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Suelen producir cierta angustia en algunos padres que creen ver en ellas un síntoma de
retraso y se les debe aconsejar que hablen claro a su hijo/a, abandonando los patrones de
persistencia del lenguaje infantil. La mejor intervención es convencer a la familia para que
dejen esos malos hábitos.
Dislalia audiógena: Su causa está en una deficiencia auditiva. El niño o la niña que no oye
bien no articulan correctamente, confundirá fonemas que ofrezcan alguna semejanza al no
poseer una correcta discriminación auditiva. A este tipo de alteraciones se les denomina
dislalias audiógenas. El deficiente auditivo presentará otras alteraciones del lenguaje,
fundamentalmente de voz y el estudio de su audiometría nos dará la pauta sobre la posible
adaptación de prótesis. La intervención irá encaminada básicamente a aumentar su
discriminación auditiva, mejorar su voz o corregir los fonemas alterados e implantar los
inexistentes
En el deficiente intelectual las dislalias son un problema añadido a los del lenguaje del niño o
la niña deficiente. Su corrección hay que plantearla a más largo plazo, es más lenta y estará
condicionada por su capacidad de discriminación auditiva y su habilidad motora. Cuando nos
referimos a la dislalia habitualmente se refiere a la dislalia funcional y los tipos de errores
más habituales son: sustitución, distorsión, omisión, adición o inversión.
Omisión: el niño omite el fonema que no sabe pronunciar. En unas ocasiones la omisión
afecta solo a la consonante, por ejemplo, dice “apato” en lugar de “zapato”. Pero también se
suele presentar la omisión de la sílaba completa que contiene dicha consonante, por
ejemplo, dice “lida” en lugar de “salida”. En los sinfones o grupos consonánticos en los que
hay que articular dos consonantes seguidas, como “bra”,”cla”, etc., es muy frecuente la
omisión de la consonante líquida cuando existe dificultad para la articulación.
Adición: consiste en intercalar junto al sonido que no puede articular, otro que no
corresponde a la palabra. Por ejemplo, dice “balanco” en lugar de “blanco”, “teres” en lugar
de “tres”.
Inversión: consiste en cambiar el orden de los sonidos. Por ejemplo, dice “cocholate” en
lugar de “chocolate”.
o Creemos importante que el niño “lo pase bien” y comprenda la utilidad de las
actividades, ya que así mantendrá la actitud positiva necesaria para desear colaborar.
Además, así fomentaremos en él el gusto por la verbalización, la iniciativa y la
creatividad comunicativa.
o Es fundamental mantener un contacto frecuente y fluido con la familia y los demás
educadores del niño, porque estos tienen la posibilidad de potenciar y prolongar en
el tiempo nuestro trabajo, así como de informarnos de aspectos relevantes para
nuestra planificación.
o Debemos favorecer la aceptación de sus propios errores como algo natural e incluso
esperado en el curso normal hacia la corrección.
o Realizar una programación que simplifique los objetivos a favor de una causa común.
Los ejercicios de tratamiento de las dislalias son múltiples, aunque muy bien pueden
clasificarse desde tres puntos de vista:
En el primer punto nos referimos al reconocimiento del carácter común de los sonidos, al
análisis de las condiciones de la producción y al recuerdo de las características
particulares de los sonidos. Para el segundo punto utilizamos el soporte auditivo; a
través de él, el niño va descubriendo el origen de los ruidos producidos al azar por la
parte anterior o posterior de la cavidad bucal. Se trata de animar la articulación a partir
del empleo de consignas sonoras que orienten los movimientos de ápex lingual. No es
habitual que recurramos a indicaciones directas del lugar exacto donde se produce el
sonido, puesto que ello dependerá del modo como resuelva cada individuo las acciones
proyectadas contra los incisivos y paladar y de cómo los compense. Es decir, que el punto
en el que un sonido es articulado debe ajustarse a las circunstancias particulares de
organicidad orofacial. El tercer punto se refiere a los ejercicios miofuncionales, que se
proponen adecuar el tono muscular y los hábitos psicomotores a la fisiología de la
pronunciación.
BIBLIOGRAFÍA DE INTERÉS