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3/10/2020

Corrientes Literarias
Cerp
Segundo parcial
Profesor: Stefan Martchenko
Estudiante: Micaela Casuriaga

Introducción

En el presente trabajo se hablará sobre el problema del modernismo literario


hispanoamericano, que consiste en la ruptura de las corrientes literarias predominantes
especialmente en Hispanoamérica. Recurriendo a algunos autores como Goic, Historia
y critica de la literatura hispanoamericana, Vicente Sabido y Ángel Esteban en
“Introducción al modernismo hispánico” en Antología del modernismo literario
hispánico.

Luego se pasará a analizar, con bibliografía variada, tres poemas de Delmira


Agustini; “El Intruso” perteneciente al libro El libro blanco (frágil) publicado en
1907, y “Otra Estirpe”, junto con el poema “Nocturnos” que pertenecen al libro Los
cálices vacíos publicado en 1913.
Modernismo literario hispanoamericano

En Hispanoamérica, la creciente búsqueda de identidad que sufrían los países a


causa de la reciente independización de Europa, es considerada uno de los motivos por
los cuales los poetas hispanoamericanos sintieron la necesidad de evolucionar y
revolucionar ante las normas que predominaban en Europa. Este movimiento se inspiró
de algunas corrientes francesas y a su vez, el nuevo movimiento creado inspiró a
Europa.

Goic, considera a esta etapa como la manifestación hispánica de la crisis


universal que predominaba en aquella época; puesto que es una respuesta a la
civilización burguesa y a los acontecimientos manifestados en épocas anteriores.

Este autor presenta al modernismo hispanoamericano dentro del periodo


naturalista, período que abarcó desde finales de siglo XIX, por el año 1890, hasta
aproximadamente mediados del siglo XX, hacia el año 1934. Según Octavio Paz, esta
corriente surgió como una respuesta al positivismo, movimiento que se regía por el
conocimiento científico, útil y comprobable.

Federico de Onís expresa que:

El Modernismo es la forma hispánica de la crisis universal de las letras


y del espíritu, que inicia hacia 1885 la disolución del siglo de XIX y que se
había de manifestar en el arte, en la ciencia, la religión, la política, y
gradualmente en los demás aspectos de la vida entera, con todos los caracteres,
por lo tanto de un hondo cambio histórico cuyo proceso continua hoy

Al intentar conceptualizar el término modernismo, se encuentra que diferentes


autores mantienen un punto de vista distinto, coincidiendo que la esencia del
Modernismo es su versatilidad. Se puede considerar al modernismo como un
movimiento mixto, caracterizado por una libertad concreta, aludiendo al constante
cambio al indicio de la mínima represión artística.

Silva Castro indica que el modernismo fue “un examen de conciencia que
intentaron algunos escritores de lengua española de Hispanoamérica, en un instante
singularmente feliz de su vida, al influjo de uno de ellos, Rubén Darío”. Al definirlo de
esta manera, cabe la posibilidad de pensar que solo fue una etapa más de la
modernización de la cultura occidental, y no un movimiento literario con las
características necesarias para definirse como tal.

Cuando se habla de Modernismo, se encuentran características similares al


romanticismo, pues entonces ¿El modernismo es el romanticismo Hispanoamericano?
En este caso Paz señala que “el modernismo fue nuestro verdadero romanticismo y
como en el caso del simbolismo francés, su versión no fue una repetición sino una
metáfora: otro romanticismo”

De este modo, se podría tomar como ventaja la independización de


Hispanoamérica de España, como movimiento revolucionario aunque la herencia de
España se instala en el criollismo, pues, por ejemplo, una de las obras que destacan en
este periodo, es Martin Fierro, de José Hernández.

A partir de este último movimiento, diferentes artistas establecieron ciertas


manifestaciones para recuperar la subjetividad y la sensibilidad del hombre, puesto que
una de las finalidades del modernismo era crear belleza con las palabras y conseguir que
el lector se pudiese identificar con las palabras de los textos, se buscaba eludir la
realidad, sin tratar temas políticos ni sociales.

Asimismo, el modernismo está inspirado en dos estilos líricos franceses; el


parnasianismo y simbolismo, el primero se trata de crear una escritura separada de la
realidad, buscando el refinamiento de una poesía descriptiva, el segundo estilo se basa
en la relación de los objetos con el mundo.

Además de influenciarse de estos estilos, y apropiarse, por ejemplo, de los mitos


grecolatinos, los países exóticos del parnasianismo, o el agrado por lo oculto, y el
espiritualismo, del simbolismo, también es influenciado por el romanticismo, con el
individualismo, y el sentimentalismo, y por el impresionismo, y todo aquello
relacionado con las sensaciones y los sentidos.

Según algunos críticos, la publicación Azul de Rubén Darío, en 1888 fue lo que
dio origen a este movimiento literario, que principalmente repercute en la poesía. El
término “modernista” en sus comienzos se utilizaba de manera peyorativa. La
generación de poetas que se caracterizaban con esta expresión, se empezaron a sentir
orgullosos, Rubén Darío, subraya que el modernismo es “el espíritu nuevo de las letras”,
y a lo largo del tiempo, este término dejó de usarse de forma despectiva. Algunos de
ellos fueron; Delmira Agustini, Julián del Casal, José Asunción Silva, Julio Herrera y
Reissig, Amado Nervo, Leopoldo Lugones y los citados Martí y Gutiérrez Nájera.

Las características principales de este movimiento fueron muy diversas. La


poesía modernista se posiciona en el culto a la belleza, es “el arte por el arte”, se
enfatiza en las imágenes armoniosas y exquisitas, con producciones idealistas y un
aspecto de la naturaleza casi domesticada y cuidada.

La caracterización religiosa no era rechazada, sino al contrario, se plasmaba


varias religiones en los textos, ya que prevalecen las figuras mitológicas y los
personajes históricos, una constante referencia a la visión “cosmopolita” del mundo.
Esta última característica, es contrario al regionalismo, es decir cualquier cultura es
bienvenida, no existe una devoción por una sola patria, sino que cualquier lugar en el
mundo es considerado “su patria”.

Otra característica es el individualismo, es decir esta manifestación acepta que


cada poeta tenga su propio estilo, justificándose en el grado de entusiasmo al momento
de empezar los temas de los poemas y la manera de cómo están escritos, ya que se
distinguían por producir textos con un grado de musicalidad. Si bien buscaban eludir la
realidad, algunos temas recurrentes en la poesía modernista fueron; la soledad y la
tristeza, los temas amorosos, se vuelven eróticos y sensuales, representados a través de
la mujer.
Delmira Agustini

El 24 de octubre de 1886 nace Delmira Agustini, en Montevideo, Uruguay, en


el seno de una familia burguesa. Fue educada en casa, recibiendo clases de francés, de
música y de pintura.

Frente a su familia presentaba un carácter dócil mientras que en secreto


desarrollaba su función como poetisa, con versos eróticos, y era llamada “la nena”.

Con tan solo dieciséis años publicó poemas en revistas conocidas; Rojo y Blanco
y La Pètite Révue. Para sus dieciocho años escribía en la revista La Alborada y se
convirtió en un personaje reconocido en el ámbito cultural, con el acompañamiento de
su madre.

En 1912 Rubén Darío, el gran poeta nicaragüense, llegó a Montevideo y se


conocieron con Agustini.

En 1913 Agustini se casa con Enrique Job Reyes. Al mes y poco de casada,
comienza un proceso de divorcio, aunque luego de esto mantenían una relación. En
1914, Reyes asesinó a Agustini y luego se suicidó.

Sus libros fueron; El libro blanco (frágil) (1907), Cantos de la mañana (1910) y
Los cálices vacíos (1913)

Y algunas ediciones póstumas; El rosario de eros (1924), Los astros del abismo
(1924) y Correspondencia sexual (1969).
Análisis de los poemas

Como anteriormente se menciona los poemas a analizar a partir del modernismo


son “Otra Estirpe”, “El intruso” y “Nocturno”.

La poesía de Agustini, tuvo un fuerte impacto en la sociedad de 1900 en


Uruguay, pues se puede reconocer imágenes eróticas, cargadas de sensualidad. La figura
de la mujer está fuertemente representada en su poesía.

Cabe destacar que la voz poética se tiñe del discurso masculino, ya que es difícil
encontrar referencias anteriores para inspirarse en las actos literarios, pero esto no
quiere decir que la figura de la mujer sea minimizada, Delmira logra construir un
equilibrio para que la mujer, mencionada como “diosa”, “maga”, “princesa”, “dama” no
se sea abandonada en el discurso masculino ya que en algunos poemas es empleado.

En el poema “Otra Estirpe” (los cálices vacíos 1913), se puede reconocer una
característica del modernismo, y es la aparición de Eros, que es el dios del amor en la
mitología griega. El yo lírico lo invoca:

Eros, yo quiero guiarte, Padre ciego...


Pido a tus manos todopoderosas,
Su cuerpo excelso derramado en fuego
Sobre mi cuerpo desmayado en rosas!

Además de invocar al dios, el yo lirico le hace de guía, refiriéndose a la


condición de ciego. En estos versos se manifiestan imágenes eróticas, ya al mencionar
“cuerpo excelso” referente al cuerpo masculino por el sustantivo “fuego”.

La eléctrica corola que hoy desplego


Brinda el nectario de un jardín de Esposas;
Para sus buitres en mi carne entrego
Todo un enjambre de palomas rosas!
El modernismo adopta la mención de las flores en los poemas. En este caso, al
nombrar “jardín”. Además el yo lirico al usar la metáfora de una flor, para referirse a su
persona, también es clara influencia de los simbolismos que retoman en el modernismo.
En los versos anteriores, las rosas, aparecen como imagen de la fragilidad de su cuerpo,
ante la masculinidad del hombre. La antítesis del buitre y la paloma, representa el placer
como vida y muerte, siendo el erotismo como símbolo prohibido

Da a las dos sierpes de su abrazo, crueles,


Mi gran tallo febril... Absintio, mieles,
Viérteme de sus venas, de su boca...
¡Así tendida soy un surco ardiente,
Donde puede nutrirse la simiente,
De otra Estirpe, sublimemente loca!

La imagen de sensualidad se manifiesta en “mi gran tallo febril”, refiriéndose a


su cuerpo como un tallo, el tallo de la flor, y en unión al adjetivo “febril”, que simboliza
la pasión que su cuerpo siente. La utilización del dios Eros, es posible que sea para
describir el acto sexual, la atracción carnal y pasional, en ningún momento se menciona
un amor puro e inocente.

Otro de los poemas que siguen en la línea del modernismo, cargado de erotismo
y sensualidad es “El intruso”, el yo lírico describe a través de imágenes el estado de
ánimo luego de un acto sexual.

Amor, la noche estaba trágica y sollozante


Cuando tu llave de oro cantó en mi cerradura;
Luego, la puerta abierta sobre la sombra helante,
Tu forma fue una mancha de luz y de blancura.

Todo aquí lo alumbraron tus ojos de diamante;


bebieron en mi copa tus labios de frescura;
y descansó en mi almohada tu cabeza fragante;
me encantó tu descaro y adoré tu locura.

¡Y hoy río si tú ríes, y canto si tú cantas;


y si duermes, duermo como un perro a tus plantas!
¡Hoy llevo hasta en mi sombra tu olor de primavera;
y tiemblo si tu mano toca la cerradura;
y bendigo la noche sollozante y oscura
que floreció en mi vida tu boca tempranera!

Dice Bataille,  "Toda realización erótica tiene como meta alcanzar al ser en lo
más íntimo, allí donde el corazón falla. El paso normal al del deseo erótico presupone
una disolución del ser constituido en el orden discontinuo".

La noche referida como “trágica” y “sollozante” refleja la tristeza y soledad que


experimenta el yo lírico. Esta imagen de la noche como símbolo de soledad y
negatividad, es característico del modernismo y luego las imágenes descriptivas del acto
íntimo, sigue en la dirección de la modernidad. La estética de los versos; las metáforas,
las comparaciones, la dicha del espíritu, y el cuerpo, son empleados para la
identificación de la ruptura de la sensibilidad del individuo que se mantiene con la ley
divina, cuya ley es única e inquebrantable.

Otro de los poemas característicos es “nocturno”:

Engarzado en la noche el lago de tu alma,


diríase una tela de cristal y de calma
tramada por las grandes arañas del desvelo.

Nata de agua lustral en vaso de alabastros;


espejo de pureza que abrillantas los astros
y reflejas la cima de la Vida en un cielo...
Yo soy el cisne errante de los sangrientos rastros,
voy manchando los lagos y remontando el vuelo.

Este poema encarna un símbolo modernista, y es el “cisne”. Algunos críticos


manifiestan que el cisne en la poesía de Delmira, posee un carácter puramente
ornamental, mientras que otros, le otorgan el significado de simbolizar a la mujer poeta.
Donde la sangre, podría simbolizar la menstruación, y por ende a la sexualidad.
Este cisne está cargado de oscuridad, ya no siendo una figura mítica, sino que expresa
puramente el reflejo del yo, característico de la poesía modernista. Este cisne, se
presenta inquietante, por la imagen del “cisne ensangrentado”. Remite a la noche como
característica del simbolismo de oscuridad, al mezclarlo con la sangre, que también es
símbolo de muerte, y “manchando” las aguas cristalinas, donde también se puede referir
a la pureza de las mujeres.

Delmira Agustini se focaliza en sus preocupaciones, centrándose en conflicto


interior con el mundo exterior. Por la condición de ser mujer, en una época donde eran
reprimidas en todos los sentidos, Agustini, se expresaba utilizando al modernismo como
una forma de salvación y manifestación al afrontar la escritura de las hermosas poesías
eróticas, revelándose contra las condiciones de sociales, con metáforas complejas y
ornamentos estéticos propios de la corriente literaria en la que se basó, creando así un
nuevo mundo en el que lo femenino erotizado, y angustiante fueran el centro de
atención en un mundo que, logrando una identificación con las demás mujeres de la
sociedad, ya que una mujer escribía lo que sentía, lo que quería y lo que deseaba, pues
aun siendo una sociedad modernista, era dominada por hombres y la visión de la mujer
en la poesía era escrita por ellos.
Bibliografía

Modernismo

Ferrada, A Ricardo. “El modernismo como proceso literario”, en Literatura y


lingüística Santiago, 2009. pp. 57-71 recuperado de

https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0716-58112009000100004

Goic, Cedomil (ed.). Historia y crítica de la literatura hispanoamericana II: Del


romanticismo al modernismo. Editorial Crítica, Barcelona, 1991.

Litvak, Lily. El modernismo, el escritor y la crítica. Taurus. Madrid. 1981

Sabido, Vicente y Á. Esteban. Antología del modernismo literario hispánico. Comares,


2009.

Delmira Agustini

Aletta de Sylvas, Graciela. “El erotismo de Delmira Agustini” Biblioteca virtual


Miguel de Cervantes. Recuperado de http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/el-
erotismo-de-delmira-agustini/html/e65d023e-d803-446e-a583-d9389eff64b6_7.html

Cáceres, Alejandro. Delmira Agustini, Poesías Completas. Ediciones de la Plaza,


Montevideo, 2017.

Martínez Díez, Dairén. “Claves temáticas en la poesía de Delmira Agustini: ensueño y


erotismo” Centro universitario CIESE, 2015 – 2016

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