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Joel Rosas Alcántara

EL DERECHO
LABORAL
EN LA JURISPRUDENCIA
DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

Presentac n
Jorge Toyama Miyagusuku
EL DERECHO LABORAL EN LA JURISPRUDENCIA
DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
Joel Rosas Alcántara

EL DERECHO
LABORAL
EN LA JURISPRUDENCIA
DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
DIÁLOGO
CON LA
JURISPRUDENCIA

EL DERECHO LABORAL EN LA
JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL
CONSTITUCIONAL

PRIMERA EDICIÓN
MARZO 2015
5,050 ejemplares

© Joel Rosas Alcántara


© Gaceta Jurídica S.A.

PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN
TOTAL O PARCIAL
DERECHOS RESERVADOS
D.LEG. Nº 822

HECHO EL DEPÓSITO LEGAL EN LA


BIBLIOTECA NACIONAL DEL PERÚ
2015-04180

LEY Nº 26905 / D.S. Nº 017-98-ED

ISBN: 978-612-311-232-5

REGISTRO DE PROYECTO EDITORIAL


31501221500391

DIAGRAMACIÓN DE CARÁTULA
Martha Hidalgo Rivero

DIAGRAMACIÓN DE INTERIORES
Gabriela Córdova Torres

Gaceta Jurídica S.A.


Angamos Oeste 526 - Miraflores
Lima 18 - Perú
Central Telefónica: (01)710-8900
Fax: 241-2323
E-mail: ventas@gacetajuridica.com.pe

Impreso en: Imprenta Editorial El Búho E.I.R.L.


San Alberto 201 - Surquillo
Lima 34 - Perú
Dedicado a mis abuelos Jorge Rosas Bonilla,
Juana Oliveros Aranda, Reynaldo Alcántara Caro
y mi primo Rubén Rosas León (Pepe)
por enseñarme y darme gratos momentos de sus vidas.
PRESENTACIÓN

L os derechos laborales, a lo largo del tiempo, siempre han estado en


constante conflicto y evolución, tanto por razones vinculadas a su recono-
cimiento y respeto, como por su preservación. Son diversos los factores
que contribuyen al incremento de la conflictividad de los derechos labo-
rales, comenzando por el aumento permanente de la población laboral ac-
tiva, los avances tecnológicos, las estrategias y políticas de orden empre-
sarial y comercial, todo lo cual da lugar a que en el mercado laboral no se
cumplan o respeten en gran medida los derechos de los trabajadores.
De ahí que gran parte de los conflictos entre empleadores y sus depen-
dientes tenga que ver con la vulneración de derechos fundamentales como
el derecho a la dignidad, el derecho a no ser discriminado, el derecho a la
igualdad ante la ley, el derecho de defensa e, inclusive, los derechos a la in-
tegridad física y psicológica. Cabe añadir, en este contexto, que también se
presentan situaciones que atentan contra los derechos constitucionales de
naturaleza social de los trabajadores, como el derecho a la salud y el dere-
cho a la pensión; o también la afectación de derechos constitucionales de
naturaleza procesal, como el derecho al debido proceso, a la prueba y a la
motivación de las resoluciones.
Parte de esta conflictividad, aquella que la ley permite, ha sido y es co-
nocida por el Tribunal Constitucional (TC), órgano de control de la Cons-
titución que a través de su jurisprudencia –principalmente la originada en
procesos de amparo– ha establecido diversos criterios para la solución de
casos concretos en los que se han visto afectados o amenazados derechos
fundamentales de carácter laboral.
Desde el año 2002 hasta la fecha los criterios del Tribunal Constitu-
cional han modificado radicalmente las relaciones laborales. Prácticamen-
te no existen temas donde el TC no se haya pronunciado. Hay temas en los
que primero el mencionado Tribunal ha modificado la regulación laboral y

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Presentación

luego se han emitido normas de adecuación. Temas individuales o colecti-


vos; regímenes privados o públicos; laborales o previsionales, etc., han te-
nido participación del TC.
En ese orden de ideas, este manual tiene por finalidad proporcionar un
interesante estudio sistemático de la jurisprudencia emitida por el Tribu-
nal Constitucional, haciendo hincapié en los fallos más relevantes y de ma-
yor desarrollo de los derechos laborales, principios, instituciones jurídicas
y demás elementos que lo conforman, además de los derechos constitucio-
nales que se encuentran vinculados.
De esta manera, en el primer capítulo se dan conocer de forma clara
y detallada los pronunciamientos que el TC ha expresado sobre el “traba-
jo”, realizando una aproximación conceptual y destacando su importancia.
Luego, se estudia cómo el Tribunal aplica los principios laborales
(principio de primacía de la realidad, principio in dubio pro operario, prin-
cipio de igualdad: regla de no discriminación en materia laboral, principio
de irrenunciabilidad de derechos, principio de legalidad y el principio de
inmediatez), los cuales funcionan como parámetros de control del ejerci-
cio de las potestades del empleador.
En el apartado relacionado con los derechos laborales, en torno al cual
gira el tercer capítulo, no solo se reflexiona sobre su concepto y contenido
en clave constitucional, sino también se establecen las dimensiones, situa-
ciones jurídicas y demás aspectos que inciden en su desarrollo.
Posteriormente, se revisa la interpretación del Tribunal Constitucional
referida a los contratos laborales, exponiendo detalladamente los criterios
sobre las diferentes modalidades de estos contratos, especialmente sobre
sus condiciones de validez.
Por último, se aborda el tema del despido y sus clases, poniendo énfa-
sis en el despido arbitrario, figura que es la que genera el mayor índice de
demandas de amparo sobre afectación del derecho al trabajo.
No dudo que este libro, que brinda un acercamiento a la realidad jurí-
dica laboral a través de la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, será
una fuente de consulta tanto para abogados, estudiantes y personas inmer-
sas en los ámbitos laboral y constitucional.

Jorge TOYAMA MIYAGUSUKU

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ABREVIATURAS

AA Acción de amparo
Cas. Casación
CADH Convención Americana sobre Derechos Humanos
CC Código Civil
CDH Comisión de Derechos Humanos
CIDH Corte Interamericana de Derechos Humanos
CSJ Corte Suprema de Justicia
DADDH Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre
DESC Derechos Económicos, Sociales y Culturales
DUDH Declaración Universal de los Derechos Humanos
ed. Edición
Exp. Expediente
f. j. Fundamento Jurídico
p. Página
PA Proceso de amparo
PHC Proceso de hábeas corpus
PI Proceso de inconstitucionalidad
ONU Organización de las Naciones Unidas

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Joel Rosas Alcántara

PIDCP Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos


PIDESC Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales
y Culturales
Res. Resolución
SC Sala Civil
Sent. Sentencia
RTC Resolución del Tribunal Constitucional
STC Sentencia del Tribunal Constitucional
TC Tribunal Constitucional

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CAPÍTULO I

EL TRABAJO DESDE LA
INTERPRETACIÓN DE LA
JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL
CONSTITUCIONAL

I. TRABAJO

1. Aproximación conceptual

Dentro de los conceptos generales que la doctrina establece sobre el


significado de trabajo, encontramos algunas diferencias, aunque todos de-
terminan directrices conceptuales en común, consistiendo en una activi-
dad humana, generadora de diferentes formas de riqueza y producción, que
conlleva por lo general a una retribución económica o en especies. En esta
vista panorámica, el Tribunal Constitucional estableció una idea concep-
tual sobre el trabajo, en los términos siguientes:
“Al trabajo puede definírsele como la aplicación o ejercicio de las
fuerzas humanas, en su plexo espiritual y material, para la produc-
ción de algo útil. En ese contexto, implica la acción del hombre,
con todas sus facultades morales, intelectuales y físicas, en aras de
producir un bien, generar un servicio, etc.
El trabajo se identifica inseparablemente con la persona misma.
En toda actividad laboral queda algo de su ejecutor: el hombre.
A través del trabajo se presenta siempre la impronta del ser

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Joel Rosas Alcántara

humano; o sea, una huella, marca o sello que caracteriza su


plasmación (…).
“El trabajo es un bien del hombre, es un bien de la humanidad,
porque mediante este no solo se transforma la naturaleza adap-
tándola a las propias necesidades, sino que se realiza a sí mismo
como hombre; es más, en un cierto sentido se hace más hombre”(1).

2. Doble signo (configuración)

El Tribunal Constitucional ha expresado que el trabajo se configura


con base en un doble ámbito de desarrollo que lo establece en lo personal
(inherencia) y necesario (sustento) en el fundamento siguiente:
“El trabajo tiene el doble signo de lo personal y necesario. Es per-
sonal, porque la fuerza con que se trabaja es inherente a la persona
y enteramente propia de aquel que con ella labora. Es necesario,
porque del fruto de su trabajo el hombre se sirve para sustentar su
vida, lo cual es un deber imprescindible impuesto por la misma
naturaleza”(2).

3. Aspectos sustantivos en las cuales radica su importancia

El supremo colegiado constitucional, en su labor interpretativa de la


Constitución ha señalado que la importancia del trabajo se sostiene en tres
aspectos de orden sustantivo, los cuales son la estructura de esta actividad
de la persona tanto individual como colectiva, permitiendo el desarrollo en
óptimas condiciones de la actividad laboral. Veamos:
“Es evidente que la verdadera dignidad del trabajador radica en su
condición de sujeto y autor y, por consiguiente, verdadero fin de
todo proceso productivo. La importancia del trabajo descansa en
tres aspectos sustantivos:
- Esencialidad del acto humano, destinado al mantenimiento y
desarrollo de la existencia y coexistencia sociales.

(1) STC Exp. Nº 0008-2005-PI, f. j. 18.


(2) Ídem.

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

- Vocación y exigencia de la naturaleza humana. El trabajo es


sinónimo y expresión de vida.
- Carácter social de la función, ya que solo es posible laborar
verdaderamente a través de la colaboración directa o indirecta
de otro ser humano, o sea, trabajando con y para los otros”(3).

4. El Estado y sus responsabilidades con el trabajo dispuesto por la


Constitución

El Estado dentro de las responsabilidades delegadas normativamen-


te por la Constitución Política vigente (art. 23), se encuentran una serie
de compromisos que trascienden las políticas públicas de los gobiernos
de turno, debido a que estas responsabilidades son ineludibles y de im-
perioso cumplimiento, para lograr el debido ejercicio del derecho al tra-
bajo y consecuentemente la estabilidad y el progreso socioeconómico del
país. Así encontramos dentro de la jurisprudencia constitucional que el
Tribunal Constitucional reconoce estas responsabilidades en los términos
siguientes:
“De conformidad con lo que dispone el artículo 23 de la Consti-
tución, el Estado asume las siguientes responsabilidades con rela-
ción al trabajo:
- Promover las condiciones para el progreso social y econó-
mico. Para tal efecto, tiene la obligación de establecer políti-
cas de fomento del empleo productivo y de educación para el
trabajo.
- Asegurar que ninguna relación laboral limite el ejercicio de
los derechos constitucionales ni desconozca o rebaje la digni-
dad del trabajador.
- Asegurar que a ningún trabajador se le obligue a pres-
tar servicios sin retribución compensatoria o sin su libre
consentimiento.

(3) STC Exp. Nº 0008-2005-PI, f. j. 18.

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Joel Rosas Alcántara

- Proteger especialmente la actividad laboral de la madre, el


menor de edad y el impedido”(4).

II. TRABAJO DECENTE

1. Aproximación conceptual

Es necesario señalar dentro del contexto general de lo que significa el


trabajo y sus ámbitos de desarrollo, recoger de la jurisprudencia constitu-
cional, el concepto de “trabajo decente” debido que para el Organismo In-
ternacional de Trabajo, el trabajo decente debería constituir la esencia de
las estrategias globales, nacionales y locales para lograr el progreso eco-
nómico y social. Es indispensable para reducir la pobreza, y como medio
para alcanzar un desarrollo equitativo, global y sostenible(5). Esta concep-
ción debe ser asumida por cada Estado, siendo concretada a través de nor-
mas y políticas de Estado, que permitan mayor acceso al trabajo decente,
el cual la jurisprudencia del Tribunal Constitucional ha desarrollado, para
tutelar y proyectar la protección y ejercicio del derecho al trabajo. Dentro
de los argumentos de la jurisprudencia, referente al presente tema, citamos
la siguiente:
“Trabajo decente implica la aspiración de cada hombre y de cada
mujer, esté donde esté, de realizar un trabajo productivo en condi-
ciones de libertad, equidad, seguridad y dignidad. El Trabajo De-
cente engloba el respeto de los derechos fundamentales, el acce-
so al empleo, la seguridad y la salud en el trabajo y la existencia
de seguridad social. El trabajo decente es un resultado del diálo-
go social”(6).

2. Base para la reducción de la pobreza

Nuestro Tribunal Constitucional, dentro del contexto del trabajo de-


cente, también ha expresado, que el acceso al trabajo decente, es uno de los
pilares en la lucha contra la reducción de la pobreza en el mundo:

(4) STC Exp. Nº 0008-2005-PI, f. j. 19.


(5) Palabras expresadas durante la realización de la Mesa Redonda Trabajo Decente para una vida decen-
te, organizada por FOCO el 15 de setiembre de 2008.
(6) STC Exp. Nº 00027-2006-PI, f. j. 42.

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

“La comunidad mundial ha establecido diez ambiciosas metas de


Desarrollo del Milenio entre las que figuran la de reducir la pobre-
za y el hambre, el acceso al agua potable, a la atención médica y la
educación, y la puesta en práctica de estrategias nacionales de de-
sarrollo sostenible. Todas estas metas interesan directamente a las
personas que viven en las zonas rurales. No cabe duda de que ase-
gurarles a los trabajadores rurales un empleo seguro y condiciones
decentes de vida y trabajo son hitos clave para reducir la pobreza
y conseguir medios de vida sostenibles Todas estas metas intere-
san directamente a las personas que viven en las zonas rurales. No
cabe duda de que asegurarles a los trabajadores rurales un empleo
seguro y condiciones decentes de vida y trabajo son hitos clave
para reducir la pobreza y conseguir medios de vida sostenibles”(7).

3. La dignidad del trabajo como elemento esencial para la realiza-


ción de la persona

El Tribunal Constitucional, en su labor otorgada por la Constitución


Política vigente ha establecido en el artículo 22: “El trabajo es un deber
y un derecho. Es base del bienestar social y un medio de realización de la
persona”. La dignidad como elemento esencial del ser humano, está pre-
sente en la actividad del trabajo, para que sea realizado en condiciones que
permitan que las personas no sean afectadas en sus derechos. Sobre la dig-
nidad del trabajo, encontramos que la jurisprudencia constitucional ha tra-
tado este aspecto fundamental para el ejercicio del derecho al trabajo, en
los términos siguientes:
“[A] la Doctrina Social de la Iglesia, fuente fundamental de la
Economía Social de Mercado, no le es extraño el tratamiento con-
ceptual diferenciado en procura de alcanzar las condiciones espe-
ciales para la valoración del trabajo en el campo como instrumen-
to esencial para la realización integral de la persona humana. Así,
se señala en la encíclica Laborem Exercens que:
‘(...) el trabajo es un bien del hombre. Si este bien compor-
ta el signo de un bonum arduum, según la terminología de

(7) STC Exp. Nº 00027-2006-PI, f. j. 42.

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Joel Rosas Alcántara

Santo Tomás; esto no quita que, en cuanto tal, sea un bien del
hombre. Y no solo es un bien util o para disfrutar, sino un
bien digno, es decir, que corresponde a la dignidad del hom-
bre, un bien que expresa esta dignidad y la aumenta. Querien-
do precisar mejor el significado ético del trabajo, se debe te-
ner presente ante todo esta verdad (...) porque mediante el
trabajo el hombre no solo transforma la naturaleza adaptán-
dola a las propias necesidades, sino que se realiza a sí mis-
mo como hombre, es más, en un cierto sentido se hace más
hombre (...) por consiguiente, en muchas situaciones son
necesarios cambios radicales y urgentes para volver a dar a la
agricultura el justo valor como base de una sana economía, en
el conjunto del desarrollo de la comunidad social. Por lo tanto
es menester proclamar y promover la dignidad del trabajo, de
todo trabajo, y, en particular, del trabajo agrícola, en el cual
el hombre, de manera tan elocuente, somete la tierra recibida
en don por parte de Dios y afirma su dominio en el mundo
visible’”(8).

III. TRABAJO DE CONFIANZA

1. Aproximación conceptual

Es fundamental para para el ejercicio del derecho al trabajo, conocer


cuáles son las formas de trabajo y las condiciones laborales de estas mis-
mas, como lo son el trabajador de confianza (trabajador de confianza), for-
ma de relación laboral en las cuales el Tribunal Constitucional se ha pro-
nunciado en diversas sentencias interpuestas generalmente vía proceso de
amparo. El colegiado constitucional dentro de su jurisprudencia estable-
ció, diversos enfoques conceptuales sobre el trabajo de confianza y el tra-
bajador de confianza, que delimitan el contenido y el significado de esta
forma de relación laboral, citados en los términos siguientes:
“A nivel doctrinario, existe consenso en considerar que, dentro
de la relación laboral de la actividad privada, los denominados

(8) STC Exp. Nº 00027-2006-PI, f. j. 62.

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

trabajadores de confianza tienen, a diferencia de los demás tra-


bajadores, un grado mayor de responsabilidad, a consecuencia de
que el empleador les ha delegado la atención de labores propias de
él, otorgándoles una suerte de representación general. Al respecto,
Néstor de Buen considera que
‘El trabajo de confianza no es un trabajo especial sino una re-
lación especial entre el patrón y el trabajador, en razón de las
funciones que este desempeña. (...) En rigor, los trabajadores
de confianza son trabajadores con un mayor grado de respon-
sabilidad en atención a la tarea que desempeñan y de alguna
manera hacen presente el interés del patrón (...)’.
Similar es la noción de empleado de confianza asumida por Celso
Mendo Rubio, para quien dicho concepto:
‘Está referido necesariamente a un campo más estricto que
la genérica confianza que debe tener todo empleador fren-
te a sus trabajadores (característico de todo vínculo laboral,
pues de lo contrario no se contrataría), ya que este emplea-
do alcanza una mayor y más directa vinculación con el em-
pleador, goza de su máxima confianza y apenas está sujeto a
una limitadísima subordinación (...), tiene la representación
del empleador, actúa en su nombre haciendo sus veces, tie-
ne poder de dirección y responde por cada uno de dichos ac-
tos (...)’.
A su vez, Santiago Barajas Montes de Oca define al trabajador de
confianza como:
‘La persona que por razón de jerarquía, vinculación, lealtad
y naturaleza de la actividad que desarrolla al servicio de una
empresa o patrono, adquiere representatividad y responsabi-
lidad en el desempeño de sus funciones, las mismas que lo li-
gan de manera íntima al destino de esa empresa o a los inte-
reses particulares de quien lo contrata, en forma tal que sus
actos merezcan plena garantía y seguridad, y tenga su com-
portamiento laboral plena aceptación’.
Por su parte Mario de la Cueva, considera que:

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Joel Rosas Alcántara

‘Debe hablarse de empleados de confianza cuando están en


juego la experiencia de la empresa, sus intereses fundamen-
tales, su éxito, su prosperidad, la seguridad de sus estableci-
mientos o el orden esencial que debe reinar entre sus trabaja-
dores; (...) aun cuando la categoría de trabajador de confianza
no está contemplada en la declaración de derechos Sociales,
resultó necesaria incluirla en la nueva ley del trabajo, pues
no obstante tratarse de una categoría de excepción que sola-
mente se justifica en razón de la naturaleza de las funciones
que realiza el trabajador, existirá la presunción iuris tantum
de que la función no sea de confianza, en forma tal que será
indispensable probar que, de conformidad con la naturaleza
de las funciones se dan los caracteres de la excepción. No es
la persona la que determina que una función es de confianza
sino la naturaleza misma de la función lo que produce la con-
dición del trabajador’.
De igual forma Francisco de Ferrari considera a los trabajadores
de confianza:
‘Como aquellos trabajadores que asociados al poder de direc-
ción patronal, se encuentran en capacidad de ejercer las po-
testades disciplinarias de las que es titular el empleador y tra-
tan en representación de él con los terceros, de modo tal que
los empleados comunes o subalternos, en el orden social y
profesional, no consideran a las personas que ejercen funcio-
nes tan elevadas como formando parte de la clase asalariada,
e inclusive piensan que existe entre el empleador y los altos
empleados una comunidad de intereses, de tendencia y cultu-
ra que los presenta como elementos extraños a la clase traba-
jadora’ (Asesoría Laboral, abril 2001, p. 22).
Por su parte Montoya Melgar define a los ‘altos cargos’ como
aquellos de ‘rectoría superior’, que consiste en el desempeño de
los poderes propios del empleador (no necesariamente de todos)
y que versen sobre los objetivos generales de la empresa. De otro
lado, Santiago Barajas Montes de Oca considera que: “el trabaja-
dor de confianza se incorpora a la planta de empleados adminis-
trativos y se le asignan determinadas funciones, o se le otorga una

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

posición de representación patronal, se le deja autoridad en uno o


más sectores de la producción y se le hace responsable de los re-
sultados, se prescinde de sus servicios cuando estos no son alta-
mente redituables y se les liquida sin ninguna razón o explicación
de las causas de tal adopción patronal”(9).

2. Forma de adoptar el cargo de trabajador de confianza

El Tribunal Constitucional ha señalado de qué manera el trabajador de


confianza logra adoptar su cargo y establecer una relación laboral con su
empleador, expuesto en el fundamento siguiente:
“Es de resaltar cómo se llega a adoptar tal cargo. Se llega de la si-
guiente manera: a) aquellos trabajadores contratados específica-
mente para cumplir funciones propias del personal de confian-
za y que, en consecuencia, desde el inicio de la relación laboral
tienen pleno conocimiento de lo que ello implica; y b) aquellos
trabajadores que accedieron a un puesto de trabajo para realizar
funciones comunes u ordinarias, pero que posteriormente, por de-
terminados factores, el empleador les asignó el cumplimiento de
funciones propias de un trabajador de confianza”(10).

3. Aspectos diferenciadores del trabajador común

La jurisprudencia constitucional, delimitó algunos aspectos que dife-


rencia al trabajador de confianza con el trabajador común, en su relación y
condición laboral. Conozcamos lo señalado por el Tribunal Constitucional
en el fundamento siguiente:
“Los trabajadores comunes gozan del derecho de acceder a un
puesto de trabajo en el sector público, tienen estabilidad en su tra-
bajo y no pueden ser despedidos arbitrariamente, según la STC
Exp. Nº 0206-2005-AA/TC. Mientras que los que asumen un car-
go de confianza están supeditados a la ‘confianza’, valga la redun-
dancia, del empleador. En este caso, el retiro de la misma es in-
vocada por el empleador y constituye una situación especial que

(9) STC Exp. Nº 03501-2006-PA, ff. jj. 5-9.


(10) Ibídem, f. j. 10.

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Joel Rosas Alcántara

extingue el contrato de trabajo al ser de naturaleza subjetiva, a di-


ferencia de los despidos por causa grave, que son objetivos”(11).
“Es de la misma opinión este Colegiado, que estima que un traba-
jador de confianza tiene particularidades que lo diferencian de los
trabajadores ‘comunes’, tales como:
a) La confianza depositada en él, por parte del empleador; la re-
lación laboral especial del personal de alta dirección se basa
en la recíproca confianza de las partes, las cuales acomoda-
rán el ejercicio de sus derechos y obligaciones a las exigen-
cias de la buena fe, como fundamento de esta relación laboral
especial.
b) Representatividad y responsabilidad en el desempeño de sus
funciones; las mismas que lo ligan con el destino de la ins-
titución pública, de la empresa o de intereses particulares de
quien lo contrata, de tal forma que sus actos merezcan plena
garantía y seguridad.
c) Dirección y dependencia; es decir que puede ejercer funcio-
nes directivas o administrativas en nombre del empleador, ha-
cerla partícipe de sus secretos o dejarla que ejecute actos de
dirección, administración o fiscalización de la misma manera
que el sujeto principal.
d) No es la persona la que determina que un cargo sea considera-
do de confianza. La naturaleza misma de la función es lo que
determina la condición laboral del trabajador.
e) Impedimento de afiliación sindical, conforme al artículo 42
de la Constitución para los servidores públicos con cargos de
dirección o de confianza. El inciso b) del artículo 12 del De-
creto Supremo N° 010-2003-TR TUO de la Ley de Relacio-
nes Colectivas de Trabajo establece que los trabajadores de
dirección y de confianza no pueden ser miembros de un sin-
dicato, salvo que en forma expresa el estatuto de la organiza-
ción sindical lo permita.

(11) STC Exp. Nº 03501-2006-PA, f. j. 3.

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

f) La pérdida de confianza que invoca el empleador constituye


una situación especial que extingue el contrato de trabajo; a
diferencia de los despidos por causa grave, que son objeti-
vos, esta en cambio es de naturaleza subjetiva. El retiro de
la confianza comporta la pérdida de su empleo, siempre que
desde el principio de sus labores este trabajador haya ejerci-
do un cargo de confianza o de dirección, pues de no ser así, y
al haber realizado labores comunes o ordinarias y luego ser
promocionado a este nivel, tendría que regresar a realizar
sus labores habituales, en salvaguarda de que no se produz-
ca un abuso del Derecho (art. 103 de la Constitución), salvo
que haya cometido una causal objetiva de despido indicada
por ley.
g) El periodo de prueba puede tener una mayor extensión, pues
esta se puede extender hasta por (6) seis meses, incluyendo el
periodo inicial de (3) tres meses para el personal de confian-
za y en caso ser personal de dirección este puede ser extendi-
do hasta por un (1) año, en ambos casos la ampliación debe
constar por escrito en el contrato de trabajo celebrado con el
personal de dirección o de confianza.
h) No tienen derecho al pago de horas extras, pues el artículo
5 del Decreto Supremo N° 007-2002-TR, TUO de la Ley de
Jornada de Trabajo, Horario y Trabajo en Sobretiempo, esta-
blece que el personal de dirección se encuentra excluido de la
jornada máxima legal. De igual forma no están sujetos a las
disposiciones sobre el registro de control de asistencia y de
salida en el régimen laboral de la actividad privada, conforme
al Decreto Supremo N° 004-2006-TR en su artículo 1 último
párrafo.
i) No tienen derecho a una indemnización vacacional. El De-
creto Supremo N° 012-92-TR, en su artículo 24, establece:
‘La indemnización por falta de descanso vacacional a que
se refiere el inciso c) del artículo 23 del Decreto Legislativo
Nº 713, no alcanza a los gerentes o representantes de la empre-
sa que hayan decidido no hacer uso del descanso vacacional.

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Joel Rosas Alcántara

En ningún caso la indemnización incluye a la bonificación


por tiempo de servicios’”(12).

4. Formas para proceder a la calificación de un trabajador de


confianza

El Tribunal Constitucional ha señalado cuáles son las formas, en con-


cordancia con la normativa de la materia, sobre la calificación del trabaja-
dor de confianza. Siendo determinado en el argumento siguiente:
“Para calificar a un trabajador de dirección o de confianza con-
forme a la legislación actual, se procederá de la siguiente manera:
a) Se identificará y determinará los puestos de dirección y de
confianza de la empresa, de conformidad con la Ley;
b) Se comunicará por escrito a los trabajadores que ocupan los
puestos de dirección y de confianza que sus cargos han sido
calificados como tales; y,
c) Se consignará en el libro de planillas y boletas de pago la ca-
lificación correspondiente”(13).

5. Trabajadores de confianza del Sector Público en la normativa


constitucional

Nuestra Constitución Política establece en el artículo 40: “La ley regu-


la el ingreso a la carrera administrativa, y los derechos, deberes y respon-
sabilidades de los servidores públicos. No están comprendidos en dicha
carrera los funcionarios que desempeñan cargos políticos o de confian-
za”. De esta forma reconoce en su normativa, el acceso a cargos públicos
de confianza, además el artículo 42 también reconoce constitucionalmente
esta forma de relación laboral pero con limitaciones en el ejercicio de algu-
nos derechos laborales. “Se reconocen los derechos de sindicación y huel-
ga de los servidores públicos. No están comprendidos los funcionarios del
Estado con poder de decisión y los que desempeñan cargos de confianza o

(12) STC Exp. Nº 03501-2006-PA, f. j. 11.


(13) Ibídem, f. j. 15.

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

de dirección, así como los miembros de las Fuerzas Armadas y de la Po-


licía Nacional”. El Tribunal Constitucional ha desarrollado el reconoci-
miento del trabajador de confianza dentro del sector público en los térmi-
nos siguientes:
“El artículo 40 de nuestra Constitución alude a los trabajadores de
confianza del sector público mas no a los trabajadores de confian-
za del sector privado, puesto que para ser servidor público se in-
gresa por concurso público, mientras que para acceder a un cargo
de confianza basta que sea designado por el jefe del área, y que se
requiera una persona de ‘confianza’ en una institución; si bien el
cargo de confianza debe estar previsto en el Cuadro de Asignación
de Personal (CAP). Además, el artículo 42 de la Constitución es-
tablece que los trabajadores de confianza no pueden sindicalizar-
se, pues estos ostentan un estatus especial dentro de la institución
pública, lo cual los obliga a tener un compromiso mayor que los
trabajadores ordinarios”(14).

6. Retorno de actividades ordinarias del trabajador de confianza

Existen diferentes situaciones y condiciones laborales, en las cuales


estas relaciones de trabajo pueden desarrollarse, entre estas podemos men-
cionar que un trabajador común, es promovido a un cargo de confianza, de-
jando de realizar sus labores comunes, hasta que se retire el cargo de con-
fianza que fue asignado, tendiendo que retornar a sus labores comunes.
Expresado criterio fue establecido por el Tribunal Constitucional. Veamos:
“Por lo tanto habiéndose determinado que la demandante, antes
que su empleadora decidiera designarla en un cargo de confian-
za, ha sido una trabajadora que realizaba labores ordinarias y que
al decidir la empleadora retirarle la confianza debió retornar a su
labor originaria, pudiendo ser despedida únicamente por una cau-
sa justa relacionada con su conducta o capacidad laboral; la rup-
tura del vínculo laboral, sustentada en el retiro de la confianza,
tiene el carácter de un despido arbitrario, frente a lo cual procede
la reposición en el cargo anterior como finalidad eminentemente

(14) Ibídem, f. j. 4.

23
Joel Rosas Alcántara

restitutoria de todo proceso constitucional de tutela de derechos


fundamentales.
En este sentido debe precisarse que la demandante al ser repuesta
tiene que regresar a realizar las labores comunes u ordinarias que
realizaba antes que se le otorgara la licencia”(15).

(15) STC Exp. Nº 01692-2008-PA, ff. jj. 10-11.

24
CAPÍTULO II

LOS PRINCIPIOS LABORALES


CONSTITUCIONALES DESDE
LA INTERPRETACIÓN DE LA
JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL
CONSTITUCIONAL

I. PRINCIPIOS LABORALES CONSTITUCIONALES

1. Aproximación conceptual

Los principios laborales constitucionales fueron conceptualizados por


la doctrina como “aquellas reglas rectoras que informan la elaboración
de las normar de carácter laboral, amén de servir de fuente de inspira-
ción directa o indirecta en solución de conflictos, sea mediante la inter-
pretación, aplicación o integración normativa”(16). Debemos precisar que
los principios laborales constitucionales, son relevantes para la resolu-
ción de conflictos jurisdiccionales de índole laboral, que involucren dere-
chos constitucionales que requieren de tutela, debido a que permiten que la
administración de justicia en esta materia cumpla con asumir una concreta
tutela de urgencia y primacía de la Constitución.

(16) GARCÍA TOMA, Víctor. Análisis sistemático de la Constitución peruana de 1993. 1a edición, Fon-
do de Desarrollo Editorial, Universidad de Lima, Lima, 1998, p. 161.

25
Joel Rosas Alcántara

El Tribunal Constitucional ha tenido la oportunidad de pronunciarse


sobre los principios laborales constitucionales, otorgándoles un contenido
conceptual que permiten conocer, su marco de desarrollo, su justificación
y objetivos, como pilares y directrices del ejercicio y protección de los de-
rechos laborales. Expresando el concepto de estos principios en los térmi-
nos siguientes:
“Denomínase como tales a aquellas reglas rectoras que informan
la elaboración de las normas de carácter laboral, amén de servir de
fuente de inspiración directa o indirecta en la solución de conflic-
tos, sea mediante la interpretación, aplicación o integración nor-
mativas. La relación laboral se caracteriza en sí misma por la desi-
gualdad, lo que hace que el empleador devenga en la parte ‘fuerte’
e ‘imponente’ y el trabajador en la parte ‘débil’ e ‘impotente’ (…)
En efecto, en el campo jurídico sustancial el rasgo más caracterís-
tico de la relación de trabajo es la subordinación y los deberes im-
putables al trabajador; y en el campo jurídico procesal se constata
la capacidad intimidatoria que se puede crear para impedir los re-
clamos en vía litigiosa y la extensión de la posición predominante
en materia de prueba. Asimismo, en el campo económico, la nota
más específica es que frente a la propiedad del medio de produc-
ción, el trabajador solo puede exponer su fuerza de trabajo.
Para hacer frente a ello se afirman los principios protectores o de
igualación compensatoria, por el cual, reconociéndose la existen-
cia asimétrica de la relación laboral, se promueve por la vía cons-
titucional y legal la búsqueda de un equilibrio entre los sujetos de
la misma”(17).

II. PRINCIPIO DE PRIMACÍA DE LA REALIDAD

1. Aproximación conceptual

Entre uno de los principios laborales de mayor importancia, tenemos


al “principio de primacía de la realidad” el cual es uno de los principios,

(17) STC Exp. Nº 00008-2005-PI, f. j. 20.

26
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

que es, constantemente invocado y aplicado, tanto por los demandantes y


los operadores jurídicos, y que el Tribunal Constitucional en su rol de tute-
la de los derechos constitucionales, como el derecho constitucional al tra-
bajo, el cual es un derecho de carácter social, conceptualizó al principio de
primacía de la realidad, en base a la existencia de discordia que podría sur-
gir en un caso en concreto, debe darse preferencia a los hechos (realidad).
Así lo asumió el Tribunal en el fundamento siguiente:
“El juez debe buscar, en todos los casos, la verdad real y aplicar
el principio de la primacía de la realidad, definido por el Tribunal
Constitucional como aquel que aconseja que, en caso de discordia
entre lo que ocurre en la práctica y lo que indican los documen-
tos, debe otorgarse preferencia a lo primero; es decir, la integra-
ción prefiere lo que sucede en el ámbito de los hechos y descartar
la proscrita verdad legal”(18).

2. Elemento implícito

Es necesario mencionar que el Tribunal Constitucional ha mencionado


que el principio de primacía de realidad es un elemento implícito (no escri-
to) de nuestro ordenamiento. Veamos:
“En relación al principio de primacía de la realidad, que es un
elemento implícito en nuestro ordenamiento jurídico y, concreta-
mente, impuesto por la propia naturaleza tuitiva de nuestra Cons-
titución, este Tribunal ha precisado, en la STC Exp. N° 1944-
2002-AA/TC, que: ‘(...) en caso de discordancia entre lo que
ocurre en la práctica y lo que fluye de los documentos, debe dar-
se preferencia a lo primero; es decir, a lo que sucede en el terreno
de los hechos’”(19).

3. Aplicación del principio de primacía (despido arbitrario)

El Tribunal Constitucional, en tutela del derecho constitucional al tra-


bajo ha venido aplicando el principio de primacía de la realidad, sobre casos
concretos referidos a despidos arbitrarios, donde el principal criterio señala

(18) STC Exp. Nº 2132-2003-AA.


(19) STC Exp. Nº 05935-2007-PA, f. j. 8.

27
Joel Rosas Alcántara

que “los hechos prevalecen sobre las formas y apariencias”, protegiendo


de esta manera, el derecho de todo trabajador a no ser despedido de forma
arbitraria (causa justa), en la jurisprudencia extraída, se realiza un análisis
en las diferentes circunstancias, en las cuales los trabajadores son despidos
de forma arbitraria, utilizando diferentes mecanismos para encubrir las re-
laciones de índole laboral con relaciones de carácter civil (contrato civil),
además de algunos casos, la acreditación de fraude en la contratación civil.
En tal sentido, nuestra jurisprudencia constitucional aplica el principio
de primacía de realidad, bajo los criterios y elementos contenidos en la ju-
risprudencia. Veamos:
“Siendo así, en el presente caso se debe determinar si la prestación
de servicios del demandante, en aplicación del principio de prima-
cía de la realidad, puede ser considerado un contrato de trabajo a
plazo indeterminado, porque de ser así, el demandante solo podía
ser despedido por causa justa prevista en la ley. Así tenemos que
en la STC Exp. N° 1944-2002-AA/TC, se estableció que median-
te el referido principio ‘(...) en caso de discordancia entre lo que
ocurre en la práctica y lo que fluye de los documentos, debe darse
preferencia a lo primero; es decir, a lo que sucede en el terreno de
los hechos’ (fundamento 3).
Pues bien, para determinar si existió una relación de trabajo en-
tre las partes encubierta mediante un contrato civil, este Tribu-
nal debe evaluar si en los hechos se presentó, en forma alternativa
y no concurrente, alguno de los siguientes rasgos de laborali-
dad: a) control sobre la prestación o la forma en que esta se ejecu-
ta; b) integración del demandante en la estructura organizacional
de la emplazada; c) prestación ejecutada dentro de un horario de-
terminado; d) prestación de cierta duración y continuidad; e) su-
ministro de herramientas y materiales a la demandante para la
prestación del servicio; f) pago de remuneración al demandante;
y, g) reconocimiento de derechos laborales, tales como las vaca-
ciones anuales, las gratificaciones y los descuentos para los siste-
mas de pensiones y de salud.
En el presente caso, con los contratos de locación de servi-
cios, sus cláusulas adicionales, términos de referencia y anexos

28
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

(fs. 3 a 37), se corrobora que el demandante prestó servicios para


la parte emplazada desempeñando la función de consultor. Y aten-
diendo a las labores que debía realizar el demandante, detalladas
en el documento denominado ‘Anexo A’, en el que se señala que
era contratado para: ‘realizar la búsqueda de títulos archivados en
el Registro de Encargarse de la Impresión de Partidas Registrales.
Realizar el fotocopiado de la documentación registral que se re-
quiera. Apoyar a los consultores legales en la recopilación de do-
cumentos de otras entidades. Apoyar a los consultores técnicos
en los trabajos de campo. Apoyar en el ingreso de información a
la base de datos. Clasificar y archivar la documentación recopila-
da en campo. Otras actividades que le sean asignadas’ (f. 10, 25 y
36); se concluye que el demandante efectuaba labores que son de
naturaleza permanente, toda vez que conforme a lo dispuesto en
el artículo 2 del Decreto Legislativo Nº 803, Cofopri es el ‘(…)
organismo rector máximo encargado de diseñar y ejecutar de ma-
nera integral, comprehensiva y rápida un Programa de Formaliza-
ción de la Propiedad y de su mantenimiento dentro de la forma-
lidad, a nivel nacional, centralizando las competencias y toma de
decisiones a este respecto’.
Respecto al elemento de subordinación, se advierte que el de-
mandante debía rendir cuentas respecto de los viáticos que la em-
plazada le asignaba para la comisión de servicios que efectuaba
como parte de las funciones para las que fue contratado (f. 48);
asimismo, se aprecia el Oficio Nº 1105-2011-COFOPRI/OZPIU,
de fecha 15 de abril de 2011, dirigido al demandante, mediante el
cual se le pone en conocimiento el cumplimiento de la Directiva
Nº 007-2009/COFOPRI, sobre ‘Normas y Procedimientos del Or-
ganismo de Formalización de la Propiedad Informal –Cofopri–
para el otorgamiento y control de viáticos para funcionarios, ser-
vidores y personas contratadas, acreditándose que el demandante
estuvo sujeto a un horario de trabajo impuesto por la parte empla-
zada, tal como se desprende también del Informe Nº 64-2009-CO-
FOPRI/OZPIU, de fecha 2 de julio de 2009 (f. 81 a 84) y del ofi-
cio de fojas 67.
De otro lado, a fojas 214 obra el Informe Final de Actuaciones Ins-
pectivas de fecha 15 de agosto de 2011, realizadas por la autoridad

29
Joel Rosas Alcántara

de trabajo a la emplazada como consecuencia de la denuncia ex-


terna presentada por varias personas, entre ellas el consignándo-
se en el considerando segundo de los hechos verificados que ‘(…)
Se verificó (…) que los denunciantes mantuvieron un vínculo de
naturaleza civil con la inspeccionada, sin embargo se puede lle-
gar a verificar que la prestación fue personal del servicio, existió
subordinación y una remuneración como contraprestación de par-
te de la inspeccionada por lo que en aplicación del Principio de
la Primacía de la Realidad, podría encontrarse bajo los alcances
del art. 4 del Decreto Supremo Nº 003-97-TR (…)’, y afirmándo-
se en la primera conclusión del citado informe que ‘(…) se acre-
dita la existencia de un vínculo entre los denunciantes y la inspec-
cionada (…)’.
Por tanto, en aplicación del Principio de Primacía de la Reali-
dad, los hechos prevalece sobre las formas y apariencias del con-
trato civil con el que se pretendía encubrir una relación laboral;
siendo esto así, queda establecido que entre las partes ha existido
una relación de naturaleza laboral y no civil, por lo que el actor
solo debió ser despedido por comisión de falta grave; en conse-
cuencia, la emplazada, al haber despedido al demandante sin ha-
berle expresado la existencia de una causa justa relacionada con
su capacidad o conducta laboral, ha vulnerado su derecho consti-
tucional al trabajo, pues lo ha despedido arbitrariamente”(20).
Mediante acta de infracción (desnaturalización de la intermediación
laboral) a razón de las actuaciones inspectivas realizadas según
Orden de Inspección Nº 0100-2007-DNIT, corriente a fojas 52
a 65, se resolvió incluir en la planilla de la empresa usuaria (DOE
RUN PERÚ SRL) a 182 trabajadores de los 240 destacados por
la empresa de intermediación PATRUVI T.E.I. SERV. S.C.R.L.
ASESORES CONSULTORES, dejando a salvo el derecho de los
58 restantes para que lo hagan valer en la vía correspondiente, por
cuanto no se encontraron presentes en el recorrido realizado, no
pudiéndose determinar datos laborales exactos para así aplicar el
principio de la primacía de la realidad.

(20) STC Exp. Nº 03146-2012-PA. ff. jj. 3.3.2-3.3.5.

30
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

En este sentido DOE RUN PERÚ SRL dispuso la incorporación


a su planilla de 180 trabajadores (2 trabajadores menos de lo or-
denado debido a una duplicidad en sus nombres). Posteriormen-
te se efectuó otra actuación inspectiva originada por la Orden de
Inspección Nº 220-2008-DRTE-HVCA., corriente a fojas 68 a 75,
con el fin de verificar la situación de 14 trabajadores que se en-
contraban en la misma situación laboral que los trabajadores in-
cluidos en planilla, toda vez que no fueron considerados porque
no se encontraron en el momento de la inspección (debido a que
se encontraban en sus días libres, descanso médico, vacaciones) o
porque habiendo sido partícipes de la visita inspectiva, no habían
sido incluidos.
Dicha inspección concluyó que los 14 trabajadores, dentro de los
cuales se encuentra el demandante, deben ser incluidos en la pla-
nilla de la empresa usuaria, en mérito a que desarrollan activi-
dades o labores de ejecución permanente y sin cuya ejecución
se afectaría y/o interrumpiría el funcionamiento y desarrollo de
la empresa usuaria, tal y como se establece en la Ley Nº 27626,
artículo 3, supuestos de procedencia de la intermediación labo-
ral: “La intermediación laboral que involucra a personal que labo-
ra en el centro de trabajo o de operaciones de la empresa usuaria
solo procede cuando medien supuestos de temporalidad, com-
plementariedad o especialización. Los trabajadores destacados a
una empresa usuaria no pueden prestar servicios que impliquen la
ejecución permanente de la actividad principal de dicha empre-
sa” y el artículo 11.2, que dispone que: “Las empresas de servi-
cios complementarios son aquellas personas jurídicas que desta-
can su personal a terceras empresas denominadas usuarias para
desarrollar actividades accesorias o no vinculadas al giro del ne-
gocio de estas”.
En tal sentido, y en aplicación del principio de primacía de la rea-
lidad, la relación del recurrente con DOE RUN PERÚ SRL era
una de naturaleza laboral e indeterminada, y cualquier decisión
del empleador de darla por concluida solo podía sustentarse en
una causa justa establecida por la ley y debidamente comprobada,
de lo contrario se configuraría un despido arbitrario, como ha su-
cedido en el caso de autos.

31
Joel Rosas Alcántara

Finalmente, este Colegiado considera que la ruptura del presente


vínculo laboral configura un despido arbitrario; por lo que, tenien-
do en cuenta la finalidad restitutoria del proceso de amparo consti-
tucional, procede la reincorporación del demandante en el puesto
de trabajo que venía desempañando a la fecha en que se produjo
la violación de sus derechos fundamentales(21).
En el presente caso, con los documentos denominados “FORMA-
TO ÚNICO DE REQUERIMIENTO DE BB Y SS”, de fojas 55
a 60, se aprecia que la demandante prestaba servicios como ope-
raria de limpieza y mantenimiento en la municipalidad emplaza-
da, labores que por sus propias características son de naturale-
za permanente dentro de la institución municipal. Asimismo, se
aprecia con las facturas (fojas 6 a 10), los recibos por honorarios
(fojas 11 a 14) y las órdenes de servicios (fojas 48 a 54) que en el
transcurso del mes de febrero a octubre de 2011, la actora se en-
contraba vinculada a la emplazada sin un contrato de trabajo es-
crito, pues, conforme al propio dicho de esta, ratificado en la Au-
diencia Única de Esclarecimiento del 18 de abril de 2011 (fojas
85), la recurrente laboraba bajo la modalidad del “FUR, Forma-
to Único de Requerimiento” (fojas 65), que no existe como mo-
dalidad de trabajo dentro de los regímenes de contratación labo-
ral del Estado.
Por lo tanto, en aplicación del principio de primacía de la reali-
dad, los hechos prevalecen sobre las formas y apariencias, y sien-
do así queda establecido que entre las partes ha existido una re-
lación de naturaleza laboral y no civil, por lo que la actora solo
debió ser despedida por comisión de falta grave, de modo que la
parte emplazada, al haber despedido a la demandante sin haberle
expresado la existencia de una causa justa relacionada con su ca-
pacidad o conducta laboral, ha vulnerado su derecho constitucio-
nal al trabajo, pues la ha despedido arbitrariamente.
Por lo expuesto, este Tribunal declara que en el presente caso se
ha configurado un despido arbitrario, vulneratorio del derecho al

(21) STC Exp. Nº 06000-2009-PA, ff. jj. 5-9

32
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

trabajo de la demandante, reconocido en el artículo 22 de la Cons-


titución; por lo que la demanda debe estimarse(22).
En el presente caso, con el documento denominado “Addenda
Nº 001 Al Contrato Principal Nº 115-2006”, obrante a fojas 88,
el Informe Nº 062-2007-EEQA-SDILSST-RG/DRTPE.MOQ,
obrante a fojas 1-N2, luego de fojas 93, lo expuesto en la deman-
da y lo manifestado por la propia entidad emplazada en su con-
testación de demanda, obrante a fojas 113, queda acreditado que
el recurrente suscribió un contrato civil para que ejerza la fun-
ción de guardián para un campamento que está a cargo de la en-
tidad emplazada, por el periodo comprendido entre el 9 de octu-
bre de 2006 y el 9 de abril de 2007, pero que conforme al propio
tenor de la cláusula primera del documento obrante a fojas 88, ya
había estado efectuando dicha labor desde el 31 de mayo de 2005.
De ello se desprende no solo la prestación personal de la actividad
que efectuaba el recurrente, sino también se advierte el elemento
de subordinación pues el recurrente fue cambiado a otro campa-
mento que está a cargo de la entidad emplazada para que siga rea-
lizando una misma función, conforme se advierte del tenor de lo
dispuesto en la cláusula segunda de la “Addenda Nº 001 Al Con-
trato Principal Nº 115-2006” obrante a fojas 88.
Debe resaltarse además que la labor que realiza un guardián tie-
ne la característica de ser permanente, subordinada y además, por
su propia naturaleza, está sujeta a un horario de trabajo impuesto
por la entidad emplazada, por lo que queda acreditado que con la
suscripción del contrato civil se pretendió esconder una relación
de naturaleza laboral.
Asimismo debe destacarse que otro elemento importante que
acredita el fraude en la contratación civil es el que se advierte del
Informe Nº 046-2007-EEQA-SDILSST-RG/DRTPE.MOQ, de fe-
cha 22 de marzo de 2007, obrante a fojas 92, en el cual se determi-
nó que: “no se registra en el libro de planillas de remuneraciones
a los trabajadores PASCUAL SOSA VERA, quien se desempeña

(22) STC Exp. Nº 01863-2013-PA, ff. jj. 3.3.3-3.3.5.

33
Joel Rosas Alcántara

desde el 01/06/2006 como almacenero y guardián al igual que el


trabajador Marcelino Oxacopa Cueva, que está registrado en
planillas de obreros (…) La empresa no ha registrado en el li-
bro de planillas de remuneraciones a los trabajadores PASCUAL
SOSA VERA (…) Se ha contravenido el D.S. Nº 001-98-TR Art.
3 que dice: los empleadores deberán registrar a sus trabajadores
en las planillas dentro de las setentidós horas (…)”; por lo que se
advierte que en el caso del demandante no se trataba de una rela-
ción de naturaleza civil, sino de un contrato de trabajo a plazo in-
determinado (el resaltado es nuestro).
En consecuencia, habiéndose determinado que el demandante –al
margen de haber suscrito un contrato civil y su respectiva addenda
para prestar servicios de guardián– ha realizado labores en forma
subordinada y permanente en ambas condiciones, esto es tanto al-
macenero como guardián, conforme se desprende de fojas 92 del
expediente, por lo que en aplicación del principio de primacía de
la realidad, queda establecido que entre las partes ha habido una
relación de naturaleza laboral y no civil; por tanto el demandado,
al haber despedido al recurrente sin haberle expresado la existen-
cia de una causa justa relacionada con su capacidad o conducta
laboral que justifique dicha decisión, ha vulnerado sus derechos
constitucionales al trabajo y al debido proceso, pues lo ha despe-
dido arbitrariamente, frente a lo cual procede la reposición como
finalidad eminentemente restitutoria de todo proceso constitucio-
nal de tutela de derechos fundamentales(23).
En el presente caso, con la instrumental de búsqueda de cheques
del año 2008, obrante a fojas 4, los comprobantes de pago obrantes
de fojas 6 a 7 y las papeletas de salida de vehículos firmados por
el jefe de división de limpieza pública de la Municipalidad empla-
zada de fojas 10 a 16, se acredita que el demandante prestó servi-
cios para la Municipalidad emplazada desempeñando la función
de chofer en la mencionada división, por lo que en realidad no se le
estuvo contratando para que realice una actividad temporal, sino,

(23) STC Exp. Nº 00441-2011-PA, ff. jj. 5-7.

34
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

por el contrario, para que realice una función dentro del ámbito de
la organización y dirección de la Municipalidad emplazada.
En efecto, la labor que realiza un chofer de limpieza pública tiene
la característica de ser permanente y subordinada, pues debe in-
ferirse que la Municipalidad emplazada debía brindar al actor los
instrumentos necesarios para el desempeño de su función; se tra-
ta, además, de una actividad que por su propia naturaleza debe es-
tar sujeta a un horario de trabajo impuesto por la Municipalidad
emplazada, quedando acreditado también que el demandante per-
cibió un pago mensual por la función que realizaba. Por lo que,
en aplicación del principio de primacía de la realidad, prevalece
la realidad de los hechos sobre las formas y apariencias de la con-
tratación civil realizada al demandante, con lo que se pretendía
esconder una relación laboral a plazo indeterminado.
Por lo tanto, habiéndose determinado que el demandante ha reali-
zado labores en forma subordinada y permanente, debe aplicarse el
principio de primacía de la realidad, en virtud del cual queda esta-
blecido que entre las partes ha existido una relación laboral de na-
turaleza indeterminada y no civil; por lo que la Municipalidad em-
plazada, al haber despedido al demandante sin haberle expresado la
existencia de una causa justa relacionada con su capacidad o con-
ducta laboral que justifique dicha decisión, ha vulnerado su dere-
cho constitucional al trabajo, pues lo ha despedido arbitrariamente.
En cuanto al extremo referente al pago de las remuneraciones de-
jadas de percibir, debe señalarse que al tener, tal pretensión, natu-
raleza indemnizatoria y no restitutiva, esta no es la vía idónea para
solicitarla, por lo que queda a salvo el derecho del demandante de
acudir a la vía correspondiente.
Teniendo presente que existen reiterados casos en que se estima
la demanda de amparo por haberse comprobado la existencia de
un despido arbitrario, el Tribunal Constitucional ha estimado per-
tinente señalar que cuando se interponga y admita una deman-
da de amparo contra la Administración Pública cuya finalidad
sea la reposición del demandante, ello tiene que registrarse como
una posible contingencia económica que tiene que preverse en el

35
Joel Rosas Alcántara

presupuesto, a efectos de que la plaza que ocupaba se mantenga


presupuestada para, de ser el caso, poder actuar o ejecutar en
forma inmediata la sentencia estimativa(24).
De autos se desprende que el recurrente prestó servicios prime-
ro bajo el régimen de contrato de locación de servicios persona-
les desde el 1 de julio hasta el 30 de setiembre de 2003 (ff. jj. 1 y
2); después bajo el régimen de contratos de servicios personales
a plazo fijo desde el 1 de octubre de 2003 hasta el 31 de diciem-
bre de 2009 (ff. jj. 3 a 16); luego conforme obra de “las planillas
de remuneraciones empleados SNP” desde enero a diciembre de
2010 (ff. jj. 102 a 113) como operador de tractor de oruga, confir-
mándose que el demandante ha prestado servicios de manera inin-
terrumpida, desde el primero de julio de 2003 hasta el 3 de enero
de 2011. Es decir, en el presente caso se acredita que en realidad
realizaba labores inherentes a los obreros. Esta calificación se ve
corroborada con lo señalado en la primera cláusula del contrato de
locación de servicios personales (ff. jj. 1 y 2), pues en este se se-
ñala que se contrata los servicios del operador de tractor para rea-
lizar las diferentes trochas carrozables.
Al respecto, cabe reiterar que este Tribunal, en uniforme jurispru-
dencia, ha establecido que las labores que realiza un operario-chofer
de maquinaria pesada no son de carácter temporal, sino que más
bien son de naturaleza permanente (Exp. 00180-2012-PA/TC).
Debe destacarse que tampoco podrían ser consideradas como ma-
teria de contratación bajo la modalidad de servicios personales
a plazo fijo, debido a que se ha acreditado que en realidad el ac-
tor prestaba servicios en calidad de obrero; por lo que de confor-
midad con el artículo 37 de la Ley Nº 27972, que establece que
los obreros municipales están sujetos al régimen laboral de la ac-
tividad privada, debe entenderse que es este el régimen laboral
aplicable al demandante, careciendo de validez la calificación que
hizo la Municipalidad demandada en los contratos de servicios
personales a plazo fijo, pues es contraria a la mencionada ley.

(24) STC Exp. Nº 03198-2011-PA, ff. jj. 7-10.

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

En consecuencia, conforme se advierte de la constancia policial,


obrante a fojas 19, la emplazada ha despedido al demandante sin
haberle expresado causa alguna relacionada con su conducta o su
desempeño laboral que justifique dicha decisión, vulnerando de
esta manera su derecho constitucional al trabajo, razón por la cual
se configura un despido incausado.
Finalmente, debe precisarse que mediante el Oficio Nº 064-2011-JI-
PM-C/MGC, de fecha 18 de agosto de 2011 (f. 99), se ordenó al
alcalde de la Municipalidad emplazada que informe sobre el régi-
men laboral al cual perteneció el demandante; no obstante, la em-
plazada no cumplió con lo ordenado, no obrando en autos instru-
mental que acredite lo argumentado por la demandada(25).
En el presente caso, con los contratos de locación de servicios
y los términos de referencia, obrantes de fojas 2 a 9; el docu-
mento de rendición de cuentas, obrante a fojas 25, y el Informe
Nº 003-2008-INCAGRO-UD-III/BCT, de fecha 17 de marzo de
2008, obrante a fojas 34, se acredita que la demandante prestó
servicios para el Proyecto emplazado desempeñando la función
de Asistente Técnica UD III, labor que se desarrollaba con im-
plementos proporcionados por la institución conforme se advier-
te del tenor del acta de entrega de documentos, bienes y equipos,
obrante de fojas 47 a 51; y los correos electrónicos obrantes a fo-
jas 28 y 29, los que, a su vez, demostrarían la existencia de una
relación de subordinación. Queda acreditado también que la re-
currente percibió un pago mensual por la función que realizaba,
tal como se acredita con las constancias de pago obrantes de fo-
jas 11 a 16.
Por lo tanto, en aplicación del principio de primacía de la rea-
lidad, los hechos prevalecen sobre las formas y apariencias del
contrato civil con el que se pretendía encubrir una relación la-
boral; siendo esto así, queda establecido que entre las partes
ha existido una relación de naturaleza laboral y no civil; por lo
que la actora solo podía ser despedida por la comisión de falta

(25) STC Exp. Nº 02187-2012-PA, ff. jj. 2.3.4-2.3.7.

37
Joel Rosas Alcántara

grave. Al respecto, si bien resulta cierto que con la Carta Notarial


Nº 646-2008-AG-INCAGRO (f. j. 10) se imputó a la recurren-
te faltas relacionadas con el incumplimiento de su contrato, dicha
carta no cumple con el procedimiento que establece el artículo 31
del Decreto Supremo Nº 003-97-TR, razón por la cual se encuen-
tra acreditado que la entidad emplazada vulneró el derecho al de-
bido proceso y el derecho al trabajo, por lo que corresponde esti-
mar la demanda(26).

III. PRINCIPIO IN DUBIO PRO OPERARIO

1. Aproximación conceptual y alcances de su aplicación

La doctrina jurídica, en forma casi uniforme ha establecido que el


principio in dubio pro operario “es el criterio que debe utilizar el juez o el
intérprete para elegir entre los varios sentidos posibles de una norma, el
que sea más favorable al trabajador. Solo se puede recurrir a este princi-
pio en caso de duda, para determinar el sentido correcto cuando una norma
o situación engendra en sí misma varios sentidos. No es posible utilizar el
principio para corregir ni para integrar una norma(27). Criterio que debe ser
asumido y aplicado por cada juez que tenga que resolver un conflicto labo-
ral, determinando sus alcances.
El Tribunal Constitucional a través de su jurisprudencia ha señalado
un marco conceptual apropiado para comprender este relevante principio,
además de sus alcances de su aplicación, dentro del contenido del funda-
mento siguiente:
“Hace referencia a la traslación de la vieja regla del Derecho Ro-
mano in dubio pro reo. Nuestra Constitución exige la interpreta-
ción favorable al trabajador en caso de duda insalvable sobre el
sentido de una norma, vale decir que se acredite que a pesar de los
aportes de las fuentes de interpretación, la norma deviene indubi-
tablemente en un contenido incierto e indeterminado.

(26) STC Exp. Nº 03500-2011-PA, f. j. 6.


(27) CIJUL. El principio in dubio pro operario y su aplicación en las relaciones de empleo público.
Costa Rica, 2012.

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

La noción de duda insalvable debe ser entendida como aquella


que no puede ser resuelta por medio de la técnica hermenéutica.
El principio in dubio pro operario será aplicable cuando exista un
problema de asignación de significado de los alcances y contenido
de una norma. Ergo, nace de un conflicto de interpretación, mas
no de integración normativa. La noción de “norma” abarca a la
misma Constitución, los tratados, leyes, los reglamentos, los con-
venios colectivos de trabajo, los contratos de trabajo, etc.
Pasco Cosmópolis precisa que la aplicación de este principio debe
ajustarse a los siguientes dos requisitos:
- Existencia de una duda insalvable o inexpugnable.
- Respeto a la ratio juris de la norma objeto de interpretación
(para tal efecto, el aplicador del derecho deberá asignarle un
sentido concordante y compatible con la razón de esta)”(28).

2. Consideraciones para su aplicación

Dentro de la jurisprudencia constitucional, el Tribunal ha considerado


establecer una serie de consideraciones, para la aplicación del principio in
dubio pro operario, que el juzgador está en la obligación de considerar, en
un determinado conflicto laboral (caso concreto), permitiéndole una eva-
luación ajustada al Derecho y concordante con la ley y la Constitución. El
Tribunal señalo lo antes dicho, de la forma siguiente:
“El Tribunal Constitucional considera que la aplicación del refe-
rido principio está sujeta a las cuatro consideraciones siguientes:
- Existencia de una norma jurídica que, como consecuencia del
proceso de interpretación, ofrece varios sentidos.
- Imposibilidad lógico-axiológica de dirimir esta duda mediante
la utilización de cualquier método de interpretación admitido
como válido por el ordenamiento nacional.

(28) STC Exp. Nº 00008-2005-PI, f. j. 21.

39
Joel Rosas Alcántara

- Obligación de adoptar como sentido normativo a aquel que


ofrece mayores beneficios al trabajador.
- Imposibilidad del operador de integrar la norma, ya que el
principio no se refiere a suplir la voluntad de este, sino a ad-
judicarle el sentido más favorable al trabajador”(29).

IV. PRINCIPIO DE IGUALDAD: REGLA DE NO DISCRIMINA-


CIÓN EN MATERIA LABORAL

1. Aproximación conceptual y alcances de su aplicación

El Tribunal Constitucional, a través de su desarrollo jurisprudencial,


en diversas sentencias se ha pronunciado sobre el contenido, característi-
cas, alcances y demás aspectos vinculados al principio de igualdad, que
dentro del campo de las relaciones laborales ha establecido, la regla de no
discriminación en materia laboral, en protección de la persona que consi-
dera que está siendo afectado, en su actividad laboral por un trato discrimi-
natorio (ejemplo; embarazo, homosexualidad, género, entre otras formas
de discriminación), que no solo afecta dicha actividad y su derecho al tra-
bajo, también vulnera sus derechos fundamentales. Mencionado contenido
jurisprudencial fue tratado por el Tribunal:
“La igualdad ante la ley obliga a que el Estado asuma una deter-
minada conducta al momento de legislar o de impartir justicia. Así
el artículo 103 de la Constitución Política del Perú compromete al
Estado a expedir leyes especiales porque así lo exige la naturaleza
de las cosas, pero no por razón de la diferencias de las personas.
En tal sentido la igualdad de oportunidades en estricto, igualdad
de trato, obliga a que la conducta ya sea del Estado o de los par-
ticulares, en relación a las actividades laborales, no genera una di-
ferenciación no razonable y, por ende, arbitraria”.
Sobre el particular este Colegiado ha precisado que:
“La discriminación en materia laboral aparece cuando se
afecta al trabajador en sus características innatas como ser

(29) STC Exp. Nº 0008-2005-PI, f. j. 21.

40
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

humano (lo propio y privativo de la especie), o cuando se vul-


nera la cláusula de no discriminación prevista por la Consti-
tución. Asimismo la discriminación en materia laboral, stric-
tu sensu, se acredita por los dos tipos de acciones siguientes:
1) acción directa: cuando la conducta del empleador forja una
distinción basada en una razón inconstitucional. En esta hipó-
tesis, la intervención y el efecto perseguibles se fundamentan
en un juicio y una decisión carente de razonabilidad y pro-
porcionalidad; y, 2) por acción indirecta: cuando la conduc-
ta del empleador forja una distinción basada en una discre-
cionalidad antojadiza y veleidosa revestida con la apariencia
de ‘lo constitucional’, cuya intención y efecto perseguible,
empero, son intrínsecamente discriminatorios para uno o más
trabajadores”(30).
“El inciso 1), del artículo 26 de la Constitución Política reconoce
que en la relación laboral se respeta el principio de igualdad de
oportunidades sin discriminación. Es evidente que el reconoci-
miento constitucional de dicho principio laboral constituye una
manifestación del derecho a la igualdad en el ámbito de las rela-
ciones labores.
Sobre el particular el Tribunal Constitucional, en la STC Exp.
Nº 008-2005-PI/TC, ha señalado que el principio constitucional de
igualdad de trato en el ámbito laboral hace referencia a la regla de
no discriminación en materia laboral, el cual específicamente hace
referencia a la igualdad ante la ley. Esta regla de igualdad asegura,
en lo relativo a los derechos laborales, la igualdad de oportunidades
de acceso al empleo y de tratamiento durante el empleo.
La discriminación en el entorno laboral es un fenómeno social co-
tidiano y universal que provoca desigualdades entre las personas
y genera desventajas sociales y económicas que debilitan la cohe-
sión y la solidaridad sociales. Por ello, la erradicación de la dis-
criminación laboral tiene por finalidad promover la igualdad de
oportunidades a fin de que tanto hombres como mujeres disfruten

(30) STC Exp. Nº 0008-2005-PI, f. j. 23.

41
Joel Rosas Alcántara

de un trabajo decente, sin perjuicio de su origen, sexo, raza, co-


lor, orientación sexual, religión, opinión, condición económica,
social, idioma, o de cualquier otra índole.
En este contexto, la discriminación laboral se produce cada vez
que se escoge o rechaza a un trabajador por razón de su origen,
sexo, raza, color, orientación sexual, religión, opinión, condición
económica, social, idioma o de cualquier otra índole. En buena
cuenta, la discriminación en el entorno laboral supone dispensar
un trato distinto a las personas atendiendo a ciertas característi-
cas, como pueden ser la raza, el color o el sexo, lo cual entraña un
menoscabo de derecho a la igualdad de oportunidades y de trato
y a la libertad de trabajo, debido a que la libertad del ser humano
para elegir y desarrollar sus aspiraciones profesionales y persona-
les se ve restringida.
La igualdad en el trabajo ha sido un tema recurrente en las normas
internacionales del trabajo que adopta y promueve la Organiza-
ción Internacional de Trabajo (OIT). Así, en la Declaración de Fi-
ladelfia, se reconoce que ‘todos los seres humanos, sin distinción
de raza, credo o sexo, tienen derecho a perseguir su bienestar ma-
terial y su desarrollo espiritual en condiciones de libertad y dig-
nidad, de seguridad económica y en igualdad de oportunidades’.
En igual sentido, en la Declaración de la OIT relativa a los princi-
pios y derechos fundamentales en el trabajo y su seguimiento, se
reiteró el principio constitucional de la eliminación de la discri-
minación en materia de empleo y ocupación, confirmándose así
el propósito universal de erradicar la discriminación en el mun-
do del trabajo mediante la promoción de la igualdad de trato y de
oportunidades.
Entre los primeros instrumentos elaborados por la OIT con el ob-
jetivo específico de promover la igualdad y eliminar la discrimi-
nación en el trabajo se encuentran el Convenio 100 sobre igualdad
de remuneración, así como el Convenio y la Recomendación 111
sobre la discriminación en el empleo y la ocupación”(31).

(31) STC Exp. Nº 05652-2007-PA, ff. jj. 34-38.

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

2. Circunstancias que generan discriminación en materia laboral

El Tribunal Constitucional ha establecido dos condiciones, en las cua-


les las acciones de discriminación en materia laboral, debe generarse de
forma directa y concreta, dichas circunstancias son:
“Por lo tanto dichas acciones proscritas por la Constitución pue-
den darse en las condiciones o circunstancias siguientes:
- Acto de diferenciación arbitraria al momento de postular a un
empleo.
- Acto de diferenciación arbitraria durante la relación laboral
(formación y capacitación laboral, promociones, otorgamien-
to de beneficios, etc.)”(32).

3. La discriminación laboral y sus clases

El Tribunal Constitucional ha desarrollado vertientes sobre la discri-


minación, entre estas formas de discriminación podemos encontrar la dis-
criminación en el ámbito laboral, como se mencionó anteriormente. Es
transcendental que la jurisprudencia constitucional haya desarrollado as-
pectos vinculantes sobre esta forma de discriminación y los derechos cons-
titucionales que están siendo vulnerados con estas conductas que están
proscritas por la Constitución y los tratados internacionales. De lo mencio-
nado, debemos añadir que la jurisprudencia constitucional ha establecido
las clases de discriminación en materia laboral, para delimitar las circuns-
tancias y condiciones y demás elementos conformantes de estas acciones
que vulneran los derechos constitucionales del trabajador, los cuales fue-
ron tratados por nuestro TC en los términos siguientes:
“La discriminación laboral consiste en dispensar a las personas
un trato diferente y menos favorable debido a determinados crite-
rios, como el sexo, el color de su piel, la religión, las ideas políti-
cas o el origen social, entre otros motivos, sin tomar en conside-
ración los méritos ni las calificaciones necesarias para el puesto
de trabajo que se trate. De este modo, la discriminación vulnera

(32) STC Exp. Nº 04922-2007-PA, f. j. 10.

43
Joel Rosas Alcántara

la libertad de las personas para conseguir la clase de trabajo a la


que aspiran (libertad de trabajo) y menoscaba las oportunidades
de los hombres y las mujeres para desarrollar su potencial y sus
aptitudes y cualidades, a efectos de ser remunerados en función
de sus méritos.
La discriminación laboral también puede venir agravada por la
violencia (física o psicológica), u ofensas brutales y malos tra-
tos, el acoso moral, o el acoso sexual ejercidos contra ciertas cate-
gorías de trabajadores, como es el caso de las mujeres. En conse-
cuencia, puede influir en la capacidad de la víctima para conservar
el puesto de trabajo o progresar en él.
La discriminación laboral puede manifestarse cuando se busca un
trabajo, en el empleo o al dejar este. Las personas pueden ser ex-
cluidas o incluso disuadidas de aspirar a un empleo por motivos
de raza, sexo, religión u orientación sexual, entre otros motivos,
o pueden ser obstaculizadas para ser promovidas profesionalmen-
te. Por ejemplo, hay discriminación laboral cuando a una perso-
na profesionalmente calificada, pero miembro de un grupo polí-
tico minoritario, se le deniega un empleo, o cuando trabajadores
competentes son víctimas de acoso laboral por motivo de su afi-
liación sindical.
Sin embargo, no todas las distinciones de trato han de considerarse
discriminatorias. Según el artículo 1.2 del Convenio 111 un tra-
to diferenciado que tenga su origen en las cualificaciones exigidas
para un puesto de trabajo es una práctica perfectamente legítima.
Por lo tanto, en este contexto, mientras no se restringa la igual-
dad de oportunidades, las diferencias de trato no se considerarán
discriminatorias.
Asimismo, entre las medidas que no constituyen discriminación
laboral cabe mencionar aquellas destinadas a salvaguardar la se-
guridad del Estado y las motivadas por imperativos especiales de
protección, esto es, aquellas dirigidas a atender necesidades espe-
cíficas en el ámbito de la salud de hombres o mujeres.
Tampoco son discriminatorias las medidas especiales que con-
llevan un trato diferenciado para quienes tienen necesidades

44
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

particulares por razones de género, o de discapacidad mental, sen-


sorial o física.
La discriminación en el trabajo puede ser directa o indirecta. Es
directa cuando las normas jurídicas, las políticas y los actos del
empleador, excluyen, desfavorecen o dan preferencia explícita-
mente a ciertos trabajadores atendiendo a características como la
opinión política, el estado civil, el sexo, la nacionalidad, el color
de la piel o la orientación sexual, entre otros motivos, sin tomar en
cuenta sus cualificaciones y experiencia laboral. Por ejemplo, los
anuncios de ofertas de empleo en los que se excluye a los aspiran-
tes mayores de cierta edad, o de determinado color de piel o com-
plexión física, es una forma de discriminación directa.
En cambio, la discriminación es indirecta cuando ciertas normas
jurídicas, políticas y actos del empleador de carácter aparente-
mente imparcial o neutro tienen efectos desproporcionadamente
perjudiciales en gran número de integrantes de un colectivo de-
terminado, sin justificación alguna e independientemente de que
estos cumplan o no los requisitos exigidos para ocupar el puesto
de trabajo de que se trate, pues la aplicación de una misma condi-
ción, un mismo trato o una misma exigencia no se les exige a to-
dos por igual. Por ejemplo, el supeditar la obtención de un puesto
de trabajo al dominio de un idioma en particular cuando la capa-
cidad lingüística no es requisito indispensable para su desempeño
es una forma de discriminación indirecta por razón de la naciona-
lidad o la etnia de origen.
También puede haber discriminación indirecta cuando se dispensa
un trato diferenciado a categorías específicas de trabajadores, tra-
ducida en menores prestaciones sociales o remuneraciones, siem-
pre que este no se realice sobre bases objetivas y razonables”(33).

4. La discriminación laboral por razón de sexo: el embarazo

En la jurisprudencia que nuestro Tribunal Constitucional emite so-


bre casos en concreto, encontramos que el Tribunal asume una posición,

(33) STC Exp. Nº 05652-2007-PA, ff. jj. 41-45.

45
Joel Rosas Alcántara

dentro del contexto del activismo constitucional, al determinar que la dis-


criminación por razón de sexo, no comprende solo aquellos tratamientos
peyorativos que tengan su fundamento en la pura y simple constatación del
sexo de la persona vulnerada en sus derechos constitucionales. También
comprenden estos actos (discriminación) cuando se basan en la concurren-
cia de condiciones o circunstancias, donde la identidad sexual de la perso-
na el motivo principal de forma directa o indirecta para la afectación de de-
rechos constitucionales como el derecho al trabajo, derecho a la igualdad y
a no ser discriminado. Tal sucede con el embarazo, circunstancia biológi-
ca y natural de la condición humana (mujer), siendo la mujer por esta con-
dición, expuesta al factor de diferencia que, por razones obvias, incide de
forma exclusiva sobre este género.
El TC dentro de la argumentación de sus sentencias ha desarrollado re-
ferente a la discriminación laboral por razón de sexo específicamente mu-
jer embarazada, dentro de los fundamentos siguientes:
“De este modo, en el caso de las mujeres la prohibición de discri-
minación por razón de sexo tiene su razón de ser en la necesidad
de terminar con la histórica situación de inferioridad de la mu-
jer en la vida social, política y jurídica. Por ello, para asegurar la
igualdad real de la mujer en la sociedad y en el lugar de trabajo,
se ha previsto la prohibición de todo tipo discriminación por ra-
zón de sexo.
La discriminación por razón de sexo comprende aquellos trata-
mientos peyorativos que se fundan no solo en la pura y simple
constatación del sexo de la víctima, sino también en la concurren-
cia de razones o circunstancias que tengan con el sexo de la perso-
na una conexión directa e inequívoca. Es decir, que la discrimina-
ción laboral por razón de sexo comprende no solo los tratamientos
peyorativos fundados en la constatación directa del sexo, sino
también aquellos que se basen en circunstancias que tengan una
directa conexión con el sexo.
Tal sucede con el embarazo, elemento o factor diferencial que, por
razones obvias, incide de forma exclusiva sobre las mujeres. Las
decisiones extintivas basadas en el embarazo, al afectar exclusiva-
mente a la mujer, constituye, indudablemente, una discriminación

46
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

por razón de sexo proscrita por el inciso 2) del artículo 2 de la


Constitución Política.
La protección de la mujer no se limita a la de su condición bioló-
gica durante el embarazo y después de este, ni a las relaciones en-
tre la madre y el hijo durante el periodo que sigue al embarazo y
al parto, sino también se extiende al ámbito estricto del desarrollo
y a las vicisitudes de la relación laboral, razón por la cual condi-
ciona las potestades organizativas y disciplinarias del empleador.
Por ello, el artículo 23 de la Constitución Política prescribe que el
Estado protege especialmente a la madre que trabaja.
Por ello, el despido de una trabajadora por razón de su embarazo
constituye una discriminación directa basada en el sexo, como
también lo es la negativa a contratar a una mujer embarazada, o
cuando una trabajadora percibe una remuneración inferior al de
un trabajador por un mismo trabajo. Son manifestaciones de dis-
criminación directa porque excluyen la posibilidad de justificar,
objetivamente, la razonabilidad y proporcionalidad de la medida.
En este sentido, el apartado d), del artículo 5 del Convenio 158
prescribe que el embarazo no constituirá causa justificada para la
terminación de la relación de trabajo. De otra parte, según el ar-
tículo 4.1 de la Recomendación 95, el periodo durante el cual será
ilegal para el empleador despedir a una mujer debe comenzar a
contarse a partir del día en que le haya sido notificado el embara-
zo por medio de un certificado médico.
Asimismo debe tenerse presente que el artículo 11.1.2 de la
CEDM establece que la mujer debe estar protegida en el trabajo
frente a la discriminación basada en la maternidad. De ahí que el
Estado peruano haya asumido las obligaciones de prohibir a los
empleadores utilizar el embarazo como criterio para la contrata-
ción o el despido de empleadas, y de adoptar todas las medidas
necesarias para permitir que los padres combinen las obligaciones
para con la familia con las responsabilidades del trabajo, conce-
diéndoles prestaciones como la licencia de maternidad remunera-
da, subsidios para el cuidado de los hijos y una protección espe-
cial de la salud durante el embarazo.

47
Joel Rosas Alcántara

Por lo tanto, sobre la base del derecho a la igualdad de oportuni-


dades y de trato para las trabajadoras, puede concluirse que la mu-
jer embarazada está protegida contra todo despido por razón de su
condición durante el periodo de embarazo. Es más, el inciso e) del
artículo 29 del Decreto Supremo N° 003-97-TR prescribe que el
despido se considera nulo si se produce en cualquier momento del
periodo de gestación o dentro de los noventa días posteriores al
parto, siempre que el empleador hubiere sido notificado documen-
talmente del embarazo en forma previa al despido.
De otra parte conviene señalar que cuando se sostenga que se es
objeto de una conducta discriminatoria, debe acreditarse la exis-
tencia de indicios que generen una razonable sospecha, aparien-
cia o presunción en favor de semejante alegato, para lo cual se re-
quiere, por lo menos, la prueba indiciaria”(34).

5. Despido discriminatorio

Dentro del contexto de nuestra jurisprudencia constitucional, también


se ha desarrollado el despido discriminatorio, debido a su naturaleza de
este acto que es atentatorio contra los derechos fundamentales, el TC esta-
bleció mediante la aplicación de la primacía de la realidad y la tutela a la
igualdad, proteger el derecho al trabajo de la demandante y rechazar todo
acto de despido de forma discriminatoria. Veamos:
“Teniendo en consideración los criterios expuestos se analiza a
continuación, la cuestión planteada en el presente proceso de am-
paro. Para ello debe tenerse presente que mediante el principio
de primacía de la realidad, en caso de discordancia entre lo que
ocurre en la práctica y lo que fluye de los documentos, debe dar-
se preferencia a lo primero, es decir, a lo que sucede en el terre-
no de los hechos.
En el presente caso con los contratos obrantes en autos se advierte
que la demandante suscribió contratos de servicios no personales
con la SBLM para que preste sus servicios desde el 1 de diciem-
bre de 2001 hasta el 30 de mayo de 2004; esto es, para que preste

(34) STC Exp. Nº 05652-2007-PA ff. jj. 48-56.

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

servicios sin estar subordinada, por cierto tiempo o para un traba-


jado determinado, a cambio de una retribución; sin embargo, con
el Memorándum Múltiple Nº 043-2004-OGAF/SBLM, de fecha
12 de mayo de 2004, obrante a fojas 8, se acredita que la SBLM le
impartía órdenes, ya que mediante este documento le recordó cuál
era su horario de refrigerio y que en caso de incumplimiento sería
excluida de la SBLM.
Por lo tanto, habiéndose determinado que la demandante –al mar-
gen de lo consignado en el texto de los contratos de servicios no
personales suscritos– ha desempeñado labores en forma subordi-
nada y permanente, debe aplicarse a su caso el principio de la pri-
macía de la realidad, en virtud del cual queda establecido que en-
tre las partes ha habido una relación de naturaleza laboral y no
civil; por lo que la SBLM, al haber despedido a la demandante sin
haberle expresado la existencia de una causa justa relacionada con
su capacidad o conducta laboral que justifique dicha decisión, ha
vulnerado su derecho constitucional al trabajo.
Sin perjuicio de la conclusión antedicha, este Tribunal conside-
ra que la SBLM también ha vulnerado el derecho a la igualdad de
la demandante, pues se advierte claramente que ha sido objeto de
un despido discriminatorio directo por razón de sexo. Ello queda
probado con las cartas obrantes a fojas 6 y 16, mediante las cua-
les la demandante le comunicó a la SBLM que se encontraba em-
barazada; y esta, a pesar de conocer su estado grávido, decidió
despedirla bajo el argumento de que el plazo de su contrato había
vencido”(35).

6. Acreditación del despido discriminatorio por embarazo (conoci-


miento del empleador)

Para la acreditación del despido discriminatorio, deben concurrir ele-


mentos que configuren dicho acto vulneratorio del derecho al trabajo,
como acreditar que el empleador (demandado) tenía conocimiento sobre
el estado de gestación de la demandante, el cual debe estar sustentado en

(35) STC Exp. Nº 05652-2007-PA, ff. jj. 57-60.

49
Joel Rosas Alcántara

forma documental como lo refiere la sentencia (medio de prueba) “solici-


tud de permisos o licencias por gestación”. De esta forma, se establece la
necesidad de acreditar de forma documental el conocimiento que el em-
pleador debe tener sobre el embarazo de la demandante. Veamos:
“Para declarar nulo el despido de las trabajadoras embarazadas,
lesivo del derecho a la no discriminación por razón de sexo, es me-
nester la acreditación del previo conocimiento del estado de gesta-
ción por parte del empleador que despide o el requisito de la pre-
via notificación de dicho estado por la trabajadora al empleador.
En este sentido, el inciso e) del artículo 29 del Decreto Supremo
N° 003-97-TR prescribe que el despido se considera nulo si se
produce en cualquier momento del periodo de gestación o dentro
de los noventa días posteriores al parto, siempre que el empleador
hubiere sido notificado documentalmente del embarazo en forma
previa al despido.
Conforme se señala en la demanda, la recurrente prestó servicios
como Asistente Contable desde el 10 de diciembre de 2008 hasta
el 30 de junio de 2009, periodo en el cual suscribió contratos de
trabajo sujetos a modalidad por incremento de actividad (ff. jj. 53
a 56).
De autos se advierte que el estado de gestación de la demandante
se inició cuando se encontraba vigente el último contrato suscri-
to por las partes, cuyo plazo de vencimiento era el 30 de junio de
2009 (f. j. 11); y teniéndose en cuenta que el empleador tomó co-
nocimiento de ello en dicha fecha –pese a que la recurrente sabía
de su estado de gestación desde marzo de 2009 (ff. jj. 12 y 13),
mal podría concluirse que el cese laboral de la recurrente se haya
debido a una decisión arbitraria que pueda considerarse violatoria
de sus derechos constitucionales.
De otra parte, si bien la demandante afirma que la emplazada ya
tenía conocimiento de su estado de gestación, debe señalarse que
en autos no obra documentación alguna que acredite que la em-
plazada, antes de la extinción de la relación laboral de la deman-
dante haya tenido conocimiento en forma indirecta de su embara-
zo, pues no existe ningún medio de prueba que demuestre que la

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

recurrente haya solicitado permisos o licencia por gestación. Por


esta razón, tampoco puede concluirse indubitablemente que haya
sido objeto de un despido discriminatorio por razón de sexo”(36).

7. Igualdad de oportunidades (existencia de requisitos)

La igualdad de oportunidades promueve las condiciones de igualdad


en el ámbito laboral. Esto quiere decir que todos los trabajadores tengan de
forma equitativa el acceso a un cargo o puesto del trabajo para lo cuales se
encuentran capacitados. El empleador que actúe tratando a sus trabajado-
res de forma desigual, está incurriendo en actos atentatorios contra los de-
rechos a la igualdad y el derecho a no ser discriminado, que son proscritos
por al Constitución y los tratados internacionales de la materia.
De esta forma, tenemos que nuestro Tribunal ha logrado establecer
que la igualdad se encuentra protegida cuando se acredita dos requisitos
esenciales. Veamos:
“Si bien es cierto que los demandantes alegan que se ha violado el
derecho constitucional a la igualdad, es necesario señalar, como
ya lo ha sostenido este Tribunal en reiterada jurisprudencia, que
la igualdad se encuentra resguardada cuando se acredita la exis-
tencia de los dos requisitos siguientes: a) paridad, uniformidad y
exactitud de otorgamiento o reconocimiento de derechos ante he-
chos, supuestos o acontecimientos semejantes, y b) paridad, uni-
formidad y exactitud de trato o relación intersubjetiva para las
personas sujetas a idénticas circunstancias y condiciones. En bue-
na cuenta, la igualdad se configura como un derecho fundamental
de la persona a no sufrir discriminación jurídica alguna; esto es, a
no ser tratada de manera dispar respecto a quienes se encuentren
en una misma situación, salvo que exista una justificación objeti-
va y razonable para esa diferencia de trato.
La primera condición para que un trato desigual sea admisible,
es la desigualdad de los supuestos de hecho. Es decir, implica la
existencia de sucesos espacial y temporalmente localizados que

(36) STC Exp. Nº 02148-2010-PA, ff. jj. 5-8.

51
Joel Rosas Alcántara

poseen rasgos específicos e intransferibles que hacen que una re-


lación jurídica sea de un determinado tipo, y no de otro”(37).

V. PRINCIPIO DE IRRENUNCIABILIDAD DE DERECHOS

1. Aproximación conceptual y alcances

Dentro del contexto de la jurisprudencia constitucional en materia la-


boral el Tribunal Constitucional ha desarrollado desde algunos años, lo
pertinente al principio de irrenunciabilidad de derechos, debido a su im-
portancia y trascendencia en el ejercicio de derechos laborales y la protec-
ción de estos mismos, tanto en aspectos contractuales individuales como
en convenios y negociaciones colectivas.
Es necesario mencionar que este principio “se fundamenta en el ca-
rácter protector del Derecho Laboral en la medida que presume la nulidad
de todo acto del trabajador que disponga de un derecho reconocido en una
norma imperativa”(38), los cuales tienen que ser cumplidos y protegidos por
el empleador tenga la condición de público o privado.
En sucesivas decisiones jurisdiccionales, el Tribunal Constitucional
ha expresado el contenido y los alcances de este relevante principio, esta-
bleciendo que es nulo la renuncia a dichos derechos, por la propia condi-
ción del trabajador y su situación de desventaja frente al empleador, conoz-
camos aludido contenido jurisprudencial:
“Este Colegiado respecto al principio de irrenunciabilidad de de-
rechos de los trabajadores ha establecido que dicho principio hace
referencia a la regla de no revocabilidad e irrenunciabilidad de
los derechos reconocidos al trabajador por la Constitución y la
ley (…) En ese sentido, de conformidad con lo establecido en
el artículo V del Título Preliminar del Código Civil, la renuncia
a dichos derechos sería nula y sin efecto legal alguno. Así, con-
forme se desprende de lo previsto en el inciso 2) del artículo 26
de la Constitución, la irrenunciabilidad solo alcanza a aquellos

(37) STC Exp. Nº 2510-2002-AA, ff. jj. 2 y 3.


(38) Constitución Comentada, Tomo I, Gaceta Jurídica, Lima 2005.

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‘(...) derechos reconocidos por la Constitución y la ley’. No cubre,


pues, a aquellos provenientes de la convención colectiva de traba-
jo o la costumbre. Por otro lado, debe precisarse que un derecho
de naturaleza laboral puede provenir de una norma dispositiva o
taxativa. En ese contexto, la irrenunciabilidad es solo operativa en
el caso de la segunda. (…) la norma taxativa es aquella que ordena
y dispone sin tomar en cuenta la voluntad de los sujetos de la re-
lación laboral. En ese ámbito, el trabajador no puede ‘despojarse’,
permutar o renunciar a los beneficios, facultades o atribuciones
que le concede la norma. (…) el principio de irrenunciabilidad de
derechos es justamente el que prohíbe que los actos de disposición
del trabajador, como titular de un derecho, recaigan sobre normas
taxativas, y sanciona con la invalidez la transgresión de esta pau-
ta basilar. La irrenunciabilidad de los derechos laborales provie-
ne y se sujeta al ámbito de las normas taxativas que, por tales, son
de orden público y con vocación tuitiva a la parte más débil de la
relación laboral”(39).

2. Contradicción del principio de irrenunciabilidad de derechos

La jurisprudencia del Tribunal constitucional ha tratado el principio


de irrenunciabilidad de derechos, señalando que este principio puede en-
contrar situaciones laborales contradictorias, del contenido que esta esta-
blece, debido a que la propia Constitución y el marco jurídico de la mate-
ria, determinan los parámetros y demás aspectos vinculados a la actividad
laboral, como jornada de trabajo, remuneración, entre otros elementos que
lo conforman y desarrollan:
“El Tribunal Constitucional ha tenido ocasión de pronunciarse so-
bre la materia en el caso Sindicato de Trabajadores de Toquepala
vs. Southern Perú Copper Corporation (Expediente N° 1396-2001-
AA/TC), en donde estableció que si ‘(...) las partes acordaron no
solo la duración de la jornada ordinaria de trabajo, será también
las jornadas atípicas, situación que, de por sí, no violenta derecho
fundamental de los afiliados al Sindicato, sino solo cuando dicha
estipulación sea indebidamente aplicada; de otro lado, lo expuesto

(39) STC Exp. Nº 00529-2010-PA, f. j. 2.

53
Joel Rosas Alcántara

no solo no contradice el principio contenido en el inciso 2) del ar-


tículo 26 de la Constitución, relativo al carácter irrenunciable de
los derechos reconocidos por la Constitución y la ley, por encon-
trarse previsto en la misma, como se ha observado, sino también,
porque el derecho protegido en la Carta Magna es el relativo a una
jornada de trabajo que no excede de las cuarenta y ocho horas se-
manales (...)”(40).

3. Vinculación a la relación laboral contractual

Por su propia característica, este principio se basa en la no revocabi-


lidad de los derechos adquiridos y otorgados al trabajador, el supremo co-
legido constitucional ha señalado que la irrenunciabilidadad de derechos
laborales, tiene vinculación con las relaciones contractuales de índole la-
boral, sobre la continuidad de su actividad. Veamos:
“Así las cosas y atendiendo al carácter irrenunciable de los dere-
chos laborales que preconiza el artículo 26 de la Constitución, re-
sulta relevante destacar la continuidad en las labores administra-
tivas realizadas por la demandante independientemente de la
modalidad de su contratación, hecho que permite concluir que los
supuestos contratos de locación de servicios y contratos adminis-
trativos de servicios encubrieron, en realidad, una relación de na-
turaleza laboral y no civil, por lo que la actora solamente podía ser
despedida por causa derivada de su conducta o capacidad labo-
ral que lo justifique, lo que no ha ocurrido en el presente caso”(41).

4. La irrenunciabilidad de derechos no alcanza a los derechos pro-


venientes de instrumentos fuera de la normativa constitucional
(cesión de derechos a favor de la empresa)

El Tribunal Constitucional se ha pronunciado con respecto al principio


de irrenunciabilidad de derecho, en casos concretos donde existe cesión
de derechos por parte de los trabajadores a favor de la empresa. El Tribu-
nal entiende que dicho acto jurídico no contraviene ni infringe el principio

(40) STC Exp. Nº 0008-2005-PI, f. j. 24.


(41) STC Exp. Nº 01154-2011-PA, f. j. 9.

54
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

de irrenunciabilidad de derechos de los trabajadores, debido a que según lo


alegado por los propios recurrentes (trabajadores), dicho acto jurídico no
tiene como plataforma una relación laboral, esto fue señalado en los fun-
damentos siguientes:
“Este Colegiado respecto al principio de irrenunciabilidad de
derechos de los trabajadores ha establecido que dicho principio ‘hace
referencia a la regla de no revocabilidad e irrenunciabilidad de los
derechos reconocidos al trabajador por la Constitución y la ley
(…) En ese sentido, de conformidad con lo establecido en el ar-
tículo V del Título Preliminar del Código Civil, la renuncia a
dichos derechos sería nula y sin efecto legal alguno. Así, con-
forme se desprende de lo previsto en el inciso 2) del artículo 26
de la Constitución, la irrenunciabilidad solo alcanza a aquellos
‘(...) derechos reconocidos por la Constitución y la ley’. No cubre,
pues, a aquellos provenientes de la convención colectiva de tra-
bajo o la costumbre. Por otro lado, debe precisarse que un derecho
de naturaleza laboral puede provenir de una norma dispositiva o
taxativa. En ese contexto, la irrenunciabilidad es solo operativa
en el caso de la segunda. (…) la norma taxativa es aquella que
ordena y dispone sin tomar en cuenta la voluntad de los sujetos
de la relación laboral. En ese ámbito, el trabajador no puede
‘despojarse’, permutar o renunciar a los beneficios, facultades
o atribuciones que le concede la norma. (…) el principio
de irrenunciabilidad de derechos es justamente el que prohíbe
que los actos de disposición del trabajador, como titular de un
derecho, recaigan sobre normas taxativas, y sanciona con la
invalidez la transgresión de esta pauta basilar. La irrenuncia-
bilidad de los derechos laborales proviene y se sujeta al ámbito
de las normas taxativas que, por tales, son de orden público y
con vocación tuitiva a la parte más débil de la relación laboral’.
(STC Exp. Nº 0008-2005-AI/TC; fundamento 24).
De acuerdo a lo expuesto, conviene preguntarse entonces si el acto
jurídico de cesión de derechos efectuada por los recurrentes a favor
de la empresa Frigorífico Alianza S.A.C., cuyo contenido se aduce
leonino, constituye un acto de despojo de los derechos de los recu-
rrentes prohibido por el principio de irrenunciabilidad de derechos.
Al respecto, este Supremo Colegiado entiende que dicho acto

55
Joel Rosas Alcántara

jurídico no contraviene ni infringe el principio de irrenunciabili-


dad de derechos de los trabajadores toda vez que, según lo alegado
por los propios recurrentes, dicho acto jurídico no tiene como pla-
taforma una relación laboral, es decir, no se celebra en el contexto
de una relación laboral en el que las partes de dicho acto coinciden
con las calidades de empleador y empleado, y en el que el obje-
to constituya una cesión de derechos laborales; muy por el contra-
rio, dicho acto jurídico tiene como plataforma la autonomía de la
voluntad de las personas para ceder y adquirir un derecho litigioso
cuyo contenido, al intervenir un tercero ajeno a la relación laboral
(la empresa Frigorífico Alianza S.A.C - Cesionario), se convierte
en uno de índole netamente civil. En razón de ello, al no estar in-
curso dicho acto jurídico dentro de la prohibición de renuncia a
los derechos laborales de los trabajadores, la declaratoria de im-
procedencia del pedido de desestimiento de cesión de derechos no
vulnera derecho constitucional alguno de los recurrentes; motivo
por el cual la demanda debe ser desestimada”(42).

VI. PRINCIPIO DE LEGALIDAD

1. Ámbito disciplinario laboral (precisión de sanciones de índole


laboral)

A tal efecto es preciso tener presente, como ha puesto de manifiesto


este Tribunal a partir de la STC Exp. Nº 0010-2002-AI/TC, que el princi-
pio de legalidad exige que las conductas prohibidas estén claramente de-
limitadas por la ley, prohibiéndose tanto la aplicación por analogía, como
también el uso de cláusulas generales e indeterminadas en la tipificación
de las prohibiciones.
Ahora bien, en el ámbito disciplinario laboral, el principio de legalidad
se manifiesta o concretiza mediante el subprincipio de tipicidad o taxativi-
dad, que impone que las conductas prohibidas (entiéndase faltas laborales)
que conllevan sanciones de índole laboral estén redactadas con un nivel de
precisión suficiente que permita a cualquier trabajador de formación básica

(42) STC Exp. Nº 00529-2010-PA, ff. jj. 2 y 3.

56
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

comprender sin dificultad lo que se está proscribiendo, bajo amenaza de


imponerse alguna sanción disciplinaria prevista por la ley(43).

VII. PRINCIPIO DE INMEDIATEZ

1. Aplicación y alcances (caso concreto)

El Tribunal Constitucional, dentro de su jurisprudencia ha señalado en


la evaluación de casos en concreto, la aplicación del principio de inmedia-
tez como el presente, donde se establece que la demanda pretende atribuir-
le a la demandante la responsabilidad una falta no prevista legalmente, no
respetando el principio de inmediatez por el trascurso del tiempo (años).
Veamos:
“Merituados los argumentos de las partes, así como las instru-
mentales obrantes en el expediente, este Colegiado conside-
ra legítima la demanda interpuesta, por lo siguiente: a) tanto la
Carta de Preaviso de Despido N° 941-2002-ADUANAS-INRH,
del 23 de octubre de 2002 (f. j. 2), como la Carta de Despido
N° 1001-2002-ADUANAS-INRH (f. j. 3), cursadas por la entidad
demandada, se sustentan en que la recurrente se encuentra com-
prendida en la causal de falta laboral grave prevista y sanciona-
da en los incisos a) y d) del artículo 25 del Texto Único Ordenado
del Decreto Legislativo N° 728, aprobado por Decreto Supremo
N° 003-97-TR, y en la infracción del Reglamento Interno de Tra-
bajo, por haber ocultado sus vínculos familiares con un trabajador
de Aduanas, hecho que, según la propia emplazada, fue determi-
nado luego de que concluyeran las investigaciones detalladas en
el Informe N° 047-2002-ADUANAS-INRH, emitido en virtud de
las recomendaciones efectuadas por la Oficina de Auditoría Inter-
na mediante el Informe Nº 003-2001-ADUANAS/OAI; b) si bien
es cierto que, conforme al artículo 13 del Reglamento Interno de
Trabajo de 1992, estaba prohibido que los trabajadores de Adua-
nas tuvieran parientes afines hasta el segundo grado, laborando
en la misma institución, y que, en tal sentido, la recurrente pudo

(43) STC Exp. Nº 03169-2006-PA, f. j. 6.

57
Joel Rosas Alcántara

haber cometido una falta al no haber declarado dicha situación al


momento de comenzar a laborar (año 1994, independientemente
del mes en que se inició el vínculo laboral), no lo es menos que
dicha falta debió ser determinada como tal en la fecha en que pre-
suntamente fue cometida, resultando inadmisible y contrario al
principio de inmediatez que, después de tantos años, la demanda-
da pretenda responsabilizar a la recurrente por hechos respecto de
los cuales no tomó las medidas pertinentes en el momento opor-
tuno; por consiguiente, queda claro que lo que la demandada ha
pretendido es eximirse de sus propias responsabilidades, sancio-
nando a destiempo a la hoy demandante, lo que de ningún modo
puede considerarse ejercicio regular de un acto conforme a dere-
cho, y c) asimismo, la emplazada ha pretendido extender la comi-
sión de los hechos presuntamente irregulares a las declaraciones
de datos personales que la recurrente consignó en los años 1998
y 2000 –como se desprende de su declaración obrante a fojas 170
de autos–; al respecto, tal proceder resulta jurídicamente vedado,
pues en las fechas señaladas ya no existía la prohibición expresa
contemplada en el mencionado Reglamento Interno del año 1992,
al haber quedado derogado el citado instrumento normativo y su-
primido tal criterio restrictivo mediante Resolución de Superin-
tendencia Nacional de Aduanas N° 001607, del 2 de julio de 1997,
que aprobó el Nuevo Reglamento Interno de Trabajo. En ese sen-
tido, al no respetar el principio de inmediatez y atribuirle a la tra-
bajadora una falta no prevista legalmente, la demandada refleja
una evidente intención de despedir deliberada y maliciosamente a
la recurrente sin que exista causal justificada, razonable y propor-
cional para ello, razón por la cual el presente despido –como lo ha
señalado este Colegiado en la sentencia recaída en el Expediente
N° 976-2001-AA/TC– deviene en fraudulento, resultando lesivo
del derecho constitucional al trabajo”(44).

2. Principio de inmediatez (fraude a la ley)

“Si bien es cierto que, conforme al artículo 13 del Reglamento In-


terno de Trabajo de 1992, existía la prohibición expresa de que

(44) STC Exp. Nº 02339-2004-AA, f. j. 2.

58
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

los trabajadores de Aduanas tuviesen parientes directos laboran-


do en la misma institución, y que el recurrente pudo haber come-
tido una falta al no haber declarado dicha situación al momento
de su ingreso (1994), no lo es menos que dicha falta debió ser de-
terminada como tal en la fecha en que presuntamente fue cometi-
da, resultando inadmisible y contrario al principio de inmediatez
que, después de tantos años transcurridos, la demandada preten-
da atribuirle tal falta. Por otro lado, aunque la emplazada ha pre-
tendido extender la comisión de los hechos presuntamente irregu-
lares a las declaraciones de datos personales de la demandante de
los años 1998 y 2000, tal proceder resulta inválido, puesto que ya
no existía la prohibición expresa contemplada en el citado Regla-
mento Interno del año 1992, al haber quedado derogada tal nor-
ma mediante Resolución de Superintendencia Nacional de Adua-
nas N° 001607, del 2 de julio de 1997, mediante la cual se aprobó
el Nuevo Reglamento Interno de Trabajo. En ese contexto es in-
dubitable que el despido fue planteado maliciosamente; vale de-
cir, con un claro y evidente fraude a la ley”(45).

(45) STC Exp. Nº 02349-2003-AA, f. j. 3.

59
CAPÍTULO III

LOS DERECHOS LABORALES


DESDE LA INTERPRETACIÓN DE LA
JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL
CONSTITUCIONAL

I. DERECHO AL TRABAJO

1. Contenido esencial

Para comenzar es necesario delimitar en qué consiste el contenido


esencial de la jurisprudencia del TC establecido por la Constitución, pre-
cisando que “el contenido esencial constitucionalmente protegido de los
derechos reconocidos por la Ley Fundamental no solo ha de extraerse a
partir de la disposición constitucional que lo reconoce; es decir, de la in-
terpretación de esta disposición con otras disposiciones constitucionales
con las cuales pueda estar relacionada (principio de unidad de la Constitu-
ción), sino también bajo los alcances del Derecho Internacional de los De-
rechos Humanos”(46).
Es indispensable mencionar que la jurisprudencia del Tribunal Cons-
titucional, se ha referido al contenido esencial del derecho al trabajo, es-
tableciendo que este derecho social contiene dos aspectos, consistiendo el
primero en el acceso trabajo y el segundo en no ser despedido, por causa
que no está establecido en ley. Veamos:

(46) STC Exp. Nº 00263-2012-PA, f. j. 3.3.1.

61
Joel Rosas Alcántara

“El derecho al trabajo está reconocido por el artículo 22 de la


Constitución Política vigente. Este Tribunal estima que el conte-
nido esencial de este derecho constitucional implica dos aspectos:
el primero, acceder a un puesto de trabajo, y el segundo, de no ser
despedido sino por causa justa. Respecto al primero, el derecho
al trabajo supone la adopción por parte del Estado de una política
orientada a que la población acceda a un puesto de trabajo; mien-
tras que el segundo es el que resulta relevante para resolver la cau-
sa: se trata del derecho al trabajo entendido como proscripción de
ser despedido, salvo por causa justa”(47).

2. Participación de los trabajadores en las utilidades

Entre los aspectos relacionados al derecho del trabajo, encontramos


que el Tribunal Constitucional ha tenido a bien, precisar que el trabaja-
dor puede participar de la liquidación de utilidades, pero debería realizarse
dentro del plazo establecido por ley. Veamos
“Que en consecuencia los demandantes debieron solicitar que se
efectué una nueva liquidación cuando se realizó el reparto de las
utilidades y no cuando se produjeron las rectificaciones. Tampoco
podría alegarse afectación continuada de derechos, pues no esta-
mos frente a un tema pensionario, único caso en el cual el Tribu-
nal sostiene la tesis de la excepción a la caducidad (prescripción
extintiva). Es más, si como quiera que lo que se cuestiona no es
un tema de utilidades no distributivas, sino más bien la forma le-
gal conforme se ha establecido su cálculo en la ley, es lógico que
los supuestos trabajadores afectados debieron accionar en la opor-
tunidad de su reparto y no con la rectificatoria”(48).

3. Inaplicación de la teoría de los derechos adquiridos en materia


laboral

Nuestro Tribunal Constitucional asumió una posición jurídica activa


mediante la interpretación que realiza de las normas contenidas en la Consti-
tución, sobre la aplicación de la teoría de los derechos adquiridos, precisando

(47) STC Exp. Nº 00090-2004-PA, f. j. 37.


(48) RTC Nº 04762-2004-AA, f. j. 3.

62
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

que nuestro marco normativo se rige sobre la teoría de los hechos cumpli-
dos, con algunas excepciones (ámbito penal), debido que no se encuentra
ninguna disposición que obligue la aplicación de la teoría de los derechos
adquiridos. Dicha posición es asumida en los fundamentos siguientes:
“En ese sentido, este Tribunal ha pronunciado en reiterada juris-
prudencia que nuestro ordenamiento jurídico se rige por la teo-
ría de los hechos cumplidos, estableciendo que ‘(…) nuestro or-
denamiento adopta la teoría de los hechos cumplidos (excepto en
materia penal cuando favorece al reo), de modo que la norma se
aplica a las consecuencias y situaciones jurídicas existentes’ (STC
Exp. Nº 0606-2004-AA/TC, f. j. 2). Por lo tanto, para aplicar una
norma (…) en el tiempo debe considerarse la teoría de los he-
chos cumplidos y, consecuentemente, el principio de aplicación
inmediata de las normas (el resaltado es nuestro).
Se colige de ello que toda norma jurídica desde su entrada en vi-
gencia es de aplicación a las situaciones jurídicas existentes, y que
la teoría de los derechos adquiridos tiene una aplicación excep-
cional y restringida en nuestro ordenamiento jurídico, pues úni-
camente se utiliza para los casos que de manera expresa señala la
Constitución, tal como ya lo ha establecido el Tribunal Constitu-
cional cuando determinó que ‘(…) la aplicación ultractiva o re-
troactiva de una norma solo es posible si el ordenamiento lo re-
conoce expresamente –a un grupo determinado de personas– que
mantendrán los derechos nacidos al amparo de la ley anterior por-
que así lo dispuso el Constituyente –permitiendo que la norma
bajo la cual nació el derecho surta efectos, aunque en el trayec-
to la norma sea derogada o sustituida–; no significando, en modo
alguno, que se desconozca que por mandato constitucional las le-
yes son obligatorias desde el día siguiente de su publicación en el
Diario Oficial (…)’.
Por ende, solo es de aplicación la teoría de los derechos adquiridos
a los casos expresamente señalados en la Constitución. En nues-
tra Carta Magna no se encuentra disposición alguna que ordene la
aplicación de la teoría de los derechos adquiridos a los casos re-
feridos a la sucesión normativa en materia laboral, por lo que no
existe sustento constitucional alguno que ampare lo alegado por

63
Joel Rosas Alcántara

el demandante respecto a la supuesta vulneración de sus derechos


adquiridos, resultando inconsistentes sus alegatos”(49).

4. Protección constitucional frente al despido arbitrario

Desde la década anterior el derecho al trabajo ha sido materia de evo-


lución y pronunciamientos jurisdiccionales, en sede constitucional, tute-
lando de esta manera este derecho, frente a vulneraciones tanto de institu-
ciones públicas y privadas, sobre todo cuando existe un despido arbitrario.
La jurisprudencia ha tratado de establecer una serie de criterios y conside-
raciones, para la protección del derecho al trabajo frente al despido arbi-
trario. Es por ello, la necesidad de conocer la jurisprudencia constitucional
que versa sobre estos aspectos que atañen al ámbito laboral y el ejercicio
de los derechos laborales, que por su naturaleza social, son de primordial
importancia para la sociedad. Veamos:
“Debe considerarse que el artículo 27 de la Constitución contie-
ne un ‘mandato al legislador’ para establecer protección ‘frente al
despido arbitrario’. Tres aspectos deben resaltarse de esta dispo-
sición constitucional:
a. Se trata de un ‘mandato al legislador’.
b. Consagra un principio de reserva de ley en garantía de la regu-
lación de dicha protección.
c. No determina la forma de protección frente al despido arbitra-
rio, sino que la remite a la ley.
Sin embargo, cuando se precisa que ese desarrollo debe ser ‘ade-
cuado’, se está resaltando –aunque innecesariamente– que esto no
debe afectar el contenido esencial del derecho del trabajador. En
efecto, todo desarrollo legislativo de los derechos constituciona-
les presupone para su validez el que se respete su contenido esen-
cial, es decir, que no se desnaturalice el derecho objeto de desa-
rrollo. Por esta razón, no debe considerarse el citado artículo 27
como la consagración, en virtud de la propia Constitución, de una
‘facultad de despido arbitrario’ hacia el empleador.

(49) STC Exp. Nº 0025-2007-PI, ff. jj. 72-74.

64
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

Por este motivo, cuando el artículo 27 de la Constitución esta-


blece que la ley otorgará ‘adecuada protección frente al despi-
do arbitrario’, debe considerarse que este mandato constitucional
al legislador no puede interpretarse en absoluto como un encar-
go absolutamente abierto y que habilite al legislador una regula-
ción legal que llegue al extremo de vaciar de contenido el núcleo
duro del citado derecho constitucional. Si bien es cierto que el le-
gislador tiene en sus manos la potestad de libre configuración de
los mandatos constitucionales, también lo es que dicha potestad
se ejerza respetando el contenido esencial del derecho constitu-
cional. Una opción interpretativa diferente solo conduciría a va-
ciar de contenido el mencionado derecho constitucional y, por
esa razón, la ley que la acogiera resultaría constitucionalmente
inadmisible.
Para el Tribunal Constitucional no se trata de emplazar el proble-
ma desde la perspectiva de la dualidad conceptual estabilidad ab-
soluta y estabilidad relativa y, a partir de ello, inferir que al no
haber consagrado la Constitución vigente –como lo hizo su pre-
decesora de 1979– la denominada estabilidad absoluta, toda pro-
tección restitutoria ante un despido arbitrario sería absolutamen-
te inadmisible. Por el contrario, planteado en términos de derecho
constitucional lo que interesa en el análisis es determinar si el con-
tenido esencial de un derecho constitucional como el derecho al
trabajo es o no respetado en su correspondiente desarrollo legisla-
tivo. Más precisamente, si la fórmula protectora acogida por el le-
gislador respeta o no el contenido esencial del derecho al trabajo.
Ahora bien, el segundo párrafo del artículo 34 del Texto Único
Ordenado del Decreto Legislativo N° 728, Ley de Productividad
y Competitividad Laboral, Decreto Supremo N° 003-97-TR, es-
tablece que frente a un despido arbitrario corresponde una indem-
nización ‘como única reparación’. No prevé la posibilidad de re-
incorporación. El denominado despido ad nútum impone solo una
tutela indemnizatoria. Dicha disposición es incompatible con la
Constitución, a juicio de este Tribunal, por las siguientes razones:
a. El artículo 34, segundo párrafo, es incompatible con el de-
recho al trabajo porque vacía de contenido este derecho

65
Joel Rosas Alcántara

constitucional. En efecto, si, como quedó dicho, uno de los


aspectos del contenido esencial del derecho al trabajo es la
proscripción del despido salvo por causa justa, el artículo 34,
segundo párrafo, al habilitar el despido incausado o arbitrario
al empleador, vacía totalmente el contenido de este derecho
constitucional.
b. La forma de aplicación de esta disposición por la empresa de-
mandada evidencia los extremos de absoluta disparidad de la
relación empleador/trabajador en la determinación de la cul-
minación de la relación laboral. Ese desequilibrio absoluto
resulta contrario al principio tuitivo de nuestra Constitución
del trabajo que se infiere de las propias normas constituciona-
les tuitivas del trabajador (irrenunciabilidad de derechos, pro
operario y los contenidos en el artículo 23 de la Constitución)
y, por lo demás, como consecuencia inexorable del principio
de Estado Social y Democrático de derecho que se desprende
de los artículos 43 (‘República’ ‘social’) y 3 de la Constitu-
ción, respectivamente. El constante recurso de la demandada
a este dispositivo legal es la evidencia de cómo este princi-
pio tuitivo desaparece con la disparidad empleador/trabaja-
dor respecto a la determinación de la conclusión de la rela-
ción laboral.
La forma de protección no puede ser sino retrotraer el estado de
cosas al momento de cometido el acto viciado de inconstitucio-
nalidad, por eso la restitución es una consecuencia consustancial
a un acto nulo. La indemnización será una forma de restitución
complementaria o sustitutoria si así lo determinara libremente el
trabajador, pero no la reparación de un acto ab initio inválido por
inconstitucional”(50).

5. Reincorporación e inclusión en planilla del trabajador

Dentro de la tutela constitucional que el Tribunal otorga, y por la pro-


pia naturaleza del proceso constitucional de amparo que tiene una finalidad

(50) STC Exp. Nº 1124-2001-PA, f. j. 12.

66
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

protectora y restitutiva del derecho, señaló en su jurisprudencia la reincor-


poración del trabajador como su inclusión en planillas, en el fundamento
siguiente:
“Respecto al pedido de que se incluya al actor en los registros o
libros de planillas de trabajadores contratados permanentes, este
Tribunal estima que atendiendo a la finalidad restitutoria de los
procesos constitucionales, esta pretensión accesoria también es
estimable puesto que si es reincorporado el recurrente a su pues-
to de trabajo, también tendrá derecho a ser incluido en planillas
como parte de toda formalidad de una relación de trabajo”(51).

6. Afectación del derecho al trabajo por retardo de su reposición


(imposibilidad de nuevo despido)

“De otro lado, la carta de despido impugnada por la demanda de


autos es nula y carece de validez, toda vez que en dicha fecha
no se había restablecido el vínculo laboral, porque, precisamen-
te, la demandada se negaba a cumplir la orden judicial de repo-
sición. En tal sentido, mientras persistiese el incumplimiento, la
demandada no estaba facultada para proceder a un nuevo despi-
do. Asimismo, el argumento de la demandada consistente en que
comunicó al demandante para que se acercara a las oficinas de la
empresa para su reposición, carece de validez porque estaba pen-
diente el cumplimiento del mandato judicial. Consecuentemente,
se evidencia que la omisión en el cumplimiento de la orden judi-
cial de reposición y la carta de despido también constituyen una
vulneración del derecho al trabajo.
Ahora bien, debe tomarse en cuenta que con posterioridad a la ex-
pedición de la recurrida, la demandada presentó copia del acta de
diligencia de reposición, Exp. N° 6986-2003, de fecha 10 de ju-
nio de 2005 –mandato judicial que no se cumplía–, mediante la
cual se repone al recurrente en el cargo que ostentaba hasta antes
de su despido.

(51) STC Exp. Nº 02748-2007-PA, f. j. 7.

67
Joel Rosas Alcántara

Al respecto, si bien este último hecho constituye un supuesto de


sustracción de la materia conforme al artículo 1 del Código Proce-
sal Constitucional, no es menos cierto que, como ha quedado evi-
denciado en los fundamentos anteriores, el agravio producido al
recurrente amerita un pronunciamiento estimatorio.
En efecto, la demandada incumplió en dos oportunidades con el
mandato judicial (Exp. N° 6986-2003, orden de la medida caute-
lar y de la sentencia de fondo), pretendió despedir nuevamente al
recurrente –sin haberse restablecido el vínculo laboral y con el ob-
jeto de incumplir una orden judicial–, y finalmente, tornó moroso
el cumplimiento de la orden judicial (más de un año), a pesar de
que se trataba de un proceso constitucional de tutela de derechos
fundamentales. Es menester, aquí, enfatizar que, conforme al ar-
tículo 22 del Código Procesal Constitucional, las sentencias dic-
tadas por los jueces constitucionales tienen prevalencia sobre las
de los restantes órganos jurisdiccionales y deben cumplirse, bajo
responsabilidad.
En ese sentido, conforme al artículo 38 de la Constitución, to-
dos los peruanos tienen el deber de respetar, cumplir y defender
la Constitución. Al respecto, el Tribunal Constitucional ha seña-
lado que la disposición constitucional “(...) establece que la vin-
culatoriedad de la Constitución se proyecta erga omnes, no solo
al ámbito de las relaciones entre los particulares y el Estado, sino
también a aquellas establecidas entre particulares” (Exp. Nº 1124-
2001-AA/TC, fundamento 6), como ocurre en el presente caso.
Por lo tanto, atendiendo a que el agravio producido por la deman-
dada afectó los derechos del recurrente debido al injustificado re-
tardo de su reposición, la demanda deber ser declarada fundada a
fin de que la empresa demandada no vuelva a incurrir en la mis-
ma lesión”(52).

(52) STC Exp. Nº 8078-2005-PA ff. jj. 7-12.

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

II. DERECHO A LA LIBERTAD DE TRABAJO

1. Aproximación conceptual

El Tribunal Constitucional ha desarrollado de forma amplia, las dife-


rentes aristas conceptuales que tiene la libertad de trabajo, debido a su im-
portancia dentro del contexto, económico, cultural y social, y la trascen-
dencia que esta libertad tiene para la vida del país. Así, tenemos que el
Tribunal Constitucional ha delimitado sus aspectos conceptuales en los
fundamentos siguientes:
“Establecida en el inciso 15) del artículo 2 de la Constitución, se
formula como el atributo para elegir a voluntad la actividad ocu-
pacional o profesional que cada persona desee o prefiera desem-
peñar, disfrutando de su rendimiento económico y satisfacción es-
piritual; así como de cambiarla o de cesar de ella. Para tal efecto,
dicha facultad autodeterminativa deberá ser ejercida con sujeción
a la ley. Por ello es que existen limitaciones vinculadas con el or-
den público, la seguridad nacional, la salud y el interés público.
La Constitución asegura el derecho de optar, a condición de que
sea lícita, por alguna actividad de carácter intelectual y/o física,
con el objeto directo o indirecto de obtener un provecho material o
espiritual; tal atributo se extiende a la potestad de posteriormente
cambiar o cesar en dicha labor(53).
‘La libertad de trabajo constituye un derecho constitucional reco-
nocido por el artículo 2, inciso 15) de la Constitución, cuyo conte-
nido o ámbito de protección comprende el derecho de todo traba-
jador a seguir su vocación y a dedicarse a la actividad que mejor
responda a sus expectativas, a la libre elección del trabajo, a la li-
bertad para aceptar, o no, un trabajo, y a la libertad para cambiar
o renunciar de empleo’(54).
‘La libertad de trabajo, en cuanto derecho fundamental, detenta una
doble faz. Por un lado, constituye derecho de defensa y, por otro,

(53) STC Exp. Nº 0008-2003-AI, f. j. 26.c.


(54) STC Exps. Nº 00026-2008-PI y Nº 00028-2008-PI, f. j. 47 (acumulados).

69
Joel Rosas Alcántara

derecho de protección. En cuanto derecho de defensa, proyecta su


vinculatoriedad típica, clásica, oponible al Estado y a particulares,
como esfera de actuación libre. En cuanto derecho de protección,
la libertad de trabajo reconoce a la persona el derecho a una acción
positiva, que vincula al Estado a la protección activa del bien jus-
fundamental protegido –libre trabajo– a través del establecimiento
de normas, procedimientos e instituciones orientadas a hacer po-
sible el ejercicio de tal derecho fundamental. En virtud de ello se
constituye para el Estado y el poder público en general lo que el
Tribunal Constitucional alemán ha denominado en su jurispruden-
cia como ‘deber de protección’. Tal deber de protección ha sido
acogido por la doctrina jurisprudencial de este Tribunal. Ahora
bien, dado que la libertad de trabajo constituye también un derecho
de protección, se configura un deber de protección de tal derecho,
conforme al cual, el Estado y las municipalidades deben desarro-
llar o adoptar normas, procedimientos e instituciones, orientadas a
la posibilidad de su real, efectivo y pleno ejercicio’”(55).

2. Libertad positiva y negativa

El Tribunal constitucional en reiterados pronunciamientos ha señalado


que la libertad positiva es la facultad de la persona para desenvolverse li-
bremente en el aspecto labora, además que el Estado debe promover estas
condiciones. Asimismo, sobre la libertad negativa, menciona que esta li-
bertad también tiene determinadas limitaciones y condiciones sujetas a un
marco normativo que la regula, debido que necesariamente este derecho
por su propia naturaleza requiere de parámetros, para su adecuado ejerci-
cio. Conozcamos estas dimensiones de la libertad de trabajo, en los funda-
mentos siguientes:
“Aun cuando la demandante no es clara ni precisa las razones
por las que supuestamente se habría visto vulnerada la mencio-
nada libertad, limitándose a una simple enunciación carente de
posterior fundamentación, este Colegiado considera preciso re-
cordar que el citado atributo, a la luz de las previsiones estableci-
das por nuestra Constitución Política, puede ser entendido de dos

(55) STC Exp. Nº 08726-2005-PA, f. j. 7.

70
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

maneras: a) Como derecho al trabajo o libertad positiva (artícu-


los 22 y 23), b) Como libertad de trabajo stricto sensu o libertad
negativa (artículo 2, inciso 15, y artículo 59).
Como derecho al trabajo o libertad positiva, la Constitución pro-
clama no solo el reconocimiento de una facultad sino la correlati-
va obligación del Estado de promover condiciones que favorezcan
el empleo. Se trata, en rigor, de un auténtico derecho prestacional
que, aunque desde luego faculta a su titular el poder ejercer su de-
recho al trabajo, impone al Estado la obligación de fomentar un
contexto de condiciones que favorezcan la oferta laboral necesa-
ria para el trabajador.
Como libertad de trabajo stricto sensu o libertad negativa, faculta
al individuo, de un lado, para elegir libremente la actividad
laboral en la que pretende desenvolverse y, de otro, para ejercer
dicha actividad laboral de una manera que no resulte alterada o
distorsionada, mediante cualquier tipo de conducta tendiente a
obstaculizar o impedir su libre desenvolvimiento. Se trata, por
tanto, de una facultad que depende del individuo, pero que a su
vez debe ser garantizada por el Estado, fundamentalmente desde
el punto de vista normativo.
El que se trate de la libertad de trabajo en su manifestación positi-
va o de la libertad de trabajo en su vertiente negativa, no es un de-
recho ilimitado, sino un atributo sujeto a determinadas condiciones
normalmente establecidas en la ley de conformidad con la Constitu-
ción. En el presente caso, no se trata, como parece obvio deducirlo,
de una discusión centrada en lo esencial en el ángulo positivo de la
mencionada libertad sino y fundamentalmente en el aspecto negati-
vo. La norma objeto de cuestionamiento establece restricciones a la
libertad de trabajo y es ese el motivo por el que se le cuestiona”(56).

3. Libre ejercicio de la profesión

Dentro de la libertad de trabajo, encontramos al libre ejercicio de


la profesión, como una de sus manifestaciones, el cual la jurisprudencia

(56) STC Exp. Nº 01535-2006-PA, ff. jj. 66-69.

71
Joel Rosas Alcántara

constitucional ha reconocido como un derecho implícito (art. 3 de la Cons-


titución), garantizado de esta forma que la persona pueda ejercer libremen-
te el ejercicio de su profesión. Veamos:
“El libre ejercicio de la profesión no se encuentra expresamente
reconocido como un derecho de rango constitucional. Sin embar-
go, de ese dato no se deriva necesariamente que no lo sea. En la
STC Exp. Nº 0895-2001-AA/TC, este Tribunal sostuvo que ‘(...)
En ocasiones, en efecto, es posible identificar dentro del conte-
nido de un derecho expresamente reconocido otro derecho (...)
Si bien nuestra Constitución Política recoge en su artículo 3 una
‘enumeración abierta’ de derechos, (el)lo (...) no obsta para pen-
sar que en ciertos derechos constitucionales explícitamente reco-
nocidos, subyacen manifestaciones del derecho que antaño no ha-
bían sido consideradas’.
El derecho al libre ejercicio de la profesión es uno de aquellos de-
rechos que forma parte del contenido de otro. En concreto, del de-
recho a la libertad de trabajo, reconocido en el artículo 2, inciso
15, de la Constitución. Como tal, garantiza que una persona pueda
ejercer libremente la profesión para la cual se ha formado, como
un medio de realización personal.
Sin embargo, el libre ejercicio de la profesión, como todo dere-
cho fundamental, puede ser restringido para satisfacer fines cons-
titucionalmente valiosos. Como establece el inciso 2) del artículo
32 de la Convención Americana de Derechos Humanos, ‘los dere-
chos de cada persona están limitados por los derechos de los de-
más, por la seguridad de todos y por las justas exigencias del bien
común, en una sociedad democrática’”(57).

4. Desconocimiento de los títulos profesionales e impedimento


del ejercicio de la profesión de docente

“En principio, el establecer que los profesores que hayan desapro-


bado la evaluación de desempeño en tres oportunidades sean reti-
rados de la carrera pública magisterial no puede ser considerado

(57) STC Exp. Nº 2235-2004-AA, f. j. 2.

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

como un desconocimiento de los títulos profesionales, puesto que


ellos mantienen su vigencia y eficacia, por lo que el profesor reti-
rado puede seguir ejerciendo su carrera de profesor en el sector pri-
vado si alguna entidad educativa requiere y acepta sus servicios.
Así, el hecho que el profesor sea separado de la carrera pública
magisterial no significa que se desconozca su título de docente,
sino únicamente que dicho profesor no se encuentra apto para
ejercer su carrera en el marco de la educación pública por no ha-
ber aprobado en tres oportunidades la evaluación de desempeño,
no encontrando impedimento alguno para que pueda ejercer en el
ámbito privado.
De igual manera cabe señalar que precisamente la ley cuestionada
reconoce los títulos de docentes, cuando en su artículo 3 dispone
que: ‘El profesor es un profesional de la educación, con título de
profesor o licenciado en educación, con calificaciones y competen-
cias debidamente certificadas (…)’, no existiendo disposición algu-
na que disponga la cancelación de los títulos profesionales a quie-
nes hayan desaprobado la evaluación hasta en tres oportunidades.
Por tanto carece de sustento la afirmación del demandante en el
sentido de que el artículo cuestionado desconoce los títulos pro-
fesionales, puesto que es la propia ley cuestionada la que los re-
conoce, siendo que únicamente restringe ejercer la carrera de do-
cente en el ámbito de la educación pública a los profesores que no
aprueben, por tercera vez, la evaluación de desempeño”(58).

5. Destitución del docente (imposibilidad de reincorporación)

“Sucede, sin embargo, que una interpretación del penúltimo pá-


rrafo del artículo 65 de la ley impugnada de conformidad con el
derecho fundamental a la educación, reconocido en los artículos
13 y 14 de la Constitución, impide considerar que entre las enti-
dades públicas a las que puede reingresar quien ha sido destitui-
do de la Carrera Pública Magisterial, se encuentran aquellas que
prestan servicio público docente.

(58) STC Exp. Nº 00008-2008-PI, ff. jj. 122-125.

73
Joel Rosas Alcántara

En efecto, analizadas las distintas causas que, según el artículo 38


de la ley, dan lugar a la sanción de destitución (causar perjuicio
grave al estudiante y/o a la Institución Educativa; maltratar física o
psicológicamente al estudiante causando daño grave; realizar con-
ductas de hostigamiento sexual y actos que atenten contra la inte-
gridad y libertad sexual, debidamente tipificados como delitos en
las leyes correspondientes; concurrir al centro de trabajo en estado
de ebriedad o bajo los efectos de drogas; abandonar injustificada-
mente el cargo; haber sido condenado por delito doloso; falsificar
documentos relacionados con el ejercicio de su actividad profesio-
nal; reincidir en faltas por las que se recibió sanción de suspensión),
puede concluirse que, sin perjuicio de sus distintas características
propias, todas denotan una ausencia absoluta de compromiso con
el derecho fundamental a la educación y con su condición de pre-
supuesto axiológico para alcanzar “el desarrollo integral de la per-
sona humana’, según reza el artículo 13 constitucional, situación
que, como es evidente, se torna singularmente grave habiéndose
tratado de supuestos profesionales de la docencia.
En tal sentido, la efectiva vigencia del deber del Estado de proteger
y promover el referido derecho fundamental (art. 14 de la Consti-
tución), exige no volver a situar en riesgo la estabilidad psíquica
y somática del educando, ni la imagen e idóneo funcionamiento
de las instituciones educativas, siendo preciso, en consecuencia,
que personas cuya conducta ha resultado manifiestamente incom-
patible con estos valores constitucionales, no tengan oportunidad
de ejercer nuevamente el cargo de profesores. Una interpretación
discordante con este planteamiento, en definitiva, violaría el con-
tenido esencial del derecho fundamental a la educación, quedan-
do, por consiguiente, proscrita constitucionalmente”(59).
6. Ejercicio de toda actividad económica
La jurisprudencia constitucional ha expresado que necesariamente la
libertad de trabajo, es el ejercicio de toda actividad económica, por la pro-
pia característica que las relaciones humanas y económicas tienen en la ac-
tualidad. Veamos:

(59) STC Exp. Nº 00008-2008-PI, f. j. 134.

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

“La libertad de trabajo constituye un derecho constitucional reco-


nocido por el artículo 2, inciso 15), de la Constitución. El conteni-
do o ámbito de protección de este derecho fundamental constituye
el libre ejercicio de toda actividad económica”(60).

7. La libertad de trabajo como sustento vital de la persona

El Tribunal Constitucional en su labor interpretativa de la Constitu-


ción y los derechos constitucionales ha precisado que la libertad de traba-
jo tiene que realizarse de forma lícita necesariamente, aun cuando esta la-
bor no sea la habitual (atípica) siempre y cuando sea dentro del contexto
lícito. Veamos:
“El Tribunal Constitucional alemán, el 11 de junio de 1958, en la
célebre y pionera sentencia sobre libertad de trabajo, el caso de
las farmacias, ha enfatizado respecto a la forma amplia de com-
prender la libertad de trabajo. Ha sostenido que este derecho ‘ga-
rantiza a la persona adoptar como oficio toda actividad para la
cual se considere apto, es decir, para el sustento de su vida’. Des-
de esta perspectiva, el concepto ‘trabajo’ ha de interpretarse de
manera más amplia. Él comprende no solo aquellas ocupaciones
tradicionales y típicas, sino también aquellas atípicas que la per-
sona libremente adopta. En este contexto, el contenido de la li-
bertad de trabajo puede ser entendido como la facultad de ejercer
toda actividad lícita que tenga como finalidad el sustento vital de
la persona”(61).

8. Comercio ambulatorio

En la actualidad el comercio ambulatorio, se ha convertido en una de


las formas de trabajo más recurridas por las personas, que se encuentran
desempleadas o no tienen estabilidad laboral. El Tribunal constitucional
sin estar distante a este fenómeno social, estableció que el comercio am-
bulatorio se encuentra bajo el amparo de la libertad de trabajo y es una
actividad económica lícita, pero que esta actividad se encuentra sujeta a

(60) STC Exp. Nº 00245-2006-AA, f. j. 4.


(61) Ídem.

75
Joel Rosas Alcántara

condiciones interpuesta por los órganos competentes, expuesto en el fun-


damento siguiente:
“El ejercicio del comercio ambulatorio se encuentra bajo el ám-
bito de protección del derecho a la libertad de trabajo reconoci-
do en el artículo 2, inciso 15), de la Constitución, cuyo contenido
lo constituye el libre ejercicio de toda actividad económica lícita-
mente realizada. En este contexto, el contenido de la libertad de
trabajo puede ser entendido como la facultad de ejercer cualquier
actividad que tenga como finalidad el sustento vital de la persona.
El ejercicio de la libertad de trabajo está sin embargo condicio-
nado a que se cumplan los requisitos establecidos por el ordena-
miento jurídico a cargo del ente facultado para ello. Dichos requi-
sitos se conciben a condición de proteger otros bienes, principios
y derechos preeminentes también reconocidos por la Constitu-
ción, máxime tratándose, como en este caso, de una disposición
del órgano autorizado por la ley para el ordenamiento de la vida
social en la provincia correspondiente”(62).

9. El trabajador de limpieza y su relación laboral con la municipalidad

Dentro de la tutela de los derechos del trabajador, podemos mencionar


que el Tribunal Constitucional ha tenido la oportunidad de expresar un po-
sición sobre la labor que realizan el trabajador de limpieza de una munici-
palidad, considerando que su labor dentro de este tipo de institución está
sujeta en la realidad a subordinación y un horario de trabajo, además de
establecer que la Municipalidad tiene la obligación de proveer al trabaja-
dor de limpieza de instrumentos que permitan su adecuada labor. Veamos:
“En el presente caso, con los comprobantes de pago obrantes de
fojas 4 a 5, se acredita que el demandante prestó servicios para la
Municipalidad emplazada desempeñando la función de un traba-
jador de limpieza pública, por lo que en realidad no se le estuvo
contratando para que realice una actividad temporal, sino, por el
contrario, para que realice una función dentro del ámbito de la or-
ganización y dirección de la Municipalidad emplazada.

(62) STC Exp. Nº 9213-2006-PA, ff. jj. 5 y 6.

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En efecto, la labor que realiza un trabajador de limpieza tiene la


característica de ser permanente y subordinada pues debe inferirse
que la Municipalidad emplazada debía brindar al actor los
instrumentos necesarios para el desempeño de su función; se trata,
además, de una actividad que por su propia naturaleza debe estar
sujeta a un horario de trabajo impuesto por la Municipalidad em-
plazada, quedando acreditado también que el demandante perci-
bió un pago mensual por la función que realizaba. Por lo que, en
aplicación del principio de primacía de la realidad, prevalece la
realidad de los hechos sobre las formas y apariencias de los con-
tratos civiles suscritos por el demandante, con lo que se pretendía
esconder una relación laboral”(63).

III. DERECHO A LA ESTABILIDAD LABORAL

1. Aspectos relevantes

La normativa internacional sobre protección de la “estabilidad labo-


ral”, se encuentran recogida en el Convenio N° 158 de la OIT (sobre la
terminación de la relación de trabajo por iniciativa del empleador) y en el
Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Huma-
nos de San Salvador, consideran que si un trabajador que goza de “estabi-
lidad laboral” es despedido injustificadamente, la reparación de este daño
tiene tres posibilidades, todas ellas adecuadas: 1. Reposición en el traba-
jo. 2. Indemnización. 3. Prestaciones como el seguro de desempleo. Ade-
más, precisan que cada Estado, dentro de su legislación puede adoptar las
medidas necesarias.

2. Aspectos conformantes

Uno de los derechos de índole laboral, que en la actualidad paulatina-


mente ha perdido vigencia, y que constantemente es invocada y defendida
por la clase trabajadora es el “derecho a la estabilidad laboral”.
El Tribunal Constitucional no ha desarrollado de forma extensa el dere-
cho a la estabilidad laboral, pero ha señalado que la teoría laboral comprende

(63) STC Exp. Nº 00143-2011-PA, f. j. 7.

77
Joel Rosas Alcántara

dos aspectos que lo conforman como la contratación indefinida y la prohibi-


ción de despido arbitrario, revisemos la jurisprudencia siguiente:
“La doctrina laboralista ha señalado que el derecho a la estabili-
dad laboral comprende dos aspectos: por un lado, la estabilidad
laboral de entrada, referido a la preferencia por la contratación
de duración indefinida sobre la temporal, reflejada en la autori-
zación de celebrar contratos temporales únicamente cuando la la-
bor a cumplir sea de tal naturaleza; y, por otro, la estabilidad la-
boral de salida, referida a la prohibición de despido arbitrario o
injustificado”(64).

3. Límites (derecho no absoluto)

La misma jurisprudencia ha establecido que el derecho a la estabilidad


laboral, puede tener límites mediante la ley que la regule, y que el recono-
cimiento de este derecho, al no ser absoluto, está delimitado a la protección
contra el despido arbitrario. Veamos:
“Sin embargo el derecho a la estabilidad laboral, como todos los
derechos fundamentales, no puede ser considerado como un dere-
cho absoluto, sino que puede ser limitado mediante una ley, siem-
pre que no se vulnere su contenido esencial. Así, respecto a la
protección constitucional del derecho a la estabilidad laboral, el
Tribunal Constitucional ha determinado que ‘mediante dicho pre-
cepto constitucional no se consagra el derecho a la estabilidad la-
boral absoluta, es decir, el derecho ‘a no ser despedido arbitraria-
mente’. Solo reconoce el derecho del trabajador a la ‘protección
adecuada’ contra el despido arbitrario’”(65).

IV. DERECHO A LA JORNADA DE TRABAJO

1. Reconocimiento y protección constitucional

También el supremo colegiado constitucional, sea pronunciado so-


bre la jornada de trabajo, el cual está reconocida en el artículo 25 de la

(64) STC Exp. Nº 0025-2007-PI, f. j. 109.


(65) Ibídem, f. j. 110.

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

Constitucional que señala “la jornada ordinaria de trabajo es de ocho ho-


ras diarias o cuarenta y ocho horas semanales, como máximo. En caso de
jornadas acumulativas o atípicas, el promedio de horas trabajadas en el pe-
riodo correspondiente no puede superar dicho máximo. Los trabajadores
tienen derecho a descanso semanal y anual remunerados. Su disfrute y su
compensación se regulan por ley o por convenio”.
De lo establecido por nuestra Constitución, debemos asumir que las
jornadas de trabajo y los descansos, establecidos por la ley y la propia
Constitución, deben ser respetados y cumplidos tanto por instituciones
públicas y privadas. Así nuestra jurisprudencia constitucional ha reconocido
la jornada laboral en los términos siguientes:
“Respecto al horario de trabajo, el artículo 25 de la Constitución
vigente indica expresamente que la jornada de trabajo es de ocho
horas diarias o cuarenta y ocho semanales como máximo; y que,
tratándose de jornadas atípicas o acumulativas, el promedio de
horas trabajadas no puede superar el máximo indicado.
En tal sentido, cabe destacar que el texto constitucional no esta-
blece únicamente un horario de ocho horas diarias, sino que, cual-
quiera que sea este, en ningún caso puede superar las cuarenta y
ocho horas semanales. Del mismo modo opina Marcial Rubio Co-
rrea, quien, al comentar dicho artículo expresa que: ‘La parte final
del primer párrafo [del artículo 25] de la Constitución prevé jor-
nadas acumulativas o atípicas, que son aquellas en las que el tra-
bajador trabaja más intensamente en un turno (por ejemplo, doce
horas seguidas), caso en el cual trabajará más cada día de labo-
res, pero deberá mantenerse el máximo de cuarenta y ocho horas
semanales’”(66).

2. Reconocimiento y protección de instrumentos internacionales

El derecho a la jornada de trabajo, es objeto de protección interna-


cional, por parte de los instrumentos internacionales, los cuales estable-
cen de forma uniforme el respeto y cumplimiento por la jornada laboral,

(66) STC Exp. Nº 1396-2001-AA, f. j. 2.

79
Joel Rosas Alcántara

garantizando el ejercicio del derecho al trabajo dentro de un tiempo, que


permite el descanso y las condiciones humanas para su actividad.
Asimismo, la interpretación de los derechos y libertades que están en
la Constitución, en conformidad con estos instrumentos internacionales
suscritos y ratificados por el Perú, asumiendo su condición de derechos
constitucionales. Veamos:
“Al respecto, la Cuarta Disposición Final y Transitoria de la Cons-
titución y el artículo V del Título Preliminar del Código Procesal
Constitucional, disponen que el contenido y alcances de los dere-
chos y libertades que la Constitución reconoce se interpretan de
conformidad con la Declaración Universal de los Derechos Hu-
manos y los tratados internacionales sobre la misma materia rati-
ficados por el Perú. En ese sentido, a fin de configurar adecuada-
mente el derecho reconocido en el artículo 25 de la Constitución,
debe tener presente que:
a) El artículo 2 del Convenio Nº 1 (1919) de la Organización In-
ternacional del Trabajo (OIT), por el que se limitan a ocho ho-
ras diarias las horas de trabajo en las empresas industriales,
dispone que en todas las empresas industriales públicas o pri-
vadas, o en sus dependencias, cualquiera que sea su naturale-
za, la duración del trabajo personal no podrá exceder de ocho
horas por día y de cuarenta y ocho por semana.
b) El literal c) del artículo 2 del convenio mencionado dispone
que cuando los trabajos se efectúen por equipos, la duración
del trabajo podrá sobrepasar de ocho horas al día, y de cua-
renta y ocho por semana, siempre que el promedio de horas
de trabajo, calculado para un periodo de tres semanas, o un
periodo más corto, no exceda de ocho horas diarias ni de cua-
renta y ocho por semana.
c) El mismo Convenio, en su artículo 4, establece que podrá so-
brepasarse el límite de horas de trabajo establecido por el ar-
tículo 2, en los trabajos cuyo funcionamiento continuo, por
razón de la naturaleza misma de trabajo, deba ser asegurado
por equipos sucesivos, siempre que el promedio de horas de
trabajo no exceda de cincuenta y seis por semana.

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

d) El artículo 24 de la Declaración Universal de Derechos Hu-


manos dispone que toda persona tiene el derecho a una limi-
tación razonable de la duración del trabajo.
e) El artículo 7, literal d) del Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales, reconce el derecho de
toda persona al goce de condiciones de trabajo equitativas y
satisfactorias que le aseguren, en especial, la limitación razo-
nable de las horas de trabajo.
f) El artículo 7, literal g) del Protocolo Adicional a la Conven-
ción Americana sobre derechos humanos en materia de de-
rechos económicos, sociales y culturales, establece que los
Estados garantizarán la limitación razonable de las horas de
trabajo, tanto diarias como semanales, y que las jornadas se-
rán de menor duración cuando se trate de trabajos peligrosos,
insalubres o nocturnos”(67).

3. Criterios para el adecuado ejercicio del derecho a la jornada


de trabajo

El Tribunal Constitucional ha fijado criterios para una adecuado ejer-


cicio del derecho a la jornada de trabajo, estableciendo parámetros, que de-
ben ser considerados, para el respeto y la tutela de este derecho, no solo por
los empleadores sean públicos o privados, también por encargados de ad-
ministrar justicia. Veamos:
“De las disposiciones citadas, que constituyen el parámetro cons-
titucional que debe emplearse para la configuración del derecho a
la jornada laboral de ocho horas diarias, conforme a la Cuarta Dis-
posición Final y Transitoria de la Constitución, se desprende que:
a) Las jornadas de trabajo de ocho horas diarias y de cuarenta y
ocho semanales son prescritas como máximas en cuanto a su
duración.

(67) STC Exp. Nº 4635-2004-AA, f. j. 14.

81
Joel Rosas Alcántara

b) Es posible que bajo determinados supuestos se pueda trabajar


más de ocho horas diarias y de cuarenta y ocho por semana,
siempre que el promedio de horas de trabajo, calculado para
un periodo de tres semanas, o un periodo más corto, no ex-
ceda de ocho horas diarias ni de cuarenta y ocho por semana.
Este supuesto dependerá del tipo de trabajo que se realice.
c) El establecimiento de la jornada laboral debe tener una limi-
tación razonable.
d) Las jornadas serán de menor duración cuando se trate de tra-
bajos peligrosos, insalubres o nocturnos.
e) En el caso de nuestro país, la Constitución impone la jornada
máxima de trabajo de cuarentiocho horas semanales, de modo
que, siendo esta la norma más protectora, prevalecerá sobre
cualquier disposición convencional que imponga una jornada
semanal mayor; por ejemplo, el artículo 4 del Convenio Nº 1
(1919) de la Organización Internacional del Trabajo (OIT)”(68).

4. Jornada laboral menor

“Precisado ya el parámetro constitucional descrito sobre el cual se


asienta la jornada laboral de ocho horas, el Tribunal Constitucio-
nal no puede dejar de destacar que las citadas disposiciones de los
Tratados de Derechos Humanos, que deben ser aplicadas obligato-
riamente para interpretar los derechos y libertades que la Constitu-
ción reconoce, se refieren al concepto de limitación razonable de
las horas de trabajo. Es decir, si bien nuestra Constitución impone
un máximo para la jornada de trabajo (diaria y semanal), tampoco
no obliga a que siempre y en todas las actividades laborales se es-
tablezca dicho máximo (8 horas diarias y 48 semanales), Piénse-
se, a modo de ejemplo, en amplios sectores de la Administración
Pública y del sector privado que no llegan a trabajar 48 horas sema-
nales, así como también en aquellas actividades laborales que, por
su esfuerzo físico, justifican una jornada menor a la máxima”(69).

(68) STC Exp. Nº 4635-2004-AA, f. j. 15.


(69) Ibídem, f. j. 16.

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5. Jornada laboral superior (horas extras)

“Las disposiciones que permiten trabajar más de ocho horas dia-


rias y cuarenta y ocho horas semanales, siempre que la media de
horas trabajadas en un periodo de tres semanas no exceda de cua-
renta y ocho horas, constituyen una excepción que deberá aplicar-
se razonable, justificada y proporcionalmente, según el tipo de tra-
bajo de que se trate y respetando los derechos reconocidos en la
Constitución y en los Tratados Internacionales de Derechos Hu-
manos. En estos casos será indispensable el pago de horas extras,
conforme a ley. Ello porque, sentido, si bien los tratados de de-
rechos humanos constituyen el estándar mínimo de derechos hu-
manos, cuando existan normas internas más protectoras, estas de-
ben prevalecer puesto que otorgan una mayor protección. Como
ya se anotó, ese es el caso del artículo 4 del Convenio Nº 1 de la
OIT, frente al cual el artículo 25 de la Constitución otorga una ma-
yor protección al fijar la jornada semanal en cuarenta y ocho ho-
ras como máximo”(70).

6. Jornada atípica

“Tratándose de jornadas atípicas, en cualquier tipo de actividades


laborales, no pueden superar el promedio de ocho horas diarias ni
de cuarenta y ocho por semana, ya sea que se trate de un periodo de
tres semanas, o de un periodo más corto, como lo dispone la Cons-
titución y el Convenio Nº 1 de la OIT. Considerando que el artículo
25 de la Constitución impone la jornada máxima de trabajo de cua-
rentiocho horas semanales, esta prevalecerá sobre cualquier dispo-
sición internacional o interna que imponga una jornada semanal
mayor, puesto que se trata de una norma más protectora”(71).

7. Jornada laboral de los trabajadores mineros (test de protección de


la jornada máxima de trabajo para los trabajadores mineros)

Dentro del desarrollo, que la jurisprudencia realizó, sobre el dere-


cho a la jornada de trabajo, estableció como parámetros de restricción de

(70) STC Exp. Nº 4635-2004-AA, f. j. 17.


(71) Ibídem, f. j. 29.

83
Joel Rosas Alcántara

las jornadas atípicas, una serie de condiciones establecidas por el test de


protección de la jornada máxima de trabajo para los trabajadores mineros,
que tienen condiciones de trabajo, que exponen la afectación de su salud.
Estas condiciones, fueron fijadas en el fundamento siguiente:
“Atendiendo a lo expuesto en los antecedentes del presente caso,
debe analizarse si fueron cumplidas o no por Southern Copper
Corporation las condiciones que fijó este Colegiado para que
proceda la instauración de jornadas atípicas o acumulativas para
los trabajadores mineros, lo que se denomina test de protección
de la jornada máxima de trabajo para los trabajadores mine-
ros, conforme a lo señalado en el fundamento 15 de la resolución
de aclaración de la STC Exp. Nº 04635-2004-PA/TC. ‘15. (…) la
limitación para restringir las jornadas atípicas o acumulativas de-
berá cumplir, copulativamente, las siguientes condiciones, que
constituyen el test de protección de la jornada máxima de trabajo
para los trabajadores mineros:
a) La evaluación caso por caso, teniendo en cuenta las caracte-
rísticas del centro minero; por ejemplo, si se trata de una mina
subterránea, a tajo abierto, o si se trata de un centro de pro-
ducción minera.
b) Si la empleadora cumple, o no, con las condiciones de segu-
ridad laboral necesarias para el tipo de actividad minera.
c) Si la empleadora otorga, o no, adecuadas garantías para la
protección del derecho a la salud y adecuada alimentación
para resistir jornadas mayores a la ordinaria.
d) Si la empleadora otorga, o no, descansos adecuados durante
la jornada diaria superior a la jornada ordinaria, compatibles
con el esfuerzo físico desplegado.
e) Si la empleadora otorga, o no, el tratamiento especial que de-
manda el trabajo nocturno, esto es, menor jornada a la diurna.
Alternativamente, también podrá exigirse la siguiente condición:
f) Si se ha pactado en el convenio colectivo el máximo de ocho
horas diarias de trabajo’”(72).

(72) STC Exp. Nº 02472-2011-PA, f. j. 2.

84
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

8. Derecho al descanso y disfrute del libre tiempo (reconocimiento


constitucional e internacional)

Nuestra Constitución Política, reconoció en el artículo 25 el derecho


al descanso y al disfrute del tiempo libre, siendo también protegido men-
cionado derecho por los instrumentos internacionales y que la jurispruden-
cia constitucional ha recogido, tratando de esta forma la importancia que
la jornada de trabajo tiene como un derecho que se ejerce dentro de los cá-
nones razonables y de respeto de los derechos constitucionales vinculados
a este derecho. Veamos:
“El mismo artículo 25 de la Constitución establece que los tra-
bajadores tienen derecho a descanso semanal y anual remunera-
dos. Su disfrute y compensación se regulan por ley o por conve-
nio. A su turno, el artículo 2, inciso 22 de la Constitución, dispone
que toda persona tiene derecho al disfrute del tiempo libre y al
descanso.
Conforme a la Cuarta Disposición Final y Transitoria de la Cons-
titución y al artículo V del Título Preliminar del Código Procesal
Constitucional, la interpretación de los derechos reconocidos en
el artículo 25 y en el artículo 2 inciso 22 de la Constitución, debe
tener presente que:
a) El artículo 24 de la Declaración Universal de Derechos Hu-
manos dispone que toda persona tiene el derecho al descanso
y al disfrute del tiempo libre.
b) El artículo 7 literal d) del Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales reconoce el derecho de
toda persona al goce de condiciones de trabajo equitativas y
satisfactorias que le aseguren en especial el disfrute del tiem-
po libre.
c) El artículo 7 literal h) del Protocolo Adicional a la Conven-
ción Americana sobre derechos humanos en materia de dere-
chos económicos, sociales y culturales, reconoce el derecho
al descanso y al disfrute del tiempo libre.
Consecuentemente, de las disposiciones citadas se concluye que:

85
Joel Rosas Alcántara

– La jornada laboral, para ser compatible con el artículo 25 de


la Constitución, deberá considerar que las personas tienen de-
recho al descanso y al disfrute del tiempo libre; y,
– El disfrute y compensación del descanso semanal y anual re-
munerados se regulan por ley o por convenio, conforme al pa-
rámetro constitucional descrito.
Es evidente que el ejercicio del derecho al descanso y al disfrute
del tiempo libre guarda estrecha relación con la implantación de
una jornada de trabajo razonable. Entonces, la jornada de trabajo
no puede ser un impedimento para el adecuado ejercicio del men-
cionado derecho o convertirlo en impracticable. Es válido por ello
concluir, también, en que las jornadas atípicas deberán ser razona-
bles y proporcionadas según el tipo de actividad laboral, a fin de
que el derecho al descanso diario sea posible”(73).

V. DERECHO A LA REMUNERACIÓN

1. Aspectos generales

Antes de abordar lo tratado por la jurisprudencia constitucional, es


imprescindible desarrollar algunas consideraciones necesarias, en la cual
la remuneración también es un derecho constitucional, es el pago rea-
lizado por el empleador directamente al trabajador, siempre que sea de
su libre disposición, ya sea en dinero o en especie, en forma periódi-
ca o por una sola vez durante el curso de un contrato de trabajo(74), aun-
que en la actualidad, con la existencia de diferentes modalidades y for-
mas de contratación, no necesariamente para el cual se realice el contrato
de trabajo sea tu empleador, como sucede con la tercerización (servis).
Es necesario comprender que el derecho a la remuneración en su ejerci-
cio, puede tener ciertas particularidades, principalmente por los contex-
tos socioculturales.

(73) STC Exp. Nº 4635-2004-AA, ff. jj. 18-20.


(74) HARO CARRANZA, Julio. Derecho Individual de Trabajo. Ediciones Legales, reimpresión, 2013,
p. 197.

86
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

2. Reconocimiento constitucional

El derecho a la remuneración ha sido reconocido por la normativa


constitucional vigente y recogida por la jurisprudencia constitucional, bajo
la regulación normativa, que el derecho a la remuneración, debe ser ejerci-
do de forma equitativa y suficiente. Veamos:
“Si bien la sentencia estimatoria emitida en la acción de cumpli-
miento no dispone expresamente el pago de las remuneraciones
del recurrente, la Constitución Política vigente, en sus artículos 23
y 24, respectivamente, prescribe que nadie está obligado a prestar
servicios sin retribución remunerativa, y que el trabajador tiene
derecho a una remuneración equitativa y suficiente como contra-
prestación por el servicio brindado. Por consiguiente, al recurren-
te se le debe abonar sus remuneraciones desde el momento en que
fue reincorporado”(75).

3. Contenido y alcances

El Tribunal Constitucional ha establecido una posición sobre el ejerci-


cio del derecho a la remuneración, asumiendo que la remuneración cons-
tituye una contraprestación económica, y que tiene sobre todo un carácter
alimentario, vital para el desarrollo de la vida de las personas y su entorno
(familia), entre otros aspectos relevantes para su ejercicio y desarrollo. La
jurisprudencia aludida los describe en los términos siguientes:
“El derecho a la remuneración, que fluye del principio de que na-
die está obligado a prestar trabajo sin retribución o sin su libre
consentimiento, constituye una contraprestación por los servi-
cios del trabajador; es de libre disposición por parte de este úl-
timo; tiene carácter alimentario y su pago tiene prioridad sobre
cualquier otra obligación del empleador (artículos 23 in fine y
segundo párrafo del artículo 24 de la Constitución). La remune-
ración también implica una modelo de competitividad, en tan-
to se manifiesta como un incentivo para atraer y retener perso-
nal idóneo.

(75) STC Exp. Nº 1806-2003-AA, f. j. 5.

87
Joel Rosas Alcántara

En cuanto a los conceptos que conforman la remuneración, el ar-


tículo 1 del Convenio 100 de la OIT, relativo a la igualdad de re-
muneración entre la mano de obra masculina y la mano de obra
femenina por un trabajo de igual valor, debidamente ratificado y
suscrito por el Perú, ha señalado que la remuneración ‘(…) com-
prende el salario o sueldo ordinario, básico o mínimo, y cualquier
otro emolumento en dinero o en especie pagados por el emplea-
dor, directa o indirectamente, al trabajador, en concepto del em-
pleo de este último’, reflejando una concepción totalizadora de la
remuneración establecido en la Constitución. En el ámbito do-
méstico son diversas normas las que explican qué se incluye den-
tro del concepto de remuneración”(76).

4. Contenido esencial del derecho a la remuneración

La jurisprudencia constitucional ha fijado el contenido esencial del de-


recho a la remuneración, el cual abarca una serie de elementos, que se en-
cuentran ínfimamente vinculados, para delimitar el ámbito de protección.
Veamos:
“A criterio de este Tribunal el contenido esencial del derecho
fundamental a la remuneración, tal y como está reconocido en el
marco constitucional, abarca los siguientes elementos:
- Acceso, en tanto nadie está obligado a prestar trabajo sin re-
tribución (artículo 23 de la Constitución).
- No privación arbitraria, como reflejo del acceso, en tanto
ningún empleador puede dejar de otorgar la remuneración sin
causa justificada.
- Prioritario, en tanto su pago es preferente frente a las demás
obligaciones del empleador, de cara a su naturaleza alimenta-
ria y su relación con el derecho a la vida y el principio-dere-
cho a la igualdad y la dignidad (segundo párrafo del artículo
24 de la Constitución).

(76) STC Exp. Nº 0020-2012-PI, ff. jj. 13 y 14.

88
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

- Equidad, al no ser posible la discriminación en el pago


de la remuneración (primer párrafo del artículo 24 de la
Constitución).
- Suficiencia, por constituir el quántum mínimo que garantiza
al trabajador y a su familia su bienestar (primer párrafo del
artículo 24 de la Constitución).
En este orden de ideas, y atendiendo a los cuestionamientos in-
vocados en el caso de autos, conviene precisar lo que este Tri-
bunal entiende por las categorías de remuneración ‘equitativa’ y
‘suficiente’”(77).

5. Remuneración equitativa (reconocimiento y protección por instru-


mentos internacionales)

Dentro del desarrollo del derecho a la remuneración y los elementos


que están vinculados a este derecho, encontramos que no solo la Constitu-
ción, también los instrumentos internacionales como el Convenio 100 OIT,
establecen que la remuneración será equitativa, sin ninguna forma de dis-
criminación. De esta forma, el Tribunal Constitucional asume una postura
de proscripción, de toda forma de discriminación o acto que afecte el dere-
cho a tener una remuneración de manera equitativa. Veamos:
“La Constitución reconoce explícitamente la protección a la re-
muneración equitativa. El Convenio 100 de la OIT, al respecto,
establece que: ‘todo miembro deberá, empleando medios adapta-
dos a los métodos vigentes de fijación de tasas de remuneración,
promover y, en la medida en que sea compatible con dichos mé-
todos, garantizar la aplicación a todos los trabajadores del princi-
pio de igualdad de remuneración entre la mano de obra masculina
y la mano de obra femenina por un trabajo de igual valor’. De ello
se desprende que toda remuneración calculada con base en crite-
rios discriminatorios por razón de género será inequitativa y, por
ende, inconstitucional.

(77) STC Exp. Nº 0020-2012-PI, f. j. 16.

89
Joel Rosas Alcántara

Sin embargo, a partir del análisis de otras fuentes normativas


así como de la jurisprudencia emitida por este Tribunal, tal ‘re-
muneración equitativa’ no puede limitarse a garantizar el princi-
pio-derecho de igualdad por cuestión de género recogido en el
artículo 2.2 de la Constitución, sino va más allá. Así, este Cole-
giado ha establecido que: ‘(…) la remuneración como retribu-
ción que percibe el trabajador por el trabajo prestado a su em-
pleador no debe ser sometida a ningún acto de discriminación’,
no puede ser objeto de diferenciación, como por ejemplo, otor-
gar a unos una mayor remuneración que a otros por igual trabajo,
quedando proscrito, en consecuencia, cualquier trato discrimina-
torio que, amparándose en causas prohibidas, afecte el derecho
fundamental a la remuneración (fundamento 8 de la STC Exp.
Nº 4922-2007-PA/TC).
Por ejemplo, en la Ley Nº 30057, del Servicio Civil, se reconoce
como principio de la compensación (remuneración) a la equidad,
entendida como un reconocimiento: ‘Al trabajo desempeñado en
puestos similares pero en condiciones diferentes de exigencia,
responsabilidad o complejidad le corresponde diferente compen-
sación económica y al trabajo desempeñado en puestos y condi-
ciones similares le corresponde similar compensación económi-
ca’ (artículo 30.b).
Este criterio es concordante con el artículo 7.a.i del Pacto Inter-
nacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y con
el artículo 7.a del Protocolo adicional a la Convención America-
na sobre Derechos Humanos en materia de Derechos Económi-
cos, Sociales y Culturales, Protocolo de San Salvador, que, en la
parte pertinente establecen que los Estados partes del Pacto re-
conocen el derecho de toda persona al goce de ‘(…) un salario
equitativo e igual por trabajo de igual valor, sin distinciones de
ninguna especie’. Se hace énfasis, como es de suponerse, en la
especial protección que merecen las condiciones de trabajo y el
salario de las mujeres, en tanto no pueden ser inferiores a las de
los hombres.
En síntesis, la ‘remuneración equitativa’, a la que hace referencia
el artículo 24 de la Constitución, implica que esta no sea objeto de

90
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

actos de diferenciación arbitrarios que, por ampararse en causas


prohibidas, se consideren discriminatorios según lo dispuesto en
el artículo 2.2 de la Constitución”(78).

6. Remuneración suficiente (reconocimiento y protección por instru-


mentos internacionales)

Dentro de la jurisprudencia que se está tratando encontramos el reco-


nocimiento que la Constitución vigente señala sobre la remuneración su-
ficiente, también llamada satisfactoria, la cual también encontramos que
está reconocida y protegida por instrumentos internacionales de protec-
ción. Aunque la remuneración suficiente, puede tornarse en un tema que
genera conflictos económicos, sociales y políticos, debido a que es una
de los principales requerimientos que la ciudadanía realiza sobre el mon-
to satisfactorio que debería de tener como ejemplo, el sueldo mínimo vital,
en este contexto el Tribunal Constitucional ha tratado en su jurispruden-
cia sobre la satisfacción de la remuneración, y lo referente a lo que po-
dría considerarse suficiente, en protección de otros derechos fundamenta-
les como el derecho a la vida, igualdad y dignidad. Veamos:
“La Constitución reconoce también que una remuneración, de
acuerdo a la jornada de trabajo y labor realizada por el trabaja-
dor, debe ser ‘suficiente’, concepto que en el ámbito internacio-
nal se ve reconocida bajo el término de ‘satisfactoria’ (artículo 23
de la Declaración Universal de Derechos Humanos y artículo 7
del Protocolo de San Salvador). Vale recordar que, dentro de un
mercado laboral de competencia perfecta, la remuneración ten-
derá a ser por lo menos igual al salario de reserva, monto pecu-
niario a partir del cual una persona está dispuesta a trabajar, de-
terminando la elección que realiza el individuo entre trabajo y
ocio, según los criterios de curvas de indiferencia y restricción
presupuestaria.
La remuneración suficiente posee una estrecha relación con el
concepto de ‘remuneración mínima’. Al respecto, el preámbulo
de la Constitución de la Organización Internacional del Trabajo

(78) STC Exp. Nº 0020-2012-PI, ff. jj. 18-22.

91
Joel Rosas Alcántara

(OIT) expresa que la paz y armonía universales requieren de la


garantía de un salario vital adecuado. Además, resulta de aplica-
ción el artículo 2.1 del Convenio 131 de la OIT, que señala que:
‘Los salarios mínimos tendrán fuerza de ley, no podrán reducirse
y la persona o personas que no los apliquen estarán sujetas a san-
ciones apropiadas de carácter penal o de otra naturaleza’.
La remuneración mínima, en el ámbito nacional, puede tener
un origen normativo o de negociación colectiva. En primer lu-
gar, el artículo 24 in fine de la Constitución prevé establecer
remuneraciones mínimas de forma abstracta mediante la acción
del Estado, a través de fuentes normativas de carácter general.
En concreto, fijará el monto de la Remuneración Mínima Vital
(RMV) mediante decreto supremo, previa discusión en el
seno del Consejo Nacional del Trabajo (artículo 13 de la Ley
Nº 27711, Orgánica del Ministerio de Trabajo y Promoción del
Empleo).
La remuneración suficiente, bajo los epígrafes de RMV o de sa-
lario piso por negociación colectiva, según lo establece el mismo
artículo 24 de la Constitución, debe procurar, para él y su familia,
el bienestar material y espiritual, es decir, que el trabajador deberá
gozar de una existencia conforme a la dignidad humana y que será
completada, en caso necesario, por cualesquiera otros medios de
protección social (artículo 23 de la Declaración Universal de De-
rechos Humanos). De lo señalado se desprende que la Constitu-
ción resguarda al trabajador a fin de conseguir el aseguramiento,
como mínimo, de condiciones de subsistencia digna y decorosa
para ellos y sus familias (artículo 7.a del Protocolo de San Salva-
dor). La protección de la familia a la vez se sustenta en lo estipu-
lado en el artículo 4 de la Constitución.
Ahora bien, la coexistencia de la remuneración mínima se explica
en tanto es posible establecer una remuneración mínima colectiva
mayor que la normativa, en atención a las necesidades y condicio-
nes particulares de cada rubro, y de forma razonable, si estas no
pueden ser adecuadamente cubiertas por la RMV. En ese sentido,
si bien esta última podría coincidir con la ‘remuneración suficien-
te’, ello no ocurrirá en todos los casos, por lo que no corresponde

92
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

establecer una relación de identidad absoluta entre ambos. Así, la


existencia de remuneraciones mínimas de fuente normativa o co-
lectiva tan solo constituye una forma de concretar la exigencia
constitucional de que las remuneraciones sean suficientes y per-
mitan, por consiguiente, al trabajador y a su familia alcanzar los
niveles de bienestar material y espiritual a los que hace referencia
el primer párrafo del artículo 24 de la Constitución.
En consecuencia, la remuneración suficiente, en tanto parte in-
tegrante del contenido esencial del derecho fundamental a la re-
muneración previsto en el artículo 24 de la Constitución, implica
también ajustar su quántum a un criterio mínimo –bien a través
del Estado, bien mediante la autonomía colectiva– de tal forma
que no peligre el derecho constitucional a la vida o el principio-
derecho a la dignidad”(79).

7. Congelamiento temporal de sueldos

La remuneración puede ser afectada, por acciones de parte del emplea-


dor que perjudiquen al trabajador, aunque existe congelamiento de sueldos
como establece el colegiado constitucional, que tienen el carácter tempo-
ral, los cuales son justificados por carencias de presupuesto. Veamos:
“Mediante la Resolución de Alcaldía N° 646-96-A/MC, de fe-
cha 1 de marzo de 1996, se resolvió, en su artículo 1, congelar
los sueldos de los servidores municipales para el ejercicio pre-
supuestal de 1996, lo cual no constituye, per se, un acto vulne-
ratorio del derecho constitucional de los demandantes reconoci-
do en el artículo 24 de la Constitución Política de 1993, puesto
que, si bien es cierto que todo trabajador tiene derecho a una re-
muneración equitativa y suficiente que procure, para él y su fami-
lia, el bienestar material y espiritual, no lo es menos que el con-
gelamiento de los sueldos fue de carácter temporal, toda vez que
solo fue aplicado durante el año de 1996, debido a la carencia de
presupuesto”(80).

(79) STC Exp. Nº 0020-2012-PI, ff. jj. 23-29.


(80) STC Exp. Nº 00642-2004-AA, f. j. 3.

93
Joel Rosas Alcántara

8. Plazo de la prescripción laboral (cómputo de plazo a partir de la


notificación y cobro de beneficios)

En esta jurisprudencia el Tribunal Constitucional en aplicación del


principio de interpretación de la norma más favorable al trabajador, el pla-
zo de prescripción de 4 años establecido por la Ley N° 27321, debe compu-
tarse a partir de la notificación al actor de la resolución de fecha 14 de no-
viembre de 2000, y no desde la fecha del cese del mismo, en amparo del
artículo 24 de la Carta Política del Estado. Además señalan de forma ade-
cuada que el pago de la remuneración y de los beneficios sociales del tra-
bajador tiene prevalencia sobre cualquiera otra obligación del empleador,
para que el trabajador ejerza sus derechos constitucionales y el cobro de
sus beneficios laborales por ser de carácter irrenunciables y, con ello, tener
una subsistencia y vida digna acorde con lo prescrito en el artículo 2 inci-
so 1) de nuestra Constitución.
Cabe precisar que, los alcances de tutela de la sentencia también al-
canzó la protección del derecho a la tutela judicial efectiva en aplicación
del principio pro actione, estipulado en el artículo 45 del Código Procesal
Constitucional, según el cual, en caso de duda, se preferirá dar trámite a la
demanda de amparo, para efectivizar la prevalencia y vigencia de los de-
rechos fundamentales.
De lo expuesto encontramos que el Tribunal Constitucional ha tratado
el caso en concreto en los siguientes términos:
“Siendo así, en el presente caso, en aplicación del principio de in-
terpretación de la norma en la forma que más favorezca al traba-
jador, y como quiera que en un comienzo el actor impugnó la de-
cisión administrativa que dispuso su cese laboral, este Supremo
Intérprete de la Constitución considera que el plazo de prescrip-
ción estipulado debe computarse a partir de la notificación al ac-
tor de la resolución de fecha 14 de noviembre de 2000, citada
en el fundamento anterior, es decir, que en el presente caso re-
sulta de aplicación el plazo de prescripción de 4 años estableci-
do por la Ley Nº 27321, publicada el 22 de julio de 2000, vigen-
te en la fecha en que el proceso sobre reposición había concluido
y, por ende, ya el actor se encontraba habilitado para ejercer su
derecho de cobro de su Compensación por Tiempo de Servicios,

94
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

que a tenor del artículo 1 del Decreto Supremo Nº 001-97-TR, tie-


ne la calidad de beneficio social de previsión de las contingencias
que origina el cese en el trabajo y de promoción del trabajador y
su familia.
Este Tribunal considera que una interpretación en contrario a la
señalada en el fundamento anterior nos llevaría al absurdo jurídi-
co de que en la práctica se estaría obligando a un trabajador des-
pedido a solicitar inmediatamente el cobro de sus beneficios so-
ciales, ya que si eventualmente decide impugnar el despido en el
ámbito jurisdiccional, ya sea en la vía laboral o constitucional, al-
ternativamente, y dado que dicho proceso eventualmente puede
durar un plazo superior al plazo prescriptorio, y si dicho proce-
so le resulta adverso, a dicha fecha perdería la opción de accionar
en la vía laboral a través de un proceso que le permita el cobro de
beneficios sociales, por cuanto el juez laboral ‘interpretaría’ que
desde la fecha de su ‘cese laboral’ ya habría transcurrido el pla-
zo prescriptorio para ejercer su derecho constitucional de cobro
de sus beneficios sociales, lo cual no resiste el más elemental
análisis jurídico.
A mayor abundamiento debemos tener en cuenta que el artículo
24 de la Carta Política del Estado señala que el pago de la remu-
neración y de los beneficios sociales del trabajador tiene prioridad
sobre cualquiera otra obligación del empleador, lo que significa
que se debe brindar máxima protección a los derechos fundamen-
tales del trabajador para el cobro de sus acreencias laborales que
le posibiliten la satisfacción de sus necesidades humanas primor-
diales y, con ello, tener una subsistencia y vida digna acorde con
lo prescrito en el artículo 2 inciso 1) de nuestra Constitución. Por
tal razón la demanda de beneficios sociales, presentada con fecha
19 de agosto de 2002, debe ser admitida a trámite, continuando
el proceso conforme a la normativa vigente.
En todo caso, lo constitucionalmente relevante aquí es que este
Tribunal garantice, a través de su gestión jurisdiccional, el cum-
plimiento de los fines de los procesos constitucionales; esto
es, tutelar la supremacía jurídica de la Constitución y la vigen-
cia efectiva de los derechos fundamentales, de conformidad

95
Joel Rosas Alcántara

con el artículo II del Título Preliminar del Código Procesal


Constitucional.
En la STC Exp. Nº 6512-2005-AA/TC este Colegiado, en caso
similar al de autos ha señalado que ‘corresponde aplicar el
principio pro actione estipulado en el artículo 45 del Código
Procesal Constitucional, según el cual, en caso de duda, se
preferirá dar trámite a la demanda de amparo. Dicho principio ya
ha sido invocado por este Tribunal en anteriores oportunidades,
imponiendo a los juzgadores la exigencia de interpretar los
requisitos y presupuestos procesales en el sentido más favorable a
la plena efectividad del derecho de obtener una resolución válida
sobre el fondo, con lo cual, ante la duda, la decisión debe ser por
la continuación del proceso y no por su extinción (cfr. STC Exp.
Nº 1049-2003-AA/TC, STC Exp. Nº 2302-2003-AA/TC).
El derecho a la tutela judicial efectiva es un derecho de conteni-
do complejo que persigue garantizar la eficacia de las situacio-
nes jurídicas, posibilitando a las personas –entre otros– el libre e
igualitario acceso a la jurisdicción para la tutela de sus derechos
y, de esta forma, se debe eliminar todas las barreras que limiten,
restrinjan o impidan este acceso libre e igualitario a los órganos
jurisdiccionales.
Este Tribunal considera que el derecho de acceso a la justicia –que
forma parte del contenido del derecho de tutela judicial efectiva–
no se agota en prever mecanismos de tutela en abstracto, sino que
supone posibilitar al justiciable la obtención de un resultado ópti-
mo con una mínima actividad procesal, con la intención de permi-
tirle acceder de modo real al servicio de justicia y obtenerla en el
menor tiempo y al menor costo posible.
Este Colegiado considera que en el presente caso, como ya se ha
dicho en los fundamentos anteriores, se ha vulnerado el derecho
de acceso a la justicia, razón por la que la demanda debe ser
estimada”(81).

(81) STC Exp. Nº 3072-2006-PA, ff. jj. 6-13.

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

VI. ENFERMEDAD PROFESIONAL

1. Aproximación conceptual

Es imprescindible establecer una precisión conceptual en cuanto a


este relevante tema, debido a que en la actualidad ha cobrado vital im-
portancia en la realidad laboral de muchos trabajadores. La enfermedad
profesional genéricamente es entendida “como daño, patología médica o
traumática, provocada por la presencia en el medio ambiente laboral de
factores o agentes físicos, químicos o bilógicos que merman la salud del
trabajador”(82), es importante que el Estado cumpla un rol de supervisión de
forma eficaz para mejorar las condiciones laborales del trabajador.
Nuestra jurisprudencia constitucional ha reconocido de forma apro-
piada derechos pensionarios a los trabajadores que padecen enfermedades
profesionales, propias de la actividad laboral que realizaron. El Tribunal,
definió a la enfermedad profesional, en los términos siguientes:
“Debe precisarse que por enfermedad profesional se entiende
aquella contraída por la exposición a factores de riesgo inherentes
a la actividad laboral, y que causa incapacidad para realizar las ta-
reas habituales del trabajo”(83).

2. Concepto de neumoconiosis

“Por otro lado, la neumoconiosis (silicosis) es una enfermedad


profesional definida como una afección respiratoria crónica, pro-
gresiva, degenerativa e incurable, que tiene cuatro estadios de
evolución y es producida por la inhalación, retención y reacción
pulmonar al polvo de diversas sustancias minerales, especialmen-
te de sílice cristalina, por periodos prolongados. El trastorno fun-
cional más frecuente de la dolencia es la alteración ventilatoria
producida por la formación permanente de tejido cicatricial en
los pulmones, que provoca la pérdida de su elasticidad, requirién-
dose de un mayor esfuerzo para respirar. Se diagnostica con una

(82) CAVAS MARTÍNEZ, Faustino. Las enfermedades profesionales desde la perspectiva de la Seguri-
dad Social Investigación para la Secretaria de Estado de la Seguridad Social, España, 2007.
(83) STC Exp. Nº 01008-2004-AA, f. j. 10.

97
Joel Rosas Alcántara

radiografía de tórax que muestra el patrón típico de cicatrices y


nódulos característicos. En atención a lo descrito, tanto la Organi-
zación Internacional del Trabajo como la Organización Mundial
de la Salud han dictado directivas para su diagnóstico, prevención
y tratamiento”(84).

3. Aspectos irreversibles de la enfermedad profesional (incapacidad)

El Tribunal Constitucional ha considerado dentro de la argumentación


de sus sentencias, con relación a la enfermedad profesional, los aspectos
irreversibles de las enfermedades como la neumoconiosis, precisando que
es un enfermedad irreversible y degenerativa. Veamos:
“Aunque médicamente no es posible predecir la manifestación,
desarrollo y evolución de esta enfermedad profesional, pues pue-
de presentarse luego de un corto tiempo de exposición a los pol-
vos inorgánicos, o muchos años después de ello, su origen (con-
tingencia) sí está determinado de manera única y directa, en todos
los casos, en el ejercicio de la actividad laboral, así como la irre-
versibilidad y degeneración progresiva de la salud de quien pade-
ce esta enfermedad.
Por consiguiente, se concluye que la enfermedad profesional de
neumoconiosis (silicosis) produce incapacidad permanente, por
ser irreversible y degenerativa, y que, al momento de su manifes-
tación y diagnóstico, la incapacidad puede ser parcial o total, de-
pendiendo del grado de evolución diagnosticado en la evaluación
médica ocupacional”(85).

4. Pensión de jubilación por enfermedad profesional (trabajadores


mineros)

El Tribunal Constitucional ha reconocido que los trabajadores que tie-


nen una enfermedad laboral por el trabajo que realizaron, tienen derecho a
una pensión por enfermedad laboral propio de la actividad laboral, el mis-
mo Supremo Colegiado Constitucional ha mencionado que “el derecho

(84) STC Exp. Nº 1008-2004-AA, f. j. 11.


(85) STC Exp. Nº 1008-2004-AA, ff. jj. 13 y 14.

98
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

fundamental a la pensión tiene una estrecha relación con el derecho a una


vida acorde con el principio-derecho de dignidad, es decir, con la trascen-
dencia vital propia de una dimensión sustancial de la vida, antes que una
dimensión meramente existencial o formal, forman parte de su contenido
esencial aquellas pretensiones mediante las cuales se busque preservar el
derecho concreto a un ‘mínimo vital’”(86). En este contexto, se aprecia que
la pensión tiene una relación directa, con el derecho a la vida en condicio-
nes de dignidad (dignidad pensionaria), debido que su tutela es necesaria
para la subsistencia del trabajador que padece de enfermedad profesional,
que menoscaba su salud, conozcamos lo establecido por el Tribunal, so-
bre la enfermedad profesional (neumoconiosis) en trabajadores mineros:
“Este Tribunal ha interpretado el artículo 6 de la Ley Nº 25009
(STC Exp. Nº 2599-2005-PA/TC) en el sentido de que la pen-
sión completa de jubilación establecida para los trabajadores mi-
neros que adolezcan de silicosis (neumoconiosis) o su equiva-
lente en la Tabla de Enfermedades Profesionales importa el
goce del derecho a la pensión, aun sin el requisito del número
de aportaciones establecidas legalmente. Ello significa que a los
trabajadores mineros que adquieran una enfermedad profesional,
por excepción, deberá otorgárseles la pensión de jubilación
completa como si hubieran acreditado los requisitos previstos
legalmente (el resaltado es nuestro).
Conforme a lo dispuesto en el artículo 26 del Decreto Ley Nº 19990,
modificado por el artículo 1 de la Ley Nº 27023, para acreditar la
enfermedad se deberá presentar un certificado médico de invalidez
emitido por alguna de las comisiones médicas nombradas al efec-
to por EsSalud, el Ministerio de Salud o las Entidades Prestado-
ras de Salud (EPS), de acuerdo al contenido que la ONP apruebe.
A mayor abundamiento, en el fundamento 17 de la STC Exp.
Nº 4940-2008-PA/TC, este Tribunal ha señalado que: ‘con el ob-
jeto de preservar la eficacia del derecho fundamental a la pen-
sión, que para acreditar el padecimiento del primer grado de silico-
sis (neumoconiosis) o su equivalente en la tabla de enfermedades

(86) STC Exp. Nº 01417-2005-PA, f. j. 37.

99
Joel Rosas Alcántara

profesionales, debe presentarse el original, copia legalizada o fe-


dateada, del examen o dictamen médico emitido por una Comi-
sión Médica Evaluadora de Incapacidades del Ministerio de Salud,
de EsSalud o de una EPS. Ello porque, conforme a la interpretación
que el Tribunal Constitucional ha efectuado del artículo 6 de la
Ley Nº 25009, para acceder a la pensión de jubilación minera por
enfermedad profesional, debe acreditarse la dolencia de la misma’.
Al interponer la demanda, el recurrente no cumple la regla proce-
sal para probar la enfermedad profesional de neumoconiosis (sili-
cosis), dado que no adjunta el certificado de comisión médica para
acreditar el padecimiento de dicha enfermedad. Así el certificado
médico del 10 de agosto de 2001, emitido por el Instituto de Sa-
lud Ocupacional Alberto Hurtado Abadía del Ministerio de Salud,
carece de valor probatorio en la vía del amparo.
Por ello a requerimiento del juez de primer grado (f. j. 125), pre-
senta el Informe de Evaluación Médica de Incapacidad D.S.
Nº 166-2005-EF (ff. jj. 152 a 154), advirtiéndose que con fecha 8
de julio de 2009 (f. j. 154), la Comisión Médica Calificadora de
la Incapacidad - CMCI del Hospital Nacional Arzobispo Loayza,
expide el Certificado Médico Nº 769-2009, diagnosticando artri-
tis reumatoidea ceropositiva sin otra especificación, otras gonar-
trosis secundarias bilaterales, secuelas de tuberculosis, hipoacu-
sia neurosensorial bilateral y bronquiectasia, con un menoscabo
global de 71 %, precisando que su incapacidad es de naturaleza
total y permanente, quedando así acreditadas dichas enfermeda-
des a partir del diagnóstico médico.
Posteriormente el actor presenta la Resolución Nº 2479-2010-
ONP/DPR.SC/DL-18846, que le otorga pensión de invalidez vi-
talicia por enfermedad profesional, con base al Certificado Médi-
co Nº 769-2009, emitido por la Comisión Médica Calificadora de
la Incapacidad - CMCI del Hospital Nacional Arzobispo Loayza,
es decir, a partir del mismo dictamen médico que presenta en au-
tos (f. j. 154), luego de que mediante sentencia de fecha 16 de ju-
nio de 2010, expedida por la Primera Sala Civil de la Corte Supe-
rior de Justicia de Lima, se determinara el origen ocupacional de
la hipoacusia neurosensorial bilateral.

100
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

Sobre el particular debe recordarse que este Tribunal en la STC


Exp. Nº 3337-2007-PA/TC (fundamento 14) ha señalado que no
solo el padecimiento de silicosis colocará a un extrabajador minero
dentro de los alcances del artículo 6 de la Ley Nº 25009, sino que
también generará derecho a pensión de jubilación quien padezca
una enfermedad profesional equivalente al primer grado de
silicosis, según la tabla de Enfermedades Profesionales, supuesto
que se ha presentado en autos, como se advierte de la Resolución
Nº 2479-2010-ONP/DPR.SC/DL-18846”(87).

5. Nexo causal entre las condiciones de trabajo y la enfermedad


profesional

El Tribunal Constitucional ha establecido en su jurisprudencia, para la


acreditación de la enfermedad profesional, esta debe basarse en un nexo
causal, entre la enfermedad y las condiciones de trabajo (actividad labo-
ral), debidamente acreditada por un certificado médico. Así, el Tribunal ha
sostenido que:
“Cabe indicar que, respecto a la enfermedad profesional de neu-
moconiosis, este Colegiado ha manifestado que el nexo causal
existente entre las condiciones de trabajo y dicha enfermedad es
implícito para quienes realizan actividades mineras. No obstante,
en el presente caso se advierte que la neumoconiosis ha genera-
do una incapacidad inferior a aquella señalada en el fundamento
supra, por lo que no es posible otorgar la pensión sustentada en el
padecimiento de dicha enfermedad.
Asimismo, al establecer los precedentes vinculantes sobre riesgos
profesionales, este Tribunal ha precisado, respecto a la hipoacusia,
que para que sea considerada como enfermedad profesional, es
necesario que se acredite la relación de causalidad entre las con-
diciones de trabajo y la enfermedad. Para ello se deberá tener en
cuenta las funciones que desempeñaba el demandante, el tiem-
po transcurrido entre la fecha de cese y la fecha de determinación
de la enfermedad, además de las condiciones inherentes al propio

(87) STC Exp. Nº 03440-2012-PA, ff. jj. 2.3.7-2.3.13.

101
Joel Rosas Alcántara

lugar de trabajo; es decir, que la relación de causalidad en esta en-


fermedad no se presume sino que se tiene que probar, dado que
la hipoacusia se produce por la exposición repetida y prolonga-
da al ruido.
En el presente caso, de conformidad con lo establecido en la STC
Exp. Nº 2513-2007-PA/TC, la enfermedad de hipoacusia neuro-
sensorial severa bilateral que padece el demandante se encuentra
debidamente acreditada según el certificado médico de fecha 13
de octubre de 2006 (f. j. 150), así como la relación de causalidad
entre la actividad laboral y esta enfermedad queda demostrada
por haberse diagnosticado cuando aún se encontraba laborando
el actor en el cargo de supervisor, sección Mina Subterránea de
su empleador Volcán Compañía Minera S.A.A., empresa que,
según el Oficio Nº 192-04-DRTPELC-DPSC-SDRG/DARF,
expedido por el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo,
y la constancia expedida por la Dirección Regional de Trabajo
y Promoción del Empleo del Gobierno Regional de Pasco,
obrantes a fojas 28 y 29 del referido cuaderno, se encuentra re-
gistrada en este Despacho como entidad empleadora que realiza
actividades de alto riesgo de acuerdo a lo establecido en el Ane-
xo 5 del D.S. Nº 009-97-SA.
En consecuencia, el demandante ha acreditado presentar un por-
centaje de 61 % de menoscabo global en su salud, generado por la
actividad laboral de riesgo desarrollado”(88).

VII. DERECHO DE SINDICACIÓN Y LA LIBERTAD SINDICAL

1. Aspectos generales

Para comenzar sobre el tratamiento que la jurisprudencia constitucio-


nal, otorga al derecho a la libertad sindical, es necesario entender en qué
consiste este derecho, como sostiene el tratadista Ojeda Avilés, quien ex-
presa “la libertad sindical es el derecho fundamental de los trabajadores a
agruparse establemente para participar en la ordenación de las relaciones

(88) STC Exp. Nº 04000-2011-PA, ff. jj. 11-14.

102
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

productivas, mientras que el segundo señala que este derecho, para ser en-
tendido como tal, debe incluir, por lo menos, la libertad para constituir sin-
dicatos, organizarlos y afiliarse a ellos, así como la adecuada protección al
ejercicio de la actividad sindical”(89). Siendo protegido fundamentalmen-
te este derecho, como su actividad tanto individual como colectiva, por el
Convenio OIT Nº 87, y reconocido por nuestra Constitución Política vi-
gente en el artículo 28,1.

2. Contenido esencial

El Tribunal Constitucional se ha pronunciado en diferentes sentencias,


sobre la libertad sindical, desarrollando tanto su contenido esencial, como
los diferentes ámbitos de desarrollo de su ejercicio y actividad. Así pode-
mos mencionar, que el Tribunal delimitó cuáles son los aspectos que con-
forman, el contenido esencial del derecho a la libertad sindical, siendo el
primero la facultad de poder constituir sindicatos (defensa de derecho o in-
tereses) y el segundo la facultad de afiliarse (libertad). De esta forma, la
jurisprudencia constitucional, establece el contenido esencial de este dere-
cho de naturaleza social, en el fundamento siguiente:
“El artículo 28, inciso 1) de la Constitución reconoce el derecho
de sindicación y la libertad sindical. Al respecto, este Colegiado
ha establecido que su contenido esencial tiene dos aspectos: el pri-
mero consiste en la facultad de toda persona de constituir sindica-
tos con el propósito de defender sus intereses gremiales, mientras
que el segundo se refiere a la facultad de afiliarse o no afiliarse a
este tipo de organizaciones. A su vez, se ha precisado que impli-
ca la protección del trabajador afiliado o sindicado frente a la co-
misión de actos que perjudiquen sus derechos y tengan como mo-
tivación real su condición de afiliado o no afiliado de un sindicato
u organización análoga.
Igualmente el derecho a la libertad sindical tiene como contenido
el poder del trabajador para que por razones de su afiliación o ac-
tividad sindical no sufra ningún menoscabo en sus derechos fun-
damentales, como puede ser la diferencia de trato carente de toda

(89) OJEDA AVILÉS, Antonio. Derecho Sindical. Editorial Tecnos, 7a edición, Madrid, 1995, p. 153.

103
Joel Rosas Alcántara

justificación objetiva y razonable entre trabajadores sindicaliza-


dos y trabajadores no sindicalizados(90).

3. Alcances de la libertad sindical

El Tribunal Constitucional ha señalado cuáles son los alcances de la li-


bertad sindical precisando, los aspectos y componentes, en las que sus di-
mensiones personal y plural se desenvuelven, delimitando la actividad sin-
dical, y el marco de ejercicio del derecho a la libertad sindical:
Esta facultad se manifiesta en dos planos: el intuito persona y el
plural.
La libertad sindical intuito persona plantea dos aspectos:
- Aspecto positivo: Comprende el derecho de un trabajador a
constituir organizaciones sindicales y a afiliarse a los sindica-
tos ya constituidos. Dentro de ese contexto se plantea el ejer-
cicio de la actividad sindical.
- Aspecto negativo: Comprende el derecho de un trabajador a
no afiliarse o a desafiliarse de una organización sindical.
La libertad sindical plural plantea tres aspectos:
- Ante el Estado: Comprende la autonomía sindical, la persona-
lidad jurídica y la diversidad sindical.
- Ante los empleadores: Comprende el fuero sindical y la pros-
cripción de prácticas desleales.
- Ante las otras organizaciones sindicales: Comprende la diver-
sidad sindical, la proscripción de las cláusulas sindicales, etc.
La libertad sindical intuito persona se encuentra amparada
genéricamente por el inciso 1 del artículo 28 de la Constitución.
Empero, una lectura integral de dicho texto demuestra que se en-
cuentran excluidos de su goce los siguientes componentes del
Estado peruano:

(90) STC Exp. Nº 01978-2011-PA, f. j. 6.

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

- Los miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacio-


nal (art. 42 de la Constitución).
- Los miembros del Ministerio Público y del Órgano Judicial
(art. 153 de la Constitución).
- Los miembros de la Administración Pública, con poder de de-
cisión o que desempeñen cargos de confianza o dirección (art.
42 de la Constitución).

4. Autonomía sindical

De forma apropiada, la jurisprudencia constitucional se ha pronun-


ciado sobre la autonomía sindical y el ámbito de libertad que los sindica-
tos pueden tener, en ejercicio de sus derechos y actividad sindical y de esta
forma garantizar su funcionamiento sobre la base de sus actividades y fines
propios, los cuales no pueden estar vinculados a otras de diferente natura-
leza. Así lo estableció el Tribunal en los términos siguientes:
“Que el Tribunal Constitucional en la STC Exp. Nº 0206-2005-
PA/TC ha señalado que: ‘la libertad sindical, en su dimensión plu-
ral o colectiva, también protege la autonomía sindical, esto es, que
los sindicatos funcionen libremente sin inferencias o actos exter-
nos que los afecten. Protege, asimismo, las actividades sindicales
que desarrollan los sindicatos y sus afiliados, así como a los diri-
gentes sindicales, para garantizar el desempeño de sus funciones y
que cumplan con el mandato para el que fueron elegidos. Sin esta
protección no sería posible el ejercicio de una serie de derechos y
libertades, tales como el derecho de reunión sindical, el derecho
a la protección de los representantes sindicales para su actuación
sindical, la defensa de los intereses de los trabajadores sindicali-
zados y la representación de sus afiliados en procedimientos ad-
ministrativos y judiciales. Del mismo modo, no sería posible un
adecuado ejercicio de la negociación colectiva y el derecho de
huelga’.
Que sin embargo del documento obrante a fojas 5 de autos se
advierte que [el demandante] ostenta cargo dirigencial dentro
del sindicato, sino que solo tiene la condición de afiliado a la
organización sindical; por lo tanto, el traslado del citado trabajador

105
Joel Rosas Alcántara

a lugar distinto de aquel en el que presta habitualmente servicios


no afectaría la libertad sindical de la parte demandante; moti-
vo por el cual al ser competencia de los jueces de trabajo dicho
cuestionamiento, tal como se ha señalado en el fundamento 18
de la STC Exp. Nº 206-2005-PA/TC, la presente demanda debe
ser declarada improcedente.
Que por último este Tribunal en la STC Exp. Nº 3511-2009-PA/
TC, en un caso similar al de autos, ha señalado que ‘en puridad lo
que subyace a la demanda es un reclamo laboral de un trabajador
con vínculo laboral vigente, esto es, un reclamo respecto de un
acto que pudiera ser catalogado como uno de hostilidad por par-
te del empleador; siendo así, teniéndose en cuenta lo señalado en
el fundamento precedente, la demanda debe ser desestimada, aun-
que dejando a salvo el derecho del demandante para que lo haga
valer en la vía correspondiente”(91).

5. Vulneración de la libertad sindical (carga de la prueba)

Para una mejor comprensión sobre la afectación del derecho a la li-


bertad sindical, por despido arbitrario y la responsabilidad de la carga de
la prueba por el empleador, es imprescindible conocer que se entiende por
“carga de la prueba” siendo “aquella situación procesal que impone a su ti-
tular, si es que quiere salir victorioso en el proceso, que pruebe los hechos
que alegue”(92). De esta manera, se entiende la situación procesal de una de
las partes con respecto a probar los hechos.
El Tribunal Constitucional ha determinado, frente a un despido arbi-
trario que afecte el derecho a la libertad sindical, la carga de prueba, co-
rresponde al empleador, para determinar que su actuación, no tuvo razones
de índole sindical, determinando la jurisprudencia, lo expuesto, en el fun-
damento siguiente:
“Al respecto, cuando se alegue que un despido encubre una
conducta lesiva del derecho a la libertad sindical, incumbe al

(91) RTC Nº 02989-2010-PA, ff. jj. 3-5.


(92) Cfr. VITOR DE PAULA RAMOS. Derecho fundamental a la prueba. trad. Renzo Cavani. En: Gace-
ta Constitucional. Nº 65. Mayo, 2013. Gaceta Jurídica. Lima, p. 295.

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

empleador la carga de probar que su actuación obedece a causas


reales y que no constituye un acto de discriminación por motivos
sindicales. Para imponer la carga de la prueba al empleador, pre-
viamente el demandante ha de aportar un indicio razonable de que
su despido ha sido consecuencia de su mera condición de afiliado
a un sindicato o por su participación en actividades sindicales”(93).

6. Facultades de la libertad sindical

En la jurisprudencia constitucional, con respecto a la libertad sindical,


encontramos que el Tribunal ha establecido un catálogo de facultades, en
las cuales la libertad sindical tiene pleno ejercicio, salvo excepciones esta-
blecidas por ley. Estas facultades posibilitan que este derecho social, asu-
ma roles relevantes, no solo en su ejercicio, sino también en la estructura
del afianzamiento del sistema democrático y el Estado Social y Democrá-
tico de Derecho. Veamos:
“En ese sentido, el Tribunal Constitucional español, en la STC
Exp. Nº 292/1993, precisa que los sindicatos son ‘(...) formacio-
nes de relevancia social, en la estructura pluralista de una socie-
dad democrática’.
En ese contexto, implica un haz de facultades y el ejercicio autó-
nomo de homus faver –homus politicus– referido a aspectos ta-
les como:
- El derecho a fundar organizaciones sindicales.
- El derecho de libre afiliación, desafiliación y reafiliación en
las organizaciones sindicales existentes.
- El derecho a la actividad sindical.
- El derecho de las organizaciones sindicales a ejercer libre-
mente las funciones que la Constitución y las leyes le asignen,
en defensa de los intereses de sus afiliados. Ello comprende la
reglamentación interna, la representación institucional, la au-
tonomía en la gestión, etc.

(93) STC Exp. Nº 01417-2007-PA, ff. jj. 7.

107
Joel Rosas Alcántara

- El derecho a que el Estado no interfiera –salvo el caso de vio-


lación de la Constitución o la ley– en las actividades de las or-
ganizaciones sindicales”(94).

7. Proscripción de discriminación a trabajadores sindicalizados


(beneficios económicos)

La jurisprudencia del Tribunal Constitucional ha desarrollado los di-


ferentes ámbitos y dimensiones del derecho a la igualdad, reconocido nor-
mativamente por nuestra Constitución (art. 2,2), siendo que el ejercicio
del derecho a la libertad sindical, está expuesto a afectaciones, por su solo
ejercicio, como en la presente jurisprudencia, donde el Tribunal Constitu-
cional determina que no existe justificación que discrimine de un beneficio
económico a los trabajadores sindicalizados, de los trabajadores no sindi-
calizados, asumiendo el Tribunal una posición activa en defensa del dere-
cho a no ser discriminado y ser tratado igualitariamente, ejerciendo de for-
ma plena el derecho social a la libertad sindical (afiliados y dirigentes).
Veamos:
“De lo expuesto anteriormente se desprende que otorgar incenti-
vos económicos solamente a los trabajadores no afiliados a una
organización sindical, es un acto vulneratorio del derecho a la
libertad sindical, en el sentido que impide o restringe de manera
arbitraria e injustificada la posibilidad de acción del sindicato,
pues ello no solo promueve la desafiliación de los trabajadores,
tal como ha ocurrido en el presente caso, sino que evidentemente
constituye un acto de discriminación sindical.
En efecto, de autos se ha comprobado que a la fecha que la so-
ciedad emplazada ofrece otorgar a los trabajadores no afiliados
al sindicato, el adelanto remunerativo a cuenta del reajuste sala-
rial del año 2007, el sindicato recurrente se encontraba negocian-
do el pliego de reclamos de ese año, habiendo surgido incluso un
conflicto en la tramitación del mismo. De lo cual se infiere que el
ofrecimiento de la sociedad emplazada conllevó a desestimular la
actividad sindical y por ello que varios trabajadores procedieron

(94) STC Exp. Nº 0008-2005-PI, f. j. 26.

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

a presentar sus cartas de desafiliación a la organización sindical,


tal como obra de fojas 27 a 34, por lo que, encontrándonos ante la
vulneración al derecho de sindicalización de los trabajadores del
sindicato recurrente, corresponde estimar la demanda.
Este Tribunal considera que no se encuentra una justificación ra-
zonable para otorgar beneficios económicos a los trabajadores no
sindicalizados y excluir a los sindicalizados, toda vez que al ser
trabajadores de una misma empresa, merecen un trato igual, bajo
las mismas condiciones, por lo que claramente se demuestra una
afectación al derecho de igualdad y a una discriminación en orden
al carácter sindical de los trabajadores que integran el sindicato
recurrente, al no otorgárseles las mismas condiciones.
Por último, cabe señalar que si bien es cierto que las condiciones
laborales de los sujetos a negociación colectiva no están definidas
por la empresa, sino más bien a través de convenios colectivos,
también es cierto que una vez suscrito el convenio que dispone el
incremento remunerativo, el obligado a otorgarlos es la empresa,
no resultando ningún perjuicio a la institución que el adelanto pro-
puesto a los no sindicalizados se haga extensivo a los trabajadores
sindicalizados, máxime si por derecho les corresponde el reinte-
gro del ajuste a partir del mes de enero de 2007”(95).

8. Constitución del sindicato (ámbito orgánico)

Sobre el ejercicio del derecho a la asociación (art. 2,13) y el dere-


cho a la libertad sindical, los sindicatos se constituyen, cumpliendo una
serie de requisitos y formalidades establecidos por ley, garantizando el
desenvolviendo de este tipo de asociaciones, obteniendo personería jurí-
dica, para garantizar sus actividades y el respeto de los derechos sindica-
les. La jurisprudencia constitucional, respecto a lo expresado, ha sosteni-
do lo siguiente:
“La Resolución de Alcaldía Nº 486-2002-MDCG, de fecha 24 de
noviembre de 2002, (f. j. 5) resuelve reconocer la constitución del
sindicato demandante y de su junta directiva luego de evaluados

(95) STC Exp. Nº 02476-2010-PA, ff. jj. 11-13.

109
Joel Rosas Alcántara

los requisitos establecidos en las normas sobre el derecho a sindi-


calización de los servidores públicos. Tal situación ha sido cues-
tionada por la demandada argumentando que la constitución de un
sindicato no requiere el reconocimiento de ninguna autoridad, de-
biendo inscribirse en el registro de organizaciones sindicales de
servidores públicos de la autoridad de trabajo para la obtención de
su personería jurídica.
En efecto, el acto fundacional o constitutivo de una organización
sindical, entendido este como el acuerdo de asociación y la elabo-
ración de las reglas de organización y funcionamiento, es una ac-
tividad en la cual se plasma, de manera primaria, el ejercicio de la
libertad sindical en su aspecto orgánico. Este derecho fundamen-
tal además de garantizar que la creación de la organización y la
formación del estatuto se ejecuten sin intervención administrativa
extiende su contenido hasta el reconocimiento de la personería ju-
rídica, la cual debe ser otorgada evitando la imposición de requi-
sitos de difícil cumplimiento y sin que en esta actividad se permi-
tan decisiones discrecionales que escapen a la mera observancia
de los requisitos previstos legalmente”(96).

VIII. FUERO SINDICAL

1. Aproximación conceptual

Para la doctrina, existen diferentes ópticas sobre el fuero sindical, aun-


que podemos mencionar, como lo señala Oscar Ermida, “es un conjunto
de medidas de protección del dirigente y del militante sindical que tiende
a ponerlos a cubierto de los perjuicios que puedan sufrir por su actuación
y a posibilitar un desarrollo normal y eficaz de la actividad sindical”(97). Es
importante, para garantizar el adecuado ejercicio de los derechos laborales,
su reconocimiento por nuestra normativa y jurisprudencia constitucional,
debido a que principalmente los dirigentes de los sindicatos, se encuen-
tran expuestos a medidas que pueden resultar arbitrarias (hostigamiento,

(96) STC Exp. Nº 03039-2003-PA, f. j. 5.


(97) Citado Oscar Ermida, por ECHAIZ MORENO, Daniel. El fuero sindical (una técnica laboral tuiti-
va). Artículo de especialidad.

110
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

despido arbitrario, entre otras acciones). El Tribunal ha conceptualizado el


fuero sindical, en el fundamento siguiente:
“La institución del fuero sindical, aquella protección de la que go-
zan los dirigentes sindicales para el desempeño de sus funciones,
no solamente es consecuencia directa del reconocimiento de la li-
bertad sindical en el artículo 28 inciso 1 de la Constitución”(98).

2. Protección de dirigentes sindicales

Sobre la protección de los dirigentes sindicales, la jurisprudencia cons-


titucional determinó que estos tipos de dirigentes, requieren para cumplir
el desempeño de sus funciones, para lo cual fueron elegidos o designados
“protección sindical”, debido a la condición sindical y laboral frente a los
empleadores. Así tenemos a la presente jurisprudencia, que establece esta
“protección sindical” que los dirigentes deben gozar, para el desenvolvi-
miento de sus funciones de forma adecuada. Veamos:
“Al respecto debe tenerse presente la condición de Secretario
General del Sindicato que ostenta el accionante a la fecha de
su cese laboral. Conforme al artículo 28 de la Constitución, el
Estado reconoce el derecho de sindicación y garantiza la libertad
sindical. En tal sentido cabe puntualizar que este Colegiado ha
señalado que la libertad sindical protege a los dirigentes sindicales
para que puedan desempeñar sus funciones y cumplir con el man-
dato para el que fueron elegidos; es decir, protege a los represen-
tantes sindicales para su actuación sindical. Sin esta protección
no sería posible el ejercicio de una serie de derechos y libertades
tales como el derecho de reunión sindical, la defensa de los in-
tereses de los trabajadores sindicalizados y la representación de
sus afiliados en procedimientos administrativos y judiciales. Del
mismo modo, no sería posible un adecuado ejercicio de la nego-
ciación colectiva y del derecho de huelga (Exp. Nº 03311-2005-
PA/TC, fundamentos 6 y 7).
En efecto, esta es la protección sindical conocida como fuero sindi-
cal, que es una de las dimensiones del derecho de sindicación y de

(98) STC Exp. Nº 02318-2007-AA, f. j. 11.

111
Joel Rosas Alcántara

la libertad sindical que se deriva del artículo 28 de la Constitución


y que tiene protección preferente a través del amparo, conforme
al precedente vinculante recaído en el Exp. Nº 206-2005-PA/TC
(fund. 10 y ss). Asimismo, los artículos 30 y 31 del Decreto Supremo
Nº 010-2003-TR, TUO de la Ley de Relaciones Colectivas de
Trabajo reconocen y protegen el fuero sindical.
En el caso de autos la empresa inició un procedimiento de cese co-
lectivo por causa objetivo estructural de 233 trabajadores en mayo
de 2004 y, dentro de la relación de trabajadores afectados con di-
cha medida, el empleador comprendió al Secretario General del
Sindicato recurrente (fojas 101). En ese sentido es pertinente te-
ner presente que:
a) Dicho trabajador se encontraba protegido por el fuero sindi-
cal (fojas 169).
b) Antes de la presentación, por parte de la empresa, de la so-
licitud de cese colectivo, [del demandante] en su condición
de secretario del sindicato, había sostenido reuniones e inter-
cambiado correspondencia oficial con representantes de la
empresa expresando la preocupación del sindicato con mo-
tivo de la inminente reestructuración del área de ventas de la
empresa, que derivaría en una importante reducción de perso-
nal (fojas 21 a 36).
c) En la misma fecha en que se comunica al secretario general
que se encuentra en la relación de trabajadores comprendidos
en el cese colectivo, la empresa demandada lo cita en su con-
dición de secretario general a fin de tratar las condiciones en
las que se dará la terminación del vínculo laboral de los traba-
jadores afectados (fojas 100 y 101).
d) Durante todo el procedimiento de cese colectivo, que conclu-
yó con la desaprobación de la medida por parte del Ministe-
rio de Trabajo en setiembre de 2004, el secretario general del
sindicato [demandante] participó en todas las reuniones de
conciliación ante la autoridad administrativa de trabajo en re-
presentación de los trabajadores, tal como lo dispone la legis-
lación de la materia (fojas 177 a 184).

112
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

Para este Colegiado es manifiesta la vulneración de la libertad sin-


dical y del fuero sindical [del demandante], toda vez que la inclu-
sión del secretario general del sindicato en la relación de trabaja-
dores comprendidos en el cese colectivo afectaba seriamente la
capacidad de negociación de los dirigentes del sindicato e impe-
día una adecuada representación y defensa de los intereses de los
trabajadores afectados con el cese colectivo, ya que se lesionaba
la equiparidad mínima necesaria para entablar las negociaciones
entre la empresa y el sindicato. Por tanto, se constata, como ya se
dijo, la vulneración a la libertad sindical y al fuero sindical [del
demandante], quien hasta la fecha mantiene la condición de secre-
tario general del sindicato (fojas 19 del Cuadernillo del Tribunal).
De otro lado, se observa de autos que el Ministerio de Trabajo, en
todas sus instancias, desaprobó el cese colectivo solicitado por la
empresa y ordenó la inmediata reincorporación de los trabajado-
res afectados con la suspensión perfecta de labores. Sin embargo,
con fecha 9 de marzo de 2005 (fojas 324 a 327), el Cuarto Juzgado
Contencioso-Administrativo de Lima concedió una medida cau-
telar a favor de la empresa Embotelladora Latinoamericana S.A.
(ELSA), ordenando la suspensión de los efectos de las resolucio-
nes expedidas por las Autoridades Administrativas del Ministe-
rio de Trabajo que desaprobaron la solicitud de cese colectivo de
los trabajadores afectados, generando, en los hechos, que la sus-
pensión perfecta de labores continuara indefinidamente, ya que el
propio Ministerio de Trabajo (fojas 332) resolvió suspender los
efectos de sus resoluciones hasta la culminación del proceso ju-
dicial. Suspensión que, como se dijo, se mantiene hasta la fecha.
Al respecto [el demandante], en su condición de trabajador com-
prendido en la solicitud de cese colectivo, hasta la actualidad
mantiene suspendida su relación laboral con la empresa. En efec-
to, desde el mes julio de 2004, fecha en que la empresa solicitó
la suspensión perfecta de labores de los trabajadores comprendi-
dos en el cese colectivo hasta la actualidad, han pasado dos años
y dos meses.
Pues bien, este Colegiado no evaluará la medida cautelar ni las ra-
zones del juez para concederla, pero lo que sí le compete dilucidar

113
Joel Rosas Alcántara

es la suspensión laboral de un trabajador que dura más de dos


años; sobre ello, considera que dicha situación no tiene justifica-
ción, carece de razonabilidad y proporción por lo que constituye
un despido de hecho, que por la condición de secretario general
del sindicato del involucrado deviene en equiparable a un despi-
do nulo, más aún cuando la ley establece un plazo máximo de no-
venta días para la suspensión perfecta de labores. En otras pala-
bras, puede haberse suspendido los efectos de las resoluciones del
Ministerio de Trabajo que desaprobaron el cese colectivo, pero
la Empresa no se encuentra habilitada para mantener suspendida
de manera indefinida la relación laboral del mencionado dirigen-
te sindical, puesto que con este proceder, en este caso, los hechos
configuran que se ha producido un despido nulo”(99).

3. Relevancia para el ejercicio de los derechos laborales

La propia jurisprudencia constitucional ha establecido que el fuero


sindical, contiene una especial relevancia, por la propia actividad que de-
sarrollan los dirigentes sindicales en representación de los intereses de los
trabajadores afiliados a su sindicato:
“El fuero sindical reviste especial relevancia dado que sin él no
sería posible el ejercicio de una serie de derechos y libertades, ta-
les como el derecho de reunión sindical, el derecho a la protección
de los representantes sindicales para su actuación sindical, la de-
fensa de los intereses de los trabajadores sindicalizados y la repre-
sentación de sus afiliados en procedimientos administrativos y ju-
diciales. Del mismo modo, no sería posible un adecuado ejercicio
de la negociación colectiva y del derecho de huelga”(100).

4. Garantía de protección a determinados trabajadores

El fuero sindical ha sido tratado por nuestra jurisprudencia consti-


tucional, como una garantía para determinados trabajadores (dirigentes),
principalmente a no ser despedidos, hostigados y discriminados, la ley

(99) STC Exp. Nº 5474-2006-PA, ff. jj. 3-9.


(100) STC Exp. Nº 02318-2007-AA, f. j. 10.

114
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

regula entre otros aspectos relacionados entre el empleador y los dirigen-


tes. Veamos:
“El fuero sindical garantiza a determinados trabajadores no ser
despedidos ni trasladados a otros establecimientos de la misma
empresa sin causa justa debidamente demostrada y sin concurrir
la aceptación del trabajador. El artículo 31 establece una enumera-
ción de los trabajadores que se encuentran amparados por el fue-
ro sindical, entre los cuales se encuentran, claro está, los miem-
bros de la junta directiva del sindicato (inciso b); mientras que el
artículo 32, prescribe la obligación del empleador, a falta de con-
venio colectivo que regule estos temas, de conceder permisos para
la asistencia a actos de concurrencia obligatoria, hasta un límite de
30 días naturales por año calendario”(101).

IX. DERECHO A LA NEGOCIACIÓN COLECTIVA

1. Aproximación conceptual

Primeramente debemos entender, cuando hablamos del derecho a la


negociación colectiva, tratamos que es un derecho de los representantes
(dirigentes sindicales) y los empleadores o representantes de estos, para
negociar mediante el diálogo, sobre condiciones laborales o intereses de
las partes, principalmente de los trabajadores. En este contexto, el Tribu-
nal Constitucional ha expresado una noción sobre el derecho a la negocia-
ción colectiva, señalando que el Estado tiene el deber de fomentar la nego-
ciación colectica y la cautela de su ejercicio, en la jurisprudencia siguiente:
“El artículo 28 de la Constitución dispone que el Estado recono-
ce el derecho a la negociación colectiva, cautela su ejercicio de-
mocrático, fomenta la negociación colectiva, y que la convención
colectiva tiene fuerza vinculante en el ámbito de lo concertado.
Al respecto, este Colegiado anteriormente ha señalado que ‘(...)
el derecho constitucional a la negociación colectiva se expresa
principalmente en el deber del Estado de fomentar y estimular la

(101) STC Exp. Nº 02318-2007-PA, f. j. 12.

115
Joel Rosas Alcántara

negociación colectiva entre los empleadores y trabajadores, con-


forme a las condiciones nacionales, de modo que la convención
colectiva que se deriva de la negociación colectiva tiene fuerza
vinculante en el ámbito de lo concertado’ (caso COSAPI S.A.,
Exp. N° 0785-2004-AA/TC, fundamento 5)”(102).

2. Contenido constitucional

“Así el contenido constitucional del derecho a la negociación


colectiva supone que el Estado puede efectuar acciones positi-
vas que tutelen al trabajador, atendiendo a que, en los hechos,
este no se encuentra en igualdad de condiciones respecto de su
empleador a la hora de la negociación, a efectos de llegar a un
acuerdo que satisfaga sus intereses; y, asimismo que el ampa-
ro es la vía adecuada para tutelar los derechos colectivos de los
trabajadores”(103).

3. Negociación colectiva (concepto)

La negociación colectiva, como tal es un mecanismo alternativo, en-


tre los trabajadores representado por sus dirigentes y los empleadores, don-
de se exponen los requerimientos de índole laboral, que puede implicar
una catálogo de pedidos para la mejora de condiciones laborales, y llegar
a otros acuerdos antes de acciones, como la huelga. El Tribunal ha concep-
tualizado la negociación colectiva sobre la plataforma establecida por el
Convenio OIT. Veamos:

“Según el artículo 4 del Convenio 98 de la OIT la negociación co-


lectiva es entendida como cualquier forma de discusión o diálogo
destinada a lograr un acuerdo, y tiene por objeto reglamentar, por
medio de acuerdos, contratos o convenios colectivos las condicio-
nes del empleo.

El artículo 2 del Convenio 154 de la OIT define la negociación


colectiva como todas las negociaciones que tienen lugar entre un

(102) STC Exp. Nº 00008-2005-PI, f. j. 51 párrafos 3 y 4.


(103) STC Exp. Nº 05539-2009-PA, f. j. 11.

116
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

empleador, un grupo de empleadores o una organización o varias


organizaciones de empleadores, por una parte, y una organización
o varias organizaciones de trabajadores, por otra, con el fin de:
a. Fijar las condiciones de trabajo y empleo, o
b. Regular las relaciones entre empleadores y trabajadores, o
c. Regular las relaciones entre empleadores o sus organizacio-
nes y una organización o varias organizaciones de trabajado-
res, o lograr todos estos fines a la vez”(104).

4. Principios de la negociación colectiva

Sobre el reconocimiento que realiza tanto la Constitución Política


(art. 28) y la jurisprudencia Constitucional, sobre el derecho a la negocia-
ción colectiva, también ha desarrollado este último, los principios que sus-
tentan y dirigen la negociación colectiva, en todo el ámbito de su activi-
dad. Es relevante resaltar que el Tribunal, mediante el reconocimiento y
desarrollo de los “principios de la negociación colectiva” los cuales son
trascendentales, para el ejercicio del derecho y la normativa que la regula,
estableciéndose como presupuestos necesarios para la negociación colec-
tiva. La jurisprudencia constitucional, en este contexto establece un trans-
cendental aporte, al derecho laboral, y los conflictos entre trabajadores y
empleadores, en su labor de tutela de los derechos constitucionales y pri-
macía del orden constitucional, precisando el Tribunal mencionados apor-
tes en los términos siguientes:
“Habiéndose reseñado la definición y objeto de la negociación
colectiva contenidos en los instrumentos de la OIT, y cuya ar-
ticulación da como resultado el convenio colectivo, correspon-
de señalar cuáles son los principios que rigen y sustentan la nego-
ciación colectiva como actividad o proceso. Ellos son: a) el de la
negociación libre y voluntaria; b) el de la libertad para decidir el
nivel de la negociación, y c) el de la buena fe.

(104) STC Exp. Nº 05539-2009-PA, ff. jj. 6 y 7.

117
Joel Rosas Alcántara

i) Principio de la negociación libre y voluntaria


El principio de la negociación libre y voluntaria se encuentra
reconocido en el artículo 4 del Convenio Nº 98, según el cual
para que la negociación colectiva sea eficaz, debe tener ca-
rácter voluntario y no estar mediado por medidas de coacción
que alterarían el carácter voluntario de la negociación.
Por dicha razón, en el artículo 4 del Convenio Nº 98, con ca-
rácter promocional, se postula que los procedimientos de ne-
gociación voluntaria deben ser estimulados y fomentados. En
sentido similar, el artículo 5 del Convenio Nº 154 reconoce el
deber de fomentar la negociación colectiva.
A decir del Comité de Libertad Sindical de la OIT, la negocia-
ción voluntaria de convenios colectivos y, por tanto, la auto-
nomía de los interlocutores sociales en la negociación, cons-
tituye un aspecto fundamental de los principios de la libertad
sindical.
De este modo, en virtud de este principio, el Estado no puede
ni debe imponer, coercitivamente, un sistema de negociacio-
nes colectivas a una organización determinada, intervención
estatal que claramente atentaría no solo contra el principio
de la negociación libre y voluntaria, sino también contra los
derechos de libertad sindical y de negociación colectiva. No
obstante, ello no impide que el Estado pueda prever legislati-
vamente mecanismos de auxilio a la negociación, tales como
la conciliación, la mediación o el arbitraje, ni órganos de con-
trol que tengan por finalidad facilitar las negociaciones.
En buena cuenta, el principio de la negociación libre y vo-
luntaria incluye: a) la libertad para negociar, entendida como
la libertad de elegir entre acudir o no a negociar y de nego-
ciar con una o con otra organización sindical, y b) la libertad
para convenir, entendida como la libertad para ponerse o no
de acuerdo durante la negociación.
Por dicha razón, puede concluirse que los convenios de la
OIT sobre negociación colectiva no imponen la obligación

118
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

formal de negociar o de obtener un acuerdo, ni obligan a los


Estados a imponer coercitivamente la negociación colectiva;
sin embargo, ello no debe entenderse como que los Estados
tengan que abstenerse de adoptar medidas encaminadas a es-
timular y fomentar el desarrollo y la utilización de los meca-
nismos de la negociación colectiva que hayan establecido.
ii) Libertad para decidir el nivel de la negociación
En mérito al principio de negociación libre y voluntaria, es-
tablecido en el artículo 4 del Convenio Nº 98, la determina-
ción del nivel de negociación colectiva debe depender esen-
cialmente de la voluntad de las partes y, por consiguiente, no
debe ser impuesto por la legislación.
Por ello, una legislación que fije imperativamente el nivel de
la negociación colectiva (establecimiento, empresa, rama de
actividad, industria y regional o nacional), plantea no solo
problemas de incompatibilidad con el Convenio Nº 98, sino
también con el derecho de negociación colectiva reconocido
en el artículo 28 de la Constitución.
Ello debido a que la elección del nivel de negociación colec-
tiva, normalmente, debe corresponder a los propios interlocu-
tores en la negociación, ya que estos se encuentran en inmejo-
rable posición para decidir cuál es el nivel más adecuado para
llevarla a cabo, e incluso podrían adoptar, si así lo convinie-
ran, un sistema mixto de acuerdos-marco.
Al respecto, resulta importante tener presente que en el sub-
párrafo 2, del párrafo 4 de la Recomendación Nº 163 se se-
ñala que en ‘los países en que la negociación colectiva se de-
sarrolle en varios niveles, las partes negociadoras deberían
velar por que exista coordinación entre ellos’.
15. Por ello, la negativa de los empleadores de negociar a un
nivel determinado, en principio, no constituiría una violación
del derecho de negociación colectiva, pues esta, como se ha
señalado, se fundamenta en el principio de la negociación li-
bre y voluntaria y, por ende, en la autonomía de las partes.

119
Joel Rosas Alcántara

No obstante, por excepción, cabe la posibilidad de que el ni-


vel de la negociación colectiva pueda ser determinada por
vía heterónoma (arbitraje) ante un organismo independien-
te a las partes, en función de la naturaleza promotora de la
negociación colectiva. Ello se justifica plenamente en el caso
de que se demuestre que una de las partes no está cumpliendo
con su deber de negociar de buena fe o está realizando
prácticas desleales.
En sentido similar, puede considerarse que un rechazo injus-
tificado a negociar puede lesionar el derecho de negociación
colectiva si la negativa tiene como única finalidad impedir al
sindicato el desarrollo de su actividad sindical. Aunque, como
se ha señalado, no toda limitación de la capacidad de actua-
ción de un sindicato determina una vulneración del derecho
de negociación colectiva, tal lesión se producirá siempre y
cuando esta incida en el derecho a la actividad sindical y se
produzca de modo arbitrario e injustificado.
De ahí que, en el subpárrafo 1, del párrafo 4 de la Recomen-
dación Nº 163, se señala que, en caso necesario, se deberían
adoptar medidas adecuadas a las condiciones nacionales para
que la negociación colectiva pueda desarrollarse en cualquier
nivel, y en particular a nivel del establecimiento, de la empre-
sa, de la rama de actividad, de la industria y a nivel regional o
nacional.
iii) Principio de la buena fe
16. Para que la negociación colectiva funcione eficazmente,
las dos partes deben actuar con buena fe y lealtad para el man-
tenimiento de un desarrollo armonioso del proceso de nego-
ciación colectiva, es decir, deben realizar un esfuerzo sincero
de aproximación mutua para obtener un convenio. Sin embar-
go, como la buena fe no se impone por ley, únicamente pue-
de obtenerse de los esfuerzos voluntarios, recíprocos, serios y
continuos de las empleadores y trabajadores.
Por ello, es importante que tanto los empleadores como los
sindicatos participen en las negociaciones de buena fe y

120
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

hagan todo lo posible y necesario para llegar a un acuerdo


razonable y coherente, es decir, que debe buscarse la cele-
bración de negociaciones verdaderas, eficientes, eficaces y
constructivas.
De este modo, este Tribunal considera, a modo de ejemplo,
que negarse a suministrar la información necesaria, a formu-
lar contrapropuestas, a fijar una fecha de reunión o a acor-
dar mecanismos procedimentales, son comportamientos que
muestran la ausencia de buena fe en la negociación.
Asimismo, en virtud del principio de la buena fe, los acuer-
dos adoptados entre las dos partes deben ser de cumplimien-
to obligatorio e inmediato para ellas, pues el mutuo respeto a
los compromisos asumidos es un elemento importante del de-
recho de negociación colectiva.
Por dicha razón, ninguna legislación puede prever ni permi-
tir que el empleador modifique unilateralmente el contenido
y los compromisos asumidos en los convenios colectivos pre-
viamente pactados, u obligar a negociar nuevamente, pues se
afectaría el ejercicio democrático del derecho de negociación
colectiva”(105).

5. Configuración de la negociación colectiva en la Administración


Pública (servidores civiles)

El Tribunal Constitucional ha reconocido que las organizaciones sin-


dicales de los servidores públicos, también son titulares del derecho a la
negociación colectiva (arts. 28 y 42) reconociendo de esta manera, el de-
recho de sindicación de los servidores públicos, estableciendo de la misma
forma, que es un derecho fundamental de configuración legal.
Asimismo, la jurisprudencia constitucional a determinando como blo-
que de constitucionalidad de los artículos 28 y 42.1 de nuestra Constitu-
ción, entendiendo que bloque de constitucionalidad es “todo el conjunto de

(105) STC Exp. Nº 03561-2009-PA, ff. jj. 14-17.

121
Joel Rosas Alcántara

disposiciones que deben ser tenidas en cuenta para apreciar los vicios de
constitucionalidad de una ley sujeta a su control”(106).
De lo mencionado, es importante que el Tribunal Constitucional haya
reconocido el derecho de sindicación de los servidores públicos, y estable-
cido los parámetros interpretativos respecto a este derecho. Veamos:
“Antes de que pasemos a analizar la validez constitucional de las
normas impugnadas, es preciso determinar, en primer lugar, cuál
es la naturaleza del derecho a la negociación colectiva de los ser-
vidores civiles. Así, la parte demandada refería que: ‘es un dere-
cho constitucional que se concretiza en la ley como consecuen-
cia del Convenio 151 de la OIT y no sobre la base del artículo 28
de la Constitución’, y que ‘requiere de una ley porque de lo con-
trario las posturas más efectistas podrían afirmar que simplemen-
te no existe’ (apartados 3.7 y 3.8 de la contestación de demanda).
Al respecto, a partir de una interpretación sistemática de los ar-
tículos 28 y 42 de la Constitución ha reconocido, que las organiza-
ciones sindicales de los servidores públicos también son titulares
del derecho a la negociación colectiva, sobre la base del artículo
28, aunque con las particularidades y excepciones que estable-
ce el artículo 42 (fundamento 52 de la STC Exp. Nº 0008-2005-
PI/TC, ratificado en fundamento 1 de la STC 0206-2005-PA/TC).
Este argumento ha sido hecho suyo por la Autoridad Nacional
del Servicio Civil en los Informes Legales Nºs 337-2010-SER-
VIR/GC-OAJ y 487-2010-SERVIR/GC-OAJ y también por la
Defensoría del Pueblo en el Informe de Adjuntía Nº 001-2014-
DP/AAE. En ese sentido, y aun cuando el precitado artículo 42 no
hace referencia expresa a este derecho, ello no obsta para su re-
conocimiento, toda vez que dicha disposición sí establece el de-
recho de sindicación de los servidores públicos, presupuesto ma-
terial para el ejercicio de la negociación colectiva, la misma que,
se enmarca como un derecho fundamental de configuración legal,
bajo los cánones establecidos en el fundamento 12 de la STC Exp.
Nº 1417-2005-PA/TC.

(106) STC Exp. Nº 3330-2004-AA, f. j. 4.

122
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

De otro lado, es preciso determinar el parámetro normativo que se


utilizará para el examen de constitucionalidad correspondiente, de
conformidad con la Cuarta Disposición Final y Transitoria de la
Constitución y el artículo V del Título Preliminar del Código Pro-
cesal Constitucional. Si bien este Tribunal ha establecido como
bloque de constitucionalidad del artículo 28 de la Constitución
e indirectamente del artículo 42, a los Convenios 98, 151 y 154
de la OIT, tal como se advierte del fundamento 8 de la STC Exp.
Nº 2566-2012-PA/TC y fundamento 18 de la STC Exp. Nº 3561-
2009-PA/TC, resulta insoslayable advertir que el último de los
convenios referidos no ha sido ratificado por el Perú. Por ello, a
fin de hacer un uso adecuado de esta categoría jurídica, no corres-
ponde considerar al Convenio 154 de la OIT dentro del bloque de
constitucionalidad del derecho a la negociación colectiva, pues
solo ‘los tratados celebrados por el Estado y en vigor forman parte
del derecho nacional’ (art. 55 de la Constitución), normativa acor-
de con lo dispuesto en el artículo 2.b de la Convención de Viena
sobre el Derecho de los Tratados, razón por la cual dicho conve-
nio no puede considerarse parte del derecho interno.
Tal conclusión no obsta, sin embargo, a que tomemos en cuenta
–a modo de parámetro interpretativo– las disposiciones del
Convenio 154 de la OIT, sobre la Negociación Colectiva, así como
las Recomendaciones OIT 91, sobre los Contratos Colectivos, y
159, sobre las Relaciones de Trabajo en la Administración Pública,
para el desarrollo del contenido normativo de los artículos 28 y 42
de la Constitución, preceptos que, de conformidad con la Cuarta
Disposición Final y Transitoria de la Constitución, deben ser
interpretados a la luz de los Convenios 98 y 151 de la OIT”(107).

6. Objeto de la negociación colectiva en la Administración Pública

Según la jurisprudencia constitucional sobre la negociación colectiva


en la Administración Pública, determina que todo aquello que se encuen-
tre vinculado con las “condiciones laborales” puede ser objeto de negocia-
ción colectiva.

(107) STC Exp. Nº 00018-2013-PI, ff. jj. 55-58.

123
Joel Rosas Alcántara

“En tal perspectiva, resulta ilustrativo lo dispuesto en el artículo 4


del Convenio 98 de la OIT, que establece el deber de los Estados
miembros de adoptar las ‘medidas adecuadas a las condiciones
nacionales, cuando ello sea necesario, para estimular y fomentar
entre los empleadores y las organizaciones de empleadores, por
una parte, y las organizaciones de trabajadores, por otra, el pleno
desarrollo y uso de procedimientos de negociación voluntaria, con
objeto de reglamentar, por medio de contratos colectivos, las con-
diciones de empleo’.
De forma más específica, el artículo 7 del Convenio 151 de la
OIT, señala que de ser necesario, los Estados miembros deben
adoptar las ‘medidas adecuadas a las condiciones nacionales para
estimular y fomentar el pleno desarrollo y utilización de procedi-
mientos de negociación entre las autoridades públicas competen-
tes y las organizaciones de empleados públicos acerca de las con-
diciones de empleo, o de cualesquiera otros métodos que permitan
a los representantes de los empleados públicos participar en la de-
terminación de dichas condiciones’.
De ello se desprende un corolario doble. En principio, todo aque-
llo que se encuentre vinculado a las ‘condiciones de empleo’ de
los trabajadores puede ser objeto de negociación colectiva.
Esta categoría genérica de amplio alcance, según el Informe
de la Comisión de Expertos en Aplicación de Convenios y
Recomendaciones - CEACR, denominado ‘Estudio General
relativo a las relaciones laborales y la negociación colectiva en
la Administración Pública’, Informe III (Parte 1B). Conferencia
Internacional del Trabajo, 102ª reunión, de 2013, puede abarcar
temas como la jornada laboral, periodos de descanso, ascensos,
supresión de puestos, e incluso salarios. Sin embargo, a partir
del Convenio 151 de la OIT, se deduce que estas condiciones de
empleo, dentro de las cuales también se encuentran las materias re-
munerativas, no solo pueden ser objeto de una negociación colecti-
va en el ámbito de la Administración Pública, sino que el legislador
puede optar por poner a disposición de los trabajadores otros me-
canismos idóneos que permitan un verdadero diálogo al respecto.
Si el Perú hubiese ratificado el Convenio 154 de la OIT, la obli-
gación sería distinta, toda vez que la comunidad internacional

124
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

reconoció en él que la negociación colectiva constituye el me-


dio privilegiado para reglamentar las condiciones de trabajo tan-
to para el sector público como para el sector privado (art. 2),
reiterando la posibilidad de que los Estados parte adapten la im-
plementación de dicho mecanismo a sus circunstancias particu-
lares (arts. 1.3 y 5.1). Este criterio ha sido desarrollado en el
párrafo 50 del mencionado Informe de la CEACR, en cuanto
establece que el Estado miembro que haya ratificado el Con-
venio 154 ‹no puede, en consecuencia, seguir limitándose al
método de consulta, como sucedía con el Convenio Nº 151, y
debe promover la negociación colectiva de las condiciones de
trabajo y empleo’.
Sin embargo, tal exigencia no es aplicable al Perú, sino únicamen-
te la desarrollada en el Convenio Nº 151 de la OIT, referida a la
obligatoriedad no para privilegiar a la negociación colectiva, sino
para proveer mecanismos idóneos que permitan un verdadero diá-
logo entre empleador y trabajador. Por lo que, en principio, la de-
limitación del derecho a la negociación colectiva formulada por
las disposiciones impugnadas es constitucional”(108).

X. CONVENIO COLECTIVO

1. Aproximación conceptual

Entre uno de los instrumentos, relevantes del campo laboral, que per-
miten los acuerdos y la estabilidad en las relaciones entre empleador y em-
pleadores. El convenio colectivo ha sido definido por la Organización In-
ternacional del Trabajo (OIT) como: “(…) todo acuerdo escrito relativo a
las condiciones de trabajo y de empleo, celebrado entre un empleador, un
grupo de empleadores o una o varias organizaciones de empleadores, por
una parte, y por otra, una o varias organizaciones representantes de traba-
jadores (…)”(109).

(108) STC Exp. Nº 00018-2013-PI, ff. jj. 62-68.


(109) Artículo 2.1. de la Recomendación OIT 91, Recomendación sobre los contratos colectivos.

125
Joel Rosas Alcántara

El Tribunal Constitucional conceptualizó el convenio colectivo, para


sustentar su ámbito de desarrollo y sus alcances jurídicos, con respecto a
los acuerdos que involucran los derechos, requerimientos e intereses, tanto
de empleados como de empleadores, este concepto señala que:
“Se le define como el acuerdo que permite crear, modificar o ex-
tinguir derechos y obligaciones referidas a remuneraciones, con-
diciones de trabajo, productividad y demás aspectos concernien-
tes a las relaciones laborales. En puridad, emana de una autonomía
relativa consistente en la capacidad de regulación de las relacio-
nes laborales entre los representantes de los trabajadores y sus
empleadores”(110).

2. Facultad de autorregulación (regulación de relaciones laborales)

“El convenio colectivo permite la facultad de autorregulación en-


tre trabajadores y empleadores, a efectos de reglamentar y admi-
nistrar por sí mismos sus intereses en conflicto. Surge de la nego-
ciación llevada a cabo entre el empleador o una organización de
empleadores y una o varias organizaciones sindicales, con miras
a ordenar y regular las relaciones laborales. En la doctrina apa-
rece bajo varias denominaciones; a saber, contrato de paz social,
acuerdo corporativo, pacto de trabajo, etc.
Esta convención es establecida por los representantes de los traba-
jadores expresamente elegidos y autorizados para la suscripción
de acuerdos y por el empleador o sus representantes”(111).

3. Promoción de la armonía laboral (instrumento de equilibrio)

La convención colectiva –y, más precisamente, su producto, el conve-


nio colectivo, que contiene normas jurídicas– constituye un instrumento
idóneo para viabilizar la promoción de la armonía laboral, así como para
conseguir un equilibrio entre las exigencias sociales de los trabajadores y
la realidad económica de la empresa(112).

(110) STC Exp. Nº 00008-2005-AI, f. j. 29.


(111) Ídem.
(112) Ídem.

126
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

4. Elementos del convenio colectivo

“Los elementos de este instituto son:


- Los agentes negociadores.
- El contenido negocial.
- La fuerza normativa y la eficacia de la convención colec-
tiva”(113).

5. Características del convenio colectivo

“Entre las principales características se cuentan las siguientes:


- La supraordinación del convenio colectivo sobre el contra-
to de trabajo; ello en virtud a que el primero puede modificar
los aspectos de la relación laboral pactada a título individual,
siempre que sea favorable al trabajador.
- La aplicación retroactiva de los beneficios acordados en el
convenio, dado que rige desde el día siguiente de la caduci-
dad del convenio anterior o en su defecto desde la fecha de
presentación del pliego de reclamos; a excepción de las esti-
pulaciones que señalan plazo distinto o que consisten en obli-
gaciones de hacer o de dar en especie, que rigen desde la fe-
cha de su suscripción.
- Los alcances del convenio tienen una duración no menor de
un año.
- Los alcances del convenio permanecen vigentes hasta el ven-
cimiento del plazo, aun cuando la empresa fuese objeto de fu-
sión, traspaso, venta, cambio de giro del negocio etc”(114).

6. Tipos de convenio colectivo

“Desde un punto de vista doctrinario, se presentan los dos mode-


los siguientes:

(113) STC Exp. Nº 00008-2005-AI, f. j. 30.


(114) Ibídem, f. j. 31.

127
Joel Rosas Alcántara

- El modelo vertical: La normativa estatal limita en términos


bastante específicos el poder negocial de los trabajadores y
empleadores.
- El modelo horizontal: La normativa estatal deja en gran medi-
da a la discrecionalidad de las partes de la relación negocial,
los alcances de las convenciones colectivas.
Podemos afirmar, con los matices necesarios, que en nuestro país
el modelo horizontal es aplicable al régimen privado y el vertical
al público”(115).
7. Fuerza vinculante

“La Constitución de 1979 declaraba que la convención colecti-


va tenía fuerza de ley entre las partes. Ello implicaba lo siguiente:
- El carácter normativo del convenio colectivo, que lo conver-
tía en un precepto especial del derecho laboral.
- Su alcance de norma con rango de ley.
En cambio, el inciso 2 del artículo 28 de la Constitución actual se-
ñala que las convenciones colectivas tienen fuerza vinculante en
el ámbito de lo concertado. En tal sentido, la fuerza vinculante
en el ámbito de lo concertado obliga:
- A las personas celebrantes de la convención colectiva.
- A las personas representadas en la suscripción de la conven-
ción colectiva.
- A las personas que se incorporen con posterioridad a la cele-
bración de la convención colectiva.
Esta noción (ámbito vinculante en el ámbito de lo concertado), ha
sido recogida de la Constitución española de 1978, y se la conci-
be como referente del carácter normativo del acuerdo laboral. Tal
como refiere Javier Neves Mujica, [Introducción al derecho labo-
ral. PUCP, Lima, 2003], esto implica la aplicación automática de

(115) STC Exp. Nº 00008-2005-AI, f. j. 32.

128
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

los convenios colectivos a las relaciones individuales comprendi-


das en la unidad negocial correspondiente, sin que exista la nece-
sidad de su posterior recepción en los contratos individuales, así
como su relativa imperatividad frente a la autonomía individual, la
que solo puede disponer su mejora pero no su disminución.
Cabe señalar que la fuerza vinculante para las partes establece su
obligatorio cumplimiento para las personas en cuyo nombre se
celebró, así como para los trabajadores que se incorporaron con
posterioridad a las empresas pactantes, con excepción de quienes
ocupen puestos de dirección o desempeñen cargos de confianza.
En suma: dentro del contexto anteriormente anotado, la fuerza
vinculante implica que en la convención colectiva las partes pue-
den establecer el alcance y las limitaciones o exclusiones que au-
tónomamente acuerden con arreglo a ley.
De conformidad con lo establecido en la Ley de Relaciones Co-
lectivas de Trabajo, la convención caduca automáticamente cuan-
do venza del plazo fijado, salvo en aquellos casos en que las par-
tes celebrantes hubieren acordado expresamente su renovación o
prórroga.
Para el caso del sector público rige el Convenio N° 151 de la OIT,
relativo a la protección del derecho de sindicación y los procedi-
mientos para determinar las condiciones de empleo en la Admi-
nistración Pública, así como el D.S. N° 003-82-PCM del 22 de
enero de 1982, relativo a las organizaciones sindicales de los ser-
vidores públicos y a los procedimientos para determinar las con-
diciones de empleo”(116).

XI. DERECHO A LA HUELGA

1. Aproximación conceptual y ejercicio

Es relevante, para otorgarle un panorama sobre el concepto y un mejor


entendimiento del derecho a la huelga, mencionar las posiciones teóricas

(116) STC Exp. Nº 00008-2005-AI, f. j. 33.

129
Joel Rosas Alcántara

apropiadas sobre este derecho social el cual consiste “en la suspensión co-
lectiva de la actividad laboral, la que de ser previamente acordada por la
mayoría de los trabajadores. La ley exige que esta acción de cesación tran-
sitoria de la actividad laboral se efectué en forma voluntaria y pacífica
–sin violencia sobre las personas o bienes– y con abandono del centro de
trabajo”(117).
Asimismo, es necesario decir que entre los derechos constitucionales
de carácter social reconocidos por la Constitución en el artículo 28 que se-
ñala: “el Estado reconoce los derechos de sindicación, negociación colecti-
va y huelga. Cautela su ejercicio democrático” y el artículo 48 que también
reconoce este derecho estableciendo: “se reconocen los derechos de sindi-
cación y huelga de los servidores públicos”. El derecho a la huelga como
se mencionó tiene características sociales, respondiendo a requerimientos
de naturaleza no solo social, sino económica y política. Este derecho ha
sido abordado por la jurisprudencia del Tribunal Constitucional en cuanto
a su conceptualización y ámbito de ejercicio, debido a que constantemente
este derecho en los últimos años ha cobrado relevancia y vital importancia,
fundamentalmente por los requerimientos que los trabajadores en su ma-
yoría legítimamente invocan, estos aspectos han sido desarrollados por la
jurisprudencia constitucional, en los términos siguientes:
“Este derecho consiste en la suspensión colectiva de la actividad
laboral, la misma que debe ser previamente acordada por la ma-
yoría de los trabajadores. La ley del régimen privado, aplicable en
lo pertinente al sector público, exige que esta acción de cesación
transitoria de la actividad laboral se efectúe en forma voluntaria y
pacífica –sin violencia sobre las personas o bienes– y con abando-
no del centro de trabajo.
Por ende, huelguista será aquel trabajador que ha decidido libre-
mente participar en un movimiento reinvindicatorio.
Por huelga debe entenderse, entonces, al abandono temporal con
suspensión colectiva de las actividades laborales, la cual, dentro de
determinadas condiciones, se encuentra amparada por la ley”(118).

(117) GARCÍA TOMA, Víctor. Derechos fundamentales. 2a edición, Editorial Adrus, Arequipa, 2013, p. 749.
(118) STC Exp. Nº 00008-2005-PI, f. j. 40.

130
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

“Mediante su ejercicio los trabajadores, como titulares de dicho


derecho, se encuentran facultados para desligarse temporalmen-
te de sus obligaciones jurídico-contractuales, a efectos de poder
alcanzar la obtención de algún tipo de mejora por parte de sus
empleadores, en relación a ciertas condiciones socioeconómicas
o laborales. Por ello, debe quedar claramente establecido que la
huelga no tiene una finalidad en sí misma, sino que es un medio
para la realización de fines vinculados a las expectativas e intere-
ses de los trabajadores.
En puridad, la huelga es una manifestación de fuerza, respaldada
por el derecho, tendente a defender los legítimos intereses de los
trabajadores (…).
Debe advertirse que la huelga no es un derecho absoluto, sino re-
gulable. Por ende, debe efectivizarse en armonía con los demás
derechos.
En aquellos casos en que no exista legislación sobre la materia, tal
ausencia no puede ser esgrimida como impedimento para su cabal
efectivización por parte de los titulares de este derecho humano.
El ejercicio del derecho de huelga presupone que se haya agotado
previamente la negociación directa con el empleador, respecto de
la materia controvertible”(119).
“el Tribunal Constitucional deja claramente establecido que el
ejercicio de los derechos laborales colectivos, en especial el de-
recho de huelga, debe ser conforme a la Constitución y al orde-
namiento jurídico vigente. Dicho ejercicio comporta el respeto
de los derechos de terceros, en particular de los del empleador.
En tal sentido, nuestro sistema jurídico proscribe, prohíbe y san-
ciona los actos violentos y aquellos que puedan configurar deli-
tos. Incurrir en tales actos comporta un ejercicio ilegítimo de los
derechos”(120).

(119) STC Exp. Nº 00008-2005-PI, f. j. 40.


(120) STC Exp. Nº 03311-2005-PA, f. j. 18.

131
Joel Rosas Alcántara

2. Titularidad del derecho

Aunque en la teoría no existe una posición uniforme, sobre la titulari-


dad del derecho a la huelga, el Tribunal ha establecido en su jurispruden-
cia la titularidad que este derecho debe contener, para su legal y adecuado
ejercicio. Veamos:
“Este Colegiado estima que, de conformidad con lo establecido en
los artículos 72 y 73 del Texto Único Ordenado de la Ley de Re-
laciones Colectivas de Trabajo (Decreto Supremo N° 010-2003-
TR), su ejercicio corresponde a los trabajadores en sentido lato,
aunque sujeto a que la decisión sea adoptada en la forma que ex-
presamente determina la ley y dentro de su marco, el estatuto de
la organización sindical”(121).

3. Atribuciones

“Entre las atribuciones vinculadas al derecho de huelga aparecen


las siguientes:
- Facultad de ejercitar o no ejercitar el derecho de huelga.
- Facultad de convocatoria dentro del marco de la Constitución
y la ley. En ese contexto, también cabe ejercitar el atributo de
su posterior desconvocatoria.
- Facultad de establecer el petitorio de reinvindicaciones; las
cuales deben tener por objetivo la defensa de los derechos e
intereses socioeconómicos o profesionales de los trabajado-
res involucrados en la huelga.
- Facultad de adoptar las medidas necesarias para su desarrollo,
dentro del marco previsto en la Constitución y la ley.
- Facultad de determinar la modalidad de huelga; esto es, si se
lleva a cabo a plazo determinado o indeterminado”(122).

(121) STC Exp. Nº 00008-2005-PI, f. j. 41.


(122) Ídem, párrafo 4.

132
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

4. Consideraciones para su convocación

La jurisprudencia constitucional ha establecido consideraciones para


convocar a una huelga, debido a que en la realidad jurídica varias huelgas
han sido declaradas ilegales:
“Desde una perspectiva doctrinaria avalada por la jurisprudencia
más avanzada se acepta que la huelga debe ser convocada tomán-
dose en consideración lo siguiente:
- La existencia de proporcionalidad y carácter recíproco de las
privaciones y daño económico para las partes en conflicto.
- La constatación de que no se haya impuesto a los trabajado-
res discrepantes con la medida de fuerza acordada la partici-
pación en la huelga”(123).

5. Excluidos del ejercicio del derecho a la huelga

El Tribunal ha establecido, quienes deben ser excluidos del ejercicio


del derecho a la huelga, por razones propias de su función. Veamos:
“Derivado de ello, por razón de la persona, se encuentran ex-
cluidos del goce de libertad sindical y del derecho de huelga, los
siguientes sujetos:
a. Los funcionarios del Estado con poder de decisión y los que
desempeñan cargos de confianza o de dirección (art. 42 de la
Constitución).
b. Los miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacio-
nal (art. 42 de la Constitución).
c. Los magistrados del Poder Judicial y del Ministerio Público
(art. 153 de la Constitución)”(124).

(123) STC Exp. Nº 00008-2005-PI, f. j. 41 párrafo 5.


(124) STC Exp. Nº 00026-2007-PI, f. j. 17.

133
Joel Rosas Alcántara

6. Facultades del contenido esencial del derecho de huelga

Dentro del desarrollo de los diferentes ámbitos del derecho de huelga,


la jurisprudencia teniendo en consideración las características de este de-
recho ha establecido las facultades del contenido esencial de este derecho,
en los términos siguientes:
“De un análisis previo de los derechos colectivos de los trabajado-
res según la Ley Fundamental se derivan principios constituciona-
les para la delimitación del contenido esencial del derecho de huel-
ga. En tal sentido, siguiendo lo establecido mediante STC Exp.
Nº 0008-2005-PI (fundamento 41), considera este Colegiado emi-
tir pronunciamiento a fin de establecer que son garantías o facul-
tades del contenido esencial del derecho de huelga las siguientes:
i) Ejercitar o no ejercitar el derecho de huelga.
ii) Convocar dentro del marco de la Constitución y la ley. En ese
contexto, también cabe ejercitar el atributo de su posterior
desconvocatoria.
iii) Establecer el petitorio de reinvindicaciones; las cuales deben
tener por objetivo la defensa de los derechos e intereses so-
cioeconómicos o profesionales de los trabajadores involucra-
dos en la huelga.
iv) Adoptar las medidas necesarias para su desarrollo, dentro del
marco previsto en la Constitución y la ley.
v) Determinar la modalidad de huelga; esto es, si se lleva a cabo
a plazo determinado o indeterminado”(125).

7. Límites del derecho de huelga en la Carrera Pública Magisterial

Dentro del proceso de inconstitucionalidad sobre la Carrera Pública


Magisterial, el Tribunal Constitucional ha establecido límites para el ejer-
cicio de este derecho, en el ámbito del magisterio debido a que los profe-
sionales de esta área, tienen una labor fundamental dentro del contexto de

(125) STC Exp. Nº 00026-2007-PI, f. j. 15.

134
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

formación de los estudiantes, para garantizar el derecho a la educación que


en la actualidad ha cobrado vital importancia en el desarrollo de la perso-
na humana y que es asumido como un derecho fundamental. Conozcamos
cuáles fueron los límites establecidos por la jurisprudencia:
“Límites específicos al derecho de huelga para los profesores que
integran la Carrera Pública Magisterial, [son] los siguientes:
i) Garantizar el contenido esencial del derecho de educación,
conforme lo ha establecido este Tribunal mediante STC Exp.
Nº 0091-2005-PA (fundamento 6), a partir de lo establecido
por el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Cultu-
rales, creado en virtud del Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales, que entró en vigor el 3 de
enero de 1976, y que fue ratificado por el Perú el 28 de abril
de 1978, la educación, en todas sus formas y en todos los ni-
veles, debe tener las siguientes cuatro características interre-
lacionadas y fundamentales: disponibilidad, accesibilidad (no
discriminación, accesibilidad material, accesibilidad econó-
mica), aceptabilidad y adaptabilidad.
ii) El ejercicio del derecho a la huelga por parte de los profesores
no podría conllevar la cesación total de las actividades vincu-
ladas al servicio público esencial de la educación, más aún
considerando que, tal como hemos mencionado previamente,
constituye una obligación del Estado el garantizar la continui-
dad de los servicios educativos.
iii) En caso de huelga de larga duración se podría requerir el
establecimiento de servicios mínimos en consulta plena con
los interlocutores sociales, al igual que ocurre en aquellos
servicios cuya interrupción pueda poner en peligro la vida,
la seguridad o la salud de la persona en todo o parte de la
población.
iv) La huelga debe ejercerse en armonía con el orden público cons-
titucional, que hace referencia a las medidas dirigidas a prote-
ger aquello que beneficia a la colectividad en su conjunto”(126).

(126) STC Exp. Nº 00026-2007-PI, ff. jj. 23 y 24.

135
Joel Rosas Alcántara

8. Coalición con derechos constitucionales (huelga de profesores)

La jurisprudencia constitucional ha desarrollado dentro de los aspec-


tos relevantes que puede originar el ejercicio del de derecho a la huelga,
cuando coaliciona con otros derechos constitucionales como el derecho a
la educación, principalmente cuando los profesores están constantemente
en huelgas, los cuales perjudican al desarrollo óptimo del proceso educati-
vo del estudiante. Veamos:
“El derecho de huelga, como todos los derechos, no puede ser
considerado como un derecho absoluto, sino que puede ser limi-
tado por la legislación vigente, razón por la cual resulta admisible
que mediante una ley el Estado module su ejercicio, dado que ‘la
huelga no es un derecho absoluto, sino regulable. Por ende, debe
efectivizarse en armonía con los demás derechos’.
En ese sentido, el derecho de huelga supone que su ejercicio es
condicionado, en tanto no debe colisionar con los intereses de la
colectividad que pudiesen verse afectados ante un eventual abu-
so de su ejercicio, lo que en buena cuenta significa que el derecho
de huelga debe ejercerse en armonía con el interés público y con
los demás derechos.
Así, en el presente caso, y a criterio del demandante, se configu-
raría una colisión entre el derecho de huelga de los trabajadores,
supuestamente vulnerado por la ley cuestionada, y el derecho a la
educación básica de millones de escolares, entre niños y adoles-
centes, que verían paralizados sus estudios por periodos indeter-
minados en caso de realizarse una de las innumerables huelgas de
profesores a nivel nacional”(127).

(127) STC Exp. Nº 00008-2008-PI, f. j. 19.

136
CAPÍTULO IV

LOS CONTRATOS LABORALES


DESDE LA INTERPRETACIÓN DE LA
JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL
CONSTITUCIONAL

I. CONTRATO DE TRABAJO

1. Aproximación conceptual

Dentro de la jurisprudencia constitucional, en materia laboral, también


el Tribunal ha tratado lo referente a los contratos de trabajo, como las mo-
dalidades y sus alcances dentro del marco jurídico y la evaluación de las
relaciones laborales entre los trabajadores y sus empleadores, con base en
las diferentes modalidades de contratos de trabajo.
Podemos mencionar dentro de un concepto homogéneo, que los con-
tratos de trabajo consisten en el acuerdo entre el trabajador (empleado o
personal) y el empleador, por el cual ambas partes voluntariamente, el tra-
bajador presta sus servicios laborales al empleador, recibiendo por este
servicio un salario (pago en dinero o especies). Entre las diferentes posi-
ciones doctrinales, sobre el contrato de trabajo en nuestro país, podemos
mencionar que el “contrato de trabajo constituye un acto jurídico y sus re-
quisitos están establecidos en el Código Civil, cuyo artículo 140 norma
todo lo relacionado a la validez del acto jurídico. Asimismo, el contrato de
trabajo tiene como principal característica el que puede ser expresa o táci-
ta, entendiéndose esta última que basta solo el darse la relación laboral o

137
Joel Rosas Alcántara

de trabajo para que se pueda confirmar la existencia de derecho y obliga-


ciones, tanto para que el trabajador como para el empleador”(128).
El Tribunal Constitucional delimitó una aproximación conceptual, so-
bre el contrato de trabajo, mencionando lo siguiente:
“Es que en general un contrato contiene –sin que ello importe in-
tentar un análisis pormenorizado y sea solo con fines pedagógi-
cos–, primero, la identificación de las partes que lo suscriben, así
como la descripción de la materia u objeto materia del mismo,
luego las obligaciones que corresponden a cada parte, y finalmen-
te las cláusulas vinculadas al incumplimiento, impugnación del
contrato, pacto arbitral o de sometimiento a la competencia terri-
torial de determinados jueces, etc., entre otras cláusulas.
Sin embargo, en el presente caso resulta sumamente paradójico
encontrar especificado dentro del marco jurídico que regula el
contrato el detalle de los derechos fundamentales que deben res-
petarse como parte del contrato, lo cual evidencia la existencia
de una relación laboral a la sola suscripción de los contratos”(129).

II. CONTRATO DE TRABAJO (SERVICIO ESPECÍFICO)

1. Naturaleza del contrato de trabajo específico

El Tribunal Constitucional ha tenido la oportunidad de pronunciarse,


en numerosas procesos, principalmente procesos constitucionales de am-
paro, sobre los contratos de trabajos y sus modalidades, fundamentalmente
cuando estaba en controversia la tutela del derecho a la trabajo, por despi-
do arbitrario. El Tribunal ha señalado que el contrato de trabajo por servi-
cio específico tiene duración determinada (temporal).Veamos:
“En relación con la naturaleza del contrato de trabajo para servi-
cio específico, debemos señalar que esta modalidad contractual es
de duración determinada, ya que tiene como elemento justificante

(128) HARO CARRANZA, Julio. Derecho Individual de Trabajo. Ediciones Legales, reimpresión, 2013,
p. 93.
(129) STC Exp. Nº 00002-2010-PI, ff. jj. 16-17.

138
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

para su celebración la naturaleza temporal, ocasional o transitoria


del servicio que se va a prestar; es decir, que para determinar su
celebración se deberá tener en cuenta la temporalidad o transito-
riedad del servicio que se requiere, puesto que si se contrata a un
trabajador mediante esta modalidad contractual para que desem-
peñe labores de naturaleza permanente y no temporales, se habría
simulado la celebración de un contrato de duración determinada
en vez de uno de duración indeterminada”(130).

III. CONTRATO DE SERVICIOS NO PERSONALES (LOCACIÓN


DE SERVICIOS)

1. Incumplimiento de sentencia y vulneración de la cosa juzgada


(reposición)

Es necesario mencionar, para comprender esta modalidad de contra-


to de trabajo que sobre la locación de servicios el artículo 1764 del Código
Civil establece que: “Por la locación de servicios el locador se obliga, sin
estar subordinado al comitente, a prestarle sus servicios por cierto tiempo
o para un trabajo determinado, a cambio de una retribución”. Asimismo, el
artículo 1765 del Código Civil precisa que: “pueden ser materia del contra-
to toda clase de servicios materiales e intelectuales”. Este tipo de contratos
cuando son judicializados usualmente señalan que han sido desnaturaliza-
dos por los elementos que la conforman (subordinación, horario, etc), es-
tableciendo una relación laboral. En la presente jurisprudencia, el Tribunal
determinó que al ordenar el Poder Judicial la reposición de un trabajador
en un contrato de trabajo público, y el empleador repone al trabajador por
medio de un contrato de servicios administrativos (plazo determinado), re-
tirando al trabajador luego del vencimiento del contrato de servicios admi-
nistrativos, vulnerando el derecho a la cosa juzgada y a la ejecución de re-
soluciones ya que la sentencia constitucional ha debido ejecutarse en los
términos propios, habiendo el Poder Judicial emitido resoluciones, don-
de transgreden la autoridad de cosa juzgada, por la firmeza de la senten-
cia constitucional, de parte de las instancias de ejecución, estableciendo el

(130) STC Exp. Nº 00967-2007-PA, f. j. 4.

139
Joel Rosas Alcántara

Tribunal la autoridad de cosa juzgada, frente a maniobras que obstaculizan


la ejecución de la sentencia, en sus propios términos. Veamos:
“Este Colegiado Constitucional ha señalado en forma reiterada
que ‘mediante el derecho a que se respete una resolución que ha
adquirido la autoridad de cosa juzgada se garantiza el derecho de
todo justiciable, en primer lugar, a que las resoluciones que ha-
yan puesto fin al proceso judicial no puedan ser recurridas me-
diante medios impugnatorios, ya sea porque estos han sido ago-
tados o porque ha transcurrido el plazo para impugnarla; y, en
segundo lugar, a que el contenido de las resoluciones que hayan
adquirido tal condición, no pueda ser dejado sin efecto ni modi-
ficado, sea por actos de otros poderes públicos, de terceros o, in-
cluso, de los mismos órganos jurisdiccionales que resolvieron el
caso en el que se dictó’ (Cfr. STC Exp. Nº 4587-2004-AA/TC,
fundamento 38).
Del mismo modo, ha establecido que ‘(...) el respeto de la cosa
juzgada (…) impide que lo resuelto pueda desconocerse por me-
dio de una resolución posterior, aunque quienes lo hubieran dic-
tado entendieran que la decisión inicial no se ajustaba a la legali-
dad aplicable, sino tampoco por cualquier otra autoridad judicial,
aunque esta fuera de una instancia superior, precisamente, porque
habiendo adquirido el carácter de firme, cualquier clase de alte-
ración importaría una afectación del núcleo esencial del derecho’
(Cfr. STC Exp. Nº 0818-2000-AA/TC, fundamento 4).
Sobre el particular, de autos se aprecia que la sentencia constitu-
cional de fecha 9 de julio de 2008 estimó la demanda de amparo,
ordenando al Alcalde de la Municipalidad Provincial de Huaman-
ga reponer al [demandante], después de concluir que en su rela-
ción contractual se evidenciaron los elementos (subordinación y
prestación personalísima) configurativos de una verdadera rela-
ción laboral, resultándole aplicable al demandante el artículo 1 de
la Ley Nº 24041 (ff. jj. 1-3).
En fase de ejecución de sentencia, y a fin de cumplir con lo or-
denado en la sentencia, la Municipalidad Provincial de Huaman-
ga expidió el Memorando Nº 673-2008-MPH/21.25, de fecha 17

140
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

de setiembre de 2008, y suscribió con el recurrente el Contrato


de Servicios No Personales Nº 252-2008-MPH, de fecha 25 de
setiembre de 2008, y el Contrato Administrativo de Servicios Por
Sustitución Nº 029-2009, de fecha 22 de enero de 2009, y Nº 201-
2012, de fecha 29 de diciembre de 2011 (ff. jj. 17-52).
Conviene preguntarse entonces si la suscripción del contrato de
servicios no personales o del contrato administrativo de servicios
por sustitución ejecutan o inejecutan la sentencia constitucional
de fecha 9 de julio de 2008 expedida por el Poder Judicial.
Este Colegiado considera que la suscripción de los contratos
antes referidos inejecutan los propios términos de la sentencia
constitucional emitida. En efecto, la Sala Civil de la Corte
Superior de Justicia de Ayacucho ordenó en su momento reponer
al [demandante], tras considerar que en su relación contractual se
evidenciaron los elementos (subordinación y prestación persona-
lísima) configurativos de una verdadera relación laboral, mas no
de una relación civil; por lo tanto, le resultaba aplicable al deman-
dante el artículo 1 de la Ley Nº 24041.
De esta consideración esgrimida en la sentencia, es perfectamen-
te posible inferir que la Sala Civil de la Corte Superior de Justi-
cia de Ayacucho reconoció de manera implícita la existencia de un
contrato de trabajo público, pues este solo existe cuando se pres-
tan servicios de naturaleza permanente, con más de un año ininte-
rrumpido de servicio, en entidades de la Administración Pública
(art. 1 de la Ley Nº 24041); y tales situaciones se verificaron en
cabeza del recurrente: subordinación y prestación personalísima.
Determinadas así las cosas, el recurrente solo podía ser repues-
to como trabajador contratado bajo el régimen laboral del Decre-
to Legislativo Nº 276 y la Ley Nº 24041, mas no podía ser re-
puesto como locador de servicios, ni como trabajador CAS, ya
que la suscripción de estos últimos contratos contravienen en
forma expresa los fundamentos y la parte resolutiva de la sen-
tencia mencionada que, según se ha indicado supra, aluden a la
suscripción ineludible de un contrato de trabajo público regulado
por el Decreto Legislativo Nº 276 y Ley Nº 24041 (ff. jj. 1-4).

141
Joel Rosas Alcántara

De este modo, habiéndose extraído en forma indubitable el man-


dato concreto que contiene la sentencia constitucional de fecha 9
de julio de 2008 expedida por el Poder Judicial, entonces las re-
soluciones judiciales emitidas que implícitamente convalidaron la
ejecución de la sentencia con la suscripción de los contratos de
servicios no personales y administrativos de servicios, se convier-
ten en elementos perturbadores para la ejecución en sus propios
términos de la sentencia constitucional emitida, por cuanto per-
mitieron y avalaron que el recurrente haya sido repuesto como un
trabajador sujeto al régimen del contrato administrativo de servi-
cios, y luego, basado en dicho régimen contractual, se le haya
puesto fin a su relación laboral, aduciéndose una supuesta falta
grave, sin que se haya respetado el procedimiento previsto en el
Capítulo V del Decreto Legislativo Nº 276, lo cual resulta a todas
luces un despropósito y constituye una maniobra procedimental
fraudulenta que deslegitima el despido producido.
Por lo expuesto, este Colegiado declara que, en el presente caso,
las instancias de ejecución del Poder Judicial han vulnerado el
derecho a que se respete una resolución que ha adquirido la cali-
dad de cosa juzgada del recurrente, reconocido en el artículo 139
de la Constitución Política del Perú.
Verificándose entonces que las resoluciones judiciales emitidas
por el Poder Judicial, que implícitamente convalidaron la ejecu-
ción de la sentencia con la suscripción de los contratos de servi-
cios no personales y administrativos de servicios, vulneran el
derecho a que se respete una resolución que ha adquirido la ca-
lidad de cosa juzgada, deben ser dejadas sin efecto, ordenándo-
se al juez de ejecución enmendar el proceso al objetivo de ejecu-
tarse en sus propios términos la sentencia constitucional emitida
por el Poder Judicial a través de la suscripción de un contrato
de trabajo público regulado por el Decreto Legislativo Nº 276 y
Ley Nº 24041.
Y es que, en los casos de amparos en materia de reposición la-
boral en los que la relación laboral vino etiquetada o aparenta-
da de civil, los efectos estimatorios de un amparo y sus conse-
cuencias eminentemente restitutorias se dirigen a reponer las

142
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

cosas al estado anterior a la vulneración del derecho constitu-


cional, siendo que en dicho estado anterior existió en la reali-
dad una prestación de servicios de naturaleza permanente, con
más de un año ininterrumpido de servicio, en entidades de la
Administración Pública (art. 1 de la Ley Nº 24041)”(131).

IV. CONTRATOS ADMINISTRATIVOS DE SERVICIOS (CAS)

1. Contenido y alcances

El Tribunal Constitucional ha tenido la oportunidad de pronunciarse y


desarrollar la modalidad, de contrato administrativo de servicios, tanto en
proceso de inconstitucionalidad y el proceso de amparo. En este orden de
ideas, debemos abordar en primer lugar, lo referente al contenido y alcan-
ces del contrato administrativo de servicios, estableciendo la jurispruden-
cia que tiene un régimen especial y la contratación de terceros para ejecu-
tar servicios públicos. Así, ha sostenido el Tribunal que:
“En principio, la contratación administrativa se aparta del régi-
men general de contratación contenido en la legislación civil, de
modo que nos remite a un régimen especial, vinculado a la par-
ticular posición que tiene la Administración Pública en nuestro
ordenamiento jurídico; por un lado como ente con prerrogativas
previstas en la Constitución y las leyes, y por el otro como par-
te contratante, asumiendo obligaciones y deberes vinculados a los
contratos que aquella suscribe con personas de derecho privado.
A través de los contratos administrativos la Administración con-
trata a un tercero para que ejecute obras públicas, preste o ad-
ministre –en su representación– un servicio público; en otras
palabras, se recurre a un particular para que, a cambio de una con-
traprestación, ejecute o desarrolle una obra o actividad propia de
la Administración”(132).

(131) STC Exp. Nº 04970-2012-PA, ff. jj. 11-21.


(132) STC Exp. Nº 00002-2010-PI, ff. jj. 12-13.

143
Joel Rosas Alcántara

2. Características (régimen especial)

Estos contratos tienen ciertas características o particularidades que


justifican su consideración como un régimen especial o particular; así, se
tiene que, no alteran o modifican la posición de la partes dentro del orde-
namiento jurídico (administración o tercero), son de naturaleza contractual
(esto es, que es voluntario, y que regula obligatoriamente los derechos y
obligaciones de las partes, aunque la Administración no pierde sus prerro-
gativas), e incluso el cuestionamiento de estos contratos en sede judicial ya
no es de competencia de la jurisdicción civil (entendida como ordinaria),
sino de la contencioso-administrativa(133).

3. Importancia (servicios en la Administración Pública)

Ello demuestra la importancia y magnitud que ha ido tomando la ac-


tividad contractual de la Administración Pública, sobre todo cuando aque-
lla se caracteriza por la contratación de bienes, servicios y obras, según co-
rresponda y de acuerdo a las necesidades de la entidad contratante.
La referencia a la contratación de “servicios”, podría llevar a conside-
rar a priori que la norma impugnada, en tanto pretende regular la contra-
tación de servicios administrativos, regula un mecanismo de contratación
administrativa; sin embargo, la respuesta no puede darse tan a la ligera y
sin tomar en cuenta el contenido del contrato de servicios así como el mar-
co jurídico que le sirve de sustento(134).

4. Rasgos relevantes de los contratos de administración de servicios

“Al respecto, en el Decreto Legislativo Nº 1057 se encuentran


disposiciones que hacen dudar de que nos encontremos frente a
un contrato administrativo, más allá de la denominación que se
le haya pretendido dar al sistema de contratación regulado por él.
Así se tiene que:
- Garantiza los principios de méritos y capacidad, igualdad
de oportunidades y profesionalismo de la Administración
Pública (art. 1).

(133) STC Exp. Nº 00002-2010-PI, f. j. 14.


(134) Ibídem, f. j. 15.

144
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

- Fija como parte del contenido del contrato ‘administrativo de


servicios’ (art. 6, incisos 1 a 4):
• Un máximo de cuarenta y ocho (48) horas de prestación
de servicios a la semana.
• Veinticuatro (24) horas continuas de descanso por semana.
• Quince (15) días calendario continuos de descanso por
año cumplido.
• Afiliación al régimen contributivo que administra
EsSalud, fijando como base máxima de la contribución el
equivalente al 30 % de la UIT vigente en el ejercicio por
cada asegurado.
A mayor abundamiento, el Reglamento del Decreto Legislativo
Nº 1057, Decreto Supremo Nº 075-2008-PCM, reitera estos ‘con-
tenidos’, haciendo precisiones sobre el particular”(135).

5. Características de contrato de trabajo y no de servicios admi-


nistrativos

“Este Colegiado concluye expresando que el contenido del con-


trato regulado en la norma impugnada tiene las características
de un contrato de trabajo y no de un contrato administrativo, en
la medida en que prevé aspectos tales como la determinación de
la jornada de trabajo (que implica incluso determinar el horario
de trabajo, pues de lo contrario sería imposible controlar la jor-
nada semanal), así como los descansos semanales y anual. Cabe
considerar también que la denominación dada por el legislador
a la norma cuestionada resulta, cuando menos, imprecisa, dado
que le pretende conferir un significado distinto al contenido que
regula.
En consecuencia, el Tribunal Constitucional estima que –más allá
de la denominación dada a los contratos suscritos bajo el marco
del Decreto Legislativo Nº 1057, al pretender considerarlos como

(135) STC Exp. Nº 00002-2010-PI, f. j. 18.

145
Joel Rosas Alcántara

contratos administrativos de servicios–, los contratos suscritos


bajo el marco del Decreto Legislativo Nº 1057 son de naturaleza
laboral. En todo caso, lo que corresponde determinar, ahora, es si
estos contratos están vinculados a un régimen laboral preexisten-
te o si se trata de uno nuevo”(136).

6. Contratos civiles como periodo independiente a la suscripción


del CAS

“Dichas conclusiones llevan a que este Tribunal establezca que en


el proceso de amparo resulta innecesario e irrelevante que se dilu-
cide si con anterioridad a la suscripción del contrato administra-
tivo de servicios el demandante había prestado servicios de con-
tenido laboral encubiertos mediante contratos civiles, pues en el
caso de que ello hubiese ocurrido, dicha situación de fraude cons-
tituye un periodo independiente del inicio del contrato administra-
tivo de servicios, que es constitucional. Por lo tanto, dicha situa-
ción habría quedado consentida y novada con la sola suscripción
del contrato administrativo de servicios”(137).

7. Constitucionalidad de los contratos administrativos de servicios


(sentencia interpretativa)

“Por ello este Colegiado considera en este caso –más allá de las
críticas que algunos fallos anteriores hubieran generado en cier-
tos sectores–, corresponde dictar una sentencia interpretativa (vid
STC Exp. Nº 0004-2004-CC, fundamento 3.3), la que encuentra su
fundamento normativo en diversas disposiciones constitucionales
(arts. 38, 45, 51 y 93 de la Constitución); ello porque el Tribunal
debe actuar responsablemente al advertir que si se declarase la
inconstitucionalidad de la Ley impugnada, se generaría un vacío
normativo, que importaría dejar sin derechos laborales a quienes
han sido contratados bajo su marco regulatorio, situación que
sería manifiestamente inconstitucional.

(136) STC Exp. Nº 00002-2010-PI, ff. jj. 19-20.


(137) STC Exp. Nº 03818-2009-PA, f. j. 6.

146
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

De modo que, a partir de la presente sentencia, el artículo 1 del


Decreto Legislativo Nº 1057 debe ser interpretado de modo que
toda actividad interpretativa hecha respecto del denominado ‘con-
trato administrativo de servicios’, deba entenderse que dicho con-
trato es propiamente un régimen ‘especial’ de contratación labo-
ral para el sector público, el que como ya se ha expuesto, resulta
compatible con el marco constitucional”(138).

(138) STC Exp. Nº 00002-2010-PI, ff. jj. 46-47.

147
CAPÍTULO V

EL DESPIDO Y SUS CLASES DESDE


LA INTERPRETACIÓN DE LA
JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL
CONSTITUCIONAL

I. DESPIDO ARBITRARIO

1. Agotamiento de la vía previa (consideraciones de no exigibilidad)

Para tratar sobre el agotamiento de la vía previa, por afectación del


derecho al trabajo por despido arbitrario, necesariamente debemos te-
ner una perspectiva concreta, sobre el agotamiento de la vía previa, seña-
lando el propio Tribunal que se “constituye un presupuesto procesal con-
sustancial (…), que ha sido destacado por este Tribunal en la STC Exp.
Nº 0485-2002-AA/TC como ‘una condición de la acción exigible para
que pueda obtenerse un pronunciamiento sobre el fondo de la controver-
sia constitucional’”(139). El Tribunal Constitucional ha mencionado que con
el objeto de preservar el carácter subsidiario, del proceso de amparo, debe
cumplirse con el agotamiento de la vía previa respectiva (ámbito admi-
nistrativo), pero cuando existe afectación de derechos constitucionales,
esta vía resulta inútil, afectando la tutela de estos derechos. Debido a lo
expuesto, el Tribunal ha precisado dos consideraciones, para la exigencia
de la vía previa. Veamos:

(139) STC Exp. Nº 02833-2006-PA, f. j. 3.

149
Joel Rosas Alcántara

“Sobre la finalidad del agotamiento de la vía previa, debe desta-


carse que este Tribunal en la STC Exp. Nº 0895-2001-AA/TC,
haciendo referencia al agotamiento de la vía administrativa, que
también resulta aplicable a las vías previas, ha establecido que
‘[l]a exigencia de agotarse la vía administrativa antes de acudir al
amparo constitucional se fundamenta en la necesidad de brindar
a la Administración la posibilidad de revisar sus propios actos, a
efectos de posibilitar que el administrado, antes de acudir a la sede
jurisdiccional, pueda en esa vía solucionar, de ser el caso, la lesión
de sus derechos e intereses legítimos’.

Y es que la exigencia del agotamiento de la vía previa tiene por


objeto preservar el carácter subsidiario del proceso de amparo,
evitando que el acceso a esta jurisdicción constitucional se pro-
duzca sin dar oportunidad a la Administración Pública de pronun-
ciarse y, en definitiva, de remediar la lesión que luego se invo-
ca en el proceso de amparo, pues conforme al artículo 38 de la
Constitución tiene el deber ‛de respetar, cumplir y defender la
Constitución’.

No obstante su obligatoriedad, existen determinadas circunstan-


cias que pueden convertir el agotamiento de la vía administrativa
en un requisito perverso o en un ritualismo inútil, particularmente,
cuando de la afectación de derechos fundamentales se trata. En
tales casos, se exime al administrado de cumplir esta obligación.
Las variables, en sentido enunciativo, de esas excepciones se en-
cuentran recogidas en el artículo 46 del CPConst.

De otro lado, debe señalarse que, tratándose de agresiones atribui-


das a las entidades que conforman la Administración Pública, la
vía previa viene constituida por la vía administrativa, que siem-
pre viene configurada por los recursos administrativos y el proce-
dimiento administrativo, que son conocidos, tramitados y re-
sueltos al interior de la propia entidad. En cambio, tratándose de
agresiones atribuidas a particulares o personas jurídicas, el afecta-
do estará sujeto a tal exigencia, únicamente si el estatuto de aque-
lla contempla el referido procedimiento, ya que según el inciso 3)
del artículo 46 del CPConst. no será exigible el agotamiento de las
vías previas si esta ‛no se encuentra regulada’.

150
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

Para que se cumpla el agotamiento de la vía previa, no basta la sola


presentación de los recursos administrativos por parte del deman-
dante, sino que estos deben cumplir con los requisitos estableci-
dos por la ley para su validez y eficacia administrativa. Asimismo,
los recursos administrativos, para que den inicio al agotamien-
to de la vía previa y suspendan el cómputo del plazo de prescrip-
ción, deben ser presentados en el plazo legalmente estipulado para
ello, ya que un acto administrativo que no es impugnado dentro
del plazo adquiere la calidad de cosa decidida, y porque el recur-
so presentado fuera del plazo no conlleva el inicio de la vía previa,
por cuanto esta es un efecto propio y reservado a los recursos que
se interponen dentro del plazo legalmente estipulado para ello.
Teniendo presente lo expuesto anteriormente, corresponde deter-
minar si en los casos en que se alega haber sido objeto de un des-
pido arbitrario resulta o no exigible el agotamiento de la vía pre-
via. Al respecto, este Tribunal considera que:
a. Si el acto de despido ha sido efectuado por una entidad que
conforma la Administración Pública, cuyo régimen labo-
ral se haya regulado por el Decreto Legislativo Nº 276 y el
Decreto Supremo Nº 005-90-PCM, la vía previa se encuentra
regulada por los recursos administrativos y el procedimiento
administrativo establecido en la Ley Nº 27444. El administrado
que inicia el agotamiento de la vía administrativa, transcurrido
el plazo para que la Administración Pública resuelva el recurso
administrativo interpuesto, tiene la potestad de acogerse al
silencio administrativo –y así acudir a la vía jurisdiccional– o
de esperar el pronunciamiento expreso de la Administración
Pública.
c. Si el acto de despido ha sido efectuado por una entidad que
conforma la Administración Pública, un particular o una per-
sona jurídica, cuyo régimen laboral se haya regulado por el
Decreto Legislativo Nº 728 y el Decreto Supremo Nº 003-97-
TR, el agotamiento de la vía previa solo será exigible si esta
se encuentra prevista y regulada en el estatuto o reglamen-
to interno de trabajo, caso contrario, la obligación de agota-
miento deviene en inexigible, resultando válido acudir a la
vía del amparo.

151
Joel Rosas Alcántara

Ahora bien, cabe señalar que a las reglas de agotamiento de la vía


previa referidas, les son aplicables las excepciones previstas en el
artículo 46 del CPConst”(140).

2. Reposición por despido arbitrario vía proceso de amparo (eficacia


restitutoria)

En consecuencia, en el presente caso se ha demostrado que las labores


que realizaba el recurrente eran de carácter permanente y propias de la
entidad demandada, por lo que se encubrió una relación de carácter laboral
con una de naturaleza civil.
Por ello es que un contrato civil suscrito sobre la base de estos supues-
tos, en aplicación del citado principio laboral se debe considerar como un
contrato de trabajo de duración indeterminada, en consecuencia, cualquier
decisión del empleador de dar por concluida la relación laboral, solo po-
dría sustentarse en una causa justa establecida por la ley y debidamente
comprobada, de lo contrario se configuraría un despido arbitrario, como ha
sucedido en el caso de autos.
Finalmente, este Colegiado considera que la ruptura del vínculo
laboral sustentada en una utilización fraudulenta de una modalidad de
contratación como la antes descrita, configura un despido arbitrario, por
lo que teniendo en cuenta la finalidad restitutoria del proceso de amparo
constitucional procede la reincorporación del demandante en el puesto de
trabajo que venía desempañando a la fecha en que se produjo la violación
de sus derechos fundamentales(141).

3. Evaluación del despido arbitrario sobre dos perspectivas

Por otra parte, corresponde analizar los alcances del derecho a la pro-
tección adecuada contra el despido arbitrario en el régimen laboral espe-
cial del contrato administrativo de servicios. Para ello, hemos de comen-
zar recordando que en la STC Exp. Nº 00976-2001-AA/TC, este Tribunal
delimitó el contenido del mencionado derecho constitucional e interpretó

(140) STC Exp. Nº 02833-2006-PA, ff. jj. 5-10.


(141) STC Exp. Nº 04066-2008-PA, ff. jj. 5-7.

152
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

qué debe entenderse por protección adecuada contra el despido arbitrario.


En efecto, en la sentencia mencionada se precisó que:
“El derecho a la protección adecuada contra el despido arbitrario re-
conocido en el artículo 27 de la Constitución puede ser abordado desde
dos perspectivas: i) un régimen de carácter sustantivo, y ii) un régimen
de carácter procesal. El régimen de carácter sustantivo contra el despido
arbitrario puede ser: i) de carácter preventivo, o ii) de carácter reparador.
Mientras que el régimen de protección procesal puede ser: i) de eficacia
resarcitoria, o ii) de eficacia restitutiva”.

4. Desnaturalización del CAS por restitución vía proceso de amparo


(despido arbitrario)

El Tribunal Constitucional ha establecido, que la naturaleza del con-


trato administrativo de servicios, es especial y transitorio (régimen de pro-
tección sustantivo-preventivo). En tal sentido, solicitar la reposición del
demandante (trabajador) vía el proceso constitucional de amparo, desnatu-
ralizaría este contrato (CAS) entre otros aspectos de carácter restitutivo e
indemnizatorio. Veamos:

“Sobre la constitucionalidad de los regímenes de protección ade-


cuada contra el despido arbitrario, corresponde destacar que en
la STC Exp. Nº 00976-2001-AA/TC este Tribunal precisó que el
establecimiento de un régimen sustantivo no es incompatible con
la opción de que el mismo legislador establezca, simultáneamen-
te, un régimen procesal, es decir, que ambos regímenes de protec-
ción son compatibles con el artículo 27 de la Constitución.

El régimen de protección sustantivo-preventivo contra el despi-


do arbitrario tiene por finalidad que el legislador prevenga, evite o
impida que un trabajador pueda ser despedido arbitrariamente, es
decir, que busca que mediante una norma con rango de ley se pre-
vea que no se puede despedir arbitrariamente a un trabajador si es
que no es por alguna causal y en la medida en que esta se pruebe,
previo procedimiento disciplinario, si fuera el caso.

En el caso del régimen laboral especial del contrato administrativo


de servicios, este régimen de protección sustantivo-preventivo se

153
Joel Rosas Alcántara

encuentra previsto en el literal f) del numeral 13.1 del Decreto Su-


premo N° 075-2008-PCM, cuyo texto dice que el contrato admi-
nistrativo de servicios puede extinguirse por:
‘Decisión unilateral de la entidad contratante, sustentada en el
incumplimiento injustificado de las obligaciones derivadas del
contrato o en la deficiencia en el cumplimiento de las tareas
encomendadas’.
En este supuesto de extinción del contrato administrativo de servi-
cios, el numeral 13.2 del Decreto Supremo N° 075-2008-PCM
prevé un procedimiento previo al despido en el siguiente sentido:
‘En el caso del literal f) del numeral 13.1 precedente la entidad
contratante debe imputar al contratado el incumplimiento median-
te una notificación. El contratado tiene un plazo de (5) cinco días
hábiles para expresar lo que estima conveniente. Vencido ese pla-
zo la entidad debe decidir, en forma motivada y según los criterios
de razonabilidad y proporcionalidad, si resuelve o no el contrato,
comunicándolo al contratado’.
Teniendo presente el contenido de los artículos transcritos, este
Tribunal concluye que el régimen de protección sustantivo-pre-
ventivo del contrato administrativo de servicios es compatible con
la Constitución. En todo caso, debe precisarse que los términos
‛contratado’ y ‛resuelve o no el contrato’ del numeral 13.2 del
Decreto Supremo N° 075-2008-PCM deben ser entendidos como
‘trabajador’ y ‘extingue o no el contrato’.
El régimen de protección sustantivo-reparador se materializa
cuando una norma con rango de ley no evita que se produzca el
despido arbitrario, sino que se limita a reparar patrimonialmente
sus consecuencias. Conforme a la STC Exp. Nº 00976-2001-AA/
TC, el régimen de protección sustantivo-reparador es compatible
con la Constitución cuando el trabajador, una vez que fue despedi-
do arbitrariamente inicia ‘una acción judicial ordinaria con el ob-
jeto de que se califique el despido como injustificado, con el pro-
pósito de exigir del empleador el pago compulsivo de la referida
indemnización’.

154
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

Este régimen de protección adecuada se encuentra previsto en


el numeral 13.3 del Decreto Supremo N° 075-2008-PCM, el cual
dispone que:
‘Cuando el contrato administrativo de servicios sea resuelto por la
entidad pública, unilateralmente y sin mediar incumplimiento del
contratado, el juez podrá aplicar una penalidad equivalente a las
contraprestaciones dejadas de percibir, hasta un importe máximo
equivalente a dos (2) meses’.
El artículo transcrito pone de relieve que el régimen laboral espe-
cial del contrato administrativo de servicios prevé un régimen de
protección sustantivo-reparador que tiene una eficacia resarcito-
ria que es compatible con la protección adecuada que brinda el ar-
tículo 27 de la Constitución contra el despido arbitrario. En todo
caso, debe precisarse que los términos ‘resuelto’ y ‘contratado’ del
numeral 13.3 del Decreto Supremo N° 075-2008-PCM deben ser
entendidos como ‘extinguido’ y ‘trabajador’.
Asimismo, este Tribunal debe precisar que la interpretación consti-
tucional del numeral 13.3 del Decreto Supremo N° 075-2008-PCM
debe ser la siguiente:
‘Si el despido se produce por terminación injustificada, el emplea-
dor tiene la obligación de pagar automáticamente al trabajador la
indemnización equivalente a las remuneraciones dejadas de per-
cibir, hasta un importe máximo equivalente a dos meses. En caso
de que el empleador no abone en forma automática la indemniza-
ción, el trabajador podrá interponer la demanda correspondiente.
Si el trabajador considera que no ha cometido la falta imputada
que sustenta su despido o este constituye una sanción despro-
porcionada, podrá interponer una demanda solicitando que se le
abone una indemnización equivalente a las remuneraciones deja-
das de percibir, hasta un importe máximo equivalente a dos (2)
meses’.
La interpretación dada es conforme con el principio-valor de dig-
nidad de la persona humana reconocido en el artículo 1 de la
Constitución, ya que imponerle al trabajador que es despedido en

155
Joel Rosas Alcántara

forma injustificada que inicie un proceso para que se le otorgue


una indemnización, supone atribuirle una carga innecesaria que
no se encuentra justificada en forma objetiva.
En la STC Exp. Nº 00976-2001-AA/TC también se precisó que el
proceso de amparo constituye un régimen procesal de protección
adecuada de eficacia restitutoria que tiene por finalidad la reposi-
ción del trabajador a su centro de trabajo y que no puede enten-
derse, para el caso de los trabajadores sometidos al régimen pri-
vado, únicamente circunscrito al Decreto Legislativo N° 728, sino
de cara a todo el ordenamiento jurídico, pues este no es una agre-
gación caótica de disposiciones legales, sino uno basado en las ca-
racterísticas de coherencia e integridad.
La anterior consideración permite inferir que en el caso del ré-
gimen laboral especial del contrato administrativo de servicios
también el proceso de amparo tendría eficacia restitutoria. Sin em-
bargo, dicha eficacia restitutoria no puede predicarse en el proce-
so de amparo porque ello desnaturalizaría la esencia del contrato
administrativo de servicios, ya que este es un régimen laboral es-
pecial y transitorio que tiene por finalidad iniciar el proceso de re-
forma y reordenamiento del servicio civil.
La solución de reposición desnaturalizaría la esencia especial y
transitoria del contrato administrativo de servicios, por cuanto los
contratos de trabajo en este régimen son a plazo determinado y no
indeterminado. Además, conforme al párrafo d) del artículo 7 del
Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos
Humanos en materia de Derechos Económicos, Sociales y Cultu-
rales, en casos de despido injustificado, el trabajador tendrá dere-
cho a una indemnización o a la readmisión en el empleo o a cual-
quier otra prestación prevista por la legislación nacional.
Consecuentemente, al régimen laboral especial del contrato admi-
nistrativo de servicios no le resulta aplicable el régimen procesal
de eficacia restitutoria (readmisión en el empleo), sino únicamen-
te el régimen procesal de eficacia restitutiva (indemnización)”(142).

(142) STC Exp. Nº 03818-2009-PA, f. j. 7.

156
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

5. La prórroga del contrato administrativo de servicios CAS (no


conversión en un contrato de duración indeterminada)

“El Tribunal considera que el contrato administrativo de servicios se


prorroga en forma automática si el trabajador continúa laborando después
de la fecha de vencimiento del plazo estipulado en su último contrato admi-
nistrativo de servicios. Este hecho no genera que el contrato administrativo
de servicios se convierta en un contrato de duración indeterminada, debi-
do a que el artículo 5.1 del Decreto Supremo N° 075-2008-PCM prescribe
que la ‘duración del contrato no puede ser mayor al periodo que correspon-
de al año fiscal respectivo dentro del cual se efectúa la contratación’. En la
actualidad, este parecer se encuentra reconocido en el artículo 5.2 del De-
creto Supremo N° 075-2008-PCM, que fue incorporado por el Decreto Su-
premo N° 065-2011-PCM. 7. En autos se adviene que la ausencia de con-
trato escrito en el caso del demandante renovó su vínculo laboral bajo los
alcances de lo dispuesto por el Decreto Legislativo Nº 1057, relación que
sin embargo fue truncada unilateralmente por el empleador.
Pese a ello y conforme se ha establecido en la STC Exp. Nº 03818-
2009-PA/TC, la reposición en el régimen del contrato administrativo de
servicios no es posible porque dicho régimen es de carácter especial y
transitorio, al cual solo le resulta aplicable el régimen procesal de efica-
cia indemnizatoria, razón por la cual, en el presente caso, no corresponde
disponer la reposición del demandante. 9. Sin perjuicio de lo expuesto co-
rresponde recordar al demandante que cuando se termina la relación labo-
ral sujeta al referido régimen, sin que se presente alguna de las causas de
extinción del contrato administrativo de servicios, se genera el derecho de
percibir la indemnización prevista en el Decreto Legislativo Nº 1057 y sus
normas reglamentarias. 10. Finalmente se debe destacar que el hecho de
que un trabajador continúe laborando después de la fecha de vencimiento
del plazo estipulado en su último contrato administrativo de servicios cons-
tituye una falta administrativa que ha de ser objeto de un procedimiento
disciplinario a fin de que se determine las responsabilidades previstas en el
artículo 7 del Decreto Legislativo N° 1057, pues dicho hecho contraviene
el procedimiento de contratación previsto en el artículo 3 del Decreto Su-
premo N° 075-2008-PCM”(143).

(143) STC Exp. Nº 02195 2013-PA , ff. jj. 6-10.

157
Joel Rosas Alcántara

6. Pago indemnizatorio restringe la pretensión de reposición laboral

El Tribunal Constitucional ha señalado que el otorgamiento del pago


indemnizatorio al demandante, este no podrá pretender vía proceso de am-
paro la reposición en su trabajo. Veamos:
“Sin perjuicio de lo expuesto cabe precisar que el hecho de que el
empleador haya efectuado el depósito de la liquidación de benefi-
cios sociales de la demandante, incluyendo el pago de la indem-
nización por despido arbitrario, ello no significa señal alguna de
aceptación del pago de esta última, dado que, conforme lo ha esta-
blecido este Colegiado a través de la STC Exp. Nº 03052-2009-PA/
TC, el cobro de los beneficios sociales que por derecho le corres-
ponde percibir al trabajador (compensación por tiempo de servi-
cios, vacaciones truncas u otros conceptos remunerativos) no supo-
ne el consentimiento del despido arbitrario, salvo que el afectado
acepte el pago de la indemnización otorgada por el empleador, en
cuyo caso, operará la garantía indemnizatoria contenida en el ar-
tículo 34 del Decreto Supremo Nº 003-97-TR, por lo que el trabaja-
dor no podrá luego pretender su reposición a través del proceso de
amparo; situación que en el caso de autos, no se ha presentado, por
lo que dicho alegato carece de sustento para sostener que ha opera-
do la sustracción de materia controvertida en el presente caso”(144).

7. Conocimiento del procurador público por posible contingencia


económica (plaza laboral)

Teniendo presente que existen reiterados casos en los que se estima


la demanda de amparo por haberse comprobado un despido arbitrario,
el Tribunal estima pertinente señalar que cuando se interponga y admita
una demanda de amparo contra una entidad del Estado que tenga por fi-
nalidad la reposición de la parte demandante, ello debe registrarse como
una posible contingencia económica que debe preverse en el presupues-
to, con la finalidad de que la plaza que ocupaba se mantenga presupuesta-
da para, de ser el caso, poder actuar o ejecutar en forma inmediata la sen-
tencia estimativa.

(144) STC Exp. Nº 00140-2011-PA, f. j. 7.

158
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

En estos casos, la Administración Pública, para justificar el manteni-


miento de la plaza presupuestada, tendrá presente que el artículo 7 del Có-
digo Procesal Constitucional dispone que: “el Procurador Público, antes
de que el proceso sea resuelto en primer grado, está facultado para poner
en conocimiento del titular de la entidad su opinión profesional motivada
cuando considera que se afecta el derecho constitucional invocado”.
Con la opinión del procurador público puede evitarse y preverse gas-
tos fiscales, ya que la Administración Pública puede allanarse a la demanda
(si es que la pretensión según la jurisprudencia y los precedentes del Tribu-
nal Constitucional es estimable) o proseguir con el proceso(145).

8. Improcedencia por pretender el pronunciamiento de medios pro-


batorios y la interpretación de normas laborales (despido por
silencio administrativo)

Que por ello, a juicio del Tribunal Constitucional, la presente deman-


da debe desestimarse, pues vía amparo se pretende que el juez constitucio-
nal se pronuncie respecto a materias ajenas a la tutela de derechos funda-
mentales, como son las relativas a la aplicación de las normas en materia
laboral, siendo pertinente señalar que tanto la valoración y/o la determi-
nación de la suficiencia de los medios probatorios, como la interpretación
de las normas legales y/o administrativas para cada caso concreto, es un
asunto que corresponde ser dilucidado únicamente por el juez ordinario al
momento de expedir la sentencia y, por tanto, escapa del control y com-
petencia del juez constitucional, a menos que pueda constatarse una ar-
bitrariedad manifiesta por parte de la autoridad emplazada que ponga en
evidencia la violación de derechos de naturaleza constitucional, lo que no
ha ocurrido en el presente caso. Por el contrario, se advierte que los fun-
damentos que respaldan la decisión de los magistrados emplazados de
desestimar la demanda contencioso-administrativo en el marco del pro-
ceso sobre ineficacia de la declaración ficta por despido por silencio admi-
nistrativo y accesoriamente reposición en el cargo, incorporación en pla-
nillas, reconocimiento de tiempo de servicios y pago de remuneraciones
dejadas de percibir interpuesto por [el demandante] contra la Municipa-
lidad Distrital de Miraflores, se sustentó en una actuación legítima de la

(145) STC Exp. Nº 02032-2012-AA, f. j. 17.

159
Joel Rosas Alcántara

autoridades judiciales de acuerdo con lo establecido en el proceso en men-


ción, de la cual no se aprecia un agravio al derecho que invoca el recurren-
te, constituyendo decisión emitida dentro del ámbito de las competencias
asignadas por la Norma Constitucional, las que fueron ejercidas razona-
blemente conforme a su Ley Orgánica, razón por la cual no corresponde
evaluarlas mediante proceso de amparo(146).

9. Principio de efectividad para el análisis de otras vías de reparación

El principio de efectividad, que informa la justicia constitucional así


como sus decisiones, por definición, vinculantes, obliga a analizar la via-
bilidad de otras vías de reparación para supuestos como el aquí plantea-
do. Ese ejercicio, sin embargo, pasa necesariamente por comprender cabal-
mente la verdadera dimensión del impacto que, situados en el contexto de
la tercerización, genera el rompimiento del vínculo civil que une a la em-
presa principal y a la tercerizadora, sobre la estabilidad laboral de los tra-
bajadores de esta última(147).

10. Formas de reparación (reposición en casos de tercerización)

El Tribunal Constitucional como órgano encargado de tutelar los de-


rechos fundamentales, dentro de sus atribuciones de interpretar la Consti-
tución, puede cubrir vacíos normativos, como sucede en el presente caso,
debido a que no existe una legislación (laboral) específica sobre reposicio-
nes a trabajadores, despedidos arbitrariamente, quienes laboraron de forma
tercerizada. El Tribunal con respecto a lo mencionado, estableció posibles
soluciones, para cubrir esos vacíos normativos. Veamos:
“Con todo, lo cierto es que, a nivel de la legislación laboral vi-
gente, no existe una solución concreta para el problema que he-
mos identificado como cuestión relevante en autos. Esta circuns-
tancia, sin embargo, antes bien que atar de manos, exige ofrecer
una respuesta adecuada que, a falta de una regulación legal ex-
presa, encuentre asidero a partir de los derechos fundamenta-
les consagrados en la Constitución. Ciertamente, aun cuando

(146) RTC Nº 00255-2013-PA, f. j. 5.


(147) STC Exp. Nº 03689-2010-PA, f. j. 10.

160
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

haya que convenir con las instancias judiciales precedentes en el


sentido de que estamos aquí ante una cuestión ‘controvertida’ o
‘compleja’, no puede olvidarse que a la justicia constitucional le
está vedado decidir no decidir, con mayor razón si, conforme al
artículo 139, inciso 8, de la Constitución, los jueces no pueden
dejar de administrar justicia por vacío o deficiencia de la ley. En
ese contexto, es conveniente examinar cuáles podrían ser, desde
una óptica meramente explicativa, las soluciones viables al pro-
blema detectado:
• La primera forma de reparación en la cual habría que
detenerse es, desde luego, el de la reposición laboral. Con
arreglo a ella, no solo se estaría siendo consecuente con el
carácter eminentemente restitutorio del proceso de amparo,
sino también con el principio de causalidad que rige el des-
pido en materia laboral. Sin embargo, esta solución se en-
frenta a un obstáculo insalvable, que no es otro que la impo-
sibilidad de obligar al empleador a contratar a un trabajador
para realizar una actividad que la propia empresa ya no desa-
rrolla. Por ello, la reposición inmediata al puesto de trabajo
se revela como una solución inviable para casos como el
aquí planteado, pues solo alcanzaría a proteger los derechos
del trabajador imponiendo a la empresa tercerizadora una
obligación desmedida e irrazonable que afecta sus legítimos
intereses.
• De ahí que parezca razonable pensar que, en defecto de
una reparación que reponga las cosas al estado anterior a la
violación del derecho (restitutio inintegrum o in natura), re-
sulte viable una reparación por equivalente. Así también
parecían entenderlo los propios recurrentes, quienes al mo-
mento de interponer su demanda de amparo dedujeron como,
pretensión alternativa a la readmisión en el empleo, el pago
de una indemnización. Tal pretensión no ha llegado a conoci-
miento de este Tribunal, pues la Sala recurrida resolvió con-
firmar la improcedencia liminar decretada por el Segundo
Juzgado Civil de Sullana en el extremo referido a la preten-
sión indemnizatoria, por considerar que esta no era viable en
sede de amparo. Sin embargo, a nuestro juicio, una cosa es

161
Joel Rosas Alcántara

afirmar que la pretensión del amparo no pueda tener natura-


leza indemnizatoria y otra bien distinta sostener que la repa-
ración ordenada tenga que adoptar la forma de una indem-
nización por equivalente, cuando la reparación in natura sea
de imposible ejecución. Este ha sido también, por lo demás,
el criterio asumido por el Tribunal Constitucional español en
su STC 076/2010, del 19 de octubre, en la que tras afirmar
que no cabe desconocer las dificultades que podría entrañar
la ejecución por una empresa tercerizadora de la obligación
de readmitir a un trabajador en un puesto inexistente, ha re-
cordado su jurisprudencia en el sentido de que ‘tan constitu-
cional es una ejecución en la que se cumple el principio de
la identidad total entre lo ejecutado y lo estatuido en el fallo
como una ejecución en la que, por razones atendibles, la con-
dena sea sustituida por su equivalente pecuniario o por otro
tipo de prestación (SSTC 58/1983, del 29 de junio, f. j. 2 y
69/1983, de 26 de junio, f. j. 3)’. Cabe señalar, por lo demás,
que la determinación de esta forma de reparación estaría su-
jeta a la competencia del juez de ejecución o, en su caso, a la
vía laboral ordinaria correspondiente.

• Precisamente en el Derecho comparado, y específicamente


en el Derecho español y comunitario, se asiste a una tercera
forma de reparación a la controversia planteada, que es fruto
de la interpretación de una disposición legal de ese país.
Se trata de la aplicación de la normativia sobre sucesión
empresarial a la actividad de contratas, lo que plantea la
cuestión de determinar si el negocio jurídico en que consiste
la sucesión de contratistas puede constituir transmisión de
empresa, centro de trabajo o unidad productiva autónoma,
con la consecuente obligación del nuevo contratista de
contratar al personal de su antecesora. No obstante, como
se podrá intuir, esta forma de reparación, cuya idoneidad
no está exenta de objeciones, se revela como una medida
inaplicable para casos como el que aquí nos convoca, en que
la terminación de la relación mercantil no ha dado lugar a
una nueva contratista, por lo que la utilidad de esta fórmula
resulta, cuando menos, objetable.

162
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

• Finalmente, una modalidad de reparación que concita nuestra


atención es aquella que ha sido implícitamente alegada por
los recurrentes en el curso del proceso. En efecto, a fojas 44
obra el informe –aportado por los recurrentes– emitido por
el inspector de la Zona Registral de Trabajo y Promoción
del Empleo de Sullana, de fecha 26 de mayo de 2009, en el
que se da cuenta de que en los libros de registros de dicha
entidad no aparece registrada ninguna solicitud de la empresa
SERAGRO S.A.C., relacionada con la suspensión tempo-
ral o total de actividades. Con este medio de prueba, los
demandantes no solo estarían probando que es falso que su
empleador no esté realizando actividad alguna (lo que, no
obstante, se ha desvirtuado supra) sino que además estarían
admitiendo que dicha medida de suspensión constituye una
forma constitucionalmente válida de afrontar los efectos la-
borales que ocasiona la terminación de la relación mercan-
til que une a la empresa tercerizadora con su cliente. Así
pues, esta vía de solución propugnaría que si bien resulta
válido dar por concluidos los contratos de trabajo celebrados
entre los recurrentes y la empresa tercerizadora con ocasión
del fin de la contrata, tal decisión, para ser respetuosa de
los derechos fundamentales de los trabajadores, requeriría
seguir un procedimiento administrativo ante el Ministerio de
Trabajo, al interior del cual se constate no solo la ausencia
de algún móvil fraudulento en la decisión adoptada, sino
además se garanticen las formas de reparación adecuadas
a los trabajadores que son objeto de despido (sería el caso,
por ejemplo, del derecho de preferencia para readmisión en
el empleo, previsto en el artículo 52 del Decreto Supremo
Nº 037-97-TR, si se entendiera que ese procedimiento es
el cese colectivo). De ser esto así, la sentencia estimatoria
emanada de la justicia constitucional no podría ser otra que
ordenar la reposición laboral de los demandantes y, conse-
cuentemente, el inicio del procedimiento administrativo
correspondiente”(148).

(148) STC Exp. Nº 03689-2010-PA, f. j. 17.

163
Joel Rosas Alcántara

11. Vulneración del derecho al debido proceso y el derecho a defensa


(reposición)

“En el caso de autos, la controversia constitucional radica en de-


terminar si la entidad demandada, al dar por culminado el vínculo
laboral con la accionante lo hizo observando el debido proceso, o
si, por el contrario, lo lesionó. Efectuada esta precisión, debe co-
menzarse por evaluar la lesión del derecho de defensa, toda vez
que forma parte del derecho al debido proceso.
De acuerdo con lo previsto por el artículo 31 del Decreto Supremo
N° 003-97-TR, el empleador no podrá despedir a un trabajador
por causa relacionada con su conducta laboral, sin antes otorgar-
le por escrito un plazo razonable no menor de seis días naturales
para que pueda defenderse por escrito de los cargos que se le for-
mulen; es decir el despido se inicia con una carta de imputación
de cargos para que el trabajador pueda ejercer su derecho de de-
fensa, efectuando su descargo en la forma que considere conve-
niente a su derecho.
En el presente caso ya ha quedado determinado que la recurre la
demandada una relación laboral a plazo indeterminado y por ter-
minada la relación laboral sin expresar causal al recurrente fue
despedida sin que le haya remitido imputación de faltas graves.
Por lo expuesto, este Tribunal declara que, en el presente caso, la
entidad demandada también ha vulnerado el derecho específica-
mente, su derecho de defensa.
En la medida en que en este caso se ha acreditado que la entidad
demandada ha vulnerado los derechos constitucionales al traba-
jo, a la protección adecuada contra el despido arbitrario y al debi-
do proceso, corresponde ordenar la reposición de la demandante
como trabajadora a plazo indeterminado en el cargo que venía de-
sempeñando o en otro de similar categoría o nivel, en el plazo de
dos días bajo apercibimiento de que el juez de ejecución imponga
las medidas coercitivas previstas en los artículos 22 y 59 del Có-
digo Procesal Constitucional.

164
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

Asimismo, de conformidad con el artículo 56 del Código Procesal


Constitucional, la entidad emplazada debe asumir los costos del
proceso, los cuales deberán ser liquidados en la etapa de ejecución
de la presente sentencia, mas no así el pago de costas.
Teniendo presente que existen reiterados casos en los que se es-
tima la demanda de amparo por haberse comprobado un despido
arbitrario, el Tribunal estima pertinente señalar que cuando se in-
terponga y admita una demanda de amparo contra una entidad del
Estado que tenga por finalidad la reposición del demandante, ello
debe registrarse como una posible contingencia económica que ha
de preverse en el presupuesto, con la finalidad de que la plaza que
ocupaba se mantenga presupuestada para, de ser el caso, poder ac-
tuar o ejecutar en forma inmediata la sentencia estimativa.
En estos casos, la Administración Pública, para justificar el man-
tenimiento de la plaza presupuestada, tendrá presente que el ar-
tículo 7 del Código Procesal Constitucional dispone que: ‘el Pro-
curador Público, antes de que el proceso sea resuelto en primer
grado, está facultado para poner en conocimiento del titular de la
entidad su opinión profesional motivada cuando considere que se
afecte el derecho constitucional invocado’.
Con la opinión del procurador público puede evitarse y preverse
gastos fiscales, ya que la Administración Pública puede allanarse
a la demanda (si es que la pretensión según la jurisprudencia y los
precedentes del Tribunal Constitucional es estimable) o proseguir
con el proceso”(149).

12. Relación laboral por tercerización (medios probatorios: correos


electrónicos y entrega de celular)

Antes de precisar las consideraciones jurídicas del Tribunal Consitu-


cional, es necesario señalar que, empresa (empleador) establecer relacio-
nes directas y en las mismas condiciones con trabajadores que no son par-
te de su planilla, como si estos trabajadores fueran parte de esta, debido a

(149) STC Exp. Nº 2331-2013-PA, ff. jj. 4.3.2-5.3.

165
Joel Rosas Alcántara

que los regímenes laborales de ambos tanto de trabajadores en planillas y


los tercerizados, parten de una relación laboral distinta.
En la presente jurisprudencia el Tribunal Constitucional consideró que
existió (configuró) una relación laboral, sustentando en una subordinación
directa y en demás elementos que establecen el vínculo laboral del deman-
dado con el recurrente, el Tribunal basó esta consideración en los correos
electrónicos (e-mails) donde se acredita órdenes directas de trabajo, des-
naturalizando de esta forma el contrato civil (tercerización). Además, cabe
añadir la entrega de celular, por la demanda (Electronorte) al recurrente
para cumplir con funciones asignadas por la demandada.
El TC concluye estableciendo que los medios probatorios citados de-
muestran que entre Electronorte y el recurrente existió una relaciona la-
boral a plazo determinado que fraudulentamente fue encubierta mediante
contratos de tercerización. Veamos:
“En el presente caso la desnaturalización de los contratos de
tercerización se encuentra probada con los medios probatorios
siguientes:
Los correos electrónicos de fojas 34 a 56, remitidos por los fun-
cionarios de Electronorte al recurrente prueban que esta le daba
órdenes de trabajo como si fuese su empleadora. En dichos co-
rreos, Electronorte le informa al recurrente sus turnos de trabajo,
le indica el lugar donde tenía que desempeñar su labor de Asis-
tente de Seguridad Patrimonial (apoyo al Jurado Especial de Elec-
ciones de Chiclayo), así como las labores que debía desempeñar
(hacer indagaciones de denuncias de pérdidas de objetos, solicitar
constataciones policiales, entre otras).
Es más, del correo electrónico de fecha 28 de junio de 2011,
obrante a fojas 49, se aprecia que el Asistente Legal de Electro-
norte le requirió al recurrente que remita documentación sobre
‘el valor y la preexistencia del cable sustraído en la investigación
contra el Sr. Alberto Mejía Miyakawa y otro por el delito de hur-
to agravado (...) bajo responsabilidad’.
En buena cuenta, los correos electrónicos citados prueban que
Electronorte le asignaba al recurrente su horario de trabajo, sus

166
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

labores a desempeñar y supervisaba el desarrollo de las mismas;


es decir Electronorte ejercía sobre el recurrente su poder de direc-
ción a pesar de que no era su empleadora.
El correo electrónico de fecha 4 de agosto de 2011 obrante a fo-
jas 52, remitido por el Asistente Legal de Electronorte al recu-
rrente, demuestra que se le ordenó que coordine la movilidad para
que brinde su manifestación ante la Segunda Fiscalía provincial
Penal Corporativa de Motupe y que debía ‘concurrir antes de las
14:30 horas’.
En efecto, en la Disposición N° 1, de fecha 16 de mayo de 2011,
emitida por la Fiscalía Provincial Mixta Corporativa de Cayaltí en
la Carpeta Fiscal N° 386-2011, obrante de fojas 93 a 94, se con-
signa que el recurrente ‘en su calidad de asistente de seguridad pa-
trimonial de la Empresa Electronorte, denuncia que el día 14 de
mayo de 2011’. Este mismo dato se consigna en la Disposición
N° 2, de fecha 4 de julio de 2011, obrante de fojas 98 a 100.
Los documentos mencionados demuestran que el recurrente reci-
bía y cumplía las órdenes que le daba Electronorte, a pesar de que
no era su empleadora, y prueban que Electronorte disponía del ho-
rario de trabajo del recurrente; es decir, acreditan que el recurren-
te se encontraba subordinado a Electronorte.
El plan de emergencia y los planes de contingencia obrantes de
fojas 109 a 159, prueban que Electronorte le entregó al recurrente
un teléfono celular y asumió su costo para que desempeñe sus la-
bores de Asistente de Seguridad Patrimonial, a pesar de que SER-
NEGAMA S.A.C. era su empleadora y debía asumir por su sola
cuenta el costo del servicio de seguridad; es decir, ella debía asig-
narle al recurrente un teléfono celular y no Electronorte.
En ese orden de ideas se concluye que los medios probatorios ci-
tados demuestran que entre Electronorte y el recurrente existió
una relaciona laboral a plazo determinado que fraudulentamen-
te fue encubierta mediante contratos de tercerización. Por dicha
razón la extinción de su relación laboral es un despido arbitrario,
por cuanto Electronorte no ha justificado la extinción en la omi-
sión de una falta grave relacionada con su conducta o capacidad

167
Joel Rosas Alcántara

laboral, razón por la cual procede estimar la demanda y ordenar


su reposición.
Habiéndose acreditado que Electronorte ha vulnerado el derecho
al trabajo del recurrente, corresponde de conformidad con el ar-
tículo 56 del Código Procesal Constitucional, ordenar que asuma
las costas y costos procesales, los cuales deberán ser liquidados en
la etapa de ejecución de la presente sentencia”(150).

13. Desnaturalización del convenio de practicante (prestaciones alimen-


tarias e imprecisión del contrato por incremento de actividades)

Dentro de la evaluación de cada caso concreto que, el Tribunal Cons-


titucional realiza, se encuentra con circunstancias y condiciones laborales
particulares que, como se puede evidenciar en el extracto de la sentencia,
vulneran el derecho constitucional al trabajo.
En este caso, se precisó que el convenio de prácticas fue desnaturali-
zado, señalando el Tribunal que existe entre el demandante (practicante) y
el demandado una relación laboral a plazo indeterminado.
Cabe añadir que, la propia sentencia precisa que el otorgamiento
de prestaciones alimentarias como tickets, cupones o vales de alimen-
tos fueron otorgadas al demandante, sin tener en consideración que las
modalidades formativas (prácticas) no están sujetas a la normativa labo-
ral vigente, y que los beneficiarios de las modalidades formativas labora-
les no perciben una remuneración, sino una subvención económica men-
sual. Veamos:
“En autos se acredita que el recurrente estuvo vinculado a la em-
presa emplazada mediante un convenio de prácticas profesiones
desde el 1 de abril de 2006 hasta el 30 de abril de 2007 (ff. jj. 3
a 6), y por medio de un contrato de trabajo sujeto a la modalidad
por incremento de actividades vigente del 1 de mayo al 31 de oc-
tubre de 2007, sucesivamente prorrogado hasta el 31 de julio de
2009 (ff. jj. 7 a 12).

(150) STC Exp. Nº 01671-2013-PA, ff. jj. 5 y 6.

168
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

Con relación a los convenios de prácticas profesionales, los ar-


tículos 13 y 51 de la Ley Nº 28518, Ley sobre modalidades for-
mativas laborales, establecen:
‘Artículo 13.- Práctica profesional
Es la modalidad que busca consolidar los aprendizajes adquiridos
a lo largo de la formación profesional, así como ejercitar su de-
sempeño en una situación real de trabajo. (…)’.
‘Artículo 51.- Desnaturalización de las modalidades formativas
Se desnaturalizan las modalidades formativas y se entiende que
existe una relación laboral común en los siguientes casos:
(…)
2. La falta de capacitación en la ocupación específica y/o el de-
sarrollo de actividades del beneficiario ajenas a la de los estudios
técnicos o profesionales establecidos en el convenio’.
Asimismo, los artículos 12 y 40 del Decreto Supremo Nº 007-
2005-TR, Reglamento de la Ley Nº 28518, estipulan:
‘Artículo 12.- Adecuación Formativo Laboral
Las labores que realice el beneficiario deben estar relaciona-
das directamente con las áreas que correspondan a su formación
académica’.
‘Artículo 40.- De la desnaturalización
La desnaturalización de la modalidad formativa laboral, implica
la existencia de una relación laboral.
En el presente caso, con los instrumentos probatorios obrantes
en autos se acredita que el demandante, durante la vigencia de
su convenio de prácticas profesionales, prestó servicios para la
empresa emplazada como asesor comercial. En efecto, en el co-
rreo electrónico generado con fecha 25 de mayo de 2006 por el
jefe zonal Chiclayo se advierte que se hace referencia al actor
como un ‘nuevo asesor’ (f. j. 55); similar hecho se observa en

169
Joel Rosas Alcántara

los correos de fojas 57 y 58. Asimismo, se aprecia que en diver-


sos correos electrónicos se solicita que se le asignen al deman-
dante códigos como usuario para acceso a los sistemas Q Ma-
tick, Multigestión, Speedy Sig y Gestel (ff. jj. 53 a 62), y que
se le exigía un mínimo de atenciones a clientes por día (ff. jj.
63 a 67). De igual manera, queda acreditada la naturaleza la-
boral de los servicios prestados por el actor con los reportes de
evaluación mensual de asesores (ff. jj. 74 a 88), de comisiones
de ventas (fojas 89 a 91) y de rendimiento (fojas 97). También
debe observarse que conforme consta en el contrato individual
de otorgamiento de prestaciones alimentarias en la modalidad de
suministro indirecto, obrante a fojas 13, el accionante percibió,
a partir del mes de setiembre de 2006, tickets, cupones o vales
de alimentos, al amparo de la Ley Nº 28051, ‘Ley de prestacio-
nes alimentarias en beneficio de los trabajadores sujetos al régi-
men laboral de la actividad privada’, sin tener en consideración
que de conformidad con el artículo 3 de la Ley Nº 28518, las
modalidades formativas no están sujetas a la normativa laboral
vigente, y que los beneficiarios de las modalidades formativas
laborales no perciben una remuneración, sino una subvención
económica mensual. En consecuencia, al haberse desnaturaliza-
do el convenio de prácticas profesiones suscrito por el deman-
dante, se ha configurado entre la partes una relación laboral a
plazo indeterminado.
Sin perjuicio de lo antes expuesto, también se advierte que en la
cláusula primera del contrato modal por incremento de activida-
des de fojas 7, se señala que la empresa demandada ‘(…) es una
compañía privada cuyo objeto social es dedicarse directa o indi-
rectamente a la comercialización de toda clase de bienes y servi-
cios, estén o no vinculados con las telecomunicaciones y requiere
contratar en forma temporal los servicios de personal a fin de aten-
der el incremento de sus actividades producido como consecuen-
cia de atención personalizada de los nuevos negocios de ventas en
los que TSC está incursionando, y que no pueden ser atendidos
en su totalidad con el personal actual. Las partes dejan constan-
cia que la contratación en forma temporal del personal que requie-
re LA EMPRESA tiene por objeto exclusivamente la atención de

170
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

las necesidades derivadas del incremento de sus actividades por


las razones expuestas en el primer párrafo de la presente cláusu-
la primera, para lo cual LA EMPRESA requiere contratar trabaja-
dores que se encarguen en forma paulatina y progresiva de la eje-
cución de las distintas labores que genera el referido incremento
de actividades del negocio’. Como se advierte, en dicho contra-
to no se proporciona información relevante que permita estable-
cer que, en efecto, existió una causa objetiva, que podría justifi-
car una contratación modal y no una a plazo indeterminado, pues,
por ejemplo, no se ha precisado qué actividad de la empresa de-
mandada se ha incrementado, ni cuáles son los ‘nuevos negocios
de ventas’ que justifican la contratación temporal del actor. La re-
ferencia consignada en el texto de la cláusula primera del referido
contrato es vaga y solo menciona la existencia de un ‘incremento
de sus actividades producido como consecuencia de atención per-
sonalizada de los nuevos negocios de ventas’. Por lo tanto, al no
haberse especificado con detalle la causa objetiva de contratación
en el referido contrato por incremento de actividades, el contrato
de trabajo ha sido desnaturalizado, por haberse producido el su-
puesto previsto en el inciso d) del artículo 77 del Decreto Supre-
mo Nº 003-97-TR.
En consecuencia, habiéndose acreditado la existencia de una re-
lación laboral con la emplazada, el demandante solamente podía
ser despedido por causa justa de despido relacionada con su con-
ducta o su desempeño laborales, lo que no ha sucedido en el pre-
sente caso”(151).

14. Nuevo criterio sobre procedencia de despido arbitrario (Sentencia


Nº 03070-2013-PA)

El Tribunal Constitucional, recientemente recompuesto ha estableci-


do un nuevo criterio de procedencia, sobre despido arbitrario vía el pro-
ceso de amparo y que esta deber dilucidada en el proceso abreviado labo-
ral, sustentado este criterio de procedencia sobre la figura de la tutela de
urgencia que consiste en procedimientos breves que están direccionados

(151) STC Exp. Nº 01167-2012-PA ff. jj. 3.3.2-3.3.6.

171
Joel Rosas Alcántara

a solucionar o resolver, conflictos en las cuales están inmersos derechos


constitucionales, siendo estos derechos por su propia naturaleza y el pro-
ceso que los cautela de naturaleza de urgencia.
En tal sentido, el Tribunal Constitucional ha establecido mediante la
presente sentencia que, la vulneración del derecho al trabajo por medio del
despido arbitrario, no es de tutela de urgencia, debido a que existe una vía
igualmente satisfactoria, señalando al proceso de abreviado laboral, este
decisión de procedencia, fue basada en un análisis de pertinencia, que en
criterio del Tribunal, puede ser resuelto en otra vía idónea.
Cabe resaltar, que en la presente sentencia, la Sala Primera del Tri-
bunal Constitucional, en ningún fundamento se pronuncia sobre el pre-
cedente vinculante Sentencia Exp. Nº 0206-2005-PA, en el extremo del
fundamento jurídico 7 (caso de régimen laboral privado) que estable-
ce: “el Tribunal Constitucional estima que esta nueva situación modifica
sustancialmente su competencia para conocer de controversias derivadas
de materia laboral individual, sean privadas o públicas. Sin embargo, los
criterios jurisprudenciales establecidos en el caso Eusebio Llanos Huas-
co, Exp. Nº 976-2004-AA/TC, para los casos de despidos incausados
(en los cuales no exista imputación de causa alguna), fraudulentos y nu-
los, se mantendrán en esencia. En efecto, si tal como hemos señalado, el
contenido del derecho constitucional a una protección adecuada con-
tra el despido arbitrario supone la indemnización o la reposición se-
gún corresponda, a elección del trabajador, entonces, en caso de que
en la vía judicial ordinaria no sea posible obtener la reposición o la res-
titución del derecho vulnerado, el amparo será la vía idónea para obte-
ner la protección adecuada de los trabajadores del régimen laboral pri-
vado, incluida la reposición cuando el despido se funde en los supuestos
mencionados”.
Por lo expuestos, es necesario precisar que el precedente constitu-
cional vinculante, Sentencia Nº 03070-2013-PA, no fue sustituido o cam-
biado overruling (cambio de precedente) para determinar la procedencia
de la protección del despido arbitrario mediante la reposición, debiendo
el presente precedente vinculante, cambiado por otro precedente vincu-
lante, decisión que se adopta por el Pleno Jurisdiccional del Tribunal
Constitucional (artículo VII del Título Preliminar del Código Procesal
Constitucional).

172
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL


En Arequipa, a los 18 días del mes de julio de 2014, la Sala Primera
del Tribunal Constitucional, integrada por los magistrados Miranda Cana-
les, Sardón de Taboada, Espinosa-Saldaña Barrera, pronuncia la siguien-
te sentencia
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por don Eddy Alfredo
Bernal Aguedo contra la sentencia de fojas 360, su fecha 23 de abril de
2013, expedida por la Segunda Sala Civil de la Corte Superior de Justicia
de Arequipa, que declaró infundada la demanda de autos.
FUNDAMENTOS
1. Delimitación del petitorio
El demandante solicita su reposición en el cargo de operador de produc-
ción, sosteniendo que ha sido despedido incausadamente debido a que
su vínculo laboral a plazo fijo se desnaturalizó en virtud de lo dispuesto
en el artículo 77 del Decreto Supremo Nº 003-97-TR; por lo que,
solicita que a través del presente proceso se ordene su reincorporación
a la sociedad demandada como trabajador a plazo indeterminado.
Alega que se han vulnerado sus derechos constitucionales al trabajo y
a la protección adecuada contra el despido arbitrario.
2. Cuestiones procesales
2.1 En el presente caso, de los autos se aprecia que lo pretendido en la de-
manda en realidad debe ser dilucidado en una vía diferente a la cons-
titucional. Al respecto, el artículo 5, inciso 2 del Código Procesal
Constitucional exige examinar si, pese a que una demanda alude al
contenido protegido de un derecho constitucional, el proceso de ampa-
ro constituye la vía adecuada para resolver el caso. En otras palabras,
esta causal de improcedencia exige a los jueces constitucionales reali-
zar un análisis sobre la pertinencia de la vía constitucional.
2.2 Como señala la mencionada disposición del Código Procesal Consti-
tucional, únicamente procede acudir a la vía especial y urgente del am-
paro para solicitar la protección de derechos fundamentales si no existe

173
Joel Rosas Alcántara

una vía ordinaria (específica) que sirva de igual o mejor modo para la
tutela de los mismos derechos (es decir, si no existe una ‘vía igualmen-
te satisfactoria’). Considerado debidamente, el examen de esta causal
de improcedencia no propone verificar simplemente si existen ‘otras
vías judiciales’ en las que también se tutelen derechos constituciona-
les (de hecho, en la mayoría de vías ordinarias se protege, de manera
más o menos directa, ámbitos garantizados por derechos constitucio-
nales), sino que debe analizarse si tales vías ordinarias serían igual o
más efectivas, idóneas o útiles que el proceso de amparo para lograr la
protección requerida.
2.3 En este contexto, a partir del análisis de la jurisprudencia del Tribu-
nal Constitucional, tenemos que existen dos perspectivas para en-
tender cuándo una vía puede ser considerada “igualmente satis-
factoria”: una objetiva, vinculada al análisis de la vía propiamente
dicha (vía idónea), y otra subjetiva, relacionada con el examen de la
afectación iusfundamental (urgencia iusfundamental).
2.4 Desde la perspectiva objetiva, el análisis de la vía idónea puede alu-
dir tanto: (1) a la estructura del proceso, atendiendo a si la regulación
objetiva del procedimiento permite afirmar que estamos ante una vía
célere y eficaz (estructura idónea), o (2) a la idoneidad de la protec-
ción que podría recibirse en la vía ordinaria, debiendo analizarse si la
vía ordinaria podrá resolver debidamente el caso iusfundamental que
se ponga a su consideración (tutela idónea). Este análisis objetivo, cla-
ro está, es independiente a si estamos ante un asunto que merece tute-
la urgente.
2.5 De otra parte, desde una perspectiva subjetiva, una vía ordinaria pue-
de ser considerada idónea: (1) si transitarla no pone en grave ries-
go al derecho afectado, siendo necesario evaluar si transitar la vía
ordinaria puede tornar irreparable la afectación alegada (urgencia
como amenaza de irreparabilidad); asimismo si, pese a existir un
proceso ordinario considerado como “vía igualmente satisfactoria”,
(2) se evidencia que es necesaria una tutela urgentísima, atendiendo
a la relevancia del derecho involucrado o la gravedad del daño que
podría ocurrir (urgencia por la magnitud del bien involucrado o del
daño).

174
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

2.6 En el presente caso, la pretensión contenida en la demanda no ha supe-


rado el análisis de pertinencia de la vía constitucional, ya que lo pre-
tendido puede ser resuelto idóneamente en otra vía, sin que exista una
afectación de especial urgencia que le exima de ello. En efecto, el pre-
sente caso puede ser resuelto a través del proceso laboral, toda vez que
conforme al artículo 2, numeral 2, de la Ley Nº 29497, los Juzgados
Especializados de Trabajo conocen en proceso abreviado laboral los
casos en los que la pretensión de reposición se plantea como preten-
sión principal única.
2.7 En consecuencia, la demanda incurre en la causal de improcedencia
establecida en el artículo 5, inciso 2 del Código Procesal Constitucio-
nal, por lo que debe ser desestimada.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad
que le confiere la Constitución Política del Perú
HA RESUELTO
Declarar IMPROCEDENTE la demanda de amparo.
Publíquese y notifíquese.
MIRANDA CANALES
SARDÓN DE TABOADA
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA

II. DESPIDO FRAUDULENTO

1. Aproximación conceptual

Entre los tipos de despido laboral, reconocido por la jurisprudencia


del Tribunal Constitucional, ubicamos al despido fraudulento, como un
acto que se configura, cuando “se despide a un trabajador imputándosele
hechos notoriamente inexistentes, falsos o imaginarios”(152). Así, encontra-
mos que el Tribunal ha mencionado su contenido conceptual, en los térmi-
nos siguientes:

(152) QUISPE CHÁVEZ, Gustavo y MESINAS MONTERO, Federico. El despido en la jurispruden-


cia judicial y constitucional. Editorial Gaceta Jurídica, Lima, 2009, p. 119.

175
Joel Rosas Alcántara

“Se despide al trabajador con ánimo perverso y auspiciado por el


engaño; por ende, de manera contraria a la verdad y la rectitud de
las relaciones laborales; aun cuando se cumple con la imputación
de una causal y los cánones procedimentales, como sucede cuan-
do se imputa al trabajador hechos notoriamente inexistentes, fal-
sos o imaginarios o, asimismo, se le atribuye una falta no prevista
legalmente, vulnerando el principio de tipicidad (...); o se produ-
ce la extinción de la relación laboral con vicio de voluntad (...) o
mediante la ‘fabricación de pruebas’”(153).

2. Inexistencia de despido fraudulento por embriaguez

“Teniendo presente el contenido transcrito de las cartas menciona-


das puede concluirse que no se ha afectado el derecho de defensa
del demandante ni el principio de tipicidad, pues tanto en la carta
de preaviso como en la carta de despido se le atribuyen al deman-
dante los mismos hechos que son considerados como faltas que
cometió y que ocasionaron su despido luego de haberse seguido
el procedimiento previsto en el Decreto Supremo Nº 003-97-TR,
y en el cual el demandante ejerció su derecho de defensa confor-
me obra a fojas 78 en la carta de descargo de fecha 3 de julio de
2009. Asimismo, es importante destacar que el hecho de que no
se haya especificado la excepcional gravedad que implicaba que
el actor vaya a trabajar en estado de ebriedad dada las funciones
que realiza, en nada enerva que el despido se haya efectuado con-
forme a ley, pues la falta cometida por el actor no solo ha quedado
debidamente acreditada en autos, sino que además el actor al ope-
rar una máquina tantos años debe conocer los riesgos que implica
un manejo inadecuado de ella.
En efecto, en el caso de autos, ha quedado corroborado que la falta
imputada no fue fabricada sino que el actor la cometió, pues con-
forme consta en el Memorando Interno de fecha 22 de junio de
2009, el Informe Nº 54 AVP.SEINTER-NAOSA de fecha 22 de
junio de 2009, y la copia certificada emitida en la Comisaría José
Luis Bustamente y Rivero de fecha 22 de junio de 2009, obrantes

(153) STC Exp. Nº 03844-2010-PA, f. j. 3.

176
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

de fojas 71 a 73, respectivamente, el demandante llegó a su centro


de trabajo en estado de embriaguez y se negó a que le realicen la
prueba de dosaje etílico, por lo que resulta aplicable la presunción
de haber concurrido en estado de ebriedad establecida en la parte
final del inciso e) del artículo 25 del Decreto Supremo Nº 003-97-
TR, por lo que corresponde desestimar la demanda.
Asimismo, es importante resaltar que el demandante laboraba
como operador de una máquina conera, por lo que no existe duda
respecto a la gravedad de su accionar imprudente al pretender rea-
lizar su labor diaria en evidente estado de embriague”(154).

3. Existencia de despido fraudulento en aplicación del principio


de tipicidad

“Sentado todo lo anterior, es válido concluir que, en el presente caso,


la demandante ha sido objeto de un despido fraudulento porque los
hechos imputados no están previstos legalmente como faltas gra-
ves, y ha quedado acreditada fehacientemente la vocación perversa
o disfrazada del empleador de utilizar los acontecimientos produ-
cidos en el devenir de la relación laboral y la desmejorada condi-
ción de salud de la demandante para cometer un despido fraudulen-
to. Con este proceder, la demandada ha inobservado el Principio
de Tipicidad, el cual limita la potestad de las entidades en el mar-
co de la aplicación de sanciones (SSTC Exp. Nºs 3901-2007-PA,
0535-2009-PA y 1182-2005-PA). Consecuentemente, esta modali-
dad de despido, al ser equiparable al despido sin invocación de
causa, ha lesionado los derechos constitucionales de la demandan-
te al trabajo, a la protección adecuada contra el despido arbitrario
y al debido proceso, razones por las cuales debe estimarse la de-
manda; haciéndose hincapié en que no se ha probado fehaciente-
mente que el despido tuvo origen en un acto de discriminación o
que constituye una represalia por el hecho de que la demandante se
afilió al Sindicato de Trabajadores de su empleadora.
En la medida en que, en este caso, se ha acreditado que la em-
plazada ha vulnerado diversos derechos constitucionales de la

(154) STC Exp. Nº 03844-2010-PA, ff. jj. 7-8.

177
Joel Rosas Alcántara

demandante, corresponde, de conformidad con el artículo 56 del


Código Procesal Constitucional, ordenar a dicha entidad que asu-
ma los costos procesales, los cuales deberán ser liquidados en la
etapa de ejecución de la presente sentencia.
En este caso, atendiendo a las especiales circunstancias, debido
al delicado estado de salud de la demandante, corresponde dispo-
ner medidas adicionales respecto a la forma en que se ejecutaría
la reposición, de conformidad con el numeral 4 del artículo 55 del
Código Procesal Constitucional.
Conforme puede observarse de los Informes Médicos obrantes a
fojas 5 y 29, la demandante se encontraría imposibilitada tempo-
ralmente para desempeñarse como Tripulante de Cabina de la em-
presa demandada; en consecuencia, en salvaguarda de la salud e
integridad de la demandante, corresponde disponer la reposición
de la actora en un cargo de igual o similar categoría al que venía
ocupando, que le permita desempeñarse según su capacidad, pero
sin poner en peligro su recuperación, y observando las recomen-
daciones médicas para su recuperación; medida que será llevada a
cabo por la entidad demandada de forma transitoria, hasta que la
demandante recupere todas sus capacidades físicas para retomar
el cargo que venía ocupando antes de la violación de sus derechos
constitucionales”(155).
4. Sanción irrazonable y desproporcionada (criterios de razonabilidad
para el despido laboral)

En suma, teniendo a la vista la jurisprudencia reseñada, resulta válido


sostener que, a juicio del Tribunal Constitucional, no obstante que la san-
ción disciplinaria constituye una facultad exclusiva del empleador que se
deriva de su poder de dirección y de la libertad de empresa, ello no impide
el control constitucional de la razonabilidad de la medida adoptada, sien-
do posible extraer, como elementos constitutivos de doctrina jurispruden-
cial en materia de razonabilidad de la sanción del despido laboral, los si-
guientes criterios:

(155) STC Exp. Nº 5185-2009-PA, ff. jj. 11-14.

178
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

• En primer lugar, y como premisa necesaria, que la sanción del


despido debe satisfacer el principio de legalidad, lo cual com-
porta que, tanto la falta, la calificación de su intensidad así como
la sanción aplicable a ella, deben estar debidamente tipificadas en
el Reglamento Interno de Trabajo de la empresa.
• En segundo lugar, que la sanción del despido debe ser considera-
da, en principio, como un recurso de última ratio, pues el prin-
cipio de razonabilidad exige que, previamente, el trabajador haya
recibido sanciones menores por su inconducta.
• En tercer lugar, que para apreciar la razonabilidad del despido,
el juez constitucional debe tener en cuenta, necesariamente, cier-
tos factores explicativos, tales como los antecedentes personales
del trabajador, el cargo que este desempeña (y por ende, los da-
ños y riesgos que genera su conducta ilícita para la empresa), en-
tre otros.
Siendo esto así, y volviendo ya al caso concreto, conviene reiterar que,
como quedó dicho en el fundamento 11 del presente voto, el Reglamento
Interno de Trabajo (cuya parte pertinente obra a fojas 172), señala textual-
mente en su artículo 27 que el personal de vuelo se encuentra prohibido
de transportar artículos que no sean exclusivamente efectos personales. Y
pese a que el Reglamento no determina explícitamente qué se debe enten-
der por “efectos personales”, su determinación no ofrece mayor complica-
ción si nos remitimos al artículo 4 del Decreto Supremo Nº 016-2006-EF,
antes citado. Por consiguiente, forzoso será concluir que la tipificación de
la falta está debidamente acreditada.
Por su parte, a pesar de que las pruebas obrantes en autos no permiten
concluir que el Reglamento haya tipificado la intensidad de la conducta pre-
vista, es preciso reconocer que, en su carta de despido (obrante a fojas 158),
la empresa demandada invocó las faltas previstas en los incisos a) y c) del
artículo 25 del Texto Único Ordenado del Decreto Supremo Nº 003-97-TR,
consideradas por la propia ley como faltas graves. Dichas faltas son, concre-
tamente, las siguientes: i) incumplimiento grave de las obligaciones de tra-
bajo que supone el quebrantamiento de la buena fe laboral; y ii) por la inob-
servancia del Reglamento Interno de Trabajo que reviste gravedad; y iii) por
haber utilizado indebidamente los bienes y servicios de nuestra empresa en

179
Joel Rosas Alcántara

beneficio propio o de terceros. En consecuencia, cabe igualmente concluir


que, a falta de una previsión expresa en el Reglamento, la intensidad de la
falta sí estaba tipificada en la ley como falta grave.
No pasa lo mismo, sin embargo, con la sanción vinculada a la falta
grave identificada. En efecto, mientras el artículo 27 del Reglamento Inter-
no de Trabajo señala genéricamente que: “[e]l incumplimiento de esta nor-
ma o el decomiso de mercancía por parte de la autoridad competente será
sancionado según corresponda”, la empresa no ha logrado acreditar que el
Reglamento haya establecido que el despido sea la sanción aplicable a di-
cha falta. Por lo demás, de lo obrante en autos, se deduce que esta sería la
primera vez que la trabajadora incurría en esta infracción y que, por con-
tra, la afectación a la imagen de la empresa como consecuencia del hecho
cuestionado no es lo suficientemente importante como para ser calificada
de “gravosa” (de hecho, los recortes periodísticos adjuntados se refieren
a personas distintas a la recurrente). En vista de tales consideraciones, re-
sulta innegable que la sanción impuesta a la trabajadora aparece como una
medida irrazonable y desproporcionada, configurándose una vulneración
de su derecho al debido proceso sustantivo(156).

5. Despido desproporcionado por embriaguez de empleado

Sobre el particular debe tenerse presente que el demandante en su car-


ta de descargo ha reconocido que el día 8 de mayo de 2004 ingirió bebidas
alcohólicas y que el día siguiente, esto es el 9 de mayo del citado año, asis-
tió a trabajar con aliento alcohólico, mas no en estado de ebriedad. En este
sentido, en su referida comunicación señala textualmente que “habiendo
concurrido al sepelio de la madre de mi compadre espiritual, el día sába-
do 08.05.04; y bebido en forma moderada, evidentemente, al día siguiente
podía sentirse el aliento alcohólico” y que el día 9 de mayo de 2004 cuan-
do se “presentó la Sra. Janet Díaz, [él se acercó] para saludarla por el día
de la madre; momento en el cual me habría sentido el aliento alcohólico”.
En el presente caso resulta relevante tener en cuenta que el demandante
ha reconocido que se negó a someterse al dosaje etílico ante la Comisaría de
Chorrillos, porque consideraba que era evidente que no se encontraba en

(156) STC Exp. Nº 01059-2009-PA, ff. jj. 19-22.

180
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

estado de ebriedad. Por ello, en aplicación del inciso e) del artículo 25 del
Decreto Supremo Nº 003-97-TR dicha negativa del demandante a someterse
al dosaje etílico debe reputarse como reconocimiento del estado de ebriedad.
No obstante lo señalado en el fundamento anterior, este Tribunal con-
sidera que el despido del demandante viola el derecho constitucional al de-
bido proceso sustantivo debido a que la Municipalidad emplazada al mo-
mento de imponerle la sanción lo hizo en contravención de los principios
de razonabilidad y proporcionalidad, toda vez que no tuvo en cuenta lo es-
tablecido en el artículo 83 de su propio Reglamento Interno de Trabajo, el
que señala que las sanciones disciplinarias de amonestación verbal o escri-
ta, suspensión en sus labores o despido, se aplicarán en función de la gra-
vedad de la falta cometida, la categoría, la antigüedad y los antecedentes
disciplinarios del trabajador.
Por ello este Tribunal considera que la sanción impuesta al demandante
resulta desproporcionada e irrazonable, pues si bien conforme se ha señala-
do en fundamento que precede al demandante se le puede reputar que ha in-
currido en la falta grave que se le imputa, no es menos cierto que en ningún
momento ha incurrido en algún acto de violencia, injuria o faltamiento de
palabra verbal o escrita en agravio del empleador, del personal jerárquico
o de otros trabajadores, ni ha ocasionado daño alguno al patrimonio ni
al acervo documentario de la Municipalidad emplazada. Siendo así y
teniéndose en cuenta que la Municipalidad, en la fundamentación de
las cartas cuestionadas y durante el curso del proceso de amparo, no ha
argumentado que el demandante tenga antecedentes disciplinarios, se
debe concluir que la sanción impuesta (despido) no fue la más adecuada e
idónea, pues la emplazada podía haberle impuesto cualquiera de las otras
sanciones disciplinarias ya citadas anteriormente(157).

III. DESPIDO NULO

1. Aproximación conceptual

El Tribunal Constitucional entre los diferentes tipos de despido que


desarrolla dentro de su jurisprudencia, también trato el despido nulo, como

(157) STC Exp. Nº 03169-2006-PA, ff. jj. 12-15.

181
Joel Rosas Alcántara

una forma de despido que vulnera el derecho al trabajo entre otros dere-
chos que pueden involucrar. Veamos:
“El despido nulo se produce cuando se despide al trabajador por
su mera condición de afiliado a un sindicato o por su participación
en actividades sindicales”(158).
2. Despido nulo por razón de discriminación por discapacidad

Con relación al despido nulo, debe señalarse que este Tribunal en la


STC Exp. Nº 0976-2001-AA/TC ha precisado que este aparece como con-
secuencia de la necesidad de proteger, entre otros, derechos tales como los
previstos en el inciso 2) del artículo 2; inciso 1) del artículo 26 e inciso
1) del artículo 28 de la Constitución.
En este sentido, debe precisarse que el denominado despido nulo, se
produce, entre otros supuestos, cuando el trabajador es despedido por ra-
zones de discriminación derivadas de su condición de discapacitado o in-
válido. Así, en el artículo 31.2 de la Ley Nº 27050, se ha precisado que:
Nadie puede ser discriminado por ser persona con discapacidad. Es
nulo el acto que basado en motivos discriminatorios afecte el acceso, la
permanencia y/o en general las condiciones en el empleo de la persona con
discapacidad.
En sentido similar, el artículo 18.2.4 del Decreto Supremo Nº 003-98-SA
ha señalado que:
En caso que las lesiones sufridas por EL ASEGURADO dieran lugar a
una invalidez parcial permanente inferior al 50 %, pero igual o superior al
20 %; LA ASEGURADORA pagará por una única vez al ASEGURADO
inválido, el equivalente a 24 mensualidades de pensión calculadas en for-
ma proporcional a la que correspondería a una Invalidez Permanente Total.
En estos casos, la Entidad Empleadora queda prohibida de prescindir
de los servicios del trabajador basada en su condición de invalidez.
Al respecto, debe señalarse que de los Dictámenes de Comisión Médi-
ca, de fecha 5 de agosto y 28 de setiembre de 2005, obrantes a fojas 1 y 36,
se desprende que el demandante presenta una incapacidad de naturaleza

(158) STC Exp. Nº 03169-2006-PA, f. j. 5.

182
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

permanente y de grado parcial que le ha producido un menoscabo del 30 %,


como consecuencia de una enfermedad profesional, según se señala en el
informe médico obrante a fojas 4 . Asimismo, debe precisarse que en los
referidos dictámenes se ha señalado que:
El paciente no puede trabajar en áreas que demanden esfuerzo físico y
que puedan agravar [la] enfermedad que padece, pero está en capacidad de
realizar cualquier otro trabajo.
De la lectura de la carta de preaviso del 24 de agosto de 2005, obrante
de fojas 30 a 31, y de la carta de despido del 26 de setiembre de 2005,
obrante de fojas 14 a 15, se desprende que la causa justa de despido impu-
tada al demandante no se encuentra relacionada directamente con el detri-
mento de su capacidad laboral, sino que tiene, como fundamento su con-
dición de incapacitado, ya que en ellas no se señala en que consista el
detrimento de la capacidad laboral, sino que este supuesto detrimento se
encontraría probado tan solo con los dictámenes referidos.
En este sentido, este Tribunal llega a la conclusión de que el demandante
ha sido despedido por razones de discriminación derivadas de su condición
de discapacitado o inválido, debido a que del contenido de las cartas referi-
das, no se desprende que el supuesto detrimento de las facultades del traba-
jador sea determinante para el desempeño de las labores que desempeñaba
el demandante; además, en autos no se encuentra probada la relación directa
y evidente entre la supuesta pérdida de la capacidad y los requerimientos es-
pecíficos del cargo que desempeñaba el demandante. En tales circunstancias,
resulta evidente que, tras producirse una modalidad de despido nulo como
la antes descrita, procede la reposición del demandante como finalidad emi-
nentemente restitutoria de todo proceso constitucional de tutela de derechos.
Además, debe tenerse presente que según el artículo 18.2.4 del De-
creto Supremo Nº 003-98-SA, el demandante, al padecer de una invali-
dez parcial permanente inferior al 50 %, no podía ser despedido. Por lo
tanto, si la emplazada considera que el demandante no se encuentra capa-
citado para desempeñar el cargo que ocupaba, debe reponerlo en un puesto
de trabajo de igual nivel o categoría que demande un menor esfuerzo físi-
co, ello con la finalidad de poder preservar su estado de salud y su digni-
dad como trabajador(159).

(159) STC Exp. Nº 10422-2006-PA, ff. jj. 5-10.

183
CAPÍTULO VI

PRECEDENTES VINCULANTES
EMITIDOS POR EL TRIBUNAL
CONSTITUCIONAL EN MATERIA
LABORAL Y PREVISIONAL
(Sistematización - Resumen)

• STC Exp. Nº 1417-2005-PA, caso Manuel Anicama Hernández (Am-


paro Provisional. Contenido esencial del derecho a la pensión)
• STC Exp. Nº 0168-2005-PC, caso Maximiliano Villanueva Valverde
(Procedencia del proceso de cumplimiento)
• STC Exp. Nº 0206-2005-PA, caso César Baylón Flores (Procedencia
de amparo. Régimen laboral)
• STC Exp. Nº 4677-2004-PA, caso Confederación General de Trabaja-
dores del Perú - CGTP (Reglas para prohibir y restringir el derecho de
reunión)
• STC Exp. Nº 4635-2004-PA, caso Sindicato de Trabajadores de To-
quepala (Jornada trabajadores mineros. Jornadas atípicas)
• STC Exp. Nº 2877-2005-PA, caso Luis Lagomarcino Ramírez (Re-
curso de Agravio Constitucional) (Ley Nº 23098. Pensión mínima o
inicial)
• STC Exp. Nº 5189-2005-PA, caso Jacinto Gabriel Angulo (Ley Nº 23908.
Pensión mínima o inicial)

185
Joel Rosas Alcántara

• STC Exp. Nº 9381-2006-PA, caso Félix Vasi Zevallos (ONP - Bono de


reconocimiento)
• STC Exp. Nº 7281-2006-PA, caso Santiago Terrones Cubas (Desafi-
liación de las AFP)
• STC Exp. Nº 6612-2005-AA, caso Onofre Vilcarima Palomino (Pen-
sión Vitalicia. Pensión de invalidez. Enfermedad profesional)
• STC Exp. Nº 10087-2005-AA, caso Alipio Landa Herrera (Pensión
vitalicia. Pensión de invalidez. Enfermedad profesional. Decreto Ley
Nº 18846. Ley Nº 26790)
• STC Exp. Nº 0061-2008-PA, caso Rímac Internacional (Arbitraje vo-
luntario y obligatorio del D.S. Nº 003-98-SA. Seguro Complementa-
rio de Trabajo de Riesgo)
• STC Exp. Nº 5430-2006-PA, caso Alfredo de la Cruz Curasma (Pago
de devengados e intereses)
• STC Exp. Nº 4762-2007-AA, caso Alejandro Tarazona Valverde (Acre-
ditación de Aportaciones)
• STC Exp. Nº 2513-2007-PA, caso Ernesto Casimiro Hernández Her-
nández (Unificación de precedentes vinculantes, reajuste de pensión,
improcedencia del amparo)
• STC Exp. Nº 03052-2009-PA, Cobro de Beneficios Sociales y Reposición.
• STC Exp. Nº 002-2010-PI, caso 5,000 ciudadanos contra el Decreto Le-
gislativo Nº 1057 - (Régimen Especial de Contratación Administrativa
de Servicios)

186
STC Exp. Nº 1417-2005-PA
Caso: Manuel Anicama Hernández

Nº de STC 1417-2005-PA
Órgano Emisor Pleno
Demandante Manuel Anicama Hernández
Demandado Oficina de Normalización Previsional (ONP)
Fecha de Publicación en
la página web del TC 12 de julio de 2005
Fecha de Publicación en
El Peruano 12 de julio de 2005
Fundamentos vinculantes 37 y 54 a 58

1. Procedencia del amparo en materia pensio-


naria / Contenido constitucionalmente pro-
tegido del derecho a la pensión (fundamen-
tos 37.a, 37.b, 37.c, 37.d y 37.e).
2. Improcedencia del amparo en materia pen-
Contenido del sionaria / Contenido no constitucionalmente
Precedente protegido del derecho a la pensión (funda-
mentos 37.c, 37.f y 37.g).
3. Reglas procesales aplicables a los procesos
de amparo en trámite relacionados con pen-
siones y que no cumplen con los requisitos
de procedibilidad (fundamentos 54 a 58).
Fallo Fundada
Ejecución Inmediata

187
Joel Rosas Alcántara

STC Exp. Nº 1417-2005-PA [Proceso de amparo interpuesto por


Manuel Anicama Hernández. Se declara fundada la demanda y se
establecen reglas procesales y criterios de procedibilidad. Proce-
dencia del amparo en materia pensionaria]

El Tribunal Constitucional, en fecha 8 de julio de 2005 emite la sen-


tencia presente.
Con fecha 6 de mayo de 2003, el recurrente interpone demanda de am-
paro contra la Oficina de Normalización Previsional (ONP), con el obje-
to que se declare la nulidad de la Resolución Nº 0000041215-2002-ONP/
DC/DL-19990, de fecha 2 de agosto de 2002, por considerar que vulnera
su derecho fundamental a la pensión, toda vez que resolvió denegar su so-
licitud de pensión de jubilación adelantada.
Manifiesta que cesó en sus actividades laborales el 25 de mayo de
1992 contando con más de 20 años de aportaciones, luego de que la Auto-
ridad Administrativa de Trabajo autorizó a su empresa empleadora a redu-
cir personal; sin embargo, al calificar su solicitud de pensión de jubilación,
la entidad demandada consideró que las aportaciones efectuadas durante
los años 1964 y 1965 habían perdido validez conforme al Reglamento de
la Ley Nº 13640, por lo que, incluso si realizara la verificación de las apor-
taciones efectuadas desde 1973 a 1992 no reuniría los 20 años de aporta-
ción al Sistema Nacional de Pensiones que se requieren como mínimo para
obtener el derecho a la pensión de jubilación por reducción de personal.
Agrega que el Tribunal Constitucional en reiterada jurisprudencia ha seña-
lado que los periodos de aportación no pierden validez, y que sumados sus
periodos de aportaciones, acredita los exigidos por la legislación vigente,
razón por la que solicita el reconocimiento de su derecho a la pensión, así
como los devengados e intereses generados desde la vulneración de su de-
recho fundamental.
La demandada deduce las excepciones de falta de agotamiento de la
vía administrativa y de caducidad, y solicita que se declare improcedente
la demanada, por considerar que la vía del amparo no es la adecuada para
dilucidar la pretensión del recurrente, siendo necesario acudir a la vía judi-
cial ordinaria donde existe una estación probatoria.

188
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

El Décimo Cuarto Juzgado Civil de Lima, con fecha 8 de enero de


2003, declaró fundada la demanda en el extremo en que se solicita la
validez de las aportaciones efectuadas en los años 1964 y 1965, orde-
nando su reconocimiento y la verificación del periodo de aportaciones
de 1973 a 1992, respecto del cual no se ha emitido pronunciamiento
administrativo.
Constituyen precedente vinculante los fundamentos 37, 54 y 58
37. Con base en dicha premisa, sobre la base de los alcances del dere-
cho fundamental a la pensión como derecho de configuración legal
y de lo expuesto a propósito del contenido esencial y la estructura de
los derechos fundamentales, este Colegiado procede a delimitar los li-
neamientos jurídicos que permitirán ubicar las pretensiones que, por
pertenecer al contenido esencial dicho derecho fundamental o estar di-
rectamente relacionadas a él, merecen protección a través del proceso
de amparo:
a) En primer término, forman parte del contenido esencial directa-
mente protegido por el derecho fundamental a la pensión, las dis-
posiciones legales que establecen los requisitos del libre acceso
al sistema de seguridad social consustanciales a la actividad labo-
ral pública o privada, dependiente o independiente, y que permite
dar inicio al periodo de aportaciones al Sistema Nacional de Pen-
siones. Por tal motivo, serán objeto de protección por vía del am-
paro los supuestos en los que habiendo el demandante cumplido
dichos requisitos legales se le niegue el acceso al sistema de segu-
ridad social.
b) En segundo lugar, forma parte del contenido esencial directamen-
te protegido por el derecho fundamental a la pensión, las disposi-
ciones legales que establecen los requisitos para la obtención de
un derecho a la pensión. Así, será objeto de protección en la vía
de amparo los supuestos en los que, presentada la contingencia, se
deniegue a una persona el reconocimiento de una pensión de ju-
bilación o cesantía, a pesar de haber cumplido los requisitos lega-
les para obtenerla (edad requerida y determinados años de apor-
tación), o de una pensión de invalidez, presentados los supuestos
previstos en la ley que determinan su procedencia.

189
Joel Rosas Alcántara

Tal como ha tenido oportunidad de precisar la Corte Constitucio-


nal colombiana, en criterio que este Colegido comparte, el dere-
cho a la pensión:
“Adquiere el carácter de fundamental cuando a su desconoci-
miento sigue la vulneración o la amenaza de derechos o prin-
cipios de esa categoría y su protección resulta indispensable
tratándose de la solicitud de pago oportuno de las pensiones
reconocidas, ya que la pensión guarda una estrecha relación
con el trabajo, principio fundante del Estado Social de Dere-
cho, por derivar de una relación laboral y constituir una es-
pecie de salario diferido al que se accede previo el cumpli-
miento de las exigencias legales”. (Cfr. Corte Constitucional
colombiana. Sala Tercera de Revisión. Sentencia T-608 del 13
de noviembre de 1996. M.P. Dr. Eduardo Cifuentes Muñoz).
c) Por otra parte, dado que, como quedó dicho, el derecho funda-
mental a la pensión tiene una estrecha relación con el derecho
a una vida acorde con el principio-derecho de dignidad, es de-
cir, con la trascendencia vital propia de una dimensión sustancial
de la vida, antes que una dimensión meramente existencial o for-
mal, forman parte de su contenido esencial aquellas pretensiones
mediante las cuales se busque preservar el derecho concreto a un
“mínimo vital”, es decir,
“aquella porción de ingresos indispensable e insustituible
para atender las necesidades básicas y permitir así una sub-
sistencia digna de la persona y de su familia; sin un ingreso
adecuado a ese mínimo no es posible asumir los gastos más
elementales (...) en forma tal que su ausencia atenta en for-
ma grave y directa contra la dignidad humana”. (Cfr. Corte
Constitucional colombiana. Sala Quinta de Revisión. Senten-
cia T-1001 del 9 de diciembre de 1999. M.P. José Gregorio
Hernández Galindo).
En tal sentido, en los supuestos en los que se pretenda ventilar en
sede constitucional pretensiones relacionadas no con el recono-
cimiento de la pensión que debe conceder el sistema previsional
público o privado, sino con su específico monto, ello solo será

190
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

procedente cuando se encuentre comprometido el derecho al mí-


nimo vital.
Por ello, tomando como referente objetivo que el monto más alto
de lo que en nuestro ordenamiento previsional es denominado
“pensión mínima”, asciende a S/. 415,00 (Disposición Transito-
ria de la Ley Nº 27617 e inciso 1 de la Cuarta Disposición Tran-
sitoria de la Ley Nº 28449), el Tribunal Constitucional considera
que, prima facie, cualquier persona que sea titular de una pres-
tación que sea igual o superior a dicho monto, deberá acudir a
la vía judicial ordinaria a efectos de dilucidar en dicha sede los
cuestionamientos existentes en relación a la suma específica de
la prestación que le corresponde, a menos que, a pesar de perci-
bir una pensión o renta superior, por las objetivas circunstancias
del caso, resulte urgente su verificación a efectos de evitar con-
secuencias irreparables (v.gr. los supuestos acreditados de graves
estados de salud).
d) Asimismo, aun cuando, prima facie, las pensiones de viudez, or-
fandad y ascendientes, no forman parte del contenido esencial del
derecho fundamental a la pensión, en la medida de que el acceso a
las prestaciones pensionarias sí lo es, son susceptibles de protec-
ción a través del amparo los supuestos en los que se deniegue el
otorgamiento de una pensión de sobrevivencia, a pesar de cumplir
con los requisitos legales para obtenerla.
e) En tanto el valor de igualdad material informa directamente el de-
recho fundamental a la pensión, las afectaciones al derecho a la
igualdad como consecuencia del distinto tratamiento (en la ley o
en la aplicación de la ley) que dicho sistema dispense a personas
que se encuentran en situación idéntica o sustancialmente análo-
ga, serán susceptibles de ser protegidos mediante el proceso de
amparo, siempre que el término de comparación propuesto resul-
te válido.
En efecto, en tanto derecho fundamental relacional, el derecho a
la igualdad se encontrará afectado ante la ausencia de bases razo-
nables, proporcionales y objetivas que justifiquen el referido tra-
tamiento disímil en el libre acceso a prestaciones pensionarias.

191
Joel Rosas Alcántara

f) Adicionalmente, es preciso tener en cuenta que para que quepa un


pronunciamiento de mérito en los procesos de amparo, la titulari-
dad del derecho subjetivo concreto de que se trate debe encontrar-
se suficientemente acreditada. Y es que como se ha precisado, en
el proceso de amparo
“No se dilucida la titularidad de un derecho, como sucede en
otros, sino solo se restablece su ejercicio. Ello supone, como
es obvio, que quien solicita tutela en esta vía mínimamente
tenga que acreditar la titularidad del derecho constitucional
cuyo restablecimiento invoca, en tanto que este requisito cons-
tituye un presupuesto procesal, a lo que se suma la exigencia
de tener que demostrar la existencia del acto [u omisión] cues-
tionado” (STC Exp. Nº 0976-2001-AA, fundamento 3).
g) Debido a que las disposiciones legales referidas al reajuste pen-
sionario o a la estipulación de un concreto tope máximo a las
pensiones, no se encuentran relacionadas a aspectos constitucio-
nales directamente protegidos por el contenido esencial del dere-
cho fundamental a la pensión, prima facie, las pretensiones rela-
cionadas a dichos asuntos deben ser ventiladas en la vía judicial
ordinaria.
Las pretensiones vinculadas a la nivelación como sistema de rea-
juste de las pensiones o a la aplicación de la teoría de los derechos
adquiridos en materia pensionaria, no son susceptibles de protec-
ción a través del amparo constitucional, no solo porque no forman
parte del contenido protegido del derecho fundamental a la pen-
sión, sino también, y fundamentalmente, porque han sido proscri-
tas constitucionalmente, mediante la Primera Disposición Final y
el artículo 103 de la Constitución, respectivamente.
54. Las demandas de amparo en trámite que, en aplicación de los crite-
rios de procedibilidad previstos en el Fundamento 37 supra, sean de-
claradas improcedentes, deberán ser remitidas al juzgado de origen
(Juez Civil encargado de merituar el proceso de amparo en prime-
ra instancia), quien deberá remitir el expediente judicial al Juez Es-
pecializado en lo Contencioso-Administrativo (en los lugares en los
que estos existan) o deberá avocarse al conocimiento del proceso

192
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

(en los lugares en los que no existan Jueces Especializados en lo


Contencioso-Administrativo).
Una vez que el juez competente del proceso contencioso-administra-
tivo se avoque al conocimiento de la causa, deberá entenderse pre-
sentada y admitida la demanda contencioso-administrativa, y, en apli-
cación del principio de suplencia previsto en el inciso 4) del artículo
2 de la Ley Nº 27584, se otorgará al demandante un plazo razonable a
efectos de que adecúe su demanda conforme a las reglas previstas para
la etapa postulatoria del proceso contencioso-administrativo. Transcu-
rrido dicho plazo sin que el demandante realice la respectiva adecua-
ción, procederá el archivo del proceso.
Estas reglas son dictadas en virtud del principio de autonomía proce-
sal del Tribunal Constitucional al que se ha hecho alusión en el Funda-
mento 48 supra.
58. Por otra parte, dado que en los asuntos previsionales, es la Adminis-
tración o, en su caso, la entidad en la que prestó servicios el extraba-
jador, las que se encuentran en mayor capacidad de proveer al juez de
los medios probatorios que coadyuven a formar convicción en rela-
ción con el asunto controvertido, el hecho de que el recurrente no haya
presentado los medios probatorios suficientes que permitan acreditar
su pretensión, en principio, no puede considerarse como motivo sufi-
ciente para desestimar la demanda. En tales circunstancias, es obliga-
ción del juez recabar de oficio los medios probatorios que juzque per-
tinentes; máxime si el artículo 22 de la Ley Nº 27584, establece que:
“Al admitir a trámite la demanda el juez ordenará a la enti-
dad administrativa que remita el expediente relacionado con
la actuación impugnable.
Si la entidad no cumple con remitir el expediente administra-
tivo el órgano jurisdiccional podrá prescindir del mismo o en
su caso reiterar el pedido bajo apercibimiento de poner el he-
cho en conocimiento del Ministerio Público para el inicio del
proceso penal correspondiente (...).
El incumplimiento de lo ordenado a la entidad administrativa
no suspende la tramitación del proceso, debiendo el juez en

193
Joel Rosas Alcántara

este caso aplicar al momento de resolver lo dispuesto en el ar-


tículo 282 del Código Procesal Civil”.
Dicho artículo del Código Procesal Civil, establece que:
“El juez puede extraer conclusiones en contra de los intere-
ses de las partes atendiendo a la conducta que estas asumen
en el proceso, particularmente cuando se manifiesta notoria-
mente en la falta de cooperación para lograr la finalidad de los
medios probatorios, o con otras actitudes de obstrucción. Las
conclusiones del juez estarán debidamente fundamentadas”.
Por su parte, el artículo 29 de la Ley Nº 27584, dispone que:
“Cuando los medios probatorios ofrecidos por las partes sean
insuficientes para formar convicción, el juez en decisión mo-
tivada e inimpugnable, puede ordenar la actuación de los me-
dios probatorios adicionales que considere convenientes”.

194
STC Exp. Nº 0168-2005-PC
Caso: Maximiliano Villanueva Valverde

Nº de STC 0168-2005-PC
Órgano Emisor Pleno
Demandante Maximiliano Villanueva Valverde
Demandado Oficina de Normalización Previsional (ONP)
Fecha de Publicación en
la página web del TC 3 de octubre de 2005
Fecha de Publicación en
El Peruano 7 de octubre de 2005
Fundamentos vinculantes 14, 15, 16 y 26 a 28

1. Requisitos que debe reunir un mandato


contenido en una norma legal o en un acto
administrativo para que proceda una de-
manda de cumplimiento (ff. jj. 14 y 16)
Contenido del 2. Reglas procesales aplicables a los procesos
Precedente de cumplimiento en trámite que no cumplen
con los requisitos de procedibilidad (ff. jj.
26 a 28).
3. El fundamento 15 es principalmente una
sustentación adicional del 14.
Fallo Infundada
Ejecución Inmediata

195
Joel Rosas Alcántara

STC Exp. Nº 0168-2005-PC [Proceso de amparo interpuesto por


Maximiliano Villanueva Valverde. Se declara infundada la de-
manda y se establecen las reglas procesales aplicables a los proce-
sos de cumplimiento en trámite que no cumplen con los requisitos
de procedibilidad y otros requisitos sobre un mandato contenido
en una norma legal o en un acto administrativo]

El Tribunal Constitucional, en fecha 29 de setiembre de 2005 emite la


sentencia presente.
Con fecha 1 de octubre de 2003, el recurrente interpone acción de
cumplimiento contra la Oficina de Normalización (ONP) solicitando que
se cumpla con determinar y ejecutar el pago de su pensión inicial de con-
formidad con lo dispuesto por la Ley N° 23908, que establece una pensión
mínima no menor de tres remuneraciones mínimas vitales, así como que
se ordene el reintegro de las pensiones devengadas y sus respectivos inte-
reses legales.
La ONP contesta la demanda solicitando que sea declarada improce-
dente. Alega que la Ley Nº 23908 estableció el monto mínimo de la pen-
sión en tres sueldos mínimos vitales, pero no dispuso que fuera, como mí-
nimo, tres veces más que el básico de un servidor en actividad, el cual
nunca llegó a ser igual al Ingreso Mínimo Legal, que estaba compuesto por
el Sueldo Mínimo Vital más las bonificaciones por costo de vida y suple-
mentaria. Añade que dicha norma fue derogada.
El Primer Juzgado Civil de la Corte Superior del Santa, con fecha 5 de
abril de 2004, declaró fundada la demanda estimando que el recurrente ad-
quirió los derechos reconocidos por la Ley N° 23908, puesto que se encon-
traba vigente cuando aquel obtuvo su pensión.
La recurrida, revocando la apelada, declaró improcedente la demanda,
argumentando que el recurrente no alcanzó el punto de contingencia an-
tes del 19 de diciembre de 1992, fecha en que se derogó la Ley N° 23908.
Constituyen precedente vinculante inmediato, de conformidad con el
artículo VII del Título Preliminar del CPConst.

196
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

14. Para que el cumplimiento de la norma legal, la ejecución del acto


administrativo y la orden de emisión de una resolución sean exigibles
a través del proceso de cumplimiento, además de la renuencia del fun-
cionario o autoridad pública, el mandato contenido en aquellos deberá
contar con los siguientes requisitos mínimos comunes:
a) Ser un mandato vigente.
b) Ser un mandato cierto y claro, es decir, debe inferirse indubitable-
mente de la norma legal o del acto administrativo.
c) No estar sujeto a controversia compleja ni a interpretaciones
dispares.
d) Ser de ineludible y obligatorio cumplimiento.
e) Ser incondicional.
Excepcionalmente, podrá tratarse de un mandato condicional, siempre
y cuando su satisfacción no sea compleja y no requiera de actuación
probatoria.
Adicionalmente, para el caso del cumplimiento de los actos adminis-
trativos, además de los requisitos mínimos comunes mencionados, en
tales actos se deberá:
f) Reconocer un derecho incuestionable del reclamante.
g) Permitir individualizar al beneficiario.
15. Estos requisitos mínimos se justifican porque el proceso de cumpli-
miento, diseñado por nuestra Constitución y el Código Procesal Cons-
titucional, dado su carácter sumario y breve, no es el adecuado para
discutir los contenidos de normas generales cuyos mandatos no tienen
las características mínimas a que hemos hecho referencia, o de normas
legales superpuestas que remiten a otras, y estas a su vez a otras, lo
cual implica una actividad interpretativa compleja que, en rigor, debe
llevarse a cabo a través de las vías procedimentales específicas.
16. Del mismo modo, en este tipo de procesos el funcionario o autoridad
pública tiene un deber absoluto de acatamiento de la norma legal o del
acto administrativo, no siendo posible ningún tipo de discrecionalidad

197
Joel Rosas Alcántara

de su parte. Asimismo, en ellos los derechos del demandante son prác-


ticamente incuestionables, de modo que, comprobada la renuencia y el
incumplimiento de la norma legal o el acto administrativo conforme a
las pautas descritas, de ineludible cumplimiento, corresponderá ampa-
rar la demanda.
26. A partir de la expedición de la sentencia del caso Manuel Anicama
Hernández (Exp. N° 1417-2005-AA/TC), el Tribunal Constitucio-
nal estableció que los derechos pensionarios de orden legal, entre otros,
por ejemplo los derivados de la Ley N° 23908, deberán ser conocidos
en la vía del contencioso-administrativo y no mediante el proceso de
amparo, salvo las excepciones que se establecieron en la misma sen-
tencia, encauzándose las demandas que se declarasen improcedentes,
conforme a los nuevos criterios, a la vía contencioso-administrativa.
27. Consecuentemente, y aplicando similares criterios, las demandas de
cumplimiento que no cumplan con los requisitos de procedibilidad
descritos en la presente sentencia, deberán tramitarse por la vía espe-
cífica para las controversias derivadas de las omisiones de la Admi-
nistración Pública sobre materia pensionaria que, conforme a los ar-
tículos 4 (inciso 2) y 24 (inciso 2) de la Ley N° 27584, será el proceso
contencioso-administrativo a través de la vía sumarísima.
28. Por lo tanto, a la luz de las funciones de ordenación y pacificación
inherentes a este Tribunal Constitucional las demandas de cumpli-
miento sobre materia pensionaria que, en aplicación de los criterios
de procedibilidad previstos en los fundamentos 14, 15, 16 supra de
la presente sentencia sean declaradas improcedentes, deberán seguir
las reglas procesales establecidas en los fundamentos 53 a 58 y 60 del
caso Manuel Anicama Hernández (Exp. N° 1417-2005-AA/TC), con
las adaptaciones necesarias relativas al proceso sumarísimo a que se
refiere el artículo 24, inciso 2 de la Ley N° 27584.

198
STC Exp. Nº 0206-2005-PA
Caso: César Baylón Flores

Nº de STC 0206-2005-PA/TC
Órgano Emisor Pleno
Demandante César Baylón Flores
Demandado E.P.S. EMAPA HUACHO S.A.
Fecha de Publicación en
la página web del TC 14 de diciembre de 2005
Fundamentos vinculantes 7 a 25 y 35 a 38

1. Procedencia del amparo en controversias


relacionadas con trabajadores del régimen
laboral privado (ff. jj. 7 a 16).
2. Improcedencia del amparo en controversias
relacionadas con trabajadores del régimen
laboral privado (ff. jj. 17 a 20).
3. Improcedencia del amparo en controversias
Contenido del relacionadas con trabajadores del régimen
Precedente laboral público (ff. jj. 21 a 25).
4. Procedencia del amparo en controversias
relacionadas con trabajadores del régimen
laboral público (f. j. 24).
5. Reglas procesales aplicables a los procesos
de amparo en trámite en materia laboral que
no cumplen con los requisitos de procedibi-
lidad (ff. jj. 35 a 38).
Fallo Infundada e improcedente

199
Joel Rosas Alcántara

STC Exp. Nº 00206-2005-PA [Proceso de amparo interpuesto por


César Baylón Flores. Se declara infundada e improcedente la de-
manda y se establecen las reglas procesales aplicables a los proce-
sos de amparo en trámite en materia laboral que no cumplen con
los requisitos de procedibilidad]

El Tribunal Constitucional, en fecha 28 de noviembre de 2005 emite


la sentencia presente.
Con fecha 21 de abril de 2004, el recurrente interpone demanda de am-
paro contra la E.P.S. EMAPA HUACHO S.A. y don Víctor Manuel Hacen
Bernaola, en su calidad de Gerente General de la citada empresa, solici-
tando que se declaren inaplicables la carta notarial de imputación de car-
gos de fecha 3 de marzo de 2004 y la carta notarial de despido de fecha 17
de marzo de 2004; y que, por consiguiente, se lo reponga en el puesto de
asistente de control patrimonial, con el pago de sus remuneraciones deja-
das de percibir. Asimismo, solicita que los demandados le paguen una in-
demnización de daños y perjuicios equivalente a 10,000.00 nuevos soles y
que se disponga la apertura de instrucción al Gerente General por ser res-
ponsable de la agresión sufrida.
Manifiesta haber sido despedido debido a que, con posterioridad a la
época en que ocupó el cargo de Jefe del Equipo de Facturación, se detec-
taron una serie de irregularidades con motivo del “examen especial sobre
presuntas irregularidades efectuadas en la manipulación del sistema SICI”
llevado a cabo por el órgano de control de la empresa. Al respecto, refiere
que no se hizo una adecuada calificación de la causa justa de despido y que
no se observó el principio de inmediatez, contemplado en el artículo 31 del
Decreto Supremo Nº 003-97-TR, TUO de la Ley de Productividad y Com-
petitividad Laboral, toda vez que el despido se produjo mucho tiempo des-
pués de la fecha en que ocurrieron los hechos por los cuales fue despedido.
Agrega que tales actos vulneran sus derechos constitucionales su derecho
constitucional al trabajo, a la adecuada protección contra el despido arbi-
trario y al debido proceso.
E.P.S. EMAPA HUACHO S.A. propone la excepción de incompeten-
cia por razón de la materia, aduciendo que la vía del amparo no resulta

200
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

idónea para este tipo de casos, pues existe una vía laboral donde se puede
dilucidar mejor la controversia con el despliegue de una amplia actuación
de material probatorio. Sostiene que en el caso del actor se procedió a su
despido por la gravedad de las faltas cometidas, respetándose, en todo mo-
mento, el debido proceso y sus derechos constitucionales, por lo que soli-
cita que la demanda sea declarada infundada.
El codemandado Víctor Manuel Hacen Bernaola solicita que la de-
manda sea declarada infundada, alegando que no le une vínculo alguno
con el actor y que la sanción impuesta se debió única y exclusivamente a
la configuración de una falta grave cometida por el recurrente. Manifies-
ta que el proceso de despido del demandante se realizó sin mala fe, dolo y
arbitrariedades.
El Tercer Juzgado Civil de Huaura, con fecha 5 de julio de 2004, de-
clara infundada la excepción propuesta considerando que el proceso de
amparo tiene carácter alternativo, es decir, que ante la violación de un de-
recho constitucional, el demandante puede escoger dicha vía para defender
sus derechos constitucionales; e, infundada la demanda argumentando que
el actor cometió las faltas graves que se le imputan, observándose para su
despido el debido proceso que establece la ley.
Declarar que las demandas de amparo de materia laboral individual
privada, precisadas en los fundamentos 7 a 20 supra, deberán ser adapta-
das al proceso laboral que corresponda según la Ley Nº 26636 por los jue-
ces laborales conforme a los principios laborales que han establecido en
su jurisprudencia laboral y a los criterios sustantivos en materia de dere-
chos constitucionales que este Colegiado ha establecido en su jurispruden-
cia para casos laborales.
7. El Tribunal Constitucional estima que esta nueva situación modifica
sustancialmente su competencia para conocer de controversias deri-
vadas de materia laboral individual, sean privadas o públicas. Sin em-
bargo, los criterios jurisprudenciales establecidos en el caso Eusebio
Llanos Huasco, Exp. Nº 976-2004-AA/TC, para los casos de despidos
incausados (en los cuales no exista imputación de causa alguna), frau-
dulentos y nulos, se mantendrán en esencia. En efecto, si tal como he-
mos señalado, el contenido del derecho constitucional a una protec-
ción adecuada contra el despido arbitrario supone la indemnización

201
Joel Rosas Alcántara

o la reposición según corresponda, a elección del trabajador, enton-


ces, en caso de que en la vía judicial ordinaria no sea posible obtener
la reposición o la restitución del derecho vulnerado, el amparo será la
vía idónea para obtener la protección adecuada de los trabajadores del
régimen laboral privado, incluida la reposición cuando el despido se
funde en los supuestos mencionados.
8. Respecto al despido sin imputación de causa, la jurisprudencia es
abundante y debe hacerse remisión a ella para delimitar los supuestos
en los que el amparo se configura como vía idónea para reponer el de-
recho vulnerado. En cuanto al despido fraudulento, esto es, cuando se
imputa al trabajador hechos notoriamente inexistentes, falsos o imagi-
narios, o se le atribuye una falta no prevista legalmente, solo será pro-
cedente la vía del amparo cuando el demandante acredite fehaciente e
indubitablemente que existió fraude, pues en caso contrario, es decir,
cuando haya controversia o duda sobre los hechos, corresponderá a la
vía ordinaria laboral determinar la veracidad o falsedad de ellos.
9. Con relación al despido nulo, si bien la legislación laboral privada re-
gula la reposición y la indemnización para los casos de despido nulo
conforme a los artículos 29 y 34 del Decreto Supremo Nº 003-97-TR,
TUO del Decreto Legislativo Nº 728, Ley de Productividad y Com-
petitividad Laboral, el Tribunal Constitucional ratifica los criterios
vertidos en el caso Eusebio Llanos Huasco, en el punto referido a su
competencia para conocer los casos de urgencia relacionados con la
violación de los derechos constitucionales que originan un despido
nulo, dadas las particularidades que reviste la protección de los dere-
chos involucrados.
10. En efecto, la libertad sindical y el derecho de sindicación reconocidos
por el artículo 28, inciso 1 de la Constitución (Exp. Nº 0008-2005-PI/TC,
fundamentos 26, 27 y 28), e interpretados conforme a la Cuarta Dis-
posición Final y Transitoria de la Constitución y al artículo V del
Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, imponen la
obligación estatal de adoptar las medidas necesarias y apropiadas
para garantizar a los trabajadores y empleadores el libre ejercicio del
derecho de sindicación e impedir todo acto de discriminación ten-
diente a menoscabar la libertad sindical, tales como condicionar el
empleo de un trabajador a que no se afilie o a que deje de ser miembro

202
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

de un sindicato; o despedir a un trabajador o perjudicarlo en cualquier


forma a causa de su afiliación sindical o a su participación en activi-
dades sindicales fuera de las horas de trabajo o, con el consentimien-
to del empleador, durante las horas de trabajo (artículo 11 del Conve-
nio Nº 87 de la OIT, sobre libertad sindical y protección del derecho
de sindicación, artículo 1 del Convenio Nº 98 de la OIT, relativo a la
aplicación de los principios del derecho de sindicación y de negocia-
ción colectiva).
11. En la misma línea argumentativa, en el citado Exp. N° 0008-2005-PI/TC,
se dejó establecido que la libertad sindical no solo tiene una dimensión
individual, relativa a la constitución de un sindicato y a su afiliación,
sino también una dimensión plural o colectiva que se manifiesta en la
autonomía sindical y en su personería jurídica (fundamento 26). Esta
dimensión de la libertad sindical se justifica por cuanto el artículo 3.1.
del Convenio N° 87 de la OIT, anteriormente citado, precisa que las
organizaciones de trabajadores tienen el derecho de elegir libremen-
te a sus representantes, de organizar su administración y sus activida-
des y formular su programa de acción, en tanto que el artículo 1.2. del
Convenio N° 98 de la OIT, como ya se dijo, establece la protección a
los trabajadores sindicalizados contra todo acto que tenga por objeto
despedirlo o perjudicarlo de cualquier otra forma a causa de su afilia-
ción sindical o por su participación en actividades sindicales.
12. Por lo tanto, debemos considerar que la libertad sindical, en su dimen-
sión plural o colectiva, también protege la autonomía sindical, esto es,
que los sindicatos funcionen libremente sin injerencias o actos exter-
nos que los afecten. Protege, asimismo, las actividades sindicales que
desarrollan los sindicatos y sus afiliados, así como a los dirigentes sin-
dicales, para garantizar el desempeño de sus funciones y que cum-
plan con el mandato para el que fueron elegidos. Sin esta protección
no sería posible el ejercicio de una serie de derechos y libertades, ta-
les como el derecho de reunión sindical, el derecho a la protección de
los representantes sindicales para su actuación sindical, la defensa de
los intereses de los trabajadores sindicalizados y la representación de
sus afiliados en procedimientos administrativos y judiciales. Del mis-
mo modo, no sería posible un adecuado ejercicio de la negociación co-
lectiva y del derecho de huelga.

203
Joel Rosas Alcántara

13. Es por ello que, a criterio del Tribunal Constitucional, la dimensión


plural o colectiva de la libertad sindical garantiza, no solo la protec-
ción colectiva de los trabajadores sindicalizados (como fue reconoci-
do por este Colegiado en el Exp. N° 1124-2001-AA/TC, fundamento
11), sino que también reconoce una protección especial para los di-
rigentes sindicales, toda vez que estos últimos, libremente elegidos,
detentan la representación de los trabajadores sindicalizados a fin de
defender sus intereses. Consecuentemente, todo acto lesivo, no justifi-
cado e irrazonable, que afecte a los trabajadores sindicalizados y a sus
dirigentes y que haga impracticable el funcionamiento del sindicato,
deberá ser reparado.
14. Este Tribunal Constitucional, en opinión coincidente con el Tribunal
Constitucional español, estima que las garantías descritas se justifican
por cuanto los sindicatos son formaciones con relevancia social que
integran la sociedad democrática (STC 292/1993, fundamento 5, del
9 de noviembre de 1993), añádase, para la protección y promoción de
sus intereses (artículo 8.1.a. del Protocolo Adicional a la Convención
Americana sobre Derechos Humanos en materia de Derechos Econó-
micos, Sociales o Culturales o “Protocolo de San Salvador”). Consi-
guientemente, los despidos originados en la lesión a la libertad sindi-
cal y al derecho de sindicación siempre tendrán la tutela urgente del
proceso de amparo, aun cuando las vías ordinarias también puedan re-
parar tales derechos.
15. Del mismo modo, los despidos originados en la discriminación por ra-
zón de sexo raza, religión, opinión, idioma o de cualquier otra índole,
tendrán protección a través del amparo, así como los despidos produ-
cidos con motivo del embarazo, toda vez que, conforme al artículo 23
de la Constitución, el Estado protege especialmente a la madre. Deber
que se traduce en las obligaciones estatales de adoptar todas las me-
didas apropiadas para eliminar la discriminación contra la mujer en la
esfera del empleo, prohibiendo, en especial, bajo pena de sanciones, el
despido por motivo de embarazo o licencia de maternidad, así como la
discriminación sobre la base del estado civil y prestar protección espe-
cial a la mujer durante el embarazo (artículo 11 numerales 1 y 2 litera-
les a y d de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de
discriminación contra la mujer de Naciones Unidas).

204
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

Igualmente, el proceso de amparo será el idóneo frente al despido que


se origina en la condición de impedido físicomental, a tenor de los ar-
tículos 7 y 23 de la Constitución que les garantiza una protección es-
pecial de parte del Estado. En efecto, conforme al artículo 18 del Pro-
tocolo adicional a la Convención Americana de Derechos Humanos en
materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales o “Protocolo
de San Salvador”, sobre protección de los minusválidos, toda perso-
na afectada por una disminución en sus capacidades físicas o menta-
les tiene derecho a recibir una atención especial con el fin de alcanzar
el máximo desarrollo de su personalidad.
16. Por lo tanto, cuando se formulen demandas fundadas en las causales
que configuran un despido nulo, el amparo será procedente por las ra-
zones expuestas, considerando la protección urgente que se requiere
para este tipo de casos, sin perjuicio del derecho del trabajador a recu-
rrir a la vía judicial ordinaria laboral, si así lo estima conveniente.
17. Por otro lado, la Ley Procesal del Trabajo, Nº 26636, prevé en su ar-
tículo 4 la competencia por razón de la materia de las Salas Laborales
y Juzgados de Trabajo. Al respecto, el artículo 4.2 de la misma ley es-
tablece que los Juzgados de Trabajo conocen, entre las materias más
relevantes de las pretensiones individuales por conflictos jurídicos, las
siguientes:
a) Impugnación de despido (sin reposición).
b) Cese de actos de hostilidad del empleador, incluidos los actos de
hostigamiento sexual, conforme a la ley sobre la materia.
c) Incumplimiento de disposiciones y normas laborales cualquiera
fuera su naturaleza.
d) Pago de remuneraciones y beneficios económicos.
18. A su turno, el artículo 30 del Decreto Supremo Nº 003-97-TR, TUO
del Decreto Legislativo Nº 728, Ley de Productividad y Competitivi-
dad Laboral, considera que constituyen actos de hostilidad:
a) La falta de pago de la remuneración en la oportunidad correspon-
diente, salvo razones de fuerza mayor o caso fortuito debidamente
comprobados por el empleador.

205
Joel Rosas Alcántara

b) La reducción inmotivada de la remuneración o de la categoría.


c) El traslado del trabajador a lugar distinto de aquel en el que preste
habitualmente servicios, con el propósito de ocasionarle perjuicio.
d) La inobservancia de medidas de higiene y seguridad que pueda
afectar o poner en riesgo la vida y la salud del trabajador.
e) El acto de violencia o el faltamiento grave de palabra en agravio
del trabajador o de su familia.
f) Los actos de discriminación por razón de sexo, raza, religión, opi-
nión o idioma.
g) Los actos contra la moral y todos aquellos que afecten la dignidad
del trabajador.
Consecuentemente, los amparos que se refieran a las materias des-
critas (ff. jj. 17 y18), que por mandato de la ley son competencia de
los jueces de trabajo, serán declaradas improcedentes en la vía del
amparo.
19. De otro lado, conforme a la línea jurisprudencial en materia de dere-
chos laborales de carácter individual (por todas Exp. Nº 2526-2003-AA),
se ha establecido que el amparo no es la vía idónea para el
cuestionamiento de la causa justa de despido imputada por el em-
pleador cuando se trate de hechos controvertidos, o cuando, exis-
tiendo duda sobre tales hechos, se requiera la actuación de medios
probatorios a fin de poder determinar la veracidad, falsedad o la ade-
cuada calificación de la imputación de la causa justa de despido, que
evidentemente no pueden dilucidarse a través del amparo. En efec-
to, es claro que, en este supuesto, para que se produzca certeza en el
juzgador, respecto de los puntos controvertidos, y pueda así sustentar
su fallo en determinado sentido, necesariamente tendrá que desarro-
llar la actividad probatoria a través de sus diversas etapas, en particu-
lar respecto de la actuación y valoración de la prueba que, entre otras
muchas, se relacionarán con declaraciones de parte, testigos, docu-
mentos (libros de planillas, informes), peritajes y, especialmente, las
pruebas de oficio.

206
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

20. Por lo tanto, aquellos casos que se deriven de la competencia por ra-
zón de materia de los jueces de trabajo, los actos de hostilidad y aque-
llos derivados del cuestionamiento y calificación del despido fundado
en causa justa que se refieran a hechos controvertidos, mencionados
en los puntos precedentes, no serán tramitados en el proceso de ampa-
ro, sino en el proceso laboral de la jurisdicción laboral ordinaria, a cu-
yos jueces corresponde, en primer lugar, la defensa de los derechos y
libertades constitucionales y de orden legal que se vulneren con oca-
sión de los conflictos jurídicos de carácter individual en el ámbito la-
boral privado. Solo en defecto de tal posibilidad o atendiendo a la
urgencia o a la demostración objetiva y fehaciente por parte del de-
mandante de que la vía laboral ordinaria no es la idónea, corresponde-
rá admitir el amparo.
21. Con relación a los trabajadores sujetos al régimen laboral público, se
debe considerar que el Estado es el único empleador en las diversas
entidades de la Administración Pública. Por ello, el artículo 4 literal 6)
de la Ley Nº 27584, que regula el proceso contencioso-administrati-
vo, dispone que las actuaciones administrativas sobre el personal de-
pendiente al servicio de la Administración Pública son impugnables a
través del proceso contencioso-administrativo. Consecuentemente, el
Tribunal Constitucional estima que la vía normal para resolver las pre-
tensiones individuales por conflictos jurídicos derivados de la aplica-
ción de la legislación laboral pública es el proceso contencioso-admi-
nistrativo, dado que permite la reposición del trabajador despedido y
prevé la concesión de medidas cautelares.
22. En efecto, si en virtud de la legislación laboral pública (Decreto Le-
gislativo Nº 276, Ley Nº 24041 y regímenes especiales de servidores
públicos sujetos a la carrera administrativa) y del proceso contencio-
so-administrativo es posible la reposición, entonces las consecuencias
que se deriven de los despidos de los servidores públicos o del per-
sonal que sin tener tal condición labora para el Sector Público (Ley
Nº 24041), deberán dilucidarse en la vía contencioso-administrativa
por ser la idónea, adecuada e igualmente satisfactoria, en relación al
proceso de amparo, para resolver las controversias laborales públicas.
23. Lo mismo sucederá con las pretensiones por conflictos jurídicos indi-
viduales respecto a las actuaciones administrativas sobre el personal

207
Joel Rosas Alcántara

dependiente al servicio de la Administración Pública y que se derivan


de derechos reconocidos por la ley, tales como nombramientos, im-
pugnación de adjudicación de plazas, desplazamientos, reasignacio-
nes o rotaciones, cuestionamientos relativos a remuneraciones, boni-
ficaciones, subsidios y gratificaciones, permisos, licencias, ascensos,
promociones, impugnación de procesos administrativos disciplina-
rios, sanciones administrativas, ceses por límite de edad, exceden-
cia, reincorporaciones, rehabilitaciones, compensación por tiempo de
servicios y cuestionamiento de la actuación de la administración con
motivo de la Ley Nº 27803, entre otros.
24. Por tanto, conforme al artículo 5, inciso 2 del Código Procesal Cons-
titucional, las demandas de amparo que soliciten la reposición de los
despidos producidos bajo el régimen de la legislación laboral pública
y de las materias mencionadas en el párrafo precedente deberán ser
declaradas improcedentes, puesto que la vía igualmente satisfactoria
para ventilar este tipo de pretensiones es la contencioso-administrati-
va. Solo en defecto de tal posibilidad o atendiendo a la urgencia o a la
demostración objetiva y fehaciente por parte del demandante de que la
vía contencioso-administrativa no es la idónea, procederá el amparo.
Igualmente, el proceso de amparo será la vía idónea para los casos re-
lativos a despidos de servidores públicos cuya causa sea: su afiliación
sindical o cargo sindical, por discriminación, en el caso de las muje-
res por su maternidad, y por la condición de impedido físico o mental
conforme a los fundamentos 10 a 15 supra.
25. El Tribunal Constitucional estima que, de no hacerse así, el proceso
de amparo terminará sustituyendo a los procesos judiciales ordinarios
como el laboral y el contencioso-administrativo, con su consiguiente
ineficacia, desnaturalizando así su esencia, caracterizada por su carác-
ter urgente, extraordinario, residual y sumario.
35. A partir de la expedición de la sentencia del caso Manuel Anicama
Hernández (Exp. N° 1417-2005-AA/TC), el Tribunal Constitucional
estableció los casos de materia pensionaria que conocería, encausán-
dose a la vía contencioso-administrativa las demandas que, por tal ra-
zón, se declarasen improcedentes.

208
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

36. Consecuentemente, y por la aplicación de similares criterios respec-


to a la reconducción de procesos, las demandas de amparo que sobre
las materias laborales de carácter individual, sean del régimen laboral
público o privado descritos en la presente sentencia, deberán ser en-
causadas a través de las vías igualmente satisfactorias para resolver las
controversias individuales de carácter laboral, privadas o públicas, y
que son:
a) El proceso laboral ordinario, para las controversias de carácter la-
boral individual privado.
b) El procedimiento especial contencioso-administrativo (arts. 4 in-
ciso 6 y 25 de la Ley N° 27584), para las materias de carácter la-
boral individual de carácter público).
37. Por lo tanto, haciendo uso de las funciones de ordenación y pacifi-
cación inherentes a este Tribunal Constitucional, se dispone que las
demandas de amparo sobre materia laboral, que en aplicación de los
criterios previstos en los fundamentos 21 a 25 supra, de la presente
sentencia, sean declaradas improcedentes, deberán seguir las reglas
procesales establecidas en los fundamentos 53 a 58 y 60 a 61 del caso
Manuel Anicama Hernández (Exp. N° 1417-2005-AA/TC), con las
adaptaciones necesarias a la materia laboral pública.
38. Para los casos de procesos de amparo en materia laboral individual
privada, fundamentos 7 a 20 supra, los jueces laborales deberán adap-
tar tales demandas conforme al proceso laboral que corresponda según
la Ley Nº 26636, observando los principios laborales que se hubiesen
establecido en su jurisprudencia laboral y los criterios sustantivos en
materia de derechos constitucionales que este Colegiado ha consagra-
do en su jurisprudencia para casos laborales.

209
STC Exp. Nº 4677-2004-PA
Caso: Confederación General de Trabajadores del Perú - CGTP

Nº de STC 4677-2004-PA
Órgano Emisor Sala Primera del Tribunal Constitucional
Demandante Confederación General de Trabajadores
del Perú (CGTP)
Demandado Municipalidad Metropolitana de Lima
Fundamentos vinculantes 15 literal e) y 18

1. Eficacia inmediata del derecho de reunión


Contenido del (fundamento 15° literal e).
Precedente 2. Reglas para prohibir o restringir el derecho
de reunión (fundamento 18).
Fallo Fundada
Ejecución Inmediata

210
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

STC Exp. Nº 4677-2004-PA [Proceso de amparo promovido por,


la Confederación General de Trabajadores del Perú - CGTP. Se
declara fundada la demanda y se establecen reglas para prohibir
o restringir el derecho de reunión]

El Tribunal Constitucional, en fecha 7 de diciembre de 2005 emite la


sentencia presente.
La recurrente, con fecha 14 de febrero de 2003, interpone demanda de
amparo contra la Municipalidad Metropolitana de Lima, solicitando que se
declare inaplicable el Decreto de Alcaldía Nº 060-2003, que declara zona
rígida para cualquier tipo de concentración pública el sector de máxima
protección dentro del centro histórico de Lima, delimitado por el río Rí-
mac, las avenidas Tacna, Nicolás de Piérola y Abancay, sin incluir éstas,
pues considera que vulnera sus derechos fundamentales de reunión y de
participación política.
La emplazada contesta la demanda manifestando que la cuestionada
norma ha sido expedida en cumplimiento del artículo 3 de la Ley Nº 23853
–Ley Orgánica de Municipalidades– (a la fecha derogada), que obliga a la
municipalidad a fomentar el bienestar de los vecinos; el inciso 4) del ar-
tículo 11 de la misma ley que establece la competencia del gobierno local
para pronunciarse sobre asuntos relacionados con turismo y conservación
de monumentos arqueológicos e históricos; el inciso 13) de su artículo 65,
que le exige procurar, conservar y administrar, en su caso, los bienes de
dominio público, como caminos, puentes, plazas, avenidas, paseos, jardi-
nes, edificios públicos y otros análogos; y los incisos 11) y 12) de su ar-
tículo 67 que le otorgan competencia, respectivamente, para promover y
asegurar la conservación y custodia del patrimonio cultural local y la de-
fensa y conservación de los monumentos arqueológicos, históricos y artís-
ticos; y para fomentar el turismo, restaurar el patrimonio histórico local y
cuidar de su conservación.
Sostiene que el centro histórico ha sido declarado Patrimonio Cultu-
ral de la Humanidad por la Unesco y que, por ende, debe ser protegido de
conformidad con lo establecido por el artículo 21 de la Constitución. Ale-
ga que la norma cuestionada tiene carácter preventivo y declarativo, pues

211
Joel Rosas Alcántara

la Municipalidad no puede desconocer las competencias que corresponden


a la prefectura, encargada de autorizar las reuniones en lugares públicos.
Aduce que el derecho de reunión no es un derecho absoluto e ilimi-
tado, y que las manifestaciones violentas en las que incurre la demandan-
te, vulneran el derecho de propiedad, el libre tránsito, la integridad perso-
nal, el derecho al trabajo y la seguridad personal. Manifiesta que existen
otras zonas de Lima en las que la recurrente puede ejercer su derecho de
reunión.
El Décimo Cuarto Juzgado Civil de Lima, con fecha 28 de abril de
2003, declaró infundada la demanda, por considerar que la norma cuestio-
nada se sustenta en el literal f) del artículo 132 de la Ordenanza Nº 062,
del 18 de agosto de 1994, que prohibe las concentraciones masivas de
personas que cierren las vías públicas en el centro histórico de la ciudad
de Lima, y en el literal b) del artículo 1 de la misma Ordenanza, que esta-
blece que el centro histórico merece un tratamiento especial con el fin de
reducir drásticamente la presión del tránsito automotor, el comercio en la
vía pública y los usos incompatibles y la concentración de actividades que
ocasionalmente causen su deterior.
Declarar que, de conformidad con el artículo VII del Título Prelimi-
nar del CPConst., constituye precedente vinculante el criterio conforme al
cual, en ningún caso el ejercicio del derecho de reunión, previsto en el ar-
tículo 2.12 de la Constitución, puede ser sometido al requisito de autoriza-
ción previa por parte de la autoridad administrativa (fundamentos 15 e. y
18), la cual solo podrá restringirlo o prohibirlo atendiendo a las concretas
circunstancias de cada caso y solo por razones objetivas, suficientes y fun-
dadas, según ha quedado expuesto en los fundamentos de esta sentencia.
15. El contenido constitucionalmente protegido del derecho viene confi-
gurado por la conjunción de una serie de elementos:
e) Eficacia inmediata: El hecho de que, a diferencia de las reunio-
nes en locales privados o abiertos al público, el artículo 2.12 de la
Constitución exija un anuncio previo a la autoridad para realizar
reuniones en plazas y vías públicas, puede llevar a la errónea im-
presión de que para el ejercicio de este último tipo de reuniones es
imprescindible la autorización previa de algún representante gu-
bernativo, siendo, en consecuencia, un derecho mediatizado en su

212
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

manifestación a la anticipada aquiescencia expresa de la autoridad


pública.
Pues nada escapa de manera más evidente a la constitucional con-
figuración del derecho sub examine. En efecto, el derecho de reu-
nión es de eficacia inmediata y directa, de manera tal que no re-
quiere de ningún tipo de autorización previa para su ejercicio.
Lo que ocurre es que, en el caso específico de las reuniones con-
vocadas en plazas o vías públicas, el constituyente ha estableci-
do un instrumento expreso de armonización entre su ejercicio y
las eventuales restricciones a otros derechos que este represente,
de manera tal que ordena que la autoridad tome noticia del even-
to con antelación suficiente a efectos de que tome las providencias
necesarias para que el derecho al libre tránsito (artículo 211 de la
Constitución) no se vea limitado más allá de lo estrictamente ne-
cesario, habilitando vías alternas de circulación, además de adop-
tar las medidas necesarias para proteger a los manifestantes y asu-
mir una conducta vigilante y, de ser el caso, proporcionalmente
represiva, frente a las eventuales afectaciones a la integridad per-
sonal de terceros o de los bienes públicos o privados.
Así las cosas, no cabe confundir la exigencia de aviso previo, con
un supuesto sometimiento del derecho de reunión a la necesidad
de una autorización previa de la autoridad administrativa, la cual,
de ser exigida, resultará manifiestamente inconstitucional.
18. En todo caso, tal como lo establece el artículo 212 de la Constitución,
los motivos que se aleguen para prohibir o restringir el derecho de reu-
nión, deben ser “probados”. No deben tratarse, en consecuencia, de
simples sospechas, peligros inciertos, ni menos aún de argumentos in-
suficientes, antojadizos o arbitrarios; sino de razones objetivas, sufi-
cientes y debidamente fundadas. Y es que, como ha señalado correcta-
mente nuestro homólogo español,
“si existieran dudas sobre si tal ejercicio en un caso deter-
minado puede producir los efectos negativos contra el orden
público con peligro para personas y bienes u otros derechos y
valores dignos de protección constitucional, aquellas tendrían
que resolverse con la aplicación del principio o criterio de

213
Joel Rosas Alcántara

favorecimiento del derecho de reunión (favor libertatis), sin


que baste para justificar su modulación o prohibición la mera
sospecha o la simple posibilidad de que se produzcan dichos
resultados”.
En tal sentido, debe tenerse presente que la prohibición debe ser la úl-
tima ratio a la que puede apelar la autoridad administrativa para limi-
tar el derecho, debiendo optar, de ser posible, por medidas simplemen-
te restrictivas, tales como proponer la modificación del lugar, fecha,
hora, duración o itinerario previsto.
Se trata, en suma, de que la prohibición o establecimiento de restriccio-
nes al ejercicio del derecho de reunión se encuentren debidamente mo-
tivadas por la autoridad competente, caso por caso, de manera tal que
el derecho sólo se vea restringido por causas válidas, objetivas y razo-
nables (principio de razonabilidad), y, en modo alguno, más allá de lo
que resulte estrictamente necesario (principio de proporcionalidad).

214
STC Exp. Nº 4635-2004-PA
Caso: Sindicato de Trabajadores de Toquepala

Nº de STC 4635-2004-PA
Órgano Emisor Pleno
Demandante Sindicato de Trabajadores de Toquepala
Demandada Southern Perú Copper Corporation
Fecha de Publicación en
la página web del TC 29 de abril de 2006
Fecha de Publicación en
El Peruano 9 de mayo de 2006
Fundamentos vinculantes 28, 29, 35, 39 y 41

1. Jornada de trabajo de los trabajadores mine-


ros (ff. jj. 28 y 29).
2. Inconstitucionalidad del sistema de turnos
de trabajo implementado por la empresa mi-
nera demandada (f. j. 35).
Contenido del 3. Los convenios colectivos y los contratos in-
Precedente dividuales de trabajo no pueden desconocer
los estándares mínimos en materia de dere-
chos laborales (f. j. 39).
4. Disposiciones contrarias al parámetro cons-
titucional de la duración de la jornada de
trabajo (f. j. 41).
Fallo Fundada
Ejecución Inmediata

215
Joel Rosas Alcántara

STC Exp. Nº 4635-2004-PA [Proceso de amparo interpuesto por


Guillermo Panca Caya y don Clemente Trujillo Masco, secretarios
General y de Defensa del Sindicato de Trabajadores de Toquepala
y Anexos. Se declara fundada la demanda convenios y contratos,
tanto colectivos como individuales laborales y la jornada de traba-
jo de los trabajadores mineros]

El Tribunal Constitucional, en fecha 17 de abril de 2006 emite la pre-


sente sentencia.
Con fecha 17 de octubre de 2003, los recurrentes interponen deman-
da de amparo contra la Empresa Southern Perú Copper Corporation, soli-
citando que se dejen sin efecto las jornadas obligatorias de doce horas dia-
rias de trabajo durante cuatro días seguidos por tres de descanso impuestas
por la demandada en sus diferentes secciones; y que, en consecuencia, se
ordene la restitución de la jornada de trabajo de ocho horas diarias y la co-
locación, en todas las secciones o departamentos de la empresa, del cartel
indicador de la jornada de trabajo de ocho horas, incluido el refrigerio de
treinta minutos.
Manifiestan que desde el 10 de abril de 2000, la emplazada implan-
tó jornadas obligatorias de doce horas diarias en sistemas de 4 x 2 y 4 x 3;
que, sin embargo, mediante la cláusula 22 de la Convención Colectiva de
fecha 10 de mayo 2001(periodo 2001-2007), celebrada por el recurrente y
la demandada, se acordó que la jornada de trabajo ordinaria sería de ocho
horas diarias, incluyéndose treinta minutos de refrigerio; no obstante lo
cual, hasta la fecha, no se ha respetado la jornada de trabajo ordinaria es-
tablecida convencionalmente. Consideran que estos hechos violan el dere-
cho a la dignidad de la persona y de los trabajadores, a la igualdad ante la
ley, al carácter irrenunciable de los derechos laborales y a la fuerza vincu-
lante de la convención colectiva.
La emplazada deduce las excepciones de cosa juzgada, de caducidad
y de representación defectuosa o insuficiente del demandante, y contesta la
demanda señalando que el Tribunal Constitucional en su sentencia de fe-
cha 27 de setiembre de 2002, se pronunció acerca de los sistemas de tra-
bajo de 4 x 2 y 4 x 3, señalando que tienen sustento constitucional y legal,
por lo que no infringen derecho alguno.

216
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

El Juzgado Mixto de Jorge Basadre, con fecha 9 de febrero de 2004,


declaró infundadas las excepciones deducidas e improcedente la deman-
da, por considerar que la pretensión planteada ha sido resuelta mediante
la STC Exp. Nº 1396-2001-AA/TC, recaída en el proceso que fue seguido
por las mismas partes, estableciéndose que los sistemas cuestionados no
son contrarios a la Constitución. Por lo que la emplazada está en la facul-
tad de modificar el número de horas, siempre que no supere el límite que
establece el artículo 25 de la Constitución.
De conformidad con lo dispuesto en el artículo VII del Título Preli-
minar del Código Procesal Constitucional, los criterios establecidos en los
fundamentos 28, 29, 35, 39 y 41, supra, constituyen precedente vinculante
para resolver todos los procesos de amparo que guarden similitud con el
ahora resuelto. La eficacia vinculante de tales criterios radica en que serán
indispensables para determinar la procedencia de la vía del proceso cons-
titucional de amparo.
28. Consecuentemente, el Tribunal Constitucional estima que, en el caso
particular de los trabajadores mineros, la jornada razonable de trabajo
no puede ser mayor de ocho horas diarias y debe considerar una jor-
nada semanal razonable, atendiendo a las específicas condiciones la-
borales de los trabajadores mineros, que han sido descritas a lo largo
de la presente sentencia; y que, en este caso concreto, se caracterizan
por un despliegue mayor de fuerza física, esto es, doce horas durante
4 días seguidos y en algunos casos hasta 5 días, en un contexto de alto
riesgo para su salud, de trabajo físico a más de 3,500 m.s.n.m., de ali-
mentación deficiente y mayor exposición a los polvos minerales, con
el consiguiente deterioro de la esperanza de vida.
29. Tratándose de jornadas atípicas, en cualquier tipo de actividades labo-
rales, no pueden superar el promedio de ocho horas diarias ni de cua-
renta y ocho por semana, ya sea que se trate de un periodo de tres se-
manas, o de un periodo más corto, como lo dispone la Constitución
y el Convenio Nº 1 de la OIT. Considerando que el artículo 25 de la
Constitución impone la jornada máxima de trabajo de cuarentiocho
horas semanales, esta prevalecerá sobre cualquier disposición interna-
cional o interna que imponga una jornada semanal mayor, puesto que
se trata de una norma más protectora.

217
Joel Rosas Alcántara

35. Un sistema de turnos de trabajo como el implementado por la deman-


dada no es compatible con el parámetro constitucional descrito, puesto
que afecta la dignidad de las personas, principio-derecho que recono-
ce el artículo 1 de la Constitución, y constituye, en el mediano plazo,
una acelerada disminución de la esperanza de vida y una amenaza del
derecho a la vida de los trabajadores mineros. Esto se torna especial-
mente incompatible con la obligación constitucional de todos –Estado,
Empresas y personas– de defender y promover el derecho fundamen-
tal a la vida, reconocido en el artículo 2 inciso 1 de la Constitución.
Adicionalmente, la jornada laboral cuestionada tampoco es compati-
ble con el derecho a la protección del medio familiar.
39. Con relación al convenio colectivo, es pacífico, y así se ha sosteni-
do en el Exp. Nº 0008-2005-PI/TC, fundamento 31, que este prevale-
ce sobre el contrato individual de trabajo cuando el convenio es más
favorable al trabajador. Debe tenerse presente que cuando la Consti-
tución y los Tratados Internacionales de Derechos Humanos fijan un
estándar mínimo (por ejemplo, el derecho a la jornada de ocho horas
y el derecho a una jornada razonable de trabajo), entonces los conve-
nios colectivos y los contratos de trabajo no pueden contradecir dicho
estándar mínimo, bajo sanción de nulidad por contravenir derechos
fundamentales. Consiguientemente, la presente sentencia tiene plenos
efectos incluso en los supuestos en que los afiliados al sindicato recu-
rrente hubiesen pactado individualmente una jornada diaria mayor a
las ocho horas.
41. Esas variaciones no pueden convertirse en la regla del trabajo mine-
ro, como ocurre en el presente caso, en que un sistema excepcional se
ha convertido en la regla durante más de cinco años, imponiendo a los
trabajadores mineros jornadas de 12 horas diarias que reducen ostensi-
blemente su expectativa de vida y afectan su derecho al descanso dia-
rio, vulnerando de esta manera el carácter inrrenunciable de los dere-
chos, precepto basilar reconocido por la Constitución. En tal sentido,
los artículos 209, 210, 211 y 212 del Decreto Supremo Nº 003-94-EM
(Reglamento de Diversos Títulos del TUO de la Ley General de Mine-
ría), que permiten instaurar la modalidad de trabajo acumulativo y fi-
jan obligatoriamente como mínimo 4 días para este tipo de jornada la-
boral, también resultan incompatibles con el parámetro constitucional
descrito en la presente sentencia.

218
STC Exp. Nº 5189-2005-PA
Caso: Jacinto Gabriel Angulo

Nº de STC 5189-2005-PA
Órgano Emisor Pleno
Demandante Jacinto Gabriel Angulo
Demandado Oficina de Normalización Previsional (ONP)
Fecha de Publicación en
la TC 13 de setiembre de 2006
Fecha de Publicación en
El Peruano 13 de octubre de 2006
Fundamentos vinculantes 5, 7 al 21

1. Interpretación del Tribunal Constitucio-


nal sobre la aplicación de la Ley N° 23908
(f. j. 5).
Contenido del 2. Pensión mínima según la Ley N° 23908
Precedente (ff. jj. 8 al 19).
3. Prohibición de reajuste trimestral automá-
tico de acuerdo con la Ley N° 23908 (ff. jj.
20 y 21).
Fallo Fundada
Ejecución Inmediata

219
Joel Rosas Alcántara

STC Exp. Nº 2877-2005-PA [Proceso de amparo interpuesto por


Jacinto Gabriel Angulo. Se declara fundada y se establecen los
criterios de interpretación y aplicación de la Ley Nº 23908]

El Tribunal Constitucional, en fecha 6 de diciembre de 2005 emite la


presente sentencia.
Con fecha 14 de setiembre de 2004, el recurrente interpone demanda de
amparo contra la Oficina de Normalización Previsional (ONP), solicitando
que se declare inaplicable la Resolución Nº 802-DDPOP-GDJ-IPSS-90, de
fecha 23 de diciembre de 1990 y, en consecuencia, se actualice y se nivele
su pensión de jubilación con arreglo a la Ley Nº 23908, debiendo ordenarse
el pago de las pensiones devengadas que correspondan. Considera tener
derecho al beneficio establecido en la referida Ley, por haber adquirido su
derecho pensionario antes del 23 de abril de 1996.
La emplazada solicita que la demanda se declare improcedente, seña-
lando que esta no es la vía idónea para solicitar el incremento de la pen-
sión, toda ves que no se puede modificar los derechos otorgados en un
proceso que carece de estación probatoria. Agrega que la pensión mínima
establecida por la Ley Nº 23908 es un beneficio establecido para aquellos
pensionistas que acrediten 30 años de aportaciones, y que, por expreso
mandato de su artículo 3, no es aplicable a quienes perciben pensiones
reducidas de invalidez o jubilación.
El Segundo Juzgado Especializado en lo Civil de Huancayo, con
fecha 27 de octubre de 2004, declaró infundada la demanda, por considerar
que el demandante no cumple con los requisitos para la adquirir el derecho
a una pensión de jubilación.
Declarar que los criterios de interpretación y aplicación de la Ley
Nº 23908, desarrollados en los fundamentos 5 y del 7 al 21 supra, consti-
tuyen precedente vinculante inmediato de observancia obligatoria, de con-
formidad con el artículo VII del Título Preliminar del Código Procesal
Constitucional.
5. Al establecer el nuevo criterio de aplicación de la Ley Nº 23908, así
como la vigencia, aplicación e interpretación de sus disposiciones,
este Tribunal señaló lo siguiente:

220
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

a) La Ley Nº 23908 modificó el Decreto Ley Nº 19990, que en su di-


seño estableció la pensión inicial como la resultante de la aplica-
ción del sistema de cálculo previsto para las distintas modalida-
des de jubilación, creando el concepto de pensión mínima, la que
independientemente de la modalidad y del resultado de la aplica-
ción de los métodos de cálculo, se convirtió en el monto míni-
mo que correspondía a todo pensionista del Sistema Nacional de
Pensiones, salvo las excepciones previstas en la propia norma.
b) La pensión mínima se estableció originalmente en un monto equi-
valente a tres sueldos mínimos vitales; pero, posteriormente, las
modificaciones legales que regularon los sueldos o salarios míni-
mos de los trabajadores la transformaron en el Ingreso Mínimo
Legal, el mismo que, solo a estos efectos, debe entenderse vigen-
te hasta el 18 de diciembre de 1992.
c) La pensión mínima del Sistema Nacional de Pensiones nunca fue
igual a tres veces la remuneración de un trabajador en activi-
dad; más bien, se determinó utilizando como referente de cálculo
el sueldo mínimo legal, que era uno de los tres componentes de la
remuneración mínima de los trabajadores.
d) El Decreto Ley Nº 25967, vigente desde el 19 de diciembre de
1992, modificó los requisitos del Decreto Ley Nº 19990 para el
goce de las pensiones, entendiéndose que, desde la fecha de su vi-
gencia, se sustituía el beneficio de la pensión mínima por el nuevo
sistema de cálculo, resultando, a partir de su vigencia –19 de di-
ciembre de 1992–, inaplicable la Ley Nº 23908.
e) Por lo tanto, la pensión mínima regulada por la Ley Nº 23908
debe aplicarse a aquellos asegurados que hubiesen alcanzado el
punto de contingencia hasta el 18 de diciembre de 1992 (día an-
terior a la entrada en vigencia del Decreto Ley Nº 25967), con las
limitaciones que estableció su artículo 3, y solo hasta la fecha de
su derogación tácita por el Decreto Ley Nº 25967.
f) Debe entenderse que todo pensionista que hubiese alcanzado el
punto de contingencia hasta antes de la derogatoria de la Ley
Nº 23908, tiene derecho al reajuste de su pensión en un monto mí-
nimo equivalente a tres sueldos mínimos vitales o su sustitutorio,

221
Joel Rosas Alcántara

el Ingreso Mínimo Legal, en cada oportunidad en que estos se hu-


bieran incrementado, no pudiendo percibir un monto inferior a
tres veces el referente, en cada oportunidad de pago de la pensión,
durante el referido periodo.
g) A partir del 19 de diciembre de 1992 resulta de aplicación el De-
creto Ley Nº 25967, que establece el nuevo sistema de cálculo
para obtener el monto de la pensión inicial de jubilación del Sis-
tema Nacional de Pensiones, hasta que el Decreto Legislativo
Nº 817 (vigente a partir del 24 de abril de 1996), establece nue-
vamente un sistema de montos mínimos determinados de las pen-
siones, atendiendo al número de años de aportaciones acreditadas
por el pensionista.
7. Por ello, este Tribunal, en sesión de pleno jurisdiccional, por las consi-
deraciones de hecho y de derecho antes expuestas, atendiendo a su fun-
ción ordenadora y pacificadora, y en mérito de lo dispuesto en el artículo
VII del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, acuer-
da precisar los criterios adoptados en la STC Exp. Nº 198-2003-AC
para la aplicación de la Ley Nº 23908, durante su periodo de vigencia,
y dispone su observancia obligatoria, en los siguientes términos:
La pensión mínima de la Ley Nº 23908
8. Al crearse el Sistema Nacional de Pensiones regulado por el Decreto
Ley Nº 19990, se estableció que el monto de la pensión de jubilación
se determinaría efectuando el cálculo establecido en el artículo 73.
El monto resultante se denominó pensión inicial.
9. El artículo 1 de la Ley Nº 23908 estableció un beneficio con la finali-
dad de mejorar el monto de inicio –pensión inicial– de aquellas pen-
siones que resultasen inferiores a la pensión mínima legal. Es decir, si
efectuado el cálculo establecido en el Decreto Ley Nº 19990 se obte-
nía un monto inferior a la pensión mínima legal, se debía abonar esta
última.
10. En los casos en que se debió aplicar, conforme a ley, el beneficio de la
pensión mínima legal, esta equivalía y sustituía a la pensión inicial.
11. La pensión mínima legal es la base inicial mínima a partir de la cual
comienza la percepción de las pensiones de jubilación e invalidez

222
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

beneficiadas con la aplicación de la Ley. Es decir, esta base inicial es


aplicable solo a aquellos pensionistas que, por los ingresos percibidos
durante su actividad laboral, no alcancen, por lo menos, el monto de la
pensión mínima legal.
12. La disposición contenida en el artículo 1 de la Ley Nº 23908, supuso el
incremento de todas aquellas pensiones que al 8 de setiembre de 1984,
eran inferiores al mínimo legal (equivalente a tres sueldos mínimos vi-
tales). Consiguientemente, en dicha fecha la pensión mínima quedó es-
tablecida en S/. 216,000.00 soles oro (monto resultante de multiplicar
tres veces el sueldo mínimo vital, de S/. 72,000.00 soles oro, estableci-
do por el Decreto Supremo Nº 018-84-TR, del 1 de setiembre de 1984).
13. Como el monto de la pensión mínima regulada por la Ley Nº 23908 se
determinaba con base en uno de los tres componentes de la remunera-
ción mínima de los trabajadores (denominado sueldo Mínimo Vital),
durante su vigencia, su aumento o el aumento de su sustitutorio (el In-
greso Mínimo Legal), suponía el aumento de la pensión mínima legal
y, por tanto, el aumento de todas aquellas pensiones que, por efecto de
dicho incremento, resultaran inferiores al nuevo monto mínimo de la
pensión.
14. El beneficio de la pensión mínima legal establecido en la Ley Nº 23908
no resulta aplicable a los pensionistas que hubieren percibido montos
superiores al mínimo legalmente establecido en cada oportunidad de
pago.
15. Conforme al artículo 3 de la Ley Nº 23908, el beneficio de la pensión
mínima legal no fue aplicable para: a) Las pensiones que tuvieran una
antigüedad menor de un año, computado a partir de la fecha en que se
adquirió el derecho a la misma, pensiones que se reajustarán al venci-
miento del término indicado; y, b) Las pensiones reducidas de invali-
dez y jubilación a que se refieren los artículos 28 y 42 del Decreto Ley
Nº 19990, así como las pensiones de sobrevivientes que pudieran ha-
ber originado sus beneficiarios, las que se reajustarán en proporción a
los montos mínimos establecidos y al número de años de aportación
acreditados por el pensionista causante.
16. El monto de la pensión mínima legal establecida por la Ley Nº 23908
se incrementó posteriormente, cuando los Decretos Supremos Nºs 023

223
Joel Rosas Alcántara

y 026-85-TR, del 1 de agosto de 1985, aumentaron el sueldo mínimo


vital a S/. 135,000 soles oro, quedando establecida una pensión mí-
nima legal de S/. 405,000 soles oro, y así sucesivamente hasta que el
sueldo mínimo vital fue incorporado y sustituido por el Ingreso Míni-
mo Legal.
17. Se deberá tener en cuenta que, cuando la Ley Nº 23908 quedó táci-
tamente derogada por el Decreto Ley Nº 25967, la pensión mínima
legal vigente era de S/. 36.00 (treinta y seis nuevos soles), importe
equivalente a la suma de tres veces el Ingreso Mínimo Legal (susti-
tutorio del sueldo mínimo vital) establecido por el Decreto Supremo
Nº 03-92-TR.
18. Entre el 19 de diciembre de 1992 –fecha de vigencia del Decreto Ley
Nº 25967– y el 23 de abril de 1996 –fecha de publicación del Decre-
to Legislativo Nº 817–, la pensión inicial retornó a ser el resultado
del cálculo establecido por las disposiciones legales pertinentes se-
gún la fecha de contingencia de la prestación, hasta que, a partir del 24
de abril de 1996, el Decreto Legislativo Nº 817 establece nuevamen-
te montos mínimos, determinados atendiendo al número de años de
aportaciones acreditadas en beneficio de los pensionistas del Sistema
Nacional de Pensiones.
19. Ejemplificación de la aplicación de artículo 1 de la Ley Nº 23908
Con el objeto de aclarar cualquier duda respecto a la interpretación y
aplicación señalada por este Tribunal, resulta necesario resolver algu-
nos casos hipotéticos que, de hecho y de manera notoria, se presenta-
ron al entrar en vigencia el beneficio de la pensión mínima legal, así
como, durante su vigencia, hasta el 18 de diciembre de 1992, sien-
do pertinente reiterar que con posterioridad a dicha fecha la norma en
cuestión no es aplicable.

CASO 1:
Al entrar en vigencia la Ley
Incremento del monto de la pensión percibida al monto mínimo
Pensión comprendida en la Ley Nº 23908 con un monto de
S/. 200,000.00 soles oro al 1 de setiembre de 1984

224
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

Por efectos de la Ley Nº 23908, la pensión mínina que debía perci-


bir todo asegurado comprendido en el beneficio era de S/. 216,000.00
soles oro, por lo que la pensión de el pensionista debía incrementarse
hasta el monto mínimo a partir de dicha fecha y, de ser el caso, de la
misma manera, luego de los siguientes incrementos del referente de la
pensión mínima legal, salvo que, por efecto de otras disposiciones le-
gales o administrativas, el monto de la pensión ya hubiera superado la
mínima vigente en cada oportunidad de pago.

CASO 2:
Al entrar en vigencia la Ley
Inaplicación de la pensión mínima
Pensionista del Sistema Nacional de Pensiones que percibía
S/. 300,000.00 soles oro al 1 de setiembre de 1984.
Como el monto de la pensión supera el mínimo, el beneficio dispuesto
en la Ley Nº 23908 resulta inaplicable al caso concreto, pues su apli-
cación importaría la reducción del monto de la pensión.

CASO 3:
Durante la vigencia de la Ley
Incremento del monto de la pensión percibida
Pensionista que a la fecha de vigencia de la Ley percibía un monto su-
perior al mínimo, por ejemplo de S/. 350,000.00 soles oro.
Como se ha señalado, al caso concreto no era aplicable la pensión míni-
ma porque no beneficiaba al pensionista; sin embargo, cuando la pen-
sión mínima aumentó a partir del 2 de agosto de 1985 a S/. 405,000.00
soles oro por efecto del incremento del sueldo mínimo vital (Decretos
Supremos Nºs 023 y 026-85-TR), correspondía aumentar el monto de
la pensión, pues a partir de dicho momento resultaba inferior a la pen-
sión mínima legal, salvo que, por efecto de otras disposiciones legales
o administrativas, el monto de la pensión ya hubiera superado la míni-
ma vigente en cada oportunidad de pago.

225
Joel Rosas Alcántara

El reajuste establecido en el artículo 4 de la Ley Nº 23908


20. Al respecto, este Tribunal reafirma lo establecido en los fundamen-
tos 13, 14 y 15 de la STC Exp. Nº 198-2003-AC, en el sentido de que
se encuentra condicionado a factores económicos externos y al equi-
librio financiero del Sistema Nacional de Pensiones, y que no se efec-
túa en forma indexada o automática. Asimismo, que ello fue previs-
to de esta forma desde la creación del Sistema Nacional de Pensiones
y posteriormente recogido por la Segunda Disposición Final y Transi-
toria de la Constitución de 1993, que establece que el reajuste periódi-
co de las pensiones que administra el Estado se atiende con arreglo a
las previsiones presupuestarias.
21. Por lo tanto, el reajuste trismestral automático de las pensiones com-
prendidas en el Sistema Nacional de Pensiones no resulta exigible.

226
STC Exp. Nº 9381-2006-PA
Caso: Félix Vasi Zevallos

Nº de STC 9381-2005-PA
Órgano Emisor Pleno
Demandante Félix Vasi Zevallos
Demandado ONP
Fecha de publicación en
la página web del TC 24 abril de 2007
Fundamento vinculante 9

1. Obligación de la Oficina de Normalización


Previsional de atender los pedidos de varia-
Contenido del ción de bonos de reconocimiento de apor-
Precedente taciones al Sistema Nacional de Pensiones
(f. j. 9).
Fallo Fundada
Ejecución Inmediata

227
Joel Rosas Alcántara

STC Exp. Nº 9381-2006-PA [Proceso de amparo interpuesto por


Félix Vasi Zevallos. Se declara fundada la de manda y se establece
la obligación de la Oficina de Normalización Previsional de aten-
der los pedidos de variación de bonos de reconocimiento de apor-
taciones al Sistema Nacional de Pensiones]

El Tribunal Constitucional, en fecha 26 de junio de 2006 emite la pre-


sente sentencia.
La demanda de amparo fue presentada por don Félix Augusto Vasi
Zevallos contra la Oficina de Normalización Previsional.
El supuesto acto lesivo fue producido por la falta de aceptación por
parte de la demandada de nuevas pruebas instrumentales presentadas por
el recurrente para el reconocimiento de meses de aportes al Sistema Na-
cional de Pensiones (SNP) para efectos del cálculo del valor de su bono de
reconocimiento.
Establecer como PRECEDENTE VINCULANTE, conforme al ar-
tículo VII del título Preliminar del Código Procesal Constitucional, las re-
glas contenidas en el fundamento 9, supra, de esta sentencia.
9. Conforme a lo señalado en los párrafos precedentes, se concluye que
es obligación del Estado, a través de la ONP, supervisar y efectuar co-
rrectamente el traslado de las aportaciones de los ciudadanos del sis-
tema público al privado o viceversa, toda vez que por la información
con la que cuenta, la ONP es la entidad que tiene mejor capacidad para
determinar cuál es el bono de reconocimiento que le corresponde a
cada persona, tal como lo reconoce el artículo 1 del Decreto Supremo
Nº 180-94-EF.
En consideración de lo expuesto, y de acuerdo al artículo VII del Título
Preliminar del Código Procesal Constitucional y a lo expresado en la
sentencia recaída en el Expediente Nº 0024-2003-AI/TC, este Tribunal
considera que las reglas de derecho que se desprenden directamente
del caso pueden ser resumidas en los siguientes términos:

228
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

A) Regla procesal: El Tribunal Constitucional, en virtud del artículo


VII del CPC, puede establecer un precedente vinculante cuando
la ONP, en el procedimiento de evaluación de bono de reconoci-
miento, no puede rechazar el pedido de determinación del valor
nominal del bono recurriendo a pretensos impedimentos para ac-
ceder a tal solicitud.
B) Regla sustancial: Queda expedito el derecho de los administra-
dos para que en la ONP se pueda reconocer los meses de aporte al
SNP, hayan o no estado detallados en la solicitud presentada para
la determinación del bono de reconocimiento.
En consecuencia, la Resolución Jefatural Nº 029-98-JEFATURA/ONP
debe ser inaplicada por la ONP, toda vez que afecta el derecho funda-
mental al debido proceso de los administrados.

229
STC Exp. Nº 7281-2006-PA
Caso: Santiago Terrones Cubas

Nº de STC 7281-2006-PA
Órgano Emisor Pleno
Demandante Santiago Terrones Cubas
Demandado AFP Pro Futuro
Fecha de Publicación en
la página web del TC 4 de mayo de 2007
Fecha de Publicación en
El Peruano 15 de mayo de 2007
Fundamentos vinculantes 27 y 37

1. Falta o insuficiencia de información como


causal de desafiliación de una AFP (f. j. 27).
Contenido del
Precedente 2. Procedimiento a seguir para la desafiliación
en el supuesto de falta o insuficiencia de
información (f. j. 37).

Fallo Fundada / Improcedente


Ejecución Inmediata

230
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

STC Exp. Nº 7281-2006-PA [Proceso de amparo promovido por


Santiago Terrones Cubas. Se declara fundada e improcedente la de-
manda y se establecen las reglas de procedimiento a seguir para la
desafiliación en el supuesto de falta o insuficiencia de información]

El Tribunal Constitucional, en fecha 31 de abril de 2007 emite la pre-


sente sentencia.
El demandante pretende que el Tribunal Constitucional disponga su
retorno al SNP alegando que se ha vulnerado su derecho fundamental al li-
bre acceso a la pensión, pues los promotores de la AFP, para que se afilie,
le habrían brindado información distorsionada. Asimismo, solicita que se
ordene la devolución de sus aportes e intereses legales y el bono de reco-
nocimiento a la ONP, la cual deberá proceder al pago de su pensión de ju-
bilación del recurrente; así como el pago de costos y costas del proceso.
Ordenar a la SBS, a las AFP, a la ONP y a todos los jueces de la Repú-
blica cumplir en sus propios términos los precedentes vinculantes estable-
cidos en los fundamentos 27 y 37 de la presente sentencia.
27. Con tal propósito, el Tribunal Constitucional considera menester es-
tablecer, en el presente proceso constitucional de amparo, preceden-
te vinculante referido a la falta o insuficiencia de información como
causal de desafiliación en el siguiente sentido:
a) Regla procesal: El Tribunal Constitucional, en virtud del artículo
201 de la Constitución y del artículo VII del Título Preliminar del
Código Procesal Constitucional, tiene la facultad para establecer
un precedente vinculante a través de sus sentencias que adquieren
la autoridad de cosa juzgada, precisando el extremo de su efecto
normativo.
b) Regla sustancial: El Tribunal Constitucional establece que el
Estado protege a los usuarios ante la falta de información o la
insuficiencia de la misma (artículo 65 de la Constitución); por
lo que constituye un supuesto jurídico legítimo para que se pue-
da dar inicio al trámite de desafiliación de una determinada AFP.
En consecuencia, las demandas en trámite, tanto ante el Poder

231
Joel Rosas Alcántara

Judicial como ante este Colegiado, deberán ser remitidas a la au-


toridad administrativa correspondiente, a fin de que se inicie el
procedimiento de desafiliación.
37. Atendiendo a ello, este Colegiado considera necesario establecer
también como precedente vinculante las siguientes pautas respecto
al procedimiento de desafiliación:
a) Regla procesal: El Tribunal Constitucional, en virtud del artículo
201 de la Constitución y del artículo VII del Título Preliminar del
Código Procesal Constitucional tiene la facultad para establecer
un precedente vinculante a través de sus sentencias que adquieren
la autoridad de cosa juzgada, precisando el extremo de su efecto
normativo.
b) Regla sustancial: El Tribunal Constitucional establece que el
procedimiento a ser utilizado en el trámite de desafiliación debe
ser el que el Reglamento de la Ley Nº 28991 determine; mientras
ello suceda, será de aplicación supletoria el procedimiento previs-
to en el artículo 52 de la Resolución Nº 080-98-EF-SAFP, y te-
niendo en cuenta lo señalado por este Colegiado en los fundamen-
tos 32 a 36 de la presente sentencia.

232
STC Exp. Nº 6612-2005-PA
Caso: Onofre Vilcarima Palomino

Nº de STC 6612-2005-PA/TC
Órgano Emisor Pleno
Demandante Onofre Vilcarima Palomino
Demandada ONP
Fecha de Publicación en
la página web del TC 31 de diciembre de 2007
Fecha de Publicación en
El Peruano 19 de enero de 2008
Fundamentos vinculantes 19 al 28

1. Prescripción de la pensión vitalicia (f. j. 19)


2. Ámbito de protección del Decreto Ley
N° 18846 y del Decreto Supremo N° 002-
72-TR (f. j. 20)
3. Entidad competente para la acreditación de
Contenido del la enfermedad profesional (f. j. 21)
Precedente
4. Percepción simultánea de pensión vitalicia
o pensión de invalidez y remuneración: su-
puestos de compatibilidad e incompatibili-
dad (f. j. 22)
5. El nexo o relación de causalidad para acre-
ditar una enfermedad profesional (f. j. 23)

233
Joel Rosas Alcántara

6. La pensión mínima del Decreto Legislativo


N° 817 y su relación con la pensión vitalicia
por enfermedad profesional (f. j. 24)
7. El arbitraje en el Seguro Complementario
en el Trabajo de Riesgos (SCIR) y la excep-
Contenido del ción de convenio arbitral (f. j. 25)
Precedente
8. Responsabilidad del Estado en el SCTR
(f. j. 26)
9. La inversión de la carga de la prueba (f. j. 27)
10. Reglas procesales aplicables a todos los
procesos de amparo (f. j. 28)
Fallo Fundada
Ejecución Inmediata

234
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

STC Exp. Nº 6612-2005-AA [Proceso de amparo promovido por


Onofre Vilcarima Palomino. Se declara infundada y fundada la
demanda y se establece la prescripción de la pensión vitalicia,
entre otros aspectos referidos a la pensión y su marco legal]

El Tribunal Constitucional, en fecha 18 de diciembre de 2007 emite la


presente sentencia.
Con fecha 15 junio de 2004, el recurrente interpone demanda de am-
paro contra la aseguradora Rímac Internacional Compañía de Seguros y
Reaseguros, solicitando que se le otorgue pensión de invalidez permanen-
te o renta vitalicia por padecer de una enfermedad profesional. Afirma que
trabajó en la empresa minera Shougang Hierro del Perú S.A.A., desde el
13 de marzo de 1971 hasta el 13 de febrero de 2001, realizando labores de
extracción de hierro en minas a tajo abierto y, como consecuencia de ello,
contrajo la enfermedad profesional de neumoconiosis.
La demandada contesta la demanda proponiendo excepción de con-
venio arbitral; señala, de otro lado, que para el goce de una pensión de in-
validez es requisito indispensable que el demandante haya percibido el
subsidio por incapacidad temporal que otorga el Seguro Social de Salud.
Asimismo, señala que la invalidez debe ser declarada por el Instituto Na-
cional de Rehabilitación.
Precedente vinculante 1: Prescripción de la pensión vitalicia
19. a) Regla procesal: El Tribunal Constitucional en virtud del artículo
201 de la Constitución y del artículo VII del Título Preliminar del
Código Procesal Constitucional tiene la facultad para establecer
un precedente vinculante a través de sus sentencias que adquieren
la autoridad de cosa juzgada, precisando el extremo de su efecto
normativo.
b) Regla sustancial: El Tribunal Constitucional establece que: no
existe plazo de prescripción para solicitar el otorgamiento de una
pensión vitalicia conforme al Decreto Ley Nº 18846, ya que el ac-
ceso a una pensión forma parte del contenido constitucionalmente
protegido por el derecho fundamental a la pensión, que tiene, como
todo derecho fundamental, el carácter de imprescriptible.

235
Joel Rosas Alcántara

Precedente vinculante 2: Ámbito de protección del Decreto Ley


Nº 18846 y del Decreto Supremo Nº 002-72-TR
20. a) Regla procesal: El Tribunal Constitucional, en virtud del artículo
201 de la Constitución y del artículo VII del Título Preliminar del
Código Procesal Constitucional tiene la facultad para establecer
un precedente vinculante a través de sus sentencias que adquieren
la autoridad de cosa juzgada, precisando el extremo de su efecto
normativo.
b) Regla sustancial: El Tribunal Constitucional establece que: no
se pierde el derecho a una pensión vitalicia por laborar como
empleado siempre y cuando se haya laborado antes como obre-
ro en el mismo centro de trabajo y durante la vigencia del De-
creto Ley Nº 18846, toda vez que el trabajo desempeñado como
empleado no menoscaba el riesgo al que estuvo expuesta la sa-
lud durante el desempeño del trabajo como obrero. Asimismo
debe señalarse que: los trabajadores empleados que nunca fue-
ron obreros, o si lo fueron pero no en el mismo centro de traba-
jo en que se desempeñan como empleados, se encuentran prote-
gidos por la pensión de invalidez del Decreto Ley Nº 19990 que
en su inciso d) del artículo 25 señala que el asegurado tiene de-
recho a una pensión de invalidez cuando se haya producido por
accidente común o de trabajo, o enfermedad profesional, siem-
pre que a la fecha de producirse el riesgo haya estado aportan-
do, en concordancia con lo previsto por el artículo 29 del Decre-
to Supremo Nº 011-74-TR.
Precedente vinculante 3: Entidad competente para la acreditación
de la enfermedad profesional
21. a) Regla procesal: El Tribunal Constitucional en virtud del artículo
201 de la Constitución y del artículo VII del Título Preliminar del
Código Procesal Constitucional tiene la facultad para establecer
un precedente vinculante a través de sus sentencias que adquieren
la autoridad de cosa juzgada, precisando el extremo de su efecto
normativo.
b) Regla sustancial: El Tribunal Constitucional establece que: en
los procesos de amparo referidos al otorgamiento de una pensión

236
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

vitalicia conforme al Decreto Ley Nº 18846 o pensión de invali-


dez conforme a la Ley Nº 26790 la enfermedad profesional úni-
camente podrá ser acreditada con un examen o dictamen médico
emitido por una Comisión Médica Evaluadora de Incapacidades
del Ministerio de Salud, de EsSalud o de una EPS, conforme lo
señala el artículo 26 del Decreto Ley Nº 19990. Debiéndose tener
presente que si a partir de la verificación posterior se comprobara
que el Certificado Médico de Invalidez es falso o contiene datos
inexactos, serán responsables de ello penal y administrativamen-
te, el médico que emitió el certificado y cada uno de los integran-
tes de las Comisiones Médicas de las entidades referidas y el pro-
pio solicitante.
Precedente vinculante 4: Percepción simultánea de pensión vitali-
cia o pensión de invalidez y remuneración: supuestos de compatibili-
dad e incompatibilidad
22. a) Regla procesal: El Tribunal Constitucional, en virtud del artículo
201 de la Constitución y del artículo VII del Título Preliminar del
Código Procesal Constitucional tiene la facultad para establecer
un precedente vinculante a través de sus sentencias que adquieren
la autoridad de cosa juzgada, precisando el extremo de su efecto
normativo.
b) Regla sustancial: El Tribunal Constitucional establece que en el
caso de la pensión vitalicia del Decreto Ley Nº 18846, las reglas
sustanciales son que: a) Resulta incompatible que un asegurado
con gran incapacidad perciba pensión vitalicia y remuneración.
b) Resulta incompatible que un asegurado con incapacidad per-
manente total perciba pensión vitalicia y remuneración. c) Resulta
compatible que un asegurado con incapacidad permanente parcial
perciba pensión vitalicia y remuneración. Asimismo, en el caso
de invalidez de la Ley Nº 26790, las reglas son que: a) Resulta
incompatible que un asegurado con gran invalidez perciba pen-
sión de invalidez y remuneración. b) Resulta incompatible que un
asegurado con invalidez permanente total perciba pensión de in-
validez y remuneración. c) Resulta compatible que un asegurado
con invalidez permanente parcial perciba pensión de invalidez y
remuneración.

237
Joel Rosas Alcántara

Del mismo modo el Tribunal Constitucional establece como re-


gla sustancial que: ningún asegurado que perciba pensión vitalicia
conforme al Decreto Ley Nº 18846 puede percibir por el mismo
accidente de trabajo o enfermedad profesional o por el incremen-
to de su incapacidad laboral una pensión de invalidez conforme
al Decreto Ley Nº 19990 o a la Ley Nº 26790. Asimismo nin-
gún asegurado que perciba pensión de invalidez conforme a la
Ley Nº 26790 puede percibir por el mismo accidente de trabajo
o enfermedad profesional una pensión de invalidez conforme al
Sistema Privado de Pensiones, ya que el artículo 115 del Decreto
Supremo Nº 004-98-EF establece que la pensión de invalidez del
SPP no comprende la invalidez total o parcial originada por acci-
dentes de trabajo o enfermedades profesionales.
Precedente vinculante 5: El nexo o relación de causalidad para
acreditar una enfermedad profesional
23. a) Regla procesal: El Tribunal Constitucional, en virtud del artículo
201 de la Constitución y del artículo VII del Título Preliminar del
Código Procesal Constitucional tiene la facultad para establecer
un precedente vinculante a través de sus sentencias que adquieren
la autoridad de cosa juzgada, precisando el extremo de su efecto
normativo.
b) Regla sustancial: El Tribunal Constitucional establece que: en el
caso de la neumoconiosis (silicosis), la antracosis y la asbesto-
sis, el nexo o relación de causalidad se presume siempre y cuan-
do el demandante haya desempeñado las actividades de trabajo de
riesgo señaladas en el anexo 5 del Decreto Supremo Nº 009-97-SA,
ya que son enfermedades irreversibles y degenerativas causadas
por la exposición a polvos minerales esclerógenos. Asimismo, se
establece que: para determinar si la hipoacusia es una enfermedad
de origen ocupacional es necesario acreditar la relación de cau-
salidad entre las condiciones de trabajo y la enfermedad, para lo
cual se tendrán en cuenta las funciones que desempeñaba el de-
mandante en su puesto de trabajo, el tiempo transcurrido entre
la fecha de cese y la fecha de determinación de la enfermedad,
además de las condiciones inherentes al propio lugar de trabajo,
es decir, que la relación de causalidad en esta enfermedad no se

238
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

presume sino que se tiene que probar, dado que la hipoacusia se


produce por la exposición repetida y prolongada al ruido.
Precedente vinculante 6: La pensión mínima del Decreto Legis-
lativo Nº 817 y su relación con la pensión vitalicia por enfermedad
profesional
24. a) Regla procesal: El Tribunal Constitucional, en virtud del artículo
201 de la Constitución y del artículo VII del Título Preliminar del
Código Procesal Constitucional tiene la facultad para establecer
un precedente vinculante a través de sus sentencias que adquieren
la autoridad de cosa juzgada, precisando el extremo de su efecto
normativo.
b) Regla sustancial: El Tribunal Constitucional establece que: los
montos de pensión mínima establecidos por la Cuarta Disposi-
ción Complementaria del Decreto Legislativo Nº 817 no son apli-
cables a la pensión vitalicia del Decreto Ley Nº 18846, debido a
que ambas prestaciones se encuentran previstas para cubrir ries-
gos y contingencias diferentes y se financian con fuentes distintas
e independientes.
Precedente vinculante 7: El arbitraje en el SCTR y la excepción
de convenio arbitral
25. a) Regla procesal: El Tribunal Constitucional, en virtud del artículo
201 de la Constitución y del artículo VII del Título Preliminar del
Código Procesal Constitucional, tiene la facultad para establecer
un precedente vinculante a través de sus sentencias que adquieren
la autoridad de cosa juzgada, precisando el extremo de su efecto
normativo.
b) Regla sustancial: El Tribunal Constitucional establece que: cuan-
do en un proceso de amparo se demande el otorgamiento de una
pensión de invalidez conforme a la Ley Nº 26790 y al Decreto Su-
premo Nº 003-98-SA y la emplazada proponga una excepción de
arbitraje o convenio arbitral, el juez deberá desestimar bajo res-
ponsabilidad la excepción referida, debido a que la pretensión de
otorgamiento de una pensión de invalidez forma parte del conte-
nido constitucionalmente protegido por el derecho a la pensión, el

239
Joel Rosas Alcántara

cual tiene el carácter de indisponible y porque la pensión de inva-


lidez del SCTR tiene por finalidad tutelar el derecho a la salud del
asegurado que se ha visto afectado por un accidente de trabajo o
una enfermedad profesional, el cual tiene también el carácter de
indisponible para las partes.
Precedente vinculante 8: Responsabilidad del Estado en el SCTR
26. a) Regla procesal: El Tribunal Constitucional, en virtud del artículo
201 de la Constitución y del artículo VII del Título Preliminar del
Código Procesal Constitucional, tiene la facultad para establecer
un precedente vinculante a través de sus sentencias que adquieren
la autoridad de cosa juzgada, precisando el extremo de su efecto
normativo.
b) Regla sustancial: El Tribunal Constitucional establece que: la co-
bertura supletoria de la ONP establecida en el artículo 88 del De-
creto Supremo Nº 009-97-SA también comprende a los riesgos
por invalidez temporal e invalidez parcial permanente si la enti-
dad empleadora se encuentra inscrita en el Registro de Entidades
Empleadoras que desarrollan actividades de riesgo. En estos ca-
sos la ONP ha de repetir contra la entidad empleadora por el valor
actualizado de las prestaciones.
Precedente vinculante 9: La inversión de carga de la prueba
27. a) Regla procesal: El Tribunal Constitucional, en virtud del artículo
201 de la Constitución y del artículo VII del Título Preliminar del
Código Procesal Constitucional, tiene la facultad para establecer
un precedente vinculante a través de sus sentencias que adquieren
la autoridad de cosa juzgada, precisando el extremo de su efecto
normativo.
b) Regla sustancial: El Tribunal Constitucional establece que: en
los procesos de amparo cuya pretensión sea el otorgamiento de
una pensión de invalidez conforme a la Ley Nº 26790, los empla-
zados tienen la carga de presentar los exámenes médicos referidos
(de control anual y de retiro), para poder demostrar que la dene-
gación de otorgamiento no es una decisión manifiestamente arbi-
traria e injustificada. Es más, en aquellos procesos de amparo en

240
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

los que el demandante sea un extrabajador, los emplazados debe-


rán presentar el examen médico de retiro, pues si no lo hacen se
presumirá que el demandante a la fecha de su cese se encontra-
ba enfermo y bajo la cobertura de invalidez de la emplazada. Asi-
mismo, en los procesos de amparo las emplazadas deberán ad-
juntar los contratos de SCTR para determinar la vigencia de la
póliza y la cobertura de invalidez durante la relación laboral del
demandante.
Precedente vinculante 10: Reglas procesales aplicables a todos los
procesos de amparo
28. a) Regla procesal: El Tribunal Constitucional, en virtud del artículo
201 de la Constitución y del artículo VII del Título Preliminar del
Código Procesal Constitucional, tiene la facultad para establecer
un precedente vinculante a través de sus sentencias que adquieren
la autoridad de cosa juzgada, precisando el extremo de su efecto
normativo.
b) Regla sustancial: Al haberse establecido como criterio vincu-
lante que solo los dictámenes o exámenes médicos emitidos por
las Comisiones Médicas de EsSalud, o del Ministerio de Salud o
de las EPS constituidas según Ley Nº 26790, constituyen la única
prueba idónea para acreditar que una persona padece de una en-
fermedad profesional, y que, por ende, tiene derecho a una pen-
sión vitalicia conforme al Decreto Ley Nº 18846, o a una pensión
de invalidez conforme a la Ley Nº 26790 y al Decreto Supremo
Nº 009-97-SA, este Tribunal estima que en virtud de su autonomía
procesal y en atención a su función de ordenación, debe determi-
nar las reglas procesales que han de ejecutarse para la aplicación
del criterio referido. Así, tenemos que:
i) Los jueces al calificar las demandas de amparo cuya
pretensión sea el otorgamiento de una pensión vitalicia
conforme al Decreto Ley Nº 18846, o de una pensión de
invalidez conforme a la Ley Nº 26790 y al Decreto Supremo
Nº 009-97-SA, que aún no hayan sido admitidas a trámite, de-
berán declararlas inadmisibles, concediéndole al demandan-
te un plazo máximo de 60 días hábiles para que presente, en

241
Joel Rosas Alcántara

calidad de pericia, el dictamen o certificado médico emiti-


do por las Comisiones Médicas de EsSalud, o del Ministerio
de Salud o de las EPS, bajo apercibimiento de archivarse el
expediente.
ii) En todos los procesos de amparo que se encuentren en trámite
y cuya pretensión sea el otorgamiento de una pensión vitalicia
conforme al Decreto Ley Nº 18846 o de una pensión de
invalidez conforme a la Ley Nº 26790 y al Decreto Supremo
Nº 009-97-SA, los jueces deberán requerirle al demandante
para que presente, en el plazo máximo de 60 días hábiles,
como pericia el dictamen o certificado médico emitido por
una Comisión Médica de EsSalud, o del Ministerio de Salud
o de una EPS, siempre y cuando el demandante para acredi-
tar la enfermedad profesional haya adjuntado a su demanda
o presentado durante el proceso un examen o certificado mé-
dico expedido por una entidad pública, y no exista contradic-
ción entre los documentos presentados.
iii) En todos los procesos de amparo que se encuentren en trámite
en los que el demandante haya presentado un certificado o
examen médico emitido por un organismo privado o médico
particular para probar que padece de una enfermedad
profesional, los jueces no han de solicitarle la pericia referida
sino declarar improcedente la demanda, pues los certificados
o exámenes médicos referidos no tienen eficacia probatoria
dentro del proceso constitucional de amparo para acreditar
que el demandante padece de una enfermedad profesional.

242
STC Exp. Nº 10087-2005-PA
Caso: Alipio Landa Herrera

Nº de STC 10087-2005-PA/TC
Órgano Emisor Pleno
Demandante Alipio Landa Herrera
Demandada Rímac Internacional Compañía de Seguros
y Reaseguros
Fecha de Publicación en
la página web del TC 19 de enero de 2008
Fecha de Publicación en
El Peruano 31 de diciembre de 2007
Fundamentos vinculantes 20 al 29

1. Imprescriptibilidad de la pensión vitalicia


conforme al Decreto Ley Nº 18846 (f. j. 20).
2. Ámbito de protección del Decreto Ley
Nº 18846 y del D.S. Nº 2-72-TR (f. j. 21).
3. Entidad competente para la acreditación de
Contenido del la enfermedad profesional (f. j. 22).
Precedente
4. Percepción simultánea de pensión vitalicia
y remuneración: supuestos de compatibili-
dad e incompatibilidad (f. j. 23).
5. Percepción simultánea de pensión de invali-
dez y remuneración: supuestos de compati-
bilidad e incompatibilidad (f. j. 23).

243
Joel Rosas Alcántara

6. Incompatibilidad entre pensiones (f. j. 23).


7. Nexo o relación de causalidad para acreditar
una enfermedad profesional (f. j. 24).
8. Pensión mínima del Decreto Legislativo
Nº 817 y su relación con la pensión vitalicia
por enfermedad profesional (f. j. 25).
9. Arbitraje en el SCTR y la excepción de con-
venio arbitral (f. j. 26).
Contenido del
Precedente 10. Cobertura supletoria de la ONP en los ca-
sos de riesgos por invalidez temporal e in-
validez parcial permanente - Responsabili-
dad del Estado en el SCTR (f. j. 27).
11. Inversión de la carga de la prueba en los
proceso de amparo cuya pretensión sea el
otorgamiento de una pensión de invalidez
conforme a Ley Nº 26790 (f. j. 28).
12. Reglas procesales aplicables a todos los
procesos de amparo cuya pretensión sea el
otorgamiento.
Fallo Fundada
Ejecución Inmediata

244
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

STC Exp. Nº 10087-2005-AA [Proceso de amparo promovido por


Alipio Landa Herrera. Se declara la infundada la demanda y se
establece la imprescriptibilidad de la pensión vitalicia conforme al
Decreto Ley Nº 18846, entre otros aspectos]

El Tribunal Constitucional, en fecha 18 de diciembre de 2007 emite la


presente sentencia.
Con fecha 16 de octubre de 2006 el recurrente interpone demanda de
amparo contra el Primer Juzgado Especializado en lo Civil de Ica, a cargo
del magistrado Freddy Escobar Arquíñego, y contra la Primera Sala Civil
de la Corte Superior de Justicia de Ica, integrada por los magistrados Ale-
jandro Páucar Félix, César Solís Macedo y Hernando Cáceres Casanova,
solicitando que se declare la nulidad de la sentencia de fecha 14 de junio
de 2006, emitida por el Juzgado emplazado, y de la sentencia de fecha
25 de agosto de 2006, emitida por la Sala emplazada, en el trámite de un
anterior proceso de amparo iniciado por don Ysidoro Altamirano Puppi,
en el que se declaró fundada su demanda de amparo, ordenándose que se
le otorgue una pensión vitalicia conforme a la Ley Nº 26790 y sus normas
complementarias.
Sostiene que con las sentencias emitidas en el anterior proceso de am-
paro, recaídas en el Exp. Nº 3141-2005, se han vulnerado sus derechos a
la jurisdicción predeterminada por la ley, al debido proceso y a la tutela
jurisdiccional efectiva, toda vez que los magistrados emplazados no han
tomado en cuenta que la pretensión demandada conforme al artículo 9 del
Decreto Supremo Nº 003-98-SA tenía que ser ventilada en una etapa con-
ciliatoria, y de ser el caso, en un arbitraje ante la Superintendencia de Enti-
dades Prestadoras de Salud, debido a que el proceso de amparo por carecer
de estación probatoria no constituía la vía idónea para dilucidar la preten-
sión del demandante.
Precedentes constitucionales vinculantes
Precedente vinculante 1: Prescripción de la pensión vitalicia
20. a) Regla procesal: El Tribunal Constitucional en virtud del artículo
201 de la Constitución y del artículo VII del Título Preliminar del

245
Joel Rosas Alcántara

Código Procesal Constitucional tiene la facultad para establecer


un precedente vinculante a través de sus sentencias que adquieren
la autoridad de cosa juzgada, precisando el extremo de su efecto
normativo.
b) Regla sustancial: El Tribunal Constitucional establece que: no
existe plazo de prescripción para solicitar el otorgamiento de
una pensión vitalicia conforme al Decreto Ley Nº 18846, ya
que el acceso a una pensión forma parte del contenido consti-
tucionalmente protegido por el derecho fundamental a la pen-
sión, que tiene, como todo derecho fundamental, el carácter de
imprescriptible.
Precedente vinculante 2: Ámbito de protección del Decreto Ley
Nº 18846 y del Decreto Supremo Nº 002-72-TR
21. a) Regla procesal: El Tribunal Constitucional, en virtud del artículo
201 de la Constitución y del artículo VII del Título Preliminar del
Código Procesal Constitucional tiene la facultad para establecer
un precedente vinculante a través de sus sentencias que adquieren
la autoridad de cosa juzgada, precisando el extremo de su efecto
normativo.
b) Regla sustancial: El Tribunal Constitucional establece que: no
se pierde el derecho a una pensión vitalicia por laborar como em-
pleado siempre y cuando se haya laborado antes como obrero en
el mismo centro de trabajo y durante la vigencia del Decreto Ley
Nº 18846, toda vez que el trabajo desempeñado como empleado
no menoscaba el riesgo al que estuvo expuesta la salud durante
el desempeño del trabajo como obrero. Asimismo debe señalar-
se que: los trabajadores empleados que nunca fueron obreros, o
si lo fueron pero no en el mismo centro de trabajo en que se de-
sempeñan como empleados, se encuentran protegidos por la pen-
sión de invalidez del Decreto Ley Nº 19990 que en su inciso d)
del artículo 25 señala que el asegurado tiene derecho a una pen-
sión de invalidez cuando se haya producido por accidente común
o de trabajo, o enfermedad profesional, siempre que a la fecha de
producirse el riesgo haya estado aportando, en concordancia con
lo previsto por el artículo 29 del Decreto Supremo Nº 011-74-TR.

246
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

Precedente vinculante 3: Entidad competente para la acreditación


de la enfermedad profesional
22. a) Regla procesal: El Tribunal Constitucional en virtud del artículo
201 de la Constitución y del artículo VII del Título Preliminar del
Código Procesal Constitucional tiene la facultad para establecer
un precedente vinculante a través de sus sentencias que adquieren
la autoridad de cosa juzgada, precisando el extremo de su efecto
normativo.
b) Regla sustancial: El Tribunal Constitucional establece que: en
los procesos de amparo referidos al otorgamiento de una pensión
vitalicia conforme al Decreto Ley Nº 18846 o pensión de invali-
dez conforme a la Ley Nº 26790 la enfermedad profesional úni-
camente podrá ser acreditada con un examen o dictamen médico
emitido por una Comisión Médica Evaluadora de Incapacidades
del Ministerio de Salud, de EsSalud o de una EPS, conforme lo
señala el artículo 26 del Decreto Ley Nº 19990. Debiéndose tener
presente que si a partir de la verificación posterior se comprobara
que el Certificado Médico de Invalidez es falso o contiene datos
inexactos, serán responsables de ello penal y administrativamen-
te, el médico que emitió el certificado y cada uno de los integran-
tes de las Comisiones Médicas de las entidades referidas y el pro-
pio solicitante.
Precedente vinculante 4: Percepción simultánea de pensión vitali-
cia o pensión de invalidez y remuneración: supuestos de compatibili-
dad e incompatibilidad
23. a) Regla procesal: El Tribunal Constitucional, en virtud del artículo
201 de la Constitución y del artículo VII del Título Preliminar del
Código Procesal Constitucional tiene la facultad para establecer
un precedente vinculante a través de sus sentencias que adquieren
la autoridad de cosa juzgada, precisando el extremo de su efecto
normativo.
b) Regla sustancial: El Tribunal Constitucional establece que en el
caso de la pensión vitalicia del Decreto Ley Nº 18846, las reglas
son que: a) Resulta incompatible que un asegurado con gran in-
capacidad perciba pensión vitalicia y remuneración. b) Resulta

247
Joel Rosas Alcántara

incompatible que un asegurado con incapacidad permanente to-


tal perciba pensión vitalicia y remuneración. c) Resulta compa-
tible que un asegurado con incapacidad permanente parcial per-
ciba pensión vitalicia y remuneración. Asimismo, en el caso de
invalidez de la Ley Nº 26790, las reglas son que: a) Resulta in-
compatible que un asegurado con gran invalidez perciba pensión
de invalidez y remuneración. b) Resulta incompatible que un ase-
gurado con invalidez permanente total perciba pensión de inva-
lidez y remuneración. c) Resulta compatible que un asegurado
con invalidez permanente parcial perciba pensión de invalidez y
remuneración.
Del mismo modo el Tribunal Constitucional establece como re-
gla sustancial que: ningún asegurado que perciba pensión vitalicia
conforme al Decreto Ley Nº 18846 puede percibir por el mismo
accidente de trabajo o enfermedad profesional o por el incremen-
to de su incapacidad laboral una pensión de invalidez conforme
al Decreto Ley Nº 19990 o a la Ley Nº 26790. Asimismo ningún
asegurado que perciba pensión de invalidez conforme a la Ley
Nº 26790 puede percibir por el mismo accidente de trabajo o en-
fermedad profesional una pensión de invalidez conforme al Siste-
ma Privado de Pensiones, ya que el artículo 115 del Decreto Su-
premo Nº 004-98-EF establece que la pensión de invalidez del
SPP no comprende la invalidez total o parcial originada por acci-
dentes de trabajo o enfermedades profesionales.
Precedente vinculante 5: El nexo o relación de causalidad para
acreditar una enfermedad profesional
24. a) Regla procesal: El Tribunal Constitucional, en virtud del artículo
201 de la Constitución y del artículo VII del Título Preliminar del
Código Procesal Constitucional tiene la facultad para establecer
un precedente vinculante a través de sus sentencias que adquieren
la autoridad de cosa juzgada, precisando el extremo de su efecto
normativo.
b) Regla sustancial: El Tribunal Constitucional establece que: en el
caso de la neumoconiosis (silicosis), la antracosis y la asbesto-
sis, el nexo o relación de causalidad se presume siempre y cuando

248
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

el demandante haya desempeñado las actividades de trabajo de


riesgo señaladas en el anexo 5 del Decreto Supremo Nº 009-97-
SA, ya que son enfermedades irreversibles y degenerativas causa-
das por la exposición a polvos minerales esclerógenos. Asimismo,
se establece que: para determinar si la hipoacusia es una enferme-
dad de origen ocupacional es necesario acreditar la relación de
causalidad entre las condiciones de trabajo y la enfermedad, para
lo cual se tendrán en cuenta las funciones que desempeñaba el de-
mandante en su puesto de trabajo, el tiempo transcurrido entre la
fecha de cese y la fecha de determinación de la enfermedad, ade-
más de las condiciones inherentes al propio lugar de trabajo, es
decir, que la relación de causalidad en esta enfermedad no se pre-
sume sino que se tiene que probar, dado que la hipoacusia se pro-
duce por la exposición repetida y prolongada al ruido.
Precedente vinculante 6: La pensión mínima del Decreto Legis-
lativo Nº 817 y su relación con la pensión vitalicia por enfermedad
profesional
25. a) Regla procesal: El Tribunal Constitucional, en virtud del artículo
201 de la Constitución y del artículo VII del Título Preliminar del
Código Procesal Constitucional tiene la facultad para establecer
un precedente vinculante a través de sus sentencias que adquieren
la autoridad de cosa juzgada, precisando el extremo de su efecto
normativo.
b) Regla sustancial: El Tribunal Constitucional establece que: los
montos de pensión mínima establecidos por la Cuarta Disposi-
ción Complementaria del Decreto Legislativo Nº 817 no son apli-
cables a la pensión vitalicia del Decreto Ley Nº 18846, debido a
que ambas prestaciones se encuentran previstas para cubrir ries-
gos y contingencias diferentes y se financian con fuentes distintas
e independientes.
Precedente vinculante 7: El arbitraje en el SCTR y la excepción
de convenio arbitral
26. a) Regla procesal: El Tribunal Constitucional, en virtud del artículo
201 de la Constitución y del artículo VII del Título Preliminar del
Código Procesal Constitucional, tiene la facultad para establecer

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Joel Rosas Alcántara

un precedente vinculante a través de sus sentencias que adquieren


la autoridad de cosa juzgada, precisando el extremo de su efecto
normativo.
b) Regla sustancial: El Tribunal Constitucional establece que: cuan-
do en un proceso de amparo se demande el otorgamiento de una
pensión de invalidez conforme a la Ley Nº 26790 y al Decreto Su-
premo Nº 003-98-SA y la emplazada proponga una excepción de
arbitraje o convenio arbitral, el juez deberá desestimar bajo res-
ponsabilidad la excepción referida, debido a que la pretensión de
otorgamiento de una pensión de invalidez forma parte del conte-
nido constitucionalmente protegido por el derecho a la pensión, el
cual tiene el carácter de indisponible y porque la pensión de in-
validez del SCTR, tiene por finalidad tutelar el derecho a la salud
del asegurado que se ha visto afectado por un accidente de traba-
jo o una enfermedad profesional, el cual tiene también el carácter
de indisponible para las partes.
Precedente vinculante 8: Responsabilidad del Estado en el SCTR
27. a) Regla procesal: El Tribunal Constitucional, en virtud del artículo
201 de la Constitución y del artículo VII del Título Preliminar del
Código Procesal Constitucional, tiene la facultad para establecer
un precedente vinculante a través de sus sentencias que adquieren
la autoridad de cosa juzgada, precisando el extremo de su efecto
normativo.
b) Regla sustancial: El Tribunal Constitucional establece que: la co-
bertura supletoria de la ONP establecida en el artículo 88 del De-
creto Supremo Nº 009-97-SA también comprende a los riesgos
por invalidez temporal e invalidez parcial permanente si la enti-
dad empleadora se encuentra inscrita en el Registro de Entidades
Empleadoras que desarrollan actividades de riesgo. En estos ca-
sos la ONP ha de repetir contra la entidad empleadora por el valor
actualizado de las prestaciones.
Precedente vinculante 9: La inversión de carga de la prueba
28. a) Regla procesal: El Tribunal Constitucional, en virtud del artículo
201 de la Constitución y del artículo VII del Título Preliminar del

250
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

Código Procesal Constitucional tiene la facultad para establecer


un precedente vinculante a través de sus sentencias que adquieren
la autoridad de cosa juzgada, precisando el extremo de su efecto
normativo.
b) Regla sustancial: El Tribunal Constitucional establece que: en
los procesos de amparo cuya pretensión sea el otorgamiento de
una pensión de invalidez conforme a la Ley Nº 26790, los em-
plazados tienen la carga de presentar los exámenes médicos refe-
ridos (de control anual y de retiro), para poder demostrar que la
denegación de otorgamiento no es una decisión manifiestamente
arbitraria e injustificada. Es más, en aquellos procesos de ampa-
ro en los que el demandante sea un extrabajador, los emplazados
deberán presentar el examen médico de retiro, pues si no lo ha-
cen se presumirá que el demandante a la fecha de su cese se en-
contraba enfermo y bajo la cobertura de invalidez de la emplaza-
da. Asimismo, en los procesos de amparo las emplazadas deberán
adjuntar los contratos de SCTR para determinar la vigencia de la
póliza y la cobertura de invalidez durante la relación laboral del
demandante.
Precedente vinculante 10: Reglas procesales aplicables a todos los
procesos de amparo
29. a) Regla procesal: El Tribunal Constitucional, en virtud del artículo
201 de la Constitución y del artículo VII del Título Preliminar del
Código Procesal Constitucional, tiene la facultad para establecer
un precedente vinculante a través de sus sentencias que adquieren
la autoridad de cosa juzgada, precisando el extremo de su efecto
normativo.
b) Regla sustancial: Al haberse establecido como criterio vincu-
lante que solo los dictámenes o exámenes médicos emitidos por
las Comisiones Médicas de EsSalud, o del Ministerio de Salud o
de las EPS constituidas según Ley Nº 26790, constituyen la única
prueba idónea para acreditar que una persona padece de una en-
fermedad profesional, y que, por ende, tiene derecho a una pen-
sión vitalicia conforme al Decreto Ley Nº 18846, o a una pensión
de invalidez conforme a la Ley Nº 26790 y al Decreto Supremo

251
Joel Rosas Alcántara

Nº 009-97-SA, este Tribunal estima que en virtud de su autonomía


procesal y en atención a su función de ordenación, debe determi-
nar las reglas procesales que han de ejecutarse para la aplicación
del criterio referido. Así, tenemos que:
i) Los jueces al calificar las demandas de amparo cuya pretensión
sea el otorgamiento de una pensión vitalicia conforme al
Decreto Ley Nº 18846, o de una pensión de invalidez conforme
a la Ley Nº 26790 y al Decreto Supremo Nº 009-97-SA, que
aún no hayan sido admitidas a trámite, deberán declararlas
inadmisibles, concediéndole al demandante un plazo máximo
de 60 días hábiles para que presente, en calidad de pericia,
el dictamen o certificado médico emitido por las Comisiones
Médicas de EsSalud, o del Ministerio de Salud o de las EPS,
bajo apercibimiento de archivarse el expediente.
ii) En todos los procesos de amparo que se encuentren en trámite
y cuya pretensión sea el otorgamiento de una pensión vitalicia
conforme al Decreto Ley Nº 18846 o de una pensión de
invalidez conforme a la Ley Nº 26790 y al Decreto Supremo
Nº 009-97-SA, los jueces deberán requerirle al demandante
para que presente, en el plazo máximo de 60 días hábiles,
como pericia el dictamen o certificado médico emitido por
una Comisión Médica de EsSalud, o del Ministerio de Salud
o de una EPS, siempre y cuando el demandante para acredi-
tar la enfermedad profesional haya adjuntado a su demanda
o presentado durante el proceso un examen o certificado mé-
dico expedido por una entidad pública, y no exista contradic-
ción entre los documentos presentados.
iii) En todos los procesos de amparo que se encuentren en trámite
en los que el demandante haya presentado un certificado o
examen médico emitido por un organismo privado o médico
particular para probar que padece de una enfermedad
profesional, los jueces no han de solicitarle la pericia referida
sino declarar improcedente la demanda, pues los certificados
o exámenes médicos referidos no tienen eficacia probatoria
dentro del proceso constitucional de amparo para acreditar
que el demandante padece de una enfermedad profesional.

252
STC Exp. Nº 0061-2008-PA
Caso: Rímac Internacional

Nº de STC 0061-2008-PA
Órgano Emisor Pleno
Demandante Rímac Internacional Compañía de Seguros
y Reaseguros
Demandados - Primer Juzgado Especializado en lo Civil
de Ica
- Primera Sala Civil de la Corte Superior
de Justicia de Ica
Fecha de Publicación en
la página web del TC 8 de mayo de 2008
Fecha de Publicación en
El Peruano 23 de junio de 2008
Fundamentos vinculantes 12, 15 y 18

1. Improcedencia de la excepción de arbitra-


je o convenio arbitral en un proceso sobre
la pensión de invalidez prevista en la Ley
Nº 26790 y el Decreto Supremo Nº 3-98-SA
Contenido del –SCTR– (f. j. 12).
precedente
2. Requisitos para que el arbitraje voluntario
previsto en el artículo 25 del Decreto Supre-
mo N° 3-98-SA sea constitucional (f. j. 15).

253
Joel Rosas Alcántara

3. Fecha de inicio de la contingencia en el caso


Contenido del de la pensión vitalicia prevista en el Decreto
Precedente Ley Nº 18846 o la pensión de invalidez pre-
vista en la Ley Nº 26790 (f. j. 18).

Fallo Infundada
Ejecución Inmediata

254
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

STC Exp. Nº 0061-2008-PA [Proceso de amparo interpuesto por


Rímac Internacional. Se declara infundada la demanda y se es-
tablece la improcedencia de la excepción de arbitraje o convenio
arbitral en un proceso sobre la pensión de invalidez prevista en la
Ley Nº 26790 y el Decreto Supremo Nº 3-98-SA-SCTR]

El Tribunal Constitucional, en fecha 8 de enero de 2008 emite la pre-


sente sentencia.
Con fecha 16 de octubre de 2006 el recurrente interpone demanda de
amparo contra el Primer Juzgado Especializado en lo Civil de Ica, a cargo
del magistrado Freddy Escobar Arquiñego, y contra la Primera Sala Civil
de la Corte Superior de Justicia de Ica, integrada por los magistrados Ale-
jandro Páucar Félix, César Solís Macedo y Hernando Cáceres Casanova,
solicitando que se declare la nulidad de la sentencia de fecha 14 de junio
de 2006, emitida por el Juzgado emplazado, y de la sentencia de fecha
25 de agosto de 2006, emitida por la Sala emplazada, en el trámite de un
anterior proceso de amparo iniciado por don Ysidoro Altamirano Puppi,
en el que se declaró fundada su demanda de amparo, ordenándose que se
le otorgue una pensión vitalicia conforme a la Ley Nº 26790 y sus normas
complementarias.
Sostiene que con las sentencias emitidas en el anterior proceso de am-
paro, recaídas en el Exp. Nº 3141-2005, se han vulnerado sus derechos a
la jurisdicción predeterminada por la ley, al debido proceso y a la tutela
jurisdiccional efectiva, toda vez que los magistrados emplazados no han
tomado en cuenta que la pretensión demandada conforme al artículo 9 del
Decreto Supremo Nº 003-98-SA tenía que ser ventilada en una etapa con-
ciliatoria, y de ser el caso, en un arbitraje ante la Superintendencia de Enti-
dades Prestadoras de Salud, debido a que el proceso de amparo por carecer
de estación probatoria no constituía la vía idónea para dilucidar la preten-
sión del demandante.
Establecer como precedente vinculante, conforme al artículo VII del
Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, los fundamentos 12,
15 y 1.

255
Joel Rosas Alcántara

12. Precedente vinculante 1: El arbitraje previsto en el artículo 9 del


Decreto Supremo Nº 003-98-SA.
a. Regla procesal: El Tribunal Constitucional, en virtud del artículo
201 de la Constitución y del artículo VII del Título Preliminar del
Código Procesal Constitucional, tiene la facultad para establecer
un precedente vinculante a través de sus sentencias que adquieren
la autoridad de cosa juzgada, precisando el extremo de su efecto
normativo.
b. Regla sustancial: Cuando en un proceso de amparo se deman-
de el otorgamiento de una pensión de invalidez conforme a la
Ley Nº 26790 y al Decreto Supremo Nº 003-98-SA, y la empla-
zada proponga una excepción de arbitraje o convenio arbitral
que tenga como fundamento el artículo 9 del Decreto Supremo
Nº 003-98-SA, el juez deberá desestimar bajo responsabilidad la
excepción referida, debido a que la pretensión de otorgamiento
de una pensión de invalidez forma parte del contenido constitu-
cionalmente protegido por el derecho a la pensión, el cual tiene
el carácter de indisponible, y porque la pensión de invalidez del
SCTR tiene por finalidad tutelar el derecho a la salud del asegura-
do que se ha visto afectado por un accidente de trabajo o una en-
fermedad profesional, el cual tiene también el carácter de indispo-
nible para las partes.
15. Precedente vinculante 2: El arbitraje previsto en el artículo 25 del
Decreto Supremo Nº 003-98-SA.
a. Regla procesal: El Tribunal Constitucional, en virtud del artículo
201 de la Constitución y del artículo VII del Título Preliminar del
Código Procesal Constitucional, tiene la facultad para establecer
un precedente vinculante a través de sus sentencias que adquieren
la autoridad de cosa juzgada, precisando el extremo de su efecto
normativo.
b. Regla sustancial: Para que el arbitraje voluntario sea constitucio-
nal, en el momento de la instalación del órgano arbitral el árbitro
o árbitros deberán dejar constancia que informaron:

256
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

1. Las ventajas que brinda el arbitraje del Centro de Conciliación


y Arbitraje de la Superintendencia de Entidades Prestadoras
de Salud.
2. Que para la resolución de su controversia se aplicará la
jurisprudencia y los precedentes vinculantes establecidos por
el Tribunal Constitucional.
3. Que el asegurado o beneficiario, si lo prefiere, puede renunciar
al arbitraje y preferir su juez natural, que es el Poder Judicial.
4. Que contra el laudo arbitral caben los recursos que prevé la
Ley General de Arbitraje.
El arbitraje voluntario será inconstitucional si es iniciado por la
Aseguradora Privada y el asegurado o beneficiario no desea
someterse a él.
18. Finalmente, este Tribunal Constitucional considera oportuno estable-
cer como precedente vinculante desde cuándo se inicia la contingen-
cia en el SCTR.
a. Regla procesal: El Tribunal Constitucional, en virtud del artículo
201 de la Constitución y del artículo VII del Título Preliminar del
Código Procesal Constitucional, tiene la facultad para establecer
un precedente vinculante a través de sus sentencias que adquieren
la autoridad de cosa juzgada, precisando el extremo de su efecto
normativo.
b. Regla sustancial: En cuanto a la fecha en que se genera el dere-
cho, este Tribunal estima que la contingencia debe establecerse
desde la fecha del dictamen o certificado médico emitido por
una Comisión Médica de EsSalud, o del Ministerio de Salud o
de una EPS, que acredita la existencia de la enfermedad pro-
fesional, dado que el beneficio deriva justamente del mal que
aqueja al demandante, y es a partir de dicha fecha que se debe
abonar la pensión vitalicia del Decreto Ley Nº 18846 o pensión
de invalidez de la Ley Nº 26790 y sus normas complementarias
y conexas.

257
STC Exp. Nº 5430-2006-PA
Caso: Alfredo De la Cruz Curasma

N° de la STC 5430-2006-PA
Órgano Emisor Pleno
Demandante Alfredo De La Cruz Curasma
Demandada ONP
Fecha de Publicación en
la página web del TC 10 de octubre de 2008
Fundamentos vinculantes 13, 14 y 15

1. Procedencia de la Demanda de Amparo


Respecto a pensiones devengadas, reinte-
gros e intereses
2. Reglas de procedencia para demandar el
pago de pensiones devengadas, reintegros e
intereses
Contenido del 3. Reconocimiento de la pensión de jubilación
Precedente o cesantía
4. Reconocimiento de la pensión de sobrevi-
vientes
5. Afectación al mínimo legal o necesidad de
tutela urgente
6. Afectación del derecho de igualdad

258
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

7. Procedencia del recurso de agravio consti-


tucional para el reconocimiento de deven-
gados e intereses
Contenido del 8. Improcedencia del recurso de agravio cons-
Precedente titucional para el reconocimiento de deven-
gados e intereses
9. Reglas procesales aplicables a todos los
procesos de amparo
Fallo Fundada
Ejecución Inmediata

259
Joel Rosas Alcántara

STC Exp. Nº 5430-2006-PA [Proceso de amparo interpuesto por


Alfredo de la Cruz Curasma. Se declara fundada la demanda y
se establecen los precedentes vinculantes contenidos en los funda-
mentos 13, 14 y 15 de la STC Exp. Nº 2877-2005-HC (caso Sán-
chez-Lagomarcino Ramírez) y N° 37.g de la STC Exp. Nº 1417-
2005-PA (caso Anicama Hernández)]

El Tribunal Constitucional, en fecha 24 de setiembre de 2008 emite la


presente sentencia.
Con fecha 13 de setiembre de 2004 el recurrente solicita que se declare
inaplicable la Resolución Nº 0000049744-2004-ONP/DC/DL-19990, de
fecha 13 de julio de 2004, y que en consecuencia se le otorgue pensión de
jubilación minera conforme a la Ley Nº 25009. Asimismo solicita el rein-
tegro de los montos dejados de percibir, por haberse denegado el reconoci-
miento de su derecho pensionario.
La emplazada contesta la demanda alegando que el recurrente no ha
acreditado las aportaciones efectuadas al Sistema Nacional de Pensiones,
para lo cual se requiere de un proceso que cuente con etapa probatoria.
El Segundo Juzgado Especializado en lo Civil de Lima, con fecha 23
de junio de 2005, declara improcedente la demanda, considerando que para
afianzar la validez del certificado de trabajo presentado se debió acompa-
ñar los documentos detallados en el reglamento del Decreto Ley Nº 19990.
La recurrida, revocando la apelada, declara fundada en parte la de-
manda ordenando el reconocimiento de las aportaciones efectuadas en los
años 1956 y 1957, e improcedente el reconocimiento de las realizadas en
el periodo 1958-1968, considerando que el amparo no es la vía idónea para
ello por carecer de etapa probatoria.
Establecer como precedente vinculante de observancia obligatoria, con-
forme a lo dispuesto en el artículo VII del Título Preliminar del Código Pro-
cesal Constitucional, las reglas contenidas en los fundamentos 13, 14 y 15.
13. Por lo manifestado en el párrafo que antecede este Tribunal, en ejer-
cicio de su función ordenadora y pacificadora, conviene en precisar el
precedente que determinó la improcedencia en la vía constitucional

260
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

de las pretensiones sobre pago de intereses y derivados (STC Exp.


Nº 2877-2005-HC fundamento 15.d), en los términos que a continua-
ción se indican:
Procederá demandar en la vía constitucional el pago de las
pensiones devengadas, reintegros e intereses, siempre y
cuando la pretensión principal esté vinculada directamente
al contenido constitucionalmente protegido del derecho a la
pensión –acceso o reconocimiento, afectación del derecho
al mínimo vital, tutela de urgencia o afectación del derecho
a la igualdad con referente válido– delimitado por este Tri-
bunal en el fundamento 37 del caso Anicama (STC Exp.
Nº 1417-2005-PA).
Precedentes constitucionales vinculantes
14. En consecuencia, en ejercicio de las funciones conferidas a este Cole-
giado, se establecen las siguientes reglas:
Precedente vinculante 1: Reglas de procedencia para demandar el
pago de pensiones devengadas, reintegros e intereses
a. Regla procesal: El Tribunal Constitucional, en virtud del artículo
201 de la Constitución y del artículo VII del Título Preliminar del
Código Procesal Constitucional, tiene la facultad para establecer
un precedente vinculante a través de sus sentencias que adquieren
la autoridad de cosa juzgada, precisando el extremo de su efecto
normativo.
b. Regla sustancial: Cuando en un proceso de amparo la pretensión
se ubique dentro del contenido constitucionalmente protegido del
derecho a la pensión –acceso o reconocimiento, afectación del de-
recho al mínimo vital, tutela de urgencia o afectación del derecho
a la igualdad con referente válido– delimitado por este Tribunal en
el fundamento 37 del caso Anicama (STC Exp. Nº 1417-2005-PA),
se observarán las siguientes reglas:
Regla sustancial 1: Reconocimiento de la pensión de jubila-
ción o cesantía
Quien se considere titular de una pensión de jubilación o
invalidez de cualquiera de los regímenes previsionales existentes,

261
Joel Rosas Alcántara

podrá recurrir al amparo para demandar el reconocimiento de la


pensión, el consiguiente pago de los montos dejados de percibir
(devengados y reintegros) y los intereses generados conforme
a la tasa establecida en el artículo 1246 del Código Civil. De
estimarse la pretensión, el juez constitucional deberá ordenar el
pago de los referidos montos dejados de percibir y los intereses,
y de no haberse demandado, de oficio, en aplicación del
principio iuria novit curia, se deberá ordenar el pago de dichos
conceptos, considerando la naturaleza restitutoria del amparo;
sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 56 del Código Procesal
Constitucional.
Regla sustancial 2: Reconocimiento de la pensión de sobre-
vivientes
Quien se considere titular de una pensión de sobrevivien-
tes (viudez, orfandad o ascendientes) de cualquier régimen
previsional, podrá recurrir al amparo para demandar el reco-
nocimiento de la pensión, el consiguiente pago de los montos
dejados de percibir (devengados y reintegros), derivados de su
pensión, y los intereses generados conforme a la tasa establecida
en el artículo 1246 del Código Civil. De estimarse la pretensión,
el juez constitucional deberá ordenar el pago de los referidos
montos dejados de percibir y los intereses, y de no haberse de-
mandado, de oficio, en aplicación del principio iuria novit curia,
se deberá ordenar el pago de dichos conceptos, considerando la
naturaleza restitutoria del amparo; sin perjuicio de lo dispuesto en
el artículo 56 del Código Procesal Constitucional.
Regla sustancial 3: Afectación al mínimo legal o necesidad
de tutela urgente
Los titulares de una pensión de jubilación, invalidez o sobre-
vivientes de cualquier régimen previsional, podrán interponer un
amparo, cuando se acredite una afectación al derecho al míni-
mo vital o la necesidad de tutela urgente, en los términos del
fundamento 37.c) del caso Anicama, y solicitar la restitución de
los montos dejados de percibir (devengados y reintegros), de-
rivados de su pensión, y los intereses generados conforme a la

262
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

tasa establecida en el artículo 1246 del Código Civil. De estimar-


se la pretensión, el juez constitucional deberá ordenar el pago
de los referidos montos dejados de percibir y los intereses, y de
no haberse demandado, de oficio, en aplicación del principio iu-
ria novit curia, se deberá ordenar el pago de dichos conceptos,
considerando la naturaleza restitutoria del amparo; sin perjuicio de
lo dispuesto en el artículo 56 del Código Procesal Constitucional.
Regla sustancial 4: Afectación del derecho a la igualdad
Se procederá de la misma forma señalada en las reglas que ante-
ceden, en los casos que se demande la afectación del derecho a la
igualdad en los términos del fundamento 37.e) del Caso Anicama.
Regla sustancial 5: Procedencia del RAC para el reconoci-
miento de devengados e intereses
Cuando en sede judicial se haya estimado una pretensión
vinculada al contenido constitucionalmente protegido del derecho
a la pensión acceso o reconocimiento, afectación del derecho al
mínimo vital, tutela de urgencia o afectación del derecho a la igual-
dad con referente válido, delimitado por este Tribunal en el fun-
damento 37 del caso Anicama (STC Exp. Nº 1417-2005-PA) y no
se hubiere ordenado el pago de los montos dejados de percibir
(devengados y reintegros) y/o los intereses generados conforme
a la tasa establecida en el artículo 1246 del Código Civil, este
Tribunal, en atención al principio de economía procesal previsto
en el artículo III del Código Procesal Constitucional, conocerá el
RAC para ordenar su pago; sin perjuicio de lo dispuesto en el
artículo 56 del Código Procesal Constitucional.
Regla sustancial 6: Improcedencia del RAC para el reconoci-
miento de devengados e intereses
El Tribunal no admitirá el RAC sobre pensiones devengadas,
reintegros e intereses cuando verifique que el demandante no es el
titular del derecho o que la pretensión no está directamente vincu-
lada al contenido constitucionalmente protegido del derecho a la
pensión.

263
Joel Rosas Alcántara

Precedente vinculante 2: Reglas procesales aplicables a todos


los procesos de amparo
a. Regla procesal: El Tribunal Constitucional, en virtud del artículo
201 de la Constitución y del artículo VII del Título Preliminar del
Código Procesal Constitucional, tiene la facultad para establecer
un precedente vinculante a través de sus sentencias que adquieren
la autoridad de cosa juzgada, precisando el extremo de su efecto
normativo.
b. Regla sustancial: El criterio vinculante establecido en el Prece-
dente 1 de esta sentencia será de aplicación inmediata desde el día
siguiente de su publicación en el diario oficial El Peruano, a to-
dos los procesos de amparo que se encuentren en trámite, pre-
cisándose que no están incluidos aquellos que se encuentren en
etapa de ejecución.
15. Asimismo, toda vez que el precedente referido en el fundamento 13
que antecede se relacionó con el fundamento 37.g) del caso Anica-
ma (STC Exp. Nº 1417-2005-PA), este Colegiado considera oportu-
no precisar que en esta disposición, a diferencia de las otros supues-
tos del fundamento 37, se ha señalado prima facie qué pretensiones no
forman parte del contenido constitucionalmente protegido del derecho
a la pensión.

264
STC Exp. Nº 4762-2007-AA
Caso: Alejandro Tarazona Valverde

Nº de STC 4762-2007-AA
Órgano Emisor Pleno
Demandante Alejandro Tarazona Valverde
Demandada ONP
Fecha de Publicación en
la página web del TC 11 de octubre de 2008
Fundamento vinculante 26

1. Reglas para acreditar periodo de aportaciones


en el proceso de amparo (f. j. 26):
a) El demandante puede adjuntar a su de-
manda en original, copia legalizada o
fedateada, mas no en copia simple, los
siguientes documentos: certificado de
trabajo, las boletas de pago de remune-
raciones, los libros de planillas de re-
Contenido del
muneraciones, la liquidación de tiem-
Precedente
po de servicios o de beneficios sociales,
las constancias de aportaciones de Orci-
nea, del IPSS o de EsSalud, entre otros
documentos.
b) El juez, de oficio o a pedido del de-
mandante, podrá solicitar el expedien-
te administrativo a la ONP o copia fe-
dateada de él, bajo responsabilidad.

265
Joel Rosas Alcántara

c) La ONP, cuando conteste la demanda


de amparo, tiene la carga procesal de
adjuntar como medio probatorio el
expediente administrativo de otorga-
miento de pensión o copia fedateada
Contenido del de este. La carga procesal de adjuntar
Precedente el expediente administrativo de otorga-
miento de pensión o copia fedateada de
este, es aplicable a los procesos de am-
paro en trámite cuando los jueces lo es-
timen necesario e indispensable para re-
solver la controversia planteada.
Fallo Fundada
Ejecución Inmediata

266
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

STC Exp. Nº 4762-2007-AA [Proceso de amparo interpuesto por


Alejandro Tarazona Valverde. Se declara fundada la demanda y
se establecen las reglas para acreditar periodo de aportaciones en
el proceso de amparo]

El Tribunal Constitucional, en fecha 22 de setiembre de 2008 emite la


presente sentencia.
Con fecha 7 de julio de 2006 el recurrente interpone demanda de am-
paro contra la Oficina de Normalización Previsional (ONP), solicitando
que se declare inaplicable la Resolución N° 0000040058-2005-ONP/DC/
DL-19990, de fecha 10 de mayo de 2005; y que en consecuencia se le
otorgue pensión de jubilación conforme al artículo 47 del Decreto Ley
Nº 19990, con el abono de las pensiones devengadas y los intereses lega-
les correspondientes.
La emplazada contesta la demanda alegando que el demandante no re-
úne los requisitos establecidos en el artículo 47 del Decreto Ley Nº 19990
para tener derecho a una pensión del régimen especial de jubilación, debi-
do a que no ha nacido antes del 1 de julio de 1931.
El Quinto Juzgado Especializado en lo Civil de Chimbote, con fecha
5 de marzo de 2007, declara fundada en parte la demanda, por considerar
que el demandante ha cumplido con acreditar que cuenta con los requisi-
tos establecidos en el artículo 44 del Decreto Ley N° 19990 para acceder a
una pensión de jubilación adelantada.
La recurrida, revocando la apelada, declara infundada la deman-
da, por estimar que el demandante pretende acreditar sus años de
aportaciones con unos certificados de trabajo que no resultan idó-
neos para el reconocimiento de años de aportaciones conforme
al artículo 54 del Decreto Supremo Nº 011-74-TR.
Declarar que los criterios previstos en el fundamento 26, supra, cons-
tituyen precedente vinculante inmediato de conformidad con el artículo
VII del Título Preliminar del CPConst.

267
Joel Rosas Alcántara

26. De este modo, cuando en los procesos de amparo la dilucidación de


la controversia conlleve el reconocimiento de periodos de aportacio-
nes, que no han sido considerados por la ONP, para que la demanda
sea estimada los jueces y las partes deben tener en cuenta las siguien-
tes reglas:
a. El demandante con la finalidad de generar suficiente convicción
en el juez de la razonabilidad de su petitorio puede adjuntar a su
demanda como instrumento de prueba, los siguientes documen-
tos: certificado de trabajo, las boletas de pago de remuneraciones,
los libros de planillas de remuneraciones, la liquidación de tiempo
de servicios o de beneficios sociales, las constancias de aportacio-
nes de Orcinea, del IPSS o de EsSalud, entre otros documentos.
Dichos instrumentos pueden ser presentados en original, copia le-
galizada o fedateada, mas no en copia simple. El juez, de oficio o a
pedido del demandante, podrá solicitar el expediente administra-
tivo a la ONP o copia fedateada de él, bajo responsabilidad.
b. La ONP, cuando conteste la demanda de amparo, tiene la carga
procesal de adjuntar como medio probatorio el expediente admi-
nistrativo de otorgamiento de pensión o copia fedateada de este.
Ello con la finalidad de poder determinar con certeza si la denega-
ción de otorgamiento o el desconocimiento de un mayor periodo
de aportaciones ha sido arbitraria o se encuentra justificada. Y es
que, si se está cuestionando la presunta violación del derecho a
la pensión, corresponde que la autoridad jurisdiccional tenga a la
vista los mismos actuados o, cuando menos, los documentos pre-
sentados ante la autoridad administrativa, y aquellos en los que di-
cha autoridad funda su pronunciamiento, a fin de determinar si se
produjo o no la violación alegada.
c. La carga procesal de adjuntar el expediente administrativo de
otorgamiento de pensión o copia fedateada de este, es aplicable
a los procesos de amparo en trámite cuando los jueces lo estimen
necesario e indispensable para resolver la controversia planteada.
d. En los procesos de amparo que se inicien con posterioridad a la
publicación de esta sentencia, la ONP, cuando conteste la de-
manda, tiene el deber de cumplir con presentar el expediente

268
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

administrativo de otorgamiento de pensión o copia fedateada de


este. En caso de que no cumpla con su carga procesal de adjun-
tar como medio probatorio el expediente administrativo, el juez
aplicará el principio de prevalencia de la parte quejosa, siempre
y cuando los medios probatorios presentados por el demandan-
te resulten suficientes, pertinentes e idóneos para acreditar años
de aportaciones, o aplicará supletoriamente el artículo 282 del
Código Procesal Civil.
e. No resulta exigible que los jueces soliciten el expediente admi-
nistrativo de otorgamiento de pensión o copia fedateada de este,
cuando se está ante una demanda manifiestamente fundada. Para
estos efectos se considera como una demanda manifiestamente
fundada, aquella en la que se advierta que la ONP no ha recono-
cido periodos de aportaciones que han sido acreditados fehacien-
temente por el demandante bajo el argumento de que han perdi-
do validez; que el demandante ha tenido la doble condición de
asegurado y empleador; y que según la Tabla Referencial de Ini-
cio de Aportaciones por Zonas, establecida por el antiguo Institu-
to Peruano de Seguridad Social, en esa zona aún no se empezaba
a cotizar.

269
STC Exp. Nº 2513-2007-PA
Caso: Ernesto Casimiro Hernández Hernández

Nº de STC 2513-2007-AA
Órgano Emisor Pleno
Demandante Ernesto Casimiro Hernández Hernández
Demandado Rímac Internacional Compañía de Seguros
y Reaseguros
Fecha de Publicación en
la página web del TC 8 de enero de 2009
Fundamentos vinculantes 9, 11, 12, 14, 16, 17, 18, 21, 24, 26, 27, 29, 31,
34, 37, 40, 42, 45, 46, 48 y 49

1. Unifica las reglas contenidas en los prece-


dentes vinculantes establecidos en las sen-
tencias emitidas en los Exps. Nºs 10063-
2006-PA, 6612-2005-PA, 10087-2005-PA
y 00061-2008-PA.
2. No se exigirá condición previa al otorga-
Contenido del miento de la pensión de invalidez del SCTR
Precedente la percepción del subsidio de incapacidad
temporal otorgado por EsSalud (f. j. 21).
3. Procedencia del reajuste del monto de la
pensión vitalicia del Decreto Ley N° 18846
y procedencia del reajuste del monto de la
pensión de invalidez de la Ley N° 26790
(f. j. 29).

270
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

4. Improcedencia del amparo cuando el de-


mandante no presenta dentro del plazo de
Contenido del 60 días hábiles de solicitado el dictamen o
Precedente certificado médico emitido por una Comi-
sión Médica Evaluadora o Calificadora de
Incapacidades (f. j. 46).
Fallo Infundada
Ejecución Inmediata

271
Joel Rosas Alcántara

STC Exp. Nº 2513-2007-PA [Proceso de amparo interpuesto por


Ernesto Casimiro Hernández Hernández. Se declara infundada
la demanda y se unifican las reglas contenidas en los preceden-
tes vinculantes establecidos en las sentencias emitidas en los Exps.
Nºs 10063-2006-PA, 6612-2005-PA, 10087-2005-PA y 00061-2008-PA]

El Tribunal Constitucional, en fecha 13 de octubre de 2008 emite la


presente sentencia.
Con fecha 18 de noviembre de 2005, el recurrente interpone demanda
de amparo contra Rímac Internacional Compañía de Seguros y Reasegu-
ros solicitando que se le otorgue pensión de invalidez permanente o renta
vitalicia por padecer la enfermedad profesional de neumoconiosis, con-
forme al Capítulo VII del Decreto Supremo Nº 003-98-SA, más el pago
de las pensiones devengadas. Refiere haber laborado en la Empresa Mine-
ra Shougang Hierro Perú S.A.A., expuesto a la contaminación ambiental
del polvo mineral, razón por la cual en la actualidad padece de neumoco-
niosis con 80 % de incapacidad.
Conforme al artículo VII del Título Preliminar del Código Procesal
Constitucional, se establecen como nuevos PRECEDENTES VINCU-
LANTES las reglas contenidas en los fundamentos 21, 29, 46, 48 y 49,
que son las siguientes:
21. Por ello, ha de establecerse como nuevo precedente vinculante que:
La percepción del subsidio de incapacidad temporal otorgado por
EsSalud, no será exigible como condición previa al otorgamien-
to de la pensión de invalidez del SCTR, cuando el vínculo laboral
del asegurado haya concluido, se determine que padece de una en-
fermedad profesional irreversible, y que esta, ha tenido su origen
en la actividad de riesgo que desarrollaba. En el caso de acciden-
tes de trabajo, se aplicará la misma regla cuando las secuelas del
accidente producido durante la relación laboral, se presenten lue-
go del cese.
29. Por lo tanto, el Tribunal ha de establecer como nuevo precedente
vinculante que: procede el reajuste del monto de la pensión vita-
licia del Decreto Ley Nº 18846 cuando se incremente el grado de

272
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

incapacidad, de incapacidad permanente parcial a incapacidad


permanente total, o de incapacidad permanente parcial a gran
incapacidad, o de incapacidad permanente total a gran incapa-
cidad. Asimismo, procede el reajuste del monto de la pensión de
invalidez de la Ley Nº 26790 cuando se incremente el grado de in-
validez, de invalidez permanente parcial a invalidez permanente
total, o de invalidez permanente parcial a gran invalidez, o de in-
validez permanente total a gran invalidez.
46. Asimismo, resulta conveniente establecer qué sucede en aquellos ca-
sos en los que el demandante no cumple con presentar el dictamen o
certificado médico emitido por una Comisión Médica Evaluadora o
Calificadora de Incapacidades dentro del plazo de 60 días hábiles.
En este sentido, la segunda regla procesal que ha de establecerse como
nuevo precedente es que: en los procesos de amparo en que se haya
solicitado al demandante como pericia el dictamen o certificado
médico emitido por una Comisión Médica Evaluadora o Califica-
dora de Incapacidades y este no haya sido presentado dentro del
plazo de 60 días hábiles, contados a partir de la fecha de recepción
del requerimiento, la demanda será declarada improcedente.
48. En orden a lo indicado, debe establecerse la regla procesal que ha de
aplicarse a las demandas de amparo que sean interpuestas a partir del
19 de enero de 2008. En este sentido, la tercera regla procesal que ha
de establecerse como nuevo precedente vinculante es que:
a. Los jueces al calificar las demandas de amparo interpuestas
a partir del 19 de enero de 2008, cuya pretensión sea el otor-
gamiento de una pensión vitalicia conforme al Decreto Ley
Nº 18846, o de una pensión de invalidez conforme a la Ley
Nº 26790 y al Decreto Supremo Nº 003-98-SA, la declararán
improcedente si advierten que el demandante no ha adjunta-
do a su demanda el dictamen o certificado médico emitido por
las Comisiones Médicas Evaluadoras o Calificadoras de Inca-
pacidades de EsSalud, o del Ministerio de Salud o de las EPS.
49. Finalmente, debe establecerse como última regla procesal en qué ca-
sos resulta válido imponer sanciones a las partes. En este sentido, la
cuarta regla procesal que ha de establecerse como nuevo precedente

273
Joel Rosas Alcántara

vinculante es que: a la ONP y a las compañías de seguros que no


apliquen los precedentes vinculantes se les impondrá las medi-
das coercitivas previstas en el artículo 22 del CPConst. Asimismo,
a los demandantes que interpongan demandas de amparo mani-
fiestamente infundadas por ser contrarias a los precedente vincu-
lantes referidos, se les impondrá el pago de los costos y costas del
proceso por su actuación temeraria. Por otro lado, a los abogados
se les impondrá el pago de una multa, cuando en autos quede de-
mostrado que tenían conocimiento de que patrocinan procesos cu-
yas pretensiones son contrarias a los precedentes vinculantes.

274
STC Exp. Nº 3052-2009-PA
Caso: Yolanda Lara Garay

Nº de STC 3052-2009-PA
Órgano Emisor Pleno
Demandantes Yolanda Lara Garay, otros
Demandado Gobierno Regional del Callao
Fundamento vinculante 17

1. Criterios de procedibilidad de las demandas


de amparo relativas a materia laboral indivi-
dual privada
2. El cobro de los beneficios sociales no supo-
ne el consentimiento del despido arbitrario

Contenido del 3. El cobro de la indemnización por despido


Precedente arbitrario u otro concepto debe considerarse
como causal de improcedencia del amparo
4. El pago pendiente de la compensación por
tiempo de servicios u otros conceptos remu-
nerativos deberá realizar dichos pagos en
cuentas separadas o a través de consignacio-
nes en procesos judiciales independientes
Fallo Fundada
Ejecución Inmediata

275
Joel Rosas Alcántara

Exp. Nº 3052-2009-PA [Proceso de amparo interpuesto por Yolan-


da Lara Garay. Se declara fundada la demanda estableciendo que
el cobro de beneficios sociales de parte del trabajador no debe ser
interpretado como una conformidad del despido]

El Tribunal Constitucional, en fecha 14 de julio de 2010 emite la pre-


sente sentencia.
Con fecha 29 de enero de 2007 Jacqueline María Acosta Ramos, Yo-
landa Lara Garay, Clara Cecilia Tica Rojas y Rosario del Carmen Carrión
Zavala, interponen demanda de amparo solicitando que se deje sin efecto
la carta de despido de fecha 5 de enero de 2007 y que en consecuencia se
ordene que se les reincorpore en sus puestos de trabajo, por haber sido ob-
jeto de un despido incausado. Sostienen, que son trabajadoras del Gobier-
no Regional del Callao; que se han desempeñado, la primera como Abo-
gado II en la Gerencia de Asesoría Jurídica, la segunda como Abogada II
de la Gerencia de Asesoría Jurídica, la tercera como Técnico Administra-
tivo II en la oficina de áreas protegidas y Gestión del Medio Ambiente
de la Gerencia Regional de Recursos Naturales y Gestión del Medio Am-
biente y la cuarta como Secretaria II en la Procuraduría Pública Regional;
que han venido suscribiendo contratos a plazo fijo denominado de servi-
cio específico, el mismo que de acuerdo a la Resolución Ejecutiva Regio-
nal Nº 109-2006-Gobierno Regional del Callao-PR de fecha 1 de junio de
2006 se dispuso la adecuación paulatina de los contratos por servicios es-
pecíficos sujetos a modalidad a la condición de contratos a tiempo inde-
terminado, del personal auxiliar, técnico y profesional en los niveles, ca-
tegorías y plazas del cuadro para la asignación de personal-CAP; que han
prestado servicio dentro de la entidad pública, pero sometidos al régimen
laboral de la actividad privada, por lo que el despido sin causa vulnera el
derecho constitucional al trabajo.
La emplazada contesta la demanda, sosteniendo que la demanda es
improcedente por cuanto existen vías procedimentales específicas, igual-
mente satisfactorias para la protección del derecho constitucional que se
considera vulnerado, toda vez que las demandantes han sido exservido-
ras públicas del Gobierno Regional del Callao, cuyos contratos fueron fi-
nalizados por Resolución Ejecutiva Regional Nº 109-2006-GOBIERNO

276
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

REGIONAL DEL CALLAO/PR declarada nula por Resolución Ejecutiva


Regional Nº 039-2006-GOBIERNO REGIONAL DEL CALLAO/PR., por
lo que de tener motivos para cuestionar tales actos administrativos están en
su derecho de recurrir al proceso contencioso-administrativo.
El Cuarto Juzgado Civil del Callao, con fecha 14 de agosto de 2007,
declara fundada la demanda considerando que las labores realizadas por
las demandantes son de carácter permanente.
La Sala Superior competente, revocó la apelada y declaró improce-
dente la demanda por estimar que las demandantes consintieron la ruptura
de su vínculo laboral al haber efectuado el cobro de sus beneficios sociales.
Con fecha 27 de marzo de 2009, doña Yolanda Lara Garay interpone
recurso de agravio contra la resolución emitida por la Sala Superior, con-
cediéndose a la recurrente el recurso de agravio constitucional.
Constitúyase PRECEDENTE VINCULANTE las reglas contenidas
en el fundamento 37 de la presente sentencia:
37. En atención a los criterios de procedibilidad de las demandas de am-
paro relativas a materia laboral individual privada, establecidos en los
fundamentos 7 a 20 de la STC Exp. Nº 206-2005-PA/TC, que consti-
tuyen precedente vinculante, este Tribunal considera que en el presen-
te caso corresponde evaluar si la demandante que interpuso el recurso
de agravio constitucional ha sido o no objeto de un despido incausado,
conforme alega en su demanda.
a. El cobro de los beneficios sociales, compensación por tiempo
de servicios, vacaciones truncas, gratificaciones truncas, utilida-
des u otro concepto remunerativo debido al trabajador no supo-
ne el consentimiento del despido arbitrario y, por ende, no debe
considerarse como causal de improcedencia del amparo.
b. El cobro de la indemnización por despido arbitrario u otro con-
cepto que tenga el mismo fin “incentivos” supone la aceptación
de la forma de protección alternativa brindada por ley, por lo que
debe considerarse como causal de improcedencia del amparo.
c. El pago pendiente de la compensación por tiempo de servicios
u otros conceptos remunerativos adeudados al trabajador debe

277
Joel Rosas Alcántara

efectuarse de modo independiente y diferenciado al pago de la in-


demnización por despido arbitrario u otro concepto que tenga el
mismo fin; el empleador deberá realizar dichos pagos en cuen-
tas separadas o a través de consignaciones en procesos judiciales
independientes.
Los efectos de estas reglas se aplican a los procesos que a la fecha
de publicación en la página web de esta sentencia se encuentran en
trámite, tanto en el Poder Judicial, como en el Tribunal Constitucional
y a aquellos que se interpongan en adelante.

278
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

STC Exp. Nº 0002-2010-PI [Proceso de inconstitucionalidad inter-


puesto por 5 000 ciudadanos contra el Decreto Legislativo Nº 1057,
que regula el Régimen Especial de Contratación Administrativa
de Servicios. Se declara infundada la demanda y se establece la
constitucionalidad del Decreto Legislativo Nº 1057 que regula el
Régimen Especial de Contratación Administrativa de Servicios]

El Tribunal Constitucional, en fecha 31 de agosto de 2010 emite la


presente sentencia
Con fecha 8 de enero de 2010, los recurrentes interponen demanda de
inconstitucionalidad contra el Decreto Legislativo Nº 1057, Ley que regula
el Régimen Especial de Contratación Administrativa de Servicios - CAS,
impugnando sus artículos 1, 2, 3 5, 6.1 y 6.2, así como su Reglamento,
aprobado por Decreto Supremo Nº 075-2008-PCM, por considerar que di-
cho dispositivo vulnera los siguientes artículos de la Constitución: 2.2 (de-
recho a la igualdad ante la ley, 104 (delegación de facultades); 25 (jorna-
da ordinaria de trabajo), 23 tercer y cuarto párrafo (el Estado y el Trabajo),
24 (derechos laborales del trabajador), 26.1 (principio de igualdad de opor-
tunidades sin discriminación), 27 (protección del trabajador frente al des-
pido arbitrario), 42 (derecho de sindicación de los trabajadores públicos) y
103 cuarto párrafo (prohibición de abuso de derecho).
De conformidad con los artículos 81 y 82 del CPCo., esta sentencia y
las interpretaciones en ella contenidas son vinculantes para todos los pode-
res públicos y tienen alcances generales.
En principio, la contratación administrativa se aparta del régimen ge-
neral de contratación contenido en la legislación civil, de modo que nos
remite a un régimen especial, vinculado a la particular posición que tiene
la Administración Pública en nuestro ordenamiento jurídico; por un lado
como ente con prerrogativas previstas en la Constitución y las leyes, y por
el otro como parte contratante, asumiendo obligaciones y deberes vincula-
dos a los contratos que aquella suscribe con personas de derecho privado.
Estos contratos tienen ciertas características o particularidades que
justifican su consideración como un régimen especial o particular; así,
se tiene que, no alteran o modifican la posición de la partes dentro del

279
Joel Rosas Alcántara

ordenamiento jurídico (administración o tercero), son de naturaleza con-


tractual (esto es, que es voluntario, y que regula obligatoriamente los dere-
chos y obligaciones de las partes, aunque la administración no pierde sus
prerrogativas), e incluso el cuestionamiento de estos contratos en sede ju-
dicial ya no es de competencia de la jurisdicción civil (entendida como or-
dinaria), sino de la contenciosa administrativa.
Consecuentemente, corresponde a la autoridad administrativa com-
petente dictar la regulación necesaria, en acatamiento de la Constitución,
para la protección de los derechos fundamentales de naturaleza laboral que
reconoce la Constitución a favor de los trabajadores en cualquier régimen
laboral, incluidos los que ahora forman parte del sistema de contratación
laboral regulado por el Decreto Legislativo Nº 1057, entendido este últi-
mo, a partir de esta sentencia, como un régimen especial laboral, distinto
de los ya existentes. (f. j. 43)
De modo que, a partir de la presente sentencia, el artículo 1 del Decre-
to Legislativo Nº 1057 debe ser interpretado de modo que toda actividad
interpretativa hecha respecto del denominado “contrato administrativo de
servicios”, deba entenderse que dicho contrato es propiamente un régimen
“especial” de contratación laboral para el sector público, el que como ya se
ha expuesto, resulta compatible con el marco constitucional.
En relación al Decreto Legislativo Nº 1057, corresponde también que
el Ministerio de Trabajo y de Promoción del Empleo dicte la regulación
necesaria para que, complementando dicha legislación, adopte disposicio-
nes tales como la fijación de los límites para la contratación de personal
bajo esta modalidad de modo que pueda hacerlo, no solo fijando porcen-
tajes respecto del total de trabajadores de este régimen, sino estableciendo
otros criterios que considere razonables para tal efecto.
1. Declarar INFUNDADA la demanda de inconstitucionalidad, debien-
do interpretarse el artículo 1 del Decreto Legislativo Nº 1057, confor-
me se ha expuesto en el fundamento 47 de la presente sentencia.
2. Disponer que el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo dic-
te, en un plazo no mayor de 30 días, la reglamentación necesaria que
permita a los trabajadores sujetos al régimen laboral regulado por el
Decreto Legislativo Nº 1057, el ejercicio del derecho de sindicación y
huelga regulado en el artículo 28 de la Constitución.

280
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

3. Disponer que el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo dicte


la legislación que considere necesaria para regular los aspectos deta-
llados en el fundamento 48 de la presente resolución, en un plazo que
no exceda del 31 de diciembre de 2010.
4. De conformidad con los artículos 81 y 82 del CPC, esta sentencia y las
interpretaciones en ella contenidas son vinculantes para todos los po-
deres públicos y tienen alcances generales.

281
TEMÁTICA
JURISPRUDENCIAL LABORAL

A
Acreditación de enfermedad profesional
Sentencia Nº 10063-2006-PA/TC, Caso Gilbert Padilla Mango
“Se determina criterios para la protección de riesgos profesionales”.

Agotamiento de la vía previa


Sentencia Nº 02833-2006-PA/TC, Caso Milder Sidanelia Llamosas Lazo
“Se establece consideraciones para determinar cuándo es exigible el
agotamiento de la vía previa en casos de despido arbitrario”.

Accidente de trabajo
Sentencia Nº 2513-2007-PA/TC, Caso Ernesto Casimiro Hernández
Hernández.
“Unifica las reglas sobre seguro por accidentes de trabajo y enferme-
dades profesionales”.

Amparo contra amparo (laboral)


Sentencia Nº 4650-2007-PA/TC, caso Cooperativa de Ahorro y Cré-
dito de Sub-oficiales de la Policía Nacional del Perú “Santa Rosa de
Lima Ltda.”
“Se establecen reglas para la interposición de un amparo contra amparo
en materia laboral”.

283
Joel Rosas Alcántara

B
Beneficios sociales (despido)
Sentencia Nº 3052-2009-PA/TC, caso Yolanda Lara Garay
“Se establece que el cobro de beneficios sociales de parte del trabaja-
dor no debe ser interpretado como una conformidad del despido”.

C
Contratación Administrativa de Servicios (CAS)
Sentencia Nº 0002-2010-PI/TC, caso más de cinco mil ciudadanos
“Declara la constitucionalidad del Decreto Legislativo Nº 1057 que re-
gula el Régimen Especial de Contratación Administrativa de Servicios”.
Sentencia Nº 3818-2009-PA/TC, caso Roy Marden Leal Maytahauri
“Se establecen precisiones interpretativas sobre la norma que regula
los contratos administrativos de servicios”.

Contrato civil (locación de servicios)


Sentencia Nº 3940-2010-PA/TC, caso Gobierno Regional del Callao
“Se establecen precisiones al precedente vinculante STC Exp. Nº 206-
2005-PA/TC. Se aclara que la vía judicial para impugnar despidos de
trabajadores que suscribieron contratos de naturaleza civil (locación de
servicios), estará determinada por el régimen laboral de la entidad don-
de efectivamente se realizaron las labores”.

Convenio colectivo (contenido, elementos y alcances, etc)


STC Exp. Nº 00008-2005-AI, ff. jj. 30-33

D
Derecho a la jornada de trabajo
Sentencia Nº 4635-2004-AA/TC, caso Sindicato de Trabajadores
Toquepala y anexos

284
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

“El TC decide que se restituya la jornada laboral de ocho horas diarias


considerando una jornada semanal razonable en el asentamiento mi-
nero de Toquepala, conforme a los fundamentos 28 a 44 expuestos en
esta sentencia y se establece precedente vinculante de los fundamentos
28, 29, 35, 39 y 41”.

Derecho al trabajo (contenido y alcances)


Sentencia Nº 01124-2001-AA/TC, caso Sindicato Unitario de Trabaja-
dores de Telefónica del Perú S.A. y Fetratel
“Ordena la reincorporación al trabajo de las personas afiliadas a los
sindicatos demandantes que fueron despedidas por Telefónica del Perú
S.A.A. y dispone que dicha empresa se abstenga de continuar con el
ejercicio de lo establecido por el citado artículo 34 por su incompatibi-
lidad con la Constitución, respecto de los afiliados que continúan tra-
bajando. Dispone la notificación a las partes, su publicación en el dia-
rio oficial El Peruano y la devolución de los actuados”.

Derecho a la libertad de trabajo


Sentencia Nº 8726-2005-PA/TC, caso Asociación Unidos Centenario
y otros
“Se determina que no existe afectación del derecho a la libertad labo-
ral debido que la Ordenanza Municipal Provincial de Huaral, el cual
erradica el comercio ambulatorio del Centro Histórico del distrito de
Huaral”.
Sentencia Nº 0027-2005-PI/TC, caso Colegio de Periodistas del Perú
“La constitucionalidad de la Ley Nº 26937 que establece la no obliga-
toriedad de la colegiación para el ejercicio profesional del periodismo
(artículo 3)”.

Derecho a la estabilidad laboral


Sentencia Nº 0025-2007-PI/TC, caso Colegio de Profesores del Perú
“El Tribunal Constitucional determina la constitucionalidad de la Ley
Nº 29062 que modifica la Ley del Profesorado en lo referido a la Ca-
rrera Pública Magisterial. Además, de señalar la interpretación del pe-
núltimo párrafo del artículo 65 de dicha Ley en el sentido de que en-
tre las entidades públicas a las que puede retornar, después de 5 años,
el docente destituido”.

285
Joel Rosas Alcántara

Derecho a la huelga
STC Exp. Nº 00008-2005-PI (contenido y alcances)
STC Exp. Nº 03311-2005-PA (titularidad)
STC Exp. Nº 00026-2007-PI (excluidos del ejercicio del derecho a la
huelga)

Derecho a la libertad sindical


Sentencia Nº 2714-2010-AA/TC, caso Sindicato Único de Trabajado-
res de la Empresa Textiles San Sebastián S.A.C.
“Sobre el derecho a la libertad sindical y de huelga”.
Sentencia Nº 1124-2001-AA/TC, caso Sindicato Unitario de Trabaja-
dores de Telefónica del Perú S.A. y la Federación de Trabajadores de
Telefónica del Perú.
“Sobre despido arbitrario, derecho al trabajo y libertad sindical”.

Derecho a la negociación colectiva


Sentencia Nº 05539-2009-PA/TC, caso Sindicato de Trabajadores del
Jockey Club del Perú
“Se establece que el Auto Subdirectoral N° 032-2004-DRTPEL-DPSC-
SDNC y el Auto Directoral N° 077-2004-DRTPELC-DPSC, respec-
tivamente, no contravienen el derecho constitucional a la negociación
colectiva. Además. Se precisa los trabajadores obreros que laboran en
reuniones hípicas (Sección Puertas) se encuentran afiliados al Sindi-
cato demandante, y que, por tanto, se encuentran comprendidos en los
beneficios obtenidos por este”.

Derecho de igualdad remunerativa


Sentencia Nº 4922-2007-PA/TC, caso Sindicato Nacional de Trabaja-
dores de la Sunat y Sunad
“Se establece el contenido y alcances del derecho de igualdad
remunerativa”.

Despido (proporcionalidad)
Sentencia Nº 1059-2009-PA/TC, caso Amalie Marie Francoise Chaba-
neix Cunza
“El Tribunal Constitucional declaró fundada la demanda de amparo
debido a que la emplazada Compañía aérea American Airlines Inc.,

286
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

Sucursal del Perú, actuó desproporcionalmente al despedir a la recu-


rrente, ordenándose, por tanto, su inmediata reincorporación”.
Sentencia Nº 03169-2006-PA/TC, caso Pablo Cayo Mendoza
“Se determina que el despido, del cual fue objeto el demandante, es
desproporcional, debido que el trabajador que estuvo en estado de
ebriedad, no cometió una falta grave”.

Despido (criterio de improcedencia)


Sentencia Nº 03070-2013-PA/TC, caso Eddy Alfredo Bernal Aguedo
“El Tribunal Constitucional establece nuevo criterio de improcedencia
del proceso de amparo (régimen laboral privado), por despido arbitrio,
sosteniendo que este tipo de afectación debe interponerse en el proce-
so abreviado laboral”.
STC Exp. Nº 01059-2009-PA (criterios de razonabilidad)

Despido arbitrario
STC Exp. Nº 02833-2006-PA (Agotamiento de vía previa)
STC Exp. Nº 04066-2008-PA (Eficacia restitutoria del proceso de
amparo)
STC Exp. Nº 03818-2009-PA (Inadecuada vía idónea CAS; Perspecti-
vas evaluativas)
STC Exp. Nº 00140-2011-PA (Restricción de reposición)
STC Exp. Nº 00255-2013-PA (Improcedencia por evaluación ordinaria)

Despido fraudulento
Sentencia Nº 03844-2010-PA/TC, caso Américo Alexander Zea Aquise
“Se determina la inexistencia de supuestos de despido fraudulento, por
cuanto la falta grave que se le imputa, además de no ser inexistente, se
encuentra prevista en la ley”.
STC Exp. Nº 5185-2009-PA (aplicación del principio de tipicidad)

Despido nulo
Sentencia Nº 10422-2006-PA, caso Mauro Serrano García
“Despido nulo ejecutado por Minera Yanachocha S.R.L”.

287
Joel Rosas Alcántara

Despido (opción sexual)


Sentencia Nº 2868-2004-AA/TC, caso José Antonio Álvarez Rojas
“Los derechos fundamentales en el ámbito policial (la preferencia
sexual no puede ser causal de despido)”.

Discriminación laboral (embarazo)


Sentencia Nº 5652-2007-PA/TC, Caso Rosa Betzabé Gambini Vidal
“Establece la proscripción de la discriminación laboral por razón de
sexo (embarazo)”.

Discriminación laboral (edad)


Sentencia Nº 1875-2006-PA/TC, caso Víctor Ricardo Luna Mendoza
y otros
“El derecho a la igualdad en materia laboral y la proscripción de la dis-
criminación por edad en el empleo. El caso de los servidores del servi-
cio diplomático”.

F
Fuero sindical
Sentencia Nº 02318-2007-PA/TC, caso Carlos Telmo Quiroz Rodas
“El TC dispone la reincorporación del demandante la reposición al
Departamento de Servicios Generales de la Cooperativa de Ahorro y
Crédito de Suboficiales de la Policía Nacional del Perú ‘Santa Rosa
de Lima’ Ltda., y exhortar a la emplazada a que no vuelva a dispo-
ner el traslado de personal perteneciente al fuero sindical sin la debi-
da justificación”.

H
Huelga (despido)
Sentencia Nº 3311-2005-PA/TC, caso Sindicato de Trabajadores Mi-
neros de Atacocha
“Sobre el despido de afiliados al Sindicato por huelga”.

288
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

P
Principios laborales constitucionales
Sentencia Nº 0008-2005-PI/TC, caso Juan José Gorriti y más de cin-
co mil ciudadanos
“El TC pronuncia la constitucionalidad de la Ley marco del Empleo
Público”.

Principio de primacía de la realidad


STC Exp. Nº 2132-2003-AA (Contenido)
STC Exp. Nº 05540-2007-PA (Aplicación)
STC Exp. Nº 1193-2011-PA; STC Exp. Nº 1154-2011-PA (Aplicación
en Administración Pública)

Principio in dubio pro operario


STC Exp. Nº 0008-2005-PI (Contenido y alcances)

Principio de igualdad: regla de no discriminación en materia laboral


STC Exp. Nº 0008-2005-PI (Contenido y alcances)
STC Exp. Nº 04922-2007-PA (Condiciones para la discriminación)

Principio de irrenunciabilidad de derechos


STC Exp. Nº 00529-2010-PA (Contenido y alcances)
STC Exp. Nº 01154-2011-PA (Relación laboral contractual)

R
Remuneración (Homologación de sueldos)
Sentencia Nº 0023-2007-PI/TC, caso Federación Nacional de Docen-
tes del Perú
“La inconstitucionalidad del artículo 3 del Decreto de Urgencia Nº 033-
2005 que establecía diversos subniveles entre los profesores universita-
rios a efectos de la homologación de remuneraciones, los que no se en-
contraban comprendidos en la Ley Nº 23733”.

289
Joel Rosas Alcántara

S
Subcontratación fraudulenta
Sentencia Nº 2111-2010-AA/TC, caso Sindicato Unificado de Trabaja-
dores de la Electricidad y Actividades Conexas de Lima y Callao
“Afectación del derecho al trabajo, a la igualdad y a la libertad sindical,
por haber operado la subcontratación fraudulenta”.

T
Trabajadores de la Administración Pública (imposición de prácticas
religiosas)
Sentencia Nº 5680-2009-PA/TC, caso Félix Wagner Arista Torres
“Se establece que la Administración Pública no puede imponer a los
trabajadores de este sector prácticas religiosas”.

Trabajadores de confianza
Sentencia Nº 1568-2011-PA/TC, caso César Alfredo Carrollo Alcántara
“Se precisa quienes son trabajadores de confianza”.
Sentencia Nº 3501-2006-PA/TC, caso Ricardo David Chávez Caballero
“Constitución y régimen jurídico de los trabajadores de confianza”.

Trabajador de limpieza
Sentencia Nº 00143-2011-PA/TC, caso Carmen Marcial Ramírez
Juárez
“Se vulnera el derecho al trabajo por despido arbitrario y se determi-
na la naturaleza permanente de las labores que realizaba el demandan-
te (trabajador de limpieza)”.

290
Anexos
EXP. N° 1124-2001-AA/TC
LIMA
SINDICATO UNITARIO DE TRABAJADORES DE TELEFÓNICA DEL PERÚ
S.A. y FETRATEL
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los once días del mes de julio de dos mil dos, reunido el Tribunal Constitucio-
nal en sesión de Pleno Jurisdiccional, con asistencia de los señores Magistrados Rey Terry,
Vicepresidente; Revoredo Marsano, Alva Orlandini, Bardelli Lartirigoyen, Gonzales Oje-
da y García Toma, pronuncia la siguiente sentencia.
(…)
FUNDAMENTOS
Petitorio de la demanda
1. El objeto de la demanda es que las demandadas “se abstengan de amenazar y vulne-
rar los derechos constitucionales de los trabajadores afiliados a [sus] sindicatos, en virtud
de la aplicación de un ilegal plan de despido masivo, contenido en un Resumen Ejecuti-
vo elaborado por la Gerencia de Recursos Humanos (...), cuya inminente ejecución afecta
[sus] derechos constitucionales a la igualdad ante la ley, a trabajar libremente, a la legítima
defensa, al trabajo, a que ninguna relación pueda limitar el ejercicio de los derechos cons-
titucionales ni desconocer o rebajar la dignidad del trabajador, al carácter irrenunciable
de los derechos reconocidos por la Constitución y la ley, a la adecuada protección contra
el despido arbitrario, a la libertad sindical, al debido proceso y a la tutela jurisdiccional
efectiva”.
2. Si bien la demanda inicialmente se sustentaba en la amenaza de despido de los deman-
dantes, esta circunstancia ha variado, dado que desde la fecha de inicio del presente pro-
ceso hasta la fecha se ha producido, sucesivamente, el despido de numerosos trabajadores,
tal como se constata en las documentales obrantes en el cuadernillo de recurso extraordi-
nario y respecto a lo cual las propias partes demandadas han expuesto lo que conviene a su
derecho. Este despido se ha producido en sucesivas etapas, por lo que la controversia so-
bre la certeza e inminencia de la presunta amenaza carece de sentido. Por este motivo, no
tiene objeto centrar el análisis en el resumen ejecutivo como amenaza, por lo que se pro-
cederá a evaluar el acto mismo de despido.
3. No es competencia de este Tribunal Constitucional, ni materia propia de un proceso
constitucional como el amparo, analizar si el acto cuestionado se ha efectuado en térmi-
nos o no de la ley correspondiente, puesto que ello constituye un asunto de mera legalidad
ordinaria y, desde ese punto de vista, competencia propia de los juzgados competentes en
materia laboral. Por el contrario, el asunto a dilucidarse es determinar si el acto cuestio-
nado constituye o no un acto lesivo de derechos constitucionales, controversia que corres-
ponde al proceso de amparo según lo establece el artículo 200, inciso 2), de la Constitu-
ción y el artículo 24 de la Ley N° 23506.
4. En vista de que solo son revisables ante este Tribunal los extremos impugnados por la
parte demandante a través del recurso extraordinario, no corresponde que este Colegiado
se pronuncie respecto de las excepciones de representación defectuosa e insuficiente de
los codemandantes, y de caducidad de la demanda, al haber sido declaradas infundadas
por la sentencia de vista.

293
Joel Rosas Alcántara

Por otro lado, sí corresponde que se examine la excepción de falta de legitimidad para
obrar del demandado propuesta por Telefónica Perú Holding S.A., al haberse impugnado
la sentencia recurrida en el extremo que la declaró fundada. Así, este Tribunal considera
que al ser planteada la demanda ante la amenaza de ceses masivos de los trabajadores de
Telefónica del Perú S.A.A. y en representación de estos, no existe relación material con la
empresa Telefónica Perú Holding S.A. que sustente la relación procesal entablada con ella,
dado que esta última no es la entidad empleadora.
Determinación del problema planteado en la controversia
5. El problema de la presente controversia reside en determinar si el acto de despido cues-
tionado resulta lesivo o no de los derechos fundamentales alegados por los demandan-
tes. Implica, fundamentalmente, determinar si se ha afectado: a) la libertad de sindicación
y, b) el derecho al trabajo.
Telefónica del Perú S.A.A. ha procedido al despido sobre la base de lo establecido en el
artículo 34 del Texto Único Ordenado del Decreto Legislativo N° 728, Ley de Productivi-
dad y Competitividad Laboral, Decreto Supremo N° 003-97-TR, tal como se constata en
las respectivas cartas de despido. Por esta razón, este extremo de la controversia conduce
a determinar si dicho dispositivo es o no compatible con la Constitución, para según ello
establecer la validez o no del acto cuestionado.
Libertad sindical
6. La Constitución reconoce la libertad sindical en su artículo 28, inciso 1) este derecho
constitucional tiene como contenido esencial un aspecto orgánico, así como un aspecto
funcional. El primero consiste en la facultad de toda persona de constituir organizacio-
nes con el propósito de defender sus intereses gremiales. El segundo consiste en la facul-
tad de afiliarse o no afiliarse a este tipo de organizaciones. A su vez, implica la protección
del trabajador afiliado o sindicado a no ser objeto de actos que perjudiquen sus derechos y
tuvieran como motivación real su condición de afiliado o no afiliado de un sindicato u or-
ganización análoga.
Desde luego, debe entenderse que lo anterior no conlleva a que el contenido esencial del
citado derecho constitucional se agote en los aspectos antes relevados. Por el contrario,
es posible el desarrollo de ulteriores concretizaciones o formas de proyección del citado
derecho constitucional que, en principio, no pueden, como tampoco deben, ser enuncia-
das de manera apriorística. Los derechos constitucionales albergan contenidos axiológicos
que, por su propia naturaleza, pueden y deben desarrollarse, proyectando su vis expansi-
va a través de remozadas y, otrora, inusitadas manifestaciones.
7. De conformidad con la Cuarta Disposición Final y Transitoria de la Constitución, los
derechos constitucionales deben interpretarse dentro del contexto de los tratados inter-
nacionales suscritos por el Estado peruano en la materia. Según esta norma, estos tratados
constituyen parámetro de interpretación de los derechos reconocidos por la Constitución,
lo que implica que los conceptos, alcances y ámbitos de protección explicitados en dichos
tratados, constituyen parámetros que deben contribuir, de ser el caso, al momento de in-
terpretar un derecho constitucional. Todo ello, claro está, sin perjuicio de la aplicación di-
recta que el tratado internacional supone debido a que forma parte del ordenamiento pe-
ruano (art. 55, Const.).
8. El aspecto orgánico de la libertad de sindicación se halla reconocido expresamente en el
artículo 2 del Convenio N° 87 sobre la libertad sindical y la protección del derecho de sin-
dicación, precisando que consiste en “el derecho de constituir las organizaciones que es-
timen convenientes, así como el de afiliarse a estas organizaciones, (...)”. Por otra parte,

294
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

según el artículo 1, inciso 2), literal “b”, la protección del trabajador contra todo acto que
menoscabe la libertad de sindicación se extiende también “contra todo acto que tenga por
objeto” “despedir a un trabajador o perjudicarlo en cualquier otra forma a causa de su afi-
liación sindical o de su participación en actividades sindicales (...)” (resaltado de la pre-
sente sentencia).
9. En el presente caso, las personas que fueron despedidas por Telefónica del Perú S.A.A.,
son miembros del sindicato. Resulta coincidente que las personas con las que la mencio-
nada demandada concluyó unilateralmente la relación laboral hayan sido precisamente las
que conforman tanto el Sindicato Unitario de Trabajadores de Telefónica del Perú S.A. y
de la Federación de Trabajadores de Telefónica del Perú. Como se aprecia, es el criterio de
afiliación sindical el que ha determinado la aplicación de la medida de despido. Por esta
razón, el acto cuestionado lesiona el citado derecho constitucional en la medida que signi-
fica atribuir consecuencias perjudiciales en los derechos de los trabajadores por la sola cir-
cunstancia de su condición de afiliado a uno de los mencionados sindicatos. Más concreta-
mente, en este caso, se trató de la lesión de la libertad de sindicación al haberse procedido
al despido de personas que tienen la condición de afiliados a los sindicatos antes mencio-
nados; circunstancia que implica la vulneración al citado derecho constitucional, conclu-
sión que resulta clara cuando se tiene en cuenta el contenido de este a partir o conforme lo
establecido por el citado Convenio sobre libertad sindical.
Derecho al trabajo
10. El derecho al trabajo está reconocido por el artículo 22 de la Constitución. Este Tribu-
nal estima que el contenido esencial de este derecho constitucional implica dos aspectos:
El de acceder a un puesto de trabajo, por una parte y, por otra, el derecho a no ser despe-
dido sino por causa justa. Aunque no resulta relevante para resolver la causa, cabe preci-
sar que, en el primer caso, el derecho al trabajo supone la adopción por parte del Estado
de una política orientada a que la población acceda a un puesto de trabajo; si bien hay que
precisar que la satisfacción de este aspecto de este derecho constitucional implica un de-
sarrollo progresivo y según las posibilidades del Estado. El segundo aspecto del derecho
es el que resulta relevante para resolver la causa. Se trata del derecho al trabajo entendido
como proscripción de ser despedido salvo por causa justa.
Debe considerarse que el artículo 27 de la Constitución contiene un “mandato al legisla-
dor” para establecer protección “frente al despido arbitrario”. Tres aspectos deben resal-
tarse de esta disposición constitucional:
a. Se trata de un “mandato al legislador”
b. Consagra un principio de reserva de ley en garantía de la regulación de dicha protección.
c. No determina la forma de protección frente al despido arbitrario, sino que la remite
a la ley.
Sin embargo, cuando se precisa que ese desarrollo debe ser “adecuado”, se está resaltando
–aunque innecesariamente– que esto no debe afectar el contenido esencial del derecho del
trabajador. En efecto, todo desarrollo legislativo de los derechos constitucionales presupo-
ne para su validez el que se respete su contenido esencial, es decir, que no se desnaturalice
el derecho objeto de desarrollo. Por esta razón, no debe considerarse el citado artículo 27
como la consagración, en virtud de la propia Constitución, de una “facultad de despido ar-
bitrario” hacia el empleador.
Por este motivo, cuando el artículo 27 de la Constitución establece que la ley otorgará
“adecuada protección frente al despido arbitrario”, debe considerarse que este mandato

295
Joel Rosas Alcántara

constitucional al legislador no puede interpretarse en absoluto como un encargo absolu-


tamente abierto y que habilite al legislador una regulación legal que llegue al extremo de
vaciar de contenido el núcleo duro del citado derecho constitucional. Si bien es cierto que
el legislador tiene en sus manos la potestad de libre configuración de los mandatos cons-
titucionales, también lo es que dicha potestad se ejerza respetando el contenido esencial
del derecho constitucional. Una opción interpretativa diferente solo conduciría a vaciar de
contenido el mencionado derecho constitucional y, por esa razón, la ley que la acogiera re-
sultaría constitucionalmente inadmisible.
Para el Tribunal Constitucional no se trata de emplazar el problema desde la perspectiva
de la dualidad conceptual estabilidad absoluta y estabilidad relativa y, a partir de ello, in-
ferir que al no haber consagrado la Constitución vigente –como lo hizo su predecesora de
1979– la denominada estabilidad absoluta, toda protección restitutoria ante un despido ar-
bitrario sería absolutamente inadmisible. Por el contrario, planteado en términos de dere-
cho constitucional lo que interesa en el análisis es determinar si el contenido esencial de
un derecho constitucional como el derecho al trabajo es o no respetado en su correspon-
diente desarrollo legislativo. Más precisamente, si la fórmula protectora acogida por el le-
gislador respeta o no el contenido esencial del derecho al trabajo.
Ahora bien, el segundo párrafo del artículo 34 del Texto Único Ordenado del Decreto
Legislativo N° 728, Ley de Productividad y Competitividad Laboral, Decreto Supremo
N° 003-97-TR, establece que frente a un despido arbitrario corresponde una indemniza-
ción “como única reparación”. No prevé la posibilidad de reincorporación. El denominado
despido ad nútum impone solo una tutela indemnizatoria. Dicha disposición es incompati-
ble con la Constitución, a juicio de este Tribunal, por las siguientes razones:
a. El artículo 34, segundo párrafo, es incompatible con el derecho al trabajo porque vacía
de contenido este derecho constitucional. En efecto, si, como quedó dicho, uno de los as-
pectos del contenido esencial del derecho al trabajo es la proscripción del despido salvo
por causa justa, el artículo 34, segundo párrafo, al habilitar el despido incausado o arbitra-
rio al empleador, vacía totalmente el contenido de este derecho constitucional.
b. La forma de aplicación de esta disposición por la empresa demandada evidencia los ex-
tremos de absoluta disparidad de la relación empleador/trabajador en la determinación de
la culminación de la relación laboral. Ese desequilibrio absoluto resulta contrario al prin-
cipio tuitivo de nuestra Constitución del trabajo que se infiere de las propias normas cons-
titucionales tuitivas del trabajador (irrenunciabilidad de derechos, pro operario y los conte-
nidos en el artículo 23 de la Constitución) y, por lo demás, como consecuencia inexorable
del principio de Estado social y democrático de derecho que se desprende de los artícu-
los 43 (“República” “social”) y 3 de la Constitución, respectivamente. El constante recur-
so de la demandada a este dispositivo legal es la evidencia de cómo este principio tuitivo
desaparece con la disparidad empleador/trabajador respecto a la determinación de la con-
clusión de la relación laboral.
c. La forma de protección no puede ser sino retrotraer el estado de cosas al momento de
cometido el acto viciado de inconstitucionalidad, por eso la restitución es una consecuen-
cia consustancial a un acto nulo. La indemnización será una forma de restitución comple-
mentaria o sustitutoria si así lo determinara libremente el trabajador, pero no la reparación
de un acto ab initio inválido por inconstitucional.
Si bien, como alega Telefónica del Perú S.A.A., el apartado “d” del artículo 7 del Proto-
colo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de Dere-
chos Económicos, Sociales y Culturales, contempla la posibilidad de reparación indemni-
zatoria, juntamente con la restitutoria, frente al despido arbitrario, debe tenerse en cuenta

296
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

que el derecho internacional de los derechos humanos enuncia mínimos derechos que
siempre pueden ser susceptibles de mayores niveles de protección y no pueden significar,
en absoluto, el menoscabo de los derechos reconocidos por la Constitución conforme lo
establece el artículo 4 del propio Protocolo antes citado, ni mucho menos cuando ello con-
lleva al menoscabo del mismo contenido esencial de los derechos constitucionales. La in-
terpretación de estos debe efectuarse siempre en sentido dirigido a alcanzar mayores ni-
veles de protección. Es por ello que la doctrina sostiene que los derechos constitucionales
han de interpretarse como mandatos de optimización.
Es extensible este razonamiento a lo establecido por el Convenio 158 sobre terminación
de la relación de trabajo, que, aunque no ratificado y en calidad de Recomendación, prevé
también la posibilidad de protección indemnizatoria frente al despido arbitrario.
(…)
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, en uso de las atribuciones que le con-
fieren la Constitución Política del Estado y su Ley Orgánica,
FALLA
confirmando en parte la recurrida en el extremo que declaró FUNDADA la excepción de
falta de legitimidad para obrar propuesta; y, la REVOCA en el extremo que declaró im-
procedente la demanda, reformándola declara FUNDADA la acción de amparo e inapli-
cable el artículo 34, segundo párrafo, del Texto Único Ordenado del Decreto Legislativo
N° 728, Ley de Productividad y Competitividad Laboral, Decreto Supremo N° 003-97-TR;
ordena la reincorporación al trabajo de las personas afiliadas a los sindicatos demandan-
tes que fueron despedidas por Telefónica del Perú S.A.A. y dispone que dicha empresa se
abstenga de continuar con el ejercicio de lo establecido por el citado artículo 34 por su in-
compatibilidad con la Constitución, respecto de los afiliados que continúan trabajando.
Dispone la notificación a las partes, su publicación en el diario oficial El Peruano y la de-
volución e los actuados.
SS. REY TERRY; REVOREDO MARSANO; ALVA ORLANDINI; BARDELLI LARTI-
RIGOYEN; GONZALES OJEDA; GARCÍA TOMA

297
Joel Rosas Alcántara

EXP. N° 1396-2001-AA
LIMA
SINDICATO DE TRABAJADORES DE TOQUEPALA Y ANEXOS
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 27 días del mes de setiembre de 2002, reunido el Tribunal Constitucional
en sesión de Pleno Jurisdiccional, con asistencia de los señores magistrados Rey Terry,
Presidente; Revoredo Marsano, Vicepresidenta; Aguirre Roca, Alva Orlandini, Bardelli
Lartirigoyen, Gonzales Ojeda y García Toma, pronuncia la siguiente sentencia
(…)
FUNDAMENTOS
(…)
Horario de trabajo
1. Respecto al horario de trabajo, el artículo 25 de la Constitución vigente indica expresa-
mente que la jornada de trabajo es de ocho horas diarias o cuarenta y ocho semanales como
máximo; y que, tratándose de jornadas atípicas o acumulativas, el promedio de horas tra-
bajadas no puede superar el máximo indicado.
En tal sentido, cabe destacar que el texto constitucional no establece únicamente un hora-
rio de ocho horas diarias, sino que, cualquiera que sea este, en ningún caso puede superar
las cuarenta y ocho horas semanales. Del mismo modo opina Marcial Rubio Correa, quien,
al comentar dicho artículo expresa que: “La parte final del primer párrafo [del artículo 25]
de la Constitución prevé jornadas acumulativas o atípicas, que son aquellas en las que el
trabajador trabaja más intensamente en un turno (por ejemplo, doce horas seguidas), caso
en el cual trabajará más cada día de labores, pero deberá mantenerse el máximo de cuaren-
ta y ocho horas semanales” (Estudio de la Constitución Política de 1993. Fondo Editorial
PUCP, 1999, Tomo II, p. 224).
2. De otro lado, en el caso de la negociación colectiva, el propio texto constitucional, en
el segundo párrafo, inciso b), del artículo 28, prescribe que la Convención Colectiva tiene
fuerza vinculante en el ámbito de lo concertado; por ello cabe examinar la parte pertinen-
te de la Convención Colectiva de Trabajo - Trabajadores Toquepala 1996-2001, que co-
rre a fojas 17 de autos.
En la Cláusula 22 Jornada de Trabajo se establece que la jornada ordinaria de trabajo es de
ocho horas efectivas, añadiendo que las jornadas atípicas establecidas conforme a ley man-
tendrán la debida proporción entre días de trabajo y de descanso. En otras palabras, queda
claramente establecido que, en la referida Convención, las partes acordaron no solo la du-
ración de la jornada ordinaria de trabajo, sino también las jornadas atípicas, situación que,
de por sí, no violenta derecho fundamental de los afiliados al Sindicato, sino solo cuando
dicha estipulación sea indebidamente aplicada; de otro lado, lo expuesto no solo no con-
tradice el principio contenido en el inciso 2) del artículo 26 de la Constitución, relativo al
carácter irrenunciable de los derechos reconocidos por la Constitución y la ley, por encon-
trarse previsto en la misma, como se ha observado, sino también, porque el derecho pro-
tegido en la Carta Magna es el relativo a una jornada de trabajo que no exceda de las cua-
renta y ocho horas semanales.
Cabe destacar que la legislación infraconstitucional reconoce la posibilidad de trabajar jor-
nadas atípicas u horarios de menos o más de ocho horas diarias, pero, en ningún caso, más

298
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

de cuarenta y ocho horas semanales. Ello se aprecia de los artículos 1 a 3 del Decreto Legis-
lativo N° 713, y de los artículos 209 y 212, inciso a), del Decreto Supremo N° 003-94-EM,
que aprueba el Reglamento de Diversos Títulos del TUO de la Ley General de Minería.
Además, en el artículo 9 del Decreto Supremo N° 003-97-TR se establece la facultad del
empleador para introducir o modificar turnos, mientras que en el caso del Decreto Legis-
lativo N° 854, que aprueba la Ley de Jornada de Trabajo, Horario y Trabajo en Sobretiem-
po, debe tenerse en cuenta el artículo 1, respecto a la jornada diaria (conforme a la regu-
lación vigente al momento de los hechos), los artículos 2, 4 y 6 sobre las facultades del
empleador, el promedio de horas trabajadas, la modificación del horario de trabajo y el
trámite a seguir.
En consecuencia, se advierte que la legislación infraconstitucional no solo es acorde con
la Constitución, sino que, además, la emplazada se encuentra respaldada por la misma.
Notificación del cambio de horario de trabajo
3. También se ha alegado que no se cumplió con la notificación de ley al momento de im-
plementarse la nueva jornada de trabajo, de conformidad con lo expuesto en el artículo
3 del Decreto Supremo N° 008-97-TR –vigente al momento de interponerse la demanda–,
esto es, con 10 días hábiles de anticipación; sin embargo, y conforme se aprecia de fojas
144 a 149, el 26 de marzo de 2000, la empresa demandada notificó a 152 trabajadores de
la mina de la nueva jornada de trabajo, la cual fue implementada el 10 de abril de 2000,
mas no a los 28 restantes.
En consecuencia, el requisito alegado sí ha sido cumplido en el caso de los 152 trabaja-
dores, por lo que la demanda debe ser desestimada respecto de ellos, mas no así en lo re-
ferente a los 28 restantes, en cuyo caso sí cabe otorgarles protección, a pesar de que ni el
Sindicato demandante ni la empresa emplazada han indicado expresamente sus nombres.
4. De otro lado, el 6 de abril de 2000, se comunicó el cambio de horario, a la Subdirec-
ción de Negociaciones Colectivas de Tacna (de fojas 150 a 152) y mediante escrito del 28
de abril de 2000, a la Dirección General de Energía y Minas (de fojas 153 a 154), desvir-
tuándose la afirmación relativa a una “imposición” hecha en forma “sorpresiva”. A mayor
abundamiento, debe tenerse presente que, conforme se aprecia de las copias de fojas 155 a
167, con anterioridad a los hechos expuestos, la empresa demandada ha implementado ho-
rarios de doce horas diarias, en sus diferentes secciones.
Ausencia de discriminación
5. Respecto a que la pretendida aplicación del horario genera una situación de discrimi-
nación, debe destacarse que, conforme lo ha expuesto la propia demandante, el horario de
doce horas de trabajo se aplica únicamente a los trabajadores de la sección Operaciones en
Mina, y que, dada la naturaleza de la labor que desarrollan los trabajadores de dicha sec-
ción, es evidente que tiene que existir un trato diferenciado, pues se dan situaciones fácti-
camente distintas que justifican, objetiva y razonablemente, la adopción de un horario de
trabajo diferente, que en nada afecta la dignidad de los trabajadores.
Más aún, debe resaltarse que, en el documento remitido a la Dirección General de Energía
y Minas (de fojas 153 a 154), la demandada expone que: “El sistema de trabajo semanal es
de cuatro días de trabajo por tres de descanso. Los trabajadores tendrán opción de laborar
uno de los días de descanso, con el pago de la remuneración correspondiente, más la so-
bretasa del 100 % de acuerdo a lo establecido en las Cláusulas 18 de las Convenciones Co-
lectivas de Trabajo de Empleados y Obreros de Cuajone y Toquepala.

299
Joel Rosas Alcántara

Respecto al pago de sobretiempo u horas extras, el Decreto Legislativo N° 854 establece,


en su artículo 9, que el mismo es voluntario, tanto en su otorgamiento como en su presta-
ción, y que nadie puede ser obligado a trabajarlas, salvo en los casos justificados.
Cabe destacar que no se ha acreditado que la jornada adicional a la ordinaria tenga carác-
ter obligatorio, ni mucho menos que no sea remunerada con arreglo a las normas constitu-
cionales, legales y pactos suscritos entre las partes.
6. Al resolverse el proceso en primera instancia, para amparar la demanda, el juzgador citó
los Convenios de la OIT Nºs 51 y 52; sin embargo, el a quo no tuvo presente que ellos no
son de aplicación a labores mineras, sino a los casos de obras públicas (reducción de horas
de trabajo) y a vacaciones anuales pagadas, respectivamente.
7. Finalmente, y en cuanto al perjuicio económico que la implementación del nuevo ho-
rario de trabajo habría ocasionado a los trabajadores, pues ya no se les pagaría una bonifi-
cación diferencial por turno, ello no está acreditado, dado que la parte demandante no ha
presentado el Convenio que sustenta su afirmación, y, además, ello debe probarse en cada
caso, con las respectivas boletas de pago, por lo que dicho extremo debe ser desestima-
do, dejándose a salvo el derecho de los afiliados a la entidad demandante para que lo ha-
gan valer con arreglo a ley.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, en uso de las atribuciones que le con-
fieren la Constitución del Perú y su Ley Orgánica,
FALLA
REVOCANDO la recurrida, que, confirmando la apelada, declaró improcedente la de-
manda; y, reformándola, la declara INFUNDADA, en parte, respecto de los 152 trabajado-
res mencionados de fojas 144 a 149, los que sí fueron notificados de la implementación del
nuevo horario de trabajo; y FUNDADA respecto de los 28 restantes, los que no fueron no-
tificados de ello, lo que deberá determinarse en cada caso por el juez ejecutor de la presen-
te sentencia, siempre que los mismos se hubiesen encontrado afiliados al Sindicato al mo-
mento de interponerse la demanda; e, integrando la recurrida, declara improcedentes las
excepciones deducidas y, respecto al pago de la bonificación diferencial por turno, se deja
a salvo el derecho de los afiliados de la demandante para que lo hagan valer con arreglo a
ley, conforme a lo expuesto en fundamento jurídico 8, de la presente sentencia. Dispone
la notificación a las partes, su publicación conforme a ley y la devolución de los actuados.
SS. REY TERRY; REVOREDO MARSANO; AGUIRRE ROCA; ALVA ORLANDINI;
BARDELLI LARTIRIGOYEN; GONZALES OJEDA; GARCÍA TOMA

300
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

EXP. N° 3039-2003-AA/TC
LA LIBERTAD
SINDICATO DE TRABAJADORES
MUNICIPALES UNITARIO
DE CASA GRANDE
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 29 días del mes de enero de 2004, la Sala Primera del Tribunal Constitu-
cional, integrada por los magistrados Alva Orlandini, Gonzales Ojeda y García Toma, pro-
nuncia la siguiente sentencia
(…)
FUNDAMENTOS
1. El objeto de la demanda es que se declare inaplicable la Resolución de Concejo N° 003-
2003-MDCG que se pronuncia por la nulidad de la Resolución de Alcaldía N° 486-2002-
MDCG, mediante la cual se reconoce la constitución del Sindicato de Trabajadores Muni-
cipales Unitarios de la Municipalidad Distrital de Casa Grande y de su junta directiva, por
vulnerar los derechos constitucionales de libertad sindical y al debido proceso.
2. El Tribunal Constitucional en la STC Exp. Nº 1124-2001-AA/TC ha señalado que el
derecho constitucional de libertad sindical, reconocido en el artículo 28, inciso 1), tiene
como contenido esencial un aspecto orgánico y un aspecto funcional, precisando que: “El
primero consiste en la facultad de toda persona de constituir organizaciones con el propó-
sito de defender sus intereses gremiales. El segundo consiste en la facultad de afiliarse o
no afiliarse a este tipo de organizaciones (...)”. Bajo esa premisa, el citado pronunciamien-
to precisa que “lo anterior no conlleva a que el contenido esencial del citado derecho cons-
titucional se agote en los aspectos antes relevados. Por el contrario, es posible el desarro-
llo de ulteriores concretizaciones o formas de proyección del citado derecho constitucional
que, en principio, no pueden, como tampoco deben, ser enunciadas de manera apriorística.
Los derechos constitucionales albergan contenidos axiológicos que, por su propia natura-
leza, pueden y deben desarrollarse, proyectando su vis expansiva a través de remozadas y,
otrora, inusitadas manifestaciones”.
3. Siguiendo el criterio esbozado, este Tribunal en la STC Exp. Nº 1469-2002-AA/TC ha
puntualizado, respecto al contenido esencial del derecho de libertad sindical, que aquel no
puede agotarse en los planos orgánico y funcional, sino que “(...) a este núcleo mínimo e
indisponible deben añadirse todos aquellos derechos de actividad o medios de acción que
resulten necesarios, dentro del respeto a la Constitución y la ley, para que la organización
sindical cumpla con los objetivos que a su propia naturaleza corresponde, esto es, el desa-
rrollo, protección y defensa de los derechos e intereses, así como el mejoramiento social,
económico y moral de sus miembros. Por consiguiente, cualquier acto que se oriente a im-
pedir o restringir de manera arbitraria e injustificada la posibilidad de acción o la capaci-
dad de obrar de un sindicato resulta vulneratorio del derecho de libertad sindical”.
4. Como se observa, el contenido del derecho constitucional de libertad sindical puede ma-
terializarse o proyectarse de múltiples formas en razón de su naturaleza lo que depende-
rá de la manifestación concreta del mismo en determinado contexto espacial y temporal,
solo a partir de tal situación el contenido esencial del derecho podrá ser definido siempre
teniendo como pilares el aspecto orgánico y funcional que constituyen el mínimo indispo-
nible en el derecho en cuestión. Al respecto, debe tenerse en cuenta que de conformidad

301
Joel Rosas Alcántara

con la Cuarta Disposición Final y Transitoria de la Constitución, los derechos constitucio-


nales deben interpretarse dentro del contexto de los tratados internacionales suscritos por
el Estado peruano en la materia, por lo que aquellos constituyen el parámetro de interpre-
tación de los derechos reconocidos por la Carta Fundamental.
5. La Resolución de Alcaldía Nº 486-2002-MDCG, de fecha 24 de noviembre de 2002,
(f. j. 5) resuelve reconocer la constitución del sindicato demandante y de su junta di-
rectiva luego de evaluados los requisitos establecidos en las normas sobre el derecho
a sindicalización de los servidores públicos. Tal situación ha sido cuestionada por la
demandada argumentando que la constitución de un sindicato no requiere el reconoci-
miento de ninguna autoridad, debiendo inscribirse en el registro de organizaciones sin-
dicales de servidores públicos de la autoridad de trabajo para la obtención de su perso-
nería jurídica.
En efecto, el acto fundacional o constitutivo de una organización sindical, entendido este
como el acuerdo de asociación y la elaboración de las reglas de organización y funciona-
miento es una actividad en la cual se plasma, de manera primaria, el ejercicio de la liber-
tad sindical en su aspecto orgánico. Este derecho fundamental además de garantizar que la
creación de la organización y la formación del estatuto se ejecuten sin intervención admi-
nistrativa extiende su contenido hasta el reconocimiento de la personería jurídica la cual
debe ser otorgada evitando la imposición de requisitos de dificil cumplimiento y sin que
en esta actividad se permitan decisiones discrecionales que escapen a la mera observancia
de los requisitos previstos legalmente.
6. El Decreto Supremo Nº 003-82-PCM que reguló el derecho a la sindicalización de los
servidores públicos estableció en el artículo 11 que las organizaciones sindicales de servi-
dores públicos se inscribirán en el registro que abrirá el Instituto Nacional de Administra-
ción Pública (INAP). De manera complementaria el Decreto Supremo Nº 026-82-JUS dis-
puso en el artículo 4 que la Dirección Nacional de Personal del INAP llevará el Registro
de Sindicatos de Servidores Públicos.
7. Mediante Ley Nº 26507 se declaró en disolución al INAP estableciéndose en el artículo
2 que el Poder Ejecutivo, mediante Decreto Supremo con el voto aprobatorio del Conse-
jo de Ministros, podrá transferir las funciones que correspondan a dicha entidad, a fin que
sean asumidos por los organismos públicos competentes designados para tales efectos.
Para dar cumplimiento a dicha norma se expidió el Decreto Supremo Nº 74-95-PCM, de
fecha 30 de diciembre de 1995, que dispuso en el artículo 2 que las funciones del INAP no
contempladas expresamente en decreto supremo, quedaban eliminadas a partir de su en-
trada en vigencia. En el mismo sentido el artículo 3 del citado decreto supremo derogó el
artículo 4 del Decreto Supremo Nº 026-82-JUS que, tal como se ha precisado en el acá-
pite anterior, otorgó competencia a una dependencia del INAP para que lleve el Registro
de Sindicatos de Servidores Públicos. Tal situación implica que a partir de la transferen-
cia de competencias del INAP, como consecuencia de su disolución, no hubo organismo
público encargado de administrar el registro de sindicatos de servidores públicos lo que
en la práctica significó que no exista registro para tales organizaciones sindicales y conse-
cuentemente que aquel sea obligatorio.
8. Por Ley Nº 27556, de fecha 22 de noviembre de 1995, se autoriza al Ministerio de Tra-
bajo y Promoción Social la creación del registro de organizaciones sindicales de servido-
res públicos, haciéndose efectiva tal autorización, conforme al artículo 3, recién con la
promulgación del Decreto Supremo Nº 003-2004-TR, del 23 de marzo de 2004, que crea
el Registro de Organizaciones de Organizaciones Sindicales - ROSSP y establece los do-
cumentos necesarios para la inscripción.

302
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

9. Se advierte, de lo anotado, que la organización sindical recurre a la entidad demanda-


da en defecto de la existencia de una autoridad competente que le permita ejercer plena-
mente su derecho constitucional de libertad sindical, pues si bien la constitución orgánica
de un sindicato no necesita de autorización administrativa alguna, al ser un acto eminente-
mente voluntario y de naturaleza asociativa, la personería jurídica lo dota de la capacidad
legal necesaria para ejercer a plenitud los derechos de negociación colectiva y de huelga,
pudiendo ser adquirida solamente mediante el reconocimiento administrativo de la orga-
nización sindical. Tales afirmaciones quedan corroboradas con los documentos obrantes a
fojas 15 y 6 que, por un lado, demuestran que el registro de organizaciones sindicales de
servidores públicos no había sido creado en el Ministerio de Trabajo y Promoción del Em-
pleo y, por otro, que la organización sindical y la entidad municipal suscribieron y aproba-
ron el convenio colectivo de fecha 22 de octubre de 2002.
10. La Resolución de Concejo Nº 003-2003-MDCG que declara la nulidad de la Resolu-
ción Administrativa Nº 486-2002-MDCG restringe y limita el derecho de libertad sindi-
cal en la medida que le resta vocación de permanencia y continuidad a la organización sin-
dical la cual, luego del reconocimiento de su personería jurídica, no puede ser disuelta o
suspendida por vía administrativa, conforme a lo establecido por el artículo 4 del Conve-
nio 87 de la Organización Internacional del Trabajo relativo a la libertad sindical y protec-
ción del derecho de sindicación, aplicable al derecho nacional según lo previsto por el ar-
tículo 55 de la Constitución.
11. Por último, debe precisarse que el derecho constitucional que se tutela, por su propia
naturaleza, tiene alcances sobre la organización sindical como ente colectivo y no sobre el
cuestionamiento de las relaciones individuales, cualquiera sea su naturaleza, que se pue-
dan haber generado entre sus miembros y la municipalidad demandada con posterioridad
a la expedición de la Resolución de Alcaldía Nº 486-2002-MDCG.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú
HA RESUELTO
1. Declarar FUNDADA la demanda de amparo, y en consecuencia, inaplicable la Resolu-
ción de Concejo Nº 003-2003-MDCG.
2. Ordenar que que la demandada reconozca la personería jurídica de la organización sin-
dical demandante y de su junta directiva, debiendo remitir el acervo documentario perti-
nente al Ministerio de Trabajo y Promoción Social para los fines de ley, de conformidad
con la Disposición Final del Decreto Supremo Nº 003-2004-TR.
Publíquese y notifíquese.
SS. ALVA ORLANDINI; GONZALES OJEDA; GARCÍA TOMA

303
Joel Rosas Alcántara

EXP. Nº 1806-2003-AA/TC
LAMBAYEQUE
ANÍBAL LEONCIO BALCÁZAR TORREJÓN
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 22 días del mes de abril de 2004, la Sala Primera del Tribunal Constitucional,
con la asistencia de los magistrados Alva Orlandini, Gonzales Ojeda y García Toma, pro-
nuncia la siguiente sentencia
(…)
FUNDAMENTOS
1. La demanda tiene por objeto que se declare sin efecto legal la Resolución Presidencial
Regional N° 383-2002-CTAR-CAJ/PE, de fecha 15 de julio de 2002, mediante la cual se
declaró la nulidad de la Resolución de Gerencia Subregional N° 191-2002-CTAR-CAJ-
GSR-J; y de la N° 130-2002-CTAR-CAJGSR-JV, que dispuso el pago de los haberes rete-
nidos del recurrente desde el momento en que fue reincorporado.
2. La resolución cuestionada fundamenta su decisión en supuestas irregularidades en la
tramitación de la acción de cumplimiento que dispuso la reincorporación del recurrente, y
en que en la acción de cumplimiento no se ordenó el pago de los devengados, sino única-
mente la reincorporación.
3. Al respecto, es preciso señalar que no es posible, mediante una resolución administrati-
va, cuestionar la validez de una decisión jurisdiccional, máxime si esta es firme, tal como
consta a fojas 13 de autos en la resolución que declara consentida la sentencia expedida
en la acción de cumplimiento que dispone la reincorporación del accionante. Asimismo, la
Ley del Procedimiento Administrativo General N° 27444 establece, en su artículo 10, que:
“Son vicios del acto administrativo, que causan su nulidad de pleno derecho, los siguien-
tes: 1. La contravención a la Constitución, a las leyes o a las normas reglamentarias. 2. El
defecto o la omisión de alguno de sus requisitos de validez, salvo que se presente alguno
de los supuestos de conservación del acto a que se refiere el artículo 14. 3. Los actos expre-
sos o los que resulten como consecuencia de la aprobación automática o por silencio admi-
nistrativo positivo, por los que se adquieren facultades, o derechos, cuando son contrarios
al ordenamiento jurídico, o cuando no se cumple los requisitos, documentación o trámites
esenciales para su adquisición. 4. Los actos administrativos que sean constitutivos de in-
fracción penal, o que se dicten como consecuencia de la misma”.
4. En tal sentido, la declaración de nulidad de oficio está limitada a las causas expresa-
mente señaladas por el artículo 10 la Ley N° 27444, las cuales no pueden ser ampliadas.
En consecuencia, la causa que se invocó para declarar la nulidad de la Resolución de Ge-
rencia Subregional N° 191-2002-CTAR-CAJ-GSR-J no está contemplada en las previstas
en el artículo 10 de la Ley N° 27444, por lo que tal proceder de la Administración vulne-
ra el debido proceso.
5. Si bien la sentencia estimatoria emitida en la acción de cumplimiento no dispone ex-
presamente el pago de las remuneraciones del recurrente, la Constitución Política vigen-
te, en sus artículos 23 y 24, respectivamente, prescribe que nadie está obligado a prestar
servicios sin retribución remunerativa, y que el trabajador tiene derecho a una remune-
ración equitativa y suficiente como contraprestación por el servicio brindado. Por consi-
guiente, al recurrente se le debe abonar sus remuneraciones desde el momento en que fue
reincorporado.

304
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la


Constitución Política del Perú
HA RESUELTO
1. Declarar FUNDADA la demanda; en consecuencia, queda sin efecto la Resolución Pre-
sidencial Regional N° 383-2002-CTAR-CAJ-PE.
2. Ordena que la Dirección Subregional de Salud de Jaén abone al demandante las remu-
neraciones retenidas desde el 19 de febrero de 2002, y que continúe con dicho pago en for-
ma regular y oportuna conforme a ley.
Publíquese y notifíquese.
SS. ALVA ORLANDINI; GONZALES OJEDA; GARCÍA TOMA

305
Joel Rosas Alcántara

EXP. Nº 2132-2003-AA/TC
PIURA
JUAN ALBERTO ESCOBAR
CARRILLO
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Sullana, a los 25 días del mes de setiembre de 2003, la Sala Primera del Tribunal Cons-
titucional, integrada por los señores magistrados Alva Orlandini, Presidente; Bardelli Lar-
tirigoyen y Gonzales Ojeda, pronuncia la siguiente sentencia
ASUNTO
Recurso extraordinario interpuesto por don Juan Alberto Escobar Carrillo, contra la sen-
tencia de la Sala Descentralizada Mixta de Sullana de la Corte Superior de Justicia de
Piura, de fojas 92, su fecha 30 de junio de 2003, que declaró infundada la acción de am-
paro de autos.
ANTECEDENTES
Con fecha 26 de febrero de 2003, el recurrente interpone acción de amparo contra la Muni-
cipalidad Provincial de Sullana, a fin de que se deje sin efecto el Memorando Nº 064-2003/
MPS-OADM-UPER, de fecha 3 de enero de 2003, y se ordene su reposición como em-
pleado de dicha institución, así como el pago de sus remuneraciones devengadas. Sostiene
que ingresó a laborar en la entidad demandada como chofer, bajo la modalidad de servi-
cios no personales con cargo a Proyectos de Inversión, desde el 1 de enero de 1999 hasta
el 31 de diciembre de 2002, acumulando más de 3 años continuos de servicios; y que, se-
gún lo señalado por el artículo 1 de la Ley N° 24041, los servidores públicos contratados
que tengan más de un año ininterrumpido de servicios en labores de naturaleza permanen-
te, no podrán ser cesados ni destituidos sino por las causas previstas en el Capítulo V del
Decreto Legislativo Nº 276, y con sujeción al procedimiento establecido en él.
La emplazada contesta la demanda solicitando que se la declare improcedente o infunda-
da, por considerar que al demandante no le corresponde el beneficio previsto en el artículo
1 de la Ley N° 24041, ya que no cumple con los requisitos exigidos, pues la naturaleza ju-
rídica de su contratación está sujeta al rubro de Proyectos de Inversión, siendo aplicable al
caso el artículo 2 de dicha ley; es decir, que no se requiere del procedimiento administra-
tivo establecido por el Decreto Legislativo N° 276, en caso de cese o destitución.
El Segundo Juzgado Especializado Civil de Sullana, con fecha 25 de marzo de 2003, de-
claró infundada la demanda, por considerar que de las pruebas ofrecidas se desprende que
el demandante trabajó en la modalidad de contrato a plazo fijo; por lo que, al comunicár-
sele el memorándum materia de la presente acción, solo se le puso en conocimiento el
término de su contrato, no vulnerándose derecho constitucional alguno.
La recurrida confirmó la apelada, estimando que el demandante no se encuentra compren-
dido dentro de lo dispuesto por la Ley N° 24041, ya que sus contratos fueron siempre a
plazo determinado y con cargo a Proyectos de Inversión.
FUNDAMENTOS
1. De autos se advierte que el demandante ha acreditado, de manera indubitable, haber
prestado servicios para la demandada en calidad de chofer, durante más de un año conse-
cutivo, labor propia de las municipalidades, y de carácter permanente, conforme consta de
las Resoluciones de fojas 2 a 22.

306
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

2. Por tal razón, a la fecha del cese, el accionante había adquirido la protección prescri-
ta en el artículo 1 de la Ley N° 24041, sustentada en el principio de protección al trabaja-
dor, cuyo tenor es la aplicación de la condición más beneficiosa al trabajador, y consagra-
do por la Constitución en su artículo 26, inciso 3); así como en el principio de primacía
de la realidad, según el cual, en caso de discordia entre lo que ocurriese en la práctica y lo
que apareciera de los documentos o contratos, debe otorgarse preferencia a lo que sucede
y se aprecia en de los hechos.
3. Siendo así, el demandante solo podía ser despedido por las causas previstas en el
Capítulo V del Decreto Legislativo N° 276, por lo que la decisión de la demandada de dar
por concluida la relación laboral que tenía con aquel, sin observar el procedimiento seña-
lado en la ley mencionada, resulta violatoria de los derechos constitucionales al trabajo y
al debido proceso, reconocidos en los artículos 2, inciso 15, 22 y 139, inciso 3, de la Cons-
titución Política vigente.
4. En cuanto al extremo referente al pago de las remuneraciones que dejó de percibir du-
rante el tiempo de duró el cese, este Tribunal ha establecido que ello no procede, por cuan-
to la remuneración es la contraprestación por el trabajo realizado, sin perjuicio de dejar a
salvo el derecho a la indemnización que pudiera corresponderle.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, en uso de las atribuciones que le con-
fieren la Constitución Política del Perú y su Ley Orgánica,
FALLA
REVOCANDO la recurrida que, confirmando la apelada, declaró infundada la demanda;
y, reformándola, la declara FUNDADA; en consecuencia, ordena que la demandada pro-
ceda a reincorporar al demandante, en su condición de contratado, en el cargo que desem-
peñaba al momento de la violación de sus derechos constitucionales, o en otro de igual ni-
vel o categoría; e IMPROCEDENTE el pago de las remuneraciones que, por razón del
cese, hubiese dejado de percibir, dejando a salvo su derecho de reclamarlas en la forma le-
gal respectiva. Dispone la notificación a las partes, su publicación conforme a ley y la de-
volución de los actuados.
SS. ALVA ORLANDINI; BARDELLI LARTIRIGOYEN; GONZALES OJEDA

307
Joel Rosas Alcántara

EXP. N° 00642-2004-AA/TC
CONO NORTE DE LIMA
MÁXIMO SILVA
RIMAS Y OTROS
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 25 días del mes de junio de 2004, reunida la Sala Segunda del Tribunal
Constitucional, con la asistencia de los señores magistrados Bardelli Lartirigoyen, Revo-
redo Marsano y García Toma, pronuncia la siguiente sentencia
(…)
FUNDAMENTOS
1. La demanda tiene por objeto que se declare la inaplicabilidad de las Resoluciones de
Alcaldía N° 646-96-A/MC y N° 1157-99-A/MC, y que se ordene a la emplazada cumpla
con pagar a los demandantes las asignaciones por racionamiento y movilidad.
2. Es necesario precisar que, mediante Resolución Municipal N° 1781-86-A/MC, de fecha
18 de octubre de 1986, la Municipalidad Distrital de Comas aprobó el punto 9 del Acta de
Trato Directo, y acordó la nivelación de los beneficios económicos de movilidad y racio-
namiento de acuerdo al incremento del sueldo mínimo vital.
3. Mediante la Resolución de Alcaldía N° 646-96-A/MC, de fecha 1 de marzo de 1996, se
resolvió, en su artículo 1, congelar los sueldos de los servidores municipales para el ejer-
cicio presupuestal de 1996, lo cual no constituye, per se, un acto vulneratorio del derecho
constitucional de los demandantes reconocido en el artículo 24 de la Constitución Política
de 1993, puesto que, si bien es cierto que todo trabajador tiene derecho a una remuneración
equitativa y suficiente que procure, para él y su familia, el bienestar material y espiritual,
no lo es menos que el congelamiento de los sueldos fue de carácter temporal, toda vez que
solo fue aplicado durante el año de 1996, debido a la carencia de presupuesto.
4. De acuerdo con lo establecido por el artículo 44 del Decreto Legislativo N° 276, aplica-
ble al caso de autos, las entidades públicas están prohibidas de negociar con sus servido-
res, directamente o a través de sus organizaciones sindicales, condiciones de trabajo o be-
neficios que impliquen incrementos remunerativos o que modifiquen el sistema único de
remuneraciones, en tanto que el artículo 45 precisa que ningún sistema de remuneracio-
nes de servidores públicos podrá establecerse sobre la base de utilizar el reajuste del suel-
do mínimo, la unidad de referencia u otro similar, siendo nulo todo pacto en contrario.
5. Asimismo, este Tribunal no considera que la Resolución de Alcaldía N° 1157-99-A/MC
constituya, por sí misma, un acto vulneratorio de algún derecho constitucional, dado que me-
diante esta se resuelve disponer que la solicitud presentada por el Sindicato Unitario de Tra-
bajadores Municipales (Sitramun) de Comas y la Asociación de Pensionistas sea atendida de
acuerdo a los derechos que reconoce la Ley de Bases de la Carrera Administrativa.
6. En consecuencia, no habiéndose acreditado la vulneración real y efectiva de los dere-
chos constitucionales invocados en la demanda, esta debe desestimarse.
Por los fundamentos expuestos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que la Cons-
titución Política del Perú le confiere,
HA RESUELTO
Declarar INFUNDADA la demanda.
Publíquese y notifíquese.
SS. BARDELLI LARTIRIGOYEN; REVOREDO MARSANO; GARCÍA TOMA

308
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

EXP. N° 2235-2004-AA/TC
LIMA
GRIMALDO SATURDINO
CHONG VÁSQUEZ
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Ica, a los 18 días del mes de febrero de 2005, el Tribunal Constitucional en sesión de
Pleno Jurisdiccional, con la asistencia de los magistrados Alva Orlandini, Presidente; Bar-
delli Lartirigoyen, Vicepresidente; Gonzales Ojeda, García Toma, Vergara Gotelli y Landa
Arroyo, pronuncia la siguiente sentencia
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por don Grimaldo Saturdino Chong Vásquez
contra la resolución de la Sala de Derecho Constitucional y Social de la Corte Suprema de
Justicia de la República, de fojas 174, su fecha 25 de noviembre del 2003, que declaró in-
fundada la demanda de amparo de autos.
(…)
FUNDAMENTOS
PETITORIO
1. El objeto de la presente demanda es que se deje sin efecto la Resolución N° 30 de fe-
cha 16 de mayo de 2002, alegándose que vulnera el derecho del recurrente al libre ejerci-
cio de la profesión de abogado, pues le impide patrocinar como letrado. Tal resolución se
sustenta en que el recurrente ejerce también el cargo de Ejecutor Coactivo de la Munici-
palidad Provincial de Paita.
Su tenor es el siguiente:
“Y con el escrito presentado por el abogado Dr. Grimaldo Chong Vásquez: De con-
formidad con el artículo 7.2 de la Ley Nº 26979 declárese inadmisible: concediéndo-
sele al Banco ejecutante el plazo de 2 días para que autorice a otro letrado; bajo aper-
cibimiento de tenerse por no presentado su escrito; y además resoluciones judiciales
que resuelvan lo mismo en otros procesos judiciales en el cual el suscrito sea el abo-
gado patrocinante”.
Derecho al libre ejercicio de la profesión
2. El libre ejercicio de la profesión no se encuentra expresamente reconocido como un de-
recho de rango constitucional. Sin embargo, de ese dato no se deriva necesariamente que
no lo sea. En la STC Exp. N° 0895-2001-AA/TC, este Tribunal sostuvo que “(...)En oca-
siones, en efecto, es posible identificar dentro del contenido de un derecho expresamente
reconocido otro derecho (...) Si bien: “Nuestra Constitución Política recoge en su artículo
3 una “enumeración abierta” de derechos, (el)lo (...) no obsta para pensar que en ciertos
derechos constitucionales explícitamente reconocidos, subyacen manifestaciones del de-
recho que antaño no habían sido consideradas”.
El derecho al libre ejercicio de la profesión es uno de aquellos derechos que forma parte
del contenido de otro. En concreto, del derecho a la libertad de trabajo, reconocido en el
artículo 2, inciso 15, de la Constitución. Como tal, garantiza que una persona pueda ejercer
libremente la profesión para la cual se ha formado, como un medio de realización personal.

309
Joel Rosas Alcántara

Sin embargo, el libre ejercicio de la profesión, como todo derecho fundamental, puede ser
restringido para satisfacer fines constitucionalmente valiosos. Como establece el inciso 2)
del artículo 32 de la Convención Americana de Derechos Humanos, “los derechos de cada
persona están limitados por los derechos de los demás, por la seguridad de todos y por las
justas exigencias del bien común, en una sociedad democrática”.
Limitaciones al ejercicio de derechos fundamentales y exigencias del principio
de legalidad
3. El recurrente alega que el juez emplazado lesionó su derecho pues, a su juicio, en su
condición de ejecutor coactivo de una municipalidad, no está impedido de ejercer, fuera de
su horario de trabajo, la profesión de abogado.
Sustentándose en el ordinal “a” del inciso 24 del artículo 2 de la Constitución, este Tribu-
nal ha afirmado que toda limitación de un derecho fundamental debe provenir de una ley.
La exigencia de que tales restricciones a los derechos fundamentales se realicen con respe-
to al principio de legalidad es también una exigencia que se deriva del Derecho Internacio-
nal de los Derechos Humanos. Entre otros tratados internacionales en los que el Estado pe-
ruano es parte, ese es el sentido en el que debe entenderse el artículo 30 de la Convención
Americana de Derechos Humanos, según el cual: “Las restricciones permitidas, de acuer-
do con esta Convención, al goce y ejercicio de los derechos y libertades reconocidas en la
misma, no pueden ser aplicadas sino conforme a leyes que se dictaren por razones de inte-
rés general y con el propósito para el cual cual han sido establecidas”.
4. En diversas oportunidades, este Tribunal ha sostenido que la satisfacción de las exigen-
cias que demanda dicho principio de legalidad para el establecimiento de los límites sobre
los derechos fundamentales no incluye única y exclusivamente a la ley en sentido formal,
esto es, a la expedida por el Congreso de la República como tal.
En efecto, en un tema relativo a los alcances del principio de reserva de ley en materia
tributaria (STC Exp. N° 2762-2002-AA/TC), este Tribunal recordó que dicha reserva
legal debía entenderse como una de “acto legislativo”, y que la misma no era omnicom-
prensiva para cualquier tipo de normas a las que el ordenamiento pueda haber confe-
rido el rango de ley –como puede ser el caso de una ordenanza municipal por ejem-
plo–, pues se trata de un acto legislativo que garantiza que las restricciones y límites
de los derechos constitucionales cuenten necesariamente con la intervención del Poder
Legislativo, preservando, además, su carácter general y su conformidad con el princi-
pio de igualdad.
5. Del mismo criterio ha sido también la Corte Interamericana de Derechos Humanos,
la que si bien ha sostenido que “(...) no es posible interpretar la expresión leyes, utili-
zada en el artículo 30 (de la Convención Americana), como sinónimo de cualquier nor-
ma jurídica” (Opinión Consultiva 6/86, párrafo. 26), y que la “(...) expresión leyes (...)
no puede tener otro sentido que el de ley formal, es decir, norma jurídica adoptada por
el órgano legislativo y promulgada por el Poder Ejecutivo, según el procedimiento re-
querido por el derecho interno de cada Estado” (párrafo 27), sin embargo, ha admitido
también que la exigencia de ley formal no “(...) se contradice forzosamente con la po-
sibilidad de delegaciones legislativas en esta materia, siempre que tales delegaciones
estén autorizadas por la propia Constitución, que se ejerzan dentro de los límites im-
puestos por ella y por la ley delegante, y que el ejercicio de la potestad legislativa esté
sujeto a controles eficaces, de manera que no desvirtúe, ni pueda utilizarse para des-
virtuar, el carácter fundamental de los derechos y libertades protegidos por la Conven-
ción” (párrafo 36).

310
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

En el caso de autos, como se advierte de la Resolución N° 30 de fecha 16 de mayo de 2002,


expedida por el emplazado, la restricción del derecho al libre ejercicio de la profesión de
abogado se decretó aplicándose el artículo 7, inciso 2 de la Ley Nº 26979.
Parámetros a la actividad limitadora de los derechos fundamentales: el escrutinio
de proporcionalidad
6. Este Tribunal ha afirmado que la legitimidad constitucional de una limitación al ejerci-
cio de los derechos fundamentales no se satisface con la observancia del principio de lega-
lidad. Al lado de esta garantía normativa de los derechos fundamentales, el último párrafo
del artículo 200 de la Constitución ha establecido la necesidad de que tal restricción satis-
faga exigencias de razonabilidad y proporcionalidad.
Por virtud del principio de razonabilidad se exige que la medida restrictiva se justifique en
la necesidad de preservar, proteger o promover un fin constitucionalmente valioso. Es la
protección de fines constitucionalmente relevantes la que, en efecto, justifica una interven-
ción estatal en el seno de los derechos fundamentales. Desde esta perspectiva, la restric-
ción de un derecho fundamental satisface el principio de razonablidad cada vez que esta
persiga garantizar un fin legítimo y, además, de rango constitucional.
Por su parte, el principio de proporcionalidad exige, a su vez, que la medida limitativa sa-
tisfaga los subcriterios de idoneidad, necesidad y proporcionalidad en sentido estricto. El
principio de idoneidad comporta que toda injerencia en los derechos fundamentales debe
ser idónea para fomentar un objetivo constitucionalmente legítimo, es decir, que exista una
relación de medio a fin entre la medida limitativa y el objetivo constitucionalmente legíti-
mo que se persigue alcanzar con aquel.
A su vez, en el Fund. Jur. Nº 109 de la STC Exp. N° 0050-2004-AI/TC, este Tribunal afir-
mó que el principio de necesidad impone al legislador adoptar, entre las diversas alterna-
tivas existentes para alcanzar el fin perseguido, aquella que resulte menos gravosa para el
derecho que se limita. Como tal, presupone la existencia de una diversidad de alternativas,
todas aptas para conseguir el mismo fin, debiendo ser la escogida por el legislador aquella
que genera menos aflicción sobre el derecho fundamental.
Como quiera que la elección entre diversas alternativas se encuentra dentro la esfera de
discrecionalidad que la Constitución ha brindado al Poder Legislativo, este Tribunal ha de-
clarado que una medida será innecesaria o no satisfacerá este segundo subprincipio cuan-
do la adopción de un determinado medio significa, o importa, un sacrificio desmesurado o
manifiestamente innecesario, del derecho limitado.
Asimismo, en la misma STC Exp. N° 0050-2004-AI/TC, este Tribunal destacó que “(...)
de acuerdo con el principio de proporcionalidad, strictu sensu, para que una injerencia en
los derechos fundamentales sea legítima, el grado de realización del objetivo de esta debe
ser, por lo menos, equivalente o proporcional al grado de afectación del derecho funda-
mental, comparándose dos intensidades o grados: el de la realización del fin de la medida
examinada y el de la afectación del derecho fundamental” (Fund. Jur. Nº 109).
Análisis de razonabilidad y proporcionalidad en el caso
7. Conforme se observa en la Resolución N° 30, de fecha 16 de mayo de 2002, el emplaza-
do sustentó la decisión de no permitir que el recurrente ejerciera como abogado amparán-
dose en el artículo 7, inciso 2 de la Ley Nº 26979. Dicho precepto dispone que:
“Tanto el Ejecutor como el Auxiliar ingresarán como funcionarios de la Entidad a
la cual representan y ejercerán su cargo a tiempo completo y dedicación exclusiva”.

311
Joel Rosas Alcántara

En la contestación de la demanda, el emplazado justificó la decisión adoptada aducien-


do que “(...) el accionante está impedido de ejercer libremente otro cargo u ocupación que
para este caso sería la defensa y la representación legal, conforme se aprecia de una inter-
pretación extensiva analógica de nuestras funciones en el Poder Jurisdiccional, derivada
del artículo 184 inciso 8) de nuestra Ley Orgánica del Poder Judicial”, con excepción de
la docencia universitaria.
8. El Tribunal Constitucional, en diversas oportunidades, ha sostenido, sobre la base del
principio general de libertad, que el ser humano, en principio, es libre para realizar todo
aquello que no esté prohibido en virtud de una ley, ni obligado de hacer aquello que la ley
no manda. En ese sentido, si bien las limitaciones a los derechos fundamentales solo pue-
den establecerse respetando el principio de legalidad, la interpretación de una limitación
legalmente impuesta, deberá además, realizarse en términos necesariamente restrictivos,
encontrándose vedada la interpretación analógica, in malam partem, de las normas que
restrinjan derechos.
Ese es el sentido general con el que debe entenderse el artículo 139, inciso 9) de la Cons-
titución, según el cual constituye uno de los principios que informan el ejercicio de la fun-
ción jurisdiccional, pero también un derecho subjetivo constitucional de los justiciables,
“El principio de inaplicabilidad por analogía de la ley penal y de las normas que res-
trinjan derechos” (subrayado agregado).
En efecto, los alcances de dicho principio de inaplicabilidad por analogía de las normas
que restrinjan derechos no han de entenderse restrictivamente como pertenecientes solo
al ámbito del derecho penal y procesal penal, sino como aplicables a todo el ordenamien-
to jurídico, particularmente cuando con una medida limitativa de derechos el Estado inter-
venga en el seno del contenido constitucionalmente protegido de estos.
Los alcances del principio en referencia han sido desarrollados en diversos normas del or-
denamiento jurídico; por ejemplo, en el artículo IV del Título Preliminar del Código Ci-
vil –verdadera norma materialmente constitucional–, según el cual “La ley que establece
excepciones o restringe derechos no se aplica por analogía”; también por el ordinal “a” del
artículo 29 de la Convención Americana de Derechos Humanos, según el cual “Ninguna
disposición de la presente Convención puede ser interpretada en el sentido de: a) permitir
a alguno de los Estados partes, grupo o persona (...), limitarlos (los derechos y libertades
reconocidos en la Convención) en mayor medida que la prevista en ella”.
En ese sentido, el Tribunal Constitucional no considera como una justificación constitu-
cionalmente aceptable que la medida restrictiva impuesta al recurrente se haya efectua-
do aplicando por analogía la Ley Orgánica del Poder Judicial, tratándose de un Ejecutor
Coactivo que no tiene la condición de Juez.
9. Sin embargo, que este Tribunal no comparta la justificación ex post brindada por el em-
plazado al contestar la demanda, no quiere decir que este haya lesionado el derecho fun-
damental en cuestión. En el Fundamento Nº 5 de esta sentencia, el Tribunal consideró que
la restricción impuesta al recurrente se sustentaba directamente en el artículo 7, inciso 2
de la Ley Nº 26979, al disponer, en lo que ahora interesa resaltar, que el Ejecutor Coacti-
vo, en su condición de funcionario público, ejerce su cargo a tiempo completo y a “dedi-
cación exclusiva”.
El problema a esclarecer, pues, no es tanto la justificación ulterior que ha brindado el em-
plazado, sino si la disposición legislativa en virtud de la cual se restringió un derecho del
actor satisface las exigencias de los principios de razonabilidad y proporcionalidad, a los
que antes se ha hecho referencia.

312
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

10. Aunque el legislador no lo haya afirmado expresamente, cuestión que, por otra par-
te, no tiene por qué hacerlo cuando legisla, al Tribunal Constitucional no le cabe ninguna
duda de que detrás de la disposición limitativa del derecho a ejercer libremente la profesión
de quienes tienen la condición de Ejecutores Coactivos se encuentra el principio constitu-
cional de buena administración, implícitamente constitucionalizado en el Capítulo IV del
Título II de la Constitución. En lo que aquí interesa poner de relieve, dicho principio quie-
re poner en evidencia no solo que los órganos, funcionarios y trabajadores públicos sirven
y protegen al interés general, pues “están al servicio de la Nación” (artículo 39 de la Cons-
titución), sino, además, que dicho servicio a la Nación ha de realizarse de modo transparen-
te. Transparencia que exige que el Estado prevea todos los medios organizacionales, pro-
cedimentales y legales destinados a evitar que determinados funcionarios y trabajadores
públicos, con poder de decisión o influencia en la toma de decisiones trascendentales para
la buena marcha de la administración, puedan encontrarse restringidos en mayor medida
que otros servidores públicos en el ejercicio de determinados derechos fundamentales. Es
el caso, por ejemplo, de quienes ejercen el cargo de Congresistas, para quienes, de acuer-
do con el tercer párrafo del artículo 92 de la Constitución, su cargo es incompatible con la
condición de gerente, apoderado, representante, mandatario, abogado, accionista mayori-
tario o miembro del Directorio de empresas que tienen con el Estado contratos de obras,
de suministro o de aprovisionamiento o que administran rentas públicas o prestan servicios
públicos. Pero también es el de los Jueces, quienes tampoco pueden actuar como aboga-
dos, salvo casos muy excepcionales contemplados en la Ley Orgánica del Poder Judicial.
11. El cargo de Ejecutor Coactivo perteneciente también a esa esfera de la función pública
y, en virtud de ello, por efecto del principio de transparencia, está limitado en el ejercicio
de algunos derechos fundamentales y, en particular, del libre desempeño de la profesión de
abogado. Tales restricciones se derivan de la propia naturaleza de la función que desem-
peña el Ejecutor Coactivo, puesto que se trata de un funcionario que es responsable de lle-
var adelante el procedimiento administrativo destinado al cumplimiento de las acreencias
impagas a favor de una entidad de la administración pública.
En esa medida, la necesidad de evitar colusiones ilegales, favorecimientos indebidos, u
otros de naturaleza análoga, que pongan en peligro los deberes del ejercicio del cargo para
con el órgano de la administración, la comunidad y el Estado, tornan razonable una medi-
da como la contemplada en el artículo 7, inciso 2 de la Ley Nº 26979.
12. Por último, este Tribunal tampoco considera que la medida limitativa del derecho al
libre ejercicio de la profesión no satisfaga las exigencias del principio de proporcionali-
dad, pues, como se ha visto, se trata de una medida: a) idónea para alcanzar el fin consti-
tucionalmente legítimo; b) necesaria, porque no se ha acreditado otro medio, menos aflic-
tivo, para conseguir el mismo fin, ni este Tribunal considera que la opción adoptada por el
legislador importe un sacrificio excesivo o innecesario, sobre el derecho limitado; y, c) los
perjuicios que genera sobre el derecho afectado no son superiores al interés que se persi-
gue satisfacer.
Por estos fundamentos, el Tribunal constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú
HA RESUELTO
Declarar INFUNDADA la demanda de amparo de autos.
Publíquese y notifíquese.
SS. ALVA ORLANDINI; BARDELLI LARTIRIGOYEN; GONZALES OJEDA;
GARCÍA TOMA; VERGARA GOTELLI; LANDA ARROYO

313
Joel Rosas Alcántara

EXP. N° 0090-2004-AA/TC
LIMA
JUAN CARLOS CALLEGARI HERAZO
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Arequipa, a los 5 días de julio de 2004, el Tribunal Constitucional, en sesión de Pleno
Jurisdiccional, con asistencia de los señores magistrados Alva Orlandini, Presidente; Bar-
delli Lartirigoyen, Revoredo Marsano, Gonzales Ojeda y García Toma, pronuncia la si-
guiente sentencia
ASUNTO
Recurso extraordinario interpuesto por don Juan Carlos Callegari Herazo contra la senten-
cia expedida por la Primera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima, de fojas
283, su fecha 25 de julio de 2003, que declaró improcedente la acción de amparo de autos.
(…)
§6 Derechos constitucionales a los que están sujetos los miembros de la Policía
Nacional del Perú
19. Este Colegiado ha dejado claramente establecido que la lesión de los derechos fun-
damentales de la persona constituye, per se, un acto inconstitucional, cuya validez no es
en modo alguno permitida por nuestro ordenamiento. En ese contexto, y, al amparo de la
Norma Fundamental, el Tribunal Constitucional tiene la obligación de disponer a favor del
agraviado la tutela más amplia, efectiva y rápida posible, restituyéndole en el goce integral
y en el ejercicio pleno de su derecho amenazado o vulnerado, lo que se conseguirá median-
te la cesación del acto lesivo y la privación del efecto legal que por arbitrariedad la Admi-
nistración, en casos como el de autos, quisiese consumar.
20. Este Tribunal Constitucional ha precisado en la sentencia recaída en el Expediente
Nº 748-99-AA/TC, del 20 de mayo de 2000 –aplicable también al caso de las Fuerzas Ar-
madas– que si bien los miembros de la Policía Nacional del Perú se rigen por sus propios
estatutos y reglamentos, conforme lo establece el artículo 168 de la Constitución Política,
ello no significa que estén al margen de la protección constitucional, pues su propia Ley
Orgánica, de conformidad con los principios, valores y fines establecidos en el Texto Fun-
damental de la República, dispone en el numeral 9) de su artículo 36 que son derechos del
personal policial “los demás reconocidos por la Constitución y las Leyes”. Dicho postu-
lado ha sido asimilado por la Resolución Ministerial Nº 186-2002-IN/0102, de fecha 6 de
febrero de 2002, al señalar en sus considerandos que “(...) las normas internacionales so-
bre derechos humanos otorgan un marco para el ejercicio de los derechos fundamentales
de la persona que le corresponden también al miembro de la Policía Nacional en su condi-
ción de persona humana (...)”.
21. Por ello, corresponde a este Colegiado pronunciarse sobre la violación de derechos
fundamentales de los miembros de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional del Perú en el
caso de pase a la situación de retiro por renovación.
(…).
Los principios de razonabilidad y proporcionalidad
35. El numeral 1.4. de la Ley de Procedimiento Administrativo General enuncia el principio
de razonabilidad, según el cual, las decisiones de la autoridad administrativa, cuando creen
obligaciones, califiquen infracciones, impongan sanciones o establezcan restricciones a los

314
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

administrados, deben adaptarse dentro de los límites de la facultad atribuida y mantenien-


do la debida proporción entre los medios a emplear y los fines públicos que se deba tute-
lar, a fin de que respondan a lo estrictamente necesario para la satisfacción de su cometido.
La razonabilidad implica que el acto estatal debe mantener su justificación lógica y axio-
lógica en los sucesos o circunstancias que fueran. Así, la doctrina exige que se produzca
una consonancia entre el hecho antecedente “creador” o “motivador” del acto estatal y el
hecho consecuente derivado de aquel.
En consecuencia, la razonabilidad comporta una adecuada relación lógico-axiológica en-
tre la circunstancia motivante, el objeto buscado y el medio empleado.
Por otro lado, la razonabilidad puede ser analizada desde una doble perspectiva: cuantita-
tiva y cualitativamente.
La razonabilidad cuantitativa pondera el contenido del proceso discursivo o inferente que
concluye con una proposición lógica y axiológicamente válida. Su fundamentación apues-
ta a la adecuación entre el hecho desencadenante del acto estatal y el resultado de este en
cuanto a su magnitud numérica, dineraria, aritmética, etc.
La razonabilidad cualitativa pondera el proceso discursivo o inferente que concluye con una
regla simétrica o asimétrica de asignación de facultades, derechos, deberes, deberes o servi-
cios, según sean iguales o diferentes los hechos generados por las personas. Así, su objeto
será la determinación de consecuencias jurídicas homólogas para aquellos que se encuen-
tren en idénticas circunstancias, y distintas para los que se hallen en disímiles circunstancias.
El acto estatal debe acreditar la necesaria disposición o correspondencia entre la causa
que lo origina y el efecto buscado. Existe, entonces, la necesidad de acreditar coheren-
cia y equilibrio entre el antecedente que origina el acto estatal y la consecuencia deriva-
da de aquel.
La doctrina plantea la verificación lógico-axiológica de una proposición jurídica bicon-
dicional; esto es, que se justifique la asignación de derechos, facultades, deberes o san-
ciones, si y solo sí guardan armonía y sindéresis con los hechos, sucesos o circunstancias
predeterminantes.
La proporcionalidad exige la existencia indubitable de una conexión directa, indirecta y
relacional entre causa y efecto; vale decir, que la consecuencia jurídica establecida sea uní-
vocamente previsible y justificable a partir del hecho ocasionante del acto estatal. En con-
secuencia, la proporcionalidad lo será cuando la razón del efecto sea deducible de la cau-
sa, o previsible a partir de ella.
Ahora bien, más allá de la convención doctrinaria que admite su autonomía como concepto,
en puridad, la proporcionalidad es una modalidad más de la razonabilidad (razonabilidad
instrumental).
36. Es por ello que este Colegiado concluye en que el control de constitucionalidad de los
actos dictados al amparo de una facultad discrecional no debe ni puede limitarse a consta-
tar que el acto administrativo tenga una motivación más o menos explícita, pues constituye,
además, una exigencia constitucional evaluar si la decisión finalmente adoptada observa los
principios de razonabilidad y proporcionalidad con relación a la motivación de hechos, ya
que una incoherencia sustancial entre lo considerado relevante para que se adopte la medi-
da y la decisión tomada, convierte a esta última también en una manifestación de arbitrarie-
dad. Por lo tanto, es exigible, en el caso del pase a la situación de retiro de oficiales de las
Fuerzas Armadas y Policía Nacional, que las diferenciaciones para efectos del pase a reti-
ro por renovación, estén efectivamente justificadas con las condiciones profesionales de los
oficiales y los intereses y necesidades del instituto armado correspondiente.

315
Joel Rosas Alcántara

Derecho al trabajo
37. El derecho al trabajo está reconocido por el artículo 22 de la Constitución Política vi-
gente. Este Tribunal estima que el contenido esencial de este derecho constitucional im-
plica dos aspectos: el primero, acceder a un puesto de trabajo, y el segundo, de no ser des-
pedido sino por causa justa. Respecto al primero, el derecho al trabajo supone la adopción
por parte del Estado de una política orientada a que la población acceda a un puesto de tra-
bajo; mientras que el segundo es el que resulta relevante para resolver la causa: se trata del
derecho al trabajo entendido como proscripción de ser despedido, salvo por causa justa.
38. Por ello, el principio de razonabilidad, implícitamente derivado del principio de igual-
dad, y expresamente formulado en el artículo 200 de la Constitución, no tolera ni protege
que se realicen o expidan actos o normas arbitrarias. Razonabilidad, en su sentido mínimo,
es lo opuesto a la arbitrariedad y a un elemental sentido de justicia.
39. Este precepto constitucional no se ha tomado en consideración en el caso de los pases
a retiro por renovación de cuadros de los Oficiales de las Fuerzas Armadas y la Policía Na-
cional, ya que la ausencia de motivación en el acto administrativo no permite advertir una
justificación objetiva y razonable para decidirlos, atentando contra el derecho al trabajo de
los oficiales afectados.
Derecho a la igualdad ante la ley
40. El principio de igualdad, mediante el cual se reconoce que todos los seres humanos na-
cen libres e iguales en dignidad y derechos –artículo 1 de la Declaración Universal de los
Derecho Humanos–, exige que los tratamientos diferenciados estén plenamente justifica-
dos de modo objetivo y razonable, más aún cuando los responsables de realizarlo lo efec-
túen en el ejercicio de funciones públicas.
41. Este derecho fundamental, reconocido por el numeral 2) del artículo 2 de la Constitu-
ción, resulta vulnerado con las resoluciones que disponen el pase al retiro por renovación
de Oficiales de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional insuficientemente motivadas,
por cuanto impiden saber si se está ante una diferenciación razonable y, por ende, admisi-
ble por el Derecho.
42. Igualmente, en la relación laboral, este principio está acogido por el numeral 1) del ar-
tículo 26 de la Carta Magna, el cual prescribe la igualdad de oportunidades sin discriminación.
43. La discriminación es, en conclusión, el trato diferenciado que se da a una persona por
determinadas cuestiones, lo que imposibilita su acceso a oportunidades esenciales a las
que otros, en su misma condición tienen derecho. Pues si bien, la aplicación de la causal
de renovación no implica una sanción administrativa, trunca el desarrollo profesional de
los invitados al retiro”.
FALLO
Por los fundamentos expuestos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que la Cons-
titución Política del Perú le confiere,
Ha resuelto
1. Declarar IMPROCEDENTE la acción de amparo.
2. Poner en conocimiento esta sentencia al Ministerio de Defensa y al Ministerio
del Interior.
Publíquese y notifíquese.
SS. ALVA ORLANDINI; BARDELLI LARTIRIGOYEN; REVOREDO MARSANO;
GONZALES OJEDA; GARCÍA TOMA

316
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

EXP. N° 04762-2004-AA/TC
LIMA
HÉCTOR TEÓFILO
CAJAVILCA MEZA
Y OTROS
RESOLUCIÓN DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
Lima, 16 de diciembre de 2005
VISTO
El recurso de agravio constitucional interpuesto por don Héctor Teófilo Cajavilca Meza y
otros contra la sentencia de la Primera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima,
de fojas 646, su fecha 20 de setiembre de 2004, que declara improcedente el proceso de
amparo de autos.
ATENDIENDO A
1. Que con fecha 6 de junio de 2003, el recurrente y otros interponen demanda de amparo
contra Telefónica del Perú S.A.A, el Ministerio de Trabajo y la Presidencia del Consejo de
Ministros con el objeto que se inaplique el Decreto Legislativo Nº 892 y su Reglamento, el
Decreto Supremo Nº 009-98-TR respecto al cálculo de las participaciones de los trabaja-
dores en las utilidades de la empresa Telefónica del Perú S.A.A por considerar que se está
vulnerando el derecho constitucional a la igualdad ante la ley y en consecuencia se orde-
ne efectuar una nueva liquidación utilizando el cálculo señalado para la utilidad financie-
ra. Señala que la distribución que utilizó Telefónica del Perú S.A.A resulta discriminatoria
al usar una base de cálculo diferente para los trabajadores y para los accionistas, solicitan-
do que se retrotaiga las cosas al estado anterior a la liquidación de la participación de las
utilidades de la emplazada realizada en base a la renta imponible en los ejercicios de los
años 1997, 1998 y 1999.
2. Que el recurrente sostiene que la fecha en que se produce la afectación es el 26 de fe-
brero de 2003, no siendo acorde con lo observado en autos, ya que la afectación que se
alega se encuentra sustentada en rectificaciones de declaraciones juradas del reparto de
utilidades que obran de fojas 21 a 33, las cuales se pueden presentar posteriormente a la
fecha legal del reparto de utilidades. Asimismo, conforme se aprecia del artículo 6 del De-
creto Legislativo Nº 892, el reparto de utilidades al trabajador debe darse a los 30 días
de presentada la declaración jurada, en consecuencia tomando en cuenta que los perio-
dos cuyo recálculos se solicitan corresponden a los periodos 1997, 1998 y 1999, no puede
considerarse que la afectación se produjo el 26 de febrero de 2003.
3. Que en consecuencia los demandantes debieron solicitar que se efectué una nueva liqui-
dación cuando se realizó el reparto de las utilidades y no cuando se produjeron las recti-
ficaciones.Tampoco podría alegarse afectación continuada de derechos, pues no estamos
frente a un tema pensionario, único caso en el cual el Tribunal sostiene la tesis de la excep-
ción a la caducidad ( prescripción extintiva). Es más, si como quiera que lo que se cuestio-
na no es un tema de utilidades no distributivas, sino más bien la forma legal conforme se
ha establecido su cálculo en la ley, es lógico que los supuestos trabajadores afectados de-
bieron accionar en la oportunidad de su reparto y no con la rectificatoria.
4. Que, teniendo en cuenta que la ley establece para la caducidad un plazo por el ejercicio
del derecho de acción y que su cómputo se inicia en la fecha prevista por ella, es necesario

317
Joel Rosas Alcántara

señalar que, en el presente caso, tal ejercicio lo realizó el recurrente en la presentación de


su demanda, esto es el día 6 de junio de 2003, lo que significa que a esa fecha el plazo pre-
visto en el artículo 37 de la Ley Nº 23506, aplicable al caso, hoy reproducido en el artículo
44 del Código Procesal Constitucional, se había cumplido en exceso.
Por estos considerandos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú,
RESUELVE
Declarar FUNDADA la excepción de prescripción deducida por la emplazada e IMPRO-
CEDENTE la demanda.
Publíquese y notifíquese.
SS. BARDELLI LARTIRIGOYEN; GARCÍA TOMA; VERGARA GOTELLI

318
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

EXP. N° 4635-2004-AA/TC
TACNA
SINDICATO DE TRABAJADORES
TOQUEPALA Y ANEXOS
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 17 días del mes de abril de 2006, el Tribunal Constitucional, en sesión de
Pleno Constitucional, con la asistencia de los señores magistrados García Toma, Presiden-
te; Gonzales Ojeda, Vicepresidente; Alva Orlandini, Bardelli Lartirigoyen, Vergara Gotelli
y Landa Arroyo, pronuncia la siguiente sentencia.
ASUNTO
(…)
FUNDAMENTOS
(…)
II.- Contexto en el que se desarrolla la actividad de los trabajadores mineros: condi-
ciones de trabajo, seguridad y salud ocupacional en la actividad minera
4. Dada la importancia de la materia controvertida, y previamente al análisis de fondo que
deberá efectuar el Tribunal Constitucional para determinar si las jornadas atípicas o acu-
mulativas, que se aplican en el presente caso a los trabajadores mineros afiliados al Sin-
dicato recurrente, son compatibles con los derechos constitucionales invocados por el de-
mandante y con aquellos que el Tribunal estima aplicables, es necesario tener en cuenta el
contexto concreto en el que se desarrolla el trabajo en el sector minero del Perú. Para ello,
recurriremos al Informe sobre las Condiciones de Trabajo, Seguridad y Salud Ocupacional
en la Minería del Perú elaborado por el Equipo Técnico Multidisciplinario para los Países
Andinos de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT) del año 2002.
2.1.- La minería como actividad de alto riesgo
5. La minería es considerada como una actividad de alto riesgo para la seguridad y salud
de los trabajadores. Al respecto, el referido informe establece que:
“Esta calificación puede ser tanto consecuencia de los procesos tecnológicos que se
utilizan, como por las características geográficas y el medio ambiente en el que se
ubican los emplazamientos de los yacimientos, los modos operativos en que se plani-
fica y ejecuta el trabajo (tales como la duración y forma en que se organizan las jor-
nadas o los turnos laborales), o aún por otros factores biológicos y psicosociales con-
comitantes. Por unas u otras razones, la vida, la seguridad y la salud de los mineros
requieren de medidas especiales destinadas a protegerlos”(1).
Corresponde, al Estado, en primer lugar, adoptar tales medidas. En ese sentido, el Tribunal
Constitucional, como órgano constitucional del Estado peruano, no puede dejar de consi-
derar dicha obligación, que también incumbe a los empleadores, para los efectos de la re-
solución del presente caso.

(1) Oficina Internacional del Trabajo (OIT), Equipo Técnico Multidisciplinario para los Países Andi-
nos: Condiciones de trabajo, seguridad y salud ocupacional en la Minería del Perú. OIT, Lima,
2002, p. 5.

319
Joel Rosas Alcántara

2.2.- Trabajo en soledad


6. El citado Informe de la OIT hace referencia a una serie de factores que justifican medi-
das especiales a tener en cuenta al momento de abordar la regulación jurídica del trabajo
minero en el Perú. Por ejemplo, respecto de las condiciones básicas de vida, se destaca la
diferencia de la vida en soledad o con familia en el campamento. Los campamentos, en su
mayoría, solo otorgan alojamiento a los trabajadores. Con la implantación de los sistemas
acumulativos de trabajo, el trabajador, en esas circunstancias
adquiere comportamientos ansiosos y depresivos en diferentes grados, que en algu-
nos casos son enfrentados con la ingesta excesiva de alcohol(2).
Esta situación, preliminarmente, impone ser revertida, a fin de hacerla compatible con el
inciso 1 del artículo 2 de la Constitución, que reconoce el derecho de toda persona a su in-
tegridad moral y psíquica.
2.3.- Alimentación de los trabajadores en el sector minero
7. De otro lado, el mismo Informe concluye que la alimentación en la mayoría de trabaja-
dores mineros es, por muchas causas, deficiente. La siguiente descripción es ilustrativa de
esta realidad en el Perú:
“En el desayuno, gran parte de los trabajadores ingiere una taza o jarro de café, o una
infusión de hierbas, o a veces una taza de avena o leche, acompañadas de dos panes
solos o con mantequilla o queso. El almuerzo es una porción de caldo, con papas, fi-
deos, algunas verduras y a veces un pedazo de carne; un plato con arroz, habas, mote
o pan o maíz tostado, complementado con una taza o jarra de infusión de hierbas. La
comida es similar al almuerzo. El horario de trabajo y la distancia del centro de tra-
bajo respecto de los hogares hacen más difícil la alimentación del minero, debien-
do este comer fuera de su casa alimentos fríos y a deshora. El déficit alimentario en
cantidad y calidad (especialmente en proteínas, grasas, vitaminas y otros elementos
indispensables) hace que el número de calorías aportadas a la dieta sea cubierto casi
en su totalidad por carbohidratos. En consecuencia, la realidad de la dieta del traba-
jador minero peruano es deficitaria en términos de rendimiento energético (...) Esta
realidad se agrava aún más si constatamos que muchos trabajadores (...) trabajan has-
ta 12 horas diarias”(3).
Evidentemente, la dieta descrita es insuficiente para desarrollar trabajos que demandan
un alto esfuerzo físico.
2.4.- Condiciones de salud de los trabajadadores mineros
8. Con relación a los riesgos de salud de los trabajadores mineros, el Informe ya citado
da cuenta de que en la actividad minera se han reconocido alrededor de treinta enferme-
dades profesionales, entre las que destacan: neumoconiosis, causada por polvos minera-
les esclerógenos (silicosis, antracosis y asbestosis) y sílico tuberculosis; enfermedades
causadas por el belirio, fósforo, manganeso, cromo, arsénico, mercurio, plomo, sulfu-
ro de carbono, benceno, cadmio, sustancias asfixiantes (como óxido de carbono, entre
otras); bronconeumopatías debidas al polvo de metales duros; asma profesional causa-
da por agentes sensibilizantes o irritantes; hipoacusia causada por el ruido constante;

(2) OIT, ob. cit., p. 67.


(3) Ibídem, p. 71.

320
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

enfermedades causadas por las vibraciones (afecciones de los músculos, tendones, hue-
sos, articulaciones, vasos sanguíneos periféricos o nervios periféricos) y neoplasia pul-
monar o mesotelioma causada por el asbesto. Los trabajadores mineros, también, están
expuestos a riesgos físicos como el ruido, vibraciones, humedad extrema, radiaciones,
así como a riesgos biológicos y químicos, entre otros. Asimismo, se destaca también
las dificultades y los transtornos fisiológicos que comporta el trabajo físico en altura(4).
(Téngase en cuenta que, en el presente caso, el asentamiento minero de Toquepala está
a 3,500 m.s.n.m(5)).
2.5.- Jornada de trabajo en el sector minero
9. Con relación a la jornada de trabajo en el sector minero, el Informe añade que, hasta el
año 2002, “de acuerdo a las estadísticas del Ministerio de Trabajo y Promoción Social (...)
el promedio de horas de trabajo en la minería supera las 48 horas semanales (el rango de
48 horas a más representa el 91.6 %)”(6). En el mismo documento se cita información re-
ferida a que la mayor parte de las empresas mineras adecuan su sistema al denominado
14 x 7, es decir: 14 días continuos de trabajo con doce horas diarias de labor, por siete de
descanso, después del cual se retoma el siguiente periodo (de 14 x 7). Menos común pero
también aplicado es el sistema 20 x 12.
10. Al respecto, cabe mencionar que la Comisión de Expertos en Aplicación de Convenios
y Recomendaciones (CEACR) de la Organización Internacional del Trabajo, en su Obser-
vación Individual sobre el Convenio Número 1 - Horas de Trabajo (Industria) 1919 (Ra-
tificación 1945), Documento Nº 062002PER001, del año 2002, estimó que el sistema de
trabajo 14 x 7 aplicable en el Perú no cumple con lo que dispone el artículo 2 del Con-
venio Nº 1 de la OIT, ya que la media de horas de trabajo semanales por un periodo de
tres semanas llega a 56 horas por semana y excede el límite prescrito por el artículo 2, c)
(48 horas a la semana).
11. Efectuada la descripción del contexto donde se desarrolla el trabajo minero en el Perú,
corresponde ahora determinar el parámetro constitucional de derechos para evaluar el pre-
sente caso concreto.
III.- Parámetro constitucional de los derechos materia del presente proceso
2.1.- Respeto de la dignidad de la persona
12. El Sindicato considera que la imposición, a los trabajadores mineros, de una jornada
mayor a las ocho horas los expone a mayores riesgos de adquirir enfermedades profesio-
nales por la asimilación diaria de los tóxicos minerales, poniendo en riesgo su salud y sus
vidas. Estiman que este hecho vulnera la dignidad de los trabajadores.
El artículo 1 de la Constitución dispone:
La defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la
sociedad y del Estado.
Al respecto, este Colegiado ha establecido que:

(4) OIT, ob. cit., pp. 77, 99 a 107 y 118.


(5) Otras minas en el Perú se encuentran por encima de los 4,000 m.s.n.m. (Por ejemplo en Pasco,
Huancavelica y Junín).
(6) OIT, ob. cit., p. 91.

321
Joel Rosas Alcántara

(...) si bien el reconocimiento positivo de los derechos fundamentales (comúnmen-


te, en la Norma Fundamental de un ordenamiento) es presupuesto de su exigibilidad
como límite al accionar del Estado y de los propios particulares, también lo es su con-
notación ética y axiológica, en tanto manifiestas concreciones positivas del principio-
derecho de dignidad humana, preexistente al orden estatal y proyectado en él como
fin supremo de la sociedad y del Estado (artículo 1 de la Constitución)(7).
Del mismo modo, ha afirmado que:
El principio de dignidad irradia en igual magnitud a toda la gama de derechos, ya
sean los denominados civiles y políticos, como los económicos, sociales y culturales,
toda vez que la máxima eficacia en la valoración del ser humano solo puede ser lo-
grada a través de la protección de las distintas gamas de derechos en forma conjunta
y coordinada(8).
Por tanto, el principio-derecho de la dignidad humana fundamenta, por un lado, la confi-
guración de nuestro parámetro constitucional y, por otro, es un principio a la luz del cual
se resolverá el presente caso.
2.2.- Derecho a la jornada de trabajo de ocho horas
13. El artículo 25 de la Constitución Política del Perú prescribe expresamente, que la jor-
nada de trabajo es de ocho horas diarias o cuarenta y ocho horas semanales como máximo,
y que en, caso de jornadas acumulativas o atípicas, el promedio de horas trabajadas en el
periodo correspondiente no puede superar dicho máximo.
14. Al respecto, la Cuarta Disposición Final y Transitoria de la Constitución y el artículo V
del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, disponen que el contenido y al-
cances de los derechos y libertades que la Constitución reconoce se interpretan de confor-
midad con la Declaración Universal de los Derechos Humanos y los tratados internacio-
nales sobre la misma materia ratificados por el Perú. En ese sentido, a fin de configurar
adecuadamente el derecho reconocido en el artículo 25 de la Constitución, debe tener pre-
sente que:
a) El artículo 2 del Convenio Nº 1 (1919) de la Organización Internacional del Trabajo
(OIT), por el que se limitan a ocho horas diarias las horas de trabajo en las empresas in-
dustriales, dispone que en todas las empresas industriales públicas o privadas, o en sus de-
pendencias, cualquiera que sea su naturaleza, la duración del trabajo personal no podrá
exceder de ocho horas por día y de cuarenta y ocho por semana.
b) El literal c) del artículo 2 del convenio mencionado dispone que cuando los trabajos se
efectúen por equipos, la duración del trabajo podrá sobrepasar de ocho horas al día, y de
cuarenta y ocho por semana, siempre que el promedio de horas de trabajo, calculado para
un periodo de tres semanas, o un periodo más corto, no exceda de ocho horas diarias ni de
cuarenta y ocho por semana.
c) El mismo Convenio, en su artículo 4, establece que podrá sobrepasarse el límite de ho-
ras de trabajo establecido por el artículo 2, en los trabajos cuyo funcionamiento continuo,
por razón de la naturaleza misma de trabajo, deba ser asegurado por equipos sucesivos,
siempre que el promedio de horas de trabajo no exceda de cincuenta y seis por semana.

(7) Caso Anicama, Exp. Nº 1417-2005-PA/TC, fundamento 2.


(8) Caso Azanca Meza García, Exp. Nº 2945-2003-AA/TC, fundamento 19.

322
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

d) El artículo 24 de la Declaración Universal de Derechos Humanos dispone que toda per-


sona tiene el derecho a una limitación razonable de la duración del trabajo.
e) El artículo 7, literal d) del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales, reconce el derecho de toda persona al goce de condiciones de trabajo equita-
tivas y satisfactorias que le aseguren, en especial, la limitación razonable de las horas
de trabajo.
f) El artículo 7, literal g) del Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre de-
rechos humanos en materia de derechos económicos, sociales y culturales, establece que
los Estados garantizarán la limitación razonable de las horas de trabajo, tanto diarias
como semanales, y que las jornadas serán de menor duración cuando se trate de tra-
bajos peligrosos, insalubres o nocturnos.
15. De las disposiciones citadas, que constituyen el parámetro constitucional que debe em-
plearse para la configuración del derecho a la jornada laboral de ocho horas diarias, con-
forme a la Cuarta Disposición Final y Transitoria de la Constitución, se desprende que:
a) Las jornadas de trabajo de ocho horas diarias y de cuarenta y ocho semanales son pres-
critas como máximas en cuanto a su duración.
b) Es posible que bajo determinados supuestos se pueda trabajar más de ocho horas diarias y
de cuarenta y ocho por semana, siempre que el promedio de horas de trabajo, calculado para
un periodo de tres semanas, o un periodo más corto, no exceda de ocho horas diarias ni de
cuarenta y ocho por semana. Este supuesto dependerá del tipo de trabajo que se realice.
c) El establecimiento de la jornada laboral debe tener una limitación razonable.
d) Las jornadas serán de menor duración cuando se trate de trabajos peligrosos, insalu-
bres o nocturnos.
e) En el caso de nuestro país, la Constitución impone la jornada máxima de trabajo de cua-
rentiocho horas semanales, de modo que, siendo esta la norma más protectora, prevale-
cerá sobre cualquier disposición convencional que imponga una jornada semanal mayor;
(por ejemplo, el artículo 4 del Convenio Nº 1 (1919) de la Organización Internacional del
Trabajo (OIT).
16. Precisado ya el parámetro constitucional descrito sobre el cual se asienta la jornada la-
boral de ocho horas, el Tribunal Constitucional no puede dejar de destacar que las citadas
disposiciones de los Tratados de Derechos Humanos, que deben ser aplicadas obligatoria-
mente para interpretar los derechos y libertades que la Constitución reconoce, se refieren
al concepto de limitación razonable de las horas de trabajo. Es decir, si bien nuestra Cons-
titución impone un máximo para la jornada de trabajo (diaria y semanal), tampoco no obli-
ga a que siempre y en todas las actividades laborales se establezca dicho máximo (8 horas
diarias y 48 semanales), Piénsese, a modo de ejemplo, en amplios sectores de la adminis-
tración pública y del sector privado que no llegan a trabajar 48 horas semanales, así como
también en aquellas actividades laborales que, por su esfuerzo físico, justifican una jorna-
da menor a la máxima.
17. Las disposiciones que permiten trabajar más de ocho horas diarias y cuarenta y ocho
horas semanales, siempre que la media de horas trabajadas en un periodo de tres semanas
no exceda de cuarenta y ocho horas, constituyen una excepción que deberá aplicarse razo-
nable, justificada y proporcionalmente, según el tipo de trabajo de que se trate y respetando
los derechos reconocidos en la Constitución y en los Tratados Internacionales de Derechos
Humanos. En estos casos será indispensable el pago de horas extras, conforme a ley. Ello

323
Joel Rosas Alcántara

porque, sentido, si bien los tratados de derechos humanos constituyen el estándar mínimo
de derechos humanos, cuando existan normas internas más protectoras, estas deben pre-
valecer puesto que otorgan una mayor protección. Como ya se anotó, ese es el caso del ar-
tículo 4 del Convenio Nº 1 de la OIT, frente al cual el artículo 25 de la Constitución otorga
una mayor protección al fijar la jornada semanal en cuarenta y ocho horas como máximo(9).
2.3.- Derecho al disfrute del tiempo libre y al descanso
18. El mismo artículo 25 de la Constitución establece que los trabajadores tienen derecho
a descanso semanal y anual remunerados. Su disfrute y compensación se regulan por ley o
por convenio. A su turno, el artículo 2, inciso 22 de la Constitución, dispone que toda per-
sona tiene derecho al disfrute del tiempo libre y al descanso.
19. Conforme a la Cuarta Disposición Final y Transitoria de la Constitución y al artículo
V del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, la interpretación de los dere-
chos reconocidos en el artículo 25 y en el artículo 2 inciso 22 de la Constitución, debe te-
ner presente que:
a) El artículo 24 de la Declaración Universal de Derechos Humanos dispone que toda per-
sona tiene el derecho al descanso y al disfrute del tiempo libre.
b) El artículo 7 literal d) del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Cul-
turales reconoce el derecho de toda persona al goce de condiciones de trabajo equitativas
y satisfactorias que le aseguren en especial el disfrute del tiempo libre.
c) El artículo 7 literal h) del Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre dere-
chos humanos en materia de derechos económicos, sociales y culturales, reconoce el dere-
cho al descanso y al disfrute del tiempo libre.
Consecuentemente, de las disposiciones citadas se concluye que:
a) La jornada laboral, para ser compatible con el artículo 25 de la Constitución, deberá
considerar que las personas tienen derecho al descanso y al disfrute del tiempo libre; y,
b) El disfrute y compensación del descanso semanal y anual remunerados se regulan por
ley o por convenio, conforme al parámetro constitucional descrito.
20. Es evidente que el ejercicio del derecho al descanso y al disfrute del tiempo libre guar-
da estrecha relación con la implantación de una jornada de trabajo razonable. Entonces, la
jornada de trabajo no puede ser un impedimento para el adecuado ejercicio del menciona-
do derecho o convertirlo en impracticable. Es válido por ello concluir, también, en que las
jornadas atípicas deberán ser razonables y proporcionadas según el tipo de actividad labo-
ral, a fin de que el derecho al descanso diario sea posible.
(…)
2.5.- Igualdad de oportunidades sin discriminación
22. El artículo 26, inciso 1 de la Constitución dispone que en la relación laboral se debe
respetar la igualdad de oportunidades sin discriminación. Al respecto, el Tribunal ha pre-
cisado que:
La igualdad de oportunidades –en estricto, igualdad de trato– obliga a que la conduc-
ta ya sea del Estado o los particulares, en relación a las actividades laborales, no ge-
nere una diferenciación no razonable y, por ende, arbitraria.

(9) Caso Azanca Meza García, Exp. Nº 2945-2003-AA/TC, fundamento 30.

324
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

En ese sentido, la discriminación en materia laboral aparece cuando se afecta al tra-


bajador en sus características innatas como ser humano (lo propio y privativo de
la especie), o cuando se vulnera la claúsula de no discriminación prevista por la
Constitución(10).
2.6.- Carácter irrenunciable de los derechos reconocidos por la Constitución
23. El artículo 26, inciso 2 de la Constitución dispone que en la relación laboral se debe
respetar el carácter irrenunciable de los derechos reconocidos por la Constitución y la ley.
Al respecto, este mismo Colegiado ha establecido que el principio en cuestión:
“Hace referencia a la regla de no revocabilidad e irrenunciabilidad de los derechos
reconocidos al trabajador por la Constitución y la ley. Al respecto, es preciso consi-
derar que también tienen la condición de irrenunciables los derechos reconocidos por
los tratados de Derechos Humanos, toda vez que estos constituyen el estándar míni-
mo de derechos que los Estados se obligan a garantizar a sus ciudadanos (...)”(11).
2.7.- Fuerza vinculante de la convención colectiva
24. El inciso 2 del artículo 28 de la Constitución señala que las convenciones colectivas
tienen fuerza vinculante en el ámbito de lo concertado. En tal sentido, el Tribunal Cons-
titucional ha establecido que la fuerza vinculante en el ámbito de lo concertado obliga:
- A las personas celebrantes de la convención colectiva.
- A las personas representadas en la suscripción de la convención colectiva.
- A las personas que se incorporen con posterioridad a la celebración de la conven-
ción colectiva(12).
25. En el presente caso, el parámetro constitucional anteriormente descrito constituirá la
medida de evaluación de los sistemas de trabajo acumulativos de 4 x 3 y 4 x 2 (o 5 x 2)(13),
para la jornada laboral de los trabajadores que desarrollan la actividad extractiva de
recursos minerales, que son patrimonio de la Nación conforme al artículo 66 de la
Constitución.
III.- Análisis del caso concreto y precedente vinculante
26. Con relación a la alegada vulneración de los derechos a una jornada laboral ordinaria
de ocho horas, a una jornada razonable y al disfrute del tiempo libre y del descanso, debe
precisarce lo siguiente:
En el presente caso, obra en autos (fojas 94 a 98) la inspección especial practicada por el
Inspector de Trabajo de la Subdirección de Inspección, Higiene y Seguridad Ocupacional

(10) Caso Ley Marco del Empleo Público, Exp. Nº 0008-2005-AI/TC, fundamento 23.
(11) Ibídem, fundamento 24.
(12) Ibídem, fundamento 33.
(13) Cabe precisar que el sistema 4 x 2, que en rigor sería 5 x 2, así denominado por los recurrentes, con-
siste en trabajar 4 días seguidos durante 12 horas diarias, más un día tomado de los tres de descanso,
con lo cual el trabajador termina trabajando 5 días en total por 12 horas diarias y descansando solo 2
días. Si bien el quinto día es pagado con una sobretasa de 100 %, el hecho concreto es que si esta si-
tuación se prolonga por tres semanas, entonces el trabajador termina trabajando por encima del máxi-
mo que establece el artículo 25 de la Constitución y por encima de la media que prevé el inciso c) del
artículo 2 del Convenio Nº 1 de la OIT.

325
Joel Rosas Alcántara

–Dirección Regional y Promoción Social de Tacna– del Ministerio de Trabajo y Promo-


ción Social, de fecha 15 de marzo de 2002, con la intervención de las partes que, en el área
de operaciones mina del asentamiento minero de Toquepala, constata lo siguiente:
a) En el Departamento de operaciones, secciones de operaciones 1, 2 y 3, se aplica un sis-
tema especial de trabajo consistente en 4 días de trabajo, en dos turnos: diurno, de 7:30 a
19:30 horas, y nocturno, de 19:30 horas a 7:30 horas, con refrigerio de 30 minutos y des-
cansos por secciones de tres días a la semana (4 x 3).
b) El mismo horario se aplica para la Gerencia Mina, Departamento de operaciones,
secciones de perforaciones, disparos y servicios auxiliares (grupo de perforación).
c) Existe un programa de trabajo (4 x 2) o (5 x 2) de cuatro días de labor de doce horas
diarias de trabajo, conforme a los turnos antes mencionados, más un quinto día de traba-
jo de doce horas diarias, que se produce utilizando un día descanso. Esta situación se co-
rroboró con el testimonio de algunos trabajadores, quienes manifestaron que se trataba de
un compromiso asumido con la empresa, aun cuando reconocieron que no era obligatorio.
d) A la vista de las boletas de pago de diversos trabajadores, en el área de operaciones mina
la labor es de doce horas continuas durante cuatro días, más un quinto día. Uno de los tra-
bajadores manifestó que si bien no ha recibido amonestación o sanción por dejar de labo-
rar el quinto día, la labor de doce horas es extenuante.
27. Los hechos reseñados demuestran que la demandada aplica los sistemas 4 x 3 y 5 x 2,
a través de turnos diarios y nocturnos, en el asentamiento minero de Toquepala. Confor-
me al parámetro constitucional descrito, la jornada laboral de ocho horas diarias y cuaren-
ta y ocho horas semanales es tenida como máxima. Asimismo, que debe limitarse razona-
blemente la jornada laboral diaria a fin de que sea compatible con el ejercicio del derecho
al descanso y al disfrute del tiempo libre, situación que se ve seriamente restringida du-
rante los cuatro días en que el trabajador minero debe laborar durante 12 horas seguidas.
En ese sentido, dado que los trabajadores mineros desarrollan trabajos peligrosos, insalu-
bres y nocturnos, deberán tener una jornada laboral de duración menor a las doce horas.
28. Consecuentemente, el Tribunal Constitucional estima que, en el caso particular de los
trabajadores mineros, la jornada razonable de trabajo no puede ser mayor de ocho horas
diarias y debe considerar una jornada semanal razonable, atendiendo a las específicas con-
diciones laborales de los trabajadores mineros, que han sido descritas a lo largo de la pre-
sente sentencia; y que, en este caso concreto, se caracterizan por un despliegue mayor de
fuerza física, esto es, doce horas durante 4 días seguidos y en algunos casos hasta 5 días,
en un contexto de alto riesgo para su salud, de trabajo físico a más de 3,500 m.s.n.m., de
alimentación deficiente y mayor exposición a los polvos minerales, con el consiguiente de-
terioro de la esperanza de vida.
29. Tratándose de jornadas atípicas, en cualquier tipo de actividades laborales, no pueden
superar el promedio de ocho horas diarias ni de cuarenta y ocho por semana, ya sea que se
trate de un periodo de tres semanas, o de un periodo más corto, como lo dispone la Cons-
titución y el Convenio Nº 1 de la OIT. Considerando que el artículo 25 de la Constitución
impone la jornada máxima de trabajo de cuarentiocho horas semanales, esta prevalecerá
sobre cualquier disposición internacional o interna que imponga una jornada semanal ma-
yor, puesto que se trata de una norma más protectora.
30. Respecto de la vulneración del principio de la dignidad de la persona y del derecho a
la salud y a la protección del medio familiar, el Tribunal Constitucional no puede dejar de
anotar que la realidad alimentaria de los trabajadores mineros descrita en el Informe de

326
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

la OIT se confirma en el presente caso. En efecto, la cláusula 22 del Convenio Colectivo


2001 a 2007, establece “un refrigerio de 30 minutos”, mientras que la cláusula 25 del mis-
mo convenio, referida a la alimentación por las 4 horas adicionales para completar las doce
horas diarias de trabajo, les otorga “una gaseosa de ½ litro, dos paquetes de galleta, una
lata de filete de atún, una lata de salchicha en conserva de 450 gr. o un pago sustitutorio de
S/. 8.44 por cada ración, a elección del trabajador”. Es evidente que los componentes de
la ración otorgada a los trabajadores no constituyen una alimentación balanceada con alto
contenido de nutrientes y en las cantidades adecuadas indispensables y acordes con el des-
gaste físico de 12 horas de trabajo continuo, que requiere el trabajo minero exigido por la
demandada y que se debe realizar a más de 3,500 m.s.n.m.
31. Para este Colegiado son manifiestas las especiales condiciones de riesgo para la sa-
lud y la seguridad que comporta el trabajo en las minas del Perú y que, indudablemente,
no se dan en otros sectores laborales de nuestro país. En efecto, las condiciones laborales
descritas para el trabajo en las minas, entre las que destacan laborar en altura (esfuerzo
físico mayor), horario de trabajo diario por encima del máximo ordinario (8 horas), que
requiere también más trabajo físico e impide un descanso diario adecuado, aunadas a
una dieta alimenticia deficiente y a una exposición permanente a sustancias tóxicas (acu-
mulación de polvos minerales en los pulmones)(14), que determina una mayor predispo-
sición a contraer alguna de las 30 enfermedades profesionales a que están expuestos los
trabajadores mineros, constituyen factores de riesgo que reducen ostensiblemente su es-
peranza de vida.
32. En definitiva, desde la perspectiva del derecho a la salud, el problema central de los tra-
bajadores mineros es la reducción de su esperanza de vida. Es por ello que dichos trabaja-
dores tienen derecho a jubilarse entre los 45 y 55 años conforme a los supuestos de la Ley
Nº 25009; y por ello, también que gozan del seguro complementario de trabajo de ries-
go (Decreto Ley Nº 18846 y Decreto Supremo Nº 003-98-SA sobre renta vitalicia). Con-
siguientemente, tomando en cuenta las especiales condiciones de trabajo en las minas, el
permanente riesgo de la disminución de la esperanza de vida a que están expuestos los tra-
bajadores mineros, así como el constante deterioro de la salud de este grupo de trabajadao-
res, este Colegiado estima que la jornada laboral de doce horas seguidas es incompatible
con los derechos mencionados.
33. Es indudable que una mayor exposición de los trabajadores mineros a los polvos mi-
nerales, que se producirá si la jornada de trabajo es mayor y constante, generará una ma-
yor incidencia y acelerará la adquisición de alguna de las enfermedades descritas, lo cual
demandará una mayor atención y gasto del Estado a través de sus servicios de salud (Mi-
nisterio de Salud y EsSalud).
34. Atendiendo a ello, es indispensable desarrollar medidas, a cargo del Estado, de las
empresas mineras, de los sindicatos y los propios trabajadores, que permitan prevenir y
disminuir, lo más que se pueda, la adquisición de este tipo de enfermedades. Por lo de-
más, la obligación de prevenir tales enfermedades se encuentra reconocida en el inci-
so c) del numeral 2) del artículo 12 del Pacto Internacional de los derechos económicos,
sociales y culturales y en el inciso d) numeral 2) del artículo 10 del Protocolo Adicional

(14) Las neumoconiosis pueden clasificarse en neumoconiosis no específicas, en las que el polvo inhalado
no produce fibrosis progresiva ni enfisema y, por lo tanto, no produce incapacidad (siderosis, esta-
ñosis, baritosis, etc.); y neumoconiosis específicas, que provocan fibrosis, enfisema, incapacidad y
muerte (silicosis, asbestosis). OIT. Condiciones de trabajo, seguridad y salud ocupacional en la Mi-
nería del Perú. Ob. cit., pp. 77, 99 a 107 y 118.

327
Joel Rosas Alcántara

a la Convención Americana sobre derechos humanos en materia de derechos económi-


cos, sociales y culturales.
35. Un sistema de turnos de trabajo como el implementado por la demandada no es com-
patible con el parámetro constitucional descrito, puesto que afecta la dignidad de las perso-
nas, principio-derecho que reconoce el artículo 1 de la Constitución, y constituye, en el
mediano plazo, una acelerada disminución de la esperanza de vida y una amenaza del de-
recho a la vida de los trabajadores mineros. Esto se torna especialmente incompatible con
la obligación constitucional de todos –Estado, Empresas y personas– de defender y pro-
mover el derecho fundamental a la vida, reconocido en el artículo 2 inciso 1 de la Cons-
titución(15). Adicionalmente, la jornada laboral cuestionada tampoco es compatible con el
derecho a la protección del medio familiar.
36. La jornada laboral de doce horas para los trabajadores mineros tampoco es compatible
con el concepto de trabajo decente adoptado por la Organización Internacional del Trabajo
desde hace varios años y que, en palabras de su Director General(16), consiste en promover
oportunidades para que las mujeres y los hombres obtengan el trabajo decente y producti-
vo, en condiciones de libertad, equidad, seguridad y dignidad humanas. Por ello, las nor-
mas, principios y derechos fundamentales del trabajo establecen criterios que definen ele-
mentos esenciales del trabajo decente(17).
37. Respecto a la vulneración del principio que reconoce la fuerza vinculante de los con-
venios colectivos, y a los derechos de igualdad en la relación laboral y al carácter irrenun-
ciable de los derechos laborales, debe tenerse en cuenta la cláusula 22 de la Convención
Colectiva celebrada con la demandada para el periodo 2001-2007, que prevé lo siguien-
te: “La jornada de trabajo ordinaria es de ocho (8) horas, que significa laborar desde el ini-
cio hasta el término de la jornada en el puesto de trabajo y/o equipo. En jornadas de traba-
jo continuo y en aquellas que ya lo tengan establecido, dentro de la jornada de trabajo se
incluyen los 30 minutos para tomar refrigerio”. Al respecto, la empresa demandada mani-
fiesta que el numeral 22 de la referida convención colectiva es una “cláusula convencio-
nal declarativa”.
38. El Tribunal Constitucional no comparte tal afirmación, según la cual el acuerdo de res-
petar la jornada de ocho horas, establecida en el artículo 22 del Convenio Colectivo cele-
brado por el demandante y el demandado para el periodo 2001 a 2007, es una mera “cláu-
sula convencional declarativa”. El derecho a la jornada de ocho horas diarias, reconocido
y garantizado por la Constitución en su artículo 25, y en los Tratados Internacionales de
Derechos Humanos, no es un enunciado declarativo e inane, mera declaración, (más aún
cuando integra el estándar mínimo de derechos que el Estado peruano se ha comprometi-
do a respetar y garantizar), sino una disposición jurídica del más alto rango y cuya fuer-
za jurídica vincula no solo a los poderes públicos y a la Administración, sino también a

(15) Respecto del Derecho a la vida la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha señalado “(...) El
derecho a la vida es un derecho humano fundamental, cuyo goce es un prerrequisito para el disfrute
de todos los demás derechos humanos. De no ser respetado, todos los derechos carecen de sentido.
En razón del carácter fundamental del derecho a la vida, no son admisibles enfoques restrictivos del
mismo. En esencia, el derecho fundamental a la vida comprende, no solo el derecho de todo ser hu-
mano de no ser privado de la vida arbitrariamente, sino también el derecho a que no se le impida el
acceso a las condiciones que le garanticen una existencia digna(...)”. Caso Villagrán Morales y otros
(niños de la Calle) contra Guatemala, sentencia de fondo, fundamento 144.
(16) Juan Somavía, Director General de la OIT. Conferencia Internacional del Trabajo. 87ª reunión 1999.
(17) Objetivo estratégico 1 sobre el Trabajo Decente de la OIT.

328
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

los particulares. Cuando las partes pactan respetar dicha jornada en un convenio colectivo
que, conforme al inciso 2 del artículo 28 de la Constitución, tiene fuerza vinculante en el
ámbito de lo concertado, en modo alguno se puede considerar que tales derechos no vin-
culen a las partes que celebraron tal convenio colectivo.
39. Con relación al convenio colectivo, es pacífico, y así se ha sostenido en el Exp.
Nº 0008-2005-PI/TC, fundamento 31, que este prevalece sobre el contrato individual de
trabajo cuando el convenio es más favorable al trabajador. Debe tenerse presente que cuan-
do la Constitución y los Tratados Internacionales de Derechos Humanos fijan un estándar
mínimo (por ejemplo, el derecho a la jornada de ocho horas y el derecho a una jornada ra-
zonable de trabajo), entonces los convenios colectivos y los contratos de trabajo no pue-
den contradecir dicho estándar mínimo, bajo sanción de nulidad por contravenir derechos
fundamentales. Consiguientemente, la presente sentencia tiene plenos efectos incluso en
los supuestos en que los afiliados al sindicato recurrente hubiesen pactado individualmen-
te una jornada diaria mayor a las ocho horas.
40. Tampoco es sostenible el argumento de la demandada en el sentido de que la cláusula
2.c) de la misma Convención Colectiva 2001 a 2007 justificaría el establecimiento o mo-
dificación del número de horas, turnos, horarios o sistemas de trabajo de acuerdo a sus ne-
cesidades, con el objeto de incrementar la productividad, en casos debidamente justifica-
dos o de emergencia y de acuerdo a sus necesidades. El Tribunal Constitucional considera
que tales cambios son excepcionales y temporales y no pueden sobrepasar el máximo or-
dinario de ocho horas diarias para los trabajadores mineros.
41. Esas variaciones no pueden convertirse en la regla del trabajo minero, como ocurre en
el presente caso, en que un sistema excepcional se ha convertido en la regla durante más
de cinco años, imponiendo a los trabajadores mineros jornadas de 12 horas diarias que re-
ducen ostensiblemente su expectativa de vida y afectan su derecho al descanso diario, vul-
nerando de esta manera el carácter inrrenunciable de los derechos, precepto basilar reco-
nocido por la Constitución. En tal sentido, los artículos 209, 210, 211 y 212 del Decreto
Supremo Nº 003-94-EM (Reglamento de Diversos Títulos del TUO de la Ley General de
Minería), que permiten instaurar la modalidad de trabajo acumulativo y fijan obligatoria-
mente como mínimo 4 días para este tipo de jornada laboral, también resultan incompati-
bles con el parámetro constitucional descrito en la presente sentencia.
42. La imposición de una jornada superior a las ocho horas, solo para los obreros y emplea-
dos de la sección de operaciones de la mina, a diferencia de otros trabajadores del asenta-
miento minero que laboran la jornada ordinaria de ocho horas, comporta una trato desigual,
puesto que precisamente quienes están sujetos a tóxicos y a condiciones insalubres de traba-
jo requieren de mayor protección a través de una jornada razonable y menor de doce horas.
43. Si bien hasta la fecha los criterios de la jurisdicción constitucional consideraron que
el sistema acumulativo 4 x 3 y 4 x 2 (5 x 2) podía ser compatible con el artículo 25 de la
Constitución (Exp. N° 1396-2001-AA/TC), a partir del presente caso y considerando el
contexto del trabajo que realizan los trabajadores mineros, así como el parámetro consti-
tucional descrito en los fundamentos precedentes; y teniendo en cuenta que un sistema ex-
cepcional y temporal no puede convertirse en permanente, así como la dimensión objetiva
de los derechos fundamentales –que en el presente caso se manifiesta en el respeto a una
jornada de ocho horas diarias como máximo, a una jornada semanal razonable de trabajo
y al derecho al descanso– y los fines de los procesos constitucionales (artículo II del Códi-
go Procesal Constitucional), el criterio del Tribunal Constitucional, en adelante, será el ex-
puesto en la presente sentencia, y que establece que para los trabajadores mineros el máxi-
mo de duración de la jornada laboral será de ocho horas diarias.

329
Joel Rosas Alcántara

44. Por tanto, la jornada de 12 horas diarias para los trabajadores mineros, los artículos
209, 210, 211 y 212 del Decreto Supremo Nº 003-94-EM y toda aquella disposición que
imponga una jornada diaria mayor a la ordinaria de ocho horas para los trabajadores mine-
ros, es incompatible con los artículos 1, 2 (inciso 22.), 7, 25 26 (incisos 1 y 2) de la Consti-
tución, y con los artículos 7 literal d) del Pacto Internacional de los derechos económicos,
sociales y culturales, y 7, incisos g) y h) del Protocolo Adicional a la Convención Ame-
ricana sobre derechos humanos en materia de derechos económicos, sociales y cultura-
les, (Protocolo de San Salvador), puesto que vulneran la dignidad de la persona, el derecho
a una jornada razonable de trabajo, el derecho al descanso y al disfrute del tiempo libre, y
el derecho a la salud y a la protección del medio familiar, reconocidos en la Constitución
y en los tratados internacionales de derechos humanos ratificados por el Perú, y a los cua-
les se ha hecho copiosa referencia.
45. Por ello, de conformidad con lo dispuesto en el artículo VII del Título Preliminar del
Código Procesal Constitucional, los criterios establecidos en los fundamentos 28, 29, 35,
39 y 41, supra, constituyen precedente vinculante para resolver todos los procesos de am-
paro que guarden similitud con el ahora resuelto. La eficacia vinculante de tales criterios
radica en que serán indispensables para determinar la procedencia de la vía del proceso
constitucional de amparo.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política de Perú
HA RESUELTO
1. Declarar FUNDADA la demanda.
2. Ordena que la demandada restituya la jornada laboral de ocho horas diarias conside-
rando una jornada semanal razonable en el asentamiento minero de Toquepala, conforme
a los fundamentos 28 a 44 expuestos en esta sentencia.
3. Declara que los artículos 209, 210, 211 y 212 del Decreto Supremo Nº 003-94-EM (Re-
glamento de Diversos Títulos del TUO de la Ley General de Minería), son incompatibles
con la Constitución.
4. Declara que los criterios previstos en los fundamentos 28, 29, 35, 39 y 41, supra, cons-
tituyen precedente vinculante inmediato, de conformidad con el artículo VII del Título
Preliminar del CPConst.; motivo por el cual, regirán a partir del día siguiente de la publi-
cación de la presente sentencia en el diario oficial El Peruano.
Publíquese y notifíquese.
SS. GARCÍA TOMA; GONZALES OJEDA; ALVA ORLANDINI; BARDELLI LARTI-
RIGOYEN; VERGARA GOTELLI; LANDA ARROYO

330
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EXP. N° 2339-2004-AA/TC
LIMA
BETTY CATALINA
MONGE MARTÍNEZ
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Cusco, a los 30 días del mes de setiembre de 2004, la Sala Primera del Tribunal Cons-
titucional, integrada por los magistrados Alva Orlandini, Bardelli Lartirigoyen y García
Toma, pronuncia la siguiente sentencia
ASUNTO
Recurso extraordinario interpuesto por doña Betty Catalina Monge Martínez contra la sen-
tencia de la Tercera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima, de fojas 186, su fe-
cha 22 de enero de 2004, que declara improcedente la acción de amparo de autos.
(…)
FUNDAMENTOS
1. La demanda tiene por objeto que se declare inaplicable a la recurrente la Carta de Des-
pido N° 1001-2002-ADUANAS-INRH, del 15 de noviembre de 2002; y que, en conse-
cuencia, se disponga su reincorporación a su centro de labores, con el pago de las remune-
raciones dejadas de percibir.
2. Merituados los argumentos de las partes, así como las instrumentales obrantes en el
expediente, este Colegiado considera legítima la demanda interpuesta, por lo siguien-
te: a) tanto la Carta de Preaviso de Despido N° 941-2002-ADUANAS-INRH, del 23
de octubre de 2002 (f. 2), como la Carta de Despido N° 1001-2002-ADUANAS-INRH
(f. 3), cursadas por la entidad demandada, se sustentan en que la recurrente se encuen-
tra comprendida en la causal de falta laboral grave prevista y sancionada en los incisos
a) y d) del artículo 25 del Texto Único Ordenado del Decreto Legislativo N° 728, apro-
bado por Decreto Supremo N° 003-97-TR, y en la infracción del Reglamento Interno de
Trabajo, por haber ocultado sus vínculos familiares con un trabajador de Aduanas, hecho
que, según la propia emplazada, fue determinado luego de que concluyeran las investi-
gaciones detalladas en el Informe N° 047-2002-ADUANAS-INRH, emitido en virtud de
las recomendaciones efectuadas por la Oficina de Auditoría Interna mediante el Informe
Nº 003-2001-ADUANAS/OAI; b) si bien es cierto que, conforme al artículo 13 del Regla-
mento Interno de Trabajo de 1992, estaba prohibido que los trabajadores de Aduanas tu-
vieran parientes afines hasta el segundo grado, laborando en la misma institución, y que,
en tal sentido, la recurrente pudo haber cometido una falta al no haber declarado dicha si-
tuación al momento de comenzar a laborar (año 1994, independientemente del mes en que
se inició el vínculo laboral), no lo es menos que dicha falta debió ser determinada como tal
en la fecha en que presuntamente fue cometida, resultando inadmisible y contrario al prin-
cipio de inmediatez que, después de tantos años, la demandada pretenda responsabilizar a
la recurrente por hechos respecto de los cuales no tomó las medidas pertinentes en el mo-
mento oportuno; por consiguiente, queda claro que lo que la demandada ha pretendido es
eximirse de sus propias responsabilidades, sancionando a destiempo a la hoy demandante,
lo que de ningún modo puede considerarse ejercicio regular de un acto conforme a dere-
cho, y c) asimismo, la emplazada ha pretendido extender la comisión de los hechos presun-
tamente irregulares a las declaraciones de datos personales que la recurrente consignó en
los años 1998 y 2000 –como se desprende de su declaración obrante a fojas 170 de autos–;

331
Joel Rosas Alcántara

al respecto, tal proceder resulta jurídicamente vedado, pues en las fechas señaladas ya no
existía la prohibición expresa contemplada en el mencionado Reglamento Interno del año
1992, al haber quedado derogado el citado instrumento normativo y suprimido tal criterio
restrictivo mediante Resolución de Superintendencia Nacional de Aduanas N° 001607, del
2 de julio de 1997, que aprobó el Nuevo Reglamento Interno de Trabajo. En ese sentido, al
no respetar el principio de inmediatez y atribuirle a la trabajadora una falta no prevista le-
galmente, la demandada refleja una evidente intención de despedir deliberada y maliciosa-
mente a la recurrente sin que exista causal justificada, razonable y proporcional para ello,
razón por la cual el presente despido –como lo ha señalado este Colegiado en la sentencia
recaída en el Expediente N° 976-2001-AA/TC– deviene en fraudulento, resultando lesivo
del derecho constitucional al trabajo.
3. Por consiguiente, habiéndose acreditado la vulneración de los derechos constituciona-
les reclamados, la presente demanda deberá estimarse otorgando la tutela constitucional
correspondiente, salvo el extremo de la demanda que solicita el reintegro de las sumas de-
jadas de percibir, ya que, como lo tiene establecido este Colegiado, ello solo se otorga por
el trabajo efectivamente realizado, lo que no ha ocurrido en el caso de autos, dejando a sal-
vo el derecho de la demandante de acudir a la vía ordinaria a fin de solicitar la indemniza-
ción que pudiera corresponderle.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú
HA RESUELTO
1. Declarar FUNDADA, en parte, la acción de amparo; en consecuencia, inaplicable a doña
Betty Catalina Monge Martínez la Carta de Despido N° 1001-2002-ADUANAS-INRH.
2. Ordena su reincorporación a su puesto de trabajo.
3. IMPROCEDENTE el pago de las remuneraciones dejadas de percibir por razón del
cese.
Publíquese y notifíquese.
SS. ALVA ORLANDINI; BARDELLI LARTIRIGOYEN; GARCÍA TOMA

332
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

EXP. N° 3330-2004-AA/TC
LIMA
LUDESMINIO LOJA MORI
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 11 días del mes de julio de 2005, el Pleno del Tribunal Constitucional, inte-
grado por los magistrados Alva Orlandini, Bardelli Lartirigoyen, Gonzales Ojeda, García
Toma, Vergara Gotelli y Landa Arroyo, pronuncia la siguiente sentencia, con el voto sin-
gular discordante del magistrado Bardelli Lartirigoyen.
I. ASUNTO
Recurso extraordinario interpuesto por don Ludesminio Loja Mori contra la resolución de
la Cuarta Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima, de fecha 1 de abril de 2004,
que declara infundada la demanda de amparo de autos.
(…)
D. MATERIAS CONSTITUCIONALMENTE RELEVANTES
8. Análisis
En atención a la importancia de los temas a ser tratados en la presente sentencia, se proce-
derá a analizar sus naturalezas e implicancias desde una perspectiva general. Por tal moti-
vo, la resolución que se está dictando debe explicar las siguientes cuestiones:
• ¿Resulta legítima la afectación de los derechos fundamentales del demandante con re-
lación al funcionamiento de la discoteca Calle Ocho? En tal supuesto, se debe analizar:
-¿Cuál es el contenido del derecho a la libertad de empresa?
-¿El análisis del acceso al mercado es parte de la libertad de empresa?
-¿Cómo se relaciona, desde la perspectiva constitucional, la libertad de trabajo y la liber-
tad de empresa?
• ¿Se puede supervisar o controlar el ejercicio de la libertad de empresa en virtud de bienes
jurídicos constitucionales? Es menester de este Colegiado, por tanto, explicar:
-La moral pública como límite de la libertad de empresa.
-La salud pública como límite de la libertad de empresa.
-La seguridad pública como límite de la libertad de empresa.
• ¿Cómo se integran legítimamente el ejercicio de la libertad empresarial de la discoteca
Calle Ocho con la obligación de la Municipalidad Metropolitana de Lima de garantizar la
certeza en los servicios de recreación en la comunidad? En tal sentido,
-¿Cómo se presentan los límites entre tales derechos?
-¿Cuál es la competencia municipal para realizar tal ponderación de derechos?
-¿Bajo qué condiciones se entregará una licencia de funcionamiento?
IV. FUNDAMENTOS
(…)

333
Joel Rosas Alcántara

§3. Libertad de empresa y libertad de trabajo


28. Conexión entre libertad de empresa y libertad de trabajo
Se ha señalado que el Estado no solo debe limitarse a garantizar el derecho de las perso-
nas de acceder a un puesto de trabajo o a proteger al trabajador frente al despido arbitrario,
sino que, también, debe garantizar la libertad de empresa.
Entonces, en el caso concreto, y esta lógica se aplica a muchos de los pedidos de supues-
tos atentados contra el trabajo de los accionantes, se entiende que este es vulnerado si es
que no se les permite ejercer su derecho a la libertad de empresa. Es decir, si al demandan-
te no se le estaría permitiendo abrir su discoteca, tampoco se le estaría permitiendo traba-
jar. A pesar de este planteamiento, ¿a eso se refiere la norma constitucional cuando reco-
noce el derecho a la libertad de trabajo?
Por tanto, para este Colegiado (fundamento 4 de la Sentencia del Expediente Nº 2633-
2002-AA/TC, Caso Hilda Anaya Cárdenas),
“aunque es cierto que toda persona tiene derecho a trabajar libremente, con sujeción
a ley, no lo es menos que este derecho no es irrestricto y que debe estar sujeto al cum-
plimiento de las disposiciones de cada municipio, como en el presente caso, en el que
para el inicio de una actividad comercial se deberá obtener previamente la licencia de
funcionamiento respectiva; caso contrario, la Municipalidad tiene la facultad de clau-
surar el local y de sancionar”.
29. Configuración constitucional del derecho al trabajo y la libertad de trabajo
Tal como está previsto constitucionalmente, en el artículo 2, inciso 15, toda persona tie-
ne derecho
“a trabajar libremente, con sujeción a la ley”.
Es más, sobre la base del artículo 22 de la Constitución, se reconoce que
“el trabajo es un deber y un derecho. Es base del bienestar social y un medio de rea-
lización de la persona”.
Este es el marco que ha dotado la Norma Fundamental al derecho al trabajo, y sobre el cual
se debe resolver el presente proceso.
30. Contenido del derecho al trabajo
Al respecto, este Colegiado ha señalado, dentro de la Sentencia del Expediente Nº 1124-
2001-AA/TC, Sindicato Unitario de Trabajadores de Telefónica del Perú S.A. y FETRA-
TEL (fund. 12), que el contenido esencial de este derecho implica dos aspectos: por un
lado, el de acceder a un puesto de trabajo; y, por otro, el derecho a no ser despedido sino
por causa justa.
En el primer caso, el derecho al trabajo supone la adopción por parte del Estado de una
política orientada a que la población acceda a un puesto de trabajo; si bien hay que preci-
sar que la satisfacción de este aspecto de este derecho constitucional implica un desarrollo
progresivo y según las posibilidades del Estado.
El segundo aspecto se trata del derecho al trabajo entendido como proscripción de ser des-
pedido salvo que medie una motivación justificada o se indemnice. Este ámbito de protec-
ción no es sino la manifestación de la especial protección que la Constitución confiere a
los trabajadores frente a las eventuales decisiones arbitrarias por parte de los empleadores

334
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

de dar por finalizada una relación jurídico-laboral. De ahí que la Constitución, en su ar-
tículo 27, haya señalado que:
“la ley otorga al trabajador adecuada protección contra el despido arbitrario”.
31. Libertad de trabajo como parte del derecho al trabajo
Sin embargo, debe precisarse que el derecho al trabajo se manifiesta también en la liber-
tad de trabajo (artículo 27 de la Constitución); es decir, en el derecho que poseen todas las
personas
“para elegir la profesión o el oficio que deseen”(18).
Así, el Estado no solo debe garantizar el derecho de acceder a un puesto de trabajo o a pro-
teger al trabajador frente al despido arbitrario, sino que, además, debe garantizar la liber-
tad de las personas de elegir la actividad mediante la cual se procuran los medios necesa-
rios para su subsistencia.
En tal sentido, el Estado debe proteger tanto al trabajador dependiente como a la per-
sona que realiza actividades económicas por cuenta propia. Siendo así, a efectos de su
protección,
“no existe diferencia alguna entre el individuo que se gana la vida como trabajador
por cuenta ajena del que lo hace por cuenta propia” y, por ello, sería una aberración
“afirmar que es más digno constitucionalmente hablando el trabajo dependiente que
el independiente”(19).
Entonces, para poder determinar la existencia o no de afectación de la libertad de trabajo
del demandante tendrá que determinarse previamente la vulneración del derecho a la liber-
tad de empresa, según los parámetros presentados anteriormente.
VI. FALLO
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú
HA RESUELTO
Declarar IMPROCEDENTE la demanda de amparo.
Publíquese y notifíquese.
SS. ALVA ORLANDINI; GONZALES OJEDA; GARCÍA TOMA; VERGARA GOTELLI;
LANDA ARROYO

(18) KRESALJA ROSSELLÓ, Baldo. “La libertad de empresa: fundamento del sistema económico cons-
titucionalizado”. En: AA.VV. Libro Homenaje a Jorge Avendaño. Lima, Fondo Editorial de la PUCP,
2004. p. 533.
(19) PAZ-ARES, Cándido y ALFARO ÁGUILA-REAL, Jesús. “Un ensayo sobre la libertad de em-
presa”. En: AA.VV. Estudios Homenaje a Luis Díez-Picazo. T. IV, Madrid, Thomson-Civitas, 2003.
p. 5971, ss.

335
Joel Rosas Alcántara

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
PLENO JURISDICCIONAL
Nº 008-2005-PI/TC
SENTENCIA
DEL PLENO DEL
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
Juan José Gorriti y más de cinco mil ciudadanos (demandantes) c. Congreso de la
República (demandado)
Resolución del 12 de agosto de 2005
Asunto:
Demanda de inconstitucionalidad interpuesta por don Juan José Gorriti y más de cinco mil
ciudadano contra la Ley N° 28175
Magistrados presentes:
ALVA ORLANDINI
BARDELLI LARTIRIGOYEN
GONZALES OJEDA
GARCÍA TOMA
VERGARA GOTELLI
LANDA ARROYO

EXP. N° 008-2005-PI/TC
LIMA
JUAN JOSÉ GORRITI
Y OTROS
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 12 días del mes de agosto de 2005, el Pleno del Tribunal Constitucional, in-
tegrado por los magistrados Alva Orlandini, Bardelli Lartirigoyen, Gonzales Ojeda, García
Toma, Vergara Gotelli y Landa Arroyo, pronuncia la siguiente sentencia.
I. ASUNTO
Demanda de inconstitucionalidad interpuesta por don Juan José Gorriti y más de cinco mil
ciudadanos, con firmas debidamente comprobadas por el Jurado Nacional de Elecciones,
contra diversos artículos de la Ley N° 28175, publicada el 19 de febrero de 2004 en el dia-
rio oficial El Peruano y vigente desde el 1 de enero de 2005.
II. DATOS GENERALES
Tipo de proceso : Proceso de Inconstitucionalidad
Demandante : Juan José Gorriti y más de cinco mil ciudadanos
Norma sometida a control : Ley Nº 28175, Ley Marco del Empleo Público
Normas constitucionales
cuya vulneración se alega : Artículos 26, 28 y 40 de la Constitución.
Petitorio : Se declare la inconstitucionalidad de la Ley N° 28175.

336
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

III. NORMA CUESTIONADA


Artículos impugnados de la Ley Nº 28175.
“Artículo IV.- Principios
Son principios que rigen el empleo público:
(...)
8. Principios de Derecho Laboral.- (...) En la colisión entre principios laborales que pro-
tegen intereses individuales y los que protegen intereses generales, se debe procurar solu-
ciones de consenso y equilibrio.
(...)
10. Principio de provisión presupuestaria.- Todo acto relativo al empleo público que tenga
incidencia presupuestaria debe estar debidamente autorizado y presupuestado.
Artículo 15.- Enumeración de derechos
El empleado público, sin excluir otros que le otorgan la Constitución y las leyes, tiene de-
recho a:
(...)
Artículo 16.- Enumeración de obligaciones
(...)
d) Percibir en contraprestación de sus servicios solo lo determinado en el contrato de tra-
bajo y las fuentes normativas del empleo público; (...)
(...)
Artículo 22.- Término del empleo público
El término del empleo se produce por:
(...)
c) Mutuo disenso”.
(…)
V. MATERIAS CONSTITUCIONALMENTE RELEVANTES
a) Consideraciones sobre la vigencia y la denominación de la ley impugnada.
a.1) El artículo 109 de la Constitución y la vigencia de la Ley N° 28175.
a.2) La Ley y su denominación en el marco de la Constitución y la Ley N° 26889.
b) La función pública conforme a la Constitución.
b.1.) Titulares de la función pública.
b.2) Finalidad esencial de la función pública al servicio de la Nación conforme a la Cons-
titución y confianza de los ciudadanos.
c) Régimen Constitucional del Trabajo.
c.1.) Algunos consideraciones liminares sobre de la noción trabajo.

337
Joel Rosas Alcántara

c.2.) Estado y trabajo.


c.3.) Los principios laborales constitucionales.
c.3.1.) Indubio pro operario.
c.3.2.) La igualdad de oportunidades.
c.3.3.) Referencia a la regla de no discriminación en materia laboral.
c.3.4.) La irrenunciabilidad de derechos.
c.4.) Los derechos colectivos de los trabajadores según la Constitución.
c.4.1.) La libertad sindical.
c.4.2.) Los alcances de la libertad sindical.
c.4.3.) La Constitución y los sindicatos.
c.4.4.) El convenio colectivo.
c.4.4.1.) Los elementos del convenio colectivo.
c.4.4.2.) Las características del convenio colectivo.
c.4.4.3.) Tipología del convenio colectivo.
c.4.4.4.) El carácter y alcance del convenio colectivo.
c.4.4.5.) El caso del convenio colectivo articulado (rama de actividad).
c.4.5.) La intervención de terceros en la solución de los conflictos laborales.
c.4.6.) La huelga.
c.4.6.1.) La titularidad del derecho de huelga.
c.4.6.2.) Las limitaciones del ejercicio del derecho de huelga.
d) Evaluación de la constitucionalidad de los artículos impugnados.
d.1.) La carrera administrativa como bien jurídico constitucional.
d.2.) Derechos de sindicación, huelga y negociación colectiva de los servidores públicos
conforme a la Constitución.
d.3.) Cuestiones relativas a la relación laboral de los empleados públicos en el marco de
la Constitución.
VI. FUNDAMENTOS
c) Régimen constitucional del trabajo
17. Del mismo modo y dada su vinculación con la materia evaluada, es necesario de-
sarrollar el marco constitucional del régimen del trabajo, toda vez que sus normas,
con las particularidades y excepciones que ella misma prevé, se aplican tanto al ré-
gimen público como al privado de trabajo y nos servirán conjuntamente con el mar-
co constitucional de la función pública, para el análisis de la constitucionalidad de los
artículos impugnados.

338
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

c.1.) Algunas consideraciones liminares sobre la noción trabajo


18. Al trabajo puede definírsele como la aplicación o ejercicio de las fuerzas humanas, en
su plexo espiritual y material, para la producción de algo útil. En ese contexto, implica la
acción del hombre, con todas sus facultades morales, intelectuales y físicas, en aras de pro-
ducir un bien, generar un servicio, etc.
El trabajo se identifica inseparablemente con la persona misma. En toda actividad laboral
queda algo de su ejecutor: el hombre. A través del trabajo se presenta siempre la impron-
ta del ser humano; o sea, una huella, marca o sello que caracteriza su plasmación. El Papa
Juan Pablo II [Encíclica laborem exercens. Lima, Salesiana, S/F] señala que:
“El trabajo es un bien del hombre, es un bien de la humanidad, porque mediante este
no solo se transforma la naturaleza adaptándola a las propias necesidades, sino que se
realiza a sí mismo como hombre; es más, en un cierto sentido se hace más hombre”.
Asimismo, como lo enfatiza el Papa León XIII [Encíclica rerum novarum. Paulinas,
Lima, 1966] el trabajo tiene el doble signo de lo personal y necesario. Es personal, por-
que la fuerza con que se trabaja es inherente a la persona y enteramente propia de aquel
que con ella labora. Es necesario, porque del fruto de su trabajo el hombre se sirve para
sustentar su vida, lo cual es un deber imprescindible impuesto por la misma naturaleza.
Es evidente que la verdadera dignidad del trabajador radica en su condición de sujeto y au-
tor y, por consiguiente, verdadero fin de todo proceso productivo. La importancia del tra-
bajo descansa en tres aspectos sustantivos:
- Esencialidad del acto humano, destinado al mantenimiento y desarrollo de la existencia
y coexistencia sociales.
- Vocación y exigencia de la naturaleza humana. El trabajo es sinónimo y expresión de
vida.
- Carácter social de la función, ya que solo es posible laborar verdaderamente a través de la
colaboración directa o indirecta de otro ser humano, o sea, trabajando con y para los otros.
c.2.) Estado y trabajo
19. De conformidad con lo que dispone el artículo 23 de la Constitución, el Estado asume
las siguientes responsabilidades con relación al trabajo:
- Promover condiciones para el progreso social y económico. Para tal efecto, tiene la obli-
gación de establecer políticas de fomento del empleo productivo y de educación para el
trabajo.
- Asegurar que ninguna relación laboral limite el ejercicio de los derechos constituciona-
les ni desconozca o rebaje la dignidad del trabajador.
- Asegurar que a ningún trabajador se le obligue a prestar servicios sin retribución compen-
satoria o sin su libre consentimiento.
- Proteger especialmente la actividad laboral de la madre, el menor de edad y el impedido.
c.3.) Los principios laborales constitucionales
20. Denomínase como tales a aquellas reglas rectoras que informan la elaboración de las
normas de carácter laboral, amén de servir de fuente de inspiración directa o indirecta en la
solución de conflictos, sea mediante la interpretación, aplicación o integración normativas.

339
Joel Rosas Alcántara

La relación laboral se caracteriza en sí misma por la desigualdad, lo que hace que el em-
pleador devenga en la parte “fuerte” e “imponente” y el trabajador en la parte “débil” e
“impotente”.
Mario Pasco Cosmópolis [El principio protector en el proceso laboral. En: Revista de
Iure. Nº 1. Editada por los alumnos de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la
Universidad de Lima, 1999, p. 77] reconoce dicha situación asimétrica, entre otros, en los
campos jurídico y económico.
En efecto, en el campo jurídico sustancial el rasgo más característico de la relación de tra-
bajo es la subordinación y los deberes imputables al trabajador; y en el campo jurídico pro-
cesal se constata la capacidad intimidatoria que se puede crear para impedir los reclamos
en vía litigiosa y la extensión de la posición predominante en materia de prueba. Asimis-
mo, en el campo económico, la nota más específica es que frente a la propiedad del medio
de producción, el trabajador solo puede exponer su fuerza de trabajo.
Para hacer frente a ello se afirman los principios protectores o de igualación compensato-
ria, por el cual, reconociéndose la existencia asimétrica de la relación laboral, se promueve
por la vía constitucional y legal la búsqueda de un equilibrio entre los sujetos de la mis-
ma. Al respecto, el artículo 26 de la Constitución expresa una pluralidad de principios de
dicha naturaleza; a saber:
c.3.1. In dubio pro operario
21. Hace referencia a la traslación de la vieja regla del derecho romano indubio pro reo.
Nuestra Constitución exige la interpretación favorable al trabajador en caso de duda insal-
vable sobre el sentido de una norma, vale decir que se acredite que a pesar de los aportes
de las fuentes de interpretación, la norma deviene indubitablemente en un contenido in-
cierto e indeterminado. La noción de duda insalvable debe ser entendida como aquella que
no puede ser resuelta por medio de la técnica hermenéutica.
El principio indubio pro operario será aplicable cuando exista un problema de asignación
de significado de los alcances y contenido de una norma. Ergo, nace de un conflicto de in-
terpretación, mas no de integración normativa. La noción de “norma” abarca a la misma
Constitución, los tratados, leyes, los reglamentos, los convenios colectivos de trabajo, los
contratos de trabajo, etc.
Pasco Cosmopolis precisa que la aplicación de este principio debe ajustarse a los siguien-
tes dos requisitos:
- Existencia de una duda insalvable o inexpugnable.
- Respeto a la ratio juris de la norma objeto de interpretación (para tal efecto, el aplicador
del derecho deberá asignarle un sentido concordante y compatible con la razón de esta).
El Tribunal Constitucional considera que la aplicación del referido principio está sujeta a
las cuatro consideraciones siguientes:
- Existencia de una norma jurídica que, como consecuencia del proceso de interpretación,
ofrece varios sentidos.
- Imposibilidad lógico-axiológica de dirimir esta duda mediante la utilización de cualquier
método de interpretación admitido como válido por el ordenamiento nacional.
- Obligación de adoptar como sentido normativo a aquel que ofrece mayores beneficios
al trabajador.

340
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

- Imposibilidad del operador de integrar la norma, ya que el principio no se refiere a suplir


la voluntad de este, sino a adjudicarle el sentido más favorable al trabajador.
c.3.2.) La igualdad de oportunidades
22. Hace referencia a la regla de no discriminación en materia laboral. En puridad, plantea
la plasmación de la isonomia en el trato previsto implícitamente en el inciso 2) del artículo
2 de la Constitución; el cual específicamente hace referencia a la igualdad ante la ley.
c.3.3.) Referencia a la regla de no discriminación en materia laboral
23. Esta regla de igualdad asegura, en lo relativo a los derechos laborales, la igualdad de
oportunidades de acceso al empleo.
Tal como se ha precisado anteriormente, la isonomia entre las personas se manifiesta en
dos planos: La igualdad ante la ley y la igualdad de trato (en este caso aplicable al ámbito
de las actividades laborales).
La igualdad ante la ley obliga a que el Estado asuma una determinada conducta al momento
de legislar o de impartir justicia.
Al respecto, el artículo 103 de la Constitución compromete al Estado a no dictar leyes
por razón de las personas, sino por la naturaleza de las cosas. El artículo 22 de la Ley
Orgánica del Poder Judicial exige a dicho ente no apartarse de sus precedentes judicia-
les, salvo que existan razones justificadas para ello; y el artículo VII del Título Prelimi-
nar del Código Procesal Constitucional, prescribe que el Tribunal Constitucional solo
podrá apartarse de sus precedentes vinculantes cuando exprese los fundamentos de he-
cho y derecho que sustenten la sentencia y las razones del apartamiento del preceden-
te jurisprudencial.
La igualdad de oportunidades –en estricto, igualdad de trato– obliga a que la conducta ya
sea del Estado o los particulares, en relación a las actividades laborales, no genere una di-
ferenciación no razonable y, por ende, arbitraria.
En ese sentido, la discriminación en materia laboral aparece cuando se afecta al trabaja-
dor en sus características innatas como ser humano (lo propio y privativo de la especie), o
cuando se vulnera la cláusula de no discriminación prevista por la Constitución.
Miguel Rodríguez Piñeiro y Mejía Fernández López [Igualdad y discriminación. Tec-
nos, Madrid, 1986, p. 47) exponen que para establecer si una conducta en una empre-
sa es discriminatoria o una diferenciación es razonable, es necesario precisar cuándo
dos situaciones reales son equiparables y cuándo sus similitudes predominan sobre sus
diferencias.
La discriminación en materia laboral, stricto sensu, se acredita por los dos tipos de accio-
nes siguientes:
Por acción directa: la conducta del empleador forja una distinción basada en una razón in-
constitucional. En esta hipótesis, la intervención y el efecto perseguibles se fundamentan
en un juicio y una decisión carente de razonabilidad y proporcionalidad.
Tal el caso de la negación de acceso al empleo derivada de la opción política o sexual del
postulante, por la concesión de mayores beneficios a unos trabajadores sobre otros, por su
mera condición de no afiliados a una organización sindical, el despido por el solo hecho
del ejercicio de las actividades sindicales, etc.

341
Joel Rosas Alcántara

Por acción indirecta: la conducta del empleador forja una distinción basada en una discre-
cionalidad antojadiza y veleidosa revestida con la apariencia de “lo constitucional”, cuya
intención y efecto perseguible, empero, son intrínsecamente discriminatorios para uno o
más trabajadores.
Tal el caso, por ejemplo, de las reglas de evaluación laboral sobre la base de exigencia de
conocimientos no vinculados con la actividad laboral del o los trabajadores.
Dichas acciones, proscritas por la Constitución, pueden darse en las condiciones o circuns-
tancias siguientes:
- Acto de diferenciación arbitraria al momento de postular a un empleo.
- Acto de diferenciación arbitraria durante la relación laboral (formación y capacitación
laboral, promociones, otorgamiento de beneficios, etc.).
Mediante la Ley Nº 26772, modificada por la Ley Nº 27270, se regulan los actos de dis-
criminación, tanto en el acceso al empleo como en el trato dentro de una relación laboral.
En ese contexto, se proscribe la utilización de criterios de selección que carezcan de una
justificación objetiva y razonable; la adhesión a criterios de selección simultáneamente
distintos, cuando las situaciones de postulación son idénticas; amén de tratos diferencia-
dos basado en motivos de raza, sexo, religión, opinión, origen social, etc.
c.3.4.) La irrenunciabilidad de derechos
24. Hace referencia a la regla de no revocabilidad e irrenunciabilidad de los derechos re-
conocidos al trabajador por la Constitución y la ley. Al respecto, es preciso considerar que
también tienen la condición de irrenunciables los derechos reconocidos por los tratados de
Derechos Humanos, toda vez que estos constituyen el estándar mínimo de derechos que
los Estados se obligan a garantizar a sus ciudadanos [REMOTTI CARBONELL, José Car-
los. La Corte Interamericana de Derechos Humanos, Estructura, funcionamiento y juris-
prudencia. Instituto Europeo de Derecho, Barcelona, 2003, p. 18].
En ese sentido, de conformidad con lo establecido en el artículo V del Título Preliminar del
Código Civil, la renuncia a dichos derechos sería nula y sin efecto legal alguno.
Así, conforme se desprende de lo previsto en el inciso 2) del artículo 26 de la Constitu-
ción, la irrenunciabilidad solo alcanza a aquellos “(...) derechos reconocidos por la Cons-
titución y la ley”.
No cubre, pues, a aquellos provenientes de la convención colectiva de trabajo o la
costumbre.
Por otro lado, debe precisarse que un derecho de naturaleza laboral puede provenir de una
norma dispositiva o taxativa. En ese contexto, la irrenunciabilidad es solo operativa en el
caso de la segunda.
La norma dispositiva es aquella que opera solo cuando no existe manifestación de vo-
luntad o cuando esta se expresa con ausencia de claridad. El Estado las hace valer úni-
camente por defecto u omisión en la expresión de voluntad de los sujetos de la relación
laboral.
Las normas dispositivas se caracterizan por suplir o interpretar una voluntad no declarada
o precisar y aclararla por defecto de manifestación; y por otorgar a los sujetos de una re-
lación laboral la atribución de regulación con pleno albedrío dentro del marco de la Cons-
titución y la ley.

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

Ante este tipo de modalidad normativa, el trabajador puede libremente decidir sobre la
conveniencia, o no, de ejercitar total o parcialmente un derecho de naturaleza individual.
Al respecto, puede citarse el caso del derecho a vacaciones contemplado en el Decreto Le-
gislativo Nº 713, en donde se establece que el trabajador tiene derecho a treinta días na-
turales de descanso remunerado al año y, dentro de ese contexto, por la prerrogativa de la
voluntad establecida en dicha norma, este puede disponer hasta de quince días para con-
tinuar prestando servicios a su empleador, a cambio de una compensación extraordinaria.
Por ende, tiene la capacidad autodeterminativa de decidir un “canje” sobre aquello.
En cambio, la norma taxativa es aquella que ordena y dispone sin tomar en cuenta la vo-
luntad de los sujetos de la relación laboral. En ese ámbito, el trabajador no puede “despo-
jarse”, permutar o renunciar a los beneficios, facultades o atribuciones que le concede la
norma.
Javier Neves Mujica [Introducción al derecho laboral. Fondo Editorial de la PUCP, Lima,
2003, p. 103] manifiesta que el principio de irrenunciabilidad de derechos es justamen-
te el que prohíbe que los actos de disposición del trabajador, como titular de un derecho,
recaigan sobre normas taxativas, y sanciona con la invalidez la transgresión de esta pau-
ta basilar.
La irrenunciabilidad de los derechos laborales proviene y se sujeta al ámbito de las normas
taxativas que, por tales, son de orden público y con vocación tuitiva a la parte más débil de
la relación laboral. Es conveniente consignar que una norma jurídica puede contener den-
tro de su texto, partes taxativas y dispositivas.
El Tribunal Constitucional ha tenido ocasión de pronunciarse sobre la materia en el
caso Sindicato de Trabajadores de Toquepala vs. Southern Perú Copper Corporation
(Expediente N° 1396-2001-AA/TC), en donde estableció que si “(...) las partes acorda-
ron no solo la duración de la jornada ordinaria de trabajo, será también las jornadas atípi-
cas, situación que, de por si, no violenta derecho fundamental de los afiliados al Sindicato,
sino solo cuando dicha estipulación sea indebidamente aplicada; de otro lado, lo expuesto
no solo no contradice el principio contenido en el inciso 2) del artículo 26 de la Constitu-
ción, relativo al carácter irrenunciable de los derechos reconocidos por la Constitución y
la ley, por encontrarse previsto en la misma, como se ha observado, sino también, porque
el derecho protegido en la Carta Magna es el relativo a una jornada de trabajo que no ex-
cede de las cuarenta y ocho horas semanales (...)”.
c.4.) Los derechos colectivos de los trabajadores según la Constitución
25. Estos hacen referencia a las facultades o atribuciones que ejerce el trabajador en con-
cordancia, unión o asociación con sus pares. En ese contexto viabilizan las actividades de
las organizaciones sindicales.
Los artículos 28 y 29 de la Constitución identifican los derechos laborales de naturaleza
colectiva, a saber:
c.4.1.) La libertad sindical
26. Se la define como la capacidad autoderminativa para participar en la constitución
y desarrollo de la actividad sindical.
Enrique Álvarez Conde [Curso de derecho constitucional VI. Tecnos, Madrid, 1999,
p. 457] señala que “(...) este derecho fundamental (...) debe ser considerado como una ma-
nifestación del derecho de asociación, gozando, por tanto, también de la naturaleza de los
derechos de participación política”.

343
Joel Rosas Alcántara

Por ende, alude a un atributo directo, ya que relaciona un derecho civil y un derecho políti-
co, y se vincula con la consolidación del Estado Social y Democrático de Derecho, ya que
constitucionaliza la creación y fundamentación de las organizaciones sindicales.
En ese sentido, el Tribunal Constitucional Español, en la STC 292/1993, precisa que los
sindicatos son “(...) formaciones de relevancia social, en la estructura pluralista de una so-
ciedad democrática”.
En ese contexto, implica un haz de facultades y el ejercicio autónomo de homus faver -ho-
mus politicus, referido a aspectos tales como:
- El derecho a fundar organizaciones sindicales.
- El derecho de libre afiliación, desafiliación y reafiliación en las organizaciones sindica-
les existentes.
- El derecho a la actividad sindical.
- El derecho de las organizaciones sindicales a ejercer libremente las funciones que la
Constitución y las leyes le asignen, en defensa de los intereses de sus afiliados. Ello com-
prende la reglamentación interna, la representación institucional, la autonomía en la ges-
tión, etc.
- El derecho a que el Estado no interfiera –salvo el caso de violación de la Constitución o
la ley– en las actividades de las organizaciones sindicales.
c.4.2.) Los alcances de la libertad sindical
27. Esta facultad se manifiesta en dos planos: el intuito persona y el plural.
La libertad sindical intuito persona plantea dos aspectos:
- Aspecto positivo: Comprende el derecho de un trabajador a constituir organizaciones sin-
dicales y a afiliarse a los sindicatos ya constituidos. Dentro de ese contexto se plantea el
ejercicio de la actividad sindical.
- Aspecto negativo: Comprende el derecho de un trabajador a no afiliarse o a desafiliarse
de una organización sindical.
La libertad sindical plural plantea tres aspectos:
- Ante el Estado: Comprende la autonomía sindical, la personalidad jurídica y la diversi-
dad sindical.
- Ante los empleadores: Comprende el fuero sindical y la proscripción de prácticas
desleales.
- Ante las otras organizaciones sindicales: Comprende la diversidad sindical, la proscrip-
ción de las cláusulas sindicales, etc.
La libertad sindical intuito persona se encuentra amparada genéricamente por el inciso 1
del artículo 28 de la Constitución. Empero, una lectura integral de dicho texto demuestra
que se encuentran excluidos de su goce los siguientes componentes del Estado peruano:
- Los miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional (artículo 42 de la
Constitución).
- Los miembros del Ministerio Público y del Órgano Judicial (artículo 153 de la
Constitución).

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

- Los miembros de la Administración Pública, con poder de decisión o que desempeñen


cargos de confianza o dirección (artículo 42 de la Constitución).
c.4.3.) La Constitución y los sindicatos
28. El sindicato es una organización o asociación integrada por personas que, ejerciendo
el mismo oficio o profesión, o trabajando en un mismo centro de labores, se unen para
alcanzar principalmente los siguientes objetivos:
- Estudio, desarrollo, protección y defensa de los derechos e intereses de sus miembros.
- Mejoramiento social, económico y moral de sus miembros.
Entre los principales fines y funciones que nuestra legislación establece para los sindicatos
en el ámbito de la legislación privada, se tienen los siguientes:
- Representar al conjunto de trabajadores comprendidos dentro de su ámbito, en los con-
flictos, controversias o reclamaciones de naturaleza colectiva.
- Celebrar convenciones colectivas de trabajo y, dentro de ese contexto, exigir su
cumplimiento.
- Representar o defender a sus miembros a su solicitud, en las controversias o reclamacio-
nes de carácter individual.
- Promover la creación de organismos de auxilio y promoción social de sus miembros
(cooperativas, cajas-fondos, etc.).
- Promover el mejoramiento cultural, así como la educación general, técnica y gremial
de sus miembros.
Para ser miembro de un sindicato, la legislación del régimen privado exige lo siguiente:
- Ser trabajador de la empresa, profesión u oficio que corresponda según el tipo de sindi-
cato y, dentro de ese contexto, haber superado el periodo de prueba.
- No formar parte del personal de dirección ni desempeñar cargo de confianza del emplea-
dor, salvo que el estatuto de la empresa expresamente lo admita.
- No encontrarse afiliado a otro sindicato.
En el caso de los sindicatos del sector público, la Ley N° 27556 creó el Registro de Orga-
nizaciones Sindicales de Servidores Públicos. Así como el D.S. N° 003-82-PCM del 22 de
enero de 1982, relativo a las organizaciones sindicales de los servidores.
c.4.4.) El convenio colectivo
29. Se le define como el acuerdo que permite crear, modificar o extinguir derechos y obli-
gaciones referidas a remuneraciones, condiciones de trabajo, productividad y demás as-
pectos concernientes a las relaciones laborales. En puridad, emana de una autonomía
relativa consistente en la capacidad de regulación de las relaciones laborales entre los re-
presentantes de los trabajadores y sus empleadores.
El convenio colectivo permite la facultad de autorregulación entre trabajadores y emplea-
dores, a efectos de reglamentar y administrar por sí mismos sus intereses en conflicto. Sur-
ge de la negociación llevada a cabo entre el empleador o una organización de empleado-
res y una o varias organizaciones sindicales, con miras a ordenar y regular las relaciones
laborales. En la doctrina aparece bajo varias denominaciones; a saber, contrato de paz so-
cial, acuerdo corporativo, pacto de trabajo, etc.

345
Joel Rosas Alcántara

Esta convención es establecida por los representantes de los trabajadores expresamente


elegidos y autorizados para la suscripción de acuerdos y por el empleador o sus
representantes.
La convención colectiva –y, más precisamente, su producto, el convenio colectivo, que
contiene normas jurídicas– constituye un instrumento idóneo para viabilizar la promoción
de la armonía laboral, así como para conseguir un equilibrio entre las exigencias sociales
de los trabajadores y la realidad económica de la empresa.
c.4.4.1.) Los elementos del convenio colectivo
30. Los elementos de este instituto son:
- Los agentes negociadores.
- El contenido negocial.
- La fuerza normativa y la eficacia de la convención colectiva.
c.4.4.2.) Las características del convenio colectivo
31. Entre las principales características se cuentan las siguientes:
- La supraordinación del convenio colectivo sobre el contrato de trabajo; ello en virtud a
que el primero puede modificar los aspectos de la relación laboral pactada a título indivi-
dual, siempre que sea favorable al trabajador.
- La aplicación retroactiva de los beneficios acordados en el convenio, dado que rige des-
de el día siguiente de la caducidad del convenio anterior o en su defecto desde la fecha de
presentación del pliego de reclamos; a excepción de las estipulaciones que señalan plazo
distinto o que consisten en obligaciones de hacer o de dar en especie, que rigen desde la
fecha de su suscripción.
- Los alcances del convenio tienen una duración no menor de un año.
- Los alcances del convenio permanecen vigentes hasta el vencimiento del plazo, aun
cuando la empresa fuese objeto de fusión, traspaso, venta, cambio de giro del negocio, etc.
c.4.4.3.) Tipología del convenio colectivo
32. Desde un punto de vista doctrinario, se presentan los dos modelos siguientes:
- El modelo vertical: La normativa estatal limita en términos bastante específicos el poder
negocial de los trabajadores y empleadores.
- El modelo horizontal: La normativa estatal deja en gran medida a la discrecionalidad de
las partes de la relación negocial, los alcances de las convenciones colectivas.
Podemos afirmar, con los matices necesarios, que en nuestro país el modelo horizontal es
aplicable al régimen privado y el vertical al público.
c.4.4.4.) El carácter y alcance del convenio colectivo
33. La Constitución de 1979 declaraba que la convención colectiva tenía fuerza de ley en-
tre las partes. Ello implicaba lo siguiente:
- El carácter normativo del convenio colectivo, que lo convertía en un precepto especial
del Derecho Laboral.
- Su alcance de norma con rango de ley.

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

En cambio, el inciso 2 del artículo 28 de la Constitución actual señala que las convencio-
nes colectivas tienen fuerza vinculante en el ámbito de lo concertado. En tal sentido, la
fuerza vinculante en el ámbito de lo concertado obliga:
- A las personas celebrantes de la convención colectiva.
- A las personas representadas en la suscripción de la convención colectiva.
- A las personas que se incorporen con posterioridad a la celebración de la convención
colectiva.
Esta noción (ámbito vinculante en el ámbito de lo concertado), ha sido recogida de la
Constitución española de 1978, y se la concibe como referente del carácter normativo del
acuerdo laboral. Tal como refiere Javier Neves Mujica, [Introducción al derecho laboral.
PUCP, Lima, 2003], esto implica la aplicación automática de los convenios colectivos a las
relaciones individuales comprendidas en la unidad negocial correspondiente, sin que exis-
ta la necesidad de su posterior recepción en los contratos individuales, así como su rela-
tiva imperatividad frente a la autonomía individual, la que solo puede disponer su mejora
pero no su disminución.
Cabe señalar que la fuerza vinculante para las partes establece su obligatorio cumplimien-
to para las personas en cuyo nombre se celebró, así como para los trabajadores que se in-
corporaron con posterioridad a las empresas pactantes, con excepción de quienes ocupen
puestos de dirección o desempeñen cargos de confianza.
En suma: dentro del contexto anteriormente anotado, la fuerza vinculante implica que en
la convención colectiva las partes pueden establecer el alcance y las limitaciones o exclu-
siones que autónomamente acuerden con arreglo a ley.
De conformidad con lo establecido en la Ley de Relaciones Colectivas de Trabajo, la
convención caduca automáticamente cuando venza del plazo fijado, salvo en aquellos
casos en que las partes celebrantes hubieren acordado expresamente su renovación o
prórroga.
Para el caso del sector público rige el Convenio N° 151 de la OIT, relativo a la protección
del derecho de sindicación y los procedimientos para determinar las condiciones de em-
pleo en la administración pública, así como el D.S. N° 003-82-PCM del 22 de enero de
1982, relativo a las organizaciones sindicales de los servidores públicos y a los procedi-
mientos para determinar las condiciones de empleo.
c.4.4.5.) El caso del convenio colectivo articulado (rama de actividad)
34. Dicha modalidad, que se aplica en el régimen privado, consiste en la celebración de un
acuerdo de carácter nacional o rama de actividad, a efectos de poder uniformizar un tipo
específico de relación laboral, así como para salvaguardar el ejercicio de este derecho en
favor de los trabajadores en aquellos casos en que esta sea la única forma posible de ne-
gociación colectiva.
Al respecto, el Tribunal Constitucional, en el Caso Cámara Peruana de la Construcción-
Capeco vs. Ministerio de Trabajo (Expediente Nº 0261-2003-AA/TC), ratificó la validez
de la implementación del convenio colectivo articulado para el caso de los Trabajadores
de Construcción Civil, debido a la imposibilidad de tales trabajadores de acceder a la ne-
gociación y acuerdo concertado, siempre que no sea a través del pliego de reclamos por
rama de actividad.

347
Joel Rosas Alcántara

c.4.5.) La intervención de terceros en la solución de los conflictos laborales


35. A tenor del inciso 2 del artículo 28 de la Constitución, la intervención del Estado o de
entes o personas de la sociedad civil en el régimen privado deben observar dos aspectos
muy concretos, a saber:
- Fomentar el convenio colectivo.
- Promover formas de solución pacífica de los conflictos laborales en caso de existencia de
discrepancias entre los agentes negociadores de la convención colectiva.
En cuanto al primer aspecto, el fomento se viabiliza a través de la expedición de la Ley de
Relaciones Colectivas de Trabajo para el caso de la actividad privada.
En cuanto al segundo, la promoción se viabiliza según la norma anotada, a través de los
procedimientos de conciliación, mediación y arbitraje.
Esta promoción se justifica en razón de las dos consideraciones siguientes:
- Asegurar que el desacuerdo entre los agentes negociadores no se prolongue indefinida-
mente en el tiempo, de modo que se consolide la paz laboral y el normal desarrollo de la
actividad económica.
- Otorgar satisfacción mancomunada, por la vía pacífica, a las pretensiones de las partes
contendientes en el conflicto laboral.
36. La conciliación se define como el acto de ajustar o componer los ánimos de las partes,
que tienen posturas opuestas entre sí. La conciliación laboral en el ámbito privado se gesta
cuando las partes negociadoras de una convención informan a la Autoridad de Trabajo la
terminación de la negociación colectiva, por la existencia de una abierta discrepancia so-
bre la totalidad o parte de las materias objeto del conflicto. Dentro de ese contexto, solici-
tan el impulso de dicho procedimiento.
Más aún, la legislación nacional prevé que aun cuando las partes no promovieran el
procedimiento de conciliación, la Autoridad de Trabajo tiene facultades para gestarlo
de oficio.
Se trata de una forma interventiva de solución pacífica del conflicto laboral –acentuado
por el fracaso de la negociación directa entre los representantes de los empleadores y de
los trabajadores–, que consiste en que un tercero neutral (el Estado) interpone sus “buenos
oficios” induciendo a las partes a zanjar sus diferencias y ayudándolos a encontrar una
solución satisfactoria para ambos; vale decir, se propende a que alcancen por sí mismos un
acuerdo que ponga fin al conflicto.
La labor conciliadora consiste en apaciguar y frenar la confrontación. Atenuar las diferen-
cias, propiciar un diálogo constructivo y sugerir vías de entendimiento.
Las principales características de la labor conciliadora son:
- Flexibilidad: Se promueve con prescindencia de acciones carentes de complejidad y rigi-
dez a efectos de alcanzar la búsqueda de una solución.
- Rapidez: Se promueve con celeridad y prontitud en aras de evitar la prolongación
del conflicto.
- Reserva: Se promueve con sigilo y discreción en relación a las personas o entes ajenos
al conflicto.

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

- Decisividad: Se promueve en aras de alcanzar un acuerdo que suponga la solución encon-


trada por las partes, produciendo efectos homólogos a una sentencia, laudo o resolución.
El conciliador –que puede ser un particular o un funcionario del Ministerio de Trabajo y
Promoción del Empleo– desempeña un papel activo en la promoción del avenimiento de
las partes.
En puridad, el conciliador interpone sus “buenos oficios” a efectos de que las partes se
avengan a encontrar por sí mismas el acuerdo que ponga fin al conflicto.
37. La mediación es el acto de interposición de fórmulas de avenimiento a la solución del
conflicto. La mediación laboral, en el ámbito privado, se gesta cuando los agentes nego-
ciadores solicitan o autorizan específicamente al conciliador la presentación de una o va-
rias propuestas de solución.
El tercero interviniente en la solución del conflicto juega como mediador un rol más acti-
vo que como conciliador, en razón de que directamente sugiere las propuestas de solución.
La mediación se produce de una forma interventiva, a través de la cual un tercero neu-
tral propone, a pedido de las partes en conflicto, alternativas de solución. Estas pueden ser
aceptadas o desestimadas por los agentes negociadores.
Entre las principales características de la mediación se tiene:
- Propositividad: Dicha actividad no solo consiste en acercar a las partes en conflicto, sino
que a petición de estos se expone, sugiere y formula una vía de solución.
- Solemnidad: Se lleva a cabo de manera formal y ritualista.
- Reserva: Se lleva a cabo con sigilo y discusión, en relación a las personas o entes aje-
nos al conflicto.
- Decisividad: En caso de alcanzar éxito, la solución aceptada por los agentes negociado-
res produce efectos homólogos a una sentencia, laudo o resolución.
38. El arbitraje se define como el acto de resolución extrajudicial de un conflicto laboral.
El arbitraje laboral, en el ámbito privado, se logra cuando los actos de conciliación o me-
diación no han solucionado el conflicto. Dentro de ese contexto, los agentes negociadores
deciden someter el diferendo a arbitraje.
El arbitraje puede estar a cargo de un árbitro impersonal, un tribunal ad hoc, la Autoridad
de Trabajo, etc.
Se trata de una forma interventiva a través de la cual un tercero neutral establece, por me-
dio de un laudo, la solución del conflicto.
Entre las principales características del arbitraje aparecen las siguientes:
- Autonomía: Se despliega dentro del marco de la Constitución y la ley con plena capaci-
dad y competencia para resolver el conflicto.
- Solemnidad: Se lleva a cabo de manera formal y ritualista.
- Reserva: Se lleva a cabo con sigilo y discreción en relación a las personas o entes aje-
nos al conflicto.
- Vinculatoriedad: Genera consecuencias jurídicas obligatorias para las partes comprome-
tidas en el arbitraje.

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Joel Rosas Alcántara

El arbitraje puede surgir como consecuencia de una sumisión voluntaria, en donde las par-
tes en conflicto, a través de sus negociadores, acuden a un tercero neutral para la solución
del conflicto; o de una sumisión obligatoria en donde las partes quedan vinculados a los re-
sultados de un arbitraje por mandato de la ley.
39. El laudo que se expide como consecuencia del arbitraje tiene carácter de inimpugnable
e imperativo. No obstante, nuestra legislación permite excepcionalmente la impugnación
judicial del laudo en los dos casos siguientes:
- Por vicio de nulidad.
- Por establecer menores derechos a los contemplados por la ley en favor de los trabajadores.
c.4.6) La huelga
40. Este derecho consiste en la suspensión colectiva de la actividad laboral, la misma que
debe ser previamente acordada por la mayoría de los trabajadores. La ley del régimen pri-
vado, aplicable en lo pertinente al sector público, exige que esta acción de cesación transi-
toria de la actividad laboral se efectúe en forma voluntaria y pacífica –sin violencia sobre
las personas o bienes– y con abandono del centro de trabajo.
Por ende, huelguista será aquel trabajador que ha decidido libremente participar en un mo-
vimiento reinvindicatorio.
Por huelga debe entenderse, entonces, al abandono temporal con suspensión colectiva de
las actividades laborales, la cual, dentro de determinadas condiciones, se encuentra ampa-
rada por la ley.
Enrique Álvarez Conde [Curso de Derecho Constitucional VI. Tecnos, Madrid, 1999,
p. 466] refiere que se trata de una “(...) perturbación que se produce en el normal desen-
volvimiento de la vida social y en particular en el proceso de producción en forma pacífica
y no violenta, mediante un concierto de voluntades por parte de los trabajadores”.
Mediante su ejercicio los trabajadores, como titulares de dicho derecho, se encuentran fa-
cultados para desligarse temporalmente de sus obligaciones jurídico-contractuales, a efec-
tos de poder alcanzar la obtención de algún tipo de mejora por parte de sus empleadores,
en relación a ciertas condiciones socioeconómicas o laborales. Por ello, debe quedar cla-
ramente establecido que la huelga no tiene una finalidad en sí misma, sino que es un me-
dio para la realización de fines vinculados a las expectativas e intereses de los trabajadores.
En puridad, la huelga es una manifestación de fuerza, respaldada por el derecho, tendente
a defender los legítimos intereses de los trabajadores.
Al respecto, tal como expone Álvarez Conde [Ob. cit, p. 466] “(...) la huelga tiende a esta-
blecer el equilibrio entre partes con fuerza económicamente desiguales”.
En ese sentido, como bien refiere Francisco Fernández Segado [El sistema constitu-
cional español. Dykinson, Madrid, 1992], “(...) la experiencia secular ha mostrado
su necesidad para la afirmación de los intereses de los trabajadores en los conflictos
socioeconómicos”.
Debe advertirse que la huelga no es un derecho absoluto, sino regulable. Por ende, debe
efectivizarse en armonía con los demás derechos.
En aquellos casos en que no exista legislación sobre la materia, tal ausencia no puede ser
esgrimida como impedimento para su cabal efectivización por parte de los titulares de este
derecho humano.

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

El ejercicio del derecho de huelga presupone que se haya agotado previamente la negocia-
ción directa con el empleador, respecto de la materia controvertible.
c.4.6.1.) La titularidad del derecho de huelga
41. La doctrina tiene opiniones dispares sobre este punto, ya sea respecto a la titularidad
de los trabajadores en sentido lato o a la de los trabajadores adscritos a una organización
sindical.
Este Colegiado estima que, de conformidad con lo establecido en los artículos 72 y 73 del
Texto Único Ordenado de la Ley de Relaciones Colectivas de Trabajo (Decreto Supremo
N° 010-2003-TR), su ejercicio corresponde a los trabajadores en sentido lato, aunque su-
jeto a que la decisión sea adoptada en la forma que expresamente determina la ley y den-
tro de su marco, el estatuto de la organización sindical.
Al respecto, Fernando Elías Mantero [Derecho Laboral-Relaciones Colectivas de Traba-
jo. Ius Editores, Lima, p. 278] señala que su ejercicio corresponde a los trabajadores en
general; es decir, que son ellos y no la asamblea sindical los que acuerdan la huelga. Aña-
damos, en el ámbito respectivo.
Entre las atribuciones vinculadas al derecho de huelga aparecen las siguientes:
- Facultad de ejercitar o no ejercitar el derecho de huelga.
- Facultad de convocatoria dentro del marco de la Constitución y la ley. En ese contexto,
también cabe ejercitar el atributo de su posterior desconvocatoria.
- Facultad de establecer el petitorio de reinvindicaciones; las cuales deben tener por obje-
tivo la defensa de los derechos e intereses socio-económicos o profesionales de los traba-
jadores involucrados en la huelga.
- Facultad de adoptar las medidas necesarias para su desarrollo, dentro del marco previs-
to en la Constitución y la ley.
- Facultad de determinar la modalidad de huelga; esto es, si se lleva a cabo a plazo deter-
minado o indeterminado.
Desde una perspectiva doctrinaria avalada por la jurisprudencia más avanzada se acepta
que la huelga debe ser convocada tomándose en consideración lo siguiente:
- La existencia de proporcionalidad y carácter recíproco de las privaciones y daño econó-
mico para las partes en conflicto.
- La constatación de que no se haya impuesto a los trabajadores discrepantes con la medida
de fuerza acordada la participación en la huelga.
c.4.6.1.) Las limitaciones del ejercicio del derecho de huelga
42. La Constitución señala textualmente que se encuentran impedidos de ejercer el dere-
cho de huelga:
- Los funcionarios de la Administración Pública con poder de decisión o con cargo de con-
fianza o de dirección (artículo 42 de la Constitución).
- Los miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional (artículo 42 de la
Constitución).
- Los miembros del Ministerio Público y del Órgano Judicial (artículo 153 de la
Constitución).

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Joel Rosas Alcántara

Debe anotarse que el inciso 3 del artículo 28 de la Constitución señala, por equivoco con-
ceptual, que la huelga debe ejercerse en armonía con el interés social.
En el campo del derecho público es evidente la diferencia conceptual entre el interés
público y el interés social. Este último se utiliza como medida tuitiva en favor de sectores
económico-sociales que soportan condiciones desventajosas de vida.
En rigor, la huelga debe ejercerse en armonía con el interés público, que hace refe-
rencia a las medidas dirigidas a proteger aquello que beneficia a la colectividad en su
conjunto.
El Tribunal Constitucional deja constancia de ello, en razón a las atribuciones estipulativas
que contienen sus decisiones jurisdiccionales.
d) Evaluación de la constitucionalidad de los artículos impugnados
43. Después de haber precisado el parámetro constitucional de la función pública y del tra-
bajo, corresponde evaluar, conforme a dicho marco, si las normas impugnadas vulneran
los artículos de la Constitución que alegan los demandantes.
d.1.) La carrera administrativa como bien jurídico constitucional
44. Los demandantes sostienen que el artículo 15 de la Ley Marco del Empleo Público
omite incluir el derecho de los servidores públicos a la carrera administrativa que la Cons-
titución Política del Estado garantiza en su artículo 40.
Por su parte, el Apoderado del Congreso afirma que dicha ley se refiere a los derechos del
empleado público con carácter general, y no a los derechos de los servidores públicos en
particular, que son los comprendidos en la carrera administrativa conforme al artículo 40
de la Constitución.
El artículo 40 de la Constitución dispone que la “Ley regula el ingreso a la carrera admi-
nistrativa, y los derechos, deberes y responsabilidades de los servidores públicos. No es-
tán comprendidos en dicha carrera los funcionarios que desempeñan cargos políticos o de
confianza (...)”.
Al respecto, el Tribunal Constitucional estima que el texto constitucional reconoce la exis-
tencia de una carrera administrativa para los servidores públicos, pero también que el in-
greso a ella y los derechos, deberes y responsabilidades serán regulados por ley. Por tanto,
en rigor, estamos frente a un bien jurídico garantizado por la Constitución cuyo desarro-
llo se delega al legislador.
45. Ahora bien, conforme al artículo 40 de la Constitución, la carrera administrativa com-
prende a los servidores públicos, pero no a los funcionarios que desempeñan cargos políti-
cos o de confianza. El artículo 4 de la Ley N° 28175, en concordancia con el artículo cons-
titucional citado, clasifica a los servidores civiles del Estado en:
- Funcionarios públicos, que pueden ser de elección popular directa y universal o confian-
za política originaria, de nombramiento y remoción regulados y de libre nombramiento y
remoción.
- Empleados de confianza.
- Servidores públicos. Estos se clasifican en directivo superior, ejecutivo, especialista y
de apoyo.

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

Como puede observarse, la regulación de la Ley Marco del Empleo Público es general,
pues se limita a clasificar al personal civil del empleo público en diversas categorías con-
forme al marco constitucional del artículo 40.
En efecto, la ley agrupa y establece las características básicas de los servidores públicos
sujetos a la carrera administrativa y de los funcionarios que desempeñan cargos políticos
o de confianza.
46. Por su parte, el artículo 15 de la Ley N° 28175 regula con carácter general una serie
de derechos comunes a las diversas categorías de servidores civiles del Estado a que se re-
fieren el artículo 40 de la Constitución y el artículo 4 de la ley impugnada. En ese sentido,
la misma ley, en su segunda disposición transitoria, complementaria y final, estableció la
obligación por parte del Ejecutivo de remitir al Congreso de la República, entre otras, las
propuestas legislativas para la Ley de Carrera del servidor público y la Ley de los funcio-
narios públicos y empleados de confianza.
Conforme obra en autos, el Poder Ejecutivo, con fecha 23 de junio de 2004, se encargó de
remitir al Congreso de la República, entre otros, el proyecto de Ley de Carrera Adminis-
trativa del Servidor Público, que actualmente se encuentra en debate y que regulará en de-
talle el ingreso, los derechos, los deberes y responsabilidades de los servidores públicos en
el desempeño de la carrera administrativa.
Por tanto, el artículo 15 de la Ley N° 28175 no vulnera el artículo 40 de la Constitución,
ya que el precepto cuestionado no tiene por objeto regular exclusivamente los derechos
de los servidores públicos sujetos a la carrera administrativa, sino los derechos básicos de
los empleados públicos en general. Por lo demás, los derechos específicos de los servido-
res públicos comprendidos en la carrera administrativa actualmente están regulados por el
Decreto Legislativo N° 276, Ley de Bases de la Carrera Administrativa y de Remuneracio-
nes del Sector Público; y, de acuerdo a la segunda disposición transitoria, complementa-
ria y final de la Ley N° 28175 corresponderá al Congreso de la República aprobar un nue-
va Ley de la Carrera Administrativa que se encargará de regular los derechos específicos
de los servidores públicos comprendidos en dicho régimen.
d.2.) Derechos de sindicación, huelga y negociación colectiva de los servidores públicos
conforme a la Constitución
47. Los demandantes alegan que el artículo 15 de la ley impugnada vulnera los derechos
de sindicación y huelga debido a que el texto del artículo no los enumera expresamente.
El Apoderado del Congreso manifiesta que el hecho de que la Ley Marco del Empleo
Público no declare los derechos de sindicación y huelga no implica, en modo alguno, que
los desconozca, ya que estos se encuentran reconocidos por la Constitución, los Conve-
nios Internacionales de Protección de los Derechos Humanos y la Ley N° 27556, que crea
el Registro de Organizaciones Sindicales de Servidores Públicos.
El Tribunal Constitucional no comparte el argumento de los demandantes. El artículo 15
de la Ley N° 28715, referido a la enumeración de derechos del empleado público en gene-
ral, establece que: “El empleado público, sin excluir otros que le otorgan la Constitución y
las leyes, tiene derecho a: (...)”. El artículo impugnado es una norma de remisión que, le-
jos de restringir o violar derechos para los empleados públicos, los amplía. En efecto, no
es una condición indispensable para la vigencia de los derechos constitucionales que ten-
gan que ser reiterados y consignados repetidamente en la ley.
48. La Constitución es una norma jurídica vinculante y los derechos que reconoce pueden
ser directamente aplicados. Al respecto, este Tribunal ha declarado que la Constitución

353
Joel Rosas Alcántara

“(...) no es solo ‘una’ norma, sino, en realidad, un ‘ordenamiento’, que está integrado por
el Preámbulo, sus disposiciones con numeración romana y arábica, así como por la Decla-
ración sobre la Antártida que ella contiene. Toda ella comprende e integra el documento
escrito denominado ‘Constitución Política de la República del Perú’ y, desde luego, toda
ella posee fuerza normativa (...)”. (Caso sesenta y cuatro Congresistas de la República
contra los artículos 1, 2, 3, y la primera y segunda disposición final y transitoria de la Ley
N° 26285, EXP. N° 005-2003-AI/TC, fundamento 21).
La Constitución reconoce los derechos de sindicación y huelga para los trabajadores, de-
rechos que también son aplicables a los empleados públicos con las limitaciones que la
propia Constitución establece. Así, el artículo 42 de la Constitución prescribe que se reco-
nocen los derechos de sindicación y huelga de los servidores públicos, aunque precisan-
do que los funcionarios del Estado con poder de decisión y los que desempeñan cargos de
confianza o de dirección, así como los miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía
Nacional, no son titulares de tales derechos.
49. El artículo 15 de la Ley N° 28175 reconoce algunos derechos de los empleados públi-
cos en general, es decir, a los servidores públicos y a los funcionarios del Estado con poder
de decisión, de manera que la regulación específica del ejercicio de los derechos de sindi-
cación y huelga para los servidores públicos corresponderá a la ley que regule la carrera
administrativa de los servidores públicos conforme a la segunda disposición transitoria de
la Ley N° 28175 o a una ley especial.
En el mismo sentido, el artículo cuestionado también remite a otras leyes que pudieran re-
conocer otros derechos. Al respecto, el Apoderado del Congreso de la República se ha en-
cargado de recordar que esta remisión, entre otras, se refiere a la Ley N° 27556, que crea el
Registro de Organizaciones Sindicales de Servidores Públicos. Consecuentemente, el Tri-
bunal Constitucional considera que el uso de la técnica legislativa de la remisión no vulne-
ra los derechos constitucionales alegados por los demandantes, puesto que las normas que
componen nuestro ordenamiento jurídico son complementarias.
50. Lo mismo podemos decir de los tratados internacionales. En efecto, conforme al ar-
tículo 55 de la Constitución, los tratados internacionales forman parte del ordenamiento
jurídico. En ese sentido, por el hecho de que una ley no se refiera a ellos o que no regule
las mismas materias, no se dejarán de aplicar los tratados internacionales que reconocen
derechos a los empleados públicos, puesto que son normas jurídicas válidas y vinculantes
dentro de nuestro ordenamiento jurídico nacional.
Igualmente, conforme a la Cuarta Disposición Final y Transitoria de la Norma Suprema,
los tratados internacionales en materia de derechos humanos deberán aplicarse para la in-
terpretación de los derechos y libertades que la Constitución consagra en materia laboral.
En efecto, los derechos laborales de los servidores aludidos por los demandantes, debe-
rán interpretarse de conformidad con lo dispuesto por el artículo 9 del Convenio 87 rela-
tivo a la Libertad Sindical y a la Protección del Derecho de Sindicación; por el artículo 8
del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Cultutales; y por el artículo
8 del Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en ma-
teria de Derechos Económicos, Sociales o Culturales o “Protocolo de San Salvador”, en-
tre otros.
Por tanto, el artículo 15 de la Ley N° 28175 no vulnera los derechos de sindicación y huelga
de los servidores públicos reconocidos en los artículo 28 y 42 de la Constitución.
51. Los demandantes afirman que el numeral 10 del artículo IV del Título Preliminar de
la Ley N° 28175 vulnera el derecho a la negociación colectiva, ya que establece que todo

354
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

acto relativo al empleo público que tenga incidencia presupuestaria debe estar debidamen-
te autorizado y presupuestado. Añaden que esta norma hace imposible la realización de las
convenciones colectivas en el sector público, vulnerando de este modo la libertad sindical,
pues la normativa presupuestal no contempla la participación de los trabajadores sindica-
lizados y, por tanto, no se previene la solución de pliegos de reclamos.
El Apoderado del Congreso manifiesta que la previsión presupuestal no viola los dere-
chos alegados, puesto que esta deriva del principio constitucional de legalidad presupues-
taria y lo único que se pretende es que los gastos relativos al empleo público estén autori-
zados y presupuestados.
El artículo 28 de la Constitución dispone que el Estado reconoce el derecho a la negocia-
ción colectiva, cautela su ejercicio democrático, fomenta la negociación colectiva, y que la
convención colectiva tiene fuerza vinculante en el ámbito de lo concertado.
Al respecto, este Colegiado anteriormente ha señalado que “(...) el derecho constitucional
a la negociación colectiva se expresa principalmente en el deber del Estado de fomentar
y estimular la negociación colectiva entre los empleadores y trabajadores, conforme a las
condiciones nacionales, de modo que la convención colectiva que se deriva de la negocia-
ción colectiva tiene fuerza vinculante en el ámbito de lo concertado” (Caso COSAPI S.A.,
EXP. N° 0785-2004-AA/TC, fundamento 5).
52. Para ser titular de este derecho existe una condición previa que se deriva del ca-
rácter colectivo de la negociación, de manera que los titulares deberán ser los sindica-
tos, las organizaciones representativas de los trabajadores o los representantes de los
trabajadores.
En ese sentido, la Constitución reconoce en su artículo 42 el derecho de sindicación de
los servidores públicos. Consecuentemente, las organizaciones sindicales de los servido-
res públicos serán titulares del derecho a la negociación colectiva, con las excepciones que
establece el mismo artículo 42, a saber los funcionarios del Estado con poder de decisión,
los que desempeñan cargos de confianza o de dirección, y los miembros de las Fuerzas Ar-
madas y de la Policía Nacional.
Por ello, para una adecuada interpretación del ejercicio del derecho a la negociación co-
lectiva de los servidores, conforme a la Cuarta Disposición Final y Transitoria de la Cons-
titución, debemos tener presente el Convenio N° 151 de la OIT relativo a la protección del
derecho de sindicación y los procedimientos para determinar las condiciones del empleo
en la Administración Pública.
53. Dicho Convenio establece en su artículo 7 que deberán adoptarse, de ser necesario,
medidas adecuadas a las condiciones nacionales para estimular y fomentar el pleno desa-
rrollo y utilización de procedimientos de negociación entre las autoridades públicas com-
petentes y las organizaciones de empleados públicos en torno a las condiciones de empleo,
o de cualesquiera otros métodos que permitan a los representantes de los empleados públi-
cos participar en la determinación de dichas condiciones.
En el caso del Perú, el ejercicio del derecho a la negociación colectiva de los servidores
públicos, a través de sus organizaciones sindicales, como cualquier otro derecho, no es ab-
soluto y está sujeto a límites.
En efecto, dentro de las condiciones nacionales a que hace referencia el Convenio 151, la
Constitución establece determinadas normas relativas al presupuesto público. En efecto, a
tenor de los artículos 77 y 78 de la Norma Suprema, el presupuesto asigna equitativamente
los recursos públicos, y su proyecto debe estar efectivamente equilibrado.

355
Joel Rosas Alcántara

Consecuentemente, si el empleador de los servidores públicos es el Estado a través de sus


diferentes dependencias, las limitaciones presupuestarias que se derivan de la Constitución
deben ser cumplidas en todos los ámbitos del Estado.
Por ello, en el caso de las negociaciones colectivas de los servidores públicos, estas de-
berán efectuarse considerando el límite constitucional que impone un presupuesto equili-
brado y equitativo, cuya aprobación corresponde al Congreso de la República, ya que las
condiciones de empleo en la administración pública se financian con recursos de los con-
tribuyentes y de la Nación.
54. Por otro lado, una negociación colectiva en el ámbito laboral implica contraponer po-
siciones, negociar y llegar a un acuerdo real que ambas partes puedan cumplir. En tal sen-
tido, no porque la ley disponga que todo acto relativo al empleo público que tenga inci-
dencia presupuestaria debe estar debidamente autorizado y presupuestado se vulnera el
derecho a la negociación colectiva y a la libertad sindical.
En efecto, precisamente después de los acuerdos logrados mediante la negociación colecti-
va, conforme a la legislación vigente para los servidores públicos, los que tengan inciden-
cia económica se podrán autorizar y programar en el presupuesto.
Por tanto, este Tribunal Constitucional estima que el numeral 10 del artículo IV del Título
Preliminar de la Ley N° 28175 no vulnera el derecho a la negociación colectiva de los ser-
vidores públicos, ya que dicha norma es compatible con los límites constitucionales que
en materia presupuestaria prevé la Constitución.
d.3.) Cuestiones relativas a la relación laboral de los empleados públicos en el mar-
co de la Constitución
55. Los demandantes consideran que el inciso d) del artículo 16 de la ley impugnada intro-
duce la figura del contrato de trabajo, propia de los trabajadores privados, para el caso de
los empleados públicos, vulnerándose con ello el derecho a la carrera administrativa. Al
respecto, como ya se ha establecido anteriormente, el artículo 40 de la Constitución reco-
noce a la carrera administrativa como un bien jurídico constitucional, precisando que por
ley se regularán el ingreso, los derechos, deberes y responsabilidades de los servidores.
Por consiguiente, siendo la carrera administrativa un bien jurídico constitucional que debe
ser garantizado por el legislador, el Tribunal Constitucional estima que el inciso cuestio-
nado, referido a las obligaciones de los empleados públicos, solo será constitucional en la
medida que el contrato de trabajo y las fuentes normativas del empleo público, previsto
en él, se apliquen a los empleados de confianza a que se refiere la ley, mientras que, para
el caso de los servidores públicos sujetos a la carrera administrativa, solo estarán sujetos
a las fuentes normativas del empleo público, no siéndoles de aplicación la disposición re-
ferida al contrato de trabajo.
56. Los demandantes alegan que la última parte del numeral 8 del artículo IV del Título
Preliminar del la Ley N° 28175, relativo a los principios que rigen el empleo público, vio-
la el principio de interpretación favorable al trabajador en caso de duda insalvable sobre el
sentido de una norma, precepto contenido en el artículo 26 de la Constitución.
El numeral cuestionado, sobre principios de derecho laboral, dispone que rigen en las re-
laciones individuales y colectivas del empleo público los principios de igualdad de opor-
tunidades sin discriminación, el carácter irrenunciable de los derechos reconocidos por la
Constitución y la interpretación más favorable al trabajador en caso de duda. Asimismo,
establece que en la colisión entre principios laborales que protegen intereses individuales y
los que protegen intereses generales, se debe procurar soluciones de consenso y equilibrio.

356
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

La parte de la norma cuestionada cuya inconstitucionalidad se alega, no se relaciona con


el principio de interpretación favorable al trabajador en caso de duda insalvable sobre el
sentido de una norma, ya que este precepto constitucional es de obligatorio cumplimiento
al momento de interpretarse una norma.
La disposición cuestionada se refiere a una regla que puede ser aplicada al conflicto de
principios laborales de orden legal.
57. El Tribunal Constitucional considera que cuando la ley prevé que se debe procurar so-
luciones de consenso y equilibrio, no impone una obligación absoluta, sino únicamente la
afirmación de que se deben hacer los esfuerzos necesarios para arribar a ellas. Empero, si
en caso ello no fuera posible, tendrá que primar alguno de los principios laborales a que
alude la norma cuestionada según sea el caso concreto.
De otro lado, estima que, en ambos casos, cualquiera sea la solución a la que se arribe, tra-
tándose de relaciones de empleo público, individuales o colectivas, donde se encuentren
en juego derechos constitucionales, la solución a la colisión de principios deberá efectuar-
se conforme al artículo 23 de la Constitución, que establece que ninguna relación laboral
puede limitar el ejercicio de los derechos constitucionales, ni desconocer o rebajar la dig-
nidad del trabajador.
Por lo expuesto, la norma cuestionada solo será constitucional siempre y cuando se inter-
prete conforme al presente fundamento.
58. Los demandantes alegan que el inciso c) del artículo 22 de la Ley N° 28175, al consa-
grar el mutuo disenso como causal de la terminación del empleo público, vulnera el prin-
cipio constitucional del carácter irrenunciable de los derechos reconocidos por la Consti-
tución y la ley, el cual está consagrado en el numeral 2 del artículo 26 de la Constitución.
En efecto, dicho artículo constitucional reconoce que en la relación laboral se respetará
tal principio que consagra, con carácter general, no solo el respeto de los derechos de ca-
rácter laboral sino de otros derechos y libertades reconocidos por la Constitución y la ley.
A su turno, el artículo 103 de la Constitución dispone que la ley se deroga por otra ley y
que la ley, desde su entrada en vigencia, se aplica a las consecuencias de las relaciones y
situaciones jurídicas existentes y no tiene fuerza ni efectos retroactivos.
Por tanto, es coherente afirmar que para que sea posible la aplicación del artículo 26 de la
Constitución, debe existir una relación laboral y que el trabajador no podrá renunciar, o
disponer, cualquiera sea el motivo, de los derechos y libertades que la Constitución y leyes
vigentes al momento de la relación laboral le reconocen.
59. En el caso de la incorporación del mutuo disenso como causal de terminación del em-
pleo público, el Tribunal Constitucional considera que tal regulación no viola dicho prin-
cipio, porque con esta causal no se obliga al trabajador público a renunciar o disponer de
sus derechos previstos en la Constitución y la ley.
El mutuo disenso permite iniciar una negociación a fin de poner término a la relación la-
boral, sea en el ámbito público o privado, la misma que siempre dependerá del acuerdo de
ambas partes. Ergo, no cabe aplicar la figura del mutuo disenso cuando el trabajador o em-
pleado público no acepte acceder a la terminación del vínculo laboral en dicho contexto.
En efecto, bajo el actual sistema legal, los servidores públicos sujetos al régimen laboral
de la actividad privada pueden concluir su relación laboral por la causal de mutuo disenso
conforme lo establece el inciso d) del artículo 16 del D.S. N° 003-97-TR. Los servidores
públicos sujetos al régimen legal del Decreto Legislativo N° 276, que como este Colegiado

357
Joel Rosas Alcántara

ha expresado en reiterada jurisprudencia, constituye el estatuto de los servidores públicos


y gozan de estabilidad laboral, también pueden optar por el mutuo disenso como una for-
ma de término del empleo público, si así lo consideran, sin que ello signifique una modifi-
cación del régimen de estabilidad laboral del que gozan los servidores públicos reconoci-
do por el Decreto Legislativo N° 276.
Un trabajador público que en vez de renunciar opta por el mutuo disenso puede obte-
ner una serie de incentivos o ventajas de carácter económico, laboral o previsional, en-
tre otros, dentro del marco de la Constitución y la Ley. Por lo demás, en el supuesto de
que existiese algún vicio de la voluntad del trabajador en la celebración del mutuo disen-
so, como la violencia o intimidación, entre otras, el acuerdo no tendrá efectos jurídicos.
En tal sentido, acreditado el vicio de la voluntad los funcionarios responsables quedarán
sujetos a las penalidades que contempla la legislación penal, administrativa, laboral y ci-
vil correspondiente.
Por tanto, la causal del inciso c) del artículo 22 de la Ley N° 28175 no vulnera el numeral
2 del artículo 26 de la Constitución, ya que en dicho supuesto el empleado público no
renuncia a ningún derecho.
VII. FALLO
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú
HA RESUELTO
1. Declarar INFUNDADA la demanda de inconstitucionalidad interpuesta contra el nu-
meral 10 del artículo IV del Título Preliminar, artículo 15, e inciso c) del artículo 22 de la
Ley N° 28175.
2. Declarar INFUNDADA la demanda de inconstitucionalidad interpuesta contra el nu-
meral 8 del artículo IV del Título Preliminar de la Ley N° 28175, debiéndose interpretar
dicho precepto conforme al fundamento 57 de la presente sentencia, en el sentido que tra-
tándose de relaciones de empleo público, individuales o colectivas, donde se encuentren
en juego derechos constitucionales, la solución a la colisión de principios deberá efectuar-
se conforme al artículo 23 de la Constitución, que establece que ninguna relación laboral
puede limitar el ejercicio de los derechos constitucionales, ni desconocer o rebajar la dig-
nidad del trabajador.
3. Declarar INFUNDADA la demanda de inconstitucionalidad interpuesta contra el inci-
so d) del artículo 16 de la Ley N° 28175, debiéndose interpretar dicho precepto confor-
me al fundamento 55 de la presente sentencia en el sentido que el inciso cuestionado, solo
será constitucional en la medida que el contrato de trabajo y las fuentes normativas del em-
pleo público, previsto en él, se apliquen a los empleados de confianza a que se refiere la
ley, mientras que, para el caso de los servidores públicos sujetos a la carrera administrati-
va, solo estarán sujetos a las fuentes normativas del empleo público, no siéndoles de apli-
cación la disposición referida al contrato de trabajo.
4. EXHORTAR al Congreso de la República para que con el carácter de prioritario y
urgente apruebe, en la presente legislatura, las leyes complementarias a la Ley Marco
del Empleo Público a fin de iniciar la uniformidad, equidad y modernización del empleo
público, elemento fundamental para un adecuado funcionamiento de la Administración
Pública.

358
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

5. DECLARAR que, de acuerdo a lo dispuesto por la Cuarta Disposición Final y Transi-


toria de la Constitución y a la reiterada jurisprudencia de este Tribunal Constitucional, los
derechos laborales de los trabajadores, como los de sindicación, negociación colectiva y
huelga previstos en el artículo 28 de dicho texto, deberán interpretarse de conformidad con
lo dispuesto por el artículo 8 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales
y Culturales; el artículo 8 del Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre De-
rechos Humanos en materia de Derechos Económicos, Sociales o Culturales o “Protoco-
lo de San Salvador”; el Convenio 87 de la OIT relativo a la Libertad Sindical y a la Pro-
tección del Derecho de Sindicación; el artículo 6 del Convenio N° 98 de la OIT, relativo a
la aplicación de los principios del derecho de sindicación y de negociación colectiva; y el
Convenio N° 151 de la OIT, relativo a la protección del derecho de sindicación y los pro-
cedimientos para determinar las condiciones de empleo en la Administración Pública, en-
tre otros tratados de derechos humanos. Publíquese y notifíquese.
SS. ALVA ORLANDINI; BARDELLI LARTIRIGOYEN; GONZALES OJEDA;
GARCÍA TOMA; VERGARA GOTELLI; LANDA ARROYO

359
Joel Rosas Alcántara

EXP. N° 1417-2005-AA/TC
LIMA
MANUEL ANICAMA HERNÁNDEZ
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 8 días del mes julio de 2005, el Tribunal Constitucional, en sesión de Ple-
no Jurisdiccional, con la asistencia de los señores Magistrados Alva Orlandini, Presiden-
te; Bardelli Lartirigoyen, Vicepresidente; Gonzales Ojeda, García Toma, Vergara Gotelli y
Landa Arroyo, pronuncia la siguiente sentencia
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por don Manuel Anicama Hernández, contra
la sentencia de la Cuarta Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima, de fojas 148,
su fecha 6 de octubre de 2004, que declaró improcedente la demanda de amparo de autos.
(…)
FUNDAMENTOS
1. El inciso 2) del artículo 200 de la Constitución, establece que el proceso de amparo pro-
cede contra el acto u omisión, por parte de cualquier persona, que vulnera o amenaza los
derechos reconocidos por la Constitución, distintos de aquellos protegidos por el hábeas
corpus (libertad individual y derechos conexos) y el hábeas data (acceso a la información
y autodeterminación informativa). En tal sentido, es presupuesto para la procedencia del
proceso de amparo (y en general, de cualquier proceso constitucional) que el derecho que
se alegue afectado sea uno reconocido directamente por la Constitución.
§3. La garantía institucional de la seguridad social
28. El artículo 10 de la Constitución reconoce:
“el derecho universal y progresivo de toda persona a la seguridad social, para su pro-
tección frente a las contingencias que precise la ley y para la elevación de su calidad
de vida”.
Por su parte, el artículo 11 constitucional, estipula la obligación del Estado de garantizar
y supervisar eficazmente el libre acceso a prestaciones de salud y a pensiones, a través de
entidades públicas, privadas o mixtas.
29. Tal como ha establecido el Tribunal Constitucional en el Fundamento 54 de las STC Exps.
Nºs 0050-2004-AI/0051-2004-AI/0004-2005-AI/0007-2005-AI/0009-2005-AI (acumu-
lados):
“La seguridad social es la garantía institucional que expresa por excelencia la función
social del Estado. Se concreta en un complejo normativo estructurado –por imperio
del artículo 10 de la Constitución– al amparo de la ‘doctrina de la contingencia’ y la
calidad de vida; por ello, requiere de la presencia de un supuesto fáctico al que acom-
paña una presunción de estado de necesidad (cese en el empleo, viudez, orfandad, in-
validez, entre otras) que condiciona el otorgamiento de una prestación pecuniaria y/o
asistencial, regida por los principios de progresividad, universalidad y solidaridad, y
fundada en la exigencia no solo del mantenimiento, sino en ‘la elevación de la cali-
dad de vida’”.

360
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

La seguridad social
“es un sistema institucionalizado de prestaciones individualizadas, basado en la
prevención del riesgo y en la redistribución de recursos, con el único propósito de
coadyuvar en la calidad y el proyecto de vida de la comunidad. Es de reconocerse el
fuerte contenido axiológico de la seguridad social, cuyo principio de solidaridad ge-
nera que los aportes de los trabajadores activos sirvan de sustento a los retirados me-
diante los cobros mensuales de las pensiones” (STC Exp. Nº 0011-2002-AI, Funda-
mento 14).
30. Su condición de sistema institucionalizado imprescindible para la defensa y desarrollo
de diversos principios y derechos fundamentales, permite reconocer a la seguridad social
como una garantía institucional.
El Tribunal Constitucional español, en criterio mutatis mutandis aplicable al contexto
constitucional peruano, ha señalado que la seguridad social es una garantía institucional,
“cuya preservación se juzga indispensable para asegurar los principios constitucionales
estableciendo un núcleo o reducto indisponible por el legislador (...), de tal suerte que
ha de ser preservado en términos reconocibles para la imagen que de la misma tiene la
conciencia social en cada tiempo y lugar” (STC Exp. Nº 37/1994, Fundamento 3).
§4. El derecho fundamental a la pensión
31. Tal como se ha precisado, los derechos fundamentales reconocidos por la Norma Fun-
damental, no se agotan en aquellos enumerados en su artículo 2, pues además de los de-
rechos implícitos, dicha condición es atribuible a otros derechos reconocidos en la propia
Constitución. Tal es el caso de los derechos a prestaciones de salud y a la pensión, contem-
plados en el artículo 11, y que deben ser otorgados en el marco del sistema de seguridad
social, reconocido en el artículo 10.
32. El Tribunal Constitucional ha referido que el derecho fundamental a la pensión:
“tiene la naturaleza de derecho social –de contenido económico–. Surgido histórica-
mente en el tránsito del Estado liberal al Estado social de Derecho, impone a los po-
deres públicos la obligación de proporcionar las prestaciones adecuadas a las perso-
nas en función a criterios y requisitos determinados legislativamente, para subvenir
sus necesidades vitales y satisfacer los estándares de la ‘procura existencial’. De esta
forma se supera la visión tradicional que suponía distintos niveles de protección en-
tre los derechos civiles, políticos, sociales y económicos, atendiendo al principio de
indivisibilidad de los derechos fundamentales y a que cada uno formaba un complejo
de obligaciones de respeto y protección –negativas– y de garantía y promoción –po-
sitivas– por parte del Estado” (STC Exps. Nºs 0050-2004-AI / 0051-2004-AI / 0004-
2005-AI / 0007-2005-AI / 0009-2005-AI, acumulados, Fundamento 74).
“Este derecho es una concreción del derecho a la vida, en su sentido material, en aten-
ción al principio de indivisibilidad de los derechos fundamentales y al telos constitu-
cional orientado a la protección de la dignidad de la persona humana, consagrado en
el artículo 1 de la Constitución Política, en los siguientes términos:
‘(...) la defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo
de la sociedad y del Estado’.
De esta forma, nuestro texto constitucional consagra la promoción de una digna cali-
dad de vida entre sus ciudadanos como un auténtico deber jurídico, lo que comporta

361
Joel Rosas Alcántara

al mismo tiempo una definida opción en favor de un modelo cualitativo de Estado


que encuentre en la persona humana su presupuesto ontológico, de expreso rechazo
a una forma de mero desarrollo social y económico cuantitativo.
Es de esta forma como el derecho fundamental a la pensión permite alcanzar el de-
sarrollo de la dignidad de los pensionistas. De ello se deriva su carácter de derecho
fundamental específico, que supera las posiciones liberales que no aceptan un con-
cepto de igualdad como diferenciación, pero que tampoco supone privilegios medie-
vales que tengan por objeto un trato diferenciado estático a determinado colectivo
para conseguir y mantener la desigualdad.
En la definición del contenido de este derecho fundamental es factor gravitante el es-
fuerzo económico que el proceso pensionario exige de los poderes públicos y de la
capacidad presupuestaria” (STC Exps. Nºs 0050-2004-AI / 0051-2004-AI / 0004-
2005-AI / 0007-2005-AI / 0009-2005-AI, acumulados, Fundamento 76).
§4.1 El derecho fundamental a la pensión como derecho fundamental de configura-
ción legal
33. Tal como ha referido este Colegiado:
“[e]l artículo 11 de la Constitución no tiene la naturaleza de una norma jurídica tra-
dicional, pues se trata de una disposición de textura abierta que consagra un derecho
fundamental; en esa medida hace referencia a un contenido esencial constitucional-
mente protegido, el cual tiene como substrato el resto de bienes y valores constitucio-
nales; pero, a su vez, alude a una serie de garantías que no conforman su contenido
irreductible, pero que son constitucionalmente protegidas y sujetas a desarrollo legis-
lativo –en función a determinados criterios y límites–, dada su naturaleza de derecho
de configuración legal” (STC Exps. Nºs 0050-2004-AI / 0051-2004-AI / 0004-2005-
AI / 0007-2005-AI / 0009-2005-AI, acumulados, Fundamento 73).
34. Referir que el derecho fundamental a la pensión es uno de configuración legal, alude a
que la ley constituye fuente normativa vital para delimitar el contenido directamente pro-
tegido por dicho derecho fundamental y dotarle de plena eficacia.
En efecto, tal como ha establecido el Tribunal Constitucional,
“si bien la expresión normativo-constitucional de un derecho le confiere el sentido de
jurídicamente exigible y vinculante al poder político y a los particulares, no se puede
soslayar que parte de la plena eficacia de determinados derechos constitucionales se
encuentra sujeta al desarrollo que de estos pueda hacer el legislador, cuyo ámbito de
determinación es amplio, sin que ello suponga la potestad de ejercer arbitrariamente
sus competencias.
En tanto que la plena exigibilidad de los contenidos del derecho fundamental a la
pensión resulta de su desarrollo legislativo, este es un derecho fundamental de confi-
guración legal, y por ello, dentro de los límites del conjunto de valores que la Consti-
tución recoge, queda librada al legislador ordinario la regulación de los requisitos de
acceso y goce de las prestaciones pensionarias.
Por otra parte, es preciso tener en cuenta que no todas las disposiciones de la legis-
lación ordinaria que tienen por objeto precisar los beneficios o prestaciones relacio-
nadas con materia previsional, dotan de contenido esencial al derecho fundamental
a la pensión. Solo cumplen dicha condición aquellas disposiciones legales que lo de-
sarrollan de manera directa (tal como ocurre, por ejemplo, con las condiciones para

362
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

obtener una pensión dentro de un determinado régimen). Por el contrario, las condi-
ciones indirectas relativas al goce efectivo de determinadas prestaciones, como por
ejemplo, asuntos relacionados al monto de la pensión (en la medida que no se com-
prometa el mínimo vital), topes, mecanismos de reajuste, entre otros, no podrían
considerarse como componentes esenciales del derecho fundamental referido, sino
como contenidos no esenciales y, en su caso, adicionales, y, en tal medida, tampo-
co como disposiciones legales que lo configuran” (STC Exps. Nºs 0050-2004-AI /
0051-2004-AI / 0004-2005-AI / 0007-2005-AI / 0009-2005-AI, acumulados, Fun-
damento 120).
35. Así las cosas, cuando el inciso 20) del artículo 37 del CPConst. establece que el amparo
procede en defensa del derecho a la pensión, ello no supone que todos los derechos sub-
jetivos que se deduzcan de las disposiciones contenidas en el régimen legal relacionado
al sistema previsional público o privado, habilitan un pronunciamiento sobre el fondo en
un proceso de amparo, pues un razonamiento en ese sentido apuntaría a una virtual identi-
dad entre derecho legal y derecho constitucional de configuración legal, lo que a todas lu-
ces resulta inaceptable.
§4.2 Determinación del contenido esencial del derecho fundamental a la pensión
36. El análisis sistemático de la disposición constitucional que reconoce el derecho fun-
damental a la pensión (artículo 11) con los principios y valores que lo informan, es el que
permite determinar los componentes de su contenido esencial. Dichos principios y valo-
res son el principio-derecho de dignidad y los valores de igualdad material y solidaridad.
37. Con base en dicha premisa, sobre la base de los alcances del derecho fundamental a la
pensión como derecho de configuración legal y de lo expuesto a propósito del contenido
esencial y la estructura de los derechos fundamentales, este Colegiado procede a delimi-
tar los lineamientos jurídicos que permitirán ubicar las pretensiones que, por pertenecer al
contenido esencial dicho derecho fundamental o estar directamente relacionadas a él, me-
recen protección a través del proceso de amparo:
a) En primer término, forman parte del contenido esencial directamente protegido por
el derecho fundamental a la pensión, las disposiciones legales que establecen los requi-
sitos del libre acceso al sistema de seguridad social consustanciales a la actividad labo-
ral pública o privada, dependiente o independiente, y que permite dar inicio al periodo de
aportaciones al Sistema Nacional de Pensiones. Por tal motivo, serán objeto de protección
por vía del amparo los supuestos en los que habiendo el demandante cumplido dichos re-
quisitos legales se le niegue el acceso al sistema de seguridad social.
b) En segundo lugar, forma parte del contenido esencial directamente protegido por el de-
recho fundamental a la pensión, las disposiciones legales que establecen los requisitos para
la obtención de un derecho a la pensión. Así, será objeto de protección en la vía de ampa-
ro los supuestos en los que, presentada la contingencia, se deniegue a una persona el re-
conocimiento de una pensión de jubilación o cesantía, a pesar de haber cumplido los re-
quisitos legales para obtenerla (edad requerida y determinados años de aportación), o de
una pensión de invalidez, presentados los supuestos previstos en la ley que determinan su
procedencia.
Tal como ha tenido oportunidad de precisar la Corte Constitucional colombiana, en crite-
rio que este Colegido comparte, el derecho a la pensión
“adquiere el carácter de fundamental cuando a su desconocimiento sigue la vul-
neración o la amenaza de derechos o principios de esa categoría y su protección

363
Joel Rosas Alcántara

resulta indispensable tratándose de la solicitud de pago oportuno de las pensiones


reconocidas, ya que la pensión guarda una estrecha relación con el trabajo, princi-
pio fundante del Estado Social de Derecho, por derivar de una relación laboral y
constituir una especie de salario diferido al que se accede previo el cumplimiento
de las exigencias legales” (Cfr. Corte Constitucional colombiana. Sala Tercera de
Revisión. Sentencia Nº T-608 del 13 de noviembre de 1996. M.P. Dr. Eduardo Ci-
fuentes Muñoz).
c) Por otra parte, dado que, como quedó dicho, el derecho fundamental a la pensión tiene
una estrecha relación con el derecho a una vida acorde con el principio-derecho de digni-
dad, es decir, con la trascendencia vital propia de una dimensión sustancial de la vida, an-
tes que una dimensión meramente existencial o formal, forman parte de su contenido esen-
cial aquellas pretensiones mediante las cuales se busque preservar el derecho concreto a
un “mínimo vital”, es decir,
“aquella porción de ingresos indispensable e insustituible para atender las necesida-
des básicas y permitir así una subsistencia digna de la persona y de su familia; sin un
ingreso adecuado a ese mínimo no es posible asumir los gastos más elementales (...)
en forma tal que su ausencia atenta en forma grave y directa contra la dignidad hu-
mana” (Cfr. Corte Constitucional colombiana. Sala Quinta de Revisión. Sentencia
Nº T-1001 del 9 de diciembre de 1999. M.P. José Gregorio Hernández Galindo).
En tal sentido, en los supuestos en los que se pretenda ventilar en sede constitucional pre-
tensiones relacionadas no con el reconocimiento de la pensión que debe conceder el siste-
ma previsional público o privado, sino con su específico monto, ello solo será procedente
cuando se encuentre comprometido el derecho al mínimo vital.
Por ello, tomando como referente objetivo que el monto más alto de lo que en nuestro or-
denamiento previsional es denominado “pensión mínima”, asciende a S/. 415,00 (Dispo-
sición Transitoria de la Ley Nº 27617 e inciso 1 de la Cuarta Disposición Transitoria de la
Ley Nº 28449), el Tribunal Constitucional considera que, prima facie, cualquier persona
que sea titular de una prestación que sea igual o superior a dicho monto, deberá acudir a la
vía judicial ordinaria a efectos de dilucidar en dicha sede los cuestionamientos existentes
en relación a la suma específica de la prestación que le corresponde, a menos que, a pesar
de percibir una pensión o renta superior, por las objetivas circunstancias del caso, resulte
urgente su verificación a efectos de evitar consecuencias irreparables (V. gr. los supuestos
acreditados de graves estados de salud).
d) Asimismo, aún cuando, prima facie, las pensiones de viudez, orfandad y ascendientes,
no forman parte del contenido esencial del derecho fundamental a la pensión, en la medida
de que el acceso a las prestaciones pensionarias sí lo es, son susceptibles de protección a
través del amparo los supuestos en los que se deniegue el otorgamiento de una pensión de
sobrevivencia, a pesar de cumplir con los requisitos legales para obtenerla.
e) En tanto el valor de igualdad material informa directamente el derecho fundamental a
la pensión, las afectaciones al derecho a la igualdad como consecuencia del distinto trata-
miento (en la ley o en la aplicación de la ley) que dicho sistema dispense a personas que se
encuentran en situación idéntica o sustancialmente análoga, serán susceptibles de ser pro-
tegidos mediante el proceso de amparo, siempre que el término de comparación propues-
to resulte válido.
En efecto, en tanto derecho fundamental relacional, el derecho a la igualdad se encontrará
afectado ante la ausencia de bases razonables, proporcionales y objetivas que justifiquen el
referido tratamiento disímil en el libre acceso a prestaciones pensionarias.

364
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

f) Adicionalmente, es preciso tener en cuenta que para que quepa un pronunciamiento de


mérito en los procesos de amparo, la titularidad del derecho subjetivo concreto de que se
trate debe encontrarse suficientemente acreditada. Y es que como se ha precisado, en el
proceso de amparo
“no se dilucida la titularidad de un derecho, como sucede en otros, sino solo se res-
tablece su ejercicio. Ello supone, como es obvio, que quien solicita tutela en esta vía
mínimamente tenga que acreditar la titularidad del derecho constitucional cuyo resta-
blecimiento invoca, en tanto que este requisito constituye un presupuesto procesal, a
lo que se suma la exigencia de tener que demostrar la existencia del acto [u omisión]
cuestionado” (STC Exp. Nº 0976-2001-AA, Fundamento 3).
g) Debido a que las disposiciones legales referidas al reajuste pensionario o a la estipula-
ción de un concreto tope máximo a las pensiones, no se encuentran relacionadas a aspec-
tos constitucionales directamente protegidos por el contenido esencial del derecho funda-
mental a la pensión, prima facie, las pretensiones relacionadas a dichos asuntos deben ser
ventiladas en la vía judicial ordinaria.
Las pretensiones vinculadas a la nivelación como sistema de reajuste de las pensiones o a
la aplicación de la teoría de los derechos adquiridos en materia pensionaria, no son suscep-
tibles de protección a través del amparo constitucional, no solo porque no forman parte del
contenido protegido del derecho fundamental a la pensión, sino también, y fundamental-
mente, porque han sido proscritas constitucionalmente, mediante la Primera Disposición
Final y el artículo 103 de la Constitución, respectivamente.
§5. Determinación de la procedencia de la pretensión en la presente causa
38. Analizados los componentes que por derivar directamente del contenido constitu-
cionalmente protegido por el derecho fundamental a la pensión, merecen protección a tra-
vés del proceso de amparo, corresponde analizar si la pretensión en el presente caso se en-
cuentra referida a alguno de dichos ámbitos y si, en consecuencia, corresponde expedir un
pronunciamiento sobre el fondo del asunto.
39. En el presente caso el demandante pretende el reconocimiento de la pensión de jubila-
ción adelantada por reducción de personal, que le fue denegada porque a juicio de la ONP
no reunía el mínimo de aportaciones necesarias para obtener el derecho. En consecuencia,
al recurrente le ha sido denegada la pensión, a pesar de que, según alega, cumple con los
requisitos legales para obtenerla. Consecuentemente, la pretensión del recurrente ingre-
sa dentro del supuesto previsto en el Fundamento 37.b, motivo por el cual este Colegiado
procede a analizar el fondo de la cuestión controvertida.
§6. Análisis del agravio constitucional alegado
40. El segundo párrafo del artículo 44 del Decreto Ley Nº 19990, el artículo 1 Decreto Ley
Nº 25967 y el artículo 17 de la Ley Nº 24514, constituyen las disposiciones legales que
configuran el derecho constitucionalmente protegido para acceder a la pensión reclamada.
En ellos se establece que en los casos de reducción o despido total del personal, tienen de-
recho a pensión de jubilación los trabajadores afectados que: i) tengan cuando menos 55
o 50 años de edad, según sean hombres o mujeres; ii) acrediten por lo menos 20 años de
aportaciones; y, iii) el empleador haya sido autorizado por el Ministerio de Trabajo para
despedir a su personal luego de seguir el procedimiento previsto en la Ley Nº 24514, sus-
titutoria del Decreto Ley Nº 18471.
41. Este Tribunal ha precisado en reiteradas ejecutorias, que constituyen precedentes de
observancia obligatoria, que para la calificación de las pensiones se debe tener en cuen-
ta que:

365
Joel Rosas Alcántara

a) A tenor del artículo 57 del Decreto Supremo Nº 011-74-TR, Reglamento del Decre-
to Ley Nº 19990, los periodos de aportación no pierden su validez, excepto en los casos
de caducidad de las aportaciones declaradas por resoluciones consentidas o ejecutoriadas
con fecha anterior al 1 de mayo de 1973. En ese sentido, la Ley Nº 28407, vigente desde
el 3 de diciembre de 2004, recogió este criterio y declaró expedito el derecho de cualquier
aportante para solicitar la revisión de cualquier resolución que se hubiera expedido con-
traviniendo lo dispuesto en los artículos 56 y 57 del decreto supremo referido, Reglamen-
to del Decreto Ley Nº 19990.
b) En cuanto a las aportaciones de los asegurados obligatorios, los artículos 11 y 70 del De-
creto Ley N° 19990 establecen, respectivamente, que: “Los empleadores (...) están obli-
gados a retener las aportaciones de los trabajadores asegurados obligatorios (...)”, y que:
“Para los asegurados obligatorios son periodos de aportación los meses, semanas o días
en que presten, o hayan prestado servicios que generen la obligación de abonar las apor-
taciones a que se refieren los artículos 7 al 13, aun cuando el empleador (...) no hubie-
se efectuado el pago de las aportaciones”. Más aún, el artículo 13 de esta norma dispone
que la emplazada se encuentra obligada a iniciar el procedimiento coactivo si el emplea-
dor no cumple con efectuar el abono de las aportaciones indicadas. A mayor abundamien-
to, el inciso d), artículo 7 de la Resolución Suprema Nº 306-2001-EF, Reglamento de Or-
ganización y Funciones de la Oficina de Normalización Previsional (ONP), dispone que la
emplazada debe “efectuar la verificación, liquidación y fiscalización de derechos pensio-
narios que sean necesarias para garantizar su otorgamiento con arreglo a Ley”.
42. En ese sentido, para acreditar la titularidad de derecho a la pensión y el cumplimiento
de los requisitos legales que configuran el derecho, el demandante ha acompañado una se-
rie de documentos, respecto de los cuales este Tribunal determina los siguiente:
42.1. Edad
1) Copia de su Documento Nacional de Identidad, con el cual se constata que nació el 16
de junio de 1945, y que, por tanto, cumplió la edad requerida para la pensión reclamada el
16 de junio de 2000.
42.2 Años de aportaciones
1) Copia de la Resolución Nº 0000041215-2002-ONP/DC/DL-19990 (Expediente
Nº 01300311802) y del Cuadro de Resumen de Aportaciones, de donde se evidencia que
en aplicación del artículo 95 del Decreto Supremo Nº 013-61-TR, Reglamento de la Ley
Nº 13640, la ONP desconoció la validez de las aportaciones realizadas durante 1 año y 1
mes en los años 1964 y 1965, y decidió no continuar su labor inspectiva porque presumió
que el demandante no acreditaría el mínimo de años de aportaciones requeridos.
2) Copia de dos Certificados de Trabajo expedidos por Motor Perú S.A. en el año 1992,
en papel membretado y en formato del IPSS, y adicionalmente, otro Certificado de Traba-
jo otorgado en el año 1994 por Motor Perú S.A. en liquidación, en todos los cuales se cer-
tifica que el demandante trabajó en la empresa desde el 5 de marzo de 1973 hasta el 25 de
mayo de 1992, es decir, por un periodo de 19 años, 2 meses y 20 días.
42.3 Autorización de la Autoridad de Trabajo y afectación por reducción de personal
1) Copia de la Resolución Subdirectoral Nº 018-92-1SD-NEC y la Resolución Directoral
Nº 046-92-DR-LIM, del 21 de febrero y 24 de marzo de 1992, respectivamente, en las que
consta la autorización de la Autoridad de Trabajo para que Motor Perú S.A. reduzca per-
sonal al haber acreditado causal económica conforme a lo señalado en la Ley Nº 24514.

366
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

2) Copia del Acta de Extraproceso de fecha 3 de julio de 1992, suscrita ante el Direc-
tor Regional de Trabajo de Lima, por los representantes de Motor Perú S.A. y el Sindica-
to de Trabajadores de la empresa, en la cual se transcribe la relación del personal afecta-
do por la reducción de personal, entre los que se encuentra el demandante. Asimismo, el
cronograma de pago de los beneficios sociales que se entregará conjuntamente con el cer-
tificado de trabajo, previa presentación de las cartas de renuncia de los trabajadores con
fecha 25 de mayo de 1992.
43. En consecuencia, el Tribunal Constitucional considera que aun cuando en el proce-
so de amparo no se encuentra prevista una etapa probatoria, el demandante ha presentado
suficiente medios probatorios que no requieren actuación (artículo 9 del CPConst.), que
demuestran: i) que cumple con el requisito de edad exigido para obtener la pensión soli-
citada; ii) que fue cesado en el empleo por causal de reducción de personal; y, iii) que te-
niendo en cuenta su tiempo de servicios en Motor Perú S.A. –corroborados previamente
por la Autoridad de Trabajo– y las aportaciones realizadas durante el periodo cuya vali-
dez indebidamente no se reconoció, acredita por lo menos 20 años de aportaciones al Sis-
tema Nacional de Pensiones.
En tal sentido, ha acreditado que reúne todos los requisitos legales exigidos para la per-
cepción de la pensión de jubilación adelantada por reducción de personal reclamada, y
consiguientemente, que se ha desconocido arbitrariamente el derecho constitucional a la
pensión que le asiste, por lo que la demandada debe reconocer su derecho a la pensión de
jubilación y disponer su percepción desde la fecha en que se verifica el agravio constitu-
cional, es decir, en la fecha de la apertura del Expediente Nº 01300311802 en el que cons-
ta la solicitud de la pensión denegada.
Adicionalmente, se debe ordenar a la ONP que efectúe el cálculo de los devengados
correspondientes desde la fecha del agravio constitucional, así como el de los intereses le-
gales generados de acuerdo a la tasa señalada en el artículo 1246 del Código Civil, y pro-
ceda a su pago, en la forma y modo establecido por el artículo 2 de la Ley Nº 28266.
§7. Precedente vinculante
44. Es evidente que con relación al derecho fundamental a la pensión reconocido en el ar-
tículo 11 de la Constitución, en la jurisprudencia de este Tribunal ha existido un criterio
de procedibilidad más flexible que aquel desarrollado en el Fundamento 37 supra. Ello,
en su momento, se encontraba plenamente justificado en aras de proyectar desde la juris-
prudencia de este Colegiado las pautas de interpretación que permitan convertir al sistema
de seguridad social, y, concretamente, al derecho fundamental a la pensión, en uno plena-
mente identificado con los principios constitucionales que lo informan (dignidad, igual-
dad y solidaridad).
45. Las materias que son competencia de la jurisdicción constitucional no se desarrollan
sobre un espectro rígido e inmutable. Por el contrario, la incuestionable ligazón existente
entre realidad social y Constitución en los Estados sociales y democráticos de derecho,
imponen un margen de razonable flexibilidad al momento de decidir las causas que mere-
cen un pronunciamiento por parte de la jurisdicción constitucional, sobre todo en aquellas
latitudes en las que esta tiene reciente data. Solo así es posible sentar por vía de la juris-
prudencia las bases mínimas para una verdadera identidad constitucional en cada uno de
los ámbitos del derecho, y solo así es posible que este Tribunal mantenga incólumes sus
funciones de valoración, ordenación y pacificación.
46. El Tribunal Constitucional considera que dicho cometido ha sido cubierto con la
abundante jurisprudencia emitida en materia pensionaria, motivo por el cual considera

367
Joel Rosas Alcántara

pertinente, a partir de la presente sentencia, restringir los criterios de procedibibilidad en


dicha materia sobre la base de pautas bastante más identificadas con la naturaleza de ur-
gencia del proceso de amparo.
47. En tal sentido, este Tribunal advierte que los criterios jurídicos contenidos en el Funda-
mento 37 supra para determinar la procedencia de demandas de amparo en materia pensio-
naria, a partir de la determinación del contenido esencial del derecho fundamental a la pen-
sión, reconocido en el artículo 11 de la Constitución, constituyen precedente vinculante, de
conformidad con lo dispuesto en el artículo VII del Título Preliminar del CPConst.
48. Por lo demás, dicho cambio de precedente se encuentra amparado por el principio de
autonomía procesal que informa a las funciones de valoración, ordenación y pacificación
de este Tribunal, conforme al cual, dentro del marco normativo de las reglas procesales
que le resultan aplicables, este goza de un margen razonable de flexibilidad en su aplica-
ción, de manera que toda formalidad resulta finalmente supeditada a la finalidad de los
procesos constitucionales: la efectividad del principio de supremacía de la Constitución y
la vigencia de los derechos fundamentales (artículo II del Título Preliminar del CPConst.).
El artículo III del Título preliminar del CPConst. establece la obligación del juez consti-
tucional de
“adecuar la exigencia de las formalidades previstas en este Código al logro de los fi-
nes de los procesos constitucionales”,
por lo que goza de cierto grado de autonomía para establecer determinadas reglas proce-
sales o interpretar las ya estipuladas, cuando se trate de efectivizar los fines de los proce-
sos constitucionales.
En efecto, mediante su autonomía procesal el Tribunal Constitucional puede establecer
reglas que tengan una pretensión de generalidad y que puedan aplicarse posteriormen-
te a casos similares, siempre que estas reglas tengan como finalidad perfeccionar el pro-
ceso constitucional, y se encuentren limitadas por el principio de separación de pode-
res, la ya mencionada vigencia efectiva de los derechos fundamentales y los principios de
razonabilidad y proporcionalidad.
49. El precedente sentado es de vinculación inmediata, motivo por el cual a partir del día
siguiente de la publicación de la presente sentencia en el diario oficial El Peruano, toda
demanda de amparo que sea presentada o que se encuentre en trámite y cuya pretensión no
verse sobre el contenido constitucional directamente protegido por el derecho fundamen-
tal a la pensión (Fundamento 37 supra), debe ser declarada improcedente.
§8. Vía jurisdiccional ordinaria para la dilucidación de asuntos previsionales que no
versen sobre el contenido directamente protegido por el derecho fundamental a la
pensión
50. No obstante, en atención a su función de ordenación, el Tribunal Constitucional no
puede limitarse a precisar los criterios que procedibilidad del amparo constitucional en
materia pensionaria, sino que, a su vez, debe determinar la vía judicial en las que deban
ventilarse la pretensiones sobre dicha materia que por no gozar de protección constitucio-
nal directa, no son susceptibles de revisarse en sede constitucional. Asimismo, debe deter-
minar las reglas necesarias para encausar las demandas de amparo en trámite cuya impro-
cedencia debe ser declarada tras la publicación de la presente sentencia en el diario oficial
El Peruano.
51. La vía idónea para dilucidar los asuntos pensionarios que no versen sobre el con-
tenido directamente protegido por el derecho fundamental a la pensión, es el proceso

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

contencioso-administrativo. En efecto, en tanto que es la Administración Pública la encar-


gada de efectuar el otorgamiento de las pensiones específicas una vez cumplidos los re-
quisitos previstos en la ley, es el proceso contencioso-administrativo la vía orientada a so-
licitar la nulidad de los actos administrativos que se consideren contrarios a los derechos
subjetivos que a pesar de encontrarse relacionados con materia previsional, sin embargo,
no derivan directamente del contenido constitucionalmente protegido por el derecho fun-
damental a la pensión. Así lo estipula el artículo 1 de la Ley Nº 27584.
“La acción contencioso administrativa prevista en el artículo 148 de la Constitución
Política tiene por finalidad el control jurídico por el Poder Judicial de las actuaciones
de la Administración Pública sujetas al derecho administrativo y la efectiva tutela de
los derechos e intereses de los administrados (...)”.
52. Por ende, en los supuestos en los que se pretenda la estimación en juicio de pretensio-
nes que no se encuentren relacionadas con el contenido directamente protegido por el de-
recho fundamental a la pensión, los justiciables deberán acudir el proceso contencioso-ad-
ministrativo a efectos de dilucidar el asunto controvertido.
En tal perspectiva, el artículo 3 de la Ley Nº 27584 establece, de conformidad con el prin-
cipio de exclusividad, lo siguiente:
“las actuaciones de la Administración Pública solo pueden ser impugnadas en el pro-
ceso contencioso-administrativo, salvo en los casos en que se pueda recurrir a los
procesos constitucionales”,
es decir, salvo en los casos en los que la actuación (u omisión) de la Administración Pública
genere la afectación del contenido directamente protegido por un derecho constitucional.
53. De conformidad con los artículos 8 y 9 de la Ley Nº 27584 es competente para cono-
cer la demanda el Juez Especializado en lo Contencioso-Administrativo (o el Juez Civil o
Mixto en los lugares en que no exista Juez Especializado en lo Contencioso-Administrati-
vo), del lugar del domicilio del demandado o del lugar donde se produjo la actuación im-
pugnable, a elección del demandante.
§9. Reglas procesales aplicables a las demandas de amparo en trámite que sean de-
claradas improcedentes como consecuencia del precedente vinculante contenido en
esta sentencia
54. Las demandas de amparo en trámite que, en aplicación de los criterios de procedibili-
dad previstos en el Fundamento 37 supra, sean declaradas improcedentes, deberán ser re-
mitidas al juzgado de origen (Juez Civil encargado de merituar el proceso de amparo en
primera instancia), quien deberá remitir el expediente judicial al Juez Especializado en lo
Contencioso-Administrativo (en los lugares en los que estos existan) o deberá avocarse al
conocimiento del proceso (en los lugares en los que no existan Jueces Especializados en
lo Contencioso-Administrativo).
Una vez que el juez competente del proceso contencioso-administrativo se avoque al co-
nocimiento de la causa, deberá entenderse presentada y admitida la demanda contencio-
so-administrativa, y, en aplicación del principio de suplencia previsto en el inciso 4) del
artículo 2 de la Ley Nº 27584, se otorgará al demandante un plazo razonable a efectos de
que adecúe su demanda conforme a las reglas previstas para la etapa postulatoria del pro-
ceso contencioso-administrativo. Transcurrido dicho plazo sin que el demandante realice
la respectiva adecuación, procederá el archivo del proceso.
Estas reglas son dictadas en virtud del principio de autonomía procesal del Tribunal Cons-
titucional al que se ha hecho alusión en el Fundamento 48 supra.

369
Joel Rosas Alcántara

55. Por otra parte, en aplicación del principio pro actione que impone al juez interpretar los
requisitos de admisibilidad de las demandas en el sentido que más favorezca el derecho de
acceso a la jurisdicción, en los supuestos en los que en el expediente de amparo obre escri-
to en el que la Administración contradiga la pretensión del recurrente, el juez del conten-
cioso administrativo, no podrá exigir el agotamiento de la vía administrativa.
En efecto, dado que la finalidad de la interposición de los recursos administrativos de im-
pugnación consiste en darle la oportunidad a la propia Administración de revisar su actua-
ción o reevaluarla y, en su caso, disponer el cese de la vulneración del derecho, sería mani-
fiestamente contrario al principio de razonabilidad y al derecho fundamental de acceso a
la jurisdicción, exigir el agotamiento de la vía administrativa en los casos en los que re-
sulta evidente que la propia Administración se ha ratificado en la supuesta validez del acto
considerado ilegal.
56. Por el contrario, los expedientes de amparo en los que no sea posible verificar si la
Administración se ha o no ratificado en torno a la supuesta validez del acto considerado
atentatorio de los derechos previsionales que no configuran el contenido directamente pro-
tegido por el derecho fundamental a la pensión, no serán remitidos al juez del contencioso-
administrativo, pues dado que en estos supuestos es plenamente exigible el agotamiento de
la vía administrativa prevista en el artículo 18 de la Ley Nº 27584, los recurrentes deberán
agotarla para encontrarse habilitados a presentar la demanda contencioso administrativa.
57. En todo caso, es deber del juez del contencioso administrativo, aplicar el principio de
favorecimiento del proceso, previsto en el inciso 3) del artículo 2 de la Ley Nº 27584, con-
forme al cual:
“Principio de favorecimiento del proceso.- El juez no podrá rechazar liminarmente la
demanda en aquellos casos en los que por falta de precisión del marco legal exista in-
certidumbre respecto del agotamiento de la vía previa.
Asimismo, en caso de que el juez tenga cualquier otra duda razonable sobre la proce-
dencia o no de la demanda, deberá preferir darle trámite a la misma”.
58. Por otra parte, dado que en los asuntos previsionales, es la Administración o, en su
caso, la entidad en la que prestó servicios el extrabajador, las que se encuentran en mayor
capacidad de proveer al juez de los medios probatorios que coadyuven a formar convic-
ción en relación con el asunto controvertido, el hecho de que el recurrente no haya presen-
tado los medios probatorios suficientes que permitan acreditar su pretensión, en princi-
pio, no puede considerarse como motivo suficiente para desestimar la demanda. En tales
circunstancias, es obligación del juez recabar de oficio los medios probatorios que juzgue
pertinentes; máxime si el artículo 22 de la Ley Nº 27584, establece que:
“Al admitir a trámite la demanda el juez ordenará a la entidad administrativa que
remita el expediente relacionado con la actuación impugnable.
Si la entidad no cumple con remitir el expediente administrativo el órgano jurisdic-
cional podrá prescindir del mismo o en su caso reiterar el pedido bajo apercibimien-
to de poner el hecho en conocimiento del Ministerio Público para el inicio del proce-
so penal correspondiente (...).
El incumplimiento de lo ordenado a la entidad administrativa no suspende la tramita-
ción del proceso, debiendo el juez en este caso aplicar al momento de resolver lo dis-
puesto en el artículo 282 del Código Procesal Civil”.
Dicho artículo del Código Procesal Civil, establece:

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

“El juez puede extraer conclusiones en contra de los intereses de las partes atendien-
do a la conducta que estas asumen en el proceso, particularmente cuando se mani-
fiesta notoriamente en la falta de cooperación para lograr la finalidad de los medios
probatorios, o con otras actitudes de obstrucción. Las conclusiones del juez estarán
debidamente fundamentadas”.
Por su parte, el artículo 29 de la Ley Nº 27584, dispone:
“Cuando los medios probatorios ofrecidos por las partes sean insuficientes para for-
mar convicción, el juez en decisión motivada e inimpugnable, puede ordenar la ac-
tuación de los medios probatorios adicionales que considere convenientes”.
§10. Vulneración continuada y ausencia de plazos de prescripción en asuntos que
versen sobre materia pensionaria
59. Todos los poderes públicos, incluida la Administración Pública, deberán tener pre-
sente, tal como lo ha precisado este Colegiado de manera uniforme y constante –en crite-
rio que mutatis mutandis es aplicable a cualquier proceso judicial o procedimiento admi-
nistrativo que prevea plazos de prescripción o caducidad– que las afectaciones en materia
pensionaria tienen la calidad de una vulneración continuada, pues tienen lugar mes a mes,
motivo por el cual no existe posibilidad de rechazar reclamos, recursos o demandas que
versen sobre materia previsional, argumentando el vencimiento de plazos prescriptorios
o de caducidad.
En tal sentido, en los casos de demandas contencioso-administrativas que versen sobre ma-
teria pensionaria, el juez se encuentra en la obligación de considerar el inicio del cómputo
de los plazos de caducidad previstos en el artículo 17 de la Ley Nº 27584, a partir del mes
inmediatamente anterior a aquel en que es presentada la demanda, lo que equivale a decir,
que, en ningún caso, podrá declararse la improcedencia de tales demandas por el supuesto
cumplimiento del plazo de caducidad.
§11. Jurisprudencia vinculante y exhortación
60. Es preciso enfatizar que los criterios uniformes y reiterados contenidos en las sen-
tencias expedidas por el Tribunal Constitucional en materia pensionaria, mantienen sus
efectos vinculantes. En consecuencia, a pesar de que determinadas pretensiones sobre la
materia no puedan en el futuro ser ventiladas en sede constitucional, la judicatura ordina-
ria se encuentra vinculada por las sentencias en materia pensionaria expedidas por este
Colegiado.
61. Finalmente, el Tribunal Constitucional exhorta al Poder Judicial a aumentar el número
de Juzgados Especializados en lo Contencioso-Administrativo en el Distrito Judicial de
Lima y a crearlos en el resto de Distritos Judiciales de la República, a efectos de atender
con diligencia y celeridad las pretensiones que correspondan ser dilucidadas por la juris-
dicción ordinaria, como consecuencia de la expedición de la presente sentencia.
Por estas consideraciones, el Tribunal Constitucional con la autoridad que le confiere la
Constitución y su Ley Orgánica,
HA RESUELTO
1. Declarar FUNDADA la demanda.
2. Declarar la NULIDAD de la Resolución Nº 0000041215-2002-ONP/DC/DL-19990.
3. Ordena que la entidad demandada cumpla con reconocer la pensión de jubilación ade-
lantada por reducción de personal que corresponde al demandante, y abone las pensiones

371
Joel Rosas Alcántara

devengadas, reintegros e intereses legales correspondientes, conforme a los Fundamentos


40 a 43 supra.
4. Declarar que los criterios de procedibilidad de las demandas de amparo que versen sobre
materia pensionaria, previstos en el Fundamento 37 supra, constituyen precedente vincu-
lante inmediato, de conformidad con el artículo VII del Título Preliminar del CPConst.;
motivo por el cual, a partir del día siguiente de la publicación de la presente sentencia en el
diario oficial El Peruano, toda demanda de amparo que sea presentada o que se encuentre
en trámite y cuya pretensión no verse sobre el contenido constitucional directamente pro-
tegido por el derecho fundamental a la pensión, debe ser declarada improcedente.
5. Declarar que las reglas procesales de aplicación a las demandas de amparo que a la fe-
cha de publicación de esta sentencia se encuentren en trámite, previstas en los Fundamen-
tos 54 a 58 supra, resultan vinculantes tanto para los Jueces que conocen los procesos de
amparo, como para los Jueces que resulten competentes para conocer las demandas con-
tencioso administrativas.
6. Se EXHORTA al Poder Judicial, para que, de conformidad con el Fundamento 61
supra, aumente el número de Juzgados Especializados en lo Contencioso Administrativo
en el Distrito Judicial de Lima y los cree en el resto de Distritos Judiciales de la República.
Publíquese y notifíquese.
SS. ALVA ORLANDINI; BARDELLI LARTIRIGOYEN; GONZALES OJEDA;
GARCÍA TOMA; VERGARA GOTELLI; LANDA ARROYO

372
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

EXP. Nº 8726-2005-PA/TC
HUAURA
“ASOCIACIÓN UNIDOS
CENTENARIO Y OTROS
DE HUARAL”
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 24 días del mes de noviembre de 2005, la Sala Segunda del Tribunal
Constitucional, integrada por los magistrados Bardelli Lartirigoyen, Gonzales Ojeda y
Vergara Gotelli, pronuncia la siguiente sentencia.
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por la “Asociación Unidos Centenario
y otros de Huaral” contra la sentencia de la Sala Civil de la Corte Superior de Justicia
de Huaura, de fojas 137, su fecha 13 octubre de 2005, que declara improcedente la de-
manda de autos.
(…)
Libertad de trabajo: ámbito de protección, naturaleza (derecho de defensa y derecho
de protección) y deber de protección de este derecho
6. El ejercicio del comercio ambulatorio está comprendido bajo el ámbito de protección de
la libertad de trabajo. La libertad de trabajo constituye un derecho fundamental reconocido
por el artículo 2, inciso 15) de la Constitución. El contenido o ámbito de protección de este
derecho fundamental constituye el libre ejercicio de toda actividad económica. A este res-
pecto, el Tribunal Constitucional alemán, ya el 11 de junio de 1958, en la célebre y pione-
ra sentencia sobre libertad de trabajo, el Caso de las Farmacias(20), ha enfatizado, respec-
to a la forma amplia de comprender la libertad de trabajo, que este derecho “garantiza a la
persona adoptar como ‘oficio’ toda actividad para la cual se considere apto, es decir, para
el sustento de su vida”(21). Desde esta perspectiva, el concepto “trabajo” ha de interpretar-
se de la manera más amplia. Así, comprende no solo aquellas ocupaciones tradicionales
y típicas, sino también aquellas atípicas que la persona libremente adopta(22). En este con-
texto, el contenido de la libertad de trabajo puede ser entendido como la facultad de ejer-
cer toda actividad que tenga como finalidad el sustento vital de la persona.
7. La libertad de trabajo, en cuanto derecho fundamental, detenta una doble faz. Por un
lado, constituye derecho de defensa y, por otro, derecho de protección. En cuanto derecho
de defensa, proyecta su vinculatoriedad típica, clásica, oponible al Estado y a particulares,
como esfera de actuación libre. En cuanto derecho de protección, la libertad de trabajo re-
conoce a la persona el derecho a una acción positiva, que vincula al Estado a la protec-
ción activa del bien jusfundamental protegido –libre trabajo– a través del establecimiento
de normas, procedimientos e instituciones orientadas a hacer posible el ejercicio de tal de-
recho fundamental. En virtud de ello se constituye para el Estado y el poder público en ge-
neral lo que el Tribunal Constitucional alemán ha denominado en su jurisprudencia como

(20) Apotheken-Urteil (“Sentencia sobre las farmacias”): BVerfGE 7, 377. Sentencia de 11 de junio de
1958, expedida por la 1ª Sala del Tribunal Constitucional alemán.
(21) BVerfGE 7, 377 (p. 397).
(22) BVerfGE 7, 377 (p. 397).

373
Joel Rosas Alcántara

“deber de protección”(23). Tal deber de protección ha sido acogido por la doctrina jurispru-
dencial de este Tribunal(24). Ahora bien, dado que la libertad de trabajo constituye también
un derecho de protección, se configura un deber de protección de tal derecho, conforme al
cual, el Estado y las municipalidades deben desarrollar o adoptar normas, procedimientos
e instituciones, orientadas a la posibilidad de su real, efectivo y pleno ejercicio.
8. Esta faz de la libertad de trabajo es de suma relevancia para el comercio ambulatorio.
En efecto, por imperativo de este deber de protección, las Municipalidades, en cuanto en-
tes titulares de competencias normativas en materia de comercio ambulatorio, deben adop-
tar normas que lo regulen de manera completa y exhaustiva y, en especial, que garanticen
a las personas la facultad de ejercer dicha actividad en condiciones dignas, por imperati-
vo del principio de dignidad (artículos 1 y 3 de la Constitución). Como consecuencia del
deber de protección que tiene el Estado y las municipalidades con respecto a la libertad de
trabajo, la lesión de este derecho no se restringe al solo impedimento arbitrario de su ejer-
cicio, sino también se concreta en la omisión de tales entes de adoptar las medidas –nor-
mas, procedimientos y/o instituciones– que el caso exija, en particular, tratándose del co-
mercio ambulatorio, la omisión de que las Municipalidades expidan normas que lo regulen
en el marco de los términos antes señalados.
9. Aun cuando en el presente caso la omisión de este deber de protección por parte de la
Municipalidad demandada no se ha planteado, será oportuno precisar cuál es la dimensión
de la problemática del comercio ambulatorio en cuanto manifestación de la libertad de tra-
bajo y señalar la posibilidad de eventuales lesiones de este derecho en los supuestos don-
de se advierta la omisión de su deber de protección.
Análisis de la norma según el principio de proporcionalidad
10. Dado que el comercio ambulatorio representa un supuesto de ejercicio de la libertad de
trabajo, corresponde ahora examinar si la prohibición establecida por la Ordenanza impug-
nada puede considerarse como una intervención válida o justificada constitucionalmente.
Para tal efecto se empleará el principio de proporcionalidad, de modo que si tal interven-
ción supera este examen se concluirá en la validez constitucional de la citada intervención
o, en caso contrario, en su invalidez.
Objetivo y finalidad de la intervención en la libertad de trabajo
11. La finalidad de la intervención. Bajo este concepto se comprende la finalidad que el ór-
gano productor de la norma ha pretendido alcanzar a través de la medida implementada.
En el caso, tal medida es la prohibición del comercio ambulatorio. Esta medida suele ser
denominada como “intervención” en la estructura del principio de proporcionalidad. Aho-
ra bien, la finalidad implica, a su vez, dos aspectos: el objetivo y el fin. El objetivo es el
estado de cosas que pretende lograrse con la medida (intervención) normativa. El fin es el
derecho, principio o valor constitucional que justifica dicha intervención.
12. Para determinar el objetivo, esto es, el estado de cosas que la Municipalidad preten-
dió a través de la prohibición del comercio ambulatorio es menester auscultar la causa fác-
tica que dio origen a su establecimiento. Se trata, aquí, de inquirir por la ocassio legis de
la norma prohibitiva.

(23) Schwanger schaftsab bruch I (Caso Aborto I): BVerfGE 39, 1 (pp. 41 y ss.). Sentencia de 25 de fe-
brero de 1975, expedida por la 1ª Sala del Tribunal Constitucional alemán.
(24) STC, Exp. Nº 976-2001-AA/TC, de 13 de marzo de 2003, fundamento 9, segundo párrafo, in fine.

374
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

13. La ocassio legis se lee en la propia Ordenanza, en cuyo considerando quinto se afir-
ma que, “(...) a la fecha el comercio ambulatorio compuesto por vendedores ambulantes
informales viene ocupando por más de 30 años las calles y avenidas públicas de la ciu-
dad de Huaral, dificultando el libre tránsito de las personas y vehículos y atentando con-
tra sus derechos constitucionales, así como generando riesgos contra la vida y la salud
de la población en casos de incendio o sismo y, creando focos infecciosos por el arro-
jo de basura”.
14. El objetivo. En los considerandos de la Ordenanza impugnada se advierte que ella
ha sido expedida “en resguardo del orden y el ornato de la ciudad” de Huaral (segundo
considerando), orden que, si atendemos a los problemas que la Municipalidad pretende re-
solver con la norma (la ocassio legis de la Ordenanza), sería un orden donde no se dificul-
te el tránsito de las personas y el vehicular y evite riesgos de la vida y la salud de la pobla-
ción. La Ordenanza tiene, además, el propósito de proteger el Centro Histórico de Huaral,
considerado como “patrimonio de la ciudad” (sexto considerando). El “ornato público” de
la ciudad es otro propósito que se advierte en la norma cuando recuerda la petición de la
ciudadanía del retiro de comercio ambulatorio (séptimo considerando).
15. El objetivo de la norma es entonces establecer un Centro Histórico de Huaral con or-
den, ornato y protegido. Tal es el estado de cosas pretendido por la ordenanza.
16. Ahora bien, este objetivo se justifica con la prosecución de determinados principios
constitucionales. La conservación del orden se justifica en el principio de orden público en
el sentido clásico de orden de las calles. Por otra parte, la protección del centro histórico
obedece al principio de protección del patrimonio cultural de la nación que subyace al ar-
tículo 21 de la Constitución.
17. Así las cosas, se advierte que el objetivo de la ordenanza impugnada se justifica en la
prosecución de fines que tienen cobertura constitucional.
Examen de idoneidad
18. Se trata ahora de inquirir acerca de si la medida adoptada, esto es, la prohibición del co-
mercio ambulatorio, es adecuada o conducente al objetivo de la Ordenanza impugnada. La
respuesta es afirmativa. La consecución de un Centro Histórico de la ciudad de Huaral con
orden, ornato y protegido, puede lograrse a través de la prohibición del comercio ambu-
latorio. Es sabido que en muchas ciudades del país se ha tenido que proceder a una prohi-
bición del comercio ambulatorio con el objetivo de lograr un orden del tráfico vehicular
y, ciertamente, con miras a alcanzar un mejor ornato, particularmente cuando se trata del
centro histórico de una ciudad. En lo que concierne a la “protección” del centro históri-
co, resulta claro que ello debe entenderse como protección del ornato, ya que la actividad
comercial ambulatoria por sí misma no puede considerarse plausiblemente como causa
del deterioro del centro histórico. Ahora bien, en este orden de consideraciones se advier-
te que los centros históricos de la ciudad son declarados normalmente como zonas rígidas
para el comercio ambulatorio; tal es el caso, por ejemplo, de la Municipalidad Metropo-
litana de Lima (Ordenanza 062, publicada el 18 de agosto de 1994, artículo 138), o de la
declaración de zona rígida de vías públicas específicamente enumeradas, como el caso de
la Municipalidad Distrital de Barranco (Ordenanza 162-MDB, de 4 de setiembre de 2003,
artículo 3, literal “g”, que declara “zona rígida total” determinadas vías públicas), que pue-
den considerarse como centro histórico de tal distrito, o incluso, el caso donde se califican
determinadas “áreas” como zonas rígidas, como el de la Municipalidad Distrital de Jesús
María (Ordenanza 001-95-CDJM-A, de 18 de agosto de 1995, artículo 10) que comprende
áreas que pueden considerarse como componentes del centro histórico.

375
Joel Rosas Alcántara

19. Lo anterior permite advertir que la declaración de zona rígida de los centros históricos
de las ciudades es una medida que ha sido considerada como un medio conducente o idó-
neo para la consecución de un centro histórico con orden, ornato y protegido. En conse-
cuencia, la declaración de zona rígida del Centro Histórico de Huaral por dicha Municipa-
lidad constituye un medio idóneo para la preservación de los fines constitucionales arriba
identificados. Ahora bien, el que la medida cuestionada sea idónea implica únicamente
que a través de una prohibición de la actividad comercial en las vías públicas puede alcan-
zarse el objetivo antes mencionado.
Examen de necesidad
20. Dado que la medida cuestionada ha superado el examen de idoneidad, corresponde
ahora indagar si supera también el examen de necesidad. Bajo este examen se analiza “si
existen medios alternativos al optado por el legislador que no sean gravosos o, al menos,
que lo sea en menor intensidad. Se trata del análisis de una relación medio-medio, esto
es, de una comparación entre medios, el optado por el legislador y el o los hipotéticos que
hubiera podido adoptar para alcanzar el mismo fin. Por esto, el o los medios hipotéticos al-
ternativos han de ser igualmente idóneos”(25). En el caso, se trata entonces de examinar si
frente a la medida adoptada por la Municipalidad –la declaración del centro histórico de
Huaral como rígida–, había medidas alternativas que sean aptas para alcanzar el objetivo
de uncentro histórico con orden, ornato y protegido. La respuesta es negativa. Si se preten-
de el objetivo propuesto, no hay medios alternativos idóneos hipotéticos. Cualquier me-
dio alternativo hipotético que pudiera plantearse tendría que admitir previamente la po-
sibilidad de actividades comerciales en la vía pública, pero tal no es el caso. Ahora, si la
prohibición de actividad ambulatoria parece aceptable con respecto a las vías públicas en
general, con mayor razón ha de admitirse tal prohibición cuando se proyecta sobre el de-
nominado centro histórico de una ciudad. En nuestro entorno cultural se admite en las vías
públicas algunas actividades comerciales típicas como la venta de diarios, el servicio de
lustrado de calzados, expendio de golosinas, entre algunas otras. Sin embargo, ello cons-
tituye un supuesto excepcional y que debe su razón sobre todo a factores culturales y de
idiosincrasia y debe realizarse de conformidad con las normas del ordenamiento jurídico,
y no al margen o contra ellas.
21. En síntesis, la consecución del objetivo trazado solo puede alcanzarse a través de la
restricción de la libertad de trabajo en las vías públicas, en particular cuando tal interdic-
ción tiene lugar en lo que se denomina el “centro histórico” de la ciudad. En consecuencia,
la medida enjuiciada supera el examen de necesidad.
Examen de ponderación o proporcionalidad en sentido en sentido estricto
22. Corresponde ahora examinar la medida conforme al test de ponderación o pro-
porcionalidad en sentido estricto. Conforme a este se establece una relación según la
cual cuanto mayor es la intensidad de la intervención de la libertad de trabajo, tan-
to mayor ha de ser el grado de realización u optimización del fin constitucional. Si
tal relación se cumple, entonces, la intervención en la libertad de trabajo habrá superado
el examen de la ponderación y no será inconstitucional; por el contrario, en el supuesto
de que la intensidad de la afectación en la libertad de trabajo sea mayor al grado de rea-
lización del fin constitucional, entonces, la intervención en dicha libertad no estará jus-
tificada y será inconstitucional.

(25) Exp. Nº 0045-2004-PI/TC, fundamento 34.

376
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

23. La intensidad de la intervención en la libertad de trabajo es leve mientras que el grado


de optimización o realización del fin constitucional (orden público, protección del patri-
monio cultural de la nación) es elevado. Es decir, en la intervención examinada, mientras
el grado de optimización del orden público y el patrimonio cultural es elevado, la intensi-
dad de la intervención en la libertad de trabajo es leve.
24. Lo anterior puede también ser formulado negativamente. En efecto, la intensidad de la
intervención en la libertad de trabajo es leve porque los miembros de la asociación recu-
rrente pueden ejercer su libertad de trabajo en forma regular en los lugares y centros que
al efecto establece la Municipalidad. Por el contrario, la no realización de los fines cons-
titucionales es de elevada intensidad debido a que: a) el desorden puede afectar un tránsito
ordenado, seguro, sin peligro para los transeúntes y los propios vendedores ambulantes, y
b) el deterioro del ornato puede comprometer el patrimonio cultural histórico de la ciudad
de Huaral, conformada justamente por el centro histórico de dicha ciudad.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú.
HA RESUELTO
Declarar INFUNDADA la demanda de amparo.
Publíquese y notifíquese
SS. BARDELLI LARTIRIGOYEN; GONZALES OJEDA; VERGARA GOTELLI

377
Joel Rosas Alcántara

EXP. N° 3311-2005-PA/TC
LIMA
SINDICATO DE TRABAJADORES
MINEROS DE ATACOCHA
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 5 días del mes de enero de 2006, el Tribunal Constitucional en sesión de
Pleno Jurisdiccional, con la asistencia de los señores magistrados García Toma; Presiden-
te, Gonzales Ojeda; Vice Presidente, Alva Orlandini, Vergara Gotelli y Landa Arroyo, pro-
nuncia la siguiente sentencia
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por el Sindicato de Trabajadores Mineros
de Atacocha contra la sentencia de la Primera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia
de Lima, de fojas 865, su fecha 9 de diciembre de 2004, que declara infundada la deman-
da de amparo de autos.
(...)
FUNDAMENTOS
3. El artículo 28, inciso 1) de la Constitución reconoce el derecho de sindicación y la li-
bertad sindical. Al respecto, este Colegiado ha establecido que su contenido esencial tie-
ne dos aspectos: el primero consiste en la facultad de toda persona de constituir sindicatos
con el propósito de defender sus intereses gremiales, mientras que el segundo se refiere a
la facultad de afiliarse o no afiliarse a este tipo de organizaciones. A su vez, se ha precisa-
do que implica la protección del trabajador afiliado o sindicado frente a la comisión de ac-
tos que perjudiquen sus derechos y tengan como motivación real su condición de afiliado
o no afiliado de un sindicato u organización análoga. (Exp. Nº 1124-2001-AA/TC, Funda-
mento N° 8). Del mismo modo, en el citado caso, se dejó abierta la posibilidad de ulterio-
res concretizaciones del contenido esencial de la libertad sindical.
4. En el EXP. N° 0008-2005-PI/TC, este Colegiado estableció que la libertad sindical no
solo tenía una dimensión individual, relativa a la constitución de un sindicato y a su afi-
liación, sino también una dimensión plural, que se manifiesta en la autonomía sindical y
la personalidad jurídica (Fundamento Nº 26). Esta es la dimensión de la libertad sindical
que deberá ser configurada en el presente caso. Para ello, aplicaremos la Cuarta Disposi-
ción Final y Transitoria de la Constitución y al artículo V del Título Preliminar del Códi-
go Procesal Constitucional, que disponen que el contenido y alcances de los derechos y
libertades que aquella reconoce se interpretan de conformidad con la Declaración Univer-
sal de los Derechos Humanos y los tratados internacionales sobre la misma materia ratifi-
cados por el Perú.
5. El artículo 3.1. del Convenio N° 87 de la OIT, relativo a la libertad sindical y a la pro-
tección del derecho de sindicación, precisa que las organizaciones de trabajadores tie-
nen el derecho de elegir libremente a sus representantes, de organizar su administración
y sus actividades y de formular su programa de acción. Por su parte el artículo 1.2. del
Convenio N° 98 de la OIT, relativo a la aplicación de los principios del derecho de sin-
dicación y de negociación colectiva, establece la protección de los trabajadores sindica-
lizados contra todo acto que tenga por objeto despedir a un trabajador o perjudicarlo en
cualquier otra forma a causa de su afiliación sindical o de su participación en actividades

378
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

sindicales fuera de las horas de trabajo, o con el consentimiento del empleador, duran-
te las horas de trabajo.
6. Por tanto, en esta oportunidad y a la luz del caso concreto, debe precisarse que la liber-
tad sindical en su dimensión plural también protege la autonomía sindical, esto es, la po-
sibilidad de que el sindicato pueda funcionar libremente sin injerencias o actos externos
que lo afecten. Protege, asimismo, las actividades sindicales que desarrollan los sindica-
tos y sus afiliados de manera colectiva, así como la de los dirigentes sindicales para que
puedan desempeñar sus funciones y cumplir con el mandato para el que fueron elegidos.
7. Sin esta protección no sería posible el ejercicio de una serie de derechos y libertades ta-
les como el derecho de reunión sindical, el derecho a la protección de los representantes
sindicales para su actuación sindical, la defensa de los intereses de los trabajadores sindi-
calizados y la representación de sus afiliados en procedimientos administrativos y judicia-
les. Del mismo modo, no sería posible un adecuado ejercicio de la negociación colectiva y
del derecho de huelga (Exp. Nº 206-2005-PA, Fundamento Nº 12).
8. Es por ello que, como ya se tuvo oportunidad de establecer anteriormente, la dimen-
sión plural de la libertad sindical garantiza no solo la protección colectiva de los traba-
jadores sindicalizados (EXP. N° 1124-2001-AA/TC, Fundamento Nº 11), sino también
la protección especial de los dirigentes sindicales, toda vez que estos últimos, libremen-
te elegidos, detentan la representación de los trabajadores sindicalizados a fin de defender
sus intereses. Consecuentemente, todo acto lesivo, no justificado e irrazonable que afec-
te colectivamente a los trabajadores sindicalizados y a sus dirigentes y que haga imprac-
ticable el funcionamiento del sindicato, deberá ser reparado (Exp. Nº 206-2005-PA, Fun-
damento Nº 12).
9. En el presente caso el Sindicato manifiesta que la vulneración de su derecho constitucio-
nal a la libertad sindical se habría producido porque 26 de sus afiliados, entre los cuales se
encontraban los 20 miembros de la Junta Directiva del Sindicato para el año 2002-2003,
fueron despedidos en forma masiva y simultánea, debido a que la emplazada les atribuyó
la responsabilidad de los daños ocasionados durante la paralización de labores efectuada
los días 7 y 8 de febrero de 2003.
10. Por su parte, el abogado de la demandada alega, ante esta instancia, que conforme al
precedente vinculante recaído en el Exp. 206-2005-PA/TC, la demanda de amparo debe-
ría ser declarada improcedente puesto que debe resolverse a través de la vía ordinaria la-
boral. Asimismo, añade que la demandada en ningún momento vulneró el derecho a la li-
bertad sindical del recurrente.
11. El Tribunal Constitucional no comparte el planteamiento del abogado. La sentencia re-
caída en el Exp. Nº 206-2005-PA/TC, establece precedentes vinculantes acerca de la com-
petencia de esta sede para conocer de controversias derivadas de materia laboral indivi-
dual, pública o privada. Consecuentemente, se preserva la competencia de este Colegiado
para conocer casos que involucren violaciones a los derechos constitucionales laborales de
carácter colectivo. El presente caso es, precisamente, uno de estos últimos, puesto que el
Sindicato alega la violación de su libertad sindical en razón de que toda su Junta Directiva
fue despedida a los pocos días de haber realizado una huelga (Fundamento Nº 2, supra).
12. En efecto, de fojas 21 a 170 de autos obran las cartas de imputación de cargos y de
despido, las cuales tienen el mismo tenor, las mismas fechas y atribuyen de manera gene-
ral las mismas responsabilidades a todos los trabajadores sindicalizados despedidos, inclu-
yendo a todos los dirigentes sindicales, por los daños ocasionados durante la mencionada
paralización de labores. En efecto, todas ellas indican que “(...) la paralización de labores

379
Joel Rosas Alcántara

se materializó, realizándose con actos de violencia, en los que usted participó en forma ac-
tiva o como incitador (...)”; y, más adelante que: “su persona se encuentra completamente
identificada e individualizada en este acto vandálico” De ello se concluye, meridanamen-
te, que la demandada, mediante las cartas mencionadas, no ha podido determinar respon-
sabilidades individuales vinculadas a hechos concretos sino que atribuye, abstracta y sub-
jetivamente, la responsabilidad de los mencionados daños a la totalidad de la dirigencia
sindical y a otros trabajadores sindicalizados.
13. Todo ello demuestra que, en rigor, nos encontramos frente a un despido masivo y si-
multáneo dirigido contra los dirigentes sindicales y algunos afiliados del recurrente. Dicho
acto lesivo vulnera el derecho de sindicación y de libertad sindical en su dimensión plu-
ral, que protege al Sindicato, a sus dirigentes y a sus afiliados cuando colectivamente ejer-
cen el mencionado derecho.
14. A mayor abundamiento, debe considerarse que el hecho alegado por la emplazada
para despedir a los afiliados del Sindicato –su supuesta participación en los daños, des-
manes, destrozos y disturbios que se ocasionaron con motivos de las actividades sindi-
cales (paralización de labores) realizadas los días 7 y 8 de febrero de 2003– no ha sido
comprobado a nivel del Ministerio Público y del Poder Judicial. En efecto, en el Dicta-
men N° 23-2005-MP-FSMP-PASCO, de fecha 3 de febrero de 2005, emitido por la Fis-
calía Superior Mixta Descentralizada de Pasco, fojas 873 a 878, se indica que “(...) no
obra en autos medio probatorio alguno que acredite la participación directa u indirec-
ta de los inculpados (...)” en los daños y disturbios que se ocasionaron los días 7 y 8 de
febrero de 2003.
15. Esta conclusión ha sido confirmada por la Sala Mixta de la Corte Superior de Cerro de
Pasco que, con fecha 25 de julio de 2005, en la causa seguida por Compañía Minera Ata-
cocha contra los afiliados del Sindicato despedidos, por los delitos de daños, disturbios y
hurto, declaró el sobreseimiento del proceso por los delitos de daños, disturbios y pertur-
bación de servicios públicos en agravio del Estado y el archivo provisional por el delito de
hurto (cuadernillo del Tribunal Constitucional).
16. Por tanto, el Tribunal Constitucional estima que en el caso de autos se ha producido
un despido masivo y simultáneo de toda la dirigencia sindical y de algunos trabajadores
afiliados al Sindicato recurrente. No se contó con las pruebas suficientes que acrediten la
responsabilidad individual de cada uno de los despedidos, vulnerándose de este modo el
derecho a la libertad sindical del Sindicato, de sus dirigentes y de sus afiliados. Esta vio-
lación se ha dado en su dimensión plural, pues se ha impedido la participación de los diri-
gentes sindicales y de los afiliados en las actividades sindicales y se ha afectado seriamente
el funcionamiento del Sindicato. En el EXP. N° 632-2001-AA/TC, Fundamento 7, mutatis
mutandis, este Colegiado precisó que si bien los efectos del despido repercuten en la esfe-
ra individual de cada uno de los trabajadores afectados, también lo hacen en la propia orga-
nización sindical, puesto que es evidente que el despido de todos los miembros de la Junta
Directiva del sindicato también se presenta, ab initio, como una lesión a la propia institu-
ción sindical, es decir, al Sindicato.
17. De otro lado, y habiendo fenecido el mandato de la dirigencia despedida, no es posi-
ble reponerlos en sus cargos, pero sí en sus respectivos puestos de trabajo, toda vez que
eran trabajadores sindicalizados. Asimismo, acreditándose que 5 de los trabajadores afi-
liados ya fueron repuestos por la demandada y habiendo la recurrida confirmado el auto
de desistimiento de 3 de los afiliados, carece de objeto pronunciarse sobre tales extremos.
18. Finalmente, el Tribunal Constitucional deja claramente establecido que el ejercicio de
los derechos laborales colectivos, en especial el derecho de huelga, debe ser conforme a

380
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

la Constitución y al ordenamiento jurídico vigente. Dicho ejercicio comporta el respeto de


los derechos de terceros, en particular de los del empleador. En tal sentido, nuestro siste-
ma jurídico proscribe, prohíbe y sanciona los actos violentos y aquellos que puedan confi-
gurar delitos. Incurrir en tales actos comporta un ejercicio ilegítimo de los derechos. En el
presente caso, los actos delictivos o ilícitos que se produjeron el día de la paralización de
labores no pueden quedar impunes, de allí que a la demandada le asiste el derecho de con-
tinuar con las investigaciones necesarias para determinar las responsabilidades individua-
les que pudieran corresponderle a los autores de los daños materiales en contra de Minera
Atacocha. Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le con-
fiere la Constitución Política del Perú
HA RESUELTO
1. Declarar que carece de objeto pronunciarse sobre la situación de los señores Moisés
Malpica Alejandro, Hugo Espinoza Arias, David Rojas Basualdo, Luis Enrique Bermúdez
Sinche y Juan Nolasco Paucar, Abidán Alejandro Pucuhuaranga Lázaro, Lorenzo Reyno
Arias Janampa y Edgardo Vicente Fierro Prado, conforme al fundamento 17, supra.
2. Declarar FUNDADA la demanda.
3. Ordena la reincorporación a sus puestos de trabajo de los trabajadores afiliados al Sindi-
cato demandante que fueron despedidos por la Compañía Minera Atacocha S.A., confor-
me a la relación que aparece en la demanda, con excepción de los mencionados en el pun-
to 1 del presente fallo.
4. Poner en conocimiento del Ministerio Público la presente sentencia a fin de que pro-
siga con las investigaciones correspondientes, conforme al fundamento 18, supra. Publí-
quese y notifíquese.
SS. GARCÍA TOMA; GONZALES OJEDA; ALVA ORLANDINI; VERGARA GOTELLI;
LANDA ARROYO

381
Joel Rosas Alcántara

SENTENCIA DEL PLENO JURISDICCIONAL


DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
DEL 21 DE NOVIEMBRE DE 2007
PROCESO DE INCONSTITUCIONALIDAD
Colegio de Abogados de Ica (demandante)
contra
el Congreso de la República (demandado)
Asunto:
Demanda de Inconstitucionalidad interpuesta por Oscar Loayza Azurín, Decano del Co-
legio de Abogados de Ica, contra el artículo 7, numeral 7.2, literales a, b y c del Título III
de la Ley Nº 27360, titulada “Ley que aprueba las normas de promoción del sector agra-
rio”, y que en los artículos invocados en específico regula el régimen laboral para los tra-
bajadores del sector agrario, publicada en el diario oficial El Peruano el 31 de octubre
del año 2000.
LANDA ARROYO
MESÍA RAMÍREZ
BEAUMONT CALLIRGOS
CALLE HAYEN
ETO CRUZ
ÁLVAREZ MIRANDA
SUMARIO
I. ASUNTO
II. DATOS GENERALES
III. NORMA CUESTIONADA
IV. ANTECEDENTES
1. Fundamentos de la demanda
2. Contestación de la demanda
3. Amicus Curiae
V. MATERIAS CONSTITUCIONALMENTE RELEVANTES
VI. FUNDAMENTOS
§1. EL PRINCIPIO DE IGUALDAD
1. El Principio de Igualdad y su tratamiento
a. A nivel de la normativa constitucional y de la línea jurisprudencial del Tribunal
Constitucional
b. A nivel de la normativa internacional como instrumentos de interpretación
§2. LOS REGÍMENES LABORALES EN EL MARCO CONSTITUCIONAL
1. El régimen laboral común

382
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

a. Regulación del régimen laboral común en materia de remuneración, descanso va-


cacional y la indemnización por despido, a la luz de la Constitución y las normas de
desarrollo
• La remuneración
• Jornada de Trabajo y descanso anual vacacional
• Indemnización por despido
2. El régimen laboral especial agrario
a. Características que definen el mercado de trabajo agrario y los rasgos que lo hacen
distinguible - Contextualización
b. Los regímenes laborales especiales y su regulación en otros países
c. El régimen especial laboral agrario, a la luz de la normativa internacional especia-
lizada de la OIT
d. Dos casos emblemáticos representativos de los regímenes especiales laborales a ni-
vel nacional: El régimen especial agrario y el régimen de la MYPE
3. El Estado y su rol de promoción y acceso al empleo en términos constitucionales en
el marco de una Economía Social de Mercado
4. De la eficacia progresiva de los derechos económicos, sociales y culturales. Observa-
ción General Nº 3 - Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (CDESC)
5. La legislación especial constitucionalmente prevista (artículo 103) y la naturaleza
de las cosas que la justifican
§3. ANÁLISIS DE CONSTITUCIONALIDAD DE LA LEY Nº 27360 “Ley que
aprueba las normas de promoción del sector agrario”
1. El Test de Igualdad y la presunta infracción al principio de igualdad en la regula-
ción del Régimen Especial Laboral Agrario
VII. FALLO
EXP. Nº 00027-2006-PI
ICA
COLEGIO DE ABOGADOS DE ICA
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 21 días del mes de noviembre de 2007, el Tribunal Constitucional en se-
sión de pleno jurisdiccional, integrado por los magistrados Landa Arroyo, Mesía Ramírez,
Vergara Gotelli, Beaumont Callirgos, Calle Hayen, Eto Cruz y Álvarez Miranda, pronun-
cia la siguiente sentencia, con el voto singular del magistrado Vergara Gotelli.
I. ASUNTO
Demanda de Inconstitucionalidad interpuesta por Óscar Loayza Azurín, Decano del Cole-
gio de Abogados de Ica, contra el artículo 7, numeral 7.2, literales a, b y c del Título III de
la Ley Nº 27360, titulada “Ley que aprueba las normas de promoción del sector agrario”, y
que en los artículos invocados en específico regula el régimen laboral para los trabajadores
del sector agrario, publicada en el diario oficial El Peruano el 31 de octubre del año 2000.

383
Joel Rosas Alcántara

(…)
VI. FUNDAMENTOS
§1. EL PRINCIPIO DE IGUALDAD
1. El Principio de Igualdad y su tratamiento
a. A nivel de la normativa constitucional y de la línea jurisprudencial del Tribunal
Constitucional
1. A nivel constitucional, se ha reconocido en el artículo 2, numeral 2) el principio-de-
recho a la igualdad, dentro del Capítulo correspondiente a los Derechos Fundamenta-
les de la Persona, en el Título De la Persona y de la Sociedad: “Toda persona tiene dere-
cho a: (...) 2. A la igualdad ante la ley. Nadie debe ser discriminado por motivo de origen,
raza, sexo, idioma, religión, opinión, condición económica, o de cualquiera otra índole”.
2. Con relación a la Igualdad, este Colegiado se ha pronunciado indicando que “(...), la
igualdad, además de ser un derecho fundamental, es también un principio rector de la or-
ganización del Estado Social y Democrático de Derecho, y de la actuación de los pode-
res públicos. Como tal, comporta que no toda desigualdad constituye necesariamente
una discriminación, pues no se proscribe todo tipo de diferencia de trato en el ejerci-
cio de los derechos fundamentales; la igualdad solamente será vulnerada cuando el trato
desigual carezca de una justificación objetiva y razonable. La aplicación, pues, del princi-
pio de igualdad no excluye el tratamiento desigual; por ello, no se vulnera dicho principio
cuando se establece una diferencia de trato, siempre que se realice sobre bases objetivas y
razonables”(26) (el resaltado es nuestro).
3. En línea con lo antes expuesto, este Tribunal se ha pronunciado indicando la importan-
cia de “(...) el adecuado discernimiento entre dos categorías jurídico-constitucionales, a sa-
ber, diferenciación y discriminación. En principio, debe precisarse que la diferenciación
está constitucionalmente admitida, atendiendo a que no todo trato desigual es discrimina-
torio; es decir, se estará frente a una diferenciación cuando el trato desigual se funde en
causas objetivas y razonables. (...), cuando esa desigualdad de trato no sea ni razonable ni
proporcional, estaremos frente a una discriminación y, por tanto, frente a una desigualdad
de trato constitucionalmente intolerable(27)”.
4. Respecto a la doble dimensión del principio-derecho a la igualdad, este Colegiado se
ha pronunciado en el siguiente sentido:
“(...) En cuanto principio, constituye el enunciado de un contenido material objetivo que,
en tanto componente axiológico del fundamento del ordenamiento constitucional, vincula
de modo general y se proyecta sobre todo el ordenamiento jurídico. En cuanto derecho
fundamental, constituye el reconocimiento de un auténtico derecho subjetivo, esto es,
la titularidad de la persona sobre un bien constitucional: la igualdad, oponible a un des-
tinatario. Se trata del reconocimiento de un derecho a no ser discriminado por razones
proscritas por la propia Constitución (origen, raza, sexo, idioma, religión, opinión, condi-
ción económica) o por otras (“motivo” “de cualquier otra índole”) que, jurídicamente, re-
sulten relevantes. Una cuestión de vital trascendencia con respecto al principio de Igual-
dad, es que ha quedado clara la proscripción de todo trato discriminatorio, mas no así el

(26) Exp. Nº 0048-2004-AI. f. j. 39.


(27) Exp. Nº 0048-2004-AI. f. j. 62.

384
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

tratamiento diferenciado, que bajo ciertos esquemas y parámetros es permitido, pues no


se debe perder de vista que no todo trato diferente ostenta la característica de ser discri-
minatorio. La discriminación se produce cuando ese trato diferente carece de razones que
lo justifiquen.
En la medida que la Igualdad, además de ser un principio rector del ordenamiento, consti-
tuye un derecho fundamental, el mandato correlativo derivado de aquel, respecto a los su-
jetos destinatarios de este derecho (Estado y particulares), será la prohibición de discri-
minación. Se trata, entonces, de la configuración de una prohibición de intervención en
el mandato de igualdad”(28) (el resaltado es nuestro).
5. De otro lado, y con relación a la herramienta doctrinaria constitucional desarrollada, a
efectos de determinar cuándo es que se ha producido una afectación al principio-derecho
a la igualdad, este Colegiado ha señalado que “(...) si en un caso concreto estamos frente
a una afectación del principio-derecho a la igualdad, la doctrina constitucional ha desa-
rrollado mecanismos para determinar cuándo estamos frente a un trato desigual con base
en justificaciones objetivas y razonables; o cuándo frente a un trato arbitrario, capricho-
so e injustificado y, por tanto, discriminatorio. Precisamente, uno de esos instrumentos a
los que habrá de recurrir nuevamente este Tribunal es el test de igualdad, que es una guía
metodológica para determinar si un trato desigual es o no discriminatorio y, por tanto, vio-
latorio o no del principio-derecho a la igualdad”(29) (el resaltado es nuestro). Con referen-
cia a la aplicación del test de igualdad nos pronunciaremos en el apartado correspondiente
de la presente sentencia.
6. Así, el principio-derecho a la igualdad ha sido constitucionalmente reconocido, y se le
ha dotado de contenido indicándose que no todo trato desigual nos sitúa frente a una afec-
tación de su doble conceptualización (principio-derecho), sino que es necesario evaluar,
caso por caso, si dicha diferenciación en el trato carece de justificaciones objetivas que
sustenten la desigualdad existente en determinada situación fáctica, análisis que en defini-
tiva nos permitirá dilucidar, en el caso concreto, si es que se ha producido la vulneración
en términos de igualdad. Es importante advertir que el análisis constitucional y el tamiz
que debe superar la presunta afectación demandada, consiste en la aplicación de una herra-
mienta constitucional en plenitud, así reconocida no solo a nivel doctrinario, sino ya apli-
cada por este Colegiado en la línea jurisprudencial desarrollada para situaciones análogas,
vinculadas a posibles afectaciones a la Igualdad.
b. A nivel de la normativa internacional, como instrumentos de interpretación
7. Conforme a la IV disposición final y transitoria de la Constitución y al artículo V del
Título Preliminar del CPConst se ha previsto que el contenido y los alcances de los dere-
chos constitucionales deben interpretarse de conformidad con los instrumentos internacio-
nales de Derechos Humanos de los que el Perú es parte. En esa línea, corresponde a este
Colegiado considerar el contenido que se ha dado al principio-derecho a la Igualdad en
este ámbito.
8. El principio-derecho a la igualdad ha sido regulado y su defensa es materia presente
no solo en la normativa constitucional de los Estados. Además, debido a la trascendencia
e importancia que este principio ostenta, y sobre todo por su doble alcance como derecho
fundamental y como derecho humano básico, a nivel de los instrumentos internacionales

(28) Exp. Nº 00045-2004-PI/TC. CASO PROFA. f. j. 20.


(29) Exp. Nº 0009-2007-PI/TC y Exp. Nº 00010-2007-PI/TC (acumulados). f. j. 21.

385
Joel Rosas Alcántara

se ha reservado campo de regulación para la Igualdad, aun cuando, enunciado con matices
y formas distintas, todos confluyen en la necesidad de proscripción de la discriminación
por razones subjetivas en diferentes ámbitos y aspectos.
9. Cabe destacar que la igualdad no es un principio y derecho privativo del ámbito labo-
ral. Su tratamiento y aplicación se ha previsto para los diferentes ámbitos en los que la per-
sona humana –fundamento básico de la sociedad y del Estado– se desenvuelve. La Igual-
dad cruza transversalmente todos y cada uno de los espacios de desarrollo de la persona,
pues garantiza la dignidad humana (artículo 1 de la norma constitucional nacional).
10. En ese sentido, es que este Colegiado considera útil reseñar los enunciados centrales
relativos a igualdad, incluidos en los principales instrumentos internacionales, en particu-
lar los relativos en el ámbito laboral internacional tal como se consigna a continuación:

Instrumento internacional Texto del artículo pertinente


Artículo 55 “Con el propósito de crear las condi-
ciones de estabilidad y bienestar necesarias para las
relaciones pacíficas y amistosas entre las naciones,
basadas en el respeto al principio de la igualdad de
derechos y al de la libre determinación de los pue-
blos, la Organización promoverá:
• Carta de Naciones Unidas
(...)
c. el respeto universal a los derechos humanos y a
las libertades fundamentales de todos, sin hacer dis-
tinción por motivos de raza, sexo, idioma o religión,
y la efectividad de tales derechos y libertades”.
Artículo 2.1 “Toda persona tiene todos los dere-
chos y libertades proclamados en esta Declaración,
sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma,
religión, opinión política o de cualquier otra índole,
origen nacional o social, posición económica, naci-
• Declaración Universal de miento o cualquier otra condición”.
Derechos Humanos
Artículo 7 “Todos son iguales ante la ley y tienen,
sin distinción, derecho a igual protección de la ley.
Todos tienen derecho a igual protección contra toda
discriminación que infrinja esta Declaración y con-
tra toda provocación a tal discriminación”.
Artículo 26 “Todas las personas son iguales ante la
ley y tienen derecho sin discriminación a igual pro-
tección de la ley. A este respecto, la ley prohibirá
toda discriminación y garantizará a todas las perso-
• Pacto Internacional de Derechos
nas protección igual y efectiva contra cualquier dis-
Civiles y Políticos
criminación por motivos de raza, color, sexo, idio-
ma, religión, opiniones políticas o de cualquier
índole, origen nacional o social, posición económi-
ca, nacimiento o cualquier otra condición social”.

386
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

Artículo 2.2 “Los Estados Partes en el presente Pac-


to se comprometen a garantizar el ejercicio de los
derechos que en él se enuncian, sin discriminación
alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma, reli-
gión, opinión política o de otra índole, origen nacio-
nal o social, posición económica, nacimiento o cual-
quier otra condición social”.
Artículo 3 “Los Estados Partes en el presente Pac-
to se comprometen a asegurar a los hombres y a las
mujeres igual título a gozar de todos los derechos
económicos, sociales y culturales enunciados en el
• Pacto Internacional de Derechos presente Pacto”.
Económicos, Sociales y Culturales
Artículo 7.a.i “Los Estados Partes en el presente
Pacto reconocen el derecho de toda persona al goce
de condiciones de trabajo equitativas y satisfactorias
que le aseguren en especial:
a) Una remuneración que proporcione como mínimo
a todos los trabajadores:
i) Un salario equitativo e igual por trabajo de igual
valor, sin distinciones de ninguna especie; en par-
ticular, debe asegurarse a las mujeres condiciones de
trabajo no inferiores a las de los hombres, con sala-
rio igual por trabajo igual”.
Artículo II “Todas las personas son iguales ante la
• Declaración Americana de los ley y tienen los derechos y deberes consagrados en
Derechos y Deberes del Hombre esta declaración sin distinción de raza, sexo, idioma,
credo ni otra alguna”.
Artículo 24 “Todas las personas son iguales ante la
• Convención Americana sobre
ley. En consecuencia, tienen derecho, sin discrimi-
Derechos Humanos
nación, a igual protección de la ley”.
“2. Declara que todos los Miembros, aun cuando no
hayan ratificado los convenios aludidos, tienen un
compromiso que se deriva de su mera pertenencia a
• Declaración de OIT relativa la Organización de respetar, promover y hacer rea-
a los principios y derechos lidad, de buena fe y de conformidad conla Constitu-
fundamentales en el trabajo ción, los principios relativos a los derechos funda-
mentales que son objeto de esos convenios, es decir:
d) la eliminación de la discriminación en materia de
empleo y ocupación”.

387
Joel Rosas Alcántara

Artículo 1 “A los efectos de este Convenio, el


término discriminación comprende:
a) cualquier distinción, exclusión o preferencia basa-
da en motivos de raza, color, sexo, religión, opinión
política, ascendencia nacional u origen social que
tenga por efecto anular o alterar la igualdad de opor-
tunidades o de trato en el empleo y la ocupación;
b) cualquier otra distinción, exclusión o preferencia
que tenga por efecto anular o alterar la igualdad de
oportunidades o de trato en el empleo u ocupación
que podrá ser especificada por el Miembro interesa-
do previa consulta con las organizaciones represen-
tativas de empleadores y de trabajadores, cuando di-
chas organizaciones existan, y con otros organismos
• Convenio Nº 111 – OIT, sobre apropiados.
discriminación (empleo y 2. Las distinciones, exclusiones o preferencias ba-
ocupación)(30) sadas en las calificaciones exigidas para un em-
pleo determinado no serán consideradas como
discriminación.
3. A los efectos de este Convenio, los términos em-
pleo y ocupación incluyen tanto el acceso a los me-
dios de formación profesional y la admisión en el
empleo y en las diversas ocupaciones como también
las condiciones de trabajo”.
Artículo 2 “Todo Miembro para el cual este Conve-
nio se halle en vigor se obliga a formular y llevar a
cabo una política nacional que promueva, por méto-
dos adecuados a las condiciones y a la práctica na-
cionales, la igualdad de oportunidades y de trato en
materia de empleo y ocupación, con objeto de elimi-
nar cualquier discriminación a este respecto”.
Artículo 1
“A los efectos del presente Convenio:
a) el término remuneración comprende el salario o
sueldo ordinario, básico o mínimo, y cualquier otro
emolumento en dinero o en especie pagados por el
• Convenio Nº 100 OIT sobre empleador, directa o indirectamente, al trabajador,
igualdad de remuneración en concepto del empleo de este último;
b) la expresión igualdad de remuneración entre la
mano de obra masculina y la mano de obra fe-
menina por un trabajo de igual valor designa las
tasas de remuneración fijadas sin discriminación en
cuanto al sexo”.

(30)

(30) Convenio Nº 111 OIT, sobre discriminación en el empleo y ocupación, considerado Convenio Fun-
damental en el Sistema de Normas de OIT.

388
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

11. Todos estos instrumentos reseñados proscriben y condenan, en efecto, todo trato dis-
criminatorio, es decir aquel que se realice sin una justificación objetiva, mas no así todo
trato diferenciado.
§2. LOS REGÍMENES LABORALES EN EL MARCO CONSTITUCIONAL
1. El régimen laboral común
a. Regulación del Régimen Laboral común en materia de remuneración, descanso va-
cacional y la indemnización por despido, a la luz de la Constitución y las normas de
desarrollo
12. El régimen laboral común aplicable a los trabajadores inmersos en la actividad priva-
da tiene una regulación general en materia de remuneración, jornada de trabajo y descan-
so vacacional(31), así como respecto de la indemnización por despido, materias que se han
desarrollado in extenso a nivel infraconstitucional, debido a que los artículos constitucio-
nales que regulan estas materias, delegan en el legislador el desarrollo de los mandatos
constitucionales, aun cuando resulta innegable que la Constitución ha establecido el mar-
co director que debe orientar esa regulación de rango legal.
13. Resulta importante indicar que precisamente los tres aspectos del Régimen Laboral
Común que seguidamente desarrollamos, coinciden con los tres elementos regulados en la
Ley Nº 27360 y que son materia de cuestionamiento en esta demanda, al haberse alega-
do su inconstitucionalidad. Los elementos cuestionados que forman parte de la ejecución
y fin de la relación laboral son:
• Remuneración
14. La norma constitucional, en materia de remuneración, ha establecido en el artículo
24 que:
“El trabajador tiene derecho a una remuneración equitativa y suficiente, que procure, para
él y su familia, el bienestar material y espiritual.El pago de la remuneración y de los be-
neficios sociales del trabajador tiene prioridad sobre cualquiera otra obligación del em-
pleador. Las remuneraciones mínimas se regulan por el Estado con participación de las or-
ganizaciones representativas de los trabajadores y de los empleadores” (el subrayado es
nuestro).
15. El mandato constitucional ha previsto como condición que la remuneración que el tra-
bajador perciba como contraprestación por la labor (entendida en términos latos) que rea-
liza debe ser equitativa y suficiente; características que constituirían los rasgos esenciales
del derecho a la remuneración. Adicionalmente, la norma constitucional dispone que tan-
to el pago de las remuneraciones como de los beneficios sociales ocupan el primer orden
de prelación entre las obligaciones del empleador; y, un tercer elemento que se dilucida de
la norma constitucional en esta materia es la delegación al Estado de la regulación sobre
remuneración mínima, previéndose la participación de los agentes sociales en dicha regu-
lación. En nuestro país, en línea con tal disposición, normalmente ha tenido participación
–desde que su existencia lo permite– el Consejo Nacional del Trabajo para fines de la de-
terminación de la remuneración mínima. Una cuestión adicional que nuestro ordenamien-
to jurídico nacional imprime a la remuneración, con el fin que pueda calificar como tal, es
su carácter de libre disponibilidad(32).

(31) Texto Único Ordenado de la Ley de Productividad y Competitividad Laboral, aprobado por el Decre-
to Supremo N° 003-97-TR
(32) Ídem.

389
Joel Rosas Alcántara

16. Con relación a la regulación sobre remuneración mínima vital debe considerarse que,
por su grado de imperatividad y dispositividad, frente a la autonomía privada, es un dere-
cho necesario relativo. Como tal se constituye en un estándar mínimo por debajo del cual
no se puede pactar, dado que ello sería inconstitucional.
17. De otro lado, y ya más bien a nivel de política salarial, la OIT, en materia de salarios
y remuneraciones, en la Agenda Hemisférica 2006-2015, ha planteado que la política sa-
larial de la mayoría de países se reduce a la aplicación del salario mínimo aunque, por lo
general de manera discrecional e irregular, se afirma que el salario mínimo debe tener un
papel simple y concreto, cual es ser el piso de la escala de salarios del sector privado(33)
(el resaltado es nuestro).
• Jornada de Trabajo y descanso anual vacacional
18. En materia de jornada de trabajo y descanso semanal, el artículo 25 de la Constitución
Política ha establecido que “La jornada ordinaria de trabajo es de ocho horas diarias
o cuarenta y ocho horas semanales, como máximo. En caso de jornadas acumulativas
o atípicas, el promedio de horas trabajadas en el periodo correspondiente no puede supe-
rar dicho máximo (el resaltado es nuestro). Constitucionalmente, es válida la existencia
de jornadas acumulativas o atípicas, siempre que no excedan los límites establecidos. Este
Colegiado ya se ha pronunciado con referencia a las jornadas de trabajo atípicas y acu-
mulativas indicando que “(...) De las disposiciones citadas, que constituyen el parámetro
constitucional que debe emplearse para la configuración del derecho a la jornada labo-
ral de ocho horas diarias, conforme a la Cuarta Disposición Final y Transitoria de la Cons-
titución, se desprende que:
a) Las jornadas de trabajo de ocho horas diarias y de cuarenta y ocho semanales son
prescritas como máximas en cuanto a su duración.
(...)
e) En el caso de nuestro país, la Constitución impone la jornada máxima de trabajo de cua-
rentiocho horas semanales, de modo que, siendo esta la norma más protectora, prevale-
cerá sobre cualquier disposición convencional que imponga una jornada semanal mayor
(...)(34)” (el resaltado es nuestro).
19. La jornada de trabajo, por definición, es una unidad de tiempo. Se mide por lapsos en
los que el trabajador está a disposición del empleador para el desarrollo de una actividad
productiva, bien sea prestando un servicio, realizando actos o ejecutando obras. Dicho lapso
de tiempo no puede ser empleado en beneficio personal(35).
20. Históricamente, la razón de ser de la jornada de trabajo ha variado con el transcur-
so del tiempo. Inicialmente, “limitar la jornada de trabajo fue (...) una forma de evitar
los abusos del empleador, luego (...) adecuar el tiempo al salario y viceversa; más ade-
lante se convirtió en un modo de mejorar la calidad de vida dentro y fuera del trabajo,

(33) Oficina Internacional del Trabajo (OIT). Trabajo Decente en las Américas: una agenda hemisférica,
2006-2015. XVI Reunión Regional Americana, Basilea, mayo 2006. Informe del Director General.
p. 70 y 71.
(34) Exp. Nº 04635-2004-AA. f. j. 15.
(35) DE DIEGO, Julián Arturo. Manual de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social. 5ª edición
actualizada. Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 2002, p. 363.

390
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

y ahora se piensa en la reducción de la jornada como una forma de luchar contra el


desempleo(36)”.
21. A nivel del ordenamiento nacional y en materia de jornada de trabajo, la Constitución
Política ha establecido una disposición que, por sus características de imperatividad y el
espacio que deja a la autonomía privada, constituye un precepto reconocido doctrinaria-
mente como una norma denominada máxima de derecho necesario, es decir, que se tra-
ta de un tope máximo hasta donde la autonomía privada puede pactar; por encima de ello
opera la prohibición. Así, se permite la existencia de jornadas alternativas, acumulativas y
atípicas, siempre que por la naturaleza especial de las actividades que se realizan así lo re-
quieran y en la medida, claro está, que no se superen dichos topes(37).
22. En cuanto al descanso vacacional anual remunerado, debemos indicar que se trata de
un derecho de reconocimiento internacional a nivel de la normativa sobre derechos huma-
nos, y, a nivel constitucional, el artículo 25 ha establecido que: “(...) Los trabajadores tie-
nen derecho a descanso semanal y anual remunerados. Su disfrute y compensación se
regulan por ley o por convenio (el resaltado es nuestro). De esta forma se ha optado por
una reserva de ley y posibilidades de pacto mediante Convenio (autonomía colectiva) en
esta materia, en cuanto a su disfrute y compensación.
23. Con relación al descanso vacacional, este Colegiado ha señalado que “(...) el ejerci-
cio del derecho al descanso y al disfrute del tiempo libre guarda estrecha relación con la
implantación de una jornada de trabajo razonable. (...), la jornada de trabajo no puede ser
un impedimento para el adecuado ejercicio del mencionado derecho o convertirlo en im-
practicable. (...) las jornadas atípicas deberán ser razonables y proporcionadas según
el tipo de actividad laboral, a fin de que el derecho al descanso diario sea posible”(38) (el
resaltado es nuestro).
24. En cuanto al descanso vacacional anual remunerado, que es el descanso que se regula
en la norma cuya constitucionalidad se cuestiona, la normativa infraconstitucional ha es-
tablecido que el trabajador tiene –en el régimen común– derecho a treinta días (30) ca-
lendario de descanso vacacional por cada año completo de servicios; no obstante, el ejer-
cicio de ese derecho está condicionado, además, al cumplimiento de un récord vacacional
por parte del trabajador(39).
• Indemnización ante el despido arbitrario
25. Con relación a la protección frente al despido arbitrario, el artículo 27 de la Constitu-
ción señala que “La ley otorga al trabajador adecuada protección contra el despido
arbitrario”(el resaltado es nuestro). Al respecto, debemos indicar que, más allá de las ti-
pologías de despido y de las consecuencias previstas, pues como ha subrayado este Cole-
giado: “En efecto, (...) el contenido del derecho constitucional a una protección adecuada
contra el despido arbitrario supone la indemnización o la reposición según corresponda, a
elección del trabajador”(40); la norma constitucional ha previsto una reserva de ley en esta

(36) Ídem.
(37) Texto Único Ordenado de la Ley de Jornada de Trabajo, Horario y Trabajo en Sobretiempo. Decreto
Supremo Nº 007-2002-TR.
(38) Exp. Nº 04635-2004-AA. f. j. 20.
(39) Ídem.
(40) Exp. Nº 206-2005-PA/TC. f. j. 7.

391
Joel Rosas Alcántara

materia, habiendo el legislador regulado para el caso de la indemnización por despido(41)(42)


en el régimen laboral común, una remuneración y media mensual por cada año completo
de servicios hasta un tope de doce sueldos; no obstante, se ha previsto el pago de dozavos
y treintavos de remuneración mensual y media por los meses y días laborados.
26. No debemos dejar de señalar que la indemnización regulada para estos casos, está di-
rectamente vinculada al tiempo de servicios prestados por el trabajador.
2. El régimen laboral especial agrario
a. Características que definen el mercado de trabajo agrario y los rasgos que lo hacen
distinguible - Contextualización
27. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha señalado, en cuanto a la situación
de los derechos laborales básicos en el caso de los trabajadores del sector agrario, que “(...)
En otras ocasiones, en virtud de las características del trabajo agrícola se ha legislado es-
pecíficamente para este sector agrícola y se han contemplado horarios flexibles de trabajo,
el pago del salario en especie y en dinero, la provisión de vivienda y atención de la salud.
Suele ser habitual en el agro que los trabajadores ocasionales, temporeros o estacionales
no gocen de la misma protección laboral de que gozan los trabajadores permanentes”(43).
28. Es importante resaltar la visión de la OIT con referencia a la realidad laboral en el ám-
bito rural, así como las carencias observadas y todo aquello que se requiere superar en este
ámbito. A manera de ilustración, debemos señalar que la OIT ha incluido como parte de
sus políticas en áreas específicas de intervención –como es el caso del sector rural y de-
sarrollo local (sector que recibe un tratamiento propio)– esbozadas como parte integrante
de la Agenda Hemisférica de Trabajo Decente para las Américas, 2006-2015, y en el dise-
ño del objetivo que a ella corresponde, la necesidad de “mejorar las condiciones de trabajo
y de productividad de las actividades económicas que tienen lugar en el ámbito rural, (...)”.
29. Además, y a propósito del desarrollo que se hace de esta política de intervención y
como parte de la justificación de este planteamiento, se reseña la situación general del mer-
cado de trabajo del sector rural. Así, se indica que: “En el sector rural se concentra, en pro-
medio, un tercio de la población trabajadora de América Latina y el Caribe. (...)”. Y, con
relación a los mercados de trabajo se señala que “(...). En el campo, los mercados de tra-
bajo funcionan de manera diferente. Las relaciones asalariadas son menos frecuentes que
en las áreas urbanas, el trabajo familiar es muy común, los mercados de trabajo son de tipo
spot (es decir, se conforman para fines y momentos específicos), el empleo depende mucho
de la agricultura y la ganadería, y la situación y condiciones del activo ‘tierra’ (o propie-
dad agrícola) suele ser la principal preocupación, incluso antes que el empleo. (...) Esta ac-
tividad tiene algunos sectores modernos, prósperos y generadores de empleo, con salarios
razonables y efectos multiplicadores en la economía rural. Sin embargo, en la gran mayo-
ría de los casos, se trata de una agricultura tradicional, de baja productividad, poco articu-
lada con la agroindustria, dependiente de tecnologías poco intensivas en capital y que uti-
liza mano de obra no calificada. Eso explica en parte, los bajos salarios que se pagan y los

(41) Artículo 34 ss. del Texto Único Ordenado de la Ley de Productividad y Competitividad Laboral,
aprobado por el Decreto Supremo N° 003-97-TR, publicado el 27 de marzo de 1997.
(42) Exp. Nº 1124-2001-PA/TC. f. j. 12.
(43) Fuente: <http://www.ilo.org/public/spanish/dialogue/sector/sectors/agri/rights.htm> (20 noviembre
de 2007).

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

ingresos limitados de los productores que dependen principalmente de ese tipo de explo-
taciones. (...)
Si bien en el agro de la región existe un importante desarrollo de empresas modernas
–en su mayor parte agroexportadoras– que generan trabajo asalariado de relativamente
buena calidad, una importante fracción del empleo en el medio rural sigue estando aso-
ciada a la muy pequeña unidad agropecuaria de tipo familiar. La baja productividad de la
mano de obra se asocia generalmente a los bajos niveles de educación, pero también debe
reconocerse la marcada ausencia de inversión, herramientas y equipos, lo que impide que
quienes trabajan el campo sean más productivos. Para modificar esta situación, se requiere
la aplicación de políticas orientadas a la revalorización de lo rural, (...) indicándose la ne-
cesidad de “(...) diseñar y aplicar políticas específicas en cuatro grandes áreas, a saber: a)
la creación de condiciones adecuadas para generar un entorno favorable a la inversión pro-
ductiva; (...); c) la puesta en marcha de políticas específicas para la agricultura y ganadería
(...). El primer grupo incluye políticas de obras y servicios rurales y políticas de atracción
de inversiones para el medio rural, dado que el financiamiento agrario es precisamente uno
de los problemas más acuciantes que existen. (...), son igualmente importantes las accio-
nes orientadas al fomento de la capacidad empresarial y de negocios en las zonas rurales,
ya que, por lo general, la población más educada ha migrado a la ciudad, y son pocos los
que consideran dedicarse a la conducción de empresas agropecuarias, agroindustriales o
de servicios para el agro o que están interesados en establecer negocios en el ámbito rural,
donde las rentabilidades suelen ser bajas e inestables (...)”(44).
30. Todas estas características que definen el mercado de trabajo agrario de la región, per-
miten diferenciarlo del mercado urbano y, es evidente que cada uno de ellos tiene rasgos,
carencias, realidades e incluso una tipología de trabajadores, que obligan a los Estados a
generar políticas diferenciadas para mercados diferenciados.
31. La OIT en su página web oficial (vínculo del Sector Económico Agricultura) con rela-
ción a las condiciones de trabajo en el agro, manifiesta que:
“En muchos países las condiciones de trabajo de todos los trabajadores agrícolas, en par-
ticular de los no permanentes, siguen estando por debajo de los niveles mínimos aceptados
en otros sectores de la economía (...).
En el campo se trabaja muchas horas cada día. (...) la legislación nacional como los con-
venios colectivos suelen estipular como cifra estándar más de 45 horas de trabajo semana-
les. La índole estacional de las actividades agrícolas explica la prevalencia de jornadas de
trabajo particularmente largas en las épocas de siembra y de cosecha, y de jornadas menos
prolongadas en los periodos intermedios. (...). La intensidad del trabajo deja poco tiempo
para pausas de descanso y recuperación de fuerzas. (...). Las modalidades del pago de los
salarios pueden incluso exacerbar esta situación tan desmedrada. Como en general el sa-
lario mínimo en la agricultura tiende a ser bajo y se tiende a pagar incluso un salario infe-
rior al mínimo y, en el caso de muchos trabajadores ocasionales, temporeros o estaciona-
les, (...) se les paga a destajo (por kilo de unidades recogidas o cosechadas, por hilera de
semillas plantadas, por hectárea rociada, por ejemplo) existe el fuerte incentivo de exten-
der al máximo la jornada de trabajo como medio de aumentar los ingresos.

(44) Oficina Internacional del Trabajo (OIT). Trabajo Decente en las Américas: Una Agenda Hemisféri-
ca, 2006-2015. XVI Reunión Regional Americana, Basilea, mayo 2006. Informe del Director Gene-
ral. pp. 62-64.

393
Joel Rosas Alcántara

La propia índole del trabajo agrícola exige un esfuerzo físico importante y de manera cons-
tante que incluye el estar muchas horas de pie, agachado o en cuclillas, realizando movi-
mientos repetitivos en posiciones corporales forzadas (...)”(45).
b. Los regímenes laborales agrarios especiales y su regulación en otros países
32. Este Colegiado considera importante hacer referencia a la regulación que otros países
han adoptado en relación al régimen laboral agrícola.
33. En primer lugar, citamos el caso de Chile, que a través de su Código de Trabajo(46),
ha regulado el Contrato de los Trabajadores Agrícolas (artículos 87 al 92 bis) en cuanto a
definir a quiénes se aplica la normativa, jornada de trabajo, remuneración, condiciones de
trabajo, las intermediarias de los trabajadores agrícolas; y, adicionalmente en un apartado
especial, bajo el Título Normas Especiales para los trabajadores agrícolas de temporada
(arts. 93 a 95), se ha diseñado una regulación propia en la que se define a los trabajadores
agrícolas de temporada, las formalidades de su contratación, la materia remunerativa y las
condiciones de trabajo para estos trabajadores en específico.
34. En Chile, se afirma que: “El empleo sectorial tiene rasgos de precariedad que a pesar
de la fuerte expansión económica de la fruticultura y sus exportaciones, en lo sustantivo
persisten. Ello aun cuando, gracias a la introducción de alguna normativa legal, a la imple-
mentación de políticas sociales de Gobierno y de programas de fiscalización de normas,
se han logrado ciertos avances o mejorías en la situación de los trabajadores y trabajado-
ras, aunque su cobertura sigue siendo baja. En la actualidad, el empleo de los trabajado-
res y trabajadoras del sector continúa caracterizándose por la contratación temporal, con
una duración anual promedio no superior a los cinco meses, con ciclos ocupacionales in-
termitentes y un significativo incremento en los meses de verano, coincidente con la co-
secha. Esto determina una forma de empleo acotada en el tiempo, que significa un inten-
so esfuerzo mientras duran las faenas, y cesantía u ocupaciones informales y esporádicas
el resto del año”(47).
35. En esa línea, Argentina a través de la Ley Nº 22.248, Régimen Nacional de Trabajo
Agrario (julio de 1980) y sus modificatorias, así como el Decreto Reglamentario Nº 563,
ha establecido una regulación especial para los trabajadores agrarios, tanto para los traba-
jadores permanentes como para los trabajadores no permanentes. Y, para el caso de las re-
muneraciones de los trabajadores permanentes, ha previsto, por ejemplo, que “Las remu-
neraciones mínimas serán fijadas por la Comisión Nacional de Trabajo Agrario, las que
no podrán ser inferiores al salario mínimo vital de ese momento, (...)” (el resaltado es
nuestro).
36. En Ecuador, el Capítulo VII de la Codificación 17, Registro Oficial Suplemento 167,
de 16 de diciembre de 2005, regula en apartado especial al empleador y obrero agríco-
las, con referencia a las remuneraciones, jornadas de trabajo, descansos remunerados, en-
tre otros.

(45) Fuente: <http://www.ilo.org/public/spanish/dialogue/sector/sectors/agri/wkingcond.htm> (20 de no-


viembre de 2007).
(46) Versión disponible a través del Ministerio de Trabajo y Previsión Social - Subsecretaría del Trabajo
(vigencia 1º de marzo de 2008).
(47) Fuente: <http://www.plades.org.pe/programas/trabajodecente/boletin/n01/entrevistas-01.htm> (20 de
noviembre de 2007).

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37. En igual sentido, el Código de Trabajo de Guatemala regula en el Título Cuarto, re-
ferido al Trabajo sujeto a Regímenes Especiales, específicamente en el Capítulo I, el caso
del Trabajo Agrícola y Ganadero.
38. En México, la Ley Federal del Trabajo regula en el Capítulo VIII (art. 279 ss.) a los tra-
bajadores del campo, comprendiendo a “(...) los que ejecutan los trabajos propios y habi-
tuales de la agricultura, de la ganadería y forestales, al servicio de un patrón”.
39. En Venezuela, la Ley Orgánica de Trabajo regula en el Título V los Regímenes Espe-
ciales, y, específicamente, en el Capítulo VI se refiere al trabajador rural, a quien define
como “(...) el que presta servicio en un fundo agrícola o pecuario en actividades que solo
pueden cumplirse en el medio rural. No se considerará trabajador rural al que realice la-
bores de naturaleza industrial o comercial o de oficina, aun cuando las ejecute en un fun-
do agrícola o pecuario”(48).
40. Así, queda claro que en países de la Región se ha mantenido la existencia de regula-
ción normativa especial para los trabajadores del sector agrario; bien a través de normas
independientes, como el caso de Argentina; bien como parte de los Códigos de Trabajo,
como en el caso de Ecuador.
c. El régimen especial laboral agrario, a la luz de la normativa internacional espe-
cializada de la OIT
41. La OIT utiliza un enfoque sectorial, que sirve de plataforma para tratar todos los aspec-
tos del trabajo en diversos sectores de la economía, para fines de optimizar el tratamiento
de la problemática que cada sector presenta.
42. A nivel de OIT, se reconocen 22 sectores de la economía, siendo uno de ellos el que
compete a la Agricultura. Una de las metas centrales planteadas por la OIT es lograr un
trabajo decente para todos, incluyendo el sector agrícola en particular. Así, destaca la OIT:
“Trabajo decente implica la aspiración de cada hombre y de cada mujer, esté donde esté,
de realizar un trabajo productivo en condiciones de libertad, equidad, seguridad y
dignidad. El Trabajo Decente engloba el respeto de los derechos fundamentales, el ac-
ceso al empleo, la seguridad y la salud en el trabajo y la existencia de seguridad so-
cial. El Trabajo Decente es un resultado del diálogo social (el resaltado es nuestro).
(...)
La comunidad mundial ha establecido diez ambiciosas metas de Desarrollo del Milenio
entre las que figuran la de reducir la pobreza y el hambre, el acceso al agua potable, a la
atención médica y la educación, y la puesta en práctica de estrategias nacionales de desa-
rrollo sostenible. Todas estas metas interesan directamente a las personas que viven en las
zonas rurales. No cabe duda de que asegurarles a los trabajadores rurales un empleo
seguro y condiciones decentes de vida y trabajo son hitos clave para reducir la pobre-
za y conseguir medios de vida sostenibles”(49) (el resaltado es nuestro).
43. En la normativa internacional especializada en materia laboral la OIT ha adoptado
Convenios que se aplican específicamente al sector agrícola y a los trabajadores rura-
les, porque parte del reconocimiento de las diferencias presentadas en este sector de la

(48) Fuente: <http://www.ucv.ve/secretaria/secretaria/Compil%20UCV%2019962000/Tomo%20I/CapI/


TICIt9.htm> (20 de noviembre de 2007).
(49) Fuente: <http://www.ilo.org/public/spanish/dialogue/sector/sectors/agri.htm> (20 de noviembre de 2007).

395
Joel Rosas Alcántara

economía y de los rasgos especiales a los que hiciéramos referencia en la Sección 2 de


esta sentencia.
44. El Convenio OIT N° 101 sobre las vacaciones pagadas en la agricultura, ratificado por
el Perú, y por tanto vinculante, en el artículo artículo 3 ha previsto que el periodo mínimo
de servicio continuo exigido y la duración mínima de las vacaciones anuales pagadas de-
berán ser determinados por la legislación nacional, los contratos colectivos o las sentencias
arbitrales, por organismos especiales encargados de la reglamentación de las vacaciones
pagadas en la agricultura, o por cualquier otro medio aprobado por la autoridad competen-
te; y, en el artículo 8 del mismo Convenio se ha indicado que: “Se considerará nulo todo
acuerdo que implique el abandono del derecho a vacaciones anuales pagadas o la re-
nuncia a las mismas” (el resaltado es nuestro).
45. El Convenio Nº 99, ratificado por el Perú, sobre métodos de fijación de los salarios
mínimos en la Agricultura, propugna establecer métodos adecuados para fijar tasas míni-
mas de salarios para los trabajadores empleados en las empresas agrícolas. Dispone, ade-
más, que los empleadores y trabajadores deben participar en la aplicación de los métodos
de fijación de salarios mínimos, ser consultados o tener derecho a ser oídos, siempre so-
bre la base de una absoluta igualdad. Este Convenio se complementa con la Recomenda-
ción Nº 89 que proporciona directrices para la fijación de los salarios mínimos en la
Agricultura, teniendo en cuenta el costo de vida, el valor razonable y equitativo de
los servicios prestados, los salarios pagados por trabajos similares o comparables (el re-
saltado es nuestro).
46. Además, la OIT ha adoptado una serie de Convenios que aunque no están vinculados
directamente con la solicitud de inconstitucionalidad materia de análisis en este caso, po-
demos mencionar: el Convenio Nº 184 sobre la seguridad y la salud en la agricultura, que
fue el primer instrumento internacional que aborda globalmente los peligros para la seguri-
dad y la salud en el trabajo a los que deben hacer frente los trabajadores agrícolas; el Con-
venio Nº 129 sobre Inspección de Trabajo en la Agricultura y Recomendaciones varias.
d. Dos casos emblemáticos representativos de los regímenes especiales laborales a ni-
vel nacional: El régimen especial agrario y el régimen de la MYPE
47. Dos casos emblemáticos y de características similares que coexisten en el ordenamien-
to jurídico peruano, en cuanto a regímenes laborales especiales se refiere, son el régimen
de promoción y formalización de la micro y pequeña empresa(50) (MYPE) y el régimen es-
pecial de promoción para el sector agrario. Ambos regímenes nacieron con vocación de
temporalidad; no obstante, para el caso de la MYPE la prórroga del régimen(51) especial y
temporal, en principio, se ha extendido hasta el año 2013; y la vigencia de los beneficios
contenidos en el régimen especial de promoción al agro, cuyo objetivo central es brindar
interés prioritario a la inversión y el desarrollo de este sector, se ha extendido hasta diciem-
bre del año 2021(52).

(50) Ley Nº 28015, Ley de Promoción y Formalización de la micro y pequeña empresa, de fecha 3 de ju-
lio de 2003 y su Reglamento. Dicho régimen legal tiene como objetivo: promover la competitividad,
formalización y desarrollo de las micro y pequeñas empresas, incrementar el empleo sostenible, au-
mentar la productividad y rentabilidad, contribuir al Producto Bruto Interno, ampliar el mercado in-
terno y las exportaciones, y contribuir a la recaudación tributaria, a través de la emisión de un con-
junto de medidas, entre ellas las laborales.
(51) De acuerdo a lo dispuesto en la Segunda Disposición Complementaria de la Ley Nº 28851, publica-
da en el diario oficial El Peruano el 27 de julio de 2006.
(52) De conformidad con lo dispuesto en el artículo 3 de la Ley Nº 27360.

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48. Si bien ambos esquemas contienen una serie de medidas promocionales que van más
allá del ámbito laboral, corresponde a este Colegiado, por la naturaleza del caso que es ma-
teria de análisis, centrarse en el ámbito de las medidas laborales y en las coincidencias que
ambos regímenes comparten.
49. Una primera cuestión que debemos resaltar es el descanso vacacional anual remune-
rado. Tanto el Régimen Agrario como el Régimen de la MYPE comparten una regulación
que prevé diferenciaciones en contraste a lo establecido para el régimen laboral común(53),
ya que este dispone 30 días calendario de descanso vacacional por cada año completo de
servicios; mientras que en los regímenes especiales, se dispone un mínimo descanso va-
cacional anual remunerado de 15 días, dejando abierta la posibilidad de pactar un perio-
do mayor.
50. Una cuestión adicional compartida por ambos regímenes especiales es la referente a la
indemnización en caso de despido arbitrario, que es equivalente a quince (15) remunera-
ciones diarias por cada año completo de servicios con un máximo de ciento ochenta (180)
remuneraciones diarias; en ambos las fracciones de año se abonan por dozavos; mientras
en el Régimen Laboral Común(54), la indemnización prevista para el caso de despido ar-
bitrario es equivalente a una remuneración y media ordinaria mensual por cada año com-
pleto de servicios con un máximo de doce (12) remuneraciones. Las fracciones de año se
abonan por dozavos y treintavos, según corresponda y su abono procede una vez supera-
do el periodo de prueba.
51. Además, con referencia a la remuneración se establece en el Régimen Laboral Co-
mún y en el de la MYPE que la misma no podrá ser inferior a la remuneración mínima
vital, y para el caso del Régimen Agrario, si bien se establece que la remuneración se
actualizará en concordancia con la remuneración mínima vital, la diferencia reside en
que la remuneración prevista para los trabajadores del sector agrario, incluye los con-
ceptos de CTS y gratificaciones. En el régimen constitucional, sobre remuneración mí-
nima se ha establecido que el trabajador tiene derecho a una remuneración equitativa y
suficiente, que procure, para él y su familia, el bienestar material y espiritual, otorgán-
dole al pago de la remuneración y de los beneficios sociales prioridad dentro de las obli-
gaciones que pudiera tener el empleador, y con relación a la regulación de las remune-
raciones mínimas se otorga al Estado esa responsabilidad, debiendo contar para ello con
la participación de las organizaciones representativas de los trabajadores y de los em-
pleadores <<artículo 24>>.
3. El Estado y su rol de promoción y acceso al empleo en términos constitucionales,
en el marco de una Economía Social de Mercado
52. El artículo 58 de la Constitución señala que: “La iniciativa privada es libre. Se ejerce
en una economía social de mercado. (...), el Estado orienta el desarrollo del país, y actúa
principalmente en las áreas de promoción de empleo, salud, educación, seguridad, servi-
cios públicos e infraestructura”.

(53) Ver artículo 10 del Decreto Legislativo Nº 713, Ley que regula los descansos remunerados para los
trabajadores del Régimen Laboral de la Actividad Privada.
(54) Ver artículo 38 del Texto Único Ordenado del Decreto Legislativo Nº 728, Ley de Productividad
y Competitividad Laboral.

397
Joel Rosas Alcántara

53. “La economía social de mercado (...) trata de un modelo de economía de mercado que
pone atención y preocupación en la corrección de desigualdades y en promover el desarro-
llo económico en un marco de justicia social”(55).
54. Este Colegiado ha señalado que “La economía social de mercado es una condición im-
portante del Estado social y democrático de Derecho. (...) debe ser ejercida con responsa-
bilidad social y bajo el presupuesto de los valores constitucionales de la libertad y la jus-
ticia. A tal efecto está caracterizada (...) por los tres elementos siguientes: a) Bienestar
social; lo que debe traducirse en empleos productivos, trabajo digno y reparto justo del in-
greso. (...) a) Un Estado subsidiario y solidario, de manera tal que las acciones estatales di-
rectas aparezcan como auxiliares, complementarias y temporales. En suma, se trata de una
economía que busque garantizar que la productividad individual sea, por contrapartida, si-
nónimo de progreso social”(56).
55. De igual modo, sobre las políticas legislativas que el Estado genera en una Economía
Social de Mercado, este Tribunal ha indicado que “El establecimiento de las políticas le-
gislativas en materia económica y social implica la determinación de acciones y la precep-
tuación de derechos y deberes destinados a la obtención del pleno empleo, (...), el fomento
de la inversión, la distribución equitativa del ingreso, la prestación eficaz, eficiente y ple-
naria de los servicios sociales, el efectivo goce de los derechos económicos y sociales con-
sagrados en la Constitución y la verificación del principio de igualdad en lo atinente a la
elaboración y aplicación de la ley; y, singularmente, en lo pertinente a la consolidación de
la igualdad real de oportunidades.
Con la expresión “política legislativa en materia económica y social” debe entenderse in-
tegralmente tanto al conjunto de medidas que adopta el Estado para regular jurídicamen-
te las actividades de producción, distribución, circulación y consumo de bienes y servi-
cios, como a la pluralidad de previsiones que se adopten para propender a la realización de
las posibilidades y la consecución del progreso y el bienestar general de la población”(57).
56. Qué duda cabe que, en el marco de una Economía Social de Mercado, corresponde a la
empresa o inversionista privado asumir el compromiso social –como contrapartida o ba-
lance a las inequidades que el propio mercado puede generar–, pues si bien es al Estado
al que corresponde intervenir mediante la generación de políticas que velen por el bienes-
tar de la población cuando ello sea necesario, no es menos cierto que los agentes económi-
cos asumen también cierto nivel de compromiso de colaboración y manifestación de vo-
luntad para que la población incremente sus estándares de vida en diversos aspectos, y uno
de ellos es –sin duda alguna– la mejora progresiva de sus salarios y de las condiciones de
trabajo. No basta, entonces con generar puestos de trabajo, sino que corresponde, además,
proporcionar una plataforma mínima de trabajo decente.
57. Conforme al principio de unidad en la Constitución, es posible advertir el rol promo-
tor del empleo que el Estado desempeña, originado en diferentes mandatos constituciona-
les “artículos 22, 23 y 58”, no obstante, claro está, que este rol promotor del Estado se rea-
liza de forma progresiva a través de la previsión de políticas y programas integrales que
generen un incremento del acceso a puestos de trabajo (cuantitativa y cualitativamen-
te). El trabajo no declarado en el Perú es –y aun cuando en algo se ha reducido– un severo

(55) DALLA VÍA, Alberto. Derecho Constitucional Económico. Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1999.
(56) Exp. Nº 00008-2003-AI/TC. f. j. 13 a).
(57) Exp. Nº 00018-2003-AI. f. j. 2.

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problema, que con la instauración de algunos de estos regímenes especiales, especialmen-


te se ha pretendido superar. El grueso del mercado laboral está al margen del régimen la-
boral común, dado que la mayor parte de trabajadores mantienen vínculos laborales no de-
clarados o informales.
58. El artículo 22 de la Constitución dispone que el trabajo es un deber y un derecho. Es
base del bienestar social y un medio de la realización de la persona. Además, jurispruden-
cialmente ha advertido este Colegiado que “(...) el derecho al trabajo supone la adop-
ción por parte del Estado de una política orientada a que la población acceda a un
puesto de trabajo; si bien hay que precisar que la satisfacción de este aspecto de este
derecho constitucional implica un desarrollo progresivo y según las posibilidades del
Estado”(58) (el resaltado es nuestro).
59. Al respecto, el acceso a un puesto laboral, como parte del contenido esencial del dere-
cho al trabajo, implica un desarrollo progresivo, lo que significa que existe una obligación
estatal de promover las condiciones para el acceso al trabajo. En efecto, así lo dispone el
artículo 58 de la Constitución, cuando establece que el Estado actúa en el área de promo-
ción del empleo. El Tribunal Constitucional entiende que la promoción y el desarrollo pro-
gresivo del acceso al trabajo tiene en el Estado a un promotor, pero que, en definitiva, y en
el marco de nuestra Economía Social de Mercado, corresponde a las empresas, en sus di-
versas modalidades, generar los puestos de trabajo que constituyen la base del bienestar
general a que se refiere el artículo 44 de la Constitución. Para ello, el Estado debe crear las
condiciones adecuadas para estimular la creación de la riqueza nacional conforme al ar-
tículo 59 de la Constitución. En ese contexto, es evidentemente que una de las formas que
tiene el Estado de promover el empleo es a través de la legislación laboral.
60. De otro lado, el segundo párrafo del artículo 23 de la Constitución prescribe que el Estado
promueve condiciones para el progreso social y económico. Para tal efecto: “El estado tie-
ne la obligación de establecer políticas de fomento del empleo productivo (...)”(59).
61. Además, y dentro de la regulación del Régimen Económico que la Constitución esta-
blece, está el artículo 58, que con relación a la función del Estado en el marco de una eco-
nomía social de mercado señala: “(...). Bajo este régimen, el Estado orienta el desarrollo
del país, y actúa principalmente en las áreas de promoción del empleo, (...)”; y a nivel
de la jurisprudencia del Tribunal Constitucional se ha indicado que: “La economía social
de mercado está caracterizada, fundamentalmente por (...) a) Bienestar social; lo que debe
traducirse en empleos productivos, trabajo digno y reparto justo del ingreso. (...)”(60)
(el resaltado es nuestro).
62. Finalmente, el artículo 88 de la Constitución establece que el Estado apoya preferen-
temente el desarrollo agrario, es decir, el Estado considera al agro como sector prioritario
que debe ser destinatario de sus políticas de desarrollo preferente. En ese sentido, a la Doc-
trina Social de la Iglesia, fuente fundamental de la Economía Social de Mercado, no le es
extraño el tratamiento conceptual diferenciado en procura de alcanzar las condiciones es-
peciales para la valoración del trabajo en el campo como instrumento esencial para la reali-
zación integral de la persona humana. Así, se señala en la encíclica Laborem Exercens que:

(58) Exp. Nº 1124-2001-AA. f. j. 12.


(59) Exp. Nº 00008-2003-AI. f. j. 19.
(60) Exp. Nº 00008-2003-AI. f. j. 34.

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Joel Rosas Alcántara

“(...) el trabajo es un bien del hombre. Si este bien comporta el signo de un bonum
arduum, según la terminología de Santo Tomás; esto no quita que, en cuanto tal, sea un
bien del hombre. Y no solo es un bien útil o para disfrutar, sino un bien digno, es decir,
que corresponde a la dignidad del hombre, un bien que expresa esta dignidad y la aumen-
ta. Queriendo precisar mejor el significado ético del trabajo, se debe tener presente ante
todo esta verdad (...) porque mediante el trabajo el hombre no solo transforma la naturale-
za adaptándola a las propias necesidades, sino que se realiza a sí mismo como hombre, es
más, en un cierto sentido se hace más hombre (...) por consiguiente, en muchas situacio-
nes son necesarios cambios radicales y urgentes para volver a dar a la agricultura el justo
valor como base de una sana economía, en el conjunto del desarrollo de la comunidad so-
cial. Por lo tanto es menester proclamar y promover la dignidad del trabajo, de todo traba-
jo, y, en particular, del trabajo agrícola, en el cual el hombre, de manera tan elocuente, so-
mete la tierra recibida en don por parte de Dios y afirma su dominio en el mundo visible”.
4. De la eficacia progresiva de los derechos económicos, sociales y culturales. Observa-
ción General Nº 3 – Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (CDESC)
63. “La función primordial del Comité de “Derechos Económicos, Sociales y Culturales”
es vigilar la aplicación del Pacto por los Estados partes. “(...) se esfuerza en fomentar un
diálogo constructivo con los Estados Partes y procura determinar por diversos medios si
los Estados Partes aplican adecuadamente o no las normas contenidas en el Pacto, y cómo
podrían mejorarse la aplicación y el cumplimiento del Pacto para que todas las personas
con derecho a gozar de los derechos consagrados en el Pacto puedan efectivamente gozar
de ellos plenamente. (...), el Comité también puede ayudar a los gobiernos a cumplir con
sus obligaciones en virtud del Pacto, formulando sugerencias y recomendaciones específi-
cas legislativas, de política y de otra índole, para la realización más eficaz de los derechos
económicos, sociales y culturales”(61).
64. Con referencia a las obligaciones de los Estados Partes en relación a la eficacia progre-
siva de los derechos económicos, sociales y culturales, y entre ellos figuran los derechos
laborales, el artículo 2, numeral 1, del Pacto de Derechos Económicos Sociales y Cultu-
rales señala que: “Cada uno de los Estados Partes en el presente Pacto se compromete a
adoptar medidas, (...), especialmente económicas y técnicas, hasta el máximo de los re-
cursos de que disponga, para lograr progresivamente, por todos los medios apropiados, in-
clusive en particular la adopción de medidas legislativas, la plena efectividad de los dere-
chos aquí reconocidos”.
65. Al respecto, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales en la Observa-
ción General Nº 3, referente a la índole de las Obligaciones de los Estados partes (Párrafo
1 del artículo 2 del Pacto), ha señalado en el parágrafo 9 que: “La principal obligación en
lo que atañe a resultados que se refleja en el párrafo 1 del artículo 2 es la de adoptar medi-
das “para lograr progresivamente (...) la plena efectividad de los derechos reconocidos [en
el Pacto]”. (...). El concepto de progresiva efectividad constituye un reconocimiento del
hecho de que la plena efectividad de todos los derechos económicos, sociales y culturales
en general no podrá lograrse en un breve periodo de tiempo. (...), se requiere un dispositi-
vo de flexibilidad necesaria que refleje las realidades del mundo real y las dificultades que
implica para cada país el asegurar la plena efectividad de los derechos económicos, socia-
les y culturales. (...).

(61) Fuente: <http://www.unhchr.ch/spanish/html/menu6/2/fs16_sp.htm#admis> (20 de noviembre de 2007).

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

66. Asimismo, el parágrafo 10 de la misma Observación antes citada ha señalado que “(...),
el Comité es de la opinión de que corresponde a cada Estado Parte una obligación mínima
de asegurar la satisfacción de por lo menos niveles esenciales de cada uno de los derechos.
(...), se ha de advertir que toda evaluación en cuanto a si un Estado ha cumplido su obli-
gación mínima debe tener en cuenta también las limitaciones de recursos que se aplican al
país de que se trata. El párrafo 1 del artículo 2 obliga a cada Estado Parte a tomar las me-
didas necesarias “hasta el máximo de los recursos de que disponga. (...)”.
5. La legislación especial constitucionalmente prevista (artículo 103) y la naturaleza
de las cosas que la justifican
67. Con respecto a la igualdad de la ley o en la ley, contenida en el artículo 103 de la nor-
ma constitucional, este Tribunal ha indicado “que el artículo 103 de la Constitución pres-
cribe que “(...) solo por excepción es viable la creación de una regla especial, la misma
que no se ampara en el arbitrio caprichoso de quienes poseen el poder político, sino en la
naturaleza o razón de los hechos, sucesos o acontecimientos que ameriten una regulación
particular o no genérica. Es decir, una ley especial –de por sí regla excepcional en el orde-
namiento jurídico nacional– se ampara en las específicas características, propiedades, exi-
gencias o calidades de determinados asuntos no generales en el seno de la sociedad. Las
leyes especiales hacen referencia específica a lo particular, singular o privativo de una ma-
teria. Su denominación se ampara en lo sui géneris de su contenido y en su apartamiento
de las reglas genéricas. En puridad, surgen por la necesidad de establecer regulaciones ju-
rídicas esencialmente distintas a aquellas que contemplan las relaciones o situaciones in-
diferenciadas, comunes o genéricas. Consecuencia derivada de la regla anteriormente ano-
tada es que la ley especial prima sobre la de carácter general”(62).
68. Dicho artículo constitucional es el título habilitante que permitiría la generación de
normas especiales porque así lo exige la naturaleza de las cosas, es decir, las circunstan-
cias especiales, privativas y propias de una materia definida que requieren que el legisla-
dor legisle especialmente, a efectos que la normativa cubra una realidad que, por sus espe-
ciales rasgos, requiere de un tratamiento diferenciado no discriminatorio.
69. En el caso de autos, se han expuesto las especiales características del sector agrario y
del mercado de trabajo que a él competen, tal como ha quedado definido en el apartado 2,
literal C, de esta sentencia, quedando evidenciadas las especiales circunstancias que ame-
ritarían un tratamiento diferenciado para los trabajadores inmersos en el mercado laboral
del sector agrario; política legislativa que se ha seguido no solo en el Perú, sino además en
otros países de la región citados en esta sentencia.
§3. ANÁLISIS DE CONSTITUCIONALIDAD DE LA Ley Nº 27360, “Ley que aprue-
ba las normas de promoción del sector agrario”
1. El Test de Igualdad y la presunta infracción al principio de Igualdad en la regula-
ción del Régimen Especial Laboral Agrario
70. Tal como lo advirtiera este Tribunal, en el apartado inicial de esta sentencia al cen-
trar su atención en el principio-derecho de igualdad, la herramienta metodológica cons-
titucional que corresponde aplicar al caso de autos –a efectos de determinar si la Ley
Nº 27360 en lo referente al Régimen Laboral Agrario resulta vulneratoria o no a la Igual-
dad– es el Test de Igualdad (Razonabilidad o Proporcionalidad).

(62) Exp. Nº 00018-2003-AI. f. j. 2.

401
Joel Rosas Alcántara

71. El régimen laboral especial cuestionado regula el contenido y la modalidad de pago de


la remuneración, el número de días mínimos de goce de vacaciones anuales remuneradas
(siendo posible pactar por encima), y la indemnización por despido y sus topes, todo ello
en exclusiva y con carácter especial y excepcional para los trabajadores del sector agríco-
la. Se ha reconocido un contenido mínimo a cada uno de estos derechos laborales constitu-
cionalmente enunciados (arts. 24, 25 y 27), con rasgos que lo distinguen de las normas que
en esta misma materia rigen para el régimen laboral común. En el caso del régimen labo-
ral común, el desarrollo in extenso de estos derechos, siempre tomando en cuenta los man-
datos constitucionales, ha sido materia de normas de rango legal.
72. Corresponde, ahora, analizar la inconstitucionalidad planteada, a través de la evalua-
ción del tratamiento legislativo esbozado en este Régimen Laboral Especial para el sec-
tor agrario.
73. Este Tribunal ya se ha pronunciado acerca del desarrollo del Test de Igualdad
(Razonabilidad o Proporcionalidad), indicando que: “El test de razonabilidad o propor-
cionalidad (...) es una guía metodológica para determinar si un trato desigual es o no dis-
criminatorio y, por tanto, violatorio del derecho-principio a la igualdad. Dicho test se rea-
liza a través de tres subprincipios:
1. subprincipio de idoneidad o de adecuación; 2. subprincipio de necesidad; y 3. subprin-
cipio de proporcionalidad stricto sensu. Criterios que en su momento fueran utilizados por
este Colegiado en las sentencias 0016-2002-AI y 0008-2003-AI (...).
1. Subprincipio de idoneidad o de adecuación. De acuerdo con este subprincipio, toda
injerencia en los derechos fundamentales debe ser idónea o capaz para fomentar un ob-
jetivo constitucionalmente legítimo. En otros términos, este subprincipio supone dos co-
sas: primero, la legitimidad constitucional del objetivo; y, segundo, la idoneidad de la me-
dida utilizada.
2. Subprincipio de necesidad. Significa que para que una injerencia en los derechos fun-
damentales sea necesaria, no debe existir ningún otro medio alternativo que revista, por
lo menos, la misma idoneidad para alcanzar el objetivo propuesto y que sea más benigno
con el derecho afectado. Se trata de una comparación de la medida adoptada con los me-
dios alternativos disponibles, y en la cual se analiza, por un lado, la idoneidad equivalen-
te o mayor del medio alternativo; y, por otro, su menor grado de intervención en el dere-
cho fundamental.
3. Subprincipio de proporcionalidad stricto sensu. Según el cual, para que una injeren-
cia en los derechos fundamentales sea legítima, el grado de realización del objetivo de in-
tervención debe ser, por lo menos, equivalente o proporcional al grado de afectación del de-
recho fundamental. Se trata, por tanto, de la comparación de dos intensidades o grados: la
realización del fin de la medida examinada y la afectación del derecho fundamental”(63).
74. El demandante afirma que en el establecimiento de un régimen laboral especial regu-
lado para el sector agrario, a través de los artículos 7, numeral 7.2, literales a, b, y c, la
normatividad allí esgrimida califica como un trato discriminatorio con relación a la regu-
lación establecida para los trabajadores del régimen laboral común, y que dicha distinción
carece de justificación objetiva y razonable(64) por constituir presuntamente una afectación
directa del principio-derecho a la Igualdad.

(63) Exp. Nº 00048-2004-AI. f. j. 65.


(64) Demanda (ff. jj. 40 y 41 del Expediente).

402
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

75. En primer lugar, y con referencia a la intensidad de la intervención en la igualdad(65),


que puede presentar diferentes grados, este Colegiado considera que se trata de una inter-
vención de intensidad leve, pues el legislador ha introducido un trato diferenciado en vir-
tud de una norma constitucional habilitante, que es el artículo 103 de la Constitución, que
faculta a legislar de manera especial y excepcional, cuando la naturaleza de las cosas así
lo amerite, y no por cuestiones arbitrarias o infundadas. En este caso el trato diferencia-
do no se sustenta en ninguno de los motivos expresos proscritos por la Constitución como
origen, raza, sexo, idioma, religión, opinión, etc., que daría lugar a un examen de intensi-
dad fuerte. La razón que ocasiona la intervención legislativa diferenciada, es precisamente
la naturaleza de las cosas, la especialidad del mercado de trabajo en el sector agrario, que
se caracteriza por la temporalidad, aleatoriedad, movilidad, estacionalidad, informalidad y
dificultad en el acceso al empleo.
76. Luego, corresponde analizar, bajo el subprincipio de idoneidad o de adecuación, si
con la regulación de un régimen laboral especial para el sector agrario se pretende un fin
constitucionalmente legítimo y si, para tal consecución, el establecimiento de este régi-
men especial y excepcional es idóneo. En relación al fin constitucionalmente legítimo, hay
que tener en cuenta las disposiciones constitucionales, “el trabajo es un deber y un dere-
cho (...)” (artículo 22); “(...) el Estado promueve condiciones para el progreso social y eco-
nómico, en especial mediante políticas de fomento del empleo productivo. (...)”. (art. 23);
“(...), el Estado orienta el desarrollo del país, y actúa principalmente en las áreas de pro-
moción del empleo, (...)” (art. 58); y “el Estado apoya preferentemente el desarrollo agra-
rio. (...)” (art. 88).
77. De una interpretación sistemática de los preceptos constitucionales reseñados, se des-
prende que el Estado Social y Democrático de Derecho, cumple un rol de fomento y pro-
moción del empleo productivo como parte del progreso social y económico encomendado;
esto es promover el acceso a un puesto de trabajo(66) (como parte del contenido esencial
del derecho al trabajo), reconociéndose además la necesidad de apoyo estatal preferente
al sector agrario para su desarrollo.
78. Corresponde, ahora, examinar si el establecimiento de un Régimen Laboral Especial
para el agro constituye un medio idóneo para el fomento y promoción del empleo en el
sector agrario. La Constituciónpermite que se legisle de manera especial por exigencia de
la naturaleza de las cosas (artículo 103), y ha quedado evidenciado en esta sentencia que
en el sector agrícola intervienen factores que le atribuyen una especialidad natural y pro-
pia a la actividad económica (temporalidad, movilidad de trabajadores, estacionalidad
e informalidad); y que la propia Ley de promoción del sector agrario reconoce que se tra-
ta de un régimen con características especiales(67). Por tanto, la emisión de una legislación
especial y excepcional se impone ante la singular naturaleza del sector agrícola, como me-
dio idóneo para promover el empleo de forma progresiva en este sector de la economía. Se
trata de la emisión de una norma que plasme una realidad concreta y distinta, que consi-
dere que en el agro las contrataciones son temporales por excelencia, incluso estacionales;
que no es común que un trabajador labore para un mismo empleador por más de un año
consecutivo, y que la movilidad es relevante. Así, se colige que este subprincipio del Test
de Razonabilidad ha sido superado.

(65) Exp. Nº 00045-2004-AI. f. j. 6.


(66) Exp. Nº 01124-2001-AA. f. j. 12.
(67) Artículo 7, numeral 7.2 de la Ley Nº 27360.

403
Joel Rosas Alcántara

79. En cuanto al subprincipio de necesidad. Habiéndose determinado que el estable-


cimiento de una legislación laboral especial diferenciada del régimen laboral común (en
cuanto a remuneración, descanso anual vacacional, e indemnización por despido)
para el sector agrícola es un medio idóneo para promover y fomentar el empleo en este ám-
bito de la economía (sector de desarrollo preferente por mandato constitucional), en
el que se requiere generar incentivos para lograr dicho fin constitucional. A criterio de este
Colegiado la regulación de un régimen laboral especial es la menos gravosa, en virtud de la
singularidad del sector agrario, aun cuando el demandante sostiene como medida hipoté-
tica menos gravosa la generación de beneficios tributarios, que por cierto fueron incluidos
como parte del conjunto de medidas de promoción en la Ley materia de cuestionamiento,
y que en todo caso constituye de igual manera una intervención legislativa singular en ma-
teria tributaria. Es claro que la intervención legislativa especial adoptada para regular los
derechos laborales y sus contenidos mínimos para el sector agrario, resulta ser la menos
gravosa, más aún cuando está habilitada constitucionalmente (art. 103).
80. En aplicación del subprincipio de proporcionalidad stricto sensu, corresponde a
este Colegiado verificar si la realización del fin perseguido, cual es la promoción del fo-
mento del empleo en el agro, es proporcional a la medida adoptada de instauración de un
régimen laboral especial para el sector agrario.
Respecto a este principio, debemos advertir que en el caso de autos la intensidad o grado
de intervención en la igualdad es leve (la diferenciación no se basa en razón proscri-
ta por la Constitución). Si bien se ha intervenido legislativamente a través del estable-
cimiento de un régimen laboral especial para el agro, no es menos cierto que el grado de
optimización del fin constitucional, es decir el grado en el que el Estado viene logrando
progresivamente promover y fomentar el acceso al empleo en el agro (sector con carac-
terísticas sui géneris) mediante la adopción de una medida legislativa especial constitu-
cionalmente permitida (artículo 103), es, sin duda, superior. En consecuencia, este Cole-
giado considera que se ha superado el análisis de proporcionalidad stricto sensu.
81. Con relación a la determinación del término de comparación (tertium comparationis),
este Colegiado considera que la regulación establecida para el Régimen Laboral Común,
de un lado, y para el Régimen Laboral Agrario, de otro, no son comparables stricto sensu,
sino que más bien, y tal como ha quedado evidenciado a lo largo de esta sentencia, pre-
sentan diferencias sustanciales que permiten tratamientos legislativos distintos por cau-
sas objetivas y justificadas, no habiéndose producido contravención del principio-dere-
cho a la Igualdad; por lo tanto, la Ley que regula el régimen laboral especial para el agro
no es discriminatoria.
82. Como consecuencia de la aplicación del Test de Igualdad, este Colegiado ha adverti-
do que se trata de una medida legislativa diferenciadora mas no discriminadora, y que por
tanto no vulnera el principio-derecho a la igualdad. No obstante, este Tribunal considera
importante destacar cuatro cuestiones: (i) Los derechos fundamentales del régimen labo-
ral común establecidos en la Constitución, constituyen la base sobre la que se consagra el
régimen laboral agrario y es tutelable mediante procesos constitucionales en caso de vio-
lación; (ii) La Ley Nº 27360 tiene una vocación de temporalidad que no se debe perder de
vista, y la última prórroga prevista ha extendido su vigencia hasta el año 2021; y, (iii) El
Estado, a través del servicio público de la Inspección del Trabajo, es el “(...) encargado de
vigilar el cumplimiento de las normas de orden sociolaboral (...), de exigir las responsabi-
lidades administrativas que procedan, (...) de conformidad con el Convenio Nº 81 de la Or-
ganización Internacional del Trabajo”; además tiene como parte de sus funciones la “(...)
vigilancia y exigencia del cumplimiento de las normas legales, reglamentarias, conven-
cionales y condiciones contractuales, en el orden sociolaboral, ya se refieran al régimen

404
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

de común aplicación o a los regímenes especiales”(68). Así, el Estado, a través de su ser-


vicio inspectivo, tiene la responsabilidad de velar por que las condiciones sociolaborales
de regímenes especiales, como el sector agrario, se cumplan adecuadamente; y finalmente
(iv) El régimen especial laboral para el sector agrario prevé condiciones mínimas; en con-
secuencia, nada impide que se pacte por encima de lo normativamente previsto.
VII. FALLO
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú
HA RESUELTO
Declarar INFUNDADA la demanda de inconstitucionalidad interpuesta contra el artículo
7, numeral 7.2, literales a, b, y c, del Título III de la Ley Nº 27360, que regula el Régi-
men Laboral especial para el sector agrario, por no contravenir el Principio-Derecho a la
Igualdad, de acuerdo a los fundamentos expuestos; en consecuencia, no son atendibles las
pretensiones solicitadas.
Publíquese y notifíquese.
SS. LANDA ARROYO; MESÍA RAMÍREZ; BEAUMONT CALLIRGOS; CALLE
HAYEN; ETO CRUZ; ÁLVAREZ MIRANDA

(68) Ley Nº 28806, publicada en el diario oficial El Peruano el 22 de julio de 2006.

405
Joel Rosas Alcántara

EXP. N° 03501-2006-PA/TC
LIMA
RICARDO DAVID
CHÁVEZ CABALLERO
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 15 días del mes de marzo de 2007, el Tribunal Constitucional, en sesión
de Pleno Jurisdiccional, con la asistencia de los magistrados Landa Arroyo, Gonzales
Ojeda, Alva Orlandini, Bardelli Lartirigoyen, y Vergara Gotelli, pronuncia la siguien-
te sentencia
(…)
III. FUNDAMENTOS
(…)
Constitución y régimen jurídico de los trabajadores de confianza
2. El artículo 2 incisos 14 y 15 señala, respectivamente, que toda persona tiene derecho a
contratar con fines lícitos, siempre que no se contravengan leyes de orden público, y que
toda persona tiene derecho a trabajar libremente con sujeción a la ley. De la misma for-
ma, la Constitución (artículo 27) establece un mandato constitucional de protección fren-
te al despido arbitrario.
3. Los trabajadores comunes gozan del derecho de acceder a un puesto de trabajo en el
sector público, tienen estabilidad en su trabajo y no pueden ser despedidos arbitrariamen-
te, según la STC Exp. Nº 0206-2005-AA/TC. Mientras que los que asumen un cargo de
confianza están supeditados a la “confianza”, valga la redundancia, del empleador. En este
caso, el retiro de la misma es invocada por el empleador y constituye una situación espe-
cial que extingue el contrato de trabajo al ser de naturaleza subjetiva, a diferencia de los
despidos por causa grave, que son objetivos.
4. En referencia a ello, el artículo 40 de nuestra Constitución alude a los trabajadores de
confianza del sector público mas no a los trabajadores de confianza del sector privado,
puesto que para ser servidor público se ingresa por concurso público, mientras que para
acceder a un cargo de confianza basta que sea designado por el jefe del área, y que se re-
quiera una persona de “confianza” en una institución; si bien el cargo de confianza debe
estar previsto en el Cuadro de Asignación de Personal (CAP). Además, el artículo 42 de la
Constitución establece que los trabajadores de confianza no pueden sindicalizarse, pues
estos ostentan un estatus especial dentro de la institución pública, lo cual los obliga a tener
un compromiso mayor que los trabajadores ordinarios.
Definición de trabajador de confianza
5. A nivel doctrinario, existe consenso en considerar que, dentro de la relación laboral de
la actividad privada, los denominados trabajadores de confianza tienen, a diferencia de los
demás trabajadores, un grado mayor de responsabilidad, a consecuencia de que el emplea-
dor les ha delegado la atención de labores propias de él, otorgándoles una suerte de repre-
sentación general. Al respecto, Néstor de Buen considera que:
“El trabajo de confianza no es un trabajo especial sino una relación especial entre el
patrón y el trabajador, en razón de las funciones que este desempeña. (...) En rigor, los
trabajadores de confianza son trabajadores con un mayor grado de responsabilidad en

406
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

atención a la tarea que desempeñan y de alguna manera hacen presente el interés del
patrón (...)”(69).
6. Similar es la noción de empleado de confianza asumida por Celso Mendo Rubio, para
quien dicho concepto:
Está referido necesariamente a un campo más estricto que la genérica confianza que
debe tener todo empleador frente a sus trabajadores (característico de todo vínculo
laboral, pues de lo contrario no se contrataría), ya que este empleado alcanza una
mayor y más directa vinculación con el empleador, goza de su máxima confianza y
apenas está sujeto a una limitadísima subordinación (...), tiene la representación del
empleador, actúa en su nombre haciendo sus veces, tiene poder de dirección y res-
ponde por cada uno de dichos actos (...)”(70).
7. A su vez, Santiago Barajas Montes de Oca define al trabajador de confianza como:
La persona que por razón de jerarquía, vinculación, lealtad y naturaleza de la activi-
dad que desarrolla al servicio de una empresa o patrono, adquiere representatividad y
responsabilidad en el desempeño de sus funciones, las mismas que lo ligan de mane-
ra íntima al destino de esa empresa o a los intereses particulares de quien lo contrata,
en forma tal que sus actos merezcan plena garantía y seguridad, y tenga su compor-
tamiento laboral plena aceptación”(71).
8. Por su parte Mario de la Cueva, considera que:
Debe hablarse de empleados de confianza cuando están en juego la experiencia de la
empresa, sus intereses fundamentales, su éxito, su prosperidad, la seguridad de sus
establecimientos o el orden esencial que debe reinar entre sus trabajadores; (...) aun
cuando la categoría de trabajador de confianza no está contemplada en la declara-
ción de derechos Sociales, resultó necesaria incluirla en la nueva ley del trabajo, pues
no obstante tratarse de una categoría de excepción que solamente se justifica en ra-
zón de la naturaleza de las funciones que realiza el trabajador, existirá la presunción
iuris tantum de que la función no sea de confianza, en forma tal que será indispensa-
ble probar que, de conformidad con la naturaleza de las funciones se dan los caracte-
res de la excepción. No es la persona la que determina que una función es de confianza
sino la naturaleza misma de la función lo que produce la condición del trabajador”(72).
9. De igual forma Francisco de Ferrari considera a los trabajadores de confianza:
“Como aquellos trabajadores que asociados al poder de dirección patronal, se en-
cuentran en capacidad de ejercer las potestades disciplinarias de las que es titular el
empleador y tratan en representación de él con los terceros, de modo tal que los em-
pleados comunes o subalternos, en el orden social y profesional, no consideran a las

(69) DE BUEN, Néstor. Derechos del trabajador de confianza. Cámara de Diputados, LVIII Legislatura -
Universidad Nacional Autónoma de México, México, 2000, pp. 14 y 15.
(70) MENDO RUBIO, Celso. Citado por Milko Briones Quispe. “Algunas particularidades en relación a
los trabajadores de confianza”. En: Derechos Laborales, Derechos Pensionarios y Justicia Constitu-
cional. SPDTSS, Lima, 2006, p. 591.
(71) BARAJAS MONTES DE OCA, Santiago. Los contratos especiales de trabajo. [en línea], México,
Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, 1992, Serie
G. Estudios Doctrinales, Núm. 136, p. 142. Formato html, Disponible en Internet: <http://www.bi-
bliojuridica.org/libros/libro.htm?l=953, ISBN 968-36-2433-2>.
(72) CUEVA, Mario de la. Citado por Santiago Barajas Montes de Oca. Ob. cit., p. 143.

407
Joel Rosas Alcántara

personas que ejercen funciones tan elevadas como formando parte de la clase asala-
riada, e inclusive piensan que existe entre el empleador y los altos empleados una co-
munidad de intereses, de tendencia y cultura que los presenta como elementos extra-
ños a la clase trabajadora” (Asesoría Laboral, abril 2001, p. 22).
10. Por su parte Montoya Melgar define a los “altos cargos” como aquellos de “rectoría
superior”, que consiste en el desempeño de los poderes propios del empleador (no nece-
sariamente de todos) y que versen sobre los objetivos generales de la empresa(73). De otro
lado, Santiago Barajas Montes de Oca considera que “el trabajador de confianza se incor-
pora a la planta de empleados administrativos y se le asignan determinadas funciones, o se
le otorga una posición de representación patronal, se le deja autoridad en uno o más secto-
res de la producción y se le hace responsable de los resultados, se prescinde de sus servi-
cios cuando estos no son altamente redituables y se les liquida sin ninguna razón o expli-
cación de las causas de tal adopción patronal”(74).
11. Es de la misma opinión este Colegiado, que estima que un trabajador de confianza tiene
particularidades que lo diferencian de los trabajadores “comunes”, tales como:
a) La confianza depositada en él, por parte del empleador; la relación laboral especial del
personal de alta dirección se basa en la recíproca confianza de las partes, las cuales aco-
modarán el ejercicio de sus derechos y obligaciones a las exigencias de la buena fe, como
fundamento de esta relación laboral especial.
b) Representatividad y responsabilidad en el desempeño de sus funciones; las mismas que
lo ligan con el destino de la institución pública, de la empresa o de intereses particulares de
quien lo contrata, de tal forma que sus actos merezcan plena garantía y seguridad.
c) Dirección y dependencia; es decir que puede ejercer funciones directivas o administra-
tivas en nombre del empleador, hacerla partícipe de sus secretos o dejarla que ejecute ac-
tos de dirección, administración o fiscalización de la misma manera que el sujeto principal.
d) No es la persona la que determina que un cargo sea considerado de confianza. La natu-
raleza misma de la función es lo que determina la condición laboral del trabajador.
e) Impedimento de afiliación sindical, conforme al artículo 42 de la Constitución para los
servidores públicos con cargos de dirección o de confianza. El inciso b) del artículo 12 del
Decreto Supremo N° 010-2003-TR TUO de la Ley de Relaciones Colectivas de Trabajo
establece que los trabajadores de dirección y de confianza no pueden ser miembros de un
sindicato, salvo que en forma expresa el estatuto de la organización sindical lo permita.
f) La pérdida de confianza que invoca el empleador constituye una situación especial que ex-
tingue el contrato de trabajo; a diferencia de los despidos por causa grave, que son objetivos,
esta en cambio es de naturaleza subjetiva. El retiro de la confianza comporta la pérdida de su
empleo, siempre que desde el principio de sus labores este trabajador haya ejercido un cargo
de confianza o de dirección, pues de no ser así, y al haber realizado labores comunes o ordi-
narias y luego ser promocionado a este nivel, tendría que regresar a realizar sus labores habi-
tuales, en salvaguarda de que no se produzca un abuso del derecho (artículo 103 de la Cons-
titución), salvo que haya cometido una causal objetiva de despido indicada por ley.
g) El periodo de prueba puede tener una mayor extensión, pues esta se puede extender has-
ta por 6 meses, incluyendo el periodo inicial de 3 meses para el personal de confianza y en

(73) MONTOYA MELGAR, Alfredo. Derecho del Trabajo. Tecnos, decimonovena edición, Madrid,
1998, p 501.
(74) BARAJAS MONTES DE OCA, Santiago. El contrato de trabajo. México, 1992, p 141.

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caso ser personal de dirección este puede ser extendido hasta por un (1) año, en ambos ca-
sos la ampliación debe constar por escrito en el contrato de trabajo celebrado con el perso-
nal de dirección o de confianza.
h) No tienen derecho al pago de horas extras, pues el artículo 5 del Decreto Supremo
N° 007-2002-TR, TUO de la Ley de Jornada de Trabajo, Horario y Trabajo en Sobretiem-
po, establece que el personal de dirección se encuentra excluido de la jornada máxima le-
gal. De igual forma no están sujetos a las disposiciones sobre el registro de control de
asistencia y de salida en el régimen laboral de la actividad privada, conforme al Decreto
Supremo N° 004-2006-TR en su artículo 1 último párrafo.
i) No tienen derecho a una indemnización vacacional. El Decreto Supremo N° 012-92-TR,
en su artículo 24, establece: “La indemnización por falta de descanso vacacional a que se
refiere el inciso c) del artículo 23 del Decreto Legislativo Nº 713, no alcanza a los geren-
tes o representantes de la empresa que hayan decidido no hacer uso del descanso vacacio-
nal. En ningún caso la indemnización incluye a la bonificación por tiempo de servicios”.
Tratamiento normativo de los trabajadores de confianza: el personal de dirección y
el personal de confianza
12. Nuestra legislación laboral ha regulado la categoría de trabajador de confianza, hacien-
do una distinción entre personal de dirección y personal de confianza. En ese sentido, la
Ley de Productividad Competitividad Laboral (en adelante LPCL) considera que:
“Personal de dirección es aquel que ejerce la representación general del empleador
frente a otros trabajadores o terceros, o que lo sustituye, o comparte con aquel las
funciones de administración y control o de cuya actividad y grado de responsabilidad
depende el resultado de actividad empresarial.
Trabajadores de confianza son aquellos que laboran en contacto personal y directo
con el empleador o con el personal de dirección, teniendo acceso a secretos industria-
les, comerciales o profesionales y, en general, a información de carácter reservado.
Asimismo, aquellos cuyas opiniones o informes son presentados directamente al per-
sonal de dirección, contribuyendo a la formación de las decisiones empresariales”(75).
13. Como puede apreciarse, la mayor diferencia existente entre ambas categorías de traba-
jadores radica en que solo el personal de dirección tiene poder de decisión y actúa en repre-
sentación del empleador, con poderes propios de él. En cambio, el personal de confianza, si
bien trabaja en contacto directo con el empleador o con el personal de dirección, y tiene ac-
ceso a información confidencial, únicamente coadyuva a la toma de decisiones por parte del
empleador o del referido personal de dirección, son sus colaboradores directos. Este Cole-
giado considera que, por su naturaleza, la categoría de trabajador de dirección lleva implí-
cita la calificación de confianza, pero un trabajador de confianza no necesariamente es un
trabajador de dirección, en la medida que no tiene poder de decisión ni de representación.
14. De otro lado, es de resaltar cómo se llega a adoptar tal cargo. Se llega de la siguiente
manera: a) aquellos trabajadores contratados específicamente para cumplir funciones pro-
pias del personal de confianza y que, en consecuencia, desde el inicio de la relación laboral
tienen pleno conocimiento de lo que ello implica; y b) aquellos trabajadores que accedie-
ron a un puesto de trabajo para realizar funciones comunes u ordinarias, pero que poste-
riormente, por determinados factores, el empleador les asignó el cumplimiento de funcio-
nes propias de un trabajador de confianza.

(75) Artículo 43 del Texto Único Ordenado del Decreto Legislativo Nº 728, Ley de Productividad Com-
petitividad Laboral, aprobado por el decreto supremo Nº 003-97-TR.

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Joel Rosas Alcántara

15. Para calificar a un trabajador de dirección o de confianza conforme a la legislación


actual, se procederá de la siguiente manera:
a) Se identificará y determinará los puestos de dirección y de confianza de la empre-
sa, de conformidad con la Ley;
b) Se comunicará por escrito a los trabajadores que ocupan los puestos de dirección
y de confianza que sus cargos han sido calificados como tales; y,
c) Se consignará en el libro de planillas y boletas de pago la calificación
correspondiente.
16. De la misma manera la calificación de dirección o de confianza es una formalidad que
debe observar el empleador. Su inobservancia no enerva dicha condición si de la prueba
actuada esta se acredita. Por lo que si un trabajador desde el inicio de sus labores conoce
de su calidad de personal de confianza o dirección, o por el hecho de realizar labores que
implique tal calificación, estará sujeto a la confianza del empleador para su estabilidad en
su empleo, de lo contrario solo cabría la indemnización o el retiro de la confianza deposi-
tada en él, tal como viene resolviendo este Colegiado.
17. El artículo en referencia debe ser concordado con el artículo 61 del Decreto Supremo
Nº 001-96-TR, que preceptúa que los trabajadores cuyos cargos sean indebidamente cali-
ficados como de dirección o de confianza, podrán recurrir ante la autoridad judicial para
que se deje sin efecto tal calificación, siempre y cuando la demanda se presente dentro de
los 30 días naturales siguientes a la comunicación respectiva. De tal forma que cuando un
trabajador es designado como de dirección o de confianza conforme al artículo 59 o 60 de
la norma en mención, este tiene habilitada la acción correspondiente, para dejar sin efec-
to tal calificación.
18. Sobre el particular, en referencia a los trabajadores que son promocionados, la Ley de
Productividad y Competitividad Laboral, en su artículo 44, señala que es factible que un
trabajador que realiza funciones ordinarias pueda acceder a puestos de dirección o de con-
fianza mediante promociones; resaltando que tal promoción no debe ser abusiva ni simu-
lada, pues podría atribuírsele a un trabajador tal calificación para luego simplemente reti-
rársele la confianza y despedírsele en el transcurso de un tiempo.
19. De forma que si el trabajador realizó con anterioridad labores comunes y luego es pro-
mocionado, luego al retirársele la confianza depositada, retornaría a realizar las labores an-
teriores y no perder el empleo, salvo que se determine que cometió una falta grave que im-
plique su separación de la institución.
20. Por lo que, cuando un trabajador es promocionado, este no puede perder su derecho al
empleo del que es poseedor, pues al realizarse una promoción de esta naturaleza cabría la
posibilidad de que se genere un abuso del derecho, tal como lo declara el artículo 44 de la
Ley de Productividad y Competitividad Laboral, pues este no renuncia a las labores que
realizaba, sino que sigue bajo la subordinación de su empleador, sin perder su carácter de
trabajador común que ostentaba. Esto en bien de la paz social y armonía de los derechos
constitucionales que podrían vulnerarse cuando el empleador abusando del jus variandi
que posee le retirase la confianza posteriormente al ser promovido.
Análisis del caso concreto
21. El recurrente presenta su demanda con fecha 22 de septiembre de 2004, tras haber sido
despedido por el Banco Central de Reserva del Perú, mediante carta de Gerencia General
GG-100-2004, de fecha 11 de mayo de 2004. A través de dicha carta se le retira la confian-
za. El recurrente en su demanda y en sus medios probatorios afirma que: “Nunca intervino

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

en el proceso de adquisición”, “no corresponden a las funciones asignadas” y “que al de-


mandante se le imputó el incumplimiento de funciones que no son suyas y se le vinculó a
un hecho con la sola declaración de una sola persona”.
22. Entre los medios probatorios que ofrece el demandante (folio 13) obra copia del Ma-
nual de Funciones Generales, de la que se desprende que la Subgerencia de Desarrollo de
Sistemas tiene entre otras funciones:
a. Emitir los estudios de factibilidad técnica y conveniencia de atender los requerimientos
de sistematización e informatización de las unidades orgánicas del Banco Central de Re-
serva del Perú.
b. Participar en la evaluación técnica de las adquisiciones de las herramientas de
cómputo para el desarrollo de aplicaciones. Entre otras obligaciones.
23. A fojas 4 de autos, se aprecia la carta de fecha 2 de diciembre de 2003, en la que se ad-
junta el Informe N° 277-2003-CG/SE, realizado luego de un Examen Especial de la Con-
traloría General de la República, que determinó la responsabilidad del recurrente por la
omisión de funciones tales como: “Coordinar, registrar y analizar los requerimientos de
equipamiento, programas, producto y servicios computacionales a fin de establecer el plan
operativo anual de sistemas en lo que concierne a su ámbito” e “intervenir en la evaluación
técnica de los procesos de adquisición de equipos y programas de cómputo”.
24. De igual forma de conformidad con el artículo 24, inciso t, de la Ley Orgánica del Ban-
co Central de Reserva, el Directorio tiene la facultad de designar y por lo tanto de remo-
ver a los trabajadores que tienen la categoría de funcionario principal. Mientras que el ar-
tículo 51 del Estatuto del Banco Central de Reserva establece la categoría de funcionarios
principales que comprende a los Gerentes Centrales, Gerentes, Subgerentes (...), encon-
trándose este dentro del personal catalogado como de Dirección, por lo que la demanda-
da optó por el retiro de la confianza del demandante, por las conclusiones indicadas en el
Examen Especial Contraloría de la República, en la que se determina su incumplimiento
de las obligaciones de trabajo.
25. Finalmente, de fojas 131 a 154 de autos, obra la consignación efectuada por el Banco
Central de Reserva en favor del demandante, donde se advierte que mediante Resolución
de fecha 19 de octubre de 2004, el Noveno Juzgado Laboral de Lima declaró improceden-
te, por extemporánea, la contradicción formulada por el consignatario, quedando en con-
secuencia consentido dicho proceso judicial. Posición que comparte el Tribunal Constitu-
cional en la STC Exp. Nº 0632-2001-AA, donde quedó establecido que el ofrecimiento de
pago de los beneficios sociales, sin que ello fuera objeto de contradicción ante el juez que
conoció la causa en dicho proceso no contencioso, es válido quedando, por ende, disuel-
to el vínculo laboral.
26. Por lo tanto, al determinarse que el recurrente se encontraba en calidad de personal de
dirección, de acuerdo a los fundamentos expuestos, el cese en sus labores no vulnera de-
recho constitucional alguno.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú
HA RESUELTO
Declarar INFUNDADA la demanda de amparo.
Publíquese y notifíquese.
SS. LANDA ARROYO; GONZALES OJEDA; ALVA ORLANDINI; BARDELLI
LARTIRIGOYEN; VERGARA GOTELLI

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Joel Rosas Alcántara

EXP. N° 03169-2006-PA/TC
LIMA
PABLO CAYO
MENDOZA
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 10 días del mes de octubre de 2008, el Pleno del Tribunal Constitucional,
integrada por los magistrados Mesía Ramírez, Vergara Gotelli, Beaumont Callirgos, Calle
Hayen y Eto Cruz, pronuncia la siguiente sentencia, con el voto singular de los magistra-
dos Landa Arroyo y Álvarez Miranda, que se adjunta:
(…)
FUNDAMENTOS
(…)
§ La afectación del derecho a la libertad sindical
17. En cuanto a la afectación del derecho a la libertad sindical reconocido en el artículo
28, inciso 1) de la Constitución Política del Estado, debe señalarse que este derecho tiene
como contenido la libertad de todo trabajador para afiliarse a un sindicato; así como para
el desarrollo libre de su actividad, ya sea en el seno de la Administración Pública o de una
empresa particular, en defensa y cautela de sus intereses, a cuyo fin se articulan las repre-
sentaciones de los trabajadores.
18. Igualmente el derecho a la libertad sindical tiene como contenido el poder del trabaja-
dor para que por razones de su afiliación o actividad sindical no sufra ningún menoscabo en
sus derechos fundamentales, como puede ser la diferencia de trato carente de toda justifica-
ción objetiva y razonable entre trabajadores sindicalizados y trabajadores no sindicalizados.
19. Por ello, cuando se alega que un despido encubre una conducta lesiva del derecho a la
libertad sindical, incumbe al empleador la carga de probar que su decisión obedece a cau-
sas reales y que no constituye un acto de discriminación por motivos sindicales. Para im-
poner la carga de la prueba al empleador, el demandante previamente debe aportar un indi-
cio razonable que indique que su despido se origina a consecuencia de su mera condición
de afiliado a un sindicato o por su participación en actividades sindicales.
20. En el presente caso en autos no se ha probado que el despido del demandante haya obe-
decido a un acto de represalia por parte del empleador como consecuencia de su afiliación
y actividad sindical, por lo que no se ha configurado la alegada lesión del derecho a la li-
bertad sindical.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, en uso de las atribuciones que le con-
fieren la Constitución Política del Perú,
HA RESUELTO
1. Declarar FUNDADA la demanda y en consecuencia NULA las Cartas Nºs 030-UPER-
MDCH y 034-UPER-MDCH.
2. Ordenar a la Municipalidad Distrital de Chorrillos que cumpla con reponer al recurren-
te en su puesto de trabajo que desempeñaba; sin perjuicio de la sanción que se estime pro-
porcional a la infracción laboral cometida.
Publíquese y notifíquese.
SS. MESÍA RAMÍREZ; VERGARA GOTELLI; BEAUMONT CALLIRGOS; CALLE
HAYEN; ETO CRUZ

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

EXP. Nº 1535-2006-PA/TC
JUNÍN
EMPRESA DE TRANSPORTES
TURISMO IMPERIAL S.A.
RAZÓN DE RELATORÍA
La resolución recaída en el Expediente N° 1535-2006-PA/TC, que declara INFUNDADA
la demanda, es aquella conformada por los votos de los magistrados Landa Arroyo, Alva
Orlandini y Beaumont Callirgos, magistrado que fue llamado para que conozca de la causa
debido al cese en funciones del ex magistrado García Toma. El voto del magistrado Alva
Orlandini aparece firmado en hoja membretada aparte, y no junto con la firma de los de-
más magistrados debido al cese en funciones de este magistrado.
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 31 días del mes de enero de 2008, la Sala Primera del Tribunal Consti-
tucional, con la asistencia de los señores magistrados Landa Arroyo, Alva Orlandini y
Beaumont Callirgos, magistrado que fue llamado para que conozca de la causa debido al
cese en funciones del ex magistrado García Toma, pronuncia la siguiente sentencia
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por la Empresa de Transportes Turismo Im-
perial S.A. contra la sentencia emitida por la Primera Sala Mixta Descentralizada de la
Corte Superior de Justicia de Junín, de fojas 195, su fecha 29 de diciembre de 2005, que
declara improcedente la demanda de amparo interpuesta.
(…)
FUNDAMENTOS
(…)
(…)
La alegada vulneración a la libertad de trabajo
65. Alega la recurrente que mediante la norma objeto de cuestionamiento también ha sido
vulnerada su libertad de trabajo, por cuanto mediante una disposición posterior se le está
prohibiendo a su empresa continuar con una actividad laboral que comenzó a realizar
cuando adquirieron los vehículos y empezaron a ofrecer el servicio de transporte.
66. Aun cuando la demandante no es clara ni precisa las razones por las que supuestamen-
te se habría visto vulnerada la mencionada libertad, limitándose a una simple enunciación
carente de posterior fundamentación, este Colegiado considera preciso recordar que el ci-
tado atributo, a la luz de las previsiones establecidas por nuestra Constitución Política,
puede ser entendido de dos maneras: a) Como derecho al trabajo o libertad positiva (Ar-
tículos 22 y 23), b) Como libertad de trabajo stricto sensu o libertad negativa (artículo 2,
inciso 15, y artículo 59).
67. Como derecho al trabajo o libertad positiva, la Constitución proclama no solo el reco-
nocimiento de una facultad sino la correlativa obligación del Estado de promover condi-
ciones que favorezcan el empleo. Se trata, en rigor, de un auténtico derecho prestacional
que, aunque desde luego faculta a su titular el poder ejercer su derecho al trabajo, impone
al Estado la obligación de fomentar un contexto de condiciones que favorezcan la oferta
laboral necesaria para el trabajador.

413
Joel Rosas Alcántara

68. Como libertad de trabajo stricto sensu o libertad negativa, faculta al individuo, de un
lado, para elegir libremente la actividad laboral en la que pretende desenvolverse y, de otro,
para ejercer dicha actividad laboral de una manera que no resulte alterada o distorsionada,
mediante cualquier tipo de conducta tendiente a obstaculizar o impedir su libre desenvolvi-
miento. Se trata, por tanto, de una facultad que depende del individuo, pero que a su vez
debe ser garantizada por el Estado, fundamentalmente desde el punto de vista normativo.
69. El que se trate de la libertad de trabajo en su manifestación positiva o de la libertad de
trabajo en su vertiente negativa, no es un derecho ilimitado, sino un atributo sujeto a de-
terminadas condiciones normalmente establecidas en la ley de conformidad con la Cons-
titución. En el presente caso, no se trata, como parece obvio deducirlo, de una discusión
centrada en lo esencial en el ángulo positivo de la mencionada libertad sino y fundamen-
talmente en el aspecto negativo. La norma objeto de cuestionamiento establece restriccio-
nes a la libertad de trabajo y es ese el motivo por el que se le cuestiona.
70. A contrario sensu de lo sostenido por la demandante, no considero sin embargo que
con la norma cuestionada se esté atentando contra la libertad de trabajo, pues es la propia
Constitución la que se encarga de precisar que: “Toda persona tiene derecho: A trabajar li-
bremente, con sujeción a ley” (art. 2, inciso 15). Este criterio incluso se detalla de manera
mucho más precisa cuando se reconoce que si bien: “El Estado estimula la creación de ri-
queza y garantiza la libertad de trabajo (...)”, el ejercicio de dicha libertad (como de otras
complementarias) “(...) no debe ser lesivo a la moral, ni a la salud ni a la seguridad públi-
cas” (art. 59). Se trata, en otros términos, de una libertad decisivamente condicionada por
otros bienes jurídicos de relevancia y, en particular, por un catálogo esencial de derechos
que no puede ni debe ser ignorado.
71. Cuando la recurrente invoca la libertad de trabajo, pareciera omitir que tal derecho
no es un atributo ilimitado o exento de restricciones sino que, como ocurre en el presente
caso, necesita de una regulación que condicione sus eventuales excesos.
Alegatos finales de la empresa demandante
72. Al interponer el recurso de agravio constitucional, la recurrente manifiesta que las
instancias precedentes han realizado una interpretación incorrecta, fundamentalmente del
Decreto Supremo Nº 05-95-MTC y del Decreto Supremo Nº 040-2001-MTC, atentándo-
se de este modo contra el principio de legalidad, que establece que nadie está obligado a
hacer lo que la ley no manda, ni impedido de hacer lo que ella no prohíbe y contra el prin-
cipio de reserva de ley, que condiciona la regulación de los derechos fundamentales solo
al ámbito de la ley.
73. El principio de legalidad constituye una auténtica garantía constitucional de los dere-
chos fundamentales de los ciudadanos y un criterio rector en el ejercicio del poder punitivo
del Estado Social y Democrático de Derecho. La Constitución lo consagra en su artículo 2,
inciso 24, literal d), al establecer que “Nadie será procesado ni condenado por acto u omi-
sión que al tiempo de cometerse no esté previamente calificado en la ley, de manera expre-
sa e inequívoca, como infracción punible; ni sancionado con pena no prevista en la ley”.
74. Sobre esta base, en la STC Exp. Nº 0010-2002-AI/TC, el Tribunal Constitucional ha
establecido que el principio de legalidad exige no solo que por ley se establezcan los de-
litos, sino también que las conductas prohibidas estén claramente delimitadas por la ley,
prohibiéndose tanto la aplicación por analogía, como también el uso de cláusulas generales
e indeterminadas en la tipificación de las prohibiciones. A partir de esta consideración del
principio de legalidad y sus implicancias en la estructuración del derecho penal moderno,
también se ha establecido, en la STC Exp. N° 2050-2002-AA/TC, “(...) que los principios

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

de culpabilidad, legalidad, tipicidad, entre otros, constituyen principios básicos del dere-
cho sancionador, que no solo se aplican en el ámbito del derecho penal, sino también en el
del derecho administrativo sancionador (…)”. (Fundamento Jurídico Nº 8).
75. En la misma STC N° 2050-2002-AA/TC también se subrayó que “(...) no debe identifi-
carse el principio de legalidad con el principio de tipicidad. El primero, garantizado por el or-
dinal “d” del inciso 24) del artículo 2 de la Constitución, se satisface cuando se cumple con
la previsión de las infracciones y sanciones en la ley. El segundo, en cambio, constituye la
precisa definición de la conducta que la ley considera como falta (...)”. El subprincipio de ti-
picidad o taxatividad constituye una de las manifestaciones o concreciones del principio de
legalidad respecto de los límites que se imponen al legislador penal o administrativo, a efec-
tos de que las prohibiciones que definen sanciones, sean estas penales o administrativas, es-
tén redactadas con un nivel de precisión suficiente que permita comprender sin dificultad lo
que se está proscribiendo bajo amenaza de sanción en una determinada disposición legal.
76. En lo que al caso concreto se refiere, el artículo 2 del derogado Código de Tránsito y
Seguridad Vial, Decreto Legislativo N° 420, del 4 de mayo de 1987, vigente a la fecha de
constitución de la empresa recurrente, establecía que “El tránsito de personas, animales y
vehículos en las vías de uso público es libre, pero está sujeto a la intervención y reglamen-
tación de las autoridades competentes, para garantía y seguridad de los habitantes”.
77. Asimismo, el artículo 78 de la misma norma disponía que “No deben circular los
vehículos cuyas características y condiciones atenten contra la seguridad de las
personas, bienes y la propia carga que transportan”; mientras que el artículo 79 precisa-
ba que “Todo vehículo de transporte de personas y de carga debe reunir las condicio-
nes básicas de seguridad siguientes: a) Poseer parachoques delantero y posterior confor-
me a las disposiciones que establece el reglamento, o que su carrocería esté construida
en función de la seguridad.
78. Por su parte, la vigente Ley General de Transporte Terrestre N° 27181, del 8 de octu-
bre de 1999, dispone en su artículo 3 que “ La acción estatal en materia de transporte te-
rrestre se orienta a la satisfacción de las necesidades de los usuarios y al resguardo de sus
condiciones de seguridad y salud, así como la protección del ambiente y la comunidad en
su conjunto; asimismo, el numeral 4.3 del artículo 4, establece que: “El Estado procura la
protección de los intereses de los usuarios, el cuidado de la salud y seguridad de las perso-
nas y el resguardo del medio ambiente”.
79. Conforme se aprecia de la normatividad antes reseñada, en materia de regulación del
transporte de pasajeros, el Estado cuenta con un mayor campo de actuación, dado que per-
sigue la preservación de otros valores constitucionales, como lo son, en el caso concreto, el
cuidado de la salud, integridad física y seguridad de los usuarios. Así fluye de todas aque-
llas disposiciones regulatorias del transporte terrestre de personas, cuyos objetivos consti-
tuyen un parámetro bajo el cual se regula su ejercicio.
80. En tal sentido, resulta válido que mediante normas de jerarquía inferior a la Ley Gene-
ral de Transporte se disponga de medidas que conduzcan o procuren la protección de tales
objetivos, tanto más cuanto que dichas disposiciones tienden a optimizar los derechos a la
seguridad e integridad física de los usuarios.
81. Así, las normas aludidas por la empresa recurrente en el Fundamento Nº 59, supra, no
resultan violatorias del principio de legalidad, pues tanto el derogado Código de Tránsi-
to y Seguridad Vial, como la vigente Ley General de Transporte Terrestre establecían, de
modo suficientemente claro y preciso, no solo el marco de actuación, sino también las ca-
racterísticas y condiciones básicas de seguridad que debían reunir aquellos vehículos des-
tinados al transporte de pasajeros.

415
Joel Rosas Alcántara

Consideraciones Finales: El compromiso del Estado con el derecho a la vida


82. Conforme a lo expuesto en la STC Exp. Nº 2945-2003-AA/TC, actualmente, la noción
de Estado social y democrático de derecho concreta los postulados que tienden a asegurar
el mínimo de posibilidades que tornan digna la vida. La vida, entonces, ya no puede enten-
derse tan solo como un límite al ejercicio del poder, sino fundamentalmente como un ob-
jetivo que guía la actuación positiva del Estado, el cual ahora se compromete a cumplir el
encargo social de garantizar, entre otros, el derecho a la vida y a la seguridad.
83. Nuestra Constitución Política de 1993 ha determinado que la defensa de la persona hu-
mana y el respeto a su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado; la persona
está consagrada como un valor superior, y el Estado está obligado a protegerla. El cumpli-
miento de este valor supremo supone la vigencia irrestricta del derecho a la vida, pues este
derecho constituye su proyección; resulta el de mayor connotación y se erige en el presu-
puesto ontológico para el goce de los demás derechos, ya que el ejercicio de cualquier de-
recho, prerrogativa, facultad o poder no tiene sentido o deviene inútil ante la inexistencia
de vida física de un titular al cual puedan serle reconocidos tales derechos.
84. En anterior oportunidad –STC Exp. Nº 0318-1996-HC/TC– el Tribunal también ha se-
ñalado que la persona humana, por su dignidad, tiene derechos naturales anteriores a la so-
ciedad y al Estado, los cuales han sido progresivamente reconocidos hasta hoy en su legis-
lación positiva como derechos humanos de carácter universal, entre los cuales el derecho a
la vida resulta ser de primerísimo orden e importancia, y se halla protegido inclusive a tra-
vés de tratados sobre derechos humanos que obligan al Perú. Como es de verse, el derecho
a la vida es el primer derecho de la persona humana reconocido por la Ley Fundamental;
es, a decir de Enrique Bernales Ballesteros, el centro de todos los valores y el supuesto bá-
sico de la existencia de un orden mínimo en la sociedad (La Constituciónde 1993 - Análi-
sis Comparado. ICS Editores, 2a. Edición, Lima, 1996, p. 88).
85. En el caso sub exámine, en el que se cuestiona la actividad estatal en materia de trans-
porte terrestre de personas, por haber expedido el cuestionado Decreto Supremo Nº 006-
2004-MTC, queda claro que, si la defensa de la persona humana y el respeto a su dignidad
son el fin supremo de la sociedad y del Estado, y la persona está consagrada como un va-
lor superior y, por ende, el Estado está obligado a protegerla, el cumplimiento de este va-
lor supremo supone la vigencia irrestricta del derecho a la vida.
86. En tal sentido, si bien es cierto los individuos gozan de un amplio ámbito de libertad
para actuar en el mercado, y también existe la certeza de que debe existir un Estado que,
aunque subsidiario en la sustancia, mantiene una función supervisora y correctiva o regula-
dora, estimo que, ante los hechos que son de conocimiento de la opinión pública, respecto
de los peligros que representa el servicio de transporte de pasajeros en ómnibus carrozados
sobre chasis de camión, y los innumerables accidentes ocurridos, en materia de transpor-
te el Estado dispone de un mayor campo de actuación, en la medida en que de por medio
se encuentran otros valores constitucionales superiores como la seguridad, la integridad y,
por último, el derecho a la vida misma, el cual resulta ser de primerísimo orden e importan-
cia, pues es el primer derecho de la persona humana reconocido por la Ley Fundamental.
87. Así, en el caso traído a esta sede, queda absolutamente claro, y por ello es necesario
reiterar, que no solo no se ha acreditado la vulneración de derecho constitucional alguno,
sino que, conforme a lo expuesto en los Fundamentos Nºs 8 a 19, supra, el Estado puede
intervenir de manera excepcional en la vida económica de los particulares –cuando la co-
lectividad y los grupos sociales, a quienes corresponde, en primer término, la labor de in-
tervención, no están en condiciones de hacerlo–, a fin de garantizar otros bienes consti-
tucionales –en el caso, la integridad, seguridad y la vida misma– que pueden ponerse en

416
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

riesgo –y de hecho, así ha sucedido– ante las imperfecciones del mercado, y respecto de
los cuales existe un mandato constitucional directo de promoción, en tanto actividad, y de
protección, en cuanto a la sociedad en general se refiere. No debe perderse de vista, pues,
que la actividad del Estado en materia de transporte y tránsito terrestre se orienta a la sa-
tisfacción de las necesidades e intereses de los usuarios, y procura el resguardo y cuidado
de sus condiciones de seguridad y, por último, de la vida misma.
88. Y aunque ello no quiere decir, en modo alguno, que el Estado pueda interferir arbitra-
ria e injustificadamente en el ámbito de libertad reservado, en principio, a los agentes eco-
nómicos, es justamente en virtud de dicho postulado que, como consecuencia de la pro-
blemática derivada de los ómnibus ensamblados sobre chasis de vehículos de carga, se
constituyó, en el año 2003, una Comisión ad hoc encargada de estudiar y proponer alterna-
tivas viables para solucionar tal situación, la cual estuvo integrada por representantes del
emplazado Ministerio de Transportes y Comunicaciones, de las universidades Católica del
Perú y Nacional de Ingeniería, del Senati, de los propios gremios de transportistas, y de la
Asociación Peruana de Consumidores y Usuarios.
89. Dicha Comisión determinó –según fluye de la parte considerativa del decreto supremo
cuestionado– que la utilización de un chasis de camión para la fabricación de un ómnibus
representa un alto riesgo para la seguridad en perjuicio de los usuarios del transporte y los
propios transportistas, a lo que se agrega que no existe industria automotriz que apruebe,
acepte y garantice un producto partiendo de la fabricación preconcebida para un uso dis-
tinto, coincidiendo además la mayoría de sus miembros en que tanto la prestación del ser-
vicio de transporte de pasajeros en este tipo de vehículos como la actividad industrial del
carrozado de ómnibus en chasis originalmente destinado al transporte de mercancías se en-
cuentran prohibidas por las normas vigentes. Por tales razones, se expidieron normas con-
ducentes a viabilizar las recomendaciones de la Comisión, a fin de solucionar la problemá-
tica derivada de ómnibus ensamblados sobre chasis de vehículos de carga sobre la base de
las conclusiones a las que se arribó.
90. Así, precisamente el propio Decreto Supremo Nº 006-2004-MTC, su fecha 25 de fe-
brero, dispuso el empadronamiento –previa inspección técnica estructural ante una enti-
dad certificadora designada por la Dirección General de Circulación Terrestre– de aquellos
vehículos carrozados sobre chasis de camión, los cuales podían permanecer en el servicio
por el plazo recomendado en el Certificado de Inspección Técnica Estructural, el cual no
podía exceder de un año.
91. El Estado, pues, no ha actuado ni arbitraria ni injustificadamente, sino que, por el con-
trario, ante la problemática presentada, que ponía en riesgo la seguridad de los usuarios,
y las imperfecciones del mercado y de los agentes económicos, designó previamente una
Comisión en la que incluso participaron los propios gremios de transportistas, dispuso la
obligación de pasar una inspección técnica estructural, y otorgó un plazo prudencial para
su permanencia en el servicio. Tal actuación justifica su intervención en la medida en que,
por un lado, de por medio están otros valores constitucionales, y, por otro, su accionar en
materia de transportes está orientado al resguardo de las condiciones de seguridad de los
usuarios, razones, todas, por las cuales la demanda no puede ser estimada.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú
HA RESUELTO
Declarar INFUNDADA la demanda de amparo.Publíquese y notifíquese.
SS. LANDA ARROYO; ALVA ORLANDINI; BEAUMONT CALLIRGOS

417
Joel Rosas Alcántara

EXP. N° 3072-2006-PA/TC
LIMA
SIXTO GUILLERMO
LUDEÑA LUQUE
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 27 días del mes de febrero de 2008, el Pleno del Tribunal Constitucio-
nal, con la asistencia de los magistrados Landa Arroyo, Mesía Ramírez, Vergara Gotelli,
Beaumont Callirgos y Eto Cruz, pronuncia la siguiente sentencia.
ASUNTO
Recurso de Agravio Constitucional interpuesto por don Sixto Guillermo Ludeña Luque
contra la sentencia de la Sala de Derecho Constitucional y Social Permanente de la Corte
Suprema de Justicia de la República, su fecha 27 de diciembre de 2005, de fojas 67 del se-
gundo cuaderno, que declaró infundada la demanda de autos.
(…)
FUNDAMENTOS
(…)
6. Siendo así, en el presente caso, en aplicación del principio de interpretación de la nor-
ma en la forma que más favorezca al trabajador, y como quiera que en un comienzo el ac-
tor impugnó la decisión administrativa que dispuso su cese laboral, este Supremo intérpre-
te de la Constitución considera que el plazo de prescripción estipulado debe computarse a
partir de la notificación al actor de la resolución de fecha 14 de noviembre de 2000, cita-
da en el fundamento anterior, es decir, que en el presente caso resulta de aplicación el pla-
zo de prescripción de 4 años establecido por la Ley Nº 27321, publicada el 22 de julio de
2000, vigente en la fecha en que el proceso sobre reposición había concluido y, por ende,
ya el actor se encontraba habilitado para ejercer su derecho de cobro de su Compensación
por Tiempo de Servicios, que a tenor del artículo 1 del Decreto Supremo Nº 001-97-TR,
tiene la calidad de beneficio social de previsión de las contingencias que origina el cese en
el trabajo y de promoción del trabajador y su familia.
7. Este Tribunal considera que una interpretación en contrario a la señalada en el funda-
mento anterior nos llevaría al absurdo jurídico de que en la práctica se estaría obligando
a un trabajador despedido a solicitar inmediatamente el cobro de sus beneficios sociales,
ya que si eventualmente decide impugnar el despido en el ámbito jurisdiccional, ya sea en
la vía laboral o constitucional, alternativamente, y dado que dicho proceso eventualmente
puede durar un plazo superior al plazo prescriptorio, y si dicho proceso le resulta adverso,
a dicha fecha perdería la opción de accionar en la vía laboral a través de un proceso que le
permita el cobro de beneficios sociales, por cuanto el juez laboral “interpretaría” que des-
de la fecha de su “cese laboral” ya habría transcurrido el plazo prescriptorio para ejercer
su derecho constitucional de cobro de sus beneficios sociales, lo cual no resiste el más ele-
mental análisis jurídico.
8. A mayor abundamiento debemos tener en cuenta que el artículo 24 de la Carta Política
del Estado señala que el pago de la remuneración y de los beneficios sociales del trabaja-
dor tiene prioridad sobre cualquiera otra obligación del empleador, lo que significa que se
debe brindar máxima protección a los derechos fundamentales del trabajador para el cobro

418
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

de sus acreencias laborales que le posibiliten la satisfacción de sus necesidades humanas


primordiales y, con ello, tener una subsistencia y vida digna acorde con lo prescrito en el
artículo 2 inciso 1) de nuestra Constitución. Por tal razón la demanda de beneficios socia-
les, presentada con fecha 19 de agosto de 2002, debe ser admitida a trámite, continuando
el proceso conforme a la normativa vigente.
9. En todo caso, lo constitucionalmente relevante aquí es que este Tribunal garantice, a tra-
vés de su gestión jurisdiccional, el cumplimiento de los fines de los procesos constitucio-
nales; esto es, tutelar la supremacía jurídica de la Constitución y la vigencia efectiva de los
derechos fundamentales, de conformidad con el artículo II del Título Preliminar del Códi-
go Procesal Constitucional.
10. En la STC Exp. Nº 6512-2005-AA/TC este Colegiado, en caso similar al de autos ha
señalado que “corresponde aplicar el principio pro actione estipulado en el artículo 45 del
Código Procesal Constitucional, según el cual, en caso de duda, se preferirá dar trámite a
la demanda de amparo. Dicho principio ya ha sido invocado por este Tribunal en anterio-
res oportunidades, imponiendo a los juzgadores la exigencia de interpretar los requisitos y
presupuestos procesales en el sentido más favorable a la plena efectividad del derecho de
obtener una resolución válida sobre el fondo, con lo cual, ante la duda, la decisión debe ser
por la continuación del proceso y no por su extinción (Cfr. STC Exp. Nº 1049-2003-AA/
TC, STC 2302-2003-AA/TC).
11. El derecho a la tutela judicial efectiva es un derecho de contenido complejo que per-
sigue garantizar la eficacia de las situaciones jurídicas, posibilitando a las personas –en-
tre otros– el libre e igualitario acceso a la jurisdicción para la tutela de sus derechos y, de
esta forma, se debe eliminar todas las barreras que limiten, restrinjan o impidan este acce-
so libre e igualitario a los órganos jurisdiccionales.
12. Este Tribunal considera que el derecho de acceso a la justicia –que forma parte del con-
tenido del derecho de tutela judicial efectiva– no se agota en prever mecanismos de tutela
en abstracto, sino que supone posibilitar al justiciable la obtención de un resultado óptimo
con una mínima actividad procesal, con la intención de permitirle acceder de modo real al
servicio de justicia y obtenerla en el menor tiempo y al menor costo posible.
13. Este Colegiado considera que en el presente caso, como ya se ha dicho en los funda-
mentos anteriores, se ha vulnerado el derecho de acceso a la justicia, razón por la que la
demanda debe ser estimada
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú
HA RESUELTO
1. Declarar FUNDADA la demanda.
2. Declarar NULA la resolución de fecha 18 de agosto de 2003, expedida por la Tercera
Sala Laboral de la Corte Superior de Justicia de Lima, mediante la cual se confirmó la re-
solución del 19º Juzgado Laboral de Lima que, a su vez, declaró fundada la excepción de
prescripción, debiendo admitirse a trámite la demanda de beneficios sociales presentada
por don Sixto Guillermo Ludeña Luque, y continuarse dicho proceso conforme a la nor-
mativa vigente.
Publíquese y notifíquese.
SS. LANDA ARROYO; MESÍA RAMIREZ; VERGARA GOTELLI; BEAUMONT
CALLIRGOS; ETO CRUZ

419
Joel Rosas Alcántara

EXP. Nº 00245-2006-AA
AREQUIPA
MULTISERVIS CLAVE 90 EIRL
RAZÓN DE RELATORÍA
Vista la causa Nº 0245-2006-PA/TC por el Pleno Jurisdiccional y de acuerdo con lo dis-
puesto por el artículo 5 de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, se ha dictado sen-
tencia declarando Infundada la demanda, con los votos de los magistrados Mesía Ramírez,
Álvarez Miranda y Calle Hayen. Han disentido del fallo los magistrados Vergara Gotelli y
Landa Arroyo, quienes han votado por que se declare Improcedente la demanda. De otro
lado los magistrados Beaumont Callirgos y Eto Cruz, han estimado que se declare Fun-
dada en parte la demanda; en consecuencia inaplicable a la actora la Ordenanza Munici-
pal Nº 111, artículo 1, inciso b, e, inciso d; de este último únicamente la frase “color ama-
rillo”; e Infundada la demanda en el extremo referido a la inaplicación de los incisos c y d
del artículo 1 de la citada Ordenanza Municipal.
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En lima, a los 15 días del mes de mayo de 2009, habiéndose reunido el Tribunal Consttu-
cional en sesión de Pleno Jurisdiccional, con la asistencia de los magistrados Vergara
Gotelli, Mesía Ramírez, Landa Arroyo, Beaumont Callirgos, Calle Hayen, Eto Cruz y
Álvarez Miranda, se ha pronunciado sentencia, la cual está constituida por los votos de los
magistrados Mesía Ramírez, Álvarez Miranda y Calle Hayen.
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por Multiservis Clave 90 EIRL contra la sen-
tencia emitida por la Tercera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Arequipa, de fojas
117, su fecha 6 de octubre de 2005, que declara infundada la demanda de amparo de autos.
(…)
VOTO SINGULAR DEL MAGISTRADO MESÍA RAMÍREZ
En el ejercicio de la facultad que me confiere el artículo 5 de la Ley Orgánica del Tribunal
Constitucional expreso mi discrepancia con los fundamentos y el sentido del fallo, por las
consideraciones siguientes:
(…)
b. Las libertades de trabajo y de empresa como derechos limitados
3. Como es sabido, la gran mayoría de derechos fundamentales son relativos o limitados,
es decir, que no todos los derechos fundamentales son ilimitados sino tan solo un grupo de
ellos, como por ejemplo, el derecho a no ser objeto de tratos inhumanos, a la presunción
de inocencia y las garantías mínimas que integran el debido proceso, entre ellos, el dere-
cho al juez imparcial.
4. Las libertades de trabajo y de empresa, en cambio, no son derechos absolutos, pues se
encuentran sujetos a los límites que le impone la Constitución por razones de moralidad,
salubridad, seguridad y medio ambiente, así como a las limitaciones de orden legal esta-
blecidas por el legislador, con fundamento en los derechos fundamentales y en la preva-
lencia del bien común o el interés social.
5. Teniendo presente lo señalado, considero que ningunos de los incisos cuestionados li-
mitan los cuatro tipos de libertades que forman parte del contenido del derecho a la liber-
tad de empresa y que fueron precisados por el Tribunal Constitucional en la sentencia re-
caída en el EXP. N° 03330-2004-AA/TC.

420
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

En primer lugar, los incisos cuestionados no limitan ni restringen la libertad de creación


de empresa que tiene derecho la demandante, pues esta ya es una empresa constituida que
tiene por objeto social prestar el servicio de taxi.
En segundo término, los incisos cuestionados no inciden directa ni indirectamente en la li-
bertad de organización de la empresa, pues no le impone la variación del objeto social ele-
gido, ni le ordena el cambio de nombre, domicilio, o tipo de sociedad. Tampoco los incisos
cuestionados le imponen a la empresa demandante una política de precios, créditos y segu-
ros para la prestación del servicio de taxi.
En tercer término, los incisos cuestionados no limitan ni falsean la libre competencia del ser-
vicio de taxi en la ciudad de Arequipa. Ciertamente, los incisos cuestionados exigen requisi-
tos mínimos a todas las unidades que prestan el servicio de taxi para favorecer la libre com-
petencia, porque no introducen un tratamiento diferente a fin de generar o facilitar ventajas
entre los diferentes agentes que prestan el servicio de taxi en la ciudad de Arequipa.
Finalmente, los incisos cuestionados tampoco prohíben que las empresas que tengan por
objeto social la prestación del servicio de taxi puedan cesar libremente sus actividades en
el momento que estimen conveniente.
6. Ciertamente, estimo que autorizar la prestación del servicio de taxi sin el cumplimien-
to de todos los requisitos previstos en el artículo primero de la Ordenanza N° 111, no solo
constituiría una inaceptable falencia del Estado en perjuicio de la comunidad, sino que se-
ría avalar la violación del derecho a la igualdad de quienes en cumplimiento de la Orde-
nanza N° 111 han obtenido las autorizaciones y certificados requeridos por la Municipali-
dad Provincial de Arequipa para la prestación eficiente del servicio de taxi.
7. Ahora bien, dada la relevancia y los intereses que se pretende proteger, como son la se-
guridad de los usuarios y el interés general de la colectividad, considero que los requisitos
para la prestación del servicio de taxi en la ciudad de Arequipa previstos en el artículo pri-
mero de la Ordenanza N° 111 constituyen requisitos legítimos impuestos por la Municipa-
lidad Provincial de Arequipa en el ejercicio de sus competencias establecidas por la Cons-
titución y desarrolladas por el legislador.
En este sentido, resulta oportuno recordar que en un caso similar al presente, el anterior
Pleno del Tribunal Constitucional consideró que dentro del ámbito de la discrecionalidad
técnico-administrativa existe una presunción de razonabilidad o certeza respecto del tra-
tamiento imparcial y de la fundamentación técnica en la que se sustentan sus decisiones.
Así, en la sentencia recaída en el EXP. N° 00141-2002-AA/TC se precisó que: “(…) el co-
lor uniforme del vehículo, la autorización correspondiente del mismo y del chofer otor-
gada por la autoridad competente, la identificación de la empresa de ser el caso, permiten
que la comunidad tenga acceso a la información necesaria para hacer uso de este servicio
y que las autoridades policiales y municipales controlen y prevengan los actos que puedan
atentar contra la seguridad ciudadana como consecuencia del aprovechamiento de la inac-
ción de las autoridades. En consecuencia, desde la perspectiva del fin que se persigue, no
resulta irrazonable la medida adoptada”.
8. Por ello, siendo consecuente con la jurisprudencia, entendida no en sentido restringido
como el conjunto de decisiones reiteradas y uniformes sino en sentido amplio de decisión
que inicia y delimita la postura del Tribunal Constitucional, considero que la Ordenanza
N° 111 es una norma razonable, porque según sus propios considerandos tiene por finali-
dad preservar el orden y la seguridad en la vía pública de la ciudad de Arequipa.
Bajo estas consideraciones, considero que la demanda debe ser declarada INFUNDADA.
Sr. MESÍA RAMÍREZ

421
Joel Rosas Alcántara

EXP. Nº 00245-2006-AA
AREQUIPA
MULTISERVIS CLAVE 90 EIRL
VOTO SINGULAR DEL MAGISTRADO CALLE HAYEN
Con el debido respeto que merecen las opiniones de mis demás colegas, formulo este voto
singular por los argumentos que a continuación expongo:
1. Con fecha 18 de junio de 2004, la empresa recurrente interpone demanda de amparo
contra la Municipalidad Provincial de Arequipa con el objeto de que se declaren inaplica-
bles los incisos b), c), d) del artículo 1 de la Ordenanza Municipal Nº 111, los cuales esta-
blecen lo siguiente:
“Para la autorización de servicio de taxi (SETARE) y la emisión del certificado de
operación en la ciudad de Arequipa, en las diferentes modalidades, los vehículos, que
podrán ser automóviles o camionetas Station Wagon, deberán tener las característi-
cas siguientes:
b) Color de Carrocería amarillo medio
c) Pintado de numeración en negro, de placas de rodaje en las puertas derecha e iz-
quierda, en la parte posterior izquierda del vehículo y contrastante en la parte poste-
rior del asiento del conductor.
d) Casquete luminoso de color amarillo, fijado permanente en la parte del techo del
vehículo; las medidas del casquete luminoso serán, base: 55 x 18 tapa superior 40
x 06 cm., altura 13cm. En la parte superior llevara la inscripción TAXI en negro de
7 cm x 34 cm. Y la identificación del comité o empresa en la parte inferior, de ser el
caso, en letras de color rojo en dimensión de 3x50 cm”.
La empresa, asimismo, solicita que una vez declarada la inaplicabilidad que solicita, se
le otorgue el certificado de operaciones para el servicio de taxis de sus unidades vehicu-
lares, por considerar que se lesionan sus derechos a la libertad de empresa y a la libertad
de trabajo.
2. En primer lugar debemos analizar la procedencia del amparo, en casos como el que es
materia de análisis, en que se cuestiona una ordenanza municipal. Al respecto debemos se-
ñalar que conforme a la reiterada jurisprudencia de este Tribunal, el amparo procede cuan-
do la norma cuya inaplicación se solicita tiene carácter autoaplicativo, esto es, “cuando no
requiere de un acto posterior de aplicación sino que la afectación se produce desde la vi-
gencia de la propia norma” (STC Exp. Nº 2302-2003-AA/TC, Fundamento Nº 7).
3. En el presente caso, el artículo 1 de la Ordenanza Municipal Nº 111, en los incisos b),
c) y d) impugnados, tiene carácter autoaplicativo debido a que establecen requisitos que
deben cumplir los vehículos (automóviles o camionetas station wagon) para obtener la
autorización de servicio de taxi (SETARE) y el Certificado de operación en la ciudad de
Arequipa. En este contexto los efectos de la ordenanza que se cuestiona inciden directa e
inmediatamente en la esfera subjetiva de la empresa recurrente, entre otros, no requirien-
do acto de aplicación ulterior necesario para que tales efectos se materialicen. Por tal ra-
zón resulta viable que se interponga el amparo constitucional, cuando se considera que di-
chas normas vulneran derechos constitucionales, siendo así, este Tribunal debe proceder a
evaluar el fondo del asunto.

422
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

4. En el caso materia de análisis, la exigencia de cumplimiento de los requisitos estable-


cidos por la citada Ordenanza a efectos de que se conceda la autorización de servicio de
taxi (SETARE) y se emita el correspondiente certificado de operación para la prestación
de servicio de taxi en la ciudad de Arequipa, constituye una condición para que se pueda
prestar dicho servicio público. En tanto tal condición no sea cumplida, a la recurrente, así
como a cualquier otra persona que quisiera dedicarse a dicha actividad económica, no le
estará permitida ejercer la misma.
5. Desde tal perspectiva, los requisitos mencionados no constituyen un impedimento del
ejercicio de su libertad de trabajo. En el presente caso, la exigencia de pintado de amarillo
de la carrocería del taxi, representa una intervención legítima en la libertad de empresa, en
tanto la corporación municipal tiene facultades para ello. En efecto, como consecuencia
de la exigencia del cumplimiento de dicho requisito contenido en el inciso a) del artículo 1
de la ordenanza que se cuestiona, la recurrente considera que se restringe su facultad de
determinar el color de sus vehículos en aquel que considere más adecuado y distintivo de
la clase y calidad del servicio que provee. Considero que ello no resiste el menor análisis,
por cuanto el empleo de uno u otro color, en modo alguno puede significar “un carácter
distintivo de la calidad y nivel de servicio” que se pretende prestar a la comunidad, toda
vez que la calidad y nivel del servicio estará sujeto a otros parámetros que tienen que ver
con la satisfacción de los requerimientos por parte del público usuario del servicio de taxi.
6. Corresponde ahora el análisis de la finalidad de la intervención. Bajo este concepto se
comprende la finalidad que el órgano productor de la norma ha pretendido alcanzar a tra-
vés de la medida implementada. Ahora bien, la finalidad, implica a su vez dos aspectos:
el objetivo y el fin. El objetivo es el estado de cosas que pretende lograrse con la medida
(intervención) normativa. El fin es el derecho, principio o valor constitucional que justifi-
ca dicha intervención.
7. Para la determinación del fin resulta de utilidad lo que se afirma en la parte considerati-
va de la Ordenanza impugnada. En ella se sostiene que se requiere su regulación “para ga-
rantizar orden, seguridad de los ciudadanos, formación empresarial y profesionalización
de los conductores” (tercer considerando) y para “uso del espacio público urbano condu-
centes a una circulación vial fluida y segura, que al mismo tiempo preserve el Centro His-
tórico de la ciudad” (segundo considerando). En la contestación de la demanda se sostiene
que tal medida busca también evitar la proliferación de vehículos que prestan informal-
mente el servicio de taxi y, además, dar “seguridad al servicio”, en tanto que el pintado del
taxi ha de permitir el registro de los propietarios de los vehículos que prestan este servicio
(fojas 72 del cuaderno principal).
8. De lo expuesto se advierte que el objetivo preponderante de la Municipalidad ha sido el
de alcanzar una situación de seguridad del servicio de taxi para los usuarios del mismo. Di-
cho objetivo se justifica en el derecho constitucional a la seguridad (artículo 2, inciso 24,
Constitución) que corresponde a toda persona y, en este caso, a la seguridad de los usua-
rios del servicio de taxi. Este derecho a la seguridad garantiza a la persona a que el poder
público proteja su vida, su integridad física, su propiedad, posibilitándole un libre desen-
volvimiento. Tal garantía se proyecta también a las personas con motivo de tomar el servi-
cio de taxi. Desde tal perspectiva, el objetivo pretendido por la Ordenanza impugnada se
justifica en procura de la consecución de un fin: el derecho constitucional a la seguridad.
9. Que, debo reiterar que el pintado de amarillo de la carrocería del vehículo de taxi per-
mite la identificación de los vehículos que de manera formal prestan servicio de taxi, lo
cual, aunado al hecho de que se efectuará el registro de los propietarios de los vehículos
que prestan este servicio (fojas 72 del cuaderno principal), todo ello, como ya se ha dicho,

423
Joel Rosas Alcántara

contribuye a la seguridad del usuario del servicio. El color específico interviene aquí como
distintivo de un servicio específico y seguro –el de taxi–.
10. Sobre la exigencia contenida en el inciso c) del artículo 1 de la ya citada ordenanza;
esto es, respecto del pintado de placa en específicos sectores del vehículo constituye evi-
dentemente una medida idónea para prestar seguridad al usuario de taxi. Se trata del me-
dio de identificación más común y de exactitud que hoy se conoce de modo que la exigen-
cia de su inscripción en lugares como en la parte posterior del asiento del conductor no es
una medida inidónea debido a que es el sector del vehículo que el usuario de taxi visualiza
con mayor probabilidad. Lo mismo ha de decirse respecto al pintado de placa en las puer-
tas derecha e izquierda del vehículo, lo cual también facilita a la persona que se encuen-
tra fuera del vehículo como al propio usuario, visualizar la identificación del vehículo. Por
otra parte, a la fecha, no se dispone en nuestra sociedad un medio alternativo de que pueda
proveer la misma seguridad. Esto conduce a concluir que la medida en este extremo supe-
ra además el test de necesidad. Por último, se trata de una medida que satisface el test de
ponderación debido a que, con ella, es mayor el grado de realización del derecho a la segu-
ridad del usuario que se alcanza frente a la intensidad de la intervención que tiene que so-
portar el propietario de taxi. Es mayor la cuota de seguridad que se alcanza con la medida
que el grado en que se restringe la libertad de trabajo o la libertad de empresa.
11. Que, este Tribunal a través de su uniforme jurisprudencia ha dejado establecido que la
libertad de trabajo se encuentra reconocido en el artículo 2 enciso 15 de la Constitución, y
su contenido puede ser entendido como la facultad de ejercer toda actividad económica lí-
citamente realizada, que tenga como finalidad el sustento vital de la persona. (V. gr. STC
Exp. Nº 5023-2005-AA/TC, Fundamento 4).
12. Que, abundando en esta temática, este Tribunal, en el Fundamento 7 de la STC Exp.
Nº 05625-2005-AA/TC ha señalado que “(...) si bien el derecho a la libertad de trabajo se
encuentra protegido constitucionalmente, no es ilimitado ni absoluto, dado que debe su-
jetarse al cumplimiento de las exigencias administrativas correspondientes a cada caso.
Por otro lado, el artículo 59 de la Constitución establece que el Estado garantiza la liber-
tad de trabajo y la libertad de empresa, comercio e industria, disponiendo que “el ejercicio
de estas libertades no debe ser lesivo (...) a la seguridad pública”. En ese sentido la medi-
da adoptada por la demanda(da) está vinculada a la obligación que tienen las municipali-
dades de velar porque los servicios que se prestan en su jurisdicción brinden las medidas
de seguridad suficientes para la protección de la vida e integridad del público usuario, so-
bre todo tratándose de vehículos(...) destinados al transporte público de pasajeros (...)”.
13. En la STC Exp. Nº 3330-2004-AA/TC, este supremo intérprete de la Constitución, ha
precisado que teniendo en cuenta la naturaleza accesoria del derecho a la libertad de tra-
bajo, en los casos vinculados al otorgamiento de licencias municipales, se vulnerará la li-
bertad de trabajo “(...) si es que no se (...) permite ejercer el derecho a la libertad de em-
presa”. Dicha sentencia precisa además que para poder determinar si se afecta la libertad
de trabajo, tendrá que establecerse previamente la vulneración del derecho a la libertad de
empresa, para cuyo ejercicio de este último derecho, deberá acreditarse que se cuenta con
la licencia correspondiente expedida por la autoridad municipal competente, caso contra-
rio, no puede asumirse la afectación de dicho derecho fundamental.
14. Que, por todo ello, considero que las disposiciones contenidas en la cuestionada or-
denanza no lesiona ningún derecho constitucional invocado por la empresa recurrente,
en tanto debe tenerse en cuenta que ningún derecho es absoluto, sino que, por el con-
trario, pueden ser limitados, como ocurre en el caso de autos, toda vez que la finalidad
que persigue la impugnada norma constituye el ejercicio, por parte de Municipalidad

424
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

Provincial de Arequipa, de una competencia constitucionalmente prevista a las autori-


dades municipales en el artículo 195 inciso 8) de la Constitución Política del Estado, a
efectos de desarrollar y regular actividades y/o servicios en materia de transporte colec-
tivo, circulación y tránsito.
Por tales razones, estimo que la demanda debe ser declarada infundada.
S. CALLE HAYEN

EXP. Nº 00245-2006-AA
AREQUIPA
MULTISERVIS CLAVE 90 EIRL
VOTO SINGULAR DEL MAGISTRADO ERNESTO ÁLVAREZ MIRANDA
Sin perjuicio del respeto que merecen las opiniones de mis demás colegas, formulo este
voto singular cuyos argumentos principales expongo a continuación:
1. Que con fecha 18 de junio de 2004, la empresa recurrente interpone demanda de ampa-
ro contra la Municipalidad Provincial de Arequipa con el objeto de que se declaren inapli-
cables los incisos b), c) y d) del artículo 1 de la Ordenanza Municipal N° 111, y se le otor-
gue el certificado de operaciones para el servicio de taxis de sus unidades vehiculares, sin
la exigencia del pintado del color amarillo, por considerar que con dicha ordenanza se le-
sionan sus derechos a la libertad de empresa y a la libertad de trabajo.
2. Que la empresa demandante aduce que para obtener el certificado de operaciones para el
servicio de taxi debe cumplir los requisitos previstos en los incisos mencionados, que dis-
ponen ciertas características que deben cumplir los autos o camionetas Station Wagon, los
que atentan contra su objeto social ya que la demandada, en forma ilegal y anticonstitucio-
nal, amenaza con denegarle el certificado de operaciones para el servicio de taxis (Setare)
si no cumple los referidos incisos, lo cual constituye un abuso de autoridad puesto que la
Policía de Tránsito viene imponiendo papeletas de infracción reiteradamente. Asimismo
recuerda que la Sala de Acceso al Mercado del Indecopi ha advertido, mediante el Infor-
me N° 037-2002/INDECOPI-CAM, que la imposición señalada es una barrera burocrá-
tica irracional que obstaculiza el desarrollo de las actividades económicas de la empresa.
1. Que el los cuestionados incisos b), c) y d) del artículo 1 de la Ordenanza Munici-
pal Nº 111 disponen que:
“Para la autorización de servicio de taxi (SETARE) y la emisión del certificado de
operación en la ciudad de Arequipa, en las diferentes modalidades, los vehículos, que
podrán ser automóviles o camionetas Station Wagon, deberán tener las característi-
cas siguientes:
b) Color de Carrocería amarillo medio;
c) Pintado de numeración en negro, de placas de rodaje en las puertas derecha e iz-
quierda, en la parte izquierda del vehículo y contrastante en la parte posterior del
asiento del conductor;
d) Casquete luminoso de color amarillo, fijado permanentemente en la parte del te-
cho del vehículo; las medidas del casquete luminoso serán: base 55 x 18 tapa superior
40 x 06 cm, altura 13 cm. En la parte superior llevará la inscripción TAXI en negro

425
Joel Rosas Alcántara

de 7 cm x 34 cm. Y la identificación del comité o empresa en la parte inferior, de ser


el caso, en letras de color rojo en dimensión de 3 x 50 cm”.
3. Que en ese sentido, discrepo de los fundamentos de mis demás colegas que integran el
Pleno del Tribunal Constitucional toda vez que, por un lado, no encuentro a la Ordenan-
za Municipal Nº 111 cuyos incisos b), c) y d) se solicita su inaplicación revista el aludi-
do carácter de autoaplicativa, necesario para efectos de la procedencia del amparo con-
tra normas.
4. Que por otro lado, considero que las disposiciones contenidas en la cuestionada orde-
nanza no lesionan ninguno de los derechos invocados por la empresa recurrente, en tan-
to debe tenerse en cuenta que ningún derecho es absoluto, sino que, por el contrario, pue-
den ser limitados, como ocurre en el caso de autos, toda vez que la finalidad que persigue
la impugnada norma constituye el ejercicio, por parte de la Municipalidad Provincial de
Arequipa, de una competencia constitucionalmente prevista a las autoridades municipales
en el artículo 195.8 de la Norma Fundamental, a efectos de desarrollar y regular activida-
des y/o servicios en materia de transporte colectivo, circulación y tránsito.
5. Que por tales razones, estimo que la demanda debe ser declarada infundada.
SS. ÁLVAREZ MIRANDA

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

EXP. Nº 02833-2006-PA/TC
LIMA
MILDER SIDANELIA
LLAMOSAS LAZO
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 28 días del mes de noviembre de 2007, la Sala Primera del Tribunal Cons-
titucional, integrada por los magistrados Landa Arroyo, BeaumontCallirgos y Eto Cruz,
pronuncia la siguiente sentencia.
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por doña Milder Sidanelia Llamosas Lazo
contra la sentencia de la Cuarta Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima, de fo-
jas 213, su fecha 30 de noviembre de 2005, que declara infundada la demanda de autos.
(…)
FUNDAMENTOS
(…)
§. Análisis de la controversia
11. En el presente caso, con el contrato de trabajo a plazo indeterminado, obrante a fojas
115, se prueba que la relación laboral que la demandante mantenía con el CNI se encon-
traba regulada por el Decreto Legislativo Nº 728, es decir, bajo el régimen laboral priva-
do, por lo que no resulta exigible el agotamiento de la vía previa.
12. Por tanto, el recurso presentado por la demandante no suspende el cómputo del plazo
de prescripción. Siendo ello así, a la fecha de interposición de la presente demanda, esto
es, al 3 de setiembre de 2003, ha transcurrido en exceso el plazo de prescripción previsto
en el artículo 44 del CPConst.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú
HA RESUELTO
Declarar IMPROCEDENTE la demanda.
Publíquese y notifíquese.
SS. LANDA ARROYO; BEAUMONT CALLIRGOS; ETO CRUZ

427
Joel Rosas Alcántara

EXP. N° 10422-2006-PA/TC
CAJAMARCA
MAURO SERRANO GARCÍA
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 16 días del mes de enero de 2007, la Sala Primera del Tribunal Constitucio-
nal, integrada por los señores magistrados Alva Orlandini, Bardelli Lartirigoyen y Mesía
Ramírez, pronuncia la siguiente sentencia.
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por don Mauro Serrano García contra la
sentencia de la Sala Especializada Civil de la Corte Superior de Justicia de Cajamarca, de
fojas 553, su fecha 6 de setiembre de 2006, que declaró improcedente la demanda de autos.
(…)
FUNDAMENTOS
1. En atención a los criterios de procedibilidad de las demandas de amparo relativas a
materia laboral individual privada, establecidos en los fundamentos 7 a 20 de la STC
Exp. Nº 0206-2005-PA/TC, que constituyen precedente vinculante en virtud de lo dispues-
to en el artículo VII del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, este Tribu-
nal considera que, en el presente caso, corresponde evaluar si el demandante ha sido ob-
jeto de un despido nulo.
§. Análisis del presente caso
5. Con relación al despido nulo, debe señalarse que este Tribunal en la STC Exp. Nº 0976-
2001-AA/TC ha precisado que este aparece como consecuencia de la necesidad de prote-
ger, entre otros, derechos tales como los previstos en el inciso 2) del artículo 2; inciso 1)
del artículo 26 e inciso 1) del artículo 28 de la Constitución.
6. En este sentido, debe precisarse que el denominado despido nulo, se produce, entre
otros supuestos, cuando el trabajador es despedido por razones de discriminación de-
rivadas de su condición de discapacitado o inválido. Así, en el artículo 31.2 de la Ley
Nº 27050, se ha precisado que:
“Nadie puede ser discriminado por ser persona con discapacidad. Es nulo el acto que
basado en motivos discriminatorios afecte el acceso, la permanencia y/o en general
las condiciones en el empleo de la persona con discapacidad”.
En sentido similar, el artículo 18.2.4 del Decreto Supremo Nº 003-98-SA ha señalado que:
En caso que las lesiones sufridas por EL ASEGURADO dieran lugar a una invalidez
parcial permanente inferior al 50 %, pero igual o superior al 20 %; LA ASEGURA-
DORA pagará por una única vez al ASEGURADO inválido, el equivalente a 24 men-
sualidades de pensión calculadas en forma proporcional a la que correspondería a una
Invalidez Permanente Total.
En estos casos, la Entidad Empleadora queda prohibida de prescindir de los servicios
del trabajador basada en su condición de invalidez.
7. Al respecto, debe señalarse que de los Dictámenes de Comisión Médica, de fecha 5 de
agosto y 28 de setiembre de 2005, obrantes a fojas 1 y 36, se desprende que el demandante

428
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

presenta una incapacidad de naturaleza permanente y de grado parcial que le ha producido


un menoscabo del 30%, como consecuencia de una enfermedad profesional, según se se-
ñala en el informe médico obrante a fojas 4 . Asimismo, debe precisarse que en los referi-
dosdictámenes se ha señalado que:
“El paciente no puede trabajar en áreas que demanden esfuerzo físico y que puedan
agravar [la] enfermedad que padece, pero está en capacidad de realizar cualquier otro
trabajo”.
8. De la lectura de la carta de preaviso del 24 de agosto de 2005, obrante de fojas 30 a 31,
y de la carta de despido del 26 de setiembre de 2005, obrante de fojas 14 a 15, se despren-
de que la causa justa de despido imputada al demandante no se encuentra relacionada di-
rectamente con el detrimento de su capacidad laboral, sino que tiene, como fundamento su
condición de incapacitado, ya que en ellas no se señala en que consista el detrimento de la
capacidad laboral, sino que este supuesto detrimento se encontraría probado tan solo con
los dictámenes referidos.
9. En este sentido, este Tribunal llega a la conclusión de que el demandante ha sido despe-
dido por razones de discriminación derivadas de su condición de discapacitado o inválido,
debido a que del contenido de las cartas referidas, no se desprende que el supuesto detri-
mento de las facultades del trabajador sea determinante para el desempeño de las labores
que desempeñaba el demandante; además, en autos no se encuentra probada la relación di-
recta y evidente entre la supuesta pérdida de la capacidad y los requerimientos específicos
del cargo que desempeñaba el demandante. En tales circunstancias, resulta evidente que,
tras producirse una modalidad de despido nulo como la antes descrita, procede la reposi-
ción del demandante como finalidad eminentemente restitutoria de todo proceso constitu-
cional de tutela de derechos.
10. Además, debe tenerse presente que según el artículo 18.2.4 del Decreto Supremo
Nº 003-98-SA, el demandante, al padecer de una invalidez parcial permanente inferior
al 50 %, no podía ser despedido. Por tanto, si la emplazada considera que el demandan-
te no se encuentra capacitado para desempeñar el cargo que ocupaba, debe reponerlo en
un puesto de trabajo de igual nivel o categoría que demande un menor esfuerzo físico,
ello con la finalidad de poder preservar su estado de salud y su dignidad como trabajador.
11. En la medida en que, en este caso, se ha acreditado que la emplazada ha vulnerado el
derecho al trabajo del demandante, corresponde, de conformidad con el artículo 56 del Có-
digo Procesal Constitucional, ordenar a dicha entidad que asuma los costos procesales, los
cuales deberán ser liquidados en la etapa de ejecución de la presente sentencia.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú
HA RESUELTO
1. Declarar FUNDADA la demanda; en consecuencia, NULA la carta de fecha 28 de fe-
brero de 2003.
2. Ordena que Minera Yanacocha S.R.L. reponga a don Mauro Serrano García en un cargo
que demande un esfuerzo físico menor que el que desplegaba en el cargo que venía desem-
peñando, pero de similar categoría o nivel, bajo apercibimiento de aplicarse las medidas
coercitivas prescritas en el artículo 22 del Código Procesal Constitucional, con el abono de
los costos del proceso en la etapa de ejecución de sentencia.
Publíquese y notifíquese.
SS. ALVA ORLANDINI; BARDELLI LARTIRIGOYEN; MESÍA RAMÍREZ

429
Joel Rosas Alcántara

EXP. Nº 5474-2006-PA/TC
LIMA
SINDICATO NACIONALDE TRABAJADORES DE
EMBOTELLADORA
LATINOAMERICANA
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 25 días del mes de setiembre de 2006, la Sala Segunda del Tribunal Consti-
tucional, integrada por los magistrados Gonzales Ojeda, Vergara Gotelli y Mesía Ramírez,
pronuncia la siguiente sentencia.
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por el Secretario General del Sindicato Na-
cional de Trabajadores de Embotelladora Latinoamericana (SINATREL) contra la resolu-
ción de la Cuarta Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima, de fojas 377, su fe-
cha 24 de noviembre de 2005, que declara infundada la demanda de autos.
(…)
FUNDAMENTOS
1. Si bien la demanda fue presentada ante la amenaza de una eventual vulneración del de-
recho al trabajo y a la libertad sindical, es de destacar que con fecha 22 de julio de 2004
(fojas 328) la empresa demandada procedió a la suspensión perfecta de labores de los afi-
liados de la demandante. De modo que al consumarse la amenaza este Colegiado ingresa-
rá a evaluar si tal suspensión de labores afecta o no los derechos constitucionales alegados.
2. Asimismo, debe tenerse presente que en el mes de mayo de 2004 (fojas 91 a 99) los
afiliados de la organización sindical Carlos Crisóstomo Olivera, Carlos Flores Solima-
no, Percy Silva Cueva, y en abril de 2006 (fojas 423 a 426) Carlos Tejada Zarabia, respec-
tivamente, concluyeron por mutuo disenso sus respectivos contratos de trabajo y cobra-
ron las liquidaciones de beneficios sociales, con lo cual extinguieron el vínculo laboral con
la empresa demandada. Consecuentemente, el pronunciamiento de este Colegiado se cir-
cunscribirá a determinar si se han vulnerado los derechos a la libertad sindical y al traba-
jo de don Julio Falla Juárez.
3. Al respecto debe tenerse presente la condición de Secretario General del Sindicato que
ostenta el accionante Julio Falla Juárez a la fecha de su cese laboral. Conforme al ar-
tículo 28 de la Constitución, el Estado reconoce el derecho de sindicación y garantiza la li-
bertad sindical. En tal sentido cabe puntualizar que este Colegido ha señalado que la liber-
tad sindical protege a los dirigentes sindicales para que puedan desempeñar sus funciones
y cumplir con el mandato para el que fueron elegidos; es decir, protege a los representan-
tes sindicales para su actuación sindical. Sin esta protección no sería posible el ejercicio
de una serie de derechos y libertades tales como el derecho de reunión sindical, la defen-
sa de los intereses de los trabajadores sindicalizados y la representación de sus afiliados
en procedimientos administrativos y judiciales. Del mismo modo, no sería posible un ade-
cuado ejercicio de la negociación colectiva y del derecho de huelga (Exp. Nº 03311-2005-
PA/TC, fundamentos 6 y 7).
4. En efecto, esta es la protección sindical conocida como fuero sindical, que es una de
las dimensiones del derecho de sindicación y de la libertad sindical que se deriva del
artículo 28 de la Constitución y que tiene protección preferente a través del amparo,

430
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

conforme al precedente vinculante recaído en el Exp. Nº 206-2005-PA/TC (fund. 10 y ss).


Asimismo, los artículos 30 y 31 del Decreto Supremo Nº 010-2003-TR, TUO de la Ley de
Relaciones Colectivas de Trabajo reconocen y protegen el fuero sindical.
5. En el caso de autos la empresa inició un procedimiento de cese colectivo por causa ob-
jetivo estructural de 233 trabajadores en mayo de 2004 y, dentro de la relación de trabaja-
dores afectados con dicha medida, el empleador comprendió al Secretario General del Sin-
dicato recurrente (fojas 101). En ese sentido es pertinente tener presente que:
a) Dicho trabajador se encontraba protegido por el fuero sindical (fojas 169).
b) Antes de la presentación, por parte de la empresa, de la solicitud de cese colectivo, el se-
ñor Julio Falla Juárez, en su condición de Secretario del Sindicato, había sostenido reunio-
nes e intercambiado correspondencia oficial con representantes de la empresa expresando
la preocupación del sindicato con motivo de la inminente reestructuración del área de ven-
tas de la empresa, que derivaría en una importante reducción de personal (fojas 21 a 36).
c) En la misma fecha en que se comunica al Secretario General que se encuentra en la re-
lación de trabajadores comprendidos en el cese colectivo, la empresa demandada lo cita en
su condición de Secretario General a fin de tratar las condiciones en las que se dará la ter-
minación del vínculo laboral de los trabajadores afectados (fojas 100 y 101).
d) Durante todo el procedimiento de cese colectivo, que concluyó con la desaprobación de
la medida por parte del Ministerio de Trabajo en setiembre de 2004, el Secretario General
del Sindicato don Julio Falla participó en todas las reuniones de conciliación ante la auto-
ridad administrativa de trabajo en representación de los trabajadores, tal como lo dispone
la legislación de la materia (fojas 177 a 184).
6. Para este Colegiado es manifiesta la vulneración de la libertad sindical y del fuero sin-
dical de don Julio Falla Juárez, toda vez que la inclusión del Secretario General del Sindi-
cato en la relación de trabajadores comprendidos en el cese colectivo afectaba seriamente
la capacidad de negociación de los dirigentes del Sindicato e impedía una adecuada repre-
sentación y defensa de los intereses de los trabajadores afectados con el cese colectivo, ya
que se lesionaba la equiparidad mínima necesaria para entablar las negociaciones entre la
empresa y el sindicato. Por tanto, se constata, como ya se dijo, la vulneración a la libertad
sindical y al fuero sindical de Julio Falla Juárez, quien hasta la fecha mantiene la condición
de Secretario General del Sindicato (fojas 19 del Cuadernillo del Tribunal).
7. De otro lado, se observa de autos que el Ministerio de Trabajo, en todas sus instan-
cias, desaprobó el cese colectivo solicitado por la empresa y ordenó la inmediata rein-
corporación de los trabajadores afectados con la suspensión perfecta de labores. Sin em-
bargo, con fecha 9 de marzo de 2005 (fojas 324 a 327), el Cuarto Juzgado Contencioso
Administrativo de Lima concedió una medida cautelar a favor de la empresa Embotella-
dora Latinoamericana S.A. (ELSA), ordenando la suspensión de los efectos de las reso-
luciones expedidas por las Autoridades Administrativas del Ministerio de Trabajo que
desaprobaron la solicitud de cese colectivo de los trabajadores afectados, generando, en
los hechos, que la suspensión perfecta de labores continuara indefinidamente, ya que el
propio Ministerio de Trabajo (fojas 332) resolvió suspender los efectos de sus resolu-
ciones hasta la culminación del proceso judicial. Suspensión que, como se dijo, se man-
tiene hasta la fecha.
8. Al respecto Julio Falla Juárez, en su condición de trabajador comprendido en la solicitud
de cese colectivo, hasta la actualidad mantiene suspendida su relación laboral con la em-
presa. En efecto, desde el mes julio de 2004, fecha en que la empresa solicitó la suspensión

431
Joel Rosas Alcántara

perfecta de labores de los trabajadores comprendidos en el cese colectivo hasta la actuali-


dad, han pasado dos años y dos meses.
9. Pues bien, este Colegiado no evaluará la medida cautelar ni las razones del Juez para
concederla, pero lo que sí le compete dilucidar es la suspensión laboral de un trabajador
que dura más de dos años; sobre ello, considera que dicha situación no tiene justificación,
carece de razonabilidad y proporción por lo que constituye un despido de hecho, que por
la condición de Secretario General del Sindicato del involucrado deviene en equiparable a
un despido nulo, más aún cuando la ley establece un plazo máximo de noventa días para la
suspensión perfecta de labores. En otras palabras, puede haberse suspendido los efectos de
las resoluciones del Ministerio de Trabajo que desaprobaron el cese colectivo, pero la Em-
presa no se encuentra habilitada para mantener suspendida de manera indefinida la rela-
ción laboral del mencionado dirigente sindical, puesto que con este proceder, en este caso,
los hechos configuran que se ha producido un despido nulo.
10. Finalmente, conforme se acredita de fojas 177 a 184, al mes de setiembre de 2004 solo
quedaban 68 de los 233 trabajadores comprendidos en la solicitud de cese colectivo –que
representaban más del 10 % de trabajadores de la empresa–, toda vez que la mayoría con-
cluyó su vínculo laboral por mutuo disenso y unos pocos fueron reubicados en otras áreas
de la empresa. Consecuentemente, en la actualidad tampoco se cumple el requisito estable-
cido en el artículo 48 del Decreto Supremo Nº 003-97-TR, TUO del Decreto Legislativo
Nº 728, Ley de Productividad y Competitividad Laboral aprobado por el Decreto Supre-
mo Nº 003-97-TR, que dispone que la extinción de los contratos de trabajo por las causas
objetivas previstas en el inciso b) del artículo 46, solo procederá en aquellos casos en los
que se comprenda a un número de trabajadores no menor al diez (10) por ciento del total
del personal de la empresa.
11. Por tanto, constatándose la violación de la libertad sindical y la vulneración del dere-
cho al trabajo de don Julio Falla Juárez, Secretario General del Sindicato accionante, la
demanda debe ser estimada.
Por los fundamentos expuestos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confie-
re la Constitución Política del Perú,
HA RESUELTO
1. Declarar FUNDADA en parte la demanda de amparo.
2. Ordenar que la demandada reincorpore a don Julio Falla Juárez en su puesto de trabajo
o en otro de similar categoría y remuneración.
3. Declarar INFUNDADA la demanda en el extremo referido a los señores Carlos Crisós-
tomo Olivera, Carlos Flores Solimano, Percy Silva Cueva y Carlos Tejada Zarabia.
Publíquese y notifíquese
SS. GONZALES OJEDA; VERGARA GOTELLI; MESIA RAMÍREZ

432
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

EXP. N° 04922-2007-PA/TC
LIMA
SINDICATO NACIONAL
DE TRABAJADORES DE
SUNAT/SUPERINTENDENCIA
NACIONAL ADJUNTA DE ADUANAS
RAZÓN DE RELATORÍA
En el caso de autos, los votos emitidos en el sentido de declarar IMPROCEDENTE la
solicitud de aclaración presentada han alcanzado la mayoría suficiente para formar resolu-
ción. En efecto, los votos de los magistrados Mesía Ramírez, Eto Cruz y Vergara Gotelli,
pese a tener diferencias, concuerdan en el sentido del Fallo y alcanzan quórum, como lo
prevé el artículo 5 –cuarto párrafo– de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, y el ar-
tículo 11 –primer párrafo– del Reglamento Normativo del Tribunal Constitucional.
RESOLUCIÓN DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
Lima, 10 de marzo de 2011
VISTA
La solicitud de aclaración de la sentencia de autos, su fecha 18 de octubre de 2007, y de la
resolución de aclaración de autos, su fecha 18 de junio de 2008, presentada por el Procu-
rador Público Ad Hoc de la Superintendencia Nacional de Administración Tributaria (en
adelante, el Procurador);
Por los fundamentos que a continuación se exponen en los votos que se acompañan, el
Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución Política del Perú
RESUELVE, con el voto en discordia del magistrado Álvarez Miranda, que se agrega,
Declarar IMPROCEDENTE la solicitud de aclaración presentada.
Publíquese y notifíquese.
SS. MESÍA RAMÍREZ; ETO CRUZ; VERGARA GOTELLI

EXP. N° 04922-2007-PA/TC
LIMA
SINDICATO NACIONAL
DE TRABAJADORES DE
SUNAT/SUPERINTENDENCIA
NACIONAL ADJUNTA DE ADUANAS
VOTO DEL MAGISTRADO MESÍA RAMÍREZ
Vista la solicitud de aclaración de la sentencia de autos, su fecha 18 de octubre de 2007,
y de la resolución de aclaración de autos, su fecha 18 de junio de 2008, presentada por el
Procurador Público Ad Hoc de la Superintendencia Nacional de Administración Tributaria
(en adelante, el Procurador), el magistrado firmante emite el siguiente voto:
1. El primer párrafo del artículo 121 del Código Procesal Constitucional establece:
“[c]ontra las sentencias del Tribunal Constitucional no cabe impugnación alguna. En el

433
Joel Rosas Alcántara

plazo de dos días a contar desde su notificación (...), el Tribunal, de oficio o a instancia de
parte, puede aclarar algún concepto o subsanar cualquier error material u omisión en que
hubiese incurrido (...)”.
2. La sentencia de autos se notificó al Procurador de la parte emplazada el 17 de junio de
2008, según consta a fojas 117 del cuadernillo del Tribunal Constitucional. Por ello, con-
sidero que el pedido de aclaración debe desestimarse, puesto que ha sido presentado en el
año 2010, es decir, fuera del plazo referido en el párrafo anterior. En todo caso de existir
determinadas situaciones que impiden la ejecución de una sentencia emitida por el Tribu-
nal Constitucional, el recurso de apelación por salto se encuentra habilitado precisamente
para que las sentencias del Tribunal se ejecuten en sus propios términos.
Por estas razones, mi voto es por declarar IMPROCEDENTE la solicitud de aclaración.
Sr. MESÍA RAMÍREZ

EXP. N° 04922-2007-PA/TC
LIMA
SINDICATO NACIONAL
DE TRABAJADORES DE
SUNAT/SUPERINTENDENCIA
NACIONAL ADJUNTA DE ADUANAS
VOTO DEL MAGISTRADO VERGARA GOTELLI
Respecto a la solicitud de aclaración interpuesta, emito el presente voto por las razones
que a continuación expongo:
1. Tenemos la solicitud de aclaración de la sentencia de autos, de fecha 18 de octubre de
2007, y de la resolución de aclaración de fecha 18 de junio de 2008, presentada por el Pro-
curador Público Ad Hoc de la Superintendencia Nacional de Administración Tributaria.
2. Al respecto la sentencia de autos fue notificada al Procurador recurrente el 17 de junio
de 2008 (folio 117 del cuadernillo del Tribunal Constitucional) habiéndose, obviamente,
presentado el pedido de aclaración fuera del plazo establecido en el artículo 121 (primer
párrafo) del Código Procesal Constitucional.
3. En tal sentido es evidente que habiendo pasado poco más de 2 años es inconcebible que
se declare la procedencia del pedido de aclaración presentado por el Procurador de la Su-
perintendencia Nacional de Administración Tributaria. Cabe señalar que la imposición de
un plazo para la realización de un pedido de aclaración resulta la mejor garantía para el
justiciable en la necesidad de la seguridad jurídica, puesto que lo contrario implicaría que
cualquier resolución en cualquier tiempo podría modificarse y hasta cambiarse sin garan-
tía alguna.
4. En todo caso de existir determinadas situaciones que impiden la ejecución de una sen-
tencia emitida por el Tribunal Constitucional, el recurso de agravio constitucional se en-
cuentra habilitado precisamente para que las sentencias del Tribunal se ejecuten en sus tér-
minos. Finalmente cabe señalar que este es el cuarto pedido de aclaración presentado por
el Procurador Público recurrente, siendo inadmisible que la ejecución de una decisión del
Tribunal Constitucional se esté prolongando sine díe.

434
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

5. En tal sentido lo pretendido por el procurador recurrente es sumamente peligroso, ya


que con ello estaríamos afectando o, por lo menos, poniendo en peligro la seguridad jurí-
dica capaz de convertir a los procesos en interminables.
Por ello, mi voto es porque se declare IMPROCEDENTE la solicitud de aclaración
solicitada.
Sr. VERGARA GOTELLI

EXP. N° 04922-2007-PA/TC
LIMA
SINDICATO NACIONAL
DE TRABAJADORES DE
SUNAT/SUPERINTENDENCIA
NACIONAL ADJUNTA DE ADUANAS
VOTO DEL MAGISTRADO ETO CRUZ
Suscribo, por el presente, y me adhiero a los fundamentos y el fallo contenidos en los vo-
tos de los magistrados Mesía Ramírez y Vergara Gotelli; en consecuencia, el recurso de
aclaración presentado por el Procurador Público Ad Hoc de la Sunat debe ser declarado
IMPROCEDENTE, siendo el medio procesal idóneo para discutir la correcta ejecución
de la sentencia de este Tribunal, el recurso de apelación por salto.
Sr. ETO CRUZ

435
Joel Rosas Alcántara

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
PLENO JURISDICCIONAL
Nº 00025-2007-PI/TC
SENTENCIA
DEL PLENO DEL
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
Decano Nacional del Colegio de Profesores del Perú (demandante) c. Congreso de la
República (demandado)
Resolución del 19 de setiembre de 2008
Asunto:
Demanda de inconstitucionalidad interpuesta por el Decano Nacional del Colegio de Pro-
fesores del Perú contra los artículos 3, 11 inciso d), 12, 17, 29 segundo párrafo, 40, 41, 51,
53, 54, 63, 65 inciso c), así como la Sexta y la Décimo TerceraDisposición Complementa-
ria, Transitoria y Final de la Ley Nº 29062, Ley que modifica la Ley del Profesorado en lo
referido a la Carrera Pública Magisterial.
Magistrados presentes:
MESÍA RAMÍREZ
VERGARA GOTELLI
LANDA ARROYO
BEAUMONT CALLIRGOS
CALLE HAYEN
ETO CRUZ
ÁLVAREZ MIRANDA

EXP. Nº 00025-2007-PI/TC
LIMA
DECANO NACIONAL DEL COLEGIO
DE PROFESORES DEL PERÚ
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Arequipa, a los 19 días del mes de setiembre de 2008, reunido el Tribunal Constitucio-
nal en sesión de Pleno Jurisdiccional, con la asistencia de los señores magistrados Mesía
Ramírez, Presidente; Vergara Gotelli, Vicepresidente; Landa Arroyo, Beaumont Callirgos,
Calle Hayen, Eto Cruz y Álvarez Miranda, pronuncia la siguiente sentencia
I. ASUNTO
Proceso de Inconstitucionalidad interpuesto por el Decano Nacional del Colegio de Profe-
sores del Perú contra los artículos 3, 11 inciso d), 12, 17, 29 segundo párrafo, 40, 41, 51,
53, 54, 63, 65 inciso c), así como la Sexta y la Décimo Tercera Disposición Complemen-
taria, Transitoria y Final de la Ley Nº 29062, Ley que modifica la Ley del Profesorado en
lo referido a la Carrera Pública Magisterial, por vulnerar los derechos a la igualdad, al tra-
bajo, a una remuneración equitativa y suficiente, y a la huelga, así como los principios a la
presunción de inocencia, a la jerarquía de normas, a la irretroactividad de las leyes, a los

436
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

principios de la relación laboral, a lo establecido respecto al Estado y la Política Educati-


va, y a la obligación del Estado de promoción del trabajo.
(…)
V. FUNDAMENTOS
1. Sobre la supuesta inconstitucionalidad originada en el procedimiento de forma-
ción de la Ley Nº 29062
1. El demandante alega que para la expedición de la Ley Nº 29062 no se ha observado lo
dispuesto en el Reglamento del Congreso de la República, contraviniendo de esta manera
el artículo 94 de la Constitución que dispone que el Reglamento del Congreso tiene fuer-
za de ley. Así, refiere que se incumplió con el procedimiento legislativo establecido en el
artículo 73 del Reglamento del Congreso, por cuanto para su aprobación no se observó la
segunda votación. Además, la Junta de Portavoces no tiene la facultad para exceptuar de
este procedimiento, dado que solo se encuentran exoneradas de tal requisito las proposi-
ciones legislativas señaladas de manera expresa en el artículo 78 del referido Reglamento.
2. En principio cabe precisar, respecto a las etapas del procedimiento legislativo para la
dación de leyes, que el artículo 73 del Reglamento del Congreso de la República estable-
ce lo siguiente:
“Artículo 73: El procedimiento legislativo se desarrolla por lo menos en las siguien-
tes etapas:
a) Iniciativa Legislativa;
b) Estudio en comisiones;
c) Publicación de los dictámenes en el Portal del Congreso, o en la Gaceta del Con-
greso en el diario oficial El Peruano;
d) Debate en el Pleno;
e) Aprobación por doble votación; y,
f) Promulgación.
Están exceptuados de este procedimiento los proyectos con trámite distinto, previsto
en el presente Reglamento o los que hubieran sido expresamente exonerados del mis-
mo, por acuerdo de la Junta de Portavoces, con el voto que represente no menos de
tres quintos de los miembros del Congreso”.
3. Del texto del Reglamento se colige que el procedimiento legislativo debe estar com-
puesto de seis etapas, y que se encuentran exceptuados de este procedimiento los proyec-
tos con trámite distinto, previstos en el mismo Reglamento, o los que hubieran sido exone-
rados de manera expresa por acuerdo de la Junta de Portavoces con la votación calificada
establecida.
4. Por otro lado, el artículo 31-A del Reglamento del Congreso, señala que a la Junta de
Portavoces le corresponde, entre otras atribuciones mencionadas de manera expresa, aque-
llas que le señale el Reglamento del Congreso(76).

(76) Artículo 31-A del Reglamento del Congreso: La Junta de Portavoces está compuesta por la Mesa Di-
rectiva y por un Portavoz de cada Grupo Parlamentario, quien tiene un voto proporcional al número

437
Joel Rosas Alcántara

5. De esta manera, si bien el artículo 78 del Reglamento del Congreso señala de manera
expresa las proposiciones legislativas que se encuentran exoneradas del trámite de segun-
da votación, el artículo 73 del referido Reglamento le otorga a la Junta de Portavoces la
facultad de exonerar de dicho trámite con el voto que represente no menos de tres quintos
de los miembros del Congreso, en concordancia con lo establecido en el artículo 31-A del
mencionado Reglamento.
6. Por ende, se aprecia que la exoneración de segunda votación de la ley cuestionada se
realizó de conformidad con lo establecido en el Reglamento del Congreso, toda vez que
se contó con la exoneración expresa por acuerdo de la Junta de Portavoces con el voto de
más de tres quintos de los miembros del Congreso.
7. Además, resulta pertinente establecer que resulta legítimo que la Junta de Portavoces
pueda exonerar del trámite de “segunda votación”, con el objeto de agilizar el proce-
dimiento legislativo, pues constituye el órgano de representación de los Grupos Parlamen-
tarios, es decir, expresa la voluntad general de los parlamentarios integrantes de dichos
grupos, debiendo tenerse presente que, además, se exige una votación de mayoría cali-
ficada que represente no menos de los tres quintos de los miembros del Congreso de la
República.
8. Sobre el particular, este Tribunal Constitucional ya ha considerado constitucional la
exoneración del trámite de segunda votación por acuerdo de la Junta de Portavoces en
el procedimiento legislativo para la aprobación de un proyecto de ley, al establecer que:
“El proceso legislativo de la Ley Nº 28374
El proyecto de Ley Nº 11733, Ley que regula la distribución de los recursos en el caso
de la adjudicación directa de predios en el ámbito de desarrollo de proyectos de inte-
rés nacional, se transformó en la ley materia de inconstitucionalidad gracias a la vo-
tación de ochenta y siete de los noventidós congresistas presentes en la Sesión del 28
de octubre del 2004, a horas 01:01:14 p.m.
De otro lado, en la Junta de Portavoces realizada el 2 de noviembre del mismo año,
‘se acordó, por unanimidad, la exoneración del trámite de doble votación a que se re-
fiere el artículo 73 del Reglamento del Congreso’.
Entonces, más allá de la forma correcta en que se aprobó la ley materia de la incons-
titucionalidad, el tema que se encuentra regulando, al tratarse de un ámbito consti-
tucional, requiere obligatoriamente una ley orgánica tal como ha venido a suceder.
(…)”(77).
9. De igual manera, se debe tener presente que el trámite de segunda votación para la
aprobación de los proyectos de ley establecido en el Reglamento del Congreso, constitu-
ye una opción legislativa y no un requisito constitucional, es decir, se trata de una dispo-
sición contenida en una norma con rango de ley(78), mas no de un requisito contenido en el
procedimiento legislativo previsto en la Constitución para su aprobación, dado que la Car-
ta Magna no establece la segunda votación como requisito para la aprobación de una ley.

de miembros que componen su bancada. Le corresponde: (…)


4. Las demás atribuciones que le señale el presente Reglamento.
(77) Cfr. STC Exp. Nº 0002-2005-AI/TC, Fundamento Nº 98.
(78) Artículo 94 de la Constitución: El Congreso elabora y aprueba su Reglamento, que tiene fuerza de ley
(…).

438
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

Asimismo, de lo expuesto en los fundamentos anteriores se observa que la formación de la


ley cuestionada no contraviene el Reglamento del Congreso.
10. Es por ello que los argumentos del demandante carecen de fundamento, puesto que la
exoneración de segunda votación se realizó en estricto cumplimiento de lo dispuesto en el
artículo 73 del Reglamento del Congreso de la República, por lo que no transgrede ningu-
na norma constitucional.
11. En consecuencia la demanda debe ser desestimada respecto a este extremo, por cuanto
se siguió el procedimiento preestablecido tanto en el Reglamento del Congreso como en la
Norma Fundamental para la promulgación de las leyes.
2. Análisis de constitucionalidad del artículo 3 de la Ley Nº 29062
12. El demandante manifiesta que el artículo 3 de la Ley Nº 29062 resulta inconstitucional
por cuanto le confiere a la educación como un servicio público esencial, atentando contra
el ejercicio del derecho a la huelga de los profesores.
2.1 Protección constitucional del derecho de huelga
13. El derecho a la huelga se encuentra previsto en el inciso 3) del artículo 28 de la Cons-
titución, que dispone que: “el Estado reconoce los derechos de sindicación, negociación
colectiva y huelga. Cautela su ejercicio democrático. (…) 3. Regula el derecho de huelga
para que se ejerza en armonía con el interés social. Señala sus excepciones y limitaciones”.
14. Sobre el particular, ha dicho este Tribunal que la huelga es un derecho que:
“consiste en la suspensión colectiva de la actividad laboral, la misma que debe ser
previamente acordada por la mayoría de los trabajadores y debe efectuarse en forma
voluntaria y pacífica –sin violencia sobre las personas o bienes– y con abandono del
centro de trabajo”(79).
15. Se trata, en resumidas cuentas, del derecho que tienen los trabajadores para suspen-
der sus labores como un mecanismo destinado a obtener algún tipo de mejora en ellas, y
que se ejerce cuando se ha agotado previamente la negociación directa con el empleador.
16. En efecto, mediante el ejercicio del derecho a la huelga los trabajadores se encuentran
facultados para desligarse de manera temporal de sus obligaciones jurídico-contractuales,
a efectos de lograr la obtención de algún tipo de mejora por parte de sus empleadores, en
relación a ciertas condiciones socioeconómicas o laborales. La huelga no tiene una finali-
dad en sí misma, sino que es un medio para la realización de determinados fines ligados a
las expectativas e intereses de los trabajadores.
17. Sin embargo, el derecho de huelga, como todos los derechos, no puede ser considera-
do como un derecho absoluto, sino que puede ser limitado por la legislación vigente, ra-
zón por la cual resulta admisible que mediante una ley el Estado module su ejercicio, dado
que “la huelga no es un derecho absoluto, sino regulable. Por ende, debe efectivizarse en
armonía con los demás derechos”(80).
18. En ese sentido el derecho de huelga supone que su ejercicio es condicionado, en tanto
no debe colisionar con los intereses de la colectividad que pudiesen verse afectados ante

(79) Cfr. STC Exp. Nº 0008-2005-PI/TC, f. j. Nº 40.


(80) Cfr. STC Exp. Nº 0008-2005-PI/TC, f. j. Nº 41.

439
Joel Rosas Alcántara

un eventual abuso de su ejercicio, lo que en buena cuenta significa que el derecho de huel-
ga debe ejercerse en armonía con el interés público y con los demás derechos.
19. Así, en el presente caso, y a criterio del demandante, se configuraría una colisión en-
tre el derecho de huelga de los trabajadores, supuestamente vulnerado por la ley cuestio-
nada, y el derecho a la educación básica de millones de escolares, entre niños y adolescen-
tes, que verían paralizados sus estudios por periodos indeterminados en caso de realizarse
una de las innumerables huelgas de profesores a nivel nacional.
2.2. La educación como derecho fundamental y como servicio público
20. El derecho a la educación se encuentra garantizado por diversos artículos de nuestra
Carta Magna. Las principales manifestaciones del derecho a la educación que emanan del
propio texto constitucional son las siguientes: a) el acceder a una educación; b) la perma-
nencia y el respeto a la dignidad del escolar; y, c) la calidad de la educación.
21. Sobre el particular y, como también ya ha sido establecido por este Tribunal,
“(…) en un Estado Social y Democrático de Derecho el derecho a la educación ad-
quiere un carácter significativo. Así, del texto constitucional se desprende una preo-
cupación sobre la calidad de la educación, la cual se manifiesta en la obligación
que tiene el Estado de supervisarla (segundo párrafo del artículo 16 de la Consti-
tución). “También se pone de manifiesto al guardar un especial cuidado respecto al
magisterio, a quienes la sociedad y el Estado evalúan y, a su vez, le brindan ca-
pacitación, profesionalización y promoción permanente (art. 15, primer párrafo,
de la Constitución). Asimismo, se incide firmemente en la obligación de brindar una
educación ‘ética y cívica’, siendo imperativa la enseñanza de la Constitución y los
derechos fundamentales (art. 14, tercer párrafo)”(81) (subrayado agregado).
22. Pero además, la educación posee un carácter binario, pues no solo constituye un dere-
cho fundamental, sino también un servicio público. Así lo ha señalado este Tribunal al
establecer que,
“la educación se configura también como un servicio público, en la medida que se
trata de una prestación pública que explicita una de las funciones-fines del Estado, de
ejecución per se o por terceros bajo fiscalización estatal. Por ende, el Estado tiene la
obligación de garantizar la continuidad de los servicios educativos (…)”(82) (el re-
saltado es nuestro).
23. De igual manera, y ya en el plano legal, la Ley General de Educación Nº 28044 es-
tablece en su artículo 4 que: “la educación es un servicio público; cuando lo provee
el Estado es gratuita en todos sus niveles y modalidades, de acuerdo con lo estableci-
do en la Constitución Política y en la presente ley. En la educación inicial y primaria se
complementa obligatoriamente con programas de alimentación, salud y entrega de ma-
teriales educativos”.
2.3. Contenido esencial del derecho de huelga
24. En consecuencia, corresponde verificar si el artículo 3 de la Ley Nº 29062 vulnera el
contenido esencial del derecho de huelga, consagrado en el artículo 28, inciso 3), de la
Constitución: “el Estado reconoce los derechos de sindicación, negociación colectiva y

(81) Cfr. STC Exp. Nº 04646-2007-PA/TC.


(82) Cfr. STC Exp. Nº 04232-2004-AA/TC.

440
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

huelga. Cautela su ejercicio democrático: (…) 3) Regula el derecho de huelga para que se
ejerza en armonía con el interés social. Señala sus excepciones y limitaciones”.
25. De un análisis previo de los derechos colectivos de los trabajadores según la Ley Fun-
damental se derivan principios constitucionales para la delimitación del contenido esen-
cial del derecho de huelga. En tal sentido, siguiendo lo establecido mediante STC Exp.
Nº 0008-2005-PI (fundamento 41), considera este Colegiado emitir pronunciamiento a fin
de establecer que son garantías o facultades del contenido esencial del derecho de huel-
ga las siguientes:
i) Ejercitar o no ejercitar el derecho de huelga.
ii) Convocar dentro del marco de la Constitución y la ley. En ese contexto, también
cabe ejercitar el atributo de su posterior desconvocatoria.
iii) Establecer el petitorio de reinvindicaciones; las cuales deben tener por objetivo la
defensa de los derechos e intereses socio-económicos o profesionales de los trabaja-
dores involucrados en la huelga.
iv) Adoptar las medidas necesarias para su desarrollo, dentro del marco previsto en la
Constitución y la ley.
v) Determinar la modalidad de huelga; esto es, si se lleva a cabo a plazo determina-
do o indeterminado.
2.4. Límites al derecho de huelga
26. Por su parte, la Constitución peruana reconoce límites al ejercicio del derecho de huel-
ga [artículo 28, inciso 3), de la Constitución], en la medida que en principio no existen de-
rechos fundamentales absolutos, debiendo protegerse o preservarse no solo otros derechos
fundamentales, sino también otros bienes constitucionalmente protegidos.
27. Derivado de ello, por razón de la persona, se encuentran excluidos del goce de liber-
tad sindical y del derecho de huelga, los siguientes:
a) Los funcionarios del Estado con poder de decisión y los que desempeñan cargos de con-
fianza o de dirección (artículo 42 de la Constitución).
b) Los miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional (artículo 42 de la
Constitución).
c) Los magistrados del Poder Judicial y del Ministerio Público (artículo 153 de la
Constitución).
28. Por otro lado, también a nivel legislativo se establecen límites al ejercicio del derecho
de huelga, por razón de la naturaleza del servicio. Así, el Texto Único Ordenado de la
Ley de Relaciones Colectivas de Trabajo, Decreto Supremo Nº 010-2003-TR, prevé que:
“Artículo 82.- Cuando la huelga afecte los servicios públicos esenciales o se requiera
garantizar el cumplimiento de actividades indispensables, los trabajadores en conflic-
to deben garantizar la permanencia del personal necesario para impedir su inte-
rrupción total y asegurar la continuidad de los servicios y actividades que así lo
exijan” (el resaltado es nuestro).
En la determinación legal de los servicios públicos esenciales, la misma norma determina
un listado (artículo 83), a saber: a) Los sanitarios y de salubridad; b) Los de limpieza y sa-
neamiento; c) Los de electricidad, agua y desagüe, gas y combustible; d) Los de sepelio,

441
Joel Rosas Alcántara

y los de inhumaciones y necropsias; e) Los de establecimientos penales; f) Los de comu-


nicaciones y telecomunicaciones; g) Los de transporte; h) Los de naturaleza estratégica o
que se vinculen con la defensa o seguridad nacional; i) Los de administración de justicia
por declaración de la Corte Suprema de Justicia de la República; y, j) Otros que sean de-
terminados por Ley.
29. A partir de la habilitación legal prevista en el último inciso de la norma bajo comenta-
rio, es que el artículo 1 de la Ley Nº 28988 dispone de manera expresa que:
Artículo 1.- La educación como servicio público esencial
Constitúyese la Educación Básica Regular como un servicio público esencial, a fin
de garantizar el pleno ejercicio del derecho fundamental de la persona a la educación,
derecho reconocido en la Constitución Política del Perú, en la Ley General de Educa-
ción y en los Pactos Internacionales suscritos por el Estado peruano. La administra-
ción dispondrá las acciones orientadas a asegurar los servicios correspondientes.
Así, el artículo 3 de la Ley Nº 29062 impugnada a través del presente proceso de inconsti-
tucionalidad, se encuentra conforme a lo establecido por la Ley Nº 28988, que declara ex-
presamente a la educación básica regular como servicio público esencial. Sin embargo, de
ello no se deriva una situación que comprometa ilegítimamente el derecho de huelga, pues
esta calificación como servicio público esencial no afecta los derechos constitucionales, ni
los reconocidos por los Convenios y Tratados internacionales a los trabajadores.
30. De allí que, en lo que respecta al derecho de huelga debemos considerar que el Perú ha
ratificado el Convenio sobre la Libertad Sindical y la Protección del Derecho de Sin-
dicación de 1948 (Convenio OIT Nº 87) y el Convenio sobre el Derecho de Sindicación
y de Negociación Colectiva de 1949 (Convenio OIT Nº 98), los cuales forman parte del
derecho nacional (artículo 55 de la Constitución), y constituyen cláusulas hermenéuticas
conforme a los cuales deben ser interpretados los derechos y libertades que la Constitu-
ción reconoce (Cuarta Disposición Final y Transitoria de la Constitución).
31. En consecuencia, a partir de la interpretación dada a lo dispuesto en los referidos con-
venios por el Comité de Libertad Sindical del Consejo de Administración de la OIT, la
misma que reviste el carácter de soft law para el derecho interno; en materia de la rela-
ción entre el derecho de huelga y los servicios públicos esenciales, se ha configurado que
“el establecimiento de servicios mínimos en el caso de huelga solo debería poder ser
posible en: 1) aquellos servicios cuya interrupción pueda poner en peligro la vida, la
seguridad o la salud de la persona en toda o parte de la población (servicios esenciales
en el sentido estricto del término); 2) en aquellos servicios no esenciales en el senti-
do estricto del término en los que huelgas de una cierta extensión y duración podrían
provocar una situación de crisis nacional aguda tal que las condiciones normales de
existencia de la población podrían estar en peligro, y 3) en servicios públicos de im-
portancia trascendentales”(83).
2.5. El ejercicio del derecho de huelga y la Carrera Pública Magisterial
32. Estos límites propios al derecho de huelga, en el caso de los profesores a servicio del
Estado (artículo 1 de la Ley Nº 29062), requiere especial referencia a las posibles si-
tuaciones de colisión que podrían presentarse respecto al derecho a la educación, cuya

(83) Recopilación de decisiones y principios sobre la Libertad Sindical del Comité de Libertad Sindical
del Consejo de Administración de la OIT Párrafo 606.

442
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

protección ha buscado tutelar el legislador. Con estos elementos, se esboza una interpreta-
ción acorde con la protección debida al derecho fundamental a la huelga, como una reali-
dad no contradictoria y coherente con los otros bienes constitucionales consagrados en la
Constitución, y para una plena realización de la persona humana y su dignidad (artículo 1
de la Constitución).
33. Al respecto, podríamos derivar como límites específicos al derecho de huelga para los
profesores que integran la Carrera Pública Magisterial , los siguientes:
i) Garantizar el contenido esencial del derecho de educación, conforme lo ha establecido
este Tribunal mediante STC Exp. Nº 0091-2005-PA (fundamento 6), a partir de lo estable-
cido por el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, creado en virtud del
Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, que entró en vigor el
3 de enero de 1976, y que fue ratificado por el Perú el 28 de abril de 1978, la educación, en
todas sus formas y en todos los niveles, debe tener las siguientes cuatro características in-
terrelacionadas y fundamentales: disponibilidad, accesibilidad (no discriminación, accesi-
bilidad material, accesibilidad económica), aceptabilidad, adaptabilidad(84).
ii) El ejercicio del derecho a la huelga por parte de los profesores no podría conllevar la ce-
sación total de las actividades vinculadas al servicio público esencial de la educación, más
aún considerando que, tal como hemos mencionado previamente, constituye una obliga-
ción del Estado el garantizar la continuidad de los servicios educativos.
iii) En caso de huelga de larga duración se podría requerir el establecimiento de servicios
mínimos en consulta plena con los interlocutores sociales(85), al igual que ocurre en aque-
llos servicios cuya interrupción pueda poner en peligro la vida, la seguridad o la salud de
la persona en toda o parte de la población.
iv) La huelga debe ejercerse en armonía con el orden público constitucional, que hace refe-
rencia a las medidas dirigidas a proteger aquello que beneficia a la colectividad en su con-
junto [STC Exp. Nº 0008-2005-PI (fundamento 42)].
34. Por todo ello, cabe concluir que el artículo 3 de la Ley Nº 29062 al disponer que los
profesores prestan un servicio público esencial, no se afecta el contenido esencial del de-
recho de huelga, tal como ha sido establecido supra, debiendo determinarse las concre-
tas lesiones casuísticamente con criterios de razonabilidad y proporcionalidad(86), pudien-
do recurrirse, en dichos supuestos a la protección ordinaria, y subsidiariamente al amparo
constitucional, y del cual este Colegiado es el garante en última instancia. De esta forma,
el Tribunal valida la constitucionalidad del artículo 3 de la Ley Nº 29062, siempre que su
ejercicio se produzca en los términos planteados.

(84) Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación General E/C.12/1999/10 de fe-
cha 8 de diciembre de 1999.
(85) Recopilación de decisiones y principios sobre la Libertad Sindical del Comité de Libertad Sindical
del Consejo de Administración de la OIT. Párrafo 625. Véase el 330º Informe, caso Nº 2173, Queja
contra el Gobierno de Canadá relativa a la provincia de Columbia Británica presentada por el Con-
greso del Trabajo de Canadá (CLC), el Sindicato de Enfermeras de Columbia Británica (BCNU),
la Federación de Docentes de Canadá (FDC), la Federación de Docentes de Columbia Británica
(BCTF), el Sindicato Canadiense de Trabajadores del Sector Público (CUPE), Sección Columbia
Británica, la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL) y la Interna-
cional de la Educación (EI); párrafo 297.
(86) STC Exp. Nº 00019-2005-AI (fundamentos 43 al 50), STC Exp. Nº 06089-2006-PA (fundamento
46), STC Exp. Nº 0050-2004-AI/TC (fundamento 109), STC Exp. Nº 0045-2004-AI (fundamentos
33 al 41), STC Exp. Nº 0024-2005-AI (fundamentos 29 al 32).

443
Joel Rosas Alcántara

3. Análisis de constitucionalidad del inciso d) del artículo 11 de la Ley Nº 29062


35. El demandante alega que el inciso d) del artículo 11 de la ley cuestionada vulnera el
principio a la presunción de inocencia al establecer como uno de los requisitos para postu-
lar a la Carrera Pública Magisterial el no estar incurso en proceso penal por delito doloso.
3.1 El principio de presunción de inocencia y su protección constitucional
36. El derecho a la presunción de inocencia, como derecho constitucional, se encuentra re-
conocido en el ordinal “e”, inciso 24 del artículo 2 de la Carta Magna, que dispone que:
“Toda persona tiene derecho: (…) 24. A la libertad y a la seguridad personal. En conse-
cuencia: (…) e). Toda persona es considerada inocente mientras no se haya declarado ju-
dicialmente su responsabilidad”.
37. Así, “(…) el constituyente ha reconocido la presunción de inocencia como un derecho
fundamental. El fundamento del derecho a la presunción de inocencia se halla tanto en el
principio-derecho de dignidad humana (“La defensa de la persona humana y el respeto de
su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado”, artículo 1 de la Constitución),
así como en el principio pro hómine”(87).
38. De igual manera, el derecho a la presunción de inocencia se encuentra amparado en el
Sistema Internacional de Protección de los Derechos Humanos, estando previsto en el ar-
tículo 11.1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos al establecer que “Toda
persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se
pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el que se le hayan asegu-
rado todas las garantías necesarias para su defensa (…)”. Del mismo modo, también se en-
cuentra protegido por el artículo 14.2 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políti-
cos y por el artículo 8.2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
39. En ese sentido, y como ha quedado establecido por este Colegiado, “por esta presun-
ción iuris tantum, a todo procesado se le considera inocente mientras no se pruebe su
culpabilidad; vale decir, hasta que no se exhiba prueba en contrario. Rige desde el mo-
mento en que se imputa a alguien la comisión de un delito, quedando el acusado en condi-
ción de sospechoso durante toda la tramitación del proceso, hasta que se expida sentencia
definitiva”(88). Por tanto, al constituir una presunción iuris tantum, la presunción de inocen-
cia puede ser desvirtuada o destruida mediante una mínima actividad probatoria.
40. Sin embargo, el derecho a la presunción de inocencia, como todos los derechos, no
puede ser considerado como absoluto, sino que tiene un carácter relativo. Así lo ha deter-
minado este Tribunal al establecer que tal derecho:
“(…) no es un derecho absoluto sino relativo. De ahí que, en nuestro ordenamiento,
se admitan determinadas medidas cautelares personales –como la detención preventi-
va o detención provisional–, sin que ello signifique su afectación; siempre, claro está,
que tales medidas sean dictadas bajo criterios de razonabilidad y proporcionalidad”(89).
41. Por tanto, las medidas restrictivas del derecho a la presunción de inocencia quedan jus-
tificadas si resultan razonables y proporcionales al fin que se busca lograr o proteger. En
esa línea, en el presente caso corresponde verificar si la medida de no permitir el ingreso

(87) Cfr. STC Exp. Nº 10107-2005-HC/TC, f. j. Nº 3.


(88) Cfr. STC Exp. Nº 0618-2005-HC/TC, f. j. Nº 21.
(89) Cfr. STC Exp. Nº 09943-2005-PHC/TC, f. j. Nº 3.

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

a la Carrera Pública Magisterial a aquellas personas que se encuentran incursas en proce-


so penal por delito doloso se encuentra justificada.
3.2 Requisitos para el acceso a la función pública
42. El Tribunal Constitucional encuentra que el cuestionado requisito para postular a la
Carrera Pública Magisterial, de no estar incurso en proceso penal por delito doloso, guar-
da directa vinculación con el derecho de acceso a la función pública y, en ese sentido, será
en conjunción con él que se analizará su constitucionalidad.
43. El derecho de acceso a la función pública consiste en la facultad de las personas para
acceder o intervenir en la gestión de la cosa pública, es decir, en el ejercicio de una función
pública. Este Tribunal Constitucional ya ha establecido que “(…) los contenidos de este
derecho son los siguientes: a) Acceder o ingresar a la función pública, b) Ejercerla plena-
mente, c) Ascender en la función pública; y, d) Condiciones iguales de acceso”(90).
44. Así, “el concepto de ‘función pública’ en este derecho comprende dos tipos de función
que suele distinguirse: la función pública representativa y la función pública no represen-
tativa. La función pública representativa está formada por funciones de representación po-
lítica y la no representativa alude a la función pública profesionalizada”(91).
45. En el presente caso se aprecia que la labor que desempeñan los profesores se encuentra
comprendida dentro de la función pública no representativa, pues se trata de profesiona-
les que cuentan con título a nombre de la nación, tanto es así que la propia ley cuestionada
les reconoce dicha calidad al establecer, en su artículo 3, que: “el profesor es un profesio-
nal de la educación, con título de profesor o licenciado en educación, con calificaciones y
competencias debidamente certificadas (…)”.
46. Así también se encuentra establecido en la Constitución, cuyo artículo 15 dispone que
el profesorado en la enseñanza oficial es carrera pública. Lo que es lo mismo, recono-
ce al profesorado la calidad de función pública, por lo que su acceso debe encontrarse
garantizado.
47. No obstante, el contenido del derecho de acceso a la función pública no comprende el
ingreso, sin más, al ejercicio de la función pública, puesto que si bien se garantiza la par-
ticipación de los ciudadanos en la función pública, esta debe desarrollarse de conformi-
dad con los requisitos que el legislador ha establecido, y cuya validez está condicionada a
su constitucionalidad.
48. De esta manera el legislador se encuentra facultado para establecer los requisitos que
considere convenientes para el acceso al ejercicio de una función pública, siempre y cuan-
do no contravengan lo dispuesto en el Texto Constitucional.
49. En el presente caso el legislador ha establecido como requisito para el acceso a la ca-
rrera pública magisterial que el postulante no se encuentre incurso en proceso penal por
delito doloso, lo cual, supuestamente, vulneraría el derecho a la presunción de inocencia.
50. Sin embargo se aprecia que el hecho de establecer un requisito de tal naturaleza para
acceder a la carrera pública magisterial no vulnera, per se, el derecho a la presunción de
inocencia, por cuanto este es un derecho relativo que admite ciertas restricciones en su
ejercicio, siempre que estas sean razonables y proporcionales.

(90) Cfrs. SSTC Exps. Nº 00025-2005-PI/TC y Nº 00026-2005-PI/TC.


(91) Cfrs. SSTC Exps. Nº 00025-2005-PI/TC y Nº 00026-2005-PI/TC.

445
Joel Rosas Alcántara

51. Este Colegiado, aprecia que el referido requisito resulta razonable respecto al fin cons-
titucionalmente válido que se pretende lograr, esto es, la eficiencia plena en la prestación
del servicio público esencial y en especial de la educación, así como garantizar la plena
vigencia del derecho a la educación que constituye uno de los deberes primordiales del
Estado, pues la restricción a la presunción de inocencia se justifica debido a la importan-
cia que tiene la educación, la cual tiene como finalidad el desarrollo integral de la persona
humana(92) y prepararla para la vida y el trabajo, además que la mayoría de los educandos
son niños y adolescentes, a quienes el Estado debe proteger, tal como lo señala el artículo
4 de la Norma Fundamental.
52. Por otro lado el cuestionado requisito también resulta proporcional, pues constituye
una medida idónea para lograr el fin que se pretende, esto es, impedir el ingreso a la carre-
ra pública magisterial a quien se encuentre incurso en un proceso penal por delito doloso,
con el objeto de asegurar que el servicio público docente se encuentre compuesto por pro-
fesores con una conducta idónea, más aún cuando se trata de brindar el servicio público es-
pecial y esencial de educación, para así garantizar la plena vigencia del derecho a la edu-
cación de los estudiantes.
53. De igual manera, cabe señalar que el cuestionado requisito no impide totalmente el
acceso a la carrera pública magisterial, sino que únicamente se trata de un impedimento
provisional, esto es, que solo tendrá efectos hasta que se dicte sentencia en el respectivo
proceso penal. Por tanto, si el profesor obtiene una sentencia absolutoria, no existirá impe-
dimento alguno para que participe en cualquier concurso público.
54. Asimismo el referido requisito no vulnera el derecho a la presunción de inocencia por
cuanto no se está adelantando opinión respecto a la culpabilidad del imputado en el ilícito
materia del proceso penal, sino que se trata de una restricción temporal y provisional del
acceso a la carrera pública magisterial, hasta que se dicte sentencia en el proceso penal en
el que se encuentre incurso el postulante.
55. En consecuencia, a juicio del Tribunal Constitucional, el cuestionado requisito de no
permitir el acceso a la carrera pública magisterial a aquellos docentes que se encuentren
incursos en un proceso penal por delito doloso no vulnera el derecho fundamental a la pre-
sunción de inocencia, razón por la que la demanda también debe ser desestimada en este
extremo.
4. Análisis de constitucionalidad de los artículos 12, 17, 40 y 41 de la Ley Nº 29062
56. El demandante alega que los artículos 12, 17, 40 y 41 de la cuestionada ley resul-
tan inconstitucionales porque contravienen lo establecido en el artículo 16 de la Cons-
titución respecto al Estado y la Política Educativa –conforme al cual, tanto el siste-
ma como el régimen educativo son descentralizados– así como los artículos 197 y 198
de la Carta Magna que consagran la autonomía de las Regiones, contraviniendo ade-
más la Ley Orgánica de los Gobiernos Regionales y la Ley Orgánica de Bases de la
Descentralización.
57. Los cuestionados artículos establecen que el Ministerio de Educación es el ente encar-
gado de planificar y conducir el proceso de ingreso a la Carrera Magisterial, así como de
convocar a concurso público para cubrir las plazas de Director y Subdirector de las ins-
tituciones educativas; igualmente, se encarga de normar las actividades del Programa de

(92) Artículo 13 de la Constitución Política: La educación tiene como finalidad el desarrollo integral de la
persona humana (…).

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

Formación y Capacitación Permanente de Docentes, así como normar y organizar el Pro-


grama de Formación y Capacitación de Directores y Subdirectores.
58. Al respecto conviene precisar que cuando el artículo 16 de la Carta Magna dispone
que: “Tanto el sistema como el régimen educativo son descentralizados (…)”, ello no quie-
re decir que cada región tiene autonomía para desarrollar su propia política educativa, sino
que la educación y los centros educativos deben descentralizarse, esto es, deben ser acce-
sibles para todos, para que de esta manera todos los niños y adolescentes de las distintas
regiones del país tengan la posibilidad de acceder a una institución educativa y educarse.
De ahí que el mismo artículo señale en su tercer párrafo que “(…) es deber del Estado ase-
gurar que nadie se vea impedido de recibir educación adecuada por razón de su situación
económica o de limitaciones mentales o físicas (…)”.
59. En el mismo sentido, el tercer párrafo del artículo 17 de la Constitución señala que el
Estado tiene el deber de promover la creación de centros educativos donde la población los
requiera. Lo que es lo mismo, el Estado tiene como una de sus funciones principales ejer-
cer un rol garante de la educación nacional, garantizando oportunidades de acceso y per-
manencia en el sistema educativo que favorezcan el aprendizaje.
60. Por otro lado, si bien el Estado tiene el deber de garantizar que la educación sea des-
centralizada, conforme al artículo 16 de la Constitución, el segundo párrafo del mismo ar-
tículo dispone, además, que el Estado es el encargado de coordinar la política educati-
va así como formular los lineamientos generales de los planes de estudios y requisitos
mínimos de la organización de los centros educativos, esto es, diseñar las políticas na-
cionales y sectoriales referentes a la educación, las cuales son de obligatorio cumplimien-
to para todos los niveles de gobierno.
61. Si conforme al artículo 16 de la Constitución, el Estado es el encargado de coordinar la
política educativa así como formular los lineamientos generales de los planes de estudios
y requisitos mínimos de la organización de los centros educativos, es evidente que ejerce
dichas atribuciones constitucionales a través del Ministerio de Educación, quien se encar-
ga de formular, planear, dirigir, coordinar, ejecutar, supervisar y evaluar la política nacio-
nal y sectorial bajo su competencia, aplicable a todos los niveles de gobierno. Así lo ha es-
tablecido este Tribunal al señalar que,
“al Gobierno Nacional, mediante el Ministerio de Educación, le corresponde fijar las
políticas sectoriales en matera de personal (incluido el personal docente), así como
implementar la carrera pública magisterial”(93).
62. Por tanto, la labor que desarrolla el Ministerio de Educación relacionada con la con-
ducción y desarrollo de la evaluación de los docentes para el ingreso a la carrera magis-
terial, así como su respectiva capacitación, no contraviene el artículo 16 de la Carta Mag-
na. Por el contrario, es precisamente el referido dispositivo el que faculta al Estado, a
través del Ministerio correspondiente, a coordinar la política educativa aplicable a la na-
ción, así como supervisar el cumplimiento y la calidad de la educación.
63. No obstante el Tribunal Constitucional ha señalado que el nombramiento de profesores
para la prestación del servicio público de educación es una competencia compartida entre
el gobierno nacional y los gobiernos regionales, precisando que “una revisión del marco
legal en materia de reparto competencial entre gobierno nacional y gobiernos regionales
en materia de nombramiento de profesores de colegios estatales, demuestra que la gestión

(93) Cfr. STC Nº 047-2004-AI/TC, f. j. 148.

447
Joel Rosas Alcántara

de los servicios educativos, entre los cuales se encuentra la provisión de profesores para la
prestación del servicio público de educación, es una competencia compartida que debe
realizarse en forma coordinada entre el gobierno nacional y los gobiernos regionales
(…) De esta forma, entonces, el nombramiento de profesores en los colegios estatales está
sujeto a un procedimiento, por llamarlo así ‘a cascadas’, en el que cada uno de sus gestores
–desde el Ministerio de Educación, pasando por el Gobierno Regional y culminando en la
Unidad de Gestión Educativa Local– tienen participación y tareas específicas, que deben
ejecutar en forma coordinada”(94) (el resaltado es nuestro).
64. En ese sentido, si bien los Gobiernos Regionales gozan de autonomía en el ejercicio
de sus competencias y, conforme al inciso 7) del artículo 192 de la Constitución tienen fa-
cultad para promover y regular actividades y/o servicios en materia de educación, dicha
competencia debe ser ejercida “en concordancia con las políticas y planes nacionales y lo-
cales de desarrollo. De ahí que las competencias previstas en el artículo 192 no pueden lle-
var a obstaculizar o poner en una situación de detrimento (…) las competencias del Go-
bierno Nacional”(95).
65. Por ello, respecto al ejercicio de las competencias de los Gobiernos Regionales, este
Colegiado ha establecido que: “la Constitución garantiza a los gobiernos locales una au-
tonomía plena para aquellas competencias que se encuentran directamente relacionadas
con la satisfacción de los intereses locales. Pero no podrá ser de igual magnitud respec-
to al ejercicio de aquellas atribuciones competenciales que los excedan, como los inte-
reses supralocacles, donde esa autonomía tiene que necesariamente graduarse en inten-
sidad, debido a que en ocasiones de esas competencias también participan otros órganos
estatales”(96).
66. Por tanto, si bien los gobiernos regionales gozan de autonomía, deben de ejercerla sin
contravenir las competencias que le han sido otorgadas al Estado y, en el presente caso, al
Ministerio de Educación, teniendo en cuenta que la educación es una materia de interés
supralocal y que las competencias atribuidas al Ministerio de Educación tienen por finali-
dad asegurar la unidad de criterio en el contenido y forma de la prueba de evaluación, así
como asegurar la eficiencia en el proceso de implementación de la Carrera Pública Magis-
terial y la adecuada provisión del servicio educativo.
67. Asimismo cabe señalar que si bien tanto el artículo 13 de la Ley de Bases de la Des-
centralización como el artículo 10 de la Ley Orgánica de Gobiernos Regionales estable-
cen que la educación es una competencia compartida en la que pueden intervenir dos o
más niveles de gobierno, ello se refiere únicamente a la gestión de los servicios educa-
tivos de nivel inicial, primaria, secundaria y superior no universitaria, y no para mate-
rias que son de exclusiva competencia del Gobierno Central, a través del Ministerio de
Educación.
68. Finalmente, respecto a este extremo de la demanda, en el que el recurrente alega la
contravención de los artículos 197 y 198 de la Constitución, se aprecia que estos disposi-
tivos no guardan relación alguna con la autonomía regional, sino más bien se encuentran
referidos a la participación vecinal y ciudadana y a la capital de la República, por lo que la
demanda también debe ser desestimada respecto a este extremo.

(94) Cfr. STC Exp. Nº 047-2004-AI/TC, ff. jj. Nº 147-149.


(95) Cfr. STC Exp. Nº 0031-2005-PI/TC, f. j. Nº 26.
(96) Cfr. STC Exp. Nº 0007-2002-AI/TC, f. j. Nº 9.

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

5. Análisis de constitucionalidad de los artículos 51, 53 y 54 de la Ley Nº 29062


69. El demandante manifiesta que los artículos 51, 53 y 54 de la ley cuestionada resultan
inconstitucionales porque desconocen y disminuyen derechos adquiridos respecto a las
asignaciones, subsidios y compensación por tiempo de servicio otorgadas a los profesores.
70. Al respecto el demandante considera vulneratorios dichos artículos porque reducen el
monto que se otorga a los profesores por concepto de asignaciones, subsidios y compen-
sación por tiempo de servicios, desconociendo así lo dispuesto en la Ley del Profesora-
do, Ley Nº 24029.
71. En primer lugar es necesario enfatizar que el demandante parte de la proposición erró-
nea de considerar que nuestro ordenamiento jurídico se rige bajo la teoría de los derechos
adquiridos, cuando nuestra propia Carta Magna en su artículo 103 dispone que “(…) La
ley, desde su entrada en vigencia, se aplica a las consecuencias de las relaciones y situacio-
nes jurídicas existentes y no tiene fuerza ni efectos retroactivos; salvo, en ambos supues-
tos, en materia penal cuando favorece al reo (…)”.
72. En ese sentido, este Tribunal ha pronunciado en reiterada jurisprudencia que nues-
tro ordenamiento jurídico se rige por la teoría de los hechos cumplidos, estableciendo que
“(…) nuestro ordenamiento adopta la teoría de los hechos cumplidos (excepto en ma-
teria penal cuando favorece al reo), de modo que la norma se aplica a las consecuencias y
situaciones jurídicas existentes’ (STC Exp. Nº 0606-2004-AA/TC, f. j. 2). Por tanto, para
aplicar una norma (…) en el tiempo debe considerarse la teoría de los hechos cum-
plidos y, consecuentemente, el principio de aplicación inmediata de las normas”(97) (el re-
sultado es nuestro).
73. Se colige de ello que toda norma jurídica desde su entrada en vigencia es de aplicación
a las situaciones jurídicas existentes, y que la teoría de los derechos adquiridos tiene una
aplicación excepcional y restringida en nuestro ordenamiento jurídico, pues únicamente
se utiliza para los casos que de manera expresa señala la Constitución, tal como ya lo ha
establecido el Tribunal Constitucional cuando determinó que: “(…) la aplicación ultracti-
va o retroactiva de una norma solo es posible si el ordenamiento lo reconoce expresamen-
te –a un grupo determinado de personas– que mantendrán los derechos nacidos al amparo
de la ley anterior porque así lo dispuso el Constituyente –permitiendo que la norma bajo
la cual nació el derecho surta efectos, aunque en el trayecto la norma sea derogada o sus-
tituida–; no significando, en modo alguno, que se desconozca que por mandato cons-
titucional las leyes son obligatorias desde el día siguiente de su publicación en el Dia-
rio oficial (…)”(98) (el resaltado es nuestro).
74. Por ende, solo es de aplicación la teoría de los derechos adquiridos a los casos expresa-
mente señalados en la Constitución. En nuestra Carta Magna no se encuentra disposición
alguna que ordene la aplicación de la teoría de los derechos adquiridos a los casos referi-
dos a la sucesión normativa en materia laboral, por lo que no existe sustento constitucio-
nal alguno que ampare lo alegado por el demandante respecto a la supuesta vulneración de
sus derechos adquiridos, resultando inconsistentes sus alegatos.
75. De igual manera cabe señalar que la Décima Primera Disposición Complementaria,
Transitoria y Final de la ley cuestionada dispone derogar o dejar sin efecto todas aque-
llas disposiciones que se opongan a la aludida ley, de lo que se concluye que los artícu-
los de la Ley del Profesorado, Ley Nº 24029 relativos a las asignaciones, subsidios y

(97) Cfr. STC Exp. Nº 0002-2006-PI/TC, f. j. 12.


(98) Cfr. STC Exp. Nº 008-96-I/TC, f. j. 17.

449
Joel Rosas Alcántara

compensaciones por tiempo de servicio, quedan automáticamente derogados con la entra-


da en vigencia de la Ley Nº 29062, conforme a lo dispuesto por el artículo 103 de la Cons-
titución que señala que “la ley se deroga solo por otra ley”.
76. Además resulta necesario señalar que la ley cuestionada no “desconoce derechos”,
como lo ha manifestado el demandante, sino que únicamente establece una variación en el
monto de las asignaciones, subsidios y compensaciones, lo cual no resulta contrario a las
normas jurídicas ni a la Constitución.
77. En consecuencia la demanda también debe ser desestimada respecto a este extremo, al
no presentarse la supuesta vulneración de derechos alegada por el demandante.
6. Análisis de constitucionalidad del artículo 63 de la Ley Nº 29062
78. El demandante manifiesta que el artículo 63 de la cuestionada ley vulnera el derecho al
trabajo y a percibir una remuneración equitativa y suficiente, así como los principios labo-
rales, por cuanto se incrementa el número de horas de trabajo sin que ello suponga el in-
cremento de la remuneración.
79. Al respecto el artículo mencionado incrementa la jornada pedagógica de 18 horas cro-
nológicas a 30 horas cronológicas, lo que el demandante considera vulneratorio de sus de-
rechos. Sin embargo, cabe señalar que el artículo 25 de la Constitución establece que “la
jornada ordinaria de trabajo es de ocho horas diarias o cuarenta y ocho horas semanales,
como máximo”.
80. De este simple cotejo se concluye que, la ley cuestionada no vulnera los derechos cons-
titucionales de los profesores, pues el incremento de la jornada pedagógica a 30 horas cro-
nológicas semanales es factible y acorde con lo establecido en el artículo 25 de la Car-
ta Magna, ya que se encuentra dentro del margen de la jornada ordinaria de trabajo que es
como máximo de 48 horas semanales.
81. Así, los alegatos del demandante carecen de sustento, pues el número de horas trabaja-
das por los profesores no rebasa el límite de lo permitido, siendo que para ello reciben una
remuneración, sin que se vulnere, de modo alguno, su derecho al trabajo y a percibir, pre-
cisamente, una remuneración por ello.
82. En consecuencia, la demanda también debe ser desestimada respecto de este extremo.
7. Análisis de constitucionalidad de la Sexta Disposición Complementaria, Transito-
ria y Final de la Ley Nº 29062
83. El demandante alega que la Sexta Disposición Complementaria, Transitoria y Final de
la ley cuestionada contraviene los derechos adquiridos, produciéndose un abuso del de-
recho al imponer la vigencia de los artículos 28 y 65 de la Ley Nº 29062 a los profesores
que se encuentran bajo el régimen de la Ley Nº 24029, cuya vigencia fue prorrogada me-
diante la Ley Nº 25212.
84. Así, el demandante refiere que la cuestionada disposición transitoria desconoce dere-
chos adquiridos, así como contraviene el artículo 103 de la Constitución en tanto no am-
para el abuso del derecho, cuando se aplican los artículos 28 y 65 de la ley cuestionada a
docentes que ingresaron y desarrollaron su carrera profesional bajo otro marco legal, con-
traviniendo además el propio artículo 103 en la parte que dispone que: “(…) Ninguna ley
tiene fuerza ni efecto retroactivo, salvo en materia penal, cuando favorece al reo (…)”, así
como el derecho al trabajo, el deber de promoción del trabajo y los principios de la rela-
ción laboral.

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

7.1. Respecto al alegado abuso del derecho


85. En principio, en cuanto al supuesto abuso del derecho cabe precisar que el mandato
constitucional de proscripción del abuso del derecho “(…) se configura en el campo del
ejercicio de los derechos subjetivos, una de cuyas características es que [es] de aplicación
ante el ejercicio de los derechos subjetivos, siendo más propio hablar del abuso en el ejer-
cicio de los derechos, antes que del abuso del derecho”(99).
86. El atributo del Congreso de la República de dictar leyes no puede ser considerado
como el ejercicio de un derecho subjetivo, pues más bien se trata de una facultad consti-
tucional consagrada en el inciso 1) del artículo 102 de la Constitución, conforme al cual,
“son atribuciones del Congreso: 1. Dar leyes y resoluciones legislativas, así como inter-
pretar, modificar o derogar las existentes”. Se trata del ejercicio soberano de una función
legislativa otorgada al Congreso, de carácter constitucional.
87. La expedición de leyes por parte del Poder Legislativo, por tanto, no puede implicar el
ejercicio de un derecho sino el ejercicio de una función legislativa, por lo que no se le pue-
de oponer la institución del abuso del derecho. Así lo ha establecido este Tribunal al se-
ñalar que: “(…) Una de las atribuciones del Congreso es el dar leyes (artículo 102.1 de la
Constitución), y en ese sentido, la función legislativa que ejerce se expresa en la produc-
ción de un derecho objetivo; así, tal atribución no puede ser calificada como derecho sub-
jetivo (…) Al ejercicio soberano de la función legislativa, no se le puede oponer la ins-
titución del abuso del derecho, puesto que el Congreso no actúa ejerciendo un derecho
subjetivo, sino cumpliendo una función legislativa que la Constitución le asigna”(100).
88. En consecuencia, el argumento alegado por la parte demandante sobre que el Congre-
so ha incurrido en abuso del derecho al expedir la ley cuestionada carece de sustento ju-
rídico, dado que no es oponible la institución del abuso del derecho al ejercicio de la fun-
ción legislativa asignada por la Constitución.
7.2. Sobre la presunta vulneración de los derechos adquiridos
89. Por otro lado, respecto a la supuesta contravención de los derechos adquiridos, como
ya se ha señalado con meridiana claridad supra, el Tribunal Constitucional ha establecido
en reiteradas ocasiones que nuestro ordenamiento jurídico se rige por la teoría de los he-
chos cumplidos, consagrada en el artículo 103 de nuestra Carta Magna, por lo que una nor-
ma posterior puede modificar una norma anterior que regula un determinado régimen la-
boral. Así por ejemplo ha señalado que “(…) conforme a la reforma del artículo 103 de la
Constitución, la ley, desde su entrada en vigencia, se aplica a las consecuencias de las re-
laciones y situaciones jurídicas existentes y no tiene fuerza ni efectos retroactivos; salvo,
en ambos supuestos, en materia penal cuando favorece al reo. En ese sentido, la Constitu-
ción consagra la tesis de los hechos cumplidos para la aplicación de las normas”(101).
90. Así, el demandante parte de la premisa errónea de considerar que las Leyes Nºs 24029
y 25212 no pueden ser modificadas ni derogadas, por lo que concluye equivocadamente
que la aplicación inmediata de la ley cuestionada resulta una aplicación retroactiva. Sin
embargo, como ha quedado dicho, el artículo 103 dela Constitución consagra la teoría de
los hechos cumplidos por lo que la ley, desde su entrada en vigencia, es aplicable para

(99) Cfr. STC Exp. Nº 005-2002-AI/TC y acumulados, f. j. Nº 6.


(100) Ibídem, Nº 6.
(101) Cfr. STC Exp. Nº 01875-2006-PA/TC, f. j. Nº 28.

451
Joel Rosas Alcántara

todas las consecuencias de las relaciones y situaciones jurídicas existentes. En el presen-


te caso, la Ley Nº 29062 objeto de control, se limita a desplegar sus efectos desde la fe-
cha en la que entró en vigencia hacia delante, lo cual resulta conforme con lo dispuesto
en la Constitución.
91. Por tanto este Colegiado no comparte el argumento del demandante respecto a que la
norma cuestionada tiene efectos retroactivos y vulnera los derechos adquiridos, dado que
el Congreso, en ejercicio de su función legislativa prevista en el inciso 1) del artículo 102
de la Constitución, tiene la facultad de dar leyes así como modificar las existentes, por lo
que resulta constitucionalmente válido que la Ley Nº 29062 modifique el régimen estable-
cido en la Ley Nº24029 y que, en virtud de la teoría de los hechos cumplidos consagra-
da en el artículo 103 de la Carta Magna, sus efectos se apliquen de manera inmediata a las
consecuencias de las relaciones y situaciones jurídicas existentes.
92. En consecuencia resulta constitucional y legítimamente válida la aplicación de los ar-
tículos 28 y 65 de la ley cuestionada a los profesores que se encuentren comprendidos
en la Ley Nº 24062, cuya vigencia fue prorrogada mediante la Ley Nº 25212, por lo que
lo dispuesto en la Sexta Disposición Transitoria de la ley cuestionada resulta plenamente
conforme a la Constitución, debiendo desestimarse la demanda respecto de este extremo.
8. Análisis de constitucionalidad de la Décima Tercera Disposición Complementaria,
Transitoria y Final de la Ley Nº 29062
93. El demandante alega que la Décima Tercera Disposición Complementaria, Transitoria
y Final de la ley cuestionada vulnera el principio de irrenunciabilidad de derechos en la re-
lación laboral, por cuanto equipara la remuneración íntegra a la remuneración total perma-
nente, desconociendo los derechos adquiridos por los profesores.
8.1. El principio de irrenunciabilidad de derechos laborales
94. El principio de irrenunciabilidad de los derechos laborales se encuentra consagrado
en el inciso 2) del artículo 26 de la Carta Magna, que dispone que “En la relación labo-
ral se respetan los siguientes principios: (…) 2. Carácter irrenunciable de los derechos re-
conocidos por la Constitución y la ley”. Así, supone la imposibilidad de que los trabaja-
dores renuncien por propia decisión a los derechos laborales que la Constitución y la ley
les reconocen.
95. Este principio “se fundamenta en el carácter protector del Derecho Laboral en la medi-
da que presume la nulidad de todo acto del trabajador que disponga de un derecho recono-
cido en una norma imperativa”(102). Del mismo modo, el principio de irrenunciabilidad de
derechos es justamente el que prohíbe que los actos de disposición del trabajador, como ti-
tular de un derecho, recaigan sobre normas taxativas, y sanciona con la invalidez la trans-
gresión de esta pauta basilar(103).
96. En el mismo sentido se ha pronunciado este Colegiado en la STC Exp. Nº 008-2005-
PI/TC, al establecer que “(…) para que sea posible la aplicación del artículo 26 de la Cons-
titución, debe existir una relación laboral y que el trabajador no podrá renunciar, o dis-
poner, cualquiera sea el motivo, de los derechos y libertades que la Constitución y leyes
vigentes al momento de la relación laboral le reconocen”.

(102) La Constitución Comentada. Tomo I. Ed. Gaceta Jurídica, Lima, 2005, p. 550.
(103) NEVES MUJICA, Javier. Introducción al Derecho Laboral. Fondo Editorial de la PUCP, Lima,
2003, p. 103.

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

97. El principio de irrenunciabilidad de derechos laborales tiene por objetivo proscribir


que el trabajador renuncie a sus derechos laborales reconocidos por la Constitución y le-
yes vigentes en su propio perjuicio, en aras de resguardar sus intereses en la relación labo-
ral, dado que al trabajador se le considera la “parte débil” de la relación laboral.
98. En el presente caso se advierte que el Congreso de la República, en el ejercicio de su
función legislativa consagrada en el inciso 1) del artículo 102 de la Constitución, modifi-
ca normas en materia laboral, las cuales son de aplicación inmediata a las situaciones ju-
rídicas existentes, lo que resulta constitucionalmente válido, pues el Poder Legislativo ac-
túa en ejercicio de su función atribuida por la Carta Magna.
99. Por tanto los profesores (trabajadores) no están disponiendo de ningún derecho vigen-
te, sino que se trata de una sucesión normativa en materia laboral, por lo que no resulta
aplicable el principio de irrenunciabilidad de derechos laborales.
100. Al respecto este Colegiado ha señalado que “en efecto, dicho artículo constitucional
[refiriéndose al artículo 26 inciso 2)] reconoce que en la relación laboral se respetará tal
principio que consagra, con carácter general, no solo el respeto de los derechos de carác-
ter laboral, sino de otros derechos y libertades reconocidos por la Constitución y la ley. A
su turno, el artículo 103 de la Constitución dispone que la ley se deroga por otra ley y que
la ley, desde su entrada en vigencia, se aplica a las consecuencias de las relaciones y situa-
ciones jurídicas existentes”(104).
101. Así, las normas laborales no resultan inderogables ni inmodificables, pues el Poder
Legislativo en ejercicio de su función constitucional puede modificarlas sin que ello su-
ponga una vulneración de los derechos de los trabajadores. En ese sentido también se ha
pronunciado la Corte Constitucional de Colombia, en criterio que este Tribunal compar-
te, al establecer que,
“la ley podrá siempre modificar, adicionar, interpretar o derogar la normatividad le-
gal precedente, sin que sea admisible afirmar que en el ordenamiento jurídico existen
estatutos legales pétreos o sustraídos al poder reformador o derogatorio del propio le-
gislador. (…) [Por tanto] no se sigue que las normas legales de carácter laboral sean
inmodificables”(105).
102. Por consiguiente el hecho de que se produzca una sucesión normativa en materia la-
boral no puede ser considerado como una vulneración del principio de irrenunciabilidad de
derechos en materia laboral, pues dicho principio tiene por finalidad evitar que el trabaja-
dor renuncie a sus derechos laborales reconocidos por la Constitución y la ley.
103. En consecuencia la demanda también debe ser desestimada en este extremo, al no
presentarse la alegada vulneración del principio de irrenunciabilidad de derechos en ma-
teria laboral.
9. Análisis de constitucionalidad del segundo párrafo del artículo 29 de la Ley
Nº 29062
104. El demandante alega que el segundo párrafo del artículo 29 de la ley cuestiona-
da vulnera los derechos adquiridos por los profesores mediante la Ley Nº 24029 al seña-
lar que los profesores que no aprueben la evaluación por tercera vez, luego de haber sido

(104) Cfr. STC Exp. Nº 008-2005-PI/TC, f. j. 58.


(105) Sentencia de la Corte Constitucional de Colombia recaída en el Expediente Nº C-529/94.

453
Joel Rosas Alcántara

capacitados, serán retirados de la carrera pública magisterial, lo que también contraviene


los principios de la relación laboral y la protección contra el despido arbitrario, así como el
derecho al trabajo y la dignidad del trabajador, amparados en nuestra Carta Magna.
105. Como ya se ha mencionado en los fundamentos anteriores respecto a la supuesta con-
travención de los derechos adquiridos, nuestro ordenamiento jurídico se rige por la teoría
de los hechos cumplidos, consagrada en el artículo 103 de nuestra Carta Magna, por lo que
la ley, desde su entrada en vigencia, se aplica a las consecuencias de las relaciones y situa-
ciones jurídicas existentes y no tiene fuerza ni efectos retroactivos, salvo en materia penal
cuando favorece al reo. En ese sentido la Constitución consagra la tesis de los hechos cum-
plidos para la aplicación de las normas.
106. Por tanto carece de asidero el argumento del demandante respecto a que la norma
cuestionada vulnera los derechos adquiridos de los profesores, puesto que el Congreso tie-
ne la facultad de dictar normas así como modificar las existentes, sin que ello suponga una
violación de los derechos de los trabajadores regulados por la norma anterior.
107. Por otro lado el demandante también alega que el cuestionado artículo vulnera sus de-
rechos a la igualdad de oportunidades, al carácter irrenunciable de los derechos laborales,
a la estabilidad laboral y al trabajo.
108. En ese sentido, el inciso a) del artículo 13 de la Ley del Profesorado, Ley Nº 24029,
modificado mediante Ley Nº 25212, señala que los profesores al servicio del Estado tie-
nen derecho a la estabilidad laboral en la plaza, nivel, cargo, lugar y centro de trabajo. De
la misma manera, el artículo 27 de la Constitución garantiza a los trabajadores la estabili-
dad laboral y los protege contra el despido arbitrario al señalar que “la ley otorga al traba-
jador adecuada protección contra el despido arbitrario”.
109. La doctrina laboralista ha señalado que el derecho a la estabilidad laboral comprende
dos aspectos: por un lado, la estabilidad laboral de entrada, referido a la preferencia por la
contratación de duración indefinida sobre la temporal, reflejada en la autorización de ce-
lebrar contratos temporales únicamente cuando la labor a cumplir sea de tal naturaleza; y,
por otro, la estabilidad laboral de salida, referida a la prohibición de despido arbitrario o
injustificado(106).
110. Sin embargo el derecho a la estabilidad laboral, como todos los derechos funda-
mentales, no puede ser considerado como un derecho absoluto, sino que puede ser limi-
tado mediante una ley, siempre que no se vulnere su contenido esencial. Así, respecto a
la protección constitucional del derecho a la estabilidad laboral, el Tribunal Constitucio-
nal ha determinado que “mediante dicho precepto constitucional no se consagra el dere-
cho a la estabilidad laboral absoluta, es decir, el derecho ‘a no ser despedido arbitrariamen-
te’. Solo reconoce el derecho del trabajador a la ‘protección adecuada’ contra el despido
arbitrario”(107).
111. Por ende, el derecho a la estabilidad laboral no tiene carácter ilimitado, por lo que me-
diante ley se pueden establecer ciertas modulaciones a su ejercicio. En el presente caso la
estabilidad laboral de los profesores se encuentra sujeta a que aprueben la evaluación de
desempeño, lo cual resulta acorde con lo dispuesto en el artículo 15 de la Carta Magna que
dispone que: “(…) el Estado y la sociedad procuran su [del profesor] evaluación, capaci-
tación, profesionalización y promoción permanentes”.

(106) La Constitución Comentada, Tomo I. Ed. Gaceta Jurídica, Lima, 2005, p. 560.
(107) Cfr. STC Exp. Nº 0976-2001-AA/TC, f. j. 11.

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

112. Al respecto cabe señalar que, como se ha dicho en párrafos anteriores, la educación
constituye un servicio público esencial, por lo que en un Estado Social y Democrático de De-
recho el derecho a la educación adquiere un carácter significativo. Del Texto Constitucional
se desprende la trascendencia de la calidad de la educación, la cual se manifiesta en la obliga-
ción que tiene el Estado de supervisarla (segundo párrafo del artículo 16 de la Constitución).
113. De igual manera se pone de manifiesto el que se guarde un especial cuidado respec-
to los docentes, a quienes la sociedad y el Estado evalúan y, a su vez, le brindan capacita-
ción, profesionalización y promoción permanente (art. 15, primer párrafo, de la Constitu-
ción). Asimismo, se incide firmemente en la obligación de brindar una educación “ética y
cívica”, siendo imperativa la enseñanza de la Constitución y los derechos fundamentales
(art. 14, tercer párrafo)(108).
114. Por tanto, debido a la importancia que tiene el servicio de educación en nuestra so-
ciedad, es necesario que los profesores se encuentren sometidos a evaluación, en aras de
garantizar la provisión y permanencia en el servicio de profesores idóneos y capacitados,
para así resguardar la calidad de la educación que tiene por objetivo el pleno desarrollo de
la personalidad humana, y que los educandos logren el desarrollo integral de sus habilida-
des y potencialidades.
115. Con ese objetivo el artículo 28 de la ley cuestionada estipula que cada tres años se
realice una evaluación ordinaria de desempeño del profesor, la cual tiene el carácter de
permanente, integral y obligatoria. Dicha evaluación no puede ser considerada inconstitu-
cional pues garantiza la idoneidad de los profesores en el servicio educativo, es decir, ga-
rantiza el derecho de los estudiantes de recibir una educación de calidad.
116. Asimismo, el supuesto en que son retirados de la carrera pública magisterial los pro-
fesores que no aprueben la evaluación por tercera vez –luego de haber sido capacitados–,
no puede ser considerado como vulneratorio del derecho a la estabilidad laboral, pues-
to que, como se ha mencionado anteriormente, este derecho no tiene la calidad de dere-
cho absoluto.
117. Así, el derecho de permanecer en la carrera pública magisterial se mantiene mientras
los profesores presenten capacidad e idoneidad para el cargo, es decir, mientras se encuen-
tren capacitados para ejercer como docentes. De igual manera existe un límite temporal fi-
jado en la ley, esto es, se ejerce por tres años, tiempo en el cual su permanencia en la ca-
rrera pública magisterial se encuentra sujeta a la aprobación de la evaluación, tal como se
ha establecido en el artículo 28 de la Ley Nº 29062.
118. Por tanto, el establecer como causal de retiro de la Carrera Pública Magisterial el ha-
ber desaprobado la evaluación de desempeño en tres oportunidades no puede ser consi-
derado como una vulneración del derecho a la estabilidad laboral ni al trabajo, puesto
que configura una causa justificada de despido, dado que el profesor retirado de la carre-
ra pública magisterial está demostrando con ello que no cuenta con capacidad e idoneidad
para el ejercicio del cargo de profesor.
119. En consecuencia la demanda también debe ser desestimada respecto a este extremo.
10. Análisis de constitucionalidad del inciso c) del artículo 65 de la Ley Nº 29062
120. El demandante alega que el inciso c) del artículo 65 de la ley cuestionada vulnera sus
derechos a la igualdad de oportunidades, a la igualdad ante la ley y al trabajo, y limita el

(108) Cfr. STC Exp. Nº 04646-2007-PA/TC.

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Joel Rosas Alcántara

ejercicio de los derechos constitucionales, al no permitir su reingreso a la carrera pública


magisterial si el profesor fue retirado por no haber aprobado la evaluación de desempeño
laboral en tres oportunidades y en el mismo nivel magisterial, desconociendo los títulos
profesionales e impidiendo el ejercicio de la profesión docente a perpetuidad.
121. Si bien el demandante solicita que se declare la inconstitucionalidad del inciso c) del
artículo 65 de la Ley Nº 29062, de lo alegado en la demanda se aprecia que, en realidad,
el demandante pretende que se declare la inconstitucionalidad del último párrafo del cues-
tionado artículo 65, que establece la prohibición de reingreso a la Carrera Pública Magis-
terial a aquellos profesores que hubieran desaprobado en tres oportunidades la evaluación
de desempeño profesional.
10.1. Respecto al desconocimiento de los títulos profesionales e impedimento del ejer-
cicio de la profesión de docente
122. En principio, el establecer que los profesores que hayan desaprobado la evaluación
de desempeño en tres oportunidades sean retirados de la carrera pública magisterial no
puede ser considerado como un desconocimiento de los títulos profesionales, puesto que
ellos mantienen su vigencia y eficacia, por lo que el profesor retirado puede seguir ejer-
ciendo su carrera de profesor en el sector privado si alguna entidad educativa requiere y
acepta sus servicios.
123. Así, el hecho que el profesor sea separado de la carrera pública magisterial no signi-
fica que se desconozca su título de docente, sino únicamente que dicho profesor no se en-
cuentra apto para ejercer su carrera en el marco de la educación pública por no haber apro-
bado en tres oportunidades la evaluación de desempeño, no encontrando impedimento
alguno para que pueda ejercer en el ámbito privado.
124. De igual manera cabe señalar que precisamente la ley cuestionada reconoce los títu-
los de docentes, cuando en su artículo 3 dispone que: “El profesor es un profesional de la
educación, con título de profesor o licenciado en educación, con calificaciones y compe-
tencias debidamente certificadas (…)”, no existiendo disposición alguna que disponga la
cancelación de los títulos profesionales a quienes hayan desaprobado la evaluación has-
ta en tres oportunidades.
125. Por tanto carece de sustento la afirmación del demandante en el sentido de que el ar-
tículo cuestionado desconoce los títulos profesionales, puesto que es la propia ley cues-
tionada la que los reconoce, siendo que únicamente restringe ejercer la carrera de docen-
te en el ámbito de la educación pública a los profesores que no aprueben, por tercera vez,
la evaluación de desempeño.
10.2. Principio de no discriminación
126. La Constitución ha reconocido al principio-derecho a la igualdad en el inciso 2) del
artículo 2 en los siguientes términos: “Toda persona tiene derecho: (…) A la igualdad ante
la ley. Nadie debe ser discriminado por motivo de origen, raza, sexo, idioma, religión, opi-
nión, condición económica o de cualquier otra índole”.
127. El Tribunal Constitucional ha afirmado que la igualdad, consagrada constitucional-
mente, detenta una doble condición de principio y de derecho fundamental. En cuanto
principio, constituye el enunciado de un contenido material objetivo que, en tanto com-
ponente axiológico del fundamento del ordenamiento constitucional, vincula de modo ge-
neral y se proyecta sobre todo el ordenamiento jurídico. En cuanto derecho fundamental,
constituye el reconocimiento de un auténtico derecho subjetivo, esto es, la titularidad de
la persona sobre un bien constitucional, la igualdad, oponible a un destinatario. Se trata de

456
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

un derecho a no ser discriminado por razones proscritas por la propia Constitución (ori-
gen, raza, sexo, idioma, religión, opinión, condición económica) o por otras (“motivo” “de
cualquier otra índole”) que, jurídicamente, resulten relevantes(109).
128. De esta manera el mandato correlativo derivado del derecho a la igualdad será
la prohibición de discriminación, es decir, la configuración de una prohibición de inter-
vención en el mandato de igualdad.
129. Este Colegiado ha señalado en reiterada jurisprudencia que “la igualdad se encuentra
resguardada cuando se acredita la existencia de los dos requisitos siguientes: a) paridad,
uniformidad y exactitud de otorgamiento o reconocimiento de derechos ante hechos, su-
puestos o acontecimientos semejantes, y b) paridad, uniformidad y exactitud de trato o re-
lación intersubjetiva para las personas sujetas a idénticas circunstancias y condiciones. En
buena cuenta, la igualdad se configura como un derecho fundamental de la persona a no
sufrir discriminación jurídica alguna; esto es, a no ser tratada de manera dispar respecto a
quienes se encuentren en una misma situación, salvo que exista una justificación objetiva
y razonable para esa diferencia de trato”(110).
130. Según quedó dicho, el demandante considera que el último párrafo del artículo 65 de
la ley impugnada resulta violatorio del derecho fundamental a la igualdad, al prohibir el
reingreso a la carrera pública magisterial del profesor que ha desaprobado por tercera vez
la evaluación de desempeño.
131. Tal como ha sido establecido por este Tribunal Constitucional a través de su jurispru-
dencia(111), para ingresar a evaluar una eventual afectación del derecho de igualdad, corres-
ponde que se proponga un término de comparación (tertium comparationis) válido. Ello
significa que es preciso que las dos situaciones de hecho que han merecido un trato desi-
gual por parte del legislador, deben ser válidas constitucionalmente y compartir una esen-
cial identidad en sus propiedades relevantes. Solo entonces cabe ingresar a valorar las ra-
zones que podrían justificar o no la diferencia de trato, en el correcto entendido de que la
ausencia de objetividad o necesidad en tales razones harán del tratamiento disímil, un tra-
to, a su vez, discriminatorio, y por ende, inconstitucional.
132. Aunque el recurrente no ha realizado alusión expresa a ese término de comparación,
del tenor de su demanda puede colegirse que este se encuentra constituido por el hecho de
que, de conformidad con el penúltimo párrafo del artículo 65 de la ley, los profesores que
han sido sujetos de destitución (con excepción de aquellos que hayan incurrido en las cau-
sales previstas en los literales b y c del artículo 36(112)), sí pueden reingresar a las entidades
públicas luego de transcurridos 5 años. En otras palabras, consideran contrario al derecho
a la igualdad que mientras en estos casos estaría permitido el reingreso luego de un tiempo

(109) Cfr. STC Exp. Nº 00045-2004-AI/TC, f. j. 20.


(110) Cfr. STC Exp. Nº 2510-2002-AA/TC.
(111) Cfrs. STC Exps. Nºs 0183-2002-PA, f. j. 1; 0015-2002-PI, f. j. 3; 0031-2004-PI, f. j. 22; 0435-2004-
PA, f. j. 3; 1337-2004-PA, f. j. 2; 4587-2004-PA, f. j. 22; 1211-2006-PA, f. j. 6519-2006-PA, ff. jj. 6
y 7; entre otras.
(112) Artículo 36 de la Ley Nº 29062: “Son causales del término de la relación laboral por destitución, si
son debidamente comprobadas:
(…)
b. Maltratar física o psicológicamente al estudiante causando daño grave.
c. Realizar conductas de hostigamiento sexual y actos que atenten contra la integridad y libertad
sexual, debidamente tipificados como delitos en las leyes correspondientes (…)”.

457
Joel Rosas Alcántara

determinado, en el caso de no haber aprobado la evaluación de desempeño laboral en tres


oportunidades, no hay lugar a reingreso.
133. El Tribunal Constitucional solo podría compartir este planteamiento si, tal como ha
pretendido sostenerse, la posibilidad de reingreso a una entidad pública por parte de un
ex profesor destituido, regulada por el penúltimo párrafo del artículo 65, incluyese entida-
des que prestan servicio público docente. Y es que solo bajo este supuesto existiría un tra-
to injustificadamente desigualitario, a saber, la posibilidad de retorno a la carrera pública
magisterial de quien ha incurrido en una falta grave pasible de destitución, y la imposi-
bilidad de retorno de quien ha incurrido en una causal de retiro también importante, aun-
que de menor entidad, como es haber desaprobado en tres ocasiones la evaluación de de-
sempeño laboral
134. Sucede, sin embargo, que una interpretación del penúltimo párrafo del artículo 65 de
la ley impugnada de conformidad con el derecho fundamental a la educación, reconocido
en los artículos 13 y 14 de la Constitución, impide considerar que entre las entidades pú-
blicas a las que puede reingresar quien ha sido destituido de la Carrera Pública Magiste-
rial, se encuentran aquellas que prestan servicio público docente.
En efecto, analizadas las distintas causas que, según el artículo 38 de la ley, dan lugar a
la sanción de destitución (causar perjuicio grave al estudiante y/o a la Institución Edu-
cativa; maltratar física o psicológicamente al estudiante causando daño grave; realizar
conductas de hostigamiento sexual y actos que atenten contra la integridad y libertad
sexual, debidamente tipificados como delitos en las leyes correspondientes; concurrir al
centro de trabajo en estado de ebriedad o bajo los efectos de drogas; abandonar injusti-
ficadamente el cargo; haber sido condenado por delito doloso; falsificar documentos re-
lacionados con el ejercicio de su actividad profesional; reincidir en faltas por las que se
recibió sanción de suspensión), puede concluirse que, sin perjuicio de sus distintas ca-
racterísticas propias, todas denotan una ausencia absoluta de compromiso con el derecho
fundamental a la educación y con su condición de presupuesto axiológico para alcanzar
“el desarrollo integral de la persona humana”, según reza el artículo 13 constitucional,
situación que, como es evidente, se torna singularmente grave habiéndose tratado de su-
puestos profesionales de la docencia.
En tal sentido, la efectiva vigencia del deber del Estado de proteger y promover el re-
ferido derecho fundamental (artículo 14 de la Constitución), exige no volver a situar en
riesgo la estabilidad psíquica y somática del educando, ni la imagen e idóneo funcio-
namiento de las instituciones educativas, siendo preciso, en consecuencia, que perso-
nas cuya conducta ha resultado manifiestamente incompatible con estos valores cons-
titucionales, no tengan oportunidad de ejercer nuevamente el cargo de profesores. Una
interpretación discordante con este planteamiento, en definitiva, violaría el contenido
esencial del derecho fundamental a la educación, quedando, por consiguiente, proscri-
ta constitucionalmente.
135. Son dos las consecuencias que derivan de lo expuesto. En primer término, que debe
interpretarse el penúltimo párrafo del artículo 65 de la ley impugnada en el sentido de que
entre las entidades públicas a las que puede retornar, después de 5 años, el docente desti-
tuido por las causales previstas en los literales a), d), e), f), g) y h) del artículo 36 de la re-
ferida ley, no se encuentran las que prestan servicio público docente. El destituido por las
causales previstas en los literales b) y c) del artículo 36, según establece la propia ley, no
pueden regresar al servicio público, en general. Este criterio de interpretación tiene alcan-
ce general y resulta vinculante para todos los poderes públicos, de conformidad con los ar-
tículos 81 y 82 del Código Procesal Constitucional.

458
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

Y, en segundo lugar, que la supuesta afectación del derecho fundamental a la igualdad ale-
gada por el recurrente, debe ser desestimada. Ello en vista de que el sentido interpretati-
vo del penúltimo párrafo del artículo 65 que pretendía ser utilizado como término de com-
paración, no es constitucionalmente válido.
FALLO
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú
HA RESUELTO
1. Declarar INFUNDADA la demanda.
2. De conformidad con los fundamentos 134 y 135 supra, interprétese el penúltimo párrafo
del artículo 65 de la Ley Nº 29062 en el sentido de que entre las entidades públicas a las
que puede retornar, después de 5 años, el docente destituido por las causales previstas en
los literales a), d), e), f), g) y h) del artículo 36 de la misma ley, no se encuentran las que
prestan servicio público docente. Este criterio de interpretación tiene alcance general y re-
sulta vinculante para todos los poderes públicos, de conformidad con los artículos 81 y 82
del Código Procesal Constitucional.
Publíquese y notifíquese.
SS. MESÍA RAMÍREZ; VERGARA GOTELLI; LANDA ARROYO; BEAUMONT
CALLIRGOS; CALLE HAYEN; ETO CRUZ; ÁLVAREZ MIRANDA

459
Joel Rosas Alcántara

EXP. N° 02318-2007-PA/TC
LIMA
CARLOS TELMO
QUIROZ RODAS
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 28 días del mes de enero de 2009, la Sala Primera del Tribunal Constitu-
cional, integrada por los magistrados Landa Arroyo, Beaumont Callirgos y Eto Cruz, pro-
nuncia la siguiente sentencia
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por don Carlos Telmo Quiroz Rodas con-
tra la resolución de la Tercera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima, de fojas
322, su fecha 23 de noviembre de 2006, que declara improcedente la demanda de autos.
(…)
FUNDAMENTOS
(…)
Libertad sindical
7. Tal como ya fuera señalado en la STC Exp. Nº 0206-2005-PA, la libertad sindical es un
derecho de especial relevancia en una sociedad democrática por cuanto siendo, a decir del
jurista Enrique Álvarez Conde(113), una manifestación del derecho de asociación y, gozan-
do, por tanto, también de la naturaleza de los derechos de participación política, permite la
protección y promoción de los intereses de los trabajadores.
8. Asimismo, ya en la STC Exp. Nº 0008-2005-PI, este Tribunal ha dejado establecido que
este derecho tiene una doble dimensión: por un lado, una dimensión individual o intui-
to personae, que tiene por objeto proteger el derecho del trabajador a constituir un sindica-
to, a afiliarse o no afiliarse a él y a participar en actividades sindicales, tal como ha sido es-
tablecido en el artículo 1.2 del Convenio Nº 98 de la OIT; y, por otro, una dimensión plural
o colectiva, en virtud de la cual se protege la autonomía sindical, es decir, el derecho de las
organizaciones de trabajadores de elegir libremente a sus representantes, de organizar su
administración y sus actividades y formular su programa de acción, conforme ha sido es-
tablecido por el artículo 3.1 del Convenio Nº 87 de la OIT.
9. En cuanto a la segunda dimensión, la plural o colectiva, cabe precisar que la libertad sin-
dical presenta tres niveles de protección:
a) Frente al Estado, comprendiendo la autonomía sindical y la personalidad jurídica del
sindicato, es decir, el derecho de las organizaciones de trabajadores a elegir libremen-
te a sus representantes y a determinar su organización y plan de acción, sin injerencias
externas.
b) Frente al empleador, comprendiendo especialmente el fuero sindical y la proscripción
de prácticas desleales, esto es, que los dirigentes sindicales cuentan con una especial pro-
tección para garantizar el desempeño de sus funciones y el cumplimiento del mandato para
el que fueron elegidos.

(113) ÁLVAREZ CONDE, Enrique. Curso de Derecho Constitucional. Editorial Tecnos. Madrid, 1999, p. 457.

460
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

c) Frente a las otras organizaciones sindicales, comprendiendo el derecho a la diversidad


sindical.
Fuero sindical
10. Asimismo, tal como fuera señalado en el fundamento 12 de la STC Exp. Nº 0206-
2005-PA, el fuero sindical reviste especial relevancia dado que sin él no sería posible el
ejercicio de una serie de derechos y libertades, tales como el derecho de reunión sindical,
el derecho a la protección de los representantes sindicales para su actuación sindical, la de-
fensa de los intereses de los trabajadores sindicalizados y la representación de sus afiliados
en procedimientos administrativos y judiciales. Del mismo modo, no sería posible un ade-
cuado ejercicio de la negociación colectiva y del derecho de huelga.
11. Por otra parte, la institución del fuero sindical, aquella protección de la que gozan
los dirigentes sindicales para el desempeño de sus funciones, no solamente es conse-
cuencia directa del reconocimiento de la libertad sindical en el artículo 28 inciso 1 de la
Constitución, sino que ha sido desarrollada por el legislador en los artículos 30 a 32
del TUO de la Ley de Relaciones Colectivas de Trabajo, aprobado por Decreto Supremo
Nº 010-2003-TR.
12. Así, el artículo 30 del citado cuerpo legal establece claramente que el fuero sindical ga-
rantiza a determinados trabajadores no ser despedidos ni trasladados a otros establecimien-
tos de la misma empresa sin causa justa debidamente demostrada y sin concurrir la acep-
tación del trabajador. El artículo 31 establece una enumeración de los trabajadores que se
encuentran amparados por el fuero sindical, entre los cuales se encuentran, claro está, los
miembros de la junta directiva del sindicato (inciso b); mientras que el artículo 32, pres-
cribe la obligación del empleador, a falta de convenio colectivo que regule estos temas, de
conceder permisos para la asistencia a actos de concurrencia obligatoria, hasta un límite de
30 días naturales por año calendario.
Análisis de la controversia
13. En el caso de autos obra, a fojas 3, el Oficio Nº 014 SUTCA-2004, de fecha 27 de
setiembre de 2004, por el cual el sindicato comunica a la institución emplazada la confor-
mación de su junta directiva, siendo parte de ella el demandante, en calidad de Secretario
de Actas y Archivo. Por tanto, el demandante, a la fecha de la variación del puesto de tra-
bajo y del posterior despido, ostentaba el cargo de dirigente sindical y, de acuerdo al inci-
so b) del artículo 31 del TUO de la Ley de Relaciones Colectivas de Trabajo, al ser parte
de la junta directiva del sindicato, estaba dentro del ámbito de protección del fuero sindi-
cal y, en consecuencia, a tenor del artículo 30 de la norma precitada, no podía ser trasla-
dado a otro puesto de trabajo dentro de la misma empresa ni mucho menos despedido sin
la debida justificación.
14. No obstante la emplazada, mediante Memorándum Nº 169-RR.HH.-2005, dispone el
traslado del demandante del Departamento de Servicios Generales, en el cual se había ve-
nido desempeñando por espacio de 30 años y en labores no propias de personal calificado,
hecho que no ha sido negado por la parte demandada; al Departamento de Créditos y Co-
branzas, para realizar labores de carácter administrativo, aduciendo como único motivo las
necesidades del servicio, sin dar explicación alguna.
15. En consecuencia se ha producido una lesión del fuero sindical del demandante al ha-
berse dispuesto, a contramano de lo establecido por los artículo 30 y 31 del TUO de la
Ley de Relaciones Colectivas de Trabajo, su traslado a otro departamento de la empresa
sin haber mediado previamente su consentimiento ni la expresión de la causa que justifi-
que debidamente tal medida.

461
Joel Rosas Alcántara

16. La lesión del fuero sindical del demandante no solamente es consecuencia de la in-
fracción de los requisitos legales para el traslado de dirigentes sindicales, sino del hecho
de que dicho traslado constituye en sí mismo una afectación de la libertad sindical del re-
currente, pues al imponérsele una carga laboral excesiva y para la cual no estaba califica-
do, se le impide el adecuado ejercicio de las labores y responsabilidades propias de un di-
rigente sindical.
17. Por otra parte tal traslado indebido tuvo como objetivo final la vulneración del dere-
cho constitucional del demandante al trabajo puesto que, del análisis de la carta de despi-
do de fecha 22 de junio de 2005, obrante a fojas 86, se desprende que la falta grave justi-
ficante del despido consiste en el incumplimiento de las obligaciones laborales, tipificada
en el inciso a) del artículo 25 del TUO de la Ley de Productividad y Competitividad La-
boral, siendo justamente las obligaciones cuyo incumplimiento se imputa al recurrente las
que le fueron asignadas como consecuencia del traslado de puesto que afectó su fuero sin-
dical, conforme ya ha sido explicado en el fundamento precedente.
18. Además, para tal imputación no se tuvieron en cuenta criterios básicos de razonabilidad,
dado que se encargaron nuevas tareas al demandante, conforme consta en el Memorán-
dum Nº 0669-SGO-2005, de fecha 8 de junio de 2005, y en el Memorándum Nº 0680-
SGO-2005, de fecha 8 de junio de 2005, sin siquiera haberle enviado previamente la carta
funcional en la cual estaban establecidas sus labores, la cual recién fue enviada median-
te Memorándum Nº 0685-SGO-2005, de fecha 10 de junio de 2005. Además, tales labo-
res fueron encomendadas sin un tiempo razonable para su elaboración y sin tener en cuen-
ta que el trabajador recién se había incorporado a su nuevo puesto de trabajo y requería de
un plazo razonable para la adaptación a sus nuevas funciones.
19. Finalmente, el hecho, en el presente caso, de que otros integrantes de la junta directi-
va del sindicato hayan sido despedidos por motivos similares, conforme se desprende de
la carta de despido de fecha 31 de mayo de 2005, obrante a fojas 16, por la cual se despi-
de a la trabajadora Carmen Luisa Pérez Gutarra, quien se desempeñaba como Secretaria
de Economía del sindicato, a quien también se le imputó el incumplimiento de obligacio-
nes laborales, y de la carta de despido de fecha 10 de enero de 2005, obrante a fojas 7, por
la cual se despide a la Secretaria General del sindicato, Pilar Delgado de Sánchez, a quien
se le imputó no haber saludado al Presidente de la empresa como causa de despido, moti-
vo a todas luces irrazonable, revela una clara actitud por parte de la emplazada de impedir
el ejercicio de la libertad sindical por parte de sus trabajadores.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú
HA RESUELTO
1. Declarar FUNDADA la demanda de amparo.
2. Ordenar la reposición de don Carlos Telmo Quiroz Rodas como miembro del personal
auxiliar del Departamento de Servicios Generales de la Cooperativa de Ahorro y Crédito
de Suboficiales de la Policía Nacional del Perú “Santa Rosa de Lima” Ltda., y exhortar a
la emplazada a que no vuelva a disponer el traslado de personal perteneciente al fuero sin-
dical sin la debida justificación.
Publíquese y notifíquese.
SS. LANDA ARROYO; BEAUMONT CALLIRGOS; ETO CRUZ

462
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
PLENO JURISDICCIONAL
EXP. Nº 00026-2007-PI/TC
SENTENCIA
DEL PLENO DEL
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
Decano Nacional del Colegio de Profesores del Perú (demandante) c. Congreso de la
República (demandado)
Resolución del 28 de abril de 2009
Asunto:
Demanda de inconstitucionalidad interpuesta por el Decano Nacional del Colegio de Pro-
fesores del Perú contra el artículo 1 de la Ley Nº 28988, Ley que declara a la Educación
Básica Regular como Servicio Público Esencial.
Magistrados presentes:
VERGARA GOTELLI
MESÍA RAMÍREZ
LANDA ARROYO
BEAUMONT CALLIRGOS
CALLE HAYEN
ETO CRUZ
ÁLVAREZ MIRANDA

EXP. Nº 00026-2007-PI/TC
LIMA
DECANO NACIONAL
DEL COLEGIO DE
PROFESORES DEL PERÚ
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 28 días del mes de abril de 2009, reunido el Tribunal Constitucional en
sesión de Pleno Jurisdiccional, con la asistencia de los señores magistrados Vergara
Gotelli, Mesía Ramírez, Presidente; Vicepresidente; Landa Arroyo, Beaumont Callirgos,
Calle Hayen, Eto Cruz y Álvarez Miranda, pronuncia la siguiente sentencia
I. ASUNTO
Proceso de Inconstitucionalidad interpuesto por el Decano Nacional del Colegio de Profe-
sores del Perú contra el artículo 1 de la Ley Nº 28988, que declara a la Educación Básica
Regular como Servicio Público Esencial, por vulnerar los derechos a la huelga, a una re-
muneración equitativa y suficiente, y a la obligación del Estado de promoción del trabajo.
(…)
V. FUNDAMENTOS
(…)

463
Joel Rosas Alcántara

Protección constitucional del derecho de huelga


3. El derecho a la huelga se encuentra previsto en el inciso 3) del artículo 28 de la Cons-
titución, que dispone que: “el Estado reconoce los derechos de sindicación, negociación
colectiva y huelga. Cautela su ejercicio democrático. (…) 3. Regula el derecho de huelga
para que se ejerza en armonía con el interés social. Señala sus excepciones y limitaciones”.
4. Sobre el particular, ha dicho este Tribunal que la huelga es un derecho que:
“consiste en la suspensión colectiva de la actividad laboral, la misma que debe ser
previamente acordada por la mayoría de los trabajadores y debe efectuarse en forma
voluntaria y pacífica –sin violencia sobre las personas o bienes– y con abandono del
centro de trabajo”(114).
5. Se trata, en resumidas cuentas, del derecho que tienen los trabajadores para suspender
sus labores como un mecanismo destinado a obtener algún tipo de mejora, y que se ejerce
cuando se ha agotado previamente la negociación directa con el empleador.
6. En efecto, mediante el ejercicio del derecho a la huelga los trabajadores se encuentran
pues facultados para desligarse de manera temporal de sus obligaciones jurídico-contrac-
tuales, a efectos de lograr la obtención de algún tipo de mejora por parte de sus empleado-
res, en relación a ciertas condiciones socioeconómicas o laborales. La huelga no tiene una
finalidad en sí misma, sino que es un medio para la realización de determinados fines liga-
dos a las expectativas e intereses de los trabajadores.
7. Sin embargo, el derecho de huelga, como todos los derechos, no puede ser considera-
do como un derecho absoluto, sino que puede ser limitado por la legislación vigente, ra-
zón por la cual resulta admisible que mediante una ley el Estado module su ejercicio, dado
que “la huelga no es un derecho absoluto, sino regulable. Por ende, debe efectivizarse en
armonía con los demás derechos”(115).
8. En ese sentido, el derecho de huelga supone que su ejercicio es condicionado, en tanto
no debe colisionar con los intereses de la colectividad que pudiesen verse afectados ante
un eventual abuso de su ejercicio, lo que supone que el derecho de huelga debe ejercerse
en armonía con el interés público y con los demás derechos.
9. Así, en el presente caso, y a criterio del demandante, se presenta una presunta colisión
entre el derecho de huelga de los trabajadores, supuestamente vulnerado por la ley cuestio-
nada, y el derecho a la educación básica de millones de escolares, entre niños y adolescen-
tes, que verían paralizados sus estudios por periodos indeterminados en caso de realizarse
una de las innumerables huelgas de profesores a nivel nacional.
La educación como derecho fundamental y como servicio público
10. El derecho a la educación se encuentra garantizado por diversos artículos de nuestra
Carta Magna. Las principales manifestaciones del derecho a la educación que emanan del
propio texto constitucional son las siguientes: a) el acceder a una educación; b) la perma-
nencia y el respeto a la dignidad del escolar; y, c) la calidad de la educación.
11.Sobre el particular y, como también ya ha sido establecido por este Tribunal,

(114) Cfr. STC Exp. Nº 0008-2005-PI/TC, f. j. 40.


(115) Cfr. STC Exp. Nº 0008-2005-PI/TC, f. j. 41.

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

“(…) en un Estado Social y Democrático de Derecho el derecho a la educación ad-


quiere un carácter significativo. Así, del texto constitucional se desprende una preo-
cupación sobre la calidad de la educación, la cual se manifiesta en la obligación
que tiene el Estado de supervisarla (segundo párrafo del artículo 16 de la Consti-
tución). “También se pone de manifiesto al guardar un especial cuidado respecto al
magisterio, a quienes la sociedad y el Estado evalúan y, a su vez, le brindan ca-
pacitación, profesionalización y promoción permanente” (art. 15, primer párrafo,
de la Constitución). Asimismo, se incide firmemente en la obligación de brindar una
educación ‘ética y cívica’, siendo imperativa la enseñanza de la Constitución y los
derechos fundamentales (art. 14, tercer párrafo)”(116) (el resaltado es nuestro).
12. Pero además, la educación posee un carácter binario, pues no solo constituye un dere-
cho fundamental, sino también un servicio público. Así lo ha señalado este Tribunal al
establecer que,
“la educación se configura también como un servicio público, en la medida que se
trata de una prestación pública que explicita una de las funciones-fines del Estado, de
ejecución per se o por terceros bajo fiscalización estatal. Por ende, el Estado tiene la
obligación de garantizar la continuidad de los servicios educativos (…)”(117) (el
resaltado es nuestro).
13. De igual manera, y ya en el plano legal, la Ley General de Educación Nº 28044 es-
tablece en su artículo 4 que: “La educación es un servicio público; cuando lo provee el
Estado es gratuita en todos sus niveles y modalidades, de acuerdo con lo establecido en la
Constitución Política y en la presente ley. En la educación inicial y primaria se comple-
menta obligatoriamente con programas de alimentación, salud y entrega de materiales
educativos”.
Contenido esencial del derecho de huelga
14. En consecuencia, corresponde verificar si el artículo 1 de la Ley Nº 28988 vulnera el
contenido esencial del derecho de huelga, consagrado en el artículo 28, inciso 3), de la
Constitución: “El Estado reconoce los derechos de sindicación, negociación colectiva y
huelga. Cautela su ejercicio democrático: (…) 3) Regula el derecho de huelga para que se
ejerza en armonía con el interés social. Señala sus excepciones y limitaciones”.
15. De un análisis previo de los derechos colectivos de los trabajadores según la Ley Fun-
damental se derivan principios constitucionales para la delimitación del contenido esen-
cial del derecho de huelga. En tal sentido, siguiendo lo establecido mediante STC Exp.
Nº 0008-2005-PI (fundamento 41), considera este Colegiado emitir pronunciamiento a fin
de establecer que son garantías o facultades del contenido esencial del derecho de huel-
ga las siguientes:
i) Ejercitar o no ejercitar el derecho de huelga.
ii) Convocar dentro del marco de la Constitución y la ley. En ese contexto, también cabe
ejercitar el atributo de su posterior desconvocatoria.
iii) Establecer el petitorio de reinvindicaciones; las cuales deben tener por objetivo la de-
fensa de los derechos e intereses socio-económicos o profesionales de los trabajadores in-
volucrados en la huelga.

(116) Cfr. STC Exp. Nº 04646-2007-PA/TC.


(117) Cfr. STC Exp. Nº 4232-2004-AA/TC.

465
Joel Rosas Alcántara

iv) Adoptar las medidas necesarias para su desarrollo, dentro del marco previsto en la
Constitución y la ley.
v) Determinar la modalidad de huelga; esto es, si se lleva a cabo a plazo determinado o
indeterminado.
Límites al derecho de huelga
16. Por su parte, la Constitución reconoce límites al ejercicio del derecho de huelga [ar-
tículo 28, inciso 3), de la Constitución], en la medida que en principio no existen derechos
fundamentales absolutos, debiendo protegerse o preservarse no solo otros derechos funda-
mentales, sino también otros bienes constitucionalmente protegidos.
17. Derivado de ello, por razón de la persona, se encuentran excluidos del goce de liber-
tad sindical y del derecho de huelga, los siguientes sujetos:
a. Los funcionarios del Estado con poder de decisión y los que desempeñan cargos de con-
fianza o de dirección (artículo 42 de la Constitución).
b. Los miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional (artículo 42 de la
Constitución).
c. Los magistrados del Poder Judicial y del Ministerio Público (artículo 153 de la
Constitución).
18. Por otro lado, también a nivel legislativo se establecen límites al ejercicio del derecho
de huelga, por razón de la naturaleza del servicio. Así, el Texto Único Ordenado de la
Ley de Relaciones Colectivas de Trabajo, Decreto Supremo Nº 010-2003-TR, prevé que:
“Artículo 82.- Cuando la huelga afecte los servicios públicos esenciales o se requiera
garantizar el cumplimiento de actividades indispensables, los trabajadores en conflic-
to deben garantizar la permanencia del personal necesario para impedir su inte-
rrupción total y asegurar la continuidad de los servicios y actividades que así lo
exijan” (el resaltado es nuestro).
En la determinación legal de los servicios públicos esenciales, la misma norma determina
un listado (artículo 83), a saber: a) Los sanitarios y de salubridad; b) Los de limpieza y sa-
neamiento; c) Los de electricidad, agua y desagüe, gas y combustible; d) Los de sepelio,
y los de inhumaciones y necropsias; e) Los de establecimientos penales; f) Los de comu-
nicaciones y telecomunicaciones; g) Los de transporte; h) Los de naturaleza estratégica o
que se vinculen con la defensa o seguridad nacional; i) Los de administración de justicia
por declaración de la Corte Suprema de Justicia de la República; y, j) Otros que sean de-
terminados por Ley.
19. A partir de la habilitación legal prevista en el último inciso de la norma bajo comenta-
rio, es que el artículo 1 de la Ley Nº 28988 dispone de manera expresa que:
“Artículo 1.- La educación como servicio público esencial
Constituyese la Educación Básica Regular como un servicio público esencial, a fin
de garantizar el pleno ejercicio del derecho fundamental de la persona a la educación,
derecho reconocido en la Constitución Política del Perú, en la Ley General de Educa-
ción y en los Pactos Internacionales suscritos por el Estado peruano. La administra-
ción dispondrá las acciones orientadas a asegurar los servicios correspondientes”.
Así, de lo establecido por el artículo 1 de la Ley Nº 28988, que declara expresamente a la
educación básica regular como servicio público esencial, no se deriva una situación que

466
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

comprometa ilegítimamente el derecho de huelga, pues esta calificación como servicio


público esencial no afecta los derechos constitucionales, ni los reconocidos por los Conve-
nios y Tratados internacionales a los trabajadores.
20. De allí que, en lo que respecta al derecho de huelga debemos considerar que el Perú ha
ratificado el Convenio sobre la Libertad Sindical y la Proteccióndel Derecho de Sindi-
cación de 1948 (Convenio OIT Nº 87) y el Convenio sobre el Derecho de Sindicación
y de Negociación Colectiva de 1949 (Convenio OIT Nº 98), los cuales forman parte del
derecho nacional (artículo 55 de la Constitución), y constituyen cláusulas hermenéuticas
conforme a los cuales deben ser interpretados los derechos y libertades que la Constitu-
ción reconoce (Cuarta Disposición Final y Transitoria de la Constitución).
21. En consecuencia, a partir de la interpretación dada a lo dispuesto en los referidos con-
venios por el Comité de Libertad Sindical del Consejo de Administración de la OIT, la
misma que reviste el carácter de soft law para el derecho interno; en materia de la rela-
ción entre el derecho de huelga y los servicios públicos esenciales, se ha configurado que:
“el establecimiento de servicios mínimos en el caso de huelga solo debería poder ser
posible en: 1) aquellos servicios cuya interrupción pueda poner en peligro la vida, la
seguridad o la salud de la persona en toda o parte de la población (servicios esenciales
en el sentido estricto del término); 2) en aquellos servicios no esenciales en el senti-
do estricto del término en los que huelgas de una cierta extensión y duración podrían
provocar una situación de crisis nacional aguda tal que las condiciones normales de
existencia de la población podrían estar en peligro, y 3) en servicios públicos de im-
portancia trascendentales”(118).
El ejercicio del derecho de huelga y la Carrera Pública Magisterial
22. Estos límites propios al derecho de huelga, en el caso de los profesores a servicio del
Estado (artículo 1 de la Ley Nº 29062), requiere especial referencia a las posibles si-
tuaciones de colisión que podrían presentarse respecto al derecho a la educación,
cuya protección ha buscado tutelar el legislador. Con estos elementos, se esboza una
interpretación acorde con la protección debida al derecho fundamental a la huelga, como
una realidad no contradictoria y coherente con los otros bienes constitucionales consagra-
dos en la Constitución, y para una plena realización de la persona humana y su dignidad
(artículo 1 de la Constitución).
23. Al respecto, podríamos derivar como límites específicos al derecho de huelga para los
profesores que integran la Carrera Pública Magisterial , los siguientes:
i) Garantizar el contenido esencial del derecho de educación, conforme lo ha establecido
este Tribunal mediante STC Exp. Nº 0091-2005-PA (fundamento 6), a partir de lo estable-
cido por el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, creado en virtud del
Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, que entró en vigor el
3 de enero de 1976, y que fue ratificado por el Perú el 28 de abril de 1978, la educación, en
todas sus formas y en todos los niveles, debe tener las siguientes cuatro características in-
terrelacionadas y fundamentales: disponibilidad, accesibilidad (no discriminación, accesi-
bilidad material, accesibilidad económica), aceptabilidad y adaptabilidad(119).

(118) Recopilación de decisiones y principios sobre la Libertad Sindical del Comité de Libertad Sindical
del Consejo de Administración de la OIT Párrafo 606.
(119) Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación General E/C.12/1999/10 de fe-
cha 8 de diciembre de 1999.

467
Joel Rosas Alcántara

ii) El ejercicio del derecho a la huelga por parte de los profesores no podría conllevar la ce-
sación total de las actividades vinculadas al servicio público esencial de la educación, más
aún considerando que, tal como hemos mencionado previamente, constituye una obliga-
ción del Estado el garantizar la continuidad de los servicios educativos.
24. (iii) En caso de huelga de larga duración se podría requerir el establecimiento de servi-
cios mínimos en consulta plena con los interlocutores sociales(120), al igual que ocurre en
aquellos servicios cuya interrupción pueda poner en peligro la vida, la seguridad o la salud
de la persona en todo o parte de la población.
iv) La huelga debe ejercerse en armonía con el orden público constitucional, que hace refe-
rencia a las medidas dirigidas a proteger aquello que beneficia a la colectividad en su con-
junto [STC Exp. Nº 0008-2005-PI (fundamento 42)].
25. Por todo ello, cabe concluir que el artículo 1 de la Ley Nº 28988 al disponer que la
educación básica regular constituye un servicio público esencial, no se afecta el conte-
nido esencial del derecho de huelga, tal como ha sido establecido supra, debiendo de-
terminarse las concretas lesiones casuísticamente con criterios de razonabilidad y pro-
porcionalidad(121), pudiendo recurrirse, en dichos supuestos a la protección ordinaria, y
subsidiariamente al amparo constitucional, y del cual este Colegiado es el garante en úl-
tima instancia. De esta forma, el Tribunal valida la constitucionalidad del artículo 1 de la
Ley Nº 28988, siempre que su ejercicio se produzca en los términos planteados.
FALLO
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú
HA RESUELTO
Declarar INFUNDADA la demanda.
Publíquese y notifíquese.
SS. VERGARA GOTELLI; MESÍA RAMÍREZ; LANDA ARROYO; BEAUMONT
CALLIRGOS; CALLE HAYEN; ETO CRUZ; ÁLVAREZ MIRANDA

(120) Recopilación de decisiones y principios sobre la Libertad Sindical del Comité de Libertad Sindical
del Consejo de Administración de la OIT. Párrafo 625. Véase el 330 Informe, caso Nº 2173, Queja
contra el Gobierno de Canadá relativa a la provincia de Columbia Británica presentada por el Con-
greso del Trabajo de Canadá (CLC), el Sindicato de Enfermeras de Columbia Británica (BCNU),
la Federación de Docentes de Canadá (FDC), la Federación de Docentes de Columbia Británica
(BCTF), el Sindicato Canadiense de Trabajadores del Sector Público (CUPE), Sección Columbia
Británica, la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL) y la Interna-
cional de la Educación (EI); párrafo 297.
(121) STC Exp. Nº 00019-2005-AI (fundamentos 43 al 50), STC Exp. Nº 06089-2006-PA (fundamento
46), STC Exp. Nº 0050-2004-AI/TC (fundamento 109), STC Exp. Nº 0045-2004-AI (fundamentos
33 al 41), STC Exp. Nº 0024-2005-AI (fundamentos 29 al 32).

468
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

EXP. N° 02748-2007-PA/TC
TACNA
JORGE GUILLERMO
CHÁVEZ LIENDO
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 29 días del mes de septiembre de 2009, la Sala Segunda del Tribunal
Constitucional, integrada por los magistrados Vergara Gotelli, Mesía Ramírez y Álvarez
Miranda, con el voto en discordia del magistrado Álvarez Miranda, que se adjunta, y con
el voto dirimente del magistrado Eto Cruz, que también se acompaña, pronuncia la si-
guiente sentencia.
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por don Jorge Guillermo Chávez Liendo
contra la resolución de la Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Tacna, de fojas 185,
su fecha 30 de marzo de 2007, que declara improcedente la demanda de autos.
(…)
FUNDAMENTOS
(…)
& Análisis de la controversia constitucional
2. La dilucidación de la controversia se centra en determinar si el actor continuó labo-
rando después del vencimiento de su contrato y en establecer si se ha producido un su-
puesto de desnaturalización de contrato conforme al artículo 77, inciso a) del Decreto
Supremo Nº 003-97-TR.3. En el presente caso el demandante afirma que ha venido la-
borando después del 30 de setiembre de 2005, fecha en que se dio por vencido su últi-
mo contrato de trabajo.
A fojas 77 obra el acta de inspección, la cual consigna que:
“(...) se interrogó al Jefe de la Divi. RR.HH. Juan Carlos Martínez Chura porque no
se le entrega boleta de pago del mes de octubre 2005 y dijo que no se le entrega por-
que no ha querido firmar su contrato del mes de octubre 2005”.
Asimismo el escrito de contestación de la demanda (a fojas 111) la emplazada afirma que:
“(...) el demandante (...) se ha negado a firmar el último contrato trabajo laboral por
el periodo considerado entre el 01 de octubre a1 31 de octubre del 2005, lo que moti-
vó se le cursara la Carta Notarial N° 248-2003-300.500.EPS TACNA S.A. dando por
terminada su relación laboral el 31 de octubre del 2005 tal como se había acordado
con el demandante, no existiendo despido arbitrario como pretende sustentar y argu-
mentar el demandante”.
4. En tal sentido se acredita que al continuar laborando después de la fecha de vencimien-
to del plazo estipulado en su último contrato de trabajo, la relación laboral que el deman-
dante mantuvo con la emplazada se convirtió en indeterminada por haberse desnatura-
lizado el contrato de trabajo conforme al inciso a) del artículo 77 del Decreto Supremo
Nº 003-97-TR.

469
Joel Rosas Alcántara

Y por ello cualquier decisión del empleador de dar por concluida la relación laboral solo
podía sustentarse en una causa justa establecida por la ley y debidamente comprobada,
porque de lo contrario se configuraría un despido arbitrario.
5. Por otro lado, si bien es cierto que el demandante se negó a firmar el último contrato de
trabajo a plazo esto no enerva la desnaturalización del contrato dado que la emplazada ha
dejado consentir la continuación del ví iculo laboral; en todo caso, ante la negativa del tra-
bajador de firmar el contrato debió impedirle que asista al centro de trabajo, cosa que no
ha sucedido en el presente caso.
6. En consecuencia habiendo sido despedido al recurrente aduciéndose como causal el
vencimiento de contrato, se ha vulnerado sus derechos constitucionales al trabajo y al de-
bido proceso, por lo que debe estimarse la demanda en este extremo.
7. Respecto al pedido de que se incluya al actor en los registros o libros de planillas de
trabajadores contratados permanentes, este Tribunal estima que atendiendo a la finalidad
restitutoria de los procesos constitucionales, esta pretensión accesoria también es esti-
mable puesto que si es reincorporado el recurrente a su puesto de trabajo, también ten-
drá derecho a ser incluido en planillas como parte de toda formalidad de una relación
de trabajo.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú
HA RESUELTO
1. Declarar FUNDADA en parte la demanda de amparo; en consecuencia dispone que la
emplazada reponga a don Jorge Miguel Chávez Liendo en su mismo puesto de trabajo o
en otro de igual o similar nivel, así como lo incorpore en los registros de planillas de la en-
tidad empleadora.
2. Ordenar que la parte demandada pague los costos del proceso en la etapa de ejecución
de sentencia.
Publíquese y notifíquese.
SS. VERGARA GOTELLI; MESÍA RAMÍREZ; ETO CRUZ

EXP. N° 02748-2007-PA/TC
TACNA
JORGE GUILLERMO
CHÁVEZ LIENDO
VOTO DIRIMENTE DEL MAGISTRADO ETO CRUZ
Me adhiero a lo resuelto por los magistrados Mesía Ramírez y Vergara Gotelli, y con el
respeto que merece el magistrado cuyo voto genera la discordia, estimo oportuno subrayar
de manera particular los siguientes fundamentos:
A. Precisión del petitorio objeto de pronunciamiento
1. Conforme al propio tenor del escrito postulatorio del presente proceso constitucional de
amparo, se puede concluir que el recurrente pretende que: a) se lo reponga en su puesto de
trabajo; y, b) se lo incluya dentro del libro de planillas de la empresa demandada.

470
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

B. El amparo en materia laboral


2.El Tribunal Constitucional a lo largo de su desarrollo jurisprudencial ha ido perfilando
el contenido constitucionalmente protegido de alguno de los derechos fundamentales con-
tenidos en nuestra Constitución Política. De entre ellos destaca nítidamente el derecho al
trabajo, respecto del cual el Colegiado Constitucional ha tenido la oportunidad de señalar
que: “(…)es un derecho fundamental reconocido por el artículo 2, inciso 15), de la Cons-
titución. El contenido o ámbito de protección de este derecho fundamental constituye la
facultad de ejercer toda actividad que tenga como finalidad el sustento vital de la perso-
na(…)” (STC Exp. Nº 10287-2005-AA/TC fundamento 7).
3. En coherencia con ello, cualquier interpretación que el Colegiado realice respecto de
este derecho, tendrá que hacerse teniendo en cuenta necesariamente que este derecho es
uno que permite concretizar de modo categórico el principio derecho de la dignidad hu-
mana que como es ampliamente conocido, es menester del Estado garantizar, conforme al
mandato del artículo 1 de la Constitucional Política del Estado.
4. No obstante, el Tribunal Constitucional, atendiendo a la naturaleza residual del amparo,
en la STC Exp. Nº 0206-2005-AA/TC estableció como precedente que solo procederá el
amparo en materia laboral cuando se trate de despidos “(…) incausados (en los cuales no
exista imputación de causa alguna), fraudulentos y nulos (…)”.
C. Análisis de la controversia constitucional
5. De la revisión del expediente, podemos concluir que estamos ante un despido incausa-
do puesto que el empleador ha decidido dar por concluida la relación laboral con el tra-
bajador, sin expresarle la existencia de una causa justa establecida por ley y debidamen-
te comprobada. Más aún cuando se evidencia, de los medios probatorios introducidos al
proceso, que se realizó una inspección laboral que dio como resultado la comprobación
de que el hoy recurrente desempeñaba labores propias de un trabajador stricto sensu y no
como un contratado.
6. De ello se colige que el argumento de defensa esgrimido por la parte demandada, res-
pecto a que el trabajador no había querido suscribir el contrato temporal respectivo, es un
argumento feble por lo que no tiene sustento jurídico ni fáctico por lo que, en mérito a lo
expuesto, la demanda debe ser estimada en todos sus extremos.
Por estas consideraciones es que nos adherimos a lo resuelto por la mayoría.
Sr. ETO CRUZ

471
Joel Rosas Alcántara

EXP. N° 01417-2007-PA/TC
LIMA
SINDICATO NACIONAL
DE OBREROS DE UNIÓN
DE CERVECERÍAS PERUANAS
BACKUS & JOHNSTON S.A.A.
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 15 días del mes de noviembre de 2007, la Segunda Sala del Tribunal Cons-
titucional, con la asistencia de los señores magistrados MesíaRamírez, Vergara Gotelli
y Álvarez Miranda, pronuncia la siguiente sentencia
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por el entonces denominado Sindicato de
Obreros Cerveceros Backus & Johnson contra la sentencia de la Cuarta Sala Civil de la
Corte Superior de Justicia de Arequipa, de fojas 2150, su fecha 18 de abril de 2007, que
declaró infundada la demanda de autos.
(…)
FUNDAMENTOS
1. En el presente caso el sindicato recurrente alega que la emplazada mediante un su-
puesto proceso de reestructuración de la empresa, pretende llevar a cabo despidos ma-
sivos alegando una supuesta necesidad de reducir costos laborales, lo cual conllevaría a
la reducción de personal de trabajadores afiliados a la organización sindical que laboran
en el área de mantenimiento, trasladando a algunos de ellos al área de envasado, coac-
cionando de esta manera a aceptar dichos traslados o a formular sus “renuncias volun-
tarias”, bajo la amenaza de despedirlos en caso de no aceptar dicha proposición de la
empresa.
2. Que a fojas 139 de autos obra copia del auto de fecha 31 de agosto de 2004, expedido
por la Sub Dirección de Registros generales del Ministerio de Trabajo y Promoción del
Empleo, la cual resuelve tomar conocimiento de la modificación del estatuto del denomi-
nado Sindicato Nacional de Obreros de Unión de Cervecerías Peruanas Backus y Johns-
ton S.A.A., por lo que el presente proceso de amparo se ha seguido entre dicha organiza-
ción sindical y la empresa demandada
§ La afectación del derecho a la libertad sindical
3. Conforme al artículo 28 de la Constitución, el Estado reconoce el derecho de sindica-
ción y garantiza la libertad sindical. En tal sentido cabe puntualizar que este Tribunal ha
señalado que la libertad sindical protege a los dirigentes sindicales para que puedan de-
sempeñar sus funciones y cumplir con el mandato para el que fueron elegidos; es decir,
protege a los representantes sindicales para su actuación sindical. Sin esta protección no
sería posible el ejercicio de una serie de derechos y libertades tales como el derecho de reu-
nión sindical, la defensa de los intereses de los trabajadores sindicalizados y la representa-
ción de sus afiliados en procedimientos administrativos y judiciales.
4. El Tribunal Constitucional en la STC Exp. N° 1124-2001-AA/TC ha señalado que el de-
recho constitucional de libertad sindical, “tiene como contenido esencial un aspecto orgá-
nico, así como un aspecto funcional. El primero consiste en la facultad de toda persona de

472
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

constituir organizaciones con el propósito de defender sus intereses gremiales. El segun-


do consiste en la facultad de afiliarse o no afiliarse a este tipo de organizaciones. A su vez,
implica la protección del trabajador afiliado o sindicado a no ser objeto de actos que per-
judiquen sus derechos y [que] tuvieran como motivación real su condición de afiliado o no
afiliado de un sindicato u organización análoga”, añadiendo que “lo anterior no conlleva
a que el contenido esencial del citado derecho constitucional se agote en los aspectos an-
tes relevados. Por el contrario, es posible el desarrollo de ulteriores concretizaciones o for-
mas de proyección del citado derecho constitucional que, en principio, no pueden, como
tampoco deben, ser enunciadas de manera apriorística. Los derechos constitucionales al-
bergan contenidos axiológicos que, por su propia naturaleza, pueden y deben desarrollar-
se, proyectando su vis expansiva (...)”.
5. Siguiendo el criterio antes esbozado cabe precisar que además de los dos aspectos antes
mencionados, que forman parte del contenido esencial del derecho constitucional de la li-
bertad sindical, debe tenerse en cuenta toda garantía que permita a una organización sindi-
cal el libre ejercicio de sus actividades para la defensa, promoción y protección de los in-
tereses de sus afiliados. Al respecto este Tribunal en la STC Exp. N° 1469-2002-AA/TC,
ha señalado que “(...) el contenido esencial de este derecho no puede agotarse en los as-
pectos orgánico y funcional, sino que, a este núcleo mínimo e indisponible, deben añadir-
se todos aquellos derechos de actividad o medios de acción que resulten necesarios, dentro
del respeto a la Constitución y la ley, para que la organización sindical cumpla con los ob-
jetivos que a su propia naturaleza corresponde, esto es, el desarrollo, protección y defen-
sa de los derechos e intereses, así como el mejoramiento social, económico y moral de sus
miembros. Por consiguiente, cualquier acto que se oriente a impedir o restringir de mane-
ra arbitraria e injustificada la posibilidad de acción o la capacidad de obrar de un sindica-
to resulta vulneratorio del derecho de libertad sindical”.
6. Asimismo, a criterio de este Tribunal el derecho a la libertad sindical también tiene
como contenido el derecho del trabajador sindicalizado a no sufrir, por razón de su afilia-
ción o actividad sindical, menoscabo alguno en sus derechos fundamentales, como puede
ser la diferencia de trato carente de toda justificación objetiva y razonable entre trabajado-
res sindicalizados y trabajadores no sindicalizados.
7. Al respecto, cuando se alegue que un despido encubre una conducta lesiva del derecho
a la libertad sindical, incumbe al empleador la carga de probar que su actuación obedece
a causas reales y que no constituye un acto de discriminación por motivos sindicales. Para
imponer la carga de la prueba al empleador, previamente el demandante ha de aportar un
indicio razonable de que su despido ha sido consecuencia de su mera condición de afilia-
do a un sindicato o por su participación en actividades sindicales.
8. Que si bien la organización sindical demandante alega que la verdadera motivación para
el cambio de puesto de trabajo de algunos de sus afiliados y del despido de otros, fue su
afiliación a dicha organización sindical, tal afirmación ha quedado desvirtuada puesto que
en autos se encuentra acreditado que los trabajadores que han cesado en sus labores han
formulado su renuncia voluntaria no habiéndose probado, ni siquiera de manera indiciaria,
la alegada coacción por parte de la emplazada. Asimismo, tampoco se ha probado que el
cambio de puesto de trabajo de algunos de sus afiliados, quienes según alega el sindicato
accionante habrían sido trasladados del área de mantenimiento al de envasado, hubiere
ocasionado perjuicio alguno.
9. Por tanto, si bien es cierto que conforme al fundamento 14 de la STC Exp. Nº 0206-
2005-PA los despidos que lesionan el derecho constitucional a la libertad sindical exigen

473
Joel Rosas Alcántara

tutela urgente en el proceso de amparo, en el presente caso la demanda debe ser desesti-
mada al no haberse probado los hechos alegados.
10. Sin perjuicio de lo señalado en los fundamentos precedentes, cabe dejar estableci-
do que de los documentos obrantes de fojas 395 a 407 de autos, se advierte que don Juan
Jesús Amancio Valverde, Demetrio Condori Añanca, Rubén de los Santos Collantes, José
Bernardo Encinas Prado, Julio Hernández Chacaliaza, Walter Huamán Alva, Sabino Elías
Lazo Rodríguez, Ricardo Lazo Rebollar, Carlos Otero Velasco, César Augusto Valdivieso
Suárez, José Torres Sarmiento, Reynaldo Torres Verde y Raúl Yancán Álvarez, en favor de
quienes acciona el sindicato demandante han efectuado el cobro de su compensación por
tiempo de servicios, ratificando de esta manera su decisión de poner término a la relación
laboral que existía entre ellos y la empresa demandada.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú
HA RESUELTO
Declarar INFUNDADA la demanda de autos.
Publíquese y notifíquese.
SS. MESÍA RAMÍREZ; VERGARA GOTELLI; ÁLVAREZ MIRANDA

474
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

EXP. Nº 05652-2007-PA/TC
LIMA
ROSA BETHZABÉ
GAMBINI VIDAL
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 6 días del mes de noviembre de 2008, la Sala Segunda del Tribunal Consti-
tucional, integrada por los magistrados Mesía Ramírez, Vergara Gotelli y Álvarez Miranda,
pronuncia la siguiente sentencia.
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por doña Rosa Bethzabé Gambini Vidal
contra la sentencia de la Sexta Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima, de fojas
183, su fecha 11 de junio de 2007, que declara fundada la excepción de caducidad e im-
procedente la demanda de autos.
(…)
FUNDAMENTOS
(….)
4. La igualdad y la discriminación en materia laboral
34. El inciso 1), del artículo 26 de la Constitución Política reconoce que en la relación la-
boral se respeta el principio de igualdad de oportunidades sin discriminación. Es evidente
que el reconocimiento constitucional de dicho principio laboral constituye una manifesta-
ción del derecho a la igualdad en el ámbito de las relaciones labores.
35. Sobre el particular el Tribunal Constitucional, en la STC Exp. Nº 008-2005-PI/TC, ha se-
ñalado que el principio constitucional de igualdad de trato en el ámbito laboral hace referen-
cia a la regla de no discriminación en materia laboral, el cual específicamente hace referencia
a la igualdad ante la ley. Esta regla de igualdad asegura, en lo relativo a los derechos labo-
rales, la igualdad de oportunidades de acceso al empleo y de tratamiento durante el empleo.
36. La discriminación en el entorno laboral es un fenómeno social cotidiano y universal
que provoca desigualdades entre las personas y genera desventajas sociales y económicas
que debilitan la cohesión y la solidaridad sociales. Por ello, la erradicación de la discrimi-
nación laboral tiene por finalidad promover la igualdad de oportunidades a fin de que tan-
to hombres como mujeres disfruten de un trabajo decente, sin perjuicio de su origen, sexo,
raza, color, orientación sexual, religión, opinión, condición económica, social, idioma, o
de cualquier otra índole.
37. En este contexto, la discriminación laboral se produce cada vez que se escoge o recha-
za a un trabajador por razón de su origen, sexo, raza, color, orientación sexual, religión,
opinión, condición económica, social, idioma o de cualquier otra índole. En buena cuen-
ta, la discriminación en el entorno laboral supone dispensar un trato distinto a las personas
atendiendo a ciertas características, como pueden ser la raza, el color o el sexo, lo cual en-
traña un menoscabo de derecho a la igualdad de oportunidades y de trato y a la libertad de
trabajo, debido a que la libertad del ser humano para elegir y desarrollar sus aspiraciones
profesionales y personales se ve restringida.
38. La igualdad en el trabajo ha sido un tema recurrente en las normas internacionales del
trabajo que adopta y promueve la Organización Internacional de Trabajo (OIT). Así, en la

475
Joel Rosas Alcántara

Declaración de Filadelfia, se reconoce que “todos los seres humanos, sin distinción de raza,
credo o sexo, tienen derecho a perseguir su bienestar material y su desarrollo espiritual en
condiciones de libertad y dignidad, de seguridad económica y en igualdad de oportunida-
des”. En igual sentido, en la Declaración de la OIT relativa a los principios y derechos fun-
damentales en el trabajo y su seguimiento, se reiteró el principio constitucional de la eli-
minación de la discriminación en materia de empleo y ocupación, confirmándose así el
propósito universal de erradicar la discriminación en el mundo del trabajo mediante la pro-
moción de la igualdad de trato y de oportunidades. Entre los primeros instrumentos elabora-
dos por la OIT con el objetivo especifico de promover la igualdad y eliminar la discrimina-
ción en el trabajo se encuentran el Convenio 100 sobre igualdad de remuneración, así como
el Convenio y la Recomendación 111 sobre la discriminación en el empleo y la ocupación.
4.1. La discriminación laboral y sus clases
39. En el apartado a), del Art. 1.1 del Convenio 111 se define la discriminación labo-
ral como “cualquier distinción, exclusión o preferencia basada en motivos de raza, color,
sexo, religión, opinión política, ascendencia nacional u origen social que tenga por efec-
to anular o alterar la igualdad de oportunidades o de trato en el empleo y la ocupación”.
40. La protección contra la discriminación en el empleo y la ocupación es aplicable a todos
los sectores del empleo y la ocupación, tanto públicos como privados, y abarca el acceso
a la educación, la orientación y la formación profesionales; el acceso al trabajo ya sea por
cuenta propia, asalariado o en la administración pública; el acceso a los servicios de colo-
cación o tercerización; el acceso a las organizaciones de trabajadores; la promoción profe-
sional; la seguridad del empleo; la negociación colectiva; la igualdad de remuneración por
trabajos de igual valor; el acceso a la seguridad social, los servicios y prestaciones sociales
relacionados con el empleo; y otras condiciones laborales, incluidas la seguridad y la salud
en el trabajo, las horas de trabajo, los periodos de descanso y las vacaciones.
41. La discriminación laboral consiste en dispensar a las personas un trato diferente y menos
favorable debido a determinados criterios, como el sexo, el color de su piel, la religión, las
ideas políticas o el origen social, entre otros motivos, sin tomar en consideración los méritos
ni las calificaciones necesarias para el puesto de trabajo que se trate. De este modo, la discri-
minación vulnera la libertad de las personas para conseguir la clase de trabajo a la que aspi-
ran (libertad de trabajo) y menoscaba las oportunidades de los hombres y las mujeres para de-
sarrollar su potencial y sus aptitudes y cualidades, a efectos de ser remunerados en función de
sus méritos. La discriminación laboral también puede venir agravada por la violencia (física o
psicológica), u ofensas brutales y malos tratos, el acoso moral, o el acoso sexual ejercidos con-
tra ciertas categorías de trabajadores, como es el caso de las mujeres. En consecuencia, pue-
de influir en la capacidad de la víctima para conservar el puesto de trabajo o progresar en él.
42. La discriminación laboral puede manifestarse cuando se busca un trabajo, en el em-
pleo o al dejar este. Las personas pueden ser excluidas o incluso disuadidas de aspirar a
un empleo por motivos de raza, sexo, religión u orientación sexual, entre otros motivos, o
pueden ser obstaculizadas para ser promovidas profesionalmente. Por ejemplo, hay discri-
minación laboral cuando a una persona profesionalmente calificada, pero miembro de un
grupo político minoritario, se le deniega un empleo, o cuando trabajadores competentes
son víctimas de acoso laboral por motivo de su afiliación sindical.
43. Sin embargo, no todas las distinciones de trato han de considerarse discriminatorias.
Según el artículo 1.2 del Convenio 111 un trato diferenciado que tenga su origen en las
cualificaciones exigidas para un puesto de trabajo es una práctica perfectamente legítima.
Por lo tanto, en este contexto, mientras no se restringa la igualdad de oportunidades, las
diferencias de trato no se considerarán discriminatorias. Asimismo, entre las medidas que

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

no constituyen discriminación laboral cabe mencionar aquellas destinadas a salvaguardar


la seguridad del Estado y las motivadas por imperativos especiales de protección, esto es,
aquellas dirigidas a atender necesidades específicas en el ámbito de la salud de hombres o
mujeres. Tampoco son discriminatorias las medidas especiales que conllevan un trato di-
ferenciado para quienes tienen necesidades particulares por razones de género, o de disca-
pacidad mental, sensorial o física.
44. La discriminación en el trabajo puede ser directa o indirecta. Es directa cuando las nor-
mas jurídicas, las políticas y los actos del empleador, excluyen, desfavorecen o dan preferen-
cia explícitamente a ciertos trabajadores atendiendo a características como la opinión polí-
tica, el estado civil, el sexo, la nacionalidad, el color de la piel o la orientación sexual, entre
otros motivos, sin tomar en cuenta sus cualificaciones y experiencia laboral. Por ejemplo, los
anuncios de ofertas de empleo en los que se excluye a los aspirantes mayores de cierta edad,
o de determinado color de piel o complexión física, es una forma de discriminación directa.
45. En cambio, la discriminación es indirecta cuando ciertas normas jurídicas, políticas y
actos del empleador de carácter aparentemente imparcial o neutro tienen efectos despro-
porcionadamente perjudiciales en gran número de integrantes de un colectivo determina-
do, sin justificación alguna e independientemente de que estos cumplan o no los requisitos
exigidos para ocupar el puesto de trabajo de que se trate, pues la aplicación de una misma
condición, un mismo trato o una misma exigencia no se les exige a todos por igual. Por
ejemplo, el supeditar la obtención de un puesto de trabajo al dominio de un idioma en par-
ticular cuando la capacidad lingüística no es requisito indispensable para su desempeño
es una forma de discriminación indirecta por razón de la nacionalidad o la etnia de origen.
También puede haber discriminación indirecta cuando se dispensa un trato diferenciado a
categorías específicas de trabajadores, traducida en menores prestaciones sociales o remu-
neraciones, siempre que este no se realice sobre bases objetivas y razonables.
46. El derecho a la igualdad y la prohibición de discriminación en el empleo y la ocupación
se encuentra reconocida tanto en el régimen laboral que regula la actividad pública como en
el régimen laboral que regula la actividad privada. Así, el inciso a), del artículo 24 del Decre-
to Legislativo N° 276 establece que son derechos de los servidores públicos de carrera ha-
cer “carrera pública en base al mérito, sin discriminación política, religiosa, económica, de
raza o de sexo, ni de ninguna otra índole”. En cambio, el artículo 29 del Decreto Supremo
N° 003-97-TR sanciona con nulidad el despido que tenga una justificación discriminatoria.
4.2. La discriminación laboral por razón de sexo: el embarazo
47. El derecho fundamental a no ser discriminado por razón de sexo incluye dos manda-
tos. El primero es la prohibición de discriminaciones directas, a través de la cual toda nor-
ma, política o acto del empleador que dispense un trato diferente y perjudicial en función de
la pertenencia a uno u otro sexo es inconstitucional, lo que comporta la obligación de exi-
gir un trato jurídico indiferenciado para hombres y mujeres como regla general. El segundo
es la prohibición de la discriminación indirecta, es decir, de aquellos tratamientos jurídicos
formalmente neutros, pero de los cuales se derivan consecuencias desiguales y perjudiciales
por el impacto diferenciado y desfavorable que tiene sobre los miembros de uno u otro sexo.
48. De este modo, en el caso de las mujeres la prohibición de discriminación por razón de
sexo tiene su razón de ser en la necesidad de terminar con la histórica situación de infe-
rioridad de la mujer en la vida social, política y jurídica. Por ello, para asegurar la igual-
dad real de la mujer en la sociedad y en el lugar de trabajo, se ha previsto la prohibición de
todo tipo discriminación por razón de sexo.
49. La discriminación por razón de sexo comprende aquellos tratamientos peyorativos que
se fundan no solo en la pura y simple constatación del sexo de la víctima, sino también en la

477
Joel Rosas Alcántara

concurrencia de razones o circunstancias que tengan con el sexo de la persona una conexión
directa e inequívoca. Es decir, que la discriminación laboral por razón de sexo comprende no
solo los tratamientos peyorativos fundados en la constatación directa del sexo, sino también
aquellos que se basen en circunstancias que tengan una directa conexión con el sexo.
50. Tal sucede con el embarazo, elemento o factor diferencial que, por razones obvias, in-
cide de forma exclusiva sobre las mujeres. Las decisiones extintivas basadas en el emba-
razo, al afectar exclusivamente a la mujer, constituye, indudablemente, una discrimina-
ción por razón de sexo proscrita por el inciso 2) del artículo 2 de la Constitución Política.
51. La protección de la mujer no se limita a la de su condición biológica durante el em-
barazo y después de este, ni a las relaciones entre la madre y el hijo durante el periodo
que sigue al embarazo y al parto, sino también se extiende al ámbito estricto del desarro-
llo y a las vicisitudes de la relación laboral, razón por la cual condiciona las potestades
organizativas y disciplinarias del empleador. Por ello, el artículo 23 de la Constitución
Política prescribe que el Estado protege especialmente a la madre que trabaja.
52. Por ello, el despido de una trabajadora por razón de su embarazo constituye una discri-
minación directa basada en el sexo, como también lo es la negativa a contratar a una mujer
embarazada, o cuando una trabajadora percibe una remuneración inferior al de un trabaja-
dor por un mismo trabajo. Son manifestaciones de discriminación directa porque excluyen
la posibilidad de justificar, objetivamente, la razonabilidad y proporcionalidad de la medida.
53. En este sentido, el apartado d), del artículo 5 del Convenio 158 prescribe que el emba-
razo no constituirá causa justificada para la terminación de la relación de trabajo. De otra
parte, según el artículo 4.1 de la Recomendación 95, el periodo durante el cual será ilegal
para el empleador despedir a una mujer debe comenzar a contarse a partir del día en que le
haya sido notificado el embarazo por medio de un certificado médico.
54. Asimismo debe tenerse presente que el artículo 11.1.2 de la CEDM establece que la
mujer debe estar protegida en el trabajo frente a la discriminación basada en la maternidad.
De ahí que el Estado peruano haya asumido las obligaciones de prohibir a los empleado-
res utilizar el embarazo como criterio para la contratación o el despido de empleadas, y de
adoptar todas las medidas necesarias para permitir que los padres combinen las obligacio-
nes para con la familia con las responsabilidades del trabajo, concediéndoles prestaciones
como la licencia de maternidad remunerada, subsidios para el cuidado de los hijos y una
protección especial de la salud durante el embarazo.
55. Por lo tanto, sobre la base del derecho a la igualdad de oportunidades y de trato para las
trabajadoras, puede concluirse que la mujer embarazada está protegida contra todo despi-
do por razón de su condición durante el periodo de embarazo. Es más, el inciso e) del ar-
tículo 29 del Decreto Supremo N° 003-97-TR prescribe que el despido se considera nulo
si se produce en cualquier momento del periodo de gestación o dentro de los noventa días
posteriores al parto, siempre que el empleador hubiere sido notificado documentalmente
del embarazo en forma previa al despido.
56. De otra parte conviene señalar que cuando se sostenga que se es objeto de una con-
ducta discriminatoria, debe acreditarse la existencia de indicios que generen una razonable
sospecha, apariencia o presunción en favor de semejante alegato, para lo cual se requiere,
por lo menos, la prueba indiciaria.
5. Análisis de la controversia
57. Teniendo en consideración los criterios expuestos se analiza a continuación, la cuestión
planteada en el presente proceso de amparo. Para ello debe tenerse presente que mediante

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

el principio de primacía de la realidad, en caso de discordancia entre lo que ocurre en la


práctica y lo que fluye de los documentos, debe darse preferencia a lo primero, es decir, a
lo que sucede en el terreno de los hechos.
58. En el presente caso con los contratos obrantes en autos se advierte que la demandan-
te suscribió contratos de servicios no personales con la SBLM para que preste sus servi-
cios desde el 1 de diciembre de 2001 hasta el 30 de mayo de 2004; esto es, para que preste
servicios sin estar subordinada, por cierto tiempo o para un trabajado determinado, a cam-
bio de una retribución; sin embargo, con el Memorándum Múltiple Nº 043-2004-OGAF/
SBLM, de fecha 12 de mayo de 2004, obrante a fojas 8, se acredita que la SBLM le impar-
tía órdenes, ya que mediante este documento le recordó cuál era su horario de refrigerio y
que en caso de incumplimiento sería excluida de la SBLM.
59. Por lo tanto, habiéndose determinado que la demandante –al margen de lo consignado
en el texto de los contratos de servicios no personales suscritos– ha desempeñado labores en
forma subordinada y permanente, debe aplicarse a su caso el principio de la primacía de la
realidad, en virtud del cual queda establecido que entre las partes ha habido una relación de
naturaleza laboral y no civil; por lo que la SBLM, al haber despedido a la demandante sin
haberle expresado la existencia de una causa justa relacionada con su capacidad o conduc-
ta laboral que justifique dicha decisión, ha vulnerado su derecho constitucional al trabajo.
60. Sin perjuicio de la conclusión antedicha, este Tribunal considera que la SBLM también
ha vulnerado el derecho a la igualdad de la demandante, pues se advierte claramente que
ha sido objeto de un despido discriminatorio directo por razón de sexo. Ello queda proba-
do con las cartas obrantes a fojas 6 y 16, mediante las cuales la demandante le comunicó a
la SBLM que se encontraba embarazada; y esta, a pesar de conocer su estado grávido, de-
cidió despedirla bajo el argumento de que el plazo de su contrato había vencido.
61. En lo que respecta al extremo referido al pago de las remuneraciones dejadas de per-
cibir, al tener tal pretensión naturaleza resarcitoria y no restitutoria, el proceso de amparo
no resulta ser la vía idónea para reclamarlo, razón por la cual queda a salvo el derecho de
la demandante de acudir a la vía correspondiente.
62. Habiéndose acreditado que la SBLM vulneró el derecho constitucional al trabajo de la
demandante, corresponde, de conformidad con el artículo 56 del Código Procesal Consti-
tucional, ordenar que asuma los costos del proceso, los cuales deberán ser liquidados en la
etapa de ejecución de la presente sentencia. Por estos fundamentos, el Tribunal Constitu-
cional, con la autoridad que le confiere la Constitución Política del Perú.
HA RESUELTO
1. Declarar INFUNDADA la excepción de caducidad.
2. Declarar FUNDADA la demanda de amparo.
3. Ordenar que la Sociedad de Beneficencia de Lima Metropolitana reincorpore a doña
Rosa Bethzabé Gambini Vidal como trabajadora en el cargo que desempeñaba o en otro de
similar nivel o categoría, en el plazo de cinco (5) días, bajo apercibimiento de aplicarse las
medidas coercitivas prescritas en el artículo 22 del Código Procesal Constitucional, con el
abono de los costos del proceso.
4. Declarar IMPROCEDENTE el extremo de la demanda en que se solicita el pago de las
remuneraciones dejadas de percibir. Publíquese y notifíquese.
SS. MESÍA RAMÍREZ; VERGARA GOTELLI; ÁLVAREZ MIRANDA

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Joel Rosas Alcántara

EXP. N° 01692-2008-PA/TC
JUNÍN
JESICA CIOMARA
GÓMEZ HERRERA
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 8 días del mes de setiembre de 2009, la Sala Segunda del Tribunal Consti-
tucional, integrada por los magistrados Vergara Gotelli, Landa Arroyo y Álvarez Miranda,
pronuncia la siguiente sentencia
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por doña Jesica Ciomara Gómez Herrera
contra la sentencia expedida por la Primera Sala Mixta de la Corte Superior de Justicia de
Junín, de fojas 154, su fecha 10 de enero del 2008, que declaró improcedente la deman-
da de amparo de autos.
(…)
FUNDAMENTOS
(…)
§. Análisis de la controversia
5. Con relación al retiro de la confianza como causal de extinción del contrato de trabajo,
debe señalarse que este Tribunal en el fundamento 19 de la STC Exp. Nº 3501-2006-PA/
TC ha precisado que:
“(...) si el trabajador realizó con anterioridad labores comunes y luego es promocio-
nado, luego al retirársele la confianza depositada, retornaría a realizar las labores an-
teriores y no perder el empleo, salvo que se determine que cometió una falta grave
que implique su separación de la institución”.
6. En tal sentido corresponde determinar si la demandante, antes de que se la designara en
el cargo de confianza de Jefe de Zootecnia y Ganadería del Área de Relaciones Armonio-
sas con las Comunidades, realizaba labores ordinarias o si solo fue contratada para asu-
mir dicho cargo.
7. Como se aprecia del contrato de trabajo que corre a fojas 3, la demandante fue contra-
tada por la empresa emplazada el 1 de abril del 2002 mediante contrato de duración inde-
terminada, para desempeñar las funciones de Ingeniero Zootecnista; y en ninguna cláusula
del contrato se consigna que dicho cargo tuviese la condición de confianza. Por otra parte
la propia demandada ha sostenido en su escrito de contestación a la demanda que “(...) a
partir del año 2006, a raíz de una reestructuración organizativa fue designada Jefe de Zoo-
tecnia y Ganadería del Área de Relaciones Armoniosas con las Comunidades y designada
formalmente como trabajadora de confianza (...) desde enero de 2006 (...)”.
8. La recurrente afirma que nunca desempeñó el mencionado cargo jefatural dado que du-
rante todo el año 2006 estuvo de licencia, otorgada unilateralmente por la empresa deman-
dada, y que cuando esta culminó –el 31 de diciembre del 2006– hizo uso de sus vacacio-
nes hasta el 22 de enero del 2007, fecha en que se le cursa la carta notarial de despido.
9. Para probar su afirmación la demandada ha presentado únicamente las boletas de pago
de enero de 2006 a enero del 2007 (de fojas 44 a 50), en las que se consigna que la

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

demandante tiene el cargo de confianza de “Jefe de Zootecnia y Ganadería”. Sin embar-


go estas boletas no se encuentran suscritas por la demandante. Por otro lado independien-
temente de si la demandante desempeñó o no el mencionado cargo, lo que es inobjetable
es que ingresó como trabajadora permanente el 1 de abril de 2002, esto es, mucho antes de
que se la designara en el puesto de confianza de Jefe de Zootecnia y Ganadería del Área de
Relaciones Armoniosas, por lo que queda plenamente acreditado que la demandante fue
contratada originariamente para realizar labores ordinarias.
10. Por lo tanto habiéndose determinado que la demandante, antes que su empleadora de-
cidiera designarla en un cargo de confianza, ha sido una trabajadora que realizaba labores
ordinarias y que al decidir la empleadora retirarle la confianza debió retornar a su labor
originaria, pudiendo ser despedida únicamente por una causa justa relacionada con su con-
ducta o capacidad laboral; la ruptura del vínculo laboral, sustentada en el retiro de la con-
fianza, tiene el carácter de un despido arbitrario, frente a lo cual procede la reposición en
el cargo anterior como finalidad eminentemente restitutoria de todo proceso constitucional
de tutela de derechos fundamentales.
11. En este sentido debe precisarse que la demandante al ser repuesta tiene que regresar a
realizar las labores comunes u ordinarias que realizaba antes que se le otorgara la licencia.
12. Respecto a los costos y costas del proceso, conforme al artículo 56 del Código Proce-
sal Constitucional, y en la medida que se ha demostrado la vulneración del derecho de la
demandante, corresponde disponer que la demandada pague los costos y declarar impro-
cedente el pago de costas procesales.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú,
HA RESUELTO
1. Declarar FUNDADA la demanda.
2. Ordenar que Doe Run Perú S.R.L. reponga a doña Jesica Giomara Gómez Herrera en el
cargo que desempeñaba antes que se le otorgara la licencia con goce de haber; con el abo-
no de los costos procesales.
3. Declarar improcedente el pago de las costas procesales.
Publíquese y notifíquese.
SS. VERGARA GOTELLI; LANDA ARROYO; ÁLVAREZ MIRANDA

481
Joel Rosas Alcántara

EXPS. Nºs 00026-2008-PI/TC Y Nº 00028-2008-PI/TC


(ACUMULADOS)
LIMA
COLEGIO DE INGENIEROS
DEL PERÚ Y MÁS DE 5,000 CIUDADANOS
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 5 días del mes marzo de 2010, el Tribunal Constitucional en sesión de Ple-
no Jurisdiccional, con la asistencia de los magistrados Vergara Gotelli, Presidente; Mesía
Ramírez, Vicepresidente; Landa Arroyo, Beaumont Callirgos, Calle Hayen, Eto Cruz y
Álvarez Miranda, pronuncia la siguiente sentencia, con los fundamentos de voto de los
magistrados Vergara Gotelli y Calle Hayen, que se acompañan; y los votos singulares de
los magistrados Landa Arroyo y Eto Cruz, que también se agregan.
ASUNTO
Demanda de inconstitucionalidad interpuesta por el Decano del Consejo Departamental de
Lima del Colegio de Ingenieros del Perú y más de 5,000 ciudadanos contra los Decretos
Legislativos Nºs 1027, 1047 y 1084, publicados en el diario oficial El Peruano el 22, 26 y
28 de junio de 2008, respectivamente.
(…)
FUNDAMENTOS
1. §. Delimitación del petitorio y de la controversia constitucional
1. La presente demanda tiene por objeto que se declare inconstitucional:
a. El Decreto Legislativo Nº 1027, que modificó los artículos 9 y 44 de la Ley General de
Pesca.
b. El Decreto Legislativo Nº 1047, que aprobó la Ley de Organización y Funciones del Mi-
nisterio de la Producción.
c. El Decreto Legislativo Nº 1084, que aprobó la Ley sobre límites máximos de captura
por embarcación.
2. Como ha quedado reseñado en los antecedentes, los demandantes, por similares argu-
mentos, consideran que los Decretos Legislativos Nºs 1027, 1047 y 1084 son inconstitu-
cionales porque contravienen formalmente la Constitución. Asimismo, por diferentes ra-
zones, consideran que los Decretos Legislativos Nºs 1027 y 1084 son inconstitucionales
porque también infringen por el fondo la Constitución.
3. Teniendo presente ello, este Tribunal estima que, en primer término, debe analizarse la
supuesta inconstitucionalidad formal de los Decretos Legislativos Nºs 1027, 1047 y 1084
y, en segundo término, la supuesta inconstitucionalidad material de los Decretos Legisla-
tivos Nº 1027 y 1084. A su vez, cuando se analice la alegada infracción formal de los De-
cretos Legislativos Nºs 1027, 1047 y 1084, se evaluará, en primer lugar, la constitucionali-
dad del Decreto Legislativo Nº 1047, debido a que los alegatos de inconstitucionalidad de
los Decretos Legislativos Nºs 1027 y 1084 son los mismos.
Previamente, para resolver los alegatos de inconstitucionalidad formulados se precisa-
rá cuáles han sido los alcances de la ley autoritativa o, en otros términos, qué materias

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

específicas el Congreso de la República delegó a favor del Poder Ejecutivo, porque uno de
los alegatos de inconstitucionalidad formal que se aduce, es que los tres decretos legislati-
vos mencionados son producto del exceso de las facultades legislativas delegadas.
4. Asimismo, debe precisarse que conforme a lo expuesto en la sentencia recaída en el Exp.
Nº 00042-2004-AI/TC, los Decretos Legislativos Nºs 1027, 1047 y 1084 serán sometidos
a los siguientes controles:
a. Control de contenido, a fin de verificar su compatibilidad con las expresas disposicio-
nes de la ley autoritativa, asumiendo que existe una presunción iuris tantum de constitu-
cionalidad de dichos decretos;
b. Control de apreciación, para examinar si los alcances o la intensidad del desarrollo
normativo del decreto legislativo no rebasan los parámetros de la dirección política –tribu-
taria– que asume el Congreso de la República en materia legislativa; y
c. Control de evidencia, para verificar si los decretos legislativos no son violatorios de la
Constitución por el fondo o por la forma, y si son compatibles o no guardan conformidad
con ella.
2. §. Delegación de facultades legislativas: Ley Nº 29157
5. El Congreso de la República actuando de conformidad con el artículo 104 de la Cons-
titución, mediante la Ley Nº 29157 delegó al Poder Ejecutivo la facultad de legislar so-
bre diversas materias para facilitar la implementación del Acuerdo de Promoción Comer-
cial Perú - Estados Unidos (en adelante, el TLC) y el apoyo a la competitividad económica
para su aprovechamiento.
Anótese que las facultades legislativas se delegaron al Poder Ejecutivo con la finalidad de
que: a) se facilite la implementación del TLC; y b) se apoye la competitividad económica
para el aprovechamiento del TLC.
6. En el artículo 2.1 de la Ley Nº 29157 se estableció como materias específicas a dele-
gar las siguientes:
a. La facilitación del comercio.
b. La mejora del marco regulatorio, fortalecimiento institucional y simplificación adminis-
trativa, y modernización del Estado.
c. La mejora de la administración de justicia en materia comercial y contencioso adminis-
trativa; para lo cual se solicitará opinión al Poder Judicial.
d. La promoción de la inversión privada.
e. El impulso a la innovación tecnológica, la mejora de la calidad y el desarrollo de
capacidades.
f. La promoción del empleo y de las micro, pequeñas y medianas empresas.
g. El fortalecimiento institucional de la gestión ambiental.
h. Mejora de la competitividad de la producción agropecuaria.
Debe precisarse que el artículo 2.2 de la Ley Nº 29157 establece expresamente que el “con-
tenido de los decretos legislativos se sujetará estrictamente a los compromisos del Acuer-
do de Promoción Comercial Perú - Estados Unidos y de su Protocolo de Enmienda, y a las
medidas necesarias para mejorar la competitividad económica para su aprovechamiento”.

483
Joel Rosas Alcántara

7. Pues bien, teniendo presente las materias específicas que fueron delegadas y cuáles fue-
ron las finalidades de la delegación de facultades legislativas, este Tribunal ha de iniciar el
control de constitucionalidad de los Decretos Legislativos Nºs 1027, 1047 y 1084.
3. §. Inconstitucionalidad formal del Decreto Legislativo Nº 1047
8. Mediante el Decreto Legislativo Nº 1047 se aprobó la Ley de Organización y Funciones
del Ministerio de la Producción, que conforme a su artículo 1, tiene por finalidad determi-
nar y regular el ámbito de sus competencias, sus funciones y su estructura orgánica básica.
9. A decir de los demandantes, el Decreto Legislativo Nº 1047 contraviene por la forma la
Constitución debido a que su emisión excede las facultades legislativas delegadas, porque,
a su juicio, la ley autoritativa no ha autorizado al Poder Ejecutivo a expedir norma alguna
que establezca la organización y funciones de algún Ministerio, y porque, conforme a la
Primera Disposición Transitoria de la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo Nº 29158, las le-
yes de organización y funciones de los Ministerios son tramitadas y aprobadas median-
te leyes ordinarias ante el Congreso de la República y no mediante decretos legislativos.
10. En cuanto al exceso de las facultades legislativas delegadas, este Tribunal considera
que dicho exceso no se ha producido con la emisión del Decreto Legislativo Nº 1047, de-
bido a que la regulación contenida en este es compatible con las materias específicas que
fueron delegadas mediante la Ley Nº 29158, toda vez que entre ellas se encuentran el for-
talecimiento institucional y la modernización del Estado (artículo 2.1, inciso b).
Teniendo presente las materias delegadas aludidas, este Tribunal estima que una de las for-
mas que el Poder Ejecutivo podía haber adoptado para modernizar y fortalecer institucio-
nalmente el Estado era, justamente, la emisión de decretos legislativos que tengan por ob-
jeto regular la organización y funcionamiento de los Ministerios, como ha sucedido con el
Decreto Legislativo Nº 1047, que aprobó la Ley de Organización y Funciones del Minis-
terio de la Producción.
11. Además, debe tenerse presente que las medidas legislativas adoptadas por el Poder Eje-
cutivo a fin de modernizar y fortalecer institucionalmente el Estado para que sean compati-
bles con la Ley Nº 29158, debían tener como objetivo que: a) se facilite la implementación
del TLC; y b) se apoye la competitividad económica para el aprovechamiento del TLC.
En este contexto, resulta válido concluir que la regulación contenida en la Ley de Organi-
zación y Funciones del Ministerio de la Producción aprobada por el Decreto Legislativo
Nº 1047, tiene por finalidad facilitar la implementación del TLC y apoyar la competitivi-
dad económica para su aprovechamiento.
Por estas razones, este Tribunal estima que el Decreto Legislativo Nº 1047 es conforme
con la Constitución, en la medida que regula una materia que fue objeto de delegación me-
diante la Ley Nº 29158.
12. Con relación a la inconstitucionalidad formal que se plantea contra el Decreto Le-
gislativo Nº 1047, porque habría contravenido la Primera Disposición Transitoria de la
Ley Orgánica del Poder Ejecutivo Nº 29158, debe tenerse presente que su texto señala lo
siguiente:
“Con arreglo a la presente Ley el Poder Ejecutivo, a partir de la vigencia de la pre-
sente ley, en un plazo de 4 meses, remitirá al Congreso de la República las propuestas
de Leyes de organización y funciones de los Ministerios que tienen a su cargo única-
mente competencias exclusivas, y en el plazo de 6 meses las correspondientes a los
Ministerios que tienen a su cargo competencias exclusivas y compartidas”.

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13. Al respecto debe tenerse en cuenta que en la sentencia recaída en el Exp. Nº 00022-
2004-AI/TC, este Tribunal señaló que la regulación particular de los órganos que compren-
den al Poder Ejecutivo, como por ejemplo los Ministerios, será a través de leyes de orga-
nización y funciones, que tienen el carácter de leyes ordinarias, de acuerdo al artículo 121
de la Constitución.
14. Teniendo presente ello, este Tribunal considera que de la interpretación literal del ar-
tículo 121 de la Constitución y de la Primera Disposición Transitoria de la Ley Orgánica
del Poder Ejecutivo Nº 29158, no puede concluirse que tales dispositivos determinen que
la organización y funciones de los Ministerios sea una materia exclusivamente reservada a
la ley ordinaria, como lo plantean los demandantes.
Por dicha razón, también debe considerarse que el Decreto Legislativo Nº 1047 es confor-
me con la Constitución, por cuanto no ha regulado una materia reservada a ley ordinaria.
4. §. Inconstitucionalidad formal de los Decretos Legislativos Nºs 1027 y 1084
15. Como se ha expuesto con más detalle en los antecedentes, los demandantes consideran
que los Decretos Legislativos Nºs 1027 y 1084 son formalmente inconstitucionales porque
contravienen el artículo 66 de la Constitución, pues a su juicio, la materia regulada en ellos
se encuentra reservada a ley orgánica.
16. Teniendo presente el alegato de inconstitucionalidad referido, debe señalarse que, en
efecto, el artículo 66 de la Constitución reserva a la ley orgánica la fijación de las condi-
ciones de utilización y otorgamiento a particulares de los recursos naturales, renovables o
no renovables.
Asimismo, debe recordarse que en la sentencia recaída en el Exp. Nº 00048-2004-AI/TC
este Tribunal precisó que la determinación de las materias sujetas a reserva de ley orgáni-
ca conforme al artículo 66 de la Constitución, se ha efectuado en la Ley Orgánica para el
Aprovechamiento Sostenible de los Recursos Naturales Nº 26821.
Por dicha razón, en la sentencia de inconstitucionalidad referida se concluyó que los de-
rechos para el aprovechamiento de los recursos naturales se otorgan a los particulares me-
diante las modalidades que establecen las leyes especiales para cada recurso natural, se-
gún lo determina el artículo 19 de la Ley Orgánica para el Aprovechamiento Sostenible de
los Recursos Naturales N° 26281. Ello debido a que leyes orgánicas tienen naturaleza ex-
cepcional y su contenido es eminentemente restringido.
17. Partiendo de tales premisas, puede concluirse que los Decretos Legislativos Nºs 1027
y 1084 no contravienen el artículo 66 de la Constitución, pues la reserva de ley orgánica
que prevé dicho artículo se encuentra contenida y materializada en la Ley Orgánica para el
Aprovechamiento Sostenible de los Recursos Naturales Nº 26821.
18. De otra parte, los demandantes señalan que los Decreto Legislativos Nºs 1027 y 1084
son también formalmente inconstitucionales porque la regulación contenida en ellos exce-
de las materias específicas delegadas al Poder Ejecutivo mediante la Ley Nº 29157.
19. En lo que respecta al Decreto Legislativo Nº 1027, que modificó los artículos 9 y 44 de
la Ley General de Pesca, este Tribunal considera que la materia regulada en ellos es com-
patible con las materias que fueron objeto de delegación mediante la Ley Nº 29157, es-
pecíficamente en lo que respecta al mejoramiento del marco regulatorio (artículo 2.1, in-
ciso b).
Ello en razón a que la modificación de los artículos 9 y 44 de la Ley General de Pes-
ca, efectuada por el Decreto Legislativo Nº 1027, tiene por finalidad mejorar el marco

485
Joel Rosas Alcántara

regulatorio del sector pesquero. Por dicha razón, este Tribunal estima que el Decreto Le-
gislativo Nº 1027 es constitucional.
20. Con relación al Decreto Legislativo Nº 1084, que aprobó la Ley sobre límites máxi-
mos de captura por embarcación, debe señalarse que la regulación contenida en él también
es compatible con una de las materias específicas que fueron delegadas por el inciso b) del
artículo 2.1 de la Ley Nº 29157, como es la mejora del marco regulatorio del sector pes-
quero en lo que respecta a los recursos de anchoveta y anchoveta blanca.
21. Por dicha razón, este Tribunal concluye que el Decreto Legislativo Nº 1084 no contra-
viene por la forma la Constitución. Asimismo, debe subrayarse que el Decreto Legislativo
Nº 1084 es formalmente constitucional debido a que ha sido dictado de conformidad con
el artículo 2.2 de la Ley Nº 29157, cuyo texto señala:
“El contenido de los decretos legislativos se sujetará estrictamente a los compro-
misos del Acuerdo de Promoción Comercial Perú - Estados Unidos y de su Pro-
tocolo de Enmienda, y a las medidas necesarias para mejorar la competitividad eco-
nómica para su aprovechamiento, sin perjuicio de la observación de las disposiciones
constitucionales y legales que, sobre delegación de facultades legislativas, se citan en
el artículo 1” (el resaltado es nuestro).
22. Para concluir que el Decreto Legislativo Nº 1084 ha sido dictado de conformi-
dad con el artículo 2.2 de la Ley Nº 29157, este Tribunal ha tenido en cuenta que en
el artículo 18.1 del TLC se acordó que cada Parte (Perú y Estados Unidos) procura-
rían asegurar que sus leyes y políticas proporcionen y estimulen altos niveles de pro-
tección ambiental y se esfuercen por seguir mejorando sus respectivos niveles de pro-
tección ambiental. Y que en el párrafo 2 de su artículo 18.2 se precisó que las Partes
reconocen que es inapropiado promover el comercio o la inversión mediante el debili-
tamiento o reducción de las protecciones contempladas en sus respectivas legislacio-
nes ambientales.
23. En este contexto, resulta oportuno destacar que en los considerandos décimo tercero
a vigésimo del Decreto Legislativo Nº 1084 se expone que los motivos para emitir la re-
gulación contenida en él son, además del mejoramiento de la regulación del sector pes-
quero en lo que respecta a los recursos de anchoveta y anchoveta blanca, el mejor ma-
nejo ambiental de la actividad pesquera y el apoyo a la competitividad económica para
el aprovechamiento del TLC.
Por dichas razones, este Tribunal considera que el Decreto Legislativo Nº 1084 es confor-
me con las materias específicas delegadas mediante la Ley Nº 29157, de modo que no con-
traviene, por la forma, la Constitución.
5. §. Exp. N° 00026-2008-PI/TC: Inconstitucionalidad material de los Decretos Legis-
lativos Nºs 1027 y 1084
24. El Colegio considera que los Decretos Legislativos Nºs 1027 y 1084 también son in-
constitucionales porque contravienen el derecho a la libertad de trabajo. A decir, del Co-
legio los decretos legislativos mencionados contravendrían por el fondo la Constitución,
porque son formalmente inconstitucionales.
25. Teniendo presente dicho alegato, este Tribunal considera que este extremo de la de-
manda resulta desestimable en la medida que se ha concluido que los Decretos Legis-
lativos Nºs 1027 y 1084 son constitucionales, es decir, que no infringen por la forma la
Constitución.

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

Ello porque el único argumento de inconstitucionalidad material planteado por el Cole-


gio se encuentra subordinado a la eventual declaración formal de inconstitucionalidad de
los Decretos Legislativos Nºs 1027 y 1084 que, como se ha señalado, ha sido desestimada.
6. §. Exp. N° 00028-2008-PI/TC: Inconstitucionalidad material del Decreto Legisla-
tivo Nº 1084
26. Los demandantes, de manera genérica, aducen que el Decreto Legislativo Nº 1084
es inconstitucional porque contraviene el principio de libre competencia al establecer un
límite máximo de captura por embarcación y de cuotas individuales de pesca.
A su entender, el Poder Ejecutivo mediante este decreto legislativo se atribuye inconstitu-
cionalmente la potestad de decidir cuánta anchoveta debe capturar individualmente cada
embarcación, cuál debe ser el volumen de la flota destinada por los armadores a la pesca
de anchoveta y cómo deben invertirse los recursos en el sector, interfiriendo de este modo
en aspectos que deben ser resueltos por el mercado y la libre competencia.
27. Al respecto, debe mencionarse que mediante el Decreto Legislativo Nº 1084 se apro-
bó la Ley sobre límites máximos de captura por embarcación, que tiene por objetivo esta-
blecer un régimen jurídico para la captura y extracción de los recursos de anchoveta y an-
choveta blanca destinada al consumo humano indirecto.
Conforme a los artículos 2 y 3 del Decreto Legislativo Nº 1084, el régimen de captura y
extracción está compuesto por dos límites máximos, a saber:
a. Límite Máximo Total de Captura Permisible, que es fijado por el Ministerio de la Pro-
ducción para cada temporada de pesca sobre la base del informe científico de la biomasa
de dicho recurso preparado por el Instituto del Mar del Perú.
b. Límite Máximo de Captura por Embarcación, que se determina multiplicando el índi-
ce o alícuota atribuido a cada embarcación por el Límite Máximo Total de Captura Permi-
sible de anchoveta para el consumo humano indirecto determinado para la temporada de
pesca correspondiente.
28. Pues bien, teniendo presente que el Decreto Legislativo Nº 1084 establece el régimen
jurídico aplicable a la captura y extracción de los recursos de anchoveta y anchoveta blan-
ca, este Tribunal considera necesario recordar su jurisprudencia pertinente sobre los re-
cursos naturales y las obligaciones que estos imponen al Estado, para luego determinar si,
efectivamente, los límites de captura impuestos por el Decreto Legislativo Nº 1084 contra-
vienen el principio de la libre competencia reconocido en el artículo 61 de la Constitución.
6.1. §. Recursos naturales y límites de captura
29. El artículo 66 de la Constitución prescribe que los recursos naturales, in totum, son pa-
trimonio de la Nación. Ello implica que su explotación no puede ser separada del interés
nacional, por ser una universalidad patrimonial reconocida para los peruanos de todas las
generaciones. Los beneficios derivados de su utilización deben alcanzar ala Nación en su
conjunto; por ende, se proscribe su exclusivo y particular goce.
A partir de ello este Tribunal, en la sentencia recaída en el Exp. Nº 00048-2004-AI/TC, se-
ñaló que los recursos naturales –como expresión de la heredad nacional– reposan jurídica-
mente en el dominio del Estado, quien tiene la capacidad para legislar, administrar y resol-
ver las controversias que se susciten en torno a su mejor aprovechamiento.
Asimismo, en la sentencia de inconstitucionalidad referida este Tribunal precisó que una
manifestación concreta del derecho de toda persona a disfrutar de un entorno ambiental

487
Joel Rosas Alcántara

idóneo para el desarrollo de su existencia es el reconocimiento de que los recursos natura-


les –especialmente los no renovables–, en tanto patrimonio de la Nación, deben ser obje-
to de un aprovechamiento razonable y sostenible, y los beneficios resultantes de tal apro-
vechamiento deben ser a favor de la colectividad en general, correspondiendo al Estado el
deber de promover las políticas adecuadas a tal efecto.
30. En este contexto, el Estado ejercerá la defensa del bien común y del interés público,
la explotación y el uso racional y sostenible de los recursos naturales que como ta-
les pertenecen a la Nación, y emprenderá las acciones orientadas a propiciar la equi-
dad social.
El Estado, impulsado por tal imperativo, tiene la obligación de acentuar la búsque-
da del equilibrio entre la libertad económica, la eficiencia económica, la equidad so-
cial y las condiciones dignas de vida material y espiritual para las actuales y venideras
generaciones.
31. A tenor de lo expuesto, este Tribunal estima que el Límite Máximo Total de Captu-
ra Permisible y el Límite Máximo de Captura por Embarcación, previstos en el Decreto
Legislativo Nº 1084, constituyen medidas adecuadas para tutelar el aprovechamiento ra-
zonable y sostenible de los recursos de anchoveta y anchoveta blanca, pues las activida-
des de captura y extracción de este recurso natural deben sujetarse a límites razonables y
objetivos.
32. De otra parte, este Tribunal considera que los límites máximos de captura menciona-
dos no infringen la libre competencia reconocida en el artículo 61 de la Constitución, por
las siguientes razones:
a. La libre competencia no impide la intervención del Estado en la economía, cuando este
mediante la regulación económica pretende recrear las condiciones del mercado, la pres-
tación eficiente y continua de los servicios públicos, la protección de los derechos e inte-
reses de los consumidores y usuarios, y los fines que le son propios al Estado social de de-
recho, toda vez que la libre competencia no significa ausencia de regulación ni puede ser
entendida como competencia sin reglas o desbocada.
En dicho contexto, este Tribunal estima que los límites máximos de captura estableci-
dos por el Decreto Legislativo Nº 1084 también buscan tutelar el derecho de toda perso-
na a disfrutar de un entorno ambiental idóneo para el desarrollo de su existencia, pues se
orientan a garantizar la adecuada captura y extracción del recurso de anchoveta y ancho-
veta blanca.
b. Los límites máximos de captura establecidos por el Decreto Legislativo Nº 1084 no
constituyen barreras de entrada ni suponen prácticas restrictivas que dificulten el ejerci-
cio de una actividad económica lícita, como es la captura y extracción del recurso de an-
choveta y anchoveta blanca, por lo que no puede asumirse que atentan contra la libre
competencia.
En sentido similar, debe destacarse que los límites máximos de captura tampoco estable-
cen un monopolio legal para que puedan ser calificados como inconstitucionales por in-
fringir la libre competencia.
c. Desde el punto de vista de los consumidores, que son quienes se benefician de un régi-
men competitivo y eficiente, debe señalarse que los límites máximos de captura previstos
en el Decreto Legislativo Nº 1084 no prohíben la posibilidad de que estos puedan elegir li-
bremente entre varios proveedores.

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

Por estas razones, este Tribunal considera que los límites máximos de captura regulados en
el Capítulo I del Decreto Legislativo Nº 1084 no infringen la libre competencia reconoci-
da en el artículo 61 de la Constitución.
6.2. §. Cuotas individuales de pesca y libertad de empresa
33. Los demandantes aducen que el establecimiento de cuotas individuales de pesca pre-
visto en el Decreto Legislativo Nº 1084 también contraviene el derecho a la libertad de
empresa en su dimensión de libertad de competencia reconocida en el artículo 59 de la
Constitución, por cuanto suprime la facultad de efectuar el desarrollo de una unidad de
producción de bienes, toda vez que impide desarrollar libremente la actividad de pesca de
la anchoveta.
34. A fin de resolver el alegato planteado, resulta oportuno recordar que este Tribunal, en
la sentencia recaída en el EXP. N° 03330-2004-AA/TC, ha precisado que el contenido del
derecho a la libertad de empresa está compuesto por cuatro tipos de libertades, entre las
que se encuentra la libertad de competencia.
La libertad de competencia se presenta cuando un conjunto de agentes económicos (perso-
nas naturales o jurídicas), en igualdad de condiciones, ponen sus recursos en el acceso o
mantenimiento a un determinado mercado de bienes y servicios, es decir, que supone la
ausencia de obstáculos entre una pluralidad de agentes económicos en el ejercicio de una
actividad económica lícita.
35. Así las cosas, este Tribunal considera que la cuota individual de pesca prevista en el
Decreto Legislativo Nº 1084 no infringe el derecho a la libertad de empresa en su dimen-
sión de libertad de competencia, pues, en principio, dicha regulación no es sustitutiva del
mercado de la industria pesquera, sino complementaria y tuitiva de él, ya que tiene por fi-
nalidad que la captura y la extracción del recurso de anchoveta y anchoveta blanca se rea-
lice en forma eficiente, sin dañar el medio ambiente ni depredar dicho recurso natural.
36. En este sentido, resulta oportuno recordar que el Estado, al regular la actividad econó-
mica, cuenta con facultades para establecer límites o restricciones a fin de proteger la sa-
lubridad, la seguridad, el medio ambiente, el patrimonio cultural de la Nación, o por razo-
nes de interés general o bien común.
En este contexto se enmarcan los límites máximos de captura por embarcación estableci-
dos por el Decreto Legislativo Nº 1084, toda vez que tienen por finalidad tutelar el medio
ambiente de la industria pesquera, así como mejorar las prácticas de protección de este.
37. Por estas razones, este Tribunal considera que las cuotas individuales de pesca intro-
ducidas por el Decreto Legislativo Nº 1084 son conformes con la Constitución, por cuan-
to el derecho a la libertad de empresa es un derecho que se encuentra limitado, entre otras
cosas, por la promoción y protección el medio ambiente, razón por la cual no resulta ra-
zonable que los agentes económicos que se dediquen al mercado de la industria pesque-
ra tengan la posibilidad de capturar y extraer sin limitación alguna el recurso de anchove-
ta y anchoveta blanca, pues ello podría generar la depredación de dicho recurso natural y
la afectación del ecosistema.
6.3. §. Límite máximo de captura por embarcación y derecho a no ser discriminado
38. Los demandantes consideran que la fórmula empleada por el Decreto Legislativo
Nº 1084 para determinar el límite máximo de captura por embarcación y la cuota indivi-
dual de pesca contraviene el derecho a no ser discriminado, reconocido en el inciso 2) del
artículo 2 de la Constitución.

489
Joel Rosas Alcántara

Expresan que la fórmula de cálculo tiene como efecto la consolidación de la posición de


dominio y privilegio que ostenta un pequeño grupo de siete grandes empresas impidiendo,
a su vez, el crecimiento de las medianas y pequeñas empresas con flota de acero o madera,
ya que las empresas con mayor capacidad total de bodega quedarán autorizadas para cap-
turar una mayor cantidad de anchoveta, a despecho de las medianas y pequeñas empresas
con flota de acero o madera.
39. Al respecto, que la norma impugnada es el inciso 1) del artículo 5 del Decreto Legis-
lativo Nº 1084, que señala que el cálculo del porcentaje máximo de captura por embarca-
ción se obtiene de la suma de los siguientes componentes:
a. 60 % del índice de participación de la embarcación en las capturas del recurso, el cual
corresponde al del año de mayor participación porcentual de dicha embarcación en la cap-
tura total anual registrada por el Ministerio para cada año, dentro del periodo comprendi-
do entre el año 2004 y la fecha de entrada en vigencia de la Ley.
b. 40 % del índice de participación de capacidad de bodega de la embarcación, que resul-
ta de dividir la capacidad autorizada en el correspondiente permiso de pesca para la ex-
tracción de anchoveta y anchoveta blanca, entre el total de la capacidad autorizada por el
Ministerio para la captura de anchoveta y anchoveta blanca destinada al consumo huma-
no indirecto.
40. Anotado ello, este Tribunal debe recordar que el principio-derecho de igualdad recono-
cido en el inciso 2) del artículo 2 de la Constitución, cuando señala que toda persona tiene
derecho “a la igualdad ante la ley” hace referencia a que hay que tratar igual a los iguales
y desigual a los desiguales, es decir, que no prohíbe ni impide que el legislador contem-
ple la conveniencia de diferenciar situaciones distintas y de darles un tratamiento diferen-
te, por cuanto el principio-derecho de igualdad solo le impone al legislador la obligación
de no establecer distinciones artificiosas o arbitrarias entre situaciones de hecho cuyas di-
ferencias reales no existen.
En buena cuenta, el principio-derecho de igualdad no impone al legislador que todos los
destinatarios de las normas, tengan los mismos derechos y las mismas obligaciones, facul-
tades o competencias. Dicho de otro modo, no impide que en situaciones distintas el legis-
lador prevea diferentes consecuencias jurídicas.
41. Anotado esto, conviene precisar que lo que prohíbe el principio-derecho de igualdad
es la discriminación en la ley o en la aplicación de ella, esto es, la diferenciación de trata-
miento cuando no guarde una adecuada proporción con las circunstancias de hecho y la fi-
nalidad que la justifica.
Por ello, se produce una situación de discriminación cuando una distinción de trato carece
de una justificación objetiva y razonable, es decir, cuando no existe una relación razonable
de proporcionalidad entre los medios empleados y la finalidad perseguida.
42. Teniendo presente ello, este Tribunal considera que la fórmula de cálculo del porcen-
taje máximo de captura por embarcación prevista en el artículo 5 del Decreto Legislativo
Nº 1084 no contraviene el principio-derecho a la igualdad reconocido en el inciso 2) del
artículo 2 de la Constitución, pues desde el punto de vista de la norma todas las embarca-
ciones son iguales para determinar el límite máximo de captura por embarcación, es decir,
que no existe un tratamiento legal desigual entre las embarcaciones.
De ahí que no resulte razonable el argumento de los demandantes consistente en que la
fórmula de cálculo del porcentaje máximo de captura por embarcación tenga por finalidad
privilegiar a siete grandes empresas, pues, en principio, los decretos legislativos, al igual

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

que las leyes, gozan de las características de generalidad y abstracción, por lo que no se
advierte que la pauta genérica que la norma establece incurra en discriminaciones taxati-
vas o supuestas.
43. Con relación a que las medianas y pequeñas empresas con flotas de acero y madera es-
tarían siendo discriminadas por la fórmula de cálculo del porcentaje máximo de captura,
debe señalarse que dicho alegato carece de asidero, pues si bien la capacidad de bodega de
la embarcación es un factor para calcular el límite máximo de captura por embarcación, di-
cho dato fáctico no es determinante ni concluyente para establecer que dichas embarcacio-
nes están siendo tratadas de una manera desigual, pues, como se ha señalado, la fórmula
de cálculo de los límites de captura es de aplicación general para todas las embarcaciones.
En conclusión, como la fórmula de cálculo del porcentaje máximo de captura no otorga
realmente un trato diferente a personas colocadas en la misma situación de hecho, este Tri-
bunal considera que el artículo 5 del Decreto Legislativo Nº 1084 es conforme al princi-
pio-derecho de igualdad.
6.4. §. Programas de Incentivos a la Reconversión Laboral y Promoción de Mypes
44. Los demandantes alegan que los Programas de Incentivos a la Reconversión Laboral y
Promoción de Mypes previstos en los artículos 11 a 26 del Decreto Legislativo Nº 1084
vulneran diversos derechos fundamentales de los trabajadores y de los armadores.
§. Derecho a la libertad de trabajo
45. Sostienen los demandantes que los Programas de Beneficios regulados por el Decre-
to Legislativo Nº 1084 contravienen los derechos a la libertad de trabajo y al trabajo, por
cuanto, para acogerse a ellos, el trabajador debe haber abandonado la actividad pesquera,
ya sea mediante una renuncia voluntaria o a través de la jubilación adelantada, lo cual, a su
entender, constituye una inducción al cese indirecto que promueve el desempleo.
46. Al respecto, debe precisarse que la disposición impugnada con el alegato referido es el
inciso d) del artículo 15.2 del Decreto Legislativo Nº 1084, cuyo texto señala lo siguiente:
“(...)
2. Para tener acceso a los Programas de Beneficios a que se refiere la presente Ley se
requiere cumplir con las siguientes condiciones:
(...)
d) Haber renunciado voluntariamente a su trabajo durante los dos (2) primeros años
calendarios siguientes a la finalización de la campaña de difusión para una decisión
informada a que se refiere el artículo 17 de la presente Ley o haberse acogido a la Ju-
bilación Adelantada establecida en el artículo 18”.
47. Para resolver la infracción alegada debe comenzarse recordando que la libertad de tra-
bajo constituye un derecho constitucional reconocido por el artículo 2, inciso 15) dela
Constitución, cuyo contenido o ámbito de protección comprende el derecho de todo traba-
jador a seguir su vocación y a dedicarse a la actividad que mejor responda a sus expectati-
vas, a la libre elección del trabajo, a la libertad para aceptar, o no, un trabajo, y a la liber-
tad para cambiar o renunciar de empleo.
En buena cuenta, el derecho a la libertad de trabajo posee una doble dimensión. Una posi-
tiva, que garantiza a las personas la libertad de escoger la actividad a la cual desea dedicar-
se y con la cual pretende garantizar su sustento; y otra negativa, que consiste en la garantía

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Joel Rosas Alcántara

de no ser obligado a ejercer una profesión o un oficio específicos, así como la posibilidad
de retirarse de una actividad o de cambiar la forma en que se realiza.
48. Sobre la base de ello, debe precisarse que los programas de incentivos previstos en el
Decreto Legislativo Nº 1084, por sí solos, no son susceptibles de conculcar algún dere-
cho fundamental, por cuanto el acceso a los beneficios de los programas de incentivos es
voluntario y no obligatorio o coaccionado, es decir, quien quiere puede acogerse a ellos y
quien no quiere no está obligado a hacerlo.
En efecto, la decisión del trabajador es libre y ha de provenir de un examen de las venta-
jas y desventajas implícitas en la aceptación de los beneficios ofrecidos por los programas
de incentivos, razón por la cual no puede considerarse que el plazo de dos años afecte el
derecho a la libertad de trabajo, pues durante dicho periodo de tiempo el trabajador eva-
luará las ventajas y desventajas que ofrecen los beneficios de los programas de incentivos
para tomar una decisión.
49. Por lo tanto, este Tribunal considera que el inciso d) del artículo 15.2 del Decreto
Legislativo Nº 1084 es conforme con el inciso 15) del el artículo 2 de la Constitución,
pues el trabajador mantiene la libertad de adoptar la decisión de continuar trabajando o de
renunciar.
§. Derecho a la libertad de contratar
50. De otra parte, refieren que el inciso 3) del artículo 15 del Decreto Legislativo Nº 1084
vulnera el derecho a la libertad de contratar, pues prohíbe, por el plazo de cinco años, la
contratación de aquellos tripulantes que cancelaron su libreta de embarco por haberse aco-
gido al Programa de Reconversión Laboral. Asimismo, enfatizan que la imposibilidad de
contratar por cinco años limita irrazonablemente el derecho a la libertad de contratar.
51. Al respecto, debe tenerse presente el tenor literal del inciso 3) del artículo 15 del De-
creto Legislativo Nº 1084, que señala lo siguiente:
“3. El tripulante que se acoge a los beneficios debe acreditar la cancelación de su li-
breta de embarco. La autoridad Marítima no podrá otorgar una nueva libreta de em-
barco a favor de dicho tripulante para actividades pesqueras en embarcaciones que
tengan permisos para realizar actividades extractivas de los recursos de anchoveta y
anchoveta blanca (engraulis ringens y anchoa nasus) durante un plazo de cinco (5)
años computados desde la fecha de la cancelación”.
52. Sobre el derecho a la libre contratación reconocido en los artículos 2, inciso 14), y 62
de la Constitución, este Tribunal ha destacado que este derecho tiene su fundamento en el
principio de autonomía de la voluntad, el que, a su vez, tiene un doble contenido:
a. Libertad de contratar, también llamada libertad de conclusión, que es la facultad de de-
cidir cómo, cuándo y con quién se contrata; y
b. Libertad contractual, también conocida como libertad de configuración interna, que
es la facultad para decidir, de común acuerdo, el contenido del contrato.
53. Después de analizar el tenor literal de la disposición impugnada y el contenido del de-
recho a la libertad de contratar, este Tribunal estima que la prohibición de otorgamiento
de una nueva libreta de embarco durante el plazo de cinco años para los trabajadores que
deciden acogerse a los beneficios de los programas de incentivos establecidos por el De-
creto Legislativo Nº 1084, no constituye una medida irrazonable que restrinja el derecho
a libertad de contratar, pues dicha prohibición es de naturaleza temporal y no permanente.

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Asimismo, este Tribunal considera que la prohibición contenida en el inciso 3) del artículo
15 del Decreto Legislativo Nº 1084 es una medida razonable que no restringe el derecho a
la libertad de contratar, por cuanto el trabajador que decide acogerse libremente a los be-
neficios de los programas de incentivos no solo puede asumir lasventajas que estos le ofre-
cen, sino también las desventajas implícitas en la aceptación del beneficio elegido.
Por dichas razones, este Tribunal concluye que el inciso 3) del artículo 15 del Decreto Le-
gislativo Nº 1084 es conforme con el derecho a la libertad de contratar reconocido en los
artículos 2, inciso 14), y 62 de la Constitución.
§. Responsabilidades del Estado frente al trabajo
54. En su demanda, los demandantes aducen que los programas de incentivos vulneran el
deber estatal de brindar atención prioritaria al trabajo en sus diversas modalidades y de fo-
mentar el empleo productivo, por cuanto, a su juicio, el Decreto Legislativo Nº 1084 tiene
como propósito la reducción del empleo en el mercado de la pesca de anchoveta.
55. Sobre los deberes del Estado con relación al trabajo, resulta pertinente recordar que
este Tribunal, en la sentencia recaída en el Exp. Nº 00008-2005-PI/TC, señaló que de con-
formidad con lo que dispone el artículo 23 de la Constitución, el Estado asume las siguien-
tes responsabilidades con relación al trabajo:
- Promover condiciones para el progreso social y económico. Para tal efecto, tiene la obli-
gación de establecer políticas de fomento del empleo productivo y de educación para el
trabajo.
- Asegurar que ninguna relación laboral limite el ejercicio de los derechos constituciona-
les ni desconozca o rebaje la dignidad del trabajador.
- Asegurar que a ningún trabajador se le obligue a prestar servicios sin retribución compen-
satoria o sin su libre consentimiento.
- Proteger especialmente la actividad laboral de la madre, el menor de edad y el impedido.
56. Como complemento de ello, puede afirmarse que el deber estatal de brindar atención
prioritaria al trabajo en sus diversas modalidades no incluye la obligación de que el Estado
provea efectivamente de fuentes de trabajo a todas las personas, como tampoco la obliga-
ción de mantener a los trabajadores en determinados cargos o puestos de trabajo por tiem-
po indefinido. Por el contrario, el deber estatal sí conlleva la prohibición de que el Estado
establezca restricciones arbitrarias e irrazonables para obtener un medio de sustento.
57. En este contexto, este Tribunal considera que los beneficios de los programas de incen-
tivos establecidos mediante el Decreto Legislativo Nº 1084 no infringen los deberes es-
tatales de brindar atención prioritaria al trabajo en sus diversas modalidades y de fomen-
tar el empleo productivo; y, por el contrario, ellos mismos tienen por finalidad fomentar
el trabajo.
Así se tiene que el Programa de Incentivos a la Reconversión Laboral regulado por el ar-
tículo 18.1 del Decreto Legislativo Nº 1084 tiene como objetivo favorecer la reinserción
de los trabajadores hacia otras actividades dependientes, razón por la cual incluye, entre
otros beneficios, el de la capacitación en carreras técnicas para facilitar la reinserción en
otros sectores productivos.
En sentido similar, el Programa de Desarrollo y Promoción de Mypes regulado por el
artículo 18.2 del Decreto Legislativo Nº 1084 tiene como objetivo favorecer el inicio
de micro y pequeñas empresas, razón por la que incluye, entre otros beneficios, el de la

493
Joel Rosas Alcántara

capacitación en carreras técnicas vinculadas a la gestión de negocios que les permita ini-
ciar o desarrollar una micro o pequeña empresa.
58. Teniendo presente ello, este Tribunal considera que los programas de incentivos pre-
vistos en el Decreto Legislativo Nº 1084 es conforme con el artículo 23 de la Constitución,
pues busca proteger a los trabajadores que deseen acogerse a los beneficios de los progra-
mas de incentivos.
§. Protección contra el despido arbitrario
59. De otra parte, los demandantes refieren que el establecimiento del pago de bonifica-
ciones como incentivo para que los trabajadores renuncien voluntariamente es contrario
al sistema de responsabilidades sobre despido arbitrario reconocido en el artículo 27 de la
Constitución.
Asimismo, expresan que el pago de bonificaciones como incentivo constituye un trata-
miento discriminatorio entre los trabajadores que se acogen a los programas de incentivos
y los trabajadores que no se acojan a dichos programas, pues a los primeros se les va a pa-
gar una indemnización que puede ascender hasta 18 remuneraciones, mientras que a los se-
gundos se les va a abonar una indemnización que no puede exceder de 12 remuneraciones.
60. Sobre la protección adecuada contra el despido arbitrario regulada por el artículo 27
de la Constitución, este Tribunal en la sentencia recaída en el Exp. Nº 00976-2001-AA/TC
determinó que es compatible con los principios y valores constitucionales que el legisla-
dor puede optar para desarrollar el contenido del derecho regulado por el artículo 27 de
la Constitución, de modo tal que, ante el supuesto de despido arbitrario contra un trabaja-
dor, la ley prevé una compensación económica o una indemnización por el accionar arbi-
trario del empleador.
Es más, en dicha sentencia se precisó que “(...) el artículo 34 del Decreto Legislativo
N° 728, en concordancia con lo establecido en el inciso d) del artículo 7 del Protocolo de
San Salvador –vigente en el Perú desde el 7 de mayo de 1995–, ha previsto la indemniza-
ción como uno de los modos mediante los cuales el trabajador despedido arbitrariamente
puede ser protegido adecuadamente y, por ello, no es inconstitucional”.
61. En este orden de ideas, este Tribunal considera que si el régimen resarcitorio en caso
de despido arbitrario es constitucional, también lo es la bonificación por renuncia volunta-
ria prevista en el artículo 19 del Decreto Legislativo Nº 1084, pues no tiene por finalidad
coaccionar a los trabajadores para que renuncien, toda vez que dicha decisión es tomada
libremente por el trabajador.
62. De otra parte, este Tribunal estima que la bonificación por renuncia voluntaria previs-
ta en el artículo 19 del Decreto Legislativo Nº 1084 no puede contravenir el principio de
igualdad, en la medida de que no existe un tertium comparationis válido, ya que un traba-
jador que decide acogerse a los beneficios de los programas de incentivos establecidos por
el Decreto Legislativo Nº 1084 no se encuentra en la misma situación que un trabajador
despedido de manera arbitraria.
63. Por estas razones este Tribunal considera que el artículo 19 del Decreto Legislativo
Nº 1084 es conforme con la Constitución.
§. Derecho a la no discriminación
64. Finalmente, los demandantes señalan que resulta totalmente arbitrario que el Decreto
Legislativo Nº 1084 haya previsto que el financiamiento de los beneficios voluntarios sea

494
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

asumido con los aportes de los armadores titulares, porque la decisión de acogerse a los
beneficios voluntarios viene impuesta por la ley.
65. Al respecto, este Tribunal considera que resulta constitucional que los armadores titu-
lares financien los beneficios voluntarios de los programas de incentivos, por cuanto son
ellos los que van a determinar la reducción de su flota pesquera conforme lo disponen los
artículos 15.2 y 45 del Decreto Legislativo Nº 1084 y como consecuencia de ello, se va a
poner en funcionamiento los programas de incentivos.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú
HA RESUELTO
Declarar INFUNDADA la demanda de inconstitucionalidad presentada.
Publíquese y notifíquese.
SS. VERGARA GOTELLI; MESÍA RAMÍREZ; BEAUMONT CALLIRGOS; CALLE
HAYEN; ÁLVAREZ MIRANDA

495
Joel Rosas Alcántara

EXP. Nº 04066-2008-PA/TC
LAMBAYEQUE
PEDRO TEOBALDO
QUIROZ JUÁREZ
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 4 días del mes de junio de 2009, la Sala Segunda del Tribunal Constitucio-
nal, integrada por los Magistrados Vergara Gotelli, Landa Arroyo y Álvarez Miranda, pro-
nuncia la siguiente sentencia
ASUNTO
El recurso de agravio constitucional interpuesto por don Pedro Teobaldo Quiroz Juárez
contra la sentencia de la Sala de Derecho Constitucional y Social de la Corte Superior de
Justicia de Lambayeque, de fojas 351, su fecha 8 de julio de 2008, que declaró improce-
dente la demanda de amparo de autos. (…).
5 Delimitación del petitorio
(…) 2. En el presente caso el recurrente pretende que se le reincorpore en su puesto de tra-
bajo como agente de seguridad de la Universidad Particular de Chiclayo, pues considera
que se ha vulnerado su derecho constitucional al trabajo. fi Análisis de la controversia. (…)
5. En consecuencia, en el presente caso se ha demostrado que las labores que realizaba el
recurrente eran de carácter permanente y propio de la entidad demandada, por lo que se
encubrió una relación de carácter laboral con una de naturaleza civil. Por ello es que un
contrato civil suscrito sobre la base de estos supuestos, en aplicación del citado principio
laboral se debe considerar como un contrato de trabajo de duración indeterminada, en con-
secuencia, cualquier decisión del empleador de dar por concluida la relación laboral, solo
podría sustentarse en una causa justa establecida por la ley y debidamente comprobada, de
lo contrario se configuraría un despido arbitrario, como ha sucedido en el caso de autos.
Finalmente este Colegiado considera que la ruptura del vinculo laboral sustentada en una
utilización fraudulenta de una modalidad de contratación como la antes descrita, configura
un despido arbitrario, por lo que teniendo en cuenta la finalidad restitutoria del proceso
de amparo constitucional procede la reincorporación del demandante en el puesto de tra-
bajo que venía desempañando a la fecha en que se produjo la violación de sus derechos
fundamentales.
En la medida en que en este caso se ha acreditado que la emplazada vulneró el derecho
constitucional al trabajo del demandante, corresponde, de conformidad con el artículo 56
del Código Procesal Constitucional, que asuma los costos procesales, los cuales deberán
ser liquidados en la etapa de ejecución de la presente sentencia. Por estas consideracio-
nes, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución Política
del Perú. 2. Publíquese y notifíquese.
HA RESUELTO
Declarar FUNDADA la demanda de amparo. Ordenar al Poder Judicial reponga a don
Pedro Teobaldo Quiroz Juárez en el puesto que ocupaba antes de su cese o en uno de
igual categoría; y asimismo se le abone los costos del proceso en la etapa de ejecución de
sentencia.
SS. VERGARA GOTELLI; LANDA ARROYO; ÁLVAREZ MIRANDA

496
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
PLENO JURISDICCIONAL
Exp. Nº 00008-2008-PI/TC
SENTENCIA
DEL PLENO DEL
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
Ángel Agustín Salazar Piscoya y Sandrita Najar Kokally, en representación de 10,388
ciudadanos (demandante) c. Congreso de la República (demandado)
Resolución del 22 de abril de 2009
Asunto:
Demanda de inconstitucionalidad interpuesta por don Ángel Agustín Salazar Piscoya y
doña Sandrita Najar Kokally, en representación de 10 388 ciudadanos, contra los artículos
3, 11 inciso d), 12, 17, 29 segundo párrafo, 40, 41, 51, 53, 54, 63, 65 inciso c), así como
la Sexta y la Décimo Tercera Disposición Complementaria, Transitoria y Final de la Ley
Nº 29062, Ley que modifica la Ley del Profesorado en lo referido a la Carrera Pública
Magisterial.
Magistrados presentes:
VERGARA GOTELLI
MESÍA RAMÍREZ
LANDA ARROYO
BEAUMONT CALLIRGOS
CALLE HAYEN
ETO CRUZ
ÁLVAREZ MIRANDA

SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL


En Lima (Arequipa), a los 22 días del mes de abril de 2009, reunido el Tribunal Cons-
titucional en sesión de Pleno Jurisdiccional, con la asistencia de los señores magistra-
dos Vergara Gotelli, Presidente; Mesía Ramírez, Vicepresidente; Landa Arroyo, Beaumont
Callirgos, Calle Hayen, Eto Cruz y Álvarez Miranda, pronuncia la siguiente sentencia
(…).
(…) 2.1. Protección constitucional del derecho de huelga
13. El derecho a la huelga se encuentra previsto en el inciso 3) del artículo 28 de la Cons-
titución, que dispone que: “El Estado reconoce los derechos de sindicación, negociación
colectiva y huelga. Cautela su ejercicio democrático. (…) 3. Regula el derecho de huelga
para que se ejerza en armonía con el interés social. Señala sus excepciones y limitaciones”.
14. Sobre el particular, ha dicho este Tribunal que la huelga es un derecho que:
“consiste en la suspensión colectiva de la actividad laboral, la misma que debe ser
previamente acordada por la mayoría de los trabajadores y debe efectuarse en forma
voluntaria y pacífica –sin violencia sobre las personas o bienes– y con abandono del
centro de trabajo”.

497
Joel Rosas Alcántara

15. Se trata, en resumidas cuentas, del derecho que tienen los trabajadores para suspen-
der sus labores como un mecanismo destinado a obtener algún tipo de mejora en ellas, y
que se ejerce cuando se ha agotado previamente la negociación directa con el empleador.
16. En efecto, mediante el ejercicio del derecho a la huelga los trabajadores se encuentran
facultados para desligarse de manera temporal de sus obligaciones jurídico-contractuales,
a efectos de lograr la obtención de algún tipo de mejora por parte de sus empleadores, en
relación a ciertas condiciones socioeconómicas o laborales. La huelga no tiene una finali-
dad en sí misma, sino que es un medio para la realización de determinados fines ligados a
las expectativas e intereses de los trabajadores.
17. Sin embargo, el derecho de huelga, como todos los derechos, no puede ser considera-
do como un derecho absoluto, sino que puede ser limitado por la legislación vigente, ra-
zón por la cual resulta admisible que mediante una ley el Estado module su ejercicio, dado
que “la huelga no es un derecho absoluto, sino regulable. Por ende, debe efectivizarse en
armonía con los demás derechos”.
18. En ese sentido, el derecho de huelga supone que su ejercicio es condicionado, en tan-
to no debe colisionar con los intereses de la colectividad que pudiesen verse afectados ante
un eventual abuso de su ejercicio, lo que en buena cuenta significa que el derecho de huel-
ga debe ejercerse en armonía con el interés público y con los demás derechos.
19. Así, en el presente caso, y a criterio del demandante, se configuraría una colisión en-
tre el derecho de huelga de los trabajadores, supuestamente vulnerado por la ley cuestio-
nada, y el derecho a la educación básica de millones de escolares, entre niños y adolescen-
tes, que verían paralizados sus estudios por periodos indeterminados en caso de realizarse
una de las innumerables huelgas de profesores a nivel nacional.
2.2. La educación como derecho fundamental y como servicio público
20. El derecho a la educación se encuentra garantizado por diversos artículos de nuestra
Carta Magna. Las principales manifestaciones del derecho a la educación que emanan del
propio texto constitucional son las siguientes: a) el acceder a una educación; b) la perma-
nencia y el respeto a la dignidad del escolar; y, c) la calidad de la educación.
21. Sobre el particular y, como también ya ha sido establecido por este Tribunal,
“(…) en un Estado Social y Democrático de Derecho el derecho a la educación ad-
quiere un carácter significativo. Así, del texto constitucional se desprende una preo-
cupación sobre la calidad de la educación, la cual se manifiesta en la obligación
que tiene el Estado de supervisarla (segundo párrafo del artículo 16 de la Consti-
tución). “También se pone de manifiesto al guardar un especial cuidado respecto al
magisterio, a quienes la sociedad y el Estado evalúan y, a su vez, le brindan ca-
pacitación, profesionalización y promoción permanente (Art. 15, primer párrafo,
de la Constitución). Asimismo, se incide firmemente en la obligación de brindar una
educación ‘ética y cívica’, siendo imperativa la enseñanza de la Constitución y los
derechos fundamentales (art. 14, tercer párrafo)” (el resaltado es nuestro).
22. Pero además, la educación posee un carácter binario, pues no solo constituye un dere-
cho fundamental, sino también un servicio público. Así lo ha señalado este Tribunal al
establecer que,
“la educación se configura también como un servicio público, en la medida que se
trata de una prestación pública que explicita una de las funciones-fines del Estado, de
ejecución per se o por terceros bajo fiscalización estatal. Por ende, el Estado tiene la

498
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

obligación de garantizar la continuidad de los servicios educativos (…)”(el resal-


tado es nuestro).
23. De igual manera, y ya en el plano legal, la Ley General de Educación Nº 28044 estable-
ce en su artículo 4 que: “La educación es un servicio público; cuando lo provee el Estado
es gratuita en todos sus niveles y modalidades, de acuerdo con lo establecido en la Consti-
tución Política y en la presente ley. En la educación inicial y primaria se complementa obli-
gatoriamente con programas de alimentación, salud y entrega de materiales educativos”.
2.3. Contenido esencial del derecho de huelga
24. En consecuencia, corresponde verificar si el artículo 3 de la Ley Nº 29062 vulnera el
contenido esencial del derecho de huelga, consagrado en el artículo 28, inciso 3), de la
Constitución: “El Estado reconoce los derechos de sindicación, negociación colectiva y
huelga. Cautela su ejercicio democrático: (…) 3) Regula el derecho de huelga para que se
ejerza en armonía con el interés social. Señala sus excepciones y limitaciones”.
25. De un análisis previo de los derechos colectivos de los trabajadores según la Ley Fun-
damental se derivan principios constitucionales para la delimitación del contenido esen-
cial del derecho de huelga. En tal sentido, siguiendo lo establecido mediante STC Exp.
Nº 0008-2005-PI (fundamento 41), considera este Colegiado emitir pronunciamiento a fin
de establecer que son garantías o facultades del contenido esencial del derecho de huel-
ga las siguientes:
i) Ejercitar o no ejercitar el derecho de huelga.
ii) Convocar dentro del marco de la Constitución y la ley. En ese contexto, también cabe
ejercitar el atributo de su posterior desconvocatoria.
iii) Establecer el petitorio de reinvindicaciones; las cuales deben tener por objetivo la de-
fensa de los derechos e intereses socio-económicos o profesionales de los trabajadores in-
volucrados en la huelga.
iv) Adoptar las medidas necesarias para su desarrollo, dentro del marco previsto en la
Constitución y la ley.
v) Determinar la modalidad de huelga; esto es, si se lleva a cabo a plazo determinado o
indeterminado.
2.4. Límites al derecho de huelga
26. Por su parte, la Constitución peruana reconoce límites al ejercicio del derecho de huel-
ga [artículo 28, inciso 3), de la Constitución], en la medida que en principio no existen de-
rechos fundamentales absolutos, debiendo protegerse o preservarse no solo otros derechos
fundamentales, sino también otros bienes constitucionalmente protegidos.
27. Derivado de ello, por razón de la persona, se encuentran excluidos del goce de liber-
tad sindical y del derecho de huelga, los siguientes:
a) Los funcionarios del Estado con poder de decisión y los que desempeñan cargos de con-
fianza o de dirección (artículo 42 de la Constitución).
b) Los miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional (artículo 42 de la
Constitución).
c) Los magistrados del Poder Judicial y del Ministerio Público (artículo 153 de la
Constitución).

499
Joel Rosas Alcántara

28. Por otro lado, también a nivel legislativo se establecen límites al ejercicio del derecho
de huelga, por razón de la naturaleza del servicio. Así, el Texto Único Ordenado de la
Ley de Relaciones Colectivas de Trabajo, Decreto Supremo Nº 010-2003-TR, prevé que
Artículo 82.- Cuando la huelga afecte los servicios públicos esenciales o se requiera
garantizar el cumplimiento de actividades indispensables, los trabajadores en conflic-
to deben garantizar la permanencia del personal necesario para impedir su inte-
rrupción total y asegurar la continuidad de los servicios y actividades que así lo
exijan (el resaltado es nuestro).
En la determinación legal de los servicios públicos esenciales, la misma norma determina
un listado (artículo 83), a saber: a) Los sanitarios y de salubridad; b) Los de limpieza y sa-
neamiento; c) Los de electricidad, agua y desagüe, gas y combustible; d) Los de sepelio,
y los de inhumaciones y necropsias; e) Los de establecimientos penales; f) Los de comu-
nicaciones y telecomunicaciones; g) Los de transporte; h) Los de naturaleza estratégica o
que se vinculen con la defensa o seguridad nacional; i) Los de administración de justicia
por declaración de la Corte Suprema de Justicia de la República; y, j) Otros que sean de-
terminados por Ley (…).
(…) 30. De allí que, en lo que respecta al derecho de huelga debemos considerar que el
Perú ha ratificado el Convenio sobre la Libertad Sindical y la Protección del Derecho
de Sindicación de 1948 (Convenio OIT Nº 87) y el Convenio sobre el Derecho de Sin-
dicación y de Negociación Colectiva de 1949 (Convenio OIT Nº 98), los cuales forman
parte del derecho nacional (artículo 55 de la Constitución), y constituyen cláusulas her-
menéuticas conforme a los cuales deben ser interpretados los derechos y libertades que la
Constitución reconoce (Cuarta Disposición Final y Transitoria de la Constitución).
31. En consecuencia, a partir de la interpretación dada a lo dispuesto en los referidos con-
venios por el Comité de Libertad Sindical del Consejo de Administración de la OIT, la
misma que reviste el carácter de soft law para el derecho interno; en materia de la rela-
ción entre el derecho de huelga y los servicios públicos esenciales, se ha configurado que:
“el establecimiento de servicios mínimos en el caso de huelga solo debería poder ser
posible en: 1) aquellos servicios cuya interrupción pueda poner en peligro la vida, la
seguridad o la salud de la persona en toda o parte de la población (servicios esenciales
en el sentido estricto del término); 2) en aquellos servicios no esenciales en el senti-
do estricto del término en los que huelgas de una cierta extensión y duración podrían
provocar una situación de crisis nacional aguda tal que las condiciones normales de
existencia de la población podrían estar en peligro, y 3) en servicios públicos de im-
portancia trascendentales”.
2.5. El ejercicio del derecho de huelga y la Carrera Pública Magisterial
32. Estos límites propios al derecho de huelga, en el caso de los profesores a servicio del
Estado (artículo 1 de la Ley Nº 29062), requiere especial referencia a las posibles situa-
ciones de colisión que podrían presentarse respecto al derecho a la educación, cuya pro-
tección ha buscado tutelar el legislador. Con estos elementos, se esboza una interpretación
acorde con la protección debida al derecho fundamental a la huelga, como una realidad no
contradictoria y coherente con los otros bienes constitucionales consagrados en la Consti-
tución, y para una plena realización de la persona humana y su dignidad (artículo 1 de la
Constitución).
33. Al respecto, podríamos derivar como límites específicos al derecho de huelga para los
profesores que integran la Carrera Pública Magisterial, los siguientes:

500
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

i) Garantizar el contenido esencial del derecho de educación, conforme lo ha establecido


este Tribunal mediante STC Exp. Nº 0091-2005-PA (fundamento 6), a partir de lo estable-
cido por el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, creado en virtud del
Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, que entró en vigor el
3 de enero de 1976, y que fue ratificado por el Perú el 28 de abril de 1978, la educación, en
todas sus formas y en todos los niveles, debe tener las siguientes cuatro características in-
terrelacionadas y fundamentales: disponibilidad, accesibilidad (no discriminación, accesi-
bilidad material, accesibilidad económica), aceptabilidad, adaptabilidad.
ii) El ejercicio del derecho a la huelga por parte de los profesores no podría conllevar la ce-
sación total de las actividades vinculadas al servicio público esencial de la educación, más
aún considerando que, tal como hemos mencionado previamente, constituye una obliga-
ción del Estado el garantizar la continuidad de los servicios educativos.
iii) En caso de huelga de larga duración se podría requerir el establecimiento de servicios
mínimos en consulta plena con los interlocutores sociales, al igual que ocurre en aquellos
servicios cuya interrupción pueda poner en peligro la vida, la seguridad o la salud de la
persona en toda o parte de la población.
iv) La huelga debe ejercerse en armonía con el orden público constitucional, que hace refe-
rencia a las medidas dirigidas a proteger aquello que beneficia a la colectividad en su con-
junto [STC Exp. Nº 0008-2005-PI (fundamento 42)].
34. Por todo ello, cabe concluir que el artículo 3 de la Ley Nº 29062 al disponer que los
profesores prestan un servicio público esencial, no se afecta el contenido esencial del de-
recho de huelga, tal como ha sido establecido supra, debiendo determinarse las concre-
tas lesiones casuísticamente con criterios de razonabilidady proporcionalidad[11], pudien-
do recurrirse, en dichos supuestos a la protección ordinaria, y subsidiariamente al amparo
constitucional, y del cual este Colegiado es el garante en última instancia. De esta forma,
el Tribunal valida la constitucionalidad del artículo 3 de la Ley Nº 29062, siempre que su
ejercicio se produzca en los términos planteados. (…).
(…) 3.2. Requisitos para el acceso a la función pública
42. El Tribunal Constitucional encuentra que el cuestionado requisito para postular a la
Carrera Pública Magisterial, de no estar incurso en proceso penal por delito doloso, guar-
da directa vinculación con el derecho de acceso a la función pública y, en ese sentido, será
en conjunción con él que se analizará su constitucionalidad.
43. El derecho de acceso a la función pública consiste en la facultad de las personas para
acceder o intervenir en la gestión de la cosa pública, es decir, en el ejercicio de una función
pública. Este Tribunal Constitucional ya ha establecido que “(…) los contenidos de este
derecho son los siguientes: a) Acceder o ingresar a la función pública, b) Ejercerla plena-
mente, c) Ascender en la función pública y d) Condiciones iguales de acceso”.
44. Así, “el concepto de ‘función pública’ en este derecho comprende dos tipos de función
que suele distinguirse: la función pública representativa y la función pública no represen-
tativa. La función pública representativa está formada por funciones de representación po-
lítica y la no representativa aluda a la función pública profesionalizada”.
45. En el presente caso, se aprecia que la labor que desempeñan los profesores se encuen-
tra comprendida dentro de la función pública no representativa, pues se trata de profesio-
nales que cuentan con título a nombre de la nación, tanto es así que la propia ley cues-
tionada les reconoce dicha calidad al establecer, en su artículo 3, que: “El profesor es un

501
Joel Rosas Alcántara

profesional de la educación, con título de profesor o licenciado en educación, con califica-


ciones y competencias debidamente certificadas (…)”.
46. Así también se encuentra establecido en la Constitución, cuyo artículo 15 dispone
que el profesorado en la enseñanza oficial es carrera pública. Lo que es lo mismo, reco-
noce al profesorado la calidad de función pública, por lo que su acceso debe encontrar-
se garantizado.
47. No obstante, el contenido del derecho de acceso a la función pública no comprende el
ingreso, sin más, al ejercicio de la función pública, puesto que, si bien se garantiza la par-
ticipación de los ciudadanos en la función pública, esta debe desarrollarse de conformi-
dad con los requisitos que el legislador ha establecido, y cuya validez está condicionada a
su constitucionalidad.
48. De esta manera, el legislador se encuentra facultado para establecer los requisitos que
considere convenientes para el acceso al ejercicio de una función pública, siempre y cuan-
do los mismos no contravengan lo dispuesto en el Texto Constitucional.
49. En el presente caso, el legislador ha establecido como requisito para el acceso a la ca-
rrera pública magisterial que el postulante no se encuentre incurso en proceso penal por
delito doloso, lo cual, supuestamente, vulneraría el derecho a la presunción de inocencia.
50. Sin embargo, se aprecia que el hecho de establecer un requisito de tal naturaleza para
acceder a la carrera pública magisterial no vulnera, per se, el derecho a la presunción de
inocencia, por cuanto este es un derecho relativo que admite ciertas restricciones en su
ejercicio, siempre que estas sean razonables y proporcionales.
51. Este Colegiado, aprecia que el referido requisito resulta razonable respecto al fin cons-
titucionalmente válido que se pretende lograr, esto es, la eficiencia plena en la presta-
ción del servicio público esencial y especial de la educación, así como garantizar la ple-
na vigencia del derecho a la educación que constituye uno de los deberes primordiales del
Estado, pues la restricción a la presunción de inocencia se justifica debido a la importan-
cia que tiene la educación, la cual tiene como finalidad el desarrollo integral de la perso-
na humana y prepararla para la vida y el trabajo, además que la mayoría de los educandos
son niños y adolescentes, a quienes el Estado debe proteger, tal como lo señala el artículo
4 de la Norma Fundamental.
52. Por otro lado el cuestionado requisito también resulta proporcional, pues constituye
una medida idónea para lograr el fin que se pretende, esto es, impedir el ingreso a la carre-
ra pública magisterial a quien se encuentre incurso en un proceso penal por delito doloso,
con el objeto de asegurar que el servicio público docente se encuentre compuesto por pro-
fesores con una conducta idónea, más aún cuando se trata de brindar el servicio público es-
pecial y esencial de educación, para así garantizar la plena vigencia del derecho a la edu-
cación de los estudiantes.
53. De igual manera, cabe señalar que el cuestionado requisito no impide totalmente el
acceso a la carrera pública magisterial, sino que únicamente se trata de un impedimento
provisional, esto es, que solo tendrá efectos hasta que se dicte sentencia en el respectivo
proceso penal. Por tanto, si el profesor obtiene una sentencia absolutoria, no existirá impe-
dimento alguno para que participe en cualquier concurso público.
54. Asimismo, el referido requisito no vulnera el derecho a la presunción de inocencia por
cuanto no se está adelantando opinión respecto a la culpabilidad del imputado en el ilícito
materia del proceso penal, sino que se trata de una restricción temporal y provisional del

502
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

acceso a la carrera pública magisterial, hasta que se dicte sentencia en el proceso penal en
el que se encuentre incurso el postulante.
55. En consecuencia, a juicio del Tribunal Constitucional, el cuestionado requisito de no
permitir el acceso a la carrera pública magisterial a aquellos docentes que se encuentren
incursos en un proceso penal por delito doloso no vulnera el derecho fundamental a la pre-
sunción de inocencia, razón por la que la demanda también debe ser desestimada en este
extremo.
(...)
8.1. El principio de irrenunciabilidad de derechos laborales
94. El principio de irrenunciabilidad de los derechos laborales se encuentra consagrado
en el inciso 2) del artículo 26 de la Carta Magna, que dispone que “En la relación labo-
ral se respetan los siguientes principios: (…) 2. Carácter irrenunciable de los derechos re-
conocidos por la Constitución y la ley”. Así, supone la imposibilidad de que los trabaja-
dores renuncien por propia decisión a los derechos laborales que la Constitución y la ley
les reconocen.
95. Este principio “se fundamenta en el carácter protector del Derecho Laboral en la me-
dida que presume la nulidad de todo acto del trabajador que disponga de un derecho reco-
nocido en una norma imperativa”. Del mismo modo, el principio de irrenunciabilidad de
derechos es justamente el que prohíbe que los actos de disposición del trabajador, como ti-
tular de un derecho, recaigan sobre normas taxativas, y sanciona con la invalidez la trans-
gresión de esta pauta basilar.
96. En el mismo sentido se ha pronunciado este Colegiado en la STC Exp. Nº 008-2005-
PI/TC, al establecer que: “(…) para que sea posible la aplicación del artículo 26 de la
Constitución, debe existir una relación laboral y que el trabajador no podrá renunciar, o
disponer, cualquiera sea el motivo, de los derechos y libertades que la Constitución y leyes
vigentes al momento de la relación laboral le reconocen”.
97. El principio de irrenunciabilidad de derechos laborales tiene por objetivo proscribir
que el trabajador renuncie a sus derechos laborales reconocidos por la Constitución y le-
yes vigentes en su propio perjuicio, en aras de resguardar sus intereses en la relación labo-
ral, dado que al trabajador se le considera la “parte débil” de la relación laboral.
98. En el presente caso se advierte que el Congreso de la República, en el ejercicio de su
función legislativa consagrada en el inciso 1) del artículo 102 de la Constitución, modifi-
ca normas en materia laboral, las cuales son de aplicación inmediata a las situaciones ju-
rídicas existentes, lo que resulta constitucionalmente válido, pues el Poder Legislativo ac-
túa en ejercicio de su función atribuida por la Carta Magna.
99. Por tanto los profesores (trabajadores) no están disponiendo de ningún derecho vigen-
te, sino que se trata de una sucesión normativa en materia laboral, por lo que no resulta
aplicable el principio de irrenunciabilidad de derechos laborales.
100. Al respecto este Colegiado ha señalado que “en efecto, dicho artículo constitucional
[refiriéndose al artículo 26 inciso 2)] reconoce que en la relación laboral se respetará tal
principio que consagra, con carácter general, no solo el respeto de los derechos de carácter
laboral, sino de otros derechos y libertades reconocidos por la Constitución y la ley. A su
turno, el artículo 103 de la Constitución dispone que la ley se deroga por otra ley y que la
ley, desde su entrada en vigencia, se aplica a las consecuencias de las relaciones y situa-
ciones jurídicas existentes”.

503
Joel Rosas Alcántara

101. Así, las normas laborales no resultan inderogables ni inmodificables, pues el Poder
Legislativo en ejercicio de su función constitucional puede modificarlas sin que ello su-
ponga una vulneración de los derechos de los trabajadores. En ese sentido también se ha
pronunciado la Corte Constitucional de Colombia, en criterio que este Tribunal compar-
te, al establecer que,
“la ley podrá siempre modificar, adicionar, interpretar o derogar la normatividad le-
gal precedente, sin que sea admisible afirmar que en el ordenamiento jurídico existen
estatutos legales pétreos o sustraídos al poder reformador o derogatorio del propio le-
gislador. (…) [Por tanto] no se sigue que las normas legales de carácter laboral sean
inmodificables”.
102. Por consiguiente el hecho de que se produzca una sucesión normativa en materia la-
boral no puede ser considerado como una vulneración del principio deirrenunciabilidad de
derechos en materia laboral, pues dicho principio tiene por finalidad evitar que el trabaja-
dor renuncie a sus derechos laborales reconocidos por la Constitución y la ley.
103. En consecuencia la demanda también debe ser desestimada en este extremo, al no
presentarse la alegada vulneración del principio de irrenunciabilidad de derechos en ma-
teria laboral (...).
(…) Publíquese y notifíquese.
SS. VERGARA GOTELLI; MESÍA RAMÍREZ; LANDA ARROYO; BEAUMONT
CALLIRGOS; CALLE HAYEN; ETO CRUZ; ÁLVAREZ MIRANDA

504
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

EXP. N° 03561-2009-PA/TC
CALLAO
SINDICATO ÚNICO DE
TRABAJADORES MARÍTIMOS
Y PORTUARIOS DEL PUERTO
DEL CALLAO (SUTRAMPORPC)
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 17 días del mes de agosto de 2009, la Sala Segunda del Tribunal Constitu-
cional, integrada por los magistrados Mesía Ramírez, Beaumont Callirgos y Eto Cruz, pro-
nuncia la siguiente sentencia: (...)
(…) 3.1. LOS PRINCIPIOS DE LA NEGOCIACIÓN COLECTIVA
11. Habiéndose reseñado la definición y objeto de la negociación colectiva contenidos en
los instrumentos de la OIT, y cuya articulación da como resultado el convenio colectivo,
corresponde señalar cuáles son los principios que rigen y sustentan la negociación colecti-
va como actividad o proceso. Ellos son: a) el de la negociación libre y voluntaria; b) el de
la libertad para decidir el nivel de la negociación, y c) el de la buena fe (…).
(…) A. PRINCIPIO DE LA NEGOCIACIÓN LIBRE Y VOLUNTARIA
12. El principio de la negociación libre y voluntaria se encuentra reconocido en el artículo
4 del Convenio núm. 98, según el cual para que la negociación colectiva sea eficaz, debe
tener carácter voluntario y no estar mediado por medidas de coacción que alterarían el ca-
rácter voluntario de la negociación.
Por dicha razón, en el artículo 4 del Convenio núm. 98, con carácter promocional, se pos-
tula que los procedimientos de negociación voluntaria deben ser estimulados y fomenta-
dos. En sentido similar, el artículo 5 del Convenio núm. 154 reconoce el deber de fomen-
tar la negociación colectiva.
A decir del Comité de Libertad Sindical de la OIT, la negociación voluntaria de convenios
colectivos y, por tanto, la autonomía de los interlocutores sociales en la negociación, cons-
tituye un aspecto fundamental de los principios de la libertad sindical[1].
13. De este modo, en virtud de este principio, el Estado no puede ni debe imponer, coerci-
tivamente, un sistema de negociaciones colectivas a una organización determinada, inter-
vención estatal que claramente atentaría no solo contra el principio de la negociación libre
y voluntaria, sino también contra los derechos de libertad sindical y de negociación colec-
tiva. No obstante, ello no impide que el Estado pueda prever legislativamente mecanismos
de auxilio a la negociación, tales como la conciliación, la mediación o el arbitraje, ni órga-
nos de control que tengan por finalidad facilitar las negociaciones.
En buena cuenta, el principio de la negociación libre y voluntaria incluye: a) la libertad
para negociar, entendida como la libertad de elegir entre acudir o no a negociar y de ne-
gociar con una o con otra organización sindical, y b) la libertad para convenir, entendida
como la libertad para ponerse o no de acuerdo durante la negociación (…).
(…) B. LIBERTAD PARA DECIDIR EL NIVEL DE LA NEGOCIACIÓN
14. En mérito al principio de negociación libre y voluntaria, establecido en el artículo 4 del
Convenio núm. 98, la determinación del nivel de negociación colectiva debe depender

505
Joel Rosas Alcántara

esencialmente de la voluntad de las partes y, por consiguiente, no debe ser impuesto por
la legislación.
Por ello, una legislación que fije imperativamente el nivel de la negociación colectiva
(establecimiento, empresa, rama de actividad, industria y regional o nacional), plantea no
solo problemas de incompatibilidad con el Convenio núm. 98, sino también con el derecho
de negociación colectiva reconocido en el artículo 28 de la Constitución. (…).
(…) 15. Por ello, la negativa de los empleadores de negociar a un nivel determinado, en
principio, no constituiría una violación del derecho de negociación colectiva, pues esta,
como se ha señalado, se fundamenta en el principio de la negociación libre y voluntaria y,
por ende, en la autonomía de las partes.
No obstante, por excepción, cabe la posibilidad de que el nivel de la negociación colecti-
va pueda ser determinada por vía heterónoma (arbitraje) ante un organismo independiente
a las partes, en función de la naturaleza promotora de la negociación colectiva. Ello se jus-
tifica plenamente en el caso de que se demuestre que una de las partes no está cumpliendo
con su deber de negociar de buena fe o está realizando prácticas desleales.
En sentido similar, puede considerarse que un rechazo injustificado a negociar puede le-
sionar el derecho de negociación colectiva si la negativa tiene como única finalidad im-
pedir al sindicato el desarrollo de su actividad sindical. Aunque, como se ha señalado, no
toda limitación de la capacidad de actuación de un sindicato determina una vulneración
del derecho de negociación colectiva, tal lesión se producirá siempre y cuando esta incida
en el derecho a la actividad sindical y se produzca de modo arbitrario e injustificado. (…).
(…) §.4. EL DERECHO DE NEGOCIACIÓN COLECTIVA
20. En buena cuenta, mediante el ejercicio del derecho de negociación colectiva se bus-
ca cumplir la finalidad de lograr el bienestar y la justicia social en las relaciones que sur-
gen entre empleadores y trabajadores, dentro de un espíritu de coordinación económica y
equilibrio social.
De este modo, en algunas ocasiones, el derecho de negociación colectiva se hace efectivo
a través de la celebración de acuerdos, contratos o convenios colectivos. Por dicha razón,
resulta válido afirmar que la negociación colectiva constituye el medio primordial de ac-
ción de la organización sindical para la defensa y promoción de los intereses económicos
y sociales que les son propios. (…).
(…) 22. Por dicha razón, este Tribunal considera pertinente establecer, de manera enuncia-
tiva, algunos supuestos en los que puede considerarse afectado el derecho de negociación
colectiva. Así, este derecho se vulnera cuando:
a. Legislativamente se le impide negociar a los sindicatos minoritarios.
b. El empleador se niega a recibir a los representantes de los trabajadores o a negociar con
ellos en los plazos y condiciones que establece la ley.
c. El empleador ejerce presiones para obtener el reemplazo de los representantes de los
trabajadores.
d. El empleador ejecuta durante el proceso de la negociación colectiva acciones que reve-
len una manifiesta mala fe que impida el normal desarrollo de la negociación.
e. El empleador ejerce fuerza física en las cosas, o física o moral en las personas, durante
el procedimiento de negociación colectiva.

506
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

f. El empleador realice cualquier práctica arbitraria o abusiva con el objeto de dificultar o


hacer imposible la negociación colectiva.
(…) Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú.
(…) HA RESUELTO
1. Declarar FUNDADA la demanda porque se ha acreditado la vulneración del derecho de
negociación colectiva del Sindicato demandante.
2. Declarar INAPLICABLE a las partes del presente proceso la segunda oración del pri-
mer párrafo del artículo 45 del Decreto Supremo Nº 010-2003-TR, cuyo texto dispone
que: “A falta de acuerdo, la negociación se llevará a nivel de empresa”.
3. Ordenar a la Asociación Peruana de Operadores Portuarios, a la Asociación Peruana de
Agentes Marítimos y a la Asociación Marítima del Perú que, en cumplimiento del Decreto
N° 447, asistan a las reuniones convocadas en el EXP. N° 052-2007-MTPE/2/12.710, de-
biéndose retrotraer el procedimiento de negociación colectiva hasta el momento anterior a
la emisión del decreto referido.
4. Precisar que a falta de acuerdo para decidir el nivel de negociación, este deberá ser
determinado mediante el arbitraje, sin que exista previa declaración de huelga.
Publíquese y notifíquese.
SS. MESÍA RAMÍREZ; BEAUMONT CALLIRGOS; ETO CRUZ

507
Joel Rosas Alcántara

EXP. N° 5185-2009-PA/TC
LIMA
AÍDA DEL CARMEN
ESCUDERO VIGIL
RAZÓN DE RELATORÍA
Vista la causa 05185-2009-PA/TC por la Sala Primera del Tribunal Constitucional y ha-
biéndose producido discordia entre los magistrados que la integran, Landa Arroyo,
Beaumont Callirgos y Calle Hayen, se ha llamado para dirimirla al magistrado Eto Cruz,
quien se ha adherido al voto de los magistrados Beaumont Callirgos y Calle Hayen, con lo
cual se ha alcanzado mayoría.
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 21 días del mes de mayo de 2010, la Sala Primera del Tribunal Constitucio-
nal, integrada por los magistrados Landa Arroyo, Beaumont Callirgos y Calle Hayen, pro-
nuncia la siguiente sentencia: (…).
(…) 8. Cabe resaltar que, en este caso, la entrega del CITT (Certificados de Incapaci-
dad Temporal para el Trabajo) no tenía como finalidad justificar las inasistencias de la de-
mandante al centro de labores, ya que estas se encontraban plenamente justificadas por
los Informes Médicos obrantes a fojas 5, 29 y 39 de autos, que dan cuenta del desmejora-
do estado de salud de la demandante, sino que fueron requeridos [de conformidad con las
normas administrativas de EsSalud] para el trámite de subsidios por incapacidad temporal.
En consecuencia, en todo caso, si existiese incumplimiento de este requisito, ello tampo-
co puede implicar la configuración de una falta laboral que conlleve como sanción el des-
pido de un trabajador.
9. Por otro lado, tampoco se habría configurado la falta grave Incumplimiento de obliga-
ciones laborales que implica el quebrantamiento de la buena fe laboral, ya que la en-
trega del CITT no constituye una obligación laboral inherente al cargo o las funciones que
desempeñaba la demandante. Más aún, debe tenerse en cuenta que el artículo 25 del De-
creto Supremo Nº 003-97-TR establece que: “La falta grave es la infracción por el traba-
jador de los deberes esenciales que emanan del contrato, de tal índole que haga irrazona-
ble la subsistencia de la relación”, lo que no ha sucedido en el caso materia de autos. (...).
(…) Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú
HA RESUELTO
1. Declarar FUNDADA la demanda.
2. Ordenar que Transamerican Airlines S.A. (TACA PERÚ) cumpla con reponer a doña
Aída del Carmen Escudero Vigil de conformidad con las disposiciones establecidas en el
fundamento 14 de la presente sentencia.
Publíquese y notifíquese.
SS. BEAUMONT CALLIRGOS; CALLE HAYEN; ETO CRUZ

508
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

EXP. N° 01059-2009-PA/TC
LIMA
AMALIE MARIE FRANCOISE
CHABANEIX CUNZA
RAZÓN DE RELATORÍA
La sentencia recaída en el Expediente Nº 01059-2009-PA/TC es aquella conformada por
los votos de los magistrados Álvarez Miranda, Vergara Gotelli, Eto Cruz y Urviola Hani,
que declaran FUNDADA la demanda. Se deja constancia que, pese a no ser similares en
su fundamentación, los votos de los magistrados alcanzan la mayoría suficiente para for-
mar resolución, prevista en el artículo 5, primer párrafo de la Ley Orgánica del Tribunal
Constitucional, y en el artículo 10, segundo párrafo, del Reglamento Normativo del Tri-
bunal Constitucional. Asimismo se precisa que, inicialmente, este caso estuvo asignado a
la Sala Primera de este Tribunal, uno de cuyos miembros era el magistrado Landa Arroyo,
que cesó en sus funciones cuando la causa estaba en trámite, por lo que se tuvo que repro-
gramar su vista. En su nuevo decurso resolutivo el caso generó discordia, pese a los suce-
sivos llamados para dirimir, además de abstenciones por decoro de algunos magistrados
por haber conocido la causa antes de su reprogramación, lo que, a la postre, supuso que se
produzca la imposibilidad de resolver la discordia. Ante ello se resolvió que el Pleno de
este Tribunal se avoque al conocimiento de la causa, por su particular articulación y por-
que, como lo dispone el tercer párrafo del artículo 5 de la Ley Orgánica del Tribunal Cons-
titucional, en ningún caso el Tribunal Constitucional deja de resolver.
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 30 días del mes de noviembre de 2011, el Tribunal Constitucional en se-
sión de Pleno Jurisdiccional, con la asistencia de los magistrados Mesía Ramírez, Álvarez
Miranda, Vergara Gotelli, Beaumont Callirgos, Calle Hayen, Eto Cruz y Urviola Hani,
pronuncia la siguiente sentencia, con los votos concurrentes de los magistrados Mesía
Ramírez y Beaumont Callirgos, cuya posición ha devenido en minoritaria; los votos con-
currentes de los magistrados Vergara Gotelli y Eto Cruz, a cuya posición se suma el voto
en el que confluyen los magistrados Álvarez Miranda y Urviola Hani; y el voto singular
del magistrado Calle Hayen; votos, todos, que se agregan a los autos.
ANTECEDENTES
De la demanda
Con fecha 28 de noviembre de 2006, la recurrente interpone demanda de amparo contra
American Airlines Inc., Sucursal del Perú, solicitando su reposición laboral en el cargo que
venía desempeñando como tripulante de vuelo, alegando haber sido separada de su em-
pleo de manera indebida, lo que ha configurado un despido fraudulento. Refiere que labo-
raba en la empresa desde el 6 de diciembre de 1990, y que el 24 de agosto de 2006, en la
ciudad de Miami, llegó como tripulante del vuelo Lima-Miami a las 06:02 a.m., retirán-
dose al hotel asignado por la empresa para el descanso del personal, en donde hizo uso de
su laptop y adquirió un proyector portátil para laptop.
Aduce que la sanción de despido que le fue impuesta vulnera la garantía del ne bis in
idem, pues ha sido sancionada dos veces por un mismo hecho, ya que, además del despi-
do, la empresa demandada la suspendió con goce de haber mientras se realizaba el proce-
dimiento sancionador. Respecto de los hechos que motivaron el despido, alega que los
mismos se produjeron con ocasión de la secuencia de vuelo ocurrida entre el miércoles

509
Joel Rosas Alcántara

23 y el martes 29 de agosto de 2006, que comprendía los vuelos Lima-Miami, Miami-Sao


Paulo, Sao Paulo-Miami, Miami-Panamá-Miami y Miami-Lima; que, durante su estadía
en Miami, se alojó en el Hotel Hyatt Regency, según el detalle que obra en la página 12 de
su escrito de demanda; que es una práctica usual de los tripulantes el dejar en el hotel de
Miami una maleta con objetos de uso personal, entre los que es habitual dejar la laptop de
uso personal, a fin de ver películas, acceder a internet, etc., lo cual era inclusive fomentado
por la misma empresa demandada con fines de esparcimiento; y que adquirió su laptop a
través de un programa organizado por la propia empresa demandada.
Manifiesta también que el día 24 de agosto de 2006, compró un proyector portátil para
computadoras con la intención de utilizar su tiempo libre en Miami y Sao Paulo viendo pe-
lículas en su laptop. Asevera que antes de abordar el vuelo Miami-Sao Paulo, fue revisada
por agentes de aduanas de los Estados Unidos, quienes preguntaron si llevaba dispositivos
electrónicos; que luego de la revisión practicada y absueltas las preguntas formuladas, un
empleado de American Airlines preguntó al agente de aduanas si debía tomar alguna me-
dida en relación con ella, pero el agente señaló que todo estaba conforme, por lo que con-
tinuó su viaje sin mayor contratiempo y sin que la revisión diera lugar a incidente o repor-
te alguno de parte de los agentes de aduanas de los Estados Unidos.
De retorno a Miami, la demandante afirma haber dejado su laptop y el proyector en un ho-
tel de la ciudad, debido a que según su secuencia de vuelo, no tendría tiempo suficiente en
Panamá para utilizar su equipo y refiere también haber dejado el referido equipo en Mia-
mi, de tal forma que ni su laptop personal, ni el proyector portátil que compró ingresaron
nunca al Perú, conforme a la práctica usual de los tripulantes, que según refiere es promo-
vida por la propia empresa.
La demandante señala, asimismo, haber llegado a Lima el 29 de agosto de 2006, luego de
lo cual encontró una carta cursada por la jefa de su área, mediante la cual se la citaba para
el día 31 de agosto de 2006 a las 10:00 a.m., a fin de presentar su declaración sobre los he-
chos ocurridos el día 24 de agosto de 2006, con ocasión de la revisión practicada por el
agente de aduanas en el aeropuerto de Miami, y pese a que no existía reporte alguno en
los Estados Unidos sobre ella, se le impuso una suspensión con goce de haber hasta el 1
de setiembre de 2006, que se prolongó posteriormente hasta el 11 de setiembre de 2006.
Respecto de su despido, la demandante arguye que el 12 de setiembre de 2006, la sucursal
de Perú de American Airlines le cursó una carta notarial de preaviso de despido, impután-
dole la comisión de la falta grave laboral, argumentando:
i) El incumplimiento de obligaciones de trabajo que suponen el quebrantamiento de la
buena fe laboral.
ii) La inobservancia del Reglamento Interno de Trabajo que reviste gravedad; y
iii) La utilización indebida del avión de la empresa para transportar bienes en beneficio
propio o de terceros.
Faltas que se habrían configurado al haberse valido de su condición de tripulante para
transportar de Miami a Sao Paulo una laptop y un proyector, en el entendido que los mis-
mos no constituyen efectos personales, a los cuales tienen derecho los tripulantes según el
artículo 27 del Reglamento Interno de Trabajo, y que con ello habría afectado la imagen de
la aerolínea y de sus tripulantes ante la Aduana de los Estados Unidos.
De la contestación de la demanda
American Airlines Inc. contesta la demanda sosteniendo que la misma es improceden-
te, pues el caso de autos no constituye un supuesto de despido fraudulento, sino que la

510
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

demandante cuestiona la causa justa de su despido. Asimismo, refiere que en el caso de


autos no existe vulneración alguna al derecho al debido proceso, pues no existe vulnera-
ción del principio ne bis in idem y tampoco del principio de inmediatez. Refiere además
que la laptop y el proyector que transportó la demandante a Brasil no podían ser conside-
rados como artículos de efectos personales, por disposición expresa del Decreto Supremo
Nº 016-2006-EF, el cual en su artículo 4 establece una regla general enumerando los bie-
nes que pueden ser considerados como efectos personales, y dentro de los que se encuentra
la laptop, entre otros bienes. Sin embargo, dicha norma expresamente excluye a la tripu-
lación de portar dichos objetos, señalando además en su artículo 8 que para la tripulación
el concepto de efectos personales solo incluye la ropa y objetos de uso personal, entre los
que no puede ser considerada la laptop.
Asimismo, la empresa demandada alega que este hecho era de conocimiento de la deman-
dante, así como de los demás trabajadores de la empresa, y que en noviembre de 2005 se
recordó a todos los tripulantes que, entre los objetos no permitidos, se encontraban las
computadoras portátiles o laptops. Además, niega lo expresado por la demandante y re-
fiere que el Hotel Hyatt dispone de computadoras para el uso de los tripulantes sin cos-
to adicional. Finalmente, aduce que la compra del proyector portátil tiene irregularidades,
pues habría sido adquirido en una tienda de autopartes de autos y por un precio inferior al
de mercado.
A fojas 420 de autos, obra la resolución del Quinto Juzgado Civil de Lima, a través de la
cual se declaró improcedente la demanda por considerar que ni el petitorio ni los hechos
de la demanda están referidos en forma directa al contenido constitucionalmente protegi-
do del derecho invocado.
La Quinta Sala Civil de Lima confirmó la decisión del Juzgado por considerar que en el
caso de autos no se ha configurado un supuesto de despido fraudulento, pues la demandan-
te no ha logrado acreditar la existencia de un fraude en el presente caso.
Por los fundamentos que a continuación se exponen en los votos que se acompaña, el Tri-
bunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución Política del Perú
HA RESUELTO
1. Declarar FUNDADA la demanda de amparo interpuesta; en consecuencia, ordena que
la emplazada reponga a doña Amalie Marie Francoise Chabaneix Cunza en el cargo que
venía desempeñando, en el plazo de 10 días, bajo apercibimiento de imponerle las medidas
coercitivas previstas en el artículo 22 del Código Procesal Constitucional.
2. Disponer que la emplazada cumpla con abonar los costos procesales en la etapa de eje-
cución de sentencia.
Publíquese y notifíquese.
SS. ÁLVAREZ MIRANDA; VERGARA GOTELLI; ETO CRUZ; URVIOLA HANI

511
Joel Rosas Alcántara

EXP. N° 03818-2009-PA/TC
SAN MARTÍN
ROY MARDEN
LEAL MAYTAHUARI
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 12 días del mes de octubre de 2010, la Sala Primera del Tribunal Constitu-
cional, integrada por los magistrados Calle Hayen, Álvarez Miranda y Urviola Hani, pro-
nuncia la siguiente sentencia: (…).
(…) §. La protección adecuada contra el despido arbitrario en el régimen laboral es-
pecial del contrato administrativo de servicios
4. Antes de ingresar a evaluar el fondo de controversia conviene recordar que en el Exp.
Nº 00002-2010-PI/TC se emitió una sentencia interpretativa mediante la cual se declaró
que el Decreto Legislativo Nº 1057 era constitucional, por las siguientes razones:
a. Es un régimen laboral especial, debido a que reconoce todos los derechos laborales in-
dividuales que proclama la Constitución a favor de los trabajadores, a pesar de la califica-
ción asignada por el legislador delegado.
b. Los derechos y beneficios que reconoce el contrato administrativo de servicios como ré-
gimen laboral especial no infringen el principio-derecho de igualdad con relación al tra-
tamiento que brindan el régimen laboral público y el régimen laboral privado, ya que los
tres regímenes presentan diferencias de tratamiento que los caracterizan y que se encuen-
tran justificadas en forma objetiva y razonable.
5. Efectuadas las precisiones que anteceden, debe recordarse también que en el fundamen-
to 17 de la STC Exp. Nº 00002-2010-PI/TC, este Tribunal subrayó que la sola suscrip-
ción del contrato administrativo de servicios genera la existencia de una relación laboral.
Consecuentemente, carece de interés que se interponga una demanda con la finalidad de
que se determine que, en la realidad de los hechos, el contrato administrativo de servicios
es un contrato de trabajo, pues ello ya ha sido determinado en la sentencia de inconstitu-
cionalidad mencionada, que tiene que ser acatada, seguida y respetada por todos los órga-
nos de la Administración Pública.
En sentido similar, debe enfatizarse que a partir del 21 de setiembre de 2010, ningún juez
del Poder Judicial o Tribunal Administrativo de carácter nacional adscrito al Poder Ejecu-
tivo puede inaplicar el Decreto Legislativo Nº 1057, porque su constitucionalidad ha sido
confirmada a través de la sentencia recaída en el Exp. Nº 00002-2010-PI/TC. Ello por-
que así lo disponen el segundo párrafo del artículo VI del Título Preliminar y el artículo
82 del CPConst., así como la Primera Disposición General de la Ley Orgánica del Tribu-
nal Constitucional.
6. Dichas conclusiones llevan a que este Tribunal establezca que en el proceso de am-
paro resulta innecesario e irrelevante que se dilucide si con anterioridad a la suscripción
del contrato administrativo de servicios el demandante había prestado servicios de con-
tenido laboral encubiertos mediante contratos civiles, pues en el caso de que ello hubie-
se ocurrido, dicha situación de fraude constituye un periodo independiente del inicio del
contrato administrativo de servicios, que es constitucional. Por lo tanto, dicha situación
habría quedado consentida y novada con la sola suscripción del contrato administrativo
de servicios.

512
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

7. Por otra parte, corresponde analizar los alcances del derecho a la protección adecuada
contra el despido arbitrario en el régimen laboral especial del contrato administrativo de
servicios. Para ello, hemos de comenzar recordando que en la STC Exp. Nº 00976-2001-
AA/TC, este Tribunal delimitó el contenido del mencionado derecho constitucional e in-
terpretó qué debe entenderse por protección adecuada contra el despido arbitrario. En efec-
to, en la sentencia mencionada se precisó que:
a. El derecho a la protección adecuada contra el despido arbitrario reconocido en el ar-
tículo 27 de la Constitución puede ser abordado desde dos perspectivas: i)un régimen de
carácter sustantivo, y ii) un régimen de carácter procesal. El régimen de carácter sustanti-
vo contra el despido arbitrario puede ser: i) de carácter preventivo, o ii) de carácter repa-
rador. Mientras que el régimen de protección procesal puede ser: i) de eficacia resarcito-
ria, o ii) de eficacia restitutiva.
Sobre la constitucionalidad de los regímenes de protección adecuada contra el despido ar-
bitrario, corresponde destacar que en la STC Exp. Nº 00976-2001-AA/TC este Tribunal
precisó que el establecimiento de un régimen sustantivo no es incompatible con la opción
de que el mismo legislador establezca, simultáneamente, un régimen procesal, es decir,
que ambos regímenes de protección son compatibles con el artículo 27 de la Constitución.
b. El régimen de protección sustantivo-preventivo contra el despido arbitrario tiene por
finalidad que el legislador prevenga, evite o impida que un trabajador pueda ser despe-
dido arbitrariamente, es decir, que busca que mediante una norma con rango de ley se
prevea que no se puede despedir arbitrariamente a un trabajador si es que no es por al-
guna causal y en la medida en que esta se pruebe, previo procedimiento disciplinario, si
fuera el caso.
En el caso del régimen laboral especial del contrato administrativo de servicios, este régi-
men de protección sustantivo-preventivo se encuentra previsto en el literal f) del numeral
13.1 del Decreto Supremo N° 075-2008-PCM, cuyo texto dice que el contrato administra-
tivo de servicios puede extinguirse por:
“Decisión unilateral de la entidad contratante, sustentada en el incumplimiento injus-
tificado de las obligaciones derivadas del contrato o en la deficiencia en el cumpli-
miento de las tareas encomendadas”.
En este supuesto de extinción del contrato administrativo de servicios, el numeral 13.2 del
Decreto Supremo N° 075-2008-PCM prevé un procedimiento previo al despido en el si-
guiente sentido:
“En el caso del literal f) del numeral 13.1 precedente la entidad contratante debe
imputar al contratado el incumplimiento mediante una notificación. El contratado
tiene un plazo de (5) cinco días hábiles para expresar lo que estima conveniente.
Vencido ese plazo la entidad debe decidir, en forma motivada y según los criterios
de razonabilidad y proporcionalidad, si resuelve o no el contrato, comunicándolo al
contratado”.
Teniendo presente el contenido de los artículos transcritos, este Tribunal concluye que el
régimen de protección sustantivo-preventivo del contrato administrativo de servicios es
compatible con la Constitución. En todo caso, debe precisarse que los términos “contra-
tado” y “resuelve o no el contrato” del numeral 13.2 del Decreto Supremo N° 075-2008-
PCM deben ser entendidos como “trabajador” y “extingue o no el contrato”.
c. El régimen de protección sustantivo-reparador se materializa cuando una norma con
rango de ley no evita que se produzca el despido arbitrario, sino que se limita a reparar

513
Joel Rosas Alcántara

patrimonialmente sus consecuencias. Conforme a la STC Exp. Nº 00976-2001-AA/TC, el


régimen de protección sustantivo-reparador es compatible con la Constitución cuando el
trabajador, una vez que fue despedido arbitrariamente inicia “una acción judicial ordinaria
con el objeto de que se califique el despido como injustificado, con el propósito de exigir
del empleador el pago compulsivo de la referida indemnización”.
Este régimen de protección adecuada se encuentra previsto en el numeral 13.3 del Decre-
to Supremo N° 075-2008-PCM, el cual dispone que:
“Cuando el contrato administrativo de servicios sea resuelto por la entidad pública,
unilateralmente y sin mediar incumplimiento del contratado, el juez podrá aplicar una
penalidad equivalente a las contraprestaciones dejadas de percibir, hasta un importe
máximo equivalente a dos (2) meses”.
El artículo transcrito pone de relieve que el régimen laboral especial del contrato admi-
nistrativo de servicios prevé un régimen de protección sustantivo-reparador que tiene una
eficacia resarcitoria que es compatible con la protección adecuada que brinda el artículo
27 de la Constitución contra el despido arbitrario. En todo caso, debe precisarse que los
términos “resuelto” y “contratado” del numeral 13.3 del Decreto Supremo N° 075-2008-
PCM deben ser entendidos como “extinguido” y “trabajador”.
Asimismo, este Tribunal debe precisar que la interpretación constitucional del numeral
13.3 del Decreto Supremo N° 075-2008-PCM debe ser la siguiente:
“Si el despido se produce por terminación injustificada, el empleador tiene la obliga-
ción de pagar automáticamente al trabajador la indemnizaciónequivalente a las remu-
neraciones dejadas de percibir, hasta un importe máximo equivalente a dos meses. En
caso de que el empleador no abone en forma automática la indemnización, el traba-
jador podrá interponer la demanda correspondiente.
Si el trabajador considera que no ha cometido la falta imputada que sustenta su despido o
este constituye una sanción desproporcionada, podrá interponer una demanda solicitando
que se le abone una indemnización equivalente a las remuneraciones dejadas de percibir,
hasta un importe máximo equivalente a dos (2) meses”.
La interpretación dada es conforme con el principio-valor de dignidad de la persona hu-
mana reconocido en el artículo 1 de la Constitución, ya que imponerle al trabajador que es
despedido en forma injustificada que inicie un proceso para que se le otorgue una indem-
nización, supone atribuirle una carga innecesaria que no se encuentra justificada en for-
ma objetiva.
d. En la STC Exp. Nº 00976-2001-AA/TC también se precisó que el proceso de amparo
constituye un régimen procesal de protección adecuada de eficacia restitutoria que tiene
por finalidad la reposición del trabajador a su centro de trabajo y que no puede entender-
se, para el caso de los trabajadores sometidos al régimen privado, únicamente circunscri-
to al Decreto Legislativo N° 728, sino de cara a todo el ordenamiento jurídico, pues este
no es una agregación caótica de disposiciones legales, sino uno basado en las característi-
cas de coherencia e integridad.
La anterior consideración permite inferir que en el caso del régimen laboral especial del
contrato administrativo de servicios también el proceso de amparo tendría eficacia restitu-
toria. Sin embargo, dicha eficacia restitutoria no puede predicarse en el proceso de ampa-
ro porque ello desnaturalizaría la esencia del contrato administrativo de servicios, ya que
este es un régimen laboral especial y transitorio que tiene por finalidad iniciar el proceso
de reforma y reordenamiento del servicio civil.

514
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

La solución de reposición desnaturalizaría la esencia especial y transitoria del contrato


administrativo de servicios, por cuanto los contratos de trabajo en este régimen son a plazo
determinado y no a plazo indeterminado. Además, conforme al párrafo d) del artículo 7 del
Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales, en casos de despido injustificado, el trabaja-
dor tendrá derecho a una indemnización o a la readmisión en el empleo o a cualquier otra
prestación prevista por la legislación nacional.
Consecuentemente, al régimen laboral especial del contrato administrativo de servicios no
le resulta aplicable el régimen procesal de eficacia restitutoria (readmisión en el empleo),
sino únicamente el régimen procesal de eficacia restitutiva (indemnización). (…).
(…) Siendo ello así, ha de concluirse que la extinción de la relación laboral del demandan-
te no afecta derecho constitucional alguno, por lo que no cabe estimar la demanda.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú
HA RESUELTO
1. Declarar INFUNDADA la demanda, porque no se ha acreditado la vulneración de los
derechos alegados.
2. Declarar que la interpretación constitucional del numeral 13.3 del Decreto Supremo
N° 075-2008-PCM es la siguiente:
“Si el despido se produce por terminación injustificada, el empleador tiene la obliga-
ción de pagar automáticamente al trabajador la indemnización equivalente a las re-
muneraciones dejadas de percibir, hasta un importe máximo equivalente a dos me-
ses. En caso de que el empleador no abone en forma automática la indemnización, el
trabajador podrá interponer la demanda correspondiente.
Si el trabajador considera que no ha cometido la falta imputada que sustenta su des-
pido o este constituye una sanción desproporcionada, podrá interponer una demanda
solicitando que se le abone una indemnización equivalente a las remuneraciones de-
jadas de percibir, hasta un importe máximo equivalente a dos (2) meses”.
Publíquese y notifíquese.
SS. CALLE HAYEN; ÁLVAREZ MIRANDA; URVIOLA HANI

515
Joel Rosas Alcántara

EXP. N° 06000-2009-PA/TC
LIMA
MARCOS VERA
CASTRO
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 21 días del mes de setiembre de 2010, la Sala Segunda del Tribunal Cons-
titucional, integrada por los magistrados Mesía Ramírez, Calle Hayen y Eto Cruz, pronun-
cia la siguiente sentencia
FUNDAMENTOS
1. De acuerdo a los criterios de procedibilidad de las demandas de amparo en materia la-
boral individual privada, establecidos en los fundamentos 7 a 20 de la STC Exp. Nº 0206-
2005-PA/TC, que constituyen precedente vinculante, este Tribunal considera que, en el
presente caso, resulta procedente efectuar la verificación del despido arbitrario.
2. El demandante argumenta que, en aplicación del principio de primacía de la realidad, la
relación que mantenía con la demandada era una de naturaleza laboral, y que, por lo tan-
to, no podía ser despedido sino por causa justa. Alega que laboró para la Empresa Mine-
ra del Centro del Perú S.A. (CENTROMÍN PERÚ S.A.) entre los años 1983 a 1997; y que,
posteriormente, cuando la mencionada empresa fue comprada por DOE RUN PERÚ SRL,
laboró en la División Cobriza, destacado por diversas empresas de intermediación labo-
ral entre las que se tiene SEMELEC S.A. (01/01/98 al 10/01/99), M & JAKELL’S S.A.C.
(11/01/99 al 31/08/2005), UNIÓN PERÚ S.A.C. (01/09/2005 al 31/10/2006), PATRUVI
T.E.I. SERVICE S.R.L. (01/11/2006 al 30/04/2008) G & N ROJAS S.A. (01/05/2008 al
30/12/2008).
3. En tal sentido, la controversia se centra en dilucidar si, en aplicación del principio de
primacía de la realidad, la relación laboral del recurrente puede ser considerada como un
contrato de trabajo de duración indeterminada y, en atención a ello, establecer si el de-
mandante solo podía ser despedido por causa justa relacionada con su conducta o capaci-
dad laboral.
4. Con relación al principio de primacía de la realidad, que es un elemento implícito en
nuestro ordenamiento jurídico y, concretamente, impuesto por la propia naturaleza tuitiva
de nuestra Constitución, este Colegiado ha precisado que en mérito de este principio “(...)
en caso de discordancia entre lo que ocurre en la práctica y lo que fluye de los documen-
tos, debe darse preferencia a lo primero, es decir, a lo que sucede en el terreno de los he-
chos” (Fundamento 3 de la STC Exp. N° 1944-2002-AA/TC).
5. Mediante acta de infracción (desnaturalización de la intermediación laboral) a ra-
zón de las actuaciones inspectivas realizadas según Orden de Inspección Nº 0100-2007-
DNIT, corriente a fojas 52 a 65, se resolvió incluir en la planilla de la empresa usua-
ria (DOE RUN PERÚ SRL) a 182 trabajadores de los 240 destacados por la empresa de
intermediación PATRUVI T.E.I. SERV. S.C.R.L. ASESORES CONSULTORES, dejando
a salvo el derecho de los 58 restantes para que lo hagan valer en la vía correspondiente, por
cuanto no se encontraron presentes en el recorrido realizado, no pudiéndose determinar da-
tos laborales exactos para así aplicar el principio de la primacía de la realidad.
6. En este sentido DOE RUN PERÚ SRL dispuso la incorporación a su planilla de 180 tra-
bajadores (2 trabajadores menos de lo ordenado debido a una duplicidad en sus nombres).

516
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

Posteriormente se efectuó otra actuación inspectiva originada por la Orden de Inspección


Nº 220-2008-DRTE-HVCA., corriente a fojas 68 a 75, con el fin de verificar la situación
de 14 trabajadores que se encontraban en la misma situación laboral que los trabajado-
res incluidos en planilla, toda vez que no fueron considerados porque no se encontraron
en el momento de la inspección (debido a que se encontraban en sus días libres, descanso
médico, vacaciones) o porque habiendo sido partícipes de la visita inspectiva, no habían
sido incluidos.
7. Dicha inspección concluyó que los 14 trabajadores, dentro de los cuales se encuentra el
demandante, deben ser incluidos en la planilla de la empresa usuaria, en mérito a que de-
sarrollan actividades o labores de ejecución permanente y sin cuya ejecución se afectaría
y/o interrumpiría el funcionamiento y desarrollo de la empresa usuaria, tal y como se esta-
blece en la Ley Nº 27626, artículo 3, supuestos de procedencia de la intermediación labo-
ral: “La intermediación laboral que involucra a personal que labora en el centro de trabajo
o de operaciones de la empresa usuaria solo procede cuando medien supuestos de tempo-
ralidad, complementariedad o especialización. Los trabajadores destacados a una empresa
usuaria no pueden prestar servicios que impliquen la ejecución permanente de la actividad
principal de dicha empresa”, y el artículo 11.2, que dispone: “Las empresas de servicios
complementarios son aquellas personas jurídicas que destacan su personal a terceras em-
presas denominadas usuarias para desarrollar actividades accesorias o no vinculadas al
giro del negocio de estas”.
8. En tal sentido, y en aplicación del principio de primacía de la realidad, la relación del re-
currente con DOE RUN PERÚ SRL era una de naturaleza laboral e indeterminada, y cual-
quier decisión del empleador de darla por concluida solo podía sustentarse en una causa
justa establecida por la ley y debidamente comprobada, de lo contrario se configuraría un
despido arbitrario, como ha sucedido en el caso de autos.
9. Finalmente, este Colegiado considera que la ruptura del presente vínculo laboral confi-
gura un despido arbitrario; por lo que, teniendo en cuenta la finalidad restitutoria del pro-
ceso de amparo constitucional, procede la reincorporación del demandante en el puesto
de trabajo que venía desempañando a la fecha en que se produjo la violación de sus dere-
chos fundamentales.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú
HA RESUELTO
1. Declarar FUNDADA la demanda de amparo por haberse acreditado la vulneración del
derecho al trabajo.
2. ORDENAR que la emplazada cumpla con reponer a don Marcos Vera Castro en el car-
go que venía desempeñando o en otro similar, incluyéndosele en las planillas de la empre-
sa demandada y considerándolo como un trabajador sujeto a una relación laboral a plazo
indeterminado, con el abono de las costas y costos del proceso.
Publíquese y notifíquese.
SS. MESÍA RAMÍREZ; CALLE HAYEN; ETO CRUZ

517
Joel Rosas Alcántara

EXP. N° 02148-2010-PA/TC
LORETO
MAYBELLINE YESENIA
MERA CHÁVEZ
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 31 días del mes de enero de 2011, la Sala Primera del Tribunal Constitu-
cional, integrada por los magistrados Mesía Ramírez, Calle Hayen y Eto Cruz, pronuncia
la siguiente sentencia
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por doña Maybelline Yesenia Mera Chávez
contra la sentencia expedida por la Sala Civil Mixta de la Corte Superior de Justicia de
Loreto, de fojas 119, su fecha 5 de abril de 2010, que declaró improcedente la demanda
de amparo de autos.
FUNDAMENTOS:
(…) 5. Para declarar nulo el despido de las trabajadoras embarazadas, lesivo del derecho a
la no discriminación por razón de sexo, es menester la acreditación del previo conocimien-
to del estado de gestación por parte del empleador que despide o el requisito de la previa
notificación de dicho estado por la trabajadora al empleador.
En este sentido, el inciso e) del artículo 29 del Decreto Supremo N° 003-97-TR prescribe
que el despido se considera nulo si se produce en cualquier momento del periodo de ges-
tación o dentro de los noventa días posteriores al parto, siempre que el empleador hubiere
sido notificado documentalmente del embarazo en forma previa al despido. (…).
(...) 8. De otra parte, si bien la demandante afirma que la emplazada ya tenía conocimien-
to de su estado de gestación, debe señalarse que en autos no obra documentación alguna
que acredite que la emplazada, antes de la extinción de la relación laboral de la deman-
dante haya tenido conocimiento en forma indirecta de su embarazo, pues no existe ningún
medio de prueba que demuestre que la recurrente haya solicitado permisos o licencias por
gestación. Por esta razón, tampoco puede concluirse indubitablemente que haya sido obje-
to de un despido discriminatorio por razón de sexo.
9. Sin embargo, en virtud del principio de suplencia de queja deficiente y del deber espe-
cial de protección de los derechos fundamentales que informa los procesos constituciona-
les, este Tribunal considera que también debe analizarse si los contratos de trabajo sujeto
a modalidad por incremento de actividad (conforme a lo establecido en la cláusula segun-
da del referido contrato) fueron desnaturalizados por simulación o fraude a las normas es-
tablecidas en el Decreto Supremo Nº 003-97-TR.
Por esta razón, debe concluirse que el contrato de trabajo sujeto a modalidad y su respec-
tiva adenda, suscritos por las partes a plazo determinado, encubrieron una relación laboral
de naturaleza indeterminada, por haber sido suscritos con fraude a las normas establecidas
en el Decreto Supremo Nº 003-97-TR.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú

518
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

HA RESUELTO
1. Declarar FUNDADA, en parte, la demanda porque se ha acreditado la vulneración del
derecho al trabajo; en consecuencia, NULO el despido de la demandante.
2. Ordenar que Triplay Martín S.A.C. cumpla con reponer a doña Maybelline Yesenia
Mera Chávez en el cargo que venía desempeñando o en otro de similar nivel o categoría,
en el plazo de dos días, bajo apercibimiento de que el juez de ejecución imponga las medi-
das coercitivas previstas en los artículos 22 y 56 del Código Procesal Constitucional, con
el abono de las costas y los costos del proceso.
3. Declarar IMPROCEDENTE el pago de los intereses legales.
Publíquese y notifíquese.
SS. MESÍA RAMÍREZ; CALLE HAYEN; ETO CRUZ

519
Joel Rosas Alcántara

EXP. N° 03844-2010-PA/TC
AREQUIPA
AMÉRICO ALEXANDER
ZEA AQUISE
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima (Arequipa), a los 10 días del mes de marzo de 2011, la Sala Segunda del Tribu-
nal Constitucional, integrada por los magistrados Álvarez Miranda, Vergara Gotelli y Ur-
viola Hani, pronuncia la siguiente sentencia.
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por don Américo Alexander Zea Aquise
contra la sentencia expedida por la Segunda Sala Especializada en lo Civil de la Corte Su-
perior de Justicia de Arequipa, de fojas 218, su fecha 26 de julio de 2010, que declaró im-
procedente la demanda de amparo de autos.
(…)
FUNDAMENTOS
1. En atención a los criterios de procedibilidad de las demandas de amparo relativos a ma-
teria laboral individual privada establecidos en los fundamentos 7 a 20 de la STC Exp.
Nº 0206-2005-PA/TC, que constituyen precedente vinculante, en el presente caso corres-
ponde evaluar si el demandante ha sido objeto de un despido fraudulento.
2. La demanda tiene por objeto que se disponga la reposición del recurrente en el cargo
que venía desempeñando como operario en la sociedad demandada, toda vez que sostiene
haber sido víctima de un despido fraudulento, en el que se habrían vulnerado sus derechos
al trabajo y al debido proceso.
3. Este Tribunal, en la STC Exp. Nº 976-2001-AA/TC, sostiene que se produce el despi-
do fraudulento cuando: “se despide al trabajador con ánimo perverso y auspiciado por el
engaño; por ende, de manera contraria a la verdad y la rectitud de las relaciones labora-
les; aún cuando se cumple con la imputación de una causal y los cánones procedimenta-
les, como sucede cuando se imputa al trabajador hechos notoriamente inexistentes, falsos
o imaginarios o, asimismo, se le atribuye una falta no prevista legalmente, vulnerando el
principio de tipicidad (...); o se produce la extinción de la relación laboral con vicio de vo-
luntad (...) o mediante la “fabricación de pruebas”.
4. El demandante manifiesta que habría sido objeto de un despido fraudulento y que se ha
afectado el principio de tipicidad, por cuanto en la carta de preaviso no se consignó que el
haber ido a laborar en estado de ebriedad revestía mayor gravedad debido a que realizaba
la función de operario de coneras, mientras que en la carta de despido sí se hizo referencia
a ese hecho, lo que no le permitió ejercer válidamente su derecho de defensa.
5. Al respecto, en el inciso e) del artículo 25 del Decreto Supremo Nº 003-97-TR se es-
tablece que constituye falta grave: “La concurrencia reiterada en estado de embriaguez o
bajo influencia de drogas o sustancias estupefacientes, y aunque no sea reiterada cuando
por la naturaleza de la función o del trabajo revista excepcional gravedad. La autoridad
policial prestara su concurso para coadyuvar en la verificación de tales hechos; la negativa
del trabajador a someterse a la prueba correspondiente se considerará como reconocimien-
to de dicho estado, lo que se hará constar en el atestado policial respectivo”.
6. Se advierte que a fojas 4 obra la carta de preaviso de fecha 26 de junio de 2009, en la que
se le imputa al demandante la falta grave prevista en el inciso e) del artículo 25 del Decreto

520
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

Supremo Nº 003-97-TR, por: “La concurrencia en estado de embriaguez. La negativa del


trabajador a someterse a la prueba correspondiente. (…) Los hechos descritos revelan fal-
ta grave consistente en la concurrencia a laborar en estado de embriaguez, así como a la
negativa suya a someterse a la prueba correspondiente”. Asimismo, en la carta de despido
de fecha 7 de julio de 2009, obrante a fojas 6, la sociedad emplazada comunica al deman-
dante su decisión de despedirlo, indicándose en ella que: “Cabe aclarar que las imputacio-
nes realizadas están referidas a: a. Su asistencia a laborar en estado de ebriedad hecho que
reviste excepcional gravedad al ser usted un obrero que opera maquinaria, específicamen-
te las Enconadoras (SSM o Sharer), el hecho de asistir a laborar en estado de ebriedad no
solo pone en riesgo a su propia persona sino a sus compañeros. b. Su negativa a someter-
se a la prueba correspondiente”.
7. Teniendo presente el contenido transcrito de las cartas mencionadas puede concluirse que
no se ha afectado el derecho de defensa del demandante ni el principio de tipicidad, pues
tanto en la carta de preaviso como en la carta de despido se le atribuyen al demandante los
mismos hechos que son considerados como faltas que cometió y que ocasionaron su despido
luego de haberse seguido el procedimiento previsto en el Decreto Supremo Nº 003-97-TR,
y en el cual el demandante ejerció su derecho de defensa conforme obra a fojas 78 en la car-
ta de descargo de fecha 3 de julio de 2009. Asimismo, es importante destacar que el hecho
de que no se haya especificado la excepcional gravedad que implicaba que el actor vaya a
trabajar en estado de ebriedad dada las funciones que realiza, en nada enerva que el despi-
do se haya efectuado conforme a ley, pues la falta cometida por el actor no solo ha queda-
do debidamente acreditada en autos, sino que además el actor al operar una máquina tantos
años debe conocer los riesgos que implica un manejo inadecuado de ella.
8. En efecto, en el caso de autos, ha quedado corroborado que la falta imputada no fue fa-
bricada sino que el actor la cometió, pues conforme consta en el Memorando Interno de
fecha 22 de junio de 2009, el Informe Nº 54 AVP.SEINTER-NAOSA de fecha 22 de ju-
nio de 2009, y la copia certificada emitida en la Comisaría José LuisBustamente y Rivero
de fecha 22 de junio de 2009, obrantes de fojas 71 a 73, respectivamente, el demandante
llegó a su centro de trabajo en estado de embriaguez y se negó a que le realicen la prueba
de dosaje etílico, por lo que resulta aplicable la presunción de haber concurrido en estado
de ebriedad establecida en la parte final del inciso e) del artículo 25 del Decreto Supremo
Nº 003-97-TR, por lo que corresponde desestimar la demanda.
Asimismo, es importante resaltar que el demandante laboraba como operador de una má-
quina conera, por lo que no existe duda respecto a la gravedad de su accionar imprudente
al pretender realizar su labor diaria en evidente estado de embriaguez.
9. En consecuencia, examinados los autos se concluye que el despido del demandante no
corresponde a ninguno de los supuestos de despido fraudulento, por cuanto la falta grave
que se le imputa, además de no ser inexistente, se encuentra prevista en la ley; y, por tan-
to, no habiéndose vulnerado los derechos constitucionales alegados la demanda debe ser
desestimada.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú
HA RESUELTO
Declarar INFUNDADA la demanda de amparo porque no se ha acreditado la vulneración
de los derechos alegados.
Publíquese y notifíquese.
SS. ÁLVAREZ MIRANDA; VERGARA GOTELLI; URVIOLA HANI

521
Joel Rosas Alcántara

EXP. N° 00529-2010-PA/TC
LIMA
TITO MARCELINO
SAÉNZ DUEÑASY OTROS
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 19 días del mes de octubre de 2010, el Pleno del Tribunal Constitucional,
integrado por los magistrados Mesía Ramírez, Beaumont Callirgos, VergaraGotelli, Ca-
lle Hayen, Eto Cruz, Álvarez Miranda y Urviola Hani, pronuncia la siguiente sentencia
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por don Tito Marcelino Sáenz Dueñas y
otros contra la resolución de fecha 1 de julio del 2009, de fojas 65 del cuaderno de apela-
ción, expedida por la Sala de Derecho Constitucional y Social Permanente de la Corte Su-
prema de Justicia de la República que, confirmando la apelada, declaró infundada la de-
manda de autos.
(…)
FUNDAMENTOS
1. El objeto de la demanda es que se declare la nulidad de la resolución de fecha 12 de
octubre de 2007, expedida por la Sala que decretó la improcedencia deldesestimiento de
la cesión de derechos celebrada por los recurrentes. Expuesta la pretensión, este Tribu-
nal Constitucional considera necesario determinar a la luz de los hechos expuestos en
la demanda y de los recaudos que obran en ella, si se ha vulnerado el derecho al debi-
do proceso de los recurrentes e infringido el principio deirrenunciabilidad de los dere-
chos laborales al haberse decretado la improcedencia del pedido de desistimiento de la
cesión de derechos.
Análisis del caso materia de controversia constitucional
2. Este Colegiado respecto al principio de irrenunciabilidad de derechos de los trabaja-
dores ha establecido que dicho principio: “hace referencia a la regla de no revocabilidad
e irrenunciabilidad de los derechos reconocidos al trabajador por la Constitución y la ley
(…) En ese sentido, de conformidad con lo establecido en el artículo V del Título Pre-
liminar del Código Civil, la renuncia a dichos derechos sería nula y sin efecto legal al-
guno. Así, conforme se desprende de lo previsto en el inciso 2) del artículo 26 de la Cons-
titución, la irrenunciabilidad solo alcanza a aquellos “(...) derechos reconocidos por la
Constitución y la ley”. No cubre, pues, a aquellos provenientes de la convención co-
lectiva de trabajo o la costumbre. Por otro lado, debe precisarse que un derecho de
naturaleza laboral puede provenir de una norma dispositiva o taxativa. En ese contexto,
la irrenunciabilidad es solo operativa en el caso de la segunda. (…) la norma taxati-
va es aquella que ordena y dispone sin tomar en cuenta la voluntad de los sujetos de
la relación laboral. En ese ámbito, el trabajador no puede “despojarse”, permutar o
renunciar a los beneficios, facultades o atribuciones que le concede la norma. (…) el
principio de irrenunciabilidad de derechos es justamente el que prohíbe que los ac-
tos de disposición del trabajador, como titular de un derecho, recaigan sobre normas
taxativas, y sanciona con la invalidez la transgresión de esta pauta basilar. La irre-
nunciabilidad de los derechos laborales proviene y se sujeta al ámbito de las normas

522
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

taxativas que, por tales, son de orden público y con vocación tuitiva a la parte más
débil de la relación laboral” (STC Exp. Nº 0008-2005-AI/TC; fundamento 24).
3. De acuerdo a lo expuesto, conviene preguntarse entonces si el acto jurídico de cesión de
derechos efectuada por los recurrentes a favor de la empresa Frigorífico Alianza S.A.C.,
cuyo contenido se aduce leonino, constituye un acto de despojo de los derechos de los re-
currentes prohibido por el principio de irrenunciabilidad de derechos. Al respecto, este Su-
premo Colegiado entiende que dicho acto jurídico no contraviene ni infringe el principio
de irrenunciabilidad de derechos de los trabajadores toda vez que, según lo alegado por
los propios recurrentes, dicho acto jurídico no tiene como plataforma una relación laboral,
es decir, no se celebra en el contexto de una relación laboral en el que las partes de dicho
acto coinciden con las calidades de empleador y empleado, y en el que el objeto constitu-
ya una cesión de derechos laborales; muy por el contrario, dicho acto jurídico tiene como
plataforma la autonomía de la voluntad de las personas para ceder y adquirir un derecho li-
tigioso cuyo contenido, al intervenir un tercero ajeno a la relación laboral (la empresa Fri-
gorífico Alianza S.A.C. - Cesionario), se convierte en uno de índole netamente civil. En
razón de ello, al no estar incurso dicho acto jurídico dentro de la prohibición de renuncia a
los derechos laborales de los trabajadores, la declaratoria de improcedencia del pedido de
desestimiento de cesión de derechos no vulnera derecho constitucional alguno de los recu-
rrentes; motivo por el cual la demanda debe ser desestimada.
4. Sin perjuicio de lo expuesto, resulta pertinente precisar que si los recurrentes alegan una
suerte de estado de necesidad, vicio o fuerza mayor que los indujo a celebrar el acto jurí-
dico de cesión de derechos cuyo contenido aducen es leonino, tienen expedita la vía civil a
efectos de que se declare la nulidad de dicho acto jurídico por supuesto vicio de la volun-
tad; asunto este de legalidad ordinaria que no puede ser ventilado siquiera en la vía ordi-
naria laboral, menos aún en la vía constitucional del amparo.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú
HA RESUELTO
Declarar INFUNDADA la demanda de amparo por no haberse acreditado la vulneración
del derecho al debido proceso.
Publíquese y notifíquese.
SS. MESÍA RAMÍREZ; BEAUMONT CALLIRGOS; VERGARA GOTELLI; CALLE
HAYEN; ETO CRUZ; ÁLVAREZ MIRANDA; URVIOLA HANI

523
Joel Rosas Alcántara

EXP. N° 02989-2010-PA/TC
HUAURA
BASE SINDICATO
TRABAJADORES SUTSA E.E.
DONOSO HUARAL
RESOLUCIÓN DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
Lima, 22 de setiembre de 2010
VISTO
El recurso de agravio constitucional interpuesto por Base Sindicato Trabajadores
SUTSA E.E. Donoso Huaral contra la resolución expedida por la Sala Civil de la Corte
Superior de Justicia de Huaura, de fojas 85, su fecha 22 de junio de 2010, que declara im-
procedente, in limine, la demanda de autos interpuesta contra el Jefe del Instituto Nacional
de Innovación Agraria del Ministerio de Agricultura y el Procurador Público respectivo; y,
ATENDIENDO A
1. Que con fecha 19 de febrero de 2010 la parte demandante interpone demanda de amparo
solicitando que se declare inaplicable la Resolución Jefatural N° 00041-2010-INIA, del 9
de febrero de 2010, que dispone el destaque al departamento de Arequipa del afiliado don
Manuel Guillermo Rubio Villarreal; y que en consecuencia se ordene la continuación de
sus labores en su mismo centro de trabajo, por considerar que se han vulnerado sus dere-
chos a la legítima defensa, al trabajo, a la sindicalización, entre otros.
2. Que el Juzgado Civil de Emergencia de Huaral, con fecha 26 de febrero de 2010, decla-
ra improcedente in limine la demanda por estimar que en el presente caso resulta aplicable
el precedente vinculante establecido en la STC Exp. Nº 0206-2005-PA/TC que establece
que serán declarados improcedentes los amparos referidos al cuestionamiento del trasla-
do de un trabajador a un lugar distinto al que presta habitualmente servicios, como es el
caso de autos. La Sala Superior competente confirma la apelada por el mismo fundamento.
3. Que el Tribunal Constitucional en la STC Exp. Nº 0206-2005-PA/TC ha señalado que: la
libertad sindical, en su dimensión plural o colectiva, también protege la autonomía sindi-
cal, esto es, que los sindicatos funcionen libremente sin inferencias o actos externos que
los afecten. Protege, asimismo, las actividades sindicales que desarrollan los sindicatos
y sus afiliados, así como a los dirigentes sindicales, para garantizar el desempeño de sus
funciones y que cumplan con el mandato para el que fueron elegidos. Sin esta protección
no sería posible el ejercicio de una serie de derechos y libertades, tales como el derecho de
reunión sindical, el derecho a la protección de los representantes sindicales para su actua-
ción sindical, la defensa de los intereses de los trabajadores sindicalizados y la representa-
ción de sus afiliados en procedimientos administrativos y judiciales. Del mismo modo, no
sería posible un adecuado ejercicio de la negociación colectiva y el derecho de huelga”.
4. Que sin embargo del documento obrante a fojas 5 de autos se advierte que don Manuel
Guillermo Rubio Villarreal no ostenta cargo dirigencial dentro del sindicato, sino que solo
tiene la condición de afiliado a la organización sindical; por tanto, el traslado del citado
trabajador a lugar distinto de aquel en el que presta habitualmente servicios no afectaría la
libertad sindical de la parte demandante; motivo por el cual al ser competencia de los jue-
ces de trabajo dicho cuestionamiento, tal como se ha señalado en el fundamento 18 de la
STC Exp. Nº 206-2005-PA/TC, la presente demanda debe ser declarada improcedente.

524
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

5. Que por último este Tribunal en la STC Exp. Nº 3511-2009-PA/TC, en un caso similar
al de autos, ha señalado que: “en puridad lo que subyace a la demanda es un reclamo la-
boral de un trabajador con vínculo laboral vigente, esto es, un reclamo respecto de un acto
que pudiera ser catalogado como uno de hostilidad por parte del empleador; siendo así, te-
niéndose en cuenta lo señalado en el fundamento precedente, la demanda debe ser desesti-
mada, aunque dejando a salvo el derecho del demandante para que lo haga valer en la vía
correspondiente”.
Por estas consideraciones, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú
RESUELVE
Declarar IMPROCEDENTE la demanda de amparo.
Publíquese y notifíquese.
SS. VERGARA GOTELLI; ÁLVAREZ MIRANDA; URVIOLA HANI

525
Joel Rosas Alcántara

EXP. N° 02476-2010-PA/TC
LIMA
SINDICATO NACIONAL DE
TRABAJADORES OBREROS
DE GLORIA S.A.
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 2 días del mes de noviembre de 2011, la Sala Primera del Tribunal Consti-
tucional, integrada por los magistrados Beaumont Callirgos, Calle Hayen y EtoCruz, pro-
nuncia la siguiente sentencia
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por el Sindicato Nacional de Trabajadores
Obreros de Gloria S.A., contra la sentencia expedida por la Sexta Sala Civil de la Corte
Superior de Justicia de Lima, de fojas 410, su fecha 24 de marzo de 2010, que declaró in-
fundada la demanda de amparo de autos.
ANTECEDENTES
Con fecha 5 de octubre de 2007, el sindicato recurrente interpone demanda de amparo con-
tra Gloria S.A. solicitando que, en aplicación de los derechos a la igualdad ante la ley y
a la no discriminación, se haga extensivo el pago a cuenta de reintegros por el incremen-
to de remuneraciones de su Pliego de Reclamos del año 2007, que la Sociedad emplaza-
da ha otorgado al personal obrero no sindicalizado la suma de S/. 350.00 por persona. Asi-
mismo solicita que todo incremento bajo cualquier modalidad que se otorgue al personal
obrero no sindicalizado durante los años 2007 y 2008, se haga también extensivo al perso-
nal obrero sindicalizado. Solicita que la Sociedad demandada se abstenga de incentivar y
promover la desafiliación de sus afiliados, mediante el otorgamiento de beneficios econó-
micos y/o condiciones de trabajo al personal no sindicalizado.
La Sociedad emplazada contesta la demanda, manifestando que no existe vulneración a
los principios de igualdad y no discriminación, toda vez que las condiciones laborales de
los sujetos a negociación colectiva no están definidas por la empresa, sino más bien por el
respectivo convenio colectivo que celebren la empresa y el sindicato demandante. Agre-
ga que no es responsabilidad de la empresa que se hayan generado desafiliaciones inter-
nas de algunos afiliados al organismo sindical, sino que ello se debe al accionar errado de
la dirigencia sindical.
El Vigésimo Primer Juzgado Civil de Lima, a fojas 354, con fecha 24 de marzo de 2009,
declaró infundada la demanda, por considerar que la convención colectiva de trabajo es el
acuerdo destinado a regular las remuneraciones, las condiciones de trabajo y demás, con-
cernientes a las relaciones entre trabajadores y empleadores, de conformidad con lo dis-
puesto en el artículo 41 del Decreto Supremo N° 010-2003-TR y que, en el presente caso,
de autos no se desprende que la decisión tomada por la empresa constituya una actitud de
represalia como consecuencia de la afiliación de sus trabajadores.
La Sala revisora confirma la apelada por los mismos fundamentos.
FUNDAMENTOS
Delimitación del petitorio y procedencia de la demanda
1. La pretensión del sindicato demandante consiste en que la Sociedad emplazada cumpla
con hacer extensivo a favor de los obreros sindicalizados el pago a cuenta de reintegros por

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

reajuste salarial 2007, que ha sido otorgado a los obreros no sindicalizados por la suma de
S/. 350.00. Se alega que dicho acto ha vulnerado los principios de igualdad ante la ley y a
la no discriminación. Asimismo, solicita también que la Sociedad demandada se absten-
ga de incentivar y promover la desafiliación de los miembros del sindicato. Afirma que los
trabajadores sindicalizados vienen siendo objeto de discriminación.
2. Este Tribunal, mediante la STC Exp. Nº 0206-2005-PA/TC, establecida como prece-
dente vinculante en aplicación del artículo VII del Título Preliminar del Código Proce-
sal Constitucional publicada en el diario El Peruano el 22 de diciembre de 2005, ha esta-
blecido los lineamientos jurídicos que permiten delimitar las pretensiones relativas tanto
al régimen laboral privado como al público que merecen protección a través del proceso
de amparo.
3. En el citado precedente, este Tribunal precisó, con carácter vinculante, que el proce-
so de amparo constituye la vía idónea, eficaz y satisfactoria para proteger, entre otras
cosas, el derecho a la no discriminación y de libertad sindical en caso de que su ejerci-
cio sea vulnerado de manera manifiesta, por lo que se procederá a analizar el fondo de
la controversia.
Análisis del caso concreto
4. A fojas 35 obra la carta de fecha 4 de diciembre de 2006, dirigida al Gerente de Recur-
sos Humanos de la Sociedad emplazada mediante la cual la representación sindical pre-
senta el proyecto de Convenio Colectivo para el periodo comprendido del 1 de enero al
31 de diciembre de 2007, sobre beneficios económicos, entre ellos, un aumento general de
los jornales básicos, el cual a la fecha de presentación de la demanda se encontraba aún
en trámite.
5. Es en esas circunstancias que se advierte que la Sociedad emplazada decide otorgar un
adelanto a cuenta del incremento de remuneraciones del año 2007 al personal obrero no
sindicalizado, tal como se consigna en el comunicado de fecha 10 de setiembre de 2007,
obrante a fojas 24, y en la carta de fecha 13 de setiembre de 2007, obrante a fojas 26, emi-
tida por el Jefe de Relaciones Laboral de la Sociedad emplazada, en la que se señala que:
“Nuestra empresa con fecha 03 de setiembre de 2007 publicó un Comunicado al Personal
indicando que los trabajadores no sujetos a negociación colectiva para efectos remunera-
tivos y condiciones de trabajo, podrán solicitar un adelanto a cuenta del reintegro por rea-
juste salarial 2007 (…)”.
Es por ello que el sindicato recurrente afirma que la Sociedad emplazada comete un acto
de discriminación sindical, vulnerando directamente los derechos a la igualdad ante la ley,
a la no discriminación y a la libertad sindical.
6. Al respecto cabe precisar que conforme se estableció en la STC Exp. Nº 0206-2005-PA/
TC, “la libertad sindical y el derecho de sindicación reconocidos por el artículo 28, inci-
so 1 de la Constitución (Exp. Nº 0008-2005-PI/TC, fundamentos 26, 27 y 28), e interpre-
tados conforme a la Cuarta Disposición Final y Transitoria de la Constitución y al artículo
V del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, imponen la obligación esta-
tal de adoptar las medidas necesarias y apropiadas para garantizar a los trabajadores y em-
pleadores el libre ejercicio del derecho de sindicación e impedir todo acto de discrimina-
ción tendiente a menoscabar la libertad sindical, tales como condicionar el empleo de un
trabajador a que no se afilie o a que deje de ser miembro de un sindicato; o despedir a un
trabajador o perjudicarlo en cualquier forma a causa de su afiliación sindical o a su partici-
pación en actividades sindicales fuera de las horas de trabajo o, con el consentimiento del
empleador, durante las horas de trabajo (artículo 11 del Convenio Nº 87 de la OIT, sobre

527
Joel Rosas Alcántara

libertad sindical y protección del derecho de sindicación, artículo 1 del Convenio Nº 98


de la OIT, relativo a la aplicación de los principios del derecho de sindicación y de nego-
ciación colectiva)”.
7. El derecho a la libertad sindical, está reconocido en el artículo 28, inciso 1) de la Cons-
titución. Este derecho tiene un doble contenido: un aspecto orgánico, así como un aspecto
funcional. El primero consiste en la facultad de toda persona de constituir organizaciones
con el propósito de defender sus intereses gremiales. El segundo consiste en la facultad de
afiliarse o no a este tipo de organizaciones.
Sin embargo, el contenido esencial de este derecho no puede agotarse en los aspectos
orgánico y funcional, sino que a este núcleo mínimo e indisponible deben añadirse to-
dos aquellos derechos de actividad o medios de acción que resulten necesarios para que
la organización sindical cumpla los objetivos que a su propia naturaleza corresponde,
esto es, el desarrollo, la protección y la defensa de los derechos e intereses, así como el
mejoramiento social, económico y moral de sus miembros. Por consiguiente, cualquier
acto que se oriente a impedir o restringir de manera arbitraria e injustificada la posibi-
lidad de acción o la capacidad de obrar de un sindicato, resultará vulneratorio del dere-
cho de libertad sindical.
8. Asimismo, el Decreto Supremo Nº 010-2003-TR, en su artículo 4, establece que: “El
Estado, los empleadores y los representantes de uno y otros deberán abstenerse de toda
clase de actos que tiendan a coactar, restringir o menoscabar, en cualquier forma, el dere-
cho de sindicalización de los trabajadores, y de intervenir en modo alguno en la creación,
administración o sostenimiento de las organizaciones sindicales que estos constituyen”.
9. Por su parte, la OIT, en el Informe Nº 307, Caso Nº 1886, al pronunciarse sobre la Queja
interpuesta por la Asociación de Empleados Bancarios de Uruguay (AEBU) contra el Go-
bierno del Uruguay en su Convenio núm. 98, señala que: “El Comité considera que el otor-
gamiento de gratificaciones al personal no afiliado a la organización sindical –aun si no es
a la totalidad de los trabajadores no afiliados– excluyendo de ellas a todos los trabajadores
afiliados en momentos que existe un conflicto colectivo, es un acto de discriminación anti-
sindical contrario al Convenio núm. 98. En estas condiciones, el Comité pide al Gobierno
que tome las medidas necesarias para evitar que tales actos se repitan”.
Lo que conlleva a la conclusión que se configura un acto de discriminación contra los tra-
bajadores afiliados cuando en plena tramitación de una negociación colectiva, el emplea-
dor decide entregar incentivos económicos a los trabajadores condicionando estos a que
no se encuentren sindicalizados.
10. De otro lado, respecto al derecho a la igualdad cabe precisar que este tiene dos facetas:
igualdad en la ley e igualdad ante la ley. Refiriéndonos a la igualdad en la ley, implica que
un mismo órgano no puede modificar arbitrariamente el sentido de sus decisiones en ca-
sos sustancialmente iguales, y que cuando el órgano en cuestión considere que debe apar-
tarse de sus precedentes, tiene que ofrecer para ello una fundamentación suficiente y razo-
nable. En cuanto a la igualdad ante la ley, la norma debe ser aplicable por igual a todos los
que se encuentren en la situación descrita en el supuesto de la norma. Sin embargo, debe-
mos tener en cuenta que no toda desigualdad constituye necesariamente una discrimina-
ción; la igualdad solamente será vulnerada cuando el trato desigual carezca de una justi-
ficación objetiva y razonable.
11. De lo expuesto anteriormente se desprende que otorgar incentivos económicos so-
lamente a los trabajadores no afiliados a una organización sindical, es un actovulnera-
torio del derecho a la libertad sindical, en el sentido que impide o restringe de manera

528
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

arbitraria e injustificada la posibilidad de acción del sindicato, pues ello no solo promueve
la desafiliación de los trabajadores, tal como ha ocurrido en el presente caso, sino que evi-
dentemente constituye un acto de discriminación sindical.
En efecto, de autos se ha comprobado que a la fecha que la Sociedad emplazada ofrece
otorgar a los trabajadores no afiliados al Sindicato, el adelanto remunerativo a cuenta del
reajuste salarial del año 2007, el Sindicato recurrente se encontraba negociando el pliego
de reclamos de ese año, habiendo surgido incluso un conflicto en la tramitación del mismo.
De lo cual se infiere que el ofrecimiento de la Sociedad emplazada conllevó a desestimu-
lar la actividad sindical y por ello que varios trabajadores procedieron a presentar sus car-
tas de desafiliación a la organización sindical, tal como obra de fojas 27 a 34, por lo que,
encontrándonos ante la vulneración al derecho de sindicalización de los trabajadores del
sindicato recurrente, corresponde estimar la demanda.
12. Este Tribunal considera que no se encuentra una justificación razonable para otor-
gar beneficios económicos a los trabajadores no sindicalizados y excluir a los sindicaliza-
dos, toda vez que al ser trabajadores de una misma empresa, merecen un trato igual, bajo
las mismas condiciones, por lo que claramente se demuestra una afectación al derecho de
igualdad y a una discriminación en orden al carácter sindical de los trabajadores que inte-
gran el sindicato recurrente, al no otorgárseles las mismas condiciones.
13. Por último, cabe señalar que si bien es cierto que las condiciones laborales de los su-
jetos a negociación colectiva no están definidas por la empresa, sino más bien a través de
convenios colectivos, también es cierto que una vez suscrito el convenio que dispone el in-
cremento remunerativo, el obligado a otorgarlos es la empresa, no resultando ningún per-
juicio a la institución que el adelanto propuesto a los no sindicalizados se haga extensivo
a los trabajadores sindicalizados, máxime si por derecho les corresponde el reintegro del
ajuste a partir del mes de enero de 2007.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú
HA RESUELTO
Declarar FUNDADA la demanda, por haberse vulnerado el derecho a la libertad sindical,
a la igualdad y a la no discriminación, ORDENANDO a Gloria S.A. se abstenga de incu-
rrir en actos de discriminación que vulneren dichos derechos, bajo apercibimiento de que
el juez de ejecución aplique las medidas coercitivas prescritas en los artículo 22 y 59 del
Código Procesal Constitucional.
Publíquese y notifíquese.
SS. BEAUMONT CALLIRGOS; CALLE HAYEN; ETO CRUZ

529
Joel Rosas Alcántara

EXP. Nº 00002-2010-PI/TC
LIMA
MÁS DE 5,000 CIUDADANOS
SENTENCIA
DEL PLENO JURISDICCIONAL DEL
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DEL PERÚ
DEL 31 DE AGOSTO DE 2010
PROCESO DE
INCONSTITUCIONALIDAD
MÁS DE 5,000 CIUDADANOS CONTRA EL PODER EJECUTIVO
SÍNTESIS
Demanda de inconstitucionalidad interpuesta por más de 5,000 ciudadanos, contra el De-
creto Legislativo Nº 1057 que regula el Régimen Especial de Contratación Administrati-
va de Servicios
Magistrados firmantes
MESÍA RAMÍREZ
BEAUMONT CALLIRGOS
VERGARA GOTELLI
CALLE HAYEN
ÁLVAREZ MIRANDA
URVIOLA HANI

EXP. Nº 00002-2010-PI/TC
LIMA
MÁS DE 5,000 CIUDADANOS
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 7 días del mes de setiembre de 2010, el Tribunal Constitucional en sesión
de Pleno Jurisdiccional, con la asistencia de los magistrados Mesía Ramírez, Presiden-
te; Beaumont Callirgos, Vicepresidente; Vergara Gotelli, Calle Hayen, Álvarez Miranda y
Urviola Hani, pronuncia la siguiente sentencia, con el fundamento de voto del magistrado
Vergara Gotelli, que se agrega
I. ASUNTO
Demanda de inconstitucionalidad interpuesta por más de 5,000 ciudadanos contra el De-
creto Legislativo Nº 1057, que regula el Régimen Especial de Contratación Administrativa
de Servicios, publicado en el diario oficial El Peruano el 28 de junio de 2008.
(…).

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

IV. FUNDAMENTOS
§ Análisis sobre la Forma
1. La pretendida inconstitucionalidad formal del Contrato Administrativo de
Servicios
1. Por la Ley Nº 29157, publicada en el diario oficial El Peruano el 20 de diciembre de
2007, el Congreso de la República delegó en el Poder Ejecutivo la facultad de legislar so-
bre diversas materias relacionadas con la implementación del Acuerdo de Promoción Co-
mercial Perú - Estados Unidos (en adelante “TLC” o “ALC”), y con el apoyo a la competi-
tividad económica para su aprovechamiento. En su artículo 1 la precitada norma establece
que la finalidad de dicha delegación es: “facilitar la implementación del Acuerdo de Pro-
moción Comercial Perú - Estados Unidos y su Protocolo de Enmienda, y el apoyo a la
competitividad económica para su aprovechamiento”, sustentándose para ello en los ar-
tículos 101.4 y 104 de la Constitución, así como en los artículos 76.1.d y 90 del Reglamen-
to del Congreso de la República.
2. El artículo 2 de la misma norma precisa tanto las materias como el plazo durante el cual
se delegan las facultades allí detalladas.
3. Se ha cuestionado la inconstitucionalidad formal del Decreto Legislativo Nº 1057, que
regula el Régimen Especial de Contratación Administrativa de Servicios, norma que con-
forme se dispone en su artículo 1, tiene por objeto regular “el régimen especial de contra-
tación administrativa de servicios, y tiene por objeto garantizar los principios de méritos
y capacidad, igualdad de oportunidades y profesionalismo de la administración pública”.
4. Entre las objeciones esgrimidas para cuestionar este dispositivo se ha alegado que el ob-
jeto de la delegación de facultades era para mejorar la competencia económica del país,
por lo que, en relación a la modernización del Estado, no hay justificación para crear un
sistema de contratación administrativa no laboral como el creado por el Decreto Legisla-
tivo Nº 1057.
5. Este Colegiado observa que en el artículo 2.1.b de la norma que contiene las faculta-
des delegadas, se exponen las materias que comprenden, todas vinculadas a la: “mejo-
ra del marco regulatorio, fortalecimiento institucional y simplificación administrativa,
y modernización del Estado”, ello dentro de “los compromisos del Acuerdo de Promo-
ción Comercial Perú - Estados Unidos y de su Protocolo de Enmienda, y a las medidas
necesarias para mejorar la competitividad económica para su aprovechamiento” (ar-
tículo 2.2).
6. Resuelta pues necesario interpretar ambas disposiciones de la ley –la facultad delegada
expresada y el objetivo de ella–, ya que mientras el artículo 2.2 pretende limitar las com-
petencias delegadas a la implementación del ALC, el artículo 2.1.b de la norma, al deta-
llar las facultades delegadas, hace una referencia genérica a la modernización del Estado,
sin advertir que esa materia es mucho más amplia de lo que pretende la parte demandan-
te –como si únicamente estuviera referida al contenido de la Ley Nº 27658, Ley Marco de
Modernización de la Gestión del Estado, la que además está referida a aspectos de gestión,
como su nombre lo señala–; esto es, que abarca conceptos tales como la falta de transpa-
rencia, el exceso de trámites burocráticos, la desorganización existente dentro de las insti-
tuciones públicas para el cumplimiento de fines y metas, etc.
En ese sentido, el proceso de modernización del Estado debe abarcar aspectos y deficien-
cias estructurales advertidas en su funcionamiento, de modo que, resolviendo los proble-
mas identificados, mejore la gestión del Estado. Esta inconsistencia debe ser resuelta, de

531
Joel Rosas Alcántara

preferencia, tomando en cuenta la preponderancia que tiene la competencia expresamente


delegada respecto de la temática en la que se le pretende enmarcar.
7. Un componente importante en este proceso de modernización resulta ser el funciona-
miento del aparato burocrático del Estado, en el que se advierte la coexistencia de dos re-
gímenes laborales de distinta naturaleza –conocidos como público y privado–; a ello debe
agregarse que la posibilidad que tenía el Estado de suscribir contratos de naturaleza ci-
vil, conocidos como de servicios no personales, en los que la parte contratante privada ca-
recía de cualquier derecho laboral, a pesar que en algunos casos realizaba labores de na-
turaleza permanente, situación que podía llevar a la desnaturalización de este sistema de
contratación.
8. Pretender que la legislación delegada únicamente permite regular y solucionar este pro-
blema en relación a los trabajadores del sector privado, siempre que estén vinculados al
sector comercial –como pretende la parte demandante–, importa atribuir un significado
que no abarca todo lo establecido en la ley delegatoria, dado que una interpretación en
ese sentido es limitada, pues requeriría legislaciones sectoriales que en nada resuelven los
problemas del Estado, tanto más cuando en el propio TLC, el Estado peruano se ha com-
prometido a “PROTEGER, fortalecer y hacer efectivos los derechos fundamentales de
sus trabajadores, fortalecer su cooperación en materia laboral y desarrollar sus respectivos
compromisos internacionales en materia laboral” (Preámbulo del TLC), sin que ello se li-
mite a los trabajadores del sector privado vinculados a actividades comerciales.
9. En consecuencia, dado que el Decreto Legislativo Nº 1070 está dentro del marco de la
legislación delegada, corresponde desestimar este extremo de la demanda.
§ Análisis Material
2. Naturaleza del denominado Contrato Administrativo de Servicios - CAS
10. El Decreto Legislativo Nº 1057, que aprueba el denominado Contrato Administrativo
de Servicios, en su artículo 1 regula un régimen especial de contratación administrativa
que tiene por objeto garantizar los principios de méritos y capacidad, igualdad de oportu-
nidades y profesionalismo de la administración pública.
11. Resulta pues necesario, previamente a cualquier desarrollo sobre la constitucionalidad
o no de dicha norma, determinar si nos encontramos frente a un contrato administrativo o
a un contrato laboral; para ello, el Tribunal Constitucional tendrá en cuenta no solo la no-
menclatura utilizada por la norma cuestionada, sino principalmente el contenido de los dis-
positivos que aquella contiene.
12. En principio, la contratación administrativa se aparta del régimen general de contra-
tación contenido en la legislación civil, de modo que nos remite a un régimen especial,
vinculado a la particular posición que tiene la administración pública en nuestro ordena-
miento jurídico; por un lado como ente con prerrogativas previstas en la Constitución y las
leyes, y por el otro como parte contratante, asumiendo obligaciones y deberes vinculados
a los contratos que aquella suscribe con personas de derecho privado.
13. A través de los contratos administrativos la Administración contrata a un tercero para
que ejecute obras públicas, preste o administre –en su representación– un servicio público;
en otras palabras, se recurre a un particular para que, a cambio de una contraprestación,
ejecute o desarrolle una obra o actividad propia de la administración.
14. Estos contratos tienen ciertas características o particularidades que justifican su consi-
deración como un régimen especial o particular; así, se tiene que, no alteran o modifican

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

la posición de la partes dentro del ordenamiento jurídico (administración o tercero), son de


naturaleza contractual (esto es, que es voluntario, y que regula obligatoriamente los dere-
chos y obligaciones de las partes, aunque la administración no pierde sus prerrogativas),
e incluso el cuestionamiento de estos contratos en sede judicial ya no es de competencia
de la jurisdicción civil (entendida como ordinaria), sino de la contenciosa administrativa.
15. Ello demuestra la importancia y magnitud que ha ido tomando la actividad contrac-
tual de la administración pública, sobre todo cuando aquella se caracteriza por la contra-
tación de bienes, servicios y obras, según corresponda y de acuerdo a las necesidades de
la entidad contratante.
La referencia a la contratación de “servicios”, podría llevar a considerar a priori que la
norma impugnada, en tanto pretende regular la contratación de servicios administrativos,
regula un mecanismo de contratación administrativa; sin embargo, la respuesta no puede
darse tan a la ligera y sin tomar en cuenta el contenido del contrato de servicios así como
el marco jurídico que le sirve de sustento.
16. Es que en general un contrato contiene –sin que ello importe intentar un análisis por-
menorizado y sea solo con fines pedagógicos–, primero, la identificación de las partes que
lo suscriben, así como la descripción de la materia u objeto materia del mismo, luego las
obligaciones que corresponden a cada parte, y finalmente las cláusulas vinculadas al in-
cumplimiento, impugnación del contrato, pacto arbitral o de sometimiento a la competen-
cia territorial de determinados jueces, etc., entre otras cláusulas.
17. Sin embargo, en el presente caso resulta sumamente paradójico encontrar especificado
dentro del marco jurídico que regula el contrato el detalle de los derechos fundamentales
que deben respetarse como parte del contrato, lo cual evidencia la existencia de una rela-
ción laboral a la sola suscripción de los contratos.
18. Al respecto, en el Decreto Legislativo Nº 1057 se encuentran disposiciones que ha-
cen dudar de que nos encontremos frente a un contrato administrativo, más allá de la de-
nominación que se le haya pretendido dar al sistema de contratación regulado por él. Así
se tiene que:
- Garantiza los principios de méritos y capacidad, igualdad de oportunidades y profesiona-
lismo de la administración pública (artículo 1).
- Fija como parte del contenido del contrato “administrativo de servicios” (artículo 6, in-
cisos 1 a 4):
• Un máximo de cuarenta y ocho (48) horas de prestación de servicios a la semana.
• Veinticuatro (24) horas continuas de descanso por semana.
• Quince (15) días calendario continuos de descanso por año cumplido.
• Afiliación al régimen contributivo que administra ESSALUD, fijando como base máxi-
ma de la contribución el equivalente al 30% de la UIT vigente en el ejercicio por cada
asegurado
A mayor abundamiento, el Reglamento del Decreto Legislativo Nº 1057, Decreto Supre-
mo Nº 075-2008-PCM, reitera estos “contenidos”, haciendo precisiones sobre el particular
19. Por ello, este Colegiado concluye expresando que el contenido del contrato regulado
en la norma impugnada tiene las características de un contrato de trabajo y no de un con-
trato administrativo, en la medida en que prevé aspectos tales como la determinación de

533
Joel Rosas Alcántara

la jornada de trabajo (que implica incluso determinar el horario de trabajo, pues de lo con-
trario sería imposible controlar la jornada semanal), así como los descansos semanales y
anual. Cabe considerar también que la denominación dada por el legislador a la norma
cuestionada resulta, cuando menos, imprecisa, dado que le pretende conferir un significa-
do distinto al contenido que regula.
20. En consecuencia, el Tribunal Constitucional estima que –más allá de la denominación
dada a los contratos suscritos bajo el marco del Decreto Legislativo Nº 1057, al pretender
considerarlos como contratos administrativos de servicios–, los contratos suscritos bajo el
marco del Decreto Legislativo Nº 1057 son de naturaleza laboral. En todo caso, lo que co-
rresponde determinar, ahora, es si estos contratos están vinculados a un régimen laboral
preexistente o si se trata de uno nuevo.
3. Los regímenes laborales en la Administración Pública
21. La Constitución Política del Estado, en sus artículos 2.15, 10, 11 y 22 a 29 establece
el conjunto de derechos, principios y garantías que deben protegerse en una relación labo-
ral; en ese sentido, el legislador –tanto el ordinario como el delegado– tiene amplio mar-
gen de acción, siempre que en el desarrollo de su labor, primero, no afecten derechos fun-
damentales o los principios y valores contenidos en la Constitución, y segundo, no afecten
los límites de la legislación delegatoria, situación que no se advierte en el caso de autos.
22. Sin embargo, de las normas precitadas no se puede derivar la necesidad de un régi-
men laboral único para el sector público –más allá de que ello pudiera considerarse desea-
ble–; sin embargo el objeto de la presente demanda es otro, esto es, analizar el contenido
del Decreto Legislativo Nº 1057 tal como si de una norma laboral se tratara, sin que ello
afecte su constitucionalidad.
23. El ordenamiento jurídico peruano contiene cuando menos dos regímenes laborales ge-
nerales, alrededor de los cuales giran otros más específicos. Nos referimos a los regula-
dos por los Decretos Legislativos Nº 276 y 728, denominados Ley de Bases de la Carre-
ra Administrativa y de Remuneraciones del Sector Público, el primero, y Ley de Fomento
del Empleo, el segundo, los cuales contiene la legislación marco aplicable tanto al sec-
tor público como al sector privado, respectivamente. El acceso, características, derechos y
obligaciones, finalización de la relación laboral, etc., están regulados en cada caso de ma-
nera específica y expresa, lo que a su vez ha dado lugar a que los mecanismos de protección
de tales regímenes sean diferentes y específicos, como de alguna manera lo ha señalado el
Tribunal Constitucional en el denominado Caso Baylón (STC Exp. Nº 206-2005-PA/TC).
24. Además, alrededor de estos dispositivos coexisten normas específicas para distintos
sectores laborales, tales como las aplicables a los trabajadores de la micro y pequeña em-
presa (Ley Nº 28015), a los trabajadores del sector agrario (Ley Nº 27360), a los de cons-
trucción civil, del hogar, mineros, profesores, trabajadores portuarios, etc.
25. Sin embargo, esta distinción no es muy clara respecto de los obreros, empleados, servi-
dores y funcionarios públicos que cumplen funciones para el Estado, dado que aquellos pue-
den encontrarse vinculados a cualquiera de los regímenes laborales generales, pues de ello
depende cuál es el aplicable a la entidad a la que pertenecen, dándose supuestos en los que
incluso es posible la coexistencia de ambos regímenes laborales en la misma institución.
26. Por lo que se puede tener, como primera conclusión, que no resulta inconstitucional
considerar al Decreto Legislativo Nº 1057 como una norma de derecho laboral, dado que
puede coexistir con los regímenes generales existentes. No obstante ello, corresponde de-
terminar si es que forma parte o complementa a alguno de ellos.

534
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

Ello resulta de vital importancia, dado que permitirá que el Tribunal Constitucional, den-
tro de una gama de posibilidades que van desde la inconstitucionalidad material –con la
consiguiente derogación de la norma impugnada, precisando los efectos de ello–, hasta la
declaración de su constitucionalidad, elija un pronunciamiento simple, o uno sujeto a cier-
tas reglas interpretativas para hacer compatible el contenido de la norma impugnada con
el texto constitucional.
27. En el caso del Decreto Legislativo Nº 276, que promulga la Ley de Bases de la Carre-
ra Administrativa y de Remuneraciones del Sector Público, se advierte –efectos de la pre-
sente sentencia–, que el ingreso a la carrera pública está sujeto al cumplimiento de ciertos
requisitos (artículo 12), tales como ser ciudadano en ejercicio; acreditar buena conducta y
salud; reunir los requisitos propios del respectivo grupo ocupacional; aprobar el concurso
de admisión; así como los demás que señale la ley.
Además, el ingreso a la Carrera Administrativa debe hacerse por el nivel inicial de cada
grupo ocupacional, siendo necesario para ello la existencia de vacantes presupuestadas,
pues de otro modo no podría entenderse lo expuesto en el artículo 13 cuando se dispone
que: “Las vacantes se establecen en el presupuesto de cada entidad”.
28. Respecto del Decreto Legislativo Nº 728, del que posteriormente se separaron dos
textos normativos, denominados Ley de Formación y Promoción Laboral y Ley de Pro-
ductividad y Competitividad Laboral, cabe tener presente el Decreto Supremo Nº 003-
97-TR, por el que se aprueba el Texto Único Ordenado dela Ley de Productividad y
Competitividad Laboral, que regula el régimen laboral para los trabajadores del sector
privado. Esta norma contiene, en su artículo 4, dos disposiciones que deben tenerse pre-
sente; por un lado, la que regula la existencia de un contrato de trabajo y por el otro, la
que expone las características de dicho contrato, el cual puede ser a plazo indetermina-
do, sujeto a modalidad o a tiempo parcial. Asimismo, la protección contra el despido ar-
bitrario aparece prevista para aquellos casos en los que se supere el periodo de prueba
de 3 meses (artículo 10).
29. Este marco general tiene ciertas peculiaridades al momento en que se aplica para los
trabajadores de este régimen, pero que laboran para entidades o dependencias del sector
público; en ese sentido cabe señalar que todas las leyes de presupuesto en los últimos años
han contenido disposiciones que tienen por objeto limitar, genéricamente, el ingreso de
personal al sector público, estableciendo, por excepción, casos en los que ello es posible;
en ese sentido, tenemos:

Ley De Presupuesto Nº Vigente en el año Artículo


28427 2005 8
28652 2006 8.b
28927 2007 4
29142 2008 7
29289 2009 8
29465 2010 9

30. De todo lo expuesto, se puede extraer, como segunda conclusión, que para ingresar al
sector público, tanto en el régimen laboral público como en el privado, resulta necesario
no solo la existencia de una plaza vacante, que debe encontrarse previamente presupuesta-
da, sino además que no exista impedimento para que aquella sea cubierta a través del me-
canismo idóneo para tal efecto.

535
Joel Rosas Alcántara

31. Por ello, al tomar en cuenta cómo regulan estos sistemas el acceso a la carrera pública
–independientemente del régimen laboral aplicable– y al compararlos con el contenido en
el Decreto Legislativo Nº 1057, se advierte que este no es complementario de ninguno de
tales regímenes, dado que tiene sus propias reglas de contratación, por lo que se le puede
considerar como un sistema de contratación laboral independiente.
32. Esta posibilidad ha sido implícitamente aludida por la parte demandante, la que propu-
so como una alternativa para “salvar” la inconstitucionalidad de la norma, que a través de
una sentencia interpretativa se equipare dicho sistema de contratación, con el previsto en
el régimen regulado por el Decreto Legislativo Nº 728.
33. En ese sentido se propuso realizar un análisis bajo los presupuestos del principio-
derecho de igualdad; sin embargo, considera el Tribunal Constitucional que ello no es
posible, dado que no nos encontramos frente a regímenes o sistemas laborales que ten-
gan la misma naturaleza o características, pues el acceso a ellos, es de diferente natura-
leza –como se ha sido advertido precedentemente–, lo que justifica un trato diferencia-
do, no siendo por ello necesario, para criterio de este Colegiado, que se aplique el test
de igualdad.
No escapa a este Colegiado, además, que de aceptarse dicha propuesta, se permitiría que
quienes no forman parte de la carrera pública ingresen a ella, sin que se verifique la exis-
tencia de una plaza presupuestada vacante, sino que además, lo harían en un régimen la-
boral que incluso probablemente no sea el aplicable en la entidad en que se labora, pues
como ocurre en muchas de ellas, el régimen laboral aplicable es el previsto en el Decre-
to Legislativo Nº 276.
34. Sin embargo también queda claro para el Tribunal Constitucional que no es posible que
la norma impugnada sea aplicada tal como fue promulgada, tanto porque su naturaleza es
distinta de la denominación que el legislador ordinario le confirió, como porque su aplica-
ción, en tanto considerada como una norma de naturaleza laboral, exige que sea interpre-
tada y complementada con el contenido de la Constitución, por lo que se justifica dictar en
ese extremo una sentencia de naturaleza interpretativa que establezca el sentido correcto
de las normas impugnadas.
35. Abona a lo dicho que este sistema de contratación laboral es sustitutorio del sistema ci-
vil de contratación de locación de servicios, también conocido como de servicios no perso-
nales –regulado por el artículo 1764 y siguientes del Código Civil–, siempre que se advier-
ta la desnaturalización de dicho contrato. Esto no significa que el Estado no pueda recurrir
a los contratos de locación de servicios, cuando por la naturaleza de la actividad a desarro-
llar, ello se justifique; lo que se proscribe es recurrir a este sistema de contratación, para
actividades que importan la existencia de un vínculo laboral.
36. En efecto, el contrato de locación de servicios podía ser utilizado fraudulentamente,
en razón de las labores que se pretendía realicen los comitentes –que podían ser de natura-
leza permanente–, o por la duración de estos contratos –cuya extensión los desnaturaliza-
ba–, sin que por ello se respetara el goce o acceso a ningún derecho constitucional de na-
turaleza laboral.
37. Así, al pasar de un contrato independiente a otro en el que existe subordinación, y de
uno en el que no se reconoce el goce de derechos constitucionales de naturaleza laboral a
otro que reconoce algunos de ellos, se advierte que hay una mejora o progresión en la pro-
tección de los derechos de naturaleza social; sin embargo, ello genera la necesidad de eva-
luar el contenido de este contrato tomando como base los derechos y garantías contenidos
en la Constitución.

536
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

38. Al compararse este sistema de contratación con los regímenes laborales vigentes, se
advierte que, en determinados supuestos, aquellos protegen en mayor medida los derechos
fundamentales de los trabajadores; sin embargo, al comparar el mismo sistema de contra-
tación con las reglas imperantes para los contratos de locación de servicios también co-
nocidos como servicios no personales, obviamente la comparación sería más favorable al
previsto por el Decreto Legislativo Nº 1057.
39. Sin embargo, a criterio del Tribunal Constitucional la constitucionalidad del Decreto
Legislativo Nº 1057 no se determina comparándolo con el sistema de locación de servi-
cios o cualquier otro, sino, desde la Constitución. En consecuencia, corresponde ahora
determinar si el sistema de contratación acotado protege los derechos laborales que la
Constitución establece.
4. Los derechos fundamentales con contenido laboral o que son aplicados en contra-
tos o relaciones laborales, conforme a la Constitución de 1993
40. Algunos de los derechos consagrados en la Constitución, ya son objeto de reconoci-
miento en el Decreto Legislativo Nº 1057, como ocurre con la jornada de trabajo y el des-
canso semanal. También ocurre lo mismo con al descanso anual; sin embargo, la discre-
pancia de la parte demandante es que solo se conceden, en este caso, 15 días, mientras que
en el caso de los trabajadores de otros regímenes laborales es de 30 días. Sobre el particu-
lar cabe precisar que la Constitución no establece un periodo de tiempo, sino la necesidad
de que dicho descanso se dé con la periodicidad señalada.
La Organización Internacional de Trabajo, en el Convenio Nº 52 o Convenio sobre las va-
caciones pagadas, sucrito el año 1936, y que fue ratificado por Res. Leg. Nº 13284 del 1 de
febrero de 1960 –dado que el Estado peruano no ha ratificado el Convenio 132–, ha seña-
lado en su artículo 2.1, que toda persona a la que se aplique dicho Convenio tiene dere-
cho, después de un año de servicio continuo a vacaciones anuales pagadas de cuando me-
nos 6 días laborales, tiempo este inferior al reconocido en la norma impugnada, por lo que
el artículo 6.2 del Decreto Legislativo Nº 1057 no resulta contrario ni a la Constitución ni
a los tratados.
41. Respecto a los beneficios sociales, cabe señalar que estos tienen reconocimiento cons-
titucional, conforme se advierte del artículo 24 segundo párrafo de la Constitución; empe-
ro, su acceso y goce están determinados en la legislación ordinaria pertinente, por lo que
no corresponde emitir pronunciamiento sobre el particular.
42. Donde se advierte que existe una evidente omisión constitucional es en la regulación
de los derechos de sindicación y huelga, omisión que debe ser subsanada por la autoridad
administrativa, en acatamiento de lo dispuesto en el artículo 28 de la Constitución.
43. Consecuentemente, corresponde a la autoridad administrativa competente dictar la
regulación necesaria, en acatamiento de la Constitución, para la protección de los de-
rechos fundamentales de naturaleza laboral que reconoce la Constitución a favor de los
trabajadores en cualquier régimen laboral, incluidos los que ahora forman parte del sis-
tema de contratación laboral regulado por el Decreto Legislativo Nº 1057, entendido
este último, a partir de esta sentencia, como un régimen especial laboral, distinto de los
ya existentes.
5. La necesidad de dictar una sentencia interpretativa
44. Comprender que la Constitución es la norma jurídica suprema y que, como tal, puede
ser interpretada, permite también comprender que la jurisdicción constitucional no es sola-
mente la negación o afirmación de la legislación, sino también su necesario complemento.

537
Joel Rosas Alcántara

45. En ese sentido, el artículo 201 de la Constitución establece que el Tribunal Constitucio-
nal “es independiente y autónomo” en el ejercicio de sus competencias, y como intérprete
supremo de la Constitución (artículos 201 y 202 de la Constitución, y 1 de la LOTC) goza
de un amplio margen en la determinación de los métodos interpretativos e integrativos que
le sean útiles para cumplir de manera óptima su función de “órgano de control de la Consti-
tución” (artículo 201 de la Constitución), siempre que respete los límites que de ella deriven.
46. Por ello este Colegiado considera en este caso –más allá de las críticas que algunos fa-
llos anteriores hubieran generado en ciertos sectores–, corresponde dictar una sentencia in-
terpretativa (Vide: STC Exp. Nº 0004-2004-CC, fundamento 3.3), la que encuentra su fun-
damento normativo en diversas disposiciones constitucionales (artículos 38, 45, 51 y 93
de la Constitución); ello porque el Tribunal debe actuar responsablemente al advertir que
si se declarase la inconstitucionalidad dela Ley impugnada, se generaría un vacío normati-
vo, que importaría dejar sin derechos laborales a quienes han sido contratados bajo su mar-
co regulatorio, situación que sería manifiestamente inconstitucional.
47. De modo que, a partir de la presente sentencia, el artículo 1 del Decreto Legislativo
Nº 1057 debe ser interpretado de modo que toda actividad interpretativa hecha respecto del
denominado “contrato administrativo de servicios”, deba entenderse que dicho contrato es
propiamente un régimen “especial” de contratación laboral para el sector público, el mis-
mo que como ya se ha expuesto, resulta compatible con el marco constitucional.
48. En relación al Decreto Legislativo Nº 1057, corresponde también que el Ministerio de
Trabajo y de Promoción del Empleo dicte la regulación necesaria para que, complemen-
tando dicha legislación, adopte disposiciones tales como la fijación de los límites para la
contratación de personal bajo esta modalidad de modo que pueda hacerlo no solo fijando
porcentajes respecto del total de trabajadores de este régimen, sino estableciendo otros cri-
terios que considere razonables para tal efecto.
V. FALLO
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú
HA RESUELTO
1. Declarar INFUNDADA la demanda de inconstitucionalidad, debiendo interpretarse el
artículo 1 del Decreto Legislativo Nº 1057, conforme se ha expuesto en el fundamento 47
de la presente sentencia.
2. Disponer que el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo dicte, en un plazo no
mayor de 30 días, la reglamentación necesaria que permita a los trabajadores sujetos al ré-
gimen laboral regulado por el Decreto Legislativo Nº 1057, el ejercicio del derecho de sin-
dicación y huelga regulado en el artículo 28 de la Constitución.
3. Disponer que el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo dicte la legislación que
considere necesaria para regular los aspectos detallados en el fundamento 48 de la presen-
te resolución, en un plazo que no exceda del 31 de diciembre de 2010.
4. De conformidad con los artículos 81 y 82 del CPCo., esta sentencia y las interpretacio-
nes en ella contenidas son vinculantes para todos los poderes públicos y tienen alcances
generales.
Publíquese y notifíquese.
SS. MESÍA RAMÍREZ; BEAUMONT CALLIRGOS; VERGARA GOTELLI; CALLE
HAYEN; ÁLVAREZ MIRANDA; URVIOLA HANI

538
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

EXP. N° 00441-2011-PA/TC
MOQUEGUA
PASCUAL HENRY
SOSA VERA
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima (Arequipa), a los 3 días del mes de agosto de 2011, la Sala Segunda del Tri-
bunal Constitucional, integrada por los magistrados Eto Cruz, Vergara Gotelli y Urviola
Hani, pronuncia la siguiente sentencia, con el fundamento de voto del magistrado Vergara
Gotelli, que se agrega.
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por don Pascual Henry Sosa Vera contra la
sentencia expedida por la Sala Mixta de la Corte Superior de Justicia de Moquegua, de fo-
jas 277, su fecha 29 de octubre de 2010, que declaró improcedente la demanda de autos.
(…)
FUNDAMENTOS
1. De acuerdo a los criterios de procedibilidad de las demandas de amparo en mate-
ria laboral individual privada establecidos en los fundamentos 7 a 20 de la STC Exp.
Nº 0206-2005-PA/TC, que constituyen precedente vinculante, este Tribunal considera
que en el presente caso resulta procedente evaluar si el demandante ha sido objeto de un
despido arbitrario.
2. La controversia se centra en determinar si la prestación de servicios efectuada por el re-
currente mediante contratos civiles ha sido desnaturalizada a efectos de que en aplicación
del principio de primacía de la realidad pueda ser considerada como una relación laboral a
plazo indeterminado, y en atención a ello establecer si el demandante solo podía ser des-
pedido por una causa justa relacionada con su capacidad o su conducta.
3. Este Colegiado en relación con el principio de primacía de la realidad, que es un elemen-
to implícito en nuestro ordenamiento jurídico e impuesto por la propia naturaleza tuitiva de
nuestra Constitución, ha precisado en la STC Exp. N° 1944-2002-AA/TC, que: “(...) en caso
de discordancia entre lo que ocurre en la práctica y lo que fluye de los documentos, debe darse
preferencia a lo primero; es decir, a lo que sucede en el terreno de los hechos” (fundamento 3).
4. El artículo 4 del Decreto Supremo Nº 003-97-TR establece que: “En toda prestación
personal de servicios remunerados y subordinados, se presume la existencia de un contrato
de trabajo a plazo indeterminado”. Asimismo, precisa que toda relación laboral o contrato
de trabajo se configura al concurrir y comprobarse la existencia de tres elementos esencia-
les: (i) la prestación personal por parte del trabajador, (ii) la remuneración y (iii) la subor-
dinación frente al empleador.
5. En el presente caso, con el documento denominado “Addenda Nº 001 al Contrato Prin-
cipal Nº 115-2006”, obrante a fojas 88, el Informe Nº 062-2007-EEQA-SDILSST-RG/
DRTPE.MOQ, obrante a fojas 1-N2, luego de f. 93, lo expuesto en la demanda y lo ma-
nifestado por la propia entidad emplazada en su contestación de demanda, obrante a fo-
jas 113, queda acreditado que el recurrente suscribió un contrato civil para que ejerza la
función de guardián para un campamento que está a cargo de la entidad emplazada, por el
periodo comprendido entre el 9 de octubre de 2006 y el 9 de abril de 2007, pero que con-
forme al propio tenor de la cláusula primera del documento obrante a fojas 88, ya había
estado efectuando dicha labor desde el 31 de mayo de 2005.

539
Joel Rosas Alcántara

De ello se desprende no solo la prestación personal de la actividad que efectuaba el recu-


rrente, sino también se advierte el elemento de subordinación pues el recurrente fue cam-
biado a otro campamento que está a cargo de la entidad emplazada para que siga reali-
zando una misma función, conforme se advierte del tenor de lo dispuesto en la cláusula
segunda de la “Addenda Nº 001 Al Contrato Principal Nº 115-2006” obrante a fojas 88.
Debe resaltarse además que la labor que realiza un guardián tiene la característica de ser
permanente, subordinada y además, por su propia naturaleza, está sujeta a un horario de
trabajo impuesto por la entidad emplazada, por lo que queda acreditado que con la suscrip-
ción del contrato civil se pretendió esconder una relación de naturaleza laboral.
6. Asimismo debe destacarse que otro elemento importante que acredita el fraude en la con-
tratación civil es el que se advierte del Informe Nº 046-2007-EEQA-SDILSST-RG/DRTPE.
MOQ, de fecha 22 de marzo de 2007, obrante a fojas 92, en el cual se determinó que: “No
se registra en el libro de planillas de remuneraciones a los trabajadores PASCUAL SOSA
VERA, quien se desempeña desde el 01/06/2006 como almacenero y guardián al igual que
el trabajador Marcelino Oxacopa Cueva, que está registrado en planillas de obreros
(…) La empresa no ha registrado en el libro de planillas de remuneraciones a los trabajadores
PASCUAL SOSA VERA (…) Se ha contravenido el D.S. Nº 001-98-TR Art. 3 que dice: los
empleadores deberán registrar a sus trabajadores en las planillas dentro de las setentidos horas
(…)”; por lo que se advierte que en el caso del demandante no se trataba de una relación de
naturaleza civil, sino de un contrato de trabajo a plazo indeterminado (el resaltado es nuestro).
7. En consecuencia, habiéndose determinado que el demandante –al margen de haber sus-
crito un contrato civil y su respectiva addenda para prestar servicios de guardián– ha rea-
lizado labores en forma subordinada y permanente en ambas condiciones, esto es tanto al-
macenero como guardián, conforme se desprende de fojas 92 del expediente, por lo que
en aplicación del principio de primacía de la realidad, queda establecido que entre las par-
tes ha habido una relación de naturaleza laboral y no civil; por tanto el demandado, al ha-
ber despedido al recurrente sin haberle expresado la existencia de una causa justa relacio-
nada con su capacidad o conducta laboral que justifique dicha decisión, ha vulnerado sus
derechos constitucionales al trabajo y al debido proceso, pues lo ha despedido arbitraria-
mente, frente a lo cual procede la reposición como finalidad eminentemente restitutoria de
todo proceso constitucional de tutela de derechos fundamentales.
8. Finalmente, en la medida en que en este caso se ha acreditado que se vulneró el dere-
cho constitucional al trabajo del demandante, corresponde, de conformidad con el artículo
56 del Código Procesal Constitucional, ordenar a la emplazada que asuma el pago de los
costos del proceso, los cuales deberán ser liquidados en la etapa de ejecución de senten-
cia. Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú
HA RESUELTO
1. Declarar FUNDADA la demanda de amparo, por haberse acreditado la vulneración de
los derechos al trabajo y al debido proceso; en consecuencia, NULO el despido arbitrario
de que ha sido objeto el demandante.
2. ORDENAR a la Unidad Zonal XII de Tacna - Moquegua del Proyecto Especial de In-
fraestructura de Transporte Nacional que reponga a don Pascual Henry Sosa Vera en su mis-
mo puesto de trabajo o en otro de igual o similar nivel, en el plazo de dos días, bajo apercibi-
miento de que el juez de ejecución aplique las medidas coercitivas prescritas en los artículos
22 y 59 del Código Procesal Constitucional, con el abono de los costos procesales.
Publíquese y notifíquese.
SS. ETO CRUZ; VERGARA GOTELLI; URVIOLA HANI

540
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

EXP. Nº 01978-2011-PA/TC
CAJAMARCA
JOSÉ RICARDO CHÁVARRI
MACHUCA
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 12 días del mes de enero de 2012, la Sala Segunda del Tribunal Constitu-
cional, integrada por los magistrados Urviola Hani, Vergara Gotelli y Eto Cruz, pronun-
cia la siguiente sentencia
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por don José Ricardo Chávarri Machuca
contra la sentencia expedida por la Sala Especializada Civil de la Corte Superior de Justi-
cia de Cajamarca, de fojas 198, su fecha 17 de marzo de 2011, que declaró improcedente
la demanda de amparo de autos.
(…)
FUNDAMENTOS
Delimitación del petitorio y procedencia de la demanda
1. La demanda tiene por finalidad que se deje sin efecto la Carta Nº 048-2009-GRL, de fe-
cha 18 de agosto de 2009, mediante la cual la empresa emplazada desconoce al actor su
afiliación sindical, y que, por consiguiente se disponga su inmediato reconocimiento sin-
dical, se abstenga de todo acto que tienda a restringir o menoscabar de cualquier forma su
derecho de sindicalización, y se cumpla con retener a favor del sindicato referido el des-
cuento mensual de las remuneraciones por concepto de cuotas sindicales. Alega el deman-
dante que la sociedad emplazada está afectando sus derechos de sindicación y a la liber-
tad sindical.
2. Por su parte, la demandada sostiene que el demandante no cumple con el requisito pre-
visto en el literal a) del artículo 12 del Decreto Supremo 010-2003-TR, para afiliarse a una
organización sindical, por lo que no puede proceder a efectuar los descuentos de la cuo-
ta sindical solicitada.
3. Delimitada así la controversia, este Tribunal considera que su solución parte por deter-
minar si el demandante era trabajador de la sociedad emplazada al momento en que solici-
tó su afiliación al Sindicato de Trabajadores de Minera Yanacocha S.R.L., a efectos de es-
tablecer si corresponde que la demandada cumpla con retener de las remuneraciones del
demandante la cuota sindical respectiva.
4. Este Tribunal, mediante la STC Exp. Nº 0206-2005-PA/TC, ha dejado sentados los
lineamientos jurídicos que permiten delimitar las pretensiones, relativas tanto al régi-
men laboral privado como al público, que merecen protección a través del proceso de
amparo.
5. En el caso de autos, se denuncia la afectación de los derechos de sindicación y a la liber-
tad sindical del actor, que, como ya fuera señalado en la STC Exp. Nº 0206-2005-PA/TC,
son derechos de especial relevancia en una sociedad democrática, y siendo esta presunta
afectación el supuesto que habilita el trámite de tal pretensión por la vía del amparo, co-
rresponde que este Tribunal emita un pronunciamiento sobre el fondo del asunto.

541
Joel Rosas Alcántara

El derecho de sindicación y la libertad sindical


6. El artículo 28, inciso 1) de la Constitución reconoce el derecho de sindicación y la li-
bertad sindical. Al respecto, este Colegiado ha establecido que su contenido esencial tie-
ne dos aspectos: el primero consiste en la facultad de toda persona de constituir sindicatos
con el propósito de defender sus intereses gremiales, mientras que el segundo se refiere a
la facultad de afiliarse o no afiliarse a este tipo de organizaciones. A su vez, se ha precisa-
do que implica la protección del trabajador afiliado o sindicado frente a la comisión de ac-
tos que perjudiquen sus derechos y tengan como motivación real su condición de afiliado
o no afiliado de un sindicato u organización análoga.
Igualmente el derecho a la libertad sindical tiene como contenido el poder del trabajador
para que por razones de su afiliación o actividad sindical no sufra ningún menoscabo en
sus derechos fundamentales, como puede ser la diferencia de trato carente de toda justifi-
cación objetiva y razonable entre trabajadores sindicalizados y trabajadores no sindicali-
zados (STC Exp. Nº 03169-2006-PA/TC, fundamentos 17 y 18).
Análisis de la controversia
7. Para resolver la presente controversia, debe señalarse que según el artículo 12 del De-
creto Supremo Nº 010-2003-TR, para ser miembro de un sindicato se requiere ser trabaja-
dor de la empresa, actividad, profesión u oficio que corresponda según el tipo de sindicato.
8. A fojas 7 de autos obra el Acta de Diligencia de Ministración de Posesión de Cargo, lle-
vada a cabo el 3 de agosto de 2009 por el Tercer Juzgado Civil de Cajamarca, median-
te la cual se repone provisionalmente al demandante en el cargo de preparador de mues-
tras geológicas.
9. De la carta cuestionada (fojas 2), se desprende que el Sindicato de Trabajadores de la
Compañía Minera Yanacocha S.R.L., mediante Oficio Nº 073-2009-SITRACOMY, de fe-
cha 11 de agosto de 2009, puso en conocimiento de la sociedad emplazada la afiliación del
actor a su organización sindical y solicitó que se le efectúe el descuento mensual de las re-
muneraciones por concepto de cuotas sindicales, pedido que fue desestimado aduciéndose
que el actor no cumplía el requisito previsto en el artículo 12 del Decreto Supremo Nº 010-
2003-TR, esto es, que el actor carecía de la calidad de trabajador, debido a que no existían
resoluciones judiciales con calidad de cosa juzgada emitidas en el proceso de amparo que
el demandante había promovido.
10. Si bien el actor fue repuesto judicialmente mediante una diligencia judicial de minis-
tración de posesión de cargo el 3 de agosto de 2009, ello no puede ser utilizado como un
argumento válido para que la sociedad emplazada desconozca su derecho de sindicación,
pues aun cuando dicha reposición laboral tenía el carácter de provisional al momento de
su ejecución, ello no implicaba que el actor careciera de la calidad de trabajador o que su
vínculo laboral, por resultar provisional, no le generara dicha calidad.
En tal sentido, la negativa de la sociedad emplazada de no considerar al actor como un
afiliado del Sindicato de Trabajadores de la Compañía Minera Yanacocha S.R.L. y de no
efectuar los respectivos descuentos por la cuota sindical conforme dispone el artículo 28
del Decreto Supremo Nº 010-2003-TR, resulta arbitraria y por lo tanto lesiona los dere-
chos a la sindicación y a la libertad sindical del recurrente, por lo que corresponde esti-
mar la demanda.
11. Cabe precisar que este Tribunal mediante STC Exp. Nº 02055-2010-PA/TC, ha resuel-
to la demanda de amparo que promoviera el actor solicitando la reposición en su puesto
de trabajo de preparador de muestras en el Área de Geología de la Sociedad emplazada,

542
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

proceso judicial del cual provenía la medida cautelar de ministración antes citada (f. 439
del referido expediente), y que con dicho pronunciamiento ha adquirido la calidad de un
mandato definitivo de ejecución, por lo que, en la actualidad, se ha renovado de manera
definitiva el vínculo laboral del actor; por lo tanto, la sociedad emplazada no puede desco-
nocer la calidad de trabajador del actor.
12. Finalmente, habiéndose acreditado que la sociedad emplazada vulneró los derechos
fundamentales invocados, de conformidad con el artículo 56 del Código Procesal Consti-
tucional, corresponde que asuma el pago de las costas y costos procesales, los cuales de-
berán ser liquidados en la etapa de ejecución de la presente sentencia.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú
HA RESUELTO
1. Declarar FUNDADA la demanda por haberse acreditado la afectación de los derechos
de sindicación y a la libertad sindical de don José Ricardo Chávarri Machuca; en conse-
cuencia, NULA la carta de fecha 18 de agosto de 2009.
2. ORDENAR que Minera Yanacocha S.R.L., reconozca la afiliación sindical del deman-
dante y, como consecuencia de ello, cumpla con retener a favor del Sindicato de Trabaja-
dores de la Compañía Minera Yanacocha S.R.L. la cuota sindical correspondiente, en el
plazo de dos días, bajo apercibimiento de que el juez de ejecución imponga en forma inme-
diata las medidas coercitivas previstas en los artículos 22 y 59 del Código Procesal Cons-
titucional, con el abono de las costas y los costos.
Publíquese y notifíquese.
SS. URVIOLA HANI; VERGARA GOTELLI; ETO CRUZ

543
Joel Rosas Alcántara

EXP. N° 02472-2011-PA/TC
TACNA
JOSÉ LUIS
VILELA ROMERO
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 4 días del mes de marzo de 2013, la Sala Segunda del Tribunal Constitu-
cional, integrada por los magistrados Urviola Hani,Vergara Gotelli y Eto Cruz pronuncia
la siguiente sentencia
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por don José Luis Vilela Romero contra la
resolución expedida por la Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Tacna, de fojas
251, su fecha 28 de enero de 2011, que declaró infundada la demanda de autos.
(…)
FUNDAMENTOS
(…)
Análisis de la controversia
2. Atendiendo a lo expuesto en los antecedentes del presente caso, debe analizarse si fue-
ron cumplidas o no por Southern Copper Corporation las condiciones que fijó este Cole-
giado para que proceda la instauración de jornadas atípicas o acumulativas para los tra-
bajadores mineros, lo que se denomina test de de protección de la jornada máxima de
trabajo para los trabajadores mineros, conforme a lo señalado en el fundamento 15 de
la resolución de aclaración de la STC 04635-2004-PA/TC. “15. (…) la limitación para res-
tringir las jornadas atípicas o acumulativas deberá cumplir, copulativamente, las siguien-
tes condiciones, que constituyen el test de protección de la jornada máxima de trabajo para
los trabajadores mineros:
“a) La evaluación caso por caso, teniendo en cuenta las características del centro mine-
ro; por ejemplo, si se trata de una mina subterránea, a tajo abierto, o si se trata de un cen-
tro de producción minera.
b) Si la empleadora cumple, o no, con las condiciones de seguridad laboral necesarias para
el tipo de actividad minera.
c) Si la empleadora otorga, o no, adecuadas garantías para la protección del derecho a la
salud y adecuada alimentación para resistir jornadas mayores a la ordinaria.
d) Si la empleadora otorga, o no, descansos adecuados durante la jornada diaria superior a
la jornada ordinaria, compatibles con el esfuerzo físico desplegado.
e) Si la empleadora otorga, o no, el tratamiento especial que demanda el trabajo nocturno,
esto es, menor jornada a la diurna.
Alternativamente, también podrá exigirse la siguiente condición:
f) Si se ha pactado en el convenio colectivo el máximo de ocho horas diarias de trabajo”.
3. A este respecto, en autos se encuentra acreditado que inicialmente Southern Copper
Corporation restituyó la jornada laboral de 8 horas diarias conforme a lo ordenado por

544
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

la STC Exp. Nº 04635-2004-PA/TC; sin embargo, la empresa demandada nuevamente


ha implementado jornadas de trabajo atípicas o acumulativas en noviembre de 2009, de-
bido a que considera que ha cumplido con el test de protección establecido en la resolu-
ción de aclaración de la referida sentencia, lo que demuestra con el informe elaborado
por Shesa Consulting S.A.
4. Al efecto, debe precisarse que en la STC Exp. Nº 02003-2010-PA/TC, en relación con
el posible incumplimiento de la STC Exp. Nº 04635-2004-PA/TC, este Tribunal consideró
que el informe elaborado por Shesa Consulting S.A. demuestra que Southern Copper Cor-
poration cumple con el test de protección precisado en el considerando 15 de la resolu-
ción de aclaración mencionada, por lo que es legitimo que restituya la jornada de trabajo
atípico. Asimismo en el Expediente Nº 2332-2011-PA/TC, publicada en la página web de
este Colegiado el 15 de noviembre de 2012 (www.tc.gob.pe), se declaró infundada la soli-
citud de represión de actos homogéneos, señalándose que los actos denunciados como le-
sivos –las comunicaciones (cartas) de fechas 7, 9 y 10 de noviembre de 2009, que daban
cuenta de la implementación de las jornadas atípicas “en el sistema de 12 horas diarias de
trabajo por cuatro días y tres de descanso, 4 x 3”–, no eran homogéneos a los actos lesivos
que fueron controlados por la STC Exp. Nº 04635-2004-PA/TC, pues con el citado infor-
me de Shesa Consulting S.A. se cumplió con el test de protección precisado en la resolu-
ción de aclaración Nº 4635-2004-PA/TC.
5. En consecuencia teniendo en cuenta que en el presente caso se denuncia la implementa-
ción de las jornadas atípicas citadas en noviembre de 2009, este Tribunal debe reiterar que
al haberse cumplido con el test de protección establecido en la resolución de aclaración de
la STC Exp. Nº 04635-2004-PA/TC, los actos denunciados no vulneran los derechos fun-
damentales alegados en la demanda, debiendo desestimarse la misma.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú
HA RESUELTO
Declarar INFUNDADA la demanda al no haberse acreditado la vulneración de los de-
rechos a la dignidad de la persona, a una jornada razonable de trabajo y a la salud del
demandante.
Publíquese y notifíquese.
SS. URVIOLA HANI; VERGARA GOTELLI; ETO CRUZ

545
Joel Rosas Alcántara

EXP. N° 03198-2011-PA/TC
PIURA
SANTOS APOLINARIO
RIVERA ARRUNÁTEGUI
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 13 días del mes de abril de 2012, la Sala Segunda del Tribunal Constitucio-
nal, integrada por los magistrados Urviola Hani, Vergara Gotelli y Eto Cruz, pronuncia la
siguiente sentencia, con el voto en mayoría de los magistrados Urviola Hani y Eto Cruz,
el voto en discordia del magistrado Vergara Gotelli y el voto dirimente del magistrado Ca-
lle Hayen, que se agregan.
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por don Santos Apolinario Rivera Arruná-
tegui contra la sentencia expedida por la Segunda Sala Civil de la Corte Superior de Justi-
cia de Piura, de fojas 130, su fecha 27 de junio de 2011, que declaró infundada la deman-
da de autos.
(…)
FUNDAMENTOS
Procedencia de la demanda de amparo
1. El petitorio tiene por objeto que se deje sin efecto el despido del que habría sido obje-
to el recurrente, y que, por consiguiente, se lo reponga en su puesto de trabajo de chofer.
2. En atención a los criterios de procedibilidad de las demandas de amparo relativas a ma-
teria laboral individual privada establecidos en los fundamentos 7 a 20 de la STC 0206-
2005-PA/TC, en el presente caso corresponde evaluar si el demandante ha sido objeto de
un despido arbitrario.
Análisis de la cuestión controvertida
3. De autos se advierte que el demandante prestó servicios para la Municipalidad emplaza-
da durante periodos interrumpidos, desde el mes de marzo de 2008, siendo el último perio-
do el comprendido entre el 1 de marzo y el 30 de abril de 2010, periodo mediante el cual
fue cesado por un supuesto término de contrato, según lo manifestado por la Municipa-
lidad emplazada a fojas 47. De la instrumental a fojas 4 y con los comprobantes de pago
obrantes de fojas 6 a 7, se advierte que el recurrente realizó la labor de chofer de limpieza,
mediante contratos de servicios por terceros; por lo tanto, dicho periodo se tendrá en cuen-
ta para dilucidar la presente controversia.
4. Siendo así, en el presente caso se debe determinar si la prestación de servicios del re-
currente, en aplicación del principio de primacía de la realidad, puede ser considerada un
contrato de trabajo de duración indeterminada, porque, de ser así, el demandante solo po-
día ser despedido por causa justa prevista en la ley.
5. En tal sentido, a fin de determinar la naturaleza de los servicios que prestó el deman-
dante para la Municipalidad emplazada, es preciso aplicar el principio de primacía de la
realidad, el que, como lo ha señalado este Colegiado es un elemento implícito en nuestro
ordenamiento jurídico y, concretamente, está impuesto por la propia naturaleza tuitiva de
nuestra Constitución, acotándose, en la STC Exp. N° 1944-2002-AA/TC, que mediante

546
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

este principio “(...) en caso de discordancia entre lo que ocurre en la práctica y lo que flu-
ye de los documentos, debe darse preferencia a lo primero; es decir, a lo que sucede en el
terreno de los hechos” (fundamento 3).
6. Pues bien, para determinar si existió una relación de trabajo indeterminada entre las
partes encubierta mediante un contrato civil, debe evaluarse si en los hechos se pre-
sentó, en forma alternativa y no concurrente, alguno de los siguientes rasgos de labo-
ralidad: a) control sobre la prestación o la forma en que esta se ejecuta; b) integración
del demandante en la estructura organizacional de la emplazada; c) prestación ejecu-
tada dentro de un horario determinado; d) prestación de cierta duración y continui-
dad; e) suministro de herramientas y materiales al demandante para la prestación del
servicio; f) pago de remuneración al demandante; y, g) reconocimiento de derechos la-
borales, tales como las vacaciones anuales, las gratificaciones y los descuentos para los
sistemas de pensiones y de salud.
7. En el presente caso, con la instrumental de búsqueda de cheques del año 2008, obrante
a fojas 4, los comprobantes de pago obrantes de fojas 6 a 7 y las papeletas de salida de ve-
hículos firmados por el Jefe de División Limpieza Pública de la Municipalidad emplazada
de fojas 10 a 16, se acredita que el demandante prestó servicios para la Municipalidad em-
plazada desempeñando la función de chofer en la mencionada división, por lo que en rea-
lidad no se le estuvo contratando para que realice una actividad temporal, sino, por el con-
trario, para que realice una función dentro del ámbito de la organización y dirección de la
Municipalidad emplazada.
En efecto, la labor que realiza un chofer de limpieza pública tiene la característica de ser
permanente y subordinada pues debe inferirse que la Municipalidad emplazada debía brin-
dar al actor los instrumentos necesarios para el desempeño de su función; se trata, además,
de una actividad que por su propia naturaleza debe estar sujeta a un horario de trabajo im-
puesto por la Municipalidad emplazada, quedando acreditado también que el demandante
percibió un pago mensual por la función que realizaba. Por lo que, en aplicación del prin-
cipio de primacía de la realidad, prevalece la realidad de los hechos sobre las formas y apa-
riencias de la contratación civil realizada al demandante, con lo que se pretendía esconder
una relación laboral a plazo indeterminado.
8. Por lo tanto, habiéndose determinado que el demandante ha realizado labores en forma
subordinada y permanente, debe aplicarse el principio de primacía de la realidad, en virtud
del cual queda establecido que entre las partes ha existido una relación laboral de naturale-
za indeterminada y no civil; por lo que la Municipalidad emplazada, al haber despedido al
demandante sin haberle expresado la existencia de una causa justa relacionada con su ca-
pacidad o conducta laboral que justifique dicha decisión, ha vulnerado su derecho consti-
tucional al trabajo, pues lo ha despedido arbitrariamente.
9. En cuanto al extremo referente al pago de las remuneraciones dejadas de percibir, debe
señalarse que al tener, tal pretensión, naturaleza indemnizatoria y norestitutiva, esta no es
la vía idónea para solicitarla, por lo que queda a salvo el derecho del demandante de acu-
dir a la vía correspondiente.
10. Teniendo presente que existen reiterados casos en que se estima la demanda de amparo
por haberse comprobado la existencia de un despido arbitrario, el Tribunal Constitucional
ha estimado pertinente señalar que cuando se interponga y admita una demanda de amparo
contra la Administración Pública cuya finalidad sea la reposición del demandante, ello tie-
ne que registrarse como una posible contingencia económica que tiene que preverse en el
presupuesto, a efectos de que la plaza que ocupaba se mantenga presupuestada para, de ser
el caso, poder actuar o ejecutar en forma inmediata la sentencia estimativa.

547
Joel Rosas Alcántara

En estos casos, la Administración Pública, para justificar el mantenimiento de la plaza pre-


supuestada, ha de tener presente que el artículo 7 del Código Procesal Constitucional dis-
pone que: “El Procurador Público, antes de que el proceso sea resuelto en primer grado,
está facultado para poner en conocimiento del titular de la entidad su opinión profesional
motivada cuando considere que se afecta el derecho constitucional invocado”.
Con la opinión del Procurador Público, puede evitarse y preverse gastos fiscales, ya que
la Administración Pública puede allanarse a la demanda (si la pretensión según la juris-
prudencia y los precedentes del Tribunal Constitucional es estimable) o proseguir con el
proceso.
11. Finalmente, en la medida en que en este caso se ha acreditado que se vulneró el dere-
cho constitucional al trabajo del demandante, corresponde, de conformidad con el artículo
56 del Código Procesal Constitucional, ordenar a la Municipalidad emplazada que asuma
el pago de los costos del proceso, los cuales deberán ser liquidados en la etapa de ejecu-
ción de sentencia.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú
HA RESUELTO
1. Declarar FUNDADA la demanda por haberse acreditado la violación del derecho
constitucional al trabajo; en consecuencia, NULO el despido de que ha sido víctima el
demandante.
2. ORDENAR que la Municipalidad Provincial de Piura reponga a don Santos Apolina-
rio Rivera Arrunátegui como trabajador a plazo indeterminado en su mismo puesto de tra-
bajo o en otro de igual o similar nivel, en el plazo de dos días, bajo apercibimiento de que
el juez de ejecución aplique las medidas coercitivas prescritas en los artículos 22 y 59 del
Código Procesal Constitucional, con el abono de los costos del proceso.
3. Declarar IMPROCEDENTE la demanda en el extremo en que se solicita el pago de las
remuneraciones dejadas de percibir.
Publíquese y notifíquese.
SS. URVIOLA HANI; CALLE HAYEN; ETO CRUZ

548
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

EXP. N° 03500-2011-PA/TC
AYACUCHO
BETTY CÓRDOVA
TORRES
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 13 días del mes de septiembre de 2012, la Sala Primera del Tribunal Cons-
titucional pronuncia la siguiente sentencia con el voto en mayoría de los magistrados
Beaumont Callirgos y Calle Hayen, y el voto dirimente del magistrado Eto Cruz, llamado
a componer la discordia suscitada por el voto del magistrado Álvarez Miranda.
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por doña Betty Córdova Torres contra la
sentencia expedida por la Sala Especializada en lo Civil de la Corte Superior de Justicia
de Ayacucho, de fojas 656, su fecha 20 de junio de 2011, que declaró infundada la deman-
da de amparo de autos.
(…)
FUNDAMENTOS
(…)
Análisis de la controversia
3. En autos ha quedado acreditado que la demandante prestó servicios de manera ininte-
rrumpida desde el 1 de setiembre de 2007 hasta el 17 de marzo de 2008, periodo en que
suscribió contratos de locación de servicios (ff. jj. 2 a 9). Por tanto, corresponde analizar
si estos se desnaturalizaron y determinar si como consecuencia de ello se había configura-
do una relación laboral a plazo indeterminado en aplicación del principio de primacía de
la realidad, y en atención a ello, establecer si la demandante solo podía ser despedida por
una causa justa relacionada con su capacidad o su conducta.
4. Este Tribunal, en relación al principio de primacía de la realidad, que es un elemento
implícito en nuestro ordenamiento jurídico y, concretamente, impuesto por la propia na-
turaleza tuitiva de nuestra Constitución, ha precisado en la STC Exp. N° 1944-2002-AA/
TC, que “(...) en caso de discordancia entre lo que ocurre en la práctica y lo que fluye de
los documentos, debe darse preferencia a lo primero; es decir, a lo que sucede en el terre-
no de los hechos” (fundamento 3).
5. Pues bien, para determinar si existió una relación de trabajo entre las partes encubier-
ta mediante un contrato civil, se debe evaluar si en los hechos se presentó, en forma alter-
nativa y no concurrente, alguno de los siguientes rasgos de laboralidad: a) control sobre
la prestación o la forma en que esta se ejecuta; b)integración de la demandante en la es-
tructura organizacional de la emplazada; c) prestación ejecutada dentro de un horario de-
terminado; d) prestación de cierta duración y continuidad; e) suministro de herramientas
y materiales a la demandante para la prestación del servicio; f) pago de remuneración a la
demandante; y, g) reconocimiento de derechos laborales, tales como las vacaciones anua-
les, las gratificaciones y los descuentos para los sistemas de pensiones y de salud.
6. En el presente caso, con los contratos de locación de servicios y los términos de referencia,
obrantes de fojas 2 a 9; el documento de rendición de cuentas, obrante a fojas 25, y el Informe
Nº 003-2008-INCAGRO-UD-III/BCT, de fecha 17 de marzo de 2008, obrante a fojas 34, se
acredita que la demandante prestó servicios para el Proyecto emplazado desempeñando la

549
Joel Rosas Alcántara

función de Asistente Técnica UD III, labor que se desarrollaba con implementos proporcio-
nados por la institución conforme se advierte del tenor del acta de entrega de documentos,
bienes y equipos, obrante de fojas 47 a 51; y los correos electrónicos obrantes a fojas 28 y 29,
los mismos que, a su vez, demostrarían la existencia de una relación de subordinación. Que-
da acreditado también que la recurrente percibió un pago mensual por la función que realiza-
ba, tal como se acredita con las constancias de pago obrantes de fojas 11 a 16.
Por tanto, en aplicación del principio de primacía de la realidad, los hechos prevalecen sobre
las formas y apariencias del contrato civil con el que se pretendía encubrir una relación labo-
ral; siendo esto así, queda establecido que entre las partes ha existido una relación de naturale-
za laboral y no civil; por lo que la actora solo podía ser despedida por la comisión de falta gra-
ve. Al respecto, si bien resulta cierto que con la Carta Notarial Nº 646-2008-AG-INCAGRO
(f. 10) se imputó a la recurrente faltas relacionadas con el incumplimiento de su contrato, di-
cha carta no cumple con el procedimiento que establece el artículo 31 del Decreto Supremo
Nº 003-97-TR, razón por la cual se encuentra acreditado que la entidad emplazada vulneró el
derecho al debido proceso y el derecho al trabajo, por lo que corresponde estimar la demanda.
7. En la medida en que en este caso se ha acreditado que se vulneraron los derechos cons-
titucionales de la demandante, corresponde, de conformidad con el artículo 56 del Códi-
go Procesal Constitucional, ordenar al Proyecto emplazado que asuma el pago de los cos-
tos del proceso, los cuales deberán ser liquidados en la etapa de ejecución de sentencia.
8. Teniendo presente que existen reiterados casos en los que se estima la demanda de am-
paro por haberse comprobado un despido arbitrario, resulta pertinente señalar que cuando
se interponga y admita una demanda de amparo contra la Administración Pública, cuya fi-
nalidad sea la reposición del demandante, ello tiene que registrarse como una posible con-
tingencia económica que ha de preverse en el presupuesto, con la finalidad de que la plaza
que se ocupaba se mantenga presupuestada para, de ser el caso, poder actuar o ejecutar en
forma inmediata la sentencia estimativa.
En estos casos, la Administración Pública para justificar el mantenimiento de la plaza pre-
supuestada tendrá presente que el artículo 7 del C.P.Const. dispone que “El Procurador
Público, antes de que el proceso sea resuelto en primer grado, está facultado para poner en
conocimiento del titular de la entidad su opinión profesional motivada cuando considere
que se afecta el derecho constitucional invocado”.
Con la opinión del procurador público puede evitarse y preverse gastos fiscales, ya que la
Administración Pública puede allanarse a la demanda (si es que la pretensión según la jurispru-
dencia y los precedentes del Tribunal Constitucional es estimable) o proseguir con el proceso.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú
HA RESUELTO
1. Declarar FUNDADA la demanda por haberse acreditado la violación de los derechos
constitucionales al trabajo, de defensa y a la protección adecuada contra el despido arbitra-
rio; en consecuencia, NULO el despido de que ha sido víctima la demandante.
2. ORDENAR que el Proyecto de Investigación y Extensión Agrícola del Ministerio de Agri-
cultura (Incagro) reponga a doña Betty Córdova Torres como trabajadora a plazo indetermina-
do en su mismo puesto de trabajo o en otro de igual o similar nivel, en el plazo de dos días bajo
apercibimiento de que el juez de ejecución aplique las medidas coercitivas prescritas en los
artículo 22 y 59 del Código Procesal Constitucional, con el abono de los costos del proceso.
Publíquese y notifíquese.
SS. BEAUMONT CALLIRGOS; CALLE HAYEN; ETO CRUZ

550
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

EXP. Nº 04000-2011-PA/TC
LIMA
JUAN GRIJALVA
BERROSPI
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 31 días del mes de enero de 2012, la Sala Segunda del Tribunal Constitu-
cional, integrada por los magistrados Urviola Hani, Vergara Gotelli y Eto Cruz, pronun-
cia la siguiente sentencia
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por don Juan Grijalva Berrospi contra la re-
solución expedida por la Tercera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima, de
fojas 126, su fecha 23 de junio de 2011, que declaró improcedente la demanda de autos.
(…)
FUNDAMENTOS
(…)
Análisis de la controversia
3. Este Colegiado, en la STC Exp. Nº 2513-2007-PA/TC, ha precisado los criterios para la
aplicación del Régimen de Protección de Riesgos Profesionales (accidentes de trabajo y
enfermedades profesionales).
4. En dicha sentencia ha quedado establecido que en los procesos de amparo referidos al
otorgamiento de una pensión vitalicia conforme al Decreto Ley Nº 18846, o de una pen-
sión de invalidez conforme a la Ley Nº 26790, la enfermedad profesional únicamente po-
drá ser acreditada con un examen o dictamen médico emitido por una Comisión Médica
Evaluadora de Incapacidades del Ministerio de Salud, de EsSalud o de una EPS, conforme
lo señala el artículo 26 del Decreto Ley Nº 19990.
5. Cabe precisar que el régimen de protección fue inicialmente regulado por el Decreto
Ley Nº 18846, y luego fue sustituido por la Ley Nº 26790, del 17 de mayo de 1997, que
estableció en su Tercera Disposición Complementaria que las reservas y obligaciones por
prestaciones económicas del Seguro de Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesio-
nales (Satep) serían transferidas al Seguro Complementario de Trabajo de Riesgo (SCTR)
administrado por la ONP.
6. Posteriormente, mediante el Decreto Supremo 003-98-SA, se aprobaron las Normas
Técnicas del SCTR, y se establecieron las prestaciones asistenciales y pecuniarias que se
otorgan al titular o beneficiarios a consecuencia de un accidente de trabajo o enfermedad
profesional.
7. De autos se aprecia el certificado de trabajo expedido por la Empresa Minera del Cen-
tro del Perú S.A. (f. 5), en el formato de la Gerencia Departamental de Pasco del Institu-
to Peruano de Seguridad Social - IPSS, de fecha 18 de setiembre de 1997, del cual se des-
prende que el actor laboró para la Empresa Minera del Centro del Perú S.A., desde el 21
de marzo de 1978 hasta el 31 de marzo de 1993, en calidad de obrero; y desde el 1 de abril
de 1993 hasta el 31 de agosto de 1997, en calidad de empleado. Asimismo, de fojas 15 a
27 del cuaderno del Tribunal Constitucional se aprecia la constancia de trabajo de fecha 11

551
Joel Rosas Alcántara

de mayo de 2010, y las boletas de pago de remuneraciones expedidas por Volcan Compa-
ñía Minera S.A.A., las cuales consignan que el actor laboró desde el 30 de noviembre de
1998 a la fecha en la Unidad Económica Administrativa Cerro de Pasco, sección Geología
- Mina Subterránea en el cargo de Supervisor.
8. A fojas 4 obra el Informe de Evaluación Médica de Incapacidad - D.L. Nº 18846, ex-
pedido por la Comisión Médica Evaluadora de EsSalud del Hospital II Pasco, de fecha 16
de mayo de 2007, el cual dictamina que el recurrente padece de neumoconiosis e hipoacu-
sia neurosensorial bilateral, con 61 % de menoscabo global, diagnóstico que se corrobora
con el Informe de Evaluación Médica de Incapacidad - D.L. Nº 18846, de fecha 13 de oc-
tubre de 2006 (f. j. 150). Asimismo, a fojas 151 obra la historia clínica del actor de fecha
22 de octubre de 2006, expedida por la referida comisión, en la que consta que se discrimi-
na el porcentaje de menoscabo generado por cada enfermedad, precisándose de la siguien-
te manera: neumoconiosis: 35 %, e hipoacusia neurosensorialbilateral: 40 %.
9. Es preciso mencionar que al momento de expedición del certificado médico (13 de oc-
tubre de 2006), por el cual se acredita que el actor padece de las enfermedades profesiona-
les de neumoconiosis e hipoacusia neurosensorial bilateral, la empresa Volcan Compañía
Minera S.A.A. tenía contratada la cobertura del SCTR con la Oficina de Normalización
Previsional (ONP) desde el año 2002 hasta el año 2009, según se advierte del documen-
to de fecha 2 de julio de 2010, expedido por dicha empresa al demandante, y de la cons-
tancia por prestaciones económicas a consecuencia de accidentes de trabajo y/o enfer-
medades profesionales, obrante a fojas 42 y 66 del cuaderno del Tribunal Constitucional,
respectivamente.
10. El artículo 18.2.1 del Decreto Supremo Nº 003-98-SA establece que se pagará una pen-
sión vitalicia mensual, equivalente al 50 % de la remuneración mensual, al asegurado que,
como consecuencia de un accidente de trabajo o enfermedad profesional, quede disminui-
do en su capacidad de trabajo en forma permanente en una proporción igual o superior al
50 % pero menor a los dos tercios.
11. Cabe indicar que, respecto a la enfermedad profesional de neumoconiosis, este Cole-
giado ha manifestado que el nexo causal existente entre las condiciones de trabajo y dicha
enfermedad es implícito para quienes realizan actividades mineras. No obstante, en el pre-
sente caso se advierte que la neumoconiosis ha generado una incapacidad inferior a aque-
lla señalada en el fundamento supra, por lo que no es posible otorgar la pensión sustenta-
da en el padecimiento de dicha enfermedad.
12. Asimismo, al establecer los precedentes vinculantes sobre riesgos profesionales, este
Tribunal ha precisado, respecto a la hipoacusia, que para que sea considerada como en-
fermedad profesional, es necesario que se acredite la relación de causalidad entre las con-
diciones de trabajo y la enfermedad. Para ello se deberá tener en cuenta las funciones que
desempeñaba el demandante, el tiempo transcurrido entre la fecha de cese y la fecha de
determinación de la enfermedad, además de las condiciones inherentes al propio lugar de
trabajo; es decir, que la relación de causalidad en esta enfermedad no se presume sino que
se tiene que probar, dado que la hipoacusia se produce por la exposición repetida y pro-
longada al ruido.
13. En el presente caso, de conformidad con lo establecido en la STC Exp. Nº 2513-2007-
PA/TC, la enfermedad de hipoacusia neurosensorial severa bilateral que padece el deman-
dante se encuentra debidamente acreditada según el certificado médico de fecha 13 de oc-
tubre de 2006 (f. j. 150), así como la relación de causalidad entre la actividad laboral y
esta enfermedad queda demostrada por haberse diagnosticado cuando aún se encontraba

552
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

laborando el actor en el cargo de supervisor, sección Mina Subterránea de su empleador


Volcán Compañía Minera S.A.A., empresa que, según el Oficio Nº 192-04-DRTPELC-
DPSC-SDRG/DARF, expedido por el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo, y
la constancia expedida por la Dirección Regional de Trabajo y Promoción del Empleo del
Gobierno Regional de Pasco, obrantes a fojas 28 y 29 del referido cuaderno, se encuentra
registrada en este Despacho como entidad empleadora que realiza actividades de alto ries-
go de acuerdo a lo establecido en el Anexo 5 del D.S. Nº 009-97-SA.
14. En consecuencia, el demandante ha acreditado presentar un porcentaje de 61 % de me-
noscabo global en su salud, generado por la actividad laboral de riesgo desarrollado.
15. Por consiguiente, se concluye que le corresponde percibir una pensión de invalidez vi-
talicia por enfermedad profesional, de conformidad con el artículo 19 de la Ley Nº 26790
y el artículo 18.2.1 del Decreto Supremo Nº 003-98-SA.
16. En cuanto a la fecha en que se genera el derecho, este Colegiado considera que la con-
tingencia debe establecerse desde la fecha del pronunciamiento de la Comisión Médica de
Evaluación y Calificación de Invalidez, esto es, desde el 13 de octubre de 2006, dado que
el beneficio deriva justamente del mal que aqueja al demandante, y es a partir de dicha fe-
cha que se debe abonar la pensión de invalidez vitalicia –antes renta vitalicia–, en concor-
dancia con lo dispuesto por el artículo 19 del Decreto Supremo Nº 003-98-SA.
17. Por consiguiente, al haberse acreditado la vulneración del derecho pensionario del de-
mandante, conforme a lo dispuesto en el precedente contenido en la STC Exp. Nº 5430-
2006-PA/TC, corresponde ordenar el pago de intereses legales y costos del proceso, de
acuerdo con el artículo 1246 del Código Civil y el artículo 56 del Código Procesal Cons-
titucional, respectivamente.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú
HA RESUELTO
1. Declarar FUNDADA la demanda por haberse acreditado la vulneración del derecho a la
pensión del accionante; en consecuencia, NULA la Resolución Nº 5067-2007-ONP/DC/
DL 18846, de fecha 11 de setiembre de 2007.
2. Reponiendo las cosas al estado anterior a la vulneración del derecho invocado, ordena a
la emplazada que, en el plazo de 2 días, le otorgue al demandante la pensión de invalidez
vitalicia por padecer enfermedad profesional, con arreglo a la Ley Nº 26790 y sus normas
complementarias y conexas, desde el 13 de octubre de 2006, conforme a los fundamentos
de la presente sentencia, abonándole los montos generados desde dicha fecha, más los in-
tereses legales y los costos procesales.
Publíquese y notifíquese.
SS. URVIOLA HANI; VERGARA GOTELLI; ETO CRUZ

553
Joel Rosas Alcántara

EXP. N° 00140-2011-PA/TC
LIMA
BEATRIZ ROSAURA
MONROY RÍOS
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 11 días del mes de mayo de 2011, la Sala Segunda del Tribunal Constitu-
cional, integrada por los magistrados Eto Cruz, Vergara Gotelli y Urviola Hani, pronun-
cia la siguiente sentencia.
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por doña Beatriz Rosaura Monroy Ríos con-
tra la resolución expedida por la Tercera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de
Lima, de fojas 159, su fecha 26 de agosto de 2010, que declaró improcedente la deman-
da de autos.
(…)
FUNDAMENTOS
(…)
Análisis de la controversia
3. En cuanto a la existencia de un despido fraudulento cabe señalar que la Sociedad empla-
zada expresamente a fojas 64 reconoce que el despido de la recurrente se efectuó al ampa-
ro del artículo 34 del Decreto Supremo Nº 003-97-TR, razón por la cual carece de objeto
analizar la supuesta existencia de un despido fraudulento.
4. Por otra parte corresponde también analizar si la conclusión del vínculo laboral de la re-
currente resulta arbitrario y por lo tanto inconstitucional desde la perspectiva de la juris-
prudencia constitucional. Así cabe mencionar que en la STC Exp. Nº 0976-2001-PA/TC,
entre las modalidades de despido arbitrario se destaca el despido incausado, el cual se pro-
duce cuando “se despide al trabajador, ya sea de manera verbal o mediante comunicación
escrita, sin expresarle causa alguna derivada de la conducta o la labor que la justifique”
(fundamento 15, b). En tal sentido un despido será justificado o injustificado en tanto la
voluntad extintiva de la relación laboral manifestada por el empleador se lleve a cabo con
expresión de causa o sin ella, es decir, cuando se indican (o no) los hechos que motivan y
justifican la extinción de la relación laboral. Entonces, el despido será legítimo solo cuan-
do la decisión del empleador se fundamente en la existencia de una causa justa contempla-
da en la ley y debidamente comprobada en el procedimiento de despido, en el cual se de-
ben respetar las garantías mínimas que brinda el derecho fundamental al debido proceso
(Cfr. STC Exp. Nº 04229-2005-PA/TC).
5. En el presente caso la recurrente sostiene que su relación laboral se inició y mantuvo
mediante un contrato de trabajo verbal, ya que nunca habría firmado ningún contrato escri-
to. Sobre este hecho, pese a que la Sociedad emplazada ha participado activamente duran-
te la tramitación del proceso, no ha contradicho ni presentado documento alguno que acre-
dite los términos de la relación laboral que mantuvo con la demandante ya que únicamente
a fojas 64 ha deslizado el argumento de que la demandante pretende “cuestionar la cons-
titucionalidad de ciertos regímenes de contratación (los de exportación no tradicional)”;
sin embargo, con la presentación del certificado de trabajo de fojas 45 y la liquidación de

554
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

beneficios sociales, de fojas 89, queda comprobada la existencia de una relación laboral a
plazo indeterminado desde el 12 de mayo de 1998 hasta el 31 de enero de 2008, esto es,
por 9 años, 8 meses y 20 días.
6. De acuerdo con el material probatorio citado y lo alegado por el propio empleador a fo-
jas 64, no cabe duda que la relación laboral existente entre las partes era a plazo indetermi-
nado, por lo que la demandante solo podía ser despedida por una causa justa relacionada
con su conducta o capacidad laboral, lo que no ha sucedido en el presente caso, razón por
la cual la demanda debe ser estimada, pues la demandante ha sido objeto de un despido ar-
bitrario y no ha elegido reparar la vulneración de su derecho al trabajo a través de una in-
demnización por despido arbitrario.
7. Sin perjuicio de lo expuesto cabe precisar que el hecho de que el empleador haya efec-
tuado el depósito de la liquidación de beneficios sociales de la demandante, incluyendo el
pago de la indemnización por despido arbitrario, ello no significa señal alguna de acepta-
ción del pago de esta última, dado que, conforme lo ha establecido este Colegiado a través
de la STC Exp. Nº 03052-2009-PA/TC, el cobro de los beneficios sociales que por derecho
le corresponde percibir al trabajador (compensación por tiempo de servicios, vacaciones
truncas u otros conceptos remunerativos) no supone el consentimiento del despido arbitra-
rio, salvo que el afectado acepte el pago de la indemnización otorgada por el empleador,
en cuyo caso, operará la garantía indemnizatoria contenida en el artículo 34 del Decreto
Supremo Nº 003-97-TR, por lo que el trabajador no podrá luego pretender su reposición a
través del proceso de amparo; situación que en el caso de autos, no se ha presentado, por
lo que dicho alegato carece de sustento para sostener que ha operado la sustracción de ma-
teria controvertida en el presente caso.
8. En la medida en que en el presente caso se ha acreditado que TOPY TOP S.A. ha vul-
nerado el derecho al trabajo de la recurrente, corresponde de conformidad con el artículo
56 del Código Procesal Constitucional, condenar a la Sociedad emplazada al pago de las
costas y costos procesales, que deben ser liquidados en la etapa de ejecución de la presen-
te sentencia.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú
HA RESUELTO
1. Declarar FUNDADO el recurso de agravio constitucional por haberse acreditado la vul-
neración del derecho al trabajo de la demandante; en consecuencia, NULO el despido de
doña Beatriz Rosaura Monroy Ríos.
2. ORDENAR a TOPY TOP S.A. que cumpla con reponer a doña Beatriz Rosaura Mon-
roy Ríos como trabajadora a plazo indeterminado en el cargo que venía desempeñando o
en otro de similar nivel o categoría en el plazo de 2 días, bajo apercibimiento de que el juez
de ejecución aplique las medidas coercitivas prescritas en los artículos 22 y 59 del Código
Procesal Constitucional, con el abono de las costas y costos del proceso.
Publíquese y notifíquese.
SS. ETO CRUZ; VERGARA GOTELLI; URVIOLA HANI

555
Joel Rosas Alcántara

EXP. N° 01154-2011-PA/TC
HUÁNUCO
LUZ MERY HUANCA
HERRERA
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 13 días del mes de diciembre, la Sala Segunda del Tribunal Constitucional,
integrada por los magistrados Eto Cruz, Vergara Gotelli y Urviola Hani, pronuncia la si-
guiente sentencia, con el voto en mayoría de los magistrados Eto Cruz y Urviola Hani, el
voto en discordia del magistrado Vergara Gotelli y el voto dirimente del magistrado Calle
Hayen, que se agregan.
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por doña Luz Mery Huanca Herrera con-
tra la sentencia expedida por la Sala Única de Emergencia de la Corte Superior de Justi-
cia de Huánuco, de fojas 407, su fecha 18 de febrero de 2011, que declaró infundada la de-
manda de autos.
(…)
FUNDAMENTOS
(…)
§. Análisis del caso concreto
5. Cabe precisar que, de conformidad con la información detallada en la Constancia de
Prestación de Servicios de fecha 25 de marzo de 2010, suscrita por el Jefe de la Oficina Zo-
nal de Huánuco de Cofopri –que obra a fojas 80– la recurrente no solo ha prestado servi-
cios a la emplazada bajo la modalidad de contratos administrativos de servicios o de con-
tratos civiles, sino que también lo ha efectuado en calidad de servicios personales durante
los periodos comprendidos entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 2000 y desde el 1
de enero (sic) de 2003 hasta el 12 de junio de 2007.
6. En efecto, como se acredita del certificado de trabajo que corre a fojas 76, la demandan-
te trabajó en el PETT del 1 de enero al 31 de diciembre de 2000, ocupando la plaza N° 120
del Cuadro para Asignación de Personal, bajo el régimen laboral de la actividad privada,
desempeñándose como tesorera.
7. Igualmente, consta a fojas 78 el certificado de trabajo que da cuenta que la demandante
laboró en el PETT del 1 de febrero de 2003 al 12 de junio de 2007, bajo la modalidad de
contratación por servicios específicos, sujeta al régimen laboral de la actividad privada,
desempeñándose como especialista administrativo –administradora, y ocupando la plaza
N° 219 del Cuadro para Asignación de Personal– como se corrobora del contrato por servi-
cios específicos que obra a fojas 29.
8. Hecha la precisión que antecede, cabe manifestar que en forma posterior a este último
periodo está acreditado que: i) desde el 13 de junio de 2007 hasta el 30 de junio de 2008 la
demandante prestó servicios mediante contratos de locación de servicios, como Asistente
Administrativo I, conforme se advierte de la citada constancia de fojas 80 y de la instru-
mental obrante a fojas 27; ii) la demandante laboró como Asistente Administrativo I, bajo
el régimen laboral especial del Decreto Legislativo N° 1057, desde el 1 de julio de 2008

556
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

hasta el 30 de setiembre de 2009, conforme se advierte de los contratos y declaraciones ju-


radas obrantes de fojas 9 a 26; y iii) desde el 1 de octubre de 2009 hasta el 31 de mayo de
2010 la demandante prestó servicios mediante contratos de locación de servicios, como
Administradora, conforme se advierte de los contratos obrantes de fojas 2 a 7 y de la cita-
da constancia de fojas 80.
9. Así las cosas y atendiendo al carácter irrenunciable de los derechos laborales que pre-
coniza el artículo 26 de la Constitución, resulta relevante destacar la continuidad en las la-
bores administrativas realizadas por la demandante independientemente de la modalidad
de su contratación, hecho que permite concluir que los supuestos contratos de locación de
servicios y contratos administrativos de servicios encubrieron, en realidad, una relación de
naturaleza laboral y no civil, por lo que la actora solamente podía ser despedida por cau-
sa derivada de su conducta o capacidad laboral que lo justifique, lo que no ha ocurrido en
el presente caso.
10. En consecuencia, se ha vulnerado el derecho constitucional al trabajo, por lo que, en
mérito de la finalidad restitutoria del proceso de amparo, procede la reposición de la de-
mandante en el cargo que venía desempeñando.
11. En la medida en que, en este caso, se ha acreditado que la emplazada vulneró el men-
cionado derecho constitucional, corresponde, de conformidad con el artículo 56 del Códi-
go Procesal Constitucional, que asuma los costos procesales, los cuales deberán ser liqui-
dados en la etapa de ejecución de la presente sentencia.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú
HA RESUELTO
1. Declarar FUNDADA la demanda, por haberse acreditado la vulneración del derecho al
trabajo.
2. ORDENAR que la emplazada cumpla con reponer a doña Luz Mery Huanca Herrera en
el cargo que venía desempeñando, o en otro de similar nivel o jerarquía, en el plazo de dos
días, bajo apercibimiento de que el juez de ejecución aplique las medidas prescritas en los
artículos 22 y 59 del CPConst., con el abono de los costos del proceso.
Publíquese y notifíquese.
SS. ETO CRUZ; CALLE HAYEN; URVIOLA HANI

557
Joel Rosas Alcántara

EXP. N° 00143-2011-PA/TC
PIURA
CARMEN MARCIAL
RAMÍREZ JUÁREZ
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 16 días del mes de mayo de 2011, la Sala Primera del Tribunal Cons-
titucional, integrada por los magistrados Álvarez Miranda, Vergara Gotelli y Beaumont
Callirgos, pronuncia la siguiente sentencia, con el fundamento de voto, adjunto, del ma-
gistrado Vergara Gotelli
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por don Carmen Marcial Ramírez Juárez
contra la sentencia expedida por la Segunda Sala Especializada en lo Civil de la Corte Su-
perior de Justicia de Piura, de fojas 81, su fecha 25 de octubre de 2010, que declaró infun-
dada la demanda de amparo de autos.
(…)
FUNDAMENTOS
(…)
Análisis de la cuestión controvertida
3. De autos se advierte que el demandante prestó servicios para la Municipalidad empla-
zada durante periodos interrumpidos, siendo el último periodo el comprendido desde el 1
de marzo hasta el 30 de abril de 2010, tal como se acredita con los comprobantes de pago
obrantes de fojas 4 a 5, de los cuales se advierte que el recurrente realizó la labor de lim-
pieza pública, mediante contratos de servicios por terceros; por lo tanto, dicho periodo se
tendrá en cuenta para dilucidar la presente controversia.
4. Siendo así, en el presente caso se debe determinar si la prestación de servicios del re-
currente, en aplicación del principio de primacía de la realidad, puede ser considerada un
contrato de trabajo de duración indeterminada, porque de ser así el demandante solo podía
ser despedido por causa justa prevista en la ley.
5. En tal sentido, a fin de determinar la naturaleza de los servicios que prestó el demandan-
te para la Municipalidad emplazada, es preciso aplicar el principio de primacía de la rea-
lidad, el que como lo ha señalado este Colegiado es un elemento implícito en nuestro or-
denamiento jurídico y, concretamente, impuesto por la propia naturaleza tuitiva de nuestra
Constitución, acotándose, en la STC Exp. N° 1944-2002-AA/TC, que mediante este prin-
cipio “(...) en caso de discordancia entre lo que ocurre en la práctica y lo que fluye de los
documentos, debe darse preferencia a lo primero; es decir, a lo que sucede en el terreno de
los hechos” (fundamento 3).
6. Pues bien, para determinar si existió una relación de trabajo entre las partes encubierta
mediante un contrato civil, este Tribunal debe evaluar si en los hechos se presentó, en for-
ma alternativa y no concurrente, alguno de los siguientes rasgos de laboralidad: a) control
sobre la prestación o la forma en que esta se ejecuta;b) integración de la demandante en la
estructura organizacional de la emplazada; c) prestación ejecutada dentro de un horario de-
terminado; d) prestación de cierta duración y continuidad; e) suministro de herramientas
y materiales a la demandante para la prestación del servicio; f) pago de remuneración a la

558
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

demandante; y, g) reconocimiento de derechos laborales, tales como las vacaciones anua-


les, las gratificaciones y los descuentos para los sistemas de pensiones y de salud.
7. En el presente caso, con los comprobantes de pago obrantes de fojas 4 a 5, se acredi-
ta que el demandante prestó servicios para la Municipalidad emplazada desempeñando la
función de un trabajador de limpieza pública, por lo que en realidad no se le estuvo contra-
tando para que realice una actividad temporal, sino, por el contrario, para que realice una
función dentro del ámbito de la organización y dirección de la Municipalidad emplazada.
En efecto, la labor que realiza un trabajador de limpieza tiene la característica de ser per-
manente y subordinada pues debe inferirse que la Municipalidad emplazada debía brin-
dar al actor los instrumentos necesarios para el desempeño de su función; se trata, además,
de una actividad que por su propia naturaleza debe estar sujeta a un horario de trabajo im-
puesto por la Municipalidad emplazada, quedando acreditado también que el demandante
percibió un pago mensual por la función que realizaba. Por lo que, en aplicación del prin-
cipio de primacía de la realidad, prevalece la realidad de los hechos sobre las formas y apa-
riencias de los contratos civiles suscritos por el demandante, con lo que se pretendía es-
conder una relación laboral.
8. Por lo tanto, habiéndose determinado que el demandante ha realizado labores en forma
subordinada y permanente, debe aplicarse el principio de primacía de la realidad, en vir-
tud del cual queda establecido que entre las partes ha existido una relación de naturaleza
laboral y no civil; por lo que la emplazada al haber despedido al demandante sin haberle
expresado la existencia de una causa justa relacionada con su capacidad o conducta labo-
ral que justifique dicha decisión, ha vulnerado su derecho constitucional al trabajo, pues lo
ha despedido arbitrariamente.
9. En cuanto al extremo referente al pago de las remuneraciones dejadas de percibir debe
señalarse que al tener tal pretensión naturaleza indemnizatoria y no restitutiva, esta no es
la vía idónea para solicitarla, por lo que queda a salvo el derecho del demandante de acu-
dir a la vía correspondiente.
10. Finalmente, en la medida en que en este caso se ha acreditado que se vulneró el dere-
cho constitucional al trabajo del demandante, corresponde, de conformidad con el artículo
56 del Código Procesal Constitucional, ordenar a la emplazada que asuma el pago de los
costos del proceso, los cuales deberán ser liquidados en la etapa de ejecución de senten-
cia. Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú
HA RESUELTO
1. Declarar FUNDADA la demanda por haberse acreditado la violación del derecho
constitucional al trabajo; en consecuencia, NULO el despido de que ha sido víctima el
demandante.
2. ORDENAR que la Municipalidad Provincial de Piura reponga a don Carmen Marcial
Ramírez Juárez en su mismo puesto de trabajo o en otro de igual o similar nivel, en el pla-
zo de dos días bajo apercibimiento de que el juez de ejecución aplique las medidas coer-
citivas prescritas en el artículo 22 del Código Procesal Constitucional, con el abono de los
costos del proceso.
3. Declarar IMPROCEDENTE la demanda el extremo en que se solicita el pago de las
remuneraciones dejadas de percibir.
Publíquese y notifíquese.
SS. ÁLVAREZ MIRANDA; VERGARA GOTELLI; BEAUMONT CALLIRGOS

559
Joel Rosas Alcántara

EXP. N° 02187-2012-PA/TC
LAMBAYEQUE
INOCENCIO CARRASCAL
TAPIA
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 12 días del mes de marzo de 2013 la Sala Primera del Tribunal Cons-
titucional, integrada por los señores magistrados Urviola Hani, Vergara Gotelli y Ca-
lle Hayen, pronuncia la siguiente sentencia, con el fundamento de voto del magistrado
Vergara Gotelli, que se agrega.
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por don Inocencio Carrascal Tapia contra la
sentencia expedida por la Sala Descentralizada Mixta y de Apelaciones de la Corte Supe-
rior de Justicia de Lambayeque, de fojas 216, su fecha 27 de marzo de 2012, que declaró
improcedente la demanda de autos.
(…)
FUNDAMENTOS
(…)
4) Sobre la afectación del derecho al trabajo
(…)
4.3. Consideraciones del Tribunal Constitucional
4.3.1. El artículo 22 de la Constitución Política del Perú establece que: “El trabajo es un
deber y un derecho. Es base del bienestar social y medio de realización de una persona”.
Mientras que el artículo 27 de la carta magna señala que: “La ley otorga al trabajador ade-
cuada protección contra el despido arbitrario”.
En tal sentido, cabe resaltar que el contenido esencial del derecho al trabajo implica
dos aspectos: el de acceder a un puesto de trabajo, por una parte y, por otra, el derecho
a no ser despedido sino por causa justa. En el primer caso, el derecho al trabajo supo-
ne la adopción por parte del Estado de una política orientada a que la población acceda
a un puesto de trabajo; si bien hay que precisar que la satisfacción de este aspecto im-
plica un desarrollo progresivo y según las posibilidades económicas del Estado. El se-
gundo aspecto trata del derecho al trabajo entendido como proscripción de ser despedi-
do salvo por causa justa.
4.3.2. La cuestión controvertida consiste en determinar si entre las partes existía o no un
contrato de trabajo a plazo indeterminado. Ello es necesario a efectos de aplicar el princi-
pio de primacía de la realidad, en cuyo caso el demandante solo podía haber sido despedi-
do por una causa justa relacionada con su conducta o capacidad laboral.
4.3.3. En tal sentido, cabe señalar que con respecto al principio de primacía de la realidad,
que es un elemento implícito en nuestro ordenamiento jurídico y, concretamente, impues-
to por la propia naturaleza tuitiva de nuestra Constitución, se ha precisado, en la STC Exp.
N° 1944-2002-AA/TC, que: “(...) en caso de discordancia entre lo que ocurre en la práctica
y lo que fluye de los documentos, debe darse preferencia a lo primero; es decir, a lo que su-
cede en el terreno de los hechos” (Fund. 3).

560
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

4.3.4. De autos se desprende que el recurrente prestó servicios primero bajo el régimen de
contrato de locación de servicios personales desde el 1 de julio hasta el 30 de septiembre
de 2003 (ff. jj. 1 y 2); después bajo el régimen de contratos de servicios personales a pla-
zo fijo desde el 1 de octubre de 2003 hasta el 31 de diciembre de 2009 (ff. jj. 3 a 16); lue-
go conforme obra de “las planillas de remuneraciones empleados SNP” desde enero a di-
ciembre de 2010 (ff. jj. 102 a 113) como operador de tractor de oruga, confirmándose que
el demandante ha prestado servicios de manera ininterrumpida, desde el primero de julio
de 2003 hasta el 3 de enero de 2011. Es decir, en el presente caso se acredita que en reali-
dad realizaba labores inherentes a los obreros. Esta calificación se ve corroborada con lo
señalado en la primera cláusula del contrato de locación de servicios personales (ff. jj. 1 y
2), pues en este se señala que se contrata los servicios del operador de tractor para realizar
las diferentes trochas carrozables.
Al respecto, cabe reiterar que este Tribunal, en uniforme jurisprudencia, ha establecido
que las labores que realiza un operario-chofer de maquinaria pesada no son de carácter
temporal, sino que más bien son de naturaleza permanente (Exp. 00180-2012-PA/TC).
4.3.5. Debe destacarse que tampoco podrían ser consideradas como materia de contrata-
ción bajo la modalidad de servicios personales a plazo fijo, debido a que se ha acreditado
que en realidad el actor prestaba servicios en calidad de obrero; por lo que de conformi-
dad con el artículo 37 de la Ley Nº 27972, que establece que los obreros municipales están
sujetos al régimen laboral de la actividad privada, debe entenderse que es este el régimen
laboral aplicable al demandante, careciendo de validez la calificación que hizo la Muni-
cipalidad demandada en los contratos de servicios personales a plazo fijo, pues es contra-
ria a la mencionada ley.
4.3.6. En consecuencia, conforme se advierte de la constancia policial, obrante a fojas
19, la emplazada ha despedido al demandante sin haberle expresado causa alguna rela-
cionada con su conducta o su desempeño laboral que justifique dicha decisión, vulneran-
do de esta manera su derecho constitucional al trabajo, razón por la cual se configura un
despido incausado.
4.3.7. Finalmente, debe precisarse que mediante el Oficio Nº 064-2011.-JIPM-C/MGC, de
fecha 18 de agosto de 2011 (f. j. 99), se ordenó al alcalde de la Municipalidad emplazada
que informe sobre el régimen laboral al cual perteneció el demandante; no obstante, la em-
plazada no cumplió con lo ordenado, no obrando en autos instrumental que acredite lo ar-
gumentado por la demandada.
4.3.8. Teniendo presente que existen reiterados casos en los que se estima la demanda de
amparo por haberse comprobado un despido arbitrario, conviene señalar que cuando se in-
terponga y admita una demanda de amparo contra la Administración Pública cuya finali-
dad sea la reposición del demandante, ello debe registrarse como una posible contingen-
cia económica que tiene que preverse en el presupuesto, con la finalidad de poder actuar o
ejecutar en forma inmediata la sentencia estimatoria.
En estos casos, la Administración Pública, para justificar el mantenimiento de la plaza pre-
supuestada tendrá presente que el artículo 7 del C.P.Const. dispone que: “El Procurador
Público, antes de que el proceso sea resuelto en primer grado, está facultado para poner en
conocimiento del titular de la entidad su opinión profesional motivada cuando considere
que se afecta el derecho constitucional invocado”.
Con la opinión del procurador público, puede evitarse y preverse gastos fiscales, ya que la
Administración Pública puede allanarse a la demanda (si es que la pretensión según la ju-
risprudencia y los precedentes del Tribunal Constitucional es estimable) o proseguir con
el proceso.

561
Joel Rosas Alcántara

5) Efectos de la sentencia
5.1. En la medida en que en este caso se ha acreditado que la entidad demandada ha vulne-
rado el derecho constitucional al trabajo corresponde ordenar la reposición del demandan-
te como trabajador a plazo indeterminado en el cargo que venía desempeñando o en otro
de similar categoría o nivel, en el plazo de dos días, bajo apercibimiento de que el juez de
ejecución imponga las medidas coercitivas previstas en los artículos 22 y 59 del Código
Procesal Constitucional.
5.2. Asimismo, de conformidad con el artículo 56 del Código Procesal Constitucional, la
entidad emplazada debe asumir los costos procesales, los cuales deberán ser liquidados en
la etapa de ejecución de la presente sentencia.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú
HA RESUELTO
1. Declarar FUNDADA la demanda en lo que respecta a la afectación del derecho al traba-
jo; en consecuencia, NULO el despido de que ha sido objeto el demandante.
2. ORDENAR que la Municipalidad Distrital de Santo Tomás - Cutervo reponga a don
Inocencio Carrascal Tapia como trabajador a plazo indeterminado en su mismo puesto de
trabajo o en otro de igual o similar nivel, en el plazo de dos días, bajo apercibimiento de
que el juez de ejecución aplique las medidas coercitivas prescritas en los artículos 22 y 59
del Código Procesal Constitucional, con el abono de los costos procesales.
Publíquese y notifíquese.
SS. URVIOLA HANI; VERGARA GOTELLI; CALLE HAYEN

562
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

EXP. N° 01167-2012-PA/TC
LAMBAYEQUE
BILLY JHACSON
BARTRA DEZAR
RAZÓN DE RELATORÍA
La sentencia recaída en el Expediente Nº 01167-2012-PA/TC es aquella que declara
FUNDADA la demanda, y se compone del voto en mayoría de los ex magistrados Mesía
Ramírez y Eto Cruz, y del voto del magistrado Urviola Hani llamado a dirimir para resol-
ver la discordia suscitada por el voto discrepante del exmagistrado Álvarez Miranda. Se
deja constancia que los votos alcanzan la mayoría suficiente para formar resolución, como
lo prevé el artículo 5 –cuarto párrafo– de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional y
el artículo 11 –primer párrafo– del Reglamento Normativo del Tribunal Constitucional.
Asimismo, se deja constancia del voto del ex magistrado Álvarez Miranda que se agrega.
Lima, 5 de enero de 2015

EXP. N° 01167-2012-PA/TC
LAMBAYEQUE
BILLY JHACSON
BARTRA DEZAR
VOTO DE LOS MAGISTRADOS MESÍA RAMÍREZ Y ETO CRUZ
Visto el recurso de agravio constitucional interpuesto por don Billy Jhacson Bartra De-
zar contra la sentencia expedida por la Sala Especializada en Derecho Constitucional de
la Corte Superior de Justicia de Lambayeque, de fojas 252, su fecha 5 de enero de 2012,
que declaró infundada la demanda de amparo, los magistrados firmantes emiten el presen-
te voto:
(…)
FUNDAMENTOS
(…)
3) Sobre la afectación de los derechos al trabajo y la protección adecuada contra el
despido arbitrario
(…)
3.3. Consideraciones
3.3.1. El derecho a la protección adecuada contra el despido arbitrario está directamente
vinculado al derecho constitucional al trabajo, reconocido por el artículo 22 de la Cons-
titución. Al respecto, estimamos que el contenido esencial del derecho al trabajo implica
dos aspectos. El de acceder a un puesto de trabajo, por una parte y, por otra, el derecho a
no ser despedido sino por causa justa.
Respecto al derecho constitucional a la protección adecuada contra el despido arbitrario
reconocido en el artículo 27 de la Constitución, se debe señalar que el Tribunal Consti-
tucional, en la STC Exp. Nº 00976-2001-AA/TC, delimitó su contenido e interpretó qué

563
Joel Rosas Alcántara

debe entenderse por protección adecuada contra el despido arbitrario. Asimismo, el Tri-
bunal Constitucional ha reconocido en reiterada jurisprudencia (por todas, la STC Exp.
Nº 05650-2009-PA/TC), dos tipos de protección en casos de despido arbitrario, de ca-
rácter excluyente y a elección del trabajador: a) protección de eficacia resarcitoria, cuan-
do el trabajador opta por recurrir a la vía ordinaria solicitando el pago de la indemniza-
ción por despido arbitrario; y b) protección de eficacia restitutoria, cuando el trabajador
opta por recurrir a la vía constitucional a través del proceso de amparo constitucional,
siempre y cuando el despido se haya producido, entre otros supuestos, de manera incau-
sada, es decir, ejecutado de manera verbal o mediante comunicación escrita, sin expre-
sión de causa alguna relacionada con la conducta o el desempeño laboral del trabajador
que la justifique.
3.3.2. En autos se acredita que el recurrente estuvo vinculado a la empresa emplazada me-
diante un convenio de prácticas profesiones desde el 1 de abril de 2006 hasta el 30 de abril
de 2007 (fojas 3 a 6), y por medio de un contrato de trabajo sujeto a la modalidad por in-
cremento de actividades vigente del 1 de mayo al 31 de octubre de 2007, sucesivamente
prorrogado hasta el 31 de julio de 2009 (fojas 7 a 12).
3.3.3. Con relación a los convenios de prácticas profesionales, los artículos 13 y 51 de la
Ley Nº 28518, Ley sobre modalidades formativas laborales, establecen:
“Artículo 13.- Práctica Profesional
Es la modalidad que busca consolidar los aprendizajes adquiridos a lo largo de la for-
mación profesional, así como ejercitar su desempeño en una situación real de traba-
jo. (…)”.
“Artículo 51.- Desnaturalización de las modalidades formativas
Se desnaturalizan las modalidades formativas y se entiende que existe una relación
laboral común en los siguientes casos:
(…)
2. La falta de capacitación en la ocupación específica y/o el desarrollo de actividades
del beneficiario ajenas a la de los estudios técnicos o profesionales establecidos en el
convenio”.
Asimismo, los artículos 12 y 40 del Decreto Supremo Nº 007-2005-TR, Reglamento de la
Ley Nº 28518, estipulan:
“Artículo 12.- Adecuación Formativo Laboral
Las labores que realice el beneficiario deben estar relacionadas directamente con las
áreas que correspondan a su formación académica”.
“Artículo 40.- De la desnaturalización
La desnaturalización de la modalidad formativa laboral, implica la existencia de una
relación laboral”.
3.3.4. En el presente caso, con los instrumentos probatorios obrantes en autos se acredita
que el demandante, durante la vigencia de su convenio de prácticas profesionales, prestó
servicios para la empresa emplazada como asesor comercial. En efecto, en el correo elec-
trónico generado con fecha 25 de mayo de 2006 por el Jefe Zonal Chiclayo se advierte que
se hace referencia al actor como un “nuevo asesor” (fojas 55); similar hecho se observa en
los correos de fojas 57 y 58. Asimismo, se aprecia que en diversos correos electrónicos se

564
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

solicita que se le asignen al demandante códigos como usuario para acceso a los sistemas
Q Matick, Multigestión, Speedy Sigy Gestel (fojas 53 a 62), y que se le exigía un mínimo
de atenciones a clientes por día (fojas 63 a 67). De igual manera, queda acreditada la na-
turaleza laboral de los servicios prestados por el actor con los reportes de evaluación men-
sual de asesores (fojas 74 a 88), de comisiones de ventas (fojas 89 a 91) y de rendimiento
(fojas 97). También debe observarse que conforme consta en el contrato individual de otor-
gamiento de prestaciones alimentarias en la modalidad de suministro indirecto, obrante a
fojas 13, el accionante percibió, a partir del mes de setiembre de 2006, tickets, cupones o
vales de alimentos, al amparo de la Ley Nº 28051, “Ley de prestaciones alimentarias en
beneficio de los trabajadores sujetos al régimen laboral de la actividad privada”, sin tener
en consideración que de conformidad con el artículo 3 de la Ley Nº 28518, las modalida-
des formativas no están sujetas a la normatividad laboral vigente, y que los beneficiarios
de las modalidades formativas laborales no perciben una remuneración, sino una sub-
vención económica mensual. En consecuencia, al haberse desnaturalizado el convenio de
prácticas profesiones suscrito por el demandante, se ha configurado entre la partes una re-
lación laboral a plazo indeterminado.
3.3.5. Sin perjuicio de lo antes expuesto, también se advierte que en la cláusula primera
del contrato modal por incremento de actividades de fojas 7, se señala que la empresa de-
mandada “(…) es una compañía privada cuyo objeto social es dedicarse directa o indirec-
tamente a la comercialización de toda clase de bienes y servicios, estén o no vinculados
con las telecomunicaciones y requiere contratar en forma temporal los servicios de per-
sonal a fin de atender el incremento de sus actividades producido como consecuencia de
Atención personalizada de los nuevos negocios de ventas en los que TSC está incursionan-
do, y que no pueden ser atendidos en su totalidad con el personal actual. Las partes dejan
constancia que la contratación en forma temporal del personal que requiere LA EMPRE-
SA tiene por objeto exclusivamente la atención de las necesidades derivadas del incremen-
to de sus actividades por las razones expuestas en el primer párrafo de la presente cláusu-
la primera, para lo cual LA EMPRESA requiere contratar trabajadores que se encarguen
en forma paulatina y progresiva de la ejecución de las distintas labores que genera el re-
ferido incremento de actividades del negocio”. Como se advierte, en dicho contrato no se
proporciona información relevante que permita establecer que, en efecto, existió una cau-
sa objetiva, que podría justificar una contratación modal y no una a plazo indeterminado,
pues, por ejemplo, no se ha precisado qué actividad de la empresa demandada se ha incre-
mentado ni cuáles son los “nuevos negocios de ventas” que justifican la contratación tem-
poral del actor. La referencia consignada en el texto de la cláusula primera del referido
contrato es vaga y solo menciona la existencia de un “incremento de sus actividades pro-
ducido como consecuencia de Atención personalizada de los nuevos negocios de ventas”.
Por tanto, al no haberse especificado con detalle la causa objetiva de contratación en el re-
ferido contrato por incremento de actividades, el contrato de trabajo ha sido desnaturali-
zado, por haberse producido el supuesto previsto en el inciso d) del artículo 77 del Decre-
to Supremo Nº 003-97-TR.
3.3.6. En consecuencia, habiéndose acreditado la existencia de una relación laboral con la
emplazada, el demandante solamente podía ser despedido por causa justa de despido re-
lacionada con su conducta o su desempeño laborales, lo que no ha sucedido en el presen-
te caso.
3.3.7. Por lo expuesto, consideramos que en el presente caso se habría configurado un des-
pido incausado, violatorio de los derechos constitucionales al trabajo y a la protección ade-
cuada contra el despido arbitrario del demandante, reconocidos en los artículos 22 y 27 de
la Constitución.

565
Joel Rosas Alcántara

4) Sobre la afectación del derecho al debido proceso


(…)
4.3 Consideraciones
4.3.1. Como tiene señalado el Tribunal Constitucional, el derecho fundamental al debi-
do proceso, consagrado en el artículo 139, numeral 3), de la Constitución, comprende una
serie de garantías, formales y materiales, de muy distinta naturaleza, cuyo cumplimiento
efectivo garantiza que el procedimiento o proceso en el cual se encuentre inmersa una per-
sona, pueda considerarse justo (STC Exp. Nº 10490-2006-AA, fundamento 2). De ahí que
se haya destacado que el ámbito de irradiación de este derecho continente no abarca ex-
clusivamente al ámbito judicial, sino que se proyecta también al ámbito de los procesos
administrativos (STC Exp. Nº 07569-2006-AA/TC, fundamento 6).
También el Tribunal Constitucional ha establecido en reiterada jurisprudencia (STC Exp.
Nº 03359-2006-PA/TC, por todas) “que el debido proceso –y los derechos que lo confor-
man, p. e. el derecho de defensa– resultan aplicables al interior de la actividad institucio-
nal de cualquier persona jurídica, máxime si ha previsto la posibilidad de imponer una san-
ción tan grave como la expulsión. En tal sentido, si el emplazado consideraba que el actor
cometió alguna falta, debieron comunicarle, previamente y por escrito, los cargos imputa-
dos, acompañando el correspondiente sustento probatorio, y otorgarle un plazo prudencial
a efectos de que –mediante la expresión de los descargos correspondientes– pueda ejercer
cabalmente su legítimo derecho de defensa”.
Por su parte, el derecho de defensa se encuentra reconocido expresamente por el artículo
139, numeral 14, de nuestra Constitución, y constituye un elemento del derecho al debido
proceso. Según lo ha desarrollado la jurisprudencia de este Tribunal, el contenido esencial
del derecho de defensa queda afectado cuando, en el seno de un proceso judicial, cualquie-
ra de las partes resulta impedida, por concretos actos de los órganos judiciales, de ejercer
los medios necesarios, suficientes y eficaces para defender sus derechos e intereses legí-
timos [STC Exp. Nº 1231-2002-HC/TC]. Es así que el derecho de defensa (de naturaleza
procesal) se constituye como fundamental y conforma el ámbito del debido proceso, sien-
do presupuesto para reconocer la garantía de este último. Por ello, en tanto derecho fun-
damental, se proyecta como principio de interdicción para afrontar cualquier indefensión
y como principio de contradicción de los actos procesales que pudieran repercutir en la si-
tuación jurídica de algunas de las partes, sea en un proceso o procedimiento, o en el caso
de un tercero con interés.
4.3.2. En el caso de autos, la controversia constitucional radica en determinar si la empre-
sa demandada, al dar por culminado el vínculo laboral con el accionante, lo hizo obser-
vando el debido proceso, o si, por el contrario, lo lesionó. Efectuada esta precisión, debe
comenzarse por evaluar la lesión del derecho de defensa, toda vez que forma parte del de-
recho al debido proceso.
4.3.3. De acuerdo con lo previsto por el artículo 31 del Decreto Supremo N° 003-97-TR,
el empleador no podrá despedir a un trabajador por causa relacionada con su conducta la-
boral sin antes otorgarle por escrito un plazo razonable no menor de seis días naturales
para que pueda defenderse por escrito de los cargos que se le formulen; es decir, el des-
pido se inicia con una carta de imputación de cargos para que el trabajador pueda ejercer
su derecho de defensa, efectuando su descargo en la forma que considere conveniente a
su derecho.

566
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

4.3.4. En el presente caso ya ha quedado determinado que el recurrente mantenía con la


empresa demandada una relación laboral a plazo indeterminado y que el empleador dio
por terminada la relación laboral sin expresar causal alguna; es decir, el demandante fue
despedido sin que le haya remitido previamente una carta de imputación de faltas graves.
4.3.5. Por lo expuesto, consideramos que en el presente caso la empresa emplazada
también habría vulnerado el derecho al debido proceso del recurrente, específicamente,
su derecho de defensa.
5) Efectos de la sentencia
5.1. En la medida en que en este caso se habría acreditado que la empresa demandada ha
vulnerado los derechos constitucionales al trabajo, a la protección adecuada contra el des-
pido arbitrario y al debido proceso, correspondería ordenar la reposición del demandan-
te como trabajador a plazo indeterminado en el cargo que venía desempeñando o en otro
de similar categoría o nivel, en el plazo de dos días, bajo apercibimiento de que el juez de
ejecución imponga las medidas coercitivas previstas en los artículos 22 y 59 del Código
Procesal Constitucional.
5.2. Asimismo, de conformidad con el artículo 56 del Código Procesal Constitucional, la
entidad emplazada debería asumir las costas y costos del proceso, a ser liquidados en la
etapa de ejecución.
Por estos fundamentos, nuestro voto es por:
1. Declarar FUNDADA la demanda en lo que respecta a la afectación de los derechos al
trabajo, a la protección adecuada contra el despido arbitrario y al debido proceso; y en con-
secuencia, declarar NULO el despido arbitrario del demandante.
2. ORDENAR que Telefónica Servicios Comerciales S.A.C. reponga a don Billy Jhac-
son Bartra Dezar como trabajador a plazo indeterminado en su mismo puesto de trabajo o
en otro de igual o similar nivel, en el plazo de dos días, bajo apercibimiento de que el juez
de ejecución aplique las medidas coercitivas prescritas en los artículos 22 y 59 del Código
Procesal Constitucional, con el abono de las costas y costos procesales.
Sres. MESÍA RAMÍREZ; ETO CRUZ

EXP. N° 01167-2012-PA/TC
LAMBAYEQUE
BILLY JHACSON
BARTRA DEZAR
VOTO DIRIMENTE DEL MAGISTRADO URVIOLA HANI
Con el debido respeto por la opinión del ex magistrado Álvarez Miranda, me adhiero a
decretado por los ex magistrados Mesía Ramírez y Eto Cruz pues, conforme lo justifican,
también considero que la presente demanda resulta fundada.
Sr. URVIOLA HANI

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Joel Rosas Alcántara

EXPEDIENTE 0020-2012-PI/TC
CONGRESISTAS DE LA REPÚBLICA
PLENO JURISDICCIONAL
Expediente 0020-2012-PI/TC
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
Del 16 de abril de 2014
STC Exp. Nº 01.014-PI
Caso Ley de Reforma Magisterial 2
Congresistas de la República c. Congreso de la República
Asunto
Demanda de inconstitucionalidad interpuesta por el 25 % del número legal de congresistas
de la República contra el primer párrafo de la Primera Disposición Complementaria, Tran-
sitoria y Final de la Ley Nº 29944, Ley de Reforma Magisterial.
Magistrados firmantes:
SS.
URVIOLA HANI
VERGARA GOTELLI
MESÍA RAMÍREZ
CALLE HAYEN
ETO CRUZ
ÁLVAREZ MIRANDA

TABLA DE CONTENIDOS
I. CUESTIONES PRELIMINARES
A. RELACIÓN JURÍDICA-PROCESAL
B. PETITORIO CONSTITUCIONAL
C. VIOLACIÓN CONSTITUCIONAL INVOCADA
D. DEBATE CONSTITUCIONAL
§1. Demanda
§2. Contestación de demanda
E. FIJACIÓN DE PUNTOS CONSTITUCIONALES CONTROVERTIDOS
II. FUNDAMENTOS
A. ANÁLISIS DE LA MIGRACIÓN DE NIVEL O ESCALA DE LOS PROFESORES
DE LA LEY Nº 24029 A LA LEY Nº 29944
A1. Sobre la existencia de un derecho adquirido a favor de los Profesores
A2. Sobre la supuesta violación del derecho a una remuneración
A3. Sobre la supuesta violación del principio de dignidad del trabajador
A4. Sobre la supuesta violación del derecho-principio a la igualdad
B. ANÁLISIS DE LA INCONSTITUCIONALIDAD POR OMISIÓN DE AUSENCIA
DE RECONOCIMIENTO DE LA “DEUDA LABORAL”
III. FALLO

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

EXPEDIENTE Nº 0020-2012-PI/TC
CONGRESISTAS DE LA REPÚBLICA
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 16 días del mes de abril de 2014, el Tribunal Constitucional, en sesión del
Pleno Jurisdiccional, con la asistencia de los magistrados Urviola Hani, presidente, Vergara
Gotelli, vicepresidente, Mesía Ramírez, Calle Hayen, Eto Cruz y Álvarez Miranda, pro-
nuncia la siguiente sentencia
(…)
E. FIJACIÓN DE PUNTOS CONSTITUCIONALES CONTROVERTIDOS
Determinada la posición de las partes del proceso, es preciso que el Tribunal Constitucio-
nal defina los temas a desarrollarse a lo largo de la presente sentencia.
• ¿Es válida constitucionalmente la variación de niveles o escalas como producto de la
reorganización de la carrera magisterial? En tal sentido,
- ¿Se está afectando un derecho adquirido establecido en la Ley 24029?
- ¿Se le ha vulnerado a los profesores el derecho a la remuneración establecida en el ar-
tículo 24 de la Constitución? En tal sentido,
o
¿Qué es el derecho a una remuneración?
o
¿Es posible restringir la intangibilidad del derecho a una remuneración?
o
¿De qué manera se concretizan los supuestos de limitación a dicha intangibilidad en el
caso de los profesores de la carrera magisterial?
o
¿Realmente se produce una afectación al derecho a una remuneración en la Ley 29944?
- ¿Se observa una violación del principio de la dignidad humana?
- ¿Existe una discriminación de los trabajadores de la Ley del Profesorado con relación a
la Ley de Carrera Magisterial?
• ¿Es admisible que la ley impugnada haya omitido reconocer la ‘deuda laboral’ a favor
de los docentes?
II. FUNDAMENTOS
1. En vista de que la demanda tiene por objeto declarar tanto la inconstitucionalidad por el
fondo del primer párrafo de la Primera Disposición Complementaria, Transitoria y Final
de la Ley Nº 29944, de Reforma Magisterial, como la inconstitucionalidad por omisión en
lo relativo a la ausencia de regulación de la deuda laboral, la presente sentencia realizará
un análisis separado de ambas.
A. ANÁLISIS DE LA MIGRACIÓN DE NIVEL O ESCALA DE LOS PROFESO-
RES DE LA LEY Nº 24029 A LA LEY Nº 29944
2. Con relación al análisis de constitucionalidad del primer párrafo de la Primera Disposi-
ción Complementaria, Transitoria y Final de la Ley Nº 29944, de Reforma Magisterial (“Los
profesores nombrados, pertenecientes al régimen de la Ley Nº 24029, comprendidos en los
niveles magisteriales I y II, son ubicados en la primera escala magisterial, los del III nivel
magisterial en la segunda escala magisterial, y los comprendidos en los niveles magisteria-
les IV y V son ubicados en la tercera escala magisterial a que se refiere la presente Ley”),

569
Joel Rosas Alcántara

antes de ingresar al fondo de las impugnaciones realizadas por el accionante, conviene re-
cordar el historial de la carrera magisterial en el país.
3. Antes de la entrada en vigor de la Ley Nº 29944 existían dos regímenes laborales de
los profesores de la carrera pública, evolución que puede quedar resumida de la siguien-
te manera:
• En primer lugar, se encuentra el régimen de la Ley 24029, del Profesorado, publica-
da el 15 de diciembre de 1984. En ella, la carrera magisterial estaba compuesta por cin-
co niveles.
• No hace mucho se instauró el régimen de la Ley 29062, de la Carrera Pública Magisterial,
publicada el 12 de julio de 2007, analizada en su constitucionalidad en la STC Exp. Nº 0025-
2007-PI/TC, y que regiría paralelamente a la Ley Nº 24029. La carrera magisterial también
estaba constituida por cinco niveles, diferenciándose con la anterior por los años de servi-
cios requeridos para el ascenso de nivel y la existencia de una evaluación para su ingreso.
• En la actualidad rige la Ley Nº 29944, de Reforma Magisterial, publicada el 25 de no-
viembre de 2012, que está siendo impugnada. Ahora, la carrera magisterial está compues-
ta por ocho escalas magisteriales y unifica los regímenes establecidos por la Ley Nº 24029
y la Ley 29062.
4. De acuerdo al primer párrafo de la Primera Disposición Complementaria, Transitoria
y Final de la Ley Nº 29944, de Reforma Magisterial, los profesores de los cinco niveles
magisteriales de la Ley Nº 24029, del Profesorado, deben ser ubicados en las tres prime-
ras escalas magisteriales de la Ley Nº 29944. En efecto, de acuerdo a esta disposición le-
gal, la migración se produce de la siguiente manera:
• Los profesores comprendidos en los niveles magisteriales I y II de la Ley 24029 son ubi-
cados en la Primera Escala Magisterial de la Ley Nº 29944.
• Los profesores del nivel magisterial III de la Ley Nº 24029 son ubicados en la Segunda
Escala Magisterial de la Ley Nº 29944.
• Los profesores de los niveles magisteriales IV y V de la Ley Nº 24029 son ubicados en
la Tercera Escala Magisterial de la Ley Nº 29944.
Cuadro 1. Migración de la Ley Nº 24029 a la Ley Nº 29944
Ley Nº 24029, del Profesorado Ley Nº 29944, de Reforma Magisterial
Nivel Magisterial I
I Escala Magisterial
Nivel Magisterial II
Nivel Magisterial III II Escala Magisterial
Nivel Magisterial IV
III Escala Magisterial
Nivel Magisterial V
IV Escala Magisterial
V Escala Magisterial
VI Escala Magisterial
VII Escala Magisterial
VIII Escala Magisterial
Fuente: Ley Nº 29944. Elaboración: TC.

570
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

Asimismo, de acuerdo a la Cuarta Disposición Complementaria, Transitoria y Final de la


Ley Nº 29944, los profesores comprendidos en el I, II, III, IV y V nivel magisterial de la
Ley Nº 29062 son ubicados respectivamente en la segunda, tercera, cuarta, quinta y sexta
escalas magisteriales de la Ley Nº 29944.
A1. Sobre la existencia de un derecho adquirido a favor de los Profesores
5. La primera cuestión a resolver por este Tribunal está referida a la capacidad que tuvo el
legislador democrático para modificar o derogar la Ley Nº 24029, del Profesorado. A jui-
cio de los demandantes, la migración entre niveles y escalas debió ser voluntaria y no obli-
gatoria como prescribe ahora la ley objeto de control, dando a entender a su vez que la re-
gulación de la carrera magisterial de la referida Ley Nº 24029 no debió ser modificada o
derogada, pues se encontraría protegida por un supuesto “derecho adquirido”, argumento
que a juicio del demandado no tiene asidero, toda vez que la regulación emitida es cons-
titucionalmente válida.
6. Ante todo, este Colegiado ha señalado que: “La adecuada protección de los derechos
fundamentales no puede ser medida con relación a una concreta teoría de aplicación de
las leyes en el tiempo. Ni la aplicación inmediata de las leyes a los hechos no cumplidos
de las relaciones existentes (teoría de los hechos cumplidos) podría, en sí misma, justi-
ficar la afectación de un derecho fundamental, ni, so pretexto de la aplicación de la teo-
ría de los derechos adquiridos, podría negarse la aplicación inmediata de una ley que op-
timice el ejercicio del derecho, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 103 de
la Constitución” (fundamento 121 de la STC Exp. Nº 0050-2004-AI/TC y otros). Fren-
te a una teoría de derechos adquiridos, según la cual una ley posterior no puede tener
efectos para desconocer las situaciones jurídicas creadas y consolidadas bajo la ley de-
rogada por aquella, el mencionado artículo 103 de la Constitución ha establecido como
principio general que: “(…) La ley, desde su entrada en vigencia, se aplica a las conse-
cuencias de las relaciones y situaciones jurídicas existentes y no tiene fuerza ni efectos
retroactivos (…)”.
7. Bajo las consideraciones antes establecidas y el marco constitucional existente, a tra-
vés de la STC Exp. Nº 0025-2007-PI/TC, se ha señalado que nuestro ordenamiento jurí-
dico“(…) se rige por la teoría de los hechos cumplidos, consagrada en el artículo 103 de
nuestra Carta Magna, por lo que una norma posterior puede modificar una norma ante-
rior que regula un determinado régimen laboral” (fundamento 89), y por obvio que pa-
rezca, “(…) el Congreso, en ejercicio de su función legislativa prevista en el inciso 1)
del artículo 102 de la Constitución, tiene la facultad de dar leyes así como modificar las
existentes, por lo que resulta constitucionalmente válido que la Ley Nº 29062 modifi-
que el régimen establecido en la Ley Nº 24029 y que, en virtud de la teoría de los hechos
cumplidos consagrada en el artículo 103 de la Carta Magna, sus efectos se apliquen de
manera inmediata a las consecuencias de las relaciones y situaciones jurídicas existen-
tes” (fundamento 91).
8. Así las cosas, nuestro ordenamiento jurídico está regido por la teoría de los hechos cum-
plidos y no por la teoría de los derechos adquiridos, razón por la cual este Tribunal no pue-
de compartir la tesis propuesta por los accionantes. Constituye una facultad constitucional
del legislador el dar, modificar o derogar leyes, y es en ejercicio de esta facultad que pre-
cisamente se ha regulado las relaciones y situaciones jurídicas existentes de los profesores
de la Ley Nº 24029 estableciendo la obligatoriedad de su incorporación a la carrera magis-
terial que prescribe la Ley Nº 29944, y respecto de las que no cabe invocar la teoría de los
derechos adquiridos, según el concepto explicado supra, correspondiendo por tanto recha-
zar la demanda en este extremo.

571
Joel Rosas Alcántara

A2. Sobre la supuesta violación del derecho a una remuneración


9. El primer párrafo de la Primera Disposición Complementaria, Transitoria y Final de la
Ley Nº 29944, de Reforma Magisterial, también es objeto de cuestionamiento por haber
vulnerado supuestamente el párrafo inicial del artículo 24 de la Constitución. Los congre-
sistas demandantes sostienen que dicha disposición legal reduce la remuneración de los
profesores de la Ley Nº 24029 convirtiéndola en inequitativa e insuficiente para satisfacer
las necesidades básicas que garanticen su bienestar material y el de su familia, por impli-
car un retroceso en el nivel remunerativo; además de dejar de reconocérsele el derecho a
percibir remuneraciones actualizadas anualmente que absorban el costo de vida, solo a un
valor nominal y no a un valor real. Para el demandado, en cambio, solo quien fija el mon-
to de una remuneración puede vulnerarla, y como el dispositivo impugnado no establece
monto alguno de remuneración, es materialmente imposible que esta por sí misma reduzca
la remuneración de los docentes, máxime si los artículos 56 y 57 de dicha ley señalan que
el profesor percibirá tantas remuneraciones íntegras mensuales (RIM) como lo determine
su escala magisterial y jornada de trabajo, siendo el Poder Ejecutivo –a propuesta del Mi-
nisterio de Educación– el que establece el valor de la RIM.
10. Para analizar convenientemente la disposición legal impugnada respecto del derecho
invocado, este Tribunal considera imperioso discurrir su fundamentación a través de cua-
tro pasos. Primero, determinando el contenido del derecho a una remuneración, luego ana-
lizando la posibilidad de restringir el monto que recibe un trabajador, para continuar con
el estudio de la situación concreta de los profesores y terminando en el examen de lo pres-
crito por el dispositivo de la Ley Nº 29944 impugnado.
a. El derecho fundamental a una remuneración
11. A fin de determinar la posible inconstitucionalidad de la norma objetada correspon-
de establecer en primer lugar, cuál es el sentido del primer párrafo del artículo 24 de la
Constitución, que señala que: “El trabajador tiene derecho a una remuneración equitativa
y suficiente, que procure, para él y su familia, el bienestar material y espiritual (…)”. Para
convertir esta disposición de derecho fundamental en una verdadera norma (sobre ambos
términos, STC Exp. Nº 1776-2004-AA/TC), se requiere una actividad interpretativa que
en el caso concreto contará con el apoyo de instrumentos internacionales, de conformidad
con la Cuarta Disposición Final y Transitoria de la Constitución y el artículo V del Título
Preliminar del Código Procesal Constitucional.
12. Este Colegiado ha señalado que la remuneración, en tanto derecho fundamental, es la
retribución que recibe el trabajador en virtud del trabajo o servicio realizado para un em-
pleador, que posee una naturaleza alimentaria al tener una estrecha relación con el dere-
cho a la vida, acorde con el principio-derecho a la igualdad y la dignidad, y que al mismo
tiempo adquiere diversas consecuencias o efectos para el desarrollo integral de la persona
humana (fundamento 6 de la STC Exp. Nº 4922-2007-PA/TC).
13. El derecho a la remuneración, que fluye del principio de que nadie está obligado a pres-
tar trabajo sin retribución o sin su libre consentimiento, constituye una contraprestación
por los servicios del trabajador; es de libre disposición por parte de este último; tiene ca-
rácter alimentario y su pago tiene prioridad sobre cualquier otra obligación del empleador
(artículos 23 in fine y segundo párrafo del artículo 24 de la Constitución). La remuneración
también implica una modelo de competitividad, en tanto se manifiesta como un incentivo
para atraer y retener personal idóneo.
14. En cuanto a los conceptos que conforman la remuneración, el artículo 1 del Convenio
100 de la OIT, Relativo a la Igualdad de Remuneración entre la Mano de Obra Masculina

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

y la Mano de Obra Femenina por un Trabajo de Igual Valor, debidamente ratificado y sus-
crito por el Perú, ha señalado que la remuneración: “(…) comprende el salario o sueldo or-
dinario, básico o mínimo, y cualquier otro emolumento en dinero o en especie pagados por
el empleador, directa o indirectamente, al trabajador, en concepto del empleo de este últi-
mo”, reflejando una concepción totalizadora de la remuneración establecido en la Consti-
tución. En el ámbito doméstico son diversas normas las que explican qué se incluye den-
tro del concepto de remuneración.
• El artículo 43 del Decreto Legislativo Nº 276, Ley de Bases de la Carrera Administrati-
va y de Remuneraciones del Sector Público, entiende que la remuneración de los funcio-
narios y servidores públicos está constituida por el haber básico, las bonificaciones y los
beneficios.
• En esa misma línea, para el artículo 6 del Decreto Supremo Nº 003-97-TR, Texto Único
Ordenado del Decreto Legislativo Nº 728, Ley de Productividad y Competitividad Labo-
ral, constituye remuneración el íntegro de lo que el trabajador recibe por sus servicios, en
dinero o en especie, cualquiera que sea la forma o denominación que tenga, siempre que
sean de su libre disposición; además, las sumas de dinero que se entreguen al trabajador
directamente en calidad de alimentación principal, como desayuno, almuerzo o refrigerio
que lo sustituya o cena.
• Por su parte, la reciente Ley Nº 30057, del Servicio Civil, bajo la denominación de
“compensación económica”, lo desarrolla como el conjunto de ingresos y beneficios que
la entidad destina al servidor civil para retribuir la prestación de sus servicios a la enti-
dad de acuerdo al puesto que ocupa (artículo 28), a través de una contraprestación en di-
nero (artículo 29.a), estando compuesta, de acuerdo al artículo 31.1, por un elemento prin-
cipal (directamente relacionado a la familia de puestos), otro ajustado (según el puesto y
funciones) y si corresponde por una valoración priorizada (por situaciones atípicas, como
accesibilidad geográfica, por altitud, riesgo de vida, riesgo legal o servicios efectivos en
el extranjero).
• Siguiendo la lógica establecida en la Ley Nº 30057, la Ley Nº 29944 –impugnada en
parte en el proceso de inconstitucionalidad– también establece que la remuneración ínte-
gra mensual, correspondiente a su escala magisterial (artículo 41) y a la jornada de traba-
jo, comprende las horas de docencia en el aula, la preparación de clases y la evaluación,
las actividades extracurriculares complementarias, el trabajo con las familias y la comu-
nidad y el apoyo al desarrollo de la institución educativa, pudiéndose percibir asignacio-
nes temporales por cargos de responsabilidad, por ubicación de la institución educativa en
el ámbito rural y frontera y por si la institución educativa es unidocente, multigrado o bi-
lingüe (artículo 56).
15. Más allá de los conceptos que integran la remuneración, este Tribunal considera im-
prescindible centrar su estudio en la estructura del derecho fundamental. Esta se encuentra
compuesta por elementos diferenciados (fundamento 75 de la STC Exp. Nº 0050-2004-AI/
TC y otros): el contenido esencial es absolutamente intangible para el legislador, definido
desde la teoría institucional, y uno accidental, claudicante ante los límites proporcionados
que el legislador establezca a fin de proteger otros derechos o bienes constitucionalmente
garantizados. Por tal razón, corresponde a este Colegiado a fin de resolver la controversia
planteada definir, de manera inicial, qué elementos constituyen ambos contenidos.
i) Contenido esencial
16. A criterio de este Tribunal el contenido esencial del derecho fundamental a la remu-
neración, tal y como está reconocido en el marco constitucional, abarca los siguientes
elementos:

573
Joel Rosas Alcántara

• Acceso, en tanto nadie está obligado a prestar trabajo sin retribución (artículo 23 de la
Constitución).
• No privación arbitraria, como reflejo del acceso, en tanto ningún empleador puede de-
jar de otorgar la remuneración sin causa justificada
• Prioritario, en tanto su pago es preferente frente a las demás obligaciones del emplea-
dor, de cara a su naturaleza alimentaria y su relación con el derecho a la vida y el principio-
derecho a la igualdad y la dignidad (segundo párrafo del artículo 24 de la Constitución).
• Equidad, al no ser posible la discriminación en el pago de la remuneración (primer pá-
rrafo del artículo 24 de la Constitución).
• Suficiencia, por constituir el quántum mínimo que garantiza al trabajador y a su familia
su bienestar (primer párrafo del artículo 24 de la Constitución).
17. En este orden de ideas, y atendiendo a los cuestionamientos invocados en el caso de
autos, conviene precisar lo que este Tribunal entiende por las categorías de remuneración
“equitativa” y “suficiente”.
(*) Remuneración equitativa
18. La Constitución reconoce explícitamente la protección a la remuneración equitativa.
El Convenio 100 de la OIT, al respecto, establece que: “Todo miembro deberá, emplean-
do medios adaptados a los métodos vigentes de fijación de tasas de remuneración, promo-
ver y, en la medida en que sea compatible con dichos métodos, garantizar la aplicación a
todos los trabajadores del principio de igualdad de remuneración entre la mano de obra
masculina y la mano de obra femenina por un trabajo de igual valor”. De ello se desprende
que toda remuneración calculada con base en criterios discriminatorios por razón de géne-
ro será inequitativa y, por ende, inconstitucional.19. Sin embargo, a partir del análisis de
otras fuentes normativas así como de la jurisprudencia emitida por este Tribunal, tal “re-
muneración equitativa” no puede limitarse a garantizar el principio-derecho de igualdad
por cuestión de género recogido en el artículo 2.2 de la Constitución, sino va más allá. Así,
este Colegiado ha establecido que:“(…) la remuneración como retribución que percibe el
trabajador por el trabajo prestado a su empleador no debe ser sometida a ningún acto de
discriminación”, no puede ser objeto de diferenciación, como por ejemplo, otorgar a unos
una mayor remuneración que a otros por igual trabajo, quedando proscrito, en consecuen-
cia, cualquier trato discriminatorio que, amparándose en causas prohibidas, afecte el dere-
cho fundamental a la remuneración (fundamento 8 de la STC Exp. Nº 4922-2007-PA/TC).
20. Por ejemplo, en la Ley Nº 30057, del Servicio Civil, se reconoce como principio de la
compensación (remuneración) a la equidad, entendida como un reconocimiento: “Al tra-
bajo desempeñado en puestos similares pero en condiciones diferentes de exigencia, res-
ponsabilidad o complejidad le corresponde diferente compensación económica y al traba-
jo desempeñado en puestos y condiciones similares le corresponde similar compensación
económica” (artículo 30.b).
21. Este criterio es concordante con el artículo 7.a.i del Pacto Internacional de Derechos Eco-
nómicos, Sociales y Culturales y con el artículo 7.a del Protocolo adicional a la Convención
Americana sobre Derechos Humanos en materia de Derechos Económicos, Sociales y Cultu-
rales, Protocolo de San Salvador, que, en la parte pertinente establecen que los Estados Par-
tes del Pacto reconocen el derecho de toda persona al goce de “(…) un salario equitativo e
igual por trabajo de igual valor, sin distinciones de ninguna especie”. Se hace énfasis, como
es de suponerse, en la especial protección que merecen las condiciones de trabajo y el sala-
rio de las mujeres, en tanto no pueden ser inferiores a las de los hombres.

574
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

22. En síntesis, la “remuneración equitativa”, a la que hace referencia el artículo 24 de la


Constitución, implica que esta no sea objeto de actos de diferenciación arbitrarios que, por
ampararse en causas prohibidas, se consideren discriminatorios según lo dispuesto en el
artículo 2.2 de la Constitución.
(*) Remuneración suficiente
23. La Constitución reconoce también que una remuneración, de acuerdo a la jornada de
trabajo y labor realizada por el trabajador, debe ser “suficiente”, concepto que en el ámbito
internacional se ve reconocida bajo el término de “satisfactoria” (artículo 23 de la Decla-
ración Universal de Derechos Humanos y artículo 7 del Protocolo de San Salvador). Vale
recordar que, dentro de un mercado laboral de competencia perfecta, la remuneración ten-
derá a ser por lo menos igual al salario de reserva, monto pecuniario a partir del cual una
persona está dispuesta a trabajar, determinando la elección que realiza el individuo entre
trabajo y ocio, según los criterios de curvas de indiferencia y restricción presupuestaria.
24. La remuneración suficiente posee una estrecha relación con el concepto de “remune-
ración mínima”. Al respecto, el Preámbulo de la Constitución de la Organización Interna-
cional del Trabajo (OIT) expresa que la paz y armonía universales requieren de la garan-
tía de un salario vital adecuado. Además, resulta de aplicación el artículo 2.1 del Convenio
131 de la OIT, que señala que: “Los salarios mínimos tendrán fuerza de ley, no podrán re-
ducirse y la persona o personas que no los apliquen estarán sujetas a sanciones apropiadas
de carácter penal o de otra naturaleza”.
25. La remuneración mínima, en el ámbito nacional, puede tener un origen normativo o de
negociación colectiva. En primer lugar, el artículo 24 in fine de la Constitución prevé es-
tablecer remuneraciones mínimas de forma abstracta mediante la acción del Estado, a tra-
vés de fuentes normativas de carácter general. En concreto, fijará el monto de la Remu-
neración Mínima Vital (RMV) mediante decreto supremo, previa discusión en el seno del
Consejo Nacional del Trabajo (artículo 13 de la Ley 27711, Orgánica del Ministerio de
Trabajo y Promoción del Empleo). Es llamativo que en el lapso de doce años, la RMV ha
pasado de S/.410,00 a S/. 750,00.
Cuadro 2. Evolución de la Remuneración Mínima Vital. Del 2000 hasta la actualidad

Base normativa Vigencia Monto (S/.)


Decreto de Urgencia Nº 012-2000 10/03/00 al 14/09/03 410,00
Decreto de Urgencia Nº 022-2003 15/09/03 al 31/12/05 460,00
Decreto Supremo Nº 016-2005-TR 01/01/06 al 30/09/07 500,00
Decreto Supremo Nº 022-2007-TR 01/10/07 al 31/12/07 530,00
Decreto Supremo Nº 022-2007-TR 01/01/08 al 30/11/10 550,00
Decreto Supremo Nº 011-2010-TR 01/12/10 al 31/01/11 580,00
Decreto Supremo Nº 011-2010-TR 01/02/11 al 13/08/11 600,00
Decreto Supremo Nº 011-2011-TR 14/08/11 al 31/08/11 640,00
Decreto Supremo Nº 011-2011-TR 01/09/11 a 31/05/12 675,00
Decreto Supremo Nº 007-2012-TR 01/06/12 a la fecha 750.00
Elaboración: Dirección de Investigación Socio Económico Laboral del Ministerio de Trabajo y Promo-
ción del Empleo. En: <http://www.mintra.gob.pe/archivos/file/estadisticas/peel/estadisticas/OTROS/RMV_
2013_febrero.xls>.

575
Joel Rosas Alcántara

26. En segundo término, en la normativa internacional, se observa que el artículo 1 del


Convenio 26 de la OIT establece que: “Todo Miembro de la Organización Internacional
del Trabajo que ratifique el presente Convenio se obliga a establecer o mantener méto-
dos que permitan la fijación de tasas mínimas de los salarios de los trabajadores emplea-
dos en industrias o partes de industria (especialmente en las industrias a domicilio) en las
que no exista un régimen eficaz para la fijación de salarios, por medio de contratos colec-
tivos u otro sistema, y en las que los salarios sean excepcionalmente bajos”. Una disposi-
ción como esta se encuentra dirigida a garantizar la suficiencia de las remuneraciones con
el establecimiento de salarios piso mediante la negociación colectiva.
27. La remuneración suficiente, bajo los epígrafes de RMV o de salario piso por negociación
colectiva, según lo establece el mismo artículo 24 de la Constitución, debe procurar, para
él y su familia, el bienestar material y espiritual, es decir, que el trabajador deberá gozar de
una existencia conforme a la dignidad humana y que será completada, en caso necesario, por
cualesquiera otros medios de protección social (artículo 23 de la Declaración Universal de
Derechos Humanos). De lo señalado se desprende que la Constitución resguarda al trabaja-
dor a fin de conseguir el aseguramiento, como mínimo, de condiciones de subsistencia dig-
na y decorosa para ellos y sus familias (artículo 7.a del Protocolo de San Salvador). La pro-
tección de la familia a la vez se sustenta en lo estipulado en el artículo 4 de la Constitución.
28. Ahora bien, la coexistencia de la remuneración mínima se explica en tanto es posible
establecer una remuneración mínima colectiva mayor que la normativa, en atención a las
necesidades y condiciones particulares de cada rubro, y de forma razonable, si estas no
pueden ser adecuadamente cubiertas por la RMV. En ese sentido, si bien esta última po-
dría coincidir con la “remuneración suficiente”, ello no ocurrirá en todos los casos, por
lo que no corresponde establecer una relación de identidad absoluta entre ambos. Así, la
existencia de remuneraciones mínimas de fuente normativa o colectiva tan solo constitu-
ye una forma de concretar la exigencia constitucional de que las remuneraciones sean su-
ficientes y permitan, por consiguiente, al trabajador y a su familia alcanzar los niveles de
bienestar material y espiritual a los que hace referencia el primer párrafo del artículo 24
de la Constitución.
29. En consecuencia, la remuneración suficiente, en tanto parte integrante del contenido
esencial del derecho fundamental a la remuneración previsto en el artículo 24 de la Consti-
tución, implica también ajustar su quántum a un criterio mínimo –bien a través del Estado,
bien mediante la autonomía colectiva– de tal forma que no peligre el derecho constitucio-
nal a la vida o el principio-derecho a la dignidad.
ii) Contenido accidental
30. Frente a los elementos constituyentes del contenido esencial, es preciso también fijar-
nos en cuál es su contenido accidental; esto es, aquel sujeto a restricciones en virtud de
otros bienes y derechos establecidos en la Constitución.
31. El derecho a la remuneración, como todo derecho (o principio constitucional) indivi-
dual, social o económico, positivo o negativo, puede ser limitado o restringido, y por lo
tanto, puede realizarse y optimizarse en una medida gradual, sin tener que aceptar la alter-
nativa del todo o nada. No obstante, cualquier limitación que se imponga al ejercicio o dis-
frute de los derechos fundamentales ha de respetar el contenido esencial.
32. Solo con carácter enumerativo, no cerrado, este Colegiado, analizando el artículo
24 de la Constitución y sirviéndose de principios establecidos en normas infraconstitu-
cionales, considera que son parte del contenido accidental del derecho fundamental a la
remuneración:

576
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

• La consistencia, en tanto debe guardar relación con las condiciones de exigencia, res-
ponsabilidad y complejidad del puesto que ocupa el trabajador. Para su determinación, ha
de tomar en cuenta el efecto ingreso (o renta), según el cual la variación del número de-
seado de horas de trabajo provocada por una variación del ingreso debe mantener cons-
tante el salario.
• La intangibilidad, en tanto no es posible la reducción desproporcional de una remu-
neración, lo que fluye del carácter irrenunciable de los derechos de los trabajadores (ar-
tículo 26.2 de la Constitución, definida en múltiple jurisprudencia, como la STC Exp.
Nº 4188-2004-AA/TC).
33. Tomando en cuenta el cuestionamiento constitucional del primer párrafo de la Primera
Disposición Complementaria, Transitoria y Final de la Ley Nº 29944, de Reforma Magis-
terial, es preciso centrarnos en el análisis del elemento “intangibilidad” y ver en qué sen-
tido este puede ser limitado.
b. Las restricciones a la intangibilidad de las remuneraciones
34. Uno de los supuestos de la restricción o limitación del derecho fundamental a la remu-
neración se centra en la intangibilidad de la remuneración. Es así como es materia de aná-
lisis la posibilidad de que sea reducida.
35. En general, en el ámbito de la relación laboral es posible la reestructuración del esca-
lafón remunerativo siempre que se respete el contenido esencial del derecho a la remune-
ración si se cumplen determinados requisitos:
• Excepcionalidad, es decir, que la reducción de la remuneración sea una medida extraor-
dinaria y coyuntural que tiene lugar en contextos especiales.
• Razonabilidad, es decir, que la reducción respeta determinados límites de proporciona-
lidad de manera tal que no suponga una disminución significativa de la remuneración, ni
sea arbitraria.
36. Lógicamente, por más que la reducción de la remuneración sea posible, dicha afecta-
ción tiene como límite la RMV o la colectiva, según la jornada de trabajo y según la labor
realizada, en la medida en que se trata de una remuneración suficiente que permite al tra-
bajador y a su familia satisfacer sus necesidades básicas, convirtiéndose así en un salario
mínimo obligatorio.
37. La reducción de la remuneración puede ser realizada de dos maneras diferenciadas, se-
gún este Colegiado pasa a explicar, pero se detendrá en el segundo de los supuestos.
i) Reducción consensuada
38. La reducción de la remuneración es consensuada si es realizada de manera volunta-
ria, es decir, si existe un acuerdo libre, espontáneo, expreso y motivado entre el trabaja-
dor y el empleador.
39. La posibilidad de reducción consensuada no es nueva en el derecho interno. A esta
conclusión se puede llegar de la lectura del artículo único de la Ley Nº 9463, del 17 de di-
ciembre de 1941, que señala que: “La reducción de remuneraciones aceptada por un ser-
vidor, no perjudicará en forma alguna los derechos adquiridos por servicios ya prestados
(…), debiendo computársele las indemnizaciones por los años de servicios de conformi-
dad con las remuneraciones percibidas, hasta el momento de la reducción. Las indemni-
zaciones posteriores se computarán de acuerdo con las remuneraciones rebajadas”, sobre
lo cual este Tribunal ha tenido oportunidad de manifestar que la posibilidad de reducir las

577
Joel Rosas Alcántara

remuneraciones está autorizada por la Ley Nº 9463 siempre que medie la aceptación del
trabajador (fundamento 3 de la STC Exp. Nº 0009-2004-AA/TC).
40. También se ha admitido jurisprudencialmente que puede existir una reducción de la re-
muneración a través de un descuento aceptado por el trabajador (fundamento 6 de la STC
Exp. Nº 0818-2005-PA/TC).
ii) Reducción no consensuada
41. La reducción de la remuneración también puede ser adoptada por una decisión unila-
teral por parte del empleador, particular o el Estado mismo, es decir, sin aceptación pre-
via del trabajador.
42. Esta posibilidad de reducción, aparte de la afectación de las planillas de pago por or-
den judicial (consentido en el fundamento 6 de la STC Exp. Nº 0818-2005-PA/TC), de otro
lado, se encuentra contemplada en el derecho interno y resulta de la interpretación y apli-
cación a contrario sensu del artículo 30.b del Decreto Supremo Nº 003-97-TR y del ar-
tículo 49 de su Reglamento, aprobado por el Decreto Supremo Nº 001-96-TR, que con-
sideran que la reducción inmotivada de la remuneración o de la categoría es un acto de
hostilidad equiparable al despido si es dispuesta por decisión unilateral del empleador que
carezca de causa objetiva o legal. Desde esta perspectiva, resulta válida –en términos cons-
titucionales– la reducción de la remuneración o de la categoría por decisión unilateral del
empleador si es que posee una causa objetiva o legal.
43. Este Colegiado ergo considera viable la reducción no consensuada de remuneraciones
por causa objetiva y justificada, siempre que dicha disminución de haberes refleje la ex-
presión de los motivos o razones por los que se procede a la reducción de la remuneración
o la invocación de la regulación legal que la justifique.
44. De otro lado, requiere establecerse algunas condiciones para la utilización de esta me-
dida excepcional. Puede estar referida a una serie de supuestos, entre los cuales se puede
nombrar los siguientes:
• Necesidad de cumplir los objetivos económicos y financieros, que implica la reduc-
ción de la remuneración sustentada en la necesidad de reducir el déficit o la escasez a fin
de garantizar la estabilidad y el equilibrio económicos del Estado –o en su caso de una em-
presa–, y exige que debe existir una relación directa entre la medida adoptada y la política
o planificación económica perseguida. En suma, se trata de una medida excepcional que
se encuentra constitucionalmente justificada en aquellos contextos especiales que gene-
ren un impacto económico negativo en la actividad desarrollada por el Estado o por la en-
tidad privada que haga propicia la adopción de tales medidas a fin de evitar mayores per-
juicios económicos.
• Necesidad de una reorganización del personal, que puede incluir la supervisión y reor-
ganización debidamente justificada de la prestación de los servicios –públicos esenciales
en caso de que sea el Estado– que brinda el empleador.
45. La reducción de la remuneración no consensuada no implica una vulneración del prin-
cipio de progresividad (o de no regresividad) de los derechos sociales. Este principio
supone que las medidas que debe adoptar el Estado con referencia a la plena efectividad de
dichos derechos no pueden ser “regresivas”, esto es, no pueden ser medidas que generen
un estado de cosas o una situación que sea más perjudicial que la que se encuentre efecti-
vamente establecida. Sin embargo, este principio tampoco supone la absoluta imposibili-
dad de limitar los avances efectuados por el Estado en materia de derechos sociales, siem-
pre que existan razones de interés general que así lo justifiquen.

578
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

46. En efecto, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones


Unidas, en su Observación General 3, sobre “La índole de las obligaciones de los Estados
Partes”, párrafo 1 del artículo 2 del Pacto, 5to. Periodo de Sesiones, 14/1290, estableció
que: “(...) el concepto de progresividad efectiva constituye un reconocimiento del hecho de
que la plena efectividad de los derechos económicos, sociales y culturales en general, no
podrá lograrse en un breve periodo de tiempo. Sin embargo, (...) [l]a frase [progresividad]
debe interpretarse a la luz del objetivo general (...) que es establecer claras obligaciones
para los Estados Partes con respecto a la plena efectividad de los derechos de que se trata.
Este impone así una obligación de proceder lo más expedita y eficazmente posible con mi-
ras a lograr ese objetivo. Además, todas las medidas de carácter deliberadamente retroac-
tivo en este aspecto requerirán la consideración más cuidadosa y deberán justificarse ple-
namente por referencia a la totalidad de los derechos previstos en el Pacto y en el contexto
del aprovechamiento pleno del máximo de los recursos de que se disponga”.
47. Así las cosas, la reducción de la remuneración no contraviene el principio de no regre-
sividad de los derechos sociales, siempre y cuando existan razones de interés social que
lo justifiquen o, lo que es lo mismo, siempre que exista causa objetiva o legal que la justi-
fique y que, además, se trate de una medida extraordinaria, coyuntural y de eficacia limi-
tada en el tiempo.
48. En contextos especiales referidos al cumplimiento de los objetivos económicos y
financieros del empleador, como de hecho es el Estado, la reducción de la remuneración
frente al coste de su mantenimiento no puede ser interpretada como sinónimo de regresi-
vidad, dado que lo que se pretende con esta medida es precisamente evitar el colapso del
fondo económico del empleador a efectos de que no se vean perjudicadas una mayor can-
tidad de personas, o cuando se quiere realizar una reorganización en búsqueda de una fi-
nalidad constitucionalmente válida. Al contrario, este Tribunal entiende que tal estrategia
respeta un enfoque de derechos fundamentales en el diseño de la política económica en un
contexto de déficit o escasez.
c. Los supuestos de restricción de la intangibilidad de las remuneraciones en mate-
ria educativa
49. Ante el cuestionamiento de la posible reducción de la remuneración de los profesores
provenientes de la Ley Nº 24029 a consecuencia de la Ley Nº 29944, de Reforma Magis-
terial, corresponde a este Tribunal analizar si la disposición legal impugnada satisface los
estándares de constitucionalidad que exige el supuesto de reducción de remuneración, en
especial si responde a una causa objetiva que la justifique, a la luz de los principios recto-
res que fundamentan la Ley Nº 29944, de Reforma Magisterial, entre otros, la meritocra-
cia en el ingreso y la permanencia en la actividad docente, así como la mejora de la cali-
dad de la educación.
i) Mejora de la calidad de la educación
50. Jacques Maritain ha señalado que la educación es la vía para la humanización de la per-
sona, distinguiendo al fin primario de la educación como la conquista de la libertad inte-
rior siendo el fin secundario la formación de la persona para que pueda llevar una vida nor-
mal, útil y de sacrificio en la comunidad, fortaleciendo el sentido de libertad así como el
de sus responsabilidades. En el marco del Estado social y democrático de derecho, la edu-
cación es un derecho inherente a la persona que consiste en la facultad de adquirir, recibir
o transmitir información, conocimientos y valores a efectos de guiar u orientar el desarro-
llo integral de la persona, así como habilitarlas para sus acciones y relaciones existencia-
les, vinculada directamente al desarrollo económico, social y cultural del país. Sobre esta
base, la educación posee un carácter binario, pues no solo constituye un derecho funda-
mental, sino que también es un servicio público esencial.

579
Joel Rosas Alcántara

51. La educación pública, específicamente, es un inmejorable instrumento para la Justicia


Social, concretando el principio de Igualdad de Oportunidades. Corresponde al Estado pri-
vilegiar sus recursos para brindar a los hijos de los niveles menos favorecidos en la socie-
dad educación de calidad, permitiéndoles la posibilidad de labrarse un futuro distinto al de
sus padres, la consolidación de sus proyectos de vida en un contexto de creatividad, com-
petencia y responsabilidad social.
52. En efecto, este Tribunal ha establecido en el fundamento 7 de la STC Exp. Nº 4232-
2004-AA/TC, que: “(…) la educación se configura también como un servicio público, en
la medida que se trata de una prestación pública que explicita una de las funciones-fines
del Estado, de ejecución per se o por terceros bajo fiscalización estatal. Por ende, el Estado
tiene la obligación de garantizar la continuidad de los servicios educativos, así como de
aumentar progresivamente la cobertura y calidad de los mismos, debiendo tener siempre
como premisa básica (…), que tanto el derecho a la educación como todos los derechos
fundamentales (…) tienen como fundamento el principio de la dignidad humana”.
53. Pese a que la educación debe ser uno de los principales objetivos del Estado perua-
no, por ser esencial para una mayor competitividad económica y ser conditio sine qua non
para que la transformación de votos en escaños se produzca a través de un sufragio in-
formado, las muestras palpables del deficiente servicio educativo brindado en el país es
preocupante:
• Según la Unicef, el problema de la educación peruana va más allá de la inasistencia a las
aulas. Entre quienes participan del sistema educativo, los logros de aprendizaje son poco
alentadores. Por ejemplo, al concluir el segundo grado de primaria en áreas urbanas apenas
el 29 % comprende lo que lee y en zonas rurales lo hace el 12 % (En: <http://www.unicef.
org/peru/spanish/education_3215.htm>). Del Reporte de Competitividad Global 2012 -
2013, que elabora el Foro Económico Mundial, se advierte que el Perú ocupa el puesto 84
en educación de un total de 122 países.
Gráfico 1. Nivel de educación en comparación con países desarrollados y de América La-
tina y El Caribe
2.5

2.0
PERÚ
1.5
ECONOMÍA DE INGRESOS
ALTOS Y MEDIOS
1.0
LATINAMÉRICA Y EL CARIBE

0.5
Resultados HCI

0.0

-0.5

-1.0

-1.5

-2.0

-2.5

Fuente: Foro Económico Mundial (WEF). Reporte de Competitividad Global 2012–2013. <http://www.
weforum.org/reports>.

580
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

• Los resultados mostrados tienen relación con los obtenidos por las entidades internas
(Ministerio de Educación) en sus propias investigaciones. Tras la aplicación de la evalua-
ción censal a 567 mil 304 estudiantes del 2° grado de primaria y 4° grado de primaria de
Educación Intercultural Bilingüe (EIB), en comprensión lectora, un 49,3 % se ubica aún
en proceso y el 19,8 % está todavía debajo del mínimo; en el caso de matemática, solo el
12,8 % logró el nivel satisfactorio (Evaluación Censal de Estudiantes – ECE 2012 http://
umc.minedu.gob.pe/?p=1418).
54. De lo anterior, es claro que el Estado debe asumir una función indeclinable con rela-
ción a este derecho fundamental y servicio público esencial, estando obligado a promover
y garantizar la calidad de la educación, así como a invertir, reforzar, supervisar y reorga-
nizar el servicio y la estructura del sistema educativo en todos sus niveles y modalidades.
Uno de los mecanismos que ha considerado para lograr una mejor educación ha sido tener
una plana docente más preparada, con los incentivos económicos necesarios. En esta re-
estructuración cabría la posibilidad de que a quienes no deseen someterse a evaluaciones
permanentes pueda reducírseles su sueldo.
55. Una adecuada remuneración implica, según la teoría de los incentivos, un estímu-
lo que mueve a hacer o desear una cosa, que en política de personal, se indica por los pa-
gos pecuniarios ligados al rendimiento. Estos conceptos están ligados a la teoría de la
agencia, según la cual “(…) el principal delega autoridad al agente para que actúe en su
beneficio e interés (…) Sin embargo, la teoría económica cuestiona cómo puede el actor
principal estar seguro de que el agente actuará realmente de acuerdo a sus intereses. En
ese sentido, se distinguen hasta tres diferentes perspectivas para dar respuesta a esta in-
terrogante, basadas en mecanismos de monitoreo, cooperación e incentivos”, uno de los
cuales es el mecanismo de los incentivos, a través del cual: “El actor principal podría ob-
tener algunos indicadores respecto del esfuerzo, interés y motivación del agente, a par-
tir de la contribución de un incentivo a este último. Si el agente toma sus riesgos y con-
sigue un mayor ingreso, corresponderá también que su comisión se incremente. En caso
de que no tome riesgo alguno, su retribución no sería tan alta como en el caso de que sí lo
obtuviera (…)” (fundamentos 70 y 71 de la STC Exp. Nº 0001-2013-PI.p, Exp. Nº 0013-
2012-PI/TC). Dentro de este esquema, una remuneración ligada a lameritocracia determi-
na un profesor más preparado y, por lo tanto, una mejor educación para los niños y ado-
lescentes del país.
ii) Meritocracia, cuya finalidad es la mejor educación en el Perú
56. Una de las variables idóneas para lograr la consecución de los propósitos que exige el
derecho a la educación lo constituye la instauración de determinados criterios estrictamen-
te objetivos basados en la meritocracia (mérito personal y capacidad profesional del do-
cente) para el ingreso y la permanencia en la actividad docente o carrera magisterial a fin
de lograr la eficiencia plena en la prestación del servicio público esencial de la educación
y la calidad de su prestación. Además, este Colegiado ha señalado, justamente con relación
a la carrera pública magisterial, que “(…) el legislador se encuentra facultado para esta-
blecer los requisitos que considere convenientes para el acceso al ejercicio de una función
pública, siempre y cuando no contravengan lo dispuesto en el Texto Constitucional” (fun-
damento 48 de la STC Exp. Nº 0025-2007-PI/TC).
57. En efecto, el establecimiento de criterios objetivos como los meritocráticos para el in-
greso y la permanencia en la actividad docente coadyuva de manera directa y decidida a
la consecución de la idoneidad del profesorado, así como contribuye de manera importan-
te en la mejora de la calidad educativa, fines constitucionalmente legítimos exigidos por
el segundo párrafo del artículo 16 de la Constitución, pues asegura que el servicio público

581
Joel Rosas Alcántara

esencial de la educación en todos sus niveles se encuentre compuesto por docentes que re-
únan o tengan el mérito personal y la capacidad profesional requeridos para el ejercicio de
una actividad docente de calidad, y así garantiza la plena vigencia del derecho a la educa-
ción de los estudiantes.
58. Así las cosas, la eventual reducción de la remuneración de los profesores de la Ley
Nº 24029 como consecuencia de la reorganización del servicio y la estructura del actual
sistema educativo sobre la base de criterios estrictamente objetivos como el mérito per-
sonal y la capacidad profesional constituye una medida excepcional que responde a una
causa objetiva (la meritocracia en el ingreso y la permanencia en la actividad docente, así
como la mejora de la calidad de la educación), y por lo mismo, cualquier reducción en la
remuneración se encontraría justificada, tanto más cuanto que dicha medida sería solo de
índole temporal, pues como se señalará infra los docentes pueden ver incrementadas sus
remuneraciones a través de los ascensos a las siguientes escalas; y en todo caso, se trataría
de una reducción razonable y no inferior a la RMV.
59. Lo señalado está íntimamente ligado a la teoría del capital humano, según la cual el
agente económico (individuo), a través de un comportamiento racional, en el momento
que toma la decisión de invertir o no en su preparación permanente arbitra, entre los be-
neficios que obtendrá en el futuro, si sigue formándose y los costos de la inversión. Segui-
rá estudiando para los concursos de méritos si el valor actualizado neto de los costos y de
las ventajas es positivo. Por ello, los profesores continuarán preparándose, dentro de una
lógica de meritocracia, si tienen los incentivos necesarios para poder ascender dentro de la
carrera pública magisterial.
d. La reestructuración remunerativa en la Ley Nº 29944 a la luz de los supuestos de
restricción de la intangibilidad de las remuneraciones en materia educativa
60. Sabiendo que sí es posible realizar una reestructuración remunerativa en el caso
de los profesores pertenecientes a la carrera magisterial, es preciso determinar que si
efectivamente la Ley Nº 29944, a través del primer párrafo de su Primera Disposición
Complementaria, Transitoria y Final, establece efectivamente una reducción de las
remuneraciones.
i) Inexistencia de montos remunerativos
61. En primer lugar, este Tribunal advierte que la Ley Nº 29944 y, en concreto, el dispo-
sitivo objeto de control constitucional no establecen monto alguno sobre la remuneración
de los docentes.
62. Lo más cercano a ello son los artículos 56 y 57 de dicha ley que señalan que el pro-
fesor percibe una RIM de acuerdo a su escala magisterial y jornada de trabajo, y que el
Poder Ejecutivo, a propuesta del Ministerio de Educación, establece el valor de la RIM.
En efecto, el artículo 56 de la Ley Nº 29944, en la parte pertinente señala: “El profesor
percibe una remuneración íntegra mensual de acuerdo a su escala magisterial y jornada de
trabajo”. Asimismo, el artículo 57 prescribe que “El Poder Ejecutivo, a propuesta del Mi-
nisterio de Educación, establece el valor de la Remuneración Íntegra Mensual (RIM) a ni-
vel nacional”.
63. Por lo dicho, dado que la disposición objeto de control no establece monto alguno so-
bre la remuneración de los profesores no es posible concluir que esta disposición per se re-
duce la remuneración de los docentes de la Ley Nº 24029, y por lo mismo, tampoco se pue-
de concluir que dicha disposición vulnera el derecho a una remuneración.

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

ii) Posibilidad de promoción en las nuevas escalas


64. Los demandantes sostienen que la disposición legal impugnada es inconstitucional,
toda vez que rebaja de nivel a los profesores de la Ley Nº 24029, lo cual es contrario al
mandato constitucional que tiene por objeto procurar la promoción permanente de los pro-
fesores. Por su parte, el Congreso contesta que si bien la Constitución exige la promoción
del profesorado, ella debe producirse no solo teniendo en cuenta el tiempo de servicios,
sino también mediante la evaluación de la capacidad y la competencia, por lo que la ubica-
ción de los profesores provenientes de la Ley Nº 24029 en la Ley Nº 29944 se realizó te-
niendo en cuenta su tiempo de servicios, capacidad y competencia.
65. Si bien el artículo 26.1 de la Constitución establece que en la relación laboral se res-
peta el principio de igualdad de oportunidades sin discriminación, el ascenso o la pro-
moción en el empleo en igualdad de condiciones es un derecho reconocido en el artículo
7.c del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Según este,
el Estado reconoce el derecho de todas las personas al goce de condiciones de trabajo
equitativas y satisfactorias que le aseguren la igual oportunidad para ser promovidas,
dentro de su trabajo, a la categoría superior que les corresponda, sin más consideracio-
nes que los factores de tiempo de servicio y capacidad. En sentido similar, el artículo 7.c
del Protocolo de San Salvador reconoce que el trabajador tiene derecho a la promoción
o ascenso dentro de su trabajo, teniendo en cuenta sus calificaciones, competencia, pro-
bidad y tiempo de servicio.
66. En el caso específico de los profesores, se ha establecido en el artículo 15 de la Consti-
tución que el Estado y la sociedad procuran su promoción permanente. Según se ha seña-
lado supra, una de las variables idóneas para lograr los propósitos que exige el derecho a
la educación como servicio público esencial lo constituye la instauración de criterios obje-
tivos basados en la meritocracia (mérito personal y capacidad profesional).
67. Es así como, a juicio de este Tribunal Constitucional, la obligación del Estado de
procurar la promoción permanente de los profesores, que establece el artículo 15 de la
Constitución, se rige también por el principio del ascenso o promoción laboral con base
en el mérito y la capacidad, además del tiempo de servicios, o lo que es lo mismo, el as-
censo o promoción de la actividad docente requiere también las exigencias de aptitud, ta-
les como los conocimientos personales y las competencias profesionales del docente, su-
mados a su tiempo de servicios.
68. En el caso, la migración de los profesores de la Ley Nº 24029 a las tres primeras es-
calas de la Ley Nº 29944 es inmutable. La propia ley prevé facilidades o mecanismos
que hacen posible la promoción permanente de los profesores, tanto ordinaria como
extraordinaria, eso sí regida por el prisma meritocrático (mérito personal y capacidad
profesional).
69. Con relación a las promociones extraordinarias, el segundo párrafo de la Primera
Disposición Complementaria, Transitoria y Final de la Ley Nº 29944 dispone que dentro
del primer año de vigencia de dicha ley, el Ministerio de Educación convocará excepcio-
nalmente a dos concursos públicos nacionales para facilitar el acceso de los profesores a la
Tercera, Cuarta, Quinta y Sexta Escalas Magisteriales, lo que significa que los profesores
de la Ley Nº 24029 pueden, incluso desde el primer año de la vigencia de la Ley Nº 29944
y de acuerdo con criterios estrictamente meritocráticos, ascender a las mencionadas esca-
las. De modo similar, la Quinta Disposición Complementaria, Transitoria y Final de la Ley
Nº 29944 dice que: “En la primera convocatoria de concurso público para acceso a cargos
de director y subdirector de instituciones educativas, podrán participar excepcionalmente

583
Joel Rosas Alcántara

profesores de la segunda escala magisterial, profesores que se encontraban en el tercer ni-


vel de la Ley Nº 24029 y los profesores del segundo nivel que se encontraban encargados
como directores pertenecientes a la Ley Nº 24029, que cumplan el tiempo de servicios y
los requisitos señalados al momento de la convocatoria”.
70. Finalmente, la promoción de los docentes, desde el punto de vista de las promociones
ordinarias, está regulada por el artículo 26 de la Ley Nº 29944, que indica que el ascen-
so o promoción a una escala inmediata superior se realiza a través de un concurso público
anual y según las plazas previstas; no advirtiéndose la violación de la disposición cons-
titucional mencionada, por lo que corresponde confirmar la constitucionalidad de la dis-
posición legal impugnada, y, en consecuencia también declarar infundada en este extre-
mo la demanda.
71. De todo lo expresado, se puede colegir que no existe vulneración alguna del derecho
a la remuneración establecido en el artículo 24 de la Constitución a partir de lo estipulado
en el primer párrafo de la Primera Disposición Complementaria, Transitoria y Final de la
Ley Nº 29944, por lo que cabe desestimar la demanda en este extremo.
A3. Sobre la supuesta violación del principio de dignidad del trabajador
72. La fórmula o expresión normativa pertinente del tercer párrafo del artículo 23 de la
Constitución establece que: “Ninguna relación laboral puede limitar (…) ni desconocer o
rebajar la dignidad del trabajador”. Esta disposición constitucional reconoce una concreta
manifestación de la dignidad en este caso para favorecer la posición del trabajador convir-
tiéndola en la parte central de la actividad laboral.
73. Más allá de la alegada afectación al derecho a la remuneración, a juicio de los deman-
dantes, la disposición legal impugnada es inconstitucional por constituir un atropello a la
dignidad del profesor toda vez que ubica compulsivamente a los profesores de los cinco
niveles de la Ley Nº 24029 en las tres primeras escalas de la Ley Nº 29944, lo que impli-
caría ponerlos en la situación de reiniciar la carrera magisterial, e impedírseles avanzar en
ella por razones de edad, máxime si muchos de ellos ya la han concluido o están próximos
a concluirla, desconociéndoseles –con el pretexto de unificar los regímenes magisteriales y
mejorar la calidad de la educación– el estatus o el nivel alcanzado por los profesores para
luego ser ubicados en niveles iniciales. El Congreso de la República, por su parte, expre-
sa que si bien la disposición legal impugnada prevé que en el primer año de vigencia de la
ley, se convocará a dos concursos para facilitar el acceso a mejores escalas, por lo que la
ubicación cuestionada es provisional, carece de sustento sostener que se ocasiona un me-
noscabo a la dignidad de los profesores de la Ley Nº 24029.
74. La centralidad de la dignidad de la persona en el ámbito laboral se deriva no solo de la
implicación personal del trabajador en la actividad laboral, sino también de la realización
misma de la actividad laboral que constituye un espacio que permite desarrollar sus pro-
pios proyectos y planes de vida, de ahí que corresponda a este Tribunal, en su función de
intérprete último de la Constitución, determinar infra el alcance normativo de esta dispo-
sición constitucional.
75. A tenor del artículo 1 de la Constitución: “La defensa de la persona humana y el res-
peto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado”. La dignidad huma-
na es una cualidad inherente a la persona en cuanto ser humano, forma parte de ella y es
inseparable de ella. Su reconocimiento expreso en el texto constitucional supone que la
fundamentación del ordenamiento jurídico no depende de un valor suprapositivo o de un
poder político determinado; todo lo contrario, tal configuración jurídica significa que la
dignidad humana es el prius lógico y axiológico de todo el sistema constitucional. Desde

584
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

esta perspectiva, la dignidad de la persona se erige como el fundamento ontológico de los


derechos fundamentales, desplegando su proyección hacia ellos, y a la vez, como el valor
supremo del ordenamiento jurídico en su conjunto.
76. Este Tribunal en reiterada jurisprudencia ha puesto de relieve que la dignidad humana
se configura como un principio-derecho que exige apreciar a la persona como fin en sí mis-
mo, y no como medio para la consecución de alguna finalidad (fundamento 9 de la STC
Exp. Nº 0047-2004-AI/TC; fundamento 40 de la STC Exp. Nº 0030-2005-PI/TC; funda-
mento 37 de la STC Exp. Nº 0024-2010-PI/TC, entre otras). Asimismo, ha señalado que su
carácter despliega dos consecuencias jurídicas: “Primero, en tanto principio, actúa a lo lar-
go del proceso de aplicación y ejecución de las normas por parte de los operadores consti-
tucionales, como: a) criterio interpretativo; b) criterio para la determinación del contenido
esencial constitucionalmente protegido de determinados derechos, para resolver supues-
tos en los que el ejercicio de los derechos deviene en una cuestión conflictiva; y, c) crite-
rio que comporta límites a las pretensiones legislativas, administrativas y judiciales; e in-
cluso extendible a los particulares. Segundo, en tanto derecho fundamental se constituye
en un ámbito de tutela y protección autónomo. En ello reside su exigibilidad y ejecutabi-
lidaden el ordenamiento jurídico, es decir, la posibilidad de que los individuos se encuen-
tren legitimados a exigir la intervención de los órganos jurisdiccionales para su protección,
en la resolución de los conflictos sugeridos en la misma praxis intersubjetiva de las socie-
dades contemporáneas, donde se dan diversas formas de afectar la esencia de la dignidad
humana, ante las cuales no podemos permanecer impávidos” (fundamento 10 de la STC
Exp. Nº 2273-2005-PHC/TC).
77. Ahora, si bien no existe consenso sobre el contenido de la dignidad humana por ser
este de carácter dinámico, una manera de aproximarse a este objetivo es otorgar una califi-
cación negativa a las acciones u omisiones impugnadas; es decir, considerando qué accio-
nes u omisiones resultan indignas e intolerables para la persona como ser humano, lo cual
indudablemente requiere ser evaluado según las circunstancias de la situación enjuiciada.
De lo anterior se puede colegir que la dignidad humana constituye un mínimum invulne-
rable que debe ser respetado en toda limitación o restricción que se imponga al ejercicio
o disfrute de los derechos fundamentales. De ese modo, la dignidad actúa como un límite
a los límites y como una frontera insalvable para el legislador, a fin de evitar un estado de
indignidad.
78. Habiendo llegado hasta aquí corresponde determinar si el enunciado normativo con-
tenido en el artículo 23 de la Constitución, que señala: “Ninguna relación laboral pue-
de limitar (…) ni desconocer o rebajar la dignidad del trabajador”, es distinto o no al
enunciado normativo contenido en el artículo 1 de la Constitución analizado. El Tribu-
nal entiende que ambas disposiciones se refieren a un contenido normativo común: el
respeto de la dignidad de la persona, pero el artículo 23 lo sitúa en el ámbito de una re-
lación laboral.
79. En ese sentido, el enunciado normativo del mencionado artículo 23 está dirigido a
proteger al trabajador como ser humano frente a cualquier lesión a su dignidad en la ac-
tividad laboral y que se diferencia de la protección de los derechos surgidos de la rela-
ción laboral, como es el caso de la remuneración antes examinada. Lo que se está pro-
hibiendo con el artículo 23 es la cosificación del trabajador o, lo que es lo mismo, su
tratamiento como objeto y el desprecio de su condición de ser humano, situación que no
puede ser objeto de especificación con carácter general sino que debe ser evaluada se-
gún las circunstancias de la situación enjuiciada. Esta protección especial de la dignidad
del trabajador encuentra su justificación en la implicación personal del trabajador en la
actividad laboral y en la realización misma de la actividad laboral como un espacio para

585
Joel Rosas Alcántara

desarrollar sus proyectos y planes de vida, pero además en la posición de sujeción del
trabajador frente al empleador y en la posición propicia de este frente a aquel para cau-
sar lesiones a la dignidad personal.
80. Con lo expuesto, el análisis de este Colegiado debe centrarse en la compatibilidad de
la regulación legal por la cual los profesores de los cinco niveles magisteriales de la Ley
Nº 24029, del Profesorado, son ubicados en las tres primeras escalas magisteriales de la
Ley Nº 29944, de Reforma Magisterial, que establece una nueva estructura de ocho esca-
las y la disposición constitucional que prohíbe la rebaja de la dignidad del trabajador. En
concreto, la cuestión a dilucidar se sujeta a determinar si la regulación que ubica a los pro-
fesores de la Ley Nº 24029 en las tres primeras escalas de la Ley Nº 29944 vulnera la dig-
nidad del trabajador, concretamente de los profesores de la Ley Nº 24029.
81. Este Tribunal advierte que la migración de los profesores de los cinco niveles magiste-
riales de la Ley Nº 24029 a las tres primeras escalas de la Ley Nº 29944 no constituye un
acto que implique tratar como objeto a la persona del profesor (trabajador) y el desprecio
de su condición de ser humano. Por el contrario, lo que realiza la ley objetada, tal como
fuese explicado supra, es una reestructuración total de la carrera magisterial sobre la base
de criterios razonables y justificados tales como el mérito y la capacidad de los docentes,
por la que los profesores de la Ley Nº 24029 han visto modificado solo su estatus laboral
mas no su actividad funcional, por lo que la migración a las tres primeras escalas de la Ley
Nº 29944 no supone una modificación en el desarrollo de la actividad docente de los pro-
fesores de la Ley Nº 24029. Así las cosas, corresponde confirmar la constitucionalidad de
la disposición cuestionada, por lo que en este extremo la demanda también debe ser de-
clarada infundada.
A4. Sobre la supuesta violación del derecho-principio a la igualdad
82. Como fue mencionado supra, en el petitorio constitucional, la demanda interpues-
ta no tiene por objeto declarar la inconstitucionalidad por el fondo de la Cuarta Disposi-
ción Complementaria, Transitoria y Final de la Ley Nº 29944, toda vez que esta disposi-
ción únicamente sirve, a entender de los propios accionantes, de parámetro para analizar la
migración de nivel de los profesores establecida en la Primera Disposición Complemen-
taria, Transitoria y Final.
83. Los congresistas demandantes expresan que no es incorrecto que la Cuarta Disposición
Complementaria, Transitoria y Final establezca el ascenso a la escala inmediata superior a
los profesores de los cinco primeros niveles de la Ley Nº 29062, lo que deviene en incons-
titucional es que dicha disposición no otorgue el mismo trato a los profesores de la Ley
Nº 24029, a quienes más bien se les baja a las dos primeras escalas de la Ley Nº 29944, lo
cual resulta irracional e inequitativo. En los términos descritos, lo que están cuestionando
en el fondo es la migración en la que están incursos los profesores de la Ley Nº 24029, y
no los de la Ley Nº 29062. Por su parte, el Congreso sostiene que la existencia de un trata-
miento diferente no es suficiente para invocar la violación del principio-derecho a la igual-
dad, pues tal tratamiento se encuentra debidamente justificado en la medida en que la rea-
lización del principio de idoneidad del profesorado no es menor que la intensidad de la
intervención o afectación al derecho-principio de igualdad, por lo que a efectos de analizar
el carácter constitucional del primer párrafo de la Primera Disposición Complementaria,
Transitoria y Final de la Ley Nº 29944, corresponde realizar el test de comparación (ter-
tium comparationis) con su Cuarta Disposición Complementaria, Transitoria y Final.
84. Tal como se ha venido explicando, el tratamiento que da la Ley Nº 29944 a los profe-
sores provenientes de la Ley Nº 24029 y a los de la Ley Nº 29062 es distinto:

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E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

• Los profesores comprendidos en el I, II, III, IV y V nivel magisterial de la Ley Nº 24029


serán ubicados en las tres primeras escalas magisteriales de la Ley Nº 29944: los profeso-
res comprendidos en el I y II nivel magisterial son ubicados en la Primera Escala Magiste-
rial; los del III nivel magisterial en la Segunda Escala Magisterial; y los comprendidos en
el IV y V nivel magisterial son ubicados en la Tercera Escala Magisterial.
• Los profesores comprendidos en el I, II, III, IV y V nivel magisterial de la Ley Nº 29062
serán ascendidos respectivamente a la segunda, tercera, cuarta, quinta y sexta escalas ma-
gisteriales de la Ley Nº 29944, que establece ocho escalas magisteriales.
Cuadro 3. Migración de la Ley Nº 24029 a la Ley Nº 29944

Ley Nº 24029 Ley Nº 29944 Ley Nº 29062


I Nivel I Escala I Nivel
II Nivel II Escala II Nivel
III Nivel III Escala III Nivel
IV Nivel IV Escala IV Nivel
V Nivel V Escala V Nivel
VI Escala
VII Escala
VIII Escala
Fuente: Ley Nº 29944. Elaboración: TC.

85. Dentro de la Constitución, se establece que: “Toda persona tiene derecho: (…) A la
igualdad ante la ley. Nadie debe ser discriminado por motivo de origen, raza, sexo, idio-
ma, religión, opinión, condición económica o de cualquiera otra índole” (artículo 2.2), dis-
posición que resulta aplicable a la situación de los profesores de la Ley Nº 24029 en vista
de que en la relación laboral se debe respetar el principio de “Igualdad de oportunidades
sin discriminación” (artículo 26.1).
86. Este Tribunal en constante jurisprudencia tiene afirmado que la igualdad “(…) ostenta
una doble condición, de principio y de derecho fundamental. En cuanto principio, consti-
tuye el enunciado de un contenido material objetivo que, en tanto componente axiológico
del fundamento del ordenamiento constitucional, vincula de modo general y se proyecta
sobre todo el ordenamiento jurídico. En cuanto derecho fundamental, constituye el reco-
nocimiento de un auténtico derecho subjetivo, esto es, la titularidad de la persona sobre un
bien constitucional, la igualdad, oponible a un destinatario. Se trata de un derecho a no ser
discriminado por razones proscritas por la propia Constitución (origen, raza, sexo, idioma,
religión, opinión, condición económica) o por otras (‘motivo’, ‘de cualquier otra índole’)
que, jurídicamente, resulten relevantes” (fundamento 20 de la STC Exp. Nº 0045-2004-AI/
TC; fundamento 7 de la STC Exp. Nº 0019-2010-PI/TC, entre otras).
87. Igualmente, el Tribunal en diversas oportunidades ha recordado que el principio de
igualdad no supone necesariamente un tratamiento homogéneo pues de hecho es constitu-
cionalmente lícito el trato diferenciado cuando este se encuentra justificado, precisándo-
se que existirá una discriminación cuando para supuestos iguales se hayan previsto con-
secuencias jurídicas distintas, o cuando se haya realizado un trato semejante a situaciones
desiguales y siempre que, para cualquiera de los dos casos, se carezca de justificación
(fundamento 10 de la STC Exp. Nº 0007-2003-AI/TC; fundamento 43 de la STC Exp.
Nº 0015-2011-PI/TC, entre otras).

587
Joel Rosas Alcántara

88. Este Tribunal, al desarrollar la estructura del test de proporcionalidad aplicado al prin-
cipio de igualdad, ha dejado sentado que dicha evaluación ha de realizarse analizando los
siguientes presupuestos: (a) la determinación del tratamiento legislativo diferente (la inter-
vención en la prohibición de discriminación); (b) la determinación de la ‘intensidad’ de la
intervención en la igualdad; (c) la determinación de la finalidad del tratamiento diferente
(objetivo y fin); (d) el examen de idoneidad; (e) el examen de necesidad; y, (f) el examen
de proporcionalidad en sentido estricto o ponderación.
89. Así, la primera labor del Colegiado consiste en determinar si el tratamiento distinto es-
tablecido en la disposición legal impugnada se considera una intervención en el derecho a
la igualdad. Al respecto, se ha dicho que “la intervención consiste en una restricción o li-
mitación de derechos subjetivos orientada a la consecución de un fin del poder público. En
tanto supone una relación finalista, la intervención del legislador aparece como opción le-
gislativa, un medio del que aquel se sirve para la obtención de un fin. La intervención en la
igualdad consiste en la introducción de un trato diferenciado a los destinatarios de la nor-
ma que, en cuanto medio, está orientada a la consecución de un fin y que, prima facie, apa-
rece como contraria a la prohibición de discriminación” (fundamento 34 de la STC Exp.
Nº 0045-2004-AI/TC).
90. Para determinar la existencia de una diferenciación jurídicamente relevante debe
constatarse que se aplica diferente trato a quienes se encuentran en condiciones igua-
les o un trato homogéneo a quienes se encuentran en diferente condición. En otras pa-
labras, la identificación del tratamiento diferenciado debe realizarse mediante la com-
paración entre el objeto, el sujeto, la situación o la relación que se cuestiona y otro
identificable desde el punto de vista fáctico o jurídico pero al que se le asigna diferen-
te consecuencia, que viene a constituir lo que se denomina término de comparación
(tertium comparationis).
91. Este término de comparación debe presentar una situación jurídica o fáctica que
comparta una esencial identidad, en sus propiedades relevantes, con el trato que se de-
nuncia. Al respecto, este Tribunal en anteriores oportunidades ha dejado establecido que
“entre lo que se compara y aquello con lo cual este es comparado, han de existir cua-
lidades, caracteres, rasgos o atributos comunes. La inexistencia de caracteres comunes
entre el trato que se cuestiona y la situación que se ha propuesto como término de com-
paración, impide que se pueda determinar una intervención sobre el principio-derecho
de igualdad (…). Por ello, es tarea de quien cuestiona una infracción a dicho derecho
proceder con su identificación, así como con la aportación de razones y argumentos por
las que este debería considerarse como un tertium comparationisválido e idóneo (…). Y
puesto que de la validez e idoneidad del término de comparación depende la determina-
ción (o no) de una intervención al mandato de prohibición de discriminación, su análi-
sis se presenta como un prius a la determinación de su lesividad” (fundamento 32 de la
STC Exp. Nº 0035-2010-PI/TC).
92. El primer párrafo de la Primera Disposición Complementaria, Transitoria y Final de
la Ley Nº 29944 señala que “Los profesores nombrados, pertenecientes al régimen de la
Ley Nº 24029, comprendidos en los niveles magisteriales I y II, son ubicados en la prime-
ra escala magisterial, los del III nivel magisterial en la segunda escala magisterial, y los
comprendidos en los niveles magisteriales IV y V son ubicados en la tercera escala magis-
terial a que se refiere la presente Ley”. Se aprecia que esta disposición legal rebaja de ni-
vel a los profesores de niveles I, II, III, IV y V de la Ley Nº 24029, que son ubicados en
las tres primeras escalas magisteriales de la Ley Nº 29944, a diferencia de la disposición
legal contenida en la Cuarta Disposición Complementaria, Transitoria y Final de la Ley
Nº 29944, que otorga un ascenso automático a los profesores de la Ley Nº 29062. En

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efecto, la referida disposición que en este caso funcionará como término de comparación
prescribe que “Los profesores comprendidos en el I, II, III, IV y V nivel magisterial de la
Ley Nº 29062 son ubicados respectivamente en la segunda, tercera, cuarta, quinta y sexta
escalas magisteriales de la presente Ley”.
93. De lo anterior, se advierte que la regulación contenida en la Cuarta Disposición Com-
plementaria, Transitoria y Final de la Ley Nº 29944 se refiere a un ascenso otorgado a los
profesores de la Ley Nº 29062 por haber ingresado a la carrera magisterial mediante con-
curso público de méritos. La regulación en los términos expuestos da lugar a la configu-
ración de dos situaciones jurídicas diferenciadas:
• De un lado, la situación jurídica de los profesores de la Ley Nº 24029 que ingresaron a la
carrera magisterial mediante mecanismos diferentes al concurso público de méritos a los
que se les ubica en las tres primeras escalas de dicha Ley Nº 29944.
• De otro lado, la situación jurídica de los profesores de la Ley Nº 29062 que ingresaron a
la carrera magisterial mediante concurso público de méritos a los que se les asciende a una
escala magisterial según la Ley Nº 29944.
94. Así las cosas, este Tribunal observa que el término de comparación con el que se ha
sugerido que deba analizarse el trato que se reputa incompatible con el derecho de igual-
dad resulta inválido. La situación jurídica que funciona como término de comparación
es la disposición que asciende a los profesores de la Ley Nº 29062, cuyo ingreso a la ca-
rrera magisterial se produjo en función de criterios objetivos tales como el mérito per-
sonal y la capacidad profesional de los docentes, situación jurídica a la que los profeso-
res de la Ley Nº 24029 también pudieron o estuvieron en la posibilidad de acceder, pero
no lo hicieron.
95. Sobre esta base, a juicio de este Tribunal dicho término de comparación resulta no idó-
neo o no adecuado, pues no existe identidad esencial o carácter común entre la situación
jurídica en la que se encuentra el objeto del juicio de igualdad (el ingreso de los profeso-
res de la Ley Nº 24029 a la carrera magisterial mediante mecanismos distintos al concurso
público de méritos) y la situación jurídica propuesta como término de comparación, cons-
tituida por el ingreso de los profesores de la Ley Nº 29062 a la carrera magisterial median-
te concurso público de méritos.
96. En esta línea argumentativa, siendo distinto el régimen jurídico al cual uno y otros re-
gímenes magisteriales se encontraron sometidos, el uno no puede servir como término de
comparación para analizar la corrección del trato que recibe el otro. Por tanto, siendo no
idóneo el término de comparación propuesto, la demanda también debe ser desestimada
en este extremo al no afectar el derecho-principio de igualdad y el derecho de igualdad de
oportunidades sin discriminación.
B. ANÁLISIS DE LA INCONSTITUCIONALIDAD POR OMISIÓN DE AUSEN-
CIA DE RECONOCIMIENTO DE LA “DEUDA LABORAL”
97. Los accionantes sostienen que la Ley Nº 29944 es inconstitucional, toda vez que no
reconoce la deuda laboral que tiene el Estado con los docentes de la Ley Nº 24029, por
concepto de preparación de clases y evaluación, equivalente al 30 % de su remuneración
total, deuda ocasionada por el incumplimiento de pago por los sucesivos gobiernos. Enton-
ces, dado que la ley impugnada omite incluir un artículo que reconozca dicha deuda y es-
tablezca las medidas para su pago, ello perjudica los intereses de los profesores de la Ley
Nº 24029 en la medida en que dificulta o limita las acciones legales para hacer efecti-
vo el cobro de dicha acreencia laboral que es de carácter irrenunciable, vulnerándose el

589
Joel Rosas Alcántara

principio de que ninguna relación laboral puede limitar el ejercicio de los derechos consti-
tucionales (tercer párrafo, del artículo 23 de la Constitución) y el carácter irrenunciable de
los derechos laborales (artículo 26.2 de la Constitución). Por su parte, el demandado sos-
tiene que el reconocimiento de la deuda laboral que tiene el Estado con los maestros de la
Ley Nº 24029 y que ha sido ocasionada por el incumplimiento de los sucesivos gobiernos
en el pago de este beneficio no se encuentra dentro de lo constitucionalmente necesario,
por lo que no es posible requerir su reconocimiento a través de la Ley Nº 29944 ni afirmar
que ello constituye una limitación al derecho de obtener el pago de un concepto remune-
rativo de carácter irrenunciable.
98. Este Tribunal en reiterada jurisprudencia ha precisado que mediante el proceso de
inconstitucionalidad no solo es posible el control de las actuaciones positivas del legis-
lador, sino también de sus omisiones (fundamento 36 de la STC Exp. Nº 0006-2008-PI/
TC). En este último caso, la actuación del Tribunal está relacionada con lo que es constitu-
cionalmente necesario y que, no obstante ello no ha sido atendido por el legislador (fun-
damento 16 de la STC Exp. Nº 00014-2007-PI/TC), facultad que encuentra su fundamento
en los principios de fuerza normativa de la Constitución (fundamento 12 de la STC Exp.
Nº 5427-2009-PC/TC) y de colaboración de los poderes del Estado, a efectos de lograr de-
sarrollos compatibles con la real vigencia de los derechos fundamentales (fundamento 38
de la STC Exp. Nº 0006-2008-PI/TC).
99. Es así como el presupuesto de la inconstitucionalidad por omisión radica en el manda-
to constitucional del cual deriva una obligación de legislar. En tal sentido, se distingue en-
tre las omisiones absolutas u omisiones del legislador, donde se incurre en silencios tota-
les sobre determinadas materias cuya regulación viene exigida desde la Constitución; y las
omisiones relativas u omisiones de la ley, referidas al silencio de esta en el extremo que no
haya sido normado causando perjuicio en la tutela de los derechos, es decir, se presentan
en el control de constitucionalidad de un precepto normativo en el que se constata la ex-
clusión arbitraria o discriminatoria de un beneficio.
100. Así las cosas, se advierte que los accionantes invocan la existencia de una omisión re-
lativa en tanto plantean la inconstitucionalidad de la Ley Nº 29944 en el extremo en que-
no reconoce la deuda laboral que tiene el Estado con los docentes de la Ley Nº 24029,
por concepto de preparación de clases y evaluación equivalente al 30 % de su remunera-
ción total, por lo que corresponde a este Tribunal dilucidar si la Ley impugnada incurre o
no en el supuesto de exclusión arbitraria o discriminatoria de un beneficio en perjuicio de
los demandantes.
101. De las disposiciones constitucionales supuestamente vulneradas (tercer párrafo del
artículo 23 y artículo 26.2 de la Constitución) no se desprende obligación alguna para
que la Ley Nº 29944 establezca el marco normativo de las relaciones entre el Estado y
los profesores que prestan servicios para él, que precisamente deba reconocer dicha deu-
da laboral.
102. Asimismo, el artículo 1 de la Ley Nº 29944, de Reforma Magisterial, establece que
esta tiene por objeto: “i) normar las relaciones entre el Estado y los profesores que prestan
servicios en las instituciones y programas educativos públicos de educación básica y téc-
nico productiva y en las instancias de gestión educativa descentralizada; y, ii) regular sus
deberes y derechos, la formación continua, la Carrera Pública Magisterial, la evaluación,
el proceso disciplinario, las remuneraciones y los estímulos e incentivos”. De lo expuesto,
se infiere que la deuda laboral invocada por los accionantes no forma parte del objeto re-
gulado por la ley cuestionada, por lo tanto, no se puede concluir que esta excluye o desco-
noce de manera arbitraria dicha deuda.

590
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

103. En consecuencia, su no reconocimiento no implica la inconstitucionalidad por


omisión de la ley impugnada, por lo que en este extremo la demanda también debe ser
desestimada.
III. FALLO
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú
HA RESUELTO
Declarar INFUNDADA la demanda de inconstitucionalidad en todos los extremos.
Publíquese y notifíquese.
SS. URVIOLA HANI; VERGARA GOTELLI; MESÍA RAMÍREZ; CALLE HAYEN;
ETO CRUZ; ÁLVAREZ MIRANDA

591
Joel Rosas Alcántara

EXP. N° 03440-2012-PA/TC
LIMA
LEONCIO CHAMORRO
VALLE
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 21 días del mes de noviembre de 2012, la Sala Primera del Tribunal Cons-
titucional, integrada por los señores magistrados Urviola Hani, Vergara Gotelli y Calle
Hayen, pronuncia la siguiente sentencia.
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por don Leoncio Chamorro Valle contra la
resolución expedida por la Cuarta Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima, de
fojas 218, su fecha 20 de junio de 2012, que declaró improcedente la demanda de autos.
(…)
FUNDAMENTOS
(…)
2. Sobre la afectación del derecho a la pensión (artículo 11 de la Constitución)
2.3. Consideraciones del Tribunal Constitucional
Pensión de jubilación minera en la modalidad de trabajador de mina subterránea
2.3.1. Conforme al primer párrafo de los artículos 1 y 2 de la Ley Nº 25009, los trabajado-
res que laboren en minas subterráneas tienen derecho a percibir pensión de jubilación a los
45 años de edad, siempre que acrediten 20 años de aportación, de los cuales 10 años deben
corresponder a trabajo efectivo prestado en dicha modalidad.
2.3.2. De otro lado, el artículo 3 de la ley establece que en aquellos casos en que no se
cuente con el número de aportaciones referido en el Artículo 2, el Instituto Peruano de Se-
guridad Social abona la pensión proporcional en base a los años de aportación estableci-
dos en la presente Ley, que en ningún caso será menor de diez (10) años.
2.3.3. De la copia del documento nacional de identidad obrante a fojas 20, se desprende
que el demandante cumplió 45 años de edad el 20 de febrero de 1985.
2.3.4. Consta de la Resolución Nº 90193-2005-ONP/DC/DL 19990 (f. 2) y del cuadro re-
sumen de aportaciones (f. j. 3) que se denegó al demandante la pensión solicitada por haber
acreditado solo 2 años y 8 meses de aportaciones en el periodo 1964-67, precisándose que
no se han acreditado fehacientemente la totalidad de las aportaciones efectuadas en Em-
presa Minera del Centro del Perú S.A., Constructora Emkay S.A. y Minera PicapiedraS.A.
2.3.5. Para acreditar los periodos de aportaciones, debe tenerse presente que en el funda-
mento 26 de la STC Exp. Nº 04762-2007-PA/TC, publicada en el diario oficial El Perua-
no el 25 de octubre de 2008, así como en su resolución aclaratoria, este Colegiado ha esta-
blecido como precedente vinculante las reglas para acreditar periodos de aportaciones en
el proceso de amparo, detallando los documentos idóneos para tal fin.
2.3.6. Con la finalidad de acreditar aportaciones el recurrente presenta los siguientes
documentos:

592
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

a. Copia legalizada del certificado de trabajo expedido por la Empresa del Centro del Perú
S.A. (f. j. 4), el mismo que carece de valor probatorio en la vía del amparo por no estar res-
paldado con documentación adicional.
b. Copia legalizada del certificado de trabajo extendido por Minera Picapiedra S.A. (f. j. 5)
y copia simple de una boleta de pago correspondiente al mes de octubre de 1985; sin em-
bargo, no causa convicción en este Colegiado, debido a que el certificado indica que labo-
ró como perforista (obrero) y que su pago fue por jornal (diario), mientras que en el sobre
de pago consta una modalidad de pago mensual.
c. Copia simple del certificado de trabajo otorgado por Ejecuciones Mineras Santa Rita
S.A., copia legalizada detallando los días de subsidios recibidos por el Instituto Peruano de
Seguridad Social durante los años 1986 y 1987 y boletas de pago de remuneraciones origi-
nales (ff. jj. 10 a 18); no obstante, como las boletas de pago presentan enmendaduras y co-
rrecciones, no genera certeza en la vía del amparo la acreditación de este periodo laboral.
Pensión de jubilación minera por enfermedad profesional
2.3.7. Este Tribunal ha interpretado el artículo 6 de la Ley 25009 (STC Exp. Nº 2599-
2005-PA/TC) en el sentido de que la pensión completa de jubilación establecida para los
trabajadores mineros que adolezcan de silicosis (neumoconiosis) o su equivalente en la
Tabla de Enfermedades Profesionales importa el goce del derecho a la pensión, aun sin
el requisito del número de aportaciones establecidas legalmente. Ello significa que a los
trabajadores mineros que adquieran una enfermedad profesional, por excepción, deberá
otorgárseles la pensión de jubilación completa como si hubieran acreditado los requisitos
previstos legalmente (subrayado agregado).
2.3.8. Conforme a lo dispuesto en el artículo 26 del Decreto Ley Nº 19990, modificado por
el artículo 1 de la Ley Nº 27023, para acreditar la enfermedad se deberá presentar un Cer-
tificado Médico de Invalidez emitido por alguna de las Comisiones Médicas nombradas al
efecto por EsSalud, el Ministerio de Salud o las Entidades Prestadoras de Salud (EPS), de
acuerdo al contenido que la ONP apruebe.
2.3.9. A mayor abundamiento, en el fundamento 17 de la STC Exp. Nº 4940-2008-PA/TC,
este Tribunal ha señalado que con el objeto de preservar la eficacia del derecho fundamen-
tal a la pensión, que para acreditar el padecimiento del primer grado de silicosis (neumo-
coniosis) o su equivalente en la tabla de enfermedades profesionales, debe presentarse el
original, copia legalizada o fedateada, del examen o dictamen médico emitido por una Co-
misión Médica Evaluadora de Incapacidades del Ministerio de Salud, de EsSalud o de una
EPS. Ello porque, conforme a la interpretación que el Tribunal Constitucional ha efectua-
do del artículo 6 de la Ley Nº 25009, para acceder a la pensión de jubilación minera por
enfermedad profesional, debe acreditarse la dolencia de la misma.
2.3.10. Al interponer la demanda el recurrente no cumple la regla procesal para probar la
enfermedad profesional de neumoconiosis (silicosis), dado que no adjunta el certificado
de comisión médica para acreditar el padecimiento de dicha enfermedad. Así el certifica-
do médico del 10 de agosto de 2001, emitido por el Instituto de Salud Ocupacional Alberto
Hurtado Abadía del Ministerio de Salud, carece de valor probatorio en la vía del amparo.
2.3.11. Por ello a requerimiento del juez de primer grado (f. j. 125), presenta el Infor-
me de Evaluación Médica de Incapacidad D.S. Nº 166-2005-EF (ff. jj. 152 a 154), ad-
virtiéndose que con fecha 8 de julio de 2009 (f. j. 154), la Comisión Médica Califica-
dora de la Incapacidad - CMCI del Hospital Nacional Arzobispo Loayza, expide el
certificado médico 769-2009, diagnosticando artritis reumatoidea seropositiva sin otra

593
Joel Rosas Alcántara

especificación, otras gonartrosissecundarias bilaterales, secuelas de tuberculosis, hi-


poacusia neurosensorial bilateral y bronquiectasia, con un menoscabo global de 71 %,
precisando que su incapacidad es de naturaleza total y permanente, quedando así acredita-
das dichas enfermedades a partir del diagnóstico médico.
2.3.12. Posteriormente el actor presenta la Resolución Nº 2479-2010-ONP/DPR.SC/DL
18846, que le otorga pensión de invalidez vitalicia por enfermedad profesional, con base
al certificado médico 769-2009, emitido por la Comisión Médica Calificadora de la Inca-
pacidad - CMCI del Hospital Nacional Arzobispo Loayza, es decir, a partir del mismo dic-
tamen médico que presenta en autos (f. j. 154), luego de que mediante sentencia de fecha
16 de junio de 2010, expedida por la Primera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia
de Lima, se determinara el origen ocupacional de la hipoacusia neurosensorialbilateral.
2.3.13. Sobre el particular debe recordarse que este Tribunal en la STC Exp. Nº 3337-
2007-PA/TC (fundamento 14) ha señalado que no solo el padecimiento de silicosis coloca-
rá a un extrabajador minero dentro de los alcances del artículo 6 de la Ley Nº 25009, sino
que también generará derecho a pensión de jubilación quien padezca una enfermedad pro-
fesional equivalente al primer grado de silicosis, según la tabla de Enfermedades Profesio-
nales, supuesto que se ha presentado en autos, como se advierte de la Resolución Nº 2479-
2010-ONP/DPR.SC/DL18846.
3. Efectos de la sentencia
3.1. En consecuencia al demandante le corresponde percibir la pensión de jubilación mine-
ra por enfermedad profesional desde el 8 de julio de 2009, fecha del dictamen médico efec-
tuado por la Comisión Médica Calificadora de la Incapacidad - CMCI del Hospital Nacio-
nal Arzobispo Loayza.
3.2. Así las cosas, corresponde disponer el pago de las pensiones generadas desde dicha
fecha más los intereses legales, sin los costos procesales del artículo 56 del Código Proce-
sal Constitucional pues en el presente caso, al momento de interponer la presente demanda
(13/11/06) el actor no acreditó fehacientemente padecer de enfermedad profesional (dicta-
men médico), requisito esencial para el otorgamiento de la pensión solicitada.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la
Constitución Política del Perú
HA RESUELTO
1. Declarar FUNDADA la demanda por haberse acreditado la vulneración del derecho a
la pensión del demandante.
2. Reponiendo las cosas al estado anterior a la afectación ordena que la ONP otorgue al
demandante la pensión de jubilación minera completa por enfermedad profesional según
el artículo 6 de la Ley Nº 25009, conforme a lo dispuesto en los fundamentos 3.1 y 3.2 de
la presente sentencia.
Publíquese y notifíquese.
SS. URVIOLA HANI; VERGARA GOTELLI; CALLE HAYEN

594
Bibliografía
BIBLIOGRAFÍA

Bibliografía especializada (textos)


 Artículo 2.1. de la Recomendación OIT 91, Recomendación sobre los
contratos colectivos.
 Discurso Mesa Redonda Trabajo Decente para una vida decente, organizada
por FOCO el 15 de setiembre de 2008.
 GARCÍA TOMA, Víctor. Análisis sistemático de la Constitución peruana
de 1993. 1a edición, Fondo de Desarrollo Editorial, Universidad de Lima,
Lima 1998.
 CIJUL. El principio in dubio pro operario y su aplicación en las relacio-
nes de empleo público. Costa Rica, 2012.
 Constitución Comentada. Tomo I, Gaceta Jurídica, Lima 2005.
 ECHAIZ MORENO, Daniel. El fuero sindical (una técnica laboral tuitiva).
Artículo de especialidad.
 HARO CARRANZA, Julio. Derecho Individual de Trabajo. Ediciones
Legales, reimpresión, 2013.
 QUISPE CHÁVEZ, Gustavo y MESINAS MONTERO, Federico. El des-
pido en la jurisprudencia judicial y constitucional. Editorial Gaceta Jurí-
dica, Lima, 2009.
 OJEDA AVILÉS, Antonio. Derecho Sindical. Editorial Tecnos, Séptima
Edición, Madrid, 1995.
 RAMOS, Vitor de Paula. Derecho fundamental a la prueba, trad. Renzo
Cavani. En: Gaceta Constitucional. Nº 64, en prensa.

597
Joel Rosas Alcántara

Bibliografía jurisprudencial
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• STC Exp. Nº 1396-2001-AA.
• STC Exp. Nº 2510-2002-AA
• STC Exp. Nº 03039-2003-PA.
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• STC Exp. Nº 2132-2003-AA.
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• STC Exp. Nº 00245-2006-AA.
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• STC Exps. Nº 00026-2008-PI y Nº 00028-2008-PI. Acumulados
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Joel Rosas Alcántara

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• STC Exp. Nº 02187-2012-PA.
• STC Exp. Nº 01167-2012-PA.
• STC Exp. Nº 03146-2012-PA.
• STC Exp. Nº 0020-2012-PI.
• STC Exp. Nº 03440-2012-PA.
• STC Exp. Nº 04970-2012-PA.
• STC Exp. Nº 02032-2012-AA.
• STC Exp. Nº 00018-2013-PI.
• RTC Exp. Nº 00255-2013-PA.
• STC Exp. Nº 02195 2013-PA.
• STC Exp. Nº 2331-2013-PA.
• STC Exp. Nº 01671-2013-PA.
• STC Exp. Nº 01863-2013-PA.

600
ÍNDICE GENERAL

Presentación ....................................................................................................... 7
Abreviaturas ....................................................................................................... 9

CAPÍTULO I: El trabajo desde la interpretación de


la jurisprudencia del Tribunal Constitucional
I. Trabajo ...................................................................................................... 11
1. Aproximación conceptual .................................................................. 11
2. Doble signo (configuración)............................................................... 12
3. Aspectos sustantivos en las cuales radica su importancia.................. 12
4. El Estado y sus responsabilidades con el trabajo dispuesto por la
Constitución ....................................................................................... 13
II. Trabajo decente ......................................................................................... 14
1. Aproximación conceptual .................................................................. 14
2. Base para la reducción de la pobreza ................................................. 14
3. La dignidad del trabajo como elemento esencial para la realización
de la persona....................................................................................... 15
III. Trabajo de confianza ................................................................................. 16
1. Aproximación conceptual .................................................................. 16
2. Forma de adoptar el cargo de trabajador de confianza ....................... 19
3. Aspectos diferenciadores del trabajador común ................................ 19
4. Formas para proceder a la calificación de un trabajador de confianza 22
5. Trabajadores de confianza del Sector Público en la normativa consti-
tucional ............................................................................................... 22
6. Retorno de actividades ordinarias de trabajador de confianza ........... 23

CAPÍTULO II: Los principios laborales constitucionales


desde la interpretación de la jurisprudencia del Tribunal
Constitucional
I. Principios laborales constitucionales ........................................................ 25
1. Aproximación conceptual .................................................................. 25
II. Principio de primacía de la realidad ......................................................... 26

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Joel Rosas Alcántara

1. Aproximación conceptual .................................................................. 26


2. Elemento implícito ............................................................................. 27
3. Aplicación del principio de primacía (despido arbitrario) ................. 27
III. Principio in dubio pro operario ................................................................ 38
1. Aproximación conceptual y alcances de su aplicación ...................... 38
2. Consideraciones para su aplicación .................................................. 39
IV. Principio de igualdad: regla de no discriminación en materia laboral ...... 40
1. Aproximación conceptual y alcances de su aplicación ...................... 40
2. Circunstancias que generan discriminación en materia laboral ........ 43
3. La discriminación laboral y sus clases .............................................. 43
4. La discriminación laboral por razón de sexo: el embarazo ................ 45
5. Despido discriminatorio ..................................................................... 48
6. Acreditación del despido discriminatorio por embarazo (conoci-
miento del empleador) ....................................................................... 49
7. Igualdad de oportunidades (existencia de requisitos) ........................ 51
V. Principio de irrenunciabilidad de derechos ............................................... 52
1. Aproximación conceptual y alcances ................................................. 52
2. Contradicción del principio de irrenunciabilidad de derechos........... 53
3. Vinculación a la relación laboral contractual ..................................... 54
4. La irrenunciabilidad de derechos no alcanza a los derechos pro-
venientes de instrumentos fuera de la normativa constitucional
(cesión de derechos a favor de la empresa)........................................ 54
VI. Principio de legalidad ............................................................................... 56
1. Ámbito disciplinario laboral (precisión de sanciones de índole laboral) 56
VII. Principio de inmediatez ............................................................................ 57
1. Aplicación y alcances (caso concreto) ............................................... 57
2. Principio de inmediatez (fraude a la ley) ........................................... 58

CAPÍTULO III: Los derechos laborales desde la


interpretación de la jurisprudencia del Tribunal
Constitucional
I. Derecho al trabajo ..................................................................................... 61
1. Contenido esencial ............................................................................. 61
2. Participación de los trabajadores en las utilidades ............................ 62
3. Inaplicación de la teoría de los derechos adquiridos en materia laboral 62
4. Protección constitucional frente al despido arbitrario ....................... 64
5. Reincorporación e inclusión en planilla del trabajador ...................... 66
6. Afectación del derecho al trabajo por retardo de su reposición (impo-
sibilidad de nuevo despido)................................................................ 67

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II. Derecho a la libertad de trabajo ................................................................ 69


1. Aproximación conceptual .................................................................. 69
2. Libertad positiva y negativa .............................................................. 70
3. Libre ejercicio de la profesión .......................................................... 71
4. Desconocimiento de los títulos profesionales e impedimento del
ejercicio de la profesión de docente ................................................... 72
5. Destitución del docente (imposibilidad de reincorporación) ............. 73
6. Ejercicio de toda actividad económica............................................... 74
7. La libertad de trabajo como sustento vital de la persona ................... 75
8. Comercio ambulatorio ....................................................................... 75
9. El trabajador de limpieza y su relación laboral con la municipalidad .. 76
III. Derecho a la estabilidad laboral ................................................................ 77
1. Aspectos relevantes ............................................................................ 77
2. Aspectos conformantes ...................................................................... 77
3. Límites (derecho no absoluto)............................................................ 78
IV. Derecho a la jornada de trabajo ............................................................... 78
1. Reconocimiento y protección constitucional ..................................... 78
2. Reconocimiento y protección de instrumentos internacionales ........ 79
3. Criterios para el adecuado ejercicio del derecho a la jornada
de trabajo ............................................................................................ 81
4. Jornada laboral menor ........................................................................ 82
5. Jornada laboral superior (horas extras) .............................................. 83
6. Jornada atípica ................................................................................... 83
7. Jornada laboral de los trabajadores mineros (test de protección de la
jornada máxima de trabajo para los trabajadores mineros)................ 83
8. Derecho al descanso y disfrute del libre tiempo (reconocimiento
constitucional e internacional) ........................................................... 85
V. Derecho a la remuneración ....................................................................... 86
1. Aspectos generales ............................................................................. 86
2. Reconocimiento constitucional .......................................................... 87
3. Contenido y alcances ......................................................................... 87
4. Contenido esencial del derecho a la remuneración ........................... 88
5. Remuneración equitativa (reconocimiento y protección por instru-
mentos internacionales) .......................................................................... 89
6. Remuneración suficiente (reconocimiento y protección por instru-
mentos internacionales)...................................................................... 91
7. Congelamiento temporal de sueldos ................................................. 93
8. Plazo de la prescripción laboral (cómputo de plazo a partir de la no-
tificación y cobro de beneficios) ........................................................ 94
VI. Enfermedad profesional ........................................................................... 97
1. Aproximación conceptual .................................................................. 97

603
Joel Rosas Alcántara

2. Concepto de neumoconiosis............................................................... 97
3. Aspectos irreversibles de la enfermedad profesional (incapacidad) .. 98
4. Pensión de jubilación por enfermedad profesional (trabajadores mi-
neros) .................................................................................................. 98
5. Nexo causal entre las condiciones de trabajo y la enfermedad profe-
sional .................................................................................................. 101
VII. Derecho de sindicación y la libertad sindical .......................................... 102
1. Aspectos generales ............................................................................ 102
2. Contenido esencial ............................................................................ 103
3. Alcances de la libertad sindical .......................................................... 104
4. Autonomía sindical ............................................................................ 105
5. Vulneración de la libertad sindical (carga de la prueba) .................... 106
6. Facultades de la libertad sindical ....................................................... 107
7. Proscripción de discriminación a trabajadores sindicalizados (bene-
ficios económicos).............................................................................. 108
8. Constitución del sindicato (ámbito orgánico) .................................... 109
VIII. Fuero sindical ............................................................................................ 110
1. Aproximación conceptual .................................................................. 110
2. Protección de dirigentes sindicales .................................................... 111
3. Relevancia para el ejercicio de los derechos laborales ...................... 114
4. Garantía de protección a determinados trabajadores ......................... 114
IX. Derecho a la negociación colectiva........................................................... 115
1. Aproximación conceptual .................................................................. 115
2. Contenido constitucional.................................................................... 116
3. Negociación colectiva (concepto) ...................................................... 116
4. Principios de la negociación colectiva ............................................... 117
5. Configuración de la negociación colectiva en la Administración
Pública (servidores civiles) ................................................................ 121
6. Objeto de la negociación colectiva en la Administración Pública ..... 123
X. Convenio colectivo .................................................................................. 125
1. Aproximación conceptual .................................................................. 125
2. Facultad de autorregulación (regulación de relaciones laborales) ..... 126
3. Promoción de la armonía laboral (instrumento de equilibrio) ........... 126
4. Elementos del convenio colectivo ..................................................... 127
5. Características del convenio colectivo ............................................... 127
6. Tipos de convenio colectivo............................................................... 127
7. Fuerza vinculante ............................................................................... 128
XI. Derecho a la huelga................................................................................... 129
1. Aproximación conceptual y ejercicio ................................................ 129
2. Titularidad del derecho ...................................................................... 132

604
E l D erecho L abor al en la j ur i sp rude nci a de l T ri buna l C onsti tuc i onal

3. Atribuciones ....................................................................................... 132


4. Consideraciones para su convocación................................................ 133
5. Excluidos del ejercicio del derecho a la huelga ................................ 133
6. Facultades del contenido esencial del derecho de huelga .................. 134
7. Límites del derecho de huelga en la Carrera Pública Magisterial...... 134
8. Coalición con derechos constitucionales (huelga de profesores)....... 136

CAPÍTULO IV: Los contratos laborales desde la


interpretación de la jurisprudencia del Tribunal
Constitucional
I. Contrato de trabajo.................................................................................... 137
1. Aproximación conceptual .................................................................. 137
II. Contrato de trabajo (servicio específico) .................................................. 138
1. Naturaleza del contrato de trabajo específico ................................... 138
III. Contrato de servicios no personales (locación de servicios) .................... 139
1. Incumplimiento de sentencia y vulneración de la cosa juzgada (repo-
sición) ................................................................................................. 139
IV. Contratos administrativos de servicios (CAS) .......................................... 143
1. Contenido y alcances ......................................................................... 143
2. Características (régimen especial) ..................................................... 144
3. Importancia (servicios en la Administración Pública) ....................... 144
4. Rasgos relevantes de los contratos de administración de servicios ... 144
5. Características de contrato de trabajo y no de servicios admi-
nistrativos ........................................................................................... 145
6. Contratos civiles como periodo independiente a la suscripción
del CAS .............................................................................................. 146
7. Constitucionalidad de los contratos administrativos de servicios
(sentencia interpretativa) .................................................................... 146

CAPÍTULO V: El despido y sus clases desde la


interpretación de la jurisprudencia del Tribunal
Constitucional
I. Despido arbitrario ..................................................................................... 149
1. Agotamiento de la vía previa (consideraciones de no exigibilidad) .. 149
2. Reposición por despido arbitrario vía proceso de amparo (eficacia
restitutoria) ......................................................................................... 152
3. Evaluación del despido arbitrario sobre dos perspectivas ................. 152
4. Desnaturalización del CAS por restitución vía proceso de amparo
(despido arbitrario) ............................................................................. 153

605
Joel Rosas Alcántara

5. La prórroga del contrato administrativo de servicios CAS (no con-


versión en un contrato de duración indeterminada) ........................... 157
6. Pago indemnizatorio restringe la pretensión de reposición laboral ... 158
7. Conocimiento del procurador público por posible contingencia eco-
nómica (plaza laboral) ........................................................................ 158
8. Improcedencia por pretender el pronunciamiento de medios pro-
batorios y la interpretación de normas laborales (despido por
silencio administrativo) ...................................................................... 159
9. Principio de efectividad para el análisis de otras vías de reparación .... 160
10. Formas de reparación (reposición en casos de tercerización) ............ 160
11. Vulneración del derecho al debido proceso y el derecho a defensa
(reposición) ........................................................................................ 164
12. Relación laboral por tercerización (medios probatorios: correos elec-
trónicos y entrega de celular) ............................................................. 165
13. Desnaturalización del convenio de practicante (prestaciones alimenta-
rias e imprecisión del contrato por incremento de actividades)............. 168
14. Nuevo criterio sobre procedencia de despido arbitrario (Sentencia
Nº 03070-2013-PA) ............................................................................ 171
II. Despido fraudulento .................................................................................. 175
1. Aproximación conceptual .................................................................. 175
2. Inexistencia de despido fraudulento por embriaguez ........................ 176
3. Existencia de despido fraudulento en aplicación del principio
de tipicidad ......................................................................................... 177
4. Sanción irrazonable y desproporcionada (criterios de razonabilidad
para el despido laboral) ...................................................................... 178
5. Despido desproporcionado por embriaguez de empleado ................. 180
III. Despido nulo ............................................................................................. 181
1. Aproximación conceptual .................................................................. 181
2. Despido nulo por razón de discriminación por discapacidad ............ 182

CAPÍTULO VI: Precedentes vinculantes emitidos por el


Tribunal Constitucional en materia laboral y previsional
(Sistematización - Resumen) ............................................................................. 185

Anexos ............................................................................................................... 291

Bibliografía ........................................................................................................ 595


Bibliografía especializada (textos) ..................................................................... 597
Bibliografía jurisprudencial ............................................................................... 598

Índice general ..................................................................................................... 601

606

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