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Perdonar es renunciar al derecho de castigar al culpable.

Es olvidar el sufrimiento y
tratar al otro mejor de lo que se merece, sin pedirle nada a cambio. Es un regalo de
amor que se elige dar al ofensor.

En el matrimonio, donde la convivencia de la vida diaria produce roces,


malentendidos, desacuerdos, frustraciones y enojos, es necesario ejercitarse en
conceder y pedir perdón.

¿Por qué perdonar?

El perdón es una orden de Dios. Así como fuimos perdonados por El, a través del
sacrificio de Su Hijo Jesucristo, también debemos hacerlo nosotros. Perdonar no es
una debilidad, no es falta de dignidad; es un acto de misericordia, donde los
mayores beneficiados somos nosotros, porque al perdonar evitamos que crezca en
nuestro corazón amargura, ira, rencor, resentimiento y venganza, sentimientos que
traen sufrimiento, dolor y quitan el gozo de vivir.

"Abandonen toda amargura, ira y enojo, gritos y calumnias, y toda forma de


malicia. Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense
mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo. Efesios 4:31-32

¿Por qué tengo que dar el primer paso si soy el ofendido? No hay que esperar a que
el ofensor se acerque a pedirnos perdón, porque mientras más tiempo pase, más
meditaremos en la ofensa, más crecerá, más dolor causará. Más bien, lo más pronto
posible y aunque no tengamos el deseo de hacerlo, tomemos la decisión de
perdonar, no porque el otro lo merezca, sino porque queremos sanar el corazón,
sacar el dolor y vivir en libertad.

Es posible que el dolor no desaparezca inmediatamente, pero si cada vez que el


suceso viene a nuestra mente recordamos que ya perdonamos, con el tiempo la
herida sanará y dejará de afectar nuestra relación.

“Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: -Señor, ¿cuántas veces tengo que


perdonar a mi hermano que peca contra mí? ¿Hasta siete veces? -No te digo que
hasta siete veces, sino hasta setenta y siete veces le contestó Jesús” Mateo18:21-22

Aceptar que en otras ocasiones hemos ofenddo y maltratado a otros nos facilitará
tomar la decisión de perdonar.

“Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra” Juan 8:7

¿Por qué pedir perdón?

Es muy fácil herir a las personas que más amamos. Ofendemos cuando nuestras
palabras o acciones van en contra del bienestar del otro. Aunque hay ofensas
evidentes, existen o

Tras que pueden pasar desapercibidas, como cuando dejamos de cumplir una
promesa, cuando llevados por el enojo decimos cosas que no sentimos, o
simplemente cuando ignoramos las necesidades del cónyuge.
Es por eso que si nos damos cuenta que hemos lastimado, intencionalmente o no,
los sentimientos del otro, debemos acercarnos arrepentidos, con una actitud
humilde, confesar nuestra falta y pedir perdón. Este será el primer paso para sanar
el dolor que causamos y abrir la puerta a la restauración.

Además, al pedir perdón obedecemos a Dios, nos ejercitamos en humildad, valentía


y misericordia. Reconocer nuestra equivocación puede ayudar en un futuro a
pensar antes de actuar para no cometer el mismo error.

“Por lo tanto, si estás presentando tu ofrenda en el altar y allí recuerdas que tu


hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar. Ve primero y
reconcíliate con tu hermano; luego vuelve y presenta tu ofrenda” Mateo 5:23-24

Perdonarnos

Si pedimos perdón a Dios y al cónyuge por nuestra equivocación o pecado, debemos


sentirnos perdonados porque: “tú, oh Dios, no desprecias al corazón quebrantado
y arrepentido” Salmo 51:17b.

Reflexión:

Propóngase pedir perdón y perdonar a su cónyuge antes que acabe el día, así
obedecerá a Dios, no acumulará amargura en su corazón, modelará la compasión en
vez de la venganza y su hogar recibirá los beneficios de la reconciliación, como son
la paz, la armonía y la alegría.
JUGUEMOS A LAS ATRAPADAS

Materiales: una mochila, cosas pesadas como libros, piedras, etc

Reglas 

Invitar a los participantes a llenar una mochila con objetos pesados.


Que un participante cargue la mochila y trate de atrapar a los demás
Cuando atrape a alguno, este debe cargar la mochila y atrapar a los demás.
Cuando el coordinador considere tiempo necesario, se les pide que sigan jugando pero sin la
mochila durante 5 minutos o más

REFLEXIONEMOS SOBRE EL JUEGO

¿Fue fácil atrapar al compañero con la mochila pesada? ¿Cómo se sintieron?


¿En qué se parece esto a cuando no perdonamos?
¿Fue fácil atrapar al compañero sin la mochila? ¿Cómo se sintieron?
¿En qué se parece estos sentimientos a como cuando perdonamos o somos perdonados?
¿Qué aprendimos de este juego?

ALGUNAS IDEAS SOBRE EL PERDÓN

El rencor, el odio, el coraje, son como enfermedades que nos marcan y nos paralizan, nos
roban la felicidad, amargan la existencia, provocan dolor, frustración y acaban con la armonía y
la paz a nuestro alrededor.

Guardar estos sentimientos es como cargar toda la vida una mochila muy pesada de cosas que
no nos sirven.
Un secreto infalible para quitar esos sentimientos de nuestra vida es el perdón y la
reconciliación, porque son caminos que nos ayudan a restaurar nuestro significado de Vida,
nuestra seguridad y nuestra capacidad de socializar con los demás.

Perdonar es liberarnos de sentimientos negativos que son un estorbo en nuestra vida, que nos
roban la paz interior y que provocan muchas enfermedades. Es vaciar la mochila…

 ACCIONES PARA PERDONAR

En un momento de silencio haz un examen de conciencia y pregúntate qué cosas necesitas


perdonar de ti mismo: (por no ser tú mismo, es decir no aceptarte cómo eres, por vivir atado al
pasado, por autocriticarte negativamente)    y de los demás (padres, hermanos, amigos,
vecinos, pareja, colegas, etc.) Comparte tus impresiones.

Si hay no hay muchas personas que necesitan perdonar, se les pide que en una hoja escriban
una frase que para ellos representa el perdón; de lo contrario se puede hacer una...

Meditación guiada para alcanzar el perdón.

Cerrar los ojos

Relajar el cuerpo. Inhalar—exhalar, Sentir los pies, las pantorrillas, los muslos pesados, el
vientre, la espalda, los pulmones, los latidos del corazón, aflojar la garganta, sentir el rostro, el
cerebro no piensa nada.

Imaginar a la persona que te ha ofendido, decirle todo el daño que te ha hecho. Que tu no
podías defenderte, que abusó de su autoridad, que no debió meterse en tu vida, etc. Si quieres
pégale, saca toda tu ira, tu coraje, tus frustraciones en contra de esa persona. Luego dile que
ya no va a seguir haciéndote daño, que has tomado la firme decisión de nunca más dejarte
ofender por él o ella. Dile que le perdonas de corazón, que ya no le guardarás resentimiento.

Una vez que has logrado perdonar, siente la paz en tu interior, siente la alegría de no cargar un
peso innecesario en tu vida. Ocupa esas energías que desgastaste odiando para realizar cosas
productivas, abrázate y sé feliz.

Abre lentamente los ojos y recuerda que ya no eres la misma persona.

CONCLUSIÓN

Para concluir, se invita a los participantes para compartir su experiencia.

y se concluye con este vídeo 

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