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ISBN 978-84-09-00371-6
Número de Registro 2018017527
Primera edición
05/03/2018
Estudiar da asco si no sabes cómo hacerlo
Giacomo Navone
Michele D’Antino
Katia Brunetto
Marco Bevanati
Theo Scacchi
Filippo Bruni
Lucrezia Vattimo
Alessandro Fornelli
Valerio Sepe
Laura Revilla
Giulia Nicoli
Andrea Ainciburu
Introducción Pág. 1
Valerio Sepe
¡Bienvenido al Club!
Resumiendo:
1. Escoge el objetivo y el número de Tomates.
2. Gestiona las interrupciones: informa, negocia y vuelve a
llamar.
3. Veinticinco minutos de estudio y cinco de pausa.
4. Cada cuatro Tomates haz una pausa de treinta minutos.
5. Evita los errores más habituales.
Si has seguido mis indicaciones hasta este punto, tienes los ins-
trumentos necesarios para gestionar tu tiempo de forma eficaz
y puedes estudiar correctamente muchas horas consecutivas,
además de eliminar distracciones internas y externas. Por lo
que podemos dar otro paso adelante.
¿La música?
La técnica de la mandarina
Cuando era niña oí muchas veces una frase que decía mi padre,
abogado, y por tanto persona se pasaba todo el día leyendo por su
trabajo, textos densos y llenos de palabras y frases casi ininteligi-
bles: “yo cuando leo soy muy muy lento, pero cuando termino, he comprendido
todo a un nivel súper profundo, de tal forma que no necesito volverlo a leer”.
Como podéis imaginar empecé a pensar que para enterarme bien
de lo que estudiaba, tenía que leerlo muy muy despacio. No pre-
tendo criticar ni juzgar, sólo utilizo mi ejemplo como una estu-
diante que era como vosotros antes de empezar a formarme cor-
rectamente sobre estrategias de estudio. En definitiva, cada vez
que me ponía a estudiar y pretendía entender lo que leía tardaba el
doble o triple que algunos de mis compañeros, me desconcentraba
constantemente o no entendía bien de lo que hablaba el texto.
Todo mi estudio estaba contaminado por la idea que equivocada-
mente había desarrollado sobre cómo tenía que ser un buena lec-
tura. Vivía muchísima frustración, pero así era mi vida.
Un día oí hablar de lectura rápida, y pensé “¿a quién le importa
leer?, lo que quiero es memorizar rápidamente”. Quizás tú tam-
bién has pensado esto antes de empezar el capítulo. Pues bien,
cambiar mi método de lectura, o más bien, TENER un método de
lectura, ha sido lo que realmente ha hecho que disminuya en pica-
do el tiempo en mi estudio.
Hay una frase que me gusta mucho: “Quien bien empieza bien acaba”.
Esta frase puede replicarse al contrario “Quien mal empieza mal aca-
ba”. Es una frase que se puede aplicar perfectamente en una tarde
de estudio.
“¿Será difícil?”.
A este punto, tal vez te estés preguntando por qué este capítulo se
titula “Sálvale la vida, lee rápido tu también”. He escogido este
título en honor a los orígenes de la lectura rápida. Se refiere a la
primera guerra mundial, la Royal Air Force (RFA) necesitaba
adiestrar los pilotos de tal forma que no confundieran un avión
amigo con uno enemigo, era una cuestión de vida o muerte. Ga-
nar a los otros en velocidad era determinante y esta necesidad
animó a los investigadores a estudiar los mecanismos de la visión.
El primer ejercicio se hizo con un taquistocopio, una máquina ca-
paz de proyectar imágenes de dimensiones y velocidades distintas.
Este instrumento mostró que el ojo es capaz de percibir imágenes
muy pequeñas a una velocidad sorprendente y que el cerebro es
capaz de distinguir y procesar estas imágenes. Se hicieron varias
pruebas en ambientes militares y posteriormente se continuó con
un estudio sobre el potencial del ojo con las letras del alfabeto.
Si me preguntas si de verdad estoy intentando decirte que apren-
derás a leer rápido gracias a la aeronáutica británica, te contestaré
que mi objetivo es que entiendas que un resultado se logra gracias
a una exigencia concreta desarrollada a fuerza de entrenamiento, y
ahora tú también tienes acceso a esta técnica. Si no quieres morir
en los libros, ha llegado el momento de pasar de la teoría a la
práctica. También tienes que saber una cosa: leer lentamente
cuando aprendes es síntoma de miedo, miedo a no entender el
100% del texto y tener que empezarlo otra vez desde el principio,
algo que también pasa con la lectura lenta, sobre todo a causa de
la falta de concentración. Ten confianza en tu potencial. Ahora
que hemos llegado al final del capítulo, puedes parar el cronóme-
tro.
Bien, ahora que conoces el número de palabras que lees por minu-
to, ¿quieres saber qué clase de lector eres? Si has leído este capítu-
lo en un tiempo comprendido entre 20 y 26 minutos, eres un lec-
tor normal, sin ninguna habilidad especial en este ámbito. Si has
tardado entre 14 y 20, se nota que lees a menudo y estás entrena-
do, por exigencias laborales o académicas, ¡estupendo! Con un
buen método obtendrás resultados aún más extraordinarios, te
hace falta solamente un poco más de preparación.
Las cosas que puedes hacer son muchas, algunas son preparatorias
al aprendizaje de la técnica de lectura verdaderamente rápida y
propia pero como sé que prefieres empezar en seguida a aplicar
una estrategia que te de resultados inmediatos en vez de entrenar
para una gloria lejana, tengo una pequeña sorpresa para ti.
Ya que no te puedo enseñar las técnicas de lectura puesto que la
forma de aprenderlas es presencial, te regalo la técnica del pre-es-
treno que puedes empezar enseguida y más adelante hacer el cur-
so.
Este pre-estreno te permitirá acelerar enseguida tu ritmo de lectu-
ra, pero sobre todo te permitirá una mejor concentración y recor-
dar más información de un texto. La técnica es tan sencilla como
eficaz y consiste en ponerse en modo activo frente al texto que vas
a leer. Pero, ¿cómo estar activo frente a un texto que todavía no
conoces? Una actitud positiva y una gran sonrisa no bastan, ayu-
dan, pero no son suficientes.
Por eso, desata tu creatividad y empieza:
El estudiante escritor.
En el trabajo.
¿Entender o recordar?
Para que nuestra mente pueda dar lo mejor de sí misma es útil tra-
bajar sobre los conceptos que comentábamos al principio del capí-
tulo, es decir, concentración, organización y elaboración de las
ideas, el contexto, y las bases de las que disponemos. A continua-
ción encontrarás nuestras sugerencias, que son fruto de decenas
de años de estudio y de experiencias personales, ¡aprovéchalas!
Contexto.
Para poder comprender mejor un texto resulta importante tener
una visión global del tema y ser capaz de poner la información en
su contexto. Antes de proceder con la lectura del texto es inteli-
gente preparar nuestro cerebro para recibir esa información. Ha-
cer la vista previa del texto, como te comentábamos en el capítulo
dedicado a la lectura, te permitirá entender cuáles son las ideas
principales del texto, dónde quiere ir a parar el autor y cómo ha
organizado el texto, además te resultará más fácil mantener la con-
centración y encajar y comprender mejor la información que estás
a punto de recibir.
Concentración.
Para trabajar en la concentración, empieza poniendo en práctica
las indicaciones que te hemos dado en el capítulo dedicado a este
tema. Por otro lado, sé activo en clase, escucha, participa, haz pre-
guntas y sé curioso como cuando eras un niño de cuatro años.
Nada podía pasar entonces en tu entorno sin que tú te hicieras mil
preguntas sobre el cómo, cuándo, quién y por qué. Si no lo re-
cuerdas, pregúntaselo a tus padres.
Las bases.
Lo hemos dicho ya pero no me cansaré de repetirlo, el nivel de
comprensión depende de la inteligencia, la lógica, etc, pero sobre
todo de la cantidad de información que ya tengo sobre ese tema.
Mucha gente no quiere aceptarlo, porque aceptar no comprender
bien un texto es como aceptar que soy tonto. Si entiendo es por-
que soy inteligente, si no entiendo soy estúpido, pero no es para
nada cierto. Puedo ser la persona más inteligente del mundo, pero
si no sé las bases de física no podré entender varios teoremas o
fórmulas de esa materia. Esto no tiene nada que ver con mi inteli-
gencia, solo con las bases que tengo y la información que conozco
sobre ese tema.
Vocabulario.
Una de las bases previas más importantes para comprender un
texto serán precisamente las palabras del mismo.
Por eso el mayor consejo que te puedo dar sobre este tema es que
antes de entrar en la universidad, antes de enfrentarte a una mate-
ria con mucho vocabulario específico, es que lo estudies, que me-
morices ese vocabulario técnico. Si conoces las técnicas de memo-
ria, hazlo evidentemente con las técnicas y el largo plazo, si no con
tu método tradicional, sea como sea memorízalas. Cuando cono-
ces todas las palabras que estás leyendo, tu mente comprende el
concepto.
Es evidente que tendrás que invertir tiempo en memorizar las pa-
labras, pagarás un precio, pero ahorrarás una cantidad inmensa de
tiempo y esfuerzo después, porque será mucho más fácil estudiar
esa materia y quedarse concentrado leyendo. Si te encuentras en
esa situación, párate, coge un glosario y estudia el vocabulario. Si
no entiendes algo, busca palabra por palabra cuál es el problema,
ve al diccionario y verás como se esclarece el párrafo. Probable-
mente, no te estés dando cuenta de cuánto tiempo pierdes en pre-
parar un examen porque te estás distrayendo, no estás concentra-
do, no estás entendiendo, y por eso tienes que leer varias veces...
es verdad que tendrás que dedicar tiempo al principio a estudiar el
vocabulario pero valdrá la pena, te valdrá para siempre y para va-
rias asignaturas.
Pero sobre todo, con esto entendí que tan solo una palabra que no
conoces o no sabes encajar en un contexto puede marcar la dife-
rencia.
Cómo puedes ver, entender y tener una definición clara y precisa
de los términos con los que tenemos que trabajar pueden marcar
la diferencia entre no entender los conceptos, entenderlos de una
manera superficial o entenderlos de verdad. Por eso a partir de
entonces, prestó mucha más atención a las palabras que no conoz-
co y me ocupo de definirlas claramente y memorizarlas para poder
utilizarlas de manera fluida. Es sin duda un tiempo que merece la
pena invertir.
En realidad, lo que necesitas para recordar los temas son las pala-
bras clave y los detalles técnicos.
Preguntas inteligentes.
En primer lugar, la capacidad de plantear las preguntas correctas
juega un papel muy importante en este proceso. La primera pre-
gunta que deberías hacerte después de acabar de leer una parte del
texto es: “¿Qué he leído?”. Esta pregunta juega un papel funda-
mental porque te sirve para programar tu cerebro a buscar una
respuesta. En ese momento, lo más importante es lanzarse y em-
pezar a explicar lo leído lo mejor posible. El truco es aprender a
hacerlo sin usar partes determinadas del texto, o sea sin volverlo a
leer o a mirarlo. Al principio puede parecer un gran esfuerzo, es
normal, con un poco de entrenamiento será automático.
Personalmente, empecé aplicando este método en pequeños pasa-
jes de los textos para evitarle una sobrecarga inútil a mi mente.
Luego, poco a poco, aumenté la importancia de los contenidos
hasta llegar a la lectura de capítulos enteros. Te pasará igual si si-
gues estas indicaciones.
La segunda pregunta fundamental que aprendí a plantearme y que
te aconsejo repetir es la siguiente: “¿Este concepto es importante
para mi?”. Claramente, la respuesta difiere según tus objetivos.
Pero si adquieres la costumbre de guardar en tu mente solamente
lo que te es útil, aprenderás a eliminar todo lo que no es importan-
te o que puedes dar por descontado. ¿Tienes idea de lo que se
ahorra en términos de tiempo y energía?
Si la información es importante puedes pasar a la tercera, que es:
“¿Cuál es la palabra que me permitiría sintetizar todo el
concepto?”, o mejor aún: “Si tuviera que usar una sola palabra
para describirlo, ¿cuál sería?” Éste es el punto en el que entran en
juego las palabras clave, es el método que hará tuyas todas las in-
formaciones importantes que tienes que asimilar.
Cuando quiero explicar a mis estudiantes lo que son las palabras
clave, recurro a menudo a ejemplos. En mi opinión el mejor de
todos es el de Dory. ¿Has visto la película "Buscando a Nemo"?.
En un cierto punto de la película, Dory, un pez adorable que pier-
de constantemente la memoria, se da de bruces en el fondo del
océano con un trozo de tubo que tiene escrita la palabra “Sidney”.
Leyéndolo, le vienen a la cabeza unos cuantos flashback sobre su
vida con Nemo. Con una sola palabra clave, Sidney, nuestra prota-
gonista empieza a recordar todas las informaciones importantes
que le ayudan a encontrar otra vez a su amigo. Ésto es lo que se
llama una Palabra Clave.
Es una palabra muy personal, por lo tanto muy sugestiva, que tie-
ne un alto poder evocador. Una palabra clave tiene un significado
para mí, pero no necesariamente será el mismo que tiene para ti.
Normalmente la palabra clave ni siquiera está en el texto que se
estudia, sino que es fruto de tu creación. Lo que importa es que
sea un gancho para el concepto que quieres recordar. En resumen,
la palabra clave es la que te sirve para abrir la puerta de un con-
cepto que has entendido y que podrás luego explicar con tus pala-
bras.
El Control.
La vida pasada.
Pero déjame dar un paso atrás para contarte porque estoy tan
agradecida a los mapas mentales. Tengo que ser sincera, antes de
conocer este método de aprendizaje avanzado no había tenido
grandes problemas de estudio, pero jamás habría pensado que es-
tudiar hubiera podido ser tan rápido, fácil y divertido. Nunca pen-
sé que hubiera podido conseguir los resultados que he logrado.
Conocí el Curso Genius durante mi segundo año de Universidad,
mientras estudiaba Historia del Arte, y aunque nunca había tenido
grandes problemas de estudio, tenía grandes problemas de tiempo
y estrés. En aquel momento de mi vida, no solo estudiaba sino
que también tenía un trabajo a tiempo parcial para conseguir algu-
nos ingresos y también entrenaba cinco veces por semana. No
quería renunciar a ninguna de estas cosas, así que iba dando tum-
bos de un lado a otro como una peonza.
Quería estar orgullosa de mí misma y que lo estuvieran también
mis padres, quienes, en cambio, visto los sacrificados horarios de
estudio que tenía, estaban más preocupados que orgullosos.
Cuando me ponía a estudiar, me costaba mucho concentrarme, y
aunque al final siempre aprobaba los exámenes con buena nota,
no quiero ni pensar en cuántas noches pasé encima de los libros y
cuántas veces perdí el apetito por el estrés de los exámenes. Todo
esto cambió cuando descubrí el Curso Genius, que revolucionó
literalmente mi vida: más tiempo libre, más exámenes en menos
tiempo, más seguridad en mí misma, más apetito. Desde que em-
pecé a usar los mapas mentales, no he dejado nunca de hacerlo.
Al estudiar Bellas Artes, tenía libros enteros que leer, mirar y reca-
pitular. Si antes hacía decenas de esquemas inútiles, después de
descubrir el Curso, reducir el texto a pocas hojas se había vuelto
una rutina. Con el tiempo, me he vuelto una experta, hasta llegar a
sintetizar mi tesis de graduación (85 páginas) en un solo mapa
mental. Tener a mano todos los argumentos de mi tesis durante la
presentación ha sido una enorme ventaja. Nadie sabía lo que era
aquella hoja llena de colores que tenía a mi lado.
Pero antes de llegar a la tesis, me he divertido mucho viendo la
expresión de mis compañeros de examen cuando veían las pocas
hojas que utilizaba para repasar todo el programa mientras ellos se
ahogaban entre las miles de apuntes de sus libros.
Consejo nº 1
Consejo nº 2
Consejo nº 3
Un pequeño bonus
Un talento innato.
Consejos.
¿Te has fijado alguna vez en una persona que ha cautivado por
completo tu atención? Tal vez un profesor durante una clase, un
amigo durante una salida por ahí, el profesor de un curso de for-
mación… Cada vez que escuchas una persona hablar y percibes la
autenticidad de sus palabras, estás delante de un caso de comuni-
cación adecuada.
Es una habilidad que puedes desarrollar teniendo en cuenta cuáles
son los principales factores de la comunicación y el resultado al
que debes apuntar cuando estás delante del profesor.
Aparte del hecho de que los profesores a veces hacen preguntas
para luego no hacerte caso mientras hablas. Lo que es importante
es que transmitas tu mensaje con el nivel de convicción correcto.
No tienes ni idea de qué correctas parecen respuestas equivocadas
cuando las enuncias con el tono correcto.
Los evergreen.
El examen oral.
Para utilizar todos estos datos, tienes que hacer un cálculo estadís-
tico. Convendrá que des una respuesta cualquiera cuando la pro-
babilidad de tener puntos a tu favor sea mayor o igual que la pro-
babilidad de obtener una puntuación negativa.
Ejemplo nº 1
• Hay diez preguntas a las cuales no sabemos contestar.
• Hay 5 alternativas de respuestas para cada pregunta y no
hemos podido descartar ninguna.
• Se atribuye un punto a cada respuesta correcta.
• Se atribuyen 0,5 puntos a cada respuesta incorrecta.
• No se atribuye nada a las casillas en blanco.
Para cada pregunta tenemos una posibilidad sobre cinco de adivinar la res-
puesta (1/5 = 0,2) por lo tanto cuatro sobre cinco de fallar (4/5 = 0,8).
Las preguntas a las cuales no sabemos contestar son diez,, entonces:
Ejemplo nº 2
Para cada pregunta tenemos una posibilidad sobre cinco de adivinar (1/5 =
0,2) y por lo tanto cuatro posibilidades sobre cinco de equivocarnos (4/5 =
0,8). Las preguntas a las cuales no sabemos contestar son diez, entonces:
Ejemplo nº 3
Para cada pregunta, tenemos una posibilidad sobre cuatro de adivinar (1/4
= 0,25) y por lo tanto tres posibilidades sobre cuatro de equivocarnos (3/4 =
0,75). Los planteamientos a los que no sabemos contestar son 10, así que:
Ejemplo nº 4
Para cada pregunta, tenemos una posibilidad sobre cinco de adivinar (1/5 =
0,2) y por lo tanto cuatro posibilidades sobre cinco de equivocarnos (4/5 =
0,8). Los planteamientos a los que no sabemos contestar son 10, así que:
1. NO te fíes de ti mismo.
Durante un test, cuando no sabes responder enseguida a una
pregunta, a menudo te entran ganas de seguir tu intuición. No
te metas por ahí, puede llevarte a cometer grandes errores.
Los test de respuesta múltiple son construcciones artificiales
que responden a unas reglas muy precisas. En este caso, tu in-
tuición no vale. Haz referencia solo y exclusivamente a lo que
se ha comentado en el aula, a lo que está en los libros y ma-
nuales usados para la preparación de la prueba o a lo que sale
en el material de apoyo del test.
Si en las respuestas encuentras palabras o frases que te suenan
nuevas y que no has oído nunca durante la fase de prepara-
ción, puedes eliminar razonablemente esta opción de respues-
ta.
6. Usa el Comodín.
Muchos test de respuesta múltiple ofrecen entre sus varias op-
ciones de respuesta la opción "todas las precedentes”. Se en-
tiende que valen todas las opciones. Esta opción comodín pre-
senta mucho riesgo pero si estás razonablemente seguro que
dos de las respuestas incluidas son correctas y no tienes ni la
más remota idea de la tercera, seleccionar la casilla "Todas las
anteriores” es, estadísticamente, la respuesta más correcta.
7. Repetir ayuda.
De todas las categorías de respuestas múltiples con las que
puedes encontrarte, la más fastidiosa sin lugar a dudas es aque-
lla en las que preguntan qué parejas de afirmaciones son ver-
daderas o falsas. Por ejemplo:
¿Cuál de las siguientes afirmaciones es verdadera?
A. XXX y YYY
B. ZZZ y XXX
C. XXX y TTT
D. TTT y ZZZ
En conclusión…
Ciencia y humanismo
Ejemplo nº 1:
• Hay diez preguntas a las cuales no sabemos contestar
• Las alternativas de respuesta son cinco para cada pregunta
y no hemos podido descartar a ninguna
• A cada respuesta correcta se le concede un punto
• A cada respuesta incorrecta, -0,5 puntos
• Las casillas en blanco dejan no alteran la puntuación
Para cada pregunta tenemos una posibilidad sobre dos de acertar (1/2 =
0,5) y por lo tanto una posibilidad sobre dos de equivocarnos (1/2 = 0,5).
Los planteamientos a los que no sabemos contestar son diez así que:
Puntuación por respuesta incorrecta (sobre 10): 0,5 x 10 x(- 0,5) = - 2,5
Donde: 0,5 es la posibilidad (calculada antes) de equivocarnos, 10 es el nú-
mero de preguntas a las que no sabemos contestar y la puntuación aplicada a
una respuesta incorrecta es (-0,5).
Total de puntos si decidimos contestar: + 5 – 2,5 = + 2,5
Total de los puntos si decidimos no contestar: 10 x 0 = 0
Ejemplo nº 2:
Para cada pregunta tenemos una posibilidad sobre cuatro de acertar (1/4 =
0,25) y por lo tanto tres posibilidades sobre cuatro de equivocarnos (3/4 =
0,75). Los planteamientos a los que no sabemos contestar son diez, así que:
Puntuación por respuesta correcta (sobre 10): 0,25 x 10 x (+1) = +2,5
Dónde: 0,25 es la probabilidad (calculada antes) de acertar la respuesta co-
rrecta, diez siendo el número de preguntas a las cuales no sabemos contestar,
la puntuación atribuida a una pregunta correcta es (+1).
Ejemplo número 3 :
Para cada pregunta tenemos una posibilidad sobre tres de acertar (1/3 =
0,33) y por lo tanto dos posibilidades sobre tres de equivocarnos (2/3 =
0,66). Los planteamientos a los que no sabemos contestar son diez, así que:
Para cada pregunta tenemos una posibilidad sobre cuatro de acertar (1/4 =
0,25) y por lo tanto tres posibilidades sobre cuatro de equivocarnos (3/4 =
0,75). Los planteamientos a los que no sabemos contestar son diez, así que:
Una última cosa. Si piensas que para aprobar un test basta con
aplicar algún truquillo estadístico, nos disculpamos sinceramente
porque te hemos llevado por el camino equivocado. Estas estrata-
gemas son útiles para un estudiante preparado que no quiere per-
derse ni una décima por culpa de un test lioso.
El mejor truco para aprobar un test de respuesta múltiple, y en
general cualquier examen, se reduce a uno solo: Estar preparado.
Capítulo 11 – Los ciclos de estudio. ¿Te gustaría duplicar tu
tiempo?
Giacomo Navone, creador del Curso Genius
Cornudo y apaleado.
El Cambio.
Ahora que sabes que existe una técnica que te puede permitir re-
cordar las cosas a largo plazo, ya no tienes excusas; hasta puedes
hacer un plan de estudio para todo el año. Así podrás empezar a
prepararte con mucha antelación y llegar al día del examen seguro,
satisfecho y, sobre todo, muy descansado. Sí, has leído bien, ¡des-
cansado! Todavía recuerdo noches enteras pasadas con los libros,
con un bolígrafo en la mano y una cafetera en la otra, para inten-
tar repasar todo a tiempo para el examen del día después. Lo peor
es que en lugar de llegar fresco y descansado al examen que habías
preparado con tanto cuidado, llegas estresado, cansado y con una
única idea en la cabeza: que esto acabe ya. ¿Te parecen las mejores
condiciones para llegar a una prueba para la cual habías trabajado
tanto? Como habrás visto en los capítulos anteriores, la respuesta
es negativa. Es determinante llegar al examen con una mente pro-
ductiva, y las técnicas que te voy a comentar son esenciales en este
sentido.
Ha llegado el momento de precisar dos cosas. O, mejor, contestar
a dos preguntas que me plantean continuamente.
1. “Yo nunca aprendí con mucha antelación lo que me hacía
falta para un examen. Este método, ¿funcionará también
para mí?” ¡Por supuesto que sí! Las técnicas de aprendizaje
que enseñamos en el Curso Genius son fantásticas incluso
si tienes poco tiempo a disposición y se te exige una prepa-
ración de alto nivel (una cosa habitual en los exámenes), es
más, es exactamente en estas situaciones en las que el po-
tencial de este método se luce, porque obtienes un alto
rendimiento en muy poco tiempo. ¡Verás que dejarás a to-
dos con la boca abierta en muy poco tiempo!
2. “Estudio, trabajo y me ocupo de mi familia, la montaña de
cosas que tengo que hacer cada día y mi organización son
muy distintas de la vida de un estudiante. ¿Cómo puedo
hacer para conciliar el conjunto de cosas sin volverme
loco?”.
Entiendo que una organización perfecta es determinante
para evitar abandonar o deslizarse lentamente en una crisis
nerviosa. Inútil decir que ninguna de estas dos opciones es
aceptable. En el Curso Genius vas a adquirir las herramien-
tas para gestionar todos tus compromisos familiares, per-
sonales y profesionales de forma eficaz y productiva.
El master plan.
7. ¡Grandes resultados!
P + EN + AZ = RESULTADOS
Cuáles son las reflexiones que tendrías que hacer, y cuáles no con-
vienen para nada, y por qué.
3. “No es el momento”
Este tipo de reflexiones también se puede declinar de varias mane-
ras: “Ahora no tengo tiempo, soy demasiado joven, no es para mí, etc.”. Pero
si queremos ser más sintéticos, usaremos esta palabra: excusas.
Algunas personas buscan motivos para justificar sus pocas ganas
de llevar a cabo un cambio de método de estudio.
Puede que sea el temor al cambio, al fracaso, a veces incluso al éxi-
to. Casi siempre, una de las excusas más corrientes se refiere a la
falta de tiempo.
Imagínate que eres una persona muy ocupada (a lo mejor no tie-
nes que imaginártelo), y que te cuesta encontrar tiempo para una
nueva actividad. Piensa en cuánto tiempo dedicas a diario a la lec-
tura, a los exámenes, emails, puestas al día profesionales, novelas,
manuales etc.
Aunque tardes un mes entero en aprender un nuevo método de
lectura y estudio, ¿cuánto tiempo crees que podrías ahorrar tan
solo leyendo lo que te toca de estudio, placer o trabajo en la mitad
del tiempo habitual?, ¿qué harías con todo este tiempo recupera-
do?
Entre mis preferidas, están las excusas relativas a la edad. En una
bellísima película del año 2008, “El curioso caso de Benjamín Button”,
Brad Pitt (que es el protagonista), por una extraña pirueta de la
naturaleza, nace viejo y recorre su vida al contrario, rejuvenecien-
do con el paso de los años. Hacia el final de la película dice “Por lo
que vale, nunca es demasiado tarde para ser quien queremos ser, o, en mi caso,
demasiado temprano. No hay límites de tiempo, empiezas cuando quieres.
Puedes cambiar o quedarte tal cual, no existe ninguna regla sobre este tema.
Podemos vivir cada cosa de la mejor o de la peor forma posible.” Estoy muy
de acuerdo con él. Si eres joven y tienes toda la vida por delante,
¿por qué quieres perder tiempo? Si en cambio tienes ya muchos
años a tus espaldas, piensa en cuánto tiempo has perdido ya,
¿quieres perder más? Precisamente porque has entendido el valor
del tiempo, tener más a tu disposición tendría que ser importante
para ti.
Ten confianza.
Asume tu responsabilidad.
Espero que el libro te haya gustado y te haya abierto los ojos sobre
las posibilidades que están a tu disposición, pero espero también y
tal vez más, que apliques de verdad las enseñanzas de cada expe-
riencia individual que mis compañeros y yo hemos querido com-
partir contigo.
Si lo haces, verás cómo despegan literalmente tus resultados en el
estudio y en la vida.
Puede ocurrir que te entre alguna duda sobre cómo aplicar una
técnica, es normal y es buena señal. Significa que estás haciendo
un gran esfuerzo.
A veces leer un libro no basta, puedes tener la necesidad de cote-
jarlo con un experto. Si no basta con repasar el capítulo por el que
te encuentras en dificultad, no te des por vencido, sigue buscando,
apúntate a unas de nuestras demostraciones gratuitas (reserva en
el enlace www.cursogenius.es/curso) y habla con uno de nuestros
tutores. Busca y consulta online el material didáctico que ponemos
a disposición de nuestros clientes, síguenos en Facebook e Insta-
gram y mira lo que publicamos a diario. Encontrarás muchas suge-
rencias técnicas que te van a motivar para seguir, además de miles
de contactos con personas que, cómo tú, han decidido superarse.
La gran ventaja de estar en contacto a través de la Web es que
puedes recibir consejos de quien es más experto que tu y que pue-
des ayudar quien lo es menos que tú. Es una rueda que gira y nos
sentiríamos muy honrados si quisieras girar con nosotros.
Los motivos por los que estas técnicas tendrían que estar al alcan-
ce de todos y por los que tendrías que aprenderlas a la perfección
son de verdad muchos :
• Una preparación superior a la media
• Más tiempo para lo que es importante para ti
• Ahorro en gastos universitarios
• Mejores ganancias en el ámbito laboral
• Mayor prestigio profesional
• Mejor estatus social
• Mayor seguridad personal
• Mayor autoestima
Cada vez que cierro un curso, pregunto a mis alumnos: “Si todas
las personas que conocéis hubieran hecho el Curso Genius con
vosotros este fin de semana, ¿cómo sería su vida?, ¿cómo sería
vuestra vida juntos? La respuesta siempre es la misma: “Todo sería
mucho más bonito, sería más fácil estudiar, trabajar y conseguir los
resultados que nos proponemos”.
Es verdad que a veces las cosas no salen cómo las habías progra-
mado. Salen mejor.
Es domingo por la tarde y estoy pensando por primera vez en este
libro mientras espero que en la sala anexa los estudiantes del Cur-
so Genius en Barcelona acaben un ejercicio. Luego entraré a dis-
frutar del final del curso que imparte Marco Bevanati. Lo ha ce-
rrado varias veces ya pero hoy será todavía más especial: esta vez
lo hará en calidad de Instructor y eso no me lo quiero perder.
Son más de doscientas personas las que colaboran con nosotros
en España y más de mil en el mundo. Me levanto, miro por la ven-
tana y veo una ciudad que he aprendido a amar y que llamo
“casa”.
Junio de 2013
Durante la reunión de cierre de temporada, estábamos haciendo el
balance de los resultados obtenidos. Teníamos entonces veinte
centros abiertos y unas sesenta personas que querían trabajar con
nosotros y abrir nuevas sedes.
En aquel momento, era excitante contemplar esas cifras, darse
cuenta de lo bien que íbamos a pesar de la crisis económica y de
que estábamos creciendo exponencialmente. Habíamos empezado
apenas cuatro años antes con cuatro instructores y ahora nos pre-
guntábamos dónde íbamos a colocar a toda esta gente nueva que
se apuntaba.
Italia no es famosa por la cantidad de países que marcan fronteras
con ella y, por eficaces que sean nuestras sesiones de brainstorming y
creatividad, solo había una solución: expandirnos al extranjero.
Estuvimos hablando largo y tendido hasta que varias horas des-
pués, suelto a mis socios un “si queréis, me voy a España”. Hoy,
pensándolo bien, me doy cuenta de que el tono estaba a mitad de
camino entre afirmación y pregunta. En aquella época no hablaba
español y había visitado Barcelona una sola vez, en una excursión
escolar de la que a decir verdad, tenía pocos recuerdos, y más bien
confusos. Decido irme a dormir y comentarlo con los chavales el
día después por la noche, al finalizar el One, nuestro curso más
importante.