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DE LA BONANZA PERONISTA A LA CRISIS DEL DESARROLLO- Pablo Gerchunoff.

El 9 de Octubre del 45, los principales jefes militares consiguieron que Perón renunciara a todos sus
cargos oficiales en el gobierno de Farrell. Consideraban que el coronel se había apartado de los principios
de la revolución del 4 de Junio; lo acusaban de un desempeño demagógico al frente de la
vicepresidencia, del Ministerio de Guerra y de la Secretaria de Trabajo y Previsión; estaban convencidos
de la intención de Perón de ser presidente. Lo que había sido una destitución se convirtió en una
detención.

Esto no impidió la proclamación de una huelga general para el día 18 de Octubre, ni tampoco la
sorpresiva congregación de multitudes obreras en la Plaza de Mayo desde las primeras horas del día 17
de Octubre.

El 45 no solo es importante por ser el año fundacional del movimiento político que llevaría a Perón al
poder. Es también el año de una fuerte inflación que superó el promedio mundial y cuyas consecuencias
fueron la caída del nivel de actividad y de los salarios reales y la desaceleración en el ritmo de creación
de empleo, en particular del empleo industrial.  Un año mediocre y olvidable. Durante el cual las
autoridades económicas tuvieron como preocupación principal frenar la expansión del crédito y contener
el desequilibrio fiscal.

En ese año termina la 2GM en un siglo signado por las grandes guerras y por las secuelas de la
posguerra.

En 1945 la industria manufacturera en el PBI superaba por primera vez en la historia argentina a la del
sector agropecuario. Así, guerra, posguerra e industrialización armaban el escenario inicial en el que se
desplegaría la política económica peronista.

Después de la guerra-    

La lectura que hacía Perón de la posguerra partía de considerar que de aquella no había surgido
ganadores claros, y de ello se iría convenciendo aún más al transcurrir los 3 primeros años posteriores al
armisticio, cuando los estrepitosos fracasos de los gobiernos de coalición de la Europa occidental dieran
lugar al inicio formal de la denominada GUERRA FRIA entre EUU y la Unión Soviética.

La herencia de la industrialización-

Desde 1945, la industrialización argentina y sus consecuencias sobre la estructura social eran un
fenómeno acumulativo que venía de lejos.

Lo que para Perón representaba una experiencia vivida eran los 5 años previos a su llegada a la
presidencia. AL comenzar la 2GM, la opinión ilustrada coincidía en que el conflicto bélico tendría efectos
deletéreos (venenoso) sobre la producción.

Desde comienzos de la 2GM, la economía argentina experimentaba un proceso distinto del de la 1GM y
del de la Gran Depresión. En aquellos dos eventos, el derrumbe de las exportaciones y la fuga de
capitales habían llevado a la Argentina a recesiones profundas: faltaban divisas y sobraban bienes.
Durante la 2GM la dinámica fue otra: sobraban divisas y faltaban bienes, en particular los indispensables
para mantener en movimiento la maquinaria de la producción.

El caso de mayor impacto en la economía mundial fue el de los EEUU, prohibió algunas exportaciones,
redujo otras, se retiro de muchos mercados, aumento sus importaciones y usó las bodegas de sus barcos
casi exclusivamente para transportar municiones bélicas. La Argentina fue afectada por los movimientos
de este. Sufrió dificultades para acceder a bienes que hasta ese momento formaban parte de su comercio
regular. Comenzó a venderle significativamente a la primera potencia mundial y a ocupar su lugar como
proveedor de muchos países latinoamericanos.

Durante la guerra, la Argentina tuvo superávit en todas las áreas comerciales. El acceso de las
exportaciones argentinas al área del dólar permitió acumular divisas de libre disponibilidad. En 1946,
luego del cambio de gobierno, las reservas internacionales del Banco Central estuvieron constituidas en
una 65% por oro y divisas de libre transferencia y en un 35% por divisas de compensación.

La insuficiencia en la oferta de bienes provenientes del extranjero en un contexto en que el sector externo
creaba dinero, tuvo una doble consecuencia. La primera consistió en que los gobernantes tuvieron que
cuidarse de la inflación y no de la recesión. La segunda fue que se abrió un espacio para una industria
que había venido consolidándose desde fines del siglo anterior y que ahora estaba en condiciones de
ocupar el lugar de las importaciones que no podían efectivizarse.
En 1945 Perón tenía una Argentina que emergía de la guerra e iba al encuentro del fenómeno político que
lo tendría como protagonista.

La guerra había sido un test con resultado positivo sobre la salud de la nueva estructura productiva y
sobre su capacidad de sostenerse y expandirse; había significado industrialización con crecimiento del
empleo. SI una primera reacción tendría Perón sería la de conservar el principal activo que heredaba: LA
INDUSTRIALIZACION.

MUNDO FELIZ, 1946-1949.

Cuando Perón accedió a l Poder Ejecutivo, Junio 46, sería su colaborador más estrecho en materia
económica durante los 2 primeros años de gestión Miguel Miranda.

Farrell había nacionalizado y reformado el sistema financiero por decreto y había creado el Instituto
Argentino para Promoción del Intercambio (IAPI) como parte del sistema financiero.  A pedido de Perón,
Farrell nombró a Miranda presidente del Banco Central y titular del IAPI.

La preservación de una estrategia de industrialización con ser una pieza fundamental de la política
económica del peronismo, no fue en los inicios el signo distintivo de la acción del gobierno. La
característica particular que transcurrió entre el 46 y 48 fue la persecución del ideal de pleno empleo, el
aumento de los salarios reales y un profundo cambio distributivo.

El “Mundo Feliz” del peronismo se montó sobre el legado de una estructura productiva profundamente
modificada por la expansión de la manufactura.

¿Prosperidad sin fin?

La necesidad política de Perón era la de sortear sin problemas el desafío de unificar en un movimiento
político y bajo su liderazgo personal los fragmentos que lo habían apoyado en las elecciones de febrero
de 1946.

En cuanto al diagnostico económico, no podía estar, y no lo estaba, en contradicción de su estrategia


política. Perón entreveía un equilibrio político internacional inestable, con posibilidades de un nuevo
estallido bélico.

Esto hacia necesario que la Argentina se refugiase en su mercado interno como el espacio económico y
político donde asegurar su futuro.

Si lo que había que atender era el mercado interno, lo primero que había que hacer era darle forma. Para
ello Perón necesitaba consolidar una demanda interna que actuara como locomotora de un ciclo virtuoso
de crecimiento económico y cuyo punto de partida fuera la expansión del consumo.

Un factor vital ayudo al Gob. de Perón a cumplir su objetivo; con el final de la guerra y la gradual
adaptación de las naciones beligerantes a los nuevos tiempos de paz fue desapareciendo el
racionamiento de bienes importados. Los EEUU comenzaron a reconvenir su economía, ocupar mercados
y expandir su oferta de bienes al resto de las naciones.

Entre 1939 y 1948 hubo 10 años consecutivos de superávit de balanza comercial. Entre 1941 y 1948
hubo 8 años consecutivos de superávit de cuenta corriente; entre 40 – 46 hubo 7 años de acumulación de
reservas. La argentina había estado ahorrando en exceso y disponía de un sobrante de divisas, esto era
una invitación a gastar.

El liderazgo fue del consumo popular, y el instrumento para impulsarlo fue el aumento de los salarios
nominales, que a partir del 44 ya se venía gestando.

Hasta que Perón llego a la presidencia en Junio del 46 los salarios todavía no habían aumentado en
términos reales.

A partir del 46, las cosas cambiaron favorablemente. La fortuna residió en que las cotizaciones
internacionales de las exportaciones argentinas permanecieron muy altas hasta el 49, y ello determino
que el país se beneficiara de los mejores términos del intercambio exterior del siglo.  Miranda encontró los
mecanismos para que de estas cuestiones participaran los trabajadores. Una primera y eficaz
herramienta fue la abundancia de reservas internacionales en oro y divisas de libre disponibilidad y la
perspectiva que tenía el gobierno de que esa abundancia se perpetuaría.

La segunda y crucial herramienta fue el IAPI. El instituto financio la venta de productos argentinos a
países europeos que no tenían liquidez para comprar; importo arpillería, cemento, caucho, maderas,
maquinarias y material de transporte, que luego eran colocados a precios promocionales en el mercado
interno; subsidio precios de artículos de consumo masivo; participó en la adquisición de los ferrocarriles
de propiedad británica y francesa; otorgó créditos a las empresas publicas y a los ministerios para apoyar
las inversiones previstas en el Primer Plan Quinquenal.

Si algo hizo el IAPI para que aumentaran los salarios reales tuvo que ver con la centralización del
comercio exterior.

De los múltiples objetivos a los que podía aspirar un gobierno popular industrialista como el de Perón,
más de uno se alcanzaba a través de la administración de precios relativos en cuyo centro estaba el IAPI.

Protección, crédito, industrialización.

A partir de 1946 la política monetaria y crediticia se convirtió en una estrella de la economía peronista y en
una potente palanca para el sostén de la industria. En marzo de ese año prolífico se modifico el régimen
de funcionamiento del Banco Central. La nacionalización lo convirtió en un instrumento pleno de la acción
del gobierno.

La distribución del crédito revela otro rasgo de la política peronista. Los préstamos a la industria se
sextuplicaron mientras que los destinados al sector agropecuario se duplicaron.

El privilegio mayor fue durante los años iniciales de gobierno, para los empresarios industriales sin
distinciones.

Una elección mas o menos consciente sobre el patron productivo que se quería alentar era la
industrialización sustitutiva de importaciones sin ninguna clase de selectividad, sin industrias naturales y
artificiales, desde las confecciones, las cocinas y heladeras hasta los bienes de capital y los materiales
que necesitaban los servicios públicos.
Para Perón la cifra de progreso económico era el autoabastecimiento.

La razón por la que en esos años iniciales del peronismo la sociedad respondió con una inflación
moderada a la exuberancia monetaria de sus autoridades es un enigma. Hay una certeza de que a los
argentinos no les parecía mal guardarse una buena cantidad de los billetes adicionales que recibían.

Nadie pensaba que la Argentina había entrado en una nueva era caracterizada por la alta inflación. La
demanda de dinero aumento porque esa era una forma de atesorar una riqueza que repentinamente se
había multiplicado y que nadie sospechaba que se iba a erosionar.

Hubo otro factor, relacionado a la política peronista, que debe haber contribuido a la monetización: el
aumento de los salarios reales y el cambio en la distribución del ingreso. La gente retiene en forma de
dinero una proporción de sus ingresos y de su riqueza pero los sectores de menores ingresos retienen
una proporción mayor. El dinero de inmediata disponibilidad sirve para consumir y para afrontar
circunstancias adversas inesperadas.  

La política de Perón se sucede de hechos virtuosos: los salarios reales aumentaban, el patrón distributivo
era más igualitario, la demanda de dinero se incrementaba y las presiones inflacionarias se moderaban.

La transformación del Estado.

El Estado tenía un papel importante que desempeñar. Había que nacionalizar lo que Perón llamaba “el
sistema nervioso de la economía”, esto es los servicios públicos, había que invertir en muchas actividades
que requerían grandes volúmenes de capital y que por lo tanto no estaban al alcance del empresariado
nacional pero que eran fundamentales para el buen desempeño de una estructura productiva de la que se
pretendía la autosuficiencia.

Las grandes guerras, la depresión económica y el atraso de muchas naciones eran desde hacia tiempo el
caldo de cultivo propicio para una mayor intervención pública en países de tradiciones políticas muy
disimiles. Antes de que llegara Perón a la presidencia ese desplazamiento hacia una creciente
participación del Estado en las cuestiones económicas permeaba en la Argentina.

Lo que Perón hizo al acceder a la presidencia fue imprimir velocidad a la transformación del Estado. Si la
evolución de las erogaciones publicas indica prioridades, entonces la prioridad de Perón fue poner al
Estado nacional al servicio del modelo de desarrollo económico naciente.

La participación del Estado empresario en el gasto total paso del 36% en 1946 al 47% en 1950. La obvia
explicación de este fenómeno  reside en el traspaso a manos del Estado de los servicios públicos y de las
fuentes de energía hasta entonces de propiedad extranjera.
La nacionalización de los ferrocarriles fue la mas importante. El primer intento por encontrar una solución
simultánea que abriera paso a la nacionalización y destrabara el litigio financiero fue el pacto Eady-
Miranda, acordado apenas 3 meses después de la asunción de Perón.

La delegación argentina logro el acuerdo formal para que las libras que obtendría del comercio con GB
pudieran canjearse por dólares estadounidenses a partir de la firma del tratado.

La argentina denuncio el convenio, por incumplimiento de parte, puesto que el mismo estaba supeditado a
la vigencia de la convertibilidad. Esto obligo a una nueva negociación que culmino en la firma del Pacto
Andes, en febrero del 48. La Argentina termino pagando los ferrocarriles con un crédito otorgado por el
propio gobierno ingles a cuenta de los futuros excedentes comerciales.  

En el lenguaje de Perón para 1949 el “sistema nervioso de la economía” ya estaba en manos del Estado.
El Primer Plan Quinquenal 1947-1951 complemento las nacionalizaciones con una guía sistematizadora
de las inversiones públicas que incluyo la defensa exterior, un rubro que durante 1946 había explicado el
60% de los gastos de capital llevados a cabo por el sector publico.

Perón acelero la construcción de un Estado empresario, nunca construyo un Estado benefactor en sentido
estricto. Los gastos públicos en educación y salud se incrementaron, pero a un ritmo apenas mayor que el
del PBI.

La transformación del Estado estaba en marcha, como consecuencia de esa transformación el gasto
publico liderado por las erogaciones de capital y en particular por la política de nacionalizaciones aumentó
aceleradamente.

El gobierno de Perón concentro esfuerzos en cobrar impuestos y aumentar la presión tributaria.

ENTRE AYER Y MAÑANA (1949-1952)

La Argentina había recuperado su riqueza, ahora estaba  mejor distribuida. Los salarios reales crecían sin
pausa en un contexto inédito del pleno empleo y de fortaleza institucional de los sindicatos; los beneficios
empresarios también crecían gracias al impresionante volumen de ventas y al crédito barato para
financiar las inversiones y el capital de trabajo.

El 1947 Perón proclamó en Tucumán la independencia económica intentando otorgarle una jerarquía
igual a la de la independencia política, el clima optimista era intenso.

Para que la expansión productiva y la justicia social se sostuvieran debían cumplirse dos condiciones: la
perdurabilidad de los beneficiosos términos del intercambio exterior y la inflación bajo control. Los
términos del intercambio favorables servían para financiar las importaciones de bienes de capital y de
insumos necesarios para el crecimiento  y para moderar el conflicto entre el campo y la ciudad; la inflación
bajo control evitaba una carrera entre precios y salarios que terminaría perjudicando a los trabajadores.

A partir del 49 la economía argentina ingreso en una zona de penumbra. La economía no iba a crecer un
8% anual sino que permanecería estancada hasta principios de 1952.

Caídas de precios y sequías derivaron en una reducción de las divisas disponibles lo que obligo a
comprimir aun mas las importaciones. El gobierno debió ser selectivo en la asignación de divisas y fue
reforzando el sistema de permisos de cambio que regulaba la obtención de bienes extranjeros.

Tuvo un costo: el país había llegado a un punto en que era imposible contraer las importaciones sin
alterar la producción industrial, que obtenía del exterior muchos de sus insumos.
Los años 49 y 52 fueron en los que la producción industrial resultó menos que la del año anterior. La
solución consistía en aumentar las exportaciones, recibir inversiones extranjeras o una combinación de
ambas cosas.

En ese escenario el gobierno apostó al campo. El IAPI se limito desde ahí a su función primordial que era
comercializar las cosechas.
A partir de 1949 el gobierno se adapto a los nuevos términos del intercambio exterior, menos beneficiosos
para el país, y comenzó a comprar las cosechas a los productores a precios mas altos que los que
percibía por su venta en los mercados internacionales.

Al IAPI pro agrario y a la política crediticia pro agraria se le sumaria otra herramienta; ofrecerle al campo
los insumos y los bienes de capital necesarios para incrementar su productividad y su volumen de
producción.
¿fue exitosa la apuesta al campo?, las repetidas sequías afecto tanto al agro que la política económica se
convirtió en un factor secundario. La economía permaneció frenada, las exportaciones hundidas en un
nivel muy bajo, los salarios comenzaron a deteriorarse.

La inflación se hizo consciente como problema político de gobierno a fines de 1948. Para contener la
inflación, el gobierno, en primer lugar, redujo el desequilibrio fiscal. A ello contribuyeron los nuevos
impuestos sobre los salarios para financiar la seguridad social, los gravámenes sobre los ingresos de las
personas u las corporaciones y, en menor medida, las cargas indirectas sobre el consumo.

LA BUSQUEDA DEL DESARROLLO (1952-55)

La inflación derrotada.

En febrero del 52, Perón anunció a los argentinos el “Plan de Emergencia”, un programa de estabilización.
Este plan tuvo una dimensión fiscal que fue la continuidad y la profundización de lo que se venía
haciendo. La austeridad en el gasto público se constituyo en una consigna de cumplimiento generalizado.
Los gastos de capital del Estado, que eran los pilares del modelo de desarrollo peronista, cayeron. Los
gastos corrientes en cambio, no dejaron de aumentar.

No hubo a partir del Plan de Emergencia un cambio de rumbo en la estrategia fiscal del gob peronista. La
verdadera innovación en materia de política antiinflacionaria fue el ataque a la puja distributiva, el intento
de quebrar el régimen inflacionario que se había instalado en el país. Perón anuncio que los salarios, los
precios y las tarifas públicas quedarían congelados por dos años.

Si la austeridad y el equilibrio fiscal se habían convertido en un mandato para el Estado, la productividad


se colocaba en el centro del funcionamiento de los mercados.

El Plan de Emergencia consiguió modificar rápidamente el oscuro cuadro en el que se encontraba la


argentina.

Desde el 52 con la alta inflación, de la sequía, de la especulación y de la muerte de Evita, la Argentina de


Perón parecía reencontrarse con las buenas noticias.

Hambre de ahorro, hambre de divisas.

La estabilización era la urgencia que enfrentaba Perón a principios del 52. Hacia más de 3 años que el
país estaba estancado. La reactivación también se transformaba en una urgencia. Las propuestas para
salir de la recesión no eran simples. El ahorro de los argentinos debía aumentar para financiar más
inversiones públicas y privadas.
Perón comenzó a aceptar que un podo de ahorro externo serviría para amortiguar ese sacrificio.

Otro obstáculo era la escasez de divisas. Podía aumentarse el ahorro interno pero si con ese ahorro no se
podía acceder a las divisas necesarias para adquirir bienes de capital en el resto del mundo, el sendero
de expansión económica quedaba clausurado.

El Plan de Emergencia sirvió para aumentar el ahorro por dos canales distintos. Por un lado el Estado
incremento su superávit corriente y pudo financiar sus propias inversiones sin un endeudamiento
importante. Por otro lado, la estabilidad de precios estimulo la frugalidad privada.

En el contexto de una recuperación económica que se hizo visible a partir del 53 y se extendió más allá
de la caída de Perón, hasta 1958, el ahorro interno en efecto se incremento.

Se mantuvo y se profundizo la política de promoción de exportaciones y la vuelta a la campo, inaugurada


en el 49.

Nunca la Argentina retorno al escenario de los primeros 3 años peronistas, durante lo que el sistema
financiero nacionalizado estuvo al servicio de la industria.

El alivio vendría de la mano de un gran paso adelante en el proceso de industrialización. El Plan de


Emergencia abría una oportunidad. Con estabilidad y mas ahorro se generaban las condiciones para
capitalizar al país sustituyendo importaciones en sectores básicos.

La inversión que había llegado al 14% del PBI en la segunda mitad de los 40, alcanzo al 17% durante la
primera mitad de los 50.
El Estado jugó un papel muy importante en ese esfuerzo y su herramienta fue el Segundo Plan
Quinquenal.  Un nuevo actor entró en escena, las empresas extranjeras.
Un nuevo plan, una nueva economía.

Fabricas, escuelas, empresas estatales, organismos públicos, fueron los blancos de una masiva
propaganda oficial orientada a promocionar el nuevo PLAN QUINQUENAL.
A partir de 1953 el plan fue una pieza indispensable de las reformas de carácter estructural que
acompañaron al proyecto estabilizador de 1952.

El Primer Plan Quinquenal consolido en el país la industria liviana y corresponde a este Segundo Plan
arraigar la industria pesada.

Se trataba de una reestructuración de acuerdo con la que el consumo popular ya no diseñaría


espontáneamente el patrón productivo, ni la producción se llevaría a cabo exclusivamente para satisfacer
las demandas inmediatas del consumo popular.

Esto tenía que ver con las nuevas prioridades de inversión que contemplaba el plan. Un objetivo claro era
solventar las necesidades básicas del país, a través de la acumulación de capital que podía realizar el
Estado.

El énfasis puesto en el equipamiento militar y en la construcción de hospitales y escuelas durante los


primeros años del peronismo ahora dejaba paso a una nueva prioridad: poner en orden las bases
productivas de la nación. La urgencia era avanzar hacia un estadio superior del desarrollo y eso implicaba
la instalación de la industria pesada en la Argentina.

El déficit de inversión pública no golpeo solo el objetivo de forjar una industria pesada nacional y estatal.
En otros sectores, sobre todo en los servicios públicos, las consecuencias fueron mas agudas y visibles.

El caso mas discutido que se convirtió en el centro del mayor debate de política económica desde
mediados de los 50 hasta principios de los 60 fue el del petróleo.

En el Segundo Plan Quinquenal se reflejaron los conflictos económicos que marcaron los últimos años del
gobierno peronista: la política de corto plazo se concentraba en la defensa de la estabilidad de precios,
pero eso limitaba las inversiones publicas, necesarias para profundizar la industrialización y atenuar el
drenaje de divisas. El Estado por sí solo no podía solucionar los problemas de la economía argentina.

¿Vivir con lo nuestro?

En abril del 53 Perón presento al Congreso un proyecto de Ley de inversiones extranjeras cuyo objetivo
era alentar la presencia de capitales internacionales en la industria y la minería.
Para el 53 3l mundo estaba completamente normalizado, el comercio internacional se revitalizaba y había
indicios de que firmas poderosas con sedes en las grandes potencias buscaban saltar por encima de las
barreras proteccionistas de las naciones subdesarrolladas y ganar sus mercados de consumo.

El Proyecto de Perón provoco un duro debate en la Cámara de Dip. La Ley fue sancionada en Agosto del
53, apuntaba a un trato igualitario entre compañías nacionales y extranjeras. Autorizaba la transferencia
de utilidades al exterior hasta un máximo del 8% anual libre de impuestos una vez transcurridos los dos
años de operaciones y la repatriación de capitales en cuotas del 10% al 20% anual una vez transcurridos
10 años de operaciones.

Era una ley que intentaba convertirse en un punto de inflexión. Debía contribuir a mejorar la difícil
situación de divisas que enfrentaba el país.

Entre la puesta en marcha de la ley de inversiones extranjeras y el derrocamiento de Perón transcurrieron


2 años. Las prioridades del gobierno eran la mecanización agrícola y la producción local de insumos que
hasta entonces se importaban.

Lo mas innovador en inversiones extranjeras se dio en el ámbito de la política petrolera.


Los acercamientos entre los empresarios petroleros norteamericanos y el gob peronista no quedaron allí.
En abril del 55, el gob argentino firmo con la California Argentina de Petróleo un contrato de explotación
petrolera, cuya aprobación final quedaba en manos del Parlamento. Este contrato fracaso.

El antiimperialismo y la autosuficiencia económica ya no eran banderas exclusivas del peronismo. Desde


el radicalismo se criticaba la conducción económica no por estatista y nacionalista sino por todo lo
contrario.

El toque del rey Midas.

Habiendo transcurrido 2 años de la aplicación del Plan de Emergencia, se veía un logro en el equilibrio
estable al que se había apuntado.
Para marzo del 54 el gobierno debía enfrentar una prueba difícil, en esa fecha comenzaba la
renegociación de salarios. Algunos gremios organizaron huelgas y movilizaciones callejeras que
convulsionaron las grandes ciudades hasta agosto.
las demandas obreras fueron bastante exitosas y llevaron el salario real promedio de 1954 a un nivel
superior al registrado en el 52.

Este avance de los trabajadores amenazaba con derrumbar los logros alcanzados tras 2 años de
neutralización del conflicto social.
Ya no era posible beneficiar a un determinado sector mediante el aumento de su participación en el
ingreso si ello se hacia en detrimento del resto.

Perón y sus colaboradores tenían preocupación por el congelamiento de los precios y salarios. El
gobierno estaba convencido que solo existía margen para aumentar los salarios reales si crecía la
productividad. La productividad podía hacer que al mismo tiempo los salarios fueran altos y los costos
laborales bajos.

En octubre del 54 se convoco al Congreso Nacional de la Productividad y el Bienestar Social. La


preparación de este congreso, fue una de las últimas ocasiones en que el gobierno desplego su
imponente aparato de propaganda y mostro su sustento corporativo. El Congreso tendría como
protagonistas a los sindicatos y los empresarios.

Los empleadores reclamaban la imposición de medidas contra el ausentismo., la posibilidad de usar


incentivos para el esfuerzo, etc.

Los sindicatos se colocaron a la defensiva, custodiando el terreno ganado desde el 44. El CNP cuyo
documento final fue el Acuerdo Nacional de la Productividad termino sin vencedores ni vencidos. La CGT
no cedió prácticamente nada en materia de relaciones laborales.

Entrado 1955 el desgaste político del gobierno se aceleraba y sonaban fuertes rumores de un
levantamiento militar.

FINAL.
El panorama se agravo frente al conflicto innecesario entre Perón y la Iglesia Católica.
Mientras el gobierno provocaba suprimiendo la enseñanza religiosa, promoviendo el divorcio vincular y
proyectando una reforma constitucional que separara a la Iglesia del Estado, la oposición veía su
oportunidad de resucitar. El 16 de junio Perón comenzó su jornada firmando decretos y concediendo
audiencias. Recibió al embajador norteamericano Nufer. Luego de esa visita el bombardeo de aviones de
la Marina sobre Plaza de Mayo, operación que queria asesinar a Perón, termino con más de 300 víctimas
civiles. Grupos adictos al gobierno reaccionaron quemando varias Iglesias de Buenos Aires. Perón pensó
en una táctica: tenderle una mano a sus adversarios. Se concedió a los opositores el uso de la radio.

La idea de que un golpe de Estado se avecinaba convenció a Perón de cambiar nuevamente su política.
A fines de Agosto ofreció  su renuncia por la mañana y retiro la oferta por la tarde ante una concentración
organizada por la CGT y el Partido Peronista.

Lonardi en Septiembre, inicio el levantamiento militar en Córdoba y Cuyo. Percibiendo que la voluntad de
poder de Perón estaba quebrada mas unidades se desplegaron a la rebelión. Poco después del mediodía
se anuncio mediante un comunicado la renuncia de Perón como la única forma de evitar un “baño de
sangre”. Perón parte rumbo a la embajada de  Paraguay donde solicito asilo. Perón no volvería a pisar
suelo argentino hasta noviembre de 1972.

El legado económico de Perón.

Perón dejaba como herencia una sociedad políticamente fracturada. El gobierno provisional era un
mosaico multicolor e incoherente que solo se unificaba en la descalificación al “tirano”.
Prebisich, asesor del gobierno a través del Consejo Económico y Social afirmo: “La argentina atraviesa la
crisis más aguda de su desarrollo económico. Sera necesario un esfuerzo intenso y persistente para
restablecer el crecimiento.”

Según Prebisich el principal obstáculo para impulsar el desarrollo argentino era la imposibilidad de
expandir las importaciones de maquinarias, materias primas y combustibles.
Perón había postergado la necesaria devaluación, las exportaciones agropecuarias estaban estancadas;
la inversión en las industrias básicas para sustituir importaciones era insuficiente; no había estímulos para
aumentar la producción petrolera.
Los planes quinquenales acentuaron la tendencia al estancamiento al concentrar las inversiones publicas
en actividades no productivas.

Perón no había tenido una estrategia de crecimiento. La economía estaba paralizada.


Según Prebisich el congelamiento de las tarifas publicas derivo en un desequilibrio financiero en el
sistema de transportes y la desaparición de las cedulas hipotecarias en emisión monetaria para solventar
la construcción de viviendas.

Los lineamientos económicos del peronismo a partir del 49 y del 52 eran un obvio reconocimiento
anticipado a lo que Prebisich denunciaba.

El Segundo Plan Quinquenal, la apertura al capital extranjero y el Congreso de la Productividad fueron


intentos validos para superar los obstáculos. Por lo demás la economía argentina no estaba paralizada.

Aquella tormenta política que culmino con el derrocamiento de Perón y que dejaría heridas profundas no
tuvo mucho que ver con la economía.

El impulso desarrollista (1958-1963)

Un gobierno acosado

Los comicios que llevaron a Frondizi al poder habían sido convocados por un gobierno militar. Las
Fuerzas Armadas se autoasignaban como guardianes de lo que ellas consideraban un correcto
funcionamiento republicano. Mediante un acuerdo, Perón aconsejó a sus partidarios votar a Frondizi. Más
allá de la proscripción del peronismo, la elecciones se llevaron a cabo normalmente. Si Frondizi lograba
encaminar al país en un sendero de progreso, no sólo lograría detener el estancamiento sino que
aumentaría su propio capital político.

Los problemas de entonces

Con el término “estrangulamiento” se trataba de ilustrar el hecho de que cada vez que la economía se
expandía, las importaciones aumentaban y se agudizaba el problema de la balanza comercial. En tanto la
ISI descansaba sobre las ramas industriales livianas, la provisión de insumos dependía del exterior. El
gobierno peronista intentó estimular la instalación de industrias básicas, pero no las pudo financiar. La
única alternativa viable era atraer el capital internacional.

La propuesta desarrollista

El desarrollismo proponía desarrollar las manufacturas hasta transformarse en una economía


industrializada y completamente integrada. La clave era el acople de las actividades de producción de
insumos. Las prioridades de este proyecto eran el petróleo, el gas, la siderurgia y la provisión de energía
eléctrica. La ausencia de las actividades agropecuarias en el conjunto de prioridades del gobierno era
notoria. Una meta en que se ponía énfasis era la construcción de una amplia red de rutas, para estimular
la producción nacional de autos y camiones. Se necesitaba un impulso de inversión decisivo y simultáneo.
Había que conseguir un masivo aporte de capital extranjero. El giro ideológico de Frondizi era suavizado
por la convicción de que las inversiones extranjeras eran la única vía para garantizar la independencia
económica. Para los desarrollistas, los beneficios de una economía industrial integrada excedían
cualquier costo que pudiera acarrear su consolidación.

1958: ¿Clima para la inversión?

El crecimiento de los salarios y de la inversión pública provocó un déficit del producto bruto interno y fue
financiado en su mayoría a través de la emisión monetaria. Esto se reflejó en una estampida inflacionaria.
El gobierno estaba preparando un serio intento de estabilización. Entretanto, ya había dado un primer
gran paso en la dirección desarrollista en el terreno de la política petrolera.

La batalla del petróleo

Había una gran convicción de que había un margen amplio para sustituir las importaciones de petróleo
por producción doméstica. Los contratos con las empresas petroleras hicieron tambalear al gobierno. Se
hablaba de la posibilidad de que YPF se capitalizara con ayuda externa y ampliara por sí misma la
explotación. En pocos años quedó demostrado que el proyecto petrolero del gobierno había sido un éxito.
El autoabastecimiento se hizo realidad en poco tiempo.
El esfuerzo de estabilización

En 1958 el gobierno anunció un plan integral de estabilización. Se insistía en que el principal problema
era el exceso de gastos sobre la producción nacional. Una de las fuentes de ese exceso de gasto era el
sector público. El restablecimiento requeriría una dolorosa contención del consumo público y privado. El
tipo de cambio se unificó en un único mercado. La gran depreciación que iba a producirse como resultado
de la liberación cambiaria tendería a beneficiar a los exportadores, a los que se le impusieron retenciones
sobre las exportaciones.

El final de la inflación requería la puesta en marcha de una política firme de contención monetaria. Se
proyectó una reducción del empleo estatal y se anunció la elevación de algunos impuestos y un mayor
control tributario. La orientación ortodoxa del plan colmó la paciencia de los sindicatos. La resistencia
laboral se comprende al observar el comportamiento de los salarios reales. Con el correr de los meses,
las críticas al programa económico se extendieron a quienes en un principio habían elogiado el plan. El
deterioro del salario real debilitó el consumo como fuente de demanda e hizo que la inflación creciera. Las
dificultades para contener la emisión monetaria tenían su raíz en una serie de mecanismos
interconectados que atentaban contra el equilibrio fiscal. La situación del gobierno era poco menos que
desesperante. Al comentado descalabro económico deben agregarse los insistentes rumores de golpe de
estado. Desde el gobierno se buscaba una salida que contuviera al mismo tiempo las urgencias
económicas y las presiones políticas. Con esa intención Álvaro Alsogaray fue designado ministro de
Economía y Trabajo. La tensión política cedió y hubo una pausa en el clima de incertidumbre económica.

El invierno pasó

El dólar retrocedió gracias a una mayor confianza y crecientes influjos de capital. La inflación descendió al
compás del tipo de cambio. La recuperación tributaria se veía favorecida por la reversión de la erosión
inflacionaria. El auge consumidor en tiempos de mayor estabilidad de precios resultaba en la elevación
del salario real, que era una consecuencia directa de las reducciones de la inflación. El proceso se
revierte cuando la inflación aumentaba. Con Frondizi, la inversión fue el factor dinamizador.
El boom inversor daba un importante respaldo a la estrategia económica oficial. La entrada de capitales
extranjeros permitió alejar por un tiempo el fantasma de la crisis de la balanza de pagos. En 1960, la
recuperación de la actividad económica comenzó a transmitirse hacia los salarios industriales. Lo único
que ensombrecía el panorama era la decepcionante performance en materia de creación de empleos.

Luces y sombras de la nueva industria

El desarrollo industrial argentino pronto asumió la dirección esperada por el gobierno de Frondizi. En el
área energética, lo más destacado fue el incremento repentino de la producción petrolera. La siderurgia,
gracias a la puesta en marcha de SOMISA, también creció. En ninguna actividad hubo un crecimiento tan
vertiginoso y tan desordenado como en la automotriz. La fabricación de automóviles fue un imán para
inversión extranjera.

La tibieza exportadora de la industria ponía en riesgo todo el programa, ya que no ayudaba a obtener
divisas. Una estrategia eficaz de sustitución de importaciones sería aquella que resultara en una demanda
menor de los insumos importados. No pasó tal cosa en los años de Frondizi. A eso se le sumaba que,
cuando el capital que se invertía era propiedad de extranjeros había que esperarse un flujo de utilidades
hacia el exterior durante varios años. Había que contar con los intereses y la amortización de las deudas
contraídas.

Un diagnóstico para el sector rural

Las actividades agropecuarias no eran vistas por el desarrollismo como candidatas para liderar el
crecimiento sostenido que aguardaba a la Argentina. Ya hacía tiempo que las actividades primarias
habían abandonado la posición privilegiada. La mecanización y el auge de las inversiones en el sector
rural deben anotarse como las mejores noticias para el agro argentino en tiempos del desarrollismo. El
plan del gobierno dependía de la capacidad del sector agropecuario para aumentar sus exportaciones y
generar divisas. La política agropecuaria de corto plazo estuvo dominada por el manejo cambiario y las
retenciones a las exportaciones. Si la clave para el aumento del producto del agro era la mecanización,
con una mejora circunstancial de los precios no podía conseguirse demasiado. La tendencia ascendente
del precio relativo de la producción agropecuaria se quebró en 1960. La incapacidad para aumentar el
producto rural impidió que las ventas externas argentinas aumentaran

Racionalizado el estado
Se creó un Comité Ejecutivo para la Racionalización, encargado de reducir el empleo público redundante.
Con Frondizi también se iniciaron tímidamente los intentos por reducir el estado empresario. Las
restrictivas políticas presupuestarias mejoraron la situación fiscal. La moderación con que se manejaron
las finanzas tuvo responsabilidad en la reducción del déficit.

Fin de un programa, fin de un gobierno

En 1961 Alsogaray fue reemplazado por Alemann en el Ministerio de Economía. Quizás fuera la
percepción optimista de la situación lo que convenció a Frondizi de que la designación de un nuevo
ministro no sería una operación traumática. Sin embargo, los problemas que debió afrentar Alemann
fueron in crescendo. Es cierto que la actividad económica siguió en ascenso, pero la expansión no vino
sola. Hubo margen para que los sindicatos elevaran sus pretensiones. Los empresarios aumentaban sus
precios como respuesta a los mayores salarios que tenían que pagar, haciendo resurgir la inflación. La
demanda agregada perdió vigor y muchas empresas se encontraron con dificultades de ventas. Las cosas
empeoraron luego de la renuncia de Alemann. Frondizi insistía con medidas drásticas de recorte del
empleo público, pero ya era tarde. La derrota electoral fue el golpe de gracia para Frondizi y su plan.

El agitado interregno del partido militar

Nunca fue tan poco claro dónde estaba el poder como en el año largo comprendido entre el golpe a
Frondizi y la elección de Illia en 1963.

Una tarea imposible: la política económica en tiempos de Guido

Todo era crítico, todo era urgente. Pinedo fue elegido ministro de Economía. La intervención de Pinedo
consistió mas que nada en la liberación del tipo de cambio, que llevó a la depreciación de la moneda.
Pinedo renunció. La inflación se mantuvo bastante alta luego de la devaluación. La recesión ya se había
vislumbrado y la desocupación se mantuvo por tres décadas. Muchas empresas con problemas de
liquidez optaron por reducir la producción y vender sus inventarios. La recesión coincidió casi
exactamente con el mandato de Guido. Es difícil encontrar un presidente que haya asumido en un
contexto peor.

Una tortuga entre muchos Aquiles

El desarrollismo intentó una respuesta creativa a los dilemas que enfrentaba una economía
semiindustrializada y orientada hacia el mercado interno. El plan de Frondizi fue un intento consciente y
calculado por torcer el rumbo hacia un modelo de crecimiento que fuera compatible con el equilibrio
externo. Ni los errores del diseño del programa desarrollista, ni los diversos obstáculos que tuvo que
enfrentar, le impidieron contribuir a esa primavera económica que fue la década del 60.

Introducción
En el presente estudio se propone analizar el denominado período de gobierno desarrollista el cual
transcurrió en la Argentina entre los años 1958 y 1962, bajo la presidencia de Arturo Frondizi.
Nos planteamos determinar de que manera llegan las ideas desarrollistas a dirigir el destino de la Nación.
Cómo se encontraba la situación política-económica hacia 1958. Qué condicionamientos políticos,
económicos, sociales y militares tuvo el presidente para realizar su gestión de gobierno. Cuáles eran las
principales ideas del modelo desarrollista, sus estrategias y planes a ejecutar para el logro de
su objetivo primordial: la independenciaeconómica del país a través del desarrollo de su industria pesada
y, la integración vertical y horizontal de su economía.
A su vez se precisara cómo se implementaron las nociones desarrollistas y qué impactos reportaron en
los agentes y en las variables económicas del país. Qué objetivos lograron cumplimentarse y cuáles
quedaron pendientes de realización.
Por último se analizaran cuáles fueron los determinantes que llevaron a la caída de un gobierno y de un
modelo.
Inicios del desarrollismo
- Encuentro Frondizi- Frigerio. La Revista  Qué.
Arturo Frondizi lo expresa con notable exactitud: "fue una calurosa tarde de enero de 1956 y si alguien me
pidiera que fijase una fecha de nacimiento del desarrollismo, indudablemente citaría ese día". En ese
encuentro llevado a cabo en la casa de Delia Machinandiarena, comenzaron a trabajar en forma
compartida en el análisis de los problemas nacionales. Utilizando la revista Que como instrumento para
exponer la realidad social y política junto con los inconvenientes que el país debía enfrentar y las
propuestas para dar solución a tales cuestiones. En torno a la revista, Rogelio Frigerio en 1946 había
reunido hombres venidos de todos los horizontes de la izquierda que criticaban moderadamente la política
peronista. El 23 de noviembre de 1955, Frigerio reedita Que. Los primeros números dan mucha
importancia a los problemas internos del radicalismo. A su redacción se incorpora individuos de diversas
extracciones políticas, Raúl Scalabrini Ortiz y Arturo Jauretche del peronismo, Merchensky y Odena
del socialismo y, Montemayor y Camilión del nacionalismo. Qué era un órgano que defendía
sistemáticamente el proteccionismo económico y atacaba el dirigismo estatal en el mercado interno,
excepto cuando se traducía en inversiones públicas hacia sectores de infraestructura.
La coalición UCRI – Peronismo y la llegada de Frondizi a la presidencia.
- La Convención Constituyente y los acercamientos UCRI – Peronismo.
En abril de 1957 el gobierno de facto de Aramburu resolvió convocar a elecciones para conformar el
cuerpo de los convencionales constituyentes1. El cuerpo declaró vigente la Constitución de 1853 y las
reformas de 1860, 1866 y 1898 con exclusión expresa de las reformas de 1949. Además debido,
principalmente, a la intervención de Crisólogo Larralde (UCRP) se incluyó el artículo 14 bis o 14 nuevo
que establece una serie de derechos del trabajador y obligaciones del Estado.
La convocatoria dio impulso para que representantes de Frondizi se reunieran con allegados
a Perón exiliados en Montevideo, entre ellos estaban Domingo Mercante, Arturo Jauretche, Ricardo
Guardo y Arturo Sampay (considerado padre de la Constitución de 1949) pero la reunión fracasó debido a
que Perón ordenó a sus seguidores que voten en blanco. Sin embargo estos acercamientos sirvieron de
base para futuras negociaciones entre intransigentes y peronistas y, continuaron aquellos que habían sido
animados por Ricardo Rojo, Emilio Perina y John William Cooke, entre otros.
Los votos en blanco superaron a los de cualquier partido, el mensaje fue recibido por la Unión Cívica
Radical Intransigente (UCRI) y Rogelio Frigerio comenzó tratativas clandestinas con el ex-presidente
exiliado en Caracas. El 3 de febrero de 1958 se firma un pacto en la ciudad de Trujillo (Santo Domingo),
donde Perón se había refugiado luego del derrocamiento en Venezuela de Marcos Pérez Jiménez, en
dicho tratado el antiguo mandatario afirma que votar por Frondizi es la mejor forma de lucha y que el
candidato estaba comprometido a restablecer las conquistas sociales del justicialismo y permitir la libre
expresión política y sindical con el compromiso de reunificar la CGT. Las reuniones dieron sus frutos y en
febrero de 1958 circulo por el país una carta de Perón que alentaba a sus partidarios a votar por la UCRI.
Así, con el "apoyo" del proscripto partido justicialista, la fórmula Frondizi – Gómez llegó a la presidencia
con el 49% (4.050.000 de sufragios), dejando en segundo lugar, con el 29,2% de los votos (2.415.000), al
partido del cual se había desprendido, la UCR, denominada en ese momento Unión Cívica Radical de
Pueblo (UCRP) liderada por Ricardo Balbín2. El caudal de votos claramente eran los blancos más los que
el partido radical intransigente había obtenido en las elecciones de julio del año anterior.
- El escenario político
Frondizi llega al poder condicionado, por un lado un por una obligación contraída con Perón que
necesariamente debía respetar para viabilizar su gobernación y por el otro flanco por las Fuerzas
Armadas artífices de la Revolución Libertadora (1955) que se encargarían de reprimir cualquier intento de
acercamiento a tendencias peronistas y/o comunistas. Esta disyuntiva constituyó el dilema fundamental
en cual el presidente electo debía desarrollar la gestión de gobierno.
Además se sumaban reclamos de otros sectores como la izquierda que confrontaba al gobierno en el
plano educacional en contra de la injerencia clerical y la educación privada. El sector agropecuario,
representado por la Sociedad Rural, elevó sus reclamos por el rol secundario asignado en el plan de
desarrollo y hasta la Unión Industrial presentó resistencia al hecho de devolver a los sindicatos el pleno
ejercicio de sus derechos. La UCRP también se presentó como una dura oposición al gobierno durante
toda su gestión.
Existía por su parte un clima favorable para las ideas desarrollistas en el ámbito internacional. Se
presenta como elemento impulsor de estas teorías elinforme de la CEPAL de 1949, conducido por el
argentino Raúl Prebisch, donde la noción de las ventajas comparativas (VC) es cuestionada
enfáticamente. La teoría clásica de las VC, postula que los países se especialicen en la producción de
aquellos bienes en los que pueda lograr una mayor productividad, determinada en el caso de los países
emergentes de América latina por ventajas naturales. De esta manera, los países que no habían
alcanzado el desarrollo industrial pasaban a depender casi exclusivamente de los términos de intercambio
que venían acarreando un empeoramiento continuo. Por lo tanto, era fundamental presentar alternativas
que independicen a los países "subdesarrollados". Teniendo en cuenta el triunfo de las fuerzas
revolucionarias en Cuba, a fines de 1958 y la inserción de la Guerra Fría en América Latina era preferible
el desarrollo de los pueblos emergentes que un vuelco a ideas comunistas, así es que hasta el
predecesor del Banco Mundial, el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento, publicaba con
considerable simpatía los pensamientos de autores como R. Prebisch, H. Singer, W. A. Lewis.3
- El escenario económico
En un informe publicado en 1959 por la CEPAL encargado por el gobierno provisional de la revolución
libertadora se describe:
"El país carece de recursos exteriores para importar no solo los bienes de capital más indispensables,
sino también las materias primas y productosintermedios que con creciente amplitud requiere el
desenvolvimiento de su industria. Además, el estado de los transportes es precario y considerable el
déficit de energía eléctrica. En el fondo de este proceso de estrangulamiento de la economía
argentina hay un fenómeno de insuficiente acumulación de capital. Es notoria en esos servicios básicos y
en la industria y el petróleo. La producción no ha crecido como debiera haberlo hecho por no haberse
realizado las inversiones necesarias; asimismo, la producción agropecuaria ha declinado por carecer
de incentivos y recursos para corregir deficiencias de inversión que se venía arrastrando y agravando
desde la gran depresión mundial." 4
La economía argentina luego de la segunda Gran Guerra se caracterizó por una creciente producción
industrial orientada al mercado interno a través del impulso del modelo de sustitución
de importaciones implementado por el peronismo. Sin embargo, el modelo acarrea serias limitaciones de
tipo externo que se derivan del escaso aporte de divisas de la industria manufacturera y su
creciente demanda de moneda extranjera para la adquisición de insumos. El proceso de estrangulamiento
debido a limitaciones de tipo externo impone un funcionamiento de tipo stop-go (pare-siga) se relaciona
de manera directa con el ciclo económico: en periodos de austeridad se produce un ahorro forzado de
divisas debido al bajo nivel de actividad y restricción económica, cuando se revierte el ciclo, mejora el
nivel de utilización de factores y comienzan a destrabarse los mecanismos de demanda de divisas, vía
importaciones, se genera un proceso de estrangulamiento que no permite alcanzar los niveles de
pleno empleo. Se presenta así, un escenario en que es incompatible la posibilidad de un crecimiento
sostenido con niveles de pleno empleo.5
La existencia de esta limitación de tipo externo, y la insuficiente tasa de ahorro de nuestra economía es lo
que llevo a la clase dirigente a conducir el rumbo hacia un acercamiento al capital extranjero.
Además desde principios de década la economía estaba sumida en una considerable recesión con breves
períodos de crecimiento. Si bien el sector industrial funcionaba al tope de su capacidad, dependía de una
fuerte protección y demandaba incipientes insumos importados, que habitualmente se financiaban
con deuda externa. Junto con ello, la situación agropecuaria estaba estancada y los términos de
intercambio se presentaban desfavorables para la Argentina6. La balanza comercial había sido deficitaria
en siete de los diez años del período 1949-1958 solo era respetable el saldo positivo de 1953. Se suman
otros indicadores poco saludables, por ejemplo, la circulación monetaria había crecido diez veces (de 7
mil a 70 mil millones de pesos) con la consecuente inflación por razones eminentemente monetarias.7 La
deuda externa era cercana a los 1.400 millones de dólares, mientras que las reservas de oro y divisas
apenas rondaban los 300 millones. A su vez, se preveía para el año 1958 un déficit comercial de casi
millones 360 millones y elpresupuesto nacional se estimaba deficitario en casi 50%.8 Entre 1948 y 1958 la
producción por habitante había descendido un 6%; el área sembrada no aumento significativamente, el
80% de la energía dependía del petróleo el cual se importaba a un costo de 350 millones de dólares
anuales y representaban alrededor del 25% de las importaciones totales el otro 50% correspondía a
productos siderúrgicos e insumos manufacturados. 9
En síntesis los problemas económicos a atender eran urgentes y junto con la situación política
presentaban fuertes condicionamientos al nuevo gobierno.
El modelo desarrollista
- Un modelo integrador, un modelo "a caballo".
En sus comienzos se observaba cierta incertidumbre sobre cuál iba a ser el plan del gobierno a llevar a
cabo, sólo en la Revista Que aparecían los fundamentos del desarrollismo tales como la necesidad de
capital extranjero para el fomento de la industria pesada, o la necesidad de integración política con el
peronismo a través de un movimiento nacional. Alain Rouquié es bastante crítico en este sentido y señala:
"Anticapitalista y antiimperialista aún en 1956, Frondizi se convirtió a la libre empresa; librepensador,
declaró su fe católica y apoyó la enseñanza libre. Antiperonista no hacía mucho, resultó electo por los
votos peronistas. Electores y opositores desconfiaron desde el primer día del nuevo presidente. La fama
de maquiavelismo y duplicidad de Frondizi, cuyas sucesivas sinceridades resultaban sospechosas,
comenzó antes de que asumiera sus funciones".10
Otro autor que detalla las inconsistencias del modelo es Ricardo Ferrucci 11 y enuncia: "el modelo
desarrollista (MD) se plantea como principal objetivo la eliminación de la dependencia económica y
política, sin embargo propugna medidas como la orientación y repatriación irrestricta de capitales externos
que amplían la dependencia del país con el resto del mundo. También plantea la deseabilidad de
la distribución progresiva del ingreso, pero utiliza instrumentos como la liberación de precios y
el control de salarios, la reducción del gasto público y el apoyo a la eficiencia y el gasto tecnológico que
genera una alta regresividad en la distribución del ingreso. A su vez, el MD propone una concepción
estructuralista de la inflación12 pero utiliza instrumentos restrictivos desde el punto de vista monetario y
crediticio aplicando uno de los más severos 'planes de estabilización'. Por este motivo el modelo resulta
en un conjunto de propuestas contradictorias entre objetivos (estructuralistas) e instrumentos
(monetaristas)"
Para el MD, el capital extranjero era el elemento que permitiría la dinamización de la economía debiendo
ser tarea del estado la captación de dicho capital y su orientación a los sectores claves como la industria
metalúrgica, petrolera, petroquímica, de energía eléctrica, celulosa, de maquinaria ytecnología agraria. Si
el país presentaba, como se podía verificar, insuficiencias en tasas de ahorro e inversión ya no serían
antinómicos los conceptos de capital foráneo y nacionalismo económico. Para superar las etapas
de subdesarrollo económico el MD presentaba un programa de tareas a llevar a cabo: incrementar la tasa
de ahorro interno; estimular la entrada de capital extranjero y darle orientación hacia los sectores
prioritarios; ampliar la sustitución de importaciones y la diversificación de exportaciones. En cuanto a los
objetivos primarios del MD se destacan el petróleo, el acero y la capacidad exportadora, en ese orden de
relevancia.
Por otro parte, era primordial en el proceso lograr los objetivos de integración y paz social constituyendo
una alianza de clases entre la clase trabajadora, esencialmente peronista, y la burguesía industrial. Se
promueve el reconocimiento de los derechos patronales y obreros, donde el concepto de las ganancias
legítimas del capital y el bienestar de la clase trabajadora no son incompatibles
Sobre estos lineamientos básicos se presentaba la visión desarrollista para el logro superador: la
integración y el desarrollo, entendido como el quiebre de la relación de dependencia de una economía
estancada y sustituirla por la independencia de una economía en expansión. Contradictorio, entre
objetivos e instrumentos, algunos autores lo calificaron como un modelo "a caballo", entre la visión
estructuralista y el enfoque liberal.
-La estrategia económica del MD
En sintonía con la visión económica de la época, básicamente de corte estructuralista, decir desarrollo
económico era casi sinónimo de industrialización.
Frondizi, junto con su colaborador de mayor influencia R. Frigerio, habían avanzado en una crítica al
enfoque de la industria sustitutiva de importaciones (ISI) encarado por Perón argumentando una fuerte
dependencia de los recursos provenientes de las exportaciones agropecuarias y sostenido con un
permanente estímulo de la demanda interna y el gasto público. Tales políticas solo alcanzaron a promover
el desarrollo de la industria liviana que se sustentaba en la capacidad (creciente incapacidad) de importar
del país que lo situaba cíclicamente en un "cuello de botella".
Sin embargo, lejos de abandonar el modelo ISI era necesario ampliar el ámbito de la sustitución de
importaciones al sector de la industria de base, es decir a lograr una expansión vertical que integrara
los procesos productivos de insumos y bienes de capital a las ramas livianas ya desarrolladas. Para ello,
el capital extranjero desempeñaría un rol protagónico en la financiación y la dotación de tecnologías de
punta. El Estado debía ser el órgano que orientara la IE (inversión extranjera) y proyectara la realización
de obras de infraestructura y comunicaciones.
El objetivo prioritario de incrementar la producción de petróleo y gas natural tendría un doble efecto, por
un lado, reduciría las ataduras de las importaciones de esos recursos y por otro lado estimularía la
industria petroquímica.
La agricultura no figuraba dentro de la lista de prioridades puesto que según la estrategia, la producción
agrícola se beneficiaría de los avances técnicos y la mecanización de sus actividades previo desarrollo de
la industria siderúrgica.
Con respecto a la política económica regional, se concebía la noción de un proceso inward-
oriented (orientada hacia el interior). Sobre esta marcha la integración no precede al desarrollo sino que
es el punto culminante del mismo.
Según las palabras de Frigerio "la doctrina regionalista auspiciada por los Estados Unidos favorecería la
'división regional del trabajo' y posibilitaría la concentración y los monopolios. De este modo EE. UU.
armonizaría las necesidades de expansión de la zona con la expansión de ciertos gruposfinancieros-
industriales yanquis". 13 Va de suyo que la integración latinoamericana era considerada un objetivo
subordinado al fin del desarrollo nacional.
La puesta en marcha del plan desarrollista.
- La etapa de políticas populistas
En un primer momento el MD debió adaptarse para hacer frente a las necesidades más urgentes, no
de carácter económico sino político. Muchos de estos condicionantes se derivaban del compromiso
contraído con Perón y sus militantes. Llevaron a revocar los decretos anti CGT dictados por el anterior
gobierno de facto y se sanciona una ley14 que establece un modelo sindical de libertad absoluta y de
creación de sindicatos por simple inscripción y atribución de la personería gremial con reconocimiento al
mayor gremio de cada rama de actividad. Siguiendo la tónica redistribucionista, se decreta un aumento
del 60% en los salarios (congelados desde febrero de 1956) que se financiaría con emisión monetaria, se
extendieron los controles de precios y se disminuyó en un 20% el costo del transporte ferroviario. Como
resultado de las políticas expansivas se reanimaron las crisisinflacionarias, entre mayo y diciembre de
1958 los precios minoristas crecieron a un promedio de 68% anual 15, y se agravaron las dificultades en
el balance de pagos. Para contrarrestar este efecto se fortalecieron las prohibiciones a la importación,
limitando la entrada de bienes sólo a aquellos prioritarios según el programa desarrollista. Además se
disparó el tipo de cambio pasando de 42 a 70,5 pesos16.
El objetivo de apaciguar los ánimos irritados del pueblo se volvió contradictorio y las políticas sociales solo
empeoraron la situación económica del país. Se estaba preparado el terreno para el "plan de
estabilización".
- La batalla del petróleo
"Será un batalla frontal y por tanto difícil y de enorme desgaste. Emplearemos todos los recursos
disponibles. Si el país contara con  mediosfinancieros, no titubearíamos en aplicarlos a nuestro petróleo.
[…] Sin embargo, no disponemos ni de un gramo de oro en el Banco Central para YPF. [...] No caben
dilaciones, estamos resueltos a extraer la mayor cantidad de petróleo en el menor lapso posible"17.
Así se expresaba Frondizi en su discurso del 24 de julio de 1958 y daba inicio a la llamada "batalla del
petróleo". Unos años antes, en 1954, el presidente había publicado su obra Petróleo y política donde
defendía enérgicamente la nacionalización de las industrias claves, entre ellas la industria petrolera y su
rol preponderante en el desarrollo de la nación. Férreo opositor a la decisión de Perón de otorgar
concesiones a la Compañía Standard Oil of California, al llegar al gobierno tuvo que modificar la forma en
que el objetivo de fondo del autoabastecimiento petrolero se llevaría a cabo.
La lucha se realizó en varios frentes. Se consiguieron descuentos en el precio de las importaciones de
barriles de crudo, pasando de 3,31 dólares a 2,38 dólares por barril. Se reestructuró YPF, despojándola
de "hipertrofias burocráticas" y acentuando aspectos ejecutivos y operativos. Se brindó apoyo a YPF para
pronta construcción y finalización del oleoducto del Norte y de Mendoza. Se firmaron un larga lista de
acuerdos con empresas extranjeras18 que redundarían en una inversión cercana a los 1.000 millones de
dólares.
El resultado fue exitoso, se consiguió el autoabastecimiento en tan sólo 30 meses, pasando de 5,6
millones de metros cúbicos a producir 16 millones.19
- La etapa de políticas de estabilización
El 29 de diciembre del '58 fue anunciado por cadena nacional el "Programa de estabilización para afirmar
el plan de expansión de la economía argentina". Para aquel entonces el país se encontraba al borde de la
cesación de pagos, la deuda externa era diez veces mayor que las reservas de divisas, tan solo el 50%
del gasto público nacional era financiado con la recaudación tributaria mientras que la otra mitad se
solventaba mediante nuevas deudas y emisión monetaria.
Era necesario, pues, virar el rumbo hacia la moderación de las políticas fiscales y monetarias y, liberar las
políticas cambiarias y de sector externo. Se dispuso la unificación del tipo de cambio y se dejó liberado
al juego de la oferta y la demanda, como contrapartida al beneficio que tuvieron los productores
agropecuarios se impusieron retenciones entre el 10% y el 20%. Se anularon los permisos y las cuotas de
importación y en contraposición se establecieron recargos que iban de 0% (para los bienes considerados
esenciales) al 300% para artículos de lujo. Además para recortar el gasto público se eliminaron los
subsidios indirectos al transporte, se incrementaron los precios de los servicios estatales y se redujeron
las erogaciones de laadministración pública. En cuanto a la política monetaria, se aumentaron los encajes
y se estableció un 2% como tope para la tasa de expansión monetaria sin respaldo de divisas.
Este paquete de medidas coincidía con lo exigido por el FMI. El entonces Ministro de Economía, Emilio
Donato del Carril presentó con éxito, en Washington, las políticas de estabilización y obtuvo el
otorgamiento de un crédito stand-by20 por 75 millones de dólares que se repartiría en dos cuotas, la
primera sería depositada en 1959 por un monto de 47,5 millones de dólares; y el saldo (27,5 millones) el
año siguiente. Además se acordó junto con otros prestamistas (el Tesoro de los EE.UU., el Eximbank y
otras instituciones privadas) diversos préstamos que totalizaron la suma de 329 millones de dólares.
Paralelamente, los países acreedores de la Argentina se unen en el Club de París.
La estabilización de la economía se consideraba un requisito previo para la atracción de la IE que
permitiría estimular y modernizar el aparato productivo. Sobre esta dirección se sanciona hacia fines de
1958, la Ley 14.780 de Inversiones Extranjeras21. Entre sus normas se destacan la igualdadde derechos
con el capital nacional y la posibilidad de repatriación de la inversión, sólo con el cumplimiento de la tasa
de inversión fijada con el gobierno. Dicha legislación permitió el arribo de capitales, principalmente
norteamericanos, seguidos de lejos por Suiza, Alemania, Inglaterra, Holanda e Italia. Como resultado la
inversión bruta para 1961 fue superior en un 47% al nivel de 1958 y sobrepasó los 500 millones de
dólares en ese período.22 Fue acompañada por la Ley 14.781 de Promoción Industrial para proteger a la
industria nacional de la competencia extranjera.
El resultado macroeconómico de corto plazo no fue estimulante. Para 1959 el producto bruto interno cayó
6,5% interanual, la generación de empleo se estancó y se ampliaron las brechas entre los sectores de
mayores y menores ingresos23. Se disparó la inflación minorista llegando a un pico histórico del
129,5%24. La devaluación, que había llevado al tipo de cambio a rondar los 100 pesos por dólar, incitó a
los particulares a deshacerse rápidamente de pesos acentuando el aumento de precios. El salario real se
derrumbó casi un 20% comparado con 1957.
Con esta realidad se agitaron los ánimos sociales y el gobierno sufrió reclamos gremiales y un sinfín de
huelgas. Se puso en ejecución el plan CONINTES (CONcomoción INTerna del EStado) y se declaró zona
militar a La Plata y se intervinieron varios gremios. También hubo levantamientos de las Fuerzas
Armadas, en junio y septiembre25 que mostraron su malestar. Para calmar los ánimos se presentaron
cambios en el gabinete presidencial, el 22 de junio se designa Ministro de Economía y de Trabajo a
Álvaro Alsogaray.
El nuevo encargado de la Cartera de Economía, agradable a los ojos militares, continuó los lineamientos
restrictivos y la política de austeridad. Apeló a la paciencia de los distintos sectores e hizo célebre su
frase: "hay que pasar el invierno". Se puso énfasis en la reducción del déficit presupuestario, se disminuyó
el aparato estatal, se cancelaron los aumentos salariales. Estas políticas posibilitaron la autorización de
nuevos préstamos stand-by por 100 millones de dólares por parte del FMI. En el ámbito del sector externo
se redujeron los aranceles a las importaciones. El tipo de cambio se estabilizó en los 83 dólares
colaborando en la disminución del nivel general de precios.
En los años 1960 y 1961 la perfomance económica presentó un rebote positivo, creció un 8% en
promedio. La producción industrial lo hizo en un 6% impulsada en primer lugar por la industria automotriz
(instalada fundamentalmente en Córdoba) que triplicó su producción en sólo tres años. La redvial
esperaba agregar 10.000 km de caminos y determinó un incremento del 32% en la capacidad instalada de
la industria cementera. Se inaugura la "Planta siderúrgica Gral. Savio" en San Nicolás, SOMISA
(Sociedad Mixta Siderúrgica Argentina) era un proyecto aprobado en la etapa peronista que recién en
estos años pudo ver la luz y permitió triplicar la producción. Y el mencionado logro del autoabastecimiento
petrolero. La inversión extranjera había sido el elemento dinamizador y respaldaba la política oficial del
MD, la IED en 1960 se estimaba alrededor de los 322 millones de dólares.
Puede mencionarse como punto negativo, la absorción ocupacional. Si bien las ramas más dinámicas de
la industria manufacturera crecían, su característica de capital- intensiva limitaba la creación de empleo.
Tal es así que en el bienio 1960-1961 la industria expulsó 150.000 trabajadores en comparación con
195926.
Era factible la ilusión de un nuevo rumbo al cual el país podía dirigirse, el desarrollo de una economía
integrada. Sin embargo, como había ocurrido anteriormente, cada vez que la economía comenzaba a
expandirse, crecía la demanda de insumos importados y el peligro de una crisis en la balanza de pagos.
La dependencia de las exportaciones agrícolas, por ende de los términos de intercambio, y la inclinación
no-exportadora de los bienes industriales argentinos completaba el complicado panorama.
- El final de un programa.
Los indicadores macro del año 1961 volvieron a preocupar, la deuda externa se había triplicado, el
balance de pagos se presentaba deficitario, las reservas se desmoronaban y los problemas inflacionarios
comenzaron a renacer. El presidente decidió probar con una vieja receta, traer nuevos aires al Ministerio
de Economía y en abril del '61 reemplaza a Alsogaray, con quien había tenido serias diferencias, y
nombra a Roberto Alemann. El ministro entrante prosiguió con la política ejecutada hasta el momento,
austeridad presupuestaria, liberación del mercado, negociación de préstamos en el exterior. En cuanto a
los créditos internacionales el margen de acción fue más acotado, por lo que se llevo a cabo
la privatización de las empresas públicas agrupadas en la Dirección Nacional de las Industrias del Estado
(DINIE) para hacerse de nuevos recursos.
Mientras tanto, las relaciones con las fuerzas castrenses se enconaron por varios motivos. Había
"levantado el avispero" el triunfo de Alfredo Palacios como Senador por la Capital Federal. A su vez, se
hizo entrega de la CGT a la comisión provisional de "los 20" encabezada por los peronistas Andrés
Framini y Augusto Vandor. Y como corolario del panorama, en septiembre Frondizi viaja a Cuba para
entrevistarse con el ministro de Industrias, Ernesto "Che" Guevara.
A nivel político nacional, las elecciones por la gobernación de San Luis, Catamarca y Santa Fe (Silvestre
Begnis) daban sendos triunfos al partido UCRI, otorgándole un mejor margen de maniobrabilidad al
mandatario.
El ministro Alemann sugirió la posibilidad de una nueva devaluación, a la cual el presidente se negó
argumentando que era uno de los anclajes de la política de estabilización y de contención contra inflación.
Para aquel entonces se había librado la llamada "batalla del transporte" que tenía por objetivo la
reestructuración del sistema ferroviario con eliminación de ramales deficitarios y la cesantía de
empleados. El resultado fue 45 días de huelga y el despido de 54.000 trabajadores que iban a ser
fuertemente indemnizados con dinero proveniente de emisión monetaria del Banco Central. Por este
motivo, entre otros, el ministro Alemann renuncia en enero de 1962 y asume en su reemplazo Carlos Coll
Benegas.
Hacia comienzos de ese año, los problemas inflacionarios resurgieron intensamente, la demanda
agregada se debilitaba y el Banco Central advertía sobre la posibilidad de un colapso en sus reservas.27
La salud económica era endeble, Frondizi insistía con medidas drásticas para salvar la economía y con
ello la política. El mandatario apostó, en lo que sería su última vez, al voto popular y habilitó al peronismo
a participar políticamente terminando con largos años de proscripción. La victoria del candidato peronista
Andrés Framini para la gobernación de Buenos Aires28, el 18 de marzo de 1962, resultó ser el golpe
de knockout para sus aspiraciones de fortalecer la situación política. El triunfo peronista disparó las
alarmas de las Fuerzas Armadas. Frondizi fue depuesto, por un nuevo golpe militar el 29 de marzo de
1962.
Conclusión
El presidente Frondizi ejerció su mandato entre el 1ero de Mayo de 1958 y el 29 de Marzo de 1962
momento es que es interrumpido por el golpe militar.
Junto con su Secretario de Estado, amigo y consejero, Rogelio Frigerio, idearon una estrategia que
perseguía la industrialización del país. En este sentido, se observan las influencias
del pensamiento cepaliano que patrocinaba el reemplazo de la antigua división del trabajo y el modelo de
ventajas comparativas, por un vuelco al desarrollo de las industrias de base. La empresa no sería sencilla.
Las industrias claves que deberían impulsarse eran la petrolera, petroquímica, siderúrgica, automotriz,
celulosa, maquinarias y tecnologías agrícolas. Ocuparía un lugar secundario el sector agropecuario.
A causa de la baja tasa de ahorro nacional, el big-push (gran impulso) iba a estar dado por la inversión
extranjera. El gobierno era el encargado de la captación y orientación del capital con destino a los
sectores preferenciales. Para hacer más atractivo al país para los inversores extranjeros se
crearon leyes de inversión liberales. El resultado en esta materia fue positivo, muchos de los objetivos a
cumplir se lograron gracias al impulso del capital externo. Así fue como se consiguió el abastecimiento
petrolero en un lapso más corto del esperado (30 meses), o por fin se puso en marcha SOMISA, o se
multiplicó la producción automotriz.
Sin embargo, el modelo tropezó con un problema que aquejaba al país desde hacía décadas: el proceso
de estrangulamiento del sector externo. Por sus ataduras a la exportación de bienes primarios y la
importación de insumos manufactureros y, la poca capacidad generadora de divisas de los bienes
industriales, el país desembocaba en un "cuello de botella" que le obstruía la posibilidad de continuar con
un crecimiento sostenido. De esta situación tampoco escapó el desarrollismo. Con ellos, se ligaban
problemas inflacionarios, de nivel de producción y demanda, de creación de empleo.
Además durante todo su gobierno Arturo Frondizi se encontró custodiado celosamente por las fuerzas
castrenses y por la mirada atenta de Perón y los sindicatos de trabajadores como principales guardianes
de la política. En su primer año de gobierno implementa políticas fiscales y monetarias expansivas y se
mostró accesible a las demandas gremiales. Posteriormente cambia el rumbo con un severo plan de
estabilización, con ministros de Economía de escuelas liberales, accediendo a las condiciones de los
organismos de financiamiento internacionales. Por estas ambivalencias era fuertemente criticado desde
distintos sectores. Perseguía objetivos estructuralistas pero aplicaba instrumentos liberales y
monetaristas.
En total fueron 1428 días en los que, con aciertos y errores, se intento llevar a cabo un novedoso
programa de desarrollo nacional que no pudo o no supo lograr gran parte de sus objetivos. Pero que de
no haber actuado bajo tantos condicionamientos y finalmente derrocado, tal vez hubiera aproximado al
país a un nivel superior de desarrollo.

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