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1 .- Señale las diferencias que Ud. aprecia con relación a lo resuelto en el Fallo
Palomeque (de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, sentencia del 3 de abril de
2003)); el Fallo “Coronel” (de la Sala V de la Cámara Nacional del Trabajo sentencia del
31-5-16) y el “Fallo Daverede” (sentencia del 29-5-2007 ver voto en disidencia del Dr.
Lorenzetti), respecto del enfoque que tiene cada sentencia en lo que concierne a la
responsabilidad de los administradores sociales y la inoponibilidad de la personalidad
societaria y su aplicación.
Fallo Palomeque:
En este caso la Corte Suprema de Justicia de la Nación analiza la responsabilidad de los
directores que además son socios de las sociedades comerciales.
En el mismo, se resolvió declarar procedente el recurso extraordinario y dejar sin efecto la
sentencia de Segunda Instancia que ampliaba la responsabilidad porque no ha quedado
acreditado en la causa que se esté en presencia de una sociedad ficticia o fraudulenta,
constituida en abuso del derecho y con el propósito de violar la ley prevaliéndose de dicha
personalidad, afecte el orden público laboral o evada normas legales, extremo al que se
añade tampoco se advierte que estén reunidos los elementos necesarios para considerar
que entre los codemandados a título personal y el actor existía un contrato de trabajo.
El art. 54 L.S. es aplicable siempre y cuando se pruebe que la sociedad ha sido constituida
con el propósito de utilizar su personalidad jurídica diferenciada con el objetivo de violar la
ley, convirtiendo esta figura en una ficción, fraude de sociedad, o cuando la sociedad
comercial es utilizada como una pantalla para encubrir el objeto real ilícito cuyo
enmascaramiento buscan los socios o controlantes a través de esa nueva personalidad.
Por lo que concluyo que según el pronunciamiento comentado, no procede aplicar los
articulos en cuestión en el de uno o varios actos ilícitos aislados, aunque sean reiterados.
Concuerdo con esta resolución.
Fallo Daverde:
En este fallo la Corte Suprema de Justicia declaró inadmisible un recurso extraordinario
promovido por los directores de la sociedad condenados en forma solidaria por la cámara
al pago de las indemnizaciones reclamadas en el juicio laboral.
FALLO CORONEL
En este fallo CORONEL FERNANDO SIMON demanda a IRONBULL S.A., y se extiende la
responsabilidad a MARTA LUJAN SAVINO, presidente de la sociedad demandada.
La LGS y LSC establecen en sus artículos 157 y 59 respectivamente, que "la administración
y representación de la sociedad corresponde a uno o más gerentes, socios o no,
designados por tiempo determinado o indeterminado en el contrato constitutivo o
posteriormente…" y que “Los administradores y representantes de la sociedad deben
obrar con lealtad y con la diligencia de un buen hombre de negocios. Los que faltaren a sus
obligaciones son responsables, ilimitada y solidariamente, por los daños y perjuicios que
resultaren de su acción u omisión”. Es decir, imputa la responsabilidad solidaria a los
administradores y representantes de la sociedad. Para la procedencia de la acción de
responsabilidad prevista en el art. 59 de la ley 19.550, se requiere la existencia de daños y
perjuicios en relación de causalidad con la acción u omisión ilícita. En el caso analizado,
surge que la codemandada Marta Luján Savino, en su carácter de integrante del órgano de
administración de la demandada Ironbull S.A., consintió con su accionar la comisión del
fraude laboral y previsional por parte de dicha persona jurídica. Sabido es que la ilicitud
constituye un quebrantamiento de la lealtad y la diligencia exigible a un “buen hombre de
negocios En mi opinión, resulta evidente el perjuicio sufrido por el accionante como
consecuencia de la omisión de registración del vínculo contractual por parte de la
demandada por lo que concluyo que la resolución es correcta.
Comparto las soluciones del Fallo Palomeque y el Fallo Coronel, pero no así con la del Fallo
Daverde. Pero cabe destacar la postura establecida por Lorenzetti en el mismo, que a mi
parecer dejó claro cuál debe ser el criterio que podría sostener la CSJN en un futuro fallo
por responsabilidad solidaria de directores.
En este fallo Las Cañas S.A. realiza una demanda contra Minera Melej S.A por el cobro de
$ 920.000, más intereses y costas. La misma se basa en tres cheques de pago diferido
librados por la sociedad demandada que fueron rechazados por falta de fondos. Ante esto,
la demandada opuso las excepciones de falta de personería y de inhabilidad de título a lo
que la demandante pidió que sean desestimadas. La causa se abrió a pruebas, y se admitió
únicamente la informativa al Correo Argentino. Con posterioridad a la producción de la
prueba informativa al Correo Argentino y del rechazo al libramiento de un oficio
ampliatorio a dicha empresa , la Juez dictó Sentencia de remate. En la Sentencia, la Juez
rechazó las excepciones de falta de personería y de inhabilidad de título, y mandó a llevar
adelante la ejecución por el capital reclamado más intereses y costas. ( Primera instancia)
Contra dicha sentencia, apelaron ambas partes. La actora apeló los intereses moratorios
fijados en el pronunciamiento. A su vez, la demandada recurrió el rechazo de la excepción
de falta de personería.
Por otro lado, la apelación de la parte actora respecto de los intereses fijados en la
Sentencia sería tratada en la medida que el expediente sea elevado a esta Alzada, una vez
que el defecto de representación sea subsanado.
3.- ¿Cuáles son los “agravios” o los fundamentos que plantea la sociedad demandada
para que la Cámara revoque la sentencia?
4.- ¿Qué dice la sentencia de la Cámara con relación a las funciones de administración y
representación y la imputabilidad a la sociedad del acto en cuestión?
Por lo que arguye que al momento de la firma del poder general para juicios , el Sr. Nocetti
era director de LAS CAÑAS S.A., pero no era su Presidente. Y en ese carácter de director a
secas carecía de la representación legal de la sociedad, y por tanto, no podía obligarla,
carecía de facultades para otorgar poder convencional a los letrados que se presentaron
en el expediente por la sociedad.
La teoría de ultra vires expone que el vínculo entre la capacidad y el objeto social es
directo, y por ende, cualquier acto de los representantes de la sociedad que sea extraño al
objeto social es nulo, imposibilitando su imputación a la sociedad.
Entiendo por apariencia jurídica cuando se asume una determinada situación de una
persona por más de que esa situación no exista, basándose en la buena fe de aquella
persona. La existencia y alcance de esa situación o acto debe juzgarse sobre la base de su
manifestación externa o con la cual sus autores lo han hecho conocido.
3.- ¿Ud. cree que una Entidad Financiera (un Banco) tiene el mismo conocimiento que un
empresario PyME, por ejemplo, cuanto contrata con una sociedad para determinar si un
administrador, apoderado o representante social está facultado para obligar a la
sociedad o para determinar si el acto es notoriamente extraño al objeto social?
En mi opinión una entidad financiera tiene mas conocimientos que un empresario Pyme
cuando, por ejemplo, contrata con una sociedad para determinar si un administrador,
apoderado o representante social está facultado para obligar a la sociedad o para
determinar si el acto es notoriamente extraño al objeto social. Creo que un Banco
claramente tiene muchos más mecanismos que la empresa en cuestión, tanto legales,
como económicos por motivos de que presta un servicio relacionado estrictamente con lo
legal y lo económico además de las regulaciones que recaen sobre dicha entidad. Mas allá
de eso no creo que tengo mucha relevancia jurídica debido a que se presume que ambas
partes deben tener conocimiento sobre la persona con la que se obligan.
Siguiendo el criterio de la corte en este fallo, concluyo que el que manifieste que se actuó
de un modo contrario a la buena fe comercial deberá probarlo y de este modo impedir las
consecuencias de un acto en infracción, es decir se deja en claro que quien invoca un
hecho impeditivo, como sería en este caso la demostración del conocimiento de la
infracción, debe demostrarlo.
Lo fundamental del fallo está en la buena fe exigida al contratante y es ahí donde la Corte
afirma que el conocimiento que el mismo debe tener de la infracción debe ser “efectivo” y
no una presunción, el hecho de que alguna vez el actor haya tenido el estatuto de la
sociedad no alcanza para anular la obligación, sino que se exige “una prueba cabal, alejada
de toda duda”