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Nombre: Maria Catalina Moreno Perilla Facultad: Ingenieria industrial

Código: 2347445

EL HOMBRE EN BUSCA DE SENTIDO

Resumen:
La segunda guerra mundial marcó un fin y un comienzo para la vida de muchas personas,
como lo fue para Viktor Frank un reconocido psiquiatra que estaba en pleno auge de su
carrera cuando esta situación lo llevó a tomar decisiones en la vida dónde se encontraba entre
la espada y la pared, ¿Perseguir sus sueños o vivir junto a sus padres en Alemania donde se
desarrolla intensamente la guerra, tenía todas las posibilidades de ser capturado y encerrado
en un campo de concentración? Victor Frankl narra cómo el entorno de una persona dispersa
su perspectiva de la vida y del sentido de ella, pero es la mente y cómo se enfrenta el hombre
a las dificultades lo que realmente define si vivir tiene un sentido.

El libro se divide en 3 partes donde Viktor Frankl en cada una tiene una perspectiva diferente
de la situación en la que se encuentra, la primera es el internamiento en el campo, la segunda
es la vida en el campo y la tercera se denomina después de la liberación, ¿Cómo pudo él -que
todo lo había perdido, que había visto que se destruía todo lo que valía la pena, que padeció
hambre, frío, una inmensidad de maltrato y esclavización, que tantas veces estuvo a punto del
exterminio-, cómo pudo aceptar que esa vida fuera digna de ser vivida?.

Viktor Frankl es capturado y llevado a un campo de concentración luego de decidir quedarse


en su ciudad natal junto a sus padres, en Auschwitz reflexiona sobre cómo a pesar de los
tratos que recibían había mucha gente que se limitaba a sobrevivir mientras otra simplemente
optaba por suicidarse, no solo se enfrentaban al maltrato físico provocado por los intensos
trabajos forzados, si no el maltrato psicológico que les provocaba no saber el paradero de sus
familias y lo que iba a pasar con su futuro, la ilusión de cumplir sus sueños ya no existía. De
modo que (Frankl, 2004) señala que “ Se desvanecen, una tras otra las vanas ilusiones que
algunos todavía concebían. De repente, y de improvisto, muchos de nosotros nos sentimos
embargados por un humor macabro, ese humor lo provocó la segura conciencia de haberlo
perdido todo, de no poseer nada salvo nuestra existencia desnuda” (p.42).
Mientras pasaban los días en el campo de concentración Viktor Frankl se preguntaba si un día
podría volver a vivir su vida como antes, lo que le llevó a cuestionarse si la decisión de
quedarse con sus padres fue la correcta, un mes antes de que estallará la guerra él había
recibido una propuesta donde le daban la oportunidad de ir a terminar los estudios al otro lado
del mundo, pero la beca solo le daba la visa a él y a su esposa, por ende tendría que irse solo
y esperar meses a que sus padres pudieran ir, pero no había tiempo para esperar, él estaba
plenamente consciente de que si se iba jamás volvería a ver a sus padres, por eso su decisión
fue vivir los últimos días de paz de la mano de sus progenitores, cuando la guerra llegó a su
hogar se dio cuenta de que esa había sido la decisión correcta y concluyó que no hubiera
podido ser feliz en otro lado sabiendo que sus padres se quedaban ahí.

Las creencias humanas cobraban sentido en esas cuatro paredes, un día mientras los
prisioneros hacían los ejercicios rutinarios supervisados por un comandante, un compañero le
dijo a ViKtor Frankl “Si mi esposa me viera en este momento”, él pensó que el amor es un
sentimiento que motiva al hombre a seguir luchando por cambiar las circunstancias en las que
se encuentra y perdura a través del tiempo, entonces reflexiono sobre por qué tantos filósofos
hablan de éste tema como el centro de todo y concluyó que (Frankl, 2004) “la salvación del
hombre sólo es posible en el amor y a través del amor, Intuí como un hombre, despojado de
todo, puede saborear la felicidad aunque solo sea un suspiro de felicidad- si contempla el
rostro de su ser querido” (p.65). Viktor Frankl pensó en el rostro de su esposa e infirió que
(Frankl, 2004)“el amor trasciende la persona física del ser amado y encuentra su sentido
más profundo en el ser espiritual del otro en su yo íntimo” (p.66), ese fue el un motivo por el
cual ese día deseo poder seguir vivo.

Todos los prisioneros estaban en el mismo rango, muchos pasaron por un estado de
inferioridad, porque seguramente hace años eran respetados por ser alguien en la sociedad, un
médico, un gerente, entre otros, y ahora se les trataba como si fueran basura, como si su
existencia no tuviera valor. Un día fueron llevados a otro lugar lo que les permitió en el
camino poder ver la naturaleza después de tantos días de encierro y por primera vez en su
vida Viktor Frankl sitió que verdaderamente está admirando y añorando su entorno, cosas que
siempre estuvieron ahí pero nunca había anhelado tanto detenerse a detallarlas y estar
agradecido por tener la oportunidad de admirarlas.
Los prisioneros sufrían de una tensión psíquica por decirlo de alguno manera, una noche
mientras descansaban en los cuartos Viktor Frankl pensó que de pronto ese era un sueño y
que despertaría junto a su esposa, en ese momento, (Frankl, 2004) Menciona que:“Jamás
olvidaré aquella noche en que me desperté con los fuertes gemidos de un compañero amigo
que se agitaba en sueños bajo el efecto de alguna horrible pesadilla. Yo siempre me he
sentido especialmente conmovido ante las personas que sufren delirios o pesadillas
angustiosas. Decidí despertar al pobre hombre, pero en el último instante me detuve, retire
rápidamente mi mano asustado por lo que iba a hacer. Comprendí con rapidez, de forma
descarnada, que ningún sueño, por muy horrible que fuese, podría ser peor que nuestra actual
realidad, una realidad a la que estuve a punto de cometer la crueldad de devolverlo” (p.57)

Viktor Frank se preguntaba si tenía algún sentido vivir ese sufrimiento y morir de esa manera,
si todo dependía de la suerte el prefería estar muerto, no le encontraba una razón para
soportar lo que estaba pasando, veía a unos prisioneros que sin importar las circunstancias
mantenía su valor y dignidad, por el contrario otros perdían estas dos últimas cualidades y se
comportaban peor que animales definiendo esta situación como “la psicología de un
internado” lo que lo llevó a pensar que (Frankl, 2004)“ lo que de verdad necesitamos es un
cambio radical en nuestra actitud frente a la vida. Debemos aprender por nosotros mismos, y
también enseñar a los hombres desesperados que en realidad no importa que no esperemos
nada de la vida, sino que la vida espere algo de nosotros. Dejemos de interrogarnos el sentido
de la vida y, en cambio, pensemos en lo que la existencia nos reclama continua e
incesantemente.”(p.101). Victor Frankl explica que hay que hacerle frente a nuestras
circunstancias, asumir nuestras responsabilidades, argumentando que si se tiene algún
sufrimiento hay que aceptarlo como una importante tarea.

Con el paso del tiempo y contrario al ambiente inicial que se vivía en el campo de
concentración, los prisioneros buscaban la soledad añorando la intimidad para poder
contemplar la más mínima cosa o simplemente para pensar en los recuerdos, la soledad se
volvió la mejor amiga y el último recurso para encontrar algo de paz que aunque efímera era
un poco tranquilizadora.

Algunos prisioneros se dejaban llevar por la incertidumbre de desconocer su futuro o más


bien de no poder tomar el control de su vida, esperaban morir en una cámara de gas o
contagiarse de algún tipo de enfermedad, lo que los llevaba a cometer actos egoístas o
descabellados, por ello (Frankl, 2004) asegura que “¿Quién se atreve a arrojar la primera
contra aquel que favorece a sus amigos en unas circunstancias en que, tarde o temprano, la
cuestión a ventilar era la vida o la muerte? Nadie debería juzgar, nadie, a no ser que con
absoluta sinceridad pudiera asegurar que, en una situación similar, actuaría de manera
diferente”(p.74).

En el segundo invierno de la segunda guerra mundial los prisioneros sobrevivientes tenían


una gran esperanza por salir vivos del campo de concentración, el autor menciona que
frecuentemente él se olvidaba de la situación en la que se encontraba para consolar a sus
compañeros y ellos le respondían con un gracias y lágrimas en los ojos, esto fue por un
tiempo un motivo para seguir vivo, dar esperanza a esas personas abatidas y recordarles las
razones por las cuales deberían añorar un mejor futuro y seguir viviendo. Las cosas normales
en la vida cotidiana que tenían los prisioneros antes del campo de concentración, producían
una especie de felicidad negativa al poder vivir para realizarlas, representaban como una
alegría relativa.

Ante los prisioneros estaba un sufrimiento a enfrentar que debían soportar para sobrevivir
enfrentándose cara a cara con él, muchos intentaban reducir al máximo o más bien evitar los
momentos de desfallecimiento o momentos en los que las lágrimas ya no se podían contener
más pero (Frankl, 2004) dice que “No había que avergonzarse de las lágrimas, pues ellas
testimonian la valentía del hombre, el valor de encararse con el sufrir” (p.103)

Se identificó la vida en el campo de concentración como un transe que desgarraba el alma,


trazando una línea entre el bien y el mal, en el transcurso del trazo, éste pasaba por los
sentimientos y no hacía más que desaparecerlos, en el campo de concentración estaba
prohibido ayudar a alguien que se intentaba suicidar, la vida perdía su valía y en ello se
llevaba todas las esperanzas de un día perduraban en el corazón de esas personas.

Los prisioneros fueron liberados el 27 de abril de 1945, Victor Frankl narra cómo después de
un tiempo todavía le parecía irreal ser libre, incluso sentía que estaba en un sueño del que no
quería despertar jamás, pero también evidenciaba que había perdido la capacidad de alegrarse
y sentía que era algo que se debía aprender con el tiempo, ya que, después de tanto tiempo
donde los recuerdos era lo único que les quedaba en su vida el sentimiento de alegría se hacía
extraño en sus corazones, era como volver a aprender a caminar.
El olvido de la vida se reflejaba en la falta de apreció de la naturaleza, en el olvido de la
alegría, después de la liberación existía la vaga ilusión de volver a casa y que las cosas fueran
como antes, a pesar de haber sobrevivido quedaba el sabor amargo de los seres queridos que
fallecieron en una cámara de gas y pensar en la incertidumbre que surgía al imaginar cómo
sus cuerpos tenían que soportar los últimos minutos de vida ahí adentro. (Frankl, 2004)“
Después de soportar aquellos increíbles sufrimientos, uno ya no tenía nada que temer, salvo a
su Dios” (p.116).

Descubrir el sentido de la vida para Viktor Frankl fue luego de enfrentarse al sufrimiento en
conjunto, perder la libertad, la familia, que sus sueños no se pudieran cumplir, por ello
(Frankl, 2004) menciona que “La historia nos brindó la oportunidad de conocer al hombre
quizá mejor que ninguna otra generación. ¿Quién es, en realidad, el hombre? Es el ser que
siempre decide lo que es. Es el ser que inventó las cámaras de gas, pero también es el ser que
entró en ellas con paso firme y musitando una oración” (p.110).

El sentido del sufrimiento puede variar según las circunstancias, pero cuando el sufrimiento
pierde sentido y toda la razón que se tiene para vivir desaparece en un abrir y cerrar de ojos
solo quedan dos cosas por hacer, dejar de luchar o ser valientes y enfrentar el sufrimiento.
Hay que tomar las tiendas de la vida y dejar de cuestionarse sobre el por qué del sufrimiento
y hacerle aceptar las circunstancias con valor para buscar un mejor futuro.

Bibliografía:
Frankl, V.(2004). El hombre en busca de sentido. Herder Editorial, S.L., Barcelona.

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