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http://www.grupodiabetessamfyc.es/index.php/guia-clinica/guia-clinica/clasificacion/124.html
Etiopatogenia
Escrito por M. Carmen Gómez García | |
02
https://www.revespcardiol.org/es-diagnostico-clasificacion-patogenia-diabetes-mellitus-articulo-
13031154
Etiopatogenia
Escrito por M. Carmen Gómez García | |
El desarrollo de la enfermedad se explica por una combinación de factores genéticos y una serie de
factores ambientales (estilos de vida fundamentalmente), que actuarían como desencadenantes.
Estos factores explicarían las marcadas diferencias que existen entre las tasas de prevalencia de las
distintas regiones del mundo y los distintos grupos étnicos.
Hay aún muchos puntos por resolver en la patogenia de la diabetes, especialmente en la tipo 2. Las
hipótesis más aceptadas orientan hacia un origen multifactorial de la DM 2, mientras que en la
etiopatogenia de la DM 1 parecen implicarse marcadores genéticos e inmunológicos de base, con un
probable desencadenante vírico o tóxico.
De los múltiples factores que se han investigado, los que presentan una asociación más consistente
como factores de riesgo de la DM son:
Edad y sexo
La DM 2 aumenta su incidencia con la edad, siendo su pico máximo entre los 40-60 años. La DM 1
presenta su pico de incidencia máximo alrededor de los 10-13 años.
La prevalencia de DM2 es mayor en varones de 30-69 años y en las mujeres mayores de 70.
Factores genéticos
Parece existir una relación entre la expresión de antígenos específicos del sistema mayor de
histocompatibilidad (HLA): DR3, DR4 y sobre todo si coexisten los dos, y una mayor susceptibilidad
a padecer DM1 (el 95% de los diabéticos tipo 1 son portadores de HLA-DR3 y/o HLA-DR4). La
existencia del HLA-DR2, por el contrario, ofrece cierta protección.
La DM2 presenta un componente hereditario superior a la DM1 (mayor concordancia entre gemelos
monocigóticos, casi 100% para DM2 y solo 50% para DM1), aunque esta es de origen multifactorial y
poligénico, no habiéndose encontrado hasta la actualidad marcadores genéticos concluyentes. El
riesgo de padecer DM2 cuando uno de los padres es diabético es 2,3 veces mayor y de 3,9 veces si
lo son ambos progenitores.
Obesidad y Nutrición
El factor dietético que más incrementa el riesgo de DM2 es el sobrepeso. A ello parece contribuir la
“dieta occidental” con alto consumo de hidratos de carbono simples y escaso contenido en fibra y el
sedentarismo. El riesgo relativo de presentar DM2 y/o tolerancia alterada a la glucosa (TAG)
aumenta por 2 en pacientes con obesidad moderada, por 5 en obesidad intensa y por 10 en
obesidad mórbida. Sin embargo, hay obesos en los que no se afecta la glucemia, lo que supone la
necesidad de algún otro factor, quizá la herencia. No parece existir una relación directa entre el
consumo excesivo de azúcares y el riesgo de DM2.
En cuanto a la DM1, se han implicado como factores nutricionales probables el consumo durante el
embarazo de carnes ahumadas (con elevado contenido en nitrosaminas) y con el descenso de la
lactancia materna.
Virus
Tóxicos y fármacos
Factores socioeconómicos
En algunos estudios se ha relacionado una mayor prevalencia de DM1 en clases media y alta (4
veces más frecuente) aunque probablemente se debe a un aumento del porcentaje de
diagnosticados sobre el número total de casos, dado el mejor acceso a los servicios sanitarios. Por el
contrario, sí parece cierto el aumento de incidencia y prevalencia de DM2 en las clases con bajo nivel
económico.
Diabetes gestacional
La diabetes gestacional aumenta el riesgo de desarrollar DM2 a corto o largo plazo. La incidencia de
desarrollar DM2 en mujeres con antecedentes de diabetes gestacional es mayor durante los
primeros 5 años tras el parto, con aumento mas lento a partir de los 10 años.
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02
Palabras clave:
Diabetes mellitus
Clasificación
Diagnóstico
Patogenia
Keywords:
Diabetes mellitus
Classification
Diagnosis
Pathogenesis
TEXTO COMPLETO
A tenor de las cifras que caracterizan a la diabetes mellitus (DM) en general y a la diabetes
mellitus tipo 2 (DM2) en particular (la forma más frecuente de DM), ésta supone hoy día
un problema sanitario y socioeconómico de primera magnitud. Si tenemos en cuenta las
connotaciones propias de la diabetes mellitus tipo 1 (DM1), las peculiaridades de su
tratamiento, el impacto que genera el diagnóstico de esta enfermedad y que más del 50% de
los casos nuevos se diagnostican en la edad pediátrica, es fácil entender que, aunque esta
entidad solamente suponga uno de cada 10 casos de diabetes, su importancia real es mucho
mayor que los números que la representan. En el caso de la DM2, sus números hablan por
sí solos. Se calcula que en los EE.UU. su prevalencia es de un 6,6% entre los 20 y 74 años
y que probablemente aumentará hasta el 10% en la próxima década 1. En Cataluña, en un
reciente estudio llevado a cabo en sujetos con edades comprendidas entre los 30-89 años
esta cifra alcanza el 10%, y el 40% de los individuos diagnosticados durante el estudio
desconocían su condición de diabéticos2. En Aragón esta cifra ronda el 6,1%3. En términos
absolutos podríamos decir que, en nuestro país, la DM2 afecta a alrededor de 2.000.000 de
personas. Debemos tener en cuenta, además, que las opiniones más optimistas consideran
que estas cifras sufrirán durante este siglo un aumento exponencial que afectará no sólo al
orbe occidental y que en el año 2010 alcanzará a 215 millones de individuos. Asimismo,
sabemos que un 50% de los sujetos con DM2 tienen hipertensión arterial y que un
porcentaje similar presenta dislipidemia, ambos reconocidos factores de riesgo
cardiovascular. Por otro lado, en el momento del diagnóstico el 40% de los pacientes
presenta algún tipo de macroangiopatía ya establecida. En el mismo contexto, un 35%
presenta micro o macroalbuminuria y un 15% retinopatía establecida, es decir, alguna de
las formas en las que se manifiesta la temible enfermedad microvascular característica de la
DM4. En cuanto al coste económico, las cifras son, si cabe, aún más elocuentes. El sistema
sanitario norteamericano dedica el 14% de su presupuesto anual al tratamiento de la DM2 y
sus complicaciones tardías. El tratamiento de la DM2 y sus complicaciones supone en
Canadá un coste de 7-10 billones de dólares anuales. En la Unión Europea, el gasto médico
directo anual de los pacientes con DM2 es de 29 billones de euros. De esta cantidad,
únicamente el 3,5% se destina a la medicación hipoglucemiante. La presencia de
complicaciones micro o macrovasculares duplican el gasto sanitario y la coexistencia de
ambas lo triplican.
Todos estos datos, y las consecuencias directas que tiene la enfermedad para el propio
paciente, hacen de la DM, sin duda alguna, uno de los principales problemas sociosanitarios
en la actualidad.
El diagnóstico
Teniendo en cuenta las consecuencias que puede tener para el individuo afectado, el clínico
debe ser certero a la hora de establecer el diagnóstico de DM. En el caso de que los
síntomas sean floridos y persistentes y las cifras de glucemia suficientemente elevadas, el
diagnóstico será obvio en la mayoría de ocasiones. Pero no debemos olvidar que, en una
gran parte de los casos, el diagnóstico lo efectuaremos en personas asintomáticas y a través
de una exploración analítica de rutina.
Diabetes mellitus
El diagnóstico de DM puede establecerse ante las siguientes situaciones (tabla
1): a) glucemia plasmática ocasional ≥ 200 mg/dl (11,1 mmol/l) (obtenida en cualquier
momento del día independientemente del tiempo pasado desde la última ingesta) y síntomas
de DM (poliuria, polidipsia y pérdida no explicada de peso); b) glucemia plasmática en
ayunas (GPA) ≥ 126 mg/dl (7,0 mmol/l), entendiéndose por ayunas un período sin ingesta
de al menos 8 h, o c) glucemia plasmática ≥ 200 mg/dl (11,1 mmol/l) a las 2 h de una
prueba de tolerancia oral a la glucosa (PTOG). La prueba debe realizarse según la
descripción de la OMS (1985), con 75 g de glucosa anhidra disuelta en agua.
El cambio de punto de corte de GPA a ≥ 126 mg/dl (anteriormente 140 mg/dl) se basa en el
hecho de que: a) éste es el equivalente (estudios de base poblacional) al punto de corte que
se obtiene al diagnosticar diabetes mediante una glucemia plasmática ≥ 200 mg/dl en una
PTOG; b) representa un mejor punto de corte a la hora de separar la distribución bimodal
que tiene la GPA en la población, y c) en varios estudios esta cifra marca el punto de
inflexión a la hora de establecer el riesgo de microangiopatía.
Mientras que la PTOG no se recomienda como método rutinario de diagnóstico en la
práctica diaria en las recomendaciones de la ADA, la OMS aboga por mantener su
realización en tanto que algunos de los sujetos diagnosticados mediante la GPA pueden ser
diferentes a aquellos en los que el diagnóstico se ha establecido mediante una PTOG.
Además, cabe señalar que la frecuencia de DM es inferior al aplicar los criterios de la ADA
y, de hecho, alrededor de un 30% de los sujetos (estudios de población europea) con una
GPA no diabética cumplen criterios de DM una vez realizada la PTOG10,11.
Categorías intermedias entre la normalidad y la diabetes mellitus
Se consideran situaciones entre la normalidad y la DM; no suponen una clase en sí mismas
dentro de la clasificación de la DM, sino que constituyen estadios intermedios dentro de la
historia natural de las alteraciones del metabolismo de los hidratos de carbono. En general
se reconocen como situaciones de riesgo para desarrollar DM y enfermedad
cardiovascular12. El hecho de que la categoría «glucemia alterada en ayunas» (GAA) sea de
reciente cuño no permite afirmar con rotundidad las características evolutivas de los sujetos
con GGA13.
En resumen, podemos afirmar que, mientras las guías diagnósticas siguen utilizando
umbrales glucémicos asociados con un riesgo incrementado de padecer enfermedad
microvascular a la hora de definir DM, la mayor parte de la morbimortalidad de esta
afección está asociada a la enfermedad macrovascular y a las complicaciones que de ésta se
derivan. En general, existe consenso a la hora de afirmar que la glucemia posterior a una
PTOG determina mejor el riesgo de enfermedad cardiovascular y que, por tanto, la
evaluación metabólica únicamente en ayunas puede ser insuficiente.
El grupo español de diabetes y embarazo adoptó en el año 2000 unos criterios parecidos a
los promulgados por la ADA16,17. Estos criterios establecen la realización de una prueba de
cribado (test de O'Sullivan con 50 g de glucosa e independientemente de la presencia o
ausencia de período de ayuno previo), que consiste en la valoración de la glucemia al
administrar 50 g de glucosa por vía oral. La prueba es positiva cuando la glucemia
plasmática es ≥ 140 mg/dl. Esta prueba debe realizarse de manera universal a toda gestante
en el segundo trimestre (24-28 semanas) y en el primero si existen factores de riesgo, como
historia de macrosomía fetal, polihidramnios, historia familiar de DM, DG previa, TDG,
obesidad o en mujeres con edad ≥ 35 años. La prueba que confirmará el diagnóstico de DG
será una PTOG con 100 g de glucosa oral (extracciones para glucemia a 0, 1, 2, 3 h). Esta
prueba será positiva si 2 valores son ≥ a 0 = 105, 1 h = 190, 2 h = 165 y 3 h = 145 mg/dl.
Existe otra guía de diagnóstico con menos experiencia (OMS) que no incluye la prueba de
cribado y que se basa en la realización de una PTOG con 75 g de glucosa oral entre las
semanas 24 y 28 de gestación, con extracciones para glucemia en los tiempos 0 y 2 h, y que
se basa en los criterios de valoración de la PTOG expuestos anteriormente para el
diagnóstico de DM o TDG en la población general (glucemia 0 ≥ 126 o glucemia a las 2 h
≥ 140 mg/dl)9.
Teniendo en cuenta que la DG constituye un antecedente de riesgo para desarrollar una
futura DM se aconseja, además, que a las pacientes con una DG previa se les realice una
evaluación de la tolerancia a la glucosa una vez finalizado el embarazo mediante una PTOG
con 75 g de glucosa18.
Recomendaciones para el cribado de la diabetes mellitus
En su documento de 1997, la ADA establece la recomendación de efectuar el cribado de
diabetes en sujetos asintomáticos y sin diagnóstico previo de alteraciones en la homeostasis
de la glucosa en dos supuestos8:
1. En todos aquellos sujetos con una edad > 45 años. Si el resultado es normal debería
repetirse cada 3 años.
2. El cribado deberá realizarse a edades inferiores o con más frecuencia (anual) en los
siguientes sujetos:
- obesos (IMC ≥ 27 kg/m2 o peso ≥ 120% del peso ideal);
Aproximadamente uno de cada 10 pacientes con diabetes presenta este tipo de DM. En
nuestro país se diagnostican alrededor de 10 nuevos casos por 100.000 habitantes al año.
Cabe señalar que, aunque el pico de nuevos casos se produce entre los 10-12 años, la mitad
de los mismos se diagnostican en pacientes mayores de 15 años.
Nos encontramos frente a una enfermedad inmunoinflamatoria crónica en la que existe una
destrucción selectiva de las células βdel páncreas mediada por linfocitos T activados 19. En
ella, y tras un período preclínico de duración variable, en el que el paciente permanece
asintomático, cuando la masa de células productoras de insulina llega a un valor crítico el
paciente presenta la sintomatología clásica generada por la insulinopenia y la
hiperglucemia: poliuria, polidipsia, polifagia, pérdida de peso y una irrefenable tendencia a
la cetosis si no se instaura tratamiento con insulina exógena. Aunque en el momento del
diagnóstico la presencia de obesidad es un hecho infrecuente, la presencia de la misma no
descarta en ningún modo la posibilidad de una DM1 A. Sin embargo, frente a esta forma
clásica de presentación más o menos abrupta y tanto más frecuente cuanto menor es la edad
en el momento del diagnóstico, hoy día sabemos que también puede diagnosticarse una
DM1 de características autoinmunes en personas de más de 35-40 años, en las que la
presentación clínica puede estar mucho más solapada y no necesitar insulina en el momento
del diagnóstico, pero que indefectiblemente precisarán este tipo de tratamiento conforme
evolucione y descienda la capacidad para secretar insulina. Hoy día, este tipo de DM se
conoce como DM tipo LADA (Latent Autoimmune Diabetes of the Adult)20.
Con independencia de que exista una determinada susceptibilidad genética que predispone
a desarrollar una DM1 A, en la práctica clínica diaria debemos tener en cuenta que en el 70-
80% de casos en los que se diagnostica un nuevo caso de la enfermedad, no existen
antecedentes familiares de la misma21,22.
En el 80-85% de los pacientes con DM1 A podemos detectar algún marcador serológico en
forma de autoanticuerpos contra el islote pancreático (ICA), contra la insulina (anticuerpos
antiinsulina), contra la descarboxilasa del ácido glutámico (anticuerpos anti-GAD) y contra
la tirosinfosfatasa (anticuerpos anti-IA-2). La ausencia de los mismos en alrededor del 10-
15% de los pacientes no descarta el diagnóstico de la enfermedad. En los enfermos con
DM1 A puede detectarse la presencia de autoinmunidad frente a otros tejidos, destacando la
presencia de anticuerpos antitiroideos en un 25% de los pacientes23,24.
Diabetes mellitus tipo 1B o idiopática
Como entidad de reciente descripción se conoce poco de su etiología, evolución y
pronóstico. Como contraposición a la DM1 A, describe a aquellos pacientes con
insulinopenia inicial, tendencia a la cetosis o cetoacidosis, en los que no se encuentran
datos de autoinmunidad ni haplotipos HLA de predisposición 8. Cabe señalar que la
insulinopenia puede ser fluctuante a lo largo de la enfermedad, pero que en algunas
poblaciones (japonesa) puede tener un carácter fulminante25. Inicialmente, y con un fuerte
componente familiar, se ha descrito como más frecuente en la población afroamericana,
asiática o hispana estadounidense26. Hoy día existen pocos datos sobre su existencia y
características en nuestra población.
Diabetes mellitus tipo 2
La presentación clínica de la DM2 puede ser muy diversa. Podemos diagnosticar una DM2
en una analítica de rutina o de cribado de la enfermedad. Puede presentarse con la
sintomatología típica de la hiperglucemia. Pero, desafortunadamente, en una gran parte de
los casos el diagnóstico ha pasado desapercibido durante años ante la ausencia de
sintomatología acompañante y ante su tórpida evolución, y en el momento de reconocer por
primera vez la enfermedad son ya evidentes las lesiones propias de algunas complicaciones
crónicas de la enfermedad.
En resumen, podemos afirmar que existe una serie de premisas que caracterizan la
patogenia de la DM2 en las que la mayoría de autores empiezan a ponerse de acuerdo:
- Nos hallamos frente a una entidad con una fisiopatología y traducción clínicas
heterogéneas.
- Una gran proporción de los pacientes con DM2 son obesos (80%) y la obesidad,
especialmente la de localización abdominal, genera per se resistencia a la insulina y está
bajo control genético. Sin embargo, la DM2 también puede diagnosticarse en sujetos no
obesos, especialmente en ancianos.
Otros tipos específicos de diabetes mellitus
Bajo este epígrafe se engloba una serie de entidades de fisiopatalogía muy polimorfa. La
forma de presentación de estos tipos de DM variará enormemente dependiendo de la causa
subyacente. En la mayoría de ellas, la historia familiar, los antecedentes patológicos
acompañantes y de la medicación recibida nos ayudará a su identificación. De manera
global se caracteriza, en comparación con la DM 1 y la DM 2, por suponer, en su conjunto,
menos del 10% de casos DM. Individualmente, algunas formas son en extremo raras. Así
pues, haremos mención únicamente a algunas de ellas, y más en concreto a la DM tipo
MODY.
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03
https://revistanefrologia.com/es-comentarios-etiopatogenia-metodologia-diagnostica-diabetes-
posterior-al-trasplante-renal-articulo-X2013757510002438
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DOI: 10.3265/NefrologiaSuplementoExtraordinario.pre2010.May.10432
INTRODUCCIÓN
La diabetes mellitus es una de las enfermedades crónicas más frecuentes y su prevalencia
aumenta progresivamente en la población general. Este incremento de prevalencia ha tenido
una gran repercusión en el trasplante renal, ya que hay cada vez más pacientes diabéticos
que necesitan un trasplante renal, pero, por otro lado y por diferentes motivos, también se
ha incrementado la prevalencia de diabetes posterior al trasplante de novo (DMPT), hecho
que justifica la especial atención que le dispensamos el presente documento de consenso.
Pese a la alta prevalencia de DMPT y de su posible impacto en la supervivencia del injerto
y del paciente sometido a un trasplante renal, existen importantes lagunas en la información
de la que se dispone, tanto de los factores etiopatogénicos y de riesgo más relevantes de
DMPT, como de los tests diagnósticos más adecuados para aplicar en los diferentes
momentos del seguimiento del paciente sometido a un trasplante renal. En este artículo se
resumen las evidencias disponibles tras una búsqueda realizada en la base de datos
PubMed. Esta búsqueda se centró en los estudios publicados en el período 2003-2008, ya
que en el año 2003 se publicó un documento internacional de consenso 1 que establecía los
factores de riesgo para el desarrollo de DMPT y se ofrecían una serie de recomendaciones
para llegar al diagnóstico, sentando las bases del conocimiento que en ese momento existía
de la entidad que nos ocupa. Se seleccionaron los 23 estudios más relevantes, que
posteriormente fueron revisados y calificados según los criterios de la medicina basada en
la evidencia. Con la información obtenida y la posterior discusión en el grupo de trabajo, se
elaboró este documento de consenso. Dado que las definiciones de las diferentes
alteraciones del metabolismo hidrocarbonado han ido cambiando con el tiempo, es
importante establecerlas en función de los criterios actuales de diagnóstico en la población
general, según la American Diabetes Association (ADA) (tabla 1), y extrapolarlas al
paciente sometido a un trasplante renal.
PREVALENCIA
La prevalencia de diabetes después del trasplante ha sido habitualmente infravalorada,
debido a que no se utilizaban los criterios de diagnóstico actuales 2. Estudios realizados
recientemente en pacientes sometidos a trasplantes renales en España3 han podido establecer
una prevalencia acumulada de DMPT de novo del 21,5% a los 2 años del trasplante renal,
observándose una mayor incidencia en el primer año de trasplante (grado de recomendación
B). Por otro lado, cuando a los pacientes no diabéticos se les realiza un test de sobrecarga
oral de glucosa (TSOG) se ha observado que un 25-30% de ellos presentan intolerancia a la
glucosa o diabetes4,5 (grado de recomendación B).
ETIOPATOGENIA Y FACTORES DE RIESGO
La mayor parte de la información de la que se dispone en este ámbito proviene de estudios
retrospectivos. En ellos se analizan múltiples factores de riesgo que intervienen tanto antes
como después del trasplante y que pueden dividirse en modificables y no modificables. Los
factores de riesgo implicados en la DMPT quedan reflejados en la tabla 2. Entre los factores
no modificables destacan la edad, que es un factor de riesgo que aparece siempre en la
mayoría de estudios3-8, el sexo9, la etnia9 y los antecedentes familiares de diabetes
mellitus10 (grado de recomendación B). Antes del trasplante, existen una serie de factores
como el índice de masa corporal3,4,6-10, la concentración de triglicéridos4,11, el valor de
adiponectina12,13, la presencia de HTA, el síndrome metabólico y la prediabetes, que muy
probablemente estén ligados entre sí desde el punto de vista fisiopatológico y que confieren
un mayor riesgo de desarrollo de DMPT (grados de recomendación B-C según los
diferentes estudios). Por otro lado, la existencia de anticuerpos contra el virus de la hepatitis
C se ha asociado con un aumento de la prevalencia de DMPT en estos pacientes (grado de
recomendación B)6,9,14. Algunos de los factores mencionados previamente, como el índice de
masa corporal o la concentración de triglicéridos y de adiponectina continúan teniendo un
papel etiopatogénico importante después del trasplante, pero hay otros factores, como la
inmunosupresión, el rechazo agudo y la enfermedad por citomegalovirus, factores propios
del paciente sometido a un trasplante renal, que son muy importantes en el desarrollo de la
DMPT (grados de recomendación B-C). El tratamiento inmunosupresor se asocia con
DMPT, de manera que los diferentes estudios implican a los esteroides, a los fármacos
anticalcineurínicos15 y a sirolimus como sustancias potencialmente diabetógenas, siendo
diferentes los grados de recomendación según los estudios publicados al respecto. En
cuanto a los esteroides, en los estudios revisados existe una asociación con DMPT (grado
de recomendación A)5,17. Por otro lado, tacrolimus es más diabetógeno que ciclosporina
(grado de recomendación A)3,6,9,11,16,17 y sirolimus se ha asociado con DMPT, especialmente
cuando se asocia con anticalcineurínicos (grado de recomendación C) 18,19. No se disponen en
la actualidad de estudios con everolimus.
DIAGNÓSTICO Y SEGUIMIENTO
Los criterios diagnósticos de DMPT ya han sido expuestos en el apartado de
«Introducción». En cuanto a la monitorización del metabolismo hidrocarbonado en la
práctica clínica habitual, es preciso comentar las evidencias encontradas acerca de la
determinación de glucosa en ayunas y el TSOG. Como mínimo, la determinación de
glucosa en ayunas debe ser semanal durante el primer mes, trimestral durante el primer año
y anual posteriormente (grado de recomendación A). No obstante, en la práctica clínica
habitual suele determinarse en las mismas analíticas que se efectúan para monitorizar la
función renal y los niveles de fármacos inmunosupresores (grado de recomendación D). En
cuanto al TSOG, al ser un test más complicado de practicar que la determinación de
glucosa en ayunas, las evidencias de las que se dispone son menores. No obstante, la
realización de un TSOG descubre a pacientes con intolerancia a la glucosa o con diabetes
en un alto porcentaje4,5,20,21 (grado de recomendación A) y parecería razonable realizarlo en
los primeros 3 meses después del trasplante, al menos en aquellos pacientes con glucosa
basal alterada22 (grado de recomendación B). Por otro lado, sería recomendable llevar a cabo
un TSOG antes del trasplante, con el fin de identificar pacientes de riesgo de desarrollar
DMPT y adaptar la inmunosupresión (grado de recomendación C). Durante el seguimiento
del paciente trasplantado, aunque no hay datos suficientes en los estudios publicados,
parecería razonable realizar un TSOG cuando aparece una glucemia basal alterada en la
fase de mantenimiento, de la misma forma que se realiza en la población general 20,23 (grado
de recomendación D).
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Artículo de revisión
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%C3%B3n_de_la_diabetes_mellitus
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http://www.revistasbolivianas.org.bo/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2304-
37682010001100004&lng=es&nrm=iso
ARTÍCULO
Resumen:
La diabetes Mellitus es una enfermedad cada vez más frecuente en el mundo, por lo
que el diagnostico y las medidas de sostén de esta enfermedad deben llevarnos a
enfrentar los posibles causales etiopatogenicos que la originan.
CONCEPTO:
ETIOPATOGENIA:
b) Diabetes Tipo II, donde existe resistencia a la insulina y respuesta insulinita
compensatoria excesiva.
Genética:
Demás que múltiples estudios en diversos grupos étnicos, sobre todo en raza caucásica
a mostrado que los Diabéticos Tipo I son portadores de antígeno DR3 y/o DR4, que no
son representativos en las poblaciones de los no diabéticos. De igual forma los alelos
DQA1*501, DQB1*0201, DQA1*0301, DQB1*0302, se presentan en el 40% de niños
portadores de DTI. Se evidenció igualmente, polimorfismos en la región promotora del
gen e la insulina en el 10% de la población de diabéticos tipo I.
La diabetes tipo II por su parte es una entidad poligenica multifactorial, donde existen
interacciones gen-factores ambientales de manera importante, existiendo una
predisposición genética mal definida, la mayor parte está relacionada con genes
específicos como el de la glucoquinasa, ADN mitocondrial y mutaciones raras e la
insulina, creándose un patrón MODY, que es un conjunto de
síndromes hiperglucemiantes que aparecen antes de los 30 años.
Los genes candidatos para la inducción e la resistencia insulina son aquellos que
codifican en el receptor PPARy y la glucoproteina de membrana PC-1, estos receptores
se unen a una zona especifica en la región del promotor de los genes diana,
mayormente localizados en colon tejido adiposo, sistema inmune, alterando la
recepción de la insulina. De igual manera se han descrito mutaciones funcionales en la
región codificante de un gen que altera la funcionalidad insulina.
Un hallazgo interesante es que existe interacción del gen con la ingesta de ácidos
grasos de la dieta, demostrando que cuando el cociente de ácidos grasos
polinsarturados/saturados procedentes de la dieta es bajo, la media del índice de masa
corporal en los portadores de la mutación es mayor que en individuos normales.
Autoinmunidad
Factores ambientales
Varios estudios epidemiológicos en humanos y modelos animales han determinado que
algunos virus pueden ser determinantes etiológicos no genéticos de la Diabetes
Mellitus tipo 1, asociándose a ello, enfermedades como la rubéola, enterovirus,
citomegalovirus, Coxackie virus e incluso el paramixovirus.
No olvidemos que la dieta per se no es un causal de Diabetes Mellitus, sino mas bien el
mal uso de contenido graso en las dietas corrientes, donde la relación de grasa y
carbohidrato está a favor de la primera, encontrándose además que el alcohol puede
tener algún efecto protector en la aparición de la enfermedad, cuando su consumo es
moderado.
Actividad física
Los estudios en general han demostrado que la Diabetes Mellitus se asocia en forma
importante al sedentarismo tanto en hombres como en muges, ya que el ejercicio
físico parece tener un defecto importante en la reducción de la resistencia a la insulina,
aumentando los transportadores de glucosa y mejorando el flujo capilar.
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articulo-S0304541220302158
Apartados
Resumen
Palabras clave
Abstract
Keywords
PROTOCOLOS DE PRÁCTICA ASISTENCIAL
DOI: 10.1016/j.med.2020.09.014
09
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5639795
Concepto La diabetes mellitus es una enfermedad metabólica de etiología múltiple caracterizada por la hiperglucemia
crónica. La mayoría de los casos pueden clasificarse dentro de la categoría de diabetes mellitus tipo 1 o tipo 2, cuyo
mecanismo fisiopatológico es bien distinto, si bien existen otros muchos tipos de diabetes.
Epidemiología La prevalencia total de la diabetes se sitúa en torno a un 14%, siendo la diabetes tipo 2 aproximadamente
el 90% de los casos, con una alta prevalencia de diabetes no conocida.
Etiopatogenia En el desarrollo de la diabetes tipo 1 influyen factores genéticos, inmunológicos y ambientales. Para el
desarrollo de la diabetes tipo 2 se ha visto la influencia de factores genéticos y ambientales.
La diabetes tipo MODY (Maturity Onset Diabetes of the Young) se caracteriza por el inicio temprano de diabetes que
no requiere insulina en el momento del diagnóstico, sin signos de autoinmunidad ni resistencia a la insulina, y con
patrón de herencia autosómica dominante. Su conocimiento es importante para diferenciarla de la diabetes tipo 1 y tipo
2, con las que se confunde frecuentemente, puesto que el manejo posterior es diferente.
10
https://accessmedicina.mhmedical.com/content.aspx?bookid=2461§ionid=213018745
INTRODUCCIÓN
La diabetes mellitus (DM) comprende un grupo de trastornos metabólicos
frecuentes que comparten el fenotipo de la hiperglucemia. Existen varios tipos
diferentes de DM resultado de una interacción compleja entre genética y factores
ambientales. De acuerdo con la causa de la DM, los factores que contribuyen a la
hiperglucemia pueden ser deficiencia de la secreción de insulina, disminución de
la utilización de glucosa o aumento de la producción de ésta. El trastorno de la
regulación metabólica que acompaña a la DM provoca alteraciones
fisiopatológicas secundarias en muchos sistemas orgánicos, y supone una pesada
carga para el individuo que padece la enfermedad y para el sistema sanitario. En
Estados Unidos, la DM es la primera causa de nefropatía en etapa terminal
(ESRD, end-stage renal disease), de amputaciones no traumáticas de
extremidades inferiores y de ceguera en adultos. También predispone a
enfermedades cardiovasculares. Dado que está aumentando su incidencia en todo
el mundo, seguirá siendo una de las primeras causas de morbilidad y mortalidad
en el futuro próximo.
CLASIFICACIÓN
La DM se clasifica con base en el proceso patógeno que culmina en
hiperglucemia, a diferencia de criterios previos como edad de inicio o tipo de
tratamiento (fig. 396-1). Las dos categorías amplias de la DM se designan tipo 1 y
tipo 2 (cuadro 396-1). Sin embargo, cada vez hay un mayor reconocimiento de
otras formas de diabetes, en las cuales se comprende mejor la patogenia
molecular y puede asociarse con un único defecto genético. Estas otras formas de
diabetes pueden compartir características de la DM tipo 1 o 2. La DM tipo 1 se
desarrolla como consecuencia de una respuesta autoinmunitaria contra las células
beta productoras de insulina, lo que ocasiona una deficiencia completa o casi total
de insulina. La DM tipo 2 es un grupo heterogéneo de trastornos que se
caracterizan por grados variables de resistencia a la insulina, menor secreción de
dicha hormona y una mayor producción de glucosa hepática. Diversos defectos
genéticos y metabólicos en la acción, secreción o ambas funciones de la insulina
causan el fenotipo común de hiperglucemia en la DM tipo 2 y tienen grandes
posibilidades terapéuticas en la época actual, en que se dispone de fármacos para
corregir o modificar trastornos metabólicos específicos. Las diabetes tipos 1 y 2
son precedidas por un periodo de deterioro progresivo de homeostasis de la
glucosa, seguido del desarrollo de hiperglucemia que excede el umbral para el
diagnóstico clínico. En términos de diabetes tipo 2, esta fase se conoce como
prediabetes y se clasifica de manera más específica como una alteración de las
concentraciones de glucosa en ayuno (IFG, impaired fasting glucose) o como
intolerancia a la glucosa (IGT, impaired glucose tolerance) (fig. 396-1). En fecha
reciente se definieron tres etapas diferentes de la diabetes mellitus tipo 1 con base
en el desarrollo de autoanticuerpos contra antígenos de células beta pancreáticas
o bien, ...
11
https://www.researchgate.net/publication/244988934_Etiopatogenia_y_metodologia_diagnostica
_de_la_diabetes_posterior_al_trasplante_renal
MUY BUENO
http://aula.campuspanamericana.com/_Cursos/Curso01417/Temario/Experto_Citologia_Sangre/0
2%20M2T1%20(DM).pdf
13
https://revistamedica.com/diabetes-mellitus/
Introducción
La diabetes mellitus (DM) es una enfermedad con una elevada prevalencia, con un
alto número de muertes, con complicaciones graves y con problemas
socioeconómicos en todo el mundo (Cho, NH.; 2018). Se trata de una enfermedad
que tiende a la cronicidad, por ello es de suma importancia el seguimiento y
control de los signos y síntomas de los pacientes desde campos multidisciplinares
para evitar las patologías asociadas y el empeoramiento de los afectados
(Hidalgo, I.; 2014).
Definición y tipos
La diabetes mellitus es una enfermedad metabólica de etiología multifactorial
caracterizada por una hiperglucemia crónica, alteraciones en el metabolismo de
los hidratos de carbono, grasas y proteínas. Todo ello está causado por una
alteración en la secreción de insulina, pérdida de sensibilidad a la acción de la
hormona, o de ambas situaciones (Papatheodorou K.; 2016).
– Genéticos e inmunológicos
Los factores de riesgo asociados a la diabetes mellitus tipo 2 son (Siegel K.R.;
2018):
Diagnóstico
Por definición se considera diabético a aquella persona que cumpla los siguientes
criterios, marcados por la American Diabetes Association, (ADA): (ADA; 2015)
2. Glucemia plasmática Basal (GB) mayor o igual a 126 mg/dl en ayunas (mínimo
8 horas). En este caso se denominaría Glucemia plasmática Basal Alterada
(GBA).
3.- Resultado del test de tolerancia oral de glucosa (TTOG) con 75 g de glucosa,
mayor o igual a 200 mg/dl. El test debe realizarse según describe la Organización
Mundial de la Salud (OMS), utilizando 75 g de glucosa disueltos en 400 ml de
agua. Este criterio no está recomendado para el uso clínico rutinario.
4.- Hemoglobina Glicosilada (HbA1c) mayor o igual de 6,5 %. Se trata de una
prueba que cuantifica la cantidad de hemoglobina que se glucosila en el torrente
sanguíneo. Refleja la media de valores de glucemia en los últimos 2-3 meses y
puede realizarse sin ninguna preparación previa. Sirve como indicador para saber
si se está realizando un correcto tratamiento y control de la enfermedad. Cuanto
mayor sea, más riesgo de desarrollar complicaciones tendrá el paciente.
Tratamiento
El tratamiento varía dependiendo de si se trata de diabetes mellitus tipo 1 o de tipo
2.
Conclusiones
Una buena formación y actualización en diabetes y en el alcance de la
enfermedad, es imprescindible por parte del profesional sanitario, para ofrecer el
tratamiento más adecuado. De esa forma se evita una mala adherencia al
tratamiento por parte del paciente, evitando complicaciones y posibles errores en
la administración farmacológica (Orozco-Beltrána D., 2016).
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http://ve.scielo.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1690-31102012000400003
Dra. Elizabeth Rojas de P., Dra. Rusty Molina, Dr. Cruz Rodríguez.
INTRODUCCIÓN
DEFINICIÓN
CLASIFICACIÓN1-3,5
Los nuevos criterios se basan en niveles menores de glucosa con la finalidad de iniciar
precozmente el tratamiento y reducir las complicaciones1-5. Se consideran valores
normales de glucemia en ayunas menores a 100 mg/dL y de 140 mg/dL después de
dos horas de una carga de glucosa. Las alteraciones del metabolismo de la glucosa
previas a la aparición de la diabetes, están definidas como:
• Glucosa alterada en ayunas (GAA): cuando su valor se encuentra entre 100mg/dL y 125
mg/dL.
• Intolerancia a la prueba de glucosa (ITG) a las dos horas con cifras entre 140 y 199
mg/dL, después de una carga de 75 gramos de glucosa.
Incluye síntomas clásicos con glucemia en ayunas igual o mayor de 126 mg/dL y
glucemia casual, igual o mayor a 200 mg/dL (Tabla 2). Se define como ayuno la falta
de ingesta calórica de, al menos, ocho horas.
Glucemia casual es la que se realiza en cualquier hora del día, sin importar el tiempo
trascurrido desde la última comida1,5,6 (Tabla 2 y figura 1).
Mensajes claves
• La hiperglucemia crónica se asocia con las secuelas a largo plazo, particularmente daño,
disfunción y falla de varios órganos.
• Una glucosa plasmática en ayunas (GPA) ≥ 126 mg/dL, se correlaciona con valores de
glucosa de 200 mg/dL, a las dos horas posterior a una carga de 75 g de glucosa.
•Ayunas de 8 horas.
• Evitar las restricciones dietéticas tres días previos a la prueba (consumo mínimo de
carbohidratos recomendado de 150 g al día).
Las determinaciones de la glucosa se hacen con el paciente en ayunas y a las dos horas
posteriores a la carga de glucosa.
c. Hipertensos en tratamiento o con presión arterial elevada (sistólica, igual o mayor a 130
mmHg y diastólica igual o mayor a 85 mmHg).
d. Pacientes con dislipidemia: triglicéridos > 150mg/dL, HDL-C < 40mg/dL en hombres y <
de 50mg/dL en mujeres
Ventajas: Esta prueba puede realizarse en cualquier momento del día, no requiere de
ayunas y tiene poca variabilidad individual. Los valores de la A1c, iguales o mayores a
6,5% son considerados como un mejor índice de exposición crónica a la glucosa, en
comparación con un valor de glucosa en ayunas y pueden ser utilizados como predictores
de alto riesgo para complicaciones a mediano y a largo plazo, como por ejemplo la
retinopatía.
Limitaciones: No está disponible a nivel mundial, los métodos de medición no se han
estandarizados ni certificados, el análisis se afecta en la hemoglobinopatías, y en las
alteraciones del recambio hemático, así como en las anemias.
El Comité Internacional de Expertos para el uso de la A1c recomienda como punto de corte
para el diagnóstico el valor de 6,5%; sin embargo, este mismo comité reconoce que existe
discordancia en los resultados, ya que el 0,5% de los pacientes que tienen A1c igual o
mayor a 6,5% tienen glucemias en ayunas menores a 126 mg/dL, mientras que el 1,8% de
los pacientes con A1c menores de 6,5%, tenían glucemias en ayunas mayores a 126
mg/dL11,12. En Venezuela no están dadas las condiciones para utilizar la A1C como
diagnóstico de diabetes.
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
1. Todo sujeto debe ser evaluado anualmente para descartar el riesgo de DM2, siguiendo
los criterios clínicos y demográficos.
2. El tamizaje utilizando la GPA debe realizarse cada tres años en todo adulto mayor de 40
años.
5. La PTGO con 75 g de glucosa o glucemia postprandial a las dos horas en sujetos con
glucemia plasmática en ayunas (entre 110 a 125 mg/dL) para identificar a portadores de
ITG o DM2.
6. La PTGO con 75 g de glucosa con glucemia en ayunas (de 100 a 110 mg/dL) con uno o
más factores de riesgo para diagnosticar GAA o DM2.
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Receptor de Insulina
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Inicio >
Enfermedades y Tratamientos >
Enfermedades >
Cansancio.
Pérdida de peso.
Sed intensa.
Continua producción de orina, incluso por la noche.
Investigació n y diabetes
La terapia celular y la inmunoterapia, principales esperanzas para tratar la
diabetes.
La inmunoterapia busca frenar la alteración del sistema inmune que destruye las
células propias productoras de insulina.
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21
https://cerebromedico.com/fisiopatologia-de-la-diabetes-tipo-1/
Fisiopatologia de la Diabetes tipo 1
Contenido a revisar [Mostrar]
¿Que es la Diabetes tipo 1?
La Diabetes Mellitus tipo 1 es una enfermedad crónica. Es el resultado de la
perdida de capacidad del páncreas para producir insulina. La Diabetes tipo 1 es
una enfermedad auto inmune y multifactorial en la que participan tanto agentes
genéticos, ambientales e inmunológicos. La interacción de estos factores culmina
en el caso de la Diabetes tipo 1 en la destrucción específica de las células beta del
páncreas. Sin Células Beta el páncreas no produce insulina y la glucosa se acumula
en la sangre.
Aspectos Generales de la Diabetes tipo 1.
Las células Beta del Páncreas son
las encargadas de la síntesis y secreción de Insulina al torrente sanguíneo. Su
acción se ve estimulada por el aumento en los niveles de Glucosa en Sangre. La
cual activa una serie de mecanismos de señalización celular que tienen como
finalidad permitir la liberación de la Insulina. La Insulina es una hormona necesaria
para el ingreso de la Glucosa a la célula.
La Insulina actúa sobre un grupo de receptores específicos que permiten la
exocitosis de los GLUT4. Estas proteínas facilitadores del transporte de Glucosa
permiten el paso de la misma al interior de la célula. La Glucosa puede entrar en
diversos procesos metabólicos dependiendo de la necesidad de la célula. Puedes
leer más sobre la Fisiología de la captación de Glucosa.
En la Diabetes Mellitus tipo 1 las células beta del páncreas son destruidas. Este
es un proceso autoinmune. La falta de Células Beta genera una ausencia de
Insulina. La falta de Insulina ocasiona que la Glucosa no pueda ser captada por las
células.
Aspectos o Factores Genéticos.
Consideraciones Genéticas.
Susceptibilidad genética.
La mayoría de los diabéticos tipo 1 tiene un haplotipo de HLA-DR3 y HLA-DR4
o ambos. Estos Haplotipos están presentes en el 40% de los niños con Diabetes
tipo 1 y solo en el 2% o menos de la población normal de Estados Unidos. Dado
que HLA-DR3 y HLA-DR4 se encuentran íntimamente relacionados en la
codificación del Complejo Mayor de Histocompatibilidad tipo 2 se puede entender
la susceptibilidad genética en el desarrollo de la enfermedad.
La capacidad de las moléculas de MHC-2 para presentar de forma correcta el
antígeno depende de su composición de aminoácidos y de sus lugares de unión
del antígeno. Una sustitución de uno de estos aminoácidos puede influir en la
especificidad de la respuesta inmunológica. Lo que de cierto modo explicaría la
respuesta autoinmune por una reacción inmunológica cruzada contra las células
beta del páncreas.
No obstante es importante mencionar que muchas personas con los Haplotipos
predisponentes no terminan de desarrollar la enfermedad. Este hecho hace
referencia a que la enfermedad es multifactorial y no solo un aspecto genético.
Factores ambientales.
Dentro de los virus que se han identificado se encuentran el Coxackie Virus, el virus
de la Rubeola, el Citomegalovirus (CMV), el Rotavirus, entre otros. En todos estos
posibles escenarios la hipótesis es que se da una reacción inmunológica cruzada. Al
responder el sistema inmunológico a estas infecciones el Complejo Mayor de
Histocompatibilidad que se encuentra con una predisposición genética genera
una respuesta autoinmune. Dicha respuesta autoinmune acaba en la destrucción
de las células beta del páncreas.
Patogenia de la Diabetes tipo 1.
Respuesta autoinmune en la Diabetes Tipo 1.
Dado que Anti-GAD y IA2 son los más específicos en la Diabetes tipo 1. Se suele
afirmar que tienen mayor rentabilidad diagnostica ya que están presentes en el
75% de los pacientes con DM1. Por lo mismo se utilizan en el diagnóstico de
Diabetes tipo 1.
Hiperglicemia
Debilidad y/o Cansancio
Polidipsia
Poliuria
Polifagia
Pérdida de peso
Enuresis nocturna (En niños)
Visión borrosa
Cataratas
Entumecimiento u hormigueo en los pies.
Hiperglicemia.
Como se ha mencionado antes la Insulina resulta necesaria para el ingreso de la
Glucosa a la célula. La insulina funciona como la llave de una cerradura. Al unirse a
su receptor la Insulina desencadena una señalización celular cuyo objetivo final es
la exocitosis de los GLUT4. Los GLUT4 son las proteínas encargadas de permitir
el paso de la Glucosa hacia el interior de la célula. Las Celulas requieren de
Glucosa para obtener energía mediante el metabolismo de la misma y posterior
fosforilacion oxidativa.
Polifagia.
Debido a que la Glucosa que se ingiere mediante los Carbohidratos no puede ser
utilizada por la célula. Las Celulas expresan la necesidad continua de un suministro
energético. El Cerebro en respuesta a esta necesidad celular activa las vías
compensadoras para la obtención de energía como la Glucogenolisis y la
Gluconeogénesis.
Pérdida de peso.
Diabetes y la visión.
Deshidratación y el Cristalino.
⚕ Aspectos
️ Clave de la Fisiopatologia de la Diabetes tipo 1 🔑
22
http://www.medicinabuenosaires.com/revistas/vol61-01/3/diabetes.htm
Dirección Postal: Manuel Luis Martí. Av. Pte. Quintana 32, 1014 Buenos Aires
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23
https://www.analesdepediatria.org/es-diabetes-mellitus-formas-presentacion-clinica-articulo-
S1695403312003190
Servicio de Endocrinología, Hospital Infantil Universitario Niño Jesús, Madrid, España Instituto de
Investigación La Princesa, Departamento de Pediatría, Universidad Autónoma de Madrid, España
Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn)
(06/22), Instituto de Salud Carlos III, Madrid, España
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RESUMEN
Diabetes mellitus
Hiperglucemia
Glucosuria
Autoinmunidad
Insulinorresistencia
Diabetes neonatal
ABSTRACT
Keywords:
Diabetes mellitus
Hyperglycemia
Glycosuria
Autoimmunity
Insulin resistance
Neonatal diabetes
TEXTO COMPLETO
Introducción
La diabetes mellitus es una de las enfermedades crónicas más frecuentes
en la infancia1. En realidad, no se trata de una única enfermedad sino de
un síndrome heterogéneo que incluye numerosas entidades clínicas
etiopatogénicamente distintas, caracterizadas todas ellas por un dato
analítico común, la hiperglucemia mantenida, responsable de gran parte
de las complicaciones crónicas que los pacientes diabéticos pueden
desarrollar con el tiempo2.
El mantenimiento de la glucemia en su estrecho rango de normalidad
depende del equilibrio entre 2 factores: la secreción de insulina desde el
páncreas, por un lado, y el grado de sensibilidad a la misma
(fundamentalmente en hígado, músculo esquelético y tejido adiposo), por
otro3. En condiciones normales, el producto de ambos factores, conocido
como índice de disposición, permanece constante en un individuo dado y
las variaciones fisiológicas de la sensibilidad a la insulina se compensan
con cambios de la secreción de la misma en sentido opuesto. Así, por
ejemplo, la insulinorresistencia característica de la pubertad se acompaña
de un marcado aumento en la producción endógena de insulina. En caso
de que una disminución de la sensibilidad a la insulina, fisiológica o no,
no pueda ser compensada adecuadamente por un aumento de su
secreción, el equilibrio entre los factores anteriores se altera, resultando
en una situación de deficiencia relativa de insulina, con la consiguiente
aparición de hiperglucemia. En otros casos, la hiperglucemia es debida
fundamentalmente a una disminución primaria de la secreción de insulina
sin cambios apreciables en la sensibilidad a la misma, es decir, a una
deficiencia absoluta de insulina. De este modo, la hiperglucemia puede
ser el resultado de una alteración grave en uno solo de los componentes
del sistema o de una combinación de defectos leves en cada uno de los
componentes. Desde un punto de vista etiopatogénico, por tanto,
cualquier tipo de diabetes puede considerarse secundaria a una alteración
predominante de la secreción de insulina (diabetes tipo 1, diabetes
MODY, diabetes mitocondrial y diabetes neonatal, entre otras) o a una
deficiencia relativa de insulina en pacientes con mayor o menor grado de
insulinorresistencia (diabetes tipo 2, diabetes relacionada con la fibrosis
quística, síndromes de insulinorresistencia grave y lipodistrofias, entre
otras)4.
Con gran diferencia, la forma más frecuente de diabetes mellitus en los
niños y adolescentes de nuestro medio es la diabetes tipo 1, en la que uno
o más estímulos ambientales desencadenan, en ciertos sujetos
genéticamente predispuestos, una reacción autoinmune contra las células
β pancreáticas que acaba por destruirlas. No obstante, este no es el único
tipo de diabetes mellitus que puede observarse en la infancia 5,6. El avance
de los conocimientos en este campo en los últimos años ha hecho que un
número creciente de pacientes pediátricos sean incluidos en otras
categorías diagnósticas distintas a la diabetes tipo 1. La correcta
identificación de estos casos puede tener implicaciones relevantes, no
solo en cuanto al mecanismo de producción de la enfermedad, sino
también en lo que se refiere a la forma de presentación clínica, a la
manera de confirmar el diagnóstico, al tratamiento más adecuado, al
pronóstico a largo plazo de la enfermedad o al riesgo de que los
familiares próximos desarrollen la enfermedad en cada caso. El
diagnóstico específico de estas formas poco frecuentes de diabetes
mellitus se ve facilitado en ocasiones por el hecho de que muchas de
ellas se asocian con síndromes multiorgánicos característicos (y
frecuentemente preexistentes, ya que a menudo la hiperglucemia aparece
de forma tardía, después de otras manifestaciones clínicas) 7 o con una
edad de presentación determinada, como es el caso de la llamada
diabetes neonatal8.
1. HbA1c ≥6,5%Determinada por un método estandarizado frente al ensayo del estudio DCCT a
o
o
o
4. Glucemia ≥200mg/dL en cualquier momento del díaEn pacientes con síntomas clásicos de
hiperglucemia o complicación aguda hiperglucémica
1. Diabetes tipo 1
a. Inmune
b. Idiopática
2. Diabetes tipo 2
I. HNF1A (MODY3)
II. GCK (MODY2)
III. HNF4A (MODY1)
IV. IPF1 (MODY4)
V. HNF1B (MODY5)
VI. NEUROD1 (MODY 6)
VIII. Otras
II. Leprechaunismo
V. Otras
I. Pancreatitis
II. Traumatismo/pancreatectomía
III. Neoplasia
V. Hemocromatosis
VII. Otras
d. Endocrinopatías
I. Acromegalia
IV. Feocromocitoma
V. Hipertiroidismo
VI. Somatostatinoma
VII. Aldosteronoma
VIII. Otras
I. Vacor
II. Pentamidina
IV. Glucocorticoides
V. Hormona tiroidea
VI. Diazóxido
VIII. Tiazidas
IX. Dilantina
X. Interferón γ
XI. Otros
f. Infecciones
I. Rubéola congénita
II. Citomegalovirus
III. Otras
III. Otras
V. Ataxia de Friedrich
IX. Porfiria
X. Síndrome de Prader-Willi
XI Otros
4. Diabetes gestacional
Diabetes tipo 1
Diabetes tipo 2
Previamente conocida como diabetes no insulino-dependiente o diabetes
del adulto, fisiopatológicamente se debe a la coexistencia de cierto grado
de resistencia a la acción de la insulina y un defecto funcional en las
células β pancreáticas que no permite compensar completamente la
situación mediante un incremento de la secreción de insulina 28. La
obesidad es la causa más frecuente de insulinorresistencia patológica en
la infancia, que se hace más evidente durante la pubertad, cuando se
suma a la insulinorresistencia fisiológica propia de esta etapa de la vida.
La diabetes tipo 2 es, con diferencia, la forma más frecuente de diabetes
en la población general. Aunque en ciertas poblaciones concretas con
riesgo muy alto de diabetes tipo 2, como los indios Pima, esta es al
menos tan frecuente en niños y adolescentes como la diabetes tipo 1 29, los
casos pediátricos son excepcionales en nuestro medio 30,31 y suelen
aparecer en adolescentes pertenecientes a determinados grupos étnicos
minoritarios, con obesidad de predominio troncular, datos clínicos y
analíticos de síndrome metabólico (acantosis nigricans, ovario
poliquístico, hipertrigliceridemia, hipertensión y esteatosis hepática) e
historia familiar de diabetes32. Hasta el 30% de los casos incidentes de
diabetes tipo 2 pediátrica pueden presentar cetosis en el momento del
diagnóstico y requerir tratamiento agudo con insulina 32, por lo que la
presencia de cetosis no puede utilizarse como criterio de exclusión de
este diagnóstico. Sin embargo, se han publicado una serie de hallazgos
clínicos y analíticos que deben hacer sospechar del diagnóstico de
diabetes tipo 2 (tabla 4)27.
Tabla 4.
Predisposición
genética Poligénica Poligénica Monogénica
Asociaciones
No en MODY, posible en
Cetosis Frecuente Rara diabetes neonatal
Misma frecuencia
que en la población Misma frecuencia que en
Obesidad general Sí la población general
Antecedentes
familiares (progenitor
afecto) 2-4% 80% 90%
Conclusiones
-
-
El diagnóstico parece bastante sencillo cuando se atiende a un paciente con afectación del
estado general y cetosis. Sin embargo, cuando el diagnóstico de diabetes se confirma en un
paciente con hiperglucemia sintomática sin cetosis o cuando el paciente no refiere síntomas
osmóticos es necesario considerar varios factores adicionales antes de adscribir la diabetes
a un subtipo concreto.
-
-
Mientras la diabetes tipo 1 y la diabetes tipo 2 carecen de una prueba diagnóstica única y el
diagnóstico se basa en la agrupación de indicios, la mayoría de las formas monogénicas de
diabetes pueden diagnosticarse mediante un estudio genético específico. El diagnóstico
molecular es caro, pero puede tener un gran impacto en la actitud clínica para con el
paciente y otros familiares. Es importante seleccionar cuidadosamente a los candidatos a
estudio mediante los datos clínicos disponibles y la realización de determinadas pruebas
complementarias, como la determinación de péptido C y autoanticuerpos pancreáticos, así
como estudiar a otros miembros de la familia, antes de solicitar el correspondiente estudio
genético.
Conflicto de intereses
AGRADECIMIENTOS
Óscar Rubio Cabezas es Investigador del Sistema Nacional de Salud del Programa «Miguel
Servet» del Instituto de Salud Carlos III, Madrid (CP11/00263).
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A. Hattersley, J. Bruining, J. Shield, P. Njolstad, K.C. Donaghue.
http://dx.doi.org/10.1111/j.1399-5448.2009.00571.x | Medline
24
Caracterización de autoantígenos en la diabetes tipo 1. Papel
de las galectinas en la etiopatogenia de la enfermedad
Por favor, use es
Fecha: 2012-02-03
URI: http://hdl.handle.net/10347/3647
ISBN: 978-84-9887-830-1
25
MUY BUENO
https://minerva.usc.es/xmlui/handle/10347/3647
26
https://www.seen.es/ModulGEX/workspace/publico/modulos/web/docs/apartados/229/300819_
095243_0352186258.pdf
https://eprints.ucm.es/53460/1/5311807892.pdf
28
http://fmdiabetes.org/sistema-inmunologico-y-diabetes/
julio 3, 2015
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10
El sistema inmunológico es el “ejército natural” que nos mantiene a salvo frente al ataque de
virus, bacterias, hongos e incluso células propias que pueden alterarse en nuestro organismo.
En cambio, cuando esta red de células destruye tejidos corporales, provoca el crecimiento
anormal de algún órgano o cambios funcionales en los mismos, estamos ante un caso de
autoinmunidad.
Los tres pilares básicos en el tratamiento de los diferentes tipos de diabetes son la DIETA,
EJERCICIO FISICO Y TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO. El tratamiento de un paciente
de Diabetes LADA, que inmunológica y genéticamente se asemeja a la DM tipo 1 y
metabólicamente es parecida a la DM tipo 2, tendrá como objetivo lograr el buen control
glucémico/metabólico, conservar la función de las células beta y prevenir las complicaciones.
De este modo, debido a la lenta naturaleza destructiva de las células beta de los pacientes
LADA, la insulina no suele ser la primera opción terapéutica en el momento del diagnóstico, a
diferencia de la DM1. Comenzará con antidiabéticos orales como en DM2.
Otras enfermedades autoinmunes
La tiroiditis y la diabetes mellitus son las dos enfermedades relacionadas con el sistema
hormonal más comunes encontradas en la práctica. La disfunción tiroidea no
diagnosticada puede alterar el control metabólico en pacientes con diabetes y amplificar
el riesgo de enfermedad cardiovascular existente. Es más común en pacientes con
diabetes tipo 1 que aquellos con diabetes tipo 2.
Se sabe que la enfermedad celiaca y la diabetes comparten genes de susceptibilidad que
participan en la respuesta inmune y que se asocia con el mayor riesgo de desarrollar
celiaquía en pacientes diabéticos. La detección precoz de la enfermedad celíaca y el
tratamiento sin gluten de estos pacientes permite un mejor manejo de la diabetes y
disminuye las complicaciones de la celiaquía, como son la osteoporosis, linfoma o
enfermedades del sistema nervioso.
Muchas de las enfermedades autoinmunes son raras; sin embargo, como grupo afectan a
millones de personas. La mayoría de ellas afectan más a las mujeres y en particular a las
mujeres en edad laboral y durante sus años fértiles. Aunque algunas enfermedades autoinmunes
aparecen con más frecuencia en determinados grupos étnicos, lo cierto es que su impacto
social, económico y sanitario se extiende además de a la familia, a la organización laboral, al
entorno social y a los amigos y compañeros de trabajo.
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El sistema inmunológico es el “ejército natural” que nos mantiene a salvo frente al ataque de
virus, bacterias, hongos e incluso células propias que pueden alterarse en nuestro organismo.
En cambio, cuando esta red de células destruye tejidos corporales, provoca el crecimiento
anormal de algún órgano o cambios funcionales en los mismos, estamos ante un caso de
autoinmunidad.
Los tres pilares básicos en el tratamiento de los diferentes tipos de diabetes son la DIETA,
EJERCICIO FISICO Y TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO. El tratamiento de un paciente
de Diabetes LADA, que inmunológica y genéticamente se asemeja a la DM tipo 1 y
metabólicamente es parecida a la DM tipo 2, tendrá como objetivo lograr el buen control
glucémico/metabólico, conservar la función de las células beta y prevenir las complicaciones.
De este modo, debido a la lenta naturaleza destructiva de las células beta de los pacientes
LADA, la insulina no suele ser la primera opción terapéutica en el momento del diagnóstico, a
diferencia de la DM1. Comenzará con antidiabéticos orales como en DM2.
La tiroiditis y la diabetes mellitus son las dos enfermedades relacionadas con el sistema
hormonal más comunes encontradas en la práctica. La disfunción tiroidea no
diagnosticada puede alterar el control metabólico en pacientes con diabetes y amplificar
el riesgo de enfermedad cardiovascular existente. Es más común en pacientes con
diabetes tipo 1 que aquellos con diabetes tipo 2.
Se sabe que la enfermedad celiaca y la diabetes comparten genes de susceptibilidad que
participan en la respuesta inmune y que se asocia con el mayor riesgo de desarrollar
celiaquía en pacientes diabéticos. La detección precoz de la enfermedad celíaca y el
tratamiento sin gluten de estos pacientes permite un mejor manejo de la diabetes y
disminuye las complicaciones de la celiaquía, como son la osteoporosis, linfoma o
enfermedades del sistema nervioso.
Muchas de las enfermedades autoinmunes son raras; sin embargo, como grupo afectan a
millones de personas. La mayoría de ellas afectan más a las mujeres y en particular a las
mujeres en edad laboral y durante sus años fértiles. Aunque algunas enfermedades autoinmunes
aparecen con más frecuencia en determinados grupos étnicos, lo cierto es que su impacto
social, económico y sanitario se extiende además de a la familia, a la organización laboral, al
entorno social y a los amigos y compañeros de trabajo.
30
https://www.medigraphic.com/pdfs/revcubangcirvas/cac-2017/cac171i.pdf
31
http://www.cienciacierta.uadec.mx/2014/03/04/alteraciones-del-sistema-inmune-en-pacientes-
con-diabetes-mellitus/
Alteraciones del sistema inmune en pacientes
con Diabetes Mellitus
Por otro lado, la DM2 es una enfermedad metabólica caracterizada por la resistencia a la acción
de la insulina, provocando un incremento de la producción de ésta por las células b
(hiperinsulinemia compensatoria) para forzar a la glucosa a entrar a las células de los tejidos
periféricos. En la DM2 hay una deficiencia crónica en la internalización de la glucosa y en la
actividad de la insulina, lo que conlleva a alteraciones en la homeostasis de lípidos, citosinas, y
producción de adipocitos, generando una inflamación sistémica con altos niveles de marcadores
inflamatorias, como Proteína C reactiva, Interleucina 6 (IL-6) y Factor de necrosis tumoral (TNF).
Se ha postulado que la DM2 es consecuencia de la respuesta inflamatoria (Pickup, Mattock,
Chusney y Burt, 1997). Existe otro tipo diabetes denominada MODY (Maturity Onset Diabetes
of the Young). Se presenta en jóvenes menores de 25 años no obesos, y se caracteriza por una
deficiencia en la producción de insulina, pero no provoca dependencia de ella. Es una
enfermedad autosómica dominante, por eso es frecuente encontrar tres generaciones de una
misma familia afectadas. Hay seis subtipos de MODY y se han clasificado de acuerdo a las
mutaciones genéticas identificadas: a) MODY 1: mutación en el gen del factor de transcripción
hepático (HNF-4 a ); b) MODY 2: mutación en el gen de la glucosa cinasa; c) MODY 3:
mutaciones en el gen HNF-1a, factor de transcripción expresado en el páncreas, hígado y riñón;
d) MODY 4: mutación en el factor promotor de insulina IPF; e) MODY 5: mutación en el factor
de transcripción HNF-1b; y f) MODY 6: mutación en el gen Neuro-D1. Las más comunes son los
tipos 2 y 3 (Faria de, Murussi, Witter y Pinho, 2010).
Sistema inmune en diabéticos
Desde el siglo pasado se conoce que los pacientes con DM son más susceptibles a
enfermedades infecciosas que los sujetos que no la padecen. En 1904 Lassar ugirió que los altos
niveles de glucosa en la sangre pudieran favorecer el desarrollo de infecciones, pero en 1911
Handmann demostró que la glucosa no potencia el crecimiento bacteriano, sugiriendo la
participación del sistema inmune en esta susceptibilidad. Fue hasta 1907 cuando Da Acosta
demostraron la existencia de alteraciones en el sistema inmune de pacientes con DM. En la
última década numerosos estudios se han realizado para entender los cambios en la respuesta
inmune de pacientes con DM.
Inmunidad innata
Las células del sistema inmunitario innato desempeñan un papel esencial, son la primeria línea
de defensa y participan en la dirección de respuestas inmunitarias adaptativas. La inmunidad
innata no es capaz de reconocer ciertos patógenos ni conseguir inmunidad protectora específica
que prevenga reinfecciones.
Algunos de los mecanismos que están involucrados en esta respuesta son: adherencia,
fagocitosis, actividad bacteriana, quimiotaxis y liberación de citosinas. Diferentes alteraciones
en estos mecanismos se han descrito para pacientes con DM. Las principales células que se han
estudiado son los neutrófilos, monocitos y linfocitos.
Inmunidad adaptativa
La respuesta inmune adaptativa o específica se basa en identificar al invasor a través de
estructuras de la superficie de un tipo particular de glóbulos blancos o linfocitos. Cuando los
linfocitos involucrados son los tipo B, se dice que la respuesta inmune es humoral. En cambio, si
los linfocitos responsables son los T, la respuesta inmune es celular.
La respuesta inmune consta de una etapa inicial de reconocimiento, una segunda de
diferenciación de los linfocitos específicos, y una tercera efectora, en la cual se pone en acción
una serie de mecanismos de destrucción del agresor, de acuerdo con las características del
antígeno. Cada antígeno estimula diferentes poblaciones de linfocitos, lo que hace que se
desarrollen mecanismos apropiados que conducen a la eliminación del agresor.
El primer contacto del sistema inmune con un antígeno inicia la respuesta primaria, la cual lleva
a la eliminación del invasor y, simultáneamente, provoca la diferenciación de células que quedan
“preadaptadas” a un nuevo contacto con el antígeno –las células de memoria–. En posteriores
encuentros con el mismo antígeno se produce una respuesta secundaria, más rápida y de mayor
magnitud. La especificidad de la respuesta inmune deriva de las acciones e interacciones de los
linfocitos B y T. En los mamíferos, los sitios primarios de diferenciación y proliferación de estas
células son la médula ósea (para los B) y el timo (para los T), un órgano esponjoso y bilobulado
que se encuentra en la zona superior del tórax. El escenario en que operan estas células se
conoce como sistema inmune.
Inmunidad celular
Existen diferentes tipos celulares que forman parte de la respuesta inmune celular y tienen
diferentes funciones. Se denomina células colaboradoras a las encargadas de coordinar la
respuesta inicial frente a los patógenos; y reguladoras a las que velan por el respeto de la
integridad de lo propio y, una vez controlada la infección, desmontan la respuesta. Se conocen
tres tipos de células colaboradoras que coordinan respuestas frente a parásitos intracelulares: el
TH1 (linfocito T “helper”), el helmintos (TH2), y las bacterias de crecimiento extracelular y
hongos (TH17).
En los pacientes con DM2 se han reportado alteraciones en las poblaciones, observando un
desbalance en las células de tipo Th1, Th17 y Treg (Zeng, Xiaoyun Shi,Baojun Zhang, He Liu,
2012) Principalmente se ha observado un incremento en las células Th17 y Th1, así como una
disminución en la población Treg, lo cual promueve la inflamación y la resistencia a la insulina
(Jagannathan-Bogdan, Mc Donnell, Shin, Rehman, Hast8urk, Apovian, Nikolajczyk, 2011).
El proceso inmune promueve la inflamación y la resistencia del organismo a la insulina
Fuente: http://cincopordia.com.mx/wpcinco/congreso-nacional-sobre-diabetes-mellitus-en-
michoacan/
Al igual que los pacientes con DM2, la DM1 también muestra alteraciones en la población de
Th17 y disfunción en las células Treg. Sin embargo, estas condiciones sólo se observaron en los
nódulos pancreáticos, no así en sangre periférica (Ferraro, Sicci, Stabilini, Valle, Monti, Battaglia,
2011). Todos estos cambios nos llevan a una inflamación, por lo cual se ha propuesto el uso de
antiinflamatorios como terapia coadyuvante en los pacientes con DM.
Inmunidad humoral
Las células B son las principales protagonistas de esta respuesta, siendo ellas las que dan origen
a los anticuerpos. Se ha documentado la deficiencia en la respuesta inmune humoral por la
disminución de anticuerpos producidos por personas diabéticas después de ser vacunados
subcutáneamente contra la tifoidea. Además, diversos estudios han demostrado la disminución
de la función protectora de la vacuna contra la hepatitis B en pacientes con DM (Pozzilli,
Arduini, Visalli, Sutherland, Pezzlla, Galli, Andreani,1987).
En cuanto a la respuesta generada por la vacuna de la influenza, se tienen resultados
contradictorios. Algunos autores reportan la disminución en la células T, pero ningún cambio en
la producción de anticuerpos, y otros observan una disminución en la producción de
anticuerpos; ambos estudios realizados en pacientes con DM2 (Pozzilli, Arduini, Visalli,
Sutherland, Pezzlla, Galli, Andreani 1986; Muszkat, Friedman, Dannenberg, Greenbaun,
Lipo,Heymann, 2003). En las vacunas de tétanos y neumococo no se observa ninguna alteración
en la respuesta generada (Beam, Crigler, Goldman y Schiffman, 1980; Kilic, Kaygusuza, Saygunb,
Cakmakb, Uzerb,Dogancic, 2003).
Recientemente, estudios han revelado la participación de las células B en la regulación de la
inflamación en la DM2, ya que estas células activan de manera directa a las T, promoviendo un
proceso inflamatorio (DeFuria, Belkinab, Jagannathan-Bogdan, Snyder-Cappionea, Carra,
Nersesovad, 2013). En modelos animales de DM1 se determinó que la muerte de las células b
del páncreas induce la activación y el reclutamiento de neutrófilos, células dendríticas y
plasmáticas B. Las células B secretan IgGs específicas para reconocer la doble cadenas ADN. Se
lleva a cabo una serie de señales intracelulares que culminan con la liberación de IFN-a,
promoviendo así el desarrollo de la enfermedad (Diana, Simoni, Furio, Beaudoin, Agerberth,
Barrat y Lehuenet, 2013).
Artículo PDF
CienciaCierta #37, Enero-Marzo 2014
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https://scielo.conicyt.cl/pdf/rmc/v143n8/art12.pdf
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https://es.beyondtype2.org/cuidar-de-la-salud-de-nuestro-sistema-inmunologico/
CUIDAR DE LA SALUD DE NUESTRO SISTEMA
INMUNOLÓGICO
Esto no significa que llevar una vida sana al igual que tener costumbres
sanas no proporcionarán beneficios y hay investigaciones en proceso que
analizarán los efectos de la nutrición, el ejercicio, la salud mental y otros
sobre nuestra respuesta inmune.
35
https://www.javeriana.edu.co/biblos/tesis/ciencias/tesis04.pdf
CRITERIOS DIAGNOSTICOS
36
https://www.seqc.es/download/tema/7/3309/1402020685/88453/cms/tema-1-criterios-actuales-
diabetes-mellitus.pdf/
37
https://www.redgdps.org/guia-de-diabetes-tipo-2-para-clinicos/diagnostico-y-clasificacion-de-
diabetes-20180907
1.- Diagnóstico y clasificación de diabetes
Forma parte de: Guía de diabetes tipo 2 para clínicos
Diagnóstico
• Estándar establecido
• La muestra no es estable
• Rápido y fácil
• Alta variabilidad día a día
Glucemia basal • Una sola muestra
• Requiere ayuno
• Predice las
• Refleja la homeostasis de la glucosa
complicaciones
en un solo punto
microvasculares
• La muestra no es estable
GP a las • Estándar establecido
• Alta variabilidad día a día
2 horas después del • Predice las
• Incómoda (2 h de duración)
test de SOG complicaciones
• Sabor desagradable
microvasculares
• Coste
• Coste
• No proporciona una medida sobre la
• No precisa ayunas variabilidad glucémica o la
• Predice las hipoglucemia
complicaciones • Medida no real en diversas
microvasculares circunstancias (por ej. hemoglobinopatías,
• Mejor predictor de déficit de hierro, anemia hemolítica,
HbA1c enfermedad macrovascular enfermedad hepática o renal grave)
que GB o GP 2 h después
de SOG • Variaciones según etnia y en
• Baja variabilidad día a día envejecimiento
• Refleja la concentración • No es útil para el diagnóstico en
de glucosa a largo plazo niños, adolescentes, mujeres
embarazadas o con sospecha de
diabetes tipo 1
GP: glucemia plasmática; GB: glucemia basal; SOG: sobrecarga oral de glucosa.
A menos que exista un diagnóstico clínico claro, es necesaria la confirmación con
un segundo análisis. Si dos análisis diferentes superan el umbral diagnóstico,
podemos diagnosticar la diabetes; pero si los resultados son discrepantes, se
debe repetir el análisis cuyo resultado está alterado. Si se cumple uno de los
criterios diagnósticos de diabetes, por ejemplo, alteración en dos ocasiones de la
HbA1c, pero no de la glucemia en ayunas, se puede hacer el diagnóstico de
diabetes3.
La glucemia basal, la glucemia plasmática a las 2 h después de un test de
sobrecarga oral a la glucosa, y la HbA1c son válidas para el diagnóstico, aunque se
debe tener en cuenta que no detectan necesariamente diabetes en los mismos
individuos. En la Tabla 2 se describen las ventajas y desventajas del uso de cada
test 4.
Clasificación
• Poliuria, polidipsia
Existe una variación entre las formas con dos tipos principales: diabetes mellitus neonatal
(rara) y diabetes tipo MODY (diabetes del adulto de instauración en la juventud).
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7. The Royal Australian College of General Practitioners. General practice
management of type 2 diabetes. East Melbourne, Vic. 2016. RACGP.
Guía de diabetes tipo 2 para clínicos:
Introducción
1.- Diagnóstico y clasificación de diabetes
2.- Definición de prediabetes y población de riesgo
3.- Cribado de diabetes e intervenciones preventivas
4.- Contenido de las visitas de valoración inicial y seguimiento en pacientes
con diabetes tipo 2
5.- Objetivos de control
6.- Educación terapéutica en diabetes
7.- Alimentación en el paciente con diabetes tipo 2
8.- Ejercicio
9.- Autocontrol y autoanálisis
10.- Fármacos disponibles y mecanismo de acción
11.- Algoritmo terapéutico
12.- Combinaciones de terapia no-insulínica
13.- Algoritmo de insulinización
14.- Intensificación del tratamiento en pacientes tratados con insulina basal
15.- Riesgo cardiovascular
16.- Hipertensión arterial
17.- Dislipemia
18.- Obesidad
19.- Tabaquismo
20.- Antiagregación en pacientes con diabetes
21.- Complicaciones hiperglucémicas agudas. Cetosis, cetoacidosis e
hiperosmolar
22.- Hipoglucemia
23.- Cardiopatía isquémica (CI)
24.- Enfermedad cerebrovascular
25.- Arteriopatía periférica
26.- Insuficiencia cardiaca
27.- Retinopatía diabética
28.- Nefropatía diabética
29.- Neuropatía diabética
30.- Pie diabético
31.- Sexualidad, hígado graso, enfermedad periodontal y dermopatías
32.- Metabolismo óseo, demencia, depresión, infecciones y apnea
obstructiva de sueño
33.- Diabetes y embarazo
34.- El anciano con diabetes
35.- Diabetes en población inmigrante
36.- Adherencia terapéutica en personas con diabetes
37.- Aspectos psicológicos y socioeconómicos en la atención a la diabetes
tipo 2
38.- Nuevas tecnologías y diabetes
39.- Organización de la atención al diabético
40.- Mejora continua de la calidad
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prescripción de marcas comerciales, uso de sistemas de determinación de glucosa o
productos dietéticos.
38
https://www.revistaalad.com/pdfs/0904_CriteriosD.pdf
Criterios diagnósticos, clínicos y de laboratorio de la Diabetes Mellitus Ferraro M., Jimenez V.,
Strasnoy I., Taberner P., Maselli MC Diabetes Mellitus: de la fisiopatología a la clínica. Strasnoy I.
Servicio de Nutrición y Diabetes del Hospital Pedro de Elizalde
39
https://especialidadeir.com/capsula-3-criterios-diagnosticos-para-la-diabetes-mellitus-en-
poblacion-general/
Cápsula 3. Criterios
diagnósticos para la
Diabetes Mellitus en
población general.
3 mayo, 2019
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1 minutes
Todas ellas deben ser repetidas en dos ocasiones, salvo cuando existan signos
inequívocos como poliuria, polidipsia, polifagia y pérdida de peso, en cuyo caso
una glucemia plasmática al azar ≥ 200 mg/dl, es suficiente.
Resuelve. ¿Qué criterio permite establecer el diagnóstico de diabetes en una
persona adulta no gestante?
40
- Segundo paso: si O´Sullivan positivo se realiza un TSOG con 100 gr de glucosa con
extración horaria durante 3
horas. Si los resultados de glucosa se elevan por encima de los óptimos en 2 o más puntos
es diagnóstico de DG.
41 MUY BUENO
https://www.minsal.cl/portal/url/item/72213ed52c3e23d1e04001011f011398.pdf
MINISTERIO DE SALUD. GUÍA CLÍNICA DIABETES MELLITUS TIPO 2. SANTIAGO: Minsal, 2010. Todos
los derechos reservados. Este material puede ser reproducido total o parcialmente para fines de
diseminación y capacitación. Prohibida su venta. ISBN: 978-956-8823-48-1 Fecha de publicación:
enero 2010 Fecha de impresión: octubre 2010
42
43
https://www.archivosdemedicina.com/medicina-de-familia/gua-de-prctica-clnica-de-diabetes-
mellitus-tipo-2.pdf
NUEVOS TRATAMIENTOS
44
Bermúdez, V, Cano, C, Medina, M, Ambard, M, Souki, A, Leal, E, Lemus, M, Espinoza, S, Seyfi, H, Andrade,
J, & Bermúdez Arias, F. (2002). Nuevas Opciones en el tratamiento de la Diabetes Mellitus Tipo 1: Células
Madre y Diabetes. Archivos Venezolanos de Farmacología y Terapéutica, 21(2), 171-176. Recuperado en 15
de octubre de 2020, de http://ve.scielo.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0798-
02642002000200007&lng=es&tlng=es.
https://www.archivosdemedicina.com/medicina-de-familia/gua-de-prctica-clnica-de-diabetes-
mellitus-tipo-2.pdf
AVFT v.21 n.2 Caracas jul. 2002
RESUMEN
ABSTRACT
INTRODUCCIÓN
Cada año la diabetes afecta mas personas y causa más muertes que el cáncer de
mama y el SIDA juntos. Si se considera además que alrededor del 50% de los
pacientes con enfermedad coronaria son diabéticos, es obvio el impacto de esta
enfermedad sobre los sistemas de salud de todos los países del mundo (2).
No se puede negar sin embargo que desde los tiempos de Banting y Best, fecha en la
que se introdujo la insulina en la práctica clínica ha habido grandes progresos en el
manejo de esta condición tanto en los tipos de insulina disponibles como en las formas
de administración. Así, en la actualidad se dispone insulinas humanas de origen
recombinante (NPH y cristalina) así como análogos de origen recombinante de inicio de
acción ultra-rápida (LisPro y AspArt) y de acción prolongada (Garline).
Lamentablemente, la administración exógena de insulina dista mucho de alcanzar la
extremadamente bien regulada maquinaria secretora y sensora de la célula b, que
durante las 24 horas del día es capaz de producir una dosis basal precisa de insulina
así como de aumentar su producción en el caso de una elevación súbita de los niveles
plasmáticos de glucosa.
En los mamíferos el páncreas contiene tres tipos celulares principales: las células
ductales, las células acinares y las células endocrinas. Las células endocrinas producen
las hormonas glucagón (células a), insulina (células b), somatostatina (células d) y
polipéptido pancreático (células P), las cuales son secretadas al torrente sanguíneo con
la muy especial particularidad que llegan en primer término al hígado, hecho que
determina la gran influencia de éstas sobre el control de funciones metabólicas de
crucial importancia como la glucogenolisis/glucogenosístesis y la
glucólisis/gluconeogénesis.
Las células acinares son parte del sistema exocrino, el cual sintetiza las enzimas
digestivas y las células ductales forman el sistema que conecta los acinos con los
órganos digestivos.
Las células ductales primordiales pueden distinguirse de las de los islotes por su
estructura y por los genes que cada una de ellas expresan. Por ejemplo, las células
ductales expresan el gen conocido como citoqueratina-9 (CK-9). Por otro lado, la célula
b expresa el gen PDX-1 que codifica una proteína que inicia la transcripción del gen de
la insulina(7).
Después del nacimiento y en la vida adulta, no se conoce alguna fuente de nuevas
células de los islotes, permaneciendo controversial si existen células madre de islotes
en humanos adultos. Algunos investigadores sostienen que estas células madre se
pueden encontrar en los ductos pancreáticos y en los mismos islotes (7,8), aunque
algunas líneas de investigación soportan la idea que después del nacimiento la
principal fuente de células madre es a través de la línea de células madre
hematopoyéticas.
Una célula madre es una célula que tiene la capacidad de dividirse indefinidamente a
través de toda la vida del organismo. Las células madre son capaces de diferenciarse
en muchos tipos diferentes de células siempre y cuando se mantengan bajo
condiciones adecuadas y se les suministre las señales endocrinas adecuadas. De esta
manera, las células madre tienen el potencial de generar células maduras y
diferenciadas con funciones especializadas como células miocárdicas, células nerviosas
e incluso células b, (Figura 1).
Muchos de los términos utilizados para definir una célula madre dependen de la
conducta de estas células en el organismo intacto o después de su transplante in vivo
o de las condiciones de cultivo en el laboratorio (in vitro).
Un óvulo fertilizado se acepta como una célula totipotencial (del latín totus = todo))
que tiene el potencial de generar todas las células de todos los tejidos que forman
parte del embrión y aquellos que dan soporte al desarrollo del mismo dentro del útero
como la placenta. Los mamíferos adultos (y esto incluye al hombre) poseen más de
200 tipos diferentes de células que proceden de la misma célula totipotencial: el
zigoto, (Figura 2).
Las células madre embrionarias que son utilizadas en los estudios actuales se derivan
de la masa celular interna embriones en la fase de blastocisto antes de su implantación
en el útero, (Figura 3). Estas células madre embrionarias son por definición
pluripotenciales y pueden dar origen a cualesquiera de las células de las tres capas
germinales (Tabla 1).
Las células madre de los organismos adultos es una célula indiferenciada (no
especializada) que se encuentra en un tejido diferenciado (especializado) que tiene la
capacidad de auto-renovarse de por vida y de generar cualquier célula del tejido donde
se encuentra. Se han encontrado muchas fuentes tisulares de células madre en
organismos adultos como por ejemplo médula ósea, torrente circulatorio, córnea,
retinal, pulpa dental, hígado, piel, tracto gastrointestinal y páncreas. A diferencia de
las células madre embrionarias, hasta la fecha no se ha aislado ninguna célula madre
de individuos adultos que sean capaces de formar todas las células del cuerpo, es
decir, que sean pluripotenciales o totipotenciales, (Figuras 4 y 5).
-Corteza suprarrenal
-Tejido linfático
-Tejido nervioso
-Médula suprarrenal
-Hipófisis
-Ojos, oídos
Para el desarrollo de una terapia potencial de tipo celular para pacientes diabéticos se
deben cumplir una serie de criterios básicos. De manera ideal, las células madre deben
tener la manera de multiplicarse fielmente en cultivo. Esto quiere decir que las células
deben ser capaces de auto renovarse sin perder sus características originales.
Igualmente, estas células deben ser capaces de diferenciarse in vivo para producir las
células especializadas del tejido en cuestión. Sin embargo, para la terapia de la
diabetes mellitus tipo 1 aún no está claro si la célula madre debe ser guiada hacia la
producción de células b aisladas o islotes completos(5,9). Trabajos recientes como el
conducido por Bernat Soria y colaboradores(10) apoyan la tesis de las ventajas de la
generación de islotes completos, ya que las células aisladas responden de forma
anómala ante un estímulo hiperglicémico, ya que son incapaces de reproducir la
respuesta bifásica de secreción de insulina además de presentar un patrón de
secretorio tipo "todo o nada".
Otra fuente prometedora de células progenitoras de islotes son las células madre de
los conductos pancreáticos(9,10). Muchos investigadores sostienen la tesis que a nivel
ductal se encuentran cantidades suficientes de células multipotenciales mezcladas con
células maduras ductales. Igualmente, desde hace tiempo se investiga la posibilidad de
des-diferenciar a células ductales maduras hasta un periodo en el cual (luego de las
señales endocrinas adecuadas) se puedan conducir hacia la diferenciación a islotes
pancreáticos(7-10,19-21).
Por otro lado, Ron McKay, et al(13). Describieron una serie embrionarias de ratón a
diferenciarse a estructuras secretoras de insulina parecidas a islotes de Langerhans.
Estos investigadores comenzaron con células madre embrionarias (embrión trilaminar)
seleccionando aquellas células que expresaban la proteína Nestina. Usando un nuevo
método de cultivo en cinco pasos fueron capaces de inducir la formación de estructuras
tipo islotes. Estas células respondieron con secreción de insulina a un incremento en la
concentración de glucosa en el medio, aunque de manera menos potente que un islote
normal. Cuando se inyectaron estas células en ratones diabéticos tipo 1, los niveles de
glucosa plasmática disminuyeron de forma apreciable.
De acuerdo con estos resultados se puede apreciar que es posible desarrollar sistemas
secretores de insulina completos que pueden incluso reaccionar a señales neurológicas
autonómicas.
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Keywords
Introducción
REVISIÓN
DOI: 10.1016/j.avdiab.2013.08.001
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Abstract
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Introducción
REVISIÓN
DOI: 10.1016/j.avdiab.2013.08.001
Servei d’Endocrinologia i Nutrició, Hospital Universitari de Girona Dr. Josep Trueta, Girona, España
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RESUMEN
El descubrimiento de la etiopatogenia autoinmune de la diabetes mellitus
tipo 1 (DM1) junto con la eficacia de diversas estrategias
inmunoterapéuticas en modelos animales de DM1 espontánea abrieron,
hace ya más de 30 años, la vía de la intervención inmunofarmacológica
en esta entidad. Hoy por hoy, los estudios que evalúan la inmunoterapia
al comienzo de la DM1 tienen el objetivo de modificar la historia natural
de la pérdida de secreción endógena insulínica de una forma segura y
aditiva a la obtenida mediante el tratamiento insulínico intensificado.
Inmunoterapia
Autoinmunidad
ABSTRACT
After the great expectations arised at the beginning of the present century
with the publication of promising pilot studies, the results of
phase III clinical trials have recently been published, with unsatisfactory
results. This has again led to a debate on immunological therapies at
T1DM onset in the scientific community.
Keywords:
Diabetes mellitus
Type 1
Immunotherapy
Autoimmunity
TEXTO COMPLETO
Introducción
La diabetes mellitus tipo 1 (DM1) es un rasgo genético complejo, en el
que hay más de 30 loci implicados1 que condicionan diferentes cargas de
riesgo para el desarrollo de la enfermedad y sobre los que actúan factores
ambientales2, tanto inductores como protectores. Es probablemente a
estos factores ambientales, y no a la base genética, más estable, a los que
habría que atribuir, a priori, el importante incremento observado en la
incidencia de DM1 principalmente en los niños de menos de 5 años de
los países occidentales3.
Si bien se desconoce con exactitud las causas que determinan la pérdida
de autotolerancia en las personas en riesgo de desarrollar DM1, se sabe
que anomalías del proceso de presentación de la insulina a nivel tímico
en fases precoces de la vida tienen un papel clave en el inicio de la
respuesta autoinmune4.
Cabe destacar que en el proceso de presentación antigénica se encuentran
implicados algunos de los loci genéticos más asociados con el desarrollo
de la DM1: el complejo mayor de histocompatibilidad tipo II, el gen de la
insulina, el gen de la tirosinfosfatasa o el gen del CTLA-4, por citar solo
algunos ejemplos1. De ellos, solo el correspondiente a un autoantígeno, el
gen de la insulina, es específico de la enfermedad. Los demás están
implicados en el proceso fisiológico de reconocimiento antigénico en
general y son esenciales para el correcto funcionamiento del sistema
inmunológico. Para acabar de complicar esta maraña, si bien
clásicamente los 2 tipos celulares tradicionalmente implicados en la
inmunidad celular eran los linfocitos T y las células dendríticas, estudios
recientes han puesto de manifiesto que también los linfocitos B 5 y las
células plasmáticas tienen un papel importante como células
presentadoras de antígeno, e incluso células de la inmunidad innata como
los neutrófilos podrían tener un papel patogénico6.
A grandes rasgos, en la DM1 los linfocitos T autorreactivos
(patogénicos) esquivan a nivel tímico los procesos de apoptosis y de
transformación en linfocitos T reguladores que tienen una función
inmunomoduladora4. Una vez franqueada la barrera de la inducción de
autotolerancia central, el resto de los procesos patogénicos tienen lugar
en los llamados tejidos linfáticos periféricos (los ganglios linfáticos
pancreáticos) y en el órgano diana, el páncreas. En sendos casos, se trata
obviamente de estructuras de acceso harto difícil para el estudio de la
patogenia de la enfermedad. Es por ello que gran parte de los
conocimientos que se tienen sobre la etiopatogenia de la DM1 han sido
desvelados gracias a los estudios realizados en modelos animales de
DM1 espontánea como el ratón NOD o la rata BB 7. Sin embargo, el
conocimiento derivado de los hallazgos en los modelos animales tiene
limitaciones y no son del todo extrapolables a humanos 8. Por ello,
desgraciadamente, las intervenciones que se han demostrado eficaces en
los modelos animales para prevenir y/o curar la DM1 no han obtenido
resultados equiparables en experimentación humana8.
El hecho de que la DM1 tenga sus primeras manifestaciones clínicas
cuando el daño autoinmune sobre las células β pancreáticas ya está muy
evolucionado, y que este proceso se dé en individuos con un perfil
genético de riesgo elevado, abre la puerta a los intentos de detener el
proceso autoinmune antes de que este se produzca (estudios de
prevención primaria en sujetos en riesgo) o antes de que este condicione
una pérdida significativa de la secreción endógena de insulina (estudios
de prevención secundaria en individuos en riesgo que ya han
desarrollado marcadores de daño autoinmune, los autoanticuerpos
característicos de la DM1)9,10. Si bien, probablemente, lo óptimo sería
poder intervenir en estas fases más precoces de la enfermedad,
centraremos esta revisión en las intervenciones inmunoterapéuticas al
comienzo de la DM1, dado que es en esta situación en la que se
encuentran los pacientes que atendemos en la práctica clínica diaria, más
allá de programas de detección de individuos en riesgo, hoy en día
justificados solo a nivel de estudios clínicos.
La inmunoterapia en el siglo XX
Desde los primeros estudios en los que se ensayó la ciclosporina al
comienzo de la DM1 durante los 80 se puso de manifiesto que este
fármaco a altas dosis permitía conseguir un importante porcentaje de
insulino-independencia11 a expensas de empeorar la función renal 12. Si
bien no se observaron otros efectos secundarios propios de la
inmunosupresión crónica (infecciones oportunistas o aumento de la
incidencia de neoplasias), lo cierto es que el efecto sobre la secreción de
insulina se observó solo durante la administración del fármaco, lo que
obligaba, teóricamente, a mantenerlo de forma indefinida en el tiempo si
lo que se pretendía era evitar la reaparición de la diabetes. De esa época
datan también estudios con azatioprina combinada con prednisona 13, en
los que también se observaba una disminución de los requerimientos
insulínicos mientras duraba el tratamiento.
1.
El tratamiento insulínico intensificado (TII), con todo lo que implica,
más allá de la simple prescripción de múltiples dosis de insulina, se
convierte en el tratamiento de elección del paciente con DM1 al
demostrarse su eficacia y eficiencia para evitar/atrasar la aparición de
complicaciones crónicas14.
2.
En un subanálisis posthoc del DCCT se establece la importancia de la
función β residual, objetivada mediante la persistencia de niveles de c-
péptido estimulados superiores a 0,2 nmol/L, para facilitar el manejo de
la DM1. Así, en el DCCT se puso de manifiesto que un 35% de los
individuos tras 1-5 años del comienzo presentaban niveles de c-péptido
estimulado superiores a dicha cifra y que estos individuos tenían un
mejor grado de control metabólico14. Los individuos con reserva
pancreática que se asignaron a TII conservaron mejor la producción
endógena de insulina, tuvieron un mejor control metabólico, con
menores necesidades diarias de insulina, menos hipoglucemias y menos
complicaciones crónicas que los que fueron asignados a tratamiento
insulínico convencional15.
El impacto de estos hallazgos sobre los estudios de inmunointervención
al comienzo de la DM1 ha sido capital. En primer lugar, el objetivo
primario de los estudios de inmunointervención dejó de ser lograr la
insulino-independencia del paciente, para pasar a ser tratar de conservar
la función β pancreática, medida por el c-péptido 16. En segundo lugar, la
inmunointervención debía acompañar indefectiblemente al tratamiento
de elección de la DM1, el TII, que se debía administrar tanto en el grupo
de intervención como en el grupo control.
En los años siguientes, la investigación en inmunointervención estuvo
marcada por los excelentes resultados obtenidos por diferentes fármacos
en modelos murinos. Estas intervenciones se intentaron reproducir en
individuos con reciente diagnóstico de DM1. En 2008 se publicó una
revisión sistemática de los estudios aleatorizados controlados publicados
sobre el tema en la que se recogen las características y los resultados de
los estudios que evaluaban intervenciones diversas (ciclosporina,
azatioprina, BCG, nicotinamida, inmunoglobulinas, metotrexate…) 17. En
esta revisión se pone básicamente en evidencia la baja protección frente a
sesgos de los estudios analizados, en general de baja calidad
metodológica. En el metaanálisis se objetivó que el efecto de
conservación de la función β era mayor en los estudios que implicaban la
administración de inmunosupresores más prolongada.
La inmunoterapia en lo que llevamos de siglo XXI
Es a principios del presente siglo cuando aparecen una serie de
publicaciones de estudios piloto que apuntan a la eficacia de ciertas
intervenciones inmunoterapéuticas al diagnóstico de la DM1, como es el
caso de los anticuerpos humanizados anti-CD3 teplizumab 18 y
otelixizumab19 o el autoantígeno GAD20. Más que una revisión exhaustiva
de los últimos estudios publicados, de todos conocidos, intentaremos
hacer un análisis global de los estudios fase II/III que hemos considerado
más trascendentes.
Las intervenciones inmunoterapéuticas se pueden clasificar en 2
estrategias de tratamiento diferenciadas: por una parte, la que busca la
generación de tolerancia específica frente a los autoantígenos clásicos de
la DM1, y por otra, la inmunoterapia no antígeno-específica, que actuaría
a nivel de todo el sistema inmunitario y que suele generar algún tipo de
inmunosupresión, generalmente transitoria, mientras se administra el
fármaco. Las principales características y resultados de las intervenciones
inmunoterapéuticas publicadas en estudios fase II/III en los últimos años
se describen en la tabla 1.
Tabla 1.
C-
pepti
do
basal
C- HbA1c
pepti <7%
do (%)Hb
Tiem tras A1c % c-
po de MMT (%)Hb péptido
evolu Ed T A1c tras
ción ad Autoantic (nmo Objetivo global MMTT>0,2
(m) (a) uerpos l/L) primario (%) nmol/L
---
6,8±1,
2 vs.
0,56 vs. 7,0±1,
0,47 nmol/L 3;
Rituximabn=87 8- AUCc-péptido (20% p<0,00
12m(31) <3 45 + >0,2- MMTT superior) 1--- NR
No
MFM y diferencias ------
daclizumabn=1 8- AUCc-péptido en objetivo 7,2– 70 vs.
4224m(36) <3 45 + >0,2- tras MMTT primario 7,3 62NS
---
7,9±2,
3 vs.
Teplizumabn=5 8- HbA1c<6,5%yD No 7,8±2,
1612m(28) <3 35 + >0,2- DI<0,5UI/kg diferencias 4---
a
NR
0,38 vs.
0,24 nmol/L 47 vs.
Abataceptn=11 6- AUCc-péptido (59% 26%---
224m(33) <3 45 + >0,2- tras MMTT superior) --- NR
18
Anakinran=691 - No 39 vs. 67 vs.
5m(35) <3 35 GAD+ >0,2- Δ c-péptido diferencias 36------ 62NS
Intervención n
Seguimiento Objetivo
(cita) Características de los sujetos primario Resultados (I vs P)
C-
pepti
do
basal
C- HbA1c
pepti <7%
do (%)Hb
Tiem tras A1c % c-
po de MMT (%)Hb péptido
evolu Ed T A1c tras
ción ad Autoantic (nmo Objetivo global MMTT>0,2
(m) (a) uerpos l/L) primario (%) nmol/L
----6,5
(IC95%
6,0-
7,0)
vs. 7,0
(IC95%
Canakinumabn 6- AUCc-péptido No : 6,5-
=699m(35) <3 45 + >0,2- tras MMTT diferencias 7,5)---- 100
----7,5
(IC95%
:7,2-
8,2)
vs. 7,4
GAD- 10 (IC95%
alumn=35312 - AUCc-péptido No : 7,0-
m(24) <3 20 GAD+ ->0,1 tras MMTT diferencias 7,8)---- 62 vs. 42
b
C-
pepti
do
basal
C- HbA1c
pepti <7%
do (%)Hb
Tiem tras A1c % c-
po de MMT (%)Hb péptido
evolu Ed T A1c tras
ción ad Autoantic (nmo Objetivo global MMTT>0,2
(m) (a) uerpos l/L) primario (%) nmol/L
6a
24m
AUC: área bajo la curva; CC: complicaciones crónicas, I: intervención; DCCT: Diabetes
Control and Complications Trial; DDI: dosis diaria de insulina; DM: diabetes mellitus;
MFM: micofenolato mofetil; MMTT: mixed meal tolerance test; NR: no reportado; NS: no
significativo; P: placebo; TII: tratamiento insulínico intensificado.
Teplizumab más eficaz en: individuos reclutados en EE. UU., edad 8-11 años, o <6
semanas tras diagnóstico.
b
Los Ac anti-CD3 se unen a las moléculas CD3 que forman parte del
complejo del receptor de la célula T y son claves en el proceso de
presentación antigénica. El efecto inmunomodulador de estos fármacos
tiene 2 vertientes: un efecto inmunosupresor a corto plazo que cursa con
disminución de linfocitos T activados, objetivable con linfopenia
importante en sangre periférica que se recupera al poco de suspender el
fármaco, y un efecto a largo plazo de tipo inmunomodulador, obtenido a
través de la activación de linfocitos T reguladores26.
Recientemente se ha publicado un estudio que apoyaría la hipótesis de
una disminución de parámetros relacionados con la muerte de las células
β en sujetos sometidos a tratamiento con teplizumab 27, lo que arrojaría luz
sobre el debatido tema de si la mejoría de la secreción endógena de
insulina es debida a recuperación de funcionalidad de células
degranuladas o a una disminución de la muerte de este tipo celular.
En el caso de teplizumab, el objetivo primario que se planteó en el
estudio fase III fue un objetivo compuesto que puede resultar
clínicamente atractivo (porcentaje de individuos que consiguen
HbA1c<6,5% con requerimientos diarios de insulina inferiores a
0,5UI/kg)28, pero que es discutible, al tratarse de una medida indirecta de
la secreción endógena de insulina, modificable por factores como el
ejercicio físico o la dieta, y que no se aconseja en ninguno de los
consensos publicados en los últimos 10 años16,29.
Más allá de que, en función de la no consecución del objetivo primario,
se decidiera suspender los estudios en curso, el interés por la
aplicabilidad de estos fármacos se ha mantenido, y se han completado
estudios en individuos con mayor tiempo de evolución de la diabetes (4-
12 meses)27 e incluso, en individuos prediabéticos
(NCT01030861, http://www.clinicaltrials.gov). Por otra parte, en un
subanálisis de los resultados se muestra que cuando el fármaco se
administra de forma precoz (sin superar las 6 semanas del comienzo) o a
niños de edades comprendidas entre los 8-11 años sí se obtenía una
buena respuesta28. Por lo que respecta a los efectos secundarios de este
fármaco a las dosis empleadas en los estudios, estos fueron bien
tolerados, en general, siendo el cuadro de liberación de citocinas el efecto
adverso más frecuente, si bien tenía buena respuesta a la premedicación
con antiinflamatorios.
En el caso del otelixizumab es digno de mención el hecho de que las
dosis de fármaco utilizadas en el estudio fase III
(NCT00946257, http://www.clinicaltrials.gov) eran 15 veces inferiores a
las utilizadas en el estudio piloto19, con lo que sobran otros comentarios.
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