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ACTIVIDAD GUIADA 5: Reflexión sobre los programas de prevención de la Violencia

de Género en los centros educativos:

La violencia de género es un fenómeno histórico-cultural que ha atravesado la historia


de la humanidad y cuya complejidad requiere de comprensiones amplias y abordajes
oportunos para su erradicación y prevención. Es por ello que considero que todas las
condiciones expuestas son fundamentales para reforzar los programas de prevención de
violencia de género en centros educativos, sin embargo he elegido aquellas condiciones que
proponen soluciones y alternativas a la violencia a las conductas que la sustentan, además
considero que son las medidas que actúan de manera más profunda en el alumnado. Resulta
esencial recordar que el currículo formal tiene un impacto generacional así como “posibilita
la sostenibilidad legal, política y económica” (Moreno, 2014, p.15) de los proyectos, razón
por la cual tener condiciones claras en el currículo coeducativo para la prevención de la VBG
es esencial para este fin.
En primer lugar considero que optar por la medida de Desarrollar alternativas a las
formas de violencia que se pretende prevenir es oportuno, ya que esta es una acción
transversal para prevenir y también para resolver los casos de violencia de género. Propiciar
una educación en habilidades de comunicación asertiva y efectiva, en resolución no violenta
de conflictos y la inclusión es una forma directa de trabajar en las bases que cimentan la
VBG: la exclusión, la sumisión, la desigualdad, la invisibilización y silencio de las
mujeres.En este sentido, brindar una educación enfocada en estos valores enseña desde la
educación formal que existen escenarios alternativos a la violencia y la desigualdad, brinda
marcos de referencia para propiciar nuevos principios, expectativas y formas de construir
vínculos.
Teniendo esto en cuenta, se puede concebir que construir culturas de paz
(Peligero,2010) en el aula promueve una gestión sana e inclusiva del clima escolar y la
convivencia en los centros educativos para optar por formas de resolución de conflictos que
propicien el diálogo, la negociación y la mediación. Un cambio que requiere además de la
adquisición de herramientas y habilidades sociales como empatía, comunicación asertiva y
efectiva, escucha y construcción de vínculos sanos dentro de la comunidad educativa.
Además, se entiende que esta forma de educar fortalece el empoderamiento y autonomía de
las mujeres para lograr la igualdad, así como, en conjunto con otras condiciones de la
coeducación, permite criticar y desestabilizar estereotipos de género y patrones de
comportamiento que legitiman la VBG (Moreno, 2014).
En segundo lugar, es esencial también que una de las condiciones sea enseñar a
construir la igualdad entre mujeres y hombres desde la práctica. Considero que este
principio para la educación es de gran relevancia ya que desde este se proporcionan
experiencias cotidianas de colaboración entre estudiantes, lo cual logra que haya una vivencia
real de igualdad de género. De este modo a través de este principio se logra trascender la
conceptualización y la comprensión de la igualdad de género a empezar a construir las bases
para su cumplimiento real desde el reconocimiento del otro y de la otra como un ser humano
con cualidades y capacidades fundamentales para la convivencia y para lograr objetivos
comunes.
Asimismo, esta condición podría verse reflejada en acciones concretas tales como la
igualdad de representación y participación en materias curriculares como ciencias,
humanidades TIC, artes, en actividades físicas, deportivas y recreativas; así como en
extracurriculares y complementarias (Pérez, Delgado & Pinazo, 2013). Además, dicha
igualdad debe evidenciarse también en las relaciones entre otras personas de la planta
educativa, de modo que se presenten relaciones de igualdad entre el profesorado, directivas y
personal administrativo.
Si existe esta condición, se formaría a los estudiantes para que la normalidad sea la
igualdad y la excepción sea la desigualdad de género, de modo tal que se rechazaría ésta y se
buscarían soluciones para que no se repita. Siendo esto mucho más eficaz y coherente que
brindar únicamente teoría sobre la importancia de la igualdad y los perjuicios de la VBG
Finalmente, como tercera condición elijo favorecer la superación de los diversos
componentes del sexismo y el acoso. Al igual que las anteriores condiciones que elegí,
considero que ésta se enfoca en la raíz de la VBG y a su vez plantea alternativas para esta. Al
ser la escuela un ente socializador de gran relevancia en el desarrollo cognitivo, físico, socio-
moral, de personalidad y afectivo de las personas, y al estar arraigado al sexismo por sus
propio desarrollo histórico, puede ser un agente que propicie la discriminación y la violencia
desde las aulas. Esta discriminación se puede presentar por comportamientos como: el
androcentrismo, la minimización de las mujeres, la negación de las emociones en los
hombres, la exclusión de actividades por razón de sexo-género, la valoración diferenciada
entre hombres y mujeres, la normalización de la violencia y lo inaducado, la hostilidad abiera
y encubierta sobre el cuerpo de las mujeres y la restricción de espacios (González, 2005).
De acuerdo con lo anterior, se entiende entonces que para superar el sexismo y el
acoso en la escuela, es fundamental estimular cambios cognitivos, emocionales y
comportamentales en el estudiantado, el profesorado, las directivas, el personal
administrativo y el currículum formal. Algunos de estos cambios pueden darse en la relación
y significación construida en torno al cuerpo de las mujeres, de modo que no se vea éstos
como cuerpos a ser controlados, sometidos, cuestionados y usados para el beneficio y placer
masculino; así como se vería reflejado en la apertura a nuevas formas de vivir la afectividad y
la emocionalidad tanto en mujeres como en hombres, e incluso en personas no binarias.
Además, resulta fundamental que se promueva un pensamiento crítico para que haya un
activo cuestionamiento del origen del sexismo y el acoso, de los estereotipos de género y la
división sexual del trabajo. En este sentido, se ve cómo la eliminación del sexismo y el acoso
requiere de una transformación integral del proceso formativo, ya que transgrede todo nivel
de desarrollo de las personas e incluso sus relaciones, razón por la cual es fundamental que
haya una adecuada preparación y formación del profesorado para propiciar estos cambios,
validarlos y brindar apoyo en el proceso, pues aún seguimos en una sociedad altamente
sexista y misógina en la cual se cuestiona toda acción que transgreda la norma patriarcal y
heteronormal.

Referencias:
González Suárez, M. (2005). Del sexismo a la igualdad de oportunidades en la educación.
Género, valores y sociedad: una propuesta desde Iberoamérica. Barcelona: Ediciones
OCTAEDRO, SL.
Moreno, C. (2014). La prevención de la violencia contra las mujeres y las niñas el contexto
educativo. Panamá: UNICEF.
Peligero Molina, A. (2010). La prevención de la violencia desde el sistema educativo.
Pérez, R. G., Delgado, C. Q., & Pinazo, M. J. E. (2013). La organización escolar coeducativa.
Indicadores de género y colaboración de los centros en planes de igualdad.
Profesorado. Revista de Currículum y Formación de Profesorado, 17(1), 141-160.

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