LA DIALÉCTICA SOCIALIZACIÓN, EDUCACIÓN Y ENSEÑANZA. LA FUNCIÓN
EDUCATIVA DE LA ESCUELA; Tres aspectos relacionados pero diferentes: 1- Procesos de socialización o función socializadora 2- Función política 3- Función educativa de la escuela.
Ubicándonos temporalmente debemos mencionar que la familia ya no es
considerada como el espacio homogéneo de hace treinta años atrás, la economía está exigiendo nuevos comportamientos. La política se ha convertido en una costosa e inalcanzable empresa, donde la participación se reduce al compromiso electoral cada cierto tiempo. El proceso de socialización cambia y se especializa a la medida y ritmo de las sutiles transformaciones sociales.La ideología posmoderna corresponde a la estructura económica del LIBERALISMO RADICAL, transformando de manera acelerada valores y actitudes aparentemente bien asentados en las sociedades llamadas modernas o accidentales. El relativismo cultural, la tolerancia superficial, ausencia de compromiso y orientación, del tener sobre el ser, la obsesión por el consumo, son todos aspectos de la cultura contemporánea posmoderna, que fuera o dentro de la escuela, provocan el aprendizaje de conductas, valores, actitudes e ideas determinadas. Este influjo polimorfo, cambiante y omnipresente de la cultura dominante, se ejerce a través de las distintas instituciones e instancias sociales (escuela, familia, empresa, televisión, etc). y van condicionando poco a poco el desarrollo de las nuevas generaciones, a este fenómeno lo llamamos PROCESO DE SOCIALIZACIÓN o FUNCIÓN SOCIALIZADORA DE LA ESCUELA. En primer lugar y como mediación social en el desarrollo individual, la función social de la escuela, supone también un requisito indispensable para garantizar la formación del capital humano que requiere el funcionamiento del mercado laboral. En segundo lugar, su FUNCIÓN POLÍTICA pretende un servicio público, obligatorio y gratuito para todos los ciudadanos hasta una determinada edad para compensar las deficiencias de los procesos espontáneos de socialización. Además, esta se extiende hasta los lugares más remotos de la población para acercar la cultura pública e intentar paliar con ella, los efectos de desigualdad que la economía de mercado produce en los distintos grupos sociales. Aquí tenemos por lo tanto, una segunda mediación social sistemática e intencional. En el espacio de una escuela obligatoria y gratuita debe afrontarse el reto didáctico de diversificar las orientaciones, los métodos y los ritmos, de modo que el alumnado más marginado y alejado de la cultura pública e intelectual, tenga la posibilidad y oportunidad de incorporarse a ese proceso de recrear, vivir, reproducir y transformar dicha cultura. En tercer lugar y teniendo en cuenta la FUNCIÓN EDUCATIVA DE LA ESCUELA, aparece la mediación reflexiva también sistemática (ordenada) e intencional. De esto, solo podemos decir que la escuela es educativa cuando todo este conjunto de materiales, conocimientos, experiencias y elaboraciones simbólicas sirva para que cada individuo reconstruya conscientemente su pensamiento y actuación a través de un largo proceso de desconcentración y reflexión crítica sobre la propia experiencia y la comunicación ajena: la potenciación del sujeto. Solo podrá cumplir con su función educativa cuando sea capaz de promover y facilitar la emergencia del pensamiento autónomo, la reflexión, la reconstrucción consciente del pensamiento y de la conducta que cada individuo ha desarrollado a través de sus intercambios con su entorno cultural.
VALORES Y TENDENCIAS QUE PRESIDEN LOS PROCESOS DE SOCIALIZACIÓN EN
LA ÉPOCA POSMODERNA
La ideología social dominante en la condición posmoderna, difunde y legitima una
cantidad de valores que rodean y enmarcan los intercambios que cada uno de los individuos desenvuelve y las expectativas a las que aspira en su vida cotidiana. 1- Eclecticismo acrítico y amoral: primacía del pensamiento único, amorfo y débil La inevitable tendencia económica a la globalización y a la imposición universal de modelos de vida transmitidos a través de los medios masivos de comunicación conduce progresivamente a la formación de una ideología social amorfa y anónima basada en un eclecticismo trivial donde todo puede convertirse en mercancía y por lo tanto adquirir valor de cambio en el trueque comercial, es decir, el valor de cada objeto, comportamiento o idea, depende de su valor de cambio en el mercado. El pensamiento débil es a la vez la expresión de la tolerancia, la pluralidad y relatividad que requiere el respeto a las diferencias y la conciencia de la contingencia histórica de las formaciones humanas. 2- Individualización y debilitamiento de la autoridad: La individualización denota la importancia de la elección personal y se acomoda a las exigencias de diferenciación y diversificación de la oferta. 3- Importancia trascendental de la información como fuente de riqueza y poder: Los nuevos aportes informáticos y audiovisuales, han permitido que al igual que la información, la cultura parezca al alcance de todos. Pero esto no es así; la consecuencia más visible es que la información no está actualmente repartida de manera equitativa, como tampoco lo está el acceso igualitario a la capacitación intelectual para interpretar dicha información. La lógica del consumo destruye a la cultura. La importancia decisiva de la información para la participación política, cultural y profesional, puede suponer un factor más de discriminación e incluso de exclusión para los grupos más favorecidos. 4- Mitificación científica y desconfianza en las aplicaciones tecnológicas: Los desarrollos de la ciencia parecen enfrentarse a situaciones y posibilidades fuera de control de la propia comunidad científica, la reflexividad acelera la velocidad con la que una convicción científica es sustituida por otra. La etiqueta de lo científico o técnico se está utilizando como indicador de estatus elevado o incuestionable del conocimiento. 5- La paradójica promoción simultánea del individualismo exacerbado y del conformismo social: La sociedad refleja a la vez que estimula la paradójica aceptación y promoción del individualismo y el conformismo social, entendiendo al primero como aislamiento y enfrentamiento competitivo. El conformismo social, debe alimentarse como garantía de permanencia del marco genérico de convivencia. La búsqueda de la identidad personal de la mayoría de los individuos de la sociedad posmoderna parece vinculada a la competitividad profesional y a la diferenciación por el consumo como indicadores de status en una clara traslación del eje valorativo desde el ser al tener. El deseo como manifestación de la identidad personal se concreta tanto en el consumo de bienes materiales y simbólicos como en su utilización para condicionar y gestionar las interacciones sociales. 6- La obsesión de la eficacia como objeto prioritario: Eficacia como sinónimo de calidad, los fines justifican los medios y cualquier medio es aceptable si nos conduce a la eficacia. 7- Primacía de la cultura de la apariencia: Las exigencias del mercado en la vida cotidiana y en particular por medio de la publicidad audiovisual confunden cada vez más el ser y al parecer: las apariencias sustituyen la realidad al conseguir el efecto pretendido convirtiendo la vida de los individuos en roles artificiales. 8- El imperio de lo efímero en el paraíso del cambio: La concepción de cambio, novedad y originalidad se encuentra permanente y es algo incuestionable. La vida cotidiana no sólo exige adaptarse rápidamente a los cambios sino que también supone estar preparado a las exigencias del proceso de cambio constante. La consecuencia más palpable de esto es que el deseo del cambio y de la novedad por sí mismos, no tiene posibilidad de satisfacción. 9- Mitificación del placer y la pulsión: Apuntan a un cierto romanticismo y emotivismo, como también a una amenazadora tendencia al hedonismo. 10- Culto al cuerpo y mitificación de la juventud: La mercancía del cuerpo joven se va restringiendo progresivamente a etapas más tempranas, la satisfacción se encuentra seriamente comprometida al situarse en objetos o estados efímeros y superficiales que solo se poseen por su valor de cambio. 11- La emergencia y consolidación de los movimientos alternativos: Feminismo y ecologismo, la mujer está sufriendo incluso más abrumador que el hombre, su utilización como mercancía, zarandeada su individualidad y su identidad por las exigencias inmisericordes de la economía de libre mercado. La sensibilidad ecológica, la conciencia de los límites del desarrollo y la necesidad de frenar el deterioro que la economía incontrolada está imponiendo en la naturaleza, importantes resistencias colectivas que actúan como control de las pretensiones desmedidas de la economía del libre mercado al servicio de la rentabilidad. Rompen la falsa indiferencia del eclecticismo acrítico y amoral, se pronuncian a favor de valores y de procedimientos para argumentar y decidir los acuerdo que la comunidad debe adoptar para facilitar la supervivencia y la satisfacción de todos y nos llaman constantemente a participar en los debates, las decisiones y las acciones. 12- La cultura social y la función educativa de la escuela moderna y la crisis de la modernidad: La revolución electrónica que preside los últimos años del siglo XX parece abrir las ventanas de la historia a un nuevo tipo de ciudadano con hábitos, intereses, formas de pensar y sentir, presidida por los intercambios a distancia. A esta nueva manera de establecer las relaciones sociales y los intercambios informativos ha de responder un nuevo modelo de escuela. La escuela no puede transmitir ni trabajar dentro de un único marco cultural, un único modelo de pensar sobre la verdad, el bien y la belleza. Los docentes y la propia institución escolar se encuentran ante el reto de construir otro marco intelectual más amplio y flexible que permita la integración de valores, que asuman la diversidad, la pluralidad, la reflexión crítica y la tolerancia. 13- La emergencia del sujeto: el reto educativo de la escuela posmoderna. La concepción postmoderna ha puesto de manifiesto ha puesto de manifiesto lagunas en el desarrollo del pensamiento, la cultura y la educación. Ha contribuido a recuperar cosas que la modernidad desatendió: el mundo de las emociones, sentimientos y afectos, el valor del presente, la desmitificación de los principios y del rol de la ciencia y la técnica, el rechazo del militantismo y al endiosamiento de la razón.El sentimiento de la escuela y de los proyectos curriculares que en ella se trabajan debe vincularse con las exigencias educativas en la condición postmoderna. La emergencia y fortalecimiento del sujeto se sitúa como el objetivo prioritario de la práctica educativa. El énfasis debe situarse en el enriquecimiento del individuo, constituido como sujeto de sus experiencias, pensamientos, deseos y afectos. La reivindicación del sujeto supone a la vez la defensa de la libertad personal y el desarrollo de la comunidad .El desarrollo de la subjetivación como objetivo prioritario. Supone sumergirse sin complejos elitistas en las peculiaridades y determinaciones de la cultura de masas asimilada y reelaborada por el individuo, para provocar su contraste, la reflexión del sujeto sobre sí mismo y facilitar su reconstrucción creadora. Facilitar la transición en la escuela del individuo en sujeto no es una tarea al alcance del mero aprendiz académico, requiere la vivencia consciente rica y compleja, de la cultura, reproducir y recrear con los materiales que ahora se ponen en tensión en el individuo y en el grupo.La escuela postmoderna debe incluir la complejidad y multiplicidad y la cultura humana y proponer su utilización como instrumento inmejorable para provocar la subjetivación, la emergencia del sujeto capaz de convertirse en agente consciente de interpretación, creación y transformación. Vivir la cultura en la escuela requiere la misma amplitud y flexibilidad que la vida. Concebir el aula como una foro abierto y democrático de debate, contraste y recreación de las diferentes perspectivas presentes en la comunidad multicultural de la sociedad postmoderna