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Joseph Lister (1827-1912), cirujano inglés, se simples que la forman (gases, sustancias
interesó en el proceso de cicatrización de las minerales, agua).
heridas. En esa época, eran muy frecuentes Lister elaboró la hipótesis de que, así como
las infecciones y poco eficientes las terapias los gérmenes podrían causar la putrefacción
para combatirlas. Se pensaba que se debían de los tejidos muertos, podrían también
a debilidades constitucionales de los causar fenómenos semejantes en tejidos
pacientes. Las heridas accidentales o las vivos dañados, ya que los gérmenes, según
provocadas por las cirugías tenían muchas Pasteur, se encontraban en el aire, en el
probabilidades de infectarse y provocar la ambiente. Pero podían ser destruidos con el
muerte. calor o algunas sustancias químicas.
Lister comenzó suponiendo que las Para pobrar su hipótesis, eligió utilizar ácido
infecciones eran debidas a algún fenómeno fénico diluido para que no dañara la herida e
que se producía en la misma herida y no a impregnaba con él los instrumentos, las
causa de estados de debilidad de los manos del cirujano; pulverizaba con la
enfermos, ya que morían también personas solución de ácido fénico el ambiente mientras
vigorosas. Supuso que la higiene podría realizaba las operaciones, higienizaba y
ayudar a evitar las infecciones y utilizó jabón aplicaba compresas de gasas sobre las
para la limpieza de instrumentos quirúrgicos heridas para que actuaran como filtro de los
y las manos de los cirujanos; se preocupó gérmenes.
porque las salas de internación estuvieran Los casos de infección y de muerte
ventiladas y no hubiera hacinación de disminuyeron y las heridas cicatrizaban sin
pacientes. Las muertes disminuyeron, pero supuraciones.
no de manera notable. Lister demostró que las heridas se infectaban
Se interesó por un trabajo de otro en forma directa cuando tenían contacto con
investigador francés, Luis Pasteur (1822- gérmenes. En las cirugías, los gérmenes
1895). Él exponía su investigación realizada podrían provenir de los instrumentos, las
en la década de 1860 acerca de los manos del médico o las enfermeras, y hasta
gérmenes que causaban la descomposición y de la misma piel del paciente.
putrefacción de materia orgánica muerta,
descomponiéndola en los elementos más
Hayward J.A. Historia de la medicina, Buenos
aires, FCE, 1989