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ARTE Y DEPORTE

c ONELDEPORTENACEUNNUEVOJURAME~~FTO,UNNUEVOVOTO ...nacen muchas cosas. Pero desde


mi llegada a Chile las circunstancias me han etiquetado como crítico de arte. Por eso
entre tanto nacimiento, debo sólo considerar si del deporte nace también un poco de
arte.
¡No,no!
Es el grito tácito que oigo. Que oigo de los deportistas, porque los sportsm no se
preocupan del arte. Sus actividades pueden llenar una vida sin necesidad de buscar
justificaciones en otras actividades.
¡No,no!
Grito de los intelectuales y de los artistas que desde la escuela primaria han aprendi-
do, gracias a doctos profesores, que el dios nebuloso de las artes sólo visita al hombre que
ejercita sus músculos cuando tiene ciudadanía griega, cuando ha nacido miles de años
antes de Cristo y cuando sobre su cuerpo desnudo, lleva un casco de bombero, casco
dorado de bombero, de pompiercomo dicen los franceses ... por lo tanto, de este deporte
cotidiano del Parque Cousiño, del Studium de Ñuñoa, del Hipódromo, no pueden hacer
ni una gota de arte, ni una sola visión artística, y críticos y artistas e intelectuales
-mientras todo un pueblo en camiones de a chaucha, mientras todos los pueblos del
mundo en metro, o en subwuy o en tubo, corren a presenciar eliminatorias y campeona-
tos- críticos, artistas e intelectuales, buscando la hermosa visión en lo que ya no existe,
solamente, únicamente por el hecho de no existir ya -declaran en poética lira sin
cuerdas-, la nostalgia de las artes de otros tiempos y la imposibilidad del arte en los
espectáculos de hoy, de hoy, en Chile, por ser hoy y por ser en Chile.
Sobre todo por ser hoy ...
A lo más, los críticos de hoy dígnanse otorgar un pasaporte de arte al espectáculo de
los toros, tal vez porque nunca han visto una corrida de toros y sobre todo, porque ya
muchos españoles han sabido sorprender, modestamente, las bellezas de su época.
Siempre es fácil repetir.
Sin embargo, la belleza clara y nítida, llena de sol, de los caballitos de polo que, bajo
la influencia del hombre, han llegado a aprender que en la cancha, como en la vida, hay
que correr, fatigarse y maltratarse, tras un ideal, un pequeño ideal blanco, que huye por
el césped verde; la belleza pura, rítmica, todo de equilibrio y gracia de los hermanos
Torralva, raqueta en mano; la belleza hecha de fuerza, de potencia, y de precisión
máxima, de tanta precisión que cada tres minutos se detiene -fidelidad al tiempo- por
un minuto, para volver a empezar ante la expectación clamorosa de las muchedumbres
y de todos aquellos que se contentan, como visión de arte, con luz, sol, vigor... la belleza
de Vicentini frente a Santiago Mosca, conquistando en el gran circo popular al 5" rounrl,
el derecho de recorrer el planeta entero por un ideal... la belleza del esgrimista que
perfecciona los movimientos de su espada con la misma magnífica inutilidad del pintor
perfeccionando su pincelada ...

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Tanta belleza, <qué poeta le cantará?, <qué crítico de arte bajando de las nebulosas,
se dignará consentirle un poco de estética?
Ninguno, tal vez.
La historia del arte no nos cuenta nada de un nnghindú en tiempo de Budha, de
una cancha de tenis en el siglo de Pericles, de una piscina policial en la Edad Media, de
un velódromo bajo Luis XIV.
Es por eso que los artistas de hoy -insistentes en cantar lo ya cantado (lo que da un
cierto fino aire de aristócrata aburrido)- no ven las bellezas modestas de todos los días.
Esto al deportista le es indiferente; esto al público le es indiferente. Conscientes
ambos de la pura belleza que realizan y presencian, dejan a los artistas cabalgar tranquilos
en lo inaccesible de poéticas nebulosas.
Se ha hablado tanto -hasta hacerlo un lugar común para salones de señoritas
intelectuales- de que el artista se adelanta a su siglo. Como todo lugar común, éste
también es cierto. Nuestros artistas se adelantan retrocediendo (cuestión de tempera-
mento). Mientras tanto los músculos se despliegan bajo el sol, los autos trepidan, laten
como corazones humanos, y el aire -por siglos indomable- vibra a voluntad del
radiotelegrafista que comunica al mundo entero lo sucedido en un pequeñito espacio
entre dos hombres valientes como romanos, hermosos como griegos...
Parece, sin embargo, que en todo esto no hay arte, Arte, ARTE.

(LaNación, martes 8 de abril de 1924, pág. 7)

VISIONES DE ARTE
La Compañía Rusa de Duvan Torzoff4

SE HA DADO EN LLAMAR ARTE MENOR ESTT.TEATRO RUSO COMPUESTO de pequeños números. Es


tal vez menor, porque sus números son pequeños y porque en ellos n o se debate ningún
problema social o psicológico de trascendencia. Sin embargo, al abandonar la sala de
espectáculos, ¡qué deseos se sienten de que todas las manifestaciones artísticas fuesen

La compañía rusa dirigida por Isaac Duvan Torzoff,que en Chile había comenzado sus actuaciones en
Valparaíso, debutó en Santiago el viernes 4 de abril de 1924 en el Teatro Unión Central. La visita del grupo se
hallaba enmarcada dentro de una gira por los principales centros artíStiC0S de Europa y de América. El
espectáculo contaba con la participación de bailarinas, cantantes, los que realizaban diversos números de
ballet, pantomimas, coros, danzas, escenas populares, parodias, teatro de títeres. La simplicidad del decorado
-fondo negro, dibujos exóticos que se destacan con tonalidades i n t e n s a t le otorgaba al acto una gran
originalidad.

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