirección
del proceso a su cargo, más aún por tratarse de un privado de libertad, por lo cual
se avierte una dilación indebida que ulnera el principio de celeridad para
tramitar y resolver la situación jurídica de la persona que se encuentra privada
de libertad, máxime que se suspende para el día siguiente la audiencia de
consideración de cesación a la detención preventiva justo antes de dictarse la
resolución respectiva, observándose una pasividad omisiva que por lógica
consecuencia afectó el desarrollo de la continuidad de la audiencia, aspectos que
pudieron ser previsto y adoptar medidas necesarias para impedir la vulneración
al derecho a la libertad bajo los principios procesales de eficacia y eficiencia como
componente de la seguridad jurídica, principalmente el principio de celeridad,
por cuanto las deficiencias del sistema judicial como es la falta de personal,
recarga laboral y otros no atribuibles al justiciable, no puede ser motivo de demora
o alguna forma de perjuicio o afectación de derechos de los sujetos procesales.