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COMENTARIO DE TEXTO 2 DE PLATÓN.

- "Pues bien Glaucón, debemos aplicar íntegra esta alegoría a lo que anteriormente ha sido dicho,
comparando la región que se manifiesta por medio de la vista con la morada-prisión, y la luz del
fuego que hay en ella con el poder del sol; compara, por otro lado, el ascenso y contemplación
de las cosas de arriba con el camino del alma hacia el ámbito inteligible, y no te equivocarás en
cuanto a lo que estoy esperando, y que es lo que desea oír. Dios sabe si esto es realmente cierto;
en todo caso, lo que a mí me parece es que lo que dentro de lo cognoscible se ve al final, y con
dificultad, es la Idea de Bien. Una vez percibida, ha de concluirse que es la causa de todas las
cosas rectas y bellas, que en el ámbito de visible ha engendrado la luz y al señor de ésta, y que
en el ámbito de lo inteligible es señora y productora de la verdad y de la inteligencia, y que es
necesario tenerla en vista para poder obrar con sabiduría tanto en lo privado como en lo público.
- Comparto tu pensamiento, en la medida que me es posible".

Platón, " La república". : Libro VII

El alumno/a deberá responder a las tres cuestiones siguientes:

1. Descripción del contexto histórico-cultural y filosófico que influye en el autor del texto elegido.

2. Comentario del texto:

A partado a) Explicación de las expresiones subrayadas.

A partado b) Exposición de la temática del mismo.

A partado c) Justificación desde la posición filosófica del autor.

3. Relación del tema elegido con otra posición filosófica y valoración razonada de su actualidad.

1. Contexto histórico-cultural y filosófico de Platón.

El pensamiento de Platón se enmarca dentro de un siglo muy convulso en Grecia, pero también de un
gran esplendor económico, político y cultural, especialmente en Atenas, su ciudad natal. El siglo V a. C.
comenzó con el enfrentamiento entre los griegos y los persas, que se resolvió a favor de los griegos y que
supuso la hegemonía política y militar de Atenas en todo el Mediterráneo oriental.

En la época de Pericles, a mediados del siglo V a. C., Atenas se convirtió también en el foco
cultural del mundo griego. En este siglo, representaron sus obras los poetas trágicos, Esquilo, Sófocles y
Eurípides; los autores de comedias, como Aristófanes; se levantó y embelleció la Acrópolis, en la que
destaca el Partenón, decorado por Fidias; y la escultura diseñó el canon del ser humano, con Policleto y
Praxíteles. En este ambiente cultural se educó Platón.

Pero el predominio de Atenas fue breve, pues en la guerra del Peloponeso (431-404 a. C.) se
enfrentó con Esparta y perdió. Con esta derrota, Atenas tuvo que entregar su flota a Esparta, sus murallas
fueron destruidas y se le impuso la dictadura de los Treinta Tiranos, a la que sucedió una democracia,
pero corrupta, que condenó a muerte a Sócrates, maestro de Platón. Estas razones lo llevaron a no
simpatizar con el régimen democrático.

La filosofía griega comenzó por la preocupación de los primeros filósofos por encontrar el
origen del universo. El universo no es caótico, sino que responde a un orden; es un cosmos. Precisamente
lo que buscan los físicos presocráticos es el principio 1 que organiza la realidad. Así pues, la filosofía

1
Principio. Para los primeros presocráticos, el primer principio de todas las cosas era, a un tiempo, la sustancia material de la que
se componían y el origen y el orden de su movimiento, de su nacimiento y de su capacidad de transformación. Posteriormente, se
fueron disociando los elementos que constituyen el sustrato material del principio ordenador del universo. Este proceso culminó en
surgió como una investigación sobre la materia originaria de la que se compone todo lo que existe y sobre
el principio ordenador de lo real.

Pero a mediados del siglo V a. C., cambiaron los intereses de los pensadores griegos, que
abandonaron el estudio de la naturaleza a favor de una mayor profundización en las cuestiones morales y
políticas. La principal razón de este cambio de orientación, que ocurrió justamente en Atenas, fue la
implantación de la democracia. Estas circunstancias requerían otra educación diferente de la tradicional.
Lo importante ahora es la preparación para la vida pública, que exige un conocimiento variado en el
ejercicio de la palabra, el análisis y la crítica. Los sofistas satisfacían estas necesidades. Su enseñanza se
basaba en el dominio del lenguaje para convencer a los ciudadanos que votaban en la Asamblea y
conseguir, de este modo, influencia política. El lenguaje, y el saber en general, se concebían, por tanto,
como arma política. Los sofistas no buscaban un conocimiento verdadero, sino convencer a su auditorio.
Esta actitud supone el triunfo del escepticismo y del relativismo2 .
La R epública es una obra de madurez y la más importante de la producción filosófica de Platón.
La justicia ocupa el centro de su reflexión en este texto. Tras buscar una definición de la justicia en los
primeros libros, Platón trata de establecer, en los siguientes, cómo es posible constituir un Estado en el
que reine la justicia. Y solo es posible un Estado justo si gobiernan los filósofos, es decir, aquellos que
han llegado a conocer la idea de bien. A continuación, Platón describe las cualidades que han de adornar
a un filósofo, y señala el camino que se ha de seguir para que las desarrolle por medio de la educación 3 .
Estos son los temas que se recogen en los libros VI y VII, de los que se han extraído el fragmento que
comentamos.

Por tanto, la educación de los filósofos es el tema central que vamos a tratar en nuestro
comentario, aunque en los fragmentos seleccionados se puede resumir prácticamente todo el pensamiento
de Platón, tanto el problema del conocimiento como el de la realidad, según la naturaleza humana y su
educación.

[Análisis general de los textos propuestos para la selectividad.

Cuando abordemos el análisis del texto, nos vamos a encontrar, en primer lugar, con la
comparación del bien con el sol (La alegoría del sol): el bien representa en el mundo de las ideas la
misma función que el sol en el mundo sensible. Igual que en el mundo sensible el sol permite ver las
cosas y es el responsable de su existencia, pues hace posible su crecimiento y nutrición, la idea de bien
permite conocer mediante la razón las ideas, que son la auténtica realidad.

Tras esta comparación, Platón presenta una imagen geométrica que nos permite entender la
jerarquía de los modos de ser y de los grados de conocer y la relación entre ellos. En su famoso símil de
la línea, Platón traza la división entre la opinión, conocimiento cambiante e inseguro, y la ciencia, que
proporciona un conocimiento absoluto y verdadero, pues nos descubre las ideas y, en último término,
alcanza hasta la idea de bien. Esta distinción entre opinión y ciencia en el conocimiento se corresponde
con la separación de la realidad en dos ámbitos: el mundo de las ideas y el mundo sensible. La opinión es
cambiante porque trata de las cosas sensibles, que también los son, mientras que la ciencia es verdadera
porque se ocupa de ideas, que son eternas e inmutables.

Finalmente, ya en el libro VII, analizamos el " mito de la caverna", en el que Platón describe el
camino (dialéctica) que ha de seguir el prisionero, que representa al hombre ocupado en el mundo
sensible, hasta contemplar la luz del sol, la idea de bien (el mundo inteligible). En este proceso consiste la
educación.

la teoría platónica de las ideas, que son las entidades inmateriales a partir de las que se crea el mundo material, copia imperfecta del
mundo ideal.
2
Relativismo. La preocupación de los sofistas no es la búsqueda de la verdad, sino el control del poder político mediante la retórica,
mediante el dominio del lenguaje. Entienden que el saber es convencional, es decir, establecido por los hombres, y, por ello,
susceptible de cambiar. Por tanto, como dijo Protágoras, el más importante de los sofistas, el hombre es la medida de todas las cosas.
Luego, si no hay un saber absoluto, el hombre establece qué es la verdad, y en el ámbito que principalmente preocupa a los sofistas,
el político, promulga las leyes de acuerdo con su conveniencia.
3
Educación. Es el proceso por el que el hombre llega al conocimiento de la idea de bien. Este es un camino largo y arduo, en el que
el hombre recorre la senda que lleva desde el mundo de lo sensible hasta las ideas (en el "mito de la caverna", que comentamos en el
texto, se representa por la salida del prisionero de la caverna a la luz del sol). Es un elemento decisivo en el pensamiento platónico,
pues no solo se logra la culminación del conocimiento, sino que es el fundamento del buen gobierno de la ciudad: solo si los
gobernantes conocen el bien puede reinar la justicia en el Estado.
Una vez que el hombre conoce el bien, el prisionero, ya convertido en filósofo, vuelve a la
caverna para liberar a sus compañeros de cautiverio. Es, por tanto, un deber del sabio -y si no quiere, se le
debe obligar- gobernar sobre los hombres.

[(A partir de aquí, las ideas propuestas se pueden utilizar como contexto filosófico o como una de las
posibilidades de relación con otros pensadores; aunque más abajo aparecerán otras posibilidades).

En la filosofía de Platón, y en particular en los textos que vamos a comentar, se observa la


influencia de los filósofos presocráticos y, fundamentalmente, de los sofistas. De entre los presocráticos,
Parménides distinguió entre el ser y el no-ser, y entre la vía de la verdad y la de la opinión. Su tesis
fundamental es que el ser es y el no-ser no es. Luego, solo existe el ser, que es inmutable, eterno,
inmaterial y solo se lo puede conocer mediante la razón; en definitiva, que las ideas de Platón reproducen
las características del ser de Parménides. El mundo que nos muestran los sentidos no es. El mundo en
continuo devenir, cambiante, tal como lo describe Heráclito, podemos compararlo con el mundo sensible.

Ahora bien, en el ámbito político, que predomina en los textos seleccionados, Platón polemiza
con los sofistas. Para él, estos eran meros charlatanes y demagogos que pretendían enseñar un saber que
desconocían. La educación que proporcionaban solo persigue el acceso al poder a toda costa. Su
ignorancia unida a su ambición conduciría al desastre al Estado. En cambio, en la ciudad gobernada por
el filósofo platónico reina la justicia, porque el filósofo conoce lo que es el bien, la verdad, y persigue el
bien común de los ciudadanos.

La repercusión del pensamiento de Platón en toda la filosofía occidental ha sido enorme, desde
su confluencia con el cristianismo en la obra de San Agustín, que identifica la idea de bien con Dios,
hasta el rechazo frontal de Nietzsche de ambas interpretaciones de la realidad (el platonismo y el
cristianismo), que él considera inseparables, porque se han constituido rechazando el valor de la vida.

En el ámbito de la política, La R epública es un modelo para todas las utopías4 que la han
sucedido. Aunque quizá merece la pena destacar la crítica radical de Popper, que considera la utopía
platónica, como la representación ideal de un Estado totalitario: 1) la división estricta de clases sociales,
2) la identificación del destino del Estado con la clase gobernante, 3) esta tiene el monopolio de los
valores, del derecho y de la educación, y 4) el Estado debe ser autosuficiente.

La justicia tal como la entiende Platón, como "lo que interesa al Estado perfecto", esto es
"impedir todo cambio mediante la rígida división de clases y los privilegios de la clase superior", que se
traduce en un Estado en el que el gobernante gobierna, el trabajador trabaja y el esclavo obedece; esto,
según Popper, es la exigencia de un gobierno de tipo totalitario.

Así la teoría política de Platón es una tentativa para frenar las tendencias igualitarias,
individualistas, e implantar la teoría moral totalitaria con la justificación del mantenimiento de la
estabilidad del Estado.

Frente al utopismo político platónico, que sucumbe al totalitarismo y elimina la libertad


individual a favor de la justicia (de la estabilidad), Popper defiende la sociedad abierta 5 , la sociedad
democrática, cuyo valor fundamental es la libertad.] ]

4
Utopías. Las utopías son sociedades perfectas en las que se superan las injusticias que existen en las sociedades reales. Se
presentan como modelos ideales de lo que debería ser la sociedad y se denuncian los males presentes con el objetivo de perfeccionar
la sociedad. La República es la utopía en la que Platón diseña un Estado cuyo objetivo es la instauración de la justicia, la cual solo
se puede conseguir si gobiernan los que conocen el bien, los filósofos.
5
Sociedad abierta. Es el concepto utilizado por Popper para referirse a la sociedad democrática en tanto que enfrentada con toda
forma de totalitarismo. Así pues, podemos decir que Popper rechaza el dogmatismo característico de las sociedades cerradas
(propuestas en muchas utopías, por ejemplo, la platónica), pues la justicia no es una realidad inmutable, sino una búsqueda sin fin.
La sociedad abierta es justa y preferible a las sociedades cerradas o totalitarias. Su valor fundamental es la libertad.
2. Comentario del texto:

Apartado a) Explicación de las expresiones subrayadas.

Platón piensa que todo lo que existe puede dividirse en dos ámbitos: el mundo inteligible y el mundo
sensible.

El mund o inteligible es el mundo inmutable y eterno: es el mundo de las ideas, seres inmutables,
necesarios y universales. Son, por tanto, seres verdaderos. Generan un conocimiento verdadero o
ciencia, por lo que también se les califica de "cognoscibles", no de opinables. Pueden ser Ideas,
estructuradas jerárquicamente y conocidas por la inteligencia, u objetos matemáticos, que
ocupan el lugar más bajo de este género de ser y se conocen por la razón (sentido estricto). Son
los únicos a los que se les puede llamar "seres", ya que son en sí y existen por sí mismos: no
dependen ni del mundo físico ni de los sujetos que los piensen. Por su inmutabilidad son "lo que
es". Constituyen uno de los ámbitos del ser (dualismo ontológico). Es superior al sensible, ya
que este existe gracias a su participación en el inteligible.

El mund o sensible es el mundo del cambio y de la temporalidad: es el mundo de las cosas


transmitidas por los sentidos, que son seres materiales, individuales, múltiples, contingentes y
cambiantes, que nacen (tienen génesis) y perecen. Por tanto, no son "lo que es", ni verdaderos,
sino que devienen. Tampoco son "en sí" ni "por sí", sino que existen gracias a su participación
en las Ideas. Por eso, son inferiores a los seres inteligibles, de los que se encuentran separados
(dualismo ontológico). Son de dos tipos: imágenes, en un nivel antológicamente inferior, y en el
nivel superior los seres naturales y artificiales. Por sus rasgos ambos tipos de seres se conocen a
través de los sentidos y no generan un verdadero conocimiento, sino una opinión. Por eso, en
lugar de cognoscibles son seres opinables.

Resumiendo: El mundo de las ideas (inteligible) es el mundo del verdadero y pleno ser. En él habitan las
Ideas, que concentran en sí las características propias del pensamiento inmovilista de Parménides,
esencialista de Pitágoras y universalista de Sócrates. El mundo sensible es el mundo de las cosas finitas,
mutables, ininteligibles y particulares. Encuentra su fundamento en las ideas de que participa. En este
mundo rige el movilismo de Heráclito, el materialismo de Demócrito y el relativismo de los sofistas. Fue
modelado por el demiurgo a partir de una masa material preexistente y caótica a la que imprimió
movimiento; configuró, de este modo, la realidad, tomando como modelo las ideas.

Apartado b) Exposición de la temática del mismo.

El texto propuesto es un fragmento del diálogo "La República", en el que Platón expone su alegoría de la
caverna para explicar el sentido que tiene su teoría de las ideas y el modo de conocimiento que ésta exige.
Teniendo en cuenta que el contexto inmediato del fragmento es la alegoría de la caverna, el sentido del
texto queda mejor definido si describimos los rasgos esenciales de la alegoría de la caverna. El mito de la
caverna es uno de los más conocidos de la obra de Platón, quien exponía algunas de sus teorías mediante
mitos y metáforas poéticas. En este mito se exponen, siempre en forma poética, algunos de los temas
centrales de la filosofía de Platón en su etapa de madurez, que van desde la teoría del conocimiento a la
concepción del ser humano y de la realidad.

[OPCIONAL: sintetizar el mito

Sinteticemos el argumento del mito, Sócrates propone a Glaucón que imagine una extraña situación: en
una caverna oscura que tiene una larga entrada por donde entra la luz del sol, se encuentran prisioneros
unos hombres. Estos hombres se encuentran encadenados y sentados de espaldas a la luz del sol que
penetra por la entrada de la caverna. Las cadenas les fijan el cuello y los pies, de modo que no pueden
volverse nunca hacia la entrada y nunca pueden ver la luz del sol, sino solamente las sombras que esta luz
proyecta de sí mismos y de sus otros compañeros sobre el fondo de la caverna. Detrás de estos hombres
se encuentra encendido un fuego, que arde a lo lejos y en un plano superior al nivel que se encuentran los
prisioneros. Entre el fuego y los prisioneros se encuentra un camino construido en alto, como si fuera un
escenario de los que se usan en los teatros de marionetas. Sobre ese camino, hay hombres que llevan
objetos, figuras y estatuas.

Los prisioneros solamente pueden ver las sombras de sí mismos y de sus compañeros. Asimismo, pueden
ver las sombras que la luz del fuego posterior proyecta sobre las cosas y figuras que aparecen
continuamente por el camino elevado. Es decir, solamente ven sombras de sí mismo y de las cosas. Esas
sombras son, para ellos, la única realidad existente.

Imaginemos, por un momento, que uno de los prisioneros es liberado, y puede salir de la cueva. Al ver la
luz del sol quedará cegado y deseará volver a la penumbra a la que estaba acostumbrado. Advertirá que
las sombras que veía antes no son la realidad, sino únicamente sombras de las cosas verdaderas. Y se dará
cuenta de que estaba en el error, al creer que la única realidad era la realidad de la caverna. Poco a poco,
tras un proceso doloroso en el que se acostumbrará la luz del sol, se dará cuenta de que esta luz es la que
permite la existencia de las sombras. Y que es la luz del sol la verdadera realidad.

El prisionero liberado desea volver a la caverna y contar a los demás lo que ha visto. Nadie le creerá,
acostumbrados, como están, al mundo de las sombras. Y si decide liberar a otros, desearán matarle, pues
le crearán grandes incomodidades. Muchos prefieren vivir en el cómodo mundo de las sombras a ver la
luz del sol, a pesar de que viven como prisioneros.

En este mito, los prisioneros son los hombres, que viven encarcelados en la realidad sensible. Las
sombras de las cosas son las apariencias. Las cosas mismas son las ideas. Y la máxima idea es la luz del
sol (es decir, la idea del Bien). Con ello, Platón realiza una síntesis de algunos de los temas
fundamentales de su filosofía.]

El fragmento del mito de la caverna propuesto sigue la estructura argumental o temática


siguiente:

1. Puede aplicarse la alegoría de la caverna a cuanto se ha discutido anteriormente (acerca de las


formas de conocimiento) comparando:
a) La región que se manifiesta por medio de la vista natural con la morada-prisión. La
caverna representa antológicamente lo sensible, en el que hay dos niveles: el formado
por los seres naturales ("figurillas de hombres y animales") y por los artificiales
("sombras"). Gnoseológicamente, la caverna representa la opinión (tanto la conjetura
como la creencia).

b) La luz del fuego representa la luz y el calor que el sol desprende. Todo lo que se ve y
ocurre dentro de la caverna es posible gracias al fuego. En el plano sensible ocurre
igual: sin luz y el calor del sol, el conocimiento sensible y la vida serían imposibles.

c) El camino del alma equivale al ascenso que el alma debe realizar hasta llegar a
contemplar las cosas superiores (diferentes a las meras cosas naturales). La liberación
(ascenso cognoscitivo del alma) tiene como meta el Bien, al que sólo consiguen
elevarse los filósofos. Una vez alcanzado, deben descender a la caverna para enseñar a
sus habitantes en qué consiste. Este ascenso-descenso representa la dialéctica en su
acepción amplia.

2. Al final del ámbito de lo inteligible se encuentra la idea de bien, que sólo puede percibirse con
un método adecuado y con una gran dificultad. El mundo exterior representa antológicamente el
ámbito inteligible, formado por los objetos matemáticos y las ideas, que son los seres verdaderos,
"cognoscibles" y no "opinables". El ser inteligible más elevado es la idea del Bien (sol)

3. La idea de bien es la causa de todo lo que es recto y de todo lo que es bello. Es ella la que
domina el ámbito de lo teórico y de lo práctico. Es preciso tener en cuenta la idea de bien para
actuar adecuadamente en lo privado y en lo público.

La idea del Bien es por tanto:

- Causa de lo bueno, justo y bello que hay en cualquier ámbito del ser.
- Causa de los seres sensibles: existen porque participan de las Ideas, y estas porque lo hacen
de la Idea del Bien.
- Por tanto, el Bien es, a través de las otras Ideas, causa de lo sensible.
- Causa de la luz y del "señor de ésta", el sol.
- Causa de que las Ideas sean verdaderas y, por tanto, cognoscibles.
- Causa de que el alma tenga inteligencia.
- Necesaria Para que en el ámbito público (la política) las acciones sean sabias: el gobernante
que conozca el Bien siempre desarrollará una política buena para los ciudadanos y el Estado
(intelectualismo moral).
- Necesaria para que en el ámbito de lo privado (la ética) las acciones sean sabias: quien sepa
qué es el Bien, obrará bien (intelectualismo moral). Si quienes no pueden llegar a conocerlo
quieren obrar bien, tienen que seguir las leyes y mandatos de los gobernantes, que sí lo
conocen.
- El planteamiento teleológico platónico se confirma porque el Bien ocupa lo más elevado y
es causa del ser. El ser lo es por su bondad, y sólo en la medida en que lo sea, será ser.

El núcleo conceptual de este fragmento se encuentra en la primacía de la Idea de Bien sobre


todas las otras Ideas. El Bien es semejante a la luz del sol que ilumina la entrada en la caverna, y preside
la jerarquía de las Ideas. Por lo tanto, es la Idea suprema. Su referencia es indispensable para alcanzar el
conocimiento y para comportarse éticamente de un modo adecuado. Sin embargo, el conocimiento del
Bien sólo podrá ser alcanzado tras un arduo proceso en el que el alma debe seguir la escala ascendente de
las Ideas y apartarse del mundo sensible.

A partado c) Justificación desde la posición filosófica del autor.

Según Platón, el Bien es la Idea suprema, la que preside el mundo de las Ideas. En torno a la
Idea del Bien se estructura la jerarquía de las Ideas. La Idea de Bien es, también, el punto de referencia
del conocimiento, de la virtud y de la armonía, tres conceptos claves que rigen el pensamiento de Platón.
Así pues, pueden precisarse los siguientes rasgos del Bien como causa en Platón:

- Preside el mundo de las Ideas. Como tal las cosas se derivan del mundo de las Ideas y, por lo tanto,
en su más clara esencia, proceden del Bien. En este sentido, el Bien tiene una doble acción causal:
sobre las Ideas y sobre las cosas.

- Es el modelo de belleza, armonía y conocimiento. En el Bien se cumple la máxima griega, que


recoge Platón, de que lo bueno es bello y de que el conocimiento siempre debe ser conocimiento de
armonía. No es, pues, extraño que el cosmos, la ciudad y el ser humano se estructuren según el Bien
y copien sus rasgos.

- Es el fin de todo deseo y de toda apetencia. Es el término del impulso definitivo que Platón denomina
"eros" -concepto más rico y complejo que nuestro concepto ordinario de "amor"-, y que atraviesa
toda actividad humana; y, en especial, toda actividad racional. El conocimiento del Bien es, por tanto,
el verdadero conocimiento científico y racional.

- Es la referencia de todo comportamiento ético y de toda actividad política. El hombre y la ciudad se


unen en la Idea de Bien y deben tender hacia ella. La actuación correcta es la actuación ordenada
respecto al Bien. Aquí podemos encontrar el principio de armonía -tan cercano al ideal matemático y
artístico de la realidad- que es consustancial a la filosofía de Platón. El Bien es el principio mismo de
la armonía, su regencia más evidente. De ahí que actuar ordenadamente sea actuar según las Ideas,
en progresión ascendente, hasta llegar a actuar según la Idea de Bien. Ello supone una particular
ascesis: apartarse de las apariencias sensibles y mantener la atención constante para advertir que el
mundo mudable es tan sólo imitación y participación del mundo de las Ideas.

- El Bien permite permanecer la unión existente entre lo público y lo privado, entre el in dividuo y la
ciudad. Se trata de una unidad esencial en el pensamiento griego, que es un axioma para Aristóteles.
El Bien es la referencia misma de esta unión, y lo que permite modelar al hombre según la ciudad y a
la ciudad según el hombre, como pudimos comprobar al analizar las partes del alma.
3. Relación del tema elegido con otra posición filosófica y valoración razonada de su actualidad.

[Para responder esta cuestión, me limito a señalar algunas indicaciones que pueden orientar una
comparación entre Platón y Aristóteles, centrada en cu concepción del conocimiento.}

Platón piensa que todo lo que existe puede dividirse en dos ámbitos distintos: el mundo inteligible y
el mundo sensible. El mundo inteligible es el mundo inmutable y eterno: es el mundo de las Ideas. El
mundo sensible, el mundo del cambio y de la temporalidad, es el mundo de las cosas transmitidas por
los sentidos. El mundo de las cosas es tan solo una copia del mundo de las Ideas; entre ambos existe
un abismo infranqueable. Tan sólo el alma es capaz de ser intermediaria entre ambos mundos.

El conocimiento tiene una gran importancia para Platón. El deseo de conocimiento es semejante al
amor (eros), un deseo por alcanzar el mundo de las Ideas. Conocer equivale a conocer las Ideas de las
cosas y a trabajar con las Ideas, que son las formas absolutas de la realidad.

Platón distingue en la República dos tipos principales de conocimiento:

1) La opinión (dóxa), que es el conocimiento propio que se da en el mundo sensible; es un


conocimiento aproximado, el conocimiento de la creencia y de la imaginación, que se
fundamenta en la apariencia y en el cambio de los seres sensibles.

2) La ciencia (episteme), que es el conocimiento superior, que se da en el ámbito del mundo de las
Ideas y es el verdadero conocimiento científico. Evidentemente, la ciencia es el conocimiento
superior, ya que trata de las Ideas.

Dentro de ese conocimiento superior, Platón distingue la "dialéctica" (inteligencia) y las


"matemáticas" (pensamiento discursivo). La dialéctica es la forma máxima de conocimiento. Se trata
de un conocimiento de tipo intuitivo, mediante el que se tratan directamente las Ideas y se asciende
en la escala de las Ideas hasta llegar a la Idea de Bien o a la combinación entre las diferentes Ideas.

La matemática es también una de las formas de ciencia o conocimiento superior que trata con objetos
inteligibles, que son eternos e inmutables. Sin embargo, a diferencia de la dialéctica, la matemática
no tiene una forma intuitiva, sino que es un conocimiento de tipo discursivo, que procede mediante
sucesivas deducciones hasta llegar a la posesión de una verdad (o, en su caso, de una prueba
determinada).

La geometría pertenece, pues, al ámbito de la matemática y es un ejemplo de esa razón discursiva


(diánoia) en grado sumo. De ahí la importancia que le otorga Platón. Mediante la práctica de la
geometría se está en el camino de la verdadera ciencia y el alma puede ejercitarse en el
conocimiento de los objetos inteligibles, preparándose para el conocimiento de las Ideas.

La teoría del conocimiento de Aristóteles debe situarse en relación con la teoría del conocimiento
de Platón para poder ser comprendida en todo su alcance. Frente a Platón, Aristóteles no cree en la
existencia de las Ideas separadas de las cosas y en la división entre un mundo sensible y un mundo
inteligible. Por el contrario, Aristóteles cree que esas Ideas se encuentran integradas en las cosas -son
su misma esencia, por así decir- y que el mundo inteligible se encuentra integrado en el mundo
sensible. La tarea del filósofo será captar la universalidad de la esencia en los fenómenos particulares,
en el mundo de la sensibilidad.

Aristóteles nunca desprecia el valor de los sentidos y de la sensación como hizo Platón. Así como
para Platón el conocimiento verdadero suponía elevarse desde el mundo sensible al mundo de las
Ideas, Aristóteles piensa que todo conocimiento debe partir de la sensación: sin sensación no puede
haber conocimiento. Sin embargo, tanto para Platón como para Aristóteles, el conocimiento
científico deberá ser el conocimiento de lo universal: el conocimiento de las Ideas (Platón) o el
conocimiento de las esencias y de las causas (Aristóteles).

Así pues, Aristóteles piensa que el primer paso del conocimiento es la sensación. La sensación es la
que aporta el contacto con lo particular, La sensación permite captar la forma sensible de un
determinado objeto, sin considerar la materia que es lo que hace universal a ese objeto (por ejemplo,
un hombre determinado o la especie humana universal). El pensamiento es, por el contrario, la
facultad de lo universal, la facultad que permite formar las nociones universales. Partiendo de la
sensación, y repitiendo sensaciones, se llega, mediante un proceso de inducción, a captar la esencia
universal común de un grupo determinado de objetos individuales. En este proceso es muy
importante la memoria y la imaginación, que ayudan a fijar y a modificar adecuadamente las
sensaciones individuales, Asimismo, Aristóteles establece una distinción -que ha tenido mucha
influencia en la filosofía posterior- entre "entendimiento pasivo" (es un entendimiento en potencia
para recibir universales a partir de las distintas sensaciones) y "entendimiento activo" (es un
entendimiento que produce universales). Pero en cualquiera de los dos entendimientos, y en toda su
teoría del conocimiento, lo importante es tener en cuenta el valor que Aristóteles confiere a la base
empirista de todo conocimiento, que se combina con un proceso de abstracción hasta llegar a conocer
las esencias y las formas universales de los objetos6 .

Para considerar la actualidad de Platón, hemos de tener en cuenta que sus Diálogos son la primera
gran obra escrita del pensamiento occidental. Una buena parte de la historia del pensamiento
filosófico y científico ha corrido a favor del pensamiento platónico. Sin embargo, también han
surgido críticas como la de Aristóteles, modelos distintos como el del empirismo o el kantiano, que
imponen límites a la razón, reprobaciones al modelo racional utópico como la del raciovitalismo e
incluso otras muy radicales como la Nietzsche.

En el pensamiento actual, con los avances de la biología y la neurobiología, no es fácil sostener que
el cuerpo sea inanimado y que el alma sea el principio vital. Tampoco es fácil defender el dualismo
antropológico. Y es posible que en el platonismo exista el riesgo del dogmatismo, como ha señalado
Popper, pero también contiene los elementos para combatirlo.

En el mito de la caverna, Platón presenta un planteamiento sobre la educación que ha sido muy
importante para la humanidad. El mito de la caverna presenta un planteamiento sobre la educación
como la necesidad de acceder al conocimiento y a la razón. Y al mismo tiempo nos transmite una
inquietud por las cuestiones esenciales, y a pesar de los engaños de la vida cotidiana. Según Platón la
verdad es universal y necesaria. Por tanto, sólo el conocimiento de los seres inteligibles es verdadero,
ya que son los únicos verdaderos (idealismo). Del mundo sensible sólo es posible una opinión, un
conocimiento no verdadero. Este sólo es útil como medio para la reminiscencia. La verdad del
conocimiento depende de la verdad de los seres (objetivismo).A ese conocimiento sólo se llega a
través del alma racional. Los sentidos inducen al error (racionalismo). Por ello Platón afirma que el
verdadero conocimiento es el conocimiento de las Ideas y rechaza, como verdadero, todo
conocimiento proveniente de los sentidos, de la experiencia. Esta posición platónica se puede
rechazar, ya que para su afirmación hay que aceptar dos mundos distintos y separados el uno del otro:
el mundo sensible y el mundo inteligible, el mundo de las Ideas. Y, en consecuencia, hay que
explicar ambos mundos. Sin embargo, podemos estar más cercanos a la postura de Aristóteles. Según
éste, se puede afirmar que la verdad es universal y necesaria y6 que el conocimiento más elevado es
el inteligible, la ciencia. Pero este conocimiento se consigue a partir de lo sensible mediante la
abstracción de las formas (esencia) de la sustancia primera. Lo sensible, por tanto, no es sólo ocasión
para el recuerdo sino fuente de verdad. Por tanto, el conocimiento tiene una raíz empirista ya que
recupera el papel de lo sensible y de los sentidos. Y ello debido a que a que Aristóteles sostiene que
las Ideas no están en un mundo trascendente, sino en las mismas cosas y constituye su "forma", cuyo
conocimiento es universal.

Sin embargo, la ciencia actual no ha renunciado a las realidades absolutas. Posiblemente tengamos
que recoger la herencia de Platón en cuanto a la necesidad del conocimiento racional y del
conocimiento de la verdad universal, condiciones absolutamente necesarias para el conocimiento
humano. Incluso debamos pensar en la posibilidad de que pudieran existir elementos innatos en la
facultad del lenguaje, una especie de gramática universal, como ha indicado N. Chomsky, el lingüista
más importante de la actualidad. Si hay un a estructura común a todos las lenguas, justo lo que
permite que se puedan traducir unas a otras, significa que existe un sistema común y una serie de
principios innatos del lenguaje. Existen valores, como la lealtad, que son considerados positivos a
nivel universal, también una especie de sistema común de las emociones; y una mente común a todos
los individuos, independientemente de la cultura a la que pertenezcan.

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