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La experiencia de la compra de productos es propia de cada individuo, pero está condicionada por las
técnicas de mercadotecnia, que manipulan al consumidor para la adquisición de artículos que marcan su
identidad pero que muchas veces no suplen las necesidades básicas. Dentro de este contexto, la
publicidad crea nuevos deseos en el individuo, abrumándolo con la multitud de anuncios, ofertas,
promociones y artículos con el único fin de comprar, aunque implique un desasosiego después de la
adquisición del producto como se menciona en el articulo 2 “ Comprar es una manera fácil de
adormecerse o aumentar la autoestima, incluso si el alivio es transitorio y pronto es reemplazado por el
remordimiento”
En este orden de ideas, el desarrollo del sistema económico estadounidense tiene como eje el
dinamismo de mercados y la sociedad del consumo. Este comportamiento de consumismo
origina daños a nivel personal como deudas sustanciales y abuso de tarjetas de crédito (articulo 3) ,
producto de la cultura de consumo, las zozobras post- compra y los estímulos psicológicos,
individualistas y materialistas, propios de la sociedad capitalista del consumo como se infiere en el
articulo 3 “ los rasgos que se correlacionan y probablemente subyacen o motivan la compra compulsiva
parecen ser el control de impulsos y las tendencias materialistas”.
Por otra parte, la masificación al momento de la compra de artículos es transversal en todas las
escalas sociales y ocasiona un espacio conflictivo en los mercados productivos, tanto tiendas
minoristas como almacenes de cadena. las escenas caóticas de empujón, pisoteo y lucha que
surgieron en varias ciudades del Reino Unido son indicativas del fuerte fin del capitalismo de consumo
(articulo 1) y un ejemplo claro de los estímulos de satisfacción que genera el contacto físico con los
artículos, en relación a las condiciones de compra en las paginas web.
Así pues, “Los especialistas en marketing venden símbolos junto con los productos, pero para
diseñar los símbolos se ven obligados a explorar las tendencias sociales para averiguar para
averiguar qué deseos pueden despertarse, avivarse, saciarse” (Cortina, 2002: 102). Los avances
de industrialización y urbanísticos de la sociedad del consumo han desencadenado un abanico de
deseos de carácter individual, superficial y materialista que crea necesidades ilusorias dentro de
la matriz mercantil.
La sociedad del consumo materializa sus deseos en los bienes y productos que compra en la
diversificación de mercados, anteponiendo los estímulos de inmediatez para suplir necesidades
circunstanciales que dan prestigio. estatus y dominio en la esfera del consumismo, sobre el
bienestar de sus necesidades básicas . El ser humano es artificialmente construido bajo patrones
de conducta que incitan al consumo compulsivo sin que el consumidor pueda racionalizar la
necesidad de la compra o incluso decidir en contra de la compra, comprar artículos innecesarios que son
inasequibles y / o que pueden precipitar la angustia personal, agitación de las relaciones familiares o
sociales, dificultad ocupacional, y problemas financieros o legales (articulo 2)
Bibliografia
(2002) Cortina, Adela, Por una ética del consumo. Taurus, Madrid.