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Los datos epidemiológicos actuales demuestran un aumento

significativo en la población infantil a nivel mundial, destacando el


grado de epidemia que remarca la Organización Mundial de la Salud.
La obesidad infantil es una enfermedad crónica y multifactorial donde están implicados
factores genéticos, metabólicos, psicosociales y ambientales, siendo estos últimos
los que parecen ser los más importantes del incremento en su prevalencia. Los
cambios
alimentarios y las nuevas formas sedentarias, ha propiciado el desarrollo y aumento
de la prevalencia de esta enfermedad.
La obesidad y el sobrepeso según la Organización Mundial de la Salud (OMS) son
definidos como una acumulación excesiva de grasa que puede ser perjudicial
para la salud (OMS, 2018). La obesidad es una enfermedad crónica y multifactorial,
caracterizada por la acumulación de un exceso de grasa en un grado que provoca
alteraciones a la salud.
El sobrepeso y la obesidad se definen como el exceso de peso corporal a expensas
fundamentalmente de la masa grasa, siendo consideradas como enfermedades
crónicas no transmisibles de inicio temprano como la infancia y adolescencia, de
origen multifactorial donde intervienen factores genéticos, ambientales y
conductuales, que incrementan el riesgo de morbilidad por enfermedades crónicas no
transmisibles acompañantes.

Epidemiologia

La obesidad, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se considera un grave


problema de salud pública, no sólo por el aumento de su incidencia, sino
porque también tiene repercusiones en la edad adulta. Se ha llegado a considerar
la epidemia del siglo XXI.

Como se comentará en el apartado de diagnóstico, no se dispone de un criterio


aceptado unánime- mente para la definición de la obesidad infantil. Por esta razón es
difícil describir la epidemiología de la obesidad, sobretodo si se intenta hacer
comparaciones entre regiones y países. Sin embargo, algunos hechos parecen
observarse de manera constante: a)mayor frecuencia en el sexo femenino, sobretodo
antes de la pubertad; b)mayor frecuencia en los niños de categoría socioeconómica
más baja; y c) aumento de la prevalencia en los últimos años.

Cada año fallecen por lo menos 2,8 millones de personas adultas como consecuencia
del sobrepeso o la obesidad. Además, el 44% de la carga de diabetes, el 23% de la
carga de cardiopatías isquémicas y entre el 7% y el 41% de la carga de algunos
cánceres son atribuibles al sobrepeso y la obesidad. La obesidad constituye un factor
de riesgo importante de las enfermedades cardiovasculares, que constituyen la
primera causa de muerte, con más de 17 millones de defunciones anuales.

Se estima que en promedio existe un 10% de obesidad infantil en el mundo en niños


de 5 a 17 años.
Desde 1980 la obesidad se ha duplicado en todo el mundo. En 1998 la OMS la
considera una “epidemia global” ya que se encuentra en los países más desarrollados
y en los países en transición, en donde conviven la obesidad y la malnutrición.
Hay una mayor prevalencia en países con ingresos medios altos aunque
al ser una epidemia global aparece también en países de ingresos bajos. Por lo
menos 2,8 millones de personas mueren cada año, en el mundo, por sobrepeso y
obesidad. En las regiones de la OMS de Europa, del Mediterráneo Oriental y de
las Américas, más de la mitad de las mujeres tienen sobrepeso

Etiologia

Para explicar la etiología compleja y multifactorial de la obesidad resulta muy útil


aplicar el marco del modelo ecológico a la tradicional explicación etiológica de
desequilibrio entre ingesta y gasto energético.

Los elementos en este modelo ecológico pueden ser agrupados alrededor de la clásica
tríada epidemiológica: huésped, vector y ambiente.

El huésped comprende los factores individuales e incluye los biológicos (genéticos y


metabólicos) así como los de comportamientos, conocimientos y actitudes. Aunque las
influencias biológicas contribuyen entre el 30 y el 70% a la determinación de la
obesidad , las ambientales modulan su manifestación y el grado de obesidad. La mayor
parte de la obesidad infantil es debida a factores relacionados con los estilos de vida,
que son el reflejo combinado de factores genéticos, hábitos aprendidos en la familia y
las potentes influencias ambientales mediatizadas por el colegio y el entorno social.

El agente es el camino final que conduce a la ganancia de peso y que es definido como
un balance energético positivo debido a una ingesta mayor que la consumida. En
relación con la ingesta se define la “sobreconsumición pasiva” como la tendencia a
consumir más energía de la necesaria mediante vectores densos en energía como
ciertos alimentos, generalmente ricos en grasas y pobres en agua y fibra, como los ten-
tempiés o los cereales de desayuno, bebidas con alto contenido en azúcares, como
refrescos o zumos de frutas, así como el incremento en el tamaño de las raciones.

Los vectores de la disminución del consumo de energía son los mediadores de la


inactividad física, fundamentalmente las máquinas que reducen el trabajo físico
(ascensor, automóvil...) y aquellas que promocionan el ocio pasivo (televisión,
videojuego, ordenador...) .

El ambiente incorpora no sólo el ambiente físico sino además el económico, el político


y el sociocultural, que facilitan losvectoresanteriores .

La obesidad en la población infantil, al igual que en la adulta, se ha configurado en los


últimos años como un importante problema de salud pública por las dimensiones
adquiridas y por su tendencia creciente en la mayoría de los países desarrollados.
A pesar de que las tasas de prevalencia son difíciles de estimar y comparar, por los
problemas metodológicos en la definición de obesidad y las diferentes características
socioeconómicas y culturales de las poblaciones estudiadas, su elevada prevalencia y la
tendencia a su incremento en los países desarrollados es un hechoplenamente
comprobado .

CLÍNICA

El objetivo principal en la valoración de la obe- sidad es intentar precisar su origen.

Anamnesis

Interesa conocer el peso y la longitud en el momento del nacimiento, aunque


generalmente no sue- len diferir de los observados en niños no obesos. Otros aspectos
a investigar son: tipo de lactancia, calenda- rio de administración de alimentos no
lácteos, desa- rrollo psicomotor, historia de traumatismos, interven- ciones quirúrgicas
o enfermedades que obligaron a períodos de reposo prolongado. Habrá que valorar
tam- bién su actividad física y el tipo de deportes que pre- fiere, su carácter, sus
relaciones familiares y escola- res, su rendimiento escolar y la aceptación que el pro-
pio niño, sus compañeros y la familia tienen de la obe- sidad. También se anotará
cuidadosamente el peso de los progenitores y de sus hermanos, así como los hábitos
dietéticos de la familia. Se recogerán también los antecedentes familiares de diabetes,
hipertensión, gota, obesidad y enfermedades cardiovasculares.

Exploración física

El niño con obesidad simple o exógena, general- mente tienen talla alta (superior al
percentil 50) y

maduración ósea acelerada, mientras que los niños con obesidad endógena suelen
tener tallas inferiores al percentil 5 y maduración ósea retardada.

La adiposidad suele ser generalizada, con pre- dominio troncular en un tercio de los
casos. Ello ori- gina una pseudoginecomastia y el enterramiento de los genitales
externos del varón en la grasa suprapúbica. Frecuentemente se observan estrías en la
piel, de color rosado o blanco, localizadas en abdomen, tórax y cade- ras, lo que puede
plantear en casos exagerados un diag- nóstico diferencial con el síndrome de Cushing.

Los niños con maduración ósea acelerada suelen presentar pubertad anticipada. En
conclusión, se pue- de establecer que los dos parámetros más importan- tes en la
exploración física del niño obeso son la talla y la edad ósea.
DIAGNÓSTICO

A pesar de que el concepto de obesidad está claro para todos, su diagnóstico


adecuado continúa siendo fuente de discusión. Obesidad es equivalente a exceso de
grasa corporal, por tanto, para su diagnóstico preciso se precisa un marcador o
determinación somatométrica que mida adecuadamente dicho parámetro y que sea
accesible para cualquier pediatra en su práctica diaria. La determinación de la grasa
corporal total es posible con bastante exactitud, pero los métodos empleados para su
medición solo están al alcance de unos pocos centros de investigación. Es por ello que,
a pesar de su imperfección, el índice de masa corporal (IMC) haya sido adoptado como
el mejor método para definir sobrepeso y obesidad. 

En la actualidad se acepta que la obesidad infantil se define en función de los valores


de IMC referidos a cada edad y sexo. Parece importante utilizar los estándares
internacionales publicados recientemente, que fijan unos valores equiparables a los 25
y 30 kg/m2 utilizados en adultos, pudiendo así definir la presencia de sobrepeso u
obesidad, respectivamente.

Parece importante también valorar el riesgo de complicaciones que presentan estos


niños. Para ello se podría utilizar la circunferencia de la cintura. Aquellos niños que
presenten obesidad y una medida de la circunferencia de la cintura superior al
percentil 75, deberían beneficiarse de una exploración completa del riesgo
cardiovascular que incluiría la medida de la tensión arterial y determinación de
glucosa, insulina y perfil lipídico completo. Los valores de la circunferencia de la cintura
correspondientes al percentil 75.

Teniendo en cuenta la descripción clínica previa, se puede plantear el diagnóstico


diferencial de la obe- sidad siguiendo el algoritmo que se presenta en la Figura 3.

El IMC relacionado con la edad y el sexo es un indicador aceptado para la estimación


de la obesidad en niños de 2 a 18 años, tanto para estudios epidemiológicos como
para el cribado clínico (nivel de evidencia II). se estima que la obesidad es uno de los
retos sanitarios más graves del siglo XXI. Se ha propuesto aplicar a la población infantil
el consenso de la OMS, que define la obesidad en mayores de 18 años como IMC igual
o mayor de 30 kg/m2 y el sobrepeso IMC igual o mayor de 25kg/m .

Se ha calculado que el IMC se incrementa de forma fisiológica en 0,5 puntos por año
desde aproximadamente los 8 años hasta la adolescencia. Aunque el grado de cambio
que indica riesgo no ha sido definido, un incremento anual de igual o más de 2
unidades de IMC se ha sugerido que identifica un rápido incremento en la grasa
corporal de niños y adolescentes (nivel de evidencia III).
Complicaciones

Consecuencias psicológicas y sociales

Algunos estudios de casos y controles así como de cohortes (nivel II-2) han
identificado mayor frecuencia de trastornos depresivos y ansiosos, insatisfacción con
su imagen corporal y baja autoestima en niños obesos. Esta frecuencia es superior en
chicas que en chicos y se incrementa con la edad .

Cardiovascular

De los estudios que relacionan la obesidad infantil con la hipertensión puede


concluirse que ésta es significativamente más frecuente y que la tensión arterial media
es significativamente más ele- vada que en los menores no obesos (nivel II-3) .

Además la tensión arterial presenta una correlación positiva con el IMC . También se
ha descrito mayor frecuencia de alteraciones del ventrículo izquierdo y endoteliales .

Metabólico

A partir de los datos disponibles parece existir en los niños obesos una insulinemia
significativamente superior a la de los menores no obesos y un mayor riesgo de
desarrollo de diabetes tipo , siendo estos resultados difíciles de interpretar ya que el
tipo de estudios (sin controles) no permite concluir formalmente el incremento en el
riesgo para los trastornos del metabolismo de la glucosa(nivelII-3) .

También se han puesto de manifiesto en niños obesos tasas de HDL-colesterol


significativamente más bajas y para los chicos obesos niveles de LDL-colesterol
significativamente más elevados. Además se han encontrado discordancias en las
correlaciones entre estos valores y el IMC, el porcentaje de masa grasa, la distribución
corporal y el perímetro abdominal (nivel III).

Respiratorio

A pesar de que varios estudios de calidad ponen de manifiesto que la prevalencia de


obesidad es más elevada entre niños asmáticos , los estudios de casos controles y
transversales disponibles no han podido demostrar una relación de causalidad ni su
sentido.

En estudios descriptivos se ha detectado una correlación positiva entre el ín-dice de


apnea nocturna y el grado de obesidad así como una elevada prevalencia de este
trastorno en la población infantil obesa estudiada (nivel III) .

Osteoarticulares y trastornos
de la estática
No han sido identificados estudios específicos que evalúen la incidencia o pre- valencia
de este tipo de trastornos aunque existen estudios descriptivos de series de casos que
han estimado una mayor prevalencia de obesidad en menores diagnosticados de genu
valgum y de epifisiolisis de la cabeza femoral (nivel III) .

Tratamiento

El objetivo principal del tratamiento es disminuir el peso corporal y la masa grasa, pero
asegurando un crecimiento normal. El peso ideal debe mantenerse a lo largo del
tiempo y para ello es necesario modificar la conducta alimenticia y la actividad física.
Los cambios conductales no sólo deben tener lugar en el niño, ya que para que tengan
éxito deben afectar a los diversos miembros de la familia.

Antes de comenzar el tratamiento hay que valorar la capacidad del individuo y de la


familia para seguir un programa exigente y por ello hay que adaptarlo a las
necesidades y a los problemas particulares de cada caso.

Los planteamientos terapéuticos con más éxito incluyen dietas bajas en calorías,
educación en nutrición, modificación de la conducta y realización de actividad física. En
resumen un tratamiento multidisciplinar, para lo que se requiere un equipo
compuesto por pediatras, dietistas, especialistas en educación física, enfermeras y
psicólogos.

Dieta

En niños, sólo en muy raras ocasiones se necesitan grandes restricciones calóricas. En


niños y adolescentes con obesidad moderada es suficiente una restricción calórica del
30-40% de los requerimientos calóricos teóricos (generalmente una dieta entre 1.200 y
1.300 kcal.). Se administra en forma de una dieta equilibrada con 25-30% de grasa, 50-
55% de hidratos de carbono y 15-20% de proteínas, repartiéndose en 5-6 comidas.
Conviene beber abundante agua. Con este tipo de dieta se describen muy pocos efec-
tos secundarios, no se afecta el crecimiento longitudinal y los niños pueden perder
unos 0,5 kg por semana.

En los niños muy obesos es posible la utilización de dietas muy bajas en calorías, si se
controlan adecuadamente. Se utilizan durante un corto período de tiempo y constan
de entre 600 y 900 kcal. por día. Es obligatorio el control del crecimiento, así como las
posibles modificaciones del electrocardiograma, principalmente el ritmo cardiaco y el
acortamiento del intervalo QT.

Actividad física

El aumento de la actividad física es un componente importante del tratamiento. Se


debe realizar actividad moderada al menos durante 30 minutos al día. Muchos niños
disfrutan realizando deportes organizados y en compañía de sus padres, hermanos y
amigos.

Terapia conductal
El enfoque conductal en el tratamiento de la obesidad se desarrolló a partir de la
teoría del aprendizaje social. En relación con la alimentación es necesario el
establecimiento de metas intermedias y finales, con objeto de evitar frustraciones.
Debe esperarse recaídas, para las que deben tenerse soluciones ya preparadas. El fin
principal de las estrategias de reforzamiento es compensar las posibles frustraciones
debidas a alteraciones de los planes previstos.

PREVENCION

Cuanto antes sea su comienzo, más notorios y significativos serán los beneficios
que con ésta se pueden lograr. Somos cada vez más conscientes de la importancia
de la prevención de la obesidad a edades tempranas, pero la efectividad de
programas de este tipo es aún limitada.
El afán por prevenir la obesidad y los esfuerzos realizados deben estar
encaminados hacia la prevención puesto que la obesidad no tiene un tratamiento
curativo. El tratamiento suele basarse en la modificación de estilos de vida, los
resultados de este una vez establecida la obesidad son poco gratificantes.
Las medidas preventivas deben iniciarse lo antes posible con el fin de involucrar
a la familia en la corrección de hábitos dietéticos y en el estilo de vida. Las
medidas generales van dirigidas a todos los niños desde recién nacidos, pero deben
intensificarse en niños de riesgo (inicio de sobrepeso en períodos críticos (antes
de los 5-6 años y adolescencia) y en hijos de padres obesos): promoción de la
lactancia materna, introducción de alimentación complementaria a partir de los 6
meses, evitar el picoteo no nutricional entre comidas, promover el ejercicio físico,
evitar la actitud sedentaria, control de peso y talla y cálculo del IMC.

Buscar que las familias realicen actividad físicadiariamente al menos en forma


sistemática. Ésta práctica debe estar acorde con Las preferencias de las personas
que componen el grupo familiar con el objetivo de que la adherencia se
convierta a corto plazo en una actividad prioritaria en la vida de cada persona
que conforma el grupo familiar, es importante que si no se cuenta con la
supervisión de profesionales especializados en la prescripción del ejercicio, se
sigan las sugerencias que las diferentes organizaciones mundiales de salud
recomienda.
Seguridad alimentaria y nutricional a nivel del hogar, comprende acciones
que promuevan el adecuado acceso, consumo y utilización de alimentos,
considerando aspectos de selección, preparación manipulación y almacenamiento
de alimentos en el hogar, así como también aspectos de administración del
presupuesto familiar para la compra de alimentos y distribución intrafamiliar de
alimentos.
1. Programacion fetal.
Desde los estudios de Osmond y Barker5, la comunidad científica ha ido generando un
ingente cuerpo de evidencias que ponen de manifiesto la existencia de una
«programación fetal», por la cual, determinados eventos fisiológicos que acontecen en
etapas tempranas de la vida desde la concepción hasta los 2 años de edad (los
llamados primeros 1.000 días de vida), generan cambios permanentes en el
metabolismo que de alguna manera favorecen el desarrollo posterior de distintas
enfermedades y factores de riesgo cardiovascular.

2. Educacion para la salud


Para tratar la problemática de la obesidad es necesario saber la importancia de la
educación para la salud. La educación para la salud se debe implantar en los
centros escolares desde cursos tempranospara paliar enfermedades como la que
nos compete, la obesidad infantil. Además, no solo se debe trabajar la prevención,
sino también fomentar una vida sana, que relaciona el deporte con una dieta
equilibrada.
Según la OMSla educación para la salud es cualquier combinación
de actividades de información y educación que conduzca a una situación en la
que las 12 personas deseen estar sanas, sepan cómo alcanzar la salud, hagan lo
que puedan individual y colectivamente para mantenerla y busquen ayuda
cuando la necesiten. Es necesario que desde los centros escolares se fomente esta
materia de forma globalizada y transversal, ya que está relacionada con el resto
de contenidos y es de suma importancia para el desarrollo integral del niño

3. Control y seguimiento

Un adecuado control nutricional de las embarazadas, que garantice una ganancia de


peso óptima durante la gestación, mantener la lactancia materna como alimentación
exclusiva hasta los 6 meses de vida, la inclusión de alimentos sólidos de forma
progresiva dentro de una dieta equilibrada que no contenga un exceso de proteínas
animales y que contenga una adecuada cantidad de frutas y verduras, cereales de
grano entero y escasa cantidad de azúcares simples, la monitorización reglada de la
ganancia de peso y talla del niño en las consultas de atención primaria y la educación a
los padres para que inculquen estilos de vida saludables a sus hijos, en los que prime el
ocio activo sobre el sedentario, han sido señalados como factores a implementar
dentro de la estrategia de prevención de la obesidad infantil.

4. Derivacion a la atencion especializada

Por último, en el artículo mencionado3, se hace referencia a la falta de unos criterios


claros de derivación desde Atención Primaria a especializada. Verdaderamente este es
un problema que se debería abordar de forma urgente. Aunque se haya conseguido
disminuir mínimamente la prevalencia de obesidad en nuestros niños, existe un grupo
importante de pacientes con obesidad mórbida o comorbilidades asociadas. La
asistencia a estos pacientes precisa un abordaje más agresivo y multidisciplinar.
articulos

1. La presente revisión sistemática demuestra que existe suficiente evidencia para recomendar la
imple- mentación de intervenciones educativas en el ámbito escolar orientadas a la prevención
del sobrepeso y la obesidad en población entre los 5 y 17 años de edad, en países
latinoamericanos. Estas intervenciones de- ben priorizar la promoción del consumo de alimentos
sanos así como la práctica de actividad física.

2. Se evaluaron 357 niños en edad escolar de escuelas

3. públicas y privadas de la colonia Kennedy. Las características sociodemográficas estudiadas se representan


en la tabla 1. Al evaluar el índice de masa corporal para la edad según los percentiles de la OMS se
encontró que 18% de los escolares tanto en escuelas públicas y privadas presentaron obesidad y 18%
presentaron sobrepeso, mientras 54% tenían adecuado índice de masa corporal (IMC) para la edad, por el
contrario 7% tenían riesgo de bajo peso y 3%

4. presentaron bajo peso (Gráfico 1).


Al comparar la frecuencia de sobrepeso y obesidad

5. con el género, se encontró que del género femenino, un 37,7% tenían sobrepeso u obesidad, en cuanto al
género masculino, un 34,3% tenían sobrepeso u obesidad.

6. En cuanto a la prevalencia de sobrepeso y obesidad y el tipo de escuela (pública o privada), se encontró que
los niños de escuelas privadas presentaron mayor frecuencia de sobrepeso y obesidad (46,3%) en relación a
las escuelas públicas (33,2%).

7. El contraste del nivel socioeconómico con la obesidad infantil, también se ha evaluado estudios previos en
Honduras como el realizado en el IHSS en el año 200220, en donde se encontró que el 27,7% de los niños
con nivel socioeconómico alto, 58,4% estrato medio y 13,9% estrato bajo con sobrepeso y obesidad.

8. El sobrepeso y la obesidad infantil son un problema de

9. han presentado aumento de la prevalencia nuestro medio. Los estudiantes de escuelas privadas de la
comunidad estudiada presentaron mayor prevalencia de sobrepeso y obesidad que los de centros educativos
públicos. Así mismo reportaron mayor dinero para la compra de alimentos en la merienda escolar que los
de las escuelas públicas. Los escolares de la comunidad estudiada están consumiendo entre los principales
alimentos productos con alto contenido calórico y azucares refinadas, especialmente en las meriendas
escolares.

3. Lactancia materna, alimentación complementariay el riesgo de obesidad infantil


Ante esta situación, se ha demostrado que una mayorduración de lactancia materna se
asocia a una disminucióndel riesgo de obesidad, con una reducción de un 4% por
cadames de lactancia materna

4. El CC se considera un factor que altera la producción agrícola mundial, con impacto


negativo en la disponibilidad de alimentos. La estabilidad de los sistemas alimentarios
puede estar en riesgo debido a la variabilidad de la oferta a corto plazo.10 Siguiendo esta
línea de pensamiento, este fenómeno encarece la producción de alimentos básicos obtenidos de la
industria agropecuaria, que resultan más seguros para la alimentación humana, lo que incrementa
notablemente el consumo de comida chatarra, por ser más barata y tener mayor disponibilidad. Esta
modificación del clima puede ser incluida entre los factores que causan inseguridad alimentaria, y
favorecen la actual epidemia de obesidad infantil.

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