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Resentimiento: Es una experiencia de vida que nosotros no hemos sanado cuando ha sido
dolorosa, es una herida que no ha cicatrizado. Puede que no sangre, pero esa herida está
abierta y cuando la miramos o tocamos vuelve a doler.
Satanás se encarga de que nuestra mente haga la herida más grande lo que en realidad
fue, con argumentos basados en la soberbia, ¿porqué a mí? Yo que era tan bueno; que
pagué lo que hizo; fue lo peor del mundo lo que me hicieron; eso no tiene ni perdón de
Dios.
Se pierde la alegría de vivir. Si está el día bonito, que calor, que pereza, si está lloviendo,
vea pues que lluvia. Palo porque boga y palo porque no boga.
Quien en la vida ha perdido dinero ha perdido mucho, quien en la vida ha perdido la salud
ha perdido demasiado, pero quien en la vida ha perdido la paz del corazón lo ha perdido
Todo. No dejes que nada ni nadie te robe la paz del corazón.
Quien odia está bloqueado para crecer, no crece, no madura, no se supera, no trasciende.
Nos da miedo amar, nos da miedo abrir el corazón, nos da miedo entregar los tesoros que
hay en el corazón porque nos lastimaron una vez y nos da miedo volvernos a abrir.
Muchas de las enfermedades físicas que se tienen, son por falta de perdón. Los odios
generan trastornos físicos, científicamente demostrado.
El odio es como un carbón encendido, que solamente quema a quien lo tiene en la mano.
Una chica que odie a su padre, puede estar el día mas feliz de su vida, pero justo ese día ve
a su papá, y se le daña el día, y puede que el papá ni se entere que ella lo odia. Pero ahí
esta, ella se esta quemando con su propio rencor.
El odio asfixia
"unos autores dicen que la enfermedad del siglo es el sida, otros dicen que es el cáncer. La
enfermedad del siglo es EL ODIO".
Es científicamente comprobado que los estados de ánimo están relacionados con el sistema
inmune, asi que una gran depresión, odio o estress puedan generar un estado de
inmunosupresión y su enfermedad se agrave o se descubran enfermedades que tal vez ya
estaban en el organismo pero no habia signos ni síntomas
Eres la persona que más quiero en el mundo... y sin embargo te odio. (Odios a los padres o
conyugé).
El odio mata el amor en el corazón, extermina todo rastro de ternura del corazón.
“Cosas abominables son el rencor y la ira; sin embargo el pecador se aferra a ellas” Eclesiástico
27, 30
Solo tú puedes decidir si ser feliz o no, nadie más lo puede hacer por ti.
Solo falta tu decisión para que el Amor invada lo profundo de tu corazón y cambie las
tristezas por alegría, el rencor por perdón, la desesperanza por la convicción de querer
seguir adelante, la desconfianza por el abandono en su Amor, el Desamor por un amor que
irradie, un amor que queme en tu corazón y no seas capaz de no compartirlo con tu
familia, con tus amigos, con tus seres queridos.
“Vengan a mí los que estén cansados y agobiados que yo los aliviaré”. El odio, es la tortura
del ama, se pierde la paz, se pierde el Amor; pero tenemos a un Cristo sufriente, doliente,
amante y desgastado por ti, esperando desde la cruz tu SI PERDONO, para que puedas
descansar en su corazón.
“Yo he venido para que tengan vida, y vida en Abundancia”. Vida y no vida cualquiera.
He venido al enfermo, no al sano, he venido a ti. En esta decisión que tienes que tomar no
estás solo, porque Dios mismo se ha bajado del cielo, para estar junto a ti y ayudarte.
Uno no valora lo que no entiende, por eso dar argumentos sobre lo magnficio, lo
extraordinario, lo sublime de Perdonar.
Feliz quien recibe el perdón, pero cien veces feliz quien perdona.
Nadie se asemeja más a Dios que aquella persona que está dispuesta siempre a perdonar.
Es el don que se da a quien no se merece, a quien uno creería que no es justo perdonar, a
quien no es lógico perdonar, porque realmente el perdón es un regalo bondadoso del corazón
de aquellas personas que son tan nobles que se atreven a darlo.
Jesús nos lo mando así, condición indispensable para que Dios nos perdone es que nosotros
perdonemos. Dios nos perdona continuamente. Sin embargo la única condición que pone es
que nosotros también tenemos que perdonar. Mateo 18, 23-35
Somos como bestias cuando odiamos, pero somos como Dios cuando perdonamos.
"Y cuando se pongan de pie pare orar, si tienen algo contra su hermano, perdónenlo, para que
el Padre de ustedes que esta en los cielos, les perdone también sus faltas" (Marc 11: 25).
Uno puede perdonar y sin embargo no reconciliarse, como en el caso de una esposa
continuamente maltratada por su compañero.
"El perdón permite liberarse de todo lo soportado para seguir adelante. Usted se acuerda del
fr¡o del invierno, pero ya no tiembla porque ha llegado la primavera".
Debemos perdonar por nuestro propio bien y por el bien de futuras generaciones3
Perdonar no es olvidar, es recordar sin dolor, sin amargura, sin la herida abierta; perdonar es
recordar sin andar cargando eso, sin respirar por la herida, entonces te darás cuenta que has
perdonado.
Si no perdonas por amor, perdona al menos por egoísmo, por tu propio bienestar. Dalai Lama
Hay que perdonar siempre, no importa la falta que nos hallan hecho. No importa la magnitud o
el tamaño de la falta, siempre hay que perdonar.
Lo único que trae el odio y el rencor es infelicidad y desgracia. El que odia es un perdedor, pero
el que perdona es un ganador, es un triunfador, es un héroe, porque todo el mundo es capaz
de odiar pero, solamente aquellas personas que se atreven a ser diferentes, que se atreven a ir
por encima de sus sentimientos, de sus caprichos, de los errores de los otros, solo aquellos que
se atreven a elevarse alto hasta el cielo, para pedir ayuda a Dios, solo estos son capaces de
perdonar verdaderamente. Y es clave, indispensable para la felicidad, sin perdón no hay
felicidad, sin perdón no hay alegría verdadera. Así quieran fingir que están alegres, si no has
perdonado, en tu corazón todavía hay infelicidad.
El perdón no es un sentimiento, no nos tiene que nacer perdonar, no tenemos que sentir
perdonar, el perdón es una decisión, uno debe atreverse a perdonar, aunque muchas veces no
sienta ganas de perdonar. Uno dice Señor, no siento ganas pero quiero perdonar, y con tu
ayuda perdono.
La clave para perdonar es Amar, quien ama perdona, quien ama verdaderamente sabe
perdonar verdaderamente.
Sin perdonar a los que nos han hecho daño, es imposible vivir tranquilos.
El perdón nos lleva a sobre llevar el presente sin el veneno del pasado.
El perdón nos saca de la cárcel del odio y rompe las cadenas del rencor.
El perdón nos permite disfrutar el presente, mientras el odio nos ancla en un ayer amargo.
El perdón nos enseña a rechazar el mal sin rechazar a los que lo hacen.
Si ves ilógico o incluso irracional el perdonar, recuerda que lo esencial sólo se ve con el
Corazón.
ODIO A SÍ MISMO.
Quien no tiene misericordia consigo mismo, difícilmente la tiene con los demás. Por eso las
discusiones, las peleas, la tristeza ante el progreso de los demás, porque yo amo a los
demás hasta donde me ame a mí mismo. “Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo
como a sí mismo”, requisito para amar y aceptar totalmente lo de afuera, primero amar y
aceptar totalmente lo de adentro.
No me perdono lo que hice, lo que NO hice, No me perdono haber dicho esto, haber ido a
este lugar.
Salmo 129: “Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir? Pero de ti procede
el perdón, y así infundes respeto.
¿Si Dios te perdona, acaso te crees más que Dios para no perdonarte?
Sabiduría en la vida es aceptar aquello que ya no puedes cambiar, lo vivido vivido está y
punto.
A Dios no le importa los errores que cometiste hace algunos años, a Dios le importas tú.
Tenemos que aceptar con paz, con amor aquello que no podemos cambiar. Si Dios te
creo, te Ama, te acepta como eres. ¿Acaso te crees más que Dios para no aceptarte
como eres?
Si no aceptas tu cuerpo nunca vas a ser feliz, y esa frustración la vas a cargar toda tu
vida.
Belleza codiciada, deseada, pero no amada. No te van a amar por tu belleza, por lo
físico.
Acepta tu vejez.
Cada uno tiene su carisma, Dios no es injusto; lo que la vida te ha negado en este
sentido, te lo da en otro, en madurez, en nobleza, en capacidad de servicio.
Quiérete como eres, sino toda la vida vas a ser un insatisfecho, añorando lo que la vida
no te dio a nivel de tu temperamento.
El hombre siente que fracaso no solo económico-laboralmente sino como papá, como
esposo y como hombre. Vales demasiado, no es tu dinero, eres tú.
No te maltrates tanto, no te juzgues tan duro.
No te desesperes, si la desesperación te da algo desespérate, pero si no te da nada, NO
TE DESESPERES.
El desamor y la soledad
Hoy nos mata la soledad, en medio de la gente, vivimos solos. Las casas ya no son
hogares, son hoteles.
Si hoy le hablas y le dices Señor, es que en mi historia la he embarrado más de una vez,
Él dice: no me importa. Señor, pero es que me he equivocado. No me importa. Señor,
pero déjame hablar es que mira que hice esto. No me importa. Pero mira, como me
vas a querer. Si te quiero. Por Dios, como me vas a amar, mira mi vida pasada. Si te
amo, si te amo. Señor, perdóname, por qué me amas después de lo que he hecho. Te
lo voy a decir, porque me da la real gana y qué?
Judas traiciono a Jesús, no creyó en el perdón de Dios; y Pedro traiciono a Jesús, creyó
en su misericordia.
A menudo una mujer que ha sido v¡ctima de maltratos f¡sicos o emocionales durante
mucho tiempo, siente ira contra s¡ misma por todo lo que permiti¢ que le sucediera. La
primera persona a quien ella debe perdonar es a s¡ misma.
¿Si Dios nos perdona, quienes somos nosotros para no perdonarnos? ¿Que acaso nos
creemos mas jueces que el mismo Dios?
Debemos rezar mucho por las personas que nos han ofendido.
Pero, como voy a perdonar si me ofendieron a mí, yo soy el herido. QUE ME PIDAN PERDÓN A
MÍ… Jesús nos da el ejemplo, y por eso sin que nadie le pidiera perdón en la cruz, el nos dice:
Perdónalos porque no saben lo que hacen. Jesús elevo esa suplica al Padre por quienes le
ofendían.
Como se sentirá la Virgen María que fue capaz de perdonar a los que crucificaban a su hijo, y
nosotros todavía tenemos rencillas y rabias en nuestra alma.
ODIO A DIOS
Darle puños a la pared, primero se pone roja mi mano antes de mover el muro, Pelear
contra Dios es darse contra un muro.
EJEMPLOS DE PERDÓN
Una vez en la historia sucedió lo más catastrófico que pudo haber sucedido, y es que los
humanos matamos al Hijo de Dios, y aún así, desde la cruz el Hijo de Dios dijo: Padre,
perdónalos porque no saben lo que hacen. Nada por atroz que sea va a tener la magnitud
del asesinato a Jesús de Nazareth, y sin embargo el nos dio ejemplo de perdón.
Había un conflicto muy grande y un joven había peleado con una pandilla. Y resulta que
esta pandilla, se iba a vengar del joven. Salió el joven una tarde de su casa, no volvía,
pasaron 2 horas, y después llegaron los jóvenes de la pandilla a la casa de la mamá del
joven, y le dijeron que se lo habían encontrado, que se habían reconciliado y que iban a
hacer un sancocho para celebrar la reconciliación. La señora muy querida les abrió la
puerta, subieron a la terraza, pusieron el sancocho, los jóvenes dijeron que ya volvían, se
fueron, pasaron 2 horas, 3, 4, y no aparecían ni los jóvenes ni su hijo. La señora
preocupada por el sancocho, subió y cuando abrió la olla, encontró a su hijo descuartizado
allí…. Estaba descuartizado su hijo, y la señora se puso de rodillas y llorando levantó los
ojos al cielo y dijo, Dios mío yo perdono a estos jóvenes, yo los perdono.
Una niña de 14 años, dijo que odiaba a su madre, y que nunca la perdonaría. Le pregunté
por qué y me dijo, desde mis 9 años mi mamá esta entrando hombres a la casa para
entren, se acuesten conmigo y le paguen a ella; y se llenaban sus ojos de lágrimas al
decirme esto, hay que perdonar hasta eso, todo hay que perdonarlo. Ella pudo desahogar
su corazón, Gracias a Dios.
La Beata Madre Laura, nos cuenta en su diario que todas las noches su madre, cuando era
niña, rezaba por un hombre, y rezaba, y rezaba, y rezaba por ese hombre. Hasta que
alguna vez Madre Laura le preguntó: mamá, ¿quién es ese hombre por el que tanto
rezamos? Y la mamá se voltea a verla y con lagrimas en sus ojos le dice: hija, es el hombre
que mato a tu padre, es el hombre que mató a tu papá.
Dos judíos, sobrevivientes de los campos de concentración de los nazis, fueron liberados
por los aliados en la segunda guerra mundial. Se despidieron y pasados los años, se
volvieron a encontrar. Su dialogo de reencuentro fue el siguiente.
-Dime una cosa, ¿Tú ya perdonaste a los nazis, todos sus abusos, torturas e injusticias?
-Sí, yo hace tiempo los perdoné y ahora disfruto feliz una nueva vida.
-Pues yo no; aún los odio con toda mi alma por lo que nos hicieron pasar.
Te habrán lastimado con palabras, pero no te han azotado miles de veces con flagelos
punzantes; te habrán herido en tu honra, pero no coronado de espinas, te habrán quitado
los bienes, pero tu sangre te la han dejado en tus venas y en tu cuerpo. Miro tu rostro y en
él no veo los salivazos de tus enemigos; veo tus manos, pero no llagas en ellas; tu cabeza la
miro intacta y no coronada de espinas; y tampoco te han crucificado y destrozado. ¿Cómo
pues, eres capaz de decir, yo no soy capaz de perdonar, viendo y oyendo a Jesús que pide
perdón por sus enemigos?
Una señora subió a un tren, organizó su equipaje, sacó un libro y se sentó a leer con
atención. Al mismo vagón subió un caballero vestido de negro acompañado de dos niños y
una niña. Mientras él viajaba con la mirada perdida en el paisaje, los pequeños
comenzaron a moverse y a molestar.
Corrían, alzaban la voz, gritaban y en sus carreras tropezaron varias veces con la señora.
Ella se iba cargando de rabia y, para sus adentros, pensaba: “qué papá tan desinteresado,
ni sabe qué están haciendo sus hijos”. Los niños seguían inquietos y la señora tuvo que
suspender la lectura porque no era capaz de concentrarse. Justo cuando ella iba a hacerle
un reclamo airado al señor, escuchó estupefacta lo que el niño más pequeño le preguntó a
su padre: “¿Papi, a qué hora será el funeral de mí mamá?”. Y en ese instante la señora
comprendió la realidad y cambió sus juicios por compasión.