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Gestión del proceso de enseñanza enseñanza-aprendizaje en la educación


superior.

Conference Paper · April 2016


DOI: 10.13140/RG.2.1.1453.8646

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Octavio O. Danel Ruas


Universidad de Ciencias Médicas de La Habana
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Consideraciones sobre la gestión del proceso de enseñanza
enseñanza-aprendizaje en la educación superior.

Autor: MSc. Octavio Oscar Danel Ruas

En la educación del siglo XXI se está experimentando una


transformación continua para optimizar cada proceso que conlleve a un
aprendizaje significativo.
La práctica sistemática del profesor de enseñanza superior debe estar
asentada sobre tres puntos principales - el dominio del contenido de la
área en la cual es un especialista, su visión integral de la didáctica y la
educación, así como las habilidades y conocimientos que le permiten
una efectiva acción pedagógica en la clase para alcanzar una mayor
interacción, integración e influencia con los estudiantes.

Palabras clave: Proceso enseñanza aprendizaje; Triángulo pedagógico;


Principios para la buena práctica; Aprendizaje.

En el proceso de enseñanza, la tarea más importante del profesor es


acompañar el aprendizaje del estudiante para lo que debe centrarse no
sólo en el asunto que debe ser enseñado, sino también en la
aplicación de técnicas docentes, estrategias didácticas para enseñar a
aprender, así como la consecuente formación de valores en los
estudiantes. La enseñanza debe ser vista como resultante de una
relación personal del profesor con el estudiante.
En el secreto de una buena enseñanza está implicado el afán personal
del profesor, que viene de su amor a la ciencia y a sus estudiantes.
Ese entusiasmo puede y debe ser canalizado, mediante planificación y
metodologías adecuadas, para estimular el desarrollo y la satisfacción
de los estudiantes por su realización, por iniciativa propia, de los
esfuerzos académicos, intelectuales y morales que el aprendizaje
exige.
Las instituciones de enseñanza necesitan formar un claustro docente
con profesores que tengan una auténtica vocación para enseñar, y
brindar a los estudiantes todo el apoyo, energía e incentivos para que
se desarrollen con independencia y entrega. Para lograr resultados
óptimos, el proceso de enseñanza deberá, promover el proceso natural
de aprendizaje, facilitarlo e incrementarlo.
Los factores que afectan el proceso de enseñanza, relacionados con la
terna estudiante-profesor-contenido, conforme el cuadro que se
muestra a continuación:
Triángulo pedagógico de Jean
Houssaye (1988).
Los vértices representan el
Profesor, el Estudiante y el
Conocimiento.Este autor llama
Enseñanza a la relación
Profesor-Conocimiento,
Aprendizaje a la relación
Estudiante-Conocimiento y
Formación a la que se establece
Profesor-Estudiante.
Asumiremos el Triángulo pedagógico con una concepción
constructivista sociocultural.

ESTUDIANTE CONOCIMIENTO PROFESOR

Motivación Estructura: Situación ambiental


Conocimientos previos componentes y estimuladora.
relaciones Comunicación verbal
Relación con profesor Tipos de aprendizaje de instrucción.
requeridos.
Orden y forma de Relación con estudiante
Actitud con asignatura presentación del Información a estudiante
contenido. sobre sus progresos.

El proceso de aprendizaje conforme a teoría de PIAGET (1969), el


pensamiento es la base en la que se asienta el aprendizaje, es la
manera de a inteligencia manifestarse, y a inteligencia, por su vez, es
un fenómeno biológico condicionado por la base neurológica del
cerebro y del cuerpo entero, sujeto al proceso de maduración del
organismo. La inteligencia desarrolla una estructura y un
funcionamiento, ese propio funcionamiento va modificando la
estructura. La construcción se hace mediante a interacción del
organismo con el medio ambiente.
Las teorías del aprendizaje indican algunos conceptos comunes para el
entendimiento del proceso de aprendizaje, quiénes pueden ser así
resumidos:
•El encargado del aprendizaje es el estudiante, siendo el profesor un
orientador y/o facilitador.
•Las diferencias individuales entre los estudiantes deben ser
respetadas y el aprendizaje debe ser acompañada de manera
más individualizada, tomando en cuenta las formas y las estrategias de
aprendizaje.
•El aprendizaje de cualquier asunto o tema requiere una continuidad
o secuencia lógica y psicológica.
Con relación al aprendizaje, Abreu y Masseto (1996) clasifican el
aprendizaje en tres categorías - cognitiva (de conocimiento), de
modificación de valores y actitudes, y de habilidades (aprender a
hacer, a usar algo).
Existen algunos principios que deben ser comunes a todos que se
preocupan por el mejor aprendizaje del estudiante.
• Todo aprendizaje debe ser significativo para el estudiante (no
mecanizado), debe estar relacionado con conocimientos,
experiencias y vivencias del estudiante, permitiendo-formularle
problemas y cuestiones de interés, entrar en confrontación
experimental con problemas prácticos relevantes, participar en el
proceso de aprendizaje y transferir lo que aprendió para otras
situaciones de la vida.
• Todo aprendizaje es personal.
• Todo aprendizaje necesita centrar objetivos reales.
• Todo aprendizaje necesita ser acompañada de retroalimentación
(de manera permanente).
• Todo aprendizaje necesita estar basado en una buena relación
entre los elementos que participan del proceso: estudiante, profesor
y colegas de aula.
Resumiendo, se puede concluir que aprender no es la misma cosa que
enseñar, ya que aprender es un proceso que acontece con el
estudiante y de lo cual el estudiante es el elemento esencial. De esa
forma, es fundamental que el profesor comprenda adecuadamente ese
proceso, entendiendo su papel como facilitador del aprendizaje de sus
estudiantes, o sea, que no esté preocupado en enseñar, sino en
apoyar al estudiante a aprender.
Los elementos del proceso de enseño-aprendizaje
De acordó con Moreira (1986), el proceso de enseño-aprendizaje es
compuesto de cuatro elementos - el profesor, el estudiante, el
contenido y las variables ambientáis (características de la escuela) -,
cada uno ejerciendo mayor o menor influencia en el proceso,
dependiendo de la forma por la cual se relacionan en un determinado
contexto.
Analizándose cada uno de esos cuatro elementos, se puede identificar
las principales variables de influencia del proceso enseño-aprendizaje:
1. Estudiante: capacidad (inteligencia, velocidad de aprendizaje);
motivación para aprender; experiencia anterior (conocimientos
previos); disposición y buena voluntad; interés; estructura
socioeconómica; salud.
2. Conocimiento: adecuadas las dimensiones del estudiante;
significado/valor; aplicabilidad práctica.
3. Escuela: sistema de principios de los profesores y directivos;
comprensión de la esencia del proceso educacional; liderazgo.
4. Profesor: dimensión de la relación (relación profesor-estudiante);
dimensión cognoscitiva (aspectos intelectuales y técnico-
didácticos); actitud del educador; capacidad innovadora;
comprometimiento con el proceso de enseño-aprendizaje.
La integración de estos cuatro elementos y de las diferentes
interacciones entre ellos debe ser el eje del proceso de mejoría de la
calidad de enseñanza en las instituciones de nivel superior.
La relación profesor-estudiante
A pesar de limitada por un programa, un contenido, un tiempo
predeterminado, normas y regulaciones internas, así como la
infraestructura de la institución es la interacción entre el profesor y el
estudiante que va a dirigir el éxito del proceso docente educativo.
Conforme la manera por la cual esta interacción se da, el aprendizaje
del estudiante puede ser más o menos facilitada y orientada para una u
otra dirección.
Como toda relación, ésta también es compuesta de dos polos -
profesor y estudiante - y cabe a ambos determinar el clima de esta
relación. Sin embargo, como ya se ha visto en los apartados anteriores,
cada uno desempeña un papel diferente en la clase, correspondiendo
al profesor tomar en mayor parte las iniciativas, "modulando" el
establecimiento de esta relación. Parafraseando a Aristóteles “la
enseñanza es un acto común del profesor y del estudiante
"Esta relación (profesor-estudiante) es asimétrica, donde la carga de
competencia y experiencia privilegia, la parte del docente, al ejercicio
de un dominio que es muy fácil de consagrar en medios de
instituciones ordenadas.
La tendencia espontánea de algunos docentes es pensar que el
estudiante no sabe nada, que aprender es pasar de la ignorancia al
saber, y que este privilegio está en poder del profesor. Pero, el
estudiante trae consigo aptitudes y preferencias, sabes anteriores,
motivaciones y, sobretodo, un proyecto de realización personal que no
será, si no parcialmente, rellenado por la instrucción, por la preparación
profesional, o por la adquisición de una cultura para los momentos de
ocio. El contrato que relaciona al profesor con el estudiante conforma
una reciprocidad esencial, que es el principio y la base de una
colaboración.
Aportando para la realización parcial del proyecto del estudiante, el
profesor continúa aprendiendo: es verdaderamente enseñado por sus
estudiantes y, así, recibe de ellos ocasión para realizar su propio
proyecto de conocimiento y de saberes.
Los siete principios para la buena práctica en la educación superior:
¿Cómo los estudiantes y los miembros del claustro docente pueden
mejorar la enseñanza? Para responder este trabajo, dos educadores y
encuestadores americanos, Chickering y Gamson (1991), desarrollaron
los famosos Siete principios para la buena práctica en la educación de
la Enseñanza Superior y sus correspondientes relaciones de auto-
evaluación para profesores e instituciones de enseñanza, basados en
años de pesquisas sobre las buenas prácticas de la enseñanza-
aprendizaje en Facultades y Universidades norteamericanas.
Estos principios son el resultado de una corroboración práctica de una
investigación, motivada por una visión de años de experiencia y
pesquisas, de todos los conceptos teóricos relacionados con el
proceso de enseñanza-aprendizaje planteados anteriormente, creados
con el objetivo de contribuir al servicio de los cambios educacionales
necesarias en la enseñanza superior en los Estados Unidos y de otros
países del mundo.
Basado en cómo los profesores enseñan y como los estudiantes
aprenden, como los estudiantes trabajan e interactúan los unos con los
otros, y como los estudiantes y profesores se relacionan, teniendo en
cuenta la existencia de seis tuerzas educacionales - actividad,
cooperación, diversidad, expectativas, interacción y responsabilidad.
Contribuyen para la comprensión y mejora del proceso de enseñanza-
aprendizaje, presentando el Cómo enseñar, pero no Qué enseñar,
reconociendo la compleja interacción entre pedagogía y contenido.
Los siete principios aplicables a cualquier tipo de curso y a cualquier
tipo de estudiante, tienen diferente la forma como las instituciones lo
implementan. Estas buenas prácticas dependen mucho de los
estudiantes de la institución y de las circunstancias involucradas.

Principio N° 1: La buena práctica estimula el contacto entre el


estudiante y el profesor. Chickering y Gamson (1991) afirman que
profesores que estimulan el contacto con los estudiantes, tanto dentro
como fuera de la clase, logran tener estudiantes más motivados,
comprometidos intelectualmente y con mejor desarrollo personal.
Los estudios realizados a partir de esta investigación describen al buen
profesor como aquel entusiasmado por su trabajo, interesado en el
estudiante, preocupado con su progreso, fácil de dialogar, incentivador
de las discusiones de diferentes puntos de vista y abierto para ayudar
los estudiantes en sus problemas.
Las pesquisas acarreadas por Wilson, Galf y Dienst et Al.; Chickering y
Gamson (1991) Señalan como lo más importante la influencia en los
estudiantes del contacto informal con sus profesores. Estos estados
indicaron que profesores considerados por los estudiantes y por los
propios colegas como especialmente efectivos presentaban una mayor
interacción con los estudiantes fuera del tiempo de clase. En
contrapartida, los estudiantes que demostraron, durante el período
universitario, mayor comprometimiento intelectual, motivación por la
carrera y satisfacción con experiencias académicas y no académicas,
tuvieron un mayor contacto con sus profesores, particularmente fuera
de las clases. Wilson y otros concluyeron que la relación que los
profesores y estudiantes desarrollan fuera de la clase puede
representar el componente de enseñanza de mayor resultado sobre los
estudiantes.
Pascarella, Chickering y Gamson (1991) señalan que los contactos
informales entre los profesores y estudiantes de mayor impacto en el
aprendizaje son aquellos que trataban asuntos de interés con los
estudiantes, principalmente los relacionados con la futura carrera
profesional. El mismo encuestador identificó la necesidad de un mayor
número de pesquisas que propicien entender mejor esta relación
profesor-estudiante y, principalmente, la influencia sobre esta relación
con algunas variables como tamaño de la clase, experiencia en la
docencia, estructura académica, dirección y tamaño de la institución.
Como evidencias ya comprobadas, se puede afirmar que la interacción
profesor-estudiante, dentro y fuera de la clase, caracteriza una
enseñanza de calidad y favorece a los estudiantes a alcanzar sus
objetivos de aprendizaje.

Principio N° 2: La buena práctica sustenta la cooperación entre los


estudiantes. Como señala Vigotsky la existencia de un componente
social en el proceso de aprendizaje, este autor afirma que éste es más
favorecido cuando resulta de un esfuerzo de equipo de trabajo que
cuando es resultante de un trabajo separado: trabajar con otras
personas en equipo, normalmente aumenta el compromiso con el
aprendizaje.
El trabajo con el Nivel de Desarrollo Potencial (NDP). Se desprende
de esta capacidad de imitación, es aquello que el sujeto es capaz de
hacer con ayuda de otros que tienen más logros o mejores estructuras
mentales. A través de esta mediación cognitiva se adquieren las
herramientas cognitivas necesarias para resolver problemas en el
campo de las disciplinas académicas.
El rol del docente o de quien enseña es el de propiciar estos lugares y
ambientes de aprendizaje y a este lugar de encuentro se le denomina
"zona de desarrollo próximo"
La creación de Zonas de Desarrollo Próximo (ZDP) en la interacción
profesor-estudiante debe:
1. Posibilitar la participación de todos los alumnos en las distintas
actividades y tareas, incluso si su nivel de competencia, su interés o
sus conocimientos resultan escasos o poco adecuados.
2. Establecer un clima relacional, afectivo y emocional basado en la
confianza, la seguridad y la aceptación mutuas, y en el que tengan
cabida la curiosidad, la capacidad de sorpresa y el interés en el
conocimiento por sí mismo.
3. Utilizar el lenguaje de la manera más clara y explícita posible,
tratando de evitar y controlar malentendidos o incomprensiones.
4. Emplear el lenguaje para re contextualizar y re conceptualizar las
experiencias.
5. Introducir modificaciones y ajustes a la programación y desarrollo de
las actuaciones en función de la información obtenida de los alumnos.
6. Promover la utilización y profundización autónoma de los
conocimientos que se estén aprendiendo por parte de los alumnos.
7. Establecer relaciones constantes y explícitas entre los nuevos
contenidos que son objeto de aprendizaje y los conocimientos previos
de los alumnos.

Principio N° 3: La buena práctica estimula el aprendizaje activo. El bajo


índice de aprendizaje de los estudiantes es resultado, principalmente,
de la postura pasiva que ellos demuestran en relación con el papel que
desempeñan en ese proceso: oír a profesores, memorizar conceptos y
desechar respuestas. Por el contrario, deberían hablar y escribir sobre
lo que están aprendiendo, hacer relaciones con experiencias anteriores
y saber cómo aplicar el aprendido en la vida práctica. Esto significa que
ellos necesitan reconocer lo que está siendo enseñado como
importante y transformar esto en parte de ellos mismos.
El aprendizaje activo es propiciado en clases que usan el Aprendizaje
basado en problemas (ABP), ejercicios estructurados, desafíos, trabajo
en grupo, estudios de caso o métodos de aprendizaje individualizado.
El aprendizaje activo puede ocurrir también fuera de la clase. Puede
desarrollarse tanto en grupo como individualmente, a pesar de que las
investigaciones indiquen mejores resultados para las técnicas de
enseñanza que estimulan a cooperación entre los estudiantes,
conforme a lo señalado en lo principio anterior.
Resumiendo, el servicio a éste principio requiere algunas acciones
fundamentales de los profesores en la clase:
•Despertar el interés y la curiosidad del estudiante.
•Presentar ejemplos, estableciendo relaciones de los contenidos con la
vida real y las experiencias personales.
•Estimular el desarrollo de estudios e investigaciones individuales y
grupales.
•Utilizar métodos participativos de enseñanza como juegos,
simulaciones, estudios de caso, juegos de roles. En la interacción
que se propicia con estos métodos, se socializa el conocimiento
individual, enriqueciéndolo y potenciándolo en el conocimiento
colectivo, que aparece como producto de la actividad grupal
•Realizar actividades de extensión extra clase (visitas, exposiciones,
seminarios).
Principio N° 4: La buena práctica proporciona retroalimentación
inmediata. Los estudiantes necesitan confrontar constantemente su
actuación para lograr un mejor aprovechamiento en un determinado
curso. Para esto, buscan por continuos opiniones que puedan
indicarles lo que saben y qué no saben, ayudándolos a enfocar mejor
los objetivos del aprendizaje. En todo momento de su vida académica
el estudiante necesita oportunidades para reflejar sobre lo que ya
aprendió, sobre lo que aún necesita aprender y sobre cómo hacer su
auto evaluación.
De este modo debe propiciarse la co-evaluación propiciar el uso de
instrumentos de autoevaluación, la planeación y evaluación por pares
Los momentos de retroalimentación pueden ocurrir informalmente
durante las clases o estar asociados a procesos formales de
evaluación. El profesor debe promover la evaluación por pares, esta
aporta mucho para un aprendizaje efectivo.

Principio N° 5: La buena práctica señala con prioridad la atención al


tiempo dedicado a la tarea docente.
Aprender cómo emplear bien el tiempo es crítico tanto para los
estudiantes como para los profesores. Las decisiones tomadas por los
profesores sobre la planificación y aprovechamiento del tiempo afectan
derechamente el aprendizaje de los estudiantes.
Así como los estudiantes necesitan ayuda para planificar el tiempo
necesario para un aprendizaje efectivo, su empleo racional por parte
del profesor le proporcionará alcanzar mejores resultados en la
enseñanza.
A pesar de la importancia comprobada de la cantidad de tiempo
dedicado para las tareas relacionadas con el proceso de enseñanza-
aprendizaje, la cuestión principal es ¿cómo los profesores utilizan el
tiempo en la clase? Si realmente dedican el tiempo necesario para
concebir las tareas docentes, para indicarlas, así como para revisarlas
y brindar retroalimentación, a los estudiantes.
Cómo interactúan las diferentes variables de tiempo, cómo son su
planificación, distribución y aprovechamiento, así como el ritmo en la
realización de las tareas. Que parte del tiempo debe ser usado para la
aplicación de estos principios, como de las actividades de aprendizaje
cooperativo, aprendizaje activo, articulación de objetivos y previsión de
retroalimentación.

Principio N° 6: La buena práctica comunicativa brinda mayores


expectativas de desarrollo.
Mantener altas expectativas es importante para todos los tipos de
estudiantes, tanto para los menos listos y/o motivados, como para los
más brillantes e interesados. Las expectativas y esfuerzos (formales y
no formales) de los profesores propician en las instituciones la creación
de un clima organizacional favorable.
Diversa investigaciones han demostrado que cuando el profesor fija
objetivos retadores, desafiantes, pero realizables para alcanzar los
estudiantes, generalmente el tratar de alcanzar esos objetivos por los
estudiantes es mayor que cuando son planteadas metas poco
desafiantes. Al contrario de lo que los profesores piensan, los
estudiantes brindan mayor valor para las disciplinas consideradas
difíciles, pues en esos casos ellos tienen que "trabajar más duro".
La experiencia ha evidenciado que profesores que mantiene altas
expectativas en relación con el desempeño académico de sus
estudiantes, alcanzan generalmente efectos positivos en los
estudiantes: mayor rendimiento, mayor índice de frecuencia en su
asistencia a clases y mayor desarrollo del valor responsabilidad.

Principio N° 7: La buena práctica respeta los diversos talentos y las


diferentes formas de aprendizaje, existentes en las clases.
Se enfatiza la necesidad de que el profesor pueda identificar,
reconocer los diferentes talentos y estilos de aprendizaje que los
estudiantes traen consigo para la enseñanza superior.
Chickering y Gamson (1991), apuntan a los siguientes resultados
prácticos:
• Estudiantes conscientes de sus propios estilos de aprendizaje y que
monitorizan el uso de estrategias de enseñanza adecuadas
alcanzan mejores resultados.
• La combinación entre los métodos instruccionales y los estilos de
aprendizaje de los estudiantes puede resultar en beneficio del
proceso de enseñanza-aprendizaje.
• Los estudiantes pueden desarrollar sus estilos y estrategias de
aprendizaje y desarrollar nuevos estilos y estrategias con la ayuda
del profesor.

La aplicación de este principio conlleva a la necesidad del profesor de


entender el proceso de aprendizaje y el aprender a reconocer en los
estudiantes sus diferentes estilos, desde el inicio del desarrollo del
curso. En un según momento, necesitará entender las conexiones de
ese proceso con otras áreas, como motivación y objetivos de los
estudiantes, desarrollo intelectual, integración social y académica,
condición socioeconómica, perspectivas disciplinar y, principalmente
reconocer, como éste séptimo principio se relaciona con los otros seis.
Es decir, como hacer para que el contacto profesor-alumno, facilitar la
cooperación entre los estudiantes, el aprendizaje pro-activo, la
retroalimentación, el tiempo dedicado a la orientación y revisión de la
tarea y las expectativas diferentes talentos y estilos de aprendizaje.

Para lograr esto, el profesor deberá desde los inicios llevar a cabo la
caracterización y diagnóstico de sus estudiantes, buscar cómo innovar
frecuentemente sus técnicas/métodos de enseñanza prestando
atención a los diferentes estilos de aprendizaje de los estudiantes y,
ser sensible a las diferencias existentes entre los estudiantes,
respetando siempre sus individualidades, brindar atención no solo a los
talentosos, sino también a los de más lento nivel de asimilación,
asignando a estos tareas diferentes, hasta que alcancen los niveles
necesarios.
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