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Centro Universitario

Hidalguense
Licenciatura en Psicología

TEORÍAS DE LA PERSONALIDAD 2

ENSAYO SOBRE EL LIBRO

EL HOMBRE EN BUSCA DEL SENTIDO

Perla Zoraida Cortés Valencia

Grupo 16

Profesora Bárbara Loreto Guzmán

6 de abril de 2018
Éste no es un ensayo fácil de escribir, me ha dejado pensando mucho en

las veces que me he visto de frente con mi “existencia desnuda”, en el propio

sentido de mi vida, pero no quiero adelantarme, creo que antes de empezar a hablar

de lo que en mi ha tocado la lectura, es necesario explicar de manera breve de lo que

trata éste libro.

El autor comienza aclarando que ésta no será una lectura en forma de relato

acerca de los hechos ocurridos en los campos de concentración, más bien, su estudio

busca encontrar la forma en que la mente de los prisioneros se ve afectada cuando por

fin son liberados, trata de explicar de manera objetiva, cómo era la vida en el campo de

concentración, las atrocidades cometidas, la lucha por seguir vivo, el miedo constante

por la amenaza de ser exterminado y la pérdida de la propia condición humana.

Viktor Frankl define tres fases en las reacciones mentales de los prisioneros; la

fase que sigue a su internamiento, la vida en el campo de concentración y la fase

después de su liberación.

Primera fase.

El relato comienza con la descripción de la situación que viven los prisioneros al

ser transportados en tren al campo de concentración. Narra un momento impactante

desde el inicio, formados en filas, un hombre de las SS frente a ellos decide cuál es su

destino con un simple gesto de la mano, trabajos forzados o la cámara de gas. Frankl es

llevado a trabajos forzados no sin antes haber pasado por una “desinfección” que más

bien era un baño, además es despojado de todas sus joyas y de toda su ropa, es aquí

donde Frankl explica lo que se siente percibir su existencia desnuda. Los prisioneros

van perdiendo poco a poco la fuerza y la ilusión aunque intentan bromear, algunos
incluso toman la decisión de lanzarse contra la reja electrificada que era la forma más

común de suicidio, la incertidumbre de lo que pasará en el futuro lleva a muchos a la

desesperación y finalmente a la muerte.

Segunda fase.

Es la fase donde la vida cotidiana en el campo de concentración provoca que los

prisioneros entren en una “muerte emocional”. El interno siente la tortura de añorar a

su familia, su hogar y sus seres queridos, además de los horrores que los rodean, las

injusticias, lo irracional de los castigos y las muertes constantes de sus compañeros,

ésto provoca una coraza de insensibilidad. Explica Frankl que los internos reciben una

porción de sopa aguada y un pedazo de pan con algún extra como única comida,

debido a las condiciones tan extremas de agotamiento y la desnutrición, los cuerpos se

convierten en cadáveres ambulantes y pierden el apetito sexual.

En el campo de concentración todos los internos sufren de una “hibernación

cultural” ya que no pueden hablar de otra cosa que no sea política y religión. Plantea en

ésta parte que cuando todo se ha perdido, el amor es la meta más alta del hombre, su

salvación se encuentra en el amor. Frankl comprende entonces la felicidad que puede

encerrar el ver a un ser querido y se aferra a la imagen de su amada, eso lo impulsa a

seguir vivo. También la intensificación de la vida interior ayuda a los internos a

encontrar alivio o refugio del vació, la desolación, la tristeza y la pobreza espiritual de

su existencia dentro del campo de concentración, la vida interior les devuelve de algún

modo su existencia anterior.


La falta de sueño, cafeína y nicotina junto con la debilidad física hace que los

prisioneros se vuelvan irritables. El arte se convierte en un punto importante dentro del

campo, porque se aprecia más cuando se contrasta con lo que los prisioneros viven.

Frankl cuenta su experiencia de la última voluntad de que se comuniquen con su

esposa y relata cómo es que viajó con un grupo de enfermos a un campo de reposo.

Señala, además, que el miedo a tomar decisiones es algo muy común en los internos

por la postura determinista que han tomado, tanto así que cuando ya tienen el frente

de batalla acosando el campo de concentración, Frankl desiste de fugarse al

compadecer a los enfermos que ruegan por su presencia. Por fin llega el último día en

el campo, las autoridades ordenan su evacuación, la idea de incendiar el campo ronda

su mente. Cuando estaba a punto de fugarse, llega la Cruz Roja y Frankl queda bajo su

protección.

En la última parte del capítulo habla de como los guardias se volvieron sádicos,

aunque explica que algunos de hecho son personas compasivas, le llama la atención la

polaridad en éstos dos aspectos y llega a la conclusión de que en realidad el ser

humano es lo que decide ser.

Tercera fase.

En el momento en que los prisioneros son liberados, ocurre un estado que

Frankl llama “despersonalización” ya que la libertad les parece algo irreal. Después de

tanta añoranza de ser libres y sufrir muchas desilusiones, los internos temen que ésta

sea otra simple ilusión, que no sea real. Los prisioneros ya habían perdido la capacidad

de ser felices y además muchos de ellos sienten la gran necesidad de hablar y algunos

más abusan de su nueva libertad.


Hasta aquí he hablado solamente del contenido del libro, ahora, me parece el

momento propicio para hablar un poco de lo que la lectura provocó en mi, no quisiera

convertir éste ensayo en un texto lleno de confesiones personales, un “paño de

lágrimas”, simplemente diré que he pasado por mucho a lo largo de mi vida, situaciones

personales, familiares, de pareja, con mis padres, etc. situaciones que me han dejado

expuesta, contemplando mi existencia desnuda en muchas ocasiones, observando mi

devenir en la vida como si fuera otra persona, viendo las cosas que me pasan desde

fuera de mi misma (despersonalizada), es en esos momentos, cuando la idea de seguir

viviendo me parece un interminable sinsentido que, como algunos de los prisioneros de

los campos de concentración, me doy el lujo de pensar que, tal vez, el peso de mi

propia existencia ya es demasiado, pienso que el precio de seguir viva excede la

recompensa, pienso que tal vez el cese a todo ésto está a mi alcance.

Sin más detalles, actualmente mi hijo se convierte en ese para qué de mi

existencia, le da un sentido a mi vida, me ha obligado a enfrentar todos los cómo, he

superado las cosas de maneras que ni siquiera me imaginaba y de todas he salido

adelante, de un modo o de otro mi hijo me mueve a levantarme siempre, en todo está

conmigo, a cada paso tengo un para qué. Muchas de las experiencias amargas y

desagradables que viví ahora son las que pierden el sentido, aprendo que no es tan

complicado como a veces lo pensé, observo la vida desde mi misma y entiendo que los

problemas no eran lo que yo creía. Ahora con una existencia más “tranquila”, con un

constante darme cuenta de mi valor y mi fuerza, vivo una reafirmación incesante de

que, efectivamente, el amor es la meta más alta, el fin último del ser humano, en mi

caso el reconocerme, verme y entenderme desde mi amor de madre, ahora tengo una

existencia con sentido claro. Eso deja en mi ésta lectura.

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