Está en la página 1de 24

••^!

,935-

M««i€«crÁriÁ
• PUBLICACIÓN M E N S U A L D E L
I N S T I T U T O - E S C U E L A D E MÚSICA

AÑO III - ' MONÓVAR, MARZO, 1935 = = = = = = NÚM. 23

Música y Folklore
Todos aquellos que otean las variadísimas facetas del moví'
miento artístico internacional, teniendo el espíritu puesto en Espa'
ña y sintiendo el afán de ver ensalzados sus auténticos valores an-
te el mundo filarmónico, experimentarán sin duda una profunda
pena cada vez que tropiecen con omisiones tan inmerecidas como
inexplicables. Y tanto mayor será esa pena cuanto mayor sean el
relieve y crédito de la personalidad u organismo que incurre en tal
género de omisiones.
¿Por qué nos expresamos así? Por los comentarios que nos
ha sugerido la lectura de dos libros editados en París, como «-Dos-
siers de la Coopération Intellectuelle», por el Instituto Internacional
de Cooperación Intelectual, adscrito a la Sociedad de Naciones.
Ambos quedaron impresos en 1934: en el mes de marzo, el que se
titula «Art populaire et Loisirs ouvriers»; en el mes de diciembre,
el que lleva el epígrafe «Musique cí Chanson popuiaires». El prime-
ro recoge la resultante de una encuesta emprendida a petición de
la Oficina Internacional del Trabajo, de Ginebra. Sus páginas di-
vulgan amplias informaciones sobre Alemania, Austria, Bélgica, Ca-
nadá, Dinamarca, Estados Unidos, Finlandia, Francia, Gran Bretaña,
Hungría, Islandia, Italia, Letanía, Méjico, Polonia, Rumania, Suecia,
Suiza, Checoslovaquia y Yugoeslavia; pero de España no se dice na-
da en absoluto. El segundo, acogiendo informes suministrados por
las organizaciones competentes de los diversos países—como dice el
prologuista, M. Laszlo Lajtha,-detalla las actividades folklóricas de
Alemania, Bélgica, Estonia, Finlandia, Francia, Gran Bretaña, Islas
holandesas, Islandia, Italia, Letonia, Luxemburgo, Méjico, Noruega,
Holanda, Polonia, Rumania, Suecia y Checoslovaquia; pero España
no tiene mejor fortuna, en realidad, puesto que sólo hay una referen-
cia fugaz. Hallamos esta referencia en elprólogo, cuyos dos primeros
exponen que durante la sesión plenaria celebrada en el Primer Con-

49
M 11 S

greso Internacional de Artes populares (Praga, 1928), se adoptaron re-


soluciones y deseos presentados por la princesa Cantacuzne y los Sres.
Bartok, Focillon, Lajtha, Pernot, Subirá y Stransky.
Vistas así las cosas, sin más elementos de juicio que los suminis-
trados por los hechos, deducimos que la culpa de que España se halla
ausente allí, no es imputable a los de fuera, sino a los de casa, es decir
a quienes, debiendo mantener el prestigio nacional por imperio de la
Ley y por imperativo de la conciencia a un tiempo, han impedido que
nuestro país quedara bien en ese concierto de actividades folklóricas.
Y eso, después de haber quedado en excelente lugar, merced al desin-
teresado patriotismo de don José Subirá, cuando este musicólogo asis-
tió, como Delegado oficial, al mencionado Congreso de Praga, y dos
años después por su cuenta, al segundo Congreso, celebrado en Ambe-
res. Aquella intervención de este compatriota nuestro halla su expre-
sión inequívoca en la monumental obra «Art Populaire», editada por el
mismo Instituto de Cooperación Intelectual en 1931.
Desde entonces las cosas y las personas tomaron aquí otros rum-
bos. La política musical tuvo una actividad sin precedentes. Se creó un
organismo superior con plena autonomía, asignándosele, entre otras
funciones, el cultivo del folklore y la propaganda de nuestro Arte mu-
sical en el extranjero. Se crearon dos cátedras de Folklore (una supe-
rior y otra elemental) en el Conservatorio de Música de Madrid. Se hi-
cieron vaticinios panglósicos sobre los frutos nacionales e internacio-
nales que daría el nuevo organismo. Y el resultado folklórico salta a la
vista. En lo Internacional, es prueba patente el contenido de los dos vo-
lúmenes publicados en 1934 por el Instituto Internacional de Coopera-
ción Intelectual sobre materias que, según se deduce viendo esos libros
recientes, no han tenido en España el menor eco. Y en lo nacional, bas-
ta invocar un testimonio tan poco sospechoso como el de don Adolfo
Salazar, Secretario que fué del aludido organismo superior, pues, por
los días en que esta corporación pasaba virtualmente a mejor vida,
aquel crítico escribió en «El Sol» un artículo sobre folklorismo musical,
donde se declara que en nuestro país, «salvo lo hecho en Cataluña, todo
lo demás es anárquico». ¡Dolorosa confesión de un hombre justo que,
con tal afirmación, reconocía los yerros de aquella política musical tan
ensalzada anteriormente por su pluma, en horas de optimismo exul-
tante!
Anotemos sin más comentarios — y eso que la lectura de ambos
«Dossiers» los inspira, y muy acerbos — un fenómeno bien lamentable,
del que se deduce que nuestro país, desde unos años a esta parte, por
lo que se refiere a la música, no aumenta su prestigio entre los de den-
tro ni logra mantener el que se había granjeado ante los de fuera.

50
M

UN RECUERDO OPORTUNO...

Mú sica y Cuitu ra
Con referencia al editorial que bajo quinta, la cual declara textualmente lo
este título insertamos en nuestro número que sigue: «Todas las Cátedras de nueva
de febrero, nos comunica un lector que el creación se proveerán necesariamente por
sano criterio sostenido por MUSICOGRAFI'A oposición libre, sin que para ello pueda
coincide con el de la Asamblea de Con- emplearse ni el procedimiento extraordi-
servatorios celebrada en Madrid durante nario de celebridades ni el excepcional de
los días 27 a 29 de Julio de 1933. Había- nuestras disciplinas». A esto añadiremos
se convocado dicha Asamblea, a solicitud que tan acertado punto de vista—necesa-
de los Conservatorios nacionales, para co- rio ante el temor de abusos irremediables
nocer el plan de reorganización de la en- y onerosos en grado sumo de los que no
señanza musical en España ya redactado a faltan precedentes por desgracia—es idén-
la sazón por la Junta Nacional de la Mú- tico al sustentado nace medio siglo por
sica y Teatros Líricos, según puede verse persona tan competente y esclarecida co-
en la Orden ministerial de 10 de Julio mo don Hilarión Eslava, quien escribió
(Gaceta del 11), ampliada por otra Orden este párrafo en una carta dirigida a Bar-
del 17 (Gaceta del 18). La cláusula cuarta bieri el 29 de marzo de 1875—es decir
de la primera de dichas Ordenes ministe- hace sesenta años justos—: «En el Conser-
riales dispuso que las conclusiones de di- vatorio, en el Consejo de Instrucción pú-
cha Asamblea se elevasen al Ministerio de blica y en todas partes, he sostenido siem-
Instrucción pública, quien daría cuenta de pre mi opinión en pro de la oposición
las mismas a la Junta Nacional de la Mú- pública para la provisión de plazas de
sica y Teatros Líricos y las uniría al plan profesores de enseñanza musical».
de reforma de la enseñanza para que en Este criterio de don Hilarión Eslava
su día tuviese conocimiento de ellas el cobra actualidad cuando muchos temen
Consejo Nacional de Cultura. Lo que no que se confundan la justicia con el favori-
decía la Gaceta, al convocar dicha Asam- tismo, la pedantería con la suficiencia, y
blea, es que el Presidente de aquella Junta la generosidad aparente con una desenfre-
era el vocal para cuestiones musicales de nada e hipócrita avidez de lucros.
ese Consejo, con lo cual holgaban trámi-
tes, pues, ¿cómo sería posible que lo que
el Sr. Espía había sostenido bajo el prime-
La revista musical «Ritmo», de Ma-
ro de dichos dos aspectos, lo contradijese
drid, en el Editorial del número corres-
bajo el segundo?
pondiente al 15 de febrero, reproduce
Las conclusiones aprobadas por la nuestro Editorial «Música y Cultura»,
Asamblea fueron quince, y la señalada con adhiriéndose a nuestros puntos de vista.
el número octavo decía así: «Solicitar que Mucho nos congratula que el criterio de
en el Consejo Nacional de Cultura s? au- MusicoGRAFÍA en cuestiones de alta polí-
mente el número de Consejeros corres- tica musical—inspirado siempre en nor-
pondientes a Teatro, Conservatorios y Es- mas de equidad y de sana independencia
cuelas de Música, nombramientos que re- —sea compartido por ese estimado colega
caerán necesariamente" en no profesio- madrileño, en casos como el referido, el
nales». cual toca a la médula de hondos proble-
El mismo comunicante estima que, en mas vitales en materias artísticas por cuyo
relación con nuestro editorial, es oportuno enaltecimiento luchará denodadamente
divulgar el contenido de la conclusión MusicOGRAFÍA sin cesar.

51'
M G

¿ARTE U OFICIO?
Cuando el maestro D'Indy escribió especie de esclavitud que no puede hacer
que el arte es un medio de vida, muíhos avanzar el impulso creador, impulso que,
artiálas quedaron bastante desorientados. por esencia, como todo amor, es desinte-
Tenían razón, desde el punto de viála ba- resado.
jo el cual consideraban el arte. No ha mu£ho tiempo me decía un
Si éste es una creación, si es un ritmo, profesional hablando de la dificultad para
claro es que aquel concepto «usufruftua- organizar aftos sinfónicos:
rio» parecía un tanto descentrado. —¿Cómo quiere V. que se haga eso,
Sin embargo la música, como toda ma- si por eítar en el teatro tarde y no£he ga-
nifeálación de arte, ha de ser un medio de namos menos que un albañil?
vida: la vida del espíritu en primer lugar, Y un albañil que lo escuéhaba replicó:
y después la vida realiála, la vida práftica; —¿Y qué? ¿Acaso subís vosotros a los
pero ello no obftante, siempre en el caso andamios, sufrís el aire y el frío, ni vais
de que la creación artíílica sea un afto de por las alturas? La habitación que cons-
amor. truimos es necesaria para la vida; pero
A menudo se confunde la idea de re- ¿acaso lo es la música?
flexión con la de conciencia. Por eso el Ese es el criterio «práílico» de la ac-
arte es para muéhos cosa que se ha de tra- tualidad. La vida sólo es considerada «ani-
bajar tan sólo sin el impulso amoroso ini- malmente»; las alegrías espirituales no se
cial. Los que así piensan, no crean arte: cuentan para nada. Por eso hay tantas per-
crean «produdfos». sonas que del arte hacen un oficio.
Sin embargo—nos dicen—el artilla ha
de vivir. Ello es cierto. Y esa es la trage- Porque si de música se trata ¿en qué
dia de nueátra exiálencia adual: ¿se ha de consiálc el «oficio»? En la manera rutina-
vivir «para el arte», o se ha de vivir «del ria de poseer, de dominar, si se quiere
arte»? una técnica, aplicándola para satisfacer la
El concepto utilitario, a ultranza, de la material necesidad del vivir; pero no apli-
vida aílual, después de la gran guerra de cándola a lo que debiera ser norma prima-
1914-18, la manera como ha entronizado ria de la exigencia: a la satisfacción del al-
el criterio de hacer fortuna a todo trance, ma. Liszt, que sabía de eftas cosas, y que
rápidamente, sin escrúpulos, ha dado na- tuvo sus momentos de luíha difícil, sus
cimiento a unas generaciones egoíálas. El momentos de abatimiento moral, sabía
arte influido por tal ambiente es una ex- reaccionar dignamente. «Practicad lo bello
citación de los sentidos animales; el artis- —decía a sus discípulos—y lo útil se os
ta no tiene libertad. dará por añadidura».
Entonces surge el oficio. Y con el ofi- Música por oficio, es decir cosa reali-
cio las cueíliones de economía, de «truíf», zada sin ideal, no puede subsiálir. Cuando
de irresponsabilidad y de menosprecio a se considera la manera como practicaban
la obra realizada. Naturalmente aparece el arte aquellos pintores, aquellos esculto-
luego el «profesionalismo», es decir, una res, aquellos cantores medievales, creemos

52
M u

que ello era algo corporativo semejante a versos como en una cerradura o en un al-
lo de oficio aflual. Y no es así; la obra de dabón de hierro forjado.
arte tenía por base una altísima espiri- Esa orientación enética es la que no
tualidad, y tan sólo el aspcíio «exterior» debe faltar nunca en la música.
de la organización del trabajo presentaba Verdad es que muchos músicos (no
el carácter de gremio. Como además había hay que achacar siempre culpas al público)
los exámenes para pasar a superiores gra- olvidan aquel proverbio del iluSlre Vi-
dos, la «habilidad» la mano de obra, tenía cent d' Indy: «L' Art en place et a sa
que ser pulcra; pero de nada servía eño place», es decir: el arte sea realizado dig-
si no se realizaba el trabajo penetrado por namente y con oportunidad. Y ¡cuantas
el espíritu, y éile era tan necesario como veces el «oficio» es tomado en sentido in-
lo otro para ser maeálro. oportuno y ataca a la dignidad del arte,
Ahora se procura el bieneálar material o a su realización en la oportunidad nece-
del músico por todos los medios. ¿Pero y saria de medios adecuados y seriedad en
la capacidad para merecerlo? La espiritua- la interpretación!.
lidad necesaria para praílicar completa-
mente el arte, quién lo exige? El músico
quiere que se asegure su existencia mate- Una reacción saludable parece entre-
rial. Enhorabuena. Pero él ¿asegura nues- verse en el movimiento de amor a la «tie-
tra exigencia espiritual? Eñe ha de ser el rruca» y nos trae salvadoras esperanzas. El
verdadero problema. sentimiento de raza vuelve a nacer y hu-
No sólo pues ha de considerarse la mú- yen los convencionalismos de calado de
sica como un oficio. Es un arte, y por lo cosas artificioso y de economía forzada.
tanto tenido a libertad. Dificilísimo con- La música, arte más joven que los de-
cepto ésle, si se conduce por los senderos más en nueSlra aítual existencia, quiere
de la economía pública y del eátatismo. ser el juego libre que pedía el poeta: quie-
Porque nace en seguida la rutina, la falta re ser un ritmo, una vida, como deseaba
de amor (¡el mayor enemigo, el catastró- Séhillcr.
fico enemigo del arte!), y con ello el ama- La música, arte más joven que los de-
neramiento y... la muerte. más en nueStra aílual existencia, quiere ser
Confundir la técnica con el oficio es un perfeño ritmo, una vida; quiere ser el
también grave error en que no debe caer- libre juego del alma, que pedía S£hiller.
se. Perfeccionar los procedimientos, sí, Así van formándose infinitas moda-
siempre. Pero convertirlos en fin del arte lidades de raza y de nación que le hacen
es la aberración más grande en que puede crear una técnica de propio impulso, re-
caerse. novada, varia, llena de, alegría.
Hablábamos antes de la espirituali- Y mientras la música sea una alegría,
dad de los siglos medios. Ello hizo que un amor, eso: un arte, cStará salvada.
hubiese tanto arte, tanta emoción en unos E. L. CHAVARRI

53
M

JORGE FEDERICO HAENDEL


(Halle, 23 Febrero 1685

Londres, 14 Abril 1759)

s*
M
u

HAENDEL
El mundo musical habla ahora de para que fuese a escucharlas a Italia. Pero
Haendel, y todos recuerdan que el gran Haendel contestó que no hallaba nada in-
músico nació en Halle (Alemania) el 33 teresante en dichas composiciones y que
de febrero de 1685. También se habla de los artistas que las cantaban debían de ser
que Juan Sebastián Bach vino al mundo ángeles, para lograr que obras tan vacías
en Eisenach el año 1685 (21 de marzo). pareciesen bellas. Sin embargo, Haendel
Es, por lo tanto, de oportunidad, ocupar- dijo luego que le fué necesario también
nos hoy del autor de «La fiesta de Alejan- ir a Italia para comprender aquel arte;
dro», «Israel en Egipto» y la «Oda a San- y que la música, a menudo vacía, de
ta Cecilia». los maestros italianos tornábase emocio-
nante al ser cantada e interpretada en el
Considerado junto a Bach, Haendel es escenario. Con lo cual Haendel alcanzó
un músico cuyo recuerdo impresiona más grandes éxitos al escribir sus obras a la ita-
si se piensa en la cantidad considerable de liana, y empleó gran parte de su genio y
obras que escribió. Conocemos la existen- de su fuerza, creando óperas italianas y di-
cia de cuarenta óperas de Haendel y sabe- rigiendo cantantes italianos.
mos que dejó escritos treinta y dos Orato- Haendel fué, sin duda, el primer mú-
rios. Creó también, como ya es sabido, sico alemán que triunfó practicando la
música religiosa, música vocal «da came- ópera italiana. Otros músicos triunfaron
ra» (cantatas italianas y dúos italianos), después cultivándola, como Haendel hicie-
música para órgano (3 volúmenes) y para ra; recordemos, por ejemplo, a Hasse,
clavicémbalo (2 volúmenes). Escribió, fi- Gluck y Mozart.
nalmente, obras para orquesta, etc. Los propios italianos se encantaron
Se podría decir a propósito de Haen- oyendo las óperas de Haendel, y cuando
del lo que Tinel escribió acerca de Bach. de él hablaban le llamaban «el Orfeo de
Dice así: «Bach fué más que un músico, y nuestro siglo», y también decían que era
más que un gran músico: fué la Música». «un genio sublime».
Haendel, como el viejo Juan Sebas-
tián, escribía con facilidad sorprendente. Desde el punto de vista italiano fué,
Sólo así se explica que escribiese tantas ciertamente, una gran suerte que Haendel
obras. practicase la ópera italiana, pues dio con
efecto relieve al popular espectáculo. Pero
Más que imponer un matiz («su» ma- si Haendel, a pesar de estudiar los músi-
tiz) siguió y practicó Haendel la moda cos italianos y franceses (como también
musical de su tiempo. Cultivó, sí, la ópe- hiciere Bach) hubiera sido sobre todo «ale-
ra italiana, y, cosa curiosa, lo mismo que mán», acaso fueren más valiosas sus ópe-
hicieron ciertos maestros de Hamburgo, ras y vivieran más.
Haendel despreció durante su juventud el Keiser fué uno de los músicos a quie-
arte italiano. Juan G. de Médicis le ofren- nes imitó Haendel cuando empezó a es-
dó un día obras italianas y hasta le invitó cribir para el teatro. Ahora bien: micn-

is
M U O

tras Postel y Schott dirigieron el teatro de gran músico, un músico, un artista, que
lo ópera de Hamburgo, lo italiano fué sis- jamás podrá ser olvidado. Y preciso es
temáticamente rechazado de la escena. Pos- hacer constar que el ejemplo de Haendel
tel conocía siete idiomas y decía, refirién- al crear sus oratorios, fué imitado. Luego
dose a las obras líricas y a la mezcla de de haber escuchado las grandes obras de
lenguajes que en ellas solía hacerse: «Lo Haendel fué cuando Haydn escribió, por
que sienta bien tratándose de un hombre ejemplo, «La Creación». Y aún osaremos
culto, desfigura la poesía» Pero cuando afirmar que el carácter popular de «Las
Keiser hízose cargo de la dirección del Estaciones» del propio Haydn es también
teatro referido, cambiaron las cosas, y con hijo del ejemplo haendeliano.
su ópera «Claudius» estrenada el aiío Durante los últimos años de su vida
1703 empezó a mezclar textos italianos decía Beethoven hablando de Haendel:
con textos alemanes- «Das ist das Wahre» («Aquí está la Ver-
Guando escribió sus primeras óperas dad»). También dijo Beethoven: «Haen-
Haendel, siguió el ejemplo y los pasos de del es el compositor más grande que ha
Keiser y escribió arias con palabras ita- existido. Quisiera arrodillarme sobre su
-lianas y otras con texto alemán Más tarde, tumba»- En una carta dirigida a una da-
como ya se ha dicho, sólo cultivó la ópera ma inglesa escribía el maestro de Bonn:
•netamente italiana Así, pues, con razón «Adoro a Haendel». Y bien sabido es que
ha podido decirse que el teatro de Haen- después de haber escrito la IX-^ Sinfonía
del, como el de Keiser, fué un teatro que pensaba Beethoven crear grandes oratorios
no tenía raíces, que no tenía un pueblo como Haendel.
que lo oyese.
¡Por eso fué olvidado! Queremos terminar nuestro artículo
recordando que, igual a su amigo Corelli,
Pero donde sobre todotriunfó Haen- Haendel fué un amador de pintura. Y
del fué en sus oratorios. Fué^ con la músi- compraba bellos cuadros, consiguiendo
•ca fastuosa, decorativa, llena, de vida y crearse una importante colección. Cuando
substancia que forma sus grandes obras murió Haendel se encontró en su casa más
conrlo que Haendel impresionó a los mú- de un hermoso Rembrandt.
sicos y a los aficionados-de su tiempo. Y Además de un gran músico Haendel
en sus oratorios, sobre todo, es en lo que fué, pues, un goloso de arte.
Haendel nos impresiona todavía. Ellos FEDERICO LLIURAT
.prueban que Haendel fué ciertamente un (Trad. d . "La V . u da Catalunya")

56
Wl U

Haendel, ios mqieses


y el h u . o r i . . o de Bemard Shaw
He aquí unas líneas en donde Bernard ción. Cuando escribe su «Dios inmutable
Shaw, el famoso humorista inglés, quiere en su trono eterno», el ateo queda sobre-
alabar a Haendel y dar algún alfilerazo a cogido. Seréis libre de menospreciar cuan-
sus compatriotas- Ello le conduce a soste- to queráis, pero no podréis contradecir a
ner una de sus habituales paradojas, fuente Haendel. Todos los sermones de Bossuet
de su humorismo; y dice que resulta más no pudieron convencer a Grimm de que
grande la música de Haendel en un fortí- Dios existía. Los cuatro compases con que
simo de 40 cantores que en uno de 4.000, Haendel afirma definitivamente la existen-
como sucede en los festivales de Ingla- cia del «Padre Eterno soberano de la paz»
terra- habrían precipitado a Grimm en la co^
El aficionado a la música no se dejará rriente de la creación, como si le hubiese
.llevar, claro está, de estas humoradas. Si herido el rayo. Cuando Haendel os dice
las condiciones musicales del sitio son que al salir de Egipto los israelitas «No
aptas, la grandeza del «Alleluia» de había en toda la tribu un solo hombre dé-
Haendel ganará interpretado por una nu- bil» es inútil ni aun emitir la hipótesis de
trida masa de cantores. Bernard Shaw en su que entre ellos pudiera existir ni siquiera
aislamiento espiritual es propenso a sentir un caso de «grippe*. Haendel no quiere
la música dentro del ambiente del arte «di que así sea. «No hay ni una—dice; ¡ni una!
camera». Baste recordar el efecto «formi- —persona débil en todas las tribus», y la
dable» del mencionado «Alleluia» inter- orquesta lo repite con acordes breves, con-
pretado por Millet y su insigne Orfeó tundentes, que os dejan sin voz para pro-
Cátala, para comprender lo equívoco de testar. Y por eso creen todos los ingleses
la opinión de Shaw. Sin embargo, vale que Haendel está ocupando un sitio impor-
bien la pena de conocer algunos párrafos tante en el cielo. Si así es, el bondadoso
de los publicados en la revista «S. I. M.» Padre Eterno debe de sentir respecto de
de París (Año IX. n.° 4). Dicen así: Haendel un sentimiento parecido al que
sintiera Luis XIII respecto de Richelieu».
«Por Haendel he llegado a aprender «A pesar de todo en Inglaterra la música
que el estilo consiste en la fuerza de la afir- de Haendel aparece asesinada por la tra-
mación. Si podéis decir una cosa de una dición de los grandes coros. Las gentes
sola vez, irrefutablemente, entonces ten- inclínanse a creer que 4.000 cantores jun-
dréis estilo; sino, todo lo más seréis un tos deben producir una impresión cuatro
comerciante del placer, un decorador en mil veces más grande que un cantor aisla-
literatura y en música, un confitero, o un do. Esto es un error. Ni siquiera hacen
decorador de abanicos ornamentados con más ruido. Podéis escuchar cualquier día
amorcillos y barraganas. Haendel tiene los pasos de 4.00.0 personas en la calle de
aquel poder y aquella fuerza de afirma- Rivoli (cito esta calle porque es la única Je

57
M S

París que conocen los turistas ingleses), 4.000 personas. En los pasajes rápidos, las
pero no producen tanta impresión como el semicorcheas del cantor situado más lejos
paso de un solo actor experimentado que no llegan al oyente sino después que han
baje por el escenario del Teatro francés. pasado las del cantor más próximo. Si yo
Ello es como si se dijere que 4.000 hom- fuese miembro de la Cámara de los Co-
bres que mueren de hambre tienen cuatro munes presentaría una ley declarando que
mil veces más hambre que uno solo; o que la ejecución de un oratorio de Haendel
4.000 ingenuas esbeltas son 4.000 veces por más de 80 ejecutantes, coro y orquesta
más esbeltas que una sola. Con 20 buenos reunidos, es decir, 48 cantores y 32 instru-
cantores podréis obtener un «fortísimo» mentistas, es un crimen capital. Tan sólo
colosalmente poderoso (yo lo he oído esta medida podrá vivificar en Inglaterra
al maestro holandés De Lange) porque la música de Haendel. Ella yace muerta
podréis reunir 20 personas en lo que sen- bajo el peso de su enorme reputación y de
siblemente es un solo punto. Pero todos la idea absurda de que la gran música
los esfuerzos de los directores de orquesta necesita grandes orquestas y grandes coros.
para obtener un fortísimo de los 4.000 co- Por poco ejecutada que sea en Francia la
ristas de un festival Haendel, son entera- música de Haendel, los franceses, puesto
mente inútiles: el espacio que ocupan es que no tienen coros para festivales, deben
mucho más considerable y hasta cuando el de ser mejores haendclianos qus los ingle-
director de orquesta consiga que canten ses (porque seguramente peores no po-
simultáneamente una misma nota, nadie drían serlo). ¿Acaso conocen las óperas de
podría escucharla simultáneamente, por- Haendel, en las que se halla contenida
que el sonido exije su tiempo apreciable gran parte de su mejor música?»
para propagarse a lo largo de un frente de

= .íí-^i

5S Autógrafo da coros y orquaita d» Haandal


M
u F f

LA BANDA MUNICIPAL
DE VALENCIA
Inlrod uccion nal, imantando con su fluido estético el
alma valenciana dispersa, jocunda, ardien-
El autor de cale artículo debe muíhas te y apasionada.
horas dichosas a eále admirable organismo Una banda de música es un organismo
filarmónico. Desde los tiempos ya bastante popular genuino; es algo así como las nup-
lejanos en que, bajo la dirección de mi cias del Arte con la Democracia. El am-
respetado maeálro Vega, aftuaba en la de- biente de e¿i;as agrupaciones artíálicas es el
saparecida Glorieta, señoreando las noíhes aire libre y sereno, el sol claro y rotundo,
eílivales magníficas de eála Valencia in- los alientos botánicos de la Naturaleza y
comparable, o alegrando las templadas el heterogéneo concurso, unido en el gran
mañanas del invierno, le somos deudores fervor de la Armonía. Me hablaba el Maes-
de felices e inolvidables ratos de intenso tro Ayllón, a propósito de la forma de
solaz. En nueálras periódicas visitas a la aduar que a las Bandas incumbe, de lo
Ciudad del Turia, nunca olvidábamos acu- mediterráneo, del culto de los griegos por
dir a un concierto, siquiera a uno, que la vida pública y por las columbres pú-
mantuviera en nueálro espíritu la devoción blicas de arte, del teatro Heleno... Efedi-
por la Banda Municipal, desde muy tem- vamente, sin que ésto nueílro sea aquéllo,
prano inátitución popularísima. y sin que pueda serlo, entiendo yo, (los
Allá por el año 1903 debió conílituir- fadores aduantes de la civilización son
se eála Entidad que, dirigida en sus prime- otros, y otras deben ser sus influencias; lo
ros tiempos por Don Santiago Lope, acau- social, lo eálético, lo moral marcan hoy
dilló más tarde, cuando en oposición bri- rumbos específicos de momento humano)
llantísima le fué otorgada su dirección, el Maeílro Ayllón razona muy bien, a fa-
Don Emilio Vega, y a la hora presente vor de condiciones que se correspondan,
conduce, con absoluta autoridad y franco dentro de la vida adual, con aquellas de
éxito, Don Luis Ayllón. La carrera de es- los griegos normativas en el espíritu. Eáta
ta Banda ha sido una asccnsional, que es la cuestión: normativas e/7 el espíritu,
culmina anualmente con sus o6henta pla- aunque ligadas a otra materia. Si eáto se
zas (incluida la Dirección), un inálrumen- acepta así. Valencia y su región, en lo que
tal magnífico, una disposición de sus gru- a eñe aspedo popular del arte se refiere,
pos, que puede servir como modelo, y un puede ser una Grecia rediviva. Sólo en la
personal, un equipo de profesores compe- síntesis de lo popular arraiga y vive el
tentísimos, en todo compenetrados con el Gran Arte. Les eStá, pues, reservada a las
Maestro. ¿La labor cultural, educativa, de bandas de música una auguála misión, que
eála Banda, en el medio social valenciano? la Municipal de Valencia ha cumplido ad-
Desde la capital—su sede—lanza sus ra mirablemente. El pueblo valenciano eátá
dios a la que yo llamaré periferia regio- familiarizado con las grandes obras del re-

n
(VI U

pertorio sinfónico; conoce autores, épocas, tro Ayllón, para su Banda, en cuyo me-
eílilos. La considerable labor llevada a cabo neíler realiza verdaderos alardes. Pero hay
en la cultura musical, por el prestigioso or- algo verdaderamente extraordinario, apo-
ganismo que nos ocupa, sólo la igualan, en teósico: La Banda, el Sr. Ayllón, organiza
España, las Bandas Municipales de Madrid dos audiciones que serán memorables; dos
y Barcelona. feáiivales de música inílrumental y vocal,
Un público devotísimo acude a los a base de La Consagración del Graal de
Viveros Municipales y se embriaga allí de Wágner, y la Sinfonía de Salmos, de Stra-
colores, aromas y música. Para los anéhos winsky, entrando en eátos programas otras
espacios abiertos y los nutridos concursos, producciones de Usandizaga y Chavarri.
la gran sonoridad dé la Banda, desde las La Banda Municipal de Valencia que,
profundidades robustas de sus tubas y con- a poco de ser fundada, hizo su primera
trabajos, pasando por el regiñro central salida vidoriosa a Bilbao, donde afirmó su
de su total diapasón, en los inñrumentos exigencia e iluminó su camino, ha tocado
tenores y contraltos, hafta las alturas de en Madrid, Barcelona, Córdoba, siempre
los clarinetes, requintos, flautas y flautines. aclamada con gran entusiasmo. La planti-
Escala de vigores que no excluye la deli- lla de sus profesores ha ido creciendo en
cadeza, cuando los grupos dialogan, den- reformas, y asimismo su presupueño, que
tro de los piano, haáta casi el átomo soplo. se eleva hoy a más de trescientas mil pese-
Eálo es una banda moderna, y a eílo ha tas. El personal que compone la Banda
llegado la Municipal de Valencia, bajo la goza de jubilación, con arreglo a la Ley
dirección del iluálre Ayllón, «poseído por de Empleados Municipales. Los profeso-
el demonio de la música», según mi insig- res son de las siguientes categorías: Solis-
ne Sr. Chavarri. tas, principales, primeros y segundos.

Notas iníormafiv as M a u r i c e Ravel, director de la Banda

Comencemos por el repertorio de Me lo ha referido el Maeáiro Ayllón,


nueílra Banda, que és extensísimo y abar- con su palabra exaltada y todo lujo de de-
ca todos los períodos, géneros y cftilos. talles. En los Viveros Municipales, el gran
Desde Mozart y Béethoven, en lo clásico, músico francés toma en sus manos la batu-
pasando por el romanticismo de Wágner, ta y se sitúa delante del atril y frente al
Berlioz, Síhumann, etc., hafta las moder- organismo que aguarda sus signos para
nas escuelas francesa, rusa, alemana, italia- verificar la mágica epifonía de la sonori-
na y espafíola; más un número abundante dad. El geálo de diálinción serena del hom-
de obras populares españolas, debidas a la bre que ya ha vivido con plenitud la mun-
garbosa musa de nueátros clásicos zarzue- danidad de su ingente obra de arti.íta, la
leros Gaztambide, Caballero, Chapí, Gi- elegante impasibilidad de Ravel, preside
ménez, Bretón, Arrieta, Vives, Serrano... los primeros compases de La Valse. Ravel
Aótualmente, tiene la Banda en eáludio la no ha ensayado con los profesores, y la
Sexta Sinfonía, de Béethoven; El Puerto, frecuentación de la Banda no cuenta en
Albaicín y Navarra, de Albéniz; Sonatina sus aíiividades de diredor. Seguro, condu-
(ballet), de E. Halffter; Bolero, de Ravel; ce la disciplinada falange, y su atención,
todas eálas obras transcritas por el Maes- primero, y su eátupor, después, asiálen al

«o
M S.

milagro de una precisión, una duftibilidad, con reducir a pura música todo cuanto
un gusto, un ritmo en el órgano bandíáti- acerca de Strauss y la música programá-
co, que dá por resultado una versión es- tica se ha di£ho en tono peyorativo. No-
tupenda de la fulgurante página maeftra. sotros hemos creído siempre que, por en-
Ravel se demuda, se transfigura; y la su- cima de toda realidad externa—la reali-
geálión del ambiente, del público que pro- dad externa no es realidad, es maya, se-
rrumpe en clamores, de la labor insospe- gún la profunda sabiduría hindú—repre-
uiada de los profesores por él dirigidos, sentada por la música, eStí la auténtica
del incomparable espeftáculo de ciudada- realidad de la música en sí misma. Las
nía artíálica, prenden en su espíritu pro- calidades de una música verdadera, sus
cer, que oficia de sacerdote en la comu- valores dimensionales privativos, no pen-
nión del Arte sacrosanto. ¡Memorable den de ningán accidente del mundo cir-
jornada! cundante, aunque a veces lo evoquen; pues
haíla el mismo fenómeno del sonido, al
Una audición de la Sintonía Alpina cual la música se agarra al nacer, es fuer
za esclavizada por la potencia divina del
Como muestra suprema de lo que pue- espíritu creador. En fin, sea de cSto lo que
de realizar la Banda Municipal valencia- quiera, yo considero la música de Strauss
na, nos ha sido dable escuéhar anteayer música pura... con o sin programa. En ella
una audición de eála formidable página encuentro calidades musicales del más alto
musical. El mismo Strauss, de haberla oído valor técnico y estético.
pudiera haber bautizado y confirmado en Volviendo a la audición. El Maeálro
prodigio de brujería filarmónica, al Maes- Ayllón ha llevado a efefto una traslación
tro Ayllón y sus huestes. Fué realmente a la Banda, de la Sinfonía Alpina, abso-
algo.excepcional; ha.íta los elementos cós- lutamente lograda. Las dificultades eran
micos colaboraron. ¡Hermosa música, in- enormes; había que crear, a menudo, la
superable trabajo del Diredor, como tal y fórmula, el modo de verificación, de ecua-
como urdidor de la transcripción magnífi- ción entre el organismo bandíñicp y el
ca, y relevante tarea de los profesores! Era orqueátal. El Maeñro triunfó plenamente.
aquéllo flexible, nervioso, homogéneo, ¡Brava Banda Municipal! ¡Bravísimos ar-
fuerte, luminoso, noble, apasionado, ruti- tigas, dignos de la gratitud del pueblo
lante... Contrastes, planos, gamas. ¡El rea- valenciano!
lismo de Strauss! Si fuéramos nosotros afi- ANTONIO M . ABELLÁN
cionados a los ismos, vagaríamos un poco
a filosofías. Nos contentamos, por ahora, Valencía-5-2-1935

6,1
M U

La ^'Associació Obrera d a
Concerfs" de Ba rcelona
Con solemnidad que para sí quisie- los individuos de uno u otro sexo, mayo-
ran muy encopetados organismos filarmó- res de catorce años, que vivan del produc-
nicos, ha celebrado su centesimo concier- to de su trabajo a sueldo de un patrono,
to la «Asociación Obrera de Conciertos» siempre que el jornal asignado no exceda
de Barcelona, pues en tan inolvidable se- de dieciseis pesetas diarias; los padres,
sión el incomparable violonchelista Pablo consortes e hijos mayores de diez años de
Casáis ha llenado todo un programa, un socio, y los individuos de uno u otro
acompañado por el pianista Blai Net. sexo que no ejerzan un trabajo determina
Tan singular acontecimiento hace do, mientras el jornal que gane el cabeza
oportuna la divulgación de las actividades de familia del cual dependen no rebase la
desplegadas por dicha Asociación, ejem- cantidad mencionada. No podrán ingresar
plar como pocas, pues esas actividades en «La Obrera» los patronos, de cualquier
pueden y deben servir de satisfacción a la categoría, los individuos que ejerzan pro-
ciudad donde obtiene tan próspera vida y fesiones liberales y los familiares de los
de estímulo para la creación de organis- mismos que dependan de ellos.
mos similares en otras grandes ciudades, ¿Cuáles son las obligaciones y cuáles
no sólo de nuestra península, sino de todo los derechos de los asociados? Deberán
el continente también. abonar una cuota anual de diez pesetas,
La «Obrera», como se denomina a es- pagaderas por semestres. Cuando una
ta Asociación vulgarmente, data de 1925. misma familia tenga más de tres socios,
A tenor de sus Estatutos, tiene por misión podrá abonar su cuota por cuatrimestres,
propia el estudio, difusión y propaganda siempre que todos ellos vivan en el mis-
del arte musical entre sus asociados. Bajo mo domicilio. Abonando tan modestas su-
su título oficial lleva siempre el subtítulo: mas, se tiene derecho a oír los doce con-
«Fundador Pablo Casáis», como prueba ciertos ordinarios, más los extraordinarios
de admiración y simpatía a este gran direc- que se organicen, casi todos los cuales se
tor de orquesta y violonchelista insupe- celebran en el Palacio de la Música Cata-
rado. Celebra, como mínimo, doce concier- lana; se pueden utilizar los libros, diarios
tos anuales; seis de ellos, sinfónicos, están y revistas de la biblioteca y se recibe gra-
a cargo de la Orquesta Pablo Casáis; los tuitamente un ejemplar de la revista o no-
seis restantes se confían a solistas o enti- ticiario donde se divulgen y reseñen los
dades diversas de música de cámara. Ade- actos de «La Obrera».
más, el día primero de Mayo de cada año
organiza un concierto para conmemorar la No deja de ser interesante el recuento
Fiesta del Trabajo, por disposición estatu- de las actividades artísticas desplegadas
taria que se cumple fidelísimamente. por «La Obrera» durante sus cien prime-
Podrán pertenecer a «La Obrera» todos ras audiciones. Celebró la primera el 8 de
62
M U s

noviembre de 1925. Las sucesivas estuvie- bien como ejecutantes, en la interpreta-


ron a cargo de los más diversos intérpretes, ción de sus respectivas obras, siendo 46 el
todos, por lo común, de alta categoría, y número de las producciones que se halla-
algunos, insignes en su facultad, hallándo- ban en tal caso. Bach, Weber y Wágner
se los programas a la altura de los intér- han sido los autores que alcanzaron el ma-
pretes. Las relaciones personales de Pablo yor número de ejecuciones.
Casáis con músicos de variados países, uni- Como algunos conciertos estaban de-
das al celo que nuestro violonchelista— dicados a determinados autores o escuelas
considerado por doquier como el primero musicales, conviene anotarlos para que se
del mundo—-tiene por los destinos de la aprecie el nivel estético del auditorio po-
Sociedad, han permitido que ésta contase pular con que se nutre la sala durante las
con el concurso de grandes figuras, secun- audiciones de «La Obrera». Hubo diver-
dándose así, magníficamente, el propósito sas sesiones beethovenianas (dedicadas
del fundador. Pues al exponer Casáis su unas a sonatas de piano y violín, otras a
iniciativa de crear «La Obrera», pretendió tríos, y una al centenario), varios festivales
servir al pueblo excelente música, impeli- de música catalana (uno con orquesta sola,
do por el propósito de fomentar la educa- otro con adición coral al conjunto sinfóni-
ción artística de los oyentes, mas de nin- co, y otro a cargo de una «cobla»), sendas
gún modo el de permitir el lucimiento a sesiones dedicadas a Manen, Brahms,
virtuosos o divos Schoemberg, música vocal rusa y una audi-
Desde los primeros años, prestaron su ción cíclica de las nueve sinfonías beetho-
concurso, así agrupaciones instrumentales venianas.
y corales, como también solistas de ins- Son de altísimo relieve los conciertos
trumentos y de canto. La Orquesta Pablo con que celebra «La Obrera» el día Pri-
Casáis dá dos series de conciertos sinfóni- mero de Mayo, para conmemorar la fiesta
cos cada curso; y desde el correspondien- del Trabajo. En 1929 corrió esa celebra-
te a 1929-1930 hay establecidas con igual ción a cargo del Orfeó Cátala; en J930
regularidad otras dos series de música de dio Casáis un recital de violonchelo; en
cámara, lo cual arroja un total de doce 1931 actuó este artista con su orquesta; en
conciertos anuales reglamentarios. Una 1932, la misma corporación sinfónica dio
ojeada retrespectiva suministra el siguien- la audición del oratorio, de Mozart, «Da-
te resultado global: 64 conciertos de or- vid penitente», para orquesta, solistas y co-
questa, habiendo intervenido además so- ro; y en 1934 debutó el Instituto Orques-
listas en unas treinta de esas sesiones, e tal de la Asociación, dirigido por Juan
incluso en alguna el Orfeón Gracienc; 32 Pich Santasusana, o sea una orquesta cons-
audiciones de música de cámara, a cargo tituida por elementos no profesionales,
de 67 solistas; tres conciertos corales y un obreros aficionados a la música, los cua-
recital de órgano. Se han interpretado en les interpretaron obras de Bach, Haen-
esas cien sesiones más de 500 obras musi- del, Beethoven, Borodin, Gricg y Morera,
cales, correspondientes a más de 150 auto- en esa sesión memorable.
res distintos, habiendo rebasado la cifra de Para celebrar hasta fin del presente
600 el número total de ejecuciones. A 16 curso artístico el primer centenar de sus
se eleva el número de los compositores audiciones musicales, «La Obrera» pro-
que colaboraron, bien como directores, o yecta doce conciertos que habrán de dcsa-

n
m

rrollarse en los próximos meses con suje- blo Casáis, la noble emulación de una di-
ción al siguiente plan: tres audiciones sin- rectiva consciente y el fervoroso anhelo de
fónicas por la Orquesta Pablo Casáis; au- unas masas ávidas de elevar sus espíritus,
dición íntegra de los cuartetos de Beetho- se ha logrado crear, primero, y después
ven (en cinco sesiones), por el Cuarteto de dar vida próspera siempre en auge a la
cuerda de Barcelona; un concierto extra- Asociación Obrera de Conciertos. Confie-
ordinario por el Instituto Orquestal de mos que por otras poblaciones—y espe-
«La Obrera», con la presentación pública cialmente por Madrid—cunda el ejemplo
de su Cuarteto de cuerda; un recital de y se funden sociedades análogas en cuanto
«Heder» por la admirable soprano Con- a finalidad, estructura y lozanía. Pues lo
cepción Badía de Agustí; un festival po- que es viable—y para la música tan bene-
pular de música catalana, y una represen- ficioso—en la periferia mediterránea, ¿no
tación «amateur» (por primera vez en ha de poder serlo, asimismo, en el corazón
Barcelona) del drama de Goethe «Eg- castellano?
mont», con las ilustraciones musicales de ROSA I. JUBÉS
Beethoven.
Merced a la generosa iniciativa de Pa- Barcelona, 1-2-1935

64
m R

MÚSICA Y LIBROS
tranquilo, evocador, lleno de imágenes su-
geridas por unas armonías suaves, aunque
a la vista parezcan violentas; pero no lo
son. Y esta es una de las bellas cualidades
de Garcés (y también de la joven genera-
ción); es decir, que saben utilizar las con-
quistas armónicas modernas, no para uti-
lizarlas tan sólo como explosivos o como
estimulantes, a manera de «cok-tails» mu-
sicales, no, sino aprovechando sus posi-
Dos canciones. bilidades de suavidad y belleza; ello es co-
«Canción de atardecer» y «Canción de mo los perfumes de las flores: un punto
pena», por Vicente Garcés. más o menos de su natural manera de ser,
Un poeta valenciano de viva imagina- y resultan unos hedores insoportables; pe-
ción y que sabe expresar lo que siente, ro en el grado preciso, justo, resultan las
Juan Lacomba, en su inquietud juvenil maravillas de aroma de jazmines, de clave-
ideó un «Ballet» al que puso música un les o de violetas. Garcés ha sabido aquí
joven maestro valenciano de positivo valer: dar la impresión de crepúsculo con per-
Vicente Garcés. Y ahora ven la luz dos sonal sugerencia; y el resultado es palma-
canciones del compositor mencionado, y rio. La voz interviene lo preciso; con ella
que figuran (novedad evidente) en la obra tiene singular interés la música no cantada,
de Lacomba. atmósfera musical que envuelve a las pa-
Grata sorpresa la de estas dos cancio- labi-as y las completa y las continúa luego
nes debidas a la inspiración de Vicente que callaron: la emoción que en nuestro
Garcés, que va por los nuevos derroteros espíritu dejó el sentimiento; lo íntimamen-
de la música valenciana con la confianza te musical de él. Como importancia y pro-
del convencimiento y la seguridad del sa- porciones me recuerda el poema del mo-
ber. La música es más que vanguardista: derno compositor inglés, H. Bedford, titu-
es... música, sencillamente, y en el fino es- lado «Hamadryad», para voz y orquesta.
píritu del compositor aparece con claridad Ello sugiere que también Garcés puede
levantina un equilibrio tal entre la idea y la orquestar (tal vez ya lo hizo) sus cancio-
forma, que da como resultado unas obras nes.
estructuradas, firmes, y a la vez penetra- «Canción de pena» es un vivo contras-
das de íntima delicadeza. Ello no impide te con la anterior. La melodía vuela tam-
que Garcés sepa sentir (y expresar) los bién expresiva, libre. Y el ambiente musi-
momentos de impulso vigoroso con pleni- cal que la rodea es muy otro que el ante-
tud de eficacia. Estas canciones de Vicente rior. Ritmos incisivos, armonías de recuer-
Garcés recuerdan, en cierto modo (nada do doloroso, y siempre las mismas calida-
mas que en cierto modo), aquellas figuras des que más arriba quedan expuestas, y en
de los pintores valencianos, los Jacomart, las que no insisto, bien a mi pesar, para
los Montoliu, que presentaban caballeros no hacer sobrado larga esta reseña. Valga
de apariencia al pronto fina, elegante, flexi- tan sólo recordar la bella indecisión tonal
ble, pero bien mirados eran hombres du- (singularmente en la reexposición de la
ros, fuertes, vigorosos; como el acero de idea primaria), que resulta felizmente con-
sus espadas, en fin. Así el arte de Garcés, seguida. Otro se hubiera perdido en estas
y así estas dos composiciones que nos peligrosas regiones: Garcés sabe dónde va
ocupan. (no es un imitador inconsciente de fórmu-
La primera, «Canción de atardecer», las ravelianas o debussystas, aunque bien
es una hermosa impresión de crepúsculo, las conozca), y su sentido armónico es fir-

65
VJ R

me, lógico, pues que nace de un tempera- ne, misas, motetes, salmos, etc. a número
mento artista exento de todo esnobismo. variable de voces. La primera de las misas
Ante obras así, se pregunta uno, con- está compuesta sobre un tema que lleva
tristado: ¿por qué nuestras entidades cultu- esta letra equivalente a la dedicatoria:
rales y artísticas no acogen este arte exqui- «Cardinalis Espinóla archiepiscopus Gra-
sito, juvenil, y lo realizan? ¡Señor, que natensis». Otra de las misas del «cuerpo»
todo no ha de ser «falles» y «misses»!... es la denominada «In exitu Israel», que Es-
Una última mención de sincero elogio lava incluyó en uno de los volúmenes de
para las ediciones Piles, verdadero hallaz- su Lira Sacro Hispana.
go a la inglesa en cuestión tipográfica, que Con la nueva aportación, y en espera
abre entre nosotros muchas posibilidades del feliz hallazgo—plegué a Dios que no
para los compositores. Jaime Piles ha de sea una esperanza vana,— del segundo
tener estímulo y protección. «cuerpo» musical de Pontac, creemos que-
E. L. CHAVARRI darán confirmados los elogios que del au-
tor se hicieron, a los que habría que agre-
El compositor Diego de Pon tac gar los que en el volumen que Subirá po-
see se reúnen, a ruegos que Pontac hicie-
. Cada día se van aiíadiendo nuevos per- ra a sus colegas de Málaga, Sevilla, Cór-
files a la labor de revalorización de nues- doba, Jaén y Toledo. Dice, por ejemplo,
tra música pasada, harto olvidada de mu- este último: «Me parece que es digno de
chos que, por otra parte, se precian de estamparse y que todas las iglesias de es-
conocer el proceso de la música en las na- paña gozen de lo dulce y alegre y los maes-
ciones europeas que entraron con buen pie tros de capilla de lo agudo y selecto y con
en los manuales de historia de la música. ambas cosas será más bien serbido el culto
Por fortuna, persevera con ahinco un nú- dibino». Los demás consultados se expre
cleo de investigadores ganosos de arre- san en términos análogos acerca del libro,
batar sus secretos al pasado musical penin-
según el organista de Córdoba, «tan 9390-
sular, sin escasear el esfuerzo personal, y
nado de misas motetes y otras obras».
no temiendo los obstáculos que a su noble
VICENTE M . ^ DE GIBERT
empresa se oponen. Cada nueva conquista
de que tenemos noticia nos llena de júbi-
lo y nos impele a comunicarlo a las perso- BIBLIOGRAFÍA
nas entusiastas y amantes del arte. PIANO
Del diligentísimo amigo José Subirá BORCHARD (A.) M¿rages.—Eá. Max Eschig,
acabamos de recibir sendos folletos dedi- París.
cados a dos compositores del siglo XVII, KONSTANTINOFF (A.) Ugende dti Bouleau.
Juan Hidalgo y Diego de Pontac.A Juan — Balada sinfónica para piano y orquesta.
Hidalgo levantó ya un glorioso pedestal —Ed. Max Eschig, París.
el propio Subirá al proclamarle, con prue- MAYER (P. M.) Quatrepetites ptéces factles, -
bas en la mano, autor de una verdadera Kd. Max Eschig, París.
ópera española: «Celos aun del aire ma- STRIMER y.) Álbum pour les tout petiís.—
tan ». Ed. Max Eschig, París.
Diego de Pontac trazó de su propia VIOLIN Y P I A N O
mano su biografía en el «Discurso del STRIMER (J.) Sonaimeen rémaJeur.—Eá. Max
Maeftro Pontac remitido al racionero Ma- Eschig, París.
nuel Correa». Acerca de sus numerosas TRIO
composiciones, manifiesta Pontac en ese
«Discurso» haberlas reunido, en «doscucr POOT (M.) Trois piéces en 7>-/o. —piano, vio-
lín y violonchelo. Ed. Max Eschig, París.
pos que tengo para darlos a la estampa».
Esos «cuerpos», empero, permanecieron C A N T O Y PIANO
manuscritos e ignorados. Subirá ha tenido
la fortuna de incorporar recientemente uno GARCES (V.) Pasionaria.—Dos canciones. I,
Canción del atardecer. II, Canción de pena
de ellos a su biblioteca particular. Contie- --Ed. Jaime Piles, Valencia.
06
M R

VIDA MUSICAL
ESPAÑA más—en los asuntos que el Ministerio la
encomiende; y, por añadidura, concederá
MADRID.—En el teatro C a l d e r ó n - la preponderancia al teatro dramático (re-
sede que fué del llamado Teatro Lírico Na- presentado por seis autores más un empre-
cionaf--ha actuado una compañía de ópera sario; elegidos por la sociedad de Autores),
integrada por artistas españoles, dirigiendo mientras que el teatro lírico y las demás
la orquesta el maestro Villa. Angeles Ot- manifestaciones filarmónicas competen téc-
tein, Matilde Revenga, Celestino Sarobe, nicamente a los otros cuatro miembros de
Hipólito Lázaro, Antonio Cortis, Baltasar la Junta, elegidos por la misma sociedad,
Lara, Augusto Ordófiez y Carlos del Pozo que son los maestros Alonso, Guerrero,
fueron los intérpretes principales en las Luna y Serrano. Presidirá el nuevo or-
obras representadas, pocas sin duda, pero ganismo el Subsecretario de Instrucción
que se acogieron con gusto, porque, salvo pública, y en el seno de la organización,
alguna representación episódica, este géne- come delegado ministerial, figura don
ro no se cultiva en Madrid desde aquellos Luis París.
lejanos tiempos en que el teatro Real—de- Mucho se ha comentado este Decreto,
nominado de la Opera desde el adveni- y a él alude en «El Sol», en términos
miento de la República—cerró sus puertas poco afectuosos el Secretario que fué de la
a cantantes, músicos y filarmónicos, para anterior Junta, pues, considerado la cali-
abrirlas a obreros del ramo de construcción, dad y designación de los representantes de
sin que las obras de reconstrucción em- la música en la Junta actual, habla de «la
prendidas tengan un fin próx mo aun. he inmunda producción llamada lírica en las
ha cantado en esas sesiones un repertorio Sociedades de autores de todos los países»;
viejo, que pareció nuevo a muchos y que y con referencia a los de nuestra nación,
fué seguido con delectación, no obstante declara que los vahos de la bazofia «son
ciertas improvisaciones motivadas por la olor suave a las narices de nuestros Jcho-
indisposición de primeras figuras y la nece- vás gobernantes». Como contrapartida no
sidad de sustituirlas sin pérdida de tiempo. será inoportuno recordar otro artículo co-
Y los que durante estos últim.os años de pro- mentadísimo, que pocos días antes insertó
tección oficial no pudieron despacharse a «Ritmo» bajo el título «La vergüenza del
su gusto con las delicias de esa manifesta- ex-Real» y sobre la firma de B. Gálvez
ción artística, ahora han saboreado los Bellido. Evoca este articulista el recuerdo
aciertos y perdonado las insuficiencias de de la Junta anterior, con sus concursos,
«El barbero de Sevilla», «Rigoletto», «La sus subvenciones, sus pleitos, sus fracasos,
traviata», «La Bohéme» «Payasos» y «El la soberbia, favor y capilla que allí priva-
secreto de Susana». Para que tuviese ma- ron; pinta la situación de Madrid que, en
yor ámbito difusivo este esfuerzo lírico. lo referente al cultivo de la ópera, está al
Radio Madrid transmitió algunas de esas nivel de un villorrio extremeño; y en lo re-
funciones. ferente a la vida sinfónica se encuentra
alejado del movimiento filarmónico del
Hacia los mismos días la «Gaceta»
mundo mientras Barcelona tiene grandes
lanzó una novedad de tipo filarmónico.
fiestas de arte; y afirma que a todo eso con-
Pues, según Decreto firmado por el Presi-
tribuyeron «la literatura musical izante de
dente de la República y el Ministro del
un significado crítico» y la complicidad de
ramo Sr. Dualde,la agónica Junta Nacional
aquellos «que no han sabido... que no han
de la Música y Teatros Líricos se ha con-
querido... que no han utilizado ni el dine-
vertido en Junta Nacional de la Música y
ro, ni las facultades omnímodas que les
Teatros Líricos y Dramáticos; su autono-
diera el Estado (y la casualidad) más que
mía de antaño queda tan achicada, que
para servir intereses particulares, para
aqipra será un organismo asesor—y nada

67
M G •'.-i

otorgarse prebendas mutuas y para des- pación de obreros que sienten el arte que
prestigiar a Madrid...» Juzgo discreto aco- se les proporciona.
ger tan contrapuestas opiniones, porque «Audicions Intimes» celebró un con-
conviene oír o leer a los contendientes de cierto interesantísimo de canciones, entre
uno y otro lado, si se quiere formar una las que habían algunas del maestro Pablo
idea propia acerca de las conductas ajenas. Casáis, escritas en sus años de juventud y
La vida musical se apuntó, desde mi desconocidas del público. Concepción Ba-
anterior crónica, un segundo recital del día fué la intérprete de esa sesión en la que
guitarrista Andrés Segovia, con la curiosa tuvo a Casáis de acompañante de sus pro-
novedad de la «Chacona» para violín de pias obras y en las que recibió el agasajo
Bach, adaptada a la guitarra maravillosa- de los aplausos. Esta misma entidad dio a
mente, y la primera audición de un «Pre- conocer la nueva ópera catalana del maes-
ludio y allegro» por el mejicano Ponce. tro Antonio Marqués, titulada «Dafnis i
También se apuntó un concierto extraor- Cloe», que obtuvo una acogida muy favo-
dinario de la Orquesta sinfónica, dirigida rable.
por el austríaco Kurt Pablen, quien estre- La Asociación de Cultura Musical ce-
nó una mozartiana y fluida Sinfonía—la lebró dos interesantes conciertos. El pri-
quinta—de Franz- Schubcrt. Aiíádase a mero de ellos estuvo encomendado al cé-
esto dos conciertos del violinista Simón lebre Cuarteto Lener, agrupación instru-
Goldberg en la Sociedad'Filarmónica (dán- mental de fama mundial. El segundo tuvo
dose como novedad una sonata «bachiana» la presentación del magnífico Grupo Ins-
para violín solo de Max Reger); otros dos trumental de Bruselas, conjunto que actuó
del Cuarteto Lener en la Asociación de por primera vez en esta capital y que
Cultura Musical (cuyas notas salientes—ya consiguió agradar mucho en sus cuidadas
que no sobresalientes—fueron las de un interpretaciones. La Asociación de Músi-
Cuarteto de Verdi apenas oído en estas ca de Cámara presentó al notable violinista
latitudes); un concierto dedicado a Bach, Ramón Totenberg, artista desconocido pa-
bajo la dirección de Ataúlfo Argenta, por ra nosotros y del que se tenían excelentes
un grupo de alumnos del Conservatorio, referencias que confirmó con un éxito muy
más alguna que otra menudencia; y paren justo y merecido. La Asociación de Músi-
los inventariadores de contar. ca Antigua confió la sesión correspon-
Pero muchas veces el daño no está en diente al mes de febrero a los artistas ale-
lo que deja de hacerse, sino en lo qué se manes Jorge y Emma Darmstd, los cuales
hace; por eso ciertas omisiones o paraliza- dieron un interesante recital de obras ale-
ciones de la política y de lá vida musical manas de los siglos XVII y XVIII, para
pueden ser más provechosas para los inte- violín y piano y para piano solo.
reses artísticos que ciertas actuaciones ó En el Liceo, después de las represen-
actividades contraproducentes, aunque las taciones wagnerianas, se dio un Festival
aureole el prestigioso oropel de aquellos Mozart, en el que se cantó «Las bodas de
a quienes se encargaba la correspondiente Fígaro», la obra cumbre mozartiana. Cabe
vivificación. Y no digo más, porque con señalar, como nota destacadísima, la pre-
lo expuesto queda ya dicho lo suficiente... sentación de la cantante Emma Berger, ar-
y algo más, sin duda. tista que goza de fama mundial en el te-
JESÚS A. RÍBÓ rreno de la lírica, y muy especialmente
en el género mozartiano Emma Berger
B A R C E L O N A . — La Asociación confirmó ser una estrella mundial del arte
lírico. Junto con otros intérpretes de alta
Obrera de Conciertos ha celebrado con
categoría artística, más la dirección tan
gran solemnidad el primer centenar de sus
acertada del maestro Eugen Szenkar, obtu-
audiciones. Pablo Casáis dio un recital de
vo los honores <lel aplauso durante el cur-
violonchelo con esta ocasión, y el éxito
so de la representación.
más lisonjero premió la labor del ilustre
artista y fundador de esta filarmónica agru- Cuando escribimos estas linca» está

es
Mi u s

a punto de inaugurar una serie de concier- Enhorabuena a los hermanos Cervera,


tos sinfónicos la Orquesta Pablo Casáis y a la directiva de «Lo Rat-penat», por
en el Palacio de la Música. El primer con- habernos proporcionado tan grata audi-
cierto será un fertival extraordinario dedi- ción.
cado a los músicos catalanes. Dentro de JOPECOR
las dimensiones de un programa fueron
invitados a colaborar algunos de los más
distinguidos compositores de la región, ALICANTE.—El día 22 de febrero
por lo cual ese programa acoge tanto tuvo lugar en la Cultural el anunciado
obras ya conocidas, como otras que son concierto a cargo de la Orquesta de Cá-
ahora nuevas. En este último caso se halla mara, dirigida por José Juan Pérez, con el
la premiada en el primer concurso de la concurso del gran pianista Leopoldo Que-
Generalidad, y cuyo autor resultó ser el rol.
organista de la catedral barcelonesa José En la primera parte, la Orquesta
Muset. Cada obra será dirigida por su ejecutó una Sinfonía clásica, que fué muy
autor. bien interpretada por la Orquesta, de la
Por los mismos días la referida Orques- que supo obtener gran variedad de mati-
ta organiza otro concierto de música cata- ces su Director, por lo que el público, que
lana, en la Asociación Obrera de Concier- no fué escaso, le tributó grandes aplausos.
tos, con obras de Pujol, E. Casáis, Zaraa- El Concierto de Goma y el Wedding
cois, Pahissa, Serra y Morera- cake de Saint-Saens integraban la segunda
parte. No conocíamos la obra de Goma.
TRISTAN
A pesar de la buena impresión que nos
causó, pues se trata de una magnífica obra
VALENCIA.—El día l o del próximo de dimensiones muy justas, tenemos la
pasado, presentóse ante nuestro público, certeza de que Goma, cuyas cualidades de
en el salón de Reinas de la valencianísima gran músico se revelan en este «Concier-
sociedad «Lo Rat-penat , el joven violi- to», puede hacer cosas, no ya mejores,
nista Vicente Cervera Zanón. puesto que esta obra está tratada admira-
Co.iienzó el concierto con la Sonata blemente, sino tal vez más personales. Po-
en «do» mayor de Mozart, seguida de la co cabe decir de la obra de Saint-Saens,
Gavota, para violín solo, de Bach. En es- pues como todas las obras del gran fran-
tas obras se reveló el joven Cervera como cés, es verdaderamente deliciosa. En la ter-
elemento destacado entre la actual genera- cera parte del programa figuraba el «Con-
ción violinística, puesto que, junto a una cierto» en «la» menor de Schumann, el
perfecta técnica, reúne una dosis de musi- más maravilloso de cuantos se han escrito
calidad muy poco frecuente entre la juven- para piano y orquesta.
tud. Y ahora pasemos a sus intérpretes.
El difícil «Concierto» en «re» menor Es cosa harto sabida en e! mundo mu-
de Wieniawsky que ocupaba la segunda sical, que Leopoldo Querol es hoy el más
parte, dio a Cervera amplio margen para conocido de nuestros pianistas; él fué
evidenciar cuanto de é! llevamos dicho, quien estrenó en Madrid el «Concierto»
consiguiendo entusiasmar al numeroso de Goma, el de Bacarisse, Ravel, «Capri-
auditorio con sus alardes de técnica y dic- cho» de Strawinsky, etc. Habíamos oído a
ción. En la tercera parte, en la que figu- Querol en anteriores conciertos de piano
raban obras de Kreisíer, Albéniz, Chava- solo y su dicción precisa, clara, junto con
rri y Pugnani, adaptóse a maravilla a tan un sentido altamente musical, que sólo uno
diversos estilos, haciendo gala de su exu- de nuestros más grandes pianistas (José
berancia de facultades. Iturbi) posee, siempre nos sorprendió, y
Tuvo como colaborador al piano a su esta vez con obras de piano y orquesta
hermano Miguel, quien realizó una labor nos ha maravillado. Posee Querol una téc-
muy meritoria, revelándose en la Sonata nica tan perfecta, que le permite vencer
de Mozart como pianista muy estimable. sin ninguna dificultad todas las que encie-

69
M U

rrán obras como el «Concierto» de Schu- ces—manteniendo a lo largo de su obra


mann, cuya interpretación puede colocarse artística relaciones ideológicas con músicos
al lado de las de los grandes concertistas de otros tiempos que a la luz de la crítica
extranjeros. La versión que de dicho «Con- aparecen hoy como legítimos ascendientes
cierto» le oímos fué el «clou» de la tarde. suyos. Tales, los compositores franceses
El mismo «Wedding calce», estamos segu- del XVIL de los que Ravel ha conservado
ros que de no ser Querol su intérprete, la claridad de concepto y el equilibrio in-
tal vez resultase algo «ñoño», pero él lo teligente, la gracia y la distinción.
dice con tanta elegancia, tan justo, con En este «concierto», oído por vez pri-
tanto «esprit» que resulta delicioso oírselo.mera en Zaragoza, son Mozart y Saint-
No dudamos que este joven pianista, sea Saens los modelos que desatan su facundia
en breve una figura que represente en el sonora, los que desencadenan su invención
piano lo que Casáis en el violonchelo. al mismo tiempo que «el retorno a Bach»
La orquesta supo acompañar con la dis- se precisa, solemnemente, en esa cantinela
creción que merece tan gran artista. de «adagio», tan llena de emoción en ese
En suma: la mejor tarde de Cultural «lied», maravilla de sensibilidad, que por
que recordamos. sí solo destruye la leyenda de arte cere-
Al final del concierto, el público ova- bral conque se moteja la música del autor
cionó largamennte a Leopoldo Querol, de «La Valse».
viéndose obligado éste a dar fuera de pro- Bach redivivo, se halla presente en esa
grama la «Danza del Molinero» de Falla infinita melodía de sobriedad, claridad y
Í « N a v a r r a » de Albéniz, tocado como pureza, perfectamente clásicas.
asta ahora no habíamos oído, por lo que
le Valió nuevas ovaciones. Y ya en el camino de los parentescos
MIRA
musicales, como afirmando la proximidad
de géneros que a primera vista parecen
Z A R A G O Z A . — £ / pianista Querol muy dispares, hay en el primero y en el
y la Orquesta de Cámara en la Sociedad último tiempo del «concierto», esas casi
Filarmónica. Al comenzar el año 1932, si constantes e ingeniosas alusiones a la pura
la memoria no me engaña, se entrenó en música de color, alusiones en la técnica y
París el «Concierto» para piano y orques- en el empleo del «blues», del «fox», de
ta, de Mauricio Ravel, obra esperada con fórmulas rítmicas bien «negras», qiie la
tanta impaciencia cómo expectación por. orquesta expone con curiosos efectos ins-
público y crítica. Su autor, el gran maes- trumentales, vibratos y glisándos que
tro francés, había declarado que esta pro- evocan un «jazz» ennoblecido, un «jazz»
ducción era el fruto de dos años de inten- que transparenta las intenciones del músi-
so trabajo, que no tenía intenciones litera- co y su devoción por un dinamismo a la
rias y que por el contrario, contenida en manera de Vivaldi o de Bach. Hace unos
los límites de la música pura, venía a con- años, me decía Mauricio Ravel, que «al-
tinuar la tradición de los «conciertos» es- guna de las modalidades de «jazz» podían
critos por aquellos músicos que, según ser estimadas como la expresión musical
Ravel, habían logrado mayor perfección de un siglo mecanizado, enamorado del
en el género. ritmo».
El éxito, clamoroso, alcanzado en la Junto a las manifestaciones del ingenio
primera audición, se confirmó pronto an- agudo y del claro talento del compositor
te los públicos rnás calificados de Europa vasco francés, hay también, en la obra,
y América. Nuevamente Mauricio Ravel una curiosa concesión a lo romántico, una
se mostraba a la cabrza del movimiento nota sentimental no disimulada y todo ello
musical moderno, hablando un lenguaje envuelto en sonoridades de perfiles incon-
cada vez más personal, conservándose fir- fundibles, tan peculiares en este brujo de
me en sus convicciones de acercarse a épo- la orquesta.
cas y formas por las que había sentido Cuando el «concierto» termina y se
manifiesta devoción—condicionada a ve- apaga aquella deslumbradora feria de so-

70
M U

nidos; queda la impresión, cierta, de haber Aráiz, el músico culto y laborioso,


escuchado una de las obras musicales más marcó la fecha más señalada de su carrera
definitivas, más grandes, que han sido es- artística. Dirigir el «concierto» de Ravel
critas últimamente. y dirigirlo con éxito, es cosa de mérito
El «Concierto» de Schumann, escu- excepcional.
chado también por vez primera, todo en Leopoldo Querol es siempre el gran
él responde a las convicciones de quien artista, dueño absoluto de los secretos del
fué propagandista eficaz y decidido de «oficio».
aquel movimiento estético e intelectual El «concierto» de Ravel, estrenado
que agitó a los hombres y revolvió las por él en España, alcanza en sus manos
ideas en la primera mitad del siglo XIX. una interpretación clara, íntimamente
Roberto Schummann, el músico más ajustada a las intenciones complejas del
romántico y tal vez el músico más poeta autor.
de la historia, dejó con este «concierto»
uno de los modelos más felices de música U N FILARMÓNICO
romántica. En los tres «tiempos» de que
la obra consta, se mantienen sin desmayo, E X T R A N J E R O
un tono de pasión y un lirismo exaltados PARÍS.—La Sociedad de Conciertos
con espontáneas melodías de apasionados del Conservatorio tuvo feliz idea de dar
acentos y el «concierto» en conjunto tie- la primera ejecución íntegra del «OrfeO»
ne esa serena belleza de las grandes con- de Monteverdi, cuya obra fué estrenada el
cepciones clásicas. año 1607. Los intérpretes de esta obra y
No queda espacio en esta crónica pa- el director, Gaubert, fueron aplaudidos
ra comentar, como sería merecido, la mú- por su excelente intervención. El violon-
sica española que acompañaba a la de chelista Mainardi dio a conocer el «Con-
Schumann y a la de Ravel en el progra- cierto» de Pizzeti, obra sinfónica con vio-
ma. lonchelo obligado, en tres tiempos.
De Turina, «La oración del torero», Zino Francescatti y Szigeti triunfa-
un poema escrito para instrumentos de ar- ron una vez más en los conciertos sinfó-
co, una interpretación más de la Andalu- nicos Colonne. Maurice Emmanuel, vene-
cía musical, escrita con depurada técnica, rable historiador de música y compositor
con exquisito gusto, sentimental y pinto- de talento, ha dado ha conocer en estos
resca. conciertos su obra üerre de Bretagne,
De Azara, el malogrado maestro de la admirable sinfonía de orquestación lumi-
Seo, una «suite» muy expresiva del inte- nosa y expresión irreprochable. La Baila-
rés que mosén Salvador sentía por las de para clarinete y orquesta de Le Bou-
conquistas de hoy, en orden al ritmo y a cher, ejecutada por primera vez, testimo-
la arquitectura armónica. nia una vez más la singular influencia de
Hizo bien Aráiz en incluir esa mú- Debussy sobre la música francesa presente.
sica interesante en el programa. Hizo bien Las combinaciones melódicas, el juego de
la Filarmónica en tributar al músico ara- timbres, el estilo, el movimiento, la expre-
gonés el sencillo homenaje del aplauso y sión y la inspiración misma de la obra re-
del recuerdo. cuerdan momentos debussystas de grato
Para la Orquesta de Cámara de Zara- sabor. La obra de Le Boucher es clási-
goza, fué el concierto una durísima prue- ca de forma y romántica de acentos, y su
ba, de la que salió airosamente. Su decisión construcción está basada en la manera de
de tocar un programa de tan elevada con- hacer resaltar las posibilidades técnico-so-
dición, ya es de elogiar y el hecho de to- noras del instrumento solista, en esta oca-
carlo bien, merece aplausos y alientos para ción maravillosamente realizadas por el
nuevas empresas. virtuoso M. Cahuzac.

71
M U s

N OT I C I A R iO
El 7 de febrero insertó la «Gaceta de glaterra, donde fueron organizadas diver-
Madrid» un Decreto fechado el día 5, por sas audiciones de sus obras. Uno de estos
el cual desaparece virtualmente todo ras- conciertos se celebró en Glasgow, colabo-
tro de la anterior Junta Nacional de Mú- rando con la orquesta el violinista Toten-
sica, sucediendo a ésta otra cuya denomi- berg, también polaco.
nación es «Junta Nacional de la Música y En la escuela de Totnes, el propio
Teatros Líricos y Dramáticos». De esta Szymanowski ejecutó varias sonatas para
innovación radical nos ocuparemos, con piano, de su composición.
la atención debida, en el próximo número, Para la próxima primavera se anuncia
limitándonos por hoy a señalar la existen- ya un Festival Szymanowski, en el que
cia del Decreto referido. serán ejecutadas obras orquestales, bajo la
dirección de Sir Thomas Beecham.
Durante la próxima primavera, la fa-
mosa Orquesta Filarmónica de Viena rea- Ha tomado cuerpo en Francia la idea
lizará una «tournée» por Europa, dando de hacer de Versalles una especie de Bay-
conciertos en París, Bruselas, Amberes y reuth.
Londres. Tomará también parte en el Ma- Según este propósito, anualmente o
yo Musical Florentino, ejecutando en Flo- cada dos años en la histórica población
rencia, el 11 de mayo, bajo la dirección francesa, cuyo famoso palacio Real e Im-
del maestro Félix Weingartner, y con la perial tiene un bello teatro, se celebraría
colaboración de los coros de la Opera de una temporada de ópera, y se organizarían
Viena, la novena Sinfonía, de Beethoven. también manifestaciones artísticas y cultu-
rales, a semejanza de lo que se hace en
Los Festivales que se celebrarán este Alemania, Austria e Italia.
ano en Salzburgo no comprenderán sola-
mente cuatro espectáculos, como en un
principio se anunció. El distinguido compositor italiano
Toscanini dirigirá «Jedcmann»,'«Faust», Franco Alfano, director del Conservatorio
«Fidelio» y «Falstaff»; Bruno Walter, de Turín, está musicando el «Cyrano de
«Don Giovanni» e «Ifigeniaen Taurida», Bergerac», de Rostand.
y Clamens Krauss, «Las bodas de Fígaro», A la obra emprendida por Franco Al-
«Electra» y «El caballero de la Rosa». fano añade interés el hecho de que el
i\demás, habrá ocho conciertos sinfóni- maestro no se ajusta a una traducción ita-
cos, que dirigirán Toscanini, Bruno Wal- liana, sino que se inspira directamente en
el poema francés, por considerar que para
ter, Weingartner, Mengelberg y Krauss,
ello es mucho mejor el original que la
y otros cinco conciertos sinfónicos, en la
más escrupulosa traducción.
catedral, dirigidos por José Messncr.
También se ofrecerán audiciones de
las serenatas clásicas de Mozart. Ha sido nombrado director de la Fi-
larmónica de Berlín el maestro Hermann
El famoso compositor polaco Szyma- Stange, que fué largo tiempo director de
nowski ha pasado una temporada en In- la Opera de Sofía.

/ÍRTES GRÁFICAS MANUEL VIDAL MO NÓ Y AR

También podría gustarte