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Educar sin violencia.

Estrategias para
una crianza positiva.
La educación de las hijas y los hijos no siempre es una tarea sencilla. Muchas
mamás y papás emplean estrategias de crianza basada en sus propias experiencias
de vida, es decir, repiten el modelo de crianza que sus madres y padres
implementaron. En otros casos, algunas madres y padres hacen modificaciones al
estilo de crianza con el cual los educaron, considerando que las estrategias que
emplearon con ellas o ellos no fueron del todo gratas.

Pero antes de avanzar en el tema, es importante saber que son los estilos de
crianza. Los estilos de crianza son todos aquellos actos que realiza cada mamá y
papá al instruir, educar y dirigir a una hija o hijo de manera cotidiana (Pedroza,
Mendoza y Martínez, 2013, p. 3). Las madres y los padres son quienes trasmiten
con estos actos conocimientos, valores, actitudes, roles y hábitos que dirigen el
comportamiento de sus hij@s.

Identificando mi estilo de crianza

Vega (2006) describe cuatro estilos de crianza:

 Estilo democrático.- Mamás y papás  que tratan de dirigir las actividades


de sus hij@s en forma racional considerando su edad características individuales y
circunstancias particulares. Mdres y padres que aceptan y alientan la autonomía de
sus hijas e hijos. Tiene una comunicación abierta con ell@s y reglas flexibles.
Cuando aplican consecuencias estas son razonables y ejerce un control firme.
Aplica una disciplina inductiva, ya que le explica el propósito de las reglas y está
abierto a las argumentaciones sobre las mismas. Sus hij@s son los que tienen el
mejor ajuste, con más confianza personal, autocontrol y son socialmente
competentes. Tienen un mejor rendimiento escolar y elevada autoestima.
 Estilo indiferente.- Mamás y papás que no imponen límites y tampoco
proporcionan afecto. Se concentran en las tensiones de su propia vida y no les
queda tiempo para sus hij@s. Si además mamá o papá son hostiles entonces l@s
niñ@s tienden a mostrar muchos impulsos destructivos y conducta delictivas.
 

 Estilo permisivo.- Se caracteriza por aquellas mamás y papás que


permiten que l@s niñ@s rijan y dirijan sus propias actividades, es el/la hij@ quien
tiene el control de la familia y mamá o papá suelen doblegarse frente a sus
requerimientos y caprichos. Sus hij@s suelen ser agresivos, poco tolerantes a la
frustración y con alta demanda de atención.

 Estilo autoritario.- Establecen normas con poca participación del niño o


la niña. Sus órdenes esperan ser obedecidas. La desviación de la norma tiene como
consecuencia castigos severos, a menudo físicos. Ejercen una disciplina basada en
la afirmación del poder. Sus exigencias con frecuencia son inadecuadas y los
castigos son severos o poco razonables. La comunicación es pobre, las reglas son
inflexibles, la independencia escasa. Por ello la niña o el niño tiende a ser retraído,
temeroso, irritable y con poca interacción social. Carece de espontaneidad y de
locus de control interno.

Como se
describe antes, cada estilo de crianza es diferente. En una familia es probable que
cada mamá y papá tenga su propio estilo de crianza, lo que favorece que l@s niñ@s
de esa familia presenten ambivalencias es su comportamiento.

Educar sin violencia

Pero regresando al tema “educar sin violencia”, desde hace muchos años se tiene la
creencia de que  un golpe a tiempo puede llegar a prevenir problemas de conducta
en nuestros hij@s. Mamás y papás aún emplean el castigo físico como método
correctivo en sus hij@s, sin llegar a considerar que es un acto de violencia.

 La violencia, no necesariamente se manifiesta de forma física, como una nalgada o


bofetada, también llega a presentarse de forma emocional, por ejemplo al emplear
palabras que hagan sentir al/la niñ@ poco capaz o bien con poca valía,
desatenderlos, ignorarlos o no cubrir sus necesidades básicas.

Esto nos lleva a preguntarnos por qué a los adultos en general o a las mujeres no se
les puede pegar, a los animales no se les debe pegar. Resulta irónico lo siguiente:
 Pegarle a los animales es crueldad.
 Pegarle a un adulto es agresión.
 Pegarle a una mujer es una agresión agravada.
 Pegarle a un detenido es tortura.
 Pegarle en el hogar a los niños es “educación” (Ferrari, 2014, p. 14).

Y bajo la frase anterior se justifican muchos actos de violencia a las niñas y los
niños poniendo de explicación que se les pega para que entiendan, pero, a nosotros
como adultos nos pegan para entender algo. Por ejemplo, cuando no terminamos a
tiempo un trabajo, nuestro jefe nos abofetea, o bien en casa, cuando no hicimos
alguna labor, ya sea por cansancio o falta de tiempo, nuestra pareja nos reprende
físicamente. Si no es así, porqué con los niños hacemos lo contrario.  Si los golpes
educaran, los niños más golpeados serían los más educados; sin embargo los niños
reprendidos físicamente son quienes presentan mayor número de conductas de
agresión.

Consecuencias de las pautas de crianza violentas.

La psicóloga María de los Ángeles Álvarez (2002) plantea que, dependiendo de las
creencias y supuestos que mantienen madres, padres o profesores con respecto al
rol de educadores sobre hij@s o estudiantes, será el estilo de comunicación y de
relación que se establezca con ellas y ellos, Algunas creencias favorecerían la
comunicación y otras la dificultarían. Estas creencias han sido aprendidas
tempranamente y durante el transcurso de la vida y se manifiestan en forma
espontánea en lo que se dice a los demás y a nosotros mismos. A continuación se
explican algunas consecuencias del uso de un estilo de crianza que emplee la
violencia.
 Enseñamos a ser violentos.- Enseñamos a usar la violencia cuando no
estamos de acuerdo con algo, o bien cuando algo nos molesta, por lo tanto es muy
probable que nuestras hijas e hijos lleguen a manifestar este mismo
comportamiento en otros escenarios, por ejemplo la escuela, puedes ser que al
molestarse por algo agreda a alguno de sus compañeros.
 Dificulta la habilidad para resolver problemas.- Usar un castigo
físico enseña a las niñas y niños que los problemas se resuelven con golpes y no
dialogando o buscando otras alternativas, por lo que cada que  tengan un problema
lo resolverán empleando golpes.
 Daña su autoestima.- Genera sensación de minusvalía y promueve
expectativas negativas respecto a sí mismo.
 Les enseña a ser víctimas.- Equivocadamente, muchos creen que la
agresión hace más fuertes a las personas que la sufren y ‘les prepara mejor para la
vida’, pero sabemos que no sólo no les hace más fuertes, sino más proclives a
convertirse repetidamente en víctimas.
 Les hace sentir rabia, rencor, y ganas de alejarse de casa.
 Pueden presentar dificultades para integrarse socialmente, es decir,
para hacer amigos y jugar con las demás niñas y niños.
 No se aprende a cooperar con las figuras de autoridad, se aprende a
someterse a las normas o a transgredirlas.
 Pueden sufrir daños físicos accidentales.- Cuando alguien pega
puede provocar más daño del que esperaba.

 Crianza positiva

La disciplina inadecuada usada por mamás y papás presenta tres aspectos: a)


disciplina inflexible o inconsistente, b) supervisión pobre, y c) rechazo al niñ@, así
como desinterés en las actividades que realiza. Sin embargo, existen  prácticas
disciplinarias que favorecen el sano desarrollo de las niñas y los niños, a lo que se
conoce como disciplina positiva (Pedroza, Mendoza y Martínez, 2013).

Disciplina significa realmente “enseñar”. La enseñanza se basa en fijar las metas


para aprender, planear un acercamiento eficaz y encontrar las soluciones que
funcionan de verdad. La Convención de la ONU sobre los Derechos del Niño
garantiza su protección contra todas las formas de violencia, incluyendo el castigo
físico. También reconoce la dignidad de las niñas y los niños y el respeto a sus
derechos. La “disciplina positiva” es no-violenta y es respetuosa de la niña y niño
como aprendiz. Es una aproximación a la enseñanza para ayudarlos a tener éxito,
les da la información, y los apoya en su crecimiento.
La disciplina positiva es:

 Encontrar soluciones a largo plazo que desarrollen la autodisciplina de las


hijas y los hijos.
 Comunicar a sus hijas e hijos con claridad sus expectativas, reglas y límites.
 Construir una relación mutuamente respetuosa.
 Enseñarles habilidades que les serán útiles para toda la vida.
 Aumentar la capacidad y la auto-confianza de sus hijas e hijos para manejar
desafíos vitales.
 Enseñarles cortesía, no-violencia, empatía, amor propio, derechos humanos
y respeto a las otras y los otros.

Estrategias para una crianza positiva:

 Conozca el comportamiento de su hija e hijo.- Observe el


comportamiento de su hija o hijo, en qué lugares se presenta, con qué personas o
ante qué situaciones. Lo anterior le permitirá conocer las causas de su
comportamiento. La conducta de las niñas y  los niños siempre tiene una razón,
saber que detona su comportamiento y que factores hacen que ese comportamiento
se mantengan le ayudarán a elegir la manera de modificar dicha conducta.
 Establezca rutinas y hábitos.- Las niñas y los niños requieren de
estructura y una buena manera de estructurar es generarles hábitos. Por ejemplo,
inicie el día de forma menos acelerada, despierte a su hija o hijo de manera amable
y respetuosa siempre a la misma hora, establezca una rutina como levantarse,
cambiarse, desayunar, cepillarse los dientes y salir a la escuela. Establezca un
horario en familia para comer o cenar y hacer tarea.
 Reconozca los comportamientos deseables.- Es importante
reconocer los logros de las niñas y los niños, por ejemplo: “Hoy hiciste tu tarea muy
tranquilo”, enfocarse sólo en lo negativo favorece que se sientan desmotivados y
poco capaces.
 Establezca reglas en casa.- Es importante que las niñas y los niños
sepan que reglas existen en casa y no solo se dé por entendido que las conoce, por
ejemplo: Recoger los juguetes después de jugar, recoger sus platos después de
comer, poner su ropa sucia en el cesto, respetar a las personas.
 Otorgue responsabilidades de acuerdo a la edad.- Asignar alguna
responsabilidad ayuda a identificar el valor de las cosas. Por ejemplo: regar las
plantas que hay en casa, limpiar algunos muebles o sus juguetes, sacar a pasear al
perro o darle de comer a su tortuga.
 Establezca consecuencias efectivas.- Una consecuencia efectiva es
aquella que tiene un impacto en la modificación de un comportamiento no
deseado. Elegir la consecuencia adecuada implica conocer a nuestr@s hij@s, sus
gustos por alimentos, actividades, programas preferidos. Emplear la misma
consecuencia para todas las conductas no siempre es efectivo, incluso si una
consecuencia fue muy efectiva con algun@ de nuestr@s hij@s podría no funcionar
con el/la otr@. Una buena estrategia es que la consecuencia debe ser inmediata y
debe ser de acuerdo a la conducta presentada, por ejemplo: si mi hij@ no acomodo
su uniforme, la consecuencia no podría ser que se quede sin su ipad toda la
semana, ya que es probable que a la mitad de la semana olvidemos que el ipad
estaba en consecuencia, o bien comprale un juego de x box cuando salió bien en un
examen parcial, el juego podría ser una consecuencia positiva si él/ella aprobó
todos los exámenes finales con una calificación satisfactoria.
 Tiempo para jugar o realizar actividades juntos.– Para las niñas y
los niños realizar actividades con mamá y papá es la mejor recompensa que pueden
tener. Aproveche algunos de sus tiempos libres, deje su celular de lado por un
momento o deténgase en alguna actividad y tome un tiempo para que hagan algo
juntos. Pueden ver una película, salir a caminar, jugar un juego de mesa jugar con
sus juguetes. Notará como después de esta actividad su hij@ estará con mayor
disposición a colaborar en casa o realizar sus actividades.

Ser mamá y papá es una tarea de todos los días y nuestras hijas e hijos no vienen
con un manual incluido que nos diga que hacer ante cada situación, pero siempre
es un buen momento para aprender nuevas estrategias que favorezcan una mejor
interacción con ellas y ellos.

Si estás interesado en conocer estrategias para llevar a cabo una crianza positiva
con tus hij@s, en SEPIMEX contamos con especialistas que pueden
apoyarte. Contáctanos vía correo a contacto@sepimex.com.mx o vía telefónica
al (55) 56.89.14.19.

Elaborado por:

Dra. Araceli Flores León

Terapeuta cognitivo-conductual.
araceli@sepimex.com.mx

           Referencias:

 Pedroza, F., Mendoza, B.  y Martínez, K. (2013). ¡Auxilio! ¡Mi hijo no trae
manual! Prácticas de crianza positiva, prevención de adicciones y bullying. Ed. Pax.
México.
 Ferrari, J. (2014). Educar sin violencia. La ley prohíbe maltratar a los hijos.
¿Cómo educarlos sin gritar, ni pegar? Integración académica en psicología. 2 (5).
12-20.
 Vega, M. (2006) Estilos de crianza y sus efectos. Taller para padres, Instituto
Alemán de Valdivia. [en línea] < http://www.educarchile.cl > [consulta: 26 abril
2017]
 Álvarez, M. (2002). Nadie nos Enseña a Ser Padres, Manual de apoyo para
padres y educadores. 2º Ed. Chile. Ediciones Universidad Católica de Chile. 170p.

Libros de consulta

 Pedroza, F., Mendoza, B.  y Martínez, K. (2013). ¡Auxilio! ¡Mi hijo no trae
manual! Prácticas de crianza positiva, prevención de adicciones y bullying. Ed. Pax.
México.
 Runkel, H. (2011). Paternidad libre de gritos. Trillas. México.
 Barocio, R. (2004). Disciplina con amor. Cómo poner límites sin ahogarse
en la culpa. Pax. México
 Barocio, R. (2014). Disciplina con amor para adolescentes. Guía para
llevarte bien con tu adolescente. Pax. México
 Faber, A. y Mazlish, E. (2015). Cómo hablar para que los niños escuchen y
cómo escuchar para que los niños hablen. Diana. México.
 Stowe, V. y Thompson, A. (2010). Educar niños felices y obedientes con
disciplina positiva. Estrategias para una paternidad responsable. Oniro. Madrid.

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