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República Bolivariana de Venezuela

Universidad Bicentenaria de Aragua


Núcleo - Apure

Ley de Abogados y Código de Ética


(Análisis)

Facilitador: Estudiante:
Tomás Mota Briceño P. Luis R.
C.I. 19.688.388
Sección “K”
Nº 14

Biruaca, Edo. Apure. Julio de 2010


ANÁLISIS DE LA LEY DE ABOGADOS
(En esta sección analicé artículo por artículo desde el 1 al 31)

Título I
Disposiciones Generales (Artículos 1 al 6)
Artículo 1
Al leer el artículo 1 de la Ley, podemos inferir que su objeto es regular la profesión de
Abogado y su ejercicio; en concordancia con el Reglamento, los Reglamentos Internos y el
Código de Ética Profesional correspondientes.
Artículo 2
El abogado en la sociedad tiene como función básica el aplicar en sus diferentes campos
de trabajo, los criterios que surjan de la interpretación de las normas jurídicas; no con una
misión de lucro, sino que, mediante el ejercicio de la profesión, además de desempeñarse
de manera óptima como asesor jurídico o abogado litigante en todos los procesos que
requieran su intervención, debe generar cambios en el ámbito del derecho que respondan a
un ejercicio profesional sustentable en el respeto a la persona, el bien común y la justicia,
así como aplicar un método analítico y valorativo en el estudio de los acontecimientos de
interés jurídicos y sus posibles soluciones. Por tanto, se dispone en este artículo que las
actividades del abogado, no serán gravadas con los impuestos que se aplican a las empresas
y ejercicio de profesiones cuyo único fin es el lucro personal.
Por otra parte, el artículo 2 también permite pensar en el reconocimiento de la existencia
de asociaciones de abogados o bufetes, este aunque es un tema no desarrollado, es
reconocido por la normativa legal especial; en tal sentido el mismo Artículo 2 establece:
“Los despachos de abogados no podrán usar denominaciones comerciales, y sólo se
distinguirán mediante el uso del nombre propio del abogado o de los abogados que
ejercieren en él, de sus causantes, o de los que habiendo fallecido hubiesen ejercido en el
mismo, previo consentimiento de sus herederos, y la calificación de bufete, escritorio o
despacho de abogados.
También se permitirá una denominación impersonal cónsona con la dignidad de la
profesión.”
Artículo 3
Se instaura mediante este artículo, como requisito indispensable ser abogado, para
“comparecer por otro en juicio y evacuar consultas jurídicas, verbales o escritas y realizar
gestiones inherentes a la abogacía.” Se requiere además, que los representantes legales, no
abogados, para comparecer en juicio a nombre de su(s) representado(s) deberán ser
asistidos por un profesional del derecho.
Artículo 4
Contempla este artículo el mandato de que en juicio, toda persona debe ser representada
por un abogado en ejercicio. En caso contrario, el Juez hará la designación correspondiente;
a los fines de garantizar un efectivo cumplimiento del debido proceso, a que tienen todos
los ciudadanos.
Artículo 5
En protección de la profesión de abogado, defensa del efectivo funcionamiento del
sistema judicial y garantizar el debido proceso al ciudadano común, por imperio de esta
Ley, sólo abogados en ejercicio podrán actuar como representantes o asistentes de terceros.
Esta es una disposición que deben hacer cumplir los Jueces, Registradores, Notarios y
demás autoridades civiles políticas y administrativas; en cualquier ámbito: penal, civil,
administrativo, laboral, etc. (Véase análisis al Artículo 6).
Artículo 6
Por mandato de la Ley de Abogados, se debe exigir la intervención de los abogados en
toda materia de naturaleza jurídica; en tal sentido, tenemos que evidentemente de acuerdo
con dicha Ley, es obligatorio que todo documento sometido a registro se encuentre
redactado por abogado, sin que se admitan las excepciones de la Ley de Registro Público.
Lo que se pretende con esta disposición, es que el ejercicio de la abogacía, no esté en
manos inexpertas de quienes no tienen la preparación para desempeñarse en el área jurídica.
El equivalente al artículo bajo análisis en este aparte, es del siguiente tenor en el Artículo
3, de la Constitución de 1999; “Todo documento que se presente ante los registros y
notarías, deberá ser redactado y tener el visto bueno de abogado debidamente colegiado y
autorizado para el libre ejercicio profesional.
Título II
Del Ejercicio de la Profesión de Abogado (Artículos 7 al 14)
Artículo 7
Desde el aspecto gremial la Constitución de 1999 señala en el artículo 105 que la Ley
determinará las profesiones que requieren título y las condiciones que deben cumplirse para
ejercerlas, incluyendo la colegiación.
Esta cita es importante porque desmiente aquello que no hay obligatoriedad de colegiación
para los abogados; la Ley de Abogados, pese a ser anterior a la Constitución, no la
contraría, por lo que está en plena vigencia y validez, ya que tiene su basamento en la
Disposición Derogatoria Única.
En concordancia con el artículo 105 de la Constitución, la Ley, contempla en su artículo 7:
“Quien haya obtenido el título de Abogado de la República… deberá inscribirse en un
Colegio de Abogados y en el Instituto de Previsión Social del Abogado para dedicarse a la
actividad profesional”.
En resumen, se establece como requisito sine qua non, la obligación de inscribir el título
en el Colegio de Abogados.
Artículo 8
Según este artículo, la solicitud de inscripción del título se formulará por escrito ante el
Colegio respectivo, se acompañará de los recaudos señalados en el presente artículo y en el
lapso indicado.
El contenido de los artículos 7 y 8, permiten determinar que para ejercer el Derecho, no
basta con obtener el título de Abogado, sino que establece la obligatoriedad de inscribirse
en el Colegio de Abogados respectivo y en el Instituto de Previsión Social del Abogado
(INPRE).
Artículo 9
Respecto a la inscripción referida en el Artículo anterior, en caso de ser negada la solicitud
o no se decidiere, el abogado podrá apelar por ante la Instancia competente, entiéndase
Directorio de la Federación de Colegios de Abogados y si estos no deciden entonces
recurrirá por ante la Corte Suprema de Justicia, ahora, Tribunal Supremo de Justicia.
Artículo 10
Las inscripciones preenunciadas, habilitan para el ejercicio y la actividad profesional en
todo el territorio de la República Bolivariana de Venezuela.
Artículos 11 y 12
Estos artículos, definen el ámbito de aplicación de la Ley en estudio, ya que, el abogado,
cualquiera sea el ámbito o función que desempeñe, está sometido a su cumplimiento. Es
decir, la conducta regulada por la Ley comprende todo el desempeño profesional de un
abogado, independientemente que ejerza como litigante, asesor, docente, funcionario
público, juez, fiscal, árbitro, diputado, gerente legal, periodista, etcétera.
Por su parte, el artículo 12 determina quienes no pueden ejercer como abogados. Entre
ellos se menciona: los ministros de culto, los militares en servicio activo, abogados
diputados incorporados a la Cámara; entre otros. Definiéndose al mismo tiempo por qué no
pueden ejercer libremente la profesión.
Artículo 13
Se deduce del artículo 13, la exigencia de un sentido de reciprocidad respecto al ejercicio
de la profesión de abogados extranjeros en nuestro país; dicho artículo establece que “no se
permitirá el ejercicio de la profesión a los abogados extranjeros, originarios de países en los
cuales no se permita el ejercicio de dicha profesión u otra equivalente a los venezolanos”.
Artículo 14
El Ministerio de Justicia, ahora Ministerio del Poder Popular del Interior y Justicia,
publicará el día 1º de Enero, un listado en la gaceta oficial, de los abogados que hayan
registrado su título durante el año anterior.
Ahora bien, si un abogado no figura en el referido listado, y ha cumplido con todos los
requisitos de Ley, puede ejercer sin problema alguno.

Título III
De los Deberes y Derechos de los Abogados (Artículos 15 al 29)
Artículo 15
Este artículo prescribe deberes de conducta al abogado; en tal sentido, determina, que: “El
abogado tiene el deber de ofrecer al cliente el concurso de la cultura y de la técnica que
posee; aplicarlas con rectitud de conciencia y esmero en la defensa; ser prudente en el
consejo, sereno en la acción, y proceder con lealtad…”
Artículo 16
Este artículo ordena la obligatoriedad que tiene el abogado de aceptar las defensas de
oficio; que la defensa sea de oficio no le impide exigir el pago de honorarios.
Artículo 17
Este artículo impone al abogado aceptar las defensas gratuitas cuando la persona es
declarada pobre por los Tribunales.
Artículo 18
Literalmente establece: “Los abogados están obligados a cumplir los reglamentos,
acuerdos, resoluciones y demás decisiones de la Federación de Colegios de Abogados, de
los Colegios en cuya jurisdicción ejerzan su profesión y del Instituto de Previsión Social del
Abogado.”
Sobre este particular, debemos entender que la colegiación funge como un mecanismo
regulatorio orientado a minimizar el riesgo inherente a la contratación de la actividad
profesional del abogado; esto obedece a la necesidad de defensa del buen hacer profesional,
para velar por el positivo de los abogados, corregir disciplinariamente sus faltas, y abusos
que se cometan en ejercicio de la profesión; así como resolver conflictos que se susciten
entre sí, asegura la independencia y las prerrogativas de la profesión y el lícito ejercicio de
la misma.
Artículo 19
Se dispone que entre las funciones del abogado está la de presentar informes y
conclusiones (por escrito) en cualquier causa. Realizar esta (s) diligencia (s) no requiere un
poder especial; ni generará el cobro de honorarios, a menos que previamente haya sido
acordado.
Artículo 20
Este artículo prevé el derecho que tiene el abobado de “publicitarse” como especialista en
alguna(s) rama(s) del derecho (derecho internacional, derecho constitucional, etc.); siempre
y cuando tenga la aprobación del Colegio de Abogados. (Véase análisis del artículo 18).
Artículo 21
Se considera, que con la finalidad de coadyuvar con el autofinanciamiento del Colegio de
Abogados y del INPRE; contempla en este artículo el deber que tienen los abogados de
cancelar oportunamente sus obligaciones para con el Colegio y el INPRE; de tal manera
que constituye un requisito sine qua non estar solventes con estas organizaciones a la hora
de presentar en la taquilla del Colegio un documento para el correspondiente visado, sin el
cual no podrá ser tramitado.
Artículo 22
Con respecto a los honorarios profesionales, este artículo, señala que el abogado tiene
derecho a percibir unos honorarios en el ejercicio de esta profesión.
Establece al mismo tiempo que, cuando exista inconformidad entre abogados y clientes en
cuanto al monto de los honorarios, la controversia se resolverá por la vía de juicio breve y
ante el Tribunal Civil competente. Es importante agregar, que la parte demandada podrá
acogerse al derecho de retasa en el acto de contestación de la demanda (Artículos 881 al
894 del Código del Procedimiento Civil).
El artículo 22 dispone literalmente lo siguiente: “La reclamación que surja en juicio
contencioso acerca del derecho a cobrar honorarios por parte del Abogado será sustanciada
y decidida de conformidad con lo establecido en el articulo 386 del Código de
Procedimiento Civil...”
Se observa en el procedimiento de estimación e intimación de honorarios profesionales
dos etapas: 1- La fase declarativa donde se dictamina la procedencia o no del derecho a
cobrar honorarios y 2.- La fase ejecutiva que comienza con la sentencia definitiva firme que
declara procedente el derecho a cobrar honorarios. En esta fase tiene lugar el trámite del
derecho de retasa que consagra el artículo 25 de la Ley de Abogados.
Artículos 23 al 29
Se considera oportuno antes de continuar con el análisis de los Artículos indicados, definir
qué son costas y comentar brevemente su naturaleza jurídica; a los fines de facilitar su
explicación.
En el derecho venezolano, como en el resto de los otros países, no existe una definición de
costas, en vez de enunciarlo, lo que suele hacerse es dotarlo de un contenido específico en
cada época y cada ordenamiento jurídico.
Concepto jurisprudencial. Ante la ausencia de norma expresa en la legislación venezolana
que defina las costas, el Tribunal Supremo de Justicia y los diversos Tribunales de
Instancias han formulado un concepto de costas en sus sentencias, apuntando así algunas
líneas definidoras, aunque no siempre en una sola dirección, o en un solo sentido. Los
Tribunales Patrios han delineado el concepto de costas, en atención a las conclusiones que
se derivan de sus fallos;
En primer lugar, desde el inicio del proceso y durante su tramitación cada una de las
partes asume las costas derivadas de los distintos actos procesales en que esta interesada.
Con posterioridad, como principio general, la parte totalmente vencida debe restituir al
litigante contrario las costas del proceso habido entre ambos.
Considerando lo antes planteado, procederemos con el estudio de los Artículos
subsiguientes de la Ley de Abogados.
Artículo 23.
Este artículo dispone: "Las costas pertenecen a la parte, quien pagará los honorarios a sus
apoderados, asistentes o defensores. Sin embargo, el abogado podrá estimar sus honorarios
y pedir la intimación al respectivo obligado, sin otras formalidades que las establecidas en
esta ley”.
Entendemos por la Intimación, entonces, la solicitud mediante la cual el abogado requiere
el pago de sus honorarios de acuerdo la estimación que haya hecho.
Este texto jurídico no tiene otro objeto que no sea el de que, por su efecto, el abogado esté
dotado de una acción personal y directa contra el condenado en costas para hacer efectivo
el derecho a ser retribuido por la prestación de sus servicios.
En esta forma, aunque desde un punto de vista formal, las costas pertenecen a la parte, el
verdadero y legítimo titular, desde un punto de vista sustancial del derecho a cobrar
honorarios, es el abogado que los ha devengado a medida que han ido realizando los
correspondientes trabajos judiciales.
Se puede agregar, que lo que se trata es de impedir que el litigante vencedor perciba
directamente lo debido por costas y que en rigor pertenece a los profesionales.
Artículo 24.
Para comprender el alcance de este artículo, conviene indicar, que hay dos formas de
hacer la tasación de las costas (exceptuando los honorarios): una, por medio de la Secretaría
del tribunal, de acuerdo con el Artículo 31 de la Ley de Arancel Judicial; y otra, por la
propia parte, que en su escrito o solicitud de intimación pormenoriza las diferentes partidas
de costas y sus montos.
Pero, en todo caso, esa tasación no es definitiva ni vinculante para la deudora, quien tiene
el derecho de objetarla por cualquiera de los motivos que indica el Artículo 32 de la Ley de
Arancel Judicial, esto es, por errores materiales, por haber sido liquidadas en desacuerdo
con el arancel, por la improcedencia de ciertas partidas, o por cualquier otra causa
conducente.
En cambio, la tasación de los honorarios de abogado la hace el mismo profesional. La Ley
de Abogados permite, de acuerdo con el artículo en comento, que a los efectos de la
condenatoria en costas, los abogados puedan anotar al margen de todo escrito o diligencia,
pormenorizadamente, el valor en que estimen la actuación profesional y, en su defecto, lo
harán en escrito dirigido al tribunal para ser anexado al expediente respectivo. En todo
caso, la parte condenada en costas podrá pedir re tasa de la cantidad que estime o haya
cobrado el abogado de la parte contraria.
Artículos 25, 26 y 27
Para el análisis expedito de estos artículos, se considera procedente determinar, qué
entendemos por retasa.
La retasa es la impugnación de la estimación de honorarios que hace la parte condenada
en costas por considerarlos exagerados. De acuerdo con el Artículo 25 de la Ley de
Abogados: “Es un derecho de la parte condenada en costas que debe ser ejercido dentro de
los diez días hábiles siguientes a su intimación”.
La retasa es obligatoria, conforme al Artículo 26 de la Ley de Abogados, para quienes
representen en juicio a personas morales de carácter público, derechos o intereses de
menores, entredichos, inhabilitados, no presentes y presuntos o declarados ausentes. En
estos casos a falta de la solicitud, el tribunal debe acordarla de oficio.
Cabe destacar, que si el Artículo 286 del Código Procesal Civil, la exime a la parte
condenada de pagar por honorarios de los abogados de la contraria, lo que exceda del 30%
del valor de lo litigado; el Artículo 27 de la Ley de Abogados, le concede al Abogado, el
derecho de retasa para hacer fijar por el tribunal repasador el monto justo de dichos
honorarios.
Se trata, pues; de la fijación del quantum, pero no de la decisión acerca de si existe o no el
derecho de cobrar los honorarios, porque ésta es cuestión que corresponde decidir al
tribunal que conoció de la causa en primera instancia.
El tribunal retasador se integra con el juez de la causa, asociado con dos abogados que las
partes designan en la oportunidad que para tal efecto se fije conforme al mismo Artículo 27
de la Ley de Abogados.
Artículos 28 y 29
El contenido de estos artículos, está referido al nombramiento de los retasadores por las
partes o por el Juez, y la prestación de juramento; así como la forma en que serán
designados los retasadores en caso de que alguno(so) no compareciese(n) oportunamente.
Hay que destacar el hecho de que la Ley de Abogados, es clara en este artículo al ordenar
establecer, que “Los honorarios de los retasadores los pagará la parte interesada cuyo
monto determinará el Tribunal prudencialmente, fijando fecha para su consignación”.
También se indica en este artículo que si la retasa no se produce oportunamente, se “se
entenderá renunciado el derecho de retasa, salvo lo dispuesto en el artículo 26”. ¿Que
dispone el artículo 26?, pues que la retasa es de carácter obligatorio, y si esta no se produce,
entonces el Tribunal puede proceder a acordarla de oficio.
En línea con esto último y, por mandato del artículo 29 de la Ley de Abogados, el
Tribunal retasador se puede constituir en el mismo acto de la consignación de los
emolumentos. Habrá que esperar 8 días hábiles a partir de dicha constitución del Tribunal
para que como un Tribunal Colegiado dicte la decisión.
Título IV
Del Ejercicio Ilegal de la Profesión (Artículos 30 al 31)
Artículo 30
Este artículo contempla cuáles son las situaciones que se consideran como ejercicio ilegal
de la profesión de abogado.
El aparte 1 establece que:
Quienes sin poseer el título respectivo se anuncien como abogados, se atribuyan ese
carácter, ostenten placas, insignias, emblemas o membretes de tal, o quienes realicen los
actos o gestiones reservados a los abogados en los artículos 8° y 6° de esta Ley, salvo las
excepciones legales.
Resumiendo, el ejercicio ilegal de la profesión de abogado por parte de un ciudadano,
trajo como consecuencia que no prosperara la acción. El Tribunal consideró innecesario
analizar todas las pruebas promovidas y evacuadas, en virtud de ello, con apego al
ordenamiento jurídico vigente, se declaró sin lugar la acción.
Este ejemplo de ejercicio ilegal de la profesión puede leerse completo en el Anexo Nº 2 de
el presente trabajo.
Cabe destacar, que no solo incurren en ejercicio ilegal de la profesión de abogado,
“quienes sin poseer el título respectivo se anuncien como abogado…”; también cometen
dicho ilícito, aquellos que siendo abogados no han cumplido con el trámite correspondiente
para ejercer la profesión.
En este orden de ideas, es clara la Ley cuando prescribe que ejercen ilegalmente la
profesión de abogados, de acuerdo con el aparte 2 de este artículo: “Quienes habiendo
obtenido el Título de Abogado de la República, realicen actos y gestiones profesionales sin
haber cumplido los requisitos para ejercer legítimamente la profesión o se encuentren
impedidos de ejercerla conforme al artículo 12”
También se considera ejercicio ilegal de la profesión de abogado las actuaciones de:
3. Quienes habiendo sido sancionados con la suspensión del ejercicio profesional ejerzan
durante el tiempo de la suspensión.
4. Los abogados que presten su concurso profesional, encubran o amparen a personas
naturales o jurídicas u oficinas que realicen actos de ejercicio ilegal de la profesión.
5. Quienes establezcan, representen o regenten oficinas, firmas o sociedades destinadas a
cobro, ya directamente o haciéndose habitualmente cesionarios, endosatarios, acreedores o
tenedores de la deuda, cualquiera que ella fuere.
6. Los que ejerzan su profesión contrariando lo dispuesto en esta Ley y en general la
normativa legal que regula el ejercicio profesional del abogado.
7. Quienes ejerzan un cargo público para el cual se requiera el título de abogado y no estén
inscritos en un Colegio de Abogados, o incorporados al del lugar, según el caso, o cuando
no cumplan las obligaciones que les Impone esta Ley.
Artículo 31
En este artículo se establece lo que deberá hacer el Tribunal Disciplinario cuando se
incurre en ejercicio ilegal de la profesión de abogado.

Título V
Sección I (art. 32 al 42)
De los organismos profesionales
En sección primera se habla de los colegios y sus delegaciones, explica en el
artículo 32 que deberán existir estas entidades en cada uno de los estados del país y para su
formación deben estar residenciados un número mayor de 10 abogados. Así mismo en el
siguiente explica la función primordial de estos colegios, la cual es velar por el
cumplimiento de la ética de sus miembros y defender los derechos de la abogacía, sus
integrantes serán todos aquellos abogados cuyos títulos sean inscritos debidamente, se
encuentre ejerciendo o no, esta entidad estará conformada por los miembros siguientes: la
asamblea, la junta directiva y el tribunal disciplinario.
La asamblea es la autoridad máxima de los colegios y debe reunirse siempre la
primera quincena de diciembre de todos los años, sin embargo pueden reunirse
extraordinariamente en cualquier momento que sean convocados. La dirección y
administración de los colegios estará a cargo de una junta directiva compuesta. Cuando en
una entidad federal no exista colegio de abogados por no existir suficiente cantidad de
profesionales para formarla conforme a esta ley se reunirán los que haya y esta dependerá
de la federación de colegios de abogados directamente.
El articulo 42 habla sobre las correspondencias que se les encargan al colegio de
abogados son 15 exactamente.
Sección II (art. 43 al 57)
De la federación de colegios de abogados de Venezuela
La federación estará conformada por todos los colegios de abogados y las
delegaciones que de ella dependan directamente con la intención de fomentar el
perfeccionamiento moral y científico de los abogados, buscará mostrar al público la misión
de la abogacía. La sede de la federación tendrá su sede en la capital de la República. Léase
art 46 para conocer su correspondencia. En el artículo 47 se vuelve a nombrar los órganos
que forman parte de la federación los cuales son: la asamblea, el consejo superior, el
directorio, y el tribunal disciplinario, nombrando también su jerarquía.
En el reglamento se establecerán las materias que serán correspondientes a la
federación. Los fondos de la federación se formaran por los aportes de los colegios de
abogados y por las contribuciones extraordinarias que determine la asamblea. La federación
y todos sus órganos podrán pronunciarse sobre las cuestiones que estén sometidas a
discusión judicial.
Sección III (art. 58 al 74)
De los tribunales disciplinarios, del procedimiento y de las sanciones.
Cada colegio de abogados tendrá un tribunal disciplinario y este será independiente
de la junta directiva, los miembros serán los integrantes que sean elegidos por un periodo
de dos años, así mismo el colegio designará a un abogado y a su suplente para hacer la
labor de fiscal, todos estos cargos serán “a honores”, es decir que no generan ganancias y
sin embargo su aceptación es obligatoria. Estos tribunales se forman para conocer las
infracciones realizadas por los abogados y así mismo proceder a corregirlas con destitución
de la licencia y expulsión temporal o permanente de la federación. Sí existe crimen a parte,
la sanción se llevará a cabo sin tener conflicto con la sanción dada por el tribunal. Aquella
persona que se declaré así mismo como abogado y se atribuya o ejerza la profesión sin
cumplir con los requisitos legales correspondientes, será sancionado con prisión de 3 a 9
meses, en ningún caso se le dará libertad bajo fianza.

Título VI
De la previsión social del abogado. (art. 75 al 83)

Todo lo que tenga que ver con la prevención social del abogado se regirá por esta
ley y por los reglamentos internos que surjan a través de esta, se crea el instituto de
prevención social del abogado el cual tiene como fin cuidar a los abogados y sus familiares
en caso de muerte o enfermedad, fomentar el ahorro y facilitar adquisiciones de bienes
muebles e inmuebles. A este instituto pertenecen todos los abogados que estén inscritos en
el colegio de abogados o formen una delegación, el instituto tendrá su sede en Caracas y
cada colegio de cada región es una sucursal directa del mismo.
El patrimonio serán los bienes que pertenezcan al Montepío de los abogados así
como las cuotas de inscripción y los aportes así como los aportes que hagan el estado o
entidades públicas o privadas anualmente.
Titulo VII
Disposiciones transitorias (art. 84 al 90)
Los abogados y procuradores de la República deberán inscribirse en
el Instituto de Previsión Social del Abogado dentro de los seis meses siguientes a
la fecha de promulgación de la presente Ley. A partir de la vigencia de la presente Ley, el
patrimonio del Montepío de Abogados pasará a integrar el patrimonio del Instituto de
previsión Social del Abogado.

El ejecutivo nacional dictará el reglamento de esta presente ley como es de


costumbre dentro de los seis meses siguientes a su promulgación.

Finalmente se deroga la Ley de Abogados de fecha 25 de julio de 1957, la de


Montepío de Abogados de la República de fecha 3 de agosto de 1942 y cualesquiera otras
disposiciones que colidan con la presente Ley.

Código de Ética
Esenciales.

El abogado tiene el deber de actuar con probidad, honradez, discreción, eficiencia,


desinterés, veracidad y lealtad en todos los actos que realice; conservar absoluta
independencia en sus actuaciones profesionales. Como parte del sistema de justicia, ha de
defender los derechos de la sociedad y de los particulares cooperando en la conservación y
perfeccionamiento del orden jurídico y en la realización de una recta y eficaz
administración de justicia. A sus colegas debe tratarlos con fraternidad, mediante el respeto
mutuo y con racional tolerancia.

Deberes Institucionales.

El honor de la Abogacía es responsabilidad de todos los abogados, por eso se dice


que es indivisible; en consecuencia; la dignidad y el decoro han de caracterizar siempre la
actuación del Abogado. El Abogado que incurra en una acción indigna lesiona el
patrimonio moral de todo gremio. Por ello también deberá ajustarse la conducta privada del
Abogado a las reglas del honor y de la dignidad.
El Abogado combatirá por todos los medios lícitos la conducta moralmente
censurable de sus colegas, investidos o no de autoridad y deberá hacer las denuncias
pertinentes. Incurre en grave falta si elude el cumplimiento de este deber, observando una
actitud pasiva, indiferente o complaciente.
El Abogado en ejercicio de su profesión deberá conservar su dignidad e
independencia; estas son irrenunciables. Por ello, el Abogado hará respetar su
independencia frente a los poderes públicos, los magistrados y demás autoridades
administrativas frente a las cuales ejerza su ministerio, y actuará siempre conforme a su
conciencia, rechazando todo lo que contraríe a la justicia y a la libertad de la defensa.
El abogado no intervendrá en un asunto sino cuando tenga libertad para actuar. Por
ello, no aceptará el abogado un asunto en el que tuviere sostener principios contrarios a sus
convenios personales, incluso políticas o religiosas, ni aquellos en que su independencia se
viere obstaculizada por motivos de amistad, parentesco o de otra índole.
El abogado es un servidor de la justicia y colaborador en su administración, la
esencia de su poder profesional consiste en defender los derechos de su representado con
diligencia y estricta sujeción a loa normas jurídicas y la ley moral.
El abogado acusador en el juicio penal considerará como su primer deber, velar por
el que se haga justicia y no por que se obtenga una condena. En sus actuaciones frente a la
nación y a las entidades estatales y municipales, el abogado tendrá cuidado de no lesionar
los intereses legítimos de éstas.
Ningún abogado permitirá que sus servicios o bien su nombre sean usados de modo que
personas legalmente desautorizadas para el ejercicio del derecho puedan practicarlo; y se
abstendrá de suscribir y visar documentos en cuya redacción no haya participado.

Deberes para con el Asistido o Patrocinado

El abogado, en defensa de la verdad y los intereses que representa, ejercerá


libremente y con moderación su ministerio, sin más limitaciones que las establecidas en las
demás normas que regulen el ejercicio profesional de la abogacía.
La conducta del abogado deberá caracterizarse siempre por la honradez y la franqueza. No
deberá aconsejar ni ejecutar actos que puedan calificarse de dolorosos, hacer aseveraciones
o negaciones falsas, citas inexactas, incompletas o maliciosas, ni realizar acto alguno que
pueda entorpecer una eficaz y rápida administración de la justicia.
El abogado que en el ejercicio de su profesión, directa o indirectamente, intente o
ejecute actos en concusión, soborno o cualesquiera otros de corrupción, incurre en grave
falta contra el honor y la ética, sin perjuicio de las acciones penales a que hubiere lugar. Así
mismo, Deberá abstenerse de hacer uso de recusaciones injustificadas y de ejercer otros
recursos y procedimientos legales innecesarios, con el solo objeto de entorpecer o retardar
la secuela del juicio.
Es deber del abogado la defensa gratuita de las personas de escasos recursos
económicos, debiendo observar no obstante, las normas que al respecto contiene la Ley de
Abogados y el Reglamento Nacional de Honorarios Mínimos.

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