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Música clásica y la segunda guerra mundial

Periodo entre guerras


Al estallar la primera guerra mundial (1914), la mayoría de europeos y estadounidenses
disfrutaban de un periodo prospero, lleno de progresos gracias a la modernidad. Cuando la
guerra terminó (1918) tras los millones de muertos que generó la guerra, la crisis
económica en la que quedó Europa y la pandemia de la gripe española, la vida moderna no
parecía tan bondadosa, es en este momento es donde la música y otras formas de
entretenimiento dieron una vía de escape a este contexto, esto generó nuevas corrientes
tanto populares, como el jazz, y académicas como los manifiestos neoclásicos que
reavivaron el interés por las músicas del siglo XVIII.
La guerra generó la independencia de nuevas naciones como Finlandia o Polonia y puso fin
a las ultimas monarquías en Europa, en Rusia, los Bolcheviques se tomaron el poder e
instauraron su dictadura junto a la Unión Soviética y en Europa las democracias cedieron a
gobiernos totalitarios como los de Mussolini, Franco o Hitler. Siendo este ultimo mas
importante ya que tras su invasión a Polonia se dio inicio a la segunda guerra mundial.

La música clásica como arma ideológica


En diferentes partes del mundo, paralelamente se estaban implementando programas
musicales con el objetico de llevar la música académica a todo tipo en población, podemos
ver ejemplos de estos como la “Junta Nacional de Música de la republica” programa que
busca traer las vanguardias musicales a España y al mismo tiempo generar un sostén
ideológico a la nación, también podemos ver el “Proyecto Federal Musical” creado bajo el
“new deal” generado para reactivar la economía tras el Crack del 29 en estados unidos,
programa que favoreció la creación de conservatorios y orquestas a lo largo de toda la
nación, y que en su época dorada llego a simpatizar con las ideas socialistas del momentos,
cosa que se vio reflejado en los compositores de la época, como en “Hear Ye! Hear Ye!” de
Aaron Copland, o con óperas de carácter revolucionario como “The Cradle Will Rock” de
Marc Blitzstein, donde se incitaba a la insurrección de los obreros.
Durante la guerra, a través de la radio se vio la relevancia que tenía la música como
instrumento para influenciar millones de personas, como podemos ver las estrategias de la
Alemania Nazi con compositores alemanes como Wagner o Beethoven los cuales utilizaban
para dispersar su discurso nacionalista, y la BBC británica la cual llevo una fuerte
programación de música clásica en homenaje a los soldados en el frente.
Dictaduras musicalmente conservadoras

Los regímenes totalitarios al querer preservar la identidad pura como nación, despreciaron
las nuevas vanguardias, y revivieron el gusto por sus compositores mas tradicionales, en
España, tras la instauración del régimen Franquista se generó el “instituto español de
musicología”, institución que buscaba acabar con las músicas “inmorales” tales como el
jazz, y por el contrario fomentaba la música hispana con compositores como Falla o
Albéniz, En la Alemania Nazi, el discurso no era muy diferente, sumando le ideario nazi y
la excepcionalidad de la música alemana, donde se buscaba reducir la música “corrupta” de
orígenes diferentes al germánico de compositores como Mendelssohn que eran origen
judío. También se consideraba “arte degenerado” todo lo relacionado a las vanguardias
como dodecafonismo, y compositores como Stravinski y Schönberg fueron despreciados,
en los teatros alemanes. Únicamente se siguieron permitiendo las obras de compositores
que no se habían enfrentado a los nazis y habían continuado componiendo obras grandiosas
de exaltación patriótica al estilo de Carmina Burana de Carl Orff.

La música en la Unión soviética

La unión soviética al contrario de los otros regímenes totalitarios si impuso pautas


musicales a sus compositores. En un principio, impulsando las músicas experimentales en
un intento de alejarse de la tradición clásica y burguesa que tenía el anterior régimen
Zarista, a partir del régimen de Stalin, se volvió a la música clásica para centrarse en la
clase trabajadora y estar a la orden de la revolución, de ahí los encargos a compositores
como Shostakovich y Prokofiev los que dedicaron sinfonías a la revolución y a la
propaganda. Tras la entrada de la URSS a la segunda guerra mundial, esta doctrina musical
aumentó, exigiendo más melodías que incitaran al nacionalismo y que alentaran a hacer
frente al enemigo, como en el asedio de Leningrado, donde se retransmitió la 7 sinfonía de
Shostakovich a través de toda la ciudad para que sus melodías animaran a las tropas
soviéticas que combatían los alemanes.

La “desnazificación”

Tras la victoria de los aliados, comenzó un proceso de desnazificación, “liberar la mente


alemana” como lo llamaban los estadunidenses, en este proceso, el aspecto musical fue de
gran relevancia ya que el régimen, utilizó la música de gusto para difundir sus ideales, en
este proceso de vio la llegada de las músicas norteamericanas a Alemania, con
compositores como Aron Copland o Jhon cage y se recuperaron muchos compositores
degenerados por los Nazis como Stravinsky y Schoenberg.
También se dio la reconstrucción de conservatorios y teatros destruidos por los
bombardeos para de esta manera, a través del arte, construir la nueva sociedad alemán,
estos cambios dieron origen a Escuela de verano de Darmstadt la que más tarde se
convertiría se convertiría en el epicentro de las nuevas músicas dando camino a una nueva
generación de autores.

Referencias.
“El eterno tabú alemán”, Astrid Portero en El Orden Mundial, 2018
 “El ruido eterno. Escuchar al Siglo XX a través de su música, Alex Ross en Seix Barral,
2009
“Historia de la música occidental” Donald Jay Grou 1986
“La batalla por la música clásica en la Segunda Guerra Mundial” Alicia Garcia 2019

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